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El extraño caso de Atzin y el esclavo #3
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creativecommons5
CC 2014Virtual Bread Editorial Libre
Mau Miau
Historia y arte de Laughtman
Ilustración de portada: Diseño de portada:
Corrección de estilo:
Editor:Diseño editorial:
LaughtmanFulanito de talTournerJonathan YannTournerTournerFulanito de talVirtual Bread
Agradecimientos especiales:Anémona
Jonathan YannFulanito de tal
Y a nuestros queridos lectores de prueba
Hecho en México.
Licencia:
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons
Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional
Virtual BreadPresenta:
Historia y arte:
Laughtman
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6
7
8
9
Índice
Capítulo 4
Ilustración 1
Ilustración 2
Ilustración 3
Omake
Promo
11
14
16
23
33
35
10
11
Capítulo 5
El extraño caso de Atzin y el esclavo #3
Hoy me levanté de la cama y tuve un
escalofrío. Mientras todas mis va-
caciones fueron tranquilas y muy recreativas sabía
que esto eventualmente acabaría, sabía que mis
esperanzas de vivir como una persona normal
desaparecerían al volver a clases, al regresar con…
… La chica gato.
Mi nombre es Ricardo, pero todos me dicen Richie,
aunque ella jamás recuerda cómo me llamo y me
dice Mickey o “Esclavo”.
¿Cómo la conocí?
Fue un gran error mío, la verdad es que pienso
que de alguna forma mi mente no actúa de la ma-
nera que debería cada vez que veo a alguien en
desventaja, siento que debo ayudar y ese fue mi
gran error. Sí, ese día en la clase, mientras todos
destrozaban a Atzin por su obsesión con los ga-
tos, yo simplemente grité como un idiota: “Pues
yo pienso que los gatos son lo mejor de mundo”.
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Ella no volteó a verme, ni siquiera dijo una palabra,
simplemente salió del salón de clases caminando,
como si nada le importase, como si fuera cosa de
todos los días.
Horas más tarde, al regresar a casa me encontré
con una jauría de gatos y una chica diciendo:
- ¿Así que sientes que eres el mejor conocedor
de gatos eh? ¿Piensas que eres el mejor gatista
del mundo? ¡Te equivocas! Dentro de poco co-
nocerás de lo que soy capaz cuando se trata de
gatos.
Y así, desapareció entre las sombras hasta el
siguiente día. Todos los chicos del salón estaban
reunidos en un rincón discutiendo no sé qué. De
pronto Ime (diminutivo de Imelda), una de las chi-
cas del grupo se me acercó y dijo:
- ¿Estás bien? Nos enteramos de que te asal-
taron después de que te fuiste de la escuela,
decían que estabas mal herido.
- ¿Eh? No, yo…
- Hey Richie, no tenías por qué esforzarte en
venir hoy, debiste haberte quedado en casa (otro
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compañero interrumpió)
- ¿Oye y es cierto lo que dicen? – Continuó
Ime. - ¿La chica gato te salvó?
- ¿¡HA!?
De pronto se escuchó un portazo, era la chica
gato, con orejas de gato.
- Hey mocoso…
Arrojó algo hacia mis pies.
- Esto se te cayó mientras huías de los asal-
tantes ayer.
Era mi billetera.
- Oye ¿cuándo tomaste esto?
- Ya te dije, fue ayer, mientras corrías, no te
preocupes, jamás haría quedar mal a una persona
que ama a los animales como tú, es sólo que,
sabes, mi instinto siempre ha sido el de ayudar.
Bien amigos, debemos guardar la compostura,
el profesor está por llegar.
No sabía que en el momento en que la defendí,
firmé un contrato de esclavitud.
Después de eso, los días se volvieron bastante
incómodos y vergonzosos, ella me utilizaba para
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sus crímenes gatunos y yo obedecía estúpida-
mente porque cada vez que me quejaba pasaba
algo como…
- ¡Auxilio, auxilio, un tipo raro me acosa y me
dijo que quería romper mi ropa! – Y no sólo eran
gritos, sino que de verdad salían lágrimas de
sus ojos, y si no fuera porque yo era el afectado
incluso yo le hubiese creído, su actuación era
impecable.
Buscábamos gatos raros, hacíamos experimentos
con diferentes maullidos, tratábamos de descifrar
mensajes ocultos en las manchas de los gatos,
¡Clasificación de gatos por su olor hormonal! De-
finitivamente Atzin tenía algo que nosotros como
humanos mortales jamás podremos desarrollar:
Sentido común SUB HUMANO, a veces me pre-
gunté si de verdad ella creía en eso, lo cierto es
que preferí callar.
