226
EDAD MEDIA . Reinos romano-germánicos . Alta edad media . Baja Edad Media EDAD MODERNA: Cultura Humanismo y renacimiento Religión Política: estado absolutista MODERNA ECONOMIA Y CULTURA. Expansión mercantil El mundo rural AMERICA COLONIAL Antes Exploración y conquista Imperio colonial Economía y sociedad CICLO DE LAS REVOLUCIONES Revolucion industrial Nueva sociedad industrial Ideas del XVII Revolucion francesa y napoleon REFORMAS BORBONICAS Y RE VOLUCION RIO PLATA

Manual 2do historia medieval y moderna

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Historia medieval y moderna

Citation preview

Page 1: Manual 2do historia medieval y moderna

EDAD MEDIA

. Reinos romano-germánicos

. Alta edad media

. Baja Edad Media

EDAD MODERNA:

Cultura Humanismo y renacimiento

Religión

Política: estado absolutista

MODERNA ECONOMIA Y CULTURA.

Expansión mercantil

El mundo rural

AMERICA COLONIAL

Antes

Exploración y conquista

Imperio colonial

Economía y sociedad

CICLO DE LAS REVOLUCIONES

Revolucion industrial

Nueva sociedad industrial

Ideas del XVII

Revolucion francesa y napoleon

REFORMAS BORBONICAS Y RE VOLUCION RIO PLATA

Page 2: Manual 2do historia medieval y moderna

La caída del Imperio de Occidente

Luego de la división del Imperio Romano, la parte occidental inició un rápido proceso de decadencia, como consecuencia

de múltiples causas. Entre otras, la disminución de los intercambios comerciales, el despoblamiento de las ciudades, las

revueltas de colonos y campesinos, los motines de tropas que pasaban meses sin recibir sus pagos y las conspiraciones

que derribaban a un emperador tras otro. Por esa razón, cuando nuevas oleadas de pueblos germanos invadieron el

Occidente europeo, el Imperio, que ya estaba fuertemente debilitado, se derrumbó.

El primer impacto lo produjeron alanos, suevos y vándalos, que en la Navidad de 406 atravesaron las aguas congeladas

del Rin, arrasaron las Galias y posteriormente ocuparon Hispania. Poco después, los visigodos de Alarico invadieron

Italia y saquearon la ciudad de Roma. De la península itálica se trasladaron al sur de la Galia, donde se instalaron como

federados, es decir, aliados. En ese carácter lucharon junto a los romanos para detener los ataques de los hunos, guerreros

asiáticos que, al mando de Atila, aterrorizaban tanto a germanos como a romanos.

Luego de derrota de los hunos, en el año 451, parecía que Roma podría reponerse, pero recibió un duro golpe cuando los

vándalos, que habían pasado de Hispania al norte de África, saquearon la ciudad en el año 455. Finalmente, en 476,

Odoacro, jefe de los hérulos, depuso al emperador niño Rómulo Augusto, se proclamó rey de Italia y envió las insignias

imperiales a Constantinopla. El significado de ese gesto era muy claro: Odoacro proclamaba al mundo que con un solo

emperador, el de Oriente, bastaba. En Occidente ya no habría emperadores, sino reyes.

Page 3: Manual 2do historia medieval y moderna

La fragmentación del mundo mediterráneo

Luego de la caída del Imperio Romano de Occidente, los pueblos que vivían a orillas del Mediterráneo dejaron de

responderá una misma autoridad. Germanos y bizantinos lucharon por el control de Italia, España y el norte de África.

En el siglo VII, los musulmanes amenazaron con conquistar todo el Mediterráneo. En Occidente, su avance fue frenado

por los francos que, poco después, lograron formar un gran imperio.

Los germanos y el comienzo de la Edad Media

Los historiadores consideran que la desaparición del Imperio Romano de Occidente, en 476, señala e fin de la Edad

Antigua y el comienzo de la Edad Media. Para facilitar su estudio, la Edad Media se divide en tres períodos:

Temprana Edad Media (476-843), durante la cual se conformaron tres grandes centros de poder: los reinos romano-

germánicos, el Imperio bizantino y los califatos musulmanes. Se extiende desde el derrocamiento del último emperador

romano de Occidente hasta la división del Imperio de Carlomagno.

Alta Edad Media (843-1100), durante la cual cobró forma el feudalismo, un sistema político y socioeconómico basado

en relaciones de fidelidad personal.

Baja Edad Media (1100-1492), en la cual resurgen las ciudades y aparece un nuevo grupo social: la burguesía.

Comienza con las Cruzadas y concluye con la llegada de los europeos a América.

Los reinos romano-germánicos

Durante el siglo V, varios pueblos germanos establecieron sus dominios sobre Europa occidental. Y a pesar de que

sometieron por la fuerza a la población romana, adoptaron valores y costumbres de los vencidos. Por eso se los

denomina reinos romano-germánicos.

Algunos de estos reinos desaparecieron rápidamente, mientras que otros prosperaron durante varios siglos. A pesar de

sus diferencias, compartieron varios rasgos: se organizaron como monarquías hereditarias, adoptaron el derecho romano

y la religión cristiana, y reclutaron a funcionarios romanos para administrar sus dominios.

Una economía rural y autosuficiente

En tiempos de los reinos romano-germánicos se acentuó la tendencia a la ruralización, que se había iniciado durante la

crisis que el Imperio Romano padeció en el siglo III. Esto significa que muchas ciudades se despoblaron y que otras

Page 4: Manual 2do historia medieval y moderna

fueron abandonadas.

La población que huyó de los centros urbanos se estableció en aldeas o en las tierras que los reyes germanos habían

repartido entre una minoría de fieles guerreros. Esos guerreros integraron una aristocracia terrateniente, de la que

también formaron parte algunos romanos que tuvieron la habilidad de adaptarse a la nueva situación. Las tierras de esa

aristocracia eran trabajadas por colonos romanos, ex esclavos, campesinos germanos y personas que migraron de las

ciudades a las zonas rurales. Todos ellos debían entregar parte de lo que producían (en general, trigo o avena) a los

dueños de las tierras.

Debido a la falta de monedas y a la reducción del comercio, los productos que la población no producía y que necesitaba

para subsistir se conseguían mediante el trueque, es decir, mediante el intercambio de un producto por otro. Así, poco a

poco la economía de la Temprana Edad Media se fue cerrando y volviéndose cada vez más autosuficiente.

El cristianismo, factor de unidad

Desde que el cristianismo se transformó en la religión oficial del Imperio Romano, en tiempos del emperador Teodosio,

los cristianos reconocieron la autoridad del obispo de Roma, quien se transformó en el jefe supremo de la Iglesia y

comenzó a ser llamado Papa.

Siguiendo el modelo de la administración romana, la Iglesia organizó su territorio en:

arquidiócesis, a cargo de arzobispos;

diócesis: encabezadas por obispos, y

parroquias: bajo el cuidado de curas párrocos.

También adoptó el latín como lengua oficial para sus ritos.

Debido a la gran difusión del cristianismo, diferentes pueblos de Europa occidental compartieron ritos y creencias a

pesar de estar divididos en distintos reinos. Y como la mayoría de los reyes germanos se convirtieron al cristianismo y

lo impusieron como religión oficial en sus Estados, la integración entre vencedores y vencidos se aceleró.

En esta época desempeñaron un papel muy importante los sacerdotes, que vivían recluidos en los monasterios y las

abadías. Estos monjes se encargaron de copiar y custodiar los manuscritos de obras sagradas (biblias, libros de

oraciones, historias de santos) y de los autores clásicos (griegos y romanos). Por la tarea que desempeñaron, se os

conoce como monjes copistas.

Los francos: de reino a imperio

Entre los reinos romano-germánicos pronto se destacó el de los

francos, que a principios del siglo VI logró vencer a visigodos y

burgundios, y dominó así toda la antigua Galia romana. El monarca

más importante de esta época fue Clodoveo, quien extendió los límites

del reino, se convirtió al catolicismo (507) y se transformó en el

gobernante más influyente de Europa occidental.

A su muerte (511), el reino de los francos se repartió entre sus cuatro

hijos y entró en decadencia. Los últimos reyes de la dinastía a la que

pertenecía Clodoveo, la merovingia, delegaron el gobierno en

funcionarios llamados mayordomos de palacio. Uno de esos

mayordomos, Carlos Martel, alcanzó gran renombre cuando detuvo el

Page 5: Manual 2do historia medieval y moderna

avance de los musulmanes hacia el centro de Europa en la batalla de Poitiers (732). Su hijo, Pipino el Breve, derrocó al

último rey merovingio y se hizo proclamar rey de los francos, iniciando una nueva dinastía, la carolingia. El nuevo

monarca contó con el apoyo del papa Esteban II, quien lo coronó y le otorgó el derecho a la sucesión hereditaria.

A cambio del apoyo papal, Pipino defendió el cristianismo de los avances del Islam y de los ataques de los lombardos,

cuyo reino conquistó. A la muerte de Pipino (768), el Papa, agradecido, apoyó a sus herederos, Carlos y Carlomán.

La formación del Imperio de Carlomagno

Luego de la muerte de Carlomán, Carlos fue reconocido como rey de los francos. Por su inteligencia y sus conquistas

militares, pasó a la historia con el nombre de Carlomagno (Carlos el Grande).

Cuando Carlomagno asumió el trono, el reino franco comprendía los actuales territorios de Francia, Bélgica, los Países

Bajos y parte de Alemania e Italia. Hábil estratega y militar, defendió sus territorios de los ataques de los germanos y los

musulmanes. Posteriormente venció a sajones y lombardos, y construyó un poderoso imperio.

Como pueden ver en el mapa, a excepción de gran parte de España, Portugal y Gran Bretaña, el Imperio carolingio

comprendía toda Europa occidental.

En la Navidad del año 800, el Papa León III coronó emperador a Carlomagno. De esa manera, se aseguró el predominio

sobre todos los reyes cristianos de Occidente y se consolidó la unión de la Iglesia y el Estado de los francos.

Marcas, condados y ducados

Para poder controlar sus extensos dominios, Carlomagno dividió el territorio de su imperio en unas trescientas

provincias, a las que llamó condados y ducados. Estas provincias estaban gobernadas por funcionarios llamados condes

y duques, que eran reclutados entre los integrantes de las familias más poderosas de cada región. En las regiones

fronterizas, Carlomagno estableció las llamadas marcas, que estaban a cargo de un marqués. Los marqueses tenían bajo

su mando importantes contingentes de tropas, con los que debían rechazar los ataques enemigos.

Condes, duques y marqueses eran supervisados por los temidos missí dominio, enviados especiales del emperador, que

todos los años supervisaban la correcta administración de las provincias y escuchaban las quejas y los reclamos de los

pobladores.

Dos veces al año, Carlomagno convocaba a condes, duques y marqueses a participar de las asambleas nacionales. En

esas reuniones, el emperador hacía públicas las capitulares, ordenanzas que contenían normas, preceptos y leyes que

poco a poco fueron reemplazando las antiguas costumbres germanas.

En el plano religioso, Carlomagno creó varios obispados y obligó a la población de su imperio a pagar el diezmo, un

impuesto que servía para contribuir al mantenimiento de la Iglesia.

En materia cultural, estimuló el desarrollo de las letras y de las ciencias. El objetivo de esta política era el de preservar y

difundir la herencia cultural clásica, es decir, la griega y la romana.

El Imperio se divide

Carlomagno falleció en 814. Fue sucedido por su hijo Ludovico Pío, que no tuvo la misma autoridad que su padre.

Cuando él murió, el Imperio se desgarró. Por un lado, duques y condes comenzaron a reclamar más poder y autonomía.

Por otro, los nietos de Carlomagno se enfrentaron entre sí por el trono vacante. Esas luchas llegaron a su fin en 843, con

la firma del Tratado de Verdún, que dividió el Imperio en tres Estados:

Germania: formada por los territorios ubicados al este del río Rin, quedó a cargo de Luis el Germánico.

Page 6: Manual 2do historia medieval y moderna

Francia: integrada por los territorios de la antigua Galia, aunque con una superficie más reducida, fue asignada a Carlos

el Calvo.

Lotaringia: era una extensa franja ubicada entre Francia y Germania. Quedó a cargo de Lotario, a quien correspondió el

título de emperador. A su muerte, este reino fue progresivamente absorbido por los descendientes de Carlos el Calvo y

Luis el Germánico.

A partir de entonces desapareció el Imperio de Carlomagno, y con el tiempo surgirían dos Estados que darían lugar a las

actuales Francia y Alemania.

El custodio de Oriente: el Imperio bizantino

Mientras la parte occidental del Imperio Romano fue ocupada per distintos pueblos germánicos, el Imperio Romano de

Oriente, con el tiempo llamado Imperio bizantino, logró resistir los ataques de germanos, persas y eslavos, y sobrevivió

mil años más.

Su capital, Constantinopla (fundada sobre las ruinas de la antigua ciudad griega de Bizancio), fue un rico centro

comercial en el que se cruzaban las rutas marítimas y terrestres que provenían de Europa, Asia y África. De ese

comercio, el Imperio bizantino obtuvo una abundante riqueza, de la cual extrajo los recursos necesarios para sobrevivir

durante tantos siglos. Otras actividades económicas importantes fueron la agricultura y la artesanía, de la que se

destacaron la cerámica, la orfebrería y la construcción de mosaicos, en la que los bizantinos fueron grandes maestros.

Los fundamentos culturales del Imperio bizantino fueron la administración y el derecho romano, el idioma griego (que

paulatinamente fue reemplazando el latín) y las creencias cristianas.

El emperador y los conflictos religiosos

En el Imperio bizantino, el emperador ejercía un poder absoluto, ya que era el jefe supremo de la administración, el

ejército y la Iglesia.

El poder del emperador no impidió que estallaran serios conflictos religiosos, como el que entre 730 y 843 enfrentó a los

iconoclastas (entre ellos el emperador León III, que mandó destruir las imágenes de apóstoles, mártires y santos) y los

iconódulos, como los monjes y la mayoría de los fieles, que defendían su adoración. Otro conflicto importante fue el

Cisma de Oriente, que a partir de 1054 dividió la Iglesia cristiana en dos ramas: la católica, encabezada por el Papa, y la

ortodoxa, liderada por el patriarca de Constantinopla, aunque subordinado al emperador bizantino.

Justiniano reconquista Occidente

Justiniano, quien heredó el trono de Bizancio en 527, fue el emperador más importante durante la Temprana Edad

Media.

En política interior, estableció un sistema jurídico ordenado, basado en la compilación del derecho establecido hasta

entonces, que quedó plasmado en el Código de Justiniano.

En política exterior, su gran sueño era el de reconstruir el Imperio Romano, tarea que consideraba posible dada la

inestabilidad de los reinos romano-germánicos. Hábil estratega, luego de pactar una paz con los persas (que lo atacaban

por el Este), concentró todas sus fuerzas en la reconquista de Occidente. Al mando de los generales Belisario y Narsés,

sus ejércitos destruyeron el reino vándalo del norte de África en 533. El siguiente objetivo fue el reino ostrogodo de

Italia, que cayó después de veinte años de lucha (553). Un año después, sus tropas desalojaron del sur de España a los

visigodos.

Page 7: Manual 2do historia medieval y moderna

Así quedó constituido un gran imperio, que como pueden ver en el mapa de la página anterior, ocupaba gran parte de lo

que había sido el Imperio Romano.

Retrocesos en Oriente y Occidente

Tras la muerte de Justiniano, ocurrida en el año 565, ninguno de los emperadores que lo sucedieron reunió las

condiciones necesarias para sostener el Imperio, que se fue debilitando paulatinamente. Así fue como poco a poco se

perdieron las provincias occidentales: el sur de España fue reconquistado por los visigodos, mientras que Italia era

ocupada por los lombardos. Ya en el siglo VIL, las provincias orientales fueron atacadas por los árabes, que animados

por la prédica de una nueva religión, el Islam, avanzaban con gran fuerza. Se perdieron entonces Egipto, Siria, Palestina

y parte de Asia Menor, y con ellas, las ciudades más ricas y las tierras más fértiles de todo el Imperio.

Bizancio, sin embargo, no se derrumbó. Nuevos emperadores crearon provincias fronterizas que pusieron en manos de

militares y que poblaron con campesinos a los que entregaron tierras a cambio de que sirvieran en los ejércitos. Este

sistema defensivo fue exitoso, ya que los gobernantes militares lograron contener los ataques enemigos. Sobre esta base,

el Imperio vivió una nueva época de esplendor durante los siglos X y XI.

Organización política Actividades económicas

Religión Arte y cultura Templos emblemáticos

Imperio Carolingio

Monarquía y luego imperio.Emperador coronado y apoyado por el Papa.

Agricultura Cristianismo, religión oficial del Estado, Alianza con el Papado.Cobro del diezmo a la población.

Renacimiento cultural en torno a la Escuela palatina.Copiado de manuscritos en monasterios para preservar las obras de los autores clásicos.

Capilla de Aquisgrán

Imperio Bizantino

Imperio gobernado por un emperador que es jefe del Estado, de la administración, del ejército y de la Iglesia.

Agricultura, comercio internacional, fabricación de mosaicos.

Cristianismo ortodoxo a partir de 1054 (Cisma de Oriente).Querellas religiosas en torno a la adoración de las imágenes.

Arte religioso.Decoración de templos con mosaicos.

Santa Sofía

Imperio Musulmán

Califato hereditario gobernado por la familia de los Omeyas primero y por la de los Abasidas, a partir de 750.

Agricultura, comercio y artesanías.

Islam, sumisión a la voluntad de un único Dios, Alá.Cinco obligaciones rituales.Un libro sagrado, el Corán.

• Arte religioso y palaciego: mezquitas y palacios.

La Kaaba, mezquita de la Cúpula de la Roca de Jerusalén, mezquita de Córdoba.

Page 8: Manual 2do historia medieval y moderna

Señores y campesinos en la Europa feudal

A partir de 850, Europa debió hacer frente a una segunda oleada de invasiones. Como los reyes no pudieron detenerlas,

la defensa de cada región de sus reinos fue encabezada por los señores más poderosos. Estos armaron ejércitos,

construyeron castillos y se gobernaron de manera independiente. El poder entonces se fragmentó y fue conformándose

una nueva sociedad, la feudal

Las segundas invasiones y el origen del feudalismo

La desintegración del Imperio franco de Carlomagno, coincidió con una segunda gran oleada de invasiones, que se

desencadenó sobre Europa occidental a partir de mediados del siglo IX. Los principales ataques fueron llevados adelante

por tres pueblos muy diferentes entre sí: los vikingos, los sarracenos y los magiares.

De origen germano, los vikingos o normandos ("hombres del Norte") eran originarios de Escandinavia. Expertos

navegantes, asolaron las costas de Inglaterra, Irlanda, Francia, el norte de España y el sur de Italia. Sus embarcaciones

ligeras les permitían navegar los ríos y penetrar en el interior del continente europeo. Atacaban en grupos de diez o doce

embarcaciones, arrasando con todo lo que encontraban a su paso.

Los sarracenos eran piratas musulmanes que tenían sus bases en las costas del norte de África. Organizaban razzias para

saquear las ciudades ubicadas a orillas del mar Mediterráneo en busca de riquezas y esclavos. Los húngaros o magiares

eran guerreros asiáticos que hacia mediados del siglo IX se establecieron a orillas del río Danubio. Desde allí atacaron

Germania, Francia y el norte de Italia. No buscaban conquistar territorios, sino saquear monasterios, pueblos y aldeas.

En la Península Ibérica, nuevas invasiones de pueblos del norte de África, los almohades y los almorávides, detuvieron

en el siglo XI los avances de los reinos cristianos, que buscaban reconquistar los territorios ocupados por los

musulmanes.

Los señores enfrentan a los invasores

Las invasiones de vikingos, sarracenos y magiares aterrorizaron a las poblaciones de los Estados europeos, cuyos reyes

poco pudieron hacer para defender sus territorios.

Frente a esta situación de inseguridad, fueron los señores poderosos de cada región (entre ellos, los descendientes de los

duques, condes y marqueses que había nombrado Carlomagno) quienes defendieron las regiones en las que vivían de los

ataques de los invasores. Para frenar esos ataques, reclutaron a grupos de hombres armados y construyeron castillos de

piedra protegidos por gruesas murallas y, en muchos casos, incluso fosos.

En esos castillos se refugiaban los campesinos de los alrededores cuando se producía algún ataque. A cambio de esa

protección, los campesinos se comprometieron a obedecer a los señores y a trabajar para ellos.

El poder de los reyes se debilita

Los señores que armaban ejércitos y construían castillos reclamaron a los reyes mayor autonomía. Los monarcas,

incapaces de defender a sus súbditos frente a los ataques de los invasores, se vieron obligados a delegar la defensa de

sus reinos en esos señores locales. De esa manera, los señores lograron aumentar sus poderes e independizarse poco a

poco de la autoridad real. Entre esos poderes estaba el ejercicio del derecho de ban, que consistía en el derecho de

mandar y castigar, de asegurar la paz, de fijar los impuestos y de establecer las obligaciones de los campesinos.

En consecuencia, entre la segunda mitad del siglo IX y el comienzo del siglo XI, el poder de los reyes de varios países

Page 9: Manual 2do historia medieval y moderna

europeos se debilitó, mientras que el de los señores aumentó. En consecuencia, el poder y la autoridad se fragmentaron.

Esto significa que dejaron de estar concentrados en la persona del rey.

Feudo, beneficio y vasallaje

Los reyes europeos reconocieron formalmente el poder que los señores habían ganado otorgándoles el usufructo de las

tierras del reino que habían defendido. Esas tierras comenzaron a llamarse feudos.

Los feudos incluían un castillo, los bosques y las tierras que se encontraban en los alrededores, y el derecho a explotar el

trabajo de los campesinos que las habitaban. La entrega de los feudos se hacía mediante una ceremonia en la cual quien

recibía el feudo rendía homenaje al rey, le juraba fidelidad y le prometía asistirlo y aconsejarlo en caso de guerra. De esa

manera, el señor quedaba unido al monarca mediante un doble vínculo: el del beneficio, por el cual reconocía la

propiedad real sobre la tierra que se le otorgaba, y el vasallaje, por el cual comprometía su lealtad.

Pasado el tiempo, los señores más importantes (condes, duques y marqueses) otorgaron partes de sus feudos a señores

menos poderosos barones, castellanos y caballeros) mediante el mismo tipo de contrato. Así se fue conformando una

pirámide social (la llamada pirámide feudal), en la que el rey ocupaba el punto más alto; sus vasallos, los señores a

cargo de los feudos más grandes, la franja intermedia y los vasallos de estos, los señores menos poderosos, la base. Por

debajo de todos ellos el resto de la población, especialmente los campesinos

La sociedad feudal

A la sociedad que se conformó como consecuencia del debilitamiento del poder de los reyes y el establecimiento de

lealtades personales entre señores y vasallos se la llama sociedad feudal. Esta sociedad estaba basada en la desigualdad

jurídica, ya que existían diferencias legales entre los que tenían privilegios (el rey y los señores, aunque formalmente

fueran sus vasallos) y los que no los tenían (los artesanos y los campesinos).

Este orden social, en el que la pertenencia a cada sector quedaba definida desde el nacimiento, era defendido por la

Iglesia católica, que afirmaba que este orden había sido establecido por Dios. Esta postura legitimó el orden social ya

que la sociedad feudal era una sociedad cristiana, en la cual la Iglesia tenía gran influencia.

Señores, clérigos y campesinos

Los campesinos de esta época podían ser libres o siervos. Los campesinos libres, pocos en comparación con los siervos,

trabajaban para sí mismos en parcelas llamadas alodios. Los siervos, en cambio, debían trabajar para el señor que poseía

en feudo las parcelas que cultivaban. Además, estaban sujetos a la tierra, por lo cual eran transferidos junto con ella

cuando el feudo pasaba de un señor a otro. Los siervos debían trabajar duramente para asegurar su subsistencia, la de los

señores y la de los miembros de la Iglesia, a los que debían pagar el diezmo. Los artesanos, si bien dedicaban gran parte

de su tiempo a su oficio (hacer muebles de madera o poner herraduras a los caballos, por ejemplo), también eran

campesinos, porque debían cultivar la tierra para obtener sus alimentos.

Los señores integraban el grupo privilegiado de la sociedad feudal y podían ser laicos o religiosos. Los señores laicos

eran los que no pertenecían a la Iglesia, y su actividad principal era la guerra. Los señores religiosos eran miembros de

la jerarquía eclesiástica, se ocupaban de los asuntos de la Iglesia y administraban las tierras que las órdenes religiosas

recibían en donación. Los señores feudales se consideraban a sí mismos nobles porque no tenían que trabajar ni pagar

tributos. Cuando no estaban luchando, se dedicaban a organizar partidas de caza o a participar en torneos en los que

combatían contra otros nobles. Poseían grandes extensiones de tierra y gozaban de derechos y honores que, con el paso

Page 10: Manual 2do historia medieval y moderna

del tiempo, transformaron en hereditarios, es decir, que los transmitieron a sus hijos.

Vivir en un señorío

Las relaciones que se establecían entre los señores y los campesinos se desarrollaban en el señorío, que era una

importante extensión de tierras sobre las que un señor feudal ejercía su autoridad. Los señoríos producían todos los

elementos necesarios para la subsistencia, desde los alimentos y la vestimenta hasta las armas y las herramientas. Por

eso se dice que la feudal era una economía cerrada o autosuficiente, ya que prácticamente no necesitaba del comercio

para abastecerse.

Cada señorío estaba integrado por:

La reserva señorial: conformada por las tierras cercanas al castillo o monasterio, que eran trabajadas por los siervos.

Eran las más fértiles y toda la producción que se obtenía de ellas era para el señor.

Los mansos: eran parcelas que el señor daba a los campesinos para que produjeran los alimentos necesarios para su

subsistencia y la de su familia. Los campesinos, a cambio, debían entregar como tributo una parte de lo producido.

Las tierras comunales: eran los pastos que no eran utilizados para la producción agrícola. Eran de uso común y en ellas

se alimentaban ovejas, cabras y bueyes.

Castillos y cabañas

El señor y su familia vivían en el edificio más grande del señorío, el castillo o fortaleza. Los castillos eran edificaciones

de piedra que estaban defendidos por una o más murallas y un foso lleno de agua. Por un puente levadizo se atravesaba

el foso y se accedía a un patio, que comunicaba con una segunda muralla que protegía las habitaciones, la capilla, las

dependencias de servicio y la torre para las ceremonias.

Los campesinos, en cambio, habitaban cabañas que tenían techos de paja y que estaban construidas con madera, adobe y

piedra. Junto a la casa estaba el huerto, donde los campesinos cultivaban hortalizas, legumbres y frutas que, junto con el

pan y la cerveza, eran la base de su alimentación.

Las monarquías feudales de Europa occidental

Como ya leyeron, a partir de mediados del siglo IX, duques, condes y marqueses dejaron de obedecer a los monarcas

que los habían designado en el cargo y empezaron a actuar como si fueran independientes. Así, los reinos de Europa

occidental se dividieron en gran cantidad de feudos.

Francia: de los carolingios a los capetos

Page 11: Manual 2do historia medieval y moderna

Uno de los nietos de Carlomagno, Carlos el Calvo, debió hacer frente a los vikingos, quienes remontaron el río Loira y

llegaron hasta las puertas de la ciudad de París. En 911, su nieto, Carlos el Simple decidió pactar con Rolón, uno de los

jefes vikingos. A cambio de le entrega en carácter de feudos de las tierras del noroeste de Francia (luego conocidas

como ducado de Normandía), Rolón se convirtió al cristianismo, se casó con la hija del rey francés y se comprometió a

impedir nuevas invasiones.

Muerto el último monarca carolingio, en 987, fue elegido rey Hugo Capeto, quien dio inicio a la dinastía de los capetos.

Este rey y sus primeros sucesores tuvieron muy poco poder, que ejercieron sobre unos estrechos territorios situados en

torno a las ciudades de París y Orleans. El resto de los territorios franceses eran gobernados por señores de distinta

importancia que se manejaban de manera independiente y que desafiaban incluso la autoridad del rey.

Inglaterra: de los sajones a los normandos

Luego de las invasiones germanas del siglo V se conformaron en las islas Británicas siete reinos anglosajones. A partir

del siglo IX, estos reinos debieron hacer frente a las invasiones de piratas noruegos y daneses, que fueron contenidas por

el rey de Wessex, Alfredo el Grande. Este soberano fue el primero en proclamarse rey de Inglaterra, en 871.

Los sucesores de Alfredo el Grande debieron defenderse de nuevos ataques vikingos, en especial de piratas daneses, que

conquistaron la isla en 994. Los daneses fueron expulsados de Inglaterra por un rey de origen sajón, Eduardo el

Confesor, en 1042. A su muerte, en 1066, fue elegido rey un conde sajón, Haroldo de Wessex. Pero un primo de

Eduardo, Guillermo, duque de Normandía, invadió la isla y venció a Haroldo y le dio muerte en la batalla de Hastings.

El vencedor, conocido a partir de entonces como Guillermo el Conquistador, se hizo proclamar rey de Inglaterra y

entregó gran cantidad de feudos a nobles normandos.

El Sacro Imperio romano-germánico

El reino recibido por Luis el Germánico en el Tratado de Verdún (843) se extendió hacia el oeste al absorber gran parte

de los territorios de los descendientes de su hermano Lotario. A pesar de ello, debió enfrentar las invasiones de húngaros

y eslavos, y el creciente poder de los nobles. Así, poco a poco el poder real se fue debilitando. La debilidad de la

monarquía alcanzó su extremo en tiempos de Luis el Niño (900-911), cuando se formaron los ducados de Sajonia,

Turingia, Baviera, Suabia, Lorena y Franconia.

Tras la muerte de Luis el Niño, se extinguió la dinastía carolingia. Fue entonces que los nobles más poderosos

decidieron establecer una monarquía electiva y eligieron como soberano a Conrado de Franconia, primero, y a Enrique

de Sajonia algunos años después.

El sucesor de Enrique, Otón I (936-974), logró fortalecer el poder real al derrotar a los húngaros, dominar a los nobles,

intervenir en Italia y aliarse con el Papado. Gracias a esta alianza, Otón I retomó la política de Carlomagno: en 962 se

hizo coronar emperador por el papa Juan XII. De esta manera, se creó el Sacro Imperio romano-germánico, que

pretendía reconstituir la unidad de Occidente.

Luego de la muerte de Otón III, en 1024, el trono imperial recayó en la Casa de Franconia, que aumentó los dominios

del Sacro Imperio al incorporar parte de Hungría, Borgoña y Provenza. Así, se transformó en la primera potencia de

Occidente.

El emperador y el Papa luchan por el poder

Los emperadores del Sacro Imperio se habían acostumbrado a nombrar a los obispos alemanes, que poseían numerosos

Page 12: Manual 2do historia medieval y moderna

feudos y tenían un importante poder. Si bien esta política era entendida por el Papado como una intromisión en sus

propios asuntos, fue tolerada durante muchos años.

Esta situación cambió con el papa Gregorio VII (1073-1085), quien intentó afirmar su poder ante el emperador Enrique

IV (1056-1106). Este, a su vez, se apoyó en los obispos alemanes para desplazar al Papa de su cargo. Pero la

excomunión lanzada por Gregorio VII y la actitud rebelde de parte de la nobleza alemana obligaron al emperador a

reconciliarse con el Papa.

Sin embargo, la reconciliación no fue sincera, por lo que en 1084 Enrique IV invadió Roma y, al año siguiente,

reemplazó a Gregorio VII por Clemente III.

El conflicto entre el emperador y el Papa, conocido como Querella de las investiduras, se solucionó en el año 1122, con

la firma del Concordato de Worms. Allí se estableció que la Iglesia designaría a los obispos, y los emperadores les

entregarían los símbolos de su poder temporal.

Características Europa occidental durante la Alta Edad Media (siglos IX al XI)

Organización

política

Progresivo debilitamiento del poder real.

Aumento del poder de los señores.

División de los Estados europeos en gran cantidad de feudos cuasi independientes.

Francia y la Inglaterra normanda, ejemplos de monarquías feudales.

• Esfuerzo de los emperadores del Sacro Imperio para recuperar los poderes apropiados por los

nobles.

Sociedad Sociedad dividida en tres órdenes o estamentos: nobles o señores, clero y campesinos.

Campesinos en relación de servidumbre respecto de los señores feudales.

• Nobleza organizada mediante relaciones personales de fidelidad: homenaje y vasallaje.

Economía Agricultura de subsistencia con muy bajos rendimientos.

Economía rural cerrada o autosuficiente.

Persistencia de la poca actividad comercial

Religión La Iglesia legitima el orden social.

Monasterios organizados como feudos.

Alianza entre el Papado y el reino germánico.

Conflicto entre el Papa y el emperador del Sacro Imperio: Querella de las investiduras.

Arte y cultura Arte predominantemente religioso.

Estilo románico aplicado en la construcción de iglesias, claustros, monasterios y campanarios

Esculturas integradas en los capiteles de iglesias y claustros.

Pinturas murales que decoran las paredes de las iglesias.

Page 13: Manual 2do historia medieval y moderna

Expansión y crisis de la Europa feudal

A partir del siglo XI, nuevas técnicas y herramientas posibilitaron la obtención de mejores cosechas en la Europa feudal.

Paralelamente, las cruzadas a Tierra Santa estimularon el resurgimiento del comercio y el desplazamiento de la

población. Esta expansión económica y demográfica llegó a su fin en el siglo XIV, cuando la sociedad europea padeció

hambrunas, epidemias y guerras prolongadas.

La expansión mercantil y urbana

La expansión militar y política del mundo feudal, que se inició con las Cruzadas y la conquista de nuevas tierras al este

y al sur de Europa occidental, permitió el control y la reapertura de importantes rutas comerciales en Oriente y el mar

Báltico. Esto facilitó y estimuló el comercio, que aumentó en importancia y volumen, e impulsó el crecimiento de las

ciudades.

Las cruzadas y la expansión agrícola

A fines del siglo XI, un pueblo musulmán, los turcos selyúcidas, conquistaron Siria, Palestina y Asia Menor. Como

Constantinopla corría serios riesgos, el emperador bizantino solicitó ayuda al papa Urbano II. Este Papa entendió que

ese pedido de socorro era la oportunidad de extender la autoridad de la Iglesia católica más allá de las fronteras de

Occidente. Organizó entonces el Concilio de Clermont (1095), donde convocó a todos los cristianos a marchar hacia el

Cercano Oriente para recuperar el Santo Sepulcro de Jesucristo. A esa convocatoria a luchar contra los musulmanes se

la llamó cruzada.

El fervor despertado por las palabras del Papa fue tan grande que una multitud, liderada por un monje, Pedro el

Ermitaño, se dirigió hacia el Este. Esos hombres, mujeres y niños, desorganizados y prácticamente desarmados, fueron

fácilmente aniquilados por los turcos. Poco después, miles de caballeros ingleses, franceses y alemanes, llamados

cruzados porque llevaban una cruz bordada en sus ropas a la altura del pecho. Después de este intento, las siguientes

expediciones estuvieron a cargo de los nobles. Las Cruzadas fueron ocho en total, aunque no todas fueron iguales: si

bien se suponía que todas ellas buscaban recuperar Tierra Santa, a medida que el tiempo pasaba y no se lograba el

control sobre estos territorios, las Cruzadas fueron sirviendo cada vez más a intereses económicos y no tan religiosos.

¿Motivos religiosos o económicos?

Si bien nunca se recuperó Tierra Santa de manos de los turcos, las Cruzadas tuvieron importantes consecuencias: A

través de las Cruzadas, las ciudades de Europa occidental establecieron nuevos contactos con las civilizaciones de

Bizancio y el Islam. Desde entonces, el comercio con Oriente, que había declinado desde la caída del Imperio Romano,

recibió un fuerte impulso. Los comerciantes bizantinos y musulmanes, que controlaban esas rutas, fueron desplazados

por mercaderes y comerciantes -especialmente los italianos de las ciudades como Venecia o Genova-, que vieron

aumentar, en gran medida, sus negocios. Éstos viajaban hasta los puertos de Siria o Egipto en busca de las mercancías

de lujo apreciadas por las clases altas europeas.

Como a partir de entonces se abrieron excelentes oportunidades de hacer negocios, en las siguientes cruzadas los

motivos económicos comenzaron a ser más importantes que las razones religiosas. Así, por ejemplo, en 1204, la Cuarta

Cruzada fue desviada por los venecianos hacia el Imperio bizantino, donde los cruzados conquistaron Constantinopla y

la retuvieron en su poder durante medio siglo.

Page 14: Manual 2do historia medieval y moderna

Luego de la Sexta Cruzada se crearon otros reinos cristianos en Oriente. Pero hacia 1300 todos ellos, incluido el de

Jerusalén, volvieron a caer en manos musulmanas. Este fracaso se debió tanto a la resistencia de los seguidores de

Mahoma como a las constantes peleas entre los jefes cruzados, y entre estos y los emperadores bizantinos. A pesar de

ello, las cruzadas fueron muy importantes ya que los viajes al Cercano Oriente y la reactivación de las rutas comerciales

posibilitaron el desarrollo de una economía más abierta, basada en los intercambios monetarios.

Sobre todo los grandes comerciantes de las ciudades italianas de Pisa, Génova y Venecia se vieron muy beneficiados

con esta reactivación, y las especias, las sedas, las piedras preciosas, las porcelanas y otros productos de lujo pudieron

ser adquiridos por los señores europeos. Poco a poco, los comerciantes italianos comenzaron a internarse en el

continente y, hacia el siglo XII, viajaban a Inglaterra y Flandes. Por ese entonces, mercaderes de esas regiones se

adentraron en el mar Báltico para buscar maderas, pieles, ámbar y arenques, que eran la base de un comercio muy

beneficioso.

La cruzada de los reyes

Varios soberanos de Occidente, como el inglés Ricardo Corazón de León, el francés Felipe II Augusto y el emperador

germánico Federico I Barbarroja tomaron parte de la Tercera Cruzada (1189-1192). El objetivo era recuperar Jerusalén,

que en 1187 había sido conquistada por el sultán Saladino. El primero en llegar a Oriente fue Barbarroja, que conquistó

gran parte de Asia Menor. Pero al cruzar el río Saleph, cayó del caballo y se ahogó debido al peso de la armadura que

usaba. Su hijo recuperó el cuerpo y le dio sepultura en la ciudad de Antioquía, donde gran parte del ejército alemán

murió a causa de una peste.

¿Cuál era el objetivo de la Tercera Cruzada?

Roturar para cultivar más tierras

Durante los siglos XI y XII, mientras los cruzados luchaban en Tierra Santa, los campesinos comenzaron a roturar

tierras ubicadas en los límites de los señoríos.

Las tierras que encontraron no estaban trabajadas anteriormente, así que los campesinos debían arar el terreno por

primera vez. Para ello, se talaron bosques y se desecaron pantanos. Estos procesos se denominaron roturaciones. Las

roturaciones permitieron que grandes extensiones de tierra hasta entonces deshabitadas o cubiertas por bosques se

transformaran en parcelas cultivables. Si bien no era algo nuevo, ya que los campesinos habían avanzado sobre los

bosques, sí eran novedosas las roturaciones fuera del feudo. Gracias a ellas, los campesinos comenzaron a experimentar

una nueva vida, fuera de la rígida autoridad del señor feudal, ya que este les daba mayor libertad a quienes se

trasladaban para trabajar las tierras más lejanas. Por esta razón, se hizo conocida la frase: "roturar hace libres".

Así aumentó la superficie sembrada y se produjeron los cereales necesarios para alimentar a una población que

lentamente iba creciendo en número. Algunos historiadores lo explican del siguiente modo: como la población en

Europa crecía cada vez más, fueron necesarias nuevas técnicas que permitieran aumentar la producción agrícola para

poder alimentar a mayor número de habitantes. Otros historiadores explican que fue al revés: el uso de nuevas técnicas

hizo posible una mayor cantidad de alimentos, lo que, a su vez, permitió el aumento de la población. Lo cierto es que

con una mejor alimentación (y al fin de las guerras ocasionadas por las invasiones), la gente sufría menos enfermedades,

lo que ayudó a reducir la mortalidad y a aumentar la natalidad.

Pero no solo hubo más tierras sino que las que ya existían bajo explotación se hicieron más productivas, es decir, se

obtenían mayor cantidad de alimentos cuando, se renovaron las técnicas de producción y la tracción animal. Una de las

Page 15: Manual 2do historia medieval y moderna

innovaciones de esta época fue el arado de vertedera, labraba la tierra más profundamente y era ideal para las tierras

duras, que tenía una cuchilla que hacía un corte vertical en el suelo mientras una orejera socavaba la tierra y la revolvía.

Este arado no era tirado por bueyes sino por caballos, que araban más rápido, provistos de una collera rígida (es decir,

de un collar de cuero relleno con paja). Gracias a estas innovaciones se pudo aprovechar mejor la fuerza de tracción de

los animales y esto permitió arar las tierras más duras, aumentando así las superficies cultivables.

Paralelamente, el antiguo sistema de rotación bienal de los cultivos, en el que se dejaba descansar la tierra un año

después de la cosecha, fue reemplazado por la rotación trienal, que consistía en dividir la tierra en tres sectores y

permitir su cultivo dos años de cada tres (no uno de cada dos como en el sistema anterior), con el consiguiente aumento

de la producción.

Por otra parte, el uso de molinos hidráulicos y de viento posibilitó la sustitución del trabajo humano en la molienda del

grano, remplazaban el trabajo que hacían 40 personas

Más libertades a cambio de mayores tributos

A partir de las roturaciones, las condiciones de vida de los campesinos que se establecían en los límites de los señoríos

comenzaron a cambiar. Por un lado, las cosechas más abundantes les permitieron mejorar su alimentación; por el otro, la

obligación de trabajar en las reservas señoriales fue desapareciendo progresivamente, por lo que los lazos de

servidumbre se hicieron más débiles.

Para compensar esas pérdidas, los señores feudales comenzaron a cobrar peajes y derechos por la utilización de molinos

y hornos. Así, los tributos en dinero se generalizaron ya que los señores prefirieron pagar a jornaleros para que

trabajaran la reserva señorial, mientras que sus campesinos se expandían, aumentaban la producción y pagaban mayores

tributos. Además los señores feudales comenzaron a reclamar tributos en metálico para comprar productos de lujo.

Comerciantes y artesanos se organizan

La expansión mercantil afectó a toda la economía medieval. El uso de la moneda se hizo cada vez más frecuente, de

modo que el comercio desplazó al trueque. Junto a los principales puertos y ciudades que se dedicaron a la importación

y exportación, había grandes mercados que comenzaron a cumplir un significativo rol económico, a partir de la

organización de ferias. Las ferias eran mercados permanentes, de grandes dimensiones; las más importantes se

establecieron en las zonas de contacto entre dos circuitos: el comercio mediterráneo y el comercio nórdico o hanseático

(en Flandes y Champagne, en Francia). En la feria de Champagne, en el sur de Francia, todos los años se encontraban

los mercaderes del norte y el sur, para intercambiar mercaderías y monedas.

Durante las ferias, los comerciantes llevaban a cabo intercambios que les permitían obtener grandes beneficios:

mediante el recurso de comprar barato determinados productos en lugares alejados, como el Oriente asiático, vendían

esos mismos productos a precios mucho más caros, en los sitios donde eran escasos. Un buen ejemplo lo constituyó el

comercio de perfumes, seda y especias, provenientes de Oriente, donde eran abundantes y baratas.

En las ferias, los comerciantes italianos compraban los textiles de Flandes, para llevarlos al Mediterráneo. A su vez, los

mercaderes flamencos adquirían los productos orientales ofrecidos por los italianos. En esas transacciones empezaron a

utilizarse los préstamos y las primeras letras de cambio, que dieron origen a los banqueros , Al principio, cambiaban las

monedas de diferentes procedencias; la circulación monetaria no estaba organizada: existía una gran variedad de

monedas, por lo que no resultaba sencillo determinar el valor exacto de cada moneda, o comparar los valores de dos

monedas diferentes.

otros medios de pago, diferentes de la moneda fueron las letras de cambio, que significaron un valioso instrumento para

Page 16: Manual 2do historia medieval y moderna

los mercaderes. Un mercader pagaba una suma en una plaza, y recibía un documento (la letra de cambio) que avalaba

ese pago; más tarde, viajaba a otra ciudad lejana, y allí presentaba la letra de cambio y recibía la misma suma (menos la

comisión del banquero o prestamista).

Este instrumento presentaba varias ventajas: por un lado, permitía transferir fondos entre plazas que utilizaban monedas

diferentes; era una fuente de posibles ganancias financieras, al jugar con las variaciones de cambio en las distintas

plazas; pero por sobre todo, reducía el riesgo de robos, en los inseguros caminos de la Europa medieval.

Otras funciones de estos banqueros fue la de dar créditos a los comerciantes, recibir depósitos y efectuar transferencias

de dinero. También, prestaban dinero a los príncipes o los reyes, de quienes recibían privilegios y beneficios.

Mientras que en las Ferias se comercializaban grandes productos, en los mercados, se comerciaban productos locales de

menor calidad y precio, como productos agrícolas y artesanales de elaboración local.

Los primeros comerciantes eran itinerantes: recorrían las ferias y mercados cargando ellos mismos sus mercancías. Con

la consolidación de los circuitos y el perfeccionamiento de las técnicas comerciales, pudieron realizar sus actividades sin

necesidad de desplazarse personalmente. Y se establecieron en las ciudades. De modo que el renacimiento comercial

implicó un importante desarrollo urbano.

Los artesanos, a su vez, se agrupaban en gremios por oficio Para proteger a sus miembros, el gremio tenía el monopolio

de la actividad y decidía quiénes se podían incorporar a ella. También, vigilaban la calidad de lo que se producía en los

talleres y los precios a los que se comercializaba. El gremio se organizaba de acuerdo con una jerarquía interna definida:

había maestros, oficiales y aprendices. El maestro era el propietario del taller, de los utensilios y de la materia prima que

se utilizaba. En su taller, trabajaban los oficiales, trabajadores asalariados especializados, y los aprendices, que vivían

con los maestros y recibían comida, techo y vestido como compensación por su trabajo Ser artesano era toda una carrera

de vida: se comenzaba como aprendiz, para luego de algunos años ascender a oficial y, por último, a maestro artesano:

el grado de maestro lo otorgaban las autoridades del gremio, luego se evaluar una obra maestra presentada por el

aspirante. Recién entonces se podía abrir un taller y ser miembro del gremio.

El renacimiento urbano en la Baja Edad Media

En el territorio europeo, las ciudades se hallaban en retroceso desde las invasiones bárbaras, las cuales, a partir del siglo

v, aceleraron la decadencia del Imperio Romano. Durante los siglos posteriores, la vida se desarrolló,

fundamentalmente, en el mundo rural y sólo subsistieron algunas ciudades, muy reducidas en tamaño y funciones. El

renacimiento del comercio impulsó el resurgimiento de las ciudades, animadas principalmente por los nuevos grupos

formados alrededor de las actividades mercantiles.

El proceso de reactivación de la vida urbana comenzó en el siglo XI, las ciudades comenzaron a repoblarse. Entre las

causas de este resurgimiento urbano se pueden mencionar:

El aumento de la producción agrícola, generó que alimentos que no eran consumidos en las zonas rurales (es decir,

excedentes) permitieran satisfacer la demanda creciente de los habitantes de las ciudades. Esos excedentes eran

vendidos en los mercados urbanos por los campesinos, que así obtenían los ingresos necesarios para pagar los tributos

exigidos por los señores. A su vez, los señores fomentaron el desarrollo de ciudades mediante el otorgamiento de

privilegios y prerrogativas, ya que veían en ellas la posibilidad de acrecentar sus ingresos a través del cobro de nuevos

impuestos. Señores y reyes conservaron algún tipo de dominio sobre las ciudades, incluso cuando llegaron a tener un

gobierno propio.

Las cruzadas, que reabrieron antiguas rutas comerciales con Oriente. A través de esas rutas llegaban bienes que eran

Page 17: Manual 2do historia medieval y moderna

vendidos en los mercados urbanos. A medida que estos mercados fueron creciendo, funcionaron como polos de

atracción de población.

La reactivación del comercio y el repoblamiento de las ciudades formaron parte de un proceso de apertura de las

sociedades feudales, que comenzó a manifestarse en todos los planos de la vida social. Esto significa que las personas se

trasladaban no solo para luchar contra los musulmanes o para comerciar, sino también para peregrinar a centros

religiosos (como la tumba del apóstol Santiago, en Santiago de Compostela, España) o para estudiar en las nacientes

universidades, e incluso para escapar de sus señores feudales: todo siervo que hubiera vivido dentro de las murallas de

una ciudad durante un año y un día era considerado definitivamente un hombre libre, y quedaban abolidos todos los

derechos que su señor ejercía hasta entonces sobre su persona y sobre sus bienes.

En las ciudades, se desarrollaron formas de sociabilidad, desconocidas en el mundo rural, y, a la vez, nuevos valores,

diferentes de los del mundo tradicional. Así, al expandirse y entrar en contacto con otros mundos, la sociedad feudal

europea comenzó a cambiar.

Los intercambios comerciales ganaron una importancia primordial dentro de ellas. Esta preponderancia de lo económico

fue una característica común de las ciudades medievales, más allá de sus múltiples diferencias.

Las peregrinaciones

La población del siglo XI se puso en marcha por medio de las peregrinaciones, que a partir del siglo XI comenzaron a

ser cada vez más frecuentes. Los caminos de Europa occidental se poblaron de peregrinos, caballeros. Muchos

peregrinos, movidos por el espíritu religioso o por la necesidad de cumplir una promesa, comenzaron a dirigirse a

lugares considerados sagrados: Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela...

En este último sitio, por ejemplo, se decía que estaba enterrado el cuerpo del apóstol Santiago. Allí se dirigían a rezar

miles de peregrinos, por "el camino de Santiago" que unía Santiago de Compostela, al noroeste de España, con diversas

localidades francesas, desde donde comenzaban las peregrinaciones.

A lo largo de los caminos que conducían a los diferentes lugares de peregrinación renacieron las antiguas ciudades o

surgieron nuevas aglomeraciones urbanas, donde los viajeros podían abastecerse de todo lo necesario para su viaje. En

el "camino de Santiago", por ejemplo, además de arreglarse los antiguos caminos, se construyeron puentes, albergues y

hospitales para los visitantes; también se levantaron numerosas iglesias, con grandes interiores para albergar a miles de

personas. No tardaron en instalarse por esta transitada vía comerciantes que vendían sus productos a los que pasaban.

Por lo general, eran alimentos o tejidos, excedentes del aumento de la producción agrícola.

El surgimiento de las universidades

La Querella de las Investiduras obligó a los obispos y a los reyes a recurrir a expertos en temas de teología y derecho.

Estas circunstancias, unidas al desarrollo de la ciudad, al aumento de las riquezas y al auge de las actividades

comerciales, facilitaron también que algunos hijos de burgueses pudieran dedicarse a estudiar. Fue así que cerca del año

1200 surgieron las primeras universidades, instituciones que defendían y reglamentaban la actividad de quienes se

dedicaban a enseñar y a aprender. Una escuela se convertía en universidad a partir de la autonomía que los profesores y

estudiantes de esa ciudad iban adquiriendo. Junto con la teología, comenzaron a enseñarse saberes modernos, como el

derecho y la medicina.

El método escolástico llegó a ser e modo de aprendizaje básico de las universidades. Consistía en plantear una pregunta,

presentar citas y argumentos opuestos sobre esa cuestión y, después, llegar a conclusiones. Aunque la escolástica

Page 18: Manual 2do historia medieval y moderna

alcanzó su punto máximo en el siglo XIII, tuvo sus comienzos en las obras de teólogos de los siglos XI y XII, en

especial las de Pedro Abelardo.

El mayor exponente de la escolástica fue Santo Tomás de Aquino (1225- 74). Su famosa obra Summa Theologica (un

compendio que intentaba reunir el aprendizaje recibido de los siglos anteriores acerca de la teología) fue organizada de

acuerdo con el método escolástico.

Un nuevo sector social, la burguesía

Las actividades económicas que se desarrollaban en las ciudades provocaron la diferenciación de un nuevo grupo social

integrado por personas de diferentes grados de riqueza en el que se destacaron comerciantes y artesanos. A estas

personas se las llamó burgueses, dado que vivían en las ciudades, que entonces eran conocidas como burgos.

Conformaron un grupo social que tenía intereses diferentes a los de los grupos tradicionales de la sociedad feudal. No

tenían un lugar asignado en el orden social feudal y lucharon por obtener mejores condiciones, para realizar sus

actividades y defender sus intereses. Una nueva forma de vivir y pensarse desarrolló en el ámbito de las ciudades, que

estaban rodeadas por murallas y gobernadas por una institución creada por los propios burgueses: la comuna.

Los habitantes de las ciudades constituyeron un nuevo grupo social que no tenía un lugar reconocido en aquella

sociedad, ya que no eran guerreros, religiosos ni campesinos. En la ciudad, había comerciantes, artesanos y trabajadores.

Algunos eran mercaderes venidos de lejos, que habían decidido asentarse allí, pero la mayoría eran campesinos que

escapaban de los señoríos, cercanos a la ciudad, para desligarse de la explotación feudal. Sin embargo, todos los

habitantes de la ciudad tenían algo en común: eran hombres libres, por lo tanto, no dependían de ningún señor. Un

siervo que huía y permanecía en la ciudad, al menos un año y un día, adquiría la libertad y su antiguo señor ya no podía

reclamar por él.

Las comunas y el gobierno de las ciudades

Para defender sus derechos frente a las pretensiones de los señores feudales, los burgueses se asociaron en comunas y

establecieron gobiernos autónomos que administraban justicia y reclutaban sus propios ejércitos. Poco a poco, los

burgueses exigieron que se les reconocieran otras libertades. Los documentos en los cuales los señores reconocían los

derechos de los burgueses eran conocidos como cartas de franquicia o fueros.

Los burgueses organizaron un gobierno para la ciudad, que se denominó comuna. La palabra proviene de común,

perteneciente a todos, y originariamente se usó para designar la organización de los burgueses que luchaban contra los

señores.

Para desarrollar sus actividades, los burgueses necesitaban, en primer lugar, protegerse de los poderosos que los

rodeaban y obtener garantías de que las normas necesarias para su actividad serían respetadas

Cuando los señores aceptaron el derecho de los burgueses a gobernar la ciudad, la comuna se convirtió en la institución

de gobierno. Si bien gozaba de autonomía, el señor, el príncipe o el rey conservaron cierta autoridad sobre ella.

Quienes vivían en la ciudad aceptaban la autoridad de la comuna y se comprometían a realizar las tareas de interés

común; se ligaban por un pacto. Los vecinos elegían a un grupo de ellos para que integrara el gobierno comunal,

responsable de cobrar impuestos, defender la ciudad y dictar las normas necesarias para la convivencia, que se ponían

por escrito en las cartas o fueros de cada ciudad y, generalmente, el señor del lugar o el rey les otorgaban validez, a

través de una carta de libertad

El otorgamiento de un fuero a un núcleo de población suponía el reconocimiento a sus habitantes de un estatus jurídico

Page 19: Manual 2do historia medieval y moderna

privilegiado, consistente en la exención de determinados impuestos y en el disfrute de otras ventajas. Con su concesión,

los monarcas pretendían atraer población a esos núcleos, fomentando así su desarrollo mercantil y urbano, y

convirtiendo a esas nuevas villas en aliadas del rey frente al poder señorial.

En un principio, todos sus habitantes podían participar del gobierno comunal; pero, poco a poco, las autoridades

comenzaron a ser elegidas entre un pequeño grupo integrado por los mercaderes y los artesanos más ricos.

Ciudad y población

Por su tamaño, existían en la época ciudades grandes, medianas y pequeñas.

Lo que caracterizaba a las grandes ciudades (las que contaban con más de 10.000 habitantes) era la interdependencia en

su estructura económica del comercio exterior y de la industria de exportación. Florencia y Nápoles contaban con

100.000 habitantes, mientras que la población de Venecia ascendía a casi 200.000. Otras ciudades grandes pero de

menor escala eran Londres, con unos 40.000 pobladores, y Roma y París, que oscilaban entre 40.000 y 80.000

habitantes, respectivamente.

Las ciudades medianas tenían una población de entre 2.000 y 10.000 habitantes, y un radio de acción más limitado: su

comercio exterior estaba acotado a unas pocas localidades y destinos, con los que se comerciaban artesanías. Su

economía giraba, principalmente, en torno a un mercado regional.

Las ciudades pequeñas constituían la gran mayoría de las poblaciones medievales. Contaban con menos de 2.000

habitantes, pero no deben ser consideradas villorrios, sino centros urbanos que también participaban, por su limitado

pero significativo comercio de importación y de exportación, de la vida económica de la baja Edad Media.

