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No. 61, septiembre-diciembre 2009 Contenido Dossier • Las humanidades y la globalización Gramigna, Anita La intercultura de las diferencias: entre la utopía y el desencanto Cerda García, Alejandro; Jarillo Soto, Edgar C.; Chapela M., María del Consuelo Acontecimiento, sentido y referencia. Claves para comprender la experiencia de los sujetos en procesos globales. Martínez Andrade, Luis La posmodernidad como una metamorfosis de la ideología colonial Pérez Pérez, Gabriel; Velázquez Becerril, César A. La construcción de las identidades políticas en un mundo globalizado Campos, Esteban ¿ Qué 20 años no es nada? Globalización, posmodernidad y rebelión en Argentina, de Menem a Kirchner (1988-2008) Fernández Guerrero, Gerardo; Martí, Sandra Amelia; Flores Ávalos, Martha Isabel La zona: la idea de protección a partir del libre confinamiento en la sociedad globalizada [ Levín Rojo, Elías B.; Denys Espinoza, Mariana Enunciar(se) desde la discapacidad Algranti, Joaquín; Bordes, Mariana Observaciones sobre las estrategias de producción de sentido frente al cambio social Diversa Mc Phail Fanger, Elsie; Herrera García, Emma; Salazar Torres, Citlali El monumento a Álvaro Obregón; arte y política. Una obra y un héroe mutilados. Guzmán Gómez, Elsa; León López, Arturo Desarrollo campesino y construcción de ciudadanía en el norte de Morelos Bonilla Rodríguez, Roberto Agricultura y tenencia de la tierra en Milpa Alta. Un lugar de identidad. Saavedra García, María Luisa; Utrilla Armendáriz, Jorge Octavio Evolución y análisis del mercado de derivados en México Crítica de libros Colín Castro, Georgina Reflexiones acerca de La vida auténtica Los autores

Martínez Andrade, Luis rebelión en Argentina, de Menem a ...edirsa.com/onlineservices/dbejournals/ejournals/ARGUMENTOS/num 61... · En el actual mundo del occidente globalizador

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No. 61, septiembre-diciembre 2009

Contenido

Dossier • Las humanidades y la globalización

Gramigna, Anita La intercultura de las diferencias: entre la utopía y el desencanto Cerda García, Alejandro; Jarillo Soto, Edgar C.; Chapela M., María del Consuelo Acontecimiento, sentido y referencia. Claves para comprender la experiencia de los sujetos en procesos globales. Martínez Andrade, Luis La posmodernidad como una metamorfosis de la ideología colonial Pérez Pérez, Gabriel; Velázquez Becerril, César A. La construcción de las identidades políticas en un mundo globalizado Campos, Esteban ¿ Qué 20 años no es nada? Globalización, posmodernidad y rebelión en Argentina, de Menem a Kirchner (1988-2008) Fernández Guerrero, Gerardo; Martí, Sandra Amelia; Flores Ávalos, Martha Isabel La zona: la idea de protección a partir del libre confinamiento en la sociedad globalizada [ Levín Rojo, Elías B.; Denys Espinoza, Mariana Enunciar(se) desde la discapacidad Algranti, Joaquín; Bordes, Mariana Observaciones sobre las estrategias de producción de sentido frente al cambio social

Diversa

Mc Phail Fanger, Elsie; Herrera García, Emma; Salazar Torres, Citlali El monumento a Álvaro Obregón; arte y política. Una obra y un héroe mutilados. Guzmán Gómez, Elsa; León López, Arturo Desarrollo campesino y construcción de ciudadanía en el norte de Morelos Bonilla Rodríguez, Roberto Agricultura y tenencia de la tierra en Milpa Alta. Un lugar de identidad. Saavedra García, María Luisa; Utrilla Armendáriz, Jorge Octavio Evolución y análisis del mercado de derivados en México

Crítica de libros

Colín Castro, Georgina Reflexiones acerca de La vida auténtica Los autores

pReSeNTAcIóN

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lA INTeRcUlTURA De lAS DIFeReNcIAS:entre la utopía y el desencanto*

Anita Gramigna

en el mundo occidental globalizante, y en su más o menos rico enfrentamiento con el llamado “Tercer Mundo”, lo “intercultural” se ha convertido en la sumatoria de múltiples retóricas sociales, tanto en la arena política (y en la política italiana hay numerosos ejemplos desafortunados), como en el terreno de la educación. Estamos frente a un paradigma recurrente por el cual la sociedad contemporánea se lee a sí misma y se interpreta, pero al mismo tiempo reinterpreta, desde sus propias dimensiones –políticas, económicas, burocráticas–, el multiverso simbólico en el cual se encuentra inmersa. El mundo actual es un mundo plural que exige instrumentos adecuados para ser descifrado y para gobernar sobre la incertidumbre que genera. Lo “intercultural” es uno de estos instrumentos, porque nos ayuda a organizar la diversidad buscando significados, y en consecuencia, conocimientos. Las teorías científicas y las retóricas sociales que giran en torno a las ideas de diferencia y pluralidad validan frecuentemente este concepto para su desarrollo. En este texto, trataremos de precisar por qué la noción de “intercultura” representa hoy un elemento paradigmático de gran interés para la reflexión pedagógica y para la práctica educativa.

Palabras clave: intercultura, paradigma, hermenéutica epistemológica, educación, pedagogía.

ABSTRAcT

In the globalizing Western world, and in its more or less rich encounter with the so-called “Third World,” the “intercultural” has been converted into the summation of many different social rhetorics, into the political arena (and in Italian politics there are many sad examples), as much as in the educational field. We are dealing with a recurrent paradigm through which contemporary society reads and interprets itself (while simultaneously reinterpreting) from its own political, economic and bureaucratic categories the symbolic “multiverse” in which it finds itself immersed. The present world is a pluralized space that requires adequate instruments in order to be deciphered and to govern the incertitude it generates. The “intercultural” is one of those instruments, because it helps us to organize diversity, to seek meanings and, consequently, knowledge. The scientific narratives and social rhetorics that revolve around the ideas of plurality

* Traducción a cargo del doctor Fernando Sancén Contreras. Profesor-investigador en el Departa-mento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.

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coNSTelAcIoNeS Del SIGNIFIcADo

Desde siempre se ha repetido insistentemente1 que la vida humana, como acontecimiento, es una historia de encuentros, cruzamientos y de contaminaciones entre culturas, universos simbólicos, orientaciones existenciales, horizontes de sentido. Por esta razón ya no es posible hablar de un universo cultural, sino que, más bien, hay que referirse a un multiverso, porque son numerosas las orientaciones del sentido y las rutas de significación. Esto tanto en el nivel micro: entre personas, grupos pequeños, comunidad limitada, como en el nivel macro: flujos migratorios, imperialismo, colonialismo, fusiones o encuentros de civilizaciones.

En el actual mundo del occidente globalizador y más o menos rico, en sus encuentros con el así llamado “tercer mundo”, la intercultura ha llegado a ser la suma de muchas retóricas sociales,2 tanto sobre la vertiente política –con frecuencia, en este aspecto, Italia ha dado ejemplos muy tristes–, como sobre la vertiente formativa.3 Se trata de un paradigma

and difference generally validate this concept for their development. In this text, we will attempt finally to clarify why the notion of “interculture” represents today a paradigmatic element of great interest for pedagogical reflection and educational praxis.

Key words: interculture, paradigm, epistemological hermeneutics, education, pedagogy.

1 Véase G. Bocchi y M. Ceruti, Educazione e globalizzazione, Milán, Cortina, 2004; véase, también, Edgar Morin et al., L’educazione nell’era planetaria, Roma, Armando, 2005.

2 Véase, por ejemplo, K. Danesh, “Una nuova condizione per i rifugiati”, en Diritti, lavoro, rappresentanza, suplemento al núm. 34, 25 de septiembre de 2001, Rassegna sindacale, Roma, CGIL; O. De Leonardis, In un diverso Welfare, Milán, Feltrinelli, 1998; G. De Martino, Antologia del dissenso. Orizzonti politici e culturali del movimento antiglobalizzazione, Nápoles, Intra Moenia Edizioni, 2001; G. Favaro y M. Tognetti Bordogna (comps.), Politiche sociali e immigrati stranieri, Roma, La Nuova Italia Scientifica, 1989.

3 Véase, entre muchos otros, a M. Abdallah-Pretceille, L’education interculturelle, París, PUF, 1999; M. Callari Galli, M. Ceruti y T. Pievani, Pensare la diversità. Per un’educazione alla complessità umana, Roma, Meltemi, 1998; F. Cambi, G. Campani y S. Ulivieri (comps.), Donne migranti. Verso nuovi percorsi formativi, Edizioni Pisa, ETS, 2002; F. Cambi, G. Cives y R. Fornaca, Complessità, pedagogia critica, educazione democratica, Florencia, La Nuova Italia, 1991; F. Cambi, “Dall’identità alla differenza. Verso un nuovo paradigma pedagogico”, en Aa. Vv., Atti del convegno Cultura, culture, dinamiche sociali educazione interculturale, Palermo, Ed. Vito Fazio Allmayer, 1997; F. Cambi, Intercultura: fondamenti pedagogici, Roma, Carocci, 2001; A. Canevaro y A. Chieregatti, La relazione d’aiuto. L’incontro con l’altro nelle professioni educative, Milán, Carocci, 1999; D. Demetrio (comp.),

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recurrente a partir del cual la sociedad contemporánea se lee a sí misma y se interpreta, pero al mismo tiempo reinterpreta, desde sus propias dimensiones –políticas, económicas, burocráticas–, el multiverso simbólico en el cual se encuentra inmersa. El mundo de hoy es un mundo plural que requiere de instrumentos adecuados para ser leído, y para gobernar la incertidumbre que genera.4 La intercultura es uno de ellos, porque nos ayuda a organizar la diversidad persiguiendo significados y, consecuentemente, conocimientos. A través de esta amplia conceptualización actúan las narraciones científicas como las retóricas sociales en torno de la pluralidad y de la diferencia.5

De hecho, la intercultura no representa un elemento de identidad, ni siquiera paradigmático, que posea rasgos de unidad y de uniformidad. Se trata, en realidad, de una constelación de significados amplia, mutante, procesual y, en consecuencia, no exenta de ambigüedad. Las grandes conceptualizaciones siempre son generadoras de significados, pero al mismo tiempo favorecen, justo por su tensión generativa, deslizamientos semánticos y cambios de sentido, y proliferan deslizamientos, acepciones nuevas, intersecciones, fusiones. Por otra parte, la intercultura no tiene sólo un valor paradigmático estrictamente disciplinar porque, como se ha dicho, representa una categoría global, modificada diversamente en situaciones, retóricas y ámbitos muy diversos. De hecho, ella asume un valor paradigmático total –de manera fundamental– en el ámbito de las ciencias humanas y sobre todo de la sociología, la pedagogía y la antropología. Esto lo explica muy bien Lévi-Strauss en su diario de viaje cuando reúne, sirviéndose de la etnología, el sentido de interconexión de un saber que se hace múltiple y que, asumiendo los significados profundos de una cultura6 radicalmente “otra” como la de ciertos grupos indígenas del ‘Mato Grosso’7 amplía su mirada sobre la humanidad, su historia, su presente:

Nel tempo della pluralità. Educazione interculturale in discussione e ricerca, Florencia, La Nuova Italia, 1998; D. Demetrio y G. Favaro, Bambini stranieri a scuola, Florencia, La Nuova Italia, 1997 y, de estos mismos autores, Immigrazione e pedagogia interculturale, Florencia, La Nuova Italia, 1992; D. Demetrio, Agenda interculturale. Quotidianità e immigrazione a scuola. Idee per chi inizia, Roma, Meltemi, 1997; F. Pinto Minerva, L’intercultura, Roma-Bar, Laterza, 2002; A. Pinter, Immigrati, Pisa, ETS, 2003; F. Susi (comp.), Come si è stretto il mondo. L’educazione interculturale in Italia e in Europa: teorie, esperienze e strumenti, Roma, Armando, 2000; M. Tarozzi, La mediazione educativa, Bolonia, CLUEB, 1998.

4 Véase Z. Bauman, La società dell’incertezza, Bolonia, Il Mulino, 1999.5 U. Hannerz, Transnational Connections. Culture, People, Places, Londres-Nueva York, Routledge,

1996.6 Sobre el concepto de cultura, véase G. Baumann, The Multicultural Riddle, Nueva York-Londres,

Routledge, 1999.7 El nombre “Mato Grosso”, que puede ser traducido como Gran Bosque, se refiere a una zona

central de Brasil donde todavía habitan grupos indígenas primitivos, como los Sciavantis.

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La etnología me da una satisfacción intelectual: en cuanto historia que toca en sus extremos la historia del mundo. Al proponerme el estudio del hombre, me saca de la duda, porque considera en él las diferencias y transformaciones que tienen un sentido para todos los hombres.8

Este estudioso saca a la luz una cualidad esencial de la investigación científica: la sensibilidad que suma a la observación del percibir el “sentimiento” unitario de un estudio sobre el hombre, el elemento de conexión que trenza en una unidad de sentido significante a varias culturas. Se trata de aquella tensión estética que está en el origen de su antropología estructural.

Bateson,9 por su parte, hablaba del conocimiento como la capacidad de recoger “la estructura que conecte” al sujeto-en-su-medio con el escenario general, y más aún, en su último libro sobre la epistemología de lo sagrado, escrito con su hija Mary Catherine, y publicado póstumamente, afirma: “El más rico conocimiento del árbol comprende tanto al mito como a la botánica”.10 Se refiere a la estética de la relación que acepta leer, en la trama de lo real, la unidad sagrada del todo en el tiempo y en el espacio, y que presupone tanto al respeto reverente hacia todas las culturas como las formas de saber, incluidas aquellas que son lejanas o aun opuestas: desde este punto de vista el mito ingresa totalmente en el estudio del árbol, exactamente como la botánica, porque en ambos casos se trata de representaciones y de una aproximación gnoseológica, sorprendentemente intercultural, de las cambiantes implicaciones epistemológicas y éticas.11

Por lo demás, el elemento intercultural está presente también en el interior de una misma comunidad, aunque sea restringida y primitiva, al menos en un cierto grado de percepción. Cuando Lévi-Strauss describe las tribus Mbaya Guaiacuru, las Toba y las Pilaga de Paraguay o las Caduvei de Brasil, se preocupa por recoger entre los sistemas de diferencias que expresan la fisonomía de un pueblo, su propio “estilo”, una suerte de “tabla periódica”, de estructura tendencialmente unitaria de combinaciones al interior de un “repertorio” de costumbres, imágenes, juegos, sueños, delirios. Se dirá que aquel repertorio pertenece a aquel pueblo, pero el etnólogo francés llega a recoger semejanzas inesperadas con algunos signos significativos de nuestra misma cultura.12

8 C. Lévi-Strauss, Tristes Tropiques, París, Plon, 1955, p. 57.9 G. Bateson, A Sacred Unity. Furter Steps to an Ecology of Mind, Nueva York, R. E. Donaldson

(ed.), Harpercollins, 1991.10 G. Bateson y M.C. Bateson, Dove gli angeli esitano, Milán, Adelphi, 2002, p. 301.11 S. Manghi, La conoscenza ecologica, Milán, Cortina, 2004.12 C. Lévi-Strauss, Tristi tropici, Milán, Il Saggiatore, 2004, p. 174.

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¿Qué decir, en fin, del entrelazamiento intercultural presente en nuestra sociedad, así llamada planetaria?

Se puede decir que ahora estamos –afirmó Lévi-Strauss en una entrevista reciente– en un régimen de compenetración. Caminamos hacia una civilización a escala mundial. Probablemente aparecerán diferencias, o al menos podemos esperarlo. Pero estas diferencias no serán ya de la misma naturaleza, serán internas y no externas.13

El manojo semántico de la intercultura es, por tanto, transversal a las ciencias humanas, o sea, que acepta excursos heurísticos, itinerarios cognoscitivos y narraciones formativas que, mientras atraviesan los terrenos del humanismo científico contemporáneo, al mismo tiempo sellan la peculiaridad fenoménica y lo específicamente disciplinario de cada rama. Eso pertenece al ámbito de lo que Kuhn define como “intuiciones colectivas”, o sea aquellos presupuestos comúnmente aceptados en las indagaciones científicas, en cuanto representan “la posesión común y confirmada por los miembros de un grupo que ha tenido éxito en la investigación científica”.14 Se trata de una categoría familiar en la jerga científica, aun cuando las formas de significado y los niveles de concientización que pone en movimiento son los más diversos por su complejidad, profundidad y caracterización disciplinaria. Son, además, diferentes los modos en que son utilizados los instrumentos lingüísticos, intelectuales y culturales de tal hábitat de significados (Hannerz),15 ya sea entre los diversos sectores científicos, o bien al interior de uno mismo cuando se elaboran teorías diferentes.

En pedagogía, por ejemplo, la integración de alumnos extranjeros en un aula, por largo tiempo, y todavía hoy, ha recurrido a la necesidad de que dichos alumnos deban “aculturarse” al ambiente que los acogía, y no aludía a un proceso de integración cultural recíproca. Derivan de ahí dos perspectivas teóricas diversas y, para ciertas tendencias, opuestas, frente a la utilización del mismo paradigma. Las consecuencias en el plano de la praxis didáctica y de los hábitos educativos son determinantes para mostrar los éxitos de la relación formativa y de los mismos aprendizajes. La misma categoría conceptual, tan densa desde el punto de vista educativo, puede llevar a éxitos divergentes en el plano de la teoría y de la práctica en tanto que, aún perteneciendo al mismo vocabulario, puede resultar formada desde diferentes epistemologías.

13 C. Lévi-Strauss, Loin du Brésil, Chandeigne, 2005; el librito trae una entrevista conducida por Veronique Mortaigne, publicada por primera vez el 22 de febrero de 2005 en “Le Monde”.

14 T. S. Kuhn, La struttura delle rivoluzioni scientifiche, Turín, Einaudi, 1999, p. 231.15 Véase U. Hannerz, Trasnational Connections. Culture, People, Places, Londres-Nueva York,

Routledge, 1996.

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Conforme al pensamiento de Thomas Kuhn,

[...] el término paradigma es utilizado en dos sentidos diferentes. Por un lado, representa la completa constelación de creencias, valores, técnicas, etcétera, en la que participan miembros de una comunidad. Por otro lado, denota una clase de elemento de aquella constelación, las soluciones concretas de enigmas que, utilizadas como modelos o como ejemplos, pueden sustituir reglas explícitas como base para la solución de los enigmas remanentes de la ciencia normal.16

Nuestra hipótesis de investigación versa sobre el segundo término propuesto por Kuhn; pero volveremos también sobre el primero, unos párrafos más adelante; en fin, llevaremos nuestra reflexión limitándonos al ámbito formativo. Por intercultura entendemos precisamente aquella conceptualización que nos ayuda a analizar las presencias comunes dentro de una sociedad, de un grupo, de una visión del mundo, de un fenómeno, etcétera, de fermentos culturales diferentes por su origen, su historia, su epistemología o su antropología. Simultáneamente, esta categoría, por su naturaleza transversal, nos ayuda a afinar, con la estética relacional, aquella estrategia del intelecto que está representada en el pensamiento envolvente.17 Se trata de un concepto tan amplio, que se le puede definir como global en cuanto que, atravesándolo, aunque sólo desde diversos puntos de vista, podamos completar una visión significante en torno de nuestra sociedad. Podemos construir narraciones que vinculan, en el particular estudiado, el estilo, la cifra de identificación, el código al que alude, y al mismo tiempo la especificidad de la aproximación científica, la globalidad de los problemas y, en fin, la complejidad de nuestro tiempo. Creemos que pueda representar una matriz del sentido de nuestra época y de sus inquietudes. En síntesis, si normalmente un paradigma es considerado como “aquello en lo que participan miembros de una misma comunidad científica, e, inversamente, una comunidad científica está formada por aquellos que participan de un determinado paradigma”,18 sostenemos que la intercultura pueda ser esto y aquello, o bien, como se ha dicho, que sea ampliamente aceptado tanto entre los miembros de varias comunidades científicas, como entre los miembros de la sociedad civil. La atención de los diferentes sectores de la sociedad y de la ciencia, aun concentrándose en campos de acción diferentes, presupone el reconocimiento de una jerga de la intercultura para comunicarse y reconocerse en lo que recíprocamente les pertenece.

16 T.S. Kuhn, La struttura delle rivoluzioni..., op. cit., p. 212.17 Para esto, cfr. U. Margiotta, Pensare la formazione. Strutture esplicative, trame concettuali, modelli

di organizzazione, Roma, Armando, 1998; así como Pensare in rete, Bolonia, CLUEB, 1997.18 T.S. Kuhn, La struttura delle rivoluzioni..., op. cit., p. 213.

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lo eSpecíFIcAMeNTe peDAGóGIco

El valor paradigmático que nuestros argumentos atribuyen a la intercultura no representa un conjunto de creencias, valores, técnicas en las que se participa; también se las puede presuponer. Se trata de una conceptualización paradigmática, porque cualquier referencia a la identidad, a la sociedad contemporánea, a la complejidad, a la globalización, no puede prescindir de ella. Sin esta categoría de referencia es imposible hablar, pensar, actuar en el presente contemporáneo. Es evidente que su carácter paradigmático está inserto en los procesos económicos, sociales, políticos. Es fenoménico. Pero al mismo tiempo, y quizás por esto mismo, deviene un elemento imprescindible en la investigación científica, sobre todo en el campo de aquellas ciencias a las que comúnmente se les define como ciencias humanas, asumiendo que la distinción entre saber científico y saber humanístico tenga todavía hoy algún sentido. En consecuencia, su carácter paradigmático es epistémico, porque como lo subraya con tanta frecuencia Morin,19 la historia de la humanidad es una historia de encuentros, migraciones, mestizajes. Es una historia intercultural. Una historia en la cual sólo es posible concebir la existencia al interior de una trama compleja, multifactorial y multidireccional

Ésta es la línea que seguiremos en nuestras reflexiones en las páginas siguientes, donde postularemos la posibilidad de que, a través del concepto de intercultura, pueda ser necesario y útil precisar una argumentación específicamente pedagógica, una matriz epistémica, un horizonte de significación ética.

En la reflexión sobre los fenómenos de formación, la centralidad epistemológica de esta gran categoría resulta, para nosotros, muy estimulante, porque representa una suerte de prisma multifacético a través del cual la reflexión pedagógica puede actuar sobre sus argumentaciones, segmentarlas y recomponerlas a la luz de una antropología de la formación humana, de sus historias, de las prácticas, de las tecnologías, de su evolución.

La formación –tanto a nivel social como individual– no puede prescindir de la relación entre diferencias inter e intrasubjetivas20 en el campo biológico,21 cultural,

19 Véase, entre múltiples obras, Edgar Morin, Educare gli educatori. Una riforma del Pensiero per la democrazia cognitiva, Roma, EdUo, 1999; así como La tête bien faite. París, Seuil, 1999.

20 Esta afirmación la he expuesto con más detalle en el capítulo “Epistemologia della differenza nella formazione” del volumen escrito en colaboración con Marco Righetti, Pedagogia Solidal. Lla formazione nell’emarginazione, Milán, Unicopli, 2006.

21 Véase G. Bateson, Mind and Nature, Nueva York, Dutton, 1979; así como Steps to an Ecology of Mind, San Francisco, 1972; H. Maturana y F. Varela, Autopoiesis and Cognitions, Dordrecht, D. Reidel, 1980.

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emotivo, moral, estético. En consecuencia, la intercultura deviene un instrumento de lectura de la educación y de las autointerpretaciones de los procesos de construcción de la conciencia: de conocimiento de la conciencia, para decirlo con Morin.22 En suma, es difícil hablar de formación sin encontrar, atravesar y explorar este microcosmos.23 Focalizar los problemas educativos implica necesariamente identificar las diversidades y la naturaleza de las relaciones que se entrecruzan en la determinación transformadora de los fenómenos, de las situaciones, de los sujetos, de las comunidades. Una epistemología, por tanto, que interpreta a la formación, lato sensu, como relación entre diferencias, a la luz del paradigma intercultural como su principal instrumento de trabajo. O sea, para una reflexividad pedagógica que tiene fuertes repercusiones sobre la práctica de la acción y de los proyectos educativos, en un proceso circular teoría-práctica sin solución de continuidad.

Se trata de una hermenéutica epistemológica,24 o bien de una lectura de la procesualidad relacional formativa que pretende aclarar, controlar y afinar la investigación sobre los espacios, los instrumentos y los horizontes de la identidad pedagógica. Esta acción continua de re-definiciones-análisis-controles, esta epistemología, deriva, se ha dicho, de una interpretación del fenómeno educativo como relación interactiva y procesual entre diferencias. En consecuencia, el concepto de diferencia se asume como fundamentación educativa. Sin diferencia no puede existir la relación y en consecuencia tampoco la formación. En tal hermenéutica la relación y la diferencia adquieren una dimensión ontológica,25 es decir, constitutiva de la misma formación: no puede darse una formación donde no actúe la relación, la cual sólo se puede deshacer entre las diferencias. Según nuestra óptica, la ontología26 es una consecuencia de la epistemología, la cual es, sustancialmente, una hermenéutica,27 en cuanto clave de lectura de la procesualidad formativa. Un mapa

22 E. Morin, La conoscenza delle conoscenze, Milán, Feltrinelli, 1989; también Il Metodo come disordine organizzatore, Milán, Feltrinelli, 1994.

23 Véase Z. Bauman, Intimations of postmodernity, Londres, Routlenge, 1992. El autor se refería a las diferencias presentes al mismo tiempo en una cultura.

24 Véase Benito A. Escolano y A. Gramigna, Formazione e Interpretazione. Itinerari ermeneutici nella Pedagogia Sociale, Milán, Angeli, 2004.

25 El hilo de esta reflexión lo desarrollé en “L’ontologia della differenza nella relazione tras-formativa”, del volumen Semantica della differenza. La relazione formativa nell’alterità, Roma, Aracne, 2005.

26 Para una conceptualización, aunque sólo sintética, del discurso sobre la ontología véase A.C. Varzi, Ontologia, Roma-Bari, Laterza, 2005.

27 Sobre la hermenéutica en la pedagogía véase F. Cambi, “L’ermeneutica in pedagogia oggi”, en F. Cambi y L. Santelli Beccegato, Modelli di formazione, Turín, UTET, 2004; R. Pagano, L’implicito pedagogico in H-G Gadamer, Brescia, La Scuola, 1999.

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abierto, mutante, desplegado para capturar el devenir, para incorporar nuevos acentos y leer mejor la realidad, para utilizar instrumentos inéditos, conceptualizaciones espurias, extraños lenguajes, concatenaciones. En una palabra: para aprender.

Un instrumento esencial en esta carta de navegación es el paradigma de la intercultura, porque ayuda a orientarnos en el mundo de la formación, porque representa un instrumento de interpretación y de individuación de puntos de referencia, corrientes, itinerarios y giros diferentes, a través de los cuales conduce a senderos de significación, a nexos de contenido: posee, por tanto, un valor hermenéutico.

Con pleno derecho entra en el análisis sobre la determinación de los campos de estudio, de los lenguajes, de los métodos, de la investigación educativa y de sus prácticas, es decir, de la identidad disciplinaria: asume un papel epistemológico. La introducción de este paradigma en la comunidad científica de los pedagogos nos ha ayudado a elaborar representaciones más ricas del problema educativo, porque ha contribuido a resaltar la dialéctica relacional transformadora. Así, identifica, estudia, define un elemento fundador del fenómeno formativo: asume una connotación ontológica.

Además, si recorriéramos la historia social de la pedagogía,28 de las costumbres y de las prácticas educativas a través de una lupa representada por esta categoría, podremos ver cómo el desarrollo científico de nuestra disciplina se desenvuelve según una sucesión de periodos marcados por una ideología de tradición etnocéntrica, o bien de transmisión de normas, saberes, culturas, comportamientos, entre otros, considerados centrales y funcionales por la comunidad de aquella época y de aquel contexto, y por su ordenamiento del poder. El elemento intercultural, aun estando presente en la historia evolutiva de la educación,29 no resulta tener el mismo contenido pragmático de hoy. Pretendemos sostener que no es posible explorar las teorizaciones educativas a partir de este instrumento conceptual, a menos que se irrumpa en la escena del debate científico de la antropología y de la etnografía, porque la educación del pasado no se planteó, en términos de integración y de reciprocidad, el problema del otro. Históricamente, nos hemos referido al otro, al diverso y/o al marginal, sirviéndonos de ideologías educativas marcadas por una suerte de colonialismo formativo. Por esto sostenemos que es útil, hoy, hablar de antropología de la formación humana. Más aun, cada vez que asistimos a rupturas epistemológicas en la historia de la Pedagogía, entra a la escena de la reflexión educativa el concepto de diferencia –y con él, el de alteridad– y finalmente, en consecuencia, la necesidad de integrar el nuevo escenario, con el tradicional. En breve, aparece la urgencia de acuñar y

28 Véase F. Cambi, Storia della pedagogia, Roma-Bari, Laterza,1995.29 Véase A. Santoni Rugiu, Storia sociale dell’educazione, Milán, Principato, 1987; Scenari

dell’educazione nell’Europa Moderna, Florencia, La Nuova Italia, 1994.

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afinar un instrumento conceptual que ayude a trazar las conexiones entre las diferencias culturales y las tradiciones cognoscitivas, a reunir con las divergencias las familiaridades, a individualizar con ello los encuentros, las influencias recíprocas, los radicalismos respectivos, etcétera.

Frecuentemente se ha tratado de rupturas no acumulativas, o mejor dicho, de una sustancial carencia de momentos integradores que unieran en síntesis eficaces el desenvolvimiento de los procesos educativos en la historia. Por nuestra parte creemos que se puede hablar de un desarrollo lineal de la evolución pedagógica durante los siglos. Sin embargo, el problema se ha planteado; aunque sólo en tiempos relativamente recientes, ha sido posible abordarlo eficazmente, gracias a la complejidad semántica que el término intercultura ha adquirido poco a poco. Por lo demás, sostenemos que el progreso científico de nuestra disciplina –y de la ciencia en general– no se ha desarrollado por acumulaciones progresivas de conquistas aisladas, sino por sucesivas integraciones de adquisiciones nuevas y antiguas, de frente a encuentros entre posiciones diferentes, y en la reacción hacia problemas planteados, uno detrás de otro, por la emergencia formativa de la sociedad. En todo esto, frecuentemente hemos asistido a involuciones, demoras, aceleraciones, revoluciones. Una revolución, una conversión, una mutación sustancial en el imaginario científico, en la fisonomía de la pedagogía y en su estatuto epistemológico, han acontecido en el encuentro y en la metabolización de este paradigma. Y se trata, a nuestro juicio, de la historia reciente, de procesos aún actuantes, no porque el fenómeno intercultural y las emergencias formativas que solicita pertenezcan también al pasado, sino porque sólo recientemente la comunidad científica reconoce en ella un valor paradigmático. “El conocimiento científico [escribe Kuhn] tanto como el lenguaje, es propiedad intrínseca de un grupo; si no, no es absolutamente nada”.30

La categoría de la intercultura puede ayudarnos a leer el recorrido histórico de la pedagogía en cuanto que trae a la luz la naturaleza de sus síntesis y la ocasión fallida de sus integraciones. Hoy, más que nunca, la intercultura ilumina, con la dirección de un cambio que ya se dio, la necesidad de una nueva fundamentación teórica en contraste con los modelos obtenidos de otros ámbitos científicos y culturales.

Hemos visto que, considerando este paradigma según la primera acepción que nos proporciona Kuhn como elemento –sea que esté cargada de una constelación más amplia no tanto de significados sino de creencias, valores y técnicas– asume el significado de “punto nodal” de la reflexividad pedagógica, momento inaugural y segmento estructural ineludible; da pena constatar el derrumbe del discurso educativo en su desenvolvimiento hermenéutico, epistemológico, ontológico. Por otra parte, sostenemos que la intercultura

30 T.S. Kuhn, La struttura delle rivoluzioni..., op. cit., p. 251.

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hará más sólido el andamiaje filosófico de la teoría educativa, no sólo, como hemos visto, en su acepción epistemológica, o sea de control de los procesos, de los momentos y de los instrumentos de construcción del saber pedagógico, sino también en su acepción ética, en la individualización de los fines,31 de las orientaciones existenciales, de las elecciones, de los valores y de su jerarquía.

Si el conocimiento,32 la formación, la historia de la humanidad, la complejidad, la globalización pueden ser leídas utilizando este paradigma. Si la calidad de la formación se mide por la capacidad de reunir las interconexiones entre cosas, eventos, personas. Si la calidad misma de nuestra existencia depende, en gran medida, de la calidad de las relaciones que estrechamos, entonces la sensibilidad intercultural, en sentido amplio –no sólo, aunque sea esto fundamental, de integración recíproca entre culturas diferentes–, tiene un sentido existencial y moral. Tiene, ciertamente, un sentido solidario33 en la individualización de espacios de concertación social en torno a los problemas de la humanidad, en la construcción de instrumentos para un diálogo abierto a todas las diferencias,34 en la corresponsabilidad en torno a una jerarquía de valores. Una filosofía educativa democrática, cuando trata de reunir las conexiones entre los ámbitos del saber, se pone como fin edificar redes de amistad, relaciones de atención, espacios de recepción, atención, escucha, empatía. Y orienta la reflexión educativa hacia este fin propiamente formativo en sentido moral, es decir, social, para decirlo con Bauman.35 Porque en la alteridad recoge un mundo vibrante de significados que tratará de interceptar, sentir, estudiar, entender, mediante los instrumentos que le son propios, o sea, por medio de estrategias y métodos, de conceptos, de categorías, de paradigmas. El valor de la solidaridad requiere del paradigma intercultural para dar contenido individual a los fines de una reflexión ética sobre el hombre36 y sobre su formación, para construir los instrumentos de una proyectualidad educativa.37

31 Véase F. Cambi, Manuale di filosofia dell’educazione, Roma-Bari, Laterza, 2000.32 Aquí nos referimos a la teoría del conocimiento de la escuela de Santiago. Véase H. Maturana

y F. Varela, L’albero della conoscenza, Milán, Garzanti, 1992.33 He analizado este discurso en el ensayo “I fondamenti di una Pedagogia Solidale nelle questioni

sociali”, en A. Escolano Benito y A. Gramigna, (comps.), Formazione e interpretazione..., op. cit., p. 129, y también en el volumen escrito en colaboración con Marco Righetti, Pedagogia Solidale..., op. cit.

34 Véase el experimento realizado por Alessandro Bosi y documentado en su bellísimo volumen Il gioco delle appartenenza. La contrattazione sociale nell’educazione interculturale, Milán, Unicopli, 2003.

35 Véase Z. Bauman y K. Tester, Società, etica, politica, Milán, Cortina, 2001.36 Véase J. Derrida y A. Dufourmantelle, Sull’ospitalità, Milán, Baldini e Castoldi, 2000.37 Véase, a este propósito, el bello escrito de Antonio Valleriani, Trame dell’alterità. Studi di

pedagogia interculturale nel mondo globalizzato, Teramo, Edigrafital, 2003.

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MIToloGíA peDAGóGIcA coNTeMpoRÁNeA

Este paradigma está en el centro –en el sentido que es causa y consecuencia al mismo tiempo– de un cambio revolucionario en la reflexión sobre la educación, en las prácticas formativas –institucionales o no–, en los proyectos de investigación, en los sistemas de valor. Se trata de una revolución científica porque hoy, a diferencia del pasado, todavía reciente, este concepto, junto con criterios de juicio al que se puede dar entrada, ya no es considerado como una desviación por la comunidad pedagógica, aunque a veces lo es todavía para ciertas voces que gritan desde el palco de la escena política. La intercultura, como paradigma y como hecho social, ha puesto en marcha una procesualidad que está actuante todavía y que ya ha logrado, por parte de la comunidad científica, aunque sea sólo a diversos niveles de lectura y de reflexión, un reconocimiento que es plenamente aceptado.

Haciendo nuestra la bella expresión de Bateson acerca del conocimiento del árbol, podemos afirmar que este paradigma pertenece a la mitología pedagógica, en tanto que interviene con pleno derecho en la representación, análisis y experimentación de algunos de sus eventos fundamentales. Hoy, además, gracias a la reflexividad hermenéutica, nos es más agradable comprender cómo aun la biología pueda insertarse en la esfera del mito. En este punto, una vez más, viene a nuestra ayuda la reflexión de Kuhn quien describe

[...] la sensación de que las concepciones de la naturaleza que habían sido afirmadas en el pasado no fueran consideradas en su conjunto, ni como científicas, ni como producto de la idiosincrasia humana más de lo que hoy son las que están de moda. Si estas creencias fueran de moda [añade el autor] se deben llamar mitos; entonces los mitos pueden ser producto del mismo género de métodos y sostenidos por el mismo género de razones que hoy guían a la investigación científica. Si, por otra parte, merecen el nombre de ciencia, entonces la ciencia tiene conjuntos de creencias demasiado incompatibles con aquellas que hoy sostenemos.38

Por mitos entendemos, normalmente, el complejo de creencias, descripciones, explicaciones, entre otras, pasadas de moda, y aún así se trata de esto; pero, además, nos referimos a aquellas narraciones, con frecuencia de carácter cosmogónico, que aluden a una visión englobante del mundo, a su historia, a su destino, o que reclaman intensamente un fragmento propio de tal visión. ¿Qué decir, entonces, de una ciencia narrativa como la pedagogía?39

38 T. S. Kuhn, La struttura delle rivoluzioni..., op. cit., p. 21.39 Véase A. Bosi (comp.), Identità e narrazione, Milán, Unicopli, 2003; véanse también, por

ejemplo, los trabajos reunidos en el volumen de Mariamgela Giusti, Pedagogia interculturale, Roma-

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La aproximación intercultural privilegia el comprender con respecto al explicar, porque busca describir, interpretar, sentir, analizar, narrar. La biología explica, pero requiere del mito para comprender qué es el árbol; y de la poesía, para entrever, entre las ramas de su ciencia, metáforas de belleza. Esta estética es lo que nos ayuda a percibir la unidad de lo real y a no perdernos en su complejidad. Y que nos sostiene al enfrentar los problemas globales que se ciernen sobre la humanidad: las contradicciones sistémicas del mercado neoliberal,40 las catástrofes humanitarias, la degradación ambiental, las 24 000 personas que cada día mueren de hambre. Y tantos que emigran de sus países por la desesperación para desembarcar en las costas inhóspitas del nuestro. La intercultura es un elemento cualitativo de esta sensibilidad, es una figura poética y un instrumento científico, pero también un paisaje mítico, mutante y onírico, concreto e irreductible, trágico y necesario.

En la sociedad compleja, la intercultura es una cualidad de los fenómenos e, in primis, del fenómeno educativo, porque produce y convalida conocimientos, o sea, despliega una función análoga a aquella del mito sobre el origen del agua de los Bororo del Brasil,41 por citar una vez más al antropólogo francés. La naturaleza “mitológica” que acumula nuestra compleja categoría conceptual al mito del pueblo brasileño está en la persuasividad, en la transversalidad, en la ineludibilidad; lo que la hace diferente se refiere a la estructura narrativa del mito, de un lado, y del otro, a la estructura paradigmática del concepto. Pero, viéndolo bien, este eje de la reflexión pedagógica y de su reflexividad, aparece, siempre con mayor frecuencia, en muchas narraciones educativas.42 La comunidad científica de los pedagogos se reúne en torno de las retóricas que pone en marcha; hace de ellas un instrumento, sea de reflexión, o bien de proyección educativa, en cuanto que la intercultura ha sido reconocida como matriz disciplinaria. En este sentido, se refiere a

Bari, Laterza, 2004; sobre la relación entre identidad plural y narración, además de los estudios de Duccio Demetrio, ya citados ampliamente, véase A. Melucci, “Raccontare storie: identità e narrazione”, en A. Melucci, Culture in gioco, Milán, Il Saggiatore, 2000.

40 Aa. Vv., Un’economia che uccide, Città di Castello, L’altrapagina, 1997; Z. Bauman, La solitudine del cittadino globalizzato, Milán, Feltrinelli, 1999; Z. Bauman, Dentro la globalizzazione. Le conseguenze per le persone, Milán, Feltrinelli, 1998; M. J. Cibney (comp.), La debolezza del più forte, Milán, Mondadori, 2004, tit. orig. Globalizing Rights, Oxford University Press, 2003; S. Latouche, Il mondo ridotto a mercato, Roma, Edizioni Lavoro, 1998.

41 Véase C. Lévi-Strauss, Le cru et le cuit, París, Plon Libraire, 1964, p. 69.42 Véase, entre los numerosos testimonios sobre este hecho, D. Demetrio y G. Favaro, Didattica

interculturale. Nuovi sguardi, competenze, percorsi, Milán, Angeli, 2002; D. Demetrio, Raccontarsi. L’autobiografia come cura di sé, Milán, Cortina, 1996; G. Giovannini (comp.), A partire dai figli: strutture, relazioni e bisogni educativi delle famiglie immigrate, región Emilia Romagna, CD-Rom, 1999; M. Giusti (comp.), Ricerca interculturale e metodo biografico, Florencia, La Nuova Italia, 1998; G. Pineau, Les histoire de vie, París, PUF, 1993; A. Pinter, Immigrati..., op. cit.

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la mitología pedagógica contemporánea, porque la teoría y la praxis educativa operan a través de ella conforme a una legitimidad plenamente aceptada: de hecho, está presente a pleno título en tantas definiciones, en las ejemplificaciones, en la normatividad. En breve, en la trama de sus narraciones. Los modelos que de ahí salen son y serán diferentes, así como serán diversos, también, los éxitos en el plano formativo y social; pero el vado teórico de la intercultura está identificado como central en el panorama de la reflexión contemporánea. Es decir, que caminando por este vado se construyen y se construirán modelos pedagógicos, principios de coherencia y de plausibilidad y, a veces, criterios de valor. Porque esto pertenece al imaginario científico de la formación, representa, en cierta medida, una suerte de intuición comunitaria de fondo semántico. En esto, según nosotros, la intercultura diseña buena parte del escenario mitológico de nuestra disciplina y participa –o participará en breve– en la dotación necesaria para la formación inicial que introduce a los jóvenes investigadores en la pedagogía. Integrará un conjunto lleno de convicciones metodológicas y teóricas siempre más argumentado y profundo, porque es en la dirección de la intercultura por donde transcurre el flujo de la complejidad.

Hasta que llegue un nuevo instrumento de lectura del mundo y de síntesis conceptuales inéditas de la ciencia, esta epifanía deberá ser reconocida por la comunidad pedagógica; además, participada. Los estudiosos deberán estar dispuestos a convertirse. Y se pondrá en marcha una nueva definición del campo formativo. Nuevos mitos y nuevas iniciaciones; nuevos recorridos de significación en el multiverso que habitamos; nuevos escenarios existenciales para el individuo.

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pReSeNTAcIóN

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AcoNTecIMIeNTo, SeNTIDo y ReFeReNcIAclaves para comprender la experiencia

de los sujetos en procesos globales

Alejandro cerda GarcíaMaría del consuelo chapela Mendoza

edgar c. Jarillo Soto

en este artículo se reflexiona sobre las consecuencias de asumir que el entendimiento de la experiencia y la subjetividad implica el reconocimiento de la pasión y el deseo; así como sobre la necesidad de ubicar la crítica al empirismo, al cartesianismo y al neopositivismo como punto de partida para comprender los procesos de construcción de sentido. Experiencia y subjetividad se inscriben en procesos grupales, institucionales y globales complejos, interrelacionados e históricamente situados. La experiencia de formar parte de instancias y acciones colectivas que responden a procesos globalizatorios excluyentes, genera relecturas y resignificaciones de los propios sujetos sobre sí y sobre el sentido de su accionar y de sus relaciones con otros sujetos, es decir, produce subjetividades en permanente resignificación. Dar cuenta de la experiencia nos conduce a la problemática de la interpretación, lo cual implica desarrollar formas de comprensión que consideren el discurso como proceso dialéctico entre acontecimiento y sentido, así como entre sentido y referencia. La interpretación implica considerar la influencia que sobre las ciencias sociales ejercen los sentidos que se generan en momentos históricos determinados.

Palabras clave: experiencia, subjetividad, sentido, interpretación, discurso.

ABSTRAcT

In this article the authors reflect on the consequences of assuming experience and subjectivity in order to understand and recognize passion and desire; as well as on the necessity of recognizing the critique of empiricism, cartesianism and neopositivism as starting points in constructing the process of meaning. Experience and subjectivity are inscribed in complex, interrelated and historically situated institutional groups, and global processes. The experience of instances or collective actions answer the excluding globalization process, new readings and new meanings about themselves and about the sense of their actions and their relationships with other subjects; that is, to produce subjectivities in a permanent resignificaction. Understanding experience leads us to the interpretation problematic; it implies the development of understanding forms that

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INTRoDUccIóN

La noción de experiencia y su vínculo con la reflexión teórica sobre subjetividad en los procesos grupales, institucionales y sociales cuenta con una larga trayectoria en la que las perspectivas racionalista y empirista han ocupado las posiciones dominantes. La experiencia se considera como la percepción inmediata, como el origen de lo comprobable, como el imprescindible punto de partida para la aplicación del método científico; de manera coincidente, la subjetividad se asimila a lo individual, al sesgo que hay que evitar para poder avanzar en una verdadera construcción de conocimiento.

Esta perspectiva dominante de la experiencia y su vínculo con la subjetividad ha dado lugar a diversos enfoques que se proponen observar conductas y percepciones humanas con la intencionalidad más o menos explícita de modificarlas o, a lo menos, conseguir información empírica que permita corroborar sus hipótesis. Sin embargo, esta forma de entendimiento se encuentra permanentemente en conflicto cuando es abordada desde el campo de los procesos grupales, institucionales, sociales y globales como espacios de subjetivación; asimismo, cuando es cuestionada desde la mirada de las relaciones de poder que se desarrollan en momentos históricos y sociales específicos.

Teniendo en cuenta esta constatación y reflexionando sobre concepciones alternas en torno a la experiencia y su vínculo con la subjetividad, podemos cuestionarnos: ¿Cuáles pueden ser alternativas a las propuestas racionalistas dominantes para concebir experiencia y subjetividad? ¿De qué forma podemos comprender la manera como los procesos grupales, institucionales y sociales producen subjetividad y, a su vez, son producidos por los sujetos? ¿Cuáles pueden ser algunas de las implicaciones del estudio de experiencia y subjetividad en grupos, instituciones y sociedad, y de qué forma han sido reflexionados? ¿De qué forma los procesos globales producen subjetividad y cómo los sujetos responden a ellos?

Este trabajo pretende reflexionar sobre las consecuencias de asumir la idea de que el entendimiento de la experiencia y la subjetividad implica el reconocimiento de la pasión y el deseo y, de manera paralela, sobre la necesidad de comprender los procesos de construcción de sentido como aspectos que tienen como punto de partida la crítica al empirismo, al cartesianismo y al neopositivismo.

consider discourse as a dialectical process within meaning, as well as, between meaning and reference. Interpretation implies the consideration of the influence that meanings generated in specific historic moments and exert on the social sciences.

Key words: experience, subjectivity, meaning, interpretation, discourse.

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Experiencia y subjetividad se inscriben en procesos grupales, institucionales, sociales y globales complejos, interrelacionados e históricamente situados. La experiencia de formar parte de instancias y acciones colectivas genera relecturas y resignificaciones de los propios sujetos sobre sí y sobre el sentido de su accionar y de sus relaciones con otros sujetos, es decir, produce subjetividades en permanente resignificación.

Dar cuenta de la experiencia nos conduce inevitablemente a la problemática de la interpretación, lo cual implica desarrollar formas de comprensión que remiten a considerar el discurso como proceso dialéctico entre acontecimiento y sentido, así como entre sentido y referencia. Asimismo, la interpretación implica considerar la influencia que sobre las ciencias sociales ejercen los sentidos que se generan en momentos históricos determinados.

En la primera parte de este trabajo se expone brevemente la trayectoria de la noción de experiencia, desde el racionalismo, el empirismo y el neopositivismo, a partir de la cual puede entenderse la crítica que se ha desarrollado frente a esta perspectiva dominante desde el énfasis en la producción del sentido. El segundo inciso está enfocado a reflexionar sobre las implicaciones de lo grupal, lo institucional, lo social, y de los procesos globales para pensar la experiencia y la subjetividad, enfatizando la relevancia del poder. La tercera parte hace una aproximación introductoria a las consecuencias de la interpretación y reflexiona sobre dos implicaciones metodológicas de la adopción de un enfoque como el que se plantea en este trabajo.

eXpeRIeNcIA, NeopoSITIvISMo y cRíTIcA DeSDe lA lóGIcA Del SeNTIDo

Las ideas de René Descartes plasmadas, entre otras obras, en El discurso del Método1 han dejado una profunda huella en las concepciones contemporáneas de la noción de experiencia y su vínculo con la subjetividad. Para Descartes, la razón, o buen sentido, es la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, que requiere hacer un buen uso de la misma, es decir, un método. Éste comienza con la duda sobre aquello que no se ofrezca como un saber claro y distinto. Desde la perspectiva cartesiana el sujeto es de naturaleza racional, es pensamiento y piensa en la medida en que duda, situación que se considera como la primera evidencia de su existencia.

De esta teoría pueden derivarse concepciones de la experiencia y de la subjetividad que se enfocan en hacer observables las conductas y sus causalidades con la finalidad de intervenir en ellas, ya sea controlando su aparición o evitando que se manifiesten. La

1 René Descartes, El discurso del método, México, Ed. Nacional, 1973.

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conducta se considera una respuesta y se busca estudiar la función de los estímulos que la generan.

Esta interpretación racionalista será confrontada por el empirismo de Hume,2 desde cuya posición se plantea que las impresiones simples preceden a las ideas y se combate el innatismo al argumentar que todo se construye a partir de la experiencia y que la relación entre sujetos y objetos se expresa en la percepción como principio de conocimiento. Desde esta perspectiva empirista la asociación entre ideas simples permite la formulación del pensamiento complejo y abstracto y se enfatiza una explicación experimental que termina por enfocarse más en los efectos que en las causas.

Teniendo estos antecedentes, el racionalismo de Kant retoma de Descartes la fundamentación del conocimiento en el sujeto, definido como razón y como pensamiento. Mientras que para Descartes la razón es una evidencia, el punto de partida para el conocimiento del mundo, en Kant es, por ella misma, un objeto de análisis, de estudio. Por otro lado, Kant reivindica la importancia de la intuición como experiencia sensible para construir la experiencia cognitiva. Para el neopositivismo, el lenguaje nace como una necesidad de comunicar nuestras experiencias del mundo físico, sintetizadas en los núcleos sensoriales, lo cual le permite tomar al cuerpo como denominador común. De esta forma, se buscan bases físicas para explicar procesos cognitivos primarios como la observación y se evita, por ejemplo, la explicación de vivencias privadas que no pueden ser traducidas a un efecto corporal.3 El sujeto experimenta el mundo natural, posición que implica considerar al individuo como un cuerpo que responde al mundo físico, y se eliminan todas aquellas experiencias que no puedan ser referidas a la dimensión espacio-temporal, optando por el terreno experimental del conductismo.

Sin embargo, esta perspectiva dominante fue cuestionada por Gilles Deleuze, tanto desde sus implicaciones para pensar la subjetividad, como desde la necesidad de reconocer la lógica del sentido, aspectos a los que nos referimos a continuación. Las concepciones de experiencia y subjetividad planteadas desde el empirismo de Hume, dan motivo a Deleuze para establecer su propia perspectiva en Empirismo y subjetividad.4 La crítica deleuziana se dirige especialmente a la teoría empirista que concibe lo dado como un flujo de lo sensible, como una colección de impresiones e imágenes, un conjunto de percepciones; se concibe la experiencia como una sucesión animada de percepciones distintas. Se trata de una crítica al empirismo cuya proposición fundamental es que el

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sujeto se constituye en lo dado. “Y si el sujeto se constituye en lo dado, no hay, en efecto, un sujeto distinto de la práctica”.5

Para plantear el problema de la subjetividad, Deleuze propone dar un nuevo sentido a las dos dimensiones que Hume considera los caracteres fundamentales de la naturaleza humana: la inferencia y la invención, la creencia y el artificio. “En una palabra, creer e inventar: he ahí lo que el sujeto hace como sujeto. De lo dado infiero la existencia de algo distinto no dado: creo. En la misma operación y al mismo tiempo juzgo y me propongo como sujeto: al superar lo dado. Afirmo más que lo que sé”.6

El sujeto lo es también a partir de reflexionar y reflexionarse, es decir, por el juicio y en el juicio moral, estético o social. Es, en este sentido, que se vuelve posible la invención y el artificio, es decir, el sujeto cuenta con una doble potencia: inventa, es artificioso. La cuestión radica en comprender cómo se puede constituir en lo dado, un sujeto tal, que supere lo dado.

La experiencia del sujeto no se constituye, entonces, como un reflejo de los principios emanados de sus percepciones, sino como un espíritu activado. El sujeto se descompone en impresiones de reflexión, que son impresiones dejadas por los principios y, en ese sentido, el sujeto se descompone en tantas improntas como las que los principios dejan en el espíritu. El sujeto es, primeramente, una impresión dejada por los principios, pero progresivamente ejerce su capacidad para utilizar dichas impresiones. En este sentido, el sujeto no es ni pasivo ni activo, es más bien concebido como actividad, como proceso. Lo que cabe hacer es “el inventario de los distintos momentos de ese proceso”.7

Los principios de la pasión son absolutamente primeros, debido a que la asociación supone proyectos, fines, intenciones, ocasiones, vida práctica, afectividad. La pasión, según las circunstancias particulares y las necesidades del momento, puede reemplazar a los principios de asociación y puede asumir su papel selectivo. Dicho de otra forma, el sujeto se define por sus fines reales que son de orden pasional, moral, político y económico, más allá de la asociación de ideas que le confieren el calificativo de cognoscente.

El pensamiento crítico de Deleuze enfocado inicialmente al empirismo de Hume, es focalizado posteriormente al cartesianismo. En Diferencia y repetición,8 Deleuze caracteriza la imagen clásica del método cartesiano9 para mostrar que es posible pensar fuera del

5 Ibidem, p. 115.6 Ibidem, p. 91.7 Ibidem, p. 127.8 Gilles Deleuze, Diferencia y repetición, Madrid, Ediciones Júcar, 1988.9 La crítica de Deleuze al método cartesiano implica cuestionar la entronización de las verdades

de sentido común como base de toda la reflexión filosófica; la afirmación de la buena voluntad del pensador y de la naturaleza recta del pensamiento; el considerar el sentido común como la facultad

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ámbito monótono de su gobierno, que tal vez no es posible pensar sino fuera y contra él. Para ello, señala que no se trata de elevar el sentido común a pensamiento filosófico, sino de ocupar nuestro pensamiento para cuestionar e ir en contra de todo aquello que no sea pensamiento.

En contraposición, nos propone enfocarnos en la búsqueda del sentido, mismo que es caracterizado como extraproposicional, en tanto no se encuentra en lo enunciado; aunque es lo que la proposición expresa, o que no puede existir fuera del enunciado que lo expresa. El sentido concebido como elemento flotante, lo que se dice de la cosa, así como lo que le sucede; sentido que sólo puede ser dicho, pero sin estar contenido en ninguna de las dimensiones empíricas de la proposición, ya fuera como designación, expresión/manifestación o significación.10

En consecuencia, en Lógica del sentido11 Deleuze nos propone un uso posible de eso que llamamos pensar, a través de la metáfora del juego. Un juego que nos habla de eso que nos pone en juego, de cómo nos jugamos eso que somos ante el pasar de las cosas que pasan, de cómo pasamos a través de lo que las cosas son. Cuestiona, entonces, los juegos del sentido común centrados en las reglas preexistentes que determinan hipótesis que dividen el azar, la ganancia o la paridad. Que organizan el juego sobre una pluralidad de jugadas, real y numéricamente distintas, y en el que las consecuencias de las jugadas se corresponden con derrota/victoria, ganar/perder, bien/mal, mejor/peor.

Sin embargo, si el juego es la vida, o el pasar de las cosas que pasan –siguiendo a Deleuze–, es posible pensar otro juego que rompa con estas representaciones y con la noción misma de una representación de él. Uno en el que no hay reglas preexistentes; cada jugada inventa sus propias reglas; se practica así, porque lleva en sí su propia regla; el conjunto de jugadas afirma todo el azar y no cesa de ramificarlo en cada jugada; las jugadas no son real y numéricamente distintas, sino cualitativamente distintas. Por lo tanto, la experiencia implica subjetividad, deseo, pasión; elementos que no se subordinan a la idea de mera percepción y a los cuales es preciso acceder, al menos como alguna de las rutas posibles, aproximándonos a la comprensión de las lógicas del sentido.

de concordia de todas las facultades que garantiza su acuerdo entre sí y con el objeto exterior al que se aplican; el modelo que postula que el conocer es siempre reconocer; el presupuesto según el cual se determina la representación como elemento mayor y envite del pensamiento; el postulado que coloca al error como lo negativo del pensamiento y su riesgo específico, el presupuesto que privilegia la designación como lugar de la proposición donde reside la alternativa mayor del pensar, verdadero/falso, en detrimento del sentido; el presupuesto que afirma la primacía de las soluciones sobre los problemas y, finalmente, el presupuesto que pone como fin y resultado del conocimiento el saber y no el aprender. Véase Gilles Deleuze, Diferencia y..., op. cit.

10 Idem.11 Gilles Deleuze, Lógica del sentido, Barcelona, Planeta Agostini, 1994.

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SUBJeTIvIDAD, poDeR y pRoceSoS SocIAleS

Una aproximación desde la subjetividad a la noción de experiencia implica reflexionar en torno a la forma como los sujetos se hacen parte de procesos colectivos, al tiempo que ubicamos a éstos como productores de subjetivación. “Se es sujeto al ser inscrito y ocupar un lugar en el espacio simbólico”,12 sujeto de discurso que posibilita que se enuncie a sí mismo como tal, fundado como humano a partir de la represión originaria y sometido al orden simbólico. Sujeto creador de sentido a partir de la regulación simbólica que asimismo desborda, al tiempo que motivo de la subjetividad. La comprensión de la experiencia de los sujetos se vincula necesariamente a lo cultural entendido, al menos, como proceso de construcción y apropiación de sentido:

[...] la cultura se recrea a sí misma en cada sujeto y cada sujeto da cuenta de ella, las subjetividades colectivas proponen los ejes a partir de los cuales cada sujeto se construye desde la inscripción en lo simbólico, desde una matriz de significaciones sociales. En una subjetividad que está antes y más allá de cada sujeto y de la que cada sujeto es cristalización, producto –siempre inacabado– de factores producentes, de múltiples ejes de subjetivación.13

La forma como nos constituimod en sujetos en un devenir histórico surcado por aconteceres grupales e institucionales implica también reflexionar sobre aspectos tales como la subjetividad vinculada a la colectividad, así como sobre la noción de vínculo. La idea de subjetividad colectiva, no exenta de debate, ha sido planteada como

[...] aquellos procesos de creación de sentido instituidos y sostenidos por formaciones colectivas [...] marcados por ritmos, densidades y temporalidades diversas que hacen historia desde la potencialidad deseante, ese apasionado acto que busca colmar, inútilmente, una ausencia.14

Asimismo, el vínculo puede concebirse, en palabras de Pichon-Rivière,15 como un “tipo particular de relación de objeto, estructura dinámica en continuo movimiento que

12 Margarita Baz, “La dimensión de lo colectivo: reflexiones en torno a la noción de subjetividad en la psicología social”, en Isabel Jaidar et al., Tras las huellas de la subjetividad, México, UAM, 1998, p. 123.

13 Lilia E. Vargas, “¿La subjetividad del sujeto o el sujeto de la subjetividad?”, ibidem, p. 63.14 Margarita Baz, “La dimensión de lo colectivo...”, op. cit., p. 125.15 Enrique Pichon-Rivière, Teoría del vínculo, Argentina, Nueva Visión, 2006.

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funciona accionada o movida por factores instintivos, por motivaciones psicológicas”. Una relación que es a la vez depositante, depositaria y depositada. Implica un continuo desplazamiento ante el propio deseo y ante la alteridad, lo otro, el mundo. La proliferación de vínculos, derivada de la sociedad como institución primera,16 se hace posible sólo a partir de la autocontención del impulso que es evidencia del reconocimiento de otro frente a mí.

Autocontención que modula nuestras afecciones recíprocas mediante complejas tramas normativas que han de garantizar la continuación del mundo humano. Autocontención, freno que se me impone desde la ambigüedad identificación-diferenciación, mismidad-extrañeza, que me hace posible ser con el otro, desde el otro que me mira y a quien miro a la vez como mi igual y como ese que no soy, y cuya experiencia me es por fuerza enigmática, pero cuya existencia me es imprescindible para constituir mi propia presencia ante sus ojos.17

Los cuestionamientos a la concepción positivista de la experiencia y de la subjetividad que se elaboran a partir de una perspectiva que la vincula a los procesos de significación y a su dimensión cultural, encuentran puntos de confluencia cuando se piensa este campo desde la perspectiva del poder. La microfísica del poder de Foucault18 nos refiere a las extremidades, a los puntos terminales, a la serie de actos pequeños y vulgares que a manera de entramado de relaciones tiñe lo social en su conjunto. No hay poder sin relación entre sujetos, en tanto que éste consiste en una acción sobre las acciones de los otros; un poder que reprime e induce, seduce, limita y prohíbe. Las relaciones de poder implican, también, acciones de rebeldía de los sujetos, de resistencia que puede ser organizada o espontánea, gregaria o solitaria, fugaz o duradera.19 Este entramado cotidiano del poder está implicado, a su vez, en los procesos sociales en los que se inscribe, no sólo a través del control, sino de la producción discursiva de los sujetos.20 Desde esta perspectiva, la lectura de la experiencia y de los procesos de producción de subjetividad, desde la lógica y las tramas del poder, resulta imprescindible.

16 Cornelius Castoriadis, La institución imaginaria de la sociedad, vol. 2. El imaginario social y la institución, Barcelona, Tusquets, 1989.

17 Claudia Salazar, “El regreso a casa. Reflexión sobre los feminicidios en Ciudad Juárez”, Tramas. Subjetividad y Procesos Sociales, núm. 24, enero/junio, México, UAM, 2005.

18 Michel Foucault, Microfísica del poder, Madrid, La Piqueta, 1979.19 María I. García C., Foucault y el poder, México, UAM, 2002.20 Gilles Deleuze, “Post-scriptum sur les sociétés de control”, en L’autre journal, núm. 1, mayo,

1990.

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Experiencia y subjetividad son producidas, también, en el campo de los procesos sociales amplios. Esta producción social de la experiencia y la subjetividad se expresa, por un lado, en tanto la subjetividad puede concebirse, siguiendo a Stolkiner,21 como minúsculas tramas que particularizan lo genérico social; tramas finas que se expresan en los sujetos mismos y en la interacción entre ellos, y que son expresión de procesos históricos, políticos, económicos, institucionales y grupales. Por otro lado, se expresan a través de la constatación de que las maneras como se piensa, los paradigmas de entendimiento, las ciencias sociales mismas están marcadas por el momento histórico en el que tienen lugar; los fenómenos sociales adquieren determinados sentidos en relación con las circunstancias sociohistóricas en que se producen.22 El desarrollo y las tendencias dominantes en el campo de las ciencias sociales están marcados, en esta época de capitalismo tardío, por los procesos de liberalización económica y las tendencias globalizadoras.23 Procesos globales que implican la conformación de poderes políticos internacionales de facto y las acciones que despliegan sobre los sujetos, así como las múltiples formas de resistir y responder de la sociedad civil frente a ellos.

Podemos considerar, entonces, las experiencias traumáticas en la historia de una nación o de la humanidad, así como las acciones colectivas o movimientos sociales que se plantean algún tipo de transformación del orden imperante, como campos de producción de subjetividad. Experiencias como el holocausto judío obligan a los sujetos y a la colectividad a situarse históricamente, a trabajar y elaborar esa situacionalidad.24 Los sujetos estamos comprometidos con un pasado, no somos simples singularidades contingentes autocreadas. La historia “traumática” puede ser comprendida, también, como espacio de experiencia y campo de producción de subjetividad. Los testimonios postraumáticos, las producciones discursivas, los textos, pueden ser considerados como una forma de reelaboración y resignificación de experiencias históricas que a su vez pueden ser pensadas como campos de producción de subjetividad.25

Experiencias traumáticas y problemáticas sociales apremiantes encuentran una de sus respuestas sociales en la acción colectiva, misma que implica un proceso de reflexión

21 Alicia Stolkiner, “Subjetividades de época y prácticas en salud mental”, Actualidad Psicológica, año XXVI, núm. 239, Buenos Aires.

22 Jürgen Habermas, La lógica de las Ciencias Sociales, México, Rei, 1993.23 Enrique De la Garza Toledo, Tratado latinoamericano de sociología, México, UAM-I/Anthropos,

2006.24 Giorgio Agamben, Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo, España, Pre-textos, 2005.25 Véanse de Dominick LaCapra, Escribir la historia, escribir el trauma, Argentina, Nueva Visión,

2005, e Historia en tránsito. Experiencia, identidad, teoría crítica, México, FCE, 2006.

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sobre la situación propia, así como sobre su relación con el Estado, y que se concreta en la posibilidad de posicionarse como ciudadanos con derechos. Acción colectiva que conlleva la construcción de una lectura propia de la realidad desde una perspectiva sociohistórica y considerando sus determinantes sociales, así como la generación de un pensamiento crítico capaz de cuestionar los paradigmas hegemónicos, es decir, de deconstrucción de lo hegemónico y de resignificación contrahegemónica. El involucramiento de los sujetos en procesos colectivos puede devenir también en una intencionalidad de subvertir el orden establecido, cambiar las reglas de juego al cuestionar el vínculo con la autoridad, ya sea legal, educativa, religiosa o teórica, en otras palabras, una irreverencia fundamentada.26

Los sujetos tienen la posibilidad, aunque esto no suceda de manera mecánica, de generar una translocación entendida como cambio de lugar sociocultural de los actores que se involucran activamente en procesos colectivos y sociales, es decir, en la forma como la sociedad los concibe y les confiere un lugar dentro de ella, así como en la forma y lugar que ellos se confieren a sí mismos.27 Lo anterior sólo es posible a través de la creación de nuevos discursos articuladores que brindan nuevos sentidos a lo que Laclau y Mouffe28 conciben como “elementos flotantes”, es decir, aspectos de la vida cotidiana insertos en el campo de la disputa por los significados cruzados por los discursos dominantes en un momento histórico y lugar determinados.

Así, la perspectiva racionalista de la experiencia es también cuestionada desde una reflexión de los espacios grupales e institucionales, así como de los procesos sociales, al considerarlos como espacios de subjetivación, cruzados permanentemente por relaciones de poder. Dichos procesos de subjetivación están también marcados por procesos sociales e históricos amplios que los influyen y que constituyen el campo en el que se desarrollan acciones de permanencia o transformación.

INTeRpReTAcIóN e IMplIcAcIoNeS MeToDolóGIcAS

Debido a que la experiencia, siempre vinculada a la subjetividad, no puede ser comunicada en sí misma, para dar cuenta de ella es necesario expresarla en un discurso, e interpretarla,

26 Theodor W. Adorno, Educación para la emancipación: conferencia y conversaciones con Hellmut Becker (1959-1969), España, Morata, 1998.

27 Santiago Castro Gómez y Eduardo Mendieta (coords.), Teorías sin disciplina. Latinoamerica-nismo, poscolonialidad y globalización en debate, México, University of San Francisco/Miguel Ángel Porrúa, 1998.

28 Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, Hegemonía y estrategia socialista: hacia una radicalización de la democracia, España, Siglo XXI Editores, 1987.

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tarea por demás problemática. En su Teoría de la Interpretación, Ricoeur29 nos propone entender el discurso como dialéctica del acontecimiento y el sentido: el acontecimiento es la experiencia entendida como expresión, pero es también el intercambio intersubjetivo en sí y la comunicación con el receptor. Lo que se comunica en el acontecimiento del habla no es la experiencia del hablante como ésta fue experimentada, sino su sentido. La experiencia vivida permanece en forma privada, intransmisible, pero su significación, su sentido, se hace público a través del discurso. No podemos estar satisfechos con la sola significación, ya que ésta presupone una referencia. Sólo la dialéctica del sentido y la referencia dicen algo sobre la relación entre el lenguaje y la condición ontológica del ser en el mundo.

El significado del discurso puede ser entendido a través de la dialéctica entre acontecimiento y sentido. Lo que se “quiere decir” es lo que el hablante hace, el contenido proposicional, el lado “objetivo” del sentido. Pero la oración también “quiere decir” algo, lo intencionado por el hablante, esto es, el lado “subjetivo” del sentido que incluye la autorreferencia de la oración, la dimensión elocutiva del acto de hablar y la intención de obtener reconocimiento por parte del oyente.

La dialéctica entre sentido y referencia nos remite a la relación entre lenguaje y sujeto. Dado que estamos en el mundo, que nos vemos afectados por distintas situaciones, porque nos orientamos compresivamente en esas situaciones, es que tenemos algo que decir, esto es, tenemos experiencias que traer al lenguaje. Pero este discurso presupone que algo debe ser, con el fin de que pueda ser identificado, es por ello que no podemos estar satisfechos sólo con el significado, sino que presuponemos una referencia.

Habremos de distinguir, entonces, siguiendo a Ricoeur, entre explicación y comprensión:

Le explicamos a alguien más con el fin de que pueda entender. Y lo que esta persona ha entendido puede a su vez decírselo a otra. Así, la comprensión y la explicación tienden a traslaparse y a invadirse una a otra. Sin embargo, haré la conjetura de que en la explicación, nosotros explicamos o desplegamos la gama de proposiciones y sentidos, mientras que en la comprensión, entendemos o captamos como una totalidad la cadena de sentidos parciales en un solo acto de síntesis.30

Para Ricoeur, el primer acto de la comprensión es la conjetura que ha de ser validada por vías más cercanas al entendimiento de la probabilidad que a la lógica de la verificación

29 Paul Ricoeur, Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido, México, COLMEX/UI/Siglo XXI Editores, 1995.

30 Ibidem, p. 88.

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empírica. Desde la semántica profunda, la explicación requiere de la comprensión, en tanto implica una referencia no ostensible, y el discurso se concibe como un lenguaje escrito equivalente a la referencia aparente del lenguaje hablado, que va más allá de la mera función de señalar y mostrar lo que ya existe para crear una nueva forma de ser.

La interpretación implica, también, plantearse el problema hermenéutico entendido como el fenómeno de la comprensión y de la correcta interpretación de lo comprendido. Comprender e interpretar un texto implica reflexionar sobre la experiencia humana del mundo, como plantea Gadamer,31 y no sólo un esfuerzo por lograr un conocimiento científico. El sujeto tiene una conciencia históricamente moldeada, debido a que está inserto plenamente en la cultura y en la historia de su tiempo y lugar. La comprensión de un texto implica una fusión de horizontes. Para entender un escrito lo que intentamos hacer es trasladarnos hacia la perspectiva bajo la cual el otro ha ganado su opinión. El horizonte del intérprete entra en relación con el horizonte del autor, se amplía y a la vez incorpora al otro para formar un nuevo horizonte; la comprensión se da en un horizonte comprensivo en el presente que es la superación del horizonte histórico.

Por otro lado, y desde una perspectiva semiótica, Geertz32 nos propone una ruta con énfasis distintos para aproximarnos a la interpretación. Su concepto semiótico de cultura considera al hombre como un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido; la cultura es una urdimbre y su análisis ha de ser, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Desde esta perspectiva, experiencia y subjetividad estarían inscritas en el ámbito simbólico de la acción social, su interpretación podría ser hecha a través del flujo del discurso social y consistiría en tratar de rescatar “lo dicho” en ese discurso de sus ocasiones perecederas y fijarlo en términos susceptibles de consulta.

Si aceptamos la perspectiva interpretativa y de producción de sentido que hemos venido planteando en este trabajo, encontramos dos implicaciones que conviene resaltar: la necesidad de situar nuestro conocimiento, y de explorar la posibilidad de avanzar hacia la construcción de metodologías de investigación social descolonizantes. Desde la mirada de los estudios subalternos o poscoloniales, el conocimiento situado implica asumir que el lugar de enunciación determina la manera en que vivimos y concebimos las relaciones de dominación, esto es, que “para develar las redes de poder, que se ocultan bajo la fachada de neutralidad y universalidad, es necesario tener en cuenta que nuestras producciones discursivas y perspectivas del mundo están marcadas por la geopolítica”.33

31 Hans-Georg Gadamer, Verdad y Método I, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1977.32 Clifford Geertz, La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 1997.33 Liliana Suárez Navaz y Rosalva Aída Hernández (eds.), Descolonizando el feminismo, Madrid,

Cátedra, 2008.

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Es necesario identificar y denunciar las formaciones discursivas que construyen representaciones de los grupos subalternos a través de su exotización y de la construcción de una “otredad extrema”, lo que Said34 llamaría orientalismo; formas de representar a los otros que devienen hegemónicas. Los estudios poscoloniales han tenido desarrollos diversos y específicos en Asia y en América Latina y han generado reflexiones en torno, por ejemplo, a las culturas chicanas35 y algunas corrientes feministas. Desde los feminismos poscoloniales se plantea la necesidad de historizar y contextualizar las formas que asumen relaciones de género para evitar el universalismo feminista, considerar la cultura como un proceso histórico para evitar los esencialismos culturales y asumir que las luchas locales están insertas en procesos globales de dominación capitalista.36 Así, se enfatiza, por un lado, la necesidad de explicitar y reflexionar sobre el lugar de enunciación a partir de la noción de “conocimientos situados”, y se argumenta la necesidad y utilidad de desarrollar perspectivas parciales de lo que se pretende discutir.37

El privilegio de esta perspectiva parcial se refuerza a partir de constatar que muchas de las categorías formuladas por las ciencias sociales provienen de disonancias entre, por un lado, las situaciones y problemáticas que enfrentan movimientos o grupos sociales y, por otro lado, los términos o teorías que en su momento están disponibles para explicarlas, reformularlas o resignificarlas de manera adecuada. La posición de cercanía que los académicos pueden adoptar en relación con los procesos sociales y, por tanto, con dichas disonancias, no sólo no va en detrimento de su quehacer investigativo, sino que, por el contrario, les permite comprender con mayor profundidad dichos procesos, al tiempo que acceder a problemáticas o perspectivas que de otra forma continuarían siéndoles ajenas.

Confluyendo con esta perspectiva, se plantea la necesidad de vincular las historias locales con los diseños globales, así como reconocer y desarrollar los pensamientos fronterizos que se generan a partir de lugares de enunciación subalternizados, de los cuales, precisamente, escapan. Así, los lugares de enunciación habrán de ser situados desde un punto de vista geohistórico, a partir del cual puede entenderse la manera como determinadas visiones

34 Edward W. Said, Orientalismo, España, Libertarias, 1990.35 Véase Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera: The New Mestiza, Estados Unidos, Spiters/

Aunt Lute, 1987 y Renato Rosaldo, “La pertenencia no es un lujo: procesos de ciudadanía cultural dentro de una sociedad multicultural”, revista Desacatos, núm. 3, primavera, México, CIESAS, 2000, pp. 39-49.

36 Liliana Suárez Navaz y Rosalba A. Hernández (eds.), Descolonizando..., op. cit.37 Donna Haraway, Ciencia, cyborg y mujeres. La reinvención de la naturaleza, España, Cátedra,

1991.

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de la modernidad, que se presentan como universales, están relacionadas con diseños globales, los cuales, a su vez, han sido generados desde determinadas historias locales; desde polos de poder mundial conformados a lo largo de la historia. Simultáneamente, desde los márgenes de la influencia de dichos polos se construyen pensamientos fronterizos, esto es, se inauguran nuevas perspectivas de un orden geopolítico desde el ámbito mismo de la producción de conocimiento.38

La segunda implicación apunta a considerar que los procesos de construcción de conocimiento referidos a la subjetividad en procesos grupales, institucionales y sociales, entendidos como la generación de nuevas formas de comprensión e interpretación de los mismos, implican necesariamente una relación intersubjetiva de quienes se involucran en ellos. Como espacio intersubjetivo, la investigación sobre procesos colectivos se inserta en una trama vincular, y es cruzada por relaciones de poder que retan la comprensión de quien se da a la tarea de insertarse en ellas. La investigación surge, entonces, en una trama de sentidos y significaciones imaginarias, producidas por una sociedad de la que forman parte, tanto el investigador y los sujetos con quienes se investiga, como los procesos colectivos en los que se involucran.39 La investigación, como accionar intersubjetivo, pone en evidencia relaciones de poder, y los distintos posicionamientos de los actores involucrados a partir de la constatación de su constante asimetría. Esta perspectiva implica, por supuesto, trascender su comprensión desde el campo de lo ético, que plantea la aspiración de que el diálogo entre sujetos “debe ser” horizontal,40 para ir hacia el análisis de situaciones histórica y socialmente situadas.

La corriente de pensamiento de la educación popular en América Latina, por medio de conceptualizaciones, tales como la educación como práctica de la libertad,41 y la

38 Walter Mignolo W., Local Histories/Global Designs. Coloniality, Subaltern Knowledges and Border Thinking, Estados Unidos, Princeton University Press, 2000.

39 En este mismo sentido, Jaidar nos recuerda que “El sujeto de conocimiento no sólo está implicado en el proceso de conocimiento y atravesado por él, sino que esta implicación subjetiva lo transforma y transforma la realidad. Este proceso de conocimiento es particularmente importante: refleja las múltiples determinaciones que influyen en la construcción de modelos teóricos y nos lleva a aceptar la construcción colectiva y social del conocimiento”. Véase “Por los senderos de la subjetividad”, en Isabel Jáidar et al., Tras las huellas..., op. cit.

40 Para una reflexión crítica de la forma como esta perspectiva idealista de la intersubjetividad ha sido utilizada como orientación para la educación intercultural, véase Alejandro Cerda, “Multiculturalidad y Educación Intercultural: Entre el neoindigenismo y la autonomía”, Andamios. Revista de Investigación Social del Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales, México, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, núm. 6, junio, 2007.

41 Paulo Freire, Pedagogía del oprimido, México, Siglo XXI Editores, 1970; José Carlos Mariátegui, Antonio Gramsci y Paul Langevin, Problemas teóricos de la educación, México, Movimiento, 1973.