Muy a pesar de que mi condición era de esclavi-
tud, en ocasiones no me iba nada mal, llegué a ir
a su casa en repetidas ocasiones, sus padres eran
muy normales y serios, pero Atzin me preparaba
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comida deliciosa y me ayudaba en la tarea, la ver-
dad es que en el fondo ella es una chica especial.
Pero saliendo de su casa todo era diferente, era
bastante irritante cada vez que me decía Michie,
Litchy, Pichi, y finalmente Mickey, que fue el apodo
que duró más hasta que decidió llamarme esclavo
por tiempo indefinido.
Los últimos días de clases estuvo un poco distante,
parecía ansiosa y el último día simplemente dijo:
- Sé que será duro para ti, de verdad sé que
esperabas con ansias parar esta navidad conmigo,
incluso sé de tus intensiones de declararme tus
sentimientos de amor el 24 de diciembre, pero
debes entender que esta vez es diferente, debes
ser fuerte porque estaré lejos, iré a cumplir mis
sueños, bien, me voy, no me olvides.
Todo habría sido muy normal, incluso hubiese
tomados todo a la ligera e ignorarla hasta que se
fuera, pero ella decidió decirme todo eso frente a
la clase, en voz muy alta y en tono sincero y dra-
mático. Mi cara se puso tan roja que nadie dudó
de sus palabras y ahora todos creían que ella me
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gustaba y que me había mandado directo a la
Friendzone.
Los primeros días de vacaciones francamente
me sentí un poco solitario, los últimos meses
desperdicié mi tiempo en sus caprichos y de un
momento a otro simplemente tengo toneladas
de tiempo libre, que no sabía en que ocuparía
pues irónicamente creí que ella ocuparía todo mi
tiempo en invierno y que lo pasaríamos recolec-
tando evidencias de vida inteligente gatuna o de
alguna de sus divinidades gato, pero no fue así.
Pero unos días después llegaron unos primos de
provincia y nos la pasamos genial, la verdad me
olvidé del todo de ella, fuimos al parque, viajamos
de campamento, bebimos mucho alcohol en casa
de un amigo, y todo fue extremadamente divertido
hasta que en la noche, un día antes de regresar
a clases, mi teléfono sonó, no sé si estoy mal de
la cabeza pero en vez de mi ring tone normal se
escuchaban gatos: mi-mi-mi-mia, mi-mi-mi-mia,
mau miau…, y vi la pantalla y era ella, justo en ese
momento desperté de mi encanto, y me di cuenta
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que fue inocente de mi parte esperar que durase
más mi diversión, ella estaba de vuelta.
- Esclavo, tardaste en contestar
- Pe - Perdón, no estaba cerca
- Da igual, tendrás que comprar un pug como
castigo
- ¿UN PUG? ¿¡Qué diablos es un pug!?
- Es un perro chato, medio tonto, están de
moda por algunas partes de la ciudad
- ¿Ahora investigarás perros?
- No digas tonterías, es una ofrenda, lo enten-
derás cuando lo veas, como sea, te veo mañana
a las 10am afuera del departamento de mi her-
mana.
- ¿Y cómo quieres que sepa dónde vive tu
hermana? Jamás he ido
- Esclavo, eres un inútil, te veo mañana. – Colgó
repentinamente.
Hasta ese momento me di cuenta que ella había
logrado acondicionarme perfectamente, a tal gra-
do que estaba bastante preocupado por cómo
llegar al departamento de su hermana, cuando lo
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correcto era simplemente ignorarla, estaba bajo
su control.
De pronto vibró mi teléfono, era un mensaje de
ella, era la foto de un mapa hecho rústicamente,
que describía cómo llegar desde su casa hasta el
departamento de su hermana, inocentemente me
pregunté: ¿Por qué no hizo un mapa para llegar
desde mi casa, si ya sabe dónde vivo?
La respuesta fue contundente al día siguiente.
- ¿Hey, amigo, eres tú el novio de Ai? – Dijo
una voz que venía desde la entrada de la casa
de Atzin.
- ¿Eres el hermano de Atzin?
- Sí, perdón, no sé tu nombre y no me agradaría
decirte esclavo, bueno, yo me llamo Antonio.
- Ah, mucho gusto, soy Ricardo, pero me lla-
man Richie.
- Bien, Richie, lo que vienes a buscar está por
aquí
- ¿Buscar?
- Si, Ai me dijo que vendrías temprano, en fin
ustedes hacen cosas extrañas y francamente
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no me quiero entrometer, así que simplemente
llévate lo que sea que haya en la caja.
Atravesé la reja de la casa de Atzin, había una caja
mediana, cuyo contenido era desconocido, pero
eso había resuelto muchas de mis dudas acerca
de ese mapa mal hecho.
- Bueno Richie, me despido, debo correr a la
escuela, diviértanse.
