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LOS ARTISTAS Y LOS HUMANISTAS
Hay dos fenómenos que se consideran fundamentales al definir el Renacimiento
en Italia:
-El interés por el latín y el griego asociado con el humanismo
-El proceso de transformación en el terreno de las artes plásticas, descrito en las
Vitae de Giorgio Vasari
Este capítulo establece el tipo de relación que se estableció en el Renacimiento
entre los artistas y los humanistas. Los historiadores siempre han puesto ambas
trayectorias estuvieron estrechamente relacionadas, pero el carácter de esa
conexión, a decir verdad, no ha estado claro.
En primer lugar, porque el humanismo se ocupó de unos textos, cuya lectura por
parte de los artistas debió escasear, ya que en muchos casos carecían del latín
necesario para entenderlos , y en segundo lugar, el renacer de las artes se
remonta a finales del siglo XIII y los mismos autores lo acostumbraban a comparar
con el nacimiento de la literatura vernácula, más que con el humanismo.
Analicemos este la evolución de este influjo recíproco:
El primer humanismo y el Cuattrocento
Los dos objetivos principales del primer humanismo consistieron en recuperar las
obras antiguas y la recreación de un latín clásico; ninguno de estos dos objetivos
halló un equivalente en el primer tiempo de arte renacentista. El esfuerzo por
recobrar las obras maestras del arte antiguo no se manifestó con continuidad
hasta finales del Cuatrocientos y solamente en ese momento se le empezó a
reconocer como ejemplo de estilo admirable y singular.
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En la arquitectura: no se puede hablar de una imitación precisa del arte clásico,
producto del estudio, hasta la primera década del siglo XVI con la obra de Donato
Bramante, en particular Il Tempietto de Roma (Imágen 1). Sólo a partir de 1500,
los arquitectos plasman reproducciones a escala de los restos de arquitectura
antigua.
En la escultura: la conciencia de que el mundo romano había elaborado un estilo
propio no aparece hasta el Quinientos. Entre los primeros en adoptar ese canon
de excelencia esta Rafael quien transformó su estilo tras su llegada a Roma en
1508.
Para los pintores y escultores del Cuatrocento, el arte romano representó una
fuente de motivos decorativos, tanto que a la decoración de este primer momento
se le aplicó el término all´antica, consistiendo en capiteles, pilastras y grotescos
con que se adornaban en los marcos rectangulares de los retablos. Esta moda
mantuvo su popularidad tal como se delata en los incunables del estilo de
Hypnerotomachia Poliphili (1499) o Los Triunfos de César (1486-1506) tanto los
lienzos conservados en el Palacio de Hampton Court, (imágen 2)como los
grabados posteriores, resultando curioso que a pesar de su estrecha relación con
los humanistas del momento no puso mayor empeño que el resto de coetáneos.
en imitar con rigor a los clásicos
Sorprende que no exista documentación que sugiera un objetivo común entre
artistas y humanistas, sí conocemos que existió relación en el caso de Andrea
Mantegna o en el Lorenzo Ghiberti, buen amigo del humanista Niccolo Niccoli.
Si observamos esta relación desde el ángulo contrario, la situación se repite: la
mayoría de los humanistas no parece haber mostrado mayor interés en el arte
antiguo. Si prestaron atención a lo largo del siglo XV a los monumentos romanos,
es porque resultaban fuente de inscripciones. Hasta la llegada del Quinientos los
eruditos no se dieron cuenta de que los restos monumentales ofrecían datos
esenciales para el estudio de la civilización clásica. Es entonces cuando se hace
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indispensable la figura del artista que reproducía los nuevos hallazgos dibujos y
láminas impresas.
A partir de la segunda mitad del Cuatrocientos cuando comienza el gusto de los
humanistas por las antigüedades y ya en 1500, cuando los miembros pudientes de
la clase alta empezaban a interesaste por piezas de arte antiguo relevantes. Sin
embargo son los pintores y escultores renacentistas quienes establecen un canon
estético bajo el imperio del arte clásico. En ese sentido, no es casualidad que los
pioneros de ese tipo de coleccionismo fueran artistas como Ghiberti o Mantegna y
ellos mismos aconsejaran a los coleccionistas.
