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1
Tesis de grado
LOS ROSTROS OCULTOS DE LA SOBRE-EXIGENCIA APRENDIDA: MIRADA CRÍTICA DESDE
UNA SOCIEDAD DISCAPACITANTE
Autora
LAUDITH VERA LASTRE
Asesora
ESTELA BEATRIZ QUINTAR
Universidad de Manizales
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Maestría en Educación desde la Diversidad
Manizales, Colombia
2016
3
TABLA DE CONTENIDO
Resumen
1. Capítulo I:
Metalectura del Proceso de Investigación Critiva. Recorriendo el
camino…...………………………………………...……………………………………....8
1.1 La escucha, dispositivo para la comprensión………………………………….........12
1.1.1 Escuchar-me como herramienta de ampliación de conciencia…............................14
1.1.2 La escucha del otro y el escuchar-nos como apuesta política…..............................15
1.2 Resemantización: El tránsito hacia la Ampliación de conciencia………………..…18
2. Capítulo II:
La sobre- exigencia subliminal de la modernidad instrumental…………………….….21
2.1 El abrumo en la sobre-exigencia: Caminando sin darse cuenta…….…….………....24
2.1.1 Sobre-exigencia como forma de relación………….…..…………..……...…….27
2.1.2 El dinero como valor social………………...………………………………..….36
2.2 De la sobre- exigencia a la Ansiedad……….………………………………………37
2.2.1. El malestar y el enojo…………………...……..…………………………..39
2.3 Subordinación complaciente…..…...……………………….………………………..43
3. Capítulo III
Recorte de realidad…………………...………………………….…..…………………50
3.1 Comprensión del Campo de conocimiento…………………………..………….…..52
3.1.1. Referente empírico (sujetos de investigación)…..…..……………….. ….56
3.1. 2 Campo de conocimiento…………………………………………………..60
3.1.3 Instrumentos de recolección de datos……………………………………...61
3.2 Recorte de realidad de especificidad histórica………..………………..…………..62
3.2.1 Reflexión desde los observables en estudiante…………..……...…….….62
3.2.1.1 Miedo a la soledad……………………………………………….64
4
3.2.2 Reflexión desde los observables en cuidadores…………..……………………..67
3.2.3. Relaciones y categorías emergentes…………………………………..…….…..78
4. Capítulo IV
4.1. A manera de Conclusiones………..…………………………………………….85
4.2. Construcción de un campo problemático………...………………………….....85
4.3. Algunos campos problemáticos abiertos………………………………….……90
Referencias Bibliográficas……………………………….…………………………………….92
5
TABLA DE ESQUEMAS
Esquema N° 1: Matriz epistémica………………………………………………………………...9
Esquema N° 2: Hilos de sentido…………………………………………………………………19
Esquema N° 3: Hilos de sentido, hacia el campo problemático………………………………...50
Esquema N° 4: Matriz antropo- pedagógica…………………………………………………….61
CUADRO DE TABLAS
Tabla N° 1: Estudiantes que componen en recorte de realidad…………………………..….. 57
Tabla N° 2:Cuidadores que componen el recorte de realidad………………………………....58
Tabla N° 3: Frente a los Sentir sobre el pasado…………...................…………………..……..68
Tabla N° 4: Frente a los Sentir sobre el futuro…………...................……………………...…..74
6
RESUMEN
Esta tesis es un apéndice del macroproyecto de la Cohorte XX de la Maestría en
Educación desde la Diversidad que parte de los procesos Didacto-biográficos en una apuesta
metodológica de Didáctica No Parametral. Esta propuesta investigativa, intenta desarrollar el
pensamiento crítico en el docente, con el fin de construir conocimiento histórico a través de la
hermenéutica del pensamiento.
Esta forma de hacer conocimiento tiene y tuvo dos fuentes nodales: la epistemología de
la conciencia histórica o del presente potencias de Hugo Zemelman y la Didáctica No Parametral
o didáctica del sentido, que traduce en los procesos formativos las cuestiones metodológicas que
hacen posible el producir conocimiento y conocimiento histórico a partir de asumirnos como
sujetos históricos.
El presente trabajo de investigación en Didáctica No Parametral, parte de una apuesta
epistémico – y por ende política- y metodológica de cuño crítico hermenéutico. Desde esta
apuesta de formación crítica como toma de distancia, se comprende que los problemas socio
culturales no están por “fuera” de los sujetos, sino que somos nosotros mismos, como sujeto
institucionalizados, quienes con ropaje distinto, reproducimos prácticas, relaciones y
representaciones de sometimiento; por lo que el gran desafío de conocimiento es ampliar
conciencia de lo que somos, qué deseamos y cuáles son nuestras alternativas de futuro
En esta propuesta, la realidad es una construcción propia y personal, en términos
metodológicos por la afectación estracturante, que desde mi vivencia es reconocida como sobre-
exigencia, herramienta de camino, alimentada de las marcas y huellas vitales que aportan a la
construcción de mi subjetividad, es organizadas a través de hilos de sentido, y alimentada por
las emociones y palabras subsidiarias; los hilos de sentido son entendidos como una herramienta
7
que facilita la estructuración del pensamiento, y permite construir conocimiento de la afectación
estructurante.
El presente escrito, es parte de los resultados de este trasegar por uno de los dispositivos
didácticos privilegiados de esta apuesta epistémica, metodológica y pedagógico didáctica, la
didactobiografia que, como maestrantes, hemos construido caminando a la construcción de
conocimiento histórico de nosotras mismas como sujetos históricos y emergentes de una época.
8
1. CAPÍTULO I
1.1 METALECTURA DEL PROCESO DE INVESTIGACIÓN CRÍTICA.
RECORRIENDO EL CAMINO
“Cuando experimentamos algo, actuamos sobre ello,
hacemos algo con ello: después sufrimos o padecemos las
consecuencias” Dewey (1919 -2002) pág. 124
La didáctica No Parametral parte del relato auto-biográfico para descubrir qué síntomas
personales resuenan en lo social, es decir, como lo de un individuo es la historia de varios y, en
ese sentido, construir teoría de lo subjetivo para explicaciones objetivas como la política y las
instituciones sociales y, a partir de allí, constituir postulados propios que le sirvan al proceso de
descolonización y a la consolidación de un pensamiento latinoamericano.
Este proceso de darme cuenta inicia al transitar uno de los dispositivos privilegiados de
esta apuesta epistémica1, metodológica y pedagógico- didáctica, denominada didactobiografía
2,
en este ejercicio escritural sale a luz que la “sobre –exigencia” es una actitud constante que ha
articulado mi vida y prevalece en mi accionar cotidiano como disposición para relacionarme,
expresada de manera inconsciente, pero identificable mediante un campo emocional que irrumpe
mediante la ansiedad, que compone ese campo con angustia, enojo, frustración, miedo, y
complacencia; emociones que también tienen presencia en el inconsciente colectivo y a su vez
configuran la realidad.
1 Hugo Zémelman, Pensar Teórico, pensar epistémico. Los Retos de las ciencias sociales Latinoamericanas. México.
Ipecal 2 Estela Quintar. Instrumento metodológico (escritural). Escrito que emerge del subconsciente y en el que se va
construyendo memoria de sí, da cuenta de la historia de vida del sujeto, de su configuración como sujeto social. Su fin es agitar la conciencia histórica
9
En términos metodológicos, la siguiente matriz epistémica, (esquema N° 1), da cuenta
del proceso investigativo transcurrido, que inicia como primer trabajo de campo en la
recuperación de memoria histórica a través de la didacto-biografia, necesaria para encontrar el
lugar simbólico en el que me reconozco como afectación estructurante, y en el que se articulan
por medio de hilos de sentido las marcas vitales y síntomas que han contribuido a la
construcción de mi subjetividad para ampliar conciencia de lo que soy.
Esquema N° 1: Matriz Epistemica.
La Didacto-biografía como ejercicio escritural pasa por varias fases, dependiendo, del
grado de donación de experiencias de los participantes. En el caso particular, tímido y con algo
de angustia ante la exposición, debido a que, se debe ser escuchado en la voz de los otros. En
otros momentos, puede llegar a ser doloroso, la regresión al pasado y los recuerdos pasan por la
memoria del corazón y no todos serán gratos. Esta situación puede generar bloqueos que
impidan una fluidez descriptiva, donde se asoma una temerosa evasión.
10
Lo que permite la fluidez en el ejercicio escritural y el tránsito exitoso por la metodología
son los círculos de reflexión3, espacio en el que varios participantes con campos emocionales
afines hacen devolución fraternal de los escritos. Estos encuentros permiten una lectura de la
realidad intersubjetiva desde la conexión con el sujeto y el sentir, afloran amorosamente marcas
vitales en los escritos como el miedo, el dolor, la angustia, la frustración, la ambivalencia, la
impotencia, entre otras.
Desentrañar la sobre-exigencia de las maestrantes, situaciones que resuenan en otros a
quienes no se conocen pero, cuyas historias comparten el mismo trasegar, se convierte en la
oportunidad de observar, en un estado de alerta, lo que le sucede a la sociedad y, en últimas, a
cada individuo, culpable por obra, por omisión, por complicidad, por autoritario, por ingenuo. Y
desde allí cambiar la realidad o por lo menos, ser consciente del papel hegemónico que
representa en cada uno de sus roles sociales.
¿Qué sujetos sociales configuran la sobre-exigencia? ¿Qué subjetividades políticas
emergen en los roles, sus prácticas y relaciones? Estas entre otras preguntan nos llevan a activar
estos conceptos y/o categoría en la construcción de fenómenos sociales devenidos de la
experiencia propia como sujetos históricos y concretos.
Adentrarse en la profundidad del campo emocional como parte de un proceso de
investigación crítica puede resultar en una experiencia aversiva, por lo tanto, no es extraño que
exista en un primer momento algo de negación y rechazo a la experiencia que lo saca a uno de lo
conocido y lo lleva a la comprensión de su realidad; “Toda experiencia aversiva, ya lo sabemos,
provoca respuestas emocionales dolorosas. La ansiedad se acumula en tales circunstancias”
(Toro Trallero , 1985, pág. 42) A lo largo de este proceso de retorno sobre mi propia experiencia,
me pude dar cuenta que la “ansiedad” tiene presencia en las formas como me relaciono en la
vida. Entonces, al transitar este proceso, de forma particular no solo me llevo a darme cuenta de
3 Estela Quintar
11
esta situación, sino que me expuso de cara a mis emociones desde la conciencia, pero ahora con
la comprensión para hacerles frente.
Después de haber atravesado unos cortos momentos de negación ante el regreso al pasado
como lugar de comprensión del presente, he asumido como ya lo he dicho, que mi vida es el
producto de la sobre-exigencia, como concepto estructurante fruto de una educación familiar y
estatal como instituciones formadoras, de una determinada época, donde el esfuerzo y las
exigencias de ser “exitosos” garantizaban mejores condiciones de vida y movilidad social, lo que
coarta, en gran medida, la posibilidad de ser niño y de decidir quién se quiere ser, para cargar
con las expectativas familiares, la responsabilidad económica de las familias y de sueños
frustrados de otros, todo con el fin, de acceder a una “sociedad exigente” en sus estilos de vida
pero “sórdida” en la formación de la autonomía y las transformaciones políticas que se
necesitan.
En el trasegar de la ruta epistémica, el momento de mayor conflicto interno, es la
construcción de la Resemantización básica, la que, al estar decantada por lo vivencial, privilegia
el campo emocional y cuyas marcas, síntomas y huellas configuran la memoria histórica porque,
tales episodios y experiencias no son sólo de las maestrantes, sino síntomas sociales que
resuenan en muchos, asfixiados por un sistema que los oprime, que los sobre-exige que los
tortura y en donde la evasión y el olvido son refugios para evitar nuevamente el dolor.
Por lo tanto si recuperar la experiencia a la luz de la sobre-exigencia fue espinoso,
ampliar la consciencia en el campo emocional lo es más. Al final, se entiende que, se realizan
construcciones simbólicas del recorte de realidad como refugio y se expresan en: olvido, evasión,
complacencia, institucionalidad, sobre-exigencia. Síntomas sociales de un pensamiento
colonizado.
La apuesta metodológica se encuentra en los: Hilos de Sentido, en el que se articula la
sobre-exigencia con otras emociones subsidiarias presentes en el ejercicio escritural de la
12
resemantización básica y que fueron leídas de forma intersubjetiva a través de los círculos de
reflexión y por la maestrante.
Como postura metodológica, se problematiza constantemente y se llega al problema de
investigación que, a su vez, deriva nuevos cuestionamientos en la búsqueda de la conciencia
histórica con el fin de construir teoría que permita hacer comprensiones de la realidad personal,
familiar, política y social a lo que en la apuesta metodológica se llama: Pensar Epistémico
Es conveniente precisar que, los resultados se miran a la luz de la complejización del
problema; reconociendo que este abre a numerosos caminos para construir posibles respuestas.
Por lo que en términos de resultados gracias a la densidad de la problematización nacido de la
sobre-exigencia como categoría de la experiencia, desde sus múltiples relaciones culturales,
políticas, religiosa, institucionales y otras, se deja abierto el campo problemático hacia múltiples
respuestas que pueden ser abordadas reconociendo la historicidad del sujeto.
Por otro lado, la escucha en esta apuesta tiene un rol protagónico, a mi modo de ver,
como forma concreta en que nos relacionamos, puede ser el eje central de todo el proceso
epistémico; por lo tanto, es imperativo agudizar la escucha no sólo en el otro sino en uno mismo,
en este sentido y siendo franca, escuchar de forma empática, critica4 y comprensivamente aún es
uno de mis mayores retos. No obstante, la escucha como instrumento para ponerme en relación
con el otro e incluso conmigo mismo desde el reconocimiento de lo que quiero, pienso y deseo
en coherencia con mi voz interior, logró dejar una huella y marcarme significativamente.
1.2 La escucha, dispositivo para la comprensión.
4 La escucha crítica es el instrumento metodológico más importante en el proceso: escuchar-me como herramienta
de ampliación de conciencia, escuchar-los, para advertir lo disonante y escuchar-nos para asumir una apuesta
política y acceder a niveles más cercanos de conciencia histórica
13
El trabajo de investigación en Didáctica No Parametral, concibe varios dispositivos
pedagógicos que parten de un ejercicio escritural a partir de la Biografía Personal, expuesto ante
varios participantes que leen de manera generosa su producción como parte de la dinámica
propuesta de los Círculos de Reflexión, quienes, realizan interactúan a manera de devoluciones
del ejercicio con una escucha atenta que permita formular preguntas para crear conciencia en la
subjetividad de quien escribe y de quien escucha y, a su vez, generar interrogantes sobre lo
escrito. Aquí, la Pedagogía de la Pregunta de Freire, devela su importancia no en la verdad del
individuo sino en la relación dialógica de los participantes, lo importante no es la respuesta, sino
la búsqueda del porqué de ella (Freire, 1986). El ejercicio escritural se reescribe en varios
momentos hasta lograr objetivar y problematizar en un recorte de realidad que será,
posteriormente, el campo de problemático de la propia afectación subjetiva como expresión de
una colocación que poco a poco va siendo consciente. El re-escribir constantemente la biografía
permite encontrar el sentido, no sólo de lo vivido, sino de la práctica educativa y del ejercicio
político que, mecánicamente, se transitó pero que corresponde a una forma de ponerse en postura
frente al mundo. Allí, la escucha individual y de los otros, como escuchantes empáticos,
permiten dar sentido y hacer comprensiones a partir de donaciones dialógicas y
problematizadoras.5
La “escucha activa” está presente en todo momento. Se vive en un mundo de constante
ruido, todo nos habla, nos grita al oído lo que debemos tener, pensar, sentir, decir y hacer. Es
allí, donde la a escucha debe ir más allá del acto de percepción de la información; debe ir
acompañada de una especie de filtro comprensivo que permita poner en tensión lo escuchado,
reflexionando no solo el mensaje sino también la intención. Esta escucha crítica posibilita poner
al sujeto frente a lo escuchado en conciencia, poner bajo sospecha lo escuchado, es necesario
retornar sobre lo dado como cierto y reflexionar sobre ello para apreciar las distintas dimensiones
de la realidad. En ese sentido, es necesario, escuchar críticamente para pensar críticamente.
5 Hugo Zemelman Horizontes de la razón I Dialectica y apropiación del presente. Las funciones de la totalidad.
Barcelona; Anthropos, 1992 p.184
14
Pensar y escuchar críticamente, consiste en sospechar de un solo ángulo de mirada que se
ha presentado como obvio y natural, es permitirse, ampliar conciencia de carácter histórico de
esa realidad. Cuando se posibilita escucharse y pensarse desde otro lado no contemplado en esa
interpretación hegemónica hay un desajuste, un desequilibrio6 que provoca un tránsito en esa
construcción del Pensamiento Complejo, no desde los autores de la complejidad, sino porque es
confuso y hasta incómodo para el individuo pero permite salir de una única forma de observar el
mundo. La apuesta desde la Didáctica No Parametral o Didáctica de Sentido es hacer
comprensiones sobre la complejidad de la realidad, desde múltiples ángulos y miradas,
transitadas por la subjetividad de quienes la viven. (Quintar, 2015)
1.1.1 Escuchar-me como herramienta de ampliación de conciencia
“Conocer a los demás es sabiduría.
Conocerse a sí mismo es iluminación”
Lao-Tse
En pocas ocasiones nos preguntamos sobre el acto de escuchar, ¿para qué nos sirve lo
escuchado?, ¿para qué me escucho?, ¿qué sentido tiene el escuchar-me y el escucharnos?
Escucharse a sí mismo adquiere su importancia en la capacidad de reconocer lo que realmente se
piensa atendiendo a los deseos internos y no a las pretensiones instauradas por la sociedad, por
su sistema de creencias. Es en el escucharse a sí mismo lo que confiere al sujeto “autonomía”
para decidir y por ende actuar en coherencia con ella. Pero, ¿qué puede comprenderse y hacerse
con la autonomía? El individuo, históricamente hace esfuerzos por comprender su realidad y el
sujeto autónomo es aquel que, a lo largo de la historia, logró ponerse en postura, en colocación
frente al poder que siempre estuvo diseñado jerárquicamente para someter (Zémelman, 2012)
6 Jean Piaget.
15
Lo que sucede con la escucha de la voz interior, como expresión de nuestra subjetividad
es que un contexto como el colombiano e incluso en el de América Latina, donde a través de sus
instituciones formadoras como la casa, la escuela y medios de comunicación se orienta el cómo
y el que pensar, se corre el riesgo de creer que lo se piensa cotidianamente es propio, asumiendo
que lo que se reflexiona posee cierto de grado de autonomía y hasta de originalidad, cuando en
realidad lo que se escucha, son los ruidos configurados por la sociedad dominante que callan los
susurros casi imperceptibles de la voz interior de los sujetos.
Cuando un niño no es escuchado frecuentemente levanta la voz, busca diversos medios
para llamar la atención antes de pasar por el enojo y la frustración. Pero, ¿qué pasa si nunca se le
atiende, si se le violenta con la indiferencia; cuánto tiempo puede seguir intentándolo hasta que
definitivamente se silencie su voz para siempre?, ¿cómo se siente estar silenciado? Son las
experiencias que pretendemos identificar socialmente en esta investigación. Ahora bien, ese niño
es la voz interior hoy silenciada por el autoritarismo y la dominación colonial del lenguaje,
¿cómo recuperar esa voz? La indiferencia es una forma violenta de establecer una relación con el
otro y consigo mismo. Esa práctica pedagógica de acallar, o de solo escuchar la voz del maestro,
o de enseñar sin escucharse, es una forma de violencia del sinsentido.
Articular el pensamiento al escuchar y a lo escuchado activamente es una forma de pensar
distinto, que requiere constantemente, ponerse en tensión sobre lo escuchado acerca de lo que el
otro dijo y en consonancia de lo que los otros desean escuchar. Así el Pensamiento y la
autonomía se complementan en cuanto soy consciente qué me determina.