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investigación como acción participativa, ha formulado, entre otros, dos cuestionamientos centrales que resultan útiles para reflexionar sobre la práctica investigativa en el campo que nos ocupa. Por un lado, la necesidad de establecer una relación de horizontalidad entre investigador e investigado, entre educador y educando, en la que las posiciones de poder, en lugar de negarse –y de esa forma invisibilizarse– sean explícitas y abiertamente discutidas y acordadas. Por otro, reforzando el imperativo ético, en relación con la necesidad de que la investigación surja y trate de aportar a las problemáticas de una región caracterizada por el empobrecimiento, la inequidad en la distribución del ingreso y la subordinación de las economías emergentes al polo dominante estadounidense.

Este tipo de planteamientos han sido retomados y actualizados desde propuestas como la investigación colaborativa,42 la investigación coparticipativa43 o la investigación de colabor,44 las cuales buscan metodologías que permitan el involucramiento de los actores en las distintas fases de la investigación, es decir, en la elección de problemáticas, formulación de preguntas, recopilación de información, interpretación y utilización pública de resultados.45 Esta perspectiva surge, también, a partir del reclamo de las mismas comunidades, organizaciones y movimientos sociales de realizar “investigaciones que sirvan a las comunidades”,46 lo cual pone de manifiesto la necesidad de reflexionar sobre la dimensión ética del vínculo que se establece entre los sujetos que se involucran en una investigación. Tal como hemos mencionado, esta relación entre investigador e investigado no está exenta de conflicto sino que, por el contrario, se da en un campo de relaciones de poder y tensiones que se manifiestan, ya sea en las diferencias entre lo que los distintos involucrados esperan de la investigación, y los tiempos para llevarla a cabo, hasta las disparidades en las expectativas sobre la forma como se exponen y utilizan sus resultados.

42 Charles R. Hale, Reflexiones hacia la práctica de una investigación descolonizada (borrador para discusión), Universidad de Texas, Austin, 2004.

43 Rosalva Aída Hernández Castillo, La otra frontera. Identidades múltiples en el Chiapas poscolonial, México, CIESAS/Miguel Ángel Porrúa, 2001.

44 Xóchitl Leyva, Araceli Burguete y Shannon Speed (coords.), Gobernar (en) la diversidad: experiencias indígenas desde América Latina. Hacia una investigación de colabor, México, CIESAS/FLACSO, 2008.

45 Una reflexión teórica sobre esta perspectiva, a partir de una experiencia de campo con comunidades tojolabales en el estado de Chiapas, puede encontrarse en Alejandro Cerda, Multiculturalidad y Políticas Públicas: autonomía indígena zapatista en Chiapas, tesis de doctorado en antropología social, Universidad de la Sorbona París 3/CIESAS, 2006.

46 Expresión popularizada por los zapatistas, a partir del tipo de investigaciones que podrían realizarse en los Caracoles y Juntas de Buen Gobierno, cuyo inicio de funciones fuera anunciado en el mes de agosto de 2003.

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Desde la interpretación que ha sido planteada en este trabajo, es necesario considerar el discurso a partir de la dialéctica entre acontecimiento y sentido, así como entre sentido y referencia; es decir, la influencia que sobre las ciencias sociales ejercen los sentidos que se generan en momentos históricos determinados, así como reflexionar sobre la posibilidad de que la investigación se realice a partir de vínculos que tiendan a la horizontalidad y reciprocidad entre el investigador y los sujetos con quienes se investiga, orientación que necesariamente implica situar geopolíticamente nuestro conocimiento.

La comprensión de las lógicas del sentido de procesos colectivos puede aproximarnos a una noción de experiencia que se vincula con la subjetividad entendida como pasión. Los procesos grupales, institucionales y sociales son espacios de subjetivación, permanentemente marcados por relaciones de poder e inscritos en procesos sociales e históricos amplios que los influyen y que constituyen el campo en el que se desarrollan acciones de permanencia o transformación.

Teniendo como punto de partida la comprensión de los sentidos que en un momento histórico específico devienen como dominantes o contrahegemónicos, es necesario aproximarnos a la comprensión del discurso, desde una perspectiva interpretativa, como un espacio de expresión de la dialéctica entre acontecimiento y sentido, así como entre sentido y referencia. La adopción de una perspectiva como ésta implica, entre otras tareas, repensar las nociones de evidencia y de objeto de estudio en la investigación. La idea de evidencia como aquello que se experimenta de manera directa a través de los sentidos, y que, por lo tanto, es algo cuantificable, ha de ser desconstruida. Su carácter de inmediatez, así como su aparente neutralidad que la presenta como incuestionable, han de ser impugnados a partir de la falacia que encierra, al desconocer que la única posibilidad de dar cuenta de una evidencia es nombrándola, y por tanto, construyendo socialmente su significado y su sentido,47 es decir, asumiendo que los datos no están dados, sino que son inevitablemente construidos.48

El planteamiento de que los sujetos con los que se realiza una investigación social terminan necesariamente convertidos en objetos de estudio de quienes investigan sobre ellos, requiere también ser reflexionado, en tanto que la misma palabra “objeto” aparece con una doble acepción que tiende a generar confusión. Si bien, toda investigación requiere de una adecuada delimitación de aquello sobre lo que se indaga y sobre lo que el investigador se pregunta al respecto (construcción del objeto de estudio que, por supuesto,

47 Raymond Williams, R., Marxism and Literature, Nueva York, Oxford University Press, 1977.

48 Pierre Bourdieu, J.C. Chamboredon y J.C. Passeron, El oficio de sociólogo, México, Siglo XXI Editores, 1975.

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implica una serie de recortes y materializa necesariamente la perspectiva, el campo disciplinar y la posición política del investigador), este plano no debiera ser confundido con otra dimensión analítica en la que se trata de dilucidar el vínculo que se establece o desea establecer con los sujetos con quienes se investiga.

Es decir, además de que una investigación demanda delimitar su “objeto”, al mismo tiempo requiere, como hemos expresado, reflexionar y tomar posición sobre la manera como concibe y establece la relación con los sujetos con quienes se lleva a cabo. Asumir que los sujetos con los que se hace una investigación tienen una perspectiva de la historia y un proyecto político propio nos lleva a retomar el debatido planteamiento de ¿conocimiento para qué?49 La necesidad de descolonizar la investigación apunta a avanzar en la posibilidad de aportar al proyecto de los actores sociales con los que se investiga, ya sea a través de su involucramiento en las distintas etapas de una investigación, o bien a través de la generación de conocimiento o planteamientos que apuntalan sus intencionalidades políticas. Este propósito de descolonizar la labor misma de indagación y socialización de sus resultados requiere cuestionar las perspectivas de la historia, las posturas epistemológicas y las categorías que se oficializan como discurso dominante. Asimismo, implica poner en cuestión las relaciones de subordinación, implícitas o explícitas, que son propias de asumir que existe una voz autorizada para hablar en nombre de los subalternos, e incluso revisar críticamente el supuesto lugar de superioridad de la escritura (académica) por encima de la oralidad.

49 Rosalva Aída Hernández Castillo, “¿Conocimiento para qué? La antropología crítica: entre las resistencias locales y los poderes globales”, ponencia presentada en LASA, Texas, en 2003.

A. CerdA, m. ChApelA y e. JArillo AcoNTecIMIeNTo, SeNTIDo y ReFeReNcIA

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lA poSMoDeRNIDAD coMo UNA MeTAMoRFoSISde la ideología colonial*

luis Martínez Andrade

El sistema de producción capitalista como proyecto hegemónico está sustentado principalmente en dos pilares: por un lado, se basa en la dominación mental (ideológica, simbólica discursiva, psicológica, etcétera) de los seres humanos y, por el otro, en la explotación material (técnica, biogenética, trabajo flexible, taylorismo, fordismo, entre otros) de una elite sobre las mayorías. La pobreza, la marginación y la exclusión no han desaparecido sino que se han agudizado. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2008), 20% de la población mundial vive-consume el trabajo del 80% restante; expresión de una ecuación que beneficia a las elites políticas-militares-sociales. Desde un eurocentrismo muy provincial, Jean-François Lyotard señala que los relatos (conocimiento, comunicación, poder-saber) son materia de juegos remitiéndonos a la virtualidad. Sin embargo, el hambre en África y la pobreza en América Latina son reales. La razón como instrumento de dominación es vigente, actual y concreta.

Palabras clave: posmodernidad, neocolonialismo, liberación, pueblo, emancipación.

ABSTRAcT

The capitalist production system is a hegemonic project relying on two bases: on the one hand, it is based on the mental domination (ideology, symbolic discourse, psychology, etcetera) of human beings and, on the other hand, on the material exploitation (techniques, biogenetics, work flexibility, taylorism, fordism, among others) by the elite of the masses. Poverty, marginalization and exclusion have not disappeared, on the contrary, they have intensified. According to the United Nations Development Programme (2008) 20% of the world’s population lives off the work of the remaining 80%; it is the expression of an education that serves the political, military and social elites. From a very provincial eurocentrist point of view, Jean-François Lyotard emphasizes that discourses (knowledge, communication, the bind between power and knowledge) are virtual games. Yet, African hunger and South American poverty are real. Reason used as a tool of domination is an actual, real and tangible phenomenon.

Key words: postmodernity, neo-colonialism, liberation, people, emancipation.

* Agradezco los valiosos comentarios de David C. López en la revisión de esta ponencia. Indudablemente los errores y debilidades del texto corren por mi cuenta. Conferencia presentada en el Primer Foro de Sociología, 6 de septiembre de 2008, Barcelona, España.

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1 Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU) en su Informe sobre Desarrollo Humano de 2008, Ediciones Mundi-Prensa, 2008.

2 Por posición “partisana-parcial” me refiero a la lectura leninista que Zizek hace de la verdad nietzscheana donde ésta, al encontrarse inscrita en una sociedad de clases, no puede ser tratada como conocimiento objetivo desde el punto de vista revolucionario “interesado”. Más allá de una ingenuidad epistemológica del “conocimiento objetivo” y de una perspectiva relativista donde “no hay verdades sino interpretaciones”, sostenemos que dentro de la multiplicidad de opiniones existe un “conocimiento verdadero” y que éste es accesible, desde una posición partisana interesada. En este sentido, la verdad será revolucionaria o no será. Véase La marionnette et le nain, París, Éditions du Seuil, 2006, p. 101.

3 Fernando Matamoros, “Sentido y significación en la comunicación y la cultura”, Polis, vol. 2, México, UAM-Iztapalapa, 2003, p. 175.

4 Nos estamos refiriendo principalmente a las obras: La posmodernidad (explicada a los niños), Barcelona, Gedisa, 1999 y La condición posmoderna, Madrid, Cátedra, 2000.

INTRoDUccIóN

La ominosa situación de miseria, marginación y exclusión que padece la mayor parte de la población mundial1 merece ser analizada desde una postura “partisana interesada”.2 El reposicionamiento no sólo político o económico, sino ideológico de las clases dominantes a través de sus ajustes estructurales, sus transiciones a la democracia procedimental y sus aparatos discursivos debe ser confrontado desde una posición crítica que denuncie la lógica perversa del sistema hegemónico. Al respecto, Fernando Matamoros sostiene que desde la Conquista se han practicado diversos mecanismos de colonialismo económico. El impacto del crecimiento económico es relativo en relación con las consecuencias sobre la economía de los países pobres. El ingreso medio en los 20 países más ricos del planeta es 37 veces mayor que el de los 20 países más pobres y esta diferencia se duplicó en 20 años. Según Matamoros existen 1 200 millones de personas que viven con un dólar al día y 2 800 millones con menos de dos dólares, es decir, casi la mitad de la población mundial.3

Nuestra perspectiva tendrá como base, principalmente, los aportes de la filosofía de la liberación latinoamericana, puesto que consideramos como un imperativo político y académico trascender las propuestas eurocentradas y las gramáticas estereotipadas. El objetivo central es develar la relación entre el pensamiento posmoderno, principalmente en los presupuestos formulados por Lyotard4 y la dinámica del capital en las propuestas teórico-discursivas de algunos pensadores contemporáneos. Para ello dividiremos nuestra intervención en tres apartados. En el primero analizaremos los planteamientos centrales

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de la corriente posmoderna,5 la cual, con un cinismo ramplón, sostiene que la revolución y la emancipación han perdido legitimidad. Postura asumida en 1979 por Jean-François Lyotard en La condición posmoderna. En el segundo analizaremos el concepto de pueblo y su relación con la lucha de clases, para mostrar su pertinencia no sólo en el nivel práctico (praxis) sino en el analítico. En el tercero, realizaremos una evaluación de la pertinencia del pensamiento liberador de la filosofía crítica latinoamericana.

poSMoDeRNIDAD y NeolIBeRAlISMo

La propuesta posmoderna, a grandes rasgos, fundamenta su disquisición lógica-discursiva en dos postulados: la irracionalidad de la razón y la deslegitimación de la revolución. El primero ingenuamente descarta a la razón en sí, no pondera su “fuerza” liberadora, mientras que el segundo renuncia abiertamente a la lucha por la transformación social. El “mito de la modernidad”6 –y sus consecuencias– debe ser confrontado desde una mirada crítica y global.

Sostenemos con Enrique Dussel,7 Aníbal Quijano8 y Leonardo Boff9 que la posición de América Latina ha sido decisiva para la génesis, configuración y desarrollo del sistema-mundo moderno. No es fortuito que Marx10 date el inicio de la “biografía moderna del

5 Indudablemente, la posmodernidad como corriente filosófica, estética, arquitectónica o social ha sido abordada por intelectuales de distintas latitudes; por cierto, con muchos desacuerdos epistémicos y teóricos entre ellos. Por tanto, nuestro interés no es presentar una “genealogía del concepto”, sino una evaluación crítica de sus consecuencias discursivas para la transformación social, especialmente los puntos cardinales de la propuesta de Lyotard. Destacan, por ejemplo, los trabajos de: Omar Calabrese, La era neobarroca, Madrid, Cátedra, 1999; Gianni Vattimo, El fin de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica en la cultura posmoderna, Barcelona, Gedisa, 1998; Jürgen Habermas, The Philosophical Discourse of Modernity, Cambridge, The MIT Press, 1987; David Harvey, La condición de la posmodernidad: investigación sobre los orígenes del cambio cultural, Buenos Aires, Amorrortu, 1998; Boaventura de Souza Santos, Pela mão de Alice, São Paulo, Cortez Editora, 1997; Niklas Luhmann, Complejidad y modernidad. De la unidad a la diferencia, Madrid, Trotta, 1998, y Alain Touraine, Crítica de la modernidad, Buenos Aires, FCE, 1999.

6 Enrique Dussel, 1492. El encubrimiento del otro. Hacia el origen del “mito de la modernidad”, La Paz, Plural Editores, 1994, pp. 50-53.

7 Enrique Dussel, Hacia una filosofía política crítica, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2001.8 Aníbal Quijano, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en Edgardo Lander

(comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales, Buenos Aires, CLACSO, 2000.9 Leonardo Boff, Ecología: grito de la tierra, grito de los pobres, Madrid, Trotta, 2006.10 Carlos Marx, El Capital, t. I, México, FCE, 1989, p. 103.

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capital” en el siglo XVI, el siglo de la invención de América. De ahí que América Latina sea central para entender la lógica del capital y la dinámica de la subjetividad moderna occidental. Ese siglo fue el marco no sólo para la emergencia de la economía-mundo sino para el advenimiento de la modernidad. Dussel11 ha mostrado que la relación entre un ego conquiro (yo conquisto) y una razón instrumental teológica (la controversia de Valladolid entablada entre fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, entre 1550 y 1551, por citar un ejemplo), y teleológicamente definida, constituye el marco de la subjetividad moderna occidental. La frase “Dios está en el cielo, el rey está lejos, yo mando aquí” de la subjetividad hispánica-lusitana ante un “otro” sin ontología, antecede por más de un siglo el ego cogito propuesto por René Descartes, en 1637. Desde su epifanía, América Latina padeció la irracionalidad de la razón, en este sentido, diferimos de la escuela de Frankfurt al cifrar a Auschwitz12 como “el” punto de inflexión de la ratio moderna. Por epifanía referimos al objeto discursivo del relato occidental, a la invención y encubrimiento de una alteridad específica negada. De ahí que Dussel argumente: “unos 15 millones de indios murieron por esta “violencia” de las armas, de perros salvajes amaestrados para matar indios, por los trabajos de los campos, de las minas, por enfermedades no conocidas”.13 Se estima que entre 1495 y 1503 más de tres millones de hombres habían desaparecido de las islas caribeñas.

Eduardo Galeano esgrime que hace más de cuatro siglos “se transformaba a los indios en bestias de carga, porque resistían un peso mayor que el que soportaba el débil lomo de la llama, y de paso se comprobaba que, en efecto, los indios eran bestias de carga. Un Virrey de México consideraba que no había mejor remedio que el trabajo en las minas para curar la ‘maldad natural’ de los indígenas. Juan Ginés de Sepúlveda, el humanista, sostenía que los indios merecían el trato que recibían porque sus pecados e idolatrías constituían una ofensa contra Dios”.14 Por su parte, el obispo de Chuquisaca, en 1550, apuntaba que: “Avrá quatro años que, para acabarse de perder esta tierra, se descubrió una boca del ynfierno por la qual entra cada año una gran cantidad de gente, que la codicia de los españoles sacrifica a su dios, y es una mina de plata que se llama Potosí”.15 Por

11 Enrique Dussel, Hacia una filosofía política crítica, op. cit., p. 375.12 En la entrada de Auschwitz todavía se puede encontrar inscrita la frase “Arbeit macht frei”

(el trabajo libera), concreción, según Adorno, de la imposición del “universal absoluto” sobre la singularidad, y del proceso de identificación de diferencias. Véase Theodor Adorno, Dialéctica negativa, Madrid, Taurus, 1990.

13 Enrique Dussel, Hacia una filosofía política crítica, op. cit., p. 371.14 Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, México, Siglo XXI Editores, 2002, p. 63.15 Carta de Domingo de Santo Tomás del 1 de julio de 1550, en Archivo General de Indias (Sevilla),

Audiencia de Charcas, legajo 313, citado en Enrique Dussel, Religión, México, Edicol, 1977, p. 35.

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tanto, postulamos que América Latina fue la primera región en padecer en carne propia la irracionalidad de la razón. Potosí y Zacatecas antecedieron a Auschwitz y a Birkenau.

Desde la Conquista las formas de dominación se han transfigurado, ya que los centros se han trasladado espacialmente,16 sin embargo, la dependencia hacia determinadas metrópolis no ha sido suprimida. Los procesos de independencia del siglo XIX no cortaron el cordón umbilical que nos ata a la estructura económica colonial.17 La relación asimétrica establecida entre el centro y la periferia por medio de diversos métodos de expoliación, transferencia de valor, saqueo indiscriminado y ajustes estructurales ha sido una constante en la cotidianidad de los pueblos “sin derechos”, para expresarlo de manera hegeliana.

La década de 1970 no sólo implicó la propuesta teórica y estética del posmodernismo, sino la metamorfosis del capitalismo bajo su aspecto neoliberal. América Latina, especialmente Chile, bajo la dictadura de Augusto Pinochet, volvía a ser un laboratorio de las elites para ensayar sus proyectos de dominación y explotación. No obstante, tanto la teoría de la dependencia como la teología de la liberación y la filosofía de la liberación mostraban que las relaciones desiguales entre el centro y la periferia perduraban en forma y fondo. El “pecado estructural”18 era denunciado por sus opositores, teniendo como destino el Río de la Plata por medio de los “vuelos de la muerte”.19

Por su parte, Lyotard sostenía que “en la sociedad y la cultura contemporáneas [...] la cuestión de la legitimación de saber se plantea en otros términos. El gran relato ha perdido su credibilidad, sea cual sea el modo de unificación que se le haya asignado: relato especulativo, relato de emancipación”.20 La lucha por la transformación radical de las estructuras sociales ya no era pertinente, era anacrónica. La revolución ya no era un imperativo social sino un meta-texto descontinuado.

16 Sin la intención de ser simplistas, sino ilustrativos, podemos observar que la metrópoli en turno, del siglo XVI, era el mundo hispánico-lusitano, las del siglo XIX eran Alemania, Inglaterra y Francia, y en el siglo XX la comparte el Atlántico Norte.

17 Hemos analizado más detalladamente este fenómeno en otro trabajo. Véase Luis Martínez Andrade, “La reconfiguración de la colonialidad del poder y la construcción del Estado-Nación en América Latina”, Les Cahiers ALHIM. Amérique Latine Histoire et Mémoire, núm. 15, France, Université Paris 8, 2008, pp.15-28.

18 Categoría acuñada por los teólogos de la liberación latinoamericana para aludir la relación asimétrica entre el centro y la periferia del sistema económico mundial. Jung Mo Sung analiza dicha categoría de manera más rigurosa en el texto Teologia & Economia, Petrópolis, Vozes, 1994, pp. 10-30.

19 Enrique Dussel, Religión, op. cit., pp. 40-49.20 J.F. Lyotard, La condición posmoderna, op. cit., p. 73.

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La hermenéutica despolitizada le hacía el juego al pensamiento único. Así, también, la economía comenzaba a “desarticularse”21 de lo político en el terreno enunciativo. Medidas perversas para la liberalización del mercado nacional como exigencia de modernización eran impuestas en las naciones de la periferia. La razón instrumental del sistema-mundo seguía provocando “holocaustos silenciosos”.

El eclecticismo es un rasgo particular de la cultura posmoderna –una suma de elementos según el semiólogo Omar Calabrese–, donde todas las posiciones son asumidas bajo distintos parámetros éticos, es decir, no hay uniformidad en las acciones,22 ergo, todo está permitido. Todo puede ser concebido como “vivencia estética”,23 desde los asesinatos de niños en las calles de Brasil hasta las agresiones a los extranjeros en un metro de Barcelona, pasando por la ayuda humanitaria de la filosofía ONGnista o el ecoturismo de las “buenas conciencias” europeas. Lyotard sugiere que

[...] el eclecticismo es el grado cero de la cultura general contemporánea: oímos reggae, miramos un western, comemos un McDonald’s a mediodía y un plato de la cocina local por la noche, nos perfumamos a la manera de París, en Tokio, nos vestimos al estilo retro, en Hong Kong, el conocimiento es materia de juegos televisados [...] Este realismo se acomoda a todas las tendencias, como se adapta el capital a todas las “necesidades”, a condición de que las tendencias y las necesidades tengan poder de compra.24

Sólo que más de 80% de la población mundial carece de ese poder de compra,25 por tanto, es un banquete excesivamente restringido.

Leonardo Boff sostiene que la propuesta posmoderna es el resultado de la modernidad burguesa, esto es, “el último y más refinado disfraz (travestimento) de la cultura capitalista con su ideología consumista”.26 La ligereza de los juicios posmodernos intenta esterilizar las demandas populares, las exigencias de liberación y cambio social. Es por ello que

21 Desarticulado en el entramado discursivo, pues sabemos que la forma social hegemónica imbrica todas las esferas de la realidad, en este sentido, estamos conscientes que lo político es económico y, aún más, es cultural, religioso, etcétera, y viceversa. Por tanto, decir que lo económico es netamente económico, como lo pensaría Luhmann, es una entelequia que legitima el telos de dominación. Véase Niklas Luhmann, Complejidad y modernidad..., op. cit.

22 Omar Calabrese, La era neobarroca, op. cit., p. 208.23 Utilizo esta noción de Leonardo Boff para referir el aspecto nihilista de la posición posmoderna

que, por intentar ser irreverente a la razón, cae en un relativismo no sólo ingenuo sino perverso. Véase A voz do Arco-Íris, Brasília, Letraviva Editorial, 2000, p. 23.

24 J.F. Lyotard, La posmodernidad (explicada a los niños), op. cit., pp. 17-18.25 PNDU, Informe..., op. cit.26 Leonardo Boff, A voz do Arco-Íris, op. cit., p. 25.

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la posmodernidad y la cultura new age deben ser denunciadas como pilares del logos hegemónico.

La posmodernidad reduce a la razón a verdugo27 de las diferencias, o a herramienta de exterminio efectuado por un proyecto totalitario; sin embargo, no reivindica su aspecto libertario, su impulso contestatario, su fuerza revolucionaria. El papel de la razón no debe ser denostado por el pueblo, al contrario, debe ser articulado a un proyecto de transformación social. Aquí pasamos al segundo apartado.

clASe y pUeBlo28

En Marx l’intempestif Daniel Bensaïd insiste en trabajar con la contradicción inmanente del sistema. El capitalismo como relación social históricamente definida ha integrado a las distintas esferas de la vida cotidiana bajo la lógica del beneficio (profit). En este sentido, la crítica interna de la dinámica social no es sólo legítima sino urgente. La categoría “clase” es imprescindible para el análisis social y la transformación radical de la sociedad.

Enrique Dussel en sus 20 tesis de política y Leonardo Boff en su A voz do Arco-Íris reivindican la categoría “pueblo” en las luchas anti-hegemónicas. No descartan la categoría de clase, al contrario, la subsumen (Aufgehoben) en la de pueblo, de la misma manera que lo hizo el pensador sardo29 con la categoría “subalternidad”.

Aunque Marx no utiliza la palabra “pueblo” al analizar el capital como tal, sí la emplea en sus estudios históricos sobre dicha forma y lo hace porque está consciente de que la “clase” se restringe al modo de producción y reproducción capitalista y, por tanto, esta

27 Por nuestra parte, sostenemos con el filósofo mendozino que “entre las violencias que Vattimo (Nietzsche o Heidegger) le atribuyen a la ratio estratégico-instrumental moderna, no se incluye aquella por la que se aniquila las culturas no-europeas del planeta”. Enrique Dussel, Posmodernidad y transmodernidad, México, Universidad Iberoamericana/Lupus Inquisitor, 2000, p. 39.

28 Debemos subrayar que para Lyotard existen muchos modos de destrucción o deslegitimación. Según este autor “Auschwitz puede ser tomado como un nombre paradigmático” ya que allí se destruyó físicamente a un pueblo. Se tuvo la intención y se efectuó dicho crimen. Véase J.F. Lyotard, La posmodernidad (explicada a los niños), op. cit., pp. 30-31. Empero, lejos de soslayar la importancia histórica de Auschwitz pensamos, con el recién desaparecido poeta de la negritud, Aimé Césaire, que lo que el burgués humanista del siglo XX no perdona a Hitler, no es el crimen en sí, sino el crimen contra el hombre blanco. Discours sur le colonialisme, París, Présence Africaine, 1994, p. 12.

29 Para Antonio Gramsci las clases subalternas no están unificadas, sólo se concretizan en el Estado. Obsérvese ese punto, principalmente, en sus Cuadernos de la cárcel, t. 6, México, Era/BUAP, 2001, p. 182.

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forma tiene un presupuesto histórico concreto. Dussel arguye que el trabajo y el “trabajo vivo” como no-capital (Nicht-Kapital, le agrada escribir a Marx) son las condiciones absolutas del capital. Pero se trata el “trabajo vivo” como “pobre” no todavía como “trabajo asalariado”, de “clase”; “el trabajo como pobreza absoluta”. El “trabajo vivo” antes de poder ser trabajador asalariado, y por tanto “clase obrera”, es un “pobre”, simplemente porque no habiendo capital, lógicamente, no puede ser “clase” subsumida alguna. Y bien, en ese tiempo “anterior” al capital, cuando no hay dinero-como capital, ni “clase” obrera (trabajo vivo como capital), hay “pobres”, y su referencia socio-histórica comunitaria es “pueblo”.30 De esta manera notamos que la categoría “pueblo” está en concordancia histórica y analítica con la de “clase”.

Sin negar u obviar la importancia de las condiciones materiales y de la estructura económica, Dussel otorga prioridad, en el nivel político, a la categoría “pueblo”, incluso apunta que dicha categoría está íntimamente ligada y en concordancia “al bloque social de los oprimidos”.31 Pueblo estaría compuesto por la comunidad política, donde radica el verdadero poder político. El poder como potentia que sería materializado en instituciones (potestas), pero que tiene como fuente de poder político al pueblo. Por tanto, la comunidad política sería el lugar donde se realizaría la plena individualidad en la plena colectividad.

El oxímoron weberiano, bajo la figura discursiva de “dominación-legítima”,32 debe ser repensado bajo una nueva perspectiva liberacionista donde se devele la contradicción inmanente, ya que dicha entelequia sólo ha servido para fetichizar las relaciones sociales bajo categorías y definiciones coloniales. Pueblo “en sí” es un momento fetichizado y estático, mientras que pueblo “para sí” se convierte en proceso dinámico donde se manifiesta el consensus populi, el respeto a los acuerdos (pacta servanda sunt); en una palabra, “las autoridades mandan obedeciendo”. Debemos tener en cuenta que la delimitación entre lo popular y el populismo está en función del lugar de enunciación del sujeto político. Me explico. Mientras que lo “popular” remite al bloque social de los oprimidos, de los excluidos, de los condenados –en sentido fanoniano del término–, el “populismo” refiere al modo clientelar en que un bloque histórico en el poder hace uso de las demandas y exigencias sociales. El proyecto populista está en las antípodas del proyecto antihegemónico de los oprimidos, ya que el populismo es un telos de dominación que rompe el flujo social, que fetichiza las relaciones sociales y que encubre

30 E. Dussel, Hacia una filosofía política crítica, op. cit., p. 187.31 Enrique Dussel, 20 tesis de política, México, Siglo XXI Editores, 2007.32 Véase la definición general de poder y de dominación del filósofo de Heildelberg. Max Weber,

Economía y sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 170.

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bajo determinadas apariencias la lógica de explotación. Por su parte, el proyecto “popular” persigue el establecimiento de un “nuevo pacto social” donde el “oprimido” es el sujeto de su propia liberación.

Los procesos de independencia, las luchas de descolonización en África y los movimientos antisistémicos de América Latina33 muestran que las “luchas populares” no están desligadas de la lucha contra el capital y su lógica de exclusión. Clase y pueblo pueden articularse en las estrategias discursivas y en las tácticas concretas de los grupos subalternos.

La lucha de clases no sólo se restringe al proceso de producción sino, también, permea otras esferas de la vida social. No obstante, la autodeterminación de los pueblos, el respeto a lo distinto34 y la repolitización de lo económico es fundamental en todo proyecto social. Žižek sostiene en su Defensa por la intolerancia que la política nació en Grecia en el momento en que las singularidades que estaban fuera del cuerpo social generaron un cortocircuito al universal hegemónico. Sin embargo, lejos del reducido heleno-centrismo de este pensador eslavo, pensamos que la política tiene que ser pensada y redefinida desde una perspectiva liberacionista. Liberationis conatus causa debe ser nuestro locus teórico-práctico.

eXIGeNcIA De lIBeRAcIóN

En la década de 1970, los Subaltern Studies retomaron los aportes gramscianos para el análisis histórico y cultural; así lo hizo especialmente Ranahit Guha,35 quien evidenció el reduccionismo temporal y discursivo de la categoría de “clase”. Las clases o grupos subalternos continuaban la batalla contra la ideología capitalista desde la trinchera teórica desde una posición periférica: la propuesta poscolonial. Por su parte, en otro punto de la periferia, la filosofía de la liberación (inspirada por la teología de la liberación) construía una arquitectónica desde la exterioridad del sistema.

Las brutales dictaduras latinoamericanas, apoyadas por los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, cumplían su función de

33 Nos referimos al movimiento piquetero, en Argentina; a la comuna de la ciudad del Alto, en Bolivia; al Movimento Sem-Terra y al Movimento dos Trabalhadores Desempregados, de Brasil; a los sectores radicales de la CONAI, en Ecuador, y al neozapatismo del sureste mexicano.

34 La filosofía de la liberación propone pensar lo distinto desde la exterioridad, para distinguirse de la diferencia (différence) dentro de la identidad como totalidad eurocentrada. Enrique Dussel, Hacia una filosofía política crítica, op. cit.

35 Ranahit Guha, Subaltern Studies, Oxford, Oxford University Press, 2005.

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marionetas en la puesta en escena del proyecto neoliberal. Bajo la Doctrina de la Seguridad Nacional la filosofía de la liberación sufrió el exilio, la persecución y la censura,36 prueba de su compromiso político con los oprimidos.

Sin renunciar a la transformación social y a la lucha política, la filosofía de la liberación plantea desde la década de 1970 un proyecto (ético, cultural, epistémico, político, económico, entre otros) basado en principios y mediaciones práctico-discursivas, mismo que tiene como finalidad u horizonte la vida humana en comunidad y las condiciones para que ésta se realice. El clamor del pobre y de la Tierra es central en dicha arquitectónica epistémica-política.

La filosofía de la liberación, desde su lugar de enunciación,37 ha asimilado los aportes teóricos del pensamiento occidental europeo, árabe-musulmán, chino, africano sub-sahariano, entre otros, y no sólo ha entablado un diálogo Sur-Sur sino ha establecido un debate Norte-Sur con las corrientes críticas de dichas latitudes geoepistémicas. Muestra de su globalidad y su universalismo transmoderno.38

El método analéctico, la razón como instrumento de liberación ratio liberationis y el proyecto transmoderno como “nueva alianza” –nos referimos a la figura del Arco-Iris que Boff propone para aludir a la construcción de un “nuevo pacto social” entre seres humanos y naturaleza, urgente e imperativo en un sistema poscapitalista– de las víctimas del sistema han sido valiosas aportaciones de la filosofía política crítica latinoamericana. Partiendo del no-ser, la análectica se posiciona en los linderos excluyentes de la dialéctica hegeliana, pues emana de la corporalidad sufriente de las víctimas de los pueblos oprimidos. La razón no es vituperada per se, al contrario, su importancia se devela en su uso estratégico e instrumental para la construcción de un proyecto antihegemónico. A diferencia del reduccionismo posmoderno, reivindicamos la razón como un arma de lucha contra las verdades fetichizadas del sistema. La transmodernidad puede ser leída también bajo la propuesta de pluridiversalidad39 o ecosocialismo,40 entre otras, donde los excluidos son la opción preferencial.

Debemos replantear algunos preceptos básicos de la ciencia social, desde la “negatividad material” de las víctimas, para así proponer de manera realista algunas vías hacia la

36 Enrique Dussel, Religión, op. cit., p. 44.37 Para Bhahba la “localización” es significativa en el ángulo de la mirada, pues marca las

condiciones materiales, subjetivas y discursivas del enunciante. Véase The location of Culture, Londres, Routledge, 1995.

38 Enrique Dussel, Posmodernidad y transmodernidad, op. cit.39 Aníbal Quijano, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina...”, op. cit.40 Michael Löw, Ecologia e socialismo, São Paulo, Cortez Editora, 2005.

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construcción de una sociedad poscapitalista. Teniendo presente que los problemas teóricos son, también, problemas prácticos.

La explotación y el despojo como motor del capital deben ser combatidos en todos los aspectos de la vida social por una forma de organización democrática-participativa. Al mismo tiempo, el biopoder como moral del bloque en el poder debe ser confrontado por una ética de la liberación. La tarea y el compromiso revolucionario deben estar del lado de los pobres.

A manera de conclusión pensamos que la década de 1970 fue el marco donde, no sólo se articuló la implantación del modelo neoliberal o de “liberalización de la economía de mercado” con la imposición de las dictaduras militares,41 sino que, además, fue el inicio de la fase B de Kondratieff,42 esto es, el umbral de la crisis estructural que actualmente padecemos. Es por ello que no podemos desligar las políticas económicas elucubradas en Bretton Woods y su aplicación por las Juntas Militares en Latinoamérica como puede observarse en el Rockefeller Report.

La corriente posmoderna enfatiza la irracionalidad de la razón y la deslegitimación de la emancipación.43 Argumentos peligrosos en una sociedad mundial donde el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2008) informa que, más de 1 000 millones de seres humanos viven con menos de un dólar al día, que 20% de la población mundial acapara 90% de los recursos (todavía en 2003 se decía que era el 80%), que las mujeres ganan 25% menos que los hombres en competencias similares, que 30 000 niños de menos de 5 años mueren al día a causa de enfermedades que pudieron ser evitadas.

Los paladines de la posmodernidad no caen en la cuenta que la emancipación, la insubordinación y la revolución son imperativos éticos y exigencias sociales. Dos terceras partes de la humanidad, y el planeta, no sobrevivirán bajo este sistema excluyente y ecocida. La lucha contra el capital es la lucha por la vida en todas sus manifestaciones. No claudicar ni ceder en el campo político así como en el terreno teórico debe ser muestra de nuestra intolerancia ante dichas ideologías.

41 Véase, al respecto, Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, op. cit., y Enrique Dussel, 20 tesis de política, op. cit.

42 Los ciclos de Kondratieff son las etapas relativamente largas reunidas en una fase de expansión y una de contracción de la economía (fases A y B). La duración de cada fase es, aproximadamente, de 25 a 30 años. Immanuel Wallerstein la utiliza para analizar la economía-mundo. Las fases se distinguen notablemente por la primacía del pleno empleo o el desempleo, la preponderancia de la producción o las inversiones financieras como fuente principal de beneficios, el perfeccionamiento de las técnicas existentes o la innovación en la producción. Véase Después del liberalismo, México, Siglo XXI Editores, 1999.

43 J.F. Lyotard, La condición posmoderna, op. cit., p. 73.

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lA coNSTRUccIóN De lAS IDeNTIDADeS políTIcASen un mundo globalizado

Gabriel pérez pérezcésar A. velázquez Becerril

este artículo pretende explorar la constitución de las identidades políticas en las comunidades democráticas insertas en procesos de globalización densa. En este contexto, se examinan algunas de las principales mutaciones del Estado nacional y del regionalismo presente, así como la forma en que la globalización política incide en la complejidad con que se tejen en la actualidad las identidades políticas. Finalmente, se apuesta por la búsqueda de la consolidación de la política democrática en un contexto de marcado multiculturalismo, donde la forma como se construyen la comunidad de sentido y la identidad se vuelve fundamental.

Palabras clave: globalización densa, identidades políticas, multiculturalismo, consolidación democrática, nacionalismos minoritarios.

ABSTRAcT

This article aims to explore the constitution of political identities in democratic communities inserted into dense globalization processes. Against this background, some of the main mutations of the Nation State and present-day regionalism are examined, as well as the way in which political globalization affects the complexity of political identities at present. Finally, the search for the consolidation of democratic policy in a context of marked multiculturalism, where a sense of community and identity are constructed.

Key words: dense globalization, political identities, multiculturalism, democratic consolidation, minority nationalisms.

INTRoDUccIóN

Las actuales identidades políticas se tejen en un contexto complejo de globalización en múltiples niveles de incidencia que repercuten directamente en la imagen del mundo, de nosotros mismos y en la forma como nos relacionamos con los demás. Lo que realizaremos a continuación es una indagación crítica sobre la manera en la que la globalización densa está generando cambios significativos en la construcción de nuestras identidades en sociedades

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que buscan la consolidación democrática. Para ello, es fundamental revisar algunas de las principales transformaciones que están generándose desde los ámbitos primarios de los Estados nacionales; para después establecer las formas en que la política global afecta los vínculos entre identidad y comunidad política de destino, tomando como ejemplo algunos casos representativos de los llamados “nuevos nacionalismos minoritarios”; finalmente, se insistirá sobre la necesidad de un auténtico espacio democrático en donde pueda tomar cuerpo la realización armónica entre unidad y diversidad, sustentada en “identidades ciudadanas” fortalecidas. ¿Hasta dónde es posible consolidar nuestras comunidades políticas democráticas de manera que permitan la coexistencia pacífica entre pluralidad cultural y unidad política?, ¿se constituyen las identidades políticas y la política global en factores determinantes para realizar dicho proceso?

lAS TRANSFoRMAcIoNeS Del eSTADo-NAcIóN, ReGIoNAlISMo y GloBAlIzAcIóN

Podemos entender a los Estados nación modernos como construcciones históricas complejas y ambiguas, que se constituyeron como estructura expresiva y “condensadora del poder político” que reclama el “monopolio legítimo de la violencia” (M. Weber) con una serie de instituciones y organizaciones que se despliegan en un territorio claramente determinado y que reclaman la construcción de una nacionalidad y un nacionalismo particulares donde se materializa la soberanía, compartida en un “sistema mundial de Estados nacionales”. También se encuentra formado por un “ordenamiento jurídico y político”, “condensador de relaciones sociales y políticas” en el establecimiento del “espacio donde se lleva a cabo el conflicto” por la búsqueda del poder político.

Los Estados modernos se conformaron en “unidad de sentido” político con facultades representativas, separados, por lo tanto, del ámbito de la sociedad civil constituyeron un “sistema-pueblo” que logra articular el concepto de nación en varios planos.1 Sin embargo, el modelo de Estado nación que se había establecido con claridad hasta el final de la Segunda Guerra Mundial se ha visto ahora trastocado por el proceso de globalización

1 “El Estado moderno se caracteriza por un sistema político separado respecto de la actividad social y por una soberanía cuya titularidad corresponde a un pueblo, y cuyo ejercicio es remitido a una ‘clase política’ generalmente electa y de todas maneras separada profesionalmente en una ‘esfera política’ autónoma. Pero este sistema-pueblo se instala como conjunto de instituciones político-jurídicas cuando madura un proceso de fusión nacional articulado en varios planos (unidad económica o de ‘mercado’, unidad territorial, unidad lingüística, unidad cultural)”. Umberto Cerroni, Política. Método, teoría, procesos, sujetos, instituciones y categorías, México, Siglo XXI Editores, 2000, p. 128.

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económica que se viene desarrollando, particularmente a partir de la década de 1970 y que progresivamente ha ido tomando mayor fuerza.

La dinámica local-global, el proceso de recomposición de los espacios territoriales, la diversificación de los referentes para la construcción de las identidades, la intensificación de progresivas transferencias de poder-autoridad, la transformación de los referentes de conducta doméstica internacionales, están siendo conformadas por pautas que genera el mercado global y estrategias de las corporaciones multinacionales. La actual globalización muestra rasgos diferenciadores e inéditos respecto de sus versiones predecesoras. Por sus características particulares se constituiría en lo que se ha designado como globalización densa.2

La globalización está incidiendo de manera directa en los límites y funcionamientos del poder político de los Estados nacionales. Esto se traduce en una mayor apertura económica que genera cambios sustanciales en la manera como se establecen los vínculos, las estrategias comerciales y una transformación significativa de los espacios económicos y sociales. Y también por el rompimiento y eliminación de los marcos institucionales que pudieran poner trabas al funcionamiento del “capitalismo”, desde los canales sociales y civiles. Este fenómeno se conoce como “proceso de desregulación” del capital a escala planetaria y afecta de manera directa el grado de soberanía y autonomía de los mismos Estados nacionales.

La globalización, genera cambios estructurales en las instituciones fundamentales de la modernidad; desde las organizaciones industriales y laborales, tipos de gobiernos, soberanía, relaciones internacionales y formas de enfrentar los conflictos, hasta las estructuras íntimas y estrategias de construcción de la personalidad e identidad individual y social.3 Para autores como J. Rosenau y A. Giddens,4 la globalización es una intensa

2 Según David Held, se han manifestado cuatro momentos de un ciclo: 1) globalización premoderna; 2) globalización en el comienzo de la modernidad (1500-1859, aprox.); 3) globalización moderna (1850-1945, aprox.), y 4) globalización contemporánea. Por “globalización densa” podemos entender el tipo de globalización actual que tiene como rasgos característicos: una elevada intensidad y velocidad, con un amplio alcance que repercute en los flujos crecientes de redes (locales, nacionales, regionales y mundiales) y con una tendencia de la repercusión en todos los sectores de la vida social. David Held et al., Transformaciones globales. Política, economía y cultura, México, Oxford University Press, 2002

3 Anthony Giddens, “Lecciones globales”, Nexos, núm. 287, 2001, pp. 28-36; véase también, del mismo autor, La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia, México, Taurus, 1999.

4 David Held et al., Transformaciones globales..., op. cit., pp. XXX-XLI, y David Held y Anthony McGrew, Globalización/Antiglobalización. Sobre la reconstrucción del orden global, Barcelona, Paidós (colección Estado y Sociedad, núm. 109), 2003. Estos autores forman parte de la “postura transformacionalista o globalizadores”, que hay que diferenciar de la corriente de los hiperglobalizadores (K. Ohmae) y la de los escépticos (P. Hirst y G. Thompson).

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fuerza transformadora que impulsa cambios fundamentales y estructurales en los ámbitos sociales, económicos, políticos, culturales, ecológicos y militares. Se trata de un proceso histórico inédito que trastoca de manera importante las relaciones internas y externas de las sociedades políticas actuales. Se habla, por lo tanto, de una creciente expansión del espacio político, social y económico que determina el futuro de las comunidades. Sin embargo, se constituye en un proceso histórico dinámico y abierto, repleto de contradicciones y paradojas.

Este desarrollo consiste en una serie de procesos coyunturales que generan nuevas formas de relaciones de poder globales y locales, que a su vez provocan nuevas estratificaciones y exclusiones de amplios sectores sociales. Para Held,5 hablar de Norte y Sur, Primer Mundo y Tercer Mundo, es pasar por alto las formas en las cuales la globalización ha definido las pautas tradicionales de inclusión y exclusión entre los países, al forjar nuevas jerarquías que atraviesan y penetran todas las sociedades y regiones del mundo. El Norte y el Sur, el Primer Mundo y el Tercer Mundo ya no están “allá afuera”, sino entrelazados dentro de todas las principales ciudades del mundo. Si bien los Estados nacionales conservan buena parte de sus atributos jurídicos y políticos dentro de su territorio, tienen que ceder y negociar parte de sus facultades con entidades e instituciones de índole transnacional y subnacional que los presionan por múltiples flancos. En este sentido, nos enfrentamos a una transformación en las relaciones entre soberanía, territorialidad y poder real del Estado nacional, que repercute en lo que se conoce como un “nuevo régimen de soberanía”.

El proceso global intensificado no sólo nos desplaza del tradicional mapa de la geopo-lítica mundial, sino que también rompe con la centralidad que venía ocupando el Estado, en tanto que las acciones de poder se distribuyen entre actores movibles que se desplazan entre los planos local, nacional, regional, macrorregional y global. De ninguna manera significa el “fin del Estado nacional”, de lo que nos habla es de ajustes significativos y de refuncionamiento activo según los requerimientos. Hay dos características que consideramos fundamentales para comprender el proceso de globalización y sus efectos en el ámbito de la política y el resurgimiento de la importancia de las regiones:

1. La globalización económica, entendida, sobre todo, en el ámbito de las finanzas y en la forma como se llevan a cabo la producción y los intercambios trasnacionales; está generando cambios sustanciales que repercuten directamente en el trato desigual que reciben las mercancías, los capitales y las personas. Existe una apertura, intensificación y flexibilización que permiten instaurar un proceso de “mundialización del sistema económico” mediante la liberalización e integración de mercados en forma de

5 David Held et al., Transformaciones globales..., op. cit., p. XXXVIII.

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“redes de producción globales”.6 Así, sus componentes son sin duda el mercado y formas estratégicas de asociación, que permiten pensar en una lógica económica de funcionalidad instrumental. Es un sistema con estructuras, agentes, regularidades y relaciones de poder que emergió propiamente a principios de la década de 1970; es decir, cuando se constituyeron las condiciones indispensables para que pudieran instaurarse las nuevas finanzas internacionales y fuera posible el incremento de la inversión extranjera directa, el fortalecimiento de grupos empresariales transnacionales y la instauración de regiones económicas con resonancia global intensificada.En este sentido, se ha generado una creciente interconexión e interdependencia entre las diferentes economías, donde las economías nacionales se ven en situación de desventaja ante las fuertes cantidades de capital que generan las corporaciones multinacionales. Este proceso depende del respaldo y la fortaleza de cada economía nacional, no obstante, las reglas y formas de funcionamiento son impulsadas intensamente entre los Estados económicamente más fuertes y las grandes multinacionales. Sin embargo, el funcionamiento de los Estados sigue siendo fundamental para los mecanismos del mercado libre, estableciéndose como una continuidad profunda en los entornos globales. Podemos observar en el mismo proceso formas de internacionalización y regionalización, donde algunos países con la suficiente fortaleza económica y las grandes multinacionales imponen las reglas del “nuevo juego económico”.7

2. Pero este trastorno de recomposición de los espacios o del principio territorial8 genera un reacomodo de los diversos conglomerados sociales; fenómeno que es a la vez económico, político, demográfico y cultural. Si entendemos la economía actual como el entramado de una compleja red en la que circulan reflujos de alta densidad, heterogéneos de comportamiento, que generan procesos de supraterritorialidad,

6 David Held, Un pacto global. La alternativa socialdemócrata al consenso de Washington, Madrid, Taurus. 2005, p. 47.

7 La interpretación que realizan Michael Hardt y Antonio Negri en su libro Imperio es notoriamente diferente; pues, por lo menos en su tesis central, para los autores el tránsito de la modernidad a la posmodernidad, de la época de los imperialismos al imperio, significaría el declive de los Estados nacionales por la rotunda emergencia del Imperio sin límites. Se trata del nuevo Imperio capitalista, transnacional y sin referencia territorial alguna; es decir, el nuevo imperio capitalista no tiene centro alguno ni exterioridad posible. No obstante, la respuesta al Imperio estaría dada por una “política de mestizaje y del nomadismo”, posible por la historia de las revoluciones del siglo XX que generó una “nueva subjetividad política”, en forma de “multitud [como ciudadanía global] insurgente contra el poder imperial”. Imperio, Paidós, colección Estado y Sociedad, núm. 95, Barcelona, 2002.

8 Bertrand Badie, La fin des territoires. Essai sur désordre international et sur l’utilité sociale du respect, París, Éditions Fayard, 1997.

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creando un desplazamiento significativo respecto de las coordenadas sociales y políticas que se referencian a partir de vínculos espaciales y territoriales. Ante el incremento de la intensidad y de los referentes espaciales trastocados, la economía global acelerada, heterogénea, deja con pocos márgenes de maniobra a los mecanismos políticos tradicionales. La economía capitalista global constituye regímenes fluctuantes de tipos de cambio, producción y consumo, rompiendo con el referente rígido de la territorialidad espacial al constituirse el “hipermercado”, en forma de redes globales y regiones de producción. No es que la nueva economía no requiera de los referentes espaciales, sino que rompe con ellos, los reconstruye y refuncionaliza; así, podemos observar cómo los flujos de la heterogénea red económica atraviesan y se valen creativamente de los espacios locales, nacionales y regionales, reproduciéndose intensamente.9

Lo que se ha llamado la “crisis del principio territorial”, entendida como el cuestiona-miento del proceso de ordenamiento político moderno, que va desde el fin de la sociedad feudal hasta el tratado de Versalles, pasando por los acuerdos de paz westfalianos, tiene que interpretarse –según señala Bertrand Badie (1997) y, en cierto sentido, también Pierre George (1995)– no como la abolición de los espacios sino como su proliferación y flexibilización en tanto producto del proceso de globalización. Afectando significativamente el ordenamiento sobre el que reposa, en buena medida, el equilibrio internacional y la autoridad política legítima.El entorno global actual genera la concurrencia de varias lógicas espaciales que atraviesan de diversas maneras las referencias territoriales de los Estados nacionales actuales en fase de transformación. Dicha “mutación” de la geopolítica mundial y de los referentes territoriales básicos es producto de la intensificación del proceso de globalización económica y de la proliferación del multiculturalismo, pero también de la movilización de los individuos como producto de las grandes migraciones, la revolución de las telecomunicaciones y del transporte mundial, la multiplicación de los particularismos y de las expresiones étnicas y culturales de diverso cuño. La territorialidad deja de ser el soporte exclusivo del poder político legítimo y se constituye en un referente más.La transformación de los espacios territoriales generada por la globalización económica repercute directamente en la configuración social de las diferentes comunidades políticas y su derecho a la autodeterminación. Y junto a estos trastocamientos

9 Véase Ángel Martínez González-Tablas, “Globalización y recomposición de los espacios económicos nacionales. El margen de maniobra de las economías en entornos globales”, en Enrique Palazuelos y María Jesús Vara (coords.), Grandes áreas de la economía mundial, Barcelona, Ariel Economía, 2002, y David Held y Anthony McGrew, Globalización/Antiglobalización..., op. cit.

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podemos ver cómo desde la década de 1970 resurgen fenómenos sociales y políticos que a lo largo de poco más de tres décadas han cobrado fuerza e impacto: “renacer étnico” (que incluiría demandas, ante un proceso de intensificación y choque, desde los grupos de inmigrantes, movimientos de reivindicación indígena y las minorías nacionales),10 la reactivación de los llamados “nuevos movimientos sociales”, redes de defensa transnacionales y la emergencia de la ciudadanía.Respecto del resurgimiento de los nacionalismos minoritarios, éstos se reactivan por el intercambio dialéctico que los flujos de capital generan entre lo local y lo global, pero también por la transformación que los Estados plurinacionales experimentan y por los grandes flujos de inmigración hacia países más prósperos en busca de mejores oportunidades. Así, los Estados nacionales se ven envueltos en presiones desde múltiples flancos: supranacional, por la presión y el intercambio que generan los capitales globales, las grandes transnacionales, las presiones impuestas desde los nichos regionales económicos y otros Estados nacionales que reclaman cooperación económica e intercambio comercial; nacional, por las diversas fricciones que las relaciones de poder nacional generan y subnacional, por las diferentes minorías nacionales y étnicas que buscan acomodo y autonomía dentro de un Estado mayor anfitrión.La emergencia y reivindicación de la autonomía de minorías étnico-culturales nacionales, como son las de Québec, Flandes, Cataluña, El País Vasco o la región del Ulster, por nombrar algunos de los ejemplos más significativos, se ve favorecida por el nuevo contexto de economía global y regionalización económica; si bien la creciente interconexión e interdependencia de las economías en el mundo y las complejidades que genera la alta competencia deja poco margen real a la posibilidad de la secesión independiente de las mismas, las presiones internacionales afirman el pleno derecho de las minorías nacionales a la defensa de sus lenguas, culturas, religiones y tradiciones. Sin duda, esto constituye todo un desafío para los Estados nacionales que buscan mantener a toda costa su homogeneidad a la vieja usanza.11

10 Will Kimlycka, “Federalismo, nacionalismo y multiculturalismo”, Revista Internacional de Filosofía Política, núm. 7, Madrid, UNED/UAM, mayo de 1996, pp. 26-30.

11 Es interesante resaltar cómo algunos movimientos nacionalistas dentro del proceso de globalización (como son los casos de Québec y Cataluña) enlazan su lucha política por mayor autodeterminación o autonomía en relación con el desarrollo económico de la región. Es decir, parte de la justificación para obtener la autonomía o hasta la independencia del Estado nación por parte del movimiento nacionalista se traduce en éxito económico para el conjunto de ciudadanos que habita la región, lo cual le da un sentido utilitarista y pragmático al movimiento. Véase Gabriel Pérez y César Velázquez, Las transformaciones de la política y los nuevos movimientos nacionales: los casos de Québec y Cataluña, México, Eón/UAM-Azcapotzalco, 2008.

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Por otro lado y como parte del mismo fenómeno de resurgimiento de las regiones frente al Estado nación, como bien señala M. Keating,12 nos encontramos ante un nuevo regionalismo. Una nueva ola de regionalismo que se presenta con fuerza a finales de la década de 1980, no nada más al interior de los Estados sino, por ejemplo, en el contexto de la Unión Europea y el mercado global. La mayoría de los Estados europeos han descentralizado sus instituciones con el fin de modernizarse y racionalizar la administración, y en muchos casos como un medio para fortalecer la autonomía estatal. En el caso de la integración europea, los fondos de desarrollo regional, los cuales se han incrementado notablemente, han colocado a las regiones en una relación más directa con la UE, debilitando la mediación de las autoridades centrales, aun cuando éstas continúen siendo los actores principales. En Irlanda, por ejemplo, la competencia por dichos fondos ha llevado al establecimiento de estructuras regionales que puedan calificar para obtenerlos, al tiempo que en otros países se ha comenzado a discutir la necesidad de reforzar a las instituciones regionales o reconfigurar los límites regionales para afrontar la competencia dentro de Europa en general.Existe una gran variedad de formas de administración regional. En el Reino Unido se verifica una administración desconcentrada por parte del Estado central, en los casos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte, los cuales son parte del gobierno central y son encabezados por ministros nacionales. También se identifica una forma funcional de administración regional, basada en las necesidades funcionales del Estado central, más que en un impulso político desde abajo. En este sentido, se puede observar la existencia de agencias regionales que logran obtener control con base en los huecos de la legislación, lo que convierte a algunas regiones en una especie de tierra de nadie en cuanto al marco constitucional, que es lo que ocurre en Inglaterra. El gobierno regional federalista en países como Alemania, Austria, Bélgica o Suiza es el más fuerte de las distintas formas de gobierno regional. También se distingue el caso de España, con un gobierno de fuertes regionalismos; o los de Italia o Francia, donde se puede ver una regionalización asimétrica, y en los que se encuentran regiones mucho más débiles con competencia y autonomía limitadas, al tiempo que se otorgan concesiones especiales a regiones en situaciones clave.13

12 M. Keating, “The Invention of Regions: Political Restructuring and Territorial Government in Western Europe”, Environment and Planning C., Government and Policy, vol. 15, 1997, pp. 383-398.

13 Idem.

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lA políTIcA GloBAl eN loS NUevoS ReGíMeNeS MUNDIAleS:coMUNIDADeS e IDeNTIDADeS políTIcAS

Entendemos la globalización como aquella confluencia de procesos dinámicos y heterogéneos (dimensionados por su alcance, intensidad, velocidad y repercusión) que está transformando de manera severa las organizaciones espaciales y temporales de las relaciones sociales, al generar flujos y redes transterritoriales que repercuten directamente en el funcionamiento del poder y la autoridad actual. Es esta última característica la que nos interesa recuperar y destacar aquí. Resulta que se está generando un nuevo orden global interconectado y dependiente, en muchos sentidos, fundamentalmente en el proceso de intercambios económicos y financieros, fenómeno que está generando, a la vez, nuevas formas de relaciones de poder y autoridad, con sus respectivas formas de jerarquía, desigualdad y exclusión.

Este proceso afecta de manera significativa el funcionamiento del Estado nacional y los procedimientos tradicionales de decisión política, pero también a la naturaleza misma de la política y de las comunidades políticas modernas. Así, el concepto de “política global” se refiere a la extensión de la política en un tiempo y espacio más allá del Estado nacional territorial.14 Se trata de un ejercicio amplio de la política diversificada que rompe de manera decidida con sus restricciones geográfico-espaciales y trastoca las formas tradicionales en las que se venía desplegando el poder y la autoridad. Es una forma de trastocamiento que incide tanto en el nivel local, como en el plano regional, el macro-regional y el mundial. Podríamos indicar algunas características:

a) Se refiere a una ampliación y extensión de la política, puesto que ciertas acciones o decisiones políticas que se llevan a cabo en un determinado lugar, por las mismas características de interconexión e interdependencia que señalábamos, de inmediato se ramifican en muchas partes del mundo. Es un fenómeno de repercusión diferida y a múltiples niveles.

b) Se habla de una rápida vinculación comunicativa de las acciones y decisiones políticas, por medio de complejas redes desarrolladas por la revolución tecnológica de

14 “[...] ‘política global’ [es] la extensión cada vez mayor de las redes políticas, de la interacción y de la actividad en el ámbito político. Las decisiones y acciones políticas en una parte del mundo pueden tener rápidamente ramificaciones a escala mundial. Los focos de acción y/o toma de decisiones políticas pueden quedar enlazados mediante rápidas comunicaciones en complejas redes de interacción política. Acompañado a este ‘estiramiento’ de la política está la intensificación o profundización de los procesos globales hasta tal punto que la ‘acción a distancia’ penetra en las condiciones sociales y los mundos cognitivos de lugares o comunidades específicos”. David Held y Anthony McGrew, Globalización/Antiglobalización..., op. cit., p. 29.

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las telecomunicaciones satelitales y la intensificación de las vías de transporte. Es por medio de estas aceleradas y drásticas transformaciones tecnológicas como se puede extender en buena medida la política global. Es un fenómeno de tecnificación de la política global.

c) Por las condiciones anteriores que provocan repercusiones profundas en los procesos políticos globales (extensión e instantaneidad de las acciones y decisiones políticas) se estructura una dialéctica global-local. De tal forma que, desarrollos en el plano global afectan directamente en el ámbito local, y desarrollos en el plano local tienen repercusiones directas en el ámbito global. Es un fenómeno de aproximación y redimensionalización de las fronteras espaciales.

Se trata del rompimiento de lo que han llamado, no sin cierta ironía, “política oficial” o “política simbólica”, que posibilitará el surgimiento de otras formas de manifestación de la política.15 Ciertamente, la idea de política global vuelve disfuncional las distinciones tradicionales entre política interna y política externa, entre política territorial y política no territorial, política nacional y política internacional, etcétera. Sin embargo, este proceso de extensión y diversificación de la política no debe confundirse con una pérdida de importancia de los Estados nacionales, mucho menos anuncia la irremediable extinción de los mismos, como en su momento se aseveró con insistencia. Los gobiernos y los Estados-nación siguen cumpliendo funciones determinantes en la geopolítica mundial, se constituyen en actores poderosos que tienen que compartir y negociar con varios actores, organismos y organizaciones internacionales e intranacionales en un nuevo entorno complejo de la política.

Podemos decir que las acciones y decisiones de los Estados nacionales se ven impelidas tanto desde un nivel supranacional o transnacional, como desde los niveles regionales, intranacionales y locales, en sus múltiples reflejos y ramificaciones, con repercusiones mundiales. La misma solución de sus problemáticas, aparentemente domésticas, tiene que considerar e integrar los diversos niveles de incidencia de ejercicio de la política global. El poder que se ejerce desde las diversas esferas de lo global se constituye en referente necesario para comprender la “constelación cambiante de la vida política”.16

Este ejercicio de la política y el poder global ha constituido lo que se ha denominado “régimen internacional”. Este régimen se forma a partir de la interacción constante entre el ejercicio del poder y las estructuras económicas sobre las que funciona. Por supuesto que se trata de un uso diferenciado y asimétrico que termina repercutiendo en prácticas desreguladas que generan “regímenes distintivos”. Precisamente esta asimetría real pone

15 Véase, por ejemplo, Ulrich Beck, La invención de lo político, Buenos Aires, FCE, 1999.16 David Held et al., Transformaciones globales..., op. cit., p. 25.

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en evidencia la necesidad de buscar mecanismos de regulación y cooperación para encontrar soluciones colectivas ante problemáticas erráticas, al tiempo que se evaden responsabilidades.

Se trata del escenario complejo de interacción entre varios actores políticos, con una variedad de intereses que van desde los intergubernamentales hasta los transnacionales, pasando por los netamente gubernamentales. Responde a la exigencia de reproducción del capitalismo global que pretende impactar los diversos espacios generando relaciones y vínculos mundiales, al reestructurar los lazos sociales preexistentes, así como maniobras económicas desiguales, ocasionando la recomposición del poder político que busca incidir, a partir de ramificaciones de interacción, en múltiples ámbitos y niveles.

En el marco movible de los regímenes internacionales es donde se establece un ejercicio del poder y la autoridad en un escenario carente de organismos e instituciones de carácter único que logren gobernar como mínimo el proceso. Por lo tanto, en la época de la “constelación posnacional”17 la política global, el ejercicio del poder-autoridad y los nuevos regímenes internacionales, trastocan drásticamente la naturaleza misma de la política, los mecanismos para la toma de decisiones, y las funciones e instituciones nacionales, regionales y globales.

Este carácter de internacionalización de la política y de las relaciones sociales se ha dado, fundamentalmente, por la creciente internacionalización del poder, puesto que “ha habido una marcada extensión en las infraestructuras y las instituciones de las redes, el establecimiento de reglas y la actividad política global”.18 Estaríamos transitando, pues, de un régimen político centrado en las relaciones interestatales o geopolíticas territoriales, a regímenes políticos transterritoriales de poder global que vienen a romper con los referentes y coordenadas tradicionales de la política.

La política global está transformando los cimientos del orden local, nacional, regional y mundial. Sin embargo, es necesario no perder de vista que se trata de un proceso histórico abierto y contingente. Lo importante es que coloca a los Estados nacionales dentro de espesas redes espaciales con diversas dimensiones, que modifican sus funciones en una constelación compleja de poder global; esto se expresa en una pluralidad de procesos políticos superpuestos y contradictorios que involucran múltiples actores y niveles de funcionamiento.

La otrora división entre política nacional e internacional se diluye, proceso que se viene generando desde la década de 1970. La diversificación y ampliación de la política

17 Jürgen Habermas, La constelación posnacional. Ensayos políticos, Barcelona, Paidós (Biblioteca del Presente, núm. 11), 2000.

18 David Held et al., Transformaciones globales..., op. cit., p. 35.

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hacia múltiples niveles de incidencia, valiéndose de diversos recursos y participando con múltiples agentes, permite pecar un poco de optimismo, en cuanto a la configuración de las actuales redes internacionales, donde se asientan, interactúan y generan influjos de variado calibre, tanto los “nuevos nacionalismos minoritarios”, como los “activistas de defensa trasnacionales”. De tal forma que se podría comenzar a hablar de “una política que ya no está regulada, sino que modifica las reglas, es decir... de una política de la política (o metapolítica)”.19

Se puede afirmar que dichos flujos políticos, articulados en forma de redes complejas de incidencia, contribuyen a aportar dos elementos fundamentales, íntimamente interrelacionados, pero que sin duda influyen en la re-configuración de una cultura política democrática: a) son generadores de “democracia radical”, al conseguir reintroducir en agendas políticas nacionales e internacionales temas de importancia fundamental en las políticas públicas, en la solución de problemáticas sociales fundamentales, que de otra forma brillarían por su ausencia ante el paulatino retiro del compromiso social del Estado nacional y, b) se constituyen en promotores, con su propia actividad, de la necesidad inaplazable por constituir una “sociedad civil global” y una “ciudadanía cosmopolita”.20

Intentar medir las modificaciones a las que está siendo sometido el Estado nacional presupone el reconocimiento de una compleja formación histórica y política que es necesario revisar para poder establecer con cautela sus múltiples repercusiones. Según la

19 Ulrich Beck, ¿Qué es la globalización?, Barcelona, Paidós, 1998, p. 100, y Ulrich Beck, La invención..., op. cit., pp. 176 y ss.

20 Habría que insistir que es la misma globalización y la desregulación de la economía las que posibilitan la emergencia de nuevos actores y poderes que, valiéndose de los avances sorprendentes de la tecnología de las comunicaciones, desbordan y flexibilizan las endurecidas estructuras estatales y sus principios de territorialidad, soberanía y legitimidad. Para un análisis más puntual de dichas estrategias véase Pedro Ibarra, Salvador Martí, Ricard Goma (2002). Respecto a las propuestas de ciudadanía cosmopolita véase principalmente J. Habermas (2000); D. Held (2002), (2003) y F. Fistetti (2004). En cuanto al proyecto de una “ciudadanía posnacional” o cosmopolita no podemos olvidar las dificultades que encierra en cuanto se vincula a cuestiones como la soberanía y el poder, propios de las democracias modernas; si consideramos que este megaciudadano debe existir en una comunidad política posnacional (digamos por ejemplo, la UE) se rompe directamente con la concepción tradicional de la política que consideraba al Estado nacional como la instancia última e irreductible de la soberanía popular, ¿cómo evitar que se reproduzcan amplificados los problemas de los Estados nacionales, como son la excesiva concentración del poder, el estatuto de ciudadano de las oleadas de emigrantes, la protección de los derechos básicos, la lucha contra la pobreza, el racismo, la corrupción, la seguridad, etcétera.

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Enciclopedia del Nacionalismo21 la génesis política del Estado se remonta hacia mediados del siglo XV, cuyo motor principal consiste en la emergencia y ejercicio de un poder autónomo y secular ante el nacimiento de un tipo de economía-mundo, para constituirse a partir de los siglos XIX y XX en Estado nacional territorial soberano. Se constituye en una entidad omnipresente en la vida social de los pueblos y en el mecanismo de regulación de la totalidad de la existencia del hombre.

Esta proeza se logró sólo desde una suerte de ordenamiento que se tejió a partir de varios elementos (legitimidad del poder estatal, ordenamiento jurídico, lazos culturales y lingüísticos comunes, etcétera). “En definitiva la unicidad del poder político proyectado territorialmente sobre las capas sociales que le prestan al Estado el elemento humano, junto a la homogeneidad cultural que el propio Estado se encarga de actualizar, dan lugar al fortalecimiento de esa ideología que es el estatismo, como vocación que se afirma en el permanente atributo del poder del Estado como poder único e incontestado”.22

Fue, sobre todo a partir de 1945, con los efectos destructivos y traumáticos que dejó como secuela la Segunda Guerra Mundial, que se posibilitó el desarrollo del Estado social democrático como modelo occidental “exportable a cualquier parte del globo”. Se mire como se mire, la construcción y desarrollo del Estado nacional posibilitó los instrumentos para la limitación de un capitalismo incontenible y salvaje, pero también permitió, con todas las deficiencias que puedan señalarse, el desarrollo de un Estado con vocación social para el establecimiento de la democracia moderna.23

Precisamente, son este lugar y funciones que han sido el ámbito de los Estados occidentales, los que se encuentran envueltos en un acelerado proceso de transformación y refuncionamiento. Pero esto no debe verse como algo meramente negativo, especialmente ahora que parece que se ha abandonado la idea sobre el “fin del Estado”, y ante las contradicciones e insuficiencia que muestra el modelo liberal-democrático, ajustado hasta sus límites.24 Es el momento de plantearnos, como analistas políticos, la seria necesidad de una transformación fundamental y decidida que permita el (re)funcionamiento de un Estado plenamente adaptado a las problemáticas y los desafíos que los nuevos tiempos globales reclaman. La discusión, a este respecto, es intensa, acalorada y contradictoria;

21 Blas Guerrero et al., Enciclopedia del nacionalismo, Madrid, Tecnos, 1999.22 Ibidem, pp. 229-230.23 Véase Jürgen Habermas, La constelación posnacional..., op. cit. y David Held, La democracia y el

orden global: del Estado moderno al Estado cosmopolita, Madrid, Paidós (colección Estado y Sociedad, núm. 51), 1998.

24 Véase David Held, La democracia..., op. cit., sobre todo la última parte (“Epílogo. Democracia, la nación-Estado y el sistema mundial”, pp. 360 y ss., también Andrés de Blas Guerrero, Nacionalismo y naciones en Europa, Madrid, Alianza Editorial, 1995.

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sin embargo, consideramos que mejor tendría que entenderse como la extensión, intensificación, profundización e institucionalización jurídica de muchas de las propuestas y prácticas que se están llevando a cabo por estos actores políticos colectivos heterogéneos, que desde preocupaciones locales buscan impactar en los entornos globales y viceversa.

DIAlÉcTIcA De lA DIFeReNcIA y De lA IDeNTIDAD: ApUeSTAS poR UNA políTIcA DeMocRÁTIcA

Según el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, el proceso de construcción de la “identidad” se ha constituido en una cuestión fundamental para la comprensión de las complejas dinámicas de las sociedades actuales:25 “se puede decir que la ‘identidad’ se ha convertido ahora en un prisma a través del cual se descubren, comprenden y examinan todos los demás aspectos de interés de la vida contemporánea. Las cuestiones establecidas del análisis social se están refiriendo y renovando para ajustarse al discurso que ahora gira en torno al eje de la ‘identidad’”.26 Sin embargo, la cuestión misma de la construcción de las identidades se ha tornado extremadamente compleja por la misma pluralidad de vías y vertientes que pueden intervenir para su formación. Tradicionalmente las identidades se establecían a partir de las referencias principales de la pertenencia a una comunidad, nación o etnia territorial.27

Por lo general se establecía a partir de la conjunción de dichos elementos en un entorno más o menos estable que permitía su continuación sin muchas dificultades. Ahora, se han trastocado radicalmente dichos referentes con la extensión creciente de la globalización, el impacto de los medios de comunicación, los flujos incesantes de intercambios económicos

25 Para E. Erikson la identidad se constituye como un sentimiento subjetivo entre unidad personal (sameness) y continuidad temporal (continuity), junto con la percepción que de las mismas tienen los demás. Esta concepción netamente psicológica será complementada por el discurso social y político, aplicado tanto en el plano individual como en el plano colectivo. Para una reconstrucción compleja y puntual de dicho proceso, véase Charles Taylor, “Identidad y reconocimiento”, Revista Internacional de Filosofía Política, núm. 7, Madrid, UNED/UAM, mayo, 1996, pp. 10-19.

26 Zygmund Bauman, En busca de la política, Buenos Aires, FCE (Sección de Obras de Sociología), 2001, p. 161.

27 Según A. Melucci las identidades colectivas llevan a cabo tres funciones básicas íntimamente relacionadas: a) generan marcos cognitivos que imprimen sentido a las acciones que realizan; b) establecen relaciones entre los miembros constituyentes que interactúan, se comunican y toman decisiones, y c) establecen inversiones emocionales y afectivas que permiten el reconocimiento recíproco entre los implicados; véase, también, Francisco Letamendía, Juego de espejos. Conflictos nacionales centro-periferia, Madrid, Trotta, 1997, p. 91.

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y los procesos de emigración masiva. Además, hoy las formas de socialización no se tejen por intermediación de referentes universales. Por ello, actualmente se puede hablar de nuestra “identidad compleja”.28 Lo que nos interesa revisar aquí son algunas de las transformaciones que las globalizaciones del capital y de las finanzas están generando en el ámbito de la “comunidad política”, la identidad política y las reacciones democráticas.

Así como la identidad individual se constituye dentro de una determinada comunidad, una identidad política se constituye a partir de la pertenencia a una comunidad política.29 La comunidad política se configuró a partir de la creciente centralidad del poder político, el establecimiento de gobiernos en las estructuras estatales, la conformación de delimitaciones territoriales y responsabilidades del ejercicio de la política, la articulación de un orden interestatal, etcétera. Este estadio surgió a partir del desarrollo en el siglo XVII en Occidente de la “sociedad de Estados”, donde los principios de la territorialidad y la soberanía se constituían en estructurantes de ese orden.

El principio de territorialidad lograba establecer aquellas delimitaciones que permitían distinguir la pertenencia o no a un determinado Estado, sin embargo, las no tan claras coordenadas geográficas sólo se lograrán estabilizar hasta los siglos XIX y XX. El principio de soberanía atribuía el derecho de gobernar dentro del territorio previamente determinado. Y la autonomía de los Estados nos hablaba del poder real de los mismos para establecer y articular metas políticas particulares de manera independiente de las demás configuraciones estatales. Estas instancias lograban integrar de manera suficiente los rasgos específicos de un “pueblo” dentro del territorio configurado por un Estado nacional.

La comunidad política se constituía, por lo tanto, en una “comunidad nacional de destino” que mantenía rasgos culturales de identidad en función de la condición de pueblo territorialmente establecido. En este punto es pertinente aclarar que la connotación que atribuimos al concepto de pueblo está cargada de características de construcción política; por lo tanto, se tiene que distinguir entre “pueblo (im) posible”, con marcado carácter idealizado, y “pueblo real”, cuya caracterización tiene que ver más que nada con la acción política, en tanto ejercicio de configuración como sociedad política en la esfera de lo público.

Comprendida de tal forma, la comunidad política se constituye en el espacio propicio para el desarrollo de la ciudadanía y la política democrática. Este desarrollo se logrará principalmente por la vía del liberalismo democrático, hoy en día duramente criticado

28 Charles Taylor, “Identidad y reconocimiento”..., op. cit., p. 15.29 Francesco Fistetti, Comunidad, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión (colección Claves:

Léxico de Política, núm. 1), 2004.

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y cuestionados buena parte de sus principios rectores. Pero habría que reconocer que se ha constituido en uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de la democracia moderna y del pensamiento político contemporáneo. El gran debate que gira a su alrededor es una prueba de dicha afirmación.

Lo que reconocemos como comunidades políticas ha adquirido progresivamente un carácter de heterogeneidad al entrecruzarse con complejas redes de poder y procesos de toma de decisiones. Las comunidades políticas están evolucionando al insertarse en redes de interacción regional y global de poderes que redimensionan los espacios políticos tradicionales; el poder efectivo tiene que ser compartido y negociado constantemente con otros agentes y organismos trasnacionales. Esto nos habla, como venimos afirmando, de una transformación de la soberanía nacional y reconfiguración del poder político moderno. La globalización se constituye en un proceso contingente cargado de múltiples desafíos para las nuevas comunidades políticas.30

Existen varios niveles del debate sobre la comunidad política y la democracia moderna, veamos dos posturas que nos parecen fundamentales: a) la crítica de la democracia pluralista desde la óptica de Chantal Mouffe, y b) la propuesta cosmopolita de David Held. Estos son dos referentes necesarios para el debate actual sobre la crisis del liberalismo democrático y la puesta en práctica creciente de una globalización económica que trastoca el escenario referencial de la comunidad política y la democracia.

a) Mouffe parte del interrogante de cómo lograr establecer la comunidad política y la ciudadanía en el marco de una comunidad que sea compatible con el liberalismo. Comienza subrayando la necesidad de una comunidad política para el desarrollo de la democracia, pero, ¿de qué comunidad, en específico, se trata? Por supuesto que se está hablando de una “comunidad política democrática”, pero, ¿cómo se construye ésta?En primer lugar, la política se establece como el elemento determinante para la construcción de una comunidad política. Ésta se convierte en el lugar de confluencia de múltiples intereses, demandas e intenciones que, para cohesionarse, requieren de la identificación en un “nosotros”; por lo tanto, se convierte automáticamente en un mecanismo de inclusión y exclusión a la vez.

30 Como lo percibía Talcott Parsons, ya en la década de1960, cuando decía que el lazo solidario que caracterizaba la conformación de la “comunidad social” moderna –expresado en forma de etnicidad, religiosidad o territorialidad nacional– comenzaba a disgregase “ante el empuje de un “pluralismo exasperado” que volvía cada vez más “vulnerables” a esas mismas sociedades, provocando “fracturas regionalistas” que coincidían “con divisiones étnicas y religiosas” (cfr. ibidem, p. 8).

