uántas veces hapasado usted porla Plaza del DoctorMarañón? Cien-tos, seguro. Sabe-

mos que hay una estatua ecues-tre en medio y poco más. Puesese monumento, que data de1885, se hizo gracias a una sus-cripción popular, y representa aun consocio del Casino de Ma-drid, el General Manuel Gutié-rrez de la Concha, Marqués delDuero.

Manuel Gutiérrez dela Concha hizo unafulgurante carrera

militar y se caracterizó siemprepor ser “buen patriota; militarentusiasta por la profesión,amigo de la cultura y admira-dor de los que por ella desco-llaban, el Marqués del Duero,es el acabado tipo del militarilustrado, valeroso inteligente yamante de su patria”, segúndocumentos de la época. Tam-bién fue autor de “Proyecto detáctica de las tres armas”, trata-do que siguieron con gran inte-rés desde la Europa militar porlas innovaciones de estrategia.En una etapa de su vida se de-dicó por completo a investigarlos mejores medios para el de-sarrollo de la agricultura. Y sidecimos “por completo”, éso eslo que significa, pues así lo re-coge uno de los artículos con-sultados para elaborar esta re-seña: “poniendo en ello —refi-riéndose a la investigación—no sólo inteligencia y entusias-mo, sino también su fortuna,que empleó en su totalidad enexperimentar los progresos in-dustriales que tienden al desa-rrollo de la riqueza del suelo”.

Son muchos sus méritos,pero vamos a empezarpor el principio. Manuel

Gutiérrez de la Concha, primermarqués de Duero, nació en1808, en Tucumán, Córdoba

(Argentina). Al morir su padre,brigadier de marina, en la Gue-rra de la Independencia ameri-cana, su madre regresó a Espa-ña para reunirse con los suyosen 1814 y con ella el niño, queingresó en la Academia Militar,en la que ascendió a alférez en1825 y a teniente en 1832.Cuando murió Fernando VIImostró abiertamente su simpa-tía por Isabel II, pues ya habíasufrido algunos meses arrestospor su vehemencia hacia la ide-as liberales. Se unió al ejércitodel Norte al comenzar las gue-rra carlista y enseguida se dis-tinguió por sus extraordinariascondiciones. Por su actuaciónen dicha Guerra le fueron otor-gadas varias cruces de San Fer-nando y fue ascendiendo hastaalcanzar el grado de mariscal decampo en 1840. Comandantegeneral de las provincias deGuadalajara y Cuenca en 1841,participó en el frustrado intentoantiesparterista de Diego deLeón y los moderados, en lossucesos de octubre de 1841, porlo que tuvo que exiliarse. En elverano de 1843 contribuyó acti-vamente a la caída del regenteEspartero, lo que le valió el as-censo a teniente general. Nom-brado inspector general de In-fantería por los moderados en elpoder, fue capitán general deCastilla la Vieja. Ocupaba estecargo cuando se le encomendó,

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Manuel Gutiérrez de la Concha,Marqués del Duero

Obra de: Andrés Aleu. En: Plaza del Doctor Marañón. Año: 1885

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en 1847, el mando de la expedi-ción a Portugal para ayudar a lareina María de la Gloria. Consi-guió restablecer, sin llegar acombatir, la autoridad de la so-berana portuguesa en Oporto yrecibió honores en Portugal yen España (marquesado delDuero, con Grandeza). Capi-tán general en Cataluña, acabócon el problema de los «mati-ners» en 1849. Colaboró conO'Donnell durante el BienioProgresista desde diversos car-gos: capitán general de Catalu-ña, diputado a Cortes, presi-dente de la Junta Consultiva deGuerra. Capitán general de lasdos Castillas con la Unión Libe-ral, en los años sesenta se apar-tó de la política y de la milicia,actividad que retomó en 1872,convirtiéndose en uno de losmás firmes partidarios del al-fonsismo. Su gran capacidad yprestigio militar -se le puedeconsiderar el mejor estrategaespañol del siglo XIX- hizo queel gobierno de la República de1874 le diese el crucial mando

del Tercer Cuerpo del Ejércitodel Norte. En los tres mesesque estuvo en el frente carlistalogró victorias de gran resonan-cia y significado, sobre todas laliberación de Bilbao en mayo.Preparaba el ataque a Estella, la«capital» simbólica de los car-listas, cuando murió víctimade una bala perdida, enMonte Muro (27.VI.1874).Manuel Gutiérrez de laConcha era, contoda probabilidad,el militar que estabadestinado a proclamarla restauración de AlfonsoXII. Tras su desaparición,sería un subordinado suyo enel Norte, Martínez Campos,quien lo haría unos mesesmás tarde en Sagunto.

La escultura de AndrésAleu, lo representa ves-tido con el uniforme de

general y la espada enfundadacolgando del lado izquierdo,sobre un elegante y brioso ca-ballo. Tiene su brazo derechoextendido al frente, para indi-car el camino que debían to-mar sus tropas, mientras quecon el brazo izquierdo sujetalas bridas del animal. Realiza-da en bronce en la FundiciónArtillería de Sevilla, se alza so-bre un pedestal obra de PabloGilbert, que está formado porun primer cuerpo prismáticorectangular, escalonado, sien-do cada tramo de diferentematerial: el primero de grani-to, el segundo de mármol blan-co y el tercero de mármol gris,y encima el cuerpo central,constituido por otro prisma dedimensiones más reducidas,rematado por un entablamen-to decorado por un friso con

meandros y una cornisa vola-da. En su frente puede leerseen letras mayúsculas de bron-ce “AL CAPITÁN GENE-RAL/ MARQUÉS DELDUERO”, y en los lados ma-yores hay sendos relieves. Enel lateral izquierdo, representóGilbert la entrada en Oportocuando acudió con sus tropaspara ayudar a la Reina; y en laderecha el momento en el queera recogido por sus ayudan-tes, herido de muerte, en la ba-talla de Monte Muro en Nava-rra. El coste del monumento,en el que también colaboró elEjército, que donó unos caño-nes, ascendió a más de 140.000pesetas (del año 1885).

Manuel Gutiérrez de laConcha, Marquésdel Duero ingresó

como socio del Casino el 15 defebrero de 1841, siendo presen-tado por el general FernandoFernández de Córdova.

Imagen de 1909, en la quese puede apreciar la ausenciatotal de edificios en laplaza en esa época.