1.1.2 La escucha del otro y el escuchar-nos como apuesta política
Escuchar al otro implica respetarlo, reconocerlo y valorarlo como sujeto, supone estar en
conexión con él, “en trance” con ese otro. A pesar que por experiencia, presuntamente sabemos
16
escuchar vale la pena volver a cuestionarse por el sentido político de ese acto, ¿cuál es el
propósito de la escucha en las diversas situaciones de la vida? ¿Qué tipo de escucha se emplea en
la práctica docente?, ¿se escucha para comprender o para responder? ¿En el día a día se escucha
al otro realmente?
Para no ir muy lejos de nuestro ámbito de acción, la escucha en el aula posibilita un espacio
de encuentro con los estudiantes, pero como docentes la escucha está condicionada al plano
conceptual, en la expectativa de una respuesta correcta conocida de antemano, es decir no
posibilita la conexión entre docente y estudiante más allá de lo teórico, al escuchar desde la
“externalidad” se recurre a un tipo de escucha selectiva que rompe la relación con el estudiante.
Con relación a este tipo de escucha:
La escucha selectiva es aquella que se practica cuando escuchamos seleccionando la información que nos
interesa. Oímos algunos elementos del comunicado y el resto se deja de lado. Escuchamos solo ciertos
puntos de la conversación. Se presta atención tan solo una parte del mensaje, aquello que se considera más
importante para el receptor (Ortiz, 2007, p. 10)
La escucha no sólo se refiere tan solo a captar la palabra del otro, también decodifica sus
silencios, sus gestos, sus movimientos, su tono y la intensidad de su contenido. La escucha
pedagógica va más allá de la constatación de la transmisión de la información, en cambio,
pretenden comprender la subjetividad del individuo, el desarrollo de sus conceptos y la postura
frente a hechos cotidianos.
Por ello, el tránsito por la metodología No Parametral parte del Sujeto y su subjetividad
como categorías centrales que organizan la investigación, es ese sujeto quien después de re-
conocerse, se apropia críticamente de la teoría, para construir conocimiento sobre su realidad y
amplía así su conciencia histórica que, inevitablemente, lo llevará a transformarse. Sobra decir
que de la teoría que se apropia es preferentemente aquella que permite un ángulo de mirada
diferente para cuestionar lo dado, y es inevitable transformar la realidad porque se cuenta con
una nueva defensa para elegir: la libertad de pensamiento.
17
La escucha empática es aquella por la que escuchamos sin prejuicios, poniéndonos en el papel de quien habla,
apoyándole y aprendiendo de su experiencia. Asimilamos las palabras y llegamos a lo que hay detrás de ellas.
Oímos con la intención de comprender sus sentimientos (…) La empatía cambia la disposición de nuestro
interlocutor, pues al sentirse comprendido, nos revela más información sobre sus pensamientos y sentimientos.
Permite el conocimiento profundo de los demás” (Ortiz 2007, p. 12).
Con relación a este proceso comunicativo Gadamer7 sostiene: “El lenguaje es en tanto
“huella de nuestra plenitud infinita”, posee una fuerza des-ocultadora y ocultadora a la vez”.
En este sentido, el autor, pone en relevancia no sólo el contenido literal del mensaje sino también
lo que está implícito en él, la plenitud al que se refiere el autor contiene tanto lo que está de
forma evidente como también lo oculto – lo no dicho- y todo la configuración que nos define
como subjetividades individuales; por lo tanto, una buen escucha trasciende a ese plano de lo
oculto cuando su intención es una verdadera comprensión, tanto del mensaje como de ese otro.
La escucha empática sugiere ponernos en el lugar del otro, sentir lo que puede sentir esa
persona que se abre ante nuestra escucha para llegar a comprenderlo, o dicho de otra forma
experimentar lo escuchado como propio para poder entenderlo (Fromm, 1993), este tipo de
escucha libre de juicios de valor no solo permite una mayor conexión entre los hablantes sino
además posibilita una mayor compresión del mundo del otro.
La escuela puede ser el espacio donde se caldee la reconciliación de un país sumido por el
conflicto, anclado, históricamente bajo el autoritarismo y la sumisión. Se hace necesario,
aprender a escuchar y a escucharnos, y sin duda, es allí donde se gesta esta apuesta política en el
marco de la escucha empático- critica que permitirá comprender como el accionar pedagógico
puede educar para la sumisión y perpetuarla o cómo resistir en la construcción de un sujeto
comunitario que busca su independencia ideológica en medio de la recuperación de su propia
identidad.
7 Citado por (Calvo, S; Susinos T. 2010, pág. 281)
18
Por ende, el aprendizaje de la escucha empático–critica permite la construcción de un
vínculo que puede trascender más allá de las diferencias políticas, sociales o culturales; entonces
no es solo lo que debo escuchar en el otro para la construcción de la paz; la cuestión está en ese
vínculo que trasciende a la palabra con la que puede existir discrepancia; pero es la relación de
escucha la que permite reconocerme en el otro y reconocer al otro; y en esa medida es posible la
apertura a una construcción de paz.
1.2 Resemantización: El tránsito hacia la Ampliación de conciencia.
La importancia de la apuesta metodológica de la Didáctica No Parametral, cuyo
dispositivo pedagógico es la Didacto-biografía, reconoce al sujeto histórico como un
conglomerado dotado de huellas subjetivas que podemos “leer” como síntomas, al estar
conectados con experiencias concretas que las provocaron, a las que identificamos en el proceso
como marcas vitales de experiencia. Estas diferentes marcas al relacionarse entre sí por medio de
la problematización, se sintetizan en una clave de mayor abstracción que nombraremos como
afectación estructurante, que se corresponde con el esfuerzo de colocarse frente a la realidad,8
En este sentido, la afectación estructurante que desde mi retorno sobre vivencia se ubica
en la categoría que construyo en “sobre-exigencia” como lugar simbólico en el que me
reconozco, y en el que se articular las marcas vitales y síntomas sociales que han contribuido a la
construcción de mi subjetividad, estas claves organizadas en un hilo del sentido que voy re-
construyendo, son el puente que me permiten abrir la mirada a la realidad y la apertura a la
ampliación de conciencia.
ESQUEMA 2: HILOS DE SENTIDO
Síntomas y marcas vitales
8 Hugo Zemelman. Los horizontes de la razón I. Dialéctica y apropiación del presente. Las funciones de la totalidad.
Barcelona. Anthropos, 1992 p. 9
19
A modo de síntesis, el esquema 2 representa los hilos de sentido, que articulan la sobre-
exigencia como afectación subjetiva reconocida en mi experiencia, y las claves que engloban el
campo emocional compuesto por las sensaciones recurrentes en mi vida de miedo, enojo,
angustia y frustración.
En este punto es importante subrayar, que ampliar conciencia va más allá de reconocer y
describir morfológicamente la realidad, implica una movilización y para ello se vuelve necesaria
la comprensión. A través de la resemantización acerca de “sobre –exigencia” la cual logró
configurarme en una subjetividad cargada de ansiedad como forma reactiva de relación; en este
momento clave del proceso se pudo expandir el ángulo de mirada y ver la sociedad en mí, para
provocar la construcción de conocimiento histórico. De manera personal, puedo decir que esta
etapa del proceso fue transitado con un poco de desconcierto y a la vez entusiasmo, pues resulta
extraño ponerte de frente y empoderarte para la construcción de conocimiento, cuando desde la
20
lógica de formación tradicional se minimiza y se anula al sujeto, dando más valor al otro, los
autores y sus teorías que a ti mismo y la realidad que estás viviendo, tal como se profundiza más
adelante en el capítulo II, que corresponde a la resemantización de la “sobre-exigencia” como
categoría que reconozco estructurante en mi vida, asumido en este momento de la investigación
como primer campo empírico o campo de observación;9 por lo tanto, contar con la posibilidad de
comprender tu realidad que además hace parte de una realidad de otros, resulta reconfortante, en
relación a la posibilidad de hacer transformaciones en tu vida y abandonar la inercia que implica
vivir una vida dotada de cargas impuestas.
Un mundo con conciencia es un mundo que se escucha activamente. En esta apuesta la
ampliación de conciencia no está referida solo al reconocimiento de lo que soy en lo inmediato o
fui en el pasado, pues desde la configuración de mis afectaciones, implica una movilización del
sujeto, que trasciende a la intensión de cambiar desde esa conciencia. En este orden de ideas, la
ampliación de conciencia trae implícito una reconfiguración de la subjetividad al presentarse un
quiebre en una forma de operar que sin darnos cuenta como acto cotidiano puede estar empapada
de malestar. Por lo tanto, para hacernos cargos de nuestro propio proceso de ampliación de
conciencia es necesario tener más que solo el deseo de realizar un cambio en nuestra vida, si ese
es el caso, la escucha nos puede mostrar el camino, pero es necesario decidir transitarlo desde la
experiencia a la vivencia;10
así como me correspondió vivirlo.
Teniendo en cuenta, desde mi propio tránsito, que recorrer un camino hacia la ampliación
de conciencia en un primer momento es doloroso, es lógico que exista el deseo o la resistencia de
no transitarlo desde una iniciativa propia, por lo tanto, en términos de apuesta política resulta
acogedor pensar en el desarrollo de una propuesta que desde la autonomía invite a la
transformación personal para generar un cambio social como lo es la didáctica no parametral.11
9 Ibidem. p. 184
10 Estela Quintar. Teórico 3
11 Estela Quintar Didáctica no parametral. Sendero hacia la descolonización
21
2. CAPITULOLO II: LA SOBRE- EXIGENCIA SUBLIMINAL DE LA MODERNIDAD
INSTRUMENTAL.
La sobre-exigencia tiene presencia en mi perspectiva del mundo como afectación
subjetiva, reconocida luego de un acto recurrente de retorno en mi historia de vida,
configurándose como la clave que suscita y engloba el campo emocional compuesto por las
sensaciones recurrentes en mi vida de miedo, enojo, angustia y frustración; emociones que
reconozco y pueden dar testimonio de una sintomatología social configurada en el inconsciente
colectivo; que al hacer el tránsito de sujeto biográfico a sujeto histórico, estas marcas vitales
pueden representar un síntoma colectivo que da cuenta de una problemática social.
Así mismo, la sobre exigencia sostenida por el enojo, el miedo y la frustración alimentan
mi afectación como forma de vincularme con el mundo, al manifestarse en una actitud ansiosa y
complaciente que cedía a las pretensiones establecidas de la generación dominante, a la que me
sentí sometida; la complacencia era usada como forma de evadir el conflicto y el escape a las
represalias que provocaba asumir una postura contraria a la aceptación; por lo tanto, es
conveniente cuestionarme desde mi experiencia: ¿En qué sentido la complacencia interfiere en la
construcción de una subjetividad autónoma?
En mi historia de vida como primer referente empírico, la sobre-exigencia es la clave
que fue configurando mi subjetividad; en una primera instancia representada en mi familia y la
escuela como primeras instituciones formadoras, a través de las altas expectativas que
enmarcaban el proceso escolar, donde mi desempeño académico debía ser sobre-saliente,
equivocarme no me estaba permitido y el fin académico era la realización profesional como
medio para obtener poder adquisitivo y “ser alguien en la vida”
22
Sumado a lo anterior, la sobre-exigencia era extendida a una determinada forma de
comportarme, asumiendo dentro de mi familia roles que no me correspondía pero que debía
asumir obedientemente. Esta permanente sobre-exigencia de la mano con la obediencia
configuro en mí una subjetividad empapada de ansiedad con una tendencia a la complacencia,
que en este capítulo intentaré ampliar hacia un campo social más extenso que mi sola experiencia
de vida.
Partiendo de mi propia colocación que he hecho consciente, se pretende en este segundo capítulo
hacer un ejercicio de “volver a nombrar” un campo problemático más extenso, y que por lo tanto
contiene mi propia experiencia. Cada sujeto es portador de una subjetividad12
configurada en
relación a sus experiencias personales, a los roles que asume o que son asignados por la sociedad
en la que habita, esta subjetividad se manifiesta a través de la forma que asume las experiencias,
como toma sus decisiones, como piensa, siente y actúa. Por lo tanto, si la subjetividad está
amarrada a las experiencias, no es una subjetividad acabada sino que se reafirma o se rehace
constantemente a medida que construye su proyecto de vida, en esta misma línea es preciso
aclarar tal como se expresa “Nada de lo pasado nos determina forzosamente, pero nos inclina, y
cuando más tiempo vayamos en ese sentido, tanto mayor será la inclinación”. (Fromm 1993,
pág. 60).
Lo anterior alude que no necesariamente nuestra subjetividad se configura por una sola
experiencia por importante que la signifiquemos, pero si puede apuntar hacia una forma de
operar que luego se irá cimentando con firmeza en tanto mayor sea el tiempo de relación con
ella, y la que me acompañará en las diversas formas de aprehender el mundo, de construirlo y de
entenderlo, de luchar en la vida diaria, en los espacios políticos, sociales, económicos y
culturales. Zémelman13
(1997)
12
Ver Quintar (2004) Coloniedad del pensar y bloqueo histórico, Fromm (1993) Aprender a escuchar 13
Citado por Tique, L (2012). Identidad, sujeto y subjetividad en la modernidad
23
“La subjetividad misma es un encadenamiento de apropiaciones de sentidos y significados de un
mundo de vida que nos particulariza como sujetos sociales”. (Quintar, 2004 p. 2). Un mundo de
vida que se va configurando con cada una de nuestras experiencias, por lo tanto es válido
preguntarnos para problematizar: ¿Cuáles son las causas que ha llevado a una sociedad como la
nuestra a vivir desde la violencia y el miedo? ¿Cómo afecta a la construcción de la subjetividad
del niño cuando se transita desde el miedo, el enojo y las expectativas heredadas de los padres y
profesores? ¿Cómo reconstruir una subjetividad más amorosa, más amigable con nosotros
mismos, con los otros y con el mundo?
Las anteriores preguntas me convocan a la reflexión y a la búsqueda de comprensiones de
la realidad, es posible, que al entender las causas de la situación yendo más allá de la mera
interpretación y explicaciones de las consecuencias, se pueden activar nuevos caminos dotadas
de pertinencia que redunden en su transformación.
La sobre-exigencia como afectación, desde una perspectiva intergeneracional, nombrada
aquí como “sobre-exigencia impositiva”, abre el campo de mirada a las formas de relación de
una generación que puede violentar e invadir la subjetividad de la otra, dibujándole expectativas,
intereses y concepciones de época ajenas que no corresponden a las necesidades, intereses vitales
de la generación dominada. Esta invasión a la subjetividad puede alinear síntomas sociales de
ansiedad que transitan desde el miedo, la angustia y el enojo, configuradas por una presunta
complacencia que sucumbe al abandono de sí, de los intereses, necesidades y provocaciones
propias.
En ese sentido y en el marco de las relaciones intergeneracionales entre educador y
educando, padre e hijo conviene cuestionarnos ¿Es el comportamiento violento de los estudiantes
dentro del ambiente escolar un síntoma que refleja el malestar perpetrado desde las formas de
relaciones basados en dinámicas donde prima la sobre-exigencia? ¿Qué tanto determina a la
construcción de la paz esta forma de relacionarnos?
24
2.1 El abrumo en la sobre-exigencia: Caminando sin darse cuenta
Avanzando y articulando en esta misma línea de las relaciones intergeneracionales
especialmente entre educador y educando, padre e hijo conviene cuestionarnos ¿Cómo contribuir
al bienestar de los niños y la sociedad desde el aula y la familia? ¿Cómo favorecer la autonomía
desde la familia y la escuela como instituciones formadoras?
La familia es el lugar en el que los niños aprenden por primera vez que cosa son el poder y la autoridad y
cómo pueden ser amaestrados. Todo lo que se enseña a los hijos en términos de obediencia o en términos de
autonomía e independencia, será luego transferido a la esfera política. ¿Qué clase de ciudadanos queremos
que lleguen a ser nuestros hijos? Kitzinger (1990) citado por (Novara, 2003, pág. 33)
En la cita anterior, una clave detectada, es “amaestrar14
”, en el marco de una relación de
poder - autoridad y obediencia, que desde una perspectiva intergeneracional docente-estudiante,
madre e hijo, perpetua la obediencia del menor a través del poder y el sometimiento, está
situación puede instaurar la creencia en él, que por su condición de niño no están en relación de
igual, y en esta violación a la subjetividad configurar la idea de “sujeto mínimo15
” que necesita
relacionarse desde la complacencia, ya que es en el otro donde está la supremacía.
Sin ánimo de dar respuesta definitiva a los cuestionamientos planteados, pero si dejar
abierto un posible camino que contribuya a la comprensión de la realidad, que retomaré en el
siguiente capítulo; el fortalecimiento de una subjetividad autónoma puede ser la fuga que
contribuya a la construcción del verdadero bienestar del sujeto, en donde éste fortalezca la
habilidad de escucharse y poner en tensión lo que quiere, siente, piensa y hace en aras de no caer
14
El término “amaestrar” está estrechamente relacionada con la dominación del hombre al animal. No constituye una figura de par sino relación desigual entre sujeto superior dominante y animal dominado. 15
Quintar Estela, Pedagogía de la dignidad de estar siendo. Tomado de http://tumbi.crefal.edu.mx/rieda/images/rieda-2005-1/aula_magna.pdf
25
en conflicto con él mismo, en esta medida, no tendrá que deberse nada por cumplir con las
expectativas sociales.
La autonomía es un proceso de maduración del ser para sí (Freire, 2008) es juicio, es un
llegar a ser que se va construyendo desde las decisiones que van siendo tomadas, lo que implica
dejar ser, y es entonces, respetando la subjetividad del otro donde reconozco esa autonomía. En
esta misma línea, “el sujeto autónomo reconoce su mundo y sus deseos, y actúa siguiendo una
conciencia moral reflexiva” Castoriadis citado por (Anzaldúa y Ramirez, 2010, pág. 117)
Las dos concepciones anteriores de autonomía apuntan a la idea de conciencia crítica para
poder ser lo que quiero ser, pero ¿qué pasa cuando desde pequeños se nos dice que pensar, sentir
y hacer?, cuando desde la niñez no se permite vivir en favor de la construcción de la autonomía,
y es el adulto desde su figura de poder y autoridad el que lo castra y lo somete. Si nuestro actual
sistema educativo no está formando para la autonomía ¿A qué le estamos apuntando con la
educación? Al intentar abordar esta pregunta, es difícil no pensar en hechos tan simples como la
organización en el aula, aun a la fecha, encontramos estudiantes enfilados respondiendo a
sistemas de evaluaciones estandarizadas. No obstante, con situaciones como la anterior, pareciera
que vamos en contravía del desarrollo del pensamiento crítico y la autonomía en el sujeto; por
ende, si se piensa en lo contrario a la autonomía, toma fuerza la idea de dependencia y
subordinación. ¿Cómo rebelarse cuando a través de un proceso hegemónico, la obediencia y la
complacencia son virtudes? ¿Cómo lograr la autonomía cuando en nuestro sistema de creencias
ponemos el poder de “ser” en el otro?, ¿Cómo se puede ser autónomo desde la rabia, el miedo o
la ansiedad a causa de una subjetividad configurada desde estas mismas formas de relacionarse?
