Lucas, George - Star Wars - La Guerra de Las Galaxias

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  • 7/31/2019 Lucas, George - Star Wars - La Guerra de Las Galaxias

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    LA GUERRADE LAS

    GALAXIAS

    GEORGE LUCAS

    Ttulo del original, Star WarsTraduccin, Iris Menndez

    Edicin no abreviada

    by Star WarsCorporation, 1976

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    PRLOGO

    Otra galaxia, otra poca.La Antigua Repblica era la Repblica legendaria,

    ms grandiosa que la distancia y el tiempo. No eranecesario decir dnde estaba ni de dnde vena, sinosaber tan slo que... era la Repblica.

    Antao, bajo el sabio gobierno del Senado y la

    proteccin de los caballeros de Jedi, la Repblicaprosper y floreci. Pero, como ocurre con frecuenciacuando la riqueza y el poder superan lo admirable yalcanzan lo imponente, aparecieron seres perversosllenos de codicia.

    Aquello ocurri durante el apogeo de la Repblica.Al igual que los rboles de gran tamao, capaces desoportar cualquier ataque externo, la Repblica se pu-dri en su interior, a pesar de que el peligro no eravisible desde fuera.

    Persuadido y ayudado por individuos turbulentos

    y ansiosos de poder, y por los impresionantes rganosde comercio, el ambicioso senador Palpatine se hizoelegir presidente de la Repblica. Prometi reconci-liarse con los descontentos del pueblo y restaurar lasaoradas glorias de la Repblica.En cuanto tuvo asegurado el cargo, se declar Em-perador y se apart de la plebe. Poco tiempo despus,

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    los mismos colaboradores y aduladores a los que ha-ba investido de los ttulos ms eminentes, le tenanbajo control; las peticiones de justicia que lanzabael pueblo no llegaban a sus odos.

    Despus de acabar mediante la traicin y el enga-o con los caballeros de Jedi paladines de la jus-ticia en la galaxia , los gobernadores y los burcra-

    tas imperiales se dispusieron a establecer el reinadodel terror en los desalentados mundos de la galaxia.En beneficio de sus ambiciones personales, muchos

    utilizaron las fuerzas imperiales y el prestigio del Em-perador, cada vez ms aislado.

    Pero unos pocos sistemas se rebelaron ante estosnuevos ultrajes. Se declararon opuestos al Nuevo Or-den y emprendieron la gran batalla para restaurar laAntigua Repblica.

    Desde un principio, los sistemas esclavizados porel Emperador los superaron ampliamente en nmero.En aquellos primeros y oscuros das pareca induda-

    ble que la brillante llama de la resistencia se extingui-ra antes de arrojar la luz de la nueva verdad en unagalaxia de pueblos oprimidos y vencidos...

    De la primera sagaJournal of the Whilts

    Estaban en el lugar equivocado, en el momentoinoportuno. Naturalmente, se convirtieron en hroes.

    Leia Organa de Alderaan, senadora

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    I

    Se trataba de un enorme globo brillante que arro-jaba al espacio una centellante luz de topacio, perono era un sol. As, durante largo tiempo, el planetahaba engaado a los hombres. Slo cuando entraronen la rbita cercana, sus descubridores comprendie-

    ron que era un mundo de un sistema binario y no untercer sol propiamente dicho.Al principio daba la impresin de que nada poda

    existir en semejante planeta, y menos an seres huma-nos. Pero las imponentes estrellas Gl y G2 trazabansu rbita en un centro comn con extraa regularidady Tatooine las rodeaba a suficiente distancia para per-mitir el desarrollo de un clima bastante estable y ex-quisitamente clido. La mayor parte de este mundoera un desierto seco, cuyo excepcional resplandor ama-rillo, como de estrella, era consecuencia de la dobleluz solar que llegaba a las arenas y los llanos ricos en

    sodio. Esa misma luz solar brill sbitamente en ladelgada piel de una forma metlica que caa desen-frenadamente hacia la atmsfera.

    El curso errtico que segua el crucero galcticoera intencional, no el fruto de un dao sino de un de-

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    seo desesperado de evitarlo. Prolongados rayos de in-tensa energa pasaban junto a su casco: una tormen-ta multicolor de destruccin, como un banco de iri-sadas rmoras que intentaban adherirse a un huspedmayor y mal dispuesto.

    Uno. de esos rayos de sondeo logr alcanzar a lanave en fuga y dio en su aleta solar principal. Frag-

    mentos de metal y- de plstico, semejantes a gemas,estallaron en el espacio a medida que el extremo dela aleta se desintegraba. La embarcacin pareci estre-mecerse.

    Sbitamente apareci el origen de esos rayos ener-gticos mltiples: un pesado crucero imperial, cuyoimponente contorno se erizaba como un cactus condocenas de emplazamientos para armas pesadas. Laluz dej de emanar de esas pas a medida que el cru-cero se acercaba. Era posible observar estallidos in-termitentes y relmpagos de luz en las partes de lanave menor que haban recibido los impactos. En el

    fro absoluto del espacio, el crucero se arrim a supresa herida.Otra explosin distante sacudi la nave, pero, para

    Artoo Detoo y See Threepio, todo ocurri muy cerca.La conmocin los hizo rebotar por el estrecho pasillocomo los cojinetes de un motor viejo.

    Por sus figuras caba suponer que Threepio lamquina alta y de aspecto humano era el jefe y queArtoo Detoo el robot achaparrado y trpedo eraun subordinado. En realidad eran iguales en todo, sal-vo en locuacidad, aunque Threepio habra gesticuladodesdeosamente ante semejante sugerencia. En tal

    sentido, Threepio era, evidente y necesariamente, su-perior.

    Otra explosin sacudi el pasillo y Threepio per-di el equilibrio. Su compaero de menor estatura nolo pasaba tan mal en esos momentos, gracias al bajocentro de gravedad de su cuerpo achaparrado y ciln-

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    drico, bien equilibrado en las patas gruesas y provis-tas de garras.

    Artoo mir a Threepio, que se ergua junto a la pa-red del pasillo. Las luces pestaearon enigmticamen-te en tomo a un nico ojo mecnico, mientras el ro-bot ms pequeo estudiaba el magullado revestimien-to de su amigo. Una ptina de metal y de polvo fibroso

    cubra el acabado de bronce por lo general brillante,y se distinguan algunas abolladuras, consecuencia delembate sufrido por la nave rebelde en donde se ha-llaban.

    Un profundo y persistente zumbido, que ni siquie-ra la explosin ms ruidosa logr acallar, acompael ltimo ataque. Despus, sin motivo aparente, el te-nue rasgueo se interrumpi bruscamente: los nicossonidos del pasillo desrtico provenan del extraocrujido como de ramas secas de los rels en cortocir-cuito, o de los ruidos sordos de los circuitos agonizan-tes. Las explosiones comenzaron a retumbar una vez

    ms en la nave, pero procedan de ms all del pasillo.Threepio gir su cabeza uniforme y humanoide ha-cia un costado. Los odos metlicos escuchaban aten-tamente. La imitacin de una pose humana era casiinnecesaria los sensores auditivos de Threepio erantotalmente omnidireccionales, pero el delgado ro-bot haba sido programado para mezclarse perfecta-mente con compaa humana. Su programacin abar-caba incluso la mmica de los gestos humanos.

    Oste eso?pregunt a su paciente compae-ro refirindose al sonido palpitante. Han cerrado elreactor principal y el mecanismo de transmisin. Su

    voz denotaba tanta incredulidad y preocupacin comola de cualquier humano. Una palma metlica frottristemente un manchn gris opaco del costado, don-de una abrasadora del casco que se haba roto cay ymell el acabado de bronce. Threepio era una mquinafastidiosa y esas cosas le perturbaban. Una locura,

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    esto es una locura dijo meneando lentamente la ca-beza. Esta vez nos destruyen con toda seguridad.

    Artoo no respondi inmediatamente. Su torso enforma de barril se inclin hacia atrs; las poderosaspiernas se aferraron a la cubierta y el robot de unmetro de altura se concentr en estudiar el cielorraso.

    Aunque no poda inclinar la cabeza en una postura

    de atencin como su amigo, Artoo se las ingeni paratransmitir esa impresin. De su altavoz surgi unaserie de breves hipos y de chirridos. Incluso para unodo humano sensible habran sido slo productos dela esttica, pero para Threepio formaban palabras tanclaras y puras como la corriente directa.

    S, supongo que tuvieron que interrumpir el me-canismo de transmisin reconoci Threepio ,pero qu vamos a hacer ahora? No podemos entraren la atmsfera con la aleta estabilizadora principaldestruida. Me cuesta creer que debamos rendirnos sinms.

    Sbitamente apareci una reducida patrulla de hu-manos armados, con los rifles preparados. Tenan elceo tan fruncido por la preocupacin como sus uni-formes, y les rodeaba el halo de los hombres dispues-tos a morir.

    Threepio los observ en silencio hasta que desapa-recieron en un recodo lejano del pasillo y luego volvia mirar a Artoo. El robot ms pequeo no haba va-riado su posicin de atencin. Threepio dirigi la mi-rada, hacia arriba, aunque saba que los sentidos deArtoo eran algo ms penetrantes que los suyos.

    Artoo, qu ocurre?

    Como respuesta obtuvo una breve rfaga de bips.Un instante despus ya no haba necesidad de senso-res altamente armonizados. Durante uno o dos minu-tos, el pasillo continu en un silencio letal. Despusse oy un dbil roce, como el de un gato que llama auna puerta, proveniente de arriba. El extrao ruido

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    provena de fuertes pisadas y del traslado de un equi-po voluminoso en algn punto de la nave.

    Al or varias explosiones apagadas, Threepio mur-mur;

    Han entrado en algn punto por encima de nos-otros. Esta vez no habr escapatoria para el capitn.Gir y observ a Artoo: Creo que ser mejor

    que...El chirrido del metal excesivamente dilatado do-min el ambiente antes de que Threepio terminara lafrase y el extremo ms lejano del pasillo qued ilumi-nado por un cegador destello aclnico. En algn lugar,ms abajo, el reducido grupo armado que haba pa-sado minutos antes haba entrado en contacto con losatacantes de la nave.

    Threepio apart el rostro y los delicados fotorre-ceptores con el tiempo justo para esquivar los frag-mentos de metal que salan despedidos por el pasillo.En el extremo ms lejano del cielorraso apareci un

    boquete y formas similares a enormes botas de metalcomenzaron a caer en el suelo del pasillo. Ambos ro-bots saban que ninguna mquina poda igualar la flui-dez con que se movan esas formas e instantneamen-te adoptaron posturas de lucha. Los recin llegadosno eran seres mecnicos, sino humanos acorazados.

    Uno de ellos mir en lnea recta a Threepio... no,no a l, pens frenticamente el robot aterrorizado,sino ms all de l. La figura movi el enorme rifleentre las manos acorazadas... demasiado tarde. Unrayo de intensa luz golpe su cabeza y despidi frag-mentos de coraza, hueso y carne en todas direcciones.

    La mitad de las tropas imperiales invasoras gira-ron y comenzaron a responder al ataque en el pasillo,apuntando ms all de los dos robots.

