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Mediocre escrito, en el que se analizan las obras Martín Rivas y Martín fierro a partir de los paratextos dedicatorios
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Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje
Pedagogía en Castellano y Comunicación
Profesora Clara Parra Triana
Literatura Hispanoamericana y Chilena Moderna
Martín Rivas y Martín Fierro:
Una lectura desde las dedicatorias
Miguel Masías
Nicolás Palacios
Durante el siglo XIX, tanto Chile como Argentina experimentaron procesos escriturarios
mediante los cuales la clase política instituyó proyectos de configuración nacional. A pesar
de las diferencias que puedan haber existido entre los procesos político/literarios de ambos
países, ambos proyectos se sirvieron de la literatura para delimitar cultural, ética y
políticamente la idea de nación, así como también para establecer los elementos que debían
ser incluidos y excluidos en el proceso de configuración identitaria que a la vez debía
cuadrarse con los intereses económicos de los nuevos grupos políticos. Dentro de este
contexto, pretendemos establecer una comparación entre las dedicatorias presentes en la
novela chilena Martín Rivas [1862] y en el poema gauchesco Martín Fierro [1872]; de esta
manera, proponemos que ambos paratextos comportan una idea de cultura, un principio
ético y un posicionamiento político de parte de los autores, que enmarca las historias
narradas en ambos textos, permitiendo rastrear el significado y las proyecciones de la obra
según los propios autores.
Entendemos que las dedicatorias, en tanto paratextos autoriales, funcionan como un
importante instructivo de lectura, además de cerrar la obra condensando su significado y
condicionando su recepción. En este sentido, es importante destacar que estos paratextos
no se erigen como parte de las ficciones narradas, sino que obedecen a la voz del autor
dialogando con el contexto mismo de su época y por lo tanto, decodifican gran parte del
contenido del texto narrado.
El poema narrativo Martin Fierro es dedicado a Don José Zoilo Miguens, primer editor de
la obra. De él la historia nos dice que fue el fundador de la provincia de Ayacucho, un
estanciero y Juez de Paz con cierto poder en las provincias del sur de Argentina. José
Hernández al dedicarle su obra le pide que acoja a Martín Fierro en razón a su posición
política: “No le niegue su protección, usted que conoce bien todos los abusos y todas las
desgracias de que es víctima esa clase desheredara de nuestro país”(105). En este sentido,
se advierte de entrada el posicionamiento político del autor, ya que, se deja entrever un
tono de denuncia respecto a un estado de cosas donde el gaucho Martin Fierro sería sólo un
ejemplo más.
La “clase desheredada” constituirían un grupo o clase social olvidada y apartada en el
marco de los progresos de la nación, tal como más adelante en la carta anuncia el mismo
Hernández: “(…) ese tipo original de nuestras pampas, tan poco conocido por lo mismo que
es difícil estudiarlo, tan erróneamente juzgado muchas veces, y que al paso que avanzan las
conquistas de la civilización, va perdiéndose por completo.” (106) Los olvidados serían
entonces una realidad histórica que José Hernández busca visibilizar mediante el Martín
Fierro. Parte de esto tono de denuncia se cuela en la historia que narra Martín Fierro, sobre
todo en los momentos en que es obligado a servir en un cantón fronterizo: “Y ¡que indios ni
qué servicio¡/ ¡Si allí no había ni cuartel¡/Nos mandaba el coronel/ a trabajar a sus
chacras, / y dejábamos las vacas/ que las llevara el infiel”. (126-127) El abuso político y la
inestabilidad social de la que es víctima Fierro es señal de un marco institucional mayor
que sustenta y valida el atropello hacia la “clase desheredara” de la nación; la denominada
ley de leva que permitía reclutar forzosamente a los Gauchos para usarlos en la lucha
fronteriza contra los indígenas; Hernández denuncia así un régimen de privilegios que se
sustenta en la subyugación de los sectores sociales olvidados.
En este sentido, se entiende que José Hernández busca narrar paralelamente a las
desventuras de Martín Fierro parte de la situación política de la Argentina durante la
segunda mitad del siglo XIX, dicho marco histórico es delimitable gracias a las dos únicas
referencias que poden considerarse “reales” en el texto: la alusión al dictador Juan Manuel
de Rosas en el verso 770: “Supo el comandante/ y me llamó al otro día. Diciéndome que
quería/ aviriguaar bien las cosas, que no el tiempo de Rosas/ que aura a naiden se debía”.
(138) y la referencia a Don Martín de Gaínza, militar argentino y ministro del ejército
durante la dictadura d D.F. Sarmiento, en el verso 950: “Que en esta despedición
tuviéramos la esperanza, / que iba a venir sin tardanza, /sigún el jefe contó/ un menistro, o
qué se yo, / que le llamaban Don Ganza.”(144) En este sentido, es claro que José
Hernández busca ubicar un punto específico en la historia política reciente Argentina:
Después de la dictadura de Rosas y durante la dictadura de Domingo Faustino Sarmiento.
