2
Revista de Estudios, Universidad Costa Rica. Nos. 14 y 15, pág. 183-184, 1997-1998 Memorias de la Cancillería de Costa Rica (1842-1889), presentación, transcripción y recopilación de Jorge Francisco Sáenz Carbonell y Charles Hernández Viale, coedición de la Escuela de Relaciones Internacionales (UNA) y el Instituto Manuel María Peralta, San José, Costa Rica, 1998, 457 páginas. Como comprobamos en El nombre de la ro- sa, tenían fama los monjes benedictinos, por su paciente labor de copistas. Ahora las fotocopia- doras multiplican, hasta en colores, en cuestión de segundos. Pero no todo se resuelve de mane- ra tan mecánica. Así 10 comprueba la labor de esos benedictinos modernos, de nombre Sáenz y Hernández. Reproducir esas "Memorias" no tendría apa- rentemente mayor dificultad, según 10 que piensa el lego. Y, sin embargo, a los recopiladores les calza, hasta cierto punto, la afirmación del propio Luis Dobles Segreda, respecto de su monumental recopilación: " ... (una) tarea tan simple, ( ... ) que pudo hacer cualquiera. Pero había que hacerla para guiar a otros que vienen detrás." Vamos por partes. Primero que la obra no fue "tan simple" ni la pudo hacer "cualquiera". Por experiencia propia uno sabe 10 difícil que re- sulta ubicar esas fuentes primarias. Con pacien- cia también hasta de hormigas, los investigadores se fueron al Archivo Nacional o a otras partes pa- ra reconstruir la lista que de todos modos quedó involuntariamente algo trunca. Pero ya está: se encuentra ahora en un sólo volumen 10 rescata- ble, tan disperso. En la introducción al trabajo queda plasmado el por qué ellos empiezan en 1842 (la ausencia de una verdadera política exte- rior antes y en consecuencia de "memorias") y concluyen en 1889 (entonces terminan los infor- mes manuscritos). Había que volver accesible esta fuente de in- formación, tarea que implicó para los recopilado- res una delicada labor de desciframiento y pues- ta en versión moderna de la ortografía. Menuda tarea que a uno, deformado por la filología? no deja de interesarle al ver que -según la memoria de 1848/49- "el encargado de negocios de los Es- tados Unidos de América residente en Guatema- la ha excitado al Gobierno de esta República ... " (p. 48): es un lenguaje un tanto connotado en la era Clinton. En todo caso, importa dejar constan- cia aquí de que el aspecto idiomático ha sido su- mamente cuidado. Lo era, desde luego, en un lenguaje florido y casi cervantino de más de una menoria; 10 es también en la obligada revisión por parte de los recopiladores. Enseguida, efectivamente, "otros vienen de- trás", como dijo Dobles Segreda. Gracias a un en- tendimiento entre la Universidad Nacional y el Instituto Peralta, existe ahora una edición peque- ña pero real de esta recopilación. Nadie ha dicho que será un bestseller, pero los que nos dedica- mos a la investigación nos enorgullecemos de pertenecer a una gremio de minorías. Partiendo de mi interés particular en el tópico de relaciones con Europa, en especial Bélgica, he podido en- contrar en un par de horas, gracias a esta publica- ción, material que, de otros modos, me habría costado meses. Como trasluce a través de signifi- cativos cuadros recopilados, cada vez más impre- sionante se vuelve el papel del Marqués de Peral- ta, no sólo desde París y Londres, sino en particu- lar desde Lieja, Bélgica, durante cantidad de años. Como los relatos viajeros, que también es- tán ahora volviendo a estar de moda por el enfo- que multidisciplinario que posibilitan, lo mismo puede decirse en este caso del trabajo de Sáenz y Hernández. Allí se encontrarán ingredientes para sus enfoques peculiares los especialistas en historia, en relaciones internacionales, etc. Has- ta lo genérico interviene (la mujer "brilla" por su

Memorias de la Cancillería de Costa Rica ydialnet.unirioja.es › descarga › articulo › 5761989.pdfRevista de Estudios, Universidad Costa Rica. Nos. 14 y 15, pág. 183-184, 1997-1998

  • Upload
    others

  • View
    24

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

  • Revista de Estudios, Universidad Costa Rica. Nos. 14 y 15, pág. 183-184, 1997-1998

    Memorias de la Cancillería de Costa Rica (1842-1889), presentación, transcripción y recopilaciónde Jorge Francisco Sáenz Carbonell y Charles Hernández Viale, coedición de la Escuela

    de Relaciones Internacionales (UNA) y el Instituto Manuel María Peralta, San José,Costa Rica, 1998, 457 páginas.

