1 3Tie

Primera lectura: GØne

Los huØspedes de Aallí en dirección a Sodpedirlos.

" El Seæor se decía:que pienso hacer? 48 Elfuerte, y por Øl serÆn brra, le he escofamilia a mantenerse ees justo y recto; para quAbrahÆn todo lo que le

20 Entonces el Seæor-El clamor contra S

pecado tan horrorosoacciones correspondenmí; lo voy a saber.

Partieron de allíSodoma. AbrahÆn segu

21 Entonces AbrahÆn-Vas a hacer que pe

haya cincuenta justoscan? ¿No perdonarÆs m

Lunes

semana delmpo ordinario

LECTIO

sis 18,16-33

brahÆn 16 se levantaron y partieron deoma. AbrahÆn fue con ellos para des

«Cómo voy a ocultarle a AbrahÆn lose convertirÆ en un pueblo grande y

endecidas todas las naciones de la tiegido para que enseæe a sus hijos ya sun el camino del Seæor, haciendo lo quee, de este modo, el Seæor cumpla conha prometido».dijo a AbrahÆn:odoma y Gomorra es tan grande y suque voy a bajar a ver si realmente susal clamor que contra ellas llega hasta

los hombres y se encaminaron haciaía en presencia del Seæor.se acercó al Seæor y le dijo:rezca el justo con el pecador? 14 QuizÆen la ciudad. ¿Vas a hacer que perezÆs bien a la ciudad por los cincuenta

206 ¡y semana

justos que hay en ella? 25 ¡Lejos de ti hacer tal cosa! ¡Hacer quemueran justos por pecadores y que el justo y el pecador tengan la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿No va a hacer justicia eljuez de toda la tierra?

26 El Seæor respondió:-Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonarØ por

ellos a toda la ciudad.27 Replicó AbrahÆn:-Me he atrevido a hablar a mi Seæor, yo que soy polvo y

ceniza. A lo mejor faltan cinco a los cincuenta justos, ¿destruirÆs por esos cinco toda la ciudad?

Respondió:-No, no la destruirØ si encuentro cuarenta y cinco justos.29 AbrahÆn continuó todavía:-QuizÆ no sean mÆs que cuarenta.-Bien, no lo harØ en atención a esos cuarenta.Dijo AbrahÆn:

-No se in-ite mi Seæor si sigo hablando. QuizÆ sean solamente treinta.

El Seæor respondió:-No lo harØ si encuentro treinta,Dijo AbrahÆn:

-Me he atrevido a hablar a mi Seæor. QuizÆ no sean mÆsque veinte.

-Bien, no la destruirØ por consideración a los veinte.AbrahÆn volvió a decir:

-No se irrite mi Seæor. Voy a hablar por œltima vez. QuizÆno sean mÆs que diez.

Y respondió el Seæor:-Por consideración a esos diez no la destruiría.En cuanto terminó de hablar con AbrahÆn, el Seæor se

fue y AbrahÆn volvió a su tienda.

a En esta pÆgina bíblica, en el contexto de una reflexión teológica precisa, se presenta a AbrahÆn, el «a;izigode Dios", elegido para ser una gran nación, como el granintercesor. En efecto, AbrahÆn aparece como «padre de la

Lunes 207

¡usticia y del derecho», realidades que son el alma de lavida de alianza con YHWH.

El narrador indica el verdadero objeto del relato en elsoliloquio de Dios. En efecto, a AbrahÆn y a su descendencia debe quedarles claro el sentido de la intervención punitiva de Dios contra Sodoma, de modo quequede a salvo la justicia divina. El caso> de las ciudadescorruptas constituye un ejemplo óptimo para tratar eltema de la salvación de los justos y del castigo de losmalvados, así como para hablar del papel de alguienque intercede. En primer lugar y. 20, se presenta conun lenguaje tØcnico «el clamor», o mejor la querella,que asciende de Sodoma. Por ahora no se ha dicho dequØ se trata. En el capítulo 19 comprenderemos que elpecado consiste en una gravísima falta de hospitalidad.Inmediatamente despuØs vuelven a escena los tres personajes del relato precedente, cuyas funciones se aclaran. Dos de ellos se dirigen hacia Sodoma, mientras que«Dios seguía en presencia de AbrahÆn», como decía eltexto original, corregido por los escribas para evitar unafalta de respeto hacia el Seæor

La viveza del relato refleja el gusto, absolutamenteoriental, por la negociación. AbrahÆn aparece aquícomo un poderoso intercesor, audaz y apasionado en elarte de ingeniÆrselas para hacer salvar a los justos apoyÆndose en el hecho de que «el juez de la tierra» no puede dejar de practicar la justicia. Dios estaría dispuesto aperdonar a la ciudad en consideración a unos pocosinocentes: bastaría con diez para ello. Aquí se detieneAbrahÆn, el perfecto intercesor del Antiguo Testamento.Todavía no ha aparecido el œnico Justo -prefigurado enel Siervo del Segundo Isaías cf Is 53-, que estarÆ encondiciones de ofrecer, con su propia vida y su propiamuerte, el sacrificio perfecto: Jesœs, «siempre vivo parainterceder en favor de nosotros» ileb 7,21.

208 semana

Evangelio: Mateo 8,18-22

En aquel tiempo, 18 viendo Jesœs que le rodeaba una multitud de gente, mandó que le llevaran a la otra orilla. ‘ Se leacercó un maestro de la Ley y le dijo:

-Maestro, te seguirØ adondequiera que vayas.‘° Jesœs le dijo:-Las zonas tienen madrigueras y los pÆjaros del cielo nidos,

pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.21 Otro de sus discípulos le dijo:-Seæor, deja primero que vaya a entenar a mi padre.22 Jesœs le dijo:-Sígueme y deja que los muertos entienen a sus muertos.

a Jesœs mandó a los discípulos que pasaran a la otraorilla del mar. Siguen, a continuación, dos dichos quetienen como tema el seguimiento de Jesœs y muestrandos aspectos diferentes del mismo: la dificultad y la urgencia.En el primer caso aparece un maestro de la Ley que

quiere seguir a Jesœs como si se tratara de un maestro acuya escuela deseara asistir. Es Øl quien toma la iniciativa; la respuesta que recibe es absolutamente descorazonadora. Así es: quien se pone a seguir a Jesœs carecerÆde toda seguridad, porque Øl -del mismo modo que losanimales acorralados o cazados- no tiene dónde refugiarse: estÆ solo y no tiene dónde guarecerse. En el y. 20podría haber una alusión a Si 36,24ss, a saber: a la condición del hombre soltero; en efecto, la madriguera o elnido serían el hogar que le falta al hombre que no tienemujer. Jesœs no anima, por consiguiente, a quienesquieren seguirle como a uno de tantos rabinos para conveflirse a su vez en maestros.

«Sígueme», le dice, en cambio, a un discípulo. Lo quepara el maestro de la Ley es Dios y su ley, para el discípulo es Jesœs y su camino: el œnico tesoro, el œnico afec

Lunes 209

to al que no se puede anteponer nada en absoluto. Poreso no permite Jesœs ninguna duda y su palabra expresa una urgencia extrema que, aun a riesgo de contravenir la obligación de honrar a su padre, propia de todohijo varón, muestra que es preciso preocuparse mÆs deno estar «muertos» que de dar sepultura a los muertos.En efecto, los que no entran en el Reino estÆn muertos,y el seguimiento de Jesœs es la puerta de acceso al Reino,porque Jesœs, sólo Øl, es el Kyrios, el Seæor de todos.

MEDITATIO

Vivimos en una Øpoca marcada por una especie dedelirio de omnipotencia. El hombre parece no ponerselímites a la voluntad de gozar, pero se encuentra mudoy desorientado cada vez que tropieza con acontecimientos -como la muerte- que le hacen tocar con la mano suextrema impotencia, y a los que no puede dar un sentido fuera de una perspectiva de fe. Sin embargo, elhombre estÆ llamado, verdaderamente, a poseer unagrandeza inesperada, aunque sólo si acepta ser criaturay adherirse a un designio que no es suyo. «Ya no os llamo siervos.., sino que os llamo amigos»: eso es lo quedice Jesœs cf Jn 15,12-17.En el pasaje del GØnesis propuesto a nuestra medita-

ción encontramos a Dios que se pregunta: «Cómo voya ocultatie a AbrahÆn lo que pienso hacer?». El, Dios, enefecto, es quien ha elegido a AbrahÆn, se ha unido a Øl,y esto le da a su amigo un gran poder sobre el corazóndivino, un poder de intercesión que Dios mismo suscita, porque quiere ser rogado, suplicado, para poder manifestar su suma justicia, que es misericordia. AbrahÆnse detiene, en el relato, en diez justos: serÆ preciso esperar aœn la llegada del œnico Justo, que, cargando conla culpa de todos, salvarÆ no sólo a las ciudades corruptas, sino a toda la humanidad, lavÆndola en su sangre.

210 13’ semana

Entonces Dios seguirÆ estando, aœn mÆs, con nosotrosy escogerÆ a amigos para asociarlos a su misión de Salvador.

Con todo, la iniciativa de esa elección seguirÆ siendosiempre suya y sólo suya: «No me habØis elegido vosotros, sino que yo os elegí». Dios es Dios, y nuestra verdadera libertad consiste en conseguir pronunciar un «sí»de asentimiento pleno y amoroso a su elección. Jesœs nopuede ser seguido mÆs que por amor a Øl. Todas las otrasmotivaciones desaparecerÆn un día u otro: entonces nosencontraremos con nuestros sueæos rotos. Podremosser sus amigos y convertirnos en intercesores sólo cuando nos hayamos adherido a su persona no por las ventajas que esto pueda acarrearnos, sino sólo por dejamosconducir por su camino de peregrino que no tiene dóndereclinar la cabeza. Esa llamada -cuando es verdadera-tiene una urgencia y un valor que la hacen ineludible.Entonces y sólo entonces tomarÆ cuerpo esa inesperadagrandeza que consiste en ser amigos de Dios, de un Diospoderoso que se ha hecho dØbil para solicitar nuestroamor.

ORATIO

Seæor, tambiØn nosotros, como los grandes orantesdel Antiguo Testamento, nos quedamos sorprendidosante el misterio de tu grandeza y, aœn mÆs, ante el donde tu benevolencia.

Los cielos de los cielos no pueden contenerte y, sinembargo, tœ, que al venir a la tierra elegiste una vida depobreza y de abandono, te presentas cada día como alimento para nuestra hambre de amor y de vida. Colmanuestro corazón de un infinito agradecimiento que nosconvierta, en medio de los hermanos, en alegres testigosde tu amistad con los hombres. ConviØrtenos tambiØn

Lunes

en audaces intercesores, para que a nadie le falte la alegría de saberse pensado, elegido y amado desde toda laeternidad. AmØn.

