3
20 interviu.es 7/3/2011 7/3/2011 interviu.es 21 MEMORIA HISTÓRICA Los muertos no callan 82 FAMILIAS SE SOMETEN A PRUEBAS DE ADN PARA COTEJARLAS CON LOS RESTOS DE 55 FUSILADOS EN CÓRDOBA Se acerca el final del sufrimiento para medio centenar de familias que tienen un ser querido en una fosa común en Aguilar de la Frontera (Córdoba). Después de 75 años, han recuperado los cuerpos y ahora se someten a pruebas de ADN para identificar a los fusilados. Una ONG y dos laboratorios son los artífices de este proyecto costeado con dos subvenciones. Aspecto de una de las fosas del cementerio de Aguilar de la Frontera (Córdoba) en mayo pasado, cuando comenzó la recuperación de los cuerpos de los fusilados que ahora se están identificando. A la derecha, Antonio Espino, uno de ellos, en una foto del servicio militar, en 1922. • Texto: Ana María Pascual • Fotos: Juan Manuel Vacas E2-GRA FICO Fosas-1819F.indd 20-21 4/3/11 10:53:00

los muertos no callan

Embed Size (px)

DESCRIPTION

pdf aremehisa

Citation preview

Page 1: los muertos no callan

20 interviu.es 7/3/2011 7/3/2011 interviu.es 217/3/2011 interviu.es 21

MEMORIA HISTÓRICA

Los muertos no callan82 FAMILIAS SE SOMETEN A PRUEBAS DE ADN PARACOTEJARLAS CON LOS RESTOS DE 55 FUSILADOS EN CÓRDOBA

Se acerca el � nal del sufrimiento para medio centenar de familias que tienen un ser querido en una fosa común en Aguilar de la Frontera (Córdoba). Después de 75 años, han recuperado los cuerpos y ahora se someten a pruebas de ADN para identi� car a los fusilados. Una ONG y dos laboratorios son los artí� ces de este proyecto costeado con dos subvenciones.

Aspecto de una de las fosas del cementerio de Aguilar de la Frontera (Córdoba) en mayo pasado, cuando comenzó la recuperación de los

cuerpos de los fusilados que ahora se están identifi cando. A la derecha, Antonio Espino, uno de ellos, en una foto del servicio militar, en 1922.

• Texto: Ana María Pascual • Fotos: Juan Manuel Vacas

E2-GRA�FICO Fosas-1819F.indd 20-21 4/3/11 10:53:00

Page 2: los muertos no callan

22 interviu.es 7/3/2011 7/3/2011 interviu.es 23

❶ Extracción de dos piezas dentales de cada calavera para obtener el ADN de la persona fallecida y enterrada en la fosa. El perfi l genético se cruzará con el de los posibles familiares vivos para intentar establecer la identidad del muerto.

❷ Los arqueólogos Jorge Cepillo Galvín y Virginia Barea Pareja, miembros de Aremehisa, estudian los restos de un asesinado y hallan pruebas de su muerte violenta, como la entrada de una bala en el cráneo.

❸ En cada caja se encuentran los restos de una persona. Gracias a la labor previa del antropólogo, se pudo recomponer cada uno de los 55 esqueletos hallados en una fosa del cementerio de Aguilar de la Frontera (Córdoba).

❹ Bala de fusil Mauser, armamento ofi cial de la Guardia Civil. También se han hallado balas de revólver Lefaucheux, propio de los carlistas; y de Winchester americano, de ofi ciales de caballería retirados.

❺ Se van desvelando en el laboratorio las incógnitas en torno a esas 55 personas: cómo murieron, su edad, su estatura, sus características físicas, su género, los rastros de tortura. Ahora hay que ponerles nombres.

■ La munición hallada en los cráneos 75 años después permite saber que quienes dispararon fueron guardias civiles, carlistas y hasta un ofi cial de caballería retirado

Huele a humedad, a tierra mojada, a caverna fría. Y sin embargo la habitación –una nave grande– es asép-

tica como un laboratorio y está bien acondicionada. El olor es tenue, pero persistente; proviene de unas cajas de plástico apiladas en estanterías de me-tal. Ahí están los restos de 55 fusilados en julio y agosto de 1936 por los adeptos al bando de los sublevados contra la Re-pública. Eran siete mujeres y 48 hom-bres, la mayoría jornaleros y albañiles. Ese es su olor, el olor de la fosa común en la que han estado entremezclados unos con otros casi 75 años.

