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El antiquísimo sistema mágico de los Kahunas se basa en fundados conocimientos de la psiquis humana. Su aplicación práctica le posibilita a cualquier persona encontrar acceso a sus fuentes ocultas de energía y así ayudarse a sí mismo y a otros. Max F. Long

Magia Kahuna 2

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Magia Kahuna 2

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El antiquísimo sistema mágico de losKahunas se basa en fundados conocimientosde la psiquis humana. Su aplicación prácticale posibilita a cualquier persona encontraracceso a sus fuentes ocultas de energía

y así ayudarse a sí mismo y a otros.

Max F. Long

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Con la triple división del interior de la persona en

un Yo inferior, un Yo mediano y un Yo superior,

los Kahunas, los actuales practicantes de Hawai,

los "guardianes del secreto", se adelantaron hace

como 5.000 años a conocimientos de la moderna

psicología, que con la investigación de los

diferentes planos de consciencia del ser humano;

desde el subconsciente hasta el supraconsciente;

confirma el contenido esencial de la doctrina Huna.

El filólogo norteamericano Max F. Long ha

dedicado cincuenta anos de su vida a dilucidar las

técnicas mágicas de los Kahunas. En este libro él

describe su aplicación práctica para la sanación

corporal y mental, como también para solucionar

dificultades económicas. El propósito de este libro

es indicar cómo cualquier persona puede ayudarse

a sí misma y ayudar a otras personas por medio de

la aplicación de la magia Kahuna.

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Prólogo

Mi primer libro "Recovering the Ancient Science" se publicó en 1936 en Londres. En él yo informé acerca del concepto de fe psico-religiosa de los polinesios de la antigüedad y traté de explicar la magia utilizada por los Kahunas, los sacerdotes aborígenes de Hawai. El libro tuvo una pequeña edición de menos de mil ejemplares; antes de la segunda guerra mundial se fue principalmente a los países de la comunidad británica. Durante la guerra, la imprenta y el resto de la edición que aún no había sido vendida, se destruyeron a causa de un ataque aéreo. Aunque hasta ese momento todavía no se habían vendido muchos ejemplares, el libro había encontrado acceso a numerosas bibliotecas, y en el transcurso del tiempo recibí cartas de más de mil lectores. Se desarrolló una activa y valiosa correspondencia, y yo recibí mucho material valioso. En 1948 se publicó en los Estados Unidos una edición revisada y ampliada del libro, bajo el título de "Secret Science Behind Miracles". Con ese libro yo había esperado independizar al lector, por así decirlo, y posibilitarle probar él mismo los antiguos métodos. Pero en vez de eso, me pidieron en cientos de cartas instrucciones para autoayuda o que interviniera yo mismo para ayudar. Al reflexionar acerca de cómo podría dominar mejor la inesperada montaña de cartas, pareció abrírseme una muy prometedora posibilidad para la promoción de futuros trabajos de investigación y experimentos prácticos. Con ayuda de algunas personas con las que tenía correspondencia por medio de cartas, organicé un diseminado grupo de trabajo, cuyos miembros estaban dispersados desde Australia hasta Inglaterra, o vivían en las diferentes partes de Norteamérica e incluso en los intranquilos países del continente europeo. Con ese grupo comencé nuevas investigaciones del antiguo sistema psico-religioso. Nosotros buscábamos, ante todo, establecer si ya sabíamos lo suficiente acerca de las teorías y prácticas, como para poder nosotros mismos producir efectos extraordinarios. Por cierto nuestro interés principal eran los milagros de la sanación corporal, pero también estábamos interesados en la "sanación" o mejoramiento de circunstancias de vida, sometimientos sociales, dificultades económicas y perturbaciones mentales. Todo eso ya lo habían logrado antiguamente los Kahunas de un modo magnífico. La antigua expresión Kahuna es todavía común actualmente y significa "guardianes del secreto". La palabra para nombrar la doctrina secreta nunca fue encontrada. El reglamento para guardar el secreto era tan estricto, que tal vez no se le haya dado nunca un nombre al secreto. Pero si ha habido un nombre para éste, tal vez era demasiado sagrado para ser pronunciado -como el nombre de Dios en algunos cultos. Por eso hemos elegido para nuestros trabajos el nombre Huna, que significa "secreto". A nuestra organización, cuyo propósito era la investigación de ese sistema y de otros similares, como también el trabajo en problemas de la psicología y de la ciencia psíquica, le dimos por eso el nombre de "Huna Research Associates" (Comunidad de Investigación Huna). Bajo ese nombre comenzamos con el trabajo, por medio de cartas. Poco después uniformé el reparto de las determinadas informaciones para todos los miembros, emitiendo cada dos meses una circular fotocopiada de ocho páginas, el "Boletín HRA". En nuestra comunidad de investigación figuraban algunos de los mejores investigadores de nuestro campo de trabajo. Otros miembros, en cambio, apenas entendían lo que investigábamos, pero necesitaban con urgencia sanación para el cuerpo, la mente o el portamonedas y ayuda contra circunstancias de vida desfavorables; por eso, participaban en el trabajo lo mejor que podían. Algunos miembros disponían de excelentes capacidades psíquicas o de fuerzas curativas naturales. Otros, por el contrario, eran "simpatizantes" por curiosidad; ellos mismos hacían poco, pero se dedicaban a averiguar lo que otros lograban y descubrían. Muchos hacían experimentos propios con entusiasmo y energía. A veces también se retiraban miembros; pero en su reemplazo se

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agregaban nuevos una y otra vez. Cada seis meses eran borrados de la lista aquellos que no habían enviado los informes solicitados, que eran precisamente la pauta para medir nuestros progresos. De ese modo, la solidez del grupo en promedio se mantenía siempre igual; éste contaba con un poco más de trescientos miembros. Al momento de redactar este libro, alrededor de cinco años después de la fundación de la HRA, la investigación de la sabiduría Huna y su prueba práctica han avanzado tanto, que es necesario un nuevo informe. Mucho se ha logrado entretanto, y nosotros hemos aprendido algunas cosas más que al principio no sabíamos. En este informe me esforzaré para transmitir al lector los resultados más nuevos del trabajo de la HRA y de mis propias investigaciones. También voy a explicar los métodos, que de acuerdo con nuestra experiencia, son especialmente buenos para la aplicación práctica del Huna. Así como el estudio del libro "Conocimientos secretos detrás de los milagros", es una excelente preparación para la aplicación de la doctrina Huna, las explicaciones fundamentales de este libro quieren dar una imagen del concepto de fe y prácticas del sistema y con eso una base sólida para el trabajo experimental. La discusión de nuestros conocimientos y experiencias no se efectúa en la secuencia en la que los hemos logrado en 5 años de investigación común. Primero se discuten las bases necesarias para la formulación y presentación de la oración HUNA. Las otras exposiciones tienen que ver con otros tipos de sanación, que pueden llevarse a cabo con o sin uso de oración. Las exposiciones de este libro están frecuentemente entremezcladas con explicaciones acerca de los puntos de partida de nuestras conclusiones, como también sobre símbolos y palabras que son típicos de la doctrina HUNA, pero que también existen en otras religiones, principalmente en el cristianismo. Con esto se pretende recalcar la importancia de la doctrina HUNA como corresponde. Esto es importante para que desde el comienzo se le manifieste suficiente confianza y fe al sistema HUNA, para poderlo adoptar. Ya que mientras no se esté convencido de que las exposiciones se basan en hechos auténticos y válidos, no se puede sacar provecho de nuestra experiencia y de los resultados de nuestro trabajo. Que la misma verdad y la misma fe se encuentran en todos los sistemas psico-religiosos, está a la vista. Los puntos fundamentales de la doctrina HUNA pertenecen a la antiquísima sabiduría de la que se encuentran partes en todas las religiones. La doctrina HUNA se lleva completamente bien con otros sistemas; no está en contradicción con ninguno de ellos, sino que incluso conduce a una comprensión más amplia de las antiguas sabidurías. Con este trabajo no se pretende desarrollar ningún "culto" nuevo. Éste debe más bien ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas y a sus semejantes, a través de la utilización de los métodos HUNA. Todavía falta mucho para que la investigación esté concluida. Las opiniones presentadas aquí y ahora tendrían que ser corregidas, si nuevos conocimientos justifican o exigen un cambio. El propósito final no es solamente la sanación del cuerpo o de la mente o el mejoramiento de las condiciones ambientales sociales y económicas, sino el redescubrimiento del casi perdido conocimiento, para llevar una vida sabia, como la que ha sido enseñada no sólo por los Kahunas, sino también por Jesús y otros grandes iniciados del pasado, bajo un código secreto antiquísimo. Por medio del desciframiento del secreto, el mundo puede recibir nuevamente la "verdadera luz", para que todos los que tienen ojos para ver y oídos para escuchar, la comprendan y aprendan a utilizarla.

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I

REDESCUBRIMIENTO DE UNA CIENCIA ANTIQUÍSIMA

Desde el punto de visto geográfico, el sector de estas investigaciones está en Hawai, la parte más distante de la Polinesia; desde el punto de vista de nuestro asunto es un área virgen. Aunque los Kahunas (los sacerdotes y magos nativos de la antigüedad) han dado pruebas asombrosas de su poder y de sus capacidades, su fe y su trabajo han sido rebajados a la categoría de superstición por los antropólogos. Los misioneros cristianos que llegaron a Hawai en 1820, desaprobaron los milagros de los aborígenes e hicieron todo lo posible para exterminar la fe de los Kahunas. Durante siglos las islas hawaianas permanecieron aisladas del resto del mundo conocido, hasta que el capitán Cook las descubrió en 1778. Los aborígenes eran primitivos, pero personas de una gran inteligencia. El historiador Toynbee relata que ellos tenían una civilización "estancada". Los habitantes habían llegado de otras tierras lejanas por el océano Pacífico, y la leyenda relata que navegaron en canoas a vela y a remo y que el conocimiento de las estrellas los había hecho encontrar el camino. Su patria original no se ha podido comprobar con seguridad. Algunos historiadores creen haber establecido que vienen del cercano oriente y que de ahí llegaron a Hawai a través de la India. Yo deseo adherirme a esa opinión. Pero vengan de donde vengan, a donde llegaban llevaban relatos legendarios, parecidos a los del jardín del Edén, del diluvio, de Jonás y la ballena y a otras historias del Antiguo Testamento. Pero que en ninguna de esas historias se haya mencionado a Jesús, parece indicar que la emigración ocurrió antes del nacimiento de Cristo. La tesis de Toynbee de la civilización "estancada" parte de la reflexión que los recién llegados encontraron en Hawai condiciones climáticas realmente ideales. Tenían alimento en abundancia y se podía almacenar con facilidad, y no fue necesario esforzarse por mejores condiciones de vida. Yo estoy convencido de que los Kahunas eligieron ese lugar aislado con premeditación, para poder proteger durante el mayor tiempo posible sus conocimientos secretos contra influencias externas perjudiciales. Antes de que abandonaran su antigua patria, tal vez habrán reconocido en una visión interior que su gran conocimiento sería alguna vez deformado, reprimido y olvidado por dogmas autocráticos. En Hawai pudieron seguir utilizando sus conocimientos en beneficio de su pueblo; y de hecho demoró siglos hasta que finalmente sobreviniera la temida amenaza. Por cierto los polinesios no han logrado ningún invento técnico-mecánico que en general sea calificado como símbolo de las civilizaciones en desarrollo. Ellos no podían ni hilar ni tejer; no conocían ni la alfarería ni la cestería. De tiras mojadas de corteza de árboles fabricaban una especie de toalla de papel por medio de golpes, y sus recipientes los elaboraban de cascaras de calabaza o de otros frutos. De cordones de fibra hilados, hacían redes sencillas para pescar y para llevar recipientes adentro, y usaban cuerdas para capturar pájaros y animales terrestres. Sus cuchillos y hachas estaban hechos de conchas y de piedras filosas. Conocían y utilizaban el fuego. Como casa les servían armazones de madera cubiertos con paja. Pero todo eso no indica falta de inteligencia y de talento. El talento racial característico del pueblo no estaba en lo técnico, sino en una extraña comprensión profunda de la naturaleza y de la estructura de la consciencia humana, como también de las fuerzas de las que se sirven los elementos de la consciencia en su trabajo. Este conocimiento, que los Kahunas utilizaban en sus milagros, lo mantenían en secreto, lo cuidaban y lo protegían con todo esmero. Y cuando empezó la nueva época y los hawaianos se vieron frente a frente con lo moderno, cambiaron en una sola generación, del estado de su civilización "estancada" a un pueblo que adoptó todos los adelantos de la civilización moderna y supo sacarle provecho.

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Cuando me di cuenta que detrás del velo de idioma cotidiano se ocultaba un "idioma sagrado", tuve en claro que éste tiene que haberse originado junto con la lengua materna y por consiguiente había que remontarse a los tiempos inmemoriales del comienzo de la historia, mucho antes de que el pueblo abandonara su antigua patria. Esta opinión encontró posteriormente, después de la publicación de mi primer libro, una sorpresiva confirmación. En aquel entonces me escribió el inglés W. Reginald Stewart, de Brighton, que cuando era joven y trabajaba en África como corresponsal en el extranjero, había escuchado de una tribu berebere de las montañas Atlas, que disponía de grandes conocimientos de magia y cuya tradición parecía indicar que antiguamente había emigrado desde Egipto al occidente. Stewart buscó y encontró esa tribu. Era muy pequeña, y allí había solamente una mujer que conocía el antiguo sistema secreto y que dominaba su aplicación. Esa mujer era llamada Quahini, que no es palabra berebere, sino - como se comprobó posteriormente - la unión de las palabras hawaianas Kahuna Wahine, que significa "Kahuna femenina". Después de muchos esfuerzos, Stewart logró ser adoptado como hijo sanguíneo por la Quahini, con muchas ceremonias y diversos rituales, ya que sólo como su hijo sanguíneo él podía ser iniciado por ella en la antigua doctrina surtidora de efectos maravillosos y recibir enseñanza acerca de su aplicación. La Quahini comenzó a enseñarles al joven y a la hija de ella. La primera parte de la instrucción trataba la teoría general del antiguo sistema psicológico junto con sus aspectos religiosos. Los puntos más importantes eran explicados por medio de demostraciones. También se advertía que la enseñanza solamente podía efectuarse en el llamado "idioma sagrado". Pero éste no era el dialecto berebere que usaban los miembros de la tribu. A Stewart le resultaba difícil comprender el sentido de las palabras, ya que éstas tenían que traducirse primero al idioma berebere y después al francés, que él y la instructora dominaban. Él progresaba lentamente. Pero poco a poco él hizo una lista de las expresiones más importantes del "idioma sagrado". Pero antes de que pudiera terminar la enseñanza sobre la teoría del sistema, un día ocurrió un final repentino. En un tiroteo entre dos tribus vecinas enemistadas, una bala perdida dio muerte a la Quahini. Muchos años después, cuando Stewart ya se había retirado a la vida privada, se encontró con mi informe y estableció que éste describía en esencia exactamente lo que él había aprendido en el norte de África en aquel entonces. Él comparó sus amarillentos apuntes y su lista de palabras y se dio cuenta, profundamente impresionado, que el "idioma sagrado" era sin duda un dialecto del actual idioma polinesio, es decir, del mismo idioma del que yo había sacado ejemplos de palabras para poner en mi libro. Se desarrolló entre Stewart y yo una intensa correspondencia, que se mantuvo hasta su muerte (durante la segunda guerra mundial) y que contribuyó mucho para fundamentar mis conocimientos y experiencias y para impulsar mis investigaciones posteriores. La prueba más convincente de que esa antiquísima sabiduría proviene del cercano oriente y que antiguamente fue utilizada allí, se encontró después de un trabajo de 4 años de la HUNA-Research-Associates. Encontramos justamente que el Antiguo Testamento - comenzando por el Génesis - relata en muchas partes acerca de doctrinas HUNA, como también de milagros que fueron causados por iniciados en HUNA. Esos iniciados poseían, por cierto, los mismos conocimientos que los Kahunas de la Polinesia, pero no pertenecían ni a las tribus que en aquel tiempo se disponían a emigrar a su nueva patria en el océano Pacífico, ni a la única tribu que se trasladó al occidente y se instaló en Atlas. En todos los casos se ocultaron las encubiertas indicaciones detrás de los típicos símbolos HUNA, sobre los cuales se hablará más adelante. Esos símbolos forman en cierto modo un "código secreto". A éste le debemos que actualmente todavía podamos comprender lo que en aquel entonces querían decir los Kahunas iniciados, cuando escribieron la historia del Jardín del Edén y relataron acerca de los milagros que realizaron Moisés y Aarón en Egipto, y también después, cuando los hijos de Israel vivían en el desierto. También en pasajes posteriores del

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Antiguo Testamento escuchamos hablar a iniciados en HUNA, y con los desciframientos de las profecías de Isaías y Jeremías nos encontramos claramente con conocimientos de HUNA. Detrás del mismo código y de los mismos símbolos se oculta también la doctrina HUNA en el Nuevo Testamento. Jesús, el gran iniciado, se esforzó por presentar las mismas creencias fundamentales con los mismos símbolos e iniciar a sus alumnos y discípulos en la doctrina. Él realizó típicos milagros-Kahuna y se mantuvo cuidadosamente en el mismo culto antiquísimo de mantener el secreto. Él les daba a sus discípulos, en relación con el "reino de los cielos", las necesarias indicaciones de los misterios o HUNAS, para que ellos también pudieran producir milagros y comprender la verdad oculta.

Antes de que sigamos avanzando, deseo darle una breve mirada retrospectiva al camino que yo recorrí con mi larga investigación de la antigua doctrina HUNA. Cuando llegué por primera vez a Hawai en 1918, tuve la suerte de ganarme la amistad del notable erudito, Dr. William Tufts Brigham. Él ya tenía una edad avanzada y trabajaba desde hacía mucho tiempo como administrador del Museo Bishop en Honolulú. Cuando me encontré con él allí, él ya llevaba 40 años dedicado a observar y a anotar los hechos milagrosos de los Kahunas del lugar. Había sido testigo de muchas sanaciones milagrosas y caminado él mismo una vez sobre lava ardiendo, bajo la protección de Kahunas. Él también podía probar, mediante el material que había juntado, que los sacerdotes del lugar podían dominar el tiempo atmosférico y que eran capaces de muchos otros milagros. Pero él jamás había podido descubrir cómo los Kahunas realizaban sus milagros. Ellos eran sus amigos; lo querían y confiaban en él, pero nunca hablaban con él acerca de sus secretos. Él sólo podía constatar que en su trabajo ellos siempre utilizaban oraciones, cantos y ciertos rituales. Él los había podido escuchar y observar. ¿Pero cómo provocaban sus milagros? Él me aseguró que ni las hojas de Ti, que utilizaban para caminar sobre el fuego, ni las cascaras rituales de calabaza, que usaban para influenciar el viento y el tiempo atmosférico, tenían fuerzas mágicas. Evidentemente la fuerza que provocaba milagros era la consecuencia de la oración a un gran poder o inteligencia invisible, con la que los Kahunas sabían entrar en contacto. No se trataba de casualidades o de resultados únicos, ya que ellos causaban una y otra vez nuevos milagros con sus oraciones. Siempre me había fascinado que hubiera personas cuya influencia sobrepasara las "leyes" del mundo terrenal. Durante años me había dedicado a fondo a religiones que admiten que con ayuda de poderes superiores son posibles los milagros. Yo había seguido las indicaciones de la ciencia psíquica y tratado de encontrar una explicación a eso por medio del estudio de psicología. Cuando el Dr. Brigham al final de su vida encontró un hombre joven, cuyo total propósito de vida era introducirse profundamente en el misterio, le brindó su apoyo. Me aconsejó cómo yo podía avanzar de la mejor manera y me dio todos sus apuntes, que había reunido con un arduo trabajo de años. Él me indujo a comprobar con exactitud sus informes con aborígenes y blancos. Al hacerlo encontré todos los hechos confirmados y pude reunir todavía más conocimientos de todo tipo. Repetidamente yo preguntaba cómo producían los Kahunas sus milagros. Nadie me lo podía decir. Para los aborígenes todo el asunto era tabú. Lamentablemente los hawaianos jóvenes estaban más interesados en los asuntos de la vida moderna que en la doctrina antigua; ya no se les había enseñado a realizar hechos sobrenaturales. Y así entonces, no había nadie más que hubiera podido transmitir las enseñanzas. Los antiguos Kahunas, con los que el Dr. Brigham había tenido amistad desde hace años, habían muerto. Ya no vivía ninguno de los grandes conocedores. Por cierto logré todavía encontrar algunos Kahunas, pero cada uno de ellos solamente conocía una parte de la doctrina; y por ellos me enteré sólo de muy poco acerca de aquello que hacía que sus oraciones y actos rituales surtieran efectos tan maravillosos. Finalmente sólo pude comprender

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que los Kahunas habían mantenido fielmente su promesa de silencio inquebrantable. Después de la muerte del Dr. Brigham traté todavía durante dieciséis años de llegar yo solo a nuevos conocimientos y de descifrar el secreto. Encontré, por cierto, muchos informes nuevos y auténticos acerca de milagros, pero en todos los casos el verdadero secreto permaneció oculto para mí. Finalmente, en 1931 me di por vencido y me fui de Hawai. Yo seguía estando convencido de que son posibles los milagros de los tipos más diversos, si sólo se supieran los procedimientos internos para hacer surtir efecto completamente a la oración o ritual. En el año 1934, cuando hacía tiempo que yo había renunciado a toda esperanza de encontrar la solución del problema, desperté una noche con una idea. La investigué con seria dedicación, y ésta me entregó por fin una señal acerca del misterio. Para hacer corta la larga historia, sólo quiero hablar aquí de los resultados de las nuevas investigaciones, sin detallar los muchos penosos pasos que todavía tuve que dar para llegar hasta ahí; Partiendo de la consideración que en el idioma nativo de los Kahunas tenían que haber existido palabras con las que los Kahunas principiantes eran iniciados en la doctrina secreta, examiné entonces, con el diccionario hawaiano, todas las palabras que de algún modo tuvieran que ver con la naturaleza mental o espiritual del ser humano. Casi de inmediato me encontré con tales palabras. Para mi sorpresa, éstas denominaban inequívocamente "partes de la personalidad", tal como las conocemos de la psicología moderna. Denominaban y describían el subconsciente y la consciencia; denominaban incluso el supraconsciente, que solamente la religión reconoce como parte espiritual de la persona. Encontré palabras para tres tipos de fuerza vital e incluso para el "complejo", que el psicoanálisis descubrió recientemente. Para aquello que nosotros llamamos moral, había una docena de palabras, para diferenciar las graduaciones más finas, como por ejemplo, entre el "pecado contra el prójimo" y el complejo, que los Kahunas veían como pecado. Poco a poco se vio que los Kahunas ya habían tenido una comprensión muy profunda del trabajo de la mente humana. Con eso comenzó el desciframiento del secreto. Ahora me dedique con todo entusiasmo al estudio de las palabras. El idioma polinesio es muy simple. Las palabras largas descriptivas se forman simplemente de palabras cortas radicales. (Según su aplicación, una palabra vale como verbo o substantivo. El pasivo se forma por medio de un pequeño sufijo. La forma temporal se expresa en la oración añadiendo una palabrita). Con la traducción de las palabritas radicales ya han resultado revelaciones asombrosas. Así por ejemplo, la traducción de subconsciente es Unihipilí. Esa palabra me llamó la atención porque uno de sus tres significados designa a un "espíritu", mientras que los otros dos designan a una "langosta" o bien a los "huesos de las piernas y los brazos". La palabra larga se forma de la unión de diferentes palabritas radicales. Cada una de las palabritas radicales tiene a su vez diferentes significados. Pero ninguna de ellas designa a una langosta o a los huesos de los brazos y las piernas. Muchas de ellas parecen no tener nada que ver con un espíritu, y sin embargo, todas juntas describen el subconsciente tan acertadamente, que cualquiera que esté familiarizado con los conocimientos modernos acerca de la naturaleza de éste, realmente encontrará que se está describiendo el subconsciente - que el "ser espiritual" no puede ser otra cosa que el subconsciente. Las palabritas radicales describen el subconsciente como un "espíritu" que hace cosas de las cuales el Yo consciente (el espíritu consciente) no sabe. El subconsciente es misterioso; trabaja en silencio y cuidadosamente. Ocurre que se niega a hacer lo que debería hacer. El miedo a un castigo le puede impedir su actividad (palabra radical nihí). Es un ser espiritual que está adherido estrechamente" a otro - en caso normal al Yo consciente; actúa como servidor del Yo consciente y recibe órdenes de éste. Pero muchas veces es obstinado y le niega la obediencia (palabra radical puf). Es un Yo o ser espiritual independiente, autónomo (raíz u) e igualmente autosuficiente como

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el Yo mental y el Yo superior. El ser espiritual subconsciente está habitualmente estrechamente ligado con el Yo consciente. Produce fuerza vital y la transmite. El subconsciente vive en el cuerpo físico, que no sólo cubre al subconsciente, sino también al Yo mental consciente, el Uhane, "espíritu parlante". El subconsciente oculta cosas (por ejemplo, el complejo). Se debilita cuando un ser espiritual posesivo le quita fuerza vital. Esto basta para mostrar el método que utilicé para encontrar los significados que están ocultos detrás de las palabras. Así se muestra también que los Kahunas ya conocían las tres "partes del espíritu" y que veían en ellos tres diferentes entes o Yoes. En vez de utilizar los términos hawaianos originales para los tres Yoes, los miembros del grupo HRA preferían hablar de Yo inferior, medio y superior. Trabajos igualmente largos y pacientes me llevaron a descubrir que según la creencia de los Kahunas, cada uno de los tres Yoes vive en un propio cuerpo invisible de "sombra", que de acuerdo con los términos corrientes actuales se podría designar como "doble etéreo" de los tres Yoes. Pero aquí hemos mantenido el término hawaiano cuerpo-Aka. También hemos mantenido la palabra Mana. Ésta designa la fuerza vital en la que se basa la actividad de los tres Yoes. El Yo inferior produce Mana automáticamente de la comida que consumimos y del aire que respiramos. También es utilizado por los otros dos Yoes, y es transformado respectivamente a otro nivel de vibración, cuando se traspasa al siguiente Yo superior. Los tres Yoes están unidos entre sí en sus cuerpos-Aka y con sus partes de Mana, por cordones de la misma substancia-Aka. Estos asuntos y contextos se explicarán más adelante de manera exacta y detallada. Aquí basta con mencionarlos y con indicar que se refieren a una relación de trinidad. Entonces sigamos por el momento y examinemos los símbolos que se encuentran en el idioma antiguo. Los Kahunas no solamente ocultaban su conocimiento secreto detrás de palabras y palabritas radicales, sino que también utilizaban símbolos. Así pude constatar, por ejemplo, que cuando se hablaba de fuerza vital, muchas veces reemplazaban la palabra Mana por wai, que significa agua. Como estas palabritas también aparecían en muchas palabras y frases compuestas que evidentemente se referían al Mana, tuve en claro que el "agua" es el símbolo- del Mana. El agua como substancia, simboliza la fuerza vital que produce el Yo inferior por oxidación de los alimentos. Pero si se hablaba de agua que subía y se desbordaba - como de una fuente -, entonces ésta era el símbolo de una intensa recarga de Mana que producía el Yo inferior. La fuerza vital del Yo superior - tomada del Yo inferior a través del cordón-Aka que los unía - era simbolizada por nubes y niebla, que precisamente están formadas por finas gotitas de agua. Si éstas caían como lluvia fina, eso simbolizaba la devolución de la fuerza vital transformada por el Yo superior y llena de su bendición, al Yo medio e inferior, para su ayuda y sanación. El árbol y la parra eran igualmente símbolos; en ellos las raíces correspondían al Yo inferior, el tronco y las ramas al Yo medio y las hojas al Yo superior. La savia que circulaba a través de las raíces, las ramas y las hojas representaba al Mana. El ser humano tiene que aspirar a aprender a comprender sus tres Yoes y a averiguar cómo se pueden llevar a una colaboración armónica. Sólo entonces la persona puede lograr la plenitud y llegar a ser aquello para lo cual ha sido hecha. Por cierto casi siempre creemos conocer bien -a nuestro Yo medio o consciente, pero a menudo constatamos sorprendidos que en nuestra costumbre de pensar existen cosas que obstaculizan y perturban la integración. Sólo pocas personas conocen suficientemente bien su Yo inferior y subconsciente y saben acerca de sus capacidades y límites. Pero nosotros tenemos que aspirar a aprender a conocerlo y comprenderlo, para que podamos educarlo de manera que colabore armónicamente con los otros dos seres espirituales, con el Yo consciente y con el Yo superior. El efecto del Yo superior no tiene límites, aparte de aquellos que surgen del trabajo defectuoso del Yo inferior y medio. Nosotros

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experimentamos la demostración práctica de su beneficioso poder, cuando hemos aprendido a tomar y a mantener con él un contacto efectivo. Para muchos miembros de la HRA era especialmente importante aprender cómo se logra una oración efectiva, ya que ellos buscaban una ayuda que sobrepasara los marcos de lo normal y cotidiano; ellos necesitaban una ayuda con la que pudieran solucionar los muchos problemas con los que se enfrentaban en la vida. Ellos vieron que una verificación del método trazado por los Kahunas, sólo era posible si se esforzaban seriamente para comprender los tres Yoes en sus cuerpos invisibles, si se recargaban intensamente con Mana y si ponían en práctica sus conocimientos teóricos. También resultó muchas veces necesario deshacerse de formas de pensar habituales, que se basaban más en dogmas que en reflexiones. Si se quiere aprender a orar en forma efectiva y si para eso hay que reemplazar antiguas formas habituales de pensar por otras nuevas, entonces es indispensable estudiar a fondo una y otra vez este informe y analizarlo cuidadosamente. Muchos de los que han leído mi libro "Conocimientos secretos detrás de milagros" han buscado ser liberados de sus enfermedades y sufrimientos por un Kahuna, aunque desde el principio he advertido que actualmente en Hawai ya no practica ningún Kahuna y que yo mismo no soy un Kahuna. Ellos tenían en claro, tal como todos nosotros, que la sanación por medio de colocación de manos surgió de una antigua tradición. De hecho ha habido unas pocas personas especialmente dotadas, que saben sanar sin que hubieran escuchado alguna vez algo acerca de Huna o de las muchas cosas que ocurren en el subconsciente al realizar la sanación. Lo mismo sucede con los pocos afortunados que dominan intuitivamente el don de la oración efectiva; el resultado de sus oraciones es muchísimo mayor que la "posibilidad" promedio. Algunas de esas personalidades altamente dotadas pertenecían a la comunidad HRA, y a la mayoría de ellas les urgía saber cuáles eran en realidad los factores esenciales que producían efectos y que estaban detrás de sus acciones. Trataron de conocerlos para poder trabajar de manera aún más exitosa. El sentido común exige que utilicemos para nuestra salud todos los medios de efecto intenso de la moderna ciencia médica. También los Kahunas sanadores utilizaban los medicamentos que conocían, como por ejemplo, todo tipo de hierbas; además, para sanar enfermos utilizaban Lomi-Lomi, un tipo especial de tratamiento. Pero de vez en cuando ocurre que un caso desahuciado por la ciencia médica actual es sanado de "manera milagrosa". Lo más importante es, en todo caso, que aprendamos a utilizar nuestras ilimitadas fuentes de energía todavía no interceptadas, para llegar a estar y permanecer sanos. Si alguien desea desarrollarse hasta llegar a ser un Kahuna y sanar a otras personas, eso es - según creo - posible en muchos casos.

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II

FAMILIARIZARSE CON EL YO INFERIOR

Comencemos - como con el trabajo de la HRA - averiguando todo lo posible acerca de nuestro Yo inferior. Cuando hablamos de Yo "inferior", naturalmente no nos referimos de ningún modo a que el subconsciente sea "inferior" en un sentido despectivo y de devaluación. Únicamente debe expresarse más bien que el Yo inferior es, entre los tres Yoes de la persona, el que está más abajo en la escala de crecimiento y evolución. El subconsciente, su trabajo y sus formas de conducta, fueron investigados en nuestra época primero por Sigmund Freud. A él y a sus sucesores les debemos mucho; sin embargo, él realmente provocó una guerra. Incluso hoy algunos psicólogos agresivos e irritados todavía combaten sus conocimientos. Al hacerlo han vuelto a caer obligatoriamente en el "behaviorismo" y han puesto en duda la naturaleza de la consciencia, porque no se puede explicar a partir de los procesos químicos del cuerpo. Pero felizmente la gran mayoría de los psicólogos ha aceptado la idea del subconsciente (del Yo inferior) incluso como un descubrimiento muy valioso. Por lo tanto no necesitamos ocupamos mucho tiempo más con la pregunta si la creencia de los Kahunas en el Yo inferior era fundada o no. También aquí puedo desistir de las detalladas explicaciones que tuve que dar en mi libro "Conocimientos secretos detrás de milagros", para demostrar que el Yo inferior es un ente autónomo e independiente, y no solamente una parte del Yo medio. Evidentemente los Kahunas consideraban el Yo inferior como algo que hay que comprender cueste lo que cueste. Lo llamaron Unihipili, y detrás de las pequeñas palabras radicales que componen ese nombre hay todavía más significados que los que se citaron en el párrafo anterior al explicar la palabra. Otra palabra para designar el Yo inferior era Uhinipili. Algunas de las palabritas radicales concuerdan con la primera expresión, pero las restantes dan todavía algunos significados adicionales. Además, hay palabras y símbolos que en cierto modo representan una conexión transversal. Si se resumen esas reflexiones y análisis, se obtienen los siguientes enunciados acerca del Yo inferior: (1) Es también un ser espiritual autónomo y consciente, tal como el Yo medio y superior. Es en cierto modo un Dios pequeño en desarrollo. (2) Es el servidor de los otros dos Yoes y está unido con el Yo medio como un hermano menor; está adherido a él como si ambos fueran partes de un todo común "compuesto" por ellos. (3) El Yo inferior maneja el conjunto de los variados procesos del cuerpo físico y todas sus actividades, con excepción de los movimientos musculares voluntarios. Envuelto en su cuerpo de sombra puede entrar al cuerpo físico o salir de él. Está dentro del cuerpo como una estilográfica en su funda. Penetra en cada célula, en cada partícula de los tejidos del cuerpo y del cerebro y las llena; su cuerpo de sombra es una copia exacta de cada célula y de cada partícula de los tejidos y de los líquidos del cuerpo humano, por pequeños que sean. (4) El subconsciente es la única sede de las emociones. Sólo el subconsciente derrama lágrimas. Quien no crea esto, que intente llorar lágrimas de pena totalmente de sí mismo, de su Yo medio pensante; constatará que es imposible. Las lágrimas pueden fluir sólo una vez que la emoción de la pena despierta en el Yo inferior. En el caso antes mencionado, eso tendría que ser ocasionado por el Yo medio, al esforzarse por pensar en cosas tristes. A través de eso, el Yo inferior sería inducido a recordarlas claramente, a vivirlas otra vez. Pero incluso eso a veces no basta para producir lágrimas. Sin embargo, a veces tal vez uno lee, ve o escucha inesperadamente

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algo que provoca emociones; el Yo inferior actúa entonces por sí solo y a veces nos avergüenza por medio de un repentino arranque de lágrimas. El amor, el odio y el miedo salen del Yo inferior como emociones; pueden llegar a ser tan intensos, que inundan la voluntad del Yo medio, metiéndolo en el remolino de emociones y de las reacciones ocasionadas por éstas. La comprensión de estos contextos es de gran importancia, ya que con mucha frecuencia somos simplemente arrastrados y desconcertados por las emociones de nuestro Yo inferior. La tarea más esencial del Yo medio es aprender a dominar al Yo inferior y a impedirle que simplemente se lleve a la persona. (5) El Yo inferior produce la fuerza vital que necesitan los tres Yoes, el Mana. Normalmente comparte el Mana con el Yo medio; por él puede entonces ser empleado como "voluntad" (Mana-Mana - Mana compartido entre compañeros). Al orar, el Yo inferior se conecta con el Yo superior a través del cordón Aka. El Yo inferior activa el cordón y envía a lo largo de él una ofrenda- Mana, que el Yo superior utiliza para el cumplimiento de la oración, para la realización de sus deseos. (6) El Yo inferior recibe las impresiones sensoriales de los cinco órganos de los sentidos y se los presenta al Yo medio para su evaluación. (El Yo medio tiene discernimiento; sabe aprovechar las impresiones ofrecidas y de acuerdo con éstas da sus órdenes cuando son necesarias las acciones). (7) El Yo inferior registra todas las impresiones y pensamientos. Se puede decir tal vez, que éste fabrica diminutas formas con la substancia Aka de su cuerpo de sombra, algo así como se registra un tono en un disco o palabras en un papel. Sonidos, impresiones visuales, pensamientos y palabras, vienen en "grupos" que están compuestos de muchas impresiones individuales unidas entre sí. Los Kahunas las simbolizaban como racimos de pequeñas figuras redondas, tal como, por ejemplo, uvas o frambuesas. Normalmente esas aglomeraciones microscópicas de substancia invisible, son guardadas en aquella parte del cuerpo-Aka del Yo inferior que penetra en el cerebro o que se identifica con él. Pero al momento de la muerte, el cuerpo-Aka abandona el cuerpo físico y el cerebro - como cuando una pluma de escribir es sacada de su estuche - y se lleva todos los recuerdos consigo. (8) Los recuerdos que se utilizan con frecuencia, el Yo inferior se los entrega casi instantáneamente al Yo medio, cuando éste los requiere. Por eso nosotros creemos, es decir, nuestro Yo medio cree, poder disponer en todo momento por sí mismo de todos los recuerdos, al hablar o escribir rápidamente. Ese es el estado ideal o normal, cuando ambos Yoes trabajan juntos casi de manera perfecta. Si además, el Yo superior actúa como compañero de igual valor en aquellas acciones que requieren de su ayuda, entonces todo está bien. Si por alguna razón el Yo inferior fracasa en su colaboración, de modo que los tres Yoes no trabajan juntos de manera armónica, con seguridad se tienen dificultades. (9) El Yo inferior puede ser influenciado o dominado por medio de sugestión mesmérica o hipnótica. Éste también juega el papel principal, cuando se trata de implantarle como sugestión al cuerpo-Aka de una persona receptiva, las formas de pensamiento de ideas. (10) El Yo inferior dispone plenamente de la utilización, tanto del Mana inferior, la fuerza vital

básica, como de la substancia Aka de su cuerpo de sombra. (11) El Yo inferior también puede almacenar, como racimos de recuerdos, en su cuerpo-Aka,

pensamientos irracionales, es decir, pensamientos que al originarse no fueron analizados razonablemente por el Yo medio. Los recuerdos de esos pensamientos están solamente rara vez a disposición del Yo medio, porque él no sabe nada de su existencia y por eso no puede ordenarle al Yo inferior que se los entregue. Pero porque el Yo interior reacciona tan fuertemente a tales "fijaciones" o "complejos", de modo que el Yo medio ya no puede dominar esas reacciones, vienen muchas dificultades desde esa dirección.

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Todavía se conoce mucho más acerca del Yo inferior, de sus capacidades y de sus aptitudes, pero nos ocuparemos de esos puntos cuando sea necesario en el transcurso del informe. Sólo a un punto hay que referirse aquí con énfasis. Los psicólogos modernos han escrito repetidamente cuán terrible, salvaje y malo es el Yo inferior o subconsciente. Ellos hablan de sus experiencias con el psicoanálisis y con los efectos de sobresalto y susto que se muestran en sus pacientes, en cuanto se pone al descubierto el subconsciente, junto con sus complejos, impulsos irracionales y contenidos de memoria. La doctrina HUNA puede corregir en gran parte esa incorrecta opinión unilateral. Si suponemos, igual que los Kahunas, que en todas partes donde se expresa consciencia de alguna forma en algún plano en el mundo, predomina el crecimiento y la evolución, entonces también tenemos que admitir que el Yo inferior – tal como el Yo medio y el Yo superior – ha ascendido desde planos más profundos por medio de evolución. La espiritualidad del Yo inferior es muy limitada; el Yo medio se ha desarrollado hasta tener un juicio considerablemente superior, mientras que la espiritualidad aún mucho más elevada del Yo superior supera en un grado tan alto la capacidad humana de memoria y de juicio, que nuestra comprensión no puede captarla. En comparación con animales más desarrollados, como por ejemplo, caballos, perros o gatos domesticados, se comprueba que el plano de desarrollo evolutivo del Yo inferior no es mucho más elevado. Él observa y recuerda como esos animales y evalúa de un modo igualmente elemental. Tal como ellos, él siente emociones de amor, de pena, de temor y de terror. Dicho brevemente, el Yo inferior es una especie de Yo animal – el animal en el ser humano -. Él vive – tal como los animales - en un cuerpo, pero tiene la decisiva ventaja de vivir en ese cuerpo junto con el juicioso Yo medio como guía más sabio y permanecer con él como compañero también después de la muerte, cuando sólo están habitados los cuerpos de sombra. Considerado desde ese punto de vista, la aversión contra sacar a relucir el Yo inferior en algunos análisis emocionales, es una actitud completamente errada. El animalesco Yo inferior sigue teniendo muchos instintos e impulsos puramente animales. A un salvaje le podemos tolerar muchas cosas sobre las que nos horrorizaríamos si las hiciera una persona civilizada. Tenemos comprensión de que un perro o un gato ataquen a una rata y la maten salvajemente y con satisfacción. Si en un análisis profundo nos encontramos con los impulsos primitivos ocultos en el Yo inferior, (o recuerdos raciales, como los llama Jung), eso no es ningún motivo para condenar al Yo inferior con repugnancia. La tarea del Yo medio es instruir y dirigir al Yo inferior, hacerlo avanzar lo más rápidamente posible en su camino de desarrollo evolutivo y ayudarle a deshacerse más y más de su naturaleza animal y a llegar a ser cada vez más humano. (Precisamente del mismo modo, el Yo superior nos ofrece a nosotros, los Yoes medios, su conducción e instrucción, para que nos desarrollemos hasta el siguiente plano de consciencia con su mayor espiritualidad. El peor y más frecuente error del Yo medio consiste en que él mismo se pone en cuatro patas – por así decirlo - y comparte todo el salvajismo animal y todas las emociones con el Yo inferior. Desgraciadamente eso ocurre demasiado a menudo, especialmente cuando el Yo inferior escapa de nuestro control porque está lleno de complejos. Esto no debe convertirse en norma de ninguna manera. Casi no existe algo más triste que cuando un Yo medio olvida su labor como instructor y su dignidad como guía del Yo inferior, - tal vez incluso las olvide tanto, que no sólo comparta con el Yo inferior la rabia obstinada, la furia salvaje y los miedos profundos de éste, sino que incluso las fomente. No hay que revolcarse con el Yo inferior en la mugre; hay que sacarlo de la suciedad, limpiarlo y enseñarle a actuar como una persona. Como Yoes medios tenemos que aprender ante todo a trabajar juntos con el Yo inferior y superior, conscientes y en buena forma. En las páginas siguientes se explicará cómo tiene que ocurrir eso. No hay que olvidar jamás que el Yo inferior normalmente es atento, listo y amoroso, que siempre es concienzudo y confiable, servicial y esmerado. Pero si no es así, forma parte de

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nuestro deber establecer cuál es la causa, ya que nosotros también buscamos establecer, cuando nuestro niño está enfermo, por qué está malhumorado u obstinado, para que podamos detener la falla. Muchos amigos de la HRA encontraron sumamente atractivo conocer a su Yo inferior. Ya en los primeros boletines se discutieron los medios y modos necesarios para eso, y nosotros nos acostumbramos a referirnos al Yo inferior como “Georg”. El nombre surgió como por sí mismo, de la expresión norteamericana “Let George do it”, - ¿y a quién se le ajustaba mejor que al Yo inferior, que realiza el noventa por ciento del trabajo en el cuerpo humano? Pero tal como un perro viejo, el Yo inferior sólo aprende “nuevos trucos” cuando el Yo medio se dedica a él en forma insistente. Muchos de nosotros se dirigían a su subconsciente como “Georg” o “Georgette”, y constataron que el Yo inferior tenía opiniones bien determinadas acerca de quién y qué era y qué nombre deseaba. Pero yo quiero extenderme un poco y relatar la historia completa - ésta es muy útil, porque familiariza al lector con métodos que tal vez pueda utilizar para su propio beneficio. Con tal de que se crea en la existencia del Yo inferior y en la posibilidad de poder entrar en contacto con él, se puede proceder como sigue. Hay que sentarse en un lugar tranquilo e invitar al Yo inferior a que se haga notar. Se habla en voz alta con él, si es posible, y luego se espera pacientemente si se presentan determinadas impresiones en el centro común de consciencia de ambos Yoes. Tal vez Georg envíe un pensamiento por iniciativa propia, pero quizás espere también, porque no sabe lo que se quiere de él; después él espera un pensamiento-orden que le diga lo que tiene que hacer en el nuevo asunto. Muchas veces vale la pena llevar una larga conversación unilateral con Georg en la primera sesión. Dígale, por ejemplo, que desea conocerlo mejor y que sería agradable jugar juntos. Esto tal vez pueda parecernos infantil, pero el Yo inferior no es otra cosa que un niño precoz. Él puede ser – según su tipo – caprichoso, listo, cortés, servicial, voluntarioso o esmerado. Tal como ocurre con los Yoes medios, entre los Yoes inferiores tampoco hay dos que sean iguales entre sí. No se puede saber de qué tipo es el Yo inferior propio, mientras uno no se tome el tiempo para conocerlo. En general, primero no ocurre mucho. Pero después de algunas explicaciones, a menudo se puede comenzar pronto con uno de los juegos nuevos. El Yo inferior encuentra placer en el juego casi sin excepción, y por cierto le gustan los mismos juegos que a usted mismo (ya que de lo contrario éstos no le inspirarían a usted ninguna emoción de alegría). Hágale a Georg en voz alta la proposición de que usted quiere preguntarle por determinados recuerdos divertidos y él debe esforzarse por evocarlos rápidamente. Se puede tomar, por ejemplo, un juguete preferido del tiempo de la infancia, el viejo autito rojo o la muñeca con las trencitas rubias, u otra cosa o juego que se ha querido especialmente. Esas cosas las puede buscar uno mismo o dejar que Georg elija. En mis primeros experimentos dejé que Georg eligiera. Yo propuse que me hiciera recordar el regalo que habíamos recibido en nuestra tercera fiesta de Navidad. Obedientemente me trajo Georg la imagen mental del pequeño burro de trapo que inclinaba la cabeza. Yo lo observé con interés y sentí que incluso ahora, después de tantos años, surgía en mí una pequeña alegría. Pero mientras esperaba, se me vino a la mente un aluvión de recuerdos olvidados hace mucho tiempo. Me veía como un muchachito sentado en el banquillo delante de la silla de la cocina, sobre la cual hacía un dibujo con mucha dedicación. De pronto estaba parada a mi lado mi hermana, un poco mayor que yo, y hablaba conmigo acerca del dibujo. Yo sentí una cálida emoción y la impresionante concentración del muchacho que estaba completamente absorbido por su dibujo; y de algún modo misterioso, el muchacho parecía ser una pequeña parte de mí mismo. Era una extraña sensación de satisfacción, y yo hice lo mejor que pude para expresar mi reconocimiento y hacer participar a mi Yo inferior en el recuerdo y en sus agradables emociones.

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Pronto ese juego se fue convirtiendo en una experiencia muy satisfactoria. En él yo casi no tenía nada que hacer, sino solamente necesitaba estar sentado y en cierto modo observar atentamente de reojo y disfrutar lo que Georg me traía. El viejo cuarto, que primero aparecía todavía borroso, recobraba más y más vida. Por aquí aparecía un rincón, por allá un mueble… ; pero aunque Georg hacía todo lo posible y yo esperaba, no podíamos reconstruir todo. Entonces Georg me presentaba impetuosamente sus tesoros, polvorientos por la cantidad de años y vagos en los detalles, pero reales y resplandeciendo de alegría y satisfacción, que ahora se volvía a experimentar. De repente era verano y nosotros pasábamos por un pequeño charco que había detrás de la casa. Allí estaba la pequeña tortuga que tanto queríamos y admirábamos; y luego lo mejor de todo: el llamado de la mamá desde la cocina. Con él volvía tal olor agradable de panqueques recién sacados del horno, que se me hacía agua la boca. Después de una pausa, en la que Georg y yo disfrutábamos el buen olor de los panqueques y nos comíamos las últimas sabrosas migas aún calientes, le pregunté a Georg si no podía traerme todavía alguna otra hermosa experiencia que habíamos tenido juntos. Vino la imagen viva de un niño aún más pequeño, y nosotros disfrutamos mucho con ésta. Estábamos sentados en una silla alta en la mesa de la abuela. Nos habían puesto algunos libros debajo, para que estuviéramos sentados a una altura suficiente; todo a mí alrededor me era inusual y maravilloso. Yo miraba desde la ventana, delante de la cual había geranios rojos florecientes. Sobre la mesa había un mantel a cuadros rojos y blancos. En mis manos sostenía con mucho cuidado una copa con pie largo y bolitas en los lados. Yo sentía claramente el buen sabor de la substanciosa leche y veía la barbuda cara de mi abuelo y el parpadeo en sus ojos. Al día siguiente y todavía en muchos otros días más, continuamos nuestra conversación. Juntos investigamos nuestras tendencias y aversiones, reflexionamos qué nos había gustado más y nos acordamos de eso. Pensamos sobre lo que habíamos hecho antes, nos ocupamos nuevamente con cosas que habíamos aprendido a confeccionar, con lo que habíamos aprendido y hecho en la escuela o que deberíamos haber aprendido – bueno, nos acordamos también de cosas que no nos habían gustado. Paso a paso nos acercamos más y nos conocimos cada vez mejor… Yo encontraba que a Georg le atraían poco algunas cosas que a mí me interesaban mucho. Así, por ejemplo, me habría gustado ver nuevamente la sala de clases en Wyoming, donde cursé mi último año de enseñanza básica, como también a la profesora que yo tenía en ese tiempo. Pero Georg no sentía ninguna satisfacción por ese año escolar. Pese a todos los esfuerzos, no pude inducirlo a traer de vuelta ni el más mínimo detalle de ese año escolar. Todavía no sé qué aspecto tenía la sala de clases ni quién era la profesora, aunque los años escolares anteriores a ese, como también los años posteriores en la escuela superior, en el seminario de profesores y en la universidad, se pudieron recordar incluso con bastante claridad y con todos los detalles. Cuando se presente la ocasión, voy a intentar nuevamente descubrir ese ángulo ciego de nuestro recuerdo común y revisar qué ha enterrado Georg allí – tal vez es algo muy importante. A lo mejor él oculta una asociación especial que se refiere a ese año escolar - o lo que es aún más posible - a la respectiva profesora. Mis experiencias eran de un tipo completamente normal. Algunas cartas de miembros de nuestra comunidad informaban también acerca de esos ángulos ciegos en el recuerdo y de algunos caminos secretos por donde había ido el Yo inferior. Es sorprendente lo rápido que de un singular modo interior se llega a estar consciente de la existencia y de la personalidad del Yo inferior con estos ejercicios. Se desarrolla un espíritu de camaradería y una nueva consciencia que jamás había existido antes. Al darse cuenta con el tiempo, cada vez más claramente, que hay que poner en marcha todas las emociones de Georg que están ligadas con los recuerdos, uno se desprende más y más de esas emociones. Uno observa con interés, cómo éstas vibran, zumban y echan espuma – pero no se deja más inundar y arrastrar por ellas.

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Vale la pena desarrollar más y más la capacidad de apartarse y de vigilar como un sereno juez, cuando Georg se conmueve profundamente con sucesos. Si uno está aparte y no es arrastrado por el aluvión emocional, se puede, además, estirarle la mano a Georg y sacarlo rápidamente del torbellino. Las olas perjudiciales de la cavilación y de las desgastadoras preocupaciones, que regresan una y otra vez y que muchas veces aparecen justamente cuando se necesita sueño y tranquilidad, son tan difíciles de evitar, porque casi siempre crecen inesperadamente convirtiéndose en una avalancha. Pero con ejercicio en aumento se pueden eludir en el momento en que aparecen, entregándole a Georg una orientación constructiva y positiva de ideas. La mayoría de nosotros seguramente ya ha constatado que no solamente hay que educar a Georg. También el Yo medio necesita educación. Muchas veces nos sobresaltábamos, cuando de pronto nos dábamos cuenta de que la mayor parte de nuestra vida habíamos estado inactivos, le habíamos entregado todo el protagonismo a Georg y habíamos dejado que eligiera el camino según su propio criterio. Cuando se ha hecho amistad con el Yo inferior, se ha hecho el comienzo; se puede empezar entonces con su educación en el nivel siguiente. Pero hasta ahí hay que darse por satisfecho con los conocimientos mezclados, algunos de los cuales provienen solamente de Georg, otros, completamente o por partes, de indicaciones que le hemos dado. Por lo tanto, tenemos que encontrar el modo de que Georg se valga por sí solo. Ese propósito lo cumple el uso del péndulo. Para nuestros fines basta un pequeño objeto que sirva como peso. Se le cuelga de una cuerda o de un hilo (de preferencia de seda) de aproximadamente 8 centímetros de largo y se le deja oscilar. Como peso se puede utilizar una perla grande de vidrio, un botón redondo, un pequeño prisma u otro objeto pequeño. También he visto que se ha utilizado un anillo o una pequeña cruz colgando de una cadena. Se sostiene el péndulo de la cuerda como a 8 centímetros sobre el peso y se le pide a Georg que lo haga oscilar totalmente a su gusto, con ayuda de los músculos involuntarios. Por medio del uso de los músculos involuntarios en movimiento, el Yo inferior puede – sin estar bajo la tutela del Yo medio – expresar su propia opinión cuando contesta una pregunta. La opinión del Yo inferior se pone en conocimiento del Yo medio a través de determinadas oscilaciones del péndulo. El Yo medio pone para eso ciertas reglas de juego (el rabdomante las llama “convención”) y se las explica muy minuciosamente al Yo inferior, para que Georg sepa cómo tiene que responder correctamente. El tipo de oscilaciones o vibraciones puede ser muy diferente con distintos rabdomantes y personas que manejan el péndulo. En la convención que yo utilizaba, una oscilación paralela al cuerpo significa “Sí”, una en forma perpendicular hacia el cuerpo (es decir, hacia y desde el cuerpo) significa “No”. Una oscilación diagonal hacia el cuerpo expresa duda, una que gira en el sentido de los punteros del reloj significa “bueno”, una oscilación que gira en el sentido contrario significa “malo”. El diestro sostiene el péndulo con los dos primeros dedos y el pulgar de la mano derecha, el zurdo utiliza los mismos dedos, pero de la mano izquierda. Georg entiende a menudo más fácilmente, si se le dibuja la convención de oscilaciones en una hoja de papel. Con líneas de 10 centímetros de largo aproximadamente, se marcan las oscilaciones “Sí”, “No”, como también las diagonales, y con las oscilaciones en círculo, unas flechas indican el sentido del movimiento para “bueno” y “malo”. Al responder las preguntas, los números se pueden expresar por medio de la correspondiente cantidad de oscilaciones. El péndulo siempre se sostiene de modo que cuelgue libremente sobre el papel. En los primeros intentos con el péndulo uno no debería apoyar el codo, porque el brazo le deja un poco más de libertad a Georg. Más adelante él también hará oscilar el péndulo aunque usted se ponga más cómodo y apoye su codo sobre la mesa. Hay que tener mucho cuidado de no hacer oscilar el péndulo por medio de movimientos musculares voluntarios.

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Cuando se hayan hecho todas las preparaciones, se le pide a Georg que ponga atención minuciosamente, mientras se le indica cómo debe transcurrir el juego. Se sostiene el péndulo sobre el papel y se dice, por ejemplo: “Así tienes que hacer cuando digas “sí”, y así tienes que hacer cuando digas “no”, etc.” En ese caso naturalmente se hace oscilar el péndulo en forma consciente con los músculos voluntarios y se demuestran los respectivos movimientos que se establecen como convención. Georg aprende rápido y participará de inmediato en el juego, si no existen motivos especiales que se lo impidan. Después se termina con las oscilaciones conscientes, se sostiene el péndulo sin que oscile y se le dice a Georg: “Ahora intenta tú mismo. Dame la oscilación-Sí”. Se le deja un poco de tiempo. Si no ocurre ninguna oscilación, entonces se le demuestra una vez más, o quizás incluso varias veces con toda tranquilidad, lo que tiene que hacer. Tal vez también se postergue el intento para otra vez y entonces se pruebe todo nuevamente con Georg. Tal vez ayude si se le dice a Georg que es un muchacho importante y que sería muy importante también que ambos aprendan a conversar así mutuamente; ya que sólo así él también podría más adelante dar su opinión acerca de los asuntos de la vida. Sólo unos pocos de la comunidad HRA no lograron ganarse a Georg para el trabajo con el péndulo. Por el contrario, algunos de los Georgs estaban como niños juguetones y se divertían en grande con el péndulo. Lo hacían oscilar frenéticamente en círculos y en línea, sin preocuparse en lo más mínimo de las reglas establecidas en la convención acerca de los movimientos. En otros casos resultaba que Georg rechazaba el objeto utilizado como péndulo; si después de algunos experimentos con diferentes joyas u otros objetos pequeños se encontraba uno que el Yo inferior aceptara, ocurrían de inmediato oscilaciones que correspondían a la convención. (A propósito, muchas veces se trabaja mejor con un péndulo más pesado). Cuando el Yo inferior ocasiona él solo las oscilaciones del péndulo, el Yo medio siente poco o nada de eso – es decir, no debe presentarse la sensación de que el Yo medio contribuye de algún modo a la oscilación del péndulo. Esto se funda en parte, en que los movimientos de la mano por medio de los cuales se provocan las oscilaciones del péndulo son tan mínimos, que no se notan. El menor impulso hace aumentar la oscilación; la resistencia automática que la mano, en el momento de la oscilación, le opone al tirón de la fuerza de gravedad del peso que oscila, actúa como un amplificador, de manera que el péndulo más oscila mientras mayor sea la resistencia. El péndulo le da al Yo inferior la posibilidad de expresarse libremente por iniciativa propia. Sin el péndulo no tenemos ninguna oportunidad de conocer más detalladamente la personalidad del Yo inferior. Los Yoes inferiores son completamente diferentes en su carácter. Uno es tal vez un ente sereno y sobrio, mientras otro es juguetón o temperamental o le cuesta mantenerse en una labor. Las diferencias son parecidas a como con los niños. Para ganarse la amistad del Yo inferior, tenemos que proceder de un modo similar a como lo hacemos con un niño. Se trata de ganar confianza y de encontrar cosas de interés común y una relación confiable de afecto y amistad. Con algunos Yoes inferiores se puede regañar si es necesario, pero otros se ponen malhumorados con eso y se niegan a obedecer. A muchos hay que halagarlos; pero normalmente uno obtiene mejor su cooperación, cuando trata con ellos cariñosamente, cuando los alaba con frecuencia y los perdona rápidamente si se han negado a obedecer o a cooperar. Mientras no se conozca lo suficiente a su Yo inferior y sus tendencias, es conveniente, según nuestra experiencia, proceder lenta y prudentemente y sobre todo evitar mostrar impaciencia frente al Yo inferior o a todo el plan de instrucción. Si uno pierde el ánimo, aunque sea una sola vez, o en su enojo grita algo así como: “Esta cosa no funciona”, o “mi Yo inferior es un completo idiota”, puede ocurrir que el Yo inferior rechace para siempre el “juego del péndulo” y no se le pueda conseguir nunca más para eso. Las recompensas han dado buenos resultados en el adiestramiento de animales y por eso también son útiles para la educación del Yo inferior. Como recompensa se alaba al Yo inferior cada vez que cumple una orden correctamente. Algunos le han dado incluso pequeños ágapes, ya

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que al Yo inferior le gusta mordisquear algo que le apetece. (Naturalmente el Yo medio también se alegra con eso, por cuanto ambos están muy estrechamente ligados en el cuerpo). Cuando el Yo inferior haya aprendido a utilizar correctamente el péndulo, comience con conversaciones sencillas. Usted hace preguntas y Georg contesta con el péndulo. Las preguntas tienen que referirse a cosas que usted sabe que el Yo inferior conoce y comprende bien. Naturalmente, al principio ustedes dos conocen las respuestas correctas; por eso usted puede controlar la exactitud de las respuestas del Yo inferior y evaluar sus progresos. Pronto usted puede proceder a pedirle su opinión a Georg en asuntos sencillos, o dejar que él los evalúe. Usted no sabe exactamente, por ejemplo, qué hora es y calcula que podría ser una hora determinada más 15 minutos. Ahora deje que calcule el Yo inferior; éste debe indicar la cantidad de minutos después de la hora determinada, por medio de la cantidad de oscilaciones correspondiente. O usted manifiesta su cálculo, por ejemplo, las 9 y 12 minutos, y Georg debe entonces indicar “no” con oscilaciones, hasta que usted acierte el número correcto. Después vea la hora en el reloj y alábelo si lo ha hecho bien. Pero no lo reprenda si no ha sido exacto. Tal como saben aquellos que están acostumbrados a despertar a la hora exacta sin despertador, Georg realiza justamente un muy buen trabajo cuando se trata de calcular el tiempo; habitualmente él reacciona bien con este ejercicio. Por eso, tales sesiones se pueden comenzar muy bien con una conversación acerca del tiempo. A algunos Georgs les gusta contar y lo hacen bien. Un miembro del grupo HRA sacó de la caja de botones de su esposa un puñado de botones y los extendió sobre la mesa. Después calculó él y Georg la cantidad de botones. En este juego Georg resultó ser el doble de rápido y de exacto que él mismo y fue correspondientemente alabado. Pero si Georg deja una pregunta sin contestar, aunque se le haya dado tiempo suficiente para contestarla, se abre así la posibilidad de conocerlo mejor. Se le pregunta entonces precisamente por los motivos de por qué él rechazó esa pregunta. Tal vez Georg haya estado harto del juego al momento de la pregunta. Él también reconoce eso ocasionalmente, cuando se le pregunta amablemente por eso. Pero si Georg ya no está interesado en el juego, entonces se le debería disculpar por la sesión correspondiente y dedicarse nuevamente a las actividades normales del día. Georg es frecuentemente muy testarudo, a veces también está malhumorado o impaciente. Mientras no lo domine bien, no debería tratar de obligarlo a jugar en momentos en que él no quiere. (Tal vez usted haya tocado un complejo y Georg se siente inducido por eso a terminar la sesión o a reaccionar físicamente, lo que quizá se haga notar como sensación o reacción corporal). Al contrario que en los casos en que se reproducen recuerdos y se vuelven a vivir juntos con todo su contenido emocional, el juego del péndulo lleva a una separación de los dos Yoes, de manera que el Yo medio comparte poco o nada las emociones. Pero es conveniente poner atención a cualquier sensación emocional que Georg comparte con usted. Si no aparece una sensación así con preguntas sobre personas o cosas, de las cuales se supone que tendrían que ocasionar en el Yo inferior sentimientos como amor, temor u odio, investíguelo y pregúntele a Georg por su propia opinión. Usted tal vez le puede preguntar: “¿Te agrada el señor Schwarz?” Ponga mucha atención en lo que él contesta. Puede ser muy importante para usted. El Yo inferior del señor Schwarz podría probablemente tener, frente a usted y a su Yo inferior, la misma posición que su Yo inferior tiene frente a él, y el Yo medio del señor Schwarz podría haber sido inducido a sentir también así. Si Georg tiene una aversión infundada por el señor Schwarz, a veces es posible quitársela. En todo caso se debería intentar, porque puede ser que con eso se pierda un poderoso enemigo y se gane un amigo útil. Pero ante todo protéjase como de la peste de caer en la tentación de pedirle a Georg que prediga sucesos futuros o que tome contacto con espíritus de personas fallecidas y anuncie noticias de

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ellas a través del péndulo. ¡En la primera fase del trabajo de desarrollo, eso no sólo es peligroso, sino también completamente inútil! Cualquier forma de recalcar esto es poco. Normalmente Georg es amable y servicial. Muchas veces él desea hacerle un favor, cuando usted le pregunta con respecto al futuro o sobre alguien que está muy lejos. Como él no quiere desilusionarlo, trata entonces de encontrar una respuesta que le satisfaga a usted. En casi todos los casos él elegirá una respuesta que cree que usted espera con temor o expectativa. El esfuerzo por hacerle un favor, tiene como consecuencia, aparte de la falsa información - que tal vez lo induzca a usted a acciones poco cuerdas – que Georg o Georgette sea tildado de Yo inferior poco confiable y mentiroso de marca mayor. Pero cuando el Yo inferior ha hecho que usted se enoje con él y está avergonzado, finalmente se negará a continuar el trabajo de desarrollo. Entonces él ya no aprenderá jamás a desempeñar su importante papel en la oración HUNA de manera correcta y con habilidad; pero la oración solamente puede tener éxito, cuando LOS TRES YOES cumplen su labor completa y en forma correcta, desde el comienzo de la oración hasta la realización del deseo expresado en ésta.

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III

DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES LATENTES DEL YO INFERIOR

El Yo inferior dispone de tres capacidades que le faltan al Yo medio. Hasta ahora no se sabe mucho de esas capacidades, pero éstas son de la mayor importancia para la elaboración de una oración efectiva. Éstas son una parte de la naturaleza del Yo inferior, tal como sus instintos básicos, como también la capacidad de recordar y de usar los cinco sentidos. Algunas personas llevan, en forma totalmente inconsciente, a su Yo inferior a valerse de esas capacidades, y a raíz de eso sus oraciones se cumplen. Pero desgraciadamente, la mayoría de los Yoes inferiores de las personas que oran, no utilizan esas capacidades, y así ocurre que sus oraciones sólo producen efectos débiles o incluso ninguno. Las tres capacidades propias por naturaleza del Yo inferior que se han mencionado, se pueden describir como sigue. (1) La capacidad de percibir irradiaciones de cosas, objetos o substancias, y de hecho un tipo de irradiaciones que no pueden ser percibidas por los órganos sensoriales normales – con los cuales vemos, oímos, saboreamos, palpamos y sentimos temperaturas. (Más adelante hablaremos de esta capacidad). (2) La capacidad de pegar en personas y objetos con los que ya se ha tomado contacto alguna vez, un hilo invisible de la substancia-Aka o substancia-ectoplasma del cuerpo de sombra del Yo inferior. La palabrita radical pili, que contiene la designación HUNA para el Yo inferior, significa, entre otras cosas, algo así como “pegajoso”. Lo que se quiere decir con eso se comprende cuando uno, por ejemplo, toca con el dedo un papel atrapamoscas y luego lo retira. Sale entonces un hilo delgado de masa pegajosa, y ese hilo conecta el dedo con el papel para moscas. Podemos obtener contacto con cosas, objetos o personas, al tocarlas, verlas o escucharlas. Si alguna vez se ha producido un contacto así y existe un hilo-Aka invisible que lo conecta a uno con un objeto o con una persona, ese hilo se mantiene de un modo u otro; se adhiere al cuerpo de sombra en el sector del plexo solar. Una de las capacidades características del Yo inferior es que puede dejar salir substancia corporal Aka, como las antenas de los caracoles (con esa salida nos referimos a la formación de un “dedo”-Aka). Si se origina un hilo de contacto, el Yo inferior puede seguirlo con el dedo-Aka y de ese modo tomar nuevamente un completo contacto con el objeto o la persona que está al otro extremo del hilo. Cada vez que el hilo es utilizado así hacia un nuevo contacto, se fortalece y se hace más resistente, y es más fácil seguirlo. (3) La tercera capacidad latente del Yo inferior se expresa en dos tipos de uso del hilo-Aka ya producido. a) Si se estira el dedo-Aka para seguir el hilo ya producido, el dedo puede llevar una parte de los

duplicados de los órganos sensoriales, compuestos de substancia Aka. (Si después de la muerte vivimos en el cuerpo-Aka, entonces vemos, oímos, olemos, saboreamos y palpamos con los duplicados-Aka de los órganos sensoriales, exactamente como durante la vida en el cuerpo. En el “viaje astral”, del que hablaremos pronto, todo el cuerpo-Aka es enviado muchas veces a lugares muy lejanos, y allí él se vale de sus sentidos tal como si el cuerpo mismo estuviera presente). Aunque el dedo-Aka estirado sólo es una mínima parte del cuerpo-Aka, puede usar los cinco sentidos para obtener impresiones del objeto con el cual toma contacto; esas impresiones sensoriales se pueden enviar al Yo medio a través del dedo-hilo conector (engrosado o

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activado) para su evaluación. Pero esas impresiones no se las transmite el Yo inferior al Yo medio en forma normal a través de los instrumentos sensoriales físicos, es decir, los ojos, oídos, etc., sino de un modo particular, que más se parece a un recuerdo de impresiones del tipo respectivo. Si se remiten, por ejemplo, impresiones de un objeto, éstas nos parecen más imaginación que realidad – más como una de las cien imágenes mentales que podemos evocar en el lapso de tiempo de un solo instante. Estas relaciones se aclaran en los próximos párrafos.

b) A lo largo de la cuerda-Aka o del dedo-Aka que conecta, se pueden transmitir impresiones en ambas direcciones. No sólo se captan impresiones sensoriales afuera y se transmiten al propio Yo medio a través de la cuerda, sino que también se pueden enviar impresiones en la otra dirección. Pero para eso, las auténticas impresiones sensoriales físicas, por ejemplo, de luz, sonido o sabor, se tienen que transformar en recuerdos de éstas – en formas de pensamiento. Con eso se originan impresiones diminutas, que en cierto modo se estampan sobre partículas microscópicamente pequeñas de substancia-Aka. Muchas de esas partículas se juntan formando un racimo, para transmitir la diversidad de percepciones que son necesarias para expresar completamente lo pensado. Ese envío de racimos de formas de pensamiento (en vez de percepciones sensoriales reales) se llama telepatía. Es absolutamente necesario educar al Yo inferior para el uso de sus tres aptitudes naturales, porque éstas constituyen la condición más importante para la oración, por cuanto TODAS LAS ORACIONES SON DE TIPO TELEPÁTICO. Y el propósito de esta discusión es que aprendamos a hacer oraciones con poder de realización.

