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Denes Martos LOS ESPARTANOS Semblanza eroísmo Dénes Martos nació en Budapest, Hungría, en 194 s analista de riesgos, especializado en riesgos y procesos sociopolíticos. Desde la óptica de su profesión, ha efectuado el análisis de varios procesos de actualidad y de las correspondientes estructuras que los han enmarcado en el ámbito nacional e internacional. Partidario de la amplitud cultural, ha incursionado, además, tanto en el cuento como en la poesía. de un pueblo que hizo del h una forma de vida 3. E

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LOS ESPARTANOS

Semblanza de un pueblo que hizo del herosmo una forma de vida

Dnes Martos naci en Budapest, Hungra, en 1943. Es analista de riesgos, especializado en riesgos y procesos sociopolticos. Desde la ptica de su profesin, ha efectuado el anlisis de varios procesos de actualidad y de las correspondientes estructuras que los han enmarcado en el mbito nacional e internacional. Partidario de la amplitud cultural, ha incursionado, adems, tanto en el cuento como en la poesa.

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INDICE

INTRODUCCIN..................................................................................................................3

II. EL MUNDO DE LOS ESPARTANOS 1)- El pas y sus hombres........................................................................................................7 2) - La monarqua espartana....................................................................................................8 3)- Los foros..........................................................................................................................8 4)- La Asamblea Popular......................................................................................................10 5)- El Senado.. ......................................................................................................................10 6)- La educacin espartana. ..................................................................................................11 7)- Las fidicias.......................................................................................................................14 8)- Las mujeres de Esparta....................................................................................................18 9)- El dinero en Esparta.........................................................................................................19 10)- La paiderastia.................................................................................................................21 11)- Los lacnicos laconios...................................................................................................24 12)- El pensamiento en Esparta.............................................................................................26

III. LOS GUERREROS DE ESPARTA 1)- Los persas y los griegos...................................................................................................31 2)- La batalla de Maratn......................................................................................................33 3)- Interludio democrtico.....................................................................................................34 4)- Vuelven los persas...........................................................................................................38 5)- Interviene el Vaticano......................................................................................................40 6)- Es la guerra......................................................................................................................43 7)- Los espartanos. ...............................................................................................................45

EPILOGO..............................................................................................................................53

BIBLIOGRAFA...................................................................................................................59

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I. INTRODUCCIN

Es muy humano recordar solamente aquello que nos gusta. Nuestra memoria suele ser agradablemente misericordiosa con nuestra conciencia y con nuestras emociones. Trata de guardar aquello que nos ha complacido o, por lo menos, no nos ha herido demasiado. Los acontecimientos, vistos en retrospectiva, pierden generalmente sus filos y sus amarguras hasta volverse melanclicamente deseables. As, ante los siempre renovados avatares cotidianos, nos consolamos pensando en los "buenos viejos tiempos". Y cuando esos buenos viejos tiempos quedan ya tan atrs que se han hecho Historia, no es infrecuente que tratemos de sobornar al futuro pensando en que, de todos modos, cualquier tiempo pasado fue mejor. Histricamente, esta actitud tan humana nos lleva a escribir una Historia subjetivamente acomodada a nuestros deseos. Dejemos ahora de lado la falsificacin o el manipuleo conciente de los hechos histricos. Aun sin caer en la falsedad deliberada, tenemos la tendencia de encontrar en el pasado las virtudes de las cuales hoy carecemos. Ese es el fundamento emocional de todas las leyendas que hablan de una Edad de Oro; la explicacin de todos los Parasos Terrenales que alguna vez habramos tenido y de los cuales - por culpa de nuestros propios defectos - habramos sido expulsados. Las teoras evolucionistas han tratado desesperadamente de borrar esta imagen de nuestras mentes. Cientficamente, en muchos casos, hemos aceptado la racionalidad del postulado lgico que dice que lo complejo surge de lo simple y que la perfeccin es un largo proceso de autocorrecciones sucesivas. Al lado de la leyenda de la Edad de Oro est la conviccin de que, sencillamente, no es lgico pensar en que todo tiempo pasado fue mejor. Es cierto: no es lgico. Pero es lindo. Tiene la hermosura de lo trgico y la credibilidad de lo dramtico. El evolucionismo construy el mito del Progreso, con mayscula, poniendo toda fe y toda esperanza en un futuro inverificable. Fue, y lo es an hoy, no hay por qu negarlo, un mito poderoso. Es quizs, la actitud natural de los conquistadores, los emprendedores y los hombres de accin. Estos hombres probablemente no sabrn muy bien de dnde vienen, ni hacia dnde van, pero hallan su orgullo en estar siempre avanzando. Consecuentemente, qu ms lgico que suponer que todo avance es "Progreso"? Qu mayor justificativo se puede pedir?. Por eso todo evolucionismo cientfico es enemigo natural de cualquier Edad de Oro. La lgica dice que no hubo tal cosa. Descendemos de los monos. Nuestros antepasados australopitcidos son unos hominoides de aspecto repugnante y es realmente curioso que, en las ilustraciones, se los represente siempre de sexo masculino. Si, en vez de un Hombre de Neandertal hubisemos tenido a una Mujer de Neandertal, probablemente muchos hubieran entendido mejor las ventajas de la evolucin. Sin embargo, en otro nivel de nuestra personalidad, no terminamos de quedar satisfechos con la lgica perfecta de nuestras teoras cientficas. Por un lado, no todos los hombres son hombres de accin. Y quienes lo son, no lo son constantemente. Hasta los guerreros reposan. Y, cuando reposan, recuerdan. Y, si los recuerdos no fuesen hermosos, ms de media humanidad ya se hubiese suicidado. Porque an cuando los recuerdos sean, en si mismos, atroces, la remembranza los suaviza hacindonos terminar creyendo que no todo fue tan terrible al fin y al cabo. Por el otro lado, la cosa tambin es una cuestin de orgullo. Quin aceptara de buena gana a un Pitecantropus en su genealoga familiar? Quin admitira ser descendiente de ese monigote ignorante, feo y hediondo que emita gruidos irreproducibles y corra a http://hinohotaru.blogspot.com 3

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esconderse su caverna cada vez que caa un rayo?. Podemos consolarnos pensando en que an as - el monigote era lo que se llama un verdadero genio. Podemos tratar de acariciar nuestro orgullo malherido afirmando que la invencin de la manera de hacer fuego, el descubrimiento de la palanca o la mana de caminar sobre las extremidades inferiores requiri diez veces ms genialidad que desarrollar el transatlntico a partir del tronco flotante o la mquina de vapor a partir de la tapa de cacerola que entra a moverse cuando hierve la sopa. Pero estos recursos argumentales no dejan de ser consuelos. Como todos los consuelos, alivian. Pero no convencen del todo. Sera realmente difcil precisar el momento histrico exacto, pero un buen da nuestra civilizacin actual se vio frente a un terrible dilema. O admitamos la teora de la Edad de Oro, o admitamos la teora del monigote. Nuestro orgullo y nuestra emocin votaban a favor del Paraso Terrenal. Nuestra lgica y nuestra razn depositaban sus sufragios en favor del australopitcido. Si lo miramos detenidamente, el dilema no era tan insoluble despus de todo: entre perder el Paraso por culpa de nuestra propia estupidez, o descender de un lemur ms o menos genialmente estpido, bien mirado, no hay mucha diferencia. Con un mnimo de sinceridad, los grandes intelectuales hubieran podido llegar fcilmente a la un tanto perogrullesca conclusin de que los Hombres somos seres racionales profundamente enamorados de nuestra hermosa irracionalidad. Con un mnimo de honestidad, se hubiera podido cortar el aparente nudo gordiano revelando que la constante histrica de la hominizacin es precisamente la lucha contra la estupidez, la mediocridad y la hipocresa. Es la lucha que el ser humano viene librando desde el nacimiento de la especie contra sus propias limitaciones, debilidades y falencias. Pero claro, muchas veces a los intelectuales se les puede pedir todo menos, precisamente, sinceridad y honradez. Por ello, los intelectuales sopesaron democrticamente los votos de la razn y los de la emocin para llegar, finalmente, a un resultado que cualquiera hubiera podido prever: empate. No un empate cualquiera, sin embargo. No un empate vulgar, liso y llano. La moralina burguesa de los intelectuales exiga la moraleja de la Historia y una historia empatada no tiene moraleja posible. En toda novela policial que pretenda pertenecer honrosamente a su gnero tiene que haber "chicos buenos" y "chicos malos". Ms precisamente: debe haber un chico bueno frente a, por lo general, muchos, chicos malos. Es cierto que - en las versiones baratas - la novela termina siempre con el tan obvio como inevitable triunfo del bueno sobre los psimos. Pero hay novelas y novelas. Y, cuando el que las escribe tiene pretensiones de intelectual, la tentacin de no caer en lo normal es casi irresistible. As es como se terminan escribiendo esas historias en dnde "el bueno" es solamente casi bueno y los malos pierden pero sobreviven porque nadie es tan totalmente malo corno para merecer una derrota total. La sutil moraleja de la novela termina siendo siempre muy aleccionadora: hay que tratar de ser bueno, an cuando por desgracia resulta condenadamente difcil lograrlo. Un tipo de novela as es lo que contiene la mayora de nuestros tratados de Historia. En nombre del racionalismo a ultranza hemos decidido mandar el mito del Paraso Terrenal al estante de los libros de religin. Pero, simultneamente, mitificamos generosamente a los persona]es histricos, ensalzando a los elegidos y denostando a los rprobos. Que en esto incurrimos en una deliciosa serie de incongruencias es algo que, por lo visto, molesta slo a muy pocos. Cuando se trata del mundo griego, las incongruencias se vuelven especialmente significativas. Cualquier anlisis desprejuiciado de la sociedad griega produce pudibundos estremecimientos de alarma entre los que han escrito la novela de la Historia Universal. Lo http://hinohotaru.blogspot.com 4