Los primeros tratados:
León Battista Alberti humanista, arquitecto, (proyectó edificios aunque nunca
dirigió sus obras) matemático y poeta italiano. Además de estas actividades
principales, también fue criptógrafo, lingüista, filósofo, etc. Es una de las figuras
del humanismo y personalidades artísticas más polifacéticas del Renacimiento. A
el se debe la composición de los primeros tratados modernos de pintura, escultura
y arquitectura. Por su formación humanística conjugada con la experiencia en las
artes plásticas, la figura de Alberti se ha presentado como el lazo de unión entre
ambos mundos. Escribió tres tratados , De Pictura (1435 ) y De Re Aedificatoria
( 1452 ) De Statua (1464)
De Statua, es un tratado breve, de difícil compresión y tuvo escasos lectores. De
Pictura se le suele atribuir mayor significación. Aunque su utilidad práctica es
escasa, ya que el hecho de que lo escribiera en latín hace pensar que el autor no
perseguía un propósito didáctico, más bien era una exposición de sus
conocimientos. En favor de Alberti, se ha alegado que fue el introductor de dos
nociones fundamentales en la Historia del Arte:
-La idea de un tipo supremo de pintura al que se refería con la palabra Historia y
el concepto de composición. La primera noción es falsa, Alberti simplemente
proclamaba que para un pintor una escena narrativa suponía un reto mayor que
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una imagen que es lo quería explicar con las palabras “la gran obra del pintor no
es coloso sino una historia”
Y la segunda cuestión : Alberti distinguió tres constituyentes: circunscripción,
composición y recepción de la luz. El concepto de composición no se corresponde
con el actual, al igual que para Cennini, la compositio consistía en un proceso y
no el acto de disponer las formas en una pintura. El aspecto más notable de este
tratado radica en que acentuando el componente narrativo y dando un lugar
relevante a la composición, Alberti abrió la puerta a la posibilidad de aplicar
criterios procedentes del análisis literario, como el decoro y la variación, al terreno
de la narrativa pictórica.
El primer texto humanístico donde encontramos ese paralelismo entre pintura y
poesía es en la obra De virus illustribus ( “Sobre los hombres célebres”) de
Bartolomeo Facio y aparte de Alberti, el único humanista que compuso un texto
dedicado en exclusiva a las artes figurativas fue Pomponio Gaurico fue autor de
un tratado De Sculptura (1503) derivado en su totalidad de fuentes textuales.
En general los humanistas del primer renacimiento al igual que la mayoría de
escritores clásicos, nunca encontraron ocasión propicia para dedicarse al arte de
su tiempo. Quizás este hecho también es debido al prejuicio que se cernía entorno
a las artes ya que pensaban que el artista no poseía un talento natural, sino ars,
habilidad adquirida.
El humanismo cuatrocentista sólo produjo una obra sobre la arquitectura, el
tratado de Re Aedificatoria de Alberti completado en 1452. Este volumen a
diferencia de los anteriores si que tuvo trascendencia histórica, partía del modelo
de Vitrubio De Architectura y gozó de amplia divulgación, especialmente entre
mecenas tan ricos y sofisticados como Lorenzo de Medici o Federico de
Montefeltro. Lo más importante es que Alberti dio impulso a una idea cuya
influencia habría de perdurar durante siglos por todo el Occidente Europeo:
La convicción de que cultivar un interés por la arquitectura otorgaba un sello de
distinción cultural.
De las inscripciones a los emblemas
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Con la entrada del nuevo siglo, el estudio de la obra de Vitrubio dio lugar
preferente a la colaboración entre humanistas como Daniele Barbaro y arquitectos
de la talla de Rafael y Andrea Palladio. Esta colaboración se repite únicamente en
el campo de la iconografía, es la relación más duradera y estrecha entre el
humanismo y las bellas artes.
