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LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA EN TIEMPO DE LOS A/iPTYT^TC

Lucas-Dubreton, J. - La Vida Cotidiana en FLORENCIA en Tiempo de Los MEDICIS

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Lucas-Dubreton, J. - La vida cotidiana en FLORENCIA en tiempo de los MEDICISAunque ejerce su dominio sobre algunos territorios, Florencia no es un Estado propiamente dicho. Es una ciudad. Por sí solo, este hecho modifica profundamente el carácter de su vida cotidiana. Reducida en cuanto a sus límites pero inmensa en ideas, rica de posibilidades; a un tiempo apasionada y reflexiva, los acontecimientos históricos tienen en ella particular resonancia.Mientras acontecimientos semejantes se diluyen a través de los grandes Estados y no afectan comúnmente más que a ciertas clases de la población, en Florencia se concentran con agudeza y poder tanto mayores cuanto que los florentinos participan todos en mayor o menor medida en la vida pública y que una especie de igualdad reina entre ellos : el noble no reside, como ocurre en otras partes, en un aislado castillo, sino en la ciudad; el campesino no es sólo campesino, sino también ciudadano; del campo a la ciudad se produce un eterno vaivén.Como consecuencia de esto la historia que se hace no cesa de marcar a Florencia con su impronta, constituye la vida misma de la "Ciudad de la Flor” y no es posible disociarla. Si se la desdeñara, se correría el riesgo de desnaturalizar el cuadro de esa existencia incomparable, constantemente en acción y que tiene pocos equivalentes en los anales de las naciones.ÍNDICEPrefacioI. — Florencia, la dudad divididaII. —La "Signoria” y el comercio florentinosIII. - Aspectos diversos del espíritu florentino IV. — Advenimiento de los banqueros V. — Los florentinos en medio de las fiestas y de las conjuracionesVI. —Rodeo en la vida cotidianaVII.—A través de la ciudad y del campo VIII.—La vida doméstica - I IX. —La vida doméstica - II X.—La vida exterior XI.—Burgueses, artesanos, contribuyentesXII. — El florentino ante el bárbaro y el profeta XIII. — Incertidumbre de los tiempos XIV. — Los señores intelectualesXV. — La vida de los artistas XVI. — Feminismo XVII. —Historias y hechos diversos XVIII. — La vida en la ciudad sitiada y sojuzgadaXIX.—Los florentinos bajo el yugo XX. —La declinación. La galería de las máscarasBibliografíaÍndice de nombres Índice de ilustraciones ÍNDICE

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  • LA VIDA COTIDIANA EN

    FLORENCIAEN TIEMPO DE LOS

    A/iPTYT^TC

  • T tu lo de la obra original:L A V IE Q U O T ID IE N N E F L O R E N C E

    A U T E M P S D E S M fiD IC IS

    Traduccin y seleccin de ilustraciones por H O R A C IO A . M A N I G L I A

    C opyright 1961 Librera H achette S. A ., Buenos A ires

    H echo el depsito que previene la ley N 9 11.72 3

    IMPRESO EN LA ARGENTINA --- PRINTED IN ARGENTINE

    ArmauirumqueArmauirumque

    HECTORTexto escrito a mquina

    HECTORTexto escrito a mquina Ilustracin de portada: Madona (Lucrezia Buti) por Fra Filippo Lippi

  • P R E F A C I O

    uncjue ejerce su dominio sobre algunos territorios, Florencia no es un Estado propiamente dicho. Es una ciudad. Por s solo, este hecho modifica profundamente el carcter de su vida cotidiana. Reducida en cuanto a sus lmites pero inmensa en ideas, rica de posibilidades; a un tiempo apasionada y reflexiva, los acontecimientos histricos tienen en ella particular resonancia.

    Mientras acontecimientos semejantes se diluyen a travs de los grandes Estados y no afectan comnmente ms que a ciertas clases de la poblacin, en Florencia se concentran con agudeza y poder tanto mayores cuanto que los florentinos participan todos en mayor o menor medidaen la vida pblica y que un L especie de igualdad reina entre ellos :el noble no reside, como ocurre en otras partes, en un aislado castillo, sino en la ciudad; el campesino no es slo campesino, sino tambin ciudadano; del campo a la ciudad se produce un eterno vaivn.

    Como consecuencia de esto la historia que se hace no cesa de marcar a Florencia con su impronta, constituye la vida misma de la"Ciudad de la Flor y no es posible disociarla. Si se la desdeara, se correra el riesgo de desnaturalizar el cuadro de esa existencia incomparable, constantemente en accin y que tiene pocos equivalentes en los anales de las naciones,

  • B runelleschi : "E l sacrificio de Isaac." (F lorencia, M useo N azio n ale.)

  • CAPTULO PRIMERO

    FLO R EN C IA , L A C IU D A D D IV ID ID A

    G e l f o s y G i b e l in o s - O r ig e n d e F l o r e n c i a - L a CIUDAD EN LA EDAD M EDIA - LOS PARTIDOS - L a IN SURRECCIN DE LOS ClOM PI - CONDOTIEROS Y CABA

    LLEROS.

    "Dos seores alemanes, llamados Gelfo el uno y Gibelino el otro, eran muy buenos amigos, pero al regreso de una partida de caza rieron a causa de una perra y se tornaron enemigos mortales, tanto que los seores y barones de Alemania se dividieron a su vez, tomando partido los unos por Gelfo y los otros por G ibelino. Los partidarios de ste, sintindose menos fuertes, se dirigieron al emperador Federico I, y los otros se dirigieron al papa Honorio III, que estaba en conflicto con el emperador. De all proviene que la sede apostlica sea giielfa y gibelino el imperio, y todo por culpa de esa maldita perra.

    Ahora bien, ocurri que en el ao 12x5 esa mala semilla invadi a Italia de esta manera: en Florencia, en casa de los Buondelmonte, se hallaba un caballero rico y valiente que haba prometido matrimonio a una hija de los Amidei. Cuando pasaba un da delante de la casa de los Donati, una dama lo llam y le dijo:

    Messer, mucho me sorprende vuestra inclinacin por una persona que no os convendra ni siquiera para descalzaros, y os he reservado mi hija. Quiero que la veis.

    Y al instante llam a sta, que se llamaba Ciulla, bella y graciosa como muchacha alguna de Florencia.

    He aqu la que os reservaba. Para Buondelmonte fu el flechazo. Seora, estoy presto a hacer lo que deseis,

  • 8 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    Y , antes de alejarse, eligi a CiuUa por esposa y le di el anillo.

    A 1 saber que Buondelmonte haba tomado otra mujer, los Amidei y sus amigos juraron vengarse; todos daban su opinin cuando uno dijo: 'Cosa hecha est hecha, lo que significaba que 'hombre muerto no da guerra .

    La maana de Pascua, Buondelmonte regresaba de almorzar al otro lado del Arno; montado en un palafrn todo blanco y vestido con un traje tambin blanco, pasaba al pie del Ponte Vecchio, all donde estaba la estatua de Marte a quien adoraban los florentinos en el tiempo en que eran paganos y donde hoy se vende pescado, cuando una banda se le ech encima, lo derrib de su caballo y lo mat.

    Entonces Florencia se llen de rumores y esa muerte acarre la divisin de las nobles familias: los Buondelmonte se convirtieron en jefes del partido giielfo y los Amidei en los del gibe- lino. Despus, llenos de esta mala simiente, los seores y pueblos de Italia se dividieron en dos campos. As los partidos gelfo y gibelino nacieron en Alemania a causa de una perra, y luego en Italia a causa de una mujer. 1

    %

    Este relato, que tiene la apariencia de un cuentecito filosfico, se debe a un cuentista del siglo xiv, Ser Giovanni Florentino, clebre entre sus conciudadanos, naturalmente apasionados por su excepcional patria, por sus orgenes y por los dramas que jalonan su historia. Por lo menos, tiene la ventaja de resumir, de estilizar el origen de las facciones que desgarraron la vida florentina.

    *

    Y ante todo: de dnde procede el nombre de Florencia? De un general de Csar llamado Fiorinus? Del hecho de que el

    1 Esta clasificacin en g elfos y gib elin os no ser siem pre rg ida: en el trascurso del tiempo y bajo la presin de los acontecim ientos, se dislocar y se vern en ocasiones g e lfo s favorables al em perador y gibelinos partid^, rios del papa.

  • FLORENCIA, LA CIUDAD DIVIDIDA 9

    pas produce una inmensa cantidad de flores? Tal es la opinin de Benvenuto Cellini, el orfebre-escultor que fu nuestro husped en el Petit-Nesle de Pars. Cellini rechaza la' etimologa segn la cual Florencia derivara de Fluentia, por cuanto el Am o "fluye a travs de la ciudad. Carece de probabilidad, exclama, pues lo propio ocurre con el Tiber en Roma y el Sena en Pars.

    Florencia h ad a el 1200 , segn una estampa de la Laurenziana.

    "Sostenemos, pues, y creemos que descendemos de un hombre valiente. El aventurero artista est por Fiorinus.

    El- excelente historiador del siglo xiv, Benedetto Varchi, que posee ms calidad que Cellini para opinar, se inclina por la etimologa floral: en la llanura del Am o crecen flores y lirios, de all el nombre de Floria, edificada entre flores. Basndose en el testimonio de Dante, nos ensea adems que los primeros ocupantes del pas bajaron de su colina de Fiesole, establecieron por comodidad un mercado para almacenar sus mercancas en el llano, donde construyeron cabaas y luego casas, Florencia debera,

  • io LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    pues, su origen a mercaderes fiesolanos, y de all que no sorprenda que los florentinos "hayan seguido siendo grandsimos mercaderes . stos, por otra parte, se desembarazaron rudamente en el siglo xn de los fiesolanos y se anexaron su territorio. Entonces eran guerreros. Pero se les pasar.

    He aqu el estado actual de la cuestin: Florencia, sin duda vieja ciudad etrusca, ciertamente campo romano dividido en cuatro barrios con capitolio y foro, es as llamada a causa de la floracin de sus campos.

    Los florentinos, impulsados por una energa juvenil que surge misteriosamente del crepsculo de la sociedad feudal, fundan la comuna, fruto del renacimiento econmico, del que son literalmente los artesanos. Una nueva capa, como en privilegiado jardn, sale lentamente a la luz y contrasta con la "sociedad de las torres , con los nobles de origen ms o menos germnico que, unidos por lazos de parentesco, viven en moradas contiguas bajo el amparo de su torre armada defensivamente. El pueblo, por su parte, comienza a ascender mediante un agrupamiento profesional alrededor de un arte: el apresto y teido de las telas de lana; y cuando su organizacin corporativa alcance su pleno desarrollo, el choque con la nobleza se tornar fatal: aurora de la lucha de clases, de la que Florencia, como en muchos otros dominios, sealar el comienzo.

    No obstante, en el siglo xn la comuna florentina aun en paales parece relativamente calma; si se cree a Dante un tanto sospechoso, pues senta nostalgias del pasado desde que su patria lo haba desterrado : "En el crculo de sus viejos muros se mantena sobria y pdica. Esta elevacin moral parece haber decrecido rpidamente; surgieron los manejos polticos como hongos peligrosos, y los sofistas inevitables en un tiempo en que se honra a la Antigedad toman la costumbre de convocar al pueblo, a los desheredados, a los aspirantes al bienestar. . . a la plaza pblica: es el "llamado a parlamento otra novedad, y fecunda! All se transforma el rgimen, se proyectan constituciones, se nombran magistrados y funcionarios. El desorden se instala y la querella gelfo-gibelina, nacida de la perra y de la mujer, no es capaz de apaciguarla.