    Rpido... por aqu! orden Threepio con laidea de alejarse de los imperiales.

    Artoo gir con l. Slo haban dado un par de pa-

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    sos cuando vieron a la tripulacin rebelde en posicin,ms adelante, que disparaba pasillo abajo. En pocossegundos el pasillo se llen de humo y de rayos deenerga entrelazados.

    Los rayos rojos, verdes y azules rebotaron en laszonas lustradas de la pared y el suelo, y abrieron lar-gas hendeduras en las superficies metlicas. Los gri-

    tos de los humanos heridos y agonizantes un sonidoextraamente no robtico, pens Threepio retum-baban penetrantemente por encima de la destruccininorgnica.

    Un rayo dio cerca de los pies del robot al mismotiempo que otro reventaba la pared a sus espaldas, ydejaba al descubierto circuitos que echaban chispas ehileras de conductos. La fuerza del doble estallido hizoque Threepio cayera en medio de los cables destroza-dos, donde una docena de corrientes distintas lo con-virti en una masa retorcida y espasmdica.

    Diversas sensaciones extraas recorrieron sus ter-

    minaciones nerviosas de metal, sensaciones que noprodujeron dolor sino confusin. Cada vez que se mo-va e intentaba librarse, se produca otro crujido vio-lento de un nuevo grupo de componentes que se des-conectaba. El ruido y los rayos artificiales se mantu-vieron a su alrededor mientras la batalla continuabacon todo ardor.

    El humo comenz a llenar el pasillo. Artoo Detoose apresur a ayudar a su amigo. El pequeo robotmostraba una flemtica indiferencia ante las energassalvajes que abarrotaban el pasillo. De todos modos,era de tan corta estatura que la mayora de los rayos

    le pasaban por encima.Socorro! grit Threepio, repentinamente

    asustado ante un nuevo mensaje de un sensor inter-no . Creo que algo se est derritiendo. Libera mipierna izquierda... el problema est cerca del servo-motor plvico. Como era caracterstico en l, su

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    tono vari bruscamente de ruego a regao . Tienesla culpa de todo! grit enfurecido. Deb haceralgo mejor que confiar en la lgica de un asistente ter-mocapsular de la mitad del tamao normal. No com-prendo por qu insististe en que dejramos nuestrasestaciones asignadas para bajar por este estpido pa-sillo de acceso, aunque ahora no tiene importancia.

    Toda la nave debe de estar...Artoo Detoo interrumpi el discurso con unosbips y silbidos furiosos, aunque sigui cortando y ti-rando con precisin de los enmaraados cables de altatensin.

    S? agreg Threepio burlonamente. Lomismo para ti, pequeajo... !

    Una explosin desmesuradamente violenta estreme-ci el pasillo y ahog su voz. Un efluvio de componen-tes carbonizados que quemaba los pulmones cubrielaire y todo qued a oscuras.

    Dos metros de altura. Bpedo. Vaporosas tnicasnegras que cubran su figura y un rostro siempre en-mascarado con una pantalla respiratoria de metal ne-gro, funcional aunque estrafalaria: el Oscuro Seordel Sith constitua una forma horripilante y amena-zadora a medida que avanzaba por los pasillos de lanave rebelde.

    El temor acompaaba las pisadas de todos los Os-curos Seores. La nube de maldad que rodeaba al queavanzaba fue lo bastante intensa para que las aguerri-das tropas imperiales retrocedieran, tan amenazadora

    para llevarlas a murmurar nerviosamente. Los tripu-lantes rebeldes, poco antes decididos a todo. dejaronde resistir, se separaron y corrieron presas del p-nico al ver la armadura negra... coraza que, aunquenegra, no era tan oscura como los pensamientos quecorran la mente contenida en su interior.

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    Un propsito, un pensamiento, una obsesin domi-naban ahora esa mente. Quemaron el cerebro de DarthVader cuando ste gir por otro pasillo del caza ave-riado. El humo comenzaba a despejarse, pese a quelos sonidos de la lejana lucha todava resonaban en elcasco. Aqu la batalla haba concluido.

    Slo quedaba un robot, que se agit libremente

    despus del paso del Oscuro Seor. See Threepio se li-br finalmente del ltimo cable que le atenazaba. Dealgn lugar situado detrs de l llegaban los gritos hu-manos, pues las despiadadas tropas imperiales esta-ban acabando con los ltimos restos de resistencia re-belde.

    Threepio baj la mirada y slo vio la cubierta lle-na de cicatrices. Al volver la vista, habl con tono desuma preocupacin:

    Artoo Detoo, dnde ests? El humo parecidisiparse. Threepio dirigi la mirada pasillo arriba.

    Artoo Detoo pareca encontrarse all. Pero no mi-

    raba en direccin a Threepio. El pequeo robot pare-ca petrificado en actitud atenta. Agachada sobre l incluso a los fotorreceptores electrnicos de Three-pio les resultaba difcil penetrar el humo pegajoso ycido se hallaba una figura humana joven, esbel-ta y, segn las labernticas pautas estticas humanas,dedujo Threepio, de una serena belleza. Una mano pe-quea pareca moverse sobre el torso de Artoo.

    Threepio clav la vista en ellos mientras la brumavolva a espesarse. Pero al llegar al final del pasillo,slo Artoo estaba all, en actitud de espera. Threepiomir ms all de l, inseguro. De vez en cuando, los

    robots sufran alucinaciones electrnicas pero... porqu habra de tener alucinaciones respecto a un hu-mano?

    Se encogi de hombros... Pero por qu no, sobretodo si se tenan en cuenta las confusas circunstanciasde aquellos momentos y la dosis de corriente pura que

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    acababa de absorber. No deba sorprenderle nada delo que sus circuitos internos concatenados pudieranconcebir.

    Dnde has estado? pregunt por ltimoThreepio . Supongo que te escondiste. Decidi nomencionar a la figura quizs humana. Si haba sidouna alucinacin, no le dara a Artoo la satisfaccin de

    saber hasta qu punto los recientes acontecimientoshaban alterado sus circuitos lgicos. Regresarnpor aqu prosigui, sealando el pasillo, y no dio alrobot pequeo la oportunidad de responder , en bus-ca de supervivientes humanos. Qu haremos ahora?No confiarn en las mquinas de los rebeldes en elsentido de que no sabemos nada valioso. Nos enviarna las minas de especias de Kessel o nos convertirnen repuestos para otros robots menos valiosos. Esosi no nos consideran trampas potenciales del progra-ma y nos destruyen al vernos. Si nosotros no... peroArtoo ya haba girado y anadeaba rpidamente por el

    pasillo. Espera, a dnde vas? No me has odo?Mientras murmuraba maldiciones en varios idio-mas, algunas puramente mecnicas, Threepio corricon soltura tras su amigo. La unidad Artoo, dijo parasus adentros, poda ser un circuito cerrado total cuan-do se lo propona.

    Fuera del centro de mandos del crucero galctico,el pasillo estaba lleno de hoscos prisioneros reunidospor las tropas imperiales. Algunos estaban heridos,otros agonizaban. Varios oficiales haban sido separa-

    dos de los soldados y formaban un grupo aparte quediriga beligerantes miradas y amenazas al silenciosopelotn que los mantena a raya.

    Como si hubiesen recibido una orden, todos tan-to las tropas imperiales como los rebeldes guarda-ron silencio cuando una forma imponente y encapu-

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    chada apareci en un recodo del pasillo. Dos oficialesrebeldes, hasta ese momento decididos y obstinados,comenzaron a temblar. La gigantesca figura se detuvodelante de uno de los hombres y se irgui sin decir pa-labra. Una mano imponente rode el cuello del hom-bre y lo levant del suelo de la cubierta. Al oficial re-belde se le salieron los ojos de las rbitas, pero guar-

    d silencio.Un oficial imperial, con el casco blindado echadohacia atrs lo que permita ver una cicatriz recientedonde un rayo de energa haba traspasado su blinda-

    je , sali de la sala de mandos del caza y neg enr-gicamente con la cabeza:

    Nada, seor. El sistema de recuperacin de lainformacin est limpio.

    Darth Vader acogi la noticia con una seal deasentimiento apenas perceptible. La mscara impene-trable gir para observar al oficial al que estaba tortu-rando. Los dedos cubiertos de metal se contrajeron.

    Al elevarse, el prisionero intent desesperadamenteabrirlos por la fuerza, pero sin xito.Dnde estn los datos que interceptasteis?

    barbot Vader amenazadoramente. Qu habishecho con las cintas de informacin?

    Nosotros... no interceptamos... ninguna infor-macin murmur el oficial colgado, que apenas po-da respirar. De lo profundo de su ser logr extraerun chillido de indignacin: sta es una... nave con-sejera... Acaso no vio nuestras... seales extemas?Estamos... realizando... una misin... diplomtica.

    Que el caos se apodere de vuestra misin!

    gru Vader. Dnde estn esas cintas? Apre-t con ms fuerza, con la amenaza implcita en elapretn.

    Al responder, la voz del oficial era un susurrodescamado y ahogado.

    Slo... el comandante lo sabe.

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    Esta nave lleva el blasn del sistema de Alde-raan farfull Vader y la mscara respiratoria pare-cida a una grgola se acerc. Hay algn miembrode la familia real a bordo? A quin llevis? Losgruesos dedos hicieron una presin mayor y los force-

    jeos del oficial se tomaron an ms frenticos. Susltimas palabras se ahogaron y confundieron ms all

    de lo inteligible.Vader no estaba satisfecho. Aunque la figura ganflaccidez con una resolucin espantosa e incuestiona-ble, la mano sigui apretando y produjo un escalo-friante chasquido y estallido de huesos, como un perroque quiebra el plstico. Despus, con un jadeo de asco,Vader arroj el muerto en forma de mueco contrauna pared. Varios soldados imperiales se apartaron atiempo para esquivar el horripilante proyectil.

    La imponente forma gir inesperadamente y los ofi-ciales imperiales se encogieron bajo su siniestra y ate-rradora mirada.

    Comenzad a destrozar esta nave pieza por pieza,componente por componente, hasta que encontris lascintas. En cuanto a los pasajeros, si es que hay algu-no, los quiero vivos hizo una pausa y despus agre-g: De inmediato!

    Tanto los oficiales como los hombres estuvieron apunto de chocar a causa de la prisa por marcharse...no precisamente para cumplir las rdenes de Vader,sino para alejarse de su malvola presencia.

    Finalmente, Artoo Detoo se detuvo en un pasillo

    vaco, libre de humo y de las seales de la batalla.Threepio, perturbado y confuso, fren detrs de l.

    Me has hecho recorrer media nave, y paraqu...? Se call y mir incrdulo mientras el robotachaparrado extenda un miembro provisto de garray rompa el precinto de la escotilla de un bote salva-

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    vidas. Inmediatamente se encendi en el pasillo unaluz roja de alerta y se oy un suave ulular.