A pesar de que las ciudades medievales eran muy distintas entre sí, tenían algunas características comunes. La mayoría

de ellas eran pequeñas y estaban rodeadas por murallas de piedra. En su interior, las casas se apiñaban a lo largo de

calles muy estrechas. Y no había espacios verdes: los únicos lugares abiertos eran las plazas, con pisos de piedras, en las

que se instalaban los puestos de los mercados locales.

Para aprovechar mejor el espacio, las casas eran altas y tenían fachadas angostas. Las viviendas de comerciantes y

artesanos eran, a la vez, talleres o almacenes; en ellas vivían el dueño y su familia junto con los sirvientes y los

aprendices. Solo los burgueses más ricos tenían casas más amplias con patios o jardines interiores. Dado que había gran

cantidad de construcciones de madera y se empleaba el fuego para iluminar y calefaccionar las viviendas, los incendios

eran muy frecuentes.

A medida que la población aumentó, las ciudades medievales crecieron en altura, ya que se multiplicaron los pisos de

las edificaciones ya existentes. Más tarde, cuando no hubo más espacio disponible, surgieron los barrios extramuros,

ubicados fuera de las murallas. En algunas ciudades se construyeron nuevas murallas, que rodeaban a las más antiguas y

a los nuevos barrios.

Los habitantes de las ciudades solían agruparse en determinadas zonas según su oficio o su origen: había calles de

bordadores y de plateros, y también barrios de francos o de genoveses. Además de habitar en barrios separados, en

España los barrios judíos se los llamaban juderías. Los judíos de algunas ciudades medievales estaban obligados a llevar

bordada la estrella de David en sus ropas. También era común que se culpara a los judíos de todos los fenómenos

naturales que causaban estragos en la población.

Durante el siglo XIV, la sociedad feudoburguesa sufrió una crisis económica y social muy larga, con profundos efectos

políticos, culturales y religiosos. Afectó a la población -que se redujo notablemente-, la organización de la producción y

Page 20: Manual 2do historia medieval y moderna

el ejercicio del poder de los señores, que vieron disminuida su capacidad de explotar a los campesinos.

La crisis del siglo XIV pone fin a la expansión

Hacia mediados del siglo XIV, la expansión iniciada en el siglo XI comenzó a estancarse y, más tarde, a caer. Esto se

debió a que los suelos se agotaron y comenzaron a bajar su rendimiento. En consecuencia, escasearon los alimentos.

Esta situación, sumada a temperaturas más bajas y a una serie de inundaciones, provocó hambre en la población, sobre

todo entre quienes tenían más bajos recursos.

La debilidad provocada por la inadecuada alimentación facilitó la expansión de una serie de enfermedades, entre ellas,

la peste negra o peste bubónica, que mató a casi la tercera parte de la población europea. Tal fue la magnitud de la

mortandad, que Europa tardó más de dos siglos en alcanzar el número de habitantes que tenía antes de 1348, cuando se

declaró la peste. Se redujo así el número de brazos disponibles para trabajar la tierra, y mientras algunos señores

feudales decidieron aumentar los tributos para mantener sus ingresos, otros contrataron campesinos para que no

disminuyera la producción.

Mientras tanto, en las ciudades se instalaron muchos campesinos y siervos que escapaban del hambre y la explotación.

Esta crítica situación debilitó paulatinamente el poder de los señores feudales.

La peste negra

La llamada "peste negra" era la peste bubónica. Se cree que provino de Asia y fue transmitida por las pulgas de las ratas.

Es probable que haya llegado a Europa en los barcos de los comerciantes que traían mercancías de Oriente. Se supone

que estos mercaderes genoveses y venecianos, que comerciaban con Asia, fueron los primeros en contraer la

enfermedad, que se propagó desde las ciudades del sur a todo el continente europeo.

La epidemia fue fulminante. Luego de contagiarse, la gente moría rápidamente, porque ya estaba debilitada por la mala

alimentación. Además, se trataba de una enfermedad desconocida y, por lo tanto, la población europea no tenía defensas

contra ella.

La mortandad provocada por la peste negra tuvo mayor incidencia sobre la población de las ciudades, ya que las

condiciones de hacinamiento en que vivían sus habitantes facilitaban el contagio. Ante la epidemia, las ciudades se

cerraron al ingreso de forasteros. Finalmente, como consecuencia de la peste negra, se calcula que murió alrededor de la

tercera parte de la población total de Europa

Guerras interminables

Al mismo tiempo que la peste negra se cobraba gran cantidad de vidas, numerosas guerras se desataron en un continente

que estaba tratando de delimitar sus fronteras internas. Esas guerras provocaron más muertes, la destrucción de los

campos de cultivos, el incremento de los gastos de mantenimiento de los ejércitos y, en consecuencia, el aumento de los

impuestos reales y de los tributos exigidos a los campesinos.

Entre ellas se destaca la Guerra de los Cien Años, que enfrentó a Francia e Inglaterra entre 1337 y 1453. Este conflicto

estalló debido a las pretensiones del rey Eduardo III de Inglaterra (que tenían feudos en Francia) de ocupar el trono

francés tras la extinción de la dinastía de los capetos.

En la guerra se destacó Juana de Arco (1412-1431), una campesina francesa que creía haber sido elegida por Dios para

liberar a su reino de la presencia inglesa.

Los triunfos de Juana en el campo de batalla posibilitaron la coronación del príncipe francés Carlos VIl y le ganaron

Page 21: Manual 2do historia medieval y moderna

resentimientos entre los comandantes franceses, quienes pronto se mostraron celosos de sus logros. Entregada a los

ingleses, fue acusada de ejercer la brujería y condenada a morir en la hoguera cuando solo tenía 18 años

Apenas finalizó el conflicto, en Inglaterra comenzó la Guerra de las Dos Rosas, una contienda civil entre los dos

grandes linajes de la nobleza: Lancaster y York.

Todos estos elementos dieron como resultado una economía frágil y una sociedad en desequilibrio. Finalmente, los

efectos de esta crisis económica desataron también una crisis social, en especial, en el campo.

Rebeliones campesinas, revueltas urbanas y crisis de la feudalidad

La crisis económica estuvo muy ligada a la crisis social. En el campo, se vivía una situación de gran malestar por las

condiciones creadas por la crisis, a las que se agregaban la presión de los señores y el Estado. Los señores pretendían

seguir obteniendo la misma cantidad de tributo de una población cada vez menos numerosa, de modo que buscaban

compensar sus pérdidas y los bajos ingresos con el aumento de los impuestos sobre los campesinos.

Al mismo tiempo, el fortalecimiento de los Estados también iba acompañado de un aumento de los impuestos que

cobraban los recaudadores del rey. La presión del Estado era cada vez mayor debido a las necesidades de la guerra, entre

ellas, el abastecimiento por parte de los campesinos de las tropas de los nuevos ejércitos que se instalaban en el campo.

De esta manera, la situación de los campesinos, en muchos casos, empeoró, porque al aumento de los impuestos se

sumaron la peste, las malas condiciones climáticas y la escasez de alimentos. Todos estos elementos generaron un

profundo descontento en los campesinos que, como ya había sucedido antes, se rebelaron contra las pretensiones de las

monarquías y los señores.

A partir del siglo xiv, se generalizaron las sublevaciones campesinas, dirigidas, en particular, contra los impuestos reales

y las situaciones derivadas de las guerras. Hubo rebeliones en Italia y Flandes, aunque los levantamientos más

importantes fueron la jacqueríe francesa, en 1358, y la revuelta de Inglaterra, en 1381. En Francia, la miseria provocada

por la Guerra de los Cien Años ocasionó asaltos a los castillos, incendios y asesinatos. En cambio, en Inglaterra, se trató

de un movimiento menos violento y con finalidades específicas.

Durante el siglo XIV también se registraron duros enfrentamientos entre las comunas de algunas ciudades y los señores

feudales, y revueltas de los artesanos contra los burgueses más ricos y poderosos. Una de las revueltas más violentas

estalló en la ciudad de Florencia, en 1378, y fue protagonizada por los trabajadores textiles.

Crisis de la economía señorial

Las bases de la economía señorial se vieron muy amenazadas por las consecuencias de la crisis. La disminución de la

población hizo que la mano de obra campesina fuera disputada por los señores. En consecuencia, los siervos huían de

sus señoríos a otros en los que les ofrecieran mejores condiciones. La abundancia de tierras despobladas hacía que los

campesinos tuvieran muchas posibilidades de escapar del control señorial. Además, para el cultivo de su reserva, donde

habitualmente empleaba jornaleros, el señor tenía que ofrecer altos salarios porque, de lo contrario, los trabajadores

podían irse a otra donde les pagaran mejor. Muchos señores no pudieron enfrentar esta nueva situación y optaron por

arrendar sus tierras y trasladarse a sus residencias urbanas.

La crisis de la Iglesia

También la Iglesia católica estuvo en crisis en el siglo XIV. Esa crisis se inició en 1308, cuando Felipe IV,el Hermoso,

rey de Francia, se opuso a la pretensión del papa Bonifacio VIII de designar a los obispos sin consultar a los reyes. En

Page 22: Manual 2do historia medieval y moderna

consecuencia, el Papa excomulgó al rey y éste reaccionó apresando al Papa Bonifacio VIII y lo hizo reemplazar por el

papa francés Clemente V. No conforme con eso, ordenó trasladar la sede de la Iglesia católica a la ciudad de Aviñón, en

el sur de Francia. Esta situación se conoce como cautiverio de Aviñón y se prolongó hasta 1377.

Pero entonces, el conflicto, en vez de solucionarse, se agravó. Cuando la Santa Sede volvió de Aviñón a Roma, la junta

que debía elegir al Papa se dividió. Un grupo de cardenales designó a Urbano VI, mientras que los cardenales franceses

nombraron a Clemente VII. Comenzó, entonces, el gran Cisma de Occidente, que se extendió hasta 1417 y dividió a la

cristiandad en dos.

Francia, Escocia y los reinos españoles acataron la autoridad del papa de Aviñón.

En cambio, Inglaterra, el Sacro Imperio, Portugal, Suecia, Noruega y Dinamarca reconocieron a Urbano VI.

Estas disputas políticas llevaron a muchos fieles a cuestionar la autoridad de la Iglesia y a emprender la búsqueda de

nuevos modos de vivir el Evangelio. Este fue el camino seguido, por ejemplo, por los integrantes de las órdenes

mendicantes (entre ellos, los franciscanos) cuyos miembros hacían votos de pobreza. En esa búsqueda, otros creyentes

se alejaron del dogma cristiano. El Papado consideró herejías sus ideas y prácticas. Y con el propósito de combatirlas,

creó la Inquisición, un tribunal integrado por doctores de la Iglesia, obispos y sacerdotes, que perseguía a los herejes y

les imponía severas condenas, entre ellas, a morir quemados en la hoguera.

Herejías e Inquisición

El Papado consideró herejías, es decir, ataques contra la verdadera fe, a las ideas y prácticas de ciertos grupos de

cristianos que propusieron otra interpretación de los Evangelios. Con el propósito de combatir esas herejías se creó la

Inquisición, un tribunal integrado por doctores de la Iglesia, obispos y sacerdotes, que perseguía a los herejes y les

imponía severísimas condenas, Inclusive la muerte en la hoguera

Ortodoxia y heterodoxia

La palabra ortodoxia proviene del griego y significa "correcta opinión", es decir, la doctrina o ideología que es sostenida

por la mayor parte de una sociedad, especialmente en el terreno religioso. Se le contrapone la heterodoxia, doctrina

sostenida por un grupo menor.

Con la Querella de las Investiduras y la organización de las Cruzadas, la autoridad papal se fortaleció como nunca antes.

Su poder en Occidente era mayor que el de cualquier rey o emperador. Finalmente establecido en Roma, el Papa

disponía de muchas riquezas y privilegios, y como cabeza de la Iglesia sancionaba la pertinencia de conductas, ideas y

opiniones respecto de la doctrina cristiana.

Aquellos grupos o individuos que por alguna razón no aceptaban la supremacía papal eran calificados como herejes

(heterodoxos) y sometidos a persecución religiosa.

Los movimientos heréticos más conocidos fueron los albigenses y los valdenses: estos grupos de extracción popular

reaccionaron contra la jerarquía eclesiástica y defendieron, entre otros puntos conflictivos, la idea de que la Iglesia debía

ser pobre como, según el Evangelio, había sido Jesús.

La "cruzada albigense"

El interés del Papado por reprimir las herejías llegó al punto de organizar una Cruzada, no en pos de recuperar el Santo

Sepulcro, sino para erradicar un movimiento considerado herético que se extendía por el sur de Francia, el de los

albigenses, también llamados cataros.

Era una comunidad que se distinguía por su pobreza y su crítica a la acumulación de riquezas del clero. Rechazaban la

Page 23: Manual 2do historia medieval y moderna

eucaristía y la veneración de la cruz, y tradujeron los Evangelios del latín a la lengua romance, para hacerlos accesibles

a quienes predicaban.

Como consecuencia de la guerra y la represión posterior, el movimiento albigense perdió fuerza y entró en decadencia.

La Inquisición

Para reprimir más eficazmente las herejías, en el siglo XIII se creó la Santa Inquisición: un tribunal eclesiástico cuyos

fines eran prevenir y castigar estos movimientos heréticos. Si el acusado era hallado culpable de herejía, los clérigos o

entregaban al rey o al señor, que ejecutaba la condena impuesta por el tribunal. En muchos casos, se procedía a quemar

vivo al condenado, en la plaza pública.

La Inquisición constituyó un instrumento potente para controlar prácticas o conductas que no se atenían a lo permitido

por las autoridades. Se persiguió a grupos y personas que abiertamente se oponían a las jerarquías, también a aquellos

que continuaban con ciertas costumbres o prácticas ancestrales que los nuevos poderes deseaban erradicar, como curar

con magia o predecir el futuro.

Los franciscanos y los dominicos son ejemplos de órdenes que, si bien reaccionaron contra la acumulación de bienes y

riqueza, no pretendieron que la Iglesia siguiera su ejemplo; fue por ello que no fueron calificados de herejes y el Papado

los aceptó. De hecho, fue a los dominicos a quienes se les confió el control de inquisición, en 1231.

30. LAS MONARQUIAS

Durante el siglo XIV, comenzó un proceso de concentración de poder en torno de los reyes. Así, el poder que en los

siglos anteriores se había disgregado entre los señores feudales, volvió a manos de los reyes. Estos iniciaron acciones

para expandir su poder y fortalecer a las monarquías. Hacia mediados el siglo XV, las monarquías fuertes y unificadas

volvieron a dominar el continente europeo.

La centralización del poder monárquico, las monarquías se fortalecen

La disminución del poder de los señores como consecuencia de la crisis del siglo XIV fue aprovechada por los reyes

para fortalecer su autoridad. Así, los monarcas de los reinos de Europa occidental, que desde las invasiones del siglo IX

se habían visto obligados a ceder facultades a los señores feudales, recuperaron poco a poco el poder perdido y

sometieron a la nobleza a su autoridad.

Paralelamente, promovieron la creación de nuevas instituciones, como los tribunales de justicia, las tesorerías (que

recaudaban los ingresos y controlaban los gastos) y las cancillerías, encargadas de las relaciones exteriores. Como

manifestación de obediencia, los súbditos, como se comenzó a llamar a todos los habitantes de cada reino, debían pagar

los impuestos establecidos por la administración real.

En muchos casos, los reyes pactaron alianzas con los burgueses de algunas ciudades, a fin de sumar fuerzas contra los

señores feudales que se negaban a obedecerlos. Los reyes concedían libertades y derechos a las ciudades y, a cambio,

estas pagaban impuestos destinados a costear la administración y los gastos militares de la corona.

La reconstrucción del poder monárquico se llevó a cabo de distinta manera en los Estados de Europa occidental. En

Francia, Inglaterra y España, se avanzó con mayor rapidez hacia la unidad política de sus territorios. En cambio, en el

Sacro Imperio se fortaleció la autoridad de los señores feudales más poderosos, que se consideraban príncipes en los

territorios de sus señoríos. También se consolidaron las libertades de las ciudades italianas que, lideradas por ricas

burguesías, rivalizaron y lucharon entre sí.

Page 24: Manual 2do historia medieval y moderna

La situación de la nobleza

El avance de los reyes redujo el poder político de la nobleza feudal. Además, la crisis económica deterioró sus ingresos

y las burguesías en ascenso cuestionaron la exclusividad de su prestigio. Sin embargo, la situación que más afectó a la

aristocracia fue la pérdida del monopolio de la fuerza militar, su principal atributo como nobleza guerrera . Los reyes

convocaron a sus propios ejércitos y las ciudades formaron sus tropas. Además, los soldados de infantería y los arqueros

resultaron muy eficaces en los combates, y redujeron la importancia de la caballería.

Por otra parte, la aristocracia fue afectada por la presencia de miembros de la burguesía en el consejo de los reyes. El

crecimiento de la monarquía introdujo divisiones entre los aristócratas, que se organizaron en grupos que disputaban

entre sí la posibilidad de controlar a los reyes.

Inglaterra: la Guerra de las Dos Rosas

Luego de la finalización de la Guerra de los Cien Años, la nobleza inglesa se dividió en dos partidos. Uno de ellos era

encabezado por los York (cuyo emblema era la rosa blanca) y el otro por los Lancaster (identificados por una rosa roja).

Estos partidos se enfrentaron durante la llamada Guerra de las Rosas o de las Dos Rosas, entre 1453 y 1485.

La lucha finalizó con la coronación de Enrique VII, que estaba emparentado con dos las dinastías en pugna y que fundó

una nueva dinastía: la de los Tudor. Aprovechando la debilidad de la nobleza tras la Guerra de los Cien Años y la de las

Dos Rosas, el nuevo monarca impuso un gobierno centralista y autoritario, que fue continuado por su hijo, Enrique VIII.

Los reyes convocan a los estamentos

A partir del siglo XIII, los reyes comenzaron a convocar a asamblea a los representantes de los sectores en los que se

dividía la sociedad. A esos sectores se los llamaba estados, órdenes o estamentos. Estas asambleas recibían distinto

nombre en cada reino: Cortes en la península ibérica, Parlamento en Inglaterra, Estados generales en Francia y Dieta en

el Imperio germánico. El rey convocaba a estas asambleas para pedir consejo y, sobre todo, para poder crear nuevos

impuestos que le permitieran sostener los gastos de la administración y el mantenimiento de los ejércitos reales.

• ¿Para qué convocaban los reyes a las asambleas del reino? ¿Quiénes tomaban parte de esas asambleas?

Francia tras la Guerra de los Cien Años

Carlos VIl, el soberano que pudo acceder al trono gracias a Juana de Arco, fue sucedido por Luis XI, que gobernó entre

1461 y 1483. La prioridad del nuevo soberano fue la lucha contra los nobles del ducado de Borgoña, que se negaban a

reconocer el poder real. La muerte del jefe de los borgoñones, Carlos el Temerario, en 1477, puso fin a la lucha y marcó

el fortalecimiento definitivo de la monarquía francesa. Una frase de aquella época, "Una fe, una ley, un rey", sintetiza

las pretensiones centralistas de Luis XI y sus sucesores, que pertenecían a la dinastía de los Valois.

La España de los Reyes Católicos

Hacia mediados del siglo XV, la Península Ibérica estaba dividida en cuatro reinos cristianos (Portugal, Castilla, Aragón

y Navarra) y uno musulmán (Granada, gobernado por el moro Abul Hassan Alí).

En 1474, murió en Castilla el rey Enrique IV. Fue sucedido por su hermana Isabel, que estaba casada con Fernando,

heredero del trono de Aragón. En 1479, al ser coronado Fernando, se produjo la unidad de los reinos de Castilla y

Aragón en las personas de ambos monarcas. Sin embargo, cada reino conservó sus propias leyes e instituciones.

Isabel y Fernando, conocidos como los Reyes Católicos, impulsaron una política que buscaba controlar a los nobles y

Page 25: Manual 2do historia medieval y moderna

afirmar el poder de la monarquía. Para lograr ese objetivo castigaron severamente los alzamientos, arrasando castillos y

ejecutando a los sublevados. Esta política tuvo éxito ya que poco a poco la nobleza se estableció en la corte y se puso al

servicio de los monarcas.

Fortalecido el frente interno, los Reyes Católicos buscaron llevar a la práctica el proyecto de unificar políticamente la

Península Ibérica. Para lograrlo, conquistaron el reino de Granada en 1492 y el de Navarra en 1512. En el plano externo,

prosiguieron la lucha contra los musulmanes en el norte de África (donde conquistaron varias ciudades), y apoyaron los

planes del almirante genovés Cristóbal Colón para iniciar los viajes oceánicos. Precisamente, muchos historiadores

consideran la llegada de Colón a América, en 1492, el acontecimiento que marca el paso de la Edad Media a la Edad

Moderna.

Característica Europa occidental durante la baja edad media S XI al XVOrganización política

Progresivo debilitamiento del poder de los señores feudales.Aumento del poder de los reyes, en alianza con la burguesía.Francia, Inglaterra y la España de los Reyes Católicos, ejemplos del fortalecimiento y centralización del poder de las monarquías.

• En el Sacro Imperio y las ciudades italianas, persiste el poder de los nobles.

Sociedad Repoblamiento y resurgimiento de las ciudades.Surgimiento de un nuevo sector social: la burguesía.agremiaciónLucha de la burguesía por defender sus libertades y obtener nuevos derechos. Organización de comunas.

Crisis demográfica del siglo XIV como consecuencia de una combinación de hambrunas, guerras y pestes.Migraciones del campo a las ciudades.Revueltas campesinas y alzamientos urbanos.

Economía Expansion de la agricultura y el señorio. Mediante Roturaciones, rotación trienal e introducción del arado de vertedera tirado por caballos: aumento de la producción agrícola hasta la crisis del siglo XIV.• Reactivación del comercio. Surgimiento de ferias y multiplicación de los mercados urbanos.

• Desarrollo de una economía monetaria.

Religión Concordato de Worms: fin de la Querella de las investiduras.•Traslado de la sede papal a Aviñón, Francia (cautiverio de Aviñón).• Cisma de Occidente: un Papa en Aviñón y otro en Roma.

Creación de órdenes mendicantes.Cruzadas e inquisición, que combate infieles, y herejes respectivamente.

Arte y cultura Arte civil y religioso.Estilo gótico aplicado en la construcción de iglesias, catedrales, lonjas, palacios y ayuntamientos.

Desarrollo del urbanismo.Creación de las universidades

La Europa moderna

Entre los siglos XV y XVII, los europeos atravesaron un período de transformaciones sociales, políticas, económicas,

culturales y religiosas. Durante esa etapa, fase decisiva en el desarrollo del capitalismo, Europa Occidental se

convertiría en la región más poderosa del mundo. Fueron fundamentales, en ese proceso, la centralización del poder

político, los avances en tecnología militar y un importante movimiento cultural conocido como Renacimiento.

Page 26: Manual 2do historia medieval y moderna

1. LA DIVISIÓN DE LA CRISTIANDAD Y LA REFORMA

La ruptura del cristianismo.

La crisis de la Iglesia estimuló la reaparición de críticas a su funcionamiento y su doctrina. Ya durante la Edad

Media habían surgido en su interior algunos movimientos que reclamaban la vuelta a los ideales de pobreza y

solidaridad, y condenaban la riqueza material y la vida lujosa que llevaban algunos miembros de la jerarquía

eclesiástica. Entre estos movimientos se encontraban las órdenes mendicantes, como los franciscanos y los dominicos, y

otros grupos a los que la Iglesia calificó de heréticos, es decir, contrarios a las creencias cristianas.

Los cuestionamientos resurgieron con la crisis del siglo xiv, durante la cual se produjeron en Europa desequilibrios

climáticos, malas cosechas, hambrunas y epidemias, como la "peste negra" que causó una terrible mortandad y aumentó

la angustia de numerosos cristianos. Desde fines del siglo xv, comenzó un período de recuperación económica y

crecimiento demográfico.

Desde fines del siglo xv, comenzó un período de recuperación económica y crecimiento demográfico. Las

actividades agrícolas se diversificaron y el comercio creció, gracias a la apertura de nuevos mercados y rutas

mercantiles. La ciudad de Nápoles.

Los nuevos grupos urbanos, como los comerciantes y banqueros, no tenían un lugar asignado en la imagen de

sociedad tripartita sostenida por la Iglesia. Algunos de sus valores no se adaptaban a los de la Iglesia medieval, que

rechazaba las actividades comerciales y financieras por considerarlas no productivas. Esto llevó a una profunda

renovación de la religiosidad.

A pesar de que la Iglesia había superado el Cisma de Occidente (1378-1417) y los intentos de reducir el poder

papal durante el Concilio de Basilea (1431-1449). Estos problemas contribuyeron a deteriorar la imagen que la sociedad

tenía de la Iglesia. Muchos fieles reclamaban un mayor compromiso de los representantes de la Iglesia con sus

responsabilidades espirituales. Sin embargo, no todos coincidían en cuál era la mejor forma de restaurar los valores

cristianos. Por eso, es preciso hablar no de una, sino de varias reformas que alentaron la aparición de nuevas iglesias en

Europa, diferenciadas de la católica por sus dogmas, sus ritos y sus obediencias políticas. Esta situación facilitó la

intromisión de los príncipes en las cuestiones religiosas, dando lugar así a la aparición de iglesias nacionales

independientes de la autoridad del Obispo de Roma (el Papa).

Además, la expansión de la imprenta, creada por Gutenberg en el siglo XV, y el uso de las lenguas locales en las

traducciones de las Sagradas Escrituras permitieron que las nuevas ideas religiosas se propagaran rápidamente. Durante

el siglo xvi, sus principales manifestaciones fueron la Reforma Protestante y la Reforma Católica. Estos movimientos

abrieron un período de intolerancia y fanatismo entre católicos y protestantes, marcado por guerras que mezclaron

motivos religiosos y políticos

La reforma luterana

El 31 de octubre de 1517, un fraile agustino llamado Martín Lutero (1483-1546). Durante una visita que realizó a Roma,

en 1510, pudo observar el comportamiento mundano del clero, lo que le provocó una profunda insatisfacción. Esto,

sumado a su propia crisis espiritual, fue clave en su impulso a una reforma de la institución eclesiástica.

Enojado con la iglesia expuso sus noventa y cinco tesis religiosas en la puerta de la catedral de Wittenberg, donde vivía,

y en cuya universidad enseñaba teología. Su principal motivación era argumentar contra las indulgencias papales, que

consistían en la obtención del perdón parcial de los pecados propios o de los muertos cuyas almas se encontraban en el

Page 27: Manual 2do historia medieval y moderna

purgatorio, a cambio del pago de una suma de dinero a la Iglesia. Así, las indulgencias permitían que el hombre pecara

y, posteriormente, comprara su perdón, sin que mediara un verdadero arrepentimiento.

Si bien en un principio Lutero no se había planteado romper relaciones con la Iglesia católica, las circunstancias

precipitaron su excomunión (es decir, su expulsión de la Iglesia). La intransigencia de la iglesia romana obligó a los

seguidores de Lutero a radicalizar sus posturas:

Critica a la Iglesia: negó su papel de intermediaria entre el hombre y Dios. Según Lutero, por el hecho de ser bautizados,

todos los cristianos adquirían los atributos que la Iglesia le asignaba sólo a los sacerdotes. De esa manera, todos tenían

un acceso directo e individual a Dios y, por lo tanto, no se justificaba la existencia de jerarquías eclesiásticas que se

atribuyeran una relación especial con la divinidad. Lutero proponía una Iglesia horizontal, en la cual la función de

sacerdote podía ser desempeñada por cualquier cristiano y no implicaba privilegios negaron la supremacía papal y su

acumulación de poder.

También se negaba el papel de las buenas obras en la salvación del alma (postulaban que "el justo se salvará solo por la

fe");

A diferencia del celibato obligatorio del clero cristiano, afirmó la legitimidad del matrimonio de los sacerdotes. De

hecho, él mismo se casó

La eucaristía y la confesión ya no fueron consideradas indispensables.

permitieron que todos los cristianos accedieran a la lectura y la interpretación de la Biblia (en la Iglesia católica, solo los

sacerdotes podían hacerlo); En 1534, para facilitar el acceso de la población al mensaje divino, tradujo la Biblia del latín

al alemán hablado por la gente común de su país.

suprimieron las órdenes monásticas y el culto a los santos y la Virgen, y despojar a los templos de imágenes que, según

él, eran propias de la idolatría del paganismo.

Las críticas de Lutero al comportamiento mundano y mercantil de la Iglesia no eran novedosas: reconocían numerosos

antecedentes a lo largo de la Edad Media. Sin embargo, fueron formuladas en momentos en que el desprestigio del

Papado era muy grande y la Iglesia no parecía ofrecer soluciones espirituales a muchos cristianos. En consecuencia, las

críticas luteranas tuvieron gran repercusión en la sociedad.

Lutero fue declarado hereje por el Papa León x, pero evitó la muerte en la hoguera gracias al apoyo de varios príncipes

alemanes (como Federico el Sabio, Príncipe Elector de Sajonia), que lo protegieron política y militarmente.

Mientras el emperador, Carlos V se mantenía ocupado en las guerras con Francia, El luteranismo se expandió por

amplias regiones de Alemania, así como en los Países Bajos, Bélgica, Dinamarca y Suecia.

Aunque su disputa con el Papado tenía el objetivo de reformar la Iglesia existente, sus cuestionamientos terminaron

proponiendo una teología diferente a la sostenida por Roma. En diversos lugares de Europa, los escritos de Lutero

inspiraron movimientos religiosos que se concretaron en la formación de nuevas iglesias.

De la unidad religiosa a la multiplicidad de iglesias

Los partidarios del movimiento reformador impulsado por Lutero se separaron de la Iglesia de Roma. A partir de ese

momento, comenzaron a ser denominados protestantes, mientras que los cristianos que se mantuvieron del lado de la

Iglesia papal pasaron a llamarse católicos.

La Reforma Protestante puso fin a la unidad religiosa de Europa. Sin embargo, no originó una única iglesia alternativa.

Entre sus seguidores, hubo importantes diferencias doctrinales que llevaron a la formación de distintas vertientes

Page 28: Manual 2do historia medieval y moderna

protestantes y, en consecuencia, de varias iglesias. Sin embargo, todas ellas tuvieron en común el rechazo a la autoridad

del Papa y la centralidad que le otorgaron a la Biblia. El emperador y los príncipes que tenían interés en mantener la

situación previa a la Reforma, se inclinaron por el catolicismo; por su parte, los príncipes del norte del Imperio optaron

por el protestantismo.

La reforma calvinista

Cuando Juan Calvino (1509-1564) publicó Institución de la Religión Cristiana en 1536, era un joven luterano que había

huido de Francia dos años antes debido a la persecución contra los protestantes impulsada por Francisco I. Desde ese

momento, se convirtió en uno de los máximos referentes de la Reforma.

En términos generales, acordaba con la teología luterana, pero difería en un punto esencial: afirmaba que los seres

humanos estaban predestinados a la salvación o bien a la condenación eterna, y que por lo tanto había dos tipos de

personas: los elegidos y los reprobos. De esta forma, quitaba al hombre cualquier mérito en su propia salvación, que

dependía de una elección divina, y nunca se poseía la certeza de acceder a la salvación. A su juicio, el éxito en las

actividades económicas era un indicio claro de que las personas habían sido elegidas por Dios para acceder a la vida

eterna.

Instalado en la ciudad de Ginebra, comenzó una importante reforma eclesiástica. Fue muy activo en la reforma religiosa

de Suiza y colaboró con el gobierno de la ciudad de Ginebra, donde impuso un control muy estricto de la vida privada

de la comunidad, de acuerdo con las normas morales de su doctrina. En consecuencia, el Estado y la Iglesia

establecieron una fuerte vinculación para supervisar estrechamente la vida terrenal de los creyentes. Para ello contaba

con el firme apoyo del poder civil. El calvinismo tuvo gran difusión en Suiza, Francia, parte de Alemania, los Países

Bajos y Escocia.

Los protestantes radicales

No todos los protestantes se organizaron bajo la forma de iglesias estables. Muchos de ellos se opusieron por igual a la

Iglesia católica y a las diversas iglesias protestantes, por considerar que se apartaban de los ideales: el cristianismo

primitivo. Entre otras cosas, se oponían a la estructuración jerárquica de las iglesias y a la fuerte vinculación entre

Estado y religión que ellas alentaban. Estos grupos protestantes disidentes tuvieron ideas muy extremas acerca de la

sociedad y la religión. Fueron muy combatidos por la iglesia católica, que los trató de herejes, y por las iglesias

protestantes, que consideraron a estos grupos como sectas.

Una de las primeras expresiones de este protestantismo radical, muy difundido entre los sectores populares, fueron las

"guerras campesinas". Entre 1524 y 1526, algunas regiones del Sacro Imperio Romano Germánico se vieron afectadas

por revueltas de los campesinos contra sus señores, caracterizadas por un alto grado de violencia. Gran parte de los

campesinos se inspiraron en las enseñanzas de Lutero y se organizaron en comunidades igualitarias que desconocieron a

las autoridades eclesiásticas. También rechazaron la intervención del Estado en temas vinculados con la religión de los

súbditos. Estos grupos, llamados anabaptistas, fueron desautorizados por Lutero en su obra Contra las hordas criminales

y depredadoras campesinas. El padre de la Reforma apoyó así la represión de este movimiento por parte de las

autoridades.

Los grupos de protestantes radicales también tuvieron una fuerte presencia y participación durante las revoluciones

inglesas, desde mediados del siglo XVII. Muchos de sus miembros integraron el ejército parlamentario que combatió al

rey y difundieron en la sociedad ideas democráticas acerca del poder político.

Page 29: Manual 2do historia medieval y moderna

Como fueron perseguidos por los gobiernos y las iglesias, a comienzos del siglo XVII, algunos protestantes radicales

emigraron hacia América del norte, los Estados Unidos. Hasta allí llegaron los puritanos ingleses y los menonitas

holandeses y suizos, que buscaban un lugar donde practicar libremente su religión. Los puritanos ingleses, llamados

"peregrinos", fueron los pioneros de las primeras colonias en los Estados Unidos y perduran hasta la actualidad.

La reforma anglicana

En Inglaterra, el principal impulso hacia la Reforma provino de la monarquía, a pesar de que en 1521 el rey Enrique

VIII había sido nombrado por el Papa "Defensor de la Fe", por su intervención en contra de un escrito de Lutero.

El episodio que desencadenó el conflicto fue el intento del rey, en 1533, de anular su matrimonio con Catalina de

Aragón (hija de los Reyes Católicos y tía de Carlos I de España). Su pedido fue rechazado por el Papa, por lo que

Enrique se declaró independiente de Roma y confiscó los bienes de la Iglesia, que pasaron a manos del Estado. Además,

mediante el Acta de Supremacía de 1534, el rey fue declarado Jefe Supremo de la Iglesia anglicana.

Tras la muerte de Enrique VIII hubo una vuelta temporal al catolicismo durante el reinado de su hija María I, apodada

"La Sanguinaria", entre 1553 y 1558. Posteriormente, llegó al trono Isabel I, quien consolidó la Iglesia anglicana,

caracterizada por mantener una estructura eclesiástica similar a la católica, pero con un dogma cercano al calvinista.

La "Contrarreforma" católica

Mientras la Reforma se difundía por Europa, en el mundo católico se debatía cómo detener a las nuevas herejías. El

emperador Carlos V reclamaba que se convocara a un concilio para resolver las diferencias teológicas con los

protestantes. Sin embargo, motivaciones políticas demoraban su convocatoria.

Por un lado, la Curia romana se resistía a un concilio porque recordaba le sucedido durante el Concilio de Basilea

(1431-1449), que intentó limitar el poder del Papa para que la Iglesia fuera gobernada por los cardenales. Asimismo, los

intereses de Carlos V en Italia generaban una enorme desconfianza en Roma.

Francia, por su parte, aprovechaba las diferencias religiosas para debilitar al poderoso emperador y rey de España;

desalentaba la idea de un concilio y acentuaba la autoridad del rey sobre la Iglesia francesa. Además, el peso creciente

del calvinismo entre la alta nobleza desencadenó un clima de violencia interna que provocó que el reino francés se

desentendiera de los reclamos de Roma.

El Concilio de Trento

Finalmente, el papa Pablo III convocó, en 1542, a un concilio que debía celebrarse en la ciudad de Trento, pero que

recién pudo empezar a sesionar en 1545. Con esa convocatoria, el pontífice quiso evitar que se realizara un concilio

nacional alemán, que podría haber acercado las posiciones entre católicos y luteranos y alejado aún más a Alemania de

la influencia de Roma.

Los dieciocho años que transcurrieron entre el comienzo y el final de las deliberaciones (1545-1563) fueron

interrumpidos a causa de guerras, pestes y motivaciones políticas. A lo largo de ese proceso, la dirección del Concilio de

Trento estuvo en manos de los cardenales italianos, quienes eran amplia mayoría.

Los decretos finales del concilio confirmaron los dogmas que la Iglesia católica defendía contra los protestantes: el valor

positivo de las obras humanas para la salvación, la eficacia de los siete sacramentos, la validez de las indulgencias

papales, el culto a los santos, la misa en latín y la supremacía papal.

Por otra parte, se ratificó el celibato sacerdotal, se impusieron medidas disciplinarias al clero, la obligación aplicada a

Page 30: Manual 2do historia medieval y moderna

los obispos de residir en sus parroquias y la creación de seminarios y universidades para mejorar la formación teológica

del clero. Es decir que el concilio reafirmo toda la doctrina católica ya existente. Además, fomentó la unidad de la

Iglesia católica y una actitud de militancia frente a la expansión del protestantismo.

Concilio: junta o congreso de los obispos de la Iglesia católica para decidir sobre aspectos de la fe.

Curia romana (o vaticana): el conjunto de funcionarios que gobiernan la Iglesia católica; son designados por el Papa.

La represión de los disidentes religiosos

La Reforma Católica estimuló un mayor interés de los eclesiásticos por atender las necesidades espirituales de sus fieles.

Alentó la formación de nuevas órdenes religiosas, entre las que se destacó la Compañía de Jesús, creada por San Ignacio

de Loyola. Esta congregación desplegó una importante tarea para formar al clero e instruir a la sociedad. En Europa, los

jesuitas fundaron numerosos establecimientos educativos para oponerse al avance del protestantismo. Pero también se

destacaron por su activa obra de evangelización en Asia, África y América.

La ruptura del cristianismo occidental estuvo acompañada de un clima de creciente intolerancia, que se oponía a los

postulados del humanismo. Católicos y protestantes combatieron a los disidentes con insistencia. Al existir una estrecha

vinculación entre el poder religioso y el político, la responsabilidad de la represión se repartía entre los tribunales laicos

y los eclesiásticos.

El tribunal eclesiástico más destacado fue la Inquisición, también conocido como Santo Oficio. Aunque fue creada en el

siglo XIII con la función específica de reprimir a la herejía catara en el sur de Francia, en el siglo XVI adquirió

funciones más extendidas. Con cuatro tribunales fijos (en Roma, España, Portugal y Venecia) y otros tribunales

itinerantes que podían ser convocados por cualquier obispo, la Inquisición se transformó en un arma judicial para

combatirá las disidencias religiosas. La Inquisición del siglo XVI se ocupó principalmente de vigilar y castigar las

desviaciones de los eclesiásticos con respecto a las normas de la Iglesia. También se dedicó a controlar los contenidos

de los libros que estaban al alcance del clero y los fieles. Como resultado, elaboró el Índice de Libros Prohibidos, una

lista de obras consideradas peligrosas para la fe y la moral, que los católicos no podían poseer, leer ni vender, bajo pena

de excomunión.

En España, el tribunal de la Inquisición quedó bajo la autoridad del Estado. La Inquisición española se caracterizó por la

crueldad de sus métodos, que incluían la tortura para arrancar confesiones a los acusados de herejía. Estas actividades

represivas fueron muy similares a las puestas en práctica por el calvinismo en Ginebra.

Intentando diferenciarse, católicos y protestantes aplicaron medidas disciplinarias muy similares. De esta forma, la

consolidación de las distintas iglesias contribuyó al fortalecimiento del Estado, pues se estableció entre Estado e iglesia

una interrelación: la Iglesia se valía de la fuerza del Estado para imponer la uniformidad religiosa, y el Estado obtenía a

cambio una sociedad más homogénea, regulada y dispuesta a aceptar las decisiones judiciales. Por eso es que la

represión no se limitaba a cuestiones religiosas: también eran perseguidos delitos de otra índole, como el adulterio, la

bigamia, la blasfemia y ciertas costumbres de los sectores populares. Muchos historiadores hacen referencia a este

período como un tiempo de "reforma de costumbres".

En este contexto comenzó una nueva etapa de la represión religiosa: la “caza de brujas", el castigo judicial a un crimen

imaginario. Muchos creían en la existencia de una secta herética que celebraba reuniones nocturnas conocidas como

aquelarres, en las que el mismo diablo se hacía presente. Católicos y protestantes compartían esa creencia, y por eso

ambos procedieron a su persecución, que provocó unas 45.000 víctimas entre 1430 y 1782.

Page 31: Manual 2do historia medieval y moderna

Sin embargo, la Edad Moderna fue también el tiempo en que se dieron los primeros pasos hacia cierta tolerancia

religiosa. Las guerras de Carlos V contra los príncipes protestantes terminaron en 1555 con la Paz de Augsburgo, que

aceptaba la religión de los adversarios (aunque obligaba a los súbditos a convertirse a la religión de sus soberanos o bien

a exiliarse). -Principio del cuius regio, eius religio: la religión del gobernante determinaba la de los gobernados-.

En Francia, el calvinismo se difundió entre una parte importante de la sociedad. El constante crecimiento de sus fieles y

la influencia que ejercían sobre amplios sectores de la nobleza alarmaron a los católicos franceses. Los hugonotes,

partidarios del calvinismo, fueron perseguidos por el rey Carlos IX y por su madre, Catalina de Médicis. Su resistencia

dio origen a guerras civiles, que se extendieron entre 1562 y 1598, y generaron episodios de extrema violencia.

En 1589, subió al trono el hugonote Enrique de Borbón, rey de Navarra, que gobernó bajo el nombre de Enrique IV. Su

asunción fue resistida militarmente por los católicos, que debieron resignarse a su reinado cuando Enrique IV se

convirtió al catolicismo. Con este acto, no sólo quitó argumentos a sus rivales sino que también concedió tolerancia a

los hugonotes. En 1598, el Edicto de Nantes garantizó a los hugonotes la libertad de profesar su religión y los autorizó a

poseer ciudades amuralladas como garantía del cumplimiento de esa norma real; además, les otorgó el derecho a

acceder a todos los cargos. Sin embargo, el edicto fue anulado en 1685 por uno de sus sucesores: Luís XIV.

Finalmente, la tradición de algunos humanistas, que confiaban en que las diferencias religiosas podían ser superadas a

través de creencias comunes, se convertiría en la guía política de muchos hombres de Estado, más preocupados por

garantizar la obediencia de los súbditos que su uniformidad religiosa.

La guerra de los Países Bajos

En 1555, el emperador Carlos v cedió el gobierno de un sector de su imperio a su hijo Felipe II. Entre las posesiones que

lo integraban, se encontraban los Países Bajos, una región económicamente dinámica especializada en la producción de

manufacturas, que proporcionaba a España grandes sumas de dinero en concepto de impuestos. Los Países Bajos

estaban formados por 17 provincias, entre ellas, Flandes y Holanda, donde se ubicaban importantes centros comerciales

y financieros, como Amberes y Ámsterdam.

Mientras que Carlos v había nacido en ese territorio y hablaba su lengua, su sucesor se mantuvo distante y arrogante

frente a esa parte de su reino. Además, en los Países Bajos, el protestantismo se difundía rápidamente, mientras que el

monarca español era un decidido partidario de la Reforma Católica y lo combatía con vigor en todos los territorios

dependientes de su reino. Los intentos de Felipe II por poner fin al calvinismo en esa región provocaron numerosas

revueltas a partir de 1566. Además de apelar a la represión militar, España recurrió a los severos tribunales de la

Inquisición para perseguir a los calvinistas, calificados de herejes. Estas medidas dieron origen a la prolongada lucha de

los Países Bajos por obtener la independencia respecto de la Corona española. Aunque también hubo motivos

económicos y políticos, el factor religioso ocupó un lugar central en el desencadenamiento de esta guerra, que culminó

muchos años después, en 1648.

Los caminos de la tolerancia

Durante la Edad Moderna no existía esa separación entre lo civil y lo religioso, por lo cual muchas veces la intolerancia

era propagada desde el mismo gobierno. Sin embargo, el rechazo a los altos grados de violencia alcanzados en esa época

impulsó la aceptación de la diversidad religiosa, primer paso hacia la libertad de culto.

2. humanismo y renacimiento

Page 32: Manual 2do historia medieval y moderna

Renacimiento y humanismo

A partir del siglo xvi, la expansión de las actividades comerciales y el auge de las ciudades se correspondieron con el

ascenso y la difusión de los valores propios de los grupos urbanos. El arte moderno reflejó las concepciones del mundo,

el hombre y la naturaleza, características de la burguesía. Se impuso una mirada profana, terrenal y realista del mundo,

que buscó representar la realidad cotidiana y reivindicar la importancia del individuo, más allá de la vida religiosa,

aunque siguió pintando temas religiosos.

La idea de Renacimiento está íntimamente ligada a las propias percepciones de muchas de las personas de la época, que

manifestaban su sensación de estar viviendo, en Europa, un nuevo período, tras la finalización de la "era oscura" que

había sido para muchos la Edad Media (período que abarca desde la caída del Imperio Romano de Occidente, en 476,

hasta los siglos XV y XVI). Estudios históricos más recientes advirtieron que los cambios se desarrollaron sólo en

algunos aspectos de la cultura, y que esta renovación no se dio en toda Europa, sino que se limitó a las ciudades más

prósperas de Italia y Flandes. Y que además, eran conocidas sólo entre los grupos privilegiados, y tuvieron escasa

difusión entre el conjunto de la sociedad europea.

El historiador italiano contemporáneo Ruggiero Romano afirma: "Los valores del llamado Renacimiento fueron

artísticos, éticos y literarios. Cuando se extiende la denominación de Renacimiento a toda una época se cae en un error,

ya que el área en la que se desarrollaron estos cambios fue tan sólo una pequeña parte de Europa."

Lo cierto es que los hombres del renacimiento, consideraban a la Antigüedad clásica como el nacimiento de la cultura y

el arte, aspiraban a imitarla. Negaban la herencia del pensamiento medieval, según ellos más preocupado por conciliar la

razón con la fe religiosa que por estimular las potencialidades de la mente humana y la libertad. El movimiento

renacentista se manifestó en diferentes planos, en particular en las artes plásticas, la arquitectura, la literatura, la

filosofía y la historia.

Tuvo sus inicios en las ciudades-Estado del norte de Italia, zona fronteriza que resguardaba a Roma de las ambiciones

expansionistas del reino de Francia y del Imperio Germánico. Esta situación le proporcionó a las oligarquías urbanas,

enriquecidas gracias al dinámico desarrollo del comercio de larga distancia, cierta libertad y autonomía. De estas

ciudades surgieron tres grupos que darían forma al Renacimiento: los artistas, los humanistas y, por otro lado, los

hombres ricos (llamados mecenas) que los sostenían económicamente.

Uno de los motores que permitió la abundancia de obras renacentistas fue el auge de la obra por encargo. En el

Renacimiento, los principales artistas trabajaban al servicio de algún hombre importante de su tiempo (un rey, un rico

comerciante, el Papa) y producían las obras que estos mecenas les encargaban y les compraban.

Los grupos burgueses que se enriquecían con el auge de las actividades comerciales y financieras buscaron obtener

reconocimiento social a través del arte. Un cuadro, una escultura o un palacio daban prestigio y eran un modo de

perdurar en la sociedad, incluso después de la muerte; en ese sentido, eran formas de trascendencia profana, alejadas de

lo sagrado. De ahí que los grandes burgueses se convirtieran en patrocinadores de las artes, también denominados

mecenas, junto con la Iglesia, la corte real y la nobleza.

Otra característica del arte moderno fue que comenzó a reivindicó la importancia del individuo: los artistas no sólo

firmaban sus obras, lo que contrastaba con el anonimato del arte medieval, sino que también se representaban a sí

mismos

La creciente influencia de los mecenas propició un cambio de dirección en este movimiento cultural. En un principio, el

Renacimiento criticó el sistema político hegemónico vigente, pero desde fines del siglo XV se volvería, cada vez más,

Page 33: Manual 2do historia medieval y moderna

parte de la cultura oficial: los encargos de obras a los artistas renacentistas se generalizaron en las cortes de las diversas

monarquías europeas, y los reyes brindaban refugio y apoyo económico a muchos humanistas.

El arte renacentista

En la pintura, el estudio de las pocas obras antiguas disponibles en la época permitió que los artistas interpretaran la

estética grecorromana clásica con un alto grado de libertad. Se inició una búsqueda de nuevos temas y técnicas, y las

obras intentaron representar con la mayor fidelidad posible los paisajes naturales (casi ausentes en el arte medieval) y

las formas humanas.

Si bien en las obras renacentistas eran muy comunes las temáticas relacionadas con la historia y la mitología

grecorromana, muchos de los temas habituales de las representaciones renacentistas se refieren a escenas bíblicas o

religiosas, aunque realizadas con un tratamiento estético diferente del que habían tenido esos mismos temas durante la

Edad Media. La fuerte presencia de los contenidos cristianos en el arte renacentista permite desmentir la asociación que

a menudo se hace entre el Renacimiento y un "paganismo anticristiano". Ejemplos de ello los podemos encontrar en

Leonardo Da Vinci y su pintura de la última cena o la obra que Miguel Ángel realizó en la Capilla Sixtina por encargo

del Papa Julio II (1503-1513),

El interés por el realismo de los artistas renacentistas se manifestó en la aplicación en sus obras del principio de la

perspectiva, un conjunto de mediciones matemáticas y reglas gráficas que permitían reproducir la realidad con exactitud

y verosimilitud. Las imágenes planas y unidimensionales de la Edad Media fueron abandonadas y, en adelante,

predominaron los volúmenes y las figuras tridimensionales.

Como parte de la preocupación por el realismo, cobraron gran importancia la observación, los cálculos y las

proporciones, con el objetivo de representar lo más fiel y racionalmente posible la realidad. En pintura, esto se reflejó en

la incorporación a la obra de los paisajes o espacios exteriores, incluso en los retratos. En arquitectura, se consideraba

que el edificio ideal debía ser perfectamente simétrico, siguiendo un ordenamiento racional y esquemas geométricos.

Los artistas del Renacimiento incursionaron con gran habilidad en todas las ramas del arte (arquitectura, escultura,

pintura, letras) y hasta en la ciencia. Sus principales exponentes fueron los florentinos Leonardo da Vinci (1452-1519),

y Miguel Ángel Buonarotti (1475-1564) y Rafael Sanzio (1483-1520).

El humanismo

Muchos historiadores afirman que los estudiantes universitarios del siglo XV utilizaban el término humanista para

designar a los profesores que dictaban lecciones de studia humanítatis ("estudios de humanidades", en latín): gramática,

retórica, política, historia y filosofía moral. Es en el marco de estas disciplinas que pueden hallarse los orígenes y el

desarrollo del humanismo renacentista.

A pesar de que los studia humanitatis eran dictados en las universidades, el movimiento humanista fue un fenómeno que

se desarrolló, en general, fuera de ellas; las cátedras universitarias se mantuvieron a cargo de docentes más apegados a

la tradición medieval.

Los humanistas se proponían conciliar la tradición cristiana con la cultura pagana de los antiguos (pre-cristiana) por

medio de la recuperación del "espíritu de los antiguos", entendida como un espacio de libertad y creatividad. Con ese

objetivo, rechazaban el empleo del latín medieval, al que consideraban bárbaro, y aspiraban a recuperar el uso del latín

clásico de la antigua Roma.

La crítica textual fue una herramienta poderosa de los humanistas. Mediante a comparación de textos, los filólogos

Page 34: Manual 2do historia medieval y moderna

humanistas eran capaces de determinar la época en que esos textos habían sido creados. El filólogo Lorenzo Valla 1406-

1457), por ejemplo, descubrió en 1440 que el documento del siglo IV que justificaba el dominio de la ciudad de Roma

por parte de la Iglesia católica (la donación de Constantino) era en realidad una falsificación escrita en el siglo IX.

Los humanistas desconfiaban de los rituales eclesiásticos, y proponían una religiosidad más íntima y personal. A pesar

de que Europa vivía un clima de creciente intolerancia, la gran mayoría de los humanistas se destacó por su pacifismo y

su valoración del diálogo y las discusiones argumentadas. Sin embargo, el conflicto religioso desatado por la Reforma

ocasionó que muchos humanistas se vieran obligados a tomar partido por la Iglesia católica o bien por las nuevas

religiones. Esa definición religiosa dividió al movimiento humanista.

Así, hombres como Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro, aunque se mostraron muy críticos hacia la Iglesia católica,

optaron por permanecer fieles a ella, porque creían que lo fundamental era sostener la unidad cristiana. Pese a ello, la

obra de Erasmo fue prohibida en la segunda mitad del siglo XVI y Tomás Moro fue ejecutado, por orden del rey de

Inglaterra, Enrique VIII, por negarse a aceptar la autoridad del rey sobre la del Papa y la Iglesia de Roma.

Ese contexto conflictivo dio lugar también a la aparición de reflexiones despojadas de elementos religiosos, como la

teoría política del florentino Nicolás Maquiavelo (1469-1527), quien con su obra El Príncipe (publicada en 1513) desató

una fuerte polémica debido a la crudeza con la que describía el carácter amoral de la "razón de Estado". Dedicada a la

poderosa familia florentina de los Medicis, este libro aspiraba a ser un manual para los gobernantes, a quienes

Maquiavelo intentaba enseñarles el arte de gobernar que él había aprendido durante su carrera pública.

Maquiavelo creía en el origen profano del poder de los Estados. No era Dios quien otorgaba la autoridad a los

gobernantes para que la ejercieran en su nombre sino que el poder de los reyes y las autoridades en general derivaba de

dos fuentes posibles. Una era el consenso de la sociedad que, por voluntad de sus componentes, aceptaba a sus

gobernantes; la otra, la imposición del gobernante sobre la sociedad mediante el uso de la fuerza, incluso contra la

voluntad de sus miembros.

La mirada de Maquiavelo sobre la política era realista y pragmática. Constataba que para ejercer el poder importaba la

eficacia y no los principios morales, la utilidad y no la virtud. El buen gobernante era aquel que sabía adaptarse a las

circunstancias cambiantes, sin adoptar posturas rígidas, y lograba mantenerse en el poder usando todos los medios

necesarios. La política, variable e inestable, se separaba así de los preceptos religiosos con pretensiones de

universalidad: cada situación requería comportamientos diferentes. Era una esfera autónoma, regida por reglas propias,

independientes de la moral cristiana.

Maquiavelo sistematizó y dio forma de enunciados generales a comportamientos políticos concretos, resultantes de su

observación y su experiencia de la realidad social de su tiempo.

Bárbaro: forma en que los antiguos griegos llamaban a todos aquellos que no sabían hablar la lengua griega y, por lo

tanto, no tan "civilizados". Por extensión, se usa para señalar todo aquello que es culturalmente "atrasado" e

"incivilizado".

Filólogo: especialista que se dedica a estudiar los orígenes y la evolución de un idioma a partir del análisis de los textos

antiguos.

La "revolución" científica

La ciencia, en el sentido moderno del término, surgió aproximadamente a finales del siglo XVI. Al igual que para los

humanistas de los siglos precedentes, la característica distintiva los "científicos" del siglo XVII era una acentuada

confianza en la razón como vehículo de conocimiento. Progresivamente, la observación y el estudio de la realidad

Page 35: Manual 2do historia medieval y moderna

concreta debilitaron los fundamentos de la tradición científica medieval. Sin embargo, la "revolución" científica de la

época no tuvo tanto que ver con las disciplinas humanísticas como con los progresos de la matemática, la física y la

astronomía, que sentaron las bases de las disciplinas científicas actuales.

El libro de la naturaleza

Los "científicos" más célebres del siglo XVII eran, en su mayoría, hombres piadosos y cristianos creyentes. Eso

desmiente el estereotipo cultural que ha identificado a la evolución del pensamiento científico como un fenómeno

paralelo y opuesto a la religión. Más que negar la existencia de Dios, los "científicos" aseguraban que la naturaleza

(creada por la divinidad) era un libro abierto, a partir del cual podían ser descubiertos los principios que regían su

funcionamiento. Para lograr ese objetivo era necesario, sin embargo, contar con un método experimental preciso y

objetivo, que implicara el menor grado de subjetividad posible a la hora de la observación de los fenómenos. la

descripción de los fenómenos o del modo en que se debían hacer los objetos, fue reemplazada por la explicación. Por

este camino, comenzaron a afirmarse algunas teorías que contradecían muchas de las verdades consideradas irrefutables

por la tradición cristiana escolástica.

