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Los Jesuitas en Córdoba Los testimonios de la acción de la Compañía de Jesús, orden fundada por Ignacio de Loyola, ocupan un lugar de privilegio en la provincia de Córdoba. En el lapso comprendido entre 1599, año de la llegada de los Jesuitas a Córdoba, y 1767, cuando se produce la expulsión de la orden por el rey Carlos III de España, la Compañía de Jesús estableció un sistema socio-cultural único en la América hispana que marcó el desarrollo de la provincia. El sistema, centrado en la Ciudad de Córdoba, se organizó alrededor de las empresas educativas y espirituales de la Compañía, dando origen al Colegio Máximo en 1610, a la Universidad en 1622, al Colegio Convictorio de Nuestra Señora de Monserrat en 1687 y al Noviciado, que son los puntos destacados de lo que se conoce como "Manzana Jesuítica". Para asegurar el sustento económico de esos emprendimientos, se organizó y consolidó un sistema de estancias, establecimientos rurales productivos situados en el interior de la provincia. El carácter único de estos testimonios patrimoniales ha sido reconocido por la UNESCO, que a fines del año 2000 ha declarado al "Camino de las Estancias Jesuiticas" y a la "Manzana Jesuítica" como "Patrimonio de la Humanidad". Las estancias fueron Caroya (1616), Jesús María (1618), Santa Catalina (1622), Alta Gracia (1642), La Candelaria (en 1678) y San Ignacio (1725), esta última fuera de la declaración de la UNESCO. Para recorrer este circuito, se ha creado recientemente un "Camino de las Estancias Jesuíticas", que permite descubrir en forma ordenada estos valores únicos. ra el año del Señor de 1767. El hecho sucedió entre la noche del 31 de Marzo y la madrugada del 2 de Abril. Después

Los Jesuitas en Córdoba

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Este documento constituye un resumen de las obras de los Jesuitas en la provincia de Córdoba, República Argentina. Incluye un recorrido por la Manzana Jesuítica en la ciudad de Córdoba y por el conjunto de estancias distribuidas por la provincia que conformaron el sustento del sistema.

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Los Jesuitas en Córdoba

Los testimonios de la acción de la Compañía de Jesús, orden fundada por Ignacio de Loyola, ocupan un lugar de privilegio en la provincia de Córdoba. En el lapso comprendido entre 1599, año de la llegada de los Jesuitas a Córdoba, y 1767, cuando se produce la expulsión de la orden por el rey Carlos III de  España, la Compañía de Jesús estableció un sistema socio-cultural

único en la América hispana que marcó el desarrollo de la provincia. El sistema, centrado en la Ciudad de Córdoba, se organizó alrededor de las empresas educativas y espirituales de la Compañía, dando origen  al Colegio Máximo en 1610, a la  Universidad en 1622, al Colegio Convictorio de Nuestra Señora de Monserrat en 1687 y al Noviciado, que son los puntos destacados de lo que se conoce como "Manzana Jesuítica". Para asegurar el sustento económico de esos emprendimientos, se organizó y consolidó un sistema de estancias, establecimientos rurales productivos situados en el interior de la provincia. El carácter único de estos

testimonios patrimoniales ha sido reconocido por la UNESCO, que a fines del año 2000 ha declarado al "Camino de las Estancias Jesuiticas" y a la "Manzana Jesuítica" como "Patrimonio de la Humanidad". Las estancias fueron Caroya (1616), Jesús María (1618), Santa Catalina (1622), Alta Gracia (1642), La Candelaria (en 1678) y San Ignacio (1725), esta última fuera de la declaración de la UNESCO. Para recorrer este circuito, se ha creado recientemente un "Camino de las Estancias Jesuíticas", que permite descubrir en forma ordenada estos valores únicos.

ra el año del Señor de 1767. El hecho sucedió entre la noche del 31 de Marzo y la madrugada del 2 de Abril. Después de una intriga de casi un año, el rey

Carlos III de España firmaba el decreto de expulsión de la Compañía de Jesús de España y de todos los territorios de América.

