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MISCELÁNEA RELACIONES 78, PRIMAVERA 1999, VOI. XX

MISCELÁNEA - COLMICH · 2014. 3. 7. · 5 Francisco Cervantes de Salazar, Life in the Imperial and Loyal City of México (facsímil traducido por Minnie Lee Barret Shepard; introd

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MISCELÁNEA

R E L A C I O N E S 7 8 , P R I M A V E R A 1 9 9 9 , V O I . X X

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A PARTICIPACION DE LOS INDIGENAS

EN LAS PROCESIONES POR LOS CLAUSTROS

DEL SIGLO XVI EN MÉXICO

Richard E. PhillipsU n iv e r s id a d d e V ir g in ia C o m m o n w e a l t h

Durante la evangelización de México en el transcurso del siglo xvi, resul­tó ser un hecho incontrovertible que la inmensa mayoría de los partici­pantes en las procesiones claustrales era fundamentalmente indígena. No obstante, los especialistas en arquitectura mendicante han creído ver las imágenes desplegadas en los nichos de las testeras de los claustros, como núcleos de las devociones privadas de los frailes. Sin embargo no se ha entendido ni investigado, in extenso, la función litúrgica y sacra­mental de los nichos, dificultándose el conocimiento de la participación indígena en este tipo de manifestación iconográfica de carácter religioso. Dicha omisión pudiera atribuirse a la presuposición, por parte de los especialistas, de que los claustros mexicanos del siglo xvi emulaban en su funcionamiento a los claustros del siglo xx, incluida la prohibición a los laicos de acceder a dichos ambientes. Sobre este último extremo cabría aducir la milenaria participación seglar en las ceremonias litúrgi­cas de los monjes y frailes en los claustros de Europa, que precedió a la fundación de los conventos mexicanos.1

1 Sobre la participación de los seglares en las procesiones claustrales de Europa,

véanse las siguientes fuentes: Incipit Liber Processionum Secundum O rdinelm ] Fratrulm] Predicatorum, Sevilla, Meynardum vungut [sic] Alamanum et Stanislaum Polonum so­

cios, 1494. "Incipit ordinaria sec[un]d[um] usu ordinis sancti augustini", manuscrito de

fines del siglo xv o inicios del xvi, existente en la Biblioteca Nacional de Madrid bajo ms.

1210, microfilmado en la Biblioteca de Arte de la Universidad de Texas en Austin. Ordi- narivm Sacri Ordinis H eremitarulm] Sancti Augustin i Episcopi & Regularis Obseru[n]tie, Me-

xici, loannes Pavlvs Brissensis, 1556. Processionarium s[e]c[un]d[um] Moretti A lm i Ordinis Predicator[um], Sevilla, Iacobum Cromberger Alemanu[m], 1519. Processionarium Secun­dum M orem A lm i Ordinis Predicatorum, Salamanca, Mathius Gastius, 1563. Walter Howard

Frere, ed., The Use of Responarum. I. The Responsarum Customs as Set Forth in the Consuetu­dinary and Customary, Cambridge, Cambridge University Press, 1898. Chr. Wordsworth,

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Por lo demás, a pesar de la falta de comprensión de la función litúr­gica y del significado de los conjuntos de las testeras de los claustros no- vohispanos, George Kubler, McAndrew, Flores Guerrero, Peterson y otros, han entendido bien el empleo procesional de las capillas posas que ocupan las cuatro esquinas de los patios de los monasterios.2 Empe­ro, la generalizada falta de conocimientos acerca de la ronda ceremonial claustral durante los tiempos tardío-medievales y renacentistas, no les permitió a los citados autores entender la evidente coyuntura de funcio­nes litúrgicas existente entre las cuatro estaciones sagradas de los claus­tros y las cuatro posas de los patios o atrios. Una breve digresión per­mitirá discernir entre estos últimos ámbitos procesionales. Aunque es lugar común el empleo de la palabra española "atrio" como equivalen­te del vocablo atrium , tomado del latín en la cultura anglosajona, y sir­viera para referirse al cuadrángulo que enmarca la fachada y la portería de los conventos mexicanos, deberá tenerse presente que la palabra em­pleada por los frailes en el siglo xvi novohispano fue siempre "patio". Por sorpresivo que resulte, los mendicantes que evangelizaron México no establecían asociación alguna entre los patios de sus conventos y los atrios de las iglesias paleocristianas en Europa. Según este parecer, dis­tinguían el patio de la plaza cívica, como bien lo refiere en 1586 el fran­ciscano Antonio de Ciudad Real en su Tratado curioso y docto de las gran­

Ceremonies and Processions of the Cathedral Church of Salisbury, Cambridge, Cambridge U.

Press, 1901. García Jiménez de Cisneros, osb, Obras completas, ed. Dom Cipriano de Ba-

raut, osb, Monserrat, Cataluña, España, Abadía de Monserrat, 1965. Rev. Garret Francis

Barry, OMI, jcl, Violation of the Cloister:- A n Historical Synopsis and Comm entary, Wash­

ington, Catholic University of America, 1942. Peter Browe, S. Die Verehrung der Eucha­ristie im M ittelalter, Munich, Max Hueber, 1933. María José del Castillo Utrilla, El Conven­to de San Francisco Casa Grande de Sevilla, Sevilla, Excma. Diputación Provincial de Sevilla,

1988. Carol Heitz, Recherches sur les rapports entre architecture et liturgie á l'époque carolin­gienne, Paris, École Pratique des Haute Études, 1963.

2 Raúl Flores Guerrero, Las capillas posas de M éxico, México, Ediciones Mexicanas,

1951. George Kubler, Arquitectura mexicana del siglo x v i (trad. Roberto de la Torre et a l) , México, Fondo de Cultura Económica, 1992. John McAndrew, The O pen-A ir Churches of Sixteenth-Century M exico, Cambridge, Harvard University Press, 1969. Jeannette Favrot

Peterson, The Paradise Garden M urals of Malinalco, Austin, the University of Texas Press,

1993.