    Fijemos algunos perodos de esas luchas intestinas que nos

  • t

    aclararn el porvenir y los aos de la dominacin de los Medicis.Victoria gelfa en 1250, constitucin llamada del Primo po-

    polo y creacin del capitn del pueblo , encargado de proteger los intereses de ste. Diez aos despus, derrota de los gelfos toscanos por los gibelinos de Siena en Montaperti; Florencia, a punto de ser aniquilada, se salva gracias a un gibelino patriota. Despus gira la rueda: la Parte gelfa, el partido gelfo, prevalece; el gibelino declina. . .

    Pero he aqu lo curioso : a despecho de esas sangrientas rivalidades, de esas luchas de facciones, el comercio, los oficios y la industria no cesan de desarrollarse; los Bancos florentinos su- pran a los de otras ciudades, estn en relacin cada vez ms estrecha con Francia, el papado, el medioda de Italia. . . Es el advenimiento del capitalismo y al mismo tiempo de un grupo de ciudadanos que se oponen a la vez a la nobleza y al pueblo: los comerciantes enriquecidos, la gran burguesa o, si se quiere, la aristocracia del mostrador.

    Fecha importante en la evolucin de la poltica florentina: 1293; ese ao son publicados los Ordinamenti di gimtizia en virtud de los cuales todo ciudadano debe inscribirse en una corporacin, en un arte; quien no est inscrito se convierte en un s ci perato, un plebeyo de segunda clase. El noble no est exento de esta obligacin, al contrario: est hecha expresamente contra l; si no se inscribe, sigue siendo noble pero ya no tiene derecho al ttulo de ciudadano, est excluido de la participacin en el gobierno, ya no tiene voz en el captulo. . . y se asiste a este extrao espectculo: para degradar a un hombre, se le mantiene su nobleza.

    Si Florencia se ha convertido en el centro de una cultura superior, lo debe al espritu republicano y aun ms a la existencia de esa aristocracia popular y mercantil que es por completo distinta de las otras. En Venecia los nobles, cual banda de conspiradores, se mantienen separados del pueblo, que tiembla ante el Estado policial "misterioso e invisible . El noble napolitano es un holgazn cuyo honor estriba en no hacer nada. En las tierras de la Iglesia, otra nobleza agrcola, pastoril, que rehusara ensuciarse las manos con el comercio. En Florertcia, por el

    FLORENCIA, LA CIUDAD DIVIDIDA n

  • LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    contrario, la democracia absorbe a la vieja nobleza a la que se dedica a denigrar.

    Escuchad a los literatos hablar de los seores: "Pretender sustentar la virtud de los antepasados slo por una gran cantidad de perros, de pjaros y de caballos, corriendo a travs de bosques y florestas, es buscar la nobleza entre las bestias. . . El ardor en cazar aves o en perseguir una presa cualquiera no huele a nobleza ms de lo que los nios o las madrigueras huelen a rosas. Petrarca dice: "No se nace noble, se llega a serlo , y el florentino Palmieri: "Quien, por la virtud de sus antepasados, busca la gloria, se dispensa de todo mrito. Dar el ejemplo por s mismo, no por los suyos, es merecer el honor. El hombre verdaderamente honorable, noble, es el hijo de sus obras.

    Tal el credo del verdadero ciudadano: el trabajo es la ley, y la creciente participacin de las "artes en la vida pblica tiene como resultado obligar al noble, aun si desprecia el comercio, a llevar su marbete. El partido giielfo, por su organizacin interna fundada en los oficios, domina ahora la repblica: no es un Estado dentro del Estado sino el Estado mismo, y pretende establecer la nivelacin de las clases, tarea que se facilita por el hecho de que el noble, a diferencia de lo que sucede en Francia, no vive en un castillo aislado sino en la ciudad misma, en la "sociedad de las torres .

    Esta nivelacin, por otra parte, no debe ilusionar: no es en modo alguno un instrumento de pacificacin. Las artes, en efecto, estn divididas por opiniones y tendencias; por ejemplo aquellas que son llamadas mayores: laneros, banqueros. . . no se niegan a costear una guerra si sta puede abrir mercados en el exterior y fomentar los intercambios; a la inversa, las artes menores: canteros, herreros, posaderos. . . no desean ms que la paz favorable a su oficio, y pronto comienza la lucha entre poplo grasso y popolo minuto, entre los "gordos y los "flacos .

    Pero eso no es todo: detrsd los flacos se percibe el encres- pamiento de la verdadera plebe, obreros iletrados, "idiotas que tambin quieren forzar las puertas de la repblica, participar de las deliberaciones en las plazas. La verdadera democracia no es "el alma de los ciudadanos unidos por un solo querer ? Embuste

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    de plaza pblica; en verdad esta idea, llevada a su tensin extrema, conducir a un conflicto perpetuo.

    A esto se incorpora una nueva fuente de discordia cuyos mantenedores son, esta vez, por una parte los grandes burgueses nacidos del comercio, por la otra los patricios nacidos del feudalismo.

    En mayo de 1300, entre juegos y danzas, las damas florentinas celebraban en la plaza Santa Trinit el retorno de la buena estacin; haba un ambiente de fiesta y no de tragedia. De pronto una banda de Donatis (patricios) desemboc a caballo en la plaza con la intencin muy clara de provocar una reyerta y comenzar a atropellar a los espectadores. Algunos miembros de la familia de los Cerchi (grandes burgueses), violentamente empujados, ven una afrenta en esa intrusin; se van a las manos, relucen las armas, corre la sangre, la multitud atemorizada huye. . . y en la plaza vaca yacen varios heridos, entre ellos un Cerchi, a quien le han rebanado la nariz.

    Eso no es todo. Las hostilidades van acompaadas de una lucha de facciones originada en Pistoia ciudad sbdita de Florencia entre los Blancos y los Negros. Los primeros son recibidos por los Cerchi, los segundos por los Donati, y se baten, se des- tierran a ms no poder (Dante ser el ms notorio de esos desterrados ). Los Donati terminan por prevalecer, pero por poco tiempo. En 1308, su jefe, acusado de aspirar a la tirana, es muerto.

    En una ciudad de tal modo trastornada, hay momentos en que los ciudadanos, abrumados de cansancio, incapaces de atacar o de defenderse, olvidan la repblica y caen bajo el poder de prncipes, de soldados extranjeros; pero ordinariamente esos intermedios terminan mal para el dictador, y Florencia vuelve a sus retahilas de combinaciones polticas.

    En 1358, tras la peste que la ha devastado, aade un arma a su panoplia: la admonicin que tiene por objeto impedir que los sospechosos de gibelnismo el gibelino es siempre el enemigo acepten u ocupen cargo alguno; la admonicin equivale a una proscripcin en el interior, pues la vida pblica ha penetrado tan profundamente en los espritus que no participar en los negocios del Estado equivale a reducir a la gente a cero.

  • LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    Pero cuando se est excluido de los cargos o rechazado simplemente a la minora, aun existe una manera de salir del paso: acudir al Consejo del Pueblo.

    Recurso a veces peligroso, al que apel un gran mercader demagogo, Salvestro deMedici, y que, en 1378, vali a Florencia su primera insurreccin plebeya, su primera huelga social. Los artesanos nfimos, que no estn unidos en corporacin, se rebelan contra los poseedores, los nobles, atacan a la antigua repblica, anulan los privilegios de los burgueses y proclaman la nueva repblica de los miserables. Se restablece el cadalso en la Piazza della Signoria, es decir, del gobierno; se ahorca, a ttulo de regocijo y de smbolo, al bar ge lio, jefe de polica; se amenaza a los dirigentes encerrados en el Palazzo con matar a sus mujeres y a sus hijos si no se entregan y los "Signori se apresuran a salir uno por uno, entregando las llaves a los insurrectos.

    fistos tienen como jefe un cardador de lana, operario en casa de un fabricante de telas, un verdadero plebeyo con zuecos, srdido y andrajoso, Michele di Lando, la mujer y la madre del cual venden legumbres cerca de las Stinche, presidio de Florencia. Michele no es un proletario de pasta mediocre: se apodera del gonfaloniere de justicia, se instala en el palacio, da rdenes. . . y su primer cuidado es el de crear tres "artes menores nuevas, entre ellas el arte del pueblo humilde o de los Ciompi, compaeros, nombre que le quedar a la revolucin que l dirigi. La creacin de esas artes menores substrae a la plebe al patrocinio abrumador del arte d la lana cuyos registros son quemados, y en adelante todas las corporaciones admitidas en el gobierno son puestas en un pie de igualdad.

    Por desdicha, los Ciompi se distinguen por tanta incapacidad, por tan brutal absurdidad, que el propio Lando, a quien han elevado al poder, se asquea de ellos y coopera en su cada. 1 "arte de los Ciompi, el ms bajo en la escala de las corporaciones, es suprimido, y la reaccin se produce: a principios del siglo XV, el gobierno vuelve a pasar a manos de la aristocracia y de las artes mayores.

  • FLORENCIA, LA CIUDAD DIVIDIDA 15

    Un extranjero que hubiera visitado Florencia se habra asombrado al oir vociferaciones, al ver gente corriendo con la espada desnuda, y habra preguntado:

    Qu sucede? Nada grave. All se estn repartiendo las magistraturas y

    los cargos de la ciudad.Los umori es decir los trastornos engendrados por las fac

    ciones son el pan cotidiano; se est acostumbrado a ellos y por lo tanto nadie se preocupa por que los mnori deriven verdaderamente mal y la mquina poltica funcione con los sobresaltos habituales. El partido en el poder, tras haber barrido a sus rivales, remodela las instituciones segn sus intereses, mientras de lejos los barridos se esfuerzan por suscitar el descontento en la ciudad. A esto se unen los celos de las ciudades vecinas y el de las que estn sometidas a Florencia: Pistola, Prato, Arezzo. . ., trabajadas ellas tambin por las facciones; as la repblica se debilita, desconfa de s misma, de sus ciudadanos, y la idea de una unin, de una confederacin con otras repblicas, que sera un factor de podero, quiz un elemento de estabilidad, le parece inconcebible.

    A fines del siglo xiv, tres partidos siguen frente a frente: la nueva nobleza surgida de las artes mayores, del comercio, apoyada en el dinero y en la que se apoyan los restos de la vieja nobleza la burguesa media y por debajo, los artesanos propiamente dichos.

    "Si no tuviese en ella grandes partidos, Italia la Bella dominara al mundo. Esta sentencia de un poeta satrico del Renacimiento peca por ambiciosa pero sigue siendo exacta en la medida en que Italia y Florencia en primer trmino domina a Europa tanto por su expansin comercial como por la irradiacin de su espritu.

    Desde 1338 cuenta con ms de doscientas fbricas que producen anualmente ochenta mil piezas de tela, desarrolla el arte de la seda (industria venida de Sicilia hacia el siglo xin ), y de la tapicera ( aporte de artesanos franceses y flamencos ). Ms al corriente que nadie de la situacin financiera de las diversas naciones, sus mercaderes recorren Europa, donde tienen oficinas,

  • 1 6 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    y fundan nuevos Bancos; el florn florentino es la principal moneda, la ms sana y la ms apreciada. En suma, Florencia se consolida ms que nunca como la ciudad del capitalismo.

    Sin sufrir por esas preocupaciones eminentemente prcticas y terrestres, el arte puro contina floreciendo. Entraremos ms tarde en ese jardn deleitoso; limitmonos por el momento a observar las construcciones de carcter urbano, cvico, las loggie: las del Grano, del Bigallo (cerca del Campanile y del Battistero), sobre todo la hoy llamada de los Lanzi, que encarna "la majestad de la Repblica , pues desde all los gobernantes arengan al pueblo. Un establecimiento de enseanza, el Studio, fu fundado ya en el ao del destierro de Dante, y la obra del propio Dante es explicada y comentada por Giovanni Boccacio.