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que sucede es que los griegos han sacado patente de ser los inventores del sistema poltico vigente. Del que imper a ambos lados de la Cortina de Hierro pues, aunque parezca increble, capitalistas y comunistas no se pelearon por la democracia. Se pelearon por establecer cual de ellos era ms demcrata que el otro. En el debate entre las superpotencias del mundo bipolar del Siglo XX todo estuvo en discusin. Menos una cosa: la democracia. Estuvo permitido matar por cualquier otro tema: propiedad de los medios de produccin, imperialismo econmico o imperialismo poltico, dictadura del proletariado o dictadura del dinero, comit o soviet. Pero por la democracia no. La democracia estuvo y sigue estando fuera de discusin. A la democracia la heredamos de los griegos. Lo nico que an hoy todava est permitido discutir es si Platn fue - o no - el primer comunista o el primer terico de la oligarqua. Lo nico que todava se discute a rabiar es quin resulta ser el heredero ms directo. De los griegos. Los padres de la democracia. Por supuesto. Es decir: de todos los griegos no. Porque la novela - como toda policial comme il faut exige griegos buenos y griegos malos. Para usar los trminos acuados en 1939: griegos aliados y griegos del Eje. De un lado los demcratas liberales y, del otro, los fascistas. Si Platn es el predecesor de Marx, entonces Licurgo tiene que ser el precursor de Hobbes. Si Soln es casi un George Washington, entonces Lenidas con sus trescientos espartanos inevitablemente tiene que ser algo as como... bueno, elija usted mismo con total libertad el personaje de su preferencia en la populosa galera de tiranos, dictadores, dspotas, opresores, represores y personajes malditos que nos presenta la historia oficial. Esta visin estereotipada, binaria y maniquea, de Grecia es el dogma vigente. Es la historia de la buena y democrtica Atenas contra la oscura y totalitaria Esparta. Es la historia de los nobles, ponderados, tolerantes y pluralistas atenienses contra los rgidos, belicosos, fanticos y autoritarios espartanos. Son los chicos buenos de Atenas contra los malos de Esparta. A la larga, el dogma no puede dejar de despertar sospechas. Tanta perfeccin de un lado y tanta perversin del otro resulta sospechosa. Es como si el argumentista desconociese sus propias reglas en cuanto a que los buenos no pueden ser totalmente buenos ni los malos completamente malos. Naturalmente, tratndose de algo tan importante como nuestra instruccin cvica, cierta licencia potica es admisible. Pero, aun as, la historia apesta a manipuleo. Sobre todo cuando uno descubre que grandes luminarias de Atenas - como nada menos que Scrates y Platn - tenan un slido respeto por los espartanos y su estilo de vida. Pero claro, para descubrirlo hay que leer a Platn. Y quin se va a poner a leer a Platn hoy en da! Sin embargo, si uno toma los propios autores griegos, muy pronto descubre la terrible y monstruosa verdad: los griegos no fueron "demcratas" en absoluto! Para Aristteles, la democracia es una perversin de la politeia - as como la tirana lo es de la monarqua - y hace falta la tendenciosidad increble de los traductores para tergiversar los trminos. Para Platn, la democracia es simplemente una reverenda estupidez poltica ya que, segn l, el Gobierno debe estar en manos de una minora de sabios. En Atenas haba ms esclavos y ciudadanos de segunda que hombres libres. En realidad, toda la mentada democracia ateniense no es sino un lujo poltico que en ciertas circunstancias se permiti la aristocracia terrateniente y la burguesa comerciante. Los espartanos simplemente no tuvieron la veleidad de permitirse semejantes lujos. Eran sobrios. Enfrentaban las pocas de paz y prosperidad con el pesimismo natural del campesino que sabe que las buenas cosechas no se dan todos los aos. Saban que es muy saludable ser previsor y medido en las pretensiones. Por eso, cuando tuvieron que enfrentar http://hinohotaru.blogspot.com 5

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pocas de angustia y peligro, sencillamente se ajustaron los cinturones y - sin cambiar en nada su organizacin social - se pusieron a resistir. Estaban organizados para resistir. Grecia no se hubiera sostenido de haberle fallado sus espartanos. Cuando Esparta dej de resistir, Grecia se esfum hacindose macednica primero y simple provincia romana despus. sa es la verdad. La cruda verdad. Nada en esta vida nos es dado de un modo aproximadamente duradero si no luchamos por defenderlo. Y para luchar con alguna probabilidad de xito hay que estar organizado para combatir. De otro modo, al primer embate del enemigo se produce una estampida. Y siempre hay un enemigo. Sobre todo en Poltica. Esto es as y siempre fue as aunque hoy muchos pretendan negarlo. Aunque actualmente haya surgido cierta plaga de individuos sosteniendo que, para no tener enemigos, es suficiente con declarar la sincera intencin de no querer tenerlos. Es ridculo. Ms de diez mil aos de Historia contradicen esta fantasa. Es como pretender acabar con los ladrones declarando nuestra ms honesta intencin de no resistirnos a un asalto. Los espartanos no toleraban ser asaltados y se organizaron para resistir. Tenan orgullo y determinacin. Tenan sobriedad y disciplina. Supieron tener grandes defectos, es cierto. Pero tambin supieron tener grandes hroes. Plutarco dice de ellos que se adiestraban sistemticamente en el ejercicio de cuatro virtudes fundamentales. Primero: no queran ni podan soportar la idea de un individualismo egocntrico, contrario al espritu de su comunidad. Segundo: cada uno de ellos se senta concientemente parte orgnica de la sociedad y, por ello, todos se mantenan firmemente unidos detrs de los jefes. Tercero: se esforzaban por vencer su egosmo mediante la exaltacin de lo heroico y la moderacin en las pretensiones personales. Y cuarto: conceban sus vidas como un acto de servicio realizado en beneficio de los dems. Solidaridad, lealtad, disciplina, autocontrol, heroicidad, sobriedad, vocacin de servicio. Son las virtudes duras de hombres duros que toman la vida en serio. Algunos dicen que fueron excesivamente duros y que, an as, estuvieron lejos de ser perfectos. Por supuesto que no fueron perfectos. Estuvieron tan lejos de la perfeccin como cualquier ser humano puede estarlo. Y, en cuanto a que fueron duros: acaso la vida es blanda? La vida dilapidada en idioteces puede llegar a ser fcil, pero una vida vivida con intensidad y honradez es cualquier cosa menos un paseo por el parque. Acaso no es cierto que resulta terriblemente dificil vivir la vida de tal modo que uno no tenga de qu arrepentirse cuando llega el momento de morir? Los espartanos creyeron que s, Quizs haramos bien en creerlo de nuevo nosotros tambin. Y no hay por qu amargarse: los espartanos no fueron menos felices que nosotros. Es ms, tuvieron algo que slo muy pocos tienen hoy : tuvieron de qu sentirse orgullosos.

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II. EL MUNDO DE LOS ESPARTANOS

1)- El pas y sus hombres. La ciudad de Esparta se levantaba en la regin de Laconia. Por esta comarca, en un sentido Norte-Sur, fluye el ro Eurotas y todo el pas constituye la parte austral del Peloponeso. En la epopeya homrica, Esparta es la ciudad en dnde reina Menelao, de quien la saga cuenta que tuvo muchas virtudes, menos la de saber cuidar a su esposa. Porque el prncipe Paris, un buen da, decidi robrsela y despus de eso, como todos sabemos, ardi Troya. La ciudad de Esparta en la actualidad En la descomunal trifulca que se produjo por esta cuestin de polleras particip Agamemnn, hermano de Menelao y gobernante de Micenas. Estuvo tambin Nstor, el soberano de Pilos. Los sbditos de estos tres reyes no se daban a si mismos el nombre de "griegos". La denominacin de "griego" se la debemos a los romanos. En la poca de Homero y durante muchsimo tiempo aquellos hombres se llamaron "aqueos". La situacin se alter recin cuando en Arglida, Laconia y Mesenia aparecieron los dorios cuyos jefes se llamaron "herclidas" por derivar su rbol genealgico del hroe Heracles. El mismo que los latinos llamaran Hrcules ms tarde. La invasin doria es el ltimo gran movimiento demogrfico registrado en la Grecia antigua y el recuerdo de la epopeya qued siempre presente en la memoria de los griegos. Como Pueblo, stos muy probablemente surgieron de la amalgama de los dorios con las dems estirpes y razas que ya habitaban esa regin del Mediterrneo. En Esparta, sin embargo, parece ser que los dorios mantuvieron ms sus caractersticas originales puesto que no se mezclaron tanto con el resto de la poblacin. Como en la India, esta voluntad de mantener la Mapa esquemtico de Grecia Antigua idiosincrasia particular del estrato conquistador condujo a una forma muy especial de organizacin social y poltica. La poblacin campesina original - los "helotas" (o "ilotas") - qued al servicio de los Seores espartanos. Los dorios que vivan en las ciudades alrededor de Esparta los "periecos" (literalmente = los "perifricos") mantuvieron su libertad individual y, en buena medida, sus propiedades, pero perdieron sus derechos polticos. http://hinohotaru.blogspot.com 7

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Por de pronto, erradicaron de sus vidas todo lo que poda llegar a debilitarlos. Se sometieron a una frrea disciplina que, en pocas generaciones, convirti la estirpe de guerreros en una comunidad polticamente slida y combativa. Se adiestraron con tenacidad en aquellas virtudes que necesitaban para garantizar las posiciones conquistadas y as lograron producir un tipo de ser humano que, an con sus debilidades, fue capaz de lograr los ms difciles objetivos militares y polticos. La organizacin sociopoltica de Esparta descansaba sobre cuatro instituciones fundamentales: la monarqua, el Senado, los foros y la Asamblea Popular. 2) - La monarqua espartana. Por lo general, la mayora de los Pueblos del mundo se ha conformado con tener un rey. Los espartanos no. Tuvieron dos. La idea de la doble monarqua es realmente curiosa y, quizs por eso, se han ensayado varias explicaciones mas o menos plausibles. Algunos han querido ver en esta bicefala del Poder Ejecutivo espartano un antecedente de los Presidentes y Vicepresidentes modernos. Otros han insinuado que se trataba meramente de una cuestin prctica pues, de hecho, cuando uno tiene dos reyes, siempre puede mandar uno a la guerra mientras el otro se queda en casa. El inconveniente de todas estas explicaciones es que podrn ser muy convincentes pero, por desgracia, faltara saber si son ciertas. Lo nico realmente concreto que sabemos es que los espartanos descubrieron mucho antes que los ingleses la tremenda ventaja de tener reyes que reinan pero no gobiernan. Los reyes espartanos, como cuadra a todo monarca, tenan varias funciones y prerrogativas. Eran los Sumos Sacerdotes, eran los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas con la obligacin de ser los primeros en salir a la guerra y los ltimos en regresar; tenan el derecho de disponer de una Guardia personal, selecta, de cien hombres; reciban las partes ms apetecibles de los animales sacrificados y doble racin en las comidas; cada uno de ellos designaba dos representantes ante el orculo de Delfos y guardaban los orculos que les hubiesen sido revelados. Decidan en materia de herencias y adopciones; participaban de los debates del Senado; cuando moran, reciban un impresionante funeral y - he aqu un detalle simptico - cuando un nuevo rey ocupaba su trono se anulaban las deudas contradas con el rey anterior o con el Estado. Eran personajes importantes, sin duda. Gozaban de mltiples honores, como que provenan de las dos familias herclidas ms antiguas de Esparta: los Agidas y los Euripntides. Tenan autoridad militar y eran, por cierto, superiores en dignidad al resto de los ciudadanos. Lo nico que no podan hacer era gobernar. Para eso estaban los foros. 3)- Los foros Preguntarn ustedes ahora quienes eran los foros. Pues, segn Jenofonte, Platn y Aristteles, eran personajes que disponan de una considerable cantidad de poder poltico. No necesitaban ponerse de pi en presencia de los reyes. Podan decidir sobre la vida y la muerte de cualquier ser humano, los propios reyes incluidos. Eran policas y jueces. Resolvan la guerra o la paz y convocaban al ejrcito. En tiempos de guerra, acompaaban a los reyes y podan dar rdenes a los Generales. Reciban a embajadores y podan multar, destituir o juzgar a cualquier magistrado. Segn Aristteles, procedan de las clases ms http://hinohotaru.blogspot.com 8