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dezas de la Nueva España: "Los indios se fueron a la plaza que estaba pegada con el patio de la iglesia".3

Conjuntamente con los claustros, los patios servían de teatro proce­sional a diversidad de festividades reguladas por el santoral cristiano. Kubler sostenía equivocadamente que las imágenes de las testeras de los claustros se destinaban exclusivamente a las "meditaciones privadas de los frailes"4 Su apreciación ha contribuido a la poca importancia con­cedida a la esclarecedora interpretación sobre la relación entre las proce­siones de las capillas posas de los patios y las efectuadas en los claus­tros que nos legara Francisco Cervantes de Salazar en la temprana fecha de 1554. Dicho autor fue el primer profesor de retórica de la universi­dad establecida formalmente en la ciudad de México en 1553. Preocupa­do por impulsar la educación de sus estudiantes, Cervantes de Salazar

3 Antonio de Ciudad Real, Tratado curioso y docto de las grandezas de la Nueva España (Eds. Josefina García Quintana y Víctor M. Castillo Farreras), México, Universidad Na­

cional Autónoma de México, 1976. Otros ejemplos de época en Juan de Grijalva, OSA,

Crónica de la Orden de n p s A gustín en las Provincias de la Nueva España, México, loan Ruyz,

1624; particularmente el fol. 19 que contiene las Actas de la primera reunión capitular de

la Provincia Agustina del Santo Nombre de Jesús en el convento de Ocuituco, (Morelos),

fechado 1534. Motolinía o fray Toribio de Benavente, ofm también lo refleja en sus M em o­riales, o libro de las cosas de la Nueva España y de los naturales de ella (Ed. Edmundo O'Gor-

man), México, unam , Instituto de Investigaciones Históricas, 1971; de sus escritos de fi­

nes de 1530 sírvase consultar el Libro 1, cap. 32, núm. 185 en p. 87; el cap. 34, núm. 201

en p. 91 y núm. 203 en p. 92; cap. 35, núm. 184-185 en p. 113. Referencias adicionales en

Pedro Carrasco P y Jesús Monjaráz-Ruiz, Colección de documentos sobre Coyoacán, México,

Instituto Nacional de Antropología e Historia [in a h , 1976-1978, especialmente un docu­

mento fechado el 5 de junio de 1553 en tomo 1, p. 91. Las "Actas provinciales de la Pro­

vincia de Santiago de México, 1540-1587" en manuscrito fms. 1421 de la Colección Hu-

bert Howe Bancroft de la Universidad de California, Berkeley, disponible en el Fondo de

Microfilm de la Biblioteca del in a h de la Ciudad de México: rollo 89, fol. 48r, 1533, fol.

80r, 1556; fols. 83v-84r, 1559. Otros datos en Gerónimo de Mendicta, o fm et a l , Códice M endieta. Documentos franciscanos de los siglos x v i y x v i l Nueva colección de documentos para la historia de México, vols. iv y v, p. 63, México, F. Díaz de León, 1892; y de este mismo

autor, Historia eclesiástica Indiana (original de 1596; reimp., 1870), México, Porrúa, reimp.

1971; confróntese el Lib. m, cap, 16, p. 219; el cap. 52, p. 318; el cap. 54, p. 325 y el Lib. iv,

cap. 20, p. 434.

4 G. Kubler, pp. 385,430-440,469-470.

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compuso siete diálogos en latín.5 Los últimos tres de estos diálogos ver­saban sobre la capital del virreinato, incluidos dos sobre los alrededores de la urbe y la nueva universidad. En uno de ellos, Zamora y Zuazo son personajes españoles que han vivido mucho tiempo en la capital novo- hispana; se relata además en los diálogos el acompasamiento solidario de que es objeto el recién llegado Alfaro, a quien se le conduce en un recorrido programado para familiarizarlo con la pintoresca ciudad. Al llegar al convento de los dominicos, el visitante comenta lo siguiente: "El recinto del monasterio es muy grande, y en frente de la iglesia hay una figura espaciosa cuadrada o plaza, circundada por murallas, con pequeños oratorias o capillas en las esquinas, cuya función ignoro".

Del testimonio citado se desprende la intención manifiesta de Cer­vantes de Salazar: destacar la impresión que a Alfaro le produce el ta­maño del recinto monástico y del patio ubicado frente a la iglesia, infi­riéndose que tales rasgos habrían parecido extraños en la España de la época. A pesar de lo conocido de la obra del prominente escritor novo- hispano del siglo xvi, no fue sino hasta hace tres décadas que John McAndrew postuló, con sobradas razones, que los grandes espacios al aire libre y alrededor de los conventos mexicanos eran una invención local, sin claros precedentes europeos o peninsulares.6 Anticipándose cuatro siglos a las apreciaciones de McAndrew, Cervantes de Salazar destacó las impresiones del visitante español, quien nunca antes había conocido pequeñas capillas posas, arregladas regularmente y en concor­dancia con las cuatro esquinas interiores de un patio monástico. En efecto, la disposición simétrica exhibida por capillas procesionales permanen­tes, localizadas en los ángulos de patios cuadrangulares al aire Ubre, era desconocida en la España del siglo xvi. Entonces, dentro del diálogo que

5 Francisco Cervantes de Salazar, Life in the Imperial and Loyal C ity of M éxico (facsímil

traducido por Minnie Lee Barret Shepard; introd. y notas de Carlos Eduardo Castañeda),

Austin, University of Texas Press, 1953. Hacia 1550, Cervantes ya se desempeñaba en ca­

lidad de profesor de retórica en la Universidad de Osuna, España. Sus siete diálogos in­

cluyen comentarios sobre los diálogos de Luis Vives; sus clases sobre retórica se inicia­

ron en la ciudad de México el 12 de julio de 1553.

