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Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Jurídicas José Luis SOBERANES FERNÁNDEZ Carlos Francisco MARTÍNEZ MORENO Masonería y sociedades secretas en México Coordinadores

Masonería y sociedades secretas en México · Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Jurídicas José Luis SOBERANES FERNÁNDEZ Carlos Francisco MARTÍNEZ

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  • Universidad Nacional Autnoma de MxicoInstituto de Investigaciones Jurdicas

    Jos Luis SOBERANES FERNNDEZCarlos Francisco MARTNEZ MORENO

    Masoneray sociedades

    secretas en Mxico

    Coordinadores

  • MASONERA Y SOCIEDADES SECRETAS EN MXICO

  • INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICAS Serie DOCTRINA JURDICA, nm. 837

    COORDINACIN EDITORIAL

    Lic. Ral Mrquez Romero Secretario Tcnico

    Lic. Wendy Vanesa Rocha Cacho Jefa del Departamento de Publicaciones

    Amaranta Luna Castillejos Cuidado de la edicin

    lvaro Luna Castillejos Formacin en computadora

    scar Martnez Gonzlez Apoyo editorial

    Mauricio Ortega Garduo Elaboracin de portada

  • MASONERA Y SOCIEDADES SECRETAS

    EN MXICO

    JOS LUIS SOBERANES FERNNDEZ CARLOS FRANCISCO MARTNEZ MORENO

    Coordinadores

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICAS

    MXICO, 2018

  • Primera edicin: 4 de octubre de 2018

    DR 2018. Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICAS

    Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n Ciudad de la Investigacin en Humanidades

    Ciudad Universitaria, 04510 Ciudad de Mxico

    Impreso y hecho en Mxico

    ISBN: 978-607-30-0755-9

  • VII

    CONTENIDO

    Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI Jos Luis SOBERANES FERNNDEZ Carlos Francisco MARTNEZ MORENO

    Luces y sombras de la masonera: las incongruencias del discurso masnico regular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Javier ALVARADO PLANAS

    Las logias lautaro, los caballeros racionales y el movimiento independentista americano . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

    JOS Antonio FERRER BENIMELI Prohibiciones masnicas papales, reales

    y la Constitucin de Cdiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . JOS Antonio FERRER BENIMELI

    71

    Las sociedades secretas de Los Guadalupes y de Jalapa, y la independencia de Mxico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    VIRGINIA GUEDEA RINCN-GALLARDO 87

    La imperial Orden de Guadalupe, precedente de las primeras corporaciones masnicas del Mxico nacional . . . . . . . . . . . . . . . .

    MARA Cristina TORALES PACHECO 109

    Iglesia catlica y masonera. Las condenas pontificias . . . . . . . . . . . . 127 EMILIO MARTNEZ ALBESA

    La mirada de la Santa Sede sobre la masonera mexicana . . . . . . . . . 219 PAOLO VALVO

    El liberal moderantismo durante el gobierno de Ignacio Comonfort . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243

    SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

  • VIII CONTENIDO

    La lucha entre masones y catlicos en el Porfiriato. La creacin de la Gran Dieta Simblica de Mxico en 1890 . . . . . . . . . . . . . . . 271

    SALVADOR CRDENAS GUTIRREZ Masones: idelogos y fundadores de la Constitucin

    mexicana de 1917? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313 CARLOS Francisco MARTNEZ MORENO

    Masonera y anticlericalismo en la dcada de 1920 . . . . . . . . . . . . . . 351 JEAN MEYER

    Juristas masones del exilio republicano espaol en Mxico . . . . . . . . . 365 EVA Elizabeth MARTNEZ CHVEZ

    La educacin despus de las reformas de 1833 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 385 ANNE STAPLES

  • PRESENTACIN

    El ao de 2017 ha sido rico en conmemoraciones no siempre celebracio-nes y nos ha permitido recordar acontecimientos del pasado que, de una u otra forma, han colaborado en la conformacin de nuestra sociedad contem-pornea.

    Dichas conmemoraciones son una forma de asumir nuestro pasado y todo lo que ste representa en la construccin de nuestro presente; es una manera de no mostrarnos ingratos, pues, para bien o para mal, ese pasado ya forma parte de nuestro ser.

    Quinientos aos de la Reforma protestante, trescientos de la masonera, ciento cincuenta del triunfo de la Repblica (varias instituciones lo hicieron, incluidas facultades, institutos y dependencias de la UNAM), cien de la Cons-titucin mexicana, cien de la Revolucin Rusa, etctera.

    Cuando se llevan a cabo este tipo de conmemoraciones, siempre traen consigo la oportunidad de reflexionar respecto al significado y la trascenden-cia del hecho o acontecimiento cuyo aniversario estamos evocando.

    La masonera es una institucin fundamental en la historia moderna y contempornea del mundo occidental, as como en la formacin del Estado liberal y democrtico de derecho, y, por ende, en la configuracin de nuestro pas como una nacin libre y soberana en los siglos XIX y XX.

    Por supuesto, la masonera ha generado muchas pasiones, alabanzas y crticas feroces, pero no es una institucin que pase desapercibida ante cual-quier persona que observe nuestra realidad poltica, presente y pretrita.

    En el siglo XXI ya existe la serenidad suficiente para contemplar de manera objetiva a dicha institucin fundamental de nuestra histrica patria? Pensamos que s, por ello nos hemos animado a organizar este volumen co-lectivo, aprovechando el tricentenario de la creacin de la Gran Logia de Londres, el 24 de junio de 1717, primera obediencia masnica aceptada es-peculativa, madre de todo el movimiento masnico mundial, as como al bicentenario de las primeras logias masnicas regulares en la Nueva Espaa.

    Para colaborar en este volumen hemos invitado a muy distinguidos espe-cialistas de Mxico y el extranjero, con lo que hemos conseguido modestia

    V

    Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurdica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

    Libro completo en: https://goo.gl/NwLmVx

    DR 2018. Universidad Nacional Autnoma de Mxico- Instituto de Investigaciones Jurdicas

  • VI PRESENTACIN

    aparte un libro bastante bien logrado; vaya, pues, nuestro agradecimiento a todos ellos por su muy valiosa colaboracin.

    Queremos agradecer al Instituto de Investigaciones Jurdicas de la Uni-versidad Nacional Autnoma de Mxico, y a su director, el doctor Pedro Salazar Ugarte, por haber patrocinado este proyecto acadmico.

    Jos Luis SOBERANES FERNNDEZ Carlos Francisco MARTNEZ MORENO

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  • LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA: LAS INCONGRUENCIAS DEL DISCURSO MASNICO REGULAR

    Javier ALVARADO PLANAS*

    SUMARIO: I. Introduccin. II. Acusaciones infundadas contra la masonera. III. Acusaciones fundamentadas contra la masonera. IV. Reflexin final.

    I. INTRODUCCIN

    Fue y sigue siendo un notable hallazgo el que una asociacin civil asumiera como finalidad la mera reunin fraternal de personas de cualquier religin, raza, clase social e ideologa poltica, y que, convencidos de la existencia de Dios y de la inmortalidad del alma, acordaran respetar unas reglas ceremo-niales o un orden ms o menos cerrado para debatir sobre todo tipo de asun-tos relacionados con el mundo del pensamiento, el arte, la filosofa en fin, la cultura, con prohibicin expresa de tratar asuntos polticos o religiosos.

    Como es sabido, la masonera medieval se transform en el siglo XVIII al calor de las modas novatoras e ilustradas de dicho siglo, las cuales practi-caban una socialibilidad culta ms abierta y flexible que la de las academias, pero alejada de la frivolidad imperante en las tertulias, cafs y cenculos de la poca. En efecto, mientras las academias eran corporaciones especializadas por razn de la materia y en las que imperaba una incmoda censura, en las logias se poda discurrir sobre diversas materias de filosofa, moral, arte, historia, ciencia y, adems, hacerlo sin ms censura que la obligada por la cortesa y educacin.

    Aunque lamentablemente no disponemos todava de un estudio de con-junto sobre el exacto papel desempeado por las logias masnicas en el

    * Catedrtico de Historia del Derecho y de las Instituciones, Universidad Nacional de Educacin a Distancia (Espaa).

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  • 2 JAVIER ALVARADO PLANAS

    desarrollo de la Ilustracin y del pensamiento liberal, la mayora de los historiadores coinciden en que tuvo una influencia decisiva.1

    Por citar algunos ejemplos de logias seeras, cabra mencionar a la pari-sina Las Nueve Hermanas, fundada en 1765,2 verdadero motor cultural de la poca, que fue frecuentada por el filsofo Helvetius; el astrnomo Lalande; Benjamin Franklin (1779-1781) embajador en Pars de Estados de Unidos; Adrien-Nicolas, marqus de la Salle; Emmanuel de Pastoret, criminalista; el historiador Antoine Court de Gbelin; Jacques Montgolfier; Emmanuel-Jose-ph Siyes, etctera.

    En Alemania, uno de los ncleos de la Ilustracin fue la logia Amalia de las Tres Rosas de Weimar, de la que fueron miembros el prncipe soberano Carlos Augusto de Weimar y sus consejeros y principales protagonistas del re-nacimiento cultural del ducado: Goethe, Herder, Wieland, Schiller, etctera. Gracias a la labor de esta logia, la corte de Weimar se convirti en uno de los principales y ms celebrados centros culturales de Europa.

    En Viena, una de las ms famosas fue la logia La Verdadera Concordia (Zur wahren Eintracht), que se inspiraba en los principios de la cultura ilustrada y regalista.3 Entre sus miembros y visitantes encontramos a mecenas, escritores, filsofos, artistas, cientficos e intelectuales, como el mdico de la corte Ignaz Fischer; Ignaz von Born, gelogo y consejero ulico de Jos II; el barn Joseph Sonnenfels, del Consejo secreto de la emperatriz Mara Teresa y autor de un tratado en defensa de la abolicin de la tortura; el conde Joseph Emmanuel Malabayla del Canal, eminente botnico; el barn Carlo Antonio Martini, profesor de derecho romano en la Universidad desde 1754 e iniciador de la escuela alemana de derecho natural. Entre los msicos, destacaron Joseph Ha-ydn y Johann Holzer. Wolfgang Amadeus Mozart visit esta logia en varias ocasiones. Lo cierto es que sta fue el autntico centro de la vida intelectual en Viena,4 al actuar como una especie de academia literaria, artstica y cientfica, como contrapunto a las conservadoras academias oficiales. Por iniciativa de Born, la logia decidi difundir aquellas planchas o trabajos accesibles al mundo

    1 Sobre este asunto, vase mi trabajo Monarcas masones y otros prncipes de la Acacia, Madrid, Dykinson, 2017, 2 vols.

    2 Con el nombre inicial de Logia de las Ciencias, por el filsofo Claude-Adrien Hel-vetius (1715-1771) y su amigo Joseph-Jrme Lalande. Muerto aqul, Lalande cambi el nombre de la logia en 1776 por el de Las Nueve Hermanas (Les Neuf Soeurs). Vase Amiable, Louis, Une loge maonnique davant 1789, la loge des Neuf Surs, Pars, Edimaf, 1989.