Esta relación se estableció a través de formas muy variadas: una inscripción que
acompaña una obra de arte ya existente, una recomendación a un mecenas o
consultas de los propios artistas. Hay que añadir que el culto al precedente clásico
desempeñó un papel fundamental en la evolución de la iconografía: pasando de
una producción centrada en imágenes religiosas hasta la adopción del retrato,
historia profana, mitología y alegoría.
Bien iniciados los Quinientos se extendió la costumbre de escribir versos,
tomando como tema una pintura o un escultura, aunque raramente trataban de
captar el estilo del objeto en que inspiraban. Un paso más allá y entramos en
elaborados programas decorativos en los que las figuras e inscripciones están
hechas a medida la una de la otra. Al principio se tendía a completar
poéticamente un retrato, pero hacia finales de siglo algunos escritores ya
ajustaban sus composiciones a grabados de contenido narrativo y en algunos
casos se publicaron por separado en Antalogías.
En cuanto al uso de los exempla de carácter histórico, aunque no encontró hueco
en las formas tradicionales del arte antiguo, este género estuvo presente en el arte
de toda Europa. Su precedente debe buscarse en el contenido hagiográfico, que
proporcionaban modelos de conducta. Parece ser que su introducción en el
mundo de la plástica se debe a la intervención humanística, su fuente serán los
Factorum et dictorum memorabilium libri IX de Valerio Máximo, un compendio
histórico de carácter moral donde cada episodio se hallaba clasificado de acuerdo
con la virtud ilustrada. Pasado el 1500 surgió un género literario menor, de
carácter humanístico que solía incorporar también ejemplos cristianos y otros
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materiales modernos, estas muestras van desde los Dicta factaque memoribilia de
Baptista Fregoso hasta los Monita et exempla política de Justo Lipsio.
Encontramos ejemplos de grandes conjuntos iconográficos de valor ejemplar,
algunos se pueden atribuir con cierta seguridad1 a humanistas bien conocidos
como el caso de Beatus Rhenamus, inspirador probable de las escenas
plasmadas por Hans Holbein el joven en Ayuntamiento de Nuremberg.
La implicación de los humanistas en los proyectos iconográficos no fue sólo en
referencia a inscripciones y exempla, sino también a la hora de elaborar
personificaciones, pues su erudición era necesaria a la hora de diseñar los
atributos de una figura mitológica. Antes de mediados del quinientos no existían
manuales mitológicos que consultar. Sentían una especial inclinación hacia las
personificaciones de conceptos abstractos tales como vicios y virtudes, estas
tenían varios atractivos: en su mayoría eran figuras femeninas y además tenían
otras utilidades que combinadas con los exempla hacían más claro el sentido de la
escena, o podían recopilar un conjunto de ideas. A partir de 1500 surgió un afán
por justificar los atributos de las figuras alegóricas invocando a menudo, a los
modelos clásicos. Para ello el saber de los humanistas resultaba imprescindible.
Había varias posibilidades: desde indicar un pasaje clásico apropiado, fuentes
gráficas en el reverso de monedas romanas, y una tercera fuente que procedía del
lenguaje de los jeroglíficos. La moda se expandió entre los humanistas a partir del
descubrimiento de un manuscrito griego atribuido al legendario autor egipcio
Horapollon, se consolidó con la publicación de Hieroglíptica en 1556 de Piero
Valeriano y se expandió por vía indirecta a través de la Iconología de Cesare Ripa,
un diccionario de personificaciones al que recurrieron todos los artistas europeos
entre el siglo XVII y XVIII.
Contamos con el ejemplo de la personificación de Némesis que lleva a cabo
Durero, el cual pidió ayuda a su amigo y humanista Wilibad Pirckheimer para
representarla, este extrajo la información de un poema de Angelo Poliziano
(Imagen 3)
1 Kraye, Jill; Introducción al humanismo renacentista, Cambridge University, 1998; Pág. 225
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En cuanto la relación de los humanistas con el arte, es entre los humanistas del
Norte de Europa, donde recibe mejor acogida. Erasmo, reconocía el poder del arte
hasta el punto de que una imagen a veces podía llegar a decir más que palabras.