    Esta prosperidad ay! no carece de peligro. El florentino, dotado de firme vocacin por las artes de la paz, no la tiene en absoluto por el arte de la guerra, y es normal: la guerra lo desva de sus ocupaciones preferidas, le impide atender sus negocios, ganar dinero. Corre un axioma: "Quien tiene tienda no puede ir a pelear , y se recurre a mercenarios para el cuidado de defender la patria.

    Estos soldados de fortuna, a menudo extranjeros, se ponen a las rdenes de un condottiere, jefe de banda y a veces tirano de uno de los numerosos principados italianos, que alquila su con- dotta\ y as se organiza una especie de despotismo nmade, un Estado militar en movimiento. Las relaciones de Florencia y de los condottieri adquieren desde ese momento el carcter de una operacin comercial; en las empresas militares no se consideran ya sino dos cosas: los gastos que acarrea el mantenimiento de las tropas, los riesgos de pillaje por el enemigo. Se compran las bandas de mercenarios como una mercanca cualquiera. Habiendo un rey de Npoles preguntado a un enviado florentino con qu arma podra resistirle, el florentino respondi: "Con tus propios soldados. Y as ocurri. Pero si el estado militar no les dice gran cosa, los florentinos gustan de darse aire de guerreros, de nobles guerreros; es un disfraz que observa el sabroso cuentista Francesco Sacchetti. Ved, dice, esos obreros, esos panaderos, cardadores de lana y picaros de toda laya que quieren todos ser nombrados caballeros y no poseen caballo, no saben manejar un

  • FLORENCIA , LA CIUDAD DIVIDIDA

    arma, caballeros de contrabando que hacen justo lo contrario de lo que prescribe el cdigo de la caballera! No se trata de caballera sino de cacalerial

    Poco importa. El artesano y el burgus demcratas no desdean esta fachada belicosa; adoran los torneos dominicales, y cierto notario septuagenario ganar fama por haber sido el hroe de uno de esos torneos. Pasatiempo inocente, despus de todo, pues no se piensa en dar tajos. Lo que sigue siendo grave es que, para esos caballeros improvisados, el poder de un Estado descansa ms seguramente en sus medios financieros que en el valor de sus ciudadanos.

  • CAPITULO II

    LOS BARRIOS DE FLO RENCIA - E l "G O N FA LO N IERE - La CARRERA A LOS OFICIOS - La ORGANIZACIN Y LA J E RARQUA DEL COMERCIO - DESARROLLO DE LOS NEGO

    CIOS EN EL SIGLO XV.

    "Quien quisiera en nuestro tiempo crear un Estado tendra ms facilidad para hacerlo entre los hombres de las montaas, dnde la civilizacin no existe an, que entre los de las ciudades donde la civilizacin ya est corrompida. Del mismo modo, un escultor sacar ms fcilmente una bella estatua de un bloque informe que de un mrmol desbastado por una mano inhbil.

    Esta observacin de Maquiavelo, el fundador de la ciencia poltica, se aplica exactamente a Florencia, su patria, bloque sin cesar desmochado, martillado, que no conseguir transformarse en un Estado con probabilidades de estabilidad salvo en la hora de la pura y simple dictadura.

    Muchos pases se han divertido jugando a la constitucin Francia entre otros , pero ninguno ha superado a Florencia en ese juego: es verdaderamente una deformacin congnita.

    Sera penoso para el lector seguir el proceso, los avatares de esas combinaciones a las cuales nuestra poca, sin embargo, nos ha habituado, y en las que se complacieron algunos de nuestros compatriotas notorios, Sieys por ejemplo. Para los florentinos, en todo caso, el diagnstico es seguro: desde los lejanos tiempos del helenismo, son los primeros atacados de perversin constitucional, afeccin original sin duda pero crnica; relaciones entre clases sociales, caractersticas de los regmenes, dominio de la nobleza, tirana, burguesa contra pueblo, democracia pura, mitigada o de fachada, supremaca de una casa, teocracia. . . etc.,

    LA 'SIGNORIA Y EL COMERCIO FLORENTINOS

  • l a v i d a c o t i d i a n a e n F l o r e n c i a

    otros tantos temas que los apasionan, sobre los que fundan doctrinas, teoras, y que los incitan a peligrosas experiencias.

    Florencia es un laboratorio de poltica, laboratorio bastante mal ordenado y tan atestado que retendremos slo una de las formas durables de esas constituciones, que dar una idea de lo que puede dar a luz un pueblo maravillosamente inteligente cuando se pierde en los atascaderos de los raciocinios polticos.

    Florencia est dividida en cuatro barrios: Santo Spirito (ultra- Arno), Santa Croce, Santa Maria Novella y San Giovanni. Cada barrio se divide a su vez en cuatro gonfalones que tienen su nombre particular: Scala (escalera), Nicchio (concha), Drago (dragn), Vipera (vbora), Lion doro (len de oro), Unicorno (unicornio) . . . No hay un solo ciudadano que no se coloque bajo uno de esos diecisis gonfalones y no deba, llegado el caso, presentarse en el Palazzo della Signoria para combatir por la libertad del pueblo. El gonfaln es la clula de la ciudad.

    La magistratura suprema corresponde ante todo a ocho priores, dos por barrio, despus a doce buoni nomini, tres por barrio, que desempean el papel de consejeros; por ltimo al gonfalo- niere de justicia, creacin sta de las famosas ordenanzas igualitarias que ya hemos sealado.

    Priores, buoni uomini, gonfalonieri, tal el triunvirato que integra la Signoria. El gonfaloniere debe tener cuarenta y cinco aos, y la maana en que entra en funciones recibe el gonfaln con cruz roja sobre campo blanco que guarda en su habitacin en el Palazzo de la Signoria; sale a caballo y todo el mundo lo escolta.

    Un ceremonial equivalente para el nombramiento de los priores del barrio: las tiendas cierran, el pueblo acude a la plaza, acoge al prior que sale y lo acompaa a su casa.

    Mientras duran sus funciones, los "signori residen en el Palazzo donde son muy bien tratados y tienen a su disposicin una cantidad de sirvientes con librea verde y con las insignias de la comuna; la residencia es lujosa, adornada con tapices, la mesa

  • Donatello: E l len de Florencia llamado el Marzocco ( 13 8 6 -14 6 6 ) .

  • 22 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    cuidada y con bella mantelera, vajilla fina, un men suculento gracias a un crdito mensual de trescientos florines de oro; hay cantores, msicos, bufones, adems de un notario que toma nota de las deliberaciones, y un canciller para la correspondencia.

    Un tren de verdadero seor, y envidiable. Por consiguiente el ciudadano se toma un trabajo mprobo para entrar en la Signoria, pero esto no es tan fcil. Vase si no: si pretendis ejercer una funcin, es preciso que vuestro padre o vuestro abuelo hayan sido revestidos de una de las tres magistraturas de la ciudad, mediante lo cual vuestro nombre es imborsato, es decir puesto en una bolsa, una urna, de donde saldr un da u otro. Entonces seris o seduto, lo que equivale a obtener y ocupar un empleo pblico, o veduto, calificativo reservado a aquel que, habiendo tenido la facultad de ocupar un empleo, no lo ejerci efectivamente.

    Esto es refinamiento, extravagancia florentina que favorece las combinaciones ms sospechosas: se intriga para ser imborsato, aun si no se llenan las condiciones requeridas, o para impedir al comerciante rival que lo sea. Pero si vuestro nombre sale de la bolsa qu honor! Endosis el lucco, el manto rosa, violeta o carmes; ujieres, guardias mercenarios que llevan largos escudos os acompaan al Palazzo; recibs embajadores, estis en primera fila. . .

    Aunque no se le pague nada, el "Signor aprovecha de su situacin, conserva sus hbitos de mercader, trafica con su influencia temporaria, favorece a sus amigos, molesta o persigue a los competidores. . . Por otra parte ha tomado sus precauciones para reducir el nmero de stos mediante la institucin del specchio, libro donde estn inscritos barrio por barrio, gonfaln por gonfaln, los nombres de quienes no han pagado sus impuestos o son deudores de la comuna a un ttulo cualquiera; el inscrito en el specchio &st inhabilitado para ejercer ningn oficio.

    El desacuerdo reina de ordinario entre los signori, que no llegan a dar a luz una decisin y se enredan en votos contradictorios y con el color de las habas posadas delante de ellos (el haba negra es s, el haba blanca es no). Se cuenta que un da, hacia medianoche, el gonjaloniere de justicia presidente de las deliberaciones se hizo llevar las llaves de la sala, se sent encima

  • Palazzo dena signoria o Palazzo Vecchio, construido segn la tradicin no atestiguada por documento alguno, por Arnolfo di Cambio,

    entre, los aos 12 9 8 - 13 14 .

  • 24 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    de ellas y jur que nadie saldra si no se acordaba lo que l quera, que se servira de comer en la misma sala hasta que hubiesen capitulado.

    Otro aspecto: esta vez el gonfaloniere es un hombre suave y "de sangre gorda ; lee la proposicin a discutir; las palabras comienzan, se eternizan. . . y mientras tanto uno de los signori, poltico notable con quien nos encontraremos despus, Niccolo da Uzzano, duerme como un lirn. A l cabo de cuatro horas, ya sea que haya terminado de dormir, ya sea que lo hayan despertado, sube todo somnoliento a la tribuna pues hay una tribuna , emite su opinin en pocas palabras y todos aprueban prototipo de una asamblea parlamentaria. . .

    A l lado de la Signoria figuran tres funcionarios principales que no son de Florencia, lo cual asegura tericamente al menos su imparcialidad: el podest, cuya creacin remonta lejos y que, asistido de doctores en derecho y de notarios, se ocupa de los testamentos, dotes, procesos civiles; el capitn del pueblo, guardin de la ciudad; el ejecutor, que tiene por misin vigilar los procederes de los "grandes contra el pueblo grosso o magro.

    Estos tres funcionarios ejercen de hecho su actividad con respecto a condenados, proscritos, homicidas, ladrones, falsarios. . .

    Se dir: vaya un despliegue de instituciones para una ciudad! Tranquilizaos: hay ms. Los priores no deliberan solos, a su alrededor abundan los consejos: el Consejo del pueblo (diez miembros por gonfaln) encargado de velar por la conservacin de las leyes, los Diez de libertad que reciben las quejas de aquellos que se sienten molestados, engaados, defraudados, y los Diez de Balia creados para los tiempos de guerra, y los Ocho de guardia que constituyen una polica de Estado. Detengmonos por miedo a sofocarnos, pero retengamos esto : la cascada de parlatorios, la multiplicidad de rodajes que despiertan la idea de una monstruosa mquina que todo lo traba. Se necesitan seis deliberaciones para votar el menor crdito, decidir el envo de un moribundo al hospital o la reparacin de un armario. . . El pa* peleo plaga de la sociedad moderna, sea capitalista o no-, tiene sus ttulos de nobleza.

    Hay algo peor: cada una de las funciones que forman la Sig~ noria no dura ms que dos meses, lo que equivale a decir que

  • LA SIGNORIA Y EL COMERCIO FLORENTINOS 25

    Florencia vive en perpetuo perodo electoral; el prior candidato hace propaganda y el prior en funciones trata de sacar el mejor partido posible de sus ltimos das de grandeza.