La Biblia habla de Dios como de un espíritu. Los Kahunas están de acuerdo con eso, pero agregan que el Yo superior del ser humano también es un espíritu. Sólo el par de Yoes, inferior y medio, vive en el cuerpo físico compacto, que tiene ojos físicos y oídos físicos. Pero el Yo superior, al que se dirigen primero todas las oraciones – incluso si están designadas para el Dios supremo infinito – no tiene oídos físicos; no oye ningún sonido físico, sin importar lo fuerte o insistente que se hable con él con palabras. Él no tiene ninguna posibilidad de oírnos. Nosotros tenemos una sola forma de ofrecerle nuestras oraciones al Yo superior, y esa es a través de la transmisión telepática de los racimos de pensamientos de aquello que pedimos. Si consideramos que solamente el Yo inferior es capaz de tomar contacto con el Yo superior, al seguir con su dedo-Aka la cuerda-Aka ya existente, y si pensamos, además, que solamente el Yo inferior puede transformar en formas de pensamiento nuestras oraciones mentales y habladas y enviarlas a través de la cuerda-Aka activada, entonces se nos aclara lo siguiente: Si no logramos educar al Yo inferior para el uso de sus capacidades latentes e inducirlo a valerse de ellas al orar, ENTONCES NO PODEMOS ESPERAR NINGÚN RESULTADO. Este es uno de los mayores secretos de la doctrina HUNA; nos explica a qué se debe, cuando las oraciones evidentemente quedan sin cumplirse. Si queremos que nuestras oraciones lleguen al Yo superior y no mueran en nuestros labios como “palabras vacías”, entonces tenemos que recurrir a la telepatía. Dios creó al ser humano según su propia imagen. El ser humano dispone – tal como Dios – de fuerza creativa, aunque ésta – comparada con la de él – sólo es infinitamente pequeña. El acto de la creación, por parte de Dios, se llevó a cabo por medio de la “palabra”. Primero determinó lo que se debía crear, después lo formó en su imaginación e hizo que tomara forma. Antes de empezar a orar, la persona tiene que decidir lo que desea ver realizado. La oración sólo sirve simplemente para pedirle al Yo superior que contribuya por su parte a la realización de las circunstancias deseadas, y que emplee para eso sus capacidades mentales y creativas ampliamente superiores. HUNA nos enseña QUE LOS TRES YOES DE LA PERSONA tienen que actuar juntos en el acto de oración creativa. Si uno de los tres no realiza su trabajo, la oración no tiene ningún efecto.

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Y si el Yo inferior no sabe que tiene que activar la cuerda-Aka hacia el Yo superior y elevar la oración en forma telepática, no se puede esperar ningún resultado. La tragedia de los veinte siglos que transcurrieron desde que Jesús vivió y enseñó, es que esa parte del secreto se perdió y que la gente ya no sabe qué es en realidad la oración y cómo tiene que utilizarse. Muchos de la HRA consideraban como pura fantasía la doctrina de que existen hilos-Aka, de que a lo largo de ellos se pueden extender dedos-Aka y que los hilos se pueden activar y ser utilizados por el Yo inferior. Pero después de la correspondiente educación del Yo inferior, cuyas capacidades latentes se manifestaron y se dieron resultados con el trabajo práctico, los contextos les parecieron completamente razonables. Hay que conocer primero la teoría, si se quiere educar correctamente al Yo inferior. Una vez que el Yo inferior ha aprendido su lección, reacciona automáticamente y hace siempre su trabajo cuando oramos. La mayoría de la gente sabe por experiencia que existe la telepatía. Cuán a menudo, por ejemplo, se intercambian y se comprenden pensamientos no hablados entre cónyuges o amigos. Después de un experimento práctico con la telepatía, uno de los amigos de la HRA aprendió rápidamente a llamar a su perro por medio de ésta. Daba lo mismo a qué distancia se había alejado de él el perro cuando salían a pasear. Cuando en el trabajo de la HRA comenzamos con la práctica de la oración HUNA, nos pusimos primero a enseñarle al Yo inferior a formar un dedo-Aka y - siguiendo un hilo-Aka – extenderlo hasta el extremo de éste y tocar lo que se allí se encontrara. “Viaje astral” es un término que aparece frecuentemente en la literatura sobre investigación psíquica. Algún lector debe conocer el libro “El envío del cuerpo astral” de Muldoon y Carrington. Allí se indica que prácticamente todo el cuerpo-Aka del Yo inferior puede abandonar el cuerpo y alejarse bastante de él, quedando solamente una cuerda de substancia-Aka como conexión con el cuerpo físico. Pero como el lector muy bien sabrá, eso no es fácil de realizar. Comparado con eso, lo que necesitamos para lo nuestro es esencialmente más fácil. Necesitamos solamente inducir al Yo inferior a enviar en cualquier momento una parte muy pequeña de la substancia del cuerpo de sombra. Incluso un Yo inferior sin talento casi no tendrá recelos para extender un dedo-Aka algunos centímetros desde el cuerpo hacia fuera, y después con seguridad estará dispuesto y en condiciones de extenderlo tan lejos como sea necesario. En su libro “Thoughts through Space”, Harold Sherman relata en forma real e impresionante acerca de su contacto telepático con el explorador del Ártico Sir Hubert Wilkins. Él demuestra con eso, que para el envío de substancia-Aka y para la transmisión telepática de pensamientos, la distancia prácticamente no tiene importancia. Según las experiencias de la HRA, los experimentos con cajas son el ejercicio más fácil. Uno se consigue, por ejemplo, un juego de cajas de píldoras de cualquier forma o tamaño, con un farmacéutico o boticario; lo importante es solamente que todas las cajas sean totalmente iguales. Después se eligen seis objetos pequeños cualquiera de diferentes tipos, por ejemplo, botones, llaves, sacapuntas, algo que en ese momento se tenga a mano. En cada caja se coloca uno de los objetos; se cierran las cajas y se colocan sobre la mesa. Enseguida se revuelven las cajas con los ojos cerrados, de modo que sea imposible poder saber qué objeto está en qué caja. Ahora pídale al Yo inferior que extienda un dedo-Aka a través de las cajas (los dedos- Aka atraviesan sin problemas substancias porosas) y que constate qué hay dentro de cada caja. Pero también se le puede explicar simplemente a Georg, que al tocar y colocar los objetos ya ha adherido hilos-Aka a ellos y que sólo necesita seguir con el dedo-Aka el hilo correspondiente hasta el objeto, para poderlo encontrar fácilmente. Cuando él lo haya encontrado, debe sentirlo en la forma que quiera y transmitir a través del hilo-Aka las impresiones obtenidas a usted, es decir, a su Yo medio. Es conveniente darle a Georg indicaciones bien estudiadas. A veces resulta útil tomar un papel y esbozar con pocos trazos una caja y algunos centímetros sobre ésta una mano, desde la cual

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salga un dedo-Aka que se introduzca en la caja y toque allí un objeto. El dedo-Aka y el objeto oculto en la caja se pueden dibujar con líneas de puntos. Por supuesto Georg tiene que comprender claramente lo que se desea de él y tiene que tener la impresión de que es importante lo que tiene que hacer. Por eso, su primer impulso será tomar la caja, abrirla y mirar, para convencerse, de un modo físico completamente normal, de lo que hay dentro. Pero no hay que permitir esa tendencia que es completamente natural en sí; por lo tanto, hay que decirle a Georg por qué él tiene que valerse del dedo-Aka. Se le puede decir abiertamente que ese es el primer paso para el aprendizaje de la telepatía, y que si él la domina podría ayudar a efectuar oraciones, para después hacer realidad muchos deseos con ayuda del Yo superior. Afortunadamente cada persona posee desde el nacimiento, o incluso desde antes, una firme cuerda-Aka entre su Yo superior, inferior y medio. Esa cuerda se puede utilizar en cualquier momento; sólo necesita ser activada con anterioridad. Pero el Yo medio, que está conectado con los otros Yoes a través de hilos-Aka, no puede manejar el mecanismo telepático. Eso se le ha concedido solamente al Yo inferior (si no fuera así, entonces todas las oraciones con un contenido razonable tendrían que hacerse realidad). El primer juego de cajas con el que yo comencé mis ejercicios, contenía una llave vieja de auto, un pequeño imán, una bobina de madera, un pequeño elefante de cerámica de color café, dos dados verdes con puntos blancos y una máquina de afeitar con una hoja dentro de una funda roja de plástico. Yo tomaba papel y lápiz, para anotar mis aciertos al adivinar. Si en seis intentos se reconocía correctamente más de un objeto, eso valía como “acierto” (o punto a favor). Yo mantenía el dedo índice de la mano derecha sobre una de las cajas, le daba a Georg un poco de tiempo para distinguir el contenido y transmitirme su impresión, y luego anotaba lo que sentía; enseguida tomaba la caja siguiente y así sucesivamente. Cuando habían pasado las seis cajas, las abría y las revisaba con mi lista de aciertos. Mis propias experiencias coincidían ampliamente con los de muchos amigos de la HRA que después llevaron a cabo experimentos del mismo tipo. Al principio el resultado era muy escaso. Pero si se practicaba diariamente de quince a treinta minutos (se debería dejar de practicar si se llega a estar impaciente o cansado), los resultados aumentaban poco a poco. Algunos Yoes inferiores aprenden más rápidamente que otros y a veces ya al primer intento logran resultados sorprendentes. Habitualmente después de algunos meses de ejercicio la cantidad de aciertos aumenta tanto, que muchas veces en seis intentos se logran seis identificaciones correctas. En días malos, sin embargo, o cuando Georg no está interesado, la cantidad de aciertos disminuye mucho a veces; en tales casos Georg se niega a colaborar. Tal vez eso se debe a que él, que justamente es un “animal de costumbre”, está ocupado en otras labores que normalmente acostumbran a hacerse a esa hora y que entonces tienen que dejarse pendientes. En esos casos suspéndase de inmediato el ejercicio. Con ejercicio progresivo se puede mantener el dedo cada vez más alto sobre la caja, y finalmente el contacto se puede producir simplemente por medio del envío-Aka natural, tal como se produce al mirar la caja desde cierta distancia, desde la cual todavía se le puede reconocer claramente. En uno de los primeros grupos de la HRA, que se reunía cada semana para efectuar aquellos ejercicios, frecuentemente determinados miembros se encargaban de la preparación y “mezcla” de las cajas y de la anotación de los resultados. Ellos colocaban las cajas en un lado de una habitación grande sobre la alfombra, mientras la persona de experimento se sentaba en el lado opuesto de la pieza e intentaba identificar los objetos que había dentro de las cajas, solamente por medio de contacto visual. En este experimento no pocas veces había series de aciertos del cien por ciento. Con estos ejercicios aprendimos, entre otras cosas, a poner atención en lo siguiente: El Yo inferior tiende muchas veces a entregarle símbolos al Yo medio, en vez de las impresiones

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mentales directas del objeto oculto en la caja. Un día coloqué en una de las cajas un dedal prestado. Pero en vez de eso, Georg me entregó la impresión de una aguja enhebrada con hilo blanco. Al principio el símbolo de reemplazo me desconcertó; pero pronto aprendí a evaluar aquellos símbolos y a deducir de ellos los objetos insinuados. En vez de una llave de auto, recibí muchas veces la impresión del auto completo o una confusa superposición de impresiones de todos los tipos de autos que yo había conocido más de cerca alguna vez. Un poco más fácilmente se podían indagar con el péndulo los objetos que había en las cajas. Se mantenía el péndulo por turnos sobre cada caja, y se preguntaba: “¿Es la bobina?” o “¿Es la llave?” De ese modo se iba a través de la lista de los objetos (también aquí hay que establecer con anterioridad una convención sobre las direcciones de las oscilaciones para “Sí”, “No” o “Duda”, para que tengan lugar respuestas claras). La ventaja de este método es que Georg con el péndulo manifiesta claramente si cree que un objeto determinado está en una caja determinada o no. Con los otros métodos, la imaginación se entromete muchas veces en el trabajo, y a veces uno cree que Georg muestra una impresión auténtica, cuando no es así en absoluto. Los ejercicios básicos necesarios para ambos métodos son en gran parte similares. Georg tiene que aprender a satisfacer nuestra petición de producir contacto con una persona, con un objeto o - cuando haya llegado el momento – con el Yo superior. Si eso se logra, esa parte del entrenamiento es un éxito total. En ejercicios prácticos posteriores uno se puede dedicar entonces al intercambio telepático entre dos personas, siendo ésta la forma más fácil de enviar y recibir imágenes. El Dr. Rhine de la Universidad Duke, ha hecho que la generalidad considere posible la percepción extrasensorial - con excepción de sus ultra-conservadores representantes. Sus estudiantes han hecho principalmente experimentos con cartas; las cajas han sido menos utilizadas. Las imágenes en las cartas representaban figuras sencillas. En el trabajo de la HRA nosotros hemos utilizado a menudo esas cartas, y hemos constatado que con ellas se puede lograr el mismo aumento de aciertos que como con las cajas. La teoría con la que el Dr. Rhine intentó explicar la capacidad de la persona de experimento para identificar cartas colocadas con la cara hacia abajo, no ha sido muy afortunada. Según la doctrina HUNA, con el experimento con cartas se lleva a cabo lo siguiente: El Yo inferior extiende un dedo-Aka, penetra con él sin esfuerzo en las cartas y palpa la figura impresa en la carta buscada. Naturalmente también se pueden identificar de ese modo varias cartas del naipe. Con sus intentos de explicación, el Dr. Rhine le propone al subconsciente del experimentador la tarea mucho más díficil y complicada de prever el futuro en forma clarividente e informarle a la consciencia, cuáles cartas y en qué secuencia se dan vuelta, cuando un poco después se alza carta por carta. Los Kahunas creían que solamente el Yo superior puede ver correctamente el futuro y que en casos de clarividencia éste le entrega la imagen captada por él al Yo inferior, desde donde a su vez le es entregada al Yo medio. Otra teoría que a veces se escucha para explicar la percepción extrasensorial en los experimentos con cartas, es la siguiente: Todas las cosas envían permanentemente un tipo de irradiación de energía que es característica de su estructura, forma, tamaño, densidad, etc. El subconsciente puede sentir esa irradiación, mientras que ésta no puede ser percibida por los órganos sensoriales del cuerpo. Sin duda el Yo inferior posee tales capacidades y la mayoría de las personas las pueden desarrollar por medio de ejercicio, si se toman suficiente tiempo para eso. El radio es un buen ejemplo de substancia que envía energía, se consume lentamente al hacerlo y se transforma en una substancia que contiene menos energía. El carbón tiene características similares, pero la frecuencia de irradiación es menor y la irradiación es más suave. Esta irradiación se puede medir con instrumentos. Si se hacen tales mediciones en madera quemada

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que ha sido encontrada en excavaciones arqueológicas, se puede determinar con bastante exactitud, cuándo, en tiempos muy remotos de la historia, fue encendido el fuego. La búsqueda de agua con la varilla de zahorí depende de la irradiación del agua que fluye bajo la superficie de la tierra. El Yo inferior puede – habitualmente con ayuda de un instrumento sencillo, como por ejemplo, una rama bifurcada o un péndulo - detectar e indicar la presencia de la irradiación del agua. Un buen rabdomante puede incluso indicar, con ayuda de su instrumento, la cantidad aproximada del agua que está disponible en las profundidades, y decir al mismo tiempo si está caliente o fría o si está contaminada. Diferentes amigos de la HRA han demostrado cómo encontrar agua con la varilla de zahorí. Uno de ellos, un conocido rabdomante profesional, es consultado a menudo para buscar depósitos de agua y determinar el punto de partida y la profundidad de las perforaciones que hay que hacer. La explicación de las capacidades sobrenaturales, cuando se trata de irradiaciones, deja mucho que desear. Tomemos, por ejemplo, el siguiente caso: Delante de mí hay sobre una alfombra uno de los juegos de cartas como las que se utilizan para la investigación de la percepción extrasensorial. En las cartas hay una cantidad de diferentes símbolos impresos - todos con el mismo color. Las cartas sólo se diferencian en la forma y en el tamaño de esos símbolos impresos. La irradiación que sale de esos símbolos tendría que presentar rasgos característicos con un fuerte contraste – si usted se valiera del Yo inferior como único medio para identificar y diferenciar. (De lo contrario se mezclarían irradiaciones similares y el Yo inferior no recibiría ninguna irradiación distintiva en la pudiera orientarse). Estas dificultades aumentan muchísimo naturalmente, si en vez de las cartas-símbolo se utilizan objetos más complicados, como por ejemplo, la máquina de afeitar con la hoja metida en una funda de plástico que he utilizado. De acuerdo con los conocimientos científicos, las irradiaciones salen desde sus centros hacia todas las direcciones – siempre y cuando no haya nada que se los impida. La máquina de afeitar en su caja de color café – que utilizábamos en la prueba de la HRA – no envía algo así como rayos enfocados transversalmente a través de la habitación solamente hacia la persona de experimento. Además, se mezclan las irradiaciones del acero, del estuche de plástico, del cartón, de la caja, del papel café adherido a ésta y del color blanco con que está impresa la tapa de la caja. Si por último se agregan a esas irradiaciones, la irradiación de la alfombra, del suelo y de las otras cajas, la confusión de irradiaciones es tan grande, que el Yo inferior difícilmente estará en condiciones de seleccionar determinadas irradiaciones – mientras no se disponga de un aparato seleccionador, que tendría que ser muchísimo más selectivo que los aparatos de radiotécnica de ese tipo que conocemos. Nuevos experimentos del Dr. Rhine, con los que es posible darse cuenta de que la “voluntad” puede ejercer influencia sobre la cifra de los puntos al tirar los dados, refuerzan la credibilidad de la teoría de los dedos-Aka. Los experimentos de telekinesia realizados en círculos en la investigación psíquica, son incluso más concluyentes. En estos experimentos fueron movidos o levantados muchos objetos por médium, sin que existiera un contacto físico con los objetos. Se da como explicación que del cuerpo o de las manos del médium salen “barras ectoplasmáticas” (o hilos) que de algún modo se adhieren por poco tiempo a objetos distantes y ejercen sobre ellos auténtica fuerza física y los mueven a través de ésta (sobre esta fuerza hablaremos más adelante). Esta explicación está absolutamente en la misma línea que las teorías de los Kahunas. Con esto nos damos cuenta nuevamente, que la irradiación no puede ser considerada como causa de los efectos psicokinéticos. La capacidad del Yo inferior para enviar su cuerpo-Aka, es de la mayor importancia para cualquiera que quiera utilizar en forma provechosa el antiguo sistema. Para crear una base de confianza especialmente fuerte, es apropiada una comprobación de la salida del cuerpo-Aka. Hay muchísimos casos excelentes de este tipo, para cuya descripción falta, sin embargo, lugar aquí.

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Por eso cito el siguiente caso como prueba, porque es relativamente reciente y bastante fácil de comprobar. En la edición de marzo de 1952 de la revista “Stag”, John Zischang informa acerca de un interesante caso que yo ya conocía por otras fuentes. Se trata de un italiano llamado Achille D’Angelo, que ahora está en mediana edad y que visita ocasionalmente los Estados Unidos. Cuando él era joven, paseaba una vez en Nápoles como a veinte metros detrás de una hermosa muchacha. Él sintió el impulso apremiante de estirarse y tocar a la muchacha. Su mano hizo involuntariamente el movimiento de una caricia amorosa. La muchacha reaccionó como si efectivamente hubiera sentido la mano; gritó y se dio vuelta, para ver quién se había atrevido a tocarla. Pero como no vio a nadie cerca, se desmayó – probablemente de miedo por el suceso sobrenatural. D’Angelo, que de ese modo había descubierto un poder que hasta ese momento le era desconocido, se juró a sí mismo utilizarlo solamente para buenos propósitos, y se puso a experimentar con éste. El poder resultó ser útil para sanaciones, y D’Angelo se hizo pronto ampliamente conocido. Las capacidades de D’Angelo fueron examinadas en Nueva York de acuerdo con las prescripciones de la investigación psíquica. A plena luz él extendió su mano invisible y su contacto fue sentido claramente por personas que estaban sentadas con los ojos cerrados en la sala. El escritor de los artículos mencionados relata cómo se asustó un día cuando algo duro lo empujó por detrás contra el cuello. Más tarde él supo que D’Angelo, durante su presentación, en ese mismo momento había querido empujar a un miembro de la Sociedad de Investigación Psíquica. D’Angelo explicó que ya antes se había dado cuenta en sus experimentos, que no podía controlar la parte estirada de su Yo en la forma perceptible de una mano, de modo que no estaba seguro cuál persona tocaba o en qué parte del cuerpo tocaba a alguien. Los examinadores sabían tan poco como D’Angelo lo que en realidad sucedía cuando él se imaginaba que tocaba a alguien y – muy lejos de las personas respectivas – realizaba los movimientos correspondientes. El contacto a distancia efectuado así, es una prueba excelente de la extensión de un dedo-Aka. Que D’Angelo no esté con seguridad en condiciones de dar con una parte determinada de la persona que toca, demuestra que el contacto en ningún caso es producido por su Yo medio. El contacto ocurre más bien a través del Yo inferior, del que ya se sabe que sólo se deja controlar de mala gana cuando quiere ir por su propio camino (esto hace notar nuevamente la necesidad de que tenemos que educar al Yo inferior). Antes de que nos dediquemos a los aspectos más sutiles de la telepatía, tenemos que familiarizarnos con la naturaleza de la forma de pensamiento. Ese conocimiento es necesario para formular correctamente la oración, antes de que se la enviemos al Yo superior telepáticamente.

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IV

FORMAS DE PENSAMIENTO AKA AURAS Y SU MEDICIÓN

EL AURÓMETRO

En su camino hacia el territorio polinesio, los Kahunas y su pueblo también llegaron a la India. Tal vez en aquel tiempo la población hindú adoptó una parte de la doctrina HUNA. Posiblemente también, los mismos hindúes desarrollaron una doctrina similar en parte. En todo caso, a través de la Teosofía, que está basada esencialmente en creencias hindúes o tibetanas, llegó al mundo occidental a fines del siglo anterior (siglo 19) la idea de la FORMA DE PENSAMIENTO, es decir, la opinión de que el pensamiento es algo real, aunque es un objeto de materia sutil. El concepto de forma de pensamiento ha variado considerablemente en la doctrina HUNA con respecto a su significado original. Autores occidentales han hecho diversas reflexiones sobre el tema, y en la India, la idea que antes era tan simple, fue invadida por falsificaciones. Así, actualmente se nos dice muy seriamente que con una concentración intensa se puede formar una criatura invisible de pensamiento, dotarla de vida y enviarla para ayudar o dañar a otros. Junto con eso se cuchichea secretamente de “magia negra” y se cuenta que personas malas han creado criaturas de pensamiento malignas, a las cuales se les permite vagabundear sin control en el mundo invisible y ocasionar dificultades sin fin. También se dice que estas criaturas son similares a la “envoltura astral”, pero que les falta un Yo, una entidad consciente que pueda llenarlas con un alma y dirigirlas. Pero de algún modo esas envolturas astrales deben ser lo suficientemente vivientes como para recorrer el mundo como criaturas de forma de pensamiento. La doctrina HUNA nos hace regresar a la percepción original del cuerpo-Aka del Yo inferior y de las formas de pensamiento. Una forma de pensamiento es una impresión estampada en el cuerpo-Aka invisible del Yo inferior. Una gran cantidad de impresiones de ese tipo relacionadas entre sí, forma un racimo de formas de pensamiento. Tales racimos registran y conservan los recuerdos de eventos o sucesos. Por medio de pensar no se puede crear ninguna criatura de forma de pensamiento. Un recuerdo de toda una serie de sucesos, que esté compuesto de formas de pensamientos, jamás puede convertirse en un cuerpo espiritual invisible, en un Yo o en una entidad dotada de consciencia. Ya hemos hablado de que según la percepción HUNA los recuerdos se almacenan en el cuerpo-Aka del Yo inferior y no en los tejidos físicos del cerebro. Pero de acuerdo con nuevos descubrimientos médicos, durante la fase consciente de la vida, el cuerpo-Aka del cerebro penetra profundamente en sus partes correspondientes del cerebro físico. Si se deja al descubierto la capa exterior del cerebro sobre la oreja y detrás de ésta por medio de una abertura en el cráneo y se le estimula con una aguja que conduzca suavemente electricidad, se le puede traer de vuelta al paciente, sin dañarlo, el recuerdo de sucesos pasados, que vuelve a vivir entonces con todos los detalles. No se ha encontrado ningún tipo de indicios de que los recuerdos almacenados modifiquen de algún modo las células de la substancia cerebral. Tampoco se puede discutir, que con una correcta ejecución de los estímulos se despiertan recuerdos. Es decir, algo está allí almacenado, que es material y real, pero al mismo tiempo invisible e imperceptible. Diversos grupos de investigación que durante los últimos cien años se han dedicado al estudio de las ciencias psíquicas, han intentado fotografiar en forma experimental formas de pensamientos u ocasionar que éstas se grabaran en películas fotográficas, cuando éstas fueron puestas en contacto con la cabeza o con las manos de una persona que concentraba sus pensamientos en un objeto determinado, como por ejemplo, un lápiz o una bola. Se llegó a ciertos

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resultados, que han sido reseñados en informes, artículos y libros; pero las imágenes de las películas dejan mucho que desear en claridad. Un día, en el trabajo de la HRA se tomó contacto con un procedimiento físico, con el cual se puede demostrar excelentemente la existencia de las formas de pensamiento, como también del cuerpo-Aka o del “aura”, postulada en la doctrina HUNA. La medición se lleva a cabo con un tipo de instrumento casi desconocido. Ese instrumento, llamado aurómetro, fue creado por Verne L. Cameron, un rabdomante profesional de California. Hace algunos años, su inventor comenzó como rabdomante a buscar agua con una rama bifurcada de sauce. Aunque él trabajaba sobre una vena subterránea de agua ya conocida, a veces no se veía ninguna oscilación. “Un día”, así escribe él en su libro “El aurómetro”, “me llegó la sensación adecuada para la varilla de zahorí. Con cierta consciencia, lancé adentro de la varilla algo así como una carga de aura y ésta de inmediato osciló intensamente. Con eso comenzó mi actividad de muchos años como rabdomante”. En el afán de reemplazar la rama de sauce por un instrumento mejor, él probó varios aparatos. Finalmente se decidió por dos instrumentos muy útiles, que además eran sencillos, livianos, compactos y únicos en ese campo de trabajo. Ninguno de estos aparatos se había construido de acuerdo con la ciencia moderna. Cameron se los mostró varias veces a los científicos, con la esperanza de que éstos comprenderían de qué se trataba o por lo menos aceptarían los aparatos, porque éstos efectivamente traían resultados. Por lo menos funcionaban con personas que eran lo suficientemente sensitivas como para aprender su uso. El primer instrumento se parece un poco a un cortaplumas grande, con un peso en forma de bola en el extremo de una hoja redonda delgada. El mango se toma en la mano, de tal modo que la hoja esté cerrada y el extremo con el peso esférico indique hacia arriba. La hoja está equilibrada de tal manera que normalmente se puede mantener en esa posición. Con la menor tracción adicional que actúe sobre el peso desde abajo, la hoja se abre y cae hacia abajo. Cualquiera sabe que al atravesar una calle no se percibe ninguna variación de la fuerza de gravedad. Pero cuando Cameron atravesaba sobre una corriente de agua subterránea en una calle plana, él sentía que una fuerza se hacía más intensa, ya que al atravesar la corriente de agua, la hoja equilibrada con la bola era tirada hacia abajo. Una y otra vez la hoja caía en el mismo lugar abriéndose. Después de un largo tiempo de uso, se presentó una particularidad del instrumento. Cada vez que Cameron tomaba el instrumento en la mano para hacer experimentos con él, pasaban de veinte a treinta segundos hasta que la fuerza de tracción fuera lo suficientemente intensa como para hacer que la hoja equilibrada se abriera hacia abajo. Ese “retraso” era por cierto “anticientífico”, pero existía. El otro instrumento, el aurómetro, funciona de acuerdo con otro principio. La hoja a la cual se le ha puesto un peso, está unida con un mango tipo cuchillo a través de una base, formándose una especie de columpio, de manera que puede oscilar hacia los lados cuando el instrumento se mantiene en forma horizontal. (El “cuchillo” en este caso permanece abierto, pero la hoja puede oscilar horizontalmente de un lado para otro). Se sostiene el instrumento de tal modo que el extremo con el peso esférico apunte un poquito hacia arriba y esté equilibrado, - de lo contrario éste oscila por un lado u otro hacia abajo por el efecto de la fuerza de gravedad. En muchos sentidos el aurómetro se parece a un péndulo, aunque éste último cuelga de una cuerda y oscila alrededor de una línea media vertical en vez de horizontal. Pero la diferencia principal es que ambos instrumentos, al contrario que el péndulo, parecen reaccionar ante la presencia de agua, como si en esos lugares la fuerza de gravedad actuara más intensamente. Para poder indicar la presencia de agua, el péndulo depende del Yo inferior del rabdomante y éste último tiene que hacer oscilar el péndulo en la dirección antes establecida, que corresponde al hallazgo de agua.

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Si un buen rabdomante se acerca a una vena de agua subterránea, la varilla de sauce o de avellano, la horquilla de hueso de ballena o una horquilla de alambre enderezada, es tirada hacia abajo. Muchas veces la fuerza de tracción es tan grande, que al sostener firmemente una vara de madera verde, se le sale la corteza. Se ha intentado muchas veces explicar esa extraña fuerza, que en su forma de actuar se parece a la fuerza de gravedad, pero que parece tener que ver poco o nada con ésta. La explicación más simple y mejor nos la ofrece HUNA. Según ésta, el Yo inferior, después de aprender la convención acordada entre él y el Yo medio, acerca del tipo de las oscilaciones con las que se indica el hallazgo de agua, puede, a) percibir agua en el suelo con ayuda de su propia sensibilidad para sentir irradiaciones y luego b) ocasionar que la varilla de zahorí oscile, al ser tirada hacia abajo, por ejemplo, la rama bifurcada o la hoja con peso o al ser inducida la bola del aurómetro a oscilar horizontalmente. El Mana (o fuerza vital) y la substancia – Aka fluyen con el uso en el instrumento y obtienen – bajo la influencia del Yo inferior – la enorme capacidad de comportarse como una substancia o fuerza viva o inteligente y tirar hacia abajo el peso esférico o el extremo de la horquilla. El retraso observado en la reacción del instrumento, parece necesitarlo el Yo inferior para hacer fluir Mana y substancia – Aka y hacerlas pasar de la mano al instrumento, para que éste pueda reaccionar a las instrucciones del Yo inferior. (En este contexto, es interesante la deducción de Cameron, de que él había lanzado algo así como una carga de aura hacia adentro del instrumento). El primer instrumento descrito le sirve a Mr. Cameron para encontrar corrientes de agua subterránea. Él camina con éste de un lado para otro sobre el terreno. Si la bola cae hacia abajo, entonces existe agua. Después de una reacción positiva del primer instrumento, él toma en la mano el segundo aparato, el aurómetro, y regresa al lugar sobre la vena de agua. Al acercarse a ésta, la hoja del aurómetro se aleja en forma vehemente, como si quisiera eludir un embudo de aura de agua que sube. Según el tamaño de la corriente o del depósito de agua subterránea, el agua-“aura” es grande o pequeña. A veces el agua viene de las profundidades de la tierra hasta muy cerca bajo la superficie; entonces se forma un embudo circular de aura. Con agua caliente el aura es habitualmente ovalado. La irradiación es también - dicho vulgarmente - en forma de cuña o de cono. Si el agua se encuentra a gran profundidad en el suelo, entonces la base de la cuña o del cono que se percibe en la superficie es más grande que cuando el agua está cerca bajo la superficie. De ahí se puede calcular la profundidad de la perforación necesaria para el aprovechamiento de un depósito de agua. Se calcula la superficie de irradiación de aura yendo con el aurómetro alrededor de ésta, ya que su hoja indicadora se aleja permanentemente de la superficie de aura. Este trabajo contiene esencialmente mucho más de lo que se puede explicar aquí. La búsqueda de agua con la varilla de zahorí, efectuada por personas dotadas de perceptibilidad que han sido entrenadas, ha dado buenos resultados y ha tenido reconocimiento en muchos países; en los Estados Unidos este procedimiento es menos conocido. Los gobiernos de Canadá y Australia ocupan constantemente rabdomantes profesionales para establecer la existencia de agua. En la segunda guerra mundial, el éxito de las tropas británicas que combatieron en Africa contra el grupo del ejército alemán que estaba bajo el mando del general Rommel, dependió esencialmente del éxito de sus rabdomantes militares. Ellos tenían a su cargo el aprovisionamiento de agua para la tropa de infantería. En un caso que se hizo famoso, se encontró con la varilla una intensa vena de agua pura, en un valle donde antiguas perforaciones habían tenido poco éxito y habían entregado solamente agua fuertemente mineralizada, no apta para beber. Cuando Verne Cameron había leído mi libro “Conocimientos secretos detrás de milagros” y me visitó por primera vez, trajo consigo sus instrumentos. Sobre los muchos experimentos que

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efectuamos con éstos, se informó más adelante en numerosos boletines de la HRA. Cameron disponía de un gran tesoro de experiencias. Él no sólo había establecido con sus instrumentos el aura de agua fluyendo, sino también medido el aura humana, como también las auras de objetos, plantas y animales. Cameron llegó a ser miembro de la HRA y demostró con facilidad sus descubrimientos hechos en años anteriores. Algunos años antes, el Dr. Kilner había examinado el cuerpo-Aka, aura, o “doble etéreo” humano. Por medio de un disco de colores, él y sus amigos habían visto cómo ese Algo se salía más allá de los contornos del cuerpo físico – a veces lejos, a veces sólo un poco - y cómo muchas veces se extendía desde la mitad del cuerpo hacia un ente que se le acercaba, para tocar el cuerpo-Aka de éste, que también se extendía. Mr. Cameron era capaz de medir exactamente con su aurómetro el contorno del cuerpo-Aka que era invisible para el ojo. El aura-Aka o aura-cuerpo se asemejaba a las auras de las venas subterráneas de agua, en el sentido de que también parecía tener una carga de energía que hacía alejarse la hoja oscilatoria del aurómetro. Si se guiaba el instrumento por toda el área de aura – hacia arriba, hacia abajo y hacia los lados -, la unión de los puntos donde había oscilado la punta del aurómetro daba como resultado el contorno exacto del aura. Normalmente la substancia-Aka sobresalía solamente unos pocos centímetros sobre el cuerpo humano, con excepción de los omóplatos y de las zonas genitales. Allí el aura sobresalía bastante sobre el cuerpo. En partes donde el cuerpo no funcionaba normalmente, por ejemplo, sobre órganos o dientes enfermos, el Aka estaba muy hinchado y sobresalía de un modo inusual. En articulaciones que necesitaban una corrección, por ejemplo, en la espina dorsal, se mostraban ahondamientos en el contorno del aura; después de una corrección exitosa desaparecían rápidamente. Ocasionalmente Mr. Cameron realizó mediciones con el aurómetro en San Diego, que comprobaron de manera convincente que también los espíritus de las personas fallecidas viven en cuerpos-Aka (los correspondientes cuerpos-Aka del Yo medio e inferior; el Yo inferior tiene el cuerpo-Aka más denso, pero tampoco es visible para el ojo físico). Mr. Mark Probert, de San Diego, que es ampliamente conocido como médium, está en contacto con muchos seres espirituales, que hablan a través de él cuando está en trance. En una de esas ocasiones se desarrolló una animada conversación con uno de esos seres. Éste manifestó un gran interés por el aurómetro que en ese momento estábamos examinando. El ser espiritual estuvo de inmediato dispuesto a pararse al lado del médium y Mr. Cameron trató de encontrar y medir su cuerpo-Aka. Lo encontró y pudo copiar su contorno con la misma facilidad que el de una persona viva. Después el ser espiritual propuso hacer una prueba. Él quería esconderse en la habitación, y Mr. Cameron debía tratar de encontrarlo con el aurómetro. Se le dio un poco de tiempo para esconderse; después comenzó la búsqueda. Se aplicó el aurómetro por todos lados, hasta el techo, a lo largo de las paredes y en todas direcciones en el cuarto. Después de algunos minutos, el aurómetro osciló en el piso, bajo la esquina de la mesa grande que estaba en el medio de la pieza. Es decir, el aurómetro había detectado el cuerpo-Aka del ser espiritual. Dentro de pocos segundos también estaba establecido el contorno. Se comprobó que el ser espiritual estaba encuclillado en el suelo con las piernas cruzadas y mantenía su cara dirigida al médium; le daba la espalda a Mr. Cameron. Enseguida el ser espiritual confirmó por la boca del médium, que la posición había sido establecida correctamente y explicó: “Yo pensaba que usted supondría que yo estaba parado delante del joven y que lo miraba; pero para dificultarle su trabajo, me senté y dirigí mi cara hacia el médium”. Ese experimento le ha agregado un hecho muy importante y completamente nuevo a los anales de la investigación psíquica y al mismo tiempo ha confirmado nuevamente la exactitud de los conocimientos HUNA.

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Vamos ahora al descubrimiento de Mr. Cameron, de que también las imágenes espirituales o formas de pensamiento de objetos, como también el aura humana, se pueden distinguir y medir con el aurómetro. Se realizó una serie de experimentos muy convincentes. Mientras Mr. Cameron se quedaba fuera de una habitación donde se encontraban algunas personas, esas personas acordaban que cada una se imaginaría un objeto bien preciso en un determinado lugar del cuarto. Se “creaban” mentalmente cubos, bolas, jarrones de diferentes formas y todas las cosas posibles. Después llamaban a Mr. Cameron para que entrara al cuarto. Él comenzaba a percibir con el aurómetro en torno al lugar que le indicaban y por medio de sus oscilaciones a constituir la forma del cuerpo pensado. Rápidamente lograba descubrir todos los cuerpos. Lo extraño en estos experimentos fue que al medir los cuerpos imaginados, a veces resultaban ser esencialmente más grandes o más pequeños. Eso concuerda completamente con la opinión de los Kahunas, de que el cuerpo-Aka se puede agrandar de manera que sobresalga bastante o también achicar de modo que pueda introducirse dentro del cuerpo. Las formas de pensamiento también se comportaban justamente así. Podían ser microscópicamente pequeñas, para ser conservadas en la memoria como formas de pensamiento, pero también podían crecer hasta tener el tamaño real del objeto figurado. En uno de los experimentos más convincentes con el aurómetro, todas las personas presentes se habían imaginado un círculo en una esquina de la mesa. Pero un miembro del grupo, sin decirles a los demás, se había imaginado un cuadrado en el mismo lugar de la mesa. Cuando Mr. Cameron empezó con los intentos, vaciló. Enseguida se puso otra vez manos a la obra meticulosamente. Con mucho cuidado siguió con el aurómetro cada curva y cada ángulo de la forma de pensamiento. Después anunció: “Parece ser un círculo que está puesto sobre un cuadrado un poco más pequeño, cuyas esquinas sobresalen un poco del círculo en cuatro partes”. Recién en ese momento, aquel que había agregado el cuadrado reconoció que era el responsable de esa curiosidad. Después que por medio de esta nueva prueba hemos reforzado una vez más la antigua creencia de que el “pensamiento es algo completamente real”, podemos, por consiguiente, imaginarnos más fácilmente, cómo el Yo inferior - al utilizar sus cinco sentidos y bajo la dirección del Yo medio – observa todo lo que ocurre alrededor de nosotros y cómo confecciona formas de pensamiento microscópicamente pequeñas que almacena como recuerdos. El Yo medio tiene que decidir en eso, qué significa cada acontecimiento y cómo está tal vez ligado con otros sucesos o eventos. Dicho brevemente, el Yo medio “racionaliza” esas impresiones por medio del discernimiento. En cuanto el Yo medio le haya asignado a las formas de pensamiento-recuerdos su significado e importancia racional, el Yo inferior los almacena en el cuerpo-Aka. (Si el Yo medio, por algún motivo no puede racionalizar las impresiones antes del almacenamiento, se producen dificultades, como ya se ha dicho). Lo que pensamos y lo que imaginamos se retiene de ese modo en imágenes mentales. Con el tiempo acumulamos una enorme cantidad de recuerdos, que se refleja en los racimos de formas de pensamientos. En cuanto a nuestra vida mental, “nosotros somos lo que pensamos”. Si nuestro pensamiento es incompleto o si las imágenes de recuerdo creadas por el Yo inferior no reciben del Yo medio el último toque de racionalización, nos pueden ocasionar daños corporales y emocionales. Este es un conocimiento muy importante, del que todavía tenemos que hablar después detalladamente. Pero primero establezcamos qué papel desempeñan los racimos de formas de pensamientos en la telepatía y cómo se puede inducir de la mejor forma al Yo inferior a que utilice la telepatía.

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V

CONTACTO TELEPÁTICO ENTRE PERSONAS

Dos amigos o parientes que sepan cómo trabaja el Yo inferior, pueden comenzar a entregarse mutuamente comunicaciones telepáticas. Con los experimentos con cajas y cartas hemos aprendido cómo el Yo inferior envía un dedo-Aka a lo largo de un hilo-Aka para recoger informaciones. También sabemos que al enviar informaciones las formas de pensamientos siguen a un hilo-Aka. La existencia del hilo-Aka debería estar suficientemente confirmada, después de lo conversado hasta ahora. Pero ahora se agrega algo nuevo: El gran papel que juega el Mana o fuerza vital en la telepatía. Al hablar del aurómetro hemos tomado conocimiento de que desde el Yo inferior del experimentador fluye un poco de Mana al aparato y ocasiona su oscilación. Del mismo modo fluye Mana a lo largo del hilo-Aka que existe entre las personas que están conectadas telepáticamente. Los invisibles hilos-Aka o cuerdas-Aka son casi comparables con los cables telefónicos, a través de los cuales se pueden enviar comunicaciones. Tal como la corriente eléctrica fluye a través de los cables, el Mana fluye a través de los hilos; y tal como el cable telefónico le lleva comunicaciones simbólicas al receptor, los hilos-Aka llevan racimos de formas de pensamiento microscópicamente pequeñas en la corriente de Mana que fluye a través de ellos. Si al final del hilo son recibidos por un Yo inferior, causan impresiones mentales específicas que corresponden a la comunicación. Éstas son entregadas por el Yo inferior del receptor a su Yo medio y despiertan en él impresiones que se sienten casi como recuerdos, algo así como si a uno “se le viniera algo a la mente”. Aún no está aclarado de qué tipo de energía se trata el Mana. Sólo se considera como seguro, que no es electricidad de tipo electromagnética. Actúa más bien como corriente continua producida por transformaciones químicas. Es característico que el Mana parece ser una fuerza viva inteligente, cuando es almacenada en la substancia del cuerpo-Aka o de la cuerda-Aka, o cuando es transmitida a través de hilos, cuerdas o barras de esa substancia. Como otra característica se presenta el hecho de que la substancia-Aka es un conductor perfecto de Mana. La corriente eléctrica continua normal no se puede conducir a través de grandes distancias por medio de cables, porque se debilita enormemente por medio de la resistencia de los cables. Esa es la razón de por qué las líneas de larga distancia son alimentadas con corriente alterna de alta tensión por redes de suministro de energía. La telepatía entrega la prueba de que el hilo-Aka es un substituto vivo ideal del cable y que el Mana puede fluir a lo largo de un hilo conector así, con la misma facilidad alrededor del mundo entero que transversalmente a través de una habitación. La popular teoría de que el envío de comunicaciones telepáticas es semejante a la emisión de ondas de radio de alta frecuencia, ha resultado ser un engaño, ya que las ondas de radio se debilitan en proporción al cuadrado de la distancia recorrida, y una estación de energía tan pequeña como el Yo inferior de una persona, de acuerdo con eso apenas alcanzaría para un área de emisión de 1 a 2 metros. A las personas que comienzan con experimentos telepáticos les sería conveniente permanecer cerca una de la otra en el primer tiempo de esos experimentos. Más adelante pueden intentar atravesar distancias mayores. Una de las personas envía las formas de pensamiento, la otra es la receptora; los papeles se cambian de tiempo en tiempo durante el ejercicio. Entre amigos ya existen fuertes conexiones con hilo-Aka, y entre desconocidos se establecen por medio de miradas o apretones de mano.

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Al principio, la mayor labor le corresponde al Yo medio de la persona receptora. No es en absoluto fácil tranquilizar y hacer receptivo el Yo medio, para que el Yo inferior le pueda presentar las impresiones telepáticas que ha captado. Eso ocurre porque Georg durante todo el día está siempre dispuesto a recibir y a cumplir órdenes. Desde el momento en que él tiene que abandonar sus sueños en la mañana y su persona despierta, tiene que estar siempre preparado para obedecer incluso la menor orden. De ese modo, él tiene, por ejemplo, que ver la hora rápidamente para establecer si es temprano o tarde, o tiene que buscar una pieza de ropa o tomar cuidadosamente el reloj y colocarlo en la muñeca sin dejarlo caer. Pero si vienen momentos en que la persona está inactiva, en que Georg no necesita ni siquiera traerle imágenes de recuerdos para pensar en esto o aquello, entonces Georg se dedica con gusto a pequeñas fantasías. Tal vez él traiga contenidos de recuerdos por cuenta propia y se los presente al Yo medio. La mayoría de los Yoes inferiores están siempre atentamente preocupados de que el trabajo de la persona se haga correctamente. En un momento de tranquilidad el Yo inferior se apresura a pensar en todas las cosas que todavía quedan por hacer. Tal vez en esa ocasión le recuerde al Yo medio que llame por teléfono al taller por la batería del auto o que riegue las nuevas flores en jardín. Si estamos preocupados, Georg trata de intervenir para ayudar. Él nos trae entonces las imágenes de recuerdos de los sucesos sobre los cuales nos preocupamos y deseamos modificar. Si nos presiona mucho la preocupación por el cambio de ciertas circunstancias, Georg puede llegar a ser incluso tan esmerado, que nos mantiene despiertos toda la noche, porque trae constantemente nuevas imágenes con contenido preocupante, junto con las emociones correspondientes. A causa de su costumbre de estar constantemente en espera de las órdenes del Yo medio, Georg no sabe que hacer con él mismo cuando se le exime de su deber y se le dice que debe dedicarse a sí mismo por un tiempo. Por eso hay que aclararle con todo cuidado que tiene que ocuparse de labores que puede realizar él solo. Hay que decirle que el Yo medio no puede dirigirlo por un momento, como sería el caso, por ejemplo, si se tuviera que colocar un clavo en la pared en un determinado lugar. Se podría decir que si se le entrega a Georg un martillo y un clavo y se le envía a buscar una pared y un buen lugar donde él pueda colgar un cuadro; él tendría que clavar él mismo el clavo y luego regresar e informar lo que ha hecho. Usted ya le ha explicado a Georg que usted está conectado con su amigo por medio de hilos-Aka y que los hilos se deben activar y utilizar, para que a lo largo de ellos se puedan enviar formas de pensamiento de comunicaciones de ida y vuelta. Dígale ahora a Georg que su amigo desea enviar una comunicación y que él debe recibirla y llevársela a usted a la consciencia como un recuerdo. Enseguida deje de dar instrucciones y consejos y deje a Georg completamente en paz. El amigo anuncia el comienzo del envío. Mientras usted relaja su cuerpo, deje libre a Georg. No haga nada que requiera su atención o ayuda. Intente expulsar todos los pensamientos; ábrale su interior a la comunicación trasmitida, para que pueda entrar al centro de la consciencia. Ahora usted espera un momento. Pero no llega ninguna impresión. Si usted es como la mayoría de nosotros, entonces citará nuevamente a Georg y le dirá otra vez lo que tiene que hacer; usted le dirá que todavía no percibe nada y que él debe traer la comunicación de una vez por todas. Pero eso es absolutamente inadecuado. Eso es justamente como si se enviara a un perro a un prado alto a buscar una pelota (después de haberle aclarado lo que tiene que hacer) y se le silbara - antes de que haya empezado realmente a buscar - para que vuelva, para ver si ya tiene la pelota en el hocico, o se le llamara reiteradamente para renovarle una y otra vez la orden. Eso sólo llevaría finalmente a que la pelota no pueda ser encontrada o lo sea después de un largo rato. Podemos seguir con este ejemplo y suponer que en el pedazo de prado donde hay que buscar la pelota hay conejos, o que el perro ha enterrado ahí un hueso alguna vez y ahora opina que la cacería de conejos o el olfateo del hueso es más importante que la tarea que su amo le ha

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asignado. Es probable también que el perro no tenga en claro cuál de las muchas pelotas viejas que encuentra en el terreno debe llevar de vuelta en ese momento. Tal vez también se le venga la idea de que sería mejor llevar un zapato o un guante viejo. De igual forma, Georg a veces tampoco entiende correctamente lo que se desea. En vez de esperar la comunicación de formas de pensamiento que el Georg de la persona emisora debe enviarle a lo largo del hilo-Aka conector, tal vez se ponga en camino hacia el otro Georg y comience a leer sus pensamientos; tal vez se ocupe de los recuerdos que encuentra almacenados en el cuerpo-Aka del otro Georg y le envíe al propio Yo medio una bonita variedad de zapatos y guantes viejos u otras pelotas – en vez de llevarle la pelota indicada. Como Georg es, además, un muchacho amable y servicial, que le gusta alegrarlo, muchas veces hace lo mejor que puede para fabricar un substituto, cuando él no puede recibir ninguna comunicación verdadera para el Yo medio. Así, él trae entonces, en caso de que se le crea, continuamente nuevas suposiciones o impresiones que forman parte de antiguos recuerdos y que no son otra cosa que fantasía. Hay que mantener al Yo inferior con el trabajo de encontrar la pelota, y por cierto una determinada pelota; cómo procede con la búsqueda es asunto de él, nosotros tenemos que darle libertad. Para mantener a Georg con el trabajo e impedirle que corra detrás de los conejos, lo mejor es darle tareas reales en la fase inicial de la práctica telepática y evitar las imaginarias. Se le hace, por ejemplo, sostener un lápiz sobre una hoja de papel y dibujar la imagen de un objeto que el emisor telepático contempla y envía concentrado. Justamente los dibujos parecen impresionar mucho a Georg. Lo hacen comprender que el trabajo es vital y necesario y que tiene que dedicarle toda su atención. También puede ser que un emisor todavía inexperto envíe tan débilmente, que el receptor necesite más tiempo y paciencia para captar correctamente. Para los principiantes es, por lo tanto, aconsejable, que ambos tomen papel y lápiz y que el emisor dibuje cuidadosa y lentamente, mientras induce al mismo tiempo a su Georg a que le trasmita lo que está dibujando al Georg de su amigo a la otra esquina de la habitación (y más adelante quizás a otra ciudad o a otro país). Se puede utilizar un símbolo sencillo o el bosquejo de un objeto o de un árbol. Se ha constatado que lo más fácil de enviar y de recibir son las imágenes; los colores son más fáciles de transmitir que los tonos y los sonidos, y las sensaciones de olor y sabor más fáciles que las sensaciones físicas, como por ejemplo, dureza, suavidad, calor o frío. Difícil es, por ejemplo, la transmisión de la siguiente comunicación consistente de palabras habladas: “Hans, en el camino a casa detente por favor en la cafetería Kaiser y compra una lata de arvejas”. Bastante sencillo es, por el contrario, transmitir la imagen mental de la cafetería y de una lata de arvejas. No pocas veces se encuentran esposos que pueden recibir con seguridad y precisión tales comunicaciones telepáticas de sus esposas. Un amigo de la HRA recibía a menudo encargos telepáticos de comprar ciertas cosas y llevarlas a casa, cuando volvía del trabajo a la casa y estaba detenido ante un semáforo y esperaba relajado la luz verde. Si demora mucho tiempo hasta que con el trabajo telepático el Yo inferior acceda a realizar los requerimientos que se le han hecho, muchas veces es útil una medida preparatoria. Uno se sienta, toma papel y lápiz e invita a Georg a que traiga una idea para un dibujo o la imagen mental de un acontecimiento. Normalmente nosotros incitamos al Yo inferior a que nos entregue los recuerdos necesarios o deseados, para que podamos realizar un proceso mental o expresar una serie de pensamientos en forma oral o por escrito. Como todos los contenidos normales de memoria están conectados entre sí a través de hilos-Aka y no se pierden ni quedan aislados, sino que están entrelazados en la relación de tiempo y espacio, el recuerdo de sucesos muy anteriores – por ejemplo, aquellos de la niñez - está ligado con otros recuerdos del mismo tiempo y del mismo lugar. Si yo deseo, por ejemplo, acordarme del nombre de un compañero de juegos, le doy a Georg la indicación correspondiente, permaneciendo con mis pensamientos en algo que tenga relación con ese compañero de juegos. Georg saca entonces

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rápidamente una gran cantidad de recuerdos y sigue el hilo-Aka conector, de un recuerdo a otro, dentro del área de recuerdos del respectivo grupo espacio-tiempo. Tarde o temprano él encuentra entonces el nombre del compañero de juegos y lo presenta. Si se le permite a Georg por un momento elegir él mismo un recuerdo – es decir, totalmente sin nuestra intervención - y presentárselo al centro común de consciencia, se puede estar casi siempre seguro del resultado. Ya después de algunos días de aprendizaje sistemático, el Yo medio aprende a contenerse y a dejar hacer al Yo inferior lo que se le exige. El Yo medio aprende el tranquilo recogimiento, la calma llena de expectativa y atenta que es necesaria, y aumenta la seguridad en sí mismo de Georg y su confianza para hacer lo correcto. Quien no tenga ningún compañero para hacer diariamente experimentos telepáticos durante algunos minutos, puede valerse de otra excelente, pero un poco más difícil posibilidad de entrenamiento, la “psicometría”. Para probarla hay que pedirle prestado a un amigo algunas cosas que pertenezcan a un tercero que solamente conozca el amigo, no el experimentador. Esas cosas, por ejemplo, un anillo, un cortaplumas, un lapicero u otro objeto pequeño que el dueño habitualmente lo haya llevado consigo y utilizado hasta ahora, están conectados con él a través de fuertes hilos-Aka. Se le indica a Georg que extienda un dedo-Aka, que siga el hilo-Aka hasta el dueño del objeto y que envíe de regreso impresiones de éste. Entonces se toman los objetos, uno después del otro, durante un tiempo entre las manos. Después que uno ha familiarizado bien a Georg con su tarea, se relaja y espera, mientras Georg comienza con su actividad. Él trae entonces sus impresiones de la persona que está al otro extremo de los hilos-Aka que salen de los objetos, al núcleo del centro de consciencia del Yo inferior. Esas impresiones se pueden recordar o anotar por escrito y después se puede comprobar su exactitud en una conversación con el amigo. En experimentos de psicometría en un grupo de la HRA, se hizo circular una caja para juntar objetos para diversos experimentos. Después se distribuyeron esos objetos, sin que las personas que los recibieron supieran a quiénes pertenecían. Una dama que recibió mi reloj, comunicó que sentía al dueño como un amable señor de edad avanzada con barba blanca. Cuando yo pedí que se me devolviera mi reloj, se hicieron muchas bromas acerca de la evidente mala interpretación; pero yo pude explicar de inmediato lo que había ocurrido. La descripción se ajustaba exactamente al dueño original del reloj. Él lo había llevado puesto durante muchos años hasta su muerte, y su hija me lo había regalado hacía poco tiempo. Que los hilos-Aka, como se ve aquí, pueden llevar hacia personas que ya han abandonado esta vida, es una de las pruebas firmes de la supervivencia de la personalidad del ser humano. El cuerpo-Aka conserva todos los recuerdos, también después de la muerte física. Éstos, como también la apariencia exterior de la persona que perdura en el cuerpo-Aka, hace posible extraer suficiente información para identificar al individuo, como en el caso del antiguo dueño de mi reloj. Si Georg no logra ninguna impresión por medio de la psicometría, entonces se puede recurrir al péndulo – como algunos de los miembros de la HRA. Con el péndulo en la mano y utilizando la convención de oscilaciones para “Sí” y “No”, se le encarga a Georg que siga los hilos-Aka existentes hacia un amigo, que lo encuentre e indique, por medio de una oscilación “Sí” del péndulo, el contacto efectuado. A continuación se puede determinar con preguntas y respuestas, dónde está el amigo, si le va bien, qué hace, y si está solo o junto con alguien. Se registran las respuestas junto con las fechas y la hora exacta y en la próxima oportunidad se comprueba su exactitud. Un amigo de la HRA tenía un pariente joven, que por su profesión tenía que dirigirse a todas partes de la ciudad. Con ayuda de este método logró seguir con precisión los viajes del joven. De vez en cuando tomaba el péndulo, indicaba diferentes lugares en el mapa de la ciudad y Georg decía simplemente “Sí”, cuando el lugar indicado correspondía.

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Todos estos ejercicios que sirven para el desarrollo de las aptitudes telepáticas naturales del Yo inferior son valiosos, ya que de ellos se aprende cómo se induce al Yo inferior a seguir hilos-Aka hacia otras personas o cosas. Hay que dominar el mismo método, cuando se desea tomar contacto con el propio Yo superior y enviarle comunicaciones. Hasta donde sabemos ahora, los hilos conectores parecen estar adheridos en la zona del plexo solar del cuerpo-Aka, no del cuerpo físico. Saliendo de esa parte, se dispersan en las más diversas direcciones. Surgen cada vez más pruebas de que durante toda nuestra vida salen hilos-Aka muy fuertes de la zona del plexo solar, se dispersan a lo largo de la espina dorsal y salen por la cabeza. Esa cuerda es el vínculo natural entre el Yo inferior y el superior. ¿Y por medio de qué se activa esa cuerda? Por medio del Mana, la fuerza vital. Ya hemos mencionado el Mana, cuando hablamos del trabajo del rabdomante y del aurómetro. Indicamos que en la telepatía éste lleva los racimos de formas de pensamiento a lo largo de los hilos-Aka. Pero es de mucho mayor importancia el hecho de que el Mana también transporta las formas de pensamiento a través de la fuerte cuerda-Aka que conecta al Yo inferior con el Yo superior. El Mana es la fuerza que es necesaria para decir una oración correcta y efectiva y producir la realización del deseo expresado en la oración.

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VI

EL MANA Y SU CARGA INTENSA

El tótem de los nativos norteamericanos presenta evidentemente una serie de antiguas percepciones, que desgraciadamente en la actualidad han caído totalmente en confusión. Es uno de los símbolos más hermosos de los tres Yoes del ser humano y de la fuerza Mana o fuerza vital utilizada por ellos. La columna central del tótem consta de varias figuras colocadas una sobre la otra. En muchos casos, las dos figuras de más abajo están paradas sobre un animal; ambas están estrechamente ligadas. Muchas veces una está sentada en el hombro de la otra y sus piernas están cruzadas con los brazos de la figura que la lleva. Las dos son un hermoso símbolo de la relación del Yo inferior con el Yo medio. Ellos también están estrechamente ligados y el Yo medio ya está lejos, en la escala de la evolución, sobre el mundo animal (que es simbolizado por el animal que está al pie de la columna). Más arriba – y sólo rara vez estrechamente ligada con las otras figuras – se ve muchas veces una figura que extiende sus alas. Ésta es una representación realmente ideal del ángel protector o del Yo superior, cuyo símbolo es justamente un pájaro. En el cristianismo era la paloma, que bajaba desde el cielo y revoloteaba sobre Jesús, cuando fue bautizado. La parte central del poste de tótem, en la cual han sido talladas las figuras, se puede considerar como símbolo del vital Mana. El Yo inferior produce ese Mana del alimento vegetal o animal que comemos y del aire que respiramos, y lo almacena en su cuerpo-Aka; pero el Yo medio y el Yo superior participan de eso. Si en un tótem existen otras figuras sobre la figura que simboliza al Yo superior, entonces hay que suponer que éstas se refieren a una serie de entidades cada vez más superiores, que también tienen que recibir Mana, para que obtengan lo suficiente de esa enorme y “pesada” fuerza del mundo físico, para que todas puedan trabajar en la materia de este mundo y ocasionar los cambios necesarios y deseados. El Mana que se consume como energía vital del Yo medio es transformado de un modo sutil que desconocemos. Los Kahunas de los tiempos antiguos simbolizaban eso por medio de la división del Mana original en dos tipos. A la forma dividida y modificada la llamaban Mana-Mana y por medio de la duplicación de la palabra daban a entender que ese Mana posee doble fuerza, para que el Yo medio la pueda emplear para mantener bajo control y dominar al Yo inferior. Esa es la fuerza que los modernos psicólogos designan vagamente como “voluntad”. Esa fuerza debería ser en todo momento lo suficientemente fuerte como para obligar al Yo inferior a obedecer nuestras órdenes. Pero como es fácil de apreciar, esa fuerza de “voluntad” rara vez se expresa completamente, y eso lleva a que a la mayoría de nosotros el Yo inferior se nos escape frecuentemente de nuestro control. Es mucho más fácil dejar que Georg haga todo solo, que decidir uno mismo qué es lo mejor que tiene que suceder y luego dirigir a Georg con la “voluntad” y animarlo para que realice los trabajos necesarios. La mayoría de nosotros sabemos por experiencia cuán a menudo fracasamos cuando se trata de mantener una determinada dieta, de dejar de fumar o de quitarse otra costumbre arraigada. En algunos de esos casos Georg actúa como un caballo asustado, toma el cabestro entre los dientes y simplemente se desboca. Pero si él se desboca, al jinete casi no le queda más que dejarle plena libertad y sujetarse de él esperando que ocurra lo mejor. Pero si Georg, que sabe magistralmente formar costumbres, aprende a hacer algo de un modo bien determinado, hace todo lo posible entonces por impedirle al Yo medio que rompa esa costumbre. No es sabido en general, que por medio de ciertos ejercicios se puede ocasionar una carga especialmente intensa de fuerza vital, siempre y cuando se esté saludable y no demasiado

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arruinado físicamente. Tales cargas intensas con Mana son a veces de gran valor, especialmente cuando se trata de sanar a otros o a sí mismo o de formar y decir una oración con gran poder de realización. Según la opinión de los Kahunas, el ser humano puede aumentar su cantidad normal de Mana obtenida del alimento y del aire, acelerando el proceso de extracción por medio de influencia mental. Nuestros fisiólogos apoyan esa teoría. Ellos han encontrado, precisamente, que con la digestión el alimento no se consume completamente de inmediato, sino que es transportado en glicógenos o glucosas. Con su oxidación por medio del oxígeno que respiramos, recibimos la cantidad exacta de energía y fortaleza que necesitamos para los respectivos trabajos que tenemos que efectuar. Pero si eso es cierto - y no tenemos ningún motivo para dudar de los resultados -, entonces el Yo inferior, que es justamente el que controla esas transformaciones, puede en todo momento encargarse, por medio de una respiración intensificada, de que se queme más glucosa y que se produzca más de esa extraña fuerza producida químicamente, que llamamos Mana. La mayoría de las veces el Yo inferior aprende rápidamente lo que tiene que hacer, y rara vez tiene dificultades. Siempre que se tenga un talento natural y se practique suficientemente, se llega fácilmente a ser un especialista y por medio de una intensa carga de Mana se puede derribar de un golpe a una persona relajada inconsciente al suelo – como algunos miembros de la HRA comprobaron en el año 1950. Naturalmente esto no significa que un buen miembro de la HRA se dedique a tales cosas en la vida práctica (la demostración fue dada sólo una vez en Hollywood por un mesmerista que estaba de paso; ésta no formaba parte del programa de experimentos de la HRA). Lo más interesante del Mana es que parece vivir y disponer de un tipo de inteligencia propia. Sin embargo, eso no es así en realidad; éste solamente puede actuar cuando carga o vitaliza substancia-Aka, por ejemplo, un dedo-Aka extendido; y la consciencia inteligente que parece mostrarse en él, pertenece en realidad al Yo inferior, que ocasiona por iniciativa propia el estiramiento del dedo y todo lo que debe ocurrir con eso. (Una excepción la forma el caso en que un ser espiritual sin cuerpo se apodera del control y absorbe la carga intensa de Mana para su propio cuerpo-Aka, y la utiliza para sus propios propósitos). Con la carga intensa de Mana procedemos exactamente como con los experimentos con el péndulo o con las cajas: Le explicamos a Georg lo que hay que hacer y le pedimos que lo intente. Después que le hemos explicado que hay que quemar más alimento en la corriente sanguínea y aumentar esencialmente la cantidad de fuerza vital disponible, le aliviamos su labor a Georg si utilizamos los músculos que se activan conscientemente y comenzamos a respirar más profundamente. Con eso el Yo inferior recibe la cantidad de oxígeno necesaria y se le aclara nuevamente lo que esperamos de él. Mientras esperamos que Georg inicie su trabajo, podemos hacer algunos ejercicios de gimnasia. A través de eso se estimula al Yo inferior a producir Mana; de lo contrario consumiríamos nuestra provisión de Mana en pocos segundos y nos agotaríamos. Cualquier deportista sabe que con el “primer viento” – con la cantidad inicial de Mana en el cuerpo físico y el cuerpo-Aka – solamente avanza cierta distancia y a cierta velocidad. También sabe que después de poco rato experimenta un nuevo impulso de fuerza – el “segundo viento” – y que con éste avanza constantemente y con mayor velocidad. En vez de hacer ejercicios de gimnasia, también podemos adoptar la actitud mental de un deportista que se prepara para una carrera. Nos concentramos en la imagen mental de la carrera, respiramos más rápido y tensamos un poco nuestros músculos. Bajo el efecto de esa idea, Georg casi siempre comenzará a producir más Mana. En mi libro “Conocimiento secreto detrás de milagros” dije que el Barón Eugene Ferson enseñaba un método práctico para producir una carga de fuerza vital especialmente intensa en el cuerpo. Él viajó hace años a través de los Estados Unidos y dio conferencias. En vez de Mana él

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utilizaba el término “fuerza vital universal”, y creía que había tres tipos de ésta. Él no sabía nada de los tres Yoes de la doctrina HUNA y nada de los tres tipos de Mana de los Kahunas. La diferencia fundamental entre las teorías de Ferson y las percepciones de los Kahunas está en la pregunta, de dónde proviene la carga intensa. Tal como los instructores de algunas escuelas religiosas de la India, el Barón Ferson también creía que existía una “fuerza vital universal”, que como un inconmensurable océano de energía llena todo el universo, que está en todas partes y de la cual todos los seres vivientes podrían extraer su parte de fuerza vital. Por el contrario, los Kahunas no han dejado nada que podría indicar que le atribuyen un carácter universal a la fuerza vital. Ferson creía poder en cierta medida crear de la atmósfera esa fuerza por medio de un esfuerzo mental, absorberla y almacenarla en su cuerpo. La fórmula de afirmación del Barón Ferson era: “La fuerza vital universal fluye ahora a través de mí… Yo la siento”. Entre las dos frases él hacía una pausa, para dejar crecer la corriente de energía. Mientras decía la afirmación, sus alumnos estaban parados con las piernas bien separadas y con los brazos y las manos extendidas a la altura de los hombros. Ferson creía que si las cuatro extremidades sobrepasaban el cuerpo astral, tocarían las corrientes de energía que fluyen en el aire alrededor del cuerpo; captarían la fuerza vital universal en el cuerpo, tal como las antenas captan las ondas de radio de una emisora. Pronto se sentía una picazón en las manos, que probablemente era la consecuencia de una intensa carga de Mana. Pero hay que considerar que esa picazón ya se había anunciado a través de la fórmula de afirmación, que por lo tanto se le podía esperar y Georg ya estaba trabajando para hacerla realidad (la picazón también podía por fin provenir de una disminución de la circulación sanguínea en los brazos). Pero la carga intensa de Mana se producía en todo caso y se podía demostrar. El fallecido Dr. Oscar Brunler, un renombrado científico y radiólogo, demostró un método que superaba al de Ferson, aunque éste también se basaba en la discutida tesis de que la fuerza ya estaba contenida en la atmósfera. Con ese método se comenzaba con ejercicios gimnásticos, para lograr una respiración más profunda e intensa e iniciar el desarrollo automático de una cantidad adicional de Mana. Hay que pararse con los pies bastante juntos, y tomar aire con los dedos bien extendidos, como con una pala. Primero hay que pararse en las puntas de los dedos de los pies y comenzar a estirarse lo más alto que se pueda; después se llega – doblando el cuerpo al mismo tiempo – hasta los lados de los tobillos con movimientos circulares y se termina haciendo oscilar las manos por detrás formando un arco. El arco de oscilación tiene como tres cuartos de un círculo completo. Al final de cada movimiento circular se relajan por un momento los brazos y las manos, antes de que - con estiramiento del cuerpo - sean levantadas nuevamente hasta la posición inicial. Al realizar el ejercicio varias veces vigorosamente, se mantiene la imagen mental de que en el cuerpo se acumula un exceso de fuerza vital. Cada oscilación se conecta con la fórmula: “Ahora me cargo con Mana”. El método del Dr. Brunler es excelente. Una vez que Georg ha aprendido su arte, reacciona ante un requerimiento mental del Yo medio. En algunas personas el nivel normal de Mana es bastante alto; otras tienen sólo una carga muy pequeña. Pero cualquiera puede lograr una carga intensa de Mana que se puede comprobar. El experimento que hacía el Barón Ferson era sencillo. Si alguien con una buena carga se imagina interior, plástica y afirmativamente que el Mana de su cuerpo se concentra en las manos y provoca allí efectos magnéticos, eso ocurrirá. Los “imanes humanos” logrados así, se colocan suavemente por detrás sobre los hombros de un amigo que no esté muy cargado. Si después se retiran lentamente las manos, éstas actúan como fuertes imanes y muchas veces pueden arrastrar al amigo con tal fuerza, que éste pierde el equilibrio. Algunas personas reaccionan a aquellas fuerzas mucho más intensamente que otras. Si se hace el experimento - cada vez después de una carga intensa – con diferentes personas en forma sucesiva, se encuentra con seguridad un compañero sensitivo que reacciona en forma especialmente acentuada a esa fuerza magnética.