Entre mayo y septiembre de 2010, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa), de Córdoba, ha conseguido exhumar 55 cuerpos de cin-co fosas comunes en el cementerio mu-nicipal. Estos días se está acometiendo la segunda fase del proyecto: determi-nar de quién son los huesos y entre-garlos a los familiares. El lugar donde descansan momentáneamente los res-tos de los represaliados es un local en el mismo cementerio de Aguilar de la Frontera (13.000 habitantes). Es un im-

provisado laboratorio donde un equipo de antropólogos, arqueólogos y forenses ha logrado recomponer los esqueletos y saber a qué cuerpo pertenece cada hueso. Desde hace unos meses, las osa-mentas esperan en cajas de plástico a que las pruebas de ADN digan cuáles son sus nombres y sus familias.

SUBVENCIÓN DE 57.000 EUROS

Rafael Espino es el presidente de Are-mehisa. Él mismo tiene familiares recu-perados de las fosas, pero aún no sabe qué cajas contienen los restos de seres queridos, entre ellos, su abuelo, Antonio Espino Jiménez, un jornalero con cuatro hijos fusilado en la madrugada del 1 de agosto del 36. Su asociación recibió una subvención del Ministerio de la Presi-dencia de 49.000 euros para la interven-

ción de cinco fosas comunes; y después otra, de 57.000, para esta fase de iden-ti� cación de los cuerpos. Sin embargo, no tienen subvención para la exhuma-ción de los restos humanos que puedan aparecer en otra fosa común el verano próximo. “En ese caso se trabajará gra-tis. El mismo equipo que recuperó los 55 cuerpos trabajará este verano de manera altruista”, explica Rafael Espino.

Aremehisa fue una de las asociacio-nes que denunciaron en 2008 ante la Audiencia Nacional las desapariciones forzosas de miles de españoles en la Guerra Civil y el franquismo, y que soli-citaron la apertura de las fosas. “Apartar a Garzón de la causa puso de mani� esto lo enquistado que está ese tema en Espa-ña”, opina el presidente de Aremehisa. No obstante, su asociación lleva desde 2006 luchando para recuperar a los fu-silados del pueblo y de las localidades vecinas. “Pensamos que puede haber en el cementerio unos 200 cuerpos de repre-saliados”, cuenta Espino.

En la zona de la campiña cordobesa, los días posteriores al levantamiento militar de julio de 1936 hubo una gran matanza; sobre todo durante la toma de Puente Genil por las tropas franquistas.

La arqueóloga Virginia Barea muestra a Rafael Raya Bonilla, nieto de represaliado, la que podría ser la calavera de su abuelo, fusilado el 28 de julio de 1936. 3

E2-GRA�FICO Fosas-1819F.indd 22-23 4/3/11 10:54:02

Page 3: los muertos no callan

24 interviu.es 7/3/2011 7/3/2011 interviu.es 25

❻ Carmen Bonilla Jiménez, vecina de Aguilar, de 79 años, quiere recuperar los restos de su padre, José Bonilla Varo, jornalero del pueblo, que fue fusilado a los 33 años, el 28 de julio de 1936. La forense recoge muestras suyas de ADN.

❼ Luisa Ríos Martínez, de 80 años, va a enterrar a su padre, José Ríos Luque, albañil fusilado el 31 de agosto de 1936, junto a su esposa. Eso será cuando se identifi quen sus restos.

❾ En polvo convierten las piezas dentales, después de someterlas a luz ultravioleta para eliminar la posible contaminación. El último paso es cruzar los resultados de ADN de los familiares y de los muertos.

❽ Al laboratorio que colabora con Aremehisa, en Sevilla, llegan los hisopos con las muestras de los familiares y las piezas dentales para obtener los perfi les genéticos. Las muelas deben ser descontaminadas primero.