6 John M cA ndrew , The Open Air-Churches of S ixteenth-Century M éxico, Cambridge:

Harvard University Press, 1969.

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pretendía explicar a Alfaro el uso ceremonial de las capillas posas en la Nueva España, Zamora le responde:

En las grandes y solemnes fiestas del nacimiento y de la muerte de Cristo,

de su Resurrección y de su Ascensión, y en las fiestas de la [Inmaculada]

Concepción y del nacimiento de su virgen madre, [y] en las fiestas de los

apóstoles y de santo Domingo, como el claustro no es bastante grande para

contener tantos vecinos [seglares como los que comunmente participan en

las procesiones en las fiestas mayores], los religiosos [frailes dominicos] y

los ciudadanos devotos cambian [el lugar de las procésiones] del claustro al

patio, en donde hacen un circuito, precedidos por la cruz y seguidos por las

imágenes [esculpidas y portadas en andas o plataformas], deteniéndose a

rezar en [frente de] cada capilla [posa].

Así es como Cervantes de Salazar establece un nexo exclusivo entre las capillas posas y las fiestas más solemnes del calendario cristiano, in­cluido el día de la celebración del santo patrón, santo Domingo, fun­dador de la orden religiosa que ocupa el monasterio. Al pasar después por el convento franciscano de la ciudad de México, nuestro personaje se limita a repetir que las capillas posas de las cuatro esquinas de su pa­tio tienen la misma función que ya quedó establecida para las posas del convento dominico.7 Según Cervantes de Salazar, la alternativa entre el claustro y el patio monásticos es sencillamente una cuestión de conve­

7 Del original latín donde Cervantes de Salazar describe el patio de Santo Domingo

en la ciudad de México, incluidas sus posas, en Commentaria in Ludovici Vives Exercitacio-

nes Linguae Latinae, Mexici, Apud Ioannem Paulum Brisensem, 1554; los folios 268r y

268v rezan textualmente:

a l [farvs, v. gr. Alfaro, el español recién llegado]. Ambitus monasterij est maximus,

& ante ipsain ecclesiam quadratae figurae spaciosa valde platea, parietibus cincta,

sacellis sive lararijs ad ángulos co[n]structis: sed inquem vsum, Ron satis intellego.

gA [v.gr. Zamora, vecino español en la ciudad de México]. In magnain vt scilicet

solemnibus & festis diebus Christi natali, morte, resurrectione; acensione, virginis

matris conceptione, partu, apostolorum, & divi Dominici festiuitate, religiosa &

ciues vota Nacientes, praccedente cruce & sequentibus imaginibus, oraturi, factis

spatijs ad singula consistant, claustro hue progressi, quod angustius est quain vi tot ciues capero possit.

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niencia. En virtud de la numerosa gente seglar que asistía al monasterio a celebrar las fiestas religiosas más solemnes e importantes del año, el claustro resultaba espacialmente insuficiente para acomodarla. De allí que el lugar destinado a las procesiones más concurridas se cambiara a un teatro procesional mucho más amplio: el patio con sus posas. Sin em­bargo, conviene destacar que en lo atinente a las festividades menores, el claustro resultó suficiente para las estaciones con participación de la gente seglar asistente.

La crónica de la Provincia Franciscana de Michoacán, escrita por el fraile franciscano Alonso de la Rea en 1639, afirma categóricamente que desde el principio de la presencia de su orden en tierras de Michoacán, acaecida en los postreros años de 1520, tuvieron lugar procesiones tanto por los claustros como en los patios de los monasterios. A estos últimos llama él naturalmente "cimenterios", habida cuenta de la función fune­raria asignada a los patios o atrios novohispanos. Tanto Alonso de la Rea como Cervantes de Salazar consideran el claustro como una unidad intercambiable con el patio, en tanto sitio destinado a las procesiones. En los pueblos de indios, afirma De la Rea, los nativos conforman el grupo de fieles que desfila por el claustro siguiendo la procesión condu­cida por el fraile. Además, las instituciones encargadas de organizar los ritos procesionales son las cofradías de seglares que los primeros men­dicantes se interesaron en organizar en Michoacán durante la década de 1520. Sobre el particular son ilustrativos los testimonios directos lega­dos por De la Rea:

Además, la conversación abreviada sobre las posas del convento de San Francisco

justifica recordarle al lector lo relativo a la función de ellas en el patio conventual de San­

to Domingo en el folio 270v, fechado 1554:

a l[fa rv s ] [...] lararia quoq[uaj sunt in angulis arbitror in eunde[m] vsum.

gv[ACVS, v.gr., Zuazo, como Zamora, vecino español de la ciudad de México].

Rem acu tetigisti.

En traducción de Cervantes por Shepard en p. 54. Según la acotación de Castañeda

en la nota 79, Alfonso trata de puntualizar que las posas del patio del convento de San

Francisco cumplen "[...] el mismo propósito que los oratorias en el monasterio de los Do­

minicos anteriormente explicado"; del inglés original: "[...] the same purpose as the shri­

nes in the monastery of the Dominicans previously explained".

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Capitvlo vil de las cofradías que se fundaron, y se obseruan en esta prouin-

cia [franciscana de Michoacán].

No quise pessar [sic] en silencio la fundación de las Cofradías, como

cosa en que nuestros Frayles pusieron los conatos que se dejan entender, en

la infantilidad desta Yglesia [de Michoacán]. Y como las cofradías tienen

aqueste oficio, de reunirlos [a los indígenas], y conformarlos, por esso se

fundaron las [cofradías] de [la] Vera Cruz, nuestra Señora, y Ánimas del

purgatorio, para que gozassen los recien conuertidos de sus indultos y con-

cessiones [dispensadas por el Papa a los miembros de estas cofradías] [...]