    Threepio avizor vidamente en todas direccionespero el pasillo segua vaco. Cuando volvi a mirar aArtoo, ste ya se abra paso hacia la estrecha cpsuladel bote. Era lo bastante grande para contener a va-rios humanos y su diseo no haba sido pensado para

    incluir ingenios mecnicos. Artoo tuvo algunas difi-cultades para entrar en el incmodo y pequeo com-partimento.

    Eh! exclam regan y sorprendido Three-pio . No se te permite entrar all! Est limitado ahumanos. Tal vez podramos convencer a los imperia-les de que no estamos programados por los rebeldes yde que somos demasiado valiosos para que nos desar-men, pero si alguien te ve ah no tendremos la msmnima posibilidad. Sal!

    De algn modo, Artoo haba logrado situar su cuer-po delante del diminuto tablero de mandos. Lade li-

    geramente el cuerpo y lanz un torrente de ruidososbips y silbidos a su renuente compaero.Threepio escuch. No poda fruncir el ceo, perologr dar la impresin de que lo haca.

    Misin... qu misin? De qu hablas? Pareceque en tu cerebro no queda un solo terminal lgico in-tegrado. No... basta de aventuras. Correr el riesgocon los imperiales... y no me meter ah.

    La unidad Artoo emiti un enfurecido taido elec-trnico.

    No me llames, filsofo estpido replic Three-pio, glbulo de grasa demasiado pesado e imper-

    fecto!Threepio estaba preparando una rplica adicional

    cuando una explosin vol la pared trasera del pasi-llo. Los escombros de metal y polvo sisearon por elestrecho pasillo secundario, seguidos instantneamen-te por una serie de explosiones menores. Las llamas

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    comenzaron a surgir, hambrientas, de la pared exte-rior descubierta y se reflejaron en las espaciadas man-chas de la lustrosa piel de Threepio.

    Mientras murmuraba el equivalente electrnico aentregar su alma a lo desconocido, el larguirucho ro-bot salt dentro de la cpsula del bote salvavidas.

    Me arrepentir de esto murmur en tono ms

    alto mientras que Artoo activaba la puerta de seguri-dad situada detrs de l.El robot ms pequeo accion una serie de llaves,

    quit una cubierta y apret tres botones en una se-cuencia determinada. En medio del atronar de los pes-tillos explosivos, la cpsula salvavidas sali despedidadel caza inutilizado.

    Cuando a travs de los comunicadores lleg la no-ticia de que el ltimo reducto de resistencia de la naverebelde haba sido liquidado, el capitn del crucero

    imperial se relaj de forma ostensible. Escuchaba conplacer el relato de los hechos acontecidos en la navecapturada cuando recibi la llamada de uno de susprincipales oficiales de tiro. El capitn se acerc alhombre, mir por la pantalla visora circular y vio unpunto minsculo que caa hacia el ardiente mundo deabajo.

    All va otra cpsula, seor. Instrucciones? Lamano del oficial cubri una batera de energa com-putada.

    Con indiferencia, confiando en la potencia de fue-go y en el control total bajo su mando, el capitn es-

    tudi las pantallas de lectura cercanas, pertenecientesa esa cpsula. Todas estaban a su alcance.

    Contenga el fuego, teniente Hija. Los instrumen-tos no muestran ninguna forma de vida a bordo. Talvez hubo un cortocircuito en el mecanismo de libera-cin de la cpsula o recibi una instruccin falsa. No

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    desperdicie sus fuerzas. Se apart para escucharcon satisfaccin los informes acerca de los hombres ydel material capturado, provenientes de la nave re-belde.

    El resplandor de los paneles y los circuitos queestallaban se reflejaban de manera delirante en el uni-

    forme blindado del soldado que diriga a la tropamientras inspeccionaba el pasillo. Se dispona a girare indicar a los de atrs que lo siguieran cuando reparen algo que se mova a un costado. Pareca agazapadoen un hueco pequeo y oscuro. Apunt con su pistola,avanz cautelosamente y mir dentro de la cavidad.

    Una pequea y temblorosa figura vestida de vapo-roso blanco se arrincon en el fondo de la cavidad ymir al hombre. En ese momento, comprendi que es-taba frente a una joven y que su descripcin fsicacoincida con la de la persona por la cual el OscuroSeor estaba sumamente interesado. El soldado son-ri detrs del casco. Para l era un encuentro afor-tunado.

    Gir ligeramente la cabeza dentro de la armaduray dirigi la voz hacia el minsculo micrfono con-densador.

    Est aqu! grit a los que se encontraban de-trs. Preparad la fuerza de aturd...

    No lleg a terminar la frase, del mismo modo quenunca recibira los esperados elogios. En cuanto apar-t la atencin de la muchacha para dirigirla al comu-nicador, los temblores de ella desaparecieron con sor-

    prendente rapidez. La muchacha levant la pistola deenerga que haba mantenido oculta en la espalda ydispar desde su escondite.

    El soldado que haba tenido la desgracia de encon-trarla cay con la cabeza convertida en una masa de

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    hueso y metal derretidos. Tuvo la misma suerte la se-gunda forma blindada que se acerc rpidamente. Des-pus, una lanza de energa de color verde plido tocel costado de la mujer, que cay instantneamente enla cubierta, con la pistola todava en su pequeapalma.

    Formas revestidas de metal se apiaron a su alre-

    dedor. Una de ellas, que llevaba en el brazo la insigniade oficial inferior, se arrodill y la hizo girar. Estudila forma paralizada con ojo experto.

    Se recuperar totalmente declar por fin mien-tras miraba a sus subordinados . Informad a LordVader.

    Threepio miraba hipnotizado por la puertecilla vi-sora situada en la delantera de la minscula cpsulade escape, a medida que el ardiente ojo amarillo de

    Tatooine comenzaba a tragarlos. Saba que en algnlugar, detrs de ellos, el caza inutilizado y el cruceroimperial se tornaban imperceptibles.

    Para l, eso estaba bien. Si aterrizaban cerca deuna ciudad civilizada, buscara un empleo elegante enuna atmsfera apacible, algo ms adecuado a su sta-tus y su adiestramiento. Los ltimos meses le habanprovocado demasiada agitacin y desconcierto parauna simple mquina.

    La manipulacin aparentemente al azar que Artoohaca de los mandos de la cpsula prometa cualquier

    cosa menos un aterrizaje uniforme. Threepio estudipreocupado a su compaero.Ests seguro de que sabes pilotar este cacha-

    rro?Artoo replic con un silbido evasivo que en nada

    alter el desapacible estado de nimo del robot msalto.

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    II

    Un refrn de los antiguos colonizadores afirmabaque antes se quemaban los ojos fijndolos con aten-cin en los llanos abrasados por el sol de Tatooine quemirando directamente sus dos inmensos soles, en ra-zn de la potencia del penetrante resplandor que se

    reflejaba en aquellos desiertos interminables. A pesarde ese resplandor, la vida poda existir y exista en lasllanuras formadas por lechos marinos evaporados mu-cho tiempo atrs. Haba algo que lo permita: la re-absorcin del agua.

    No obstante, para fines humanos, el agua de Tatooi-ne slo era relativamente accesible. La atmsfera cedasu humedad de mala gana. Era necesario engaarlapara que bajara del resistente cielo azul... engaarla,forzarla y arrastrarla hasta la reseca superficie.

    Dos figuras preocupadas por obtener esa humedadse encontraban de pie en una ligera elevacin de uno

    de aquellos llanos inhspitos. Una de las dos era rgiday metlica: un evaporador cubierto de arena y hun-dido firmemente en sta y en la roca ms profunda.La figura de al lado se encontraba mucho ms anima-da, aunque no menos curtida por el sol.

    Luke Skywalker doblaba en edad al evaporador de

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    diez aos, pero se senta mucho menos seguro queste. En ese momento, maldeca suavemente a un re-calcitrante regulador de una vlvula del temperamen-tal aparato. De vez en cuando, recurra a algn golpetosco en lugar de utilizar la herramienta adecuada.Ninguno de los dos mtodos funcionaba demasiadobien. Luke estaba convencido de que los lubricantes

    de los evaporadores se esforzaban por atraer la arenay hacan seductoras seales a las pequeas partculasabrasivas con un destello oleoso. Se limpio el sudorde la frente y descans un instante. Lo ms atractivodel joven era su nombre. Una brisa ligera agit su ca-bello revuelto y su holgada tnica de trabajo mien-tras observaba la mquina. No tiene sentido enfure-cerse, se dijo. Slo se trata de una mquina despro-vista de inteligencia.

    Mientras Luke analizaba su situacin, apareci unatercera figura que corri precipitadamente desde de-trs del evaporador para tocar con torpeza la seccin

    daada. Slo funcionaban tres de los seis brazos delrobot modelo Treadwell, que estaban ms gastadosque las botas que cubran los pies de Luke. La mqui-na realiz movimientos irregulares y de avance y de-tencin.

    Luke la mir apenado y despus inclin la cabezapara observar el cielo. Ni una sola seal de nubes, ysupo que nunca la habra a menos que lograra poneren funcionamiento ese evaporador. Se dispona a in-tentarlo una vez ms cuando un rayo de luz pequeopero intenso llam su atencin. Con toda rapidez ex-trajo los prismticos prolijamente limpios de su cin-

    turn de servicio y enfoc los lentes en direccin alcielo.

    Durante largo rato fij la vista, deseoso de tenerun verdadero telescopio en lugar de los prismticos.Mientras miraba, se olvid de los evaporadores, delcalor y de las restantes tareas cotidianas. Luke volvi

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    a colgarse los prismticos al cinturn, gir y sali co-rriendo en direccin al vehculo terrestre de alta velo-cidad. A mitad de camino, grit impaciente por enci-ma del hombro:

    Date prisa. Qu esperas? Ponte en marcha.El Treadwell comenz a avanzar hacia l, titube

    y luego empez a girar en un crculo cerrado, mientras

    soltaba humo por todas las bisagras. Luke le impartinuevas instrucciones y finalmente renunci, asqueadoal comprender que necesitara algo ms que palabraspara poner de nuevo en funcionamiento al Treadweil.

    Durante un instante, Luke tuvo dudas acerca de de-jar la mquina... evidentemente, se dijo, sus compo-nentes vitales estaban destrozados. De modo que su-bi de un salto al vehculo terrestre e hizo que el flo-tador de repulsin que acababan de reparar se incli-nara peligrosamente hacia un costado, hasta que logrigualar la distribucin del peso al deslizarse detrs delos mandos. Mantuvo la altitud ligeramente por enci-

    ma del terreno arenoso y el vehculo se equilibr comoun bote en mar gruesa. Luke aceler el motor, quelanz un gemido de protesta, y la arena revolote de-trs del flotador mientras diriga el aparato hacia lalejana ciudad de Anchorhead.

    A sus espaldas, un lastimero faro de humo negro,procedente del robot que arda, segua ascendiendoen el aire desrtico y despejado. No estara all cuan-do Luke retornara. En los vastos yermos de Tatooinehaba recogedores de metal, as como de carne.

    Las estructuras de metal y piedra, blanqueadas porel lustre, de los mellizos Tatoo I y II se abrazaban es-trechamente, tanto para hacerse compaa como paraprotegerse. Constituan el nexo de la extensa comuni-dad agrcola de Anchorhead.