Basándose en estas premisas metódicas, bien sistematizadas filosóficamente por el empirista Francis Bacon en su obra

Nuevo Instrumento de la Ciencia (1620), por el racionalista Rene Descartes en su Discurso del Método (1637) y por el

heterodoxo Blaise Pascal en sus Pensamientos (1662), se alcanzaron importantes progresos en varias disciplinas.

• "Astronomía: Galileo Galilei (1564-1642) demostró, a través de fórmulas matemáticas y del telescopio (aparato

de su invención), la veracidad de la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico (1473-1543); esto es, que la Tierra gira

alrededor del Sol, y no al revés, como sostenía la teoría geocéntrica, hegemónica hasta entonces. La Iglesia tuvo miedo

de estas opiniones que cuestionaban su visión del mundo y por ello lo amenazó de muerte. El físico italiano debió

retractarse para salvar su vida, pero hay quienes afirman que, en el mismo acto en que negaba el movimiento circular de

la Tierra respecto del Sol, murmuró una frase que reflejaba su disconformidad: eppur, si muove ("y sin embargo, se

mueve").

• Física: Isaac Newton (1642-1727) sentó las bases de la física moderna, al pensar al mundo físico como un

conjunto regido por fuerzas naturales (como por ejemplo la gravedad terrestre) traducidas matemáticamente.

Química: Robert Boyle (1627-1691) negó la teoría griega (postulada por Empédocles y Aristóteles) de los cuatro

elementos (agua, tierra, aire y fuego) constitutivos de todo el universo. Boyle propuso considerar a los elementos

químicos como las partes más pequeñas de la materia.

Medicina: William Harvey (1578-1657) descubrió la circulación de la sangre y la función propulsora del corazón.

Andrés Vesalio (1514-1564) importantes avances sobre la anatomía humana

Reprimidos y protegidos

La Iglesia católica no fue especialmente receptiva a estos "descubrimientos científicos", pues en cierta medida

desmentían algunos principios de su dogma milenario. El ser humano, en la nueva forma de concebir el mundo, dejaba

de ser una criatura única y especial dentro del universo, en cuanto su composición biológica era comparada a la de los

animales. Lo mismo sucedía con la teoría heliocéntrica, que, al ubicar a la Tierra en un lugar periférico dentro del

sistema solar, ponía en jaque la teoría de que Dios había ubicado al hombre en el centro del universo. A la vez, el

método experimental se desentendía de uno de los principios básicos del método escolástico de la teología católica

tradicional: el principio de autoridad. Los “científicos" no argumentaban citando a otros hombres "importantes, sino que

Page 36: Manual 2do historia medieval y moderna

intentaban que el experimento y la: observación objetiva hablaran por sí solos. De esta forma, vida una cosmovisión

estaba en peligro.

Por eso, las autoridades religiosas no escatimaron refuerzos para silenciar las opiniones más polémicas. No obstante, los

"científicos" contaban con dos apoyos fundamentales, que les permitieron continuar con sus investigaciones. Por un

lado, las Sociedades de Ciencias, cuyo principal objetivo era el debate de ideas, pero que también funcionaron como

defensas corporativas de sus intereses, y que fueron creadas y alentadas por las monarquías absolutistas, como sucedió

en Inglaterra (1660) y en Francia (1666). Por otra parte, al igual que los artistas, muchos hombres de ciencia tenían

poderosos mecenas, que los protegían de la intolerancia de algunos de sus contemporáneos.

3. LOS ESTADOS MONÁRQUICOS

El nacimiento del Estado absolutista

Durante la Edad Media, los reyes tenían poco poder efectivo sobre el territorio que formaba parte de su reino. De hecho,

los señores feudales eran quienes gobernaban. Tras la crisis del siglo xiv, los señores feudales tuvieron dificultades para

continuar cobrando el tributo a los campesinos. A partir de entonces, los reyes comenzaron a centralizar el poder. Desde

entonces, la monarquía lograría imponer progresivamente su condición de garante del orden político social y

económico, mediante la conformación de un Estado organizado que fuera capaz de asegurar el mantenimiento del poder

por parte de los sectores dominantes.

La base económica de la nobleza feudal dependía de los recursos generados por el trabajo de los campesinos; por eso, la

fuerte caída de la población europea durante el siglo XIV y las constantes migraciones de campesinos en busca de

mejores condiciones de vida significaron una importante disminución de las rentas feudales. Además, mediante

constantes rebeliones, los campesinos resistían eficazmente la represión señorial.

Por estas razones, se hizo evidente, para muchos integrantes de los sectores dominantes, que la única forma de controlar

a las masas campesinas era unirse en torno de un poder central.

A su vez, la crisis había potenciado las constantes rivalidades entre los señores feudales, que propiciaron largas y

cruentas guerras. Esta situación también fortaleció la posición de los reyes, porque muchos nobles advirtieron que solo

un poder central fuerte podía poner fin a las luchas intestinas, ubicándose por encima de las facciones en lucha.

El Estado en España

En la península ibérica, el proceso de centralización estuvo íntimamente vinculado a la Reconquista, es decir, la

recuperación, por parte de los reinos cristianos del norte de la península, de los territorios ocupados por los musulmanes

desde el siglo VIII. Hacía el siglo XV, prácticamente todo el territorio estaba nuevamente en manos cristianas, y en

1492 se conquistó el último bastión musulmán: Granada.

Ese mismo año, los Reyes Católicos Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón tomaron otras dos decisiones que

resultarían decisivas para el futuro del reino: por un lado, la expulsión de los judíos, con lo que sé proponían reforzar la

unidad religiosa; y, por el otro, la promulgación de las Capitulaciones de Santa Fe, que autorizaban a Cristóbal Colón a

navegar hacia el Oeste en busca de las Indias Orientales.

Tras la muerte de los Reyes Católicos, una nueva dinastía pasaría a reinar sobre la península: los Habsburgo. Carlos I,

nieto de Isabel y Fernando, fue coronado en 1516, y luego, en 1519, fue electo Emperador del Sacro Imperio

Germánico. Desde entonces, los destinos de España y Austria quedarían inevitablemente ligados.

El reinado de Carlos I (1516-1556) estuvo marcado por guerras externas, pero también por el éxito en la consolidación

Page 37: Manual 2do historia medieval y moderna

del poder monárquico frente a las resistencias autonomistas de Castilla y Aragón. Tras la derrota de la rebelión de los

comuneros (1520-1521), la Corona española logró el suficiente consenso interno para poder concentrar sus energías en

las guerras europeas.

El Estado en Francia

La Guerra de los Cien Años (1337-1453), originada a partir de un conflicto dinástico entre las Coronas inglesa y

francesa, significó para Francia la consolidación de su poder, pues logró convencer a la nobleza de la necesidad de crear

una estructura política lo suficientemente fuerte como para repeler las agresiones externas. A partir de la conclusión de

ese conflicto bélico, los reyes franceses de la nueva dinastía (Valois) lograron reunir bajo la autoridad del monarca

muchas de las prerrogativas que hasta ese momento tenían los nobles: la recaudación y el cobro de impuestos, la

administración de justicia y la formación de ejércitos.

Sin embargo, las luchas entre clanes nobiliarios y las divisiones religiosas cuando se desencadenaron las Guerras de

Religión (1562-1598), pusieron en peligro la supervivencia del reino durante la segunda mitad del siglo XVI,

Finalmente, la autoridad monárquica logró ser restablecida y Francia recuperó su poderío en el plano internacional,

reemplazando a España como primera potencia europea a partir de mediados del siglo XVII.

Desde entonces, comenzaría el período de mayor esplendor del Antiguo Régimen, bajo el reinado de Luis XIV (1643-

1715), quien lograría "domesticar" a la alta nobleza reuniéndola en la Corte del Palacio de Versalles, donde podía vigilar

sus acciones y dominarla.

El Estado en Inglaterra

Enrique VIl (1485-1509), primer monarca de la nueva casa reinante en Inglaterra, puso fin a la Guerra de las Dos Rosas

(1455-1485), una disputa entre los clanes nobiliarios más poderosos de la isla. La nueva casa reinante se impuso por

sobre las facciones e inauguró así una época de fuerte centralización del poder.

El estallido de la Reforma durante el reinado de Enrique VIII (1509-1547) significó un nuevo paso en esa dirección,

pues la confiscación de las tierras eclesiásticas enriqueció fuertemente al Estado. La nueva investidura del rey como Jefe

Supremo de la Iglesia anglicana aumentó la autoridad de la Corona sobre sus súbditos.

Finalmente, la monarquía inglesa se fortaleció durante el reinado de Isabel I (1559-1603), por su exitosa resistencia ante

las potencias continentales: aunque el Estado inglés disponía de un ejército más reducido que España y las demás

potencias, logró hacer frente a los intentos de Felipe II, sucesor de Carlos I en el trono español, de doblegar a Inglaterra.

El sistema político inglés demostraría ser menos absolutista que el de las potencias continentales. Por un lado, por el

peso del Parlamento, que tenía Derecho de veto sobre las leyes y sobre las decisiones de los ministros. Por otra parte,

porque cuando el Estado vendió las tierras eclesiásticas para obtener recursos, fueron compradas, en su mayor parte, por

la mediana nobleza rural la gentry, que obtuvo así un grado importante de autonomía económica y política, lo que le

permitiría liderar el proceso de revolución, a mediados del siglo XVII, que culminaría con la implementación en

Inglaterra de una monarquía parlamentaria.

La burocracia estatal y la nueva fiscalidad

El proceso de formación de los Estados absolutistas, a pesar de su aspiración a garantizar el orden social tradicional, fue

resistido por la nobleza. Sin embargo, la fuerza militar y el consenso político en que basaban su autoridad los nuevos

Estados lograron, eventualmente, doblegar a los señores, reticentes a ceder buena parte de sus privilegios al rey.

Una clave para contrarrestar el poder de la nobleza por parte de la Corona fue la búsqueda de apoyo de otros sectores

Page 38: Manual 2do historia medieval y moderna

sociales, en particular la burguesía y el campesinado.

El apoyo de los burgueses fue obtenido mediante su incorporación, en forma creciente, a la flamante burocracia estatal y

hasta, en algunos casos, al círculo de confianza de los reyes.

Mediante la ejecución de esta estrategia, las monarquías absolutistas lograban acomodar el orden político a la evolución

de la estructura económica, cuyas actividades más dinámicas eran, cada vez más, aquellas ejercidas por los diversos

sectores de la burguesía: el comercio, la industria y las operaciones financieras.

Para el desarrollo de esta burocracia resultó fundamental la institución de un orden jurídico basado en los principios

fundamentales del derecho romano imperial: la propiedad privada y la soberanía absoluta de los reyes. De esta forma se

consolidó la alianza entre la burguesía, en plena etapa ascendente en su rol social y jurídico (pues ocupaba cada vez más

los puestos burocráticos que administraban la justicia) y la Corona, quien también tendía a beneficiar a este sector por

medio de la venta de cargos hereditarios y la concesión de títulos de nobleza.

Por otra parte, las monarquías (en especial la francesa y la española) generaron un vínculo especial con el campesinado,

pues considerando que la nobleza estaba exenta del pago de tributos (excepto en el caso de Inglaterra), el mantenimiento

del Estado y el incremento de la recaudación fiscal dependía, en forma directa, del aumento demográfico de la población

campesina. Por este motivo, en muchas ocasiones el Estado tomó partido por los desfavorecidos rurales, asegurando sus

derechos de propiedad, disminuyendo sus cargas feudales y prohibiendo la prestación de servicios personales, en contra

de los intereses de los señores feudales.

En definitiva, esta nueva burocracia estatal generaba una dinámica autosuficiente: su existencia dependía de los ingresos

fiscales, de cuya recaudación se ocupaba. Mientras que durante los siglos de apogeo feudal (X-XIII) el cobro de tributos

estaba a cargo de los señores feudales, progresivamente el Estado fue asumiendo esa tarea.

Sin embargo, la clave de estos cambios fue la imposición de una nueva fiscalidad, en la que los impuestos,

administrados directamente por la Corona, eran de carácter personal y debían pagarse únicamente con dinero (ya no se

aceptaba el pago en especie). En España se destacó el impuesto de la alcabala y en Francia, la talla y la gabela.

Los Estados en el siglo xvi

Luego de la crisis del siglo xiv y de los conflictos religiosos originados durante la Reforma, el Papado y el Sacro

Imperio Romano Germánico perdieron toda posibilidad de reclamar para sí cualquier preeminencia sobre el conjunto de

la cristiandad. Los imperios y los reinos fueron las formas principales que adquirieron los Estados a partir del siglo xvi.

La guerra

La guerra constituyó un importante estímulo para la construcción de los Estados centralizados de la Europa moderna.

Entre los siglos xvi y xvIII, todos los Estados europeos se involucraron en conflictos armados por razones diversas,

desde enfrentamientos religiosos hasta cuestiones sucesorias. En gran medida, la guerra tenía su origen en el hecho de

que los Estados sostenían y aplicaban el mercantilismo, una teoría económica que consideraba que la riqueza era

limitada y derivaba de la posesión de metales preciosos y, por consiguiente, del aumento del comercio. El objetivo de

los gobiernos mercantilistas era ganar nuevos territorios y controlar nuevos mercados para comerciar los bienes

producidos por sus Estados.

Por eso, los gobiernos europeos hicieron grandes gastos en el perfeccionamiento y el equipamiento de sus ejércitos. Los

monarcas formaron ejércitos profesionales permanentes, muy costosos, integrados en buena proporción por mercenarios

extranjeros, que prestaban servicios militares a cambio de un salario. La infantería -los soldados que combatían a pie -y

la caballería- que luchaban montados a caballo- fueron complementadas por nuevas armas de fuego.

Page 39: Manual 2do historia medieval y moderna

Pero la concentración del poder en el monarca necesitó de otras herramientas, además del ejército profesional y

permanente: un sistema de impuestos de alcance nacional, que proporcionara financiamiento para sus múltiples gastos;

una burocracia especializada, y una diplomacia capaz de extender los intereses de la dinastía en tiempos de paz. Los

acuerdos matrimoniales concertados por los diplomáticos eran otro mecanismo utilizado por las monarquías para

extender sus territorios. Más baratos que las guerras, tardaban más tiempo en dar resultados concretos.

Las potencias

El desarrollo de las guerras dio como resultado la preponderancia sucesiva de los principales Estados de Europa. El

Imperio español, alcanzó su máximo esplendor bajo el reinado de Carlos v pero, hada mediados del siglo XVII, fue

desplazado por Francia en su predominio sobre los demás países europeos.

El declive español también dio origen al ascenso de una importante potencia comercial, los Países Bajos. La rivalidad

comercial con Inglaterra motivó continuas guerras entre ambos países. Finalmente, tras la Guerra de Sucesión española,

a comienzos del siglo XVIII, Inglaterra logró el predominio sobre Europa.

Los "recién llegados" o parvenus

A partir del siglo XVI, el Estado francés, ante las sucesivas crisis financieras, autorizó la venta directa de cargos

burocráticos y títulos nobiliarios. Los principales compradores fueron los burgueses más ricos, quienes entendían que la

pertenencia a la maquinaria estatal era un camino de ascenso social. De esta forma, la monarquía favoreció la formación

de un sistema burocrático integrado por los "recién llegados" a los cargos estatales. También llamados nobleza de toga,

en contraposición con los antiguos señores feudales, llamadas nobleza de espada, porque reivindicaban sus orígenes

guerreros y de sangre azul.

Rebeliones antifeudales y antifiscales

En los siglos xvi y xvn, los reinos y los imperios constituyeron gobiernos poderosos; sin embargo, la concentración del

poder en manos de las monarquías provocó fuertes resistencias en distintos sectores de la sociedad e, incluso,

desencadenó revoluciones. Aunque a largo plazo se demostraría que los Estados absolutistas contribuyeron a acelerar la

decadencia del orden feudal, favoreciendo los intereses de burgueses y campesinos, este proceso no era evidente para

ellos en ese momento. El pago de nuevos impuestos estatales, sumado a las tradicionales cargas fiscales, hacía que la

fiscalidad influyera cada vez en mayor medida en las actividades económicas, "asfixiando" el desarrollo de los

burgueses y los campesinos.

Por eso, dichos grupos reaccionaron contra el proceso de centralización política y a favor de sus propios intereses. El

descontento podía canalizarse mediante reclamos ante los gobiernos de las ciudades o bien mediante rebeliones abiertas

contra el poder del Estado.

La rebelión de las Comunidades de Castilla (1520-1521)

Mientras Carlos I se hallaba en Alemania intentando reunir las adhesiones necesarias para ser elegido emperador del

Sacro Imperio Germánico, muchas ciudades castellanas aprovecharon para manifestar su descontento con los intentos

monárquicos de reducir su autonomía. En particular, rechazaban dos disposiciones del flamante rey: la instauración en

las ciudades de supervisores administrativos y la exigencia de que los delegados reales tuvieran plenos poderes para

aprobar nuevos impuestos.

La nobleza, en un primer momento, apoyó la sublevación, porque también estaba interesada en limitar el poder de aquel

rey extranjero (Carlos había nacido en Flandes, y su familia era austríaca), que amenazaba con avanzar sobre sus

Page 40: Manual 2do historia medieval y moderna

prerrogativas feudales. Sin embargo, la Corona eximió a los nobles de muchas exigencias financieras y así, aunque la

monarquía renunciaba a una importante fuente de ingresos, se aseguró el apoyo militar de la nobleza, que seguía siendo

el sector social más poderoso.

Esta alianza entre los representantes monárquicos y la nobleza determinó la Derrota de los comuneros (los habitantes de

las comunidades) en la batalla de Villalar (en las afueras de la ciudad de Valladolid) de 1521. Desde ese momento, las

ciudades debieron aceptar las imposiciones fiscales de la Corona y se convirtieron en las principales contribuyentes a las

arcas estatales.

La rebelión de los campesinos alemanes (1524-1525)

Estimulados por el carácter rebelde de la reforma luterana, varias aldeas campesinas del sudeste alemán se levantaron en

armas con el objetivo de reclamar mejores condiciones de vida. Para ello, presentaron a funcionarios imperiales un

programa de doce artículos, en los que exigían cosas no muy distintas de las reclamadas en las revueltas medievales: la

supresión del diezmo y la servidumbre, la fijación por contrato de los trabajos personales y la reducción de impuestos.

En un principio, recibieron la simpatía de Lutero, quien apoyaba el reclamo de los campesinos de poder elegir a sus

propios pastores religiosos. Sin embargo, el carácter cada vez más violento de la rebelión forzó a Lutero a reclamar la

inmediata represión de la revuelta. Finalmente, los campesinos fueron derrotados en la batalla de Frankenhausen, en

1525.

Las guerras europeas (1494-1648)

Europa se convirtió, desde el siglo XVI, en la región más poderosa del mundo, pero paradójicamente, en el mismo

período se acentuó su fragmentación política interna. En efecto, ninguna autoridad podía imponerse sobre las otras,

teniendo en cuenta que los ejércitos de mercenarios estaban al alcance de cualquiera que pudiera costearlos y los centros

de producción de armas y barcos estaban bien repartidos geográficamente. Esta situación estimuló una carrera

armamentista que condujo a un período de guerras continuas. Dos factores contribuyeron a intensificar las rivalidades:

las reformas religiosas y la concentración territorial lograda por la dinastía Habsburgo.

El Estado absolutista en Europa oriental

A diferencia de lo ocurrido en Europa occidental, la crisis del siglo XIV alentó, en Europa oriental, el fortalecimiento de

los lazos feudales entre señores y campesinos. La amplitud del territorio ofrecía a los campesinos mayores posibilidades

de huir en busca de mejores condiciones de vida. Por eso, los nobles respondieron con una "reacción feudal", para

mantener a las masas campesinas en un régimen de servidumbre.

Por otra parte, la centralización del poder respondió en menor medida a las luchas internas de la aristocracia que a la

necesidad de hacer frente a la amenaza militar de las potencias occidentales, más ricas y poderosas. Así, Europa oriental

debió igualar las estructuras políticas de Occidente, aunque no había alcanzado un desarrollo económico similar.

Surgieron entonces dos grandes Estados: Polonia-Lituania y Rusia.

LAS NUEVAS INSTITUCIONES DEL ESTADO MODERNO

EL DERECHO. A partir del siglo XV, las monarquías de Europa occidental comenzaron a organizar los sistemas de

leyes necesarias gobierno. De los Estados. De este modo, los soberanos pusieron en conocimiento de los habitantes qué

acciones estaban permitidas y cuáles estaban prohibidas en el territorio de cada reino. Además muchos principios del

antiguo derecho romano fueron incorporados a esos sistemas de leyes. El derecho romano resultó útil porque contenía

Page 41: Manual 2do historia medieval y moderna

dos principios que la sociedad de esa época necesitaba: la Propiedad privada y la soberanía absoluta de los príncipes y

reyes.

EL EJÉRCITO. Los Estados modernos organizaron ejércitos permanentes, sometidos exclusivamente a las órdenes de la

autoridad centralizada del rey o príncipe. Ésta fue la primera forma de ejército profesional, el que estuvo compuesto por

extranjeros que cobraban por sus servicios, llamados mercenarios. Los reyes necesitaban contar con ejércitos para llevar

adelante la expansión territorial de sus dominios y, al mismo tiempo, defender el territorio propio de ataques

extranjeros.

LA BUROCRACIA ADMINISTRATIVA. La burocracia era el conjunto de administradores que trabajaban bajo las

órdenes del rey y que se fueron especializando en la atención de los problemas del gobierno. El número de los

administradores fue creciendo a medida que el poder real centralizaba la resolución de todos los asuntos económicos,

sociales, judiciales y políticos, con el objetivo de someter al país a una voluntad única.

Los cargos de mayor jerarquía y más cercanos al soberano, generalmente estuvieron ocupados por los miembros más

poderosos de la nobleza. Pero el sistema que se generalizó para formar parte de la admiración fue la venta de cargos,

que benefició sobre todo a los burgueses ricos. Consistía en comprar un cargo en la administración real del Estado y

considerar como retribución del trabajo los beneficios que se podían obtener del ejercicio de ese cargo

EL SISTEMA DE IMPUESTOS. La organización de un sistema general de impuestos sirvió para integrar la sociedad y

el territorio de los nuevos Estados. Se establecieron impuestos regulares y obligatorios. Se generalizó un impuesto que

debían pagar todas las personas por ser habitantes del país, y varios impuestos sobre las transacciones comerciales que

debían pagar los burgueses y los campesinos. Estos últimos frecuentemente fueron recaudados por la fuerza. En cambio

los nobles, aunque pertenecían al país, en la práctica no pagaban el impuesto directo.

LA DIPLOMACIA. Como cada Estado moderno pretendía delimitar sus territorios. Cada vez fueron más frecuentes los

conflictos entre ellos. Por esto, y para conseguir ese objetivo, pero evitando las guerras cuando fuera posible, los reyes y

príncipes nombraron embajadores, encargados de mantener relaciones diplomáticos. Un objetivo importante de la

diplomacia fue la obtención de territorios por medio de alianzas entre- reyes-.de diferentes países. Las uniones

matrimoniales fueron la forma pacífica de expansión territorial; .eran menos costosas que la guerra, pero también menos

seguras.

4. Los pueblos originarios antes de la conquista

Antes de la llegada de los españoles y de la implantación del régimen colonial, América estaba habitada por numerosos

pueblos. Los incas, aztecas y mayas tenían una organización social y política compleja y culturas que aún hoy siguen

vivas en sus descendientes. Actualmente, la herencia de los pueblos originarios es cada vez más reconocida en el

continente americano.

América: de los orígenes a la conquista

La llegada de hombres y mujeres al actual territorio americano precede por muchísimo tiempo al arribo de los españoles

a fines del siglo XV. Como han demostrado diversos investigadores, los primeros grupos de seres humanos llegaron al

territorio americano aproximadamente 35.000 a 40.000 años antes del presente.

Fue por ese entonces cuando un descenso de la temperatura en todo el planeta permitió que varios ríos se congelaran,

impidiendo que llegaran hasta el mar. Esto ocasionó que bajaran las aguas en muchas regiones del planeta, dejando al

Page 42: Manual 2do historia medieval y moderna

descubierto extensiones de tierras hasta entonces sumergidas. Ese fue e caso del Estrecho de Bering, que permitió que

pasaran desde el noreste de Europa (Siberia) hasta la zona de Alaska (en el extremo noroeste del continente americano)

grupos de cazadores y recolectores que iban tras el rastro de sus presas.

Una vez que arribaron al territorio americano por el extremo norte, estos grupos (y sus descendientes, a través de

muchas generaciones) se fueron distribuyendo a lo largo de todo el continente hasta llegar a ocupar incluso las tierras

patagónicas, en el extremo sur del actúa territorio argentino. En ese espacio se fueron desarrollando múltiples y diversas

culturas con el transcurso de los siglos.

A lo largo del tiempo, algunas culturas pudieron afirmar su dominio en una vasta región. Así ocurrió, por ejemplo, con

los pueblos chimú y tiwanaku, en la zona andina de América del Sur.

Tres culturas fueron las que más se extendieron territorialmente entre los pueblos originarios americanos, por su poderío

político y sus avanzadas técnicas: los mayas, en América Central y parte de México; los aztecas, en el actúa territorio de

México; y los incas, en la zona andina de América del Sur. Estos pueblos dejaron numerosas fuentes primarias y

testimonios que dan cuenta de su poder y su rica y compleja tradición cultural.

Los incas

El primer rey inca fue Manco Capac, considerado el hijo de Inti, el Sol. Para lograr el dominio del territorio que

conformaba el imperio, se realizaron frecuentes campañas militares contra otras ciudades. A partir del reinado del

octavo emperador, Viracocha, la expansión política y territorial comenzó a realizarse a través de alianzas con los

territorios vecinos, que quedaron sujetos al poder del emperador mediante el pago de tributos.

Los incas

Si bien en la zona andina existieron numerosas culturas que lograron asentarse y extender su zona de influencia, ninguna

logró dominar un territorio tan amplio ni lograr un poderío tan significativo como los incas. Así, el esplendor de las

culturas mochica y chimú en la zona de la costa norte, del pueblo nazca en el sur del actual territorio peruano y de

chavín en la zona serrana, fue opacado por el desarrollo del Imperio Incaico, entre los siglos XIII y XVI.

A partir de las últimas investigaciones realizadas por los arqueólogos, es posible conocer más acerca de los orígenes de

esta cultura. El pueblo inca se ubicó, en sus comienzos, en las orillas del lago Titicaca (en la actual frontera entre

Bolivia y Perú), y hacia el siglo XII se expandió hacia la zona de Cuzco, en las sierras peruanas. Fue allí que, luego de

vencer a los otros pueblos instalados en la región, los incas fundaron su ciudad capital, a mediados del siglo XIII.

Pero solo desde el reinado de Pachacutec, a partir de 1438, comenzó el período de conquistas que los llevaría a someter

toda la región. En sus épocas de mayor esplendor, los incas lograron dominar desde los actuales territorios de Ecuador

hasta zonas del norte chileno y el noroeste argentino, y desde las costas del océano Pacífico hasta la selva amazónica.

Machu Pichu y el Cuzco. El Cuzco ocupa un valle situado a 3.400 metros sobre el nivel del mar. Se atribuye alinea

Pachacuti (1438-1471) la reconstrucción del Cuzco como una ciudad monumental. En ella se instalaron grandes

almacenes de granos, barrios, un complejo sistema de riego y depósitos de todo tipo. Los templos y los pucarás

(construcciones militares) ocuparon un lugar preponderante en la ciudad. La construcción de Machu Pichu fue un claro

ejemplo de ello. Fue construida en el Cuzco, a alturas casi inaccesibles, confines religiosos y militares.

La organización política: el Tawantinsuyu

Page 43: Manual 2do historia medieval y moderna

Los quechuas o incas organizaban el territorio que se encontraba bajo su domino en cuatro regiones o suyus; su imperio

recibía el nombre de Tawantinsuyu ("las cuatro regiones", en quechua). El centro administrativo, político y religioso se

ubicaba en la ciudad de Cuzco, donde se hallaba el Coricancha uno de los templos más importantes del imperio. En la

ciudad capital residía el Inca, gobernante supremo del Tawantinsuyu, que contaba con la suma del poder militar, político

y administrativo. Su autoridad se transmitía de forma hereditaria, conformando un linaje. Su grupo de parientes, entre

los que se incluían todos los descendientes varones del rey, se llamaba panaca. La vasta extensión del imperio generó un

numeroso cuerpo de funcionarios, cuyos miembros pertenecían, en un principio, a la panaca real, pero que, a medida

que se fue ampliando el territorio, se complementó con la nobleza local de los territorios conquistados. De esta manera,

varios nobles locales (curacas) dependían, a su vez, de otro de rango superior, el gobernador, y éste último, de los

funcionarios del Cuzco.

La expansión incaica

La expansión de los incas fue lenta y se extendió durante el transcurso de distintos períodos.

Puede definirse un primer momento bajo el reinado de Viracocha, quien prolongó los dominios del Tawantinsuyu hacia

el sur, venciendo a los pueblos collas y lupaqas que se ubicaban a orillas del lago Titicaca.

En una segunda etapa, liderados por Pachacutec, ampliaron de forma notable sus fronteras; dominaron a los chimúes de

la costa peruana y comenzaron a expandirse hacia el territorio del actual Ecuador.

En un tercer momento, de la mano de Tupa Inca Yupanqui, sucesor de Pachacutec, realizaron expediciones por el actual

norte de Chile y el actual noroeste de la Argentina. A pesar de su poderío militar, los incas nunca lograron dominar los

territorios al este de la Cordillera de los Andes, ya que la selva volvía inútiles sus tácticas militares y los condenaba a la

derrota en sus enfrentamientos ante los pueblos que habitaban esas regiones.

La organización social

En la zona andina existían formas de organización que precedían a la formación del Tawantinsuyu, y que siguieron

siendo centrales en la vida cotidiana de los pueblos quechuas.

La base de la organización social inca era el ayllu, una comunidad unida por lazos de parentesco, poseían un antepasado

en común, y por el trabajo agrícola sobre determinadas tierras. Se trataba de una agrupación social unida por vínculos

sanguíneos, económicos, políticos y territoriales, que garantizaba su autosubsistencia mediante una producción

diversificada en diferentes ambientes o pisos ecológicos (la sierra, la selva, la costa, la Puna). Esto llevó a varios

historiadores a sostener que, como cada grupo se autoabastecía, no existían vínculos de intercambio entre las distintas

comunidades; sin embargo, en la actualidad dicha idea está en discusión.

Cada ayllu contaba con un curaca, quien se encargaba de centralizar los recursos y redistribuirlos luego en el conjunto

de la comunidad.

Al producirse la expansión incaica, los ayllus pasaron a ser la unidad sobre la que se construyó el conjunto del

Tawantinsuyu; para ello, se incorporó a los curacas locales a la administración central, se los instruyó en el cuzco, y se

exigió a los integrantes de los ayllus el aporte de un tributo en trabajo y en productos.

Todos los pueblos sometidos debían pagar al Inca un tributo en trabajo. Esto significaba que los pobladores de las

comunidades sometidas debían prestar un tiempo de trabajo, llamado mita, para realizar distintas tareas, desde la

construcción de templos o carreteras, hasta el cultivo de las tierras del emperador o de los sacerdotes. Los productos de

la agricultura se acumulaban en grandes almacenes o tambos, que se construyeron en lugares estratégicos en todas las

Page 44: Manual 2do historia medieval y moderna

áreas del imperio. Los productos almacenados eran registrados por oficiales del imperio y comunicados a los

funcionarios centrales.

La administración de este enorme imperio necesitó procesar una gran cantidad de información. Sin embargo, los incas

nunca desarrollaron un sistema de escritura como mecanismo administrativo, aunque inventaron un método de cuentas

denominado quipu, un conjunto de cuerdas atadas en un punto o, sucesivamente, a otra cuerda. Sobre ellas se

practicaban pequeños nudos de uno o varios colores y situados a determinadas distancias de la atadura. Tales nudos

tenían valor numérico para el sistema administrativo pero también un valor cultural, mediante el cual se recordaban

historias y tradiciones.

Un grupo especial de funcionarios era el de los quipucamayos, que se encargaban de memorizar la historia y los mitos

del pueblo, y llevar las cuentas del Estado.

Debajo de los grupos dirigentes, se ubicaba una serie de grupos que desempeñaban distintas funciones: los artesanos; la

gran masa campesina o hatun runas, los mitmaq o súbditos trasladados por los incas para colonizar zonas conflictivas

dentro del imperio; los pescadores, y, finalmente, los yanas o servidores personales de los miembros de la clase

dirigente

Vista en su conjunto, la sociedad inca estaba dividida en una serie de grupos con características particulares, que se

ordenaban jerárquicamente. Los más importantes eran:

El Inca, que era reconocido como el hijo del sol, por eso fue un estado teocrático, y la familia real llamada panacas. La

nobleza real: ocupaban los principales cargos políticos y religiosos, estos nobles y sacerdotes que asesoraban al inca

eran llamados orejones. Siendo jóvenes, recibían una educación especial, que los preparaba para ocupar los puestos

clave en el gobierno. Llevaban vestimentas que los distinguían del resto de la población, junto con ornamentos

especiales, como aros de oro, que resaltaban su prestigio.

La nobleza provincial: este grupo estaba compuesto por los distintos curcas del Tawantinsuyu. Eran los responsables de

recaudar el tributo al Inca, tanto en productos como en trabajo. Solían casar a algunas de sus hijas con integrantes de la

nobleza real (o hasta con el mismo Inca), para fortalecer, mediante lazos de parentesco político, sus relaciones con el

gobierno central y mejorar su posición social.

Los campesinos y los artesanos: Tambien llamados hatun runas eran el grupo social más numeroso y el que, mediante su

trabajo, mantenía al conjunto de la sociedad inca. Pertenecían a un ayllu y estaban obligados a entregar parte de su

producción como tributo y a disponer periódicamente de su trabajo para obras públicas o para cultivar las tierras de la

nobleza real, en el marco del sistema de mita. Los tributos de las comunidades campesinas dados al Estado eran de tres

tipos: 1.-trabajos colectivos en las tierras del Inca; 2.-trabajos individuales, periódicos y rotativos, a los que llamaban

mita, con este sistema se construían caminos y puentes; 3.- las comunidades debían entregar a los curacas alimentos,

materias primas y productos manufacturados.

Los yanaconas: personas que eran tomadas por la nobleza para disponer de sus servicios, por lo que abandonaban

indefinidamente sus comunidades de origen. No constituían un grupo numeroso.

Redistribución y reciprocidad

La sociedad incaica funcionaba sobre la base de la reciprocidad y la redistribución.

La reciprocidad era común entre las comunidades de campesinos de la región andina desde antes de la llegada de los

incas. Consistía en la práctica de la solidaridad y la ayuda mutua entre todos los miembros de una comunidad. Por

ejemplo, los habitantes de un ayllu se ayudaban entre sí a sembrar y a cosechar en las parcelas de subsistencia; y, en

Page 45: Manual 2do historia medieval y moderna

ocasión de un matrimonio, toda la comunidad ayudaba a levantar la casa de los recién casados. Los incas incorporaron

el principio de reciprocidad de los ayllus como una de las bases del funcionamiento económico y social de su imperio.

La redistribución suponía el reconocimiento por parte de los campesinos de los diferentes niveles de autoridad que

existían en la sociedad. Los ayllus entregaban los tributos a los curacas, y los bienes tributados se acumulaban en

depósitos reales que estaban en aldeas, caminos y ciudades. Allí eran contabilizados por funcionarios especializados que

comunicaban a los administradores del Cuzco las cantidades de cada producto mediante el uso de quipus, contadores

hechos con tiras de cuero en las que se realizaban nudos. De este modo, el Inca conocía las cantidades de excedente y en

qué regiones del imperio sobraban o faltaban determinados productos. Cuando algunos pueblos del imperio no podían

satisfacer sus necesidades básicas porque las regiones en las que vivían habían sido afectadas por malas cosechas u otras

catástrofes, el Estado incaico redistribuía una parte de los alimentos, materias primas y productos manufacturados

almacenados. También utilizaba los bienes acumulados para costear los gastos de las constantes expediciones militares,

y para premiar los servicios realizados por algunos funcionarios, generalmente nobles.

Las tierras y la organización económica

Uno de los elementos centrales en la organización económica del Tawantinsuyu era el pago del tributo, que podía

consistir tanto en la entrega de alimentos como en contribuir con trabajo en la construcción de obras públicas o tareas

agrícolas en tierras de la nobleza.

Este sistema tenía su fundamento en el hecho de que se consideraba que las tierras disponibles para la agricultura eran,

en su totalidad, propiedad del Inca. Por lo tanto, si los campesinos utilizaban sectores de esas tierras para subsistir,

debían entregarle al Inca una parte de lo que obtenían, como forma de compensarlo.

A pesar de que en teoría el conjunto de las zonas de cultivo era del Inca, en la práctica existían tres tipos de tierras según

quién se apropiara de lo producido en ellas:

Las tierras del Inca: eran las más fértiles y servían para mantener al Inca, la familia real, la nobleza de Cuzco y el

ejército.

Las tierras del Sol: servían para el mantenimiento de los sacerdotes y sus productos también se empleaban en las

distintas fiestas y rituales que se celebraban a lo largo del año.

Las tierras de los ayllus: eran aquellas tierras trabajadas en forma comunitaria; el curaca era el encargado de distribuir

anualmente las cosechas, según las necesidades de los distintos integrantes de la comunidad.

Las técnicas de cultivo y la ganadería

Los incas introdujeron grandes innovaciones en las técnicas de cultivo, demostrando una gran capacidad de adaptación a

los distintos pisos ecológicos entre los que se dividían las tierras destinadas a la agricultura, en las distintas regiones del

imperio.

En las zonas serranas, principal espacio ocupado por los incas, se desarrolló la técnica del cultivo por terrazas. Se

trataba de parcelas de tierra escalonadas en las laderas de las montañas, construidas con piedras. Para su funcionamiento

era clave el sistema de riego artificial, ya que había que aprovechar al máximo la escasa disponibilidad de agua. Para

ello se crearon canales que la transportaban desde las terrazas superiores hacia las más bajas, filtrándose en cada uno de

los andenes o escalones.

Sin embargo, al dominar territorios ubicados en condiciones naturales tan diversas, los incas debieron buscar otras

técnicas de cultivo, que se adaptaran mejor a cada región en particular. Por eso, en las zonas selváticas empleaban

también el sistema de roza, que implicaba cortar todos los árboles y la maleza de un espacio, quemar la cubierta vegetal

Page 46: Manual 2do historia medieval y moderna

restante y fertilizar las tierras con las cenizas producidas durante la quema. En la puna, cuya irrigación era natural, es

decir por deshielos, criaban de llamas y el cultivaban papa. En la zona árida de la costa usaron el guano —excremento

de aves marinas— como fertilizante de las tierras y construyeron canales de riego.

En cuanto a los cultivos que sembraban, los incas se dedicaban sobre todo a la producción de cereales, como la quínoa y

el maíz, y a numerosas variedades de papa y ajíes, a la calabaza, el tomate y el algodón.

Además de la agricultura, desarrollaron una ganadería de camélidos originarios de América, como la vicuña, la llama y

la alpaca, que respondía principalmente a dos necesidades básicas: el transporte y la producción de textiles, como la lana

Terrazas de cultivo en Machu Picchu, actual Perú. Las terrazas de cultivo se extendían a lo largo de todo el

Tawantinsuyu.

Los ayllus y el archipiélago vertical

El territorio andino tiene una particularidad geográfica que lo distingue de otros: la existencia, en una zona acotada, de

varios pisos ecológicos bien diferenciados. Esto significa que la sierra, la meseta andina (o Puna), la selva y la zona

costera tienen, cada una, características propias que vuelve imposible la generalización de un sistema de cultivo

unificado en todos esos ambientes, ya que la adaptación de cada producto al clima y altura específicos no es homogénea.

Los pobladores andinos de los tiempos anteriores a la conquista lograron utilizar esta singularidad geográfica en

beneficio propio, combinando los distintos tipos de producciones que pueden obtenerse en cada región para

complementar su dieta alimenticia.

El historiador rumano John Murra fue uno de los primeros que se encargó de investigar cómo los ayllus quechuas

aprovechaban los distintos pisos ecológicos de la zona andina para garantizar su autosubsistencia sin tener que recurrir

al intercambio con otras comunidades. Para eso, cada ayllu enviaba colonos, llamados mitimaesk, a las zonas donde

podían obtener productos imposibles de cultivar en sus propias tierras. Un ayllu serrano, por ejemplo, enviaba algunos

de sus miembros a establecerse en la costa y a otros, en la selva, durante un año. Mediante ese procedimiento, que

repetían periódicamente, podían contar con una variedad de productos que, de otro modo, hubieran debido conseguir

mediante el intercambio. Es por eso que a este sistema se lo conoce como archipiélago vertical, por la existencia de

"islas de cultivo" distribuidas entre distintas alturas.

Con la expansión incaica y la constitución del Imperio Inca, esta práctica, lejos de peligrar, se vio fortalecida, ya que las

distintas comunidades que quedaban englobadas dentro del Tawantinsuyu siguieron beneficiándose de este sistema.

La principal diferencia, desde el comienzo de la hegemonía del Inca, radicaba en que, desde ese momento, parte de la

producción anual debía ser entregada como tributo al gobierno central, para ser almacenada en los graneros reales.

La gran expansión del imperio fue posible por la cuidada organización de la fuerza militar. Para facilitar el

desplazamiento de sus ejércitos, los incas construyeron una vasta red de caminos. La existencia de tambos o postas a lo

largo de esos caminos servía para el descanso de las tropas en campaña y para el recambio de animales y armas.

Todos los pueblos que pertenecían al imperio tenían la obligación de entregar al Estado una determinada cantidad de

alguna materia prima o de productos manufacturados, según la producción característica de cada zona. Además, la

población estaba obligada a realizar trabajos individuales en beneficio del Estado, los curacas o los sacerdotes. Por esto,

personas y productos recorrían también permanentemente el Camino del Inca que se extendía en todos los sentidos del

Tahuantinsuyo, en una red de 40.000 kilómetros. Esta vía de circulación sirvió también para que a través de ella los

incas impusieran sus leyes, sus creencias religiosas y su lengua —quechua— a casi un centenar de pueblos.

Page 47: Manual 2do historia medieval y moderna

Los aztecas

Los aztecas fueron un pueblo de filiación náhuatl, que se asentó en el valle central de México, provenientes del Norte.

Luego de fundar, en 1325, su capital en Tenochtitlán, ciudad ubicada en una de las islas del lago Texcoco, extendieron

su dominio por Mesoamérica y por medio de las guerras fueron sometiendo a los distintos pueblos que habitaban la

zona.

A comienzos del siglo XV, los aztecas conformaron, junto con las ciudades de Tlacopán y Texcoco, el denominado

Imperio de la Triple Alianza, con el cual conquistaron numerosos pueblos de la región,

Con el tiempo, los aztecas fortalecieron cada vez más su poder sobre los otros pueblos, expandiéndose a nuevas

regiones por medio de alianzas o de la conquista. A partir del siglo xv, consiguieron formar un imperio que incluía a

más de 300 ciudades.

Los aztecas imponían al resto de las ciudades el pago de un tributo en especie y obligaban a los hombres a trabajar en

las obras públicas. Sin embargo, cada una de ellas mantuvo su gobierno y su organización.

A pesar de tratarse de una alianza militar entre estas tres ciudades, Tenochtitlán contaba en los hechos con un

predominio sobre Tlacopán y Texcoco, que la colocaba como la cabeza del imperio y el principal centro político,

religioso y administrativo.

Para controlar y gobernar el territorio conquistado, el imperio fue dividido en provincias administradas por miembros de

la nobleza azteca.

La necesidad de conquistar tierras fértiles, de disponer de una población que pagara tributos y de esclavos para los

sacrificios que ofrecían a sus dioses, hacía inevitable la guerra permanente con los pueblos vecinos. Esas guerras,

llamadas "guerras floridas", tenían un carácter ritual. El ejército se transformó, por lo tanto, en un elemento muy

importante para el imperio, para emprender nuevas guerras y para controlar a la población dominada y obtener

numerosos beneficios como tributos.

LAS GUERRAS FLORIDAS

La religión dirigía la vida de los hombres y, por esto, las fiestas dedicadas a las divinidades eran tan importantes. Dentro

del panteón de los aztecas, los dioses que ocupaban el lugar más importante eran Huitzilopochtli (dios de la guerra y de

la muerte), Tláloc (dios de la lluvia y la agricultura) y Ouetzalcoátl (dios principal del panteón azteca). Las ceremonias

eran públicas y, en ellas, se ofrendaba a los dioses comida ritual. Creían en la necesidad de alimentar a los dioses con

sangre para asegurar la sucesión de los días y las noches. Por eso, en las ceremonias, se realizaban sacrificios humanos,

y el corazón y la sangre eran entregados a los dioses.

Con el fin de continuar con los rituales y asegurar la marcha del mundo, requerían de hombres para realizar los

sacrificios, que obtenían de las guerras libradas en forma periódica con sus vecinos, en las que no se trataba de matar

enemigos, sino de capturar prisioneros.

La cosmovisión azteca

La visión azteca del mundo estaba fuertemente teñida por la religión. Ellos creían que este había sido creado por fuerzas

divinas e interpretaban los distintos aspectos de la vida cotidiana en el marco de las tensiones entre el bien y el mal.

tenían una concepción de la historia diferente de la occidental, que considera que el tiempo es lineal e irrepetible. Para

los pueblos mesoamericanos, el tiempo era a la vez lineal y cíclico, de modo que se vuelve de manera continua al punto

Page 48: Manual 2do historia medieval y moderna

de inicio. De esta forma, todo evento se repite cada vez que se reitera el ciclo. Esta concepción del tiempo se basaba en

parte en los interminables ciclos naturales de las estaciones y en el movimiento de los cuerpos celestes. Como el tiempo

cíclico es reversible y repetible, en la visión del mundo azteca, la historia pertenecía al pasado y también al futuro. La

historia se volvía una disciplina profética. De acuerdo con esta función de la historia, el propio calendario se utilizaba

principalmente para la adivinación.

En cuanto a su religión, se trataba de una fusión de distintas tradiciones, en la que coexistían muchos dioses. Entre los

más importantes se destacaban Quetzalcóatl, creador del mundo y de los hombres, y Huitzilopochtli, dios de la guerra y

principal divinidad de Tenochtitlán.

Mesoamérica: región del continente americano que abarca el centro y el sur del actual territorio de México y los

territorios de algunos países de América Central: Guatemala, Honduras, Belice, El Salvador y Nicaragua.

Organización política

El Estado azteca contaba con una estructura jerárquica compleja, que se centralizaba en la figura del Huey Tlatoani,

gobernante supremo que disponía de una corte real, a la que consultaba cuando debía tomar las determinaciones más

importantes. A su vez, el Estado se subdividía en unidades conocidas como altepetl. Cada altepetl contaba con un

gobernante subordinado al poder central, el tlatoaní. Pero, al mismo tiempo, estos altepetl se subdividían en unidades

menores, los callpullis. Estos últimos eran la unidad básica a partir de la cual el gobierno central recaudaba el tributo,

por lo que este ejercía un fuerte control sobre ellas. Tanto el Huey Tlatoani como el conjunto de los tlatoaní gobernaban

de por vida, y traspasaban su cargo a sus hijos, de forma hereditaria.

Además, el Imperio Azteca tenía toda una estructura burocrática que estaba compuesta por funcionarios encargados de

ejercer justicia, líderes militares y un nutrido grupo de sacerdotes dedicados al culto religioso.

Organización socioeconómica

La sociedad azteca, al igual que la incaica, se organizaba en torno al tributo como principal medio a partir del cual

circulaba la producción. Sin embargo, en Mesoamérica sí se han encontrado registros de la existencia de nutridas redes

comerciales, vinculadas a mercados locales en los que se intercambiaban alimentos y artesanías, o al comercio con

regiones distantes. El Estado se vinculaba económicamente a aquellas sociedades que se ubicaban fuera del dominio

azteca por medio de los pochtecas, comerciantes especializados que realizaban intercambios a través del trueque,

utilizando como moneda semillas de cacao, mantas u oro.

En cuanto a su organización social, existía un ordenamiento jerárquico que dividia al conjunto de la población azteca en

distintos estamentos:

Los pipiltin: eran el grupo social privilegiado, y ocupaban los principales cargos religiosos y de gobierno. Estaban

exentos del pago de tributo y disponían de tierras propias que eran trabajadas por los campesinos. Para reforzar su

prestigio y resaltar su autoridad, vestían trajes guerreros y ornamentos confeccionados con plumas exóticas.

Los macehualtin: conformaban el grupo más numeroso de la sociedad azteca, compuesto por campesinos, artesanos y

comerciantes locales. Todos ellos debían otorgar un tributo al Estado, que combinaba un porcentaje de su producción

con tiempo de trabajo en el que laboraban en obras públicas, servían en las tierras de los pípiltin o se empleaban en el

ejército.

Los esclavos: no eran muchos; por lo general, eran prisioneros de guerra tomados por el ejército en alguna de sus

campañas. Eran empleados para servicios domésticos o se realizaban con ellos sacrificios a los dioses.

Page 49: Manual 2do historia medieval y moderna

Como los otros pueblos originarios de América, los aztecas desarrollaron avanzadas técnicas de cultivo que les

permitieron mejorar su producción. En el caso de Tenochtitlán, aprovecharon las aguas del lago Texcoco mediante la

creación del sistema de chinampas, construcciones similares a una balsa, pequeñas islas artificiales construidas con

troncos y ramas, sobre la que colocaban tierra fértil para practicar la agricultura. Estas estructuras flotaban y se anclaban

con palos.

En zonas montañosas también emplearon terrazas de cultivo, aunque en menor medida que los incas.

Entre los principales cultivos realizados por los aztecas pueden mencionarse el maíz, el poroto, la calabaza, el ají y el

cacao, aunque también producían tabaco y algodón, y recolectaban frutas autóctonas como la guayaba y el cayote.

Los mayas

A diferencia de otros pueblos originarios, los mayas no pueden agruparse en torno a una organización política

unificadora: la cultura maya adoptó distintas formas organizativas que agrupaban a las distintas ciudades-Estado. Era un

conjunto de pueblos de rasgos comunes

La cultura maya se extendió en la zona sur de Mesoamérica, en el territorio actualmente comprendido por Guatemala,

Honduras, El Salvador, Belice y la península de Yucatán. Los primeros registros arqueológicos mayas corresponden a

las regiones altas del sur, ricas en actividad volcánica, donde hacia el año 2000 a.C. aparecieron los primeros poblados

sedentarios. La cultura maya pervive hasta la actualidad en la región.

En la zona de Guatemala y el sur de México aún viven descendientes de los antiguos mayas, que mantienen vivas sus

tradiciones culturales en las comunidades en las que se organizan.

En su evolución cultural, se distinguen tres momentos diferentes. En los comienzos de su desarrollo, recibieron la

influencia de los pueblos olmecas, ubicados en el golfo de México, de quienes adoptaron sus calendarios y los signos de

escritura, llamados códices. Posteriormente, recibieron el impacto de Teotihuacán. Cuando esta ciudad entró en

decadencia, empezaron a desarrollar una cultura con características propias. Entre los años 300 y 900 d.C, los mayas

alcanzaron su mayor esplendor y edificaron grandes centros ceremoniales, como Tikal y Uaxactún (Guatemala),

Palenque (México) y Copan (Honduras). Estas ciudades iniciaron una profunda decadencia en el siglo x d.C. Las

razones del declive no son muy claras y se han intentado dos explicaciones. Una de ellas plantea que los centros

ceremoniales fueron abandonados debido a una hambruna general, provocada por un excesivo crecimiento demográfico

que no pudo ser acompañado por la obtención de recursos suficientes para hacerle frente. La segunda explicación,

apoyada en evidencias arqueológicas, sugiere un derrumbe más trágico, producto del estallido de violentas revueltas

campesinas en contra de la clase dominante sacerdotal, que habrían culminado en la quema y el abandono de los centros

urbanos.

De todos modos, esto no significó el fin de la civilización maya, ya que, hacia el siglo xi d.C, volvieron a surgir centros

urbanos en el norte de la península de Yucatán. Entre las ciudades más importantes se destacaron Tulúm, Uxmal,

Chichén Itzá y Mayapán. A lo largo de este período, los mayas recibieron una fuerte influencia de los toltecas, que

habían sido expulsados del valle de México por los aztecas. Esta influencia se manifestó, por ejemplo, en el

mejoramiento de las técnicas de guerra, el arte y el aumento de la práctica de sacrificios humanos. Finalmente, la

persistencia de los conflictos internos llevó a los mayas a un nuevo proceso de disolución, que coincidió con la llegada

de los españoles a la península de Yucatán.

Organización socioeconómica

Page 50: Manual 2do historia medieval y moderna

La sociedad maya estaba fuertemente estratificada en grupos ordenados de forma jerárquica. La pertenencia a uno de

ellos se heredaba de la generación anterior, por lo que resultaba difícil cualquier forma de ascenso social.

Los grupos que conformaban la sociedad maya eran:

La nobleza: se trataba de un reducido grupo del que formaban parte los jefes militares, los sacerdotes, los principales

funcionarios y los comerciantes más importantes. Centralizaba el poder militar, religioso y político, tomando las

principales decisiones.

Los campesinos, artesanos y pequeños comerciantes: constituían el grupo más numeroso de la sociedad. Eran, en su

mayoría, los encargados de producir los alimentos y las artesanías de las que dependía la nobleza. Muchas veces tenían

que servir en el ejército o ir a trabajar en la construcción de grandes obras públicas.

Los esclavos: eran un grupo reducido, compuesto por prisioneros de guerra o personas que habían cometido un delito

grave. Se los empleaba en las obras públicas o como ayudantes de carga para los comerciantes.

La actividad agrícola era la principal fuente de riquezas en el mundo maya. Las zonas de cultivo se dividían en dos

grandes grupos: las pertenecientes a las comunidades campesinas, que se dividían en parcelas familiares, y las de la

nobleza, trabajadas por esclavos o campesinos. En el caso de las tierras campesinas, era muy común el trabajo

comunitario, mediante el cual las familias realizaban juntas la siembra y la recolección de frutos.

El empleo de diversas técnicas de cultivo les permitió mejorar su producción hasta alcanzar elevados niveles. En las

zonas altas empleaban unas terrazas de cultivo semejantes a las de los incas, aunque menos complejas.

En las zonas más bajas estaba muy generalizado el método de la milpa, También conocido como roza, mediante el cual

se talaban los árboles y plantas de una zona para luego quemar los restos y emplear la ceniza como abono.

Al margen de los alimentos que podían obtener mediante la caza o la recolección, su dieta se componía centralmente de

maíz y, en menor medida de frijoles, batatas, ajíes, mandioca y cacao.

Los intercambios eran frecuentes entre los mayas, ya sea en el interior de una misma ciudad-Estado o entre una ciudad y

otra. En este último caso, los intercambios eran llevados a cabo por comerciantes al servicio de las autoridades políticas.

La cosmovisión maya

A diferencia de otras culturas precolombinas, los mayas nos han legado un libro religioso, el Pol Vuh ("Libro del

Consejo"). Allí se encuentra una narración acerca de los orígenes del mundo, de los dioses y de los seres humanos, que

habrían sido creados por los dioses utilizando distintos tipos de maíz.

Los dioses mayas estaban ligados, en general, a distintos fenómenos naturales, y existía una jerarquía entre ellos. Entre

los más destacados estaban Itzam Na (dios del cielo, la noche y el día) y Kukulcán (dios del conocimiento, los vientos y

la guerra).

El calendario maya

Los mayas elaboraron una compleja forma de medir el tiempo, que contaba con un sistema de dos calendarios. El

primero de ellos estaba vinculado a lo sagrado y servía para las fiestas y ceremonias religiosas; estaba dividido en 260

días. El otro era un calendario solar, que organizaba la vida cotidiana y los cultivos; contaba con 365 días, que se

distribuían en dieciocho meses de veintiún días y un mes de cinco días.

LOS INDÍGENAS DE LA ARGENTINA

DIVERSIDAD REGIONAL Y ORGANIZACIÓN SOCIAL

El territorio de la actual Argentina fue poblado por indígenas hace más de 13.000 años. Los diversos pueblos adoptaron

Page 51: Manual 2do historia medieval y moderna

formas de vida nómada o seminómada, y otros llegaron a desarrollar formas de vida sedentaria y una economía agrícola.

Los pueblos que se destacaron entre los agrícolas son los que habitaron la región Noroeste.

Los pueblos del Noroeste

La región Noroeste de la Argentina abarca las actuales provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán, La Rioja y el

norte de San Juan. Los pueblos del Noroeste desarrollaron una economía y una forma de vida similares a las de los

incas. El conjunto de pueblos que habitaron esa región compartían una lengua común. Dentro de ese grupo, se pueden

distinguir los diaguitas.