    Aadid a esto la enfermedad de la reglamentacin ms estricta; se fija por ejemplo la cantidad de acero a emplear para fabricar un casco, se limita la cantidad de objetos que cada tendero tiene el derecho de vender : se prohibe usurpar la especialidad del vecino. Entonces el pueblo, presa ya de la fiebre electoral, se exaspera, se rebela, lo que le sirve para desahogarse, sfogarsi; luchas, muertes, proscripciones: Florencia recuerda entonces el enfermo de quien habla Dante, que sin cesar cambia de posicin en su lecho para huir del sufrimiento.

    ** *

    Los burgueses cultos no tienen afecto por la organizacin poltica de su ciudad y terminan por despreciar la democracia:

    "Qu tontera hacer deliberar a los zapateros sobre la manera de confeccionar las leyes civiles, administrar la Repblica y conducir la guerra!

    He aqu un campanero que se atreve a dar opiniones a los gobernantes y sabis cmo lo hace? Baja a la plaza y se pone a cantar! Oh torpeza de los humanos que, por andar precedidos de trompetas o marchar blandiendo un bastn, sacrifican su reposo y su libertad! No estiman la honestidad y la justicia sino en la medida en que les aprovecha, hacen ms caso de la habilidad que de todo lo dems, se ponen a remolque de los ciudadanos influyentes, trafican en las sectas, en los corrillos, en las intrigas, para "hacer del poder su negocio , sacar de l la riqueza, la dote de sus hijas. . . y es la Repblica la que padece: invadida por los corrompidos, no permite a los hombres sensatos y de valor abrirse paso, y, si lo logran, son tan envidiados y perseguidos que, irritados, se rebelan, y entonces son despedidos o mueren.

    Observemos, a ttulo de ejemplos, algunas muestras de poltica local, reveladoras de la vida florentina.

    Un ciudadano de calidad aspira a ser gonfaloniere de justicia;

  • 26 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    recibe las promesas del elector influyente de su barrio, pero un amigo que tiene en otro barrio lo pone en guardia: "Te engaa! l es quien ha propuesto tu destierro, lo cual se cumplir antes de quince das. No hay nada que hacer! El ciudadano, en efecto, fu desterrado nicamente porque, poseyendo buenas condiciones, las gentes de su barrio no queran que avanzara demasiado y los superara.

    He aqu ahora a Agnolo Acciaiuoli, de vieja cepa florentina, quien comete el error de mantener continuas relaciones con desterrados; un pariente, al saber que se ha hecho sospechoso a los seores de la Signoria, se precipita a caballo hacia la propiedad de Agnolo, entra en su escritorio, arroja al fuego todos los papeles que encuentra, papeles muy comprometedores y que lo hubieran "puesto en aprietos . No bien se han consumido los papeles llega el macero de la Signoria que registra intilmente. No pudiendo intentar un proceso a Agnolo por falta de pruebas, se lo desterrar a Cefalonia.

    Pero, en el dominio de la proscripcin, el "rcord pertenece sin disputa a Palla Strozzi, ciudadano eminente, helenista de nota y hombre apuesto: "Slo de verle pasar se deca: es messet Palla. Tena cuanto se necesitaba para ser feliz: una esposa encantadora, hijos sanos. Pero por razones de orden fiscal (abrumado de impuestos, los pagaba con dificultades) y de orden poltico (era amigo de la paz y enemigo de las "novedades ) la Signoria lo desterr a Padua; aunque tena sesenta y dos aos "la edad del reposo en casa , dice su bigrafo , acept filosficamente su infortunio, negndose a maldecir de Florencia y a que maldijeran de ella en su presencia. Al cabo de diez aos su destierro fu renovado; diez aos ms tarde, nueva proscripcin. Cuando se le comunic la decisin de la Signoria slo observ que su buena conducta no le serva para nada.

    Dos d sus hijos mueren, asesinado uno de ellos; pierde a su mujer "a la que mucho necesita a su edad ; el ltimo de sus hijos, en quien confiaba para levantar de nuevo su casa, desaparece a su vez. Ya no le restaba sino morir, lo cual hizo a los noventa y dos aos cumplidos, muy sano de cuerpo y de espritu. "En tiempos de la repblica romana hubiera sido un gran, hombre.

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    Estos rencores tenaces no son raros en Florencia, y el gran cuentista del siglo X V I, Matteo Bandello, hasta llega a decir:

    "Creo que si todos aquellos que han sido desterrados de Florencia y todos aquellos que all fueron miserablemente asesinados se reunieran, poblaran una ciudad mucho ms grande de lo que es hoy Florencia.

    Por su culpa o por su destino, la Perla del Arno estuvo en efecto "maravillosamente sometida a las divisiones y discordias intestinas gracias al mecanismo espantosamente complicado de su constitucin, que era, literalmente, una incubadora de revoluciones.

    * *

    El comercio florentino est saturado de poltica, y su organizacin nada gana con ello, en simplicidad al menos. Penetremos en ese palacio de las corporaciones donde se enfrentan las artes llamadas mayores, en nmero de siete, y las artes denominadas menores, en nmero de catorce, y no olvidemos en el curso de nuestra visita el principio florentino enunciado por Boccacio: "Quien no posee es tenido por una bestia.

    Primero en fecha, fuente de riqueza, el arte de Calimala, cuyo nombre famoso en Italia proviene quiz de una calle de mala fama, Calis Malus, Va Mala. Su objeto? Importar del extranjero telas brutas que son reelaboradas y transformadas en telas finas. Es en'Flandes, Inglaterra y sobre todo Francia donde los florentinos buscan las materias primas; tienen oficinas y albergues en Pars, Caen, Rouen, Provins, Montpellier, Avignon, Marseille, Toulon. . . tanto que una verdadera colonia italiana, reforzada con desterrados, se establecer en Francia bajo la direccin de un capitn general. Obsrvese a este respecto que para ir de Florencia a Avignon se necesitaban entonces catorce das, a Montpellier diecisis y a Pars veintids.

    La tela bruta es distribuida entre las diversas corporaciones que se encargan de abatanarla, prensarla, alisarla y cortarla. Para el teido se utiliza guado (azul), robbia (rojo), oricello (prpura); con el oriello y un poco de robbia se obtiene el scarlatto

  • 28 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    d oricello, color muy en boga. Cuando cada pieza aprestada ha sido marcada con el sello de la corporacin y un marbete, se la enrolla en un fardo de fieltro o de tela doble que lleva las armas de Calimala.

    sta, dada la inestabilidad del Estado, se gobierna por s sola. Es la sabidura misma, y sus estatutos, que datan de principios del siglo X IV , son una maravilla de minucia. Cada seis meses, los mercaderes eligen cuatro cnsules y un camarlengo que reunidos nombran un jefe: el prior. Todos deben ser gelfos y adictos a la Iglesia romana. Cada tienda est protegida como un dominio, nada de tela de una tienda a otra, nada de escaparates en el exterior, nada de juegos de azar pervertidores del buen comercio, contralor riguroso de la apertura y del cierre de los libros de caja; un notario est encargado de hacer observar los estatutos del arte, y se indaga sobre la situacin de los compaeros, obreros o aprendices, que resultaran ser ms ricos de lo que deben serlo; ningn compaero puede casarse fuera de Florencia sin una autorizacin especial; los cnsules velan por la estricta observancia de las decisiones de la Calimala; so pena de una fuerte multa prohibicin de vender o hacer vender tela alguna que no sea de Ultra-montes o de Inglaterra. Es preciso conservar los clientes: la repblica comerciante est bien envainada en la repblica poltica.

    Calimala di el ejemplo; imitndola, los laneros que hacen venir la materia prima de Espaa, de Portugal, de Inglaterra, y ejecutan el trabajo de cabo a rabo; despus el arte de la seda, prspero desde fines del siglo xm, que tiene tambin sus cnsules y se distingue por la noble elegancia de sus productos: paos realzados de oro, de pinturas o bordados: trabajo para damas y seores.

    Buen regidor de sus negocios, el florentino, como lo ha observado Dante, practica naturalmente el cambio y la banca. De donde deriva un nuevo arte mayor: el banquero y cambista tiene su sede en el Mercato Nuovo, donde se instala ante su tienda, el banco, con su mesa tapizada de verde color ya administrativo , su bolsa y su libro de cuentas.

    Desde la invencin de la letra de cambio, ya no se teme a los

  • L SIGNORIA Y EL COMERCI FLORENTINOS 29

    ladrones; el dinero circula sin que se lo vea; recorre el mundo gracias a esos florentinos que tienen por doquier lugares de comercio, agentes y una moneda sana. Su banca tiene xito. Florencia se convierte en un Banco.

    Calimala, lana, seda, banca, he aqu las cuatro artes preponderantes. Pero tienen una progenitura perfectamente legtima y no bastarda: los jueces y notarios, escribas del dinero. "Si Bolonia es el vivero de los doctores en leyes, nuestra ciudad es la de los doctores del notariado , dice con orgullo un florentino.

    Despus de los juristas vienen los boticarios, droguistas, personajes importantes, pues comercian no slo con drogas sino con especias y todos los productos del Levante, comprendidas las piedras preciosas. Es en este arte en el que se inscribi Dante en 1295, lo cual basta para hacer ilustre a la corporacin.

    Con los peleteros, el septeto de las artes privilegiadas est completo. Innecesario es decir que tambin aqu los reglamentos son frondosos y minuciosos y que se castiga severamente a los infractores. Por ejemplo, para obtener un concordato era preciso ir al Mercato Nuovo, golpear tres veces con el trasero desnudo el lugar donde se hallaba el carroccio, carro simblico de la ciudad: espacio circular embaldosado con losas de mrmol alternativamente blancas y negras. La sancin pblica es necesaria en un pueblo de mercaderes.

    Cada una de las artes mayores posee naturalmente su estandarte: estrellas de oro sobre campo de azur para los jueces, carnero blanco sobre campo de plata dorada para los laneros, Agnus Dei sobre campo de azur para los peleteros.

    Las artes menores quedan reducidas a catorce despus de la derrota de la plebe, los Ciompi. a la cabeza los carniceros que tienen su tabla en el Mercato Vecchio (antigua piazza Vittorio Emmanuele), despus los herreros, zapateros, carpinteros, taberneros, posaderos, curtidores, aceiteros, comerciantes en sal y en quesos, armeros. . . para terminar con los panaderos, la corporacin ms despreciada de Florencia por ser la ms accesible. Hay aristocracia en esta democracia de fachada, s, y no es para sorprenderse. Las condiciones para la inscripcin son tales que sobre una poblacin de alrededor de cien mil habitantes, slo tres

  • 3 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    mil quinientos son verdaderos ciudadanos, aptos para ejercer funciones: no hay que envilecer el poder.

    *

    Con el tiempo y en el interior mismo de las artes, se producen modificaciones y hundimientos. Los jueces y notarios ocupan el primer lugar en la jerarqua, y simultneamente se devoran entre s. Laneros y sederos prosperan: 273 tiendas para los primeros, 84 para los segundos. En los banqueros, concentracin del poder: de los 72 bancos existentes en 1422 no quedan ms que 33 cincuenta aos ms tarde, pero slidos, florecientes, activos.

    El comercio florentino alarga sin cesar sus tentculos. En 14 2 1, por ejemplo, doce jvenes de las principales familias parten para Alejandra a fin de tratar con el "Soldn y fundar oficinas y sucursales. Pronto Florencia supera a Oriente en la fabricacin de telas de brocado y de plata, se convierte con Venecia en el depsito de las joyas, perlas y objetos de lujo donde se proveer Europa. Los Acciaiuoli estn implantados no slo en Npoles sino tambin en Atenas; los Scolari, ex desterrados, crean una familia en Hungra.