    En ese momento, las calles polvorientas y sin pa-

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    vimentar estaban tranquilas, desiertas. Los jejeneszumbaban perezosamente en los aleros agrietados delos edificios de canteras vertedoras. Un perro ladr alo lejos: era la nica seal de vida hasta que apare-ci una anciana solitaria que comenz a cruzar la ca-lle. Apretaba contra su pecho su chal solar metlico.

    Algo la llev a levantar la mirada y sus ojos cansa-

    dos se esforzaron por ver a lo lejos. Un sonido aumen-t sbitamente de volumen a medida que una brillanteforma rectangular torca rugiente en una esquina. Sele salieron los ojos de las rbitas cuando el vehculose abalanz sobre ella sin dar indicios de modificar sumarcha. A duras penas pudo apartarse.

    Sin resuello y con su furioso puo en alto detrsdel vehculo terrestre, elev la voz por encima de lossonidos del motor:

    Chiquillos, nunca aprenderis a reducir la velo-cidad!

    Quiz Luke la vio pero, indudablemente, no la oy.

    En ambos casos su atencin estaba centrada en otraparte mientras se detena detrs de una estacin decemento baja y prolongada. De la parte superior y delos costados sobresalan diversas bobinas y varas. Lasimplacables olas de arena de Tatooine rompan contralas paredes de la estacin con una espuma amarilla yhelada. Nadie se haba molestado en quitar la arena.No tena sentido. De todos modos regresara al dasiguiente.

    Luke cerr de un golpe la puerta delantera y grit:Eh!Un joven robusto, vestido de mecnico, estaba re-

    pantigado en una silla detrs del desordenado tablerode mandos de la estacin. El aceite que le protega delsol haba evitado que su piel se quemara. La piel dela muchacha sentada en su regazo estaba igualmenteprotegida y la mayor parte de ella se encontraba aldescubierto. Por algn motivo, hasta el sudor seco le

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    sentaba bien.Eh, vosotros! volvi a gritar Luke, pues con

    su primer grito lo haba obtenido todo, menos unarespuesta elocuente. Corri hacia la sala de instrumen-tos situada en la parte trasera de la estacin, mien-tras el mecnico, medio dormido, se pasaba una manopor el rostro.

    No estar oyendo un joven ruido pasando estre-pitosamente por aqu? murmur el mecnico.La muchacha sentada en su regazo se desperez

    sensualmente y su ropa rada se movi en varias di-recciones sugerentes. Su voz sonaba indiferentementeronca.

    Oh bostez , slo fue Wormie, presa de unode sus ataques.

    Deak y Windy levantaron la mirada de las quinie-las que hacan con la ayuda de una computadora cuan-do Luke entr turbulentamente en la habitacin. Ibanvestidos del mismo modo que Luke, aunque sus ro-

    pas les sentaban mejor y estaban menos gastadas.Los tres jvenes diferan notoriamente del corpu-lento y agraciado jugador situado en la punta ms le-

    jana de la mesa. Con su pelo prolijamente cortado ysu impecable uniforme, destacaba en la habitacincomo una amapola oriental en un mar de avena. Msall de los tres humanos se oa un suave zumbido, pro-ducido por un robot de reparaciones que arreglabapacientemente una pieza descompuesta del equipo dela estacin.

    Terminad, muchachos! grit Luke, excitado.Despus repar en el hombre de uniforme, y su mira-

    da sbita y repentina le reconoci al instante:Biggs!

    El rostro del hombre se ilumin con una sonrisaa medias.

    Hola, Luke.Despus se abrazaron afectuosamente. Por ltimo,

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    Luke se apart y admir abiertamente el uniforme delotro.

    No saba que habas regresado. Cundo lle-gaste?

    La confianza que la voz del otro denotaba bordea-ba el reino de la presuncin sin penetrar en l.

    Hace slo un rato. Quera darte una sorpresa, ex-

    perto. Seal la sala . Supuse que estaras aqucon esos dos reptiles nocturnos. Deak y Windy son-rieron. Te aseguro que no esperaba que hubierassalido a trabajar. Ri fcilmente, con una risa quepara muchos era irresistible.

    La Academia no te ha hecho cambiar comen-t Luke. Pero has regresado tan pronto... su ex-presin se torn preocupada. Qu ocurri? No tedieron el nombramiento?

    Hubo cierta reticencia en la respuesta de Biggs,que apart ligeramente la mirada:

    Claro que me lo dieron. La semana pasada firm

    para servir a bordo del cargueroRand Ecliptic, Pri-mer piloto, Biggs Darklighter, a su servicio. Hizoun complicado saludo, medio en serio, medio en bro-ma y despus esboz esa sonrisa suya, altiva pero zala-mera . Slo he venido a despedirme de todos voso-tros, desafortunados inocentones rodeados de tierra.

    Todos rieron, hasta que Luke record sbitamen-te el motivo que le haba llevado all con tanta prisa.

    Casi lo olvid les dijo a medida que recobra-ba su agitacin inicial. All afuera, en nuestro siste-ma, se est librando una batalla. Salid y echad un vis-tazo.

    Deak pareca decepcionado.Que no sea otra de tus batallas picas, Luke. No

    tienes bastante con las que ya has soado? Olvdalo.De olvidarlo, nada... hablo en serio. Se trata de

    una batalla de verdad.

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    Mediante palabras y empujones consigui que losocupantes de la estacin salieran a la potente luz so-lar. Camie, sobre todo, pareca molesta.

    Ser mejor que valga la pena, Luke le advir-ti, y protegi sus ojos del resplandor.

    Luke ya tena los prismticos preparados y reco-rra los cielos con la mirada. Slo tard un instante

    en encontrar un punto determinado.Ya os lo dije insisti . All est.Biggs se acerc y cogi los prismticos mientras

    los dems observaban forzando la mirada. Una ligerareadaptacin permiti el enfoque correcto para queBiggs distinguiera dos puntos plateados contra elfirmamento oscuro.

    Eso no es una batalla, experto afirm Biggsmientras bajaba los prismticos y miraba con afectoa su amigo . Sencillamente, estn ah. Dos naves,es verdad... probablemente se trata de una barcazaque aprovisiona un carguero, ya que Tatooine no tie-

    ne estacin orbital.Hubo muchos disparos... antes agreg Luke.Su entusiasmo inicial comenzaba a debilitarse ante laarrolladora seguridad de su amigo.

    Camie quit los prismticos a Biggs y, al hacerlo,los golpe ligeramente contra un pilar. Luke se losarrebat rpidamente y estudi la cubierta para ave-riguar si estaba daada.

    No te preocupes tanto, Wormie se mof lamuchacha.

    Luke avanz un paso hacia ella y se detuvo cuandoel mecnico, ms fornido, se interpuso sin dificultades

    y le dedic una sonrisa de advertencia. Luke medity rest importancia al incidente.

    Estoy cansado de decirte, Luke dijo el mec-nico, con la actitud de un hombre harto de repetir envano lo mismo , que la rebelin est muy lejos deaqu. Dudo de que el Imperio est dispuesto a luchar

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    para conservar este sistema. Creme, Tatooine es unaenorme extensin de nada.

    Su reducida audiencia comenz a entrar en la es-tacin antes de que Luke pudiera responder. Fixerrodeaba con el brazo a Camie y los dos se rean de laincompetencia de Luke. Incluso Deak y Windy mur-muraban... Luke estaba convencido de que hablaban

    de l.Los sigui, no sin antes echar una ltima miradahacia los puntos lejanos. Estaba seguro de haber vistorayos de luz entre las dos naves y de que no habansido emitidos por los soles de Tatooine al reflejarseen el metal.

    La atadura que trababa las manos de la muchachaen su espalda era rudimentaria y eficaz. La atencinconstante que le dedicaba la escuadra de soldadosfuertemente armados podra haber sido excesiva para

    una pequea mujer, salvo por el hecho de que sus vi-das dependan de que la entregaran sana y salva.No obstante, cuando la joven redujo deliberada-

    mente la marcha, fue evidente que sus captores no seoponan a maltratarla. Una de las figuras blindadas lagolpe brutalmente en la parte ms estrecha de la es-palda y ella estuvo a punto de caer. Gir y dedic alsoldado una mirada cruel. Pero no supo si haba cau-sado algn efecto, pues el rostro del hombre estabatotalmente tapado por el casco blindado.

    Del vestbulo por el que posteriormente entrarontodava emanaba humo por los bordes del hueco

    abierto en el casco del caza. Haban encajado en steuna entrada porttil y en el extremo del tnel apare-ca un anillo de luz que cubra el espacio entre la naverebelde y el crucero. Una sombra la cubri cuando gi-raba para observar la entrada y se sorprendi a pesarde su autodominio generalmente inquebrantable.

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    Por encima de ella se elevaba la masa amenazantede Darth Vader, con los ojos inyectados y furiosos trasla horrible mscara respiratoria. Un msculo se con-trajo en una de las tersas mejillas de la joven, perosa fue su nica reaccin. Su voz no mostraba la msmnima vacilacin.

    Darth Vader... deb saberlo. Slo usted poda

    ser tan osado... y tan estpido. Bien, el Senado impe-rial no se quedar cruzado de brazos. Cuando se ente-ren de que usted ha atacado una misin diploma...

    Senadora Leia Organa atron la voz de Vadercon suavidad, aunque con fuerza suficiente para anu-lar sus protestas. Su contento por haberla encontradoresultaba evidente por el modo en que saboreaba cadaslaba. Su Alteza, no juegue conmigo prosiguisiniestramente . Esta vez no est en una misin mi-sericordiosa. Atraves directamente un sistema res-tringido, ignor numerosas advertencias y no hizocaso de las rdenes de regresar... hasta que ya no im-

    port. El inmenso crneo de metal se acerc . Sque espas de este sistema emitieron varias transmi-siones a esta nave. Cuando rastreamos esas transmi-siones hasta los individuos que las emitieron, stos tu-vieron el mal gusto de suicidarse antes de que pudi-ramos interrogarlos. Quiero saber qu ha ocurrido conlos datos que le enviaron.

    Ni las palabras de Vader ni su presencia hostil pa-recieron influir en la muchacha.

    No s qu disparates est diciendo repuso, yapart la mirada . Soy un miembro del Senado quecumple una misin diplomtica a...

    A su zona de la alianza rebelde declar Vaderinterrumpindola con tono acusador. Adems, esuna traidora. Dirigi la mirada a un oficial prxi-mo : Llvesela.

    Ella logr alcanzarle con un escupitajo, que lanzsobre el blindaje blico todava caliente. Vader se des-

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    poj en silencio de la materia ofensiva y la observinteresado mientras la joven atravesaba la entrada ha-cia el crucero.

    Un soldado alto y delgado que llevaba la insigniade comandante imperial llam la atencin de Vaderal detenerse junto a l.

    Retenerla es peligroso se atrevi a decir, y la

    sigui con la mirada mientras la escoltaban en direc-cin al crucero . Si esto se llega a saber, se produ-cir un gran revuelo en el Senado. Despertar simpa-ta hacia los rebeldes. El comandante dirigi la mi-rada hacia el indescifrable rostro metlico y agreg :Debera ser destruida inmediatamente.

