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través de dos poetas, consideramos ciertos aspectos de la escena literaria regional del sudeste cordobés. Ellos son Eduardo Pepicelli y Diego Brando, quienes plasmaron, desde el lenguaje literario, un particular modo de observar su entorno. Además, contraponemos la idea borgeana sobre un interior cordobés ruidoso y persuasivo con la mirada que aparece en los poemas de estos autores. En los poemas de las antologías Franca recompensa (Ediciones Nubla, 2000), de Pepicelli, y Frontera (Editorial Vilnius, 2015), de Brando, encontramos formas particulares y disímiles de poetizar el territorio. Territorio que se presenta desde los límites temporales, espaciales e intangibles del campo y del pueblo, de lo externo y lo íntimo, de la naturaleza y lo sensible. BOCHINCHERA Y LADINA Enterrar el acento natal en esta pampa, para escarbar en el discurso y hacerlo poesía. Quizás en eso consista nuestro quehacer poético, de sudeste cordobés. Bochinchero y ladino, sí, pero desde donde nos hacemos poema, voz y disidencia. A Material producido por estudiantes y profesores de los Profesorados de Lengua y Literatura, de gestión estatal y privada, de la Dirección General de Educación Superior del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, en el marco de acciones Rumbo al VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. Septiembre - Diciembre 2018 Las palabras nos atraviesan. Con ellas nos nombramos y nos nombran. Su uso nos describe y describe nuestra historia. Casi imposible, entonces, no encontrar huellas de uno mismo en cualquier uso que hagamos de la lengua. Ejemplo de ello son muchos escritores. Para entender aún más esta realidad, en esta última entrega disfrutamos de la poesía de dos escritores cordobeses que “pintan su aldea”, es decir, reflejan aspectos de la escena literaria regional del sudeste cordobés. Y lo hacen, cada uno, de un modo particular. Que la disfruten. Walter Grahovac, ministro de Educación de la provincia de Córdoba. Río Cuarto / Río Tercero / San Francisco / Villa María Miércoles 2 de enero de 2019 15/15 En el prólogo del poemario Luna de enfrente (1925) su autor, no sin melancolía, declara haber consultado diccio- narios de argentinismos como fuentes de un cúmulo de pa- labras que referirá en su poema “El general Quiroga va en coche al muere”. Desde el verso “Esa cordobesada bochin- chera y ladina”, Borges nos convoca y nos sumerge en las meditaciones de Quiroga. Las fuentes indican que los tér- minos bochinchera y ladina presentan rasgos del “interior” que Borges decide resaltar no sin otra particularidad. Según el Diccionario Argentino de Tobías Garzón de 1910, notése que bochinchero, ra es un adjetivo utilizado en un sentido más lato, más comprensible que el proporcionado por la RAE, a saber: “…nuestro bochinchero puede no ser un alborotador público, … son bochincheros cuando las re- vuelven y las ponen en confusión, o cuando arman gritería y chacotean unos con otros”. Al adjetivo “bochinchera”, lo acompaña otro adjetivo, ladino, na: “que tiene labia, o sea afluencia persuasiva y gracia en el hablar”. Por úl- timo, –y completando el sentido lexical de la frase bor- geana– incorporamos el sustantivo cordobesada como “acción o dicho propio de los cordobeses. Tómase en mala parte o por el lado ridículo”. María Janet Martins Eduardo Pepicelli (13 de febrero de 1961 - 15 de octubre de 2015). Poeta, campesino y profesor. Se recibió de Profesor de Castellano, Literatura y Latín en el ISFD Mariano Moreno. Par- ticipó en encuentros de poesía y sus producciones fueron pre- miadas en Antología Poética compartida por la Editorial Nubla en 1996. Publicó Franca Recompensa (2000) en Editorial Nubla y permanece inédito el escrito ¿…Dónde está la mariposa…? Bochincheros y ladinos: así nos piensa el personaje de Quiroga a los cordobeses, en el poema “El general Quiroga va en coche al muere” de Borges. Desierto y bar- barie donde solo puede hallarse la muerte, enuncian sus versos. Desde lo literario, asumimos ese lugar que nos construye / nos dice / nos mira y, fieles a nuestro carácter bullicioso y rebelde, nos reafianzamos cual “estaca pampa” en este rincón de la patria sojera. Para subvertir esa mirada y estallarla de sentido, buscamos en los “ma- drejones” el murmullo siestero de la poesía bien nuestra. Murmullos que se hacen río y circulan al margen de los océanos académicos y de las oleadas literarias de turno. Murmullo bien ladino, que mira el territorio con el extra- ñamiento de reconocerse pueblo e infancia, campo y ciu- dad, siesta y verano. Desesperanza y tedio. Nostalgia y exilio. Interior y frontera. Enterrar el acento natal en esta pampa, para escarbar en el discurso y hacerlo poesía. Quizás en eso consista nuestro quehacer poético, de su- deste cordobés. Bochinchero y ladino, sí, pero desde donde nos hacemos poema, voz y disidencia. Soledad Galván