El pensamiento crítico es la única defensa que tiene el hombre frente a los peligros de la vida. Porque si yo
no pienso críticamente, estaré sujeto a todas las influencias, a todas las sugerencias, a todos los errores y a
todas las mentiras que se difunden, y con lo que me han adoctrinado desde pequeños. No se puede ser libre,
no se puede ser uno mismo, no se puede tener el propio centro en sí mismo, a menos que uno sea capaz de
pensar críticamente. (Fromm, 1993, p. 174)
26
Lo anterior sugiere que no contar con la habilidad para pensar de forma crítica, pone al
sujeto en un estado de indefensión y vulnerabilidad frente a las disposiciones de la sociedad de
orden dominante, sumiso frente al otro olvidándose de sí. En este sentido, el valor de la crítica
tanto en la escucha como el pensamiento, radica en su dimensión de libertad y autonomía para
quien lo posee, pues posibilita actuar en consecuencia de lo que siente y piensa el sujeto. Como
docentes, madres o como generación formadora, la responsabilidad política de guiar éticamente a
una nueva generación es enorme, entonces, la gran pregunta radica en ¿Cómo desarrollar una
subjetividad autónoma en nuestros hijos y estudiantes? Al respecto:
..al pensar sobre el deber que tengo, como profesor, de respetar la dignidad del educando, su
autonomía, su identidad en proceso, debo también pensar, como ya señalé, en cómo lograr una
práctica educativa en la que el respeto, que sé que debo tener para el educando, se realice en lugar de
ser negado . (Freire, 2008, p. 62)
Continuando con la problematización, desde la clave que se expone de Freire en la cita
anterior sobre “la necesidad de la crítica” en el sujeto, Es vital a mi modo de ver, apuntar hacia
la construcción de una personalidad crítica y reflexiva en los ciudadanos desde su formación
inicial; está será una apuesta política que puede generar un cambio cultural importante en el
marco “del bienestar” social, gestándose desde la escuela y familia como instituciones
formadoras. El pensamiento crítico no es un asunto menor al fortalecimiento de una subjetividad
autónoma, son procesos inherentes y arduos, donde “se hace necesaria y urgente la unión y la
rebeldía de la gente contra la amenaza que nos acecha, la de la negación de nosotros mismos
como seres sometidos a la “fiereza” de la ética del mercado16
”
En coherencia con los planteamientos de Freire, pero sobretodo con la realidad que nos toca
vivir, se hace imperioso rebelarnos contra la fuerza que logró alinearnos, por medio de relaciones
16
Ibid., p. 120.
27
que se expresa como sobre-exigencia, pero como hacerlo si para esa lucha necesitamos el
entendimiento y el pensamiento crítico que ella misma nos arrebató, ¿Por dónde empezar esta
liberación? Son preguntas que si bien no nos llevan a una respuesta definitiva, si abre el espacio
a la reflexión, una reflexión que invita a la movilización del pensamiento, y quizás desde ahí
empiece el cambio “nuestro cambio”
2.1.1. Sobre-exigencia como forma de relación,
En este apartado, se abordara la sobre-exigencia, no como un desarrollo conceptual, sino
se pondrá en contexto en el cuerpo social donde tiene presencia, los parámetros sociales y
hegemónicos que la componen; principalmente, Como proceso de “darse cuenta” se pone en
relación los posible síntomas sociales observados en torno a preguntas provocadoras que
invitan a la reflexión, perfiladas a una posible campo problemático.
La sobre-exigencia que se alude en este texto tiene presencia en diversos contextos
sociales, develándose en algunos casos de forma directa y descarada y en ámbitos sociales más
amplios de forma sutil y subliminal, lo anterior referido por ejemplo, a la familia como primer
grupo social formador, quien puede presionar y someter a los hijos desde su rol hacia el
cumplimiento de las expectativas y necesidades configuradas en épocas ajenas. Esta sobre-
exigencia que se gesta en algunos casos desde la familia, configura una forma de operar
extensiva a contextos laborales que intenta dar respuesta a las necesidades e intereses de la
sociedad dominante. Por lo tanto, es preciso cuestionarnos ¿cuánto de lo que soy responde a
intereses y necesidades propias y vitales o son producto de la complacencia a una sociedad
manipuladora?, ¿Qué subjetividades políticas se configuran desde la complacencia al otro?
En relación con lo anterior, desde las concepciones de género la llegada de un hijo es
considerado socialmente como la “máxima realización de una mujer”, sin embargo esta premisa
en el marco de lo histórico pone en manifiesto dos miradas que vale la pena cuestionar; por un
28
lado, este juicio tiende a invalidar a la mujer a tomar una postura diferente a la maternidad,
alejándola de los parámetros arbitrarios de la “máxima realización de mujer”, por lo tanto ¿Una
mujer sin hijos, en qué nivel de realización de mujer está?, ¿sé es menos mujer por el hecho de
no ser madre? y por otro lado no menos cuestionado le confiere al hijo desde el nacimiento una
responsabilidad fundada desde su “rol”, el cual debe responder a las expectativas y deseos
paternos quienes procuran contribuir a su formación como una persona “exitosa” en la sociedad;
en coherencia, es preciso cuestionarnos sobre ¿Qué significa ser una persona exitosa? ¿Quién
determina el éxito de una persona?, por ende, el “éxito” de los hijos posibilita a los padres el
sentirse orgullosos y la extensión de sus egos. Entonces, no es sólo el hecho de ser padres sino
además que los hijos deben ser “exitosos”, y no es solo es el hecho de ser hijos sino buenos hijos
que enorgullezcan a sus padres. Configurando así desde el momento en que nacemos un rol
asignado dotado de expectativas impuestas.
Cualquiera de las dos situaciones como padre o como hijo, indica una forma de actuar y
asumir la vida desde los mandatos impuestos por la sociedad dominante, para ser reconocido y
aceptado socialmente se debe transitar un camino heredado y determinado socialmente, así se
refleja en frases populares como “-si se quiere ser alguien en la vida hay que estudiar-” si no es
el caso “¿No soy nadie?”, Culturalmente el que trabaja en el campo no es nadie; el trabajador
informal no es nadie; la madre soltera (“que se realizó como mujer antes de tiempo”) y no es
profesional, no es nadie; y el habitante de la calle mal llamado “desechable” es “menos nadie”,
lo anterior sugiere ,que lo socialmente aceptado, lo que está en relación con la felicidad y la
realización personal, se encuentra en el campo de lo académico a la luz de lo económico.
“Dinero (propiedad privada) – Estatus - Poder”; situación que denotan socialmente un
reconocimiento al sujeto poseedor quien se prepara profesionalmente para ser sujeto activo en la
sociedad de consumo, privilegiándose el dinero como valor de vida frente a otras dimensiones de
lo humano.
29
Recorrer el camino socialmente diseñado: “formación académica + dinero + familia =
Estatus” alude a convertirse en “alguien en la vida”, sin embargo atender a los tiempos de época
de vida de cada sujeto; a los parámetros e ideales establecidos no solo es agotador sino que resta
posibilidades de transitar un proyecto de vida verdaderamente autónomo sin arrastrar la etiqueta
del fracaso social; “el objetivo es trabajar y procrear. Y estas son, en efecto, las dos grandes
demandas de la sociedad, lo que la sociedad le pide a cada uno. Ello significa sugestionar,
adoctrinar a la gente para que trabaje y tenga hijos. (Fromm, 1993, pág. 49).
Entonces, la sociedad es quien determina el objetivo de la vida, y quienes transitan su
camino atendiendo a una meta dada y establecida por otro, puede enfrentarse a vivir una vida
no anhelada; ya sea asumiendo roles impuestos o empleos no deseados, porque lo que importa
es el fin. Así se lee en frases como “el fin justifica los medios,” donde semánticamente significa
que no importa lo que tenga que hacerse para conseguir un objetivo. Pero ¿qué estoy dispuesto a
hacer o dejar de ser para obtener el fin que nos propone la sociedad?, ¿Cuál es el fin de ser ese
alguien que nos ofrece la sociedad dominante? ¿Qué sentimientos emergen en el sujeto cuando la
columna vertebral de su vida es meramente alcanzar el “éxito”, un éxito establecido socialmente?
Pareciera entonces, que “ser alguien en la vida” está estrechamente relacionado con el
dinero, y es la sociedad de consumo quien determina el ser; en consecuencia tener una
determinada marca de ropa da Estatus, la tecnología de una marca especifica te ubica en un estilo
de vida asociado al éxito, los autos lujosos te proyectan como alguien prospero; la propiedad
privada te maximiza y te posesiona como “alguien”, ¿Qué estamos dispuestos a hacer para ser
alguien? ¿Cuál es el precio que cada uno está dispuesto a pagar para conseguir lo que la sociedad
dominante nos propone?, ¿Cómo afecta esta forma de relacionarnos a nuestra sociedad
colombiana?
“La gente cree que lo importante es tener éxito, ganar prestigio, conseguir poder, subir
por la escala social, servir a la máquina, pero la persona queda estancada. En realidad, más
que estancada, empeora ligeramente.” ( Fromm: 1993 p. 79), desde la lógica que intenta
30
expresar el autor, a mi modo de ver, el éxito está referido no al crecimiento personal en términos
de lo humano sino en la posición laboral y posiblemente en la adquisición material, lo cual
puede resultar en la construcción de un sujeto incompleto de sí, al trasladar los intereses de su
vida a usa sola dimensión, referida solo a lo laboral o profesional; entonces, se puede presentar
sentimientos de frustración al tener un falso “éxito” con presencia en lo externo y no en lo
verdaderamente vital del sujeto, desde ahí es posible que emerja ese sentimiento de estar
incompleto.
Con todo lo expuesto en los párrafos anteriores en términos de síntomas sociales
presentes en la realidad, pareciera que el ser humano está sometido a cumplir en cada época de
su vida con lo que la sociedad le demanda, más allá de sus propios intereses, tiempos y límites;
se vive en un constante cumplimiento de un deber constituido arbitrariamente por una época y
una cultura que sobre-exige y somete sutilmente hacia una idea de vida prediseñada por otros y
el cual se debe atender. Por lo tanto, procesos como gatear, hablar, o caminar deben realizarse
en determinado momento o se corre el riesgo de sufrir un retraso en el desarrollo, como si éste
proceso solo atendiera a lo biológico; terminar los estudios académicos antes de tiempo te ubica
en una posición de sobresaliente, y sin duda en el marco de la competencia, lo sobresaliente es
mejor; formar una familia luego de haber creado una carrera laboral exitosa es sinónimo de
triunfo, todo esto para encajar en los parámetros sociales establecidos y hegemónicos que nos
provee la modernidad.
La relación de neurosis del ser humano con la presión y exigencia social que captamos,
el individuo no logra soportar la frustración que le impone la sociedad en aras de sus ideales de
cultura (Freud, 1921.) Por lo que el autor sugiere, que sería posible reconquistar las perspectivas
de ser feliz, eliminando o atenuando las exigencias culturales. Dichos planteamientos denotan el
malestar que se va gestando al sucumbir a las pretensiones de los otros y no a las propias.
Entonces, transitar una vida atendiendo a las altas exigencias establecidas puede ir gestando un
malestar cuando es la frustración y la ansiedad la que articula nuestra vida al intentar lograr
objetivos recurrentes que creemos necesitar.
31
En el planteamiento anterior, la frustración y la ansiedad que emerge al tratar de cumplir
con las exigencias sociales, puede ser la clave del malestar en los sujetos llevándolos
presuntamente a futuras dolencias emocionales, por lo que a mi entender según Freud a menor
exigencias sociales mayor estado de tranquilidad. Sin embargo, lo anterior, traslada la posible
“fuga” para un estado de liberación, en el otro, es decir, en lo externo, fuera de mí; donde se
puede interpretar que la sobre-exigencia es el molestar o el problema, y ¡no! Si como sujeto
tengo la habilidad de discernir entre lo que me “exige” o “propone” la sociedad y lo que
realmente quiero atendiendo a mi propia voz interior, puedo salirme de una realidad que pone en
mi cargas y “angustias “innecesarias en la búsqueda de sentido propio.
Esta situación deja ver la necesidad de apuntar hacia un estado de autonomía del sujeto
que posibilite transitar un camino desde los deseos internos, sin atender a las pocas o muchas
pretensiones de la sociedad para no sucumbir a la frustración, ansiedad, miedo y enojo; desde
esta posición de autonomía, el pensamiento crítico es la única defensa que tiene el hombre frente
a los peligros de la vida, y en este caso puede ser el medio que lo saque de estas pretensiones
sociales determinadas. Cuando se piensa críticamente, el individuo será capaz de diferir y hará
comprensiones sobre posibles errores y mentiras que proliferan.
Con relación a lo anterior, a mi modo de ver la cuestión no radica es bajar o atenuar las
exigencias culturales para alcanzar un estado de “armonía o felicidad”, pues difícilmente la
sociedad dominante se despojaría de su poder, pero sí es viable luchar desde nuestras
subjetividades autónomas en defensa de la libertad del sujeto. Entonces, podría decirse que no
son las bajas expectativas las que eliminan la frustración, la ansiedad y el malestar en la sociedad
sino la autonomía de vivir nuestra propia vida. Por todo esto, es la escuela como institución
formadora quien debe apuntar hacia el desarrollo de un pensamiento crítico de los estudiantes
para el pleno ejercicio de la autonomía como eje articulador en su proyecto de vida.
32
El ser humano desde pequeños está condicionado a las creencias, intereses, expectativas y
concepciones establecidas sobre el significado “de persona exitosa” de cara al poder y la riqueza
(propiedad privada) de nuestra cultura colombiana,17
herencia de la madre patria18
. Y es en la
familia como primer grupo social formador donde los padres se ven tentados a favorecer el
desarrollo del niño con miras al descubrimiento de múltiples talentos y habilidades o
competencias que le permitan destacarse sobre los demás, en consecuencia pueden someterlo y
guiarlo por un camino que no necesariamente corresponda a los intereses y motivaciones propias
en el menor, desde ahí se puede presentar una violencia a la subjetividad de una generación
hacia otra.
En coherencia con lo anterior, parece ser una tendencia de esta época moderna sobre-
estimular de forma temprana a los bebes, incluso antes de nacer, en procura de encontrar o
fomentar lo más temprano posible las habilidades, talentos o competencias que le permitan al
niño competir en sociedad; una competencia que en palabras de Maturana (1990) constituye una
negación del otro producto de un fenómeno de lo cultural y no de lo biológico; le apuntamos a
que nuestros niños sean competentes pero es dudoso el para qué; esta situación da cuenta de la
importancia que se le da en la sociedad a la competencia, a ser el mejor; y por ende ser el mejor
sugiere tácitamente otro detrás de mí, reflejando nuevos “valores” sociales como desigualdad,
angustia, ansiedad, arrogancia y envidia.
En consecuencia, identificar las diversas habilidades y exponer a los niños a un inicio
académico temprano viene dotado de una gran carga de responsabilidad, que él debe asumir y
transitar violentamente, más aún si se confronta con la pérdida de su niñez, al juego y al disfrute,
para dar paso al cumplimiento de las expectativas impuestas por la familia, denotando así una
brecha entre estas exigencias atribuidas de cara a los deseos e interés propios desde su condición
17
William Ospina “Colombia y el futuro” en De La Habana a la Paz. Bogotá: Debate 2016 18
Hago referencia al momento histórico de la conquista española y la colonización donde los españoles bajo la cabeza de la Corona robaron nuestras riquezas, flagelaron nuestra raza y la dignidad de nuestros indígenas, hoy pareciera que se ha perpetuado esos deseos de riqueza y de poder en nuestra comunidad colombiana como expresión de la colonialidad evidenciado en los constantes episodios de corrupción con que los gobernantes lo ostentan y donde la lógica del colombiano promedio se mueve en el poder adquisitivo.
33
de niño; disyuntiva que también se presenta en los contextos escolares donde lo que oferta el
sistema educativo no corresponde en gran medida a las necesidades e intereses del menor,
convirtiéndose el aprendizaje en una educación sin sentido para él.
Hay que mencionar además, que actualmente se evidencia en las aulas de clase un exceso
de inquietud y movimiento en los estudiantes, manifestada en una necesidad de “hacer”
constante, denotando así, dificultad para encontrar un estado de calma. Por lo que cada vez son
más numerosos los casos de niños diagnosticados con TDAH (Trastorno de Déficit de Atención
e Hiperactividad) que en consecuencia necesitan ser medicados; por lo tanto, es conveniente
observar si existe alguna relación entre ésta nueva tendencia generacional de sobre-exigir y
mantenerlos ocupados desde edades tempranas y la ansiedad en los niños con TDH. Por lo
anterior, pareciera que intentamos suscitar una generación con capacidades de respuestas rápida
a las pretensiones de los otros desligada de la crítica y la reflexión ¿para qué ostenta esto la
sociedad instrumentalizada?
Según el DSM-5 o Manual Diagnostico y Estadístico de los trastornos Mentales, son
síntomas del TDAH la inatención, la inquietud e impulsividad, pero conviene subrayar, que
son pocos los estudios sobre las posibles causas relacionadas con los factores psicosociales si se
contrasta con la información existente sobre potenciales formas de tratar los síntomas,
denotando que es más importante recuperar la atención, la tranquilidad y la calma de los niños
en los procesos de formación académica, que eliminar los factores de riesgo que las causan.
Estas observaciones me llevan a pensar y reflexionar sobre ¿Qué nos quiere mostrar la
inatención, la inquietud y la impulsividad de algunos niños en la escuela y en la casa? ¿Qué es a
lo que los niños no quieren atender?, ¿Qué relaciones existen entre educar desde la competencia
con la inquietud y la impulsividad?, ¿es acaso lo que se enseña o como se enseña factores que
influyen en la poca atención de los estudiantes? ¿Es esa inquietud en algunos niños la forma de
pedir algo que no están encontrando en la escuela o en la casa?
34
Avanzando en esta reflexión, el panorama en la escuela en el marco de la sobre-
exigencia, evidencia que tanto los estudiantes y docentes se ven sometidos a situaciones que
ponen a prueba sus límites, los primeros deben responder a exigencias académicas, conductuales
y comportamentales, y los segundos a su vez, responden a los requerimientos propios de la
institución y el ministerio, quienes determinan su desempeño19
, que se equipara a su éxito como
docente.
Actualmente Colombia bajo la directriz de sus gobernantes propiamente bajo la bandera
del presidente Santos cita: “Para ganar la paz en un segundo tiempo tenemos que ser más
ambiciosos: Colombia la más educada de América Latina, para que cada niño o joven tenga un
desarrollo integral que le permita ser exitoso20
”; es decir, la apuesta es a ser más educada que
Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Uruguay y demás países que la conforman, pero está bien desde
esa misma perspectiva colonial ser menos educada que Estados Unidos y Canadá.
La directriz “Colombia la más educada de América Latina” deja entre ver que como país
también vivimos en una competencia que se mueve dentro de los límites de la sobre-exigencia,
no se sugiere una competencia entre nosotros mismos, no es propio “ser educada” sino ser la más
educada en relación con los otros países de América Latina, ese es el verdadero valor que se
promueve. Por otro lado, vale la pena cuestionar el significado que se le confiere a la premisa
“educación”, que en esta línea es entendida como conocimiento que será evaluado a la luz de las
pruebas externas homogenizadas, quienes determinan si se es o no la más educada en relación
con los otros países evaluados; por lo tanto, estas evaluaciones que como país debemos
responder están sujetas a estándares y parámetros establecidos por agentes externos que poco
tiene que ver con nosotros, nuestros contextos y realidades. ¿Es esto una invasión consentida a la
19
En Colombia los docentes ingresan al servicio educativo mediante concurso de méritos (prueba de aptitudes y conocimientos básicos, prueba psicotécnica y entrevista), a partir de este momento ingresan en periodo de prueba y deben someterse anualmente a una evaluación bajo cargo de sus directivos, para poder ascender igualmente deben hacerlo por concurso donde solo unos pocos logran el ascenso. 20
Colombia la paz ya viene. Plan de gobierno las ideas de todos. Recuperado de http://www.juanmanuelsantos.com/media/cuadernillo-21MAY.pdf
35
subjetividad de nuestro país?, ¿Por qué siempre vivimos en la necesidad constante de validar lo
externo frente a lo nuestro?
Cabe mencionar que esta pretensión “de Colombia la más educada”, está amarrada
también a un tiempo, se espera que para el año 2025 Colombia logré esta distinción y para ello le
apuesta a programas como “El día de la Excelencia Educativa”, “Ser pilo paga” y “Jornada
Única”, que promueven la competencia y solo privilegia a los mejores estudiantes en relación
con el puntaje de las pruebas Saber, esto con el fin de:
..fortalecer las estrategias que permitan fomentar la excelencia y calidad de la educación
superior a estudiantes con menores Recursos económicos y destacados con excelentes puntajes
en las pruebas saber 11 del Año 2014 y en adelante, lanza el programa junto con el ICETEX "ser
Pilo Paga"
Estos créditos serán 100% condonables siempre y cuando se logre la obtención del título
profesional por parte del beneficiario del programa. El ICETEX, dentro del reglamento operativo,
establece las condiciones y mecanismos para la recuperación de los recursos asignados a los
beneficiarios que no logren culminar los estudios y sean clasificados como desertores. Con este
programa de créditos condonables, el Gobierno Nacional busca fomentar el camino de la
excelencia en la educación, que se constituye como uno de los pilares más importantes para la
consolidación de la paz y la equidad para todos los colombianos. (Aprende.Colombiaaprende.
edu.co, 2016)
Lo anterior alude que la apuesta está referida solo a la parte del conocimiento que es la
que se atiende, y que la excelencia depende de los títulos universitarios que cada individuo
adquiera; que es necesario ser el mejor y que no está permitido equivocarse; esto se evidencia en
programas del gobierno como el de “ser pilo paga” que no te permite fallar en la elección de
carrera, ya que si no la terminas lo pagas con plata, y en Colombia socialmente el dinero tiene
un valor muy importante.
