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La Sana Doctrina 1 Mayo-Junio 2019 La Sana Doctrina La Sana Doctrina

Mayo-Junio 2019 La Sana Doctrina

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La Sana Doctrina 1

Mayo-Junio 2019

La Sana DoctrinaLa Sana Doctrina

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2 La Sana Doctrina

ContenidoArtículos:

3 La Doctrina de Cristo (30)

Samuel Rojas

5 Una Mujer (3)

Gelson Villegas

7 Distinción entre Israel y la Iglesia

Andrew Turkington

9 El León Rugiente

Bernardo Chirinos

11 Criterios Espirituales (4)

Neal R. Thomson

14 Experiencia Cristiana Personal y Privada (2)

David Gilliland

16 Autoridad, Autonomía y Responsabilidad

La Perspectiva Cristiana de Nuestra Sociedad (XV)A. J. Higgins

21 Lo que Preguntan

24 Página Evangelística:

Buscando en la Basura

Andrew Turkington

Portada: De: Pixabay.com

LA SANA DOCTRINA

“Toda la Palabra de DiosPara todo el Pueblo de Dios”

Revista bimestral publicada por asambleascongregadas en el Nombre del Señor Jesucristo

en Venezuela.

Año LVIII Nº 361Mayo-Junio 2019

Redactores:Guillermo Williams (Fundador: 1958-61)Santiago Saword (1961-76)Santiago WalmsleyAndrew Turkington (Redactor)

Tlf. (0416) 4373780 E-mail: [email protected]

Suscripciones: Joseph Steven Turkington a/c Carrera 6ª Nº12-61, San Carlos, Cojedes, Venezuela. Teléfono: (0416) 3020889 E-mail: [email protected]

Suscripciones para 2019

Para Venezuela: La suscripción es anual (seisrevistas), y se paga en dos cuotas: 1. Bs. 6.000,00 para las tres primeras revistas2. Para las tres últimas revistas, se avisará luego.

Las suscripciones se hacen por asamblea, y puedencancelarse mediante un depósito o transferencia ala cuenta de ahorros No. 0105-0101-61-0101-10778-1 del Banco Mercantil a nombre de JosephSteven Turkington, C.I. 17.890.560. Avisar porteléfono o utilizar el código explicado en elDirectorio de asambleas. Para el exterior: Se puede suscribir gratuitamente a la revista electrónica en la página web:

www.sanadoctrina.netY se le enviará un correo electrónico cada vez quese carga una nueva revista en la página.

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La Sana Doctrina 3

La Doctrina de Cristo (30)Samuel Rojas

ueremos llamar la atención a unaserie de cosas triples asociadascon este glorioso reino del Señor.

Para empezar, hay tres ciudades llama-das” Jerusalén” en las Escrituras:

Q(1) Jerusalén Terrenal: nos referimos

a la Jerusalén actual, a la cual el Señorelevará sobre todas las ciudades del mun-do, y será Su centro de gobierno mundialen el Milenio. Hay abundantes Escriturasque lo prueban: Isaías 4:3,5; 24:23;33:20; 62:1-7; Jeremías 31:38-40; Joel3:1,16,17.

En Apoc.11 la escena de la visión delcapítulo es la Jerusalén actual, pero en eltiempo de la Tribulación y la Gran Tribu-lación, con un templo en medio y adora-dores adentro del templo (v.1). Empero,no es esta la condición que tendrá estaciudad en el Reino Milenario, cuando susmoradores “todos ellos serán justos” (Isa-ías 60:21). Allí en el cap.11, es la repre-sentación espiritual de “Sodoma yGomorra” (v.8). Y, ese será el Temploedificado por el pueblo Judío en pactocon “un príncipe que ha de venir” (el An-ticristo; Dan. 9:26-27). Habrá una degra-dación moral en la ciudad bajo el pie delusurpador de parte de Satanás. En eseTemplo se realizará la “abominación de-soladora” de la cual habló el profeta Da-niel, a la mitad de la Semana 70, lo cualdará inicio a la Gran Tribulación. Y, al

momento de la venida en gloria del Se-ñor, la ciudad estará casi totalmente des-truida como lo describe el profetaZacarías (14:2).

Pero, será restaurada a perfección y,en los últimos capítulos de la profecía deEzequiel, se nos presenta la ciudad en suhermosura, con el nuevo Templo edifica-do para durar en el Reino Milenario, conlas porciones de terreno demarcadas delos sacerdotes, del virrey, y de las Tribusen toda la tierra de Israel. ¡Dios tiene pro-pósitos gloriosos para esta ciudad terre-nal!

(2) Jerusalén la Celestial: esta es laciudad del Dios vivo, según Heb. 12:22.Y, según Heb. 11:10 es la ciudad que es-peraba Abraham, el mismo cielo, el lugarde la morada de Dios. ¿Qué relación tieneesta Ciudad con el Reino Milenario?Pues, que el reino por mil años es celes-tial en origen, en principio y en autoridad(Daniel 2:34,35,44,45). “La Jerusalén ce-lestial”, el Cielo de Dios, reinará aquí porfin. Se va a cumplir lo que el Señor dijo aNatanael en Juan 1:51: Cristo Mismo esel Antitipo de la escalera que vio Jacoben su sueño (Gén.28:12). Habrá, pues, enel Reino Milenario plena comunión ycontacto del cielo con la tierra por mediodel Cristo-Cordero y Su Esposa.

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(3) La Nueva Jerusalén: esta ‘ciudad’es llamada también “la ciudad de MiDios, la cual desciende del (‘de’ = ‘ek’,preposición Griega que significa ‘fuerade’) cielo” (Apoc.3:12; 21:2,10). Tam-bién, “la santa ciudad... dispuesta comouna esposa para Su marido” (Apoc.21:2;en el Estado Eterno). Y, en Apoc.21:9-11,enfáticamente se muestra “la desposada,la Esposa del Cordero ... la gran ciudadsanta de Jerusalén ... teniendo la gloria deDios”. Una de las Normas de Interpreta-ción Bíblica es la Ley del Sentido Prima-rio, es decir, “La Biblia significa lo quedice”. Prudentemente se nos aconseja poresta Norma, ‘Este es un buen sentido. Nobusques otro sentido, porque sería un sinsentido’. La Iglesia (Asamblea) de estaDispensación es la Esposa del Cordero yes ‘una ciudad’ porque es una comunidadorganizada de personas (lo que es unaciudad).

No puede ser ‘la ciudad donde residela Iglesia’, es decir, el cielo mismo, por-que dice que sale fuera del cielo: ¿cómopuede el cielo salir fuera de el mismo?No podemos ligar, juntar, en esta ciudad ala Iglesia de esta Dispensación con lossantos del Antiguo Testamento ni con elIsrael terrenal, porque la Escritura es ce-losa en guardar la distinción entre la Igle-sia y el pueblo de Israel. Por eso tiene “unmuro” para demarcar que es algo apartede Israel. Y, entonces, ¿por qué sus docepuertas tienen “nombres inscritos, queson los de las doce tribus de Israel”? Por-que, como veremos dentro de poco, el go-bierno del mundo que el Señor Jesucristoejercerá, primero, emana de la Iglesia; estraspasado, luego, a Israel por los ángeles

quienes están en las puertas; y, desde Is-rael, se impone sobre toda la Tierra en elReino Milenario.

Para cualquiera que se pregunta el‘por qué’ de la necesidad del Milenio enla Tierra; o, ¿por qué Dios no evita esetiempo de mil años y trae el Estado Eter-no de una vez? Creemos que hay una tri-ple razón.

(1) Glorificar a Su Hijo en la Tierra,en la misma escena de Su humillación yrechazo: Dios ya LE ha exaltado y glori-ficado, coronado de gloria y de honra, enel cielo. Pero, no se puede quedar el asun-to solo en esa esfera. La aclamación uni-versal y terrena, y los más altos honores,serán dados al Rey de Reyes y al Señorde Señores cuando ÉL aparezca visible yfísicamente en este mundo otra vez. Laúltima vez que el mundo vio al Señor Je-sucristo fue en la cruz central del Calva-rio, fuera de la puerta de Jerusalén,desnudado y desfigurado. La próxima vezque LE verá todo el mundo será cuandovenga en gloria para juzgar y reinar en latierra; todos Sus enemigos puestos por es-trado de Sus pies.