    Pero el pas con el que Florencia mantiene un comercio ms continuo sigue siendo Francia. Hay entre ellas una vieja simpata gelfa, y cuando en 1452 se envan embajadores a Carlos VII, se les recomienda que recuerden al rey los lazos ntimos que desde hace siglos unen a ambos pases, que recuerden tambin que Carlomagno liber antao a Florencia de los lombardos, etc. El rgimen social es, sin embargo, muy distinto de ambos lados de los Alpes: en Francia, aun en las ciudades de corporaciones, de maestrazgos, subsiste una gran proporcin de obreros que ejerce libremente su industria. El sistema opuesto aplicado por Florencia no fu para ella causa de inferioridad.

    La ciudad de las Flores no es ms que una gran casa de comercio para la cual las otras ciudades, Venecia, Gnova, son casas rivales a las que es menester suplantar. El propio Dante, en el curso de sus andanzas infernales o celestiales, no pierde de

  • LA SIGNORIA Y EL COMERCIO FLORENTINOS 3 1

    vista el florn, 1 y como los dems teme los ataques a su cualidad. Insensiblemente, el negociante florentino se torna un cosmopolita, un prctico, un experto, que enriquece incesantemente su personalidad, se pule al contacto con las ideas, costumbres todo lo contrario de un fsil, de un provinciano con anteojeras , un ser que respira el viento de alta mar.

    Paralelamente sus aptitudes se desarrollan, y no sorprender verlo trasmutado en diplomtico. No es la diplomacia una modalidad de negocio "bajo algn buen color y un poco aparente como dice Comines? Equilibrar hbilmente la lealtad y la trapacera, conservar la apariencia de un hombre de bien, y, una vez establecida una reputacin de rectitud, obrar a su antojo y poder mentir cmodamente, he aqu el buen mtodo que formular Maquiavelo; si no es muy favorable para la moral de quin es la culpa? De los prncipes que a fuerza de engaar a los embajadores han obligado a stos a usar el arma de la mentira.

    Una cosa que horroriza al florentino negociante y diplomtico es ser engaado.

    1 Los florentinos comenzaron a acuar los florines en 12 52 en conmemoracin de la extensin .de su poder a Toscana despus de la victoria sobre los psanos y los sieneses.

  • CAPTULO III

    La i n d e p e n d e n c i a d e p e n s a m i e n t o - U n f l o r e n t i n o c o m p l e t o . L. B. A l b e r t i - D e a l g u n a s e x p r e s io n e s p i n t o r e s c a s - S e n t id o d e l o c m ic o - L a g e n t i l e z a f l o r e n t i n a - A f ic i n a l j u e g o - A s t r l o g o s y b r u j o s - E s p r i t u r e l ig io s o y s u p e r s t i

    c i n - A l g u n a s f i g u r a s d e e c l e s i s t i c o s .

    Saturados de poltica, orientados hacia el comercio, los florentinos podran no tener ningn atractivo, y, de hecho, algunos Dante el primero , no han tenido reparo en decrselo.

    Gente avara, envidiosa, soberbia! La pasin de las ganancias rpidas y la arrogancia han corrompido tanto la raza que "la virtud, tratada como enemiga, es rechazada por todos como una serpiente . Florencia, planta de Lucifer! Florencia "la bien guiada , ya puede decirse, con sus polticos! Y su ro Arno que, nacido en medio de puercos inmundos, alcanza despus las rocas speras de Arezzo, pasa de los perros a los lobos florentinos para bajar hasta los zorros de Pisa!

    Este rosario de anatemas dantescos que envuelve a Toscana entera probara, si fuese necesario, hasta qu punto las furias partidarias pueden desencadenarse en la Ciudad de las Flores. Pero la contrapartida nos la proporciona el historiador Varchi en el siglo XVI:

    "Los florentinos dice superan a las otras naciones en las cosas a las que se aplican; adems del negocio sobre el cual la ciudad est fundada verdaderamente, son reputados hbiles y grandes; en las artes son expertos: pintura, escultura, arquitectura, las practican no slo en su ciudad sino tambin en otras. Las letras griegas y latinas han sido restauradas por ellos. Siempre me ha sorprendido grandemente ver que en esos hombres habituados

    ASPECTOS DIVERSOS DEL ESPRITU FLORENTINO

  • 34 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    desde la infancia a llevar a cuestas balas de lana o cestas de seda y que permanecen remachados como esclavos todo el da y gran parte de la noche a la alcayata y al huso, se encuentre tanta grandeza de alma y tan nobles y elevados pensamientos."

    Varchi atribuye este privilegio al cielo florentino situado entre el aire sutil de Arezzo y el aire pesado de Pisa, y agrega que sus conciudadanos estn hechos ms para dominar que para obedecer, que su cerebro no tiene mesura en ningn sentido: los tontos son all muy tontos los inteligentes muy inteligentes, pero la segunda categora prevalece, y se ha podido decir que quien quisiera destruir el universo tendra que quitar de l a los florentinos. En el jubileo de 1300, el papa Bonifacio V III no proclamaba que los florentinos son el quinto elemento?

    Desde entonces, su renombre no ha cesado de confirmarse; en el siglo xv, como le preguntaran a Nicols V, papa del Renacimiento y altamente culto, por qu no tena servidores italianos, respondi :

    Porque tienen el alma demasiado grande y siempre quieren subir ms alto; el francs y el alemn, en cualquier trabajo que los ponga, se contentan con su tarea y no miran ms all.

    En efecto, el florentino no es de un natural estancado y, gordo o flaco, grasso o minuto, apunta a singularizarse, a tornarse un

    uomo singolare, y lo hace con toda naturalidad, sin falsa modestia ni hipocresa; a falta de otro medio se singulariza por el traje. Seguir el rebao como un carnero no es propio de l; se aparta del sendero comn, no imita. Emile Gebhart cuenta que a fines del siglo xix, Italia, invadida por un mal sospechoso, haba encendido hornos de fumigacin en las fronteras y en las puertas de las ciudades, y los extranjeros eran sometidos ms o menos discretamente a esta desagradable prueba. Gebhart llega a Florencia y no respira el veneno prescrito por el gobierno, como se haba visto obligado a hacerlo en Miln y en Bolonia.

    No se fumiga aqu? pregunt al mozo que llevaba su valija.

    Ah, Signore\ Aqu estamos en Florencia!Esto lo dice todo. Florencia tiene el orgullo de ser excepcio

    nal, de iniciar, de inventar, de crearse un universo para ella, construido contrariando las reglas ordinarias, y el florentino posee

  • ASPECTOS DIVERSOS DEL ESPIRITU FLORENTINO 35

    las cualidades necesarias para ello: de espritu vivo, aguzado, fundamentalmente curioso, posedo de la pasin por lo nuevo, por lo raro, por las bellas formas, se alegra con todo eso y se divierte de buena gana a expensas de los dems.

    Segn un viejo proverbio: Ch't ha a fare con Tosco non vuole esser losco (quien trata con un toscano no debe ser tuerto). Con l un poco de precaucin no es sin duda intil, pero tiene tan buen talante, tan buen humor, un sentido tan agudo y a menudo tan delicado, tan hondo del mundo!

    He aqu un ejemplar del florentino completo, provisto de todos los dones y que se presenta a nosotros en el momento mismo en que va a implantarse la dinasta de los Medicis.

    Nacido en 1404 en Genova de una familia florentina expatriada, perseguida, diezmada (tres de sus miembros fueron ejecutados y se pagaron bravi para asesinar a otros ), Leone Battista Alberti tuvo una juventud pobre, mezquina. Vuelto a Florencia, protegido por Cosimo de Medicis, que le hace restituir sus bienes, se convierte en una especie de atleta, doma caballos, salta con los pies juntos sobre los hombros de diez hombres, esgrime la pica mejor que nadie, perfora con una flecha una fuerte coraza de hierro; con el pie izquierdo apoyado contra la pared del Duomo, lanza una manzana muy por encima de la Cpula; montado teniendo una delgada varita por un extremo y posando el otro extremo sobre su pie, hace dar una vuelta completa sobre s mismo a su caballo sin que la varilla se mueva. . . Se creera ver una serie de bajorrelieves antiguos.

    Ese gimnasta de perfil joven, enrgico, tiene vocacin por las artes; es msico, cantor, toca el rgano; sabe latn, griego, derecho, trabaja tanto que se debilita, se asquea hasta de las letras del alfabeto, a las que compara con "escorpiones deformados y se decide por la vida alegre; despus, retorna a su studio.

    Amigo de los artistas Brunelleschi, Donatello, Luca della Robbia, los desconcierta con sus rarezas: un da, taciturno y solitario; al siguiente, bromista y espiritual. Pero todos lo admiran, ven en l a un hombre universal: "Dime qu cosa ignora este hcmr- bre? Escribe sobre la cra de caballos, sobre los delitas y las penas, los secretos de la "toilette femenina, el arfcfc ftutifco, la estadstica. . . Su tratado de pintura se lee todava en inters:

  • 3 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    "N o hay arte escribe , cuya prctica o estudio, a cualquier edad que sea, no aporte mayor contingente de placer tanto a aquellos que lo conocen como a aquellos que lo ignoran. Y multiplica las recetas, ensea a los principiantes la teora de los va-

    Leone Battista Alberti ( 14 0 4 - 14 7 2 ) , segn el bronce de la Coleccin Dreyfus.

    lores, pues l mismo es pintor y ms an arquitecto: el palacio de los Medicis, en la via Larga, es en parte obra suya, y la iglesia de San Francesco en Rimini puro Renacimiento le pertenece por completo.

    Su facultad de invencin es inagotable, y hace aprovechar liberalmente de ella al pblico: misteriosas cmaras de ptica donde hace aparecer alternativamente los astros y la luna por encima de las montaas, o vastos paisajes, golfos perdidos en la

  • ASPECTOS DIVERSOS DEL ESPIRITU FLORENTINO 37

    bruma, naves hendiendo el mar, todo eso en juegos de luz y sombras; espejos deformantes, tratado de matemticas recreativas. . . Todo lo toca, traza un panorama de Roma, retira una galera antigua del lago de Nemi, compone un dilogo sobre la vida domstica, el gobierno de la familia, la perversidad de las mujeres. . . No escribe sino en toscano, no se aferra de ningn modo a los razonadores, a los pedantes admiradores beatos del latn, quiere ser accesible a todos, legible para todos y, como Dante, toma resueltamente la defensa del toscano, de la lengua vulgar, tan capaz de nitidez, de elegancia, como la lengua de los "humanistas ; en esto, lo veremos, tiene tambin el mrito de la originalidad.

    Carente de la supersticin del arte antiguo, adora todo lo que tiene una forma bella: flor, paisaje, hombre, mujer, animal. . .; posee una regla, un "canon para comprender lo que le rodea, para gustar las delicias de la naturaleza. Tan a sus anchas al aire libre como en su studio, asimilando, descubriendo, permeable a todo, Alberti, precursor de Leonardo da Vinci, es uno de esos tipos humanos que hacen sentir la grandeza de Florencia.

    Pero es un ser fuera de lo comn. Bajemos al nivel del florentino medio. Lo que lo distingue, es que ya no mira el mundo a la manera de la Edad Media, como un lugar de destierro o de penitencia, sino como una fuente de alegra, de dicha que es preciso saber explotar: para l la luz dorada! Es como el cuadrante solar: Sine Sole Sileo (Sin sol yo me callo). Para l las reuniones de compadres donde se canta, se charla, se relata, donde se juega en amplia libertad y plena despreocupacin, donde se representa con alegra la comedia humana! Se esfuerza por aplicar al pie de la letra este precepto de un poeta ferrars: "Que cada uno ponga sus disgustos en una caja, que encierre en ella toda pena y todo sombro pensamiento. . . y que pierda la llave.

    Aunque violento en ocasiones, es de naturaleza jovial, independiente, y su lenguaje es pintoresco, sabroso.