Maquetación 1 - D.G.E.S

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Page 1: Maquetación 1 - D.G.E.S

través de dos poetas, consideramos ciertos aspectos de la escena literaria regional del sudeste cordobés. Ellos sonEduardo Pepicelli y Diego Brando, quienes plasmaron, desde el lenguaje literario, un particular modo de observar

su entorno. Además, contraponemos la idea borgeana sobre un interior cordobés ruidoso y persuasivo con la mirada queaparece en los poemas de estos autores.En los poemas de las antologías Franca recompensa (Ediciones Nubla, 2000), de Pepicelli, y Frontera (Editorial Vilnius, 2015),de Brando, encontramos formas particulares y disímiles de poetizar el territorio. Territorio que se presenta desde los límitestemporales, espaciales e intangibles del campo y del pueblo, de lo externo y lo íntimo, de la naturaleza y lo sensible.

BOCHINCHERA Y LADINA

Enterrar el acentonatal en esta pampa,

para escarbar en eldiscurso y hacerlo

poesía. Quizás en esoconsista nuestro

quehacer poético, desudeste cordobés.

Bochinchero y ladino,sí, pero desde dondenos hacemos poema,

voz y disidencia.

A

Material producido porestudiantes y profesores delos Profesorados de Lengua

y Literatura, de gestión estatal y privada, de

la Dirección General de Educación Superior del

Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, en el

marco de acciones Rumbo alVIII Congreso Internacional de la

Lengua Española.Septiembre - Diciembre 2018

Las palabras nos atraviesan. Con ellasnos nombramos y nos nombran. Suuso nos describe y describe nuestrahistoria. Casi imposible, entonces, noencontrar huellas de uno mismo encualquier uso que hagamos de lalengua. Ejemplo de ello son muchosescritores.Para entender aún más esta realidad,en esta última entrega disfrutamos dela poesía de dos escritores cordobesesque “pintan su aldea”, es decir,reflejan aspectos de la escena literariaregional del sudeste cordobés. Y lohacen, cada uno, de un modoparticular. Que la disfruten.

Walter Grahovac, ministro deEducación de la provincia de Córdoba.

Río Cuarto / Río Tercero / San Francisco / Villa María Miércoles 2 de enero de 2019

15/15

En el prólogo del poemario Luna de enfrente (1925) suautor, no sin melancolía, declara haber consultado diccio-narios de argentinismos como fuentes de un cúmulo de pa-labras que referirá en su poema “El general Quiroga va encoche al muere”. Desde el verso “Esa cordobesada bochin-chera y ladina”, Borges nos convoca y nos sumerge en lasmeditaciones de Quiroga. Las fuentes indican que los tér-minos bochinchera y ladina presentan rasgos del “interior”que Borges decide resaltar no sin otra particularidad.Según el Diccionario Argentino de Tobías Garzón de 1910,notése que bochinchero, ra es un adjetivo utilizado en unsentido más lato, más comprensible que el proporcionadopor la RAE, a saber: “…nuestro bochinchero puede no serun alborotador público, … son bochincheros cuando las re-vuelven y las ponen en confusión, o cuando arman griteríay chacotean unos con otros”. Al adjetivo “bochinchera”, loacompaña otro adjetivo, ladino, na: “que tiene labia, osea afluencia persuasiva y gracia en el hablar”. Por úl-timo, – y completando el sentido lexical de la frase bor-geana– incorporamos el sustantivo cordobesada como“acción o dicho propio de los cordobeses. Tómase en malaparte o por el lado ridículo”.

María Janet Martins

Eduardo Pepicelli (13 de febrero de 1961 - 15 de octubre de2015). Poeta, campesino y profesor. Se recibió de Profesor deCastellano, Literatura y Latín en el ISFD Mariano Moreno. Par-ticipó en encuentros de poesía y sus producciones fueron pre-miadas en Antología Poética compartida por la Editorial Nublaen 1996. Publicó Franca Recompensa (2000) en Editorial Nublay permanece inédito el escrito ¿…Dónde está la mariposa…?