    No. Mi primer deber consiste en localizar la for-taleza oculta que poseen replic Vader sin alterar-se. Hemos eliminado todos los espas rebeldes .. ose han suicidado. En consecuencia, ahora mi nica cla-ve para descubrir su situacin es ella. Pienso utilizar-la a fondo. Si es necesario, la violentar... pero cono-

    cerel emplazamiento de la base rebelde.El comandante apret los labios y mene levemen-te la cabeza, quiz con algo de compasin, mientrasobservaba a la mujer.

    Preferir morir antes que suministrarle infor-macin.

    La indiferencia de la respuesta de Vader fue g-lida:

    Deje eso en mis manos. Medit un instante yprosigui : Enve una seal de peligro de banda an-cha. Comunique que la nave de la senadora choc conun grupo inesperado de meteoritos que no logr es-

    quivar. Las indicaciones de los instrumentos sealanque las capas protectoras mviles quedaron anuladasy que la nave se descompuso hasta el punto de perderel noventa y cinco por ciento de su atmsfera. Infor-me a su padre y al Senado que todos los que se encon-traban a bordo han muerto.

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    Un grupo de soldados aparentemente cansados seacerc al comandante y al Oscuro Seor. Vader losobserv expectante.

    Las cintas con los datos no estn a bordo de lanave. No existe informacin valiosa en los bancos dealmacenamiento ni pruebas de que stos hayan sidoborrados recit mecnicamente el oficial encarga-

    do. Tampoco hubo transmisiones dirigidas de lanave hacia el exterior a partir del momento en queentramos en contacto. Una cpsula de bote salvavi-das defectuosa sali disparada durante la lucha, peroen su momento se confirm que a bordo no haba for-mas de vida.

    Vader pareci meditar.Pudo haber sido una cpsula defectuosa refle-

    xion , que tambin contuviera las cintas. Las cintasno son formas vitales. Probablemente, cualquier na-tivo que las encuentre ignorar su importancia y esprobable que las limpie para volver a utilizarlas.

    Pero... Enve un destacamento para que las recupereo para que se cerciore de que no estn en la cpsula orden por ltimo al solcito oficial . Sea lo mssutil que pueda; no es necesario llamar la atencin, nisiquiera en este lamentable mundo de avanzada.

    Vaporice ese caza... no dejaremos nada. En cuan-to a la cpsula, no puedo correr el riesgo de creer quetan slo se trata de un desperfecto. Los datos que talvez contenga podran resultar demasiado perjudicia-les. Ocpese personalmente de esto, comandante. Silas cintas con los datos existen, se han de recuperar odestruir a cualquier precio. Despus concluy satis-

    fecho : Cumplido esto y con la senadora en nuestropoder, seremos testigos del final de esta absurda re-belin.

    Como usted ordene. Lord Vader contest elcomandante.

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    Ambos hombres atravesaron la entrada que condu-ca al crucero.

    Qu lugar tan abandonado!Threepio gir cautelosamente para mirar la cpsu-

    la semienterrada en la arena. Sus giros internos toda-

    va funcionaban irregularmente a causa del tormento-so aterrizaje. Aterrizaje! La simple pronunciacin dela palabra halagaba indebidamente a su aburrido com-paero.

    Adems, supona que tena que estar agradecidoporque haban llegado sanos y salvos. Aunque no es-taba seguro de que se encontraran mejor all que sise hubiesen quedado en el crucero capturado, refle-xion mientras estudiaba el rido paisaje. Por unlado, altas mesetas de piedra arenisca dominaban elhorizonte. Los restantes puntos cardinales slo mos-traban contiguas e interminables series de dunas, se-

    mejantes a largos dientes amarillos que se extendankilmetro tras kilmetro a lo lejos. El ocano de are-na se funda con el resplandor del cielo hasta tal pun-to que resultaba imposible distinguir dnde terminabauno y dnde comenzaba el otro.

    Una ligera nube de minsculas partculas de polvose levant a medida que los dos robots se alejaban dela cpsula. El vehculo, despus de cumplir totalmen-te su misin, ya era inservible. Ninguno de los dos ro-bots haba sido diseado para la locomocin a pie eneste tipo de terreno, de modo que tuvieron que lucharpara abrirse paso a travs de la superficie irregular.

    Parece que hemos sido hechos para sufrir gi-mi Threepio compadecindose. Qu vida tan po-drida! Algo chirri en su pierna derecha y recu-l . Necesito descansar antes de caer hecho pedazos.Mis interiores todava no se han recuperado de eseprecipitado encontronazo que llamaste aterrizaje.

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    Se detuvo, pero Artoo Detoo no le imit. El peque-o autmata haba virado bruscamente y ahora ana-deaba lenta pero uniformemente en direccin al salien-te de la meseta ms cercana.

    Eh! grit Threepio. Artoo ignor la llamaday sigui avanzando . Adonde vas?

    Artoo se detuvo y emiti un torrente de explicacio-

    nes electrnicas mientras Threepio, agotado, avanza-ba hacia l.Bueno, pero no ir por ah declar Threepio

    en cuanto Artoo concluy la explicacin . Es dema-siado rocoso. Seal en la direccin por la cual ha-ban caminado, en un ngulo que se alejaba de losriscos . Por aqu es mucho ms fcil. Una manode metal seal despectivamente las altas mesetas.De todos modos, qu te hace pensar que por all haycolonias?

    De las profundidades de Artoo surgi un largochillido.

    No me vengas con tecnicismos le advirtiThreepio. Estoy harto de tus decisiones.Artoo lanz de nuevo su bip.Est bien, ve por donde quieras declar

    Threepio con grandilocuencia. En un da la arenate arrastrar, miope pila de chatarra. Dio un desde-oso empujn a la unidad Artoo y el robot ms pe-queo cay en una duna ligera. Mientras ste luchabapara ponerse de pie, Threepio inici la marcha haciael horizonte confuso y resplandeciente y ech una mi-rad por encima del hombro . Que no descubra queme sigues pidiendo ayuda advirti , porque no la

    obtendrs.La unidad Artoo se enderez. Se detuvo un instan-

    te para limpiar su nico ojo electrnico con un brazoauxiliar. Luego emiti un chillido electrnico que eracasi una expresin humana de furia. Tarare suave-mente para sus adentros, gir y avanz penosamente

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    hacia las sierras de piedra arenisca como si no hubie-se ocurrido nada.

    Varias horas ms tarde, un esforzado Threepio,con el termostato interno sobrecargado peligrosamen-te cerca de la interrupcin por recalentamiento, alcan-z la cima de lo que esperaba que fuera la ltimaduna. Cerca de all, pilares y contrafuertes de calcio

    blanqueado los huesos de alguna enorme bestia formaban un mojn poco prometedor. Al llegar a lacima, Threepio mir angustiado hacia adelante. Enlugar del esperado verdor de la civilizacin humana,slo vio ms dunas, idnticas en su forma a aquellaen que ahora se encontraba. La ms distante se eleva-ba an ms que la que acababa de coronar.

    Threepio gir y mir hacia la altiplanicie rocosaahora lejana, que comenzaba a tornarse indistinta acausa de la distancia y la distorsin producida por elcalor.

    Imbcil defectuoso murmur, incapaz ahora

    de reconocer, incluso para sus adentros, que quiz launidad Artoo poda tener razn . Todo esto es cul-pa tuya. Me engaaste para que viniera por aqu, perono logrars nada mejor.

    Tampoco l lo lograra si no continuaba. Por esoavanz un paso y oy que algo rechinaba sordamenteen el interior de la articulacin de una pierna. Se sen-t en medio de un hedor elctrico y comenz a extraerarena de sus coyunturas atascadas.

    Poda seguir el mismo camino, se dijo. O podareconocer un error de juicio y tratar de alcanzar aArtoo Detoo. Ninguna de las dos perspectivas le atraa

    demasiado.Pero exista una tercera posibilidad. Poda sentar-

    se all y brillar bajo la luz del sol hasta que sus ar-ticulaciones se trabaran, sus interiores se recalenta-ran y los rayos ultravioletas quemaran sus fotorrecep-tores. Se convertira en otro monumento al poder des-

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    tructor de lo binario, igual que el organismo colosalcuyo cadver corrodo acababa de encontrar.

    Sus receptores ya haban comenzado a fallar, refle-xion. Le pareci ver algo que se mova a lo lejos.Probablemente, una distorsin producida por el ca-lor. No... no... evidentemente se trataba de una luzsobre el metal y se acercaba a l. Sus esperanzas re-

    nacieron. Ignor las advertencias de su pierna daa-da, se levant y comenz a hacer seales frentica-mente.

    Entonces vio que se trataba de un vehculo, aunquede tipo desconocido para l. Pero no caban dudas deque era un vehculo, y esto significaba inteligencia ytecnologa.

    En medio de su agitacin, olvid contar con la po-sibilidad de que tal vez no fuera de origen humano.

    As que interrump el paso de energa, cerr los

    quemadores traseros y ca despacio detrs de Deak concluy Luke mientras agitaba frenticamente losbrazos.

    l y Biggs conversaban en la parte exterior de laestacin de energa, a la sombra. Del interior llegabansonidos de manipulacin del metal, ya que finalmenteFixer se haba reunido con su ayudante robot pararealizar las reparaciones.

    Estuve tan cerca de l prosigui Luke, agita-do, que cre que ira a frer mis instrumentos. Talcomo ocurrieron las cosas, arruin bastante el saltadorcelestial. El recuerdo le llev a fruncir el ceo.

    To Owen estaba bastante enojado. Me dej en tierradurante el resto de la temporada. La depresin deLuke fue fugaz. El recuerdo de su hazaa invalid lainmoralidad que representaba . Biggs, tendras quehaber estado all!

    Deberas tomrtelo con ms calma le aconsej

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    su amigo. Escucha, Luke, tal vez seas el piloto demonte ms arriesgado a este lado de Mos Eisley, peroesos pequeos saltadores celestes pueden ser peligro-sos. Se mueven espantosamente rpidos, si tenemos encuenta que son una nave troposfrica... ms rpida-mente de lo necesario. Sigue haciendo de jockey delmotor con alguno de ellos y algn da... paf! Gol-

    pe violentamente el puo contra la palma de la otramano . Slo sers un punto oscuro en el lado hme-do de la pared del can.

    Mira quin habla replic Luke . Slo por ha-ber estado en una nave espacial automtica empiezasa expresarte como mi to. Te has ablandado en la ciu-dad. Golpe vehementemente a Biggs, que bloqueel movimiento con facilidad y realiz un dbil gestode contraataque.

    La indolente presuncin de Biggs se convirti enalgo ms vehemente:Te ech de menos, muchacho.

    Luke apart la mirada, incmodo.Nada ha sido exactamente igual desde que temarchaste, Biggs. Ha estado todo tan... Luke buscla palabra adecuada y, por ltimo, concluy desespe-ranzado : ... tan tranquilo. Su mirada recorrilas calles arenosas y desiertas de Anchorhead. Enrealidad, siempre est tranquilo.