“En Aguilar, a los fusilados los enterraron en unas fosas que ya estaban hechas en el cementerio”, dice Espino. El camposanto de esta localidad cordobesa se inaugu-ró en 1929; en 1936 estaba casi vacío. Había unas 600 fosas de tres metros de profundidad preparadas para cobijar a los difuntos.

Setenta y cinco años después, Carmen Bonilla Jiménez, de 79 años, espera en su casa, algo nerviosa, la visita de Vir-ginia Barea, una de las arqueólogas que colaboran con Aremehisa. Va a someter-se a una prueba para obtener su ADN y compararlo con el de los cuerpos de los represaliados. El objetivo es locali-zar a su padre, José Bonilla Varo, fusi-lado con 33 años, el 28 de julio de 1936. Virginia introduce el hisopo de algodón en la boca de la anciana y lo frota en el interior de la mejilla. “Cuando me en-treguen su cuerpo, lo enterraré en el ce-menterio, el mismo donde ha estado todo este tiempo, pero decentemente, para que descanse con dignidad, en un nicho junto a uno de sus hijos, mi hermano”, anuncia Carmen Bonilla.

Ochenta y dos familias de toda España han contactado con Aremehisa para in-teresarse por los cuerpos recuperados. Sospechan que uno de ellos puede ser su padre o su abuelo, fusilado en ese pueblo. “A � nales de septiembre de 2011 tiene que estar acabado este proyecto. Para entonces ya sabremos qué familias pueden enterrar a sus seres queridos”, dice el presidente de Aremehisa.

Luisa Ríos Martínez, de 80 años, tam-bién recibe la visita de la arqueóloga de Aremehisa para obtener su muestra de ADN. Esta mujer ya tiene decidido dón-de enterrará a su padre, José Ríos, que yace desde hace 75 años en una fosa común. “Descansará junto a mi madre. Entonces sí que iré al cementerio. No he ido nunca, ni cuando murió mi madre,

sabiendo que allí estaba mi padre como un perro”.

Al mismo tiempo, en el improvisado laboratorio del cementerio, Jorge Cepi-llo, otro arqueólogo, extrae dos muelas a cada una de las calaveras. Las piezas dentales y los huesos largos, como el fé-mur, son las mejores partes del cuerpo para extraer el ADN. Las muelas y los hisopos se enviarán después a un labo-ratorio en Sevilla que colabora con Are-mehisa. Allí, una vez obtenido el per� l genético, se cruzarán los resultados de los familiares con los de los fallecidos.

LO QUE DICEN LOS MUERTOS

La recuperación e identi� cación de los cuerpos de los fusilados durante la Gue-rra Civil y la posguerra se ha converti-do en una riquísima fuente histórica. A través del examen de los huesos, se sabe cómo murieron esas personas, si fueron torturadas antes, qué munición acabó con sus vidas y, por tanto, quiénes pudieron apretar el gatillo.

El equipo de Aremehisa ha reconstrui-do lo que ocurrió en los alrededores de ese cementerio, donde pueden yacer hasta 200 cuerpos de fusilados. Los fo-renses han llegado a extraer hasta cua-tro tipos de munición de los cráneos: de fusiles Mauser y de revólveres de 9 milí-metros Parabellum, armas o� ciales de la Guardia Civil; de ri� e Winchester Ame-ricano, un arma propia de los o� ciales de caballería; y de revólveres franceses Lefaucheux, empleados por los carlistas. En Aguilar existía una sede de esa co-rriente, integrada luego en Falange.

Otra de las cosas que se saben ya es que en muchos casos los represalia-dos eran acribillados dentro de las fo-sas. “Los metían vivos, maniatados con alambre, y luego disparaban”, añade Rafael Espino. ■

■ “Sabiendo que mi padre estaba allí como un perro, no he ido nunca al cementerio”, cuenta Luisa, de 80 años

La asociación Aremehisa denunció

en 2008 en la Audiencia Nacional la desaparición de unos

doscientos vecinos en la Guerra Civil y el franquismo; hoy ya ha abierto cinco

fosas y recuperado 55 cuerpos.

[email protected]

3

JUAN

CAR

LOS

DE

LAM

ADRI

DJU

AN C

ARLO

S D

E LA

MAD

RID

E2-GRA�FICO Fosas-1819F.indd 24-25 4/3/11 10:54:48