Bochincheros y ladinos: así nos piensa el personaje deQuiroga a los cordobeses, en el poema “El general Quiroga va en coche al muere” de Borges. Desierto y bar-barie donde solo puede hallarse la muerte, enuncian susversos. Desde lo literario, asumimos ese lugar que nosconstruye / nos dice / nos mira y, fieles a nuestro carácterbullicioso y rebelde, nos reafianzamos cual “estacapampa” en este rincón de la patria sojera. Para subvertiresa mirada y estallarla de sentido, buscamos en los “ma-drejones” el murmullo siestero de la poesía bien nuestra.Murmullos que se hacen río y circulan al margen de losocéanos académicos y de las oleadas literarias de turno.Murmullo bien ladino, que mira el territorio con el extra-ñamiento de reconocerse pueblo e infancia, campo y ciu-dad, siesta y verano. Desesperanza y tedio. Nostalgia yexilio. Interior y frontera. Enterrar el acento natal en estapampa, para escarbar en el discurso y hacerlo poesía.Quizás en eso consista nuestro quehacer poético, de su-deste cordobés. Bochinchero y ladino, sí, pero desdedonde nos hacemos poema, voz y disidencia.

Soledad Galván

Page 2: Maquetación 1 - D.G.E.S

La vida sencilla:una lectura deFrancarecompensa, deEduardoPepicelli

...estibar sueñoscuando el ánimo inverna

quietudesEduardo Pepicelli

La poesía, como el amor,exige que se cumplan lasilusiones

En su libro Franca recompensa,Eduardo Pepicelli no titula sus poe-mas, lo que podría dejarnos al menosdos interrogantes: ¿por qué no titula?y ¿hace falta que lo haga? La elecciónde no titular tal vez sea, simplemente,porque no lo necesita; su escrito escomo un recorte de una conversación.Podemos advertir en estos procedi-mientos la evocación de una ausencia.Los puntos suspensivos nos dan laidea de que hubo algo dicho anterior-mente y habrá de continuar. Los espacios en blanco y la disposi-ción de los versos en algunos de suspoemas indican esa pausa que otorgasuspenso y un tiempo que fractura elterritorio. Por ejemplo, un pueblotriste y desolado se impregna de unacaótica impaciencia debido a la espera

de la amada y en comunión con la na-turaleza en la que la lluvia se des-grana. Las palabras y los versosresplandecen en el instante en queinvoca a su amada: “Te cuento la llu-via…”.Eduardo nos invita a viajar al campo.La idea de la lejanía, particularmenteen el campo, produce en el lectorcierta nostalgia creada por la alusiónal invierno que, conjugada con latemprana puesta del sol y nochesmás largas, frías y solitarias, brindanun papel protagónico al clima. Esteelemento es utilizado por el poetapara expresar su angustia al no poderestar con la persona a quien ama:“(…) sin el vértigo del tiempo / fuerade las propensiones / a la lejanía / por tuausencia / malayerba...”.Una excepción es el poema “Parénte-sis”, en cuanto a la elección de un es-pacio distinto: el urbano. El poetarecrea la atmósfera de un café com-partido en un bar y apela a la idea deque es necesario hacernos esos pa-réntesis para enfrentar la tristeza: “... Yo creo / que hay que hacer / esosparéntesis / en donde se resquebraja /la angustia.” El aire, la noche, el silen-cio, la media luz nos conectan con losimple y lo natural, aun en un escena-rio urbano como lo es un bar. La recu-rrencia a la naturaleza, a losquehaceres del campo, siempre en relación con el tiempo y su suspen-sión, aparecen de manera delicada y

filosófica, en pos de recuperar unaexperiencia: “ dejar madurar / enhoras largas / tus ojos / y mi espera”.Pepicelli nos acerca la atmósferaque se genera en ese bar, a esos mo-mentos de paréntesis que necesita-mos para contar nuestras angustias,disfrutar del silencio y de una compa-ñía dejando madurar una relación.El tiempo suspendido y la espera sonlos temas que prevalecen en sus poe-mas. Lo íntimo hecho naturaleza, la mi-rada paciente sobre los vínculos –comoquien sabe de los tiempos de cultivoy cosechas, y también de las ansieda-des que esto conlleva– reconfiguranuna idea de tiempo que solo puedeencontrarse en un paisaje rural. Es enesa vida sencilla que Pepicelli evoca lapoesía como experiencia, que, talvez, sea la mejor y la más verdaderarecompensa que se pueda obtener.