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De esta manera, se cercenaba uno de los proyectos de comunidad socio-económica más exitosos de todos los tiempos: el "Estado Jesuítico", que había sido elogiado hasta por sus mismos adversarios, se apagaría como la lumbre de las velas en los altares de la Compañía. 

El desenlace fue previsible. La orden fue suprimida y el modelo jesuita, privado de sus mentores. Pero la luz de aquel fuego encendido por los hijos de Ignacio de Loyola siguió brillando. 

El legado de los Jesuitas en Córdoba: sus obras y su arquitectura

Inquebrantable en su misión de divulgar el evangelio y la enseñanza en tierras infieles, la Compañía había sentado sus bases en lo que hoy conocemos como Manzana Jesuítica, donde se levantaban la Iglesia de la Compañía, el Colegio Máximo y el

Convictorio. Con el tiempo se transformarían en la Universidad Nacional de Córdoba y el Colegio Nacional de Monserrat.

Manzana Jesuítica – Ciudad de Córdoba

Desde hace más de 400 años esos claustros y esas

aulas han sido transitadas por personas de los más remotos lugares en busca de ciencia y conocimiento. La labor de miles de aborígenes, que a la sombra del sayo misionero se convirtieron en los primeros albañiles, artistas, orfebres, ebanistas y herreros de estas tierras, aún puede observarse intacta en las bóvedas y retablos de la Compañía y la Capilla Doméstica.

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La particular fusión del arte nativo con el barroco europeo dio como resultado un estilo único y característico que ha sido estudiado por expertos de todo el mundo. 

Pero para que la utopía evangelizadora y educativa soñada por San Ignacio fuera posible, la Orden necesitaba un sustento económico propio. Fue así que generaron su propio mantenimiento a través de seis Estancias formadas o adquiridas entre el siglo XVII y principios del XVIII: Caroya (1616), Jesús María (1618), Santa Catalina (1622), Alta Gracia (1643), Candelaria (1683) y San Ignacio (1725). Eran grandes establecimientos agro-ganaderos destinados a sostener económicamente la tarea que se desarrollaba en la Manzana Jesuítica. Estas Estancias contaban con puestos, corrales y potreros para el ganado vacuno, lanar, mular y caballar, huertas para frutales y hortalizas, chacras para cultivo de trigo y maíz, percheles para granos, tajamares y acequias para el riego de cultivos y funcionamiento de molinos y tahonas. También obrajes para trabajos de carpintería, herrería, curtiembre y tejidos, jabonerías y panaderías, hornos de cal y ladrillos. Además, en los cascos se levantaban rancherías para vivienda de indígenas y esclavos, casa de residencia de los Padres y Hermanos estancieros, y una capilla para la administración de sacramentos.

En el marco de este sistema complejo, los jesuitas produjeron importantes aportes a las ciencias, la tecnología y las artes de la época, destacándose los trabajos de cronistas e historiadores, paleontólogos, geógrafos y cartógrafos (quienes produjeron las primeras descripciones y mapas especiales de estas regiones), filósofos y teólogos, naturalistas, matemáticos, arquitectos (con nombres destacados como los de Bianchi y Primoli), músicos (con la obra de Domingo Zípoli, uno de los músicos más destacados de la época). Instalaron la primera imprenta existente en el sur de América, construyeron novedosos sistemas hídricos de riego de las tierras de cultivo, así como también iniciaron el uso de la cal nativa en la construcción.

A lo largo de más de 150 años los jesuitas construyeron un proyecto espiritual, económico y territorial cuya impronta llega hasta el presente, constituyendo la base del desarrollo de la cultura y de espacios regionales que caracteriza a Córdoba. Ese proyecto ha dejado testimonios construidos que son únicos y que en su  mayoría conservan la integridad de sus partes componentes. En ellos se conjugan arquitectura, arte, tecnología, organización territorial y paisaje, convirtiéndose en

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ejemplo relevante de una manera de fusionar valores culturales europeos y locales.