    Biggs guard silencio y se mostr pensativo. Mira su alrededor. Estaban solos, afuera. Todos los de-ms se encontraban disfrutando del frescor relativode la estacin de energa. Luke percibi una inslitasolemnidad en el tono de su amigo.

    Luke, no he regresado para despedirme ni parajactarme porque aprob en la Academia. Parecivacilar, inseguro. Luego se descolg rpidamente, sindarse la posibilidad de retroceder. Pero quiero quealguien lo sepa. No puedo contrselo a mis padres.

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    Boquiabierto ante Biggs, Luke slo pudo barbotar:Que sepa qu? De qu hablas?Hablo de lo que se dice en la Academia... y en

    otros sitios, Luke. Una conversacin seria. Tengo al-gunos amigos nuevos, amigos ajenos al sistema. Esta-mos de acuerdo acerca del modo en que ciertas cosasse desenvuelven y... adopt un tono de voz conspi-

    rador. Cuando lleguemos a uno de los sistemas pe-rifricos, saltaremos de la nave y nos uniremos a laalianza.

    Luke mir azorado a su amigo e intent imaginara Biggs al Biggs amante de la alegra, despreocupa-do y que viva el presente como un patriota exal-tado por el fervor rebelde.

    Vas a unirte a la rebelin? comenz a pre-guntar. Ests bromeando. Cmo vas a hacerlo?

    Baja la voz, quieres? advirti el fornido hom-bre mientras miraba furtivamente hacia la estacin deenerga. Tu boca parece un crter.

    Lo siento susurr Luke apresuradamente .Hablo en voz baja... escucha cuan bajo hablo. Apenaspuedes orme...

    Biggs le interrumpi y prosigui:Un amigo mo de la Academia tiene un amigo en

    Bestine que tal vez pueda permitirnos entrar en con-tacto con una unidad rebelde armada.

    Un amigo de un... Ests loco declar Lukecon conviccin, seguro de que su amigo haba enloque-cido . Podras vagabundear eternamente tratando deencontrar una avanzada rebelde de verdad. La mayo-ra de ellas son mitos. Ese amigo de tu amigo podra

    ser un agente imperial. Acabaras en Kessel o te ocu-rrira algo peor. Si las avanzadas rebeldes fueran tanfciles de encontrar, el Imperio las abra aniquiladohace aos.

    S que es muy difcil reconoci Biggs de malagana. Si no consigo establecer contacto... una

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    luz peculiar ilumin los ojos de Biggs, un conglomera-do de madurez reciente y... algo ms, entonceshar lo que pueda por mi cuenta. Mir intensamen-te a su amigo . Luke, no esperar a que el Imperiome llame a su servicio militar. A pesar de lo que liasodo por los canales oficiales de informacin, la rebe-lin crece, se extiende. Y quiero estar del lado que co-

    rresponde... del lado en que creo. Su voz se alterde manera desagradable y Luke se pregunt qu veaen su ojo mental. Luke, tendras que haber odoalguna de las historias que yo o, tendras que haberteenterado de algunos ultrajes de los que yo me enter.Tal vez en otro tiempo el Imperio fue grandioso y her-moso, pero las personas que ahora gobiernan... Me-ne enrgicamente la cabeza. Est corrompido,Luke, corrompido.

    Y yo no puedo hacer nada de nada murmurLuke hoscamente. Estoy atascado aqu. Pateintilmente la arena omnipresente de Anchorhead.

    Cre que pronto ingresaras en la Academia agreg Biggs . Si es as, tendrs la oportunidad desalir de esta pila de arena.

    Luke buf despectivamente.No es probable. Tuve que retirar mi solicitud.

    Baj los ojos, incapaz de sostener la incrdula mi-rada de su amigo. Tuve que hacerlo. Biggs, desdeque te marchaste hay mucho desasosiego entre los ha-bitantes de la arena. Incluso han atacado las afuerasde Anchorhead.

    Biggs neg con la cabeza y no tuvo en cuenta lajustificacin.

    Tu to podra resistir toda una colonia de inva-sores con una barrena.

    Desde la casa, claro que s reconoci Luke ,pero, finalmente, mi to Owen ha instalado y puestoen marcha los evaporadores necesarios para que lagranja pague con creces. Pero l solo no puede pro-

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    teger toda esa tierra y dice que me necesita duranteuna temporada ms. Ahora no puedo abandonarle.Biggs suspir con pesar.

    Lo siento por ti, Luke. Algn da tendrs queaprender a distinguir entre lo que parece importantey lo que realmente lo es. Seal a su alrededor ,De qu servir todo el trabajo de tu to si el Imperio

    se apodera de l? O decir que han comenzado a im-penalizar el comercio en todos los sistemas lejanos.No pasar mucho tiempo hasta que tu to y todos losdems de Tatooine sean arrendatarios que se matantrabajando para mayor gloria del Imperio.

    Eso no puede ocurrir aqu opin Luke conuna confianza que no senta . T mismo lo has di-cho : el Imperio no se preocupar por esta roca.

    Las cosas cambian, Luke. Slo la amenaza de larebelin impide que muchos de los que estn en el po-der lleven a cabo algunas cosas indecibles. Si la ame-naza desaparece por completo... bien, existen dos co-

    sas que los hombres nunca han podido satisfacer: sucuriosidad y su codicia. Los burcratas imperiales en-cumbrados no son un modelo de curiosidad

    Ambos permanecieron en silencio. Un remolino dearena atraves la calle con silenciosa majestuosidady choc contra una pared para enviar cfiros recinnacidos en todas direcciones.

    Me gustara ir contigo murmur finalmenteLuke. Levant la vista. Te quedars mucho tiem-po aqu?

    No. En realidad, me marcho por la maana paraencontrarme con elEcliptic.

    Supongo entonces... que no volver a verte.Tal vez algn da declar Biggs. Su rostro se

    ilumin y esboz su encantadora sonrisa. Experto,estar atento a ver si te veo. Mientras tanto, trata deno chocar contra las paredes de ningn can.

    Entrar en la Academia la prxima temporada

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    insisti Luke, ms para alentarse a s mismo quepara Biggs. Y despus, quin sabe dnde acabar? Pareca decidido . No me alistarn en la flota es-pacial, puedes estar seguro. Cudate. T... siempre se-rs el mejor amigo que he tenido. No haba necesi-dad de que se estrecharan las manos. Haca muchotiempo que ambos estaban ms all de eso.

    Entonces, Luke, hasta pronto replic Biggscon sencillez. Gir y volvi a entrar en la estacin deenerga.

    Luke le vio desaparecer por la puerta, con sus pen-samientos tan caticos y frenticos como una de lasrepentinas tormentas de polvo de Tatooine.

    Existan diversos caracteres extraordinarios quesingularizaban la superficie de Tatooine. Entre ellossobresalan las misteriosas nieblas que regularmentesurgan del terreno en los puntos en donde las arenas

    del desierto chocaban contra los riscos y las llanurasinflexibles.Aunque la bruma en un desierto humeante pareca

    tan fuera de lugar como un cactus en un glaciar, nopor ello dejaba de existir. Los meteorlogos y los ge-logos discutan su origen y sugeran teoras difcilesde creer acerca del agua suspendida en las vetas depiedra arenisca debajo de la arena y reacciones qumi-cas incomprensibles que hacan que el agua ascendie-ra cuando el terreno se enfriaba y volviera a caer sub-terrneamente con el doble amanecer. Todo era muyatrasado y muy real.

    Ni la niebla ni los extraos gemidos de los habi-tantes nocturnos del desierto perturbaban a Artoo De-too mientras ascenda con cuidado por el arroyo roco-so, en busca del camino ms fcil hasta lo alto de lallanura. Sus tacos cuadrados y anchos producan soni-

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    dos chasqueantes bajo la luz de la tarde, a medida quela arena dejaba paso gradualmente a la grava.

    Se detuvo durante un instante. Crey detectar unruido como de metal sobre roca, en lugar de un soni-do de roca sobre roca, hacia adelante. Pero el sonidono se repiti y Artoo reanud prontamente su ascensode nade.

    Arroyo arriba, demasiado alto para verlo desdeabajo, un guijarro se solt del muro de piedra. La mi-nscula figura que haba aflojado accidentalmente elguijarro desapareci como un ratn entre las som-bras. Dos puntos brillantes de luz aparecieron bajo lospliegues superpuestos de un capotillo marrn a un me-tro de la muralla del can que se estrechaba.

    Slo la reaccin del confiado robot indic la pre-sencia del rayo siseante en el mismo instante en quelo alcanz. Durante un momento, Artoo Detoo lanzextraas fluorescencias bajo la luz decreciente. Se pro-dujo un nico y breve chillido electrnico. A continua-

    cin, el soporte en forma de trpode perdi el equili-brio y el pequeo autmata cay de espaldas, con lasluces delanteras parpadeando errticamente a causade los efectos del rayo paralizador.

    Tres parodias de hombre salieron corriendo de de-trs de unos cantos rodados que los ocultaban. Susmovimientos eran ms de roedor que de humano y sualtura superaba ligeramente a la de la unidad Artoo.Cuando vieron que el estallido de energa enervantehaba inmovilizado al robot, guardaron sus extraasarmas. No obstante, se acercaron cautelosamente a laparalizada mquina, con la agitacin de los cobardes

    natos.Sus capas estaban densamente cubiertas de polvo

    y arena. Las enfermizas pupilas rojo amarillentas bri-llaban como las de un gato desde el fondo de sus ca-puchas, mientras estudiaban al cautivo. Los jawasconversaban con suaves graznidos guturales y enma-

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    raadas analogas de la palabra humana. Si algunavez haban sido humanos, como propona la hiptesisde los antroplogos, haca mucho tiempo que habandegenerado ms all de todo lo que se pareciera a laraza humana.

    Aparecieron varios jawas ms. Juntos lograron le-vantar y arrastrar alternativamente al robot hasta el

    arroyo.En el fondo del can como una monstruosabestia prehistrica se encontraba un vehculo are-nero reptante tan enorme como minsculos eran suspropietarios y operarios. De varias docenas de metrosde altura, el vehculo se encontraba por encima delsuelo sobre mltiples cadenas que eran ms elevadasque un hombre de elevada estatura. Su epidermis demetal estaba estropeada y corroda tras haber sopor-tado incalculables tormentas de arena.

    Al llegar al vehculo, los jawas siguieron farfullan-do. Artoo Detoo los oa, pero no logr comprender

    nada. Este fracaso no tena por qu incomodarle. Silo deseaban, slo los jawas podan comprender a otrosjawas, ya que utilizaban un lenguaje volublemente va-riable que enloqueca a los lingistas.

    Uno de ellos extrajo un disco pequeo de una bol-sa de su cinturn y lo adhiri al flanco de la unidadArtoo. De un costado del gigantesco vehculo sobresa-la un gran tubo. Hicieron rodar al robot hasta all yse apartaron. Se produjo un ligero gemido, elpufffdeun poderoso vaco, y el pequeo robot fue a parar alas entraas del reptante arenero tan limpiamentecomo un guijarro sube por una cerbatana. Cumplida

    esa parte de la tarea, los jawas volvieron a farfullary despus subieron al reptante mediante tubos y esca-leras, como un grupo de ratones que regresa a su gua-rida.

