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La joven Alia está decidida a romper con todo: con su trabajo como cantante de bodas y con su pareja, Lotfi, un hombre con el que ha convivido diez años, pero que la obliga a deshacerse del hijo que espera. Encarada a una nueva situación regresará a la memoria de su infancia, al palacio donde se crió junto a su madre, una sirvienta, y a la evocación de un pa-dre desconocido, que bien pudiera ser el príncipe dueño de dicho palacio.
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PRÓXIMA PELÍCULA:
FUEGO Dir: Deepa Mehta
Sábado 27 de marzo de 2010
Ashok lleva casado 15 años
con Rahda, que es la que
lleva el peso del negocio
familiar y se ha convertido
en el alma de la casa. Con
ellos viven la madre y el
hermano del marido en
aparente armonía. Pero la
entrada en el clan de Sita,
la joven esposa de su cu-
ñado, revolucionará el entorno de Rahda.
FICHA TÉCNICA
FICHA ARTÍSTICA
LOS SILENCIOS DEL PALACIO
Informes: 315 8890 Ext. 310 Biblioteca Pública Virgilio Barco
www.biblored.org.co
www.elbarcocineclub.tk
BIBLIOTECA PÚBLICA
VIRGILIO BARCO
Los Silencios del Palacio
Dirección: Moufida Tlatli
CICLO:
MUJERES TRAS LAS CÁMARAS (LAS DIRECTORAS DEL CINE)
Viernes 26 de marzo / 2010
SINOPSIS
TÍTULO ORIGINAL: Saimt el Qusur (Les si-
lences du palais)
AÑO: 1994
DURACIÓN: 127 min.
PAÍS: [Túnez]
DIRECTOR: Moufida Tlatli
GUIÓN: Moufida Tlatli
MÚSICA: Anouar Brahem
FOTOGRAFÍA: Youssef Ben Youssef
PRODUCTORA: Coproducción Túnez-
Francia; Cinétéléfilms / Mag Films / Mat
Films
“Los silencios del Palacio” fue seleccionada en 1994 en la Quincena de Realizadores, en Can-
nes, y obtuvo la Mención Especial del Jurado de
la Cámara de Oro.
Hend Sabri, Amel Hedhili, Najia Ou-
erghi, Ghalia Lacroix, Sami Bouajila,
Kamel Fazaa.
La joven Alia está decidida a romper con
todo: con su trabajo como cantante de
bodas y con su pareja, Lotfi, un hombre
con el que ha convivido diez años, pero
que la obliga a deshacerse del hijo que
espera. Encarada a una nueva situación
regresará a la memoria de su infancia, al
palacio donde se crió junto a su madre,
una sirvienta, y a la evocación de un pa-
dre desconocido, que bien pudiera ser el
príncipe dueño de dicho palacio.
rico. Sobre el guión original la autora comenta:
“la protagonista de mi película es una mujer, la
que en nuestro país era llamada a veces «la colo-
nizada del colonizado», es decir, una mujer infe-
rior por nacimiento, nacida para servir al hom-
bre. Es la hija de una de las sirvientas del palacio
de los Beys, los últimos reyes de Tunez… Era un
mundo de refinamiento y de injusticia, que refle-
ja el esplendor de una cultura milenaria al mis-
mo tiempo que enseña las marcas de la deca-
dencia percibida siempre a través de los sirvien-
tes, y que encuentra la fuerza para rechazar su
destino y para liberarse de él (…) Se puede de-
cir, concluye, que, desde la independencia, la
condición de la mujer tunecina ha progresado.
Primero recibió un maravilloso regalo con el
código personal de la mujer, una serie de leyes
que la protegen… pero las leyes no bastan para
que se liberen totalmente. También es en el in-
terior de ella misma donde se debe liberar. Salir
de todos esos yugos, de las tradiciones y los
prejuicios, de las cosas que no han sido dichas –
insiste– pero que tienen un impacto muy fuerte
sobre la primera infancia y que dejan huellas.
Las mujeres tienen su parte de responsabilidad.
La narración de la película es elegante y emoti-
va; su puesta en escena de gran exquisitez am-
biental. Al tiempo que brinda una mirada sose-
gada sobre la mujer tunecina, que trasciende a
toda la condición femenina del Magreb. La músi-
ca juega un importante papel, pues las notas del
laúd y el canto pueden romper las cadenas del
palacio y saltar sus muros.
Tomado de: El cine de nuestros días. José María
Caparrós Lera
Siguiendo la moda abierta
por el best-seller de Fátima
Mernissi, Sueños en el umbral.
Memorias de una niña en el
harén (1994), la joven realiza-
dora tunecina Moufida Tlatli
ha triunfado con su análoga
ópera prima. Se trata de los
recuerdos de la época previa a la independencia
de su país (1956), que le ha llevado casi cuarenta
años después a homenajear a su madre - a quién
dedica la película -, tras estudiar dirección cine-
matográfica en el famoso IDHEC de París y con-
solidarse primero como montadora en diversos
filmes autóctonos.
Tlatli se propone una apasionada denuncia de la
situación de la mujer en el mundo islámico. La
crítica a la sociedad de su país es elocuente y re-
trata con creces las mentalidades y tradiciones
de una época, no tan pretérita. De ahí que mani-
festara en una entrevista: “Un acontecimiento en
mi vida privada me llevó a cuestionarme sobre la
suerte de las mujeres, y más particularmente la
de mi madre en los años 40-50. Ellas sufrieron
muchas cosas pero en silencio, me di cuenta de
que lo ignoraba todo de la vida de mi madre, si
había sido feliz… Estas preguntas necesitaban
una respuesta urgente. Quería saber cuál era el
impacto de estas cosas no dichas, el de los tab-
úes, el peso de la tradición sobre lo vivido por
esas mujeres, y si eso se perpetuaba de una ge-
neración a otra, entre mi madre y yo, entre yo y
mi hija”
No obstante, la película no es una típica obra de
militancia feminista; sino más bien un filme histó-
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