La región Noroeste se caracteriza por sus valles y quebradas; el territorio es árido, con escasez de agua. Por las

características del medio, para practicar la agricultura, debieron construir terrazas de cultivo, canales y acequias para

irrigar los terrenos. Complementaban su economía con la cría de llamas, que utilizaban como animales de carga y de las

que, además, extraían carne y lana para sus tejidos. El árbol de algarrobo ocupaba un lugar importante, ya que

empleaban su madera como combustible y recolectaban sus semillas para hacer harina.

Las familias eran extensas y se agrupaban en parcialidades que contaban con un jefe o cacique, encargado de organizar

los trabajos de cada comunidad y de la defensa.

Debido a los conflictos entre los distintos pueblos, vivían en aldeas de casas de piedra fortificadas, llamadas pucarás.

Alrededor del siglo xv, todos los pueblos que habitaban esta región quedaron integrados al Imperio inca y los caciques

adquirieron más poder debido a su rol de recaudadores del tributo que debían entregar a los gobernantes y como

redistribuidores del mismo.

Entre las artesanías de estos pueblos, se pueden distinguir los tejidos, la alfarería y la metalurgia del oro, la plata, el

bronce y el cobre.

Sus creencias eran similares a las de los incas; sus rituales estaban relacionados con los ciclos agrícolas, adoraban al Sol

y rendían culto a sus muertos.

Pueblos nómadas y seminómadas

No todos los pueblos del actual territorio argentino fueron sedentarios. Los más alejados de la región noroeste

desarrollaron una forma de vida nómada y seminómada. Con una gran diversidad cultural, tuvieron en común sus

actividades económicas: la recolección, la cacería y las formas simples de agricultura. Podemos identificarlos grandes

grupos: los del Noreste y los de las regiones pampeana y patagónica.

Los pueblos del Noreste

Esta región fue habitada por pueblos nómadas, cazadores-recolectores, entre los que se pueden distinguir los guaicurúes

y los wichís, y seminómadas, como los guaraníes.

Los pueblos guaicurúes se organizaban en bandas integradas por varias familias extensas, dirigidas por un cacique y un

consejo de ancianos. Los wichís, en cambio, se organizaban en grupos de familias pequeñas.

La economía de estos pueblos se basaba en la recolección de raíces y frutos, como higos de tuna, algarroba, mistol y

ananá, entre otros; y en la pesca con red, arco y arpones.

Los guaraníes ocuparon la zona del Litoral, sobre las costas de los ríos Paraná y Uruguay. Vivían en aldeas compuestas

por varias familias. Sus viviendas eran construidas con troncos, ramas y hojas de palmera.

Cada aldea contaba con las figuras del cacique y de los brujos, que cumplían la función de organizar los rituales y eran

Page 52: Manual 2do historia medieval y moderna

los curanderos.

La economía se basaba en la agricultura con el sistema de roza en la selva, donde cultivaban maíz, calabaza, mandioca y

batata. Complementaban su economía con la caza, la pesca y la recolección de frutos, yerba mate y miel.

Regiones pampeana y patagónica

Las regiones pampeana y patagónica fueron habitadas por un conjunto de pueblos que se organizaban en grupos

pequeños, conducidos por un cacique en la guerra y a cacería. Los hombres se dedicaban a la caza de ciervos, ñandúes y

guanacos, de los que obtenían carne, cueros y pieles. También practicaban la pesca. La recolección de frutos, raíces y

huevos de aves estaba a cargo de los niños de las mujeres.

Sus viviendas eran toldos construidos con cueros que impermeabilizaban con grasa de los mismos animales. Este tipo de

viviendas eran desmontables y transportables en sus migraciones a otras regiones. Por ejemplo, los tehuelches, que

habitaron las actuales provincias de Río Negro, el chubut y Santa Cruz, durante el verano vivían en la región de la

cordillera y, en invierno, migraban hacia la costa.

En el extremo sur de la Patagonia, habitaron los selk'nam u onas y yamanas. Los selk'nam se organizaban en bandas

lideradas por un jefe, mientras que los yamanas lo hacían en familias sin jefe. Ambos pueblos se desplazaban

permanentemente. Sus viviendas eran chozas semicirculares para protegerse del viento, hechas con piel de guanaco,

engrasada y pintada con colores ocres minerales.

La principal actividad de estos pueblos era la caza de zorros, guanacos, lobos marinos y aves, y la pesca marina con

redes y arpones.

Con las pieles de los animales que cazaban fabricaban sus ropas, calzado, mantas y toldos; con los huesos, hacían agujas

y arpones, y los tendones eran usados para coser.

Analizar fuentes escritas

El trabajo con fuentes escritas, para el caso de los pueblos originarios de América, presenta una dificultad extra: todos

los testimonios fueron puestos por escrito con posterioridad a la llegada de los españoles. Esto exige a los investigadores

realizar un trabajo muy detenido, ya que, en cada documento, la mirada del cronista español puede estar deformando la

información transmitida por el autor original.

EL ENCUENTRO ENTRE MOCTEZUMA Y HERNÁN CORTÉS

En 1519 se produjo el primer encuentro entre el conquistador español Hernán Cortés y el Huey Tlatoani de

Tenochtitlán, Moctezuma. Los fragmentos que se presentan a continuación son parte del relato realizado por el mismo

Hernán Cortés acerca de dicho episodio, en 1520.

Pasada esta puente, nos salió a recibir aquel señor Mutezuma con hasta doscientos señores, todos descalzos y vestidos

de otra librea o manera de ropa asimismo bien rica a su uso, y más que la de los otros, y venían en dos procesiones muy

arrimados a las paredes de a calle, que es muy ancha y muy hermosa y derecha, que de un cabo se parece el otro y tiene

dos tercios de legua, y de la una parte y de la otra muy buenas y grandes casas, así de aposentamientos como de

mezquitas, y el dicho Mutezuma venía por medio de la calle con dos señores, el uno a la mano derecha y el otro a la

izquierda, de los cuales el uno era quel señor grande que dije que había salido a hablar en las andas y el otro era su

hermano de Mutezuma, señor de aquella ciudad de Iztapalapa. [...]

Page 53: Manual 2do historia medieval y moderna

Las riquezas de Moctezuma

Ydende a poco rato, ya que toda la gente de mi compañía estaba aposentada, volvió con muchas y diversas joyas de oro

y plata, y plumajes, y con hasta cinco o seis mil piezas de ropa de algodón, muy ricas y de diversas maneras tejidas y

labradas, y después de me las haber dado, se sentó en otro estrado que luego le hicieron allí junto con el otro donde yo

estaba. [...]

Tenochtitlán, la ciudad sobre el agua

Esta gran dudad de Temixtitán está fundada en esta laguna salada, y desde la tierra firme hasta el cuerpo de la dicha

dudad, por cualquiera parte que quisieren entrar a ella, hay dos leguas. Tiene cuatro entradas, todas de calzada hecha a

mano, tan ancha como dos lanzas jinetas. Es tan grande la ciudad como Sevilla y Córdoba. Son las calles de ella, digo

las principales, muy anchas y muy derechas, y algunas de éstas y todas las demás son la mitad de tierra y por la otra

mitad es agua, por la cual andan en sus canoas, y todas las calles de trecho a trecho están abiertas por do atraviesa el

agua de las unas a las otras, y en todas estas aberturas, que algunas son muy anchas, hay sus puentes de muy anchas y

muy grandes vigas, juntas y recias y bien labradas, y tales, que por muchas de ellas pueden pasar diez de a caballo

juntos a la par. [...]

El comercio en Tenochtitlán

Tiene esta ciudad muchas plazas, donde hay continuo mercado y trato de comprar y vender. Tiene otra plaza tan grande

como dos veces la ciudad de Salamanca, toda cercada de portales alrededor, donde hay cotidianamente arriba de sesenta

mil ánimas comprando y vendiendo; donde hay todos los géneros de mercadurías que en todas las tierras se hallan, así

de mantenimientos como de vituallas, joyas de oro y plata, de plomo, de latón, de cobre, de estaño, de piedras, de

huesos, de conchas, de caracoles y de plumas. Véndese cal, piedra labrada y por labrar, adobes, ladrillos, madera labrada

y por labrar de diversas maneras. Hay calle de caza donde venden todos los linajes de aves que hay en la tierra, así como

gallinas, perdices, codornices, lavancos, dorales, zarcetas, tórtolas, palomas, pajaritos en cañuela, papagayos, buharos,

águilas, halcones, gavilanes y cernícalos; y de algunas de estas aves de rapiña, venden los cueros con su plumo y

cabezas y pico y uñas.

Segunda Carta de Relación de Hernán Cortés al Emperador de España Carlos V, enviada con fecha del 30 de octubre de

1520 (fragmentos).

incas Aztecas Mayas

Ubicación

geográfica

Zona andina de américa del

sur

Norte de Mesoamérica Sur de Mesoamérica

Organizació

n política

Ttawantinsuyu, con el Inca a

la cabeza y funcionarios

distribuidos en todo el

territorio.

Imperio de la Triple Alianza, con

Huey Tlatoani en la cima y

organizado a partir de los altepetl

y los callpullis.

Ciudades-Estado autónomas,

vinculadas por redes

comerciales, con el Halach

Huínic como gobernante

supremo en cada ciudad

Organizació

n social

Nobleza real.

Nobleza provincial (curacas).

División entre pipiltin y

macehualtin. Esclavos.

Fuertes diferencias jerárquicas

entre nobles, campesinos y

Page 54: Manual 2do historia medieval y moderna

Campesinos y artesanos.

Esclavos.

esclavos.

Organizació

n economía

Pago de tributo y

redistribución estatal.

Aprovechamiento de los

diferentes pisos ecológicos.

Pago de tributo. Contactos

comerciales con otras culturas.

Vínculos comerciales entre las

ciudades-Estado.

Técnicas de

cultivo

Diferenciadas según los

distintos pisos ecológicos.

Gran desarrollo de las terrazas

de cultivo.

Técnica de las chinampas, para

cultivar sobre las aguas de los

lagos.

Técnica de la milpa o roza,

para limpiar y fertilizar los

terrenos.

Principales

cultivos

Quínoa, maíz, papa, calabaza,

tomate, ají, algodón

Maíz, poroto, calabaza, ají, cacao,

tabaco, algodón

Maíz, poroto, batata, ají,

mandioca, cacao

Page 55: Manual 2do historia medieval y moderna

5. Una época de viajes y de conquistas

Mientras en el interior de Europa se consolidaban las monarquías absolutistas y se establecía un sistema de relaciones

internacionales que aseguraría la pluralidad política en el continente, aventureros y comerciantes exploraban y

conquistaban otras regiones del mundo. Esta dinámica estimuló, a partir del siglo XVI, la creación de una economía a

escala global, con Europa como eje.

La expansión ultramarina

Desde el siglo XI, la Europa feudal comenzó un período de crecimiento que la llevaría, por primera vez tras la caída del

Imperio Romano de Occidente, a expandirse más allá de sus fronteras. Esta "fuerza expansiva" de Europa se puso de

manifiesto durante las campañas militares contra los musulmanes; por un lado, las desarrolladas dentro del continente

europeo, como la Reconquista en la península ibérica; por otro, las Cruzadas, que intentaron recuperar Palestina y la

ciudad de Jerusalén de manos de los árabes. En este sentido, la expansión ultramarina no puede ser desvinculada de este

proceso de larga duración que hizo de Europa la región dominante del mundo.

Más allá de la dinámica propia del feudalismo, diversas causas estimularon la expansión a partir del siglo XV. En

primer lugar, los avances del Imperio Otomano sobre el Mediterráneo, y la consiguiente desaparición del Imperio

Bizantino, consolidaron el monopolio veneciano del comercio con las naciones del oriente asiático. Esto dificultó los

negocios de los rivales de Venecia, como los genoveses, quienes tomaron conciencia de la necesidad de buscar nuevas

rutas para alcanzar Asia.

Por este motivo, muchos comerciantes italianos se acercaron a los príncipes europeos en busca de financiamiento para

sus empresas de descubrimiento. Quienes mejor recibieron estas propuestas fueron los reinos ibéricos, España y

Portugal, cuya posición geográfica les daba una ventaja fundamental en la "carrera hacia las Indias", por la ruta del Este.

Además, el espíritu de las Cruzadas cristianas y los éxitos de la Reconquista española y portuguesa alentaban a estos dos

reinos a proseguir sus exploraciones hacia el océano Atlántico, por lo que sus intereses se complementaban con aquellos

de los comerciantes italianos. Los motivos no eran estrictamente económicos o políticos, pues también compartían una

aspiración religiosa: difundir los Santos Evangelios y convertir a los soberanos del Lejano Oriente al cristianismo, para

que formaran parte de una nueva Cruzada contra el Islam.

No obstante, los europeos eran conscientes de que, para llevar el cristianismo a Oriente, era fundamental arrebatar a los

musulmanes el control del comercio del oro africano y las especias y productos de lujo en Asia. Con ese fin, las

expediciones cristianas no dudaron en utilizar la violencia, fundamentada en su poder de fuego superior, para lograr el

control de mercados y rutas comerciales.

Las especias, por ejemplo, resultaban determinantes para la ganadería de Europa. Debido al déficit de forraje (pasturas)

en invierno para el ganado, los europeos debían sacrificar buena parte de sus animales cada otoño, y conservar su carne

para el invierno salándola o adobándola con especias. Por eso, estas eran productos de primera necesidad, que no podían

depender de los altos precios fijados por los comerciantes de Venecia.

Con el descubrimiento de las nuevas rutas y territorios, el comercio que hasta entonces se concentraba en el

Mediterráneo decayó y cobraron importancia el comercio realizado a través del Atlántico y el del norte de Europa. Las

ciudades italianas dejaron de ser el principal centro financiero del continente y fueron reemplazadas en esa función por

las ciudades de Amberes y Ámsterdam, ubicadas en los Países Bajos, al norte de Europa.

En cuanto el océano Atlántico también pasó a ser una nueva zona de batalla, aunque en un primer momento España y

Portugal parecieron monopolizar las rutas del nuevo comercio mundial, Holanda, Inglaterra y Francia no tardaron en

Page 56: Manual 2do historia medieval y moderna

emprender sus propias "carreras" coloniales.

Marco Polo, pionero de la expansión

Varios siglos antes de que las potencias europeas consiguieran entablar un contacto directo con el Lejano Oriente, el

comerciante veneciano Marco Polo (1254-1324), junto con su padre Nicolo y su tío Maffeo, emprendieron una larga

travesía por tierra que culminó en China, donde fueron recibidos por el emperador mongol Kublai Khan (1215-1294).

Tras veinticuatro años, los viajeros retornaron a Venecia en barco, a través del océano índico. Marco narraría la aventura

en su Libro de las Maravillas del Mundo (1299), que alentó a muchos viajeros a emularlo.

• ¿Qué ruta siguió Marco Polo en su camino de ida y en el de vuelta?

El gran estímulo para viajar al Lejano Oriente era la certeza de que allí había grandes riquezas, como oro, seda y

especias. En la imagen, los hermanos Polo (a la derecha) ante Kublai Khan (sentado en su trono).

Innovaciones técnicas

Además de los motivos culturales, económicos y políticos que impulsaron los descubrimientos, ciertas condiciones

técnicas permitieron que se hicieran realidad.

En primer lugar, se recuperaron los conocimientos geográficos y astronómicos de la Antigüedad clásica y fueron bien

explotados por los europeos. Existía, por eso, cierto consenso respecto de que la Tierra era redonda, y los cálculos

aproximados de su circunferencia eran bastante exactos. De todos modos, la experiencia pronto demostró que los mapas

antiguos estaban equivocados en aspectos clave, por lo que fueron rápidamente abandonados. Esto impulsó la

utilización de los portulanos, mapas dibujados para la navegación, que eran conocidos desde el siglo XIII en Italia y

estaban basados en las propias experiencias de los marinos.

También la brújula era conocida desde el siglo XIII. Este instrumento daba al navegante la ubicación según los puntos

cardinales, pero de su pericia y conocimiento de las corrientes marítimas dependía la buena elección de la ruta. Por eso,

fue fundamental la utilización del astrolabio, instrumento originalmente usado por los astrónomos para medir la altura

de los cuerpos celestes. Con un mecanismo simplificado, los navegantes comenzaron a utilizarlo para calcular los

paralelos y meridianos, y así reconocer la ubicación de su embarcación.

Otro elemento que favoreció la expansión ultramarina fue el perfeccionamiento de la tecnología de las naves.

Combinando el tradicional aparejo en forma de cruz con el aparejo redondo utilizado por los musulmanes (también

llamado vela latina), los europeos lograron que sus barcos conservaran su gran capacidad de carga sin perder velocidad

ni maniobrabilidad. Este tipo de embarcación, creada por los portugueses, fue conocida como carabela redonda, y se

empleó en la mayor parte de los viajes de descubrimiento durante los siglos XV y XVI, tanto por portugueses como por

españoles.

Por último, es preciso hacer referencia a otra cuestión que le dio a Europa un salto cualitativo para lograr la conquista de

los mares: la superioridad militar.

Además de la brújula y la imprenta, la tercera innovación fue el descubrimiento de la polvora.

La pólvora es una mezcla de elementos químicos -azufre, salitre y carbón- que entra fácilmente en combustión y que, al

inflamarse, desprende bruscamente gases y produce una explosión. Probablemente se obtuvo por primera vez en China

hacia el siglo XI. Se sabe que los chinos no sólo usaron la pólvora para producir fuegos de artificio, sino que también

fabricaron cañones: al principio, utilizaron para ello cañas de bambú; luego, tubos metálicos.

Page 57: Manual 2do historia medieval y moderna

Se desconoce cómo llegó la pólvora a Europa. Algunos estudios sugieren que fue por medio de las redes comerciales

que unían a Oriente con Europa, y que la pólvora hizo el viaje rodeada de las especias y las sedas que se importaban

desde aquella región. Otros aseguran que la pólvora llegó a la península arábiga mediante el comercio y que los

europeos la descubrieron allí durante las Cruzadas, entre los siglos XI y XIII.

Como quiera que haya sido, existen evidencias escritas de que, ya en el siglo XIII, en Inglaterra y Alemania se fabricaba

pólvora, aunque de modo aislado, no sistemático. En el siglo XIV se perfeccionaron los procesos de producción y

también se refino el diseño de las armas de fuego. A comienzos del siglo XV, la pólvora comenzó a convertirse en la

base de la estrategia militar

En el siglo XIV, los marinos venecianos habían introducido artillería en los barcos. En el siglo XV comenzaron a usarse

los cañones. De esta forma, la estrategia de la guerra naval se orientaba cada vez más hacia el combate a distancia y

menos hacia las operaciones de abordaje con infantería. La gran capacidad de carga de las carabelas permitía este

cambio de táctica, que dio a los europeos una ventaja clave sobre sus contrincantes. Como los grandes imperios

asiáticos concentraban sus fuerzas en la tierra y las naves de los mercaderes musulmanes no estaban preparadas para la

guerra marítima, las embarcaciones europeas no tuvieron mayores problemas a la hora de controlar las rutas comerciales

del océano índico.

El origen de la brújula

La brújula, instrumento todavía en uso, permite reconocer los puntos cardinales. Consiste en una aguja imantada que

señala el Norte, por lo que fue de enorme utilidad para la navegación en mar abierto. Utilizada por los chinos desde el

siglo XI, se desconoce si los europeos la conocieron a través de los comerciantes musulmanes que la obtenían de China,

o si fue un invento autóctono europeo del siglo XIII. El principal argumento a favor de esta última hipótesis es que los

musulmanes empleaban las brújulas fabricadas por los italianos.

• ¿Cuáles son las distintas teorías respecto del origen de la brújula

Qué se ha dicho sobre la pólvora

Desde el momento de su aparición, la pólvora despertó respuestas diversas. Al comienzo, muchos caballeros eran

escépticos sobre el impacto que podría tener. En el siglo XV, Enrique VIl de Inglaterra, por ejemplo, llegó a creer que

las armas de fuego nunca suplantarían al arco largo, característico de la infantería inglesa. Cuando se extendió el uso de

la pólvora, aparecieron, en cambio, las preocupaciones por su enorme capacidad destructiva. Algunos cuestionaron estas

precauciones y afirmaron que el temor que causaba la pólvora podía ser tan grande que contribuiría a prevenir las

guerras. Otros la comparaban con truenos y relámpagos: así como éstos eran la prueba de la presencia de Dios en el

cielo, la pólvora lo era de Dios en la Tierra. Sin embargo, la mayoría la justificó con un argumento práctico: era

necesario controlar la pólvora simplemente para vencer a los enemigos.

La evolución de los mapas

Diversos descubrimientos geográficos entre los siglos XV y XVII (como la demostración de que el océano índico no era

un mar interior, la aparición de un enorme continente cruzando el Atlántico y la comprobación de la esfericidad de la

Tierra) obligaron a los geógrafos a reformular la cartografía tradicional, heredada de la Antigüedad clásica.

LA CUARTA PARTE DEL MUNDO: AMERICA

Page 58: Manual 2do historia medieval y moderna

En cuanto se confirmó la presunción de que las tierras descubiertas por los españoles en el Atlántico eran efectivamente

un "Nuevo Mundo", los mapamundis antiguos se volvieron obsoletos. Los cartógrafos rápidamente intentaron descifrar

las descripciones de los exploradores españoles, italianos y portugueses, que habían navegado las costas de ese

territorio, para elaborar nuevos mapas.

LOS VIAJES DE EXPLORACIÓN

El Interés de los países europeos por expandir su comercio con el Extremo Oriente los condujo a encarar riesgosas

expediciones. En 1492, Cristóbal Colon logró ampliar los límites del mundo hasta entonces conocido, al que se

incorporó América.

La búsqueda de nuevas rutas comerciales

Hacia finales de la Edad Media, la búsqueda de metales preciosos y de productos de lujo impulsó la expansión de los

europeos hacia la India y las islas del sudeste asiático. Las principales rutas comerciales que conectaban Europa con el

Extremo Oriente eran:

la Ruta de la Seda, que unía a China con las ciudades mediterráneas y

la Ruta de las Especias, que vinculaba a Europa con las islas Molucas (conocidas como Islas de las Especias).

Como el comercio a través del mar Mediterráneo era obstaculizado por los musulmanes, surgió la necesidad de buscar

rutas alternativas.

En esa época, la navegación experimentaba grandes adelantos tecnológicos gracias al desarrollo de nuevos instrumentos

que junto a los avances en la cartografía y las diversas mejoras en las embarcaciones, permitieron realizar viajes a través

de los océanos.

Las coronas de Portugal y España alentaron la exploración de los mares con el fin de abrir nuevos mercados Vasco da

Gama, apoyado por los portugueses, avanzó por las costas de África, hasta llegar a Asia.

Europa, a la conquista de Oriente

Portugal fue el primero de los reinos europeos en convertirse en un centro de actividad expansionista en la búsqueda de

riquezas en ultramar. Hacia el siglo XV era ya una unidad política centralizada bajo la dirección de una monarquía

fuerte. Entre la nobleza portuguesa, algunos sectores comenzaban a interesarse en la posibilidad de crear colonias en

África y circunnavegar aquel continente en busca de las tierras descriptas por Marco Polo. El representante más

decidido de este grupo fue el príncipe Enrique (1394-1460), apodado "El Navegante", quien propició la creación de una

flota moderna preparada con la ayuda de un consejo de expertos. Así logró incorporar las novedades en cartografía y

tecnología a la industria naval y el comercio.

Con el objetivo de crear un imperio ultramarino, la Corona portuguesa patrocinó numerosos viajes hacia las costas

occidentales del continente africano en busca de riquezas y de una ruta por mar hacia Oriente (la ruta por tierra estaba

obstaculizada por el dominio de los turcos, que impedían el paso de las expediciones comerciales). De esta forma,

Portugal conquistó las islas Madeiras (1419), las Azores (1431) y Cabo Verde (1445), Pero las empresas de exploración

más importantes serían las de Bartolomeu Días (1488) y Vasco da Gama (1497-1499). El primero logró pasar el Cabo

de la Buena Esperanza, demostrando que, contra la opinión tradicional de Ptolomeo, era posible el paso hacia el océano

Índico desde el Atlántico.

Pero fue Vasco da Gama quien alcanzo la India por mar, en 1498. Allí los navegantes se aprovisionaron con especias y

Page 59: Manual 2do historia medieval y moderna

piedras preciosas. Portugal había obtenido finalmente su ruta hacia el Lejano Oriente.

Desde entonces, las sucesivas expediciones lograron quitar a los musulmanes el control del comercio de las especias,

gracias a la superioridad de su armamento y al genio militar de Alfonso de Albuquerque. El objetivo era terminar con el

monopolio de Venecia, quien desde su alianza con los turcos en el siglo XV ostentaba el papel de única intermediaria

con Oriente. Así, Portugal se convirtió en proveedora de productos orientales, contribuyendo a disminuir su precio en

toda Europa.

El colonialismo portugués no se basaba en la dominación directa de las poblaciones extranjeras, sino en la instalación de

factorías en diversos puntos de su ruta marítima, en África y la India, aisladas de los nativos. Las factorías eran

depósitos comerciales que aseguraban el abastecimiento de los elementos necesarios para barcos y navegantes y el

almacenamiento de mercaderías. También servían para albergar a los esclavos africanos antes de ser trasladados hacia

América.

Durante todo el siglo XVI, el imperio portugués dominó el comercio con Oriente y su principal competencia fue

España. Sin embargo, los intereses españoles estaban concentrados en la otra punta del globo, en las "Indias

Occidentales". Recién a partir de 1600 el monopolio portugués se vería afectado por la presencia de ingleses y

holandeses.

LOS VIAJES DE COLÓN

La Corona de Castilla financió el viaje de Cristóbal Colón un marino genovés, que creía que navegando hacia el oeste

llegaría a Asia. Colon firmo con los reyes católicos un documento llamado las capitulaciones de santa fe. Un contrato

según el cual se comprometía a efectuar sus descubrimientos en nombre de los monarcas a cambio la corona le

reconocía una serie de privilegios: título de almirante y virrey de los territorios que descubriera y la décima parte de las

mercancías obtenidas en el viaje. El 3 de agosto de 1492, Colón partió del Puerto dé Palos (España), y el 12 de octubre

encontró de forma imprevista nuevas tierras inexploradas, aunque él creía haber llegado a Cipango (Japón). Desembarcó

en una isla de las Antillas americanas que rebautizó San Salvador y exploró las actuales Cuba y Haití. Sin embargo,

aunque Colón murió con la certeza de que esas tierras eran el Lejano Oriente, las sucesivas exploraciones demostrarían

que aquellas islas no eran más que pequeños desprendimientos de un continente desconocido por los geógrafos y que

interrumpía la ruta con la que había soñado el marino italiano. Europa había encontrado un Nuevo Mundo.

La ruta de occidente

A partir de 1492, se iniciaron numerosos viajes de exploración en el nuevo continente. En un principio, los

conquistadores españoles recorrieron extensamente América Central y México. Más adelante, se internaron por América

del Sur, donde conocieron los territorios de las actuales Colombia, Ecuador, Perú y Solivia, para finalmente arribar a

Chile y a la actual Argentina.

Colón estaba convencido de que había llegado a Asia, por lo cual los españoles designaron a sus habitantes "indios".

Mientras persistían los descubrimientos en estas "Indias occidentales" y era inminente la penetración en el territorio, el

objetivo de llegar a Oriente no dejó de ser prioridad.

En 1521, el portugués Fernando de Magallanes (1480-1521), al servicio del rey de España, llegó a las islas Molucas

(actual Indonesia) y demostró que existía una ruta occidental hacia el Pacífico a través del sur de la Patagonia. Desde

entonces, el paso que la expedición utilizó en la actual provincia de Tierra del fuego lleva el nombre de Estrecho de

Magallanes. El marino portugués no logró completar la empresa que se había propuesto, porque murió en una batalla

Page 60: Manual 2do historia medieval y moderna

contra unos nativos en las Molucas, pero el español Juan Sebastián Elcano logró eludir a las naves portuguesas quedó al

frente de la expedición, que logró arribara la Isla de las Especias. Completó la primera vuelta al mundo, al regresar a

España circunnavegando África.

En 1500, los portugueses llegaron al actual territorio de Brasil. Esta suposición que había tierra más al sur, fue

confirmada el año siguiente por el florentino Américo Vespucio (1451-1512), quien alcanzó los extremos australes del

continente (la Patagonia), advirtiendo que se trataba de un nuevo continente,

Desde entonces, los cartógrafos comenzaron a incluir en los mapas esta nueva tierra, que interrumpía la ruta occidental

hacia el Lejano Oriente. Uno de esos cartógrafos, el alemán Martin Waldseemüller, llamó América al continente, en

honor a Vespucio. En 1513, finalmente, el explorador Vasco Núñez de Balboa cruzó el istmo del Darién (Panamá) y

avistó el océano Pacífico.

Los españoles continuaron con el proyecto original de Colón de arribar a Asia por el oeste, para lo cual comenzaron a

buscar un paso interoceánico. En el intento, Vicente Yáñez Pinzón avistó las costas del Brasil en 1500, mientras que

Juan Díaz de Solís llegó al Río de la Plata. Pero fue Vasco Núñez de Balboa quien, en 1511, atravesó el istmo de

Panamá y avistó el océano Pacífico, Así, se renovaron las esperanzas de encontrar la ansiada ruta hacia el Oriente, a

pesar del obstáculo que representaba el "nuevo" continente americano.

El descubrimiento de América encendió una seria disputa entre España y Portugal por el control del Nuevo Mundo. Para

solucionarla, recurrieron a la mediación del Papa Alejandro VI, quien estableció una línea imaginaria que delimitaba los

derechos de ambas Coronas sobre América y África. En 1494, España y Portugal se comprometieron a respetar esa

suerte de reparto del mundo mediante la firma del Tratado de Tordesillas.

La colonización del Caribe

Mientras buscaban su ansiada ruta hacia Oriente, los españoles ocuparon las Islas Antillas, con el fin de obtener una

base de operaciones para las empresas marítimas. Durante su tercer viaje (1498), fue el mismo Cristóbal Colón quien

dio el primer paso al fundar la colonia de Santo Domingo en la isla La Española (actualmente, en esa isla se ubican dos

Estados: Haití, en la mitad oriental, y la República Dominicana, en la mitad occidental).

Los viajes emprendidos hacia el "Nuevo Mundo" por el navegante genovés fueron cuatro en total: el primero en 1492,

cuando descubrió las islas; luego en 1493-1494, cuando hizo pie en Cuba; en 1498, cuando exploró la costa de

Venezuela; y en 1502-1504, cuando alcanzó las costas continentales de Centroamérica.

A pesar de que los gastos corrían a cargo de los exploradores, precisaban, para realizar sus viajes, la autorización de la

Corona española, y debían comprometerse a ceder a los reyes una quinta parte de las riquezas que obtuvieran durante las

expediciones. Con este sistema se emprendieron las conquistas de Puerto Rico (1508), Jamaica (1509) y Cuba (1511).

La colonización del territorio se hacía de acuerdo con la legislación española, y las ciudades eran fundadas en nombre

de la Corona, que tenía absoluta jurisdicción sobre ellas. De este modo, afirmando el control estatal sobre los territorios

de ultramar, se evitaba el establecimiento de un sistema feudal en las regiones incorporadas al imperio.

Desde muy temprano, sin embargo, el violento autoritarismo con que los españoles dominaban a las poblaciones nativas

generó fuertes debates en Europa. Por este motivo, la Corona española se vio obligada a sancionar en 1512 una

legislación específica para el "Nuevo Mundo": las leyes de Burgos. Estas leyes prohibían la esclavización de los

indígenas y se los declaraba súbditos de los reyes de España; por lo tanto, los reyes se comprometían a impulsar su

evangelización. Al mismo tiempo, se promovió un documento jurídico llamado Requerimiento, que debía ser leído en

voz alta a los jefes indígenas antes de emprender la conquista de sus territorios. Allí se los instaba a convertirse al

Page 61: Manual 2do historia medieval y moderna

cristianismo y a aceptar la soberanía de la Corona española; de lo contrario, se entablaría una "guerra justa" contra ellos.

La revisión histórica de la conquista

En 1992, al cumplirse quinientos años de la llegada de Colón a América, el tema de los pueblos originarios comenzó a

estar más presente en la sociedad. Gracias al esfuerzo de investigadores y científicos, se abandonaron términos como

"encuentro de culturas". Desde entonces, quedó claro que la conquista fue un proceso de dominación y sometimiento, y

se resaltaron muchos de los grandes avances culturales de los pueblos originarios, que hasta entonces eran vistos, en

muchos casos, como "pueblos sin cultura" o "inferiores". ¿Por qué es significativa la forma de llamar a un proceso

histórico? ¿Qué implica revisar esas denominaciones?

"Descubrimiento" y conquista

A pesar de que antes de la llegada de los españoles había en tierras americanas pueblos con sus propias tradiciones y una

visión del mundo particular, por muchos años los historiadores insistieron en hablar del "descubrimiento" de América en

1492, por parte del navegante Cristóbal Colón. Según esta visión, este era un continente "vacío", que habría comenzado

a existir solamente cuando los europeos y la cultura occidental llegaron a "civilizar" esos territorios.

En los últimos años, esta interpretación ha sido desplazada por otra que reconoce la preexistencia y la importancia de los

pueblos originarios americanos. Esta opinión viene acompañada de otra, que sostiene que en América no se produjo un

proceso de "encuentro de culturas", sino una conquista que buscó destruir física y culturalmente a los pueblos

autóctonos.

"El problema fundamental es que todo el debate de la leyenda negra —las denuncias de explotación destructiva y de

abuso y la celebración del paternalismo hispánico— reduce la conquista a una historia de villanos y héroes europeos.

Los amerindios quedan relegados al telón de fondo de la historia de la leyenda negra. Se transforman en meros objetos

sobre los cuales se descarga el mal o se pone de manifiesto el heroísmo. Su único papel es el de aceptar o rebelarse a lo

que otros hacen sobre ellos. [...] De este modo se evade el hecho histórico de que en millones de formas los amerindios

se comprometieron —esto es, colaboraron, resistieron, se apropiaron, cambiaron, reorganizaron— en los proyectos,

utopías y relaciones coloniales con los europeos. Esta historia de compromiso hizo imposible a los europeos actuar

como simples villanos o héroes [...]. Los europeos actuaron como buscadores de riquezas, estatus social y almas,

sorprendidos en complejas luchas por el control con los pueblos indígenas y entre ellos mismos."

Paradigmas de la conquista: historia, historiografía y política, de Steve J. Stern, historiador norteamericano

contemporáneo.

La llegada de los españoles a América

Tradicionalmente, se suele señalar el año 1492 y la figura de Colón como las referencias clave de la conquista de

América por parte de los europeos. Sin embargo, si bien la llegada de Colón a la zona de las Antillas, en el mar del

Caribe, representó el primer desembarco de los conquistadores, pasarían todavía algunos años hasta que estos llegaran a

entrar en relación directa con las grandes culturas americanas.

En el caso de los incas, el primer contacto destacable ocurrió entre las tropas lideradas por Francisco Pizarro y quien por

ese entonces era el máximo gobernante de ese pueblo, Atahualpa, en la actual ciudad peruana de Cajamarca, en 1532.

Page 62: Manual 2do historia medieval y moderna

Apenas producido este encuentro, Pizarra tomó prisionero a Atahualpa, marchó hacia el sur con sus tropas para

adueñarse de la capital del imperio, la ciudad de Cuzco. Luego, los españoles siguieron avanzando lentamente en el

dominio de las distintas regiones.

El sometimiento de los aztecas también se produjo a partir de un encuentro entre quien sería su conquistador, Hernán

Cortés, y el máximo gobernante del imperio, Moctezuma, en 1519. Cortés estableció una alianza con el pueblo Tlaxeala

y logró llegar a la capital azteca, Tenochtitlán. Fue allí donde tomó prisionero a Moctezuma y se inició el sitio de la

ciudad, que culminaría con la conquista española del territorio del Imperio Azteca.

El caso de los mayas es más complejo, ya que al no estar organizados en una unidad política centralizada sino en

múltiples ciudades-Estado, su conquista fue mucho más lenta y trabajosa, y culminaría hacia fines del siglo XVII con la

toma de Tayasal, en el norte del actual territorio de Guatemala.

Los conquistadores

Quienes llevaron a cabo la conquista de América en nombre de la Corona española eran aventureros que veían en el

"Nuevo Mundo" la posibilidad de mejorar su condición social obteniendo las tierras, las riquezas y los títulos nobiliarios

logrando un ascenso social, que se les negaban en la península. Además del interés por enriquecerse, estaba también su

deseo de aventura y de desafiar los peligros, y el ideal de expansión de la fe cristiana.

En general, provenían de familias de la baja nobleza castellana y contaban con cierta experiencia militar obtenida en las

guerras europeas, en las que España había cumplido un rol protagónico. No obstante, también muchos eran plebeyos sin

mucho que perder, que aspiraban a enriquecerse con el botín extraído a los pueblos conquistados.

Estas motivaciones combinaban concepciones de dos épocas diferentes. Por una parte, las que provenían de la Edad

Medía, como el ideal caballeresco, el espíritu de cruzada y el derecho a tomar botín en los territorios conquistados. Por

otra parte, las ideas renacentistas de ampliación del espacio conocido y la búsqueda de nuevos conocimientos.

Las empresas de conquista debían ser financiadas de forma privada y muchos comprometían su capital en arriesgadas

aventuras. Los conquistadores debían abastecerse también de su propio armamento y de sus propios medios. Por último,

la Corona debía autorizar la conquista nombrando a un adelantado, esto es, un líder de expedición. El botín obtenido no

siempre satisfacía las expectativas de las compañías porque, además de separar un quinto de lo obtenido para la Corona,

debía repartirse proporcionalmente según la participación económica inicial de cada uno, incluidos aquellos que habían

aportado recursos sin participar directamente de la expedición. Para obtener ganancias era preciso que el botín superara

ampliamente los gastos; por eso, solían recurrir a la violencia más brutal para obtener de las poblaciones nativas el

mayor beneficio posible.

A pesar de que su expectativa era convertirse en señores feudales, la Corona nunca premió a los conquistadores con

tierras. Se les concedieron títulos nobiliarios y cargos en los virreinatos formados, pero no derechos permanentes sobre

las tierras o los indígenas. Lo habitual era que recibieran encomiendas: el colono recibía el tributo del trabajo de los

indígenas y se comprometía, a cambio, a prestar servicio militar a la Corona y pagar los salarios del clero local. Las

encomiendas no implicaban derechos de jurisdicción o propiedad territorial (los encomenderos estaban sometidos a la

autoridad de la Corona) y no podían ser heredadas por los descendientes del colono.

Una vez finalizada la conquista de un territorio, sus beneficios quedaban en manos de unos pocos, y quienes habían

quedado relegados reclamaban una parte del botín. Así, eran frecuentes las luchas entre los propios conquistadores,

como sucedió en Perú tras el intento de Diego de Almagro de arrebatar a Pizarro el control de la zona de Cuzco. Pero

también hubo quienes se levantaron en abierta rebelión a la Corona, por la negativa de esta última a ceder los derechos

Page 63: Manual 2do historia medieval y moderna

de encomienda a perpetuidad.

Estas circunstancias generaban una "dinámica de conquista", que orientaba a la apropiación incesante de nuevos

territorios con el fin de obtener riquezas. Así se sucedieron las expediciones: en el sur de los actuales Estados Unidos,

por Juan Ponce de León, Hernando de Soto y Alvar Núñez Cabeza de Vaca; en Chile, por Diego de Almagro y Pedro de

Valdivia; en el Río de la Plata, por Juan Díaz de Solís y Pedro de Mendoza; en la selva amazónica, por Lope de Aguirre.

Unos pocos lograron enriquecerse y ascender en la escala social europea (Cortés, por ejemplo), pero la mayoría murió

durante las expediciones y las luchas internas o bien retornó a España sin la recompensa que había ido a buscar al

"Nuevo Mundo".

Cortés y la conquista de México

En febrero de 1519, Hernán Cortés zarpaba de Cuba con once naves y alrededor de 700 tripulantes, desobedeciendo una

orden del gobernador Diego Velázquez, quien desconfiaba de sus intenciones,se dirigió a Yucatán

Allí, por intermedio de un náufrago español que había aprendido la lengua maya, se enteró de la existencia del Imperio

Azteca. Entonces, Cortés continuó viaje y fue conquistando pueblos en el actual territorio mexicano. Su avance se vio

favorecido por el descontento de muchos pueblos dominados por los aztecas, que estaban obligados a pagar tributo al

emperador. Entre ellos estaban los tlaxcaltecas, que se sumaron como aliados de los españoles.

el tlatoani Moctezuma II (1506-1520), el emperador azteca, envió embajadores para entrevistarse con Cortés. Los

embajadores ofrecieron a Cortés valiosos regalos de oro y plata y le pidieron que, a cambio de ellos, no avanzara sobre

la capital, Tenochtitlán. Pero el conocimiento de la existencia de oro y plata en el territorio azteca aumentó el interés y

la codicia de los españoles por llegar a Tenochtitlán: capital azteca: contaba con una nativa, doña Marina, conocida

como Malinche, que le servía como traductora. Esto le permitió ganar la confianza de pueblos disconformes con el

imperialismo azteca, como los tlaxcaltecas; lo que le reportó a Cortés un importante ejército de reserva.

El 8 de noviembre de 1519, los españoles ingresaron en Tenochtitlán. Allí, fueron recibidos en el palacio real, pero a los

pocos días Cortés decidió apresar a Moctezuma, quien mantuvo una actitud pasiva y no alentó la resistencia de su

pueblo. Mientras, un nuevo contingente de españoles había desembarcado en Veracruz, enviado por el gobernador de

Cuba con instrucciones de capturar a Cortés, quien salió a su encuentro y los venció en batalla.

Cuando volvió a Tenochtitlán, los españoles asesinaron a numerosos miembros de la nobleza azteca en el templo mayor,

lo que provocó una sublevación encabezada por Cuauhtémoc, contra los usurpadores europeos. Cortes obligó a

Moctezuma a hablar con su pueblo para calmar y detener el ataque, pero la lluvia de flechas y piedras lanzadas hirieron

de muerte a Moctezuma. Los europeos decidieron que era el momento de huir. En la llamada "noche triste", muchos

murieron y unos pocos, entre ellos Cortés, se alejaron con parte de los tesoros obtenidos.

Después de estos acontecimientos, los conquistadores buscaron refugio con los tlaxcaltecas, se reorganizaron, recibieron

refuerzos y emprendieron el ataque sobre Tenochtitlán, por agua y por tierra. Los aztecas pese a contar con un

armamento inferior resistieron liderados por Cuauhtémoc y libraron numerosas batallas contra los europeos. Finalmente,

durante tres meses los españoles impidieron el abastecimiento de agua y comida a la población debilitada por el

hacinamiento y las enfermedades. Así, la resistencia azteca cedió, y el 13 de agosto de 1521, la ciudad fue

completamente arrasada por los vencedores. En 1522, el emperador Carlos V le otorgó a Cortés el título de gobernador

y capitán general de Nueva España (nombre dado por los conquistadores al territorio mexicano) y lo premió con tierras

y riquezas. A partir de entonces, México se convirtió en uno de los centros del poder español en América.

Page 64: Manual 2do historia medieval y moderna

'Quemar las naves"

Luego de desembarcar en la costa de México, Cortés ordenó incendiar los barcos con los que habían navegado desde

Cuba. De ese modo, evitaba que hubiera deserciones entre sus filas, considerando el peligro de la operación de

conquista que estaban a punto de emprender y que habían desobedecido al gobernador de Cuba, representante del rey.

Desde entonces, se ha utilizado la expresión "quemar las naves" como un modo de referir a una decisión tras la cual es

imposible volver atrás.

* ¿Escucharon alguna vez esa expresión? ¿Sabían su origen?

• ¿Por qué Cortés ordenó incendiar sus propios barcos?

LA MALDICIÓN DE MALINCHE

Malinche fue la hija de un cacique mexicano entregada a Cortés como esclava. Ella hablaba la lengua náhuatl, de los

aztecas, y la maya. Entre los españoles había un sacerdote que había vivido algunos años con un pueblo de lengua maya.

Malinche traducía de la lengua azteca a la maya y luego el sacerdote traducía del maya al español.

La colaboración de Malinche con los conquistadores de su pueblo dio lugar a una leyenda conocida como La maldición

de Malinche, popularizada en una canción mexicana actual que dice:

Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados eran los hombres barbados de la profecía esperada.

Se oyó la voz del monarca de que el dios habla llegado y les abrimos la puerta por temor a lo ignorado.

Iban montados en bestias como demonios del mal, iban con fuego en las manos y cubiertos de metal.

Sólo el valor de unos cuantos les opuso resistencia y al mirar correr la sangre se llenaron de vergüenza.

Porque los dioses ni comen ni gozan con lo robado y cuando nos dimos cuenta ya todo estaba acabado.

En ese error entregamos la grandeza del pasado y en ese error nos quedamos 300 años esclavos.

Se nos quedó el maleficio de brindar al extranjero nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero.

La conquista del Perú

La estrategia utilizada en México se convirtió en un modelo para el resto de los conquistadores. Francisco Pizarro

(1478-1541), junto con Diego de Almagro (1475-1538) y el sacerdote Hernando de Luque, inspirados por la audacia de

Cortés, financiaron la formación de una compañía de doscientos hombres, Dispuestos a repetir la proeza, esta vez en los

Andes, donde desde el siglo XV el Imperio Inca había impuesto su hegemonía.

Tras una serie de expediciones de reconocimiento y un accidentado viaje desde Panamá, los españoles desembarcaron

en las costas del actual Ecuador, en 1532. Los incas se encontraban envueltos en una guerra sucesoria entre Huáscar y

Atahualpa, dos de los hijos del rey Huayna Cápac, quien había muerto pocos años antes. Por ese entonces, Atahualpa ya

había derrotado y ejecutado a su medio hermano, pero no había terminado de afianzar su posesión entre la nobleza inca.

Pizarro, enterado de la situación, en julio de 1533 logró encontrar a Atahualpa en el pueblo de Cajamarca y capturarlo

en una emboscada, aprovechando la superioridad de su armamento. El Inca ofreció el pago de un rescate para ser

liberado, pero los cuantiosos envíos de oro y plata de los indígenas, en lugar de contribuir a la liberación del rey,

confirmaron a los conquistadores la riqueza de la región y los enormes beneficios que conllevaría su dominio.

A pesar de que los nativos cumplieron con creces su parte del trato, Pizarro ordenó ejecutar a Atahualpa, quien antes de

ser ahorcado aceptó ser bautizado como cristiano.

El paso siguiente era tomar Cuzco, la capital del imperio. Nuevamente, la fuerza militar de los europeos se impuso,

auxiliada por indígenas aliados que aprovechaban la coyuntura para liberarse del dominio inca, y la ciudad fue tomada

Page 65: Manual 2do historia medieval y moderna

sin demasiada resistencia en noviembre de 1533. Pizarro nombró entonces como sucesor de Atahualpa a otro de entre el

centenar de hijos de Huayna Cápac: Manco Inca Yupanqui, quien, aliado de Huáscar durante la guerra de sucesión, juró

servir al rey de España.

En un primer momento, el nuevo Inca contribuyó a reprimir los últimos focos de resistencia de los ejércitos leales a

Atahualpa. No obstante, tras percatarse de que los conquistadores no estaban dispuestos a respetar las costumbres

tradicionales en su afán por obtener el mayor botín posible, intentó recuperar el control de su imperio.

Las sublevaciones indígenas y las luchas entre los mismos conquistadores, ávidos de enriquecerse rápidamente —y que

le costaron la vida al propio Pizarro—, obligaron la intervención de la corona, que en 1544 creó el Virreinato del Perú.

La resistencia Inca

En 1536, los incas protagonizaron un levantamiento armado. Aunque los españoles lograron reprimirlo, sus principales

líderes se refugiaron en la fortaleza Vilcabamba, un lugar casi inaccesible. Desde allí, y durante casi cuatro décadas, los

incas mantuvieron una actitud que osciló entre la negociación con el Estado colonial y la resistencia armada. Esta última

fue la opción elegida porTupac Amaru, el último inca, en 1572. Finalmente, el virrey Francisco Álvarez de Toledo logró

capturarlo y lo hizo ejecutar. Así se impuso la dominación española en el Perú.

EL IMPACTO DE LA CONQUISTA

La invasión europea produjo un tremendo impacto entre los pueblos que habitaban América. Para estas sociedades que

habían vivido aisladas del resto del mundo, los europeos representaban algo totalmente desconocido. Toda su vida

cambió a partir de la conquista. Su organización económica, social y política, sus creencias religiosas, su visión del

mundo y las costumbres de su vida cotidiana, se derrumbaron.

El sometimiento de los indígenas

La conquista de los pueblos indígenas no tuvo las mismas características en todas las regiones de América. En los

grandes imperios, como el azteca y el inca, los españoles tuvieron éxito más rápidamente, por diversas razones. En ellos,

los conquistadores se apoderaron de la máxima autoridad (como en los casos de Moctezuma y Atahualpa) y esto

provocó la destrucción de la organización política y administrativa imperial, que estaba muy centralizada. De esta

forma, los europeos pudieron hacerse cargo del poder, para lo que contaron, además, con la ayuda de algunos pueblos

sometidos por estos imperios, que deseaban librarse del pago de tributo y de la obediencia a sus dominadores. Estos

"indios amigos", como los llamaron los españoles, se sumaron como aliados a los ejércitos conquistadores, les sirvieron

de guías en los territorios desconocidos y de intérpretes o traductores para comunicarse con sus habitantes. También el

hecho de que se tratara de poblaciones sedentarias influyó para que, una vez producida la conquista, permanecieran en el

lugar de origen y obedecieran a los invasores. En cambio, en otras zonas de América, donde los grupos eran nómades o

seminómades, la conquista fue un proceso lento y difícil. Muchos de estos pueblos aumentaron su resistencia valiéndose

de los caballos traídos por los europeos, como los araucanos en Chile y los pampas en el actual territorio argentino.

Las razones del triunfo español

Resulta sorprendente que un grupo tan pequeño de conquistadores haya triunfado frente a poblaciones de millones de

habitantes en un tiempo tan corto. Un proceso tan complejo como la conquista de un continente no puede explicarse por

un solo factor, sino por una multicausalidad de factores. Para comprender por qué fue así hay que tener en cuenta los

Page 66: Manual 2do historia medieval y moderna

siguientes factores:

La superioridad en armamento: los conquistadores usaban armas de fuego (arcabuces, cañones), polvora y espadas de

acero frente a las flechas y las lanzas de piedra de los indígenas. Llevaban armaduras de metal en lugar de protectores de

cuero o forrados con algodón Sus embarcaciones, como los bergantines usados en el ataque a Tenochtitlán, tenían

mejores defensas que las canoas indígenas. Un elemento decisivo en los combates fue el uso de caballos, que producían

temor a los indígenas que avanzaban a pie.

La propagación de enfermedades: los conquistadores, sin saberlo, introdujeron microbios desconocidos en América, que

causaron epidemias en las poblaciones indígenas. Por ejemplo, un brote de viruela produjo una gran mortandad entre los

habitantes de Tenochtitlán durante la conquista de México. Pero también el tifus, el sarampión, la gripe, la peste

bubónica, el cólera y la malaria, que muchas veces traían de los barcos.

El aprovechamiento de las creencias indígenas: en un primer momento, algunos pueblos indígenas creyeron que los

conquistadores eran dioses o enviados de estos, por lo que no opusieron resistencia.

Los elementos de tipo político: la organización imperial y militarista de los aztecas e incas. Si bien esto puede aparecer

como un símbolo de fortaleza, también lo es de debilidad. La organización imperial muy centralizada de los incas, por

ejemplo, facilitó el triunfo de los españoles. Éstos atacaron directamente la cabeza del imperio —el Inca y el Cuzco— y

frente a la derrota de ésta, el poderío inca sucumbió. Los españoles aprovecharon la situación y mantuvieron parte de la

estructura de dominio impuesta por los incas, pero se ubicaron ellos a la cabeza de esa estructura.

El uso de las rivalidades existentes entre los pueblos originarios: Muchos de los pueblos dominados por los aztecas y los

incas colaboraron con los europeos convencidos de que ése era el medio para liberarse de quienes les exigían pesados

tributos.

La desestructuración de la economía

La conquista española alteró el funcionamiento y la organización de las economías indígenas.

En el Perú, por ejemplo, el triunfo español alteró el sistema basado en la reciprocidad y la redistribución. Los

conquistadores ocuparon el lugar del Inca en la jerarquía social. Las comunidades continuaron obligadas a entregar

tributos y los curacas fueron mantenidos como los Funcionarios encargados de controlar el cumplimiento de la

obligación y el almacenamiento de los productos. Pero los españoles quebraron el principio de la redistribución: el

excedente que los curacas entregaban a los conquistadores no volvía a las comunidades. Además, con la introducción de

la moneda y el mercado, los españoles destruyeron el principio de la reciprocidad: los indígenas dejaron de intercambiar

productos entre comunidades de acuerdo con lo que cada una producía y se vieron obligados a comprar y vender.

El impacto demográfico

Antes de la llegada de los europeos, la población americana no estaba distribuida de manera uniforme por el continente.

Las zonas más densamente pobladas eran las de las civilizaciones urbanas de Mesoamérica y la región andina. En esas

dos zonas, la población aumentaba a medida que mejoraban las técnicas de cultivo y crecían el intercambio y los centros

urbanos. La conquista interrumpió bruscamente esta tendencia y diezmó la población indígena.

El derrumbe demográfico se produjo por un conjunto de factores que actuaron de manera simultánea: las muertes

provocadas por la violencia de los conquistadores; la desorganización de la vida económica, que hizo disminuir la

producción de alimentos, provocando hambrunas; la explotación del trabajo indígena en las minas; la desorganización

de la vida familiar tradicional; los efectos devastadores de las epidemias de enfermedades infecciosas como la viruela,

frente a las que los indígenas no tenían desarrolladas defensas orgánicas. También influyeron factores de tipo

Page 67: Manual 2do historia medieval y moderna

psicológico, como la pérdida del deseo de vivir en un mundo que se derrumbaba, donde todo lo conocido iba

desapareciendo.

Otra de las consecuencias demográficas de la conquista fue el mestizaje que dio un perfil particular a las sociedades

americanas. En las expediciones de conquista, prácticamente, no participaron las mujeres, por lo cual fue muy habitúa la

unión entre los españoles y las mujeres indígenas. Su; hijos eran mestizos, y se les reconocía un estatus socia intermedio

entre los europeos y los indios.

A lo largo de los siglos XVII y XVIII, los indígenas que sobrevivieron a la conquista se transformaron —en su mayoría

— en campesinos. Algunas comunidades o individuos llegaron a competir con los europeos por los beneficios

producidos por la economía colonial americana.

El impacto cultural

El impacto cultural de la conquista fue muy profundo. El contacto entre europeos y americanos implicó para ambos el

descubrimiento de realidades hasta ese momento desconocidas.

En un principio, este contacto entre los conquistadores y los pueblos indígenas derivó en un fluido intercambio. Ambos

accedieron a productos que hasta entonces ignoraban y que, en adelante, incorporaron a sus usos cotidianos. En muchos

casos, esas novedades tuvieron un fuerte impacto ambiental sobre el continente americano. Por ejemplo, los nuevos

cultivos y animales domésticos que llegaron a América aumentaron la biodiversidad y modificaron el hábitat previo, lo

que generó un nuevo equilibrio de los ecosistemas. Y muchos de los cultivos americanos fueron incorporados a la dieta

de los europeos.

El objetivo inicial de los conquistadores fue recrear en América las instituciones y las costumbres europeas,

imponiéndolas a las poblaciones que habitaban el continente. La evangelización formó parte de ese proyecto.

Muchos de estos intercambios culturales se realizaron en forma pacífica y espontánea, como resultado de la convivencia

cotidiana. Sin embargo, no faltaron los conquistadores que, en su afán de imponer sus costumbres a los indígenas,

procedieron a eliminar violentamente diversos aspectos de las culturas americanas, al grado de procederá la destrucción

de su patrimonio cultural, como lo ejemplifican los templos derribados, las ciudades arrasadas y las obras de arte

saqueadas.

LA EVANGELIZACION

Los conquistadores coincidieron en la necesidad de convertir a los indígenas al cristianismo. Pero, entre ellos, hubo

posiciones enfrentadas acerca de la modalidad que debía adoptar el proceso de evangelización.

La Imposición de una nueva fe

Uno de los principales argumentos empleados por los españoles para justificar la conquista y la colonización del Nuevo

Mundo fue la necesidad de difundir la religión cristiana entre la población indígena, a la que se consideraba idólatra*,

para que consiguiera su salvación. En Europa, existía un vínculo muy estrecho entre la religión y la política, por lo cual

no se admitía que los súbditos de los reyes practicaran una religión distinta a la de sus soberanos. Además, en España

seguía vigente el espíritu de cruzada que había animado a la reconquista del reino, finalizada en 1492.