    El tubo de succin deposit con cierta torpeza aArtoo en un pequeo lugar cbico. Adems de diversas

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    pilas e instrumentos descompuestos de chatarra pura,alrededor de una docena de robots de formas y tama-os diversos poblaba la crcel. Algunos desarrollabanuna conversacin electrnica. Otros daban vueltas alazar. Cuando Artoo se dej caer en la cmara, una vozestall sorprendida:

    Artoo Detoo... eres t, eres t! grit agitada-

    mente Threepio desde la oscuridad cercana. Se abripaso hasta la unidad de reparaciones todava inmovi-lizada y casi la abraz humanamente. Al distinguir elpequeo disco adherido a un costado de Artoo, Three-pio baj pensativamente la mirada por su pecho, don-de haban colocado un artilugio semejante.

    Unas imponentes palancas, insuficientemente lubri-cadas, comenzaron a moverse. El monstruoso reptantearenero gir con un crujido y avanz rechinando conimplacable paciencia por la noche desrtica.

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    III

    La bruida mesa de conferencias era tan desalma-da e inflexible como el humor de los ocho senadoresy oficiales imperiales reunidos en tomo a ella. Los sol-dados imperiales montaban guardia en la entrada dela cmara, que estaba escasamente amueblada y fra-

    mente iluminada por luces situadas en la mesa y enlas paredes. Uno de los ms jvenes de los ocho pero-raba. Mostraba la actitud de aquel que ha trepado altoy rpido mediante mtodos que no conviene analizar afondo. El general Tagge posea cierto genio retorcidopero esa habilidad slo le haba encumbrado parcial-mente a su alto puesto actual. Otras despreciables ha-bilidades haban demostrado ser igualmente eficaces.

    Aunque su uniforme estaba tan perfectamenteamoldado y su cuerpo tan limpio como el de cualquie-ra otra de las personas que se encontraba en la sala,ninguno de los siete restantes se atreva a tocarle. Cier-

    ta viscosidad se aferraba empalagosamente a l, unasensacin presentida ms que tctil. A pesar de ello,muchos le respetaban. O le teman.

    Digo que esta vez ha ido demasiado lejos in-sista con vehemencia el general . Este seor de Sithque est con nosotros a ruegos del Emperador, ser

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    nuestra perdicin. Hasta que la estacin de combateno sea plenamente operativa, seguiremos siendo vul-nerables. Parece que algunos de vosotros todava nocomprendis lo bien equipada y organizada que estla alianza rebelde. Sus naves son excelentes y sus pi-lotos, mejores. Y estn impulsados por algo ms po-tente que los motores: el fanatismo perverso y reac-

    cionario. Son ms peligrosos de lo que la mayora devosotros cree.Un oficial de ms edad, con la cara cubierta de ci-

    catrices tan profundas que ni siquiera la mejor cirugaplstica poda reparar en su totalidad, se agit nervio-samente en la silla.

    Peligrosos para su flota espacial, genera] Tagge,pero no para esta estacin de combate. Los ojossecos se posaron de hombre en hombre y recorrieronla mesa. Pienso que Lord Vader sabe lo que hace.

    La rebelin continuar, siempre y cuando esos cobar-des tengan un santuario, un sitio donde sus pilotos

    puedan descansar y reparar sus mquinas.Tagge puso reparos.Lamento discrepar, Romodi. Creo que la cons-

    truccin de esta estacin est ms relacionada con elanhelo de poder personal y de reconocimiento del go-bernador Tarkin que con cualquier estrategia militar

    justificable. Los rebeldes seguirn aumentando el apo-yo en el Senado mientras...

    El ruido de la nica puerta que se abra y los guar-dias que adoptaban la posicin de firmes le interrum-pieron. Gir la cabeza, como todos los dems.

    Dos individuos tan distintos de aspecto como uni-

    dos en sus objetivos, haban entrado en el aposento.El ms cercano a Tagge era un hombre delgado, concara de cuchillo, que haba tomado prestadas la cabe-llera y la forma de una vieja escoba, y la expresin deuna piraa inactiva. El Gran Moff Tarkin, gobernadorde numerosos territorios imperiales remotos, resulta-

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    ba pequeo junto al cuerpo amplio y blindado deLord Darth Vader.

    Tagge, dominado aunque en absoluto intimidado,se sent lentamente mientras Tarkin ocupaba su sitioen el extremo de la mesa de conferencias. Vader se de-tuvo frente a l, como una presencia dominante situa-da detrs de la silla del gobernador. Durante un ins-

    tante, Tarkin mir fijamente a Tagge y despus apartla mirada como si no hubiese reparado en nada. Tag-ge ech pestes pero se mantuvo callado.Mientras la mirada de Tarkin recorra la mesa, unasonrisa satisfecha, delgada como una navaja, perma-neci congelada en su semblante.

    Caballeros, el Senado imperial ya no ser unapreocupacin para nosotros. Acabo de recibir la noti-cia de que el Emperador ha disuelto de manera per-manente ese equvoco organismo.

    Un murmullo de sorpresa recorri la asamblea.Finalmente se han suprimido los restos de la An-

    tigua Repblica prosigui Tarkin.Eso es imposible intervino Tagge. Cmocontrolar el Emperador la burocracia imperial?

    Tiene que comprender que la representacin se-natorial no ha sido formalmente abolida explicTarkin. Simplemente ha sido reemplazada son-ri ms abiertamente mientras dure el estado deemergencia. Ahora los gobernadores regionales ten-drn el control directo y va libre para administrarsus territorios. Esto significa que, al fin, la presenciaimperial podr llevarse adecuadamente a los mundosirresolutos del Imperio. A partir de ahora, el temor

    mantendr a raya a los gobiernos locales potencial-mente traidores. El temor a la flota imperial... y el te-mor a esta estacin blica.

    Y la rebelin existente? inquiri Tagge.Si de algn modo los rebeldes lograran hacerse

    con el esquema tcnico completo de esta estacin de

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    combate, existe la posibilidad remota de que pudieranlocalizar un punto dbil que podran explotar secun-dariamente. La sonrisa de Tarkin se convirti enuna mueca afectada. Por supuesto, todos sabemoscuan guardados y cuidadosamente protegidos estnesos datos vitales. Es imposible que caigan en manosrebeldes.

    Los datos tcnicos a los que se refiere indirecta-mente atron enfurecido Darth Vader, prontovolvern a nuestras manos. Si...

    Tarkin interrumpi al Oscuro Seor, algo que nin-gn otro de los reunidos en tomo a la mesa se habraatrevido a hacer.

    No tiene importancia. Cualquier ataque que losrebeldes dirigieran contra esta estacin sera un gestosuicida, suicida e intil... al margen de cualquier in-formacin que lograran obtener. Despus de muchosaos de construirla secretamente declar con no-torio placer, esta estacin se ha convertido en la

    fuerza decisiva de esta parte del universo. Los aconte-cimientos de esta regin de la galaxia ya no estarndeterminados por el destino, por decretos o por algnorganismo. Esta estacin los decidir!

    Una enorme mano cubierta de metal hizo un ligerogesto y uno de los vasos llenos que se encontraba so-bre la mesa se inclin a modo de respuesta. El OscuroSeor prosigui con tono ligeramente regan:

    Tarkin, no se sienta tan orgulloso del terror tec-nolgico que ha engendrado. La capacidad de destruiruna ciudad, un mundo o todo un sistema, sigue sien-do insignificante cuando se la compara con la fuerza.

    La fuerza se burl Tagge. Lord Vader, nointente asustarnos con sus actitudes de hechicero. Sutriste devocin a esa mitologa antigua no le ayud alograr que aparecieran las cintas robadas ni lo dotde la necesaria clarividencia para localizar la fortalezaoculta de los rebeldes. Bien, es suficiente para rer de

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    acuerdo con...Los ojos de Tagge sobresalieron bruscamente y se

    llev las manos al cuello cuando comenz a adquirirun desconcertante matiz azul.

    Esta falta de fe me resulta perturbadora afir-m Vader moderadamente.

    Es suficiente declar Tarkin, acongojado.

    Vader, sultelo. Estos altercados entre nosotros no tie-nen sentido.Vader se encogi de hombros como si eso carecie-

    ra de importancia. Tagge se dej caer en el asiento, sefrot el cuello y su cauta mirada no abandon un soloinstante al oscuro gigante.

    Lord Vader nos comunicar el emplazamientode la fortaleza rebelde en el momento en que esta es-tacin se declare operativa afirm Tarkin. Encuanto lo sepamos, iremos all, la destruiremos total-mente, y aplastaremos esa pattica rebelin de un sologolpe.

    Como el Emperador lo desee... as ser agre-g Vader con sarcasmo.Si alguno de los poderosos hombres sentados en

    torno a la mesa consider objetable su tono irrespe-tuoso, le bast con una mirada a Tagge para conven-cerse de que no haba que mencionarlo.

    La oscura prisin apestaba a aceite rancio y lubri-cantes viejos, un autntico osario metlico. Threepiosoport la desconcertante atmsfera lo mejor quepudo. Fue una batalla constante para evitar que cada

    rebote inesperado le arrojara contra las paredes o en-cima de otra mquina.

    Con el fin de conservar la energa y tambinpara evitar el torrente constante de quejas de sus com-paeros ms altos, Artoo Detoo haba interrumpidotodas sus funciones externas. Yaca inerte en medio

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    de una pila de partes secundarias, por el momento su-blimemente despreocupado por su destino.

    Nunca acabar esto? se quej Threepio cuan-do otra sacudida violenta empuj bruscamente a loshabitantes de la prisin. Ya haba formulado y des-cartado medio centenar de finales espantosos. Slo es-taba seguro de que el arreglo posterior sera peor que

    todo lo que poda imaginar.Entonces, sin aviso previo, tuvo lugar algo ms per-turbador que la sacudida ms violenta. El gemido delreptante arenero se apag y el vehculo se detuvo, casicomo si respondiera a la pregunta de Threepio. De losartilugios mecnicos que todava conservaban unaapariencia de sensibilidad surgi un nervioso zumbi-do mientras especulaban sobre su actual situacin ysu probable destino.

    Threepio ya no ignoraba quines eran sus capto-res ni sus posibles motivos. Los cautivos locales ha-ban explicado la naturaleza de los nmadas mecni-

    cos casi humanos, los jawas. Viajaban en sus enormeshogares-fortalezas mviles y recorran las regionesms inhspitas de Tatooine en busca de minerales va-liosos... y mquinas utilizables. Nunca los haban vis-to sin sus capas y sus mscaras protectoras contra laarena, de modo que nadie conoca exactamente su as-pecto. Pero tenan fama de ser extraordinariamentefeos. Threepio no necesitaba que le convencieran.

    Se inclin sobre su compaero todava inmvil ycomenz a sacudir uniformemente el torso en formade barril. Los sensores epidrmicos de la unidad Ar-too se activaron y las luces de la delantera del peque-

    o robot iniciaron un despertar sucesivo.Despierta, despierta le apremi Threepio.