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En otra parte he descrito un experimento que realicé en Honolulu como alumno del Barón Ferson. Yo había podido ejercer fuertes efectos magnéticos de tracción sobre diferentes participantes del grupo de estudio, pero no estaba seguro si las reacciones de esas personas no habían sido tal vez provocadas por sugestión o imaginación. Para estar seguro me puse de acuerdo con uno de los participantes del curso para hacer experimentos con su perro. Cada uno de nosotros se cargó en forma especialmente intensa, se paró detrás del perro, le puso la mano en el lomo y la retiró lentamente. Cada vez el perro era tirado por las manos, aunque trataba de sujetarse de la alfombra con las garras. Lo extraño fue que nosotros no sentimos ningún tipo de fuerza de tracción en las manos. (Ese hecho es incluso difícil de explicar de acuerdo con la doctrina HUNA). Es posible que al retirar las manos nuestro Mana-Aka se haya extendido, haya mantenido agarrado al perro de algún modo y bajo la orden del Yo inferior haya utilizado la fuerza existente en la mano-Aka invisible, para tirar al perro hacia atrás. Seres espirituales que sólo poseen su cuerpo-Aka y que lo llenan con Mana que les extraen a los vivos, pueden muchas veces realizar trabajos enormes con el empleo de toda la carga de Mana; (personas vivas, mesas y pianos pesados, por ejemplo, son levantados y casas son sacudidas como con un temblor). Recordemos que los Kahunas simbolizaban el Mana por medio del agua. Si quieren cargarse intensamente, respiraban profundamente y se imaginaban cómo el Mana - tal como agua en una fuente - ascendía cada vez más alto, hasta que se desborda. El cuerpo lo pensaban como fuente y el Mana como agua. En ese estado podían proporcionarle fuertes cargas de Mana a palos. Éstos eran lanzados a distancia sobre las cabezas de los guerreros, y el enemigo que era alcanzado caía inconsciente al suelo. Del mismo modo el mesmerista de Hollywood envío una carga intensa en su línea visual y derribó a una persona inconsciente al suelo. Sin duda él se valió para eso de un dedo extendido de Mana-Aka. Para efectuar una prueba de tracción magnética se necesita a otra persona. Por eso en el trabajo de la HRA nosotros buscamos un examen sencillo que se pudiera realizar solo. No se le encontró de inmediato, pero con el tiempo se elaboró un procedimiento, que a cualquiera que sepa trabajar con el péndulo le entrega resultados satisfactorios. Para esa prueba se sostiene el péndulo en la mano como siempre, pero sobre la palma de la mano izquierda. Se le dice a Georg en forma sencilla pero insistente, que de acuerdo con la convención debe indicar por medio del péndulo la cantidad de Mana de que dispone por el momento en el cuerpo físico y en el cuerpo-Aka (es decir, la carga normal). La convención tiene que ser claramente entendible; hay que fijarse de que la cantidad de oscilaciones sea limitada. Es muy agotador tener que seguir por largo tiempo algunos miles de oscilaciones. Hay que buscar, por lo tanto, arreglárselas con algunos cientos de oscilaciones, lo cual es totalmente apropiado y posible, porque sólo se trata de una comparación entre la carga normal y la intensa. Oscilaciones circulares en vez de las anteriores oscilaciones rectas son cambios interesantes. El procedimiento se puede acortar con la convención preguntando: “¿Es el resultado de la cuenta mayor que trescientas oscilaciones?” Si la respuesta es “Sí”, pero con cuatrocientas oscilaciones se responde “No”, entonces se dice: Pues bien, entonces comencemos con trescientas”. Al lograr la cantidad exacta, Georg debe terminar la oscilación con una leve sacudida o tambaleo del péndulo. Si todavía existen dudas sobre la cuenta, éstas deben eliminarse junto con Georg con el método “Sí” y “No”. Si hay acuerdo acerca de la carga normal de Mana, se debe ocasionar una carga intensa y hacer un nuevo experimento para ese estado de carga. Es útil anotar diariamente el resultado de tales experimentos, ya que con sólo pocos minutos de ejercicio diario se puede constatar que la carga aumenta día a día. Todo lo que esté sobre el doble de lo normal es bueno. Cuatro veces lo normal lo lleva a usted y a su Georg a la cabeza de la clase. Algunos miembros de la HRA han logrado oscilaciones del péndulo por cierto – muchas veces incluso oscilaciones en círculo muy amplias -, pero Georg simplemente se ha mantenido

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oscilando sin parar, hasta que los brazos han estado tan cansados que no ha sido posible sostener por mucho tiempo más el péndulo sobre la palma de la mano. En tales casos hice verificaciones con mi péndulo y mi Georg sobre las manos de los amigos de la HRA en referencia. Mi Georg resultó ser tan útil con la medición de las otras personas como conmigo mismo. En todos los casos nos entregó la cantidad normal y después de la carga intensa la cantidad aumentada. En otros dos casos, una conversación con los amigos de la HRA – y tal vez una conversación silenciosa entre nuestros Georgs - condujo a que los ejercicios posteriores fueran comprendidos del todo, las oscilaciones erradas desaparecieran y se dieran resultados normales. De esa experiencia deducimos que los dos Georgs no habían comprendido bien la convención. Ellos habían comprendido, por cierto, que las oscilaciones circulares del péndulo debían indicar cargas de fuerza vital – lo que es simple de comprender – pero no habían podido comprender que una determinada cantidad de oscilaciones debía servir de indicadora de la carga normal y que había que indicar la carga intensa que sobrepasaba a ésta, por medio de una correspondiente mayor cantidad de oscilaciones. Personas con un bajo nivel normal de fuerza vital, casi siempre pueden percibir claramente el aumento de Mana, después de una carga intensa. Ellas sienten entonces un mayor bienestar, un aumento de la fuerza física o de la voluntad, mayor poder de decisión o agudeza mental, una actividad de la memoria más rápida y fácil y una mejor función de la actividad sensorial. Lo último corresponde sobre todo a la capacidad visual. Uno de los experimentos más preferidos de la HRA en ese aspecto, era colgar un cuadro de colores y observarlo antes y después de la carga intensa. Después de la carga intensa la visión es más clara y amplia. Es totalmente sorprendente el aumento de la capacidad visual que se tiene entonces, cuántos detalles más se perciben y cómo crece la luminosidad de los colores. Uno del grupo de la HRA, que tenía que dedicar largas horas a su arduo trabajo profesional, constató que cada vez que se cargaba una o dos veces con Mana en la mañana o en la tarde, se sentía de inmediato fortalecido y vigorizado. El Mana es efectivamente una fuerza vital. Con ella la vida transcurre intensamente; sin Mana, ésta desciende al estado vegetativo. Ese descubrimiento no sólo proviene del trabajo de la HRA y de la doctrina HUNA. Muchos médicos han constatado desde hace mucho tiempo, que el Yo medio, con un nivel demasiado bajo de fuerza vital, ya no puede dominar al Yo inferior, y que este último se comporta en forma irregular y desenfrenada cuando se le abandona; se llega entonces a síntomas neuróticos y psicóticos. Si el nivel de fuerza vital desciende profundamente, la víctima cae en un estado de permanente enfermedad y depresión, y desde allí solamente hay un paso hasta la locura total. Uno no puede ni elevar ni perder la substancia de su cuerpo-Aka; pero se puede elevar el nivel de fuerza vital con un resultado favorable, si está demasiado bajo o si se necesita más Mana para determinados propósitos. Pero por el contrario, se puede perder Mana y sufrir cada vez más por medio de esa pérdida. La pérdida total de Mana tiene como consecuencia la muerte. Pero este es el punto más importante de nuestras reflexiones acerca del Mana: Si logramos ocasionar una carga intensa de Mana, estamos en condiciones – con ayuda del Yo superior – de producir efectos beneficiosos y milagrosos, comenzando con sanaciones sencillas hasta cambios milagrosos en los tejidos del cuerpo e incluso en las vueltas del destino de nuestro futuro. En el siguiente párrafo hablaremos acerca de la naturaleza del Yo superior, para que lleguemos lo más rápido posible con lo que ya sabemos acerca del Mana y de los racimos de formas de pensamiento, al único trabajo importante, con el cual los tres Yoes actúan juntos en completa armonía.

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VII

EL YO SUPERIOR

Los Kahunas creían en una tercera y suprema forma de consciencia del ser humano, y en contacto con ésta realizaban hechos milagrosos. Para simplificar, la llamaremos Yo superior. Tal como el Yo inferior y el Yo medio, el Yo superior también es un ser espiritual. Él vive en su cuerpo de substancia-Aka, fuera del cuerpo físico; puede estar cerca, pero también muy alejado de éste. Tal como un cable telefónico, la cuerda-Aka comunica permanentemente al Yo inferior con el Yo superior. Si los tres Yoes normalmente trabajan juntos de manera libre y fácil, entonces el Yo inferior puede, cuando lo requiere el Yo medio, invocar en cualquier momento al Yo superior y enviarle comunicaciones. Los Kahunas llamaban al Yo superior aumakua, lo que significa algo así como “Espíritu paternal sumamente confiable” o “Dios-Padre”. Que con eso no se hace referencia a ningún padre en sentido normal, lo indica la palabra radical au, que significa “más antiguo”, en el sentido de completamente crecido, completamente desarrollado y superior en fuerza, sabiduría y fiabilidad. Au es también “una cuerda”; en este caso la cuerda-Aka que comunica al Yo superior con el Yo medio e inferior. La palabra radical au significa, además, “un efecto espiritual” y “un flujo o una corriente”, como en el mar. Con eso se da a entender que el Yo superior emplea su fuerza espiritual para la realización de nuestras oraciones – pero que al mismo tiempo necesita una afluencia de Mana. (Un río o una corriente de agua es el símbolo del Mana). Makua significa “Padre” (una parte paterna) y la palabra radical ma significa “acompañar”. Con eso se alude al hecho de que el Yo superior acompaña como guía al Yo inferior y al Yo medio a través de la vida. Otro sentido de la misma palabra radical es “consolidar”. Esto nos lleva a una de las creencias más interesantes de la doctrina HUNA: Todas las circunstancias y acontecimientos que la persona le pide al Yo superior en la oración, tienen primero que ser formadas de substancia-Aka invisible por el Yo superior (el Yo superior dispone de los conocimientos necesarios para eso y también tiene – en caso de que el Yo inferior y medio le entreguen Mana diariamente – la fuerza necesaria). En las formas así creadas, la substancia física es “consolidada” o “materializada”. Después que se ha terminado el “proceso de consolidación”, las circunstancias o acontecimientos pedidos se manifiestan como hechos en el plano físico. En esta parte tal vez se puede preguntar, qué tiene que ver la percepción del beneficioso poder del Yo superior con Dios. La idea de un ser divino superior fue el aporte de los hebreos a las ideas del mundo sobre ese eterno tema. Pero al lograr esa magistral pieza de trabajo de pensamiento, dieron motivo, en muchas ramas de las religiones, para la eliminación de todas las formas y planos de consciencia que hay entre el ser divino medio y el ser divino superior infinito. Entre esos dos niveles se abre un enorme vacío que contradice nuestro conocimiento del reglamentario proceso evolutivo de desarrollo en el plano terrenal. Vemos cómo la evolución de la vida se lleva a cabo desde una forma elemental a la próxima, a través de formas cada vez más perfectas, y sigue y sigue hasta que se ha logrado el alma del ser humano. Cada forma de vida – por muy simple o incluso microscópicamente pequeña que sea – indica perfectamente que la dirige una consciencia y que posee toda la fuerza vital que necesita para el cumplimiento de sus labores. Pero si se hace un alto en la especie humana y se hace un salto inimaginablemente grande desde el plano de su escasa fuerza mental y física hasta el creador supremo del universo, eso ya no es compatible con lo que observamos por todas partes a nuestro alrededor: con la evolución que se lleva a cabo paso a paso y reglamentariamente hacia planos

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cada vez superiores. Que se haya podido llegar a una percepción tan irracional, se basa en parte en que los planos que están más arriba del ser humano físico no son visibles para el ojo físico. El dios de Moisés estaba fuertemente amoldado según la imagen humana, para que el ser humano pudiera aceptarlo y comprenderlo mejor. Para personas de escasa capacidad mental, éste era un bondadoso anciano con barba larga y ojos centelleantes, pero que se tornaba peligroso y terrible al enojarse, cuando no se obedecían sus órdenes. Sus órdenes – así se suponía – se las daba Dios a los sacerdotes, que se les transmitían a los creyentes. A falta de órdenes de primera mano se hizo un libro en el que se escribieron las órdenes originales, como la “palabra de Dios”, … y pobre del que se atreviera a dudar de esa “palabra”. En eso no importaba en absoluto que hubiera tales “palabras de Dios” en todas las religiones y que, además, ni siquiera concordaran bien con las órdenes dadas por Dios. Como el ser humano constaba de tres entidades, los Kahunas creían que el Dios supremo también reunía tres entidades en sí. Se les llamaba, según antiguas leyendas hawaianas, Ku, Kane y Kanaloa, y se les consideraba como tan altamente desarrolladas sobre toda medida humana, que eran personificadas como entes con un gran poder mágico, como seres que habían creado los mundos y los pueblos y que dominaban sobre éstos. La lógica y la sabiduría de los Kahunas se puede ver en el hecho de que ellos reconocían que un ser medio jamás podía comprender la naturaleza del Yo superior y la espiritualidad característica de éste. Si ni siquiera podemos comprender el Yo superior, que pertenece a nuestro propio Yo y que está sobre nosotros en el nivel más cercano en la escala de la evolución, entonces está claro que nuestra posibilidad de comprender a seres espirituales más elevados o al Dios supremo universal, tendría que ser extremadamente escasa. Los Kahunas enseñaban que todas las oraciones tenían que ir primero al Yo superior, porque nuestra cuerda-Aka sólo alcanza hasta él y no nos puede poner en contacto con entidades superiores. Se creía, sin embargo, que el Yo superior, cuando no puede realizar él mismo un deseo expresado en una oración, transmite la oración a entidades superiores. Además, los Yoes superiores no existen como “solitarios”. Ellos forman más bien, en estrecha amistad y amor, la gran “Poe Aumakua”, la “Gran Sociedad de los Aumakuas”, y están siempre empeñados en ocuparse con todas las fuerzas en ayudar a los otros Yoes superiores, como también a los Yoes inferiores o personas físicas de éstos. Tal como se explicó brevemente en el párrafo I, se encuentran enseñanzas HUNA en muchos pasajes encubiertos y poco comprendidos de la Biblia. A causa de los símbolos utilizados y por medio de volver a traducir al “idioma sagrado”, en el cual las palabras radicales contienen el significado interior, se han podido interpretar tales pasajes de la Biblia. Al hacerlo se demostró que los iniciados de los tiempos bíblicos y los Kahunas, lejos al exterior del Océano Pacífico, había extraído de la misma fuente de conocimiento. Consideremos, por ejemplo, la palabra Jehová, que en el Antiguo Testamento era uno de los nombres para designar a Dios. Jehová significa “uno que viene”. La traducción de ese término al hawaiano es kokoke. Pero eso no sólo da como resultado el mencionado significado exterior aceptado en la escritura hebrea, sino que de las palabras radicales obtenemos mayores informaciones acerca de la deidad designada con ese nombre. Recibimos, como se verá de inmediato, una descripción genuina de los poderes del Yo superior. Ko: “cumplir, producir” (como con el cumplimiento de una oración);

“cumplir”, como se cumple un acuerdo o un contrato; “obtener algo que se ha buscado”; “poner en vigor una ley”; “conquistar o subyugar” (poseer una gran fuerza).

Koko: “reponer un hueso”, como con una sanación inmediata; “arreglar un hueso”;

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“Sangre” (en la doctrina HUNA, el símbolo de la vida corporal); “cumplir” (más enérgicamente que Ko. El Yo superior, en cumplimiento de su promesa, hace escuchar la oración y ocurrir cosas).

Koke: “Cerca, no estar muy lejos, acercarse bastante a alguien”; “tener una relación amistosa con alguien”; “asignado a alguien” “favorecer a alguien”; “hacer algo de inmediato, rápidamente, instantáneamente” (con el causativo hoo).

En las iglesias cristianas modernas de escasa orientación ortodoxa, se ha discutido mucho acerca del dios “interior”, “propio”, el “Padre que vive en nosotros”. La idea se remonta a ciertas frases del Nuevo Testamento y muy especialmente a las palabras de Jesús: “El reino de los cielos está en vosotros”. Si traducimos la expresión “un dios que vive con alguien o en alguien” al hawaiano, obtenemos akua noho. Ese es uno de los nombres que se le daba al Yo superior. Los significados interiores emergen de las palabras radicales como sigue: Akua era un ser que superaba al Yo medio en inteligencia, fuerza, o en otras cualidades. Era superior por su mayor poder de juicio y por su capacidad de dar consejos valiosos, de guiar y de proteger. Noho significa vivir “en” o “con” alguien – como viene, por ejemplo, el Yo superior, a petición, a vivir con los Yoes inferiores y medios. Pero cuando el Yo superior vive con los Yoes inferiores o está conectado con ellos a través de la cuerda-Aka, los tres Yoes tienen una relación especial entre sí, como lo expresa el segundo y muy importante significado de noho. Ellos “tienen los mismos privilegios”. Esto indica nuevamente el hecho de que también el Yo superior tiene que participar del Mana o de la fuerza vital de la persona, para estar en condiciones de poder actuar en el denso plano físico y realizar en su plano invisible su trabajo creativo para la creación del futuro. Isaías, que alaba al Yo superior como “maravilloso consejero”, expresa con eso exactamente lo que dice la doctrina HUNA. Por su altamente desarrollada fuerza mental y sabiduría, el Yo superior merece alabanzas aún mayores. El Yo superior es para nosotros guía y protector, si solamente abrimos nuestros dos Yoes inferiores y le permitimos desempeñar su papel natural en la vida en este plano. Isaías también llama al Yo superior el “Padre eterno”, y eso nos lleva de regreso al concepto de padre en Aumakua, el nombre para designar al Yo superior. Siglos después de Isaías, Jesús – en absoluta contraposición a la antigua percepción de Dios, como un ser celoso e irritable – hablaba de Dios como el “Padre amoroso”. Ese no fue ningún error de Jesús. Nosotros ya hemos hablado de que Jesús tiene que haber sido un iniciado de la antigua doctrina HUNA. Como tal, él podía en cualquier momento “unificarse con el Padre”, unirse con éste muy estrechamente; y a través de eso estaba en condiciones de experimentar permanentemente, en su vida como ser humano con tres Yoes, la ayuda del Yo superior. Habitualmente Jesús hablaba de él mismo como del hijo del hombre, pero a veces también se llamaba a sí mismo hijo de Dios. Si se le pedía una explicación por eso, él se remitía a las antiguas escrituras “Yo dije que ustedes son dioses”. Él se refería entonces, tal como el salmista que citaba, al plano de su Yo superior. Algunos miembros de la HRA de origen cristiano preguntaban por qué era necesario orar en “nombre de Jesús”. “Oren en mi nombre”, enseñaba Jesús, y ese mandamiento claro e inusual es demasiado enfático como para que se le pudiera pasar por alto como insignificante. La frase “Oren en mi nombre” se puede volver a traducir al hawaiano y entonces se revela el secreto. “Orar” es en hawaiano “invocar” a alguien a quien se le reza. La palabra que se utiliza es ku-he-a o alternativamente ka-he-a. Las palabritas radicales nos dicen cómo se debe invocar al Yo superior a la manera HUNA. Se extiende un dedo-Aka para tocar al Yo superior y obtener su

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atención (en comparación se podría decir que alguien levanta el auricular del teléfono y marca un número. El interruptor del aparato le abre el camino a la corriente eléctrica a través del cable y en cierto modo le da vida a éste). Del mismo modo la cuerda-Aka es cargada con Mana desde el Yo inferior hasta el superior y preparada para el uso. Se despierta la atención del Yo superior, y éste está preparado para recibir la comunicación telepática o la oración. Nosotros no expresamos nuestros pensamientos solamente en palabras, sino en racimos de formas de pensamiento, y cuando éstos llegan hasta el Padre Yo superior a lo largo de la cuerda-Aka en una corriente de Mana, expresan nuestras palabras y pensamientos. Esto sería todo, por el momento, acerca del secreto que se oculta detrás de las palabras “preguntar” o “invocar”. ¿Pero qué secreto esconde la palabra Kahuna “nombre”? La traducción es i-noa. La raíz de la palabra nos entrega primero el significado oculto de “hablar”, lo que indica que el Yo superior responde a nuestro llamado. Además, encontramos el significado “liberar a alguien de limitaciones de todo tipo”. Eso corresponde a nuestra petición de que el Yo superior nos ayude a superar todos los obstáculos que le dificultan al Yo inferior enviarle Mana y oraciones con formas de pensamiento y producir el contacto con él. Otra palabra radical nos ayuda a comprender, por qué el Yo inferior a veces no puede activar el hilo-Aka – el camino simbólico hacia el Yo superior. Su significado es “perjudicar a otro”, y eso es “pecado” en sentido HUNA. En el sistema HUNA existe solamente un gran pecado que se puede cometer conscientemente: PERJUDICAR A OTRO. El Yo superior se encuentra demasiado alto para que pueda ser dañado por los dos Yoes inferiores. Él tiene compasión con el ser humano inferior, y desea en forma vehemente que éste viva permanente bien su vida, sin perjudicar a otros. Se entristece cuando la persona persevera en el pecado y por medio de éste se aparta de la ayuda y conducción diaria que el Yo superior normalmente podría darle. Si dañamos a otra persona, mental o físicamente, o perjudicamos nuestro propio cuerpo por medio de excesos, actuamos totalmente conscientes; por eso también podemos dejar de actuar así. (Sobre otros “pecados” en forma de complejos y fijación hablaremos después). Mientras se sea culpable de haber dañado a otra persona, no se está en condiciones de dirigir a Dios una oración efectiva por intermedio del Yo superior – o como Jesús enseñaba: en su nombre. Tenemos que reparar lo más posible todos los daños que les hemos ocasionado a otras personas. Si eso ya no es posible, si ya no se puede lograr una compensación o una reparación y ya no se puede obtener perdón, entonces, como penitencia suplente, hay que hacer buenas obras para otros de manera altruista. Cuando se designó al Yo superior como “Yo paternal sumamente confiable”, fue decisivo un conocimiento: El Yo superior no se entromete jamás en la actividad de los dos Yoes inferiores. Nunca los priva del “libre albedrío” que éstos poseen como herencia divina y derecho de nacimiento. Es privilegio del ser humano aprender por medio de experiencia, y se le debe permitir usar sus manos en la vida como quiera y sin intromisión del “Yo superior paternal, más antiguo y más sabio”. Naturalmente esto puede conducir a que se tenga que aprender a ir por el duro y pedregoso camino, por medio de la experiencia más amarga. Algunas personas tienen el “conocimiento intuitivo” de que existe un Yo superior. Pero el conocimiento intuitivo es válido solamente para el que lo tiene; no se puede traspasar a otros. Uno solamente puede expresar el convencimiento de que considera verdadera y real la intuición percibida interiormente. Los demás tienen la libertad de aceptar o rechazar esa declaración. En mi libro “Conocimientos secretos detrás de milagros” describí un sistema místico del budismo Zen, que tiene como propósito obtener una impresión intuitiva o semisensorial del Yo superior como “realidad única”. Yo relaté cómo yo mismo traté de despertar esa sensación, y con ella el convencimiento de que existe un tipo de mundo que contiene las formas perfectas de todas las cosas y grandes verdades, aunque en él no se percibe otra cosa que “estar vivo”, la simple

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existencia del cuerpo, desligado de espacio, tiempo y recuerdo, pero siempre sumergido en un aluvión de luz de uno u otro color. Yo me sentía de vez en cuando como una parte de esa luz, como unificado con ella. Experiencias parecidas de los primeros Kahunas podrían haber llevado a que se simbolizara al Yo superior como LUZ. También se le dio el nombre de Ao o Io, lo que significa algo así como “luz” y “verdad” o “la auténtica verdad y realidad”. Muchas veces el Yo superior era llamado Ala, lo que no solamente significa “el consagrado”, sino también “camino” o “sendero” – ambos símbolos de la cuerda-Aka que va hacia el Yo superior. En el Nuevo Testamento están contenidas esas designaciones sólo en su significado externo. Jesús, que se designaba a sí mismo como “unificado con el Padre”, por lo que tenía el derecho de hablar como representante del Yo superior Padre, les dijo a aquellos de sus discípulos que él inició en el antiguo secreto: “YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA”. La “vida” en este caso, es el Mana transformado por el Yo superior y enviado nuevamente a los Yoes inferiores como fuerza curativa y que bendice – la energía del Yo superior que entrega vida. Jesús hablaba de sí mismo como la “LUZ” del mundo, y cuando enseñaba que solamente se podía llegar al reino de los cielos a través de él, hablaba simbólicamente de él como la conexión-Aka, como el camino hacia el Yo superior, ya que esa conexión es el único camino que conduce al contacto con el Yo superior, sobre el que se le puede orar a la manera HUNA. También con el “reino de los cielos” se hace referencia al Yo superior simbólicamente. El Mesías o el “Consagrado” (como lo indica Ao, uno que está en contacto con el Yo superior) era un título usado con frecuencia en el Antiguo Testamento; Jesús se refirió a éste siglos después, como una profecía de su propia venida y de su tarea espiritual. Los pasajes de la Biblia que se refieren al “consagrado”, son referencias levemente encubiertas al Yo superior y a sus poderes benditos para la ayuda y redención del mal y para el perdón de los pecados. Cuando Jesús les hablaba a personas que no estaban iniciadas, utilizaba los significados exteriores de las palabras; lo mismo hacían los Kahunas en Egipto y después en la Polinesia. Pero a sus discípulos les enseñaba los significados HUNA que se ocultan detrás de las palabritas radicales del “idioma sagrado”. En el Nuevo Testamento, Mateo 13: 10-11, se habla muy claramente acerca de esas doctrinas interiores. Ahí dice: Se acercaron sus discípulos y le preguntaron: “¿Por qué les hablas a ellos con parábolas?” Él respondió: “A ustedes les está permitido comprender los secretos del reino de los cielos, pero a ellos no les está permitido”. Pero como HUNA era el “gran secreto”, ese comentario indica con una claridad indudable, que el sistema HUNA constituía el contenido de la doctrina. Es una suerte para la humanidad que en un transcurso normal de vida los tres Yoes trabajen juntos y que los Yoes inferiores inviten al Yo superior a hacerse cargo de su legítima parte del cumplimiento de las tareas de vida. Junto con eso el Yo superior recibe entonces su parte de “pan diario”, de Mana inferior, y emplea su sabiduría y fuerza superior de la mejor manera, para la conducción y sanación de la persona, como también para la formación de un futuro favorable para ésta. El mayor descubrimiento en la vida de una persona es la constatación de que existe un Yo superior; el segundo más grande es aprender cómo se trabaja junto con éste y cómo se puede obtener su ayuda. En una vida normal nos dirige y nos guía el Yo superior automáticamente y en cierto modo entre bastidores, incluso cuando uno no está en absoluto consciente de eso. Las cosas simplemente “ocurren” de manera correcta; se evitan las dificultades y la vida transcurre fácilmente, feliz y exitosa. Se sirve a los demás y se recibe la “gratificación del Señor” o la felicidad que equivale a la ayuda que se les da a otros. Al mismo tiempo uno se desarrolla. El Yo inferior es adiestrado y aprende rápido a adaptarse más y más al Yo medio. El Yo medio se vuelve día a día más confiable, y pronto llega el momento en que puede ascender al nivel

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siguiente de consciencia y de vida, en el que llega a ser un Yo superior. Quien se comunique frecuentemente con el Yo superior, por medio del Yo inferior a través de la cuerda-Aka, está simbólicamente bajo el “yugo” del Señor - del Yo superior. Representando al “Padre”, Jesús enseñaba: “Mi yugo es suave, mi carga liviana” y los Kahunas decían lo mismo de una persona que estaba purificada y dispuesta a conectarse con el Yo superior. Cada uno de los tres Yoes tiene su propia espiritualidad. El Yo inferior tiene el don del recuerdo, el Yo medio, al cual le falta la capacidad para recordar, tiene razón y poder de juicio, para darse cuenta claramente lo que sucede con la persona. La espiritualidad del Yo superior parece incluir la capacidad para recordar, disponer de un poder de juicio de un tipo muy elevado y estar en condiciones de distinguir el pasado y la parte ya cristalizada del futuro. A causa de esa variedad de las fuerzas mentales, los dos Yoes inferiores no pueden comprender completamente al Yo superior. Lo mejor que podemos hacer – hasta donde alcance nuestra capacidad de entendimiento - es buscar comprender y luego simplemente continuar… con amor hacia nuestro divino Yo superior y con la serena consciencia de que él siempre nos ama, sin importar si tenemos éxito o si fracasamos, y que siempre está dispuesto a responder a nuestro llamado y a ayudarnos cuando pedimos ayuda. Se debe totalmente a nosotros - a los Yoes inferiores – cuando se le ponen barreras a su ayuda.

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VIII

CONSTRUCCIÓN DE LA ORACIÓN DE RACIMOS DE FORMAS DE PENSAMIENTO

Las declaraciones más importantes acerca de la oración HUNA se encuentran en algunas palabras que son familiares y de profundo significado para el iniciado en la doctrina secreta, pero que para la persona ajena carecen de todo sentido. La copa o el cáliz lleno hasta que se desborda es uno de los símbolos preferidos, ya que pueden simbolizar los racimos de formas de pensamientos que se utilizan para la construcción de la oración. La oración tiene que ser formada por el Yo inferior y medio en trabajo conjunto y ofrecida al Yo superior telepáticamente a través de la cuerda-Aka. El hecho de llenar la copa simboliza el “cumplimiento” de la oración, la realización por parte del Yo superior, del deseo expresado en la oración. Con eso también resulta otro buen símbolo de la forma cómo ocurre el “cumplimiento”. Si se le envía al Yo superior a lo largo de la cuerda-Aka la ofrenda-Mana y con ésta telepáticamente las formas de pensamiento, que constituyen el contenido de la oración y forman un racimo o una “copa”, el Mana se simboliza como agua que sube como en una fuente. Si ésta llega al Yo superior, se convierte en niebla o en una nube y es utilizada para realizar el deseo expresado en la oración. Después del término de un plazo razonable (en caso de que la respuesta no tenga lugar espontáneamente), las nuevas circunstancias se presentan como realidad física. Eso se simboliza por medio de gotas de lluvia, que caen desde el Yo superior y llenan la copa. En Egipto y especialmente en la India, la flor de loto en forma de copa representa a la copa. Como la flor de loto flota en al agua (símbolo del Mana del Yo inferior) con un largo tallo (alusión a la cuerda-Aka), es un buen símbolo de aquello que es necesario para la oración. El significado HUNA de los símbolos se perdió alguna vez, y en la India el loto tiene actualmente otros significados – aunque la expresión utilizada en los mantras “Oh tú, joya en el loto” indica el Mana, que simbolizado como lluvia o rocío, cae en gotas y llena la copa. Los Kahunas de los tiempos antiguos cuidaban de que el símbolo de la copa no pudiera ser mal interpretado. Ellos unieron justamente las palabras que equivalen a “agua que salpica” y “cuerda” y obtuvieron ki-aha. Su traducción da también actualmente como resultado “copa”. El “agua salpicada” – como lo expresa el símbolo – es naturalmente la carga intensa de Mana. La “cuerda” es la cuerda-Aka que conecta al Yo inferior con el superior. La copa es la forma o el recipiente en el cual el Yo superior - en cumplimiento de la oración - simbólicamente deja caer la lluvia de su favor, tal como se vierte algo en un molde, para fabricar una pieza. Que hoy, después de tanto tiempo, todavía sea posible revivir la doctrina secreta, se lo debemos a la permanente repetición de tales símbolos. Habitualmente los Kahunas utilizaban varios símbolos para un significado, y con eso impedían que el secreto contenido en él pudiera perderse por medio de posibles modificaciones posteriores de una palabra o de su significado. Los Kahunas estaban firmemente convencidos de que el Yo superior podía transformar cosas y circunstancias en “respuestas” en el plano del futuro invisible, tan sólo una vez que se le hubiera enviado suficiente Mana inferior. Si esa opinión es correcta o no, sólo podemos decirlo una vez que la hayamos examinado en su valor práctico. Lo mismo rige para su opinión de que el Yo medio, como primera medida, tiene que formar la “copa”, la forma básica de pensamiento, es decir, que tiene que crear una imagen clara de las nuevas condiciones deseadas, antes de pedirle al Yo superior que contribuya con su parte para la realización. Pero una cosa sabemos indudablemente: Lo que los Kahunas consideraban como los fundamentos de la oración, lo que

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pensaban al respecto y cómo lo elaboraban. El conocimiento de esas cosas está asegurado por medio de símbolos que los Kahunas han sabido guardar con gran cuidado y visión para la posteridad. Aún con más frecuencia que la copa y la flor de loto, se utilizaba la “semilla” como símbolo. Las formas de pensamiento son invisibles y extremadamente pequeñas, en cierto modo, ideas finas como partículas; aglomeradas se les podría simbolizar gráficamente como “nuditos” de semilla que son llevados hacia arriba a lo largo de la cuerda-Aka en una corriente de Mana. Una vez que se ha colocado una semilla en la tierra, hay que mantenerla húmeda para que la planta crezca de ella. La dosis de Mana que diariamente se le ofrece al Yo superior, estaba simbolizada por el agua; servía para regar la “semilla” que se le había enviado al Yo superior y que entre tanto se había dejado al cuidado de la tierra del invisible Jardín del Edén, en el que maduran todos los frutos. (Pero si un árbol tiene el fruto del conocimiento carnal del mal – el complejo – y si ese fruto está en el Yo inferior, entonces se lleva a cabo la expulsión del Jardín del Edén, y el buen fruto del cumplimiento de la oración ya no puede madurar). Es interesante rastrear los significados secretos que los Kahunas colocaron en la palabra con la que designaban la semilla, es decir, ano-ano. Ésta no sólo designa a la semilla en el sentido normal de la palabra, sino que las palabritas radicales hacen referencia, además, a algo que hace variar el estado de las cosas o las circunstancias actuales. Con eso se dice exactamente lo que hace el Yo superior cuando se le pide ayuda – por ejemplo, para sanar una pierna herida. Se genera la imagen mental de la pierna sanada y se envía telepáticamente como oración: la imagen es la “semilla”. Otro de los muchos significados que hay detrás de la palabra ano se refiere a un parecido o una copia de circunstancias deseadas; con eso se quiere hacer referencia al significado de la palabra de la oración, que es dicha en voz alta, mientras al mismo tiempo la oración es enviada telepáticamente por el Yo inferior hacia arriba. Y todavía otro significado: “Algo que está reservado para un propósito especial – algo que está santificado o consagrado”. La palabra para “semilla” es al mismo tiempo la palabra para “ahora”. Eso nos abre la comprensión para la singular instrucción que nos dio Jesús cuando dijo: “Pidan creyendo que lo que piden lo han recibido ahora”. La semilla es la imagen mental de lo deseado, de lo que se espera con ansias, PERO NO de la imperfección actual que nos rodea. La imagen del estado ya terminado y completo después de la sanación o de la corrección, tiene que ser visto, ya con la producción de la semilla, en forma radiante y clara ante los ojos interiores. Esta es una CONDICIÓN-AHORA en status nascendi, o expresado de otro modo: No se le puede enviar al Yo superior la imagen de la pierna herida para que él cree ese estado. Hay que imaginarse el futuro deseado como ya existente AHORA Y AQUÍ, aunque esto sólo ocurra en la imagen de forma de pensamiento de la “semilla”. El trabajo principal de los Kahunas era decir oraciones que condujeran a la realización, de inmediato o después. Una de las raíces de la palabra “Kahuna” indica que como primer paso al orar hay que producir formas de pensamiento microscópicamente pequeñas, partículas pequeñas como polvo. El polvo es un buen símbolo. Asciende cuando se le pone en movimiento; se eleva como si flotara hacia arriba hacia el Yo superior. La misma palabra radical significa también “ocultar”, y eso indica la segunda gran labor de los Kahunas: La mantención del secreto, el ocultamiento o encubrimiento de la transmisión del “secreto”. Las preparaciones para la oración eran de gran importancia para los Kahunas. Primero había que hacerse claridad con todo cuidado de lo que se quería; después se tenía que formar con todos los detalles, una imagen mental lo más completa y perfecta posible de las condiciones deseadas que debían realizarse. La imagen tenía que ser vista como real y como ya existente ahora, aunque la realización se manifestaba después de cierto tiempo. Ho-ano significaba preparar o “preparar la semilla” y significa, además, “afinar la mente para algo solemne” – como para la preparación para la veneración o antes del comienzo de una “empresa audaz”. Pero la empresa más

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maravillosa para la cual es capaz una persona en general, era, según la doctrina HUNA, la oración. En el trabajo de la HRA, ya los primeros intentos para la realización de una oración HUNA indicaron que la persona corriente apenas se puede imaginar cómo se puede aproximar a la creación de una imagen mental clara. De los informes que nos enviaron acerca del tipo de oración utilizada, se deducía que en una buena mitad de los casos, las enfermedades a eliminar o las condiciones ambientales indeseables estaban incluidas en la oración y en cierto modo habían sido enviadas al Yo superior como componente de la imagen. Si, por ejemplo, un hueso fracturado ya no quiere sanar bien, no se ora algo así como “… sana mi pierna enferma”, ya que en ese caso la lesión llega justamente a ser parte de la imagen o semilla. Dentro de poco tiempo recurrimos en el trabajo de la HRA a cosas elementales, para aprender desde lo más básico a formar una imagen que contenga exclusivamente el estado deseado – es decir, por ejemplo, la imagen del hueso en su forma ya perfecta AHORA, tal como existe AHORA, ya sanado y perfecto en la copa-imagen-semilla. Eso no fue en absoluto fácil, ya que en el Yo inferior están justamente todos los recuerdos relacionados con la lesión del hueso y su estado de enfermedad, conectados entre sí por medio de muchos hilos de asociación de substancia-Aka. Incluso con la creación de la nueva imagen, solamente con esfuerzo se lograba hacer salir la cadena de pensamientos de otra cosa que no fuera la lesión. Los teósofos que había entre nosotros y aquellos que dominaban la práctica de la concentración, de la meditación y de la contemplación, naturalmente aventajaban a los otros, que nunca se habían tomado tiempo para el gran arte de mantener sus pensamientos en el único sendero que lleva a una y solamente a una meta. Cada recuerdo de un objeto o de un suceso incluye su apariencia, sabor, olor, sensación y temperatura, su lugar en el tiempo y en el espacio y sus relaciones racionales con todos los sucesos asociadores. Del mismo modo, una buena imagen mental de un suceso futuro tiene que ser formada de tal manera, que contenga esos aspectos. Si queremos aprender cómo trabaja la mente en ese sentido, sólo necesitamos sentarnos tranquilamente y llamar a la memoria los acontecimientos de las últimas horas, semanas o meses, y tal vez también del año pasado. Habitualmente el Yo inferior nos regresa primero las impresiones visuales; después aparecen, en los marcos de la situación espacio-tiempo, los recuerdos de otras impresiones sensoriales, como sonido, olor, sabor y tacto. La imagen visual tiene la prioridad. El ojo es nuestro órgano sensorial más desarrollado y por eso parece naturalmente que la imagen vista no sólo es la primera en surgir del recuerdo, sino que también es preferida por el Yo inferior como la posibilidad más fácil de comunicación telepática. En la reseña del contacto telepático entre dos personas, ya se indicó que la imagen mental se puede enviar mejor que, por ejemplo, impresiones de sonido, aun cuando éstas estén simbolizadas por palabras. En nuestros sueños se demuestra que Georg está acostumbrado a transformar en impresiones visuales, recuerdos o impresiones de ideas que se han grabado. De ese modo, vemos, por ejemplo, a un piano, como representante de la música, a un perro como representante de ladrar y gruñir y a un plato lleno con comida deliciosa como la imagen para la satisfacción de nuestro gusto. Georg parece considerar más importante una imagen que mil palabras. Si se quiere descubrir qué induce a Georg a determinados sueños, es aconsejable poner atención en cuáles cosas se transforman en símbolos visuales de ese modo. De eso aprendemos, que la mejor manera de producir los racimos de formas de pensamiento de la oración es utilizar imágenes visuales como escenario. Naturalmente se pueden utilizar adicionalmente otras impresiones sensoriales, siempre y cuando se las pueda generar claras y vívidas. Algunas cosas o circunstancias por cuya realización oramos, son más adecuadas para imágenes que otras que están compuestas de diferentes sensaciones sensoriales. Una oración por una comida abundante podría, por ejemplo,

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emplear casi todos los sentidos, pero eso no es así si se ora por una noche de sueño profundo y saludable. Si la imagen de la cosa o de la situación por la que se ora debe ir acompañada de palabras, entonces hay que elegirlas con el mayor cuidado y estudiarlas a tiempo. Muchas palabras tienen precisamente diversos significados, y Georg es completamente capaz de captar otro sentido en vez del elegido por el Yo medio y así distorsionar la oración. Cuando Georg, como de costumbre, transforma palabras en imágenes visuales, en la oración “Dame salud, bienestar y felicidad” tal vez tome como símbolo de la salud al campeón de boxeo que tanto le impresionó recientemente, como símbolo de bienestar la bóveda del tesoro del Banco de la calle del lado, y como imagen de la felicidad al pequeño perro de los vecinos del lado, que siempre menea animado la cola cuando su amo llega a casa. Pero si se le envían telepáticamente al Yo superior imágenes distorsionadas de ese modo, es claro que también el cumplimiento – si se lleva a cabo siquiera – de alguna manera será distorsionado. Para prevenir un fracaso así, se elabora junto con el Yo inferior la imagen de salud total, esmeradamente y todo el tiempo que sea necesario, hasta que uno se vea en una imagen visual definitiva, en un estado en el que uno puede hacer todo y alegrarse de todo lo que sólo es posible hacer con completa salud. También con respecto a bienestar y felicidad, las imágenes tienen que expresar de manera definitiva e inequívocamente clara lo que se piensa. (Si se ora para otra persona, igualmente hay que considerar lo mismo). No sin razón nos ocupamos tan intensamente con los experimentos con cajas y con el péndulo para conocer al Yo inferior y sus caprichos. Uno no puede conocer suficientemente a su Georg. Eso queda claro en un informe de un famoso investigador inglés de la telepatía. Él dividió a sus colaboradores en dos grupos. A un grupo lo envió fuera de la habitación donde se encontraban, con la instrucción de escoger un objeto cuya imagen mental debía ser transmitida telepáticamente al otro grupo. En un caso, el grupo fue a la cocina para encontrar un objeto adecuado. Se acordó elegir un plato azul de porcelana; pero cuando su imagen le fue transmitida al otro grupo, hubo una sorpresa. No solamente el plato azul fue transmitido telepáticamente, sino también otros objetos que habían sido vistos en la cocina. El reloj que estaba sobre una repisa y una pequeña figura que estaba cerca del plato azul fueron percibidos claramente por los receptores, como también la mesa con una silla por delante e incluso la imagen de una escena de caza que estaba colgado en la pared. Experimentos posteriores demostraron que el Yo inferior, con una repetida concentración más intensa y meticulosa sobre un único objeto, puede ser inducido a enviar únicamente la imagen de ese objeto y omitir todos los demás objetos que tal vez hayan estado cerca y hayan despertado igualmente su atención. Deberíamos, por lo tanto, “limpiar la casa” mentalmente y deshacernos de todas las formas de pensamiento que estorben a la que nos disponemos a orar. Tal como con los experimentos con cajas y con los ejercicios con el péndulo o con la carga intensa de Mana, se confía en Georg y se le dice de antemano lo que tiene que hacer; así hay que explicarle al Yo inferior con suficiente frecuencia en apasionadas conversaciones, todo lo que tiene que hacer en una acción de oración. Se puede suponer obviamente que cada uno tiene un deseo, un reservado anhelo por mejores condiciones de vida, que no cree poder realizarlo sin ayuda. Antes de la formulación de la oración es absolutamente indispensable examinar el respectivo deseo con claridad y críticamente. Cuando el deseo se realiza precisamente en cumplimiento de la oración, puede llevar fácilmente a otras responsabilidades, que con una reflexión minuciosa resultan ser insoportables. Mientras mayor sea el don concedido, mayor es la responsabilidad. La salud debería ser la que menos pesa en la balanza de la responsabilidad, aunque la mayoría de nosotros al orar por la salud, se ve enfrentado a la ardua labor de entregar su propia contribución para que se produzca la salud deseada. Tal vez tengamos que procurarnos más movimiento y comer menos. Pero la mayoría de las personas prefieren una salud mediocre, que ayudar a Dios a que las ayude a ellas mismas.

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Al elegir el objeto de la oración es necesaria la razón y el pensamiento normal. El lógico Yo medio no cree ni lejanamente que alguien reciba la luna de regalo en cumplimiento de una oración; y lo que de acuerdo con la lógica no se reconoce como probable o posible, tampoco le puede ser dado a uno. La incredulidad hace imposible la creación de una imagen completa de lo deseado y el convencimiento de que se nos ha concedido ahora y aquí. Lo que el Yo medio cree no poder aceptar con su lógica, con seguridad no lo aceptará el Yo inferior; y si el Yo inferior no cree en el cumplimiento de la oración, destruye la imagen de la oración antes de que se le envíe al Yo superior. Como más adelante se hablará con frecuencia acerca de la “fe”, trataremos ya aquí el tema un poco más detalladamente. Para los iniciados en la doctrina HUNA, “creer” NO era SOLAMENTE considerar algo completamente como realidad. La palabra para expresar “fe” era, en el idioma sagrado, mana-a-io. Su primer significado es “creer”, en sentido normal, pero de las palabritas radicales resultan, además, otros significados: (1) “Utilización de una intensa “carga de Mana” (las palabritas radicales Mana más Io, juntas dan como resultado, en sentido de “excesivo”, el significado de una carga excepcionalmente intensa de Mana). (2) “Producir algo deseado” y “estirar o extender”, como se extiende una mano para “tocar” algo. Esto se refiere a que hay que estirarse a lo largo del hilo-Aka para “tocar” al Yo superior y pedirle la realización de lo deseado (todo de la raíz u). (3) “Real, ser una realidad” o, con el causativo hoo, algo así como “ocasionar, causar que algo se realice”. (Palabra radical Io). “La fe sin obras está muerta”. Eso ahora está claro, ya que sabemos que a las “obras” pertenece el envío de una carga intensa de Mana al Yo superior y que éste es una parte esencial del trabajo que demanda la realización de lo deseado. En la formulación de la oración uno debería trasladarse al tiempo en que se ha hecho realidad lo deseado. Al hacerlo, se constatará que aparece toda una serie de nuevos requerimientos. Si uno reza, por ejemplo, por un nuevo auto y se imagina estar en el tiempo en que se hace cargo de él, hace partir el motor, viaja en él y tiene gastos por su mantenimiento, uno tal vez se encuentre con que no sólo tiene que rezar por tener el auto, sino también por el dinero para poder viajar en él y mantenerlo. Pero eso demanda que se rece por una mejor posibilidad de ingresos; y el mayor ingreso que se espera, exige a su vez de nosotros, mayores esfuerzos y una mayor inversión de tiempo. Una amiga de la HRA relató que ella y su esposo decidieron un día, después de reflexionar minuciosamente, rezar por tener una casa hermosamente equipada de 6 habitaciones, con garage y un auto nuevo, bonito y grande. Pero finalmente rezaron por un departamento confortablemente amoblado en un barrio residencial hermoso y por un buen auto usado. Obtuvieron las dos cosas y no les resultó difícil el pago de las moderadas cuentas. Un miembro de la HRA decidió en Honolulu ayudar a un hombre joven que a causa de una poliomielitis no podía usar sus piernas. Ambos acordaron orar por la rehabilitación de las piernas y se pusieron esmeradamente a decir las oraciones necesarias de acuerdo con las normas. Todo iba bien, y las piernas paralizadas ya comenzaban a sentir picazón y a dar muestras de un regreso de la salud. Entonces un pánico se apoderó repentinamente del hombre joven, ya que él preveía que ahora tendría que empeñarse y buscar él mismo su subsistencia. Él se entregó a ese temor, y de la noche a la mañana a sus piernas les sobrevino nuevamente el antiguo estado de total paralización. Él había omitido, en sus ejercicios diarios, trasladarse a la realidad del futuro y familiarizarse poco a poco con la idea de poder retomar algún día con alegría los deberes que le impone a la persona una vida normal y saludable. Nunca se ha establecido si fue su Yo inferior o su Yo medio el que estaba más desconcertado por la perspectiva de la futura sanación. La persona que asume toda su responsabilidad en la vida (una persona así está también siempre dispuesta a ayudar a otros) tiene tal vez el más despejado de los senderos hacia el Yo superior, por cuanto a través de su sensación de haber hecho todo lo que puede, ella posee la importante

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base de confianza y de fe, cuando pide ayuda en situaciones que no puede superar sola. Un día, cuando cabalgaba por un camino desierto en Wyoming, me encontré con un hombre solitario. Él estaba encuclillado detrás de una cerca que trataba de reparar y hablaba continuamente consigo mismo. Yo me acerqué cabalgando e hice el comentario: “Aquí afuera en la soledad hay que hablar consigo mismo”. Él se levantó, sonrío moviendo la cabeza y me explicó: “No, no es eso exactamente, sino que yo rezo mucho aquí afuera. Yo estaba rezando que los caballos no se arrancaran”. Yo respondí: “¿Y usted también está reparando la cerca?”. “Oh”, dijo él, “yo considero ésta como la mejor forma de orar. Yo no puedo dejar que la cerca se deteriore y pedirle a Dios que mantenga a los caballos adentro”. Otra cosa hay que considerar todavía al orar: El Yo superior no se hace cómplice de un robo. Quien ora para obtener la casa del vecino sin hacer nada, no la obtendrá. Y si alguien ora por una casa similar, sin estar dispuesto a asumir los esfuerzos necesarios para adquirirla legalmente, debería pensar que muchos hombres han tenido que trabajar durante muchos días para edificar la casa. Es más que probable que los Yoes superiores de los trabajadores o constructores no estén dispuestos a que se les despoje del pago a sus protegidos, sólo para que otro simplemente pueda poseer la casa por medio de una oración. Si abrimos los ojos y observamos el mundo alrededor de nosotros, distinguimos la gran ley: Tal como sembremos, cosecharemos. Sin siembra no hay cosecha. A menudo he oído a gente decir, que como Dios tiene todo en abundancia, simplemente debería darle a una persona lo que pide. (Personas que hablan así, frecuentemente se indignan cuando tienen que preocuparse por sí mismas o contribuir al bienestar de otros. Además, muchas veces también están envidiosas por la “suerte” que tienen otras personas en la vida). Esa actitud se opone a todas las experiencias de la vida diaria. Quien piensa así, casi no tendrá posibilidad de que sus oraciones sean cumplidas por el Yo superior, ya que el Yo superior sabe que su persona no merece en absoluto los favores que está pidiendo. Si uno (es decir, el Yo medio), después de examinar a fondo minuciosamente todas las circunstancias secundarias que hay que tomar en consideración, ha decidido orar por el cumplimiento de un deseo determinado, debería entonces seriamente asesorarse con el Yo inferior sobre la decisión. Se le explica todo a Georg y se le dicen los motivos por los cuales se desea esto y eso. También es bueno decirle por qué se abandonaron planes anteriores. Se le debe pintar el futuro en colores brillantes, para que Georg esté convencido de que las cosas por las que se debe orar son buenas. Una vez que se ha preparado a Georg de esa forma, uno se relaja corporal y mentalmente. Después se invita a Georg a participar y uno se imagina vívidamente que la oración ya está cumplida y que uno se alegra de la nueva vida bajo las nuevas condiciones. En este ejercicio se puede observar con los ojos a medio cerrar, por así decirlo, lo que hace el Yo inferior, cómo reacciona cuando no está bajo presión, y si le gusta participar en la vida que uno se ha imaginado, o si la rechaza. En las pequeñas oscilaciones emocionales de preferencia o aversión, de preocupación o satisfacción, de alegría o temor, etc., se puede leer la reacción del Yo inferior. Si algún detalle que el Yo medio considera deseable, ocasiona una reacción emocional insensata, se puede discutir el asunto en voz alta con el Yo inferior. Se le explica detalladamente por qué el punto deseado o considerado perturbador es en realidad bueno. Cuando se tiene suficiente práctica y cuando existe contacto y confianza entre ambos, se le puede preguntar a Georg: “¿Te recuerda esta situación tal vez a algo que alguna vez ya te ha hecho dificultades? ¿Puedes entregarme una imagen o un recuerdo, para que yo sepa qué era?” Si se espera entonces relajado, puede ser que el Yo inferior traslade el motivo de la reacción original al centro de la consciencia común. Si eso ocurre, se discute con argumentos y ejemplos suaves y se indica que la situación futura no se

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puede comparar con la de aquel entonces, y que nada intranquilizante se traspasa del suceso anterior a la nueva situación. La última pregunta que se hace al planificar la oración es, hasta qué punto son afectadas algunas personas por medio del cumplimiento de la oración, como por ejemplo, parientes, amigos, colegas, o incluso competidores o rivales sociales. Si alguien reza por su propio buen destino, encuentra a su Yo superior dispuesto a ayudarle. Si reza por el bienestar de la familia, entonces se dirige a los Yoes superiores de toda la familia. Si alguien planea y reza por el mejoramiento de las posibilidades de vida de un grupo grande de personas, pronto recibirá – si colabora con una fuerte esperanza e intensamente en el logro del propósito - la ayuda de la Poe Aumakua, la “GRAN SOCIEDAD DE YOES SUPERIORES”. Pero si alguien reza pidiendo ayuda para un asunto por medio del cual otros resultan perjudicados o afectados injusta y duramente, entonces los Yoes superiores de esas personas pueden impedir activamente el cumplimiento de la oración. El amor de los Yoes superiores por las personas que se les han encomendado, es un amor completo y altruista de un tipo superior. Por muy abajo que pueda estar una persona en la escala de la evolución, su Yo superior anhela que ésta aprenda las lecciones de la vida y que progrese. La ayuda altruista que se le dispensa al “más bajo”, invoca a la ayuda del Yo superior de esa infeliz persona a colaborar con el plan. Tal como las abejas aprenden las lecciones de la colmena, la humanidad debería aprender que por medio del trabajo en conjunto por el bienestar común se puede lograr mucho. La cooperación pacífica por el interés común de la familia, de la comunidad, de la nación o incluso de toda la humanidad, es un poder enorme. Sin embargo, hasta ahora todavía no hemos aprendido a trabajar juntos como naciones; pero esa lección será una de las próximas que nos llegará. Toda oración que incluye el bienestar de otros, tiene mucho mayores posibilidades de cumplirse. Todavía hay algo que decir acerca de la muy difundida creencia de que no se debería orar por cosas materiales. En las religiones más grandes de la India, la creencia en el karma impide el deseo de bienes materiales, e incluso el deseo de la alegría de la vida. Según la creencia de esa gente, a causa de eso crecería todavía más “karma malo” y uno estaría aún más fuertemente atado a la “rueda de la reencarnación”. El individuo se empeña por retirarse de la vida, dejando de desear. (El karma es una antiquísima doctrina religiosa, que está ligada con la creencia en la reencarnación o renacimiento. Según ésta, las circunstancias de vida de la persona resultan de la suma de los actos buenos y malos en vidas anteriores). Los Kahunas de la Biblia y los Kahunas de la Polinesia deben haber experimentado la misma iniciación, ya que tenían la misma actitud hacia conceptos como karma y reencarnación. Cuando ellos tomaron conocimiento de los conceptos religiosos vigentes en la India en aquel entonces, evidentemente suprimieron la creencia en encarnaciones casi interminables. Se concentraron en vivir lo mejor posible la vida terrenal actual, con ayuda del Yo superior. Ellos creían que después de la muerte la vida continuaba en el espíritu, y estaban seguros de que una vida terrenal bien vivida era el mejor requisito para una existencia feliz después de la muerte. Como en el transcurso del tiempo se llegó a olvidar orar efectivamente en sentido HUNA, en el cristianismo se llegó a una doctrina de desesperanza, en vista del frecuente fracaso de las oraciones. Se le decía al creyente que tenía que soportar las carencias de la vida terrenal con paciencia y resignación y que tenía que aspirar con todas sus fuerzas a llegar a una vida más feliz en el cielo. Por el contrario, los Kahunas consideraban importante y posible llevar una vida feliz, tanto en la Tierra como después de la muerte. Las palabras “Busquen primero el reino y la justicia de Dios y esas cosas vendrán por añadidura”, fueron mal interpretadas, porque los significados HUNA que están detrás de esas y de otras palabras semejantes, ya no eran conocidos. Esa mala interpretación, que fue un estorbo para muchos miembros de la HRA cuando se disponían a orar, tiene que ser eliminada de cada uno de nosotros. El reino de Dios o el cielo no es otra cosa, según la antigua doctrina, que el Yo

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superior simbolizado como plano superior. De la misma manera, el Yo inferior y el Yo medio dominan sobre el reino de la Tierra. “Buscar el reino” significa (1) aprender que existe un Yo superior; (2) desarrollar la creencia racional, de que el Yo superior está dispuesto y en condiciones de ayudarnos y (3) aprender por medio de experiencia práctica, cómo se induce al Yo inferior a ponerse en contacto con el Yo superior a través de la cuerda-Aka y a entregarle la oración con una ofrenda de Mana. En simples palabras HUNA se puede decir: “Aprende primero a alcanzar el Yo superior en su plano superior. Si logras eso, entonces tus oraciones pueden ascender hasta él y tú puedes obtener todo lo que se puede conseguir por medio de la oración”. Juan Bautista anunció que el reino de los cielos estaba cerca. Con seguridad él no se refirió con eso a que los planos superiores descenderían hacia nosotros para unirse con los planos inferiores. Como Kahuna, él quiso decir más bien, que el Yo superior está a nuestro alcance y que solamente espera que tomemos contacto con él. Pero también advirtió que ese contacto no es posible mientras no nos arrepintamos de nuestros pecados. No olvidemos nunca que tenemos que recompensar las injusticias hechas a otros, porque de lo contrario no nos desharemos de la sensación de no ser merecedores de un encuentro con el Yo superior. Pero mientras el Yo inferior conserve una sensación de vergüenza, no estará dispuesto a acercarse al Yo superior a través de la cuerda-Aka. La antigua idea de renunciar a la vida normal y esperar con las manos cruzadas hasta que Dios se dé cuenta de nuestras necesidades y satisfaga nuestros deseos, no tiene nada que ver con HUNA – que esto se establezca una vez más aquí enfáticamente. Además, una actitud así es irracional y carece de toda huella de sentido común. No estamos en la Tierra para esforzarnos por escapar de la vida terrenal, sin vivirla correctamente y aprender de las experiencias obtenidas. Estamos aquí más bien para vivir y amar, para crecer y progresar. Los ejercicios deportivos desarrollan los músculos; pero el intelecto sólo se desarrolla por medio de su utilización. El libre albedrío se nos dio para que lo pongamos en funcionamiento. No debemos malgastarlo intentando dejarle totalmente la responsabilidad de la vida al Yo superior.

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IX

CONTACTO CON EL YO SUPERIOR Y OFRECIMIENTO DE LA ORACIÓN

Algunos del grupo HRA se esforzaban por desconectar el Yo inferior al orar; les habría complacido mucho si el consciente y juicioso Yo medio hubiera podido ponerse directamente en contacto con el Yo superior. Pero desgraciadamente no se sabía cómo podría ocurrir eso. Cuando comenzamos a traducir versículos de la Biblia al “idioma sagrado”, las personas en referencia dirigían su interés principal a encontrar indicaciones expresas del camino a seguir. Una de ellas me escribió como sigue: “Estoy seguro de que la clave está en las palabras “Pidan y recibirán, busquen y encontrarán, toquen a la puerta y se les abrirá”. Traduzca por favor esas frases nuevamente al hawaiano. Tal vez con eso uno se entere de cómo se puede alcanzar directamente el Yo superior. Eso ocurrió entonces; la frase fue examinada de inmediato. “Pidan” no da ningún otro sentido en hawaiano; por lo tanto, aquí no obtenemos ninguna otra información. Pero con las palabras “busquen” y “toquen a la puerta” es diferente. En el idioma HUNA “busquen” significa i-mi. En las palabras radicales se encuentra el significado de “producir, generar”, plantar la imagen- “semilla” y verter agua – símbolo del Mana. En otras palabras: En cuanto se cree la imagen de las nuevas condiciones deseadas y se envíe hacia arriba con la corriente Mana a través de la cuerda-Aka, ha llegado el momento de “buscar” y encontrar al Yo superior o el simbólico “reino de los cielos”, donde la semilla es plantada y protegida por el “Señor” del reino. “Tocar a la puerta” significa kikeke; esto tiene el significado secreto de “distribuir, repartir”. Simboliza la distribución de la carga intensa de Mana, de la cual una parte le es suministrada al Yo superior, a través de la cuerda-Aka. Puka es la palabra hawaiana que corresponde a “puerta”, que debe abrirse cuando se “golpea” y se “busca” - cuando se envía Mana y en su corriente se hace trasladar la “semilla” (las formas de pensamiento) de la oración. Puka significa “modificar algo, trasladar algo de un estado a otro”. Eso significa en expresiones del idioma HUNA, que se abre la puerta hacia el Yo superior, el cual es el único que está en condiciones de escuchar y realizar nuestra oración. Yo traduje también muchos otros pasajes de la Biblia que se refieren a la oración. Jesús habló muy abiertamente de la necesidad de orar, pero describió los elementos y métodos secretos de la sabiduría HUNA con palabras cuyo significado interior sólo podía comprender un aspirante a Kahuna. El 6º capítulo del evangelio de Mateo es una verdadera mina de declaraciones acerca de la oración HUNA, naturalmente con la condición de que se sepa lo suficiente acerca de los significados secretos. Versículo 1º “Tengan cuidado de no dar vuestras limosnas delante de la gente, para que los vean; de lo contrario no recibirán ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo”. La clave está aquí en la palabra “limosnas”. La palabra hawaiana equivalente mana-wa-lea nos dice por medio de sus palabritas radicales, que por “limosna” se entiende el Mana que le ofrecemos al Yo superior en pensamientos reflexivos (wa) y que después del envío de Mana con formas de pensamiento de la oración se nos entrega satisfacción (lea). Las “limosnas” no deben darse en público, puesto que éstas son justamente ofrendas de Mana que se le entregan al Padre desde adentro a través del hilo-Aka. Se agrega la advertencia “de lo contrario no recibirán ninguna recompensa de vuestro Padre”. El versículo 2 no se refiere a HUNA, sino solamente repite que orar significa el envío de Mana, es decir, que es una acción interior y no exterior.

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Versículo 4º “Cuida que tu limosna quede en secreto, y tu Padre, que ve los secretos, te premiará”. Otra palabra hawaiana para “secreto” es nalo, y su significado es “oculto, escondido, invisible”. También alude al Yo superior, cuando “desaparece en la distancia y escapa a las miradas”. Nuevamente tenemos que ver con un suceso interior, como también con el hecho de que el Yo superior puede estar alejado y no ser visto, pero puede ser alcanzado a través de la cuerda-Aka, llevándole Mana y formas de pensamiento en forma telepática. Los versículos 5 y 6 repiten la indicación de orar interiormente. El versículo 7 advierte acerca de la falsa creencia que el Yo superior escucha palabras propiamente tal, sin importar cuán sonoras sean pronunciadas. El versículo 8 manifiesta nuevamente algo acerca del secreto HUNA. “Vuestro Padre sabe lo que ustedes necesitan, antes de que le hayan pedido”. En hawaiano, “necesitar” se dice pono; esta palabra también significa, haberles reparado a otros la injusticia que se les cometió, y haber hecho lo necesario para ser “aceptado” para estar dispuesto para la realización de la oración. Ese significado responde de un modo completamente diferente la pregunta formulada por algunos miembros de la HRA, acerca de por qué es necesario imaginarse primero las ideas deseadas de la oración en una imagen mental clara. Ellos opinaban que no se necesita la oración, si lo que necesitábamos ya es conocido antes de que oremos. Pero si orar no fuera necesario, entonces Jesús no habría enseñado por qué y cómo se efectúa la oración y quién es el que la escucha y bajo cuáles condiciones se escucha. Naturalmente el Yo superior sabe mejor que los Yoes inferiores de quién necesita la persona, pero no por eso suspende el libre albedrío, sino que deja a la persona aprender de sus propias experiencias, al aspirar a la realización de sus deseos. Por cierto nuestras necesidades son conocidas, pero el secreto HUNA nos enseña que nuestra oración permanece sin valor, hasta que hayamos recompensado la injusticia cometida y hayamos ordenado nuestra casa. Pono tiene, además, otro importante sentido. Significa que todo ha sido hecho apropiada y correctamente. Eso se refiere especialmente a la producción de imágenes de formas de pensamiento. Éstas tienen que ser adecuadas, tienen que ser para el bienestar de todos los involucrados y tienen que incluir cosas o estados, cuya obtención sea posible, ya que de lo contrario NO son pono. Observemos el “Padrenuestro”. Examinemos cuáles imágenes visuales o mentales son necesarias para estampar cada frase en una imagen de forma de pensamiento, que pueda ser enviada telepáticamente al Yo superior como semilla o forma, para la realización de la idea de la oración. La nota preliminar no contiene ninguna imagen de forma de pensamiento de ese tipo; ésta debe solamente indicar que en la oración es invocado el Yo superior, al que los Yoes inferiores miran con respeto. “Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en el cielo como en la Tierra”. En la traducción al hawaiano resulta lo siguiente del sentido exterior de las palabras y de los significados de las palabras radicales: “Yo superior, permíteme entrar en contacto contigo y enviarte Mana; utilízalo para hacer realidad, también en el plano terrenal, la imagen de forma de pensamiento que te entrego, tal como ahora ya es realidad la semilla de forma de pensamiento en tu plano”. (Las palabras claves son “reino de los cielos” o au-puni, junto con sus significados de las palabras radicales; además, “venga” o e hiki mai con sus siete significados generales HUNA adicionales y muchos otros sentidos ocultos en sus palabritas radicales. “Hágase la voluntad” está codificado en el idioma hawaiano en las palabras malamaia y makemake. De sus palabras radicales se deduce que “voluntad” es lo mismo que “deseo” y que un deseo así posee simbólicamente “fuerza creativa”, al ocasionar que algo llegue a ser más grande o crezca. Aquí tenemos otra vez la imagen de la “semilla”, la imagen de la forma de pensamiento de la oración).

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Versículo 11. “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy”. Esta frase está relacionada con el juego de palabras del Antiguo Testamento, según las cuales caía maná del cielo como alimento para los israelitas - lo que hay que evaluar como símbolo y no como hecho histórico. Eso era Mana, fuerza vital, el “pan de la vida” o el “agua de la vida” - había una cantidad de símbolos para los tres Manas de los Kahunas. En este caso, el Mana era lo mismo que “caía del cielo”, según el relato bíblico. El Mana que es enviado al Yo superior proviene del Yo inferior, de la Tierra, es terrenal; pero cuando el Yo superior envía la fuerza de vuelta, se convierte en “lluvia”, en “maná” – para un fortalecimiento beneficioso. Es al mismo tiempo la ayuda y la conducción, la protección que solamente el Yo superior puede otorgar y que la persona sólo recibe cuando deja que el Yo superior participe por completo en la conducción de su vida. En la oración diaria hay que enviarle Mana inferior al Yo superior, cuando éste debe realizar trabajos en el plano físico. Versículo 12. “Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” no se refiere a injusticias que les hemos cometido a otros y que hemos reparado y de las cuales tenemos que liberarnos interiormente antes de que comencemos a orar. Esta frase se refiere más bien a otro tipo de pecado – un pecado del “fracaso”, de la incapacidad de tomar completo contacto con el Yo superior y orar correctamente, porque en el cuerpo-Aka del Yo inferior se han colocado ideas fijas o complejos, de racimos de recuerdos de pensamientos no racionalizados. Éstas son tomadas por nosotros y nos libraremos de ellas cuando ayudemos a otros a liberarse de ellas. Sobre este contexto hablaremos más adelante. Por el momento nos ocuparemos con el estado normal, con el cual el camino no está bloqueado fuertemente por complejos. (El versículo 14 recalca nuevamente la misma idea importante). Versículo 13. “Y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal; ya que tuyo es el reino y el poder y la gloria en la eternidad. Amén”, se convierte en la doctrina HUNA en lo siguiente: “No dejes que la cuerda-Aka se afloje (simboliza la incapacidad del Yo inferior para producir y obtener el contacto con el Yo superior) o protégenos de trampas (símbolo del complejo), ya que nosotros sabemos que tú eres bueno y perfecto y hermoso y siempre lo serás. Amén”. Esa idea determina el envío de la oración. Estas observaciones de las ideas HUNA en las que se basa la “oración del Señor”, nos muestran que el “Padrenuestro” de ningún modo representa una oración en sentido HUNA. Es más bien un tipo de fórmula, en la que se presentan los elementos y condiciones que hay que considerar en la formulación y ofrecimiento de la oración HUNA. No contiene casi nada que equivalga a la imagen de forma de pensamiento o a la “semilla” de la auténtica oración. Esas cosas se les dejan a cada uno, para que las forme según sus propias necesidades. Así, no encontramos, por lo tanto, el atajo hacia el contacto directo con el Yo superior que habíamos buscado. Pero en cambio encontramos una impresionante confirmación de los métodos HUNA para la formulación y ofrecimiento de la oración. Nosotros estábamos más que satisfechos, ya que ahora sabíamos que solamente existe el único camino: Formar la imagen de forma de pensamiento con todo cuidado e inducir a nuestro Yo inferior a la comprensión y a la colaboración, para que produzca la necesaria carga intensa de Mana y le entregue la oración al Yo superior a través de la cuerda-Aka. ¿Pero en qué se nota cuando ocurre el contacto con el Yo superior (en caso de que uno no tenga el “conocimiento” intuitivo)? Dejemos a algunos del grupo de la HRA describir sus sensaciones: (1) Una sensación de picazón en todo el cuerpo o en partes del cuerpo. Algunos tenían la sensación como si cayera una “lluvia” fina, punzante y electrizante desde el Yo superior. Otros sentían una picazón en las manos, a lo largo de la espina dorsal, en los genitales o en todo el cuerpo hasta los dedos de los pies. Esa sensación dura a veces sólo uno o pocos segundos, pero también puede durar un minuto completo o más; habitualmente es remplazada por una sensación de bienestar.