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humildes y ejercan su Poder segn su propio criterio, sin estar atados a leyes o normas establecidas. Sin embargo, an cuando Aristteles los critica bastante, no puede dejar de reconocer que eran los foros los que le daban estabilidad y cohesin al Estado espartano. Los foros eran cinco, Curiosamente, su magistratura no fu prevista por Licurgo, el padre de la Constitucin espartana. Segn algunos, el cargo fu creado por Teopompo; segn otros, por Chiln. Lo cierto, en todo caso, es que originalmente Esparta se haba subdividido en cinco asentamientos. Por lo general, a estos asentamientos se los ha llamado los "pueblos" o "barrios" de Esparta. No fueron eso exactamente. En realidad eran cinco guarniciones militares que, en conjunto, formaron aquella fortaleza militar sin murallas llamada Esparta. Los capellanes de cada una de esas cinco guarniciones se convirtieron con el tiempo en foros. Un rasgo teocrtico de la poltica espartana? Algo as, Pero, por favor, no piensen ahora en los egipcios ni en cosas por el estilo. En realidad, ni siquiera es muy correcto pensar en Esparta como una ciudad, como una urbe. Esparta no fue eso. Fue una fortaleza militar y ,ms propiamente, el centro Licurgo cvico, militar y religioso de una Orden. La ausencia de murallas alrededor de Esparta no revela tan slo el orgullo y la seguridad en si mismos que tenan los espartanos. Revela que Esparta estaba "abierta". No fue, como Atenas, Tebas o Corinto, un pequeo pueblito de provincia hinchado - por crecimiento vegetativo y por inmigracin - hasta alcanzar el rango de ciudad. Fue la sede de una Orden que, al principio, rigi los destinos de Laconia y, luego, impuso la unidad a la mayor parte del Peloponeso. Esparta fue la nica entre las Ciudades-Estado de Grecia que, desde el comienzo, se acostumbr a pensar en trminos polticos supraindividuales. La nica que no fue un Estado en y por si misma, sino la capital de un Estado. La Orden podra haber hecho de la Grecia antigua, no un mosaico de pequeos Estados ms o menos confederados, sino un Pueblo con unidad de destino diferenciada en lo universal. No lo consigui por dos motivos: no fue comprendida por los dems y su Poder result ser cuantitativamente insuficiente. En este contexto resulta ilustrativo sealar cmo llamaban los espartanos a su Estado. Lo llamaban "Cosmos". Era su "mundo". Fueron los nicos griegos con capacidad para convertirse en Nacin. Por eso Grecia vivi mientras hubo espartanos para defenderla. Cuando los espartanos se extinguieron, muri Grecia. Pero volvamos a los foros. Muchos, apresuradamente, han catalogado a estos cuasidictadores de origen eclesistico como la prueba irrebatible del "autoritarismo" espartano. Les ha pasado a estos autores lo que les sucede a todos los que no revisan bien sus papeles. Porque resulta ser que estos foros, por ms autoridad que revistiesen, no surgan de ningn "Diktat" individual o de clase. Puede parecer sorprendente, pero se los designaba a travs de un procedimiento absolutamente democrtico. Ms todava: se los relevaba y cambiaba todos los aos. Los elega anualmente el voto de la Asamblea Popular.

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4)- La Asamblea Popular. La Asamblea estaba constituida por todos los ciudadanos libres mayores de treinta aos. Su funcin consista en designar a los miembros del Senado y en elegir a los foros, seleccionando a los candidatos que se presentasen espontneamente para ocupar estos cargos. Tambin, en determinadas oportunidades, la Asamblea votaba las propuestas presentadas por las otras instituciones del Estado. Con esto, la Constitucin espartana incorpor un rasgo indiscutiblemente democrtico. An Aristteles, a pesar de hacerle fuertes crticas, no puede dejar de reconocer que el Estado lacedemonio funcionaba de un modo muy satisfactorio: "... el Estado no puede encontrarse bien sino cuando de comn acuerdo los ciudadanos quieren su existencia y su estabilidad. Pues esto es lo que sucede en Esparta. El reinado se da por satisfecho con las atribuciones que le han concedido; la clase superior lo est por los puestos que ocupa en el senado, la entrada en el cual se obtiene como un premio a la virtud; y, en fin, lo est el resto de los espartanos por la institucin de los foros, que descansa en la eleccin general." Si despus de esto, el buen Aristteles an insiste en hallarle defectos al sistema, el hecho no puede sino interpretarse como la tendencia tpica de los intelectuales de todos los tiempos: nunca estn conformes con la realidad. Ni siquiera los realistas tan realistas como Aristteles. Por ejemplo, uno de los defectos que el gran estagirita le halla a la democracia espartana es su sistema electoral. El hecho es que los espartanos no cometieron el error de agregarle al capricho de la mayora la cobarda del anonimato. En Atenas se votaba utilizando pequeas piedras. En Esparta se votaba por aclamacin. El mtodo no habr sido matemticamente muy exacto y hasta es muy posible que hayan habido varios casos discutibles o dudosos. Pero permita identificar a quienes haban votado y, de todos modos, como lo describe Tucdides cuando relata la Guerra del Peloponeso, los espartanos no eran tontos. En los casos realmente importantes se proceda a un simple y sencillo mtodo para el recuento de votos: los que estaban a favor se ubicaban de un lado y los que estaban en contra se situaban del otro. Expeditivo y simple. Pero, sobre todo, muy efectivo a la hora de deslindar responsabilidades que es la hora que ms suelen temer los que ms se desesperan por votar. 5)- El Senado. En ningn lugar de Grecia se respetaron tanto a los ancianos como en Esparta. Cicern nos cuenta que, en una oportunidad, un anciano ingres al teatro de Atenas dnde se estaba celebrando una fiesta. Los atenienses se hicieron los distrados - igual que los pasajeros de cualquier medio de transporte pblico de hoy - y nadie se levant para ceder su asiento. Sin embargo, cuando el anciano lleg al sitio privilegiado dnde estaban ubicados los embajadores de Esparta, stos, como la cosa ms natural del mundo, se levantaron en bloque para hacerle un lugar. En ese momento sucedi algo tpicamente ateniense: al unsono, todos los espectadores se pusieron a aplaudir el gesto espartano. No sin irona uno de los embajadores coment: "Los atenienses ciertamente conocen las buenas costumbres; pero sucede que ni se les ocurre comportarse de acuerdo con ellas." http://hinohotaru.blogspot.com 10

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El Senado de Esparta - la "Gerusia" - estaba constituido por 28 "gerontes". Deban tener ms de sesenta aos; deban presentarse voluntariamente a ocupar el cargo; los elega la Asamblea Popular y - he aqu probablemente el nico error grave cometido por Licurgo - el cargo era vitalicio. Biopolticamente hablando: un sinsentido. Por supuesto, Aristteles no pierde la oportunidad de sealar que la Gerusia era.. "...una institucin cuya utilidad puede ponerse en duda, porque la inteligencia tiene su ancianidad como el cuerpo". Realmente no hay que hacer demasiados esfuerzos de imaginacin para ver ante nosotros a una venerable coleccin de 28 distinguidos gerontes haciendo desesperados esfuerzos para no dormirse durante complicados debates que escuchan mal y entienden peor. Sin embargo, en nuestros Senados actuales, aun cuando la edad promedio de los seores senadores es sensiblemente inferior, los bostezos hipopotmicos no son tan infrecuentes como podra creerse. Alguien de ustedes recuerda el debate en el Senado argentino sobre la cuestin del Beagle?. Sea como fuere, es cierto que el Poder poltico del Senado espartano no debe haber sido demasiado grande. Los venerables ancianos de Esparta, al parecer, sufrieron el triste destino que en todas partes parece estarle reservado a los viejos sabios: todo el mundo los respeta pero nadie los escucha. Excepto cuando ya es demasiado tarde. 6)- La educacin espartana. Para darnos una idea de la estructura social espartana es conveniente tener una nocin cuantitativa de esa Orden que fue el Estado lacedemonio. Por la poca del Siglo V AC, el territorio de la Orden abarcaba a Laconia, Mesenia y partes de Arglida y Arcadia. Esto, con algo ms de 8.000 kilmetros cuadrados, representa unos dos tercios de la pennsula del Peloponeso. Dentro de este espacio vivan por aqul tiempo unos 200.000 a 225.000 habitantes. De stos, unos 120.000 eran helotas y aproximadamente unos 80.000 habrn sido periecos. El nmero de los espartanos, por la poca de las guerras contra Persia, difcilmente haya sido superior a los 20.000 o 25.000. Esto nos da una poblacin masculina de unos 8.000 hombres mayores de 20 aos aproximadamente. Las cifras, por supuesto, son muy elsticas y varan considerablemente de un autor a otro. Pero - a grandes rasgos - pueden servir como marco de referencia. Estos 8.000 hombres eran los autnticos espartanos. Ponindolos a todos juntos, a razn de 4 hombres por metro cuadrado, habran ocupado unos 2.000 metros cuadrados; es decir: la quinta parte de una plaza comn. Un poltico actual no podra organizar con ellos ni un medianamente pasable cierre de campaa electoral. Y, sin embargo, este puado de hombres mantuvo a Esparta y a Grecia dentro de la Historia Universal durante siglos. Con las constantes guerras y los desplazamientos sociales que veremos ms adelante, el nmero se redujo rpidamente a cifras increblemente bajas. Para el 418 AC difcilmente quedaban ms de 3.000 hoplitas en la infantera pesada espartana. Para el 317 AC es casi imposible que fuesen mucho ms de 1.000 o 1.500. En comparacin, Atenas cont aproximadamente con unos 50.000 ciudadanos de alrededor de 20 aos; aun cuando su territorio fue mucho menor. As pudo poner 9.000 hoplitas sobre al campo de batalla de Maratn y adems tripular sus barcos. En la batalla naval de Salamina, si aceptamos que participaron 180 trirremes de la flota griega armadas por Atenas, la cuenta nos arroja un total de 27.000 remeros atenienses solamente.