La implantación de la fe cristiana era parte de la imposición más general de la cultura y las instituciones europeas en

América. Desde esta perspectiva, era indispensable desterrar las creencias religiosas de las comunidades nativas, que

incluían el politeísmo, los sacrificios humanos y el culto a los antepasados, y sustituirlas por el cristianismo. Ese proceso

Page 68: Manual 2do historia medieval y moderna

era conocido en el Perú con un nombre muy significativo: la "extirpación de idolatrías"(porque los europeos llamaron

ídolos a los dioses de los aborígenes).

En 1493, apenas producido el descubrimiento de América, el Papa Alejandro VI concedió a los Reyes Católicos el

derecho de conquistar el continente y la obligación de evangelizarlo: es decir, de enseñar a los indígenas los principios

de la que consideraban la verdadera fe: la religión cristiana. Por eso, los conquistadores solían estar acompañados de

frailes y misioneros, que se encargaban de la evangelización. Estos misioneros procedían de diversas órdenes religiosas,

como los jesuitas, los franciscanos y los dominicos. Tenían una presencia permanente en las ciudades fundadas por los

conquistadores, a tal punto que las construcciones religiosas predominaban ampliamente en el paisaje urbano en

comparación con la arquitectura civil.

La muerte de los emperadores azteca e inca contribuyó a que esas sociedades perdieran confianza en sus Dioses: con la

muerte de Moctezuma o de Atahualpa, no sólo desaparecían los jefes del Estado sino también los hijos del Sol, su

protector.

Para mejorar la efectividad de la evangelización, los misioneros alentaron el sincretismo, es decir, la mezcla de

creencias y rituales procedentes de las religiones indígenas y de la cristiana, y la asimilación de las figuras de Cristo, la

Virgen María o los santos a las divinidades características del panteón prehispánico.

Ese fue el caso del culto a la Pachamama, diosa de la tierra entre los pueblos andinos, que fue asimilada a la Virgen

María; y el de la Virgen de Guadalupe, entre los mexicanos, representada con tez morena y rasgos indígenas. Se creía

que así la devoción a las deidades prehispánicas podría transferirse más fácilmente a los santos cristianos.

Algo similar pretendió hacerse con los lugares considerados sagrados por los indígenas, donde se trató de establecer la

presencia de la religión cristiana. Las iglesias eran construidas sobre templos o centros ceremoniales indígenas, como en

el caso de la iglesia de Copacabana, en Bolivia.

Durante los primeros tiempos y terminada la etapa de la resistencia armada, los misioneros fueron optimistas porque los

indígenas parecían aceptar la nueva religión y recibían en masa los sacramentos del bautismo y del matrimonio. Sin

embargo, al poco tiempo comenzaron a advertir que la aceptación del cristianismo era sólo superficial ya que, a

escondidas de los españoles, continuaban realizando los ritos de su culto tradicional

Dos miradas sobre la evangelización

La conquista de América despertó interpretaciones contrapuestas sobre la naturaleza y los derechos de la población

indígena, que también involucraban opiniones diferentes acerca de los métodos de la evangelización.

En 1512, las llamadas Leyes de Burgos, impulsadas por la Corona española, consideraron que los indios eran súbditos

libres del rey. Asimismo, En 1537, el papa Pablo III sostuvo que los indígenas eran seres humanos y prohibió

esclavizarlos. Pero a pesar de esta legislación, los abusos de los conquistadores continuaron y los indígenas siguieron

siendo sometidos a un trato no muy diferente a la esclavitud-

A partir de entonces, se los consideró subditos* de la Corona española. En calidad de tales estaban obligados a pagar

tributo y a cumplir con las obligaciones de trabajo que se les impusiera; Además, se les atribuyó la condición jurídica de

menores de edad, es decir que se los consideraba como niños, que no podían tomar decisiones importantes por sí

mismos. De esta manera, se justificaba que los indígenas fueran puestos bajo la tutela* de los conquistadores, que

debían velar por sus intereses. En la práctica, esto significaba someter los pueblos conquistados a la autoridad de los

españoles.

El debate sobre los derechos de los indígenas llegó a su punto culminante en 1550, con motivo de la reunión en la

Page 69: Manual 2do historia medieval y moderna

ciudad de Valladolid de una junta de teólogos, frente a la que expusieron sus ideas dos frailes dominicos. Por un lado,

Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573) fue un ardiente defensor de la conquista, a la que justificó en función de la

superioridad de la cultura española sobre la americana. Desde su punto de vista, la supuesta supremacía le daba a

España el derecho de imponer la religión cristiana a la población indígena por medio de la esclavitud e, incluso, de la

guerra. Señaló que el uso de la fuerza estaba justificado, además, debido a las prácticas religiosas bárbaras de los

americanos, tales como el canibalismo, los sacrificios humanos y la idolatría.

Por otro lado, Bartolomé de Las Casas (1484-1566), obispo de Chiapas, denunció sistemáticamente los abusos

cometidos contra los indígenas y el enorme aumento de la mortalidad que resultaba de ello. En su obra Brevísima

relación de la destrucción de las Indias, describió con precisión los maltratos de los que había sido testigo. Sus

campañas en favor de los indígenas le valieron la designación de "Protector universal de los indios". En referencia a la

evangelización, De Las Casas auspició métodos pacíficos, que puso en práctica dentro de su jurisdicción. Aunque

condenó algunas de las costumbres indígenas que habían servido a Sepúlveda para justificar el uso de la fuerza, se

opuso a la violencia como estrategia para forzar la conversión al cristianismo. Para remediar la realidad de los indios,

recomendó su reemplazo como mano de obra por esclavos negros; pero hacia el final de su vida, se disculpó

públicamente por esa sugerencia

Análisis de fuentes

1. Lean atentamente los dos textos que siguen:

"Después de que acabaron las guerras y murieron en ellas todos los hombres, los mancebos [hombres jóvenes], las

mujeres y los niños que quedaron fueron repartidos entre los conquistadores. A algunos les dieron treinta, a otros

cuarenta, a otros cien o doscientos según dispusiese el tirano mayor, al que llamaban gobernador. A cada conquistador -

por lo general eran hombres idiotas, crueles, avaros y viciosos- lo convirtieron en cura de almas [evangelizador]. Y la

cura que ellos realizaron fue enviar a los hombres a las minas a sacar oro, que es un trabajo intolerable y a las mujeres a

cavar los surcos y cultivar la tierra, trabajo para hombres muy fuertes y recios. A unos y otras no les daban de comer

sino hierbas y cosas sin sustancia. A las mujeres se les secaba la leche en los pechos y así murieron en breve las

criaturas. Debido a que los maridos estaban apartados y nunca veían a las mujeres, cesó entre ellos la procreación. Ellos

murieron en las minas y ellas en las granjas por el exceso de trabajo y el hambre. Así se acabó la vida de mucha gente

en esa isla."

Bartolomé de las Casas, Brevísimo relación de la destnicáón de las Indias, 1542. Adaptación

Con perfecto derecho los españoles ejercen su dominio sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los

cuales en prudencia, ingenio y todo género de virtudes y humanos sentimientos son tan inferiores a los españoles como

los niños a los adultos, las mujeres a los varones, como gentes crueles e inhumanos a muy mansos, exageradamente

intemperantes o continentes y moderados, finalmente estoy por decir cuanto los monos a los hombres [...]. ¿Qué mayor

beneficio y ventaja saludable pudo acaecer a estos bárbaros que el quedar sometidas al imperio de quienes con su

prudencia, virtud y religión los han de convertir de bárbaros y apenas hombres en hombres civilizados, en cuanto

pueden serio; de viciosos en honrados y probos; de impíos y siervos de los demonios, en cristianos y adoradores del

verdadero Dios y de la verdadera religión."

Juan Cines de Sepúlveda, Trotado sobre las justas causas de la guerra contra los indios, 1547,

Page 70: Manual 2do historia medieval y moderna

Glosario

Súbdito: Persona que vive bajo d gobierno de un rey (el prefijo sub indica "estar por debajo de*). En los tiempos de la

conquista de América, el súbdito se subordinaba a la autoridad absoluta del monarca, sin tener la opción de elegir quien

lo gobernara.

Tutela Condición de tutor o encargado de un menor de edad para cuidar sus intereses.

Idólatra: persona que adora a una divinidad considerada falsa. Bula: documento emitido por el Papa acerca de temas

generales o de cuestiones específicas sobre la fe.

La colonización portuguesa

Los portugueses comenzaron su expansión hacia el Atlántico antes que los españoles. En el siglo xv, ya habían

explorado las islas Azores, las islas Canarias y la costa oeste del África y, en 1498, llegaron a la India. En 1500, una

expedición al mando de Pedro Álvarez Cabral arribó a la costa del actual Brasil. A diferencia de los españoles, los

portugueses no encontraron en esta región grandes civilizaciones ricas en oro y plata. Sin embargo, obtuvieron grandes

beneficios a través del comercio de esclavos y de animales exóticos, y sobre todo, de la explotación intensiva y

destructora del palo brasil. Este tipo de actividad no requería grandes inversiones ni tampoco asentamientos fijos de

población.

Cuando el palo brasil se agotó, se inició otro tipo de explotación: la del azúcar. Traído por los portugueses desde Asia,

el azúcar fue cultivado con éxito debido a las condiciones climáticas que eran propicias para su desarrollo, las

plantaciones de caña de azúcar se llevaron a cabo en haciendas y los trabajadores eran esclavos traídos del África.

Desde 1516, la Corona portuguesa repartió el territorio entre unos pocos propietarios. Cada uno de estos territorios

formó una capitanía. En ellas, los propietarios podían tomar decisiones con un alto nivel de autonomía y tenían derecho,

por ejemplo, a imponer justicia, cobrar impuestos y fundar ciudades. En 1549, el rey de Portugal designó un gobernador

general que dependía directamente de él y que ejercía sus funciones desde la ciudad de Bahía.

La colonización anglosajona

La Corona británica, igual que las demás potencias europeas, tenía interés en extender su dominio sobre el Nuevo

Mundo. En el siglo XVII, varias compañías comerciales y empresas privadas inglesas fueron fundando colonias en

América del Norte. Muchos de los colonos ingleses que llegaron a esta región eran protestantes que se oponían a la

Iglesia anglicana oficial y que emigraron para poder practicar libremente su fe.

Este hecho ayudó a resolver una situación conflictiva en Inglaterra y, a la vez, abrió un potencial mercado de grandes

negocios para los comerciantes británicos.

Las colonias inglesas, a diferencia de las españolas y portuguesas, no contaban con riquezas minerales ni mano de obra

indígena para explotar. Los primeros colonos se dedicaron principalmente a la agricultura y la ganadería, y la

distribución de la tierra se realizó con un criterio relativamente equitativo entre las distintas familias.

En pocas décadas, se fundaron 13 colonias en territorio norteamericano. Si bien la organización política del territorio

podía variar, las funciones ejecutivas eran ejercidas por un gobernador, que podía ser el delegado del rey o representante

de los propietarios de la región. Las tareas legislativas quedaban a cargo de una asamblea formada por miembros de

cada una de las colonias. Para cumplir funciones judiciales, había jueces designados por el rey.

Expansión ultramarina europea (Siglo XV a XVIII)

Page 71: Manual 2do historia medieval y moderna

Portugal España Inglaterra

Principal área de

influencia

Océano índico.

Costas

occidental y

oriental de

África.

Mesoamérica.

Los Andes.

Norteamérica

Tipo de

ocupación del

territorio

Factorías

comerciales

distribuidas a

través de la costa

Sin penetración

en el territorio

• Fundación de

ciudades y

cesión de

encomiendas. •

Trabajo forzado

de mano de obra

nativa.

Comunidades

cerradas

Religión Intolerancia

hacia las

creencias locales

Difusión del

cristianismo en

manos de las

misioneros

jesuitas

Intolerancia

hacia las

creencias locales

Campañas

activas de

evangelización

Tolerancia hacia

las creencias

locales

Economía Comercio

marítimo

Explotación del

trabajo indígena

en el sector

Utilización de

propia fuerza de

trabajo

El sistema colonial en América

La llegada de los españoles al territorio americano produjo profundas transformaciones en la vida y en los modos de

organización de los pueblos originarios. A lo largo de tres siglos, los españoles establecieron un sistema colonial que les

permitió extraer las riquezas del continente para trasladarlas hacia la metrópoli. Este sistema no fue creado desde cero,

sino que se montó sobre las formas de organización que ya tenían los pueblos originarios.

LA ORGANIZACIÓN DE LOS TERRITORIOS AMERICANOS

LAS INSTITUCIONES COLONIALES

Inicialmente, las instituciones de gobierno del Nuevo Mundo tomaron como modelo a las vigentes en la metrópoli. Pero

Page 72: Manual 2do historia medieval y moderna

al advertir las peculiaridades de la sociedad americana, la Corona estableció nuevas instituciones específicas, que

respondieron a las necesidades de la administración del continente,

De la conquista a la administración

Para la exploración y la conquista de un territorio hasta entonces desconocido por los europeos, la Corona española

había delegado diversas atribuciones, tanto administrativas como judiciales, en los adelantados.

Pero este sistema de administración no resultó satisfactorio. A medida que la Corona fue consciente de las riquezas

naturales de América y de la creciente competencia de otras naciones por adquirirlas, decidió desplazara los

conquistadores del ejercicio del gobierno, quienes además, muchas veces abusaban de su poder (lo cual preocupaba al

rey, porque no podía controlarlos adecuadamente), y centralizar el control y la administración de sus colonias. Con ese

fin, desarrolló nuevas instituciones, algunas de ellas instaladas en la metrópoli, que se encargaron de estudiar los

problemas de las posesiones americanas y de instrumentar medidas para resolverlos de manera eficiente.

Su principal característica era la superposición de funciones y un estrecho control mutuo entre las diferentes

autoridades, en especial aquellas ubicadas en territorios americanos. Si bien el objetivo principal era no concentrar todo

el poder en una sola institución, a la larga esto convirtió al sistema colonial en un gigantesco entramado burocrático

difícil de organizar y poco eficiente.

Autoridades coloniales en España

Una de esas instituciones fue la Casa de Contratación. Creada en Sevilla en 1503, cuyo puerto era el único autorizado

para comerciar con las colonias, y trasladada a Cádiz en 1717. En un principio, se limitaba a regular el comercio entre la

metrópoli y América, de acuerdo con la política monopólica establecida por la Corona, pero de a poco fue ampliando

sus funciones. Principalmente, se encargaba de controlar todos los productos y las personas que entraban o salían de

Sevilla. Con una rigurosa inspección sobre las flotas, la Corona española quería llevar un registro confiable de los

contactos entre ambos territorios. Estaba a cargo de las aduanas y del cobro de impuestos de los productos que

circulaban. Además, la Casa de Contratación era el tribunal comercial encargado de ejercer justicia en caso de conflictos

de índole económica.

Por otra parte, la Casa de Contratación tuvo una gran importancia en el ámbito científico: cuando volvían de sus viajes,

los navegantes tenían que ofrecer a esta institución toda la información que habían recolectado en sus expediciones. De

esta forma, la Corona española adquiría un conocimiento cada vez mayor del territorio americano y confeccionaba

mapas de las rutas de navegación. Al mismo tiempo, la Casa de Contratación empleaba todos estos datos para formar a

los pilotos de las embarcaciones españolas. Esto permitía impulsar una mejora constante de la navegación y del

conocimiento geográfico de las colonias.

Pero, sin duda, la institución más importante relacionada con la administración de las posesiones de España en América,

las Filipinas y las islas de Oceanía era el Consejo de Indias. Creada en 1525 presidida por el mismo rey, y un consejo

que lo asesoraba acerca del manejo de sus colonias. En general, los consejeros habían tenido experiencia directa en

América como funcionarios al servicio del rey, de ahí la importancia de sus opiniones, que también eran útiles para el

cronista mayor del Consejo, encargado de redactar la historia del Nuevo Mundo.

El Consejo de Indias cumplía muy variadas funciones, en los planos administrativo y judicial. Las más importantes de

ellas eran las siguientes:

redactar las leyes que regirían allí y actuar como máximo tribunal judicial en asuntos relacionados con las Indias.

Proponer candidatos para ocupar puestos administrativos y eclesiásticos y supervisar su desempeño;

Page 73: Manual 2do historia medieval y moderna

* organizar la administración de las colonias;

* regular el tránsito de personas hacia América;

Las leyes de indias

La Corona española sancionó un gran número de leyes que regulaban las relaciones con sus súbditos americanos, así

como cuestiones muy variadas de la vida en las colonias. Ese conjunto de normas fue conocido como Leyes de Indias y

se caracteriza por su heterogeneidad, las distintas leyes elaboradas por esa institución formaban un conjunto

desordenado, y era casi imposible conocer cuáles estaban vigentes. Hacia fines del siglo XVII y principios del XVIII, se

publicaron dos importantes obras: la Recopilación general de Leyes de los reinos de las Indias y el Cedulario índico.

Ambas compilaciones ordenaron las leyes para el territorio americano. De todas formas, las Leyes de Indias tenían

siempre un carácter de recomendación, ya que los máximos funcionarios españoles en las colonias podían decidir, según

el caso, que cierta norma no fuera aplicada. •

Dentro de la legislación indiana, ocuparon un lugar destacado las leyes que buscaron establecer el estatus jurídico de los

indígenas y evitar los abusos cometidos por los conquistadores. Sobre esta cuestión, hubo dos grandes conjuntos de

leyes sancionadas en el siglo XVI que estuvieron influenciadas por las denuncias que efectuaron dos importantes frailes

dominicos: Francisco de Vitoria y Bartolomé de Las Casas.

La resistencia de los encomenderos del Perú a estas medidas demoró varias décadas su puesta en práctica.

Las Leyes de Burgos, de 1512, afirmaron la condición jurídica de los indígenas como hombres libres. Trataron, además,

de regular las encomiendas, un sistema según el cual algunos conquistadores, en compensación por sus servicios a la

Corona, podían utilizar en su provecho el trabajo o parte de la producción (agraria o textil) de un grupo de indígenas que

quedaban bajo su custodia. A cambio, los encomenderos debían proteger y evangelizar a esos indios. Este sistema dio

lugar a grandes abusos, desde la apropiación de la tierra de las comunidades hasta la esclavización de los indígenas

Para corregir esa situación, en 1542, se sancionaron las Leyes Nuevas. Estas normas recordaban a los encomenderos la

prohibición de explotar la mano de obra indígena a su cargo y establecían no realizar nuevas encomiendas y limitar las

vigentes hasta la muerte de su beneficiario, poniendo así fin a su heredabilidad.

Autoridades coloniales en América

Los vastos territorios que se hallaban bajo el dominio de la Corona española exigían un complejo sistema de

instituciones que permitiera gobernarlos y administrarlos. Fue por eso que, además de las autoridades que residían en la

metrópoli, se crearon instituciones ubicadas en América, que contaban con mayor capacidad para controlar la población

y los recursos de las colonias.

La máxima autoridad colonial en América era el virrey. En un principio, el territorio americano se organizó en dos

grandes virreinatos: el del Perú, con capital en Lima y el de Nueva España, con capital en México. Ambos contaban con

un virrey, elegido por el rey, que era el representante directo del monarca en las colonias. Por su importancia, el virrey

era el principal responsable de los asuntos de gobierno: la defensa del territorio, el comercio, el cumplimiento de las

leyes. Debía controlar la salida de los metales preciosos hacia España; ejercía también funciones legislativas, ya que

dictaba las normas generales que debían cumplirse en su virreinato. Si bien, en teoría, los virreyes eran controlados por

el Consejo de Indias, desarrollaban sus actividades en forma casi autónoma. Al principio, se mantenían en el cargo

durante seis años, pero luego su mandato fue reducido a tres.

Los virreinatos se dividían en gobernaciones, cada una de las cuales contaba con un gobernador. Dentro de su territorio,

Page 74: Manual 2do historia medieval y moderna

este cumplía funciones semejantes a las del virrey, a quien estaba subordinado.

las capitanías generales, que gozaban de mayor autonomía respecto del virrey, quien solo tenía sobre ellas poder de

supervisión, y que mantenían un contacto directo con el rey y con el Consejo de Indias.

El rey disponía de, al menos, dos procedimientos para supervisarlas. Por un lado, todos los funcionarios, al finalizar su

mandato, debían enfrentar un juicio de residencia en el que se revisaba su actuación públicamente. Por otro lado existía

la posibilidad de realizar inspecciones a través de los visitadores. Estos funcionarios eran enviados a América cuando

había alborotos o sospechas de infidelidad, para recoger críticas y denuncias contra las autoridades locales

En las ciudades que se fueron fundando a medida que avanzaba el proceso de la conquista se crearon cabildos, que

gobernaban el núcleo urbano y la zona rural que lo rodeaba. Se trataba de un órgano colegiado que cumplía funciones

administrativas, comerciales, judiciales y militares. En especial en los primeros tiempos de la conquista, estas

instituciones resultaban fundamentales para el sostenimiento de las ciudades. El contacto entre las ciudades era

complejo, debido a las grandes distancias entre ellas; por eso, muchas decisiones clave, como la defensa o el

abastecimiento de alimentos, debían ser tomadas por las autoridades de los cabildos.

Estaban conformados por los vecinos, categoría que se aplicaba solo a algunos de sus habitantes: los jefes de familia con

propiedades y medios de vida propios y que prestaban servicios en la milicia de la ciudad. Los miembros del Cabildo

solían ser elegidos entre los vecinos más antiguos, por lo general, descendientes de los fundadores de la ciudad.

El cabildo estaba integrado por uno o dos alcaldes y varios regidores, según la cantidad de habitantes. Se encargaban de

una gran variedad de cuestiones: organizar las milicias ciudadanas, controlar el comercio, asegurar el abastecimiento de

alimentos y resolver asuntos judiciales y administrativos.

Las sesiones del cabildo podían ser ordinarias o de cabildo cerrado, en las que solo participaban los miembros regulares

y se trataban asuntos administrativos corrientes; o extraordinarias o de cabildo abierto, para debatir asuntos de extrema

importancia, en las que participaba un gran número de vecinos.

Las audiencias eran los máximos tribunales de justicia en América. Se establecieron doce en las principales ciudades

coloniales. Las audiencias estaban compuestas por un presidente (generalmente el virrey o el gobernador de esa zona),

varios jueces, llamados oidores, un fiscal y otros funcionarios.

Las Audiencias se ocupaban de causas de la justicia civil y criminal, pero no tenían injerencia en el ámbito militar,

comercial o eclesiástico.

Otra de sus funciones era velar por el cumplimiento de las ordenanzas del rey; eventualmente, podían solicitar al

Consejo de Indias que reviera alguna ley que, en su opinión, no se ajustaba a la realidad americana. Asimismo, debían

revisar la legislación sancionada por virreyes y gobernadores, y llegado el caso, podían limitar su aplicación.

Por otra parte, en caso de que el puesto de virrey o de gobernador quedara vacante, podían reemplazarlos en forma

temporal hasta que la Corona nombrara al sucesor definitivo. De cada Audiencia dependían los corregimientos, a cargo

de los corregidores, quienes tenían funciones judiciales y administrativas, y a lo largo de los siglos que duró la

dominación española fueron responsables de numerosos abusos sobre las poblaciones indígenas, con las que mantenían

vínculos directos.

Autonomía: potestad que dentro de un Estado tienen municipios, provincias, regiones u otras entidades, para tomar sus

Page 75: Manual 2do historia medieval y moderna

propias decisiones y regirse mediante normas y órganos de gobierno propios.

LA ORGANIZACIÓN ECONOMICA COLONIAL

Si bien el interés de los españoles por el "nuevo mundo" no puede reducirse únicamente a motivos económicos, es cierto

que la presencia de numerosos recursos naturales, muchos de los cuales eran desconocidos en Europa, resultó central en

la formación del régimen colonial. Ansiosos por enviar a la metrópoli la mayor cantidad de bienes que fuera posible, la

Corona fomentó y desarrolló la explotación de distintos recursos, a la vez que creó las condiciones para ejercer un

control directo sobre los intercambios con América.

El monopolio comercial

Una vez que España comenzó a afianzar sus posiciones en tierras americanas, se empezaron a considerar los modos en

que podía enviarse la mayor cantidad de recursos hacia la metrópoli. En un primer momento, el interés se centró en los

metales preciosos y en algunos productos de creciente valor para los europeos, como el azúcar, el café, el tabaco, el

cacao y las especias.

Para lograr que ninguna otra potencia europea colocase sus productos en los mercados americanos, la Corona organizó

un sistema de monopolio comercial. Se dispuso que las colonias solamente podían establecer contactos comerciales por

medio de los puertos que estuvieran autorizados para ello. Al mismo tiempo, solo algunos comerciantes podían hacerse

cargo de este tipo de intercambios: eran los comerciantes monopolistas, usualmente agrupados en casas de comercio que

contaban con sedes en América y Europa.

Además, al estar todas las rutas comerciales obligadas a pasar por determinados puertos, se volvía más sencillo el cobro

de impuestos, cuyo pago, de otra forma, podría ser eludido por los comerciantes.

Si bien este sistema resultaba beneficioso para la metrópoli, en la práctica tenía dos consecuencias negativas. En primer

lugar, dejaba a extensas zonas, como las que rodeaban al puerto de Buenos Aires, aisladas de los principales circuitos

comerciales de la colonia. Pero además terminó generando, como un efecto no deseado, la aparición de rutas de

contrabando (comercio ilegal) de productos con otras potencias europeas, principalmente Inglaterra, Holanda y

Portugal. El contrabando representó pérdidas económicas y un gran desafío para la Corona española, que nunca logró

erradicarlo por completo.

Los puertos habilitados para comerciar estaban estratégicamente ubicados de manera de facilitar los contactos entre la

metrópoli y sus colonias. En España, este privilegio le correspondió a la ciudad de Sevilla, aunque a partir de 1717 sería

reemplazada por Cádiz, cuyo puerto contaba con salida directa al océano Atlántico. En el territorio americano, a causa

de su gran extensión y de la existencia de dos zonas económicamente muy activas, los barcos llegaban al Caribe y la

flota se dividía. Una parte de las embarcaciones se dirigía al puerto de Veracruz, en el actual territorio de México, desde

donde las mercaderías se distribuían por todo el Virreinato de Nueva España; otra llegaba a Cartagena de Indias, en la

actual Colombia, y a Panamá. En este último lugar, las mercaderías eran transportadas por vía terrestre y fluvial hasta la

costa del Pacifico. Allí eran embarcadas nuevamente y llevadas al puerto de El Callao, el único habilitado en el

Virreinato del Perú. Desde Lima, muy próxima a El Callao, las mercaderías eran distribuidas por comerciantes

españoles hasta los lugares más alejados, por ejemplo, el Río de la Plata.

Esta forma de comercio encarecía notablemente los productos. Su objetivo era, principalmente, evitar la participación de

otras potencias europeas interesadas en el comercio con las colonias americanas. El sistema le aseguraba el control al

grupo de comerciantes de Sevilla y excluía a los restantes puertos españoles. También, privilegiaba el comercio de

Veracruz o Lima, en detrimento de otras ciudades hispanoamericanas.

Page 76: Manual 2do historia medieval y moderna

Además para evitar que los piratas franceses, ingleses u holandeses atacaran sus barcos, la Corona creó el sistema de

flotas y galeones. Si bien este sistema pretendía regular el tráfico comercial, en la práctica existieron impedimentos para

su correcto funcionamiento. Los comerciantes españoles presionaban al Consejo de Indias, que tenía la decisión final

sobre cuándo debían partir las expediciones, para que se retrasaran las partidas de las flotas. Ellos sabían que si se

demoraba la llegada de ciertos productos al suelo americano, su precio podía aumentar notablemente, con lo cual se

incrementarían sus ganancias.

El mercantilismo y la expansión europea

Los intereses económicos de la Corona española en sus colonias se fundamentaban en la doctrina que sostenían, en esa

época, todas las monarquías absolutistas europeas: el mercantilismo. Esta teoría proponía que las riquezas de un reino

dependían de la cantidad de metales preciosos que controlara. Por ese motivo, la Corona buscó asegurarse el control

sobre los principales centros mineros de México y Perú, y evitar que el oro y la plata obtenidos se orientaran a otros

mercados europeos.

• ¿Por qué la Corona española estaba preocupada por garantizarse el control sobre el tráfico comercial de los metales

preciosos?

El contrabando

Así como beneficiaba a la Corona española, el monopolio era contrario a los intereses de diversos sectores sociales,

tanto en Europa como en América. No solo los rivales comerciales de España veían cerrados los mercados del Nuevo

Mundo para sus productos. También los comerciantes de los puertos españoles y americanos excluidos del monopolio se

vieron perjudicados.

Por otra parte, como consecuencia del comercio monopólico, los productos llegados a América desde España se

encarecían mucho, debido a la participación de numerosos intermediarios y a los costos del traslado por tierra y por mar.

Asimismo, la escasez de esos bienes contribuía a aumentar su precio. Esa insuficiencia resultaba del hecho de que,

aunque el sistema contemplaba la realización de dos viajes anuales de la flota a América, era habitual que esa frecuencia

no se cumpliera, a pesar de la demanda constante que procedía de las colonias. Además, ante la falta de competencia,

los consumidores americanos se veían obligados a pagar precios mucho mayores de los que abonaban los españoles por

el mismo producto.

La presión de las restantes potencias europeas, que por entonces tenían un desarrollo económico mayor al de España,

contribuyó al crecimiento de una práctica que se generalizó en los territorios coloniales: el contrabando. La Corona

española era incapaz de controlar efectivamente el cumplimiento de sus rígidas prohibiciones. A través del contrabando,

los comerciantes en América lograban adquirir mercancías a mejores precios. De esta forma, resolvían las necesidades

de la población con bienes que España no suministraba y obtenían mayores ganancias. En áreas como el Caribe y el Río

de la Plata, era frecuente la presencia de barcos de otros países que ofrecían distintos productos. En 1680, en el Río de la

Plata, los portugueses fundaron Colonia del Sacramento, que se convirtió en una base importante de comercio ilegal.

Las mercaderías que llegaban a Buenos Aires por la vía del contrabando se introducían hacia el interior del territorio en

carretas o a lomo de mula.

Por lo general, las autoridades virreinales eran plenamente conscientes de la existencia de ese comercio ilegal, que

toleraban porque satisfacía las demandas de consumo local que el comercio monopólico no cubría en forma adecuada

Piratas y corsarios

Los envíos de metales preciosos de las colonias a la metrópoli provocaron los frecuentes ataques de piratas ingleses,

Page 77: Manual 2do historia medieval y moderna

franceses y holandeses a las embarcaciones que los transportaban desde América hacia Europa. Las zonas más

vulnerables eran el Caribe y la región comprendida entre las islas Azores y el puerto de Cádiz. Varias islas caribeñas

actuaron como centros de operaciones y refugio para los piratas: Nueva Providencia (en las Bahamas), Tortuga (Haití) y

Port Royal (Jamaica) fueron las más destacadas.

En muchos casos, los piratas contaban con la aprobación de sus gobiernos que, por ese medio, buscaban participar de las

riquezas coloniales españolas. La Corona española debió enviar poderosas flotas armadas para custodiar sus galeones

durante los viajes a través del Atlántico y, así, repeler los ataques de piratas y corsarios.

Mientras que los piratas actuaban por su cuenta en busca de un botín, los corsarios practicaban la piratería al servicio de

un Estado que los autorizaba a ejercer legalmente esa actividad por medio de un documento llamado patente de corso.

Francia e Inglaterra recurrieron a los servicios de los corsarios con mucha frecuencia, en su afán de participar de algún

modo de las riquezas de oro y plata de las colonias españolas de América.

Por lo general, el corsario era considerado parte de la marina real, por lo cual, en caso de ser capturado por el enemigo,

recibía el trato que correspondía a un prisionero de guerra y no el aplicado a los piratas, condenados de forma habitual a

morir en la horca.

Probablemente, el corsario más célebre fue el galés Henry Morgan, que en el siglo xvII, saqueó varias ciudades

españolas del Caribe. Sus actividades fueron recompensadas por Carlos II, el rey de Inglaterra, quien lo nombró

caballero y lo designó teniente gobernador de Jamaica. Como parte de sus nuevas funciones, le correspondió encargarse

de perseguir a los piratas. Por entonces, los Estados rivales de España decidieron controlar de manera directa esas

regiones. En consecuencia, comenzaron a combatir la competencia que representaban los piratas, a quienes hasta

entonces habían tolerado e incluso contratado. La persecución de la piratería por las armadas británica y española derivó

en numerosas capturas de piratas y en su ejecución. A comienzos del siglo xvIII, la piratería en el Caribe perdió su

antiguo atractivo e inició su declinación.

Con frecuencia, los piratas y corsarios se dedicaban también al contrabando, es decir, al comercio que burlaba el

monopolio español. A partir del siglo XVII, esta actividad ilegal tendió a quedar en manos de las compañías

comerciales.

Actividades productivas en las colonias

La minería

La existencia real o ficticia de oro y plata influyó directamente en la temprana codicia de los conquistadores. Al

principio adquirieron los metales preciosos por medio del intercambio con los indígenas y del saqueo de aquellas piezas

que formaban parte de los templos y los centros rituales. Esta primera etapa, que duró unos pocos años, estuvo

caracterizada por la rapiña y depredación de los tesoros americanos.

A medida que se fueron asentando en los nuevos territorios, los españoles comenzaron a recolectar el oro que se

encontraba en el lecho de los ríos. Para eso empleaban mano de obra indígena, mediante un régimen de trabajos

forzados.

Pero el comienzo de la extracción de metales preciosos a gran escala fue cuando se descubrieron, a mediados del siglo

XVI, los principales yacimientos mineros de América: las minas de plata en Potosí (actual Bolivia) y las minas en

Zacatecas (México). Desde la conquista, las riquezas del subsuelo americano eran consideradas propiedad de la Corona

española. Esta les otorgaba a los mineros el derecho de explotar (los yacimientos a cambio del pago de un impuesto

llamado quinto real, equivalente al 20% del mineral extraído. En un principio, los metales eran extraídos utilizando las

Page 78: Manual 2do historia medieval y moderna

mismas técnicas que empleaban los pueblos originarios, consistentes en triturar y calentar el mineral en hornos de piedra

para separar la plata de la escoria. Sin embargo, ya desde la década de 1570 se empezó a utilizar el método de la

amalgama, que abarataba notablemente los costos, al incorporar el mercurio al proceso de refinamiento. Aunque más

efectivo para la obtención del mineral, el uso del mercurio, dada su toxicidad, fue muy nocivo para la mano de obra.

Esto aumentó la tasa de mortalidad, de por sí alta debido a la precariedad y la insalubridad de las condiciones de trabajo

en el interior de las minas. Pues los indígenas bajaban en escaleras de madera muy precarias, además la humedad del

lugar y la oscuridad de los socavones, sumadas a la falta de instrumentos para facilitar la extracción, hicieron que la

mortandad entre los trabadores fuera muy alta.

Al emplear tanta mano de obra, los yacimientos más importantes terminaron por transformarse en grandes centros

económicos, que dinamizaron y estimularon otras actividades económicas, destinadas a abastecer a los indígenas y

españoles que vivían allí y necesitaban de alimentos, vestimenta y otros productos básicos para la supervivencia, que no

se producían allí mismo. Esto llevó a que se organizaran redes de tráfico comercial que abastecían estos centros mineros

con productos que eran traídos desde otras regiones. En consecuencia, se formaron ciudades alrededor de las minas.

Además se estableció una red de caminos que vinculaba estos centros mineros con los puertos de exportación,

desarrollando las zonas cercanas.

Los ciclos de la producción minera

La producción minera fue en constante aumento durante e siglo XVI. Pero desde el siglo XVII se comenzaron a ver las

primeras fisuras en esa organización colonial, extremadamente dependiente de la extracción de recursos minerales.

Donde primero se hicieron sentir estos signos fue en Potosí, zona en la que la producción de plata empezó a disminuir, y

en Huancavélica, de donde se extraía el mercurio necesario para refinar el metal. En México, por su parte, los niveles de

producción se mantuvieron constantes durante más tiempo, gracias al descubrimiento de nuevas minas.

Las variaciones en el volumen del metal obtenido tenían consecuencias directas para la economía de la Corona

española: cuando descendieron los volúmenes de plata enviados desde Perú, toda España sintió el impacto.

A medida que se reducía el volumen de metales preciosos que se lograba extraer, comenzó a aumentar, paulatinamente,

el dinero destinado a otras actividades, como la producción agrícola. Es por eso que el agotamiento de los recursos

mineros trajo como consecuencia profundos cambios en la organización económica de las colonias.

Las actividades agrícolas

La producción agrícola en las colonias americanas fue fomentada por los conquistadores, aunque durante largo tiempo

se mantuvo en un segundo plano respecto de las actividades mineras. Si bien existieron algunos pequeños

establecimientos agrícolas, cuya producción se orientaba a la auto subsistencia o al comercio dentro del territorio

americano, lo más común fue la formación de grandes latifundios dedicados a la exportación hacia la metrópoli.

En cuanto a los cultivos más extendidos, muchos de ellos fueron traídos por los españoles desde Europa, como el trigo,

la cebada, la vid, el algodón, la caña de azúcar o el olivo. También se generalizó la producción de algunos cultivos

americanos, como el tabaco, que era directamente controlado por la Corona.

La producción agrícola en América, durante la ocupación española, se organizó principalmente alrededor de dos tipos

de unidades productivas:

• Las haciendas eran grandes latifundios orientados producción de agrícola y ganadera. Cultivaban cereales, como

maíz y trigo; frutales y caña de azúcar; pero también se dedicaban a la ganadería bovina, ovina y equina. El ganado se

criaba para obtener cuero, leche, carne, sebo y como medio de transporte. Los propietarios de las haciendas, llamados

Page 79: Manual 2do historia medieval y moderna

hacendados, solían delegar la administración del proceso de producción en capataces que se encargaban de organizar el

trabajo de los peones.

La disminución de la mano de obra indígena en el continente obligó a las haciendas a emplear a trabajadores asalariados

a quienes, por lo general, se les pagaba el salario en especie. De todas formas, la labor en las haciendas requería una

limitada mano de obra permanente, que se reforzaba estacionalmente con trabajadores temporales en épocas de siembra

y cosecha.

Por lo general, las haciendas obtenían grandes ganancias. Eran autosuficientes, es decir, producían prácticamente todo lo

que consumían sus propietarios y trabajadores, por lo cual sus compras eran limitadas. Pero también vendían una parte

de su producción en el mercado interno, para cubrir la demanda de las ciudades y los centros mineros. Como

concentraban en sus manos las tierras más fértiles, la productividad de las haciendas era alta, a pesar de que la

tecnología era rudimentaria.

A medida que la actividad minera fue entrando en decadencia, las haciendas cobraron cada vez mayor importancia y

adquirieron una dinámica propia, orientándose cada vez más hacia al mercado externo

Las vaquerías y las estancias. En el Río de la Plata, la explotación ganadera se inició en el siglo xvII bajo la forma de las

llamadas vaquerías. Los conquistadores habían traído consigo ganado hasta entonces desconocido en América. La

ocupación del territorio había experimentado interrupciones entre las dos fundaciones de Buenos Aires, por lo cual parte

de ese ganado quedó librado a su suerte y se reprodujo libremente en las pampas. A partir del repoblamiento de la

región, ese ganado cimarrón, es decir, el que se alejaba del cuidado del hombre y recuperaba su condición natural de

salvaje, no domesticado. Comenzó a ser objeto de cacerías para aprovechar el sebo y el cuero. También se hacían

vaquerías en Santa Fe, Corrientes, Córdoba, Entre Ríos y la Banda Oriental (actualmente, Uruguay)La vaquería era esa

expedición a campo abierto, realizada a caballo, para capturar los animales sueltos, se enlazaba a los animales, se los

mataba y se les quitaba el cuero

Posteriormente, entre fines del siglo XVII y principios del XVIII, esta práctica fue disminuyendo hasta abandonarse

debido a la sobreexplotación del ganado, y se optó por la cría de ganado en establecimientos permanentes, las estancias.

Estas se especializaban en la producción ganadera de vacas, caballos y mulas, y no siempre eran propiedades de grandes

dimensiones. Aunque el principal mercado era el urbano y el minero, a partir del siglo xvIII los estancieros también se

dedicaron a exportar cueros y tasajo, carne que se conservaba mediante el procedimiento del salado.

• Las plantaciones, desde sus orígenes, estuvieron ligadas al comercio interoceánico. Se dedicaban a la producción,

en grandes extensiones de tierra, de un solo producto, que luego era vendido, exclusivamente, en los mercados

españoles. Por lo general, las plantaciones se ubicaban en zonas tropicales, y se dedicaban al cultivo del algodón, cacao,

café tabaco o del azúcar. A diferencia de las haciendas, la mano de obra estaba compuesta, por esclavos africanos.

Demandaba una extensiones de tierra mayores que la producción de las haciendas y requería fuertes inversiones de

capital y de avanzada tecnología para la época;

En las colonias españolas, casi todas las plantaciones se ubicaban en la zona de las Antillas, sobre el mar Caribe, (Cuba

y Santo Domingo) y en el territorio de la actual Venezuela, plantaciones de cacao. Sin embargo, las plantaciones más

importantes y extensas, durante este período, se hallaban en las colonias de otras potencias, como Inglaterra, como en

América del norte con el algodón, y Portugal, en Brasil especializadas en Azúcar.

Los pueblos de indios

La provisión de mano de obra indígena para las prestaciones anteriores era responsabilidad de las propias comunidades,

Page 80: Manual 2do historia medieval y moderna

los llamados pueblos de indios o reducciones. Esta fue la forma en que la Corona organizó administrativamente a los

habitantes del Nuevo Mundo. En ocasiones, estos pueblos se organizaban sobre la base de las comunidades

prehispánicas, por lo cual con frecuencia, se mantenía el liderazgo de los antiguos jefes, lo que facilitaba el

cumplimiento de las obligaciones colectivas. Sus autoridades fueron los caciques o curacas, que lograron conservar su

antiguo poder y preeminencia. En cada comunidad, los caciques debían mantener la obediencia de los aborígenes a su

cargo frente a las autoridades españolas; eran responsables del gobierno y la recolección del tributo que se entregaba a

los españoles.

Las misiones

Algunos pueblos de indios quedaron organizados bajo la dirección de una orden religiosa. Eran las misiones, ajenas al

régimen de encomiendas. Aunque sus habitantes debían pagar tributo a la Corona, las tareas eran colectivas y las

condiciones de vida, más llevaderas que en los otros sistemas de trabajo.

La Corona debía autorizar su establecimiento pero, una vez otorgado el permiso, los religiosos misioneros tomaban

todas las decisiones para organizar la vida social, económica y cultural de los aborígenes.

Aunque muchas órdenes establecieron misiones, las que más se destacaron fueron las de la Compañía de Jesús, que

llegó a ejercer el control sobre vastos territorios, especialmente las ubicadas en el área de frontera de Argentina, Brasil,

Bolivia y Paraguay. Allí se concentraron grupos guaraníes, que se convirtieron en trabajadores disciplinados cuya

producción de yerba mate era comercializada por la orden. No ocurrió lo mismo con las organizadas sobre la base de

indígenas nómadas, quienes se resistieron a establecerse en un sitio. Tenían puestos, corrales y potreros para ganado

vacuno, ovino, equino y mular. En sus huertas había frutales y hortalizas, y en las chacras se cultivaba trigo y maíz.

Además, las reducciones contaban con acequias para el riego de los cultivos. Los indígenas aprendían oficios como

carpintería, herrería, curtiembre y tejidos, sastrería, zapatería, panadería y jabonería.

El trabajo indígena y esclavo

La mano de obra indígena

Como parte del proceso de la conquista, los españoles sometieron a los indígenas americanos a diferentes formas de

trabajo forzado. Aunque eran considerados subditos del rey, los habitantes de los pueblos originarios eran tratados, por

parte de los europeos, como seres inferiores. En consecuencia, los conquistadores los empleaban en condiciones de

trabajo inhumanas, sin ninguna consideración. De esta forma, los españoles se garantizaron buena parte de la mano de

obra que necesitaban para llevar adelante la actividad minera y el resto de los emprendimientos productivos, y también

les sirvió como herramienta para controlar y disciplinar a los pueblos originarios.

En los primeros tiempos coloniales, la encomienda fue el principal sistema en que se utilizó la fuerza de trabajo

indígena. El rey de España le concedía a un encomendero los derechos a utilizar el trabajo de un grupo de indígenas.

Estos debían entregar al encomendero un tributo, en productos y en trabajo mientras el español, a cambio, velaba por la

"protección" de los indígenas y promovía su evangelización. Por los recursos económicos con los que contaban los

encomenderos adquirieron mucho poder en las colonias, llegando a ocupar cargos en los cabildos y otras instituciones

de gobierno.

Las encomiendas, la mayoría de las veces, no lograron su objetivo de incorporar a los pueblos originarios a las

tradiciones y costumbres europeas. El encomendero solía ausentarse, dejando a los indígenas a cargo de administradores

designados para controlar y llevar adelante los trabajos.

Hacia mediados del siglo XVI, las encomiendas comenzaron a desaparecer por varios motivos. Por un lado, la Corona

Page 81: Manual 2do historia medieval y moderna

comenzó a temer que se formase en sus colonias un grupo de encomenderos demasiado poderoso. Por otro los abusos

frecuentes cometidos por los encomenderos contra los indígenas terminaron por convencer a la Corona de acabar con

estas instituciones. Fue entonces que aparecieron los corregimientos.

Los españoles, por otra parte, también aprovecharon algunas de las formas de organización del trabajo con las que ya

contaban los pueblos originarios. La mita, era una institución incaica mediante la cual los ayllus entregaban trabajadores

al Inca. Aprovechando este precedente, los conquistadores emplearon la mita para garantizarse la mano de obra

necesaria en las minas. Pero, al mismo tiempo, introdujeron modificaciones drásticas en este sistema: no respetaban los

turnos a los que estaban habituados las comunidades, y las condiciones de trabajo eran particularmente duras, lo que

provocó un gran aumento de la mortandad entre los indígenas mitayos.

Los yanas, durante la época precolombina, eran sirvientes del Tawantinsuyu, y se los utilizaba para distintos tipos de

tareas. Los españoles, en cambio, emplearon el sistema de yanaconazgo para sacar provecho de los yanas mediante su

empleo en haciendas privadas. Desligados de su comunidad de origen, los yanas pasaban a ser trabajadores forzados al

servicio de un español.

El porteo, por último, se utilizaba para obligar a los indígenas a realizar el transporte de productos y mercancías a lo

largo del territorio andino.

Evangelización: prédica religiosa de los Evangelios de la Biblia, por medio de la cual los españoles buscaban convertir a

los pueblos originarios al cristianismo.

Los pueblos de Indios

La provisión de mano de obra indígena para las prestaciones anteriores era responsabilidad de las propias comunidades,

los llamados pueblos de indios o reducciones. Esta fue la forma en que la Corona organizó administrativamente a los

habitantes del Nuevo Mundo. En ocasiones, estos pueblos se organizaban sobre la base de las comunidades

prehispánicas, por lo cual con frecuencia, se mantenía el liderazgo de los antiguos jefes, lo que facilitaba el

cumplimiento de las obligaciones colectivas. Sus autoridades fueron los caciques o curacas, que lograron conservar su

antiguo poder y preeminencia. En cada comunidad, los caciques debían mantener la obediencia de los aborígenes a su

cargo frente a las autoridades españolas; eran responsables del gobierno y la recolección del tributo que se entregaba a

los españoles.

Las misiones

Algunos pueblos de indios quedaron organizados bajo la dirección de una orden religiosa. Eran las misiones, ajenas al

régimen de encomiendas. Aunque sus habitantes debían pagar tributo a la Corona, las tareas eran colectivas y las

condiciones de vida, más llevaderas que en los otros sistemas de trabajo.

La Corona debía autorizar su establecimiento pero, una vez otorgado el permiso, los religiosos misioneros tomaban

todas las decisiones para organizar la vida social, económica y cultural de los aborígenes.

Aunque muchas órdenes establecieron misiones, las que más se destacaron fueron las de la Compañía de Jesús, que

llegó a ejercer el control sobre vastos territorios, especialmente las ubicadas en el área de frontera de Argentina, Brasil,

Bolivia y Paraguay. Allí se concentraron grupos guaraníes, que se convirtieron en trabajadores disciplinados cuya

producción de yerba mate era comercializada por la orden. No ocurrió lo mismo con las organizadas sobre la base de

indígenas nómadas, quienes se resistieron a establecerse en un sitio. Tenían puestos, corrales y potreros para ganado

vacuno, ovino, equino y mular. En sus huertas había frutales y hortalizas, y en las chacras se cultivaba trigo y maíz.

Page 82: Manual 2do historia medieval y moderna

Además, las reducciones contaban con acequias para el riego de los cultivos. Los indígenas aprendían oficios como

carpintería, herrería, curtiembre y tejidos, sastrería, zapatería, panadería y jabonería.

La mano de obra esclava

Al poco tiempo de que se establecieran los españoles en la zona de las Antillas, sobre el mar Caribe, los malos tratos a

los indígenas de la zona y las enfermedades que traían desde Europa hicieron que casi desapareciera por completo la

población originaria. Por ese motivo, comenzó la importación de personas de piel negra provenientes de África. Los

esclavos eran personas capturadas en África y vendidas como si fueran mercaderías. En este comercio, intervenían

mercaderes europeos y árabes y también reyes africanos, que vendían prisioneros de pueblos enemigos a los tratantes de

esclavos. Tenían un costo muy elevado, debido a la alta mortandad que se registraba durante el largo viaje al Nuevo

Mundo.

El tráfico esclavista o trata de negros se había desarrollado con la expansión de Portugal en África a fines del siglo XV,

aunque durante el XVII, los principales tratantes de esclavos fueron los holandeses y los ingleses. Los investigadores

calculan que unos diez millones de africanos fueron trasladados por la fuerza hacia América entre principios del siglo

XVI y mediados del XIX. Los esclavos carecían de libertad y su explotación podía llegaba a ser despiadada y brutal,

con largas jornadas de trabajo constante en las plantaciones azucareras del Brasil. La mayoría de los esclavos se destinó

a plantaciones en las colonias inglesas de América del Norte y en las de Portugal, que absorbían más del 80% de os

africanos llegados a América. Sin embargo, la demanda española fue creciendo desde fines del siglo xvi, En la medida

en que se acentuó la catástrofe demográfica de la población indígena.

Los españoles consideraban a los africanos más productivos y dóciles que los aborígenes americanos. Los utilizaron

para la producción agraria y en las actividades artesanales, pero también para las tareas domésticas, esta última, era la

ocupación predominante de los esclavos en el Río de la Plata

La prohibición del trabajo esclavo

Cualquier forma de trabajo esclavo se encuentra, en la actualidad, absolutamente prohibida, tanto por los tratados

internacionales sobre derechos humanos como por nuestra propia Constitución. Someter a otra persona a condiciones de

esclavitud significa desconocerlo como ser humano y negarle los derechos básicos que cualquier persona debe tener

garantizados. Sin embargo, incluso en nuestro país, aún existen formas de trabajo cercanas a la esclavitud, ya sea en

fábricas textiles o establecimientos rurales ilegales.

• ¿Qué formas de trabajo podrían resultar cercanas a la esclavitud? ¿Por qué?

La sociedad colonial

La sociedad surgida tras la conquista de América incorporó muchas de las características que ya existían en la sociedad

española de la época. En Europa, la consolidación de las monarquías absolutistas había contribuido a la formación de

sociedades muy jerarquizadas, con una reducida movilidad social. Habituados a este tipo de modelo, los españoles que

llegaron a tierras americanas intentaron reproducir la organización social que conocían.

Apenas comenzado el proceso de conquista, los grupos sociales se organizaron en relación al color de la piel y el origen

familiar.

Por un lado estaban los "blancos", es decir, los europeos y los hijos de europeos que habían nacido en América

(llamados criollos). Los "blancos" eran el grupo privilegiado. Eran los únicos que podían gobernar y ocupar posiciones

Page 83: Manual 2do historia medieval y moderna

de poder. Por otro lado quedaba la gran mayoría de la población, los indígenas (o "indios"), considerados inferiores y

sometidos al gobierno de los conquistadores y sus hijos.

Con el paso del tiempo, la llegada de esclavos africanos vino a modificar esta situación, pues se incorporó un tercer

grupo social, el de los "negros".

Paulatinamente, estos distintos grupos sociales comenzaron a relacionarse y a tener descendencia, originando un

fenómeno conocido como mestizaje; por ejemplo, cuando un "blanco" español tenía hijos con una mujer indígena o

africana. Esto llevó a que se fuera generando un complejo sistema de castas, con grupos diferenciados entre sí según el

tono de su piel, su origen y su posición en la escala social.

Los "blancos"

Constituían el sector más elevado de la sociedad colonial. Si bien su número era reducido, tenían privilegios por sobre el

resto, y eran los únicos que podían de ocupar puestos de gobierno. En este grupo se incluían los encomenderos, los

hacendados, los comerciantes, los funcionarios, la nobleza y quienes ocupaban los cargos más altos de la administración

civil y de la Iglesia.

A medida que la Corona fue consolidando su dominio en América, nuevos grupos de peninsulares se desplazaron a la

región, aunque eran rechazados por los conquistadores que primero se habían instalado allí. Esto generó tensiones entre

los propios españoles, ya que las principales posiciones políticas y las actividades económicas más rentables siguieron

controladas por el mismo grupo, mientras que los recién llegados debían dedicarse a actividades menos relevantes,

como el comercio minorista, la producción agrícola o el transporte de mercancías de una región a otra.

Otros conflictos se originaron entre los españoles peninsulares y los españoles criollos (hijos de europeos, pero nacidos

en las colonias). En general, estos últimos se dedicaron al comercio o al ejercicio de alguna profesión liberal

(escribanos, abogados o médicos), pero tenían fuertes restricciones para ocupar los cargos más elevados en la

administración o en las instituciones eclesiásticas, ya que la Corona privilegiaba a los nacidos en la metrópoli. Estas

diferencias también se expresaron en la discriminación que debían sufrir los criollos por parte de los peninsulares, que

los consideraban de menor nivel social.

Los indígenas

La situación de los indígenas en el sistema colonial era muy mala. Así lo muestra, por ejemplo, el debate que

mantuvieron los españoles acerca de si podían ser considerados personas o debían ser tratados como animales.

De todas formas, no todos los indígenas se hallaban en la misma posición. Cuando llegaron a América, los españoles se

encontraron, en especial en aquellas culturas que habían originado grandes organizaciones estatales, con grupos sociales

diferenciados entre las culturas originarias. Aprovechando este hecho, los conquistadores fomentaron el desarrollo de

una élite indígena que, si bien estaba subordinada a los españoles, tenía privilegios frente al resto de los pobladores

originarios. Para poder conservar sus posiciones de privilegio, los miembros de la élite indígena adquirieron los valores

y las costumbres de la cultura europea, y desde entonces comenzaron a servir como intermediarios entre la Corona y la

gran masa de habitantes nativos de América.

Por otro lado, el resto de los indígenas era empleado como mano de obra forzada en las minas o en haciendas para la

producción agrícola. Estaban obligados al pago de un tributo, y aunque formalmente eran súbditos libres, en la práctica

se hallaban a merced de los conquistadores.

Los esclavos

En la parte más baja de la pirámide social, en tiempos de la colonia, se ubicaban los esclavos africanos. Sus condiciones

Page 84: Manual 2do historia medieval y moderna

de vida eran particularmente duras, ya que no tenían ningún derecho: sus amos podían decidir incluso quitarles la vida.

A medida que aumentó el tráfico de esclavos, su presencia se difundió por distintas zonas del continente. El símbolo que

indicaba que un esclavo había sido traído legalmente a la colonia (es decir, que se habían pagado los impuestos

correspondientes) era una marca de hierro incandescente que se les grababa en la espalda o en el pecho.

La mayor parte de los esclavos trabajaba en las grandes plantaciones de caña de azúcar o de algodón. También, muchas

veces, eran utilizados en los lavaderos de oro, como en la zona del Caribe, o en las minas de metales preciosos de

México y Perú. En otras ocasiones eran empleados para trasladar productos de una región a otra y para diferentes

servicios en instituciones civiles o eclesiásticas. Finalmente, en algunos casos se los utilizaba como trabajadores

domésticos, en las fincas de los españoles más adinerados. Sus amos podían decidir dejarlos libres o ellos mismos

podían comprar su libertad y la de su familia y pasaban a ser libertos.

Las castas

La mezcla entre indígenas, españoles y negros configuró un mundo multirracial. La mezcla se produjo de forma rápida,

ya que la mayor parte de los hombres que llegaban a América lo hacían solos y concretaban uniones con mujeres

nativas. Así surgieron grupos que los españoles denominaron "castas": Las distintas castas que existían en la sociedad

colonial estaban formadas por hijos de padres y madres de distinto origen. Eran considerados inferiores por los

"blancos", quienes se preocupaban por mostrar su "pureza de sangre", ya que contar con indígenas o esclavos africanos

como familiares implicaba una disminución de su categoría social. Ya en el siglo XVIII se formalizó un sistema en el

que la pertenencia a cada casta se determinaba por la cantidad de sangre "blanca", indígena o "negra" que predominara

en cada persona.