    3 Rosenstrauch-Knigsberg, Edith, Freimaurerei im Josephinischen Wien, Viena, Salier 1975, p. 50. Weisberger, William R., Speculative Freemansonry and the Enlightenment. A Study of the Craft in London, Paris, Prague and Vienna, Nueva York, McFarland & Co. Inc., 1993, pp. 167 y 168; Irmen, Hans-Josef, Die Protokolle der Wiener Freimaulerlogier Zur Wahren Eintracht, 1781-1785, Frankfurt am Main, s.e., 1994.

    4 Rosenstrauch-Knigsberg, Edith, op. cit., pp. 50-55.

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  • 3 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    profano y edit una revista: Physikalische Arbeiten der Freunde Eintrchtigen in Wien, dirigida por el propio Born, que lleg a publicar siete nmeros entre 1783 y 1788. Estas logias seran un antecedente de lo que luego fueron las llamadas lo-gias de investigacin. El mtodo seguido para ello era el tradicional de la masone-ra; los miembros de la logia presentaban peridicamente sus planchas para ser comentadas en el taller y contribuir al recproco enriquecimiento de todos sus integrantes (recordemos que el gape masnico formaba parte de las tenidas).

    Dcadas ms tarde, en parecida lnea, una logia de Bruselas, Les Amis Philanthro-pes, presidida por Pierre Thodore Verhaegen (1796-1862), propiciara la creacin de la Universidad Libre de Bruselas, cuyo primer rector fue el propio Verhaegen.

    Por su parte, en la Espaa del Trienio Liberal (1820-1823), una de las logias ms influyentes fue La Templanza5 de Madrid, la cual, salvando su carcter ms que irregular, agrup a polticos como Agustn Argelles, uno de los principales autores de las Constitucin de Cdiz de 1812, el conde de Toreno; los futuros ministros Alcal Galiano y Juan lvarez de Mendizbal, o Jos Mara Calatrava, ministro de Justicia y autor del primer Cdigo Penal liberal espaol de 1822, adems de hermano de Ramn Calatrava, futuro gran maestro de la masonera espaola.

    Los ejemplos podran multiplicarse fcilmente. En suma, es innegable el papel cultural y benfico-asistencial desempeado por la masonera mediante la ereccin de orfanatos, hospitales, universidades, bibliotecas, laboratorios de ideas, bajo su dependencia. Sin embargo, pese a esta importante labor filan-trpica y cultural, la masonera no ha gozado de un unnime reconocimiento. Esta hostilidad es ms llamativa si tenemos en cuenta que la masonera llama-da regular estableci, desde 1723, la obligacin de no debatir ni inmiscuirse en cuestiones polticas y religiosas. En todos los pases democrticos la masonera se encuentra legalmente reconocida y trabaja en favor de ciertos principios filantrpicos y humanitarios, entonces, por qu fue y sigue siendo condenada o malquista por confesiones religiosas como la cristiana,6 la musulmana o la

    5 Alvarado, Javier, Masones en la nobleza de Espaa, una Hermandad de Iluminados, Madrid, La Esfera de los libros, 2016, pp. 151 y ss.

    6 Segn Jean-Franois Var, dicono de la Iglesia ortodoxa de Francia, cada una de las diecisis Iglesias autocfalas que constituyen la Iglesia ortodoxa es libre de legislar para s misma y promulgar una ordenanza sobre cuestiones de fe o disciplina. Ninguna lo ha hecho a propsito de la masonera, a excepcin de la Iglesia de Grecia. Empero su decisin, nicamente tiene vali-dez para ella, sin vincular a las dems Iglesias. En efecto, el 12 de octubre de 1933, la asamblea episcopal de Grecia presidida por el arzobispo de Atenas Crisstomo, promulg una condena de la masonera prohibiendo a todo clrigo afiliarse a la misma so pena de degradacin e instando a los fieles ya descarriados a romper sus relaciones con las logias. Vase Var, Jean-Franois, La Iglesia ortodoxa y la masonera, en Ferrer Benimeli, Jos Antonio (dir.), Masonera y religin: con-vergencias, oposicin, incompatibilidad?, Madrid, Pontfica Universidad Javeriana, 1996, pp. 125-148.

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  • 4 JAVIER ALVARADO PLANAS

    juda? Acaso no fue y es la masonera un leal complemento a la formacin moral y espiritual del ser humano?

    Ello nos lleva a analizar las acusaciones que, desde sus orgenes, se han vertido sobre la masonera regular, entendiendo por tal aquella que, al menos, prohbe a sus logias todo debate sobre materias polticas o religiosas. A estos efectos, vamos a tratar este asunto desde el punto de vista de la coherencia interna del discurso masnico. Ms preferentemente, vamos a estudiar si la propia masonera, en sus enseanzas y ritos, cumple y se atiene a la regularidad u ortodoxia ma-snica que ella misma defiende.

    Las acusaciones o motivos de descrdito que pesan sobre la masonera pue-den clasificarse en dbiles y fuertes. Entre los primeros o infundados hay que citar las acusaciones de:

    1. Ser una sociedad secreta. 2. Adorar al Gran Arquitecto del Universo como un dios masnico. 3. Conspirar contra la Iglesia catlica. 4. Alentar un contubernio judeo-satnico-comunista. 5. Fomentar el relativismo, indiferentismo y sincretismo religiosos. 6. Practicar el desmo y una religin natural.

    Entre las causas que, en nuestra opinin, constituyen razones fuertes o fun-damentadas que prueban las contradicciones del discurso masnico estu-diaremos:

    1. Los trminos atroces del juramento masnico. 2. Ciertos temas de los altos grados como la venganza hiramita y tem-

    plaria. 3. El tema de la cruzada contra el islam, desarrollado en ciertos altos

    grados. 4. El contenido desta de algunos altos grados. 5. El contenido gnstico de varios temas descritos en los altos grados. 6. El contenido poltico de algunos altos grados.

    Pasemos a estudiarlos.

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  • 5 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    II. ACUSACIONES INFUNDADAS CONTRA LA MASONERA

    1. Sociedad secreta o sociedad con secretos?

    Ya en los primeros aos de existencia de la masonera, diversos Estados segui-dos al poco por la Iglesia catlica la prohibieron porque celebraba asambleas sin la debida autorizacin del gobierno. Por su parte, la primera bula condena-toria de la masonera, promulgada en 1738, consideraba sospechosos tanto el juramento de secreto como la misma frmula del juramento: se ligan el uno con el otro con un pacto tan estrecho como impenetrable segn las leyes y los estatutos que ellos mismos han formado y se obligan por medio de juramento prestado sobre la Biblia y bajo graves penas a ocultar con un silencio inviolable, todo lo que hacen en la oscuridad del secreto.7 Es verdad que, tras la llegada de los regmenes liberales o constitucionales, no habra ya nada de censurable en la existencia de un juramento de secreto. Adems, ntese que, en su condicin de asociacin civil legalmente establecida en la mayor parte de los pases democr-ticos del mundo, la masonera no constituye en puridad una sociedad secreta sino, ms bien, una sociedad con secretos, por ejemplo, sus rituales. Tales secretos han de ser respetados, de igual modo que tambin existe un deber y derecho de secreto o confidencialidad que afecta a otras personas o instituciones por mor del derecho establecido, ya sean instituciones pblicas (por ejemplo, el secreto del sumario en el procedimiento judicial, el secreto de las deliberaciones en el consejo de ministros), empresas privadas (derechos de propiedad intelectual y patentes) o colectivos profesionales (el secreto profesional de los abogados, los mdicos y los periodistas). La propia religin catlica contempla determinados secretos, como el de confesin o el de la eleccin pontificia. Estas premisas nos llevan a una conclusin: la existencia de un juramento de secreto no presupone, por s solo, ningn ilcito. Ahora bien, cosa distinta y censurable es que la frmula del jura-mento contuviera y todava mantenga ciertas expresiones criminales y contra-rias al espritu fraternal y humanitario de la masonera que luego analizaremos.

    2. Adorar al Gran Arquitecto del Universo como un dios masnico

    Igualmente, pese al landmark masnico que exige a los masones creer en Dios, se ha acusado a la masonera de adorar a un dios propio (el Gran Ar-quitecto del Universo). Sin embargo, ello ha sido reiteradamente desmentido

    Clemente XII, Constitucin Apostlica In eminenti (Abril, 1738), en Ferrer Benimeli, Jos Antonio, La masonera actual, Barcelon, AHR, 1977, p. 184.

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  • 6 JAVIER ALVARADO PLANAS

    por las propias autoridades masnicas. Por citar alguna de las ltimas reso-luciones oficiales de la masonera regular, en octubre de 1950, septiembre de 1962, diciembre de 1981 y junio de 1985, la Gran Logia Unida de Inglaterra ha reafirmado la creencia en un Ser Supremo, del cual, sin embargo, no ofrece una propia doctrina de fe. En este sentido, se aclar: no existe un Dios masnico. El Dios del masn es el propio Dios de la religin por l mis-mo profesada. Los masones tienen un respeto mutuo por el Ser Supremo en cuanto l sigue siendo Supremo en sus religiones respectivas [] que tiene que ser el de una religin monotesta.8

    3. Conspirar contra la Iglesia catlica

    Por su parte, sobre la acusacin de maquinar contra la Iglesia catlica, conviene recordar que tal argumentario fue consecuencia de las guerras por la unidad de Italia que implicaron la desaparicin de los Estados pontificios (cuya superficie era un tercio de la pennsula itlica). Po IX y Len XIII responsabilizaban, en buena medida, a las sociedades secretas de la prdida de los Estados Pontificios, entre ellas a la masonera, identificada con la car-bonera, de modo que interpretaron como conspiracin contra la Iglesia lo que en realidad era una lucha por la unidad de Italia. Aunque la acusacin de conspirar contra la Iglesia qued recogida en el canon 2335 del Cdigo de Derecho Cannico de 1917, en el canon 1374 del vigente Cdigo de Dere-cho Cannico (1983) se suprimi la referencia a la masonera, de modo que su enunciado qued mucho ms matizado: quien da su nombre a una aso-ciacin que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena jus-ta. Con ello se reconoca que las obediencias masnicas no necesariamente maquinaban contra la Iglesia.