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Los hombres libres de Esparta se designaban a si mismos como homoioi . La palabra quiere decir "los iguales". Como la enorme mayora de los conceptos de igualdad inventados por el Hombre, tambin el de "homoioi" era excluyente. En Esparta, ser "igual" significaba simplemente pertenecer al ncleo de aquellos que eran mejores que los dems. No crean que la costumbre ha sido exclusivamente espartana. Ciertos romanos, para entender exactamente lo mismo, se llamaron "pares". Y ciertos ingleses, precisamente con el mismo criterio, se llaman "peers" hasta el da de hoy. El camino que deban transitar aquellos que queran ser iguales a los mejores era duro. En realidad, era dursimo. Con siete aos el pequeo espartano le deca adis a su mam y pasaba a ingresar al Cosmos. Segn nos cuenta Plutarco, los padres de un nio poco tenan para decidir en cuanto a su educacin ms all de los siete aos. Hasta ese momento las madres espartanas lo haban educado para ser sano, equilibrado y valiente. A veces, lo baaban en vino porque crean que las criaturas enfermizas o epilpticas moran con el tratamiento mientras que las sanas se fortalecan. A las criaturas no se les ponan paales. Se las educaba para comer lo que hubiere; se las dejaba a oscuras para que perdiesen el miedo a la oscuridad y a solas para acostumbrarlas a valerse por si mismas. Las madres espartanas, ciertamente, no eran sobreprotectoras. Freud, en Esparta, probablemente se hubiera muerto de hambre. Ya al nacer, el nio espartano era llevado a un lugar llamado lesje. All, los ancianos de su estirpe examinaban a la criatura y, si la hallaban apta, poda volver con su madre. En caso contrario, se la Hoplita espartano dejaba en la apothete - un acantilado del Monte Taigeto - para que muriese porque, como relata Plutarco, los espartanos eran de la opinin que "..dejar con vida a un ser que no fuese sano y fuerte desde el principio, no resulta beneficioso ni para el Estado ni para el individuo mismo". Otros tiempos, otras costumbres? En parte s. No nos olvidemos que estamos hablando de una poca en que no haba antibiticos, diagnstico por imgenes, ni salas de terapia intensiva. De hecho, no exista ni siquiera la aspirina. Pero, por otra parte, la prctica no deja de ser terriblemente cruel. Sobre todo si uno tiene en cuenta que, durante la Edad Media por ejemplo, tampoco haba antibiticos, diagnstico por imgenes, ni salas de terapia intensiva y, sin embargo, a una criatura simplemente dbil o delicada de salud todava se la dejaba crecer para que se convierta en poeta, filsofo, pintor o matemtico. Admitmoslo: el cristianismo ha hecho un buen trabajo en ese sentido. Dejemos a la muerte en manos de Dios. O del destino. O de la fatalidad. O de como quieran llamarlo. Pero, por favor, no la pongamos en manos de los hombres. Nunca ha resultado algo bueno de eso. Sea como fuere, en Esparta, a la edad de siete aos, los sobrevivientes de la eutanasia ingresaban al Cosmos. A partir de ese momento vivan en "hordas" cuyo jefe era un nio mayor. Siete aos ms tarde, a los 14, se convertan en efebos; guerreros versados en las armas, la msica, la poesa y la mitologa, e impregnados hasta la mdula de los conceptos del Deber, el Honor y la Obediencia. Seis aos ms tarde eran hombres. Su educacin haba terminado. Trece aos de adiestramiento intensivo. Trece aos durante los cuales quedaban expuestos al capricho del jefe de la horda; aos durante los cuales los ancianos los observaban jugar, http://hinohotaru.blogspot.com 12

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los incitaban a combatir entre si y trataban de descubrir las habilidades de cada uno. Trece aos en los que se los adiestraba a mirar, observar, aprender, aguantar, apretar los dientes, resistir y a callarse la boca. Y, despus de los veinte, tardaban todava diez aos ms en hacerse ciudadanos de pleno derecho. Luego de educarlos durante trece aos todava se los tena en observacin por diez aos ms para ver si el proceso educativo haba producido los resultados esperados. A medida en que crecan las exigencias iban en aumento. En cierto momento se los dejaba calvos. Se los obligaba a caminar descalzos y a jugar desnudos. A los doce aos se les daba una nica pieza de vestimenta, sin ningn tipo de ropa interior, que deban usar durante todo el ao. Los quemaba el sol y se baaban en agua fra hasta en invierno. Dorman juntos, coman juntos, vivan juntos y jugaban juntos. Deban preparar sus lechos con hierbas arrancadas a mano de las orillas del Eurotas. Deban hacer de polica para vigilar a los helotas rebeldes y, para ello, quedaban, afectados a una sociedad secreta llamada krypteia. En Esparta, la KGB estaba en manos de los nios. En el Limneo, ante el retrato de Artemisa Ortia sostenido por una sacerdotisa, los efebos espartanos aprendan a soportar el dolor. Se los flagelaba hasta hacerlos sangrar y, si la ceremonia no se desarrollaba segn el - probablemente bien sdico - gusto de la sacerdotisa, sta pretenda que el cuadro se le hacia cada vez ms pesado por lo que los latigazos deban ser ms fuertes. Y, en esto, no slo tenan que disimular el dolor. Hasta tenan la obligacin de mostrarse alegres! Eran crueles?. Por sorprendente que parezca: no; no lo eran. Eran duros. Feroces quizs, pero crueles no. En la verdadera crueldad hay siempre mucho de arbitrario y caprichoso. Las personas realmente crueles lo son ms por placer que por necesidad. Los espartanos tenan un objetivo: adiestraban hombres duros para una vida dura. Y la prueba est en que, aun a pesar de este adiestramiento infernal, siguieron siendo humanos. Con todas las virtudes y con buena parte de los Artemisa defectos de todos los dems griegos. Esparta produjo una nada despreciable cantidad de poetas, escultores y arquitectos. Las mujeres espartanas fueron codiciadas en toda Grecia como institutrices. Los templos dricos, con sus estupendas columnas, nos hablan de un exquisito sentido de la armona. El hermoso trono de Apolo, en Amiklai, nos demuestra la intensidad de la fe espartana. Eran entusiastas de los hermosos colores y de los elegantes atuendos, an cuando los viejos guerreros andaban, a veces, un poco zaparrastrosos, con la indolencia tpica de los veteranos de todos los tiempos y todas las guerras. Amaban a sus madres con una intensidad conmovedora y honraban a sus abuelos con un respeto que llam la atencin de toda Grecia. El adiestramiento no siempre borraba sus defectos. Alguno fueron volubles; otros, sobornables. Tuvieron mentirosos, egostas, malvados y hasta hubo entre ellos grandes traidores. Pero, con virtudes y defectos, fueron de una sola pieza. Fueron ntegros en el sentido orgnico - casi dira estructural - de la palabra. No les interes ser "buenos" o http://hinohotaru.blogspot.com 13

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"malos". En realidad, eso es algo que nunca le import un comino a ningn griego. Los griegos jams pretendieron ser "buenos". Cualquiera que profundice en su cosmovisin no puede pasar por alto el hecho indiscutible que la vida en Grecia no estaba determinada por la bipolaridad del Bien y el Mal. El griego jams tuvo nocin de lo que es el pecado. La bipolaridad que galvaniz la vida griega es de ndole esttica. Pero no de ndole estticocontemplativa sino de un orden esttico-prctico. La "virtud" y el "vicio" de los pensadores griegos no es equivalente a nuestro Bien y a nuestro Mal. De haber usado nuestras palabras los griegos habran dividido las cosas de este mundo en "lindas" y "feas"; en hermosas y en horribles. Los peldaos de su escala de valores se afirmaban en las dos varas de lo hermoso y lo horrendo. Por eso no se preocuparon nunca de ser "buenos". Siempre fueron tremendamente mentirosos. Pero mentan con elegancia. Toda su mitologa no es sino un hermoso cuento en el que crean, no porque fuese cierto, sino porque era, y sigue siendo, hermoso. Vivieron traicionndose mutuamente. Pero casi cada traicin es una obra maestra de la intriga. Nunca pretendieron ser moralmente intachables. Quisieron ser esplndidos. Y lo lograron. Entre ellos, los espartanos consiguieron ser todava ms que eso: fueron formidables. Bast una formacin de 800 hoplitas espartanos para hacer temblar a toda Grecia y una de apenas 300 para cubrirla de gloria. Hoy, a ms de dos mil aos de su desaparicin, todava seguimos recordndolos y hablando de ellos. Algunos los exaltan, quizs ms all de sus verdaderos mritos. Otros los denigran, quizs porque los seres pequeos nunca entendern a los grandes. Pero nadie los ha olvidado. A ms de dos milenios de la muerte del ltimo hoplita espartano, los hombres de la Orden siguen viviendo. Nunca lo han pensado? Hablar alguien de nosotros en el ao 4300? De quin se acordarn los historiadores y los pensadores dentro de dos mil trescientos aos? De quin? Piensen en cualquier personaje famoso, ya sea de la actualidad o de los ltimos 60 o 70 aos. Se animaran a pronosticar que dentro de dos mil aos alguien todava sabr quin fue y qu hizo? De quin hablarn los que quieran recordar nuestra poca dentro de ms de dos milenios? Nosotros hablamos de los espartanos. Desaparecieron hace ms de noventa generaciones y seguimos recordndolos. Estaran ustedes de acuerdo conmigo si digo que fueron inmortales? 7)- Las fidicias. Una de las extraas costumbres de los espartanos eran las fidicias (o syssitias). Todos los varones adultos tenan la obligacin de comer juntos. Para ello se formaban "cofradas" de alrededor de quince personas - las mismas que, en la guerra, compartan una carpa ms algunos ancianos - y cada uno deba aportar una cantidad establecida de alimentos por mes. Los cofrades deban suministrar: unos 60 Kg, de harina de cebada, 26 litros de vino, 2Kg.de queso y 1 Kg. de higos, amen de una muy pequea suma de dinero en efectivo para otras compras. Sganme, por favor, y hagamos un poco de cuentas. Con este aporte por parte de 15 personas los alimentos ascienden a: 900 Kg, de harina, 390 litros de vino, 30 Kg. de queso y 15 Kg. de higos. Esto quiere decir que, por da y por persona (suponiendo un mes de 30 das de acuerdo al calendario de Soln) cada uno de los cofrades poda comer: 2 Kg. de harina; 0,86 litros de vino; 66 gramos de queso y 33 gramos de higos; ms lo que se pudiese comprar con la pequea suma de dinero. Evidentemente ningn espartano corra peligro de engordar. http://hinohotaru.blogspot.com 14