LA MANZANA JESUÍTICA

Plano de la Manzana Jesuítica

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En 1599 los jesuitas se radicaron en Córdoba, en los solares cedidos por el Cabildo de la ciudad entre las actuales calles Vélez Sarsfield, Obispo Trejo, Duarte Quirós y Caseros, donde existía desde 1589 una pequeña ermita que pronto resultó insuficiente para albergar a religiosos, estudiantes y fieles. Por ello, a partir de 1608 comienzan las obras de edificación que

darían forma a la actual Manzana Jesuítica. Sucesivamente se agregan las construcciones destinadas al Colegio Máximo (1610), la Universidad (1622), el Colegio Convictorio de Nuestra Señora de Monserrat (fundado en 1687 pero recién instalado en su actual emplazamiento en 1782, tras la expulsión de la Compañía) y el Noviciado (hacia 1710). La Iglesia y la Capilla Doméstica fueron construidas entre 1644 y 1671. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, la manzana fue asignada a los franciscanos hasta que en 1853 regresa la Compañía. En 1854 se nacionaliza la Universidad y el

Colegio de Monserrat.Colegio de Monserrat

La Manzana Jesuítica en la ciudad de Córdoba comprende la Iglesia de la Compañía, la Capilla Doméstica (espacio de culto privado de la Orden) y la Residencia de los padres; el Rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba (antiguo Colegio Máximo de la Compañía de Jesús), incluyendo sus dependencias administrativas, Claustro, Salón de Grados, Biblioteca Mayor y el Colegio Nacional de Monserrat. Cabe destacar la silueta maciza de la Iglesia de la Compañía, con sus dos campanarios y su interior ricamente decorado, donde

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sobresale el magnífico retablo del mejor estilo barroco latinoamericano del siglo XVII.

Fachada de la Iglesia de la Compañía de Jesús

Nave principal y Retablo - Iglesia de la Compañía de Jesús

Lo mismo puede señalarse de la Capilla Doméstica, con su retablo excepcional y la pintura ornamental de su bóveda. El retablo, realizado en madera dorada y policromada, es uno de los mejores exponentes del estilo barroco americano en Argentina.Es una capilla de nave única, cuya bóveda presenta un esquema de listones separados por fuertes molduras de madera dorada. Estos listones están decorados con pinturas de motivos fitomorfos muy estilizados en tonos de rojos, azules y dorados.

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Retablo de la Capilla Doméstica

En el centro de la bóveda se destaca un cuadro de la Virgen de la Misericordia protegiendo a los Novicios.

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En cuanto a los edificios de la Universidad y del Colegio de Monserrat, son destacados ejemplos de la arquitectura construida alrededor de patios con claustros abovedados.

Claustros del Colegio de Monserrat

Atención especial merece el Salón de Grados (antigua Capilla de Españoles), con su rica decoración barroca, y la Biblioteca Mayor, que conserva un importante número de volúmenes pertenecientes a la antigua Biblioteca Jesuítica (con libros recopilados entre los siglos XVI y XVIII).

Salón de Grados del Colegio de Monserrat

Paisaje

La Manzana Jesuítica ha quedado englobada dentro del área central de la ciudad de Córdoba, transformada totalmente por las condiciones dinámicas del crecimiento urbano. Sin

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embargo, la cuadra de la Iglesia de la Compañía, el Rectorado y el Colegio Monserrat, transportan al visitante por los siglos hasta tiempos coloniales. La vida estudiantil y universitaria llena de alegría los bares aledaños y genera un ambiente particular en el corazón de la ciudad.

Manzana Jesuítica

Ubicación

Área central de la ciudad de Córdoba, en la manzana comprendida entre las calles Obispo Trejo, Caseros, Duarte Quirós y Avenida Vélez Sársfield.

LAS ESTANCIAS JESUÍTICAS

ESTANCIA ALTA GRACIA

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La Estancia de Alta Gracia, de 1643, situada en el corazón mismo de esa localidad, es seguramente la de mayor actividad en la actualidad. El templo es hoy la iglesia parroquial de la ciudad y en la Residencia funciona el Museo Nacional "Casa del Virrey Liniers". Además, se destaca el famoso tajamar que ha pasado a ser un elemento identificatorio de Alta Gracia.