36
2.1.2 El dinero como valor social,
El dinero en la modernidad colombiana ha adquirido, a mi modo de ver un valor de vida
relevante, heredado posiblemente de la colonialidad y que a la fecha ha logrado perpetuarse
gracias a ambientes hegemónicos de nuestra sociedad, donde sectores como: medios de
comunicación quien constantemente invitan al consumo desmedido, la familia, que ha asumido
un rol de proveedor para jugarle a lo que el mismo sistema le ha vendido; o desde nuestro
sistema educativo que a través de sus prácticas fomentan la competencia, han promovido una
idea de vida en donde las prácticas de producción económica ocupan un lugar clave.
Sin embargo, es una idea de vida que no solo promueve valores sociales negativos
distantes a la integridad humana, sino que además, sostiene una imagen difícil de llenar, -una
ilusión, porque el sistema está diseñado para no permitir que el ciudadano del común obtenga lo
que la sociedad propone. Así que, vivimos en un constante deseo de tener pero sin contar con las
condiciones para saciar el deseo, esta situación es entonces, como correr en una rueda giratoria
que nunca se detiene; es decir, una constante sobre-exigencia dotada de ansiedad y angustia.
El principio es, “a nadie le importa en donde y como adquirí mi propiedad ni lo que
hago con ésta; mientras no viole la ley, mi derecho es ilimitado y absoluto” (Fromm, 1978. P
77) Sin embargo en la lógica de obtener el poder, como percepción personal, en muchos casos
violar la ley no es un impedimento, lo importante es no ser descubierto. Si esta forma de
relacionarnos donde el dinero articula nuestra vida, socialmente puede configurar valores
negativos, vale la pena cuestionarnos ¿Qué valores sociales se configuran desde el deseo de
poder y poseer? ¿Cuánto estoy dispuesto a hacer sin que nadie se dé cuenta para obtener lo que
deseo? ¿Qué estamos dispuestos a perder en términos de integridad humana para jugar a lo que la
sociedad nos propone?
Lo anteriormente planteado sugiere que esta situación no solo pone en jaque nuestra
integridad humana, al cimentarse posibles valores sociales negativos sino que además pone en
37
peligro la sostenibilidad del planeta, pues si la cuestión se ubica en el poseer; se está trasladando
la felicidad fuera del sujeto, en particular me refiero a “cosas”. Entonces, ¿Qué tanto estamos
dispuestos a obtener del planeta para saciar nuestra necesidad de bienes materiales? ¿Hasta
dónde vamos a llegar para calmar nuestra saciedad de posesión? ¿Cuál es el límite?
2.2. De la sobre-exigencia a la Ansiedad;
Una vez escuche que la ansiedad es exceso de futuro, y se si piensa bien, si es común
recorrer la vida atendiendo a encontrar la felicidad en metas, (desde una vida configurada desde
la sobre-exigencia se agobia el presente pensando en el futuro) es decir, se hace énfasis en el
objetivo pero no se promueve el disfrute del recorrido; en ese sentido, se hace pesado esperar
mucho tiempo por algo, se quiere todo de una vez, situación que puede dar respuesta y a su vez
perpetuar el estilo de vida acelerado que la misma sociedad ha configurado ¿Qué sentimientos
le siguen a la persona ansiosa luego de cumplir su objetivo? ¿Cuánto tiempo permanece en
estado de felicidad luego de llegar a su fin? ¿Qué sentimientos se anidan en la ansiedad? ¿Es la
ansiedad una marca constante del sujeto institucionalizado?
En el tránsito de este proceso de darme cuenta a través de esta puesta investigativa, pude
comprender que la ansiedad tuvo presencia en gran medida en mi vida, manifestándose a través
de síntomas que se movían entre el miedo, el enojo y la complacencia, articulados por una
afectación mayor: La sobre –exigencia.
La “sobre-exigencia impositiva” tal como ya lo expresé, puede violentar e invadir la
subjetividad de la otra, dibujando expectativas y concepciones que no corresponden a las
necesidades e intereses vitales de la generación dominada, dotando de sentimientos de ansiedad
y angustia al tratar de dar cumplimiento a dichas metas, que no siempre están en coherencia con
los deseos propios. Pero ¿Cómo se siente y se vive la angustia y la ansiedad?, ¿En qué se
diferencian? “La angustia está relacionada con las expectativas y se suprime eliminando las
38
exigencias” (Maturana, 1991 p. 24). En la angustia afloran sentimientos difusos, tal vez por eso
me fue difícil darme cuenta de esta marca que articula mi vida, puesto que está cargada de
matices de miedo, angustia, y enojo al no reconocer los posibles caminos; por ende, en esta
mixtura de emociones, unos con mayor presencia que otros, se camufla con maestría la
“ansiedad”.
En la ansiedad, a diferencia de la angustia, hay un reconocimiento claro de lo que se
desea, sólo que el anhelo por lograrlo no da tiempo de espera, se ambiciona para ya, y esa
dificultad para esperar, genera sentimientos de orden negativos; sin embargo, aquí es importante
reflexionar, realmente con todas esas creencias que se instauran desde lo que la sociedad nos
propone, ¿si existe claridad en lo que se quiere?, y dentro de esa confusión ¿Qué sentimientos se
emergen desde el desequilibrio entre lo que soy y lo que creo que debería ser?
Con la ansiedad no se disfruta el camino, y puede ser porque va impregnado de angustia;
por ello, cuando se presenta una meta, la energía se ubica en terminarla, y en términos de la
sobre-exigencia resulta agotador, pues al intentar dar respuesta a lo que las sociedad nos vende
hay un sobre esfuerzo constante.
Por todo lo hasta aquí planteado, la sobre- exigencia como forma de vida, donde el foco
está centrado en el cumplimiento de metas y objetivos de los que no se tiene claridad si
corresponden a deseos propios y vitales, puede propiciar en el sujeto sentimientos de angustia y
ansiedad empapados de malestar.
Ahora veamos, con relación a la sobre –exigencia y la competencia como realidad
fundada en nuestro contexto Colombiano, donde se le da tanto valor a lo económico
obligándonos a vivir en función de la competitividad, me permite reflexionar sobre las posibles
relaciones de la sobre-exigencia y la competencia con síntomas articulados a la ansiedad como:
la angustia, el enojo, la rabia, el miedo, el temor o la frustración; culturalmente presentes en los
39
contextos escolares a través de una problemática vigente denominada “matoneo21
”, la cual
manifiesta relaciones mediadas por el abuso de poder y sometimiento, frente a esta situación
conviene detenernos y cuestionarnos ¿no será este matoneo una forma en que los niños expresan
su propia forma de “ser exitosos”? ¿Qué tanto nuestras prácticas pedagógicas fomentan este tipo
de relaciones?
2.2.1 El malestar y el enojo,
Continuando con esta reflexión; el malestar y el enojo están presentes en muchos
contextos de nuestra realidad colombiana, desde las familias que a partir de relaciones viciadas
por el abuso, violentan con la presión y la sobre-exigencia a sus hijos en aras de una futura “vida
exitosa,” o quienes posiblemente sobre-exigen como forma de compensación ante lo perdido o
no logrado en sus vidas.
Ahora bien, para comprender mejor la idea, conviene esclarecer las diferencias que de
manera subjetiva ubico entre el malestar y el enojo, pues a mi modo de ver no son lo mismo, ya
que denotan distintos niveles de emocionalidad. El “malestar” puede tener presencia de manera
liviana en situaciones que me aquejan, por lo que puede ser fácil de sobrellevar, haciéndose
poco notorio, y si se cuenta con una personalidad complaciente este malestar se puede camuflar
muy bien.
Sin embargo, cuando el malestar es recurrente y tiende a acumularse, se transforma en
enojo aumentando su peso, haciéndose difícil de sobrellevar, por lo tanto, no se queda en uno
sino que busca los medios para manifestarse, comúnmente a través de distintas formas de
violencia.
21
Se denomina matoneo al acoso escolar, conductas intimidatorias, diferentes formas de maltrato psicológico, emocional, verbal, físico de forma recurrente entre pares.
40
En relación al malestar gestado en los contextos familiares, tiene presencia en la
indiferencia por parte del adulto hacia el niño, de cara a la invisibilización del menor,
visibilizándose en la ausencia de apoyo en los procesos académicos, falta de presencia en casa y
en la carencia de escucha dificultando la comunicación en la familia; ante lo anterior conviene
preguntarnos ¿Es acaso la falta de presencia de los padres en la vida del niño una forma de
sobre-exigencia que se niega a reconocer su condición de niño? ¿Cómo se siente estar
silenciado? ¿A qué recurre el niño para recuperar su propia presencia? De igual modo, sea desde
la sobre-exigencia que abruma o la que anula al sujeto, se puede dar lugar a formas de
violencia traducidas en síntomas producto del enojo de quien se violenta.
La agresividad como forma manifestada del enojo, también se puede visibilizar en el
terreno del juego, y reconocer como un posible síntoma, por ejemplo el futbol, donde las ganas
de triunfo nublan el juego limpio y dan paso a la trasgresión de las reglas, a tal punto de hacer
uso de la violencia para lograr el tan anhelado fin, “ganar” por encima de todo, llegando incluso
a validar socialmente la falta de un equipo y reprobar la falta del contrario. Entonces ¿Cuándo es
aceptada la agresión y que mecanismos sociales de busque de éxito la naturalizan? ¿En qué
formas se presenta antes de trascender a la agresión física?
Otra situación donde opera la agresividad se puede ubicar detrás del volante,
específicamente en medio de la congestión vehicular, esta situación pone en manifiesto el
desespero y lleva a la agresión de un conductor hacia otro, ya sea de forma verbal (palabras
ofensivas) o no verbal (señas ofensivas), las anteriores situaciones descritas dejan ver el malestar
y el enojo constante de nuestra sociedad colombiana, por lo que es substancial examinar ¿Por
qué estamos tan enojados? ¿Qué intentamos manifestar a través de nuestro enojo? ¿Es acaso esta
violencia detrás del volante un reflejo del malestar en nuestra vida?
Ubicándome específicamente en el contexto escolar, del matoneo en Colombia como
síntoma de una problemática social a construir, me permite reflexionar sobre los síntomas que
emergen del campo emocional, como por ejemplo la rabia contenida del grupo de estudiantes
41
agresores que con frecuencia son chicos con dificultades académicas, o el miedo que se suscita
en el grupo de los violentados que regularmente se ubican a los estudiantes destacados o
sobresalientes académicamente; dos lados muy visibles de la situación pero que no son los
únicos, ¿qué pasa con el grupo de estudiantes promedio?, el que no se destaca y que asiduamente
intenta responder con poco éxito a los estándares y parámetros establecidos. Situándome desde la
experiencia como estudiante promedio, entre los “buenos y los malos estudiantes”,
académicamente hablando, puedo decir que se afloran sentimientos de frustración y enojo con
uno mismo y el otro, sentimientos que van configurando tu forma de relacionarte con el mundo.
Una frustración que se gesta porque solo se vende la idea de bueno o malo, de perfección y
fracaso, no hay otros tonos, no hay puntos medios. Entonces, es posible que esta frustración ante
lo no logrado, y la rabia que genera no contar con las posibilidades para llegar al objetivo, se
manifieste tal como ya lo expresé, en una ansiedad y angustia constante, que a la larga no
posibilita vivir y disfrutar el proceso que se desea transitar.
Por otra parte, la rabia y el miedo no es solo una situación propia pertenecientes a las
aulas de clases sino que es extensiva a la forma de establecer relaciones de un país, una muestra
es lo que ha venido pasando en Colombia, tal como lo registra nuestra memoria histórica se
puede ubicar como un país enrabiado, evidenciado en los altos índice de violencia y la sumisión
de un conflicto interno social que lleva décadas, que según el informe entregado por la
Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, (CHCV) para ayudar a entender el conflicto,
instalado en La Habana, Cuba; el 21 de agosto de 2014, creado en la mesa de paz en el marco del
“Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y
duradera”, se plantearon ensayos como: “exclusión, insurrección y crimen”, “acumulación
capitalista, dominación de clase y rebelión armada”, cuyas reflexiones denotan relaciones de
poder, abuso, desigualdad y conflictos predominantes en un momento histórico y prolongado
hasta nuestro presente histórico a través de las maneras como nos relacionamos como
colombianos; dicha Comisión establece que:
A pesar de las hondas diferencias de enfoque en los ensayos, muchos coinciden en resaltar ciertas
“fallas geológicas” en la construcción de la nación Colombiana que, determina coyunturas y bajo
42
diversas estrategias de distintos actores armados y políticos, han servido de sustrato para el
desencadenamiento de los hechos de violencia. Por ejemplo: la cuestión agraria, la debilidad
institucional, la honda desigualdad de los ingresos, la tendencia al uso simultaneo de las armas y
las urnas o la presencia precaria o, en algunos casos, traumática del Estado en muchas regiones
del territorio nacional. La historia de Colombia es, desde esta perspectiva la historia de la
postergación indefinida de cambios necesarios, tanto en las instituciones estatales y en las
estructuras sociales, como en la conducta de los actores. (Comisión Histórica del Conflicto y sus
Víctimas, 2015. p.5)
Desde el año 2012 Colombia se encuentra en un momento histórico22
, en el que busca un
acercamiento a la reconciliación en el marco de la paz para darle fin a un conflicto armado de
más de cinco décadas (uno de los más largo del mundo); Sin embargo, luego de terminado los
acuerdos, en cuatro años de diálogos de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana, Cuba, y firmado el 26 de septiembre del
2016 en Cartagena (Colombia), el país le dice no al plebiscito23
. A pesar que este
acontecimiento puede significar la oportunidad para escribir una nueva historia, un nuevo
comienzo, el país está divido entre el sí y el no, así se puede ver:
La votación fue muy apretada mostrando la marcada polarización del país. El 'No' gana con el 50,23 % de
los votos (6.424.385 votos) contra el 49,76 % (6.363.989). Esto, según la Registraduría Nacional con el
99,64 % de mesas informadas y el 37,37 % de la votación.”
Según el mapa electoral de esa entidad, la Costa Caribe y Pacífica, Bogotá y departamentos como el
Guaviare, Vaupés y Guanía, apoyaron el 'Sí', mientras que el centro del país se fue por el 'No' (El Tiempo,
2016)
Según los reportes de las votaciones en el histórico plebiscito, se presentó el 62% de abstención,
frente a este hecho vale la pena cuestionarnos ¿es la no participación una forma de evasión?
¿Nos hemos acostumbrado como colombianos a vivir en el conflicto?
No obstante, como apreciación personal, considero que pensar en una situación contraria
al proceso de paz para darle fin al conflicto armado, sugiere perpetuar una guerra que a la final le
22
Me refiero al proceso de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas y Revolucionarias de Colombia. 23
En el marco del proceso de paz el gobierno busco que los Colombianos refrendaran o no los acuerdos que se firmaron con la guerrilla de las FARC.
43
causará más daño al país; dicha realidad deja ver de forma evidente que tan instaurado está el
conflicto y el enojo en nuestra forma de relacionarnos.
Por lo anterior, es conveniente replantarnos si la apuesta a la educación sujetada al
favorecimiento de la construcción de una paz estable y duradera debe privilegiar lo académico,
significado exclusivamente como competitivo, el cual resulta excluyente y conveniente a los
intereses económicos hegemónico al favorecer a unos pocos, al no tener en cuenta la
individualidad concreta, violentando así la subjetividad del sujeto.
2.3 Subordinación Complaciente
La sobre-exigencia resemantizada en este escrito, se refiere a una sobre-exigencia que
abruma a la luz de la imposición social, ubicando al sujeto en posición de ganador o perdedor en
términos de competencia con el otro; situación que perturba, impide, castra y violenta, si se cae
en la ausencia de uno mismo al alejarse de los intereses y necesidades propias para sucumbir
complacientemente a las pretensiones sociales. En esta misma línea, la invasión a la subjetividad
puede configurar sujetos cargados de ansiedad detonando síntomas en el campo emocional de
angustia, ira, enojo y frustración, gestada desde el exceso de responsabilidades desvinculadas
del disfrute de hacer lo que realmente nos gusta e interesa. Desde una mirada intergeneracional,
parece que se trata de transitar desde niños por un camino dispuesto por otros, perpetrándose una
negación de la subjetividad, tal como se expresa en:
…el niño que no se acepta y no se respeta así mismo no tiene espacio de reflexión porque está en la
continua negación de sí y en la búsqueda ansiosa de lo que no es y no puede ser.
¿Cómo podría un niño mirarse a sí mismo si lo que ve no es aceptable y lo sabe porque así se lo han hecho
saber los adultos desde los padres y los profesores?, ¿Cómo podría el niño mirarse a sí mismo si ya sabe
que siempre está mal porque no es lo que debe ser o es lo que no debe ser? (Maturana, 1990. P. 20).
44
En coherencia con los planteamientos anteriores, es oportuno cuestionarnos para volver a
problematizar, ¿Qué representaciones simbólicas construye el hombre que cuando niño fue
negado y anulado?, ¿Qué tipo de relaciones se construyen a través de la negación y anulación
del sujeto? ¿Qué sentimientos se anidan en estas formas de relaciones?, estos interrogantes
permiten reflexionar sobre como la complacencia de las imposiciones culturales obviando los
deseos propios, constituyen una pérdida paulatina de uno mismo; o en otros términos, una
negación de sí24
, que al final resulta una forma violenta de ser y estar en el mundo, al configurar
formas de relación basadas en el autoritarismo y la sumisión.
Por lo tanto, es posible que esa negación de sí se perpetúe a través de la complacencia,
donde ésta, puede ser un síntoma que posibilite nuevas lecturas de realidad en presencia de
sentimientos como la rabia, malestar, miedo, enojo, frustración y resentimiento articulados a la
ansiedad, en el marco de la realidad social, de una generación que domina e irrumpe la
subjetividad de la otra desde formas de relaciones mediadas por el autoritarismo, poder,
sometimiento y subordinación.
A su vez, esta subjetividad propia configurada por una actitud complaciente se abandona
o se reconfigura en una subjetividad social alineada, perpetrándose una dinámica de relación
viciada desde la obligación oculta y la aceptación esclavizada.
Desde nuestro nacimiento buscamos recurrentemente la auto-complacencia, aunque
siempre se nos ha dicho que es malo y por eso se castiga; en cambio, es plausible complacer al
otro porque es sinónimo de obediencia como valor socialmente reconocido entre padres e hijos,
empezando ahí nuestro adoctrinamiento; ejemplo de ello, es él bebe que se chupa el dedo y que
es reprendido severamente por sus progenitores por tal comportamiento. Se reprime y se castiga
el disfrute al gusto natural e individual para darle paso a asentir lo socialmente establecido; por
lo tanto, es posible que los niños obedientes y complacientes sean los futuros adultos
instrumentalizados del que se alimenta el sistema.
24
Maturana (1990)
45
En este orden de ideas, es pertinente cuestionarnos ¿Qué le espera al sujeto que atiende
complacientemente a las disposiciones de la sociedad del orden dominante?, ¿Cuál es el camino
que debemos seguir como individuos para reencontrarnos con nosotros mismo? La complacencia
de la mano de la sobre-exigencia atropella y sobrepasa, pues al manifestarse la dificultad de
tomar una postura contraria a la aceptación, el malestar aparece al cargar con deseos,
pretensiones e interés ajenos que puede inhibir los propios y el disfrute de una vida plena.