    4. Alentar un contubernio judeo-satnico-comunista

    Otro de los tpicos del antimasonismo decimonnico, todava vigente, sigue vinculando el origen de la masonera con un contubernio judeo-mas-nico internacional que en el siglo XVIII pretendi acabar con el orden tradi-

    Publicados por Ferrer Benimeli, Jos Antonio, El Gran Arquitecto del Universo, en Ferrer Benimeli, Jos Antonio (dir.), op. cit., pp. 49-55. Sobre esto tambin vase lvarez Lzaro, Pedro, Algunas reflexiones sobre las relaciones Iglesia/Masonera hoy, en lvarez Lzaro, Pe-dro (coord.), Maonaria, egreja e liberalismo. Masonera, Iglesia y Liberalismo, Actas da Semana da Faculdade de Teologia, Porto-Madrid, s.e., 1996, pp. 140-142.

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  • 7 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    cional representado por el trono y el altar. Para reforzar esa lnea argumental, se ha llegado a afirmar que la masonera fue un arma de la subversin radical whig inglesa, cuando lo cierto es que, desde 1721 hasta hoy, la Gran Logia de Inglaterra, as como la de Escocia y la de Irlanda, siempre han tenido como dirigentes a miembros de la nobleza titulada, en su mayora adscrita al sector tory (algunos de ellos de confesin catlica).

    Tambin, siguiendo las tesis del jesuita Augustn Barruel, publicadas en sus conocidas Mmoires pour servir lhistoire du jacobinisme (Londres, 1797-1798), se ha afirmado que la Revolucin francesa fue ejecutada meticulosamente por la masonera con el fin de acabar con el trono y el altar, y que las logias francesas se concertaron para socavar el poder de los Borbones. Sin embar-go, el propio Barruel exceptuaba de la conspiracin a los masones ingleses, a quienes muestra una alta consideracin (haba sido iniciado en Londres y elevado al grado de maestro masn). En todo caso, la historiografa moderna hace tiempo que desautoriz la tesis de la influencia masnica en la Revo-lucin francesa. Represe en que las dos principales autoridades del Gran Oriente de Francia eran dos conspicuos aristcratas a los que la Revolucin se llev por delante; el duque Felipe de Orlans (gran maestro, que acab en la guillotina), y el duque de Montmorency (gran administrador del Gran Oriente, quien acab sus das exiliado en Lisboa). Es ms cierto que la ma-sonera fue una institucin especialmente damnificada durante la poca del Terror, pues mientras en 1789 haba en Francia cerca de quinientas logias, en 1796 apenas haban sobrevivido unas veinte. En pocos aos, la masonera francesa prcticamente haba dejado de existir porque los revolucionarios consideraban que las logias eran centros reaccionarios y elitistas en los que maquinaban aristcratas y burgueses contrarrevolucionarios.9

    Otro de estos lugares comunes del antimasonismo les atribuye la expul-sin de los jesuitas de Portugal y Espaa, pese a que investigadores como los jesuitas Ferrer Benimeli o Pinedo han demostrado que la masonera no tuvo responsabilidad alguna en ello.10 Por el contrario, las razones de tales medidas se encontraban en el enfrentamiento entre los defensores de las com-petencias del Estado, contrarios a las intromisiones de la Iglesia en lo tem-poral (regalistas), frente a los ultramontanos, defensores de las prerrogativas de

    9 Reinalter, Helmut, La Masonera y la Revolucin Francesa, en Ferrer Benimeli, Jos An-tonio (coord.), Masonera, Revolucin y Reaccin. Actas del IV Symposium de Metodologa aplicada a la Historia de la Masonera Espaola, Alicante, Alianza, 1990, vol. I., pp. 29-37.

    10 Pinedo, Isidoro (S. J.), voces Aranda, conde de y Expulsin de los Jesuitas, en Oneill, Charles E. y Domnguez, Joaquim M (dirs.), Diccionario histrico de la Compaa de Jess, Roma-Ma-drid, Universidad Pontfica Comillas, 2001, vol. I, pp. 212 y 213 y vol. II, pp. 1347-1353; Ferrer Benimeli, Jos Antonio voz Masonera, op. cit., vol II, pp. 2557-2563.

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  • 8 JAVIER ALVARADO PLANAS

    la Iglesia, entre los que se encontraban los jesuitas; la disputa se sald con la supresin de la Compaa de Jess decretada por el papa Clemente XIV en 1773. Al respecto, cabe sealar que nadie ha tachado de masn a dicho papa por disolver la Compaa de Jess.

    Por su parte, el tpico de la consideracin de la masonera como un ins-trumento del judasmo internacional arranca y se basa en los Protocolos de los Sabios de Sin, un texto que supuestamente revelaba la existencia de una conspiracin internacional del judasmo y la masonera para hacerse con el gobierno del mundo. No obstante, desde 1921 se sabe que los Protocolos no son ms que una falsificacin ideada por la polica poltica rusa. Concreta-mente se trataba del plagio de una obra del abogado parisino Maurice Joly (1829-1878), titulada Dilogo de los infiernos entre Maquiavelo y Montesquieu, o la poltica de Maquiavelo en el siglo XIX, publicada en 1864, en Bruselas, en la que se criticaba la poltica de Napolen III. Dicha obra fue plagiada y publicada en 1905 por Sergei Aleksandrovick Nilus, un oficial de la polica poltica del zar, con el objetivo de advertir acerca de una conjuracin judeo-masnica mundial que debe conducir a nuestro corrompido mundo a su inevitable rui-na. Para ello retitul el texto como Protocolos de los Sabios de Sin y sustituy el binomio malfico Maquiavelo-Napolen III por masonera-judaismo.11 En 1919, un capitn alemn llamado Mller von Hausen, bajo el seudnimo de Gottfried zur Beck, volva a publicar los Protocolos con el patrocinio de la nobleza germnica para provocar una cruzada antisemita en Alemania. A partir de ese momento, la difusin de tal mito se propag como si fuera una verdad histrica que fue hbilmente manipulada con fines polticos (fue el ar-gumento central del Mein Kampf de Hitler). Todava hoy se siguen invocando los Protocolos como prueba indubitada de una supuesta conspiracin mundial que, en rigor, surgi como crtica a Napolen III.

    La cruzada antimasnica alcanz el lmite del ridculo con motivo del frau-de perpetrado por Lo Taxil y su invencin del satanismo masnico. Lo Taxil fue el seudnimo que utiliz el periodista y falsario Marie Joseph Jogand-Pags (1854-1907) para publicar, a partir de 1885, diversos libros en los que denun-ciaba la existencia de una masonera satnica que practicaba todo tipo de ritos orgisticos y blasfemos. Sin embargo, algunos obispos y conocedores de los entresijos del asunto avisaron infructuosamente que Lo Taxil era un impostor que slo buscaba la fama y el dinero que le proporcionaban sus conferencias y publicaciones (una de ellas alcanz la tirada de 100 000 ejemplares). En vano advirtieron que Jogand-Pags haba sido condenado aos atrs a ocho

    Me baso en el documentado trabajo de Ferrer Benimeli, Jos Antonio, El contubernio judeo-masnico-comunista, Madrid, Itsmo, 1982, pp. 135-190.

    11

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    http:masonera-judaismo.11
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    aos de crcel por inventarse falsas noticias (una de ellas, la existencia de una ciudad romana bajo las aguas del lago Leman, lleg a ser creda por ciertas sociedades arqueolgicas). Tambin se saba que, favorecido por una amnis-ta, haba probado fortuna publicando libros anticlericales como Po IX ante la Historia, su vida poltica y pontifical; sus vicios, sus dolos, sus crmenes. Finalmente, en 1897, cuando Taxil vio que su negocio editorial ya no daba para ms, convoc una conferencia en la Sociedad Geogrfica de Pars para presumir de haber engaado a la Iglesia catlica durante doce aos con la invencin de una ma-sonera satnica.12 Pero el mito del satanismo masnico ya se haba instalado en el imaginario colectivo de muchas personas, quienes creyeron que las logias eran conventculos de enmascarados hombres de negro que se reunan en stanos lgubres para tramar venganzas sangrientas y se dedicaban a practicar misas negras, ritos satnicos, profanar hostias y crucifijos.

    Aos ms tarde, al mito judeo-masnico-satnico se aadi otro elemen-to ms: el comunismo. Algunos autores afirman que la masonera sirvi de puente entre la era protestante y la del comunismo sovitico, y vinculan la masonera con el comunismo como si uno hubiera originado o apadrinado el nacimiento del otro. Lo cierto es que la masonera no slo no tuvo nada que ver con el surgimiento del comunismo, sino que, por el contrario, fue espe-cialmente maltratada por dicha ideologa. Los Congresos de la Internacional Comunista celebrados en Mosc en 1921 y 1922 reiteraron la decisin de expulsar del partido a los masones por considerar que la masonera era una organizacin elitista y burguesa contraria a los intereses del proletariado.

    Pese a todo lo anterior, todava persiste cierta historiografa que mantiene el mito del contubernio judeo-masnico-satnico-comunista, pues, aunque ello no se encuentre respaldado por los hechos histricos, ha sido hbilmente utilizado por diversos lderes polticos para canalizar la frustracin y resenti-miento de sus seguidores, para cohesionarlos frente a un enemigo comn o para satisfacer las mentes perezosas que se contentan con explicaciones sim-ples. Es verdad que conviene no confundir una parte con el todo y no distin-guir entre masonera regular y masoneras irregulares; por ejemplo, calificar de politizada o de anticlerical a toda la masonera supone una generalizacin tan errnea como afirmar que el futbol se juega con los pies (no en el rugby), que el cristianismo acepta la poligamia (slo la practican algunos mormones) o que todas las aves vuelan (el avestruz, el pingino o el kiwi no lo hacen). En suma, ya no cabe hablar de masonera, sino de masoneras, en plural, sobre todo a partir del siglo XIX, cuando algunos Grandes Orientes abandonaron los tradicionales landmarks de 1723 y permitieron en sus talleres los deba-

    Ibidem, p. 31. 12

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    http:satnica.12
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    tes polticos y sociales. Frente a la masonera llamada regular, se alzaron en el continente europeo otras masoneras rivales, denominadas irregulares, de tendencia adogmtica y progresista.