El origen de la Estancia de Alta Gracia está en la donación efectuada por don Alonso Nieto de Herrera de su estancia personal en el momento de ingresar a la Compañía de Jesús en 1643. Aprovechando este establecimiento rural, los jesuitas desarrollan un nuevo plan de construcciones que sirvieran a los fines productivos buscados. Sobre todo para la creación de un obraje destinado a la producción textil, aunque la agricultura y la ganadería, en especial el comercio de mulas, fueron las bases de su economía. Tras la expulsión de la  Compañía, fue adquirida por sucesivos propietarios particulares (uno de ellos don Santiago de Liniers, antiguo virrey del Río de la Plata y héroe de las luchas contra los invasores ingleses en 1807). Don Manuel Solares decidió lotear las tierras que rodeaban el casco de la estancia, dando origen a la ciudad de Alta Gracia. Tras la declaratoria como Monumento Histórico Nacional en 1941, el Gobierno Nacional adquierió las construcciones residenciales del casco en 1968, destinándolas al Museo Nacional "Casa del Virrey Liniers".

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Plano de la Estancia

La Estancia de Alta Gracia incluye la iglesia (hoy iglesia parroquial de la localidad), la residencia (actual Museo Nacional "Casa del Virrey Liniers") con sus patios y locales anexos, el obraje, el tajamar, las ruinas del molino y el antiguo horno en el primer paredón del sistema de acequias.

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Se destaca la iglesia por su planta barroca y su interior ornamentado (donde sobresale el gran retablo del altar mayor, con sus columnas salomónicas y elaborado coronamiento, así como el púlpito tallado en madera), su cúpula sin tambor y su fachada extremadamente elaborada, con un perfil de curvas interrumpidas y la fuerte presencia de pilastras apareadas que recuerdan el barroco italiano tardío.

Retablo barroco – Iglesia de Alta Gracia

Única en la Argentina por su fachada sin torres y por el ensanchamiento de su crucero, reuniendo la planta lineal con un esquema oval. La residencia contigua, desarrollada sobre una planta en "L", se destaca por sus galerías abovedadas que recorren toda la fachada principal, por la gran escalera de

acceso desde el patio, el coronamiento barroco que retoma las formas de la fachada de la iglesia, y por el portal de acceso desde la calle al patio principal.

Izquierda: fachada de la IglesiaDerecha: escalera de acceso al Patio de Honor

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Patio de Honor – Acceso al Museo

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Paisaje

La Estancia de Alta Gracia está enclavada en el centro de una pintoresca ciudad en un contexto de pedemonte serrano, con visión próxima de las Sierras Chicas. Si bien la estructura urbana ha modificado las condiciones originales del lugar, se mantiene el misterio y la imponencia del monumento que se refleja sobre el tajamar.

Vista del conjunto: la Iglesia, el museo y el tajamar

Ubicación

En el corazón de la ciudad de Alta Gracia, frente a la plaza central, a 36 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Córdoba por ruta provincial 5.

ESTANCIA CAROYA

Es el primer establecimiento rural organizado por la Compañía en 1616. Se vendió en 1661 al presbítero Ignacio Duarte Quirós, fundador del Colegio Convictorio de Monserrat, quien la donó

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para sostenimiento de dicho Colegio y para que la casa sirviera de residencia de vacaciones para los internos del mismo. Entre 1814 y 1816 fue utilizada como fábrica de armas para el  Ejército del Norte durante las guerras de la independencia nacional. En 1854 pasa a propiedad del gobierno nacional, disponiendo el Presidente Avellaneda, en 1876, que en sus tierras se funde una colonia de inmigrantes procedentes de la región del Friuli (Italia), quienes se instalan en la Estancia en 1878 hasta que se organiza definitivamente el nuevo poblado en sus inmediaciones. Actualmente la Estancia es Monumento Histórico Nacional y Provincial.