(2) Demostrar que Dios tiene el Hom-bre competente para gobernar por fin laTierra en justicia perfecta, y establecer lapaz y felicidad terrenales que jamás sehan conocido, ni se conocerán por otromedio. En toda la historia humana, todaforma de gobierno humano (monarquía,democracia, etc.) ha fracasado rotunda-mente, y cualquier otro a levantarse pordelante, irremediablemente terminará enfrustración total. Ni siquiera David, nininguno de sus sucesores, pudo lograr la

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Una Mujer (3) Gelson Villegas

paz en justicia plena. Empero, ESTE, elRey de Dios, el Hijo del Hombre, será unéxito infinito.

(3) Cumplir Sus promesas incondi-cionales dadas a Israel: Dios dio prome-sas a Abraham, las cuales han sidoconservadas por sus descendientes terre-nales con celo y ardor. Por ejemplo,véanse los siguientes versículos en el li-bro del Génesis, el v.13 del capítulo 12;el 15 del cap.13; y, el v.18 del cap.15. E“irrevocables son los dones y el llama-

miento de Dios” (Rom.11:29). El Reinoestá “preparado para” ellos “desde la fun-dación del mundo” (Mat.25:34).

Así que, es imperativo, moral y políti-camente, que antes que el tiempo sea re-emplazado por la Eternidad (en laexperiencia humana), la fase final de lostratos de Dios con los seres humanos enla tierra sea una realidad en esta EdadDorada cumplida, y ejecutada, por SuHijo, el Gran Conquistador.

“Mas una mujer dejó caer un pedazode una rueda de molino sobre la cabezade Abimelec, y le rompió el cráneo” (Jue-ces 9:53).

Esta mujer sí sabía lo que había ocu-rrido con los que se habían refugiado enla torre de Siquem (mil personas entrehombres y mujeres): Abimelec cruelmen-te los había quemado vivos. Ella, al igualque un gran número de hombres y muje-res y, también, “todos los señores de laciudad” (9:51) se había refugiado en latorre de Tebes y, según verso 52, Abime-lec estaba por repetir la estrategia deprender fuego a la torre y convertirlos encadáveres humeantes. Pero entre todasesas víctimas potenciales encontramos auna mujer que entendió que había quehacer algo y, si nadie más lo hacía, ellano podía esperar. El sano discernimiento

siempre entenderá cuándo la decisiónacertada es: “encomienda a Jehová tu ca-mino, y confía en él; y Él hará” (Sal.37:5), o cuándo: “el pueblo que conoce asu Dios se esforzará y actuará” (Dan.11:32). La inacción puede ser pereza odesconocimiento de la voluntad de Dios ypuede traer gran daño al creyente y, tam-bién, causar daño a otros. Inútil será la-mentar que tantas veces pudimos haceralgo y dejamos pasar la oportunidad.

Entre los refugiados en la torre de Te-bes había muchos hombres y todos losnobles y poderosos de la ciudad, pero fueuna mujer quien realizó la acción oportu-na y contundente, pese a que en aquellosdías las mujeres no eran consideradascombatientes en los conflictos bélicos.Pero “lo débil del mundo escogió Dios,para avergonzar a lo fuerte… y lo que no

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es, para deshacer lo que es” (1 Cor.1:27,28), y todo esto “a fin de nadie sejacte en su presencia” (1:29). Muchas ve-ces a Dios le place usar el “vaso más frá-gil” para humillar la soberbia del varón.Si viésemos lo que Dios puede hacer, enuso de su soberana voluntad, cuandotoma una mujer en su mano, seguramentenuestras esposas y nuestras hermanas enla congregación tendrían a nuestros ojosun lugar de mayor aprecio.

Era sólo un “pedazo de rueda de moli-no” en quien nadie había reparado, ex-cepto la mujer cuyo nombre noconocemos de nuestra historia. Era undesecho arrumado en algún lugar de latorre que, para muchos, ya había dejadoatrás su vida útil. No obstante, fue el ob-jeto utilizado para detener por siempre auno de los hombres más violentos cono-cidos en Las Sagradas Escrituras. Cierta-mente, Dios no está obligado a usar lasarmas convencionales que los hombresconsideran apropiadas para abatir a susenemigos; cualquier pedazo de piedrabien sirve a los propósitos de Él. De ma-nera, que cuando veamos a alguien queya para los hombres no vale la pena, yano tiene remedio, líbrenos el Señor depretender limitar Su poder y Su graciahacia aquellos en quienes el diablo y elpecado se han ocupado con mayor saña.

Ni siquiera el texto sugiere que la mu-jer lanzó aquel objeto, sino que lo “dejócaer”, pues para lanzar un objeto pesadonecesario es tener fuerzas que, segura-mente, no era el caso de aquella mujer.Terrible error es pensar que no podemospelear las batallas espirituales porque no

hay fuerzas para ello, como si tales lidespudiesen librarse con nuestras propiasfuerzas, y no con las del Brazo Potente.Las puertas abiertas son para aquellosque, aunque tengan poca fuerza, guardanLa Palabra y aprecian El Nombre sobrecualquier otro nombre (Ap. 3:8).

Es poco probable que la mujer hayaapuntado a la cabeza de Abimelec, peroDios direccionó el instrumento de su jui-cio contra aquel malvado. Cuando la vic-toria es de Dios lleva este sello, el cualfue señalado desde el principio, que la si-miente de la mujer causaría una heridamortal en la cabeza de la serpiente (Gén.3:15). También David, prefigurando alCristo, abatió a Goliat golpeando con unsolo golpe la cabeza del gigante.

Para Abimelec, ya moribundo, era unaafrenta que se dijera que había muertopor mano de mujer y quiso torcer la his-toria pidiendo a su escudero que lo mata-se. Pero no lo logró, pues los años porvenir no mencionarán al escudero, sino ala mujer por medio de la cual Dios pagóa Abimelec el mal que hizo contra su pa-dre, al matar a sus setenta hermanos:“¿No sabíais lo que suelen arrojar desdeel muro? ¿Quién hirió a Abimelec hijo deJerobaal? ¿No echó una mujer del muroun pedazo de una rueda de molino, y mu-rió en Tebes?” (2 Sam. 11:20,21).

Así será en el Tribunal de Cristo. Elveredicto de Él prevalecerá y la historiaque será contada acerca de sus santos ylo que hicieron para Él no será según laóptica de los hombres, quienes al juzgartienen la tendencia a pecar por omisión opor exceso.

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Distinción entre

Israel y la IglesiaAndrew Turkington

srael y la Iglesia son dos cosas distin-tas. La Iglesia no es una continuaciónde Israel, es algo totalmente diferente

y nuevo. ¡Cuánta confusión ha resultadopor no distinguir entre ellas! Claro, haysemejanzas, porque Israel es el pueblo te-rrenal de Dios y la Iglesia es el pueblocelestial de Dios. El apóstol Pablo nosenseña que las experiencias del pueblo deIsrael están escritas para amonestarnos anosotros que pertenecemos a la Iglesia.Pero decir que la Iglesia de este tiempo eslo mismo que Israel del pasado es unerror de inmensas proporciones, que haoriginado muchas falsas doctrinas.

I

Israel comenzó con el llamamiento deAbraham en Gén. 12; la Iglesia comenzócon la venida del Espíritu Santo en el díade Pentecostés en Hch. 2.

Israel es una nación en el mundo, consu tierra, sus linderos y su capital. LaIglesia está compuesta de personas de to-das las naciones, esparcidas en todo elmundo.

Para pertenecer a Israel, uno tiene quehaber nacido en una familia judía. Parapertenecer a la Iglesia uno tiene que ex-perimentar el nuevo nacimiento.

Era obligatorio al pueblo de Israel cir-cuncidar a todo varón. La Iglesia no estábajo esa ordenanza (Hch. 15), pero cadamiembro de la Iglesia ha experimentado

una circuncisión espiritual en el momentode creer en el Señor (Col. 2:11).

No todos los que son de Israel son sal-vos (Abraham no negó que el rico en Lu-cas 16 era su hijo, pero estaba perdido).Todos los miembros de la Iglesia (en susentido universal) son verdaderos creyen-tes, y por lo tanto, salvos.

Los judíos creyentes antes de Pente-costés, o los que sean salvos en la Tribu-lación o en el Milenio, no pertenecen a laIglesia. Juan el Bautista reconoció que élno formaba parte de “la esposa” sino queera “amigo del esposo” (Jn. 3:2). Cual-quier judío en esta dispensación que creeen el Señor tiene el privilegio mayor depertenecer a la Iglesia.

A la nación de Israel Dios prometióbendiciones terrenales y salud física con-dicionadas a su obediencia a la Ley. Diosya ha bendecido a la Iglesia con toda ben-dición espiritual. La obediencia del cre-yente le permite disfrutar plenamente deestas bendiciones espirituales que ya sonsuyas. Dios no ha prometido riquezasmateriales y salud física a la Iglesia.