CONTEMPLATIO

Oración, segœn su condición y naturaleza, es unióndel hombre con Dios; mas, segœn sus efectos y operaciones, oración es guarda del mundo, reconciliación deDios, madre y hija de las lÆgrimas, perdón de los pecados, puente para pasar las tentaciones, muro contra lastribulaciones, victoria de las batallas, obra de Ængeles,mantenimiento de las sustancias incorpóreas, gusto de laalegría advenidera, obra que no se acaba, mineral de virtudes, procuradora de las gracias, aprovechamiento invisible, mantenimiento del Ænimo, lumbre del entendimiento, cuchifio de la desesperación, argumento de la fe,destierro de la tristeza de los monjes, tesoro de los solitarios, disminución de la ira, espejo del aprovechamiento,indicio de la medida de las virtudes, declaración de nuestro estado, revelación de las cosas advenideras y significación de la clemencia divina a los que perseveran llorando en elia. Todo esto se dice ser la oración.

Sea todo el hilo de la oración sencillo, sin multiplicación y elegancia de muchas palabras, pues con sola unase reconciliaron con Dios el publicano del evangelio y elhijo pródigo. Uno es el estado de los que oran, pero enØl hay mucha variedad y diferencia de oraciones. Porque unos hay que asisten delante de Dios como delantede un amigo y seæor familiar, ofreciØndole oraciones yalabanzas no tanto por su propia salud cuanto por la deotros, como hacia Moysen. Otros hay que le piden mayores riquezas y mayor gloria y confianza. Otros pideninstantemente ser del todo librados del enemigo. Algunos hay que piden honras y dignidades; otros, perfectapaga de sus deudas.

212 ¡y semana

Ante todas las cosas pongamos en el primer lugar denuestra oración, que es la entrada de ella, un sincerohacimiento de gracias; y en el segundo lugar suceda laconfesión y contrición, que salga del íntimo afecto denuestro corazón; y despuØs destas dos cosas signifiquemos nuestras necesidades a nuestro Rey, y hagÆmoslenuestras peticiones. No uses de palabras adornadas yelegantes en la oración, porque muchas veces las palabras de los niæos pura y simplemente dichas, y casi tartamudeando, bastaron para aplacar a su Padre, que estÆen los cielos. No trabajes por hablar demasiadas palabras en la oración, porque no se distraiga tu espíritu,inquiriendo y buscando muchas cosas que decir.

Suele el Seæor encender mÆs en amor a los hombresagradecidos, oyendo mÆs presto su oración [...]. No digas, despuØs de haber estado en oración, que no aprovechaste nada, porque ya aprovechaste en estar allí.Porque ¿quØ cosa puede ser mÆs alta que allegarse al Seæor y perseverar con Øl en esta unidad? Juan Clímaco,La escala espiritual. Con anotaciones de Fray Luis deGranada, XXVIII, passim, versión electrónica.

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:«El Seæor es clemente y compasivo, paciente y lleno de

amor» Sal 102,8.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Llevamos a la oración la totalidad de nuestra vida. Y nosotrossomos seres-en-relación con tos otros hombres: los otros formanparte de nosofros. Por consiguiente, en la oración nos sentimosconfirmados tambiØn en la Iraternidad. ¿QuØ quiere decir, enefecto, interceder? Etimológicamente, inter-cedere significa «dar

Lunes 213

un paso entre», <interponerse» entre dos partes. En particular,es dar un paso hacia alguien en favor de otro. Parafraseando elSal 85,11, podríamos decir que en la intercesión «se encuentranla fe y el amor», «se abrazan la fe en Dios y el amor por el hombre». Este caminar enfre Dios y el hombre, apretados entre laobediencia a la voluntad de Dios y la misericordia por el hombre, explica la razón de que, en la Biblia, la intercesión encuentre su representación plena y total en Cristo, «œnico mediador entre Dios 4os hombres» 1 Tm 2,5. Sí, es con Cristo, y Østecrucificado, como encuentra su realización el anhelo de Job: «Sihubiera entre nosofros, Seæor, algœn Ærbifro que pudiera mediarentre ambos» cf Job 9,33. Cristo crucificado puede mediarentre Dios y el hombre.

En la intercesión aprendemos a ofrecernos a Dios por losofros y a vivir esta ofrenda de una manera concreto en la vidadiario. Sólo en el Espíritu, que nos arranca de nuestra individualidad cerrada, podemos orar por los otros, hacer habitar ennosotros a los otros y llevarlos ante Dios, llegando incluso a orarpor los enemigos, paso esencial para llegar a «amar» a los enemigos Mt 5,44.

Existe una estrecha reciprocidad enfre la oración y el amor.MÆs aœn, podríamos decir que la cumbre de la intercesión noconsiste tanto en palabras pronunciadas ante Dios como en unvivir ante Dios en la posición del crucificado, con los brazos extendidos, en fidelidad a Dios y solidaridad con los hombres.Hasta ese punto estÆ claro que la intercesión es la esencia misma de una vida devorada por el amor a Dios y a los hombresE. Bianchi, Le porole della spiritualitÆ, MilÆn 1999, pp. 117-120,passim.

1Ti

Primera lectura: GØn

En aquellos días,urgieron a Lot:

-Vamos, toma a tuno sea que perezcan e

16 Y como Øl no sede la mano a Øl, a su mdel Seæor, lo sacaronban afuera, uno de lo

-Ponte a salvo, note alguna; huye a la m

Respondió Lot:-Eso no, por favor.

y me has tratado convida. Pero yo no puedalcanzaría la desgraciciudad pequeæa dondrefugie en ella para sa

Él respondió:-Bien, acepto tu s

hablas. 21 Pero date prhacer nada hasta que

Martes

3 semana delempo ordinario

LECTIO

esis 19,15-29

‘ al despuntar el alba, los mensajeros

mujer y a tus dos hijas que estÆn aquí,n el castigo de la ciudad.decidía, aquellos hombres lo agarraronujer ya sus hijas y, por la misericordiafuera de la ciudad. Mientras lo sacas Ængeles 1e dijo:mires hacia atrÆs ni te detengas en parontaæa, para que no perezcas.

Tu siervo ha gozado de tu proteccióngran misericordia, conservÆndome la

o refugiarme en la montaæa, porque mea y moriría. ° Mira, ahí cerca ha* unae me puedo refugiar; permite que melvar mi vida.

œplica. No destruirØ la ciudad de la queisa y refœgiate allí, porque yo no podrØtœ hayas llegado.

216 ¡y semana

Por eso a aquella ciudad se la llamó Soar.23 Salía el sol cuando Lot llegaba a Soar. 21 El Seæor envió

entonces desde el cielo una lluvia de azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. 25 Y destruyó estas ciudades y toda la llanura, todos los habitantes de las ciudades y toda la vegetacióndel suelo.

26 La mujer de Lot se volvió para mirar atrÆs y se convirtióen una estatua de sal.

27 AbrahÆn se levantó muy temprano y se dirigió al lugardonde había estado en presencia del Seæor. 28 Volvió la vistahacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la llanura y vio la humareda que subía de la tierra; era una humareda como la deun horno.

29 Cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura, se acordó de AbrahÆn, y sacó a Lot de la catÆstrofe cuando arrasó lasciudades en las que Øste había vivido.

e En el «ciclo de Lot» se recoge una antiquísima explicación del origen de un paisaje espectral situado alsur del mar Muerto y que todavía hoy sorprende e impresiona al visitante. Se trata, probablemente, de unaverdadera reliquia histórica de algœn desastre naturalreleída por el narrador en clave teológica. Se perfila aœnmejor la contraposición entre la hospitalidad de AbrahÆn y la falta de hospitalidad de los habitantes de Sodoma. Lot, que había elegido para Øl la mejor parte,pierde ahora todo: tierra, bienes, mujer, y sólo tendrÆdescendencia a travØs de un incesto con sus hijas; mientras que AbrahÆn, por haber confiado en la promesa deYIIWH, tendrÆ una descendencia numerosa y poseerÆ latierra. El fragmento de hoy se abre con una tensión dramÆtica entre la urgencia de los mensajeros y la duda deLot, que sigue siendo connotado por el autor del relatode una manera negativa. Sólo su parentesco con AbrahÆn es el que le hace objeto de «una gran misericordia»por parte del Seæor. Dios, en efecto, le concede refugiarse en Soar, una ciudad del valle cuya denominación

Martes 217

popular se explica de este modo Mira, ahí cerca hayuna ciudad pequeæa’>: y. 20.

El relato se cierra con AbrahÆn contemplando desdelo alto la zona del desastre. Su mirada marca no sólouna antítesis respecto a la mirada curiosa de la mujerde Lot, que queda convertida en estatua de sal; es tambiØn la mirada de quien se siente objeto de la «memoria» de Dios que le salva. Así es, porque Dios se acuerdasiempre de «su santa alianza, del juramento que hizo anuestro antepasado AbrahÆn para concedemos que, libresde nuestros enemigos, podamos servirle sin temor; consantidad y justicia en su presencia durante toda nuestravida» cf Lc 2,72-75.

Evangelio: Mateo 8,23-27

En aquel tiempo, 23 Jesœs subió a una barca y sus discípulos lo siguieron. 24 De pronto, se alborotó el lago de tal maneraque las olas cubrían la barca, pero Jesœs estaba dormido. ZS Losdiscípulos se acercaron y lo despertaron diciØndole:

-Seæor, sÆlvanos, que perecemos.26 Él les dijo:-,Por quØ tenØis miedo, hombres de poca fe?Entonces se levantó, increpó a los vientos y al lago, y so

brevino una gran calma. 27 Y aquellos hombres, maravillados,se preguntaban: qouØ clase de hombre es Øste, que hasta losvientos y el lago le obedecen».

e El fragmento de hoy se abre con una nota que, ensu aparente normalidad, encierra un elemento clavepara la interpretación de este relato, conocido como milagro de la tempestad calmada. Jesœs es el primero ensubir a la barca, y sus discípulos le siguen». El mismoMateo relee el episodio como figura de la Iglesia, queatraviesa el mar tempestuoso de la historia con la presencia de Jesœs, una presencia real, si bien escondida y

218 J3°se,nana

silenciosa, aunque no por ello la exime de desconciertosy miedos. Por otra parte, Mateo no habla propiamentede <‘tempestad», como sí hace, en cambio, el evangelista Marcos en su relato paralelo; usa el tØrmino «seismós», que tiene un claro sabor apocalíptico: se trata,por consiguiente, de una gran tribulación a travØs de lacual debe pasar la barca de los discípulos de Jesœs. Éstos, aterrorizados, le despiertan gritando: «iSeæor, sÆlvanos!» Kyrie, sóson, una invocación casi litœrgica ymuy diferente de la referida por Marcos: «Maestro, ¿note importa que perezcamos?> 4,38.Hay otro detalle particular que nos ayuda a com

prender la perspectiva eclesial de Mateo: Jesœs -a diferencia del relato de Marcos y de Lucas-, antes de hacerel milagro, regaæa a los discípulos por ser «pequeæos defe» y. 26, literalmente, o sea, por su fe todavía inciertay vacilante. Sólo entonces es cuando Jesœs «se levantó,increpó» a los vientos y al mar, como si fueran seres endemoniados cf asimismo Mc 4,39. El pasaje se cierracon una nota de admiración frente al poder de Jesœs, capaz de someter hasta los elementos cósmicos y. 27. El,y sólo Øl, puede dormir en medio de la tempestad porque reposa en el seno del Padre y se despierta en el poder de Dios, que nos salva no de la muerte, sino en lamuerte, despertÆndonos a una vida nueva, resucitada,que durarÆ para siempre.