    5. Fomentar el relativismo, indiferentismo y sincretismo religiosos

    Igualmente, diversas autoridades religiosas han acusado a la masonera de practicar el relativismo, el indiferentismo y el sincretismo religiosos. En la medida en que la masonera negaba la existencia de una verdad objetiva o la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad, el relativismo colisio-naba con los dogmas de las religiones reveladas. Por su parte, el indiferentis-mo afirmaba que todas las religiones eran diversos caminos que expresaban la nica verdad.13 Pero estas acusaciones, que podran estar justificadas en la actitud de ciertas masoneras latinas de los siglos XIX y XX, no lo estaban respecto a otras, como, por ejemplo, las anglosajonas y escandinavas. stas no negaban verdad objetiva alguna ni rechazaban dogmas religiosos, por la sencilla razn de que ellas mismas tenan sus dogmas o landmarks, uno de los cuales exiga a sus miembros (pues ello se consideraba una verdad objetiva) la creencia en Dios y en la inmortalidad del alma. Lo que suceda es que tales masoneras regulares respetaban la forma o credo religioso practicado por cada uno de sus integrantes. Podra traerse aqu a colacin la siguiente decla-racin de un masn procesado por la Inquisicin de Madrid, en 1757, el cual afirm: no es cierto que los francmasones profesemos la indiferencia, lo que sucede es que para ser francmasn es indiferente que uno sea catlico o no lo sea.14 Ntese, por tanto, que, en rigor, la masonera regular no amparaba el indiferentismo religioso, sino la libertad de cultos.

    Respecto al cargo de indiferentismo, debe convenirse que en ningn texto fundacional de la masonera regular se encontraba la afirmacin de que todas las religiones expresaran una nica verdad. Lo ms parecido a esta idea estaba publicado en las constituciones masnicas, que afirmaban la existencia de una religin universal identificada con los preceptos de No. Sin embargo, es ver-dad que algunos rituales de la segunda mitad del siglo XVIII abrazaron ciertas formas de gnosticismo (de esto se hablar ms adelante).

    La Gran Logia Unida de Inglaterra ha aclarado en varias ocasiones que la Masonera no es una religin, ni un sustitutivo de la religin, y que no es

    13 Declaracin de la Conferencia Episcopal alemana de 28 de abril de 1980, Sillar. Revista Catlica de Cultura, Huesca, nm. 2, abril-junio de 1981, p. 76.

    14 Proceso reproducido por Llorente, Juan Antonio, Historia crtica de la Inquisicin en Espaa, Madrid, Hiperin, 1980, p. 69.

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    http:verdad.13
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    misin de la masonera tratar de unir credos religiosos diferentes, ni propiciar un sincretismo.15 Es ms, aunque al aceptar la libertad de culto y de concien-cia, la masonera respetando las creencias de sus miembros no adopt insti-tucionalmente una postura sobre el concepto de Dios, los textos oficiales de la masonera regular en especial los anglosajones, siempre explcitamente testas, exigieron la creencia en el Dios revelado por las religiones monotestas. Incluso, resulta paradjico que se acusara a la masonera inglesa de relativista y desta, cuando ella misma traicionando en cierta manera su neutralidad religiosa ha-ca pblica profesin de todo lo contrario, es decir, de tesmo.

    Asimismo, respecto a la acusacin de fomentar en las logias el relativismo religioso mediante la cofraternizacin entre cristianos, catlicos y protestantes, as como judos, musulmanes, hindes, ya incluso el Concilio Vaticano II mani-fest que era necesario que los catlicos reconocieran los tesoros espirituales y morales existentes en otras religiones: La Iglesia catlica no rechaza nada de lo que en las religiones no cristianas hay de santo y verdadero [porque] reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres.16

    Con todo, algunos rituales masnicos contienen temas y escenas poco afor-tunadas. Un exponente de los efectos contraproducentes de la equivocidad de ciertos smbolos masnicos fue sealado a mediados de siglo XX a propsito de la publicacin de un libro escrito por un exmasn y pastor anglicano, Walton Hannah, luego convertido al catolicismo,17 quien tach de blasfemos los rituales de la masonera inglesa. Ello llev a muchos masones a presentar su baja y, ade-ms, inici una serie de desencuentros entre la Gran Logia Unida de Inglaterra y un amplio sector de la Iglesia anglicana, sector que juzgaba incompatible ser a la vez masn y cristiano. En su libro, Walton Hannah consideraba blasfemo el trmino Yahbaln, acrnimo empleado en el rito del Arco Real para referirse a Dios.18 Dicha palabra procedera de la unin de tres slabas que significan Dios en sus idiomas respectivos: Yah (Yahveh, que significa El Ser o Yo soy en hebreo), Baal (que significa tambin Dios o seor en el idioma caldeo) y On (literalmente Ser, referido al dios Osiris).19 No obstante, en otros textos masnicos se le da a esta palabra un sentido diferente; por ejemplo, en el rito escocs de 33 grados,

    15 Publicados por Ferrer Benimeli, Jos Antonio, El Gran Arquitecto del Universo, en Ferrer Benimeli, Jos Antonio (dir.), Masonera y religin, cit., pp. 49-55.

    16 Juan Pablo II, Audiencia. Mircoles 9 de septiembre de 1998, Vaticano, Libreria Editrice Vaticana, https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1998/documents/hf_jp-ii_aud_09091998.html.

    17 Hannah, Walton, Darkness Visible: a Revolution and Interpretation of Freemasonry, Londres, s.e., 1952. 18 Hannah, Walton, op. cit., pp. 26, 34 y 35. Como respuesta a las crticas recibidas por este libro,

    public Christian by Degrees, Londres, 1954, en donde adems edit algunos altos grados del escocismo. 19 Hatman, Alexis, Diccionario Masnico, Barcelona, Asociacin Cultural Meru, 2007, p. 20.

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    https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1998/documents/hf_jp-ii_aud_09091998.htmlhttp:Osiris).19http:hombres.16http:sincretismo.15
  • 12 JAVIER ALVARADO PLANAS

    el grado 18 menciona tal palabra sin atribuirle esa etimologa y la traduce como el seor es nuestra ayuda.

    En todo caso, represe en que tales palabras no representaban necesariamen-te a divinidades concretas, sino que eran nombres que significaban literalmente Dios en sus respectivos idiomas. Y debido a que el tema que inspiraba el grado del Arco Real era la bsqueda de la palabra perdida (el sagrado Nombre de Dios), la leyenda de dicho grado ofreca varias palabras sustitutas, una de las cuales (Yahbaln), al estar formada por los nombres que significan Dios en varias religio-nes antiguas, pretenda representar el sentimiento religioso que haba animado al hombre a lo largo de la historia y, a la vez, un reconocimiento de (y citamos el Concilio Vaticano II) todo lo santo y verdadero que pueda haber en las religiones no cristianas. Segn nuestra interpretacin, el acrnimo Yahbaln no implicaba necesariamente ningn indiferentismo, sincretismo o eclecticismo religioso; tam-poco supona situar en el mismo o distinto nivel unas religiones sobre otras, ni equivala a situarlas a todas como iguales. Poda simbolizar el reconocimiento de la omnipresencia de Dios a lo largo de la historia y de lo universal de la espirituali-dad humana. En suma, la desafortunada eleccin del acrnimo Yahbaln revelaba la ingenuidad o el mal gusto de ciertos masones, pero no nos parece tcnicamente blasfema. De cualquier modo, la presin meditica creada por el libro de Walton Hannah oblig a la Gran Logia Unida de Inglaterra a retirar de sus rituales el equvoco nombre como sustituto de la palabra perdida y a afrontar la crisis originada por una oleada de peticiones de baja.

    6. Practicar el desmo y una religin natural

    Respecto a la acusacin hecha a la masonera regular de practicar el desmo o una religin natural, cabe decir que es incierta. Ya desde sus primeros tiem-pos, se acus a la masonera especulativa de alejarse del tesmo tradicional para abrazar un desmo que negaba tanto la intervencin de Dios en el mundo, como la eficacia y valor de la liturgia. El desmo del siglo XVIII, aunque aceptaba la existencia de Dios como creador del universo, rechazaba la posibilidad de que pudiera revelar sus designios directamente o a travs de profetas e intermedia-rios, as como de que su influencia pudiera ser invocada en cualquier forma de rito o liturgia. Al no aceptar las supuestas intervenciones de Dios en el mundo, negaba la existencia de la Providencia Divina, de los profetas o mensajeros, las apariciones, los milagros y la revelacin de la Palabra de Dios mediante libros sagrados, como la Biblia o el Corn. La divinidad era, segn esta corriente, una realidad manifestada por medio de leyes naturales, las cuales slo eran accesi-

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  • 13 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    bles por el conocimiento cientfico: nicamente la razn poda descubrir tales leyes y articular sobre ellas una religin natural y una tica positiva.

    No obstante, lo cierto es que acusar a toda la masonera de practicar el desmo era, cuando menos, inexacto. En efecto, en las constituciones masni-cas, publicadas por la Gran Logia de Londres, en 1723, se aluda a Cristo como Gran Arquitecto de la Iglesia (recordemos que la expresin Gran Arquitecto se reserva a la Divinidad), lo que supona un reconocimiento implcito del carcter divino de Jesucristo y de su papel providencial y salvfico. Tambin se precep-tuaba la obligacin de efectuar los juramentos masnicos sobre la Biblia, lo que implicaba reconocer su valor como texto sagrado, en el cual se haba revelado la Palabra de Dios. El landmark de respetar las fiestas masnicas de san Juan Bautis-ta y de san Juan Evangelista o de los cuatro santos coronados constitua tambin una aceptacin del carcter mediador de los santos, amn del reconocimiento de un culto organizado conforme a cierta liturgia. Como puede verse, todo ello era contrario al desmo y estaba en perfecta lnea con el tesmo. Los mismos compiladores de dichas constituciones el reverendo James Anderson, pastor de la Iglesia presbiteriana escocesa, y Jean-Theophile Desaguliers, ministro de la Iglesia anglicana eran convencidos testas, y no destas. Tambin lo eran los catlicos irlandeses que fundaron la Gran Logia de los Antiguos, rival de la de Anderson, incluido su gran secretario, Laurence Dermott, redactor de las cons-tituciones de los antiguos, publicadas en 1756 con el subttulo de Ahiman Rezon. En dicho texto se afirma:

    Todo masn est obligado a creer firmemente y adorar fielmente a Dios eter-no al igual que las enseanzas sagradas que los dignatarios y Padres de la Iglesia han redactado y publicado para el uso de los hombres sabios; de tal suerte que ninguno de los que comprenden bien el Arte pueda marchar sobre el sendero irreligioso del desgraciado libertino o ser introducido a seguir a los arrogantes profesores del atesmo o del desmo.20

    Es decir, no slo se reconoca de forma expresa la creencia en un Dios personal que mostraba sus enseanzas por medio de la revelacin y de los Padres de la Iglesia, sino que se condenaba explcitamente el desmo. Ello evidencia que la masonera originaria era inequvocamente testa, y no desta.