Dios prometió a Israel una tierra quefluía leche y miel, la cual han disfrutadopor períodos, y han perdido en otrostiempos. Dios promete a la Iglesia unaherencia celestial que no se puede perder(1 Ped. 1:4,5).

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Israel siempre ha tenido que lucharcontra naciones enemigas con espada,lanza, etc. La Iglesia no tiene lucha con-tra sangre y carne, sino contra principa-dos…huestes espirituales de maldad enlas regiones celestes (Ef. 6:12).

La esperanza de Israel es terrenal, yestá centrada en el establecimiento delreinado del Mesías. La esperanza de laIglesia es celestial, y se centra en la veni-da del Señor para llevarnos a Su presen-cia.

El propósito y programa de Dios paraIsrael está revelado en el Antiguo Testa-mento. El propósito y programa de Diospara la Iglesia no fue revelado en el Anti-guo Testamento sino por el Señor Jesu-cristo y los apóstoles y profetas delNuevo Testamento.

Israel tenía la morada de Dios en eltabernáculo y el templo de Salomón, y enel futuro estará en el templo descrito porEzequiel, todos edificios físicos. La Igle-sia es la morada de Dios en el Espíritu,cada creyente es templo del Espíritu San-to y el Señor ha prometido Su presenciadondequiera que haya una iglesia localcongregada en Su Nombre.

Israel tenía un sacerdocio que corres-pondía solamente a una familia, la fami-lia de Aarón. La Iglesia es un sacerdocio;cada creyente tiene el privilegio de entraren el lugar santísimo y ofrecer sacrificiosespirituales.

Una sola tribu de Israel tenía el privi-legio de servir en el tabernáculo o en eltemplo, la tribu de Leví. En la Iglesia,cada creyente tiene el privilegio de servir

al Señor, en alguna esfera para la cual elSeñor le ha capacitado.

El culto de Israel en el templo incluíael uso de instrumentos musicales. En nin-guna parte del Nuevo Testamento se ins-truye a la Iglesia a utilizar instrumentosmusicales, sino más bien a cantar “congracia en vuestros corazones” (Col.3:16).

La observancia del sábado como díade reposo fue dada a Israel (Ex.31:16,17). La Iglesia ya ha entrado en sureposo espiritual (Heb. 4:10) y en ningu-na parte se manda a la Iglesia guardar elsábado como día de reposo.

La nación de Israel debía celebrar lassiete fiestas anuales de Jehová, viajandoa Jerusalén tres veces en el año. La Igle-sia no está llamada a celebrar esas fiestasjudaicas, sino una fiesta espiritual conti-nua (1 Cor. 5:8).

Israel tenía la obligación de traer losdiezmos, y no hacerlo era robar a Dios(Mal. 3:9). En ninguna parte del NuevoTestamento se manda a la Iglesia dar losdiezmos, sino a ofrendar al Señor volun-tariamente “según haya prosperado” (1Cor. 16:2).

Israel se describe como la esposa deJehová y ha sido infiel (Os. 3:1). La Igle-sia es la Desposada del Cordero y Él lava a presentar a Sí mismo una Iglesiagloriosa que no tuviese mancha ni arrugani cosa semejante (Ef. 5:25-27).

El programa profético de setenta se-manas (de años) que Dios dio a Danieltiene que ver con Israel, no con la Igle-sia. Ese programa se cumplió hasta la se-

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mana número 69, cuando se quitó la vidaal Mesías (Dn. 9:24-27). Entonces, Diosdesechó temporalmente a Israel, y en estetiempo está llamando a la Iglesia. Cuandola Iglesia esté completa y ha sido arreba-tada al cielo, Dios tratará de nuevo a su

pueblo terrenal Israel, restaurándolo pormedio de la Gran Tribulación y cum-pliendo Sus promesas a Abraham y Da-vid.

¡No confundamos la Iglesia con Isra-el!

l apóstol Pedro nos advierte acer-ca de Satanás que, como nuestroenemigo, utiliza las mismas tácti-

cas del león para cazar a sus víctimas.Hay varios hombres en las Escrituras quese enfrentaron con leones. Sus ejemplosnos ayudan a entender cómo trabaja esteenemigo para atacarnos. Esos hombresson:

E

a) Sansón, Jue. 14:5

b) David, 1 Sam. 17:34-37

c) Benaía, 2 Sam. 23:20

d) Un varón de Dios, 1 Rey. 13:24-28

e) Un hijo de los profetas, 1 Rey.20:36

f) Daniel, Dan. 6:16-27

g) Pablo, 2 Tim. 4:17

Consideremos las siguientes verdades:

1. El león acecha. Eso quiere decir queno anda persiguiendo a su víctima portodos lados, sino que espera el momen-to, el lugar y las circunstancias propi-

cias para atacar. Así es el diablo. Espe-ró el final de los 40 días de ayuno delSeñor (Mt. 4:2,3), espera la abstinenciasexual prolongada de los casados (1Cor. 7:5), espera el momento cuandoestemos a solas con personas del sexoopuesto, espera la prolongación denuestra ira (Ef. 4:26,27), etc. Él es pa-ciente, calculador, “anda alrededornuestro buscando a quien devorar”. Nonos descuidemos en nuestra vida espi-ritual porque cualquier descuido puededarle ocasión para dañarnos.

2. El león ruge. En la selva ese rugir pue-de alcanzar hasta 10 km de distancia.Su sonido atemoriza y hace temblar li-teralmente a otros animales. Por lo tan-to, el miedo es una de sus herramientaspara atacar. Lo usó en el Getsemanícuando los apóstoles huyeron, y lo usahoy haciéndonos sentir miedo al recha-zo por predicar o al peligro de entraren un barrio para evangelizar.

3. El león ataca preferiblemente cuandola víctima está sola. Algunas vecesataca el rebaño, pero su interés está en

El León RugienteBernardo Chirinos

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cazar a la oveja que se separa del reba-ño y queda sola. En todos los casosmencionados, los hombres estaban so-los. Así está escrito: “no es bueno queel hombre esté solo” (Gén. 2:18). Diosnos advierte acerca de ese peligro. Re-firiéndose al matrimonio leemos: “Noos neguéis el uno al otro, a no ser poralgún tiempo de mutuo consentimien-to, para ocuparos sosegadamente en laoración; y volved a juntaros en uno,para que no os tiente Satanás a causade nuestra incontinencia” (1 Cor. 7:5).Razón tenía el Señor cuando envió asus discípulos de dos en dos, “mejoresson dos que uno”. El apóstol casi nun-ca andaba solo y cuando estuvo soloSatanás abrió su boca como un león (2Tim. 4:16,17). La soledad es malacompañera. No nos conviene aislarnosde la asamblea ni de la familia.

4. El león necesita comer al menos 5 kgde carne diariamente. Por eso no estábuscando conejitos ni pajaritos, sinovíctimas con el peso suficiente para sunecesidad. Como dice el refrán, “águilano caza moscas”. Si nos fijamos en loscasos mencionados, todos eran hom-bres de Dios, con peso espiritual. Da-ñarlos traería consecuencias para ellosy los demás. Todos los que de algunamanera estamos llevando responsabili-dades en la Obra del Señor seremos elblanco preferido de sus ataques.

5. El león ataca a cualquier hora deldía, pero lo hace mejor de noche. Suspupilas tienen la capacidad de dilatarsede tal manera, que en la oscuridad tie-nen una mejor visión que la mayoría de

los animales o el ser humano. Por esoen la noche cuando la víctima se confíapor no ver alguna amenaza, el león sípuede verlo y hasta notar los movi-mientos respiratorios de su próximavíctima y entonces atacar. También Sa-tanás aprovecha los momentos de auto-confianza y las cosas que hacemos enoculto para atacarnos. Por eso está es-crito, “desechemos las obras de las ti-nieblas y vistámonos con las armas dela luz”. Tengamos cuidado con decir:“aunque todos se escandalicen, yo no”(Mr. 14:29); o con el “pan comido enoculto” (Pr. 9:17).

6. El león ejerce un control casi absolu-to en un perímetro de cien metros.Toda víctima que entre en ese terrenoes casi imposible que se salve. Pisó te-rreno del león. De la misma maneradebemos tener cuidado de estar pisan-do terreno de Satanás. Por ejemplo, es-tar acercándonos para prestar oído adoctrinas de demonios (1 Tim. 4:1), odejarnos seducir por doctrinas extrañasa la del Señor y los apóstoles (2 Cor.11:3,4). Pisar ese terreno es pisar terre-no del diablo y no deberíamos sorpren-dernos si somos derrotados delante denuestro enemigo.