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De inclusión, porque permitirá la integración de sus miembros constitutivos a partir de múltiples elementos (cultura, lengua, tradición, religión, entre otros), pero sobre todo a partir de la búsqueda del “bien común” (como “horizonte de sentido” o “perspectiva política”). De exclusión, porque al lograr constituirse como un “nosotros” tiene que distinguirse de los “otros”, que no pertenecen, y marcar el límite de lo que constituye la comunidad.Pero para que pueda constituirse propiamente en una comunidad política democrática y pluralista se necesita estructurar, ya no en la idea substancial de “bien común”, como sea que éste se entienda, sino a partir de un “consenso sobre los principios ético-políticos propios del régimen democrático: la afirmación de la libertad y de la igualdad para todos”.31 Pero al realizarse dicho “consenso ético-político” se termina excluyendo a todos aquellos que no lo asumen plenamente, y este mismo mecanismo de exclusión e inclusión del consenso imposibilita su plena realización.El consenso democrático es un proceso imperfecto, pero siempre perfectible, abierto y contingente. Se trata, por tanto, de una comunidad política siempre en movimiento, pero regulada constantemente por el ideal democrático. La comunidad política constituye una “identidad política” compartida por los sujetos ciudadanos pertenecientes a dicha comunidad. Es en esta identidad política, como estructuración formativa, a partir de la asunción plena al consenso, como se logra la pertenencia simultánea a otras comunidades con marcadas diferencias.La comunidad política se constituye en una suerte de comunidad artificialmente construida para el ejercicio participativo de la acción política, que logra estructurar el mecanismo suficiente para la aceptación de la libertad y el pluralismo de todos y cada uno de sus integrantes. Y es por medio de esta simultaneidad de planos de pertenencia como se logra una “comunidad de respeto” para la subsistencia de múltiples culturas de diferenciación. Puesto que se puede pertenecer e identificar con diversas manifestaciones culturales que pueden subsistir y conciliarse en el ejercicio de pertenencia a una comunidad política democrática. Se puede constituir en el eje que soporta la convivencia de múltiples culturas de diferenciación y diversas vías de construcción de las identidades.Según la autora, este tipo de comunidad no tiene una forma definida por sus propias características estructurales, puesto que se encuentra en un proceso constante de redefinición. Donde lo fundamental es la aceptación de todos los participantes, como personas libres e iguales, de su constitución no importando las múltiples formas de identificación y de pertenencia cultural que se expresen en dicho espacio, mientras se

31 Chantal Mouffe, Liberalismo, pluralismo y ciudadanía democrática, México, IFE, 1997, p. 41.

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lleve a cabo en un ámbito abierto de política democrática. Esta construcción responde, por supuesto, a un tipo de ciudadano democrático que se intenta establecer, a partir de los valores referentes principales que son la libertad y la igualdad.Ahora bien, el consenso democrático que se lleva a cabo en la comunidad política por parte de los ciudadanos pertenecientes a ella, mediante el ejercicio de la política democrática, establece una nueva distinción entre las relaciones “amigo” y “enemigo” propuestas para la comprensión de la política por Carl Schmitt. Puesto que el objetivo de la democracia pluralista o radical es la búsqueda del establecimiento de un mecanismo que logre instaurar un consenso de política democrática en un marco de libertad y diversidad, el consenso no debe ser aplastante, sino por el contrario, permitir el disenso como característica expresiva del desarrollo de la libertad y el pluralismo.Por lo tanto, Mouffe propone el desarrollo de un “pluralismo agonístico” como elemento democrático. Pues, dentro de la aceptación plena de las reglas establecidas en el consenso, mismo que significa la aceptación de las reglas básicas de la democracia pluralista, la multiplicidad de interpretaciones que se dan dentro de la comunidad política se constituye en una batalla entre “adversarios”, cuya aceptación dentro del consenso es reconocida abiertamente. Los “enemigos”, según la clásica distinción, serían sólo aquellos que no aceptaron el consenso y que permanecen fuera de él, sin posibilidad de deliberar libremente dentro de un marco mínimo de aceptación democrática. El establecimiento de un “espacio político democrático” dentro de la pertenencia a una “comunidad política”, que conforma una “identidad política” susceptible de desplegarse en forma de práctica ciudadana democrática, es como se logra un nivel suficiente de homogeneidad que pueda subsistir en la diversidad y el conflicto constituyentes de su propia identidad como comunidad política.

b) La propuesta de David Held va encaminada a medir las limitaciones y posibilidades de la comunidad política y la democracia en el nuevo marco de la ampliación de la economía mundial y de la sociedad internacional. Parte del reconocimiento de que todas las transformaciones impulsadas por la globalización ya no nos permiten seguir considerando por separado las “comunidades políticas” y “civilizaciones políticas”.Las comunidades políticas están cada vez más interconectadas e implicadas en múltiples relaciones y planos que se superponen. Este tipo de aproximaciones complejas mantiene relaciones de desigualdad, jerarquía y exclusión constantes que es necesario no perder de vista, pero el proceso dialéctico entre global y local repercute aun en los Estados considerados como más sólidos y fuertes. Held señala cinco puntos que nos permiten ver cómo la globalización política está transformando a los Estados nacionales, pero también medir el proceso de evolución en el que las “comunidades políticas democráticas” se encuentran sometidas:

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1. El poder político ha dejado de residir únicamente en los gobiernos nacionales, puesto que la emergencia de múltiples poderes y actores locales, nacionales, regionales, macroregionales y globales lo complejiza. Por lo tanto, el poder político tiene que compartirse, negociarse e intercambiarse entre las instancias que interactúan en diversos planos de incidencia.32

2. Por los mismos efectos contrapuestos, la estructura de una “comunidad política de destino” no puede suscribirse dentro de las ahora reducidas coordenadas de los Estados nacionales territoriales. La misma composición y suerte de la comunidad política se extiende más allá de los parámetros de las limitaciones nacionales, para insertarse en el “sistema político mundial”.

3. La apremiante acción de los Estados nacionales, en el marco de la economía global, cuestiona constantemente la autonomía y la soberanía del sistema estatal tradicionalmente configurado. “Mientras que las centralizaciones masivas del poder siguen siendo características de muchos Estados, con frecuencia están insertas en dominios fragmentados de la autoridad política y articuladas con ellos”.33

4. La emergencia de múltiples problemas fronterizos que se radicalizan con el proceso de mundialización. Se incrementa y estrecha la convivencia entre diversas comunidades políticas por medio de múltiples vías que superponen destinos compartidos, lo que se ha denominado “comunidades de destino solapadas”, generando diversas problemáticas con soluciones parciales e imprecisas. Esto se refiere a problemáticas tales como emigraciones masivas, problemas laborales, ecológicos, de seguridad, entre otros.

En un mundo en donde los Estados poderosos toman decisiones no sólo para su propio pueblo, sino también para otros, y en donde los actores y las fuerzas transnacionales atraviesan las fronteras de las comunidades nacionales en diversas formas, los aspectos

32 Dicho de otra forma, dentro de las democracias liberales modernas se presentan varias aporías difíciles de resolver: a) entre libertad y seguridad; b) entre universalismo y contextualismo (o individualismo y comunidad); y c) entre política y poder. Esta última se refiere a la disparidad y cierta oposición que se produce entre política (todavía demasiado anclada en lo local y nacional) y poder-autoridad (extraterritorial). En tanto que los capitales y finanzas se tornan nómadas y rompen con todo tipo de fronteras, terminan afectando a la política que “concierne a la esfera vital de las decisiones, todavía están encerradas en el espacio de los Estados nacionales. Registramos aquí, una vez más, el vaciamiento y la disolución de la categoría moderna de la soberanía, a partir de que deja de funcionar como proyecto de universalismo inclusivo y, en cambio, produce a los sin comunidad, a los sin derechos, a los sin trabajo, a los sin patria, a los sin papeles, es decir, a una figura humana o infrahumana, dejada de lado y, por consiguiente, eliminable, como el homo sacer del derecho romano [...] produce un aumento de la inseguridad y una multiplicación de los riesgos”. Véase Francesco Fistetti, Comunidad..., op. cit., p. 169.

33 David Held et al., Transformaciones globales..., op. cit., p. 15.

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de quiénes deben ser responsables, ante quiénes y sobre qué base, no lo resuelven fácilmente ellos mismos.

5. Otro aspecto corresponde a la falta de delimitación precisa entre asuntos domésticos y exteriores, política interna y política internacional, preocupaciones estatales y cuestiones extraestatales. Ya no es factible enfrentarse a problemáticas como la drogadicción, la delincuencia, el sida o el SAR, riesgos ambientales, etcétera, desde el marco reducido de los gobiernos locales. Para resistir las múltiples dificultades a las que se enfrentan las comunidades políticas es indispensable comenzar a pensarlos a partir de una nueva lógica para compartir los riesgos y las problemáticas mundiales, así como para proponer posibles soluciones en un registro de cooperación desde múltiples planos de interacción.

ReFleXIoNeS FINAleS

La confluencia de numerosos cambios en varios niveles de nuestra vida social, económica y política está generando, sin duda, una intensa interconexión regional y global que es necesario considerar para mediar las transformaciones en ámbitos como la comunidad política y la política democrática. Dichos cambios estructurales están incidiendo en: a) regímenes actuales de derechos humanos, b) internacionalización de la seguridad, c) la transnacionalización de incontables programas de defensa, d) cambios ambientales severos, e) revolución de las comunicaciones y de la tecnología de la información. Sin duda son aspectos que trastocan directamente la naturaleza y composición de las comunidades políticas contemporáneas y la construcción de las identidades.

El espacio político donde tradicionalmente accionaban los gobiernos y donde se delimitaba la responsabilidad pública del poder político de los mismos, ya no es posible concebirlo dentro de los estrechos límites de la territorialidad nacional. Por lo tanto, es indispensable extender la concepción de una comunidad política de destino hacia la configuración de una “comunidad con destino sobrepuesto”, que responde a esta creciente vinculación e interconexión entre las comunidades políticas individuales. Pero esto se convierte en una problemática mayúscula para poder resolver los dilemas que la democracia moderna enfrenta actualmente.34

34 Como punto de partida, digamos que se ha producido una pérdida de poder y autoridad; pues de alguna manera se genera una transferencia automática y mecánica del Estado a otros actores que conforman una suerte de “comunidad mundial”; así, resulta que una buena parte de esa autoridad se ha ido perdiendo paulatinamente, lo que da como resultado una sociedad en manos de un no-gobierno (ungovernance). Véase Francesco Fistetti, Comunidad..., op. cit., pp. 166-170.

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formas alternativas de vida. El papel mediador de los ciudadanos en organizaciones políticas democráticas complejas tendrá que ver con ejercicios amplios que logren vincular el “diálogo con la tradición”, los discursos diversos de los demás, las culturas de diferenciación, con la intención de incrementar las “esferas de acción de mutua comprensión”.

Así, los actores políticos se diversifican e intensifican su incidencia en los múltiples niveles sobrepuestos de la compleja configuración de la “constelación posnacional”. Pero el cambio en los actores políticos, en tanto “ciudadanos del mundo”, tiene que complementarse con transformaciones significativas de nuestras instituciones políticas democráticas más importantes; de otra forma, no podremos enfrentar los retos a que nos somete la globalización económica. Podemos afirmar que, no obstante que se mantiene el “sistema de Estados nacionales”, que crece el nacionalismo y los conflictos entre los Estados nacionales, las funciones de aquél se ven resignificadas. Vemos constantemente a un sistema económico que erosiona las territorialidades y las sociedades enclavadas por estáticas fronteras nacionales, los atributos de autonomía y soberanía parecen perder consistencia ante las prácticas internacionales de la política global.

El capital internacional, por supuesto, sigue requiriendo de las determinaciones de los Estados nacionales territoriales (seguridad, negociación, aplicación de medidas, etcétera) para poder articular sus requerimientos y necesidades. La globalización no es a-estatal, sino trans-estatal. Por lo mismo, las determinaciones estatales se subordinan a las presiones económicas, que también son puestas en funcionamiento desde Estados nacionales mejor consolidados y fuertes. Se habla de un “nuevo diseño institucional” que genera un tipo de Estado eficientazo que se deshace de tareas que no competen a sus funciones estructurantes de “negociaciones equilibradas de intereses”.

Podemos decir que las modificaciones sensibles en el ámbito del espacio, autonomía y soberanía territorial como características determinantes de los Estados modernos, se encuentran en un proceso de “renegociación” funcional, en una dinámica cambiante de la dialéctica entre lo global y lo local (la “glocalización” de Robertson). Como pudimos observar, los Estados modernos se encuentran constituidos por múltiples planos –complejos y sobrepuestos– que constantemente se tensan al probar la autonomía, la soberanía y la territorialidad en un nuevo escenario que rompe los antiguos referentes y coordenadas, obligados a re-entender características como el ejercicio de la “autoridad política” o las “relaciones internacionales”.

Si bien actualmente se encuentra en entredicho la construcción que llevó a la consolidación frágil de los Estados modernos –que va, como vimos, de la Paz Westfaliana (1648), pasando por la Segunda Posguerra Mundial (1945), hasta la terminación de la Guerra Fría (1989)–, lo que esto demuestra es la falta de indefinición y de permanencia

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de un proceso que hoy por hoy se encuentra plenamente abierto y pletórico de incertidumbres.

Resulta que, si comprendemos el proceso de democratización de las sociedades actuales como estructuración a partir de la progresiva extensión de la participación ciudadana en la toma de decisión estatal en asuntos de desarrollo social, con el proceso de globalización y la repercusión directa en el papel regulativo del Estado, los actores políticos y la democracia misma se ven problematizados. Es decir, si el Estado minimiza sus funciones y si los márgenes de decisión estatal se reducen y restringen, el contexto nacional y local, como formación de identidad, voluntad y decisión, se ve ampliamente afectado; luego, también las categorías referenciales de “pertenencia política” y “ciudadanía” se ven limitadas y trastocadas significativamente.

Con esta intensa inversión de la geopolítica moderna, generada por los procesos de reestructuración espacial y económica de la globalización, se modifican los sustentos del mismo orden mundial, la soberanía territorial de los Estados nacionales, la configuración y el funcionamiento de las comunidades políticas, y las formas de la política democrático-liberal. En cuanto a la ampliación y diversificación de los espacios políticos, esto se produce por la complejización de la “política global” que funciona acelerando los flujos de desplazamiento en múltiples niveles de la red mundial.

Estos cambios repercuten directamente en la recomposición de las relaciones de poder, las figuras de autoridad política, los mecanismos de control, de regulación y toma de decisiones políticas. De esta forma, el “nuevo (des)orden mundial” debe entenderse como un sistema “altamente complejo, interconectado y disputado”, donde los diferentes actores políticos (Estados nacionales, nacionalismos minoritarios, redes de defensa internacional, diversos organismos multinacionales y grandes corporaciones transnacionales) se entrecruzan y disputan espacios de poder privilegiados en múltiples niveles, generando lo que se ha denominado “gobernanza regional y global”.

Nos queda claro que la globalización no es un proceso monolítico, unitario y estático; por el contrario, dentro de sus innumerables fisuras y contradicciones, posibilita a la vez prácticas políticas diversificadas que las comunidades políticas actuales están aprovechando a su manera. Al respecto, resultan significativas las estrategias diversificadas y flexibles que los Nuevos Movimientos Nacionales (NMN) generan al negociar y ampliar constantemente sus márgenes de maniobra, al presionar constantemente a los Estados plurinacionales anfitriones, constituyéndose en constructores de agenda política y generadores de espacios de producción de políticas públicas. Así, en los actuales entornos globales se amplifican los niveles de movilidad y resonancia puesto que se constituyen en importantes actores políticos que trabajan en la ampliación de una visión más democrática de la gobernanza global, así como en impulsar estructuras de oportunidad política. Se constituyen en fuerzas políticas –con intereses muy concretos y específicos– que desde distintos frentes,

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estrategias y recursos, pretenden incluir temas como los derechos humanos de los grupos minoritarios, políticas de reconocimiento, derechos de autonomía y autogobierno, búsqueda de mayor equidad en la distribución de los recursos, preocupaciones por el medio ambiente, protección de las libertades fundamentales, desarrollo sostenible, extensión de las relaciones pacíficas, etcétera.37 En definitiva, de lo que se trata es de la promoción de una democracia y justicia social global.

Finalmente, lo que nos interesa destacar aquí es que en este complejo entorno de globalización y de política global, los Estados multinacionales se están viendo presionados y en ocasiones rebasados –desde los espacios intraestatales– por los nacionalismos regionales minoritarios que con propuestas culturales de autonomía y la búsqueda institucional-jurídica de mecanismos de autodeterminación, pretenden, fundamentalmente, su reconocimiento y acomodo democrático dentro de los mismos. Las propuestas teóricas del federalismo y del nacionalismo necesitan replantearse muchos de sus principios básicos y mecanismos políticos de articulación, para poder adaptarse creativamente a los nuevos entornos globales. De no ser así, peligros como la secesión, la violación sistemática de los derechos de las minorías o el déficit democrático, no podrán enfrentarse y resolverse adecuadamente en las sociedades actuales.

37 Véase David Held y Anthony McGrew, Globalización/Antiglobalización..., op. cit., p. 153. Cuya propuesta de una “socialdemocracia cosmopolita”, para “pensar con algo de optimismo que la justicia social global no es simplemente un fin utópico”, nos parece fundamental. Puesto que “no es un proyecto político que arranque de la nada: Está, en realidad, profundamente enraizada en el mundo político modelado y formado tras el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. Además, puede edificarse sobre la base de muchos de los logros del multilateralismo (desde la fundación de un sistema de Naciones Unidas hasta el desarrollo de la UE), del derecho internacional (desde el régimen de derechos humanos hasta el establecimiento del Tribunal Penal Internacional) y del gobierno de múltiples niveles (desde el desarrollo de la gobernanza local en las ciudades y las regiones subnacionales hasta la densa red de foros internacionales de decisión política)”.

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¿qUe 20 AÑoS No eS NADA?Globalización, posmodernidad y rebelión en Argentina,

de Menem a Kirchner (1988-2008)

esteban campos

El presente trabajo intenta probar la existencia de una serie de relaciones específicas entre dinámica política, luchas sociales y los nuevos paradigmas que impone la globalización en la cultura argentina entre 1988 y 2008. El recorrido comienza con el fin del gobierno de Raúl Alfonsín, atraviesa las presidencias de Carlos Menem, el regreso de la Unión Cívica Radical al poder, en 1999, y concluye con algunas observaciones sobre la nueva etapa que se abre con el gobierno de Néstor Kirchner. En este nuevo escenario, la protesta social de fogoneros, piqueteros y las capas medias adquirió protagonismo político forzando la renuncia del presidente Fernando de la Rúa, tras una insurrección espontánea que estalló en el país hacia diciembre de 2001. La investigación parte de la historia reciente, para aplicar la perspectiva de la historia social a las problemáticas actuales, con una metodología transdisciplinaria que recurre a la economía, la sociología de la cultura y la historia del arte. La dinámica política que atraviesa las presidencias de Alfonsín, Menem y De la Rúa se comprende directamente ligada al desarrollo de la protesta social, como expresión de las contradicciones en el seno de la sociedad argentina. Al mismo tiempo, el análisis de diferentes producciones artísticas en la industria cinematográfica revela claves del cambio en la visión de mundo que impone el proyecto de la globalización, cristalización de aquellas contradicciones y luchas que constituyen nuestro eje de estudio.

Palabras clave: globalización, posmodernidad, neoliberalismo, luchas sociales.

ABSTRAcT

This paper attempts to prove the existence of a series of specific relations between political dynamics, social struggles, and the new paradigms that globalization imposed on Argentine culture, between 1988 and 2008. The research starts from recent history, in order to apply the perspective of social history to the analysis of current problems. The transdisciplinary methodology applied is based on economics, cultural sociology and art history. Beginning with the end of Raúl Alfonsín’s administration, the paper discusses the presidencies of Carlos Menem and the return to power of the Unión Cívica Radical, and it concludes with some remarks on the new period opened up by Néstor Kirchner’s government. In this setting, the social protests of strikers, so-called “piqueteros” and the middle classes obtained political protagonism, causing

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loS ANTeceDeNTeS. pRopUeSTA De INveSTIGAcIóN y ReFeReNcIAS TeóRIco-MeToDolóGIcAS

La década de 1990, en Argentina, se caracterizó por el desmantelamiento del Estado interventor y la destrucción del modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Esta tendencia se había manifestado, por primera vez, con la política económica de la última dictadura militar (1976-1983), y había transitado sin muchos cambios el primer gobierno civil de Raúl Alfonsín (1983-1989). En sintonía con lo que estaba ocurriendo en otras partes del mundo, se empezó a experimentar lo que el reciente Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, vaticinó como “el regreso a la economía de la Gran Depresión”.1 Los cambios de esta nueva época son señalados por Antonio Negri y Michel Hardt en su controvertida obra Imperio:

Durante las últimas décadas, a medida que se derrumbaban los regímenes coloniales, y luego, precipitadamente, a partir de la caída de las barreras interpuestas por los soviéticos al mercado capitalista mundial, hemos asistido a una globalización irreversible e implacable de los intercambios económicos y culturales. Junto con el mercado global y los circuitos globales de producción surgieron un nuevo orden global, una lógica y una estructura de dominio nuevas [...] Los factores primarios de producción e intercambio –el dinero, la tecnología, las personas y los bienes– cruzan cada vez con mayor facilidad las fronteras nacionales, con lo cual el Estado-nación tiene cada vez menos poder para regular esos flujos y para imponer su autoridad en la economía.2

the resignation of President Fernando de la Rúa, after a spontaneous insurrection in December 2001. The political dynamics that extend through the administrations of Alfonsín, Menem and De la Rúa are understood as directly linked to the development of social protest, as an expression of the contradictions found within Argentine society. The analysis of different pieces of art taken from the film industry reveals key issues concerning a change in the perception of the world, imposed by globalization, crystallizing in the contradictions and struggles which form the core ideas of the paper.

Key words: globalization, posmodernism, neoliberalism, social struggles.

1 Paul Krugman, De vuelta a la economía de la Gran Depresión, Ed. Norma, Colombia, 1999.2 Michael Hardt, Antonio Negri, Imperio, Paidós, Argentina, 2002, p. 11. Queda fuera de los límites

de este trabajo la polémica sobre el carácter imperial o imperialista de la soberanía moderna, pero se puede consultar una crítica de alto nivel a las tesis de Negri en Daniel Bensaid, “El imperio, ¿etapa terminal?”, Cuadernos del Sur, año 18-núm. 33, Universidad Nacional del Sur, Argentina, mayo de 2002.

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¿A qué nos referimos cuando hablamos de globalización? Un estado de la cuestión excede los fines y la extensión de nuestro trabajo. Sin embargo, el estudio pionero que planteó la formación de una cultura unitaria a escala mundial, homogeneizada gracias al desarrollo en la tecnología de las comunicaciones, fue el trabajo de Marshall McLuhan, Galaxia Gutemberg:

Pero es cierto que los descubrimientos electromagnéticos han hecho resucitar el “campo” simultáneo en todos los asuntos humanos, de modo que la familia humana vive hoy en las condiciones de “aldea global”. Vivimos en un constreñido espacio único, en el que resuenan los tambores de la tribu. Por ello, la preocupación actual por lo “primitivo” es tan trivial como la preocupación del siglo XIX por el progreso, y tan ajena a nuestros problemas. La nueva interdependencia electrónica vuelve a crear el mundo a imagen de una aldea global (el subrayado aparece en cursiva en el original).3

Lo que no previó McLuhan en la década de 1960, es que en esta gran tribu mundial existirían pocos caciques y muchos indios, un puñado de privilegiados rodeados por una multitud de desposeídos. Aunque Eric Hobsbawm remonta el nacimiento de una economía mundial global al “capitalismo liberal del siglo XIX”, en su Historia del siglo XX relaciona el cambio cultural con las transformaciones en la economía mundial producidas entre 1947 y 1973, durante la llamada “edad de oro”:

La edad de oro había creado, por primera vez en la historia, una economía mundial universal cada vez más integrada, cuyo funcionamiento trascendía las fronteras estatales y, por tanto, cada vez más, también, las fronteras de las ideologías estatales.4

Cuando el modelo de economía mixta con libertad de mercado y planificación estatal entró en crisis, hacia 1973, las empresas multinacionales se convirtieron en las reinas de la globalización, configurando el paisaje, no solamente económico, sino también cultural de la “aldea global”.5 El objetivo de este ensayo es ofrecer una síntesis analítica, intentando probar que existe una serie de relaciones históricas entre la dinámica política, las luchas sociales y los nuevos paradigmas que impone la globalización de la economía y la cultura en Argentina, entre 1988 y 2008.

El recorrido comienza con el fin del gobierno de Raúl Alfonsín –que renuncia tras una ola de saqueos, reflejando la transición al modelo económico neoliberal– atravesando las

3 Marshall McLuhan, La galaxia Gutenberg. Génesis del “homo typographicus”, Barcelona, Círculo de Lectores, 1998.

4 Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Buenos Aires, Crítica, 1999, p. 18.5 Véase M. Hardt y A. Negri, op. cit., pp. 140-143.

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presidencias de Carlos Menem, y el regreso de la Unión Cívica Radical (UCR) al poder, en 1999. Ya lejos de la hegemonía neoliberal característica de la primera mitad de la década de 1990, durante el segundo lustro se montó un escenario donde la protesta social adquirió un fuerte protagonismo político, forzando la renuncia del presidente Fernando de la Rúa tras una insurrección espontánea, que estalló en múltiples puntos del país, hacia diciembre de 2001. La investigación toma la mirada de la historia reciente, la cual intenta ampliar el objeto de la historia social a las problemáticas del presente, pero con una perspectiva transdisciplinaria que recurre a la economía, la sociología de la cultura y la historia del arte.

En el lapso de 1988 y 1989 se derrumbaron las últimas formas de antagonismo político originadas hacia la década de 1970, con el fracaso de las rebeliones carapintadas dirigidas por los coroneles Aldo Rico y Mohammed Alí Seineldín, y después del asalto al cuartel de La Tablada por parte del Movimiento Todos por la Patria (MTP). La disolución de los antagonismos políticos, es decir, la desaparición en la escena contemporánea de actores sociales, clases o grupos que con una enemistad recíproca, reconocida por el conjunto social, y con proyectos históricos opuestos (como ocurrió, de hecho, con el choque entre los militares y la guerrilla) no implicó la desaparición de las contradicciones sociales. Las Fuerzas Armadas, por ejemplo, continuaron ejerciendo presión hasta obtener el indulto presidencial para los jefes militares comprometidos con el terrorismo de Estado, pero el síntoma de que se había producido un cambio de época lo marcaba el tono del reclamo castrense, que era más corporativo que político.6

El golpe militar de 1976 destruyó parte de la estructura y la identidad de la clase obrera y de las capas medias movilizadas en la década de 1970, pero el conflicto entre el capital y el trabajo continuó siendo la oposición fundamental. En consecuencia, los puntos del antagonismo se desplazaron por otro campo de representaciones políticas que tomaron distancia del socialismo, el nacionalismo, y el militarismo de aquel periodo. Tras haber estado al frente de la represión ilegal y como ex combatientes de la guerra de Malvinas, los carapintadas combinaban los planteos nacionalistas con el reclamo salarial y la reivindicación de la “lucha contra la subversión”. El MTP, por el contrario, era un grupo de sobrevivientes liderado por Enrique Gorriaran Merlo del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), organización político-militar de ideología guevarista. Los guerrilleros habían participado en el proceso revolucionario de Nicaragua, que en 1979 había colocado en el gobierno al Frente Sandinista de Liberación Nacional.

6 Para un enfoque teórico en el cual el nivel político del antagonismo no se puede deducir directamente de las contradicciones sociales, véase Ernesto Laclau, Hegemonía y estrategia socialista, Siglo XXI Editores, Argentina, 2004, pp. 114-124 y 164-170.

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La organización armada presentó el operativo como una acción preventiva ante un posible golpe de Estado, pero las Fuerzas Armadas ocuparon el cuartel tras un breve enfrentamiento, torturando a los prisioneros, y ejecutando a varios combatientes que se rendían.

La continuidad con el proceso anterior se mide cuando observamos que las prácticas del terrorismo de Estado seguían vigentes en un régimen democrático parlamentario, aún cuando la corporación militar permaneciera subordinada políticamente a las instituciones civiles. Así el Ejército realizó una demostración de fuerza ante un gobierno debilitado, asentando una de las condiciones que hicieron posible la política de indultos en la década de 1990, que liberó a los responsables de la represión ilegal durante los gobiernos militares. Carlos Saúl Menem era uno de los pocos sobrevivientes a la derrota del peronismo en 1983, elegido gobernador de La Rioja por varios mandatos. Se impuso en las internas del Partido Justicialista (PJ) en 1988, y ganó las elecciones presidenciales de 1989, tejiendo una vasta red de alianzas que obtuvo la adhesión de la rama sindical y de algunos miembros de la clase política del peronismo. Además, recibió apoyo de la Iglesia, las Fuerzas Armadas y grupos económicos de la burguesía nacional como Bunge y Born, que financiaron generosamente su campaña.

La retirada ordenada que había ensayado la UCR en el poder se convirtió en desbandada, cuando el Banco Mundial (BM)y el Fondo Monetario Internacional (FMI) –aconsejados por economistas como Domingo Cavallo– cortaron la línea de créditos con la que habían apoyado los planes económicos de Alfonsín.7 Con la quita del financiamiento externo se hizo uso de un mecanismo ya instalado por la dictadura desde 1976, donde el crédito internacional servía para apoyar o castigar a cualquier economía dependiente. A diferencia de la crisis de deuda, en 1982, o durante los primeros años de Alfonsín, con el Plan Austral, en 1989 el bloqueo de préstamos ya no era usado sólo para disciplinar, sino que ahora directamente contribuyó a desestabilizar un gobierno legitimado mediante elecciones. Acabada la época de los golpes militares, nacía la nueva era del “golpe de mercado”.

Acosado por una inflación galopante, el gobierno procedió a una devaluación de la moneda, y subió nuevamente la cotización del dólar: en diciembre de 1988, la cotización de un dólar equivalía a 16 australes, que ya significaba una pérdida de valor del 214 % en relación con el año anterior. Tan sólo un año después, a fines de 1989, la moneda estadounidense valía 1 950 australes, disparando la devaluación del

7 Luis Alberto Romero, Breve histora contemporánea de la Argentina, Argentina, Siglo XXI Editores, 2001, p. 367.

8 Revista Márgenes agropecuarios, Argentina, enero de 2006.

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austral a 1 219%.8 La escalada del dólar fomentó la especulación, destruyó ahorros y provocó la novedad de la hiperinflación, como indica el cuadro del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) que aparece abajo.9

9 “La inflación en la República Argentina” [http://www.estudioeic.com.ar/TablaInflación.htm].

fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

cuadro 1Inflación anual en Argentina (1946-2005)

Año

19461947194819491950195119521953195419551956195719581959196019611962196319641965 1966

%

18.7014.9018.8033.7022.1050.2019.100.70

16.007.50

16.7025.6039.10

101.6018.5016.4030.7023.8018.1038.2029.90

Año

196719681969197019711972197319741975197619771978197919801981198219831984198419851986

%

27.409.606.70

21.7039.1064.1043.8040.10

335.00347.50160.40169.80139.7087.60

131.30209.70433.70688,00688,00395.4081.90

Año

1987198819891990199119921993199419951996199719981999200020012002200320042005

%

174.80387.70

4923.601343.90

84.0017.507.403.803.400.200.500.90

-1.20-0.90-1.1025.9013.404.40

12.30

Como puede observarse en el cuadro, la tendencia a una inflación alta pero moderada pega un salto en el bienio 1975-1976, que coincide con la primer puesta en práctica de un plan económico ultraliberal, la caída del gobierno de Isabel Perón, y el advenimiento

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de la última dictadura militar.10 La inflación pudo ser relativamente controlada sin grandes cambios estructurales entre 1986 y 1987, pero en los dos años siguientes se disparó a niveles insospechados. En la vida cotidiana, la población se encontraba con sobreprecios modificados diariamente o en cuestión de horas, mientras los sueldos continuaban estancados. De este modo, la disolución del poder adquisitivo del salario en los sectores populares llevó a la desaparición del dinero como mediador entre la sociedad y el mercado capitalista, originando el fenómeno de los saqueos.11

En 1989, las primeras protestas se produjeron en la ciudad de Rosario, con una manifestación frente a un supermercado cuestionando la escalada de precios, al cual le sucedió un “cacerolazo” exigiendo el congelamiento de precios y tarifas. Los primeros saqueos se iniciaron en Córdoba el 23 de mayo, el 24 se extendió a Rosario y los siguientes días a todo el país. Los hechos de violencia duraron dos meses, mientras las crónicas periodísticas señalaron la difusión de rumores y versiones sobre “hordas de saqueadores”, avanzando en diferentes barrios de las ciudades afectadas para asaltar las viviendas. Por lo general, este “gran miedo” resultó infundado, siendo notable el parecido con la situación que luego vivirá el país hacia diciembre de 2001.12

10 En 1975, Celestino Rodrigo impuso un plan económico neoliberal, bautizado popularmente como “Rodrigazo”. Como reacción a la crisis económica mundial de 1973, el Ministro de Economía de Isabel Perón, decretó un paquete de medidas entre las que se destacaba la devaluación del peso en un 150%, y el aumento de la nafta en 172% entre otras subidas inéditas de tarifas públicas. El intento de obligar a la clase trabajadora y las capas medias a pagar el coste de la crisis despierta una espontánea huelga general, que tomó de sorpresa a los dirigentes sindicales. La protesta obliga a Isabel Martínez de Perón a expulsar del gabinete a Rodrigo y a José López Rega, y constituye uno de los antecedentes inmediatos del golpe, ya que las FFAA comprobaron que el peronismo y su política de “pacto social” no era suficiente para contener la protesta obrera, estudiantil y guerrillera.

11 N.I. Carrera, M.C. Cotarelo, E. Gómez, F. Kindgard, La revuelta. Argentina 1989-1990, Argentina, PIMSA, p. 69. Según el diario Página/12, 4 de marzo de 1989, “entre diciembre de 1983 y enero pasado, la inflación acumulada fue de casi 120 000%, mientras que los sueldos quedaron retrasados en todos los sectores, en proporciones que van desde un 137% (para los docentes) hasta un 29% (en el caso de los militares)”.

12 Algunos propietarios no dudaron en disparar contra la multitud. En la revista Somos del 7 de junio de 1989, aparece la siguiente crónica: “Jacinto Sanfilippo está en la terraza de su fábrica de em-butidos, en el oeste de Rosario, barrio Ludueña. Tiene entre las manos una escopeta y los bolsillos desbordantes de cartuchos. Espera esa columna de mil y pico de hombres, mujeres y chicos que viene de un asentamiento. Aparece desde la esquina la cabeza de la multitud y no vacila: dispara dos veces y dos hombres caen ensangrentados. Sanfilippo recarga y recibe una pedrea que lo obliga a agacharse. El chacinero grita:“¡Vayanse!”, y le contestan más piedras […] Llegan los federales, el barrio entero llora por los gases, suenan balazos…”.

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El 30 de mayo se produjeron en Rosario y San Miguel enfrentamientos entre manifestantes y policías, con lo cual podemos analizar el fenómeno de los saqueos como parte de una protesta social más amplia de carácter espontáneo.13 En términos cuantitativos, 90% de las acciones ocurren en cinco de los seis aglomerados urbanos más poblados del país en la década de 1980: Gran Buenos Aires, Gran Rosario, Gran Córdoba, Gran Mendoza y Gran San Miguel de Tucumán. En las últimas décadas ahí se habían concentrado bolsones de pobreza que rodeaban a los cordones industriales y a los centros urbanos provinciales, compuestos por población trabajadora de la provincia en busca de oportunidades laborales.14

La dictadura militar ya había iniciado la ruptura de solidaridades colectivas ampliadas, y la dinámica del modelo económico inaugurado por su Ministro de Economía, Alfredo Martínez de Hoz, en 1976, acentuó la fragmentación y exclusión social por medio de una política de desindustrialización y achicamiento del Estado. En la década de 1970, el escenario visible de la conflictividad social se daba entre dos o más proyectos de país enfrentados y encarnados por bloques históricos compuestos de diferentes clases sociales, como ocurría con la “patria socialista” o la “patria peronista”. Hacia 1989 nos encontramos con una población atomizada que utilizaba diferentes estrategias individuales de supervivencia: la delincuencia común, el saqueo, la compra de dólares, la conversión en pequeña burguesía pobre a través del kiosco, el remis, el trabajo informal como cuentapropista o la figura del arbolito.15 Por último, el conjunto de la clase política y el establishnment empresario no apoya al gobierno, por lo tanto, el presidente radical debe renunciar antes de cumplirse su periodo constitucional, y en la práctica, es forzado a dimitir. Con el triunfo del justicialismo en las elecciones, Carlos Saúl Menem sería recibido como un auténtico salvador.

13 N.I. Carrera et al., op. cit., p. 51.14 Una línea de investigación posible para enmarcar históricamente este tipo de movilizaciones se

puede plantear en los siguientes términos: ¿por qué esta modalidad de protesta tiene una apariencia “inorgánica”, carece de organización estable, de reivindicaciones concretas y dirigentes visibles? Consideramos pertinente la pregunta en el marco de nuestra investigación, porque una somera comparación entre las formas de protestas de ayer y de hoy, podría aportar a la teoría de los movimientos sociales en América Latina. La espontaneidad de las primeras protestas contra el régimen liberal son la bisagra entre aquellas organizaciones que trataban de representar a un sujeto de clase (partidos, guerrillas, sindicatos, etcétera), y los nuevos movimientos sociales, que en Argentina aparecen hacia 1995.

15 El remisero es el propietario particular de un taxi no encuadrado en las normativas legales, pero aceptado por la lógica de mercado debido a los menores costos o por el menor grado de inversión que se refleja en un precio más económico que el del taxi legal. El “arbolito”, en el argot porteño, se refiere al traficante de dólares que compra y vende moneda extranjera en la cercanía de los bancos al grito de –Cambio, cambio– no bien se dispara el furor especulativo.

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NeolIBeRAlISMo y poSMoDeRNIDAD. loS DIez AÑoS Del GoBIeRNo De cARloS MeNeM (1989-1999)

A partir de 1989 se inaugura una nueva era, un quiebre profundo, similar al de 1976. Al acentuarse el drástico giro hacia el neoliberalismo que ya había comenzado con la dictadura militar, el nuevo gobierno va a tomar medidas irreversibles en dirección a la desnacionalización de la economía argentina. La globalización, en clave sudamericana, significó la expansión de las empresas multinacionales en el sector público, privatizando sectores que se consideraban hasta ese momento parte sustancial del patrimonio nacional, como el petróleo, la salud, la educación, los medios de comunicación y otros servicios públicos. Un buen ejemplo para ilustrar el “nuevo imperialismo” de David Harvey: una nueva etapa de la dinámica capitalista en la era de la globalización, cuando el capital necesitaba valorizar financieramente cualquier tipo de valores, y disputaba al Estado los activos públicos, que en la época de la economía mixta con planificación estatal aún no se habían transformado en mercancías. Era una verdadera “acumulación por desposesión” que operaba a escala global, y que en la Argentina encontró una síntesis política en el gobierno de Menem.16

¿Cuáles son los orígenes del menemismo? Hacia 1987, en la interna del peronismo se imponía la corriente renovadora, liderada por políticos como Carlos Menem, Carlos Grosso, Juan Manuel De la Sota y Antonio Cafiero. Este bloque intentó despegarse del discurso nacionalista clásico de la década de 1970. Tomó cierta distancia del sindicalismo y se ubicó como oposición partidaria de la UCR, cultivando un perfil tecnocrático y profesionalista a tono con los nuevos tiempos de la restauración democrática. A medida que crecía la crisis económica, y ésta se transformaba en crisis de autoridad política, la interna del justicialismo comenzó a reflejar la lucha por la herencia de Alfonsín y, finalmente, Antonio Cafiero fue derrotado por Carlos Menem en elecciones internas. Según la expresión de Luis Alberto Romero, el menemismo emergente constituyó una “antielite”, capaz de reclutar el apoyo de actores tan equidistantes como el de varios ex guerrilleros montoneros y los grupos económicos tradicionales como Bunge y Born. Menem instaló un nuevo estilo político con una estética y una escenografía ligada al imaginario de los caudillos provinciales como Juan Manuel de Rosas o Facundo Quiroga, que vamos a caracterizar como posmoderno. La posmodernidad, según el crítico literario Frederick Jameson, es la lógica cultural del capitalismo tardío, donde:

16 David Harvey, “El ‘nuevo’ imperialismo: acumulación por desposesión”, Socialist Register, 2004. En las conclusiones aparece desarrollado el argumento en su dimensión más teórica.

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[...] la nueva formación social ya no obedece las leyes del capitalismo clásico, o sea, la primacía de la producción industrial y la omnipresencia de la lucha de clases [...] este corte se relaciona más generalmente con ideas acerca del debilitamiento o la extinción del movimiento modernista [...] la enumeración de lo que ha ocupado su lugar se torna empírica, caótica, heterogénea: es Andy Warhol y el arte pop, pero es también el fotorrealismo y, más allá, el “nuevo” expresionismo [...] una nueva superficialidad, que encuentra su prolongación tanto en la “teoría” contemporánea como en toda una nueva cultura de la imagen o el simulacro, un consecuente debilitamiento de la historicidad, tanto en nuestra relación con la historia pública, como en las nuevas formas de nuestra temporalidad privada.17

En otras palabras, el menemismo significó un giro hacia la concepción de la política como espectáculo o simulacro, ante el vaciamiento de la política como guerra y movilización que había primado en la década de 1970.18 Si para Negri y Hardt el posmodernismo es la ideología del mercado global, el político riojano captó el cambio de época desplegando una hábil estética de gestos e imágenes imbuidos de la realidad virtual y el collage: las patillas del caudillo decimonónico Facundo Quiroga evocando el federalismo, y la oposición de neto corte tradicionalista entre Buenos Aires y las provincias. La invocación al peronismo clásico, apelando al imaginario del mundo del trabajo y el distribucionismo, con el exitoso lema del salariazo y la revolución productiva, en una Argentina cuyo aparato industrial estaba a punto de colapsar. Era el síntoma de la transición entre la vieja Argentina signada por la utopía estatista y distribucionista de Perón, hacia una nueva Argentina ligada de manera dependiente al proceso mundial de la globalización, que tras la caída del Muro de Berlín asumía como propia la teoría del “fin de las ideologías”. En Menem, su lógica secreta, el periodista argentino Pablo Giussani sintetizó de manera simple y lúcida las contradicciones del menemismo:

El menemismo no rescata la clásica deificación peronista del Estado, pero tampoco consigue abandonar el juego de opciones en el que esta deificación se mueve. A la tradicional glorificación peronista del Estado como un Absoluto, opone la asunción de la economía privada como un Absoluto [...] Su rescate del peronismo histórico lo llevó a tratar de arrinconar, en la penumbra, el sistema de partidos y recomponer en su reemplazo la amalgama intercorporativa en la que Perón hacía consistir la comunidad

17 Frederick Jameson, Ensayos sobre el posmodernismo, Imago Mundi, Argentina, 1991, pp. 15-22.18 Acerca de la política como guerra, en la Argentina de la década de 1970, véase María Matilde

Ollier, La creencia y la pasión. Privado, público y político en la izquierda revolucionaria, Ariel, 1998, pp.131-185. Para un criterio teórico que justifica la relación entre política y guerra, véase Carl Schmitt, El concepto de lo “político”, Folios Ediciones, 1984.

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organizada. Y, al mismo tiempo, no pudo menos que ceder ante la oleada antiestatista internacional, pero lo hizo a partir de una concepción simplista que no diferenciaba entre el Estado como asiento del poder político y el Estado empresario.19

El 9 de julio, cuando Menem se puso la banda presidencial en el Congreso, parafraseó la orden que le dio Cristo a Lázaro tres veces: “Argentina, levántate y anda”. La ideología mesiánica había comenzado con el célebre “¡Síganme, no los voy a defraudar!”, y al final se revelaría como el único discurso capaz de ocultar el programa de políticas neoliberales que se aplicó desde 1991. Los funcionarios de carrera del gobierno se reclutaron de las usinas técnicas e ideológicas liberales y de los grupos económicos más concentrados, como María Julia Alsogaray y Mario Rapanelli. En Robo para la corona, el periodista Horacio Verbitsky afirma:

Barrionuevo precisó que el menemismo había recibido en total ocho millones de dólares de los empresarios e identificó a cuatro aportantes: Bungue y Born, Loma Negra y Pérez Companc con 700 000 dólares cada uno; Macri con 600 000 y una docena de autos Fiat; Supercentro (de Tonino Macri, hermano de Franco) con 600 000, y Bridas con 500 000 dólares [...] Si se repara con atención en esta lista se advertirá que la integran los grupos cuyos titulares tuvieron libre acceso a la intimidad de Menem y que discutieron con él los planes de gobierno. Resulta más fácil de comprender así por qué los empresarios se refieren a los sobornos con el eufemismo “pago de peaje”.20

En materia de política exterior, la apertura indiscriminada del mercado argentino al capital extranjero se correspondió con una nueva manera de vincularse con Estados Unidos en las llamadas “relaciones carnales”, expresión que era el eufemismo creado por el ministro de Relaciones Exteriores Guido di Tella para referirse al alineamiento entusiasta con el consenso de Washington.21 Mientras el gobierno enviaba tropas argentinas a Irak en la guerra del Golfo, de 1990, durante dos años se sucedieron uno

19 Pablo Giussani, Menem: su lógica secreta, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1990.20 Citado en Eduardo Basualdo, Sistema político y modelo de acumulación en Argentina, Bernal,

Universidad Nacional de Quilmes/Flacso, 2001, p. 58.21 El “consenso de Washington” fue una lista de reformas económicas elaborada por John

Williamson, miembro del Institute for International Economics, en 1989. Si bien, medidas tales como la disciplina fiscal, la liberalización de las tasas de interés, el comercio internacional, la entrada de inversiones extranjeras directas y las privatizaciones eran medidas pensadas para América Latina, pronto el derrumbe de la Unión Soviética convertiría este plan económico en el modelo hegemónico de globalización económica neoliberal.

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tras otro los ministros de Economía que intentaban sin éxito dominar los brotes de hiperinflación.

En marzo de 1991 asumió la cartera Domingo Cavallo, ex funcionario del Banco Central durante la dictadura, cuando el Estado se hizo cargo de la deuda privada, en 1982, y principal responsable de instrumentar el plan económico neoliberal. Se abría así la década de los “superministros”, un fenómeno característico de la década de 1990, que implicó una concentración de poder, a menudo mayor que la del propio presidente, como nexo entre la Argentina, las empresas trasnacionales y los organismos globales de crédito, manejando las relaciones laborales e interfiriendo en las obras públicas. A pesar de la propaganda posterior, el menemismo carecía de un programa definido y los grupos económicos fueron los encargados de elaborarlo, colocando en el centro de la política gubernamental la reforma monetaria, financiera, laboral. En especial, las presiones fueron dirigidas con éxito para participar en la privatización de las empresas públicas, como ocurrió con la venta de YPF (petróleo), ENTEL (red telefónica), Gas del Estado y Ferrocarriles Argentinos. El desmembramiento del Estado pronto apareció en la novedosa retórica gubernamental:

[...] Desde el Estado nacional vamos a dar el ejemplo a través de una cirugía mayor que va a extirpar de raíz males que son ancestrales e intolerables. Todo aquello que puedan hacer los particulares, no lo hará el Estado Nacional.22

Para una parte de la clase obrera y los empleados públicos, la “cirugía mayor” significó la desaparición de ramales ferroviarios, empresas metalúrgicas y otras empresas públicas, que se cerraban o privatizaban, produciendo numerosos despidos. La reforma monetaria avanzó por medio del Plan de Convertibilidad, donde, tras una nueva devaluación se establecía la paridad entre el peso y el dólar, medida que en el plano de la economía real establecía una relación de dependencia mucho más estrecha con Estados Unidos. En 1992, el Plan Brady fue dirigido a reestructurar la deuda externa argentina, inaugurando un nuevo ciclo de dependencia financiera con organismos multilaterales de crédito como FMI o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El paquete de medidas amplió las políticas de apertura y desregulación económica llevadas adelante, desde 1975, en la Argentina:

• Eliminación de controles estatales en precios, de barreras arancelarias a las impor-taciones y de protección a la industria, lo cual contribuyó al deterioro de las

22 “Discurso de Carlos Saúl Menem ante la Asamblea Legislativa”, La Nación, 9 de julio de 1989, p. 1.

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economías provinciales que no podían competir en el mercado global.• La desregulación del mercado financiero –es decir, la minimización de la banca

estatal en la asignación de crédito– le dio el comando de las políticas económicas a grupos como el Banco Galicia, la Banca Nazionale del Lavoro o el Citibank, entre otros.

• La flexibilización del mercado de trabajo implicó la pérdida de conquistas históricas de la clase obrera, como la jornada de ocho horas, y estableció la precariedad laboral como condición necesaria para asegurar la “competitividad” de las empresas privadas.

“Desregulación”, “flexibilización” y “estabilidad” fueron las metáforas indoloras que usó el gobierno para ocultar la venta del patrimonio nacional, el disciplinamiento de los trabajadores y la dependencia de las economías dolarizadas. La derrota de la hiperinflación se obtuvo a partir de la liquidación o el cierre de las empresas estatales, combinando el ajuste del gasto público con un desembarco masivo de capital especulativo. Esta ilusión alimentó los primeros años de la “fiesta menemista”, y convenció a una parte de la población de que, como decía el presidente, la Argentina estaba entrando al Primer Mundo. La ideología de la “estabilidad” anclada en la paridad del dólar y el peso, impidió durante muchos años que las clases subalternas pudieran articular un interés y una identidad común con el conjunto de América Latina. Como afirma Alberto Bonnett, la violencia pura desatada durante el proceso hiperinflacionario, gracias a la convertibilidad, se transformó en persuasión, en la hegemonía menemista que se instaló en el país desde 1991.23

En términos culturales, la “edad de oro” del nuevo patrón de acumulación, entre 1992 y 1994, coincidió con la primera ola de innovación tecnológica global, que introdujo la PC y la telefonía celular, la música tecno y un futurismo de las representaciones culturales, que marginarían momentáneamente a la fiesta disco de la década de 1980, o a los duros acordes del rock and roll setentero. A tono con las apologías del neoliberalismo que celebraban la caída del bloque soviético y el “fin de la historia”, Menem indultó a militares, carapintadas y guerrilleros peronistas para “cerrar las heridas del pasado”. Cualquiera que se atrevía a poner en cuestión la necesidad trascendente de las reformas económicas dentro del campo peronista era ridiculizado como aquellos que “se quedaron en el 45”, en referencia al mito originario del peronismo clásico. Las primeras consecuencias del nuevo modelo económico comenzaron a percibirse desde 1993:

23 Alberto Bonnett, “El concepto de hegemonía a la luz de las hegemonías neoconservadoras”, Nuevo Topo. Revista de historia y pensamiento crítico, núm. 4, Argentina, 2007. También del mismo autor, La hegemonía menemista: el neoconservadurismo en Argentina, 1989-2001, Buenos Aires, Prometeo, 2008.

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• Desempleo estructural y masivo, que en 1993 se ubica en 10% de la población económicamente activa (PEA), y en el lapso de dos años saltó al 18 por ciento.24

• La concentración económica benefició a las empresas monopólicas de capital nacional o extranjero y condujo a la pauperización de la clase trabajadora y de las capas medias.

• El colapso de las economías regionales, protegidas por el Estado, como Santiago del Estero, Tucumán, Corrientes y otras provincias.

• La retirada del Estado en áreas sensibles como la salud y la educación.• Una corrupción que aumenta escandalosamente por la intermediación estatal en

las ventas de activos públicos o en las inversiones extranjeras.

Ejemplo de este deterioro son los despidos en las empresas petroleras de Salta y Neuquén luego de la privatización de YPF, que en la década de 1990 originarían una de las protestas más fuertes, debido al colapso de las economías regionales. El amplio consenso obtenido, sin embargo, con los años debió ceder el paso hacia un cuestionamiento cada vez más notorio, dado que la transición del modelo de planificación estatal centralizada, al “Estado mínimo” característico del neoliberalismo, se había realizado al precio de desnudar grandes contradicciones:

[...] esta deconstrucción del Estado social por los ajustes y la ola neoliberal genera interpretaciones diversas y un cierto grado de ambigüedad y debate. Entre la promesa del nuevo modelo de lograr estabilidad, crecimiento y acercamiento a los estándares de vida del primer mundo y la crítica por el dualismo social, formalismo democrático y entrega del Estado; entre la necesidad de preservar la estabilidad económica obtenida y los requerimientos de una más equitativa distribución del ingreso.25

El “Santiagazo” de 1993, las puebladas de Cutral-Có y Plaza Huincul, en 1996 y 1997, la aparición de los primeros movimientos piqueteros en el conurbano bonaerense hacia el mismo año, fueron los signos de las primeras formas de rechazo popular a las políticas neoliberales. La formación de la Alianza, en 1997, al nivel de la representación de las capas medias, se transformó en una respuesta de la clase política que se hacía eco del descontento social.

24 Inés Izaguirre, “Pensar la crisis Tres décadas de poder y violencia en la Argentina”, ponencia presentada en las Quintas Jornadas Nacionales/Segundas Jornadas Latinoamericanas “De la dictadura financiera a la democracia popular”. Grupo de Trabajo “Hacer la Historia”, Facultad de Humanidades y Artes-UNR, 2002.

25 Daniel García Delgado, Estado y sociedad. La nueva relación a partir del cambio estructural, Buenos Aires, Ed. Norma-Flacso, 1994, p. 252.

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cUlTURA y pRoTeSTA SocIAl eN lA DÉcADA De 1990

Antes de introducirnos en el análisis específico de la protesta social en la década de 1990 –que refleja la resistencia de una parte de las clases subalternas y de las capas medias a la globalización neoliberal– aprovechamos un trabajo de Mabel Fariña para observar dos expresiones de la industria cultural cinematográfica nacional y sus interrelaciones con el “clima” económico y social de la época: Un lugar en el mundo, de Adolfo Aristarain (1992) y Tango feroz, de Marcelo Piñeyro (1993).26 Entre 1988 y 1992 el cine comercial entró en una grave crisis, reflejo de la transformación del régimen de acumulación, a partir de 1989. El problema principal ya no eran las heridas de la dictadura que se reflejaban en el problema de los desaparecidos o en una democracia frágil –como se ve en La historia oficial o Asesinato en el Senado de la Nación– y la “cuestión de los jóvenes” se ubicó en un primer plano. En Un lugar en el mundo se aborda el conflicto de generaciones: los padres con pasado militante, representados por Federico Luppi y Cecilia Roth, intentan criar a sus hijos en el desolado paisaje de la Patagonia, con un Estado invisible que deja ver sujetos sufridos, sin objetivos ni organización colectiva. De ese modo, el filme abordó una “épica familiar” de fugitivos en un ambiente hostil. Como afirma Fariña, la exclusión y la disolución de los lazos sociales se materializa, no desde la represión, sino por el poder disolvente del capital. Encontrar “un lugar en el mundo” implicaba una búsqueda personal de identidad, originada en 1976 y profundizada en su individualidad desde 1990. La ética de los valores públicos se convertía en una religión personal reservada a “viejos idealistas”. El neoliberalismo conquistador fue narrado simbólicamente aludiendo a los “retiros voluntarios” de SOMISA o YPF en Salta y Neuquen, la amenaza inexorable en las palabras de Menem cuando afirmaba “ramal que para, ramal que cierra”.

Tango Feroz suturó la brecha generacional que creció durante la fiesta menemista a partir de la mitología del rock. El problema de los jóvenes y su proyecto permanece, aunque la búsqueda de identidad ya no es la del pequeño grupo sino la epopeya negra del “héroe marginal”. Tanguito decretó la muerte del héroe colectivo que había surgido

26 Mabel Fariña, “Imágenes de la sociedad y el Estado en la Argentina”, en Ricardo Manetti y María Valdés, (comps.), De(s)velando imágenes, Buenos Aires, Eudeba, 1998, pp. 97-106. Aunque más adelante citamos otros artefactos culturales, como melodías del rock argentino, pensamos que el cine es uno de los géneros más sensibles frente a este tipo de cambios, ya que presenta una larga tradición de financiamiento estatal que entra en crisis hacia la década de 1990, y algunas películas de ese periodo se encuentran atravesadas por el síntoma de la transición a un nuevo modelo cultural. La rama artística de la música rock y su apropiación a escala nacional, en cambio, desde su nacimiento estuvo dominada por el capital extranjero, en particular de las empresas estadounidenses. En ese sentido, el impacto del cambio cultural en la década de 1990 sería menor.

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en la década de 1960 y madurado en la de 1970, aquel que reflejaba Héctor Oesterheld en la historieta El Eternauta, que exaltó el individualismo frente a la máquina neoliberal de la década de 1990. La estética del videoclip subordinó en una sola figura contestataria la rebelión a todo orden: el personaje encarnado por la actriz Cecilia Dopazo se enamora de Tanguito porque es libre y rechaza a cualquier autoridad: la del dinero simbolizado por las compañías discográficas, pero también los amigos que lo traicionan cuando convierten su música en mercancía. Por último, también rechaza la disciplina de la militancia, reflejada por las dudas de la protagonista, que entre los estereotipos del activismo estudiantil, en la década de 1970, y Tanguito, elige a este último.

Los valores del filme son el amor y la libertad, y el mensaje central parece decir “no te vendas”. El personaje que lleva una vida plenamente “estética” –esto es, vive de y para una concepción de la belleza que domina todos los aspectos de su vida– termina aislado entre los aparatos comerciales y represivos. El sistema aparece como una plena exterioridad: la oscuridad del despacho policial, o la muralla de cómic que separa a Tango de la discográfica. La imagen desaliñada del rockero contra los sacos y las corbatas de la oficina y el subte. Pero la exterioridad no es absolutamente extraña: el poder del capital se apodera de algunos amigos de Tanguito que lo “venden” para ayudarlo a salir de la cárcel. El final es paradójico: la toma de conciencia del carácter mercantil del arte, que constituía su razón de vida –y su existencia estética– deviene en la locura. Y la locura termina en la muerte como lugar extremo de la libertad, anticipada por el suicidio libertario del personaje encarnado por Imanol Arias. En síntesis, el cine demuestra el punto de inflexión que instala el menemismo en la década de 1990, pero la llaga simbólica que expresa la producción artística se ve rápidamente desbordada por el propio vértigo histórico instalado por la protesta social, después de 1993.

¿Cómo reaccionó la sociedad ante las transformaciones en el modelo de acumulación? Como anticipamos, en 1993 comenzaron a sentirse los primeros efectos de las políticas neoliberales: la desocupación trepó al 10% de la población económicamente activa, llegando al 18% en 1995. La deuda externa de aquel año se calcula en 98 547 millones de dólares.27 Los niveles de pobreza, como refleja el gráfico del INDEC sobre la situación del área urbana que rodea a la ciudad de Buenos Aires, retornaron al porcentaje crítico alcanzado en 1989, el año de los saqueos y la hiperinflación:28

27 María Celia Cotarelo, “El motín de Santiago del Estero. Argentina, diciembre de 1993”, PIMSA, 1998, p. 100. Para comparar la magnitud en el incremento de la deuda, en 1989, según datos del INDEC, el Banco Central de la República Argentina y el Banco Mundial, la deuda externa ascendía a 65 611 millones de dólares.

28 Gráfica del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, “Evolución de la pobreza y la desocupación en el aglomerado Gran Buenos Aires desde 1988 en adelante” [http:/www.indec.gov.ar/nuevaweb/cuadros/74/grafpobreza2.xls].

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Personas bajo la línea de pobreza Tasa de desocupación

Las primeras resistencias contra el neoliberalismo que rompieron el aislamiento, aparecieron en diciembre de 1993 con el motín de Santiago del Estero: el “Santiagazo” fue motivado por el colapso de las economías regionales, y por el recorte del empleo público que sostenía a numerosas familias. La protesta se dirigió en forma de “pueblada” a los símbolos de la autoridad estatal. Se atacaron las sedes del gobierno provincial, municipal, y la residencia de algunos dirigentes políticos. Una vez desbordados los cordones policiales, se asaltaron y saquearon los edificios que representaban a los tres poderes del Estado provincial. Según las crónicas de los diarios Clarín y La Nación, mientras se incendiaba la casa de gobierno:

[...] Uno de los manifestantes –un trabajador de vialidad– se apodera de una bandera argentina y la agita desde un balcón ante la multitud que se encuentra en la calle. Otro manifestante, un ordenanza, coloca una silla en el balcón, se sube a ella, le alcanzan un palo que hace las veces de bastón de mando y saluda, ante los aplausos de los demás.29

29 María Celia Cotarelo, “El motín de Santiago..., op. cit., pp. 103-104.

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¿Por qué un motín espontáneo dotado de elementos carnavalescos, sin objetivos políticos, representó un hito en las luchas sociales de los 90 en Argentina? Entre 1991 y 1992 se había dado una serie de luchas protagonizadas por trabajadores de las empresas privatizadas o cerradas, como en Somisa, Sierra Grande y Entel, pero habían sido rápidamente aisladas y derrotadas. A partir del “Santiagazo” se repitió la misma modalidad de protesta en varias provincias como “pueblada”, es decir, la articulación de demandas multisectoriales que convergieron en una demanda local.

Este ciclo ascendente de luchas sociales, entre 1994 y 1997, llegó a un primer techo con los primeros cortes de ruta y puebladas en las localidades petroleras de Cutral-Co y Plaza Huincul, en junio de 1996 y abril de 1997.30 Los conflictos fueron la señal de una ruptura con la hegemonía neoliberal, y marcaron la aparición de nuevos sujetos de la protesta social, denominados por los medios fogoneros o piqueteros. Es de destacar que en este primer ciclo de luchas el nombre “piquetero” fue ocupado tanto por trabajadores desocupados como ocupados, estudiantes, pequeños empresarios, amas de casa, entre otros, dado el carácter policlasista de la protesta.

La “nacionalización” de la protesta consolidó al piquete como método de lucha, pero en la segunda mitad de la década se inició una tendencia que desaparecería con el auge de protestas, entre finales de 2001 y mediados de 2002, pero se consolidaría en los años que siguieron a la muerte de Maximiliano Kostecki y Darío Santillán en las cercanías del Puente Pueyrredón31 de instrumento de distintas fracciones sociales, pasó a ser un método de lucha utilizado mayoritariamente por los llamados “excluidos”, los desposeídos y pobres de las ciudades. Al mismo tiempo, la cultura argentina, aturdida por el posmodernismo, como dominante cultural de la globalización, comenzaba a despertarse asumiendo la hegemonía del mercado global en la producción artística e intelectual, pero buscando alternativas para reconstruir una narrativa que diera cuenta de los nuevos sujetos excluidos por la globalización: algunos exponentes del rock nacional se hicieron eco del creciente clima de protesta social: “Señor Cobranza”, un tema difundido por el conjunto musical Bersuit Vergarabat, se convirtió en un himno de protesta, repetido por jóvenes de diferentes clases sociales:

[...] que cocinen a la madre de Cavallo y al papá o a lo hijos, si es que tiene, o a su amigo el presidente, no le dejen ni los dientes, porque Menem, Menem, Menem se lo gana, y no hablemos de pavadas si son todos traficantes [...] no me digan se mantiene con la

30 Nicolás Iñigo Carrera y María Celia Cotarelo, “La protesta social en los 90. Aproximación a una periodización”, PIMSA, 2000, p. 176.

31 El Puente Pueyrredón es el acceso de las rutas que atraviesan el barrio de Avellaneda, en el conurbano bonaerense y conduce a la ciudad de Buenos Aires.

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plata de los pobres eso sólo sirve para mantener algunos pocos, ellos transan, venden y es sólo una figurita el que esté de presidente [...] “lleva plata del lavado”, mientras no salte la bronca el norte no manda palos ay ay ay, uy uy uy ¿qué me dicen del dedito que le meten en Jujuy? ay ay ay, uy uy uy ¿qué me dicen del dedito que le meten en Jujuy? […] Y ya no hay nada ¿qué nos queda? elección o reelección para mí es la misma mierda ¡hijos de puta! en el Congreso, hijos de puta en la rosada y en todos los ministerios, van cayendo hijos de puta, que te cagan a patadas [...] porque en la selva, se escuchan tiros y son las armas de los pobres son los gritos del latino.32

Al mismo tiempo, el cine descubrió a los excluidos, los inmigrantes y a través del auge del cine documental, a los nuevos sujetos de la protesta social. Las líneas de antihéroe marginal de principios de la década de 1990 continuaron, pero con motivos más “realistas” que románticos. Un buen ejemplo de esta transformación en el campo de la cinematografía es el filme Pizza, birra, faso, de Bruno Stagnaro y Adrián Caetano (1997).33 En la trama se exhibían las peripecias de un grupo de marginados en la ciudad de Buenos Aires, que se ganan la vida como ladrones. Lo que llama la atención es el crudo realismo, en contraposición a la atmósfera de irrealidad que había caracterizado a las narrativas del cine argentino, por lo menos desde 1983, ancladas en la reducida experiencia social de la clase media. La dura realidad del desempleo y la exclusión se coló por la pantalla:

[...] la aparición de Pizza, birra, faso, en 1997, produjo una considerable conmoción, especialmente en el ámbito de la crítica. Existió cierta sensación generalizada de que el film provocaba una ruptura respecto de algunas características que se habían atribuido al cine nacional desde los 80, y habían construido una concepción determinada del cine argentino que regía como si fuera su naturaleza, como si en estas tierras crecieran películas sentimentales y plagadas de explícitos mensajes políticos. Aparecía, finalmente, un nuevo paisaje, sucio, extraño, distante, cuya crueldad no venía acompañada de un suspiro indignado y tranquilizador.34

Para las autoras, sin embargo, el neorrealismo explícito que animaba la película ocultó una concepción fatalista que subyace en la trama, dado lo imposible de cambiar

32 Rosada es un diminutivo de Casa Rosada, la casa de gobierno o sede oficial del gobierno nacional. En Jujuy se dio una de las primeras luchas de resistencia contra las políticas neoliberales protagonizadas por sindicatos combativos cuyo rostro emblemático fue el dirigente de Carlos “Perro” Santillán, en aquel momento dirigente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).

33 En la jerga porteña, “Birra” significa cerveza y “Faso” cigarrillo. 34 María Torre y Florencia Abadi, “Pizza, birra, faso: narrar la catástrofe”, IV Jornadas de Jóvenes

Investigadores, Instituto Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, 2007.

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la situación social para la mayor parte de los personajes. Los tres jóvenes protagonistas mueren en diferentes intentos de robo, y la única mujer que se destaca en el guión huye en barco a Uruguay, embarazada y con el botín que le deja su novio moribundo. En otras palabras, a pesar de los estereotipos del excluido, o precisamente por ellos, la épica negra de los pobres adquiere contornos trágicos, incapaces de superar el imaginario menemista (en última instancia, el marco cultural de la globalización se explora en su contorno más oscuro y subterráneo, pero no se cuestiona). A pesar de todo, el séptimo arte realizó un ajuste de cuentas con la narrativa moralista y sentimental que tiño el cine de la transición democrática, hacia la década de 1980, cerrando el ciclo que había empezado con La historia oficial. El cambio pareció significativo, porque pronto comenzó a hablarse de un “nuevo cine argentino”.35

Mientras tanto, el ritmo de la protesta social se desplazó de la periferia del país –donde se aplicaban con mayor fuerza las políticas neoliberales– a los grandes centros urbanos: en 1997 aparecieron los primeros movimientos de trabajadores desocupados en el conurbano bonaerense, y los cortes de ruta comenzaron a afectar el centro neurálgico del tráfico y la producción de mercancías en la provincia de Buenos Aires. Este fenómeno coincidió con la creciente impopularidad de Menem y la aparición de la Alianza, que canalizó electoralmente el descontento social y descomprimió la protesta social entre 1998 y 1999, ubicándose en el centro del escenario político. Esta fuerza había surgido a partir del acuerdo del Frente por un País Solidario (Frepaso) y la UCR.

El Frepaso reunía, a su vez, a un heterogéneo conjunto de figuras disidentes del justicialismo, como Carlos Cacho Álvarez y el Grupo de los Ocho, o dirigentes del movimiento de Derechos Humanos como Graciela Fernández Meijide. De este modo, y tras la fractura con el primer Frente Grande dirigido por el cineasta Pino Solanas, el nuevo Frepaso intentaba posicionarse como un partido de centro izquierda, a imagen y semejanza de la socialdemocracia europea. La alianza con la UCR y el Partido Socialista resultó funcional para la constitución de una formación política opositora que no planteaba cambios radicales, lo cual le permitió atraer votos de sectores ideológicamente diferenciados de la

35 Una de las escenas más impactantes del neorrealismo antiromántico de Pizza, birra, faso –para Torre y Abadi inspirada en Los olvidados, de Luis Buñuel– es en la que los protagonistas le roban la limosna a un lisiado en plena peatonal Florida. Signo de los tiempos que cambiaban, otros filmes incluidos en el paradigma neorrealista fueron Mundo grúa (1998) y Bolivia (2001), ambas de Pablo Trapero. En esta última se incluye el tema del inmigrante maltratado por una sociedad crecientemente xenófoba. El tema de la relación entre inmigración y racismo, sin embargo, había sido anticipado en Mala época, de Saad, Moreno, De Rosa y Roselli (1998), donde se estableció un contrapunto entre el universo mágico de un obrero de la construcción paraguayo, y la brutalidad urbana de un corrupto sindicalista argentino.

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población, pero en el mediano plazo resultó fatal para su supervivencia, por la acelerada erosión que estaba provocando el modelo neoliberal en la economía argentina.

La campaña de Fernando De la Rúa como candidato a presidente seguía los lineamientos de la mercadotecnia política inaugurada en la época de Menem, intentando introducirse en el imaginario popular: la gravedad de su figura, la sustitución del saco y la corbata por la campera de cuero cuando debía dirigirse al público peronista, el lema “Dicen que soy aburrido”, eran mensajes destinados a un votante que deseaba un cambio, pero no precisamente un cambio brusco. No se ponía en tela de juicio la convertibilidad –que había financiado los sueños de la clase media, de vacaciones en México o en Brasil–, pero se quería recuperar principios olvidados como la justicia social a partir de la distribución del ingreso entre los sectores populares. Por otro lado, la retórica de la oposición prometía terminar con la corrupción estatal, que se entendía, desde la población, como la causa de la crisis económica y la descomposición social.

En 1999, la Alianza ganó las elecciones presidenciales apoyada por el voto de las capas medias, pero continuó con las fuertes transferencias de ingresos de los trabajadores y la pequeña burguesía hacia las fracciones del gran capital, efecto que se advirtió gracias a la voluntad de mantener la “estabilidad”, sosteniendo los parámetros de paridad entre el peso y el dólar en el tipo de cambio y la Ley de Convertibilidad. De este modo, el modelo seguía beneficiando a las empresas multinacionales y al capital financiero a expensas de trabajadores, las capas medias y la fracción de capitalistas locales sin posibilidades en el mercado interno o externo.

En segundo lugar, la Alianza agudizó la política represiva que había iniciado Menem con la militarización y criminalización del conflicto social, al sistematizar la intervención de la Gendarmería para levantar, por la fuerza, los cortes de ruta. En diciembre de 1999, a dos días de haber asumido De la Rúa, se desalojó el puente que une Corrientes y Chaco con varias muertes como saldo. Ese año se reactivó la protesta social en todo el país, ante la continuidad de la crisis económica y la vertiginosa caída en la representatividad de la Alianza. En noviembre de 2000, la Gendarmería reprimió un corte de rutas de obreros petroleros en General Mosconi, Salta, donde murió Aníbal Verón, un trabajador del transporte que reclamaba 7 meses de sueldos adeudados. Este hecho coincidió con la multiplicación de la protesta social en el Gran Buenos Aires y el crecimiento de las organizaciones de desocupados.

A fines de 2001, el “voto bronca” se expresó en la emisión del sufragio en blanco o a listas opositoras, y fue una premonición del estallido social del 19 y 20 de diciembre de 2001. El 12 de diciembre se produjeron dos grandes movilizaciones de trabajadores de la CGT conducida por el camionero Hugo Moyano y de la CTA, coincidiendo con cacerolazos y bocinazos por toda la ciudad convocados por Came, coordinadora de actividades mercantiles. El 13 de diciembre se llamó a una huelga general organizada

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por las dos CGT y la CTA con un alto nivel de acatamiento. Esa noche se produjeron saqueos, amenazas e intentos de saqueos en varios puntos del país, combinados con numerosos choques con la policía. El 14 de diciembre se realizó la ocupación pacífica de edificios públicos, y se iniciaron cortes de ruta a lo largo de todo el país, formas de lucha que iban a estar presentes el 19 y 20 de diciembre.

Durante todo el día 19 se produjeron saqueos a supermercados y comercios en varios lugares del país, con cierta organización, en varios casos, de cuadros y punteros políticos del Partido Justicialista. En la noche del 19 de diciembre, De la Rúa anunció el decreto de Estado de sitio, que tuvo como respuesta inmediata la movilización general y el cacerolazo de la pequeña burguesía en las principales ciudades del país. El 20 de diciembre se generalizó el combate callejero que subsumió todas las formas de lucha en una insurrección espontánea. Hubo un llamado a la Plaza de Mayo; la policía reprimió cuando recibió del gobierno la orden de desalojar el lugar, y la protesta no se detuvo.36 La desobediencia generalizada forzó, primero, la renuncia de Cavallo, pero luego cayó el gobierno en pleno, mientras la movilización popular creó la consigna “¡que se vayan todos!”. Era el fin de un país y el principio de otro: las últimas certezas del modelo neoliberal se derrumbaron estrepitosamente. Si bien, a escala global, la desnacionalización de las redes productivas, financieras y comerciales, tanto como el flujo multilateral de bienes y personas son fenómenos que parecen haber llegado para quedarse, desde el 2002 se abrió un proceso de reinvención política de la Argentina.37

De lA NUevA “DÉcADA INFAMe” A lA eRA K

Entre 1929 y 1934, el imaginario popular bautizó como “década infame” aquel periodo de la historia argentina caracterizado por la crisis de la economía primaria exportadora –producto del agotamiento del liberalismo como modelo económico–, la inestabilidad de las instituciones parlamentarias –corroídas por negociados y fraudes– y la batalla cultural entre las tradiciones europeizantes que la incluían en la modernidad periférica

36 Izaguirre, op. cit., pp. 8-9.37 Inés Izaguirre, op. cit., p. 10. Para Antonio Negri y Giusseppe Cocco, el modelo neoliberal en

América Latina está agotado, porque los autores asumen como definitivo el dato empírico de los gobiernos de la nueva izquierda latinoamericana, como el de Kirchner en Argentina, Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Lula da Silva en Brasil. Aquí adoptamos una perspectiva mucho más moderada, en el sentido de que las observaciones apuntan a notar rasgos de continuidad, que conviven con síntomas de cambio, sobre todo en el plano político. Véase Antonio Negri y Giusseppe Cocco, GlobAL, Biopoder y luchas en una América Latina globalizada, Paidós, Argentina, 2006.

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de América Latina, el nacionalismo y el panamericanismo. En ese sentido, la metáfora puede tener valor explicativo para el periodo actual, más allá de las diferencias epocales específicas. A nivel teórico, una de las explicaciones más ricas, a la hora de ubicar el contenido de las transformaciones sociales que sufrió la Argentina en el contexto internacional de las últimas décadas, es la de David Harvey. El geógrafo británico define al fenómeno de la globalización como un “nuevo imperialismo”, considerando que el proceso violento de acumulación originaria del capital mediante el saqueo, la guerra y la expropiación de vastas capas sociales en el centro y la periferia del sistema mundial, no fue solamente un “pecado original” o génesis corrupta del capitalismo moderno, sino un rasgo inherente del proceso de acumulación que se repite cíclicamente.

La reciente depredación de los bienes ambientales globales (tierra, aire, agua) y la proli-feración de la degradación ambiental, que impide cualquier cosa menos los modos capital-intensivos de producción agrícola, han resultado en la total transformación de la naturaleza en mercancía. La mercantilización de las formas culturales, las historias y la creatividad intelectual supone la total desposesión –la industria de la música se destaca por la apropiación y explotación de la cultura y creatividad populares. La corporativización y privatización de activos previamente públicos (como las universidades), por no mencionar la ola de privatización del agua y otros servicios públicos que ha arrasado el mundo, constituye una nueva ola de “cercamiento de los bienes comunes”. Como en el pasado, el poder del Estado es usado frecuentemente para forzar estos procesos, incluso en contra de la voluntad popular.38

El concepto de “acumulación por desposesión” puede aplicarse con precisión a todo el proceso analizado en estas páginas, con las privatizaciones de la década de 1990 como paradigma. A partir de 2003, sin embargo, el gobierno de Néstor Kirchner produjo una original alianza, como resultado de una recomposición hegemónica necesaria tras el límite que la protesta social impuso al régimen de acumulación entre diciembre de 2001 y junio de 2002, cuando la muerte de los piqueteros Darío Santillán y Maximiliano Kostecki en el Puente Pueyrredón obligó al presidente Eduardo Duhalde a adelantar las elecciones.39 La crisis de representación que erosionaba el poder de la clase política

38 David Harvey, “El ‘nuevo’ imperialismo: acumulación por desposesión”, Socialist Register, 2004, p. 114.

39 Eduardo Duhalde era un dirigente justicialista de fuerte poder territorial en el conurbano bonaerense, elegido por el Senado con un mandato provisorio tras la acefalía producida por las sucesivas renuncias de Fernando de la Rúa, Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saa y Eduardo Caamaño (con un récord, que dio la vuelta al mundo, de cinco presidentes en diez días). Finalmente, asumió uno de los pocos “hombres fuertes” que quedaban en pie de la clase política.

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obligó a buscar figuras de recambio y, al mismo tiempo, absorber individualmente algunas de las demandas que aparecieron a finales de la década de 1990 junto con los tradicionales intereses corporativos de las clases dominantes.

La devaluación del peso declaró la muerte del sistema de convertibilidad monetaria que había imperado en la década de 1990, beneficiando en particular a los exportadores agropecuarios e industriales. Sin embargo, la nueva red de alianzas fomentada por el kirchnerismo fue tan amplia como el peronismo clásico, sintetizando en su interior las mismas contradicciones que dieron lugar al 20/12 (la burguesía industrial, los pequeños y medianos productores de la Federación Agraria Argentina, los piqueteros de Luis D’Elía, en representación de los nuevos movimientos sociales, y la CGT como vocero del movimiento obrero tradicional). Se trató de un intento ya instalado por la política posmoderna del collage, nacida en la década de 1990, ya que al regreso virtual a la alianza de clases de 1945, apostando a la reinvención de la burguesía nacional, se agregó una pizca del llamado “secentismo”. No fue casualidad que la elección del 25 de mayo de 2003, como fecha de asunción tuviera una fuerte carga simbólica, ya que habían pasado exactamente 30 años del ascenso al poder de Héctor Cámpora, el único presidente ligado a la histórica izquierda peronista.