    De igual manera, el antimasonismo clerical acus pronto a la masonera de propugnar una religin natural, pero lo cierto es que los textos masnicos funda-cionales no mencionan tal concepto, sino que slo se refieren a la religin uni-versal. Recordemos, por otra parte, que la propia palabra catlico procede del

    Ahiman Rezon or a Help to a Brother, Londres, s.e., 1756, p. 105. 20

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    http:desmo.20
  • 14 JAVIER ALVARADO PLANAS

    griego kathholon y significa universal. Adems, la religin universal propugnada por la masonera de los modernos no encajaba exactamente en un planteamiento naturalista, sino que casaba ms bien con la tradicional concepcin del derecho natural, concebido como conjunto de normas ticas y morales impresas por Dios en el alma del hombre.

    En efecto, las constituciones de Anderson identificaban las artes, en gene-ral, y la geometra, en particular, con un conocimiento universal revelado por Dios e innato en todos los hombres. En dicho contexto, se invocaba una frase del apstol san Pablo: la obra de la ley escrita en sus corazones (Hechos 2, 15), al tiempo que se afirmaba que Adn, creado a imagen de Dios, tena las ciencias[] inscritas en su corazn. Con todo, tales remisiones a una religin universal constituan una estrategia para evitar las disputas religiosas entre catlicos y protestantes, que estaban socavando los cimientos de la fra-ternidad masnica, as como un medio de facilitar tambin el acceso a judos y musulmanes.21

    As, la religin universal que Dios haba impreso en los corazones de todos los hombres quedaba identificada con la religin prediluvial de No22 y, por tanto, era anterior al islam, al cristianismo y a la fundacin del judasmo de Abraham (Gnesis 11, 25-27). De esta manera, el noaquismo masnico fue una forma de conciliar las tres religiones del libro: la juda, la cristiana y la musulmana.

    Se podra objetar que el universalismo interreligioso preconizado por las constituciones de Anderson poda resultar sospechoso de hereja para los te-logos catlicos de la poca, pero cualquier duda a este respecto quedaba acla-rada desde el momento en que la religin universal del texto de 1723 era iden-tificada, en la versin de 1738, con los preceptos de la ley de No. De hecho, ni el texto de 1723 ni el de 1738 fueron incluidos en el Index romano de libros prohibidos. Por tanto, la invocacin a una doctrina revelada por Dios a No y consignada en un texto sagrado alejaba absolutamente las constituciones masnicas del desmo y del naturalismo. En definitiva, la masonera regular no fue desta ni defensora de una religin natural.

    21 Pese a ello, han sobrevivido diversos textos de esos primeros aos que pueden consultarse en Carr, Harry (ed.), The Early Masonic Catechisms, Londres, Manchester University Press, 1963; la cual fue reeditada por la Kessinger Publishing Company, Kila MT, s.d. Han sido editados y co-mentados por Ngrier, Patrick, Textes fondateurs de la Tradition maonnique 1390-1760, Pars, Grasset, 1995 y por Langlet, Philippe (recop.), Les textes fondateurs de la franc-maonnerie, Pars, Dervy, 2006.

    22 E incluso anterior a No. Sobre el tema masnico de la translatio scientia desde el Paraiso terrenal hasta los tiempos actuales, pasando por Caldea, Egipto, Israel, Grecia, Roma, Francia e Inglaterra, vase Alvarado Planas, Javier, Saberes traslaticios: la leyenda de las dos columnas prediluviales, Glossae. European Journal of Legal History, Valencia, nm. 10, 2013, pp. 48-69.

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    http:musulmanes.21
  • 15 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    III. ACUSACIONES FUNDAMENTADAS CONTRA LA MASONERA

    Las contradicciones del discurso masnico radicaban ms probablemente en ciertas escenas y temas contenidos en los rituales de los altos grados redactados a mediados del siglo XVIII. As, por ejemplo, loar el deseo de venganza (hiramita o templaria), frente al mensaje del perdn mostrado por Jesucristo, ofenda al verdadero cristiano. Se zahera a judos y musulmanes desde el momento en que se les exiga que asumieran la idea de la cruzada a Tierra Santa o que portaran la cruz de san Andrs. Se negaba la autoridad de los profetas o ministros de la Iglesia. Se abrazaban abiertamente formas de gnosticismo que defendan que la masonera era heredera de un conocimiento esotrico por encima de las reli-giones, transmitido por iniciados desde la ms remota antigedad. Se soslayaba la enseanza de los fundadores de las religiones reveladas y se cuestionaba, en fin, la divinidad de Jesucristo. Ello sin contar con que ejecutar a un acusado sin antes haberle escuchado o deponer un juramento bajo coaccin eran costumbres totalmente contrarias a las leyes civiles y penales de cualquier pas civilizado. Comentemos con ms detalle estos aspectos del discurso masnico.

    1. El inhumano juramento masnico

    La primera condena pontificia de la masonera fue decretada el 28 de abril de 1738 mediante la bula In Eminenti, del papa Clemente XII.23 sta denunciaba los trminos atroces e inhumanos en los que estaba redactado el juramento masni-co. Concretamente, al mencionar que los masones juraban sobre la Biblia man-tener su secreto bajo amenaza de graves castigos (iureiurando ad Sacra Biblia interposito, tum gravium poenarum exaggeratione inviolabili silentio obtegere adstringuntur), el papa pareca darse por enterado de que dicho juramento castigaba con la muerte al masn per-juro, lo cual, adems de sobrepasar lo moralmente aceptable e incurrir en grave conducta delictiva, constitua una hereja. La segunda condena de la masonera, llevada a cabo mediante la bula Providas de Benedicto XIV, fechada el 18 de mayo de 1751, insista en censurar los trminos del juramento masnico.

    Cules eran lo trminos de este acto sacrlego? Un texto masnico de 1727, titulado La confesin de un masn, desvelaba los trminos del juramento depuesto ante Dios y sobre la Biblia exigido a los que ingresaban en la masonera:

    Bula In Eminenti de Clemente XII contra los masones, 2 de abril de 1738, Archivio Segreto Vaticano, Bandi sciolti, serie I, 35.

    23

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  • 16 JAVIER ALVARADO PLANAS

    Yo guardar y esconder, o no divulgar ni dar a conocer los secretos de la palabra del masn, bajo pena de serme arrancada la lengua de debajo de mis mandbulas y mi corazn arrancado de debajo de mi axila izquierda, y mi cuerpo sepultado bajo el lmite de los altos mares, all donde la marea des-ciende y sube dos veces en veinticuatro horas.24

    Ya en su momento, algunos masones consideraron crueles y excesivos los trminos de un juramento como ste, que llevaba aparejados en caso de in-cumplimiento atroces castigos impropios de una corporacin que se postu-laba como adalid de la fraternidad. Pero, sorprendentemente, tal frmula no fue mitigada, sino que se propag por todas las logias del continente europeo y americano. Al poco tiempo, la versin ms extendida de la frmula de jura-mento del aprendiz masn aada el consentimiento explcito del deponente a ser ejecutado en caso de perjurio:

    Juro y prometo, sobre los Estatutos generales de la Orden, y sobre esta espada smbolo del honor, ante el Gran Arquitecto del Universo, guardar inviolable-mente todos los secretos que me sern confiados por esta Respetable Logia, as como todo lo que habr visto hacer o escuchado decir; nunca escribirlos, grabarlos, ni burilarlos, si no he recibido el permiso expreso, y de la manera que podr serme indicada. Prometo amar a mis hermanos, socorrerles segn mis facultades; prometo adems atenerme conforme a los estatutos y Re-glamentos de esta Respetable Logia. Consiento, si fuera perjuro, a tener la garganta cortada, el corazn y las entraas arrancadas, el cuerpo quemado y reducido a cenizas, y mis cenizas lanzadas al viento y que mi memoria sea en execracin a todos los Masones. Que el G..A..D..U.. me ayude!.25

    Sabido es que tales castigos fsicos eran herencia del derecho penal me-dieval ingls y, concretamente, de la pena aplicada a los reos de alta traicin

    24 Una edicin bilingue ingls-francs, con un breve estudio, de ste y otros textos mas-nicos fue publicada por Langlet, Philippe, op. cit., pp. 409-443. Asimismo, entre 1730 y 1755, varias revistas britnicas, como The Daily Journal y The Scots Magazine, publicaron partes de los rituales de la masonera. Lo mismo sucedi en otros pases.

    25 Semejante frmula era utilizada por las logias espaolas, pues se haban servido de los rituales franceses y belgas; Frau Abrines, Lorenzo y Ars, Rosendo, Diccionario Enciclopdico de la Masonera, op. cit., vol. V, p. 581; Ruiz, Csar, Rito Escocs Antiguo y Aceptado. Ritual del Aprendiz masn precedido por un breve estudio del Grado, Madrid, s.e., s.f., pp. 56-57; Caballero de Puga, Eduardo, Ritual del aprendiz masn segn documentos autnticos y originales ajustados en sus definiciones a los ltimos adelantos de las ciencias filosficas y naturales, Madrid, Arranz y Compaa, 1883, p. 46. Un estudio comparativo de las diversas frmulas del juramento del aprendiz puede consultarse en Dsagu-liers, Ren, Notes sur le serment maonnique du premier grade, Reinassance Traditionelle, Pars, nm. 1, 1970, pp. 3-20.

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    http:ayude!.25http:horas.24
  • 17 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    o atentado al rey (laesa maiestatis), que consista en colgar, abrir el vientre y eviscerar al condenado mientras segua vivo. No obstante, aunque fuera una frmula de origen medieval, la mera antigedad no poda constituir razn suficiente para su conservacin, pues, en otro caso, se llegaran a legitimar otras instituciones medievales como la esclavitud o el derecho de pernada.