Plano de la Estancia

La Estancia de Caroya comprende la Residencia organizada alrededor de un amplio claustro central, la capilla, el perchel, el tajamar, restos del molino y de las acequias y las áreas dedicadas a quinta. Constituye un

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destacado ejemplo de arquitectura residencial en el medio rural, por tratarse básicamente de una casona centrada en el gran patio y su claustro, con

las dependencias reservadas para los alumnos del Colegio Convictorio de Monserrat y la pequeña capilla de piedra. El edificio de la residencia muestra rasgos arquitectónicos típicos de los siglos XVII, XVIII y XIX, marcando las distintas etapas de intervención y de utilización de la casa. La construcción se realizó con materiales locales (piedra de cantería, adobes, ladrillos, vigas y aberturas de algarrobo, tejas españolas hechas a mano y rejas de hierro forjado en el lugar).

Imágenes

    

Paisaje

La Estancia de Caroya se ubica en el borde de la localidad que lleva su mismo nombre, la densidad de su población es baja y la naturaleza asume un rol protagónico brindando un marco especial, permitiendo recrear el paisaje contemplado por los habitantes de siglos pasados.

Ubicación

Sector oeste de la planta urbana de la ciudad de Colonia Caroya, a 44 km. al norte de la ciudad de Córdoba por ruta nacional 9.

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ESTANCIA JESÚS MARÍA

La Estancia de Jesús María fue el segundo núcleo productivo del sistema organizado por la Compañía de Jesús. Se construyó a partir de 1618 en las tierras que los indígenas sanavirones reconocían con el nombre de Guanusacate. Se encuentra a 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba, cuatro kilómetros más al norte de la Estancia de La Caroya. Su ubicación no es fortuita: por allí pasaba el camino real hacia la capital del Virreinato.

Concentraba a los aborígenes que eran asalariados y a cerca de trescientos esclavos, comprados en el puerto de Buenos Aires, que llevaban la mayor carga de trabajo.

Esta estancia se caracterizó por su producción vitivinícola, que alcanzó tal grado de calidad y desarrollo, que su fama trascendió las fronteras y se prolonga hasta nuestros días. El lagrimilla, exquisito vino elaborado a partir

del mosto de 48 mil cepas cultivadas, poseía un sabor tan singular que lo llevó a convertirse en el primer vino americano degustado en la mesa real de Felipe V en Madrid. Aún se conservan en la galería los espacios donde se colocaban las piedras

para moler las uvas.

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Plano de la Estancia

Mitad monasterio y mitad factoría, los ranchos destinados a los indios y a los esclavos, fueron cambiando por las construcciones de ladrillo, piedra y teja, características de la Orden. La Estancia de Jesús María incluye la iglesia, la residencia y la bodega, restos de antiguos molinos, perchel y tajamar. Construida alrededor de un patio central cerrado en dos costados por un claustro de dos niveles, es notable la arquitectura de sus arcos de medio punto superpuestos.

Patio central y claustros

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La iglesia, de fachada sobria y nave única abovedada posee un exterior sobrio; muestra en su interior una importante cúpula central ornamentada con relieves que denotan las manos de los artistas aborígenes.

Iglesia San Isidro Labrador: fachada y cúpula

Junto a la sacristía, la elegante espadaña de piedra completa la arquitectura de la finca.

Espadaña

Luego de la expulsión de la Orden, la Estancia de Jesús María pasó a manos privadas hasta que en 1941 fue adquirida por el gobierno nacional y declarada Monumento Histórico. A partir de 1946, funciona como Museo Jesuítico Nacional, recreando las condiciones originales del emprendimiento.

En la planta baja de la estancia, lugar donde se elaboraba el famoso vino, hoy se encuentra una profusa colección de piezas arqueológicas de la zona. Un recorrido por las salas muestra imágenes religiosas, crucifijos, litografías, monedas y medallas, hasta llegar al tesoro jesuítico de Jesús María: la Inmaculada de madera, el Cristo de la Paciencia, los querubines legados por los guaraníes y otras tallas de impactante contextura americana. Han desaparecido las construcciones destinadas a las habitaciones de indios y esclavos, así como los campos de cultivo y pastoreo.