La [cofradía] de las animas del purgatorio es indezible la deuocion con que

está en toda esta Prouincia: y en la mayor parte dotada de muy considera­

bles rentas [...] Y assi en todos los Conue[n]tos de la Prouincia [h]ay Altar,

con sus ornamentos: ceras, y Mayordomos [de las cofradías] que cuydan de

[es decir, organizan y pagan] las Missas de los lunes, y sus Processiones por

el Cime[n]terio, ó Claustro del conuento, donde se cantan los responsos que

pone el manual Romano. Y esto se observa con tanta puntualidad en los

pueblos de los indios donde [h]ay un Religioso solo, como en los de los Es­

pañoles, do[n]de [h]ay muchos [frailes]. Las Indias generalmente todos los

lunes traen sus offrendas, encienden sus candelas, y assisten á la Missa. Y

assi algunos Conuentos donde [h]ay muchos Indios se proueen el lunes de

pan, y fruta para toda la semana, ó por lo menos la mayor parte della [...]8

Sobre este testimonio estimamos necesario subrayar que De la Rea reseña especialmente el ritual procesional escenificado en el contorno de los claustros de los pueblos de indios donde sólo residía un fraile. Aparte del carácter colectivo del ritual descrito por el informante, no se llega a especificar la ejecución de pausa alguna durante las procesiones que comportaban paradas o estaciones en los claustros. Sin embargo, ta­les acciones son susceptibles de inferirse en virtud de la frecuencia con que se mencionan los responsos cantados. En los libros procesionales de la época tardo-medieval y renacentista de España y México, se perci­be la relación existente entre los responsos y las estaciones practicadas

8 Alonso de la Rea, ofm , Chronica de la Orden de N . Seraphico P.S. Francisco, Prouincia de S. Pedro y S. Pablo de Mechoacan en la Nueua España, México, Viuda de Bernardo Calde­rón, 1643, fols. 84v.-85v.

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en las esquinas de los claustros con la intención de entonarlos.9 Basa­dos en estos elementos podemos concluir que no puede haber responso sin su correspondiente estación, ni viceversa.

Los desfiles claustrales realizados los días lunes, bajo el patrocinio de la omnipresente cofradía de Ánimas del Purgatorio, no eran exclusi­vos de las casas franciscanas de Michoacán; ellos más bien constituye­ron un rasgo común de toda la empresa mendicante en la Nueva Espa­ña. Una de las fuentes testimoniales de esta práctica es la conocida Crónica de Grijalva de la provincia agustiniana del Santo Nombre de Je­sús, editada en 1624. Según este informante religioso, todos los monas­terios agustinos tenían su cofradía de las Benditas Almas del Purgato­rio, bajo cuya advocación se celebraba misa todos los lunes en favor de los muertos. Paralelamente, se contaba con la actividad de la cofradía de Nuestra Señora.10 La mayoría de estos cenobios se encontraba en re­cintos indígenas carentes de población española de consideración. Aun­que Grijalva no habla de procesiones claustrales, los libros de costum­bres de los mendicantes, impresos en la ciudad de México en el siglo xvi, mandaban realizarlas precisamente los lunes por los claustros, en re­cuerdo de los muertos. Apoyados en estas asociaciones, es posible con­cluir que, entre los agustinos del centro de México o sus correligionarios franciscanos de Michoacán, el nexo entre la cofradía de ánimas y las es­taciones subordinadas al desplazamiento cuadrangular de las procesio­nes claustrales y sus paradas frente a los nichos-altares es indisoluble.

La costumbre de realizar una procesión alrededor del claustro mo­nástico todos los lunes, en memoria de los fallecidos, era de origen eu­ropeo; pero el entusiasmo con que los aborígenes mexicanos la practica­

9 En The Use of Responsarum, el editor Walter Howard Frere incluye una pertinente

definición del responso que se ofrece al lector traducida del Inglés original: "El responso

es la reliquia del canto responsorial, y aunque muy sintetizado, representa el canto de un

solo acompañado de estribillo cantado por un coro" ("The respond is the relic of the res­

ponsorial chant, and, though much cut down, represents the singing of a solo with a

short refrain sung by a chorus". Sobre el particular, consúltese el índice de la obra, pp.

307-308; la sección "responsorium" en p. 308 y el ilustrativo enunciado que reza "iii At

Procession a respond was constantly sung", pp. 60-61,124,138,141.10 Juan de Grijalva, Crónica de la Orden de n p s Agustín en las Provincias de la Nueua Es­

paña. En cjuatro edades desde el año de 1533 hasta el de 1592, México; loan Ruyz, 1624, fol. 72v.

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ban, derivaba en buena parte de la memoria del culto prehispánico a los difuntos, lo cual pudo notar Motolinía:

[...] tenían otros días de sus difuntos, de llanto, con comer y embriagarse y

llamaban al demonio, y éstos tenían de esta manera: que enterraban y llora­

ban al difunto, y después otro tanto a los veinte días tornaban a ofrecer co­

mida en su sepultura, donde ponían muchas rosas y después a los ochenta

días [...] y cada año en el día que murió, hasta el cuarto año.11

Dicho despliegue de energía implicaba el consumo abundante de comestibles en los santuarios franciscanos de Michoacán, hecho que sorprendió a fray Alonso de la Rea. Por lo demás, las Constituciones de la Orden de los ermitaños de San A gustín , aprobadas en Europa y publicadas en la ciudad de México en 1587, ordenaban que cada lunes se celebrase misa en favor de los difuntos, teniendo el cuidado de no coincidir con alguna festividad mayor. El rito debía de observar el desarrollo de una procesión en el contorno del claustro o en el interior de la iglesia.12 Los estatutos de la asamblea general de los franciscanos celebrada en Barce­lona e impresos en la ciudad de México en 1585, repiten esta provisión y se refieren únicamente al claustro como al teatro procesional por exce­lencia donde se cantan los responsos de los muertos.13 En un apéndice del libro procesional publicado en Sevilla en 1519, se reseña la antigua costumbre practicada por los dominicos españoles, relativa a la práctica de la procesión a favor de los difuntos. Primeramente, al inicio del claustro se detienen los fieles en la primera estación y se canta el respon­

11 Fray Toribio de Benavente o Motolinía, Memoriales o libro de las cosas de la Nueva España y de los naturales della, (Edición de Edmundo O'Gorman), México, u n a m , Instituto

de Investigaciones Históricas, 1971, lib. 1, cap. 14, núm. 54, p. 39.