MEDITATIO

Se puede percibir mÆs de una analogía entre las lecturas propuestas por la liturgia de hoy. En ambas se habla de una situación tranquila que padece un cambioimprevisto: el fuego que baja del cielo y el desencadenamiento de los elementos naturales sobre el mar alborotado. En ambos casos se ofrece al hombre aterrorizado una salvación misericordiosa por parte de alguien

Martes 219

que le presta socorro. Ambas situaciones pueden seruna gran metÆfora de la condición humana, del viaje delhombre hacia la salvación, un viaje acechado por unagran cantidad de adversidades que hacen que, con frecuencia, el hombre sienta miedo frente a realidades quele superan, que le aplastan. ¿Y quØ miedo es superioral de la muerte? Nosotros sabemos hoy que no estamossolos, y, aunque nos sintamos así, siempre podemosgritar «Seæor, sÆlvanos!» a aquel que quiso pasar pornuestras mismas situaciones, que quiso dormir con nosotros el sueæo de la muerte, para despertarnos con Ølen la vida sin fin. Se nos pide que no seamos «pequeæosen la fe>’, que seamos audaces, constantes, perseverantesen la oración.

Estamos seguros, en efecto, de que a quien llame sele abrirÆ, a quien pida se le darÆ, y a quien ha sido bautizado en la muerte y resurrección del Seæor Jesœs no sele arrebatarÆ la vida, sino que simplemente le serÆ cambiada, porque «tanto si vivimos como si morimos, somosdel Seæor». El vino a compartir nuestra condición humana para darnos su paz, su alegría, su plenitud devida. TambiØn nosotros, por tanto, aferrÆndonos al madero de su cruz, podemos atravesar todos los marestempestuosos, seguros ahora de llegar incólumes con Øla la tierra de los vivos.

ORATIO

Seæor Jesœs, tœ has llevado a cabo por nosotros, deuna vez por todas, la gran travesía del mar tempestuoso de la historia apoyando suavemente tu cabeza entrelos brazos del Padre en el leæo de la cruz. De estemodo, abriste para todos nosotros un camino grandey seguro, que nos permite atravesar incólumes el granabismo del mal, que intenta atraparnos constantemente.

220 ¡3° semana

Haz que cada hombre te conozca y experimente quelos sufrimientos del momento presente no son comparables a la alegría de la salvación que nos has preparado en el abrazo del Padre. Él nos ha querido desdesiempre para ser uno con Øl y contigo en el amor.

CONTEMPLATIO

El Seæor estÆ cerca de cuantos le invocan Sal 144,18.No hace acepción de personas. El Padre ama al Hijo yha puesto todo en sus manos cf Jn 13,3. Esto con lacondición de que nosotros le amemos a Øl, a nuestro Padre celestial, como hijos. El Seæor escucha tanto a unmonje como a un hombre de mundo, a un simple cristiano, con la condición de que amen a Dios en el fondo desu corazón y tengan una fe autØntica, una fe grandecomo un grano de mostaza. El Seæor mismo nos ha dicho: Todo es posible al que cree» Mc 9,23. MÆs sorprendentes todavía son estas palabras: «Os aseguro que el quecree en mí harÆ tambiØn las obras que yo hago e inclusootras mayores Jn 14,12.

Dios busca, ante todo, un corazón lleno de fe en Øl y ensu Hijo unigØnito, y como respuesta a esta fe envía, desde lo alto, la gracia del Espíritu Santo. El Seæor busca uncorazón repleto de amor por Øl y por el prójimo; Øste esel trono sobre el que le gusta sentarse y manifestarse enla plenitud de su gloria. «Hijo, dame tu corazón, el restote lo darØ por aæadidura» Prov 23,26.Aunque las penas, las desgracias y las tribulaciones

sean inseparables de nuestra vida terrena, el Seæor nunca ha querido que Østas constituyeran toda la trama denuestras vidas. Por eso nos recomienda, por boca delapóstol, que llevemos unos los fardos de los otros y obedezcamos de este modo a Cristo, que nos ha dado elmandamiento del amor recíproco. Confortados por este

Martes 221

amor, nos parecerÆ menos difícil el camino doloroso porla senda estrecha que conduce a la patria celestial. ¿Acaso no ha bajado el Seæor del cielo no para ser servido,sino para servir y dar su propia vida en rescate de muchos cf Mt 20,28?

Compórtate del mismo modo, amigo de Dios, y, consciente de la gracia de la que has sido objeto, transmítela a todos los seres humanos, tomÆndote a pecho su salvación Serafín de Sarov, Vita, colloquio con Motovilov,Turín 1981, pp. 182-184, passim.

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:«El Seæor es mi luzy mi salvación» Sal 26,1.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Yo estoy con vosotros». La frase es de una sencillez absoluta,pero el misterio que encierra es grande. Cuando se toma en serioesta afirmación, todo cambia. ¿QuiØn es este hombre que ha marcada con su huella toda mi vida, mi œnica vida? ¿QuiØn es estehombre que ha condicionado y condiciona todos mis pensamientos y decisiones? ¿QuiØn es este hombre invisible que dice estarsiempre conmigo?

Es extraæo: hay momentos en los que la suya es la presencia dealguien con el rostro velado. No sØ nada de Øl. Sin embargo, heapostado mi vida por Øl. Y hay momentos en los que me pareceque no conozco a nadie como Øl. Ignoro el color de sus ojos, eltimbre de su voz, el gesto de su mano; sin embargo, sØ que lereconocerØ al instante, como a un viejo amigo.

Jesœs estÆ siempre con nosotros, pero eso no implica que nosotros estemos siempre con Øl. Tenemos garantizada la fidelidad deCristo, pero no tenemos garantizada la nuestra. «Pero, cuandovenga el Hijo del hombre, ¿encontrarÆ k en la tierra?» Lc 1 8,8.

222 13° semana

Jesœs estÆ siempre con nosotros: se trata de ser capaces dever a este compaæero de viaje que no nos deja nunca. El cielodel espíritu es todavía mÆs mutable que el que tenemos sobrenuestras cabezas. Nuesfros días son siempre diferentes. EstÆnlos días de la alegría y los días de las lÆgrimas, los días de lastempestades y los días de la tranquilidad, los días aburridos ylos días apasionados, los días del ofuscamiento y los días de losresplandores inesperados, los días de la exaltación y los días delcansancio metafísico. Pero no hay ningœn día sin Cristo, ningœndía es incompatible con su presencia salvífica.

El invisible compaæero de nuestro viaje es tambiØn un guía.Con Øl todo paso que demos, todo metro que avancemos pornuestro camino tiene una meta. Con Øl, ninguna etapa de nuestrocamino estÆ perdida: no hay extravío que al final no revele sumotivación providencial; no hay vuelta ociosa que no aparezcalógicamente orientada G. Biffi, Meditazioni sulla vito ecc!esiale,Casale Monf. 1 993, pp. 59-63, passim.

Primera lectura:

Tenía AbrahÆCreció el niæo y

te el día que destSara vio que

jugaba con Isaac,-Echa a esa es

no compartirÆ la"AbrahÆn se d

2 Pero Dios le dij-No tengas pe

que te pide Sara,bre serÆ la de Isayo un gran puebl

Entonces Aby un odre de aguhombros y la dessierto de Bersebaal niæo bajo un mtancia de un tiroal niæo». Pero curar a gritos. ‘ Dillamó a Agar des

MiØrcoles

1 3a semana delTiempo ordinario

LECTIO

GØnesis 2 1,5.8-20

n cien aæos cuando le nació su hijo isaac.lo destetaron. AbrahÆn dio un gran banqueetaron a Isaac.el hijo nacido a AbrahÆn de Agar, la egipcia,‘° y dijo a AbrahÆn:clava y a su hijo, pues el hijo de esa esclavaherencia con mi hijo, Isaac.isgustó mucho, porque se trataba de su hijo.o:na por el muchacho ni por tu esclava; haz loporque la descendencia que llevarÆ tu nom

ac. ‘ Pero tambiØn del hijo de la esclava harØo, por ser descendiente tuyo.rahÆn se levantó muy de maæana, tomó pana y se lo dio a Agar; puso al niæo sobre suspidió. Ella se fue y anduvo errante por el de. Cuando se terminó el agua del odre, dejóatorral ° y fue a sentarse enfrente, a la disde arco, pues se decía: «No quiero ver morirando se sentó enfrente, el niæo empezó a lloos oyó los gritos del niæo, y el Ængel de Diosde el cielo y le dijo:

224 13° semana

-,QuØ te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha escuchadolos gritos del niæo ahí donde estÆ. "LevÆntate, toma al niæo,agÆrralo de la mano, porque de Øl harØ yo un gran pueblo.

Entonces Dios abrió los ojos de Agar y ella vio un pozode agua; fue a llenar el odre y dio de beber al niæo. 20 Dios estaba con el niæo, que creció, vivió en el desierto y llegó a serun buen arquero.

a El fragmento se abre con el recuerdo de la edad deAbrahÆn -flenía AbrahÆn cien aæos» y. 5- en el momento en el que nació Isaac. Por tanto, resulta evidenteque lo que se nana es obra del poder de Dios, que semanifiesta en la debilidad del hombre. El relato de estecapítulo ha de ser puesto en paralelo con lo ya dicho enel capítulo 16, del que probablemente sea un duplicadonarrativo con la misma intención. En Øl se muestra queel proyecto de Dios sigue adelante, a pesar de las mezquindades humanas; por otra parte, se da, una vez mÆs,la explicación popular de los nombres de Isaac y. 9 yde Ismael y. 17.