El acercamiento a organismos de Derechos Humanos, y la aceleración de los juicios a ex represores de la dictadura, como política de Estado, fue una innovación original e inesperada del nuevo gobierno. La reivindicación de la generación militante exterminada por el terrorismo de Estado no parecía apostar a un rédito político inmediato; sin embargo, en los siguientes cinco años la protesta social fue sutilmente disciplinada, con base en la reactivación económica y la cooptación estatal de los nuevos movimientos sociales como la Corriente Clasista y Combativa (CCC), o la Federación de Tierra y Vivienda (FTV). Un buen ejemplo de la original innovación de los equipos de Néstor Kirchner, en cuanto a intentar integrar a los nuevos movimientos sociales al nuevo bloque de poder, lo da Bruno Fornillo, analizando el caso de la Corriente Clasista y Combativa (CCC):

A las semanas de asumido el nuevo mandatario, la CCC realiza una feria en el conurbano bonaerense con los trabajos que fueron desarrollando como contraprestación de los planes sociales; buscaban subsidios para la producción y que se impulse el desarrollo de las fábricas recuperadas, espacio económico-político donde la organización posee una significativa presencia. Se juntaron entonces puestos de ropa, mesas de venta de pan y de facturas, jaulas con gallinas y los productos del número nada despreciable de 128 huertas comunitarias que la CCC posee sólo en el distrito de La Matanza. En medio de relaciones amigables, la ministra de Acción Social, Alicia Kirchner, visitó de imprevisto la muestra. Apenas dos días después, el gobierno lanzaba el plan “Manos a la obra”, en el que va a participar la CCC, incluso en los consejos consultivos que el

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gobierno intentaba reflotar. El plan “Manos a la obra” consistía en 400 000 subsidios por un monto anual de 300 millones de pesos para llevar adelante emprendimientos productivos (Página 12, 8/7-12/8/03).40

El gobierno no lanzó señales amigables solamente hacia el movimiento piquetero. La política de Derechos Humanos le ganó la adhesión activa de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, dirigida por Hebe de Bonafini. Las consignas de memoria, verdad y justicia transferidas del movimiento de derechos humanos al discurso del poder, hicieron posible la recreación de la vieja política, incorporando significados nuevos que colocaron al nuevo bloque de poder en el espacio difuso de una centroizquierda latinoamericana.41

¿Cómo se explica este giro inédito? En primer lugar, por el contexto nacional: agotadas las políticas y el discurso neoliberal, para renovarse las antiguas élites políticas del Partido Justicialista debieron recurrir a jefes políticos y formas discursivas situadas en los márgenes del movimiento. Al mismo tiempo, para construir su propia base de poder la nueva élite política conducida por el presidente Néstor Kirchner apeló al discurso progresista e, inclusive, cumplió con algunas de las principales reivindicaciones de las izquierdas.42 Esta operación le ganó más enemigos que amigos, pero le permitió emanciparse del tradicional discurso peronista, y en especial del duro padrinazgo de Eduardo Duhalde, jefe político bonaerense.

En segundo lugar, no debemos subestimar el condicionamiento del contexto político latinoamericano. La elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela, que asume el 2 de febrero de 1999, y la llegada el poder en Brasil del Partido de los Trabajadores conducido por Luiz Inácio Lula Da Silva a comienzos de 2003, permitieron que el fenómeno marginal, pero latente, de la izquierda bolivariana se confundiera con una serie de nuevos gobiernos identificados con el arco político de la centroizquierda, formando un bloque común para impugnar una parte de las políticas neoliberales o de alineamiento con Estados Unidos características de la década de 1990.

40 Bruno Fornillo, “Acerca de la corriente clasista y combativa frente al gobierno de Kirchner. Del diálogo a la oposición (2003-2007)”, en Federico Schuster, Germán Pérez, Sebastián Pereyra (eds.), La huella piquetera. Avatares de las organizaciones de trabajadores desocupados postcrisis de 2001 (2008).

41 Ernesto Laclau, “La deriva populista y la centroizquierda latinoamericana”, revista Nueva Sociedad, núm. 205, 2006.

42 En la década de 1990, uno de los principios del programa de Izquierda Unida (alianza entre el Partido Comunista y el trotskysta Movimiento Socialista de los Trabajadores), era el juicio y castigo a los genocidas, y la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, conocidas popularmente como las “leyes de la impunidad”.

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BAlANce y coNclUSIoNeS

El fracaso de los estadounidenses para implantar un Área de Libre Comercio de las Américas similar al Tratado de Libre Comercio sellado por México, Canadá y la potencia del norte, parecen señales de un cambio de época, una modificación de las relaciones de fuerza y de la cultura política en varios países de América Latina. Un análisis más fino de los diferentes alineamientos es el del economista argentino Claudio Katz, que logra una mayor comprensión de la ubicación “intermediaria” de la Argentina en la región sudamericana. Desde 2003, el kirchnerismo como nuevo bloque hegemónico buscó consolidar su identidad a mitad de camino entre la radicalización de gobiernos como Venezuela, Ecuador y Bolivia, y la ortodoxia neoliberal de la centroizquierda brasileña, que logró convivir con la hegemonía del capital financiero, al menos hasta la crisis económica mundial de 2008:

La etapa de uniformidad derechista ha concluido y los personajes más emblemáticos del neoliberalismo extremo salieron de la escena. El militarismo golpista ha perdido viabilidad y a través de la movilización se han conquistado grandes espacios democráticos. Por eso, los mandatarios conservadores coexisten con presidentes de centroizquierda y con gobiernos nacionalistas radicales [...] un cambio de contexto económico que favorece el debate de alternativas populares. En varios sectores de las clases dominantes tiende a despuntar un giro neodesarrollista en desmedro de la ortodoxia neoliberal, luego de un traumático periodo de concurrencia extraregional, desnacionalización del aparato productivo y pérdida de competitividad internacional. El viraje en curso es “neo” y no plenamente desarrollista, porque preserva la restricción monetaria, el ajuste fiscal, la prioridad exportadora y la concentración del ingreso. Sólo apunta a incrementar los subsidios estatales a la industria para revertir las consecuencias del libre comercio extremo. La vulnerabilidad financiera de la región y la atadura a un patrón de crecimiento muy dependiente de los precios de las materias primas induce a ensayar este cambio. Pero este giro afecta a todos los dogmas económicos que dominaron en la década pasada y abre grietas para contraponer alternativas socialistas al modelo neodesarrollista.43

Desde el punto de vista de Katz, el nuevo mapa político latinoamericano está formado por a) gobiernos conservadores, con el caso de Colombia como país ligado a la hegemonía estadounidense, por su dependencia militar y económica; b) gobiernos “neodesarrollistas”, que intentan reconstruir el aparato productivo del país sin impugnar la hegemonía del capital financiero o de las empresas trasnacionales cristalizada en la década anterior, como es el caso de Brasil, Argentina, Uruguay o Chile, y c) gobiernos

43 Claudio Katz, “Socialismo o neodesarrollismo”, 2006 [http://www.rebelion.org].

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“nacionalistas radicales”, que apelan cada vez más al discurso socialista para combinar la nacionalización de recursos naturales (petróleo, agua, gas, tierra), con la movilización de las clases populares y la alianza con los movimientos sociales. Este es el caso de Venezuela, Bolivia y Ecuador.

Si la quiebra masiva de bancos y fondos de inversión en Estados Unidos fue la manifestación de lo que David Harvey denomina “crisis de sobreacumulación”, el desafío para todas las alternativas de poder en la próxima década será similar. En algunos casos, la apertura radical a la economía estadounidense permite adivinar la agudización de los conflictos sociales, que seguirá al cierre de empresas y el ajuste del gasto público. En situaciones de menor apertura, la dependencia compartida del mercado mundial y de las exportaciones, junto con la caída de los precios de las materias primas puede traducirse en una mayor lucha por la tierra y los recursos naturales, con la radicalización consecuente de los movimientos campesinos, indígenas y, por supuesto, de las empresas nacionales y trasnacionales ligadas a los agronegocios.

Cristina Kirchner sucedió a su esposo en la primera magistratura, y apenas comenzado su periodo presidencial debió afrontar un conflicto que puso fin a los cinco años de hegemonía K: en marzo de 2008, tan sólo 100 días después de asumir, las organizaciones de la clase media rural y los monopolios agroindustriales se rebelaron, utilizando los mismos métodos de protesta empleados por los piqueteros en la década de 1990: el corte de rutas provinciales. Sin embargo, aquí la protesta no era por la pobreza o la desocupación, sino por las retenciones al agro, el impuesto a las elevadas ganancias a la exportación de soja y otros productos primarios que impuso el gobierno a los empresarios pequeños, medianos y grandes del agro.

De modo imprevisto, el neoliberalismo que parecía desterrado de las políticas públicas, volvía a cuestionar la soberanía del Estado para redistribuir recursos y fijar políticas económicas, una impronta singular de la gestión K, que había tenido que legitimarse en oposición a la catástrofe del modelo neoliberal. Paradójicamente, las mismas clases medias del campo y de la ciudad arrasadas por las privatizaciones, la convertibilidad y la concentración de la riqueza en la década de 1990, reclamaron, cacerola en mano, con maquinaria agrícola o inclusive con lujosas camionetas 4 por 4, en la ruta. Afirmaban la vigencia de la propiedad privada rodeados de una masa cada vez más violenta de excluidos, y atacaban al mismo Estado que contribuyó a su enriquecimiento, una vez superada la crisis de 2001. Como siempre, América Latina seguirá siendo, en el siglo XXI, un laboratorio de inéditas experiencias políticas, sociales y culturales. Esa experiencia aún no tiene memoria: deberá ser vivida por los pueblos antes de poder ser escrita por sus historiadores.

e. CAmpos ¿qUe 20 AÑoS No eS NADA? GloBAlIzAcIóN, poSMoDeRNIDAD y ReBelIóN...

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Esta cuestión tiene que ver con la “calidad de la democracia” en el tipo de sociedades actuales, con comunidades sociales en procesos de transformación, con un marcado déficit democrático, y frente a un poder político transnacional que interviene en los diferentes planos interconectados y sobrepuestos. En el marco del Estado nacional, la calidad de la democracia se comprende como la práctica efectiva de los ciudadanos en la toma de decisiones políticas en un proceso de control responsable dentro de una comunidad política determinada. Pero esta calidad no se detiene sólo en el proceso deliberativo y en la toma de decisiones públicas mediante el sufragio. Es necesario reconocer que la calidad de la democracia “depende de complicados procesos mediante los cuales los ciudadanos logran o no el acceso a los recursos y procedimientos del ámbito público, un acceso que refleja una compleja pauta de factores económicos, procesos culturales y participación social”.35 Pero en las condiciones actuales, ¿cuál es el significado de la democracia y la ciudadanía en las sociedades complejas de la globalización? Podemos recuperar algunas de las propuestas de D. Held:

1. El pueblo tiene que gobernar por medio de comunidades, asociaciones, Estados y organizaciones internacionales, todas sujetas a una ley democrática cosmopolita.

2. Las formas de ejercer el poder global es la “heterarquía”, como modo de autoridad dividida, sujeta a la ley democrática cosmopolita.

3. Los agentes e instrumentos claves son la reconstrucción constitucional e institucional, la intensificación de la globalización y la regionalización, los nuevos movimientos sociales, las inminentes crisis globales.

4. Se inscribe dentro de la tradición de la teoría democrática liberal, el pluralismo y la democracia del desarrollo, la democracia de participación, el republicanismo cívico.

5. La ética del ejercicio del poder global se suscribe dentro de la “autonomía democrática”.

6. El procedimiento de transformación de la política es la reconstrucción del ejercicio global del poder.36

Respecto del ejercicio de la ciudadanía, éste tendrá que extenderse desde el ámbito de lo local, lo nacional, hasta lo global. Los sujetos políticos tienen que aprender a ser “ciudadanos cosmopolitas”, en tanto se constituyen en personas que sean capaces de transitar y mediar entre las comunidades de destino, el marco nacional y diversas

35 David Held et al., Transformaciones globales..., op. cit., p. 557.36 Ibidem, pp. 554-565 y David Held y Anthony McGrew, Globalización/Antiglobalización...,

op. cit., pp. 137-156.

pReSeNTAcIóN

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El presente trabajo es una reflexión sobre la interacción de los seres humanos entre sí y con su entorno enfatizando los conceptos de identidad, territorialidad y cuerpos en un mundo globalizado. La película La Zona del director Rodrigo Plá es el marco de referencia para el título de este artículo y para realizar dicha reflexión. La trama nos coloca frente a la imagen urbana contrastante y controversial de un “muro” que se nos muestra como símbolo de despojo, desplazamiento y exclusión; engendrando, a su vez, acentuados conflictos sociales y espaciales.

Palabras clave: apropiación, identidad, territorialidad, protección, cuerpos, globalización.

ABSTRAcT

This work is a reflection on the relationship between humans and their context and about the concepts of identity, territory and bodies in the globalized world. Rodrigo Plá’s film La Zona is the reference for this reflection and the title of this work. His film situates us in front of the urban image of the contrasting and overwhelming “wall” that is the symbol of displacement, exclusion, provoking and creating social and spatial problems.

Key words: Appropriation, identity, territoriality, protection, bodies, globalization.

lA zoNA: lA IDeA De pRoTeccIóNa partir del libre confinamiento

en la sociedad globalizada

Gerardo Fernández GuerreroSandra Amelia Martí

Martha Isabel Flores Ávalos

[...] la suburbanización de las ciudades produce habitantes incómodos, hacinados; y los muy ricos incómodos al observar este otro. En total: la ciudad es inestable.

edGard Hall

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INTRoDUccIóN

El cine como instrumento de la mirada contemporánea, muestra en la cinta La Zona del director Rodrigo Plá un aspecto de la realidad social llena de contrastes y paradojas propios de las grandes ciudades. La película nos coloca frente a la imagen urbana discrepante y controversial de un “muro” que se nos presenta como símbolo de despojo, desplazamiento y exclusión; engendrando y acentuando conflictos sociales.

El director narra la historia de tres ladrones que entran a robar a una urbanización cerrada, que posee seguridad privada y de donde nadie entra ni sale, salvo autorización. Los tres intrusos son sorprendidos por una anciana, durante el robo a una de las casas, a la cual matan. En la huida, dos de los sospechosos son abatidos y el tercero se esconde en un sótano. Alejandro, un adolescente que vive en “La Zona” lo descubre. El delincuente y Alejandro tienen la misma edad. El intruso, asustado, le pide ayuda ante la incesante búsqueda que se está gestando en la zona, donde los vecinos sólo quieren tomarse la justicia en su propia mano y de donde probablemente no saldrá vivo. El intruso pierde su condición de ser humano al cruzar el muro que separa a “La Zona” del resto del mundo, donde simplemente se convierte en el enemigo que debe ser destruido.1

La cinta de Plá es el marco de referencia que nos servirá como punto de partida para realizar una serie de reflexiones acerca de la interacción del sujeto con su entorno socio-espacial. Es una exploración de las vivencias del mundo de los incluidos y de los excluidos, del poder, del temor, de la sospecha y de habitantes que gobiernan según sus propias reglas. El análisis y la interpretación se tejen desde el encuentro y el desencuentro de miradas, siempre irrumpidas por el vacío, por las asimetrías, los juegos de poder y de resistencia.

En un primer apartado Gerardo Fernández Guerrero aborda el tema de la identidad y la apropiación referenciado al espacio urbano y cómo éste es entendido por dos sociedades antagónicas representadas por los residentes del fraccionamiento “La Zona” y los pobladores originales del barrio.

Sandra Amelia Martí, por su parte, reflexiona sobre el concepto de territorialidad desde la mirada etológica y cultural, formas en las que se organizan las sociedades humanas.

Finalmente, Martha Isabel Flores Ávalos nos sitúa en el campo de la sensorialidad, desarrollando el tema del miedo al roce, entendido éste como una exageración al sentido natural de protección propio del ser humano, y como control social. Este tema nos hará reflexionar sobre la posibilidad del ser humano de establecer vínculos.

1 http://es.movies.yahoo.com/l/la-zona/critica-3550720.html/.

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IDeNTIDAD y ApRopIAcIóN

La galardonada cinta La Zona del director Rodrigo Plá es una imagen instantánea que evidencia un momento de la ciudad de México; resultado de nuestra caótica cotidianeidad y del deseo de un mejor futuro, aunque sólo sea a través de un discurso. Es un momento definido por la multiplicidad de situaciones, identidades y circunstancias que juegan con nuestra conformación presente.

La Zona refleja claramente cómo en la ciudad cabe toda posibilidad de crear proyectos urbanos con total libertad que transforman el uso de sus espacios concibiendo formas volumétricas llenas de un espíritu de provocación y dinamismo. Sin duda, la cinta se ubica espacialmente en Santa Fe, al poniente de la capital mexicana, un escenario idóneo para representar esta imagen de la disidencia.

El muro simboliza el elemento provocador por antonomasia, no sólo separa físicamente los espacios entre el fraccionamiento y el barrio, sino que también corta de tajo cualquier interacción entre ellos. El muro, nos remite gráficamente a una ciudad amurallada del Medioevo, a la trinchera entre dos bandos en guerra, a la “cortina de acero” que divide dos ideologías. Por una parte, provoca seguridad, protección y resguardo, y por la otra, impotencia, rechazo, exclusión y resistencia.

A partir de las imágenes urbanas desarrolladas en la cinta, podemos observar la generación de escenarios en los cuales se ha concentrado la riqueza económica en ciertos grupos que imponen las condiciones políticas adoptadas por las autoridades ante el incremento del número de personas viviendo en situación de extrema pobreza. Al respecto, David Harvey señala

[...] todo sistema urbano se encuentra en un estado permanente de desequilibrio diferencial. Ciertos grupos, particularmente aquellos con recursos financieros y educación, son capaces de adaptarse de modo más rápido a un cambio en el sistema urbano, y estas capacidades diferenciales con respecto al cambio son una importante fuente de desigualdades.2

De tal suerte, las imágenes del barrio y del fraccionamiento residencial resultan un claro ejemplo de ello, ya que nos permiten reconocer una Ciudad de México descontextualizada y generalizada que, si bien apunta al deseo de una modernidad, no refleja claramente una trama urbana concreta. Ambas imágenes pueden reconocerse como dos caras de una misma moneda, dando lugar a este mundo fragmentado, a la manifestación de inseguridad y violencia, a la aparición y multiplicación de asentamientos marginales y a suburbios residenciales creados para el confinamiento en el hogar, propio de las características

2 David Harvey, Urbanismo y desigualdad social, México, Siglo XXI Editores, 1979, p. 53.

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de las nuevas propuestas de desarrollos habitacionales “todo incluido”, acentuando la segregación socioterritorial. Este concepto para Harvey es un

[...] efecto de separar a la población dentro de una ciudad de acuerdo con sus características socioeconómicas, étnicas o raciales [...] promovidas con una intención exclusivista y excluyente en las periferias urbanas, como un claro síntoma de la pérdida progresiva del papel de la ciudad como espacio de relación.3

En La Zona, la presencia del muro genera dualidades y opuestos. Por una parte, encontramos una arquitectura del paisaje que enmarca geometrías que generan grandes residencias, centros educativos y lugares recreativos representados por un majestuoso campo de golf –imagen misma de elitismo. Por otra, paradójicamente, todo este contexto es abrazado por una imponente montaña cubierta de concreto que se vislumbra en un plano de fondo, es el actor y espectador del inminente crecimiento urbano; un escenario que contiene miles de moradas construidas una sobre otra, una al lado de la otra; hogares que se vinculan visualmente con la bonanza del espacio de los otros, de los de enfrente y lo hacen suyo, se lo apropian aunque sólo sea por medio de la mirada. Continuando con Harvey,

[...] la forma que toma el espacio en la arquitectura y, por consiguiente, en la ciudad es un símbolo de nuestra cultura, un símbolo del orden social existente, un símbolo de nuestras aspiraciones, nuestras necesidades y nuestros temores.4

En la cinta, la imagen de la ciudad es el vínculo esencial entre las características particulares del espacio urbano y la identidad social del ciudadano donde se refleja su inserción a determinado grupo o grupos con los que los individuos se identifican. Este vínculo responde a la necesidad de pertenencia que todo sujeto tiene para realizar y dar significado a su existencia. En este sentido, la identidad social sería “aquella parte del autoconcepto de un individuo derivado de su conocimiento de su pertenencia a un grupo o grupos sociales unidos al valor y significado emocional de dicha pertenencia”.5 Las características propias de cada ciudad proporcionan a sus habitantes ese referente espacial que los ubica dentro de un grupo social determinado.

La imagen urbana representada en la cinta es propia de una ciudad en interacción entre la población y su ambiente, escenario de conflictos espaciales, sociales, familiares y

3 Ibidem, p. 58.4 Ibidem, p. 53.5 H. Tajfel, Grupos humanos y categorías sociales, Barcelona, Herder, 1984, p. 292.

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personales. La vida de los habitantes de ambos bandos adquiere un significado especial a partir del momento de la incursión de los marginados a “La Zona” a través del muro, es entonces que el concepto de identidad se percibe latente en toda acción, construyéndose, ineludiblemente, con base en las tensiones y las luchas generadas por tal evento.

La marcada oposición de clases sociales de los dos grupos antagónicos da lugar a diferentes identidades basadas en la otredad. En palabras de Sergio Tamayo y Kathrin Wildner:

La otredad es condición de la autoafirmación. Esto es así porque la identidad es relacional. Existe en relación con otros. Soy y me reconozco en la medida que me diferencio del otro que no soy. Mi afirmación es la negación del otro. El reconocimiento del “nosotros” porque nos identificamos, compartimos, estamos, hacemos y decimos juntos está sobre la base en que reconocemos al otro, o a “ellos” con quienes no nos identificamos, no compartimos, no estamos en el mismo lugar, no hacemos y decimos lo mismo y nos diferenciamos.6

La imagen del muro construye identidades contrastantes que se dan en oposición a otras, es “el reconocimiento de un estar aquí, del yo implicando el reconocimiento de un estar allá, del otro. Aquí es el espacio interior, el de nosotros. Allá es el espacio exterior, el del otro”.7

Por otra parte, para comprender el concepto de apropiación habría que inferir que, en el fondo, nuestra realidad se limita al entorno que nos rodea de manera íntima, al que nos acompaña, somos parte del lugar que nos da cobijo y alimento, de aquel que nos marca. Así, entonces, apropiarse no quiere decir otra cosa que dejar a los sujetos y a los objetos la posibilidad de relacionarse entre sí y en el lugar, en palabras de Henri Maldiney es “la interacción entre una cosa y un sujeto, es una comunicación intersubjetiva, doble inserción, presencia común”.8 Dicho de otra manera, es la acción de entrar en contacto con las cosas y vivir por medio de ellas.

Los residentes de “La Zona” se apropian, toman y se entienden con un espacio que antaño pertenecía a los pobladores del barrio. Es a partir de la presencia del muro que este sentido de apropiación cobra fuerza, esa imagen es una parte de su nueva identidad, es el acto mismo de la posesión y pertenencia. Para los habitantes del barrio, sin embargo, el muro encarna la imagen de rechazo, aislamiento, exclusión, segregación y la imposibilidad

6 Sergio Tamayo y Kathrin Wildner, Identidades urbanas, Cultura Universitaria núm. 85, Serie Ensayo, México, UAM, 2005, p. 23.

7 Ibidem, p. 24.8 Henri Maldiney, Comprendre, en regard, parole, espace, París, Lausana, 1973, p. 65.

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de volver a pertenecer al lugar de antaño. Para unos y otros el muro genera conflicto, antagonismo y principio y/o fin del territorio, Martín Heidegger lo expresa de la siguiente manera: “el límite no es aquello donde algo termina, sino más bien, como los griegos lo habían observado, aquello a partir de lo que algo comienza a ser”.9

Por todo lo anterior, podemos entender los conceptos de identidad y apropiación manejados en la cinta como una reafirmación colectiva del sentido de pertenencia del territorio y del poder a partir de coincidencias y conveniencias entre dos sociedades distintas.

TeRRIToRIAlIDAD

En el presente apartado haremos referencia a los aspectos que involucran el comportamiento humano y su relación con el espacio urbano, lo cual nos lleva a desarrollar el concepto de territorialidad desde dos visiones: la etológica que establece contactos análogos de la conducta humana con la conducta animal y la sociocultural que se desprende del aprendizaje individual o colectivo para formar esquemas de relación espacial.

visión eToLógica

La territorialidad es uno de los principios centrales de la teoría etológica. La mayoría de los naturalistas consideran que es una parte innata de la conducta animal; todos los animales tenderían a mantener territorios fijos y espacios individuales, estableciendo límites y excluyendo o admitiendo a quien ellos quisieran. En la película de Rodrigo Plá, la territorialidad está definida por el muro y se determina por la diferencia de las clases sociales, esto se explica, desde esta visión, como la tendencia humana manifiesta a poseer, defender y organizar un área geográfica delimitada de manera instintiva.

Como sucede en las especies animales, la posesión y la identificación con un territorio constituyen para los humanos prerrequisitos para la satisfacción de necesidades básicas tales como seguridad, estímulo e identidad. Conceptos constantemente presentes en La Zona, que se manifiestan a través de la dinámica de la tensión provocada entre las contrastantes clases sociales que nos remiten a diferentes “manadas en pugna”.

Muestra de ello es la postura de los residentes del fraccionamiento al decidir, ante la amenaza a su estabilidad, ejecutar de manera salvaje e irracional al único ladrón sobreviviente.

9 Martin Heidegger, Bâtir, habiter, penser, en Essais et conférences, París, Gallimard, 1954, p. 47.

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visión sociocuLTuraL

Para apoyar la visión de territorialidad como producto sociocultural haremos referencia a las cuatro funciones básicas que plantea Soja:

1. Fortalecer el control sobre el acceso al territorio2. Ratificar el poder a través de su vinculación directa al territorio3. Enfatizar la relación social de dominación4. Actuar como contenedor espacial de hechos y actitudes

En la cinta, estas funciones son desarrolladas de manera contundente, ya que “La Zona” es mostrada como un lugar de residencia privilegiado, privado, hermético, vigilado, amurallado y autónomo. Un concepto de territorialidad idealizada que pseudo garantiza una forma de convivencia y que es comprendido como objeto de consumo, un instrumento político y un componente de la lucha de clases. Al respecto, David Harvey apunta:

[...] la ciudad es una condensación material e histórica de las relaciones entre clases sociales y de las prácticas de esas clases. Bajo las relaciones sociales del capitalismo, todos sus componentes asumen la forma de mercancía.10

Este concepto se manifiesta en las grandes urbes bajo la perspectiva de una desmesurada construcción de condominios privados y la sobreproliferación de los barrios populares, acentuando, cada vez más, la fragmentación espacial y social. En esta dirección, Makowski señala que

[...] la nueva arquitectura de la ciudad y de los espacios expresa las formas contemporáneas de organizar y controlar las diferencias sociales. Los límites y las exclusiones refuerzan las distinciones y las desigualdades. La experiencia urbana se resguarda y se retrae de la diferencia. Hay un cambio drástico en las formas de representar y simbolizar lo urbano: islas, fragmentos y fortificaciones conforman las ciudades de hoy.11

10 David Harvey, Urbanismo y desigualdad social, México Siglo XXI Editores, 1979.11 Sara Makowski, “Memorias desde la intemperie. Exclusión social y espacio: los chavos de la

calle en el centro histórico de la Ciudad de México”, tesis de doctorado en ciencias antropológicas, México, UAM-Iztapalapa, 2004, p. 58.

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Desde esta perspectiva, parafraseando a Soja diremos que cuando la sociedad humana comenzó a incrementar significativamente su escala y complejidad, la territorialidad se reafirmó como un poderoso fenómeno de organización y conducta. Para este autor la territorialidad específicamente humana tiene tres elementos: el sentido de la identidad espacial, el sentido de la exclusividad, y la interacción humana con el espacio. La película plantea estos elementos a partir de las siguientes acciones:

• Solamente hay acceso a “La Zona” a través de un filtro-control con apoyo de la tecnología, lo cual proporciona sentido de pertenencia del espacio.

• Los residentes de “La Zona” dictan sus propias leyes trasgrediendo cualquier principio de civilidad colectiva.

• Dentro de “La Zona” la relación con el espacio se autosatisface por la presencia de áreas sociales, culturales, recreativas y privadas.

Por todo lo anterior, podemos decir que la conducta humana, así como su relación con el espacio urbano influyen y afectan las áreas geográficas que delimitan los territorios.

MIeDo Al Roce, loS cUeRpoS ASUSTADoS

En el presente apartado, analizaremos el miedo al roce como fenómeno natural que afecta a las sociedades de todos los tiempos, el miedo al contacto cuerpo a cuerpo entre sujetos de realidades distintas, como si la condición del ser humano estuviese determinada por las diferencias y no por las empatías.

Las tensiones de las miradas entre los individuos semejantes de “La Zona” conforman una serie de relaciones que asumen diferentes puntos de vista; por una parte, las miradas de desconfianza entre los moradores del fraccionamiento residencial representadas por aquellos que están a favor de una solución pacífica y por los que están por la violencia; por otra, las miradas cómplices entre los que someten, la mirada tensa entre padres e hijos tratando de buscar la verdad y la elocuencia en medio del absurdo; finalmente, la mirada de duda entre dos sujetos iguales pero insertos en realidades diferentes; ésta es una mirada del miedo a la comunidad brutalizada. Sin embargo, el director dibuja un atisbo de esperanza en la mirada de empatía que empieza a surgir entre los dos adolescentes de distintos entornos que, más allá de las diferencias y azorados ante los hechos que los superan, en muchos sentidos, no llegan a caer en la jugada de los adultos y se permiten compartir sus miedos y confiarse las verdades, acto que queda registrado gracias al aparato tecnológico que por momentos protege, otras veces evidencia y otras más, somete. Sólo a

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partir de este artificio es posible comunicarse una verdad honesta que, desgraciadamente, no llega a salvar vidas.

Como dice Richard Sennett, en su obra Carne y piedra, sólo la capacidad para reflejarse en el otro nos hará volver a tener un sentido de comunidad entre los habitantes de las grandes urbes. Él lo llama el cuerpo cívico, este hecho sólo será posible gracias a la capacidad del individuo por sentir dolor por el otro. Al respecto, el autor apunta: “El cuerpo que acepta el dolor está en condiciones de convertirse en cuerpo cívico, sensible al dolor de otra persona, a los dolores presentes en la calle, perdurable al fin –aunque en un mundo heterogéneo nadie puede explicar a los demás qué siente, quién es”.12 En “La Zona” eso es lo que logra hacer el adolescente que ha posibilitado el diálogo entre dos clases sociales que se desconocen y no tienen ningún interés por entender sus problemas. El joven de la clase pudiente acepta el dolor ajeno, tal vez no lo comprende a primera instancia pero ha hecho un esfuerzo por explicarse lo que ocurre en su espacio vital, donde la tensión provocada en el contexto afecta cada vez más a cada miembro de su familia.

Referente al fenómeno de cómo nuestro cuerpo y nuestro pensamiento dominan los procesos de urbanización, Sennett habla de los cuerpos narcotizados y nos comenta: “Este deseo de liberar el cuerpo de resistencias lleva aparejado el temor al roce, un temor evidenciado en la planificación urbana contemporánea”.13 A partir de esto, podemos decir que este temor es lo que lleva a los residentes de “La Zona” a abusar de sus derechos a la privacidad y a los privilegios que les otorga ubicarse por encima aun de las propias autoridades. En oposición a esta desmedida sensación de protección, encerramiento y aislamiento, que nos lleva al extremo de construir muros que nos aíslan, los arquitectos Bloomer y Moore hablan de la necesidad de desarrollar una arquitectura más congruente con la sensibilidad y el placer del habitar más allá de los aspectos meramente funcionales o prácticos heredados del pensamiento cartesiano. Estos autores manifiestan que existen unos sentidos especiales que nos permiten tener consciencia de nuestro adelante-atrás, arriba y abajo, que son el sentido háptico y el sentido de orientación. Esta capacidad que tiene nuestro cuerpo nos posibilita tener las sensaciones de proximidad o lejanía, frío, calor, lo cual nos ayuda a defendernos de los posibles peligros y nos ha permitido “estar” en el mundo.

En otras épocas históricas, la necesidad de protección contra invasiones y calamidades nos llevó a construir murallas. Actualmente eso no ha cambiado; ese parece ser el estilo que impera en la imagen urbana de nuestras ciudades.

El miedo al contacto con la violencia, con la pobreza, con los problemas de la vida urbana, provoca el encerramiento en espacios idealizados en los que la segmentación

12 Richard Sennett (1994), Carne y cuerpo, Madrid, Alianza Editorial, 2003, p. 400.13 Ibidem, p. 23.

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llevada a los extremos genera una intimidación más terrible e injustificada de la que se vive afuera. Parece como si la naturaleza primaria del hombre fuera siempre la misma a pesar de la “civilización”. El ser humano actúa por instinto y lucha por su territorio de manera primitiva y brutal, como en la época de las cavernas, y todo en nombre de la “privacidad” y la “protección”. La jungla está en todas partes. Pero hay que decirlo, nuestra postura como ciudadanos nos ubica en ambas partes del muro; barrio y fraccionamiento son susceptibles y vulnerables a cualquier hecho.

Como en la novela de William Golding, El señor de las moscas, hay un momento en el que la ira obnubila la condición civilizada del sujeto y lo vuelca hacia acciones terriblemente violentas; entonces ¿cuál es la esencia del hombre? Este cuestionamiento lo detalla el director de La Zona cuando nos muestra a los residentes del fraccionamiento confiados en la protección que les genera el muro pero que, a pesar de ello, el miedo al roce con el exterior, con los otros, con los que no son iguales a ellos, les provoca cometer acciones llevadas al extremo, en donde las víctimas se vuelven victimarios o se convierten en verdugos.

coNclUSIoNeS

eL espacio oBserva aL espacio

Como hemos podido observar a partir de la cinta La Zona cuya trama no se aleja de la realidad que vivimos en nuestro país y en el resto del mundo, los muros continúan siendo la solución para remarcar las diferencias de todo tipo entre los seres humanos y el contexto urbano que les rodea.

Finalmente haremos algunas reflexiones acerca de las percepciones que nos generó el muro como objeto de estudio del presente trabajo:

La percepción de ambos sectores sociales del espacio urbano es de contundente presencia. Unos miran a los otros a través del muro, pero desde diferentes perspectivas; la que establece privilegio, la visibilidad ideal, es la del cerro, porque observan cual anfiteatro griego al condominio habitado por los temerosos residentes de “La Zona”, quienes, a su vez, observan una colmena gris amurallada y escalonada, de intensa monotonía habitada por un número incontable de personas.

A partir de la mirada del director recibimos un atisbo de esa sensación de inseguridad que generamos en el entorno de la ciudad propia de las dinámicas sociales del ser humano de todas las épocas históricas, y que se acentúa dentro de este mundo globalizado. La tendencia a la sobreprotección y a la defensa del territorio, por la defensa de la paz tensa, en nombre del egoísmo, de la individualidad, del miedo y de la ira. Reconocemos que se

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trata de una mirada valiente, desencarnada de lo que somos capaces de hacer apelando a los actuales satisfactores heredados de la modernidad, al costo que sea. El autor nos deja leer entre líneas que la civilización es relativa.

Hemos llevado a cabo estas reflexiones para hacernos conscientes de que nuestra sociedad vive los grandes problemas heredados de múltiples factores que van más allá de todo control pero que son los elementos con los que hemos aprendido a vivir. La Zona es una pequeña muestra de la inmensa complejidad en la que nos desenvolvemos los habitantes de esta maravillosa y contradictoria Ciudad de México.

Aceptamos que existen infinidad de miradas de análisis e interpretación que se despliegan en torno a la película, sin embargo, hemos querido reflexionar sobre apropiación, identidad, territorio y cuerpo que son los conceptos detonantes de nuestras propias miradas.

Ficha Técnica de La peLÍcuLa

Dirección: Rodrigo Plá.Países: México y España.Año: 2007.Duración: 97 min.Género: Drama.Interpretación: Daniel Giménez Cacho (Daniel), Maribel Verdú (Mariana), Carlos Bardem (Gerardo), Daniel Tovar (Alejandro), Alan Chávez (Miguel), Mario Zaragoza (comandante Rigoberto), Mariana de Tavira (Andrea).Guión: Rodrigo Plá y Laura Santullo; basado en un cuento de Laura Santullo.Producción: Álvaro Longoria.Música: Fernando Velázquez.Fotografía: Emiliano Villanueva.Montaje: Bernat Vilaplana y Ana García; con la colaboración de Nacho Ruiz Capillas.Dirección artística: Antonio Muñohierro.Vestuario: Malena de la Riva y Adela Cortázar.

BIBlIoGRAFíA

Alegria, Tito, “Segregación socio-espacial urbana. El ejemplo de Tijuana”, Estudios Demográficos y Urbanos, vol. 9, núm. 2, mayo-agosto de 1994.

Bloomer, Ken C. y Charles W. Moore, Cuerpo, memoria y arquitectura. Introducción al diseño arquitectónico, Madrid, Hermann Blume Ediciones, 1983.

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Hall, Edward, La dimensión oculta, España, Siglo XXI Editores, 1998.Harvey, David, Urbanismo y desigualdad social, México, Siglo XXI Editores, 1979.Heidegger, Martin, Bâtir, habiter, penser, en Essais et conférences, París, Gallimard, 1954.Makowski, Sara, “Memorias desde la interperie. Exclusión social y espacio: los chavos de la calle

en el centro histórico de la Ciudad de México”, tesis de doctorado en ciencias antropológicas, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, diciembre de 2004.

Maldiney, Henri, Comprendre, en regard, parole, espace, París, Lausana, 1973.Sennett, Richard (1994), Carne y cuerpo, Madrid, Alianza editorial, 2003.Soja, E., The political organization of space, Washington, Association of American Geographers,

1971.Tajfel, H., Grupos humanos y categorías sociales, Barcelona, Herder, 1984.Tamayo, Sergio y Kathrin Wildner, Identidades urbanas, Cultura Universitaria núm. 85, Serie

Ensayo, México, UAM, 2005.

WeBGRAFíA

Avance de la película La Zona [http://www.youtobe.com/watch?v=w5szXJe-NMk].Consulta a red social de cine [http://www.filmaffinity.com/es/film533370.html], revisada el 16

de febrero de 2009.La zona, crítica de cine [http://es.movies.yahoo.com/l/la-zona/critica-3550720.html], revisada

el 16 de febrero de 2009.

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diversA

eNUNcIAR(Se) DeSDe lA DIScApAcIDAD

elías levín RojoMariana Denys espinoza

INTRoDUccIóN

La marginación de grupos e individuos en la sociedad contemporánea es, en gran medida, resultado de la falta de espacios de comunicación de sus diferentes miembros; esta comunicación requiere de formas de intercambio simbólico entre los sujetos, las cuales, al ir incrementando su complejidad, indican nuevos grados de integración entre las partes y, por consiguiente, la disminución de la marginación.

La interacción con personas en condición de discapacidad, en especial cuando se trata de alguna discapacidad intelectual, implica dificultades para el intercambio simbólico, las cuales se pueden explicar siguiendo la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud –CIF/CIDDM 2– (OMS, 2001), que describe una condición producida por una alteración de las funciones intelectuales y psicosociales generales de

Reporte de un proceso de investigación sobre la constitución del “sujeto de la discapacidad” que enfatiza que, enunciarse a través de los medios de comunicación brinda a las personas en condición de discapacidad la posibilidad de reconocerse como sujetos, y de gestar un espacio desde el cual dar salida al discurso de la discapacidad en equidad de condiciones, contribuyendo a la construcción, tanto de un sujeto singular, como de un sujeto figura de la discapacidad.

Palabras clave: sujeto, constitución del sujeto, medios, discapacidad.

ABSTRAcT

Report of a research process about the constitution of “disability subject” that emphasizes that enunciating themselves through media, disabled people can recognize themselves as subjects and generate a space to raise the disability discourse in equal conditions, contributing to build a singular subject, as well as a disability figure subject.

Key words: subject, subject constitution, media, disability.

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una persona, necesarias para comprender e integrar constructivamente las diferentes funciones mentales, incluyendo las de conciencia, de orientación y cognitivas, en su desarrollo, y a lo largo de su ciclo de vida.

Las personas con discapacidad intelectual, al presentar restricciones a su participación o límites a su actividad en el ejercicio de áreas de comunicación, de la movilidad o de la interacción personal, entre otras, enfrentan una imposibilidad al desarrollo de procesos en los que se produce un intercambio de significados complejos, lo que limita el nivel y tipo de comunicación al que pueden acceder, dadas las dificultades y habilidades que implica su puesta en práctica. Considerando esta problemática, y en el contexto de la investigación “Constitución del sujeto con discapacidad intelectual a través del uso de instrumentos de comunicación mediática”, tomamos la palabra para dar cuenta de algunas estrategias que han regido el quehacer del programa de medios de La Pirinola. Actividades educativas, culturales y de desarrollo para educación especial, A.C., como propuesta política para gestionar procesos de inclusión del grupo con discapacidad, en particular desde la especificidad de la discapacidad intelectual.

Se trata de una investigación-acción participativa que implica la inclusión de voces que provienen desde la discapacidad, manifestándose en equidad de circunstancias en el proceso mismo del trabajo, por lo que en este texto se incluyen los hallazgos de la propia investigación personal que Mariana Denys Espinoza, una de las colaboradoras del programa de medios, hace reflexionando las variaciones de su condición como sujeto, lo que ella ha encontrado al hacer uso de la radio, y los encuentros que se han manifestado en el proceso de investigación.

lA pReGUNTA poR el SUJeTo

¿Quién dice? Nos preguntamos cuando se trata de distinguir el origen del discurso de la discapacidad. ¿Quién habla, si consideramos una condición que, en muchos casos, implica dificultades para la comunicación? ¿Dónde está situado el que da cuenta de las necesidades y obligaciones que conforman un grupo social heterogéneo como el de la discapacidad? ¿Qué voz se alza para reivindicar su existencia y realidad?

Esta pregunta inicial sobre el “quién” señala dos tipos de discurso sobre el tema: el de aquel que se ocupa del tema sin vivirlo personalmente y el que se da voz a sí mismo, considerando su pertenencia a este grupo particular y diverso.

Así, cuando se alude al discurso de la discapacidad enfrentamos sujetos distintos en tanto enunciadores, dos tipos diferentes de personas que dotan al concepto de un sentido particular. No es ocioso hacer esta distinción que parece obvia, aparecen dos sujetos que hacen emerger diferentes sentidos discursivos bajo una misma denominación y que

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ha llevado, por las mismas trampas del lenguaje, al ocultamiento de uno de ellos –la expresión del sujeto con discapacidad– encubierto por el otro –el sujeto que habla de la discapacidad sin padecerla–: el discurso de la discapacidad resulta, entonces, aquel que enuncia el tema desde fuera, no dejando espacio para que aparezca lo que expresa quien sí tiene la discapacidad.

Las prácticas sociales en el campo de la discapacidad han invisibilizado y silenciado la voz, la palabra de los que viven con discapacidad y con ello sus ideas y su lugar en el flujo comunicativo. Su condición –siempre dictada por el discurso de minusvalía– no permite, en la práctica, que accedan a ser sujetos de su propio discurso. Al menos ante quienes los escuchan desde “fuera”.

¿Quién habla de esto (la discapacidad)?: Las instituciones, los especialistas, los médicos, los familiares, los guardianes… los investigadores. ¿Dónde queda, entonces, el que vive en condición de discapacidad –en particular la intelectual–?, ¿cómo puede constituirse en sujeto de su propio discurso?

lA eXpeRIeNcIA De INveSTIGAcIóN A RAíz De UNA pRopUeSTA políTIcA

En la experiencia de investigación retomamos la noción de Michel de Certeau, cuando distingue estrategias y tácticas, las primeras se comprenden como acciones determinadas por un cálculo de relaciones de fuerzas que le aportan un lugar propio a un sujeto, desde el cual hacerse presente y generar formas de convivencia, y las últimas son formas contingentes de acción que aprovechan las líneas de fuerza, en un momento dado, para crear acontecimientos que redunden en beneficio de sus prácticas.1

La Pirinola es una asociación con más de 13 años de trabajo con la discapacidad intelectual, a partir de espacios de significación flexibles. Inicia actuando desde el arte, lo que la ha llevado –en concordancia con las formas en que se ha desarrollado esta práctica expresiva, en el presente– a las herramientas de la tecnología de la información y, puntualmente, a los medios.2

1 Michel de Certeau, La invención de lo cotidiano I. Artes de hacer, México, Universidad Iberoamericana, 1996.

2 La Pirinola ha desarrollado varias experiencias en las que se ha trabajado promoviendo el uso de diferentes tecnologías y medios de comunicación por personas con discapacidad. Destacan cuatro: un taller de video realizado en 2003; un taller de cine mudo que se efectuó en 2005; la producción del programa de radio: La Pirinola gira en la radio, que se transmite los domingos a las 11 de la mañana, por el 660 de am, en la Ciudad de México y puede ser escuchado también por internet en la radio ciudadana dentro de la página http://www.imer.gob.mx y, finalmente, el blog asociado a este programa, consultable en http://www.pirinolaradio.blogspot.com/.

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Dos de las estrategias políticas fundamentales sobre las que se erige su práctica son:

a) Asumir que la inclusión se gesta en la posibilidad de expresar, en igualdad de oportunidades, las inquietudes identitarias propias de los sujetos –en este caso, los que tienen alguna discapacidad– por medio de ejercicios tácticos en espacios expresivos asociados con metodologías libres como el arte. Es decir, reivindicar el espacio expresivo-estético como propio y constitutivo.

b) Gestionar un nuevo paisaje social donde la discapacidad se posicione concientemente, a partir de subrayar su presencia, tanto a nivel de sujeto singular como en términos de sujeto-figura.

Con esto en mente se desarrolla un programa dentro de los medios que amplía las habilidades expresivas y cognitivas de los involucrados mediante el manejo de herramientas de comunicación tecnológicas particulares. Con ello se ofrece a sujetos singulares, coparticipes de un grupo marginal, la posibilidad de manifestar su mirada y su palabra.

Desde su origen, La Pirinola lo pone todo en un movimiento, lo que para sus miembros significa, a la vez, la posibilidad de tomarlo todo de regreso, en el siguiente giro del juego.

Así, busca acercar a la discapacidad a personas completamente ajenas al problema, y coordina un grupo flotante de interesados, algunos de ellos ponen uno y toman dos, ponen dos y dejan de jugar, toman uno y a veces también ponen todo (durante un tiempo al menos). Juegan con la Pirinola y participan como maestros o promotores: pintores, escultores, psicólogos, bailarines, arqueólogos, coreógrafos, fotógrafos, pedagogos, comunicólogos, actores, escritores, padres de familia, etcétera.

En un movimiento táctico, se toman por asalto los espacios culturales que se encuentren disponibles, para hacer presente a la discapacidad en paisajes de los que normalmente están ausentes, y generar, por medio de la presencia, una costumbre y una aceptación.

Considerando que el uso de las tecnologías de la información es práctica común y fundamental de la globalización, el sujeto debe posicionarse en ese universo para ser considerado como enunciador potencial, haciendo uso de aquéllas, a riesgo de sufrir procesos de discriminación, segregación y aislamiento.

Es necesario, desde la condición de discapacidad, modificar también el paisaje de los medios, pues al vivir en un entorno tecnologizado, las personas con discapacidad tendrían tanto interés como cualquiera en el manejo de los instrumentos audiovisuales.

En el paisaje mediático el proceso comunicativo es, también, una relación entre tres, el yo que enuncia –a través de instrumentos particulares–, el tú, a quien el discurso es dirigido –usando los mismos instrumentos– y lo otro –lo que se dice con esos instrumentos. Es

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importante subrayar la necesaria presencia del instrumento que obliga a un aprendizaje de su manejo a quien quiere comunicarse por medio de él, por lo que es allí donde se gesta una complicidad lingüística que hace al discurso válido.

Es ante los escuchas que la voz del que habla adquiere sentido; sin embargo, es sólo en el ejercicio del lenguaje que se puede reproducir la realidad; en ese sentido, es necesario que aprendamos a escuchar un discurso, reconociendo que es nuestra propia discapacidad para interpretar una voz la que nos ha orillado, en tanto sociedad, a negar la posibilidad de que una expresión surja del silencio. Cuando esas palabras son escuchadas se puede reconocer al sujeto detrás de ellas, se instaura un diálogo donde lo real se hace presente, una vez más, y los acontecimientos se manifiestan al ser recreados.

Es en ese contexto de uso directo de un medio que Mariana Denys Espinoza ha ido construyendo su lugar como sujeto frente a un mundo global, como lo confirma la siguiente reflexión:

lA voz De MARIANA3

Quiero aprovechar este espacio para robar la palabra desde un lugar que otros han dicho que es diferente, y digo robarla porque la palabra es de quien la hace suya y la utiliza para abrir puertas cerradas desde la exclusión, entonces, quiero hoy hablarles un poco de mí.La discapacidad que tengo es conocida como discapacidad intelectual leve, la adquirí al momento de nacer debido a la anestesia que le aplicaron a mi mamá durante el parto.Me tocó a mí... ni modo, he debido enfrentarme a todo lo que esto implica, que es saber que vivo y viviré con la discapacidad por siempre, vivir como excluida e incluso tolerando a la gente que piensa que la discapacidad es contagiosa, lo que habla de una ignorancia total en la comunidad.Algunos creen que tener discapacidad es eso, ser una persona diferente, ‘casi persona’, entonces es ese entorno el que te hace pensar todos los días que por ser ‘diferente’ debes luchar por ganarte un lugar que por derecho deberías tener, como los ‘normales’. Es vivir teniendo que escuchar los términos de moda; antes [se decía]: ‘minusválidos’ o ‘discapacitados’; después, ‘personas con capacidades diferentes’; hoy dicen que lo correcto es ‘personas con discapacidad’.

3 A Mariana Denys Espinoza le gustaría ser reconocida como poeta, según ha dicho en múltiples ocasiones, ella tiene 26 años y enfrenta una discapacidad intelectual limítrofe. Mariana es la tercera de cuatro hermanos; es muy introvertida y fácilmente irritable. Estudió la secundaria y ha cursado diferentes talleres de manualidades que ella ha calificado como diseñados para mujeres. La muerte de su padre le afecto mucho a nivel emocional, volviéndola retraída e insegura, pero logró encontrar en la escritura una forma de superar el trance.

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Pero yo creo que no es el cómo nos llamen, yo no soy ninguna de esas etiquetas, soy una mujer, lo cual en un país desigual ya me genera límites, a ello agregamos que, efectivamente, tengo una discapacidad, entonces, espero comprendan las cargas que esto me genera cuando, además, me llaman diferente; por ello a veces pienso ¿acaso no somos todas y todos diferentes? Y si lo somos ¿por qué yo tendría que ser igual, y en ese caso, igual a quién?Mi experiencia académica no fue fácil, tuve la suerte de cursar mi primaria en una escuela regular, y digo suerte porque en México no existen espacios para personas con el tipo de discapacidad que yo tengo; entonces, fue una suerte que mis padres encontraran una escuela acorde con mis necesidades.Después de la primaria estuve inscrita durante 4 años en un Centro de Atención Múltiple,4 institución que depende de la Secretaría de Educación Publica, donde la calidad de la educación era pésima; es más, casi no la había, ya que los profesores no tenían la adecuada profesionalización para tratar diversos tipos –incluso algunos complejos– de discapacidad, y más bien se trataba de una guardería donde todos éramos iguales, y ahí sí, no había quien la señalara a una.De ahí en adelante he tomado cursos, que incluso son actividades estereotipadas para mujeres como trabajar el barro, la cerámica, globoflexia, repostería, cocina, bisutería...Con esta última empecé a percibir un poco de dinero. En este campo me he dado cuenta que la gente normal no lo es tanto, porque yo no manejo bien el dinero, dado que esta discapacidad que tengo me ha afectado una parte de mi cerebro que me impide realizar procedimientos lógicos y matemáticos, y es cuando los llamados normales abusan al no pagar lo que vale mi dedicación, tiempo y trabajo.En ese lapso, lamentablemente falleció mi padre, dejándome con esa ausencia que hasta la fecha duele, en esa época yo me mostraba siempre insegura, nerviosa, y hablaba con los demás con voz muy baja, fue entonces que quise hablar conmigo misma, haciendo poesía a mi manera.Es entonces cuando tengo la oportunidad de conocer e integrarme a La Pirinola, ahora estoy muy contenta porque hace tres años este proyecto llegó a mí o yo a él. Al final, nada es casualidad en la vida; llegué con mi discapacidad, con mucho temor a todo y sin una idea clara de qué quería para mi vida, pese a tener 25 años.Después de un largo proceso, en el que he aprendido cuestiones tan básicas como la de ser recepcionista de las llamadas del programa, poco a poco, con dedicación y una

4 Los Centros de Atención Múltiple o CAM son una de las esferas institucionales de servicios especializados en las que se ha organizado la atención educativa para personas con discapacidad en México. Surgieron en la década de 1960. Según declara la Secretaría de Educación Pública, son centros de carácter escolar que proporcionan educación inicial y básica de calidad a los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales, asociadas a discapacidad severa o múltiple, y propician el desarrollo de competencias laborales para lograr su plena integración escolar, laboral y social.

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guía adecuada por parte del equipo de La Pirinola, he logrado incluso tomar dos cursos de locución en el Imer (Instituto Mexicano de la Radio), hasta hablar con gente muy importante, gente diferente. Ahora soy reportera en el ‘Giroscopio’ del programa de radio, e incluso he avanzado hasta llegar a un lugar que veía muy lejos, que es la cabina; esto no ha sido fácil, he trabajado mucho para lograrlo, tal vez más que los locutores que estudiaron para ello.Hoy sé que de haber tenido la oportunidad y una adecuada instrucción académica, yo habría elegido ser comunicadora, porque buscar una nota, o una declaración o entrevista es un reto que me gusta imponerme, el lograr hablar ante un micrófono en la radio pública y dar opiniones me representa una responsabilidad ante el auditorio que no me conoce y sin embargo me escucha. Esto me fortalece, ya que, si bien no he sido discriminada como mujer en mi entorno próximo, mis capacidades sí han sido minimizadas. Entonces la radio para mí ha sido un lugar en el que me he reconstruido como una persona que puede lograr lo que se propone, y que a pesar de ser mujer con discapacidad, este medio de comunicación ha sido una puerta abierta, mediante la cual puedo hacer llegar a los radioescuchas experiencias de algunas otras personas también con alguna discapacidad, e incluso dar mis puntos de vista sin ser criticada o señalada por alguien. He logrado hablar. Hoy, las y los demás me oyen.Esto obviamente ha tenido un impacto positivo en mi vida que ha cambiado, al ver que con todo y mi discapacidad, o mi ‘diferencia’, puedo hablar, ser escuchada, tomada en cuenta, pero sobre todo incluida en un mundo que, como decía antes, me corresponde por derecho.Incluso mi forma de relacionarme con la familia, amigas y amigos ha cambiado; he decidido hacer mío mi lugar, hablo y soy escuchada y tomada en cuenta, si no estoy de acuerdo en algo, como cualquiera lo expreso, lo cual ha generado que me vean como la persona que soy, Mariana Denys, así, sin etiquetas, para ellas y ellos he dejado de ser la ‘niña con discapacidad’, porque yo ya no me veo de tal manera.¿A dónde voy a llegar?, eso aún no lo sé, como mucha gente, igual o diferente. Sin embargo, mi dedicación se concentra en seguir creciendo como reportera, al estar en cabina quiero desenvolverme mejor con los invitados... sé que lo voy a lograr, difundir una cultura en la que la gente entienda lo pesado que es vivir como diferentes.Lo que sí tengo muy claro es que desde mi pequeña trinchera quiero con mi actuar, sin quejas ni dolencias, ni lástimas, con mi granito de arena, dar una lucha de conciencia sobre la discapacidad, la cual puede tener cualquiera, que dejemos de hablar de iguales y diferentes, contribuir a eliminar la discriminación, es decir, bajar el discurso de la eliminación de este [medio] a los hechos, para lograr un ejercicio pleno de los derechos e igualdad de oportunidades.Cuando haya más espacios laborales, de salud, en los medios de comunicación y académicos, como éste, con personas con y sin discapacidad por igual, entonces podremos hablar de una sociedad incluyente, dejando atrás a los iguales y a los desiguales, y hablando más de simples diversidades.

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lA DIveRGeNcIA qUe hAce Al oTRo

El apartado anterior es el resultado de la investigación personal que Mariana ha tenido a raíz de su experiencia en el programa de medios La Pirinola, queda claro que ha encontrado una divergencia que la constituye como otro, es decir, un sujeto con historia, deseos y aspiraciones, diferente a lo que le han dicho que es. En efecto, frente a la consideración de la discapacidad, significada desde la “normalidad” como una anomalía que debe ser eliminada, minimizada, borrada, maquillada o bien tratada para que no cause disturbios en el funcionamiento del sistema social, Mariana encuentra que su divergencia funcional no le impide participar en sociedad como un sujeto equivalente a cualquier otro, con condiciones de vida particulares.

La función de La Pirinola consiste en conformar una estrategia de mayor envergadura a partir de tácticas contingentes. Esta estrategia es la de ponerse en signo.

Se trata de construir una cultura de la diversidad, una cultura que como lo señala López Melero “no consiste en el sometimiento (integración) de las culturas minoritarias a las condiciones que imponga la cultura hegemónica, sino justamente todo lo contrario, [una cultura que] exige que la sociedad cambie sus comportamientos y sus actitudes respecto a las personas excepcionales para que éstas no se vean sometidas a la tiranía de la normalidad”.5 Al proporcionar a las personas con discapacidad acceso a la elaboración de mensajes (representaciones), con las herramientas tecnológicas, lo que se busca es transformar la relación de comunicación: ellos se apropian del medio y del discurso; en consecuencia, toman conciencia del otro, y aquellos a quienes interpelan toman conciencia del sujeto que habla a través del medio.

Este doble acto de conciencia es fundamental, porque desde un punto de vista fenomenológico implica una atribución de sentido recíproco que, al ser mediada por las TIC y los medios masivos –instrumentos valorados desde ambos extremos como un territorio complejo y de difícil dominio, donde se representa la verdad (o al menos lo importante)–, transforma la relación previa entre las partes en diálogo.

Al transformar la relación de comunicación, promoviendo la apropiación de los medios por parte de las personas con discapacidad, se resignifica el lugar que ellos ocupan en el entorno social haciendo el diálogo equitativo, un diálogo cuya situación contingente ofrece ventajas tácticas a las personas con discapacidad frente a sus interlocutores al ubicarse en una situación de poder, por ser quienes controlan el medio. De esta manera, se abandona

5 Miguel López Melero, “Escuela pública y cultura de la diversidad: un compromiso con la acción”, en Juana Sancho Gil et al., Apoyos digitales para repensar la educación especial, Barcelona, Octaedro EUB, 2001, p. 214.

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la calidad de objeto que les ha sido asignada socialmente; reclaman el derecho propio a su integridad e identidad y se constituyen como sujetos.

Este proceso de significación puede denominarse como ponerse en signo, aquí se recupera el planteamiento de Jean Baudrillard que propone cuatro tipos de valor en la sociedad: de uso, de cambio, de signo y de símbolo. Donde valor de signo es el atributo dado a algo para dotarlo de sentido en un contexto determinado y según la perspectiva de un tercero.

La persona con discapacidad siempre ha significado; pero desde la divergencia funcional de la normalidad el valor que se le impone es el de cuasi objeto, tal como lo demuestran las instituciones y normas establecidas, a nivel incluso legal, para el control de la comunidad de la discapacidad; sin embargo, cuando hacen uso de los medios para comunicarse y expresar su propio punto de vista se ponen en signo, y el valor significativo cambia.

En ese momento, el hecho es valorado por sí mismo como una herramienta que le da ventaja sobre sus interlocutores y sobre su competencia; los interlocutores, a su vez, le dan validez al discurso de la discapacidad como tal y hacen significativa la discapacidad en tanto signo de la diversidad, en un proceso de descubrimiento del otro en el que se reflejan.

En un proceso comunicativo, en las condiciones en las que se propone, donde un sujeto con discapacidad aprende el manejo de las tecnologías mediáticas y hace uso conciente de ellas, el valor sígnico que adquiere a ojos de su interlocutor es diverso y subjetivo en cada caso. Desde nuestra diversidad funcional el cambio genera temor pues nos coloca en un sitio desconocido.

Por eso resulta importante la “palabra robada” de Mariana Denys Espinoza, quien tiene discapacidad intelectual y es reportera y locutora del programa de radio que produce La Pirinola desde hace tres años. Ella se pone en signo, en este espacio académico, en equidad de circunstancias. Por eso está aquí presente, con un nombre propio, pues la academia también excluye, al ubicarse en una posición de poder privilegiando una cierta forma de discurso. Sin embargo, Mariana juega y pone todo.

En La Pirinola, la experiencia de 10 años de trabajo con personas con alguna discapacidad, fomentando sus habilidades expresivas, condujo a desarrollar un programa de medios dirigido a personas con discapacidad mental y/o motora que a partir de su uso contribuye a ampliar sus habilidades expresivas y cognitivas mediante el manejo de herramientas de comunicación como el video, la radio y la fotografía. En este sentido, al acceder a circuitos públicos de intercambio de información, con un discurso hasta ahora no legitimado, se puede transformar el contexto social considerando el lugar que cada sujeto ocupa en su entorno.

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De NUevA cUeNTA, ¿qUIÉN DIce?

Para entender el proceso de subjetivación específico reseñado arriba es necesario ubicar tres elementos claves en el discurso de la discapacidad: el sujeto de la enunciación, el proceso de interlocución y el valor performativo del ejercicio de la voz.

El termino de discurso de la discapacidad se debe entender como las formaciones semióticas que emanan desde la discapacidad en busca de sentido; sin importar que se trate en los contenidos el tópico de la condición de vida o no; el discurso de la discapacidad se conforma por todas aquellas manifestaciones significantes de la comunidad que vive la experiencia de la discapacidad, ya sea por llevarla consigo como una particularidad corporal o por convivir de manera cotidiana con personas en condición de discapacidad.

Descártense, entonces, aquellos discursos que tienen la discapacidad como referente, éstos han emergido desde posiciones ajenas a la misma, en tanto no la viven. El posicio-namiento externo al problema, por parte de los enunciadores, ha acallado la voz de personas y comunidades con discapacidad, impidiendo la interlocución. Estos discursos sobre la discapacidad sólo consideran al discapacitado desde una perspectiva que busca eliminar las irregularidades que su diferencia representa para el funcionamiento social: la ley, a través del discurso jurídico, y la salud, por medio del discurso médico, han sido los campos en donde este tipo de discurso se ha gestado, siempre privilegiando al campo sobre las personas.6

Pensar de otra manera el discurso de la discapacidad implica, como se muestra en este documento, escuchar la voz propia de sujetos con discapacidad; en ese contexto resulta particularmente interesante el conflicto de comunicación que se presenta con la discapacidad intelectual, puesto que se presupone una diferencia entre sus procesos mentales y los de una persona “normal”.

Cuando analizamos este discurso de la discapacidad, la primera pregunta que surge es cómo delimitar la comunidad que tiene derecho a enunciarse como de la discapacidad; entramos en el terreno del sujeto de la enunciación. Sólo hay una manera de enunciarse: hacer uso de los pronombres personales, entre ellos particularmente el “Yo” que siempre esta implícito en los otros, una forma verbal que parte de quién toma la palabra y que, por su reversibilidad, tiene un significado vacío; un espacio que se llena sólo cuando es puesto en acción. Enunciarse es tomar la iniciativa para ocupar un lugar y un tiempo dados, misma que se instaura como fundante en relación con el sujeto que se asume como Yo.

6 Al respecto, consúltense los trabajos de Len Barton, Oliver Mike y Susan Peters, académicos que, desde la condición de discapacidad, han caracterizado los procesos de construcción de un campo marginado, analizando las formas en que la discapacidad es abordada en diferentes campos, particularmente el jurídico y el médico.

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Por eso, la enunciación nos lleva al problema de la conciencia: todo aquel que enuncia puede ser descrito como sujeto de la enunciación, como locutor, pero sólo en la medida que toma conciencia del acto mismo de enunciación es que se constituye como sujeto frente al otro; mientras no entienda que está creando un movimiento comunicativo, ese alguien no será un sujeto completo sino instrumento de la palabra de otros. Es la conciencia de la enunciación lo que permite la emergencia de la subjetividad, sin ella la enunciación tendrá su limite en el expresar, pero jamás será creación de idea.

Como se desprende de Brentano y de las reflexiones de Husserl, “conciencia siempre es conciencia de algo”; pero eso no basta, debe cambiarse el sentido de la conciencia, lo que conseguimos al modificar las relaciones de fuerza del proceso dialógico. La situación de desventaja en que una persona normal se enfrenta cuando es interpelado por alguien desde los medios, obliga a un replanteamiento sobre el otro, quien pese a su discapacidad tiene el control del proceso comunicativo y por ello se torna significativo. Al hacerlo así, se construye una experiencia del mundo en la que ambos sujetos singulares toman conciencia del mundo, su mundo, en donde se ubican a través de la mirada del otro. Como se señaló más arriba, se trata de un ponerse en signo.

Todo aquel que dice yo tengo discapacidad, se está colocando en un lugar que marca una diferencia, pero es el contexto donde se enuncia el que dota de sentido a la frase, afirmar lo anterior implica para el sujeto sumarse a un colectivo que comparte dicha condición.

En términos estrictos, sin embargo, no podemos hacer generalizaciones ni reducir la identidad de ese colectivo a algo que tienen en común todos los que se reconocen como personas con discapacidad, como bien señala Benveniste, ese “Yo” es cada vez contingente e instaura un tiempo y un espacio determinados que sólo significa en contraste con el sí mismo que se enuncia. Este hecho se torna de suma importancia cuando enfrentamos una comunidad cuya base de unión es lo heterogéneo y lo no compartido.

La conciencia del otro, entonces, implica reconocer el pleno derecho de cada sujeto a poseer un mundo, no necesariamente compartido; pero donde no hay un mundo común es necesario construirlo y la única manera de hacerlo es comunicándonos; ahí, las TIC son un instrumento que nos permite mediar en la construcción de ese mundo compartido.

DecIR DeSDe lA DIScApAcIDAD

La identidad del sujeto de la enunciación debe definirse cada que habla una persona, se trata de un acto fundacional y son los complementos semánticos que se apropia los que establecen, por contraste con el yo que enuncia, esa identidad.

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El sujeto se constituye a partir de lo que expresa y lo que sabe y esto sólo es significativo cuando es capaz de transformar su hacer y su comprensión del entorno al participar en una actividad conjunta.

Así, todo discurso es una experiencia donde interactúan pensamiento, afecto y acciones y permite a la persona compartir prácticas sociales dentro de una comunidad. Se contribuye de esta forma a la construcción de un sujeto social.

La condición de existencia, para una comunidad, de la discapacidad se basa en lo que se acaba de afirmar, la experiencia de la discapacidad comprendida mas allá de lo que cada cuerpo tiene y de sus limitantes, es lo que un conjunto de personas heteróclito comparten, y esa experiencia es, en todo caso, común a todos en mayor o menor medida.

Transformar la concepción de la discapacidad, extendiéndola como sugiere el párrafo previo, requiere que las personas con discapacidad tomen conciencia de su potencial como sujetos de enunciación, entendiéndose por esto la conciencia de que son capaces de poner a funcionar la lengua para su propio provecho. Así, si pensamos la noción de sujeto de enunciación en un marco normativo que sólo describa quién es el que habla, perdemos de vista la función de la enunciación, es decir, el valor performativo del ejercicio de la voz.

Alguien es sujeto de la enunciación en el acto de enunciar, si no tiene conciencia de la potencia que ese acto le confiere, entonces sólo podríamos llamarlo enunciante pero no sujeto. No es raro que la mayoría de las luchas sociales pasen por el derecho a la palabra, y que se defienda con ahínco la libertad de expresión, pues quien carece de esa libertad, por coacción o por hábito, pierde su calidad de sujeto.

Para dar cuenta de este valor, vale recuperar analíticamente una experiencia del programa de medios de La Pirinola, el Taller de video para chavos con alguna discapacidad Yo veo/video. Que se llevó a cabo en el segundo semestre de 2003 en el Museo de Culturas Populares del Distrito Federal.7

En esta experiencia resultó trascendental el encuentro de algunos procedimientos centrados en las necesidades e intereses singulares de los participantes: el taller parte de explorar el sentido del yo en cada uno de los alumnos, la mayoría de los ejercicios se plantean mediante una implicación personal de su subjetividad en la construcción del significado.

7 Para el taller Yo veo/video se conformó un grupo de cinco jóvenes con discapacidad intelectual: Jorge Izquierdo de 18 años y con síndrome de Asperger, Daniel Quiroz con 25 años y discapacidad intelectual leve, Emmanuel Polanco de 15 años y con discapacidad intelectual moderada, Rodrigo Sánchez, 27 años y discapacidad intelectual moderada y Javier Sánchez de 14 años y con discapacidad intelectual limítrofe. Ellos se integraron a partir de una convocatoria pública y un largo proceso de invitación directa entre diferentes comunidades que atendían la discapacidad en la Ciudad de México. Se hizo una selección sobre la base de una entrevista personal con cada uno y con sus padres. Los criterios de selección no fueron sistematizados.

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Se empezó grabando una presentación personal de cada alumno y maestro ante cámara, como una manera de marcar el lugar del ser frente al instrumento de registro y frente a los otros. Entre todos nos entrevistábamos y los resultados se veían colectivamente. Un segundo ejercicio abrió paso a la ficción como disparador de sentido del trabajo. Se produjo un relato ficcional colectivo, construido por las relaciones arbitrarias que podrían sostener personajes creados previa y públicamente, por cada uno de los asistentes del taller y personificados por ellos mismos, un relato en que se integró el rol del camarógrafo y director de “la película”, el cual era diferente en cada secuencia. Al tener que jugar diferentes papeles los participantes ejercieron de manera conciente un proceso de reconocimiento del yo.

La siguiente táctica incorporó juguetes y objetos personales en la construcción de una historia animada, primero individual y luego colectiva, estableciendo una diferencia entre el yo y lo mío. Así, para este punto, con tres ejercicios simples, se abordó la distancia entre el ser, el yo y lo mío.

Otro paso fue, otra vez, la entrevista. En ellas se involucraban intereses personales al solicitar a los participantes que invitaran a alguien cercano para realizarles una entrevista personal, la experiencia permitió incorporar la presencia del otro, misma que se volvería trascendental para el rumbo que tomaron los ejercicios posteriores. Éstos consistieron en salir a grabar en campo, de manera gradual, primero al interior del museo sede, después en el contexto de un evento público del museo mismo y, finalmente, en la calle.

El momento clave consistió en el descubrimiento de una pareja de novios quienes apartados del barullo y casi escondidos se besaban, Jorge Izquierdo, quien tenía la cámara en mano en ese momento se atrevió a grabarlos haciendo, en términos técnicos, la mejor toma del curso: un delicado zoom in desde la distancia, encuadrando a la pareja de manera exacta.

Al momento de visionar lo grabado, el interés y el morbo despertado en los participantes, manifiesto en su risa sofocada, nos dio la pista para el tema a documentar en la calle: el beso. Encontramos una condición compartida, externa a su discapacidad, que permitió que ocuparan un lugar específico en el mundo, que gestaran un sitio compartido y al mismo tiempo individual.

Tener un objetivo para grabar en la calle confirió seguridad al grupo y el ejercicio práctico permitió encontrar en la herramienta videográfica –la cámara y el micrófono– un instrumento que les confería visibilidad, poder y protección al mismo tiempo.

Al terminar el curso, los diferentes ejercicios se ensamblaron en un documento audiovisual que relató el curso mismo y dio cuenta de un proceso de aprendizaje significativo; este documento se entregó a los asistentes y se organizó una presentación oficial en la Cineteca Nacional incluyendo la presencia de la prensa especializada. Como es común en esos casos, los realizadores fueron el centro de atención, hablaron ante la

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prensa de su experiencia y de su propuesta, Rodrigo, Daniel, Jorge, Javier y Emmanuel encontraron su propia voz en el circuito apropiado para lo que estaban presentando, cerraron un círculo que puede resumirse en la frase que alguno de ellos dijo esa noche: Yo hice esa película. Es mía.

Como quedo demostrado con la experiencia, los participantes se hicieron de un lugar a través de enunciarse como sujetos más allá de su propia condición, para finalmente tomar conciencia de su lugar a pesar de ella. Si bien no manifestaron explícitamente su condición, en el acto, en su totalidad, estaba implícita; el yo que refieren la incluía. Ese yo, que hizo la película, cargaba por las condiciones de enunciación, frente a la prensa y las familias, un valor agregado: Yo (que tengo discapacidad) hice esa película.

vAloR peRFoRMATIvo De lA voz

Pongo el énfasis en el acto performativo del sujeto que enuncia, en tanto enunciar instaura un orden en las cosas; es por este decir que somos. Ello se opone directamente al valor constatativo que ha tomado, por lo general, el discurso de la discapacidad. Lo dicho desde lo jurídico y lo médico constata la presencia del referente discapacidad pero lo relega a mero signo para otros y descarta lo que podríamos llamar autonomía sígnica.

Enunciarse como discapacitado implica un saber y un hacer y se opone a un asumir-responder; es un acto de conciencia donde, en el proceso de enunciación, la condición de sujeto deviene de su performatividad.

La función de la enunciación que me interesa rescatar aquí es la que se presenta también en el proceso psicoanalítico donde el paciente se “sirve de la palabra y del discurso para representarse a sí mismo, tal como él quiere verse, tal como llama al otro a verificarlo”.8 En este proceso, el discurso se convierte en herramienta para generar identidad en dos lugares al mismo tiempo, el que ocupa el otro y su ser. “Por el mero hecho de la alocución, el que habla de sí mismo instala al otro en sí, y de esta suerte se capta a sí mismo, se confronta, se instaura tal como aspira a ser y, finalmente, se historiza [...] en esta historia incompleta o falsificada”.9

Tomar conciencia de sí a través de la enunciación permite al colectivo de la discapacidad hacerse de un lugar en el mundo y promover interlocución con los otros, diferenciarse para, acto seguido, amalgamarse, no por ser igual a los demás, sino equivalente, y por tanto de alguna manera traducible.

8 Emile Benveniste, Problemas de lingüística general I, México, Siglo XXI Editores, 1986, p. 77.9 Idem.

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Y es que en el plano de lo social el sujeto de la enunciación existe en dos niveles: el primero es el analítico donde reconocemos quién enuncia algo y desde fuera le damos un lugar de significación (aunque el enunciador sea uno mismo); el segundo es el performático donde el sujeto se comprende al enunciarse y toma un lugar de equivalencia.

Para que el segundo nivel se alcance es necesario pasar por el primero, como sucede en el psicoanálisis cuando, como remata Benveniste, el paciente se historiza... en esa historia incompleta o falsificada. Quien enuncia debe primero colocarse fuera de sí mismo para reconocerse como otro frente a un tercero. El habla, ya sea a través de la lengua o de otras formas semánticas “suministra el instrumento de un discurso en donde la personalidad del sujeto se libera y se crea, alcanza al otro y se hace reconocer por él”.10

La meta final sería la construcción de una sintaxis propia que libere al sujeto con discapacidad del sentido que hasta ahora se la ha venido dando, y genere un camino más allá de una condición referida por los demás, sustituyéndola por una asunción de esa condición como una particularidad compartida, restituyendo en el dialogo la potencia completa del cuerpo, exigiendo, al mismo tiempo, el reconocimiento en el sujeto que se percibe como normal, de su propia discapacidad, para enfrentar la diferencia, completando así en el interlocutor lo que cada uno tiene como falta.

10 Idem.

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oBSeRvAcIoNeS SoBRe lAS eSTRATeGIAS De pRoDUccIóNde sentido frente al cambio social

Joaquín AlgrantiMariana Bordes

En un contexto de profundas transformaciones de las instituciones propias del proyecto modernizador de Occidente, en donde la relación del individuo con la sociedad tiende a perder las instancias mediadoras capaces de dotar de sentido a la experiencia del hombre en el mundo, emergen nuevas formas de responder a las viejas preguntas por el sufrimiento, la incertidumbre o la salvación del alma. El objetivo del presente artículo consiste en estudiar las trayectorias terapéuticas y religiosas de sujetos que optan por las terapias alternativas y el neopentecostalismo para enfrentar situaciones personales que los llevan a buscar nuevas fuentes de sentido. El trabajo se encuentra elaborado a partir de la información recabada a partir de entrevistas en profundidad en una iglesia evangélica pentecostal y un instituto de salud holística en Buenos Aires, Argentina.

Palabras clave: búsquedas de sentido, trayectorias, discurso alternativo, discurso evangélico, Argentina.

ABSTRAcT

In a context of significant transformations of the institutions related to the modernizing western project, where the individual-society relationship tends to lose the mediating references that used to make sense of human experience in the world, new ways of answering the old questions about suffering, uncertainty, and the salvation of the soul, emerge. The aim of this paper is to study the therapeutic and religious trajectories of subjects that choose alternative therapies and Neo-pentecostalism as a way to face personal difficulties that lead them to seek new sources of meaning. The paper includes field work through in-depth interviews, participant observation and document analysis of an evangelical Pentecostal church and a holistic health institute in Buenos Aires, Argentina.

Key words: seeking out of meaning, trajectories, alternative discourse, evangelical discourse, Argentina.

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INTRoDUccIóN

No resulta exagerado reconocer que el proyecto modernizador de Occidente supo encontrar, primero, en la redefinición del lugar de lo religioso en la sociedad y, después, en el desarrollo de la medicina científica como instrumento de control, dos de los pilares más importantes para la constitución del orden social. Tampoco es exagerado decir que, a partir de la segunda mitad del siglo XX, empieza a quedar en evidencia que tanto el proyecto secularizador de la sociedad como la ambición totalizante de las instituciones médicas muestran signos evidentes de agotamiento, en donde se pone en duda justamente la capacidad de la racionalidad técnica para administrar las relaciones sociales. La Argentina no es ajena a estos acontecimientos de carácter global. Como en otras sociedades periféricas, los intentos singulares –y sólo parcialmente logrados– de secularización y afianzamiento de dispositivos de control de la población, de base científica, tienden a resquebrajarse, habilitando (entre otros aspectos) una mayor visibilidad de prácticas, discursos, creencias y representaciones que se encontraban solapadas. Se trata de formas alternativas de producción social de significado que se caracterizan, entre otras cosas, por un protagonismo determinante de la persona en la construcción de su propia biografía. Frente a las situaciones de adversidad que introducen las nuevas lógicas sociales, políticas y económicas en el marco de la globalización se afianzan, entonces, diferentes tipos de formaciones discursivas que le permiten a los sujetos orientarse e identificar puntos de referencia en relación con su entorno.