    Cuando es feliz, dice: "Caen halagos ; cuando una cosa, una persona le gustan: "M i va al pelo o: "La llevo en la palma de la mano. Si se refiere al carcter de su mujer, "l conoce el trote de su hacanea . Si vacila: "Estoy como sobre alas , o: "Me picoteo el cerebro. Si teme perder su tiempo preocupacin de

  • 3S LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    buen comerciante : "N o creis que me ir con las manos llenas de moscas. Si se enoja, "pone su paciencia bajo sus pies .

    Odiar a su prjimo es arrancarle la lengua por la nuca; perder un negocio es quedarse con los dientes secos; complicarlo, es buscar cinco patas a un carnero. Para ejercitarse en la prudencia, se repite: "Ver de no arruinar la cola del faisn. Un trabajo intil, es para l "moler agua en un mortero o lavar ladrillos . Un melanclico con el bonete echado sobre los ojos, con los rasgos crispados, parece "retener su alma con los dientes ; este otro, en cambio, con aire beato es "pesado como el agua de macarrones .

    Su buen sentido se condensa en preceptos: Quien hace sus cosas por s mismo no se ensucia las manos. Ms vale pinzn en mano que tordo en el matorral.

    Ojo penetrante, mala lengua, es una definicin del florentino; y de hecho tiene a menudo la rplica restallante. Una joven dama un tanto nerviosa dice a su amigo: "Eres un asno! Y el amigo responde: "A s como eres una vaca si fueses un buey podramos hacer un pesebre!

    Nada encanta ms al florentino que las frases, las ancdotas: las repite, las difunde con satisfaccin u orgullo. Una mujer se ha ahogado y su marido la busca nadando contra la corriente. "Hay que buscarla siguiendo el curso , le aconseja juiciosamente un amigo.

    No la encontrara nunca, pues en vida era tan porfiada, rara y original, que no podra ir sino contra la corriente.

    He aqu un hallazgo que no le seduce menos: un sacerdote que no recibe en la ofrenda ms que monedas falsas hace poner en el incensario azufre en lugar de incienso y explica luego a los fieles, ofuscados por el olor, que en el mercado le han dado azufre por incienso, del mismo modo que ellos le dan monedas falsas por buenas.

    Pero a veces la ancdota adquiere un valor particular, ste por ejemplo: el duque de Miln muestra a un embajador florentino su tesoro, ducados a montones, a fin de intimidarlo, de probarle que posee con qu hacer la guerra. El embajador toma algunos ducados :

  • ASPECTOS DIVERSOS D EL ESPIRITU FLORENTINO 39

    "Son muy bellos y estn todos marcados con nuestro troquel. Pensad cuntos tendremos nosotros que los acuamos!

    El florentino no es menos vido de chanzas; un chistoso lo encanta. ste entre otros, que al da siguiente de una juerga se despierta al alba para respirar un poco de aire fresco, va a abrir el armario pensando que es la ventana, y al ver la obscuridad se vuelve a meter en la cama.

    Y la historia del oso? Una noche, la campana de Santa Maria in Campo suena a todo sonar. La gente se levanta, corre de aqu para all gritando: "Dnde es el incendio? El cura de la parroquia ordena a su sacristn que encienda una vela bendita para conjurar la mala suerte y que acuda a la iglesia. Con el pelo erizado de miedo, dando un paso adelante y dos atrs, el sacristn termina por acercarse y sbitamente grita: "In manus tuas, Domine! Ay de m! Padre, el diablo est en la iglesia! Unos chistosos haban atado un oso domesticado a la cuerda de la campana. Y , mientras se re, el ciudadano critica: si los sacristanes hubiesen sido menos negligentes, eso no habra ocurrido; por la miseria de un cerrojo de cinco cntimos la puerta de la iglesia quedaba abierta. . .

    Si se necesitara una prueba de la fineza, de la gracia de los florentinos, se la hallara en sus hermosos cantos; pues eran cantores por esencia, posean sin duda las bellas voces que admiramos en sus descendientes. Escuchad este estribillo de danza:

    Somos ciento y somos uno,Una sola alma y voluntad.Que todos griten de regocijoY muera quien no quiera bailar!

    Y este canto en alabanza de las bellas:

    Eres ms blanca que leche de teta.Eres ms roja que sangre de dragn.

    Cuando te asomas a la ventana,Todos exclaman: ha salido el sol,

    Y el sol se levanta y la luna se pone,(D i buenos das a ese garzn!)

  • 40 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    Y el sol se levanta y la luna se acuesta (D i buenas noches a este rosal!)

    Y tambin:

    Oh, rosa cogida de la verde rama,Fuiste plantada en jardn de amor. . .

    Y :

    Mira estos mis labios rojosQue tengo marido que no los conoce. . .

    Sera menester el toscano para dar toda la gracia de estas melodas.

    Ese pueblo conoce las baladas del Dante, modula los versos de La Divina Commedia (que a veces maltrata)1 y para variar el tema, animar el ambiente, compone cantos alternados extrados de la vida corriente que acompaa con gestos; en eso es experto: veis al ciudadano partir de pesca, de caza o corriendo hacia el incendio, la nia que va a coger flores o se hace pesar en casa del molinero, y el tono se hace ms salpimentado: "Eres una gordinflona! Que el cielo te destroce!

    Con el canto, los juegos de azar,' por los cuales el florentino tiene particular inclinacin. Se juega en la calle a despecho del veto de las autoridades laicas y eclesisticas: Italia ser la madre de la lotera. Por su parte, desde fines del siglo xiv, Florencia, siempre a la vanguardia en las actividades ms diversas, se enorgullece de un tal Buonaccorso Pitti, viajero, comerciante, guerrillero, especulador, diplomtico, jugador profesional que gana y pierde sumas enormes y que no puede ya tener por con

    1 A l pasar Dante un da frente a la tienda de un herrero que destrozaba sus versos, toma el martillo, las tenazas. . . y arroja todo a la calle. "Qu diablos estis haciendo? Estis loco?, grita el herrero. Y t qu haces? T H ago mi trabajo y vos me estropeis mis herram ientas!, Si no quieres que arruine tus cosas, no estropees las mas. Qu es lo que yo estropeo? T cantas mi libro y no como yo lo hice. Y o no tengo otro oficio y t me lo arruinas! Asimismo, al encontrar un campesino que punta La D ivina Commedia con vigorosos " A r r i ! mientras empuja su asno, le da ur) porpizo en el hopibro: " jE so 110 lp he puesto yo |"

  • ASPECTOS DIVERSOS D EL ESPIRITU FLORENTINO 41

    trincantes ms que a prncipes saboyanos, brabanzones, bvaros. . . Un trotamundos de garitos mucho antes de Casanova!

    Este gusto por el juego, por el riesgo, nos lleva al tipo ms especialmente comerciante, cuya moral es totalmente utilitaria. Consejos de un comerciante a su hijo:

    "Es prudente empequeecerse en cuanto a la familia, la persona, el tren de vida, no ostentar sino la mitad de lo que se posee y para eso no hacer venir a casa la cosecha del campo propio, porque los vecinos diran que hay all para seis familias; es menester encaminarla directamente al mercado. No te fes de nadie. . . No hay que temer mentir siempre que no se perjudique a nadie, pero es necesario mentir justo lo bastante como para tener fama de veraz.

    Ms francamente, otro suspira: "Feliz quien puede robar ms al pobre vulgo!

    Un clebre predicador, el toscano Bernardino di Siena, que recorre por entonces Italia, la emprende con particular tenacidad contra los comerciantes que trafican los domingos y das feriados, venden a plazos, hacen negocios en la iglesia o abandonan a su mujer para ir a buscar fortuna en el extranjero.

    Denuncia la astucia de quien da rpidamente la vuelta de la moneda para escamotear una parte:

    "Toma, toma, toma. . . 1, 2, 3, 5, 7, 8, 10, 13 , 14, 17, 19 y 20!

    El paero es instado a que no tire demasiada Sbr el ana, para que no abuse de la ignorancia del comprad* r

    "Vas a vender tu mercanca en la piafa. Llega un extranjero que te pregunta: 'Cunto quieres por cstr. Quiero trekiWi sueldos. Y al habitante de la ciudad no le pides nas que veate sueldos!

    Inspirado, acalorado, Bernardino se fesfuerza por inoutac la caridad en esos ladrones, en sus esposa pajfc que- ttevea los pobres "algunas cositas cosidas, algunos vetiditos .

    " Y qu habis enviado all, a esos miserables prilioneros, eh? Aproximadamente dos camisolas y dos parcj lit calzoncillos y un par de calcetines viejos y agujereados, me han dicho. Creo que moriris en vuestros negocios!

    Estos florentinos tan speramente aferrados al provecho e in-

  • LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    diados sobre su libro de cuentas, sobre el Debe y el Haber, no dejan por eso de ser imaginativos, siempre prestos a aceptar visiones y quimeras. Tiemblan cuando se les cuenta que, en la vecindad de Como, aparecieron cuatro mil perros que corran en direccin de Alemania; despus vena un inmenso rebao de ganado y luego una multitud de hombres armados a pie y a caballo, los unos sin cabeza, los otros con cabeza apenas visible, y por fin un jinete gigantesco. . .

    Tienen terror por los aparecidos, considerados como seres malficos y, para librarse de ellos, abren la tumba del muerto, descuartizan el cadver, queman el corazn y arrojan las cenizas a los cuatro vientos.

    Pueblo, burgueses, aristcratas buscan cada vez ms lo extrao, lo fantstico, hasta lo absurdo, y conservan un slido fondo de supersticin. Ese florentino escptico, rico en "luces del Renacimiento, que simula burlarse de los milagros, de lo sobrenatural religioso, escucha con la boca abierta historias de hadas, de magos, y sigue siendo el ms crdulo de los hombres.

    Por mucho que Dante muestre en su Infierno a los magos desfilando con la cabeza torcida, el rostro y los ojos vueltos del lado de los riones pues han pretendido ver en el porvenir y ahora sus lgrimas corren no sobre el pecho sino por el hueco de la espalda , son tcnicos apreciados. La autoridad puede perseguir, castigar a aquellos que hacen "encantamientos perjudiciales , mas no por eso dejan de subsistir en la penumbra, y su favor no decrecer sino en los primeros aos del siglo xvi, en que emigrarn hacia el norte.

    Los astrlogos, por su parte, trabajan a la luz del da; son sabios, profesores de universidad, funcionarios. El cronista Matteo Villani pudo decir: "La astrologia es un vicio que los florentinos han heredado, con otras supersticiones, de sus antepasados los romanos idlatras , pero desde el siglo xm, Florencia posee su astrlogo municipal en la persona de Guido Bonatto, que debe determinar el momento propicio para las grandes empresas y la guerra (el sbado es considerado fatal).

    Ms tarde, Maestro Pagolo, que lleva una vida de asceta y conferencia con religiosos, intentar hacer de la astrologia una ciencia moral y hallar auditores omo Cosimo de Mediis. . ,

  • ASPECTOS DIVERSOS DEL ESPIRITU FLORENTINO 43

    Los escpticos a este respecto son la excepcin, y se cree generalmente en la influencia de los astros, sobre todo entre los desterrados, los proscritos, que son legin en esos tiempos de guerra civil. Pronto toda familia un poco encopetada mantendr a un astrlogo bastante miserable casi siempre para que haga el horscopo de los nios, aconseje al dueo de casa. . . El florentino no hace en esto sino imitar a los grandes de la poca, desde el prncipe hasta el condottiere, todos los cuales tienen entre su servidumbre, hombres familiarizados con las estrellas, "planetarios como entonces se deca.