La relación coercitiva como esquema relacional básico, orientado al control y al dominio a través de
conductas que en sus formas más extremas implican abuso (emocional o físico) y que suele originar en el
niño una conducta antisocial, de resistencia a los demás, en la que se reproducen conductas similares a las
que los adultos han utilizado con él, y/o la tendencia a una complacencia extrema, a la sumisión absoluta
(Diaz, Maria José 2001, P. 151)
Según la definición de la Real Academia Española, la Coerción es una presión ejercida
sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta, entonces, las relaciones basadas en esta
especie de sometimiento reproducen esquemas no solo violentos sino formas de relación
hegemónicas con tendencia a una configuración social que busca alinear y someter, y para ello,
forjar subjetividades complacientes resulta una vía excelente.
.
La sobre-exigencia impuesta por el orden dominante en compañía de la actitud
complaciente del sujeto, que en esta resemantización será nombrada como “subordinación
complaciente”, dotada e impregnada de miedo, angustia, inseguridad, malestar y ansiedad.
Situación que puede no dar respuesta a un proyecto de vida autónomo al presentarse una
instrumentalización del ser que se somete a las disposiciones de los otros, casi como una forma
de esclavitud consentida, puede presentar un malestar que se gesta en uno mismo extendido
hacia otras formas de relaciones violentas y agresivas25
. Aunque pareciera que en este presente
25
Un planteamiento antiguo y lejano de este problema realizado en 1576 “No se puede llamar cobardía….¿es villanía?...¿qué monstruoso vicio es éste que no merece ni siquiera el título de cobardía?, ¿Quién encuentra un nombre más villano? ¿Qué naturaleza no desaprueba esta situación que hasta la lengua rehúsa denominarla? Etienne de La Boëtie. Ensayo sobre la servidumbre voluntaria.
46
histórico la esclavitud no opera en relación de pertenencia al otro, esta libertad no es tan clara en
presencia de delitos como la trata de personas26
. Sin embargo, en términos de sometimiento
consentido, hoy puede decirse que somos esclavos voluntarios de lo que la modernidad nos
ofrece, siendo ésta una expresión menos visible de relaciones de dependencia, nos esclavizamos
a nosotros mismos con el fin de pertenecer y vivir una vida que la sociedad nos susurra al oído,
que en el fondo nos sobrepasa haciéndonos infelices27
En consonancia con los párrafos anteriores, la sobre-exigencia ya resemantizada, es decir
subordinación complaciente, se enmarca en una forma de relación hegemónica que sutilmente va
configurando una subjetividad social que carece de autonomía y determinación, por lo tanto, está
alineada y sometida a las órdenes que la sociedad dominante dispone. Esta situación puede
representar como ya se expuso, en una problemática social que marca las relaciones
intergeneracionales, y en términos subjetivos puede ser una sintomatología que devela las formas
como se van configurando, donde las expectativas e intenciones de una generación puede sobre-
exigir y anular los intereses y las expectativas de la siguiente, -¡a partir de los medios de
socialización, con la educación familiar y escolar a la cabeza!-, perpetrando una generación
sobre la otra una “subjetividad invadida, violentada o negada”. Esa invasión de la subjetividad
se manifiesta a través del desplazamiento de expectativas, intereses o deseos de la generación
dominante hacia la otra dominada, configurándole socialmente al campo emocional cargas de
angustia, dolor, ansiedad, frustración y rabia, articuladas en ansiedad.
Esta ansiedad se puede evidenciar en nuestra sociedad en el incremento de las
enfermedades mentales; en el caso de los niños y jóvenes a través de los trastornos de déficit de
atención e hiperactividad, el estrés, que hoy es un padecimiento que aqueja tanto a niños y
adultos; por otro lado, la depresión y el desgaste ocupacional crónico deja ver una problemática
26
Colombia es considerado como un país de origen de víctimas de la trata de personas, tanto al interior como hacia el exterior del país, principalmente como la explotación sexual, los trabajos forzados y el matrimonio servil. Desde el 2001, la OIM implementa el programa de lucha contra la trata de personas con el objetivo de luchar contra este delito. (Oim.org.co, 2016) 27
Freud (1921)
47
de salud que tiene presencia en la sociedad actual enmarcada en el rendimiento y la
competitividad28
.
Según la Organización Mundial de la Salud (abril del 201629
) “Hay una gran variedad de
trastornos mentales, cada uno de ellos con manifestaciones distintas. En general se caracterizan
por una combinación de alteraciones de pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta
y las relaciones con los demás” Estamos entonces, en una época de aumento de las enfermedades
mentales como la depresión, frente a las épocas anteriores ¿Qué nos ha llevado a esta situación?
La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a unos 350 millones
de personas. La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas
emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio,
especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran
sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar
al suicidio. Cada año se suicidan más de 800 000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte en
el grupo etario de 15 a 29 años (OMS, 2016)
Con relación al elevado índice de suicidio entre los jóvenes entre los 15 y 29 años30
, vale
la pena resaltar que este grupo etario se encuentra en plena edad productiva, y puede ser una
época de alta presión económica, al iniciar la carrera laboral o profesional.
Retomando el miedo en esta reflexión y articulándolo como otra parte de la dimensión del
problema; el miedo a las represiones del adulto guía, gestado en la ansiedad puede ser un
síntoma de una realidad formada desde las manera de vincularse desde la sobre-exigencia
impositiva, en las que afloran vivencias enmarcadas en el autoritarismo, agresión, fomento de la
competencia, chantaje afectivo, como formas de relación establecidas sobre la negación de la
subjetividad. En este sentido, el miedo articulado a la subordinación complaciente como forma
28
Byunh – chul Han, La sociedad del cansancio. 29
Nota descriptiva (OMS, 2016. N° 396 )Recuperada de http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs396/es/ 30
Nota descriptiva (OMS, 2016, N° 369)
48
de relación es la base que la sostiene, y perpetúa a su vez, formas de relaciones basadas en
dominaciones hegemónicas.
Por lo tanto, es probable que el miedo como la complacencia, sea la forma de pertenencia
y la construcción de un lugar en el mundo de una generación que cada vez se muestra más
enojada y frustrada, desde sus maneras de relacionarse. Síntomas observados en los contextos
escolares en situaciones como: La poca tolerancia a la frustración ante el fracaso escolar,
suscitada por el miedo a las represalias del adulto; el deseo desmedido de ganar aunque para ello
implique ser desleal o usar vías socialmente inapropiadas como la trampa; conductas desafiantes
y agresivas entre pares y dificultades comunicativas entre adulto y niño.
Por todo lo hasta aquí planteado, el miedo es un síntoma que sin duda está presente en
las relaciones intergeneracionales con presencia de abuso de poder y dominación, incurriendo
en una invasión y negación de la subjetividad desde la colonización del sujeto. Cuando niños
se busca la intimidación a través de figuras como el coco o el diablo, situación que también se
presenta en la iglesia con la relación de pecado y castigo o cielo e infierno. En relación al
miedo Freud (1921) Establece una categoría denominada “miedo a la pérdida del amor31
” para
explicar la dependencia y la necesidad del hombre de subordinarse, argumentado que cuando el
hombre pierde el amor del prójimo pierde también su protección y queda vulnerable a castigos
sociales que deja en evidencia su inferioridad; entonces, ¿A que le teme el hombre realmente?,
¿Por qué necesita validarse en el otro para poder ser?
Sin embargo, más que un miedo a la pérdida del amor es la presencia latente de una
angustia <<social>> (Freud, 1921) pero ¿Qué hay detrás de esa angustia que aqueja a la
sociedad actual?, ¿Qué mecanismos nos permitirían liberarnos del miedo que nos ancla a las
relaciones de abuso de poder y dominación?
31 Freud, S (1921). El malestar de la cultura. Recuperado de
http://www.dfpd.edu.uy/ifd/rocha/m_apoyo/2/sig_freud_el_malestar_cult.pdf
49
El miedo se encuentra presente desde edades tempranas en nuestra realidad, ya sea en
eventos como el primer día de escuela, la oscuridad, a través de episodio de presunta perdida o
desde la sobre exigencia, por una mala calificación, la pérdida de un área y en consecuencia del
año escolar; estas últimas situaciones develan la dificultad para nuestros niños de asumir el
fracaso de forma natural, donde es posible que al no cumplir con las expectativas y pretensiones
impuestas por docentes y padres de familia se configure como fracaso, aumentando sus angustias
de cara a las represalias; por otro lado, al no dimensionarse el fallar como una oportunidad de
mejoramiento, causa dolor y frustración, por lo tanto, puede instaurar la creencia en el menor,
que lo correcto es transitar una vida en la lógica del cumplimiento de objetivos en el que siempre
se debe ganar porque equivocarse no es esta permitido.
En esta misma línea, sancionar el fallar y no reconocerlo como oportunidad de
aprendizaje alimenta la sobre- exigencia al atentar contra los ritmos y tiempos propios de cada
sujeto en su desarrollo y aprendizaje, generando en quien se le sobre-exige una carga en el
campo emocional de frustración, enojo, angustia, agobio en el marco de la ansiedad al
sobrepasar e ir más allá de sus propios límites.
Por lo tanto, el malestar del niño en las aulas de clase, ya sea con el mismo al no lograr
los estándares esperados de sus padres o profesores, con su par que sobresale y logra lo que él
no puede, con la cantidad desmedida de normas que lo reprimen, o simplemente el miedo a
fallar, se puede manifestar a través de comportamientos agresivos en el entorno escolar, hecho
que podría ser un síntoma que devela nuevos fenómenos de lectura de realidad en el que desde la
sobre-exigencia se forja una privación constante del sujeto, situación que resulta violenta al
encontrarse el sometido con la dificultad de atender sus propias satisfacciones para exaltar las
necesidades de los otros (cediendo poco a poco para finalmente complacer), creando un
desajuste interior que configura en una constante angustia social.
50
Esquema N° 3
En síntesis y para dar cierre a este capítulo, en el siguiente esquema, la sobre-exigencia
resemantizada por medio de la problematización, es comprendida y trasciende socialmente hacia
una subordinación complaciente que está dotada e impregnada de miedo, angustia, malestar y
ansiedad como campo emocional; basada en formas de relación hegemónica que sutilmente y
sin darnos cuenta nos violentan y castran, perpetrando una subjetividad social alineada que
carece de autonomía y determinación, por lo tanto a través de una especie de esclavitud
voluntaria esta subjetividad social se somete a las disposiciones que dicta la sociedad.
51
3. CAPITULO III. RECORTE DE REALIDAD
Desde las relaciones intergeneracionales como campo de observación en el marco de la
sobre-exigencia, se pueden presentar formas de relación con presencia de abuso y dominación,
de una generación puede invadir la subjetividad de la otra, perpetrándose en la generación
dominada una subjetividad subordinada y complaciente, dotada de miedo, angustia, malestar y
ansiedad, síntomas tomados en el presente capitulo como observables. Se intenta articular al
referente empírico propuesto para la presente investigación con el campo problemático
construido en los capítulos anteriores a un recorte de realidad, para dar cuenta de una
sintomatología social que se enmarca en una lectura histórico-contextual.
Estas formas de relación hegemónica sutil, pueden violentar y castrar la subjetividad que
es sometida, dando lugar a la construcción de una subjetividad social alineada que carece de
crítica, autonomía y determinación. Entonces, el individuo queda expuesto a las disposiciones
que se imponen como verdades únicas e incuestionables que la misma sociedad crea, sometidos
en el rol impuesto como esclavos voluntarios.
Entonces, en una sociedad que pretende alinear, homogenizar a través de sus relaciones
hegemónicas, y en el marco de la sobre-exigencia como campo problemático construido desde
mi propia colocación, como docente-investigadora desde una postura crítica encontré al
confrontarme con la población con quien trabajo, la necesidad de hacer comprensiones sobre:
¿Cómo opera la sobre-exigencia en la población en situación de discapacidad visual?, y en el
marco de las relaciones intergeneracionales de forma más puntual entre padres e hijos ¿Qué
formas de relaciones emergen en presencia de una situación de discapacidad?, Qué tanto
contribuyen estas formas de relación con la construcción de la autonomía en las personas en
situación de discapacidad visual? ¿Qué lugar ocupa el miedo y el enojo? y ¿cómo se relacionan
52
estas emociones con la sobre-exigencia? Entonces, desde esta lógica homogenizadora que
plantea la sociedad ¿cómo se asume la discapacidad?
3.1 Comprensión del campo de conocimiento
A manera de Introducción
Esta observación, análisis y reflexión sobre la realidad se realizó en una población de
ocho estudiantes en situación de discapacidad visual y sus respectivos cuidadores, seis de estos
estudiantes con diagnóstico de ceguera y dos ubicados con baja visión, de la Institución
Educativa Francisco Luis Hernández Betancur.
Dicha institución desde el año 1925 hasta el año 2003 atendía exclusivamente a
población en situación de discapacidad sensorial (sordos, ciegos y baja visión), en sus inicios
abordó la situación de discapacidad desde una metodología médico – rehabilitadora32
, desde esta
línea, la institución afrontó el trabajo a través de grupos de desmutización, enfatizando en la
parte de lenguaje oral en la población sorda y no en lenguaje de señas como lengua natural,
terapia de lenguaje y ocupacional. –Luego, atendiendo a todos los cambios y transformaciones
en el marco de la formación académica, ahora desde una perspectiva social, y con la entrada en
vigencia de la Ley 715 de 2001; en el año 2002 ingresa al colegio población sin discapacidad,
realizándose una inclusión a la inversa, el cual la consolida como institución de carácter regular
adscrito a la Secretaría de Educación de Medellín.
Si bien este cambio, del enfoque rehabilitador a un modelo que apunta a una perspectiva
humanizada, que tiene en cuenta el reconocimiento del sujeto y su participación, surge en gran
medida a la nueva existencia de la política pública; con la apertura del bachillerato en el colegio,
32
Desde este enfoque La discapacidad es considerada como una enfermedad, problema y anormalidad del sujeto, por lo tanto se busca una rehabilitación centrada en el individuo como paciente minusválido. Este tipo de enfoque es propio del sector salud como institución y centros especiales.
53
los estudiantes muestran mayor empoderamiento frente a su proceso de formación, reclamando
mayor calidad; situación que obliga a los docentes a cualificarse. “Los padres y hasta en el colegio
éramos asistencialistas por desconocimiento e ignorancia (…) Eran exigentes (los estudiantes) con los
profesores, armaban protestas, decían que no enseñábamos, que éramos malos docentes” (Cecilia,
201033)
En la anterior situación, “la rebeldía y las protestas” de los estudiantes pueden expresar
un malestar que se gesta en una época en el que la mirada se fija en la discapacidad y no en el
sujeto, ¿qué representa ser determinado por una carencia, por lo que me falta, según el criterio
de una mayoría que se considera distinta y superior a mí? ¿Qué formas de relaciones se
establecen con el aprendizaje cuando es el “otro” que se reconoce como superior el que
determina qué, el cómo aprender, y hasta como debería ser como sujeto en base en lo cree que
me falta?, ¿Se presentó en la rehabilitación de las personas en situación de discapacidad una
forma de anulación del sujeto al pretender normalizarlas? ¿En este presente histórico hay un
reconocimiento real del sujeto?
La institución ha vivido los cambios pedagógicos, culturales, físicos y políticos que cada
época propone, un ejemplo de ello, es el fortalecimiento del plano lingüístico y cultural, que da
apertura al surgimiento de la “comunicación total34
” como método de comunicación en la
comunidad sorda; otro hecho, es la restructuración de las instituciones educativas por parte del
Ministerio de Educación Nacional, quien dispone la clausura de los internados del país, directriz
que impacta a la institución viéndose obligada a cambiar su dinámica y disponer del retorno de
gran parte de su población estudiantil35
. Todos estos cambios han posibilitado una
resignificación en la concepción del sujeto, en el que se aleja de la perspectiva rehabilitadora y
33
Vivencia de la profesora Marta Cecilia Muños Rodríguez, frente a los cambios coyunturales que se presentan en la institución. Tomado del ensayo del “proceso de inclusión y convivencia de la Institución Educativa Francisco Luis Hernández Betancur en el contexto de ciudad. 34
Sistema de comunicación bimodal en el que se utilizan simultáneamente el lenguaje oral y el signado creado por Schaeffer, Musil y Kollinzas en 1980. 35
Reseña tomada del ensayo “proceso de inclusión y convivencia de la Institución educativa Francisco Luis Hernández Betancur (2016)
54
se enfoca en el concepto de inclusión36
, pero ahora desde el referente de una nueva
constitución política (1991) y la ley general de Educación (1994), que en el título III
(modalidades de atención educativa a poblaciones, capitulo 1 (Educación para personas con
limitación o capacidades excepcionales) Articulo 46, establece:
“integración con el servicio. La educación para personas con limitaciones físicas, sensoriales,
psíquicas, cognoscitivas, emocionales o con capacidades intelectuales excepcionales, es parte integrante
del servicio público educativo”
Entonces, desde estos nuevos referentes, la inclusión intenta dar cuenta del
reconocimiento de la diferencia y la necesidad de posibilitar tratos justos y dignos que le
permitan a los sujetos ser, estar, participar y desarrollarse. La escuela es la comunidad de
acogida que le permite al niño bajo la idea de “inclusión como participación37
” desarrollarse
bajo parámetros de equidad, sin que sea un impedimento tener una necesidad especial,
pertenecer a grupos étnicos o lingüísticos minoritarios para participar y para aprender según sus
posibilidades y diferencias. Sin embargo, frente a estos nuevos ajustes en torno a la inclusión
educativa, es pertinente cuestionarnos ¿Qué tan preparados están los docentes de Colombia para
asumir el trabajo con todas las discapacidades para lograr una inclusión real desde una
perspectiva de equidad?, Frente a las nuevas disposiciones en el marco de la de política pública
¿a quién le corresponde asumir la capacitación de los docentes? ¿Cómo se vive la inclusión y la
equidad en aulas de clases con grupos hasta de 45 estudiantes con un solo docente?
Equidad como categoría se entiende como, las garantías e igualdad de oportunidades
36
El término inclusión en el marco de una perspectiva social, reconoce la diferencia y busca atender las necesidades de cada sujeto (sentido de equidad) y posibilita que los sujetos se desarrollen independiente de su condición, reconociendo en la diferencia del sujeto sus propias potencialidades, estilos de aprendizajes y habilidades como herramientas posibilitadoras para el desarrollo de su proyecto de vida. 37
Dyson (2001) citado por Arnaiz (2004)
55
que se debe ofrecer a cada individuo para ser, estar, participar y desarrollarse independiente de
su condición o la pertenencia a una minoría étnica, cultural o social. En el marco de políticas
públicas, el avance en términos de reconocimiento de derechos para posibilitar la equidad y la
participación de las personas que se encuentran en una situación de discapacidad han sido
amplios, y valiosos si se logrará trascender más allá del papel. Sin embargo, en el marco de la
problematiación es relevante cuestionarnos ¿Cómo se vive la equidad en la educación cuando se
piensa, se planea y se evalúa bajo parámetros estandarizados? ¿Cómo hablar de equidad en la
escuela cuando se forma desde una doctrina de homogenización? ¿Vivimos los colombianos en
condiciones de equidad? ¿Cómo se favorece la equidad desde las relaciones hegemónicas?
Para ilustrar algunos de estos avances en términos de política pública, veamos algunos
referentes:
Los Lineamientos de política para atención educativa a población vulnerable del
Ministerio de educación Nacional (2005), plantea acciones para la atención educativa a las
poblaciones con necesidades educativas especiales:
La educación para la población con necesidades educativas especiales reconoce que entre los seres
humanos existe infinidad de diferencias, derivadas de su género, raza, religión, cultura, posibilidades de
aprendizaje, entre otras. Esta concepción lleva a que los sistemas del estado garanticen la igualdad de
oportunidades a todos los servicios, no solo por el hecho de ser ciudadanos sino por su condición de
humanidad.
La Ley Estatuaria N°1618 27 de febrero 2013 (que da cumplimiento a lo pactado por la
Convención internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad), título III
(obligaciones del estado y la sociedad), articulo 5 (garantías del ejercicio efectivo de todos los
derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión), establece:
56
Las entidades públicas del orden nacional, departamental, municipal, distrital y local, en el marco del
sistema nacional de discapacidad, son responsables de la inclusión real y efectiva de las personas con
discapacidad, debiendo asegurar que todas las políticas, planes y programas garanticen, el ejercicio total
y efectivo de sus derechos, de conformidad con el 3°, literal C), de la ley 1346 de 2009.