    Nos hemos detenido en algn sitio. Al igual que va-rios robots ms imaginativos, sus ojos recorran cau-telosamente las paredes de metal, pues tema que encualquier momento un panel oculto se abriera y en-

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    trara un gigantesco brazo mecnico que le buscara amanotazos . Sin duda alguna, estamos condenados recit con pesar mientras Artoo se enderezaba y re-cuperaba la actividad total. Crees que nos fundi-rn? Permaneci, en silencio durante varios minutosy despus agreg : Esta espera es lo que me altera.

    La pared ms distante de la cmara se abri brus-

    camente y el cegador resplandor blanco de la maanade Tatooine les aturdi. Los sensibles fotorreceptoresde Threepio se esforzaron para adaptarse a tiempo yevitar un dao grave.

    Varios jawas de aspecto repulsivo treparon gil-mente a la cmara, vestidos con las mismas fajas einmundicias que Threepio haba visto anteriormente.Mediante el empleo de armas de mano de diseo desco-nocido aguijonearon las mquinas. Algunas, notThreepio tragando saliva mentalmente, no se mo-vieron.

    Los jawas no se preocuparon de las mquinas in-

    mviles y trasladaron afuera a aquellas que todavapodan moverse, incluidas Artoo y Threepio. Ambosrobots descubrieron que formaban parte de una desi-gual fila mecnica.

    Threepio protegi sus ojos del resplandor y vio quehaba cinco robots colocados a lo largo del enormevehculo arenero. La idea de escapar no pas por sumente. Ese concepto era totalmente extrao para unser mecnico. Cuanto ms inteligente era un robot,ms detestable e impensable le pareca este concepto.

    Adems, si hubiera intentado escapar, los sensores in-corporados habran detectado el imperfecto funciona-

    miento lgico y crtico, y fundido todos los circuitosde su cerebro.

    Estudi las pequeas cpulas de los evaporadoresque demostraban la presencia de un ms amplio case-ro humano subterrneo. Aunque desconoca ese tipode construccin, todos los indicios daban a entender

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    la existencia de una vivienda modesta pero aislada. Laidea de ser desguazado o de matarse trabajando enalguna mina, a alta temperatura, desapareci lenta-mente. Su estado de nimo se elev.

    Despus de todo, tal vez esto no sea tan malo murmur esperanzado . Si logramos convencer aestos bichos bpedos de que nos dejen aqu, tal vez

    podamos volver a realizar un servicio humano sensi-ble en lugar de que nos conviertan en escoria-La nica respuesta de Artoo fue un gorjeo evasivo.

    Ambas mquinas guardaron silencio mientras los ja-was comenzaban a correr a su alrededor, se esforza-ban por enderezar a una pobre mquina con el espi-nazo terriblemente torcido, o por disimular una mellao raspadura con lquido y polvo.

    Mientras dos de ellos le rodeaban y se ocupabande su piel cubierta de arena, Threepio se esforz porahogar una expresin de repugnancia. Una de sus ml-tiples funciones anlogas a las humanas era la capa-

    cidad de reaccionar naturalmente ante los olores de-sagradables. Evidentemente, los jawas no conocan lahigiene. Pero Threepio estaba seguro de que de nadaservira que se lo dijera.

    Nubes de insectos rozaban los rostros de los ja-was, sin que stos les hicieran caso. Resultaba eviden-te que las minsculas plagas individualizadas estabanconsideradas como un tipo de apndice distinto, unaespecie de brazo o pierna extra.

    Threepio observaba tan concentrado que no repa-r en las dos figuras que avanzaban hacia ellos desdela cpula ms grande. Artoo tuvo que darle un ligero

    codazo para que mirara.El primer hombre tena un torvo aspecto de ago-

    tamiento y pareca semiperplejo, con el rostro empa-pado de arena por demasiados aos de discusin conun ambiente hostil. Su pelo canoso se retorca en en-

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    maraados rizos como hlices de yeso. El polvo endu-reca su rostro, sus ropas, sus manos y sus pensamien-tos. Pero el cuerpo, si no el espritu, segua siendopoderoso.

    Relativamente empequeecido por el cuerpo de lu-chador de su to, Luke avanz detrs de l con loshombros cados y su aspecto en ese momento era de

    abatimiento ms que de cansancio. Pensaba en mu-chas cosas que poco tenan que ver con la agricultura.La mayora de ellas se referan al resto de su vida yal compromiso contrado por su mejor amigo, que re-cientemente se haba marchado ms all del cieloazul para ingresar en una carrera ms dura pero msvaliosa.

    El hombre ms corpulento se detuvo delante delgrupo e inici un extrao y vociferante dilogo con el

    jawa encargado. Cuando queran, los jawas se hacanentender.

    Luke permaneci cerca y escuch con indiferencia.

    Sigui a su to cuando ste comenz a revisar las cin-co mquinas y slo se detuvo para murmurar una odos palabras a su sobrino. Le resultaba difcil prestaratencin, aunque saba que deba aprender.

    Luke... oh, Luke! grit una voz.Luke se desentendi de la conversacin que con-

    sista en que el jawa principal ensalzaba las incompa-rables virtudes de las cinco mquinas y en que su toreplicaba con mofas , avanz hasta el borde prxi-mo del patio subterrneo y atisbo hacia abajo.

    Una mujer fornida, con expresin de gorrin per-dido, arreglaba las plantas decorativas. Le mir:

    Por favor, dile a Owen que si compra un traduc-tor se cerciore de que habla bocee. Quieres, Luke?

    Luke gir, observ por encima del hombro y estu-di la abigarrada coleccin de agotadas mquinas.

    Parece que no tendremos muchas posibilidades

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    le respondi, pero de cualquier manera se lo re-cordar.

    Ella hizo una seal de asentimiento y Luke se reu-ni con su to.

    Evidentemente, Owen Lars haba tomado una de-cisin y elegido un pequeo robot semiagrcola, deforma semejante a la de Artoo Detoo, pero cuyas pun-

    tas de los mltiples brazos subsidiarios podan cum-plir diversas funciones. Al recibir una orden se apartde la fila y se tambale detrs de Owen y del jawatransitoriamente tranquilo.

    Al llegar al final de la fila, el granjero entrecerrlos ojos mientras se concentraba en el acabado debronce cubierto de arena, pero todava brillante, delalto y humanoide Threepio.

    Supongo que funcionas dijo gruendo al ro-bot. Sabes modales y protocolo?

    Si s protocolo? repiti Threepio mientras elgranjero lo miraba de arriba abajo. Threepio estaba

    decidido a crearle dificultades al jawa cuando llegarael momento de ofrecer sus habilidades . Si s pro-tocolo! Es mi funcin primaria. Adems, estoy bien...

    No necesito un androide de protocolo agregsecamente el granjero.

    Yo no le culpo, seor agreg Threepio rpida-mente. No podra estar ms de acuerdo con usted.Acaso existe un lujo ms antieconmico en un climacomo ste? Para alguien con sus negocios, seor, unandroide de protocolo sera un gasto intil. No, se-or... Versatilidad es mi segundo nombre. See V.Threepio, V de versatilidad, a su servicio. He sido pro-

    gramado para ms de treinta funciones secundariasque slo exigen...

    El granjero le interrumpi y mostr una arrogan-te indiferencia hacia las funciones secundarias deThreepio, todava sin enumerar:

    Necesito un androide que tenga conocimientos

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    sobre el lenguaje binario de los evaporadores de hu-medad independientemente programables.

    Evaporadores! Los dos estamos de suerte re-puso Threepio. Mi primera tarea posprimaria con-sisti en programar elevadores de carga binarios. Muysemejantes en la construccin y en la funcin de lamemoria a sus evaporadores. Casi podramos decir...

    Luke dio un golpecito en el hombro de su to y lesusurr algo al odo. Su to asinti y volvi a mirar alsolcito Threepio.

    Hablas bocee?Por supuesto, seor replic Threepio, confian-

    do para variar en una respuesta veraz . Para m, escomo un segundo idioma. Hablo el bocee con tantafluidez como...

    Cllate. Owen Lars mir al jawa . Tambinme quedar con ste.

    Me callar, seor respondi Threepio con ra-pidez, y le cost trabajo ocultar el jbilo que le pro-

    duca haber sido elegido.Luke, llvalos al garaje le dijo su to . Quie-ro que tengas limpios a los dos para la hora de lacena.

    Luke mir con recelo a su to.Pero estaba a punto de marcharme a la estacin

    de Tosche para recoger unos convertidores de energanuevos y...

    No me mientas, Luke advirti su to severa-mente. No me molesta que pierdas el tiempo contus ociosos amigos, siempre que lo hagas despus determinar tus tareas. Ahora ponte al trabajo... y re-

    cuerda, antes de la cena.Abatido, Luke se dirigi de mal humor a Threepio

    y al pequeo robot agrcola. Saba que no convenadiscutir con su to.

    Vosotros dos, seguidme. Comenzaron a cami-

  • 7/31/2019 Lucas, George - Star Wars - La Guerra de Las Galaxias

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    nar hacia el garaje mientras Owen se dedicaba a nego-ciar el precio con el jawa.

    Otros jawas trasladaban a las tres mquinas res-tantes al reptante arenero cuando algo exhal un bipcasi pattico. Luke se dio vuelta y vio que la unidadArtoo abandonaba la formacin y se diriga hacia l.Un jawa que esgrima un aparato de mando que acti-

    vaba el disco adherido a- la placa delantera de la m-quina le detuvo de inmediato.Luke estudi interesado al androide rebelde. Three-

    pio comenz a decir algo, evalu las circunstancias yse call. Permaneci en silencio y con la vista fijaadelante.

    Un minuto despus, algo tintine agudamente muycerca de all. Luke baj la mirada y vio que el androi-de agrcola haba perdido la placa de la cabeza. De suinterior surgi un ruido rechinante. Un segundo des-pus la mquina desparramaba sus componentes in-ternos sobre el terreno arenoso.

    Luke se acerc y mir en el interior del expecto-rante ser mecnico. Grit:To Owen! El servomotor central de esta culti-

    vadora est averiado. Mira... se estir, intent ajus-tar el aparato y retrocedi a toda prisa cuando stecomenz a chisporrotear desenfrenadamente.

    El aislamiento crujiente y los circuitos corrodoscubrieron el despejado aire desrtico con un olor acreque recordaba la muerte mecanizada.

    Owen Lars dirigi una furibunda mirada al nervio-so jawa.

    Qu tipo de chatarra intentas endosamos?

    El jawa replic indignada y ruidosamente a la vezque se alejaba, con precaucin, dos pasos del fornidohumano. El hecho de que el hombre se encontrara en-tre l y la reconfortante serenidad del reptante are-nero lo acongojaba.

    Mientras tanto, Artoo Detoo haba abandonado el

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    grupo de mquinas que regresaban hacia la fortalezamvil. Fue una tarea bastante sencilla, pues todos los

    jawa estaban concentrados en la discusin entre sujefe y el to de Luke.

    Pue