    Atendiendo a una valoracin exclusivamente jurdica de la frmula del juramento masnico, cabe sealar que contiene varios ilcitos incompatibles con el Derecho Natural elaborado desde la escolstica medieval, y, sobre todo, con la legislacin liberal surgida tras la Declaracin de los derechos del hombre y del ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa en 1789.

    Existe un primer ilcito, en la medida en la que el deponente acepta que, si incumple sus obligaciones, se le haga sufrir un dao que podra llegar a costarle la vida. Podra considerarse que tal frmula viola el concepto de dignidad hu-mana y adems los derechos a la integridad fsica y a la vida.

    El segundo ilcito derivara de la intervencin de un tercero, el cual es auto-rizado a ejecutar al que incumple su juramento. Ninguna legislacin civilizada actual contempla que un particular habilite a otro para que, en determinado caso, le quite la vida. Vase, como botn de muestra, la penalizacin de la asistencia al suicidio. Por tanto, la frmula del juramento vulnerara varios pre-ceptos de la legislacin penal de la mayora de los pases civilizados, por cuanto encierra la propuesta de comisin del delito de coacciones graves, lesiones, in-duccin o asistencia al suicidio, homicidio, e, incluso, de asesinato.

    El tercer ilcito del juramento masnico deriva de la calidad de la pena esta-blecida: la muerte. En la introduccin del Convenio Europeo de Derechos Humanos se afirma que el derecho de toda persona a la vida es un valor fundamental en una sociedad democrtica y que la abolicin de la pena de muerte es esencial para la proteccin de este derecho y el pleno reconocimiento de la dignidad inherente a todo ser humano. Resulta paradjico que las Grandes Logias que mantienen este tipo de penalidades en sus juramentos sean, a la vez, decididas defensoras de la abolicin de la pena de muerte. Igualmente paradjico es el hecho de que este juramento, cuyo quebrantamiento lleva aparejada la pena de muerte, atente contra las propias constituciones nacionales e internacionales de la masonera, las cuales obligan a los masones a acatar las leyes de sus respectivos pases, inclui-das aquellas que han suprimido la propia pena de muerte Cmo puede expli-carse que la masonera lleve a gala combatir la pena de muerte y acatar las leyes abolicionistas, y, a la vez, mantenga dicha pena capital, aunque sea simblica, dentro de su organizacin?

    La frmula del juramento tambin podra traspasar los lmites del derecho de asociacin reconocido en la legislacin de los pases democrticos, que decla-ra ilegales aquellas asociaciones que utilicen medios tipificados como delito. Y

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  • 18 JAVIER ALVARADO PLANAS

    es claro que la formula masnica utiliza medios tipificados como delito, pues el juramento imprescindible para entrar en la asociacin exige que el candidato ponga su vida como garanta del cumplimiento de su compromiso y, adems, autorice a otro a llevar a cabo la ejecucin de la pena en caso de incumplimien-to. Puesto que tales compromisos exigidos al candidato estn tipificados como delitos, la frmula de este juramento podra determinar la ilegalidad de la aso-ciacin y su consiguiente disolucin por sentencia judicial.

    Recapitulando: la frmula del juramento masnico, entendida de forma li-teral, atenta claramente contra la dignidad humana, el derecho a la vida y a la integridad fsica; restaura la pena de muerte abolida en la mayor parte de las legislaciones europeas; contiene conductas tipificadas como delito (proposicin para delinquir, coaccin grave, homicidio, asesinato, induccin o asistencia al suicidio), y vulnera los lmites del derecho de asociacin al utilizar medios tipifi-cados como delito.

    Los masones interpelados por este asunto26 suelen aducir que se trata de frmulas antiguas e intrascendentes que ningn masn toma en serio. Aducen que los trminos del juramento son puramente simblicos. Lo cierto es que, aunque se trate de un hecho simblico e histrico y que la pena de muerte nunca haya llegado a producirse, no nos hallamos ante una mera manifestacin reali-zada en un contexto informal, sino, al contrario, ante una frmula juramental que implica la asuncin de unos deberes de confidencialidad. Como cualquier otro juramento de confidencialidad, el acto implica una obligacin. El que la acepta queda jurdicamente vinculado a cumplirla; y a quien la recibe, le asiste de manera correlativa el derecho a reclamar su posible incumplimiento, incluso por va judicial. Las obligaciones derivadas de un juramento son materia tan seria que la mayor parte de las legislaciones del mundo regulan tal institucin y castigan su violacin. De igual manera, la mayora de los pases desarrollados del mundo protegen los secretos industriales, la propiedad intelectual y los con-tratos de confidencialidad, y castigan su violacin con sanciones econmicas o penas de crcel. Por poner un ejemplo extremo, jurar o testificar falsamente en un juicio est castigado con penas de hasta tres aos de crcel en Espaa, cinco en Estados Unidos y ocho en Uruguay.

    A esta cuestin dedica un captulo de su obra Hannah, Walton, op. cit., pp. 20-24, reco-giendo las opiniones de algunos masones ingleses sobre estos inocentes juramentos. Uno de esos masones y tambin pastor anglicano, incomprensiblemente calific la frmula del juramento como menudencia (cowboys and indians). Debido a la divisin de pareceres, en 1986 la Gran Logia Unida de Inglaterra cerr en falso el debate a pesar de la opinin de su gran maestro, el duque de Kent, favorable a suprimir todas las penalidades del juramento por considerarlas un mos-cardn en el sombrero.

    26

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  • 19 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    Cerremos esta reflexin sobre el juramento masnico recordando la hi-ptesis de que una de las razones que motiv la bula pontificia de 1738 fue que, gracias a las pesquisas inquisitoriales previas a dicha bula, la Iglesia haba podido averiguar los trminos vehementemente sospechosos del juramento masnico efectuado sobre la Biblia y bajo amenaza de padecer graves castigos, en caso de perjurio. En la encclica Providas, de mayo de 1751, Benedicto XIV insisti en los anteriores motivos de la bula de 1738. La encclica Ecclesiam de Po VII de sep-tiembre de 1821 denunciaba los trminos de un juramento tan severo.27 Ms explcitamente, en la constitucin apostlica Quo Graviora, fechada en marzo de 1826, Len XII sostena:

    Nosotros condenamos singularmente y declaramos nulos los juramentos im-pos y culpables por los cuales aqullos que ingresando en esas sociedades, se obligan a no revelar a ninguna persona lo que ellos tratan en las sectas y a condenar a muerte los miembros de la sociedad que llegan a revelarlo a los superiores eclesisticos o laicos Acaso no es, en efecto, un crimen el tener como un lazo obligatorio un juramento, es decir un acto debido en estricta justicia, que lleva a cometer un asesinato, y a despreciar la autoridad de aque-llos que, tenindo la carga del poder eclesistico o civil, deben conocer todo lo que importa a la religin o a la sociedad, y aquello que puede significar un atentado a la tranquilidad?

    Y, en efecto, dado que la frmula juramental utilizada en los rituales ma-snicos amenazaba con la pena de muerte al masn perjuro, ya nicamen-te por esta circunstancia, la condena pontificia de la masonera no slo se ajustaba al derecho cannico, sino que tambin era coherente con las leyes nacionales e internacionales del mundo contemporneo.

    2. La venganza hiramita y templaria

    Otra de las contradicciones del discurso masnico regular se encuentra en ciertos altos grados cuya creacin se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII. Lo ms curioso es que tales incoherencias ya fueron puestas de mani-fiesto por algunos masones de la poca.

    La principal y ms slida de las crticas a los altos grados procede de un prncipe experto en la materia, Federico de Orange, hijo del rey Guillermo I de los Pases Bajos, y hermano del tambin masn Guillermo II. El prncipe

    Se trata, en este caso, ms bien, de un documento contra la carbonera y no contra masonera.

    27

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    http:severo.27
  • 20 JAVIER ALVARADO PLANAS

    Federico era gran maestro de la Gran Logia Nacional de los Pases Bajos y del Gran Captulo de los Grados Superiores desde 1816,28 y, en calidad de tal, haba sido recibido en diversos sistemas y grados masnicos, como el rito escocs rectificado, el escocs antiguo y aceptado, y el sueco. Profundo conocedor del simbolismo de los sistemas de altos grados, se mostr muy cr-tico con esta parte de la masonera, hasta el punto de que, en 1819, redact y difundi una Memoria29 en la que calificaba tales grados de antimasni-cos y anticristianos. Un ao despus, coherente con su escrito, dimiti como gran maestro del Gran Captulo de los Grados Superiores. En su Memoria, el prncipe de Orange explicaba las razones por las que, en su opinin, ciertos grados incorporados a varios ritos masnicos (entre ellos, el rito francs, el escocs rectificado, el escocs antiguo y aceptado y el de Memphis-Mizraim) eran contrarios al universalismo preconizado por la masonera y, adems, contenan enseanzas abiertamente opuestas a las predicadas por Jesucristo. El prncipe Federico no era el primero ni sera el ltimo en criticar esta deriva de la masonera. Antes que l, algunos masones ya haban denunciado los calamitosos efectos de la indiscriminada obsesin de algunos hermanos por las cintas, colores, mandiles y ttulos pomposos. Pero, en este caso, se trataba de un problema de mayor sustancia.

    Recordemos que la eclosin de los altos grados se produjo en Francia en la dcada de 1740.30 De entre los diversos temas desarrollados en ellos, destacaron

    28 Vanpeype, Dirkc J., Prince Frederik (Grand Master 1816-1881) and the Higher Degrees in the Netherlands, Ars Quatuor Coronatorum, Boston, 1997, pp. 92 y 110.

    29 Fue publicada en Annales maonniques, littraires et historiques de la maonnerie des Pays-Bass, Bruselas, 1825, t. IV, p. 76.

    30 Para el anlisis de los diversos altos grados de la masonera nos hemos basado en la siguiente bibliografa. Los 25 grados del rito de Perfeccin, que luego dieron origen a otros siste-mas rituales como los 33 grados del rito Escocs Antiguo y Aceptado, los 7 del rito francs, y los 99 grados del rito Memphis-Mizrain, han sido estudiados por Gurillot, Claude, La Rose Maon-nique, Pars, Vga, 1995, 2 t. De este mismo autor: Le rite de Perfection. Restitution des rituals traduit en anglais et copis en 1783 par Henry Andrew Francken, Pars, Guy Trdaniel, 2007. Por su parte, el barn Tschudy public en 1787 unos Recueil Prcieus de la Franc-maonnerie Adonhiramite con los cuadernos de los 13 grados de dicho sistema.