12 Constitvtiones Ordinis Frartvm Eremitravum Sancii A ugustin i, Mexici, Petrus Ochar­

te, 1587, fol 12v: Statuimos & ordinamus, vt singulis secundis ferijs festo noue[m] lec-

tionu[m] no impeditis missa pro omnibus defunctis celebretur, qua finita, fiat processio

per claustrum, vel per Ecclesiam...

13 Estatutos generales de Barcelona, para la familia cismontana, de la Orden de [...] Francisco

[...] aprobados en el cap jítu lo ] g[e]ñ[er]al intermedio de la familia cismo[n]tana celebrado en To­ledo en el insigne cd[n]ue[n]to de S. Juan de los reyes [...] 1583, México, Pedro Ocharte, 1585, fol. 17.

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so "Credo cp[?] rede[mp]tor". La segunda parada se realiza en la tercera parte del claustro con el cántico "Qui Lazaruz". Al efectuarse la tercera estación correspondiente al cuarto segmento, se ejecuta el "Meme[n]to mei". En un postrer acto, la cuarta y última adoración tiene lugar en el coro monástico, o en la capilla mayor de la iglesia, vocalizándose el "Li­bera me d[om]ine".14 En el Manual franciscano impreso en la capital del virreinato en 1738, Diego de Osorio consigna lo siguiente: "Procession por los fieles defunctos [sic] para los lunes. Acabada la Missa [...] sale la Procession, en que precede la Cruz, haziendo mansión [es decir, esta­ción] en los quatro ángulos del Claustro, ¿o de la misma Iglesia, sino lo [h]ay, y se cantan los Responsos como siguen [...]"15

De lo anterior se nota que Osorio refiere como lugar acostumbrado de las cuatro "mansiones" escenificadas durante las procesiones dedica­das a los fallecidos, cada lunes, "los quatro ángulos del Claustro", y que únicamente se realizan en la iglesia si el convento es tan pobre que ca­rece de claustro.

Proveniente de los libros litúrgicos de época, la anterior evidencia ha sido consignada con el fin de demostrar la indisoluble coincidencia en­tre las procesiones claustrales, los nichos de las esquinas, las paradas ri­tuales en cada estación y los responsos de rigor. Conducidas por uno o varios frailes que encabezaban a multitud de seglares mayoritariamente indígenas, los claustros se constituían en teatro de sucesivas estaciones complementadas con cánticos de apoyo a la adoración del Cuerpo de Cristo, rito que se sucedía frente a altares en nichos convenientemente organizados en las esquinas.

Durante toda la época colonial, los pobladores del centro de la Nue­va España perseveraron en su íntima asociación con los claustros con­

14 Processionarium s[e]c[un]d[um] morem almi ordinispredicatorlum]..., Sevilla, Iacobum

Cromberger alemanu[m], 1519, fol. 126:

In prouincia hispaniae scilic & bethice est antigua & laudabilis co[n]suetudo om[n]i

Redomada p[ro]cessione[m] pro defunctis facere hoc modo. In prima parte claustri

fit p[r]ima statio: et ca[n]ta[n]t. Rx [responsorio] Credo rede[m]ptor.

15 Diego de Ossorio, o fm , M anual para administrar los santos sacramentos, arreglado al ritual romano, con el orden de bendiciones, exequias, processiones, y otras cosas necessarias, Mé­

xico, La Imprenta del Nuevo Rezado de Doña María de Ribera, 1748, p. 218.

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ventuales y las correspondientes estaciones de la Pasión de Jesucristo, escenificadas en los cuatro ángulos. En un ilustrativo caso, ocurrido durante la entrega del cenobio franciscano de Chalco al clero secular en 1761, el fraile residente retiró los lienzos que adornaban los claustros alto y bajo, exhibiéndoselos a los nativos durante el lapso de dos días, a objeto de verificar si desearían quedarse con alguno de ellos. La res­puesta de los naturales no se hizo esperar. Prestamente reclamaron la propiedad de "[...] los quatro [lienzos] de la Passion que adornaban los quatro ángulos del claustro de abajo [...] que dixeron ser suios por averse hecho a costa del Pueblo [...]16 Obviamente, los residentes de Chalco estaban tan familiarizados con las peregrinaciones claustrales y sus paradas en las cuatro estaciones de la Pasión de Cristo cuyas se­cuencias murales todavía son apreciables en las fábricas agustinas de Epazoyucan, Atotonilco, Yecapixtla y Acolman; y en la dominica de Oaxtepec -que ellos mismos tenían a su cargo el patrocinio de las imá­genes pasionales de las esquinas-. Lógicamente, los naturales no ha­brían incurrido en el sufragio de los elevados gastos de ejecución de tales pinturas, si no estuviesen animados del gozo visual de verlas du­rante las procesiones y si no sintieran que los desfiles rituales se hacían prioritariamente en beneficio de sus personas.