Con relación a los apartes anteriores, si se confronta lo planteado en la política pública
con la participación real en condiciones de equidad de las personas en situación de discapacidad
en los espacios académicos y más allá de estos, pareciera que los avances para suprimir toda
forma de discriminación o segregación por razón de la discapacidad se han quedado estancados
en el papel. Por lo tanto, es válido cuestionarnos ¿Es la creación de la política pública garante de
cambio? ¿Qué se necesita para trasladar esta creación a prácticas reales? ¿Qué prácticas reales
se hacen para suprimir la discriminación o la segregación?, ¿Hay inclusión social real y efectiva
en Colombia?
3.1.1 Referente Empírico (sujetos de Investigación)
El grupo base referido para el análisis y comprensión de la problemática que aquí ocupa,
consta de dos poblaciones enmarcadas en la situación de discapacidad visual (ceguera y baja
visión). Esta observación se realizó con ocho estudiantes cuyas edades oscilan entre los siete (7)
y dieciséis (16) años de edad, de los grados tercero (3°), cuarto (4°) y quinto (5°) de básica
primaria en situación de discapacidad visual (6 estudiantes con diagnóstico de ceguera y 2
estudiantes con baja visión), y sus respectivos cuidadores, de la Institución Educativa Francisco
Luis Hernández Betancur38
.
38
Institución educativa perteneciente a la comuna cuatro (4) de la ciudad de Medellín, en la que estoy vinculada desde el año 2010 como docente de básica primaria, con grupos integradas por estudiantes sin discapacidad y en situación de discapacidad visual.
57
Tabla N° 1
Estudiantes que componen el recorte de realidad
Como docente, trabajar en el marco de la equidad, garantizar la participación y vivenciar
una inclusión real y positiva en el aula es uno de mis retos, sin embargo, constantemente me
cuestiono sobre las barreras que se presentan para lograrlo, ¿Qué condiciones se necesitan para
propiciar una inclusión real y efectiva? Por lo anterior, realizar comprensiones sobre la
diversidad y buscar los mecanismos para acercarme a prácticas educativas incluyentes es una de
mis mayores motivaciones, situación que me inclinó hacia el trabajo con esta población como
sujetos concretos con los cuales construir un recorte de realidad.
Con relación a los cuidadores, seis (6) de los ocho (8) participantes tienen un parentesco
de madre, un cuidador como hermano, y una tía como acudiente y representante de la menor,
Todos mayores de edad. En este grupo la mayoría son madres amas de casa, responsables de
asumir el acompañamiento en el proceso escolar de su acudido, y han encontrado en el colegio
Grado
Participante
Edad
Diagnóstico
Ceguera Baja visión
Tercero 3°
(cuatro
estudiantes)
Estudiante N°1 8 años X
Estudiante N°2 9 años X
Estudiante N°3 13 años X
Estudiante N° 4 13 años X
Cuarto 4°
Estudiante N° 5
10 años X
Estudiante N° 6 12 años X
Estudiante N° 7 16 años X
Quinto 5° Estudiante N° 8 9 años X
58
una red de apoyo para superar las barreras que se presentan ante la situación de discapacidad
visual del menor
Tabla N° 2
Cuidadores que componen el recorte de realidad
Grado
Cuidador
Parentesco
Tercero 3°
(cuatro estudiantes)
Testimonio A Madre
Testimonio B Madre
Testimonio C Madre
Testimonio D Hermano
Cuarto 4°
(Tres estudiantes)
Testimonio E Madre
Testimonio F Madre
Testimonio G Tía
Quinto 5°(un estudiantes Testimonio H Madre
A continuación se problematizan los siguientes términos: Discapacidad, ceguera y baja
visión.
Por mucho tiempo la discapacidad fue entendida como barrera e impedimento ante la
“normalidad”, pero, ¿Qué es ser es normal?, ¿Quién define la normalidad de una persona? Frente
a la discapacidad desde una perspectiva rehabilitadora la apuesta apuntaba a tratar la barrera,
que hacia al sujeto “anormal”, negándole la posibilidad de “ser” en libertad para alinearlo a los
estándares dispuestos.
59
Si bien, socialmente se reproducen formas de relaciones hegemónicas; sí existe avance en
términos de reconocimiento y valoración de la “diferencia” (-en este caso en la situación de
discapacidad) como situación inherente al ser humano, esto se evidencia en la recién política
pública creada, que plantea una mirada enmarcada desde el concepto de equidad. Sin embargo,
desde las prácticas no se visibiliza, entonces la cuestión radica en ¿cómo lograr llevar esa
conceptualización a una vivencia cotidiana?
La discapacidad abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones
de participación. Las deficiencias son problemas que afectan la estructura o función corporal; las
limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o tareas, y las restricciones de
la participación son problemas para participar en situaciones vitales. Por consiguiente, la
discapacidad es un fenómeno complejo que refleja una interacción entre las características del
organismo humano y las características de la sociedad en la que vive (Organización Mundial de
la Salud, 2013)
Según este planteamiento y de acuerdo a la conceptualización que realizó la OMS, son
términos que resuenan “limitación”, “deficiencia” y “restricción” de la participación. Por lo
tanto, es necesario problematizar ¿Qué sentimientos se anidan ante la imposibilidad de no
participar?, ¿En dónde se ubica esas limitaciones para participar? ¿A quién le corresponde
eliminar las barreras que condicionan la participación?
Situación de discapacidad visual:
La función visual se subdivide en cuatro niveles: Visión normal, Discapacidad visual
moderada, Discapacidad visual grave y Ceguera.
Desde este referente, la discapacidad visual moderada y la discapacidad grave son
reagrupadas en el marco del concepto de baja visión: entendida este último como la condición
60
de una persona que cuenta con limitación en la capacidad visual que le afecta para la ejecución
de algunas actividades o tareas que caen en el campo funcional. Y la ceguera, condición en una
persona con ausencia de percepción de la luz y que solo percibe sombras. Organización Mundial
de la Salud (OMS, 2013)
La anterior definición se ubica desde una postura médica, que más allá de ser útil para los
informes de salud pública, no contribuyen a resolver un problema social bastante denso; por lo
tanto desde esta postura la discapacidad visual se contempla como limitación para recibir
información a través del sentido de la vista, pero entenderlo de forma más amplia implicaría
“ver” utilizando todos los sentidos, de esta manera se vincularía el recibir la información a una
esfera más amplia, al de la comprensión.
3.1.2 Campo de conocimiento
Las claves que configuran la sobre-exigencias como afectación estructurante son:
ansiedad, miedo, enojo y complacencia. El centro de mi atención está en las formas de relación
que se observan entre cada cuidador y cada menor. En una primera instancia se reconoce, por un
lado una forma de vinculación desde la sobre-protección, y por el otro, un grupo con mayor
exigencia frente al proceso académico de sus hijos, pero ¿Qué otras formas de relación se
establecen?
Para tratar de problematizar lo planteado, se pasa a establecer las relaciones dentro de la
familia como parte del campo de conocimiento, es decir, mirar las relaciones más allá del
espacio escolar: dinámicas y pautas de crianza, vínculos entre padres e hijo, y la elaboración del
proceso de aceptación frente a la situación de discapacidad.
¿Qué significaciones sociales construye la familia sobre la discapacidad? ¿Cómo asume
cada familia una situación de discapacidad de uno de sus integrantes? ¿Qué lugar ocupa el
61
miedo y el enojo? Dichos cuestionamientos pueden hacerse a la luz de la matriz antropo-
pedagógica que nosotros mismos construimos compuesta por el miedo y malestar como síntomas
a captar en la realidad.
Esquema N° 4
Matriz antropo-pedagógica
3.1.4. Instrumentos de recolección de datos
En esta investigación como técnicas de recolección de datos se implementaron tres herramientas
que desde una postura hermenéutica posibilita la interpretación y comprensión de la realidad.
62
Conversatorio semi- estructurado a los cuidadores de los niños con una situación de
discapacidad visual en torno a preguntas problematizadoras39
Creación de cuentos de los niños, se utiliza la narrativa escritural como dispositivo para
indagar sobre sus miedos y temores.
Observación participante en aula de clase incluyentes con estudiante con una situación
de discapacidad visual.
3.2 Recorte de realidad de especificidad histórica:
Comprensión del campo de conocimiento a la luz de los observables que componen la
matriz antropo-pedagogica, puesta en marca a través de los instrumentos de recolección de datos.
Esta comprensión se abordará en tres apartados: Reflexión desde los observables en torno a los
estudiantes, los cuidadores, y por último, las relaciones y categorías emergentes.
3.2.1 Reflexión desde los observables en estudiantes:
Con relación a la intervención y análisis en los estudiantes, se abordó a través de la
narrativa, en un primer momento desde un conversatorio sobre información personal, gustos,
intereses, vida familiar, para acercarnos a formas de relación y construcción de vínculos dentro
de la familia; sin embargo el miedo y enojo no fue posible captarlos en este momento, pero se
ubican dentro de los cuentos escritos por ellos mismos en el marco de estas dos emociones.
39
Son un dispositivo que posibilita profundizar sobre las marcas y claves a observar, interpretar y comprender para complejizar el campo problemático.
63
Otra dimensión emergente que no se había considerado hasta este momento, es la
soledad, que tiene presencia desde esta óptica en los niños en situación de discapacidad visual, y
fue visibilizado en relación al miedo. Más adelante se ampliará en torno a esta nueva categoría.
Con relación a la situación de discapacidad visual hay que resaltar que en todos los
estudiantes entrevistados su condición es congénita, por lo tanto, para ellos no existe perdida, ni
tienen lugar esos sentimientos de rabia, miedo o angustia presente en sus progenitores a raíz de
esta condición visual. En este momento de la vida del niño haber nacido sin la vista resulta para
ellos igual que nacer con el cabello, o la piel de un determinado color. Pero ¿hace el niño en
algún momento su propio duelo?
Detrás de mi casa, en Cisneros, había un solar amplio, como de media manzana. Un solar lleno
de árboles de limón, de mango, de guayaba y de naranja. Era como un pequeño bosque. Cada
mañana, apenas despertábamos, mis hermanos y yo salíamos a jugar allí. Yo era la séptima entre
mis nueve hermanos, y jugaba y saltaba y realizaba actividades como los demás niños. No sabía
ni sentía que tuviera algún tipo de discapacidad. A lo sumo, a veces, cuando iba a recoger alguna
fruta la confundía con una hoja caída de un árbol, y por coger la fruta cogía la hoja. Pero de
resto participaba de todas las actividades infantiles. No me discriminaban ni me señalaban como
persona inferior o incapaz. (López40
, 2015)
Con la situación de la ceguera congénita pretendo resaltar, que es posible que las
personas en una situación de discapacidad no se sientan en desventaja o que les haga falta algo, y
que es el ambiente social el que crea y ahonda esta percepción e idea de perdida, de diferencia
como desventaja, o como hace mención Marchesi como “persona inferior o incapaz” Pero ¿Por
qué se reconoce la diferencia como desventaja?, acaso ¿es tan fuerte la formación desde la
homegenización que nos asusta la diferencia? no somos todos diferentes ¿no es la diferencia lo
normal?
40
Narración autobiográfica de Gloria López docente del aula de apoyo de la Institución Educativa Francisco Luis Hernández Betancur.
64
En relación a la idea de persona inferior gestada por un cuerpo social, vale la pena
preguntarnos: ¿De qué forma contribuye la escuela con esta idea de inferioridad? Que tanto
aportan hechos como: las calificaciones numéricas; las evaluaciones estandarizadas, que no
reconocen las diferencias contextuales e individuales de los sujetos; las izadas de banderas, que
reconocen a uno sobre los otros; o el lugar que ocupa cada niño en el aula, según su
desempeño académico, con esta imagen de inferior ¿Se promueve desde el trabajo por
competencia esta idea de incapacidad e inferioridad en nuestros educandos?, ¿Es la discapacidad
una condición del sujeto o es la sociedad discapacitante?
Regularmente, como a cualquier otro niño, a los niños en situación de discapacidad visual
les gusta jugar, divertirse, relacionarse y participar; para ellos no parecen existir limitaciones, sin
embargo, a medida que crecen se hace más pesada la discapacidad porque es la sociedad por
medio de sus padres quien significa las barreras en su subjetividad. Pero ¿qué formas de
relaciones se establecen bajo la idea socialmente compartida por sus padres que la barrera está
en su condición visual y no en el medio social que le exige ser exitoso y competitivo?
Usando una preocupación del presente inmediato de Colombia, luego de firmado un
acuerdo de paz con los integrante de la Farc para darle fin a un conflicto, y empezara a construir
una nueva historia en el marco de una paz estable y duradera ¿cómo se aporta a la construcción
de la paz desde la no valoración de la diferencia?
3.2.1.1 Miedo a la soledad
Desde el trabajo con cuentos, en los niños, afloró el miedo a la soledad como constante en
ellos, manifestada a través de episodios de rechazo y falta de aceptación de sus pares. Así se
ilustra es los siguientes casos:
65
“Tenía muchos amigos en muchas partes, pero algunos no les gustaba jugar con él. El conejito
se sentía muy triste y cuando se enojaba con ellos, se iba solo para el bosque…al conejito no le
gustaba estar solo (…) y lo aceptaron tal y como es y jugaron muy felices para siempre” El
conejito saltarín (cuento, Estudiante N° 1)
“Temía que lo rechazara la perrita que él quería y los demás perros, que no quisieran ser sus
amigos por el solo hecho de faltarle su patica (…) le daría a conocer sus buenos sentimientos, su
belleza interior. La perrita quedó muy enamorada de él por sus buenos sentimientos, porque la
respetaba y la valoraba, lo contrario a los otros perros. Duglas al ver que era aceptado y
querido por los demás perros fue el perrito más feliz del mundo” (Cuento, Estudiante N° 7)
Con relación a las claves detectadas en los cuentos son voces que resuenan “temía que lo
rechazarán”, “que no quisieran ser sus amigos”, “pero algunos no les gustaba jugar con él”, “no
le gustaba estar solo”. Estas expresiones denotan un sentimiento de angustia en los estudiantes
frente a falta de aceptación de sus pares, hay presencia de un sentimiento de soledad. Esto me
lleva a cuestionarme, si desde el trabajo en una aula incluyente se busca a eliminar las barraras
de segregación adoptando medidas de inclusión, ¿Cuáles son las barreras que se están
abordando? ¿En dónde están puestas estas barreras? ¿A qué tipo de participación se le está
haciendo énfasis en el aula? Al tratar de hacer comprensiones sobre la situación y teniendo en
cuenta lo observado, parece que en términos de eliminación de barreras para no caer en la
segregación, la mirada esta fija en lo académico pero aún no se ha acercado a las barreras
actitudinales en los sujetos.
La soledad puede ser un síntoma, que evidencia una problemática presente en las
relaciones de aula que a pesar de prácticas y discursos incluyentes pareciera que no hay una real
aceptación de la diferencia, cuando la soledad se convierte en el principal temor que detectamos
en nuestros sujetos.
66
Algo que llamo mi atención en la observación en este este recorte de realidad, es la
tendencia en los niños a relacionarse y separarse según su situación diagnostica; es decir, en los
espacios de descanso los niños invidentes se relacionan con sus pares invidentes, y los videntes
entre ellos. Entonces, si en aula están incluidos ¿Por qué les cuesta relacionarse en los espacios
donde pueden hacerlo con libertad? ¿Se está trabajando desde las prácticas pedagógicas en la
verdadera inclusión? Con esto se puede llegar a cuestionar si en nuestras instituciones se respeta
realmente la diferencia, y llegar a ampliar nuestra preocupación para preguntarnos en nuestra
sociedad presente: ¿Cómo aportar a la construcción de la paz desde las experiencias de la
educación en la diversidad?
En la situación mencionada en el párrafo anterior; si bien entre grupos no caen en
conductas violentas en términos de maltrato físico y verbal de una población hacia la otra, si se
evidencia cierta indiferencia y apatía en la formación de vínculos de amistad reales. Ante esto,
es válido cuestionarse. ¿Es la indiferencia una forma sutil de violencia? ¿Cuáles son las barreras
que nos posibilitan la inclusión real? ¿Cómo eliminar esas barreras? ¿Cómo dar el salto de
inclusión educativa a una inclusión social real y efectiva?
Personalmente considero que la soledad ha sido un temor latente en los seres humanos,
pero ¿cómo se vive la soledad en una sociedad sórdida y sobre-exigente en sus formas de
relaciones? ¿Cómo se vive la soledad desde la discapacidad? Es curioso, que hoy en el tiempo
de la conectividad y la ocupación, en el que parece que nunca estamos solos, tenga una alta
presencia estos sentimientos, sin embargo es oportuno preguntarnos ¿Qué correspondencia tiene
la sobre-exigencia con la soledad? ¿Se está evadiendo la soledad con la sobre-exigencia como
forma de relación?
Desde una formación homogenizada, en el que la diferencia es reconocida como
desventaja, es probable que se presente una disminución de uno mismo, al tratar de camuflar
esta diferencia que me hace único como sujeto para pertenecer a una mayoría que cumple con
los estándares de “éxito” que la sociedad dominante determina. Entonces, si se trata de
67
pertenecer desde lo que no soy ¿Cómo generar vínculos reales? ¿Estamos presentando como
sociedad una crisis en el marco de la construcción de relaciones y vínculos reales con el otro?
3.2.2 Reflexión desde los observables en cuidadores:
El trabajo con los padres se abordó desde la línea de un conversatorio semi- estructurado,
en torno a unas preguntas ¿Cómo se vive el proceso académico y formativo del niño en situación
de discapacidad visual? ¿En dónde se ubica el miedo y donde tiene presencia el enojo?
Posteriormente para profundizar más en torno a las significaciones a construir, se les
pidió que escribieran en una hoja lo primero que sintieran a la luz de las palabras: familia,
discapacidad, miedo, rabia, exigencia, pasado y futuro (ver tabla N° 3 y N° 4), para luego
ponerlo en consenso con el grupo alrededor de algunas preguntas problematizadoras.
A la luz de las dinámicas propuestas como instrumentos de investigación, fue emergiendo
a través del conversatorio semi-estructurado y en torno a las preguntas en los padres y
cuidadores, “la elaboración del duelo frente a la discapacidad” como hallazgo importante que
puede estar en relación con las formas de vincularse en las relaciones intergeneracionales padres
e hijos o cuidador y menor.
A través del proceso de entrevista y conversatorio con las madres y cuidadores, fue
común encontrar términos como doloroso, complicado, difícil, traumático para referirse a la
situación; palabras entrecortadas, incluso llanto dejan ver rastros de dolor a pesar del tiempo
transcurrido. El pasado es evocado con sufrimiento, y trae a la consciencia la angustia y la
impotencia de ese momento, cuando había mayor presencia de miedo a causa del
desconocimiento.
68
Tabla N °3
Sentir sobre el pasado (previo al conversatorio)
El proceso de elaboración y aceptación de la situación por parte de los padres frente a la
situación de discapacidad, inicialmente no fue centro de mi interés en este proceso de
investigación, sin embargo, este hecho tomo fuerza en la medida que ubicaba en cada uno de los
entrevistados (cuidadores), el dolor como constante, mientras me cuestionaba sobre la posible
correspondencia entre la forma de afrontar la situación con la construcción del vínculo y las
formas de relaciones entre familia e hijo.
En el recorte de realidad y en relación al enojo, fue difícil observarlo en primera
instancia; al indagar al respecto fue común en las madres o cuidadores la evasión y la negación
de ese sentimiento, ¿se está escondiendo el sentimiento de enojo en los cuidadores o madres
frente a la situación de discapacidad?, es viable que detrás de la negación de este sentimiento se
esconda una posible negación o una falsa aceptación de la situación de discapacidad en el niño.