    Respecto a los 33 grados del escocismo, la Biblioteca Nacional de Madrid conserva el manus-crito 7834, de poca napolenica, escrito en francs con el rito completo y lamnas en color para ilustrar la decoracin del templo y la indumentaria de cada grado. Tambin Stanislas de LAulnaye, Franois-Henri, Thuileur des trente-trois degrs de lecossisme de rit ancien dit accept, Paris, Delannay, 1813. Igualmente fue publicado por Cassard, Andrs, Manual de la masonera, o sea, el tejador de los ritos antiguo escocs, francs y de adopcin, Nueva York, Windham Press, 1861 y por Folger, Robert B., The Ancient and Accepted Scottish Rite, in Thirty-Three degres, Nueva York, The Author, 1862. Otra versin publicada en 1888 puede consultarse en Blanchard, Jonathan, Scotch Rite Masonry Illustrated: the Complete Ritual of the Ancient and Accepted Scottish Rite Profusely Illustrated, Chicago, s.e., 1905, 2 vols., que publica unos interesantes comentarios al final de cada grado, aunque en algunas partes peca de subjetivismo al

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  • 21 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    cinco. Los dos primeros argumentos eran esencialmente masnicos: en primer lugar, la reconstruccin del Templo de Jerusaln, y, en segundo, la bsqueda de la palabra perdida, es decir, el sagrado nombre de Dios (ha-Sem). Los otros tres te-mas, ajenos a la tradicin masnica, surgiran ms o menos al hilo de las modas culturales del siglo. El tercero era la venganza hiramita; el cuarto, las cruzadas para reconquistar Tierra Santa, y el quinto, la venganza templaria. Los hechos demostraron que la filosofa y esencia de estos tres ltimos temas tuvieron un difcil encaje en la masonera porque defendan enseanzas incongruentes con los principios consignados en las propias constituciones fundacionales de los masones antiguos y modernos.

    dejarse llevar por su condicin de antimasn, anticatlico y antimonrquico (por ejemplo, vase t. I, p. 484). Fueron asimismo publicados por Picart, Bernard, Crmonies et coutumes religieuses de tous les peuples du monde... Pars, s.e., 1809, vol. 10, pp. 427-436.

    En la Biblioteca del Palacio Real de Madrid se conserva un manuscrito datable en torno al ao 1823, que rene algunos grados del rito de perfeccin, y que fue indebidamente titulado Papeles de Mr. Thebet, Reglamentos de varios grados masnicos, y otros papeles que aunque no son de mucho inters con-viene en mi concepto que se custodien entre los Manuscritos de la Real Biblioteca de la Reyna, Archivo General de Palacio, Madrid, seccin: Reinados, Papeles reservados de Fernando VII, caja 28, exp. 33, nm. 1 a 5; igualmente, vase: Thompson McClenachan, Charles, The Book of the Ancient and Accepted Scottish Rite of Freemasonry: Containing Instructions in all the Degrees from the Third to the Thirty-Third, and Last Degree of the Rite: Together with Ceremonies of Inauguration, Nueva York, Macoy Pub. & Masonic Supply Co., 1914. Por su parte, Frau Abrines, Lorenzo y Ars, Rosendo, op. cit., (utilizamos la edicin de M-xico, 1989), dedicaron el quinto volumen a publicar la mayor parte de los rituales de los diferentes sistemas; los del rgimen escocs antiguo y aceptado los tradujeron de Laffont-Ladebat, Charles, Ancient and Accepted Scoth Rite; Eighteenth Deegre, Nueva Orleans, Stone Guild, 1856, que completaron con los practicados en Blgica y Francia.

    El rito francs puede seguirse tambin en Vuillaume, Claude-Andr, Manuel maonnique, o tuileur des divers rites de maonnerie practiqus en France, Pars, Dervy, 1830 (reeditado en 1975); Manuel gnral de maonnerie contenant les sept grades du rite franais, les trente-trois degrs du rite ecossais et les trois grades de la maonnerie dadoption, Pars, s.e., 1883.

    Hay versiones en idioma espaol, del siglo XIX, de todos estos ritos: Ragn, Jean-Marie, Ritual del grado de R. conteniendo el anlisis de los 14 grados que le preceden en el Rito escocs, Barcelona, 1875. Gran-de Oriente Espaol, Francmasonera: ritual escocs y francs seguido en Espaa y sus provincias de Ultramar: cartillas de los GG. 1 al 18 del rito escocs y 1 al 7 y ltimo del francs, Nueva York, 1879; Caballero de Puga, Eduardo, Francmasonera: ritual escocs de los grados capitulares del cuarto al dcimo octavo, Madrid, 1889. Grande Oriente Espaol, Francmasonera: ritual escocs y francs seguido en Espaa y sus provincias de Ultramar: cartillas de los G.G. 19 al 33 del rito escocs. Sexta clase. Orden filosfico, Nueva York, 1890; Caba-llero de Puga, Eduardo, Francmasonera: Ritual escocs y francs seguido en Espaa, sus posesiones y dependen-cias, Madrid, 1894 (es una sntesis sin apenas referencias a las leyendas e instruccin de los grados).

    Del siglo XX son las versiones de Gloton, Edmon, Memento des grades philosophiques (du 19 au 30 degr), Pars, Sagre Rserve, 1929; Berteaux, Raoul, Le rite ecossais ancien et accepte. Sa symbolique, ses degrs suprieurs (du 15 au 33), Pars, Editions Maonniques de France Cortext, 1987; Grand Collge des rites. Suprme conseil pour la France et les territoires hors metropole, Cahiers des grades philosophiques (du 19 au 30 degr), Pars, Dervy, 1969. Adems de otros que citaremos oportunamente.

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  • 22 JAVIER ALVARADO PLANAS

    Explicaremos ahora, si bien sucintamente, las contradicciones relativas a la venganza hiramita (en referencia a la venganza por el asesinato de Hiram Ab, uno de los maestros artesanos del templo de Jerusaln) y a la venganza templaria.

    Aclaremos al lector que el acceso al tercer grado aquel que confiere la maestra masnica,31 se efectuaba mediante una ceremonia en la que el can-didato escenificaba la muerte y resurreccin del maestro de obras del templo de Salomn, Hiram Ab, mencionado en la Biblia (libro de los Reyes 7, 13-48). Cuenta el aplogo de este tercer grado que Hiram Ab dividi a los constructores en tres categoras (aprendices, compaeros y maestros) y asign a cada grupo una palabra secreta que les serva para reconocerse entre ellos. Fue entonces cuando tres compaeros se conjuraron para acceder ilegtimamente a los secre-tos del grado de maestro y trataron de arrebatar a Hiram Ab la palabra secreta de la maestra. Emboscados cada uno de ellos en las puertas del sur, de occidente y de oriente del templo, le propinaron respectivamente tres golpes sucesivos que le provocaron la muerte. Sin embargo, no lograron arrancarle la palabra secreta.

    La mayor parte de los altos grados surgidos en Francia o Alemania a me-diados del XVIII, concibieron el progreso masnico a partir de este tercer grado, al cual se aadi un cuarto basado en la captura y ejecucin de los tres asesinos del maestro Hiram Ab; de ah que se definan como venganza hiramita.

    En efecto, en la dcada de 1740, se redact el grado de Maestro Elegido de los Nueve32 (9 grado del antiguo rito de perfeccin y del rito escocs antiguo y aceptado, y 4 grado del rito francs), que iniciaba la serie de los llamados grados de venganza. Segn la leyenda del grado, el rey Salomn haba publicado un edicto para recompensar a quien descubriera el paradero de los asesinos del maestro Hiram Ab. Un pastor acudi ante el rey Salomn para denunciar que

    31 Debido a que los rituales masnicos son el principal secreto de la masonera, sorprende que los propios masones no se hayan recatado en publicarlos. Por limitarnos slo a las ediciones en espaol y relativas a los tres primeros grados del rito escocs antiguo y aceptado, adems de las arriba citadas, hay que mencionar: Orestes, Manual del PastMaster, Madrid, s.e., 1871; Ruiz, C., Rito Escocs Antiguo y Aceptado. Ritual del Aprendiz masn precedido por un breve estudio del Grado, Madrid, Moreno y Rojas, s.f.; Del Pino, Francisco, Manual del Grado de Compaero Masn, Madrid, Moreno y Rojas, s.f.; J. Ruiz Alvar Fez, Ritual del Compaero Masn. Rito Escocs Antiguo y Aceptado, Madrid, s.f.; Caballero de Puga, Eduardo, Ritual del aprendiz masn segn documentos autnticos y originales cit.; Ragn, J. M., Ritual del Grado de maestro, Barcelona, Salvador Manero, 1873; Utor, J. y del Pino, F., Manual del maestro masn. Redactado en presencia de los mejores autores antiguos y modernos. Con autorizacin de la Sapientsima Gran Logia Simblica del Gran Oriente de Espaa, Madrid, Imprenta del Gran Oriente de Espaa, 1883; J. Ruiz Alvar Fez y C. Ruiz Algebra, Ritual del maestro masn, Madrid, s.e., s.f.

    32 Gurillot, Claude, Le rite de Perfection. Restitution des rituals traduit en anglais et copis en 1783 par Henry Andrew Francken, Pars, Tredaniel, pp. 97 y 98. Tambin fue publicado en Recueil precieux de la maonnerie Adonhiramite, Filadelfia, s.l.i., 1787, p. 19.