El banquete que da AbrahÆn por el destete del hijo dela promesa, despuØs de tres aæos de lactancia, brinda laocasión para someter a comparación a los dos hijos deAbrahÆn. Esta narración -a diferencia de las del capítulo 16- presenta a Ismael casi como coetÆneo de Isaac,que «juega» con Øl. Basta con esto para suscitar los celos de Sara, la seæora, que presiona a AbrahÆn para quealeje al hijo de la esclava y. 10.

El y. 12 es el punto central del relato, porque no nosesperÆbamos, a buen seguro, que Dios apoyara la posición de Sara, pero esto ilustra adecuadamente lo distintos que son los caminos del Seæor de los nuestros. Dios,en efecto, sabe sacar bien hasta del mal perseguido porlos hombres. Por eso invita a AbrahÆn a alejar a Ismael,que tambiØn estÆ destinado a ser cabeza de una descendencia numerosa. A travØs de algunos sabios toques nosintroduce el narrador en lo vivo del relato, haciØndonos

MiØrcoles 225

saborear la atmósfera del momento, una atmósfera cargada de pathos. Dios manifiesta tambiØn su identidaden esta situación: El es, en efecto, «el que escucha-una clara referencia a la etimología de Ismael- el gritodel pobre y del oprimido: en este caso, Agar y su hijitodestinado a la muerte.

Es importante seæalar que la palabra del Ængel deDios no obra milagro alguno; se limita simplemente ahacer que Agar vea el pozo que ya estaba allí. La esperanza infundida por la intervención divina da nuevosÆnimos a Agar y establece un prometedor futuro paraIsmael, que tambiØn es un protegido del Seæor. Se perfilan así, bajo los nombres de Ismael y de Isaac, losdestinos de los dos pueblos hermanos, los ismaelitas ylos israelitas, todavía acomunados por un misteriosodestino de hostilidades y de historia compartida.

Evangelio: Mateo 8,28-34

En aquel tiempo, ‘ al llegar a la otra orilla, a la región delos gerasenos, salieron a su encuentro de entre los sepulcrosdos endemoniados. Eran tan agresivos que nadie se atrevía apasar por aquel camino. 29 Y se pusieron a gritar:-OuØ tenemos nosotros que ver contigo, Hijo de Dios?

¿1-Tas venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?° A cierta distancia de allí, había una gran piara de cerdos

hozando; "y los demonios le rogaban:-Si nos echas, envíanos a la piara de cerdos."Jesœs les dijo:-Id.Ellos salieron y se metieron en los cerdos; de pronto, toda

la piara se lanzó al lago por el precipicio y los cerdos murieron ahogados. " Los porquerizos huyeron a la ciudad y lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados. Toda la ciudadsalió al encuentro de Jesœs y, cuando lo vieron, le rogaron quese marchara de su territorio.

226 J3 semana

Jesœs atraviesa el lago de Tiberíades y desembarcaen el territorio pagano de la DecÆpolis. En unos pocosversículos -a diferencia de la extensa descripción de Marcos- el evangelista Mateo bosqueja no tanto una curación, como una demostración de autoridad y de poderpor parte de Jesœs, que libera del sometimiento al demonio a dos hombres dominados por espíritus inmundos.

Los endemoniados salen al encuentro de Jesœs, y losdemonios que los poseen gritan su fe en Øl como «Hijode Dios» y, al mismo tiempo, su rabia porque se atrevea desafiarles entrando en su territorio «Has venidoaquí»: y. 29, poniendo fin a su indiscutible dominio sobre el hombre: en efecto, con Jesœs se ha cumplido eltiempo Mc 1,15 de la derrota del enemigo.

El exorcismo de Jesœs manifiesta su espectacular poder. En efecto, con una sola palabra cId» consiente eldeseo de los demonios expulsados del cuerpo de los hombres de refugiarse en los cerdos -animales consideradosimpuros y, por consiguiente, no criados por los judíos-,que formaban una piara muy numerosa. Esta concesiónes sólo el preludio para que Østos se precipiten de cabezaen el mai símbolo del mal, y se ahoguen en Øl.

El poder de Cristo es absoluto, pero no se impone porla fuerza. Los habitantes de la ciudad salen tambiØn alencuentro de Jesœs, pero, frente al temor de nuevas pØrdidas económicas, prefieren alejar al Nazareno. Desgraciadamente, tambiØn nosotros solemos preferir convivircon nuestro mal antes que extirparlo de raíz. Nos resultamÆs fÆcil vivir atados a nuestros cepos que administraruna libertad demasiado exigente.

MEJMTATIO

Nunca le resulta fÆcil al hombre ponerse en la mismalongitud de onda de Dios, sintonizar con su pensamien

MiØrco/es 227

to. Hay momentos incluso en que esto se vuelve particularmente difícil, porque el Seæor va «demasiado» mÆsallÆ del humano sentido comœn. Eso es lo que podemosadvertir al meditar sobre las lecturas de hoy. Dios lepide a AbrahÆn que secunde el repudio de Ismael porparte de Sara. AbrahÆn consiente, obedece a la palabra,y el Seæor bendecirÆ tambiØn al muchacho, destinadoen apariencia a la muerte.

Jesœs, para liberar a los endemoniados de Gerasa,perjudica la economía de los porquerizos; de ahí quetoda la ciudad, concorde, le pida que se marche de suterritorio. Dios, por medio de su palabra, nos propone caminos que, con mucha frecuencia, son duros y exigentes, pero nunca violenta nuestra libertad. A nosotrosnos corresponde elegir. ¡OuØ importante es, por tanto,otorgarnos el tiempo y la posibilidad de evaluar bienquØ es verdaderamente lo mejor para nosotros! Su Palabra, incluso cuando nos incomoda, no es nunca paramuerte, sino para vida.

El riesgo que corremos es el de decidirnos y escogera Dios cuando el maligno nos tiene ya en sus engranajes, de modo que ya no nos deja escapatoria, mientrasque, normalmente, vivimos en una especie de compromiso entre el bien y el mal. Esa situación de tranquilo vivir no nos permite llegar a ser conscientes de estar sumergidos en el egoísmo y en la bœsqueda de nosotrosmismos. Otras veces, en cambio, aun advirtiendo la incomodidad, no estamos dispuestos a pagar el precio que elSeæor nos pide para liberamos. La salvación es siempregratuita, es don, pero, segœn la conocida mÆxima agustiniana, el Dios que nos ha creado sin nosotros, no puedesalvarnos sin que nosotros lo queramos. Si le decimos«sí», enseguida nos daremos cuenta de que Øl estÆ dispuesto no sólo a darnos mÆs de cuanto hemos sacrificado, sino que vencerÆ tambiØn en su raíz todos nuestros miedos, porque Øl ha vencido a la muerte y nosintroduce en el reino ilimitado de la vida, de su amor.

228 j3’ semana

ORATIO

Jesœs, tœ sólo eres el Seæor, el que tiene palabras devida eterna. ¿A quiØn podremos ir a pedir ayuda y salvación? Gracias, porque tu voz resuena cada día ennuestro corazón y nos repite tu Palabra, siempre viva ysiempre nueva. No permitas que nos escondamos detrÆsde nuestros cÆlculos mezquinos; concØdenos seguirtepor tus caminos de libertad y de amor, puesto que echasal fondo del mar todos nuestros pecados y cada día nosofreces la posibilidad de resurgir como criaturas nuevas, como santos y amados por Dios Padre.

CONTEMPLATIO

La voluntad divina es siempre amante, porque <Dios escaridad» 1 Jn 6,16. No sólo posee el amor, sino que es elAmor infinito, indefectible. Todo lo que Dios hace por nosotros estÆ motivado por el amor, por un amor que estambiØn Sabiduría eterna y Omnipotencia. Dios nos amacomo a hijos, y es el Padre por excelencia, del que derivatoda paternidad. Él nos guía, durante toda nuestra vida,con la luz de su incomparable amor paterno.Nos amó tanto que nos hizo hijos adoptivos suyos,

haciØndonos partícipes de su misma felicidad y haciØndonos entrar en comunión de vida con la Santísima Trinidad. Pero eso no basta. Las maravillosas manifestaciones de la caridad divina son inagotables; Østaresplandece tambiØn en el camino admirable elegido porDios para atraernos hacia Øl. Para hacemos hijos suyos,nos da a su Hijo unigØnito, Cristo Jesœs, don supremo delamor; y nos lo da a fin de que sea para nosotros sabiduría, santificación, redención, justicia, luz y camino seguro, para que sea alimento y vida; en una palabra, paraque se convierta en mediador entre Øl y nosotros.

MiØrcoles 229

Cristo Jesœs, Verbo encamado, coima el abismo queseparaba al hombre de Dios; en Øl y por Øl derrama Diossobre nosotros las bendiciones celestes de la gracia, quenos hacen vivir como verdaderos hijos del Padre celestial.Jesœs fue constituido rey y cabeza de la herencia divina,y Øl, con su sangre, nos restituye el derecho a poseerla. Sipermanecemos en Øl con la fe y el amor, Øl estarÆ en nosotros con su gracia y sus mØritos; nos ofrecerÆ al Padrey el Padre nos encontrarÆ en Øl. ¿Cómo, entonces, no hemos de abandonamos, seguros, a la voluntad omnipotente, que es toda amor? C. Marmion, Cristo ideale delmonaco, Casale Monf. 2000, II, c. 13, passim.

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:«Yo, como un olivo verde en la casa de Dios, confío en

el amor de Dios para siempre jamÆs» Sal 51,10.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El que en nuestros días habla de demonios y potencias malignas tiene que enfrentarse con el escepticismo y la aversión.Por otro lado, precisamente tambiØn en los días que corren, seacentœa cada vez mÆs la viva impresión de que, con el creciente control de la vida en la tierra, avanza, de una manera amenazadora, algo incontrolable. ¿De quØ sirve la ciencia si algode lo que no puedo disponer dispone de mí y me hace la vidaplana, mísera y temerosa?

El contacto con las potencias demoníacas supone siemprepara el hombre el contacto con el límite invisible, inexpresable,profundo y oscuro de sí mismo y de su mundo. Pero estas potencias que se apoderan incesantemente del mundo y de loshombres para corromperlos, han sido vencidas -segœn afirma elNuevo Testamento- por Jesucristo, que destruyó su poder de unamanera definitiva.

230 !3"semana

Esto lo saben ellas; por eso, precisamente ahora recurren atodo para enmascarar su impotencia con una fuerza aparente.De ahí que la historia sea una gran lucha que se desarrolla, enprimer lugar y sobre todo, a pequeæa escala, en el corazón delhombre. El mundo no ha sido liberado del dominio de las potencias malignas ni vuelve a aparecer como creación buena deDios, a no ser de un modo indirecto por medio de este o aquelcorazón humano y, en primer y œltimo lugar, por medio de micorazón. En Øl, y no en ninguna otra parte, se decide la historiadel mundo. La lucha para hacer visible y dar eficacia al destronamiento del espíritu demoníaco que ya ha tenido lugar puedeser desarrollada, en principio, siempre y œnicamente luchandocontra nosotros mismos H. Schlier, Rif!essioni su! Nuovo Testomento, Brescia 1 976, pp. 1 89-204, possim.