...Una experiencia simpleencarnar

la rectitud de la esperapresumiendo la ocurrencia

de tu llegadasin dejar de creery eso sí que cuesta…

...Mantener el almaen vilo atemporalporque no conozco el principio

ni el finalde ese duelo del aire…

...estibar sueñoscuando el ánimo inverna

El Corredor Mediterráneo / Página 2

quietudesy malagana

y no encuentro tus manos cuando el sol se escondemaliciando la escarcha…...represar el encanto

del versoen ese instante de la limpiada esperasin falsas conjeturassin el vértigo del tiempofuera de las propensiones

a la lejaníapor tu ausencia

malayerba...

Paréntesis

...Yo creoque hay que hacer

esos paréntesisen donde se resquebraja

la angustiay frotar el aire

mágicode una noche

en silencioy café compartidodejar madurar

en horas largastus ojos

y mi esperaa media luzmi pena

y tu sonrisamezclándose

en el aire del bar…

Vías de tren, Marcos Juárez. Fotografía: Cecilia Cejas

“…para salvar los caminosque emprenderemos a la vezcuando la tardese vuelva quimera…”

Eduardo Pepicelli

Estacionamiento, Bell Ville. Fotografía: Jorgelina Trombotto

“...Yo creoque hay que haceresos paréntesisen donde se resquebrajala angustia”

Eduardo Pepicelli

Page 3: Maquetación 1 - D.G.E.S

El Corredor Mediterráneo / Página 3

El pueblo comolocus amoenus.Sobre Frontera deDiego Brando

Somos jóvenes del interior, vivimos entre la pereza y la

insolación.Diego Brando

En este libro, Diego Brando nosmuestra la médula de su existenciaal esbozar tiempo, vida y encuentroen el paisaje de un pueblo del su-deste cordobés. Recrea un pueblochico como territorio donde el solacecha a los jóvenes en sus juegos ala hora de la siesta. Jóvenes que os-cilan continuamente entre lo activoy las ganas de no ser, en busca decualquier salida. Ante esta situación,el disfrute aparece en el tránsito, enuna búsqueda, en lo inesperado.Pone al desnudo las sensaciones quepuedan caber en un sorbo de nues-tros sueños de juventud y la poste-rior nostalgia. Por un instante, elpatio lleno de árboles es nuestro“Tortoni” y en ese afincamiento estáel ritmo lento de “predecir qué seráde la vida de la gente como noso-tros”. El espacio íntimo y lo cotidianoaparecen como refugio y fronteradel “nosotros”: “Bebemos vino en lastardes de verano. / Mientras otros va-cacionan y beben también…”, unacto casi ritualizado en las tardes deverano del pueblo chico. La intimidad del hogar como refu-gio de la intemperie, allí desdedonde observa el cambio de colo-res del cielo, los fenómenos natura-les, los relámpagos amenazantes,anunciando el principio de lo que vaa ser una especie de batalla entreel cielo tormentoso y la tierra de sujardín: “Durante el día, el cielo / cam-bió de colores. / Parado en medio delpatio, / observé cómo el celeste / seconvirtió en negro / y de qué maneralos truenos / y los relámpagos / ame-nazaron la tarde”.La lluvia y el viento son puertas a lacontemplación del paisaje que es ex-terno y a la vez íntimo: “Un vaso devino tinto / en medio de la noche / y latormenta allá afuera / me traen ciertacalma (…)”. La mano del hombre esla que mutila su propia vida, como