Al considerar las emociones por las que atraviesa la familia, se puede decir que se inicia
un proceso doloroso, que necesita ser sanado y que requiere de un tiempo personal y propio en
00,5
11,5
22,5
3
Frente a los sentires del pasado
Frente a los sentiresdel pasado
69
cada uno de los miembros de la familia. “El proceso se ha comparado al que se da por la
pérdida de un ser querido, y, de hecho, las etapas que atraviesan los padres hasta la aceptación
de discapacidad del hijo son muy similares a las del duelo: los padres tienen que renunciar a las
expectativas que todo padre tiene de tener un hijo sin ninguna dificultad, incluso un hijo ideal y
perfecto” (Marchesi, Coll Y Palacios, 1999, p. 474)
Con relación a este sentido de perdida que se presenta, vale la pena cuestionarse ¿a qué se
le hace duelo realmente?, acaso a la idea de vida exitosa que la sociedad propone. Entonces, se
sufre ante una idea de éxito configurada socialmente pero que inconscientemente se lucha por
pertenecer así sea agotador, cruel e injusto con nosotros mismos o con las personas que amamos.
Por todo lo hasta aquí planteado, es conveniente preguntarnos, ¿se sana realmente la
pérdida del ideal de vida que se impone? ¿Qué hay detrás de la creencia de que una persona en
situación de discapacidad no puede ser “exitosa”? En términos de desarrollo ¿Cómo afecta al
niño ese tiempo de acomodación que necesitan los padres para aceptar la situación en una de las
etapas más importantes de su vida?
Los primeros años de vida del niño son cruciales al ser considerados la base que
posibilitaría un buen desarrollo posterior, sin embargo, no es un secreto para quienes
compartimos con ellos, que en la vida del niño en situación de discapacidad visual, estos
primeros años son transitados desde la angustia, rabia, miedo y frustración de los padres,
sentimientos propios de la dolorosa situación o “perdida” que sobrellevan; por lo tanto, es una
pregunta producto de esta problematización, ¿Cómo contribuye la manera de enfrentar la
situación como familia en la construcción de la subjetividad del menor?
Ahora bien, en el proceso de duelo ante el nacimiento de un hijo en situación de
discapacidad, autores hablan de la muerte del hijo idealizado, hecho que requiere un proceso de
recuperación en el que se pone toda la energía en lo que “pudo ser”, y se puede llegar a descuidar
70
lo que si tiene lugar en la vida de la familia. ¿Cuánto tiempo se puede transitar en este proceso
de aceptación?
Con relación al proceso de aceptación de la situación, los tiempos que se reconocieron en
los sujetos van más allá de nombrarlos en años. Si bien muchos padres plantean que ya hay un
proceso de aceptación de la situación, hay conductas en los padres como la privación a que su
hijo use el bastón o a que el niño realice actividades cotidianas por si solos, que dan cuenta de
una posible negación de la discapacidad. Por lo tanto a pesar de la creencia en muchos padres
de haber atravesado ya ese umbral de negación, pareciera que hay una aceptación disfrazada.
Algunos autores hablan de las fases que se atraviesan en una elaboración de perdida, sin
embargo al observar y analizar en esta investigación la postura frente a la aceptación de la
discapacidad en los cuidadores, algunos con más de 10 años lidiando con la situación, todavía
se evidencian rasgos y vestigios de una posible no aceptación de la misma, ¿acaso ellos aún no
han atravesado todas estas fases? Esta situación me ínsita a cuestionarme de cara a dichas
etapas, ¿Luego de vivir por algunos episodios que den cuenta de atravesar estas fases hay un real
duelo elaborado?
A continuación se ilustrará las distintas fases por las que pasa una familia al enterarse de que
su hijo presenta una discapacidad visual según Ferrell (1990) citado por (García, Guillén y
Lorenzo, 2002, p.160)
1. Etapa de negación y aislamiento: los padres restan importancia al problema y pueden
llegar a negar su existencia. Es una etapa de confusión con presencia de sentimientos de
culpa y desesperación.
2. Etapa de enojo: se intentan buscar culpables al problema del menor, son habituales
estados de ánimos difusos.
71
3. Etapa de depresión: Los padres manifiestan una actitud de desánimo ante el problema y
no se asumen preparados para hacerle frente a la situación.
4. Etapa de aceptación: estado de relativa calma donde los padres desarrollan confianza en
las posibilidades de su hijo para llevar una vida normal, se da paso a una visión realista y
practica que le permite enfocarse en las acciones a seguir para ayudar al menor, implica
la aceptación del hecho.
Con base en las etapas anteriormente planteadas por el autor; es en la etapa de aceptación
donde se empezaría a visibilizar las posibilidades del niño como sujeto, y por lo tanto donde se
presenta un accionar con pertinencia por parte de los padres para posibilitar el desarrollo del
menor. Por lo tanto, a mi modo de ver, es el momento de la aceptación de la situación donde se
presenta un nuevo nacimiento para el niño en situación de discapacidad visual, al ser el momento
en que realmente es visto por sus padres, no desde su condición visual sino como sujeto dotado
de posibilidades. Sin embargo, es posible que en muchos casos donde se presenta una falsa
aceptación se lleve a un accionar sin pertinencia que no corresponda a las necesidades que
requiere el menor.
Así, conviene subrayar que, a menor tiempo de aceptación de los padres mayor beneficio
para el niño, en cuanto no se pierde tiempo en lamentaciones y se activan las rutas necesarias
para la construcción de habilidades que posibilitan su participación en la sociedad. Por todo lo
aquí planteado es oportuno preguntarnos ¿Cuál es el rol del Estado colombiano frente a la
discapacidad? ¿Por qué no hay un acompañamiento integral frente al nacimiento de un nicho en
situación de discapacidad visual?
Según lo planteado en la Ley N° 1618, 27 de febrero 2013 (queda cumplimiento a lo
pactado por la convención internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad),
título IV (Medidas para la garantía del ejercicio efectivo de los derechos de las personas con
72
discapacidad), el artículo 8, establece que se hace necesario el acompañamiento de las familias
por parte del estado, sin embargo es una situación que está lejos de estar resuelta; así se
evidencian en los testimonios recogidos cuando emergen hechos como el siguiente “cuando el
niño nació no recibí ningún acompañamiento, ni fue a centros para estimulación, hace tiempo
me daban un subsidio por discapacidad pero ya hace dos años que no lo dan” (Testimonio B)
Frente la forma de resolver del Estado, que en el fondo resulta como una especie de caridad,
teniendo en cuenta que hay poca existencia de centros de estimulación y acompañamiento real
para favorecer la participación de las personas en situación de discapacidad; en la ciudad de
Medellín aparte de la unidad de discapacidad41
– ser capaz, de la secretaria de Inclusión social,
familia y derechos, de la alcaldía de Medellín, solo se encuentran dos centros que ofrecen
atención a la población con discapacidad visual desde los cero años: la corporación educativa
Coorpanin42
que además presta sus servicios a niños y jóvenes con discapacidad motriz, y el
Comité de Rehabilitación43
, frente a esta carencia de apoyos es importante reflexionar ¿Qué
representa la discapacidad para el Estado en Colombia? ¿Qué aporta el subsidio por discapacidad
a la inclusión y la participación de las personas en una situación de discapacidad?, ¿Qué
significaciones sociales se crean al relacionar la discapacidad en torno a un subsidio económico?
41
Instancia municipal que lidera la formulación, articulación, coordinación e implementación de estrategias y políticas sociales, tendientes a la promoción, protección, restitución y garantías de los derechos de los diferentes grupos poblacionales, para mejorar la calidad de vida. Recuperado de https://www.medellin.gov.co/irj/portal/medellin?NavigationTarget=navurl://0daf6d12049919fafad66823152c5f2d 42
Corporación que surge como un sueño y una Inspiración de María del Pilar Olascuaguas, desde que tenía 9 años de edad. Su misión es afianzar en los niños y jóvenes en situación de discapacidad sus destrezas en las diferentes áreas del desarrollo, en concordancia con la formación de principios y valores que les permiten afrontar en la medida de sus posibilidades las situaciones de la vida cotidiana en el ámbito familiar, escolar, laboral, de acuerdo a sus capacidades físicas e intelectuales; para hacer de Medellín la más incluyente Recuperado de http://corporacioneducativacorpanin.webnode.es/ 43
Es una empresa social cuya misión es la transformación de la vida, mediante el desarrollo de niveles de independencia, autonomía y participación de las personas en situación de discapacidad, su familia y su entorno. Recuperado de http://www.elcomite.org.co/
73
En el marco de la problemática que aquí se expone, un subsidio económico no aporta a
una solución real y efectiva al no estar interviniéndose en el “problema de fondo”: posibilitar la
participación en todos los ámbitos económicos, políticos, culturales y sociales de las personas
en situación de discapacidad y así eliminar toda forma de segregación y exclusión. Por otra
parte, el pago de un subsidio por razón de la discapacidad fortalece la creencia en la sociedad
que la desventaja está en la discapacidad, que las barreras están en los sujetos y no en un cuerpo
social discapacitante. Por todo lo anterior, pareciera que la discapacidad representa para el estado
una molestia, a la que es más fácil embolatarla con aportes económicos (subsidio) que meterse
de lleno en soluciones reales que propicien una inclusión real en un estado ideal de equidad.
Como padres es común plantear expectativas en la formación académica de los hijos; como
se viene planteando, socialmente se visibiliza el “éxito” académico en niños y jóvenes como un
indicador que mide las posibilidades para el “éxito y desempeño laboral” del adulto, sin
embargo, la ansiedad y la angustia en los padres de los estudiantes en situación de discapacidad
va un poco más allá, ya que a la dicha valoración se le suma como agravante, el desconocimiento
del camino a seguir con un hijo en condición de discapacidad, el desconocimiento del como
apoyarán estos procesos; la angustia no se ubica sólo en el futuro lejano sino en el día a día,
porque se va aprendiendo de forma paralela.
La angustia por el desconocimiento ante el nuevo camino se puede traducir en miedo, tal
como se ilustra en la siguiente tabla N° 4 y el testimonio.
Una señora de la iglesia me contó de la existencia de este colegio, yo vine y me le
hicieron entrevista, el niño apenas tenía cuatro años, y ahí ya fue un cambio, porque yo
tenía temor en cómo le iba a enseñar a él a escribir, a estudiar, todavía tengo ese temor
porque hay mucha cosa para aprender. (Testimonio A)
74
Tabla N °4
Con relación al miedo, es posible que sea un sentimiento que no desaparece sino que se
atenué, y se reactive cada vez que se presente una situación o decisión critica en la vida de la
familia, tal como lo es el inicio del proceso escolar en la niñez, o la independencia en su
desplazamiento y movilidad, así se expresa: “Yo creo que yo ya lo he aceptado y superado todo,
aunque la verdad, lo que si me daría miedo es cuando él ya tenga que desplazarse solo, eso
todavía no”. (Testimonio H), en este testimonio se evidencia una ambivalencia frente a la
aceptación de la discapacidad, lo cual puede denotar una aceptación irreal de la misma: por un
lado hay una manifestación de la aceptación, y por el otro, ante un hecho concreto como el
desplazamiento del hijo, aparece un “todavía no”. Si bien las condiciones del niño con
discapacidad visual contemplan unas necesidades diferentes, en términos de ajustes, que al
desconocer cómo abordarlas genera angustia y ansiedad en la madre o el cuidador, en términos
0
0,5
1
1,5
2
2,5
3
Sentir sobre el futuro
Sentir sobre el futuro
75
de preparación para la vida ¿no es el ideal en todo proceso de formación educar para la
independencia y la autonomía? ¿Cómo se piensa la independencia y la autonomía en las
personas en una situación de discapacidad?
En el proceso de entrevista y observación sobre las pautas de crianzas, observe una
especie de polarización de la situación que puede estar relacionado con la forma como los padres
enfrentan y elaboran su proceso de duelo. -sobreexigencia vs sobreprotección- Por un lado se
encuentran un grupo de estudiantes con alto grado de sobreprotección evidenciado en la alta
dependencia en los niños para movilizarse, dificultades para asumir diferentes tareas de la vida
diaria, como: vestirse, bañarse, alistar sus útiles escolares, o ausencia y carencia de
responsabilidades, entre otros. Por otro lado, está un grupo de estudiantes que evidencian un
exceso de actividades, la mayoría de ellas extra-clases como música y deportes.
En mi casa la verdad, cuando me dan ganas le ayudo a mi mami a trapear, a veces a
lavar trastes cuando la veo muy cansada o enferma , pues yo le ayudo por los laditos, o
cuando me mandan, pero eso si es un milagro que me manden a mí a hacer oficio
(Estudiante N° 6)
Pues la verdad la niña si usa el bastón pero no se moviliza sola, la profe este año la
quería poner a que se fuera sola para la banquita, un día yo llegue y la vi desesperada y
esa noche la niña no me durmió, entonces yo le dije a la profe que no me le exigiera eso
porque es mucho para la niña (Testimonio G)
Yo estoy en Judo, patinaje, natación, pintura y música, cada una de las actividades me
encanta, pero me apasiono más por la música, también asisto a la fundación Corpani
(Estudiante N° 8)
76
En concordancia a lo anterior, se evidencia una correspondencia de sobreprotección y de
sobre-exigencia como formas de relación; por consiguiente, ya sea a través de la construcción de
un vínculo de sobreprotección, que infiera en la formación de una personalidad dependiente en el
menor, o desde la sobre-exigencia (categoría que ya se ha problematizado), las dos situaciones
constituyen formas violentas de relacionarse, en cuanto ambas, establecen formas de negación
de la subjetiva del niño en situación de discapacidad visual, al no permitírseles ser y desarrollarse
en libertad sino condicionado a las creencias, significaciones sociales adoptadas por sus padres y
cuidadores sobre la discapacidad .¿qué relaciones guardan estas dos formas de vincularse con
una posible negación o no aceptación de la situación de la discapacidad por parte de sus padres o
cuidadores?, ¿Cómo afecta la negación de la situación a la construcción de la subjetividad del
niño?
El niño no usa el bastón básicamente porque el papá no ha querido, él dice que el niño
no lo necesita. Juan ya empezó a pedirlo y hasta ahora está aprendiendo a utilizarlo, él
(niño) si está muy animado. El niño si lo necesita porque vive con todas las piernitas
moradas de los golpes (Testimonio A°)
La verdad yo no quería que Jhon Utilizará el bastón, por eso lo tenía escondido en un
sitio que él no lo encontrará, un día él lo encontró y me pidió permiso para ir donde un
vecino que nos arregla las cosas, él salió con el bastón y yo no me di cuenta, cuando
mire por la ventana y lo vi con ese bastón a mí me quería dar algo y le grite –Jhon usted
que está haciendo, y él se asustó todo. (Testimonio G)
Él me había pedido para su cumpleaños una organeta y yo no tuve forma de
comprársela, entonces al decirle, él me dijo – mami usted quiere saber cuál es el mejor
77
regalo de cumpleaños, es que usted me deje usar el bastón, no ve que esos son mis ojos,
Entonces yo me puse a llorar. Y desde ahí él usa el bastón. (Testimonio H)
¿Qué representa para los padres el uso del bastón en el niño invidente? El bastón sin duda
es el instrumento que visibiliza la condición visual del niño ante la sociedad, este rechazo hacia
el ver a su hijo con el bastón puede enmascarar una nueva negación de la discapacidad, una
negación que puede redundar en una sobre-exigencia en el desplazamiento del menor, y que a la
vez puede ocasionar inseguridad y dependencia en el mismo.
Las anteriores situaciones dejan entrever que puede existir una sobre-exigencia por parte
de la familia hacia el niño, cuando a pesar del apoyo brindado no hay una real aceptación de la
situación; en este hecho específico pone al niño en una sobre-exigencia para movilizarse
haciendo uso de los restos visuales que dispone, limitándolo solo a los entornos conocidos y por
otro lado le restringe la posibilidad de desenvolverse en sitios nuevos, generando dependencia al
ser constantemente guiados.
Desde las diferentes formas de relacionarse, ya sea a través la sobreprotección o a partir
del lado opuesto en la sobre-exigencia, Sartro (2007), citado por Buzzo (2014) sugiere la
relación culposa como una vía para enfrentar la discapacidad: en la relación culposa los padres
creen que le deben “algo” a sus hijos por lo que son más permisivos con estos, evitándoles todo
tipo de dolor y exigencias; desde el pesar se considera al hijo como alguien que se encuentra
enfermo y sufriendo, por lo que lo cuidan y lo sobreprotegen; y por último, la relación de sobre-
exigencia, donde se pasa por alto las dificultades y limitaciones del niño queriendo que este
sobresalga en toda actividad sin considerar sus dificultades.
Ahora bien, de acuerdo a la observación realizada en relación a los vínculos entre
cuidador e hijo, en la sobreprotección, se tiende a adoptar un exceso desmedido de obligaciones
asumidas por el cuidador, la sobre-exigencia aquí tiene lugar en el cuidador, quien tiende a
78
anular las capacidades del niño, para evitarle un supuesto dolor y sufrimiento, asumiendo él una
actitud complaciente y sacrificada; en este sentido, se puede crear una relación de dependencia e
inseguridad en el niño; desde esta forma de relación se presenta una negación de las
posibilidades del sujeto, la atención está fijada en la discapacidad en lo que le “falta” y no en las
habilidades, fortaleciendo la creencia de minusvalía en el sujeto.
Esta situación, donde es el cuidador o madre quien se sobre-exige, asumiendo el control y
gran parte de las responsabilidades que puede asumir el estudiante en situación de discapacidad,
puede negarle la posibilidad al niño de transitar una vida propia e independiente. En este sentido,
la relación basada en la dependencia puede fomentar en el niño una personalidad insegura, donde
el miedo tiene presencia tanto en el padre como en el niño, alejándolos de las posibilidades de
construir una vida autónoma.
3.2.3. Relaciones y categorías emergentes
Analizando el prefijo “sobre” que hace parte de la composición de ambas palabras:
sobre-exigencia y sobreprotección; de acuerdo con la RAE, palabra de origen latino, súper,
que denota exceso (mucho); es decir, en ambos caso se representa como abundancia. ¿Qué se
esconde detrás de ese exceso de exigencia y protección? ¿Es posible que este exceso se
exprese como una forma de negación de la discapacidad?
El ser humano constantemente se ve enfrentado a la presión que la sociedad le impone
como visión del mundo sobre la normalidad, esta presión se expresa en la demanda desde sus
parámetros de ideales de vida, por lo tanto, hasta la llegada de un hijo debe cumplir con unos
criterios estandarizados de “perfección”, frente a esto, es necesario preguntarse sobre la
experiencia concreta de quienes se ven sometidos a no poder cumplir con estos parámetros
¿Cómo se vive la experiencia de discapacidad en las familias de Colombia?
79
La sociedad moderna nos vende una idea de lo que implica una “vida exitosa”, que está
en desencuentro con la condición de vivir con alguna limitación física, cognitiva o sensorial; por
lo tanto, desde esa premisa, la persona en situación de discapacidad ya entra perdiendo en el
juego que el mismo sistema plantea como búsqueda necesaria de vida exitosa, entonces, desde
estas significaciones ¿Cómo asume cada familia los parámetros que encuentran en la sociedad de
la que es parte?
Como familia, la llegada de un hijo viene dotado de expectativas; desde antes de nacer, es
común que los padres sueñen, se imaginen y recreen una vida con ese nuevo miembro para el
hogar, por lo tanto, enfrentarse con una situación no solo contraria a sus expectativas sino
también totalmente desconocida, genera sentimientos de miedo, angustia, ansiedad, impotencia y
frustración. Entonces vale la pena, reflexionar sobre ¿Cómo afecta en el desarrollo del niño,
cuando las familias transitan por estos sentimientos, en una etapa tan importante como lo es los
primeros años de vida?
Con todo lo aquí expresado en relación a lo transitado por la familia frente a una situación de
discapacidad, no se intenta cuestionar la experiencia que se tiene como proceso de aceptación o
de “duelo” que viven los padres, intentamos llegar a la reflexión sobre el hecho que mientras
esto sucede, y regularmente sin ningún tipo de ayuda por parte del Estado, los niños en situación
de discapacidad visual necesitan estimulación temprana adecuada y apoyo para prepararse para
cada una de las situaciones que deben atravesar; sin embargo, esta estimulación temprana no se
ofrece, dejando al niño ciego con carencias y debilidades en su desarrollo comunicativo, social y
cognitivo, ahondando su situación de exclusión.