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(2) Una repentina corriente fuerte de alegría, amor y profundo respeto: Esa sensación no se puede provocar intencionalmente. Viene más bien desde el Yo inferior y expresa su alegría por haber tomado contacto con el Yo superior. (Los Kahunas creían que solamente el Yo inferior puede provocar emociones como odio, miedo, indignación, amor, deseo o nostalgia, pero que el Yo medio puede participar de tales emociones). (3) Una extraña y débil sensación en el plexo solar – desde donde probablemente sale la cuerda-Aka hacia el Yo superior. Esa parte del cuerpo es, según la opinión de los Kahunas, el centro del Yo inferior para sus labores mentales en el área del recuerdo y en el presupuesto de Mana. La misma sensación se percibe al “estirar el dedo-Aka”, cuando se desea alcanzar algo que está cerca de la mano, o cuando se envía una corriente de Mana a través de un hilo-Aka existente, desde el propio Yo inferior al Yo inferior de otra persona. Si uno conoce esa sensación, eso es un indicio confiable de que el contacto con el Yo superior ha sido formado tan perfectamente como lo permite el grado de abertura o de obstrucción de la cuerda-Aka. A menudo se tiene junto a esa sensación, la impresión de que hubiera telas de araña sobre la cara o en el dorso de la mano. La quizá mayor experiencia trascendental en el contacto con el Yo superior, se presenta la mayoría de las veces solamente una o dos veces en la vida de una persona. Entonces tranquilamente el Yo inferior atraviesa de repente la puerta invisible y el contacto está hecho. El Yo inferior entrega su ofrenda de Mana y la persona es inundada de felicidad. Tal vez junto con eso, ésta vea incluso la luz blanca que se origina cuando el Yo superior recibe el Mana y lo transforma en una vibración de luz. Esa experiencia es tan fuerte, que dura hasta el fin de los días como un recuerdo sagrado y una prueba convincente de la verdad. Si se lleva a cabo esa bendita unión, el hijo pródigo regresa a la casa del padre después de mucho tiempo y así se disuelven habitualmente todos los pensamientos de demandas y deseos del área terrenal. En ese momento vale sólo una cosa: Estar nuevamente en casa y percibir la alegría del contacto. Pero pronto el ir y venir del hijo que ha regresado al hogar se hace regular y normal. Ya no se sacrifica el ternero cebado y no se coloca ninguna ropa nueva sobre los hombros cubiertos con trapos. Pero aun cuando ocasionalmente no se perciba ninguna de las sensaciones mencionadas, uno permanece constantemente empeñado en tomar contacto – después de una previa carga intensa de Mana. Se tiene preparada la imagen de la relación deseada. Pero antes del ofrecimiento de la oración se lleva a cabo un ritual. El Yo medio medita acerca del Yo superior y de su reverente amor por él, y el Yo inferior hace de ese amor una poderosa emoción. El Yo medio le da a ese impulso la dirección hacia el Yo superior, hasta que se lleva a cabo el contacto. Luego se le entrega una ofrenda de Mana al Yo superior, para sus propios propósitos elevados al servicio de todo el mundo. Luego se incita primero al Yo inferior a continuar con la corriente de Mana y a llevar en ésta la imagen cuidadosamente preparada de lo deseado, para que se haga realidad. Para producir una imagen clara y precisa, a los Kahunas muchas veces les bastaba una oración corta. En ella describían en forma breve y exacta lo que se deseaba. Decían la oración tres veces consecutivas, para estar seguros de que la imagen no variaba y que era suficientemente clara y potente. Hablaban fuerte, como si conversaran con el Yo superior, pero sabían que la imagen era llevada desde el Yo inferior hasta el Yo superior a través del hilo-Aka. Una única oración bien preparada ya puede bastar, en caso de que aquel que formula y ofrece la oración disponga de suficiente experiencia y de una destreza inusualmente grande. Para la mayoría de nosotros es necesario repetir diariamente la acción de orar, hasta la realización de lo deseado. Si la necesidad es muy urgente, entonces se ora “sin parar” o tan a menudo como sea posible retirarse y juntar Mana fresco. La capacidad del Yo superior para hacer variar nuestras condiciones parece no tener límites. Todo parece depender de la cantidad de Mana que podemos entregarle al Yo superior, naturalmente con la condición de que la imagen de lo deseado sea buena e intensa.

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Si dos personas tienen la misma imagen de lo deseado, pueden trabajar juntas, unir sus fuerzas de Mana y también inducir a sus Yoes superiores a interactuar, para producir la sanación o el cambio de circunstancias que se desea. Si uno de ellos está débil o enfermo y le falta Mana, entonces el sano le puede ayudar al otro esencialmente a reunir la cantidad necesaria de Mana. No todas nuestras oraciones tienen como propósito el mejoramiento de nuestra salud o de nuestras condiciones de vida. Muchas veces oramos para obtener iluminación y conducción antes de decisiones o actividades importantes. Necesitamos entonces ideas como respuesta y no la realización de cosas físicas. ¿Pero cómo nos puede manifestar su respuesta el Yo superior en esos casos? En mi libro “Conocimientos secretos detrás de milagros” yo relaté cómo un instalador de ascensores, que conozco bien, sintió el contacto con el Yo superior y cómo éste lo guió. Él dijo que con el contacto siente o escucha un agudo “campanilleo”, como si sonara en él una campanilla eléctrica. Cada día él se retiraba tres veces para ponerse en contacto con el Yo superior. Él sabía por experiencia que estaba allí, pero no sabía exactamente qué era realmente. Pero siempre percibía la señal cuando se producía el contacto. En cuanto éste se llevaba a cabo, él se relajaba mentalmente y esperaba. Si existía peligro para él o para una de las personas que trabajaban bajo su dirección, entonces le sobrevenía un presentimiento y estaba sobre aviso. Él podía sentir si el peligro era grande o pequeño, si estaba a punto de ocurrir o si ocurriría después. En cuanto el suceso se aproximaba, él repetía su contacto cada vez más frecuentemente, y a veces veía entonces mentalmente adónde tenía que ir para enfrentar el peligro. Al estar de ese modo sobre aviso oportunamente, lograba evitar perjuicios o accidentes para sus trabajadores, para él mismo, para su trabajo y sus construcciones. Ni de los Kahunas ni del trabajo de nuestro grupo de la HRA hemos podido saber algo acerca de cómo el Yo superior les hace llegar comunicaciones a los Yoes inferiores y cómo las dirige. Las comunicaciones del Yo superior parecen venir a través de la cuerda-Aka y del Yo inferior, pero el Yo inferior tiende a transmitir esas comunicaciones en forma de símbolos o como imágenes, que muchas veces están acompañadas de sensaciones acústicas o de otras sensaciones sensoriales. Tales comunicaciones simbólicas son muy claras y ocurren a menudo en sueños vívidos. Pero cada uno tiene que aprender a reconocer y buscar claramente comunicaciones de ese tipo y origen. El Yo superior también es llamado Akuahaiamio, lo que significa “Dios que habla bajo”. Por consiguiente, el Yo superior está en condiciones de transmitir la impresión de palabras habladas a través del Yo inferior. Esa “voz baja” es en sí la forma ideal de comunicación; pero sólo pocos pueden oírla, y esos pocos sólo rara vez están totalmente seguros de que era el Yo superior el que les hablaba y que el Yo inferior no ha modificado o influido la comunicación al transmitirla. Con el modo tal vez más usual de comunicación por parte del Yo superior, “surge un pensamiento en nuestra mente”, como lo han expresado los Kahunas. Esa experiencia parece confirmar la suposición de que el Yo superior puede provocar pensamientos en nuestra mente. Tal vez junto con eso, el Yo superior hace pasar pensamientos-semillas a través del Yo inferior, de manera que creamos que nosotros mismos hemos pensado sobre ciertas cosas, cuando en realidad esas ideas son enviadas por el Yo superior, en cumplimiento de nuestra oración por conducción interior. Donde grandes obras de arte o logros enormes parecen sobrepasar la medida normal del poder creativo humano, se habla habitualmente de “inspiración”. Tal vez también alguien diga que le ha llegado una idea o que se ha sentido inducido a hacer esto o aquello. Cuando “surge un pensamiento en nuestra mente” después de una seria oración dirigida al Yo superior, que se refiere en forma clara y solemne al objeto de nuestra oración, se le debe considerar como respuesta y actuar de acuerdo con él.

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DESCRIPCIÓN RESUMIDA DEL MÉTODO HUNA DE ORACIÓN

Hasta ahora se ha tenido que decir tanto acerca de las percepciones y de los métodos HUNA, que parece adecuado resumir de un modo fácil de abarcar, los diferentes pasos que son necesarios para una oración HUNA efectiva. Efectuar una oración HUNA no es en absoluto fácil y requiere de las siguientes condiciones: a) Hay que estar familiarizado con su Yo inferior y saber algo de sus simpatías y antipatías. Hay que tener con él una relación profesor-alumno basada en amor, comprensión y de tranquila disciplina y haberle enseñado que tiene que recibir órdenes del Yo medio. b) El Yo inferior tiene que haber aprendido a desarrollar su propia aptitud telepática. Luego tiene que aprender a enviar racimos de formas de pensamiento a lo largo de las cuerdas-Aka, por orden del Yo medio. c) El Yo inferior tiene que haber aprendido a producir cargas intensas de Mana. Si éste ha sido instruido por medio de ejercicios y pruebas minuciosas, entonces debería bastar con que se le dé una orden al momento de la oración, para ocasionar con seguridad la carga.

Los pasos por separado de la acción de orar

Medidas preparatorias

1. La injusticia cometida a otros tiene que ser reparada. Si eso no puede ocurrir directamente, ayudan buenas acciones, ofrendas caritativas y ayunos, que convenzan tanto al Yo inferior como al Yo medio, que la antigua cuenta de deudas está saldada y que ahora uno nuevamente merece recibir ayuda del Yo superior.

2. Hay que tener claridad acerca de lo que se va a orar, y estar consciente de que con el cumplimiento del deseo expresado en la oración sólo surgirá el bien para todos los participantes y que nadie será perjudicado. Ya hay que haber pensado y haberse imaginado cómo se vivirá bajo las nuevas condiciones y en el nuevo ambiente. Hay que estar completamente seguro de que el Yo inferior considera absolutamente deseables las condiciones que se pretenden y comprenda que éstas justifican el trabajo que es necesario para su realización. También hay que haber examinado y aceptado todas las responsabilidades adicionales que resultan del cumplimiento de las nuevas condiciones.

3. Hay que establecer sistemáticamente una cantidad de oraciones diarias para un propósito determinado; junto con eso, hay que decir siempre la oración exactamente de la misma manera. Un milagroso cumplimiento inmediato parece requerir cantidades muy grandes de Mana, para que el Yo superior pueda hacer realidad en el plano físico los cambios solicitados. Sólo personas extraordinarias estarán en condiciones de ofrecer al Yo superior suficientes cargas de Mana con suficientes imágenes intensas de las condiciones deseadas y lograr realizaciones de inmediato o casi de inmediato. También hay que acordarse de que muchos

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problemas - especialmente aquellos que también afectan a otras personas - necesitan más tiempo, antes de que las condiciones puedan variar paso a paso.

4. No hay que combinar tres o cuatro tipos de cosas diferentes en una oración. Si alguien desea, por ejemplo, una salud perfecta, un trabajo útil y agradable, amigos y por último también la sanación de un familiar enfermo, entonces lo mejor es que haga una oración especial para cada caso y que envíe cada oración, con las correspondientes imágenes vívidas, una después de la otra, pero con intervalos de una hora por lo menos.

5. Hay que imaginarse que lo deseado ya está realizado, pero no hay que establecerse en forma demasiado específica, cómo deben ocurrir los resultados. Así el Yo superior puede llevar a cabo libremente las condiciones deseadas a su manera. No hay que olvidar que el Yo superior es el “Espíritu paternal sumamente confiable” y por eso es el que mejor sabe lo que es bueno para sus personas. Nadie puede forzar al Yo superior o determinar hacer algo que sería erróneo para hacer realidad un deseo expresado en una oración, que fuera desventajoso para la propia persona o para otros. No hay que intentar urgir al Yo superior para la concesión de un deseo; ni hay que “tomar por asalto las puertas del cielo”, reteniendo - en forma moderna – con toda la fuerza de voluntad disponible, la afirmación de que lo deseado se hace realidad aquí y ahora, sea eso bueno para todos los participantes o malo para algunos de ellos. Más bien se le pide al Yo superior – como uno le pediría a su padre - que haga realidad la oración, pero con la condición de que de ésta resulte algo bueno y conveniente.

6. Tan sólo después de una larga práctica, el contacto con el Yo superior se dejará producir en cualquier momento en forma fácil y rápida, también sin la realización de una oración. Esa práctica es simple. Se reúne primero un exceso de Mana, luego se busca la quietud y se medita acerca de la naturaleza del Yo superior…, que él realmente está allí… que él en cada momento está dispuesto amorosamente a ayudarnos… que él sólo espera ser llamado por nosotros para que nos guíe a una vida de felicidad, de éxito y de disposición para ayudar. El interés central de toda meditación debería ser el amor, el amor del Yo superior hacia la persona que le ha sido encomendada y el amor de ésta hacia su respectivo Yo superior, ya que hay que despertar una respuesta emocional de amor en el Yo inferior - una respuesta que éste pueda realizar y compartir con el Yo medio. Ese amor es la fuerza magnética que hace desear al Yo inferior producir el contacto con el Yo superior y entregarle su ofrenda de Mana a través de la cuerda-Aka conectora. El amor siempre desea dar y servir, y el Mana es la ofrenda ideal de la persona inferior al Yo superior. Entregar Mana libremente, sin agregar una oración, es una ofrenda ideal, ya que le posibilita al Yo superior hacer realidad en el plano físico de la vida, todo aquello a favor de lo cual intervendríamos gustosos. A través de la mediación del Yo superior, tales ofrendas contribuyen a que se les dispense a otros la ayuda necesaria y a que surja bendición a escala mundial.

La realización de la oración

1. El objeto de la oración se reflexiona nuevamente y se amolda como una imagen mental clara. En cuanto se diga la primera oración de una serie de oraciones, no se debería ni agregar ni quitar nada, a menos que se le haya pedido al Yo superior que deje sin considerar la respectiva oración y que por una buena razón acepte otra oración mejor en lugar de esa.

2. Si la fe se ha deteriorado de algún modo entre los momentos de oración, entonces es necesario fortalecerla nuevamente. Muchas veces es necesario afirmar diariamente la fe en forma intensa, antes del comienzo de la oración.

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Es insensato decirles a otros con qué propósito se está orando. Si otros, sin pensar expresan dudas acerca del cumplimiento de la oración, puede quebrantarse la fe y la confianza del Yo inferior, que es extremadamente predispuesto a las sugestiones. Una sugestión así de duda puede solamente entonces ser eliminada por medio de un fortalecimiento muy intenso de la fe. Desde el comienzo y hasta el final hay que estar decidido a no dejar surgir ni la más mínima duda acerca del resultado positivo de la acción de orar. En caso necesario, hay que reforzar la fe y la confianza por medio de oraciones adicionales.

3. Hay que cargarse intensamente con Mana y encargarle al Yo inferior que entregue esas cantidades de Mana como ofrenda, en el momento del contacto con el Yo superior.

4. Enseguida hay que meditar acerca del Yo superior (debiendo el cuerpo estar suelto y relajado, sin importar si se está de pie, sentado o acostado) hasta que en el Yo inferior se perciba la emoción del amor por el Yo superior.

5. Una vez que el Yo inferior haya aprendido que por medio de meditación se juntan los pensamientos y junto con eso él tiene la ocasión de tomar contacto con el Yo superior, rápidamente estará dispuesto a reaccionar con amor, a producir el contacto casi instantáneamente y a entregar su ofrenda de Mana durante la oración. Como respuesta del amoroso y paternal Yo superior, a la persona que está orando le puede sobrevenir una embriaguez emocional de amor y felicidad. También tal vez se sienta la picazón que los Kahunas consideraban como señal de “lluvia”, de “caída” de Mana, que ha sido llevado a una frecuencia más alta y que es enviado de vuelta por el Yo superior, para la bendición de la persona. Naturalmente en casos particulares el contacto también se puede hacer notar a través de alguna otra sensación o señal individual.

6. Si se percibe de ese modo que el contacto está hecho, entonces hay que pedirle al Yo inferior que ofrezca telepáticamente los racimos de formas de pensamiento de la oración en una corriente de Mana adicional. Los Kahunas solían imaginarse lo deseado clara y vívidamente y describirlo exactamente al orar. La breve descripción era dicha palabra por palabra tres veces consecutivas, para el fortalecimiento de la “semilla”, mientras los Kahunas enviaban al mismo tiempo una corriente de Mana para “regar la semilla”. Por medio de la repetición de la oración estudiada y escrita minuciosamente, al Yo inferior se le graba su imagen de manera intensa y clara.

7. Después que lo deseado se haya dicho en voz alta o - en caso de que no sea adecuado hablar fuerte – en voz baja, se termina la oración con la misma precisión con la que comenzó. Tal vez se diga solamente: “Te agradezco Padre amoroso y dejo en tus manos la imagen de mi oración. Haz que la imagen, que en tu plano ya es realidad, también sea realidad en el plano terrenal en el futuro. Deja caer la bendición de luz del Mana superior. Ahora me retiro del contacto. La oración ha terminado. Amén”.

8. La oración efectuada le queda encomendada al Yo superior, hasta que con el próximo contacto de oración y bajo el ofrecimiento de nuevo Mana, se manifieste nuevamente el mismo deseo o se coloque una capa más fuerte sobre la imagen original de la “semilla”.

Observaciones

La mayoría de nosotros ya se ha hecho negligente tempranamente en la vida y busca terminar la oración lo más rápidamente posible. Oramos como niños, cuando ya estamos medio dormidos. Todo se convierte en pura costumbre, y así al orar decimos palabras sin contenido y totalmente inútiles. Otra gran negligencia es quedarse dormido a través de la oración. Si la oración tiene que ser eficaz, entonces hay que efectuarla en forma ordenada, con empeño y desde adentro, y llenarla de un amor intenso y estimulante. La voluntad del Yo medio tiene que dirigir la oración;

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pero esa fuerza solamente es efectiva si el Yo consciente está bien despierto, dirige con mucha atención cada paso y supervisa permanentemente el importante trabajo del Yo inferior al ofrecer la oración. Otra mala costumbre es llevar consigo la duda, temores y preocupaciones del momento, al lapso de tiempo que se le dedica a la oración. Tales cosas hay que apartarlas categóricamente, para que se pueda fortalecer la fe y se pueda lograr el equilibrio de ánimo que es indispensable para la meditación. Cuando ya se haya aprendido a tomar contacto fácilmente con el Yo superior en la oración, tal vez sea muy bueno entregar la ofrenda de Mana y enseguida hacer la afirmación de que una u otra preocupación es aplazada o totalmente abandonada. Cuando los pensamientos preocupantes estén suspendidos, entonces se puede hacer (con ayuda del Yo inferior, que tiene que llevar al Yo superior las formas de pensamientos correspondientes) una petición con algunas palabras sencillas, como por ejemplo, “Padre, he apartado lo que me molesta. Por favor perdóname y libérame de eso”. Con el trabajo de la HRA hemos experimentado que el breve lapso de tiempo que se utiliza para suspender los pensamientos cotidianos y lograr la ayuda del Yo superior para apartar preocupaciones, enojos y malos humores del día o del momento, a menudo trae beneficios grandes y duraderos. Una limpieza así del Yo medio e inferior se puede hacer naturalmente en cualquier momento, aun cuando a continuación no se diga ninguna oración especial. También entre los actos de oración hay algunas cosas que hacer. La ejecución normal de una serie de oraciones HUNA se parece a los procesos de crecimiento en la tierra que conocemos. Primero se genera la semilla, la imagen mental del deseo que se expresa en la oración. Enseguida se tiene que regar cuidadosamente la semilla y proteger por un tiempo su crecimiento. Nosotros enviamos diariamente Mana, para regar la semilla y la planta que se está formando de ella. En el momento oportuno llega entonces la respuesta a la oración; ésta es el fruto de la planta. De ese modo parece efectuarse universalmente el proceso de creación. El huevo es fertilizado, protegido e incubado. Luego el pollito es cuidado y crece hasta llegar a ser una gallina. Pero ni la semilla ni el huevo, ni la imagen mental del deseo que se expresa en la oración se pueden modificar, cuando uno ya se ha decidido. De lo contrario, el resultado deseado no puede jamás madurar de ahí. Esa es la razón de por qué con una serie de oraciones en la que se establece firme e invariablemente la “semilla” que se le entrega al Yo superior, el resultado tiene que seguir creciendo día a día, hasta que llegue la cosecha. A veces la persona percibe claramente el progreso que se efectúa durante el período de crecimiento. Tal vez note día a día un mejoramiento paulatino, antes de que ocurra finalmente la sanación total. Tal como uno ya en la oración se traslada a la situación deseada y tiene que “vivir” en ella, es indispensable que después, cuando se piense en el contenido del deseo de la oración, se espere éste de manera tan segura y real, como la planta de la semilla, como el pollito del huevo. La realidad que sirve de base es precisamente la misma; la diferencia solamente está en el tiempo que requiere el crecimiento. Si se comprende esto, entonces se puede pensar en el contenido del deseo de la oración como algo ya existente, sin atentar contra la propia capacidad de juicio e inteligencia. Y aquí todavía algo muy importante, que desde el momento de la primera oración hasta su completa realización tiene que ocurrir nuevamente: También hay que hacer todo en el plano físico, para contribuir a la realización de las nuevas condiciones. ¡Dios ayuda a aquel que se ayuda a sí mismo! Aquí depende del sentido común y del pensamiento claro. Cuando se trata de la realización de una oración, no se puede simplemente “cruzar las manos y esperar”. Los tres Yoes son compañeros en la vida; y cada uno de ellos tiene que ayudar, lo mejor que pueda, a lograr las condiciones deseadas.

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Una oración ofrecida de manera adecuada y efectiva, no tiene nada que ver con mendicidad degradante. Primero hay que hacerse merecedor de la oración. Luego la oración es una construcción con todas las fuerzas del juicio y la experiencia de la que es capaz el Yo medio. Por último, es un acto creador en que los tres Yoes desempeñan el papel que les corresponde. El pasado ya no se puede modificar. El presente se escapa de nuestra intervención. Pero el futuro es nuestro. Lo podemos formar en todos los aspectos. Con los grandes Kahunas de los tiempos más antiguos podemos proclamar jubilosos “Vean, yo haré todo nuevo”. “Hacer nuevo” se dice hou en el idioma de los iniciados; y detrás de esa palabrita están los siguientes significados secretos:

a) “Hacer nuevo” (crear nuevas condiciones por medio de oración, trabajo y planificación); b) “Extender de un lugar a otro” (símbolo del hilo-Aka y de la producción del contacto); c) “Empapar con agua” (símbolo de la donación de Mana para el riego de la semilla); d) “Repetir una acción, hacerla nuevamente” (símbolo de la repetición de la oración diaria,

para que se ofrezca suficiente Mana y la imagen se reciba clara e intensamente, para que todo se “renueve” en el futuro).

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XI

SANACIÓN POR MEDIO DE IMPOSICIÓN DE MANOS

Donde en el Antiguo Testamento se habla de imposición de manos, no se trata de sanaciones, sino de una parte del ritual o de la ordenación. Cuando levitas eran aceptados en la sociedad sacerdotal, para servir en el altar a todo el pueblo, las personas se reunían y depositaban las manos sobre ellos como parte del rito de ordenación. Desde entonces ese rito se ha mantenido a través de todos los siglos cristianos, sólo que después los sacerdotes y prelados han depositado las manos y no la comunidad, como había sido en los tiempos de Moisés. Pero eso – según lo que se ha transmitido - está completamente en la línea de la orden que le fue dada a Moisés, de colocar las manos sobre el nuevo guía de un tiempo posterior y transferirle una “parte de su honor”. Menos ceremonial es la costumbre practicada en algunas partes, de bendecir a alguien colocándole las manos sobre la cabeza. También se bendicen ocasionalmente alimentos y bebidas, manteniendo las manos sobre éstos. Detrás de esos ritos está la idea de que algo invisible pero real traspasa de las manos que bendicen a las personas o cosas bendecidas. En la ordenación puede tratarse de traspaso de Mana, siendo traspasadas formas de pensamiento al Yo inferior de la persona que se está ordenando. Tal vez también se crea, por medio del contacto, una cuerda-Aka entre la persona que se está ordenando y aquel que efectúa la ordenación. Si este último está en completo contacto con su Yo superior, probablemente pueda mantener contacto con el sacerdote recién ordenado y en lo sucesivo apoyarlo en su nuevo trabajo. En la historia de los apóstoles 6: 6 leemos que se eligieron siete prosélitos para ayudar en la propagación de la nueva doctrina del cristianismo. Esos hombres fueron “… puestos ante los apóstoles y éstos colocaron las manos sobre ellos con una oración”. En 13: 3 se habla de un modo similar del envío de otros sacerdotes; sólo que en este caso los profetas e instructores que practicaban la ordenación, además de orar y colocar las manos, ayunaban. Como ayunar forma parte de una reparación general e impersonal, para eliminar “pecados” o complejos de culpa que se encuentran en el Yo inferior, es de suponer que también los que se estaban ordenando ayunaban. El ritual pretendía ayudar a los que se estaban ordenando a liberar sus cuerdas-Aka de complejos (esto lo trataremos más adelante detalladamente) y a producir un completo contacto con el Yo superior (ese contacto anunciaba la salida del “Espíritu Santo”, del Yo superior). Jesús sanaba muchas veces por medio de la imposición de sus manos. También se relata que él tocaba a aquellos que sanaba. Así por ejemplo, él tomó la mano de uno que despertó de la muerte. En otros casos él mismo era tocado. Así, un día alguien tocó el borde de su túnica y sintió un efecto intenso. Su comentario “Yo sentí cómo salía energía de ahí” comprueba nuevamente que con el contacto se traspasaba fuerza curativa de alto grado. En la iglesia antigua se sanaba por medio de imposición de manos y oración. En algunas iglesias de la época actual se aplica el mismo método; pero entretanto, el secreto de la oración-HUNA y del Mana se ha perdido. No solamente en las iglesias la imposición de manos era un factor esencial de la sanación directa. Del mismo modo – pero sin oración – los “sanadores naturistas” han practicado su oficio desde hace muchos siglos. En muchas religiones se les imponían las manos a los enfermos, con o sin oración, como también con o sin aplicación de agua bendita, fetiches o cantos. En siglos posteriores aparecieron los “magnetizadores”. Ellos creían poder extraer energía de imanes y traspasarlas a su propio cuerpo y emitirla nuevamente a través de sus manos para la sanación de pacientes.

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Antiguamente se creía en algunos países, que los reyes tenían el poder de sanar por medio de tocar con sus manos. Los sacerdotes de la santa iglesia bendecían ropas y amuletos; llenaban esas cosas con energía curativa, y luego cuando eran usadas por un enfermo, esa energía se le traspasaba. El mesmerismo utilizaba en gran medida la energía que al principio se creía que se extraía de imanes y que - como se llegó a saber después - habita en el cuerpo humano. La sanación por medio de contacto directo con “magnetismo animal” adquirió en ese tiempo un fuerte impulso, y en Europa se desarrolló rápidamente una nueva escuela de sanadores. Los primeros “magnetizadores” sanaban por medio de imposición de manos, a través de la mirada de sus ojos o por medio de pasar la mano sobre el cuerpo del paciente, tocándolo o no. Es obvio que esos sanadores eran capaces de traspasar Mana de ellos al cuerpo del paciente (y por medio de eso a su Yo inferior y a su cuerpo-Aka) y así transmitirles la fuerza vital necesaria para el restablecimiento o la sanación. Hasta donde podemos recordar el pasado, la mano era considerada como símbolo de la fuerza. Isaías, cuyas expresiones lo hacen reconocer claramente como Kahuna, dijo en 40: 10 “El Señor, el Señor viene con una mano fuerte y su brazo dominará”. La palabra “mano” fue insertada con la traducción de la versión King-James de la Biblia (los traductores creían expresar más claramente el significado con eso). Pero si se traduce ese pasaje al “idioma sagrado”, se descubre que la palabra “lima” significa tanto brazo como también mano. Por lo tanto, donde esa palabra haya sido usada, con ella se ha querido hacer referencia o al brazo o a la mano o a ambas cosas. Si seguimos penetrando en el terreno del idioma, se ve que el secreto de la sanación directa por medio de la imposición de las manos se oculta en la palabra “dedo” y no en el grupo de palabras brazo/mano. “Dedo” significa mana-mana. La duplicación de esa palabra fundamental hace referencia a su fuerza intensificada e indica que del Mana inferior del Yo inferior se produce el dominante y poderoso Mana de la “voluntad”, que el Yo medio necesita para el dominio y conducción del Yo inferior. Mana-mana significa también “dividir” o “ramificarse”. Los dedos constituyen en cierto modo la ramificación del extremo de la mano en el brazo, y eso produce una similitud con el importante hecho de que también el Mana tiene que ramificarse en la sanación directa. El sanador tiene que poseerlo en abundancia, como carga intensa y repartirlo de tal modo, que tanto el Yo medio como el inferior obtengan lo suficiente para poder cumplir sus tareas individuales en el proceso de sanación. En la repartición final, una parte de la energía del sanador pasa al paciente. Con esto queda claro que todos los sanadores en su trabajo y en la imposición de manos – lo sepan o no - traspasan Mana de sus manos al paciente (si el sanador utiliza adicionalmente la oración, entonces el Yo superior también tiene que recibir una parte del Mana). Después de los “sanadores magnéticos” vinieron sanadores de otra escuela. Ellos hacían sugestiones bajo aplicación simultánea de fuerza vital. Sugestión es la implantación – causada telepáticamente o por medio de la palabra hablada - de una idea en el subconsciente del paciente. Al principio se suponía que por medio de sugestión se podía reemplazar el “magnetismo animal”. Ese magnetismo, que no es otra cosa que fuerza vital o Mana, no desempeñaba un papel insignificante en esos intentos. En casi todos los tratamientos de sanación está involucrada la sugestión, aunque no se la aplique conscientemente. El paciente que busca sanación está más que dispuesto a ver en cada tipo de tratamiento, en cada práctica médica, la posibilidad salvadora que le ayude a recuperar la salud. Los Kahunas les hacían a sus pacientes solamente sugestiones débiles y al mismo tiempo hacían traspasar Mana desde sus manos a los pacientes. Aquí se recomienda echar una corta mirada retrospectiva a las prácticas de sanación de los Kahunas durante los últimos cincuenta años antes del cambio de siglo (del 19 al 20). Ellos eran los terapeutas especializados de su época y trabajaban con los tres Yoes de la persona.

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Primero el Kahuna limpiaba con todo cuidado a su paciente de sentimientos de culpa, que como consecuencia de una injusticia que éste le había cometido a otro o a causa de daños de su propio cuerpo por medio de excesos, se habían fijado en su subconsciente. También el Kahuna se preocupaba de que los complejos e influencias de posesión se eliminaran con seguridad. Después de esas preparaciones, el Kahuna se cargaba intensamente con Mana y formaba imágenes efectivas del completo estado de sanación. Le presentaba esas imágenes al Yo superior y pedía su ayuda. Si él tocaba al paciente - con lo cual muchas veces se masajeaba la parte enferma o herida - entonces se traspasaban al paciente Mana y racimos de pensamientos de completa salud, intensamente cargados y “provistos de voluntad”; y mientras más y más Mana se formaba, el Kahuna esperaba que el Yo superior comenzara su trabajo y realizara la sanación. La entrega de una sugestión de sanación iba de la mano con la aplicación de un “estimulante físico”. Eso era algo que se podía ver, sentir al tacto o ser percibido de cualquiera otra manera por el Yo inferior del paciente a través de los órganos sensoriales y como consecuencia apoyaba la sugestión de manera efectiva. Así por ejemplo, el Kahuna lavaba a su paciente vigorosamente con agua, lo rociaba y lo cepillaba con un manojo de hojas-Ti verdes, mientras al mismo tiempo le aseguraba que ahora – después que había reparado injusticias cometidas - sería limpiado de cada culpa que hubiera permanecido, como también de toda enfermedad. Como nuestro trabajo HRA tenía como objetivo tomar contacto con el Yo Superior, nos decidimos a intentar el tratamiento de pequeños disturbios de la salud, por medio de imposición de manos y utilizar solamente la parte del método completo de sanación de los Kahunas descrita arriba. Esos intentos parecían prometernos éxito, ya que sabíamos que muchos sanadores, sólo por medio de imposición de manos – es decir, sin utilización adicional de la oración – habían obtenido buenos resultados. También creíamos estar suficientemente preparados para ese experimento, puesto que en largas prácticas habíamos educado a nuestro Yo inferior a producir, al recibir nuestra orden, cargas intensas de Mana y a enviar Mana junto con imágenes de formas de pensamiento bien preparadas. En los intentos de sanarnos a nosotros mismos o de sanar a otras personas, sólo adoptamos de los Kahunas la técnica de la imposición de manos. Le pedíamos al Yo inferior que produjera una carga intensa de Mana y que concentrara esa fuerza en las manos, mientras nosotros generábamos una intensa imagen mental de la sanación ya realizada. La imagen y el Mana juntos eran enviados con una intensa fuerza de voluntad y traspasados al paciente a través de las manos. Algunos de nosotros tratábamos de ampliar todavía esa técnica. Se reforzaba la sugestión de sanación o la orden intencional de sanación al Yo inferior, a través de la aplicación de un estimulante físico, tal como los Kahunas también lo habían hecho antiguamente. Se frotaba la parte dañada o enferma con una pomada, un calmante o una tintura y se aplicaba calor, compresas frías, masajes u otro tipo de tratamiento. En eso era importante que el Yo inferior del paciente se impresionara fuertemente con el efecto curativo del proceso. Se puede ordenar varias veces en voz alta y con una fuerte “voluntad”, que tenga lugar la sanación completa. Pero en tales órdenes no hay ni que mencionar siquiera la enfermedad o lesión que se quiere curar. Hay que tener siempre presente que no se le debe decir al Yo inferior algo así como: “Utiliza el Mana que se irradia desde mis dedos a la rodilla enferma, para curar la herida”. En vez de eso se debería decir: “Utiliza la fuerte corriente de Mana que penetra ahora en la rodilla y produce que ésta llegue a estar totalmente sana, completamente normal, fuerte e intacta”. Es decir, los racimos de formas de pensamientos jamás deben contener la enfermedad, la lesión o la deformación que hay que eliminar en los pacientes o en nosotros. Éstos tienen, más bien, que contener exclusivamente las formas mentales o formas-Aka del estado normal deseado. Los informes que me enviaron después acerca del resultado del experimento, eran realmente asombrosos. Parece que la mayoría de nosotros dispone de una fuerza curativa natural muchísimo mayor de lo que sospecha. Bajo el tratamiento directo desaparecían los dolores de cabeza,

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disminuían los dolores, bajaba la fiebre, regresaba la fuerza, se restauraba la paz del alma. Parece que la ofrenda de Mana y las efectivas imágenes mentales de una persona sana que actúa como sanador, produce un efecto muy positivo sobre la armonía de la vibración del Mana de un enfermo. La mayoría de las personas jamás han hecho el intento de sanar; por eso no tienen idea de lo que se puede lograr con muy poco ejercicio. Las madres y los padres deberían ser capaces de ayudar a sus hijos o familiares de ese modo. Además, de esa manera no solamente se eliminan enfermedades físicas, sino también daños y efectos de origen emocional. El Mana junto con el amor, eliminan peligros, enojos y preocupaciones. El valor puede aumentar esencialmente y toda la actitud de un niño puede ser transformada rápidamente para mejor. La inquietud y la actividad motora excesiva se pueden detener y producir relajamiento, sensación de bienestar y sueño saludable. Hasta nuestros animales domésticos reaccionan bien a aquellos tratamientos, e incluso de plantas y árboles tenemos excelentes pruebas de que el amor y el Mana que se les traspasa a través de las manos, promueve su crecimiento. Las posibilidades son infinitamente muchas. También algunos médicos han participado en los experimentos de la HRA con este método de sanación. Aquellos médicos - como osteópatas y quiroprácticos - que en el tratamiento normalmente tocan a los pacientes con las manos, han tenido éxitos considerables con este método directo de sanación. Muchas veces han adoptado este método en sus prácticas normales. Cuando los pacientes ya han sabido algo acerca de HUNA, el método directo de tratamiento ha sido realizado con el conocimiento y la participación de éstos; con eso se ha llegado entonces a éxitos que superan lejos el término medio. Al examinar las teorías HUNA en los marcos del trabajo de la HRA, habíamos formado la costumbre de informarnos mutuamente acerca de todo lo que otros investigadores, que no sabían nada acerca de HUNA, ya han logrado en áreas similares. Más adelante hablaremos de algunos de aquellos informes. Con respecto a la sanación directa, escuchamos de una escuela de sanadores que enseña que Dios efectúa la sanación cuando el sanador entrega la energía. Los practicantes de las dos escuelas más importantes de esta categoría han intentado inducir mentalmente a la “fuerza” a salir de su cuerpo y a “irradiarse” en la parte del paciente que había que tratar. Algunos de ellos pueden componer articulaciones sin tocarlas; otros mantienen sus manos sobre la articulación afectada y algunos momentos después ejercen solamente una leve presión. Frecuentemente logran con eso mejores resultados que empleando una mayor fuerza corporal. En todos los casos la “irradiación” va acompañada de fuerza y “voluntad” por medio de oraciones; es, por lo tanto, absolutamente posible que esos sanadores entren en contacto con el Yo superior. El método de sanación del que hemos hablado lo probé en mí mismo. Yo tengo una luxación en el hueso sacro, que tiene que ser tratada de vez en cuando, y justamente coincidió con que en ese tiempo correspondía hacer nuevamente un tratamiento. Habitualmente yo utilizaba los métodos de los Kahunas que me eran familiares; pero esta vez apliqué solamente la terapia del Yo medio e inferior. Me cargué intensamente con Mana, me tendí en la cama sobre el lado izquierdo y coloqué mi mano derecha sobre la parte donde había que llevar a cabo el tratamiento. Después adopté una actitud mental decidida, es decir, le ordené a mi Yo inferior con toda la fuerza de mi “voluntad”, que concentrara la carga de Mana en los dedos de la mano derecha, que formara después un dedo-Aka, que traspasara a éste la carga de Mana y que finalmente con el potente dedo-Aka-Mana pusiera la parte de la articulación nuevamente en la posición correcta. Mi Georg, que ya conocía el tratamiento adoptado por los médicos, captó la idea de inmediato. Él sabía muy bien formar un dedo-Aka y empujarlo, por ejemplo, a través de tapas de cajas. Como el cuerpo es su campo de trabajo más propio y lo conoce muy bien, le fue posible a Georg, en menos de diez segundos, colocar la articulación nuevamente en su lugar, con un pequeño clic.

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Desde un principio, en el trabajo de la HRA con el Yo inferior y con el empleo de Aka-Mana bajo la presión dominante del Yo medio, nos llamó la atención de que el trabajo de sanación en cierto modo es parecido a aprender de memoria. Al aprender de memoria uno se dedica al tema una y otra vez y con eso hace cada vez más fuerte los racimos de formas de pensamientos de un verso o de una fórmula. Éstos se entrelazan unos con otros cada vez más profundamente y así se pueden reproducir y recordar más fácil y completamente. Mientras no se trate de cosas muy simples – como por ejemplo, la recomposición de una articulación - que se puede hacer en una sola sesión, con la sanación se procede casi exactamente que al aprender de memoria una poesía larga. La imagen del estado deseado se coloca ante nosotros una y otra vez y se utiliza cada vez más Mana y fuerza vital para el fortalecimiento de la imagen. El esfuerzo del Yo medio puede finalmente provocar en el Yo inferior incluso la sensación de confianza ciega. El famoso Couè, que nos dio la fórmula “cada día me va mejor y mejor en todos los aspectos”, ya había reconocido correctamente lo esencial: La continua repetición con los permanentes pensamientos de sanación y recuperación. Si él en aquel entonces hubiera sabido también utilizar Aka-Mana y racimos de formas de pensamiento, su método no habría caído tan rápidamente en el olvido. Hay una clara diferencia, si una sanación o la restauración de tejidos corporales ocurre de un modo normal o a causa de una carga intensa de Mana y de un acto de “voluntad” correspondiente. La experiencia de la ciencia médica enseña que ciertos tejidos corporales después de lesiones no vuelven a estar en la forma original, sino que – dado el caso - son reemplazados por tejidos de cicatriz. En el trabajo de la HRA no hemos podido establecer todavía, dónde está el límite de los tratamientos con respecto a sanar, con los cuales grandes cantidades de Mana son aportadas repetidamente a la parte enferma del cuerpo, bajo la simultánea indicación correspondiente al Yo inferior y probablemente en combinación con un poderoso estimulante físico. No es necesario recalcar que con la ayuda del Yo superior las perspectivas y posibilidades de sanación son muchísimo mayores. Ahora quiero citar una carta que me llegó después de la publicación de mi libro “Conocimientos secretos detrás de milagros”. La carta indica claramente lo que pueden lograr - en el área de la sanación – la comprensión inteligente y la aplicación correcta del conocimiento acerca de la carga con Mana y su envío a través de las manos. Esta carta deja ver una persistente determinación y una fe firme. Jamás alguien me había escrito una carta semejante. Aunque la mujer que escribe no lo dice claramente, estoy convencido de que ella durante el proceso de sanación estuvo en contacto con su Yo superior, ya que habla de una “… cierta barrera científica, que no deja surgir ninguna luz espiritual”. La dama no es miembro del grupo de la HRA. Ella investigó y examinó la doctrina Kahuna completamente para ella sola. Yo publiqué la carta en una circular y puedo decir que ésta fue una fuente de inspiración para los amigos de la HRA; los animó a continuar su trabajo. Este es el contenido de la carta:

Muy estimado Señor Long: Hacía tiempo que quería informarle acerca de mi experiencia sobre el tema sanación por medio de HUNA, pero hasta ahora he creído que debía esperar, hasta que mi médico por fin admitiera que mi sanación es duradera. Aunque la sanación fue milagrosa y desde su punto de vista era “imposible”, insistió en que podría tratarse de un fenómeno pasajero y que necesariamente yo tenía que contar con una recaída. Pero como ahora ya ha transcurrido más de un año sin que haya ocurrido una recaída, él finalmente reconoció reacio que yo estoy sano, aunque todavía hoy considera “imposibles” ciertos aspectos de

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esta sanación y dice que según las experiencias de la ciencia médica, éstos son “inimaginables”. Hace catorce meses yo estaba en el hospital con una enfermedad a la vista. Comenzó con una conjuntivitis que pronto se transformó en una inflamación al iris, en una inflamación en ambas córneas (las dos cosas se consideran incurables) y en un tumor en la córnea. Ya antes de entrar al hospital el tumor había sido cauterizado dos veces; con eso había quedado una cicatriz considerable en la córnea. El médico había considerado absolutamente necesaria la cauterización, porque el tumor no había reaccionado a ninguno de los otros tipos de tratamiento. Él me había dicho que después de la cauterización yo tendría una cicatriz para toda la vida. Es decir, yo ya estaba preparada para eso. Cuando finalmente fui dada de alta en el hospital, yo estaba totalmente desanimada, ya que mi capacidad visual era entonces muy mala y yo estaba dañada para siempre. Después que al transcurrir un mes el ojo enfermo se había acostumbrado a la nueva situación, me recetaron lentes fuertes. Con ellos me veía muy desfavorecida y – lo que era mucho peor – ya no debía leer mucho. Mientras me recuperaba en la casa, leí su libro “Conocimientos secretos detrás de milagros” y la esperanza que formé de ahí venció a mi abatimiento. No necesito recalcar que comencé de inmediato con la práctica. Me enriquecía con Mana y lo concentraba en mis manos. Luego me sentaba una y otra vez, colocaba mis manos sobre los ojos y ordenaba que la fuerza entrara en los ojos y los curara. En una revisión posterior no le dije nada a mi oculista del mejoramiento que se había llevado a cabo entretanto. Él examinó mis ojos con casi todos los instrumentos que tenía y finalmente murmuró que eso era increíble y que no podía comprenderlo. Al final él manifestó que antes de que pudiera recetar algo, tenía que examinar otra vez los ojos con algunas gotas. Después de este otro examen, se vio obligado a reconocer que algo había ocurrido, que no podía comprender en absoluto. Ya no existía ningún tipo de síntoma evidente de inflamación del iris y de la córnea. Pero lo que era mucho más importante: la cicatriz había desaparecido por completo. Él me explicó que el tejido de la cicatriz estaba aislado del suministro de sangre y por eso no podía ser absorbido; por lo tanto, tenía que estar en el ojo, pudiera constatarlo o no. Pero lo mejor del asunto era que mi capacidad visual había mejorado tanto, que después de diecisiete años en los que siempre había tenido que usar lentes, ahora ya no los necesitaba. El médico me preguntaba reiteradamente qué podría haber ocurrido entretanto según mi opinión. Yo traté entonces de contarle cómo yo había procedido, pero pronto me di cuenta que no podía continuar, porque él tenía una cierta barrera científica que no permitía ninguna luz espiritual. Él se burló de mí y me miró como a una tonta inocente. Cuando me dio de alta, de paso me hizo la advertencia que tenía que contar con una recaída, a lo sumo dentro de tres meses. Por cierto había ocurrido algo extraño, pero sin duda podía tratarse solamente de un estado pasajero. Eso hizo hervir mi sangre irlandesa. Finalmente lo hice prometerme que reconocería la sanación permanente si dentro de un año no se presentaba ninguna recaída. Él estaba tan seguro de lo que creía, que lo prometió gustoso y además agregó que podía esperar tranquilo. Como prueba visible para Tomases incrédulos, adjunto mi antigua licencia para conducir. Ésta tiene un timbre atravesado con letras gruesas que dice: “No es válida sin uso de lentes” Mi nueva licencia ya no tiene ese timbre. Le estoy eternamente agradecida por su trabajo, por su libro y por esta maravillosa sanación.

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Me he hecho otorgar el permiso para la publicación de esta carta. Es una de las tantas que conservo cuidadosamente en mis actas, pero creo que sería desleal indicar el nombre y la dirección de la dama que la escribió. Todas las cartas de ese tipo no solamente son interesantes como documentos de sanación, sino también de otro modo: Indican justamente, que las palabras escritas no tienen valor, mientras los pensamientos expresados en ellas no sean aplicados y transformados en experiencia personal.

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XII

EL GRUPO DE TRABAJO PARA SANACIÓN RECÍPROCA SOBRE UNA BASE TELEPÁTICA

Basándose en las teorías HUNA acerca de la cuerda-Aka y del intercambio de comunicaciones telepáticas que es posible con su ayuda, una cantidad de miembros de la HRA especialmente interesados, realizó un notable experimento. Con ese propósito formaron un grupo de trabajo, que llamamos “Grupo para sanación recíproca sobre una base telepática” (Telepathic Mutual Healing Group o abreviado Grupo MTHG). Al comienzo del experimento se había fijado su duración y los correspondientes períodos de informe en sólo un mes; pero a causa del gran interés y de los importantes resultados, se mantuvo durante años. Ya hemos hablado de que los miembros de la HRA viven diseminados a través de los Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia. Las cartas y las circulares constituían la única posibilidad de intercambio mutuo. Muchos miembros querían tomar contacto con otros compañeros de convicción que estuvieran interesados o trabajando en los mismos asuntos. Otros se encontraban en apuros urgentes y no tenían suficiente confianza en la fuerza de sus propias oraciones. Es cierto que una persona que trabaja para ella sola, tal vez logré resultados modestos, pero se puede lograr algo grande cuando varias personas se agrupan para hacer un trabajo colectivo. Nuestros miembros no se podían reunir personalmente, como es posible hacerlo en una iglesia o en una sala de conferencias. ¿Pero por qué no podría ser factible reunirse de un modo telepático? Nosotros habíamos educado a nuestros Yoes inferiores para que usaran su talento propio. Aquí, por lo tanto, se ofrecía la oportunidad de un experimento en grande. Aquí estaba la oportunidad para ayudar a los que buscan ayuda. Durante años, organizaciones religiosas modernas ya han realizado tratamientos a distancia, sin que se haya mencionado o imaginado que el elemento telepático jugaba un papel en eso. Siempre ha habido oraciones para amigos o personas queridas que han estado lejos; a menudo también se han realizado acciones colectivas de oración, en momentos que han sido fijados, a las que se han podido conectar miembros de un grupo grande que se han encontrado lejos. Yo busqué en los registros acerca de la práctica de los Kahunas, si en aquel entonces ya había habido algo similar que pudiera sernos útil para la planificación del experimento. La combinación ideal para una sanación era naturalmente el Kahuna y su paciente. El Kahuna concentraba todos sus esfuerzos en una sola persona, antes de dedicarse a otra. Pero finalmente encontré en “entrelazar cuerdas-Aka” una práctica muy interesante, que correspondía exactamente a nuestros propósitos. De la anterior educación telepática del Yo inferior, sabíamos que comunicaciones de formas de pensamiento pasan a través de hilos-Aka o cuerdas-Aka, que son enviadas desde el Yo inferior del emisor al Yo inferior de la persona a la que está destinada la comunicación. Nosotros sabíamos de la creencia de que los Yoes superiores de grupos asociados de personas formaban la Poe Aumakua o “Gran sociedad de Yoes superiores”. También creíamos en un gran poder, que resultaba del trabajo en conjunto de los Yoes superiores. El símbolo era una cuerda formada de muchos hilos trenzados. Una cuerda es mucho más fuerte que un hilo. Por eso se puede lógicamente suponer lo siguiente: Si muchas personas envían al mismo tiempo a sus Yoes superiores sus hilos-Aka junto con Mana y las formas de pensamientos de la misma oración, se puede realizar un trabajo enorme para el beneficio y provecho de los correspondientes Yoes medios e inferiores que están unidos en una oración.

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En la Polinesia los templos consistían muchas veces de grandes superficies elevadas cubiertas con piedras, sobre las cuales había diversas chozas cubiertas con paja. Cada choza servía para un propósito en particular. Una estaba designada muy en general para la prosperidad de la tribu. Cuando las personas reunidas allí habían sido purificadas según el rito habitual, los sacerdotes se retiraban de la vista de la comunidad y efectuaban el misterioso ritual final: Trenzaban una fuerte cuerda de fibras de coco. Ésta simbolizaba la fuerza especial de los hilos-Aka unidos de todas las personas reunidas y se les mostraba a ellas. Entonces la oración se consideraba como hecha y enviada al Yo superior. En las antiguas comunidades religiosas japonesas, donde todavía actualmente muchas cosas hacen recordar la doctrina HUNA, se encuentra ese símbolo en forma de un pedazo de cuerda, que está colgada entre dos columnas delante de los templos. La cuerda es en el medio casi tan gruesa como un cuerpo humano, pero hacia los extremos se torna muy delgada, hasta que finalmente consiste solamente de una sola trenza. Esa cuerda representa con una poderosa fuerza simbólica, el poder y la fortaleza que resulta de un esfuerzo en conjunto. De la idea de la cuerda formada por hilos trenzados surgió nuestro plan de trabajo. Yo propuse actuar yo mismo como mediador y realizar el rito del “entrelazamiento” tan bien como pudiera y suministrarle al Yo superior el Mana que fluía hacia mí desde todos los lados a través de los hilos-Aka. Los participantes del grupo debían enviarme Mana y formas de pensamiento a través de los hilos-Aka que nos unían. Con el estudio de la psicometría hemos aprendido que cualquiera que toque un objeto, deja en éste un hilo-Aka. Si un practicante de psicometría toma posteriormente el objeto en la mano, su Yo inferior puede, a través de los hilos-Aka, tomar contacto, por ejemplo, con el dueño del objeto y enterarse de detalles comprobables acerca de éste. A raíz de esa reflexión, todos los miembros de la HRA que querían participar en el experimento, me enviaron cartas y firmas como conexión de hilos-Aka. La carta debía contener la bien reflexionada oración (de la que no debía alejarse el que escribía la carta). La carta tenía que firmarse con tinta, y el emisor debía sostenerla medio minuto en las manos, y junto con eso mirar fijamente la firma. Con eso queríamos asegurarnos que se conectaran hilos-Aka tanto a la carta como también a la firma. Luego yo, al recibir las cartas debía colocarlas en una caja, sobre la cual tenía que hacer descansar las palmas de mis manos durante la realización del rito de la oración. Pero antes de la hora fijada, yo tocaba cada carta por separado y me concentraba en ella por un momento corto, para producir ya un contacto temporal a través de mi subconsciente y de la cuerda-Aka. Para producir el contacto colectivo y la acción de orar, fijábamos una hora determinada. Como algunos de los miembros de la HRA sólo tenían tiempo para el experimento en la tarde, otros en la noche, y como también se tenía que considerar la diferencia de horario entre las diferentes partes del mundo, fijamos las horas de trabajo para las 3 de la tarde y las 7 de la noche, hora californiana. Con eso se le permitía a cada uno calcular la diferencia de hora y conectarse según su deseo. Todos los que deseaban participar en el experimento recibían indicaciones precisas para su forma de actuar en la acción de oración. La versión resumida de esas indicaciones que viene a continuación, expone la realización del experimento. La acción de oración TMHG abarca las siguientes fases: 1. Grábese las formas de pensamiento del estado que se pretende, lo más claramente posible,

para que en cada momento usted pueda acordarse de él instantáneamente. Pocos minutos antes de la hora fijada, adopte una actitud de propósito serio y reúna en sí una carga de Mana lo más grande posible. Exactamente al llegar la hora, tome contacto telepático con su Yo superior y con los Yoes superiores de los demás. Junto con eso dirija su atención hacía mí, como centro de acción, y mantenga firmemente la intención de producir el contacto telepático

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a través de mí, porque de mí sube la cuerda trenzada de los hilos-Aka unidos, para alcanzar a todos los Yoes superiores y de ese modo reforzar la fuerza de la acción de orar de todos los participantes. Envíe con completa consciencia a través de mí como centro, amor, bendición y Mana a los Yoes superiores. Haga eso durante dos minutos, pida una bendición mundial e imagínese el efecto de esa bendición. Ofrezca Mana, para que los Yoes superiores puedan utilizarlo para la realización de sus grandes tareas.

2. Después de aproximadamente dos minutos relájese; déjeme irradiarle amor, bendición y la realización de las circunstancias felices deseadas. Junto con eso también enviaré un color, para aumentar su capacidad receptiva frente a comunicaciones telepáticas. Pero no se preocupe si no percibe siempre esas impresiones. Sabemos por experiencia, que la carencia o la escasez de capacidad receptiva no afecta a la bendición que le ofrece a usted la acción.

3. Como cuatro minutos después de la hora fijada, comience con su acción de oración como está acostumbrado. Acuérdese de sus deseos e imagínese detalladamente, vívidamente y tan exactamente como sea posible, las condiciones que desea ver realizadas en el futuro con ayuda de los Yoes superiores. Imagínese cómo se va adaptando a las nuevas condiciones, cómo hace todo lo que tiene que hacer o quiere hacer, en cuanto esos deseos estén materializados, es decir, en cuanto se cumplan por completo a través de los Yoes superiores. En esos momentos es bueno que usted se imagine cómo otros también son bendecidos por medio de la realización de sus nuevas condiciones de vida deseadas, cuando su vida toma contacto de algún modo con la vida de aquellas personas o cuando ésta depende completamente de usted.

4. Casi al final de los ocho minutos esfuércese por enviar. Junto con eso, dígase a sí mismo que envía a los Yoes superiores las formas de pensamientos de las condiciones deseadas con una fuerte corriente de Mana - a través del centro y de las cuerdas-Aka trenzadas. Cuando haya hecho eso, permanezca quieto por algunos segundos; luego termine su oración en forma ceremonial y definitiva, diciendo “La oración sube flotando… Haz que la bendición caiga como lluvia” (Esa es la corriente inversa de Mana, que entonces como Mana superior nos reanima y nos bendice). “Au… ma… ma…” (o “Amén”).

El experimento se realizó durante un mes con extremada precisión. Durante ese tiempo y también después, se enviaron informes. A continuación el informe final resumido, que al término del período de experimento se envío en una carta circular:

INFORME ACERCA DEL EXPERIMENTO DE SANACIÓN TELEPÁTICA MUTUA

Del 25 de Noviembre al 25 de Diciembre de 1948

La mayor dificultad fue el asunto tiempo. Algunos de nosotros tuvieron que interrumpir eventos sociales u obligaciones domésticas para poder participar en el trabajo. Algunos muchas veces no estuvieron en condiciones de participar. Asombrosamente muchos constataron que olvidaban la hora y que tan sólo se acordaban después (tal vez en esos casos Georg no tenía interés). Pero los muchos que participaron (aproximadamente 40 o 50 personas) también intervinieron en la mayoría de las noches en el experimento. El experimento debía servir para la aclaración de tres preguntas: 1. ¿Me resultaría, desde el centro en Los Angeles, transmitirle impresiones telepáticas a una gran cantidad de compañeros de convicción al mismo tiempo? 2. ¿Se podrían recibir inalteradas las imágenes enviadas telepáticamente? 3. ¿Cuáles efectos produciría el trabajo de grupo, hecho de acuerdo con la

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doctrina HUNA, en relación con la sanación del cuerpo y el mejoramiento de las condiciones del medio ambiente? ¿Se mostrarían otros efectos imprevistos? Yo enviaba telepáticamente (con fines experimentales) números del uno al diez, figuras geométricas simples, como triángulos, cuadrados, círculos, estrellas, conos, pirámides, como también la letra “H” (de “HUNA”) y el verde como color. Cambiaba los colores, desde verde amarillo claro hasta un verde más intenso, más oscuro y a veces con un leve tono azulado. Para incluir, junto a las cosas o sucesos especialmente deseados por nosotros, también la paz mundial, por la que justamente todos trabajábamos, yo enviaba, además, la presentación gráfica de valles verdes y suaves campos de trigo meciéndose con el viento de verano. En cada envío de los miércoles en la noche me ayudaba – a la hora en punto – un grupo bien coordinado de 15 personas, de las cuales muchas tenían una gran práctica y experiencia en la aplicación de sugestiones con los más diversos propósitos (ese no era en realidad un grupo HUNA, pero todos los miembros pertenecían en ese tiempo a la HRA). Ese grupo realizaba junto conmigo las diferentes fases del experimento. Mi propio trabajo telepático de envío era el mismo que en los otros días, ya que queríamos establecer si por medio del trabajo en conjunto tal vez en un área más cercana o en una gran distancia, se notaría una diferencia en la claridad e intensidad de la recepción telepática (pero no se notó ninguna diferencia). Más tarde en la noche, yo trataba entonces, junto con ese grupo (por medio de invocar a los Yoes superiores), de realizar sanaciones telepáticas con miembros de la HRA que vivían lejos. Con eso queríamos establecer si varias personas trabajando como grupo podían ejercer una mayor fuerza que una sola persona. La verificación por carta de los casos (a veces el paciente ni siquiera sabía del intento de sanación que se tenía la intención de hacer) demostró claramente la superioridad del trabajo colectivo. Fue notable el aumento de la fuerza y el mejoramiento de la salud logrados de ese modo. En dos casos los pacientes se sintieron tan bien en los días siguientes, que se excedieron en el trabajo y por medio de eso obtuvieron pronto una recaída. También los mismos miembros del grupo de sanación percibieron al día siguiente una curiosa sensación de ánimo y confianza. (Durante cuánto tiempo se mantiene ese efecto o si resulta convertirlo en un estado permanente, es en primer lugar un asunto de suministro de Mana. En cada uno de esos casos, los miembros del grupo se habían cargado de manera especialmente intensa con Mana y habían empleado ese Mana tanto con el propósito de experimentar como también para sanar). Con respecto a mis sensaciones personales en el centro de la acción, me llamó la atención que éstas eran muy intensas en algunas noches y en otras apenas perceptibles. Esa experiencia coincide con aquellas DE CASI TODOS LOS MIEMBROS DE LA HRA, QUE INFORMARON DESPUÉS ACERCA DE SUS SENSACIONES. La causa de esas oscilaciones no se pudo determinar. En noches en las que yo sentía poco o nada, las imágenes enviadas telepáticamente, aparentemente fueron recibidas igual de bien que en las otras noches. En la primera noche me dediqué a todas las cartas que me habían enviado de todas partes; las leí atentamente, me fijé en los nombres de los que escribían y traté de tomar contacto con cada uno de ellos a través de los hilos-Aka que estaban adheridos a las cartas. Cuando se acercaba el momento del experimento, sentí una oleada de excitación; fue para mí como si se me hubiera transferido la tensión de expectativa de todos los participantes. A la hora en punto me relajé y esperé las corrientes de pensamientos y de Mana que fluían hacia mí. Sentía una picazón en las manos, las cuales tenía puestas sobre las cartas. Y cuando me concentré en unir todos nuestros hilos de pensamientos y ofrecérselos como “cuerda trenzada” (aha) a la “Gran sociedad de los Yoes superiores” – junto con eso también a nuestros propios Yoes superiores -, me sobrevino DE MANERA TOTALMENTE INESPERADA, LA SENSACIÓN DE ESTAR REPENTINAMENTE ELEVADO, PURIFICADO Y BENDECIDO. Sentí una corriente de profunda alegría y amor y el deseo ardiente de poder cumplir

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completamente mi parte en el gran proceso de sanación y refortalecimiento. La reacción emocional que caracteriza la cooperación del subconsciente fue de pronto muy intensa, y se me asomaron lágrimas de alegría. (Otros también informaron de reacciones similares). En ese estado de alta tensión emocional, les envié de vuelta a mis amigos con mi amor, el sentimiento que había llegado de los Yoes superiores, que éramos bendecidos y aceptados. En la fase siguiente nos preparamos completamente para las imágenes de las condiciones y circunstancias deseadas. Yo me imaginé vívidamente una total salud, felicidad y seguridad económica para todos, como también un mundo que está bendecido con paz y abundancia. Cuando en los siguientes minutos presenté esa imagen, la picazón en mis manos se hizo más intensa, mientras nuestras imágenes y corrientes de Mana entrelazadas entre sí flotaban hacia arriba. Después del cuarto minuto, terminé la acción de oración de la manera habitual, relajándome y tratando de percibir las bendiciones que venían desde los Yoes superiores. Tuve una débil sensación que me llenó con nueva fortaleza e ímpetu y que me purificó nuevamente. Luego me dirigí fortalecido y con una sensación reforzada de seguridad y confianza a mi sanación telepática de todas las noches para diferentes personas. Fue un suceso profundamente satisfactorio; y como también muchos otros habían sentido lo mismo, continuaron con el trabajo, aunque en algunas noches la sensación de bendición se presentó con menos intensidad o estuvo completamente ausente. Una cantidad de informes de participantes deja ver que los pensamientos enviados telepáticamente fueron recibidos completos y casi sin modificaciones o fallas. Pero la mayoría de los informes indica que algo se había agregado o variado. Se veía, por ejemplo, el triángulo sobre una placa verde con bordes dorados o el círculo comenzaba a girar y a moverse del lugar o a multiplicarse. Los campos verdes eran adornados con árboles con flores muy hermosas, y los surcos en los campos eran asombrosamente exactos, derechos y verdes. Otros en cambio, vieron cómo el verde se convertía en otro color, y cómo surgían de ahí fuentes, guirnaldas de colores o arcos iris. El cuerpo piramidal y cónico fue visto correctamente. Simples estrellas se mostraban iluminadas y brillaban, y en las Navidades estaban sobre los árboles de Navidad. En los símbolos se demuestra que los Yoes inferiores habían intervenido en nuestro trabajo. Se sabe que al Yo inferior le gusta adornar lo que toma, y junto con eso forma símbolos. Si se logra descifrar el sentido que se oculta detrás, entonces muchas veces se puede tener visiones de contextos que están bajo el umbral de la consciencia. La aparición de tales símbolos demuestra que la recepción de las imágenes enviadas telepáticamente se trata de algo real y no de un producto de la fantasía. Los resultados de sanación fueron excelentes. El trabajo durante el mes de experimento fue realmente la coronación de los experimentos anteriores de autosanación, como también de mis esfuerzos por ayudar a miembros de nuestro grupo con sus dificultades de salud. A continuación cito algunos párrafos de cartas que me llegaron: “Aún mucho tiempo después de la hora acordada sentí el efecto beneficioso”. “… desde hace cuatro años no me había sentido tan bien…” “Me siento muy pequeño y modesto, de algún modo… muy agradecido…” “Cuando usted me comunicó que el grupo de los miércoles en la noche, formado por casi 20 personas, había tratado telepáticamente a mi esposa, al verificar constatamos lo siguiente: Mi esposa estaba en ese momento en la cama; yo me encontraba en otra habitación. De repente ella me llamó y dijo – por muy extraño que pueda sonar - que de pronto se sentía mejor, mucho mejor, y que se sentía más libre. Lo que ocurría en ella en ese instante, no lo pudo expresar con exactitud. Ella pensó que “algo” la había tranquilizado y le había dado una gran fuerza, algo que jamás antes había sentido”. “Nada todavía”

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“Ya siento el efecto beneficioso del trabajo y espero que a través de éste se haga realidad por completo la imagen vista interiormente” “La primera noche me relajé tan profundamente, que me quedé dormido. Era como si flotara en el espacio (entretanto esa sensación se nos ha hecho familiar a muchos de nosotros). En la noche siguiente vi hermosos campos verdes”. “La primera noche vi, por cierto un poco borroso, cómo se abría una puerta de corredera. Lo consideré como una señal de que el camino estaba abierto para nosotros. Ayer en la noche se dejó ver un aro, en cuya parte superior había triángulos… Luego bajaron rayos que parecían estar entrelazados entre sí, como una cuerda”. (De otras partes se informó que se habían visto hilos-Aka “entrelazados formando una cuerda”; dos miembros vieron una cuerda hecha de muchos colores hermosos). “Nosotros tres estamos sentados juntos cada noche… La mamá dijo que anteayer en la noche había constatado un mejoramiento muy importante en sus ojos… Estamos muy agradecidos por eso…” “Durante el experimento recíproco de sanación telepática, los ojos han mejorado día a día”. “El 23 de noviembre recibí las indicaciones para el experimento y aprendí una parte del ritual; al día siguiente aprendí el resto. En la mañana del día 25 me di cuenta de repente que los horribles dolores… habían desaparecido por completo… Eso se le podía atribuir al tratamiento o simplemente al estudio a fondo de las indicaciones… En todo caso, eso es para mí un milagro”. (La dama en referencia tomó evidentemente contacto con su Yo superior ya en el trabajo práctico y su plegaria fue escuchada de inmediato). “Yo vi un círculo doble… como un anillo; éste circulaba como un líquido en un fuego verde brillante… En el centro resplandecía en todos los colores – como el fulgor de un diamante”. “Cuando avanzaba algunos metros, se me dificultaba la respiración, de manera que tenía que sentarme para volver a respirar bien. Pero ayer salí a pasear alrededor de dos cuadras sin la menor dificultad. Desde hace meses no había podido hacer eso. Estoy muy feliz…” “El tumor ha desaparecido por completo… Los médicos están atónitos y no se lo pueden explicar…” El experimento nos trajo, además, un particular y asombroso hallazgo: Al estar nosotros con su realización en estrecho contacto telepático y al estar unidos en forma colectiva con el Poe Aumakua, los miembros del grupo se sentían cada vez más claramente como un ser completo único. Tal como los hilos-Aka, nosotros mismos también llegamos a estar en cierto modo “entrelazados mutuamente” y parecíamos participar en el tipo de unión, del “ser uno solo” de los Yoes superiores. Nos sentíamos como en un “cuerpo” unificado, y estábamos mutuamente unidos en amor y camaradería. Esa sensación, que muchos de nosotros sentimos vívidamente, despertó nuestra comprensión del valor interior de la iglesia o de la comunidad de la iglesia, como un medio para entrar en contacto con los Yoes superiores, trabajar con ellos, y obtener de ellos conducción, ayuda y sanación. Como ya se ha dicho, el primer experimento del método TMHG fue un éxito tal, que decidimos continuarlo por un tiempo. Finalmente, esa parte de nuestro trabajo llegó a ser un rito regular permanente, que tiene lugar diariamente a las 3 de la tarde y a las 7 de la noche, hora californiana. Con el tiempo se originó el deseo de tener una oración ritual. Se publicó por medio de cartas circulares; junto con eso se recomendó al mismo tiempo efectuar ciertas modificaciones de acuerdo con las necesidades particulares de cada uno y aprender la oración de memoria, para poder utilizarla en cualquier momento. La oración impresiona al Yo inferior intensamente – es un estimulante físico de gran valor. Después de una previa carga intensa con Mana, se efectúa al momento de la acción colectiva la siguiente oración:

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“Ahora me extiendo, entro en contacto en el centro con MFL (Max Freedom Long) y me inserto en el grupo que se ha unido para orar… Junto con el grupo me extiendo ahora para tomar contacto con la GRAN SOCIEDAD DE LOS AUMAKUAS y con MI PROPIO YO SUPERIOR, que pertenece a ésta (pausa). Queridos y sumamente confiables espíritus paternales, purifíquenme de todos los pecados, por medio de los cuales he herido a otros. Acepten mi promesa de abstenerme de aquí en delante de tales perjuicios y de reparar daños anteriores, siempre y cuando me sea posible. Limpien mi semblante sucio en la abundancia de vuestra misericordia. Purifiquen la fuerza vital que les entrego como ofrenda viviente… Yo les envío ahora esta ofrenda mía de Mana a través del hilo-Aka conector y de los hilos de nuestro grupo trenzados entre sí en el centro por MFL… Se los entrego jubiloso; recíbanlo junto con mi amor…” “Ahora envío – como molde o semilla – la imagen mental de las condiciones deseadas y pido que los moldes sean llenados y la semilla madure transformándose en una realidad. Veo un mundo en paz… Un mundo próspero… Un mundo feliz… Un mundo de seguridad…” “Ahora envío la imagen mental de que todos los de nuestro grupo van por el camino hacia la luz y viven en perfecta salud, que tienen en abundancia todo lo que más necesitan para una vida feliz y al servicio de la superioridad. Veo cómo a todos nosotros - también a mí – se nos concede la fuerza, los medios y la alegría para servir y ayudar. Prometo aprovechar todas las posibilidades para servir en forma leal y hasta el límite de mi capacidad, para que los pequeños servicios que haga sean cada vez más grandes y yo llegue a ser día a día más parecido a ustedes y cada vez más confiable en el uso de los dones que se me confíen. Me esforzaré por contribuir con mi parte para llegar a ser así como me veo ahora en la imagen del futuro: Saludable, feliz y lleno de alegría de vivir y de servir – y confiable en cada pensamiento, en cada acción y en todas mis aspiraciones y anhelos”. “Ahora traigo una imagen mental especial de las condiciones de vida que deseo para mí mismo”. (Aquí hay que imaginarse vívidamente las condiciones y situaciones especiales que se desean para uno mismo y para las personas cercanas). “Ahora termina la oración. Las imágenes mentales son encomendadas a ustedes, para que a través de ustedes, queridos y sumamente confiables espíritus paternales, se hagan realidad tan rápidamente como sea posible. Dejen ahora caer de vuelta sobre nosotros la corriente de Mana como lluvia benefactora y que nos dé una completa purificación y todo lo mejor. La acción de oración ha terminado. Me retiro del contacto. Au.. mi.. ma..” Cuando comenzó la guerra de Corea, recibí muchas cartas de mujeres, padres y amantes, que estaban preocupados por los soldados con los cuales estaban relacionados. Pedían ayuda al grupo TMHG. Nosotros le agregamos una frase al ritual de oración y pedimos que un “muro protector” rodeara a los soldados, cuyos nombres se nos había comunicado. También agregamos, en conexión con la imagen mental del “mundo pacífico”, una oración especial que decía como sigue: “Ahora envío la imagen de todos los soldados relacionados con nuestro grupo. A cada uno de ellos lo rodea un muro de protección, que por medio de nuestros Yoes superiores se mantiene permanentemente fuerte y lo protege en forma constante de todo tipo de peligros”. El hecho es que hasta el momento que escribo esto, no le ha ocurrido nada a ninguno de los hombres mencionados en nuestra lista de protección. Muchos salieron ilesos de acciones en las que otros fueron muertos o heridos. Uno sobrevivió indemne la caída de un avión, con la cual varios de sus camaradas habían resultado muertos o gravemente heridos.