Con posterioridad al siglo xvi, la única diferencia digna de mención tocante a la participación de seglares en los actos procesionales, consis­tió en que los lienzos suplantaron finalmente a las pinturas murales como el medio tradicional de realzar visual y estéticamente las estacio­nes. Sin embargo, alcanzó a mantenerse el indisoluble nexo existente en­tre los cuatro altares esquineros y sus correspondientes escenas de La Pasión. Dicha práctica alcanzó a consignarse en una acotación docu­mental incorporada en los años de 1711 a 1714 en el Libro de fundación del convento franciscano de Tacuba, en la cual se afirma: "Ytt[em]. Qua-

16 En carta de José Martínez de Ahumada, ofm , al Provincial franciscano de la Pro­

vincia del Santo Evangelio de México, sobre la liquidación de los bienes del convento de

San Francisco de Chalco, en la oportunidad de prepararse su entrega al clero secular. Ma­

nuscrito fechado el 27 de enero de 1761, el cual se halla en la Biblioteca Nacional de An­

tropología "Eusebio Dávalos Hurtado"de la ciudad de México; Fondo Franciscano (en lo

sucesivo abreviado b n a -ff), tomo 130, fols. 107-107v.

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tro Lienzos con sus marcos dorados para dicho claustro, con Quatro Al­tares de azulejos [...]17

Con su procesión de cada lunes y sus paradas en las estaciones del claustro, La cofradía de Animas del Purgatorio recreaba un esquema normal de la ronda ceremonial, dedicada en los monasterios novohis- panos al entorno indígena durante todo el período colonial. Tal hecho se alcanza a inferir de la consulta de los Libros directorio cuyos manuscritos fueron compilados por los guardianes responsables de las casas francis­canas. El propósito primordial de estos Directorios era reseñar la acos­tumbrada ronda, incluidas las provisiones acerca de la retribución que el fraile guardián podía aceptar de parte de los párrocos al finalizar el acto ritual. De tales guiones llegaron a recopilarse tan sólo unas pocas series a lo largo del siglo xvn, alcanzando a sobrevivir mayoritariamente las recogidas en la primera mitad del siglo xvm y, muy especialmente, las correspondientes a los años de 1720 a 1723. Aunque se dudare de la va­lidez de una información proveniente de época aparentemente tardía, siendo inclusive descriptiva de prácticas evidentemente implantadas en centurias anteriores, se argumentará en el presente trabajo que estos manuales aluden a la continuidad de rituales claustrales apegados a los tempranos ritos cristianos tardío-medievales de raíz europea.Tal evi­dencia se muestra además consonante con los libros litúrgicos y cró­nicas de los siglos xvi y xvn, ya citados. Acorde con los distintos testi­monios es posible recuperar el desarrollo de una ronda ritualmente rica y rigurosa en cada convento franciscano. Las procesiones se practicaron con frecuencia en ambos pisos del edificio monástico. Ocasionalmente, ellas se prolongaban hasta el patio, abarcando los alrededores del con­vento y alcanzando a incluir la plaza cívica y las calles del poblado. A guisa de ejemplo, las celebraciones sacramentales y de difuntos en Atoe- pan, se ajustaban al esquema siguiente:

Noviembre/Difuntos [...] octava. El día octavo se canta una Missa con vigi­

lia, y prosession por el patio y claustro [...] Fiestas [...] [Los indios] hasen

17 "Libro de fundación y [hlechos memorables deste Conue[n]to de n[uest]ro Padre

Sa[n] Joachin en el Pveblo de Sanctorvm ITacuba]", año de 1689, b n a -ff, Fondo Lira,

tomo 10, fol. 65, años 1711-1714.

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[una] cada vn año por el mes de Octubre [...] La [fiesta] titular del Sacra­

mento, y S. Pedro, domingo y lunes, dan por ambas quarenta pesos [...]

[h]ay Missa de doze el Domingo en la portería [...] desde el primer domin­

go hasta el día octavo sobre tarde se anda [en] prosecion antes de enserrar

por el sementerio, o claustro [...] y el domingo octauo dan por la Missa y

prosecion, que se anda por el compaz del Conv.[en]to tres pesos.18

El Directorio del monasterio de Ozumba observa la misma diferen­cia nítida entre la plaza cívica y el patio conventual que ya era patente en los escritos de los mendicantes del siglo xvi. De hecho, dos teatros es­pacialmente distintos contribuían a regular la actividad ritual. Empero, como bien puede inferirse de los manuscritos de este convento, nume­rosos pueblos novohispanos dotados de sendos monasterios, exhibían contigüidad de ámbitos espaciales entre la fábrica religiosa y el pobla­do. En este contexto, la plaza deviene en símbolo vivo del orden y la au­toridad cívicas que la Iglesia busca consagrar y ligar de nuevo (religare, religio) con el cielo. Evidentemente, se buscaba entonces explotar todas las localidades posibles a fin de variar el trasfondo de cada peregrina­ción, acrecentando el entusiasmo hacia los ritos y por este medio procu­rar que el aura sagrada del monasterio saturara todos los ámbitos del poblado.

Referente a la dinámica procesional descrita, no parece haber existi­do una normatividad específica que prescribiera el movimiento procesio­nal afuera o adentro de los claustros. Cuando los Directorios consignan textualmente "procesión por los claustros", ellos se refieren en realidad a cada piso del edificio desplantado en dos niveles, ambos englobados bajo la denominación genérica de "claustro". De las diversas casas fran­ciscanas en la Nueva España, la única que tenía y aún exhibe literal­mente dos claustros coronados por sus correspondientes gemelos en al­tura es el monasterio de Xochimilco. Dicho ejemplo corrobora la dispo­nibilidad de un segundo nivel o corredor con arcadas donde se reedita­ban las procesiones realizadas en el piso bajo. De allí que el claustro alto

18 Directorio de Este CONV. [en]to de S [an] Pedro Atocpam [...] Este Directorio [...] se

hizo este aflo de mili setesientos y veinte y vn afios [...] lo firmé [...] fr. Fran.[cis]co Joseph

Ximénez [...], b n a -ff, tomo 132, fols. 253259v; fols. 257v-258.