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Paisaje

Al igual que Caroya, la Estancia Jesús María, se convirtió en el punto de partida para el desarrollo de la ciudad que hoy lleva su nombre. Posee atractivos lugares naturales para visitar. Su densidad poblacional es baja y a sus alrededores pueden observarse extensos campos de cultivo y cría de ganado.

Ubicación

Se encuentra en el sector periurbano noroeste de la planta urbana de la ciudad de Jesús María, a 48 km. al norte de la ciudad de Córdoba por ruta nacional 9.

ESTANCIA LA CANDELARIA

La Estancia de La Candelaria está enclavada en plena sierra. Sus gruesos muros de piedra, con sólo dos puertas de acceso y pequeñas aberturas, nos hablan de una actitud defensiva ante eventuales ataques aborígenes. Organizada y consolidada a partir de 1683, la Estancia de la Candelaria constituyó el mejor ejemplo de un establecimiento rural serrano productor de ganadería extensiva, fundamentalmente mular, destinado al tráfico de bienes desde y hacia el Alto Perú. Por otra parte, las condiciones geográficas del medio de localización hacían bastante difícil el desarrollo de actividades agrarias en gran escala. Luego de la expulsión de los jesuitas, la Junta de

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Temporalidades procedió al desmembramiento de la gran propiedad en sucesivas ventas. El casco de la estancia, declarado Monumento Histórico Nacional en 1941, fue adquirido por el Gobierno de la Provincia de Córdoba en 1982, siendo destinado a centro de interpretación de la vida rural.

Plano de la Estancia

La Estancia de La Candelaria comprende la capilla, la residencia y locales anexos, las ruinas de la ranchería (habitaciones construidas por simple apilamiento de piedras con techo de paja destinadas a los esclavos), corrales, restos de tajamar, molino y acequias. Se trata de una tipología única de la provincia de Córdoba, constituyendo una situación intermedia entre fortín y residencia con santuario. 

Es notable la fachada de la iglesia, compuesta por una sola nave coronada por una espadaña barroca que es la única silueta que se destaca por sobre la horizontalidad del conjunto.

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Fachada de la Iglesia

El interior de la capilla, simplemente ritmado por pilastras y cubierto con tirantería de madera, conserva el retablo original de mampostería, trabajado a la manera de una fachada con pilastras y columnillas, pudiendo admirarse una antigua talla en madera de la Virgen de la Candelaria.

   

Paisaje

La Estancia de La Candelaria se asienta sobre un paisaje de pampa de altura en el macizo serrano. Caracterizada fuertemente por la conservación de muchos de los rasgos originarios del paisaje.

Ubicación

Paraje rural de la pampa de San Luis, en el Departamento Cruz del Eje, al noroeste del territorio provincial, aproximadamente a

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220 kilómetros de la ciudad de Córdoba por ruta nacional Nº 38 y a 73 kilómetros de la ciudad de Cruz del Eje.

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ESTANCIA SANTA CATALINA

La Estancia de Santa Catalina, fundada en 1622, es la más grande de todas. Su iglesia es uno de los mejores ejemplos del llamado "barroco colonial" en Argentina, con marcada influencia de la arquitectura barroca centroeuropea. La Estancia fue el gran centro de producción pecuaria (con miles de cabezas de ganado vacuno, ovino y mular), amén del obraje con sus telares y aparejos, la herrería, la carpintería, el batán, los dos molinos, el gran tajamar y su alimentación subterránea de agua que venía desde Ongamira, en las sierras, a varios kilómetros de distancia. Tras la expulsión de la Compañía, fue adquirida por don Francisco Antonio Díaz en subasta promovida por la Junta de Temporalidades, permaneciendo en propiedad de la familia hasta nuestros días, en que continúa siendo utilizada como residencia de descanso y vacaciones. Fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941.

La Estancia de Santa Catalina comprende la iglesia monumental, la residencia con sus tres patios y locales anexos, las ruinas del noviciado, la ranchería (las habitaciones para esclavos), el tajamar, restos de acequias y molinos. Conservada casi en su totalidad, es la más amplia de todas las Estancias, estructurada alrededor de tres patios.