Para pensar la creciente emergencia, aceptación y recuperación de estas diversas matrices de sentido partimos del supuesto de lo que Hervieu-Léger denomina en términos de “nuevos modos del creer” y los procesos que los caracterizan:

La modernidad ha deconstruido los sistemas tradicionales del creer: sin embargo, no ha vaciado el creer. Éste se expresa de manera individualizada, subjetiva, dispersa, y se resuelve a través de las múltiples combinaciones y disposiciones de significados que los individuos elaboran de manera cada vez más independiente del control de las instituciones.1

El panorama de flexibilidad en la definición de las inscripciones sociales (y la diversidad de opciones de vida que de ello resulta) que parece delinearse en la actualidad, pone de manifiesto los límites del pensamiento centrado en las lógicas institucionales de configuración de la acción, lo que en el marco de la gestión del sufrimiento y la aflicción adquiere características específicas. Como ya ha indicado de modo sugerente Bourdieu,2

1 Danièle Hervieu-Léger, La religión: hilo de memoria, Barcelona, Herder, 2003, p. 67.2 Al respecto, véase Pierre Bourdieu, Cosas dichas, México, Gedisa, pp. 102-107.

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el campo de la salud –es decir, el espacio social en donde se disputa el monopolio material y simbólico de los servicios terapéuticos, el derecho a definir las dolencias y los modos de tratarlas– atraviesa por un proceso de diversificación en el que los límites en torno a lo que es específicamente médico o religioso se tornan no sólo difusos, sino asimismo porosos. En realidad, no se trata solamente de un avance de la religión sobre la medicina, sino más bien de una superposición dinámica de espacios sociales,3 donde algunas terapias tienden a espiritualizarse, mientras que la fe y las creencias reclaman su derecho a sanar cuando la medicina falla. En este contexto, las estrategias individuales presentan una enorme capacidad de combinación que posibilita elaborar distintas respuestas a situaciones de sufrimiento físico, psíquico, emocional y social, generando una apertura a nuevos modelos de combinación, que responde tanto a la demanda de los usuarios como a una redefinición de los límites de las competencias en el mercado de la cura de las almas y los cuerpos.

Es en esta coyuntura que nos proponemos trabajar con dos tipos de discursos que parecen revestir una creciente aceptación a la hora de construir sentido en el caso de problemas que trastocan los marcos de referencia cotidianos: nos referimos al universo de prácticas y representaciones que ofrecen las denominadas “terapias alternativas” o New Age –desde los márgenes y más allá de las instituciones médicas– y las múltiples formas de relación con lo sagrado que introduce el neopentecostalismo –mejor conocido como el mundo evangélico. Pese a su apariencia disímil, vamos a ver que ambas esferas de sentido se mezclan, entrecruzan y, en numerosas oportunidades, rivalizan entre sí por el monopolio legítimo de los bienes de salud y de salvación (los cuales ya no aparecen como jurisdicción específica de la medicina científica, o de la iglesia católica, respectivamente).

Para cumplir con este objetivo, nos focalizaremos en reconstruir las trayectorias de dos usuarios de medicinas alternativas y dos creyentes pentecostales, indagando en los puntos de encuentro y las diferencias entre ambos perfiles. Esta tarea se enmarca en un enfoque metodológico cualitativo, centrándonos en los datos producidos a partir de una de sus técnicas de recolección: la entrevista en profundidad. Es importante resaltar que la elección de los casos responde a un muestreo intencional o teórico4 que da cuenta de

3 El concepto de superposición dinámica intenta trascender las aplicaciones esquemáticas de la noción de campo de la salud que desarrolla Pierre Bourdieu, indagando en el juego de correlaciones que se establecen con otros espacios sociales de producción simbólica, como el universo religioso o el económico, hasta el punto de generar la reconfiguración de sus límites y dimensiones. La definición de la salud, como una construcción social históricamente determinada, depende del estado de fuerza entre los agentes que se disputan el derecho legítimo a intervenir sobre las representaciones cambiantes de la enfermedad.

4 Robert Miller, Researching Life Stories and Family Histories, Londres, Sage Publications, 2000.

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perfiles que resultan significativos a la luz de la multiplicidad de las alternativas recorridas, a la vez que cristalizan una serie de tendencias que se dan de manera recurrente en otras estrategias de producción de sentido frente a la crisis que hemos podido constatar en el marco de los mencionados universos simbólicos.5 En el caso de las terapias alternativas, nos centramos en personas que representan dos polos en un continuum de dolencias respecto de las cuales la biomedicina encuentra dificultades para organizar un tratamiento efectivo: se trata de las enfermedades crónicas y de los padecimientos que forman parte del “estilo de vida” propio de las sociedades contemporáneas: la ansiedad, el estrés y los dolores corporales concomitantes. En el caso pentecostal, los ejemplos condensan dos tendencias relevantes en las formas religiosas de “llegada al Evangelio”: la primera, marcada por un contexto de sufrimiento que tiene como núcleo a los conflictos familiares y de fuerte impronta social (violencia, pérdida del empleo, precariedad económica). La segunda, movilizada por una búsqueda de sentido existencial.

coNSTRUccIóN De SeNTIDo eN el MARco De lAS TeRApIAS AlTeRNATIvAS

caso 1. enTre La Búsqueda de aLivio FÍsico y La necesidad de reconsTruir eL propio “mundo”

Ciertos episodios de enfermedad, caracterizados por su agudeza o persistencia, tienen la capacidad de conmocionar el habitual transcurso de la cotidianeidad. Se trata de rupturas biográficas en los que el mundo de la vida,6 con su forma específica de organizar la experiencia, se ve alterado. En este contexto, los referentes sociales del individuo entran claramente en conflicto y afectan, no sólo a los “roles” asumidos previamente, sino a todo

5 Las entrevistas elegidas son representativas, asimismo, de un corpus de mayor alcance correspondiente a dos investigaciones de tesis doctoral que hacen foco, respectivamente, en el papel que cumplen las “terapias alternativas” y el pentecostalismo en grupos sociales medios y medios-altos residentes en la ciudad de Buenos Aires, desde una estrategia de investigación cualitativa que incluye un componente etnográfico (observación participante) y realización de entrevistas abiertas, extensas y recurrentes. La primera tesis cuenta con entrevistas realizadas a 18 informantes (entre ellos, usuarios, especialistas y alumnos de terapias alternativas), y muchas de ellas han sido llevadas a cabo de manera recurrente. En el caso de la segunda tesis, se cuenta con 33 entrevistas en profundidad, número a partir del cual se alcanzó la saturación teórica. Por último, podemos consignar que, en el caso de las terapias alternativas, centramos nuestro trabajo de campo en el Instituto Iberoamericano de Salud Holística situado en el centro de la ciudad, mientras que los pentecostales pertenecen a la iglesia evangélica Rey de Reyes, ubicada en el barrio de Belgrano (zona norte de Buenos Aires).

6 Aquí, retomamos la noción introducida por Alfred Schutz, El problema de la realidad social, Buenos Aires, Amorrortu, 2003.

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el sistema de significados que sostienen a una persona diariamente, desafiándolo así a nuevas definiciones relacionales e identitarias.7

El caso de Silvia refleja claramente la situación antedicha. Ella es una mujer de 70 años de aspecto frágil, pero muy vital, pese a que su enfermedad la ha obligado a permanecer en la cama la mayor parte del día. Vive en un barrio de clase media-baja con su marido, en una casa que mantienen con la jubilación de ambos y con las ayudas circunstanciales que reciben de sus hijas. Esta situación que denota un marcado ascenso social a pesar del bajo nivel de instrucción alcanzado (no llegó a concluir la enseñanza primaria) resulta plausible en el marco de las conquistas sociales obtenidas por amplios sectores de la población a partir de la década de 1960 en Argentina. Sin embargo, la sostenida precarización de sus condiciones materiales de existencia, a partir de 1990 y, sobre todo, en los últimos cinco años (debido a los procesos inflacionarios que signan el panorama económico en el país) incide de modo significativo en las posibilidades de acceder o sostener en el tiempo los tratamientos considerados como los más eficaces.

Las búsquedas de Silvia se desencadenan en función de una serie de dolencias físicas, entre las cuales se destacan dos sucesos. El primero remite a un accidente acaecido en 1962 en el cual sufre una fractura de la quinta vértebra lumbar, hecho que, en reiterados pasajes del relato, es tematizado como un punto de inflexión que marca un antes y un después en su historia biográfica. La segunda afección es una enfermedad degenerativa denominada Síndrome de Sudeck, que le provoca la distrofia de la mano derecha y un terrible dolor que le impide llevar a cabo sus habituales tareas cotidianas. Pues bien, no obstante estos “hitos” de carácter profundamente disruptivo, el relato aparece estructurado en torno al carácter recurrente y continuo de los dolores experimentados. Así se delinea un eje narrativo centrado en la experiencia del dolor, que pone de manifiesto una temporalidad circular en la que se entretejen y confunden las afecciones menores, los padecimientos de larga data, las sucesivas mejoras, los picos de deterioro y empeoramiento, así como también los innumerables recomienzos en la búsqueda de alivio que la actora emprende una y otra vez.

Llega un momento que el dolor lo tenés tan asumido [...] es algo que es repetitivo [...] que asumís que ya forma parte de vos, que no te lo podés sacar de encima, entonces lo asociás a tu cuerpo, no es algo desagradable, sí, lo es porque te causa dolor, pero es como que decís lo tengo, no lo puedo sacar por más que he hecho infinidad de tratamientos. Entonces empezás a hacerte a la idea que esto es algo que vas a tener que llevarlo siempre [...] y bueno, me dije, tengo que soportarlo y bueno [...] hay días que estoy mejor, hay

7 Véase, entre otros autores, a Byron Good, Medicine, rationality and experience, Cambridge University Press, Cambridge, 1994.

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días que me siento peor, o paso periodos en los que reinicio [...] voy a alguien que me recomponga, pero cuando lo dejo, indefectiblemente vuelvo a empeorar [...] Es cuestión de tiempo.

La primera opción médica a la que recurre Silvia es la biomedicina ya que, en su marco cultural, surge como la indicada para resolver este tipo de problema de extrema gravedad. Sin embargo, a pesar del supuesto éxito de la terapia sugerida por el especialista consultado –una intervención quirúrgica–, el problema del dolor persiste. Paulatinamente, se produce una cierta erosión de las expectativas previas vinculadas con la capacidad de respuesta de esta opción médica, que se refuerza cuando su padecimiento pasa de ser definido de agudo a crónico.

Lo que pasa es que los médicos ya me catalogaban como paciente crónica y ya no me daban bolilla, era como que lo mío ya no tenía cura, era como que ya no me prestaban atención, como que me atendían por obligación, porque yo había ido a la consulta nada más [...] porque a los médicos un enfermo crónico no les gusta, quieren pacientes que tengan un problema, una dolencia que en X tiempo, no mucho, se pueda solucionar, puedan sacar al paciente adelante, y que recupere la salud y esté mucho mejor.

Estas dificultades experimentadas se relacionan con los límites tecnológicos de la disciplina en el periodo en el que ocurre el accidente, pero asimismo denota un límite inherente a la propia matriz de interpretación de las dolencias que define a la biomedicina. Como indica Launsø,8 esto se debe a que su terapia se define a partir del entrelazamiento de la secuencia examen-diagnóstico-tratamiento (y consiguiente resolución del problema), de modo tal, que la eficacia prevista se espera dentro de ciertos límites temporales. Por ello, la informante registra una declinación del interés biomédico en la medida en que el tiempo transcurre, a la vez que advierte una lógica profesional de cálculo respecto de los individuos que se desvían de los casos clínicos agudos habituales, en los cuales la actuación de la biomedicina se verifica como la más eficaz. Así, pasa a delinearse el carácter incurable e irreversible de sus dolencias, tanto en relación con la definición que de ellas hace la biomedicina, como en cuanto a la persistencia del mal que ella misma vivencia en su propio cuerpo. En este contexto de falta de respuestas y un fuerte sentimiento de abandono, Silvia comienza a articular tímidamente la consulta médica con especialistas “heterodoxos”, incluyendo diversas disciplinas como la acupuntura, curanderos tradicionales, y profesionales de la homeopatía.

8 Leila Launsø, “Integrated medicine: a challenge to the health-care system”, Acta Sociológica, vol. 32, México, UNAM, 1989.

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Ahora bien, los altibajos en su estado de salud se convierten en dolor constante y un empeoramiento de su situación a partir de la irrupción del Síndrome de Sudeck. Es aquí cuando Silvia recomienza la búsqueda, esta vez marcada por el desconocimiento, por parte de los biomédicos, respecto de esta afección, lo que va a derivar en una multitud de consultas y de diagnósticos disímiles que enfatizarán su desconcierto. Sin embargo, la falta de respuestas no invalida, en términos generales, la creencia en la biomedicina, sino que más bien redunda en una articulación entre formas de terapia diferentes que cumplen funciones complementarias, esto es, que no se excluyen mutuamente.

A pesar del reconocimiento de que no suministran una cura definitiva, Silvia valora positivamente sus experiencias en el marco de la digitopuntura, la masoterapia, la reflexología y la acupuntura en virtud de la adecuación (e incluso de la superación) de las expectativas iniciales de alivio desplegadas por la entrevistada. No obstante, la interpretación respecto de la eficacia comprobada en tratamientos alternativos responde no sólo a la mejora física de la paciente, sino también a una clara adecuación de las prácticas llevadas a cabo por estas medicinas y el sistema de creencias de la actora, lo que involucra ideas sobre la corporalidad y la cura, que trascienden ampliamente el ámbito biológico (plano por excelencia de intervención de la medicina científica).

Germán [el terapeuta] me tocaba en ese punto para que el órgano que estuviera mal recibiera esa energía. Como era energía positiva, ese órgano se iba mejorando, y se fue mejorando [¿Cómo el terapeuta te transmitía esa energía?] Porque yo la sentía, a través del dedo esa energía me la transmitía a mí, yo sentía como si tuviera más poder [...] como, como cuando vos invocás a Dios, y sentís una fuerza que te cubre hasta los pies, y vos sabés que es obra del señor, vos no te preguntás cómo. Y es lo mismo que Germán, cuando me daba energía, era como algo que me penetraba y me daba fuerza [...] Cotidianamente yo tengo una rutina, entonces, con esa rutina, más o menos me manejo bien. Así que, bueno, yo trato de descansar, y rezo mucho, una de las cosas que más me tranquiliza es el rezo [...] porque, aunque parezca un poco increíble, yo siento que recargo mis energías rezando.

Aquí, aparece de modo evidente una yuxtaposición de la lógica religiosa y la médica de representarse el cuerpo, en donde la posibilidad de restablecer el “bienestar” físico involucra, de modo activo, ideas sobre otras entidades que también constituyen a la persona en tanto tal, como el espíritu, el alma, e incluso la “energía”. Esta última noción es significada desde un marco de referencia que concuerda con el ideario new age, y supone un cierto grado de contacto con lo sagrado,9 al referirla como una suerte

9 De acuerdo con Van der Leeuw, lo sagrado es potencia y, en este sentido, tanto la santidad como la impureza pueden ser idénticas. En todo caso, a lo sagrado concierne lo poderoso y, por ende, lo peligroso que suscita temor y, al mismo tiempo, atracción. Véase Gerardus van der Leeuw, Fenomenología de la religión, México, Fondo de Cultura Económica, 1964, pp. 37-38.

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de fluido sutil que todos los seres vivos poseen y que el terapeuta, para transmitirla, debe detentar un cierto poder de manipulación. A su vez, la religión ocupa un lugar central en la organización de la rutina vital de Silvia, la cual se ordena principalmente en torno al ritual cotidiano de la oración. En efecto, el rezo10 instituye un momento de apaciguamiento del cuerpo y de la mente, que se mantiene más allá de los cambios y la discontinuidad de los tratamientos que marcan su existencia. Asimismo, se constituye en una instancia de adquisición de “fuerza espiritual” para seguir adelante, así como para dar sentido a su sufrimiento. Particularmente, Silvia reconoce la importancia que tiene en su vida el hecho de rezar el rosario (una de las formas de oración del ideario católico más difundidas), lo que le permite vivenciar una profunda identificación con la figura de Jesús (sobre todo cuando se trata de repasar, en los misterios dolorosos, el padecimiento que la deidad sufre durante el Calvario).

La fuerte adhesión de Silvia a la religión católica pasa también por la asistencia a múltiples cultos (convencionales, o bien, de sanación carismática). En razón de la centralidad que lo espiritual asume expresamente en su vida, Silvia concurre incluso a la Iglesia Universal del Reino de Dios (de raigambre evangélica); no como una alternativa de sanación física, sino más bien en torno a la posibilidad de estrechar su lazo con Dios. Sin embargo, luego de ocho meses de asistencia, Silvia decidió abandonar la Iglesia, debido, principalmente, a que el discurso combativo que ésta esgrime no se corresponde con la búsqueda de sanación de la actora, centrada en prácticas que buscan la restauración de la armonía corporal y espiritual.

caso 2. resigniFicación deL maLesTar: enTre shamanes y psicóLogos

Natalia tiene 27 años, es una estudiante universitaria avanzada, en la actualidad tiene su propia empresa y se encuentra en pareja, hace 9 años, con una persona reconocida en los medios de comunicación. Por su situación social podríamos ubicarla en un nivel socioeconómico alto, si bien su familia es de origen relativamente humilde, y su niñez y adolescencia transcurren en un tranquilo barrio de la periferia de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, el distanciamiento en relación con las urgencias de la vida cotidiana no tiene como contrapartida un estado de sosiego, sino que desata de modo creciente un sentimiento de inadecuación con el nuevo entorno social, hasta devenir en un estado permanente de irrealidad que acarrea una fuerte angustia, dificultades para salir y ataques de pánico recurrentes. En pos de enfrentar esta situación Natalia se

10 Es interesante definir al rezo como una puesta en práctica de usos y medios “aprendidos” para entrar en contacto con Dios. Véase Marcel Mauss, Sociología y antropología, Madrid, Tecnos, 1979.

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vuelca al psicoanálisis, opción que, si bien no le brinda una solución inmediata a los problemas que la aquejan, parece adecuada, al mismo tiempo que contribuye a delinear su interpretación del “mal”.

Es decir, yo estaba sumida en una situación en la que sentía que no tenía control de mí, había perdido el control [...] pero si llegué hasta el extremo de estar tan mal, evidentemente algo estaba pasando [...] es un síntoma, a mí me parece [...] ¿qué es lo que pasa con la psicología? La psicología dice en un punto que lo que te pasa debe tener que ver con el desconocimiento, con no querer ver. A mí me parece que todos tenemos la respuesta [...] uno puede estar pasando por una situación traumática y saber por qué [...] Ahora, lo loco es que todo el mundo que siempre te cuenta estas cosas, siempre hace la reflexión post-facto, post-enfermedad, post-brote, lo que sea [...] y es lo que me pasó un poco a mí, tuve que pasar por todo eso para cortar con tanta negación y darme cuenta de qué había detrás.

El reconocimiento que hace Natalia respecto de su malestar aparece bajo los términos psicoanalíticos de la negación y la represión que se operan en torno de un problema más profundo que estalla de modo sintomático bajo la forma de episodios de ansiedad, angustia y pánico. En este marco, el conocimiento de sí mismo pasa a ocupar un lugar central e ineludible en la curación, lo cual exige, tanto el asumir los problemas padecidos bajo la propia responsabilidad, como también delinear la idea de que el estado de bienestar depende de una decisión personal:

Tiene que ver también con tomar una decisión, yo creo que en ese sentido uno puede ayudar también a ayudarse, a curarse y también a ayudar a que lo curen, porque a nadie lo pueden curar si no quiere, ¿entendés?

En el marco de este proceso de recomposición ya puesto en marcha, y en concordancia con el despertar de este interés por ahondar en sí misma en búsqueda de respuestas, la incursión inicial en las terapias alternativas se presenta como una posibilidad de explicar lo que le sucede desde un esquema interpretativo diferente al ofrecido por el cientificismo occidental.

Yo empecé yendo por curiosidad [...] yo no creo fervientemente en eso, no sostengo ninguna bandera pero tampoco lo niego, digo que las posiciones extremas que pueden asumir las personas es de por sí sospechosa, ni todo es mentira, ni todo es verdad [...] Yo estuve mal hace un tiempo y si no hubiese sido así creo que no hubiese ido nunca a reiki o reflexología o a yoga [...] porque para mí esto es natural ahora, porque hace como 6 años, o 7, que vengo hablando de la energía [...] lo que yo digo es que no hay

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que sostener nada a ultranza, eso me parece lo dañino, porque yo no puedo vivir como un monje budista, mi vida no es así, así que yo agarro lo que me sirve, y trato como de aplicarlo.

La experiencia primera con un especialista alternativo denota una lógica de la búsqueda que gira en torno a las ofertas que le producen curiosidad y que pueden permitirle la posibilidad de ensayar “algo nuevo”. Lo que nos da la pauta de una tendencia, por parte de Natalia, de investigar acerca de diferentes terapias centradas en la manipulación de energía. Otro punto a resaltar reside en que, si bien se verifica la adopción de todo un cuerpo de representaciones respecto de la energía, el cuerpo y el cosmos vinculado al ideario alternativo, la actora no lo percibe como estructurante de su sistema de creencias y valores. Estas nociones aparecen, más bien, en su carácter naturalizado y su aceptación radica más en su capacidad de adaptarse a sus necesidades, que a la imposición de formas excluyentes de ver el mundo.

Este encuentro inicial marca el comienzo de un camino de búsqueda personal que se lleva a cabo a través de la Internet y de la lectura de publicaciones especializadas –libros de reiki, gemoterapia y meditación, principalmente. Por otra parte, la entrevistada adquiere el hábito de plantear sus inquietudes a los especialistas consultados, en pos de una mejor comprensión de su persona, constituyéndose en otra fuente activa de adquisición de conocimiento. En lo que se refiere específicamente a la práctica, empieza a combinar la psicoterapia con disciplinas como el yoga, la digitopuntura, la masoterapia y la reflexología, aunque todos los tratamientos son llevados a cabo de modo esporádico y son elegidos básicamente para la gestión del estrés y de las dolencias asociadas con éste, como dolores de cabeza, cansancio y contracturas musculares. Finalmente, el impacto de este discurso refuerza una actitud crítica respecto de las pretensiones totalizantes del saber biomédico y enfatiza su preferencia por la complementariedad terapéutica.

Estaría buenísimo que se complementara una visión, ni te digo espiritual, sino más humanística con la medicina, porque los médicos son unos “cuadrados” [...] a la medicina le falta un montón de cosas, que muchos se dan cuenta y muchos no, pero al final no usa herramientas que podría aprovechar.

Desde la perspectiva delineada por Natalia, la complementariedad flexible y adaptable que supone la utilización de las terapias alternativas se funda, ante todo, en un fuerte rechazo hacia formas más radicales de contacto con lo numinoso,11 que exigirían una

11 Véase Rudolf Otto, “Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios”, Revista de Occidente, Madrid, 1965.

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conversión del sujeto y la consecuente ruptura con su forma de ver el mundo actual. Lo antedicho no implica la incredulidad por parte de Natalia respecto de fenómenos que involucran una experiencia de lo sagrado. Es más bien la convicción de que los sujetos pueden acceder a otros estados de conciencia, lo que provoca que la entrevistada opte por las versiones cosmovisionales menos disruptivas, en relación con los parámetros de normalidad que fijan las coordenadas del mundo de su vida cotidiana. De este modo, el interés por las terapias que involucran la manipulación de energía radica en su capacidad de brindar respuestas complementarias, suministrando marcos de sentido que se articulan con los sistemas de creencias y valores científico-occidentales respecto del cuidado de sí, pero también arraigan y contribuyen a cubrir las fisuras y vacíos de sentido que éstos presentan.12 Del mismo modo, la posibilidad de reelaboración de estas nociones terapéuticas, en términos occidentales, habilita una interpretación de lo espiritual que no requiere de adherirse a una religión institucionalizada, lo que contribuye a delinear formas de religiosidad vinculadas a un reencantamiento del mundo que, lejos de la lógica de la conversión religiosa del discurso pentecostal, se opera dentro de los límites precisos de la normalidad secular.

BÚSqUeDAS eN el UNIveRSo SIMBólIco Del peNTecoSTAlISMo

caso 1. expLicar eL suFrimienTo: comBaTe por La signiFicación

El caso de Marcela nos va a permitir trazar la trayectoria de un usuario asiduo de las terapias alternativas de corte oriental, las medicinas tradicionales, e incluso los cultos Umbanda, que realiza el vuelco hacia el universo pentecostal resignificando su pasado en los términos implacables del “ocultismo”. El interés de su relato radica especialmente en el modelo de búsqueda de significado que desarrolla y en el pasaje no lineal sino discontinuo y cambiante que culmina en la conversión.

Marcela es una mujer de 46 años, podríamos decir que presenta un nivel socioeconómico medio-bajo en función del ingreso que obtiene de dar clases particulares de inglés y los aportes que recibe de su ex marido. Ambas entradas le permiten mantener un departamento propio de tres ambientes en un barrio de clase media en la ciudad de Buenos Aires y llevar una vida humilde con su hija, Teresa, de 19 años. Es menester señalar que el punto de

12 La estrategia de combinación y fusión de universos de sentido que lleva a cabo Marcela va más allá de una operación individual, develando uno de los modelos posibles de síntesis socioespirituales de las clases medias, como lo indica Pablo Semán, Bajo continuo. Exploraciones descentradas sobre cultura popular y masiva, Buenos Aires, Gorla, 2006.

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quiebre que desata su recorrido terapéutico es un estado de crisis generalizado, producto de un largo proceso de separación que incluye momentos de violencia, maltrato familiar y una depresión severa. La actora evita entrar en detalles, pero lo reconoce como el inicio de una búsqueda que primero la lleva a los lugares conocidos.

Yo tuve un matrimonio conflictivo y llegó a un punto de mi matrimonio que yo pensé que me iba a volver loca porque la situación no daba para más, entonces, yo me aboqué a buscar ayuda. Entre las ayudas que me aboqué a buscar fue en la iglesia católica; en la iglesia católica no me dieron respuesta, me cerraron las puertas, no había una respuesta específica al tema en sí, ni tampoco un consejo: vaya a un profesional [...] ¡nada, nada de nada! [¿Por qué sentiste que la iglesia católica no supo contenerte en ese momento?] Porque no hubo [...] primero hubo un cierto grado de indiferencia y después no hubo una dirección específica al problema como que [...] bueno, todo se va a arreglar, ¿viste? Y no era la respuesta que yo necesitaba frente a una situación matrimonial, inclusive de riesgo porque había habido cierta clase de violencia.

Pues bien, es interesante subrayar que cuando el recurso católico falla, la búsqueda de la actora también se extiende a otros ámbitos conocidos por el entorno familiar debido a su capacidad de complementarse con las propias creencias. Es sólo después de la conversión que estas prácticas quedan reducidas a formas de “ocultismo” cuyo rechazo contribuye a definir la identidad evangélica, resignificando su acervo de conocimiento sobre la base de un nuevo sistema de valores. La complementariedad previa se transforma en condena y reprobación absoluta. Sin embargo, en un principio, recurre a curanderos y Paes Umbanda sin obtener resultados concretos, para luego entrar en el universo de las terapias alternativas a través del tai-chi-chuan y la acupuntura, los cuales constituyen pasajes breves que complementan sus prácticas de yoga en el instituto Indra Devi. En este marco y producto de la insistencia de su instructora de yoga, a fines de la década de 1980 surge la posibilidad de formar parte de la Misión de la Luz Divina, liderada por el gurú Maharaj Ji. En este momento, las enseñanzas del gurú aparecen como la solución esperada a sus problemas, la posibilidad de encontrar calma y armonía frente a las dificultades. Ahora bien, la tranquilidad y la armonía constituyen sólo un aspecto de las exploraciones de sentido de Marcela; una vez superado el desasosiego inicial comienza a instruirse, junto con su mamá y su prima, en la búsqueda por desarrollar una sensibilidad ampliada a través de la adivinación y la telepatía. Durante los tres años que comparte con el gurú, la actora percibe que sus facultades van aumentando, hasta el punto de incorporarlas en todos los planos de sus actividades cotidianas. Sin embargo, los cambios de conducta que esto acarrea repercuten en su entorno familiar, anticipando así la llegada de nuevos movimientos en su trayectoria. De hecho, el camino de la conversión aparece plagado de avances, retrocesos y numerosos traspiés que marcan el traspaso entre universos simbólicos

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incompatibles. En este sentido, la distancia que se opera entre el pentecostalismo y otras vertientes religioso-terapéuticas es del orden de la exclusividad: para que la vida cristiana opere como un anclaje identitario del sujeto, para que se transforme en una sensibilidad, en una forma de ver el mundo y un fundamento de la acción, requiere la renuncia y el combate contra los bienes de salud que se disputan el territorio del cuerpo, el alma y el espíritu. No obstante, es interesante destacar que, para Marcela, enculturada en un contexto en el que prima la complementariedad de prácticas y saberes, la pertenencia única que exige la religión pentecostal en un principio se le presenta como una forma de violencia difícil de tolerar. A su vez, las conversiones familiares contribuyeron paulatinamente a moldear el entorno de Marcela. Primero, fue su hermano, después su tía, a los pocos meses su mamá y su prima abandonaron las actividades con el gurú y se entregaron a Dios, incluso su hija, Teresa, de 5 años empieza a asistir a los cultos. Entre todos logran llevarla a los encuentros en la iglesia. Aunque todavía mantiene la distancia con la mirada evangélica, ella siente que vuelve en sí, que logra romper el estado de “anestesia” y “enajenamiento” para empezar a “sentir todo lo que no sentía”. En este momento se inicia una nueva etapa en la que Marcela incorpora lentamente a su vida las prácticas cristianas, pero sin renunciar al gurú, al yoga ni a las terapias alternativas. Sin embargo, cabe destacar que la combinación de opciones excluyentes produce tensiones internas y un estado constante de rivalidad difícil de sostener en el tiempo:

[...] siempre que entraba, me sentaba al final y cuando entraba, yo sentía una voz que me decía “hace tiempo que te estoy esperando”, yo me la quería sacar esa voz porque no la soportaba, entonces, yo me sentaba, pero así, desafiante al que iba a predicar y lo calificaba de payaso, qué me vas a venir a decir a mí. Entonces, este hombre empezó a predicar, este pastor, cualquiera sea [...] porque él predicaba y yo con mi mente rebatía todo y él dice “miren hermanos, no sé qué pasa hoy, pero a mí el Espíritu Santo me está cambiando el mensaje, se ve que hay alguien que tiene que escuchar lo que yo voy a decir y todo lo que yo le había rebatido con mi mente, me lo contestaba desde el púlpito [...] yo me iba con unos enojos, ¡no lo soportaba!

A la luz de lo delineado por Marcela en su relato, ambos sistemas de creencias colisionan constantemente en cuanto a las prácticas, los ritos y la doctrina, generando confrontaciones que colocan a la actora en un momento de tránsito y definición. No obstante, el impulso definitivo hacia la conversión va más allá de un trabajo metódico y racional de comparación entre las distintas opciones. El salto llega a través de una serie de signos que indican la incorporación de los esquemas de percepción y disposición de la cosmología evangélica, es decir, el aprendizaje de una forma de mirar y leer el entorno de acuerdo con una visión religiosa del mundo. Uno de esos signos de poder se manifiestan en la vida de Marcela después de una semana de visitar a una mentalista

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que también era Mae Umbanda, cuando constata que un incendio consumió la casa “hasta el último ladrillo”. Luego de este episodio siente que una voz interna le advierte: “cuidado, porque ésta es mi ira”, como una suerte de advertencia sobre los peligros que acarrea la infidelidad al verdadero dios. En una segunda ocasión, Marcela descubre que no sabe dónde se encuentra su hija y entra en un estado de pánico durante más de tres horas, hasta que finalmente logra dar con ella en la casa de un familiar. Luego se dirige desesperada a visitar al gurú, pero una voz interna repite una y otra vez: “¡mentiroso, mentiroso!”. Ambas experiencias de quebrantamiento la conducen a la definición por el modelo de vida cristiano y a la renuncia de todo tipo de terapias alternativas, curanderos y esoterismos. Su entrega a Dios es narrada en los términos de un combate:

Viste, cuando la palabra dice tú me sedujiste con tu amor, más fuerte fuiste que yo y me venciste. Eso yo sentí y con eso [...] pasé, yo no conocía esa palabra, cuando yo pasé por primera vez y última a aceptar a Jesús, fue en septiembre de 1991, yo pasé y dije bueno, me ganaste, me ganaste [...] Esas fueron mis palabras. Cuando yo escucho la prédica sobre Jeremías, yo lloré tanto porque identifiqué esa palabra con mi vida [...] sentí que realmente él me había vencido y que lo hizo de una manera que nadie pudo meterse porque fue un trato directo.

Ahora bien, lejos de marcar un punto final a sus exploraciones espirituales, cabe destacar que la incorporación al universo simbólico del pentecostalismo abre un mundo de posibilidades, combinaciones y preferencias. La presencia de lo sagrado en la vida cotidiana de los creyentes permite el desarrollo de nuevas formas de calificación religiosa13 vinculadas con los dones del Espíritu Santo –sanidad, profecía, lenguas, milagros, etcétera. En el caso de Marcela es el canal onírico: los sueños proféticos, uno de los medios más fuertes de comunicación con la divinidad. El abandono de las terapias alternativas y el traspaso al pentecostalismo combina, entonces, elementos de ruptura en términos de prácticas y creencias marcadas por profundas líneas de continuidad, auténticas sustituciones que conservan tanto la actitud de búsqueda como el arte de complementar los bienes de salud según las necesidades de los usuarios.

13 Véase Thomas Csordas, The sacred self. A cultural phenomenology of Charismatic Healing, Berkeley, University of California Press, 1994.

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caso 2. BienesTar maTeriaL y Búsqueda espiriTuaL: La inquieTud exisTenciaL

El relato de Pablo nos permite trazar la trayectoria de un creyente evangélico cuyo camino de búsqueda no se origina en una estrategia de supervivencia14 o en un estado de crisis personal, sino a partir de la inquietud existencialista del entrevistado sobre la condición humana y su destino. El valor de su historia reside en el carácter de ejemplo negativo, es decir, en tanto plantea un modelo de conversión que rompe con los relatos convencionales centrados en las experiencias de enfermedad y gestión del sufrimiento en la vida cotidiana.

Pablo tiene 47 años pero parece más joven. Está casado hace 25 años, tiene tres hijos con los que vive en Flores en una casa propia y se dedica a la informática, aunque también estudió psicología social y psicodrama. Por su situación social podríamos ubicarlo en un nivel socioeconómico medio-alto. A la hora de narrar su vida él cuenta que nunca transitó por momentos de necesidad económica, dado que siempre tuvo trabajos estables y una cierta solvencia. Es justamente este soporte el que lo habilita a distanciarse de las urgencias de la vida cotidiana, despertando inquietudes más profundas.

Cuando vos tenés tus necesidades básicas satisfechas, cuando las cosas te van bien [...] hay un momento en que el “clic” se da porque empieza a aparecer un vacío, hay algo que te falta [...] y lo que te falta es la presencia de Dios en la vida cotidiana, es la comunión, es estar en comunión con Dios [...] congregado, bueno, todo lo que nosotros hacemos aquí, ¿no es cierto? Pero en definitiva hay algo, y ese agujero es bueno, porque te permite la búsqueda porque si vos no tenés registro de una carencia vos no buscás. La búsqueda se da cuando uno registra, cuando uno se da cuenta que hay algo que me está faltando.

El punto de reconocimiento es esencial porque pone en contacto a la persona con la inquietud respecto del sentido de la vida. Pablo explica el modo en el que ese vacío es llenado con objetos o actividades que desvían las preguntas respecto de su verdadero origen, relacionado con el sentido de la existencia y la identidad del hombre. La angustia sin una dirección precisa deriva en el consumo más o menos compulsivo, produciendo “una satisfacción linda, pero momentánea”. Es necesario trascender este primer momento de resistencia para comenzar un proceso de búsqueda que puede llevar por los caminos más insólitos e impensados. El trabajo de reconstrucción de los acontecimientos, desde una matriz religiosa, ordena la vida en torno a la conversión, como el suceso que permite comprender los fragmentos dispersos de la historia personal, según la cercanía o la lejanía

14 Cecilia Mariz, “Igrejas pentecostais e estrategias de supervivencia”, Religião e Cidadania, Salvador, Editorial Julio Braga EGBA/AFBA, 1990.

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de Dios. Al igual que con Marcela, el recorrido de Pablo comienza por aquello más conocido o familiar; las búsquedas de éste se enmarcan, en un principio, al interior del campo católico, participando en el movimiento de la virgen de Schoenstatt,15 también con grupos jesuitas, y dentro de la renovación carismática. Esta última experiencia lo pone en contacto con una dimensión vivencial de la fe, con prácticas novedosas, en términos de oración y del vínculo con lo sagrado, que establecen las bases de lo que será su conversión pentecostal, unos años después. Este punto constituye la culminación de un pasaje que comienza por los grupos más heterodoxos y marginales dentro del catolicismo para pasar a un universo completamente nuevo y diferente: el movimiento de la Nueva Era. Cabe destacar que las razones de este salto no responden a la ruptura con la tradición cristiana, ni a la crítica de sus liturgias e instituciones. La única causa que Pablo identifica, para distanciarse de su confesión natal, es la curiosidad de conocer otras formas de relación con Dios. Sus incursiones lo llevan directamente hacia el hinduismo a través de círculos cercanos de amistades que comparten las mismas técnicas de meditación. El compromiso va más allá de un apego circunstancial, y después de tres años decide viajar con su esposa a la India para conocer a Sai Baba. Este encuentro marca un punto de inflexión y retorno sobre el cristianismo, inaugurando un periodo de pertenencias múltiples en donde las prácticas y creencias católicas conviven con los principios hinduistas. Pese a alcanzar un cierto equilibrio entre ambas cosmovisiones las búsquedas continúan, esta vez a partir del ofrecimiento de un amigo que los invita a una iglesia evangélica.

A medida que empiezan a formar parte de las actividades del templo y a incorporar la mirada y la sensibilidad propia del pentecostalismo, se vuelve más difícil complementarla con los otros sistemas de creencias. La necesidad de una definición provoca un cambio en los esquemas perceptivos, el cual permite ver cosas nuevas y resignificar las viejas:

Hay una frase de Marcel Proust que dice que la travesía real del conocimiento no consiste en ver paisajes nuevos, sino en poseer nuevos ojos. Entonces, lo que Cristo dijo fue: “Muchachos tienen que cambiar la manera de ver, de pensar la realidad”. Esto cuando uno lo incorpora en la vida cotidiana es lo que produce esta conversión, este cambio [...] uno cambia la manera de pensar; no es que lo hace de una manera tal que todo lo anterior se anula [...] cambias la lente, miras con los ojos del Señor, miras con los ojos de Dios.

15 El movimiento internacional de Shoenstatt constituye uno de los grupos pioneros del impulso carismático del siglo XX en la iglesia católica. Las prácticas fuertemente centradas en la vivencia de la fe, las coloca en tensión constante con la ortodoxia del catolicismo. Finalmente, a partir del Concilio Vaticano Segundo, en 1965, se abren las puertas al movimiento, el cual recibe el reconocimiento oficial de la iglesia romana.

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El proceso de incorporación de la mirada evangélica se expresa a partir del hallazgo de señales precisas que confirman el rumbo a tomar. En el caso de Pablo, los tres signos que reconoce como mensajes divinos son: primero, las dificultades con las que se encuentra en sus averiguaciones para obtener el pastorado; después, su mujer recibe la respuesta a una situación de conflicto familiar; y por último, el sacerdote que los había comprometido y casado, les plantea que tal vez la iglesia católica no sea el mejor lugar para ellos. El valor de las señales no reside en su contenido específico sino en la relación de la persona con los acontecimientos de la vida cotidiana, en la voluntad de reconstruir su significado desde una nueva visión del mundo. Esta visión se sostiene por medio de prácticas concretas, dentro y fuera del templo, marcando el punto de diferencia, en términos del cual, los pentecostales se distinguen de otras formas de religión más acotadas al espacio privado.

[...] la persona entra en lo evangélico aprendiendo que esto es para uno, que esto es para vivirlo y esto lo que hace es ordenar situaciones de desorden, dar paz, dar tranquilidad, donde antes vos tenías problemas [...] de cierto tipo nervioso, bajo estas reglas lo dejas de tener. Empezás a vivir en una situación de armonía, dormís todos los días [...] y esto parece trivial, pero para mucha gente con problemas que descubre esto y que lo vive [...] es la solución para su vida.

La trayectoria de Pablo revela que la dimensión vivencial y simbólica del pentecostalismo obtiene su eficacia a través de un doble movimiento por medio del cual rechaza todo tipo de valores ajenos a la tradición cristiana, a la vez que restituye la lógica de la complementariedad y la búsqueda espiritual dentro de los límites de su universo de creencias con sus opciones, circuitos y márgenes. También es importante destacar que en el origen de su recorrido no se encuentra una dolencia crónica sino la inquietud de sí y la curiosidad por conocer experiencias diferentes, mostrando que la cura de almas amplía su espectro de influencia y receptividad.

peRFIleS coMpARADoS

Los casos delineados nos permiten trazar las coordenadas de una lógica de búsqueda que indica la creciente diversificación y apertura de las posibilidades de acción que se configuran en el marco de la modernidad tardía. Los dominios de la biomedicina y la religión parecen disolverse, o bien, sus límites se tornan cada vez más borrosos, de modo tal que las biografías de los usuarios aparecen atravesadas por el pasaje entre diferentes universos simbólicos, donde la definición acerca de lo que debe ser considerado verdadero o falso, eficaz o ineficaz, constituye un bien en disputa. Las prácticas tradicionales,

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biomédicas, alternativas y religiosas compiten entre sí habilitando el desarrollo de estrategias que combinan la complementariedad con la exclusión.

En este apartado nos proponemos el trabajo de sistematización de las trayectorias a fin de establecer comparaciones entre los perfiles de cada uno de los entrevistados. La noción de perfil apunta a la reconstrucción de las estrategias terapéuticas de los actores, sobre la base de su posición social, los estilos culturales en los que se inscriben y el padecimiento o situación crítica que los moviliza. De esta forma, podemos indagar en las diferencias y similitudes que presentan los distintos recorridos a partir de tres ejes de análisis: a) el primero remite al origen o la causa que reconocen los entrevistados como punto de partida de sus búsquedas, ya sean espirituales, físicas o psíquicas, b) el segundo hace blanco en las relaciones de complementariedad y exclusión que surgen entre las diferentes terapias, y c) por último, el tercero apunta a comprender los factores que inciden en la selección y la preferencia de los distintos bienes de salud. Los criterios de comparación responden a los cruces relevantes, en términos de cercanía y distancia de las trayectorias personales que transitan por los mismos universos simbólicos, significándolos de forma distinta. En este sentido, las comparaciones nos van a permitir establecer patrones de conducta y nuevos interrogantes en torno a nuestro objeto de estudio.

lA DIFeReNcIA eNTRe TRATAR el DoloR y eXplIcARlo

Los perfiles que despliegan Silvia y Marcela en sus relatos reproducen recorridos diferentes pese a que transitan casi por los mismos universos simbólicos. El valor comparativo de sus estrategias remite al arte de combinar y excluir las relaciones de sentido que gobiernan a los distintos modelos etiológico-terapéuticos en un contexto marcado por la pluralidad.16 Aquí, la heterogeneidad cultural no es un espacio libre de tensiones, sino un ámbito de competencias en donde el “choque de saberes”, como plantea Idoyaga Molina,17 define el estado de la lucha por la significación del sufrimiento.

Ahora bien, ¿cuáles son los puntos en común y las diferencias que surgen entre ambas trayectorias religioso-terapéuticas con sus estrategias, combinaciones y rasgos biográficos? Siguiendo los ejes de análisis especificados más arriba partimos de un primer nivel relacionado con el origen del padecimiento, aquellas situaciones o hechos puntuales que funcionan como verdaderos anclajes identitarios que estructuran el relato que los actores

16 Véase sobre este tema François Laplantine, Antropología de la enfermedad, Buenos Aires, Ediciones del Sol, 1999.

17 Anatilde Idoyaga Molina, Culturas, enfermedades y medicinas: reflexiones sobre la atención de la salud en contextos interculturales en la Argentina, Buenos Aires, Prensa del IUNA, 2002, p. 45.

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construyen de sí mismos. Aquí podemos reconocer una primera distinción que atraviesa el itinerario de las entrevistadas, marcando direcciones diferentes: mientras que para Silvia el origen de su malestar radica en el dolor devenido en enfermedad crónica, con sus ciclos y sus momentos de intensidad y alivio, para Marcela su recorrido comienza a partir de una crisis general, en el marco de la cual su entorno sufre modificaciones drásticas que la dejan a la deriva, desprovista de las coordenadas fundamentales de referencia. Es importante destacar que en ambos casos las exploraciones dentro de nuevos sistemas etiológico-terapéuticos parten del desencanto inicial con los bienes de salud y de salvación ya conocidos. El distanciamiento se plantea en los términos de la incapacidad de la biomedicina para curar al enfermo crónico, sumado al desinterés por el paciente, en tanto prima la lógica del cálculo. Y la indiferencia de la iglesia católica frente a los problemas sociales concretos que requieren de una atención especializada. Médicos y sacerdotes fracasan en la tarea simbólica de explicar el sufrimiento y ofrecer una cura.

El segundo eje remite a las relaciones de complementariedad y exclusión que definen las estrategias de los actores. Es interesante destacar el modo en el que formas distintas de padecimiento coinciden en el mismo conjunto de terapias alternativas, develando su carácter versátil y adaptable. Las distinciones se plantean en relación con el polo que prioriza cada usuario. Debido a sus dolencias, Silvia elige las prácticas que trabajan fundamentalmente sobre la energía a través del cuerpo –la digitopuntura, la masoterapia y la reflexología– incorporando las nociones de energía predominantes en el ideario alternativo a una matriz religiosa de raigambre cristiana que la homologa con la fuerza espiritual. En el caso de Marcela la búsqueda de certezas la lleva a volcarse por completo al yoga concibiendo a las técnicas corporales como un medio para acceder a la manipulación de energía. De ahí se explica su pasaje al grupo selecto de la Misión de la Luz Divina, radicalizando la dimensión espiritual de sus prácticas hasta el punto de producir un nuevo desequilibrio en su vida familiar. La condición de posibilidad para el funcionamiento de las terapias alternativas es siempre su naturaleza complementaria que la lleva a crecer en el vacío que dejan otros universos simbólicos, dando lugar, así, a otras relaciones de significado que restituyen la correspondencia entre el dolor y su tratamiento. Aquí la conversión al pentecostalismo, narrada en el lenguaje del combate, la conquista y la demostración de poder, amplía el camino de búsqueda de Marcela en el dominio de lo sagrado. Sólo que la matriz evangélica, su cuerpo de prácticas y representaciones, requiere de una sensibilidad religiosa incompatible con los principios de intercambio y superposición de saberes, propios de las terapias alternativas. Su rechazo forma parte de una identidad que se construye sobre la base de definir un afuera amenazante, expresado particularmente en la noción de “ocultismo”. De ahí que las articulaciones terapéuticas que habilita el mundo pentecostal se restrinjan al campo de la biomedicina.

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El último eje apunta a comprender los factores que condicionan la selección y las preferencias de los sujetos delineando recorridos distintos. Aquí es preciso recordar, siguiendo a Lévi-Strauss18 que los sistemas simbólicos constituyen, ante todo, sistemas de eficacia, cuyo valor depende de la capacidad de dar sentido a situaciones que suspenden los marcos de referencia habituales. Para Silvia el dolor crónico plantea una nueva forma de relación con su entorno y consigo misma a través de una vivencia de la temporalidad estructurada sobre la base de los ciclos de mayor intensidad y alivio de las dolencias. Su situación se caracteriza por la regularidad, la constancia del malestar en un marco donde el resto de sus espacios de contención se mantienen estables. Por eso, sus opciones se circunscriben al terreno de las técnicas terapéuticas que operan directamente sobre “lo real” del dolor, es decir, su expresión física antes que su dimensión simbólica. En todo caso, las representaciones que actúan como soporte de las terapias alternativas son adoptadas y fusionadas con sus propias creencias religiosas previas, de raigambre católica, contribuyendo a otorgar nuevos elementos en pos de significar las dolencias. En definitiva, sus estrategias son gobernadas por la realidad del sufrimiento y la lógica de la complementariedad y combinación de terapias.

En el caso de Marcela su punto de partida no responde a enfermedades físicas sino a una situación de crisis que modifica sus coordenadas de referencia, vale decir de aflicción. Por lo tanto, el patrón de búsquedas que aplica apunta a aquellos sistemas simbólicos capaces de explicar el sufrimiento, de otorgar sentido a los sucesos dispersos de su vida a través de nuevos anclajes identitarios.19 En este contexto, no es casual que se instale en el universo del yoga en toda su complejidad, sumando otras terapias que dan menos importancia a la meditación y al manejo de los estados de conciencia, ni que acepte formar parte de la comunidad del gurú Maharaj Ji. En ambos casos domina una necesidad de naturaleza simbólica, pero también material relacionada con su inserción en ámbitos de pertenencia que le ofrezcan una visión del mundo y de sí misma. El pentecostalismo, con sus ámbitos de sociabilidad e integración, demuestra ser más eficaz en este plano que las terapias alternativas, dado que ofrece aquello que Goffman20 denomina “identidad social”, es decir, los medios y los atributos para que una persona pueda reconocerse y ser reconocida en la sociedad. Como señala McGuire,21 la curación física dentro de los grupos

18 Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural, Eudeba, 1968.19 Véase Daniel Míguez, Spiritual bonfire in Argentina: confronting current theories with an

ethnographic account of pentecostal growth in Buenos Aires Suburb, Amsterdam, CEDLA, 1998.20 Erving Goffman, Stigma. Notes on the management of spoiled identity, Nueva York, Touchstone/

Simon & Schuster, 1986.21 Meredith McGuire, op. cit.

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cristianos depende de la incorporación de los esquemas perceptivos que le permiten al creyente identificar la necesidad y el deseo de ser sanado. Queda en evidencia, entonces, que el pentecostalismo no actúa tanto en el dolor físico como en la relación del sujeto con la enfermedad, su dominio es el terreno de la significación. Aunque eso no descarta a la biomedicina, sí lo hace con otro tipo de terapias. Su complementariedad con la medicina científica moderna es directamente proporcional a las dificultades para trabajar específicamente sobre la expresión física del sufrimiento.

eNTRe lA INqUIeTUD De Sí y lA INqUIeTUD eXISTeNcIAl

En contraposición a las trayectorias esbozadas anteriormente, los perfiles que encarnan Natalia y Pablo respectivamente presentan la peculiaridad de configurarse en torno a una búsqueda similar: ambos comparten la misma curiosidad respecto de nuevos esquemas interpretativos que les permitan dar respuesta a las ansias de conocimiento y de sentido que los inquietan. El interés de la comparación de los itinerarios radica en las líneas de continuidad y diferencia que se presentan en torno a dolencias que no tienen un origen de índole físico, ni tampoco una situación de crisis que modifique de modo radical sus coordenadas de referencia, sino más bien una comprensión más profunda de la existencia y de sí mismos como aspecto fundamental para el cuidado del cuerpo y del espíritu.

Siguiendo con los ejes de análisis que hemos esbozado, para abordar los dos perfiles precedentes, es menester especificar el papel que ocupa el origen del malestar en el desencadenamiento del movimiento activo que los entrevistados despliegan en la búsqueda de respuestas. En este sentido, cabe destacar que en ambos casos los entrevistados transitan un momento de crisis personal que aparece vinculada a una problemática que sólo puede ser resuelta en términos simbólicos. El caso de Natalia revela dos momentos determinantes en lo que hace al origen de su recorrido. En primer término, el punto de partida inicial remite a un “desequilibrio social”22 que pone en jaque la identidad y autoestima de la entrevistada. En este punto decide buscar contención psicológica para gestionar sus problemas, lo que determina –como ya indicara Bateson–23 la puesta en práctica del marco

22 La categoría de “desequilibrio social” remite a los padecimientos que se generan en la interacción con otros individuos (o bien, a partir de la ausencia o pérdida de los mismos). Véase Anatilde Idoyaga Molina, Culturas, enfermedades y medicinas: reflexiones sobre la atención de la salud en contextos interculturales en la Argentina, Buenos Aires, Prensa del IUNA, 2002, p. 113.

23 Véase Gregory Bateson, Pasos hacia una ecología de la mente, Buenos Aires, Editorial Carlos Lohlé, 1985.

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interpretativo psicoanalítico, delineando así la idea de que la resolución de su malestar exige una responsabilización personal y, por ende, un profundo conocimiento de sí. El segundo movimiento se produce a partir del encuentro con el neoshamán, punto de acceso a un universo simbólico que incorpora las nociones de corporalidad y espiritualidad a la búsqueda por ahondar en el conocimiento de la propia persona. Por el contrario, el recorrido de Pablo gira en torno a la falta de certezas que otorguen un sentido último y unívoco a su vida. El actor no encuentra respuestas suficientes en sí mismo ni en su relación con el mundo; de ahí que circule infructuosamente por numerosos circuitos religiosos en la búsqueda por establecer una relación con un orden superior que lo complete. En el caso de Pablo, el catolicismo y el hinduismo no son contundentes en lo que hace a la tarea simbólica de otorgar un sentido total a la vida, mientras que para Natalia el descubrimiento del ideario alternativo suma un aspecto nuevo –pero complementario– a la perspectiva brindada por el psicoanálisis –lo cual nos remite a los puntos de continuidad entre shamanismo y psicoanálisis, identificados por Lévi-Strauss.24

Esto último nos reenvía al segundo eje de análisis, referido a las relaciones de complementariedad y exclusión que se operan al interior de cada estrategia recorrida. En este sentido, los puntos de distancia más relevantes se plantean en relación con el interés que moviliza el recorrido de cada usuario. Debido al desarreglo emocional que se produce en el marco de su nueva vida, Natalia opta por la terapia que, desde su marco de referencia cultural, es más eficaz en el trabajo sobre la mente (el psicoanálisis). La incorporación de la perspectiva alternativa ancla sobre esta base, dando lugar, además, a una elaboración más naturalizada y que comporta nuevas dimensiones de la persona, que puede explicar los problemas psicosomáticos que la aquejan (en términos energéticos), pero sin entrar en contradicción con el discurso psicoanalítico, debido a la preeminencia que otorga al trabajo de “hacer consciente” lo que ocurre en el nivel corporal. Esta lógica complementaria se da, asimismo, en el curso de las primeras incursiones religiosas de Pablo, quien en su búsqueda de índole existencial no desecha ningún discurso que pueda serle de utilidad. Sin embargo, al dar con un universo simbólico que otorga certezas irrefutables sobre las cuales puede descansar (el discurso pentecostal), las anteriores complementariedades aparecen como parciales y se opera la exclusión de todo sistema explicativo que entre en contradicción con el de la fe cristiana, de carácter total. Retomando el concepto de contracultura, esbozado por Douglas,25 podemos señalar que la matriz de sentido pentecostal opera un alineamiento en contra de otros discursos capaces de significar el malestar y el sufrimiento, el cual asume la forma de una verdadera toma de posición

24 C. Lévi-Strauss, op. cit.25 M. Douglas, op. cit., p. 16.

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cultural frente a los saberes alternativos. No obstante, la aceptación del universo simbólico alternativo también supone un enfrentamiento cultural. Como anticipáramos en el cuerpo del relato, la complementariedad buscada por Natalia se funda en la exclusión de discursos cosmovisionales más radicales (la actora hace referencia a que no se puede ser enteramente espiritual para permanecer en el mundo) que exijan una conversión del sujeto y la consecuente ruptura con su forma de ver el mundo actual, lo que sí sucede en el marco del pentecostalismo y constituye el eje de la búsqueda de Pablo.

En lo que se refiere al tercer eje, hay que destacar los factores que hacen a la selección y preferencia de las opciones terapéuticas mencionadas. En este sentido, ya hemos recalcado que en estos casos no se dan situaciones que suspendan los marcos de referencia habituales de los actores, como sucede en los casos anteriores. De ahí que la búsqueda remita, más bien, a un intento por dar con nuevos marcos de referencia, sea para enriquecer su punto de vista –como ocurre con Natalia–, sea en pos de adquirir un punto de vista diferente debido a las carencias que son percibidas respecto del sistema de creencias en el que el individuo ha sido enculturado —lo que sucede en el caso de Pablo. De ahí que la orientación del comportamiento de Natalia, a partir de lo que Carozzi26 denomina “una ética práctica” que induce a tomar lo que sirve y olvidar aquello que no se comparte, termine delineando la eficacia simbólica de estas terapias en virtud de su capacidad de complementarse con otras, sin imponer un sistema de creencias constrictivo y sin reducir el libre albedrío individual. En todo momento, el objetivo último de la actora reside en la reflexión sobre sí misma para explicar el sentido de sus malestares pasados y presentes, negando la existencia de referentes verdaderos en última instancia. Por eso, la recurrencia a múltiples fuentes de conocimiento, los cambios y las discontinuidades en los tratamientos no invalidan la consecución de esta meta, sino que tienden a enriquecerla. En cambio, en la experiencia de Pablo la distinción entre opciones equivocadas y opciones verdaderas es fuerte y definitoria de su preferencia. La inversión radical de la mirada que ofrece el universo simbólico pentecostal, que define cada acto de la vida en torno a la comunión con Dios y garantiza la salvación, se muestra más eficaz en el marco de esta búsqueda personal centrada en encontrar un único referente de verdad de la existencia, permitiéndole ver el mundo desde una concepción unitaria, totalizante y reglamentada.

26 Este concepto es vertido por Julia Carozzi, Nueva era y terapias alternativas. Construyendo significados en el discurso y la interacción, Buenos Aires, Ediciones de la Universidad Católica Argentina, 2001, p. 103.

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oBSeRvAcIoNeS FINAleS

Las trayectorias analizadas en el presente artículo intentan esbozar un panorama, siempre incompleto y en constante transformación, en torno de las búsquedas de nuevos significados en las sociedades contemporáneas, en donde la enfermedad, la incertidumbre o la inquietud de sí se transforman en auténticos motores que promueven los cambios en las biografías personales. La propuesta del artículo hizo blanco en dos claves, a nuestro entender, indispensables en el abordaje de las prácticas y las estrategias que despliegan los actores para lidiar con las secuelas biográficas de los procesos sociales y las crisis. En primer lugar, optamos por el análisis de universos simbólicos relativamente novedosos y en expansión, no sólo en Argentina, sino también en todo Occidente, constituyendo así paisajes culturales27 de gran escala relacionados con las tendencias globalizadoras de nuestro tiempo. Las terapias alternativas y el neo-pentecostalismo representan formas, podríamos decir, “heterodoxas” de cristalización de sentidos, capaces de actuar como fundamentos motivacionales de la acción. Ellas nos hablan de un cierto cuestionamiento de los agentes que supieron concentrar el monopolio legítimo de los bienes de salud y de salvación, como es el caso de la biomedicina y la iglesia católica, dando lugar a una mayor diversificación de la oferta, por lo menos en materia de opciones a elegir. En segundo lugar, intentamos complementar la primera clave con el estudio del modo en que estos sistemas simbólicos ofrecen recursos para lidiar con las necesidades concretas de los individuos en distintos momentos de su vida. Para ello, elegimos no sólo la enfermedad como punto de partida de las trayectorias, sino también otros inicios, como los problemas de sentido que expresa la inquietud existencial o la urgencia imperiosa de respuestas, después de pasar por situaciones de violencia en la pareja. En todos los casos, nos encontramos con que los discursos analizados interpelan al sujeto en su capacidad creadora de acción, dotándolo de habilidades, destrezas y recursos para responder en términos biográficos a los dramas sociales. Aquí es legítimo plantear la pregunta: ¿Por qué razones las terapias alternativas, o las minorías religiosas en ascenso, como el neo-pentecostalismo son más eficaces, en ciertos casos, que la biomedicina o la iglesia católica, a la hora de producir sentido? Consideramos que nuestro trabajo ofrece algunas claves para responder a esta interrogante, ya sea que la abordemos en términos negativos o positivos. En el primer caso, nos vamos a encontrar indefectiblemente con una crisis de las instituciones médicas y religiosas que los mismos actores relacionan con la incapacidad de responder a las

27 Acerca de esta temática, remitirse a las interesantes elaboraciones de Arjun Appadurai, “Dislocación y diferencia en la economía cultural global”, La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globalización, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2001, pp. 41-61.

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demandas de salud y de significado, que se les exige a ambas esferas. El debilitamiento de la participación del laicado en la iglesia católica, así como la mercantilización creciente de la biomedicina colonizada por criterios económicos de rentabilidad y producción, son expresiones de una mayor fragilidad institucional que impacta en las posibilidades objetivas de responder a las necesidades de las personas. En el segundo caso, podemos plantear –esta vez en términos positivos– que los sistemas simbólicos que no cargan con el peso agobiante de una estructura institucional consolidada poseen más libertad para innovar, atendiendo justamente a las demandas específicas de los sujetos, con sus reclamos, sus quejas, sus críticas, pero también con sus deseos de participar, de ser escuchados y tenidos en cuenta. Frente a este problema, las terapias alternativas y el neo-pentecostalismo poseen ventajas comparativas, dado que presentan estructuras relativamente flexibles, adaptables, y actualizan un discurso que interpela a los sujetos en términos de agentes calificados convocados a la acción.

Para concluir, es importante señalar que el estudio de la diversidad constituye un desafío particularmente importante para la sociología, en la medida en que pone en cuestión los presupuestos fundamentales –sobre todo en relación con la idea de socialización– con los que la disciplina operaba hasta hace un par de décadas. Como indican Dubet y Martucelli,28 la articulación funcional entre actor y sistema constituye una representación que ya no se corresponde con la vida social contemporánea. En un contexto de desinstitucionalización de las formas de organización de las relaciones sociales, fundamentales para la sociología clásica (familia, iglesia, escuela), y de emergencia de nuevos modos de relacionarse, los valores y las normas –más que ser percibidos como entidades “trascendentales”– aparecen como “conjuntos compuestos de metas múltiples, y a menudo contradictorias, en las cuales los hábitos, los intereses diversos, instrumentales y emocionales [...] desembocan en equilibrios más o menos estables en el seno de los cuales los individuos construyen sus experiencias, y se construyen ellos mismos como actores y como sujetos”.29 Parece que las instituciones ya no funcionan como aparatos mediadores entre el individuo y la sociedad, susceptibles de transformar los valores en normas, y las normas en personalidades individuales integradas al colectivo societal. Lejos de esto, nos encontramos ante un modelo de construcción social de significados y patrones de conducta que se recuesta cada vez más en las estrategias de los individuos para apropiarse –transformándolos– los discursos disponibles en un momento determinado.

28 Véase François Dubet y Danilo Martucelli, “La declinación de la idea de sociedad”, ¿En qué sociedad vivimos?, Losada, Buenos Aires, 1999, pp. 25-56.

29 Ibidem, p. 201.

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diversA

Este artículo expone los resultados de una investigación sobre el Monumento a Álvaro Obregón, una obra arquitectónica escultórica, construida en la Ciudad de México entre 1934 y 1935, erigida precisamente en el sitio de su asesinato. Se trata de un primer paso en el análisis de este monumento que ha sido poco estudiado, cuya problematización parte de la historia del arte y se apoya en las ciencias sociales —la historia, la sociología, la ciencia política, la comunicación. Este entramado interdisciplinario ayudará a caracterizar al Monumento a Álvaro Obregón como una expresión de poder con diversas dimensiones.

Palabras clave: monumento, arte, poder, estudio interdisciplinario.

ABSTRAcT

This article offers the first results of an interdisciplinary analysis of the Monument devoted to Alvaro Obregon, which was built between the years 1934 and 1935 in the city of Mexico precisely on the spot where he was murdered. Little research was found on the monument itself, so this article provides a theoretical framework which articulates art history and social sciences, in an interdisciplinary effort to characterize this monument as an expression of power with multiple dimensions.

Key words: monument, art, power, interdisciplinary study.

el MoNUMeNTo A ÁlvARo oBReGóN, ARTe y políTIcA Una obra y un héroe mutilados

emma leticia herrera Garcíaelsie Mc phail Fangercitlali Salazar Torres

Este texto expone los resultados de una investigación sobre el Monumento a Álvaro Obregón, una obra arquitectónica escultórica, construida en la Ciudad de México entre 1934 y 1935, considerado objeto artístico y político.

e. herrerA, e. mC phAil y C. sAlAzAr el MoNUMeNTo A ÁlvARo oBReGóN, ARTe y políTIcA

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Cabe recordar que dicho monumento fue construido precisamente donde estaba el conocido restaurante La Bombilla –una especie de kiosko al aire libre– lugar en donde el entonces presidente Obregón fuera ultimado.1

Antes de describir las características generales del contenido de esta investigación, se debe advertir que la intención en cada apartado fue hacer un ejercicio de síntesis, en el esfuerzo de abstraer aspectos fundamentales de un corpus de información que esta investigación fue generando y que, para los fines de este artículo, no fue posible explotar intensamente.

No obstante, se tiene la confianza de que lo expuesto a continuación sea el primer paso de análisis y crítica de este monumento poco estudiado y que, en esta ocasión, ha sido problematizado a partir de la historia del arte, apoyada por las ciencias sociales, en especial, la historia, la sociología y las ciencias de la comunicación.2

Si bien hemos enunciado la disciplina que nos da una perspectiva ante el tema, es preciso aclarar el segundo atributo dado al objeto, el cual es precisamente su carácter

1 La crónica de Roberto Herrán, de 1935, permite remontarnos a la época: “Llegando de Coyoacán con rumbo a San Ángel, lo primero con que se encuentra el paseante es con un paredón antiguo, en donde el tiempo ha respetado la inscripción con letras grandes y negras: ‘La Bombilla, S.A.’. Ahí se le obsequió el primer banquete a Álvaro Obregón, inmediatamente después de haber aceptado su postulación, en 1927. Fue un grupo de intelectuales-políticos, con hegemonía en la Municipalidad de Tacuba el que inició los agasajos en aquel sitio, por demás pintoresco. El último banquete de su vida, las últimas palabras, el postrer latido del corazón, se registraron allí también. Anteriormente, sonaba entre los jardines la música de las orquestas. Los disparos eran de champán, o de la clásica sidra española. Mujeres elegantes bajaban a todas horas del día y de la noche de los autos, para penetrar por el portón y gozar de las delicias de los idilios, bajo la amparadora sombra de los kioscos de estilo primitivo”. Roberto Herrán, Obregón, Toral, la Madre Conchita, México, Ediciones Botas, 1935, pp. 251-253.

2 Debido a la extensión del artículo no es posible ahondar en algunos elementos de la obra que registran los anales de la arquitectura y de la historia del arte referidos al Monumento a Álvaro Obregón: éste se suma a las obras que dan cuenta del Art Déco en nuestro país, y entre los rasgos identificados para tal clasificación destaca la estructura arquitectónica de trazos geométricos, construcción de concreto, material que otorga solidez y plasticidad a las formas, logrando con ello el aspecto lineal y anguloso. En su interior, el uso de bronce y mármol de diferentes colores crean una atmósfera de sobriedad, de aspecto brillante y pulcro. Así mismo, el sitio en el cual fue erigido, un espacio público sin bardas, para dejar constancia de que la obra debía entenderse como patrimonio de la sociedad, misma que en esos años vivió una etapa en que la ciudad experimentó cambios y remodelaciones en distintas zonas. Si bien a este monumento se le ha otorgado un sitio en la historia del arte, esta misma circunstancia ha ocasionado las omisiones de las particularidades que contiene la obra en su totalidad. Es el caso de los rasgos de los personajes, de los conjuntos escultóricos, la narrativa de cada uno de ellos, la ubicación del Monumento con un doble propósito, por una parte, ampliar la trama de la ciudad y por otra, rendir homenaje al héroe victimado.

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político; lo cual nos inserta en la consideración de otra ciencia –la política–, así como en el entorno político del momento.

Este entramado interdisciplinario lleva a caracterizar al Monumento a Álvaro Obregón como una edificación con características particulares como expresión de poder y, para evidenciar la interacción con el receptor de este mensaje, hemos elegido abordar una problemática concreta, que es la capitalización del escándalo político. Para este tema, el sociólogo estadounidense-británico John B. Thompson ha hecho una obra fundamental3 que será la base teórica de nuestra argumentación.

El monumento a Álvaro Obregón es conmemorativo, pues busca incentivar la memoria colectiva alrededor de una figura y su proeza ejemplar. La decisión de su construcción parte de un acontecimiento trágico: el magnicidio. Por la violencia que este acto supone, se convierte en un escándalo mediático, definido así por las siguientes características: la notoriedad pública que es independiente del espacio inmediato, es decir, sus alcances como noticia rebasan la escena y el tiempo del suceso; no se hace necesario ser testigo presencial para que el evento sea “visible” a gran escala. Esto supone una forma de comunicación retórica que supera la relación cara a cara. Se construye una secuencia del acto en el imaginario colectivo donde tienen lugar destacado el espacio, las formas, los colores, los volúmenes, los detalles, las apariencias, los actos que siempre son seguidos de un juicio moral. Los escándalos mediáticos tienen como característica distintiva la “base de evidencia”, esto es, el respaldo de lo acontecido por una presencia material que valide como si el evento fuera veraz. En este sentido, fijar contenidos simbólicos en medios duraderos será la referencia contundente para la memoria, así, los escándalos pueden reactivarse. La mnemotecnia es el ejercicio de recordar mediante ciertas estrategias que lo permiten: el monumento es fiel testigo –mensaje comunicativo silente de ese evento que no debe olvidarse.

Uno de los objetivos principales del escándalo, es acercar al mayor número de personas de forma subjetiva a una experiencia trascendente de la vida de otra persona, siempre con la oportunidad de emitir un calificativo moral, por lo que implica elaborar el juicio y comunicarlo, haciendo que el escándalo se trasmita y perdure. Otro componente básico, que será fácil de entender por lo antes dicho, es el morbo.

De esta manera, un magnicidio es un acontecimiento que será capitalizado como escándalo político para la transferencia y asimilación en la construcción de una figura heroica y, más precisamente, los elementos que lo componen serán útiles en la transmisión del mensaje y recepción de un monumento.

3 John B. Thompson, El escándalo político: poder y visibilidad en la era de los medios de comunicación, Barcelona, Paidós, 2001.

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Este trabajo empieza con la descripción de la obra escultórico-arquitectónica como primer acercamiento al objeto, posteriormente se expone una breve reseña que presenta a los principales actores en su ejecución, así como las ideologías involucradas; el siguiente apartado es la relación del objeto con el contexto urbano y como parte del paisaje; le sigue el análisis y crítica desde la historia del arte y, finalmente, se formulan las conclusiones.

el MoNUMeNTo A ÁlvARo oBReGóN4

A un costado de la Avenida Insurgentes sobre la Avenida de la Paz en el centro de San Ángel, está el parque que se conoce con el nombre de Parque del Monumento a Álvaro Obregón. En el centro del parque, el cual cuenta con andadores de adoquín y secciones de jardines semiabandonados, se levanta un parámetro piramidal sobre un gran zócalo circular; la construcción destaca por su volumen y por la posición que ocupa sobre una explanada, también circular, rodeada por la abundante vegetación del jardín. Al frente está un espejo de agua flanqueado por cipreses y ya alterado por instalaciones que lo convirtieron en fuente. Lo rodea una cerca de herrería que sirve de protección; ambos son barrera para el reflejo cercano y apacible. (Imagen 1.)

4 Fotografías de Citlali Salazar Torres.

Imagen 1. Explanada, fuente, monumento. Foto actual (2007).

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El paramento es de planta cuadrangular que se va estrechando conforme se eleva (Imagen 2).

Imagen 2Ignacio Asúnsolo, Alegorías del Trabajo

y la Fecundidad, 1935. Foto 2007.

Tres de sus caras acogen adosados relieves monumentales, sus nombres son: el Sacrificio (Imagen 3).

Imagen 3. Ignacio Asúnsolo, Alegoría del Sacrificio, 1935. Foto 2007.

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El Triunfo (Imagen 4).

Imagen 4. Ignacio Asúnsolo, Alegoría del Triunfo, 1935. Foto 2007.

Y la Región Norte (Imagen 5).

Imagen 5. Ignacio Asúnsolo, Alegoría de la región norte, 1935. Foto 2007.

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La cara frontal rompe la continuidad al permitir una amplia escalinata de piedra (Imagen 6).

Imagen 6. Escalinata de acceso al monumento. Foto 2007.

Que topa con una enorme y pesada puerta de acero de dos hojas, donde una colosal cadena es cerrojo inviolable (Imagen 7).

Imagen 7. Puerta y cerrojo. Foto 2007.

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A esta entrada, la escoltan dos gigantes femeninas con posturas de avanzada pero serenas, el escultor Asúnsolo las nombra “El Trabajo” y “La Fecundidad”; como los relieves antes mencionados, también éstas son alegorías (Imagen 2).

El interior es de planta ochavada, un enorme pozo al centro acusa el recorrido que impone el espacio: deambular en espiral (Imagen 8).

Al entrar, el visitante encuentra ostentación en el material: pisos y muros de ricos mármoles rosados salpicados de vetas en negro o bien, mármol negro combinado con rosado. Un altar da la bienvenida de frente al espectador; es una escultura monumental en bronce de cuerpo completo del héroe homenajeado con el título: “Al General Álvaro Obregón en el lugar de su sacrificio” (Imagen 9).

Imagen 8. Entrada del visitante; planta ochavada y cárcava circular

al centro. Foto 2007.

Imagen 9. Altar principal, Ignacio Asúnsolo, escultura de Álvaro Obregón. Foto 2007.

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Flanqueando el altar hay dos inscripciones, a la izquierda dice: “Paladín de las instituciones, abatió el pretorianismo, su genio militar lo elevó hasta las cimas insuperables que en la América nuestra sólo alcanzaron Morelos y Bolívar”. A la derecha dice: “Estadista de la Revolución, restituyó la tierra a los campesinos, consagró la libertad de pensamiento, dignificó a los trabajadores y con la escuela iluminó el alma de las multitudes”.

En lo alto, coronando el altar, un águila de perfil despliega sus alas. El visitante no puede acercarse de pronto a la figura del héroe, el pozo central es una duda que se debe resolver; cuando se inclina, le brinda una forzada reverencia transformándose al papel de devoto. A la efigie del héroe la custodian y miran dos esculturas de las mismas dimensiones y material: se trata de dos soldados revolucionarios en actitud de respeto. (Imágenes 10 y 11).

Imágenes 10 y 11. Esculturas de soldados revolucionarios seguidores de Obregón. Foto 2007.

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Para descubrir el motivo real de la existencia de la cárcava circular al centro, se debe bajar a un nivel inferior por unas estrechas escaleras de mármol; ahí se percibe otro ambiente: circular, cerrado, oscuro y se experimenta una sensación de frío. Dos musas en relieve, en permanente desconsuelo (Imagen 12).

Imagen 12. Recorrido inferior: uno de los relieves; la iluminación y los materiales. Foto 2007.

[...] velan esta suerte de catacumba, característica que le imprime el material y la iluminación: mármol en piso y muros, bronce en los soportes y estructuras del techo que combinado con alabastro filtra una iluminación muy íntima (Imagen 13).

Finalmente, cristal para resguardar el fondo de la intrigante oquedad. El enunciado plasmado sobre la circunferencia es de una emotividad retórica contundente pues caracteriza, de tajo, la lealtad del personaje homenajeado a la causa revolucionaria: “Muero bendiciendo la Revolución. Santana [sic] del Conde, Gto., 3 de junio de 1915. Aquí 11 de julio de 1928”.

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Al asociar la figura conmemorativa del altar con esta inscripción, el mensaje es autorreferencial; la oquedad resguarda, a manera de prueba pericial, el sitio donde cayó muerto un héroe; más aún, sugiere un deceso violento, un sacrificio (Imagen 14).

Imagen 13. Recorrido inferior: uno de los relieves; la iluminación y los materiales. Foto 2007.

Imagen 14. Piso original donde cayó muerto Obregón resguardado por cristal y leyenda. Foto 2007.

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La intención es fijar en la memoria, el momento y sitio preciso de la muerte, el primer instante, el más violento. No se quiere marcar un sitio de reposo eterno, sino el lugar del brutal exterminio. Aunque no es un entierro, la presencia-ausencia del cuerpo muerto consagra el lugar. Con la segunda parte de la inscripción referida se reafirma la intención de ubicación con un adverbio fáctico: “Aquí”, pero aún queda una duda, ¿a qué se refiere esta palabra? La fecha marcada tiene 13 años de diferencia con la segunda; no puede señalar el momento del nacimiento, está refiriendo un acontecimiento sobresaliente.

La respuesta está en el nicho de este sótano, en donde se ofrece una escultura en bronce representando el brazo del General (Imagen 15).

Imagen 15. Escultura del brazo de Obregón. Foto 2007.

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[...] que manifiesta la razón por la cual tiene un muñón la escultura del altar. Así, dos momentos dramáticos y crueles se fijan por medio de las inscripciones que formulan una vida ejemplar, donde el cuerpo tuvo la peor parte. Para comprobar la sublimidad del héroe, está la arquitectura.

El recorrido espacial no sólo permite el viaje en descenso sino también en ascenso para llegar al altar principal y luego, a través de una pequeña puerta, hasta una angosta y larga escalera de caracol que conduce a un mirador interior formado por un octágono que se mira desde abajo (Imagen 16).

Imagen 16. El mirador interior desde abajo. Foto 2007.

Este espacio de contemplación hacia adentro (Imágenes 17 y 8),

Imagen 17. Pasillo del mirador interior. Foto 2007.

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[...] originalmente estuvo pensado para apreciar murales que decorarían lo alto de las paredes que ascienden estrechándose hasta terminar en otro mirador, mucho más reducido, esta vez exterior.