La casta más numerosa era la de los mestizos (hijos de español e indígena). Menos numerosos eran los mulatos (hijos de

"blanco" y mujer africana) y los zambos (hijos de africano e indígena).

A menudo la riqueza les permitía a algunos miembros de la denominadas castas lograr un “blanqueamiento social” esto

es, que la sociedad pasara por alto sus orígenes raciales y los considerara españoles con plenos derechos.

Carta de Antonio de Padilla a Felipe II, agosto de 1578.

7. Europa en la transición al capitalismo

La Edad Moderna fue testigo de los primeros pasos en la formación del sistema capitalista, vigente hasta nuestros días.

La espiral inflacionaria del siglo XVI y la depresión generalizada del siglo XVII determinaron la finalización del orden

feudal y la decadencia de la hegemonía española. Otros Estados, como Inglaterra y Holanda, comenzaron un novedoso

camino hacia el desarrollo económico, mientras Francia se convertía en la principal potencia militar europea.

Page 85: Manual 2do historia medieval y moderna

CRISIS Y CAMBIO EN EUROPA DEL SIGLO XVII

TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS

En el siglo xvii, la economía europea volvió a entrar en crisis. Su impacto fue diferente en cada región de Europa.

Mientras en Occidente se abría camino la transformación económica y social, en Oriente se fortalecieron las relaciones

feudales de servidumbre.

La hegemonía europea

Hacia el año 1500, a comienzos de la Edad Moderna, no había motivos para pensar que Europa se convertiría en la

región dominante del mundo, que ni siquiera era conocido en su totalidad. Europa no era ni más fértil ni más populosa

que la India y que China. Además, la geografía europea presentaba muchas dificultades para los pueblos que allí vivían,

pues el continente se hallaba limitado por hielos al Norte, por el océano al Oeste, con fronteras débiles al Este y al Sur

(invadidas o amenazadas por los mongoles y los musulmanes, respectivamente).

Asimismo, a diferencia de los imperios musulmanes y asiáticos, En Europa no había una autoridad única que ofreciera

directivas en pos de intereses comunes. Cada reino seguía su propio camino y enfrentaba sus propias dificultades. No

obstante, muchos historiadores aseguran que esta fragmentación política fue uno de los factores que favorecieron la

expansión europea.

Por una parte, la multiplicidad de centros de poder político habría impulsado una competencia entre los distintos reinos

con el objetivo de hacer más eficaces sus estructuras productivas y militares. Por otro lado, la ausencia de una autoridad

central impidió que las actividades comerciales estuvieran a merced de un único Estado que pudiera controlarlas. En

otras palabras, la pluralidad política aseguró que los ricos comerciantes europeos pudieran realizar sus negocios sin

mayor supervisión, pues los gobernantes consideraban que aplicar políticas restrictivas (aumentando los impuestos, por

ejemplo) podía derivar en la migración de estos hombres, con sus riquezas y clientes, hacia un Estado rival (que cobrara

menos impuestos). Esto se sumaba a la carrera armamentística que se producía en la región.

La formación de un mercado mundial

Tras la expansión ultramarina y la consiguiente llegada a Europa de grandes volúmenes de especias y metales preciosos

(en especial, después del descubrimiento de las minas de plata de Potosí, en la actual Bolivia), las ventajas militares y

comerciales de los europeos comenzaron a imponerse poco a poco, hasta llegar a formar un mercado mundial donde

Europa se convirtió en el centro. Las demás regiones tomaron un rol secundario y periférico, participando del comercio

como proveedoras de materias primas (como el Lejano Oriente y América) o de mano de obra esclava (como África).

Algunos investigadores proponen llamar a este mercado de alcance global economía-mundo capitalista, porque desde

entonces el desarrollo económico de cada región quedó determinado por la evolución del mercado mundial. Por primera

vez en la historia se ponían en contacto todos los continentes. Regiones del planeta que nunca se habían conectado o que

lo habían hecho de manera casual o discontinua comenzaron a establecer vínculos más permanentes. A la vez, este

concepto implica que el crecimiento de los diferentes territorios era necesariamente desigual, porque la parte que se

enriquecía (Europa como centro) necesitaba, para lograrlo, que las otras se empobrecieran, específicamente, las regiones

de África, Asia o América que se incorporaban a esas rutas comerciales se convertían en periferias de esos centros.

Los cambios en el comercio internacional

Durante el siglo XVII, decayó agudamente el comercio internacional de los países del sur europeo, que funcionaban

Page 86: Manual 2do historia medieval y moderna

como intermediarios con el Lejano Oriente. En cambio, los Países Bajos se convirtieron en una verdadera potencia

marítima y comercial. La ciudad de Amsterdam se volvió el foco de las actividades comerciales y financieras hasta fines

de ese siglo. Por entonces, el Reino Unido los desplazó y pasó a hegemonizar el comercio internacional, lo que

transformó a Londres en el principal centro comercial del mundo.

Hacia mediados del siglo XVII, incluso dentro de Europa, eran evidentes las diferencias entre el desarrollo económico

de los distintos Estados: mientras Inglaterra y Holanda aprovechaban las ventajas estratégicas de la situación europea y

Francia se imponía como la nueva gran potencia militar, España no lograba administrar eficazmente su vasto imperio y

entraba en una decadencia que sería irreversible.

Los holandeses y los ingleses desarrollaron nuevas formas de intercambio, diferentes de los monopolios español y

portugués. Crearon compañías comerciales basadas en inversiones privadas, que les permitían equipar una flota

numerosa y moderna. Para este comercio renovado, los holandeses diseñaron una embarcación ligera, y más rápida

conocida como fluitschip, que no disponía de armamentos como los enormes buques comerciales y de guerra que

galeones españoles, y, por lo tanto, maximizaba el espacio destinado a la carga de mercancías, además de requerir una

tripulación más reducida.

Estas empresas también contaban con la protección y el apoyo de sus Estados. Además de comerciar con las llamadas

Indias Orientales (Asia) y con las Indias Occidentales (América), también se involucraron en el comercio interregional

asiático, actuando como intermediarias entre los distintos países de la zona. VER NUEVOS MERCADOS.

Nuevos mercados, nuevos productos

Los mercados de Europa también demandaban importaciones provenientes de Asia, como telas de seda (chinas) y de

algodón (indias), el té y las especias. Comerciantes europeos se dedicaban a comprarlos en Asia y venderlos en Europa.

Los mercados asiáticos, en este periodo, no adquirían manufacturas europeas, y al principio los mercaderes europeos

solo actuaban como compradores. Pero pronto comenzaron a participar también en el comercio entre distintas zonas de

Asia, como intermediarios. Por ejemplo, en China vendían canela, pimienta y otras especias provenientes de la india y

de las islas Malucas. Esto fue posible por dos vías: la conquista de colonias en Asia (Filipinas, por ejemplo) y el

establecimiento de puertos y ciudades mercantiles por parte de los europeos.

La crisis del siglo XVII

Tras la expansión demográfica y económica del siglo XVI, Europa entró en el siglo XVII en una nueva fase de

estancamiento económico, que puso en peligro la supervivencia del orden social y económico vigente, generando un

proceso inflacionario, inédito en Europa. Esta crisis se produjo porque la producción agrícola de tipo feudal, que se

mantenía prácticamente invariable desde la Baja Edad Media, no alcanzaba a cubrir el aumento de la demanda en el

continente. Como la oferta se mantuvo estancada, es decir las demandaban más producido, los precios de los productos

agrícolas crecieron por encima de los precios de las manufacturas. Lo que ocasiono que muchos campesinos y

trabajadores urbanos se empobrecieran, pierdan sus tierras y medios de producción, y se dirigan a las ciudades a

vagabundear, lo que obligó a las ciudades a promulgar leyes que regularan su presencia y a crear instituciones para

asistirlos.

Otra teoría acerca de la inflación, ha asociado el aumento de los precios con la llegada de la plata de las colonias

españolas en América. Ante el enorme aumento de dinero "en metálico", el valor de la moneda cayó considerablemente,

dificultando aún más el acceso a los bienes de consumo. Esto que era muy evidente en España, se observó en el resto de

Page 87: Manual 2do historia medieval y moderna

Europa, pues las necesidades del reino español de adquirir productos Europeos que en España no se producían, así como

las campañas militares españolas y la participación de comerciantes extranjeros en la ciudad de Sevilla, hicieron que la

plata americana se distribuyera por todos los rincones del continente.

Sin embargo, esta crisis de la economía no afectó por igual a todas las sociedades europeas: algunas iniciaron una

marcada decadencia, mientras que otras conocieron una extendida prosperidad. Los reinos más exitosos del siglo

anterior, España y Portugal, comenzaron su decadencia, afectados por la escasa eficiencia demostrada en la explotación

de sus recursos naturales y por la progresiva pérdida de influencia en sus respectivas áreas coloniales. En cambio, los

ingleses y los holandeses lograron eludir la crisis transformando sus estructuras productivas. La clave, en ambos casos,

fue la desarticulación de la agricultura de tipo feudal y la reorientación hacia una agricultura de tipo comercial, sensible

a las demandas del mercado externo.

En ese sentido, el siglo xvii constituyó una bisagra entre una etapa dominada por el feudalismo y otra en la que se

consolidaron cambios sociales y económicos que conducirían a un nuevo sistema: el capitalismo.

Cambios en el consumo

Las transformaciones en la producción y en el comercio interoceánico permitieron, incorporar nuevos bienes en el

consumo diario de los europeos. A comienzos del siglo XVII, el café, el chocolate y las especias todavía eran muy

caros, y su uso estaba reservado a las cortes reales o las personas muy ricas. Pero ya a mediados de ese siglo, la

creciente producción de las plantaciones, el comercio triangular y el descenso del precio de otros bienes (cereales,

herramientas, telas) como resultado de los cambios económicos en Europa permitieron que el café, el azúcar, el té y la

pimienta entraran en el consumo de sectores medios de la población urbana que podía adquirirlos en las tiendas al por

menor. En ellas también se podían conseguir cerámicas, telas, sombreros y zapatos producidos a un costo menor, en el

novedoso sistema de industria rural a domicilio.

El comercio triangular

A partir del siglo XVII, el intercambio entre África, América y Europa adoptó una forma que se conoce como comercio

triangular, dado que articuló a esos tres continentes a través del mercado. Los barcos europeos, especialmente ingleses,

partían cargados de textiles y herramientas (producidas mediante el sistema de trabajo domiciliario), armas y bebidas

alcohólicas, y se dirigían a África. Allí entregaban parte de su carga (especialmente, armas y bebidas) a los jefes de

comunidades locales, a cambio de esclavos. El barco se dirigía entonces a América, hacia el Caribe o el sur de los

actuales Estados Unidos, donde vendían los esclavos, los textiles y las herramientas a los dueños de las plantaciones.

Con la nave cargada de los productos de las plantaciones (azúcar, tabaco o cacao, por ejemplo), el mercader volvía

entonces a Europa, donde vendía los artículos procedentes de América. Este comercio era muy lucrativo para los

mercaderes europeos y vinculaba distintas formas de producción, en diferentes lugares: el trabajo esclavo en las

plantaciones americanas y la industria rural a domicilio europea.

La industria rural a domicilio

Esta demanda de bienes manufacturados, estimulada tanto por el comercio internacional como por la demanda interna

de una creciente población urbana europea, condujo al surgimiento de nuevas formas de organizar la producción

agrícola y manufacturera.

Ante el aumento de la demanda por parte de un mercado consumidor más amplio, los comerciantes idearon un método

Page 88: Manual 2do historia medieval y moderna

para abaratar los costos y aumentar el volumen de la producción. En lugar de recurrir a los gremios artesanos de las

ciudades, optaron por encargar la elaboración de las telas a familias campesinas, que aprovechaban así el tiempo libre

que les dejaba la actividad agrícola.

Los comerciantes de la ciudad adquirían las materias primas, se las entregaban a distintas familias campesinas para que

la transformaran en artículos terminados y cuando estos terminaban el producto, los comerciantes volvían, les pagaba

por el trabajo realizado, y luego lo vendían en el mercado de alguna ciudad. Esta nueva forma de organizar la

producción se conoce como industria rural a domicilio.

Los textiles fabricados en el campo eran de menor calidad y precio que los provenientes del sistema artesanal. Por otra

parte, los trabajadores recibían salarios más bajos que sus pares urbanos, dado que, a diferencia de ellos, las familias

campesinas producían sus propios alimentos y no dependían del salario para sobrevivir.

La industria rural a domicilio no se limitó a la producción textil, sino que también se aplicó a la metalurgia, para

elaborar diversos utensilios y herramientas.

La disposición a trabajar más, incluso fuera del ámbito familiar, y los cambios producidos en el consumo impulsaron el

comercio interno europeo.

En la producción rural a domicilio trabajaban los campesinos que ya no podían autoabastecerse con lo que obtenían de

sus tierras y necesitaban un ingreso extra. Durante el siglo XVII, la cantidad de campesinos que debieron complementar

sus ingresos con la industria domiciliaria aumentó, tanto por el proceso de cercamientos (que los privó de ingresos

provenientes de bosques y campos comunales), como por la necesidad de pagar mayores impuestos. Por esa razón, en

los momentos en que la actividad agrícola disminuía, muchas familias campesinas se convertían en trabajadores

artesanales para los comerciantes.

Page 89: Manual 2do historia medieval y moderna

8. La Revolución Industrial

A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, en Inglaterra se inició una transformación en las prácticas productivas sin

precedentes en la historia de la humanidad. La aplicación de avances científicos a las actividades económicas

revolucionó por completo la vida de muchísimas personas. Se inició un vertiginoso proceso que afectó a gran parte de la

humanidad y modificó drásticamente las relaciones sociales de producción.

EL CAMINO HACIA

LA INDUSTRIALIZACIÓN

La crisis del siglo XVII facilitó las condiciones para el desarrollo de la Revolución Industrial.

Los historiadores la han llamado revolución, Aunque no se trató de una transformación de cambios rápidos y violentos,

sino por el contrario fue la acumulación de reducidos cambios graduales que tardó casi un siglo en desarrollarse en Gran

Bretaña. Se habla de Revolución industrial para aludirá las grandes consecuencias que estas modificaciones provocaron

en la economía y en la sociedad, generando un cambio trascendental en la historia del mundo.

Hacia fines del siglo XVIII, comenzaron a aplicarse algunas innovaciones en la producción de textiles de Inglaterra, que

revolucionaron la economía. La mayor parte de esos cambios consistieron en la mejora de los inventos y maquinas ya

conocidos y, aunque los cambios fueron pequeños, lograron resultados notables. La invención más importante fue la

máquina de vapor, movilizada a través del desprendimiento de la combustión del carbón, que proporcionó una nueva

fuente de energía aplicable a la producción. Varios telares mecánicos conectados a una máquina de vapor, podían

realizar tareas de hilado o tejido de manera automática. En menos tiempo, se producía una mayor cantidad de telas de

algodón, con un empleo mucho menor de mano de obra. Las constantes mejoras de las máquinas incentivaron la

demanda de hierro y otros metales, lo que generó un gran desarrollo de la minería.

En los siglos previos, los productos textiles eran fabricados manualmente por familias campesinas, en sus propios

hogares. A partir del siglo XVIII, la industria textil se trasladó a las fábricas, que reunían bajo el mismo techo a los

trabajadores y las máquinas. Poco a poco, alrededor de esas fábricas, fueron surgiendo nuevas las ciudades.

Para que se iniciara el despegue industrial fue necesario que se desarrollaran previamente una serie de condiciones. Un

conjunto de transformaciones económicas y sociales hicieron posible que Inglaterra dejara de ser un país

fundamentalmente agrícola y pasara a ser industrial.

Las principales transformaciones fueron:

los cambios en el campo;

los adelantos técnicos en la industria;

una nueva organización del trabajo;

la expansión del mercado internacional.

EL ROL DEL GOBIERNO

LOS CAMBIOS EN EL CAMPO

LOS CAMBIOS EN EL CAMPO

Para comprender cómo se produjo el paso de una sociedad feudal a una industrial capitalista es importante tener en

cuenta las transformaciones agrarias ocurridas en Inglaterra desde fines del siglo XVI hasta la primera mitad del siglo

XVIII.

Page 90: Manual 2do historia medieval y moderna

Los cercamientos

Entre los siglos XVI y XVIII los grandes terratenientes, con el objetivo de aumentar sus beneficios, introdujeron

profundos cambios en la organización agrícola y establecieron el sistema de cercamientos.

Este sistema tuvo dos características principales:

se cercaron los bosques y las tierras de pastoreo, con lo cual quedaron prohibidos los derechos que tenían los

campesinos para alimentar sus rebaños y conseguir leña;

a muchos campesinos se les anularon sus contratos de arrendamiento, -alquilaba- y se los obligó a convertirse en

asalariados sin tierra. -o sea, a trabajar por un salario-.

La situación fue similar para los pequeños y medianos proletarios. Los grandes terratenientes les arrebataron sus tierras

y se vieron obligados a transformarse en arrendatarios a los que se podía desalojar sin previo aviso.

Estas medidas fueron apoyadas por el gobierno inglés: se sancionó un conjunto de leyes que habilitaron el cercamiento

de tierras comunales. (Bills for enclosure of commmons) Muchos campesinos que habitaban estas tierras pero sin

poseerlas, se vieron entonces obligados a migrar a las ciudades, debido a que perdieron los terrenos en los que

conseguían buena parte de su subsistencia mediante el cultivo de diversas hortalizas. Por otra parte, los campesinos que

se quedaron a vivir en las tierras, se vincularon a los terratenientes de otra manera: a partir de la venta de su fuerza de

trabajo a cambio de un salario. De esta manera, progresivamente se fue instalando y consolidando esta práctica propia

del sistema capitalista.

El motivo principal por el cual se implantaron los cercamientos fue el deseo de los grandes terratenientes de convertir

las superficies de sus propiedades en campos de pastoreo para las ovejas. Esta actividad ganadera era más atractiva

porque durante los siglos XVI y XVII el precio de la lana había aumentado por el auge de la producción de paños. En el

siglo XVIII muchos terratenientes destinaron sus campos a la agricultura debido a la mayor demanda de alimentos de la

población de las ciudades.

Como consecuencia de los cercamientos y de los avances técnicos, una gran cantidad de trabajadores quedó sin tierras y

sin herramientas de trabajo. Muchos de ellos fueron expulsados hacia las grandes ciudades en busca un empleo para

obtener un salario con el cual comprar lo necesario para subsistir.

De este modo, los campesinos —los productores— fueron separados de los medios de producción —la tierra y las

herramientas.

La actividad industrial que por ese entonces apenas se iniciaba no pudo incorporar a todos estos trabajadores: las

ciudades se fueron poblando con una masa de personas desocupadas y dispuestas a aceptar cualquier salario para poder

subsistir. Así, las transformaciones agrarias provocaron un aumento en la cantidad de personas que dependían del

mercado para su subsistencia diaria.

La liberación de siervos

El nuevo vínculo basado en el contrato salarial consistía, exclusivamente, en la compra del esfuerzo del trabajador. Esto

permitía al empresario desentenderse de la necesidad de propiciar los elementos para la subsistencia de sus trabajadores.

En el sistema del señorío, el señor de la nobleza era dueño de los terrenos en los que el siervo instalaba su vivienda. En

la nueva relación social, el empresario capitalista solo recibía a obrero durante la jornada de trabajo, bastante extensa en

esa época, pero luego de la faena el obrero quedaba formalmente liberado de toda responsabilidad del empresario.

El proceso de liberación de siervos que se produjo a partir de los cercamientos de tierras comunales permitió

incrementar el número de trabajadores asalariados en las ciudades. La Revolución Industrial, en gran medida, pudo

Page 91: Manual 2do historia medieval y moderna

desarrollarse debido a que existía en Inglaterra esta modalidad de contratación de trabajadores, de la que se valieron los

empresarios capitalistas para poner en funcionamiento las fábricas.

Los adelantos técnicos de la industria

A fines del siglo XVIII, la producción textil inglesa se vio transformada a partir del uso de numerosas innovaciones

tecnológicas. Se trató de pequeños cambios introducidos en la tecnología existente, ideados por los mismos artesanos,

que permitieron acelerar de forma notable el ritmo de la fabricación. Eran invenciones de bajo costo que consistían en el

perfeccionamiento de las máquinas usadas tradicionalmente en la producción, y que estaban al alcance de cualquier

artesano dispuesto a adoptarlas.

Entre ellas, se destacó la máquina de vapor, una innovación que hizo posible la aplicación de una nueva fuente de

energía a la actividad productiva: el vapor. Hasta entonces, el hilado y el tejido se realizaban en máquinas accionadas en

forma manual. La energía del vapor permitió que las máquinas hiladoras y los telares funcionaran automáticamente de

manera mecánica, lo que daba por resultado la fabricación de más productos en menos tiempo.

Además comenzó a generalizarse el uso de nuevos y eficaces telares, La lanzadera mecánica y la hiladora fueron

inventos que permitieron hacer, en menos tiempo hilos más finos y resistentes.

Como ya dijimos anteriormente, los cambios consistieron en mejoras de los inventos y maquinas ya conocidos y,

aunque los cambios fueron pequeños, los resultados fueron notables.

UNA NUEVA FORMA DE ORGANIZACION

En consecuencia, la organización del proceso productivo se modificó de manera sustancial. Los empresarios

comenzaron a reunir varias máquinas movidas por motores de vapor dentro de un mismo establecimiento, la fábrica.

La producción de textiles abandonó así el ámbito doméstico en el que venía desarrollándose desde la implantación del

sistema rural de industria a domicilio, lo que también permitió un mayor control sobre el proceso productivo. Alrededor

de las fábricas, a las que crecientemente fueron incorporándose numerosos trabajadores procedentes de las áreas rurales

cercanas, se formaron nuevas ciudades.

Del trabajo a domicilio al trabajo en grandes talleres había sólo un paso, y esto fue lo que hizo la burguesía al crear los

primeros talleres manufactureros. Los trabajadores —de origen rural y urbano-— comenzaron a realizar, entonces, sus

tareas fuera de sus casas. Lo hacían reunidos en un mismo local bajo el control y la dirección del dueño del taller. Este

era, además, el propietario de las herramientas y de la materia prima. A estos patrones ya no se los consideraba sólo

comerciantes, sino empresarios-capitalistas, porque eran los poseedores del capital que permitía organizar la empresa.

En las fábricas, los métodos de producción se aceleraron notablemente. Los obreros estaban obligados a realizar trabajos

rápidos y precisos en jornadas laborales muy extensas, acompañando su esfuerzo con el movimiento de los nuevos

instrumentos mecánicos. Estas novedades generaron un importante abaratamiento de los costos de las manufacturas.

El trabajo del obrero se alejaba cada vez más de la creatividad del artesano y pasaba a ser una tarea rutinaria. Los

hombres ya no controlaban la creación total de los productos que elaboraban sino tan sólo una parte de ellos. Al no ser

dueños de los medios de producción, sólo contaban con su fuerza de trabajo. Si bien fue un proceso lento y difícil, la

industrialización se extendió hacia todos los aspectos de la producción y de la vida social del hombre moderno.

LOS ARTESANOS EN LAS CIUDADES

Page 92: Manual 2do historia medieval y moderna

Con la aparición del trabajo a domicilio, los comerciantes compraban las mercaderías en los talleres rurales, y los

artesanos de las ciudades quedaban poco a poco sin trabajo. Los artesanos lucharon para evitar quedar sin empleo, pero

se vieron obligados a cerrar sus talleres y a emplearse como jornaleros en los establecimientos de la burguesía. Con la

desaparición de los gremios de artesanos, los trabajadores urbanos perdieron el control de los productos que elaboraban.

El precio justo, que antes era decidido por ellos, de ahora en más fue reemplazado por el precio y el salario que fijaba el

mercado a través de la oferta y la demanda.

El mercado externo

De todas formas, la garantía del éxito de la industrialización procedía del mercado externo, integrado por el vasto

imperio colonial que venía conquistando Inglaterra desde el siglo anterior, tras el eclipse de los imperios español y

portugués. Inglaterra era la principal potencia marítima y comercial. Sus posesiones en América, Asia, África y Oceanía

eran verdaderos mercados cautivos, -donde no habia competencia y los consumidores no tienen alternativas a la hora de

comprar-, para la producción textil inglesa. Así, Inglaterra buscó expandir sus dominios territoriales con un doble

propósito. Por una parte, la intención era abastecer a sus empresarios de la materia prima necesaria para la elaboración

de manufacturas. Por la otra, la idea era conseguir mercados para la colocación de los productos industriales.

En este marco, el sistema de comercio triangular se adaptó a los nuevos tiempos. Tras la Revolución industrial,

Inglaterra vendía sus textiles en África, donde adquiría los esclavos que luego comerciaba en las plantaciones de sus

antiguas colonias americanas, transformadas en los Estados Unidos, independientes desde 1776. En América, también

vendía textiles a los plantadores, que los destinaban a la población esclava, y compraba algodón, que constituía la

materia prima por excelencia de la industrialización.

Los mercados externos se caracterizaron por su dinamismo: crecían a un ritmo vertiginoso, con una rapidez mucho

mayor que la del mercado interno. Las enormes ganancias que producían alentaban las continuas inversiones para

acrecentar la producción industrial.

El rol del Gobierno

El crecimiento del mercado externo dependía, en última instancia, de la voluntad y la capacidad del Gobierno británico

de acrecentarlo por medio de la guerra.

Ello implicaba asegurarse el control de las principales rutas comerciales frente a la competencia de otras potencias;

establecer su poder sobre diversos territorios, convertidos en colonias, dominios o protectorados; y adoptar toda medida

adicional que debilitara a sus posibles rivales.

El gobierno británico siempre respaldó las iniciativas de los comerciantes exportadores, incluso a través de la guerra.

Por ejemplo, al iniciarse la Revolución Industrial, el gobierno británico impidió la producción y el comercio de las

manufacturas de la India, que hasta entonces abastecían al mercado inglés, para evitar que compitieran con las fábricas

británicas.

La revolución inglesa

El anglicanismo que intento imponer Carlos I desencadenó la guerra religiosa con Escocia en 1640. Para obtener

recursos que le permitieran financiarla, el monarca volvió a convocar al Parlamento. Pero, lejos de aprobar sin discusión

los aumentos de impuestos pretendidos por el rey, el Parlamento propuso una serie de medidas antiabsolutistas,

Page 93: Manual 2do historia medieval y moderna

destinadas a frenar los avances de la monarquía. Entre esas medidas, se encontraban la prohibición de disolución del

Parlamento, la abolición de los tribunales judiciales arbitrarios, la ilegalidad del shipmoney y la limitación de los

poderes represivos de la Iglesia anglicana.

El rey se resistió a estas propuestas y reaccionó encarcelando a numerosos parlamentarios. El resultado de este conflicto

fue la revolución, una guerra civil que enfrentó al rey y el Parlamento entre 1642 y 1649.

Carlos I dependió de las tropas que le pudieron proporcionar sus vasallos, mientras que el Parlamento reclutó soldados

entre los sectores no privilegiados de la sociedad y terminó formando un ejército profesional, disciplinado y bien

armado, conocido como New Model Army o Ejército de Nuevo Modelo. Este ejército estuvo dirigido por Oliverio

Cromwell.

En 1649, el New Model Army venció y capturó al rey, que fue acusado de ejercer un gobierno tiránico, juzgado

públicamente y ejecutado.

Su muerte fue un acontecimiento inédito, simbolizó el fin del derecho divino y la monarquía. Los revolucionarios

decidieron abolir la monarquía y establecer en su lugar una república, nuevo sistema que era una novedad en un en un

contexto europeo dominado por monarquías La republica estuvo sometida a la autoridad de Cromwell, designado Lord

Protector de Su gobierno se apoyó en el ejército para imponer su autoridad.

Pero tras muerte de Cromwell, en 1658, se produjo la restauración de los Estuardo en el trono inglés, con el respaldo del

ejército.

Carlos II (1660-1685) disolvió el ejército permanente, considerado una fuente de autoritarismo, y restableció un rígido

anglicanismo, combatiendo a los puritanos que habían dominado la política inglesa en la época de Cromwell. Tanto él

como su sucesor, Jacobo II (1685-1688), adoptaron una política centralista, como la que había derivado en la revolución

cuatro décadas antes.

El catolicismo de Jacobo II despertó fuertes resistencias en la sociedad inglesa, que asociaba esa religión con los

enemigos del reino (el Papado, Francia y España). El nacimiento de un heredero suyo en 1688 precipitó una nueva

crisis, ante la posibilidad de que se perpetuara en el trono una dinastía católica. En consecuencia, el Parlamento instó a

Guillermo de Orange, máxima autoridad de la República de las Provincias Unidas, a intervenir para preservar los

derechos sucesorios de su esposa María, hija de Jacobo II y ferviente protestante. Guillermo desembarcó en Inglaterra,

provocando la abdicación de Jacobo II. Por su parte, el Parlamento ignoró el derecho al trono del hijo de Jacobo, y

María y su esposo fueron declarados reyes de Inglaterra.

Se produjo la llamada Gloriosa Revolución de 1688-1689 que a diferencia de la revolución de la década de 1640, la fue

pacífica y condujo a cambios profundos en la política inglesa. Su principal resultado fue el establecimiento de una

monarquía parlamentaria que, durante más de dos siglos, sirvió como modelo a los demás Estados europeos. Esto fue

importante por dos razones: en primer lugar, se abandonó la fundamentación religiosa del poder del rey, propia del

derecho divino; en segundo lugar, se dejó atrás la pretensión absolutista de un poder sin límites concentrado en el

monarca. A partir de ese momento, el parlamento adquirió preeminencia frente a la Corona y funcionó regularmente, y

no de acuerdo al capricho del rey.

Las revoluciones inglesas comenzaron como una reacción contra el absolutismo y terminaron constituyéndose en el

origen del liberalismo moderno, con su defensa de las libertades de la sociedad frente al Estado y el equilibrio de

poderes dentro del gobierno.

El nuevo régimen de gobierno inglés limitó el poder del rey. Pero, además, favoreció los intereses de la burguesía

Page 94: Manual 2do historia medieval y moderna

británica ligada con las actividades comerciales y con los mercados exteriores. Se establecieron medidas que facilitaron

las actividades empresariales, como la promulgación de las Actas de Navegación, las autorizaciones de cercamientos en

el campo y el establecimiento de normas para disciplinar a los trabajadores.

Cromwell y el comercio

La disputa entre las fuerzas del Parlamento y las fuerzas del rey iba más allá de la discusión por una forma de gobierno:

el establecimiento de una república, impulsado por Cromwell, estaba relacionado con favorecer los intereses de los

hombres de negocios. Oliver Cromwell tenía en mente asegurar el predominio de Inglaterra sobre los mares. Por eso, al

llegar al poder impulsó una serie de Actas de Navegación para fortalecer el poderío de los comerciantes ingleses sobre

el de otros competidores, como los holandeses. Mediante esas actas se impusieron restricciones muy severas a los

barcos extranjeros y se favoreció a los comerciantes ingleses.

• ¿Qué eran las Actas de Navegación, v cuáles eran sus objetivos?

La ética protestante

La crisis religiosa que se había extendido en gran parte de Europa occidental a partir del siglo XVI permitió el

despliegue de un nuevo tipo de fe, basada en nuevos criterios. Las diversas corrientes del protestantismo liberaron a los

creyentes de las tradicionales mediaciones sacerdotales en la búsqueda de la salvación. Así, se operó un conjunto de

cambios en la subjetividad de los habitantes que reforzaron la confianza y la necesidad de la realización de un recorrido

individual basado en la fe. Muchos de los capitalistas emprendedores y los comerciantes ingleses de la época estaban

convencidos de que los guiaba una importante misión espiritual.

La industria textil y la del ferrocarril

Consecuencias (clases sociales -Los obreros Los burgueses) y El capitalismo

LA INDUSTRIALIZACIÓN Y LA ACUMULACIÓN DE CAPITALES

Para llevar adelante este proceso de industrialización fue necesario contar con capitales. Pero, ¿qué es el capital?

Habitualmente se confunde el concepto de capital con el de dinero. Pero todo el dinero no es capital. El capital es aquel

dinero que se invierte en la producción. Con él se adquieren máquinas, edificios, herramientas, materias primas, medios

de transporte y se pagan salarios.

En Inglaterra eran los comerciantes burgueses y los terratenientes quienes poseían el capital suficiente para montar una

fábrica.

La gran cantidad de capital necesario para impulsar el desarrollo industrial inglés provino de dos fuentes: de las riquezas

acumuladas como consecuencia de la expansión colonial y de los beneficios que produjo el crecimiento agrícola. Este

capital fue luego invertido en el desarrollo de las industrias.

El capitalismo

A partir de la Revolución Industrial, cobró impulso el capitalismo, que labia surgido en el siglo XVII por las

transformaciones de la economía y la sociedad. Esta nueva forma de organizar la economía se consolidó en la segunda

mitad del siglo xix y sigue vigente en la actualidad.

La característica principal del capitalismo es la producción para el mercado. Todo se vende y se compra: las mercancías,

Page 95: Manual 2do historia medieval y moderna

la tierra y el trabajo.

El capital -los recursos destinados a producir riqueza, como el dinero, las máquinas y las fábricas- se vuelve

preponderante. Los trabajadores reciben a cambio un salario, por lo tanto, pasan a ser asalariados, y tienden a

desaparecer las formas de organización familiar o por cuenta propia.

El objetivo de los productores es la búsqueda de mayores ganancias. Los precios de los productos dependen de la oferta

(los bienes disponibles) y la demanda (los bienes requeridos por los consumidores).

A fines del siglo xvIII, el capitalismo se desarrolló especialmente en la industria, y se basó en las empresas privadas que

buscaron beneficios, primero en la producción textil y, luego, en los ferrocarriles. Además, el capitalismo se extendió al

campo, donde se consolidó una agricultura comercial, destinada al mercado.

La crisis de la primera fase de la Revolución industrial

Gracias a la expansión permanente de los mercados y al reducido costo de la maquinaria, la industria textil proporcionó

altísimas ganancias a los empresarios. Por lo general, estos tendieron a reinvertirlas en la misma rama industrial, es

decir, las emplearon para adquirir nuevas máquinas o para ampliar sus fábricas.

Sin embargo, hacia la década de 1830, los beneficios comenzaron a decaer. Las constantes inversiones en esa área de la

economía llevaron al surgimiento de un sin número de empresas que competían en el mercado por ganar el favor de los

consumidores y que fabricaban grandes cantidades de mercancías. La abundancia de productos industriales generó la

saturación del mercado: la oferta de bienes superaba ampliamente la demanda existente, por lo cual los precios

tendieron a bajar.

Las ganancias de los empresarios disminuyeron de manera drástica, ya que debieron continuar haciendo frente a

importantes gastos fijos: los salarios de los trabajadores, el mantenimiento y el perfeccionamiento de la maquinaria, la

adquisición de materias primas y otros costos de las fábricas.

En síntesis, esta primera fase de la industrialización, caracterizada por el dinamismo de la industria textil, entró en crisis.

En consecuencia, los empresarios tuvieron que buscar alternativas a la reinversión en la industria.

De los textiles a los ferrocarriles

La respuesta al dilema de los empresarios la brindó el ferrocarril. Inicialmente, esta invención -que también hacía uso de

la máquina de vapor para funcionar- se utilizaba para trasladar el carbón del interior de las minas a la superficie, y desde

allí hacia los canales fluviales que lo conducían a las ciudades. Pero posteriormente su aplicación se extendió, y fue

empleado para transportar mercancías y pasajeros.

El ferrocarril resultó útil por diversas razones. Permitió unir localidades distantes en mucho menos tiempo y abarató

notablemente los precios del transporte. Además, fue una excelente oportunidad para canalizar las inversiones que, de

otro modo, se malograban en la industria textil y generó una demanda renovada de otros bienes industriales, como el

carbón, el hierro y el acero, en cantidades mucho mayores que las requeridas por la industria algodonera. Es decir, los

ferrocarriles sirvieron para canalizar las inversiones y dinamizar otras ramas de la industria, pues de hierro, carbón y

acero muy superiores a las que demandaba la industria textil

Las ventajas que los ferrocarriles proporcionaron a la sociedad fueron enormes: permitieron conectar los puntos más

remotos del país, redujeron la duración de los viajes (que pasaron de durar varios días a unas pocas horas) y abarataron

los costos de transporte de las mercaderías.

Si bien el ferrocarril tuvo su cuna en Inglaterra, pronto se extendió al continente europeo y al resto del mundo, lo que

dio lugar a una verdadera revolución de los transportes, que incluye también los barcos a vapor, y el comienzo de una

Page 96: Manual 2do historia medieval y moderna

segunda fase de industrialización, basada en las industrias pesadas -como la metalurgia y la química- que requerían

mayores inversiones de capital.

La industrialización avanzó en Europa occidental (Francia, Bélgica, Alemania) y los Estados Unidos, en especial, a

partir de la década de 1830, según las características de cada país. Por ejemplo, en Francia, el mercado para la

producción industrial era mucho más reducido que en Inglaterra. Los campesinos seguían produciendo sus propios

productos y las colonias eran de menor importancia que las inglesas; por lo tanto, el ritmo de la industrialización fue

más lento. En cambio, en los Estados Unidos, la conquista de nuevas tierras ganadas a los indígenas generó una

demanda creciente de productos, desde máquinas agrícolas hasta armas.

Los ferrocarriles

"Desde el punto de vista del desarrollo económico, el inmenso apetito de los ferrocarriles, apetito de hierro y acero, de

carbón y maquinaria pesada, de trabajo e inversiones de capital, fue muy importante [...]. Aquella enorme demanda era

necesaria para que las grandes industrias se transformaran tan profundamente como lo había hecho la del algodón. En

las dos primeras décadas del ferrocarril (1830-1850), la producción de hierro en Gran Bretaña ascendió de 680.000 a

2.250.000 toneladas, es decir, se triplicó. [...] Este impresionante aumento se debía principalmente al tendido de vías,

pues cada milla de línea requería unas 300 toneladas de hierro sólo para los rieles. Los avances industriales que por

primera vez hicieron posible esta masiva producción de acero prosiguieron naturalmente en las sucesivas décadas."

Eric Hobsbawn, La era de la revolución, 7789-1848, Buenos Aires, Crítica, 2003.

Consecuencias de la revolución industrial

Las consecuencias del proceso iniciado en Inglaterra fueron varias. El mundo occidental empezó una etapa

absolutamente nueva, con una configuración social muy diferente.

La burguesía comenzó a consolidarse como la clase social dominante y a desplegar su cosmovisión de múltiples

maneras. Se aceleró un notable proceso de urbanización, mediante el cual el paisaje se modificó considerablemente.

Este proceso se desarrolló de manera paralela a un fuerte crecimiento demográfico.

El proletariado (no tenían otra posesión que su fuerza de trabajo y su prole es decir sus hijos) emergió como el sector

numérico y proporcionalmente más relevante en los procesos productivos que generaban la mayor parte de la riqueza.

Sin embargo, las condiciones de trabajo y de vida de este numeroso sector de la sociedad fueron muy duras y

desfavorables. Los bajos salarios y la ausencia total de protección incentivaron los primeros intentos de organización y

asociacionismo de los trabajadores en reclamo de una mejora de su situación.

El capitalismo como modo de producción se afianzó y consolidó. Las relaciones sociales que se desplegaban para

realizar las actividades de producción fueron las que vinculaban a los capitalistas con los trabajadores asalariados. La

administración y el gobierno de la sociedad y las instituciones asumieron las formas que eran más favorables al

desarrollo del capitalismo.

El crecimiento urbano

Con el desarrollo capitalista desde la zona rural aumento enormemente la cantidad de alimentos disponibles para el

consumo, lo que ocasiono un fuerte crecimiento poblacional. Al mismo tiempo, las transformaciones productivas en el

campo habían originado un proceso expulsivo por el cual muchísimos campesinos se vieron obligados a migrar y

Page 97: Manual 2do historia medieval y moderna

encontrar nuevas fuentes de sustento en los centros urbanos. Este proceso contribuyó al desarrollo de la urbanización.

En las ciudades de los países industrializados de Europa debido a la instalación de fábricas, se fue desplegando un

nuevo paisaje urbano, notablemente distinto del que existía antes del despegue industrial.

La aparición de enormes edificios con chimeneas humeantes otorgó un aspecto novedoso a la fisonomía urbana.

Alrededor de las fábricas se fueron formando barrios habitados por los nuevos trabajadores que acudían a las ciudades

en busca de empleo. El elevado número de obreros se concentraba en grandes ciudades que crecían sin ningún tipo de

planificación. Carentes de toda propiedad, los obreros o proletarios (no tenían otra posesión que sus hijos o prole)

debieron sobrevivir en condiciones muy duras, al mismo tiempo que contrastaban, con otras zonas donde se desplegaron

casonas y palacetes que eran las viviendas de los burgueses.

Los barrios obreros que se edificaron en las inmediaciones de las fábricas no tenían los recursos y los servicios

imprescindibles para permitir una vida digna. Carecían de cloacas, no contaban con provisión de agua potable ni había

un sistema de limpieza de las calles. No existía el concepto de espacio público. No había plazas, parques ni centros de

recreación o sitios de esparcimiento. Las viviendas eran inseguras, y la polución generada por las chimeneas

contaminaba el ambiente. Las míseras condiciones de vida de los trabajadores urbanos hicieron reaparecer epidemias de

enfermedades contagiosas como el cólera, el tifus y el paludismo

LA PERSECUCIÓN DE LOS VAGABUNDOS

Los trabajadores del campo expulsados por los cercamientos debieron soportar la persecución de las leyes de su época.

A los que quedaban sin trabajo se los trató de vagabundos y mendigos. Esta persecución fue frecuente entre los siglos

XV y XVIII no sólo en Inglaterra, sino también en otros países europeos, como Francia. Karl Marx, pensador alemán

del siglo XIX, afirmó: "La población rural, expropiada por la violencia, expulsada de sus tierras y reducida a

vagabundaje, fue obligada a someterse, mediante una legislación terrorista y a fuerza de latigazos, hierros candentes y

torturas, a la disciplina que necesitaba el nuevo sistema de trabajo asalariado."

Para evitar la mendicidad de los campesinos que habían perdido sus tierras y que estaban desempleados, el Gobierno

inglés estableció las leyes de pobres, que establecía que los vagabundos debían ser alojados en asilos, denominados

workhouses, en donde tenían que trabajar para ganarse la subsistencia. Los empresarios industriales llegaron a acuerdos

con esas instituciones y también con los orfanatos para que les proporcionaran obreros.

Las nuevas clases sociales

Con la Revolución Industrial se produjo un afianzamiento de la burguesía industrial y del proletariado como las clases

sociales más importantes de la nueva sociedad. La relación social de producción basada en el vínculo entre el capital y

el trabajo asalariado se instaló como el aspecto central del proceso productivo, en los Estados que dominaban el

escenario político internacional. Al mismo tiempo, la nobleza y el campesinado servil declinaron numéricamente, y su

peso en la sociedad pasó a ser mucho menos gravitante (influyente).

Como consecuencia del proceso de la Revolución Industrial, los trabajadores asalariados se multiplicaron. Ese sector se

hallaba conformado por todas aquellas personas que no tenían un medio propio de subsistencia (tierras o rentas) y que se

vinculaban a un capitalista durante una gran parte del día para trabajar a cambio de un salario. La mayor parte de estos

trabajadores eran artesanos empobrecidos o antiguos campesinos expulsados de sus tierras.

La burguesía industrial, por su parte, estaba conformada por aquellos integrantes de la sociedad que disponían de un

capital que invertían en la producción. Muchos provenían de actividades comerciales urbanas que volcaron parte de sus

Page 98: Manual 2do historia medieval y moderna

ganancias a las ocupaciones productivas. Este sector pasó a ocupar un lugar central en la estructura social. En muchos

casos, sus integrantes buscaron acomodarse o reubicarse entre los integrantes de la nobleza aristocrática. Sin embargo,

el tipo de sociedad que se fue conformando desde su intervención en la vida económica fue muy diferente al que

impulsaba la nobleza. Los burgueses, a diferencia de los nobles, siempre buscaban obtener ganancias a partir de sus

inversiones.

LOS OBREROS

La mano de obra

Las características tecnológicas aplicadas en la Revolución industrial hicieron que no sea necesario el empleo de mano

de obra especializada. Dado que la mayor parte de los trabajadores incorporados a la industria contaba con algún grado

de experiencia en el sistema de industria rural a domicilio, prácticamente no requerían entrenamiento para manejar las

nuevas máquinas.

Por lo general, los empresarios se inclinaron a contratar más mujeres y niños que a hombres adultos, pues al tener

manos más pequeñas, operaban las máquinas con mayor facilidad y además percibían salarios más bajos.

Por ejemplo, mientras que un trabajador adulto cobraba alrededor de siete chelines* por semana, los niños menores de

once años percibían apenas un chelín por el mismo período de trabajo. Y las mujeres cobraban un salario inferior al

recibido por los hombres aunque desempeñaran las mismas tareas. Los niños más pequeños eran empleados para retirar

los restos del algodón que caían debajo de las máquinas, una labor que, en muchos casos, provocaba accidentes, dado

que debía ejecutarse mientras aquellas aún estaban en funcionamiento.

Más allá de las diferencias salariales en relación con el sexo y la edad, incluso los salarios más altos eran muy bajos y

no alcanzaban para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores. Los dueños de las fábricas no los subían porque,

de esta manera, mantenían controlado uno de los costos que tenían en sus empresas y, a su vez, marcaban las diferencias

sociales con el conjunto de los trabajadores.

Para los trabajadores, la incorporación a la industria significó un duro esfuerzo de adaptación. Habituados a producir

según el ritmo de los ciclos de la naturaleza, ya que el tiempo de trabajo no lo ponía el sol sino que debieron

acostumbrarse a que su jornada laboral fuera fijada por el reloj de la fábrica. El uso de la iluminación a gas permitió

prolongarla hasta las quince o dieseis horas diarias. El cumplimiento exacto del horario laboral, apenas interrumpido por

una pausa para las comidas, era estrictamente supervisado por los capataces. Las penas por incumplimiento podían

consistir en multas, la suspensión sin paga, el descuento del salario y el despido. Además, los trabajadores debían

adaptarse al ritmo monótono y rutinario de las máquinas; la falta de sincronización en sus movimientos derivaba con

frecuencia en accidentes laborales.

Las condiciones de higiene y de ambiente en el interior de las fábricas eran muy precarias e insalubres; estas eran

lugares oscuros y mal ventilados, el aire estaba contaminado por las trizas del algodón, no se limpiaba y los ruidos

permanentes de las maquinas eran ensordecedores provocando una alta contaminación sonora. Esto era posible por la

ausencia de normas que mejoraran sus condiciones y protegieran sus derechos. Debido a las condiciones laborales, eran

muy frecuentes los accidentes de trabajo, pero no existían los controles, las sanciones o las reparaciones por los daños

que sufrían los obreros.

La organización del trabajo en las fábricas era disciplinada y rutinaria, y se imponían castigos muy severos en caso de

incumplimiento: la suspensión sin paga, el descuento del salario y el despido.

La condición del trabajador no mejoraba demasiado al salir de la fábrica: los barrios y las viviendas que ocupaban eran

Page 99: Manual 2do historia medieval y moderna

extremadamente insalubres. La ausencia de servicios públicos elementales en las calles y las casas sin ventilación

contribuyeron a la propagación de epidemias y enfermedades crónicas respiratorias y digestivas.

La resistencia de los trabajadores

Inicialmente, para sobrellevar las duras condiciones de trabajo y de vida a las que estaban sometidos, los trabajadores

formaron sociedades de ayuda mutua, que brindaban a sus miembros apoyo en caso de desempleo, enfermedad,

nacimientos o fallecimiento. Pero, la fuerte explotación a la que estaban sometidos los trabajadores en las fábricas,

sumada a la actitud represiva de las autoridades políticas, fortaleció la conciencia de un sector amplio del proletariado.

Muchos obreros se dieron cuenta de que el destino de cada uno de ellos estaba atado al de los demás y que debían actuar

conjuntamente para obtener mayores derechos y disminuir las condiciones adversas en las que trabajaban y vivían. Pero

pronto los empresarios temieron que esa solidaridad derivara en la rebelión de los obreros, por lo cual decidieron

prohibir todo tipo de asociación.

Paralelamente, los trabajadores protagonizaron una violenta reacción contra el uso excesivo de maquinaria en la

industria. Para incrementar la productividad, los empresarios se inclinaron por incorporar al proceso productivo

máquinas más sofisticadas que les permitían prescindir de numerosos empleados. El ataque a las máquinas era un golpe

directo a los intereses de los empresarios responsables de los padecimientos del proletariado. Ante el consiguiente

aumento de la desocupación, a partir de 1811, los trabajadores se abocaron a la destrucción de esas máquinas, dando

lugar al llamado "movimiento ludita", que tomó su nombre del mítico Ned Ludd, a quien se le atribuía la primera

destrucción de telares. Sus acciones culminaron hacia 1813, cuando sus principales líderes fueron ejecutados.

Pero a partir de 1830, se generalizó una nueva forma de organización, los sindicatos, destinada a defender los intereses

de los trabajadores. Los primeros sindicatos modernos en Inglaterra, llamados trade unions ("uniones de oficio"). Se

trataba de organizaciones que reunían a los obreros de un mismo oficio (tejedores, talabarteros, etc.). A diferencia del

ludismo, se trataba de un movimiento obrero organizado, que no cuestionaba la industrialización ni la producción fabril,

sino que buscaba el reconocimiento de derechos básicos para los trabajadores. Con esta nueva forma de asociación,

también surgieron nuevas formas de lucha, como la huelga, es decir, la suspensión colectiva del trabajo, fue un medio de

exigir aumentos de salario o mejoras en las condiciones laborales y de protestar contra despidos.

Unos años más tarde se desarrolló el cartismo, un vasto movimiento de trabajadores que, al menos en un comienzo, no

fue tan radicalizado en su lucha contra los empresarios como el movimiento ludista. La organización cartista planteó

demandas directamente al gobierno, con reivindicaciones concretas y profundas, como la reducción de la jornada

laboral, la legalización de los sindicatos y la prohibición del trabajo de los menores. Las demandas, presentadas a través

de cartas firmadas por millones de personas, fueron rechazadas por el Parlamento inglés; el movimiento fue reprimido y

los dirigentes del cartismo, encarcelados.

La experiencia del ludismo y el cartismo dio paso a la formación de las primeras organizaciones socialistas, lideradas

por Claude-Henri de Saint-Simon. Los integrantes de este grupo proponían modificar la organización económica a

través de reformas que permitieran un mejor nivel de vida de los trabajadores. El proyecto de Saint-Simon, o de Robert

Owen denominado socialismo utópico, pretendía lograr una mejor convivencia entre obreros y empresarios.

Unos años más adelante, el filósofo, economista y sociólogo alemán Karl Marx elaboraría, en su obra El capital, una

crítica muy aguda del funcionamiento del sistema capitalista, realizada mediante un método científico de análisis. Marx

llegaría a la conclusión de que los obreros debían organizarse a partir de un programa revolucionario que destruyera el

poder de la burguesía y permitiera a los obreros tomar el poder. El socialismo científico de Marx obtuvo, muchos

Page 100: Manual 2do historia medieval y moderna

seguidores y partidarios entre los obreros.

Otro sector se agrupo en el anarquismo en torno a los líderes Bakunin y Proudhon. Este sector político proponía la

destrucción del Estado y la expulsión de la burguesía del poder. Al mismo tiempo, planteaban, había que eliminar todas

las instituciones que eran útiles al poder de los sectores burgueses, como el ejército y la Iglesia, ya que a través de ellas

se reproducía un orden desigual e injusto para la mayor parte de la sociedad. La organización social debía basarse en la

cooperación y la solidaridad entre los hombres.

La burguesía

Los empresarios industriales constituyeron un sector particular de la sociedad, también conocido como burguesía o clase

media, dado que su posición social se ubicaba entre la aristocracia y los trabajadores.

Frente a la aristocracia, la clase media reivindicó el esfuerzo individual: los nobles heredaban su posición social

privilegiada; en cambio, los burgueses eran los hombres que se hacían a sí mismos y que, por su propio esfuerzo y

mérito individual, habían logrado un lugar en la sociedad. Para los burgueses, el ascenso desde un origen humilde hasta

posiciones destacadas en la sociedad era el resultado de una carrera en la cual se ponía en juego el talento de los

individuos.

Ejemplos característicos de estos hombres que crecían económicamente por su propio trabajo su capacidad de ahorro e

ingenio que, a partir del ahorro y la visión para los negocios, lograron convertirse en industriales prósperos. Pero

además de los negocios, existían otras "carreras abiertas al talento" que constituían vías alternativas de ascenso social.

Por medio de la educación, muchos burgueses procuraron para sus hijos las llamadas profesiones liberales (médicos,

notarios, abogados) gozaban de respeto en la sociedad y que daba la posibilidad de acceder a la política. En menor

medida, las artes brindaron posibilidades de movilidad social ascendente aunque algunas de sus ramas, como la

actuación, no tenían prestigio social. La carrera de las armas también fue importante, especialmente en el caso de

Francia.

Sin embargo, a pesar de las críticas que dirigían a la aristocracia, los burgueses buscaron asimilarse a ella, adoptando su

estilo de vida.

Para ello, imitaron sus costumbres características e intentaron frecuentar los mismos ámbitos de sociabilidad. Los

empresarios exitosos procuraban adquirir tierras, para transformarse en terratenientes. También buscaron vincularse con

las familias de la aristocracia estableciendo alianzas matrimoniales, generalmente entre sus hijos y los rangos más bajos

de la nobleza.

Frente a los trabajadores, la burguesia adoptó una actitud de superioridad social y moral, basada en la idea de la

respetabilidad. Condenó las costumbres de los trabajadores. Censuraban el uso que hacían del tiempo libre; su

inclinación por las fiestas, los juegos y los deportes violentos, como el boxeo; su consumo de alcohol y sus hábitos

sexuales y la prostitución, e intentó disciplinarlos y erradicar la mayoría de sus hábitos a través de escuelas para pobres

y la acción de sociedades filantrópicas.

En ese sentido, el pago de salarios muy bajos estuvo orientado no sólo a maximizar las ganancias de los burgueses, sino

también a reducir la posibilidad de que los obreros destinaran sus ingresos a fines ajenos a la mera subsistencia y a

retenerlos como mano de obra en las industrias. El mismo objetivo cumplía la estricta disciplina fabril.

Los valores de la burguesía: El utilitarismo

La burguesía industrial se caracterizaba por un conjunto de valores compartidos. El ahorro, la austeridad, el trabajo, el

Page 101: Manual 2do historia medieval y moderna

sacrificio y la autodisciplina eran considerados partes fundamentales del éxito material. Su conducta se ajustaba a estos

principios, que, en buena medida, derivaban del metodismo, una corriente del protestantismo inglés surgida en el siglo

xviii.

Asimismo, los burgueses exhibían un marcado pragmatismo. Eran esencialmente prácticos; valoraban lo concreto y lo

efectivo, y la experiencia antes que el conocimiento teórico. En esa actitud, se advierte la influencia del utilitarismo, una

corriente de ideas que priorizaba las acciones humanas conducentes a la obtención de resultados, juzgados por su

utilidad. Dentro de esa línea se encuadraban, por ejemplo, su inclinación por los aspectos funcionales antes que por la

estética a la hora de diseñar las ciudades, así como la búsqueda de altas ganancias a toda costa.

En ese sentido, la primera generación de empresarios industriales tendió a llevar un estilo de vida sencillo y austero, y,

en el plano de sus negocios, mantener los salarios bajos para reducir los costos,

EL CAPITALISMO

El capitalismo surgió luego de una sucesión de profundos cambios sociales y económicos que se produjeron no sólo en

las ciudades, sino también en el campo. A partir de la Revolución Industrial, el trabajo asalariado se difundió en las

ciudades y también en las zonas rurales, donde el trabajo de los siervos fue desapareciendo. El capitalismo fue una

nueva forma de organización económico-social que dio origen a una nueva organización del trabajo, el trabajo fabril, y a

un nuevo tipo de trabajador, el obrero industrial.

El capitalismo también originó el enfrentamiento entre dos clases sociales:

la burguesía, propietaria de todos los medios necesarios para la producción, como las industrias, la tierra, las

herramientas;

los obreros, trabajadores sin tierras ni herramientas con los que producir bienes para satisfacer sus necesidades básicas.

Para poder subsistir, estos trabajadores comenzaron a vender su fuerza de trabajo. En las fábricas de la burguesía

recibían un salario —un pago en dinero— a cambio de su trabajo.