1Ti

Primera lectura: GØ

En aquellos días, ‘le llamó:

-jAbrahÆn!Él respondió:-Aquí estoy.2 Y Dios le dijo:-Toma a tu hijo œn

Moæa y ofrØcemelo alindicarØ.

Se levantó AbrahÆconsigo dos siervos ylocausto y se encamincado. Al tercer día alejos el lugar. Entonc

-Ouedaos aquí conbimos allÆ an-iba parajunto a vosotros.

6 AbrahÆn tomó laIsaac; Øl llevaba el fueg

Isaac dijo a Abrah-Padre!

Jueves

3 semana delempo ordinario

LECTIO

nesis 22,1-19

Dios quiso poner a prueba a AbrahÆn, y

ico, a tu querido Isaac, ve a la región delí en holocausto, en un monte que yo te

n de madrugada, aparejó su asno, tomóa su hijo Isaac, partió la leæa para el hoó hacia el lugar que Dios le había indilzó AbrahÆn los ojos y alcanzó a ver dees dijo a sus siervos:el asno, mientras el muchacho y yo suadorar al Seæor; despuØs regresaremos

leæa del holocausto y se la cargó a su hijoo y el cuchillo, y se fueron los dos juntos.Æn, su padre:

232 J3 semana

Él respondió:-Aquí estoy, hijo mío.Dijo Isaac:-Tenemos el fuego y la leæa, pero ¿dónde estÆ el cordero

para el holocausto?8 AbrahÆn respondió:-Dios proveerÆ el cordero para el holocausto, hijo mío.Y continuaron caminando juntos.Llegados al lugar que Dios le había indicado, AbrahÆn

levantó el altai preparó la leæa y, despuØs, ató a su hijo, Isaac,poniØndolo sobre el altar encima de la leæa. ‘° DespuØs, AbrahÆn agarró el cuchillo para degollar a su hijo, pero un Ængeldel Seæor le gritó desde el cielo:

-AbrahÆn! ¡AbrahÆn!Él respondió:-Aquí estoy.2 Y el Ængel le dijo:-No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningœn

daæo. Ya veo que obedeces a Dios y que no me niegas a tu hijoœnico.

" AbrahÆn levantó entonces la vista y vio un camero enredado por los cuernos en un matorral. Tomó el carnero y loofreció en holocausto en lugar de su hijo. ‘ AbrahÆn puso aaquel lugar el nombre de «El Seæor provee», y por eso todavía hoy se llama «monte del Seæor provee>’.

El Ængel del Seæor volvió a llamar desde el cielo a AbrahÆn 16 y le dijo:

-Juro por mí mismo, Palabra del Seæor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu œnico hijo ‘ te colmarØ debendiciones y multiplicarØ inmensamente tu descendenciacomo las estrellas del cielo y como la arena de las playas. Tusdescendientes conquistarÆn las ciudades de sus enemigos.18 Todas las naciones de la tierra alcanzarÆn la bendición a travØs de tu descendencia, porque me has obedecido.

‘ AbrahÆn volvió luego junto a sus siervos y todos partieron hacia Berseba. AbrahÆn se quedó a vivir en Berseba.

e La belleza de este relato, una de las obras maestras del arte narrativo bíblico, esconde en sí misma un

Jueves 233

extenso trabajo de composición. En efecto, la crítica literaria distingue en su interior, por lo menos, cuatrovetas, que contienen la etiología de un lugar de culto,identificado, posteriormente, con la colina del templode JerusalØn; la crítica de los sacrificios humanos; laprueba de la fe y, por œltimo, la ratificación de la promesa hecha por Dios a AbrahÆn. Ahora bien, mÆs allÆde todo esto, el relato se presenta siempre vivo, actual,comprometedor. Antes que nada, el lector debe saberque se trata de una «prueba’> en la que Dios verifica lafe y la obediencia de AbrahÆn, el cual, con prontitudcf su «aquí estoy»: y. 1, toma a su amadísimo hijopara ejecutar la paradójica petición de Dios.

La habilidad del narrador consiste en describir unaescena altamente dramÆtica con pocos toques, sin expresar de una manera directa los sentimientos de losprotagonistas. AbrahÆn camina durante tres días: estodemuestra que su obediencia ha sido ampliamente sopesada y ponderada. La tradición judía ha subrayadoen particular, entre los diferentes gestos y diÆlogos quemarcan el profundo dramatismo del momento, la «atadura» literalmente, ‘aqedÆ de Isaac, quien se disponeal sacrificio de una manera voluntaria.

La interpretación cristiana ha visto siempre en estainmolación del amadísimo hijo la figura del œnico yperfecto sacrificio de Cristo muriendo en la cruz. Enlos vv. l3ss, tiene una importancia particular el verbo«ver». De Øl se puede deducir que Dios «se deja ver»cuando «ve» el corazón del hombre que le busca, y queel hombre, tras la noche oscura de la fe, llega a saberque Dios «provee» siempre.La intervención del Ængel del Seæor, que sustrae a

Isaac de la consumación del sacrificio, le ratifica en supapel de hijo de la fe que abre la descendencia de lapromesa de que «todas las naciones de la tierra alcanzarÆn la bendición».

234 13’semana

Evangelio: Mateo 9,1-8

En aquel tiempo, subió Jesœs a la barca, cruzó el lago yfue a su propia ciudad. Entonces le trajeron un paralíticotendido en una camilla. Jesœs, viendo la fe que tenían, dijo alparalítico:

-`nimo, hijo, tus pecados te son perdonados.Algunos maestros de la Ley decían para sí: «Éste blasfema».Jesœs, dÆndose cuenta de lo que pensaban, les dijo:

-,Por quØ pensÆis mal? ¿QuØ es mÆs fÆcil, decir: «Tus pecados quedan perdonados’>, o decir: «LevÆntate y anda’>? 6 Puesvais a ver que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder paraperdonar los pecados.

Entonces se volvió al paralítico y le dijo:-LevÆntate, toma tu camilla y vete a tu casa.Él se levantó y se fue a su casa. Al verlo, la gente se llenó

de temor y daba gloria a Dios por haber dado tal poder a loshombres.

a Jesœs, despuØs de haber estado en territorio pagano,vuelve a Cafarnaœn, su,, ciudad, en la que desarrollaahora el ministerio. Le llevan a un paralítico. La descripción del episodio en el relato paralelo de Marcos 2,1-12-integrado en una disputa de Jesœs con los maestros dela Ley sobre el poder de perdonar los pecados- es muyrica en detalles particulares. Los camilleros, en efecto,abren el techo y bajan al enfermo para que llegue a Jesœs.

Mateo omite todo esto. Centra su atención en la palabra autorizada de Jesœs: «Animo, hijo, tus pecados te sonperdonados» 9,2, donde el uso de la pasiva divina identifica a Jesœs con Dios, el œnico que puede perdonar. Losmaestros de la Ley captan de inmediato la grave <blasfemia», puesto que perdonar es una prerrogativa divinaEx 34,6ss; Sal 25,18; 32,1-5. Sin embargo, Jesœs, desenmascarando la maldad de sus corazones, afirma con claridad la razón de sus milagros: son un signo para mostrarel poder que tiene Dios de perdonar los pecados, un ges-

Jueves 235

to con el que el hombre que estÆ bloqueado en la parÆlisis -una parÆlisis que anticipa ya la muerte- puede recobrar su identidad de viator, llamado a caminar para llegara su verdadera casa: el amor del Padre, œnico lugar en elque puede saborear la paz y el reposo.En efecto, el Hijo del hombre ha venido a dar a los

hombres cf 9,8 el poder de Dios, para que en el perdónrecíproco entre los hermanos se manifieste la gloria delPadre en la tierra. A nosotros, comunidad cristiana, nosha sido confiada, por tanto, la prerrogativa de perdonarcomo somos perdonados por Dios, de amar como somosamados por Øl, para llevar a cabo desde ahora el Reinopara el que Øl nos ha creado y redimido.

MEJMTATIO

En la vida de todo creyente, llega un momento en elque Dios le «pone a prueba». Es la hora dolorosa en laque Dios deja de ser para nosotros el Dios bueno y

amante que nos ha colmado de favores y bendiciones,para convertirse -de una manera inexplicable- en el patrón exigente de sus dones a quien hemos de devolverletodo. Es el momento crucial en el que, faltÆndonos todaseguridad, nos queda sólo la fe, una fe pura y exigente,que nos pide «esperar contra toda esperanza», devolviØndole -en una adhesión incondicionada- todo lo mÆs querido que nos había dado: tal vez la vida, los talentos quehemos recibido, las personas queridas. Nos queda sóloØl, convertido en «Otro».

Dichoso quien sepa reconocer la «hora» y recorra conAbrahÆn, en silencio, el camino hacia el lugar del sacrificio. Dichoso quien pueda subir como Øl, sin proferirun solo lamento, sin una sola protesta, la montaæa de laofrenda. Dichoso quien sea capaz de creer -como Øl-que Dios puede hacer resucitar tambiØn a los muertos.Dichoso el que recorra hasta el final, con una determi

236 13° semana

nación firme y ponderada, el camino de la obediencia yde la fe, porque se configurarÆ plenamente con aquelDios que, por amor a nosotros, sacrificó a su Hijo amado, al verdadero Isaac.

ORATIO

Virgen santa, tœ conociste -como ninguna otra criatura en el mundo- la hora oscura en que Dios nos somete aprueba para verificar nuestra fe como oro en el crisol.

Tœ, de pie en el monte del sacrificio, consumaste deuna manera generosa la ofrenda de tu Hijo, el verdadero Isaac, inmolado por nosotros en la cruz. Allí pronunciaste, de una manera tÆcita, tu nuevo e imposible «sí»,convirtiØndote en madre de todos los creyentes.AcompÆæanos en la hora de la prueba, para que no du

demos de que Dios es fiel y capaz de dar vida incluso a losmuertos. Que la alegría de la resurrección que gustaste,despuØs de la tragedia del viernes santo, sea para nosotrosprenda y certeza de la gran sonrisa que contemplaremosen el rostro del Padre cuando la obediencia de la fe noshaya configurado plenamente con el verdadero corderoofrecido, Jesœs, tu Hijo y Seæor nuestro. AmØn.