Tal y como lo describe el arquitecto José Villagrán, el monumento compite en altura con su entorno, ya que la verticalidad del mismo hace eco de los árboles que lo circundan.Desde ahí puede apreciarse un panorama de frondosas crestas de árboles, vestigio de lo que fuera el parque de la Bombilla y sus alrededores, el convento y huerto de El Carmen de la Villa Álvaro Obregón (Imagen 18).

Imagen 18. Desde el mirador exterior hacia El Carmen. Foto 2007.

La forma arquitectónica y la escultura tienen intención conmemorativa, buscan exaltar, ser símbolo y referencia heroica y urbana a la vez. Sus características gritan volúmenes elocuentes, inducen estados anímicos muy precisos y sugieren una historia trágica y gloriosa con remembranzas turbulentas. Finalmente, es la arquitectura y su diálogo con la escultura, la relación que nos permite una ironía: la premura con la que se terminó

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el monumento y la falta de fondos, obligó a modificar la altura proyectada; así, un monumento mutilado, para un héroe mutilado, es el calificativo más preciso, de una vez, para la construcción de una heroicidad y de una arquitectura que no se pudo rematar.

No está de más, en este punto, señalar que nuestro argumento a lo largo de este trabajo busca superar el nivel elocuente, presente en esta descripción; mismo que consideramos necesario para resaltar la experiencia emocional del visitante al acercarse y penetrar en el monumento. Más adelante privilegiaremos el nivel de crítica, a la luz del análisis no sólo de la escultura y la arquitectura, sino, sobre todo, de su interacción.

el coMITeNTe y loS coNSTRUcToReS

Los agentes involucrados en la erección del Monumento a la memoria de Álvaro Obregón fueron: Aarón Sáenz, nacido en Monterrey, Nuevo León (1891-1983). En su carácter de comitente tuvo una trayectoria destacada como crítico desde su época estudiantil, como militar, funcionario y empresario. Fue además amigo personal y testigo en el asesinato de Álvaro Obregón. Como Regente de la Ciudad de México promovió la construcción del monumento conmemorativo; orador el día de su entierro en 1928 en Sonora y en la inauguración del Monumento, el 17 de julio de 1935.

La presencia de Aarón Sáenz en la política del país fue contundente en los momentos en los que se gestó la idea de la construcción del Monumento en estudio. Su relación con el homenajeado fue muy cercana, pues convivieron desde las luchas armadas del movimiento revolucionario, hasta la llegada a la presidencia de Obregón.

Ignacio Asúnsolo, el escultor, nacido en Durango (1890-1965), ingresa a la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1908 en donde imperaba una enseñanza tradicional de la escultura a partir de modelos clásicos, en un contexto en el que la experimentación vanguardista permeaba el continente europeo. Este germen de lo innovador, aunado a las formas que creó en su interpretación de lo nacional fue característico en su obra escultórica.

No menos importante es la presencia de Enrique Aragón Echeagaray, quien realizó sus estudios de arquitectura en la Universidad Nacional y en 1934, junto con Ignacio Asúnsolo, ganó el concurso para la construcción del Monumento a Obregón. Posteriormente realizó otras obras arquitectónicas en el país y en el extranjero, entre las cuales destacan, en 1947 el Monumento a los Niños Héroes, el edificio de la Secretaría de Recursos Hidráulicos y el de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación. Además del ejercicio de la arquitectura, desarrolló la pintura.

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El proyecto ganador

Imagen 19. Proyecto del Monumento a Álvaro Obregón donde observamos que se trata de una primera versión que después tuvo modificaciones. Nótese el camino que rodea al monumento y el espejo de agua que parece circundarlo, finalmente estos detalles cambiaron. Publicado en Aarón Sáenz, El Monumento al General Álvaro Obregón..., op. cit.

Imagen 20. Plano de la primera versión del Monumento a Álvaro Obregón donde se consigna la planta de conjunto del grupo monumental en su entorno específico. Publicado en Aarón Sáenz, El Monumento al General Álvaro Obregón..., op. cit.

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Imagen 21. Maqueta del Proyecto a Álvaro Obregón. Las alegorías proyectadas en la primera versión persistieron sin modificaciones. Publicado en Aarón Sáenz, El Monumento al General Álvaro Obregón..., op. cit.

Imagen 22. Detalle de la maqueta. Publicado en Aarón Sáenz, El Monumento al General Álvaro Obregón..., op. cit.

Imagen 23. Firma en el ángulo inferior derecho ilegible, fotografía del inicio de construcción del Monumento a Álvaro Obregón en 1934. Se observa la disposición ordenada por jerarquía de los trabajadores, quienes posan con solemnidad en el arranque de la obra constructiva. Publicada en Informe presidencial y memoria..., p. 94.

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DIScURSo IDeolóGIco políTIco

La construcción oficial de la figura heroica de Álvaro Obregón de 1928 a 1935, se manifiesta en dos dimensiones discursivas que se complementan: la que está plasmada de forma elocuente en el monumento –obra del arquitecto y escultor– y la del comitente, Aarón Sáenz, que se transmitió oralmente en dos arengas cívicas: el día del entierro del caudillo revolucionario5 y en la inauguración del monumento votivo;6 en medio de estos dos momentos está el expresado por escrito, al presentar el proyecto ganador de la convocatoria para dicha construcción.7

Los dos primeros ofrecen una ideología revolucionaria que legitima al héroe, el último es la interpretación en formas y superficies que lo presenta sublimado.

En la arenga ante su sepulcro el 26 de julio de 1928 en Huatabampo, Sonora, Aarón Sáenz pronuncia un discurso breve en el que formulará ideas que después repite en el otro sermón, más extenso, siete años después al sur de la Ciudad de México. El caso más evidente es el ideal revolucionario perseguido por Obregón; al dedicar el discurso en segunda persona, Sáenz dice:

“[...] tu vida [...] consagrada a la Revolución y a la redención de las clases trabajadoras, proletarias y campesinas, va a ser de hoy en más, la gloriosa bandera con que la Revolución mexicana consolidará su obra definitiva”.8

Otra idea, lógicamente acentuada a tan poco tiempo del crimen, es la del sacrificio: “[...] el esfuerzo de tu vida fue consagrado al servicio de una causa justa y popular”9 y más adelante señala:

[...] con la misma fe y con el generoso esfuerzo que sintetizó su vida, proclamamos que la causa suya será consumada y que la Revolución, por la que acaba de ser sacrificado, surge más fuerte y vigorosa al caer su defensor más grande y se levanta ante los que han creído abatir la revolución, para demostrar al país y al universo entero que Álvaro Obregón fue, mucho más que una persona, una causa, un programa de acción.10

5 “Discurso del general y licenciado Aarón Sáenz”, Obregón. XIX Aniversario, México, s.p.i., 1947, pp. 85-88.

6 Aarón Sáenz, “Discurso pronunciado en la solemne inauguración del Monumento erigido a la memoria del señor general Álvaro Obregón, 17 de julio de 1935”, México, Editorial Cultura, 1935, 16 p.

7 Aarón Sáenz, Monumento al General Álvaro Obregón. Homenaje nacional en el lugar de su sacrificio. Prospecto, México, Departamento del Distrito Federal, 1934.

8 Obregón. XIX Aniversario, op. cit., p. 86.9 Idem.10 Ibidem, p. 87.

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En suma, las ideas recogidas son: la vida ejemplar de un hombre virtuoso termina trágicamente en un sacrificio; éste es ofrendado a un ideal revolucionario que se materializa en “la redención” de ciertas clases sociales del país, las que conforman la masa del pueblo mexicano.11 El obregonismo, así, es planteado como un principio ideológico que se habrá de seguir por aquellos que fueron sus partidarios, el grupo de poder que llegó de la región norte, más precisamente, de los rescoldos del “ejército del Noroeste”:

[...] los que tú formaste, a los que tú enseñaste con tu ejemplo [...] los que tú conduciste [sic] de la mano como padre amoroso para formar de ellos una legión de amigos y una legión de leales subordinados; los que te acompañaron en las épocas gloriosas; los que formaron bajo tu mando y bajo tu dirección la palanca más fuerte de la Revolución mexicana; el cuerpo del ejército del Noroeste, los que aprendimos a tu lado a ser leales y agradecidos; los que aprendimos de tu ejemplo glorioso a amar a la patria, amar a la Revolución.12

Estos seguidores serán los que años después erigirán el monumento a su memoria en el lugar de su muerte.

En el discurso pronunciado durante la inauguración del monumento, en 1935, Sáenz abunda sobre el protagonismo de los actores políticos del grupo al que pertenece, trazando esta vez, no la descendencia sino la genealogía heroica de los “apóstoles” que vinieron del norte; primero fue Francisco I. Madero, después de él, “Sonora y Coahuila fueron el núcleo de esta epopeya, allí, irguiéndose contra la traición, grupos de patriotas levantaron el estandarte de la dignidad nacional [...] de sus ímpetus primeros surgió la austera personalidad de Carranza, en Coahuila, y la de Álvaro Obregón, en Sonora; figuras centrales de la apoteosis revolucionaria”.13

Más adelante aclara un punto central de la ideología obregonista que no había desarrollado; “la redención” de las clases sociales estaría vislumbrada en la educación, el trabajo y el derecho sindical; y manifiesta que, así, un “mejoramiento colectivo” traerá “la evolución social de todas las clases”.14

Ante todo lo dicho, al recurrir a la exposición que hace Sáenz del proyecto ganador, entendemos la breve relatoría sobre las representaciones alegóricas y la necesidad de su presencia en un monumento dedicado a su memoria:

11 Sobre la presencia iconográfica del campesino, el obrero y el militar en la producción plástica de la primera mitad del siglo XX no hay mejor fuente que Los pinceles de la historia. La arqueología del régimen 1910-1955, México, INBA/Conaculta/UNAM, 2003.

12 Obregón. XIX Aniversario, op. cit., p. 85.13 Monumento erigido a la memoria del señor general Álvaro Obregón, op. cit.14 Idem.

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[Obregón] tuvo como ideal en el movimiento social que defendió, buscar la unificación del Pueblo Mexicano en el trabajo, para hacer útiles los recursos naturales de la tierra patria […] Ahora bien, para realizar estos anhelos fue necesario el sacrificio del pueblo en la lucha por el ideal, de ahí los dos grupos escultóricos que se proyectan en los costados; el primero titulado “El Sacrificio” y el segundo “El Triunfo.” Centrado y uniendo estas ideas está el nombre de obreGón en letras de bronce [...] En la vista posterior, un grupo que representa la región norte de la parte de donde eleva su vuelo el águila; es decir, Sonora, con su vegetación típica de cactáceas y el espíritu bravío de Álvaro Obregón que se remonta a regiones altas con el afán de una reivindicación social15 [imágenes 3, 4, 5 y 6].

Finalmente, “los símbolos que son ejes principales de la composición en el conjunto arquitectónico: por una parte, la figura que representa ‘El Trabajo’ y por otra ‘La Fecundidad’”,16 cerrando así, la idea planteada al inicio de la cita (Imagen 2).

En el desarrollo hasta aquí expuesto, vemos la necesidad de reflexionar sobre los siguientes aspectos:

• El grupo de una región que escuda su protagonismo político en la construcción de un mito heroico, haciendo de éste un discurso de acción, que es llevado a cabo en la construcción de una obra arquitectónico-escultórica.

• La ingerencia principal de un actor singular, amigo personal del caudillo y testigo en la vida y en la muerte de Obregón, en la construcción simbólica del héroe como una forma de autohomenaje y consagración de todo un grupo político.

• La interpretación, sistematización y enunciación de una ideología revolucionaria legitimadora en la construcción discursiva y material de un héroe.

• El monumento, a pesar de estar dedicado a la memoria de un personaje, remite a otros protagonistas anónimos y así, la representación establece un fuerte vínculo acorde con la tendencia de la época de hacer figurar a la masa del pueblo como motor y promesa de la regeneración del país (Imágenes 3 y 4).

el TRÁNSITo De lo RURAl A lo URBANo coMo hITo De MoDeRNIDAD

Tenantitla o el “Lugar abundante en murallas de piedra” fue un barrio de Coyoacán, formado de la lava de la erupción del Xitle. Con “la partición de los terrenos del barrio de Atenantitlán,

15 Monumento al General Álvaro Obregón. Homenaje nacional, op. cit.16 Idem.

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en 1529, los frailes dominicos establecieron la iglesia parroquial, así como un pequeño convento anexo, que llamaron San Jacinto”.17 En el siglo XVII se proyectó la construcción del colegio, la iglesia y el convento carmelita, este último concluido en 1617.

Las fértiles tierras que servían para los cultivos de maíz, trigo y árboles frutales, el río Magdalena y las cascadas fueron los atractivos de los pobladores y paseantes, características que hicieron de San Ángel un sitio de retiro veraniego por la frescura del clima, el aire de montaña, las festividades religiosas, ferias y eventos de diversión y esparcimiento.

La arquitectura de la zona contempló la creación de espacios públicos para la realización de festividades así como zonas habitacionales para el descanso y recreación de los paseantes, lugareños y trabajadores. Asimismo, por la riqueza en el abasto de agua, se establecieron las fábricas de papel de Loreto y Peña Pobre y el Molino de Belén.

Para trasladarse a la región había que transitar por caminos rurales de siembra y ladrilleras; había que cruzar las zonas de Chapultepec, Tacubaya y Santa Fe, zonas que se enfilaban con contornos alineados de abetos, ahuehuetes, álamos, sauces y pinos, así como especies de coníferas en la proximidad de las montañas. Circulaban, igualmente, por los caminos de terracería, caballos, mulas y carruajes. Para la segunda mitad del siglo XIX el camino se recorría en tranvías de mulas.

En 1869 se concluyó el Ferrocarril del Valle que unía a la Ciudad de México con Tlalpan, “pasando por Tacubaya, Mixcoac, San Ángel, Coyoacán y San Antonio Coapa”.18 Funcionaron primero por tracción animal, luego con mecanismos de vapor generado por la combustión de leña. A principios del siglo XX, con el avance de la tecnología se incorporó el transporte eléctrico con el cual se agilizó el traslado a la región.

En 1921, con los festejos del centenario de la consumación de la Independencia, dio inicio el proyecto de ampliación de la Avenida Insurgentes, desde la glorieta de Chilpancingo hasta el Parque de la Bombilla en San Ángel. El propósito fue vincular San Ángel con la ciudad. Esta obra repercutió en la transformación del uso de suelo agrícola y semiindustrial de ladrillera en uso habitacional. El 2 de noviembre de 1924 se celebró la inauguración de las obras constructivas.

La década de 1920 se caracterizó por mantener una economía estancada debido a “la desconfianza y el caos generados por la Revolución, la suspensión de crédito externo del país y la presencia de dos crisis económicas, la primera de ellas en 1926-1927 y la segunda en 1929”.19 Aunado a ello, el éxodo de migrantes de las zonas rurales a la ciudad

17 Hans Lenz, Paseos y viajes a San Ángel en el siglo XIX, México, Miguel Angel Porrúa, 1995. p. 16. 18 Ibidem, p. 39.19 María del Carmen Collado, “Los sonorenses en la capital”, Miradas recurrentes. La Ciudad de

México en los siglo XIX y XX, tomo I, México, Instituto Mora/UAM, 2004, p. 103.

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eran circunstancias apremiantes para que en el gobierno se tomaran decisiones para definir una traza urbana que satisficiera las necesidades de vivienda para una población en crecimiento. En la década de 1930 cristalizaron algunos proyectos que abarcaron la modernización de la zona central de la ciudad.

El periódico Excélsior, uno de los diarios con mayor tiraje de la época, señalaba:

En la Avenida 5 de Mayo, en la Avenida 16 de Septiembre, en la Avenida Madero, en el perímetro de la Plaza de la Constitución, en la Avenida Juárez y en una infinidad de avenidas y calles secundarias, se están haciendo obras: de trascendencia unas y monumentales otras; de saneamiento aquellas y ornamentación y arquitectónicas éstas.20

Ante este auge constructivo, la investigadora María del Carmen Collado, define a la ciudad como “un artefacto cuyo diseño, forma y funciones son productos de la intervención de múltiples actores, poderes y condiciones geográficas”.21

En este contexto de planificación, se convocó a la construcción del Monumento a Álvaro Obregón, inserto en una política de expansión urbana que consideraba la construcción de calles, zonas comerciales, monumentos y parques públicos.

loS SíMBoloS Del poDeR

El proyecto modernizador mexicano incluía no sólo la construcción del monumento homenaje al general asesinado, como demostración física de la persistencia del partido en el poder, sino la proyección de la Avenida Insurgentes hacia el sur que eventualmente podría ser convertida en espacio procesional.

La intencionalidad estratégica de mostrar la fortaleza del grupo político en el poder en un momento histórico crítico –el exterminio violento de su líder–, requería de idear el pronto restablecimiento de la figura del prócer asesinado, materializado en una representación arquitectónica, haciendo visible al héroe y su sacrificio. Para ello, el edificio como representación, sería apuntalada por un conjunto de grupos escultóricos retóricos y leyendas estridentes escritas en el sitio preciso de su muerte. Con dicha construcción se buscaba reestablecer la paz, revitalizar el “espíritu nacional” y borrar –poner en el pasado– una legitimidad cuestionada; por eso mismo la celeridad que habían dado a su construcción.

20 Excélsior, El periódico de la vida nacional, lunes 5 de marzo de 1934, segunda sección, p. 1.21 María del Carmen Collado, op. cit., p. 103.

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La estrategia se manifestaba visualmente en un montaje de estilos arquitectónicos que conformaban el diseño de una construcción piramidal trunca, cuya entrada estaba flanqueada por dos esculturas monumentales –evocaciones del arte funerario egipcio– y en los costados los tres grupos escultóricos.

El objetivo principal del arquitecto era crear un homenaje cuasi religioso idolátrico que pudiera dominar el paisaje del sur de la ciudad que, como decíamos ya, buscaba modificar su geografía religiosa, rural y campirana para dar cabida a la modernidad.

El despliegue poderoso de las fuerzas nacionalistas, interpretadas por el partido hegemónico, buscaba revivir su energía vital, interrumpida por el aniquilamiento del general; era a la vez templo, sarcófago y obelisco achatado, flanqueado por esculturas monumentales de mujeres, que por los atributos que sostienen, representan a la agricultura y a la industria. La intención de la sobria escalinata debía evocar la solemne dignidad de los templos egipcios; tal vez el arquitecto deba mucho del poder de culto presente en el edificio a su conocimiento y evocación de la arquitectura funeraria, así como el culto a la muerte como constante en el imaginario vernáculo, un símil tal vez del “Templo al honor” erigido en la ciudad de Munich para albergar a los miembros del partido asesinados en el golpe de 1923.22

El monumento es un ejemplo de las energías civilizatorias interpretadas por el partido en el poder, aunque contiene una paradoja reflejada en la falta de armonía entre arquitecto y escultor, que no parecen reflejar el proceso de modernización social y tecnológica que vive el país. Se trata de figuras gigantescas idealizadas de hombres y mujeres representando el trabajo manual sin incorporar elementos técnicos industriales o agrícolas de la modernidad.

Paralelamente se detecta la evidencia de tipos raciales idealizados homogéneos, evocando el espíritu de la “raza cósmica” ideada por José Vasconcelos, que revela el deseo de armonizar –desaparecer–, obliterar, la lucha de clases. En su gestión como Secretario de Educación Pública durante el gobierno del general Obregón, escribe un ensayo acerca del mestizaje a la luz de su viaje por Brasil y Argentina. Según él, las distintas razas del mundo tienden a mezclarse cada vez más hasta conformar un nuevo tipo humano surgido de la selección de cada uno de los pueblos existentes. Anuncia el advenimiento de una “quinta raza”, que “en las tierras sin prejuicios de América” fusionarán a todas las demás, sin distinción de color o de número y creará una nueva civilización.23

22 Karen Fiss, “The German Pavilion”, en Ades, D. (comp.), Art and Power, Europe under the Dictators, 1939-1945, 1996, p. 108.

23 José Vasconcelos, La raza cósmica, México, Porrúa, 2003.

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En ese doble sentido, la hechura de una identidad nacionalista a través del arte que funda la idea de utopía racial, es compleja, ya que requiere de un venero artístico que enmascare las diferencias entre una retórica partidista y una realidad política. Lo cierto es que en ese momento se vivía una crisis que difícilmente podía ser soslayada.

Simultáneamente, la orquestación de las imágenes que ofrecían las esculturas también servía para sostener las paradojas que eran esenciales en la conservación del partido en el poder. Se generaba así una fuerza afectiva, emotiva, movilizando energías que fusionaban tales oposiciones como una especie de simbología romántico bucólica –el trigo en la mano (Imagen 4)–, y el progreso tecnológico que evidencia el proceso constructivo –las juntas de la fachada, los materiales y formas característicos de la decoración art déco–, continuidad histórica y política. Como figura de anclaje a esta simbología podría ser “Nada ha cambiado [...] el espíritu revolucionario permanece incólume”.

Estas tensiones convivían en lo que Fiss llama –refiriéndose al pabellón alemán de la década de 1930– un capullo simbólico,24 unitario, que articularía arquitectura y escultura, con la pretensión de conjugar las ambiciones económicas y políticas en un discurso de paz social, utopía y heroísmo.

Dos fueron los análisis críticos que se detectaron sobre la obra en estudio, uno de Vito Alessio Robles y otro de Hugo Arciniega. Alessio, ingeniero, general e historiador,25 nacido en 1879, en Saltillo, Coahuila, califica el monumento como “indebida glorificación”26 del general, y no es para menos, ya que se enfrentó a Obregón y a su grupo en el poder por los afanes reeleccionistas de éstos. Su prosa, aunque salpicada de ideología, no deja de ser la de un conocedor en la materia, pues entre sus más severas observaciones destacan, en primer lugar, el costo elevado de la construcción; en segundo, el contraste desafortunado entre la estructura piramidal trunca y el entorno pintoresco de la iglesia de El Carmen y la población de San Ángel.27 Como tercer crítica, equipara la desmedida ambición del general a la de sus seguidores, quienes proyectaron el edificio en medio de una hermosa huerta y, en cuarto lugar, critica contundentemente la falta de armonía entre los grupos

24 Karen Fiss, op. cit., p. 109.25 “No había para entonces ninguna gran empresa historiográfica comparable a la suya en que se

ofreciera al mexicano una visión de la historia del Norte”; véase W. Jiménez Moreno, “Vito Alessio Robles como historiador”, palabras pronunciadas el 2 de octubre de 1957 en el Anfiteatro Bolívar con motivo de un homenaje a Vito Alessio Robles, el año de su muerte; México, DGAS/DDF.

26 V. Alessio Robles, Desfile sangriento, México, A. del Bosque Impresor, 1923, p. 245. Como artículo fue publicado en el periódico El Día, en la Ciudad de México, en febrero de 1936 y en Mérida y Parral, así como en San Antonio, Texas y Los Ángeles, California.

27 V. Alessio Robles, Desfile sangriento, op. cit., p. 245.

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escultóricos y el monumento, lo cual evidencia “la vigorosa garra del escultor en contraste con el débil y vacilante pulso del arquitecto”.28

En el interior, señala, hay tres hermosas figuras en bronce, que son aplastadas por la profusión de mármoles colocados ahí. Asimismo, deplora las leyendas por excesivas. Compara, también, el uso de canteras de mármoles y granito en el monumento con el mismo material empleado por la dictadura porfiriana para la construcción del Palacio Legislativo y del Teatro Nacional, que “ahora han servido para la construcción de palacios destinados a nuevos próceres y hasta para la erección de monumentos funerarios y cementerios”.29

Por su parte, Hugo Arciniega, arqueólogo, profesor, crítico e investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), detecta evidentes problemas de proporción, en especial en la escalinata delimitada con dos alfardas de inspiración prehispánica que conduce al acceso”30 –a la que Alessio le detecta una semejanza con las del teocalli y las califica como “mezquinas huellas y excesivos peraltes”.31

Sobre las dos figuras femeninas monumentales que flanquean el edificio con alegorías del trabajo, con un mazo, y de la fecundidad, con una mazorca, ambos críticos coinciden en destacar el trabajo del escultor. Alessio, por su parte, señala la falta de integración entre su proyecto y el del arquitecto, ya que son “más altas” que la puerta que custodian y que el nombre de Obregón en letras doradas. Éste parece haber sido colocado al final y con prisas, sin reparar en la falta de armonía que ello da al conjunto.

Alessio deplora que los tres grupos escultóricos “aplastan” al edificio al que llama irónicamente el “vulgar horno de ladrillo” y ambos coinciden en señalar que pese al esfuerzo del escultor, “la solución arquitectónica resultó totalmente fallida.32

coNclUSIoNeS

Cuando el arte se encuentra subordinado al poder, como en el caso del Monumento a Álvaro Obregón, el primero le hace tres demandas al segundo:

28 Ibidem, p. 247.29 Ibidem, p. 246.30 Hugo Arciniega, “La escultura de Ignacio Asúnsolo”, Diario de Campo, núm. 35, Boletín interno

de los investigadores del área de antropología, México, INAH, 2001, p. 55.31 V. Alessio Robles, op. cit., p. 246.32 Hugo Arciniega, op. cit., p. 56.

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1. Demostrar la gloria y el triunfo del poder en sí mismo: la dimensión y ambición del poder en la era de los grandes líderes se ha demostrado con estructuras de grandes dimensiones, los templos funerarios egipcios y romanos, y ahora, las grandes carreteras italianas. La pompa del gigantismo constituye una cara del poder representado a partir del arte en el monumento al general Álvaro Obregón

2. El arte tiene la capacidad de organizar la teatralización del drama público. En este caso, el ritual de la ceremonia es esencial para la política en México, que en ese momento buscaba representar la continuidad del partido en el poder –Obregón-Cárdenas-Calles. Con la democratización de la política, el poder se escenificó en un teatro público y con la presencia de su audiencia.

3. La audiencia fue transformándose –domesticándose– para cumplir las veces de multitud organizada y ésta fue una de las grandes innovaciones que aportó la era de los dictadores, y que emuló el entonces Partido Nacional Revolucionario (PNR), en una época en que el país quería transitar de su pasado rural a su presente moderno, urbano. Lo anterior se logró con la estrategia cardenista de consolidar instituciones y corporativizar el movimiento obrero. La visibilidad de diversos actos públicos sería fundamental, en especial la presencia de una multitud organizada que legitimara al partido en el poder en los diversos homenajes que se organizaron en memoria del general asesinado.

BIBlIoGRAFíA

Alessio Robles, Vito, Desfile sangriento, México, A. del Bosque,1936.Arciniega Ávila, Hugo, “La escultura de Ignacio Asúnsolo”, Diario de Campo, núm. 35, Boletín

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Jiménez Moreno,W., “Vito Alessio Robles como historiador”, palabras pronunciadas el 2 de octubre de 1957 en el Anfiteatro Bolívar con motivo de un homenaje a Vito Alessio Robles, el año de su muerte; México, DGAS/DDF.

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del señor general Álvaro Obregón. 17 de julio de 1935”, México, Editorial Cultura, 16 p.——, “Discurso del General y Lic. Aarón Sáenz que fue pronunciado en el momento que el

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heMeRoGRAFíA

Excélsior, lunes 5 de marzo de 1934, Segunda sección, col. 2-4, p. 1.

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lAS hUMANIDADeS y lA GloBAlIzAcIóN dossier

DeSARRollo cAMpeSINo y coNSTRUccIóNde ciudadanía en el norte de Morelos

elsa Guzmán GómezArturo león lópez

El presente trabajo aborda el proceso que los productores de Los Altos de Morelos han llevado a cabo en los últimos 50 años a partir de la adopción del jitomate como cultivo comercial. El análisis aborda los procesos de participación, toma de decisiones y construcción de redes, como elementos fundamentales de la concepción de ciudadanía. La construcción de ciudadanía se fundamenta en la experiencia regional que ha consistido en la formación de espacios públicos por los sujetos; frente a la posición pasiva que concibe la ciudadanía como un atributo otorgado por el Estado. Se discute el concepto de desarrollo a partir de la conformación de un orden social determinado, como alternativa a la reproducción de una sociedad heterogénea y excluyente.

Palabras clave: ciudadanía, campesinos, Morelos, desarrollo regional.

ABSTRAcT

This paper analyses the work process that tomato’s peasants has done in the north of Morelos state, and its regional transformation during the last 50 years. Through this long period the peasant production had to adapt to dynamic environmental from the national market, changing from traditional to modern technology. These processes change the landscapes, social relations and the peasant society. This article examines the concept of citizenship’s constructions based in the processes of participation, decisions making and social relationships. Our approach of development confronts the hegemonic concept (economic growth, industrialization), to focus on the action and knowledge of the people.

Key words: citizenship’s, peasants, Morelos, regional development.

Este estudio analiza la historia reciente, durante los últimos 50 años, de los campesinos del norte de Morelos participantes en la construcción de un proceso regional que ha transformado la vocación agrícola de las tierras, las relaciones sociales, el paisaje, las condiciones de vida de las familias de los agricultores y su lugar frente a la economía

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del estado. Se trata de un proceso regional conformado, en principio, por decisiones individuales que dan lugar a estrategias familiares, redes sociales, negociaciones y confrontaciones entre distintos actores. De esta manera las acciones e interacciones del conjunto de actores sociales conducen las transformaciones a nivel regional, comunitario y familiar, y definen un orden social determinado.

En este camino han participado miles de familias, además de los diversos actores participantes en el complejo de redes que se han ido conformando. Actualmente se trata de alrededor de 4 000 familias que incluyen en su estrategia el cultivo de jitomate en el norte de Morelos, abarcando al menos cinco municipios: Tlayacapan, Totolapan, Atlatlahucan, Yecapixtla y Ocuituco, que forman parte de la región conocida como Los Altos.

Los productores, para la adopción de dicho cultivo, llevaron a cabo una especialización productiva, dentro de lógicas y formas de vida campesina, generando nuevas perspectivas para las familias. Dichos cambios fueron posibles gracias a que los productores, y la población vinculada al proceso de este cultivo, desplegaron aprendizajes y desarrollaron nuevas capacidades, que, en última instancia, son el eje de la generación de procesos de construcción de progreso y ciudadanía. Esto se sostiene al asumir la visión de que la ciudadanía alude a los múltiples procesos de participación de los sujetos, que dan lugar a la configuración de espacios públicos, entre los que se cuentan las relaciones de los individuos con instituciones oficiales, pero, asimismo, el conjunto de interacciones dentro de la sociedad, en las que las personas, mediante demandas y acciones, generan el acceso a servicios, recursos y derechos.

Este enfoque discute y disiente de la concepción general de la ciudadanía como estatus otorgado por el Estado, y se vincula a la concepción de desarrollo que vislumbra la construcción de un determinado orden social por los grupos e individuos, quienes sustentan relaciones continuamente negociadas entre sí en las diferentes instancias y estructuras sociales, que abren caminos y diversas tendencias en la sociedad. Es en este ámbito en el que ubicamos el desarrollo campesino de la región del norte de Morelos. Por esto, en el presente trabajo se sostiene que no existen formas de desarrollo ni de ciudadanía universalmente válidas, así como tampoco se puede hablar de ellas de manera abstracta, por lo que se propone partir del análisis de las acciones de los sujetos y las estructuras sociales y políticas específicas.

Este estudio muestra algunos aspectos de una investigación más amplia que se ha llevado a cabo a lo largo de varios ciclos anuales y de cultivo (1980-1981, 1990-1991, 1995, 2000, 2006-2008) en los que se realizaron recorridos, así como observación participante en comunidades, mercados, parcelas y caminos; también pláticas y entrevistas abiertas con productores, mujeres, jóvenes, jornaleros y comerciantes. En este transcurso

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se han tenido resultados1 que documentan y profundizan otros vértices del proceso regional como el concepto de especialización diversificada, la estrategia de los horticultores temporaleros, la diversidad regional y de estrategias, a lo que se hará referencia, en tanto aporta a la comprensión de la construcción de las bases y relaciones de reproducción y al desarrollo de la región.

Este ensayo en particular se centra en la inquietud de argumentar la complejidad que sostiene a la práctica productiva agrícola en el caso particular del proceso regional de estudio, pues se observó que la persistencia del cultivo y la profundidad de las transformaciones que ha generado se deben a la articulación existente entre los ámbitos económicos, sociales y políticos, a través de las redes familiares y sociales que los productores establecen, los vínculos y negociaciones con comerciantes e instituciones. Los aprendizajes reportados por estas acciones necesarias trascienden la actividad agrícola y llevan a la configuración de nuevos lugares sociales de los grupos frente a la sociedad en general, es decir, a trastocar las formas de pertenencia a ella, lo que consideramos un acto político de constitución de ciudadanía.

lA hISToRIA JIToMATeRA De loS AlToS De MoReloS

Los jitomateros de Los Altos son campesinos minifundistas con una historia agraria de defensa de la tierra, como parte de la lucha zapatista que dio fin a las grandes haciendas del siglo XIX. A esta historia se vincula la vocación agrícola de los productores, así como la experiencia y conocimientos adquiridos a lo largo de los años, que da viabilidad al establecimiento, año con año, de cultivos agrícolas de temporal.

En la región se cuenta con tierras fértiles y un periodo de lluvias intensas y abundantes (1100 mm) entre los meses de junio y septiembre, que permite tener condiciones necesarias para sembrar bajo el temporal, dentro de ciertos rangos de seguridad y riesgo.

Las condiciones de vida de la población han cambiado sustancialmente a lo largo de las décadas. Antes del auge del jitomate, como campesinos meramente de subsistencia, tenían que trabajar de jornaleros agrícolas en las tierras cálidas del sur en donde había riego y cultivos comerciales.2 Los productores de hoy recuerdan las anécdotas de sus padres y

1 Elsa Guzmán Gómez, “Persistencia y cambio: los campesinos jitomateros de Morelos”, tesis de maestría, México, UAM-Xochimilco, 1991; León y Guzmán, “Los jitomateros en el desarrollo regional campesino del norte de Morelos, México”, ponencia en el VII Congreso Latinoamericano de Sociología Rural ALASRU, Quito, 20-24 de noviembre de 2006; Guzmán y León, Campesinos jitomateros. Especialización diversificada en los Altos de Morelos, México, UAEM/Plaza y Valdés, 2008.

2 De la Peña, Guillermo, Herederos de promesas. Agricultura, política y ritual en los Altos de Morelos, núm. 11, México, Ediciones Casa Chata, 1980.

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abuelos sobre los sufrimientos ante el arduo trabajo y caminatas que tenían que realizar al no poder contar con transportes ni tractores, así como por sus precarias condiciones de producción y de vida.

La historia jitomatera ha transcurrido a lo largo de tres generaciones de pequeños productores, quienes han pasado, a través de ensayos y de acumulación de experiencias y conocimientos, de ser meramente maiceros de autoconsumo a horticultores con el dominio de una especialización jitomatera basada en la complementación de lógicas campesinas y de mercado, tanto en la producción, en el uso de recursos, las técnicas y la comercialización.

La especialización productiva lograda se sustenta en la diversidad de cultivos, incluyendo el maíz para autoconsumo y venta, el jitomate y otras hortalizas como el pepino, el tomate verde, la calabaza y el chile. También en la producción de traspatio, con posibilidades de innovación, movilidad, vinculación, ahorro e inversión.

El cultivo de jitomate a escala comercial se inició en la región a fines de la década de 1950, época de gran dinamismo del mercado nacional, debido al crecimiento de la población, así como a la instauración del modelo de modernización agrícola. Este es el contexto de la conformación de la zona jitomatera que, a partir de las acciones de los productores, logra el reconocimiento de la calidad del producto en dicho mercado nacional.

En el transcurso de los años y los cambios en la región, se distinguen distintas tendencias con respecto a la presencia del cultivo del jitomate para el mercado, entre las que caracterizamos tres etapas que representan diferentes maneras de apropiación del proceso productivo y de complejidad de las interacciones regionales.

a) Una primera, durante los primeros 20 años (1955-1975), de expansión y auge productivo, cuyo inicio tiene que ver con una innovación tecnológica que posibilita la producción a gran escala, que consiste en la técnica de las espalderas, la cual permite el crecimiento de las matas de manera vertical, evitando la pudrición de los frutos por el contacto permanente con el suelo. Esto lleva a otro nivel la siembra de una planta que ya era conocida anteriormente en sus propios huertos de traspatio, lo que facilita la adopción de la nueva técnica y da lugar a su apropiación y puesta en práctica paulatina por parte de esta primera generación de jitomateros. Así, las tierras se van cubriendo de espalderas y jitomates, y los campesinos van adecuando sus conocimientos de manejo de las milpas al cuidado intensivo de las huertas. El rápido crecimiento del mercado nacional permitió, a su vez, la expansión de las tierras jitomateras desde la década de 1960, llegando a cubrirse, en esta zona, casi

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10 000 ha, entre 1971 y 1975; incluso, se llegó a exportar parte de la producción durante algunos años.

b) En la segunda etapa (1975-1990) se manifiesta la disminución de la superficie destinada al jitomate, de manera importante y paulatina, ya que pasó de 8 000 a 4 000 has, aproximadamente. Esto ocurrió por los procesos de adecuación de la actividad dentro de la estrategia global familiar. Existía fuerte competencia con grandes productores de estados como Sinaloa, quienes tienen altas capacidades de inversión y niveles tecnológicos de control de los factores productivos y comerciales superiores a los de Morelos, lo cual implicó confrontaciones, en desventaja, en mercados nacionales y de exportación. Esto obligó a los campesinos temporaleros a fortalecer las ventajas reconocidas por sus propios procesos de aprendizaje, experiencia e historia cultural, fortaleciendo y recreando su condición campesina. En este periodo reconocemos la constitución de una estrategia propia que denominamos especialización diversificada, en la que la producción del jitomate condiciona el uso de recursos, trabajo y tiempo y es punta de lanza de las transformaciones tecnológicas de la región; pero al mismo tiempo, se complementa con una diversidad de actividades agrícolas y no agrícolas, teniendo un peso importante el balance jitomate-maíz. Dicha combinación, rompe con la visión tecnocrática de la especialización tecnológica, y es llevada por las familias campesinas a las condiciones reales, con sus propios recursos y expectativas, para recrearla culturalmente, apropiarse de ella y convertirla en una forma específica de construir su desarrollo.Esta etapa representa la apropiación del jitomate por la segunda generación de productores, dentro de la estrategia familiar, a diferencia de la primera etapa en la que se realizó la asimilación técnica del cultivo.

c) La tercera etapa, que abarca de la década de 1990 hasta la actualidad, en plena debacle de la agricultura nacional. En ella la actividad jitomatera se contrae, fluctuando entre 3 000 y 2 000 ha anuales de jitomate, se intensifica el uso de tecnología especializada y se integra aún más la estrategia de diversidad productiva. En este periodo se acentúa la política neoliberal en el país, significando, para estos productores, la ausencia de apoyos y seguros a la producción agrícola, a pesar de los riesgos de la misma. De tal forma que las innovaciones tecnológicas que tienen a su alcance son solventadas con sus propios recursos económicos y redes sociales; es decir, se intensifica el uso de mano de obra familiar y externa; hay una mayor aplicación de insumos y herramientas menores; además, fortalecen sus vínculos comerciales para adecuarse a las dinámicas cambiantes del mercado, ampliando sus relaciones con intermediarios comerciales. Si bien, el jitomate sigue siendo el eje de las tendencias técnicas y económicas actuales, se mantiene el vínculo con otros cultivos comerciales y de autoabasto.

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DeSARRollo y cIUDADANíA. AceRcA Del DeSARRollo

El concepto de desarrollo de una sociedad tiene, como acepción convencional, el cambio que genera un crecimiento económico hacia la industrialización y producción en masa. Se considera que con este cambio se superan las formas atrasadas de producción –con una baja productividad, que no genera excedentes–, dentro de un camino establecido al que todos los países deben alinearse.3 Este modelo ha sido impuesto desde los países hegemónicos al conjunto del orbe.

Así, en la actualidad difícilmente algún país se encuentra fuera de la influencia de este modelo. Sin embargo, los procesos económicos, sociales y culturales que lo definen, especialmente los referidos a la acumulación de capital, que benefician ventajosamente a las grandes corporaciones industriales y comerciales, sobre todo trasnacionales, han acentuando la pobreza de poblaciones rurales y urbanas, el desempleo y la migración forzada, así como la degradación ambiental. Ante esta situación se han generado múltiples críticas, y han aparecido otras maneras de entender el desarrollo.

En este marco, existen posiciones y acciones de grupos y organizaciones que, desde principios diferentes, se encaminan a contrarrestar los efectos de los procesos del modelo de acumulación sobre las poblaciones y localidades afectadas, aportando elementos para la búsqueda de alternativas hacia una sociedad diferente, no depredadora, más justa y, en última instancia, contraponerse a dichos procesos.

A partir de estas experiencias sostenemos que el desarrollo no es proceso lineal ni predefinido de cambios, sino que, por el contrario, es una transformación que de manera permanente intenta crear un nuevo orden social, determinado de acuerdo con las pautas históricas y culturales de cada grupo, dando lugar a múltiples direcciones o soluciones.

Consideramos que, para abordar el desarrollo, no es suficiente con medir o contar los resultados materiales ni la situación económica de una población en un momento determinado, sino que lo principal se centra en los modos de alcanzar dicha situación económica o material, de tal manera que unos procesos sociales den lugar a otros.

Actualmente ya no se puede pensar que las alternativas al capital implican necesaria-mente su derrocamiento; sino que, por el contrario, dichas alternativas pueden subsistir dentro del mismo sistema, como manera de reproducir sus lógicas diferentes o sus opciones y contradicciones frente al capital. Sousa Santos y Rodríguez menciona que “más allá de la dicotomía entre reforma y revolución, de lo que se trata es de emprender reformas e iniciativas que surjan dentro del sistema capitalista, pero faciliten y den credibilidad a

3 John Taylor, Diccionario de términos económicos, Bogotá, Biblioteca L.A. Arango, 2004; Rostow, W.W., Las etapas del crecimiento económico, México, Fondo de Cultura Económica, 1961.

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otras formas de organización económica y social”.4 Para esto, se vuelve necesario distinguir y valorar las construcciones alternativas realmente existentes.

Dichas propuestas se consideran alternativas al existir paralela y alternamente a enfoques, propuestas y objetivos capitalistas hegemónicos; así como por representar acciones con objetivos distintos a los anteriores y que tienen como búsqueda inmediata la reproducción de cosmovisiones, valores, lógicas, y formas de vida particulares, locales, no capitalistas. Estas formas toman una multiplicidad de variantes, ya que no parten de modelos preestablecidos, sino de experiencias de los individuos, grupos sociales y organizaciones que, desde lógicas y principios culturales propios, llevan a cabo acciones para mejorar su condición, negociar con otros actores de la sociedad, reivindicar derechos, exigir ciertas demandas a las instituciones gubernamentales, etcétera. La importancia de estas acciones, en el marco del capitalismo, radica en que incursionan en luchas o búsquedas propias, aun dentro del sistema establecido. Así, aunque no necesariamente planteen la modificación estructural del sistema, están definiendo caminos viables de desarrollo y cuestionando las formas capitalistas y, sobre todo, ampliando la perspectiva de las posibilidades de transformación y construcción.

Dichas acciones son, en sí, procesos de participación social, los que sustentados en el uso y movilización de recursos propios, y la toma de decisiones bajo pautas e iniciativas culturales de los grupos sociales, definen caminos de desarrollo y lugares con elementos diferentes de los que desde el Estado se reconocen a los grupos sociales e individuos. Asimismo, dan lugar a negociaciones frente a diferentes actores y rejuegos sociales que conforman relaciones sociales específicas dentro de la sociedad, y se interpretan como procesos de expansión de libertad, en tanto son generadoras de agencia, al ampliar opciones y oportunidades de desarrollo a dichos grupos e individuos.5

Esto lleva a plantear la autonomía de los grupos, como producto y elemento de dichos caminos de desarrollo, reforzados con aprendizajes y crecimiento colectivo y social. Las experiencias particulares, basadas en prácticas cotidianas, configuran mundos distintos que cuestionan la universalidad del modelo único y le dan valor a la diversidad, y en última instancia, a las múltiples resistencias que confrontan al poder hegemónico. Las tendencias en los procesos de transformación se marcan de acuerdo con las decisiones, negociaciones y aprendizajes de los grupos, es decir, los destinos finales no son el objetivo mismo de estas formas diversas de desarrollo, pues éste se encuentra en permanente

4 Sousa, Boaventura y César Rodríguez, “Para ampliar el canon de la producción”, Desarrollo, eurocentrismo y economía popular: más allá del paradigma neoliberal, Venezuela, Ministerio para la Economía Popular, 2006, p. 139.

5 Amartya Sen, Desarrollo y libertad, México, Planeta, 2000.

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construcción entre caminos múltiples, y en ellos los derroteros pueden cambiar en un futuro, con lo que las tendencias marcarán distintos sentidos.

soBre eL concepTo de ciudadanÍa

La ciudadanía, en un sentido general y convencional, se refiere a la pertenencia de las personas a la sociedad, mediante diferentes procesos e interacciones, tales como el reconocimiento del Estado, de sus derechos y obligaciones individuales, y la capacidad de elección de los gobernantes, lo cual se puede hacer a partir de la mayoría de edad.

El término de ciudadano se ha formado dentro de la concepción misma de la democracia, ya que su mejor definición se encuentra en la participación de los individuos en el ejercicio de los poderes de una sociedad, asociado al derecho al voto, como instru-mento privilegiado de poder de los ciudadanos. Esto contiene una idea básica del concepto: la igualdad u homogeneidad de los ciudadanos.6 Es decir, esta concepción privilegia el estatus jurídico, la ciudadanía política, dando por sentado que los derechos políticos garantizan la igualdad de condición entre los ciudadanos, bajo la ley, al participar en elecciones, referéndums, asociaciones, etcétera, independientemente de las condiciones sociales de cada uno, lo que da la imagen de una sociedad homogénea con interacciones armónicas definidas por la ley.

Este concepto de ciudadanía contiene el espíritu y la contradicción de las sociedades liberales. En éstas existe la predeterminación de que el reconocimiento de los individuos depende de los derechos que el Estado les otorga, en tanto ellos posean atributos que se valoren dentro de las pautas de la sociedad. Con esto se alude a una relación ideal de los individuos con la sociedad en un sentido de igualdad. Además, existe la idea que, de manera natural, los derechos individuales, civiles, sociales y políticos se adoptan de un país a otro y de una época a otra. Sin embargo, los derechos otorgados por el Estado han sido, en realidad, ganados o arrebatados a éste por parte de los propios individuos que negocian, disputan, obligan o convencen para su otorgamiento, a partir de demandas, reivindicaciones, luchas sociales o procesos revolucionarios a lo largo de la historia, para frenar el poder o fuerza desde la acumulación de capital. Por estas luchas, el Estado ha tenido que incluir en la perspectiva oficial de ciudadanos a individuos que antes no se concebían como tales. Por ejemplo, la libertad para los esclavos, los derechos civiles para poblaciones negras, el voto para las mujeres, la tierra para los campesinos, la organización sindical para los obreros, entre otros, son derechos ganados, no desde la voluntad de los gobiernos, sino desde las confrontaciones de poder, dando lugar a la ampliación

6 Dominique Schnapper, Qu’est-ce que la citoyenneté?, Francia, Edition Gallimard, 2000.

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de derechos y visión de ciudadanía. En algunas ocasiones, los derechos civiles o políticos también pueden ser otorgados para mitigar o contener la protesta social, aunque en estos casos no necesariamente se cumplen o llevan a la práctica dichas promesas.

Entonces, la ciudadanía no es la misma hoy que en tiempos pasados, varía de acuerdo con los diferentes países, ya que al estar marcada como una relación jurídica, las particularidades de cada Estado, de cada sociedad, sus instrumentos legales y su historia hará divergir las maneras concretas de ser ciudadanos. De igual manera que las heterogeneidades al interior de un país significan lugares distintos de los individuos y grupos en la sociedad y con respecto al Estado; así, no todos los individuos tienen las mismas posibilidades reales de ejercer los derechos ciudadanos, ni todos tienen acceso a todos los servicios que en principio el Estado reconoce, pues según las distintas clases, algunos contarán con privilegios marcados y, como en nuestro país, amplias poblaciones viven marginaciones diversas (de empleo, de salud, de ingresos, de determinados servicios, etcétera). Entonces, es claro que la concreción de la ciudadanía varía de acuerdo con el momento histórico, lugar y clase social, grupo étnico de pertenencia e incluso género, a los que los individuos pertenezcan.

Por tanto, las heterogeneidades se tornan en desigualdades sociales, vinculadas a las diferencias en cuanto a acceso a derechos, beneficios, servicios y recursos que el Estado provee a los ciudadanos, a pesar de la idea de igualdad que aún ahora desde el poder se busca difundir. Es decir, la ciudadanía existe en la desigualdad, ante las diferentes posibilidades de negociación y reconocimiento de los diversos grupos sociales con el Estado.

La consTrucción de espacios púBLicos y ciudadanÍa

A pesar de la restricción y contradicción del concepto liberal de ciudadanía, se retoma este término para darle apertura a la visión centrada en el otorgamiento de derechos del Estado con nuevas acepciones en el marco de un proceso permanente de construcción de desarrollo, desde las prácticas sociales de los diferentes grupos.

Reconocemos y retomamos el significado ampliamente aceptado del término de ciudadanía entendido como pertenencia a la sociedad, pero diferimos, como ya se ha señalado, en que el reconocimiento proviene del Estado, ya que esta visión impone una posición pasiva a los individuos como meros receptores de beneficios, lo que justifica las diferencias y las trabas para el cambio y desarrollo, la reproducción de la pobreza y, en última instancia, del capital.7 Abogamos por un enfoque de ciudadanía plena,

7 Nicolás Pineda Pablos, “Tres conceptos de ciudadanía para el desarrollo de México”, Este País, núm. 34, México, agosto de 1999.

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incluyente y participativa, que sea construida con la acción de los individuos en contextos y condiciones particulares.

El sentido de participación al que se refiere este enfoque reconoce un ejercicio político e interacciones entre los diversos grupos de la sociedad más allá del ámbito de la elección política, lo que implica procesos de negociaciones y confrontaciones múltiples en diferentes ámbitos, de constantes reajustes, en diálogos entrecruzados con intereses distintos; de esta manera, incluye las acciones de los individuos y grupos sociales desde sus espacios de vida y trabajo, donde se llevan a cabo procesos de organización, capacitación, aprendizaje, educación, apropiación cultural, participación política, gestión, acción colectiva, que requieren tomar en sus manos el poder de sus decisiones y transformaciones que afectan y encaminan la vida del grupo o comunidad.

Es decir, estamos hablando de una ciudadanía desde la participación amplia y el empoderamiento en sus múltiples formas posibles, entendiéndolo como el que la gente ejerza el poder de acción, de decisión, de aprendizaje, de adquisición de destrezas, encaminados hacia el cambio. La participación, concebida de esta manera, da lugar a la creación y recreación de espacios públicos, reconociéndolos como un tercer espacio, entre lo público estatal y el ámbito privado.8 Lo público se constituye en una arena de interacción de actores, desde sus diversas identidades, como espacios públicos de deliberación, en tanto se disputan, negocian y acuerdan objetivos, intereses y recursos que dan lugar a la reproducción social de los diferentes grupos, a nivel familiar, comunitario y de la sociedad en general.

Estos espacios públicos se conforman con realidades observables, con estructuras variables, negociaciones reales, redes tradicionales e innovadoras, relaciones plurales y experiencias concretas. En ellos se generan procesos que los individuos, grupos, organizaciones y comunidades encaminan hacia la resolución de problemas inmediatos, proyectos, procesos productivos que permitan, por ejemplo, abatir pobrezas, o concretamente den acceso a los recursos y servicios a los que legalmente toda la población tiene derecho, pero que no le han sido permitidos por el espacio estatal, como ocurre en una sociedad con divisiones de clase, diferencias políticas, élites y grupos marginados. Es en esta última situación en la que históricamente se han encontrado los campesinos en México.

Entonces, este espacio público conduce a la idea de ampliación de libertad, que igualmente implica inclusión. Es decir, la libertad se da al transformar los límites de las capacidades individuales y de las acciones sociales, al dar lugar a medios de interacción social y recreación de los espacios públicos, pues es en éstos en los que se llevan a cabo

8 Sommers, citado en PNUD, El estado del Estado en Bolivia. Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2007, Bolivia, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2007.

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los cambios más allá de los límites o términos legales y oficiales, incluyéndolos. La constitución de espacios públicos permite que la acción individual se vincule con ámbitos colectivos, institucionales, económicos (mercados). Es decir, no se trata (necesariamente) de la invención de espacios, sino de la creación de nuevas formas de interacción, acción y pertenencia de los individuos y grupos en los ámbitos reales.

La ampliación de libertad da lugar a nuevos procesos, a la generación sucesiva de posibilidades y opciones, en redes de construcción y recreación, es decir, es un medio y un fin de procesos de desarrollo; por ejemplo, la eliminación de privaciones (pobreza, desempleo, hambre); la supresión de trabas hacia la adquisición de agencia (educación, salud, ingresos); para el mayor acceso a recursos en general y, en última instancia, mayor autonomía.

La autonomía ciudadana se vincula con –y es base de– la emancipación, pues ésta permite trascender la relación de los individuos con la sociedad, desde los derechos y deberes individuales, hacia las formas y criterios de participación, lo cual implica procesos colectivos, es decir, genera nuevas formas de ciudadanía. En este sentido Boaventura Sousa9 dice que la ciudadanía y la subjetividad se encuentran en permanente tensión. La emancipación cuestiona las acciones en que el Estado coarta las libertades civiles y políticas. Y desde la participación, el individuo se coloca de una manera diferente y no subordinada frente al Estado, así como en las interacciones en la sociedad.

El recuento de estos procesos nos lleva a retomar la alusión a la inclusión de los individuos y grupos en las relaciones dentro de la estructura y transformación de una sociedad que, desde una visión liberal, no existen. Se reafirma que la inclusión es la construcción de una ciudadanía emancipada. Este tránsito de la ciudadanía –desde la participación, inclusión y emancipación– es, como la libertad misma, un medio y un fin. Medio y fin se articulan en el desarrollo, entendido como el proceso que conjunta la transformación de la realidad a partir de la participación de los sujetos en la construcción de ciudadanía.

pRoceSoS cAMpeSINoS De coNFIGURAcIóN De eSpAcIoS pÚBlIcoSeN el NoRTe De MoReloS. el pRoceSo pRoDUcTIvo

De acuerdo con el planteamiento de espacios públicos mencionado anteriormente, en la región de los Altos de Morelos éstos estarían conformados por los ámbitos de trabajo y reproducción campesina, en tanto son productos de la acción de los individuos, y

9 Boaventura Sousa Santos, Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social (encuentros en Buenos Aires), Argentina, Clacso, 2006.

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sostenidos a partir de sus propios recursos y pautas culturales. Cabe mencionar que el proceso productivo agrícola del jitomate es complejo y complicado, y en su ejercicio se recrean las relaciones sociales hacia el interior de las familias y comunidades, así como hacia el mercado, las instituciones y otros grupos sociales. El eje de la exposición consiste en los momentos y formas de la toma de decisiones, como esencia en la configuración del espacio público, para dar lugar a cada proceso, producto y relación.

El ámbito de trabajo primordial es constituido a partir del ejercicio concreto del proceso productivo agrícola, el cual ha sido adecuado desde el origen mismo del cultivo en su uso comercial. El jitomate, en la región, se conocía desde antaño como una planta que crecía al final del periodo de lluvias, en los solares de las casas, para contar con algunos frutos para el consumo de la familia. En 1955, en un rancho en Totolapan, un italiano empezó a utilizar en el jitomate la misma técnica de cultivo que para la vid, es decir, levantar las matas sobre una estructura hecha con varas y alambres, de manera que los frutos, que antes se desarrollaban sobre el suelo, ahora lo hacían colgando de dichas espalderas, lo que favorecía su crecimiento, evitando que se pudrieran, y se podían sembrar, a mayor escala, durante la época de lluvias. Pronto, los lugareños reconocieron las ventajas y empezaron a sembrarlo en sus tierras de esa forma, aprendiendo la colocación de las varas y alambre, el “tejido” de las plantas en estas estructuras y el manejo en general del cultivo. Los buenos resultados motivaron la ampliación de las superficies de tierra, ya no sólo para probar y aprender, sino ahora para vender el producto.

Las tierras de cultivo se fueron cubriendo de varas y jitomates, las de maíz disminuyeron. Esto requirió nuevos materiales para conseguir varas, alambres, cajas para empacar los jitomates, así como fertilizantes y otros insumos.

Si en un principio sólo se sembraban las semillas de los mismos productos locales, en poco tiempo empezaron a llegar nuevas variedades que daban frutos distintos, que podían resultar más comerciales. Los campesinos probaban las variedades que el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas les llevaba y las que los comerciantes ofrecían. Actualmente, las semillas que compran vienen de los Países Bajos, Brasil y Estados Unidos, se trata de variedades específicas para el riego o para el temporal, algunas muy rendidoras, y con las características de los frutos que hoy se piden en el mercado.

Las charolas de polietileno para almácigo llegaron en la década de 1980 y fueron adoptadas rápidamente por los productores, ya que les representan ventajas al permitir ahorrar la cantidad de semilla (que antes sembraban directamente en la parcela) y controlar las condiciones de germinación y crecimiento de la plántula, además de poder iniciar los trabajos antes del temporal. El uso de estas charolas ha implicado cambios en la división del trabajo, ya que algunos productores se han especializado en la producción de plántula para la venta a otros jitomateros de la región, e incluso de fuera.

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Actualmente se distingue predominantemente el uso del acolchado,10 y prácticamente todo jitomatero de la región la aplica. Esta técnica muy utilizada en la producción intensiva de hortalizas en otras partes del país, llegó a los Altos hace aproximadamente siete años. Parece que los primeros que utilizaron la técnica del acolchado en la zona fueron unos agrónomos de Achichipico, Yecapixtla, pero ahora es una práctica en toda la región; la colocación puede ser manual; también suelen hacerlo con unas maquinitas que un herrero inventó –y que cada productor o herrero ha ido adaptando–, lo que permite una colocación más rápida.

La plántula se siembra posteriormente a la aplicación del acolchado, y las prácticas subsecuentes serán la aplicación de una serie de fertilizantes, plaguicidas y herbicidas que garanticen el buen desarrollo del fruto sin que las plagas y enfermedades le afecten. Por supuesto que también se requiere el envarado y el número de hilos de acuerdo con las lluvias y el crecimiento de la planta.

Con el acolchado se logra una mayor retención de humedad, lo que en condiciones de temporal ayuda a sobrellevar los momentos de escasez de agua. Con éste ya no se requerirán las labores con tractor o yunta, pues el plástico se arruinaría. El cuidado de la planta se lleva aplicando productos adecuados al acolchado. Ahora se usan productos sistémicos que se aplican “en la patita de la planta”, “se inyectan al plástico”, así como fertilizantes foliares.

La plaga más importante, quizá, es la mosquita blanca, pues el insecto chupa de manera directa además de servir como transmisor de virosis. Desde hace dos décadas la incidencia de mosquita blanca ha sido la causa del abandono del cultivo en algunas parcelas o zonas específicas. Se considera que una vez que la planta es atacada por el virus del “chino”, ésta ya no puede recuperarse, por lo que se trata de evitar su ataque. La función principal del acolchado, y la razón de su éxito, radica en que al eliminar las plantas adyacentes al cultivo se logra controlar mucho más a la mosquita blanca. Esto, por supuesto, eleva los costos y el trabajo, pero es la manera en que se ha logrado controlar a la plaga y enfermedad más dañina.

Las listas de enfermedades y plagas son largas, pero quizá las de agroquímicos más, pues las plantas se fumigan casi cada ocho días, alternando los productos para evitar que las plagas generen resistencia a ellos. Éstos tienen efectos durante 10, 20, 40 días, pero su aplicación depende de las lluvias y la detección de algún problema. Los productos

10 El acolchado se refiere a una cubierta plástica oscura que cubre cada uno de los surcos y que tiene pequeños orificios donde se siembra la plántula a cultivar. Esta cubierta tiene el objetivo de impedir que crezcan otras hierbas, que a su vez alojen a insectos que afectan y trasmiten enfermedades a las plantas de jitomate, tales como la mosquita blanca que trasmite el virus del mosaico.

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o “medicinas” no sólo se alternan, también se mezclan, y se agregan adherentes. El control de éstas ha requerido el aprendizaje de los productores para el manejo de los productos químicos necesarios. Los agroquímicos han ido cambiando y se van acumulando. Las aplicaciones, en general, se realizan por medio de aspersiones con bombas y representan parte de las labores más delicadas y que más tiempo requieren dentro de las rutinas del cultivo. Se preparan mezclas de fungicidas, insecticidas y otros productos como fertilizantes, hormonas, adherentes, etcétera. La elección de productos a aplicar corresponde a la oferta que proporcionan los proveedores de las tiendas locales, pero especialmente a la experiencia y posibilidades de compra de los productores. Las aplicaciones son, en promedio, semanales, lo que implica grandes gastos, incremento del trabajo, además de los recorridos diarios para vigilar el estado de salud de la huerta.

Los productores se han enfrentado a una necesidad creciente de consumo de insumos, tienen que comprar la semilla, los fertilizantes y los plaguicidas, además de bombas para fumigar y charolas para almácigo. La compra de estos productos ha representado mayor productividad pero también una inversión forzosa y cuantiosa, sobre la que balancean las necesidades del cultivo y sus propios recursos; de cualquier forma, implica un mercado fuerte y creciente para proveedores e industriales, en su mayoría trasnacionales.

En realidad, lo importante es lograr el mejor desarrollo de la planta que permita la optimización de la producción de frutos, en cantidad y en apariencia, cumpliendo los requisitos comerciales. La técnica del acolchado, con la vasta aplicación de agroquímicos ha permitido la intensificación productiva, y si se logra vender la cosecha a precios altos, se incrementarán las ganancias.

La rapidez con que se lleven a cabo las labores es un factor importante, pues preparar la tierra con tractor, instalar el plástico en menos tiempo, aplicar las fumigaciones con bomba de motor, entre otros recursos, ahorrará horas de trabajo y permitirá disponer de más tiempo para atender a los diferentes cultivos que, en general, todos los productores tienen. Otro elemento adicional que evita riesgos es la posibilidad de contar con riegos complementarios; así, si la lluvia escasea, se compran pipas de agua y ésta se aplica con el sistema de mangueras previamente instalado en los surcos, bajo el acolchado, para no detener el crecimiento de la planta y, especialmente, para que no le falte en los momentos cruciales para la formación del fruto. No todos los productores cuentan con estas mangueras, pero poco a poco se van viendo más en las partes planas.

Aunque las prácticas locales difieran de la recomendación técnica, hemos encontrado que los métodos empleados por los campesinos son la manera posible considerando sus condiciones concretas. Convencionalmente se dice que el jitomate requiere un paquete técnico específico, sin embargo, los productores –partiendo de su experiencia y de todos los costos erogados– han logrado integrarlo a sus formas de producción. Han encontrado

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en el cultivo la elasticidad suficiente para manejarlo de acuerdo con sus necesidades y posibilidades.

diversiFicación y compLemenTariedad de procesos

Como se mencionó anteriormente, al recapitular la historia de la región, para los campesinos de Los Altos fue necesario sembrar el jitomate dentro de una diversidad de cultivos para disminuir los riesgos que esta hortaliza implica, y complementar las ventajas empleando una agricultura hortícola múltiple basada en la intensificación, tanto de la especialización como de la diversificación de la agricultura.

La combinación de recursos y objetivos, dentro de las posibilidades y expectativas de la vida campesina, da lugar a la convivencia del jitomate con grandes superficies de maíz, pero también de pepino, tomate, calabaza y nopal, dependiendo del lugar específico. Esto tiene la finalidad de complementar dos objetivos fundamentales, la ganancia comercial como manera principal de obtener ingresos económicos y la seguridad, tanto para la manutención familiar, como para sostener gastos y pérdidas del cultivo comercial. Cada cultivo tiene su técnica especial, en cuyo manejo se puede observar que parte de los aprendizajes del jitomate se han trasladado a los diferentes cultivos, de acuerdo con las necesidades y resistencias de éstos. En cada lugar, comunidad y parcela se aplica lo que cada productor va probando y aprendiendo, lo que los hace agricultores técnicamente experimentados que a partir de una lógica campesina manejan todos sus cultivos.

El pepino, a diferencia de hace diez años que no se envaraba, ahora se cultiva prácticamente con las mismas técnicas que el jitomate, incluyendo herbicidas específicos y un tejido más fino en los hilos de las espalderas. Estos dos cultivos se van alternando tanto en espacio como por temporadas, dependiendo del conjunto de factores, pero especialmente de las fluctuaciones de los precios. La siembra del pepino es más temprana, y el ciclo más corto, de manera que la cosecha y venta terminan casi dos meses antes del inicio de la cosecha del jitomate, esto permite contar con recursos para asegurar los gastos del jitomate.

El tomate verde, desde la década de 1980, comparte tierras y técnicas con el jitomate; también ayuda a que el campesino compense un poco la alta inversión y los riesgos, pues es más resistente a las plagas. Además, el precio del tomate verde es menos inestable, aunque más bajo que el del jitomate. De esta manera, el tomate se acopla al aprendizaje de las técnicas; no implica tantas ganancias pero tampoco tantas pérdidas.

El maíz comparte parcelas y preparación mecanizada del suelo, pero técnicamente se distinguen prácticas más tradicionales, pues se siembra principalmente semilla criolla, del pozolero, se siembra con palo y se tapa con el pie, y hasta donde se puede no se fumiga,

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pero bien sea para la venta o para el autoabasto alimentario familiar, cumple la función de sostener la seguridad básica de la reproducción familiar y con esto, la posibilidad de seguir sembrando jitomate y apostando a la ganancia. Las labores del maíz no son semanales, ni se invierte tanto tiempo y trabajo como en las huertas. Si los recursos escasean, la milpa se mantendrá con el mínimo de inversión y la huerta tendrá la prioridad, pues la relación de dinero invertido y riesgo de pérdida es mucho mayor para la segunda.

La diversidad de cultivos implica distintos ritmos de crecimiento y desarrollo de las plantas, así como necesidad de labores en diferentes tiempos. De manera general, el panorama de complementariedad de cultivos es como sigue: el pepino tiene un periodo de desarrollo de dos meses, el tomate verde de tres, el jitomate de cuatro y el maíz se puede cosechar de los cuatro a los seis meses de crecimiento. Las fechas de siembra de cada cultivo se van programando de acuerdo con la duración de los ciclos y organizando unos con otros para que sean paralelos, intercalados o subsecuentes. Estos ciclos distintos permiten organizar la distribución de tiempo y parcelas de cada cultivo, calcular los momentos de las múltiples labores y los cortes de los frutos. Es decir, cada huerta requiere ser envarada, abonada, fumigada y cosechada en distintas fechas con lo que prácticamente se trabaja cada cultivo una o dos veces por semana durante todo el periodo de lluvias, representando trabajo continuo que exige intercalar gastos, vigilancia y laboreos. En el momento que comienzan las cosechas se obtienen ingresos económicos que permiten financiar los gastos de los cultivos de ciclos más prolongados. De esta manera, los diferentes cultivos se complementan y apoyan mutuamente en recursos y productos.

Cuando terminan los últimos cortes de las huertas, se pasa a la cosecha del maíz, dado que es una labor pesada, el pago de jornaleros es necesario; mismo que se cubrirá con parte de las ganancias de la venta de jitomate y otros. Las mazorcas se cortan con todo y hojas y se llevan a las casas para el inicio de otra etapa de trabajo fuera de la parcela, en la casa familiar.

Así, el periodo de lluvias significa el trabajo en las parcelas y la generación de recursos económicos y productivos para las actividades en los tiempos de seca. Al final de las cosechas subsecuentes se cuenta con las ganancias o pérdidas de la venta de éstas y con el maíz que durante los siguientes meses se acondicionará para su venta y autoconsumo.

El acondicionamiento de estas cosechas implica la separación por tamaños de los granos de maíz, la venta diferenciada y paulatina de éstos, la separación de las hojas de la mazorca o totomoxtle y su acomodo en bultos o manojos para su venta. Los olotes, granos quebrados o podridos y hojas manchadas servirán para la preparación de alimento para los animales que en esta época se crían para su engorda y venta posterior. Igualmente, la caña del maíz cosechado puede ser utilizada como forraje o reincorporado a la tierra en caso que la parcela sea propia. Todo esto genera empleo en la época de secas lo que da posibilidad a que los integrantes de la familia no tengan que migrar, y a su vez permite

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obtener más recursos que sostendrán las inversiones necesarias para el inicio del ciclo de cultivo siguiente.

En el periodo de secas se van preparando elementos para las próximas siembras, como son la compra de semillas, los almácigos, la definición de las superficies a cultivar de cada producto, los convenios de renta de la tierra, la compra del plástico para el acolchado y otros insumos. Los gastos necesarios para dicha preparación se irán cubriendo con las ventas paulatinas de granos, hojas y ganado. De esta manera la estrategia se complementa al incluir objetivos diferentes pero también al engarzar actividades y ganancias en distintos tiempos. La organización de esta estrategia ha permitido la inclusión de un cultivo como el del jitomate, típicamente comercial y de alta inversión de capital, a las posibilidades y lógicas campesinas; que requiere, más que del seguimiento de un modelo tecnológico, de las decisiones culturales y autónomas a nivel de las unidades familiares.

Este complejo de cultivos permite que los productores y sus familias vislumbren un medio que genera empleos e ingresos económicos, es decir, un ámbito de trabajo que se reproduce y recrea, a partir de los aprendizajes continuos, la participación de la familia, así como a las redes sociales que apoyan la producción y la comercialización.

organización FamiLiar y redes de apoyo para eL TraBajo

En los Altos de Morelos, la unidad familiar es la base del trabajo agrícola y de las relaciones sociales que se despliegan para el sostenimiento de los diversos procesos regionales. El jefe de familia es el productor principal y trabaja permanentemente en la parcela, además del apoyo y aprendizaje de al menos un hijo u otro joven pariente. A partir de la familia también se configura un conjunto de redes necesarias para la producción y comercialización. Así, las decisiones de cada productor en el seno de los intereses y condiciones de su unidad familiar se materializan y se establecen en el ámbito de las relaciones sociales particulares, ya que éstas tienen que ver con la viabilización de los procesos de producción, así como con la comercialización.

La vida campesina se encuentra sostenida por redes de relaciones que dan lugar al intercambio de productos, venta a pequeña escala, ayuda mutua laboral y cotidiana, intercambio de recursos, etcétera, que sostienen la dinámica de la vida de autoconsumo y trabajo doméstico. Estas redes entre familias complementan las relaciones necesarias para el sostenimiento de las actividades productivas y comerciales que requieran inversiones de dinero. A su vez, el sostenimiento de estas relaciones permite la reproducción social, no sólo de la familia campesina, sino también de los distintos grupos y agentes presentes, que conjuntan y entrelazan distintos objetivos e intereses que aportan recursos y esfuerzos

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múltiples que se materializan en la reproducción de cada uno de los actores sociales, y de la dinámica global.

organización y relaciones para la producción

La posibilidad para un productor de iniciar un cultivo agrícola depende de la disponibi-lidad de los recursos necesarios, éstos son: acceso a tierra propia o rentada, financiamiento y fuerza de trabajo, familiar y contratada.

La cantidad de tierra que cada productor requiere cada ciclo depende de la decisión que tome acerca de los cultivos que emprenderá. En la región de Los Altos la tierra tiene una gran movilidad a partir de arreglos de arrendamiento, de acuerdo con las decisiones de cada uno de los productores sobre el uso de su tierra o la renta de ella para poder cultivar. Los productores que combinan varios cultivos, en general rentan algunas parcelas, y de acuerdo con la historia de siembra de éstas y de las suyas propias, así como de su ubicación, distribuyen los cultivos. Este arrendamiento dinámico implica constantes interacciones entre los productores para concretar los acuerdos y uso de la tierra, entre los que la tienen y los que la requieren. Frecuentemente son conocidos, vecinos o parientes, pero de cualquier forma, es necesario mantener comunicación y cálculo permanente de lo que se sembrará en los ciclos subsecuentes para distribuir los diferentes cultivos, de acuerdo con la ubicación de la parcela, calidad del suelo y requerimientos del cultivo elegido. Entre productores y propietarios o ejidatarios se establecen tratos y procesos de negociación por los precios de la renta de la tierra, los términos de su preparación, así como por los plazos del propio convenio, lo que influirá en la disponibilidad de recursos para iniciar el cultivo.

En lo que se refiere al financiamiento, el jitomate no ha sido apoyado por los programas de las políticas públicas, especialmente en el rubro de crédito, lo que ha obligado a los productores a buscar y generar mecanismos que les posibiliten obtener recursos para las inversiones necesarias a lo largo de los ciclos agrícolas. En general se distinguen dos formas: recursos propios y préstamos múltiples.

Ante el alto costo del cultivo y los constantes gastos en todo el proceso productivo, los campesinos, sin capacidad de acumulación e inversión amplia, han ido organizando sus actividades productivas de manera que les posibilite contar con el dinero suficiente en los momentos en que se requiera comprar insumos y pagar mano de obra; es así como van previendo los ingresos, a partir de las cosechas y las ventas de unos productos para los gastos de los siguientes y subsecuentes cultivos. La multiplicidad de cultivos implica momentos distintos de venta de cosechas, de necesidades de gasto y de trabajo, de manera

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que unas van financiando a las otras, cíclica y subsecuentemente, incluyendo cultivos de la huerta (jitomate, tomate, pepino, chile), nopal, maíz, e incluso ingresos externos.

Sin embargo, esta forma de autofinanciar sus gastos no siempre es suficiente, por lo que es probable que tengan que recurrir a algún tipo de préstamo, proveniente de prestamistas particulares, créditos de los bancos, de los grandes comerciantes. Aunque tratarán de evitar recurrir a ellos, ya que los intereses en general son muy altos. También, algunos productores –aunque no pasa del 10% de ellos, aproximadamente– pueden aprovechar los programas oficiales para la compra específica de insumos, por ejemplo mediante Alianza para el campo.

Dado que lo largo del desarrollo y cosecha del cultivo exige gran cantidad de recursos, se agregan otros recursos al ingreso total de la unidad de producción, como salarios extra agrícolas, particularmente remesas migratorias, que se utilizan para la inversión productiva, y que igualmente ayudan a enfrentar una crisis, después de pérdidas subsecuentes en la venta de jitomate. Podríamos mencionar también la existencia de distintos tipos de arreglos familiares, como la asociación de quienes tienen dinero, con quienes tienen tierra y más experiencia, como maneras de complementar los recursos que cada productor tiene. Entonces, ante la falta de fuentes de financiamiento y los altos costos del cultivo, los vínculos que se establecen en este rubro complementan los recursos y arreglos propios que cada productor y su familia realizan para poder pagar.

Si bien, el trabajo familiar es el que sostiene los cultivos, éstos no podrían completarse sin el trabajo de los jornaleros, que ciclo tras ciclo se incorporan a la dinámica regional. Una de las características de la región es la presencia de los trabajadores –inmigrantes temporales– provenientes de la montaña de Guerrero, Oaxaca, Puebla, etcétera, que de manera independiente llegan a la región de Los Altos a contratarse en los múltiples trabajos agrícolas. El contrato se establece directa y personalmente con los productores de jitomate, quienes en general los contratan por día.

De igual manera, se puede observar que, paralelamente a los tratos laborales, se construyen otras formas de relaciones y vínculos personales, pues muchas veces los jornaleros que ya han ido a la región por varios ciclos van haciendo amistades e incluso compadrazgos con algunos productores y sus familias, lo cual, repercute en relaciones de trabajo más seguras y de mayor confianza para ambas partes, posibilidades de vincular a parientes como nuevos migrantes, de conseguir recomendaciones laborales, así como da lugar a ciertas condiciones ventajosas de vida para los jornaleros, a quienes, les puede resultar menos difícil su estancia, como por ejemplo alcanzar la posibilidad de asentamiento menos inestable. Estas relaciones de confianza se pueden entender, por un lado, por la informalidad del propio convenio laboral, pero por otro, tienen un carácter cultural en tanto para las dos partes este tipo de redes sociales les permiten consolidar las bases de su reproducción, tanto económica como de tipo cultural.

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Relaciones para la comercialización

La comercialización implica relaciones sociales construidas por productores y múltiples agentes comerciales, con opciones particulares que construyen escenarios de transacción. En general, estos escenarios muestran la vulnerabilidad para los productores en tanto no tienen manera de garantizar espacios de una negociación participativa y menos para la fijación de precios, en donde no tienen ni siquiera la garantía de un precio favorable. Ante esto, los campesinos han aprendido a configurar distintas opciones para lograr los resultados más favorables. Lo cual va desde la calidad del producto, que debe adecuarse de la mejor manera a las condiciones establecidas, al mismo tiempo que consideran distintas posibilidades de venta, y de acuerdo con el escenario de comercialización existente (precios inmediatos, información sobre las tendencias), definirán de qué manera colocar su mercancía en el momento y canal que más les convenga.

De manera general, las opciones de comercialización se restringen o se amplían de acuerdo con el precio, en primera instancia; abriéndose las posibilidades de venta y ganancia si el precio es alto.

Ante cualquier escenario, los productores requieren contar con un conjunto de relaciones establecidas con diferentes agentes de comercialización y mantenerse informados constantemente de los movimientos, cambios y tendencias existentes, a partir de estos canales o de acuerdo con la información de otros productores.

Los campesinos han aprendido que lo adecuado no siempre es el precio más alto, pues a veces lo que buscan puede ser:

• Venta inmediata, si requieren el dinero y/o el precio va bajando.• Vender la mayor cantidad de producción cuando el precio es suficientemente alto para

obtener ganancias sin seleccionar y venderlo a granel.

Los diferentes agentes podrán cubrir estas expectativas, y de acuerdo con el panorama del momento y el precio, los productores elegirán a quién, cómo y cuándo vender. Así, la gama de agentes de comercialización está formada por: comerciantes externos a la región de Los Altos de Morelos que compran la huerta completa sin cosechar; comerciantes de diferentes regiones como Monterrey, Veracruz, San Luis Potosí, Guadalajara, Celaya, etcétera, que llegan en traileres y camiones de alto tonelaje; fleteros locales que llevan a la Central de Abastos de México a consignación y cobran una comisión por caja, independientemente del precio del producto; compradores-revendedores locales que compran en ciertos puntos de la carretera las cajas seleccionadas; bodegueros de la central de abasto de México y de Cuautla, que compran directamente en sus bodegas o en el espacio de venta; e intermediarios locales, que tienen bodegas pequeñas y compran

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diariamente la producción que les llegue seleccionada o a granel y ellos la revenden a intermediarios mayores.