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Plano de la Estancia

La iglesia, de imponente fachada, posee dos torres y portal en curva. Su gran cúpula y el atrio sobre elevado, denota una cierta influencia de la arquitectura barroca centroeuropea, tanto en el empleo de las pilastras y frontones curvos que enmarcan el portal de acceso como en las torres gemelas que flanquean la fachada. 

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El interior, de armoniosas proporciones, tiene una sola nave que culmina en la cúpula sobre el crucero, destacándose el gran retablo del altar mayor, tallado en madera y dorado, con sus imágenes de culto y el lienzo que representa a la santa patrona

de la estancia. También se conservan en la iglesia las valiosas imágenes del Señor de la Humildad y la Paciencia y de un Cristo crucificado, imagen de vestir y talla en madera policromada respectivamente. Junto a la iglesia se halla el antiguo cementerio de los religiosos, al cual se accede por un

magnífico portal barroco cóncavo, resaltado por el coronamiento curvo y enmarcado por pilastras y columnas.

Retablo del altar mayor

Imágenes

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Patio de servicio

Fachada principal

Paisaje

Santa Catalina está enclavada en el corazón de una planicie suavemente ondulada rica en vegetación: árboles, ríos, y paisajes pintorescos. La naturaleza abraza al visitante y le ofrece una paz silenciosa para contemplar la belleza de la Iglesia, la residencia y las demás construcciones. En el fondo, la visión lejana del cordón de las Sierras Chicas y su continuación hacia el norte, completa su magnífico paisaje.

Ubicación

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Se halla en un paraje rural a unos 20 kilómetros al noroeste de la ciudad de Jesús María, a 70 kilómetros de la ciudad de Córdoba por ruta nacional 9 hasta Jesús María y luego por camino provincial secundario.

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ANEXO 1: Glosario (en orden de aparición)

Claustro: Galería que cerca el patio principal de una iglesia o convento.

Bóveda: Obra de fábrica curvada, que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o varios pilares.

Retablo: Obra de arquitectura, hecha de piedra, madera u otra materia, que compone la decoración de un altar.

Barroco: Se dice de un estilo de ornamentación caracterizado por la profusión de volutas, roleos y otros adornos en que predomina la línea curva, y que se desarrolló, principalmente, en los siglos XVII y XVIII (ver ANEXO 2).

Perchel: Aparejo de pesca, consistente en uno o varios palos dispuestos para colgar las redes.

Tajamar: Represa o dique pequeño.

Acequia: Zanja o canal por donde se conducen las aguas para regar y para otros fines.

Tahona: Molino de harina cuya rueda se mueve con caballería.

Ermita: Capilla o santuario, generalmente pequeño, situado por lo común en un sitio despoblado y que no suele tener culto permanente.

Colegio Convictorio: En los colegios de jesuitas, departamento donde viven los educandos.

Nave: Cada uno de los espacios que entre muros o filas de arcadas se extienden a lo largo de los templos u otros edificios importantes.

Listón: Moldura de sección cuadrada y poco saliente.

Moldura: Parte saliente de perfil uniforme, que sirve para adornar o reforzar obras de arquitectura, carpintería y otras artes.

Fitomorfo: con forma de planta o vegetal.

Columna salomónica: la que presenta su fuste contorneado en forma helicoidal (enroscado).

Fuste: cuerpo de una columna.

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Coronamiento: Adorno que se pone en la parte superior del edificio y le sirve como de corona.

Pilastra: pilar o columna adosada a un muro.

Aparear: Arreglar o ajustar una cosa con otra, de forma que queden iguales.

Crucero: Espacio en que se cruzan la nave mayor de una iglesia y la que la atraviesa.

Fachada: Paramento exterior de un edificio, generalmente el principal (“el frente”).

Pedemonte: (o piedemonte) parte baja de un monte.

Cúpula: Bóveda en forma de una media esfera con que suele cubrirse todo un edificio o parte de él.