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A todo esto, estaba terminantemente prohibido comer fuera del marco de la cofrada. El que, para mitigar la excesiva frugalidad de la mesa comn, coma a escondidas en su casa era severamente amonestado por su "glotonera". Tampoco haba borrachos. Platn nos confirma que, si en Esparta un ebrio se hubiera atrevido a salir a la calle, lo hubieran molido a palos inmediatamente. El plato nacional de los lacedemonios era la famosa "sopa negra". Los atenienses ironizaban diciendo que "Despus de probarla se comprende por qu los espartanos van con tanta alegra a la muerte". Plutarco, por su parte, nos relata el caso de un rey del Asia Menor quien, habiendo odo hablar de la Escena de una syssitia susodicha sopa, hasta contrat a un cocinero espartano para que se la preparara. Luego de la primer cucharada, parece que el buen monarca mont en tal clera que casi se come al cocinero. El pobre, para salir del paso, no encontr mejor excusa que decir: "Majestad! Lo que sucede es que a esta sopa hay que ingerirla luego de baarse en el Eurotas!". Con todo, no es imposible que stas fuesen tan slo viles calumnias atenienses. Probablemente, la "sopa negra" - sin llegar a ser el delirio de un gourmet - era bastante pasable. Aunque, como es universalmente admitido, sobre gustos no hay nada escrito... Con o sin sopa, el hecho es que las comidas comunes eran realmente una institucin importante en Esparta. El espritu de cuerpo que debi reinar en las cofradas queda bastante bien ejemplificado por la discrecin con que se trataban las palabras que pudiesen haberse pronunciado durante las conversaciones de sobremesa. Cuando entraba algn comensal, el ms anciano de los presentes le sealaba la puerta y le adverta: "Por esta puerta no sale palabra alguna!" En otro orden de cosas, mucho se ha criticado la sancin social que reciba quien - por cuestiones econmicas - no poda ya aportar la cantidad mensual de alimentos. El que no cumpla con sus aportes no slo era expulsado de la cofrada sino, adems, resultaba desclasado de su posicin social. Dejaba de ser un homoioi para convertirse en perieco. Eso significaba, ni ms ni menos, que deba ir a trabajar. Con ello dejaba de ser un autntico guerrero pues, como todo el mundo sabe, los guerreros autnticos no trabajan. Se juegan la vida. Pero no trabajan. Aristteles critica cidamente este rasgo "capitalista burgus" de la sociedad espartana y son muchos los que se han unido con entusiasmo a esta crtica. Lo que todos pierden de vista es un par de hechos importantes. Por de pronto, la "cuota" de alimentos a aportar era la misma para todos los cofrades. Fuesen pobres o ricos, todos aportaban lo mismo, todos compartan la misma mesa, todos coman lo mismo y todos podan hablar a sus anchas en un marco de rigurosa discrecin. Por otra parte, repasen ustedes las cantidades mensuales: hoy hablaramos de una bolsa de harina, dos damajuanas grandes de vino, dos kilos de queso y un kilo de higos. Es cierto que, en aquella poca, era un poco ms difcil que hoy

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juntar esas cosas todos los meses. Pero tampoco entonces pudo haber requerido un esfuerzo sobrehumano. La crtica interesada siempre es fcil y siempre resulta parcial. Acaso un gentleman ingls no pierde hoy su categora de tal si ya no puede aportar la "msera" cuota mensual de su club? Un rasgo tpicamente burgus, sin duda. Pero tambin tpicamente anglosajn. En el mundo de la tica protestante una persona no slo tiene que ser eficiente y capaz sino que, adems, debe demostrar que es exitosa para probar que goza del favor de Dios. Quien no puede hacerlo no es ni realmente eficiente ni realmente capaz. Y quien no lo es, no puede pretender que se lo considere como un homoioi ; un igual a los mejores. Adems, tiene que haber un mnimo establecido para medir la eficiencia y la capacidad. En Inglaterra, este mnimo es el carnet de determinado tipo de club. En los Estados Unidos es el barrio y la casa en la que uno vive, la profesin que se tiene y el cargo en la compaa para la cual se trabaja. En Alemania es la profesin que se tiene y los ttulos de "Herr Profesor" o "Herr Doktor" que se han conseguido juntar. En Esparta, el mnimo establecido era una bolsa de harina, unos litros de vino, un poco de queso, algo de higos y unos centavos en efectivo. Quienes vean en esto una cuestin de discriminacin econmica estn mirando al mundo a travs de los anteojos de un contador. Esto no es una cuestin econmica. Es una cuestin de orgullo. Quizs un tanto difcil de entender para los latinos, pero detrs de esta cuestin est la respuesta a por qu la mayora de los anglosajones es protestante mientras que la mayora de los latinos es catlica. Es un poco la cuestin de la fe y la predestinacin. La fe se tiene; la predestinacin hay que demostrarla. Ciertos hombres no se conforman con ser; quieren demostrar lo que son. Ciertos hombres no se conforman con declaraciones; exigen pruebas. La fe puede simularse; la predestinacin no. Para los homoioi, quien declara ser un "igual" es, por supuesto, bienvenido. A, condicin de que demuestre su igualdad. Si no lo consigue, estaba equivocado y pretendi ms de lo que le corresponde. Y nadie puede pretender eso. Otros hombres son ms comprensivos. Ciertamente son muchsimo ms agradables de tratar. Comprenden las debilidades humanas. Comprenden esas imperfecciones, pequeas y grandes, que todos tenemos y que nos convierten en seres humanos necesitados de un hombro sobre el cual llorar y de una mano que nos sostenga el corazn. Otros hombres aceptan que, a veces, se tiene mala suerte. O que, simplemente, no se tiene suerte. O que de pronto tienen una suerte increble quienes menos se la merecen. Estas personas son, sin duda, muchsimo ms simpticas y ms clidas. Es infinitamente ms agradable convivir con ellas. Pero no llegan a la luna. No rompen la barrera del sonido. No levantan Potencias Mundiales. No fundan ciencias por afn de exactitud ni dominan situaciones por voluntad de vencer. Lo intentan a veces cuando los dioses les regalan un gran conductor. Y, a veces, hasta lo logran. Pero pobre del conductor si fracasa! Los desagradables eficientistas tambin necesitan, por supuesto, un conductor, un Jefe. Nunca hubo, no hay, ni habr sociedad humana alguna sin dirigentes. Hasta las sociedades annimas tienen sus presidentes y sus ejecutivos ante quienes tiembla toda la empresa. Pero los antipticos eficientistas, los insoportables exitistas, siguen a sus Jefes hasta el final. Los amables comprensivos, en cambio, los destierran o los matan cuando fracasan. No siempre, por supuesto. Pero muchas, muchsimas veces. La Historia nos presenta tantos casos de esto que las excepciones no hacen sino confirmar la regla.

8)- Las mujeres de Esparta. http://hinohotaru.blogspot.com 16

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Llegado a la edad adulta y terminado su adiestramiento, en la vida del espartano se produca un acontecimiento capital: poda volver a su casa. Por lo tanto, poda casarse. Es decir, perdn: deba casarse! Deba tener hijos. En todo caso, eso es lo que el Cosmos esperaba de l. El Estado espartano tena muy serios problemas demogrficos. El ndice de natalidad de la Orden - al igual que en varias partes de nuestro Occidente actual - era negativo. Por eso, la Orden exiga hijos. Los seleccionaba y hasta los dejaba morir si no eran aptos; pero los exiga. Los solteros empedernidos resultaban castigados. Entre los periecos hasta se esperaba que, en una familia estril, el hombre recurriese a su hermano o a su mejor amigo. Ante esta necesidad, se comprende la enorme libertad de que gozaban las mujeres espartanas. En ninguna parte de Grecia las mujeres fueron ms libres que en Esparta. La recatada burguesa de las dems ciudades griegas incluso se horroriz de la "desfachatez" de las jvenes espartanas. Imagnense! Las desvergonzadas caminaban por la calle mostrando los muslos! Oh! Por favor, no piensen que estas exclamaciones son un invento mo. Son de Eurpides. Es l quien se escandaliza de las "hijas de los espartanos" que "salen de sus casas" y "se mezclan con los varones mostrando los muslos". Y todo por la vestimenta un tanto atrevida de las nias de Esparta! Porque es cierto: el vestido de las espartanas estaba abierto por el costado hasta la cintura. Los muslos exhibidos, en todo caso, no deben haber sido desagradables porque - en primer lugar - las Mujer Espartana espartanas eran eximias deportistas y - en segundo lugar - la moralina burguesa todava nunca se ha escandalizado por el exhibicionismo de las mujeres feas. Con todo, difcilmente las nias habrn conseguido sacar de sus casillas a un candidato espartano mostrando un poco de muslos. Los varones de Esparta tenan oportunidades de sobra para calibrar ntegramente los atributos de las jvenes. La mujer espartana viva su juventud casi constantemente en el campo de deportes. Generalmente desnuda. Fue la nica mujer en toda Grecia que tena permitido el acceso a los torneos. Excepto las Olimpadas - a las cuales, por la mojigatera de los dems griegos, no poda asistir - las espartanas participaban de todos los deportes. Todos los aos, durante diez das, tenan lugar las gimnopedias en dnde la juventud de Esparta competa y bailaba completamente desnuda. No obstante, para los mirones bobos la cosa no careca de riesgos. Las nias tenan la lengua muy suelta y muy aguda y, en medio de una Edgar Degas (1860) : Jvenes Espartanos

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representacin pblica, podan tomar a un varn de blanco para destruirlo con burlas y socarroneras. Delante de reyes, foros, senadores y pueblo en general, el pobre diablo quedaba hecho un estropicio en cuestin de minutos. Indudablemente, un remedio definitivo y eficaz contra la lascivia. Porque, sin duda, a veces es ms agradable caer en una mezcladora de hormign que en la boca viperina de una perfecta bribona - hermosa para colmo - dotada del condenado talento de adivinar nuestros puntos vulnerables. El que no lo crea, que haga la prueba. De modo que podemos creerle a Plutarco, a Jenofonte y a Platn cuando nos dicen que la desnudez femenina en Esparta no daba lugar a ningn tipo de comportamientos lascivos. Cuando una mujer tiene la oportunidad de ponerlo en ridculo a uno ante todo un estadio lleno de gente, el portarse como un idiota debe ser bastante peligroso. Como madres resultaron insuperadas. Si las jvenes espartanas fueron compaeras de guerreros, las madres de Esparta fueron engendradoras de hroes. Se dice que una espartana que haba mandado sus cinco hijos a la guerra se ubic en las afueras de la ciudad para recibir ms pronto las noticias del desenlace de la batalla. Cuando comenzaron a llegar los primeros guerreros, la mujer detiene a uno de ellos y lo interroga. El hombre, visiblemente incmodo, comienza a relatar cmo los cinco cayeron en el combate. "Esclavo estpido!" - lo interrumpe la espartana - "No te pregunt por la suerte de "Hijo mo: vuelve con l o sobre l" mis hijos! Te he preguntado por el resultado de la batalla!" En otra oportunidad, una anciana trat de consolar a una madre que estaba dndole sepultura a su hijo muerto en combate. "Pobre mujer!" - se compadeci la anciana - "Que triste destino!" - "Triste?" - pregunt la madre y agreg: "No es triste. Lo eduqu para servir a la Patria y muri por ella. Logr mi objetivo! Eso no tiene nada de triste!" Exagerado? Presuntuoso? Quizs. No es infrecuente que los seres humanos escondan el dolor detrs de la mscara del orgullo. Pero hay que encontrar la mscara del orgullo en un momento de dolor. Y eso, por favor, cranlo, no es nada fcil. En Esparta, una de las ignominias ms grandes era perder el escudo en la batalla. Debido a la particularidad de la formacin de combate espartana, el escudo no solamente cubra a su portador sino, en gran medida, tambin al hombre de al lado. Por eso, el escudo espartano era considerado un supremo smbolo de camaradera. Por otra parte, oficiaba tambin de fretro ya que a los cados en combate se los transportaba sobre sus escudos. Sabiendo esto se comprende algo que, quizs, haya sido una mera frmula. Una costumbre. Una de esas frases que se repiten como un ritual sin darles siempre todo su significado: el joven espartano reciba su escudo siempre de su madre quien se lo entregaba con estas palabras: "Hijo mo: vuelve con l o sobre l". Mujeres as eran respetadas. Tenan que serlo. Es intil que Aristteles las critique y objete el gran poder que tenan las espartanas. La verdad es que se lo merecan. A Gorgo, una mujer extranjera le coment una http://hinohotaru.blogspot.com 18