La diversificación de actores significa que ahora, a diferencia de otras épocas, si cuentan con información y relaciones, los productores tienen muchas más posibilidades de negociar los términos de venta, plazos e incluso márgenes de precios con comerciantes que llegan a comprar de diferentes partes del país a las parcelas o a puntos locales claves. Los productores hacen sus propios análisis de las tendencias de los precios, la saturación del mercado, sus propias necesidades, el estado de sus frutos y optan cómo, a quién y dónde vender, de manera que logren obtener las mejores ganancias o mínimas pérdidas, de acuerdo con los recursos con que cuenten y su disposición a arriesgar.

Cada una de estas formas implica productores en distintas condiciones económicas y productivas, es la gran diversidad de ellos compartiendo un mismo mercado para resolver cada uno su reproducción hasta diferentes niveles de acumulación. También implica una serie de agentes a lo largo de la comercialización, que van participando en diferentes formas hasta que la producción llega a manos de los grandes mayoristas.

Estas formas de organización y relaciones para la producción y la comercialización del jitomate, en la región, implican interacciones y negociaciones de distintos actores que configuran espacios públicos por medio de los cuales logran aprendizajes, ingresos económicos que les permiten acceder a recursos diversos, empleos y perspectivas de innovación y elecciones de formas de vida como construcción permanente de desarrollo.

coNclUSIoNeS: BASeS De lA coNSTRUccIóN De cIUDADANíA y DeSARRollo cAMpeSINo eN loS AlToS

La historia regional del cultivo de jitomate con fines comerciales a lo largo de medio siglo, muestra un complejo de procesos de transformación a distintas escalas –individuales y colectivas– que trastocan tanto a los habitantes de la misma, especialmente a los campesinos, como a múltiples actores externos que se han vinculado paulatinamente a dichos procesos, a partir de las redes de relaciones que se han configurado. Este proceso se ha adaptado a las dinámicas nacionales de mercado, de cambios tecnológicos, de pautas de consumo bajo las propias condiciones campesinas, tanto en el sentido del sostenimiento de su cultura, como en la confrontación de su situación de vulnerabilidad y marginación social en que los pequeños productores campesinos viven en nuestro país.

De esta manera, consideramos que el conjunto de decisiones técnicas, que a lo largo de la historia jitomatera han conformado el día a día de los procesos productivos, está marcado por iniciativas permanentes de los productores y sus familias como acciones

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de autonomía y ejercicio de capacidades que apuntan hacia la conjunción de elementos sustanciales para la construcción de ciudadanía.

Los principios complementarios de la especialización diversificada, como forma de producción, permiten entender la manera peculiar en que los jitomateros (hoy horticultores) campesinos de Los Altos de Morelos han logrado mantener un cultivo técnicamente difícil y riesgoso bajo las condiciones de minifundio, poca mecanización, sin riego, capacidad inestable de inversión, sorteando la situación de riesgo permanente, tanto frente a las condiciones ambientales (clima y plagas), como hacia el mercado de productos perecederos (dadas las fluctuaciones de precios). Es decir, la experiencia que se analiza muestra que para adoptar un cultivo especializado los campesinos lo han integrado a su forma de producción y vida campesina, en la que la diversidad representa la base de la seguridad, tanto para sostener el cultivo como para garantizar la reproducción social de los grupos.

El jitomate, en un principio, y hoy la diversidad de cultivos, han forjado una base material al interior de las familias, de las diferentes comunidades de la región que los cultivos de autoconsumo no permiten. Por esto, se afirma que las ganancias que la comercialización del jitomate puede generar al permitir la adquisición de bienes, servicios y perspectivas de vida y sueños, difíciles de conseguir en las condiciones campesinas generales en nuestro país; visualizan una perspectiva de cambio permanente, tanto en las formas de producir como en la vida cotidiana, y las posibilidades de acceso a múltiples recursos (como pueden ser bienes materiales, educación, viajes, etcétera) que mantiene en los productores la voluntad, interés y capacidad para organizar el trabajo y la vida familiar, comunitaria y regional en el sentido de garantizar el sostenimiento y continuidad de los cultivos hortícolas comerciales.

Este acceso y generación de recursos y empleo es sostenido por una red de relaciones sociales que van desde vínculos de origen familiar, amistades y compadrazgos que se despliegan para posibilitar, de la mejor manera, la producción y la comercialización, a partir de los cuales logran proveerse de los servicios agropecuarios que las instituciones gubernamentales mediante sus programas agrícolas limitados no garantizan, como son los créditos, seguros agrícolas, gestión comercial, capacitación, entre otros apoyos.

Con el acercamiento a las transformaciones permanentes en las formas de vida, las mentalidades y las relaciones sociales queda claro que en el conjunto de la población general existen acciones y actitudes distintas a lo que desde lejos y fuera se asignan a las posibilidades campesinas de manera genérica. Con esta experiencia se contradice la idea ancestral de que los campesinos no cambian, por un lado, y por otro, que ya no cumplen funciones sociales y económicas trascendentes dentro de nuestra sociedad, y muestra que a pesar de que no hay políticas para el sector rural campesino, logran generar empleos,

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recursos, y pueden sustentar transformación permanente y formar parte de redes complejas de relaciones, además de su propia condición campesina.

La autonomía base de este proceso, sustentada por las decisiones y constituciones de redes de relaciones, además de generar recursos y procesos necesarios como agricultores, también genera sujetos que amplían sus perspectivas de trabajo y vida hacia ámbitos más vastos que las parcelas y las comunidades y genera perspectivas distintas de vida. Así, por ejemplo, el aprendizaje, en diversos ámbitos, que este proceso implica, ha llevado a que las relaciones al interior de las comunidades potencien la vida política de los mismos bajo la participación en las instancias comunitarias, en los partidos políticos, en las negociaciones con los programas institucionales existentes, construyendo y siendo parte de una vía de democracia participativa.

En última instancia enfrentan y evitan subsistir en condiciones de marginación, lo que los vincula a la sociedad en general de manera distinta; conforman, desde sus unidades familiares, comunidades y regiones, lugares dinámicos y propios frente a la sociedad y el Estado, es decir, construyen ciudadanía.

Esto nos refiere a una ciudadanía incluyente, en la medida en que con sus acciones y recursos establecen vínculos con la sociedad y acceden a servicios y formas de vida, que ésta no les reconoce a través de sus instrumentos políticos. La viabilidad de estas formas alternativas depende, en buena medida, de la capacidad de sobrevivir y reproducirse dentro del contexto del dominio del capital.

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AGRIcUlTURA y TeNeNcIA De lA TIeRRAen Milpa Alta. Un lugar de identidad

Roberto Bonilla Rodríguez

INTRoDUccIóN

El proceso social, a escala mundial, sin duda ha resentido severas transformaciones, en las últimas tres décadas, que han repercutido en todos los ámbitos de la vida humana.

Este artículo se propone retomar al “lugar” como un concepto teórico y metodológico alternativo para el conocimiento de los procesos sociales actuales caracterizados por un resurgimiento sin precedentes de lo local. En este propósito, se describe cómo en el ámbito urbano del Distrito Federal permanecen lugares con fuerte presencia de actividades relacionadas con la agricultura tradicional, como es el caso de la Delegación Milpa Alta, que se caracteriza por contar con un régimen comunal de tenencia de la tierra y que, por diferentes circunstancias, es el mismo desde su fundación hace casi cinco siglos. Esta peculiaridad ha resultado en una identidad cultural que desde siempre ha defendido la tierra, los bosques y el ambiente, en el entorno de una urbanización cada vez más agresiva que intenta imponerse, a toda costa, sobre cualquier lugar, como acontece en Milpa Alta.

Palabras clave: lugar, agricultura tradicional, régimen de tenencia de la tierra comunal, identidad cultural.

ABSTRAcT

This article is proposed to recapture the place as a theoretical methodological and alternative concept for the knowledge of social current processes characterized by resurgence without precedent of local issue. In this purpose, is described how in the urban area of the Federal District remain some places with a strong presence of traditional agriculture, as it happens at Milpa Alta Delegation, which is characterized by owning a possession of communal land regimen which, because of different circumstances, is the same from its foundation about five centuries ago. This peculiarity has its result on a cultural identity that has always defended land, forests and environment, against a more and more aggressive urbanization that tries to impose itself at any price on every place as occurs in Milpa Alta.

Key words: place, traditional agriculture, communal land regimen, cultural identity.

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Estos cambios se sintetizan en una reestructuración social que, de manera general, se refiere a la actividad económica, tanto en lo concerniente a la flexibilización de la producción y el trabajo, como, asimismo, a la liberación del comercio, que ha implicado el retiro del Estado y el libre juego de las fuerzas del mercado. Muy relacionado con esta liberación económica, se encuentra el cambio operado en el sistema financiero mundial y su papel cada vez más protagónico en las recurrentes crisis económicas y financieras mundiales. El otro aspecto de relevancia en esta reestructuración social, es el gran avance experimentado por la ciencia, el conocimiento y la tecnología, el cual produce una sociedad cada vez más informada, más interrelacionada en tiempo y en el espacio real, lo que ha trastocado las relaciones sociales y la manera en cómo éstas se valoran.1

Sin embargo, estas condiciones del proceso mundial –y que se han llamado de diferentes maneras, siendo el término globalización el de uso más común– no han tenido los mismos resultados para todos. Mientras, por una parte, el poder económico, político y financiero se ha concentrado cada vez más, por la otra, se extiende y acentúa la diferenciación y la desigualdad de los espacios locales.2 La era de la globalización económica es, también, de la localización de la política y de la desigualdad, con el incremento de expresiones conflictivas.3

Es decir, el carácter universal que se le atribuye al proceso de globalización, paradójicamente, ha resultado en una mayor tendencia a la erosión de los Estados-nación. En lo local, y cada vez en mayor medida, resurge la necesidad de conservar economías tradicionales de subsistencia, como las artesanías y la agricultura campesina, que plantean la importancia de sus culturas, su identidad y sus lugares originarios, con lo que al estudio y conocimiento de lo local se le ha otorgado una mayor relevancia, y una diferente dimensión social.4

1 Manuel Castells, La era de la información: economía, sociedad y cultura, vol. 1: La sociedad Red, México, Siglo XXI Editores, 2001.

2 Lo que ha significado, a nivel planetario, una diferenciación geográfica marcada por una enorme desigualdad de los espacios sociales construidos en los lugares. Véanse Milton Santos, La naturaleza del espacio. Técnicas y tiempo. Razón y emoción, España, Ariel, 2000; David Harvey, Justice, Nature and the Geography of Difference, Londres, Blackwell UK, 1996, y La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural, Buenos Aires, Amorrortu, 1998.

3 Manuel Castells, op. cit., pp. 26 y 392.4 Norman Long, “Globalización y localización: nuevos retos para la investigación rural”, en Hubert

C. de Grammont y Héctor Tejera (comps.), La sociedad rural mexicana frente al nuevo milenio, vol. 1, México, INAH/UAM-Azcapotzalco/IIS-UNAM/Plaza y Valdés, 1996, pp. 35-74; Anthony Bebbington, “Global Networks and Local Developments: Agendas for Development Geography”, Tijdschrift Economische en Sociale Geografie, núm. 94, 2003, pp. 296-309.

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Este énfasis en el conocimiento de lo local, en cuanto a su concepto como una construcción específica, es el objetivo de este artículo. Así, en una primera parte se revisan los fundamentos teórico-metodológicos más relevantes que pueden hacer del concepto de lugar una alternativa de explicación de los procesos locales y su interrelación con la direccionalidad del proceso global.

En una segunda sección, se hará referencia a estas peculiaridades en la construcción social, en el presente, del lugar Milpa Alta, enfatizando la persistencia de las actividades relacionadas con la agricultura tradicional y sus implicaciones con la preservación del ambiente y el proceso de urbanización. Planteando el hecho de que ello tiene su fundamento en la tenencia de la tierra colectiva, comunal y ejidal como la condición que articula y que ha permitido, desde hace mucho tiempo, la reproducción social del lugar, aunque no sin fuertes contradicciones.

En una tercera parte se hace mención, a grandes rasgos, de la problemática de la identidad en el contexto de la globalización, y de cómo esto le ha proporcionado al dilema una mayor relevancia. Al respecto, se explica la manera en la que en Milpa Alta se ha conformado una identidad cultural que integra los aspectos culturales primordiales de su origen étnico con otros que se refieren a las condiciones objetivas de su reproducción social. Para tal propósito, se escudriña en la memoria colectiva de los milpaltenses, a fin de establecer de qué forma esta identidad es un coadyuvante en la construcción social del lugar de Milpa Alta. En todos los casos, se hará uso del recurso de entrevistas directas a los actores sociales involucrados.

lA DIMeNSIóN SocIAl Del lUGAR y Del eSpAcIo coNSTRUIDo

Sería justo señalar, como lo hace el geógrafo Tim Cresswell, que el concepto de lugar –de donde se han derivado otros, como paisaje, región y territorio– ha sido el eje de conocimiento de la geografía humana, desde su fundación, a finales del siglo XIX y principios del XX.5 Pero sería inexacto no considerar que también ha sido parte del quehacer de otras ciencias sociales.

En la economía, el lugar es un sitio localizado en el espacio que tiene relevancia por la dimensión, el costo de organización y la función de las actividades económicas. En la arquitectura, se trata de evocar las sensaciones y la psicología del lugar a través de la imagen y plasmarlo en la planificación urbana.6 Los ecologistas defienden la preservación del

5 Tim Cresswell, Place. A short introduction, Singapur, Blackwell Publishing, 2004, p. 15.6 David Canter, Psicología del lugar, México, Concepto, 1987, pp. 34-42.

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ambiente en los lugares, mientras artistas y escritores los reconstruyen o inventan en sus creaciones. Para la antropología, es el referente concreto de muchos de sus estudios, y en el quehacer geográfico contemporáneo se ha reinterpretado, tanto desde enfoques de la geografía regional, de la geografía del espacio social, como de la geografía humanista, que hacen del lugar, respectivamente, el espacio de síntesis, de transformación social y el centro de la existencia humana.7

No obstante, el concepto de lugar no ha sido lo suficientemente importante en los estudios sociales, porque se le ha prestado mayor atención a la escala nacional o mundial. Pero, además, muchas veces se le ubica como contexto, y como pretexto, de luchas ultranacionalistas o separatistas.8

El reconsiderar al concepto de lugar –no sólo como el sustrato físico-natural de los procesos sociales, ni exclusivamente como el sinónimo de “comunidad” al que se le sobreponen otros conceptos sociales, por ejemplo de clase, de país o de poder– implica, buscar la unidad entre la imaginación geográfica y la imaginación sociológica.9

En esta perspectiva, el lugar se debe considerar como el producto de la relación entre objetos geográficos y acontecimientos sociales, pero desde un enfoque diferente del conocimiento euclidiano que entiende a los objetos como cosas sin esencia ni significado, y sin olvidar que los objetos y los acontecimientos no son autónomos sino que siempre se entrelazan en una unidad.10

Esta condición, hace que el espacio sea una construcción que se realiza no sólo con base en los fijos (los objetos sobre los cuales recae la acción social), sino también sobre los flujos (las acciones sociales) que se manifiestan a partir de los fijos, transformándolos, y transformándose a sí mismos, pero no por separado, ya que: “[...] hoy, los fijos son cada vez más artificiales y están más fijados al suelo, y los flujos son cada vez más diversos, más amplios, más numerosos”.11

El lugar debe verse como un espacio socialmente construido que se manifiesta en una particularidad del proceso general, en la cual resulta primordial escudriñar cómo es que se hacen internos y se combinan los efectos de todos los momentos, simultáneamente,

7 Tim Cresswell, op. cit., p. 15.8 La consecuencia de esta relación mal entendida es la critica que hace el geógrafo David Harvey

al filosofo alemán Heidegger y que lo llevaron a justificar al nazismo; véase David Harvey, Justice, nature and the geography of difference, cap. 11, Londres, Blackwell UK, 1996.

9 John Agnew, “The devaluation of place in social science”, en J.A. Agnew y J. S. Duncan (eds.), The Power of Place, Gran Bretaña, Ltd. Londres, 1989, p. 25.

10 Luiggi Gaffuri, “Objeto y sujeto de la ciencia en la geografía italiana”, en Vincent Berdoluay y Héctor Mendoza (eds.), Unidad y diversidad del pensamiento geográfico en el mundo. Retos y perspectivas, México, Instituto de Geografía-UNAM/INEGI, 2003, p. 90.

11 Milton Santos, La naturaleza del espacio..., op. cit., p. 53.

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y cuáles son sus historias particulares.12 O sea, se ven como la síntesis de las prácticas humanas, de su manifestación en el espacio, de los espacios de su representación y de su conceptualización.13

Así, el lugar no es un espacio cerrado y autárquico ni sólo un referente estético de seguridad individual y de identidad, en un mundo fragmentado y volátil, como lo propone el enfoque posmoderno.14 Por el contrario, tiene como naturaleza social, el ser un espacio abierto y, por lo tanto, estar expuesto a la influencia de la dinámica social general.15 En consecuencia, el lugar es el resultado de la relación dialéctica entre el proceso global y el proceso local, en donde “Cada lugar es, al mismo tiempo, objeto de una razón global y de una razón local, que conviven dialécticamente”.16 Esta relación implica un tiempo mundial en el nivel histórico de desarrollo científico-técnico, el cual le asigna a cada lugar su especificidad de realización temporal.17

En este proceso de interacción entre lo global y lo local, y de transformación en la construcción social del espacio cobra, entonces, relevancia que el lugar sea la expresión delimitada de lo local. Como referente de explicación de la construcción social de las formas de producción, comercialización, subsistencia, resistencia y poder, entre los actores sociales, en su intersección, a diferentes escalas, y por las redes de interdependencia.18

12 David Harvey, Justice, nature and the geography..., op. cit., pp. 194-195.13 Henri Lefebvre, The production of space, Londres, Blackwell, 1991, pp. 128-129. Por lo tanto, es

un producto de la interacción multidimensional de lo experimentado, lo percibido y lo imaginado, en la que sobresalen: la capacidad de acceso y de distanciamiento; la apropiación del espacio por la actividad social, por los individuos y por los objetos; el dominio del espacio con base en su apropiación por medios legales o extralegales, y la producción del espacio a partir de lo anterior. Véase David Harvey, La condición de la posmodernidad..., op. cit., pp. 244-247.

14 Véase la crítica que hace David Harvey a esta interpretación en ibidem, pp. 334-335.15 Doren Massey y Pat Jess (eds.), A Place in the World? Places, Cultures and Globalization, Nueva

York, Oxford University Press, 1994.16 Milton Santos, La naturaleza del espacio..., op. cit., p. 290.17 En esta relación, de acuerdo con Milton Santos, es esencial el papel de medio científico-técnico,

tanto en lo que se refiere a la importancia del incremento de los flujos de información, como de su resultado en la diferenciación productiva de la sociedad. Y tiene como consecuencia una polarización del sistema capitalista mundial en la que, mientras algunos lugares integran en su espacio a la producción, la circulación, la distribución y el consumo, en el otro extremo existen lugares desarticulados de estas condiciones. Véase Milton Santos, “La revolución tecnológica en el territorio: Realidades y perspectivas”, Cuadernos de geografía brasileña, núm. 1, México, Centro de Investigaciones Científicas “Ing. Jorge L. Tamayo”, 1998, pp. 9-20.

18 Es decir, tener como conceptos básicos de referencia para su explicación los siguientes: el lugar, la subsistencia, la escala y las redes. Véase Anthony Bebbington “Global networks and local developments...”, op. cit., p. 98.

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Así, entonces, el lugar puede ser específico y peculiar; pero ello no lo hace único, irrepetible o excepcional. Por lo tanto, puede ser diferente o similar a otro lugar, más nunca una entelequia ajena al proceso de desarrollo social global. La diferenciación o similitud dependerá de la importancia de cada instancia de su dimensional social –económica, política, cultural y ecológica– y de su articulación específica; es decir, de la correlación entre acontecimientos sociales y objetos construidos en su espacio-temporalidad particular.

lA coNSTRUccIóN SocIAl Del lUGAR De MIlpA AlTA

En el caso del proceso urbano del Distrito Federal, es evidente la conformación de una gran variedad de lugares. Tanto de los que tienen condiciones óptimas para la actividad comercial y el flujo de información económica y financiera global (como por ejemplo los casos del megaproyecto de Santa Fe en la Delegación Cuajimalpa, o el corredor de Paseo de la Reforma del Centro Histórico de la Ciudad de México), como también de lugares más bien identificados con el comercio formal e informal, la actividad cultural, las artesanías, el turismo o incluso su alta inseguridad.19 Pero, asimismo, de lugares construidos a partir de las actividades propias del agro, como es el caso que nos ocupa, de la Delegación Milpa Alta del Distrito Federal.

Milpa Alta es formalmente una Delegación desde 1929, y además forma parte de la llamada Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), constituida desde el año de 2005 por las 16 delegaciones del Distrito Federal, 58 municipios del Estado de México y dos municipios de Hidalgo. Siendo la zona metropolitana de mayor jerarquía urbana en el país.20

De este modo, siempre ha estado presente en la gran dinámica de transformación urbana del Distrito Federal, iniciada a mediados del siglo pasado, la cual ha convertido a esta ciudad en el núcleo de la ZMCM y en el centro socioeconómico más relevante del país.

19 Otro ejemplo es el de las llamadas “miniciudades”, lugares en donde se combinan todos los usos de suelo de manera que en un mismo espacio se construyen viviendas departamentales, oficinas, comercios, servicios, áreas verdes, etcétera, que hacen al lugar autosuficiente y funcional. Ejemplos de ello son el centro comercial de Polanco ubicado en las calles de Ejército Nacional y Moliere, y los proyectos de Antares y Parques Polanco; de City Santa Fe en Cuajimalpa; de Reforma 222, y Torre Libertad, en Reforma. Incluso en la colonia Doctores existe ya un primer prototipo de miniciudad de lujo, construida en una zona popular (El Universal, 30 de septiembre de 2006, sección “Ciudad”, p. 1).

20 Sedesol, Conapo e INEGI, Delimitación de las zonas metropolitanas de México 2005, México, 2007. En esta publicación, a la ZMCM se le llama ya Zona Metropolitana del Valle de México.

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Este proceso de urbanización se ha caracterizado, a grandes rasgos, por el cambio de las actividades productivas primarias relacionadas originalmente con el agro en favor de las actividades industriales, primero, y, del sector comercio y servicios, después. Estos cambios, hasta la década de 1970, conformaron una estructura altamente concentrada de las actividades económicas y del empleo que requería, por tanto, de una cada vez mayor y más funcional infraestructura de servicios y de equipamiento urbano para el flujos de personas, bienes, servicios e información. Esta alta densificación disminuyó a finales de la década y, desde entonces, el proceso urbano se ha caracterizado por una fuerte contracción en los ritmos de crecimiento de la población, la cual incluso llega a ser muy representativa en las delegaciones centrales del Distrito Federal. A ello hay que añadir la emigración de la industria hacia las áreas periféricas.21

En esta dinámica del proceso urbano del Distrito Federal –y en conjunto, de la ZMCM– ha sobresalido la manera desordenada en que se fueron incorporando, primero, las áreas periféricas cercanas, y después las regiones cada vez más alejadas, en las cuales muchas veces la población se dedica a actividades rurales, existiendo en ellas áreas de bosques y de abundante vegetación.22

En el caso de Milpa Alta,23 sigue siendo muy fuerte la presencia de actividades agrícolas; esto no sólo sucede en las áreas alejadas de los núcleos de población, sino también en el casco urbano más importante que se integra alrededor de la cabecera delegacional de Villa Milpa Alta. En esta conurbación, abundan los cultivos de nopal, tanto intercalados entre las casas, en las calles, como en las pendientes de terrenos muy cercanos y circundantes,

21 Una mayor explicación de este proceso urbano se puede encontrar en Jan Bazant, Periferias urbanas. Expansión urbana incontrolada de bajos ingresos y su impacto en el medio ambiente, México, Trillas, 2001.

22 Esta es la problemática urbano-rural actual, en donde mientras algunos dicen que los límites entre el campo y la ciudad en el proceso urbano de México es una utopía y lo que existe son franjas de transición de los dos tipos de suelo urbano y rural y que al densificarse se van desfasando, creando otras franjas (véase Jan Bazant, op. cit., pp. 208-209). Otros, enfatizan su importancia y hablan de una interface urbano-rural en la que no se consolida el proceso urbano y que muchas veces tiene funciones económicas, como el cultivo de alimentos o la disponibilidad de mano de obra, que se relacionan más a la actividad económica de la Ciudad de México (véase Javier Delgado, “La urbanización difusa, arquetipo territorial de la ciudad-región”, revista Sociológica, año 18, núm. 51, enero-abril de 2003, UAM-Azcapotzalco. Así como, J. Delgado (coord.) La urbanización difusa de la Ciudad de México. Otras miradas sobre un espacio antiguo, México, UNAM-Instituto de Geografía, 2008.

23 La población de Milpa Alta era de 115 895 habitantes en el 2005 y, no obstante ser la Delegación más pequeña en población, es la segunda más grande en extensión territorial, sólo después de Tlalpan, con 19.2% del total, INEGI, II Conteo de Población y Vivienda, México, 2005.

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en donde se siembra todavía por medio de terrazas de origen prehispánico. Esto es muy evidente en las faldas del cerro del Teuhtli.24

Es poca la infraestructura de comercio y servicios, ya que no hay grandes tiendas de autoservicio, ni plazas comerciales integradas con servicios bancarios, centros de entretenimiento o restaurantes como McDonald’s, Burger King, etcétera. Por el contrario, sólo existe el Centro de Acopio del Nopal.25 También es escasa la industria, sobresaliendo 53 pequeños talleres o microempresas de artesanías, algunas organizadas como cooperativas, que elaboran desde globos aerostáticos, artículos de piel y plata, muebles de madera, bordados y tejidos de tela. Además de los productores de mole, que son 116, y se ubican en su totalidad en San Pedro Atocpan. Muy pocos de ellos se pueden catalogar como una industria organizada.26 En el caso del nopal, no llegan a diez las pequeñas empresas que lo procesan, transformándolo en encurtidos, champús, mermeladas y medicinas naturales.27

En Milpa Alta existe una división territorial en 12 pueblos tradicionales (véase Figura 1) con 29 barrios, que celebran cada año 720 fiestas, entre religiosas y paganas.28 Esta naturaleza “tradicional” de los pueblos, le da especial trascendencia a la clasificación como urbanos o rurales, y hace necesario tener muy en cuenta su relación con el entorno ambiental.29 En consecuencia, es importante considerar criterios como los del Programa

24 El Teuhtli, es un cerro de mediana altura y de gran significado cultural para los habitantes originarios de Milpa Alta ya que aún lo utilizan como centro ceremonial, véase Raymundo Flores Melo, “Teuhtli, mito e historia” en el portal electrónico de Crónica de Milpa Alta, 2006.

25 El Centro de Acopio está ubicado en Villa Milpa Alta y fue inaugurado en el 2000. Según datos de la administración de este Centro (integrada por representantes de cada pueblo de Milpa Alta y un encargado general) estaban registrados, en 2007, un total de 4 700 productores de nopal que lo comercializaban sólo en este sitio y otros 900 que también lo comercializan en otros lados.

26 Datos proporcionados por la Delegación Milpa Alta (Dirección General de Desarrollo Delegacional y Subdirección de Desarrollo Económico) en el documento, Padrón de productores y cooperativas de Milpa Alta, abril de 2009.

27 De estas pequeñas empresas sobresalen, con alrededor de 20 años de haberse creado, Incubadora Hueyetlahuilli Tlacotense SPR de RL, Beneficiadora de Nopal Azteca y Nopalmex S.A. de C.V., que surten a los supermercados de la Ciudad de México y algunos otros del país, y que han llegado incluso a exportar a varios países, pero sin grandes resultados. Otras más recientes son: Nopalmex, Nopalzin, Nopaltlali y Sociedad Productora Rural Huellitlahullanque (información recopilada de trípticos de la Feria del Nopal, años 2007 y 2008).

28 Gobierno del Distrito Federal/SEP/Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, Ciudad de México. Crónica de sus Delegaciones, México, 2007, p. 210.

29 La clasificación de urbanos o rurales generalmente se basa en el número de habitantes. Así lo hace el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) desde el Censo General

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General de Ordenamiento Ecológico del Distrito Federal (PGOEDF), que establece que los 12 pueblos tradicionales de Milpa Alta se clasifican como rurales, y tienen mucha importancia en la reproducción del entorno natural de la Ciudad de México, por los servicios ambientales que suministran a ésta, como el agua y la regulación del clima.30

de Población y Vivienda de 1960, que define a las localidades urbanas como las de más de 2 500 habitantes y a las rurales como las de menos de esta cantidad. Según este criterio, en Milpa Alta sus doce pueblos son urbanos desde al año 2000.

30 Gobierno del Distrito Federal, Programa general de ordenamiento ecológico del Distrito Federal. Fue aprobado en abril del 2000 por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. En este Programa se define –con fines administrativos– a la superficie en suelo de conservación y en suelo urbano, y se menciona que son 35 los pueblos tradicionales que todavía existen en el Distrito Federal, 12 de los cuales están en Milpa Alta.

fiGura 1Pueblos, suelo agrícola, bosque y vegetación en Milpa Alta, 2005

fuente: elaboración con datos del Programa general de ordenamiento ecológico del Distrito Federal, 2005. Proporcionados por CORENA.

San Pablo Oztotepec

San Bartolomé Xicomulco

San Pedro Atocpan Villa Milpa Alta

San Antonio Tecómitl

San Agustín OhtencoSan Salvador Cuauhtenco

San Francisco Tecoxpa

San Jerónimo Miacatlán

San Juan Tepenáhuac

Santa Ana Tlacotenco

San Lorenzo Tlacoyucan

Pueblos Suelo agrícola Bosques y vegetación

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Asimismo, al ratificarse en el PGOEDF que la totalidad de la superficie de Milpa Alta está clasificada como suelo de conservación, se subraya también la importancia de apoyar a sus pueblos en sus actividades de reproducción social relacionadas con el agro, incluidas sus tradiciones culturales, para que dichas actividades sean una solución integral para la conservación del ambiente y la contención de la urbanización. Es decir, se reconoce la existencia y preservación de los pueblos tradicionales como un factor esencial para la salud ecológica de Milpa Alta y de la Ciudad de México.

Ello está muy presente en el contenido del Programa Delegacional de Desarrollo Urbano para la Delegación Milpa Alta, al afirmar que:

Sin lugar a dudas la población tiene usos, tradiciones y costumbres que le proporcionan una fuerte identidad y una cohesión social, que no se encuentra en otros sitios de la Ciudad México, mismas que quieren preservar. Por otra parte, existe una marcada conciencia de los recursos que la naturaleza ha dispuesto en la región, particularmente los recursos acuíferos de los mantos subterráneos y la capacidad de los bosques para producir oxígeno, tan necesario a la atmosfera contaminada del Valle de México.31

En este escenario cobra mayor relevancia señalar que la superficie de suelo de uso agrícola y agropecuario, en conjunto con las zonas de uso forestal (incluidos pastizales, matorrales y áreas de vegetación secundaria) suman 98.1% de la superficie total de Milpa Alta, en 2002-2005, dejando el resto para uso urbano; véase la Figura 1.32 Así, en relación con el espacio construido en Milpa Alta, surgen varias interrogantes esenciales a las cuales se tratará de dar una explicación y una respuesta a lo largo del escrito. La primera, se refiere a que –dado el enorme tamaño de la superficie agrícola, agropecuaria, de vegetación y bosques– es relevante saber: ¿quiénes son sus dueños o posesionarios y cuál el régimen de tenencia de la tierra? La segunda, puesto que la permanencia de la actividad agrícola es evidente, habrá que explicar: ¿cuál es el impacto de ésta en la construcción social del espacio? Y la tercera: ¿cómo es que se construye la identidad cultural en Milpa Alta?

31 Gobierno del Distrito Federal, “Programa parcial de desarrollo urbano Villa Milpa Alta del Programa delegacional de desarrollo urbano para la Delegación Milpa Alta”, aprobado por la Asamblea Legislativa y publicado el 27 de agosto de 2002 en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, p. 258.

32 Datos de INEGI/Gobierno del Distrito Federal, Anuario estadístico del Distrito Federal. Edición 2006, México, 2006.

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Según datos oficiales, en 2007 la superficie total de tierras comunales en Milpa Alta, sin incluir a los ejidos, es de 26 913 hectáreas, que representan 94.5% de un total de 28 464 hectáreas de superficie.33 Y si incluimos a los ejidos, sumarían un total de 27 995 hectáreas.34

La mayor parte del ámbito de Milpa Alta es reconocido oficialmente como propiedad comunal y ejidal, e incluye las superficies de cultivo, la cubierta vegetal, las viviendas y el equipamiento urbano. Parece inverosímil para una división político-administrativa del Distrito Federal y ubicada en plena Ciudad de México y su zona metropolitana.35

Al respecto de esta situación, revisemos algunas opiniones. El representante general de los bienes comunales de Milpa Alta,36 nos señala que:

En Milpa Alta, no existe ninguna otra forma de tenencia de la tierra que la comunal, e incluso los ejidos están dentro de los polígonos comunales, aunque ellos son otra cosa porque cuentan con resolución jurídica.

Por su parte, el representante comunal de San Juan Tepenáhuac nos comenta que los bienes comunales en Milpa Alta son el territorio que antiguamente le reconoció la Corona Española, conformado por las tierras, los bosques y cascos urbanos. Por ello, en la actualidad sólo existe propiedad comunal y ejidal, y todo lo que se construye en Milpa Alta es sobre este tipo de propiedad. Por esta razón no se puede hablar de que exista una

33 Delegación Milpa Alta, Oficio STT/054/07, Dirección General Jurídica y de Gobierno-Subdirección de Tenencia de la Tierra, 3 de mayo de 2007.

34 Son cinco los ejidos en Milpa Alta y están en los pueblos de San Antonio Tecómitl (463.8 hectáreas y 254 ejidatarios), Santa Ana Tlacotenco (400 hectáreas y 442 ejidatarios), San Jerónimo Miacatlán (59.9 hectáreas y 59 ejidatarios), San Juan Tepenáhuac (37 hectáreas y 36 ejidatarios) y San Francisco Tecoxpa (82 hectáreas y 105 ejidatarios). Suman en total, 1 042.7 hectáreas y 896 ejidatarios, estos ejidos no han cambiado en sus límites originales de las dotaciones de los años 1920, 1938 y 1940. Datos recopilados de entrevistas a los comisariados ejidales en marzo-abril del 2008.

35 En el único pueblo en el que se acepta que existe propiedad privada es en San Antonio Tecómitl, véase; El Programa parcial de desarrollo urbano Villa Milpa Alta del Programa delegacional de desarrollo urbano para la Delegación Milpa Alta.

36 Los representantes comuneros de los pueblos originarios de Milpa Alta están organizados actualmente en la Representación General de los Bienes Comunales de Milpa Alta y Pueblos Anexos. Cada uno de los nueve pueblos originarios tiene un representante y existe un representante general de la organización, el cual es actualmente Julián Flores Aguilar, a quien se le hizo esta entrevista escrita y grabada el 5 de abril de 2008.

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titulación oficial de las pequeñas propiedades, ya que las transacciones con ellas se llevan a cabo por medio de contratos de compra-venta, después de lo cual:

[...] la gente está acudiendo a la Representación Comunal para que se les extienda una constancia de posesión o una cesión de derechos, en donde ya se les reconoce la posesión de su propiedad.37

En este mismo sentido, el representante comunal de Villa Milpa Alta hace énfasis en que no hay otro tipo de propiedad que la comunal y no se ha sabido de particulares que quieran excluir sus tierras de este régimen.38 En el casco urbano, nos refiere este representante:

Los comuneros mantienen su propiedad particular por usos y costumbres desde hace muchos años, estos usos y costumbres se refieren a la herencia o a la cesión de derechos, dentro de cierto marco legal restringido. Este reconocimiento se otorga incluso a gente que no es originaria, siempre y cuando sea de buena fe y se realiza en la asamblea general de representantes comunales, en la que el posesionario requiere haber realizado un contrato de compra-venta ante notario.39

Así, el régimen de tenencia de la tierra comunal que le fue reconocido a Milpa Alta por la Corona Española, en 1529, cuando fue fundada por los nueve pueblos originarios que habían pertenecido al señorío de Malacachtepec Momoxco, sigue siendo funcional en el presente.40 Esto es, que los derechos comunales no han sido modificados, a pesar

37 Entrevista a Efrén Ibáñez Olvera, empleado federal de la Secretaría de Educación Pública (SEP), escrita y grabada el día 3 de abril de 2008.

38 La conversión en pequeñas propiedades familiares, como una manera de poder hacer uso de la tierra con otros objetivos distintos a la actividad agropecuaria o agrícola como lo es la construcción de vivienda propia, es un hecho que se ha realizado más por usos y costumbres que dentro de un marco jurídico estricto en Milpa Alta. En la legislación actual, para la venta de tierras colectivas y su cambio de destino, ya sea de manera individual o en convenios colectivos con alguna inmobiliaria, se requiere que este cambio sea realizado en una asamblea de representantes, ya sea de los ejidatarios o comuneros, pero que cuente con el aval de la Procuraduría Agraria y ante un notario público, que además no contravenga la normatividad urbana de la Ley General de Asentamientos Urbanos, expuesta en los artículos del 53 al 56, cosa que no siempre se cumple cabalmente. Véase José Manuel Ramírez, “Asentamientos irregulares en propiedad social. Revisión de alternativas para su prevención y solución”, Estudios Agrarios, núm. 36, México, Procuraduría Agraria, 2007.

39 Entrevista a Francisco Chavira Sevilla, escrita y grabada el 5 de abril de 2008.40 Los nueve pueblos originarios son: Villa Milpa Alta, Santa Ana Tlacotenco, San Francisco Tecoxpa,

San Lorenzo Tlacoyucan, San Jerónimo Miacatlán, San Juan Tepenáhuac, San Agustín Ohenco, San

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de nuevas leyes y reformas constitucionales, y se han logrado mantener, aunque no sin fuertes disputas legales y sociales.41

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En los conflictos por la tierra en Milpa Alta sobresalen dos. El primero se refiere al litigio legal por la posesión de cerca de 7 000 hectáreas de bosques entre los nueve pueblos originarios de Milpa Alta y San Salvador Cuauhtenco. En este conflicto, iniciado en la década de 1930, pero con raíces desde la época colonial, se emite un primer veredicto publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 23 de abril de 1952. En esta resolución, y por decreto presidencial, se le reconoce a Milpa Alta una superficie de 17 944 hectáreas, restándole 7 000 hectáreas de los bosques en disputa que se le adjudicaron a San Salvador Cuauhtenco.42 Esto no fue aceptado por los nueve pueblos originarios de Milpa Alta y se interpuso un amparo en 1953, este recurso legal obligó, un año después, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a dejar sin efecto la resolución, archivando el caso que fue abierto hasta el año 2001.43

El 10 de agosto de 2001, el Tribunal Unitario Agrario del Distrito 24 declara inexistente el conflicto y resuelve, como en 1952, a favor de San Salvador Cuauhtenco.

Pablo Oztotepec, y San Pedro Atocpan. A ellos se les agregó, después, San Antonio Tecómitl, y mucho después, San Salvador Cuauhtenco y San Bartolomé Xicomulco; por ello a estos tres últimos no se les considera originarios. Francisco Chavira, “Donde se relata el origen de los habitantes de Milpa Alta”, en Iván Gomezcésar (coord.), Historia de mi pueblo. Historia y cultura de Milpa Alta, vol. II, México, CEHAM, 1992, pp. 32-33.

41 Como si la proclama ancestral de proteger y conservar la tierra comunal que se encuentra en el documento testimonial Títulos Primordiales de La Asunción Milpa Alta, fuera vigente. Este documento se puede encontrar, como versión paleográfica, en el Expediente agrario de los pueblos de Milpa Alta, y el original en el Archivo General de la Nación, acervo Tierras, vol. 3032, exp. 3, folder 190r-218v. Del cual se extrae esta parte: “Nosotros los antiguos os dejamos escrito en estos papeles, hijos míos y nuestros nietos, os dejamos esta razón, para que sepáis quienes somos los que os ganamos la tierra […] se hace este escrito para que los del pueblo sepan lo que consta por dicho mapa, y los que en adelante nacieran, sepan que ninguna persona les puede quitar ni perjudicar en dichas tierras, por ser vuestras y así lo declaramos nosotros, los referidos al principio”. Iván Gomezcésar, “La palabra de los antiguos”, tesis de maestría en ciencias antropológicas, UAM-Iztapalapa, 2000, p. 2.

42 Alfonso Reyes, Milpa Alta. Monografía, México, Departamento del Distrito Federal-Comisión Coordinadora para el Desarrollo Agropecuario del Distrito Federal, 1980, p. 70.

43 Carlos González, “Milpa Alta 884 años”, Ojarasca, núm. 54 (publicación periódica de La Jornada), México, octubre de 2001, pp. 2-3.

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Pero la resolución queda sin efecto por el recurso de revisión que interpone San Francisco Tlalnepantla, pueblo de la Delegación Xochimilco, que reclama una parte de la tierra en litigio y dice no haber sido escuchado, tomado en cuenta, o vencido en el juicio. Por ello, el conflicto persiste sin solución definitiva, coadyuvando a la permanencia del régimen de tenencia comunal actual.

El otro conflicto, inicia cuando en 1947 le fueron concesionados los derechos de explotación de los bosques de Milpa Alta a la empresa Loreto y Peña Pobre, por 60 años.44 Con las concesiones, el Estado trató de reorganizar la producción forestal y de vigilar su explotación; para ello creó una Unidad Industrial de Explotación Forestal por cada concesión que se hizo a particulares. No obstante, los incumplimientos de la empresa en cuanto a utilizar mano de obra local e impulsar proyectos de beneficio para Milpa Alta, fueron conflictos que marcaron los primeros años de esta política de concesiones, que se reforzaron con la Ley Forestal de 1960, la cual se encuadró en un primer Plan nacional forestal y se distinguió porque ratificó la representatividad de las asambleas ejidales y comunales en la toma de decisiones sobre los bosques.45

Sin embargo, los resultados de estas nuevas disposiciones no fueron positivos para Milpa Alta, y en el transcurso de esta década el conflicto entre los milpaltenses y la empresa se agudizó debido a que ni las autoridades federales ni las locales, hicieron algo para evitar la tala clandestina por parte de grupos de comuneros aliados a la empresa, que después le vendían la madera a muy bajo precio.46 Además, se hacía caso omiso a las denuncias de la población por la represión sufrida por los comuneros no aliados a la empresa. La situación

44 En 1940 se promulga una nueva Ley Forestal que sustituye a la de 1926. Mientras esta última se basaba en la renta para la explotación intensiva de los bosques en contratos de un año como máximo, en la segunda se establece que este rentismo y la agricultura de subsistencia eran unas de las causas del deterioro forestal y que sólo una política de concesiones podría motivar las inversiones a largo plazo y el auge de la industria, así: “el gobierno Federal otorgó inicialmente 30 concesiones de extracción de madera en muchas de las regiones más ricas del país [...] Los periodos de concesión eran de 25 años en promedio, aunque los plazos estipulados llegaron hasta 60 años”, Leticia Merino y Gerardo Segura, “Las políticas forestales y de conservación y sus impactos en las comunidades forestales de México”, en David Bray, Leticia Merino y Deborah Barry (eds.), Los bosques comunitarios de México. Manejo sustentable de paisajes forestales, México, Secretaría del Medio Ambiente/Instituto Nacional de Ecología/UNAM-Instituto de Geografía/Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible/Florida International University, 2007, p. 80.

45 Leticia del Conde, “El movimiento de los comuneros de Milpa Alta”, tesis de licenciatura en economía, México, UNAM-Facultad de Economía, 1982, pp. 51-54.

46 La empresa Loreto y Peña Pobre, fue una de las más beneficiadas con la nueva política de concesiones de la Ley Forestal de 1942 y de 1960, ya que además de los bosques de Milpa Alta también se le concesionaron los bosques de Tlalpan, Magdalena Contreras, Villa Obregón y Cuajimalpa que, en suma, representaban 99.6% de la superficie de bosques en el Distrito Federal. Véase A. Reyes, op. cit., p. 95.

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se tensó aún más al final de la década, cuando se aliaron la empresa, las autoridades y un grupo de comuneros dirigidos por Daniel Chícharo.47

En respuesta, los comuneros no aliados se organizan en lo que se llamó el Constituyentes del 17, que fue creado en 1974 por un pequeño grupo de comuneros, sobre todo de Santa Ana Tlacotenco. Pero después se le adhirió gente de todos los nueve pueblos originarios de Milpa Alta. Aunque fue casi clandestina, tuvo como voz oficial al respetado Consejo Supremo Náhuatl.48

La organización tenía dos objetivos esenciales: uno, eliminar la concesión a la empresa Loreto y Peña Pobre; el otro, lograr la titulación de las tierras comunales. Con el propósito de difundir su problema y de lograr apoyos externos, se organizó en Milpa Alta el Primer encuentro nacional de organizaciones campesinas, en octubre de 1979.49

En este encuentro, Constituyentes de 1917 cambia de nombre. Su razón social es, ahora, Comuneros Organizados de Milpa Alta (COMA). La primera acción contundente de COMA fue expulsar a la empresa Loreto y Peña Pobre de sus bosques, a finales de 1979, pero la Unidad Industrial de Explotación Forestal dejó de “vigilar” los bosques, por lo que se incrementaron las talas clandestinas, llevando la madera a otras sucursales de la empresa y agudizando así los enfrentamientos.50 Esta situación se tensó más, en 1974; en ese año se intentó expropiar a los comuneros 800 hectáreas más para construir la Ciudad de la Ciencia y la Tecnología del Politécnico Nacional.51 Y porque a mediados de 1978, el delegado de Milpa Alta autorizó a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) la tala de una parte del bosque sin consultar a los comuneros. Se rechazó ese proyecto y se realizaron nuevas negociaciones. Pero, además, porque el delegado obstaculizó el censo comunal que exigían las autoridades de la Secretaría de la Reforma Agraria para reconocer a sus nuevos representantes.52

47 Leticia del Conde, op. cit., pp. 31-33.48 Para una referencia muy amplia de los principios y objetivos del Constituyente de 1917, se puede

consultar Víctor Jurado Vargas, “Milpa Alta: 500 años de lucha comunal”, en Iván Gomezcésar, Historia de mi pueblo, vol. I, Historia Agraria, CEHAM, 1992.

49 En estos encuentros se crea una organización campesina nacional con mucha presencia en los años siguientes, que tenía como objetivo principal la lucha por la tierra y contra la crisis de la agricultura. Se llamó la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA). Véase Armando Bartra, “Crisis agraria y movimiento campesino en los setenta”, Cuadernos Agrarios, núms. 10-11, México, 1980.

50 Leticia del Conde, op. cit. p. 154.51 V. Jurado Flores, op. cit., pp. 110-119. Finalmente, la defensa de los comuneros triunfó y este

proyecto se construyó en terrenos del Estado de México, siendo desde entonces muy significativa la fecha del 5 de febrero, como el día que inició la defensa comunal de los bosques y que se recuerda cada año en el paraje “La quinta”.

52 Leticia del Conde, op. cit., p. 132.

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Así las cosas, el 12 de junio de 1979, en un mitin se pidió la destitución del delegado Humberto Navarro, pero no hubo ningún acuerdo. Se inició, entonces, una fase decisiva en la que, si bien continuaron las talas clandestinas y los enfrentamientos, esta situación terminó un año después.53

Se concluyó el censo en junio de 1980. En él se registró la existencia de 20 000 comuneros, sin contar al grupo aliado a la Delegación.54 Con este censo se tenía ya el primer requisito para la titulación de las tierras comunales; ahora se requería elegir una nueva representación de los comuneros de Milpa Alta. Para tal efecto, el 13 de julio de 1980, COMA y el delegado agrario del Distrito Federal acordaron convocar a una asamblea general para el 27 del mismo mes y llevar a cabo la elección. Este acuerdo no fue reconocido por las autoridades delegacionales que intentaron realizar por su cuenta, y con el apoyo de la fuerza policial, la elección de representantes, el mismo día, en los nueve pueblos originarios.

En este intento hubo enfrentamientos en todos los pueblos, pero el más cruento sucedió en Villa Milpa Alta, el domingo 27 de julio, en donde a pesar de la fuerte vigilancia de las autoridades, los comuneros organizados penetraron en el salón donde se llevaba a cabo la asamblea y en medio del caos obligaron a salir a los “chicharistas”; uno por uno de éstos fueron víctimas de la violencia de más de 3 000 comuneros, hasta que salió Daniel Chícharo, quien fue golpeado y quemado. Sus heridas le ocasionaron la muerte.55

Después de cuatro días, se liberó a los funcionarios que habían sido retenidos, quedando en realizar una asamblea general el 17 de agosto de 1980. En ésta, y ya sin contratiempos, triunfan los candidatos de COMA. Con ello, se destensa el clima de violencia y se intensifica la vigilancia de los bosques dando inicio a su reforestación. Y con la elección de representantes comunales de los nueve pueblos originarios de Milpa Alta y un representante general, también se obtuvo legalidad ante las autoridades agrarias.56

De nuevo se retomaron como objetivos la cancelación de la concesión de la empresa Loreto y Peña Pobre, así como la confirmación de la titulación comunal del bosque y de las tierras de Milpa Alta. El primer objetivo se logró con la Ley Forestal de 1986 que finiquitó las concesiones forestales en el país. El segundo no se ha logrado hasta la

53 Raymundo Flores, “En defensa del bosque y la tierra comunal” y “El movimiento comunal en Milpa Alta”, en portal electrónico, Crónica de Milpa Alta, México, 2003.

54 Leticia del Conde, op. cit., p. 160.55 Estos hechos son relatados en un artículo periodístico de David Siller aparecido el 27 de agosto

de 1980 en el periódico unomásuno, con el título “Comuneros; con la muerte del Chícharo, Milpa Alta cobró venganza por todos los campesinos caídos” (referido en Leticia del Conde, op. cit., p. 162).

56 Estos representantes tienen carácter vitalicio y están organizados actualmente en la Repre-sentación General de Bienes Comunales de Milpa Alta y Pueblos Anexos.

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fecha, pero desde entonces se estableció la necesidad de mantener como patrimonio a los bosques y a la tierra. El movimiento de los comuneros se significó – así lo identifica el historiador y cronista local Raymundo Flores– como uno de los acontecimientos de mayor impacto para los habitantes de Milpa Alta.57

La importancia y presencia actual de los comuneros en Milpa Alta se puede constatar en su reconocimiento por parte de las autoridades, federales y locales, en la toma de decisiones importantes. Así, se les consultó sobre los límites de los pueblos, sobre la tenencia de la tierra y sobre la contención de los asentamientos irregulares, cuando se elaboró el Programa delegacional de desarrollo urbano de Milpa Alta, de 1997, y en el programa de 2002 se resalta la importancia que tienen en cuanto a la representación de los intereses de los milpaltenses; al respeto se dice:

[...] la representatividad de este sector emana del hecho del tipo de propiedad de la tierra existente en la Delegación; que es propiedad común, la cual abarca el 92% de las propiedades [...] Los comuneros tienen un reconocimiento por parte de las autoridades agrarias [...] que es fundamental en esta Delegación por su carácter agrario, y por el tipo de tenencia de la tierra, de esta situación se deriva una legitimización jurídica y social de los comuneros como representantes de los intereses de la comunidad [...] Esta población cuenta con estructuras representativas importantes, tanto en número como en territorio, considerándose su participación como estratégica.58

lA RelevANcIA De lA AGRIcUlTURA eN MIlpA AlTA

En el escenario sociohistórico y ambiental que se ha referido hasta aquí, se puede comprender la permanencia de la actividad agrícola. Veamos cómo ha sido ésta. Al revisar los datos sobre superficie sembrada de los principales cultivos agrícolas, en los últimos 15 años, resalta el incremento de 13.9% (Cuadro 1). De igual manera, se destaca el crecimiento de la siembra del nopal que se mantuvo cerca la mitad del total sembrado en todo el periodo. Pero también es muy significativo el aumento en la avena y el maíz.

Se estima que la introducción del cultivo del nopal en Milpa Alta, fue desde la década de 1940, y tiene su gran después de la década de 1960.59 Desde entonces, se convirtió en

57 Raymundo Flores, “En defensa del bosque...”, op. cit.58 Gobierno del Distrito Federal, Programa parcial de desarrollo urbano Villa Milpa Alta del

Programa delegacional de desarrollo urbano para la Delegación Milpa Alta, p. 275.59 Según referencias históricas, fue a mediados de la década de 1940 cuando fue introducido su cultivo

en Villa Milpa Alta por el campesino Florentino Flores Torres, originario del barrio de la Concepción.

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la mejor opción productiva para los campesinos y terminó por sustituir completamente al cultivo del maguey; muchos otros agricultores lo incorporan como cultivo principal, pero sin dejar de sembrar el maíz y el frijol. Su importancia y peculiaridad se hace patente al describir el volumen de producción, de hectáreas sembradas y de su localización y construcción espacial.

Así, en un estudio de la Delegación de Milpa Alta se afirma que, mientras en 1976 había una superficie de 1 500 hectáreas dedicadas al cultivo de nopal, en 1991 ésta se incrementó hasta 4 024 hectáreas. En este crecimiento sobresale el hecho que, de la cabecera delegacional de Villa Milpa Alta sale 64.8% del total de las 203 000 toneladas

Aunque también se dice que su cultivo se inició en 1938 en la Primera Feria Regional de Milpa Alta, cuando un grupo de ingenieros agrónomos explicaron las bondades productivas del nopal, por su poca utilización de agua y porque puede durar más de 15 años, haciéndolo muy atractivo para su cultivo y comercialización, Iván Gomezcésar, “La palabra de los antiguos...”, op. cit., p. 37.

* Se refiere a los cultivos del año agrícola, que es la suma de la superficie sembrada y cosechada en los ciclos otoño-invierno (generalmente de octubre del año anterior hasta septiembre del año siguiente) más el ciclo primavera-verano (de marzo del año mencionado a marzo del siguiente). Este año agrícola incluye la cosecha de cultivos perennes como el nopal (INEGI/Gobierno del Distrito Federal, 2006).

fuente: INEGI/Gobierno del Distrito Federal, Anuario Estadístico del Distrito Federal, 2006; INEGI/Gobierno del Distrito Federal, Cuaderno Estadístico Delegacional, 1999 y 2006.

cuadro 1Superficie sembrada en Milpa Alta de sus principales cultivos, 1992-2005

Cultivos*

Nopal (verdura)Maíz (grano)Avena (achicalada)SumaTotal Milpa Alta

1992

4 024.502 700.001 284.008 008.508 662.50

Hectáreas

1998

4 057.002 241.201 633.008 710.008 780.00

2005

4 326.002 949.001 835.809 120.809 767.00

1992-2005

Variación (%)

7.59.2

43.013.912.9

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diversA

producidas al final del periodo, y que junto con lo cosechado en el pueblo de San Lorenzo Tlacoyucan sumaban 82.8% del total.60 El nopal no se cultiva sólo en las áreas rurales de pueblos como el último, sino que desde su introducción se realizó, además, en las áreas consideradas urbanas, como lo es la cabecera delegacional.

En el periodo de 1970-1990, desde la introducción del cultivo de nopal, su etapa de mayor auge y la actualidad, lo más destacable es que: a) tiene una presencia mucho mayor en las áreas urbanas y en los pueblos rurales más cercanos, incluidos aquellos que cuentan con ejidos, y b) que el cultivo del nopal se realiza principalmente en parcelas consideradas de tenencia comunal, como lo demuestra su importancia en Villa Milpa Alta y San Lorenzo Tlacoyucan, que no tienen ejidos. Y que ello se ha realizado con los métodos de la agricultura tradicional, esto es, de temporal, en parcelas de minifundio, con trabajo familiar, principalmente, y con poca utilización de maquinaria.

En cuanto a la primera cuestión, se podría hablar sólo de un problema de falta de integración de lo rural en lo urbano, de una interface, que tendría que desaparecer con el avance inminente de la urbanización. Sin embargo, la superficie dedicada a cultivos agrícolas en vez de desaparecer se ha incrementado; independientemente de que ello haya sido una extensión de la frontera agrícola en la zona de bosques y vegetación.61 Es decir, el suelo de uso agrícola en vez de disminuir en Milpa Alta, como ha sido la tendencia en las últimas seis décadas en el Distrito Federal, creció 22.8% al pasar de 9 528 a 11 699 hectáreas, de 1994 al periodo 2002-2005.62

Con respecto a su localización espacial, y como se puede observar en el Cuadro 2, en 2003 sigue siendo la cabecera delegacional donde se siembra más nopal con el 62.2%. Y junto con los pueblos conurbados de San Agustín Ohtenco, San Jerónimo Miacatlán,

60 La fuente del año 1976 es Delegación Milpa Alta, Proposiciones para un desarrollo armónico. Para 1991, INEGI/Gobierno del Distrito Federal, Cuaderno estadístico delegacional, Milpa Alta, edición 1999. Y para los datos de la producción en toneladas; SARH, Información básica sobre el cultivo del nopal en Milpa Alta, México, Dirección General de Estadística, 1992.

61 Esta extensión es poco probable que se haya alcanzado con base en la destrucción de los bosques, en Milpa Alta, ya que según datos del Programa delegacional de desarrollo urbano de Milpa Alta, eran 16 560 hectáreas en 1997, manteniéndose alrededor de esta cifra desde mediados de la década de 1980, cuando se terminó el conflicto comunal con la Empresa Loreto y Peña Pobre a la que le fueron concesionados los derechos de explotación a finales de la década de 1940. Desde entonces los bosques son administrados por la representación comunal de Milpa Alta.

62 Los datos de 2000-2005 son de INEGI/Gobierno del Distrito Federal, Anuario estadístico del Distrito Federal, edición 2006 y los de 1994, de INEGI/Gobierno del Distrito Federal-Secretaría del Medio Ambiente, Estadísticas del medio ambiente del Distrito Federal y la Zona Metropolitana, México, 2002.

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San Juan Tepenáhuac y San Francisco Tecoxpa, suman el 72.5% de la superficie sembrada total. Los otros pueblos significativos también siguen siendo San Lorenzo Tlacoyucan y Santa Ana Tlacotenco.63 En cuanto al número de productores, su monto es obviamente mayor en los pueblos con más superficie sembrada, siendo sobresaliente que Villa Milpa Alta, San Lorenzo Tlacoyucan y San Agustín Ohtenco tienen, en conjunto, casi 85% del total.

63 Los pueblos con menor importancia tanto en superficie sembrada como en el número de productores siguen siendo, como lo fueron desde la introducción del cultivo del nopal, los pueblos San Antonio Tecómitl, San Pablo Oztotepec y San Pedro Actopan, cuya actividad principal, de este último es, desde mediados de la década de 1970, la elaboración de mole, aunque no cultiva ni una sola especie de las que se utilizan en ese preparado.

fuente: Sagarpa, Plan rector del sistema producto nopal. Distrito Federal, México, 2004.

cuadro 2Los pueblos de Milpa Alta y el cultivo de nopal, 2003

Pueblos

Villa Milpa AltaSan Lorenzo TlacoyucanSanta Ana TlacotencoSan Jerónimo MiacatlánSan Agustín OhtencoSan Francisco TecoxpaSan Juan TepenáhuacSan Antonio TecómitlSan Pedro ActopanSan Pablo OztotepecTotal

Hectáreas

2 5897542981321009896343028

4 159

Porciento

62.218.17.23.22.42.42.30.80.70.7

100.0

Número

6 4701 508

662293250204190806370

9 790

Porciento

66.315.46.83.02.52.11.90.80.60.7

100.0

Superficie sembrada Productores

En la segunda cuestión, es importante resaltar que la construcción del espacio se ha hecho en razón del cultivo del nopal y teniendo como núcleo a los principales pueblos originarios con tenencia comunal de la tierra. Aquí se debe decir que muchos la llaman pequeña propiedad:

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diversA

El tipo de propiedad que reconoce el Registro Agrario Nacional en la zona de producción es la Ejidal y la Comunal; muchos productores la consideran como pequeña propiedad careciendo de documentos que la acrediten como tal.64

El cultivo del nopal en Milpa Alta se ha basado en tierras comunales, de temporal, que se caracterizan por una gran atomización de las parcelas. En cuanto a lo primero, por ejemplo, en 2005 la totalidad de los cultivos mencionados en el Cuadro 1 se realizaron en tierras de temporal y no existen evidencias posteriores de que se hayan construido sistemas de riego para su cultivo.65 En cuanto a lo segundo, en un estudio de campo realizado por medio de entrevistas a 96 campesinos se encontró que el tamaño promedio de sus parcelas –principalmente cultivadas de nopal– fue de un poco menos de media hectárea, y que mientras 10% de estos campesinos cultivaban parcelas de entre cien y mil metros cuadrados, 36.6% lo hacían en parcelas de entre mil metros cuadrados y media hectáreas; es decir, que 46.6% se encuentra en un rango menor al promedio y que sólo 8.8% tiene entre dos y cinco hectáreas.66

Sin duda, estas características han influido en que la mayoría de los campesinos no hayan logrado capitalizar sus parcelas.67 Sin embargo, como el nopal se puede cosechar todo el año el problema más difícil se encuentra en la esfera de la comercialización, y esto a pesar de contar con un Centro de Acopio, el cual, aunque es funcional, en sus transacciones determina sus precios de compra a partir de la oferta y la demanda.68 Y esto es así, porque existe una temporada en la cual el nopal brota abundantemente, entre

64 Sagarpa, Plan rector del sistema producto nopal. Distrito Federal [http://www.sagarpa.org.mx], México, 2004, p. 7.

65 INEGI/Gobierno del Distrito Federal, Anuario estadístico del Distrito Federal, México, 2006.66 Entrevistas realizadas del 10 de abril al 5 de mayo de 2007, y del 7 al 30 de marzo de 2008,

en el Centro de Acopio del Nopal de Villa Milpa Alta.67 En las condiciones agrícolas del cultivo del nopal, el capitalizarse representa principalmente:

a) utilizar mano de obra asalariada para el mantenimiento y el corte del nopal, todo el tiempo; b) costear el abono que se utiliza; aunque el gobierno delegacional otorga un subsidio para ello, y c) contar con medios de transporte (camionetas), más que utilizar maquinaria y tractores que son inadecuados por las características irregulares de las parcelas, y por un cultivo perenne –por hasta 20 años– que sólo se puede cosechar con un cuchillito o con la mano.

68 También existe el problema de que se vende por unidad y no por peso, lo que significa diferentes criterios de precio, según el tamaño del nopal. Pero, además, existe una fuerte intermediación, que resulta especulativa casi siempre, al comprar por grandes cantidades, ya que pocos son los campesinos que pueden transportar el nopal fuera de Milpa Alta para venderlo en la Central de Abasto, en los mercados del Distrito Federal o en otras centrales de abasto del país. Eso lo hacen los intermediarios que principalmente son de otros lugares, como se pudo constatar en varias entrevistas.

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marzo y junio, lo que aumenta la oferta, con lo que el precio llega a caer hasta los cinco pesos por un ciento de nopales. Hay una temporada media, que va de julio a octubre, en la que el precio oscila entre 15 y 30 pesos el ciento. Y de noviembre a febrero, en la que el ciento de nopal se llega a vender en más de 100 pesos, debido a la disminución drástica de la producción por las heladas que caen con regularidad en Milpa Alta, siendo pocos los productores que cuentan con invernaderos o formas de proteger el nopal. Pero, además, porque tienen un competidor en el municipio de Tlalnepantla, en Morelos. Y aunque prácticamente la totalidad del nopal que se consume y comercializa en el Distrito Federal proviene de Milpa Alta, estos últimos hechos han aumentado la competencia y los problemas en la comercialización, siendo hoy el escollo más difícil de solucionar para hacer más rentable el cultivo del nopal.

No obstante, se sigue considerando al nopal como una alternativa de vida que se relaciona muy estrechamente con el lugar y con las tradiciones culturales, más que por ser una actividad altamente lucrativa. Esto se percibe (al igual que en las entrevista sobre identidad que se verán más adelante), por ejemplo, en don Francisco, de 83 años, siempre campesino, cuando nos menciona su orgullo de ser nopalero y de vivir en Milpa Alta, y nos relata cómo algunos campesinos sí lograron hacerse ricos con el nopal, y nos enfatiza que, actualmente, “el nopal ya no te hace rico; pero tampoco te mata de hambre, por eso lo seguiremos cultivando”.69

En resumen, hasta aquí, la propiedad comunal de la tierra ha sido el factor articulador de la construcción del espacio de Milpa Alta, así se ha conformado un lugar que se caracteriza por la permanencia de la actividad agrícola, principalmente conformada por la producción del nopal, pero también de otros cultivos, que se siembran en los ejidos. Por su relación con el ambiente y por su ámbito político fuertemente cargado de contradicciones. Pero aún más, este parece ser el fundamento de la construcción de una identidad cultural, misma que acepta y defiende estas condiciones sociales, no sólo de quienes se dedican a la agricultura, sino también de los que se relacionan de cualquier otra manera con la tenencia colectiva de la tierra, tanto comunal como ejidal.

Y todo ello es parte importante de la explicación del porqué, paradójicamente, se mantiene esta actividad agrícola tradicional en Milpa Alta en el contexto de una agricultura nacional que se ha caracterizado, desde la década de 1970, por su creciente deterioro, que inició con la pérdida de autosuficiencia alimentaria en granos básicos –maíz, trigo, arroz y frijol– y con una permanente crisis que agobia a la agricultura desde entonces.70

69 Entrevista al campesino Francisco Rojas Granados, originario del barrio de “La Concha” de Villa Milpa Alta, el 27 de abril de 2007.

70 Cynthia Hewitt, “Ensayo sobre los obstáculos al desarrollo rural en México. Retrospectiva y prospectiva”, revista Desacatos, núm. 25, CIESAS, México, septiembre-diciembre, 2007.

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El deterioro de la agricultura mexicana se agudizó en la década de 1980, por la crisis de la deuda de 1982 y porque a finales de la década comenzó el proceso de reestructuración económica que implicó la apertura y liberación comercial, la desregulación y las políticas restrictivas de gasto público y de control de la inflación, el retiro del Estado en el apoyo al campo, la privatización de empresas paraestatales, el abandono de los precios de garantía y una política de apertura abrupta del comercio agropecuario al mercado internacional.71

En la siguiente década se intensifica esta reestructuración y se reforma el artículo 27 constitucional, en 1992 creando la Nueva Ley Agraria, que permite la privatización de la tierra de los ejidos y las comunidades, pero que no logra incentivar la productividad del agro. Se firma el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, en 1994, que fuerza al campesino mexicano a competir en condiciones inequitativas de productividad y subsidios con respecto a los grandes agricultores estadounidenses y canadienses. Y que, en resumen, ha hecho incosteable la mayoría de los cultivos, inclusive los de maíz y frijol, para la mayoría de los campesinos, logrando buenos resultados sólo en algunas hortalizas y frutas de exportación.72

El “laboratorio” experimental en que convirtieron al campo mexicano y las políticas de reestructuración económica neoliberal73 no ha dado los resultados ofrecidos, y entre 1983 y 2007 el campo sólo ha crecido a una tasa anual de 1.5%, inferior a la tasa de crecimiento demográfico. En cambio, las importaciones agroalimentarias, incluido el maíz, crecieron más de 25 veces, llegando a los 25 000 millones de dólares en 2008.74 Con ello, se ha incrementado, como nunca, la emigración del campo, no sólo interna, sino externa, con el consiguiente desarraigo de la población.

En este escenario, llama la atención que, mientras la agricultura nacional sufría su peor crisis en la década de 1980, el cultivo del nopal estaba en auge en Milpa Alta. Y cómo desde entonces, hasta hoy, los campesinos milpaltenses no han llegado a una situación crítica como sucede con los campesinos tradicionales de muchas partes del país.75

71 Esta apertura se inicia con la entrada de México al GATT, en 1986. Véase José Luis Calva, El modelo neoliberal mexicano. Costos, vulnerabilidad, alternativas, México, Fontamara, 1993; también Crisis alimentaria en México, México, Siglo XXI Editores, 1992.

72 Véase Fernando Rello, Inercia estructural y globalización: la agricultura y los campesinos, más allá del TLCAN, Grupo de trabajo sobre desarrollo y medio ambiente en las Américas, julio de 2008.

73 José Luis Calva, “Políticas de desarrollo agropecuario”, en José Luis Calva (coord.) Desarrollo agropecuario, forestal y pesquero, México, UNAM/Miguel Ángel Porrúa, 2007.

74 Datos de José Luis Calva, aparecidos en el periódico El Universal, “¿Cuándo se hundió el campo?”, 22 de mayo de 2008.

75 Esta situación crítica es descrita en Blanca Rubio, “El campo no aguanta más: claroscuro de un movimiento campesino”, en Armando Sánchez Albarran (coord.), El campo no aguanta más, México, UAM-Azcapotzalco, 2007.

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AlGUNoS ASpecToS De lA GloBAlIzAcIóN y lA IDeNTIDAD

Las transformaciones que han acontecido en el mundo, principalmente desde la década de 1980, son el corolario de grandes cambios sociales. En éstos, se pueden mencionar los que después de la Guerra Fría han dibujado una nueva geografía en el planeta. Con ellos, el sistema capitalista emprendió una fuerte reestructuración basada en:

[...] la intensificación de la competencia económica global en un contexto de diferenciación geográfica y cultural de los escenarios para la acumulación y gestión del capital.76

En esta reestructuración ha desempeñado un papel de suma importancia la revolución informacional, ya que, además de permitir, como nunca, una fluidez y una movilidad geográfica del capital financiero, transforma la manera de comunicarse, así como los modos de vida cotidiana.77 La capacidad de relacionarse con el mundo en tiempo real y en un espacio global, convergen en una pérdida de la identidad, la cual está basada en fuentes locales, en la especificidad de haber nacido y pertenecer a una familia, una actividad o una religión que tienen su sustento en un lugar específico.78

En este escenario de pérdida de significados propios, los flujos de información permiten entrelazarnos simultáneamente con otras realidades conformando una red virtual de identidades, todo ello con el objetivo de obtener significado social en un mundo institucionalmente deslegitimado, desorganizado, caótico y de cada vez más efímeras expresiones culturales. Así:

En el mundo de flujos globales de riqueza, poder e imágenes, la búsqueda de la identidad colectiva o individual, atribuida o construida, se convierte en la fuente fundamental de significado social.79

76 Manuel Castells, La era de la información..., op. cit., p. 27.77 Una explicación general de ello, es la del geógrafo David Harvey al plantear que las necesidades

de reproducción del sistema capitalista han traído como consecuencia el derrumbe de las barreras espaciales de cada lugar, sobre todo, debido a la constante necesidad de reducción del tiempo de esta reproducción (“la aniquilación del espacio por el tiempo”). Ello ha exacerbado los nacionalismos y los localismos, incentivando como nunca la heterogeneidad y la porosidad cultural, y regenerando la búsqueda o conservación de la identidad individual y social, véase David Harvey, Justice, Nature and the Geography..., op. cit., pp. 246-247.

78 Paul Claval, La geografía cultural, Argentina, Eudeba, 1999, p. 332.79 Manuel Castells, op, cit., p. 29. Este autor define a la identidad relacionada con el poder

informacional actual como “el proceso mediante el cual un actor social se reconoce a sí mismo y construye el significado en virtud sobre todo de un conjunto de atributos culturales determinados, con la exclusión de una referencia más amplia a otras estructuras sociales”, ibidem, p. 48.

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Sin embargo, los resultados del avance de una red cibernética, con sus asombrosos flujos de información, contrastan con la incapacidad del proceso globalizador de dar solución a los problemas de desigualdad social en el mundo. Así, resurgen identidades de fuertes expresiones “primarias” relacionadas con la religión, la etnia, el territorio o la nación, que se caracterizan muchas veces por sus posiciones ultraradicales en las que se exacerban las diferencias entre individuos, grupos, lugares y naciones.80 Aunque también surgen identidades nuevas o emergentes, como las identidades virtuales mencionadas o las posmodernas, caracterizadas por las modas y el consumo cultural. El mercado hace de la cultura un bien de consumo y la “metropolización” incrementa como nunca el número de habitantes, y los movimientos migratorios hacia el ámbito urbano, multiplicando las expresiones culturales de quienes conviven en un mismo lugar.81

Así, la búsqueda de identidad por los individuos y grupos en el contexto actual de globalización debe entenderse, en mucho, como un producto del fracaso de la pretendida homogenización y universalización de los beneficios del progreso. Esta búsqueda parece siempre incompleta, interminable y abierta, en la cual es muy improbable que desaparezcan las tensiones que ello genera mientras el proceso globalizador siga reproduciendo la necesidad de esta búsqueda.

lA IDeNTIDAD coMo UNA coNSTRUccIóN SocIAl eN el lUGAR De MIlpA AlTA

El asunto de la identidad ha sido de tal manera recurrente, que se ha llegado a considerar como una “moda”; no obstante, habría que subrayar que ello es un indicio de su relevancia en el conocimiento social actual.82 Ha adquirido una dimensión tal, que hace que sea definida como un producto social, el cual expresa una heterogeneidad, al mismo tiempo que una asimetría cultural, que es capaz de reproducir, transformar e inclusive construir otras nuevas o diferentes identidades.83

80 Gilberto Giménez, “Identidades étnicas: estado de la cuestión”, en Leticia Reyna, Los retos de la etnicidad en los estados-nación del siglo XXI, México, CIESAS/INI/Miguel Ángel Porrúa, 2000, pp. 53-54.

81 Paul Claval, op. cit., pp. 344-345. Este geógrafo define a la cultura como: “la suma de las conductas, habilidades, técnicas, conocimientos y valores acumulados por los individuos durante su vida y, a otra escala, por el conjunto de los grupos de los cuales forman parte. La cultura es una herencia que se transmite de una generación a otra [...] No es, sin embargo, un conjunto cerrado y pétreo de técnicas y conductas”, Paul Claval, op. cit., p. 58.

82 Gilberto Giménez, “La moda de las identidades: identidades y conflictos étnicos en México”, La sociedad mexicana frente al tercer milenio, vol. III, México, UNAM-Coordinación de Humanidades/Miguel Ángel Porrúa, 2002, pp. 95-96.

83 Néstor García Canclini, Culturas populares en el capitalismo, México, Grijalbo, 2002, pp. 72-73.

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En este sentido, la identidad se define como una construcción social. Como un producto de las prácticas individuales y sociales en la construcción del presente y que interiorizan los rasgos históricos y las influencias externas del contexto general. Así, la identidad es:

[...] el conjunto de repertorios culturales interiorizados (representación, valores, símbolos), a través de los cuales los actores sociales (individuales o colectivos) demarcan sus fronteras y se distinguen de los demás en una situación determinada, todo ello dentro de un espacio históricamente específico y socialmente estructurado.84

La identidad entendida como una construcción social, considera a los factores primordiales –y que se refieren generalmente a relaciones de parentesco, etnia, memoria, lenguaje o tradiciones– como parte de su dinámica de transformación y no como relaciones “esencialistas”, inmutables y sin contenido histórico. De este modo, no se constriñe a explicar sólo estas identidades primarias sino que es útil para el conocimiento de nuevas identidades que también son resultado de las condiciones materiales de reproducción social y sus simbolismos.85

Ahora bien, en la consideración de la identidad cultural como una construcción social, es necesario hacer énfasis en cómo se relaciona con este espacio construido. En esta relación, lo mismo se hace referencia a un espacio simbólico y cultural, como también a uno utilitario e instrumental, a diferencia del enfoque que relaciona siempre a la identidad con un territorio solamente simbólico y cultural.86 Así, desde la perspectiva de proponer al espacio construido del lugar como el referente de la identidad, más que al territorio, habrá que reconsiderar que en esta construcción las acciones y los objetos sociales no siguen caminos separados sino que son una unidad en la que la identidad cultural es una relación dialéctica entre permanencia y cambio, para adaptarse y transformarse en un proceso abierto y nunca definitivo; pero sin dejar de ser identidad.87

84 Gilberto Giménez, “Identidades étnicas...”, op. cit., p. 54.85 Un ejemplo de ello, es la propuesta que hace Néstor García Canclini, quien, a partir del estudio

de las actividades artesanales y de su inserción en la órbita de la comercialización, plantea cómo ello ha provocado nuevas formas de reutilización y funcionalidad económica para la sobrevivencia de los grupos étnicos. Esta situación ha creado “culturas populares” que son las que dan lugar ahora a las identidades, por ello menciona que sigue siendo preferible “designar las culturas generales en esta situación como populares y no como orales o tradicionales, formulas que aún inducen la reducción de lo popular a un rasgo que suele ser visto como esencial”, op. cit., p. 30.

86 Gilberto Giménez, “La moda de las identidades...”, op. cit., p. 111.87 Ibidem, p. 103.

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En el caso que nos ocupa, de Milpa Alta, se han conjugado de manera muy peculiar las prácticas sociales, y los objetos geográficos resultantes, con el significado cultural de la construcción social del lugar. Esta construcción, se manifiesta en la conservación de sus pueblos tradicionales, los cultivos agrícolas y las construcciones del ámbito rural y urbano. En este caso, también se han preservado tradiciones culturales como las celebraciones religiosas, los carnavales y, en cierta manera, el lenguaje originario, que nos hace pensar que los pueblos “permanecen articulados gracias a que persiste un entramado de elementos culturales nahuas, que los integran y les dan identidad”.88 No obstante, la identidad no es un resultado de la cultura por sí misma, no basta con la existencia de un “repertorio cultural” para definir una identidad, se deben tener en cuenta, también, las condiciones objetivas de reproducción social, las cuales delimitan objetivamente los marcos de acción social de los actores y definen la representación posible de sus tradiciones.

Es decir, los elementos culturales en Milpa Alta se han preservado, adaptado y resignificado a partir de su construcción social, que es articulada por el régimen de tenencia colectiva de la tierra, principalmente comunal, pero también ejidal, en donde es difícil generalizar afirmando que estos elementos culturales nahuas originarios estén presentes en la identidad de toda la población.

Revisemos cómo es que se mantienen en la memoria colectiva los elementos identitarios que relacionan al carácter étnico con la tierra comunal y la sobrevivencia en el lugar de Milpa Alta.

