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MEDICAMENTOS ADULTERADOS: Implicancias políticas, sociales y bioéticas Alumna : Ma. Victoria Gomez Vila

Medicamentos adulterados

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Trabajo final para la cátedra de Bioética, UNS, 2009

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MEDICAMENTOS ADULTERADOS:Implicancias políticas, sociales y

bioéticas

Alumna : Ma. Victoria Gomez Vila

Cátedra : Bioética

Carrera : Lic. en Filosofía

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INTRODUCCIÓN

Como su nombre lo indica, el presente trabajo de investigación abordará una

interpretación específica (orientada hacia la bioética) de los efectos en la

sociedad argentina actual y del rol que debe cumplir el Estado nacional, a partir

del renombrado caso de medicamentos adulterados, hallados primeramente en

la obra social de empresarios La Bancaria.

Debido al carácter reciente del caso presentado, se torna dificultoso el evaluar

las potenciales resoluciones al respecto. Sin embargo, colocaremos nuestro

mejor empeño en una global visualización del dilema que nos conviene.

El pasado mes de septiembre, se volvió de público conocimiento que la entidad

previamente mencionada otorgaba a enfermos hemolíticos, con cáncer y de

Sida, la medicación pertinente según sus prescripciones médicas; pero el

contenido de los envases era meramente agua salinizada. A partir de entonces,

los medios de comunicación junto con miembros integrantes del orden judicial,

iniciaron una investigación que aún hoy no ha finalizado. Por lo que se ha

podido recobrar hasta el momento, las autoridades jerárquicas de la obra

social, en pleno conocimiento de esta situación, adquirían dichos insumos de

diversas droguerías, una de las cuales es propiedad de Damián Ferrón,

asesinado el 13 de agosto de 2008 y a quien se lo ha vinculado fuertemente a

la venta ilegal de la sustancia efedrina. Las connotaciones negativas y los

cargos de corrupción continúan impactando, de manera que ha alcanzado las

más altas esferas del poder ejecutivo.

Podríamos inicialmente estipular que un hecho de semejante índole no debería

ser calificado dentro de un marco de análisis bioético. No obstante,

consideramos significativos todos los elementos puntualizados en orden de

resolver el siguiente interrogante: ¿es la bioética meramente aplicable al plano

médico?

A continuación, pasaremos a desarrollar las incidencias políticas y sociales de

este caso, con frecuencia titulado remediogate, relacionándolo al estado del

sistema sanitario local. Luego, trataremos de explayar una perspectiva bioética

en cuanto a la temática expuesta y finalmente, daremos a conocer nuestras

conclusiones al respecto.

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I

La salud según el Estado y el mercado

La Organización Mundial de la Salud supo definir la noción de salud, en el año

1948, de la siguiente manera: “[…] es el estado de completo bienestar físico,

mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”1.

Respondiendo prematuramente a la pregunta planteada en la introducción,

debemos tener en cuenta que “la salud” como tal, no se limita exclusivamente a

la relación médico – paciente.

Por lo tanto, no se precisan grandes teorizaciones intrincadas para deducir que

el proveer un servicio de salud competente constituye uno de los pilares

fundamentales en la labor correspondiente a un Estado. Sin embargo, sucede

en innumerables ocasiones que este detalle tan importante es descartado por

dirigentes gubernamentales.

Como indica la autora Estela Grassi, existe una clara distinción entre lo público

y lo privado, en la cual el primero es identificado con lo estatal, y el segundo se

define como “aquello que se sustrae al Estado”2. No obstante, el ámbito privado

responde a las normativas estipuladas por el Estado nacional e inclusive, debe

responder a decretos correspondientes a tratados internacionales. En ambos

tipos de regulación, se pretende consolidar la integridad de los ciudadanos de

una nación.

Grassi coloca a la salud (junto con la educación básica) en la categoría de

bienes semipúblicos, por ser altamente eficiente debido a sus externalidades

positivas y porque mejora las disposiciones de los individuos para satisfacer

necesidades de otro nivel. Conectando estos conceptos con los anteriores,

observamos que en el ámbito de la salud se combinan instituciones públicas y

privadas, de distinta índole, regidas por una legalidad respaldada por el Estado

y la comunidad internacional.

¿En qué sentido podemos hablar de un sistema de salud? Si bien reiteramos el

aspecto de la conjunción entre las esferas pública y privada, podemos

establecer que los hospitales, las salas médicas, los servicios de obras

1 Herrou Baigorri, J. POR UNA POLITICA HUMANISTA EN SALUD. Ediciones Nueva Senda, 1977, Buenos Aires, p. 13.2 Grassi. E. POLITICAS Y PROBLEMAS SOCIALES EN LA SOCIEDAD NEOLIBERAL. LA OTRA DÉCADA INFAME [I]. Editorial Espacio, 2003, Buenos Aires, p. 16.