Durante el siglo XIX fue cada vez más evidente que, mientras una parte de la burguesía acumulaba cada vez más

riqueza, la mayoría de los obreros y sus familias vivían en la miseria. La explicación de esta diferencia se encuentra en

el funcionamiento del capitalismo como forma de organizar la producción de mercaderías. Los obreros, con su trabajo,

producían más de lo que necesitaban para su subsistencia, pero los burgueses les pagaban lo menos que podían, lo cual a

veces no alcanzaba para subsistir. Esta diferencia originaba una ganancia cuyo control estaba en manos de los

burgueses.

La obtención de ganancias es el motor del capitalismo, ya que una parte de las ganancias se destina a mantener la

producción en marcha, para luego obtener nuevas ganancias. La parte de las ganancias que no se invierte en la

producción, puede acumularse y originar nuevas riquezas.

LA RIQUEZA SEGÚN LAS DIFERENTES ESCUELAS ECONÓMICAS

Para Adam Smith (1723-1790), un representante de la escuela económica clásica, la diferencia de riqueza entre los

hombres se explicaba por el funcionamiento de la economía capitalista según un orden natural. Cada uno de los grupos

sociales —trabajadores y capitalistas— que intervenía en la producción de mercaderías recibía un ingreso en dinero

como retribución por su participación en esa actividad económica. Para Smith, el capital era el factor de producción más

importante, porque con él se compraban los otros factores necesarios para producir mercaderías. Por esto, a él le parecía

natural que el capitalista obtuviera un ingreso mayor que el de los trabajadores. autor del Ensayo sobre la naturaleza y

Page 102: Manual 2do historia medieval y moderna

las causas de la riqueza de las naciones, publicado en 1776. De su observación y análisis de la actividad económica,

dedujo la existencia de un conjunto de leyes que determinaban su funcionamiento.

La primera ley sostenía que los empresarios se guiaban por el interés egoísta de obtener ganancias, un afán que se

armonizaba con el bien común por acción de la "mano invisible" del mercado. La segunda ley era la de la competencia,

contraria al monopolio. La tercera -la ley de la oferta y la demanda- sostenía que estos factores regulaban los precios de

las mercancías y los salarios de los trabajadores.

El británico David Ricardo (1772-1823) también contribuyó con sus reflexiones al desarrollo de la economía clásica,

especialmente a partir de su obra Principios de economía política y tributación, publicada en 1817.

Allí formuló la teoría del valor del trabajo, según la cual el valor de los productos se repartía desigualmente entre el

salario del trabajador y las ganancias del empresario, cuyos intereses eran antagónicos. En ese sentido, las mercancías

contenían más trabajo que salario efectivamente percibido, puesto que los precios del trabajo solían ubicarse en un

mínimo cercano a la subsistencia (la llamada "ley de hierro del salario").

Otra faceta de la doctrina de Adam Smith que Ricardo desarrolló fue la idea de la división del trabajo en el ámbito

internacional. Según Ricardo, los países poseían ventajas comparativas, es decir, podían producir determinados bienes

de manera más eficiente que otros, por ejemplo, debido al clima o a la abundancia de ciertos recursos naturales. Por esa

razón, debían explotar esas ventajas en el mercado, dedicándose a producir esos bienes y a comprar a otras naciones los

que no producían. De este modo, se oponía a las políticas proteccionistas, que buscaban resguardar la producción local.

En su lugar, promovía la inexistencia de trabas al comercio internacional.

Ambos pensadores pertenecen a la escuela económica denomina “clásica”, esta sostuvo que el Estado no debía

inmiscuirse en la economía, regida por sus propias leyes de funcionamiento. Desde su perspectiva, el Estado debía

ocuparse de la defensa y la representación del país ante otras naciones, de garantizar la justicia. El Estado solo debía

proporcionar servicios que no fueran rentables para los inversores privados, como la educación. Principal idea de los

liberales.

La idea del valor-trabajo, fue tomada por Karl Marx (1818-1883), quien analizo el capitalismo, y se preguntó por qué si

el trabajo era el factor que creaba riqueza, los trabajadores no se enriquecían. Marx pensaba que esto se debía a que los

propietarios de los medios de producción se apropiaban de la riqueza creada por los trabajadores.

La diferencia entre el trabajo realizado y el salario recibido constituía la plusvalía, que era apropiada por el empresario

como ganancia.

a LA LUZ DE LAS FUENTES

Documentos sobre la vida de los obreros

Los obreros industriales que trabajaron en las fábricas surgidas durante la Revolución Industrial atravesaron duras

condiciones de trabajo y de vida. A través de los siguientes testimonios pueden apreciarse las condiciones en que vivían

los obreros y sus familias, en el contexto de la Revolución Industrial.

LA CARA OCULTA DEL PROGRESO

Gustave Doré fue un destacado artista francés que vivió durante el siglo XIX, en pleno contexto de la Revolución

Industrial. Obtuvo su medio de vida mediante la realización de grabados e ilustraciones de libros. Contratado por

editoriales inglesas, atravesó el Canal de la Mancha y residió un tiempo importante en Londres. Allí se ocupó de

reflejar, en una serie de grabados, situaciones que formaban parte de la realidad social de la época.

Mientras se abrían fábricas y se aplicaban los modernos avances científicos y técnicos a la producción, varios

Page 103: Manual 2do historia medieval y moderna

empresarios pudieron realizar enormes fortunas. Sin embargo, en las calles de las grandes ciudades como Londres,

muchísimas personas que integraban los sectores populares padecían una vida llena de privaciones.

Grabado de Doré en el que se muestra una calle en Londres. Allí pueden verse incontables niños vestidos con harapos.

LA ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO

El siguiente reglamento de una industria alemana permite observar las condiciones en que trabajaban muchos obreros

durante el contexto de la Revolución Industrial. La disciplina y el control formaban parte de la rutina diaria en las

fábricas de los países industrializados.

La jomada normal de trabajo comienza en todas las estaciones exactamente a las seis de la mañana y termina,

incluyendo media hora para el desayuno, una hora para el almuerzo y media hora para el té, a las siete de la tarde, y

deberá cumplirse estrictamente. [...] Los trabajadores que lleguen dos minutos tarde perderán media hora de su salario.

Está prohibida cualquier conversación con los compañeros de trabajo; si algún trabajador necesita información acerca de

su trabajo, debe dirigirse al supervisor o al compañero de trabajo designado para tal propósito.

No hace falta decir que los supervisores y oficiales de la empresa deberán ser obedecidos sin discusión y tratados con la

debida deferencia. La desobediencia será castigada con el despido. Todo trabajador está obligado a reportar a sus

superiores cualquier acto de deshonestidad o malversación parparte de su compañero de trabajo.

Reglamento de trabajo de la fábrica de la Royal Overseas Trading Company. Berlín, 1844.

LAS CONDICIONES DE TRABAJO

En el siguiente análisis de un informe del Ministerio de Salud Pública de Inglaterra, se puede observar el nivel de

explotación al que estaban sometidas muchas mujeres que trabajaban en la industria textil. También puede analizarse la

explotación que existía en el sistema de las industrias a domicilio. Por último, a mirada desde la medicina permite

comprender que varias enfermedades padecidas por la población eran el resultado de las pésimas condiciones de trabajo.

El doctor Letheby, médico de apelación del Board of Health (Ministerio de Salud Pública), declaró entonces: "Para un

adulto, el mínimo de aire que debería haber en un dormitorio es de 300 pies cúbicos, y en un cuarto de estar, de 500". El

doctor Richardson, médico jefe en uno de los hospitales londinenses, declaró: "las costureras de todo tipo, entre ellas las

sombrereras, modistas y costureras ordinarias, padecen de tres males: trabajo excesivo, falta de aire y comida deficiente

o digestión deficiente. [...] En lo esencial, este tipo de trabajo [...] se adapta infinitamente mejor a las mujeres que a los

hombres. Pero la desgracia de la industria, especialmente en la metrópoli, es que está monopolizada por unos 26

capitalistas que, aprovechándose de las ventajas que derivan del capital, arrancan economía del trabajo. Su poder se hace

sentir en todo el dominio de esta clase de trabajadoras. Si una modista consigue una reducida clientela, la competencia

la obliga, para conservarla, a matarse en su casa trabajando, y necesariamente tiene que infligir el mismo trabajo

excesivo a sus ayudantas. Si fracasa o no puede establecerse por su cuenta, habrá de dirigirse a un establecimiento en el

que no trabajará menos, pero tendrá segura la paga. En esa colocación se vuelve una verdadera esclava, llevada aquí y

allá por el oleaje de la sociedad; ora en su casa, pasando hambre o poco menos en un cuartucho; ora nuevamente

ocupada 15, 16 y hasta 18 de las 24 horas del día en una atmósfera difícilmente tolerable y con una comida que, aun si

es buena, no puede digerirse por la falta de aire puro. La tisis, que es simplemente una enfermedad causada por el aire

viciado, se nutre de esas víctimas.

Informe médico, 18 de julio de 1863. Citado por Karl Marx, El capital, tomo I.

Page 104: Manual 2do historia medieval y moderna

Causas de la Revolución Industrial

Tipo de

causa

Modo en que resultó determinante

Crisis del régimen

monárquico inglés en el

siglo XVII

Política Permitió la instalación de un gobierno

favorable a los intereses de la burguesía

británica.

Cercamientos de tierras Económica Habilitaron la posibilidad de racionalizar y

hacer más eficiente la producción

agropecuaria. Además, impulsaron la

liberación de siervos.

Liberación de siervos Económica y

social

Amplió la población disponible para

incorporarse como obreros en las fábricas.

Expansión de tos mercados

exteriores

Política y

económica

Favoreció los intereses de los empresarios

que necesitaban colocar su producción en

nuevos mercados.

Crisis religiosa del

cristianismo

Cultural Transformó la conciencia de muchas

personas a partir de nuevos principios

religiosos que ponían menos trabas

espirituales para los negocios.

Difusión del trabajo

asalariado

Económica Brindó a los empresarios capitalistas la

posibilidad de obtener el tipo de mano de

obra necesaria para las industrias.

Expansión del trabajo en las

industrias

Económica El sistema de industria a domicilio permitió

a muchos empresarios ampliar su capital

Desarrollo científico-técnico Económica y

cultural

Otorgó a los empresarios las herramientas y

las maquinarias necesarias para el despegue

industrial

Las nuevas ideas del siglo XVIII : LA ILUSTRACIÓN

A lo largo del siglo XVIII se desarrolló la Ilustración, un proceso cultural de gran trascendencia. Las obras de escritores,

filósofos y pensadores cuestionaron casi todas las certezas en las que se había basado el pensamiento de la sociedad

occidental desde hacía varios siglos. Las nuevas ideas dieron un fuerte impulso para que se concretaran profundos

cambios sociales, económicos y políticos.

NUEVAS IDEAS SOBRE LA NATURALEZA Y LA Sociedad

A lo largo del siglo XVIII se desarrolló la Ilustración, también llamado el iluminismo, movimiento cultural de gran

trascendencia. Las obras de escritores, filósofos y pensadores cuestionaron casi todas las certezas en las que se había

Page 105: Manual 2do historia medieval y moderna

basado el pensamiento occidental desde la Edad media, y retomo ideas del renacimiento. Las nuevas ideas dieron un

fuerte impulso para que se concretaran profundos cambios sociales, económicos y políticos.

Los pensadores iluministas

Las ideas liberales habían comenzado a desarrollarse mucho antes del Siglo de las Luces. En Inglaterra, los teóricos y

pensadores que inspiraron a los rebeldes parlamentarios habían impulsado ideas basadas en las libertades políticas de los

individuos frente al poder de la monarquía. El liberalismo político se consolidó como una teoría que confrontó con el

absolutismo, régimen político acusado de cercenar las libertades individuales. Durante el siglo XVIII, algunos filósofos

y escritores desplegaron un renovado campo de ideas y reflexiones dentro del pensamiento liberal. Más allá de las

diferencias que existieron entre estos autores, todos coincidían en la concepción de la sociedad como resultado de la

acción de los hombres, y no como emanación de la voluntad divina.

La ruptura con el pensamiento de la sociedad feudal, muy influenciado por la doctrina de la Iglesia, había dado lugar a

una visión del mundo distinta, en la que el hombre pasaba a ser el centro de atención (antropocentrismo). Los hombres y

el mundo natural eran objeto de reflexión y podían ser entendidos como algo más que parte de un plan divino. A este

antropocentrismo, propio del humanismo renacentista, se le agregó, en el siglo XVII, el pensamiento del filósofo francés

Rene Descartes. Para este pensador el hombre era capaz de conocer la verdad por medio del razonamiento. Este

racionalismo de Descartes también fue una de las bases del pensamiento ilustrado del siglo XVIII.

La nueva mirada del mundo

La Ilustración no surgió de la nada: las raíces del pensamiento ilustrado deben buscarse en el Renacimiento. Y si bien

afectó todas las ramas del conocimiento la filosofía, la religión, la economía, la ciencia, la técnica, el arte, fue

particularmente importante en sus reflexiones acerca de la sociedad y la política.

Los principales representantes de la Ilustración fueron los filósofos y, al igual que sus pares renacentistas, cultivaron

diversas disciplinas científicas y artísticas. Aunque se trató de un movimiento cultural heterogéneo, sus referentes

compartieron ciertos valores básicos. El central fue la exaltación de la razón: el nombre mismo del movimiento procedía

de su objetivo de iluminar con ella a una sociedad que, a su juicio, estaba sumida oscuridad cultural, en las tinieblas de

la ignorancia de las concepciones medievales debido a la imposición de las ideas de la Iglesia y fomentar su instrucción

establecimiento de leyes racionales. Si el hombre podía conocer las leyes que dominaban a la naturaleza, también podría

descubrir aquellas que regían la sociedad y, en consecuencia, aspirar a perfeccionarla. Para enfrentar al pensamiento

tradicional, los iluministas desarrollaron un espíritu crítico: no aceptaban nada como verdadero sin antes someterlo al

examen de la razón.

LA ILUSTRACIÓN Y LA BURGUESÍA

Aunque las ideas de la Ilustración se gestaron a partir de los cambios producidos durante el Renacimiento, el impacto

transformador recién se produjo en el XVIII. ¿Qué fue lo que "retrasó" la difusión de estas ideas? Una explicación

puede buscarse en las características de la sociedad europea de la época. Recién en el siglo XVIII se formó en algunos

países de Europa una burguesía capaz de llevar adelante estas ideas. El crecimiento de la burguesía estuvo acompañado

por una profunda renovación de las ideas políticas y económicas, así como de nuevas técnicas y teorías científicas. El

Siglo de las Luces significó para la burguesía la posibilidad de confiar no sólo en su capacidad para comprender el

mundo racionalmente, sino también para transformarlo de acuerdo con sus necesidades e intereses. Los pensadores del

Page 106: Manual 2do historia medieval y moderna

siglo XVIII le dieron a la burguesía las armas intelectuales con las que enfrentó al orden feudal. Desde entonces, la

sociedad pudo ser pensada como un producto de la acción de los hombres, sin estar sujeta a leyes divinas.

La sociedad y la política

Los pensadores ilustrados se ocuparon de los más diversos temas, en especial de problemas y cuestiones sociales. El

gobierno, el Estado y la economía fueron algunas de las temáticas centrales sobre las que reflexionaron esos

intelectuales.

En gran medida, estos pensadores cuestionaron las teorías vigentes desde la Edad Media, que fundaban el origen de la

soberanía y el poder político en Dios, y atribuían al rey un poder casi absoluto e incuestionable, pues el monarca había

sido designado por Dios para asumir ese rol. Los escritores iluministas negaron el carácter divino de cualquier rol

político, criticaron profundamente la monarquía absoluta y establecieron la necesidad de organizar una sociedad basada

en la igualdad política de los ciudadanos.

En ese sentido, auspició una fundamentación laica del poder político, que se expresó principalmente en el

contractualismo.

Uno de los mayores exponentes de esta idea fue jean-Jacques Rousseau, autor de El contrato social en 1762. Allí

afirmaba que los individuos se encontraban inicialmente en un estado de naturaleza, caracterizado por la igualdad, la

libertad y la inexistencia de una autoridad superior a ellos. Pero los conflictos entre los individuos los llevaban a

establecer un pacto o contrato social, y a resignar algunos de sus derechos en beneficio del interés general. Desde su

perspectiva, la soberanía residía en el pueblo y no en un monarca elegido por Dios.

Sin embargo, al crecer la población y hacerse más complejas las relaciones interpersonales, se creó una organización

representativa, el Estado, en la que el pueblo delega voluntariamente su poder, estableciendo un pacto o contrato social

que todos los ciudadanos deben aceptar para poder vivir en sociedad. Los gobiernos despóticos son aquellos que abusan

de ese pacto, utilizando el poder que les delegó el pueblo en contra de esa misma sociedad; esos gobiernos son

contrarios a la razón y a la naturaleza. Estas ideas de Rousseau fueron inspiradoras de los cambios que se sucederían

posteriormente en Francia.

Otros filósofos, como el barón de Montesquieu, defendían, en cambio, la posibilidad de la representación, es decir, la

delegación de la soberanía popular en representantes. El objetivo de esta propuesta teórica era el de salvaguardar la

libertad del individuo. Es decir, si el poder no estaba concentrado sino subdividido, y cada uno tenía funciones y límites

claros, nadie podría avasallar a los habitantes o ciudadanos.

En su obra más importante, El espíritu de las leyes, escrita en 1748, Montesquieu, propuso la separación de los tres

poderes del Estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Su intención era que ninguno concentrara todo el poder y

que cada uno ejerciera un control sobre los demás, a fin de evitaba la arbitrariedad, el despotismo y abusos.

Montesquieu fue un defensor de las libertades individuales frente al Estado pero consideraba negativa la participación

del pueblo en el gobierno. En lugar del absolutismo, se inclinaba por una monarquía parlamentaria similar a la vigente

en Inglaterra desde 1688.

Voltaire, un exponente del liberalismo

Uno de los escritores filósofos más destacados y representativos del liberalismo fue Voltaire. desarrollo un importante

pensamiento político. Sus ideas liberales y antiabsolutistas lo convirtieron en un blanco de la persecución estatal. Por

eso, estuvo encarcelado durante más de un año en la Bastilla, una prisión que era símbolo del poder absolutista en

Page 107: Manual 2do historia medieval y moderna

Francia.

Luego de ser liberado, Voltaire decidió exiliarse en Inglaterra. Allí, en ese Estado que se organizaba políticamente como

una monarquía parlamentaria y que reafirmaba la libertad de culto, el pensador halló un modelo inspirador para sus

ideas. Leyó y admiró a John Locke, y luego recrudeció sus críticas, basadas en argumentos racionales, contra el

absolutismo de su patria.

Con un estilo muy ingenioso, que recurría a la ironía para cautivar al lector, Voltaire argumentó a favor de las libertades

civiles y políticas de los individuos. Además de ser leído en París y en las principales ciudades francesas, la fama de

Voltaire se extendió por distintos centros urbanos de toda Europa

La naturaleza y la divinidad

Desde el siglo xv, las esferas de lo natural y de lo sobrenatural comenzaron a delimitarse. Esta diferenciación concluyó

en el siglo xvII con la aparición de la ciencia moderna.

Los filósofos ilustrados eran herederos del pensamiento racionalista y científico del siglo xvII. En consecuencia,

reivindicaban la ciencia como la herramienta útil para desentrañar las leyes que regían la naturaleza. A diferencia de la

concepción tradicional de la realidad -que sostenía que esta solo podía conocerse por medio de la revelación divina,

manifestada en la Biblia-, los hombres de la Ilustración postularon el uso de la razón a través de la observación y de la

experimentación como vías para acceder a ese conocimiento.

Pero ello no implicaba la negación de la existencia de Dios. Por lo general, los filósofos eran partidarios del deísmo, una

doctrina que consideraba que el universo había sido creado por Dios, pero que, luego de ese acto, este no intervenía más

en su funcionamiento. De ello derivaba que los individuos eran, en los hechos, los protagonistas de su propio destino. Al

postular ese alejamiento de Dios, el deísmo también se distanció de la búsqueda de la trascendencia religiosa e incentivó

el afán de lograr la felicidad terrenal como objetivo último de las acciones humanas.

La economía europea en el siglo XVIII

Anteriormente la mayoría de los gobiernos aplicaba medidas mercantilistas. El mercantilismo era una doctrina

económica que buscaba proteger las finanzas y las producciones internas mediante medidas aduaneras "proteccionistas",

como el cobro de impuestos a la importación, lo que aumentaba los precios de los productos extranjeros, beneficiando a

los productores locales y facilitando la instalación de industrias y astilleros en el territorio nacional. El principio básico

del mercantilismo consistía en pensar que un Estado que acumulara mayor volumen de metales preciosos se

posicionaría mejor en la economía internacional. Para ello había que exportar más de lo que se importaba, y contar con

mercados coloniales que permitieran lograr una balanza comercial favorable y obtener más metales preciosos para

atesorar. Uno de los exponentes principales de esta concepción fue Jean-Baptiste Colbert, (1619-1683), superintendente

de Hacienda y ministro del Interior de Luis XIV.

Desde el punto de vista económico, uno de los desarrollos del pensamiento ilustrado consistió en la elaboración de una

nueva teoría, contraria al mercantilismo: la fisiocracia (término que significa "gobierno de la naturaleza"). Entre los

principales exponentes de esta doctrina se destacó Francois Quesnay. Para los fisiócratas, la riqueza residía en la tierra,

cuya explotación racional permitía producir un número creciente e ilimitado de bienes; de ahí el nombre de esta escuela

económica, que precisamente significa "el poder de la naturaleza". Puesto que exaltaban la agricultura como la actividad

la única actividad económica capaz de generar riqueza, los fisiócratas consideraron a las manufacturas y al comercio

actividades improductivas.

Page 108: Manual 2do historia medieval y moderna

Dado que, a su criterio, la economía estaba regida por leyes naturales, se opusieron a la intervención del Estado en la

vida económica y fueron partidarios de la libertad comercial y de producción. El Estado, en ese esquema de

comprensión de los fenómenos económicos, debía limitarse a mejorar las comunicaciones y a realizar obras públicas.

Quesnay acuñó la famosa frase Laissez faire, laissez passer ("dejad hacer, dejad pasar"), que significaba "dejad hacer a

los hombres, dejad pasar las mercancías", una frase que luego sería retomada por el liberalismo económico.

Si bien, esta teoría fue superada rápidamente, sirvió para dar paso al liberalismo de Adam Smith, un economista escocés

de importancia central en la historia del pensamiento económico. Influido fuertemente por David Hume y por el propio

Quesnay, de quien tomó la idea del laissez faire, tomo la idea de la libertad de comercio.

Por eso, Smith es considerado el gran impulsor del liberalismo económico. En su principal obra, Ensayo sobre la riqueza

de las naciones, expuso su pensamiento más profundo, en el que marcó una diferencia con los fisiócratas que lo

inspiraron. Para Smith (y para los teóricos liberales posteriores), la fuente de la riqueza no reside en la tierra y la

agricultura, como pretendían los fisiócratas, sino en el trabajo humano. Esta afirmación establecía que la verdadera

actividad generadora de valor se halla en las industrias, y no en el campo. Mediante la producción industrial, la sociedad

alcanzaría un desarrollo superior. Por esa razón, la teoría liberal pasó a ser la base ideológica de la burguesía británica,

pues sustentaba el proceso de la Revolución Industrial, facilitando su expansión.

La difusión de la Ilustración

Los protagonistas del proceso de la Ilustración fueron pensadores, filósofos, escritores, artistas, letrados. Todos estos

intelectuales, a lo largo del siglo XVIII, encontraron diversos canales de participación y difusión de sus ideas. Si bien la

Ilustración tuvo antecedentes en el pensamiento científico inglés del siglo xvII, su centro fue Francia y, sobre todo, París

durante el siglo xvIII, en el marco del absolutismo, el francés se convirtió en la lengua cultural por excelencia. En ese

idioma se escribieron y publicaron la mayoría de las obras del iluminismo. A su vez, París se convirtió en el punto de

encuentro de los intelectuales y en el centro de la cultura letrada de la civilización occidental, aunque el fenómeno de la

Ilustración no fue exclusivamente francés. Porque hubo pensadores como Locke ingles, Rousseau que era suizo, Kant

prusiano, Jovellanos español, etc.

En una sociedad en la que no existía Internet, las computadoras, la televisión ni la radio, había sin embargo otros canales

para divulgar y dar a conocer ideas, obras y pensamientos. Además de los libros, que circulaban con cada vez más y

alcanzaban un público amplio desde el desarrollo de la imprenta, existieron otros medios de difusión. Los pensadores

ilustrados se reunían en cafés, tertulias, salones, clubes, academias y logias y les dieron gran importancia a estos

encuentros.

La prensa gráfica también jugó un papel muy importante. Durante el siglo XVIII aparecieron periódicos sobre diversos

asuntos: política, moral, literatura, ciencias. También se publicaron hojas de anuncios y revistas. Sin embargo, la

principal obra donde buscaba difundirse fue la enciclopedia.

La Enciclopedia fue una obra monumental que pretendió sintetizar, sistematizar y poner a disposición del público lector

los saberes acumulados y actualizados producidos hasta entonces en todas las ramas del conocimiento. Inspirada en

proyectos similares de menor envergadura o destino frustrado, tras su publicación se convirtió en un símbolo

fundamental del Siglo de las Luces.

Su propósito era difundir conocimientos técnicos concretos, transmitir los conocimientos a todos los miembros de la

sociedad, aunque en sus comienzos era, debido a su precio, un artículo de lujo, al alcance de una minoría. Dirigida por

Denis Diderot y Jean le Rond D'Alembert, se editó entre 1751 y 1772 y escribieron en ella figuras de la talla de Adam

Page 109: Manual 2do historia medieval y moderna

Smith, Jean Jacques Rousseau, Voltaire y Montesquieu, entre muchos otros.

Impacto del Ilumínismo en la educación

Para los ilustrados, la educación era e principal instrumento para el desarrollo de las capacidades de las personas. Si la

razón era el medio a través del cual debían abordarse los fenómenos de la cultura y de la naturaleza, eso debía

necesariamente traducirse en la educación, de dos maneras. Por una parte, debía impulsarse una reforma racional de la

enseñanza a partir de un sistema educativo organizado; por otro lado, la razón debía estar presente en los contenidos y

los objetivos de la enseñanza impartida, en todos sus niveles.

La idea del combate a los privilegios, propia de muchos intelectuales de ese período, tuvo también su expresión en los

proyectos y las reflexiones sobre la educación. Aparecieron, en esos años, propuestas para extender los beneficios de la

educación a sectores más amplios de la sociedad, ajenos a la nobleza aristocrática.

En diversos escritos, Rousseau expresó su defensa de una escuela para el pueblo y dirigida por expertos que ejecutaran y

transmitieran procedimientos científicos de análisis de la realidad y de enseñanza.

Impacto del Iluminismo en las artes

Los artistas se ocuparon de la idea de la civilización que, iluminada por la razón, se alejaba y se oponía a los estadios

naturales y primitivos del ser humano.

En la literatura, la clásica novela Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, es un ejemplo de estas reflexiones acerca de la

civilización y la naturaleza. Es la historia de cómo un inglés, náufrago en una isla desierta, lleva en sí mismo la

"civilización", y puede reproducirla aun en un contexto "salvaje". En música se destacó Wolfgang Amadeus Mozart,

cuyas exuberantes sinfonías marcaron uno de los puntos más altos de la orquestación polifónica. En su ópera La flauta

mágica, el protagonista, Tamino, escapaba del maligno influjo de la Reina de la Noche y, tras pasar algunas pruebas,

conseguía el amor de la bella Pamina y la aceptación de su padre, el luminoso Sarastro, rey del Sol y de la Razón.

El despotismo Ilustrado

La influencia del pensamiento ilustrado se hizo sentir en las cortes reales de Europa. Distintos monarcas tomaron

algunas de estas ideas para introducir reformas en la administración, la economía y la educación de sus reinos. Sin

embargo, se trataba de reyes absolutistas, que de ninguna manera aceptaban resignar o disminuir su autoridad, por lo

que no adoptaron los planteos políticos de la Ilustración, que cuestionaban ese poder absoluto y sostenían que la

soberanía emanaba del pueblo y no de Dios. Surgió así el llamado despotismo ilustrado, una práctica política de las

monarquías que, si bien invocaban criterios racionales y las ideas de progreso y de "felicidad del pueblo” para gobernar

sus estados, mantenían el poder absoluto, despótico. La frase que caracteriza al despotismo es "todo para el pueblo, pero

sin el pueblo”.

Los exponentes más característicos del despotismo ilustrado fueron María Teresa y José II de Austria, Federico II de

Prusia, Catalina II de Rusia y Carlos III de España. Todos ellos introdujeron cambios en la administración pública, la

economía y la educación en sus reinos. En España fue muy importantes para reorganizar el territorio americano, basado

en la ilustración, realización una serie de reformas conocidas como reformas borbónicas, por la dinastía reinante.

En la administración, el despotismo ilustrado reorganizó la burocracia estatal para hacerla más racional y eficiente, pero

con la finalidad de reforzar el poder central de la monarquía. En la economía, los déspotas ilustrados promovieron las

mejoras agrícolas, la manufactura y el comercio, convencidos de que esto fomentaba el progreso y el enriquecimiento

Page 110: Manual 2do historia medieval y moderna

del reino. Desde el punto de vista educativo, crearon institutos de enseñanza e investigación, como numerosas escuelas

y academias de ciencias, a la vez que financiaron a científicos ilustrados.

Las ideas de la Ilustración

Ideas e influencia de la

Ilustración

Principales representantes

Economía Reflexiones sobre la fuente

de las riquezas. Búsqueda de

leyes sobre los fenómenos

de la producción y el

comercio

Francois Quesnay, Adam

Srnith

Política Desarrollo del liberalismo.

Cuestionamientos hacia el

absolutismo.

Teoría de la separación de

los poderes del Estado y

de la soberanía popular

Montesquieu, Jean Jacques

Rousseau

Religion Cuestionamiento de los

dogmas y las explicaciones

irracionales. Propuestas de

tolerancia y libertad de

cultos

Rousseau, Voltaire,

D'Holbach

Educación Propuestas de organización

de un sistema basado en la

razón y atento a las

inquietudes del niño.

Inclusión de sectores

postergados en la enseñanza

Rousseau.

Artes y ciencias Creación de obras que

abordan los problemas de la

civilización y la naturaleza.

Impulso a las actividades

científicas y difusión de

saberes científicos.

Fundación de academias.

Daniel Defoe, Wolfgang

Amadeus Mozart, Diderot,

D'Alembert

La Revolución Francesa

La Revolución Francesa fue el cambio político social y cultural más importante que se produjo en Europa a fines del

siglo XVIII. No fue sólo importante para Francia sino también para muchos otros países de Europa y de América, en los

que se desataron conflictos sociales y políticos similares. Tuvo una importancia decisiva porque significó el triunfo de la

Page 111: Manual 2do historia medieval y moderna

burguesía francesa sobre la nobleza y, como consecuencia de ello, permitió terminar con el sistema Feudal en casi toda

Europa. También significó el triunfo de los ideales liberales, cuyos precursores habían sido los pensadores de la

Ilustración. Terminó con el Antiguo Régimen y la monarquía absoluta. Cuestionó la existencia de una sociedad dividida

en privilegiados y no privilegiados, oponiéndole la nueva idea de la igualdad.

Una revolución política generalmente es un cambio brusco y violento. Pero esto no quiere decir que la Revolución

Francesa se produjo sólo en un momento. Se trató de un proceso histórico cuyos orígenes se remontan a algunos años

antes de 1789, cuando comenzó a notarse que el antiguo régimen atravesaba una fuerte crisis. El ciclo revolucionario

concluyó hacia 1814, cuando los partidarios del absolutismo derrotaron a Napoleón y restablecieron la monarquía.

En ese período de más de veinticinco años fueron frecuentes los conflictos, las marchas y contramarchas, los momentos

de triunfo del movimiento revolucionario y los de avance de las fuerzas más conservadoras. Por eso es que sólo después

de varios años de revolución pudo observarse la verdadera dimensión de las transformaciones ocurridas en Francia, en

el resto de Europa y en América. La Revolución llevó a la práctica el pensamiento político y social de la Ilustración. Por

sus ideas y acciones, fue tomada como modelo por las diferentes revoluciones que se sucedieron durante la primera

mitad del siglo XIX. Marcó el inicio de una etapa en la que muchos Estados se organizaron a partir de un marco legal

que favoreció el predominio de la burguesía en distintos lugares del mundo occidental. Abriendo paso a la configuración

de una sociedad que, en gran medida, subsiste en la actualidad.

Para facilitar la comprensión del proceso revolucionario lo estudiaremos en tres etapas, tomando en cuenta el sector de

la sociedad que predominó en cada momento y los cambios políticos que cada sector logró imponer.

LA PRIMERA ETAPA: EL TRIUNFO DE LA ALTA BURGUESÍA (1789-1791)

La crisis del antiguo régimen y la reacción feudal

Francia se hallaba bajo el dominio de una monarquía absolutista. El poder del rey y de la nobleza eran la base del

antiguo régimen. Pero detrás de su aparente fortaleza y solidez, el antiguo régimen ocultaba una precaria situación

económica.

En 1787, la sociedad francesa fue afectada por una seria crisis económica, como consecuencia de malas cosechas que

encarecieron los precios de los alimentos básicos y crearon un fuerte descontento entre la población del campo y la

ciudad. A esta profunda crisis, se sumaban los impuestos que debían pagar los sectores menos privilegiados y que

beneficiaban a los más privilegiados, impuestos para el mantenimiento de un Estado absolutista, con su elevado número

de funcionarios, un ejército permanente y una corte que vivía rodeada de lujos era solventado por una fuerte recaudación

de impuestos

El Estado francés, gobernado por el rey Luís XVI desde 1774, estaba muy endeudado. Esa situación se debía, en parte, a

los gastos militares propios de un Estado centralizado y, más específicamente, a la contribución de Francia a las luchas

por la independencia de los Estados Unidos, con el fin de debilitar a Inglaterra, su rival tradicional. También, se lo

atribuyó a los gastos de la Corte de Versalles.

Ante la crisis, Los ministros de Hacienda de Luis XIV intentaron introducir algunas reformas para aliviar la crisis

financiera y que el Estado obtuviera más ingresos. La principal medida consistió en terminar con el privilegio de no

pagar impuestos que tenía la nobleza, lo que generó una fuerte oposición por parte de los sectores privilegiados.

Hacia 1787, enfrentados con la monarquía, los nobles reunidos en el Parlamento de París exigieron que antes de aprobar

un nuevo impuesto- debía convocarse a una reunión de los Estados Generales, la antigua asamblea en la que estaban

representados los diferentes estamentos de la sociedad. Cuando se reunieron los Estados Generales en 1789 las

Page 112: Manual 2do historia medieval y moderna

condiciones eran muy diferentes de las de épocas anteriores. Francia se hallaba en una situación de descontento y de

agitación social generalizados. Los hechos tomaron un curso que los nobles no habían imaginado y que hicieron que la

reacción feudal se viera superada por la revolución burguesa. Sin proponérselo, los nobles facilitaron el inicio del

proceso revolucionario.

Estalla la revolución

En la Asamblea de los estados generales, cada orden -la nobleza, el clero y el tercer estado- tenía asignado un voto, de

manera que generalmente la nobleza imponía sus decisiones aliándose con el clero. Por su parte, los representantes del

tercer estado —formado por el resto de la población: burgueses, trabajadores urbanos y campesinos—. reclamaban un

voto igualitario para los diputados, es decir, que a cada diputado le correspondía un voto. Esta medida era beneficiosa

para ellos, ya que la cantidad de diputados del tercer estado era mayor a la de los otros dos órdenes juntos. La corriente

de oposición a la monarquía tomó un nuevo impulso y la dirección del movimiento pasó a manos del sector más

poderoso del tercer estado: la burguesía. Para asegurar el éxito de su lucha contra el absolutismo decidieron que ya no

sesionarían como Estados Generales sino como Asamblea Nacional y juraron solemnemente que ésta no se disolvería

hasta lograr la sanción de una constitución.

Los diputados burgueses no actuaron solos en su lucha contra el absolutismo. Si bien fueron ellos quienes dirigieron el

movimiento revolucionario y quienes le imprimieron su ideología, también fue decisiva la participación de los otros

sectores que componían el tercer estado: las masas de trabajadores urbanos y los campesinos. Se movilizaron por

motivos diferentes, pero su acción coincidió para provocar la caída final sobre la débil monarquía. En el movimiento

revolucionario de 1789 confluyeron diferentes sectores sociales, que tuvieron reivindicaciones específicas, pero que

compartieron su oposición a los privilegios de la nobleza.

La población urbana, perjudicada por el aumento del precio del pan, adjudicó la causa de su penosa situación a la

existencia de privilegios en la sociedad. El 14 de julio, el pueblo de París se movilizó en defensa de sus representantes

en la Asamblea y protagonizó la toma de la Bastilla, la cárcel de la ciudad, para evitar el intento del rey de disolver los

Estados Generales. La irrupción del pueblo en la Bastilla simbolizó el fin de la monarquía absoluta en Francia.

Los campesinos también respaldaron a la Asamblea, que tomó importantes medidas en su favor. Temiendo perder sus

conquistas, se levantaron contra los señores feudales. Esta movilización de campesinos armados hacía que los rumores

de posibles ataques se multiplicaran. Una vez que se hallaban dentro del castillo, muchos campesinos vieron la

oportunidad de atacar a quienes los habían explotado al exigirles cada vez mayores contribuciones. Algunos castillos

fueron saqueados y quemados los documentos referidos a los impuestos que cobraban los señores. A este movimiento

social se lo conoce como el Gran Miedo de 1789. La acción de las masas campesinas, aunque no estaba dirigida contra

la monarquía sino exclusivamente contra los nobles, ayudó a derribar al antiguo régimen.

Dada la amplitud de la revolución, Luís XVI debió acceder a compartir el poder con la Asamblea de los Estados

Generales, que pasó a denominarse Asamblea Nacional Constituyente.

La toma de la Bastilla según un cuadro del siglo XVIII. La toma de la Bastilla y su posterior destrucción por parte del

pueblo de París se convirtió en un símbolo de la Revolución. Esta vieja fortaleza fue transformada en prisión durante el

reinado de Luis XIVy en ella se encarcelaba a los opositores al absolutismo. El 14 de julio de 1789 el pueblo de París la

tomó por asalto para apropiarse de la harina que allí se almacenaba. A pesar de que en ese momento sólo había siete

prisioneros —que fueron inmediatamente liberados— el hecho se transformó en un símbolo de la libertad frente al

Page 113: Manual 2do historia medieval y moderna

absolutismo.

El triunfo de la burguesía moderada: La monarquía constitucional (1789-1791)

La Asamblea Nacional estaba controlada por los representantes de la burguesía. Pero la burguesía no era una clase

social homogénea. Estaba compuesta de una alta burguesía de grandes comerciantes, propietarios de industrias,

financistas y banqueros, y por una baja burguesía de profesionales —médicos y abogados— y propietarios de pequeños

talleres y tiendas. Para luchar contra la nobleza y el absolutismo actuaron unidos, pero cuando llegó la hora de gobernar

comenzaron a surgir las diferencias. Los miembros de la alta burguesía: los girondinos —llamados así porque la

mayoría de sus partidarios pertenecían a la provincia de La Gironda— era enemigo de mantener la monarquía, pero

luego del estallido de la Revolución impulsó acciones políticas moderadas. La baja burguesía, en cambio, fue partidaria

de acciones políticas radicales y se identificó con el partido de los jacobinos.

Una de las preocupaciones centrales de la Asamblea fue definir sus atribuciones, así como las del rey. Los

revolucionarios tenían presente el modelo inglés de una monarquía limitada por una Constitución, en la cual el rey

compartía el poder con una asamblea representativa de los diferentes sectores que constituían la sociedad. Imponer esta

reorganización del Estado no fue una tarea sencilla, ya que Luis XVI, se resistía a compartir el poder y perder, así,

algunas de las facultades que en el modelo de la monarquía absoluta le correspondían. La presión de la Asamblea y el

pueblo de Francia lo obligaron a aceptar la sanción de una Constitución y la separación de poderes. Según la

Constitución, el rey gobernaba de acuerdo con una especie de contrato con el pueblo de Francia y debía apegarse a la

ley. El contraste con los poderes atribuidos al rey durante el Antiguo Régimen era muy marcado: el monarca no recibía

de Dios su poder sobre la sociedad y su voluntad ya no era ley. También suprimió los privilegios de la nobleza, a la que

se obligó a pagar impuestos, y eliminar el diezmo que percibía la Iglesia. Con ello quedó abolido legalmente el orden

feudal

De súbditos a ciudadanos

Al considerar que el poder derivaba del pueblo, la Constitución transformó a los franceses en ciudadanos, que eran el

origen de la soberanía del Estado y los poseedores de derechos. Asimismo, dejaron de ser súbditos y dependientes de la

autoridad ilimitada del rey.

En agosto de 1789, la Asamblea proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, inspirada en los

principios de la Ilustración y en los valores de la Declaración de Derechos de los Estados Unidos. La Declaración de los

Derechos del Hombre y del Ciudadano tenía vocación universal porque especificaba los derechos naturales, es decir,

aquellos derechos de los que gozaban todos los hombres desde el momento mismo de su nacimiento. También, definía

los derechos específicos de los ciudadanos franceses y, por lo tanto, garantizaba la existencia de límites a las

arbitrariedades del Estado.

En dicha declaración quedaron establecidas las tres banderas del liberalismo: libertad, igualdad, fraternidad. Sin duda

influyeron en los diputados del tercer estado las ideas de los filósofos de la Ilustración . El texto se transformó en el

programa de acción de la burguesía francesa y, luego, fue el basamento ideológico de otras revoluciones en Europa y en

América.

Entre los derechos naturales del hombre que enumeraba la Declaración se encontraban la libertad (individual, de

pensamiento, de prensa, de religión), libertad para comerciar, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, la seguridad y la

posibilidad de resistir a la opresión del gobierno, la defensa de la propiedad privada. La fraternidad significó la unión

entre los grupos del pueblo, pobres y ricos contra cualquier poder opresor. Algunos de estos principios se transformaron

Page 114: Manual 2do historia medieval y moderna

en medidas concretas adoptadas por la Revolución, como la abolición del feudalismo y de los privilegios. En adelante,

no habría más siervos, sino que todos los ciudadanos pasaban a ser iguales ante la ley y con los mismos derechos y

obligaciones.

La Declaración también reafirmó la idea de la soberanía popular, según la cual los ciudadanos eran la fuente del poder

del Estado.

Otras medidas

Entre las numerosas medidas de gobierno que tomó la Asamblea, se destacó la nacionalización de los bienes del clero.

Todas las propiedades de las órdenes religiosas pasaron a manos del Estado, que las puso en venta para obtener recursos

con los cuales hacer frente a la crisis económica.

En 1792, se sumaron a esos bienes en venta los correspondientes a un sector de la nobleza. Al iniciarse la Revolución,

muchos nobles temieron por su vida. La activa movilización de las masas urbanas, la anulación de los derechos

señoriales y otras decisiones del gobierno Revolucionario los llevaron a emigrar fuera de Francia, a la espera de que la

Revolución fuese sofocada. Las propiedades de la nobleza emigrada aumentaron el volumen de tierras y otros bienes

inmuebles que estaban a la venta, que fueron adquirirdas por la burguesía urbana y un importante sector de campesinos

adinerados.

Pero aunque toda la burguesía estaba de acuerdo en estos principios e ideas, comenzaron a tener diferencias acerca de

cuál debía ser el rumbo de la Revolución. Los; girondinos de la alta burguesía fueron adoptando posturas cada vez más

moderadas. Eran partidarios de evitar los enfrentamientos y de negociar con algunos representantes del antiguo régimen.

Temían que la movilización de los sectores populares urbanos pusiera en riesgo el lugar de privilegio que ellos habían

alcanzado al desplazar a la nobleza. Su ideal de igualdad ante la ley tenía una fuerte limitación no todos los habitantes

de Francia deberían tener derecho a votar, sino que los más pobres quedarían excluidos.

Los jacobinos de la baja burguesía, por el contrario, querían profundizar la Revolución. Eran partidarios de eliminar

totalmente la monarquía y constituir una república democrática en la que todos tuvieran derecho a participar. También

proponían medidas económicas para aliviar el hambre de los más humildes. Con estas propuestas lograron el apoyo de

los sectores populares urbanos.

Cuando el 3 de septiembre de 1791 la Asamblea proclamó la nueva Constitución, basada en un régimen monárquico

parlamentario, quedó claro que en la primera etapa de la Revolución se estaban imponiendo los sectores de la burguesía

moderada.

La monarquía constitucional se basó en la división de poderes: el poder ejecutivo quedó en manos del rey Luis XVI, el

poder legislativo lo ejerció una Asamblea Legislativa y el poder judicial se compuso de jueces electos.

Se estableció además que sólo estarían en condiciones de votar los ciudadanos que pagaran determinados impuestos. De

este modo, apenas un tercio de ellos pudo ejercer sus derechos políticos. Quedaba claro que la aristocracia de sangre —

la nobleza— había perdido el poder y que éste pasaba a manos de una nueva aristocracia basada en la riqueza. La

igualdad que proclamaba la alta burguesía tenía límites muy precisos.

SEGUNDA ETAPA EL GOBIERNO DE LA BAJA BURGUESIA.

La radicalización de la revolución (1792-1794)

En 1791 posiciones de los dirigentes revolucionarios se hicieron más extremas, luego de que Luis XVI intentara huir de

Francia para organizar la lucha contra la Revolución y fuera atrapado en la ciudad de Varennes, marcó el fin de la

Page 115: Manual 2do historia medieval y moderna

alianza con un sector de la burguesía con Luis XVI.

Aunque el rey negó que hubiera intentado escapar y reafirmó su adhesión a la Revolución, aumentó la desconfianza

acerca de su lealtad.

En ese momento, la mayor parte de los Estados europeos estaban gobernados por monarquías absolutas temerosas de

que el ideario de la Revolución Francesa se extendiera en sus países y alterara la organización del gobierno y la

sociedad. Por lo tanto, eran aliados naturales de Luis XVI, que también contaba con la ayuda de los nobles emigrados.

La guerra contra la Francia revolucionaria se inició en 1792, con la participación de Austria, Prusia, Rusia, España,

Holanda e Inglaterra.

Dentro de Francia, la guerra fue vista como una solución al conflicto que existía entre el rey y la Asamblea. Luis XVI

aspiraba a recuperar, a través de la guerra, el poder que había perdido en 1789, mientras que los revolucionarios veían la

oportunidad de que el rey manifestara si estaba a favor o en contra de la Revolución.

Finalmente la guerra estalló en abril de 1792. Los ejércitos franceses, con una débil preparación y escaso armamento,

fueron derrotados por las fuerzas prusianas y obligados a replegarse dentro de su propio territorio. Los cuidados que el

ejército invasor tuvo con la familia real hicieron evidente al pueblo francés la alianza de Luis XVI con la intervención

extranjera. Esto motivó la insurrección del pueblo de París, que derribó a la monarquía y encarceló al rey y a su familia.

La Asamblea Nacional fue reemplazada por un nuevo cuerpo de representantes llamado la Convención.

Luis XVI fue finalmente acusado de alta traición, juzgado y ejecutado en enero de 1793. Luego, se abolió la monarquía

y se proclamó la República, por primera vez, los representantes del pueblo fueron elegidos por sufragio universal. Esto

permitió una mayor participación de los sectores populares en el gobierno, lo que fortaleció el poder de la burguesía

jacobina. Desde fines de. 1792, los jacobinos lograron el control político de la Convención. Sus principales dirigentes

fueron Dantón, Robespierre, Marat y Saint Just.

Liderados por Maximilien de Robespierre, los jacobinos atribuían las derrotas del ejército -integrado por ciudadanos, en

muchos casos, sin experiencia militar- y las dificultades económicas del país en guerra al "complot aristocrático":

franceses que traicionaban a la Revolución aliándose con las monarquías absolutas de otros países.

La denominación de aristócrata comenzó a ser aplicada cada vez más a cualquier persona que cuestionara las medidas

del gobierno. El destino de estos disidentes, que incluyeron a monárquicos, sacerdotes, revolucionarios moderados y

hasta simples campesinos que eludían el reclutamiento, fue la guillotina. El Terror revolucionario -como fue conocida

esta etapa de la Revolución- generó una violencia desenfrenada que afectó a todos los sectores de la población.

La República se radicaliza: la política de Robespierre

Durante el año 1793 los grupos radicalizados aumentaron su poder político y ejercieron el gobierno a través del Comité

de Saltación Pública. Esta institución, aunque en teoría dependía de la Convención, se convirtió en un poder

independiente de los otros poderes de la República. El Comité fue la institución que asumió con más decisión y audacia

la conducción del proceso revolucionario. Su poder se fue personalizando en la figura de Robespierre.

Robespierre alentó la violencia política, que también alcanzó a numerosos dirigentes jacobinos. Algunos de ellos, como

Danton, exigieron que, en el plano externo, se pusiera fin a la guerra y, en el interno, a las severas medidas policiales

que formaban parte del Terror. La respuesta de Robespierre fue la condena a la guillotina. Con ello perdió el apoyo de

sus propios partidarios, en momentos en los que la situación financiera de Francia era complicada.

La república jacobina tuvo que dar respuesta a las demandas de los sectores populares que sufrían las consecuencias de

la crisis económica —agravada por la guerra exterior— y que, además, exigían una mayor participación política.

Page 116: Manual 2do historia medieval y moderna

El Comité de Salvación Pública impulsó, en 1793, la sanción de una nueva Constitución que establecía el derecho al

sufragio para todos los ciudadanos. Sin embargo esta Constitución no llegó a aplicarse debido a la situación de

emergencia que imponía la guerra.

En el plano económico, el Comité aceptó la petición de los sans-culottes de establecer un control de precios para los

alimentos. Se impusieron penalizaciones muy severas para quienes aumentaran los precios y especularan con la escasez

de los productos de primera necesidad.

Las medidas tomadas por el Comité no tuvieron el efecto deseado. Al no ver satisfechas sus demandas, los sans-culottes

rompieron su alianza con los jacobinos: el poder de Robespierre y la República se debilitaron.

LA TERCERA ETAPA: LA ALTA BURGUESÍA RECUPERA EL PODER (1794-1815)

La reacción termidoriana (1795-1799)

En Julio de 1794 (Termidor del año II, de acuerdo con el nuevo calendario), Robespierre fue arrestado y ejecutado por

los grupos moderados de la Convención, en lo que se conoce como la reacción termidoriana. Se dejaron sin efecto

muchas de las medidas extremas que habían impulsado los jacobinos y, al mismo tiempo, se inició su persecución. Las

asociaciones jacobinas fueron prohibidas y las secciones parisinas fueron eliminadas. Muchos dirigentes jacobinos

fueron asesinados.

En 1795 se sancionó otra Constitución, que estableció un Poder Ejecutivo denominado Directorio, integrado por cinco

miembros y acompañado de una asamblea de dos cámaras. Con el nuevo gobierno, los sectores populares perdieron el

derecho al voto, que fue concedido solamente a quienes poseían cierta fortuna. Se eliminó el control de precios y se

restauró la libertad económica, medidas que favorecieron a los comerciantes y especuladores.

Los termidorianos de la alta burguesía debieron enfrentar varios levantamientos jacobinos y otros tantos intentos de

restauración de la monarquía. La profunda inestabilidad política se concretó en sucesivas modificaciones en la

composición del Directorio. Debido a la falta de apoyo en la sociedad, los dirigentes termidorianos de la alta burguesía

se apoyaron en los militares. Sin embargo, éstos no tardaron mucho tiempo en desplazarlos del gobierno. Uno de ellos,

Napoleón Bonaparte, militar de origen burgués, aprovechando el prestigio que había conseguido por sus victorias

militares, el 18 Brumario del año VIII (9 de noviembre de 1799), dio un golpe de Estado y se apoderó del gobierno de

Francia con el título de Primer Cónsul. Fue concentrando paulatinamente poderes hasta ser coronado emperador en

1804.

A pesar de que en un comienzo tuvo diferencias con algunos sectores de la alta burguesía, éstos pronto lo apoyaron.

Napoleón conservó muchos de los principios de la Revolución de 1789, especialmente aquellos que beneficiaban a la

burguesía más acomodada. A través de la creación de un Código Civil (1804), que sirvió de modelo a otros códigos

europeos, se fijó definitivamente la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y se garantizó y defendió la propiedad

privada. La alta burguesía logró evitar, con su apoyo a Napoleón, el doble peligro de una república democrática jacobina

y de un antiguo régimen aristocrático

LOS SÍMBOLOS DE LA REVOLUCIÓN

El gorro frigio se transformó en el símbolo más popular de la Revolución Francesa. Representa las ideas de rebelión y

libertad. Su uso se extendió a otras regiones del mundo. Luego de la Revolución de Mayo de 1810 en el Río de la Plata,

el gorro frigio se integró a los símbolos patrios argentinos.

La Marsellesa fue la canción que entonaron las tropas que partieron de la ciudad de Marsella para defender la

Revolución. Luego se popularizó en toda Francia hasta convertirse en su himno nacional.

Page 117: Manual 2do historia medieval y moderna

LA CONSPIRACIÓN DE BABEUF

Luego de la caída de la república jacobina, las diferencias sociales se hicieron cada vez mayores en Francia. Mientras la

burguesía vivía en ambientes de lujo, los sectores populares se encontraban en la miseria. En este contexto social, en

1797 se produjo una rebelión popular. Fue encabezada por el periodista y revolucionario Franqois Babeuf (1760-1797).

Propuso eliminar la propiedad privada y afirmó la necesidad de "una guerra entre ricos y pobres". Al ser descubierta la

conspiración, el gobierno burgués del Directorio apresó a Babeuf y sus seguidores y los ejecutó en mayo de 1797.

NAPOLEON: DE CONSUL A EMPERADOR.

Luego de una década de experiencia republicana, Francia volvió a ser gobernada por una monarquía. Napoleón creó una

nueva dinastía, que abarcaba a sus hermanos, parientes y generales vinculados por matrimonio con las principales casas

reinantes europeas, y una nueva nobleza, cuyo ascenso social no se debía al nacimiento sino a los servicios prestados al

emperador.

El gobierno napoleónico tuvo rasgos autoritarios y personalistas. Estableció el sufragio universal pero limitó sus efectos,

dado que no fue utilizado para designar autoridades sino para someter a consulta popular las decisiones imperiales. Por

estos motivos, el imperio de Napoleón puede ser caracterizado como una variante del despotismo ilustrado.

Las guerras napoleónicas

Durante la era napoleónica, la guerra perdió su objetivo original de defensa de la Revolución frente a los ataques de las

monarquías absolutistas. Tampoco estuvo motivada por el afán de liberar a los pueblos oprimidos por medio de los

valores revolucionarios, aunque éstos fueron efectivamente implantados tras la expansión francesa. Su móvil principal

fue la conquista de nuevos territorios para el imperio que estaba construyendo Napoleón.

Además de enfrentarse a las coaliciones organizadas por Austria, Rusia y Prusia, que intentaron contener su avance,

Napoleón tuvo que combatir a Inglaterra, que deseaba impedir la consolidación de un poder adverso en el continente. Al

no poder vencerla en el mar, Francia estableció el bloqueo continental en 1806, que cerró los puertos europeos al

comercio con Inglaterra. Ése fue el origen de las invasiones inglesas al Río de la Plata.

La ocupación de España

En su política expansionista, Napoleón mostró un particular interés por España. Este país resultaba útil, por razones

estratégicas y económicas, para su plan de construir una flota poderosa que combatiera a los ingleses y para el control

del comercio colonial americano. Sin embargo, de todos los territorios ocupados por las tropas napoleónicas, España fue

el que mejor resistió a la invasión y la implantación de la soberanía francesa.

En 1807, Napoleón había pactado con el rey español Carlos IV el ingreso de los ejércitos franceses a la Península

Ibérica, con el objetivo de ocupar Portugal y hacer más efectivo el bloqueo continental a Inglaterra. Pero, una vez en

España, decidió aprovechar el conflicto entre el rey y su sucesor, Fernando VII, para desalojar del poder a los Borbones.

En Bayona, en 1808, Napoleón hizo abdicar a su favor al rey español y a su heredero, y los reemplazó por su hermano

José Bonaparte. A pesar del apoyo de un sector de la administración española influido por las ideas ilustradas -los

llamados "afrancesados" o "josefinos"-, el poder de Napoleón en España fue muy limitado. Hubo una permanente

resistencia armada de la sociedad ante la invasión y se organizaron Juntas locales y, luego, una Junta Central, que

reasumieron el poder en nombre de Fernando VII. Este vacío de poder fomentó, de manera decisiva, las luchas por la

emancipación de las colonias americanas respecto de España.