    Como comprobamos en El nombre de la ro-sa, tenían fama los monjes benedictinos, por supaciente labor de copistas. Ahora las fotocopia-doras multiplican, hasta en colores, en cuestiónde segundos. Pero no todo se resuelve de mane-ra tan mecánica. Así 10 comprueba la labor deesos benedictinos modernos, de nombre Sáenz yHernández.

    Reproducir esas "Memorias" no tendría apa-rentemente mayor dificultad, según 10 que piensael lego. Y, sin embargo, a los recopiladores lescalza, hasta cierto punto, la afirmación del propioLuis Dobles Segreda, respecto de su monumentalrecopilación: " ... (una) tarea tan simple, ( ... ) quepudo hacer cualquiera. Pero había que hacerlapara guiar a otros que vienen detrás."

    Vamos por partes. Primero que la obra nofue "tan simple" ni la pudo hacer "cualquiera".Por experiencia propia uno sabe 10 difícil que re-sulta ubicar esas fuentes primarias. Con pacien-cia también hasta de hormigas, los investigadoresse fueron al Archivo Nacional o a otras partes pa-ra reconstruir la lista que de todos modos quedóinvoluntariamente algo trunca. Pero ya está: seencuentra ahora en un sólo volumen 10 rescata-ble, tan disperso. En la introducción al trabajoqueda plasmado el por qué ellos empiezan en1842 (la ausencia de una verdadera política exte-rior antes y en consecuencia de "memorias") yconcluyen en 1889 (entonces terminan los infor-mes manuscritos).

    Había que volver accesible esta fuente de in-formación, tarea que implicó para los recopilado-res una delicada labor de desciframiento y pues-ta en versión moderna de la ortografía. Menudatarea que a uno, deformado por la filología? no

    deja de interesarle al ver que -según la memoriade 1848/49- "el encargado de negocios de los Es-tados Unidos de América residente en Guatema-la ha excitado al Gobierno de esta República ... "(p. 48): es un lenguaje un tanto connotado en laera Clinton. En todo caso, importa dejar constan-cia aquí de que el aspecto idiomático ha sido su-mamente cuidado. Lo era, desde luego, en unlenguaje florido y casi cervantino de más de unamenoria; 10 es también en la obligada revisiónpor parte de los recopiladores.

    Enseguida, efectivamente, "otros vienen de-trás", como dijo Dobles Segreda. Gracias a un en-tendimiento entre la Universidad Nacional y elInstituto Peralta, existe ahora una edición peque-ña pero real de esta recopilación. Nadie ha dichoque será un bestseller, pero los que nos dedica-mos a la investigación nos enorgullecemos depertenecer a una gremio de minorías. Partiendo demi interés particular en el tópico de relacionescon Europa, en especial Bélgica, he podido en-contrar en un par de horas, gracias a esta publica-ción, material que, de otros modos, me habríacostado meses. Como trasluce a través de signifi-cativos cuadros recopilados, cada vez más impre-sionante se vuelve el papel del Marqués de Peral-ta, no sólo desde París y Londres, sino en particu-lar desde Lieja, Bélgica, durante cantidad de años.

    Como los relatos viajeros, que también es-tán ahora volviendo a estar de moda por el enfo-que multidisciplinario que posibilitan, lo mismopuede decirse en este caso del trabajo de Sáenzy Hernández. Allí se encontrarán ingredientespara sus enfoques peculiares los especialistas enhistoria, en relaciones internacionales, etc. Has-ta lo genérico interviene (la mujer "brilla" por su

  • 184 REVISTA ESTUDIOS

    ausencia en el campo internacional hasta queYvonne Clays, la primera esposa, belga, deCalderón Guardia, asuma un papel destacado).

    Es curioso observar también, a lo largo delos años que abarca el estudio, cómo va evolu-cionando el uso terminológico (una muestra:las nociones básicas como "patria", "nación","nacional", república" y "América"). Convieneleer esos informes, como versión oficial de can-tidad de hechos, por lo que se vuelve significa-tivo tanto lo que se dice (por ejemplo, la canti-nela de las difíciles relaciones con Nicaragua)como lo que se calla (como en tiempos de

    Guardia). Hay que deducir entre líneas, entre loretórico insípido, lo tenso de ciertas relacionescon fuerzas externas, como en el caso del impe-rialismo inglés ...

    En fin, que este trabajo, primera parte se su-pone de una conjunto de dos, igual que la Histo-ria diplomática de Costa Rica, de manos del mis-mo Jorge Sáenz Carbonell, a gritos clama por laaparición pronta de su correspondiente segundovolumen.

    Víctor Valembois