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sociales, las industrias de insumos médicos (farmacéuticos, ortopédicos, etc.),

organismos de gobierno, organizaciones no gubernamentales, forman parte de

un sistema sanitario nacional.

Ahora bien, teniendo en cuenta la especificidad del caso brindado, nos

atendremos a examinar la situación de los servicios de seguridad social y de la

industria farmaceútica, en particular.

Grassi aduce que el origen de las obras sociales se articula directamente con el

empleo formal, por lo que ante cualquier modificación en el plano laboral, se

produce un cambio consecuente en el servicio. Si bien se comenzaron a

detectar fallas en el sistema de cobertura a partir de los años ’60, la autora

recalca la década de los ’90 como los más perjudiciales, en el sentido que el

pensamiento político, del cual dependen todas las decisiones de gobierno,

pasó a ser dominado por un economicismo. El Dr. Mainetti se dirige hacia este

mismo dilema desde el plano de la salud, al mencionar la economización en la

misma o managed care. Escribe el autor: “managed care equivale para algunos

a managed cost; no es tanto el cuidado sino el costo de la asistencia lo que

importa”3.

Esto, como hemos mencionado previamente, no afecta a un solo sector, sino

lamentablemente a la totalidad del sistema. En gran medida, la industria

farmacéutica ha colaborado en estos resultados. De acuerdo a las palabras del

Dr. Cechetto, dicha industria “tiene por objeto primordial la generación de

productos que mejoren la calidad de la vida humana y la prolonguen […] (Pero)

se trata de la porción económicamente más rentable de la economía mundial,

que ha exhibido un crecimiento sostenido durante los últimos cincuenta años

en razón de la ampliación de sus mercados, del aumento de la cantidad de las

marcas comercializadas, de su política de precios y de propiedad industrial, de

sus ventajas fiscales, de la demanda generalizada y el consumo”4. No debería

resultarnos tan impactante, entonces, la economización o mercantilización de

nuestro sistema de salud.

3 Mainetti, J.L. ¿Economía de la saludo salud de la economía? Un enfoque bioético de la micro y macro asignación de recursos. Ceccheto, S., Pfeiffer, M. L y Estevez, A. (compiladores). PELIGROS Y RIESGOS EN LAS INVESTIGACIONES. (BIO)ETICA EN LA INVESTIGACION CON SERES VIVOS. HOMENAJE A J.A. MAINETTI. Editorial Antropofagia, 2009, Lanus, p221. 4 Cecchetto, S. Ibidem, p.62

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¿Qué sucede, pues, con los principales damnificados frente a este panorama

(a saber, la comunidad)?

El Dr. Tealdi indica que, tanto en la Declaración Universal sobre Bioética y

Derechos Humanos de la UNESCO (2005) y el Protocolo Adicional a la

Convención Americana sobre Derechos Humanos, en materia de Derechos

Económicos, Sociales y Culturales, abogan por el derecho de cada individuo a

la salud. Mientras que el primero numera entre las múltiples asignaciones del

Estado, la de “asegurar a todos asistencia médica y servicios médicos en caso

de enfermedad”, el segundo dispone que toda persona tiene derecho a “contar

con servicios públicos básicos”5.

Obviando las determinaciones ideológicas, que en su gran mayoría se motivan

ante un interés económico, vislumbramos como ineludible la responsabilidad

que el Estado tiene de su población y hacia su población en materia de salud,

especialmente en el ámbito público. Se encuentra obligado por ley a reconocer

esta tarea y emplear sus recursos con discreción en vistas de una mejora en la

calidad de servicio que, en definitiva, apunta hacia una mejor calidad de vida.

5 Tealdi, J.C. Ibidem, p. 44.

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II

El sistema sanitario según la bioética

Tal como puntualiza D. Gracia, los autores Beauchamp y Childress aplicaron

tres fundamentos desarrollados en el ‘Informe Belmont’ (con la adición de uno

más) para poder establecer los principios sobre los cuales se basaría la

bioética. Éstos son los principios de autonomía, justicia, no maleficencia y

beneficencia.

Existe un gran debate envolviendo estos preceptos, dado que en la intención

de universalizar, se pierden numerosas particularidades que no pueden ser

dejadas a un lado. De todos modos, resultan sumamente útiles a la hora de

establecer los cimientos para un estudio en la materia.

Por razones de extensión, no creemos conveniente el explayarnos en demasía

sobre cada uno de ellos, a riesgo de alejarnos del punto central de discusión.

Resulta más convincente el detenernos puntualmente en aquellos que

consideramos más adecuados de aplicar al caso que guía nuestro informe.