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de los agustinos de Meztitlán, decorado en la década de 1570 a 1580, os­tentase cuatro estaciones en las esquinas, ornamentadas con parejas de pinturas murales que establecen un paralelo tipológico entre la Pasión de Cristo y otros pasajes del Antiguo Testamento. Diferenciadamente, el segundo piso correspondiente al segundo claustro del monasterio agus­tino de Acolman, concluido hacia 1560, ostenta un ciclo pasional de ocho escenas distribuidas por pares en cada uno de sus ángulos.19 Sin embargo, a diferencia de muchos claustros bajos, los de los pisos altos nunca estuvieron provistos de nichos en las testeras donde se colocaba la hostia consagrada.

Tocante a los estamentos sociales participantes en los rituales cris­tianos practicados en los monasterios, los Directorios distinguen a veces entre las procesiones a través de los claustros, asistidas por españoles que acataban indicaciones específicas sobre sus áreas de desplazamien­to, y los desfiles al aire libre masivamente protagonizados por los nati­vos. Empero, tal discriminación no constituía una norma generalizada. Como ejemplo de discriminación racial, se considera lícito citar el Directorio del monasterio franciscano de Tula, fechado en el año de 1720. Bajo el encabezado de "Cofradía de las Animas de spañoles" [sic], se hace constar que "Todos los lunes del año se canta Missa en su Altar. [H]ay prossecion de responsos por los claustros, y [la Cofradía] da por cada Missa, dose reales". En cambio, la cofradía del Santísimo Sacra­mento de los Indios de Tula, realiza su peregrinación al aire libre.20 Sin embargo, el cenobio franciscano de Alfajayucan (estado de Hidalgo) reseña en 1757 con el título de "Cofradía de Animas de Yndios"que "El primero Lunes de cada mes [la Cofradía] manda cantar una Missa con Responsos por los Claustros, [y] da por ella dos pesos".21

19 Pormenores sobre los programas murales de los claustros altos de Metztitlán y

Acolman en el cap. iv de mi tesis doctoral intitulada "Processions through Paradise",

Austin, Universidad de Texas, 1993.

20 "Directorio nuebo deeste [sic] Convento de San Joseph de Tula [...]" 1720, bn a -ff,

tomo 49, fols. 17-17v.21 "Tanto, Del Directorio de el Convento de San Martín, Alfaxaytlca [...] Agosto de

1757 a[fios]. Y trasuntado por el Original fecho en el Aifto de 1733 [...] b n a -ff, tomo 132,

fols. 260-264v. Firmado "Fr. Joachin Toral", fol. 264v.

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Los claustros provinciales desarrollaron en su momento procesiones semanales de la cofradía de Animas, acompañadas de responsos que se vocalizaban en las esquinas. Sobre el particular hemos visto con anterio­ridad que los mendicantes ya habían instituido esta práctica en el trans­curso del siglo xvi. No obstante, los Directorios del siglo xvm registraron otros desfiles conmemorativos pertenecientes a otras festividades, espe­cialmente las de Corpus Christi, las cuales se escenificaban también al­rededor de los claustros. Respecto a las cofradías de Ánimas, sus proce­siones se efectuaban en el circuito claustral, complementadas con res­ponsos rezados los primeros días de cada semana, según consta en los Directorios de Apam (1709), Tecozautla (1718), Nuestra Señora de la Re­donda (1721), Tlalmanalco (1757) y Texcoco (1776).22

Conjuntamente con los responsos, las procesiones permitían ganar indulgencias en Texcoco; de allí que una vez efectuada cada 17 de enero, los participantes circunvalaban el claustro en siete oportunidades con el fin de lograr las indulgencias de las siete iglesias de Roma. Siguiendo el santoral cristiano, resultaba posible obtener también el 25 de mayo la in­dulgencia del santuario de Asís; la del 9 de julio que concedía la dispen­sa de Montevaral; la de septiembre en memoria de la estigmata de san

22 "Directorio [sic] de este conv. [en]to de Apa[n], hecho por auto de nm r Fr. Juan Vi-

gil como consta del libro de decretos año de 1709", bna-ff, tomo 47, fols. 121-130v. En fol.

121 v. reza lo siguiente: "Cofradía de Animas, todos los lunes se canta una misa con

responsos por los claustros y dan un peso por cada una".

"Directorio del Conv. [en]to de S. [a]ntiago Tecotzautlan [...] el año de 1718". bn a-ff,

tomo 132, fols. 207209. En fol. 207 se refiere: "Cofradía de Animas. Todos los lunes canta

esta Cofradía una Missa con responsos por los Claustros".

"Directorio de este Convento de N. [uestra S. [eñora de la Redonda, hecho el año de

1721", bn a -ff, tomo 180, fols. 19-27. Firmado por "Fr. Joseph de Ribera"en fol. 27. El fol.

20 reza textualmente: "Las otras quatro [Cofradías, además de la del Santísimo Sacra­

mento] pagan los lunes la missa de animas cada vn lunes según su orden y dan por cada

missa cantada y Prose[si]on de animas por los claustros catorze r[eales]".

"Directorio perteneciente al Convento de San Luis Obispo de Tlama[na]lco sacado a

la letra de su original [...] 1757", bn a-ff, tomo 13 2, fols. 103 -123. El fol. 106 reza: "Cofra­

día de Animas. Esta cofradía está anexa a la del Ssmo. [Sacramento], y su mayordomo es

el mismo, tiene misa cantada todos los Lunes del año, con su Processión por los Claus­tros: paga por cada misa dos pesos".