CONTEMPLATIO

Érase una vez un hombre que, de pequeæo, había oídola bella historia de AbrahÆn, el cual, puesto a prueba porDios, superó la prueba y conservó la fe E...]. Cuando aquelhombre llegó a adulto, leyó el relato aœn con mayor admiración. Cuanto mÆs crecía, con tanta mayor frecuencia se demoraban sus pensamientos en aquel relato; suentusiasmo iba en aumento; sin embargo, cada vez le resultaba mÆs difícil comprenderlo. Al final, este relato lehizo olvidar todo lo demÆs [...]. Aquel hombre no era un

Jueves 237

pensador: no tenía ninguna necesidad de ir mÆs allÆ de lafe. Cada vez que volvía a su casa despuØs de haber dado unpaseo por el monte Mona, se desplomaba por el cansancio; unía las manos y decía: Nunca ha habido nadie tangrande como AbrahÆn, ¿quiØn puede comprenderlo?».

Si no hubiera en el hombre una conciencia eterna, ¿quØsería la vida, sino desesperación? Si así fuera, si no hubiera ningœn vínculo sagrado que uniera a los hombres;si las generaciones fueran pasando por el mundo como elviento por el desierto, sin que la vida tuviera un sentido,un fruto; si hubiera un olvido eterno que acecha a su presa y no hubiera poder alguno lo suficientemente fuertepara arrebatÆrsela, ¡quØ vacía y escuÆlida estaría la vida!

Pero no es así. ¡No! Nadie, si ha sido grande en el mundo, serÆ olvidado; ahora bien, cada uno ha sido grande asu modo, cada uno lo ha sido en proporción a la grandeza de lo que amó. Quien se amó a sí mismo se hizo grande a travØs de sí mismo, pero quien amó a Dios se hizomÆs grande que todos. Cada uno permanecerÆ en el recuerdo; ahora bien, cada uno se harÆ grande en relacióna lo que esperó. Uno se hizo grande esperando lo posible,otro esperando lo eterno, pero el que esperó lo imposiblese volvió el mÆs grande de todos. Cada uno permanecerÆen el recuerdo; ahora bien, cada uno se harÆ grande segœn la grandeza contra la que luchó. Puesto que quien luchó contra el mundo se hizo grande venciendo al mundo;y quien luchó consigo mismo se hizo mÆs grande superÆndose a sí mismo, pero quien luchó con Dios, se hizomÆs grande que todos 5. Kierkegaard, Timore e tremore,MilÆn 1986 [edición espaæola: Temor y teínblor EdicionesAltaya, Barcelona 1995].

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:«SØ en quiØn he puesto mi confianza» 2 Tim 1,12.

238 J3semana

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Quien ha encontrado a Cristo ha escuchado su llamada a laconversión del corazón y de la vida. No es posible encontrar aCristo y seguir como antes: si lo encuentras de verdad, Øl no tedeja indiferente y no se cansa de llamarte a sue salsas de tipara ir allí a donde su amor te preceda. En el fondo del corazón del creyente resuena sin parar la invitación a acoger al Diosque viene y hace nuevas todas las cosas, dejando que nos reconciliemos con Øl.

La reconciliación es el sacramento en el que Cristo viene ensocorro de la debilidad del hombre, del hombre que había traicionado o rechazado la alianza con Dios, y lo reconcilia con elPadre y con la Iglesia, lo vuelve a crear como criatura nueva conla fuerza del Espíritu Santo. La reconciliación tambiØn recibe elnombre de penitencia, porque es el sacramento de la conversióndel hombre; ademÆs del sacramento del perdón de Dios, es el encuentro del corazón que se arrepiente con el Seæor que le acoge en la fiesta de la reconciliación. Este encuentro con Cristo,Salvador del mundo, que abrió las puertas del paraíso al buenladrón, se lleva a cabo por medio de la confesión: toda la vidadel pecador se ofrece a la bondad del Seæor para que la sanede la angustia, para que la libere del peso de la culpa, para quela confirme en los dones de Dios y para que la renueve con elpoder de su amor. A la confesión le responde el perdón divino,obtenido mediante la aplicación de los mØritos del sacrificio deCristo, que se hace presente Øl mismo en el acontecimiento sacramental con su obra de reconciliación y de paz, y viene a uniral pecador perdonado con el Padre del amor. El Seæor, que quiso ser llamado amigo de los pecadores, no desprecia las debilidades ni las resistencias del hombre, sino que las toma en seriohasta el fondo, haciØndose cargo de ellas y ofreciendo, a quiense la pida, la ayuda necesaria para vivir una existencia reconciliada y ser así instrumento de reconciliación entre los hombresB. Forte, Picco!a introduzione ai sacramenti, Cinisello B. 1 994,pp. 67-72, passim.

1Ti

Primera lectura: GØ

23.1 Sara vivió ciendat ArbØ, o sea, Hebrllorar a Sara y a hacejunto a su difunta ha

-Yo soy un emiguna sepultura en pro

DespuØs AbrahÆde MacpelÆ enfrentede CanaÆn.

141 AbrahÆn era yado en todo. 1 Un día,casa, el que llevaba l

-Pon tu mano bajSeæor, Dios del cielomi hijo de entre lasbito, sino que irÆs atomarÆs mujer para

El criado le resp-Y si la mujer no q

que llevar a tu hijo a6 AbrahÆn le replic

Viernes

3 semana delempo ordinario

LECTIO

nesis 23,1-4. 19;24, 1-8. lOb.62-67

to veintisiete aæos. 2 Murió Sara en Quión, en el país de CanaÆn. AbrahÆn fue ar duelo por elIa. Y cuando se levantó debló así a los hititas:rante que reside entre vosotros. Dadmepiedad para enterrar a mi difunta.n enterró a Sara en la cueva del campode MambrØ, es decii en Hebrón, en tierra

muy viejo, y el Seæor le había bendecidijo AbrahÆn al criado mÆs antiguo de sua administración de todos los bienes:o mi muslo. Quiero que me jures por ely de la tierra, que no tomarÆs mujer parahijas de los cananeos, en cuya tierra hami tierra, donde reside mi familia, y allími hijo, Isaac.ondió:uiere venir conmigo a esta tierra, ¿tendrØla tierra de donde saliste?ó:

240 13" semana

-De ninguna manera lleves allÆ a mi hijo; 1 el Seæor, Diosdel cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra demi familia, y que me juró: «Yo darØ esta tierra a tu descendencia>,, enviarÆ su Ængel delante de ti para que tomes allímujer para mi hijo. 8 Y si la mujer no quiere venir contigo,quedarÆs libre de este juramento que me haces, pero a mi hijono lo lleves allÆ.

‘° DespuØs, el criado partió hacia la tierra de los dos ríos[De allí trajo a Rebeca, hija de Betuel, pariente de AbrahÆn].

62 Mientras tanto, Isaac había vuelto del pozo de Lajai-Roí,y estaba viviendo en el NØgueb. 63 Una tarde, salió a dar un paseo por el campo y, levantando la vista vio que se acercabanunos camellos. 64 TambiØn Rebeca levantó la vista y, al ver aIsaac, bajó del camello y dijo al criado:

-QuiØn es aquel hombre que viene por el campo hacianosotros?

El criado respondió:-Es mi seæor.Ella entonces tomó el velo y se cubrió.El criado contó a Isaac todo lo que había hecho. Isaac

introdujo a Rebeca en la tienda de su madre Sara, la tomó poresposa, y con su amor se consoló de la muerte de su madre.

La muerte de Sara plantea el problema de encontrarle una sepultura, dado que AbrahÆn es una «emigrante» y no posee ninguna parcela de tierra en el paísde CanaÆn, la tierra de la promesa. En consecuencia,tiene que tratar con el Consejo de la ciudad de Hebrónpara tener una propiedad sepulcral en aquel territorio,posesión que le habría hecho ciudadano con plenos derechos de aquel lugar. Dios, en efecto, le proporciona laposibilidad de comprar a un precio elevado la cueva deMacpelÆ para sepultar a Sara, y esta posesión se queda,en la historia de AbrahÆn, como la «seæal» de la promesa para la posesión de todo el país. El patriarca recibeuna vez mÆs la llamada a vivir de la fe, con la esperanza de los bienes futuros que sólo le son dados comoprenda cf Heb 11,13-16.

Viernes 241

Hemos leído los versículos iniciales y finales delextenso y delicado relato del capítulo 24, que tiene el sabor de una novela. En Øl se nos muestra la obra deYHWH, que guía la historia llevando adelante su acciónde elección y de bendición dirigida a AbrahÆn. Éste,llegado al final de su vida, confía a su anciano siervocon un juramento sagrado la tarea de buscar una mujer que sea de su parentela para su hijo, Isaac. AbrahÆncontinœa creyendo firmemente en la promesa de YHWHy manda a su siervo a buscar esposa para su hijo enAram NaharÆin: no quiere que Isaac abandone la tierra de la promesa. La misión del siervo concluye felizmente, porque Dios cumple no sólo la promesa de latierra, sino tambiØn la de la descendencia. En efecto,el corazón de Rebeca se abre de una manera dócil a laacción de Dios en ella, convirtiØndose en madre deIsrael, en instrumento de la perpetuación de la bendición divina.

Evangelio: Mateo 9,9-13

En aquel tiempo, ‘cuando se marchaba de allí, vio Jesœs aun hombre que se llamaba Mateo, sentado en la oficina deimpuestos, y le dijo:

-Sígueme.Él se levantó y lo siguió."DespuØs, mientras Jesœs estaba sentado a la mesa en casa

de Mateo, muchos publicanos y pecadores vinieron y se sentaron con Øl y sus discípulos.

"Al verlo los fariseos, preguntaban a sus discípulos:-Por quØ come vuestro maestro con los publicanos y los

pecadores?2 Lo oyó Jesœs y les dijo:-No necesitan mØdico los sanos, sino los enfermos. ‘ En

tended lo que significa: misericordia quiero y no sacrificios; yono he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

242 /3’semana

«Yo no he venido ci llamar a los justos, sino a lospecadores» y. 13. Así podemos sintetizar, con las palabras mismas de Jesœs, el pasaje que hemos leídohoy. Prosigue Øste el tema iniciado con la curacióndel paralítico. Se articula a travØs de tres momentos:Jesœs llama a un publicano -identificado con Mateo-y. 9; despuØs va a comer con los suyos a la casa delnuevo llamado y. 10 y, por œltimo, responde a la objeción de los fariseos declarando su misión de salvadorvv. 11-13.Mateo nombre que significa en hebreo «don del Se

æor» estÆ sentado en la oficina de impuestos. El autorde este evangelio, aunque habitualmente sigue de forma fiel el relato de Marcos, aquí -y sólo aquí- cambiael nombre de Leví, hijo de Alfeo, por el de Mateo. Esteconstituye, por así decirlo, su firma y su identidad depecador perdonado. En efecto, Mateo ejercía una profesión que tenía mala fama. Los recaudadores de impuestos eran al mismo tiempo colaboracionistas de losodiados ocupadores romanos y oprimían a sus compatriotas. Se comprende, por tanto, el escÆndalo de losfariseos al ver a Jesœs sentado a la mesa con semejantes pecadores pœblicos, que se le acercaban en planfamiliar. Jesœs les responde presentÆndose como unmØdico venido a curar a los enfermos. En efecto, Diosdice de sí mismo: «Yo, el Seæor, me cuido de ti» Ex 15,26.¿QuØ enfermedad puede haber mÆs grave que el pecado cf Sal 103,3, que nos aleja de sentirnos amadospor Dios? Cuanto mÆs pecadores seamos, tanto mÆsse acerca el Seæor a nosotros, porque tenemos necesidad de Øl y viene a buscarnos. «Entended, dice Jesœs,lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios"Os 6,6>.A Øl debemos volvernos todos, porque no serÆ el cul

to exterior, los sacrificios y las expiaciones lo que noscure, sino el descubrimiento de su amor. Su misericordia, en efecto, enviarÆ a Jesœs a sacrificarse en la

Viernes 243

cruz, porque ninguno de nosotros es justo. El œnicojusto ha entregado su vida para que todos nosotrosfuØramos sanados.