Antonio regresó al interior de la casa y yo carga-
ba una caja cuyo contenido era desconocido y
francamente me inquietaba saber, pero decidí no
abrirla porque tenía la impresión de que dentro
había cosas de las que no debía enterarme o de
las que no tendría el control, así que simplemente
la llevé conmigo.
Sesenta y siete minutos de camino y brazos dolo-
ridos fueron el saldo de llevar esa caja al destino
final, el departamento de la hermana de Atzin.
Di varias vueltas, la verdad es que su mapa era
bastante ilegible en la parte donde especificaba el
lugar exacto, lo cual podría haber sido intencional
o un descuido, la verdad es que a este punto At-
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zin es bastante impredecible. Entonces, mientras
caminaba, de un arbusto salió una mano, que jaló
mi pie hacia las afiladas ramas
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! – Dije
e inmediatamente pensé en Zombies, gracias a la
novela que estaba leyendo anoche, La nostalgia
de los muertos. Muy buena por cierto.
- Cállate Richie, vas a darme vergüenza aje-
na. – Dijo una voz conocida, era Atzin quien se
escondía ente la maleza.
- ¿¡Qué haces ahí!? – Pero en mi mente re-
sonaba el hecho de que me había dicho Richie,
fue algo interesante, jamás creí que lo diría.
- Tzin tzin no debe vernos, escóndete.
Automáticamente hice lo que ella me pidió ¿Era
acaso un perro amaestrado?
Una chica rubia muy atractiva pasó al lado del
arbusto, se veía preciosa, cargaba una red y una
maleta de un tirante.
- ¿Es ella tu hermana? – Pregunté, mientras
me quitaba las ramas de la cara.
- ¡Cállate! – Susurró.
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Lentamente la chica se alejaba, se tropezaba y
seguía.
- Bien, ya se fue – Atzin se veía entusiasmada.
– Le hablaré al esclavo.
Atzin salió del arbusto, yo salí después de ella
pero no podía evitar sentir algo extraño, la pa-
labra esclavo y el hecho de que me llamase por
mi nombre me tenían inquieto. Algo pasaba, veía
como ella corría en cámara lenta, iba a buscar a
alguien a quien le llamaba como lo hizo conmigo
desde hace meses, no sé qué pasó por mi cabeza,
pero me sentía solitario.
Salí del arbusto lentamente, al parecer fue un shock
para mí escuchar eso, no pensé en otra cosa que
no fuera Atzin pasando el tiempo con alguien más.
Entonces lo vi, un tipo alto, con mucho estilo, ca-
bello oscuro y bien parecido.
Era un caso inútil, yo sabía que ella podía cambiar
de pensar de un momento a otro, y que su extraño
modo de ser simplemente…
…¿Pero qué estaba pensando? ¿Realmente quiero
esto? ¿Por qué me siento así si en realidad me
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quitan un gran peso de encima?
- Oye Ai, te dije que no podemos hacer esto,
recuerda lo que pasó en navidad… - Dijo aquel
chico.
- No te preocupes tengo la autorización de
Tzintzin, no pasará nada.
- No te creo nada, ya perdí la cuenta de las
veces que has manipulado estas situaciones así.
Yo sólo los veía discutir, como si se conocieran de
toda la vida, traté de sentirme tranquilo y pensar
que ahora el problema era de él pero…
- ¡Richie, vamos por él!
- ¡¿Eh?! Oye, Atzin ¿qué diablos tengo que
hacer con la caja?
- ¿La caja? – Ella mostró una cara confundida.
– Ah esa caja, dásela al esclavo y ven conmigo.
- ¡¿HA?! – Exclamó aquel chico. – no cuidaré
tus cosas mientras te diviertes, es más, sé que no
he dicho esto en mucho tiempo pero creo que es
hora de irme a casa y seguir buscando empleo,
no volveré a formar parte en tus extraños planes
¡Adiós!
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- ¡AAAAAAAAAAAAAAH! Pues vete, no te
necesito esclavo estúpido. ¡Te odio! ¡Te odio!
¡Te odio! – Atzin sacó la lengua mientras él se
alejaba.
Ambos caminaban con una postura de jinete sin
caballo y salía humo de sus cabezas. Yo sostenía
la caja.
- Apresúrate Richie, tenemos que llevarlo antes
de que llegue Tzintzin.
- ¿Así que estamos sacando algo de tu herma-
na sin su permiso? – Comencé a caminar detrás
de ella.
- No es realmente de ella, ella ni siquiera lo
quiere, incluso le hacemos un favor.
- Pero aquél chico se molestó por lo que vas
a hacer ¿Realmente es buena idea?
Atzin se detuvo de golpe y choqué con ella, la caja
se cayó de mis manos y su contenido salió con el
impacto. Eran libros, discos, fotos, materiales de
dibujo, papeles, algunas piezas de ropa.