7. El león generalmente usa estrategiaspara atacar. Por lo regular es la leonala que ataca, pero el que da el zarpazopor lo regular es el león ariete. Puedenhacer un trabajo en equipo. Algunasveces hasta puede tomar en cuenta ladirección del viento. El apóstol Pabloescribió que no debemos “ignorar susmaquinaciones”. Es muy lamentable,

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Criterios Espirituales (4)Neal R. Thomson

pero Satanás muchas veces usa a otroscomo instrumentos de sus asechanzas.Usó a Pedro al decirle al Señor “enninguna manera esto te acontezca”(Mt. 16:22). Puede usar a una hermanamal sentada en el culto para cazar elalma del varón. Sí, puede usarlo a Ud.y a mí como herramientas en sus ata-ques. Por ejemplo, al calumniar esta-mos haciendo la obra del diablo.

8. El león caza para comer y no por pla-cer. Satanás cuando ataca al creyenteno puede quitarle la salvación, pero sípuede arruinarle su vida útil de servi-cio al Señor como en el caso de aqueljoven profeta (1 Rey. 20:36). Lo ha he-cho antes, lo hace ahora y puede seguirhaciéndolo en nosotros, si se lo permi-timos.

9. Se dice que, entre los animales salva-jes, el león es el que tiene el corazón

más pequeño. Nos hace pensar en lacrueldad de Satanás; él es malo. El Se-ñor dijo que vino para “hurtar y matary destruir” (Juan 10:10). Se puede dis-frazar como ángel de luz, pero es unser maligno, sin piedad ni misericor-dia.

¿Como podemos entonces enfrentar aeste león? El apóstol Pedro dice: “Sed so-brios y velad”. Sansón no podía por supropia fuerza hasta que descendió sobreél el Espíritu de Dios. Hay que resistirle,evitando entrar en su terreno. Debemosorar como el salmista: “Jehová Dios mío,en ti he confiado; sálvame de todos losque me persiguen, y líbrame, no sea quedesgarren mi alma cual león, y me destro-cen sin que haya quien me libre” (Sal.7:1,2). En este combate el apóstol nosinstruye a tomar “toda la armadura deDios” (Ef. 6:10-18).

4. El Equilibrio.

Después de haber considerado, en ar-tículos anteriores de esta serie, la varie-dad de criterios entre los personajes deLa Biblia, volvemos al examen del únicohombre de perfecto equilibrio espiritual,cuyo espíritu estaba bien ajustado contralas fluctuaciones del medio ambiente. Noera demasiado flexible ni demasiado rígi-do, sino que sabía cuándo actuar con ter-nura y cuándo demostrar ira.

Jesús era “manso y humilde de cora-zón”. También dice de Moisés que era“manso, más que todos los hombres”.Pero, Salmo 106:33 explica que pasócuando Moisés fue irritado. El pueblo leprovocó a ira; él no santificó a Dios, sinoque habló precipitadamente con sus la-bios. El mejor hombre no es más quehombre débil, y puede perder el equili-brio.

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12 La Sana Doctrina

Cuando Jesús había hablado en contrade los excesos, abusos y faltas de los fari-seos y escribas, leemos que ellos “consul-taron cómo sorprenderle en algunapalabra” (Mt. 22:15), y aun “asechándo-le, enviaron espías que se simulasen jus-tos, a fin de sorprenderle en algunapalabra” (Lc. 20:20). Pero Jesús no desa-gradó a Dios como lo hizo Moisés bajosemejante prueba. Jesús supo contestarlescon paciencia y cordura.

Dios nos manda: “Airaos, y no pe-quéis”. ¿Qué significa esto? ¿Es buenoenojarnos? Ciertamente debemos enoja-mos en contra del mal y no consentir conel pecado. Hay ocasiones cuando debe-mos denunciar el mal y no callarnos.Cuando el hijo se rebela y desafía al pa-dre, éste debe demostrar enojo en contradel mal. Pero esta es la ocasión peligrosapara nosotros, porque careciendo de tem-planza, y faltando el dominio propio, tanfácilmente somos provocados a actuarprecipitada e injustamente en el castigo.

Jesús entró en el Templo y vio las vio-laciones de la santidad. Algunos de noso-tros habríamos ‘reventado’ con ira, peroleemos que Jesús no actuó precipitada-mente. “Entró Jesús en Jerusalén, y en elTemplo; y habiendo mirado alrededortodas las cosas, como ya anochecía, sefue a Betania con los doce”. El calló y noactuó a la ligera. El día siguiente “vinie-ron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesúsen el Templo, comenzó a echar fuera alos que vendían...” (Mr. 11:11,15).

Años antes, Él había limpiado enigual forma el Templo al principio de Suministerio público. Juan dice que “ha-

ciendo un azote de cuerdas, echó fuera atodos, y las ovejas y los bue- yes...”(Jn.2:13-16). Algunos se equivocan, indi-cando que Jesús perdió Su mansedumbre.Pero, indudablemente el azote no se usópara castigar la gente, sino para arrear losbueyes. Su acción demostró un carácterfirme, manifestando así que la manse-dumbre no significa la debilidad.

En Mr. 3:5 leemos: “mirándolos alre-dedor con enojo, entristecido por la dure-za de sus corazones...” De modo queJesús actuó en forma divina, porque lee-mos en Sal. 7:11, “Dios está airado con-tra el impío todos los días”. Se puedemanifestar ira, enojo contra una maldadsin perder el equilibrio. Se puede repren-der y corregir sin amargura, sin insolen-cias ni insultos, sin gritería. Jesúsclaramente demostró tal paciencia cuan-do actuó con firmeza y enojo.

Pero Jesús también supo demostrarcompasión y ternura en Su carácter. Élciertamente condenó la terquedad e hipo-cresía de los fariseos con palabras cortan-tes, diciendo: “¡Ay de vosotros, escribasy fariseos, hipócritas! ¡Serpientes, gene-ración de víboras! ¿Cómo escaparéis dela condenación del infierno?” (Mt.23:13,33). Pero no usó lenguaje semejan-te hacia Nicodemo, ni con la mujer sama-ritana. No llamó a Nicodemo “pecadorsucio”, sino que le indicó su necesidad decambio de corazón por el nuevo naci-miento. Tampoco llamó a la samaritana‘ramera inmunda’, sino que tocó su con-ciencia suavemente diciéndole, “Ve, lla-ma a tu marido”. Es verdad que amboseran pecadores perdidos e in- mundos,

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pero el Señor demostró que no es necesa-rio insultar a la gente para convencerlesdel pecado. El Señor no perdió el equili-brio en Su predicación. Pero hay herma-nos que nos avergüenzan por su forma depredicar.

En Mateo 9:13 Jesús citó Oseas 6:6,“Misericordia quiero y no sacrificio” parasilenciar la crítica de los fariseos quienesle acusaron falsamente de amistad conlos pecadores cuando se sentó a comercon ellos en la casa de Mateo. Dios, síexigía sacrificio en expiación del pecado,pero Su mayor anhelo era ver el perdóndel pecador y su transformación en per-sona justa. Por consiguiente, Jesús estabadispuesto a “arriesgar Su buen nombre”por actuar como médico en atender a lasnecesidades espirituales de aquellos pu-blicanos. En Oseas cap. 6, Dios demostróSu buena voluntad de curar al arrepentidoen Israel (vs.1 al 3), y conducirle a mayorconocimiento del Señor. Pero Efraín nohabía respondido bien a tal gracia. Eracomo “torta no volteada”, extremada-mente duro a un lado y crudo al otro, osea, desequilibrado en su carácter. Asífueron los fariseos. Ellos eran demasiadoexigentes en demandar los sacrificios, endiezmar los condimentos, y en abstenersede toda obra en el día del sábado, perodejaron sin cumplimiento la justicia, lamisericordia y la fe (Mt. 23:23).

Jesús demostró un carácter equilibra-do, justificando a los discípulos en arran-car el trigo para comer sus granos cuandoandaban por los caminos el día sábado;tuvo misericordia de David y sus hom-bres cuando comieron el pan santo, por-

que fue caso especial de necesidad urgen-te. Jesús les citó las mismas palabras deOseas 6:6, y cumplió la profecía de Isaíasen cap.42:1-3, “La caña cascada no que-brará, y el pábilo que humea no apagará”.

