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andrea-castilla-miguelez
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Miguel-A.
“¡A falta de pan... buenas son tortas!”
Un General de la Legión decide hacer una visita de control a un campamento de legionarios emplazado en medio del desierto. A poco de llegar, el Capitán le explica cómo va todo por allí, y lo acompaña en una inspección a las instalaciones.
El Capitán le va explicando:
- Ésta es la cocina... Ésa puerta es del salón de actos... Y ésta puerta es la de la sala de juegos...
El General va abriendo las puertas, y puede comprobar todo. Siguen por el pasillo, y observa que el Capitán se salta una de las puertas.
84 segundos.
- Por curiosidad, Capitán, ¿esa puerta que nos hemos saltado, de qué es?.
- Verá, General... tras esa puerta tenemos a la camella... Como usted comprenderá, somos 150 legionarios... todos varones... que nos pasamos meses enteros en completa soledad... y para mantener la moral de la tropa alta, me ha parecido bien permitirlo...
- Está bien, Capitán. ¡Si eso mantiene la moral de la tropa alta...!.
¿Y qué hay de malo en eso...?
Pasa un mes, y el General comienza a sentir la abstinencia de sexo, y decide ir al Capitán, y confesárselo.
- Mire... ya llevo un mes aquí... Y yo también soy un hombre... ¿podría hacer uso de la camella?.
- ¡Por supuesto, mi General! Le comprendo perfectamente. ¡Aquí tiene la llave!.
El general va donde la camella, y a los 20 minutos sale subiéndose la bragueta. El Capitán lo ve, y le dice:
- ¡¿Pero cómo, mi General?! ¡¡¿¿Sólo 20 minutos??!!.
- ¡¡Cómo que sólo 20 minutos!! ¿Pues cuánto tarda un soldado raso?.
- Hombre, no sé. Pero el pueblo más cercano está a dos horas... al menos son dos horas para ir, y otras dos para volver.
¡¡¡El General se cepilló a la camella!!!