Para el representante comunal de Villa Milpa Alta, la fuerza del sentido de la tradición cultural y la construcción del lugar se refiere más ampliamente a actuar en relación con el conjunto:

[...] que son tanto bienes materiales y recursos humanos [...] Y tienen su origen en lo étnico, en lo indígena, aunque ya haya mezclas. Es un sentido de pertenencia que nos identifica al lugar [que] “es en donde está enterrado mi ombligo” y que implica que somos parte de esta comunidad a la cual tenemos la obligación de servirle para que ésta se siga manteniendo con sus usos y costumbres, cultura y tradiciones.89

En estas aseveraciones, se pueden denotar elementos que son característicos de una identidad fuertemente relacionada con lo étnico y con el lugar; así, se da importancia al valor que significa el pertenecer a un grupo o etnia y la percepción de ser idéntico a través del tiempo y de la seguridad de defender esta identidad en el lugar. En este sentido, la

88 Mette Marie Wacher, Nahuas de Milpa Alta, México, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, 2006, p. 52.

89 Entrevista a Francisco Chavira Sevilla, escrita y grabada el 5 de abril de 2008.

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memoria más fuerte refiere la defensa y conservación de algo que es indisoluble con el lugar, ello es claro en la convicción de este comunero milpaltense al afirmarnos, respecto de los bosques, que:

[...] aunque en la actualidad los intentos por despojarnos han sido más intensos y decididos, nosotros siempre los vencemos. Ganamos porque no es el interés económico lo que nos impulsa a luchar, sino que lo hacemos sin fatiga porque entendemos que sin nuestros bosques dejaríamos de ser una etnia.90

En opinión del representante comunal de Santa Ana Tlacotenco, la fuerte relación que existe con los bienes comunales de su pueblo, de su lugar de origen (que son las tierras, los bosques y lo que comprende las construcciones familiares urbanas de la población), es la raíz de la convivencia de la población:

Es la base de la manera en que se relaciona la gente entre ella y con el medio ambiente, al que se respeta y protege. Sin las raíces de la comunidad no existirían las tradiciones y costumbres que son muy importantes para la vida de mi pueblo.91

El lugar como un espacio construido por el trabajo de muchas generaciones y que funciona como vínculo objetivo entre el pasado y el presente, y donde se tiene la percepción de que al desaparecer su núcleo emblemático, que representa la tierra comunal, se trastoca este vínculo llegando a poner en peligro de extinción a sus tradiciones. Esto está más claro en la opinión del representante general de los comuneros de Milpa Alta para quien:

[...] el lugar sigue siendo la comunidad donde viven todos los que han nacido aquí y que tratan de conservar sus costumbres y tradiciones, sus bosques y su zona agrícola. El lugar de origen, es el ahora, el presente, desde el que es importante decir soy originario, como una forma de identidad que te da otro trato con los demás [...] Y aunque el futuro se vea cada vez más complicado, ahora más que nunca es necesario conservar nuestras convicciones, tanto para concientizar a la otra gente, que no se considera comunero, como para hacer que el futuro dependa de nosotros mismos y no se pierda el territorio comunal, para que el régimen comunal siga siendo igual.92

90 Julián Flores, “La etnia de Milpa Alta y sus bosques”, en I. Gomescésar, Historia de mi..., op. cit., p. 129.

91 Entrevista escrita, a Joaquín Alvarado Galindo, el 3 de abril de 2008.92 Entrevista a Julián Flores Aguilar, escrita y grabada el 5 de abril de 2008.

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En esta opinión sobresale, de igual manera, la mención de la relevancia de la identidad como una condición voluntaria y autoasignada, pero a la vez conformada en relación con los otros, con los que no son milpaltenses originarios, en una afirmación de sí mismo y como una manera de reivindicar su existencia social.

De igual manera que en los comuneros, los ejidatarios comparten estrechamente esta forma de identidad cultural de fuerte pertenencia al lugar y de vínculo irreductible con la tierra, las actividades agrícolas y la naturaleza, como el fundamento para conservar sus tradiciones. Como menciona el Comisariado Ejidal de San Juan Tepenáhuac, el ejido es:

[...] una familia pero en grande, que se relacionan en las buenas y las malas, y se identifican como familia que se solidariza siempre para solucionar los problemas o asuntos del lugar; esa es la razón de que todavía se puedan conservar las tradiciones y costumbres de su pueblo.93

Así, la manera de considerar al ejido está imbricada estrechamente con las expresiones de valor identitario y de la pertenencia al lugar. El ejido es una forma de relación entre la tierra, el trabajo y la gente, como una forma de vida propia. Y de tal manera relevante, que sería la explicación del porqué, aun cuando pueden privatizar y vender sus tierras, ello no ha ocurrido en ningún ejido, a pesar de la presión de la mancha urbana.

Ello explica porqué para el comisariado ejidal de San Jerónimo Miacátlan, el ejido ha sido siempre lo más importante. Por medio de él y de la naturaleza y su conservación se puede:

[...] vivir el presente, y se puede aspirar a un buen futuro [...] Estamos buscando el progreso pero conservando la identidad, y para ello es importante rescatar lo que nos permite reproducirnos como pueblo, la actividad agrícola.94

De lo expuesto en estas entrevistas, se puede afirmar que en la memoria de los comuneros y ejidatarios existe un fuerte sentido de pertenencia al lugar, desde el cual se le asigna una mayor relevancia a la preservación de la tierra y las tradiciones. Es decir, la conformación de una identidad con base en una matriz cultural étnica náhuatl y de su fuerte vínculo para la población milpaltense, pasa por tomar en cuenta las condiciones de construcción social en las que la propiedad colectiva de la tierra tiene una relevancia fundamental. Es el arraigo al lugar, al ejido y a la tierra comunal, lo que permite a la población identificar las mismas condiciones de la reproducción de su vida y de sus

93 Entrevista escrita a Cándido Abad, 3/1, el 16 de marzo de 2008.94 Entrevista escrita a Juan Nolasco Roa, 3/5, el 28 de marzo de 2008.

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tradiciones, y les obliga a buscar opciones viables, tanto productiva como socialmente, para seguir conformándose como un lugar con identidad cultural.

coNclUSIoNeS

Primera conclusión. Por lo descrito, no se puede considerar que la permanencia de las actividades agrícolas, y de todas las del sector agropecuario, de los bosques y la vegetación, en el espacio construido de Milpa Alta, sólo sea un remanente de un proceso inacabado de transición entre al ámbito rural y el urbano. En esta construcción, la tenencia de la tierra colectiva, comunal y ejidal, ha hecho posible la articulación de su dimensión socioespacial por medio de la actividad agrícola, de la conservación del ambiente, de la lucha social por la conservación de la tierra y del arraigo de la población al lugar. Estas características peculiares en la construcción social de su espacio han conformado un lugar de fuertes conexiones identitarias en su tejido social y que tiene como núcleo de construcción a los pueblos originarios situados alrededor de Villa Milpa Alta.

La permanencia de este lugar ha sido complicada, por ello es claro, en la memoria colectiva, que seguir conservando la tierra comunal y ejidal es la condición vital para mantener a las actividades agrícolas como una alternativa de subsistencia, vencer la presión del avance de la mancha urbana, para enfrentar las formas de penetración de la cultura del consumo y del individualismo y para detener la presión de los asentamientos irregulares existentes desde hace ya más de una década en el entorno de los pueblos de Milpa Alta.95 Y lo que también es claro, es que la resolución dependerá de que la identidad cultural sea lo suficientemente sólida –como lo ha sido hasta ahora– para conciliar los intereses de los otros, de todos los milpaltenses.

Segunda conclusión. La relevancia de la agricultura en el lugar de Milpa Alta se debe considerar, entonces, a partir de la articulación de la propiedad colectiva y la identidad. El cultivo del nopal, como el de los demás cultivos importantes, por su carácter tradicional, ha representado una opción de subsistencia y reproducción social más que una opción empresarial de acumulación de capital con alta productividad económica. O sea, como

95 Los asentamientos irregulares en Milpa Alta sumaban 122 en 2002, incrementándose en más de una vez con respecto a 1997. Sin embargo, habría que señalarse que la decidida participación de una parte de la población comunera, en colaboración con las autoridades locales, detuvieron estos asentamientos desde 2002; así, esta cifra no cambió hasta 2005, ni lo ha hecho en la actualidad. Datos para el 2002 del Programa parcial de desarrollo urbano Villa Milpa Alta del Programa delegacional de desarrollo urbano para la Delegación Milpa Alta, y del avance del Programa general de ordenamiento ecológico del Distrito Federal, 2005.

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una actividad agrícola capitalizada y con importantes vínculos con las redes de producción y comercialización de las grandes empresas nacionales y multinacionales.

Esta situación, le asigna otro significado a la actividad agrícola del lugar de Milpa Alta. Sobre todo en el entorno nacional de devastación de la agricultura, así como en el contexto mundial actual de escasez y de aumento de los precios mundiales de alimentos, que para países importadores de éstos –como lo es México–, si no se toman medidas para incentivar su producción interna pueden significar un desabasto de consecuencias sociales inimaginables.96 Es decir, como lo demuestra Milpa Alta, la alternativa para México está en sus campesinos, en alentarlos para que sean de nuevo ellos los que provean los alimentos necesarios. Y para, de esta manera, no depender más de las multinacionales exportadoras, ni ser presa de la presión de los países productores. Además, ello representaría resarcir el costo económico, la erosión social y la pérdida cultural que se ha ocasionado con la desintegración del campesino mexicano, desde hace más de medio siglo.

96 Blanca Rubio, “De la crisis hegemónica y financiera a la crisis alimentaria. Impacto sobre el campo mexicano”, Argumentos. Estudios críticos de la sociedad, nueva época, año 21, núm. 57, mayo-agosto de 2008, UAM-Xochimilco, México, pp. 39-44.

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evolUcIóN y ANÁlISIS Del MeRcADo de derivados en México

María luisa Saavedra GarcíaJorge octavio Utrilla Armendáriz

Este artículo tiene por objeto realizar un análisis de la evolución y desarrollo del mercado de derivados en México, como instrumento de cobertura o peligrosidad; con la finalidad de reflexionar sobre su estado actual, sus principales actores y las posibles implicaciones de su operatividad e impacto en los mercados financieros globalizados, considerando la naturaleza de este tipo de instrumentos, así como su desarrollo, y señalar, conforme a los resultados obtenidos, posibles estrategias de acción.

Palabras clave: derivados, riesgos, análisis, evolución, mercados.

ABSTRAcT

The objective of this article is to analyze the evolution and development of derivatives instruments in Mexico, like a hedge or dangerous instruments, for the reflection of their actual situation, principals actors, and the possible implications of their operations and impact in globalization financial markets, considering their nature and own essential functions, and proposing some possible strategic actions, with the consideration of this study results.

Key words: Derivatives, Risks, Analyze, Evolution, Markets.

INTRoDUccIóN

La tendencia hacia la globalización de los mercados de dinero y capitales, ha incrementado el interés en la utilización de instrumentos derivados (conocidos como fuera de balance) tanto como el uso de portafolios de capitales. Esto ha conducido a la generación de conceptos en el área de optimización de riesgos y generación de ganancias en la confección de portafolios. La venta al por mayor de fondos de mercado se ha extendido de manera impresionante a todos los bancos e inversionistas institucionales. Entre las desventajas de esta extensión de los mercados destaca el riesgo de crédito, el cual conduce a una necesaria

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reducción de las líneas de crédito. Por lo que ahora se ha puesto énfasis en la eficiencia del uso de capital –particularmente con la introducción de los acuerdos de capital del Comité de Basilea, desde 1988,1 los cuales han inducido a la Banca a establecer bajos niveles de rendimiento en las líneas de depósito interbancario, derivado de la liga entre la exposición al riesgo de crédito y el resultado de los requerimientos de capital en función a la toma de riesgos.

Entre mediados y finales de la década de 1980, el debilitamiento de los bancos y otras compañías, a las cuales no les resultaba fácil obtener recursos de instituciones, recurrieron a los llamados bonos chatarra (The junk bunds markets). En los que numerosos bancos actuaron como prestamistas y esto condujo a la crisis de préstamos y ahorros en instituciones americanas, a lo que se ha denominado economía internacional de endeudamiento con fuentes no oficiales de financiamiento.

En la década de 1990 las desventajas sobre la forma tradicional de obtención de recursos impulsaron a la utilización masiva de instrumentos derivados, tanto para administrar emisiones de fondos y hacia la economía internacional de especulación. Todo esto se realizó sobre la base del dinero electrónico, la titularización, bursatilización del crédito, los fondos mutuales y de pensiones, así como la generalización de la reforma de corte neoliberal. Según lo que apunta Arenas,2 integración que tornó más global el sistema financiero mundial. De tal suerte que hoy los acontecimientos financieros y monetarios de una nación industrializada o en desarrollo inciden de inmediato en las demás3 y, asimismo, ha aumentado grandemente el volumen y la volatilidad de los mercados financieros, a la vez que señalar que el crecimiento espectacular del mercado de derivados es un hecho indiscutible en la fase de desregulación financiera, el cual pasó de 1 591 millones de dólares (MDD) en 1987 a más de 34 000 en 1996, sin que se haya consolidado un mercado financiero más estable, sino que más bien ha propiciado todo lo contrario: un sistema monetario internacional más frágil, especulativo y proclive a una crisis generalizada. Concluye, indicando que la entrada de capitales externos en sumas considerables por la comercialización de acciones, por ejemplo en los mercados domésticos, puede desencadenar burbujas especulativas y la revaluación de las monedas débiles. La consecuente baja de precios en el mercado de valores, puede asimismo provocar grandes salidas de capital, depreciación cambiaria y, peor aún, inestabilidad monetaria de naturaleza estructural.

1 Banco de Pagos Internacionales, El nuevo acuerdo de capital de Basilea, documento de consulta, abril de 2003.

2 R. Arenas (1999), “Cambios financieros globales y su impacto sobre el sistema monetario internacional”, Convergencia, Revista de Ciencias Sociales, UAEM, pp. 111-132.

3 Para una mejor comprensión de este efecto véase Saavedra (2008).

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En los años recientes, las operaciones en mercados fuera del mostrador (Over the Counter, OTC) y la negociación de derivados cambiarios para cubrir y tomar riesgos de tasas han tenido un amplio crecimiento. Su utilización ha contribuido a reducir el uso de las líneas interbancarias utilizadas comúnmente como fuentes tradicionales de obtención de recursos, por el empleo de instrumentos derivados, entre los que se puede señalar como ampliamente utilizados los swaps de tasas de interés seguidos de los futuros de tasas y más recientemente de las opciones, extendiéndose en un principio de banco a banco, a través de operaciones interbancarias para llegar a inversionistas institucionales de compañías de seguros o fondos de pensiones.

El principal problema del empleo de los derivados es que no han encontrado una contraparte acreditada, por lo que pretenden entender el riesgo asociado. Sin embargo, de acuerdo con Chorafas y Steinmann4 “son pocos los bancos que realmente conocen sus riesgos”. Así, si consideramos producto por producto, daría lugar a un nudo ciego en el mundo de la industria financiera, más aún si se toman en cuenta los créditos interbancarios. Por lo que los jugadores se enfrentan a los reguladores en derivados, por el significativo riesgo sistémico que podría generarse.

De acuerdo con lo anterior, es necesario establecer medidas que de alguna manera puedan contrarrestar los constantes ataques especulativos a los países con monedas débiles, a través, quizá, de reglas a la especulación financiera que permitan contar con instrumentos de control y compensación de flujos de capitales.

oBJeTIvo

Este estudio tiene por objeto realizar un análisis situacional de los mercados de derivados en México, en virtud de que la literatura disponible en este sentido resulta escasa, así como la importancia que ha cobrado la operación de dichos instrumentos y sus riesgos potenciales, partiendo de sus orígenes y evolución, sus principales actores, contra la luz de diversos ensayos teóricos económicos, considerando las variables de esquemas de regulación y supervisión; volúmenes de operación y resultados contables con miras a lograr un diagnóstico actual, amén de las perspectivas.

En tal sentido y con la finalidad de familiarizar al lector en el tema, a continuación se muestra el siguiente apartado, el cual puede ser omitido para aquellos lectores conocedores del lenguaje de este tema.

4 D. Chorafas y H. Steinmann, Off-Balance Sheet Financial Instruments: Maximizing Profitability and Managing Risk in Financial Services, Chicago, Irwin Professional Pub, 1994.

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GeNeRAlIDADeS

¿qué son Los derivados?

“Son instrumentos cuyo valor depende o deriva del valor de un “subyacente”, es decir de un “bien” (financiero o no financiero) existente en el mercado.

Derivados financieros: divisas, tasas de interés, acciones, etcétera.Derivados no financieros (Commodities): petróleo, gas, granos, metales preciosos,

etcétera.Se advierte que en México, sólo se ha autorizado la realización de derivados por parte

de intermediarios con metales finos.Al existir fluctuación diaria en los precios de cualquiera de estos activos, se vuelve

necesario para las empresas asegurar sus precios sobre insumos de producción, adquiriendo un producto derivado, el cual hace las veces de “un seguro”.5

Chorafas6 señala que el beneficio del empleo de derivados radica en:

1. Facilitar la formación de capital.2. Proveer de liquidez en la realización de transacciones.3. Hacer visible un posible precio futuro.4. Asegurar las transacciones a determinado precio y facilitar con ello la planeación.5. Proveer de un mecanismo de transferencia de riesgos.

Agrega que son muy valiosos cuando se negocian pari y passu7 contra transacciones reales, es decir para efectos de cobertura.

¿qUÉ SoN loS coNTRAToS De FUTURoS?

Son instrumentos financieros que permiten fijar hoy el precio de compra y/o venta de un “bien” para pagarse y entregarse en una fecha futura.8

5 J. Alegría, “Oportunidades en derivados a 10 años de distancia”, 2008 [http//:www.mexder.com.mx/mex.presentaciones.html], p. 12, consultado el 1 de junio de 2009.

6 Chorafas, D., Practical Introductions to Advanced Financial Analysis: Markets and the Instruments which they Fund, Londres, Euromoney Publications, 1996, p. 19.

7 Significa “al mismo paso”, “de paso igual”. Y se refiere a iguales condiciones de pago para todos los acreedores.

8 J. Alegría, “Administración de riesgos utilizando derivados”, 2006 [http//:www.mexder.com.mx/mex.presentaciones.html], p. 13, consultado el 1 de junio de 2009.

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Al ser productos “estandarizados” en tamaño de contrato, fecha, forma de liquidación y negociación, hace posible que sean listados en una Bolsa de derivados.

Es importante el denominado “riesgo base”, siendo la diferencia entre el valor del precio a futuro y el valor spot actual, en virtud de que teóricamente el valor de la base debe tender a cero cuando se aproxime a la fecha de entrega, en ausencia de oportunidades de arbitraje, de otra manera existiría mayor riesgo, es decir para contrarrestar posiciones, vender futuros cuando se tienen posiciones cortas (mayores pasivos que activos) y comprar futuros cuando existen posiciones reales largas; en todo caso se debe realizar un análisis riguroso de estas operaciones, considerando la curva de los precios actuales y la estructura implícita de las tasas forward (curva).9

¿qué son Los swaps?

Instrumentos que permiten el intercambio de flujos o posiciones en distintos vencimientos y/o divisas, en esencia son un portafolio de contratos a futuro.10

Los términos y condiciones para la negociación de swaps de tasas de interés se han acordado por la Asociación Internacional de Negociantes en Derivados (ISDA por sus siglas en inglés). Implica la recepción periódica de determinados montos a precio al contado (spot) y puede cubrir determinados años, incluye dos caminos de exposición al riesgo a los cuales cada parte queda expuesta una de otra por i) el riesgo de crédito o de impago y ii) el riesgo de mercado (por lo movimientos adversos de mercado).

No obstante, es un instrumento muy útil en el manejo de deudas en otras monedas y/o tasas, por lo que contribuye a la administración de portafolios para lograr una disminución del gap y de la duración promedio corta.11

¿qué son Las opciones?

Son contratos estandarizados, en los que el comprador paga una prima y adquiere el derecho, pero no la obligación de comprar (call), o vender (put) un activo subyacente a un precio pactado en una fecha futura. El vendedor está obligado a cumplir.12

9 J. Hull, Options, Futures and Other Derivatives, USA, Prentice Hall, 2003, p. 75.10 J. Alegría, 2006, op. cit., p. 14.11 D. Chorafas, op. cit.12 J. Alegría, op. cit., p. 14.

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En los mercados organizados existe una “estandarización” (monto, calidad, liquidación), lo cual promueve la liquidez en su negociación, permitiendo salir del mercado en cualquier momento, en el OTC es difícil o penalizable el ejercer un contrato en forma anticipada.

En los mercados organizados (MEXDER, CME, CBOT, etcétera), se utiliza un sistema de márgenes (AIMS) para mitigar el riesgo mercado, en OTC (Nasdaq) es optativo. Los valores listados, cuentan con una Cámara de Compensación (Asigna) eliminando el riesgo contraparte, ya que la Cámara es contraparte de toda operación.

La ganancia potencial de un tenedor de una opción y la pérdida potencial de un suscriptor (emisor) varía en función de la volatilidad del mercado, como se muestra en el Cuadro 1 de la siguiente manera:

Desde el punto de vista de los derechos y obligaciones de los compradores y vendedores de estos instrumentos se muestran en el Cuadro 2 siguiente:

fuente: Chorafas, op. cit., p. 6.

cuadro 1Pérdidas y ganancias potenciales en opciones

Ganancias

Pérdidas

Suscriptor

Limitado al precio de la prima

Ilimitado (menos la prima)

Comprador

Ilimitado (menos la prima)

Limitado al valor de la prima

cuadro 2Derechos y obligaciones del comprador y suscriptor de una Opción Call y Put

fuente: Chorafas, op. cit., p. 8.

Compra

Venta

Call

Derecho a comprar

Obligación de vender

Put

Derecho a vender

Obligación de comprar

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Existen lo que son opciones tipo americano, que pueden ser ejercidas en cualquier momento antes de su fecha de vencimiento, europeas sólo a su fecha de vencimiento y exóticas en distintos momentos. Esto es importante de señalar, ya que los procesos de valuación estarán en función de ello. Se emplean los términos Call o Put tanto para compras como para ventas, es decir un Call confiere el derecho a su tenedor de comprar determinado instrumento financiero y al suscriptor la obligación de vender, en tanto que un Put confiere el derecho al comprador de vender y al suscriptor la obligación de comprar.

En todo caso es necesario determinar un valor intrínseco y el valor actual, en función del tiempo remanente para su fecha de vencimiento.

¿qué son Las noTas esTrucTuradas?

Típicamente, son vehículos que permiten la inversión en un Portafolio que combina instrumentos de renta fija con instrumentos derivados. Instrumentos con varios componentes, que al estructurarse en un sólo vehículo, permiten un mayor entendimiento por los inversionistas, facilitándose su distribución.

Estos instrumentos financieros, contienen un valor que está ligado a la calidad crediticia de un activo subyacente, un emisor o un índice.

El Credit Default Swap (CDS) es un contrato que otorga cobertura contra el riesgo de incumplimiento de una entidad determinada.13 De esta manera, permite la transferencia del riesgo crediticio de un activo desde una entidad a otra. La entidad original conserva el riesgo de tasas únicamente; existen variantes tales como los Credit Spread Swaps (CSS) los cuales son contratos para cubrir la prima por la diferencia de riesgo entre un activo de referencia y otro a igual plazo.14

El Credit Linked Note (CLN) es un bono que incluye una opción a favor del emisor por la que el inversionista acepta asumir el riesgo de crédito frente a un activo financiero emitido por un tercero distinto del emisor del Bono; existen variantes de estos productos como las “Basquet Linked Notes” para un grupo de préstamos.15

El Total Return Swap (TRS) es un contrato mediante el cual se intercambia el rendimiento total de un activo sometido a riesgo de crédito (activo de referencia) a cambio de una rentabilidad determinada.16

13 J. Hull, Options, Futures..., op. cit., p. 637.14 R. Pérez, Instrumentos financieros. Análisis, valoración con una perspectiva bancaria y de

información financiera internacional, Madrid, Pirámide, 2006, p. 78.15 Ibidem, p. 79.16 Ibidem, p. 78.

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¿qué es La voLaTiLidad?

Otro concepto importante en el entendimiento del mercado de derivados se refiere a la volatilidad; diversos autores17 coinciden en señalar que la misma se define como una medida de incertidumbre del rendimiento de un activo y se mide como la desviación estándar de la variación de los precios de mercado; puede ser histórica, dinámica e implícita, dado que éstos siempre son fluctuantes, puede referirse tanto al mercado como a un subyacente en particular o a la volatilidad en la valuación de determinados activos o pasivos de una compañía en particular. Nos indica el grado de fluctuación en el precio de mercado y puede ser útil para ciertas predicciones:

• Si la volatilidad se incrementa y lo demás se mantiene constante, el precio de una opción sube y viceversa.

• Nos indica los movimientos de mercado en determinado periodo. De manera que los mercados dinámicos presentan por lo regular volatilidades altas.

• Cuando un índice sube, el mercado es más activo, cuando baja el mercado indica que ha caído temporalmente.18

Con base en ella se pueden construir otras medidas tales como las Delta, Gamma, Kappa y Rho. Así, una medida que ha sido ampliamente utilizada por su facilidad de uso, es el Valor en Riesgo (VaR, por sus siglas en inglés) la cual resume la pérdida máxima esperada, a lo largo de un horizonte de tiempo objetivo dentro de un intervalo de confianza dado.

Jorion19 señala que “la globalización de los mercados y los distintos productos finan-cieros existentes han expuesto a las empresas a fuentes adicionales de riesgos financieros. Esta volatilidad ha creado la necesidad de utilizar productos derivados”.

17 Véanse Hull, Options, Futures..., op. cit., p. 713; Hull, Risk Management and Financial Institutions, USA, Prentice Hall, 2007, p. 112; De Lara, Medición y control de riesgos financieros (Limusa), Noriega Editores, 2003, pp. 43-50; P. Jorion, Valor en riesgo. El nuevo paradigma para el control de riesgos con derivados, México, Limusa/MexDer, 2003, p. 34

18 D. Chorafas, 1996, op. cit., pp. 4-5.19 P. Jorion, op. cit., p. 34.

293ARGUMeNToS • UAM-X • MÉXIco

diversA

¿qué es eL inTerés aBierTo?

Es el número total de contratos vigentes existentes en una fecha dada.20 Esto quiere decir que no hayan sido compensados mediante operaciones inversas. Es decir, por cada unidad existe un comprador y un vendedor. Permite analizar la liquidez del mercado, porque cuanto mayor sea, mayores son las posibilidades de entrar a ese mercado y cerrar posiciones.

evolUcIóN De loS DeRIvADoS eN MÉXIco

1. El primer antecedente de derivados en México fue el petrobono, en 1977, cuyo precio se encontraba ligado a los precios del petróleo y a las tasas de cambio del dólar.21 Sin embargo, sus resultados no fueron satisfactorios.

2. Entre 1978 y 1982 se listaron en el Chicago Mercantile Exchange (CME) futuros del peso,22 pero a causa de la alta volatilidad de nuestra paridad se suspendió su cotización.

3. Entre 1983 y 1987 se listaron futuros sobre acciones en la Bolsa Mexicana de Valores pero por su bajo volumen no se continuó con su negociación.23

4. Entre 1987 y 1994 el Banco de México diseñó un mecanismo denominado mercado de coberturas cambiarias de corto plazo, el cual se operó a raíz de la abrogación del decreto de control de cambios y estatización de la banca, como un mecanismo de apoyo en la planificación de operaciones cambiarias, en 1991, aunado a un proceso de liberación financiera. Este se estableció24 como un mecanismo que ofreció a las personas físicas y morales, nacionales y extranjeras, un instrumento que les permitiera protección de los riesgos que implican las fluctuaciones cambiarias, al otorgar a los participantes la certeza de un tipo de cambio frente al dólar de Estados Unidos para realizar sus operaciones en el futuro, conociendo de antemano los costos e ingresos de sus transacciones en el extranjero.

20 J. Hull, op. cit., p. 30.21 G. Güemez, “The development of local financial Markets: The Mexican Experience”,

México, MexDer, ponencia presentada en el evento de la Bolsa Mexicana de Valores y MexDer en NY en octubre de 2008. Consultado el 1 de junio de 2009 en http//:www.mexder.com.mx/mex.presentaciones.html, p. 12.

22 Idem.23 Idem.24 Véase Banco de México, Circular 2008/94, actualmente abrogada.

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De esta manera, se buscaba trasladar el riesgo cambiario de aquellos agentes económicos que no deseaban estar expuestos a él (importadores y deudores) a otros que tienen el riesgo opuesto (exportadores, acreedores) o que deseaban asumirlo para obtener ganancias mediante su exposición controlada. Lo anterior era semejante a una combinación de operaciones de opción y futuros sobre tipos de cambio, pese a que existe la creencia de que los reportos también constituyen una especie de derivados y cuyos antecedentes son mucho más remotos (éstos tuvieron gran auge a raíz de la emisión de CETES en 1978).Para operarlas únicamente se les solicitaba a los Bancos el apego a determinados contratos marco y el establecimiento de un manual de políticas y procedimientos.

5. En la década de 1990, se publicaron las disposiciones relativas a Warrants títulos opcionales cuya regulación quedó a cargo de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

6. En julio de 1994, el Comité técnico de la Organización Internacional de las Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés) publicaron una guía de los principios y recomendaciones del Comité de Basilea25 sobre supervisión bancaria para derivados, a raíz de diversos quebrantos financieros mundiales, tales como el del Banco Inglés Baring. Dicha guía, entre otros aspectos establecía la necesidad de medir el riesgo de dichos instrumentos; establecer límites; elaborar informes y realizar una evaluación administrativa, así como una revisión periódica mediante controles internos y auditorías, asimismo, prácticas sanas de administración de cada tipo de riesgo, a saber: i) de crédito, incluyendo el de asignación; ii) de mercado; iii) de liquidez; iv) operacional y v) legal.

7. En 1994-1995, la crisis financiera en México, caracterizada por la entrada de enormes flujos de capital (casi 8% del PIB) y un alto crecimiento del crédito bancario (se cuadruplicó), un fuerte déficit en cuenta corriente (7% del PIB), lo que produjo un fuerte endeudamiento por parte de empresas, hogares e instituciones financieras sin mecanismos adecuados de supervisión y regulación con una toma excesiva de riesgos ante un ciclo alcista de tasas de interés internacionales y desconfianza, detonaron la crisis financiera, caracterizada por una depreciación pronunciada de nuestra moneda y salida masiva de capitales.26

25 El Comité de Supervisión Bancaria está formado, desde 1975, por autoridades de supervisión del grupo de los 10 (G-10). Sus miembros son Bélgica, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Luxemburgo, Países Bajos, Suecia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos, y su objetivo es establecer acuerdos internacionales para evitar crisis bancarias.

26 G. Ortiz, “La crisis mexicana de 1994-95 y la actual crisis financiera”, revista Este País, “Tendencias y opiniones”, México, noviembre de 2008, pp. 16-23.

295ARGUMeNToS • UAM-X • MÉXIco

diversA

8. En 1995 la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) delega en la CNBV y en el Banco de México, la facultad de supervisar y regular estas operaciones dando lugar a una modificación del artículo 46 de la Ley de Instituciones de Crédito. Se vuelven a negociar derivados en el Chicago Mercantile Exchange (CME). Podría decirse que en ese año, con el requisito de cumplimiento de determinados requerimientos establecidos por el Banco de México, los cuales tenían como finalidad fomentar la cultura de riesgos y evitar quebrantos en operaciones derivadas, se autorizó a gran parte de los bancos y casas de bolsa su operación, retomando las recomendaciones establecidas por el IOSCO.

9. En 1996 se negocian derivados de tasas en el CME sobre bonos Brady.27 Se emite regulación para realizar operaciones a futuro por parte de bancos y casas de bolsa en mercados extrabursátiles (OTC).

10. En 1997, se presenta la crisis asiática en derivados.28

11. En 1998 se funda el Mercado Mexicano de Derivados (MexDer) con la finalidad de crear un mercado organizado de derivados en nuestro país, y así ofrecer mecanismos de cobertura sobre las principales variables económicas que afectan a la empresa mexicana (divisas, índices, acciones, tasas de interés sobre títulos de deuda). Uno de los problemas que enfrentó, fue la falta de instrumentos financieros y la falta de profundidad de los mercados que permitiese a los participantes la diversificación de sus portafolios y la cobertura de riesgos.29 Actualmente, es el mercado más dinámico en cuanto a la operación de derivados sobre la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio a 28 días.Cabe señalar que en ese mismo año se realizó una revisión a la norma internacional de Contabilidad (Internacional Accounting Standard) IAS 22, en la que se incluye el precepto de valor razonable o justo (fair value)30 y la norma contable NIC 39, la cual señala mecanismos de valuación, inclusive para derivados combinados (híbridos), solicitando su contabilización como derivados independientes y se introducen mecanismos de valuación para los derivados que no corresponden a operaciones de

27 G. Güemez, op. cit.28 D. Randall, The role of derivatives in the East Asian Financial Crisis, Oxford University Press,

2008.29 G. Güemez, op. cit., p. 14.30 Abarca los costos de reposición actuales; refleja la posición presente sobre riesgos y no sólo

la experiencia pasada; se define como el monto por el que un activo podría intercambiarse, o una deuda liquidarse, en partes informadas y dispuestas a realizar una transacción en condiciones de igualdad; sin embargo, resulta difícil de validar, aun cuando representa un avance significativo en los mecanismos de reconocimiento del valor contable.

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296 NUevA ÉpocA • AÑo 22 • NÚM. 61 • SepTIeMBRe-DIcIeMBRe 2009

cobertura. En México, no fue sino hasta la reciente publicación de la Norma C10, por parte del Instituto Mexicano de Contadores Públicos, en la que se incorporaron dichos conceptos, siendo necesario diferenciar entre derivados de especulación y los de cobertura, ya que su tratamiento sería distinto.

12. La CNBV emite la Circular 1423 de administración de riesgos el 25 de enero de 1999, la cual en parte retoma los lineamientos de Basilea, siendo de mayor alcance que los requerimientos establecidos por el Banco de México ya que es de cumplimiento obligatorio y no como requisito para operar determinados productos financieros y es para toda la institución y no sólo para determinadas áreas.

13. En enero de 2001, el Comité de Basilea II realizó recomendaciones tendientes a adoptar modelos de riesgo operacional y de crédito aunados al esquema de capitalización; es decir, ahora los bancos tendrán que crear reservas preventivas e incrementar capital ante cualquier tipo de riesgo, lo cual quedó de manifiesto en las Reglas para los requerimientos de capitalización de las instituciones de Banca Múltiple emitidas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

14. En octubre de 2003 la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE)31 estableció, a raíz de diversos acontecimientos como las quiebras de ENRON y la publicación de la Ley Sarbanes Oxley, determinados principios de Gobierno Corporativo a efecto de que las instituciones utilicen su capital de manera eficaz, bajo las premisas de respeto de los derechos de los accionistas y trato equitativo, con la finalidad de mantener la confianza de los inversionistas, y con ello atraer capitales; sin embargo poco se ha hecho en este sentido en nuestro país.

15. El 26 de diciembre de 2002, Banco de México y la CNBV emiten la Circular 10-266, dirigida a las instituciones de crédito y a las casas de bolsa a fin de regular el régimen de operaciones financieras derivadas, permitiendo la realización de mayor número de operaciones derivadas y desregulando dicha actividad, siguiendo los esquemas adoptados en países como Estados Unidos.

16. En diciembre de 2006 se realizan una serie de reformas a la legislación financiera, y específicamente, el 26 de diciembre de 2006, el Banco de México emite la Circular 4/2006, actualmente en vigor, mediante la cual se dan a conocer las Reglas a las que deberán sujetarse las instituciones de banca múltiple, las casas de bolsa, las sociedades de inversión y las sociedades financieras de objeto limitado, en la realización de operaciones derivadas con el propósito de:

31 Para mayor información véase OCDE, “Ensuring a sound corporate governance regime in Banking: The OECD principles of corporate governance as a guide”, Senior economist, Corporate Affairs Division, París, OCDE.

297ARGUMeNToS • UAM-X • MÉXIco

diversA

a) Simplificar el esquema de autorizaciones que otorga el Banco de México para celebrar las citadas operaciones; es decir, al amparo de una autorización es posible llevar a cabo otras operaciones.

b) Suprimir dictámenes de auditores y consultores, con motivo de la experiencia señalada en el inciso anterior.

c) Establecer un régimen de autorizaciones indefinidas y generales para la celebración de este tipo de operaciones.

d) Incorporar la posibilidad de que las instituciones de banca múltiple, realicen operaciones de derivados de crédito, las cuales no operan en estas instituciones, quizá por el costo que representa en términos de las nuevas Reglas de Capitalización de la Banca Múltiple o por la limitante de llevarlas al cabo con otros intermediarios financieros.

e) Adicionar nuevos subyacentes, siendo los actualmente autorizables: i) acciones, un grupo o canasta de acciones, o títulos referenciados a acciones, que coticen un una bolsa de valores; ii) índices de precios sobre acciones que coticen en una bolsa de valores; moneda nacional, divisas y Unidades de Inversión (UDIS), índice de precios referenciados a la inflación; oro o plata; tasas de interés nominales, reales o sobretasas, en las cuales quedan comprendidos cualquier título de deuda; préstamos o créditos y operaciones a futuro, de opción y de swap sobre los subyacentes referidos en los incisos anteriores.

f ) Con el fin de obtener autorización para actuar como intermediario, por parte del Banxico se confía en una carta expedida por su comité de auditoría en la que manifieste que la entidad cumple con los requerimientos previstos en el anexo de las reglas antes citadas para los subyacentes que pretende operar y al amparo de la misma autorización pueden llevar a cabo operaciones derivadas sobre otros subyacentes únicamente con dar aviso previo.

g) A las Sociedades financieras de Objeto Limitado reguladas (Sofoles) se les limita a realizar operaciones únicamente para cubrir riesgos propios.

Cabe señalar que tratándose de operaciones de cobertura, ningún intermediario requiere de autorización para operar derivados (el problema es que resulta difícil identificar cuáles son las operaciones de cobertura), en tanto que los derivados de crédito son exclusivos para los bancos. Tratándose de Sociedades de Inversión quedan sujetas a unas reglas especiales expedidas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

17. En enero de 2008 se modificaron las Reglas para los requerimientos de capitalización de las instituciones de crédito, con lo cual a partir de dicho mes los activos sujetos a riesgo total se integran de tres componentes: activos sujetos a riesgo de crédito, activos

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sujetos a riesgo de mercado y activos sujetos a riesgo operacional. Las modificaciones a las Reglas también afectaron la metodología de cálculo de los activos sujetos a riesgo de crédito, con el fin de obtener una medición más adecuada del nivel de riesgo a través de sistemas de calificación de la calidad crediticia de los deudores.

18. En diciembre de 2008, año de la crisis financiera internacional, se reportaron pérdidas significativas en este mercado por el abuso de estos instrumentos, básicamente por parte de personas morales, cuyo impago ha generado pérdidas por incumplimiento de pago (riesgo de crédito) a diversos bancos, como es el caso de la Comercial Mexicana (2 300 millones de dólares), con lo cual queda de manifiesto la necesidad, no de relajar, sino reorientar la estrategia en el uso de estos instrumentos y en el movimiento de flujos de capitales que ha derivado en fuertes incrementos en la volatilidad de los mercados financieros, sobre todo en economías débiles como la nuestra.

19. Para el 2009, las expectativas de crecimiento, tanto para las economías avanzadas como para las emergentes, se han revisado significativamente a la baja, acentuándose esta tendencia particularmente a partir de la quiebra de Lehman Brothers. En términos de inflación, coincidiendo con el mismo evento, se observa también una disminución abrupta en las expectativas de inflación. Una característica importante de este episodio de recesión es que ha afectado de manera significativa a la producción industrial mundial.Los índices de consumo interno, muestran cómo la actividad manufacturera se ha venido contrayendo de manera importante en los últimos meses de 2008 y primeros de 2009 tanto en las economías avanzadas como en las emergentes. En Estados Unidos, el consumo privado ha continuado debilitándose. La última cifra de noviembre mostró un crecimiento real de 0.6% en relación con octubre, como resultado de la cifra negativa que registró el deflactor del consumo (1.1%), a su vez derivado de la fuerte caída en los precios de los combustibles. No obstante, el consumo en términos nominales ha continuado disminuyendo.32

Lo anterior, aunado a la alta volatilidad de los mercados pone de manifiesto la urgente necesidad de evitar quebrantos por la vía del manejo de productos derivados, en lo que ha sido considerado como la peor crisis financiera desde la Gran Depresión.33

32 Banco de México, Informe trimestral de la inflación, disposiciones, autorizaciones otorgadas a intermediarios financieros, 2009 [http://www.banxico.org.mx/], consultado el 30 de marzo de 2009.

33 R. Pulfer, “Canadian Business, 00083100, 11/10/2008, 81, 19”, Database: Business Source Corporate.

299ARGUMeNToS • UAM-X • MÉXIco

diversA

SITUAcIóN AcTUAl.

auTorizaciones oTorgadas

Actualmente, los bancos más importantes y en general la mayoría de instituciones financieras cuentan con autorización para actuar como intermediarios en este mercado, siendo 25 bancos privados (64% del total), al igual que las casas de bolsa más importantes, de las cuales casi 50% del total de las existentes en nuestro país también cuentan con esta autorización.34

operaTiva en eL oTorgamienTo de auTorizaciones para operar derivados

En el caso de la banca gran parte de autorizaciones han sido otorgadas desde 1998, lo que implica el cumplimiento de las disposiciones de determinados requerimientos mínimos consistentes en disponer de unidades de administración de riesgos, comités y esquemas de valuación y medición de riesgos, y manejo de contratos similares a la práctica internacional, sin embargo, dicho requerimiento se sustenta únicamente en el dictamen del auditor interno, tal y como lo indica la propia disposición.35 Aunado al cumplimiento de coeficientes de capitalización por el riesgo que se asume en estas operaciones.36 Lo cual, ha permitido que se realicen con cierta prudencia y que no se hayan presentado quebrantos significativos por parte de esas instituciones en el empleo de derivados.

prácTicas inTernacionaLes

En los países desarrollados como Estados Unidos [Q regulación] el marco normativo aplicable a derivados obedece a un esquema de “autorregulación”, en donde los mercados organizados establecen determinados requisitos para participar y únicamente en los mercados fuera del mostrador (OTC), el agente regulador establece reglas de operación, reservándose el derecho de supervisión y suspensión de sus operaciones, aunado a la práctica internacional del empleo de contratos marco, generalmente aceptados como el ISDA o IFEMA.

34 Banco de México, op. cit.35 Véase numeral 3.1.1 de la Circular 4/2006 Publicada en el Diario Oficial de la Federación

(DOF) el 26 de diciembre de 2006 y sus modificaciones.36 Véase SHCP, Reglas de capitalización para las instituciones de banca múltiple.

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300 NUevA ÉpocA • AÑo 22 • NÚM. 61 • SepTIeMBRe-DIcIeMBRe 2009

Lo anterior, sujeto a un esquema de imposición de fuertes sanciones por la razón de la autorregulación, pese a ello, se ha trabajado en dos vías, una de reforzamiento de la supervisión, y otra de la capitalización en función a los riesgos asumidos.37 No obstante, dicha estrategia no ha dado los resultados esperados, sobre todo por el factor moral, como es el caso de las calificadoras de valores y quiebra de instituciones ocurrido a fines de 2008.

volUMeN opeRADo

Al realizar un análisis de los estados financieros con datos a diciembre de 2008, proporcionados por la CNBV, de las instituciones de crédito más importantes en México (Bancomer, Banamex, Inbursa, Santander, Banorte y HSBC), cuyos conceptos relacionados se indican en el cuadro siguiente, y que a su vez han sido consideradas como muestra de este estudio, en virtud de que por sí solas, dichas instituciones representan 67% de los activos totales del sistema bancario, y más del 80% de la cartera neta de dicho sistema (alta concentración). Es posible observar que el volumen operado representa casi 69% del total de activos del sistema (se advierte que el riesgo no se deriva del monto, sino de la volatilidad de los mercados), de ahí la importancia que actualmente revisten estos instrumentos. A su vez, se observa que en un nivel mínimo se emplea como operaciones de cobertura, siendo más del 90% como operaciones de especulación.

37 G. Ortiz, op. cit.

cuadro 3Proporción de operaciones derivadas en el balance(cifras en millones de pesos a diciembre de 2008)

Banamex

1 286 159

384 919

1 175 086

385 273

Concepto

Activos totales

Saldo deudorDerivados

Pasivos totales

Saldo acreedorDerivados

Banco Inbursa

338 290

127 296

301 593

133 068

Santander

6 157 221

5 521 303

6 090 311

5 526 512

Banorte

647 796

102 561

612 667

105 140

BBVA Bancomer

2 502 161

1 446 059

2 421 159

1 453 475

HSBC México

1 099 401

699 763

1 070 193

708 559

Total muestra

12 031 028

8 281 901

11 671 010

8 312 926

fuente: CNBV.

301ARGUMeNToS • UAM-X • MÉXIco

diversA

Los instrumentos más utilizados son los contratos a futuro, los contratos adelantados (forwards) y los swaps y en menor medida las opciones, sin que se hayan reportado operaciones en paquetes de instrumentos derivados, como se muestra en las gráficas 1, 2 y 3.

Gráfica 1Volumen operado en futuros y forwards

(cifras en millones de pesos a diciembre de 2008)

fuente: elaboración propia con información de la CNBV, Catálogo Mínimo, 2008.

Futuros negociación

Futuros cobertura

Forward negociación

Forward cobertura

Banamex Inbursa Santander Banorte BBVA Bancomer

HSBC México

9 000 000.0

8 000 000.0

7 000 000.0

6 000 000.0

5 000 000.0

4 000 000.0

3 000 000.0

2 000 000.0

1 000 000.0

0.0

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Gráfica 2Volumen de opciones operadas (cifras en millones de pesos a diciembre de 2008)

Opciones negociación Opciones cobertura

Banamex Inbursa Santander Banorte BBVA Bancomer

HSBC México

60 000.0

50 000.0

40 000.0

30 000.0

20 000.0

10 000.0

0.0

fuente: elaboración propia con información de la CNBV, Catálogo mínimo, 2008.

Swaps negociación Swaps cobertura

Banamex Inbursa Santander Banorte BBVA Bancomer

HSBC México

2 500 000.0

2 000 000.0

1 500 000.0

1 000 000.0

500 000.0

0.0

Gráfica 3Volumen operado de swaps (cifras en millones de pesos a diciembre de 2008)

303ARGUMeNToS • UAM-X • MÉXIco

diversA

Gráfica 4Valuación (cifras en millones de pesos a diciembre de 2008)

Banamex

Inbursa

Santander BanorteBBVA

BancomerHSBC

México

2 000.0

1 000.0

0.0

-1 000.0

-2 000.0

-3 000.0

-4 000.0

-5 000.0

-6 000.0

Valuación

fuente: elaboración propia con información de la CNBV, Catálogo mínimo, 2008.

A su vez, al revisar la valuación de dichas operaciones (marca a mercado) encontramos que existen severas pérdidas potenciales en el empleo de estos instrumentos, como se muestra en la Gráfica 4.

Por otro lado, al analizar el desarrollo de las operaciones a futuro en el Mercado Mexicano de Derivados, la mayor parte de operaciones derivadas a futuro se han realizado sobre la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio y sobre CETES 91, Bono M10, (Interest Rate), seguido de operaciones a futuro sobre el dólar de Estados Unidos (Currency) y sobre el índice de precios y cotizaciones IPC (Equity Index); y UDIS (Commodites), donde el valor nominal de cada contrato es de 100 mil pesos, salvo el de la UDI que es por 50 mil, como se muestra en la Gráfica 5.

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Así, el volumen operado en opciones se ha concentrado en el IPC y en acciones como se muestra en la Gráfica 6.

Desafortunadamente no existe información pública adicional a los estados financieros para los mercados OTC (fuera de mostrador o extrabursátil), siendo en éstos donde existe el riesgo de incumplimiento, por lo cual es importante señalar que hasta 2007 la volatilidad de dichos subyacentes era mínima; no obstante, a partir de finales de 2008 la volatilidad se ha incrementado sustancialmente y con ello el riesgo en las operaciones, situación que ya se ha puesto de manifiesto con quebrantos significativos por parte de empresas.

ANÁlISIS SITUAcIoNAl

Aglietta,38 señala que con el valor en riesgo los mercados de derivados tienen un desarrollo espectacular y adquieren importancia crucial en la gestión del riesgo y en la obtención

38 M. Aglietta, “Fragilidad financiera, crisis y retos de la regulación prudencial, algunas lecciones de la experiencia reciente”, revista Observatorio de Economía y Operaciones Numéricas Odeón, 001, Colombia, Universidad Externado de Colombia, 2004, pp. 67-84.

7 000

6 000

5 000

4 000

3 000

2 000

1 000

0

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

CommoditiesEquity Index

CurrencyInterest Rate

Gráfica 5Volumen operado en el MexDer: Futuros (1990-2007)

Fuente: Alegría (2008), con base en Bis Derivatives Stadistics, Table 23-B.

Mill

ones

de

cont

rato

s

305ARGUMeNToS • UAM-X • MÉXIco

diversA

Gráfica 6Volumen operado en el MexDer: Opciones (1990-2007)

fuente: Alegría (2008), con base en Bis Derivatives Stadistics, Table 23-B.

9 000

8 000

7 000

6 000

5 000

4 000

3 000

0

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

Mill

ones

de

cont

rato

s

2 000

1 000

Interest RateCurrencyEquity IndexCommoditiesSingle stocks

de liquidez. Ellos ligan los mercados de capitales de diversos plazos y clases de riesgos (swaps); modifican los perfiles de riesgo (opciones); crean efectos de apalancamiento muy importantes (mercado a término OTC); agregan que la organización financiera en la que los mercados de derivados han adquirido un lugar preponderante da una gran importancia a las posiciones fuera de balance, cuyos montos y riesgos son muy poco conocidos ya que esta finanza de mercado tiene una lógica muy diferente a la finanza intermediada. Los inversionistas institucionales, que reúnen los fondos de ahorro, tienen mayor poder y buscan la mejor relación de retorno-riesgo de los portafolios ejerciendo una fuerte presión sobre los prestatarios. Agrega, que la búsqueda de una muy elevada rentabilidad del ahorro acarrea una fuerte dependencia recíproca entre las variaciones del precio de los activos financieros y el efecto de apalancamiento del crédito con un fuerte componente especulativo, bajo la influencia de la competencia de gestores de fondos y de bancos que regulan los mercados de derivados. Entre mayores son las compras de contratos por parte de los clientes para modificar sus perfiles de riesgo, mayor es la concentración de riesgos de los hacedores de mercado. Esta concentración se vuelve involuntaria ante movimientos imprevistos de precios en los mercados subyacentes, que precipitan transacciones, en el mismo sentido, en los mercados de derivados.

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En presencia de dinámicas especulativas, la liquidez de los mercados secundarios depende de la confianza de los inversionistas en su capacidad para liquidar sin pérdida sus posiciones por lo que los mercados secundarios se ven sometidos a un vaivén entre frases eufóricas y se subestima el riesgo de liquidez existente. Asimismo, define la fragilidad financiera como la combinación de tres elementos cruciales, la subevaluación de riesgos interdependientes y endógenos, los apalancamientos de deuda que precipitan la inquietud acerca de la liquidez y la correlación de riesgos que desencadena los procesos de contagio (riesgo sistémico).

Por otra parte, el desregular la actividad de forma que no sea necesaria la autorización para operar, podría significar un riesgo, si se considera la experiencia de la práctica bancaria nacional de adoptar esquemas de alto apetito al riesgo, así como de la lentitud de los mecanismos de conciliación con otras autoridades, por lo que podría postergarse para una segunda etapa.

Desde el punto de vista de competitividad Berger (et al.)39 señalan que existe un debate entre los efectos de la competencia y la estabilidad de los bancos, bajo lo que se ha denominado competencia-fragilidad, donde se parte de la premisa de que a mayor competencia se erosiona el poder de mercado, decrecen los márgenes de utilidad y se reduce el valor de franquicia –la preocupación entre la diferencia del valor de mercado contra el valor en libros de esas instituciones. Con lo que se fomenta a las organizaciones bancarias a la toma de mayores riesgos.40 Sin embargo, señala que recientemente la literatura se ha enfocado al binomio competencia-estabilidad. Boyd y De Nicolo41 sostienen que a mayor poder de mercado, en el mercado de préstamos puede resultar un riesgo bancario mayor tal como altas tasas de interés a los acreditados, lo que podría conducir a problemas de pago y fomentar el riesgo moral de los prestamistas a tomar proyectos de inversión más riesgosos. A su vez, indican que el índice de riesgo (medido a través del denominado Z-Index o HHI, desarrollado por Herfindahl-Hirschman) señala que el riesgo de quebrantos se incrementa en mercados que presentan una alta

39 A. Berger et al., Bank Competition and Financial Stability, The World Bank, Development Research Group. Finance and Private Sector Team, 4696, 2008, pp. 2-24.

40 Véanse Alan J. Marcus, “Deregulation and Bank Financial Policy”, Journal of Banking and Finance, 1984, pp. 557-565; Michael C. Keeley, “Deposit Insurance, Risk, and Market Power in Banking”, American Economic Review, diciembre de 1990, pp. 1183-1200, y Rebecca S. Demsetz, Marc R. Saidenberg y Philip E. Strahan, “Banks with Something to Lose: The Disciplinary Role of Franchise Value”, FRBNY Economic Policy Review, octubre de 1996, pp. 1-14.

41 J. Boyd y G. De Nicolo, “The Theory of Bank Risk Taking and Competition Revisited”, The Journal of finance, 60 (3), 1329.1343, 2005.

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concentración de mercado. En adición, Schaeck (et al.),42 bajo un modelo lógico y de análisis de duración, encontraron que los sistemas de mercado más competitivos (usando el modelo de Panzar y Rosse denominado H-statistic) presentan menor probabilidad de fracasos financieros y son más estables que los sistemas monopólicos.

Se advierte que no necesariamente estas teorías son antagónicas; sin embargo, si se utiliza una estrategia de poder de mercado se conduce a la obtención de portafolios de inversión más riesgosos donde podrían protegerse mediante el empleo de derivados u otras técnicas de mitigación de riesgos o de capitalización. Sin embargo, en economías con sistemas de negocios débiles y deficientes sistemas legales, encuentran serias dificultades para expandir sus portafolios y cubrir sus riesgos. A la vez que señalan la necesidad de emplear nuevos indicadores de mercado, distintos a los tradicionales de concentración.

En síntesis, considerando que nuestra economía es inestable, se plantean determinadas acciones, que pudiesen mejorar el manejo de derivados con miras a prevenir malos manejos por parte de los bancos con alto apetito al riesgo.

Con base en la experiencia de desregulación gradual y a la adopción de nuevos requerimientos y principios de gobierno corporativo, la pregunta sería ¿cuál ha sido el verdadero beneficio de instrumentar estos productos bajo la perspectiva de que ayudan a mitigar riesgos cuando se utilizan de forma prudente?; ¿realmente se utilizan de esa forma como cobertura?; ¿representan un mecanismo detonador de mayores presiones de liquidez en los mercados secundarios?

Algunos planteamientos pueden ser fácilmente contestados con el simple hecho de visualizar los estados financieros de los principales bancos, en los que se denota que tales instrumentos son utilizados, sobre todo, para efectos de especulación, por lo tanto presentan todavía gran vulnerabilidad, por lo que valdría la pena cuestionar la posibilidad de limitar su operación a la realización de operaciones de cobertura, a la vez de considerar que las instituciones de crédito en su mayoría trabajan con recursos ajenos, de lo contrario deberá establecerse un verdadero reforzamiento de las prácticas de supervisión y establecimiento de gobierno corporativo, así como una mayor transparencia en la operación de los derivados, en adición al establecimiento de reglas de especulación financiera e imposición de impuestos a los movimientos de capital especulativo como el caso Tobin43 propuesto a raíz del crack bursátil estadounidense o inclusive explorar la conveniencia de realizar

42 Schaeck, et al., “Are More Competitive Banking Systems More Stable?”, 8th Conference of the ECB-CFS Research Network on “Financial Integration and Stability in Europe”, 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2006, Madrid, Banco de España.

43 J. Tobin, “A Proposal for International Monetary Reform”, Eastern Economic Journal 4 (3-4), Eastern Economic Association, 1978, pp. 153-159.

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esfuerzos hacia la confección de un sistema de capital social,44 hacia el denominado riesgo moral.45

Lo cual podría ser logrado mediante la adopción de medidas con miras a:

1. Disminuir los riesgos sistémicos o de contagio al limitar sus operaciones especulativas.

2. Disminución de autorizaciones irrelevantes, modificación de mecanismos automáticos.

3. Mejora de las prácticas operativas en las instituciones de crédito y casas de bolsa.4. Mayor transparencia en el desarrollo de estos mercados; divulgación de información

financiera y moral.

Retomando lo señalado por Ibarra,46 un buen sistema financiero debe cumplir con lo siguiente: a) ser eficiente, b) no ser caro, c) oportuno en sus servicios, d) debe ofrecer calidad y servicio en la atención al cliente, e) otorgar facilidad para su acceso (bancarización), f ) debe ofrecer seguridad en todas las transacciones, y g) mostrar solvencia para pasar de ser una economía de rentas a una economía de producción.

AlTeRNATIvAS De AccIóN

Considerando los antecedentes en el desarrollo de esta actividad aunada al fomento de la cultura de administración de riesgos y a las prácticas internacionales prevalecientes, así como la elevación de los niveles de volatilidad en los mercados, se plantean las siguientes premisas:

1. Establecer un mecanismo de autorregulación de derivados no ha sido una estrategia que genere confianza en el desarrollo de este mercado, ya que los derivados son una navaja de doble filo.Se hace necesario evaluar la conveniencia de establecer una regulación que limite la realización de operaciones especulativas, es decir, sin propósitos de cobertura, sobre

44 R. Putnam, Democracies in Flux: The Evolution of Social Capital in Contemporary Society, Nueva York, Oxford University Press, 2002, pp. 1-522.

45 E. Altman y A. Saunders, “Credit Risk Measurement: Developments over the last 20 Years”, Journal of Banking & Finance 21, Nueva York, 1998, pp. 1721-1742.

46 D. Ibarra, La reconfiguración económica internacional, México, UNAM-Facultad de Economía, 2003.

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todo en los mercados extrabursátiles donde adicionalmente existe el riesgo de impago, quizá orientando su realización al tipo de contraparte de que se trate, es decir, si se desea realizar una operación con divisas, que ésta sea realizada con empresas que tengan relación con operaciones de comercio exterior.

2. Establecer un mecanismo de fomento y trasparencia de operaciones en mercados reconocidos.Se considera que es necesario evaluar la conveniencia de reforzar el monitoreo de sus operaciones, así como el establecimiento de nuevos límites tales como plazo máximo de realización y el uso forzoso de garantías y colaterales, divulgación de la información fuera de bolsa y de las sanciones a intermediarios por dicho concepto.Aunando a lo anterior y considerando que la actividad de riesgos obedece a una regulación prudencial, respecto de la cual la CNBV es el ente facultado, por razón de tratarse de una regulación prudencial, debiendo considerar además de la necesidad de fortalecerla con aspectos de riesgo operativo y de gobierno corporativo, los requerimientos establecidos.

3. Reforzar las actividades de supervisión y capacitación de supervisores.4. Realizar un esfuerzo por reorientar la actividad bancaria al desarrollo de un entorno

competitivo, en contra del carácter oligopólico, caracterizado por altos márgenes de intermediación (grandes diferenciales entre tasas activas y pasivas) y el alto monto de ingresos no financieros, hacia el abaratamiento de los costos de transacción. En este sentido vale la pena mencionar las acciones emprendidas por Banco de México en el establecimiento del Costo Anual Total y en comisiones y tarjetas de crédito.

coNclUSIoNeS

De acuerdo con lo establecido en el objetivo de este estudio es posible afirmar que el crecimiento de dichos instrumentos, como en otros países ha sido muy significativo, gracias, a su vez, a la adecuada conducción del esquema regulatorio establecido no se han presentado crisis bancarias derivadas de la operación de este tipo de instrumentos y, a juzgar por los ensayos teóricos relacionados con las experiencias en la evolución y desarrollo de estos instrumentos, los efectos de la globalización financiera, las características de alta concentración de operaciones, regulación establecida y sus efectos en economías en vías de desarrollo, así como la utilización que se les ha dado en México ha sido adecuada; sin embargo, se aprecia que la mayor parte de operaciones realizadas por los bancos obedecen a actividades de especulación por lo que se juzga necesario reforzar las medidas de control y transparencia en su utilización considerando la alta vulnerabilidad que se tiene ante ataques especulativos, pese a que en esta crisis se cuente con variables

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económicas más solidas que las de la crisis de 1994 (bajo endeudamiento externo, alto nivel de reservas, finanzas públicas sanas, tipo de cambio flexible, baja inflación y, bajo déficit en cuenta corriente, alineación con recomendaciones del Comité de Basilea en el manejo de riesgos financieros) , los ataques especulativos continúan deteriorando la actividad económica, lo cual se ha visto reflejado en los niveles de crecimiento del PIB y en otras variables como el tipo de cambio y tasas de interés, por lo que se plantean las alternativas de acción antes citadas.

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¿Por qué el hombre vive en un proceso de cosificación constante y por qué objetiva su ser de manera inconsciente en todos los eventos de su vida?, ¿por qué se aleja cada vez más de la esencia de su ser y se distancia de su propia autenticidad?

Estas son las preguntas que nos responde Erich Fromm en su libro La vida auténtica. De tal forma que el ser humano se en-cuentra en constante cambio, aunque no sea consciente del hecho. Lo exterior rige su existencia y pierde espacio la vida interior, pues el desarrollo sólo se verá en el plano social. El éxito estará medido por el juicio de los otros, por la posesión de lo material. Sin embargo, para el hombre es posible una dignificación, una reconciliación entre la libertad y la existencia.

Erich Fromm fue un pensador que se ocupó del tratado de la esencia natural del hombre. Lo que lo llevó a considerar la libertad como el objetivo a alcanzar en la vida. Para Erich Fromm la libertad podrá ser alcanzada por el hombre cuando recupere su identidad personal y deje a un

ReFleXIoNeS AceRcA De lA vIDA AUTÉNTIcA*

Georgina colín castro

lado las ideologías preestablecidas que no le pertenecen. Sin embargo, esto no sucederá hasta que transforme la percepción de la realidad y comience a vivir de forma auténtica.

el MIeDo A lA lIBeRTAD

La propuesta de Fromm está fundada en la idea de que las relaciones del hombre se encuentran siempre en movimiento. Su conducta y su “creatividad” no serán más que el resultado del proceso de cognición social. Las inclinaciones humanas, tanto las “más bellas, así como las más repugnantes, no forman parte de una naturaleza humana fija y biológicamente dada, sino que resultan del proceso social que crea el hombre”.

En este mismo orden, la existencia de la sociedad que reproduce y lo reproduce es indispensable para la vida, pues el hombre no puede existir sin formas de cooperación. Es decir, el hombre requiere de los otros y de la sociedad misma para desarrollarse. Esto le generará la conciencia de la otredad y, por ello, se sabrá diferente.* Fromm, Erich, La vida auténtica, Barcelona,

Paidós, 2007.

ReFleXIoNeS AceRcA De lA vIDA AUTÉNTIcA

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Esta diferencia estará presente en toda su vida. Sin embargo, se adaptará de forma dinámica a las necesidades sociales de la situación, pues es regla fundamental de la vida en sociedad cumplir normas y conductas que le permitan relacionarse con el mundo exterior. Ahora bien, el hecho de saberse diferente no significará que se aleje de las reglas impuestas, sino todo lo contrario, generará en él un deseo inmensurable de pertenencia. La pertenencia le hará someterse a más reglas y conductas que limitarán aún más su libertad.

Además, Fromm nos dice respecto del proceso de crecimiento de la libertad humana: “se trata de un proceso de creci-miento de su fuerza e integración, de su dominio sobre la naturaleza, del poder de su razón y de su solidaridad con otros seres humanos”. Sin embargo esta libertad creciente significa aumento paulatino de su inseguridad y aislamiento.

Al encontrarse aislado e inseguro, el hombre se convertirá en un ser superfluo que transitará por la impotencia y frustración de la supuesta libertad adquirida. Mal entendiendo, quizá, su condición de “libre”, pues la enajenación doblegará a su razón.

Ahora bien, es necesario mencionar el papel que desempeña el sistema capitalista en el que se desenvuelve el hombre, ya que al instaurarse, no solamente liberó al hombre de sus vínculos tradicionales sino que contribuyó al crecimiento de un “yo activo, crítico y responsable”.

Al ser el sistema capitalista un proceso de relaciones sociales, se consideró a la actividad económica, al éxito, a las

ganancias materiales como fines en sí mis-mos; es decir, el destino del hombre se transformó en fin último. Seres dueños de los medios de producción y seres dueños de la fuerza de trabajo se convierten en meras personificaciones del capital.

El problema quizá no sería tan grande si este proceso se quedará en la oficina, la cuestión es que rebasa el plano laboral para asentarse en las relaciones entre personas, lo que inmola al yo.

No es posible continuar sin decir que este proceso es considerado por el hombre como “libre albedrío”, es decir, él es el que decide –aparentemente– qué camino andar. No es consciente del hecho de que el capital ha transformado su libertad; es decir, en palabras de Fromm, ha dejado de realizar su yo –no siendo lo que realmente es, un ser creativo–, pues limita su propia esencia humana.

Esta actitud se confrontará con un sistema económico donde el capital, el mercado y la competencia lo conducirán hacia la inseguridad, el aislamiento y la angustia. Para Fromm la estructura de la sociedad moderna afecta simultáneamente al hombre de dos formas: “por un lado, lo hace más independiente y más crítico, otorgándole una mayor confianza en sí mismo, y por otro, más solo, aislado y atemorizado”.

Entonces, podemos decir que el ser humano tiene miedo de encontrarse aislado de la convivencia con los demás, puesto que es un ser que está hecho para desarrollarse en sociedad. Por lo tanto, es capaz de sacrificar su libertad, es decir, su

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CrítiCA de libros

creatividad, para desenvolverse en una vida de apariencias y relaciones.

lAS coNDIcIoNeS De lA No AUTeNTIcIDAD

El ser humano considera indescifrable el mundo, para él no existe otro juego que el de mostrar los fracasos de todo esfuerzo realizado para tratar de descifrarlo. Se ha vuelto ajeno a sus propias obras. Se encuentra en crisis emocional y de estrés constante, ya sea por la vida agitada, o por la vida no agitada que lleva.

Sus estados anímicos revelan una gran desesperanza; piensa en el pasado que no volverá; idealiza un futuro mejor, pero no desea considerar el presente, pues éste es cada vez más incierto. Depende de las condiciones externas de la vida para subsistir material y espiritualmente. Sus pensamientos están condicionados a las leyes del mercado, la oferta y la demanda.

Ha transformado al “éxito” en el pilar de su existencia. Un éxito entendido como un proceso de reconocimiento transitorio, es decir banal y superfluo por parte de sus semejantes. La posesión es el eje de su vida, no sólo desea bienes materiales, también desea pertenecer y que le pertenezcan.

Su conciencia está invadida de contra-dicciones constantes, pues su naturaleza humana es innegable; es decir, su vínculo natural con la vida interior y exterior. El ser humano distingue una realidad aparente, disfraza al ser de cosa y al conocimiento lo subsume a las necesidades del mercado.

La no autenticidad, entonces, será la realidad actual del hombre. Una realidad construida por su actitud, conducta, temor e ilusión, ya sea en el plano social o en el individual.

Según Erich Fromm, el mayor riesgo que corre el hombre en la actualidad, es convertirse en autómata, pues el afán desmedido de producir bienes y servicios, de transformar los medios en fines, lo convierten en objeto. Sin embargo, el hombre no es un objeto. Ahora bien, para desenvolverse en ese mundo cosificado, adquiere un sentido de identidad ilusoria, elemento clave de la no autenticidad.

Asimismo, la no autenticidad está atravesada por el concepto de igualdad, pues según nuestro autor, en la actualidad ésta se equipara con identidad, es decir, ser igual equivale a ser una misma entidad.

Otro factor relevante de la no autentici-dad está vinculado con el consumo (gastar y consumir), pues la vida misma se aborda en un sentido comercial. Sin embargo, este consumo no nos hace utilizar nuestra capacidad creadora. Por tanto, entramos en una dinámica de nunca acabar. Entonces, “el consumo nos deja permanentemente insatisfechos, porque en el fondo es estéril nuestra actitud. Producimos cosas pero somos improductivos en nuestra relación con los demás, en nuestra relación con los objetos”.

Cabe decir que el aislamiento y el senti-miento de soledad constituyen un rasgo característico de la no autenticidad, pues el hombre siente la inquietud perentoria de estar siempre en compañía de alguien.

ReFleXIoNeS AceRcA De lA vIDA AUTÉNTIcA

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En el mismo orden, tenemos al senti-miento de impotencia, pues éste reprime la capacidad creadora en todas sus dimensio-nes, eliminado así cualquier rasgo de auten-ticidad en la vida del hombre.

El hombre actual se caracteriza por ser abruptamente contradictorio. Si bien produce un mundo repleto de cosas formidables y prodigiosas, éstas, sus propias criaturas, le resultan ajenas y amenazadoras, de modo que, una vez que las ha creado, ya no se siente su dueño, sino su servidor.

lA AUTeNTIcIDAD Del SeR

Para entender el concepto de autenticidad es necesario mencionar la concepción de la naturaleza humana que considera Erich Fromm: “La naturaleza humana no es sólo un principio, sino también una capacidad. En otras palabras, el hombre tiende a realizar su ser en la medida en que desarrolla el amor y la razón”.

La autenticidad, para Fromm, es un proceso de concientización integral del conocimiento mismo del ser. El hombre tiene la capacidad de conocerse y de cono-cer a los demás, a profundidad, de tal forma que pueda desarrollar nuevas capacidades creadoras. Es un proceso productivo que libera al hombre de las cadenas que lo atan a la no autenticidad, y que generan en él realidades ilusorias.

Ahora bien, esta autenticidad deberá considerar la libertad. Ya en El miedo a la libertad, Erich Fromm, subraya “Creemos que la realización del yo se alcanza no

solamente por el pensamiento, sino por la personalidad total del hombre, por la expresión activa de sus potencialidades emocionales e intelectuales. Éstas se hallan presentes en todos, pero se actualizan sólo en la medida que lleguen a presentarse”. En otras palabras, “la libertad positiva consiste en la actividad espontánea de la personalidad total integrada”.

En esta línea, la actividad espontánea no será más que la libre actividad del yo y esto implica el ejercicio de la propia y libre voluntad. Al hablar de actividad, Fromm se refiere al carácter creador que puede hallarse tanto en las experiencias emocionales, intelectuales y sensibles, como en el ejercicio de la propia voluntad, pues alcanza la integración fundamental de la esencia misma. De tal modo que es en la espontánea realización del yo donde el individuo se integra con la naturaleza y con él mismo.

Para Fromm existe la posibilidad de que el hombre recupere su capacidad creadora y propone una serie de actividades que permitirán modificar la forma de ver la realidad; una realidad verdadera, en la que el hombre se sentirá libre y podrá expresar sin temor su esencia. De tal forma que el hombre distinga entre autenticidad y apariencia.

Antes que nada está la propuesta de ver. Aprender a ver significa para Erich Fromm “tomar plena conciencia de la realidad interior y exterior de uno mismo”. Le sigue la capacidad de asombro, ésta la encontramos aún en los niños. Es la premisa de toda creación, ya sea en el arte o en la

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CrítiCA de libros

ciencia. La tercera actividad creadora es la capacidad de concentración, ésta nos dice que el hombre está acostumbrado a hacer al menos dos actividades al mismo tiempo, lo que no le permite concentrase plenamente. “Si uno se concentra, lo que hace en cada momento es la cosa más importante de la vida”. El siguiente aspecto es el sentido del yo o el sentido de la identidad; significa que “me percibo como verdadero artífice de mis actos”. Ése es el significado de ser original. Y, por último, encontramos la capacidad de aceptar el conflicto; los conflictos son el origen del sentimiento de asombro, del desarrollo de la fortaleza.

La propuesta de Erich Fromm consiste en el desarrollo pleno de la libertad como posibilidad, no como hecho. A esa libertad se le debe conquistar a pesar de los obstáculos y las condiciones a las que el hombre está expuesto constantemente. Para Erich Fromm la libertad no existe, sino que la adquirimos.

Como podemos observar, la vida auténtica no es más que la humanización

del hombre, de sus actos, de su conciencia. Es ir más allá del consumo, del miedo. Es una oferta que haría al hombre libre, como ser pensante y creador. Terminaría con las constantes neurosis a las que está sometido. Este nuevo individuo libre será más crítico, autónomo, capaz de expresarse con absoluta objetividad.

Ya en Sócrates encontramos la divisa de Delfos que dice “conócete a ti mismo”, y que deberíamos tener presente a cada momento. El ser humano tiene capacidades aún desconocidas por él. No tiene tiempo para estar consigo mismo, siente miedo de estar solo. Por lo tanto, debe volver a adquirir el sentimiento de ser él mismo.

Fromm analizó, desde el plano filosófico y psicoanalítico, la esencia natural del hombre. Esencia que debemos reivindicar en cada uno de nosotros para alejarnos de la cosificación y percibirnos como ser integral. De tal manera que nuestro desarrollo nos permita ser esencia con los demás.

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Los auTores

aniTa gramigna. Profesora e investigadora. Dipartimento di Scienze Umane. Facolta di Lettere e Filosofia. Universita di Ferrara, Italia. Ha trabajado durante varios años en el estudio de las culturas marginales.

aLejandro cerda garcÍa. Doctor en antropología social. Profesor-investigador en el Departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

marÍa deL consueLo chapeLa mendoza. Doctora en ciencias sociales. Profesora-investigadora en el Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

edgar c. jariLLo soTo. Doctor en ciencias sociales. Profesor-investigador en el Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

Luis marTÍnez andrade. Licenciado en sociología por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México). Obtuvo las distinciones Cum Laude y Ad honorem por la misma casa de estudios. Actualmente estudia el doctorado en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. gaBrieL pérez pérez. Profesor-investigador en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa.

césar a. veLázquez BecerriL. Profesor-investigador en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

esTeBan campos. Licenciado en historia por la Universidad de Buenos Aires. Es becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y miembro de la sección de Historia Reciente en la Latin American Studies Association (LASA). Además es miembro del Programa de Historia Oral, Instituto de Antropología, Facultad de Filosofía y Letras (UBA).

los Autores

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gerardo Fernández guerrero. Doctorando en diseño urbano por la Universidad Autónoma Metropolitana, Área de Desarrollo en Proyecto Arquitectónico. Colabora y participa como docente en la EMADyC de la ULSA y en la Universidad Iberoamericana, campus Santa Fe.

sandra ameLia marTÍ. Doctoranda en diseño en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco. Maestra invitada por la UAM-Xochimilco en Ciencias y Artes para el Diseño, Diseño de la Comunicación Gráfica. Además se desarrolla como investigadora y docente impartiendo cursos y conferencias en distintas instituciones públicas y privadas. Es miembro del colectivo de artes visuales “Mujeres ocupadas”.

marTha isaBeL FLores ávaLos. Doctoranda en diseño en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco. Profesora-investigadora en el Departamento de Síntesis Creativa de la División de Ciencias y Artes para el Diseño de la UAM-Xochimilco. Además, es becaria por el gobierno de Polonia para estudiar en la Academia de Artes de Poznan.

eLÍas LevÍn rojo. Maestro en tecnología educativa. Es técnico académico titular E en Comunicación Social de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

mariana denys espinoza. Locutora del programa La pirinola gira en la radio, Imer Radio Ciudadana 660 AM.

joaquÍn aLgranTi. Investigador y docente de sociología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Posee una beca de Conicet para realizar su doctorado en co-tutela entre la UBA y la EHESS. Es investigador participante en el área de Sociedad, Cultura y Religión del CEIL-PIETTE. Ha sido becario Fulbright en la Universidad de Santa Bárbara (California, 2005).

mariana Bordes. Investigadora y docente de la carrera de sociología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Es becaria doctoral del Conicet en el Centro Argentino de Etnología Americana (CAEA).

emma LeTicia herrera garcÍa. Maestra en historia del arte por la UNAM. Ha trabajado en proyectos dirigidos a la formación de maestros y gestores culturales del Plan de Actividades Culturales de Apoyo a la Educación Primaria, a nivel nacional. Fue coordinadora de talleres infantiles promovidos por la Dirección de Desarrollo Cultural Infantil del Conaculta. Actualmente es Subdirectora de Servicios Escolares del Centro Nacional de las Artes.

los Autores

327ARGUMeNToS • UAM-X • MÉXIco

eLsie mc phaiL Fanger. Doctora en ciencia política por la UNAM. Profesora-investigadora, titular “C” en el Departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Ha publicado diversos artículos acerca de los medios de comunicación social, sociología de las imágenes, cultura visual, tiempo social, género. Obtuvo el Premio a las áreas de investigación 2007/UAM-Xochimilco. Es miembro del SNI, nivel II.

ciTLaLi saLazar Torres. Doctoranda en historia del arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Se ha orientado al tema de la monumentalística conmemorativa trabajando obras como el Monumento a Cuauhtémoc, el de Cristo Rey y el dedicado a la memoria de Enrico Martínez o Monumento Hipsográfico. Actualmente desarrolla una investigación sobre la cartografía decimonónica en México.

eLsa guzmán gómez. Profesora-investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.

arTuro León López. Profesor-investigador en el Departamento de Relaciones Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

roBerTo BoniLLa rodrÍguez. Doctorando en geografía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es profesor de asignatura en la Facultad de Economía de la misma institución.

marÍa Luisa saavedra garcÍa. Profesora-investigadora de la Universidad La Salle. También es tutora del Programa de Posgrado en Ciencias de la Administración en la Universidad Nacional Autónoma de México.

jorge ocTavio uTriLLa armendáriz. Alumno del Programa de Doctorado en Administración de la Universidad La Salle.

georgina coLÍn casTro. Licenciada en sociología por la UAM-Xochimilco. Es asistente en la Revista Argumentos. Estudios críticos de la sociedad. También es socia profesional de RISC Consultores, S.C.