El profeta Samuel había dicho con ra-zón: “¿Se complace Jehová tanto en losholocaustos y víctimas, como en que seobedezca a las palabras de Jehová? Cier-tamente el obedecer es mejor que los sa-crificios y el prestar atención que lagrosura de los carneros” (1 Sam. 15:22),pero el Señor Jesús explicó que tambiénes necesario demostrar paciencia al débil,misericordia al humillado y el calor delamor al enfriado. Si Dios tiene que herir-nos por la disciplina, no es Su propósitoacabar con nosotros (no quebrar la cañaherida); si nuestras contaminaciones da-ñan la luz de nuestro testimonio, no es eldeseo de Dios botarnos, sino limpiarnuestra vida (el pábilo o mecha de lalámpara que humea no debe ser apagadosino limpiado para alumbrar bien otravez). Debemos ser obedientes a toda laPalabra de Dios, firmes en mantener to-dos los principios divinos, cuidadosos deno añadir nada de ideas humanas a lascosas de Dios, pero a la vez misericordio-sos en la aplicación de la Palabra, com-prensivos en las defecciones, pacientesen la disciplina y benignos al arrepentidode corazón.

El apóstol Pablo mantuvo un equili-brio en Éfeso; dijo: “no he rehuido anun-ciaros todo el consejo de Dios”. Estoconcuerda con el consejo dado por el Se-ñor a Pedro de “apacentar Mis corderos,pastorear Mis ovejas”. Pero, es fácil per-

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mitir que cierto defecto en el pueblo deDios produzca una obsesión, tanto quecada vez que se abra la boca, la personacondene la misma cosa. La repetición

aburre a todos y hace más daño que bien.Tal exhortación llega a ser como torta novolteada. (continuará, D.M)

2. |La puerta abierta

En Apocalipsis 3:20 tenemos la partecomplementaria de la enseñanza en Ma-teo 6:6. Es el Salvador que está hablandode nuevo. En este versículo no está ha-blando a pecadores. Los predicadores delevangelio lo utilizan de esa manera. Lesdicen a los pecadores que el Señor estátocando a la puerta de sus vidas y que, sile dejan entrar, Él les salvará. Pero, es-trictamente hablando, eso es sacar el tex-to de su contexto para usar el principiopara enseñar a los inconversos en cuantoa su relación con el Salvador. No es unapalabra a pecadores; es una palabra a loscreyentes.

Hay tres asuntos tocantes a nuestra re-lación con el Salvador que debemos con-siderar juntos:

a. La Posición del Salvador.

¿Puede un Cristiano tener al Señor allado afuera? ¿Puede Él estar afuera y es-tar tocando para entrar en nuestras vidas?Ciertamente Juan 1:12 dice que todos losque le recibieron les dio potestad para serhijos de Dios, a los que creen en Su nom-bre. De manera que uno que es hijo de

Dios ya ha recibido a Cristo, pero, segúneste versículo, Cristo puede estar del ladoafuera, deseando entrar.

Es una realidad que hay muchos Cris-tianos que han dejado a Cristo por fuerade los asuntos de su vida. ¡No debían ha-berlo hecho! Es una cosa haber recibido aCristo como Salvador en la conversión;es otra cosa gozar de comunión continuacon Él. ¿Le hemos admitido en nuestrasvidas en este último sentido? ¿Gozamosde Su presencia? ¡Es tristemente posibleque un Cristiano sea salvo por 10 o 20años, o aun por una vida, y que conozcamuy poco de comunión personal conCristo en todo ese tiempo!

Esto involucra más que leer la Bibliay orar. El Salvador está buscando comu-nión personal con Sus santos. Una perso-na puede ser genuinamente salvada y nodisfrutar a Cristo tanto como debiera.

Pero alguien pregunta si tal Cristianopodría estar en la comunión de una asam-blea. Ser miembro de una asamblea nosignifica automáticamente que uno estádisfrutando de íntima comunión con Cris-to. El Señor estaba hablando con perso-nas que estaban en la asamblea en

Experiencia Cristiana Personal y PrivadaTranscripción de mensaje (2)

David Gilliland

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La Sana Doctrina 15

Laodicea. Entonces alguien pregunta si elSeñor estaba afuera de la asamblea enLaodicea. ¡No! Él estaba en medio de loscandeleros, 1:13.

Estas personas estaban en la comu-nión de la asamblea y estaban prosperan-do. Se habían enriquecido y de ningunacosa tenían necesidad (v.17). Y nosotrostambién podríamos ser miembros de loque podría considerarse una buena asam-blea, y casi no perder culto, y sin embar-go no estar gozando de comunión conCristo.

b. El Ruego del Salvador

El Señor desea tener comunión connosotros, y con este fin, Él llama. Aunquese puede aplicar este principio en el evan-gelio a pecadores, ¡nos viene más cerca!Viene a Cristianos, ¡a nosotros mismos!Debemos alegrarnos mucho de que el Se-ñor aun “llama” en las vidas de Su propiopueblo. Y si no tiene el lugar que Él de-sea en la vida suya, Él puede “tocar”.

¿Cómo “toca” el Señor? Él puede to-car a través de las circunstancias. Puedetrastornar nuestro estilo de vida por meterSu mano en nuestras vidas, y “tocar”.

Puede haber un Cristiano aquí esta no-che que ha pasado años lejos del Salva-dor. Tú sabes que por muchos años hahabido una distancia entre ustedes dos.¿Has mantenido cerrada la puerta paraÉl? ¿Hay un área en tu vida del cual hasmantenido afuera al Señor, y no has reco-nocido Su señorío? Bueno, aun si eso escierto, la buena noticia es que el Salvadortodavía anhela bendecirte, y Él “toca”.

¡Puede ser que Le has oído tocar recien-temente!

c. La Promesa del Salvador

¿Qué debemos hacer? Él nos dice: “Sialguno oye mi voz y abre la puerta.”Cristo ama al creyente que está dispuestoa responder a Su palabra.

Puede que el Señor te ha estado ha-blando acerca de alguna cosa. Un mensa-je ha llegado a tu corazón y tú sabes quehay algo que debes hacer en respuesta alSeñor Jesús. Eso significa que tienes quedecidir si Le vas a abrir la puerta o no. Alabrir la puerta estarás cediendo a la peti-ción del Cristo y Él personalmente entra-rá a ti.

No podemos sino pensar en la cortesíade Cristo aquí. Es verdad que, en estesentido, el Señor no fija los linderos deSu presencia en nuestras vidas; ¡somosnosotros que los fijamos! El Salvadordice que Él vendrá a la puerta, y tocará,¡pero Él nunca va a forzar la puerta! Sino estamos dispuestos a darle más lugar aCristo en nuestras vidas, Él nos dejaráasí, y nosotros saldremos perdiendo.

En Lucas 24, cuando los caminantescon el Señor Jesús llegaron a la aldeadonde vivían, “Él hizo como que iba máslejos” (v. 28). ¡Él no se iba a imponer!“Mas ellos le obligaron a quedarse, di-ciendo: Quédate con nosotros.” Si ellosno le hubieran invitado, Él hubiera segui-do Su camino. Por el resto de la vida deesos creyentes, estarían profundamenteagradecidos que abrieron la puerta y deja-ron entrar al Salvador esa tarde a su ho-

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gar. Recibieron una visión especial deCristo que nunca antes habían tenido.

Si preferimos dejar a Cristo seguir, yno escuchamos Su palabra, y no le damoslugar, abriendo puertas en nuestras vidaspara que Él entre y tenga el completocontrol, sencillamente Él seguirá, porquees demasiado cortés para forzar la entra-da en nuestras vidas.

Cuando Él entra Él dice que cenarácon nosotros, y nosotros con Él. Él come-rá lo que está en el plato nuestro, y nosdará algo de Su plato. Él comerá con no-sotros en mutua comunión.

María y Marta Le recibieron en su ho-gar en Lucas 10:38-42. Le abrieron lapuerta cuando más nadie Le quería reci-bir. Un día perdieron su hermano y Élvino y lloró con ellas, Juan 11. Otro día

hicieron una gran cena y Él también esta-ba presente, Juan 12.

Al cerrar, tratemos de agarrar esta rea-lidad: hay una gran dimensión al Cristia-nismo de la cual algunos de nosotrossabemos muy, muy poco. Podríamos sermejores Cristianos, y aquí es donde co-mienza. Comienza en casa. Comienza enla privacidad de nuestras vidas persona-les.

Tendré que saber lo que es cerrar unapuerta y mantener afuera al mundo. Tam-bién tendré que saber lo que es abrir unapuerta y dejar entrar a Cristo. En la medi-da que saco el mundo de mi vida y dejoentrar a Cristo en mi vida, seré una ben-dición a otros y viviré para la gloria deDios en este mundo. Que el Señor noshaga “Cristianos de aposento”.