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vez, llena de admiracin: "Ustedes, las espartanas, son las nicas que todava tienen poder sobre los hombres!". A lo cual la espartana respondi: "Por supuesto! Como que somos las nicas que aun traemos hombres a este mundo!" Las mujeres espartanas no tenan necesidad de ser feministas: tenan a su lado hombres a quienes podan admirar. Y en boca de Gorgo la afirmacin resulta creble. Ms que eso: resulta indiscutible. Gorgo era la esposa de Lenidas. 9)- El dinero en Esparta A muchos seguramente les habr llamado la atencin el hecho que los homoioi no trabajasen y que hasta tuviesen prohibido trabajar. A quienes les entusiasme la idea slo les pido que no caigan en conclusiones apresuradas. Porque los "iguales" no trabajaban; pero tampoco podan ser ricos en el sentido actual de la palabra. Por de pronto, no podan acumular dinero. Mucho menos, pues, podran haber vivido de rentas o cobrar intereses. Directamente, los espartanos no podan tener dinero en absoluto. En primer lugar, porque lo tenan prohibido. En segundo lugar, porque prcticamente casi no haba dinero en Esparta. Hablando en trminos financieros, el dinero no exista. No haca falta. Increble? No si lo miramos con ojos espartanos. Para empezar, los "iguales" no estaban para ganar dinero, ni para hacerse notables por sus riquezas. En Esparta la fama no se adquira en la Bolsa sino sobre el campo de batalla. All, un acaudalado cobarde no poda comprar la gloria que reciba gratis un valiente pobre. Durante toda su juventud los lacedemonios eran educados para valorar solamente aquellas actividades bolo ateniense (plata - ca.480 AC) que garantizasen la soberana del Cosmos. Y los hombres de la Orden - a diferencia de muchos politicastros actuales - saban que la soberana de un Estado no se compra. Se la conquista o no se la tiene jams. Por eso no tuvieron dinero. No hubieran podido comprar con l lo que realmente les importaba: su soberana, su autarqua, su libertad. Tampoco lo necesitaban para lo dems. En Esparta no haba pantagrulicos banquetes ni dionisacas libaciones. Todos aportaban lo mismo a la mesa comn y todos consuman lo mismo. Comunismo primitivo? Brasidas, Lenidas o Pausanias se hubieran muerto de risa ante la sola mencin de la posibilidad. Para producir lo que se necesita sobre una mesa, y hasta para fabricar la mesa misma, estaban los periecos. Para algo gozaban de la proteccin del Cosmos. Y, si los periecos necesitaban ayuda, para eso estaban los helotas. Los esclavos helotas eran parte de la familia como poda serlo la vaca, el caballo, el perro o la cabra. Maltratados? Qu estupidez! Ninguna persona decente maltrata a su caballo si su caballo es un buen caballo. Nadie desprecia una buena vaca lechera o a un excelente can, a menos que sea un cretino. Todo lo contrario: se les da de comer y se los protege. Uno los considera parte de la familia. Uno los cura cuando estn enfermos. Los chicos juegan con ellos. Terminan siendo queridos porque, al fin y al cabo, uno se ha pasado la vida con ellos y dependiendo de ellos. Se vive, se convive con ellos. Ningn hombre bien nacido los maltratara. Castigarlos, para que aprendan, quizs; pero maltratarlos, nunca. http://hinohotaru.blogspot.com 19

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Ningn espartano decente vivi maltratando esclavos. Lo que sucedi fue, simplemente, que los helotas fueron cada vez ms mientras los homoioi fueron cada vez menos. Y sucedi tambin que los enemigos de Esparta no eran ciegos y no se les escap que la gran masa de helotas y periecos poda llegar a ser instrumentada para quebrar el podero de los lacedemonios. De hecho, en Atenas muchas veces decida la masa. Fue la que expuls a Arsitides y conden a muerte a Scrates. El fenmeno se repetira tambin ms tarde. En Roma, los ciudadanos de tercera llegaron a decidir con sus caprichos la suerte del Imperio. Los caprichos llegaron a tener nombre y apellido: se llamaron Calgula, Nern, Heliogbalo. No nos dejemos engaar por los dogmas solapados de muchos historiadores. "Calgula" no es un nombre; es un apodo. Significa "botitas". Calgula fue el nio mimado, la mascotita, de las guarniciones militares romanas acantonadas a la vera del Rin. Cuando Tiberio muri y el Senado romano vacil brevemente en elegir al sucesor, la plebe de Roma (no hay intencin despectiva en el trmino; la palabra latina es plebs), la muchedumbre romana, invadi la Curia y forz la designacin de Calgula. Calgula fue popular! Cuando vamos, por fin, a admitir eso? Se dice que para festejar su nombramiento se sacrificaron 160.000 animales! Calgula gobern durante casi cuatro aos. Nern se mantuvo catorce aos en el Poder! Por supuesto: la masa los maldijo y escupi sus tumbas cuando murieron. Pero eso fue al final. Al principio haban sido "populares". Es que nadie va a tener jams la honestidad intelectual de admitirlo y de sacar las consecuencias pertinentes? Calgula Los espartanos lo hicieron. Los helotas no gobernaron jams. Esparta pudo tener hombres admirables y hombres detestables. Lo que no tuvo fueron hombres despreciables. Nunca tuvo un Calgula. Tuvo sus esclavos pero stos nunca pudieron imponer a un Heliogbalo o a un Nern. Es cierto que Atenas tampoco lleg a tanto pero, por la forma en que trat a gran parte de sus mejores estadistas, estuvo bastante ms cerca. A los espartanos les bast con mirar hacia Atenas para curarse en salud. Porque la plutocracia ateniense fue poderosa. Los ricos comerciantes del Pireo - el puerto de Atenas - le disputaron el Poder a la nobleza terrateniente en ms de una oportunidad. Siempre invocando al Pueblo. Siempre en nombre de la democracia. Cuando los traductores de Aristteles van a ser tan honestos como para dejar de traducir su concepto de politeia con la palabra "democracia"? Dentro del contexto del pensamiento aristotlico y estrictamente hablando, la democracia es sinnimo de demagogia. Es la argucia de los ricos que se apoyan en la masa de los pobres para vencer a los nobles . El verdadero motor de las democracias ha sido siempre una caja fuerte llena de dinero. En Esparta los plutcratas nunca pudieron venderle a la masa el cuento de la soberana popular por la sencilla razn de que nunca hubo plutcratas en Esparta. La moneda era de http://hinohotaru.blogspot.com 20

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hierro. Tan incmoda y pesada que hasta una suma pequea resultaba de un volumen y de un peso considerables. La posesin de oro y plata estaba prohibida y se la castigaba con severas penas. Adems, la posesin subrepticia e ilegal de estos metales tampoco hubiera servido de gran cosa a quien se arriesgase a violar la ley. Los espartanos no se adornaban con cadenas de oro sobre adiposos abdmenes. Las espartanas no se emperifollaban hasta parecer cacatas. Su adorno ms preciado era su propio cuerpo y, en lugar de cubrirlo con idioteces, lo cultivaban para que fuese hermoso y para que pudiesen mostrarlo sin vergenza. Lgicamente, el dinero de hierro no vala absolutamente nada fuera de Esparta. Nadie lo aceptaba. Era, como diramos hoy, inconvertible. Como consecuencia de esto no existan en Esparta los artculos suntuarios de consumo masivo ni los comerciantes como los que hacan pinges negocios en el Pireo de Atenas. Los comerciantes, mercachifles, banqueros, bufones, adivinos, charlatanes, baratijeros y otros vividores que abundaban y pululaban por toda Grecia, evitaban a Esparta como a la peste. No haba nada que hacer all. No haba ningn dinero fcil para ganar. El ejemplo quizs nos sirva, algn da, cuando nos decidamos a sacarnos el parasitismo de los mercaderes de encima. La autarqua espartana condujo a que, por ejemplo, los carpinteros lacedemonios y los alfareros fuesen los ms hbiles y renombrados de toda la Hlade. Especialmente el jarro de los guerreros era muy codiciado porque su diseo permita tomar agua sucia sin que las impurezas llegasen a la boca del bebedor. En una poca sin cloro ni antibiticos, el utensilio sin duda tuvo sus slidas ventajas. Indiscutiblemente, la sociedad espartana fue austera. Hasta el da de hoy hablamos de la "sobriedad espartana". Lo que pasa es que, en la enorme mayora de los casos, se la entiende mal. Sobriedad no significa conformarse con menos. Significa no arruinarse la vida deseando ms de lo necesario. Ser sobrio significa no gastar toda una existencia persiguiendo lo prescindible. Ser austero no significa ser "menos", o tener "menos". Ser austero significa exigir lo preciso y desechar lo superfluo. No es una cuestin de cantidad. Es una cuestin de sabidura. 10)- La paiderastia No me cabe ninguna duda de que muchos me odiarn por tratar el tema que sigue a continuacin. La enorme mayora de las obras escritas acerca de Grecia ignoran olmpicamente la cuestin y, seguramente, muy pocos se habran percatado de algo si hubisemos adoptado aqu el mismo procedimiento. Desgraciadamente, el recurso no es admisible porque no sera honesto. Adems, no servira para nada. En definitiva, no hay historiador serio que no lo sepa y aparte de ello la ignorancia slo puede conducir al desastre a quien, de algn modo, intente copiar a tontas y a locas el ethos de los griegos. Digmoslo directamente y sin subterfugios: Ganmedes la homosexualidad y la pederasta se hallaban muy extendidas por toda Grecia. http://hinohotaru.blogspot.com 21