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Pero de ningún modo se les concedieron éxitos tan rotundos a todas las acciones de oración del grupo TMHG. Aunque en los años de trabajo del grupo TMHG muchísimas cartas han informado acerca de resultados realmente maravillosos, también ha habido casos en que se han mostrado solamente efectos débiles o donde no se ha presentado ningún tipo de circunstancia afortunada. Mucho parecía depender de cada persona a la que el grupo trataba de brindarle ayuda. El fiel envío diario de Mana a los Yoes superiores y la regular y cuidadosa ofrenda de imágenes mentales de las condiciones deseadas, parecía aumentar la eficacia. A veces parece ser necesario que alguien posea la facultad de ayudar a otro a partir, tal como, por ejemplo, alguien llena una bomba con agua, y a través de eso le posibilita a otro servirse de ella y bombear agua para sí mismo. Un Yo inferior con una fe fuerte y lleno de confianza, parece poder ayudar mucho a los Yoes inferiores de otras personas. La colaboración ideal para grupos pequeños parece ser la reunión de contacto semanal con objetivos claros y con acciones colectivas de oración HUNA. El ritual recién descrito es muy útil y contiene todos los puntos importantes. Durante la semana puede entonces llevarse a cabo el trabajo una o dos veces diarias en horas establecidas, en el que un miembro del grupo sirve como centro, como se describió con el grupo TMGH. De ese modo se puede multiplicar la fuerza por medio del trabajo colectivo de grupo. A quien quiera practicar sanaciones a distancia, la experiencia del trabajo del grupo TMGH le puede servir de pauta en teoría y práctica. En uno de nuestros boletines aparece el siguiente informe acerca del contacto telepático de sanación de dos personas: “Un exitoso experimento de sanación fue realizado entre dos miembros de la HRA, el señor T. A. L. de Los Angeles y la señora J. M. R. de Madison, del estado de Wisconsin. La dama tenía grandes capacidades psíquicas y mucha experiencia en el trabajo de sanación. Cuando ella toca su Aumakua, siente la corriente de Mana superior que viene de vuelta, como una lluvia centelleante. También el señor T. A. L. disponía de capacidades psíquicas. Él era experto en el método utilizado por los Kahunas, de mirar fijamente un vaso lleno de agua y – como consecuencia de proyecciones telepáticas o de otro tipo – captar imágenes visuales. El experimento fue acordado para el 23. 5. 1952, exactamente a las 7 de la mañana, hora californiana. La señora R. le escribió a T. A. L.: “Deseo irradiarle sanación, cuando la corriente (contacto telepático) sea fuerte. Tal vez a la hora acordada yo no pueda enviar en forma suficientemente intensa, pero esperamos que el Yo superior ayudará. Podríamos comenzar a las 7 de la madrugada y permanecer nueve minutos en contacto. Tal vez reciba usted incluso una comunicación hablada”. El experimento se realizó como se había planeado. A continuación, un extracto de una carta en la que T. A. L. informa a la señora R. acerca de sus percepciones: “Exactamente a las 7 de la mañana yo estaba dispuesto. Me había preparado mentalmente para la recepción de la comunicación y había llenado el vaso con agua. Yo estaba sentado pasivo, miraba la superficie del agua y esperaba que alguna sensación me indicara el comienzo de la comunicación. Pero al principio no hubo ninguna reacción. A las 7 horas y tres minutos vi en la superficie del agua una dama con pelo gris y ojos claros; ella tenía una estatura mediana y llevaba puesto un abrigo oscuro o quizás una chaqueta; los puños claros se destacaban mucho cuando ella levantaba los brazos al orar. (Comentario: las dos personas no se habían encontrado nunca personalmente). Ella parecía ir de una habitación a otra, se detuvo allí ante una mesa, inclinó su cabeza y se veía abstraída, como en una profunda meditación. Al mismo tiempo noté en mí una vibración que pulsaba en la zona estomacal. Eso duró un minuto completo y surgió en mí la idea de desprenderme de todas las tensiones. Me relajé profundamente y bostecé. Vi cómo se movían sus labios, como si ella hablara; pero no pude percibir las palabras. Después de algunos minutos la acción había terminado.

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Hasta ahora siempre me había preocupado de tener a la mano un poco de leche, para aliviar mis dolores estomacales. Ese día fui al trabajo con el ánimo alto y a causa de la vibración de sanación que había sentido claramente, tenía mucha confianza en que ese júbilo se mantendría. Durante todo el viernes no necesité beber leche, y además, estuve completamente libre de otras molestias que solían presentarse hasta ahora en situaciones intrincadas. Desde entonces mi estómago se ha recuperado; puedo comer nuevamente, lo cual me alegra y que antes estaba absolutamente prohibido para mí”. En sus contestaciones escritas la señora R. expresaba su alegría y su agradecimiento frente a los Yoes superiores, de que se le había permitido producir la sanación. Después habló acerca de la imagen vista en el agua y dio la siguiente descripción: “La imagen que usted vio en el agua era tan exacta, que estoy muy asombrada. Exactamente como usted lo describe, fui dos veces de una habitación a otra; junto con eso respiré profundamente y reuní la fuerza en mi cabeza - como se explica en el libro “Conocimientos secretos detrás de milagros” – para entrar en contacto con el Yo superior. Después me paré al lado de una mesa baja y recé con la cabeza inclinada. Levanté los brazos, manteniendo la palma de la mano derecha hacia abajo y la de la mano izquierda hacia arriba. Percibí una leve irradiación y supe que usted recibía ayuda. Luego pedí que la sanación fuera durable. Después que había sido enviada la corriente de sanación, me esforcé por transmitirle las palabras: “Usted está sanado”. “Aparentemente su Yo superior terminó en ese momento con la imagen. Yo, sin embargo, continué activa imaginándome que estaba en su lugar. Caminé alrededor de la habitación completamente distraída y sentí que estaba en su lugar en California. Caminé animosamente, sentí energía vital y tuve la sensación de bienestar total y de completa salud. A veces lo hago así, cuando realizo acciones de sanación y he constatado que eso ayuda. Hablé fuerte y dije – siempre desde su posición – “Estoy lleno de energías y fuerte; ¡ESTOY SANADO!” Después regresé aquí y agradecí al sanador universal que sana todo lo que vive. Enseguida me dediqué a mis deberes diarios habituales. Su descripción de la “chaqueta oscura con los sobresalientes puños claros fue absolutamente correcta. Yo tenía puesta una bata oscura, bajo cuyos puños oscuros se destacaban los puños claros”.

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XIII

CONTACTO POR MEDIO DE FIRMAS EL AURA DE LA FIRMA Y SU MEDICIÓN

Cuando el grupo de sanación telepática recíproca comenzó su trabajo, se sabía solamente poco acerca de la estructura-Aka de una firma escrita con tinta. Pero se sabía que en cada firma está adherido un hilo-Aka, por medio del cual se puede tomar contacto con la persona que escribió el nombre y que al hacerlo miró lo escrito. Pero hasta ahora aún no sabemos cómo y por qué un hilo-Aka se adhiere mejor a una firma que, por ejemplo, a una simple hoja de papel que alguien toca u observa. Pero a través de nuestros experimentos telepáticos, ese hecho tiene que considerarse demostrado. Por eso, pude usar bien las cartas que me enviaban con firmas con tinta, para tomar y mantener contacto con las personas que escribían. Casi durante un año, nosotros, los miembros de la HRA, pudimos apoyarnos solamente en la teoría HUNA del hilo-Aka conector, porque esa hipótesis “funcionaba”. Sin ninguna duda se llevaron a cabo los contactos telepáticos, ya que las imágenes, los símbolos y los colores enviados telepáticamente fueron recibidos correctamente. Pero luego surgieron dos pruebas de la exactitud de la teoría del contacto a través de hilos-Aka, y con eso se aclaró más todo el asunto. El doctor Oscar Brunler, que ya conocemos como un importante físico, cambió su domicilio en 1949, desde Inglaterra a California. A través de sus conferencias, miembros del grupo HRA que vivían en su radio de acción, tomaron contacto con él, y él mismo finalmente llegó a ser miembro del grupo. El Dr. Brunler ya había descubierto anteriormente que una firma tiene el mismo tipo de vibración o irradiación que la persona que la escribió. Ese descubrimiento contribuyó indirectamente de manera esencial a nuestro conocimiento de la conexión a través de hilos-Aka, entre una firma y la persona que la escribió. La historia de ese descubrimiento es tan fascinante, que merece ser tratada un poco más detalladamente. Como ya hemos aprendido en otro contexto, se utiliza desde hace siglos la perceptibilidad del Yo inferior para buscar agua; para eso uno se vale de una rama bifurcada de un árbol vivo (varilla de zahorí) o de un simple péndulo. En el último tiempo se han inventado instrumentos, como por ejemplo, el aurómetro de Cameron. Pero todos los instrumentos de ese tipo persiguen esencialmente sólo una cosa. Le sirven al Yo inferior como medio mecánico para darle a conocer claramente al Yo medio sus observaciones. Cualquiera que sea suficientemente sensitivo, también puede, después de suficiente entrenamiento, distinguir la existencia de agua subterránea, sin una rama bifurcada de sauce, sin péndulo u otros instrumentos. Hace algunos años, noticias de la prensa informaron de un joven en Africa, que por medio de sus capacidades psíquicas podía “ver” dentro de la tierra; por sus acertadas indicaciones acerca de yacimientos de agua, oro y diamantes, se había hecho famoso. Pero para personas menos capacitadas o preparadas, las ayudas instrumentales son de gran valor. A causa de su sencillez y de las múltiples posibilidades de oscilar en diferentes direcciones y modos, el péndulo es actualmente el instrumento más preferido. Con su ayuda, Georg da a conocer a su consciente Yo medio el resultado de sus experiencias, cuando se le encomienda, por ejemplo, efectuar inspecciones psíquicas acerca de yacimientos de agua y minerales en el interior de la tierra o acerca del estado de órganos en el cuerpo. Tal como lo han demostrado nuestros experimentos con cajas, el Yo inferior puede traspasar tapas y establecer lo que se encuentra debajo; y a causa de la llamada “convención”, el acuerdo establecido previamente acerca de las oscilaciones, él puede expresar claramente sus descubrimientos. En Europa el péndulo está en uso en forma general desde hace muchos años. Se le conoce como práctico y confiable, siempre y cuando el que lo utilice disponga de suficientes capacidades. Pero

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en Norteamérica el péndulo fue dejado de lado casi completamente hasta hace quince años, por diversos motivos. El primer interés en él lo mostraron entonces ciertos “ocultistas”, como también algunos dirigentes del movimiento “Alimentación sana”. En esa ocasión el péndulo prestó excelentes servicios para establecer cuáles alimentos eran saludables para la persona que estaba trabajando con el péndulo y cuáles no. Pero lamentablemente muchos elementos irresponsables se apoderaron del péndulo y lo utilizaron como una especie de aparato de predicción. A través de eso, la práctica con el péndulo naturalmente se desacreditó. En Francia, donde el péndulo es ampliamente reconocido desde hace mucho tiempo, el señor Bovis lo utilizó junto con una regla de 1 metro de largo. Al examinar determinados materiales, el péndulo efectuaba oscilaciones de diferentes longitudes. Bovis se había puesto de acuerdo con su subconsciente en que éste debía expresar sus hallazgos como números en una regla para medir. Se establecieron cien centímetros – o cien grados – como índice de una completa aptitud de la mercadería examinada, como por ejemplo, de un huevo puro, de un barril de vino de primera clase, de queso, manzanas o aceite de oliva de la mejor calidad. Del mismo modo, el número 100 sirvió más adelante en la diagnosis de enfermedades, para indicar la salud total del estómago, del hígado, de los ojos o de los dientes. El subconsciente entrenado del señor Bovis podía examinar materia muerta y viva, mientras ésta fuera lo suficientemente corporal y material como para ser tocada. De esa manera, Bovis establecía el grado de pureza del alimento o el estado de salud de una persona, donde de acuerdo con la convención, la respuesta era entregada sobre la base de oscilaciones del péndulo en centímetros, cuando éste era sostenido sobre el lado derecho de la regla para medir. El procedimiento era muy simple. La prueba que se iba a examinar era colocada en un extremo de la regla para medir, o la mano izquierda del examinador se colocaba sobre la mercadería que se iba a examinar, por ejemplo, la rebanada de queso o el barrilito de vino. La mano derecha sostenía el péndulo y se movía lentamente con él desde el cero de la escala hacia el final de 100 centímetros. De acuerdo con el convenio acordado con el subconsciente, el péndulo efectuaba continuamente oscilaciones diagonales o en círculo. Pero si se alcanzaba la medida justa, entonces el péndulo comenzaba a oscilar en forma perpendicular a la escala. Para poder sostener la mano con el péndulo más cómoda y tranquilamente, Bovis instaló después una placa de metal sobre una tabla con una ranura, de manera que la regla para medir pudiera empujarse lentamente hacia abajo de la placa durante la oscilación del péndulo. Sobre la placa marcó líneas diagonales y perpendiculares a la regla. El sencillo instrumento – él lo llamaba “biómetro” - trabajaba excelentemente. En una interesante teoría, Bovis argumentó el trabajo del aparato como sigue: Todas las cosas envían radiaciones y el biómetro sólo ayuda simplemente a medir el largo de las ondas de las radiaciones y a expresarlas en “grados”-centímetros. Él dio entonces otro paso más, e indicó que podía convertir la medida indicada en grados-centímetros a unidades de corriente Ang, por medio de multiplicar esa medida por 0,065, y de ese modo identificar todas las vibraciones en el área comprendida entre infrarrojo y ultravioleta. El biómetro fue un gran éxito. Bovis se ganó la vida con eso durante mucho tiempo como inspector especial del gobierno francés. Con su biómetro examinó vino, queso y muchas otras mercaderías y las clasificó por calidad. Sus exámenes eran más rápidos y sus resultados mejores que como había sido con los métodos utilizados anteriormente. Entre ese trabajo y el examen de partes y órganos del cuerpo humano había sólo un pequeño paso, que Bovis dio sin vacilar. Sus diagnosis resultaron ser tan exitosas, que los médicos comenzaron a enviarle pacientes con síntomas de enfermedad difíciles de determinar, para hacerles una diagnosis. El biómetro encontró una aplicación cada vez más amplia, y el inventor fabricó con el tiempo otros aparatos. Todos eran aparatos sencillos, que servían para darle al Yo inferior la oportunidad de medir el estado de salud de una persona y expresarlo – por ejemplo, en grados de ángulos.

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Un miembro del grupo HRA tenía un juego completo de instrumentos de Bovis. El inventor ya estaba muerto en aquel entonces y la fabricación de sus aparatos, incluyendo la del biómetro, del tetrámetro, del radiógrafo y del dosímetro de Jumelle, se había suspendido. Los instrumentos fueron examinados por nosotros en la central y resultó que no solamente eran prácticos, sino también trabajaban en forma sorprendentemente exacta, con la condición, sin embargo, de que el Yo inferior del que trabajara con él, fuera suficientemente desarrollado y tuviera suficiente experiencia en el trato con los instrumentos y con la convención de medidas. Cuando Bovis todavía vivía, el Dr. Brunler se interesó en el biómetro y en la explicación de que el instrumento podía medir vibraciones en “grados biométricos” o en centímetros. Él adquirió un biómetro y se lo llevó a Inglaterra. Allí lo empleó con mucho éxito y se convenció de que era sumamente práctico. Como el mismo Dr. Brunler era un investigador y tenía aptitudes de inventor, no pasó mucho tiempo hasta que prolongó el largo de la medida del biómetro hasta 1000 centímetros. Él midió entonces radiaciones que había establecido que estaban entre 100 y 1000 grados biométricos. En esa nueva área observó radiaciones que parecían salir del “espíritu” o del “alma” – de lo más profundo del ser humano. Para simplificar, las llamó “radiaciones cerebrales”; pero desde el comienzo recalcó que esas mediciones de ningún modo servían para establecer el estado de salud del cerebro y de sus tejidos. Ese fue un gran descubrimiento, ya que con el biómetro modificado él podía medir la consciencia, el nivel de inteligencia, la personalidad y el carácter. Él hizo con diferentes personas una gran cantidad de mediciones y las ordenó de acuerdo con los resultados de exámenes exhaustivos que les había hecho a las personas de experimento respectivas. Por medio de eso él llegó finalmente a establecer una escala de medición para la inteligencia y para los valores generales de la personalidad de personas. El hecho de que algunas personas alcanzaban medidas esencialmente más altas y demostraban mayores aptitudes intelectuales que otras, él lo explicaba por medio de la teoría de que la humanidad se encuentra en un estado fluyente de evolución mental o espiritual. De acuerdo con eso, él formuló que cada persona obtiene un desarrollo cada vez más alto en la escala de progreso a través de una serie de encarnaciones, hasta que por último alcanza el objetivo final. Pero ese objetivo no era fácil de determinar. Él tenía que saber, por lo tanto, cuántos grados biométricos puede alcanzar el ser humano en el transcurso de la evolución, antes de que su desarrollo terrenal haya concluido y pueda ascender a planos más altos. En la búsqueda de tales valores máximos, él se esforzó por obtener medidas de grandes personajes del pasado. Examinó cosas y objetos que éstos habían dejado, como manuscritos, pinturas, estatuas de mármol y de metal; con eso descubrió que las firmas que se encontraban en cartas, documentos o pinturas, misteriosamente enviaban las mismas radiaciones que las personas a las que pertenecían, ya sea que estuvieran vivas o que hubieran muerto hace tiempo. Él comparó las medidas que obtenía del individuo mismo con las de su firma, y en cada caso en particular encontró que las indicaciones biométricas concordaban exactamente. Examinó documentos antiguos, escrituras de archivos, dibujos y pinturas en galerías famosas. Examinó firmas de muchas personas famosas de diferentes edades. Encontró que el crecimiento evolutivo durante el transcurso de una vida era en promedio entre uno y seis grados biométricos – el grado más alto establecido. Esa medida máxima representaba una cantidad de progreso muy extraordinaria, y sólo parecía haber sido posible por medio de un gran sufrimiento. Esta deducción fue apoyada por otras constataciones. Para personas de tipo primitivo, la medida promedio era más o menos de 200 grados y para las más avanzadas no era superior a 725. Si se toma como base un grado para el crecimiento evolutivo dentro del transcurso de una vida, entonces la perfección de una persona requeriría más de 500 reencarnaciones. La mayor medida que el Dr. Brunler encontró, la obtuvo de un cuadro de un paño, con el que se dice que Jesús se había secado la transpiración del rostro en la crucifixión. Probablemente

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sobre ese paño, que es venerado en una famosa iglesia del sur de Europa, había quedado una marca de los rasgos faciales. La medida era de 1000 grados biométricos. El Dr. Brunler reconoció que posiblemente la reliquia podía no ser auténtica o que la medida podría haber sido influenciada por su propia reacción interior, pero tal como me dijo, él tendía a suponer que el límite de las evoluciones terrenales era como de 1000 grados; más allá de eso, se efectúa una transición, para posibilitarle al espíritu seguirse desarrollando en otro plano dentro de los marcos del universo. Entre los grandes del pasado, cuyas firmas fueron examinadas, el múltiple genio Leonardo da Vinci resultó ser la personalidad más desarrollada en el sentido de evolución, a causa de mediciones fidedignas de pintores, escritores e inventores que se hicieron. Su medida era de 725 grados. Bajo ese valor figuraban otros grandes pintores, detrás venían grandes compositores. Luego seguían grandes escritores y estadistas, a los cuales les seguían a su vez comandantes en jefe y generales. También los hombres de ciencia tenían valores igualmente altos. Casi nadie que haya tenido bajo 450 grados biométricos ha tenido una fama duradera. La personalidad promedio en Europa y en los Estados Unidos es de aproximadamente 250, mientras las personas de países de menor desarrollo presentan un promedio de 225 grados. Las medidas más bajas, alrededor de 118 grados, provienen de personas que están sólo un poco más arriba del límite de la idiotez. El biómetro registraba también el “tipo de personalidad”, pero no en centímetros o medidas como en el caso de la inteligencia. Si el péndulo reaccionaba con oscilaciones circulares, la rotación hacia el lado derecho o hacia el lado izquierdo indicaba si el examinado era de tipo constructivo o destructivo, si en el fondo era “bueno” o “malo”. También la voluntad fue medida y registrada en oscilaciones lineales, que podían desviarse hacia la izquierda o derecha desde la perpendicular ideal marcada sobre la placa del biómetro. El hecho de que las firmas presenten la misma vibración y sobre todo la misma intensidad de vibración que el cuerpo o el espíritu del que la escribe, solamente se ha podido explicar en forma satisfactoria por medio de la teoría de los hilos-Aka. El subconsciente de aquel que utiliza el biómetro, “extiende su dedo” y sigue el hilo hasta tomar contacto con el que ha hecho la firma, aunque éste esté vivo o haya muerto hace tiempo y exista como espíritu. Al adoptar la explicación HUNA, de que el Yo inferior a través del hilo-Aka puede encontrar y medir al dueño de la firma aun cuando ya esté muerto, encontramos nuevamente confirmado de que no es el cuerpo físico el que se mide, sino la “consciencia” o el “alma”. Además, con esto se comprueba otra vez que la inteligencia y las características de la personalidad están fijadas en los “Yoes” que sobreviven a la muerte corporal. Esta deducción nos da derecho a suponer que necesariamente tienen que ocurrir reencarnaciones, para explicar las evoluciones. Aquí van todavía algunas palabras acerca de mi experiencia personal con el uso del biómetro. Cuando la firma a examinar se encuentra al final de la regla y mi mano derecha sostiene el péndulo listo para oscilar sobre la placa, al principio no se hace notar ningún tipo de sensación. Yo simplemente me siento atento pero relajado y espero. Luego, después de 20 o 30 segundos aproximadamente, percibo una sensación débil más o menos en la cavidad estomacal y el péndulo comienza a oscilar por sí solo. Yo muevo entonces la regla muy lentamente, con lo que la firma se acerca a la placa sobre la que oscila el péndulo. Primero se llevan a cabo las oscilaciones básicas; éstas se detienen y yo acerco la firma aún más. Ese es el punto donde hay que buscar el mayor grado de inteligencia. El movimiento continúa; la firma se acerca cada vez más y el péndulo oscila constantemente en forma diagonal a la perpendicular que marca el ángulo recto a la regla. Si se alcanza la distancia correcta, el péndulo cambia más y más la dirección de sus oscilaciones y finalmente se coloca sobre la perpendicular. Cuando se ha llegado a eso, yo siento habitualmente una contracción muy leve en mi muñeca y el péndulo deja de oscilar. Entonces leo en la regla la línea de intersección con la placa. La medición ha terminado y se puede registrar.

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Llegará el día en que usaremos el biómetro de manera completamente obvia, para examinar, por ejemplo, el tipo de personalidad y el grado de inteligencia de nuestros hijos. Como un tipo de personalidad que está bajo lo normal se puede mejorar esencialmente y la voluntad se puede educar con éxito, se puede hacer mucho entonces para llevar a aquellos niños a una dirección de desarrollo especialmente favorable para ellos. Como el nivel de inteligencia sólo se eleva en un promedio de uno o dos grados durante el transcurso de una vida, se puede alentar al niño a aprender una profesión que active mejor sus capacidades mentales. Pero todavía hay que aclarar algunos pocos puntos acerca del trabajo con el biómetro. En el sistema de medición de Brunler falta una parte para talentos naturales, como por ejemplo, para música, arte o mecánica. Pero tales talentos hay que establecerlos, para que, por ejemplo, un niño sin ninguna condición musical se ahorre una educación al respecto y en vez de esa educación se le pueda dar otra, que corresponda a sus aptitudes específicas. Pero lo más maravilloso es que podemos esperar poder medir en el momento dado el Yo inferior y el Yo medio por separado y establecer exactamente la naturaleza y el estado de desarrollo de ambos. Tal vez estemos alguna vez incluso en condiciones de medir el Yo superior. También debería tal vez ser posible alguna vez medir los impedimentos y dificultades que se le presentan a una persona por influencias de complejos o posesiones. La capacidad del Yo inferior para medir objetos y estados parece ser casi ilimitada, y se puede suponer que en la ejecución de mediciones difíciles de este tipo, también intervienen a veces los Yoes superiores ayudando. Pero vamos ahora a las firmas. Queremos citar algunas otras evidencias que se encontraron, cuando el trabajo con el biómetro ya estaba en marcha desde hacía algún tiempo. Cuando Verne Cameron me visitó un día en mi cuarto de trabajo, después de algunos experimentos que efectuamos juntos con figuritas de marfil (éstas debían estar provistas de una Aura-Aka artificial y transformadas en iconos portadores de salud), comenzamos a hablar de la medición biométrica de firmas. Surgió la pregunta, si la firma tal vez no tenga también un cuerpo-Aka o un “aura”. Le entregué al Sr. Cameron una firma, y él la examinó con el aurómetro. En menos de un minuto, él había bosquejado el contorno de un aura sobre la firma. Como un abanico irregular y delgado, ésta formaba una bóveda claramente visible sobre la firma, hasta una altura de 60 centímetros; después se perdía más y más y se concentraba en un punto alejado a 1,8 metros aproximadamente. Desde esa punta sale probablemente la cuerda-Aka conectora, que hace posible el contacto con el dueño de la firma que vive lejos. Es curioso que el aurómetro aparentemente no puede registrar la cuerda-Aka que sale de la firma. O ésta es muy débil para formar un campo positivo o negativo de Mana suficientemente fuerte, para hacer reaccionar la cabeza del aurómetro, o la cuerda permanece casi como una NADA con respecto a substancia y contenido de Mana, mientras no sea activada como en el examen biométrico (aquí se requieren después más experimentos). Casi todos los objetos que se toman en la mano y sobre los que uno se concentra con la intención de darle un aura artificial, muestran después una cuerda-Aka de un tipo especial. Ésta parece salir del objeto en forma de un rayo de energía, se dirige en una dirección determinada y desaparece en la distancia a través del techo o de cualquier otro modo al aire libre. Pero en todo caso la firma tiene un cuerpo-Aka, aunque la cuerda-Aka no se utilice, no forme ningún rayo y no muestre ninguna señal de flujo de energía o de Mana. Por lo tanto, hay que suponer que algo de la abundante substancia-Mana que sale del subconsciente del que hace la firma, se adhiere a lo escrito y permanece adherido allí. Es característico del aura en forma de abanico que se extiende sobre una firma, que ésta se extiende hacia delante y hacia atrás, pero nunca hacia abajo, y que no hay dos auras de firmas que sean iguales. A veces el aura era redondeada y terminaba en una punta alta; en otros casos circulaba bajo y tenía cortes o fracturas. El tamaño y la forma cambian en una variedad

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asombrosa de una firma a otra. Cada aura es individual e inconfundible como una huella dactilar. Será necesario todavía mucho trabajo, para estudiar y desarrollar el nuevo descubrimiento. Todavía no es posible decir en qué dirección conducirán esos estudios. Parece como si los contornos generales del aura de la firma manifestaran algo acerca de la personalidad del que hace la firma. Pero qué pueden manifestar en detalle, eso queda todavía por averiguar. Tal vez algún día resulte que los talentos especiales de una persona que no se pueden determinar con el biómetro, se puedan leer en el aura de su firma, una vez que hayamos aprendido a interpretar correctamente los ángulos, curvas y cortes, como también las extrañas proyecciones delgadas, muchas veces observadas. De ese modo no sólo descubrimos nuevamente la sabiduría HUNA y su aplicación práctica, sino que al mismo tiempo estamos en el umbral de descubrimientos totalmente nuevos, que tal vez pronto puedan servirnos de orientación, si penetramos profundamente en esa área todavía tan poco explorada.

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XIV

OTROS HALLAZGOS DE LA HRA

Porque nuestra organización se había dedicado plenamente a la investigación y no solamente a la verificación y análisis de las teorías HUNA, siempre estuvimos abiertos a las ideas y acciones de otros que se dedicaban a áreas similares. A mí me llegaban informaciones y comunicaciones acerca de todo tipo de teorías, hechos, experimentos e hipótesis raras y poco conocidas. Tal vez en ninguna otra área haya una abundancia tal de suposiciones como en la psicología, en la religión y en las ciencias psíquicas. Una gran parte de ese material no tenía para nosotros ninguna importancia. Pero a veces nos encontrábamos con ideas que eran dignas de consideración. Ya en la primera fase de nuestras investigaciones nos llamaron la atención los trabajos de L. E. Eeman de Londres. Sus descubrimientos y teorías tenían valor para nosotros, sobre todo porque éstas se dedicaban a lo que llamamos Mana. Después de un interesante intercambio de cartas, Mr. Eeman se unió a la HRA como miembro. Él había descubierto que se puede inducir a la fuerza vital a fluir desde un polo positivo a uno negativo, tal como la electricidad. Con sus trabajos estableció que el cuerpo humano está polarizado al lado derecho e izquierdo. Él pudo hacer fluir la fuerza vital a través de un alambre de cobre aislado, desde la mano derecha hasta la base de la espina dorsal y de la mano izquierda hasta la cerviz. Esa variación de la corriente normal de fuerza vital (Mana) en el cuerpo, produce, como él estableció, un relajamiento que promueve el sueño. A ese circuito él lo llamó “circuito de relajación”. Después de ese descubrimiento básico, intentó establecer en otros experimentos, qué más se puede lograr por medio de dirigir la corriente de Mana a través de alambres. Él conectó a diversas personas “una detrás de la otra” – tal como se hace con varias baterías – y observó el efecto. Después conectó el alambre en forma paralela y desarrolló combinaciones de experimentos de diversos tipos. Él descubrió, además, que con la corriente de Mana que fluye a través de alambres aislados, también se pueden transferir, por ejemplo, materias corporales tóxicas. Si se conectaba a un enfermo infectado con fiebre con una persona sana en un circuito común, se transfería algo de fiebre y de la molestia corporal a la persona sana. Con eso ocurrió el extraño hecho de que el enfermo se sentía mejor, incluso cuando la persona sana se enfermaba temporalmente. Pero lo esencial en eso era que los microbios o virus no se traspasaban a la persona sana. Igualmente sorprendente fue su descubrimiento de que alguien que alguna vez había tenido tifus, sarampión o viruela y se había mejorado, es decir, alguien, que como se supone, tiene en la sangre los antídotos correspondientes, podía ayudar bien a otros que sufrían de la misma enfermedad. Al conectarlos juntos en un circuito común, las personas que habían superado la enfermedad entregaban con su corriente de Mana, algo de su materia inmunizante a través de los alambres. Todo eso era totalmente acientífico, incluso misterioso. Los alambres no son tubos de conducción, y según las leyes de la física y de la mecánica, tales traspasos son simplemente imposibles. Pero como pasa con tantas cosas imposibles, realmente ocurrían efectos que eran comprobables y que exigían una explicación. Con ayuda de médicos, Eeman continuó sus experimentos y comenzó a examinar medicinas, drogas y materias tóxicas. Su método era muy sencillo. Le pedía a la persona que se ponía a su disposición para el experimento, que se tendiera en una camilla; primero se cerraba el circuito de relajación con los alambres. Luego se cortaba uno de los alambres y los extremos que se originaban se hacían pasar a través del corcho de una botella. Debajo del corcho se unían a ellos electrodos que se sumergían en la solución de la materia a examinar.

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En su excelente libro “Co-Operative Healing”, Eeman describe con todos los detalles más de setenta experimentos, como también las reacciones de las personas de experimento a las substancias que llegaban a su cuerpo con la corriente de Mana. Con un minucioso cuidado se eliminaban todas las posibilidades de sugestión o telepatía. El médico que estaba presente en los experimentos echaba las substancias en botellas numeradas. Una vez que al término del experimento se había mostrado el efecto, la substancia utilizada era identificada y se comparaba su reacción habitual en el cuerpo humano con el resultado del examen. En todos los casos, el tipo de las reacciones corporales o emocionales de la persona de experimento era exactamente como si se le hubiera suministrado una dosis de la substancia introducida en el circuito. Los experimentos comprobaron en forma concluyente que efectivamente algo de la botella se traspasaba a la persona. Con eso se abrió un nuevo campo para la aplicación de medicamentos. Naturalmente surgió de inmediato la pregunta, qué se había hecho pasar en realidad desde la botella a lo largo del alambre. Como muy obviamente no podía tratarse de una parte de la solución que estaba en la botella, tiene que haber sido un tipo de radiación que había sido emitida por la substancia. Después de años de experimentos y reflexiones, Eeman llegó a la conclusión que las substancias emiten un tipo de radiación energética o “dinamismo”. La doctrina HUNA ofrece en este caso una posibilidad de explicación. Según la creencia de los Kahunas, todos los objetos o substancias tienen su propio cuerpo-Aka o de sombra (el cuerpo etéreo de la moderna ciencia psíquica); éste es un duplicado de lo que representa. En el “acto de la creación”, al originarse una cosa se forma primero el cuerpo-Aka y después el cuerpo físico. Además, los Kahunas enseñaban que todas las cosas tenían que contener consciencia y Mana, ya que de lo contrario no podrían existir ni mantener sus formas particulares típicas. Si suponemos que las medicinas de los circuitos vitales de Eeman poseían tales cuerpos-Aka, entonces es obvia la deducción que la materia de cuerpo-Aka del medicamento llegó al cuerpo de la persona de experimento en la corriente de Mana. Eso simplifica el problema muy esencialmente y sólo queda la pregunta, si todo el efecto va al cuerpo-Aka del sujeto o indirectamente a través del cuerpo-Aka al cuerpo físico. En sus escritos Eeman lanza la pregunta, si en la propagación de enfermedades infecciosas no participan fenómenos similares, como el paso de materias tóxicas a lo largo de alambres. Si fuera así, deduce él, entonces quizá bastaría la constitución psíquico-emocional de una persona para rechazar tales infecciones. Una nueva prueba de que el cuerpo-Aka (o cuerpo etéreo) existe y que con lesiones e incluso con la muerte del cuerpo físico permanece intacto, fue aportada por Eeman a través de sus experimentos con drogas. Un hombre que había perdido ambas piernas fue conectado a un circuito de un tipo especial; se colocaron bandas metálicas donde anteriormente habían estado los pies. El resultado fue como si el hombre realmente hubiera tenido sus pies en el lugar respectivo. Se indujo entonces al hombre a imaginarse que él había encogido las rodillas, de manera que sus pies “teóricos” ya no tenían contacto con los polos de la banda. El efecto fue como si se hubiera interrumpido el circuito. Después de más de 25 años de trabajo de investigación y experimentación, Eeman reemplazo en sus circuitos los alambres por hilos de seda o lana. Éstos trabajaban igual de bien. Pero como esos materiales no conducen electricidad normal, resultó que existe una diferencia entre la fuerza vital y la electricidad producida por un proceso electromagnético o químico. También el Dr. Brunler había dejado de trabajar con alambres; en sus experimentos había conducido con hilos de seda las radiaciones desde la banda de la cabeza hasta el extremo de la regla del biómetro. Con eso se demostró que la suposición original de que la fuerza vital era lo mismo que la electricidad, era errónea. Como en los circuitos de Eeman, los alambres de metal podían reemplazarse por seda, lana e incluso por hilos de algodón, hay que preguntarse por qué la ropa normal no produce ningún circuito entre los polos del cuerpo. La posibilidad de un “corto

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circuito” de fuerza vital por medio de la ropa, hace que toda la teoría parezca irracional. Pero también en este caso viene nuevamente HUNA a ayudar con una explicación. Uno de los fundamentos de la doctrina HUNA es que el Yo inferior origina todas las corrientes de fuerza vital y que el verdadero conductor de Mana es la substancia de la cuerda-Aka, es decir, no es el alambre o el tejido textil. Como el Yo inferior se deja influir fácilmente por medio de sugestión, está dispuesto de buena gana - con la correspondiente indicación sugestiva – a hacer fluir Mana a lo largo de alambres o cuerdas. Pero como el Mana sólo puede fluir a través de substancia-Aka, se extiende un “dedo” de substancia-Aka a lo largo del alambre o de la cuerda. De ese modo, el Mana fluye entonces a lo largo de alambres o cuerdas, pero la cuerda visible solamente es una especie de guía, que le indica al Yo inferior hacia donde tiene que dirigir su dedo-cuerda-Aka, es decir, por ejemplo, desde la mano a la cabeza o a la botella, a la medicina y desde allí nuevamente a la cabeza. Como sabemos con qué habilidad el Yo inferior sabe manejar la combinación Aka-Mana en un hilo o en una cuerda y emplear su consciencia, ya no nos sorprende que se oriente en nuevas áreas de trabajo cuando se le hace claridad acerca de lo que se espera de él. Y aquí otra de las muchas preguntas sin resolver a las que se dedica la HRA. ¿Es posible que una muy antigua “bandeja para orar” babilonia, tenga todavía en su substancia gredosa una radiación que ha absorbido hace muchos siglos? Se quería establecer si la fuerte radiación que incluso actualmente todavía sale de una de esas bandejas, se deba tal vez a que siga estando conectada a través de una durable cuerda-Aka con el sacerdote fallecido hace siglos, quien al producirla realizaba los ritos a través de ella y le dio las extrañas fuerzas. La bandeja en referencia se parece en tamaño y forma a un plato sopero. En su interior está pintada en antigua escritura babilonia, una oración para proteger a un israelita, a su familia y a sus animales domésticos. No se sabe lo que hacía el sacerdote con la bandeja antes de que el nuevo dueño se hiciera cargo de ella, ni qué tipo de fuerza mágica la rodea. Durante siglos estuvo cubierta de polvo, hasta que hace pocos años fue desenterrada y llevada a un museo en Sydney. Allí fue exhibida con otras piezas de exposición, al auditorio de una conferencia sobre antiguas civilizaciones. Una mujer que era miembro de la HRA que estaba presente, escuchó con atención la traducción de la inscripción que se encontraba en la parte interior de la bandeja y la descripción del uso de este tipo de bandejas con fines de sanación y para la protección contra enfermedad y desgracia. Le habría gustado saber si se podía despertar la antigua energía que estaba en la bandeja para utilizarla nuevamente. Cuando ella tocó la bandeja después de la conferencia, sintió repentinamente una picazón en los dedos. Suponiendo que su deseo había reactivado la energía de la bandeja, ella pidió en su interior ser liberada de un doloroso padecimiento, que los médicos desde hacía años no habían podido eliminar. Los dolores desaparecieron casi instantáneamente; el desgarro se había cerrado y permaneció así durante varios meses. En una ocasión posterior, su esposo visitó el museo y obtuvo el permiso para tomar la bandeja en la mano. Él también fue sanado (que la sanación no fue durable en este caso, parece atribuirse a que los complejos que habían ocasionado las dificultades no habían sido eliminados). La ciencia enseña que todos los objetos irradian una fuerza de un tipo característico. A través de esa irradiación consumen su energía vital y pasan a un nivel de substancia menos activo o sufren la forma de “muerte” que es característica para su plano actual de existencia. Por lo tanto, ya de la greda de la bandeja para orar sale sin duda una radiación natural. Pero en este caso la radiación parecía estar reforzada y haber obtenido un nuevo y muy diferente potencial. Podemos decir con seguridad que había sido agregado algo, de lo cual salía la frecuencia portadora de sanación. Como el efecto curativo de la radiación reunida requiere una consciencia que dirija su fuerza curativa, hay que buscar esa consciencia ya sea en el Yo inferior de la persona sanada (aunque

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ésta no hubiera podido sanar el propio cuerpo solamente con el Mana propio) o hay que pensar en un ser vivo o existente como espíritu, que está conectado con la bandeja por medio de una cuerda-Aka y que – al producirse el contacto – todavía es capaz de ejercer su influencia conductora, para activar la energía de radiación contenida en la bandeja y producir en los tejidos del cuerpo los cambios necesarios para la sanación. Mientras todavía trabajábamos en ese problema, algunos miembros de la HRA buscaban establecer por medio de experimentos, si era posible producir “iconos” portadores de sanación, por medio de influencia mental, oración, bendiciones rituales o llamadas a espíritus amables de personas fallecidas. Un miembro inglés del grupo HRA tenía un icono que tenía más de 400 años. Era una pieza tallada que representaba a Jesús en la cruz. La escultura, hecha de un trozo de madera, estaba abundantemente decorada con colores y plata. El icono fue fabricado en Etiopía y conseguido por medio de un artista amigo, oriundo de ese país. Por medio de ese icono-crucifijo se podía, casi a petición, tomar contacto con el espíritu de una mujer etíope, que por cierto estaba muerta desde hacía mucho tiempo, pero que parecía tener un interés activo por el nuevo dueño. Ese ente ayudaba de diferentes maneras. Aconsejaba, por ejemplo, adónde se debía viajar y qué se debía hacer. Había inducido a la dueña del icono a estudiar mi libro “Conocimientos secretos detrás de milagros”, y después que lo había leído le dio el consejo de visitar diversas islas en el océano Pacífico, para estudiar en el lugar mismo la creencia de los nativos y las imágenes creadas por nativos de tiempos antiguos. Bajo la conducción de ese ser espiritual, se llegó a la fabricación de nuevos iconos. Se examinaron diferentes materiales y finalmente se llegó a la conclusión de que el marfil natural era lo más adecuado para ese propósito. Para el primer experimento se adquirió una pequeña figura japonesa de una mujer, que había sido tallada en marfil africano. Después se recibió la figura de un dios hindú danzando, tallada en marfil hindú; ambas figuras formaban una pareja hombre-mujer. Esas dos estatuillas fueron ceremonialmente lavadas, bendecidas y colocadas por un tiempo junto al icono-crucifijo. Por último, el ser espiritual declaró por terminado el proceso. A una figura estaba unido un ser espiritual femenino, a la otra uno masculino. En el examen con el péndulo, ambas figuras mostraron un fuerte aumento de su energía de radiación. Finalmente me las enviaron a mí y Mr. Cameron las examinó con su aurómetro, de la manera descrita anteriormente. Constatamos que el área de aura de las dos figuras era esencialmente más grande que el de objetos similares que no habían sido tratados. De las dos figuras salían radiaciones de energía, y probablemente en el interior de las radiaciones había hilos-Aka, que conectaban las figuras con los seres espirituales que estaban designados a actuar por intermedio de éstas. Mucho tiempo antes de la formación de la HRA, una inglesa que era conocida como una importante sanadora naturista, como pintora y también como experta en el uso del biómetro de Bovis para el diagnóstico de enfermedades corporales, había intentado crear un tipo de icono portador de sanación. Con gran éxito le había hecho un tratamiento espiritual previo a pinturas al óleo y a lienzos que utilizaba para sus cuadros; después había finalmente bendecido los cuadros terminados y en cierto modo los había impregnado con radiaciones curativas. Para probar la fuerza curativa de un cuadro terminado, ella lo hacía observar atentamente por largo tiempo por un paciente y enseguida establecía su aumento de valor biométrico. Si la medición del paciente indicaba 600 grados o más, el cuadro se consideraba terminado. Se colgaba el cuadro en la pared para su uso y se le hacía observar en forma concentrada por un momento, por la persona que buscaba sanación. Probablemente al mirar el cuadro, se forma un contacto con él y con su irradiación; pero también se puede pensar que el cuadro solamente es el punto de fijación de una cuerda-Aka que se dirige hacia el sanador y tal vez – a través de él – hacia su Yo superior. En todo caso, tales cuadros promotores de sanación han resultado ser muy efectivos. La pintora me regaló uno de los más hermosos de esos cuadros; éste fue examinado con el aurómetro

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y con el péndulo. El cuadro mostraba un aura muy intensa; especialmente fuerte era la radiación de la mitad inferior del cuadro. Yo realicé el trabajo del grupo de sanación recíproca en mi cuarto de trabajo, bajo ese cuadro y ante dos iconos de marfil. Uno de los programas de experimentos del grupo HRA fue dedicado a examinar instrumentos electrónicos, como los que utilizan algunos médicos y quiroprácticos para diagnosis y tratamientos. Con eso descubrimos que algunos de esos instrumentos no necesitaban en absoluto ser conectados a la corriente eléctrica. Todo dependía - tal como con el biómetro, el péndulo y el aurómetro – de las capacidades psíquicas y de la experiencia del que usaba el aparato, como también del contacto con el paciente o con algo que estuviera conectado a él y formara un hilo-Aka hacia él. Para esto resultaba muy adecuada una gota de sangre sobre un pedazo de papel secante, pero la saliva también actuaba muy bien. El ajuste de las diferentes escalas en los instrumentos examinados por nosotros, hacía variar solamente la longitud de la ruta del alambre, desde el paciente, a través del instrumento, hasta un indicador que en este caso era utilizado en el biómetro, como reemplazo del péndulo. La acción curativa que sale de esos instrumentos parece en realidad no provenir del instrumento, sino – como en el caso de los cuadros curativos – directamente desde la persona que maneja el instrumento. Las “mediciones” ocurren en valores numéricos que corresponden a la medición en centímetros con el biómetro. El productor de un conocido instrumento de ese tipo, conoce la doctrina HUNA y admitió que los hilos-Aka producen el contacto con el paciente en los tratamientos a distancia. Otro miembro del grupo HRA, un médico inglés con una rica experiencia y grandes capacidades psíquicas, ha abandonado totalmente el uso del biómetro y de instrumentos electrónicos, y actualmente se guía solamente por su sensibilidad, es decir, por la extraña picazón en los dedos. Eso le ayuda a recibir las comunicaciones de su Yo inferior y lo ayuda con la diagnosis de la enfermedad, como también con la elección y dosificación de los medicamentos adecuados. Tal como los Kahunas de los tiempos antiguos, este médico moderno también utiliza todas las ayudas de sanación posibles. Después de hacer la diagnosis, según cada caso, él arregla, por ejemplo, las articulaciones o receta medicinas, y en eso se vale de sus fuertes fuerzas curativas naturales y de la oración. Por eso es explicable que sus éxitos son muy superiores al promedio. El grupo HRA examinó todavía muchas otras posibilidades. Muchas veces se llegó a resultados prometedores, pero a veces no hubo ningún resultado. Teníamos entre nosotros una cantidad considerable de gente altamente inteligente, que estaba abierta para nuevas ideas, sin dejarse deslumbrar por las maquinaciones misteriosas que ciertos falsos profetas utilizan muchas veces, para engañar a los incautos. Ellas ingresaron a la HRA, ante todo porque las teorías HUNA les parecían razonables y querían verlas confirmadas a través de la práctica. Si se pudiera retroceder en el tiempo, cuando a la humanidad la invadía el susto y el miedo al ver los rayos, cuando ésta declaraba esos rayos como un acto de Dios y sólo sabía de éstos que le podían traer destrucción… y luego se regresara al día de hoy, en que el ser humano no sólo ha aprendido a domar esa terrible fuerza, sino que también ha aprendido a emplearla para sí, entonces se tendría algo parecido a nuestros estudios. Primero tuvimos que convencernos nosotros mismos de que el ser humano consta de tres Yoes, de que existe una conexión por medio de una cuerda-Aka, y de que podemos y tenemos que producir un intenso flujo de Mana a lo largo de esa cuerda, ya que tan sólo entonces el ser humano comienza a usar su poder y su fuerza por completo. Falta mucho para que todo sea perfecto. El gran problema con el que chocamos se tratará en el capítulo siguiente; con eso queremos tratar de llegar a una explicación razonable.

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XV

EL PROBLEMA DE LAS ORACIONES NO ESCUCHADAS

Desde el comienzo nos llamó la atención que algunos miembros de la HRA no eran capaces de tomar contacto con sus Yoes superiores y que a menudo fracasaban en sus esfuerzos por lograr un propósito por medio de oración de acuerdo con el método HUNA. También había casos en que incluso el trabajo de los grupos de sanación recíproca había fracasado. Entre las razones de tales fracasos, hay que mencionar primero que muchas personas tienden a probar nuevos métodos solamente por un tiempo corto; después pierden el interés en éstos y se dedican a otras cosas. Otros “simplemente no encuentran tiempo” para educar a su Yo inferior o para ponerse en el estado de ánimo adecuado y producir una carga de Mana antes de la oración. Otros preferirían que otra persona realizará el milagro para ellos, y que éste se manifestara en lo posible de inmediato y sin ninguna colaboración propia. Pero sin considerar todo eso, sigue permaneciendo el problema, que muchas personas que se toman el tiempo para rezar seriamente, pese a eso no pueden alcanzar su Yo superior. En mi libro “Conocimiento secretos detrás de milagros” hablé acerca de las acciones de oración de los Kahunas, que con frecuencia tenían resultados asombrosos. Ahí relaté cómo curaban los Kahunas, cómo ayudaban a sus pacientes a liberarse de sentimientos de culpa y que les exigían reparar injusticias cometidas. Expuse, además, cómo ayudaban a eliminar “lo que consume por dentro”, “lo que bloquea el camino” (los complejos) y en caso dado a expulsar seres espirituales ajenos, que a menudo ejercen malas influencias sobre las personas a las que se han adherido. Los Kahunas también se ocupaban de aquellos seres espirituales que no se adhieren por mucho tiempo al paciente, pero que de tiempo en tiempo lo inducen a hacer algo que le trae dificultades. (Habitualmente esto sucede para vengar personas o seres espirituales que han estado estrechamente relacionados con la persona respectiva, en caso de que éstas o éstos se sientan atacados u ofendidos). También mencioné que se puede juntar Mana hasta que se haya alcanzado una carga intensa tan enorme, que con ella los Kahunas podían, por ejemplo, expulsar seres espirituales con intenciones de poseer. El efecto era con eso exactamente como con los tratamientos de Shock en la actualidad. Además, informé acerca de una utilización super mesmérica de la misma fuerza, para provocar sugestiones. Por medio del uso de un estimulante físico se reforzaba el efecto de la sugestión y se forzaba al Yo inferior a aceptar la sugestión. Esos eran entonces los métodos. Pero nos resultaba difícil aprender la destreza de los Kahunas. Como médium entrenados, los Kahunas estaban en condiciones de percibir los espíritus que producían dificultades. Nosotros ya no podemos. Algunos de nosotros estaban recelosos contra el uso de sugestiones y un intento por interesar a un grupo de dieciocho hipnotizadores por el “método de shock con Mana” no dio resultado. Tampoco era conocido todo lo que los Kahunas habían emprendido para eliminar complejos, aunque sus palabritas radicales y símbolos indicaban un profundo conocimiento de cómo expulsar esas atormentadoras cosas del subconsciente. Probablemente el lector leerá este informe de una sola vez hasta el final, antes de preguntarse si él mismo puede utilizar el método HUNA de oración tal como está explicado. Pero hay que decir aquí que el intento es el único modo de constatar si se domina el método o si “el camino hacia el Yo superior está bloqueado”. Pero para eso es necesario que se aprendan las indicaciones y se establezca por medio de ejercicio sistemático, si se recibe o no una respuesta a oraciones ofrecidas correcta y minuciosamente. Si una oración así permanece sin respuesta, entonces hay que emprender los pasos especificados abajo. Si se estudian los escritos religiosos más antiguos, se encuentra que el ser humano ya solía orar al comienzo de la historia y que ya en aquel

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entonces las personas se asombraban de por qué las oraciones a veces eran escuchadas y a veces no. En ese aspecto es importante ante todo la Biblia, ya que muchos de sus pasajes hacen referencia a la oración y a los métodos de preparación de ésta. En la literatura religiosa antigua de la India, el problema no está muy claramente tratado a causa de la doctrina del karma, ya que de acuerdo con esa doctrina, el pueblo consideraba mejor pagar la antigua deuda kármica por medio de sufrimiento, que rogar por la ayuda de Dios por algo que sólo les trae nuevos sufrimientos a las personas. Naturalmente los sacrificios son tan antiguos como la idea de “dioses” o de seres sobrenaturales. Los sacrificios eran los ritos más generalizados para apaciguar a los dioses; después de los sacrificios figuraban las penitencias y el ascetismo, para compensar aquellas cosas que se habían establecido como “pecados” contra los dioses. Autotormentos, usar camisas con espinas, automutilaciones, ayunos, como también votos de silencio y abstinencia, eran otros actos de reconciliación. Aparecieron determinados hombres para actuar en todas las aplicaciones de sacrificios. Poco a poco aparecieron en las hojas de la historia como una clase especial, la clase sacerdotal. A ellos, y solamente a ellos, se les consideraba capaces de decir si los dioses estaban furiosos o calmados. Pronto esos hombres se abocaron el derecho a perdonar o a conseguir el perdón, como agentes o representantes directos colocados por Dios. Incluso actualmente se ejerce esa función representando al Dios supremo. Por cierto el chivo expiatorio ya no es llevado al desierto cargado con los pecados del pueblo. La matanza de los animales sacrificados en los altares, rociar con su sangre a los creyentes y las instalaciones del templo y quemar su carne - todo eso pertenece esencialmente al pasado. Pero hasta ahora se ha mantenido solamente el sentido exotérico de la religión; ha disminuido el sentido interior de las antiguas religiones, en los cuales está contenido HUNA como núcleo secreto de conocimiento. En los tiempos modernos no faltan los intentos por deshacerse de los ritos y opiniones paganas, como también de la pretensión sacerdotal de tener privilegios divinos. Se han desarrollado numerosas teorías, que van desde la negación de toda realidad material – incluyendo los pecados - hasta la mayor expansión de las ideas de Dios, donde lo divino llega a ser infinitamente impersonal. A la pregunta, por qué las oraciones muchas veces no son escuchadas, se escucha actualmente, tal como en los tiempos de los primeros cristianos, la explicación de que la persona que está orando no merece ser escuchada. Se cree que los pecados del que reza lo hace desmerecedor del cumplimiento de su oración. Para limpiarse de los pecados y hacerse merecedor a que se escuche su oración, existen las siguientes medidas: (1) Deja de pecar; (2) Repara los pecados cometidos; (3) Pide perdón y espera obtenerlo. Durante veinte siglos nos hemos mantenido leales a esas medidas; pero pese a eso, las oraciones siguen sin cumplirse demasiado a menudo. Investigadores de la historia de la religión han supuesto desde hace tiempo, que algo no puede estar correcto en la interpretación de lo que se dice en el Antiguo y Nuevo Testamento acerca de la oración y de su frecuente fracaso. Eso incluye al mismo tiempo nuestra visión del pecado, de la reparación, penitencia y purificación, de las oraciones por el perdón de los pecados, del bautizo, de la conversión, de la confesión, etc. Para llegar a la visión correcta del pecado, tenemos que regresar a la doctrina HUNA. Allí encontramos que el pecado en el fondo no es solamente la violación de una “ley” que nos entregó

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un profeta y que nos dijo que ésta provenía de Dios. (Ciertamente los Diez Mandamientos fueron una importante obra legal para un pueblo primitivo, que le ofrecía bases morales sólidas para la convivencia. Incluso en la actualidad esos mandamientos tienen un valor fundamental). El pecado es mucho más que eso; hay que captarlo mucho más amplía y profundamente. El pecado es - así nos enseña HUNA – todo con lo que una persona se daña a sí misma y daña a sus semejantes. Dañar o herir a otros es pecado. No solamente el asesinato físico, sino todo perjuicio que se le hace a otra persona a través de pensamientos y emociones es pecado. A Dios no lo podemos dañar en absoluto. Para eso el ser humano es demasiado débil y pequeño. Y no tiene importancia violar una “ley divina” inventada por personas, siempre y cuando no se perjudique a alguien con eso. Pero todo lo que le impide a nuestro Yo inferior llegar al Yo superior a través de la cuerda-Aka y ofrecerle nuestra oración (es decir, el “bloqueo del camino”) es malo, ya que nos aparta de Dios… separa al Yo inferior y medio del Yo superior y dificulta el trabajo en conjunto de los tres Yoes. Por medio de esto, la vida desciende bajo el nivel normal y el Yo superior no puede ayudar a los dos Yoes inferiores (como ya se ha dicho anteriormente, el Yo superior parece tener que permitirles a los dos Yoes inferiores su libre albedrío ampliamente… por lo tanto, hay que permitirles despistarse, cometer errores, sufrir y enfermarse, para que puedan aprender por medio de la experiencia). Lo malo, por medio de lo cual otra persona es dañada o perjudicada, se puede clasificar, según la doctrina HUNA, como sigue: (1) Lo malo que se le ha hecho a otros con plena consciencia y premeditadamente con mala intención - pero con lo cual, sin embargo, se presentan sentimientos de culpa o remordimientos. En este caso, el Yo inferior del pecador “escapará de la vista de Dios”, tal como un niño huye de sus padres cuando teme recibir el castigo merecido. Un Yo inferior, que a causa de sus actos siente a) Culpabilidad b) Vergüenza o c) Temor, no producirá ningún contacto con el Yo superior y no intentará ofrecerle una oración a través de la cuerda-Aka. (2) Una persona mala por naturaleza, que perjudica a otra con mala intención, pero que se siente con el derecho para eso y no sólo no siente ninguna culpa o vergüenza, sino quizás un cierto triunfo, por haberle “dado su merecido” al otro, NO necesita temer que su Yo inferior se niegue a producir el contacto con el Yo superior. TAMPOCO SU YO SUPERIOR LO RECHAZARÁ. SU ORACIÓN PARA PEDIR AYUDA EN LAS COSAS BUENAS QUE ÉL TAL VEZ PUEDA HACER, SERÁ ESCUCHADA. Dios no se fija en la “persona” y en tales casos “prosperan los malos” – por lo menos por un tiempo; su castigo se produce finalmente con el entorpecimiento de su desarrollo ascendente. Muchos encontrarán difícil hacer armonizar ese hecho con la “justicia divina”; pero si se observa bien, es posible darse cuenta cómo los malos prosperan y no son molestados ni por remordimientos ni por autoreproches o vergüenza. El sentimiento de “injusticia” puede desaparecer tan sólo una vez que liberemos nuestra visión del “pecado” de todas las antiguas creencias tradicionales y lo juzguemos solamente de acuerdo con la pregunta fundamental: ¿TIENE EL HECHO COMO CONSECUENCIA, QUE UNA PERSONA SEA APARTADA DEL PROPIO YO SUPERIOR POR MEDIO DE SU SUBCONSCIENTE? Si no es el caso, entonces una persona así está libre de pecados – según la clasificación aquí vigente. Esta sola prueba nos enseña por qué algunas oraciones no son escuchadas. Todo depende de si el Yo inferior puede ser inducido por algo para rechazar la producción del contacto con el Yo superior. Ni la justicia humana ni la divina, ni el karma ni los pensamientos de venganza son importantes para el problema de las oraciones no cumplidas.

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Si podemos hacer nuestro ese punto de vista, como un hecho o solamente como suposición (y por el momento dejamos totalmente fuera de juego el asunto de la “justicia”), entonces nos podemos dedicar a la pregunta acerca de qué retiene al Yo inferior de aportar su parte al trabajo de la oración. La mayoría de las veces son asuntos que tienen que ver muy poco con las malas acciones recién mencionadas. El Yo inferior sólo puede ser afectado por,

(1) lo que puede percibir con sus cinco sentidos, lo que ve, oye, huele, palpa – es decir, por impresiones dolorosas, temibles, buenas, malas o agradables,

(2) lo que recuerda de tiempos anteriores o a causa de sucesos anteriores, es decir, lo que en aquel entonces registró por medio de formación de racimos de formas de pensamientos y almacenó en su depósito de recuerdos para una reproducción posterior.

Con esto llegamos a los dos tipos de recuerdo. A un recuerdo normal, originado de manera natural, pertenece el reconocimiento de la importancia o la racionalización del suceso, junto con sus relaciones con todos los sucesos anteriores, de los cuales la persona respectiva sabe que ocurrirán o supone, teme o espera que alguna vez ocurran. Todos los racimos de formas de pensamientos de un recuerdo, al originarse se entrelazan con todos los demás recuerdos que son atraídos para determinar la importancia del nuevo suceso y de sus relaciones con experiencias anteriores. Para esa compleja red de relaciones, los Kahunas tenían el acertado símbolo de una tela de araña, en la que han quedado atrapadas algunas moscas. Cada mosca corresponde a un recuerdo y todas las moscas se conectan con todas las otras moscas por medio de los hilos de la telaraña. En el centro está la araña – la persona que se compone del Yo inferior y medio. La araña está consciente de la existencia de cada mosca; puede ir donde cada una de ellas y observarla en cada momento. Los delgados hilos de la telaraña simbolizan el hilo-Aka. Los recuerdos normales se entrelazan de ese modo con todos los demás recuerdos al originarse, dentro de los marcos de reflexiones a través de un proceso de racionalización. Por el contrario, ocurre el otro tipo de recuerdo SIN RACIONALIZACIÓN; en este caso las formas de pensamiento no se conectan correctamente con otras formas de pensamiento. Pero porque el Yo medio fracasó con respecto a esos recuerdos y no los racionalizó cuando se originaron, no le son regresados cuando los requiere. Son recuerdos vagabundos, por así decirlo. Están deformados. El Yo inferior sabe que ellos no son normales ni correctos; se avergüenza de ellos y les teme. Un Yo inferior que se siente culpable a causa de malas acciones que ha cometido junto con el Yo medio, rehuye dirigirse al Yo superior a través de la cuerda-Aka. Tampoco quiere presentarse ante el Yo medio con la deprimente sensación de vergüenza de un recuerdo no racionalizado. Bajo el peso de sus autoreproches, él se siente sucio e indigno y tiene el impulso de esconder el negro algo, cueste lo que cueste. En esa conducta, el Yo inferior es más obstinado y terco de lo que es posible imaginarse. Oculta los recuerdos vagabundos tal como un delincuente astuto esconde su botín. Tal como un criminal, se ocupa - inadvertido por el Yo medio, cuando éste duerme en la noche – de su botín mal habido, trata de clasificarlo y de racionalizarlo él mismo, pero a su propia manera ilógica. A través de los esfuerzos del subconsciente por enderezar los defectuosos recuerdos, todo solamente empeora. Oculto en el “saco negro” donde guarda su botín, el Yo inferior se pone manos a la obra, ordena y compara y junto con eso llega a todas las conclusiones irracionales posibles (el Yo inferior no posee un poder de comprensión como el que se le ha dado al Yo medio). Con eso, racimos de pensamientos de recuerdos vagabundos del Yo inferior pueden adherirse con hilos-Aka a otros racimos racionales de formas de pensamiento que están ligados entre sí, que representan el recuerdo y la evaluación de sucesos. Aunque el Yo medio no puede traer de

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regreso a la memoria recuerdos no racionalizados, parece reaccionar como si estuviera fuera de sí, tal vez a causa de aquellos entrelazamientos con ciertos sucesos conectados con los recuerdos vagabundos. Con eso hay una gran cantidad de formas de reacción que pueden aparecer de a una o juntas. (1) Alguien puede repentinamente ponerse furioso o ser sobrecogido por un miedo infundado o por otras emociones que salen inesperadamente desde el interior, que son tan fuertes que no puede dominarlas. (2) Tal vez esa persona, a causa del hecho del recuerdo vagabundo, pierda la facultad de pensar en forma normal, razonable o tan rápidamente como lo hace habitualmente. De pronto siente un vacío en la memoria, que puede llegar hasta el límite de la amnesia. (3) Tal vez esa persona de repente se imagine ciertas cosas, diferentes a como son en realidad. Así, tal vez pueda ver a su amigo como un enemigo. También puede ocurrir que de pronto se sienta superior a otras personas o tan acosado por éstas, que toda la vida le parece solamente como una cadena de aflicciones. (4) La reacción también puede ser de tipo corporal; la persona afectada comienza a temblar o a contraerse, o por un tiempo corto o largo se pone histérica, ciega, sorda o muda. (5) Tal vez no se llegue a reacciones observables exteriormente, sino que se desarrollen enfermedades corporales de los más diversos tipos. Nuestros médicos saben actualmente que una gran parte de las enfermedades humanas es atribuible a que los pacientes estén implicados, en mayor o menor medida, en dificultades del tipo mencionado recientemente. Además de las anormales reacciones físicas, mentales, emocionales o de salud, interviene también otro factor que siempre tenemos que tener presente. A cada racimo de recuerdos se le asigna una cierta cantidad de Mana, que es consumido automáticamente cuando el recuerdo respectivo es tocado o activado por medio de un suceso o una palabra. La mayoría de los hechos de la memoria casi no emocionan al Yo inferior; por eso casi no consumen Mana. Las emociones son lejos los más fuertes consumidores de Mana. Con seguridad todos han experimentado alguna vez en sí el efecto de una tormenta emocional. Al ocurrir eso, las reservas de fuerza vital a veces se agotan hasta que se produce un colapso corporal. Si se ha originado un recuerdo vagabundo por medio de un suceso, con el cual el Yo inferior se descontrola por enojo, temor, pena u odio, en el transcurso del recuerdo se consume nuevamente casi la misma cantidad enorme de Mana que se consumió con la explosión emocional original. Si el Yo medio no pudo imponerse cuando el Yo inferior, bajo la influencia de la emoción original, contra toda razón agarró el bocado y se lo devoró, entonces ocurrirá lo mismo una y otra vez – aunque tal vez en una forma más moderada – cuando se active el recuerdo respectivo. A causa de ese desperdicio de Mana, una persona, cuyo Yo inferior se enfurece ante recuerdos vagabundos entrelazados confusamente entre sí, está crónicamente agotada o enferma. Todos nosotros conocemos personas que están como poseídas por el demonio, que permanentemente conservan sentimientos de odio, de temor y de oscura suspicacia y – a pesar de todos los argumentos – están apegadas casi patológicamente a esas emociones casi siempre irracionales. En realidad, esas personas son psicóticas o neuróticas, en la medida en que son afectadas por una confusión de hechos de recuerdos vagabundos. Alguien que lleva en sí pocas imágenes de recuerdos vagabundos, puede vivir bien. La mayoría de nosotros no sabe en absoluto que lleva consigo tales recuerdos agobiantes; normalmente no puede imaginarse que las enfermedades corporales, “la mala suerte”, el enojo, el odio, como también las ideas y creencias ilógicas “firmemente adheridas”, están relacionadas con aquellos racimos de recuerdos vagabundos. Lo que menos podemos comprender, es que también aquí se puede buscar la causa del fracaso de nuestras oraciones. Lamentablemente la mayoría de las personas no sabe que los recuerdos vagabundos son incluso la causa de pequeñas dificultades mentales. Tan sólo una vez que eso comienza a

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agravarse, nos damos cuenta de que estamos “enfermos”; entonces vamos al médico, que a su vez nos envía a un psicólogo o psiquiatra. Quien se encuentra agobiado de ese modo, tiende a consumir más y más de su valioso Mana, para reacciones que tiene ante sus formas de ideas de pensamientos vagabundos. Pero si desciende el nivel de Mana, el Yo medio pierde más y más el poder de control sobre el Yo inferior. Se puede llegar entonces a una enfermedad mental, que hace necesario trasladar al afectado a un sanatorio para enfermos mentales. Si el Yo inferior se encuentra bajo la influencia de profundos sentimientos de vergüenza, culpa o miedo, o está fuertemente agobiado por una maraña de pensamientos vagabundos, rehuye al Yo superior. Los Kahunas conocían tres niveles de aquellos estados de separación frente al Yo superior; los designaban con palabras especiales:

(1) Ino: Dañar a otros, ser malo a propósito. (2) Hala: Poseer una cantidad normal de marañas de recuerdos, con lo cual sólo una parte

de las acciones o reacciones se sale de lo normal. La palabra significa además: equivocar el camino a seguir. Ese “camino” es la cuerda-Aka; el Yo inferior se niega a llevar al Yo superior la oración de quien no lo encuentra. Es decir, no se logra el propósito que se pretende.

(3) Heva: Cometer un error: pensar, actuar o reaccionar incorrectamente; estar confundido mentalmente hasta cierto punto; olvidar. Esa palabra también significa – igual que hala – equivocar el camino correcto.

Los símbolos con los que los Kahunas solían expresar lo que nos separa del Yo superior - la maraña de recuerdos no racionalizados con sus muchos hilos-Aka – se encuentran por todas partes en la Biblia: Aquí van sólo algunos ejemplos: Espinas y zarzas (después del pecado original y de la expulsión del Jardín del Edén, Dios las hizo crecer de la tierra que le ordenó trabajar a Adán), el dragón, la serpiente, bestias salvajes, especialmente el león; trampas de hilo, cordel o cuerda (símbolo de la cuerda-Aka y de la maraña de recuerdos vagabundos (“pecados”), que tratan de cazar a las personas o de mantenerlas cautivas de algún modo); “Piedras en la que uno se tropieza”; una cruz de cualquier forma. Todo eso simbolizaba las obsesiones y los estados de posesión, los recuerdos vagabundos por medio de los cuales fracasamos. Si existen muchos recuerdos vagabundos, entonces “éstos bloquean el sendero”, el “camino” o la “calle”. (Un camino derecho o una cuerda lisa y estirada, es el símbolo del “camino abierto”. Un camino torcido o una cuerda confusa y floja simboliza una cuerda-Aka bloqueada total o parcialmente, que solamente rara vez es activada por el Yo inferior por orden del Yo medio, para enviar una oración al Yo superior). En los caminos que conducían al templo, los Kahunas colocaban cruces de madera en forma de una X. En la doctrina HUNA, eso era el signo de un tabú. El templo mismo significaba el “lugar de lo supremo”. La cruz en el camino les advertía a los impuros que no siguieran avanzando. Más adelante hablaremos de la simbología de otra forma de cruz. El polvo o las partículas más finas de mugre simbolizan formas de pensamiento, tal como los granitos de semillas. Pero en el caso de los recuerdos vagabundos, aquellas finas partículas de mugre aparecen como algo por medio de lo cual se llega a ser impuro, a través de lo cual se ensucian las manos y especialmente los pies. Hay que ser limpiado de eso, antes de poderse presentar ante el Yo superior con la oración HUNA, por intermedio del Yo inferior (la palabra HUNA significa tanto “secreto” como también “partículas finas de polvo”. Eso comprueba lo alto que los antiguos Kahunas evaluaban la comprensión de las formas de pensamiento. Unidas en racimos, éstas actúan simbólicamente como “semilla” de la oración; pero también se pueden formar otros racimos de recuerdos vagabundos no racionalizados, que aislan a las personas de su Yo superior). Se utilizan frecuentemente redes de diferentes tipos como símbolo, porque sus hilos están unidos entre sí, como hechos de recuerdos asociados. De vez en cuando, el pescado cautivo en la

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red representa los recuerdos que se captan. El pez es muy adecuado como símbolo, porque como normalmente está oculto, es difícil de encontrar y de capturar. Pero cuando se le lleva a la superficie y se le deja sin agua, “Mana”, él muere (el pensamiento racionalizado, es decir, el pensamiento iluminado razonablemente ya no tiene efecto). El hielo, la nieve o el frío simbolizan el Mana que está ligado a los recuerdos anormales. El agua congelada es compacta (por lo tanto, visto simbólicamente, ya no puede fluir). En los recuerdos anormales también están firmemente adheridos y rígidos los contenidos de creencias e ideas, a las cuales el Yo inferior del afectado se aferra obstinadamente, pese a todos los motivos razonables que le presentan su propio Yo medio u otras personas. Si una persona tiene tiritones, le dan escalofríos, o tiembla de miedo, eso significa que está cautiva por su confusión de recuerdos. “El temor al Señor” induce el intento del Yo inferior a escapar del castigo paterno, negándose a presentarse “ante el rostro del Señor”, ante el propio Yo superior; junto con eso penetran o se responsabilizan recíprocamente sentimientos de miedo, culpa y vergüenza. Por lo tanto, lo que impide el cumplimiento de nuestra oración es, dicho brevemente, el recuerdo no racionalizado que llamamos “complejo” o fijación, como también el sentimiento de culpa que resulta del pecado de dañar a otros. ¡Dejemos de dañar a otros! ¡Reparemos los daños que les hemos hecho a otros! Eso es relativamente fácil para la mayoría de nosotros. Más difícil es llevar la maraña de recuerdos a la superficie, racionalizarla y desenredarla.