De esta forma, el posicionamiento político del autor se cuela entre los hechos ficticios de la
narración de Fierro, ya que se advierte que la situación de injusticia social y política
durante la dictadura de Rosas era adversa y que durante la de Sarmiento la situación no es
distinta.
Por otra parte, la dedicatoria de Hernández a Don Zoiolo deja entrever la idea de cultura
que alimenta el quehacer intelectual del autor del Martín Fierro, el siguiente apartado del
paratexto es ilustrador al respecto:
“ (…) empeñándome en imitar ese estilo abundante en metáforas, que el gaucho usa sin
conocer y sin valorar, y su empleo constante de comparaciones tan extrañas como
frecuentes; en copiar sus reflexiones con el sello de originalidad que las distingue y el tinte
sombrío de que jamás carecen, revelándose en ellas esa especie de filosofía propia que, sin
estudiar, aprende en la misma naturaleza”. (106)
Hernández enfatiza en una idea de cultura originada en la misma pampa Argentina, una
cultura nacional arraigada a una geografía y experiencia territorial propia, de donde surge
un conjunto de rasgos que en su base supone valores republicanos respetables (el amor por
la familia, los hijos, el trabajo, etc.) que son desmantelados por las circunstancias políticas
y sociales. Dicho alegato se cuela en el corazón de la narración realizada por Fierro,
cuando es despojado de su forma de vida y obligado a servir en la frontera:
“Tuve en mi pago en un tiempo/ hijos, hacienda y mujer;/ pero empecé a padecer,/ me
echaron a la frontera, / ¡y que iba hallar al volver¡/ Tan solo hallé la tapera. Sosegao vivía
en mi rancho, / como el pájaro en su nido./ Allí mis hijos queridos/ iban creciendo a mi
lao…/ Sólo queda al desgraciao/ Lamentar el bien perdido (122)
Fierro es víctima de las circunstancia políticas ajenas a su modo de vida, por lo tanto su
perdida no es solo la de sus seres queridos, sino, la de todo un orden de cosas que supone
una forma de cultura arraigada a la tierra.
Hernández resalta el rol que las políticas gubernamentales tienen en la desarticulación de
un modo de vida propiamente nacional. Un gaucho se vuelve “matrero” solo debido a las
circunstancias que lo coaccionan. La idea de cultura que subyace al alegato se opone
tácitamente a la fomentada por los avances de la civilización, es decir, la europea.
EL gesto ético en general de la obra de José Hernández sería entonces visualizar la realidad
histórica y cultural de un sector de la población nacional marginado de los procesos de
modernización, abusado por la clase política a tal grado que sus formas de vida y la cultura
intrínseca que ésta implica está siendo (o ya fue) socavada por los progresos de la
civilización. Dice al respecto José Hernández la dedicatoria a José Zoilo en relación a los
gauchos:
“Quizás la empresa habría sido para mí más fácil, y de mejor éxito, si sólo me hubiera
propuesto hacer reír a cosa de su ignorancia, como se halla autorizado por el uso en este
género de composiciones; pero mi objeto ha sido dibujar a grandes rasgos, aunque
fielmente, sus costumbres, sus trabajos, sus hábitos de vida, su índole, sus vicios y sus
virtudes; ese conjunto que constituye el cuadro de su fisionomía moral, y los accidentes de
su existencia llena de peligros, de inquietudes, de inseguridad, de aventuras y de
agitaciones constantes.” (105-106)
Se asume que Hernández busca rebasar los aspectos “clásicos” del género gauchesco; el
interés estriba en poner en la letra una forma de vida, una realidad cultural e histórica
desconocida para el público lector. Asimismo, es destacable el hecho que el cometido de
Hernández sea fijar una cultura que es fundamentalmente oral, pareciera de fondo que el
gesto de fijar la oralidad no es más que otro de los avances de la cultura urbana/escrita,
sobre la lengua oral, preferirías a los centros urbanos.
En el caso de la obra de Blest Gana, la novela está dedicada a Manuel Antonio Matta, en
aquél entonces editor del diario vespertino La Voz de Chile y futuro fundador del Partido
Radical. A partir de la lectura de la breve dedicatoria, rápidamente podemos constatar que
su obra está enmarcada dentro de un proyecto político liberal: “ella (la novela) ha visto la
luz pública en las columnas de un periódico fundado por tus esfuerzos y dirigido por tu
decisión y constancia a la propagación y defensa de los principios liberales”. Podemos leer
el grueso de esta obra de Blest Gana como una apología al pensamiento de la burguesía
liberal chilena del siglo XIX, reflejado claramente en la construcción del héroe de la
novela: Martín Rivas es un joven proveniente del norte minero del país, que busca hacerse
de un lugar en la sociedad a partir de su esfuerzo y dedicación y que termina enamorándose
de la hija de un acaudalado conservador, Don Dámaso, que además lo alojaba en su casa;
además se configura como un joven con ideales políticos claros, lo que lo hace vincularse
con La Sociedad dela Igualdad, así como mantener discusiones en las tertulias llevadas a
cabo en la casa de Don Dámaso con conservadores de los que se aleja en opiniones, como
con Simón Arenal y Fidel Elías.