Los principios de beneficencia y no maleficencia pueden aparentar ser

idénticos, pero más bien diríamos que son complementarios. El primero

involucra una obligación moral de actuar buenamente hacia otro individuo y el

segundo implanta el deber de no causar daño intencionadamente. A pesar de

la sencillez del planteo, se torna evidente que pretender la realización de

ambos fundamentos en forma prístina, es más bien utópico. Dependiendo de la

seriedad de la situación, se debería examinar el problema desde diferentes

aristas. Una frase de Gracia puede ayudar a aclarar la relación: “Nunca es lícito

hacer el mal, pero a veces no es lícito hacer el bien”6.

El principio de justicia se torna aún más dificultoso de delimitar, debido

principalmente a que constituye uno de los dilemas más grandes que ha debido

enfrentar la historia de la filosofía, y que aún no ha podido concluir. Gracia

invoca en gran medida a la noción de justicia distributiva y justicia social,

claramente vinculándolas con la realidad de desigualdades en la accesibilidad

de tratamientos y el costo de los mismos.

6 Gracia, D. FUNDAMENTOS DE BIOÉTICA. Editorial Eudema, 1989, Madrid, p. 103

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Consiguientemente, podríamos efectuarnos profusos interrogantes sobre la

conexión que podemos establecer entre estos fundamentos y el caso en mano.

Sin embargo, existe una pregunta fundamental, planteada al comienzo, cuya

respuesta puede brindar aún más claridad al asunto.

¿Podemos aplicar los principios de la bioética al caso de los medicamentos

adulterados? ¿Puede la bioética exceder el ámbito médico?

En vistas de lo analizado previamente, consideramos pertinente responder de

manera afirmativa, dado que el problema de la salud en nuestro país no puede

ser seccionado simplemente a la interacción entre un médico y su paciente. La

gravedad de la situación nos impulsa a buscar parámetros de comprensión que

exceden lo legislativo, lo cual obliga a reflexionar sobre el entorno que nos

circunscribe.

Porque los empleados administrativos y jerárquicos de la obra social La

Bancaria no posean un título graduado en estudios médicos, no se debe inducir

que éstos se encuentren exentos de un análisis profundo y crítico en vistas a la

bioética. Tampoco podemos admitir el mismo tipo de razonamiento en cuanto a

nuestros mandatarios, actuales o futuros, quienes tienen la responsabilidad de

garantizar a los perjudicados que el sistema judicial procure la más rápida y

óptima resolución posible.

Los principios de no maleficencia, justicia y beneficencia se vieron altamente

contrariados en esta ocasión. La incertidumbre, el dolor y la angustia

ocasionados tanto a pacientes como sus familiares, nos previenen de

especular sobre las intenciones de los actores.

Lamentablemente, la ecuación de costo-beneficio y la displicencia hacia la

comunidad en general, primaron por encima del sentido de compromiso moral

hacia los demás.

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CONCLUSIONES

A lo largo del presente trabajo, hemos arribado a determinadas nociones que

vislumbramos como primordiales, al momento de expandir un examen bióetico

en espacios sociales y políticos.

A modo de culminación, es relevante destacar la importancia de saber

visualizar, como nación, los distintos aspectos que la componen y, a la vez,

aspirar a un progreso y desarrollo sostenido de los mismos. El poseer un

proyecto a mediano o largo plazo, que trascienda las barreras del propio

gobierno que lo inspire, merecerá el crédito de haber pretendido una mejora en

la calidad de vida para todos los argentinos.

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BIBLIOGRAFÍA

- Ceccheto, S., Pfeiffer, M. L y Estevez, A. (compiladores). PELIGROS Y

RIESGOS EN LAS INVESTIGACIONES. (BIO)ETICA EN LA

INVESTIGACION CON SERES VIVOS. HOMENAJE A J.A. MAINETTI.

Editorial Antropofagia, 2009, Lanus.

- Foucault, M. ESTRATEGIAS DE PODER. Obras esenciales, Volumen II.

Editorial Paidos, 1999, Barcelona.

- Gracia, D. FUNDAMENTOS DE BIOÉTICA. Editorial Eudema, 1989, Madrid.

- Grassi. E. POLITICAS Y PROBLEMAS SOCIALES EN LA SOCIEDAD

NEOLIBERAL. LA OTRA DÉCADA INFAME [I]. Editorial Espacio, 2003,

Buenos Aires

- Herrou Baigorri, J. POR UNA POLITICA HUMANISTA EN SALUD. Ediciones

Nueva Senda, 1977, Buenos Aires.

- Artículos varios del Diario Perfil, versión digital, correspondientes a los días

11/09/09, 12/09/09, 13/09/09, 14/09/09, 16/09/09, 17/09/09, 28/09/09,

22/10/09 y 21/11/09