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XVI

EL SENDERO BLOQUEADO Junto con el trabajo de la HRA, también nos dedicábamos al problema de liberar de bloqueos a la cuerda-Aka, el “camino” hacia el Yo superior, por medio de la toma de consciencia y de la aclaración de estructuras confusas de recuerdos, por medio de la razón. Junto con eso, comenzamos con el estudio de los conocimientos modernos acerca de lo que Freud designaba como “fijaciones” y que los psicólogos posteriores llamaron “complejos”. (Es sabido que Freud defendía inflexiblemente la teoría de que el impulso sexual instintivo era la causa de todas las dificultades del “inconsciente”. Pero en una versión más amplia de su concepto de fijación, es absolutamente posible incluir también la confusión de contenidos de la memoria). Freud definió la “fijación” más o menos así: “Un instinto o un componente del instinto permanece, durante el proceso normal de desarrollo, en un nivel relativamente infantil menos desarrollado. La respectiva corriente de la libido se comporta entonces, en comparación con estructuras psicológicas posteriores, como si perteneciera al inconsciente, es decir, como si estuviera reprimida”. De ahora en adelante utilizaremos estas expresiones de manera alternada, para denominar aquello que en la fraseología HUNA se designa como impedimento o “piedra en que se tropieza”. Comprendamos por “racionalizar”, una aclaración racional o un análisis, una medida por medio de la cual se interpreta algo “racionalmente”. En agradecimiento a Freud y a los psicólogos, que siguiendo su huella han trabajado en la investigación de la naturaleza humana, hay que decir algo. Si ellos no hubieran establecido que existe una parte inconsciente de la psiquis que está bajo la barrera de la consciencia, no habrían descubierto que esa parte inconsciente del alma humana puede esconder recuerdos irracionales, que ocasionan muchos sufrimientos anímicos, enfermedades corporales y anormalidades, y actualmente tal vez no estaríamos en condiciones de comprender lo que los Kahunas entendían por “lo que consume desde adentro” y qué sentido se ocultaba detrás de las palabras simbólicas de los Kahunas bíblicos, cuando hablaban de impedimentos, piedras en que se tropieza, zarzas, espinas, serpientes y pecados secretos. A propósito, es interesante que los primeros misioneros que llegaron a Hawaii entre 1820 y 1860, no hayan comprendido jamás que el subconsciente o Yo inferior es diferente al Yo medio y al Yo superior (aunque en aquel entonces todavía había Kahunas, y éstos estaban incluso empeñados en enseñarles la doctrina HUNA a los misioneros). Pero en aquel tiempo, el subconsciente todavía era desconocido en el mundo occidental. Por lo tanto, la dificultad es completamente comprensible (las palabras que utilizaban los Kahunas para denominar a los tres diferentes Yoes eran Unihipili, Uhane y Aumakua. Lo mejor que los misioneros podían hacer al formar un diccionario, era simplemente explicar las tres palabras como una “especie de espíritu”). Afortunadamente ya se había tomado conocimiento del complejo antes de que yo me dedicara seriamente al estudio de la doctrina HUNA. La existencia de la fijación está actualmente comprobada desde hace mucho tiempo. Por cierto los Kahunas entraron mucho más en detalles con la descripción del hilo-Aka, de la estructura de la forma de pensamiento y de la conexión entre el Mana y el complejo, pero la opinión moderna acerca de esa área es bastante parecida. Freud era médico. Se interesaba por pacientes que venían a él con síntomas neuróticos o psicóticos y muchas veces con síntomas de enfermedades corporales o funciones musculares anormales que se presentaban juntos con éstos. Por eso, con el tiempo desarrolló un método de tratamiento, cuyo éxito se basaba en que se encontraba el complejo retenido en el subconsciente (Yo inferior) y se disolvía y se desenredaba su irracional confusión de ideas con una entrevista racional. El subconsciente demostró ser un testarudo guardador de secretos. Se oponía a llevar al

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centro de la consciencia hechos de recuerdos ligados con fijaciones, del mismo modo que recuerdos normales. Para eso, las peticiones amables servían tan poco como la práctica de la presión o la aplicación de sugestiones o de hipnosis. De ese modo, Freud se vio finalmente dependiendo en gran parte de la observación de los sueños de sus pacientes, como también del cuidadoso examen de las circunstancias que acompañaban a sus reacciones, porque con eso tal vez podía obtener indicaciones acerca de la existencia de fijaciones en el subconsciente. Con sus colaboradores y alumnos, Freud hizo una lista de relaciones simbólicas que estaban destinadas a comprobar la conexión entre el sueño y el complejo. Cuando alguien soñaba, por ejemplo, con una estufa u horno abultado, eso debía significar que el subconsciente pensaba simbólicamente en el útero o vientre del cual había nacido. Se creía que todas las personas, indiferente de dónde vinieran, disponían en su subconsciente de símbolos de sueño casi idénticos, para la designación de las mismas cosas y experiencias. Los argumentos que se usaban para apoyar esas suposiciones poco naturales, no eran completamente convincentes, y la influencia de la sugestión - aunque en el examen de los sueños se le atribuía sólo una pequeña o ninguna importancia – rara vez se consideró adecuadamente. Como Freud no se dejaba disuadir de que las restricciones sexuales eran la raíz de la mayoría de las fijaciones, investigadores posteriores se vieron obligados a desviarse de la opinión freudiana en varios puntos. Jung y otros vinieron con otras teorías y le dieron más importancia al supraconsciente. Pero los métodos freudianos permanecieron en uso más o menos en forma general. También se siguieron supervisando y registrando los sueños y examinando en búsqueda de indicios de imágenes de pensamiento ocultas en el subconsciente. Si sólo se presentaban pocos sueños o estaban muy distantes unos de otros en el tiempo, entonces se utilizaba el método de “asociación de ideas libres” del paciente. Para eso, el paciente yacía con el cuerpo relajado sobre una camilla y le decía al médico o al analista, qué ideas surgían automáticamente en él como asociación, cuando se mencionaban determinados objetos, personas, lugares o sucesos. La metodología se amplió por medio del libre juego de la fantasía, haciendo, por ejemplo, manchas de tinta y luego la persona tenía que decir qué imágenes reconocía en ellas. Más adelante se llegó a una singular ampliación del tratamiento. El médico o psicólogo creaba un complejo artificial; inventaba una posible situación, que en caso que realmente hubiera ocurrido, habría podido ocasionarle una fijación al paciente. Luego se relacionaba ese suceso con el paciente con un fuerte poder de convencimiento y se le hacía creer que esa situación efectivamente había ocurrido y – lo que es aún más importante – que esa situación era la responsable del complejo original y de las reacciones corporales o mentales anormales. Pocas veces se dijo cuán fuerte era el factor sugestión en ese método de tratamiento; pero frecuentemente se llegó a buenos resultados. Una de las desventajas de ese método era que se empleaba demasiado esfuerzo para encontrar el complejo y que ocurría demasiado poco, para llevar al paciente a una regeneración y corrección de su actitud general frente a la vida y a sus semejantes. También parece no haberse pensado nunca en que el descubrimiento del complejo muchas veces es impedido por una incorrecta forma de pensar del Yo medio. Así, por ejemplo, muchos sentimientos de odio y miedo del paciente podían basarse en sus ideas falsas acerca de personas, cosas, religión, etc. Por lo tanto, había que estudiar esas circunstancias y en caso necesario corregirlas. Demasiado a menudo el médico cometía el error de ver en los pensamientos de odio y de temor aparentemente ilógicos, sólo los efectos de un complejo, cuando en realidad tal vez había que considerar como causa, el estilo de vida inculcado y la experiencia del paciente que había resultado de éste. Pero el mayor error del sistema era que no se captaba en forma suficientemente clara la necesidad de mejorar la moral del paciente. La estructura mental del ser humano es una casa edificada sobre arena, mientras la persona no se dé cuenta que la envidia, la codicia, la ira sin sentido y la falta de sinceridad son erróneas y atentan contra el bienestar de sus semejantes.

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Tampoco se tomó conocimiento adecuadamente del papel que juega el sentimiento de culpa, si radicaba en un complejo que estaba en el subconsciente o si era compartido por el Yo inferior y medio, especialmente cuando ese vago algo que llamamos “conciencia” deprimía al paciente. Freud se vio forzado a reconocer la “conciencia” como un factor importante en la melancolía. En ese estado, el individuo sufre, según la opinión de Freud, de un castigo demasiado severo por parte de su conciencia, lo que en este caso se asemeja a un látigo en las manos del “Super-Ego”. El Super-Ego, con el cual se encontró Freud al examinar a sus pacientes, no tenía para él ningún tipo de semejanza con el Yo superior. Él lo consideraba más bien el resultado de la presión de doctrinas morales, por medio de las cuales habían sido reprimidos los impulsos subconscientes. El Super-Ego era de lamentar, según Freud, tal como la influencia de la religión. Muchos psicoanalistas practicantes siguen en la actualidad solamente los principios freudianos, sin considerar los valiosos trabajos posteriores de Jung, que también hace valer los impulsos religiosos de la persona. Esos médicos están evidentemente cautivos por el materialismo de la ciencia y por eso tienen recelos de enunciar teorías que hagan recordar, aunque sea en forma muy lejana, creencias religiosas habituales. La mayoría de ellos colocan en el mismo nivel a la religión con un pensamiento confuso. Por otro lado, los representantes de las iglesias señalaban que la Biblia no menciona ni el subconsciente ni el complejo; y muchos representantes de la religión han tomado eso posteriormente como motivo para atacar a los psicoanalistas. Se ha formado una situación muy extraña. El analista sabe que muchas fijaciones que tiene que tratar, se basan en doctrinas religiosas erróneas – por ejemplo, el miedo a la condenación eterna. Pero los resultados logrados por el psicoanálisis son tan lentos e inseguros, que muchos psicoanalistas, en el tratamiento del paciente, han pasado virtualmente a hacer uso de las creencias religiosas y de la fe en Dios de éste. Algunas iglesias han encontrado un buen método intermedio en ese sentido, creando clínicas para el tratamiento de sus afiliados y empleando allí, junto a consejeros religiosos, también psiquiatras y psicólogos. Pero lo que no reconoce ni el analista ni el clérigo término medio, es la influencia de seres espirituales extraños en las anomalías psíquicas. Esa influencia puede ser tan insignificante, que llega a considerarse erróneamente como una condición natural del paciente; y aunque en otros casos tal vez sea más pronunciada, no se la reconoce, sin embargo, como lo que es. Incluso en casos de locura total – en que la influencia de la posesión es tan clara, que se habla oficialmente de “locura de posesión” – su posición científica no le permitirá al psiquiatra pensar ni siquiera un momento en la posibilidad de la influencia de seres espirituales. Lo extraño es solamente, que en ese punto la mayoría de las iglesias están del lado de la ciencia, aunque la Biblia está llena de referencias a espíritus y demonios malos, que ocasionan enfermedades corporales y mentales. Pero pese a todas las carencias y limitaciones, hay que reconocer que se realiza un trabajo muy bueno por el beneficio de mucha gente y que ya el hecho de encontrar y eliminar complejos, muchas veces trae un mejoramiento y un alivio esencial; sin embargo, también se pude constatar desgraciadamente, que el progreso en ese campo tan estrechamente trazado, se desarrolla en forma dolorosamente lenta. Como resultado de ese trabajo poco satisfactorio, lento e incierto del psicoanálisis, y a causa del fracaso casi total de la iglesia de lograr la sanación de la mente por medio de la oración, se llegó hace años a una extraña rebelión por parte de una cantidad de aficionados. Se separaron de las doctrinas de los analistas y clérigos profesionales e intentaron mejorar las teorías conservadoras y encontrar nuevos métodos analíticos, que fueran mejores y que produjeran un efecto más rápido – sobre todo aquellos que también un aficionado puede utilizar para ayudar a otra persona. Un excelente representante de esos revolucionarios era el inglés L. E. Eeman, acerca de cuyas corrientes de relajamiento ya hemos hablado en el capítulo XIV. Él comenzó en 1924 con experimentos psicoanalíticos; escribió acerca de eso y llegó a descubrimientos muy interesantes. Desarrolló un sistema para encontrar y eliminar las fijaciones. A ese sistema lo llamó

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“miognosis” e informó acerca de él en artículos y conferencias. Es conocido su libro “Co-operative Healing”. Tampoco dudó en incluir la religión y el subconsciente en sus teorías. Pero por eso, su método casi no fue considerado por los psiquiatras académicos especializados, a pesar de excelentes demostraciones exitosas. La rebelión contra la lenta y reaccionaria psiquiatría y contra los psicoanalistas de la escuela freudiana, tomó un nuevo rumbo a mediados de 1950 por medio del aficionado L. Ron Hubbard, un inválido de guerra, un autor de novelas científico-utópicas. Tal como Eeman, Hubbard también había llegado por algunos problemas propios al estudio de la psiquis y de su naturaleza. Durante un tiempo se había dedicado a buscar y a probar nuevos métodos de sanación mental. Para argumentar esos métodos también había formulado toda una serie de teorías. Es difícil decir si él en aquel entonces sabía que en Estados Unidos mucha gente ya se había apartado de las teorías y terapias antiguas. Pero en cuanto apareció su libro “Dianetics”, el cual revelaba un cierto liderazgo en la nueva dirección, se reunieron cientos de personas buscadoras bajo el nuevo estandarte. Tal vez “Dianetics” abordó a tantas personas, porque se entregaba una terapia para cualquiera, es decir, no sólo para personas que reconocidamente eran mentalmente frágiles y que sufrían de psicosis y neurosis. En ese entonces se había impuesto la teoría, de que cada persona, en mayor o menor grado, tiene “engramos” (algo parecido al complejo) y que cada engramo ocupa una parte de la fuerza mental del individuo. Se llegó a la conclusión de que si los engramos se encontraban, se sacaban a la luz y se disolvían por medio del nuevo método, la persona afectada tendría a su disposición una reserva mucho mayor de energía mental que hasta el momento, por medio de la liberación de la energía mental comprometida. Además, se pensaba que esos resultados se podían lograr en un tiempo muy corto. Sólo se necesitaría aplicar los nuevos métodos durante 40 a 50 horas. Para la aplicación de la teoría sólo era necesario que dos personas leyeran el libro minuciosamente; entonces una de ellas podía “escuchar y examinar” a la otra. Pronto miles de aficionados experimentaron con el nuevo método. Pero después de algún tiempo, resultó que la prometida liberación de energías mentales y la curación de enfermedades psicosomáticas, estaban muy lejos de poderse realizar en la medida en que se había esperado. Evidentemente, además de la lectura del libro era también necesaria una preparación o experiencia especial. Por eso, Hubbard fundó escuelas en las cuales personas dedicadas al estudio se examinaban mutuamente y donde se les enseñaba de primera mano la correcta aplicación del método. La necesidad de aquellos examinadores entrenados de dianética había llegado entretanto a ser tan grande, que el curso de seis semanas les pareció a muchos como una excelente y sencilla forma para tener una nueva profesión. También algunos miembros de la HRA se impresionaron por las aparentes posibilidades de la nueva terapia. Algunos trataron de examinar a sus amigos y se hicieron examinar por éstos. Otros visitaron a uno de los nuevos examinadores preparados y se entregaron a él para el tratamiento. Otros visitaron incluso las escuelas y se convirtieron en examinadores de profesión. En los boletines de la HRA se hablaba detalladamente de la nueva terapia; de tiempo en tiempo aparecían ahí informes sobre experiencias con el método de Hubbard. Al principio esos informes eran positivos sin excepción, y muchas veces incluso entusiastas. Pero después surgieron dudas. Se sentía que el método de dianética no cumplía totalmente lo que prometía. Mr. Hubbard fue uno de los primeros que notó eso; él corrigió sus teorías y métodos acerca de recuerdos de sucesos (muchas veces incluso prenatales), que como creía, podrían haber ocasionado engramos. En repetidas ocasiones se anunciaron nuevas técnicas y se dieron a conocer a través de anuncios en la prensa. Mientras Hubbard planteaba mes a mes nuevos descubrimientos, algunos aficionados – la mayoría aquellos que trabajaban profesionalmente como dianéticos y examinadores – desarrollaban algunas teorías propias y ofrecían terapias modificadas.

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Uno de los nuevos grupos fundados por anteriores examinadores de dianética era la “Eidetics Foundation”. Ésta se basaba en la psicología de Gestalt. El subconsciente no era reconocido y el engramo, que tanto hacía recordar al complejo, fue reemplazado por otros conceptos. Naturalmente, donde no había subconsciente, tampoco podía haber supraconsciente. La “terapia E” fue un aporte de A. L. Kitselman. Él también había hecho un curso de examinador anteriormente. Pero Kitselman ya había formulado años antes la terapia E como teoría. A causa de sus estudios de religión y de psicología, él creía que “Dios” podía extraer de las personas todo lo que les impedía lograr un óptimo estado mental y corporal. En esto daba completamente lo mismo el concepto que cada persona tuviera de “Dios”. Él designó al ser divino con una “E”, para satisfacer a todas las opiniones religiosas. Sólo se necesitaba pedirle orando a ese ser divino que interviniera y ocasionara un cambio en las circunstancias indeseables, por medio de la modificación de las causas psíquicas. Es difícil manifestar algo acerca del valor de las nuevas teorías, ya que éstas se encuentran todavía en una fase de desarrollo y de experimentación. Continuamente cambia la teoría y la práctica, continuamente se forman nuevas expresiones para identificar las nuevas ideas. Pero como los miembros de la HRA sólo queríamos esencialmente constatar si ya existían o si estaban en desarrollo mejores métodos para poner al descubierto el sendero, tendremos que esperar hasta que esos métodos estén más desarrollados y probados. Desde el punto de vista HUNA se puede constatar que estos métodos - tal como el psicoanálisis – tampoco consideran los tres Yoes. El Mana, que según la opinión HUNA es extraordinariamente importante, era totalmente desconocido. Algunos de los métodos parecían querer inducir a los pacientes a abandonar antiguos sentimientos de odio y de temor y a adoptar una actitud mejor frente a la vida, al medio ambiente y a los semejantes. Sin embargo, esos esfuerzos no tienen ninguna comparación con las correspondientes doctrinas poderosas de los Kahunas. Además, no se insistía en reparar las injusticias que se habían cometido con otras personas. Es notable que en los últimos artículos, Hubbard hable de la influencia de “demonios”. También la “Eidetics Foundation” trabaja en esa dirección. Ese es un paso esencial hacia delante, en dirección a la doctrina HUNA, y se aleja de las limitaciones científicas que hasta ahora les han impedido a los psiquiatras modernos tener en consideración aquellos argumentos. Los creadores de las nuevas terapias parecen temer a las mismas trampas que desde hace tanto tiempo les han bloqueado el camino al éxito a los sanadores cristianos de renacimiento. Éstos seguramente habrían dejado sin trabajo a la mayoría de los médicos, si hubieran podido producir más sanaciones durables. Pero toda sanación que no elimina la causa del sufrimiento – ya sea de tipo corporal o psíquico o el resultado de influencias de espíritus extraños - sólo se puede evaluar como ayuda pasajera. Pero eso no pueden comprenderlo los sanadores de renacimiento. Incluso el trabajo básico de ayudar al paciente a liberarse de antiguos sentimientos de odio y miedo, de celos y envidia, se realiza, si es que se hace siquiera, sólo en un corto período de preparación, antes de comenzar con el proceso propio de sanación. Naturalmente con eso ni se descubren ni se eliminan los complejos. Aparentemente se puede llegar de ese modo a una sanación y muchas veces ocurre así; pero si no se elimina el complejo que ocasionó las dificultades, es sólo cosa de tiempo hasta que el efecto de sanación se “desgaste” y reaparezca la dolencia – la mayoría de las veces peor que antes. Los miembros de la HRA se vieron dolorosamente confrontados con un ejemplo muy real de ese tipo. Se trata del caso ya descrito del señor T. A. L., que fue sanado por la señora R. por medio de contacto telepático y oración. T.A.L. estuvo liberado por un tiempo de sus malestares estomacales después de la sanación; podía comer nuevamente de todo sin ningún tipo de molestia y estaba convencido de estar sanado para siempre. Pero de pronto volvieron las antiguas dificultades sin aviso previo, y él se vio obligado, con mucha desilusión, a consultar a un médico.

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En todo caso, algo está claro: Mientras no se elimine la causa de una dolencia, la curación no puede ser durable. También los examinadores del método de diánetica tienen ocasionalmente la experiencia de que sus sanaciones sólo son de corta duración. Eso se debe a que el aspecto religioso del problema la mayoría de las veces no se considera lo suficiente. Los complejos y la influencia de seres espirituales – indiferente de cómo se les llame o se les describa – no pueden ser “examinados” y eliminados. Sólo se les empuja a un lado mientras el paciente no esté definitivamente dispuesto a abandonar la antigua forma de vida con la que les ocasionó dolor a otras personas, y a pasar a tener un estilo de vida más amable y una gran disposición para ayudar a los demás. Pero ante todo tiene que tomar contacto con su Yo superior y dejar el camino abierto. Una terapia mental no puede ser completa, mientras no considere el impulso casi universal del ser humano, de reconocer a un ser superior que está sobre él y de alzar la vista hacia éste con gran devoción, como la posible fuente de ayuda en tiempos de necesidad. Los psicólogos todavía discuten, si la veneración de un poder superior no corresponde a un instinto básico del ser humano. Es absolutamente posible que ese instinto sea igual de real y apremiante que el impulso sexual descubierto por Freud, que el instinto de conservación o que la ambición de poder y reconocimiento. He visto personas de las que llamamos primitivas, que sumergidas en sí mismas, estaban absortas con devota admiración, en la contemplación de una belleza sublime; en eso se notaba un anhelo impulsivo por alcanzar algo en esa belleza, que es superior, más verdadero, más noble y más puro. El ser humano no puede vivir sin esperanza. Si incluso ha perdido todo lo demás, puede seguir teniendo esperanzas de sobrevivir y de una vida futura, mientras lleve en sí la fe en un ser superior que no lo abandona. Toda terapia que no se base en esa esperanza es insuficiente. Eso se comprenderá más y más, mientras más penetre la psiquiatría en las iglesias y las ayude con la sanación de las almas enfermas y deprimidas. Pero el trabajo psiquiátrico de la función clerical no puede ser completo, mientras no se reconozca y se tome en consideración la importancia de los “demonios” de la Biblia y de los posesivos “acompañantes que consumen desde adentro”, como los llamaban los Kahunas.

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XVII

¿PROVIENEN LAS FIJACIONES DE VIDAS ANTERIORES? ¿HAY ESTADOS DE POSESIÓN QUE NO SE NOTAN?

Como ya se ha dicho, con todos los tipos de psicoanálisis no se examinan solamente los sueños del paciente, sino también las ideas que se expresan de manera informal en estado de relajamiento corporal; en eso es esencial que las ideas se alineen en libre asociación. Lo que le pasa por la mente al paciente en ese estado, se podría llamar sueño en estado de vigilia. Éstos también se analizan, tal como los sueños que se presentan al estar durmiendo. Se indagan buscando símbolos o indicios que puedan ayudar a identificar el recuerdo de sucesos formadores de complejos. Muchas veces el paciente se imagina escenas, gente, lugares y sucesos, y todo le parece casi tan real como en sus sueños nocturnos. Se lo describe al analista exactamente como le relata el contenido de sus sueños nocturnos. A causa de lo vívido de sus impresiones y porque éstas a menudo son tan reales, surgió una pregunta muy interesante: ¿Son esos sueños en estado de vigilia fantasías, o algunos de ellos son recuerdos de sucesos y circunstancias de vidas anteriores del paciente? Freud era de la opinión de que tanto los sueños nocturnos como los sueños en estado de vigilia del tipo mencionado, se basan en la imaginación y no tienen nada que ver con experiencias. A causa de eso él analizaba ambos como “estructuras psicológicas”, con la esperanza de encontrar allí símbolos ocultos que tal vez pudieran entregarle información acerca del origen del complejo o de la fijación. Más adelante, cuando Jung se apartó de los principios freudianos, esa teoría le pareció insuficiente para la clarificación de las verdaderas circunstancias. Jung era de la opinión de que cada uno de nosotros hereda, a través de los genes, una parte de la “memoria racial” y por eso al acordarnos de supuestos sucesos de una vida anterior propia, nos acordamos en realidad de acontecimientos de la vida de antepasados de la raza. Él suponía que esos recuerdos son accesibles a todos los miembros de la raza, es decir, que no representan experiencias actuales e individuales del paciente respectivo. Esa teoría parece haberle interesado mucho a Jung, ya que él empleó los últimos años de su vida en investigar leyendas y escrituras medioevales, para rastrear el significado de símbolos y arquetipos en la historia de la raza. En conferencias y relatos, otros analistas creen poder demostrar que los pacientes se acordaban de sucesos que habían ocurrido en sus encarnaciones anteriores. Las sociedades de investigación psíquica han rendido un trabajo preliminar fundamental, y muchos de sus miembros están firmemente convencidos de que la reencarnación es un hecho, y de que a veces surgen recuerdos de vidas anteriores. Hubbard sostiene el mismo punto de vista en sus últimas investigaciones (llamadas Scientology). Observemos brevemente algunos de los experimentos más nuevos y convincentes, que se han dedicado al asunto de las encarnaciones anteriores y a la posibilidad de adquirir fijaciones de vidas anteriores. Esos experimentos fueron hechos alrededor de 1945 en Inglaterra, por un famoso médium y por un conocido investigador. Trabajaron juntos Geraldine Cummins y el Dr. R. Connell (publicaron sus resultados en su libro “Perceptive Healing”). Por medio de su capacidad psíquica de percepción, la señorita Cummins estableció que una serie de extrañas enfermedades y curiosidades psíquicas que se presentaban en diferentes miembros de una antigua familia inglesa, parecía basarse en recuerdos de vidas anteriores. Se trataba de una familia judía, y la mayor parte de los recuerdos traídos de vidas anteriores – especialmente de la última – consistía en angustiosas impresiones de persecuciones horribles. Dejemos que hablen los propios autores:

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“Este informe (que trata de un suceso especial en la vida de un paciente) justifica la opinión que para la evaluación de una persona también hay que considerar los recuerdos que ésta ha recibido de vidas anteriores. Sin conocerlos y evaluarlos no se puede emitir un juicio definitivo sobre la persona. Los miedos y persecuciones, las noches de horror, las cámaras de tortura, las tumbas de amigos y parientes, que fueron muertos injustamente – todas las experiencias de ese tipo de las aventuras de la vida de los antepasados, pueden sin duda ejercer una gran influencia desde el pasado, sobre las acciones de aquellos que están en el presente. Eso ocurre especialmente, cuando los descendientes sufren de una conmoción o trauma de un tipo similar, aunque sea pequeño. De ese modo, un acto de cobardía, por ejemplo, puede ser inducido en lo más profundo por medio de una apremiante presión horrible desde el origen del recuerdo olvidado hace mucho tiempo, que no reconocido y no explicado, ya ha hecho a algunas personas ser víctimas de los insultos de sus contemporáneos. “Tanto las características físicas, como las psicológicas, se heredan; junto con eso se modifican y a veces se intensifican, dependiendo de si los genes que transmiten las características son dominantes o recesivos. Acciones de terror, que para muchos de nosotros son totalmente incomprensibles, tal vez se remontan a horrores olvidados hace mucho tiempo. Manos muertas nos agarran desde el pasado y ayudan a formar nuestro destino actual. Esas garras muertas actúan más allá de nosotros en nuestro futuro, y deforman y distorsionan nuestras decisiones y la trayectoria de nuestro destino. Y nosotros, ciegos antropoides, creemos demasiado a menudo que las decisiones salen de nosotros mismos, que las tomamos nosotros solos, que el resultado de nuestra vida es forjado absolutamente por nosotros mismos. Y creemos también, poder condenar sin consideración los delitos y los fracasos de los demás”. En la discusión de otro caso, ambos autores indican, cómo, a través de experiencias horribles de un padre, fueron influenciadas las reacciones de su hijo. “No se puede observar la agonía actual de la raza humana, sin tratar de imaginarse sus consecuencias para las generaciones venideras”. El Dr. Connel relata cómo ayudó a nacer a un niño después de la primera guerra mundial. El padre del niño había trabajado nueve meses en una mina de carbón como prisionero de guerra. Durante todo el tiempo tuvo que permanecer bajo tierra; no veía la luz del día. Él sufría corporal y emocionalmente de manera indescriptible. Lo perseguía el miedo. Su hijo tenía tanto miedo hasta la edad de diez años, que siempre se escondía debajo de la cama o de la mesa, cuando venía de visita gente extraña o incluso el médico. El niño tenía un horrible complejo de miedo innato; incluso con veinte años, todavía daba, a pesar de la educación tan cuidadosa, la impresión de una persona afligida por miedo a la persecución. Una hija nacida cuatro años después, salió más parecida a la madre; estaba libre de la desdichada herencia del padre”. En algunas escuelas psicoanalíticas se sostiene que un embrión puede, desde el momento de la concepción, percibir y recordar después las palabras habladas entre los padres, especialmente si las conversaciones han tenido un fuerte matiz emocional y han ocasionado dolores. HUNA ofrece una explicación aceptable para eso. En el embrión sólo se conecta el Yo inferior con su cuerpo-Aka o cuerpo de sombra. El Yo medio recién asume su trabajo algún tiempo después del nacimiento. Por eso, todas las palabras e impresiones que están antes de ese momento, solamente pueden ser recordadas por el Yo inferior; es decir, no son examinadas por el Yo medio a través de la razón. Siguen existiendo como recuerdos ocultos y más adelante pueden ocasionar extrañas sensaciones de miedo y otras reacciones mentales. En casi todos los casos de ese tipo, el impulso de actuar causado por tales fijaciones parece provocar enfermedades corporales, en caso de que se le niegue la actividad y sea reprimido. En el caso del niño intimidado, se llegó a la siguiente explicación. Él recibió a través de sus genes la característica mental que lo hacía reaccionar con miedo en caso de sucesos amenazantes.

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La verdadera causa de sus estados de terror puede perfectamente provenir de las horribles imágenes acerca de las cuales su padre le relató con intensa emoción a la madre embarazada. Como el Yo inferior es ilógico, las palabras produjeron efecto literalmente como obsesiones, sin relación de tiempo o de lugar con los sucesos. Otra posibilidad que se nos presentaba con el estudio de los métodos Kahuna, parece haber sido inadvertido por la mayoría de los investigadores. Se pueden adherir espíritus de fallecidos en personas vivas e imponerles recuerdos de su propia vida terrenal. Psicólogos que se dedican a tales sucesos, han clasificado a los seres espirituales adheridos como partes “separadas” de la mente o de la personalidad de la persona respectiva. Bajo sugestión hipnótica han sido llevadas a la superficie las “personalidades secundarias” (o seres espirituales), y se ha podido conversar con ellas. Muchas de ellas tienen recuerdos propios de la vida en un cuerpo y casi siempre tratan de influenciar a las personas que eligen como víctimas, imponiéndoles ideas, emociones e impulsos, o llevando sus cuerpos a excursiones de sonambulismo durante la noche. Muchas veces se acuerdan de sus miedos mortales en la vida terrenal, de sus enfermedades, dolores y preocupaciones y tratan de producir los respectivos síntomas o emociones en las personas a las que se han adherido y de cuya fuerza vital se alimentan, desarrollando la fuerza de voluntad necesaria para entregar una especie de orden hipnótica. Parece completamente natural que en tales casos los espíritus de los antepasados tengan preferencia por los descendientes de las siguientes generaciones y elijan a éstos como cuerpo de visita. Si eso es así, entonces se explica por qué muchas veces los recuerdos y las obsesiones que se les imponen a las personas vivas, se sienten como si provinieran del propio ser y provocan la creencia de que las experiencias provienen de pasajes anteriores de la propia vida y no de una vida anterior del espíritu adherido de un antepasado. El psiquiatra moderno está completamente familiarizado con el aspecto externo de influencias de espíritus ajenos, desde influencias muy leves y que sólo se presentan ocasionalmente, hasta casos de posesión total. Pero como para él es absolutamente tabú dedicarse a tales ideas ajenas a la ciencia, de que pudieran existir espíritus, una supervivencia después de la muerte o la posibilidad de que recuerdos de vida anteriores se llevaran a una vida posterior, se ha visto obligado a darles nuevos nombres a los síntomas de posesión por parte de espíritus ajenos conocidos desde hace siglos, para poder catalogarlos. Bajo la palabra clave “posesión”, este punto aparece claramente en el diccionario freudiano del psicoanálisis: “Posesión”: Siempre se trata de reproches que vuelven a surgir bajo represión en forma

transmutada - reproches que sin excepción están relacionados con un acto sexual cargado de deseo en la niñez. …dos componentes aparecen con la posesión: (1) una idea que se le impone al paciente; (2) un estado emocional asociado con esa idea”.

Freud se refiere claramente a la “fuerza compulsiva” de una idea. Esa idea, él la ligaba naturalmente con un pensamiento sexual reprimido - aunque en caso de posesión ese deseo también podría haber sido impuesto al paciente por un espíritu foráneo. Freud también se refirió a los cambios emocionales del paciente, que están relacionados con ideas obsesivas. Pero queda abierta la pregunta, si el pensamiento despertó la emoción, o si las emociones provienen del espíritu ajeno y no del paciente mismo, lo cual es más probable cuando el pensamiento proviene de un ser espiritual. Freud atribuyó las acciones y los efectos secundarios de la posesión al subconsciente, porque el paciente, pese a la razón y a la lógica, no podía resistir el impulso de hacer ciertas cosas. En los sanatorios para enfermos mentales, lo que más frecuentemente encontramos en la actualidad (junto a casos de daños cerebrales por medio de enfermedad o tóxicos, como por ejemplo, el alcohol) son casos de esquizofrenia o de “división de la personalidad”. Las conmociones, el estrés, las fijaciones – en resumen, todo lo que debilita al individuo en su plano mental y de “voluntad” y le extrae demasiada fuerza de Mana - hacen perceptible, con mayor o

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menor intensidad, la presencia de una “personalidad secundaria”. Tratamientos de shock por medio de electricidad, insulina u otras drogas, son antídotos comunes; son por cierto duros para el paciente, pero frecuentemente muy efectivos (también los Kahunas utilizaban, como se ha mencionado, tratamientos de shock con Mana). De los psiquiatras preparados en el campo médico, sólo uno, según mi conocimiento, ha reconocido la posesión como lo que es realmente. Él se distanció de las tradiciones científicas obstaculizadoras de su profesión y creó las condiciones para un modo más efectivo de expulsar a los “malos espíritus” o “demonios”, que ya eran conocidos para los Kahunas de la Polinesia y de los cuales se habla tan frecuentemente en la Biblia. Ese hombre era el Dr. norteamericano Carl Wickland, que en los últimos años de su vida dedicó toda su energía al estudio de la posesión en todas sus formas de manifestación. Naturalmente no encontró ningún reconocimiento e incluso ni siquiera lo escucharon. Pero a pesar de eso, él ha hecho un enorme trabajo pionero y en muchos casos ha logrado excelentes resultados. Sus libros contienen una gran cantidad de conclusiones, teorías y métodos importantes. Su libro más conocido es “Thirty Years Among the Dead”. Por medio de un shock eléctrico-estático, él inducía al ser espiritual adherido a retirarse del cuerpo del paciente. Enseguida inducía al ser espiritual a entrar en el cuerpo de su esposa (que hacía de médium). Allí hablaba con él y trataba de convencerlo que dejara libre al paciente; luego lo entregaba al cuidado de espíritus buenos, para que se preocuparan de él o lo forzaran a cambiar su camino. Este era un método totalmente acientífico, pero produjo muchas sanaciones. Los Kahunas que se dedicaban a las sanaciones, o eran médium autoadiestrados o trabajaban juntos con un médium. Ellos buscaban permanentemente seres espirituales que rondaban a personas vivas y que en cierto modo provocaban enfermedades y disturbios psíquicos. Porque tales seres espirituales en cada caso le quitan Mana a la persona viva para fortalecerse ellos mismos, los Kahunas los llamaban “comedores” o “acompañantes que consumen desde adentro”. Con todos los tratamientos de sanación, los Kahunas examinaban si estaban en juego espíritus ajenos; si era así, se les sacaba tal como los complejos. La técnica para alejar malos espíritus consistía en la aplicación de una carga muy fuerte de Mana que provocara un shock, junto con una especie de sugestión mesmérica. También se le ofrecía una cantidad suficiente de Mana al Yo superior del Kahuna tratante, para que colaborara en el tratamiento. Siempre ayudaba también a producir efecto, el poderoso apoyo del Poe Aumakua. Los complejos y los malos espíritus que “consumían desde adentro” caían en la misma categoría de pecado, que hechos, por medio de los cuales salían perjudicados los demás, como también las faltas en el estilo de vida propio. Es importante establecer nuevamente aquí, que todos esos componentes del pecado, en el fondo solamente son malos, porque causan que el Yo inferior del enfermo, del perturbado psíquicamente o del poseído, se niegue a producir contacto con el Yo superior. Pero esa negativa produce un bloqueo del camino. Por lo tanto, si se quieren lograr éxitos de sanación, es indispensable despejar el camino, y para eso es a su vez necesario, corregir las circunstancias en que se basa la negativa del Yo inferior. Muchos pasajes del Nuevo Testamento hacen referencia a que la expulsión de los malos espíritus era considerada como un acto de sanación. Sabemos solamente poco acerca de las instrucciones que Jesús recibió en la primera parte de su vida; pero de lo que hizo y enseñó posteriormente, se deduce claramente que él era un Kahuna con un enorme poder de sanación. Él mismo sanaba y también les enseñó a sus discípulos a producir sanaciones, como parte de su servicio espiritual. Las enseñanzas de Jesús son de gran valor para la reconstrucción de la antigua doctrina HUNA. Él y sus discípulos indicaban enfáticamente la importancia que pueden tener los espíritus ajenos en las enfermedades; y donde ellos se encontraban con tales seres espirituales, los expulsaban para causarle sanación al enfermo. A veces a esos malos espíritus se les llamaba “demonios”.

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En la versión de King James del Antiguo Testamento, aparece la palabra “demonio” sólo cuatro veces. El original hebreo utiliza para eso dos diferentes expresiones, sairim y shedim; cada uno de ellos aparece dos veces y significa (según la versión corregida de la Biblia) machos cabríos, sátiros y demonios. Pero a diferencia de eso, el demonio era un ángel caído, era Satanás, el “príncipe de las tinieblas”. Se le atribuía un poder que era solamente un poco inferior al de Dios. También se le llamaba “adversario” y “tentador”. En el Nuevo Testamento dice que Jesús luchó con el demonio, que había venido como “príncipe de las tinieblas” a tentarlo. Volvamos a la religión HUNA, que es más antigua, y así se aclara un poco la confusión. Ahí encontramos símbolos hermosos y efectivos para expresar ideas esenciales, empezando con las ideas magníficas, aunque poco claras, de la teoría de la creación, hasta las percepciones generales básicas de los tres Yoes del ser humano, de los malos espíritus, de los pecados, etc. La creación del universo estaba simbolizada en la doctrina HUNA por la gigantesca lucha entre la luz y la oscuridad. Ambas estaban simbolizadas y personificadas. La luz era la inteligencia suprema, era lo bueno. A la oscuridad le faltaba inteligencia y poder de comprensión; era la pereza, el lugar de incubación y el lugar de residencia de lo malo – dicho brevemente, todo aquello que se contraponía a la luz y a lo bueno. La oscuridad personificada fue superada por la luz personificada; el resultado fue la creación. Pero con esto todavía no había terminado la lucha. A través del interminable desarrollo ascendente de todo lo creado, incluyendo al ser humano, se establece el permanente combate entre la luz y la oscuridad, como el conflicto de las grandes fuerzas elementales ensombrecedoras; y parte de esas fuerzas habitan en los corazones de las personas y allí continúan el combate en pequeña escala. La oscuridad consta simbólicamente de muchas partes pequeñas, que penetran en personas malas y en sus seres espirituales y los pueden dominar; y aquellos seres espirituales permanecen malos y ligados a la Tierra más allá de la muerte. La luz, en cambio, era representada como los Yoes superiores, de los cuales uno le estaba asignado a cada persona y le servía como luz y guía, para encontrar el camino que conduce hacia fuera de la oscuridad. Los esfuerzos por captar desde este lado la múltiple naturaleza del pecado, tuvieron un avance esencial cuando se procedió a traducir al polinesio la historia del Jardín del Edén, con los confusos significados que se ocultan detrás. La mayoría de las personas ven en esa historia una alegoría y no un establecimiento de hechos históricos acerca de un lugar geográfico determinado y de personas determinadas. Es la historia de cualquiera que “caiga” desde su estado natural de contacto con el Yo superior. Esa historia no sólo se encuentra en las escrituras bíblicas, sino en todas partes del mundo. Fue relatada en muchos idiomas y transmitida en muchas versiones. Fue propiedad común de las civilizaciones que hace siglos estaban establecidas en el cercano oriente. Casi no puede dudarse que esa historia proviene de los antiguos Kahunas, ya que en todos los dialectos del idioma polinesio ésta revela secretos HUNA, que no son propios de ningún otro idioma o filosofía y de ningún otro pueblo. Tal como relata el Antiguo Testamento, en el Jardín del Edén había un árbol de cuyos frutos no les estaba permitido comer a Adán y Eva. La serpiente tentó a Eva a comer el fruto; Eva convenció también a Adán a comerlo, y ambos fueron expulsados del Jardín del Edén. “Fruto” significa hua en idioma polinesio; el significado secreto de esa palabra es, (1) estar entregado a lo malo, (2) pelear, estar enojado, envidiar a todos. La “serpiente” del Génesis (como el Satán de Job y el dragón de Isaías y del Apocalipsis) se considera como símbolo de la primera causa del pecado, de la muerte y de lo malo – y con eso, de la oposición contra Dios, la luz y lo bueno. En la doctrina HUNA éstos son símbolos del “pecado”, y todos se conciben por medio de la palabra moo. Esa palabra designa a todo tipo de reptil; pero además, en la doctrina HUNA significa “secarse”, lo que a su vez simboliza el hecho de quitar y desperdiciar el “agua” de la vida o el Mana.

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La serpiente era, por lo tanto, un espíritu de la misma categoría que los llamados “acompañantes que consumen”, ya que ella robó y desperdició el Mana del Yo inferior y lo secó – según la simbología de la doctrina HUNA. La serpiente tentó a Eva. La palabra para “tentar” – wale-wale - significa también “enredar”, colocar una trampa y “cazar en una trampa”. Esto es importante para comprender el significado HUNA de la historia, por cuanto los lazos, las trampas y las redes de todo tipo, siempre representan en la doctrina HUNA símbolos de los “acompañantes comedores o consumidores”, de seres espirituales posesivos o de complejos. Por la botánica actual sabemos que en los tiempos bíblicos todavía no existía la manzana. Tan sólo mucho después los pintores europeos la pintaron en los cuadros imaginarios del Jardín del Edén. El Génesis no dice que el árbol tenía manzanas – se hablaba solamente del “fruto del árbol del conocimiento”. Pero en la Polinesia se expresa claramente que la historia se remonta a una tierra tropical. El árbol se describe como un Artocarpus incisa y se encuentra cerca de un “árbol Ohia”, y ambos son plantas tropicales. Ula es la palabra para el fruto del Artocarpus incisa. Esa palabra tiene asombrosamente muchos significados HUNA; éstos se refieren directa o simbólicamente a la naturaleza de los “acompañantes comedores”, como también a lo que éstos les obligan a hacer a sus anfitriones. Esos significados nos indican que cosas eran consideradas como los peores pecados del ser humano:

(1) “Estar influenciado con mayor o menor intensidad por espíritus de fallecidos” (en el peor de los casos, estar poseído totalmente por ellos). (2) “Crecer en tamaño y en fuerza” (esto se refiere al aumento de fuerza de esos seres

espirituales, cuando les extraen Mana a sus víctimas y las “secan” por medio de eso). (3) “Crecer en mala intención y en maldad” (mientras la víctima de tales espíritus tolere y les

permita alimentarse con su Mana, éstos se fortalecen cada vez más y pueden imponerle a la víctima sus malos impulsos cada vez más intensamente. Ejercen cada vez con mayor intensidad su posesión y su influencia sobre el cuerpo de la víctima).

El árbol Ohia, que según la versión polinesia o HUNA estaba al lado del Artocarpus incisa, fortalece con más significados lo que expresa la palabra ulu: (1) “Obligar, forzar, oprimir” (con eso se determinan claramente los métodos y facultades de

los seres espirituales que acompañan y debilitan, con respecto a la víctima). (2) “Ser astuto, fraudulento, malo, pecador y corrupto” (eso caracteriza la naturaleza de

aquellos seres espirituales). El “pecado” de Adán y Eva consistía en que en el interior guardaban pensamientos malos que eran parecidos a los de los seres espirituales malos. Es decir, tenían la misma disposición que éstos. Por eso, los Yoes inferiores de la mujer y del hombre les permitieron a esos seres espirituales adherirse a ellos. Muy pronto los seres humanos comenzaron a adoptar sus malas ideas e impulsos como los suyos propios. Por eso fueron expulsados de su paraíso alegórico del bien sin pecado; perdieron el completo contacto natural con sus propios Yoes superiores. En la historia del Génesis la serpiente es maldecida. El castigo de Adán fue tener en adelante que trabajar con el sudor de la frente; él tenía que trabajar la tierra que Dios había maldecido para que le produjera espinas y abrojos. Espinas y abrojos - recordemos – eran en el idioma HUNA símbolos de “acompañantes que consumen” o de complejos. (Los Kahunas parecen haber utilizado iguales símbolos para ambos, porque los dos ocasionaban indudablemente los mismos síntomas en sus pacientes). El Jardín del Edén simboliza el estado de vida ideal y normal, en el que el camino está libre de los bloqueos que la doctrina HUNA considera dentro del concepto de “pecado”. La palabra para jardín es kihapai. Su significado secreto se deduce de las siguientes palabritas radicales:

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(1) ki: “Rociar agua” (simbólico para el envío de una carga intensa de Mana al Yo superior, a lo largo del hilo-Aka conector. Pero eso puede ocurrir solamente si la persona está en su estado ideal o normal, es decir, si su camino no está bloqueado por “pecados”).

(2) pai: “estar enfardado; existir en racimos” (estos son simbólicamente los racimos de formas de pensamientos o las imágenes mentales de las cosas deseadas. En la oración HUNA esos racimos de formas de pensamientos son enviados junto con Mana al Yo superior a lo largo de la cuerda-Aka).

(3) ha: “respirar con dificultad” (en forma simbólica, la acumulación de una carga de Mana especialmente intensa; ya que habitualmente una respiración profunda acompaña a uno de esos enriquecimientos de Mana).

(4) Las dos palabritas radicales juntas, hapai, significan “elevar” (eso se refiere simbólicamente al envío, al ascenso de los racimos de formas de pensamientos hacia el Yo superior).

Más adelante el Génesis habla de que Dios, después de la expulsión de Adán y Eva, puso “querubines con espadas ardientes” al este del jardín, para vigilar el camino hacia el árbol de la vida. La palabra para “espada” es pahi. Las palabritas radicales pa y hi significan “secar” y “limpiar algo”. El sentido secreto es, por lo tanto, que el estado ideal simbolizado por el Jardín del Edén está protegido por los Yoes superiores de la invasión de seres espirituales malos. A éstos se les impide ejercer influencia sobre los seres vivos; son “secados”, es decir, impedidos de recibir Mana. En “limpiar” está también el significado de “salir fluyendo, desaguar”. Con eso se recalca la primera percepción, porque el Mana, que es simbolizado como líquido, le es quitado a los seres espirituales, si de algún modo se han apropiado de él (como por ejemplo, con la posesión, por medio de la extracción desde el cuerpo de la víctima). Al Yo superior le corresponde el trabajo de expulsar, debilitar y hacer inofensivos a los seres espirituales posesivos. El “camino hacia el árbol de la vida” que había que proteger, era la cuerda-Aka, ya que a ésta hay que mantenerla libre de bloqueos. Por los Kahunas nos enteramos de la gran verdad, que nos llevamos nuestras fijaciones al Más Allá, si al morir no nos hemos liberado de ellas. Allí nos agobian como muela de molino y nos impiden comprender claramente y avanzar de la manera normal por el camino prescrito de la evolución hacia la perfección definitiva. Las fijaciones y el mal no superado de la naturaleza humana nos mantienen cautivos en el área terrenal y probablemente pueden llevar a que nosotros mismos nos convirtamos en “espíritus acompañantes comedores o consumidores” después de la muerte. El origen de muchos ritos de la iglesia católica se puede remontar a la misma doctrina HUNA o a fuentes que nacen de las ideas y creencias de la doctrina HUNA, aun cuando el significado de esos ritos se ha perdido en su mayor parte. La extremaunción es uno de esos ritos; los católicos lo aplican con la intención de hacer que se le conceda al moribundo una última y definitiva purificación. El rito de la confesión y de absolución – bien comprendidos y aplicados – tienen como propósito liberar (y mantener liberado) de fijaciones el camino del individuo durante su vida, y hacer pasar el espíritu de la persona, al final de la vida, liberado, sano y sin impedimentos, a través de la puerta de la muerte. La iglesia también conoce el rito del exorcismo, de la expulsión de los “acompañantes que consumen”, en el cual se utiliza “agua bendita” en todos los casos. Pero actualmente ya no se sabe que con eso se simboliza la demanda de Mana superior para la purificación y que el Yo superior sólo puede hacer su trabajo, si se le ofrece una cantidad suficiente de Mana inferior. Desde hace siglos existe en el Tibet un ritual escrito, que a menudo se le llama “Libro tibetano de la muerte”, para diferenciarlo del “Libro egipcio de la muerte”, que es más conocido. Ambas escrituras tienen la intención de ayudar al moribundo a realizar correctamente el paso de la vida a la muerte. En el Tibet era costumbre que un sacerdote le leyera esa instrucción ritual al

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moribundo. La lectura continuaba por un momento, después de ocurrir la muerte; se tenía el convencimiento de que el difunto todavía podía escucharla y que le podía ser útil al entrar en el “Bardo”, la vida después de la muerte. Ambos ritos recalcan la gran importancia de una vida vivida correctamente en la Tierra. El estado después de la muerte se considera como continuación de la vida y de las tendencias dominantes en ésta. Pero si esas tendencias no son buenas, entonces se supone que al otro lado rápidamente se pueden tener dificultades, puesto que allí acechan seres espirituales dañinos, que tienen intenciones hostiles con los espíritus que se mantienen en los planos inferiores del Más Allá. Si la religión realmente contiene verdad, entonces hay que llegar a la conclusión de que el estado posterior a la muerte depende en gran medida del progreso moral durante el paso por la vida. Después de cien años de trabajo básico de investigación psíquica y gracias a muchas pruebas de la continuación de la vida de las personas después de la muerte, la posesión o los “acompañantes que consumen” ya no nos pueden seguir pareciendo fantásticos. La moderna psicología ha vuelto a descubrir el complejo y la fijación. La alarmante propagación de las enfermedades mentales y el mal dirigido tratamiento que se les dispensa a las víctimas en la mayoría de los establecimientos, hacen urgentemente necesaria – por lo menos en algunos casos - una revisión acerca de la posible participación de seres espirituales posesivos. La psiquiatría ha demostrado que a algunas personas se les puede devolver la salud a través de la eliminación de sus complejos. ¿Por qué no deberíamos continuar y extender también nuestros exámenes a aquellos pacientes que según todas las apariencias, están poseídos por seres espirituales ajenos?

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XVIII

DIFERENTES GRADOS DE INTENSIDAD DE FIJACIONES Y DE INFLUENCIAS DE POSESIÓN.

CON UNA TABLA PARA EL AUTOEXAMEN

Tal vez el lector tenga ahora la sensación de que se le ha hecho mirar en oscuras profundidades que a él mismo no le conciernen en absoluto. Tal vez no le conciernan las profundidades más oscuras. Pero hay, como dijimos anteriormente, muchos grados de oscuridad, muchos niveles de aquellos estados de los que hemos hablado en el párrafo anterior. Por eso, incluso si uno está convencido de tener un camino totalmente claro y sin bloqueos, es bueno, pese a eso, obtener certeza al respecto. Pero finalmente deberíamos, por esa razón, informarnos tan exactamente como sea posible, porque entonces podemos ayudar mejor cuando otros necesitan ayuda y no están en absoluto conscientes de necesitarla. En septiembre de 1952, el psicoanalista Dr. Lawrence S. Kubie, se refirió en un artículo en el boletín de la Academia de Medicina de Nueva York, a la necesidad de una psiquiatría preventiva. Él postulaba que se debería instruir sistemáticamente tanto a los médicos como a los aficionados, para que los síntomas de problemas ocasionados por una fijación pudieran reconocerse y tratarse lo más pronto posible. El Dr. Kubie describe el caso de una muchacha de 11 años, que fue llevada al hospital atacada por dolores estomacales persistentes. Un internista estableció que los problemas aparentemente habían sido producidos por causas mentales o psíquicas. Por eso recomendó dejar a la muchacha al cuidado de un psiquiatra para ser tratada. Pero eso no ocurrió, y los dolores estomacales volvían una y otra vez en los años siguientes. Hasta la edad de 25 años la paciente tuvo que soportar nueve operaciones en el abdomen y recibir en total 5.600 horas de tratamiento médico. Como los médicos todavía no habían encontrado ninguna causa corporal para sus molestias, ella fue finalmente donde un psiquiatra. Pero ya era demasiado tarde para reparar los daños ocasionados o para restablecer a la paciente hipocondríaca sin remedio. El Dr. Kubie diagnosticó enfáticamente que de ningún modo se trataba de un caso anormal. Con eso él explicaba la necesidad de la psiquiatría preventiva. Con un sencillo examen que Kubie puso en manos de los médicos, se puede establecer si un paciente sufre de problemas psiquiátricos. “Mientras un paciente acepte y aplique un consejo basado en el sentido común, no está tan enfermo. Pero si el paciente no acepta el consejo, entonces está enfermo y necesita rápidamente ayuda médica”. Ciertamente la mayoría de las veces hemos hablado de enfermedades, pero el bloqueo del camino puede repercutir también en otras dificultades igualmente opresivas. En lo que se refiere a bienestar general, vida feliz y éxito, nada puede actuar en forma tan destructiva que estar separado del Yo superior y tener que prescindir de su ayuda y dirección. Para nosotros mismos y para otros deberíamos hacer todo lo posible para llegar a tener un pleno contacto normal y mantenerlo. Una ayuda para lograr ese propósito es la clasificación siguiente. Se espera que ésta entregue una visión global de las causas de los diferentes tipos y niveles de bloqueo del camino. (1) Bloqueos que sabemos que tal vez tenemos, que se basan en nuestros sentimientos de odio y miedo, en la codicia y en la intolerancia, por los que nos hemos dejado conducir en nuestras acciones y que producen sentimientos de culpa en nosotros, porque sabemos que nuestra vida no es tan perfecta como debería ser. Nosotros parecemos no poder deshacernos de esos sentimientos de odio, de esos miedos y de las otras “tentaciones” que nos impiden obedecer a la llamada

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superior o a las enseñanzas religiosas o morales, que en el fondo reconocemos como buenas, correctas y razonables. (2) La segunda clase de bloqueos del camino hacia el Yo superior abarca la parte que tiene el Yo inferior, por medio de su tipo de reacciones, de las mismas ideas de miedo y codicia y especialmente de sentimientos de culpa, que se originan a través de que cedemos frente a los impulsos de “pecados”. Porque el Yo inferior no tiene lógica, posee confusas estructuras de fijaciones y complejos o racimos de formas de pensamientos de muchos recuerdos de tiempos en que la persona respectiva odiaba, tenía miedo, era codiciosa, hostil, etc. Como todos nosotros por naturaleza tendemos a justificar nuestros actos, aunque interiormente sepamos que éstos no han sido buenos ni amables, el Yo inferior adopta todas las justificaciones del Yo medio. Pero como éste guarda sentimientos de culpa, eso no le es suficiente y sigue trabajando con las ideas de codicia y con los recuerdos de las malas acciones; profundamente en un “saco negro” clasifica y examina sus experiencias y trata de encontrar mejores justificaciones. Al final se originan grupos de fijaciones, que si se les toca, salen a la superficie en forma explosiva como reacciones e impulsos emocionales y nos inducen a acciones o palabras amargas que producen dolor y que solamente nos ocasionan más preocupaciones. Los bloqueos de ese tipo a menudo se descargan cuando es afectado nuestro orgullo, el sentimiento de nuestra importancia personal o la estructura de los argumentos falsos, con los que tratamos de justificar la injusticia. En ese estado se puede en general, por medio de autoanálisis o con ayuda de un amigo, llevar a la consciencia la causa del bloqueo y despejar nuevamente el camino. (3) La tercera clase abarca fijaciones profundamente arraigadas, de las cuales sólo es posible acordarse con ayuda de un médico o de un psicoanalista. Muchísimo más que en las dos primeras clases, se muestra aquí la tendencia a que aparezcan enfermedades corporales, bajo la presión de la fijación. Si el irritado Yo inferior no encuentra suficiente relajamiento en la enfermedad corporal, se pueden agregar también síntomas neuróticos y psicóticos. Tales fijaciones pueden, como ya se ha dicho, provenir de vidas anteriores, de la fase embrionaria o de la primera infancia; pero también pueden haber sido causadas por efectos de conmociones psíquicas o corporales, con las cuales se ha enredado la estructura de los recuerdos. (4) La cuarta clase se observa solamente en la doctrina HUNA y en aquellos pasajes de la Biblia que se basan en ésta. Las enfermedades corporales y mentales de esta clase, provienen de la influencia de seres espirituales ajenos. La designación moderna para estas enfermedades es “disociación de la personalidad”. Según la doctrina HUNA, se trata de seres espirituales que se adhieren a personas vivas y en su mayor parte viven del Mana de la víctima. Tales seres espirituales están en condiciones de implantarle ocasionalmente a la consciencia del Yo inferior de sus víctimas sus propias ideas y sobre todo sus propias emociones o estados de ánimo. También hay que pensar en las causas corporales de sufrimientos emocionales y enfermedades mentales leves o graves. Toxinas en el cuerpo, disturbios en el funcionamiento de glándulas, enfermedades cerebrales o del sistema nervioso, tienen que ser tratados por un médico. Con el trabajo de la HRA se comprobó que muchos de los tests psicológicos que actualmente se encuentran a menudo en libros o revistas, se pueden utilizar bien para establecer si han existido fijaciones o “acompañantes comedores” y en qué medida han determinado el matiz de la vida. (En efecto, justamente aquellas personas cuyo camino está fuertemente bloqueado, son las que menos saben acerca de su estado. Muchas veces creencias o formas de reacción arraigadas frente a determinadas ideas o situaciones, van de la mano con fijaciones, de manera que es difícil quebrantar el apremio de aquellas costumbres. Por eso, todas las costumbres sólidas deberían ser examinadas con exactitud e incluso cautelosamente). Todos esos tests psicológicos se basan en formas ideales de reacción frente a determinadas condiciones y situaciones, formas de reacción que de acuerdo con la experiencia han demostrado

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ser favorables para el individuo, la familia y la sociedad. Si se comparan las propias reacciones con las formas de reacción presentadas en los tests, a menudo se puede descubrir si existen fijaciones y en qué medida nuestra forma de pensar y de actuar se aparta de la norma ideal, a causa de la influencia de aquellas fijaciones. A continuación se resumen los puntos principales de diferentes tests que en el trabajo de la HRA han resultado ser valiosos.

PUNTOS DE REFERENCIA PARA EL AUTOEXAMEN DE FIJACIONES, POSESIÓN Y COSTUMBRES

(1) En personas normales están marcadas con mayor o menor intensidad las siguientes cualidades características. La persona cree en un ser superior o en un poder superior y confía en que ese ser superior vela por ella, escucha sus oraciones cuando pide cosas justas y que sus pecados quedan más que compensados por medio de buenas acciones. La persona es constante, valerosa y confiada; es amable y piensa también en los demás. Ama y comprende a sus semejantes, junto con las fallas de éstos; lamenta las debilidades de éstos, sin denunciarlas. Tiene un buen sentido personal de responsabilidad; ama y cuida a la familia. En tareas por la comunidad trata de contribuir con más de lo que corresponde a su parte necesaria. Es amable y está rápidamente dispuesta a sonreír. Puede conversar con personas y exponer sus ideas en forma sencilla y clara. No tiende ni a la cavilación ni al autotormento, temor, duda o recelo. También se puede poner en el lugar de otros con respecto a sus opiniones, incluso en conversaciones sobre política o religión. Es ordenada, eficiente y saludable. (2) En el nivel siguiente hacia abajo, están las personas en las cuales las características normalmente buenas mencionadas anteriormente, presentan pequeñas fallas en diversos puntos. Tal vez exista en general una falta de actitud positiva en la mayoría de las características deseadas y normales. Quizá la intolerancia esté más fuertemente marcada o la persona se preocupe más de sí misma, tenga menos interés por los semejantes y tienda a los arrebatos emocionales, a las preocupaciones, dudas, celos, envidia o desconfianza. Tal vez la confianza en sí mismo o el poder de fe no sean suficientemente fuertes. Tal vez la persona sea menos constante en su comportamiento o se muestren leves confusiones en sus pensamientos, lo que la lleva a ciertas dificultades en la conversación libre y en la exposición de sus ideas frente a otros. Tal vez la salud tampoco esté completamente en orden. (3) En el tercer nivel, la desviación del estado ideal normal ya está acentuada más fuertemente. Se presentan claramente algunas fallas. Tal vez éstas son empalmes donde se cruzan las fuerzas de las fijaciones más fuertes. Cuando se presentan sucesos que afectan a esas fijaciones, se llega a reacciones explosivas. Esas reacciones, o aparecen mucho más grandes o mucho más pequeñas, en relación con una reacción “normal” en la misma situación o en el mismo suceso. La persona expresa, por ejemplo, su amor y su preocupación en torno a determinados miembros de la familia, o de un modo muy sentimental o se muestra frente a ellos injustificadamente dura, estricta y egoísta. Tal vez insista tercamente en sus opiniones y le brinde sólo poca atención y paciencia a la opinión de otros. (4) En este nivel el claro flujo de pensamientos (que depende de la afluencia establecida de recuerdos racionalizados) se torna defectuoso. Es interrumpido por recuerdos inaccesibles y por recuerdos que en parte están ligados a fijaciones y por eso están parcialmente bloqueados. La capacidad para pensar se hace lenta y el individuo llega a conclusiones erradas, cuando lo que tiene que pensar está matizado emocionalmente, aunque sea en pequeña medida. En ese estado falta confianza y se presenta la duda en lugar de la fe. Frecuentemente se llega a descargas emocionales de rencor, furia y sentimientos de venganza. A veces una persona así vive en un

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permanente estado de irritación retenida. Con eso la formación de Mana disminuye tan fuertemente, que la persona tiende a eludir la compañía de otros, a hablar sólo acerca de pocas cosas – siempre de manera polémica - y en general a vivir desconfiada, reservada o apática. También sufre la salud, y la persona tiende a sufrir accidentes y pérdidas, de las que siempre son culpables los demás. (5) En este nivel las fijaciones predominan sobre las reacciones normales. Las emociones se salen en gran parte de control. La confianza en sí mismo desciende hasta el nivel más bajo. La persona ya no percibe que un ser superior la protege; tiene más bien la sensación de estar condenada y desechada para siempre. Todo el mundo parece estar contra ella. Está temerosa y frecuentemente se autoatormenta con preocupaciones sobre asuntos que se remontan a tanto tiempo atrás, que se les debería dejar tranquilos. Sus pensamientos no son flexibles; con sus formulaciones en conversaciones tiende siempre a repetir sus opiniones obsesivas. Tales personas no pueden analizar racionalmente ni siquiera un momento una opinión de otra índole o los puntos de vista de otros. Incluso ni argumentos planteados minuciosamente ni argumentos que parecen muy razonables y convincentes duran mucho tiempo, y pronto son desplazados por las antiguas conclusiones y los antiguos argumentos. Las personas de ese tipo se compadecen de sí mismas y anhelan la compasión. Se retiran de la gente, pero desean tener a alguien en cuyo hombro puedan desahogarse llorando y que aguante aquellos arrebatos que se repiten reiteradamente. Tales personas tienen muchos dolores y molestias extrañas y su reserva de energía es tan mínima, que permanentemente se sienten “agotadas”. Por otro lado pueden mostrar de vez en cuando accesos infundados de alegría, una confianza exagerada y oleadas de entusiasmo, después de lo cual no tardan en llegar las depresiones. (6) En este nivel el individuo está cerca del punto peligroso. La provisión de Mana es tan escasa, que el Yo medio no recibe lo suficiente de éste para reunir la “voluntad” para mantener al Yo inferior bajo su control. En esta fase la persona sólo se interesa en sí misma y en su propio estado. Pero incluso en eso no está demasiado interesada. La cantidad de enfermedades y dificultades reales o imaginarias y de casos de delirio de persecución es casi inconcebible. Pero la persona afectada no quiere que la ayuden. Simplemente desea que la dejen sola, para poder deleitarse con su melancolía sin fondo y con sus sentimientos de odio y miedo. La clasificación indicada arriba tendría naturalmente que ser modificada mil veces, si se quisiera ajustar el estado real de una persona determinada, con respecto a su salud, sus aptitudes físicas y mentales, sus condiciones ambientales sociales, su educación y los sucesos especiales de su vida que le hubieran traído cosas buenas o malas. La generalización sirve aquí solamente para exponer el modelo en que se basa la clasificación. Mientras más alto esté una persona en la escala recién reseñada, más puede contribuir por medio de sus propios esfuerzos a librarse de fijaciones y más poderosos serán sus esfuerzos. Mientras más abajo esté alguien, menor será su impulso por cambiar. Después de un primer débil momento de comprensión y entusiasmo, pronto se dice a sí mismo: Para qué todo esto, de todos modos no lo logro. La preocupación obsesiva y todas las pequeñas dudas y temores, la inseguridad y la falta de confianza, son designadas como miedos por los psiquiatras. La mayoría de nosotros tiene suficientes complejos como para mostrar algunos de aquellos síntomas. A causa de aquellas pequeñas reacciones provocadas por fijaciones, tenemos habitualmente algunas enfermedades o molestias corporales. Pero por muy pequeña que pudiera ser cada fijación, en conjunto pueden representar, sin embargo, un peso considerable e impedirnos querer orar o impedir que nuestras oraciones lleguen al Yo superior. Con respecto a los espíritus acompañantes “consumidores”, tenemos la impresión de que lo que a causa de su influencia sobre nuestro Yo inferior hacemos, no hacemos correctamente, hacemos parcialmente o no hacemos en absoluto, viniera de nuestro propio subconsciente. Por eso, las

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desviaciones de nuestra conducta del estado normal ideal bosquejado anteriormente, pueden también tener en parte su origen en la influencia de uno o varios espíritus ajenos, que hemos atraído por medio de nuestro comportamiento. Si relacionamos el Padrenuestro con las fuentes del Antiguo Testamento y con los significados HUNA ocultos en éstas, obtenemos, en vez de “no nos dejes caer en tentación, sino líbranos de todo mal”, la siguiente versión: “Protégenos de las trampas de la fijación y líbranos de los seres espirituales malos”.