Espadaña: Campanario de una sola pared, en la que están abiertos los huecos para colocar las campanas.

Frontón: Remate triangular de una fachada o de un pórtico. Se coloca también encima de puertas y ventanas.

Cóncavo: Dicho de una curva o de una superficie: que se asemeja al interior de una circunferencia o una esfera.

Convexo: Dicho de una curva o de una superficie: que se asemeja al exterior de una circunferencia o de una esfera.

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ANEXO 2: Algunos conceptos sobre el estilo Barroco

1. Introducción al estilo

El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir las artes visuales (el «estilo barroco») y que, partiendo desde diferentes contextos histórico-culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura, arquitectura, escultura, pintura, música, ópera, danza, teatro, etc. Se manifestó principalmente en Europa occidental, aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. Cronológicamente, abarcó todo el siglo XVII y principios del XVIII, con mayor o menor prolongación en el tiempo dependiendo de cada país.

Durante mucho tiempo (siglos XVIII y XIX) el término «barroco» tuvo un sentido peyorativo, con el significado de recargado, engañoso, caprichoso, hasta que fue posteriormente revalorizado a finales del siglo XIX.

El arte se volvió más refinado y ornamentado, adoptando formas más dinámicas y efectistas que las del período clásico que lo precedió.

2. El barroco en la arquitectura

La arquitectura barroca asumió formas muy dinámicas, con una exuberante decoración y un sentido escenográfico de las formas y los volúmenes. Cobró relevancia la modulación del espacio, con preferencia por las curvas cóncavas y convexas, poniendo especial atención en los juegos ópticos y el punto de vista del espectador.

Fachada de San Carlo alle Quattro Fontane (1634-1640), de Francesco Borromini, Roma.

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También cobró una gran importancia el urbanismo, debido a los monumentales programas desarrollados por reyes y papas, con un concepto integrador de la arquitectura y el paisaje.

Palacio de Versalles, de Louis Le Vau y Jules Hardouin-Mansart (1669-1685).

En España, el barroco se fue introduciendo paulatinamente sobre todo en la recargada decoración interior de iglesias y palacios, donde los retablos fueron evolucionando hacia expresiones de cada vez mayor magnificencia. Esto se repitió luego en el barroco colonial.

3. El barroco colonial

En América, el Barroco se desarrolló desde mediados del siglo XVII hasta los comienzos del siglo XIX, presentando características originales a causa de la conjunción de las influencias españolas y la del arte precolombino.

La iglesia constituyó un elemento de extraordinaria influencia en el medio americano. Particularmente la Compañía de Jesús, trajo hasta este lado del Atlántico su estilo arquitectónico para la construcción de las obras que les permitieran llevar a cabo su misión evangelizadora.

En el Río de la Plata existieron diferentes regiones estilísticas: Buenos Aires y la región pampeana; la Mesopotamia, donde se hallaban las misiones guaraníes; Córdoba y el centro del territorio de la actual Argentina; el noroeste de la actual Argentina, estrechamente vinculado con el Alto Perú (actual Bolivia).

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ANEXO 3: Un dato curioso de la ciudad de Córdoba

El Arquitecto cordobés Miguel Angel Roca fue Secretario de Obras Públicas (1979-1981) y de Desarrollo Urbano (1993) de la Municipalidad de la ciudad de Córdoba. Durante su gestión, realizó una serie de intervenciones urbanas tendientes a revalorizar el patrimonio histórico y cultural de la ciudad.

Entre ellas se pueden observar las siluetas de los edificios históricos más importantes dibujadas en las veredas que los circundan, como si se tratara de espejos que reflejan sus fachadas.

Veredas de la Catedral

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Cabildo

Catedral

Colegio de Monserrat – Manzana Jesuítica

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Fuentes:

http://200.16.25.5/areas/institucional/museov/dfzpital.swf

http://arq.unne.edu.ar/sitioanterior/catdep/arq/hyc2/documentales/arg_comp/index.htm

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http://regiontraslasierra.com.ar/manzana-y-estancias-jesuiticas-de-cordoba.htm

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