aquel árbol que al ser cortado esazotado por las tempestades deltranscurrir del tiempo: “Pienso y con-cluyo: / soy ese árbol cortado / y muti-lado que recibe el embate / de losvientos y la lluvia, / con placer”.El poeta se posiciona como centi-nela, un guardián de las plantasque protege y salva del destructorgranizo: “Soy un centinela que vela /por su tierra y por sus plantas. /Cuando cae granizo / corro hacia losalvable, / las plantas en macetas”.Luego de pasada la furia, las corri-das y las observaciones de sus árbo-les y flores, imagina al cielo con unbanderín blanco, la acción utilizadaen señal de tregua, de fin de tantahostilidad después de conflictos:“Entro y salgo de casa, nunca des-canso. / Aunque debo reconocer quea veces / me imagino flameando alcielo / un banderín blanco”.Evoca el recuerdo de su madre y desu abuelo, apelando así a la compli-cidad y sensibilidad del lector:“Sentado en la vieja reposera de miabuelo, / siento el calor y el humo delos espirales / que se filtra por lasventanas. / (…) Mi madre cambia lasvelas, / sintoniza frecuencias en laradio / que hablan de la tormenta, delviento desatado”.Presenta su pequeño espacio comoun lugar edénico, donde la conjun-ción de olores, silencios y claroscu-ros se encuentran en un todoarmonioso en relación con el pai-saje: “Lo pienso y lo digo en voz alta,/ la paz es un lugar en medio de unpatio”. En la descripción de unanoche ventosa de verano realizaun paralelismo entre el pasado y elpresente. Se apropia de ambos ylos funde para describir la paz vi-venciada en su jardín. Finalmente, podemos decir que, sila poesía ejercita el pensamiento fi-losófico y en sus múltiples recursosnos acercan a una exploración in-quieta y libre del ser humano, laobra de Diego Brando nos adviertela condición del hombre que sebusca y se halla en comunión con lanaturaleza. Vivir, entonces, es aque-llo que sucede entre la calma y latormenta, las huellas dibujadassobre la tierra abrazada por el agua-cero, las cicatrices del cuerpo y elalma.

Diego Brando nació en Leones, provincia de Córdoba, el 29 de diciembre de 1987. Es profesor deLengua y Literatura desde 2014, egresado del ISFDMariano Moreno. Publicó su primer poemario, Frontera, en 2016, y en 2018 la Editorial Vilnius publicóTodo lo que se hunde.

El cuerpo pide que lo rieguencomo esas plantas al comenzar el verano,hojas y flores apuntando hacia la tierra.El pequeño demonio que se posasobre la nuca y los brazos deja marcasque arden al contacto con la lluvia,y es preciso correr por las avenidasdel pueblo hasta refugiarseen un pequeño alero de alguna casa ajena.Somos jóvenes del interior,vivimos entre la pereza y la insolación,y correr resulta un acto desesperado.Pero corremos y miramos quién se

adelanta,quién se queda detrás, y sonreímos.Encontramos oro en una tierra

abandonada.

Un vaso de vino tintoen medio de la nochey la tormenta allá afuerame traen cierta calma.un hormiguero eléctricoque corre por mi piel.Me acuerdo del árbolque corté aquella tardeen el patio de mi casa,de la resina frescaen mis manoscuando la acomodabay del movimiento bruscode mi cuerpoal golpearlo con un hacha.Se estará mojando ahora,y quizá la tierralo esté envolviendocon frescura.Pienso y concluyo:soy ese árbol cortadoy mutilado que recibe el embatede los vientos y la lluvia,con placer.

Mi gata es una mancha blancaen la oscuridad del jardín,la electricidad, que desde ayerfalta en el pueblo, está en las estrellas.Sentado en la vieja reposera de mi abuelo,siento el calor y el humo de los espiralesque se filtra por las ventanas.Podría encender un cigarrillo o destaparun viejo vino regalado,volver a los tiempos de antaño, de la falta

de luzy de los pequeños placeres domésticos.Mi madre cambia las velas,sintoniza frecuencias en la radioque hablen de la tormenta, del viento

desatado.No hay noticias, quizá tambiénlas emisoras hayan volado,o al menos suspendido sus actividades.Lo pienso y lo digo en voz alta,la paz es un lugar en medio de un patio.

Durante el día, el cielocambió de colores.Parado en medio del patio,observé cómo el celestese convirtió en negroy de qué manera los truenosy los relámpagosamenazaron la tarde.Soy un centinela que velapor su tierra y por sus plantas.Cuando cae granizocorro hacia lo salvable,las plantas en macetas.Cuando la furia pasapresto atención a la estreliciay al aromo, los sobrevivientes.Entro y salgo de casa, nunca descanso.Aunque debo reconocer que a vecesme imagino flameando al cieloun banderín blanco.