Page 118: Manual 2do historia medieval y moderna

La guerra por la independencia española llegó a su fin en 1814, luego de que Napoleón fuera derrotado. En

consecuencia, el rey español fue reinstalado en el trono.

El ocaso del Imperio napoleónico

En 1812, el Imperio napoleónico alcanzó su máxima extensión y pasó a gobernar sobre casi un tercio de la población

total de Europa. Sin embargo, casi simultáneamente, se inició su ocaso y disolución definitiva.

En 1807, Napoleón había establecido una alianza militar con Rusia para combatir a Inglaterra, pero las diferencias entre

el emperador francés y el zar Alejandro I fueron en aumento. Napoleón se desentendió de los intereses territoriales de su

aliado, quien optó por romper el bloqueo continental y reanudar las relaciones comerciales con Inglaterra, a fin de

superar la crisis económica que afectaba a su país. Esto condujo a Napoleón a emprender una invasión al Imperio ruso

en 1812. Las tropas francesas llegaron hasta Moscú, pero no pudieron controlar el territorio ruso, debido a su gran

extensión. Se les hizo muy difícil reabastecerse de soldados, municiones y alimentos, y se vieron perjudicadas por las

bajas temperaturas invernales y las enfermedades.

Ante una derrota inminente, Napoleón debió retirarse de Rusia seis meses después de la invasión. De los 600.000

soldados que iniciaron la campaña en junio de 1812, sobrevivieron alrededor de 1.000. Las principales potencias

europeas Prusia, Rusia, Austria e Inglaterra- se reorganizaron para aprovechar la debilidad francesa y contraatacaron al

imperio napoleónico.

El fin de una era

En 1814, tras numerosas batallas, la coalición antifrancesa derrotó a Napoleón y entró en París. El emperador fue

obligado a abdicar y se lo recluyó en la isla de Elba. El poder quedó en manos de Luis XVIII, hermano del rey Luis XVI

de la dinastía de los Borbones, quien gobernó entre 1814 y 1824.

El nuevo rey debió resignar las anexiones efectuadas durante las guerras napoleónicas y aceptar las fronteras que

Francia tenía en 1792.

Cuando la vuelta al Antiguo Régimen parecía asegurada, Napoleón escapó de su cautiverio y regresó a Francia. Allí

reorganizó sus tropas, derrotó al ejército de Luis XVIII y volvió al poder. Tras un breve período de gobierno sobre el

territorio francés -conocido como los Cien Días-, en 1815 se produjo la batalla de Waterloo (en la actual Bélgica). Las

potencias volvieron a aliarse y Napoleón fue vencido definitivamente. Aunque abdicó a favor de su hijo Napoleón II-,

no pudo imponerlo en el trono, ya que los aliados exigieron su rendición incondicional. Finalmente, fue enviado a la isla

inglesa de Santa Elena, al sur del océano Atlántico, donde murió en 1821.

Page 119: Manual 2do historia medieval y moderna

La Revolución Francesa

Etapas de la

Revolución

Francesa

Forma de gobierno Acontecimientos más relevantes

1787-1789 Monarquía

absolutista

Establecimiento de un impuesto universal sobre la

tierra.

Asunción de Necker.

Convocatoria a los Estados Generales.

Presentación de las cartas de quejas.

1789-1791 Paso de la

monarquía

absolutista a la

monarquía

constitucional

Toma de la Bastilla.

Rebelión campesina.

Transformación de los Estados Generales en

Asamblea General Constituyente.

Declaración de los Derechos del Hombre y del

Ciudadano.

Redacción de la nueva Constitución.

1791-1795 República Intento de fuga del rey.

Asalto a las Tullerías.

Ejecución de Luis XVI.

Conformación de los comités.

Predominio de Robespierre.

Guerra con Austria.

Golpe de Termidor.

1795-1799 Directorio Retorno de exiliados.

Ejecución de Robespierre.

Detención y represión de jacobinos.

Campaña en Egipto: triunfo en la batalla de las

Pirámides. Derrota en Aboukir.

1799-1804 Consulado Regreso de Napoleón a París.

Golpe del 18 Brumario.

Asunción de Napoleón como cónsul vitalicio.

Sanción del Código Ovil.

1804-1815 Imperio Coronación de Napoleón I.

Campaña a Rusia.

Derrota en Waterloo.

Congreso de Viena. Restauración de los Borbones

Page 120: Manual 2do historia medieval y moderna

Francia antes de la Revolución

La sociedad del Antiguo Régimen estaba organizada a partir de una monarquía absolutista. El reino de Francia tenía una

extensa serie de instituciones y un cuerpo de funcionarios muy amplio. Había numerosos miembros de la nobleza y de la

burguesía que tenían cargos importantes en las distintas provincias. Sin embargo, la figura del rey estaba por encima de

todos los cargos y de todas las instituciones.

El poder de la monarquía se sustentaba en la teoría de origen divino de la soberanía. El rey era considerado un

representante de Dios en la Tierra, con derecho "natural" a gobernar, por su nacimiento. Esto lo dotaba de amplias

prerrogativas. Los primeros reyes franceses que gobernaron con un poder absoluto fueron Enrique IV y Luis XIII. Estos

monarcas condujeron un proceso de afianzamiento de Francia entre los demás Estados de Europa occidental, a partir de

diversas acciones políticas, económicas y militares. Así comenzaron a establecerse las bases del Estado absolutista

francés, donde todos los estamentos sociales debían reconocer la autoridad del rey en todo el territorio.

La sociedad de la época se caracterizaba por una profunda desigualdad entre las personas. El nacimiento marcaba el

estamento en el que cada persona se desenvolvía durante su vida entera, sin posibilidades de movilidad social. Existía

una clara separación de roles, atributos y funciones entre la privilegiada nobleza laica y eclesiástica y el tercer estado,

integrado por el "pueblo llano" o burgués, que no detentaba títulos nobiliarios ni pertenecía a familias de abolengo, es

Page 121: Manual 2do historia medieval y moderna

decir que no tenía una ascendencia ilustre o noble. El campesinado servil, vinculado a los señores feudales, completaba

el último rango de la estructura social, enormemente desigual y jerarquizada.

El gobierno de Luis XI¥

Después de los reinados de Enrique IV y Luis XIII, accedió al trono el rey que se convertiría en el máximo exponente de

la monarquía absolutista: Luis XIV. Acompañado y aconsejado, en sus primeros años, por e cardenal Mazarino como

asesor principal, Luis tuvo que afrontar un intento del Parlamento por limitar la autoridad de la realeza. Pero el rey

francés logró vencer a los parlamentarios y consolidar el poder monárquico con más firmeza, incluso, que sus

antecesores.

Tras la muerte de su asesor principal, Luis XIV asumió personalmente la conducción de los asuntos de Estado. Durante

su reinado, profundizó el dis-ciplinamiento de la nobleza y del resto de la sociedad, fortaleciendo la auto ridad real.

Extendió la burocracia de funcionarios, ampliando la cantidad de instituciones, pero cada nuevo ocupante de un cargo

ratificaba su obediencia y fidelidad al rey de Francia. Luis XIV se encargó personalmente de nombrar a cada

funcionario estatal e, inclusive, se inmiscuyó en la esfera de la nobleza religiosa, asumiendo la prerrogativa de nombrar

a los nuevos obispos en el territorio francés.

El poder de la monarquía era cada vez más amplio y profundo. El rey Sol (nombre con el que se conocía a Luis XIV)

organizó un amplio sistema de espionaje e impulsó la persecución de los subditos opositores a su régimen, a quienes

ordenaba encarcelar en la Bastilla.

Luis XIII y el cardenal Richelieu

luis XIII, hijo de Enrique IV, asumió el trono de Francia en 1610 con apenas nueve años de edad. Por esa razón, su

madre María de Mediéis designó a un asesor para que administrara los asuntos de Estado. Pero ese regente, Concino

Concini, no tuvo un fuerte respaldo y terminó asesinado. En su reemplazo se consolidó la figura de un asesor

proveniente de la Iglesia y sumamente capaz para la administración política, Armando Juan du Plessi, más conocido

como el cardenal Richelieu. Fue designado Primer Ministro y, desde ese cargo, impulsó medidas y acciones que

afianzaron el poder del Reino de Francia dentro de su propio territorio y en el contexto europeo. • ¿Quién era el cardenal

Richelieu, y V qué objetivo perseguía?

Crisis del Antiguo Régimen; Luis XV y Luis XVI

Tras la muerte del rey Sol, en 1715, asumió el trono su biznieto, Luis XV, de :an solo cinco años de edad. Al llegar a la

adultez y ser coronado, en 1722, y del mismo modo que su antecesor, el nuevo monarca también debió afrontar el

malestar de la nobleza, que estaba representada en los Parlamentos. Sin embargo, Luis XV tuvo menos eficacia que su

bisabuelo para disciplinar y controlar los reclamos de los nobles. La imposición de las cargas fiscales, es decir, el modo

en que se distribuía el cobro de impuestos para el Estado, siempre había sido favorable a la nobleza. Pero este sector

veía como una carga injustificada cualquier nuevo gravamen que establecieran el cardenal Fleury o el duque de

Choiseul, los asesores principales del rey.

Frente a los gastos que generaban las guerras internacionales, el Estado •'ranees necesitaba imperiosamente aumentar su

recaudación. Por eso, en ocasiones, la monarquía intentaba obtener ingresos adicionales con los impuestos. El tercer

estado, es decir, la burguesía y el campesinado, padecía mucho más que la nobleza estos nuevos impuestos. Asimismo,

estos sectores se veían profundamente marginados, pues no se les permitía expresarse, peticionar ante ¡as autoridades ni

participar en las decisiones políticas y sociales.

Page 122: Manual 2do historia medieval y moderna

Luis XV murió en 1774. Con la asunción de su nieto, Luis XVI, el descontento de distintos sectores de la sociedad se

incrementó. El reino francés tenía dificultades financieras, y los asesores del nuevo rey, Turgot y Necker, inspirados en

la doctrina de la fisiocracia, consideraban fundamental que el Estado recaudara más de lo que gastaba; por esa razón,

plantearon aumentar las cargas fiscales sobre todos los estamentos de la sociedad.

El cuestionamiento filosófico al absolutismo

Durante el siglo XVIII, varios de los pensadores de la Ilustración incursionaron en la reflexión acerca de los asuntos

políticos. Las ideas de muchos de ellos permitieron erosionar las bases teóricas y filosóficas sobre las que descansaba el

poder de los reyes y los privilegios de la nobleza. El desarrollo teórico de Rousseau sobre la soberanía popular y los

argumentos de Montesquieu sobre la división de poderes atacaban los fundamentos en que se asentaba el fun-

cionamiento del Antiguo Régimen.

Los reyes franceses eran considerados representantes de Dios en la Tierra, y desde Enrique IV en adelante habían

podido gobernar sin organismos que controlaran su accionar y sin hacer concesiones a los distintos grupos sociales.

Estos privilegios se justificaban a partir de derechos presuntamente naturales, basados en un supuesto origen divino. A

lo largo del siglo XVIII, los pensadores de la Ilustración pusieron en cuestión la aceptación generalizada de estas ideas,

y se modificó la interpretación vigente sobre las relaciones sociales.

Estalla la revolución

El rey Luis XVI, por iniciativa de sus ministros asesores, decidió tomar medidas impositivas frente al deterioro de las

finanzas del reino. El establecimiento de nuevos impuestos generó un fuerte malestar en los sectores aristocráticos, que

tradicionalmente estaban exentos de toda carga fiscal.

La convocatoria a los Estados Generales

Los funcionarios más encumbrados de la corte, Calonne, Brienne y Necker, cada uno a su turno, intentaron persuadir a

los nobles sobre la necesidad de realizar un esfuerzo económico que permitiera contribuir con el Estado y afrontar sus

crecientes gastos. Explicaban la importancia de recaudar para poder hacer frente a los compromisos militares exteriores,

como el apoyo a la lucha independentista de las Trece Colonias americanas, en contra de Inglaterra.

La medida que desató mayor rechazo y rebeldía entre los nobles fue el intento del ministro Calonne de establecer un

impuesto universal sobre la tierra. La nobleza se negó rotundamente a aceptarlo, y en cada región del reino los nobles

presentaron reclamos por medio de las cortes de justicia de las provincias. A su vez, exigieron la necesidad de convocar

a los Estados Generales, una asamblea donde participaban representantes de todos los estamentos de Francia, para

discutir lo que entendían eran exigencias de un monarca absolutista y arbitrario. Finalmente, el 8 de agosto de 1788,

ante la resistencia tenaz del estamento más privilegiado y frente a la dificultad evidente de encontrar aliados en los

sectores sociales menos favorecidos, que también tenían demandas históricas y profundas contra la monarquía, Luis

XVI accedió a permitir la reunión de las cortes estamentales francesas para el mes de mayo del año siguiente.

Desde entonces, y previamente a la reunión de los Estados Generales, en distintos puntos del reino se redactaron

cuadernos de quejas para presentar al rey: se recopilaron miles de cartas y reclamos. Paralelamente, se comenzó a elegir

a los representantes de cada estamento, que asistirían al encuentro. Una de las demandas más importantes que

expresaron esos representantes fue el establecimiento de una Constitución liberal que limitara el poder del rey.

El triunfo de la alta burguesía

La disconformidad de los nobles con la monarquía impulsó que muchos de ellos buscaran establecer alianzas con

algunos sectores de la burguesía más encumbrada, para presentar un frente común cuando se reunieran los Estados

Page 123: Manual 2do historia medieval y moderna

Generales. El impulso original de los sectores más privilegiados contagió y encendió la rebelión de la burguesía.

Cuando se iniciaron las sesiones de los Estados Generales, los integrantes más liberales de la aristocracia perdieron el

control del proceso, y la dirección de los debates quedó en manos de los sectores burgueses. Rápidamente surgió el

pedido de que los cuerpos de la reunión sesionaran como una cámara única, y no divididos por estamentos. Esa

iniciativa perjudicó a la nobleza, que tras la reforma del procedimiento de votación pasó a estar en desventaja numérica

respecto de los representantes del tercer estado. Los secto*s burgueses más poderosos comenzaron a liderar con firmeza

el escenario político de Francia.

Los Estados Generales

Los Estados Generales era una asamblea extraordinaria que podía convocarse a iniciativa del rey, para establecer alguna

decisión importante, o por pedido de los estamentos, para presentar reclamos al monarca. Allí se reunían representantes

de la nobleza, el clero y el tercer estado (burgueses, campesinos y trabajadores urbanos). Los representantes de cada

estamento no se mezclaban. Mediante este procedimiento, el tercer estado resultaba perjudicado, porque el clero y la

nobleza siempre unían sus votos, pues tenían intereses comunes. Entre 1614 y 1789 ningún rey francés había convocado

a sesionar a los Estados Generales. • ¿Por qué el tercer estado salía des favorecido en las votaciones de los \ Estados

Generales?

Exento: liberado de una obligación, compromiso o responsabilidad.

Encumbrado: persona o grupo que ocupa uno de los lugares de mayor importancia en la estructura social

Levantamientos urbanos y campesinos

Además de la nobleza y de la burguesía, los sectores populares que formaban parte del tercer Estado también se

incorporaron al conflicto abierto contra la monarquía. Si bien la dirección política del proceso estaba en manos de

nobles y burgueses, los campesinos y artesanos tenían razones propias para alzarse contra el orden vigente, pues eran los

grupos más perjudicados de la sociedad.

El 14 de julio de 1789, este sector de la sociedad hizo sentir sus reclamos de manera impactante. Una multitud de

hombres y mujeres de diversos oficios ¡artesanos, maestres, tenderos, empleados) tomó por asalto la Bastilla, la cárcel

de la ciudad de París, un símbolo del absolutismo y la arbitrariedad del régimen monárquico, pues allí eran apresados

todos los disidentes y opositores al rey.

Al mismo tiempo, en las zonas rurales de Francia, los campesinos y siervos iniciaron su propio alzamiento. Produjeron

disturbios y saquearon e incendiaron varios castillos de la nobleza; también destruyeron documentación que acreditaba

el poder político y económico de los señores feudales sobre el campesinado. Este proceso de movilización campesina

fue denominado, desde la perspectiva de los sectores afectados, como el Gran Miedo. A partir de la rebelión campesina

comenzó a derrumbarse la estructura que sostenía el sistema feudal de la Francia monárquica. En ese contexto, muchos

nobles y clérigos, atemorizados por los alzamientos, decidieron huir del país para reagruparse y conspirar desde el

exterior.

La conformación de la Asamblea

Este doble proceso, protagonizado por los sectores populares en el campo y en la ciudad, permitió la radicalización de

las posiciones en la asamblea de los Estados Generales. Los sectores burgueses lograron convertir, como era su

ntención, la reunión de los estamentos en una gran asamblea que sesionara como un único cuerpo. De esa manera, cada

representante hacía valer su propio voto y no había disparidad en el conteo entre los diferentes cuerpos o estamentos.

Desde entonces, se plantearon nuevas cuestiones y se conformaron distintas facciones dentro y fuera del recinto. Uno de

Page 124: Manual 2do historia medieval y moderna

los temas centrales del debate fue la posible instauración de un nuevo régimen de gobierno, sobre la base de una nueva

Constitución. Las posiciones oscilaban entre los grupos moderados, que proponían la conformación de una monarquía

parlamentaria, y los más radicales, partidarios del establecimiento de una república basada en el sufragio universal. En

cualquiera de los casos, la continuidad de la monarquía absolutista, encarnada en la figura de Luis XVI, resultaba muy

difícil de sostener.

Además, empezó a debatirse si debía mantenerse el régimen feudal, basado en los privilegios de la nobleza. Se puso en

cuestión todo un entramado de obligaciones y relaciones de dependencia en el que numerosas personas estaban sujetas a

otras por vínculos coactivos de servidumbre y tributo. Este asunto también dividió las opiniones entre moderados y

radicalizados. La presencia del pueblo, movilizado en el campo y en las calles, condicionó y permitió que se fueran

discutiendo e imponiendo transformaciones que hasta hacía poco tiempo parecían imposibles de plantear.

Los sans-culottes

Sans-culottes, "sin calzas es un término con el que se designaba despectivamente, a los integrantes de los sectores

populares que se hicieron presentes en las calles de París durante la toma de la Bastilla y en las jornadas sucesivas. La

expresión se originó en la moda de la época: mientas los varones de los grupos aristocráticos y los burgueses

acaudalados llevaban calzas cortas y ceñidas, la "gente común" usaba pantalones largos. El rol de los sans-culottes fue

decisivo para que el proceso revolucionario profundizara las transformaciones sociales

La Constitución de 1791

Luego de duros y encendidos debates, la Asamblea finalmente aprobó una Constitución en 1791. Mediante ella, se

proclamó en Francia una monarquía parlamentaria. De esa manera se consagró el final del absolutismo y se instau-'3 un

régimen de gobierno basado en la división de poderes. Esta resolución marcaba el triunfo de los sectores burgueses

moderados, que celebraban la organización de un sistema parlamentario pero que mantuviera la institución de a

monarquía; esos sectores no querían extender el sufragio a los sans-culottes, ni permitir la creación de una república,

como pretendían los jacobinos.

Hasta ese momento, el rey Luis XVI asumía una actitud oscilante. En ocasio-~es se pronunciaba en contra del proceso

iniciado en los Estados Generales, cero no se manifestaba abiertamente contrario a todos los sectores socia-es, porque

era consciente de que había grupos más radicalizados que otros . no le convenía quedar completamente aislado. Para el

monarca existía un "nargen de negociación con algunos de los integrantes más conservadores :e la Asamblea, mientras

que los más intransigentes no dudaban en pedir la destitución definitiva del rey.

Paralelamente, a esta altura de los acontecimientos, varias potencias euro-oeas se habían comenzado a organizar para

frenar las repercusiones del proceso político francés. Inglaterra, Prusia y Austria eran los Estados cuyos gobiernos y

sectores privilegiados mostraban mayor preocupación por las proyecciones que podía tener la nueva Constitución

francesa en el resto del continente.

La huida del rey

Muchos integrantes de la Asamblea, sobre todo los antimonárquicos, sospechaban fuertemente del rey: no creían que el

monarca aceptaría las decisiones Tomadas por ellos, y pensaban que mentía cuando afirmaba que se avendría a -na

monarquía constitucional. En los primeros meses de 1791, se echó a rodar el rumor de que el rey estaba planeando una

fuga, para sumarse a los exiliados franceses que conspiraban a favor de la monarquía en los países vecinos..

Finalmente, se supo que los rumores tenían asidero: el rey había decidido fugarse del país junto con su familia. Quiso

escapar a Prusia junto con su esposa, María Antonieta, para conspirar con los sectores monárquicos que ya se abían

Page 125: Manual 2do historia medieval y moderna

exiliado. Sin embargo, no fue lo suficientemente rápido, y la denuncia del cordelero Marat de que el rey quería escapar

puso a los revolucionarios en alerta. Luis XVI fue atrapado en la ciudad de Varennes, en el este de Francia, antes de que

pudiera cruzar la frontera.

La certeza de que el rey era una amenaza peligrosa para el proceso revolucionario volvió a otorgar legitimidad y

respaldo a las posturas de los grupos más radicalizados, que exigían la conformación de una república. En el mes de

julio de 1791 se produjo la llamada manifestación de Campo de Marte. Allí, los jacobinos exigieron la abdicación

definitiva del monarca.

Sin embargo, los sectores moderados negociaron nuevamente con Luis XVI, quien se vio obligado a firmar su respaldo

a la Constitución recién promulgada. De esa manera, volvía a aceptarse el establecimiento de una monarquía

constitucional, en la que el rey respetaría las libertades civiles y políticas de los habitantes y la sociedad seguiría

reconociendo la autoridad real.

Las discusiones en la Asamblea

Con el pueblo movilizado en las calles y en el campo, en los Estados Generales tomó gran importancia la voz de la

burguesía. Una vez que la reunión de los estamentos se transformó en una gran Asamblea, el 27 de agosto de 1789 se

sancionó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. En ella se establecía la libertad e igualdad de los

hombres ante la ley, la posibilidad de acceso a los cargos públicos para todos los ciudadanos, la libertad de conciencia y

de prensa y la inviolabilidad de la propiedad privada.

Respecto a la forma de gobierno, la mayor parte de los integrantes de la Asamblea sostenía posiciones favorables a la

monarquía constitucional. Es decir, se apoyaba que el rey siguiera gobernando, pero con ciertos límites, que serían

marcados por la Asamblea.

La negativa del monarca francés a aceptar la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano le dio mayores

argumentos y legitimidad a la minoría de los demócratas radicalizados, que eran partidarios de establecer un nuevo

gobierno que contemplara una participación política ampliada, que incluyera a los sectores populares.

las tendencias políticas y los clubes

En las principales ciudades se multiplicaron diversos espacios, denominados clubes, en los que se reunían varios

integrantes del tercer Estado y algunos miembros liberales de la nobleza. Esos mítines o reuniones políticas tenían

diverso sesgo u orientación ideológica. Algunos promovían posturas conservadoras; otros defendían posiciones

moderadas; y también había clubes cuyos integrantes sostenían propuestas radicalizadas. Muchas de estas reuniones

políticas se realizaron en antiguos conventos.

Entre estos grupos, los jacobinos eran los más intransigentes y radicales; es decir, quienes defendían las posturas más

extremas. Abogaban por la conformación de una república, con un gobierno central que condujera un proceso de

reformas para favorecer a los burgueses y a los sectores populares. Sostenían un ideario profundamente antimonárquico,

basado en el principio de la soberanía popular.

Reunidos originalmente en un antiguo convento de monjes dominicos, sus principales dirigentes fueron Robespierre,

Mirabeau, Siéyes, Desmoulins y Brissot. De este grupo se separaría, más adelante, e sector de los girondinos, que

defendería posiciones más moderadas.

En 1790 se creó el Club de los Cordeleros, que se reunían en el convento de Cordeliers.' Allí se formó la llamada

Sociedad de Amigos de los Derechos del Hombre. Los cordeleros tenían una ideología democrática y radical. Sus más

importantes exponentes fueron Georges Jacques Danton y Jean Paul Marat.

Page 126: Manual 2do historia medieval y moderna

Al año siguiente, en el convento de monjes de la orden del Císter, se creó el club de los cistercenses o feullants. Allí se

agruparon figuras muy importantes de esos años, como Lafayette y Talleyrand, con algunos antiguos jacobinos, como

Siéyes. Los cistercenses estaban más alejados del pueblo llano (los sans-culottes) y más cercanos a la alta burguesía y a

algunos sectores de la aristocracia; por eso, su propuesta era la de organizar una monarquía constitucional.

El frente externo

A lo largo de todo e proceso iniciado con la convocatoria a los Estados Generales y la sanción de la Constitución de

1791, se organizaron varias coaliciones de potencias extranjeras que quisieron derrotar y sofocar el movimiento

revolucionario francés. Si se cuenta el período de las campañas napoleónicas, que se desplegó en los primeros quince

años del siglo XIX, como parte de este proceso, hubo seis coaliciones político-militares que se organizaron para derrotar

a Francia y cortar de cuajo su influencia democratizadora en el continente europeo.

La primera de ellas fue impulsada por Prusia y Austria, en 1792. Las casas reinantes y los sectores privilegiados del

Imperio Austríaco y el Imperio Prusiano estaban muy preocupados por la posible propagación del movimiento antimo -

nárquico y antifeudal. Estos grupos estaban convencidos de que el mejor desenlace posible para los sucesos franceses

consistía en una reacción aristocrática que devolviera al rey a su trono y aplacara los ánimos transformadores de la

burguesía y e pueblo. Por eso, no disimularon ni demoraron su respaldo al rey Borbón.

Creían que la difícil situación en que se hallaba Luis XVI, que fue forzado a acatar la constitución de la Asamblea, no

dejaba más remedio que empezar a intervenir, violentamente de ser necesario, en los asuntos internos franceses. Sin

embargo, la declaración del duque de Brunswick, importante dirigente político y militar de Prusia, que exigió a los

parlamentarios franceses que no hicieran daño a la familia real, tuvo un efecto adverso para los intereses de las

potencias extranjeras, pues puso en evidencia la existencia de una alianza entre Luis XVI y otras cortes reales.

Los sectores más radicalizados de la Asamblea pudieron demostrar entonces al resto de los diputados que, por el bien de

Francia, no se podía mantener por más tiempo un vínculo con la dinastía real. Sostuvieron que era necesario radicalizar

el proceso revolucionario, enjuiciar a Luis XVI y declarar la guerra a las potencias extranjeras confabuladas.

La revolución se radicaliza

El 20 de abril de 1792, con el impulso de los jacobinos, la Asamblea le declaró la guerra a Austria. Se estableció que "la

Patria estaba en peligro" y se convocó una leva militar. Decenas de miles de franceses fueron reclutados para ir a

combatir a las fronteras contra la coalición de potencias extranjeras, en defensa de los principios revolucionarios.

El 10 de agosto del mismo año se produjo una insurrección popular que asaltó el palacio de las Tullerías, la residencia

del rey. Tras ese hecho, se abolió definitivamente la monarquía, se estableció una comuna popular como forma de

gobierno transitoria y se convocó a una Convención Nacional para definir las nuevas medidas. El 25 de septiembre se

proclamó oficialmente la república. Una vez inaugurada la Convención Nacional, los jacobinos, junto con todos \os

sectores TatíitaVaaóos, se ubicaron en tos escaños superiores, tsa utaicaciór elevada en el recinto, conocida como la

Montaña, generó e mote de montañeses para definir a los grupos que proponían las medidas más ambiciosas y

transformadoras y que, desde ese momento, dirigieron el proceso revolucionario.

La ejecución del rey

Luego de ser detenido en Varennes, justo antes de que consiguiese fugarse de Francia, el rey Luis XVI había sido

obligado a reconocer e mandato de la Asamblea y de la nueva Constitución. Había un sector que, inclusive, promovió la

posibilidad de enjuiciarlo y sentenciarlo por sabotear el proceso revolucionario. Al proclamarse la república, en los

últimos meses de 1792, ese sector comenzó a liderar los cambios políticos. Una vez en el poder y legitimados en el

Page 127: Manual 2do historia medieval y moderna

manejo de la república, el sector de la Montaña impulsó e juicio a Luis XVI.

En 1793 se llevó adelante el proceso judicial. El rey, apresado en la Torre del Temple, esperaba el triunfo de la posición

de Brissot, diputado moderado que sostenía que condenar al rey agravaría los conflictos externos. Los montañeses,

entretanto, pretendían que el proceso revolucionario se llevara hasta sus últimas consecuencias, para evitar la

reorganización de un régimen monárquico.

Luego de los alegatos acusatorios, en los que el imputado fue nombrado como Luis Capeto, sin mención de sus títulos

nobiliarios, se procedió a la votación. Por 383 votos contra 334 se estableció una sentencia firme y categórica: Luis XVI

debía ser ejecutado. El 21 de enero de 1793, ante la mirada estupefacta de los nobles de Francia y del resto del

continente, el monarca Borbón fue guillotinado. La Revolución Francesa daba, de ese modo, un paso absolutamente

inédito e irreversible.

La Convención

La Comuna de París, que se organizó como gobierno transitorio luego del asalto al Palacio de las Tullerías, había

convocado a la apertura de una Convención para revisar la Constitución de 1791 y proclamar un régimen repu blicano

sin rey. Esa Convención comenzó a sesionar el 21 de septiembre de 1792. En ella, desde un comienzo, hubo tres

posiciones bien diferenciadas.

Los girondinos conformaban el sector más moderado, que proponía preservar el texto de la Constitución de 1791. Se

oponían a las medidas extremas y abogaban por el restablecimiento de la normalidad, sin profundizar el proceso de

transformaciones. Entre los miembros más destacados de este

sector se hallaban figuras como Brissot, Condorcet y Vergniaud.

Los montañeses eran los más radicales defensores de los cambios. Proponían la organización de una república con un

gobierno centralizado que condujera el proceso a partir de líneas claras y firmes para evitar y detener todas las

conspiraciones que desde el interior y el exterior de Francia querían atentar contra el avance de las transformaciones.

Un tercer grupo de no alineados con los girondinos ni con los montañeses, cuyos integrantes mantenían posiciones

oscilantes, que variaban según las circunstancias y la correlación de fuerzas dentro y fuera del recinto.

Las amenazas militares externas eran concretas, y ese contexto permitía que el grupo de la Montaña tuviera un fuerte

respaldo para sus propuestas. El pueblo estaba movilizado, y la idea de que la patria estaba en peligro justificaba la

necesidad del enrolamiento en el ejército. Desde entonces, el pueblo llano no solo estaba convencido de la necesidad de

los cambios políticos y sociales, sino que también estaba armado y podía defender efectivamente esos cambios.

Los cambios culturales

Durante la primera república francesa no solamente se eliminaron los privilegios nobiliarios; los dirigentes republicanos

creían que era necesaria una profunda transformación cultural. Impulsaron la adopción del sistema métrico decimal para

unificar los patrones de pesas y medidas en todo el territorio. Decidieron la creación de una gran biblioteca nacional, del

museo del Louvre y de numerosas escuelas laicas. Implantaron el matrimonio civil y hasta reformaron el calendario.

Estas iniciativas contenían un profundo espíritu secular y racionalista, que atentaba contra el poder de la nobleza

eclesiástica. • ¿A qué sector perjudicaba el establecimiento del matrimonio civil y la creación de escuelas laicas? ¿Por

qué les parece que es así?

Los jacobinos comandan la república

Tras la ejecución del rey en enero de 1793, los montañeses ratificaron que podían manejar el control del gobierno. A

mediados de ese mismo año, la Convención sancionó una nueva Constitución, que reemplazaba la anterior. Allí se

Page 128: Manual 2do historia medieval y moderna

organizó institucionalmente a la nueva república y se abolieron todos los privilegios nobiliarios.

A mediados de 1793, los principales dirigentes jacobinos, Maximilien Robespierre, Jean Paul Marat y Louis de Saint-

Just, junto con otros integrantes de los grupos más radicalizados, como Danton, lograron el control político de la

Convención y del primer gobierno de la república. Estas figuras representaban una auténtica alianza entre la burguesía y

los sectores populares urbanos. El relegamiento de la alta burguesía y de la nobleza permitió impulsar los cambios más

ambiciosos y profundos.

La república se organizó con nuevas instituciones. Se crearon tribunales populares para juzgar y condenar a todos los

cómplices de la monarquía y a los conspiradores que pretendían una restauración o una disminución del ímpetu

transformador de la revolución. También, y fundamentalmente, a todos los que mostraban alguna simpatía hacia los

emigrados que colaboraban con las potencias extranjeras. De esa manera, fueron ejecutados muchos clérigos e

integrantes de la nobleza feudal. Este violento modo de proceder de los revolucionarios fue bautizado como el Terror,

por los adversarios del jacobinismo y de la república.

Las dificultades de la república

Por otra parte, la Convención estableció la creación de numerosos comités para ejecutar las acciones del gobierno

republicano. El Comité de Salvación Pública se convirtió en la institución más importante de ese momento, porque

estaba conducido por la figura más talentosa y significativa del jacobinismo Maximilien Robespierre. Desde este

comité, integrado por nueve miembros Robespierre tomaba las decisiones estratégicas vinculadas a la política interna de

la república. El gobierno jacobino hizo lo posible para alejarse de las formas los gestos y el estilo basado en el lujo que

caracterizaban a las autoridades de Francia desde hacía siglos.

En esos años, la república fue confrontada por varios sectores que n: aceptaban la magnitud de los cambios. Una de las

cuestiones centrales que debieron afrontar las autoridades republicanas, además de la conspiración ce varios

contendientes políticos de la burguesía y de la nobleza, fue el problerr --de la inflación en el precio de los alimentos. En

las agitadas jornadas que e tocó comandar, el sector jacobino tuvo un importante revés: el aumento de precio del pan.

Esta dificultad económica era muy grave, porque impactaba directamente sobre los sectores populares que conformaban

el principal respaldo con el cual los jacobinos sostenían su presencia en el gobierno, frente ; los sectores moderados

como los girondinos.

Robespierre intentó poner límites a la inflación a través de penas muy se e ras para los que subían los precios. Sin

embargo, no logró alcanzar sus objet . : ; en este terreno, lo que debilitó mucho su alianza con los sans-culottes.

La reacción de Termidor

Termidor era uno de los meses de verano, de acuerdo con la nueva nominación establecida por los protagonistas de la

Revolución. En 1794, en el noveno día del mes de Termidor (equivalente al 27 de julio en nuestro calendario), se

produjo un golpe destituyeme. Los opositores a Robespierre y a los jacobinos consiguieron la fuerza suficiente para

desplazarlos del poder. De esa manera se inició un período de reacción, también violenta, contra las acciones que habían

emprendido los comités de a república.

Las nuevas autoridades ordenaron la ejecución de Robespierre, junto con la de muchos de sus seguidores y

colaboradores. Esto marcó el final de la etapa más radicalizada de la revolución, y empezó a debilitarse la participación

popular en los acontecimientos decisivos. La influencia de los sans-culottes sobre las acciones de gobierno decayó

notablemente.

Con el golpe reaccionario del mes de Termidor, pudieron regresara Francia muchos aristócratas que se habían exiliado,

Page 129: Manual 2do historia medieval y moderna

preocupados por las medidas de la Convención y el establecimiento de la república. Los sectores de la montaña fueron

reprimidos y silenciados. Las acciones del gobierno abandonaron el estilo austero que había intentado imponer

Robespierre, y ciertas formas y tendencias del Antiguo Régimen se restauraron. Aun así, la revolución continuaba en

vigencia, porque seguían las guerras en el frente externo y porque ningún rey volvía a ocupar el trono de Francia.

El Directorio

En esta nueva etapa, se volvió a reemplazar la Constitución. El renovado texto constitucional, que organizaba el

funcionamiento institucional de Francia, fue acomodado a los tiempos conservadores que se habían iniciado: se supri-

mió el sufragio universal y se instaló el voto censitario. Es decir que el derecho al voto pasó a estar garantizado solo

para los propietarios de tierras y bienes.

Además, se formó un nuevo régimen de gobierno, que se organizaba a partir de un Poder Ejecutivo de cinco miembros y

un Poder Legislativo bicameral, integrado por la llamada Cámara de los 500 y el Consejo de Ancianos. El primer cuerpo

legislativo promovía y elaboraba las leyes, mientras que el segundo se limitaba a ratificar las acciones y decisiones del

primero.

El Poder Ejecutivo recibía el nombre de Directorio y, en la práctica, ejercía el control total de los asuntos políticos. Este

régimen de gobierno estuvo vigente entre 1795 y 1799.

La principal preocupación de los directoriales fue atender a los conflictos externos. La guerra con las potencias

monárquicas europeas continuaba. Francia cosechaba éxitos importantes frente a los reinos del norte de Italia, Austria y

Prusia. Por esa razón, el ejército empezó a adquirir gran influencia en las cuestiones del Estado, y se convirtió en un

factor de peso en la toma de decisiones políticas. El pueblo francés sentía orgullo por las victorias obtenidas por sus

ejércitos. En las filas de las tropas, además, participaba un sector amplísimo de integrantes del tercer Estado. Al mismo

tiempo, los éxitos militares acrecentaban el prestigio de algunos generales. En ese contexto, Napoleón Bonaparte, un

oficial nacido en Córcega, ascendió rápidamente en la jerarquía del ejército y se convirtió en una pieza central en la

estrategia militar francesa.

El ascenso de Napoleón

Napoleón Bonaparte había sido nombrado jefe del ejército francés en Italia, tras sofocar el intento de algunos

conspiradores monárquicos por abortar todo el proceso revolucionario. Las autoridades del Directorio le asignaron la

difícil tarea de liderar las tropas en el norte del territorio italiano, que estaban muy desanimadas y parecían encaminarse

a una segura derrota.

Con un gran talento para entusiasmar a sus soldados y mediante e despliegue de una brillante estrategia militar,

Napoleón Bonaparte logró aplastantes triunfos. Derrotó a los sardos en la batalla de Mondoví, en abril de 1796, obligó a

capitular al rey de la isla de Cerdeña y consiguió para Francia los territorios de Niza y Saboya.

Tras derrotar a las tropas italianas, procedió a avanzar sobre Austria, gobernada por los Habsburgo. El emperador

Francisco II de Austria era uno de los principales conspiradores contra la Revolución Francesa. En mayo de 1796,

Napoleón y su ejército vencieron sobre las tropas del Imperio Austríaco en la batalla de Lodi. Para fines de ese mismo

año, Napoleón volvió a triunfar en la batalla de Arcóla y, a comienzos del año siguiente, lo hizo en Rívoli. De esa

manera, el ejército francés estaba en condiciones de avanzar sobre Viena, la capital del Imperio Austríaco. Francisco II,

para evitarlo, se vio obligado a solicitar un armisticio. Francia estableció así su dominio sobre Bélgica, la margen

izquierda del Rin y la región del Milanesado, en el norte de Italia.

Tras regresar a París, después de estas primeras actuaciones, Napoleón recibió reconocimiento y admiración. Había

Page 130: Manual 2do historia medieval y moderna

demostrado un gran talento militar y una enorme capacidad de liderazgo y conducción.

En ese escenario de ascenso vertiginoso, el Directorio le otorgó una empresa aún más ambiciosa: fue nombrado

comandante en jefe del ejército en la campaña contra Inglaterra, la gran potencia industrial de la época, que también

quería frenar el avance francés.

La campaña a Egipto

El razonamiento estratégico de Napoleón para derrotara Inglaterra consistió en evaluar cuál era la fuente central del

aprovisionamiento británico. Por eso se propuso, en lugar de atacar directamente Inglaterra, avanzar sobre los mercados

coloniales de Egipto y la India. Esos territorios eran la base más importante de donde los ingleses obtenían los insumes

para sus industrias. El ejército francés, compuesto por 35.000 soldados, avanzó hacia el norte de África y tomó la ciu dad

de Alejandría. En Egipto se produjo una de las batallas más memorables de toda la historia militar: el 21 de julio de

1798, el ejército napoleónico venció a los mamelucos turcos frente al majestuoso e imponente escenario de las antiguas

pirámides egipcias.

Sin embargo, diez días después de esa victoria espectacular, las tropas francesas fueron derrotadas en Abukir, por el

ejército inglés conducido por el almirante Horace Nelson. Las tropas de Napoleón quedaron varadas en Egipto, sir poder

proseguir su marcha hacia la India. Napoleón decidió entonces delegar el mando del ejército en el general Kléber y

regresar a Francia para medir sl influencia política y evaluar cómo continuar.

Armisticio: convenio que establece la paz y abre las negociaciones para poner fin a un conflicto militar; el bando o

ejército que pide el armisticio debe aceptar las condiciones que le imponen los vencedores.

Mamelucos: soldados profesionales que luchaban, en Egipto, en favor del Imperio Turco.

El 18 Brumario

Al regresar a Francia, Bonaparte se encontró con un escenario político en el que los miembros del Directorio estaban

debilitados por la ausencia de apoyos sólidos. La presencia de Napoleón en la capital generó un fuerte revuelo, pues se

trataba del general más victorioso y la figura más popular del ejército revolucionario, quien estaba arriesgando su vida

en los campos de batalla para defender a Francia de las potencias extranjeras. Su figura cautivante y su perso nalidad,

dotada de un gran magnetismo, generaba adhesiones muy intensas y profundos celos y rechazo entre quienes aspiraban

a ejercer el control político de Francia.

Napoleón, consciente de su poder, construido por sus propios méritos y talentos personales, aprovechó las

circunstancias. En 1799, el día 18 del mes de Brumario (equivalente al 9 de noviembre), asestó un golpe político

fulminante. Logró que el Poder Legislativo, conformado por el Consejo de los 500 y el Consejo de Ancianos, convocara

a una sesión extraordinaria, que él custodiaría, por ser el comandante de las tropas de la capital. Una vez en sesión,

Bonaparte ingresó a la Sala Legislativa. Tanto los legisladores aliados como los opositores, atemorizados por su

presencia, lo designaron integrante de un nuevo sistema político, el Consulado, junto con Emmanuel Joseph Siéyes y

Fierre Ducos. Napoleón pasaba de esta manera a intervenir de manera activa y protagónica en los asuntos políticos

internos de Francia.

El Consulado era un triunvirato, pero entre sus integrantes, Napoleón pronto se posicionó como la figura central, y

consiguió que lo nombraran Primer Cónsul. El nuevo hombre fuerte de Francia eligió la antigua residencia real del

palacio de las Tullerías como sede de sus actividades políticas. Francia se encaminaba así, poco a poco, a la

conformación de un nuevo sistema político controlado por una sola persona: Napoleón Bonaparte.

La oposición a Napoleón

Page 131: Manual 2do historia medieval y moderna

Apenas asumió su nuevo cargo, el Primer Cónsul debió afrontar problemas en dos frentes. En el plano externo, se supo

que Inglaterra había delineado la formación de una nueva coalición de potencias para enfrentar a Francia. En esta

oportunidad, además del Imperio Austríaco, se sumaron el Reino de Ñapóles, el Imperio Turco y Rusia. Frente a esta

embestida de las grandes potencias coaligadas para derrotarlo, Napoleón respondería con nuevas campañas militares.

En el plano interno se produjeron varias conjuras e intentos de atentar contra la figura del Primer Cónsul La acción más

significativa fue la conspiración de Georges Cadoudal, un antiguo jefe militar quien, con la colaboración del general

Pichegru, trató de asesinar a Napoleón. La conspiración fue descubierta antes de que realizaran el ataque, y los

responsables fueron ejecutados.

El Imperio y la caída de Napoleón

En los primeros años del siglo XIX, Napoleón acrecentó aún más su poder. Los legisladores se reunieron y lo

proclamaron emperador de Francia, con el nombre de Napoleón I. Esta decisión estaba respaldada por un plebiscito

popular que lo había consagrado cónsul vitalicio en 1802. Se organizó una gran ceremonia para formalizar la

coronación. Para ese evento se convocó al Papa Pío Vil a la catedral de Nótre-Dame, en París.

Una vez ungido como emperador, Napoleón I organizó una verdadera aristocracia estatal. Diseñó y desplegó una red de

vínculos de tipo nobiliario, colocando en puestos claves a sus parientes directos. De esa manera, y aunque resulte

paradójico, el gran general que derribó cortes monárquicas por todo el continente en defensa de los ideales de la

igualdad y la libertad reinstaló en París un ceremonial cortesano muy similar al de una corte absolutista.

Muchos familiares del emperador pasaron a gobernar territorios ocupados por Francia en el resto de Europa. Así,

Napoleón estableció una red imperial en la que extensas regiones del continente funcionaban como satélites del Estado

francés. Su hermano, José Bonaparte, pasó a ser rey de Ñapóles y de España, lo que generó profundos cambios políticos

en los dominios coloniales españoles. Su hermana, Elisa, fue nombrada gran duquesa de Toscana. Luis, el marido de su

hijastra, ocupó el trono de Holanda.

El gobierno de Napoleón I tuvo, sin embargo, el estilo y la impronta de los monarcas ilustrados, que intentaban desde el

control del Estado impulsar reformas orientadas al progreso material y cultural de la sociedad. Ordenó la creación de la

Universidad Imperial y fomentó el desarrollo industrial mediante incentivos y estímulos a los inventores de nuevas

maquinarias. De esta manera, se produje en Francia un importante crecimiento económico. En el plano jurídico, ordenó

la sanción de un Código Civil (conocido como Código Napoleónico) y otro de comercio, fundados en las

transformaciones sociales, políticas y económicas que se estaban atravesando. Todas estas medidas favorecían la

consolidación de le burguesía como nueva clase social dominante en la sociedad francesa.

El bloqueo continental

La única potencia europea que competía con Francia en el terreno económico, político y militar era Inglaterra. La gran

diferencia entre el Estado inglés \ e francés estaba dada por el hecho de que el poderío militar de Napoleón ere

fundamentalmente terrestre, mientras que Inglaterra se apoyaba en su fuerza naval. Pero la rivalidad entre estas

potencias no se limitaría al plano bélico.

El gobierno inglés dispuso cerrar los puertos para el comercio de empresarios franceses. En respuesta a esta decisión,

Napoleón decretó el bloquee continental, medida por la cual todos los Estados satélites del Imperio Francés tenían

vedado el comercio con Inglaterra. Esta es una de las razones que explica por qué Inglaterra decidió en esa época

avanzar sobre nuevos mercados ultramarinos e invadió Buenos Aires en 1806 y en 1807.

El bloqueo continental limitó las actividades económicas de muchos comerciantes, e influyó en la intensificación de

Page 132: Manual 2do historia medieval y moderna

movimientos nacionalistas que buscaron rebelarse contra Francia en los territorios controlados por Napoleón.

Ideas y formas de gobierno

La coronación de Napoleón permitió consolidar y formalizar el enorme poder y predominio de Francia en Europa. Sus

campañas militares habían logrado derribar regímenes monárquicos despóticos. Las ideas del liberalismo, basadas en la

igualdad de los hombres, eran uno de los argumentos centrales por los que fueron impulsadas esas campañas. Pero en la

cumbre de su carrera política, Napoleón decidió fundar un imperio en el que sus parientes ocuparon importantes cargos.

• ¿Qué opinan sobre el modo en que Napoleón ejerció el poder cuando alcanzó la cumbre de su carrera?

Napoleón es derrotado

A lo largo de su gobierno, Napoleón buscó avanzar sobre varios territorios; también muchos ejércitos se organizaron

para combatirlo. Por eso, en los Drimeros quince años del siglo XIX, la guerra fue una constante en Europa.

En 1804 se organizó una coalición antinapoleónica compuesta por Austria, Rusia, Suecia y el Reino de Ñapóles.

En 1806 se conformó otra, con Prusia, Suecia, Inglaterra y Rusia.

Tres años más tarde, en 1809, se unieron Austria, Inglaterra y los españoles, que buscaban resistir la invasión francesa.

En 1812, se organizó la última coalición antifrancesa, que contó con la unión de las fuerzas de Austria, Italia, Suecia,

Rusia, Prusia, Inglaterra y España.

El fracaso de la campaña francesa en Rusia y la derrota de Waterloo, en ' 315, señalaron el límite final del predominio

napoleónico. Al caer militarmente, ^'< Imperio Francés se desmoronó. Los antiguos Estados monárquicos contro-ados

por Francia se desligaron de la tutela liberal que impulsaba Napoleón, '.luchos nobles recuperaron sus lugares perdidos y

se restauraron varias cortes minantes que habían sido destronadas, años atrás, por el ejército francés.

La restauración monárquica

Tras la derrota de Napoleón, las dinastías monárquicas destituidas por -rancia fueron restauradas en sus respectivas

cortes, y las autoridades de las potencias europeas propusieron la organización de un congreso para rediseñar el mapa

político del continente. Esa reunión diplomática se realizó en Viena, la capital del Imperio Austríaco, uno de los Estados

que más había luchado contra el proceso revolucionario francés. Los líderes de las potencias vencedoras nvocaron los

principios contrarrevolucionarios, y se desmontaron las acciones liberales que la administración francesa había

impulsado en favor de los sectores burgueses y en contra de los nobles. Los asistentes al Congreso de Viena buscaron

establecer un equilibrio entre los Estados europeos, para frenar la situación de guerra permanente que había imperado

desde la ejecución de Luis XVI. La figura central de aquel congreso fue el ministro de Relaciones Exteriores austríaco,

Klemens von Metternich, quien logró liderar las fuerzas conservadoras e hizo renacer el predominio de la dinastía de los

Habsburgo.

En ese contexto, Fernando Vil volvió al poder en España, e intentó relanzar su gobierno sobre los distintos dominios

coloniales. En Francia, Luis XVIII, hermano del rey decapitado Luis XVI, se instaló en el palacio de las Tullerías.

El último intento de Napoleón

Luego de fracasar en su campaña a Rusia en manos de la última Coalición que se organizó para derrotarlo, Napoleón

retornó a Francia. En marzo de 1815 intentó recuperar el poder, aprovechando el respaldo con que contaba dentro de las

filas militares. Quiso volver al campo de batalla y avanzó sobre Bélgica para recuperar terreno. Sin embargo, en la

batalla de Waterloo, ocurrida el 18 de junio de 1815, las fuerzas británicas dirigidas por el duque de Wellington y las

prusianas, comandadas por el mariscal Blücher, vencieron definitivamente a Napoleón. Desde entonces, el derrotado

emperador fue encarcelado en la isla de Santa Elena, frente a las costas africanas, donde falleció en 1821.

Page 133: Manual 2do historia medieval y moderna

El espíritu de la revolución

La Revolución Francesa estuvo inspirada en los ideales de la libertad, la fraternidad y la igualdad. Gran parte del

fundamento que la impulsó estuvo generada por una nueva concepción acerca del origen de la soberanía. Al mismo

tiempo, instaló un debate muy profundo e intenso sobre la mejor forma de gobierno, y puso en cuestión los privilegios

que caracterizaban el orden social vigente hasta ese momento.

ANOTANDO LOS RECLAMOS

Los Cuadernos de quejas se redactaron a lo largo de los meses previos al inicio de la primera sesión de los Estados

Generales. Planteaban demandas que anticipaban los cambios que se realizarían en los años siguientes. Aquí se

reproduce un fragmento de uno de esos cuadernos.

Suplicamos humildemente a Su Majestad que ordene la supresión de todos los privilegios que tienen las propiedades

señoriales. [...} Que el tercer Estado tenga el mismo número de representantes que los otros dos órganos reunidos del

clero y la nobleza; y que se delibere no por orden, sino por cabeza de deliberantes. Que establezca que la libertad

personal es inviolable y que ningún ciudadano puede ser privado de su libertad excepto mediante un juicio justo y según

las leyes en los tribunales ordinarios. Que la reunión periódica de los Estados Generales es derecho de la Nación y

deberá ser en el futuro el sistema permanente de administración del reino. Que cada ley sea proclamada y cada tributo

sea impuesto por voluntad o con el consentimiento de la Nación.

EL MÁS REVOLUCIONARIO DE LOS REVOLUCIONARIOS

Maximilien de Robespierre integraba el Club de los Jacobinos. Este sector, además de representar a la burguesía frente a

la nobleza, estaba muy atento a las necesidades e intereses de los sectores populares, los sans-culottes. En este

fragmento de un discurso pronunciado ante la Convención a fines de 1792, pueden reconocerse algunas de las ideas de

Robespierre.

A/o es indispensable que yo pueda comprar un brillante brocato, pero sí pan para mí y para mis hijos. El negociante

puede acaparar en sus depósitos las mercaderías que el lujo y la vanidad codician, hasta que llegue el momento de

venderlas al mejor precio posible, pero nadie puede amontonar trigo junto a su semejante que muere de hambre. Desafío

al más escrupuloso defensor de la propiedad a negar estos principios, a menos que confíese entender por derecho de la

propiedad el de despojar y asesinar a su prójimo. Ricos... aprended a gozar de la igualdad y la virtud o al menos

contentaos con las ventajas que os da vuestra fortuna y dejad al pueblo pan, trabajo y honradez. El primero de los

derechos es el de existir; así, pues, la primera ley social es la que garantiza a todos los miembros de la sociedad ¡os

medios para subsistir; todas las demás están subordinadas a esta.

UNA CANCIÓN DE GUERRA

La Marsellesa es el nombre de una canción compuesta por Rouget de Lisie cuando la Asamblea decidió declarar la

guerra al Imperio Austríaco en 1792. En la actualidad, está aceptada oficialmente como el Himno Nacional de la

República Francesa. En varias de las estrofas se puede apreciar el contexto de las monarquías reinantes en el continente

europeo y las razones por las cuales se movilizaron y lucharon muchos integrantes de la sociedad francesa a fines del

siglo XVIII.

Marchemos, hijos de la patria,

el día de la gloria ha llegado.

El sangriento estandarte de la

tiranía

¡A las armas, ciudadanos!

¡Formad vuestros batallonesl

Marchemos, marchemos, que una

sangre impura empape nuestros

¿Para quién son esas innobles

trabas

y esas cadenas hace tiempo

preparadas?

Page 134: Manual 2do historia medieval y moderna

está ya levantado contra nosotros.

¿No oís bramar por las campiñas

a esos feroces soldados?

Pues vienen a degollar

a nuestros hijos y a nuestras

esposas

surcos.

¿Qué pretende esa horda de

esclavos, de traidores, de reyes

conjurados?

¡Para nosotros, franceses!

¡Oh, qué ultraje!

¡Qué arrebato nos debe mover!

Es a nosotros a quienes pretenden

sumir

de nuevo en la antigua esclavitud

Page 135: Manual 2do historia medieval y moderna

LA IMAGEN MÁS FAMOSA

DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

En 1830, Eugéne Delacroix pintó su obra La Libertad conduciendo al pueblo. En el cuadro se ve a la

Libertad, personificada como una mujer semidesnuda que porta una bandera de Francia, liderando a los

sans-culottes en la batalla contra las fuerzas monárquicas, que no aparecen representadas en el cuadro. Esta

famosa pintura, aunque fue realizada con posterioridad al período revolucionario, se convirtió en un

símbolo de la Revolución Francesa, y es reproducida, aún hoy, en estampillas y billetes de circulación legal

en Francia.

Expliquen por qué las fuentes históricas reproducidas en estas páginas dan cuenta de "el espíritu" de la

Revolución Francesa. ¿Por qué la Marsellesa es hoy en día el Himno de Francia, aunque hace referencia a

un momento histórico ya lejano? Den su parecer al respecto.

Describan con sus propias palabras el cuadro La Libertad conduelen al pueblo. Este cuadro, ¿reprcx un

hecho real ocurrido durant Revolución Francesa? Justift

La Revolución Francesa

Etapas de la

Revolución

Francesa

Forma de

gobierno

Acontecimientos más relevantes

1787-1789 Monarquía

absolutista

Establecimiento de un impuesto universal sobre

la tierra.

Renuncia del ministro Calonne.

Asunción de Necker.

Convocatoria a los Estados Generales.

Presentación de las cartas de quejas.

1789-1791 Paso de la

monarquía

absolutista a la

monarquía

constitucional

Toma de la Bastilla.

Rebelión campesina.

Transformación de los Estados Generales en

Asamblea.

Declaración de los Derechos del Hombre y del

Ciudadano.

Redacción de la nueva Constitución.

1791-1795 República Intento de fuga del rey.

Asalto a las Tullecías.

Ejecución de Luis XVI.

Conformación de los comités.

Predominio de Robespierre.

Page 136: Manual 2do historia medieval y moderna

Guerra con Austria.

Golpe deTermidor.

1795-1799 Directorio Retorno de exiliados.

Ejecución de Robespierre.

Detención y represión de jacobinos.

Campaña en Egipto: triunfo en la batalla de las

Pirámides. Derrota en Aboukir.

1799-1804 Consulado Regreso de Napoleón a París.

Golpe del 18 Brumario.

Asunción de Napoleón como cónsul vitalicio.

Sanción del Código Ovil.

1804-1815 Imperio Coronación de Napoleón I.

Campaña a Rusia.

Derrota en Waterloo.

Congreso de Viena. Restauración de los

Borbones