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  • 23 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    uno de los asesinos estaba escondido en una gruta. El rey envi a nueve maes-tros masones (en otras versiones era el propio pastor) para que lo capturaran. El rito del grado escenificaba cmo uno de esos nueve maestros elegidos entr en la cueva, donde hall al asesino desarmado, sumido en una profunda desespe-racin, mientras peda clemencia; besndole las manos para enternecerlo, le suplic que socorriese el hambre que le devoraba en aquel momento y que no hallaba ningn asilo que le pusiere a cubierto de los terribles remordimientos que le devoraban.33 Pese a ello, el maestro elegido, llamado Joabert (en otras versiones es Perignan, nombre derivado del latn peregrinus), le dio muerte con una daga.34 As, le traspas el pecho con su pual, diciendo Sterkim, que signifi-ca venganza,35 en resarcimiento de la muerte de Hiram. Acto seguido, el asesi-no fue decapitado. Se llev entonces su cabeza al rey Salomn, quien la expuso en el extremo de una pica para escarmiento de los traidores. Segn explicaban las enseanzas del grado, se exiga al candidato el juramento de sacrificar a los Manes de Adonhirm y de no revelar los secretos, so pena citamos tex-tualmente de que la muerte ms horrenda sea la expiacin de mi perjurio, y luego que mis ojos sean privados de la luz, por el yerro ardiente, que mi cuerpo sea presa de las fieras, y que mi memoria sea en execracin a todos los Masones de la tierra. Tras esta terrible promesa, se encadenaban otras, a cul ms cruel e intimidatoria; una se depona bajo la amenaza de consentir que me sea cor-tada la lengua;36 otra implicaba aceptar todas las penas corporales que me sean impuestas, que me abran las venas de la garganta [...] que mi sangre salga lentamente de mis venas hasta la muerte;37 y otra, que sufra la cautividad ms dura, que mis cadenas no puedan ser cortadas jams, que mi cuerpo sea expuesto a merced de las fieras ms feroces.38

    Volvamos a las censuras vertidas contra este rito de la venganza hiramita por el prncipe de Orange. En su refutacin, ste se bas en las ms avanzadas doctrinas penales de la poca, recogidas en el Cdigo penal napolenico de 1810, redactado por una comisin integrada por nobles masones.39 Segn el

    33 Papeles de Mr. Thebet, op. cit., expte. 33, nms. 1-5. 34 Gurillot, Claude, op. cit., pp. 97 y 98. Igualmente en los Papeles de Mr. Thebet, op. cit,

    expte. 33, nms. 1-5., y en Cassard, Andrs, op. cit., pp. 222 y 224. 35 Papeles de Mr. Thebet, op. cit. 36 Grado de segundo elegido o de Perignan, Recueil precieux de la maonnerie... op. cit., p. 25. 37 Grado de maestro escocs, Recueil precieux de la maonnerie..., op. cit., p. 81. 38 Grado de caballero de la espada, ibidem, p. 108. 39 Alvarado, Javier, Masones en los orgenes de la ciencia penal europea, en Delgado, J.

    M. y Morales, A. (coords.), Gibraltar, Cdiz, Amrica y la masonera. Constitucionalismo y libertad de pren-sa, 1812-2012. XIII Symposium Internacional de Historia de la masonera espaola, Zaragoza, s.e., 2014, pp. 775-809.

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    http:masones.39http:feroces.38http:devoraban.33
  • 24 JAVIER ALVARADO PLANAS

    prncipe Federico, primeramente, se haba condenado a una persona sin res-petar su presuncin de inocencia, pues no se la haba escuchado, ni se haban aportado pruebas de su culpabilidad. Por tanto, era injusto que Salomn y su consejo como jueces hubieran pronunciado una sentencia de muerte basada en la mera declaracin de un ciudadano que afirm[aba], sin pruebas, que el hombre que estaba escondido era un asesino. El relato masnico, adems de injusto, era ahistrico, porque reflejaba una imagen distorsionada de la sabi-dura del rey Salomn: cmo el ms sabio de los reyes y el ms justo de los hombres puede condenar a muerte a un desconocido escondido en una gruta por un crimen del que no hay ninguna prueba ms que el testimonio de un desconocido?.40

    Por otra parte, las enseanzas morales contenidas en este grado eran in-congruentes: no haba ninguna enseanza moral en el hecho de que el asesino de Hiram fuera decapitado y el asesino de un asesino fuese recompensado con la elevacin de grado. Ningn cdigo moral poda justificar que se ordenase a un desconocido que matara un hombre indefenso: no se nos puede hacer creer que eso sea ms perfecto por el hecho de matar a un hombre desarmado y desesperado.41 Adems, el vengador no era un verdugo autorizado, sino un asesino que crea matar a otro criminal. Ninguna enseanza moral, incluida la masnica, poda basarse en la idea de la venganza. Finalmente, el prncipe argumentaba que era contrario a las enseanzas de Jesucristo el no dar a un acusado desesperado la posibilidad de arrepentirse, pues, si l perdon a quienes le crucificaban diciendo Padre, perdnales porque no saben lo que hacen, cmo aceptar que este grado masnico preconizara la venganza? Este cmulo de despropsitos vena, adems, agravado por la misma ubica-cin del grado, habida cuenta de que, al estar situado al comienzo del sistema, contaminaba el resto de los grados superiores e impeda el acceso a aquellos masones que rechazaran este grado por motivos de conciencia.

    La Memoria del prncipe de Orange tuvo eco inmediato en otras obe-diencias europeas, las cuales procedieron casi inmediatamente a suavizar los trminos ms severos del rito. Algunos masones optaron por considerarlo contrario a las enseanzas de la masonera y ajeno a la iniciacin, e incluso hubo logias que prohibieron la entrada a hermanos visitantes que estuvieran en posesin del grado de Maestro Elegido de los Nueve.42 Modernamente,

    40 Memoria del prncipe Federico de Orange, en Annales maonniques, littraires et historiques de la maonnerie des Pays-Bass, Bruselas, 1825, t. IV, pp. 121 y 122.

    41 Ibidem, pp. 76 y 123. 42 Vase Vassal, Pierre Grard, Cours complet de Maonnerie, Pars, Slatkine Reprints, 1827, pp.

    305-313.

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    http:Nueve.42http:desesperado.41http:desconocido?.40
  • 25 LUCES Y SOMBRAS DE LA MASONERA

    historiadores masones como Gurillot consideran los grados de venganza como una recopilacin de elementos disparatados e inaceptables cuyo significado inicitico es difcil de aceptar.43

    En todo caso, la concepcin de la venganza como restauracin de la jus-ticia, aunque pudiera resultar aceptable para la cultura juda o para la men-talidad europea de mediados del XVIII, sera considerada como una idea totalmente desafortunada en el contexto inicitico de los siglos XIX y XX, momento que seala el auge y expansin del liberalismo y de la doctrina de los derechos humanos. De hecho, como ya se ha mencionado, poco despus, algunos rituales maquillaron el argumento para suavizar la idea de la vengan-za. As, en el libro titulado Instrucciones para los grados altos segn el rito moderno, publicado en 1822, el asesino de Hiram ya no era ejecutado, sino que, tras ser descubierto en la cueva, se quit[aba] la vida clavndose un pual en el corazn.44 Esta tesis del suicidio del asesino de Hiram encuentra acomodo en otras versiones posteriores. En stas, adems, se describe al rey Salomn como un monarca preocupado por aplicar la justicia y evitar la vengan-za, pues el masn no debe olvidar nunca que todo brazo armado que no corresponda a un poder legtimo slo puede ser criminal.45

    En las versiones de idioma espaol practicadas a fines del XIX encontra-mos ambas soluciones. En una de ellas, el perseguidor sorprende dormido al asesino, que tena un pual a sus pies, y no pudiendo contener su impaciente celo, toma el arma y le hiere, primero en la cabeza y despus en el corazn y expira inmediatamente; entonces separ del tronco la cabeza del traidor.46 En otra interpretacin se mataba al asesino en defensa propia, dado que, tras ser descubierto, haba atacado a sus perseguidores, los cuales no tuvieron otra opcin que darle muerte.47 Asimismo, Eduardo Caballero de Puga, grado 33, aclaraba: antiguamente se llevaba al candidato a una habitacin en for-ma de caverna donde haba un maniqu que figuraba estar echado sobre un lecho de hierba seca al cual deba dar una pualada en la cabeza y otra en el corazn, y como la cabeza estaba separada del tronco, volva con ella cogida por los cabellos en muestra de triunfo.48 No obstante, matizaba Caballero de Puga, lo que en los tiempos modernos representaba la caverna no era sino la

    43 Gurillot, Claude, op. cit., p. 116. Tambin en Blanchard, Jonathan, op. cit., t. II, p. 373. 44 Instrucciones para los grados altos segn el rito moderno, Burdeos, s.e., 1822, p. 27. 45 As en Cassard, Andrs, op. cit., p. 536. 46 Frau Abrines, Lorenzo y Ars, Rosendo, op. cit., vol. V, p. 741, quienes publicaron los ritos

    en 1883 traduciendo la versin de Laffont-Ladebat, Charles, Ancient and Accepted, op. cit. 47 Caballero de Puga, Eduardo, op. cit., p. 193. 48 Ibidem, p. 192.

    Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurdica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

    Libro completo en: https://goo.gl/NwLmVx

    DR 2018. Universidad Nacional Autnoma de Mxico- Instituto de Investigaciones Jurdicas

    http:triunfo.48http:muerte.47http:traidor.46http:criminal.45http:corazn.44http:aceptar.43
  • 26 JAVIER ALVARADO PLANAS

    ignorancia; del mismo modo que la decapitacin del traidor con la espada de la verdad significaba que la ignorancia deba morir.49

    Ejecutado uno de los tres asesinos del maestro Hiram, los grados de vengan-za proseguan con la persecucin y castigo de los otros dos masones traidores. Para ello, tambin a finales de la dcada de 1740, se elabor otro grado, Ilustre de los Quince, que pas a ser el grado 10 del rito de perfeccin y de otros siste-mas rituales, como el francs o el escocs. Segn la fbula de este grado, tras la ejecucin de uno de los asesinos del maestro Hiram Ab, Salomn envi a quince maestros a que capturasen a los otros dos malvados. Una vez llevados los dos asesinos a su presencia, el rey orden que fueran ejecutados con los ms atroces tormentos a fin de que sus muertes estuvieran a la altura de la abominacin de sus crmenes:50

    [] fueron atados a unos potros por los pies, los brazos y el cuello, y se les abri el cuerpo hasta sus partes deshonestas, principiando desde el pecho, permanecieron ocho horas expuestos al sol, devorados por las moscas y otros insectos. Sus lamentables gritos conmovieron sus verdugos, quienes le cor-taron la cabeza, y sus cuerpos fueron echados fuera de la ciudad para que sirviesen de pasto a los cuervos.51

    Al igual que el anterior grado de venganza, este relato gener multitud de crticas, a las que se aadi la reprobacin de la prctica de una pena atroz, evidentemente contraria a los fines ilustrados y humanitarios de la propia ma-sonera. Recordemos que, por esas fechas, eran bien conocidas las censuras de los Ilustrados al derecho penal de la poca y, concretamente, a su sistema de castigos, tan cruel como desproporcionad