    Como la astrologia, la alquimia tiene tambin sus adeptos, de los cuales uno de los ms notorios fu Cosimo Rosselli ( 1439- 1506), pintor florentino de gran talento que, apasionado por esa ciencia, derroch en ella todo su haber, a tal punto que de una posicin desahogada cay en la miseria.

    En fin, en el grado ms bajo de la corporacin, podemos saludar a los partidarios de la brujera, arte que cuenta muchos fieles y cuyo hogar principal est situado en los altos Apeninos, en Norcia, ducado de Spoleto, pero con una gran sucursal en Fiesole cerca de Fontelucente; all, extraas criaturas vienen a buscar agua; tienen ojos postizos que se sacan y se ponen como los viejos sus antiparras, dientes postizos que se cambian como las mujeres sus rizos; se pasean por los mercados, las iglesias, lo registran todo con la mirada. . . Desconfiad de las stregasl

    Para resumir este paseo por lo fantstico, he aqu el retrato que el novelista toscano Grazzini nos ha dejado de un mago, astrlogo y brujo:

    Grande, bien plantado, rostro sombro, mirada imponente, barba negra que baja hasta el pecho, arruinado por la bsqueda de la "gran obra , posee filtros, caracteres mgicos, talismanes, alambiques, hornos, ojos de lobos cervales, baba de perro rabioso, huesos humanos, cuerdas de ahorcados, puales que han servido para asesinar, clavcula y cuchillo de Salomn, semillas y plantas recogidas en las diversas fases de la luna. . . Entiende de astro- logia, de fisiognoma r, de quiromanca y de otras ciencias igualmente sutiles, cree firmemente en las viejas brujas, frecuenta mucho los espritus y asiste a todos los aquelarres.

    1 A lte de conocer 11 los hombres por su fisonoma.

  • LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    No tiene ni padre ni madre, y aunque su posicin sea desahogada, vive solo en su casa; nadie osa acercrsele y ningn criado quiere entrar a su servicio. Si sale, lo hace igualmente solo, y se felicita de ello en su fuero interno. Siempre tiene la barba enmaraada y jams se peina. Invariablemente sucio, a ojos de la poblacin pasa as por gran filsofo y nigromante.

    Cuando oficia, coge un alba blanca, se cie un cordn rojo, se pone en la cabeza un casco rodeado de una guirnalda de serpientes artificiales tan bien imitadas que parecen vivas. Con la mano izquierda toma un vaso de mrmol, con la derecha una esponja atada a un hueso humano, extrae despus un libro de debajo de su hbito, masculla, se arrodilla, besa la tierra, sumerge la esponja en el vaso, que contiene una infusin de palo del Brasil y pronuncia: "Hagamos el crculo de Plutn con esta sangre de dragn. . . Entonces comienzan las apariciones. . . Al retrato no le falta colorido, y bajo la irona y el buen humor no se vislumbra una sombra de miedo?

    *

    En una venerable compilacin de cuentos italianos, el Novel- lino, se lee la siguiente parbola:

    Teniendo el sultn necesidad de dinero, hizo venir a un rico judo para despojarlo. Le pregunt cul era la mejor religin. Si el judo responda: la juda, era una injuria a la fe del amo; si deca: la sarracena, era una apostasia; en uno y otro caso, buen pretexto para la confiscacin. Pero el hijo de Israel tena en reserva una historia (inventada tal vez antao en Babilonia) :

    "Seor, haba una vez un padre que tena tres hijos y un anillo adornado con una piedra preciosa, la mejor del mundo. Cada uno de los hijos rogaba, al padre que al morir le dejara el anillo.Y el padre, para contentarlos a todos, llam a un buen orfebre y le dijo: "Maestro, hazme dos anillos semejantes a ste y ponle a cada uno una piedra parecida a sta.

    E1 maestro hizo los anillos tan parecidos que nadie, fuera del padre, poda distinguir el verdadero. Hizo venir a sus hijos, cada uno por separado, y les revel el secreto. Cada uno de ellos crey

  • ASPECTOS DIVERSOS DEL ESPRITU FLORENTINO 45

    recibir el anillo verdadero que slo el padre conoca bien. . . Es la historia de las tres religiones, seor. El padre que las ha dado sabe cul es la mejor y cada uno de sus hijos, es decir nosotros, creemos que tenemos la buena.

    El sultn qued maravillado y dej marcharse al judo sin perjudicarlo.

    Esta parbola de los tres anillos satisface a los florentinos, a quienes las relaciones con el mundo rabe y el mundo bizantino relaciones de comercio y de cultura han dado un espritu de libre examen y tambin de tolerancia. Agregad a esto la influencia del humanismo, el apasionado inters que suscita la Antigedad recobrada, y comprenderis que el sentimiento religioso tenga en las orillas del Arno una calidad muy particular.

    De creer a ciertos predicadores, el joven florentino se torna ms rpidamente pagano que cristiano; conoce a Jpiter, Saturno, Venus y Cibeles mejor que al Padre, al Hijo y al Espritu Santo. De ello resulta que la verdadera fe es despreciada, la virtud desconocida. Cada uno piensa en salvar su cuerpo; su alma, nadie. En el mar, en caso de peligro, se prefiere tener "la calabaza de los nadadores ms bien que el Evangelio de San Juan .

    No obstante, los letrados, los sabios, lejos de oponer el paganismo al cristianismo, se esfuerzan en conciliarios; ven en Platn, por ejemplo, un precursor de Jesucristo. . . lo cual no deja de atentar contra la pureza del dogma.

    Insensiblemente el sentido del pecado, y en consecuencia del arrepentimiento, se amortigua; no preocupa la idea de la salvacin. "Lo peor que puede sucederte, dice un personaje de Maquiavelo en La Mandragora, es morir e ir al infierno. Tantos otros han muerto antes que t, y hay en el infierno tanta gente de bien! El florentino no se escandaliza por una frase semejante, que le parece ingeniosa; para l eso es lo principal, y deja a otros el cuidado de discutir, de sutilizar sobre las cuestiones de fe.1

    Por poco aprobara esta opinin del historiador Guicciardini: "E l exceso de religin daa al mundo tanto como lo afemina. Las querellas religiosas, en todo caso, no son cosa suya y siem-

    1 Savonarola el profeta sola decir: "M is florentinos tienen una fe semejante a la cera, a la que un poco de calor hace fundir."

  • LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    pre que no se ataque a la Iglesia abiertamente, se puede impunemente ser descredo. Hasta fines del siglo xv, por lo dems, los casos de incredulidad notoria son raros y la hereja jams se instalar en Florencia.1

    Exteriormente, la religin siempre es enaltecida. Ved las calles sembradas de capillas, de oratorios, con las puertas ornadas de imgenes santas; cada corporacin tiene su iglesia; por la tarde, al Ave Marta, las cofradas de artesanos entonan cnticos e himnos, y por la noche, a la hora del toque de queda, todos se arrodillan.

    Los milagros suscitan la admiracin; as las rosas que florecen en pleno invierno sobre la tumba de un bienaventurado, o la rama de olivo que, un da de procesin, se adhiere al manto estrellado de la Virgen y no es posible arrancarla: presagio de paz. . . La gente se enternece ante un chiquillo que se niega a mamar el Viernes Santo, a tal punto est bendita su alma. Cuando sobrevienen las calamidades: guerra, peste, mora, los libertinos de ayer, llevados por un impulso de piedad, se precipitan a los sermones, escuchan devotamente las exhortaciones que se le prodigan, por ejemplo esta receta "de la alegra de volverse loco por Jess : -

    "Por lo menos tres onzas de esperanza, tres de fe y seis de amor, dos de lgrimas. . . y pon el todo al fuego del temor.

    Temor, es la palabra justa. En las horas sombras, el florentino, aterrado por los presagios, los signos que le traen de todas partes, vuelve a encontrar el viejo fondo religioso tradicional de sus antepasados; no ha cesado de leer las admirables Fioretti, la

    1 En el siglo x v i un tal Antonio Bruciolo no tena reparo en denigrar a los curas y a los monjes. Uno de sus enemigos, un "bien pensante , deca: "Los Bruciolo son buenos slo para quemarlos. Bruciolo significa oruga. Cuando se lo pona en guardia contra sus imprudentes palabras, responda: "Q uien dice la verdad no dice m al. Pero era sospechoso a las autoridades; convocado un da ante el Consejo de los Diez y condenado a pagar cincuenta ducados de oro, se disculpaba de no tener encima ni un cntimo. " Y a te los haremos encontrar! , exclama uno de los magistrados, con acento severo. " P o r favor, responde Bruciolo, que vuestras seoras me hagan encontrar cien, pues necesito cincuenta m s! Este bromista acusado de lute- ranismo (haba viajado por Alem ania) fu castigado con pena de destierro, lo que por otra parte fu considerado por los juiciosos como completamente excesivo. Esto suceda en 1529 .

  • ASPECTOS DIVERSOS DEL ESPIRITU FLORENTINO 47

    leyenda de San Francisco de Ass, el Poverello, y canta laudes como ste:

    "Ved a Italia en guerra y en hambre grande! Dios enva la peste, despliega su juicio! Tales son los alimentos de tu vida ciega y perdida por tu poca fe. Ay! Ay! Ay!

    Y el coro responde: "S, s! Ay! Ay!Las profanaciones le causan horror, sobre todo cuando la paz

    de la ciudad se halla amenazada. Escuchad este hecho menudo: un da, un marrano (judo converso) iba a travs de Florencia ensuciando las estatuas de la Madonna y entre otras esa que se halla en la pilastra exterior de Or San Michele. Rasgu el ojo del Bambino y el de un santo, arroj basuras al rostro de Nuestra Seora. En esto los chiquillos comenzaron a lanzarle piedras; algunos hombres le echaron la mano encima y, furiosos, lo lapidaron.

    Otro hecho significativo: el franciscano Bernardino di Fel- tre, predicando en Santa Maria del Fiori, persuade al pueblo de que expulse a los judos; al punto los nios, ejecutores empeosos, se dirigen a la casa del judo Manollino, que ejerce su oficio de prestamista en el lugar llamado de la Vaca, cerca del arzobispado, para desvalijarlo y asesinarlo. Pero los Ocho de Guardia "(la polica) restablecen el orden, amenazan con la horca a los aprendices de asesinos, "el fuego se extingue , y al da siguiente, para evitar la repeticin de desrdenes semejantes, se le ruega al predicador que se marche de la ciudad. Esto parece al pueblo, que vive cristianamente , un mal presagio, pues Bernardino pasa por santo. . . Y ved la moraleja: las cosas empiezan a salirles mal a los Ocho, uno de los cuales se rompe el cuello al caer del caballo, otro se vuelve loco y termina en el hospicio. . .

    Por lo tanto, respeto a aquellos que traen la palabra de Dios y hacen temer su juicio: cuando un monje elocuente muere de sbito despus de un sermn, de un mal de pecho , todo el mundo se precipita a besar los pies del cadver, que es preciso enterrar secretamente durante la noche. Pero que la calma renazca, que la bonanza reine tras la tempestad, y los buenos propsitos se evaporan; el florentino vuelve a ser un cristiano tibio. . . y comerciante. Que un monje se ponga a hablar en el

  • LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    pulpito de contratos ilcitos, de ventas, de restituir bienes mal habidos, etc., entonces se ofusca, murmura y a veces hasta replica: esos negocios no conciernen a los religiosos; a cada uno lo suyo, a cada uno su oficio. Y para asegurarse el favor celestial, el mismo florentino retorna a pequeas prcticas que huelen un poco a paganismo; compra, por ejemplo, una mueca de cera que ms o menos se le parece en las tiendas de los fallimagini, hacedores de imgenes de la via dei Servi, y la suspende en la iglesia de la Annunziata, consagrndose as a la Virgen Mara.