Además del tono políticamente conciliador de la novela Martín Rivas, la obra de Blest
Gana propone también una función pedagógica; así se puede constatar en la dedicatoria, en
la que el autor presenta a su protagonista como “el tipo, digno de imitarse, de los que
consagran un culto inalterable a las nobles virtudes del corazón”. El principio ético que se
entrevé en esta cita, va de la mano con el posicionamiento político del autor; al materializar
en la obra un trasfondo histórico/social, Blest Gana prescribe los comportamientos y
valores burgueses adecuados, diagnosticando una aparente crisis moral en la sociedad que
le toca vivir. Ante esto nos presenta a Martín Rivas como un personaje que aprende a evitar
aparentar pertenecer a otra clase social, así como exalta sus virtudes en detrimento del
comportamiento de otros personajes de la obra. Así por ejemplo, reacciona profundamente
avergonzado tras el pleito que tiene con los vendedores de zapatos: en un intento por imitar
el “lustroso calzado de Agustín” (26), los vendedores lo tratan de “futre pobre”(27) ante su
indecisión por adquirir unos botines de charol, epíteto que lo ofende y que considera un
insulto; ante esta reacción de Rivas, los vendedores lo vuelven a increpar “ ¿Y por qué lo
insultan, porque le dicen pobre? (...) ¡ Entonhes le iremos ques rico, pue! (…) Y si es tan
rico ¿Por qué no compró?”(27). A partir de esta escena, Rivas comienza a distanciarse de la
imitación a los aristócratas, lo que creemos favorece la consecución de su ascenso social
verdadero. Del mismo modo, el personaje del joven provinciano no muestra el aprecio
desmedido por el dinero que sí evidencia por ejemplo, don Fidel Elías, el padre de Matilde,
quien intenta casarla con quién sea tenga una buena fortuna; al contrario, Rivas incluso
rechaza la paga ofrecida por don Dámaso para que el joven se haga caso de su
correspondencia, empero, sin declinar el trabajo.
Fuertemente conectado a los puntos anteriores, el autor deja entrever una idea de
encumbramiento social a partir del esfuerzo y la constancia como móvil de comportamiento
ejemplar para la nación. Es importante destacar que, a partir del propósito pedagógico que
Blest Gana trató de imprimirle a su novela, asumimos que la realidad retratada en la obra
intentó hacer que los lectores de la época se reconociesen a sí mismos y los
comportamientos excesivos o fuera de lugar que encarnaban. De esta manera, si
concebimos la publicación de Martín Rivas como parte de un proyecto hegemónico, no es
baladí el hecho de que la novela haya “visto la luz pública “al alero del periódico de
Manuel Matta; el formato de folletín hacía que la obra fuera leída por un número elevado
de personas interesada en el proyecto liberal que promulgaba el periódico.
Ahora bien, la relación que se establece entre los paratextos que acompañan tanto al Martín
Fierro como al Martín Rivas, apuntan hacia direcciones distintas : Mientras José
Hernández ve en la literatura la posibilidad de visibilizar un conflicto y, por lo tanto,
mostrar una serie de circunstancias políticas sobre los avances de la civilización y las
políticas de gobierno de Sarmiento y Rosas; Blest Gana ve en la literatura un mecanismo
pedagógico para afianzar el control social y, por lo tanto, fortalecer el orden nacional. En
este sentido, los paratextos permiten evidenciar cierto posicionamiento político de los
autores a partir de su producción literaria que a su vez delata el carácter del proyecto
nacional al que adhieren. En el caso de Hernández lo que se persigue es una
reconfiguración de la identidad nacional, volcando la mirada hacia el interior de la realidad
Argentina en detrimento del proyecto político europeísta ideado por D.F. Sarmiento; En el
caso de Blest Gana el proyecto nacional al que adhiere es de carácter políticamente
conciliador, aspecto representado a través de la unión económica entre una burguesía
bancaria capitalista y otra burguesía minera emergente en el norte grande, a la vez que
atribuye todo el dinamismo político a una clase específica de la sociedad nacional: la clase
burguesa liberal.
Bibliografía
- Hernández, José. Martín Fierro. Barcelona: Editorial Atalaya, 1995[1871]
- Blest Gana, Alberto. Martín Rivas. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1985 [1862].