Estas carencias en su desarrollo sin duda afectaran su proceso de formación académico y
escolar, al no contar el niño invidente con los repertorios necesarios que se podrían desarrollar a
través de una adecuada estimulación, le generan a la escuela mayores dificultades para garantizar
80
su participación en el marco de una real inclusión44
; bajo esta perspectiva, en el presente hay
mayores posibilidades que se desplieguen situaciones de exclusión que le pueden generar al niño
invidente sentimientos de abandono, rechazo e inseguridad emocional como formas de relación
frente a una sociedad cuyos valores hegemónicos con competitivos.
Esta situación tiene que poner al sistema escolar en un estado de tensión al intentar dar
respuesta a aspectos que están fuera de su alcance o que considera no corresponderle, ya sea por
falta de preparación de los docentes, disposición a salir de las prácticas pedagógicas habituales o
simplemente bajo el argumento de la falta de tiempo. Sin embargo, la escuela intenta subsanar
en el niño estas carencias producto de la falta de estimulación a través del aula de apoyo, sin
embargo, su acompañamiento privilegia la parte académica frente a la de estimulación no
recibida. Así, el niño continua en desventaja para participar desde lo que la institución ofrece
como formación tradicional, gestándose en él, una creencia de inferioridad con relación a sus
compañeros sin discapacidad.
Como otra parte que se articula al problema, estas carencias de repertorios básicos en los
niños al ingresar al sistema escolar producto de su posible falta de estimulación, puede crear la
idea en la familia que el niño invidente posee una discapacidad cognitiva asociada a su condición
visual, generando una mayor frustración en los padres y obstaculizando el reconocimiento de las
posibilidades del menor. Esta situación puede ocasionar que el cuidador se enfoque en las
presuntas “deficiencias” y no realice el resto de los procesos formativos necesarios para el
desarrollo de las habilidades cognitivas y motrices del niño, ampliando así la brecha del niño
ciego hacia la participación en el marco de una inclusión social real y efectiva
“Hay una situación que es igual de lesiva a la sobreprotección, y es el abandono al que
somete la familia al niño invidente, al descargar toda la responsabilidad formativa en
44 Entendida como oportunidad de participar, acceder, relacionarse y disfrutar en condiciones justas, apuntado a un sentido de equidad, en el que se reconocen las diferencias individuales, potencialidades y habilidades como herramientas posibilitadoras para el desarrollo de su proyecto de vida.
81
el colegio. Las dos situaciones son castradoras, y le quitan las posibilidades al niño de
ser autónomo, ahí los niños sufrirán mucho en su futuro” (Docente del aula de apoyo)
En este sentido, estas formas de relacionarse, ya sea desde la sobre-protección, abandono
(nueva forma de relación que surgió en la conversaciones del problema) o la sobre-exigencia,
puede guardar una estrecha relación con la forma como se aborda la situación, desde la negación
o la falsa aceptación de la situación; razón significativa para activar rutas para el
acompañamiento y la comprensión de la situación en la familia, por parte del estado,
trascendiendo más allá de la norma existente.
Articulado el abandono como otra dimensión emergente, desligarse de las
responsabilidades que debe asumir la familia, y relegarle la mayor responsabilidad académica a
la escuela, puede generar en el niño invidente sentimientos de soledad, desamparo y depresiones
futuras, mientras que la sobre-protección puede promover dependencia e inseguridad. “la familia
que sobre-protege vive en el sin futuro, no piensan en que va ser del niño cuando los cuidadores
falten” (docente el aula de apoyo). Las dos situaciones suponen una vida para el niño en el
marco de la dependencia, al no fomentar en el menor las habilidades necesarias para poder
acceder y participar.
Lo dicho hasta aquí, supone que tanto la sobre-exigencia, la sobre-protección y el
abandono constituyen una forma de relación desde la evasión o la negación de la situación de la
discapacidad. En el caso particular de la sobre-exigencia, se puede presentar un estado de falsa
aceptación en cuanto se presenta un accionar para darle frente a la situación, aunque al igual que
la sobre-protección y el abandono no corresponda a un acompañamiento con pertinencia. Sin
embargo desde la sobre-exigencia, dicha negación, puede inducir a la familia a sumir un
comportamiento exigente en cuestiones relacionadas con su condición visual, como por ejemplo
impedir el uso del bastón o exigirle un tipo de escritura equivocado que no corresponda a su
82
condición visual. ¿Es la no aceptación de la discapacidad una forma de negación del sujeto?
¿Qué tipo de relaciones se forman desde la negación de sí?
Con relación al proceso académico en las relaciones marcadas por vínculos de
dependencia o sobre-protección, se observó una mayor exigencia por parte del cuidador en las
actividades relacionadas con la escuela, es decir, aprendizajes de carácter académico, pero una
tendencia más permisiva en aprendizajes correspondientes con su independencia, tales como
bañarse, vestirse, alistar los útiles escolares, entre otras. ¿Qué hay detrás de la necesidad de los
padres de validar los aprendizajes académicos frente a los aprendizajes que favorecen la
independencia en el niño?
Cuando al niño ciego, ya sea por la sobre-protección o el abandono de sus padres, a causa
de una mala comprensión de la discapacidad visual como condición de vida, se le violenta,
generándole obstáculos que le permitan desarrollarse, ser y participar; se cae en una anulación
del sujeto y se aporta a la construcción de un problema mayor en la vida del niño. “-Hay una
cosa peor que la ceguera, y es la ceguera mental” (docente del aula de apoyo)
En este sentido, pasar de la ausencia de la vista al terreno de la cognición, sugiere
mayores dificultades para el invidente, e implica menores posibilidades de asumir su proyecto de
vida de forma independiente, pues difícilmente cuenta con las habilidades para llevar el control
de la misma, condicionando al resguardo de su familia.
En la línea de la construcción de una sociedad configurada por una subjetividad
autónoma, hay una situación que no tiene presencia en la escuela, y es la posibilidad de brindarle
al niño la oportunidad de tomar decisiones, de elegir ¿Cómo formar para la autonomía si no se le
da la oportunidad al niño de tomar decisiones y de equivocarse?; mucho se habla sobre el rol
83
activo que debe tener el estudiante en su proceso de aprendizaje, pero lo cierto es que aún los
estudiantes sin discapacidades siguen lo dispuesto, si bien se intenta respetar los ritmos, los
estilos de aprendizaje en términos de desempeños, se observa una tendencia que favorece al
saber hegemónico. En este sentido, parece que en la escuela vamos todos a aprender lo mismo,
como si todos contáramos con los mismos intereses y necesidades; se programa un evento para
todos y nos dirigimos hacia ellos en filitas. Si bien, a la fecha hay una mayor sensibilización
hacia el respeto por la diferencia, pareciera que se entiende que está bien ubicar a los estudiantes
en diferentes niveles de competencia sobre un mismo saber.
Con relación a la falta de oportunidades para la toma de decisiones por parte de los
estudiantes, también vale la pena reflexionar, que durante todo el proceso de formación los niños
no son expuestos a decidir, es más, se les ordena y se decide por ellos, para luego, al terminar sus
estudios básicos enfrentarlos de manera abrupta a tomar una postura definitiva de cara a su
proyecto de vida “profesional”, sin contar con las claridades suficientes sobre sus gustos,
intereses, habilidades o fortalezas. Con todo lo anterior pareciera que se tiene claro la meta, y los
pasos para seguir el ideal de “éxito” que estipula el orden dominante, pero a pesar de la
reivindicación de la diferencia no se piensa en el sujeto en términos de lo que él desea y anhela.
Así la escuela no acompaña realmente el despliegue de habilidades de sus estudiantes, en el
marco de la construcción de un proyecto de vida autónomo y coherente con sus intereses ni sus
anhelos propios.
Por otra parte, los centros de interés no hacen parte del sistema educativo formal, lo que
significa que los intereses se encuentran por fuera de ella, esto deja a la escuela con pocas
posibilidades de vincularse desde el disfrute con sus estudiantes y la hace ver poco atractiva para
ellos; entonces, desde esta perspectiva los estudiantes viven un desfase con su vida, “si en la
escuela no ofrece lo que busco, lo que me interesa, eso en lo que sí puedo desarrollarme a
plenitud.” ¿Se está desaprovechando el tiempo en la escuela como institución formativa en
84
términos del desarrollo del ser? ¿Cómo lograr una verdadera revolución educativa que apunte al
desarrollo de la autonomía y al pensamiento crítico para todos los estudiantes?
Entonces, nos damos cuenta en esta investigación que parte de nuestra experiencia vital
frente a la sobre exigencia, que estandarizar el aprendizaje puede ser excluyente no solo con las
personas que nacen o adquieren una condición de discapacidad, sino que resulta desfavorecedor
en cuanto no posibilita usar las habilidades propias de los estudiantes para construir nuevos
conocimientos sino que se usa de excusa un saber o un contenido para mejorar ciertos
“desempeños”; en esa medida el mismo sistema saca a unos y favorece a otros, contribuyendo a
la angustia, al enojo y la soledad en una sociedad que cada vez se muestra más enferma.
85
4. CAPITULO IV
A manera de conclusiones.
4.1 Construcción de un campo problemático
“Me es muy difícil entender la naturaleza de todas
las cosas, es natural ser diferente, esta diferencia
nos hace único ante los demás… entonces, ¿Por
qué me señalas como diferente a ti?; ¿acaso no
somos distintos y por lo tanto en esencia es lo
mismo?” Yadiar Julian
La sociedad nos vende la idea de un estilo de vida exitoso, que difícilmente podemos
llegar a llenar, sin embargo, como forma de relación nos sobre-exigimos intentando cumplir y
alcanzar esa idea de vida. Este modelo impuesto de éxito en el marco del desarrollo económico
ininterrumpido que propone el proyecto de sociedad capitalista, no contempla la idea de una
situación donde la discapacidad tenga presencia.
Bajo la representación social de estos ideales estandarizados de “vida exitosa” se gesta un
problema engendrado por el mismo sistema competitivo y su cultura consumista, quien
determina una única forma deseable de vida, mientras ofrece pocas oportunidades a la mayoría
de la población, favoreciendo a “los más competentes” que el sistema mismo determina. En este
contexto social la angustia y la ansiedad que detectamos desde nuestra propia experiencia y en el
referente empírico que seleccionamos pueden constituir los síntomas que hacen evidente como
86
“observable” de este modelo en el que somos sometidos. Este sistema en su lógica interna
puede ser excluyente en la medida que saca a quienes no cumplen con sus estándares.
Este sistema económico-social pone a fuera a las personas que no cumplen estos cánones,
dejándolos sin posibilidades para participar, arrastrándolos a una dolorosa perspectiva sin futuro.
Se asume como normal una situación permeada por la exclusión, al no contar con otros
parámetros sociales establecidos por fuera de la competencia y el éxito. La sociedad crea para
sus integrantes ideales, estereotipos, modelos de vida, pero cuando ellos no encajan en sus
parámetros, se desentiende. Podemos constarlo en diferentes sectores o campos a partir de
nuestro campo problemático: ¿Qué función cumple el sector salud dentro de la familia cuando
hay un miembro en una situación de discapacidad visual? ¿Cómo asume la educación
escolarizada el trabajo con esta población? ¿Es la exclusión desde los ideales sociales una forma
de anulación del sujeto que no encaja en los parámetros de instrumentalización?, ¿Cómo
salirnos de esta instrumentalización que propone la sociedad capitalista? ¿De qué forma nuestro
modelo económico aporta a una cultura profesional discapacitante?
Estos cuestionamientos imponen la reflexión sobre el hecho que tanto nuestras
concepciones sobre las capacidades como las discapacidades, se gestan en un cuerpo social que
las determina y las hacen posible; con esto quiero decir, que las barreras que sugieren la
situación de discapacidad no están en la discapacidad misma sino en actitudes y entornos
sociales discapacitantes. Por lo tanto, las mayores barreras se ubican en la incapacidad del Estado
para ofrecer servicios y oportunidades de participación para todos sus ciudadanos, en un marco
ideal de equidad.
Así mismo, si la discapacidad tiene lugar en un contexto social que lo hace posible, se
hace necesario replantearnos hasta nuestro uso del lenguaje con relación a la situación de
discapacidad, y evaluar ¿Cómo contribuyen las instituciones a la reproducción de los imaginarios
y la construcción de una cultura discapacitante? ¿De qué forma son visibilizadas-representadas
frente al resto de cuerpo social las personas en una situación de discapacidad?
87
Una situación emblemática de esta problemática: A la fecha Colombia como muchos
países realizan un evento benéfico multipantalla de 27 horas llamado Teletón45
, cuya iniciativa
busca recoger fondos a modo de donativos en busca de la “rehabilitación” de las personas con
una situación de discapacidad física o motora; este evento trasmitido en cadena nacional desde su
función educativa informal que también cumple, perpetúa la creencia que las personas en
situación de discapacidad son débiles, merecedoras de caridad y dignas de compasión. Por lo
tanto, ni la iniciativa privada ni las instituciones públicas se está apuntando a una solución real
en el marco de equidad y participación, por fuera de los ideales impuestos de la normalidad de
éxito reducido a sus signos económicos.
En esta misma línea, el modelo social y económico de tipo neoliberal que promueve la
competencia pone barreras no solo a las personas en una situación de discapacidad sino a todas
las personas que no cumplen con sus cánones de desempeños, promoviendo una cultura laboral
discapacitante en el que el acceso y las oportunidades no corresponden a una estructura de
equidad, mucho menos de justicia social.
Por lo tanto, resulta relevante el modo como la familia entienda y asuma la situación de
discapacidad, que como se ha expresado no está en el sujeto sino en el contexto que la representa
como una falta. Esta ampliación en la manera de comprender por los otros las situaciones de
discapacidad puede ser la clave que determine el desarrollo y oriente la construcción de la
subjetividad del menor que la padece. En este sentido, el apoyo a la familia en el proceso de
acomodación desde el descubrimiento de la situación de discapacidad hasta la aceptación puede
hacer toda la diferencia.
45
Fundación privada sin ánimo de lucro; fundada desde 1980 como entidad prestadora de servicios en favor de los niños, jóvenes y adultos con discapacidad física o motora del país. En el año 2016 cuenta con RCN televisión y Caracol televisión como aliados estratégicos, es patrocinado por las empresas privadas Homecenter, Constructor, Claro, Banco de Bogotá y Falabella y auspicia por Bancolombia y Avianca. Recuperado en: https://teleton.org.co/teleton/
88
La falta de acompañamiento por parte del estado o de grupos de apoyo en el proceso de
acomodación familiar ante la situación de discapacidad de uno de sus miembros no es un asunto
menor; la familia vive el proceso solo, no encuentra apoyo, ni respuestas, y mientras reacciona
frente a una situación que se les presenta como trágica, el menor se encuentra desaprovechando
tiempo valioso para el despliegue de habilidades en procura de su desarrollo y personalidad. La
forma como se asuma la situación por parte de la familia puede ser favorecedora o
desfavorecedora en los procesos escolares, una madre que entiende las potencialidades del menor
y no se vincula desde el pesar, porque comprenda que las barreras están en el contexto y no en el
menor, sin duda será un apoyo, un pilar que contribuya positivamente en el desarrollo del niño;
el caso contrario puede estropear los buenos procesos que adelante la escuela.
Por todo lo hasta aquí planteado, pareciera que estamos lejos del fortalecimiento de la
“autonomía46
” del niño en situación de discapacidad, la idea de independencia sigue estando aún
difusa, a pesar que hoy se reconoce legalmente a la población en situación de discapacidad como
ciudadanos de derecho; si se confronta con la realidad, se puede evidenciar que falta mucho
camino por recorrer y superar, empezando por el modelo educativo basado en competencias. En
este orden de ideas, conviene evaluar que si la actual forma de enseñanza basada en
competencia, si permite el despliegue de nuestras habilidades, posibilita la construcción de
opciones de vida pensadas en las necesidades, habilidades, gustos e intereses, o nos prepara para
atender a las oportunidades con base a nuestros “desempeños”. Entonces, este pensamiento de
competencia puede disfrazar el viejo sistema educativo hegemónico, que no favorece a las
personas con desempeños “bajos” o “mínimos” porque simplemente esta enseñanza no
corresponde a sus habilidades.
Sin duda, formar en la autonomía amarrada al pensamiento crítico y reflexivo, es a mi
modo de ver, el punto de fuga, la gran apuesta política que tanto la escuela como la familia como
46
Leer Anzaldúa; R y Ramirez (2010) Sujeto, autonomía y formación; Freire, (2008) Pedagogía de la autonomía: saberes necesarios para la práctica educativa Y Zémelman (2012) Historia y autonomía en el sujeto.
89
instituciones formadoras debemos transitar –y desde pequeños, porque es en esta etapa que
contamos con todas las potencialidades para aprender, interiorizar y transitar con naturalidad lo
aprehendido, con miras a la configuración de una subjetividad en el marco de la autonomía
como proyecto alternativo de sociedad47
.
Avanzando en este campo problemático y como construcción de conocimiento histórico;
la “sociedad discapacitante” a la que aquí se alude, no está referida solo a las personas con una
situación de discapacidad sino que incluye en un sentido más amplio a todas las personas que no
encajan en los parámetros de instrumentalización de un sistema -social, de tipo neoliberal.
Entonces, desde esta concepción, se perpetúa una cultura de inequidad que ofrece escasas
oportunidades a la mayoría de la población, en este sentido, también pueden considerarse
discapacitados, víctimas de un cuerpo social, que privilegia a los mejores a los “más
competentes” y discapacita a otros.
Desde esta lógica se promueve una cultura profesional que discapacita y que no
corresponde a una estructura de justicia social, al crear barreras y restringir el acceso a las
oportunidades de participación en el marco de un desarrollo pleno como seres humanos.
Pensar en una sociedad y una cultura profesional discapacitante, no es un asunto nuevo,
si se tiene en cuenta que a lo largo de la historia se ha desvalorizado y anulado como sujetos a
varios grupos de la población que necesariamente no corresponde a minorías, me refiero
específicamente y para no ir muy lejos, a la “mujer” que a lo largo de la historia fue marginada y
negada como sujeto histórico, y en el que su papel en la sociedad estaba limitado al cuidado del
hogar.
Con lo anterior quiero dejar en claro, que desde una cultura de inequidad, la desigualdad
es fruto de un largo proceso que se ha perpetuado hasta estos tiempos, y así como la mujer en su
momento fue un sujeto social discapacitado, que tuvo que luchar para poder desarrollarse a
47
Cornelius Castoriadis. El avance de la insignificancia
90
plenitud, eliminando los obstáculos que limitaban su participación, este modelo social
excluyente ha discapacitado no solo a las personas en una condición de discapacidad sino a
cualquiera que diste de sus estándares de instrumentalización. Desde estos planteamientos
¿quiénes son las víctimas de esta sociedad discapacitante? Acaso son los “nadie”, en Colombia
hay muchos nadies: Los niños de los estratos bajos, el trabajador informal, los campesinos y el
habitante de la calle mal llamado “desechable” que es “menos nadie”.
4.2 ALGUNOS CAMPOS PROBLÉMICOS ABIERTOS
A continuación algunas preguntas planteadas que componen este campo problemático,
con el ánimo de profundizar y ampliar comprensiones en torno a las prácticas educativas
incluyentes en un marco ideal de equidad.
¿Qué función cumple el sector salud dentro de la familia cuando hay un miembro en una
situación de discapacidad visual?
¿Cómo asume la educación escolarizada el trabajo con esta población?
¿Es la exclusión desde los ideales sociales una forma de anulación del sujeto que no encaja en
los parámetros de instrumentalización?
¿Cómo salirnos de esta instrumentalización que propone la sociedad capitalista?
¿De qué forma son visibilizadas-representadas frente al resto de cuerpo social las personas en
una situación de discapacidad?
¿De qué forma nuestro modelo económico aporta a una cultura profesional discapacitante?
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¿Cómo contribuyen las instituciones a la reproducción de los imaginarios y la construcción de
una cultura discapacitante?
¿Se está desaprovechando el tiempo en la escuela como institución formativa en términos
del desarrollo del ser?
¿Cómo lograr una verdadera revolución educativa que apunte al desarrollo de la
autonomía y al pensamiento crítico para todos los estudiantes?
92
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