Page 4: Maquetación 1 - D.G.E.S

ISFD “MARIANo MoRENo” BELL VILLE

Literatura Argentina I Soledad Galván

Historia de la Lengua IIMaría Janet Martins

Literatura Argentina IIIgnacio J. Vezzoni

Estudiantes:Karen Antúnez - Rocío Arloro

Jimena Argüello - VictoriaBarbieri - Damián Barrionuevo

Marcos Callieri - ElianaCasalánguida - Cecilia CejasSilvia Di Rienzo - Agustina

Fenoglio - Milena GonzálezWilliams Gramet - Mariela Luna

Andrea Manero - MarcelaPezzana - Inés Rey RomeroMartina Sayago - Lourdes

Toledo - Jorgelina Trombotto

El Corredor Mediterráneo / Página 4

Bell Ville 2018

EDUCACIÓN SUPERIOR

...aquél que no encuentra todo el universoencerrado en las calles de su ciudad, no

encontrará una calle original en ninguna delas ciudades del mundo.

“El placer de vagabundear” enAguafuertes porteñas, Roberto Arlt

Convencidos de que se es el mismo tontoo genio en Villa Los Patos o Nueva York, im-pulsamos esta declaración de intencionesdesde el interior de la pampa húmeda cor-dobesa. Desde el llano, donde se desenrollael horizonte para quien lo quiera ver. Con unsilo en cada pueblo y un tractor oxidado a laorilla de las rutas, que nos recuerda con susojos opacos de sapo el paso del tiempo.Desde pueblos fertilizados con desgana deciudad, con calles que terminan o empiezanen el pavimento o en los alambrados odio-sos. Islas donde se tejen y destejen las odi-seicas esperas de los colectivos.Por eso, desde el pixelado zoom del GoogleMaps, aparecemos saludando –mate enmano– a los satélites, a los chimangos y aDios, que a veces se le da por diluviarnospara borrar los límites y desorientar. Aplaudimos con fervor a los artistas que es-criben, pintan, esculpen y cantan los boli-ches y las calles desérticas de la siesta... A loscaparazones gliptodónticos de cines y esta-ciones ferroviarias. Y detrás de las ventanas:árboles, cables, bicicletas apoyadas en elcordón junto a una pick up sin motor llenade hojas secas. El centro distraído de lospueblos y los domingos con banda munici-pal. Los perros, los caballos y las plazas confrutales amargos que te sientan y explicancómo va la vida. En cada pueblo, con río o sinél, un poeta crece como los yuyos locosentre los surcos que no logran eliminar losagroquímicos. Plaga alimentada de palabras.Gracias poetas, gracias. Los saluda el vientointerminable que alimenta los molinos narci-sistas reflejados cinéticamente en los tan-ques australianos y la vaca que se escapa delfeedlot. Por ustedes poetas, el grano se li-bera de las tolvas del camión y vuela suicidapara morir en la humedad de las banquinas.

Ignacio Vezzoni

Declaración deintenciones

Madrejón Poético: los canales por dondecircula la poesía del interior

El río suena y agua trae: nuevas tecnologías y soportes atraviesanla relación entre poesía, autores, lectores, editoriales y realizado-res. Y para el interior, estos madrejones bulliciosos son nuevasoportunidades que aparecen como una alternativa a los circuitosliterarios hegemónicos, siempre en las grandes capitales.Alto! Poesía, del colectivo Niño Raro Audiovisuales y La Última Ino-cencia, librería virtual de Lucrecia Bensi, confirman este bullicio.Alto! Poesía difunde por YouTube poesía en formato audiovisual.Surge del famoso ¡Alto, policía!: “Sentíamos que el contexto cordo-bés, represivo y conservador, no lograba contener una poesía her-mosa o transformadora que se escapara por unas grietas y esasgrietas eran la propuesta de tomarse tres minutos, un día cualquieray ver y escuchar una poesía que no tiene nada productivo en términoscapitalistas y eso nos encanta”, manifiestan sus integrantes. Puedenverse algunos de esos videos en el canal que lleva este nombre,donde poetas como Lucas Tejerina o Elena Anníbali leen sus obras.

La Última Inocencia

La Última Inocencia surge como una librería virtual en el año2015. Lucrecia Bensi, su dueña, pensó ese nombre en alusión a unpoema de Alejandra Pizarnik. Las editoriales cordobesas que compo-nen su catálogo son Buena vista (2005), Caballo negro (2008), Pancomido (2009), Postales japonesas (2010) y Borde perdido (2013). Eligió la poesía por sobre otros géneros porque le gusta, y sería muydifícil para ella vender algo que no disfrute como lectora.

Fotografía: Milena González

“Parado en medio del patio,observé cómo el celeste se convirtió en negro…”

Diego Brando