Es más en su obra Lingua en 1525, consigno varias muestras de utilización de
símbolos que expresaban un mensaje: la historia del rey Esciluro, Licurgo con sus
canes, y la tercera lección la daba Sertorio.
Muchos de los humanistas se dedicaron a la enseñanza y por ello algunos
apreciaron la utilidad pedagógica de las imágenes, como precedente antiguo
conservamos la obra llamada Tabula Cebetis atribuida al filosofo griego Cebes en
el siglo I. Por estas mismas cualidades los humanistas daban instrucciones a los
artistas, cuando se trataba de imágenes que ilustraban sus escritos, se conoce el
ejemplo de las xilografías que acompañaban a los Libri amorum de Conrad Celtis
en 1502. sabemos que el planificó su disposición y determinó sus textos. Destaca
una ellas ejecutada por Durero que representa a la Filosofía tal y como la
personificó Boecio (imágen 4)
También los humanistas se sintieron atraídos por el género de las imprese
combinaciones de palabra e imagen-no humana-que pretendían condensar la
forma de ser o las aspiraciones del individuo y que gozaron de inmensa
popularidad desde inicios del XVI, en parte por la relación entre el cuerpo (la
imagen) y el alma (la divisa) que permanecía oculta a la primera vista. Por ejemplo
el símbolo personal de Erasmo
Otro ejemplo de emparejamiento de letra e imagen que fascino a algunos
humanistas fue el emblema . Esta forma estaba compuesta por tres elementos en
lugar de dos: un lema, una imagen y un epigrama de intención moralizadora.
Encontramos la primera gran obra de este género en la obra Emblemata de
Andrea Alciato ( 1531) y a partir de ahí recorrió lo que le quedaba de siglo. Esta
obra proporcionó a los humanistas especialmente el de Europa septentrional,
ocasiones para demostrar su ingenio. (imágen 5) El tipo literario del emblema
siguió vigente hasta el siglo pasado. Sus orígenes se remontan a un modelo
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literario-La Antología griega- lo que explica que Alciato pensara en un principio
que no era necesario un componente gráfico siendo su editor quien le diera la
idea. Los humanistas aceptaron la tradición cristiana del valor pedagógico
del arte y por esa razón pusieron menos empeño en la recuperación del contenido
del arte antiguo, ya que generalmente se encontraba vacío de valor ejemplar o
edificante.2
Como conclusión podemos afirmar que la relación humanistas-artistas, surgió de
manera fluída a partir del Cinquecento
ILUSTRACIONES:
2 Kraye, Jill; Introducción al humanismo renacentista, Cambridge University, 1998 , Pág. 242
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1. Il Tempieto de San Pietro in Montorio. Bramante 1512-1510
2. Ejemplos de las copias que efectuó Andrea Andreani sobre madera, de la
obra los Triunfos de los Césares de A. Mantegna
3. Grabado de Némesis de A. Durero realizado entre 1501-1502 Diosa de la
justicia, la venganza y la fortuna. Del poema de Angelo Poliziano tomó el cuerpo
de mujer alada que sostiene un brida y una copa, simbolizando el premio y el
castigo.
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4. Durero, Filosofía, ilustración procedente de los libri amorum de Celtis.
( Nuremberg, 1502)
5. Uno ejemplo de los emblemas de Andrea Alciato, recogido de la edición de
1531 realizada por Steiner.
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Arentem senio, nudam quoque frondibus ulmum,
Complexa est uiridi uitis opaca coma.
Agnoscitque uices naturae & grata parenti,
Officij reddit mutua iura suo.
Exemploque monet, tales nos quaerere amicos,
Quos neque disiungat foedere summa dies
A un olmo seco por la vejez y desnudo de hojas se ha abrazado una vid de espeso
y verde follaje. Ella reconoce las vicisitudes de la naturaleza y devuelve a su
allegado los servicios que él le ha prestado anteriormente. Con este ejemplo se
nos advierte que busquemos unos amigos tales que no nos falte su lealtad
en el día supremo
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