    * Hs

    No obstante, sera un error creer que Florencia no cuenta sino escpticos, espritus firmes o creyentes por hbito. En ella se encuentran personalidades notables, eclesisticos de gran valer, cuya fe profunda, operante, impresiona al pueblo. He aqu algunas de esas figuras, que nos han sido conservadas merced a un escritor ocasional, tanto ms atrayente cuanto ms ingenuo se muestra: el librero Vespasiano Bisticci.

    ste admira sin reservas la vida simple de un antiguo familiar del papa Eugenio IV, el cardenal Branda, que tiene muy pocos servidores y stos sin librea, que come modestamente en compaa de un obispo, se distrae con lecturas piadosas y, despus de la comida, con discusiones teolgicas. Por la noche, el cardenal se contenta con un plato de pan remojado en caldo de pollo; su lecho no es nada fuera de lo comn, una cortina de tela azul con sus armas, una sola vela de cera para alumbrar. . . Dnde estn los esplendores de los prelados romanos?

    El cardenal Cesarini, nacido de padres pobres, es la caridad misma. Su camarero dice a Bisticci: "Si ves que Monseor va al palacio sin manto, no te asombres, pues por Dios l da lo que tiene y lo que no tiene. Adems, es amplio de espritu; un da pregunta a Bisticci: "Quieres ser sacerdote? En la afirmativa, te ayudar a estudiar, te dar un beneficio para vivir. Reflexiona y contstame dentro de quince das. A l cabo de ese plazo, Bisticci le responde que no siente vocacin. "Si puedo beneficiarte de otra manera, lo har , dice el cardenal, que terminar glo

  • ASPECTOS DIVERSOS DEL ESPRITU FLORENTINO 49

    riosamente en calidad de legado papal en la batalla de Warna contra los turcos (1444).

    Pero el que hacia la misma poca supo atraerse ms que nadie el respeto y el temor de los florentinos, fu Antonino, santo varn que no piensa ms que en ganar almas, pacificar las facciones, fundar escuelas para los desheredados, confraternidades para los ciudadanos, hospitales para los "Inocentes , pequeos bastardos abandonados. En tiempo de escasez, hace distribuir secretamente pan a los pobres vergonzantes, y cuando con su hbito de religioso pasa a pie o montado en una mulita que es "el nico ornamento de su casa , todos se arrodillan.

    Temeroso de ser nombrado arzobispo, huye con un frate a un bosque, y cuando el mensajero lo alcanza, le anuncia su elevacin y espera una propina, le dice Antonino:

    "Como mala noticia, no poda recibir una peor, y no tenemos, mi compaero y yo, ni un cntimo, sino tan slo las capas que aqu ves!

    Llegado el caso sabe ser terrible, mira con tales ojos en Santa Maria dei Fiori a las mujeres y jvenes holgazanes, los jxioperati, murmurando en sus bancos, que todos se marchan sin esperar el resto. Otro da, bajo la loggia de los Buondelmonte, ve jugadores; corre hacia ellos, les vuelca sus mesas: jugar en pblico, qu ejemplo! Y los culpables no se atreven a mostrarse ms. Las costumbres de la Signoria, de los polticos, no tienen tampoco el don de complacerlo, y critica tan rudamente el trfico de votos que algunos ciudadanos, furiosos, amenazan con hacerle quitar su arzobispado.

    "Por Dios, responde, hacedlo, os lo ruego! Os quedar muy agradecido y me quitaris un gran peso de encima; me ir a San Marco, a una celda cuya llave tengo aqu a la cintura y vivir all en santa paz. Como placer, no podra tener otro mayor!

    Qu imperio se puede tener sobre un hombre como se que, sondeado con vistas a otorgarle el capelo de cardenal, se niega rotundamente, diciendo que no podra alcanzar esa dignidad sin grave peligro para su alma?

    Antonino, que era culto, escriba simplemente y termin por forzar la estimacin de los "archimandritas del bello estilo . Dej por toda herencia algunos utensilios domsticos y su mulita.

  • CAPTULO IV

    " H o m b r e s -c i f r a s " - G i o v a n n i d e B ic c i - C o s im o e lGRAN MERCADER - Su DESTIERRO - E l MUNDO DE LOSNEGOCIOS Y DE LA POLTICA - ROTHSCHILD E N EL SIGLO

    xv - E l M e c e n a z g o - P ie r o d e M e d ic is .

    La vida continuaba en Florencia siempre al mismo ritmo, es decir, en el torbellino de las discordias civiles. A principios del siglo xv, una especie de oligarqua encabezada por la familia de los Albizzi detentaba el poder, apoyada en las artes mayores, en el pueblo craso, y algunos pensaban que la estabilidad y la cohesin no podran emanar sino de un gobierno cada vez ms restringido; el ejemplo de Venecia, en manos de un puado de ciudadanos, era a este respecto una enseanza.

    En realidad, el rgimen iba tomando un carcter cada vez ms monrquico: una pequea faccin empuaba las riendas, decida en concilibulos cerrados, a menudo en la mesa, y la Signoria, los consejos, no tenan voz en el captulo sino para confirmar lo que se haca sin su concurso.

    Esto no a todos gustaba; las artes menores, el pueblo flaco, soportaban a duras penas la insolencia de esos dirigentes: "En el triste mundo en que estamos, novecientos de cada mil viven como carneros, con la cabeza inclinada hacia el suelo, llenos de locura y de malos pensamientos , escribe un florentino que suea con abandonar la ciudad donde no hay ms que malas costumbres, e irse a "vivir con los pjaros o los peces, que no hacen ni dicen el mal .

    Este descontento de los flacos y de la plebe es sordamente alimentado por una familia que baj hacia el 1200 del valle del Mugello, al norte de Florencia, una familia de origen campesino

    ADVENIMIENTO DE LOS BANQUEROS

  • 52 LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    que posee tierras y una hermosa casa de campo con torres almenadas, Cafaggiolo.

    En ocasin de la revuelta plebeya de los Ciompi en 1378, hemos encontrado a un tal Salvestro deMedici que en ella desempe el papel principal, aunque entre bastidores. Desde entonces, la familia sigue gozando del favor popular y se opone naturalmente a la oligarqua de los gordos.

    A comienzos del siglo xv, est representada por Giovanni de Medici, llamado deBicci, de una rama distinta de la de Salvestro: un slido mocetn de rostro moreno, ms bromista de lo que hara creer el aire melanclico de su cara, buen seor campesino que bajo su apariencia modesta est lleno de inteligencia, de trapacera bien disimulada y de una astucia especficamente florentina.

    Reducido por los Albizzi a la pobreza como los dems partidarios del pueblo humilde, Giovanni deBicci rehace su fortuna mediante el comercio, la banca, el cambio, y se convierte casi en el hombre ms rico de Florencia. Afable, caritativo, casa a las muchachas honestas que, sin dote, no encuentran marido; su popularidad aumenta, presta dinero a la repblica en los momentos crticos, se convierte en el banquero del papa Martn V . . . y encarga al arquitecto Brunelleschi la construccin de la sacrista de la baslica de San Lorenzo.

    Un florentino de primera clase, que huye de los corrillos y evita cuanto puede mostrarse en el palacio de la Signoria. Poco antes de su muerte, en 1429, deja a sus hijos los siguientes consejos:

    "N o opinis jams contrariamente a la voluntad del pueblo aun cuando el pueblo prefiriese una cosa intil. No hablis con la pretensin de aconsejar; conferenciad, en cambio, con dulzura y benevolencia. No transformis el palacio pblico en tienda; por el contrario, esperad que el palacio os llame. . . Pensad en mantener al pueblo en la paz y en la prosperidad del comercio. No os hagis sealar con el dedo sino lo menos posible.

    La leccin de este buen demagogo no se perder; l ha desbrozado el terreno, echado los cimientos de la casa Medicis.

    Los florentinos gozan fama de poseer una disposicin natural para poner en cifras cuanto concierne a la vida cotidiana: la

  • ADVENIM IENTO DE LOS BANQUEROS

    propia casa, los negocios, las explotaciones, hasta la poltica. Los Medicis no faltan a la regla: son "hombres-cifras , negociantes, banqueros tan avisados que llegarn a ser prncipes y particulares a la vez, a gobernar sin que parezca que ordenan. Gracias a este arte secreto, sern "los consejeros hereditarios del pueblo

    El Palazzo Medicis-Riccardi, por Michelozzo (sig lo x v ) .

    florentino , los jefes comentadores y ejecutores de la opinin pblica, y ello sin ttulo ni mandato. Su fortuna es el instrumento visible de su trabajo, pero su fuerza activa es saber ganar la confianza y, como ha dicho Herman Grimm, "slo sus xitos afrontan la luz, los factores del xito permanecen en la sombra .

    Cuando Giovanni deBicci muere, su hijo Cosimo tiene ms de cuarenta aos. Jams ha sido ni joven ni hermoso; ducho precozmente en los negocios, no es nada disoluto, detesta a los histriones y bufones, habla poco, es experto en la persuasin, va a los hechos sin ornamentos, es breve en las respuestas, bastante

  • LA VIDA COTIDIANA EN FLORENCIA

    letrado, conocedor del latn "ms de lo que conviene a un negociante y hasta de un poco de griego, es practicante tambin de las Santas Escrituras y adquiere desde la edad de veinticinco aos tan gran notoriedad que se le tienen celos. Entonces desaparece, permanece dos aos viajando por Francia y Alemania, y como al regresar se le advierte que la hostilidad contra l subsiste, que arriesga su cabeza o el destierro, entra en relaciones "con hombres de baja condicin , se los atrae y vive acantonado en su palacio de la Via Larga (palazzo Riccardi). Sus padres, antao, vivan ms modestamente en el Mercato Vecchio.

    No se lo ve buscar honores el nombre de Medicis aparece en las listas de oficios mucho menos frecuentemente que el de las familias ambiciosas como los Pitti o los Pazzi , pero no cesa de crecer: su banca paga 428 florines de impuestos por ao, y el establecimiento financiero que viene en segundo trmino no paga sino 44; por consiguiente los competidores se inquietan tanto ms cuanto que en ese momento una guerra contra Lucca marcha mal y cuesta caro. Entonces, por iniciativa de Rinaldo Albizzi, se trama una conjuracin; entre los ciudadanos inscritos en el specchio, es decir, excluidos de los empleos por no haber pagado sus contribuciones, se hallaba un tal Guadagni; Albizzi lo libera de su deuda, lo hace nombrar gonfaloniere, mediante lo cual el otro promete una reforma constitucional y la cabeza de Cosimo.

    Era arriesgado, y el prudente Niccolo Uzzano confesaba francamente que se cometa una torpeza :

    "E l partido de los Medicis, deca, est unido y de acuerdo; tiene el pueblo con l. Nuestro propio partido est dividido, y dividido ms por naturaleza que por accidente.

    Palabras que no hallan eco. El 7 de septiembre de 1433, Cosimo es convocado al palacio. Un pariente lo encuentra cerca de Or San Michele y le suplica que se vuelva atrs.

    "Suceda lo que sucediere, responde Cosimo, quiero obedecer a mis seores.

    Llegado al palacio, se le ruega que suba al piso superior; all el capitn de la guardia lo arresta y lo encierra en una obscura celda cavada en la gruesa muralla de la torre, a la que se llama amablemente l Albergbeltino, y que Cosimo, ms realista, llama la Darberift,

  • ADVENIM IENTO DE LOS BANQUEROS

    Encerrado el Medicis, Albizzi y los suyos convocan "a parlamento , el equivalente de una reunin pblica sobre la plaza donde