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XIX

DESPEJE DEL CAMINO LEVEMENTE BLOQUEADO

Siempre que se trata de establecer en forma experimental, por medio de qué se ha bloqueado el camino al orar en un caso particular, examinamos minuciosamente si han existido costumbres arraigadas de formas de pensar, a cuyo cambio el Yo inferior se ha opuesto. Si uno examina sus reflexiones honestamente y con buena voluntad, está totalmente en condiciones de contestar solo ese punto, por cuanto los bloqueos se pueden determinar más fácilmente que los recuerdos vagabundos y complejos. En el ofrecimiento de la oración HUNA, el bloqueo que más frecuentemente se ha presentado, es que no se ha sentido ningún tipo de emoción en el momento en que debería haberse alcanzado al Yo superior. De nuestros estudios acerca de la creencia de los Kahunas, sabemos que allí donde no se muestra ni la más mínima huella de entusiasmo, miedo o amor, es decir, donde no se percibe ningún tipo de reacción emocional – el Yo inferior fracasa en su colaboración. Recordemos que el Yo inferior produce con su trabajo emociones de un tipo o de otro. Es aquella sensación que brota con efervescencia y que habitualmente suponemos que se origina en la consciencia, en el Yo medio. Nos decimos silenciosamente a nosotros mismos “esto deseo tener o hacer”. O decimos: “Esto no deseo”. Todos los deseos o aversiones están matizados emocionalmente de algún modo, ya que de lo contrario se trataría en gran parte de acciones automáticas. Cada emoción tiene su origen en el Yo inferior. La atención se puede equiparar con las emociones. Si el Yo inferior está interesado, hará con gusto lo que hay que hacer. Tal vez incluso se deje influenciar tan fuertemente por la importancia del asunto, que también realice labores desagradables y difíciles con concentrada atención y entregue lo mejor de sí, desde el principio hasta el final, para terminarlas. Es difícil especificar las sensaciones que surgen del Yo inferior, cuando éste realiza en forma incondicional su parte en un trabajo o proyecto. Al jugar, éste muestra una mezcla de entusiasmo, alegría y atención. También tal vez se agregue el espíritu de competencia o la voluntad de perseguir, cazar o de repeler exitosamente ataques de otros. Si al orar no se presenta ningún tipo de sensación, eso indica que el Yo inferior no colabora. Pero diferentes amigos de la HRA han tenido sensaciones débiles, que indicaban la actitud de sus Yoes inferiores: Así, por ejemplo, un miedo indefinido o una aversión que se presenta repentinamente; muchas veces ha aparecido el convencimiento de que “nada tiene sentido”. En otros casos igualmente frecuentes, se ha tenido menos que ver con una sensación que con la incapacidad de hacer que la atención del Yo inferior se fije en lo que se ha deseado. La atención parecía escaparse, y al mismo tiempo entraban otros pensamientos en la consciencia – por ejemplo, el recuerdo de trabajos urgentes o cosas que se hubieran querido hacer. Era interminable la cadena de disculpas que planteaba el Yo inferior, para no tener que trabajar. De pronto se sentía la urgencia de llamar por teléfono a un amigo o de preocuparse de que en la cocina o en la oficina algo no estaba en orden. Un miembro de la HRA constató que casi siempre que quería inducir al Yo inferior a producir el contacto con el Yo superior, aparecía una intensa picazón que distraía la atención. El Yo inferior demostraba ser extremadamente ingenioso y hábil en evasión. En el empeño por examinar a fondo las dificultades y averiguar por qué el Yo inferior dejaba de cooperar, los miembros de la HRA hicieron los más diversos experimentos. Se encontró que lo mejor es cuando se conversa con el Yo inferior por medio del péndulo. Miembros que se habían tomado suficiente tiempo para conocer bien a sus Yoes inferiores, obtuvieron importantes informaciones a través de un simple juego de preguntas con el péndulo. Después de haber establecido la convención acerca del significado de las oscilaciones del péndulo, se hacían

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preguntas que el péndulo tenía que contestar con “sí”, “no” o “indefinido”. A raíz de tales investigaciones, se tomó conocimiento de que la dificultad principal consiste en que ciertas creencias características bloquean en el ilógico Yo inferior la voluntad o la disposición para colaborar en la realización de la oración. Una amiga de la HRA se enteró, después de muchas preguntas de ese tipo, por qué tenía dificultades tan grandes con la oración para la sanación de una dolencia. Descubrió que su Yo inferior no quería transmitir la oración, porque le parecía sin sentido. El Yo inferior fundaba esa convicción en que muchas oraciones de tipo normal no habían tenido éxito. Esa obstinada opinión del Yo inferior combatía la confianza que el Yo medio había obtenido entretanto hacia la oración HUNA. Afortunadamente se puede convencer al Yo inferior con argumentos y persuasiones razonables, en caso de que ninguna fijación grave bloquee el camino. En este caso la dama encontró el modo adecuado. Regresó hasta su infancia y hasta la creencia en Dios que le habían inculcado y luego creó cuidadosamente las bases para una nueva actitud hacia la oración y para una creencia de mayor fuerza y profundidad. El informe que recibí al respecto, era una conversación sencilla y muy personal con el Yo inferior: ¿Sigues creyendo en Dios? (El Yo inferior contestó por medio del péndulo) – Sí. Eso está bien. ¿Entonces crees también que Dios puede escuchar oraciones? – Sí. (Se recordaron diferentes casos de oraciones escuchadas). ¿Te acuerdas lo alegres y agradecidos que estábamos por eso? – Sí. ¿Piensas que deberíamos rezarle a Dios a través de nuestro propio Yo superior? – No. ¿Pero sabes tú que nosotros tenemos un Yo superior? – Sí. ¿Pero crees que deberíamos orar directamente a Dios? – Sí. ¿Piensas eso porque se nos ha enseñado así cuando todavía éramos pequeños? – Sí. ¿Crees que tendríamos que rezarle a Dios a través de Jesús? – Sí. ¿Percibes a Dios cuando oras? – No. ¿Lo percibes cuando oras a través de Jesús? – Sí. ¿Produces a menudo el contacto con el Yo superior? – Sí. ¿Qué diferencia existe entre el contacto con Jesús y el contacto con nuestro Yo superior? - Indeterminado. Naturalmente no conoces la diferencia. Todas las oraciones se dirigen hacia el Cristo en nosotros, en el que te han enseñado a creer. Pero ese es el Yo superior. ¿Entiendes eso? – Indeterminado. Te lo explicaré. Escucha bien. (Entonces siguió una descripción minuciosa y convincente del hecho que el Yo superior es para cada uno de nosotros comparable con el Cristo en nosotros y que solamente ese Yo superior le puede llevar las oraciones a Dios, si es necesario). ¿Comprendes ahora que tenemos que formar el contacto con el Yo superior y que tenemos que entregarle nuestras formas de pensamientos o imágenes de las cosas por las que oramos? – Sí. ¿Estás entonces dispuesto ahora a tomar contacto con nuestro Yo superior, a enviarle Mana a través de la cuerda-Aka conectora y al mismo tiempo las imágenes de las cosas que pedimos en la oración? – No. ¿Crees entonces que pedimos algo equivocado? – Sí. ¿Crees que pedimos demasiado? – Sí. ¿Pedirías por nuestro pan diario? – Sí. ¿Pedirías también mermelada para el pan? – Indeterminado. ¿Crees que no merecemos mermelada? – Sí. ¿Crees que merecemos una sanación? – No. ¿Crees que solamente se debería pedir sabiduría, de acuerdo con las palabras: Busca primero el reino de los cielos y el resto llegará por añadidura? – Sí.

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¿Crees eso porque se nos ha enseñado así cuando éramos jóvenes? – Sí. ¿Crees que es erróneo decir en la oración cuáles cosas desearíamos tener aparte de sabiduría y dones espirituales? – Sí. Ahora comprendo, tú estás todavía apegado a la antigua forma de pensar a la que estábamos acostumbrados en nuestra niñez. Pero existe una nueva y mejor forma de orar; yo creía que tú habías puesto atención y la habías comprendido. Ahora díme ¿te gustaría entonces tener mermelada para el pan? – Sí. ¿Crees que Dios nos pueda dar mermelada y pan? – Sí. Pero tú dices que no merecemos la mermelada. ¿Quieres decir con eso que somos tan corruptos y malos, que sólo merecemos castigo? – Indeterminado. ¿Crees que estar enfermo es un castigo que merecemos? – Indeterminado. ¿Quieres que deje de comer, que todo el tiempo ayune y ore hasta que nos muramos los dos? – No. ¿Deseas que yo me enferme tanto, de modo que nos muramos? – No. ¿Crees que Dios solamente tiene amor para nosotros? – Indeterminado. ¿Crees que Dios es el amor? – Sí. Entonces ahora regresas nuevamente a lo que aprendiste en la juventud. Ahora escucha con mucha atención. Voy a repasar una vez más todo en detalle contigo. Yo sólo te digo la verdad y te explico lo que hemos aprendido adicionalmente en el último tiempo (continúa entonces una explicación muy minuciosa). Esas explicaciones son para aclarar el tipo de pregunta que hay que utilizar, cuando formas de pensar acostumbradas y tendencias del Yo inferior ocasionan el bloqueo. Tales preguntas e instrucciones se tienen que continuar la mayoría de las veces en varias sesiones, antes que desaparezcan las dificultades y el Yo inferior se convenza de los nuevos puntos de vista. En el caso anterior, los esfuerzos tuvieron éxito. Se logró finalmente efectuar las oraciones en forma correcta y éstas se cumplieron. Entre otras cosas, los amigos de la HRA encontraron en aquellas conversaciones con sus entes-Yo inferior, una serie de otros motivos de por qué los Yoes inferiores muchas veces no colaboran en las acciones de oración. Por ejemplo: (1) La sensación de no merecer ayuda, si no se reza también por otras personas y se les ayuda a obtener lo que necesitan. (2) Miedo de Dios y del Yo superior. Éste se basa habitualmente en sentimientos de culpa, de falta de merecimiento o vergüenza (la causa de ese miedo se puede haber originado en la niñez y con el transcurso del tiempo se puede haber transformado en una forma de pensar acostumbrada y en una forma de comportamiento arraigada). (3) En un caso, la negativa de cooperar en la oración era ocasionada por la fuerte aversión frente a un pariente ultradevoto, que había forzado a la persona en referencia a ciertas conductas estrictamente religiosas en su juventud. (4) Una indefinida sensación general de miedo, que aparece en primer plano, cuando en el momento de formar la oración se está deprimido por necesidades, carencias y enredos del área social y del medio ambiente. A causa de esas aflicciones internas era casi imposible encontrar la tranquilidad y la “devoción” que es necesaria para una completa acción de oración. (5) Pereza del Yo inferior. Éste a veces no quiere esforzarse en ayudar al Yo medio con sus deseos. En un caso difícil, se llegó a una negación completa de la vida. En otros dos casos, la dificultad se basaba en recuerdos de experiencias anteriores, donde a pesar de largos e intensos esfuerzos por corregir los líos y las relaciones sociales, no se tuvo éxito. Aquí primero se tuvo que despertar nuevamente el deseo de vivir, con cierta ambición y con la renovación de la confianza en el Yo superior, antes de que se pudieran efectuar nuevos experimentos para el desarrollo y el progreso. En un caso el Yo inferior se mostró desinteresado en la oración, porque

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vio venir hacia él, como posible consecuencia de ésta, el enorme trabajo de tener que seguir tratando que la oración se cumpla por completo. Es decir, el Yo inferior estaba convencido de que lo solicitado en la oración no tenía suficiente valor como para hacer ese trabajo. (6) El deseo de seguir viviendo con los antiguos sentimientos de odio y aversión, en vez de dejarlos, ofrecer la oración y despejar el camino. (7) La sensación de tener que prescindir, en caso de conseguir la sanación solicitada, de los amorosos cuidados de los parientes, y verse obligado a asumir nuevamente la propia responsabilidad que había sido suspendida a causa de la enfermedad. Resultó que las creencias y los pensamientos acostumbrados jugaban un papel mucho mayor que lo que hasta ese momento se había supuesto. En casi todos los casos el Yo inferior tuvo que ser reeducado en gran medida y se tuvieron que corregir antiguas formas de pensar acostumbradas, que el Yo medio ya había superado hacía mucho tiempo. En el intento por corregir antiguas creencias religiosas dogmáticas, se constató que el Yo inferior confía en gran medida en las palabras escritas. Tal como en la escuela, también ayudaba en este caso, la continua repetición, revisión y disciplina estricta, para eliminar las antiguas ideas, por medio de las cuales estaba bloqueado el trabajo. Enormemente importante resultaba ser leer una y otra vez textos adecuados, sobre todo aquellos capítulos de mi libro “Conocimientos secretos detrás de milagros” o aquellos boletines de la HRA en los que se explicaba la doctrina HUNA en forma clara y lógica, o también otros textos que tuvieran una orientación semejante de pensamiento y de creencia. La lectura reiterada de las explicaciones de la doctrina HUNA entregadas en algunos pasajes de la Biblia, era especialmente convincente, porque al Yo inferior ya se le ha inculcado tempranamente que los textos bíblicos hay que aceptarlos sin preguntar. La lectura de aquellos pasajes de la Biblia que tratan de las antiguas doctrinas secretas, también ayudaban al Yo medio a diferenciar claramente entre lo que había sido real y original y los dogmas que habían sido agregados, puesto que en la Biblia se expone mucho acerca de HUNA. Hay que hacerse el hábito de creer solamente en las palabras auténticas de Jesús del Nuevo Testamento, ya que después de su muerte se inventaron muchas teorías dogmáticas y se agregaron al texto original, tal como nuevos ritos y doctrinas que – al igual que las antiguas interpretaciones erróneas del sacrificio de sangre – evidentemente sólo servían para impresionar a la gente y darles más énfasis a las doctrinas. Que eso parece haber sido necesario en general, tiene tal vez como fundamento que la propagación de la doctrina HUNA y la designación de nuevos instructores, o se habían detenido, o que a pesar de haber instructores adecuados, la gente de aquel entonces simplemente no podía comprender todavía la nueva doctrina. Casi cualquiera que haya crecido en círculos cristianos, puede constatar que en su interior existen creencias dogmáticas a las que todavía se aferra su Yo inferior, cuando el Yo medio ya se ha deshecho de ellas hace mucho tiempo. Muchas de esas personas saben que sus Yoes inferiores, con sólo pensar en dudar de los dogmas religiosos normalmente aceptados, son atacados por temores (eso puede conducir finalmente a la superstición). Si se quieren modificar antiguas creencias que aún sobreviven, resulta más fácil hacerlo aclarando los núcleos de verdad ocultos en éstas, que tratando de rebatirlas rotundamente. Si el Yo medio está convencido, éste debe entonces instruir minuciosamente al Yo inferior, como si se tratara de volver a aprender de memoria una larga poesía que ha sido escrita equivocadamente y en la que se tienen que aprender de nuevo algunas líneas. En algunos que no avanzaban con el trabajo de oración, parecía haber un bloqueo por medio de egoísmo, codicia o intolerancia, que las personas no podían reconocer. No se podía hablar con ellos de esas cosas, sin ofenderlos gravemente. Una actitud así, hacía manifestar a veces un inesperado comentario, como por ejemplo: “¿Por qué tenemos que pagar tantos impuestos, para que gente que jamás ha ahorrado un centavo se pueda retirar con una gruesa pensión”? “Se les debería hacer trabajar en vez de darles la oportunidad de flojear”. U otro comentario igualmente

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revelador: “Se debería simplemente cerrar las fábricas y dejar que los miembros de los sindicatos padezcan hambre, hasta que aprendan a estar conformes con cinco mil pesos por un día de 12 horas de trabajo y seis días de trabajo a la semana, como lo estaban nuestros padres”. (Estos son comentarios que efectivamente se expresaron). Jesús, el gran Kahuna, enseñaba que nuestras acciones y pensamientos frente a los semejantes tenían que contener amor e indulgencia. Toda actitud mental que anula la compasión y la piedad frente a los demás, provoca inevitablemente en el Yo inferior sentimientos de culpa o de falta de dignidad, aunque éstos muchas veces se ocultan profundamente. Casi a cada uno de nosotros ya se le ha entregado tempranamente un sentimiento de honradez, decencia y recato, y cuando la consciencia lo pasa por alto o incluso se burla de él, se origina un conflicto con el Yo inferior, que protege esas enseñanzas, porque pertenecen a los más antiguos recuerdos. Casi cada caso de ese tipo del que nos enteramos, ha provocado enfermedades físicas persistentes, que le han opuesto resistencia a todas las medicinas y a veces incluso a la ayuda de la oración. La reparación por daños que se les ha hecho a otras personas constituye un elemento fundamental del método Kahuna para despejar el camino. Qué tan correcta es esa opinión, lo indica la observación de las reacciones del Yo inferior. Tal vez en el torbellino de un día con muchos quehaceres, ni siquiera se ha tenido consciencia de haber estado irritable y haber sido impertinente frente a familiares o a colegas. Pero sin embargo, el Yo inferior no olvidará la mirada afectada por el dolor de la persona con la que hemos reaccionado de ese modo y no se dará por conforme hasta que uno no se haya disculpado sinceramente, haya pedido perdón y haya calmado con eso el dolor de la persona ofendida. Si esas reparaciones no se han llevado a cabo desde hace mucho tiempo, el Yo inferior sigue conservando sentimientos de culpa profundamente arraigados. Si se toma consciencia de éstos sin poder acordarse a quien se ha dañado, o si ya no es posible una reparación personal, entonces hay que hacer reparaciones de tipo general durante un tiempo. Tales reparaciones generales son estimulantes físicos que impresionan fuertemente al Yo inferior. El esfuerzo serio por hacer el bien en forma desinteresada o de apoyar un buen asunto de manera tan intensa que se note, son medios excelentes para calmar y darle paz al Yo inferior. A veces el Yo inferior tiene la sensación de que la persona a la cual pertenece merece castigo por una injusticia cometida hace mucho tiempo. En tales casos es beneficioso hacer uso de un estimulante físico: Se asume por una cierta cantidad de tiempo una penitencia, ya sea ayunando o absteniéndose de fumar o de otros placeres habituales. Hace muchos años se me impuso en Hawaii una reparación general de ese tipo, cuando uno de los Kahunas de aquel tiempo se puso a ayudarme. Como en aquel entonces yo tenía que trabajar pesado, el Kahuna no me impuso un ayuno completo; sólo se me exigió permanecer sobrio durante tres días seguidos hasta el mediodía y no fumar. Le hice una donación grande al ejército de salvación, que realizaba un buen trabajo en Hawaii. Porque el Yo inferior desde la primera infancia está impresionado por el valor del dinero, siente especialmente grandiosa una ofrenda así – siempre que ésta afecte de manera suficientemente fuerte al donante. En mi caso, el Yo inferior estaba tan impresionado después de tres días, que consideraba bien merecida la ayuda de todos los poderes del mundo. La ayuda llegó de inmediato como “pan con mermelada”. Una de las grandes enseñanzas de Jesús, era que en vez de la compensación directa a personas a las que anteriormente se les ha hecho un mal, también se puede hacer una reparación de tipo general, con la que una cantidad suficiente de buenas acciones realizadas en diferentes partes, salden la antigua cuenta. “Lo que ustedes le hacen al más humilde de mis hermanos, me lo hacen a mí”. Cada uno de nosotros debe pagar él mismo; pero cuando tenemos profundos sentimientos de culpa y no podemos hacer la reparación de un modo directo – por ejemplo, cuando la persona

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afectada está muerta – entonces podemos, como substituto, realizar buenas acciones en beneficio de aquellos que nos rodean. Una gran verdad se vio confirmada en los trabajos de investigación del grupo HRA. No existe ningún “camino real” hacia el Yo superior, hacia el “reino de los cielos”. Tanto para los ricos y los poderosos como para los pobres y los débiles funciona el mismo proceso de limpieza interior y exterior del “cáliz” simbólico del ser humano. Por su parte exterior se entiende aquí el Yo medio; su fe tiene que ser examinada y reformada, para que esté de acuerdo con la demanda HUNA básica de no querer perjudicar más. Si el arrepentimiento y el mejoramiento llevan a que esa resolución sea dominante y se presente la franca aspiración de ayudar a los demás – de amar al prójimo – aunque sea en pequeña medida, ya se ha hecho lo esencial. El Yo inferior es la parte interior del cáliz. Aunque hayamos purificado las opiniones del Yo medio, nuestras oraciones no llegan al Yo superior, mientras no se purifiquen también las creencias habituales ocultas del Yo inferior y se hagan concordar con las del Yo medio. Las formas de pensar habituales son muy fuertes, quizá más fuertes que la costumbre de beber o de fumar. Es muy difícil agarrar al Yo inferior, retenerlo y prepararlo para nuevas corrientes de pensamiento o de actividad. También entre los miembros de la HRA ha habido “recaídas”, tal como en otros grupos, en los cuales se proponen nuevas sendas, que son aceptadas por el Yo medio, sin que se agarre de inmediato al Yo inferior y con pacientes esfuerzos se le induzca a corregir su forma de pensar habitual y sus creencias. En ese sentido tenemos que “nacer de nuevo”, todavía en esta vida; no debemos quedarnos sin hacer nada y esperar evolucionar automáticamente en una gran cantidad de futuras encarnaciones. Los progresos y los éxitos espirituales que logramos aquí abajo, nos acompañan en la próxima vida y quizás incluso en las subsiguientes. En el trabajo de la HRA nosotros buscábamos un substituto para el psicoanálisis. Nos interesaba encontrar precisamente un método con el cual uno mismo se pudiera ayudar, ya que con el psicoanálisis normal, otro tiene que ayudar a descubrir y a desenredar la maraña de pensamientos vagabundos, que es tan difícil de llevar a la superficie. Durante un tiempo nos dedicamos al “método de anotaciones”, que E. Pickworth Farrow, un aficionado inglés, había hecho conocido. En su libro “Psychoanalyze Yourself”, Pickworth Farrow relata cómo, en el intento de encontrar sanación mental y corporal, se había dirigido en vano a diferentes analistas. Finalmente se elaboró un sencillo método. Cada día anotaba durante 15 minutos todos los pensamientos que en ese momento le llegaban a la mente; él no seleccionaba, sino que dejaba que los pensamientos llegaran solos. Con eso él constató que el subconsciente lentamente satisfacía sus deseos de acordarse de sucesos que habían conducido a fijaciones. Por medio de las anotaciones, los recuerdos entraban al centro de la consciencia superior; de ese modo, se podían examinar a fondo, racionalizar y transformar en recuerdos inofensivos. Él relata en su libro de un progreso lento pero continuo. Un suceso detrás del otro surgía en el recuerdo, sucesos que anteriormente había olvidado por completo. Ese trabajo condujo poco a poco a la sanación de sus problemas mentales y físicos. Algunos amigos de la HRA probaron ese método e informaron acerca de eso. Como era de esperar, los resultados no fueron uniformes, por cuanto cada uno tiene sus propias experiencias de vida, y los síntomas de sus fijaciones están adaptados de manera especial a las situaciones en particular. Pero llamaba la atención lo siguiente: Si se alienta al Yo inferior a elegir libremente los sucesos que hay que anotar, de inmediato comienza a traer a la consciencia recuerdos del pasado, y con el transcurso del tiempo vienen más y más recuerdos, también de cosas y sucesos que uno creía haber olvidado hace mucho tiempo. También resultó que el Yo inferior seguía considerando importante lo que para la consciencia superior hacía tiempo había dejado de tener importancia; a veces eso era totalmente sorprendente y absurdo. Antiguas esperanzas y ambiciones, antiguos temores y agravios, todo venía a la

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superficie, y con tal fuerza y vivacidad, que el analizador a veces era sobrecogido por las emociones, tal como anteriormente, cuando para él esos asuntos todavía eran nuevos y vitales. En algunos casos era tan grande la claridad y la intensidad de los recuerdos de “estímulos”, deseos, planes e impulsos apremiantes vueltos a despertar, que los planes que hacía tiempo se habían abandonado, exigían ser retomados y ejecutados. Antiguos planes para ganar dinero y para reformar asuntos políticos o comerciales se encontraban entre las cosas que surgían de repente y que producían la impresión de ser posibles todavía en la actualidad y de prometer éxito. La tendencia del Yo inferior de hacer revivir los brillantes antiguos recuerdos, como también las oscuras sombras de antiguos miedos y preocupaciones, me indujo a hacerles una advertencia a los amigos de la HRA en una carta circular. Les aconsejé que al utilizar el método no permitieran, planearan o realizaran ningún tipo de acciones inusuales, sin haberlas discutido anteriormente con un amigo de confianza, que – al no estar influenciado por la avalancha de “impulsos” antiguos – podía descubrir y comprobar más rápidamente lo engañoso de aquellas reacciones. Una dama del grupo de la HRA realizó más de 200 sesiones de acuerdo con el método de anotaciones. Paso a paso ella fue regresando al reino de sus recuerdos. Los antiguos impulsos revivían nuevamente y finalmente llegó hasta los fuertes impulsos religiosos de su infancia. Aunque ella había abandonado hacía tiempo las ideas religiosas que le habían impuesto en esa época y se había familiarizado con el mundo metafísico de pensamientos de la religión hindú, regresó nuevamente al nivel en el que había permanecido uno o dos cortos años de su época de muchacha. Ella no sólo se retiró de la “pagana organización” HRA, sino que trató de convencernos, con largas cartas, de que abandonáramos HUNA y regresáramos a las creencias estrictamente dogmáticas de la religión de su niñez. Otros miembros del grupo HRA tuvieron mejores resultados. Ellos evitaron dejarse arrastrar por la insistente corriente de recuerdos, racionalizando los impulsos respectivos desde el lado emocional y extrayéndoles así el falso brillo o el aspecto temible. Con una gran cantidad de otros recuerdos salían también a la luz aquellos sucesos que posteriormente habían causado enfermedades en la vida. Así, por ejemplo, una dama se acordó del hecho olvidado hacía mucho tiempo, de que cuando niña les había tenido un miedo terrible a las arañas grises y gruesas que estaban en la casita de afuera, donde se encontraba el retrete. Mientras podía aguantar corporalmente, aplazaba ir allí, y cuando finalmente iba, lo hacía temblando de miedo. Cuando ese recuerdo surgió nuevamente y fue analizado desde su punto de vista de adulta, desapareció el antiguo temor y – lo que fue más importante – desapareció como por arte de magia, una tendencia al estreñimiento que había tenido durante toda la vida y no volvió nunca más. Casos como este dejan ver que el subconsciente corrige muchas cosas sin ayuda exterior e independiente del Yo medio o superior, en cuanto se elimina la fijación en que se basa la dificultad. Pero para ser sincero, también hay que decir aquí, que en otros casos, después de una larga aplicación del “método de anotación”, no se ha mostrado ningún resultado. Hay que recordar que los miembros de la HRA han intentado, por medio de autodiagnosis, establecer la profundidad de las propias fijaciones. Pero relativamente pocos de ellos han considerado necesario utilizar métodos analíticos en sí mismos. La mayoría quería más bien examinar solamente sus formas de pensar habituales y orientarlas de acuerdo con el principio HUNA de “no querer dañar más”. Lentamente esto también comenzaba a tener efecto, como lo demostraban los exámenes recíprocos de conductas intolerantes del uno contra el otro, de ira, desconfianza o celos. Cada superación aclaraba y alivianaba el camino. Se llegaba a una mayor paz emocional. Finalmente, los miembros que utilizaron el método, estaban en condiciones de orar con más sensación de contacto con el Yo superior. Tal vez no se habían eliminado todavía todos los bloqueos; pero en todo caso el Yo superior ya comenzaba a hacer claramente perceptible su protección y su conducción.

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A mí me parece esencial que con suficiente purificación de la cuerda-Aka que se dirige al Yo superior – sin importar de que manera ocurra – se establece nuevamente la relación normal entre los tres Yoes en forma automática. Si eso ha sucedido, entonces el Yo superior toma del Yo inferior el Mana necesario y produce la sanación o corrección requerida, y por cierto no solamente en el plano corporal, sino también en el plano mental y con respecto a los factores medioambientales a los que está expuesto el individuo. A experimentadores que han podido eliminar sus bloqueos leves, les han ocurrido sucesos con los cuales el milagroso paso de la desgracia y el fracaso a la felicidad y el éxito, solamente se ha podido explicar por la cooperación y la amorosa conducción del Yo superior.

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XX

LA DOCTRINA DE JESÚS VISTA DE UN NUEVO MODO

Los capítulos anteriores dejan ver que los Kahunas – incluyendo a Jesús, el más grande entre ellos - clasificaban a las personas en dos clases, de acuerdo con su relación normal con el Padre-Yo-Superior. A una clase pertenecían las personas que llevaban una vida de cordialidad y que por naturaleza eran colaboradoras y positivamente constructivas. Los débiles complejos que tal vez hayan tenido esas personas, no eran suficientes para agobiar tan intensamente al Yo inferior por medio de sentimientos de culpa, que éste hubiera querido mantenerse oculto del Yo superior. La segunda clase abarcaba a aquellas personas en cuya vida desempeñaba un cierto papel el saqueo y el robo, la provocación de dolor a los semejantes como también su subyugación, o que en el peor de los casos recorrían llenos de entusiasmo los caminos malos de la vida. Esas eran las personas cuyos Yoes inferiores estaban tan llenos de complejos de odio, miedo y culpa, que a causa de los bloqueos de la cuerda-Aka ni siquiera habrían tratado de alcanzar al Yo superior con oraciones. Para las personas normalmente buenas y amables, las doctrinas de Jesús contenían una serie de instrucciones muy sencillas acerca de cómo se puede llevar una vida normal, una vida en la cual los tres Yoes trabajen juntos libre y exitosamente. Esas instrucciones constituían la doctrina exterior. Ésta se puede resumir en pocas palabras. Jesús enseñaba (1) que hay que amar al Señor, al Padre-Yo-superior y (2) al prójimo. La última parte del mandamiento contiene todas las bondades y descarta el odio y el perjuicio intencional a personas. Con su parábola de las ovejas perdidas, Jesús se refería a que él veía principalmente como su misión, ayudar a aquellos que estaban aislados del Yo superior. Él les enseñaba a despejar el camino de bloqueos y a restablecer el contacto. Él decía (Mateo 18:11) “Porque el Hijo del Hombre ha venido a rescatar lo que estaba perdido”. Las “ovejas perdidas”, que padecían del pecado de malas acciones o que estaban separadas de sus Yoes superiores por medio de complejos o de la asociación con malos “acompañantes que consumen desde adentro”, eran sus preocupaciones principales. Pero como tales personas sólo rara vez pueden ayudarse a sí mismas y volver a llevar una vida normal, para él era especialmente importante transmitirles la “palabra buena”, convertirlos y ayudarles a llevar una viva buena. Es de suponer que el culto de lo secreto, que en todos los tiempos ha tenido un gran poder en las doctrinas interiores, se ha desarrollado por necesidades que desconocemos. Pero que tanto los Kahunas del Antiguo como del Nuevo Testamento han utilizado un culto secreto, es evidente. Hemos visto cómo los Kahunas de la Polinesia de los últimos tiempos protegían sus conocimientos. Y ahora, como nosotros tenemos la llave del “secreto del reino de los cielos”, del que habló Jesús, constatamos que esa llave también abre las verdades interiores de muchos pasajes de la Biblia, en los cuales aquellos, que después de la muerte de Jesús relataron sus obras, se dedicaron a estudiar las partes interiores de su doctrina. En el Antiguo Testamento se encuentran repetidamente pasajes (éstos sólo pueden provenir de hombres que fueron iniciados en la doctrina secreta) que bajo la aplicación de típicos símbolos y palabritas claves HUNA, tratan los más diversos tipos de “pecados”, por medio de los cuales se puede bloquear el sendero-Aka hacia el Yo superior. Frecuentemente se encuentran promesas, de que aquellos bloqueos pueden ser eliminados por medio de medidas adecuadas. Pero sobre el tipo de esas medidas y cómo hay que comprenderlas y aplicarlas, se dice muy poco. Por otro lado, Jesús, en un radical movimiento reformista, terminó con creencias anticuadas y sin valor de la religión judía, e indicó cómo la persona se puede liberar de la “piedra en que se

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tropieza”, que le impide el contacto con su Yo superior. Se demuestra que los discípulos fueron iniciados en la doctrina HUNA y en el “idioma sagrado” de los Kahunas. A raíz de su conocimiento del “idioma sagrado”, junto con sus símbolos y palabras claves, después de la crucifixión de Jesús los discípulos se dedicaron a anotar por escrito las instrucciones para eliminar fijaciones y para liberarse de las cadenas de los “espíritus acompañantes que consumen”. Los cuatro evangelios contienen los conocimientos ocultos que hemos conocido como doctrina HUNA. Con su extraordinaria inteligencia y visión, Jesús pudo condensar sus doctrinas principales en tres grandes eventos, cuya sola descripción, por la fuerza de su dramatismo, fue capaz de perdurar en el tiempo con sólo pequeñas modificaciones. Doctrinas expresadas en forma sencilla y directa, corren el riesgo, como hemos visto, de ser rápidamente dogmatizadas y mal entendidas. Pero en un drama, la presentación para explicar sus significados interiores sufre sólo pequeñas modificaciones, incluso si se recurre a la ayuda de dogmas. Solamente así ha sido posible transmitirles a las generaciones posteriores los medios para comprender las verdades ocultas que sirven de base. Aunque otros dramas del Nuevo Testamento también contienen una gran cantidad de sabiduría HUNA, sólo tres de ellos serán tratados detalladamente en los capítulos siguientes: 1. El drama del Bautizo, que contiene la introducción del rito del bautizo y la gran tentación

posterior. 2. El drama de la Última Cena, en el que se introdujeron los ritos del lavado de pies y de la

comunión. 3. El drama de la crucifixión. Un aspecto característico de esos tres dramas elegidos para nuestra discusión, es el hecho de que cada uno de ellos representa una parte auténtica de la vida de Jesús y de sus discípulos. Por eso la palabra “drama” no sea tal vez demasiado buena. Por cierto, las verdaderas circunstancias de vida y los verdaderos sucesos muestran todos los elementos de un auténtico drama en todo el sentido de la palabra, pero falta toda huella de actuación teatral, con la que asociamos el drama en la vida del teatro en los últimos siglos. Los juegos de misterio más antiguos que se han exhibido en los ritos de iniciación, tal vez se formaban de acuerdo con acontecimientos auténticos de la vida, pero hasta donde sabemos, con éstos no se llegó nunca a la perfección de una dramatización ante un trasfondo de realidad e historia, como fue el caso de Jesús. El mayor de estos tres dramas es en general el drama más grande del que tenemos conocimiento, y ese es la crucifixión. Jesús contribuyó con su parte en este drama, sacrificando su vida; pero con eso dejó una marca tan dramática, tan profundamente impresionante, que cada detalle del suceso se recuerda con exactitud hasta ahora, después de 2.000 años. El suceso fue mantenido tan cuidadosamente por los discípulos iniciados, que para todo aquel que conoce la antigua doctrina, los sucesos se convirtieron más tarde en la clave de la filosofía más antigua y completa que jamás haya tenido la humanidad. Nosotros que buscamos los antiguos conocimientos, sabemos lo importante que es, que las informaciones insertadas en los dramáticos sucesos hayan perdurado en el tiempo. De las palabras de Jesús se desprende que él incitaba a sus discípulos a iniciar a otros en la doctrina secreta y a iniciar la transmisión de aquellas iniciaciones de generación en generación. También queda claro que él esperaba el aumento de la cantidad de aquellos iniciados, como también la propagación de su doctrina. Pero como él conocía la naturaleza humana y los límites del intelecto humano, tomó las medidas necesarias para evitar una pérdida total de los conocimientos, incluso si sus discípulos fracasaran y la transmisión permanente de las iniciaciones se viera impedida o entorpecida. En efecto, él previó aquí también el futuro – como en otros tantos casos. Mucho tiempo antes de su época, muchos Kahunas del sector mediterráneo se habían trasladado a las lejanas islas del océano Pacífico, evidentemente porque esperaban encontrar allí

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un lugar aislado de las influencias externas, donde sus valiosos conocimientos secretos pudieran perdurar seguros e inalterados. El hecho de que esto realmente haya ocurrido hasta el cambio del siglo 19 al 20, les da a las personas de nuestra nueva época la posibilidad de aprovechar los conocimientos redescubiertos y así aprender de nuevo los símbolos y palabras claves que Jesús colocó en los dramáticos sucesos y con los cuales rodeó su doctrina incalculablemente valiosa. Podemos sentirnos felices de que los cuatro evangelios que informan de los sucesos hayan sido escritos en forma tan sencilla, que incluso su traducción a muchos idiomas extranjeros y los inevitables riesgos de las innumerables reproducciones no han traído consigo ninguna variación esencial. Las “valiosas perlas” han sido cubiertas tan cuidadosamente, que solamente los iniciados han sabido de su existencia y ningún extraño ha podido encontrarlas y destruirlas. En nuestra observación de los dramáticos puntos culminantes, sólo podemos confiar en los sucesos de la vida de Jesús y de sus discípulos. En la búsqueda de hombres que estuvieran dispuestos y fueran capaces de someterse a la iniciación auténtica e inalterada, parece que después de la muerte de Jesús se chocó con dificultades con una rapidez asombrosa; además, desde ese momento comenzaron casi instantáneamente las malas interpretaciones, como también las afirmaciones y las doctrinas dogmáticas sin fundamento. Pablo, que no había conocido personalmente a Jesús, ejerció una influencia deformadora sobre la auténtica doctrina. Sin embargo, su dogma, que se lo injertó a la doctrina auténtica, todavía sigue siendo una parte esencial de la doctrina del cristianismo organizado. Para los investigadores y los conocedores, está claro que Pablo no era ningún Kahuna iniciado. No sólo no conoció a Jesús personalmente, sino que apenas conoció a sus discípulos. Después de su conversión en el camino hacia Damasco, se fue a Arabia por tres años. Tan sólo después de eso fue a Jerusalén y permaneció 14 días con Pedro (Gálatas I: 17-18). Es de suponer que él desarrolló en Arabia su sistema de creencia. En eso utilizó a Jesús como pilar, pero la estructura central de su doctrina era neta y simplemente judaísmo del pasado (Pablo era un judío, un fariseo). Jesús quería reformar los ritos y las creencias de los judíos. Desde que Juan lo había bautizado, él había rechazado el rociamiento de sangre obtenida en un sacrificio como instrumento de perdón de los pecados – con mayor razón como símbolo de aquel perdón. No así Pablo. Como él no era un iniciado y no conocía el secreto que había detrás de los tres ritos esenciales implantados por Jesús, recurrió a antiguos ritos judíos para justificar sus declaraciones dogmáticas acerca del verdadero significado de la vida y de las enseñanzas de Jesús. En su carta a los romanos Pablo presentó sus dogmas y doctrinas de un modo muy característico. Porque Adán había pecado, explicaba él, todos sus hijos, toda la humanidad, tenía participación en sus pecados. La muerte de Jesús, así decía él, fue necesaria y adecuada, ya que trajo perdón, y a través de su sangre, reivindicación para todos los que aceptaban su dogma y creían que Jesús había causado de ese modo el perdón de todos los pecados del mundo y por medio de su acción suprema había “salvado al mundo”. En realidad Pablo también enseñó que todas las personas deberían llevar una vida buena, de cordialidad y con disposición para ayudar. Pero esa fue solamente la doctrina exterior. No fue capaz de reconocer la importancia y el significado del lavado de pies y del rito de comunión. El significado interior de la muerte en la cruz la interpretó en forma completamente falsa y no vio en ella más que un equivalente a los ritos paganos de sacrificios de sangre, que habían perdurado desde los albores de la civilización y que Jesús pretendía reformar. Pablo no se esforzó en absoluto por una reforma de los antiguos ritos, sino que intentó hacerlos concordar, tan bien como fuera posible, con su propio nuevo sistema. Mientras Jesús había establecido nuevamente el verdadero sentido de la alianza entre Dios y los judíos, Pablo explicó (Hebreos, 9:12) que la antigua alianza pactada con Moisés había caducado y ya no estaba vigente. Él fue incluso más lejos, transformando el sentido original de un contrato

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entre Dios y los israelitas en la idea de una última voluntad o testamento, que Jesús había dejado a la humanidad como su legado. Ese legado para salvar al mundo, dijo él, era el mérito del derramamiento de su sangre, con lo que él apaciguó a un Dios de la venganza. Pero ese no era el Dios que Jesús nos ha descrito como el “Padre amoroso”. Pablo enseñó que Dios solamente perdona pecados cuando se le ofrece un sacrificio de sangre en compensación, y que por eso había sido necesario que Jesús derramara su sangre, tal como se había derramado la sangre de animales sacrificados en los tiempos de Moisés. En la Carta a los Hebreos 9:22 leemos acerca de eso: “Además, según la Ley, la purificación de casi todo se ha de hacer con sangre, y sin sangre derramada no se quita el pecado”. Jesús es comparado entonces con un sacerdote superior, pero que no sólo entra al templo solamente una vez al año con sangre de animales como ofrenda de sacrificio, sino que ha sacrificado su propia sangre una sola vez para siempre: “… pero así él se manifestó sólo una vez en el tiempo de la perfección del mundo, para borrar los pecados por medio del sacrificio de sí mismo”. En el versículo 16 él declara: “porque donde un testamento debe entrar en vigor, allí tiene que ser probada la muerte del testador”. Pablo conocía bien las escrituras bíblicas y siempre trataba de consolidar sus propias doctrinas con éstas. Por eso tenía que conocer también la profecía de Jeremías, en las que éste predecía la “nueva alianza” que vendría para el pueblo. Jesús estaba completamente familiarizado con las sagradas escrituras, como lo comprobó en su confrontación con la jerarquía del templo; él conocía también la profecía en referencia con precisión. Por eso cuando dijo en el rito de comunión: “Esta es mi sangre de la nueva alianza”, se refería a la alianza que Jeremías había profetizado. Jesús jamás habló de dejar un legado. Pero Pablo, en la elaboración de su sistema doctrinario, estaba tan entusiasmado con su idea de la “última voluntad” o “testamento”, que ignoró por completo la palabra “alianza”, aunque ésta tenía tanta importancia en las escrituras anteriores. Escuchemos lo que predijo Jeremías (Jeremías 31:31 y siguientes): “Vendrán días” - palabra del Señor – en que yo pactaré con el pueblo de Israel y la casa de Judas una nueva alianza, no como la alianza que pacté con sus padres, cuando los tomé de la mano, sacándolos de Egipto. Ellos quebraron mi alianza, siendo yo el Señor de ellos”. Esto declara el Señor: Cuando llegue el tiempo, yo pactaré con Israel esta otra alianza”. Palabra del Señor. “Pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones y yo seré su dios y ellos serán mi pueblo”. Pero esas son palabras de un Kahuna. Las palabras escritas en cursiva en el texto anterior indican que la ley divina debe estar incluida en la consciencia humana y también en su subconsciente (en su corazón). En épocas futuras ya no será necesario que el ser humano sea tomado de la mano. Esa es la parte de Dios en la alianza. Pero ahora veamos la parte que el pueblo tiene que aportar: “Ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: ‘Conozcan al Señor’. Pues me conocerán todos, del más grande al más humilde”. Palabra del Señor. “Porque yo habré perdonado su culpa y no me acordaré más de su pecado”. De eso resulta que cada uno tiene por fin el conocimiento y el poder para entrar en contacto con su Yo superior. ¿No era ese el propósito para el cual Jesús preparaba a las personas por medio de su doctrina? La profecía no menciona que el derrame de sangre sea necesario para la salvación, mientras que Pablo aseguraba que solamente ese es el camino a la salvación y que por eso Jesús había tenido que entregar su sangre. Esa era una “nueva alianza”. De Isaías (53:3) proviene una de las profecías más famosas, que indica que Jesús era el salvador. Aquí también se menciona una alianza, como también una salvación del pecado. Tampoco aquí se encuentra ninguna palabra que confirme la doctrina de Pablo del derramamiento

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de sangre, por la que hubiera sido reemplazada la verdadera doctrina HUNA. Esta es la profecía de Isaías: “Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento, semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara… y sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban y nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado”. “Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados. Él soportó el castigo que no trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados…” “… por su conocimiento mi siervo hará felices a muchos y cargará con todas sus culpas”. (y 59:20) “Pero en cambio, vendrá como redentor para Sión y para todos los habitantes de Jacob que se hayan arrepentido de sus pecados”. Palabra del Señor. “Por lo que a mí me toca, dice el Señor, éste será el contrato que haré con ellos. Mi espíritu, que ha venido sobre ti, y mis palabras que he puesto en tu boca, no se alejarán de tu boca ni de la boca de tus hijos o de tus nietos, desde ahora en adelante y para siempre, afirma el Señor”. En sus doctrinas, Jesús nunca se declaró a favor del sacrificio de sangre matutino y vespertino de los antiguos tiempos judíos o del perdón general de los pecados de todo el clan por medio de un sacerdote. Tampoco aprobó la acumulación de pecados sobre un chivo expiatorio. En sus doctrinas, el perdón de los pecados siempre era más bien un asunto personal de cada uno, y cada uno tenía que arreglárselas el mismo – en caso necesario con ayuda de un amigo. Para él no había ningún perdón general y ningún sacrificio de sangre. La única ocasión en que él hablaba de un sacrificio de sangre en sentido positivo, era al efectuar el rito de la comunión. Pero eso, como veremos en el análisis de ese rito, no se trataba en absoluto de un derramamiento real de la propia sangre, sino que detrás de sus palabras se ocultaba algo totalmente diferente - tal como detrás del símbolo HUNA de la sangre. Si queremos obtener una visión verdadera de las doctrinas de Jesús, es absolutamente necesario que consideremos los infundados dogmas de Pablo como lo que son en realidad: Expresiones sin importancia, que tienen que ver poco o nada con el contenido interior de las doctrinas de Jesús. Pero considerado rigurosamente no debemos censurar demasiado a Pablo, ya que por fin él no era un iniciado. Él no tenía precisamente “los ojos para ver y los oídos para oír”. Él era uno del círculo exterior, como tantos desde su época; y como las doctrinas de Jesús estaban exentas de dogmas, se sentía forzado a introducir el dogma en la nueva iglesia que se estaba fundando. Él tenía un carácter muy complejo y sufría de un tipo de dolencia corporal incurable, como lo expresó muchas veces en sus cartas. A Pablo le debemos algunos de los pasajes más hermosos de la literatura bíblica. En algunos aspectos él era intolerante y de prejuicios ciegos (por ejemplo, sobre la posición de la mujer en la iglesia), y sin embargo, pudo escribir pasajes tan inspirados como los del capítulo 13º de la primera carta a los corintios: “Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles y me faltara el amor… etc.” (Sin embargo, esa era una parte de las doctrinas exteriores de Jesús). Lo lamentable fue solamente que la iglesia antigua y las personas de los siglos siguientes han seguido los dogmas de Pablo, como si se trataran de algo que el mismo Jesús hubiera enseñado. Como un ejemplo para muchos, tenemos que tener en claro que la cristalización de los errores de Pablo es responsable de la inmadura percepción de la esencia de la comunión, ya que la iglesia sigue enseñando actualmente a los comulgantes, que el vino y la hostia se transforman en la sangre y en la carne de la parte sacrificada de la santísima Trinidad. Los dogmas que no se fundan en hechos, obligan a apoyarlos por medio de otros dogmas inventados. En el cristianismo, el verdadero significado interior de las doctrinas se ha perdido bajo una gran capa de malas interpretaciones que lo ha cubierto. Pero esa capa, así creo yo, puede ser eliminada por medio del redescubrimiento de la doctrina HUNA; y en su lugar podrá entonces reaparecer la plenitud de los profundos conocimientos originales.

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XXI

EL SIGNIFICADO SECRETO DEL RITO DEL BAUTIZO

Antes de que comencemos con el análisis del primer rito fundamental, el bautizo, hay que establecer claramente algo: Con el rito del bautizo, Jesús comenzó una revuelta contra los dogmas de la religión judía de su época. Con ese rito él suprime los antiguos e inútiles sacrificios, que se basan en la suposición de que se puede lograr el perdón de los pecados por medio del derramamiento de sangre. Con la utilización de agua en el bautizo, se revive el espíritu de la doctrina HUNA, junto con todos los elementos incluidos en ella. El agua, el símbolo HUNA del Mana, aparece en primer plano. Si en aquel entonces se hubiera descubierto completamente el significado fundamental del Mana para la interacción de los tres Yoes y se hubiera transmitido correctamente, se habría eliminado de una vez por todas la antigua idea de la purificación a través de la sangre. Entonces no habríamos seguido repitiendo automáticamente hasta ahora, que nos purificamos a través de la sangre del cordero. Cuando los Kahunas se fueron de Egipto para trasladarse a las lejanas tierras junto al Océano Pacífico, tiene que haber habido una profecía en Egipto que se refiriera al renacimiento de la “luz verdadera”; pero eso era una denominación para el secreto HUNA y el Yo superior. Aquellos que conocían la antigua doctrina, sabían del retorno del antiguo conocimiento al final de cada uno de los períodos en que éste es amenazado de extinción. Su retorno estaba, además, siempre ligado con la encarnación de un gran maestro, que podía nuevamente insertar y hacer revivir la antigua sabiduría. En el Antiguo Testamento dice que debía venir el “Mesías”, el “consagrado del Señor”, y ayudar a los hombres a liberarse de los pecados, para que se pudiera erigir el reino de Dios entre ellos. Cuando se perdió el conocimiento HUNA en la Polinesia, se alabó con mucha esperanza la llegada del capitán Cook como Lono, “el prometido que vendrá”, para renovar la antigua sabiduría. Una semejante tradición y esperanza tuvo lugar también en América Central en la época de los Mayas. La “segunda venida”, que fue vaticinada en el Nuevo Testamento después de la muerte de Jesús, era, vista exteriormente, su retorno a la Tierra en forma humana. Pero según el significado interior o HUNA, ésta es el próximo regreso de la luz y del conocimiento interior. Cuando se había efectuado el rito del bautizo a Jesús y él comenzó a enseñar, él siguió una tradición que es tan antigua como el mismo conocimiento secreto que aparece como “luz verdadera”. Como su personificación, él enseñaba en símbolos secretos HUNA: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre si no es a través de mí”. Pero esa doctrina fue modificada después como dogma, indicando que la salvación personal depende totalmente de que se acepte a Jesús como salvador personal. Eso condujo inevitablemente a otro dogma, que establecía que las personas que habían nacido antes del nacimiento de Jesús estaban fuera del área de esa salvación, y que todas las personas nacidas después que Jesús están perdidas si no llegan a Dios a través de Jesús, como su salvador personal. De todas las investigaciones sobre las palabras y comentarios de Jesús, se desprende claramente algo. Jesús enseñaba cómo llegamos a una relación normal entre nuestros tres Yoes, ya que lograr una relación así es lo sumo de aquello que entendemos por “salvación”. Jesús no enseñaba que su persona era el medio directo para la salvación o que a la persona se le perdonarían sus pecados y lograría una perfección física, mental y moral, sólo porque simplemente creyera que él, Jesús, era capaz de salvarla.

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La persona tiene que esforzarse ella misma por su salvación. Jesús señalaba el camino adecuado hacia esa salvación y ayudaba a aquellos que estaban cercanos a él a seguir ese camino. Él también les enseñaba a sus discípulos a transmitir esas doctrinas y a ayudar a aquellos que no podían utilizar por sí solos las instrucciones entregadas y que necesitaban ayuda exterior, por lo menos al comienzo del nuevo camino. (Esa ayuda, como veremos más adelante, era necesaria especialmente para aquellos que no podían liberarse de sus fijaciones o defenderse de la influencia de seres espirituales extraños, de manera que a causa del bloqueo del camino, no podían llegar hasta su Yo superior y obtener de él un apoyo verdadero y duradero). Cuando tenemos en claro que Jesús vino a la Tierra a enseñarles a las personas a producir su propia salvación, cuando comprendemos que no les trajo algo así como un don místico que se puede ganar simplemente a través de “la fe en su nombre”, estamos entonces preparados para examinar los ritos fundamentales que están destinados a enseñarles a las personas a ayudarse a sí mismas. Pero ese es, al fin y al cabo, el único camino posible por el que la humanidad puede alcanzar la salvación. Comencemos entonces con la revisión del primer rito, el del bautizo. La sensacional aparición de Juan Bautista con su manto de pelo de camello, con un cinturón de piel alrededor de su cintura y sus nuevas exhortaciones planteadas con énfasis, habían seducido a bandadas de personas en Jordania, antes de que Jesús hiciera su aparición allí. Juan había introducido el nuevo rito del bautizo con agua y le enseñaba al pueblo que había que arrepentirse de sus pecados y ser limpiado de éstos por medio del bautizo. Hablaba de uno que vendría y cuyas correas de sus zapatos él no era digno de desatar. Algunos le preguntaban a Juan quién era el mismo y él respondía: “Yo soy la voz que grita en la estepa: Emparejen el camino del Señor”. En esa parte nos damos cuenta que Juan era un iniciado HUNA. “Camino” y “Señor” son las palabras claves de su discurso. En todas partes adonde los Kahunas llevaron su conocimiento, simbolizaron la cuerda-Aka por medio de (1) un camino, (2) un sendero, (3) una calle o (4) un hilo, un hilo de una telaraña, una cuerda, una soga, un catre, un lazo. Alisar y estirar una cuerda simbolizaba la conexión de la cuerda-Aka con el Yo superior. Sacar “piedras en que se tropieza” del camino o de la calle, tenía el mismo significado. El “Señor” era el Yo superior. Más tarde Jesús diferenció claramente al Yo superior de Jehová, llamándolo “Padre”. El Señor no era el ser divino supremo del universo, sino el Haku de los Kahunas, “el Señor de las aguas divididas”, del Mana que tiene que ser dividido entre el Yo inferior y superior, cuando el Yo superior debe estar en condiciones de cumplir sus tareas fundamentales para la vida de la persona. Juan le gritaba al pueblo una y otra vez: “¡Arrepiéntanse! ¡El reino de los cielos está cerca!” En el idioma sagrado de los iniciados, la palabra arrepentirse significa mihi. Al significado interior de “estar triste por los pecados” se le sobrepone el significado interior de “reconocimiento de un deber”. Porque se tiene que cumplir un deber reconocido, el acto del arrepentimiento abarca también la reparación de pecados cometidos, siempre y cuando eso sea posible en el plano humano. El lector que nos ha seguido hasta aquí, sabe que los Kahunas en Hawaii se han mantenido en esa regla. Ellos han rechazado su ayuda para la abertura del camino y para la sanación, cuando el paciente no ha reparado sus pensamientos y actos con los cuales había dañado a otros. En los casos en que ya no se podía lograr un perdón directo por una injusticia anterior frente a otros, había una expiación suplente. Pero ésta no consistía en que otro asumía la reparación, sino únicamente en que aquel que había cometido la falta, tenía que hacer algunas buenas obras con respecto a otros. Autoacusaciones, como las que son expresadas actualmente por miembros de ciertas comunidades religiosas sobre el “banco de los pecados”, son solamente una parte del acto de arrepentimiento. Juan Bautista dice inequívocamente que el acto de arrepentimiento tiene que ir acompañado por hechos. Así, él le grita al pueblo: “Produzcan frutos propios del arrepentimiento”.

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El remordimiento contenía también el recuerdo de los pecados cometidos y la decisión de abandonar los antiguos pensamientos habituales que habían llevado a perjudicar a otras personas. Por eso, se tenía que examinar críticamente su propia actitud mental usual y corregirla de acuerdo con la demanda HUNA de amor y cordialidad. Ese recuerdo de anteriores “pecados” o hechos que han causado dolor, necesitaba la ayuda de otra persona, ya que la mejor manera de reconocer las malas costumbres propias es compararlas con las costumbres de vida de personas más altamente desarrolladas, y recién entonces uno se puede adaptar a una mejor actitud de vida. Pero eso requería una “confesión de los pecados”, un proceso en el que se discutían los pecados con alguien que ya hubiera ordenado mejor su propia vida y aclarado su propio camino. Mateo relata que el pueblo “se hacía bautizar por Juan en el río Jordán y junto con eso confesaba sus pecados”. El significado oculto de “confesar” lo encontramos si volvemos a transferir la palabra al idioma de los iniciados; hai akaka es la traducción; ésta lleva a descubrimientos notables. De hai se deduce que alguien no habla acerca de sus faltas y malas acciones, sino que deja de cometer otras. Por medio de hablar se desatan las sogas de los recuerdos. En combinación con el causativo hoo, hai aclara la calificación de aquel que recibe la confesión: “Ofrecer un sacrificio en el altar”. El sacrificio es siempre el envío de una carga intensa de Mana al Yo superior a través de la cuerda-Aka. “Altar” o “lugar elevado” simboliza al Yo superior. De eso se deduce, que aquel al que el pecador se confía, durante la confesión tiene que tener su camino abierto y estar en condiciones de enviar Mana al Yo superior, porque ese es el acto esencialmente importante en la producción de la oración. Surge también otro significado importante: “Tener un profundo afecto mutuo”. Eso se refiere por un lado, al amor que le manifiesta el Yo superior al Yo inferior - un factor vital para la purificación del camino y reunificación de los Yoes; además eso indica que entre los dos que colaboran con la confesión tiene que existir una auténtica relación de afecto llena de confianza. El significado final en el sentido de “desgarrar, hacerse salvaje, como un animal salvaje” simboliza indudablemente a las fijaciones perjudiciales para las personas – a los lobos y leones de la maraña de recuerdos y de las influencias por medio de la posesión. La segunda palabra, akaka, entrega otros detalles del proceso. Si akaka está junto con hai, resulta el significado de “abrir”, “hacer claramente transparente”, “ser comprendido por completo” “sacar a la luz”. “Abrir” se refiere a la abertura del Yo inferior, a la revelación de sus sentimientos ocultos de culpa y de inferioridad o de sus creencias fijas solidificadas como complejos. Como relata Mateo, Juan Bautista decía: “Yo los bautizo con agua para la conversión; pero él, el que viene después de mí es más poderoso que yo; yo ni siquiera merezco llevarle los zapatos. Pero el los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”. Evidentemente Juan se refiere a la inminente llegada de Jesús y dice que Jesús traerá una forma de bautizo más poderosa y efectiva. Pero con las palabras del idioma HUNA, él expone a grandes rasgos el significado esotérico del proceso de purificación. Por eso no habla de Jesús, sino del Yo superior, que cuando reciba Mana, aclarará y limpiará el camino y realizará el “bautizo con fuego”. El fuego es la fuerza-Mana omnipotente que está a disposición del Yo superior, del Espíritu Santo. El “bautizo con fuego” fue durante siglos un enigma para la gente. Pero para aquel que conoce los símbolos HUNA, no hay en eso nada de que asombrarse. El “fuego” produce luz, y la luz simboliza tanto al Yo superior, como también al Mana inferior recibido por él, cuya intensidad de efecto aumenta de algún modo en el área del Yo superior (tal vez por medio del aumento de su frecuencia de vibración), de modo que puede utilizarse para romper fijaciones o, en caso de que el camino ya esté limpio, para sanaciones.

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Y Juan dice, además: “Él ya tiene su pala en la mano; y va a limpiar su granero. El trigo lo llevará a su almacén, pero la paja la quemará en un fuego inextinguible”. Muy evidentemente la frase “él tiene su pala en la mano” se refiere a alguien que examina el trigo en la trilla; y ese significado exterior es la única posibilidad en cualquier idioma, excepto en el idioma de los iniciados. La palabra polinesia para pala, peahi, nos entrega un segundo y tercer significado, cada uno de los cuales expresa un secreto del que la palabra pala es la clave. Esos significados son “ungir con fuego” y “descerrajar”. La “unción con fuego” corresponde a la caída de Mana superior, y esa caída con una fuerza enorme lleva a soltar las fijaciones que bloquean la cuerda-Aka. En el idioma HUNA se presenta con frecuencia el símbolo de “descerrajar”. Lo que en este caso se abre son los racimos de formas de pensamientos de los que están compuestas las fijaciones. La “paja” en el granero es – en el sentido de la doctrina HUNA – el residuo que sobra después de la abertura de los racimos de formas de pensamientos convertidos en fijación. Esa paja es destruida completamente. Se quema en un fuego que se designa como “inextinguible”, por cuanto no es un fuego normal, sino el Mana superior, al cual nada malo puede resistirlo. Esa es entonces la imagen de Juan Bautista, que señala un nuevo camino hacia el reino de los cielos. Él les imprime ese camino a los Yoes inferiores del pueblo en forma gráfica y enfática, realizando – como estimulante físico – el lavado con el agua del río. Los auditores no comprendían el significado interior de lo que él decía. Por eso, Juan Bautista tiene que haber estado animado por un anhelo enorme y por un estimulante poder de convencimiento, ya que se dice que el pueblo pedía ansioso el nuevo bautizo. El anhelo del pueblo por más “luz” era sin duda grande, ya que de lo contrario no se habrían trasladado en grandes grupos al río Jordán, como dice el relato. Mientras Juan Bautista, vestido de pieles, enseña e induce a las personas, escucha confesiones de pecados y bautiza a orillas del río Jordán, que atraviesa el desierto, aparece Jesús. Viene con pasos moderados y solo. Nadie sabe dónde había estado en los años desde el último informe de su niñez. Pero con seguridad, entretanto se había sometido en alguna parte a un riguroso entrenamiento por parte de iniciados. Él tenía ahora 30 años de edad y estaba dispuesto a comenzar su docencia espiritual. Modesto y sencillo, sin alardes, se acercó a Juan. Pidió ser bautizado. Pero Juan, que lo había reconocido de inmediato, le contradijo: “Yo debería ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” Jesús le dijo: “¡Date ahora por satisfecho! Puesto que así nos corresponde cumplir con todo lo que es justo”. Él y Juan sabían que estaba libre de pecados y que no necesitaba ser bautizado. Pero está claro que él quería introducir el rito universalmente, por medio de su propia participación. Juan lo bautizó. Cuando Jesús salió del agua, “se le abrieron los cielos; vio al espíritu de Dios como una paloma que bajaba volando y que venía hacia él. Y vean, una voz anunció desde el cielo: “Este es mi hijo preferido; en él tengo mi satisfacción”. En ese último acto del drama, los cronistas han elegido sus palabras muy cuidadosamente, para preservarles a los iniciados que después leerían el informe, el significado interno de manera inequívoca. En el idioma HUNA, todo tipo de espíritu es simbolizado por medio de un pájaro. En este caso era aquello que se vio descender, el Yo superior, el Espíritu Santo o el “Espíritu de Dios”. Visto exteriormente, el Espíritu Santo descendió desde el cielo. Pero el significado interior es que descendió el Yo superior, para entrar en contacto con los dos Yoes inferiores, a través de la cuerda-Aka, que estaba liberada de bloqueos. El descenso del Yo superior y la restauración del contacto normal completo, es sin duda el propósito que debe lograrse por medio de la aplicación del rito. La frase “Este es mi hijo preferido; en él tengo mi satisfacción”, no sólo se refiere a Jesús, sino a cada persona. Es una expresión de amor y de aprobación, que cada Yo superior le puede

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dar a la persona cuyo camino está abierto para el contacto total entre los tres Yoes. De hecho, todos los Yoes superiores tienen satisfacción en el “hijo”, que para despejar su camino hace los pasos requeridos de (1) arrepentimiento, (2) confesión y (3) bautizo, que acompaña a la confesión – junto con todo lo que según la doctrina HUNA corresponde a esos tres pasos relacionados entre ellos. Detrás de esos tres pasos se oculta el gran secreto del rito del bautizo: Que el Yo superior, cuando se le entrega Mana y anteriormente se le ha dado gratificación por los daños que se les ha hecho a otros, elimina las fijaciones ocultas y desconocidas que bloquean el camino. Las palabras “ustedes tienen que nacer de nuevo” no pertenecían originalmente al rito del bautizo; pero con el transcurso del tiempo se las ha asociado con el bautizo, a través de las enseñanzas de los clérigos. Por eso, parece apropiado examinar ya aquí esa expresión más detalladamente. Esa frase la utilizó Jesús cuando hablo con Nicodemo, después de asumir el oficio espiritual. El significado secreto de “nacer de nuevo” se indica mejor en el dialecto maorí (existen diversos dialectos polinesios, y hay que considerarlos todos). La palabra en referencia es whanau. La mejor descripción de su significado HUNA es “desarrollar” o “progresar en sentido mental-espiritual”. Según la percepción HUNA fundamental, la persona nace (es separado de la madre) y va creciendo, con lo que llega a ser más rica en experiencia y conocimiento. El propósito del crecimiento es aprender que existe un Yo superior y que hay que colaborar con él en forma libre, fácil y en todos los aspectos. Pero para poder colaborar correctamente con el Yo superior, hay que superar los instintos animales de codicia, temor y odio, propios del Yo inferior. A un desarrollo y tamaño completo y normal llega solamente el que se unifica con el Yo superior. Esa separación y unión está representada simbólicamente en muchos pasajes de la Biblia. Uno se separa de la antigua vida de oscuridad y pecado; se une con el Yo superior, al reconocerlo y conectarse con él a través de la cuerda-Aka. La unión del novio y la novia simboliza ese segundo paso, tal como la unión del hijo con el padre. El símbolo más usual era el de la unificación con el padre. Jesús dijo: “Si alguien no nace desde arriba, no puede ver el reino de Dios. Quien no nace del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar al reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne; pero lo que nace del espíritu, es espíritu. Ustedes tienen que nacer desde arriba…” La segunda fase de crecimiento o de nacimiento tiene lugar – como deducimos de las palabras de Jesús – con ayuda de agua o Mana y a través del apoyo del Espíritu Santo o del Yo superior. El Mana tenía que ser enviado hacia arriba, hacia el Yo superior a lo largo de la cuerda-Aka, y la ayuda para despejar el camino venía entonces desde arriba – es decir, desde el Yo superior, que actuando desde arriba eliminaba los bloqueos del camino, hasta que se había logrado la unión de los tres Yoes. Yo creo que esto explica suficientemente lo que hay que entender por “nacer de nuevo”. Directamente al drama del bautizo de Jesús, se agrega como próximo suceso, la gran tentación. Casi no hay pausa entre el descenso del Espíritu Santo y la partida de Jesús, que “fue llevado al desierto por el espíritu” para ser tentado por el demonio. Desde el punto de vista HUNA, el rito del bautizo habría sido incompleto, no hubiera incluido la solución del problema de los “acompañantes que comen”. De ese modo se agregaron entonces esos seres espirituales posesivos que simbolizan al demonio – en cierto sentido como accesorios – en el relato sobre el proceso de purificación, aunque se sabe que la mayoría de la gente no está expuesta al peligro de espíritus posesivos. Sabemos que Jesús era un iniciado Kahuna de alto grado. Por eso, él ya estaba libre hacía tiempo de fijaciones y de “acompañantes que comen”, que tal vez anteriormente lo hubieran podido importunar. En los años de su preparación espiritual, no solamente había aprendido a solucionar él solo aquellos problemas, sino también a instruir a otros en ese aspecto. Pero para

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revelar sus propias experiencias de vida en forma durable y dramática y fijar en ellas la gran sabiduría HUNA, él fue al desierto para enfrentarse al drama de la tentación. La palabra “desierto” encierra el significado secreto de la tentación por parte del demonio. En el idioma HUNA, hihiu corresponde a esa palabra. La expresión “desierto” simboliza la maraña de pensamientos y emociones que los malos “acompañantes que consumen” le imponen al ser que hace de anfitrión. Éstos tienen sus propias fijaciones, que han traído de su vida en la carne y ahora se las imponen a la persona viviente como pensamientos propios. Hihiu tiene los siguientes significados:

(1) “Estar confundido”, símbolo de confusión de la cuerda-Aka, que ya no está tensa y clara. (2) “Cometer una falta”; una falta o error de conducta frente a otros; esa falta tal vez tenga su

origen en la influencia de un espíritu extraño y de acuerdo con la clasificación HUNA se considera como “pecado”.

(3) “Ser salvaje, indómito, como animales salvajes”. También en este caso las palabras “salvaje” y “animales salvajes” representan el símbolo HUNA de “acompañantes que consumen o comen”. Satanás tentó a Jesús de diferentes maneras y finalmente le ofreció un gran poder, si se echaba a sus pies y lo veneraba. Jesús se negó a venerarlo (hoomana: significa “venerar, adorar”; literalmente, producir y enviar Mana” por ejemplo, al Yo superior, que es el único que puede transformar ese Mana en energía beneficiosa y devolverla como tal). Jesús contestó: “Está escrito: Tú debes venerar al Señor, tu dios, y servirle sólo a él”. Cuando Satanás había terminado con sus trucos para tentar, “desistió de eso por algún tiempo”. La palabra clave HUNA es aquí “por algún tiempo”, maloo, lo cual significa algo así como “secarse” o “escurrirse el agua de algo”. El agua es el símbolo del Mana. Es decir, encontramos que Satanás, que no es capaz de sacar una carga de Mana de un acto de veneración, ya no tiene más fuerzas para continuar con sus tentaciones y finalmente se retira. Como él estaba tan empeñado en obtener Mana, se le puede considerar como uno de los “espíritus acompañantes que comen o consumen”, que se alimentan del Mana del cuerpo de su anfitrión. El “escurrimiento” de la provisión de Mana de un espíritu malo ocurre a través de que no se le sigue reconociendo y que se deja de obedecer a los malos impulsos, como lo hizo Jesús. El Yo medio tiene que inducir al Yo inferior a adoptar esa actitud. Pero tal modo de actuar y de pensar requiere una total transformación y modificación del estilo de vida, de bueno a malo. Por cierto una persona puede, también sin ayuda exterior, abrir una nueva hoja y saldar una antigua cuenta de culpabilidad por medio de la reparación de malas acciones anteriores. Sin embargo, habitualmente, al hacer eso permanecen las fijaciones y a veces también incluso influencias de posesión, de las cuales la persona respectiva no está consciente. Pero éstas también se incluyen dentro del concepto de “pecado”, por lo cual tienen que ser eliminadas. Esas son las cosas de las cuales en los Salmos se dice “¿Quién puede comprender sus errores?”, “Límpiate de fallas ocultas”. Nótese que ya el salmista busca ayuda externa para limpiarse de fijaciones e influencias de espíritus ajenos. En el drama de la tentación, Jesús ya estaba en completo y libre contacto con su Yo superior, como lo indica el símbolo del Espíritu Santo, que bajó hacia él como una paloma. Por eso Jesús no necesitaba en su lucha con los malos espíritus ninguna ayuda exterior a través de Juan o de otra persona. Él ya tenía la ayuda del Yo superior; eso era suficiente. Al hablar de otros ritos aprenderemos lo que hay que hacer cuando antes de la abertura del camino se tienen que eliminar influencias de espíritus posesivos ajenos.