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Especialmente en lo referente a la pederastia no creo que sea un rasgo para aplaudir. Sobre todo si se conoce el significado exacto del trmino. No es equivalente a homosexualidad. La pederastia es una forma especfica de la homosexualidad. La palabra proviene del griego pais que significa "nio", "adolescente". La "paiderastia", o pederastia, es la relacin homosexual con adolescentes, con efebos. Los griegos la practicaban y en gran escala. Segn la mitologa, Zeus mismo se enamor del nio Ganmedes y lo elev al Olimpo bajo las alas de un guila para tenerlo a su lado por toda la eternidad. En la punta de un dedo de la estatua del Zeus de Olimpia, en Atenas, Fidias inscribi secretamente la frase: "Cun hermoso eres, Pantarkes". Pantarkes era un jovenzuelo de Atenas. Prcticamente no hay personaje famoso en Grecia que no haya sido un pais o que no haya tenido un pais. El hecho se ha querido explicar de mil maneras distintas. Desde los que lo condenan, amurallados detrs del farisesmo de su hipocresa, hasta los que lo justifican en nombre de un esteticismo y un permisivismo que se desbarranca por el tobogn de lo anormal con la alegre despreocupacin de la decadencia. Incuestionablemente, el hecho es complejo. Porque no se trataba de un mero hedonismo sexual entre los griegos. La relacin entre el pais y su mentor no fue nunca simplemente sexual. El hombre tena una tremenda responsabilidad, pblicamente asumida, para con el efebo. Deba educarlo; deba transmitirle todo su saber, toda su experiencia y sabidura. Para el pais el hombre era el modelo a seguir y todo mentor deba ocuparse de ser un modelo digno de imitar. El efebo no era un juguete, no era un lujo sexual. Era una responsabilidad. La costumbre no se practicaba a escondidas. Muchsimas veces el mentor era casado, con una familia completamente normal, con hijos propios. Alguien puede entenderlo?. Varios lo han intentado. Algunos, probablemente, con sinceridad. Personalmente, no creo que lo hayan logrado. Se ha tratado de disculpar a los griegos afirmando que la costumbre provena del Asia Menor, de Fidias: Atenea de Lemnia Babilonia y hasta de Egipto. Es posible. Ms todava: es muy probable. Que Babilonia la "ramera entre las rameras" segn la Biblia fue un foco de tremenda y exagerada sexualidad es algo que puede considerarse fuera de toda duda. Pero, aun as, el argumento no disculpa a los griegos. Que la degradacin provenga de otra parte no disculpa a quienes se degradan. Es como si los norteamericanos trataran de disculparse argumentando que la cocana les viene de Colombia y la pornografa de Europa. Esparta, con toda probabilidad, no se habr sustrado por completo al ambiente cultural de la poca. Pretender que Esparta, como afirman algunos, fue un reducto de castidad y rectitud sexual en medio de una Grecia por dems tolerante y permisiva en esta materia es poco creble. Es cierto, en todo caso, que los espartanos fueron marcadamente xenfobos en materia de importar costumbres. Pero, an as, la sorprendentemente gran libertad y poder

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de la que gozaban las mujeres espartanas hablara ms a favor de la heterosexualidad que un supuesto conservadorismo moralizante. Lo que s puede desecharse con fundamento es la acusacin proveniente en su enorme mayora de personalidades adversas a los lacedemonios en cuanto a que Esparta habra sido algo as como la capital de la pederastia en Grecia. Por ms extendida que sea esta fbula, lo concreto es que no hay pruebas slidas para demostrarla. Ni siquiera el arte la confirma. Por ejemplo, en las piezas de alfarera que ha rescatado la arqueologa de las regiones de Esparta y Laconia no se encuentran motivos explcitamente homosexuales, siendo que es bastante frecuente encontrarlos en la alfarera de otras regiones griegas. Incluso Aristteles, que critica bastante a los espartanos en muchos aspectos, indirectamente los absuelve de la acusacin de homosexualidad generalizada cuando los objeta precisamente por lo que l considera un excesivo dominio de las mujeres por sobre los hombres. Con todo, tambin es cierto que no hallaramos en Esparta un manifiesto rechazo a la homosexualidad ni tampoco una condena terminante de la pederastia. Cualesquiera que fuesen las causas de la costumbre en otras partes, en Esparta es bastante evidente que el hecho tiene que haber tenido tambin races biopsquicas y sociales. Entre los siete y hasta los veinte o veinticinco aos el espartano viva exclusivamente entre hombres. Es mucho tiempo. Probablemente demasiado. Sobre todo a esa edad. Por otro lado, las espartanas eran insuperables camaradas e inmejorables madres. Eran sanas, eran atrevidas y eran hermosas. Pero durante toda la adolescencia y buena parte de la vida adulta del varn, estaban prcticamente fuera de alcance. Durante buena parte de los mejores aos de su vida los hombres pertenecan a la Orden. Hacan su vida en ella. Entregaban su existencia al Cosmos. Eran Caballeros de la Orden de Esparta. Monjessoldados. Igual que, mucho ms tarde, los Templarios. Slo que el monje-soldado espartano no haba hecho voto de castidad. Ni se le hubiera ocurrido semejante cosa, ni haba tampoco intencin metafsica alguna que lo justificara. La Orden de Esparta no exiga el sojuzgamiento de lo sexual a la voluntad; todo lo contrario. Segn una versin, en el ejrcito espartano haba toda una seccin formada por "parejas" que combatan atadas entre si para garantizar que les tocara el mismo destino. Ninguno de estos hombres tena nada de afeminado. Eran guerreros y, segn se dice, terribles. Complementariamente, es muy posible que las mujeres espartanas a pesar de su belleza no tuviesen demasiado de "femeninas". Eran atletas. Cualquiera que haya tenido algn trato con las atletas actuales sabr a qu me refiero. Es siempre un poco difcil imaginarse cmo hacer el amor con una atleta. En realidad, a las atletas no se las ama. Se la aplaude. Se les cuelga una medalla al cuello y se les da una palmada en la espalda. En lugar de un ramo de flores uno casi estara tentado de regalarles un cronmetro. Una atleta es un poco lo mismo que una profesional de hoy en da: la igualitarizacin niveladora borra las diferencias y la mujer se convierte en un compaero de trabajo. Con ello, las profesionales dejan de ser mujeres y se convierten en competencia. Y las atletas son competencia casi por definicin. Qu pasa con un pueblo cuyos varones son Caballeros de una Orden y cuyas mujeres son atletas?. No es forzoso que suceda, pero pueden pasar cosas poco edificantes. La Historia nos habla de las madres espartanas, de los guerreros espartanos y de los ancianos de Esparta. No deja de llamar la atencin que nos hable bastante poco del padre espartano. Pues s. Seguramente los espartanos tenan sus defectos y nadie gana nada con barrerlos bajo la alfombra. En mi opinin particular y personal creo que es muy posible que trataran http://hinohotaru.blogspot.com 23

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de forzar las leyes del Cosmos universal crendose un Cosmos particular. En ese caso, seguramente les pas al menos en alguna medida lo que les pasa a todos los que han tratado de hacer algo as. La Naturaleza podr dejarse usar y hasta engaar por un tiempo pero, despus, inexorablemente, sobreviene su venganza. Quienes ofenden irresponsablemente a Madre Natura descubren de pronto que no pueden respirar por el smog. Y quienes la engaan, algn da terminan dndose cuenta con horror que estn condenados a la muerte por extincin. 11)- Los lacnicos laconios. Los espartanos, con toda seguridad, no fueron impolutos. Posiblemente este hecho agrade una enormidad a todos los pequeos enanos que sienten estremecimientos de placer al descubrir que los gigantes tambin tienen sus fallas y sus debilidades. Lo que los enanos callan es que los gigantes nunca tuvieron la pretensin de ser perfectos. A los gigantes les basta con ser gigantes. Con eso es suficiente. Esparta, como todos los gigantes, fue un gigante con defectos. Tuvo sus personajes oscuros y sus costumbres poco recomendables. Lo que no tuvo fue la tremenda logorrea ateniense. En Atenas se hablaba y se hablaba. Es muy cierto que los oradores deban hacerlo ante la clepsidra y que, por ello, tenan el tiempo limitado. Nuestros polticos actuales tambin hablan contra el reloj del estudio de televisin y no por ello dejan de vomitar palabras con un caudal ocenico. En Esparta la oratoria ampulosa tena poco pblico. Los espartanos, como diramos hoy, eran lacnicos. El trmino mismo, como es obvio, proviene de ellos. En Laconia a los nios se les enseaba a ser breves, concisos y veraces con elegancia. Si esta elegancia implicaba el sarcasmo, el hecho habla en favor de la inteligencia de los lacedemonios pues el sarcasmo es el humor de las personas inteligentes, como - con bastante poca modestia - deca el inefable Bernard Shaw. Si la moneda espartana era grande, pesada, y de poco valor, todo lo contrario suceda con la palabra espartana. En su expresin, los espartanos trataban de poner la mayor cantidad de mdula en la menor cantidad posible de slabas. De este modo, Esparta tuvo algo que en otras partes se ha desconocido casi por completo: el pudor intelectual; la vergenza que cada uno de nosotros debera sentir de hablar sin haberlo pensado antes. Confucio deca que el hombre sabio piensa dos veces antes de hablar una vez. Muchos chinos han seguido este consejo y es probable que, por ello, China nos d una gran sorpresa cualquier da de stos. Los vietnamitas ya lo han hecho. El laconismo espartano ha entrado en la tradicin como modelo de agudeza y brevedad. Se dice, por ejemplo, que una vez se present ante Licurgo un personaje que hizo un largo y encendido discurso en favor de la democracia. Licurgo escuch la tirada de cabo a rabo y cuando, por fin, el entusiasmado idelogo hubo terminado, le aconsej: "Excelente! Ahora vete y danos el ejemplo instaurando una democracia en tu propia casa". Buen consejo, sin duda. La palabra espartana era como la espada de los guerreros lacedemonios: corta e hiriente. Cuando los atenienses se burlaban de la escasa longitud de las espadas laconias, alegando que hasta un aprendiz de tragasables poda hacerlas desaparecer, los espartanos retrucaban diciendo: "Quien no teme acercarse al enemigo no necesita largas espadas". Como ya hemos visto, Esparta nunca estuvo amurallada. Para explicar el hecho, sus habitantes solan decir: "Los hombres de verdad son mejor muralla que un montn de ladrillos". En otra ocasin, un orador comenz a dar una larga perorata para explicar un http://hinohotaru.blogspot.com 24

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breve problema, hacindole perder innecesariamente un tiempo precioso a todos los oyentes. Lenidas lo interrumpi: "Amigo" le dijo "Ests usando lo necesario innecesariamente". Cuando al sobrino de Licurgo le preguntaron por qu haba tan pocas leyes en Esparta, la respuesta fue no menos lacnica: "Quien con pocas palabras entiende, pocas leyes necesita". Por otra parte, cuando al filsofo Hecateo se le quiso echar en cara el no decir palabra a lo largo de toda una tertulia, Arquidmidas lo defendi diciendo: "El que sabe palabras razonables, sabe tambin cuando vale la pena pronunciarlas". Las ancdotas podran multiplicarse aqu por decenas. La mayora de los testigos de la poca abunda en ellas. Est, por ejemplo, el caso de un sujeto que, no siendo espartano, se quiso hacer el simptico ante Teopompo dicindole: "En todas partes, mis conciudadanos me llaman el amigo de Esparta". El espartano lo debe haber mirado con toda la lstima y el desprecio que los conquistadores siempre han sentido por los cipayos. El hecho es que le respondi: "Si te llamaran el patriota te respetara ms". Los atenienses constantemente acusaban a los espartanos de ser incapaces de aprender. Al hacrsele esta acusacin al hijo de Pausanias, su comentario fue: "Absolutamente cierto! Somos los nicos que no hemos aprendido los vicios atenienses!". El por qu los charlatanes, adivinos y prestidigitadores no tenan suerte en Esparta lo ilustra otra ancdota. Es la del ateniense que le pregunta a un espartano, de visita en Atenas, si no quera ir a escuchar a un fulano que imitaba casi perfectamente el canto del ruiseor. Para su sorpresa, la reaccin del espartano fue de total indiferencia: "No gracias" - dijo - "Ya escuch al pjaro". Pausanias Realmente: para qu ir a ver a un imitador si uno ya conoce el original? Uno de los casos ms tpicos es el que relata Herdoto del espartano Dinekes. Poco antes de la batalla de las Termpilas, un individuo de las tropas aliadas que estaban junto a los espartanos coment visiblemente preocupado: "Cuando los persas lanzan sus flechas, se produce una nube tan grande que tapa la luz del sol". Dinekes, hacindose cargo instantneamente de una situacin que poda degenerar en pnico colectivo, se volvi hacia los espartanos y coment: "Oyeron? .Vamos a pelear a la sombra". Por ltimo, permtanme terminar con un caso que siempre me ha llamado la atencin. En el mundo automotriz es conocida la ancdota aquella del norteamericano que quera comprarse un Rolls Royce all por los tiempos en que el Rolls Royce era el automvil de los magnates y los reyes..La cuestin es que el yanqui va a Inglaterra y - apasionado por carromatos enormes y poderosos como todo buen norteamericano - lo primero que le pregunta al gerente de ventas es: "Cuntos HP tiene un Rolls Royce?". El ingls, a su vez, se saca la pipa de la boca, se sacude una inexistente ceniza de la solapa, lo mira con conmiseracin y le responde impertrrito: "Los suficientes!". Lo curioso es que se trata del calco exacto de un original espartano relatado por Herdoto. En un momento dado, un sujeto - probablemente un espa - quiso saber cuntos espartanos haba preparados para la batalla. La respuesta que obtuvo de Arquidamas fue precisamente sa: "Los suficientes!". O bien hay almas gemelas en materia de humor, o bien los gerentes de la Rolls lean a Herdoto. En cualquiera de los dos casos, el hecho es notable.