- ¡Jamás me contradigas esclavo! ¡Entiende
que tu posición está debajo de mí y sólo debes
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obedecer!
- ¿Estas planeando escapar de tu casa?
- ¡No me cuestiones!
- ¿Dónde planeas vivir? Pero qué rayos piensas
Atzin, sólo eres una adolescente…
- ¡Cállate! – Atzin me interrumpió con un fuerte
grito y una bofetada en la cara. Cuando reaccioné
ella estaba subiendo las escaleras del edificio
corriendo.
Corrí detrás de ella, realmente no tenía idea de
qué diablos pasaba, ella siempre ha sido inestable
pero jamás así ¿Qué demonios está pasando?
Vi cuando dejó se subir escaleras y entró al pasillo
que daba hacia los departamentos, la seguí pero
ella entró a un departamento y cerró de inmediato.
Mi respiración era acelerada, había subido dema-
siados escalones.
De pronto se escucharon golpes fuertes dentro
del departamento al que ella entró, eran realmente
fuertes, parecía como si un toro estuviese destru-
yendo el lugar.
Intenté derribar la puerta pero la puerta me derri-
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bó a mí, no creí que fuese tan difícil, sin embargo
utilicé el recurso de la tarjeta del metro. Abrí la
puerta con la tarjeta y justo cuando abrí la puerta
vi a Atzin casi ser aplastada por un animal enorme,
francamente no lo pude reconocer, simplemente
salté y la empujé lejos, mientras que ese animal
enorme cayó sobre mí.
Perdí la conciencia por un rato, pero claramente
escuché a una persona sollozando, y decía: “No
te vayas, por favor, no te vayas”, sin embargo no
pude recuperar el sentido y seguí durmiendo.
- Eres una idiota Ai, cómo se te ocurre traer a
un desconocido cuando pudo haber sido comido
por el gato.
Una conversación extraña me despertó lentamente.
- No diré nada más, simplemente pasó y ahora
todo está bien.
- ¡¿Cómo que todo está bien?! No sabemos
si algún día despertará ese pobre chico o si se
rompió algún hueso, tenemos que llevarlo al
hospital.
Lentamente abrí los ojos, todo estaba oscuro, las
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voces venían de otra habitación.
- Pe… Pero, todavía respira y revisé su cuerpo
y parece estar bien.
- No podremos saberlo hasta que lo revise un
médico.
Atzin comenzó a llorar.
- Tienes razón Metztli, soy una tonta, no sé por
qué lo traje hasta aquí, yo sólo quería mostrarle
que los gatos… que los gatos, que de verdad
existe el dios gato y que nuestras investigaciones
dieron frutos – Siguió llorando.
- No llores Atzin, debes ser fuerte como cuan-
do el abuelo se fue, recuerda que a pesar de
que eras la más allegada a él nunca lloraste, y
tu amigo aún sigue vivo.
- Es que yo, es que yo…
- No me digas que te…
Mientras la conversación se ponía más intere-
sante yo recuperaba la conciencia pero no me di
cuenta que a un lado de mí, en una sombra, una
gran sombra, una que nadie notó a un lado, en
una esquina, ahí, justo ahí, mostraba sus afilados
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colmillos un… Gato gigante.
- ¡WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! – Grité.
Rápidamente Atzin y su hermana corrieron hacia
la habitación en la que estaba, donde el gato es-
taba lamiéndome.
- Tú… - El rostro de Atzin estaba pálido, las
lágrimas seguían cayendo por sus mejillas. - ¡Me
robaste mi ropa interior!
- ¡¿Qué?! – Dije frenético.
- Revisé las cosas que tiraste de la caja es-
túpidamente y adivina qué no estaba ¡Mi ropa
íntima!
- Eh, bueno, los dejo solos un rato – Dijo la
hermana de Atzin.
- ¡Entiendes que eso significa ir a la corte mar-
cial! Maldito pedazo de esclavo. Si te hubieras
muerto ahora tendrías una medalla pero como
despertaste tendrás de aceptar las consecuen-
cias de ser un pervertido.
- Pero yo no tomé nada de la caja - Franca-
mente por alguna razón yo estaba nervioso.
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- Claro, eso dicen todos frente a una chica
bonita, pero tan sólo me doy la vuelta y ahí estas
de pervertido, tu castigo será recoger popó de
gato desde mañana, tienes que tomar muestras
y analizarlas en laboratorio, tengo la sospecha de
que algo afecta a cierto tipo de hembras calicó…
Mina salió sigilosamente de ahí y tras de ella ese
enorme gato aterrador. ¿Qué tontería va a pasar
a partir de ahora?
¿¡ES UN PUG LO QUE LLEVA EN LA BOCA!?
¡SE LO COMIÓOOO!
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¡Alerta AmberPaguau!
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