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EL SIGNIFICADO SECRETO DEL RITO DEL LAVADO DE PIES

Casi no es posible seguir todos los comentarios y acciones esenciales de Jesús durante los tres años de su enseñanza. En cada una de sus parábolas, en cada uno de sus dichos llenos de secretos, nos encontramos con principios de la doctrina HUNA. Es fascinante ver al gran Kahuna trabajando, cómo cura los cuerpos y espíritus enfermos de la gente, exactamente como lo han hecho los Kahunas desde la antigüedad hasta ahora. Jesús sanó muchas personas – tal vez miles – por medio de la imposición de sus manos. Y de los detallados relatos acerca de algunas de esas sanaciones, nos damos cuenta que él se valía del mismo método que anteriormente utilizaran los Kahunas de Hawaii. Utilizaba sugestiones, destruía complejos, como en el caso del paralítico que hizo pasar a través del techo de la casa en la que se hospedaban él y Pedro. Exorcizó malos espíritus, como en el caso del joven epiléptico al que su padre llevó donde Jesús. Utilizó estimulantes físicos en la sanación del sordomudo. Jesús disponía de capacidades psíquicas altamente desarrolladas y las utilizaba para diagnosis. Puede haberse tratado de una aptitud natural o del resultado de un adiestramiento en telepatía que obtuvo durante los años de su trabajo en conjunto con iniciados, antes de su aparición como Kahuna. Sin preguntar, él descubría las dolencias y problemas de sus pacientes, en virtud de sus capacidades telepáticas. En algunos casos hacía curaciones a distancia, que sabemos que se basan en la telepatía. Estos conocimientos no solamente justifican nuestros modestos esfuerzos por desarrollar las aptitudes telepáticas del Yo inferior dentro los marcos del trabajo de la HRA, sino que también conducen a una evaluación más comprensiva del trabajo exitoso de médicos que emplean con el péndulo el conocimiento telepático del Yo inferior para la diagnosis de enfermedades. Si quisiéramos enumerar lo que nos exponen las doctrinas y los casos de sanaciones de Jesús acerca de HUNA, necesitaríamos un libro completo para hacerlo. Espero que alguna vez se escriba un libro así; pero en este momento sólo se puede hacer referencia a la importancia de un trabajo así. Por ahora contentémonos con repetir los tres grandes sucesos dramáticos de la vida de Jesús y con interpretar el conocimiento HUNA profundamente revelador que se oculta en éstos. Dediquémonos primero a la cena. De los conocimientos anticipados que le entregaba el Yo superior, Jesús sabía que sería traicionado y crucificado. Efectivamente, el sumo sacerdote Caifás ya había convocado a una reunión de sacerdotes de alto rango, escribas y ancianos, para pensar cómo se podía atrapar y matar a Jesús en forma discreta. Habían contratado gente para vigilarlo, para que se supiera siempre dónde se encontraba y se le pudiera capturar oportunamente. Judas Iscariote, uno de los discípulos de Jesús, había ido donde los sacerdotes de alto rango y les había ofrecido entregar a Jesús por una suma de dinero. Le ofrecieron 30 monedas de plata. Desde ese momento Judas buscó una buena oportunidad para cumplir con su parte en ese negocio. Jesús quería festejar la Pascua en Jerusalén y envío previamente a Pedro y a Juan para preparar todo. De su premonición proveniente del Yo superior les dijo dónde encontrarían un aposento adecuado, preparado con alfombras y sillones, en el segundo piso de una casa en la ciudad. Pedro y Juan encontraron el lugar, tal como había predicho Jesús y prepararon allí todo para el banquete. Cuando Jesús y los 12 apóstoles se sentaron a comer en ese aposento, se dieron todas las condiciones para el gran drama: Allí hay uno que sabe que será traicionado; está el traidor que quiere hacer su negocio; están los otros once que no sospechan lo que va a ocurrir. Comen todos juntos, como estaban acostumbrados. Jesús, que sabía que pronto tendría que dejarlos, había

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anhelado compartir con ellos está última comida de Pascua. Como dice Lucas “él había amado a los suyos que estaban en el mundo y los amó hasta el final”. Comenzaron la comida con el rito de la comunión, del cual hablaremos más adelante. Entonces Jesús dijo muy triste: “Realmente les digo: uno de ustedes me traicionará, uno que está comiendo conmigo”. Los discípulos se miraban asombrados y se preguntaban quién sería al cual él se refería. Judas tiene que haber dominado muy bien sus gestos. Los demás empezaron llenos de preocupación a preguntarle a Jesús: “¿Soy yo?” Pedro le hizo una señal a Juan, que había apoyado su cabeza en el pecho de Jesús, para que le preguntara quién era el traidor. A la pregunta de Juan, Jesús contestó: Es aquel a quien le entregaré un pedazo de pan remojado. Tomó un pedazo de pan, lo remojó y se lo entregó a Judas Iscariote. Judas trató de fingir y preguntó, con la esperanza de parecer inocente, “¿Señor, soy yo?” “Tú las dicho”, respondió brevemente Jesús y le ordenó “Lo que quieres hacer, hazlo rápido”. Ninguno de los otros comensales entendió el sentido de esas palabras. Como Judas llevaba la caja común, creyeron que Jesús lo había enviado con un encargo, cuando Judas abandonó la sala inmediatamente después de eso. Cuando Jesús y sus discípulos, después de la comida se habían dirigido a un jardín que estaba al otro lado del río Cedrón, Judas guiaba hacia Jesús a los sacerdotes de alto rango, a los escribas y a los ancianos, como también a una gran cantidad de gente con puñales y garrotes. Judas se acercó a Jesús y lo besó. Esa era una señal convenida de que él era el hombre que buscaban. ¿Qué había ocurrido con Judas? Él se había unido por algún tiempo a Jesús, quien le hubiera podido quitar la terrible codicia de la que estaba poseído. Hasta el momento de la traición había vivido aparentemente con Jesús y con los otros discípulos una vida sencilla y de pobreza material y a nadie le había dejado ver dentro de su corazón poseído por la codicia. Pero Jesús sabía de eso y después del rito de comunión dijo: “No hablo de todos ustedes. Yo sé a quien he elegido. Sólo tiene que cumplirse la escritura. Aquel que come el pan conmigo se ha ido contra mí”. Quizá Judas se reservaba de demostrarnos con un ejemplo, hasta qué profundidad la codicia puede arrastrar al Yo inferior de una persona. Jesús sintió dolor por el destino de Pedro. Al buen, franco y sinceramente amoroso Pedro, había que encargarle llevar las nuevas doctrinas lejos hasta la Roma pagana y sellarlas allí con su vida. Pero el Yo inferior de Pedro tenía un complejo de miedo. Para eliminarlo existía aparentemente sólo el único camino, que Pedro cometiera un acto bajo su influencia, del cual se avergonzara amargamente antes de que pudiera reconocerlo y eliminarlo. Durante la comida, Jesús le dijo a Pedro que negaría conocer a su Señor. Pedro estaba sobresaltado. Su Yo medio desechaba esa idea, por considerarla totalmente imposible; pero él no conocía todavía el poder del complejo de miedo que había en su Yo inferior. Jesús le preguntó: “¿Me amas?” y Pedro le confesó apasionado que lo amaba. Jesús le dijo “Apacenta a mis corderos”. Con eso él se refería a la tarea que estaba destinada a Pedro. Jesús hizo la misma pregunta tres veces; Pedro confirmó su amor tres veces y Jesús le dijo tres veces: “Apacenta a mis corderos”. Según la doctrina HUNA, allí hay un profundo significado. Los Kahunas repetían las declaraciones y las oraciones importantes tres veces y al hacerlo se valían siempre de las mimas palabras. Efectivamente, Pedro negó conocer a Jesús. Desconoció a Jesús tres veces ante diversas personas. Cuando Jesús fue llevado engrillado al palacio de los sacerdotes de alto rango, Pedro se sintió impulsado por el amor, a seguir a Jesús; y fue el único del grupo de discípulos que se atrevió a acompañarlo tan lejos. Pero cuando la gente lo reconoció como uno de los amigos de Jesús, se apoderó de él el miedo por su vida y su seguridad. Después de la tercera negación, Jesús se dio vuelta y miró a Pedro. No dijo nada, pero qué habrá contenido esa mirada. Como un rayo atravesó a Pedro el recuerdo de que Jesús le había predicho que lo negaría tres veces. Se apartó y

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lloró amargamente. Pero en ese momento se destruyó el complejo de miedo y se erradicó para siempre. Toda la vida siguiente de Pedro nos lo muestra como un hombre con mucho coraje y valentía. Pero volvamos a la mesa de la cena, en la cual – aparte de Judas, que continuaba con su despreciable negocio – los discípulos comían con Jesús. Todavía no nos hemos ocupado del importante ritual del lavado de pies. Yo creo que su instauración se llevó a cabo esencialmente por Pedro; pero también los demás discípulos aprendieron con eso la importante técnica para eliminar complejos, que era importante para su futura docencia espiritual. La cena había terminado. Jesús se levantó de su lugar y se sacó su manto. Enseguida tomó un paño de lino y se lo puso encima. Vertió agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos son el paño de lino. Está era una acción inusual. Los discípulos no la comprendían. Se sentían avergonzados de ver a su Señor y Maestro efectuar el trabajo de un sirviente. Pero si se observa con exactitud, se aprecia que lo que Jesús hacía y las cosas de las que se valía para eso, están llenas de símbolos y de significados ocultos. Se manifiestan de inmediato, si transferimos los detalles del suceso al idioma sagrado. Jesús tomó un paño de lino y se lo puso. En el idioma de los Kahunas, un paño de lino o una toalla de ese tipo se llama malo. El significado secreto de esa palabra es “secar”. ¿No nos suena familiar eso? El Mana de los racimos de pensamientos de una fijación tiene que ser secado. Si se les quita el Mana a los complejos, éstos desaparecen. Del trabajo de los psicólogos modernos sabemos que se pueden destruir las fijaciones, si se logra relajar la energía emocional que está ligada a éstas. Jesús vertía agua en un recipiente. Todos los que nos han seguido hasta aquí, saben que el agua es el símbolo del Mana. Por lo tanto, Jesús enviaba una carga de Mana a su propio Yo superior, para que éste la utilizara para el bienestar de aquellos, cuyos pies él se disponía a lavar. ¿Pero por qué él lavaba precisamente los pies? Los pies simbolizan al Yo inferior, según la doctrina HUNA. En el Yo inferior de Pedro había un bloqueo de miedo, de modo que no le era posible enviarle Mana a su Yo superior. Cómo era el caso con los demás discípulos, no está registrado – es decir, el énfasis está puesto sin duda sobre Pedro. La palabra polinesia para pies, Wawae, se compone de las palabritas radicales Wa y wae. Wa tiene el significado de “lapso entre dos momentos”. Un lapso así tiene que estar contenido en cada recuerdo de un suceso ocurrido en el pasado. Con su trabajo, el psicoanalista busca despertar en el paciente el recuerdo del suceso por medio del cual se produjo la fijación. Si esos recuerdos llegan al centro de la consciencia, se pueden captar en su verdadero significado y racionalizarlos. Con eso pierden entonces su carácter de complejos-recuerdos vagabundos o fijación. Otro significado de wa es “pensar, reflexionar, considerar, hacer pasar por la mente”. Aquí se manifiesta el proceso de racionalización que se está efectuando. Un tercer significado de wa es “vomitar, elevar algo” El total simboliza la liberación de fijaciones que hasta ahora habitaban en el Yo inferior. La segunda palabrita radical wae significa “abrir algo a la fuerza o separar lo bueno de lo malo”. Eso corresponde al rompimiento de recuerdos-fijaciones y su esclarecimiento racional. Además, significa “mantener en la mente pensamientos acerca de un suceso, reflexionar sobre éste, examinar una cosa cuidadosamente, elegir”. Todas estas expresiones describen el proceso de evaluación y de racionalización de sucesos que han conducido a una fijación. Descubrimos, por consiguiente, el significativo hecho, que Jesús lavaba los pies (el Yo inferior) de sus discípulos para demostrar simbólicamente cómo se eliminan los complejos. El recipiente con agua utilizado por Jesús se llama pa en el idioma sagrado. Incluso esa palabra tiene contenidos importantes, que indican que alguien, cuyo camino está bloqueado, no puede enviarle Mana de sí mismo a su Yo superior. La palabrita pa significa, además, “repartir algo entre varios participantes”. En el rito que realizó Jesús, es la repartición de su Mana (simbolizado

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por el agua en el recipiente) entre su propio Yo superior y el Yo superior de aquel a quien le lavaba los pies. Un último significado secreto, que completa todo el proceso, es “tocar”. Ese es el símbolo de la entrega a lo largo de la cuerda-Aka, para “tocar” al Yo superior, para entrar en contacto con él. Pero eso debe ocurrir antes de que se pueda enviar Mana. Así llevó entonces Jesús el recipiente lleno de muchos significados HUNA y el paño igualmente significativo, para lavarle los pies a Pedro. Pedro no quería permitir eso y lo rechazaba. Pero Jesús le dijo: “Lo que yo hago tú todavía no lo comprendes; pero después lo comprenderás”. De hecho, el significado de ese rito tiene que habérsele hecho visible a Pedro muy pronto después que había negado a Jesús y su complejo se había disuelto entre lágrimas. Él tiene que haberse tomado todo muy en serio en ese momento y más adelante utilizó esa técnica en su función para curar a otras personas. Pero cuando Jesús le lavó los pies, Pedro dijo apasionadamente: “Señor, no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le respondió que eso no era necesario, que sólo los pies (el Yo inferior) necesitaban el lavado. “Están purificados, pero no todos”. Puesto que el sabía del complejo de miedo que estaba profundamente arraigado en el Yo inferior de Pedro. Después del lavado de pies, Jesús se puso nuevamente su manto, se sentó y les dijo a los discípulos que les había dado un ejemplo y que ellos debían en adelante lavarse los pies unos a otros. Del laberinto de símbolos resulta en esencia la siguiente técnica: La persona cuya cuerda-Aka, cuyo camino hacia el Yo superior está bloqueado por fijaciones, debe buscar la ayuda de otra persona, cuyo camino esté abierto. Ésta última persona puede enviar su energía-Mana al propio Yo superior, con la petición de disolver las fijaciones de la persona que busca ayuda. El que ayuda no necesita ser un Kahuna. Jesús les decía a los discípulos que cada uno de ellos podía y debía ayudar a los demás de ese modo. Por eso Jesús manifestaba que para una ayuda de ese tipo no se necesitaba de ningún modo una persona con una energía y un poder tan grande cómo lo era él mismo. Basta más bien que el ayudante esté en contacto con su Yo superior, que él – en otras palabras - reciba una respuesta a su oración y pueda poner a disposición de ambos Yoes superiores una gran cantidad de Mana, para que se disuelvan las fijaciones que están en el Yo superior de la otra persona. De los significados secretos de las palabras polinesias para pie y recipiente se puede deducir, además, que el rito del lavado de pies describe un proceso de debate franco entre la persona que tiene el complejo y su auxiliador, con lo que se logra una racionalización de la maraña de recuerdos. A causa de las últimas experiencias de aficionados, que al tratar de ayudar a amigos solamente pueden descubrir los problemas ocultos, pero no saben cómo deben resolverse esos problemas, me parece importante que todo auxiliador disponga de una cierta preparación y práctica en ese sentido. Sería ideal si como ayudante se encuentra a alguien que tenga en perfectas condiciones el camino hacia el Yo superior, y además, disponga de conocimientos acerca de la aplicación de sugestiones y de estimulantes físicos y sepa cómo se racionalizan las fijaciones cuando éstas salen a la superficie. Que el significado HUNA de las palabras utilizadas en ese rito haga recordar el rito del bautizo, indica el hecho de que ambos ritos expresan lo mismo. Con la repetición, los cronistas iniciados de los sucesos perseguían un efecto especialmente enérgico, ya que se trataba de asegurar para siempre la verdad acerca del camino hacia la salvación de la persona. El método de los polinesios era ocultar secretos detrás de palabras que eran utilizadas comúnmente. ¿Quién buscaría una filosofía tan distinguida y la técnica de su aplicación detrás de palabras tan simples como camino, confesar, agua, pala, recipiente o pies?

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En comparación con el rito del bautizo y de la comunión, el rito del lavado de pies ha sido utilizado sólo pocas veces en la iglesia cristiana; la reciente descripción nos hace darnos cuenta de los motivos. Los clérigos y teólogos no pudieron descubrir el profundo significado de ese rito. No es de asombrarse entonces, que ese rito se haya considerado simplemente como una doctrina de humildad y modestia. Pero Jesús no habría introducido jamás el lavado de pies como rito, si éste no hubiera sido de un gran y profundo significado. A largo plazo había que protegerse todavía de otra cosa. Cada uno de los ritos podía ser desechado por gente que no conocía el significado HUNA, tal como había ocurrido con el rito del lavado de pies. Pero si sólo uno de los ritos se ha mantenido, para revelar en el momento exacto su núcleo de verdad, tiene que tener un gran contenido que permanece disponible. En los primeros siglos después de la muerte de Jesús, desapareció el resto de los iniciados en la antigua doctrina de los países del Mar Mediterráneo; por eso no tenemos entonces más registros de ellos acerca de esas cosas.

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XXIII

EL SIGNIFICADO SECRETO DEL RITO DE COMUNIÓN

El estudio de la historia y de la Biblia nos enseña que la primera iglesia, en su extensión desde Jerusalén a Antioquía y Grecia, no podía basarse en escrituras sagradas, aparte de algunos rollos de pergaminos con antiguos registros, que más adelante se insertaron en el llamado Antiguo Testamento. Los ancianos de la iglesia cristiana eran apoyados en su trabajo por Pablo y otros evangelistas, por medio de cartas e informes ocasionales. Esas cartas eran leídas a la comunidad; pero éstas no figuraban de ningún modo como “escrituras sagradas”. Es incluso asombroso que se hayan mantenido. Tan sólo mucho después fueron aceptadas en sínodos de la iglesia organizada, como escrituras sagradas en el “Nuevo Testamento”, y Pablo fue canonizado. Los cuatro Evangelios, de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, aparecieron mucho después que las cartas habían sido escritas, como 50 o 100 años después de la muerte de Jesús. Mientras la vida y la doctrina de Jesús demuestran, como hemos podido constatar, el trabajo de un iniciado en la doctrina HUNA, la teología de Pablo y una cantidad en aumento de dogmas, que provienen de hombres de menor importancia, han encontrado acceso a esos informes. Con eso, sólo se ha reforzado la confusión que ya resulta de las diferentes informaciones de los evangelios, que ha afectado intensamente la transmisión de la doctrina cristiana a través de los siglos. Investigadores de la Biblia han constatado que esos informes han sido recopilados de diversas notas de diferentes autores; sin embargo, Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron declarados “santos” de la iglesia organizada. La satisfacción que nos surge de esos informes, se basa en aquellos pasajes en que la doctrina original ha sido transmitida sin ser adulterada. Mi método para diferenciar la valiosa doctrina de Jesús y el dogma falso, se funda, como dije anteriormente, en la aplicación del examen HUNA. A la discusión del rito de comunión deseo anteponerle sólo unos pocos ejemplos, considerando el escaso espacio disponible. Jesús comenzó su función de predicador con la lectura de un pasaje de Isaías. Que Isaías era un gran iniciado de la doctrina HUNA, se demuestra al traducir sus escritos, frase por frase, al “idioma sagrado”. Recordemos el momento en que Jesús anuncia su función, como está registrado en Lucas (4:16 – 21) “Llegó a Nazaret, donde se había criado, y, según acostumbraba, fue el sábado a la sinagoga. Cuando se levantó para hacer la lectura, le pasaron el libro del profeta Isaías; desenrolló el libro y halló el pasaje en que se lee: El espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver. A despedir libres a los oprimidos y a proclamar el año de la gracia del Señor. Jesús, entonces, enrolla el libro, lo devuelve al ayudante y se sienta. Y todos los presentes tenían los ojos fijos en él. Empezó a decirles: ‘Hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar’”. Aquí vemos que Jesús asumió el pre-anuncio de un nuevo y gran profeta de la orden HUNA. Sabía que él mismo personificaba el cumplimiento de la profecía. Las profecías lo habían designado como el hijo de Dios y el unido con Dios (con el Padre-Yo-superior, con el Aumakua de la doctrina HUNA). Como él sabía de su unificación con su Yo superior y a causa de esa unión podía realizar sanaciones, comenzó su docencia demostrándole a la gente que es posible una unión así, y que él la había logrado. Para comprender correctamente el punto de vista de Jesús, tenemos que permanecer siempre conscientes del hecho que él nunca dijo que solamente él y nadie más era capaz de una unión semejante, de una unificación similar. Por el contrario: Él les indicó siempre a los demás esa

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tarea. Sólo por citar un ejemplo: Cuando él un día dijo: “Yo y el Padre somos uno”, fue culpado de blasfemia y estuvo cerca de ser apedreado. Pero Jesús les respondió a los acusadores: “¿No está escrito en vuestras leyes, como he dicho, que ustedes son dioses (él cito uno de los Salmos)? “Si él ha llamado dioses a aquellos a los que les ha llegado la palabra de Dios, y la escritura no puede ser quebrantada, ¿cómo dicen ustedes de aquel que el Padre ha santificado y lo ha enviado al mundo, que éste blasfema contra Dios, por que yo les digo que soy hijo de Dios?” En otra oportunidad, cuando él conversaba en confianza con sus discípulos en la última cena, dijo: “Las palabras que les hablo no las digo de mí mismo; el Padre, que permanece en mí, es el que lleva a cabo la obra. Créanme que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no, crean por lo menos por las obras”. “Realmente, realmente les digo: Quien crea en mí, también realizará las obras que yo realizo; incluso realizará obras mayores”. Qué otra cosa hubiera querido decir, aparte de que el Yo superior que está en él efectúa sus milagros, y que los discípulos serían incluso capaces de realizar obras mayores por medio de la fuerza de sus propios Yoes superiores. En todas las partes de la doctrina de Jesús, las palabras “Dios” y Padre-Yo-superior son intercambiables, tal como “Espíritu Santo” y Yo superior. Tenemos que comprender que Jesús muchas veces se encontraba en un estado de completa unidad con el Yo superior de aquel a quien le enseñaba, y que entonces hablaba como con la voz del Padre mismo. Eso también era habitual en los círculos de los adherentes de HUNA. Allí, los Kahunas de grado sumo eran designados como portavoces de Dios. En las sanaciones, la orden “que seas sanado” se decía en completa unidad de los tres Yoes y no solamente desde el Yo inferior. Cuando Jesús hablaba como si él mismo fuera Dios o el Padre y no una persona, él seguía las costumbres HUNA antiquísimas. La falta de conocimiento de la doctrina HUNA y de sus costumbres ha llevado a una interminable cadena de confusiones y malas interpretaciones en ese punto. Simplemente no se ha podido comprender que Jesús podía ser persona y Dios al mismo tiempo. Pero como falta la comprensión adecuada, se estableció en forma dogmática que Jesús era una parte del triple Dios supremo, que se compone de Dios, el Padre, de Jesús, el hijo, y del Espíritu Santo. Pero esa teología no corresponde ni a la doctrina HUNA ni al judaísmo. El propio Jesús no enseñaba eso. Él enseñaba en forma simple y modesta, que cada persona se podía conectar con su propio Yo superior, que él llamaba “Padre” (“el Padre que vive en mí”), y unificarse con éste. Un caso en que el dogma de Pablo fue insertado en el Evangelio, es Mateo (28:19). Jesús se les aparece a los discípulos como ser espiritual, después de haberse levantado de la tumba; él les dice: “Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado…” Conocemos HUNA y sabemos que el Yo superior es designado como Espíritu Santo, cuando baja como una paloma hacia Jesús. Cada Yo de una persona es para el Kahuna un espíritu; el Aumakua es el espíritu “santo”. La palabra “espíritu” es en hebreo, latín o griego una palabra extranjera. Es útil revisar alguna vez los Evangelios, para darse cuenta que en todas partes donde Jesús expone una verdad y comienza con “Yo soy…” o termina con “…a través de mí”, etc., habla como el propio Padre-Yo-superior. Pero a veces se refiere - como todos nosotros - al Yo medio; eso se deduce del texto adjunto en cada caso. Pero en la explicación de verdades fundamentales, “yo” y “mí” representan al Padre-Yo superior.

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Como suceso siguiente – y como una buena preparación para la comprensión del rito de la comunión – hablemos de la doctrina del “pan del cielo”, sobre la que informa Juan. Impresionadas por las milagrosas sanaciones de Jesús, algunas personas le pidieron una señal, para ver que realmente se trataba de una obra de Dios. Se acordaban que en los tiempos de Moisés, sus antepasados habían recibido una señal así, en forma de maná que caía del cielo. Jesús les respondió: “Les digo de verdad: No fue Moisés quien les ha dado el pan del cielo, sino mi Padre les da el verdadero pan del cielo. Él es el pan del cielo, que viene del cielo y le da la vida al mundo”. “…Yo soy el pan de la vida. Quien venga a mí no padecerá más hambre; quien crea en mí no padecerá más sed”. Léase eso en sentido HUNA y obsérvese que Jesús habla como el Padre-Yo superior. Además, obsérvese que habla de sed y con eso da a entender que el agua o Mana es una parte de la “alimentación” de la que él habla. La expresión “pan del cielo” se refiere a la corriente de Mana superior que enviado de vuelta por el Yo superior; es comparable al maná que “caía” del cielo en los tiempos de Moisés, como alimento espiritual para los hijos de Israel. En el mismo pasaje bíblico dice además: “Yo soy el pan de la vida que desciende desde el cielo. Quien coma de ese pan vivirá eternamente. El pan que yo daré es también mi carne, que la daré para la vida del mundo”. Se ha interpretado ese versículo como una profecía de su propia muerte y como una prueba de que Jesús entregó su vida en la cruz para entregarle la vida al mundo – para “salvarlo”. Pero en vez de eso, él enseñaba que el Yo superior le da la vida al mundo, haciendo regresar el Mana que le ofrecen los Yoes inferiores, porque de lo contrario, el destino del mundo sería el pecado, la muerte y la maldad. El informe dice, además: “Los judíos discutían entre ellos y decían: ¿Cómo ese nos puede dar su carne para comer?” Por eso Jesús les decía: “Realmente, realmente les digo: Si ustedes no comen la carne del hijo del hombre y no beben su sangre, entonces no tendrán la vida en ustedes. Tal como a mí me ha enviado el Padre viviente y vivo la energía del Padre, así vivirá también a través de mí, quien me coma. Quien coma este pan vivirá eternamente”. Los orígenes de la idea de “comerse a Dios” para adquirir su energía y su substancia, se pueden buscar hasta en el Antiguo Egipto. Esa idea llegó deformada a las más diversas partes del mundo y se creía que una persona que mataba a su adversario y comía de él, podía adquirir su fuerza o su valor. El canibalismo se ha originado más bien de esa idea que del deseo de comer carne humana. Según la doctrina HUNA, el Mana que la persona inferior le ofrece al Yo superior como a un “dios”, es transformado por éste en una composición superior y con más energía y devuelto en ese estado a la persona física. Un proverbio polinesio dice que hay que alimentar a los dioses para que no mueran; si los dioses murieran, también tendría que morir el ser humano. La doctrina de la necesidad de esa donación recíproca de “alimento” fue representada exteriormente como si el cuerpo de Dios realmente se comiera y su sangre realmente se bebiera. Sin duda Jesús esperaba que por lo menos algunas de las personas que venían a él con aquellas preguntas, pudieran poder comprender el significado interior de sus frases secretas. Él siempre cuidaba de llevar sus doctrinas a aquellos que tenían “ojos para ver” y “oídos para escuchar”. Pero en ese grupo, aparentemente no había nadie que lo comprendiera: “Muchos de sus discípulos que habían escuchado dijeron: Es difícil soportar ese discurso; ¿quién va a querer seguir escuchándolo?” (Jesús dijo:) “¿Se escandalizan por eso? ¿Si ven ahora al hijo del hombre elevarse hacia donde estaba antes? El espíritu es lo que hace vivir; la carne no sirve”.

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“La carne no sirve”. Mantengamos en mente ese comentario cuando examinemos ahora el rito de la comunión: Ese rito fue insertado durante la dramática Última Cena. Cuando Jesús y sus discípulos se habían sentado a la mesa y antes de que hubieran comenzado a comer, Jesús miró a los discípulos amorosamente y dijo: “He deseado mucho compartir con ustedes esta comida de Pascua antes de padecer. Después “les determinó el reino” para su trabajo y que ellos debían comer y beber en su mesa en su reino. Algunos pasajes de Lucas y Mateo están destinados a indicarnos cómo se fundó el rito: “Entonces él tomó el pan, agradeció, lo partió y se los dio con las palabras: Este es mi cuerpo que les es dado a ustedes. Hagan esto en mi memoria. Porque yo les digo que no comeré más de él, hasta que llegue al reino de Dios”. “Después él tomó el cáliz, agradeció y se los dio con las palabras: Beban todos de él: Porque esta es la sangre del Nuevo Testamento (alianza) que es derramada para muchos para la eliminación de los pecados. Pero yo les digo: “Desde ahora no beberé más de la vid, hasta aquel día en que lo beberé con ustedes de un nuevo modo en el reino de mi Padre”. Eso era, por lo tanto, un ritual ceremonial para recordar la obra de Jesús. El hecho de partir y de comer el pan simbolizaba y hacía recordar la verdad HUNA, de que hay que ofrecerle Mana al Yo superior y que éste después fortalece y alimenta a los fieles con su Mana superior. Lo mismo se considera para el hecho de beber la sangre. Es una parte del cuerpo y fluye simbólicamente como Mana. También la sangre simboliza al Mana que hay que enviar al Yo superior y que es enviado de regreso a las personas desde allí como “alimento”. Para aquellos que saben acerca del significado HUNA del rito, el sentido de esta doctrina es completamente claro. Esta doctrina no es de ningún modo la más importante de las doctrinas HUNA que contiene la Biblia. Todas las doctrinas son importantes; todas son partes propias del gran proceso para la restauración de la relación normal entre los tres Yoes. El hecho más o menos casual, de que en el ritual de la iglesia se le haya atribuido la mayor importancia a la división del pan y a la ingestión del vino – este rito es el que se practica más frecuente y solemnemente - no demuestra que ese rito sea más valioso que, por ejemplo, la eliminación de fijaciones o la utilización de la cuerda-Aka, para producir el contacto con el Yo superior. En el hecho de que la “eliminación de los pecados” se declara como propósito esencial de comer el pan (carne) y beber el vino (sangre), se refleja el empleo de Mana, ya que se le ofrece Mana al Yo superior, se eliminan fijaciones y bloqueos del camino, y el contacto con el Yo superior restablece la reunificación, la comunión entre los tres Yoes. Los hombres que después de la muerte de Jesús comenzaron a sancionar los dogmas, se apoderaron también del rito de comunión; y esto es lo que hicieron de eso: El pan y el vino, así dicen ellos, son transformados por Dios en la verdadera carne y en la verdadera sangre de Jesús, de manera que ambas puedan ser aprovechadas por los creyentes. Con seguridad ellos, en sus reflexiones, no se fijaron en el comentario de Jesús de que la carne del cuerpo no sirve. Pero sin embargo, se produjo un progreso del que tendríamos que estar agradecidos. Las ofrendas que se le entregaban a Dios eran de otro tipo que antes; ya no fluía más sangre y no era necesario derramar más sangre. Ya no se intentaba ofrecerle a Dios carne incinerada o animales de sacrificio, como lo hacían Moisés y sus seguidores al venerar a Jehová. Una cosa se habría tenido que comprender – como uno de los pilares de la doctrina HUNA -, y esa cosa es el hecho de que el Mana era lo único que los sacerdotes y sus comunidades le podían ofrecer al Yo superior. Sabemos que el acto de veneración a Dios, que es el sentido y el propósito de cada tipo de ritual colectivo y de acciones de culto, nada tiene que ver con cantos, letanías, oraciones y prédicas.

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Veneración a Dios o hoo-Mana, significa más bien algo así como “producir Mana” y enviárselo al Yo superior a través de la cuerda-Aka de la persona que está orando. Visto superficialmente, en la misa se le ofrece a Dios el cuerpo crucificado de Jesús en el altar. Después de la ofrenda, el fiel recibe a Dios dentro de sí en la comunión. Eso es correcto, siempre que con eso se haga referencia al significado interior. Pero si sólo se ve el significado exterior, entonces eso equivale a una ignorancia y a un barbarismo de gran magnitud. En el capítulo XX se habló del “Nuevo Testamento” en relación con las doctrinas de Pablo. Con eso llegamos a la conclusión de que Jesús tiene que haber hablado de una “Nueva Alianza”, y en el párrafo respectivo también se indicó que Jeremías había anunciado la Nueva Alianza en una profecía. Pero como Jesús, con su vida y con sus enseñanzas cumplió las profecías por completo y al pie de la letra, es simplemente inimaginable que él se hubiera equivocado con la implantación del rito de comunión. Un olvido de las profecías, por las cuales él vivía y que provenían de Kahunas de su magnitud y perfección, de Kahunas de la misma escuela de iniciación, habría equivalido al olvido de su propia gran misión. Él tenía que establecer una Nueva Alianza con nuevas leyes, con leyes que se escribieran en los corazones de aquellos que fueran capaces de recibirlas. La traducción polinesia de alianza es kumu. Observemos los significados secretos de esa palabra. El primero es “iniciar una empresa”, con lo que se hace referencia a la “alimentación” del Yo superior con Mana; el segundo significado es “fuente de agua”. El ascenso de agua en una fuente es uno de los símbolos gráficos del idioma HUNA del hecho de hacer subir Mana (agua) hacia el Yo superior a través de la cuerda-Aka. Por el contrario, la traducción de la palabra “testamento” no da como resultado ningún significado secreto, ni de las palabritas radicales ni de las palabras completas. Juan no menciona la comunión en su narración del drama de la cena. Él se concentra en las valiosas últimas indicaciones de Jesús a sus discípulos. Entre éstas encontramos un nuevo mandamiento de Jesús. En las alianzas de la antigüedad estaba incluido casi permanentemente un mandamiento de Dios al pueblo. Los Diez Mandamientos eran una parte de una de esas alianzas. Juan habla de que Jesús decía: “Yo les doy un nuevo mandamiento; ámense mutuamente”. Nada habría podido caracterizar mejor a la nueva alianza y nada habría podido dejar ver mejor la sabiduría HUNA que ese mandamiento. Incluso la palabra polinesia para mandamiento, kana-wai, tiene el característico significado secreto: “Hacer aparecer agua”. Eso simboliza naturalmente la acumulación de una carga intensa de Mana o fuerza vital. Pablo y otros que vinieron después que él, cometieron un error con respecto a la muerte de Jesús. Describieron su muerte como necesaria, para que la sangre de Jesús pudiera ser derramada como en un verdadero sacrificio de sangre, para limpiar al mundo de la maldición de los pecados de Adán y Eva. Ese error se puede corregir ahora. La copa llena de vino, en la que se ha ofrecido la “sangre derramada para el perdón de los pecados”, se siente con un significado interior profundo si nos acordamos de la traducción de la palabra copa al idioma sagrado. (Copa = ki-aha. La palabra radical ki significa “salpicar agua”, es decir, está emparentada con “fuente de agua”; eso da el significado simbólico del envío de Mana hacia arriba, hacia el Yo superior. La palabrita radical aha significa “una cuerda”, es decir, es el símbolo HUNA de la cuerda de la misma materia del cuerpo de sombras. La combinación con ki indica claramente cómo se le suministra el “agua o Mana” al Yo superior: precisamente a través de la cuerda del cuerpo de sombra). Es interesante la observación que todos los recipientes o vasos para beber de los Kahunas estaban hechos de calabazas y que muchos de esos recipientes estaban envueltos con mallas de cuerda, para poderlos llevar mejor. La palabra que indicaba un vaso, una copa o un recipiente, se

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basaba en la palabrita radical aha, que describe a una cuerda. Eso rige también para el recipiente que Jesús llenaba con agua antes de la ceremonia del lavado de pies. Hasta aquí acerca del simbolismo del vaso o copa. Con respecto a la sangre en la copa, sabemos ahora que simboliza al Mana. Pero la palabra para sangre – koko - tiene significados más profundos muy interesantes.

(1) “La malla de cuerdas tejida alrededor de la botella de calabaza”. Con eso se quiere hacer referencia a la malla de cuerdas para llevar recipientes recién mencionada. Es decir, otro símbolo de la cuerda-Aka. (2) “Llenar; cumplir”. Según ese significado simbólico, la “sangre de la nueva alianza” llena al Yo superior con Mana. También podría significar, sin embargo, el cumplimiento de las profecías por parte de Jesús; él introdujo un nuevo mandamiento, como también el rito de comunión, para reemplazar con eso la ofrenda de sangre de la antigua alianza. Pero en esencia, eso permanece con el significado interior del envío de Mana a través de la cuerda-Aka al Yo superior, para que Él le pueda eliminar o perdonar los pecados de fijación o posesión a la persona que haya que purificar.

(3) Finalmente, la palabra koko contiene el significado de “subir o extenderse” (con el causativo hoo). Esto también es nuevamente el símbolo del envío de Mana a lo largo de la cuerda-Aka. Simboliza, además, el hecho de que la cuerda-Aka asciende y se estira hacia arriba hasta que toca con su extremo al Yo superior. La cuerda-Aka se estira desde el Yo inferior al Yo superior. Por lo tanto, llegamos inevitablemente a la conclusión de que Jesús no derramó su sangre para saldar la culpa del pecado original frente a un Dios inclemente. En la representación simbólica de la verdad en el rito de comunión, Jesús no derramó sangre en absoluto; y el vino en el cáliz, que les ofreció a los discípulos, NO representa la sangre que después derramó en la cruz.

Todo el rito consistía más bien en la reimplantación de los grandes principios fundamentales de la doctrina HUNA, con cuyo conocimiento cualquier persona está en condiciones, no sólo de obtener purificación de pecados, sino también de producir el contacto con el Yo superior. Pero esto no significa jamás otra cosa que “unificarse con el Padre”. Y ese es el propósito de todo lo que nos enseñó Jesús.

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XXIV

EL SIGNIFICADO SECRETO DE LA CRUCIFIXIÓN

Ahora llegamos al gran drama de la crucifixión, que requiere especial respeto. Con su abundancia de sucesos, que nos hacen tener presente la inhumanidad del ser humano, y que conducen al trágico punto culminante, ese drama ha conmovido los corazones y las almas en todos los tiempos. Pero además, el tipo de los registros que nos han dejado los evangelistas acerca de ese drama, también nos hace reconocer los profundos significados ocultos. La misión de Jesús era ayudar a la persona a conocerse a sí misma, a darse cuenta contra qué tenía que luchar en su interior y cómo tenía que vencer a los poderes interiores. Su misión era llevarle a la persona la promesa de una meta magnífica, que podía lograr si realizaba la unión con su propio espíritu-padre, el Yo superior. Él no tenía que ver – como Moisés – con todo un clan, con toda la humanidad, con la gran mayoría; Jesús sabía que los asuntos de la sociedad humana se regularían totalmente por sí mismos, si primero cada persona llegara a ser una personalidad madura e íntegra. Según la doctrina HUNA, la consciencia, el Yo medio de cada individuo, es un espíritu. Éste vive como huésped en el cuerpo humano, para ayudar y dirigir al Yo inferior y para crecer él mismo en experiencia de vida, hasta que se haya logrado un estado de contacto ininterrumpido con el Yo superior. Su labor principal consiste en dirigir e instruir al Yo inferior, para que éste ascienda de su estado animal de consciencia al nivel del Yo humano o medio. Tenemos que saber que los impulsos “instintivos” animales del Yo inferior son muy fuertes, y por cierto con derecho, ya que sirven para la conservación de la raza. Pero de vez en cuando el Yo medio tiene que dirigir y controlar esos apremiantes impulsos. Eso nos enseña la historia del padecimiento de Jesús en el jardín Getsemaní, adonde él se había dirigido con sus discípulos después de la última cena. Antes de que Judas le cometiera su traición a Jesús, éste abandono a sus discípulos. Se retiró para orar y les dijo a sus acompañantes que su alma estaba entristecida hasta la muerte. Él cayó en tierra y dijo: “Padre mío, si es posible aparta de mí esta copa. Pero no: no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieras tú”. El Yo inferior que está en el cuerpo de una persona joven, fuerte y sana, lucha con todas las fuerzas para conservar el cuerpo. Produce una gran cantidad de Mana o fuerza vital; ama la vida y está adherido a ella. Tal vez eso era lo pesado que abatía a Jesús; no lo pudo superar la primera vez con la oración. Entonces regresó donde sus discípulos y les dijo: “El espíritu (el Yo medio) tiene voluntad, pero la carne es débil”. También les pidió que contra tales tentaciones crearan fuerza desde su interior orando. Nuevamente se fue y oró: “Padre mío, si esa copa no puede pasar por mi lado sin que yo la beba, entonces que se haga tu voluntad”. Después de un rato rezó nuevamente, por tercera vez con las mismas palabras (recordemos que los Kahunas decían tres veces con el mismo texto las oraciones importantes). Esta vez obtuvo la ayuda del Yo superior; regresó con el ánimo equilibrado donde los discípulos y les dijo que debían dormir y descansar. Con ese significado exterior podríamos darnos completamente por conformes. Ya se puede aprender mucho de éste. Pero ahí está todavía la importante palabra “copa”. Jesús pide que la “copa” pase de largo por su lado. Siempre se ha supuesto que se trata de la “copa de la amargura”, de la “copa del veneno”, la que encontramos por todas partes en la literatura. Y así es también en el idioma polinesio. Éste tiene para eso la palabra: pai. No es ki-aha, la copa como recipiente para beber, de la que ya hemos hablado varias veces y que - como una fuente –

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simboliza el envío de Mana al Yo superior a través de la cuerda-Aka. Pai, la “copa de la amargura”, tiene otros significados muy diferentes, que amplían esencialmente lo que ocurrió en Getsemaní. Nos acordamos que Jesús, ya antes de su bautizo estaba libre de todo pecado de fijación en su Yo inferior. En total armonía con su paternal Yo superior, él continuó con su docencia. Él vivía una vida sin perjuicios para otras personas y les enseñaba a sus semejantes a seguir el mismo camino. Predicaba la dignidad interior de la persona. Tenemos que tener en claro, además, que Jesús, a través de su Yo superior, conocía de antemano todos los detalles de su vida y de sus sufrimientos. Él estaba dispuesto a cumplir las profecías. Sin embargo, tenemos derecho a creer que los terribles detalles del futuro lo entristecían profundamente cuando pasaban ante sus ojos interiores. La palabra pai expone tres significados secretos. El primero es “castigar, azotar”. La más profunda degradación y humillación a que se sometió a Jesús fue el azote, primero ante Pilatos y después por los soldados, que se burlaron de él y lo escupieron. El segundo significado de pai es: “Mezclar sangre con agua”. Cuando Jesús colgaba en la cruz, se le enterró una lanza en el costado y “de inmediato salió sangre y agua”. El tercer significado es “declarar algo malo, calumniar”. Si alguien ha sido alguna vez calumniado y acusado injustamente, ese ha sido Jesús. Considerando estos significados adicionales llenos de sentido, podemos darnos cuenta de que lo difícil por lo cual Jesús pedía ayuda urgentemente, no era solamente el impulso instintivo para la conservación de la vida, sino que en una medida mucho mayor, una fijación de pensamiento ligada a su gran misión suprema. Él creía tanto en la dignidad del ser humano, que no podía soportar verla tan ensuciada. A propósito, eso parece ser la última “tentación” para todos los grandes guías espirituales. Todos ellos tienen un tipo de orgullo espiritual. Es significativo que Jesús les advertía expresamente a sus discípulos acerca de esa tentación. Jesús disolvió esa fijación por medio de la poderosa oración repetida tres veces. Y en los días siguientes él soportó con una dignidad admirable el inconcebible aluvión de calumnias, injusticias y brutalidad que cayó sobre él. Sólo una vez lo invadió la debilidad, cuando ya medio inconsciente en la cruz envió un último grito de muerte al Padre, un grito de conmovedora humanidad. En su interrogatorio, Pilatos no pudo encontrar ninguna falta en Jesús según la ley. Pero a causa de reflexiones políticas, entregó a Jesús a los sacerdotes superiores y a los ancianos, para que hicieran con él lo que quisieran. Ellos querían sólo una cosa: Deshacerse de él, ya que su vida y su doctrina le quitaban mucha gente a su lucrativo servicio en el templo, basado en dogmas. Devotos y fanáticos de todas las religiones del mundo han actuado siempre así y ni hablar de los políticos fanáticos. Algunos de los sacerdotes superiores y ancianos incitaron a la plebe para que pidiera la muerte de Jesús. Incluso ahora, después de dos mil años, la gente de los países “civilizados” todavía no ha aprendido la lección que enseña tan drásticamente ese suceso en el drama de la vida de Jesús. De ese modo, Hitler, por ejemplo, pudo todavía incitar a la masa de ciudadanos “bien educados” a actuar violentamente contra los judíos, a quienes él odiaba. Bajo el clamor ansioso de sangre de la plebe, los sacerdotes superiores y los ancianos exigieron que Jesús fuera crucificado y Pilatos finalmente accedió. La crucifixión era en ese tiempo la forma usual de ejecutar a los delincuentes. Éstos eran clavados en la cruz y se les dejaba colgar hasta que se desangraran. La agonía a veces duraba horas. Después de innumerables ofensas y humillaciones por parte de sus vigilantes, le entregaron la cruz a Jesús para que la llevara; anteriormente le habían puesto una corona de espinas en la cabeza. Él tuvo que llevar la cruz a través del largo camino ascendente hacia el Monte Calvario. Con él iban dos ladrones, que también llevaban sus cruces y que debían ser ejecutados al mismo tiempo. En ese doloroso trayecto, la plebe se atestó alrededor de Jesús. Lo humillaron, se burlaron de él y lo ofendieron. Pero sus fieles, que lo seguían, lloraban amargamente. En el largo

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camino, detuvieron a un joven que venía del campo y lo obligaron a llevarle la cruz a Jesús por un momento. Cuando se acercaban al Monte Calvario, Jesús la tomó de nuevo (los cronistas del gran drama no dicen por qué ocurrió esto). Pero con seguridad hay allí un significado especial. La Vía Dolorosa, el camino a la cruz, ha permanecido hasta el día de hoy como una medida de culto. Las escenas son presentadas frecuentemente una por una en hermosos cuadros, que cuelgan a lo largo de las paredes de la iglesia. Se les llama las Estaciones del Camino a la Cruz, y los creyentes van cuadro por cuadro y se detienen en cada uno de ellos para orar. En las iglesias y catedrales e incluso en las capillas más pequeñas está la cruz. La cruz está también en el rosario, que se utiliza para orar tanto en la iglesia como en la casa. Por todas partes nos aparece el crucifijo, la imagen de Jesús en la cruz. Lo vemos como escultura de madera, metal y marfil, y lo encontramos incluso en las viviendas más sencillas y modestas. Yo creo que el símbolo de la cruz es actualmente, en la mayoría de los casos, no mucho más que un estimulante físico, como un recuerdo de advertencia de la teología dogmática, de que Jesús entregó su vida para disminuir los pecados del mundo. En su afán por destruir todo lo “romano”, los primeros protestantes desistieron de la cruz. Pero poco a poco ésta volvió y actualmente está en las puntas de las torres de las iglesias. Es un símbolo que merece ser mantenido, mientras se comprenda la abundancia de verdaderos significados que contiene. Para los polinesios, la cruz era un símbolo fundamental. En los tiempos antiguos, los iniciados en la doctrina HUNA colocaban una cruz de madera en forma de una gran X delante de la entrada de sus lugares tabú sagrados; con eso se les advertía a los que no estaban purificados, que no se acercaran al lugar. Ese era el símbolo de los no purificados, de aquellos que estaban involucrados en “pecados” de diferentes tipos. El lugar sagrado era el símbolo del Yo superior, la entrada al “camino”. El idioma polinesio contiene dos palabras para “cruz”; cada una de ellas revela verdades que simboliza la cruz. La primera de estas palabras es kea. Su significado interior es “obstruir un camino, impedirle a alguien atravesarlo; impedir el progreso de alguien; forzar a alguien a hacer algo contra su voluntad; poner a alguien en dificultades”. Estos significados describen casi completamente lo que los “seres que consumen desde adentro” le pueden obligar a hacer a una persona, como también las fijaciones que bloquean el camino e impiden el progreso interno. Es asombroso cómo los Kahunas han logrado conservar en forma tan perdurable sus conocimientos acerca de la naturaleza del ser humano, de las causas de sus dificultades y de las medidas para superarlas. Es una particularidad del idioma polinesio, que muchas veces una variante de una palabra (por ejemplo: unihipili y unipihili) revela, además, otros significados ocultos. De ese modo, una variante de kea es la palabrita pea (que ya conocemos como parte de la palabra peahi que significa abanico). Del origen de la palabrita pea se deduce primero el concepto de “ungir”. Es el símbolo de alguien que ha llevado su cruz con éxito, de alguien que ha logrado domar y controlar a su Yo inferior y liberar de bloqueos a su cuerda-Aka. Por “ungir” se entiende una especie de purificación de tipo ceremonial o ritual. El Mesías, por ejemplo, había logrado el estado de unión permanente con el Yo superior a través de la purificación. Jesús era con seguridad un Mesías en ese sentido. De acuerdo con la palabra griega para “ungir”, a Jesús muchas veces se le llama “Cristo”, es decir, “el ungido”. Un segundo significado de la palabra radical pe es “abrir a la fuerza, romper”, un símbolo del rompimiento de fijaciones en forma de racimos de pensamientos. El hecho de llevar la cruz es, por consiguiente, el símbolo HUNA de un entrenamiento del subconsciente, para que aprenda a adaptarse a la búsqueda de la vida buena y amable que tenemos que llevar, si queremos producir y mantener el completo contacto con el Yo superior en forma consciente. Sabemos acerca de la promesa, que con aquellas formas de pensar y de actuar, nuestros tres Yoes trabajan juntos como una totalidad, para llevarnos a una forma de vida normal y progresiva.

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La simbología de la cruz como objeto material, indica los obstáculos con los que nos encontramos en el camino hacia arriba. El poste vertical de la cruz simboliza a la cuerda-Aka, que asciende desde el Yo inferior hasta el Yo superior; el madero transversal que se cruza con el poste vertical, es el símbolo de lo que bloquea a la cuerda u obstruye la corriente de Mana en su ascenso hacia el Yo superior. La forma de cruz utilizada para ejecutar a alguien se llama amana en polinesio. Al lector le llama de inmediato la atención, que allí está insertada la palabra mana, y sabe lo que eso significa. Si además, observamos que amana, la palabra que significa cruz, también significa “alimentar o hacer ofrendas a los dioses”, sabemos entonces que no se les ha ofrecido alimento físico a los “dioses” o Yoes superiores, sino Mana a lo largo de la cuerda-Aka. Pero como se dijo recientemente, la viga transversal indica que no se puede enviar Mana hacia arriba, mientras la cuerda-Aka esté bloqueada. Este hecho lo enseñan los otros tres significados de amana: (1) “Incitar a alguien a hacer algo malo”, una referencia a los “acompañantes que consumen o comen” y a sus fuerzas e influencias posesivas. (2) “Causar enfermedad”, una de las consecuencias de la impureza que surgen del bloqueo del camino, (3) “Un racimo de cosas”, el símbolo de formas de pensamientos de recuerdos. En este caso, de la asociación con los otros significados malos de la palabra en referencia, se desprende que tiene que tratarse de recuerdos de sucesos que ocasionan fijaciones. Que Jesús conocía la simbología HUNA de la cruz, ya se deduce de su doctrina con anterioridad. Así decía él (Lucas 9:23 – 24): “Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y me siga”. De ningún modo quería con eso incitar a otros a soportar la crucifixión de la misma manera como él tuvo que soportarla después; la demanda de soportarla diariamente habría sido absurda. Él simplemente entregaba la enseñanza que la cruz expresa simbólicamente; él hacía la advertencia de que había que esforzarse diariamente para llegar a la unión con el Yo superior. Quedémonos un poco con esa frase que citamos a causa de la palabra cruz; preguntémonos a qué se quería hacer referencia con la “autonegación”. “Negar” se dice hoo-le-mana en el idioma sagrado. Tiene los siguientes significados:

(1) “Negar, rehusar, rechazar, desechar”, como por ejemplo, negarle a alguien la autoridad, el poder sobre otra persona. Ese significado puramente externo recibe el matiz apropiado tan sólo una vez que transferimos la indeterminada palabra “rehusar” al idioma HUNA. Lo que hay que quebrantar diariamente es la “voluntad”, el despotismo del bestial Yo inferior. Esa voluntad tiene que ser dominada, domada. (2) Las palabritas le y mana dan como resultado el sentido de que el “Mana es inducido a ascender”. Ese es el significado interior. Indica simbólicamente que el adiestramiento del subconsciente tiene que estar dirigido a llevarlo a estar bajo el dominio del Yo medio, a hacerlo participar en la formación de una vida bondadosa y a enseñarle a “llevarle Mana al Yo superior a través de la cuerda-Aka, cuando éste lo solicite”.

Volvamos ahora a la historia del sufrimiento de Jesús; acompañémoslo en su camino hacia el Monte Calvario. Escuchamos acerca de la acción no expuesta detalladamente, de un hombre que llevó la cruz de Jesús en una parte del trayecto. Sin duda eso ocurrió. Pero los cronistas, que conocían lo simbólico que había detrás de esa acción, tuvieron cuidado de no dar explicaciones detalladas. Pero nosotros, que conocemos ahora el significado del hecho de llevar la cruz, nos damos cuenta de que en este caso se trata de la dramatización de la persona a la que se ayuda a eliminar fijaciones - como en el rito del lavado de pies. Surgen otros símbolos significativos: Jesús lleva una corona de espinas. Las espinas son, como hemos escuchado, el símbolo de las fijaciones. Jesús estaba acompañado de dos ladrones que debían ser crucificados con él. La palabra polinesia para ladrón es ai-hue. La raíz ai significa: “Alimento, comida”, y la palabrita radical hue significa “robar”. Ambas palabritas combinadas indican que los ladrones

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simbolizan a los “acompañantes que comen o consumen”. La palabra radical hue describe también “una botella hecha de calabaza”, y con eso se refiere al “símbolo del cáliz” Otro significado más es “derramarse como agua”, lo que se refiere simbólicamente a la pérdida de Mana que es ocasionada por espíritus malos, que viven invisibles en la persona, le disminuyen su fuerza vital y la impulsan a cometer malos actos. Una vez que llegó al Monte Calvario, Jesús fue clavado en la cruz. Ésta fue levantada para que él colgara dolorosamente hasta que la muerte lo liberara. En el idioma sagrado “colgar en la cruz” se dice li-peka. La palabra li tiene el siguiente significado interno: “odiar, aborrecer, estar lleno de rabia e ira, ser celoso, desconfiado, orgulloso y arrogante, no respetar los derechos de los demás”. Todos esos rasgos caracterizan al subconsciente no renacido y su comportamiento frente a otros. Constituyen la substancia de las fijaciones y posesiones, que – en sentido simbólico – causan la crucifixión y todos los sufrimientos que se desprenden de ésta. Jesús es crucificado entre dos ladrones. El informe relata que uno se arrepintió de sus malas acciones y que Jesús le prometió salvarlo. El otro perseveró en el mal, no se arrepintió y por eso no se pudo hacer nada por él. También es característico de la creencia HUNA, que aquellos que mueren sin arrepentirse y sin ser purificados mientras su camino hacia el Yo superior está bloqueado, permanecen en ese estado después de su muerte. Ellos persiguen, como “acompañantes que consumen”, a los vivos en los cuales notan que poseen malas cualidades del mismo tipo. Pero un día también aquellos seres seguirán progresando y aprenderán sus lecciones; y también se les podrá ayudar entonces. Pero mientras ellos no estén dispuestos, tienen que sufrir dolores en la cruz, como consecuencia de sus malos pensamientos y actos y del bloqueo de su camino. Después de la muerte se sacó a Jesús de la cruz y se le colocó en una tumba nueva. La palabra para “tumba” es i-lina, donde la palabra radical tiene el significado secreto de “estirar o extender”, como con un hilo o cuerda. Aquí se expresa que la muerte en la cruz simboliza el punto en el que terminan los sufrimientos causados por lo malo y comienza el progreso en una vida más perfecta, en la que la cuerda-Aka está libre de nudos y confusiones. La palabra para “nueva” en la expresión “tumba nueva” es hou: Significa, entre otras cosas “extenderse” y simboliza el estiramiento de la cuerda-Aka hasta tomar contacto con el Yo superior. “Muerte” en el idioma HUNA es make, y significa el paso de una forma de vida a otra. Esa palabra HUNA significa, además, “ser transformado en algo correcto, adecuado y útil”. Ese es el significado interior de la muerte en la cruz, o del fin de un período en el que el indomado Yo inferior es malo y salvaje y atrae y cobija a seres espirituales malos. Con la muerte, los malos espíritus ya no tiene Mana; ya no pueden seguir viviendo y se van. Si el individuo ha alcanzado el punto de cambio hacia lo bueno, las fijaciones pueden ser quebrantadas fácilmente y puede comenzar el verdadero progreso. La gran piedra que cerraba la tumba – símbolo de la piedra en que se tropieza - fue empujada hacia un lado por manos invisibles, mientras las mujeres que iban a la tumba se decían unas a otras “¿Quién nos mueve la piedra de la entrada de la tumba?”. Aquí se comprueba una vez más que los Yoes superiores pueden dominar y eliminar a los entes posesivos más fuertes e incluso al Señor de las Tinieblas”. Jesús resucitó de la muerte. El significado exterior de la resurrección es que Jesús superó a la muerte y se les apareció a sus discípulos. Con eso él comprobó la continuación de la vida después de la muerte. En el idioma HUNA, “resurrección” se dice ala hou ana. El significado interior, traducido literalmente, significa: “Abrir nuevamente el camino”. El significado interior de resurrección es, por lo tanto, la promesa del triunfo definitivo sobre el mal simbolizado y la muerte en la cruz, como también la restauración del desarrollo normal y del progreso sobre el camino abierto, con un completo contacto con el Yo superior.

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El hecho de que Jesús realmente regresó y después de su muerte corporal les habló a los discípulos, es ignorado, puesto en duda y considerado falso en nuestro mundo de pensamiento materialista. Las iglesias cristianas se han conformado con la doctrina de que para Jesús, a causa de su conexión con el Dios infinito, todo era posible – pero solamente para Jesús. Pero Si uno se dedica a examinar detalladamente el trabajo de los Kahunas y se da cuenta cómo trataban con los espíritus, cómo expulsaban a los malos espíritus y cómo sabían asegurar la ayuda de los buenos espíritus, entonces a uno le llega más y más la certeza de que la vida dura más que el corto lapso que la persona pasa consciente en el cuerpo. Con los polinesios de la antigüedad, hasta la persona común percibía la presencia de los seres espirituales; para esa gente todo era una parte totalmente natural de la vida. No tenían miedo de lo llamado “sobrenatural”; según su experiencia, eso era incluso completamente natural, y ocasionalmente hablaban de aquellas visitas: “… a propósito, recién pasó mi abuela por la higuera allá al frente… ¿Se sirve usted algo más? En el mundo occidental, los espiritualistas y los investigadores del campo de las ciencias psíquicas han demostrado en forma concluyente la continuación de la vida después de la muerte. Esas demostraciones siguen teniendo validez, aunque en sus numerosos experimentos pudieran encontrarse algunas cosas fraudulentas. Que Jesús regresó después de su muerte por un corto lapso de tiempo, antes de avanzar a la gran vida del espíritu, fue un punto culminante de su vida y de su doctrina. En Jesús vemos a una persona que ha aprendido las lecciones de la vida y que ha logrado una unión perfecta con Padre Yo superior. Es uno de aquellos que después de la muerte ascienden en la escala de la vida. Si compartimos la opinión HUNA en ese sentido, podemos creer que Jesús, cuando ascendió al cielo, sobrepasó la fase transitoria y que su Yo medio ascendió al nivel de un Yo superior. Incluso su Yo inferior conocía el camino que tiene que andar el ser humano. Su Yo inferior sabía lo necesario que es, no reaccionar más como un animal. Éste creció más allá de su nivel y llegó a ser un Yo medio, para renacer en un nuevo cuerpo físico con un nuevo Yo inferior como acompañante. El “Padre”, a quien Jesús tanto amaba, pertenecía a la Gran Sociedad Iluminada de los Aumakuas. Según la doctrina HUNA, Él será ascendido a los Akua-Aumakuas; allí está Él nuevamente en un nivel más arriba en la plenitud de la vida, que ha surgido de la infinidad del Supremo y – como suponemos – asciende lentamente hacia la fuente de donde se ha originado todo. Cuando Jesús se les apareció a sus discípulos en forma de espíritu, uno de sus últimos dichos fue: “Vean, estoy con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Esa promesa, su amor y su cálida humanidad, nos han hecho amar y valorar a Jesús para siempre. Aunque yo he observado detalladamente la vida y las doctrinas de Jesús de acuerdo con la sabiduría HUNA y junto con eso (a causa de lo que algunos iniciados HUNA han escrito acerca de él) he recalcado la creencia basada en el sentido común, de que Jesús era una de las personas más grandes que han pisado la Tierra alguna vez, no deseo de ningún modo ver afectado el sentimiento de conexión interior amorosa con él. Para mí, que crecí en una iglesia ortodoxa fundamentalista, cuyas doctrinas ya había rechazado tempranamente, este estudio me ha traído de vuelta a Jesús como una persona que hay que amar y venerar y sobre todo que hay que seguir. “Vean, estoy con ustedes siempre hasta el fin del mundo”. Incluso también ahora él está con nosotros, tan cerca como nuestro Yo superior, ya que él está unificado con la Gran Sociedad de los Yoes Superiores. Cuando todavía en la actualidad oramos en su nombre, oramos al mismo tiempo en nombre de nuestro propio Padre Yo superior. Y como el mayor propósito en la vida de Jesús era servir, enseñar, ayudar y guiar a las ovejas extraviadas del mundo, podemos estar seguros de que la menor ayuda y conducción y el menor consuelo que le demos en su nombre a la

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“más baja de ellas”, nos acercará a él y a la Sociedad Iluminada, con la cual él sigue actuando amorosamente en un área mucho más elevada y amplia. Vivimos en uno de los períodos de transformación del mundo. Eso significa cambios y avances radicales. A muchos de nosotros les puede parecer que el mundo está siendo puesto en la cruz… y sin embargo, no hay ningún motivo para temor o desesperación, ya que también existen claras señales de que avanzamos hacia una nueva era dorada. La época que se nos profetizó hace mucho tiempo parece comenzar, ya que el ser humano empieza a comprenderse a sí mismo y a lograr individualmente la sanación de su alma. Donde sea que estemos en el camino del progreso evolutivo, cualquiera puede tener alegría, salud y éxito, de acuerdo a sus necesidades y a su capacidad para servir. La promesa de salvación todavía está vigente, exactamente tan segura, exactamente tan radiante y exactamente tan clara, como hace 20 e incluso 25 siglos, cuando Isaías – con las encubiertas palabras de la antigua sabiduría secreta – exclamó jubiloso acerca de su visión: “Entonces se abren los ojos de los ciegos, se abren los oídos de los sordos”. “Entonces el cojo salta como un ciervo; se regocija la lengua del mudo. Fluye agua en el desierto y arroyos en la estepa”. “La arena ardiente se convierte en un charco de agua y la tierra sedienta en fuentes de agua; y donde parían los dragones, ahí crece el pasto junto con la caña”. “Ahí surgirá una calzada y un camino; lo llamarán camino sagrado; quien sea impuro no pasa por él; pero los caminantes desconocedores no se perderán en él”. “Ahí no habrá ningún león, y jamás pasará un animal feroz; ninguno más se encontrará ahí. Por él van solamente los salvados”. “Y aquellos que ha salvado el Señor, regresan a casa. Con regocijo y cantos van a Zion y alrededor de su cabeza flota una alegría eterna. Alegría y placer les da la comitiva y el dolor y el sufrimiento escapan lejos”.

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XXV

FINAL

Al final de la larga investigación de la doctrina HUNA se nos presenta una perspectiva radiante. La HUNA RESEARCH ASSOCIATION, a través de su magnífico trabajo de más de cinco años, ha demostrado que cualquiera que mantenga suficientemente abierto su camino hacia el Yo superior, después de un corto estudio y después de revisar sus antiguas ideas acerca de religión y psicología, está en condiciones de utilizar los conocimientos HUNA. Aquel que después del estudio serio de este informe y pese a empeños honestos con el trabajo HUNA no avanza y ve la causa de eso en bloqueos desconocidos de su camino, necesita ayuda del tipo del rito de lavado de pies. Afortunadamente es fácil obtener tal ayuda, puesto que muchas personas tendrían que estar en condiciones de dársela. Yo pienso aquí sobre todo en todos los hombres y mujeres que pertenecen a las muchas organizaciones religiosas progresistas del mundo. No sé cuantos sanadores designados hay, por ejemplo, en el Movimiento del Nuevo Espíritu o en otros círculos que se dedican a la sanación mental de un modo espiritual; pero su cantidad tiene que ser muy grande. La mayoría de ellos son sanadores prácticos de profesión. Con frecuencia no solamente acogen los conocimientos transmitidos por HUNA, sino que también los aplican gustosos, aunque la doctrina HUNA no esté oficialmente reconocida en los grupos a los que ellos pertenecen. Si yo estuviera consciente de un bloqueo de mi camino y necesitara la ayuda de otra persona para enviarle Mana a mi Yo superior, visitaría una de las nuevas iglesias abiertas y liberales y averiguaría si uno de sus sanadores está familiarizado con HUNA y si está dispuesto a ayudarme a despejar el camino. Y si ninguno de ellos conociera la doctrina HUNA, la introduciría allí y cuidaría de que la gente apropiada conociera la literatura HUNA. Después pediría nuevamente que uno de sus miembros se encargara de lo mío. La mayoría de las antiguas organizaciones eclesiásticas reconocidas se conformarán, sin embargo, con persistir en sus antiguas opiniones y creencias, por las que han reemplazado la doctrina del amor y del servicio. También seguirán proclamando programas de odio desde el púlpito y atacando ciegamente a todas iglesias y dogmas, en los que creen ver una competencia para su propio punto de vista. En la mayoría de las iglesias cristianas ejercen la autoridad hombres viejos. Para ellos no tiene ningún valor el redescubrimiento del significado interior de las doctrinas de Jesús. Están congelados en sus dogmas y cuidan temerosamente que también los que pertenecen a su comunidad o parroquia permanezcan en ese estado congelado de creencia. Se opondrán a dedicarse en forma positiva a algo que atente contra sus dogmas. Pero por otro lado, muchos hombres jóvenes, esmerados y serios quieren ser sacerdotes. Estudian en escuelas especializadas y su mente todavía permanece por un tiempo abierta para nuevas ideas. Es de suponer que aquellos hombres jóvenes tendrán más bien tendencia a comprender e incluso a aplicar HUNA, mientras su aplicación no esté prohibida por sus superiores. Pero también se pueden formar grupos de trabajo fuera de las organizaciones regulares. Un pequeño grupo es siempre lo mejor, porque entre amigos es posible una cooperación más estrecha. Incluso dos personas que se comprenden, se tienen confianza y se aman mutuamente, ya forman una “iglesia” para sí. A eso se refería Jesús cuando dijo: “Donde estén dos o tres reunidos en mi nombre…” La confesión es una ayuda importante, pero tiene que llevarse a cabo solamente en forma completamente confidencial y no en público – como se hace últimamente en algunos grandes movimientos religiosos. La confesión pública se degenera muy fácilmente en una

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competencia de los entusiastas, con la cual uno busca superar al otro, confesando acciones peores. El juramento para el mantenimiento del secreto que ha protegido la sabiduría HUNA a través de milenios, ya no es indispensable en adelante, ya que la oscuridad de la ignorancia ha disminuido, la barbarie de la masa se ha aminorado en gran escala, y por todas partes en el mundo hay personas ilustradas y abiertas, que con la ayuda de la literatura se forman su propia opinión de la vida. Pero sin embargo, permanece un juramento de absoluta reserva del secreto y no debe ser infringido jamás. Es un juramento que tiene que hacer y mantener todo aquel que asume escuchar la confesión de otro; no basta solamente conservar un silencio inquebrantable permanente acerca del contenido de la confesión, sino que también hay que hacer el mayor esfuerzo por mantenerse totalmente imparcial. Ante todo hay que tener cuidado de no emitir ni el menor juicio - ni siquiera en pensamientos. “No juzguen para que nos los juzguen a ustedes”. Quien se hace cargo del deber de escuchar la confesión de otra persona, se convierte en representante del Yo superior. Se le reza al Yo superior de aquel que abre su corazón y se envía con la oración una abundante donación de Mana. Se pide que las malas acciones, una vez confesadas, queden libres de las fijaciones que han formado o de los “acompañantes comedores” que han atraído. Nunca hay que olvidar el envío de Mana, ya que eso es un deber sagrado y no una “superstición pagana”, como lo denominó una vez un sacerdote dogmático en una carta que me envió. Vuelvo a recalcarlo aquí. La fe, que Jesús designaba como tan importante, no es simplemente el hecho de considerar algo completamente cierto. Fe es ante todo un acto de extensión para producir el contacto con el Yo superior, como también el envío de Mana y formas de pensamientos de la oración, para que esos pensamientos SE HAGAN REALIDAD, para que en cumplimiento de la oración, aparezcan primero en el plano del Yo superior y después en el área terrenal (ver la explicación dada en el capítulo VIII de la palabra polinesia mana-o-io, que significa “oración”). La colaboración en grupos es también útil al practicar. Los experimentos telepáticos y con el péndulo, como también los experimentos con cajas, se pueden muchas veces ejecutar especialmente bien en trabajo de grupo, sobre todo si se trata de ayudar a los menos expertos, para que comprendan claramente lo que hacen y con eso aprendan la mejor manera de proceder. A propósito, el Yo inferior aprende sorprendentemente rápido de otros Yoes inferiores, y algunos que no podían trabajar solos con el péndulo, han constatado repentinamente para su sorpresa, que les ha resultado bien después que han podido observar a otros utilizando el sencillo aparato. Pero con respecto al trabajo en grupos más grandes, es oportuna una palabra de advertencia. El trabajo en grupos más grandes conduce habitualmente a entrar en discusión sobre cosas muy ajenas al verdadero asunto. Con frecuencia hay también en tales grupos uno u otro al que le gusta que lo escuchen hablar y que busca aparecer en primer plano. También hay gente que solamente quieren entretenerse y que no tiene en absoluto el propósito de colaborar seriamente para aprender la doctrina HUNA, comprenderla y aplicarla. Los grupos deberían evitar aceptar nuevos miembros después del comienzo de un curso de aprendizaje. Los nuevos interesados deberían más bien formar un grupo propio o esperar hasta que comience un nuevo curso, en el que todos los participantes empiecen con la misma base. Una vez yo dejé un grupo de trabajo abierto para nuevos miembros y visitantes. En cada sesión mis amigos llevaban nuevos interesados, que jamás habían escuchado algo acerca de HUNA. Por eso, en cada sesión yo tenía que empezar nuevamente desde el principio y explicarles a los nuevos lo que es HUNA y lo que nos proponíamos hacer. Casi no es necesario decir que no avanzábamos y que los miembros antiguos pronto se aburrían y se apartaban. El círculo de nuestra investigación se cierra. Hemos llegado desde la antiquísima sabiduría polinesia hasta Jesús, que marchó por Palestina con sus discípulos enseñando y curando. Yo creo que las antiquísimas verdades y símbolos fundamentales poco a poco encontraran acceso al cristianismo organizado, si no desde arriba, entonces desde abajo. Esas doctrinas se propagarán

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rápidamente entre los muchos miles que no están dispuestos a aceptar los dogmas y la esterilidad de las iglesias ortodoxas y por lo cual buscan otra fuente de luz e inspiración. Para la segura extensión de la doctrina HUNA, su práctica aplicabilidad y eficacia, que me han sido confirmadas en miles de cartas, es una garantía. No pasará mucho tiempo más, hasta que aquellos que emplean HUNA para su propia vida y para ayudar a otros, encuentren gente que piensa como ellos. Y se encontrarán con un número siempre creciente de compañeros de interés y comprensión. No está lejano el tiempo en que los seres humanos hayan aprendido que una vida de amabilidad y sin perjuicio para otros es lo único correcto y que solamente están benditos aquellos que han aprendido a amar a los demás, a ser amables y armónicos y a no dañar a otros. Aparecerán entre nosotros hombres y mujeres que llevan el signo de la nueva era en sus mentes y en sus corazones. Se les reconocerá por una característica que al principio parecerá extraña, muy nueva e incluso increíble: ellos serán SUMAMENTE CONFIABLES hasta el límite de su capacidad humana, confiables en cada una de sus palabras, en cada pensamiento, en cada una de sus acciones. Esos hombres y mujeres llevarán la luz en sí, caminarán por esta Tierra tranquilos y fuertes y al final de la vida ascenderán a un plano superior que está habitado por los Aumakuas, “los seres espirituales paternales sumamente confiables”. Mi trabajo con los colaboradores de la HUNA-Research-Association ha sido uno de los tiempos más dichosos de mi vida; por eso, para terminar, deseo una vez más agradecer a los miembros de esta comunidad, los muchos concienzudos y generosos amigos de visión clara, de los cuales a la mayoría conozco solamente a través de sus cartas y del contacto telepático durante nuestras horas de oración. Sin su ayuda no habría sido posible despertar nuevamente la doctrina HUNA y llenarla con vida.

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