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12)- El pensamiento en Esparta. Universalmente se supone y se afirma que los espartanos eran, poco ms o menos, tan slo unos militarotes brutos, carentes de intelectualidad o refinamiento. La imagen, con toda seguridad, fue creada por los supercosmopolitas y liberales atenienses siendo despus montonamente repetida por los historiadores; incluso por aquellos que deberan haberlo sabido un poco mejor. Por supuesto, nadie pretende que Esparta haya sido la central de la especulacin filosfica o la bohemia artstica. Positivamente no fue un Heidelberg ni un Montmatre. Pero quienes insisten en la supuesta esterilidad cultural de los espartanos se olvidan de la gran opinin que ilustres griegos tuvieron de los lacedemonios. Jenofonte en sus "Memorias" o "Recuerdos de Scrates" nos habla, en varios pasajes, de la opinin que el filsofo ateniense tena de Esparta. Y conste que Scrates, siendo hijo de un escultor y de una partera, no tena motivos de clase para sentir una especial solidaridad con la nobleza espartana. An as, Scrates seal muy acertadamente que, en muchos terrenos, la supremaca de Esparta obedeca a que los espartanos eran rigurosos en el acatamiento de las normas y leyes que regan su vida en comunidad. Hasta un joven ateniense se ve obligado a confesar ante el maestro que la "brecha generacional" - observable ya en la Atenas de aquella poca - se deba a la escasa consideracin que los atenienses tenan por la sabidura de los ancianos y a que, en general, se notaba en Atenas el efecto de la hiperintelectualizacin producida por el descuido de las costumbres que exige una vida sana. Es obvio que, en esta materia, no hay mucho de nuevo bajo el sol. Ya hace mas de dos mil aos cierta juventud ostentaba el mismo desprecio intelectual por los Scrates fundamentos bsicos de la vida que observamos hoy. No en vano los buenos demcratas atenienses condenaron a muerte a Scrates justamente por "corromper a la juventud", entre otras cosas. Pero Scrates no fue ajusticiado tan slo por eso. En realidad, fue una de esas personas tan fundamentalmente honestas que resultan condenadas a meterse siempre en problemas. Habiendo sido nombrado para la magistratura pblica, Scrates haba tenido que prestar el juramento de rigor en virtud del cual todo magistrado se comprometa a hacer respetar las leyes vigentes. Sin embargo, en un momento en que se desempeaba como Arconte, nueve jefes militares de Atenas adoptaron una decisin que desagrad a la masa. Nada ms natural, pues, que sta se autoconvocase para exigir la ejecucin lisa y llana de los jefes militares. El procedimiento era, por supuesto, inconstitucional pero quin se preocupa por esos tecnicismos jurdicos cuando se trata de la intangible voluntad del pueblo? La inconstitucionalidad de una medida se agita con bombos y platillos solamente cuando alguien arruina un buen negocio, o cuando alguno pretende poner tan solo un poco de orden en el caos infernal que normalmente producen los adalides del capricho masivo. A la inversa, la Constitucin le importa un bledo a la masa cuando sta quiere sacudirse de encima a ciertos incmodos sujetos que tienen la osada de querer evitar el suicidio poltico del Estado. http://hinohotaru.blogspot.com 26

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De cualquier modo, el hecho es que Scrates cumpliendo con su deber y su juramento al ms puro estilo espartano, se opuso a la medida e impidi la votacin ilegal. El escndalo fue, por supuesto, maysculo. Toda Atenas se puso fuera de si. Cmo alguien osaba ponerse en contra de la voluntad popular? Cmo Scrates poda atreverse a no dejar votar al pueblo, aun habiendo por ah alguna ley segn la cual la votacin era improcedente? La voluntad popular! Acaso no es irrecusable? Acaso no descansa toda la esencia, toda la misma razn de ser de la democracia en la voluntad soberana de una mayora expresada a travs del sufragio?. Scrates se mantuvo en sus trece. Lo amenazaron, lo presionaron, lo insultaron y, seguramente, hasta intentaron sobornarlo. No hubo nada que hacer. El hombre fue del criterio, un tanto ingenuo y espartano, de que las leyes estn para ser respetadas y los juramentos para ser cumplidos. La mocin no prosper y la masa tuvo que soportarlo. No es improbable que Scrates firmara su sentencia de muerte ya en ese momento. Porque, poco ms tarde, cuando ya no estaba en el cargo, la masa se sali con la suya de todos modos. La votacin tuvo lugar bajo otro magistrado menos imbuido de espritu lacedemonio y ms democrtico. El resultado fue el previsible: ocho de los nueve jefes militares resultaron condenados a muerte. El motivo?. Scrates bebe la cicuta Oh el motivo! Quizs deberamos decir ms bien el pretexto. Todo haba comenzado en uno de esos mltiples enfrentamientos producidos entre Atenas y Esparta despus de la guerra contra los persas. La flota espartana, comandada por Calicrtidas, se haba enfrentado a la ateniense en las Arginusas. Los atenienses, comandados por nueve brillantes estrategas navales, ganaron la batalla! Calicrtidas cay en combate y la victoria sonri a la Armada ateniense. Sin embargo, finalizadas las operaciones, se levant un violento temporal y los capitanes de los barcos atenienses con muy buen criterio abandonaron los cadveres de los que haban cado al agua, puesto que tratar de rescatarlos hubiera significado poner en peligro a toda la flota. Oficialmente eso fue lo que no le quiso perdonar el Pueblo de Atenas a los responsables por la conduccin militar. De haberse rescatado a los cadveres se hubiera podido organizar en Atenas una gran fiesta popular, con marchas fnebres, procesiones, pitos, flautas, mucho luto, mucha emocin, muchas frases al estilo de "los hijos del Pueblo cados en defensa de la democracia". Y, sobre todo, muchos, muchos discursos. Toda esa pompa y ceremonial estaba ahora arruinada por la estpida decisin de nueve ballenas autoritarias que haban preferido dejar los cadveres librados a las olas de una tempestad salvando a la flota. Imperdonable! Se intent forzar una condena a muerte bajo la magistratura de Scrates pero, como vimos, la mocin no prosper. Desplacen al fascista espartano de Scrates! Scrates fue desplazado. Ocho militares victoriosos, hroes de las Arginusas, condenados a muerte. Seis http://hinohotaru.blogspot.com 27

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fueron efectivamente ejecutados. A que no saben quin figur entre ellos?. No lo adivinaran nunca. Entre los ejecutados estaba el ltimo hijo del gran Pericles. El mismo Pericles que haba contribuido decisivamente a consolidar la democracia en Atenas. Lo ms inaceptable en la estereotipada versin oficial acerca de Atenas y Esparta es que, en ltimo anlisis, las diferencias entre ambos Estados - con ser importantes - no fueron tan mltiples como se afirma. Ambos tenan su Asamblea Popular, sus leyes, sus autoridades y sus magistrados. Atenas padeci a un buen montn de tiranos que no tuvieron absolutamente nada que envidiarle a la dureza de los foros y ni hablemos del hecho que, en Atenas, los tiranos no resultaban pacficamente relevados todos los aos. Por otra parte, casi todos los grandes prohombres democrticos de Atenas provinieron de rancias familias oligrquicas euptridas como en el caso de Arstides, Temstocles, Soln, Pericles y tantos, tantos, otros. La dicotoma entre la "popular" Atenas y la "aristocrtica" Esparta es, bsicamente, falsa de toda falsedad. Lo nico cierto es que, en Esparta, se tena respeto por la funcin y por la jerarqua de las distintas funciones mientras que, en Atenas, al igual que en buena parte de nuestro Occidente actual ese respeto, o se ignoraba, o se haba perdido. Para ilustrar en qu consiste ese respeto tenemos que volver a los hechos simples y bsicos de la vida cotidiana sacando de ellos las conclusiones pertinentes con honestidad. Nadie subira a un avin cuyo piloto fuese un aprendiz. Nadie se hara operar del corazn por un enfermero o por un hechicero africano. Nadie dejara que un pen de albail construyese una torre de quince pisos para oficinas. Cuando se trata de reparar su automvil el profesor de fsica nuclear se Jacques L. David: La muerte de subordina y se somete al dictamen del mecnico. Scrates Cuando se trata de un buen peinado la doctora en leyes se subordina de buen grado a la habilidad y criterio de su peluquero. Cuando se tiene que arreglar la dentadura, el mdico se somete al criterio del odontlogo y cuando se tiene que curar los callos el odontlogo se subordina al criterio del pedicuro. En todas las situaciones, en todos los actos de nuestra vida cotidiana, vivimos ejerciendo nuestra autoridad en la medida en que lo requiere la funcin para la cual estamos capacitados y nos subordinamos a la autoridad de otras personas en aquellas funciones para las cuales no estamos capacitados. Lo hacemos tan automtica y espontneamente que ni nos damos cuenta de ello. Casi ni se nos ocurre sacar de este hecho conclusiones ms amplias. Deberamos hacerlo, sin embargo. Porque hay un rubro en el cual tiramos este respeto por la borda y procedemos de un modo completamente arbitrario y hasta contrario. Ese rubro es la poltica. Fue justamente Pericles el que, para precisar la esencia de la democracia, dijo: "Bien es cierto que pocos de nosotros somos arquitectos de la poltica, pero todos somos buenos jueces de la misma". Cmo demonios puede una persona ser buen juez de algo que no sabe construir?. El hijo de Pericles pag con su propia vida el hecho de que su padre creyese en semejante estupidez y, aun as, nosotros insistimos alegremente en la misma tontera. En todo lo que se re