La Perspectiva Cristiana de Nuestra Sociedad (XV)

Autoridad, Autonomía y ResponsabilidadA J Higgins / Trad. D R Alves

Truth & Tidings, Worldview

uando una asamblea encomiendaa un hombre a la gracia de Diospara la obra a la cual él ha sido

llamado, ¿esto acaba con su responsabili-dad? Cuando el obrero encomendadodeja su empleo secular para ocuparse enla obra a tiempo completo, ¿está libreahora de toda responsabilidad ante aque-lla asamblea? Los obreros, tanto en nues-tro país como en el extranjero, ¿sonagentes libres? ¿No le rinden cuentas anadie por sus hechos, enseñanzas y con-ducta?

C ¿Qué de las relaciones entre asamble-as, y entre la asamblea y los obreros? ¿LaPalabra de Dios orienta en todas estasáreas?

Las relaciones de la asamblea

Uno de los principios básicos que en-seña la Escritura es la autonomía de unaiglesia local. No hay un tribunal de ape-lación superior a la asamblea misma, se-gún la enseñanza de Mateo 18.16,17.Una asamblea no manda a otra, ni la obli-ga. No hay base escrituraria para que una

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“discipline” a otra. Valoramos la comu-nión entre asambleas y debemos hacertodo lo humanamente posible para man-tener aquellos vínculos, pero reconoce-mos la responsabilidad que cada unatiene ante el Señor exaltado. La autono-mía de la asamblea no quiere decir que laasamblea sea infalible, ni tampoco que nose pueda abusar del concepto de autono-mía a veces.

Debemos tener presente que la auto-nomía no reside en el presbiterio, sino enla Palabra de Dios que los presbíterosaplican. Ellos no pueden tomar decisio-nes que violan la Escritura flagrantemen-te, y luego justificarse apelando a laautonomía. Es el Señor que anda en me-dio de los candeleros quien rectifica eltestimonio; no es un obrero ni una asam-blea vecina, Apocalipsis 1.12,13.

La comunión entre asambleas es pre-ciosa pero frágil. En un mundo perfectode hombres y mujeres perfectos nunca sepresentarían problemas y rupturas entrehermanos. Pero la naturaleza humana,con su orgullo, confianza, agresividad yautoprotección, nos caracteriza a cadauno de nosotros, con el resultado de queuna asamblea con un liderazgo "fuerte"podría representar una amenaza para unaasamblea vecina cuando surge una dife-rencia de criterio. Los hermanos debenestar atentos a la posibilidad de que en uncaso así no predomine la Palabra de Diossino las voces fuertes y estridentes.

Los ancianos de las asambleas de lazona, y también los obreros del Señor,deben respetar la autonomía de una igle-sia local. Si piensan que una de ellas haescogido un rumbo que se desvía de las

Escrituras, pueden señalárselo gentilmen-te a los ancianos de la misma. Pero no de-ben intimidar ni amenazar de ningunamanera; no deben sucumbir a la tentaciónde divulgar y polarizar. La responsabili-dad de la decisión recae sobre el lideraz-go de aquella asamblea. Ningunaasamblea en Apocalipsis 2 o 3 fue autori-zada para que corrigiera el problema desu vecina; cada una de ellas respondía di-rectamente al Señor. La decisión tomadapor aquella asamblea posiblemente defi-nirá los movimientos de algunos y la me-dida de comunión con ella, pero suslíderes rinden cuentas al Señor.

Los obreros no controlan a las asam-bleas. En los campos misioneros dondeuna obra en ciernes requiere el apoyo y laguía de un obrero maduro, puede ser ne-cesario que un misionero la oriente porun período de tiempo, pero su meta debeser que la asamblea funcione sin él. Sa-biamente, nuestros hermanos que laboranen un área nueva no inician un testimoniohasta ver el potencial de un liderazgo au-tóctono entre los creyentes. En áreas don-de asambleas han sido plantadas ytestimonios establecidos por un períodode tiempo, la plena responsabilidad anteel Señor reposa sobre los hombros de suslíderes. Pudiera ser que, a veces, les pi-dan consejo a obreros a tiempo completoo a líderes de otras asambleas, pero elconsejo debe ser visto por lo que es: con-sejo, no control.

Aquellos que han sido puestos por elSeñor en la labor de liderazgo deben asu-mir la responsabilidad aun si a veces lesparece pesada. Deben guiar en la asam-blea donde Dios los ha puesto. Esto quie-

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re decir mucho más que firmar cartas derecomendación, asignar tareas a determi-nados creyentes y apartar a uno que otrode la membresía. El amor cristiano exigeque yo siempre me conduzca ante otrosbuscando los mejores intereses de ellos, yno para promover mi propia popularidad.Se trata del rebaño que el Señor ganó consu propia sangre, Hechos 20.28.

La responsabilidad para con losobreros

Toda asamblea que encomienda a unobrero asume una responsabilidad paracon él o ella. El obrero que ha sido envia-do por la iglesia es en efecto una exten-sión de ella. Como tal, esa iglesia localtiene una obligación financiera con elobrero y debe haber en ella un ejercicioindividual y colectivo en este sentido. Elliderazgo de la asamblea también tiene laresponsabilidad de pastorear a aquel indi-viduo. Todos necesitan cuidado pastoral,¡aun los pastores!

Si está en un país extranjero, el obreropuede esperar visitas periódicas de algu-nos de los ancianos para hablar de la obray su carácter. Estas visitas pueden ser ungran estímulo y una animación para elmisionero. Si el obrero reside en nuestropaís, los líderes de la congregación toda-vía tienen la responsabilidad de pastoreary monitorear el carácter de la obra querealiza el hermano. El libro de los He-chos de los Apóstoles no contempla a unobrero tipo "llanero solitario", ni a predi-cadores sin un vínculo con, y sin el apo-yo de, las asambleas locales.

Aunque no sea una tarea fácil ni agra-dable, si la conducta de un obrero a tiem-po completo está fomentando división, o

si sus acciones contradicen el carácterque debería caracterizarlo, los líderes de-ben tomar cartas en el asunto y hablarcon él de la misma manera que lo haríancon otros creyentes de la asamblea. Si unobrero del Señor viene a formar parte desu asamblea, entonces ustedes son res-ponsables de guiarlo de tal manera que suservicio sea usado por el Señor y que élesté desarrollándose debidamente en suvida espiritual.

Por razones financieras y logísticas,muchos ancianos no pueden visitar a unmisionero en su campo de servicio. ¿Nosería prudente entrevistarlo cuando regre-se y conversar sobre la naturaleza de laobra y cualquier problema que se hayapresentado? En el caso de que hayan sur-gido problemas doctrinales o personales,es un gran recurso para el obrero poderdecir que sus movimientos y asociacio-nes están en conformidad con las instruc-ciones que recibió de la asamblea que loencomendó.

La entrevista serviría también paradarles a aquella asamblea y a sus líderesinformación más precisa de las necesida-des que se deben poner en oración. Cier-tamente, las necesidades financieras sonimportantes, pero no son la totalidad delas responsabilidades de los ancianospara con el obrero.

La responsabilidad para con losobreros nacionales

Los obreros aquí en nuestro país en-frentan otro conjunto de circunstancias.Esto puede tornarse complicado cuandoun obrero que ha sido encomendado poruna asamblea reside ahora en otra área yestá en comunión allí. En un sentido cada

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asamblea tiene una responsabilidad tantofinanciera como espiritual hacia aquelhermano. La que lo encomendó debe es-tar en contacto periódicamente, y si laocasión lo permite, revisar el carácter ylas necesidades de la obra para permitir-les orar inteligentemente, además de in-formar a la congregación de aquellasnecesidades.

También, la asamblea donde el indivi-duo se congrega ahora debe estar muy in-teresada en el progreso de la obra y encualquier dificultad que surja. En el casoinusual de que se requiera alguna formade corrección, ambas asambleas debenestar de común acuerdo y actuar en con-junto. El bienestar espiritual del obrerodel Señor es siempre la consideraciónmás importante cuando se da correccióno consejo. Algunos tienen la idea de queciertos hombres deben ser “puestos en sulugar”, o que “hay que bajarle loshumos”, pero esto nunca debe ser el mo-tivo de los que tratan con un obrero. Él esuna de las ovejas de la grey que Dios haencomendado a su cuidado, Hechos20.28, 1 Pedro 5.2,3. Además, es un sier-vo de Dios. Esto no lo exime de cuidadopastoral, pero enfatiza que el motivo deellos debe ser fomentar su utilidad en laobra. El sentir personal no debe entrar enel trato hacia un hijo de Dios. Nuncadebe degenerarse en una batalla por“control” o “superioridad”.