MEDITATIO

La lectura del libro del GØnesis nos presenta a AbrahÆn como padre en la fe, que continœa creyendo, mÆsallÆ de toda evidencia sensible, en la Palabra del Seæor.Prosigue el proyecto divino esperando contra toda esperanza; mÆs aœn, su adhesión a Dios se vuelve, con eltiempo, cada vez mÆs convencida, mÆs audaz, mÆs animada por una certeza inquebrantable. TambiØn a Mateo se le dirige una invitación: «Sígueme». Y tambiØn Øllo deja todo y se pone a seguir inmediatamente a Jesœs,renunciando a su propia posición, a sus propias comodidades, para seguir a un rabí que no tiene dóndereposar la cabeza. TambiØn nosotros nos ponemos encamino, cada día, a la voz del Seæor, que resuena en laIglesia a travØs de la Palabra proclamada en la liturgia.

El itinerario es siempre el mismo: dejamos a nosotros mismos, dejar nuestras seguridades, nuestras ganancias, para emprender el camino siguiendo la voz deCristo, que nos llama. AbrahÆn acaba siendo propietario no de toda la tierra prometida, sino de una cuevasepulcral. Mateo estÆ llamado a dar la vida por su Seæor, porque el discípulo no es mÆs que el maestro. ¿Ynosotros? ¿Somos conscientes de que hemos sido llamados a dejarlo todo? El Seæor ha venido a ofrecerse así mismo para hacemos capaces de entrar en su movimiento oblativo de ofrenda. Sólo aceptando el riesgo deesta pØrdida, de esta muerte en favor de la vida, se nospermitirÆ entrar en la tierra de la gratuidad, engendraruna posteridad sin nœmero, porque siguiendo al Maestro estaremos llamados cada vez mÆs a ser una solacosa con Øl y con el Padre en el Amor que les une.

244 semana

ORATIO

Danos, Seæor, una viva experiencia de ti, capaz deponemos en un camino sin retomo, un camino queconozca œnicamente el deseo cada vez mÆs apasionadode contemplar tu rostro. Purifícanos con el fuego de tuamor, para que nuestro pecado, el egoísmo, no nos encierre mÆs en la estrechez de nuestras seguridades. Aferrados por ti, haz que podamos correr detrÆs de ti cumpliendo todas tus palabras, seguros de que sólo en tipodremos encontrar la plenitud de la paz y de la alegría.

CONTEMPLATIO

jPadre del cielo! Tu gracia y tu misericordia no cambian con la mutación de los tiempos, no envejecen conel transcurrir de los aæos, como si fueras, al igual queun hombre, un día mÆs misericordioso que otro, mÆsmisericordioso el primero que el œltimo. Tu gracia nocambia, dado que eres inmutable, que eres siempre elmismo, eternamente joven, nuevo en cada nuevo día,porque cada día dices: «Hoy mismo».

Oh, mas si un hombre toma en consideración esta palabra y, cogido por ella, se dice seriamente a sí mismocon santa determinación: «Hoy mismo», entonces esosignifica para Øl que desea ser cambiado juntamente esedía, desea que precisamente ese día pueda llegar a serpara Øl significativo con respecto a los otros días, significativo por el renovado refuerzo en el bien que una vezeligió, o tal vez incluso significativo porque escoge elbien. Tu gracia y tu misericordia consisten en esto: enque tœ, inmutable, dices cada día: «Hoy mismo». Enefecto, tœ eres el que da «hoy mismo» el tiempo de lagracia; el hombre, sin embargo, es alguien que debe coger «hoy mismo>’ el tiempo de la gracia. Así es nuestrohablar contigo, oh Dios; existe una diferencia de len-

Viernes 245

guaje entre nosotros; sin embargo, nos esforzamos porcomprenderte y por hacemos comprensibles a ti, y tuno te avergüenzas de ser llamado nuestro Dios.

Eso que -dicho por ti, oh Dios- es la eterna expresiónde tu gracia y de tu misericordia inmutables, eso mismo-repetido en su justo sentido por un hombre- constituye la mÆxima expresión del cambio y de la decisión mÆsprofunda; sí, como si todo estuviera perdido si el cambio y la decisión no tuvieran lugar hoy precisamente.ConcØdenos, pues, que este día pueda ser un día de verdadera bendición, que podamos escuchar la voz deaquel a quien tœ enviaste al mundo y podamos seguirleS. Kierkegaard, «Esercizi di cristianesimo», en Micromega 2 [2000], pp. 103-105, passim.

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:«Mirad, Øste es el tiempo favorable, Øste es el día de la

salvación» 2 Cor 6,2.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Siempre resulto ilusorio creerse convertido de uno vez portodos. No, no somos mÆs que simples pecadores, aunque pecadores perdonados, pecadores-en-perdón, pecadores-en-conversión. No se nos da otra santidad aquí abajo E...]. Convertirsesignifica comenzar siempre de nuevo este cambio radical interior mediante el cual nuestro pobreza humana se vuelve haciala gracia de Dios. De la Ley de la letra pasa a la Ley del Espírituy de la libertad, de la ira a la gracia. Este vuelco no acaba nunca,porque no hace otra cosa que volver a comenzar constantemente.Antonio el Grande, patriarca y padre de todos los monjes, lodecía de una manera lapidaria: «Cada maæana me digo: hoyempiezo».

246 semana

La conversión, efectivamente, es siempre uno cuestión detiempo: el hombre necesito tiempo, y tambiØn Dios quiere tenernecesidad de tiempo con nosotros. Nos haríamos una imagendel hombre absolutamente errada si pensÆramos que las cosasimportantes en la vida de un hombre se pueden llevar a cabo deinmediato y de una vez por todas. El hombre ha sido hecho detal modo que necesita tiempo para crecer, madurar y desarrollartodas sus propias capacidades. Dios lo sabe mejor que nosotros,y por eso espera, no desiste, es indulgente, longÆnimo: «Labondad de Dios te empuja a la conversión» Ram 2,4. Benito, enel prólogo de su Regla, nos brinda un comentario de una gran riqueza: Dios sale cada día a la busca de su obrero, y el tiempoque nos da es una dilación, un don, un tiempo de gracia que senos otor9a de una manera gratuita. Es un tiempo que podemosemplear para encontrar a Dios una vez mÆs, para encontrarlecada vez mejor en su estupenda misericordia A. Louf, Sotto laguida dello Spirito, Magnano 1990, pp. 11-13, passim.

1Ti

Primera lectura: GØ

Cuando Isaac eraa su hijo mayor, Esaœ

-Hijo mío!Él respondió:-Aquí estoy.2 Continuó Isaac:-Ya ves que soy vie

tu aljaba y tu arco, sapÆrame un guisado cme lo coma, y te bend

Rebeca había esthijo Esaœ. Éste se fpadre. ‘ Tomó desputenía en casa, y se lcabritos cubrió sus maen las manos de Jaco

"Jacob entró adon-Padre!Él respondió:-Sí, ¿quiØn eres, h

SÆbado

3 semana delempo ordinario

LECTIO

nesis 27,1-5.15-29

ya viejo y había perdido la vista, llamó, y le dijo:

jo y no sØ cuÆndo morirÆ. Así que tomal al campo y trÆeme algo de caza. Preomo a mí me gusta, trÆemelo para queecirÆ antes de morir.ado escuchando lo que Isaac decía a suue al campo en busca de caza para suØs Rebeca la ropa de Esaœ, la mejor quea puso a Jacob. Con las pieles de losnos y la parte lisa de su cuello, " y pusob el guiso y el pan que había preparado.de estaba su padre y le dijo:

ijo mío?

248 J3’ semana

Jacob dijo:-Soy Esaœ, tu primogØnito. He hecho lo que me mandaste.

Ven, siØntate, come lo que he cazado y despuØs me bendecirÆs.

20 Isaac preguntó a su hijo:-Cómo la has encontrado tan pronto, hijo mío?Él respondió:-Porque el Seæor, tu Dios, me la ha puesto en las manos.E Isaac le dijo:

-AcØrcate, hijo mío, para que te palpe, a ver si tœ eres mihijo Esaœ o no.

22 Jacob se acercó a su padre, Isaac, que lo palpó y le dijo:-La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaœ.23 No lo reconoció, porque las manos eran velludas como

las de su hermano Esaœ, y se dispuso a bendecirlo. 24 Pero aœninsistió:

-Eres tœ de verdad mi hijo Esaœ?Él contestó:-Sí, yo soy.25 Entonces le dijo:-AcØrcame la caza, hijo mío, para que coma, y te ben

decirØ.Jacob se la sirvió, y Øl comió; le trajo tambiØn vino, y bebió.

26 DespuØs, Isaac, su padre, le dijo:-Ahora acØrcate y bØsame, hijo mío.27 Él se acercó y le besó. Y cuando Isaac olió su ropa lo ben

dijo diciendo:El aroma de mi hijoes como el de un campobendecido por el Seæor.28 Que Dios te conceda el rocío del cielo,la fertilidad de la tierray trigo y mosto en abundancia.29 Que los pueblos te sirvany las naciones se inclinen ante ti.SØ seæor de tus hermanosy que se postren ante tilos hijos de tu madre.

SÆbado 249

Maldito sea quien te maldigay quien te bendiga sea bendito.

s El capítulo 27, del que estÆn tomados los versículos que hemos leído hoy, es una obra maestra del artenarrativo y dramÆtico, capaz de implicar profundamente al lector, que se siente cautivado por un relatoen el que se funden rasgos de humor y de piedad, deastucia y de mezquindad: aspectos que chocan a nuestra sensibilidad moral, pero que tambiØn nos ofrecenel tejido que nos permite entrever -mÆs allÆ de todaprevisión humana- el designio de Dios. Isaac representa, en el relato bíblico, un personaje de transición entre dos grandes figuras: AbrahÆn y Jacob. Elautor sagrado se detiene en el momento final de suvida.