La responsabilidad de los obreros

Cada obrero tiene una responsabilidadrecíproca. Él responde a la asamblea quelo encomendó. Actuar independiente-mente de ella, haciendo caso omiso de su

consejo y cuidado pastoral, es actuar enun espíritu de voluntad propia.

Los movimientos de los hombres enel libro de los Hechos refuerzan esta ren-dición de cuentas, así como Pablo y Ber-nabé “refirieron cuán grandes cosas habíahecho Dios con ellos”, Hechos 14.27. Demanera parecida en 15.1 a 4 ellos encon-traron que el origen de la enseñanza erró-nea era la asamblea que supuestamentehabía encomendado a los maestros. Denuevo, el apóstol termina su segundo via-je misionero con un informe a la asam-blea local, 18.22. Él se veía a sí mismocomo uno que trabajaba en comunióncon la asamblea que lo había encomenda-do, 13.1 a 5, y que respondía a ella.

Aun un pastor en una iglesia de Diosestá sujeto a los demás pastores. Ningúnindividuo está por encima de la autoridadde la Palabra de Dios en manos de aque-llos que cuidan a la asamblea, sea él unpastor o un obrero a tiempo completo.Por supuesto, de ser necesario un consejoo una reprensión, los motivos deben serexaminados en la presencia de Dios. Estecuidado o consejo debe ser dado con gra-cia. Pero, el asunto debe ser abordado.

Los líderes podrían errar. En el casode un liderazgo mal informado, ¿cómoresponde un creyente o un obrero?¿Cómo reaccionó el Señor Jesucristo alser juzgado mal? Se sometió al mal tratoy “encomendó la causa al que juzga jus-tamente”, 1 Pedro 2.23. No se justificó,ni evadió el juicio de los hombres, sinoque se sometió a su abuso. Él está espe-rando aún el día cuando Dios lo vindiquedefinitivamente ante todos. Pero no “per-dió” por dejar todo con Dios.

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Valoremos la sabiduría divina al esta-blecer asambleas locales autónomas. No-temos su sabiduría al requerir que cadacreyente rinda cuentas, cualquiera que seasu esfera de servicio, y procuremos aline-ar nuestras actividades con la Palabra deDios en comunión con nuestros herma-nos.

La relación de los obreros con otrosobreros

Sería ideal si, juntamente con una car-ta de recomendación, fuera posible extra-er toda competitividad, orgullo y sentidode inseguridad. Pero la realidad, como to-dos sabemos, es una característica de lavida. A todos todavía nos faltan unos po-cos metros para llegar al cielo y al cam-bio definitivo. Aquellos que laboran en laobra de Dios tienen como responsabilidadprimordial su relación con el Señor. De-ben estar conscientes de que “la sequíadel correcorre” puede encontrar cabida enla vida de todos los que se esfuerzan en elservicio para Dios.

Ellos son responsables también ante laasamblea que los encomendó, como he-mos resumido arriba. Pero a la vez procu-ran mantener una comunión genuina ysincera con aquellos con quienes trabajan.Aun cuando la uniformidad no sea sumeta, la unidad en la obra del Señor es vi-tal. El respeto y cuidado mutuo deberíacaracterizar a todos los que laboran jun-tos, así como a todo creyente.

Los que trabajan en estrecha colabora-ción pronto aprenden a valorarse el uno alotro por las fortalezas y el valor que apor-tan a la obra. Esto aplica tanto a los an-cianos que laboran en armonía por el biende la asamblea, como a los obreros que

buscan la salvación de almas y el fortale-cimiento del testimonio.

Si existe un respeto y una considera-ción mutuos, eso quiere decir que unosobreros no controlan a otros, ni por críticani por interacción anticristiana. Si unobrero mayor piensa que uno menor re-quiere orientación, le corresponde ofre-cérsela con gracia y al estilo de Cristo. Siopina que el hermano está errado doctri-nalmente, es su responsabilidad no ser“contencioso, sino amable”, 2 Timoteo2.24, en su acercamiento privado al her-mano. Hecho esto, le incumbe avisarle ala asamblea que lo encomendó, y dejar elasunto así. Aquella asamblea es responsa-ble y debe tomar cartas en el asunto. Nose gana nada con inundar las bandejas deentrada de creyentes, comunicando elproblema a todo el mundo de costa a cos-ta.

Mientras más fuerte y vituperioso ellenguaje, mayor será la polarización. Niel obrero ni la obra de Dios se recuperandel daño causado. De ninguna manera secumple la ley del amor. Debemos seguirla verdad en amor, Efesios 4.15, no unamor sentimental, sino una actitud quesiempre busca lo mejor de la mejor mane-ra posible.

Sería de beneficio a la obra y traeríahonra al Señor Jesucristo si, en vez de ha-cer algo que lleve a divisiones, fuéramosobedientes al mandato de Romanos14.19: “Sigamos lo que contribuye a lapaz y a la mutua edificación”. Esta debeser nuestra meta, seamos creyentes en laasamblea, ancianos u obreros del Señorentre las congregaciones.

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La Sana Doctrina 21

Lo que preguntanAndrew Turkington

¿Qué podemos hacer con el pro-blema del mundo en la asamblea?

Gracias al Señor que el que preguntaconsidera que el mundo en la asambleaes un problema. Para algunas asambleas,el mundo no es ningún problema; ¡másbien parece que le dan la bienvenida! Unbarco puede estar en el mar, y no hayproblema. Pero si el mar se mete en elbarco, sí hay un problema serio. El aguapodría ir entrando por un pequeño aguje-ro hasta causar un trágico naufragio. Asíuna asamblea puede navegar bien en estemundo, si el mundo no se mete en laasamblea. Las evidencias del mundo enla asamblea pueden parecer muy míni-mas, pero podrían llevar al naufragio es-piritual.

El mundo es como las calabazas sil-vestres que aquel hijo de los profetas cor-tó en la olla del potaje, sin saber lo queera (2 Rey. 38-41). Otros se dieron cuen-ta que había muerte en la olla, y no lo pu-dieron comer. Pero Eliseo mandó traerharina y esparcirla en la olla, y no hubomás mal en la olla. El remedio para elproblema del mundo en la asamblea es laharina de la Palabra de Dios esparcidaabundantemente.

Para muchos ‘el mundo’ es el maqui-llaje, el traje mundanal, el cabello corta-do, y otras manifestaciones, especial-mente en la mujer. Pero un estudio del

tema en el Nuevo Testamento revelaráque abarca mucho más. Y en cada por-ción donde se descubre el veneno delmundo, está la harina de la enseñanza Bí-blica para quitar el mal.

En los evangelios. “Los afanes deeste siglo, y el engaño de las riquezas, ylas codicias de otras cosas” (Mr. 4:19)son manifestaciones del mundo que aho-gan la Palabra y la hacen infructuosa. Elremedio: “no os afanéis por vuestravida… Buscad primeramente el reino deDios, y todas estas cosas os serán añadi-das” (Mt. 6:25,33).

Romanos: El mundo se manifiestacuando nos conformamos a los patronesde conducta característicos de los incon-versos. El remedio: “No os conforméis aeste siglo, sino transformaos por mediode la renovación de vuestro entendimien-to” (Rom. 12:2).

Corintios: La sabiduría de este mun-do, que causa divisiones. Remedio: “Sialguno entre vosotros se cree sabio eneste siglo, hágase ignorante, para que lle-gue a ser sabio” (1 Cor. 3:18). La inmora-lidad de este mundo que contamina.Remedio: “Limpiaos de la viejalevadura… Huid de la fornicación” (1Cor. 5:7; 6:18). La idolatría de este mun-do que provoca al Señor a celos. Reme-dio: “No podéis beber la copa del Señor,y la copa de los demonios; no podéis par-ticipar de la mesa del Señor, y de la mesa

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de los demonios. ¿O provocaremos a ce-los al Señor? ¿Somos más fuertes queél?” (1 Cor. 10:21,22).

Gálatas: Querer ser como el mundoreligioso alrededor “solamente para nopadecer persecución a causa de la cruz deCristo” (Gál. 6:12). Remedio: La cruz nosha separado para siempre del mundo. “Elcual se dio a sí mismo por nuestros peca-dos para librarnos del presente siglomalo.” “Pero lejos esté de mí gloriarme,sino en la cruz de nuestro Señor Jesucris-to, por quien el mundo me es crucificadoa mí, y yo al mundo.” (Gál. 1:4; 6:14).

Efesios: Seguir la corriente de estemundo. Remedio: “Esto, pues, digo y re-quiero en el Señor: que ya no andéiscomo los otros gentiles, que andan en lavanidad de su mente” (Ef. 2:2; 4;17).

Filipenses: Pensar solo en lo terrenal.Fil. 3:19. Remedio: “Mas nuestra ciuda-danía está en los cielos” (Fil. 3:20).

Colosenses: Someterse a preceptos ta-les como: No manejes, ni gustes, ni auntoques (Col. 2:20-22). Remedio: “habéismuerto con Cristo en cuanto a los rudi-mentos del mundo…Si, pues, habéis re-sucitado con Cristo, buscad las cosas dearriba” (Col. 2:20; 3:1).

Tesalonicenses: Pasión de concupis-cencia como los gentiles que no conocena Dios. Remedio: “La voluntad de Dios esvuestra santificación; que os apartéis defornicación” (1 Tes. 4:3-5).

Timoteo: El amor al dinero (1 Tim.6:10). Remedio: “Gran ganancia es la pie-dad acompañada de contentamiento…Así

que, teniendo sustento y abrigo, estemoscontentos con esto” (1 Tim. 6:6-8).

Tito: Los deseos mundanos. Remedio:“enseñándonos que, renunciando a la im-piedad y a los deseos mundanos, vivamosen este siglo sobria, justa y piadosamen-te” (Tit. 2:12).

Hebreos: Fama, placeres, riquezas (loque el mundo ofreció a Moisés). Reme-dio: “rehusó…escogiendo antes…tenien-do por…por la fe dejó a Egipto” (Heb.11:24-27).

Pedro: La corrupción que hay en elmundo. Remedio: “poniendo toda diligen-cia por esto mismo, añadid a vuestra fevirtud; etc. “Amados, yo os ruego como aextranjeros y peregrinos, que os absten-gáis…” (2 Ped. 1:5-7; 1 Ped. 2:11).

Juan: “Todo lo que hay en el mundo,los deseos de la carne, los deseos de losojos, y la vanagloria de la vida”. Reme-dio: “No améis al mundo, ni las cosas queestán en el mundo... todo lo que es nacidode Dios vence al mundo” (1 Jn. 2:15;5:4).

Apocalipsis: La doctrina de Balaam(cero separación del mundo). Remedio:“Arrepiéntete; pues si no, vendré a tipronto, y pelearé contra ellos con la espa-da de mi boca” (Ap. 2:14-16).

Esta no es una lista exhaustiva de loque es el mundo, pero tal vez nos ayuda aver cuánto del mundo se ha introducidoentre nosotros. Hace falta la enseñanzacontinua de estas verdades en el seno dela asamblea. “Sin profecía el pueblo sedesenfrena” (Pr. 29:18).

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Pero si la enseñanza de la Pala-bra va a tener efecto para combatirla entrada del mundo en la asam-blea, es indispensable que esa ense-ñanza esté plenamente respaldadapor el ejemplo de los que presiden yenseñan. “Será el pueblo como el sa-cerdote” (Os. 4:9). Los ancianos de-ben ser “ejemplos de la grey” (1Ped. 5:3). “Tú, pues, que enseñas aotro, ¿no te enseñas a ti mismo?”(Rom. 2:21). Gracias al Señor porlos verdaderos pastores que alimen-tan bien al pueblo del Señor, mante-niendo un equilibrio entre laenseñanza positiva y negativa, devo-cional y práctica. Cuando observanalguna manifestación del mundo enalguna de las ovejas, no le tiran pie-dras desde la plataforma, sino que laayudan personalmente con la Pala-bra en la mano.

La mundanalidad no se cura deafuera para adentro, sino de adentropara afuera. No tiene mucho valorponer parchos externos, si no se tra-ta la enfermedad en el corazón. Conlegalismo y reglas se podrían prohi-bir las manifestaciones externas dela mundanalidad, pero es una impre-sión correcta de la Cruz de Cristo ysu significado, que puede quitar lamundanalidad del corazón. “Pero le-jos esté de mí gloriarme, sino en lacruz de nuestro Señor Jesucristo, porquien el mundo me es crucificado amí, y yo al mundo” (Gál. 6.14). Latransformación comienza adentro,con la renovación de nuestro enten-dimiento (Rom. 12:2).

llamado tu hijo”. Como el padre del hijo pró-digo, Dios reconoce de lejos cuándo hay unverdadero arrepentimiento, es movido a mi-sericordia y corre para echarse sobre el cuellodel penitente para darle el beso del perdón.

Ese perdón tan amplio pero inmerecido,es posible solamente en base al sacrificio tancostoso del Hijo de Dios en el Calvario. Elaviso en la pizzería ofrece al pobre hambrien-to dos trozos de pizza y agua sin costo algu-no. De la misma manera la provisión de Diospara tu alma es completamente gratuita. Perono fue sin costo para Él. Dios “no escatimó nia su propio Hijo, sino que lo entregó por to-dos nosotros”. Cristo dijo: “Yo soy el pan devida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre;y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.Pero esa plena salvación y satisfacción tuvoun precio infinito: “El pan que yo daré es micarne, la cual yo daré por la vida del mundo”(Juan 6:35,51).

Entonces, apreciado amigo, ¿hasta cuándobuscarás en la basura? Pase adelante. Cristodijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare,será salvo; y entrará y saldrá, y hallará pas-tos” (Juan 10:9). Creyendo en Él, estarás en-trando por esa Puerta, para tener salvación,libertad y satisfacción.

La oferta del aviso era durante el horariolaboral. Así también la oferta divina está vi-gente por un tiempo limitado. “He aquí aho-ra el tiempo aceptable; he aquí ahora el díade salvación”. (2 Corintios 6:2). La puerta desalvación está por cerrarse. ¡Pase adelante!

Andrew Turkington

Buscando en el Basurero(viene de la última página)

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Buscando en el Basurerol inusual aviso en la puerta de unapizzería llamó la atención:E

Miles de personas están procurandosatisfacer el hambre y la sed de su alma enel basurero moral y espiritual de estemundo. El hijo pródigo de la parábola“deseaba llenar su vientre de las algarro-bas que comían los cerdos, pero nadie ledaba” (Lucas 15:16).

Había dado las espaldas al hogar pater-no, y pensaba encontrar satisfacción en laprovincia apartada. Al principio le parecióhaber encontrado lo que buscaba, y “allídesperdició sus bienes viviendo perdida-mente”. Pero pronto todo cambió. “Cuan-do todo lo hubo malgastado vino una granhambre en aquella provincia, y comenzó afaltarle. Y fue y se arrimó a uno de losciudadanos de aquella tierra, el cual le en-vió a su hacienda para que apacentase cer-dos”.

Un cuadro perfecto del ser humano ensus pecados, sin Cristo: jamás podrá en-contrar en el basurero de este mundo loque realmente satisface su corazón. So-

mos seres humanos, como dice el aviso enla pizzería, y hemos sido hechos a imageny semejanza de Dios. Pero a veces noscomportamos como animales irracionales,procurando llenar nuestro corazón ham-briento con las bagatelas de este mundo.Cuando el hijo pródigo volvió en sí, re-cordó: “¡Cuántos jornaleros en casa de mipadre tienen abundancia de pan, y yo aquíperezco de hambre!” El pecador no sola-mente está hambriento, sino expuesto amorir y perecer eternamente.

A diferencia de lo que dice el aviso, nomerecemos algo mejor, porque somos pe-cadores que nos hemos rebelado contraDios. Lo único que merecemos, según lasanta ley de Dios, es el castigo eterno, porcausa de nuestros pecados. “No hay dife-rencia, por cuanto todos pecaron, y estándestituidos de la gloria de Dios” (Roma-nos 3:23).

Pero el Dios de toda gracia nos extien-de una generosa invitación a ‘pasar ade-lante’, no para ‘dos trozos de pizza’, sinopara un verdadero banquete espiritual yeterno. El hijo pródigo encontró en la casadel padre, no solamente pan, sino “el be-cerro gordo”. Los platos especiales en lamesa del Padre para ti son: Perdón de Pe-cados, Salvación, Vida Eterna, Paz conDios, Gozo Permanente, y muchos más.¿Por qué seguir buscando en la basura?

Dios no necesita hacerte preguntas,porque Él conoce perfectamente todo tutriste y vergonzoso pasado. Pero sí esperade ti una franca confesión como la delhijo pródigo: “Padre, he pecado contra elcielo y contra ti. Ya no soy digno de ser

A la persona que está buscando comidaentre nuestra basura: Eres un serhumano, y te mereces algo mejor que lassobras del contenedor. Por favor, paseadelante en nuestro horario laboralpara recibir dos trozos de pizzacaliente y un vaso de agua, sin costoalguno. No te haremos preguntas.

(continúa en la pág. 23)