Rebeca, madre de Jacob, se muestra injusta con elhijo mayor, pero esto pone de manifiesto aœn con mayor claridad la «justicia de Dios». En efecto, YHWHama a todos, pero no a todos del mismo modo, yhasta cuando los hombres desarrollan un juego deshonesto los unos con los otros, poniØndose «zancadillas»para recoger la etimología del nombre de Jacob,Dios, por su parte, sigue el puro juego de la gracia,cuya economía no estÆ atada ni condicionada por lanaturaleza.

La gracia es gratuita y no puede ser merecida por elhombre; es producto de Sus decisiones y no de lasnuestras. Jacob aparece, pues, como alguien quetransgrede e invierte la costumbre oriental de la precedencia del hijo mayor sobre el menor, sonsacÆndolea bendición a su padre ciego. Por tres veces le miente;sin embargo, el Seæor se sirve precisamente de estamentira para llevar adelante su proyecto. Jacob lo pagarÆ amargamente con veinte aæos de alejamiento y deservidumbre junto a LabÆn.

250 ¡3a

TambiØn la bendición -que tiene aquí un valor casimÆgico-, una vez arrebatada por Jacob, darÆ testimoniodel misterio y de la gratuidad de los dones de Dios. Elpueblo elegido, a lo largo de su historia, reconocerÆ mÆsen Jacob-Israel que en AbrahÆn su destino plagado deluces y sombras, tejido de santidad y de pecado, de bendición y de lucha incesante.

Evangelio: Mateo 9,14-17

En aquel tiempo, ‘ se le acercaron los discípulos de Juan yle preguntaron:

-Por quØ nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?

Jesœs les contestó:-LEs que pueden estar tristes los amigos del novio mien

tras Øl estÆ con ellos? LlegarÆ un día en que les quitarÆn al novio; entonces ayunarÆn. 6 Nadie pone un remiendo de paæonuevo a un vestido viejo, porque lo aæadido tirarÆ del vestidoy el rasgón se harÆ mayor. 7 Tampoco se echa vino nuevo enodres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama yse pierden los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos, yasí se conservan los dos.

e En casa de Mateo, el publicano, ademÆs de otroscolegas suyos, hay tambiØn fariseos. Estos œltimos-como hemos visto en el fragmento de ayer- se muestran escandalizados por el comportamiento de Jesœsporque come -índice de comunión de vida- con los publicanos y los pecadores. La polØmica vuelve a encenderse ahora con un grupo de discípulos -no mejoridentificados- del Bautista. Éstos, como su maestro, llevaban una vida de austeridad y penitencia, y se muestran sorprendidos de que los discípulos de Jesœs nopractiquen el ayuno.

SÆbado 251

Jesœs toma entonces la defensa de los suyos, que, eneste momento, son los hijos de las bodas», es decir, losinvitados a estar junto al Esposo, a gozar de su voz cfJn 3,29, porque Jesœs estÆ con ellos. Ya llegarÆ el momento en que el Esposo serÆ «arrebatado de la tierra de losvivos» cf Is 53,8, y entonces vendrÆ el tiempo del ayuno.

Vienen, a continuación, dos ejemplos en los que se subraya que la alegría de las bodas, de la festiva novedadtraída por Jesœs, no puede mezclarse con las antiguasprÆcticas ascØticas. Se trata de realidades irreductibles: lavenida de Cristo contiene una novedad absoluta. Lostiempos se han cumplido, las cosas de antes han pasadopara dejar sitio a unos cielos nuevos y a una tierra nueva,mientras que los de antes se han enrollado como un vestido viejo e inservible sobre el que no se puede poner ningœn remiendo. Con todo, lo antiguo no ha sido abolido,sino recuperado, porque los odres nuevos estÆn hechospara contener vino ndevo, pero el vino envejecido tambiØn es bueno. La realidad nueva, significada por la presencia de Jesœs, el Emmanuel, el Dios con su pueblo, esel tesoro que lo hace todo precioso.

MEIMTATIO

Al leer el relato del GØnesis se queda uno desconcertado. Sin embargo, Dios -el Santo- «pasa» a travØs delas intrigas y de las bajezas humanas. Pasa por ellas dejÆndose herir profundamente; las atraviesa, no obstante, de una manera soberana, como vencedor. A pesar detanta miseria, un día florecerÆ de la humanidad el santo Brote, manarÆ la Fuente de agua viva: nos nacerÆ unSalvador, Dios con nosotros, en nosotros. Esto representarÆ, para cada hombre, la novedad, la juventud sinocaso, la posibilidad de vivir eternamente con Dios. Porconsiguiente, en vez de lamentarnos por la jornada deayer, que aæadió su peso al fardo que ya llevÆbamos,

252 /3"sernana

acojamos con admiración el día de hoy, esta maæana,esta noche, el don extraordinario que Dios nos ha hecho, la novedad de su vida en nosotros, su perdón, quenos transfigura en hijos de Dios. Su amor, que ha sidomÆs fuerte que los pecados de muchos hombres obstinados en el mal, ¿no saldrÆ victorioso tambiØn sobrenuestros pecados? A buen seguro que sí, y precisamente por eso necesitamos ayunar y hacer penitencia, puesto que a travØs de la penitencia y la oración apresuramos la venida del Esposo y la fiesta que supone estarsiempre con Øl.

ORATIO

Seæor Jesœs, con tu nacimiento, por fin, ha habidoalgo nuevo bajo el sol. Tœ has venido a preparamos elbanquete nupcial del que nadie es excluido. Llegamos aØl con nuestras vidas mÆs o menos atormentadas, mÆs omenos marcadas por ambigüedades y compromisos conlos que hemos intentado vencer el aburrimiento, la soledad, el miedo a la muerte. Tœ, Seæor de la vida y Esposo de la humanidad, invitas a todos y reservas a cadauno un puesto de honor, puesto que para ti todos somosœnicos e insustituibles.

Concede a todos los hombres gustar con corazón grato la bienaventuranza de ser comensales tuyos en elbanquete eucarístico, ese mismo en el que tœ dispensasel vino nuevo del amor y de la alegría: el cÆliz de tu sangre derramada por nuestra salvación.

CONTEMPLATIO

Oh tiempo deseable, tiempo favorable, tiempo que todos los santos anhelan pidiendo todos los días al Seæor

SÆbado 253

en la oración: «Venga tu Reino; hÆgase tu voluntad en latierra como en el cielo>’ Mt 6,10. Toda la tierra estÆ llena de su gloria. Veo esta tierra que piso, siento esta tierra que soy yo: tanto en una como en otra fatigas, tantoen una como en otra gemidos. Sin embargo, toda la tierra estÆ llena de su gloria. SØ, en efecto, que esta tierraque piso serÆ liberada de la esclavitud de la corrupcióny habrÆ una tierra nueva y unos nuevos cielos. Entonces cantaremos un cÆntico nuevo, y se oirÆ la voz dealegría y de exultación. Entonces conoceremos cómoserÆ nuestra transformación. SerÆ motivo de alegríapara nosotros la contemplación del Creador en la criatura, el amor del Creador en sí mismo, la alabanza delCreador en sí mismo y en la criatura.

«El templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros» 1 Cor 3,17, dice el apóstol. Precisamente, Øste esel templo en el que, una vez transferidos al Reino delesplendor eterno, cuando Dios nos enjugue toda lÆgrima de nuestros ojos, ofreceremos a Dios el sacrificio dealabanza, como Øl mismo dice por medio del profeta:«El sacrificio de alabanza me honra» Sal 49,23.Oh Seæor, que te sea agradable en el tiempo presente

el sacrificio de nuestra contrición, a fin de que, cuandote sientes en tu trono alto y elevado, te honre el sacrificio de alabanza Elredo de Rielvaux, Sermón sobre lavenida del Seæor, passim.

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:«Bendito sea Dios, Padre de nuestro Seæor Jesucris

to, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual»Ef 1,3.

254 J3semana

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

La maternidad de Rebeca es una maternidad de amor queestÆ dispuesta a salvar, a proteger, a defender a su propio hijo,incluso incurriendo en la amenaza de su misma muerte: «Recaiga sobre mí su maldición...». Una pÆgina inmensa, si laconsideramos a la luz de su cumplimiento œltimo, a la luz de laVirgen María, en cuanto que ella tuvo un PrimogØnito en el quele fueron dados otros hijos innumerables. No es que Esaœ fuera rechazado, pero sí es verdad, sin embargo, que la madreobra de modo que tambiØn el segundo de sus hijos, que tambiØn nosotros, nos revistamos con la ropa del Hijo mayor y nospresentemos al Padre para obtener la misma bendición que elPrimogØnito.

María, la Virgen Madre, estÆ dispuesta a sacrificarse porcompleto, no por el PrimogØnito, que no tiene ninguna necesidad de su sacrificio, sino por el segundo. Nosotros debemosconsiderar precisamente lo que María hace con el segundo desus hijos, con Jacob, que somos nosotros: no, la Madre no soporta que su hijo mÆs dØbil sea privado de la bendición.

Nosotros somos hijos suyos en Cristo, y ella quiere que todos formemos en Øl un solo hijo, que vivamos con Øl una misma vida, que disfrutemos de una misma bendición. Por eso nosrecubre con la ropa de su PrimogØnito y nos lleva ante Dios asívestidos. Ya no hay un primero y un segundo; ya no formamostodos mÆs que un solo hijo. Se interpone ella, la Virgen, paraque el castigo que nosotros merecemos no recaiga sobre nosotros, para que la pena que debe recaer sobre nosotros nopueda lastimarnos nunca.

Rebeca es virgen, esposa y madre. Como virgen, ya estÆtoda llena de gracia; como esposa, renueva ya la alegría dela creación; como madre, conoce un amor que verdaderamente da la salvación, obtiene para sus hijos todos los donesde la gracia [...]. En efecto, el amor de la madre se dirige, sobre todo, a los hijos mÆs dØbiles, a los que mÆs necesidad tienen de este amor. Por ella tienen que ser protegidos, salvadosy, en cierto modo, incluso amados con un amor preferencial,que puede parecer injusto, pero no lo es, porque el amor de laMadre, como el amor de Dios, es un amor gratuito, es un amor

SÆbado 255

que se entrega no porque los otros lo merezcan, sino sólo porque lo necesitan D. Barsotti, Le donne deII’a!íeanza, Turin 1 967,pp. 27-34, passim.