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Francisco, pudiéndose alcanzar con ella, adicionalmente, el indulto de Monte Alverne, beneficio conmemorativo del lugar donde el santo reci­biera las heridas que lo acreditaban como el segundo Cristo.23

En Ozumba (1720), Aculco (1721) y Atlixco (1733), la cofradía de Animas celebraba su procesión con responsos vocalizados en los claus­tros una vez al mes. Otros desfiles procesionales tenían lugar en las pla­zas de los pueblos, según los esclarecedores informes de Ozumba y Atlixco:

Cofradía del Ssmo. [Sacramento] y Animas. Tiene[n] estas dos cofradías dos

missas menzales [sic; léase mensuales] por las que dan quatro pesos. La

primera es primer domingo con el Ssmo. descubierto, el primer lunes la de

los Animas con su prosesion y sus responsos por los claustros [...] Haze esta

Cofradía su fiesta por el mes de disiembre con bisperas [sic] missa con mi­

nistros y prosesion por la plaza dan seis pesos.24

Durante Corpus Christi tenían lugar muchas procesiones en los claustros de los monasterios franciscanos, destacando las consignadas

23 "Tabla de las missas perpetuas, de Legados, obras pías, y de mas temporales de

Cofradías, Orden Tercero [...] Conu[en]to de San Antonio de Tetzcoco [...] 26 de Octubre

de 1776 [...] Archivo Histórico de los Padres Franciscanos de la Provincia del Santo Evan­

gelio, Parroquia de San Juan Bautista, Coyoacán, ciudad de México, fragmento, fols. nu­

merados 23-34. En fols. 24v-29 se reseña: 'Todos los Lunes del año, se canta Missa sin Mi­

nistros en el altar de Animas, y al fin se cantan responsos procesionalmente por los claus­

tros [...] Mes de Enero: El día dies, y siete, hay procesión claustral con siete sueltas, para

el logro de las Indulgencias de las siete Yglesias de Roma [...] Mes de Mayo: El día vein­

te y cinco, Procession claustral por la Yndulgencia del Santuario de Assis [...] Mes de Ju­

lio: el día nueve procession claustral por la Indulgencia de monte varal [...] Mes de Sep­

tiembre: Día de la[s] Llagas de n . sps Fran[cis]co [...] procession claustral por la Indul­

gencia de Monte Alberne".

24 "Directorio de esta ayuda de Parrochia de S. [an]ta Maria de Atzompan [moderna­

mente Ozumbal, año de 1720", b n a -ff, tomo 47, fols. 148-154. Fragmento en cuerpo del

trabajo de fol. 149. En fol. 149v. se indica: "Haze fiesta el día de Nuestra Señora La Con­

cepción con vísperas Missa con Ministros y prosesion por la plaza da siete pesos"."Directorio, Regimen, y Govierno de este comvento del Señor San Geronimo Aculco,

sus Vizitas, y Obenziones [...] siendo Vicario [...] el r.p. fray Diego Espinosa Naranjo [...]") la cubierta refiere: "Dic rectorio [sic] del Conu.[en]to y Parochia de Aculco el año de

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por los libros de Tecozautla (1718), Ozumba (1720) y Coatlinchan (1721), aparte de muchas otras realizadas al aire libre. En Tecozautla, el perso­nal indígena de servicio identificado con el mote de "oficiales", tenía su propia fiesta el domingo posterior al de Corpus Christi, efectuada con "prosecion por el Claustro". Ozumba y Coatlinchan organizaban por su parte a toda la comunidad aborigen para que participara en la peregri­nación claustral, acompañada ella de sacerdotes, tal como lo aclara el Directorio del primero de estos dos conventos.25

La riqueza y variedad de las costumbres procesionales novohispa- nas se destacan más nítidamente en los informes de los monasterios de Calimaya (1721) y Ozumba (1741). Dichos manuscritos describen una procesión matinal por el patio del cenobio, la cual puede ser seguida de otra de carácter vespertino, desplegada en los claustros alto y bajo. En Calimaya, la cofradía combinada del Santísimo Sacramento y la de Áni­mas del Purgatorio, observa su misa de difuntos el primer lunes de cada mes, seguida por "La Procession por los Claustros cantando los respon­sos acostumbrados [...]" Calimaya, por su parte, ejemplifica las fábricas monásticas dotadas de cuatro capillas posas situadas en las esquinas de su patio. Además, los comentarios de su respectivo Directorio enfatizan el papel del patio como teatro de las procesiones. Referente a la cofradía

1721", b n a -ff, tomo 132, fols. 38-45v. El fol. 39v registra: "Cofradía de las Animas. Una

missa cada mes con responsos por los Claustros paga el Mayordomo dos pesos".

"Instrucciones arregladas a los decretos y documentos de N.[uestro] R.[verendissi]

mo P.[adr]e Ministro General Laurencio de S[an]to Laurentio: las quales han de observar

el G. [uardiá]n y Religiosos deeste [sic] Conv. [en]to de la Visitación de la Villa de Atlixco

[...] 1733", b n a -ff, tomo 39, fols. 52-72. Fols. 57-57v rezan: "El Primer lunes La Missa de

las Animas con Prosesion por los claustros paga dos p[esosl [...] Tersera Orden [...] El Jue-

bis [sic por jueves] Santo pagan por la prosesion de Jesús Nazareno doze p. [eso]s y de

estos se le da pezo [sic] al P. [adr] e de la Capa [?] el sermón de la plaza [...]

25 Tecozautla, op. cit., fol. 20 9, s.v. "Junio". Ozumba, op. cit., fol, 15 Iv, "Junio [...] el

día domingo del corpus a¡ [m yj prosesion con Mi[nisitros [y] en los claustros no dan

nada [v.gr., los feligreses no están obligados a pagar por este servicio]

"Directorio del Pueblo y Comventto [sic] de S[a]n M iguel Coatliychan. Año de 1721". En

el prólogo se refiere lo siguiente: "[...] lo hiso fray Diego Fernandez Mantilla, Vicario de

el [...]", bn a -ff, tomo 13 2, fols. 210-220. En fol. 214 v, reza: "Corpus: este día se descubre

el Santísimo, y se canta la Missa a la hora aconstumbrada [sic] y [h]ay prosecion p[or] el Claustro.

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del Santísimo Sacramento, ella observa la fiesta del Sacramento corres­pondiente al domingo de Corpus con misa cantada, sacerdotes ofician­tes, sermón elaborado y la infaltable procesión en torno al recinto abier­to del monasterio. Dicha circunvalación tenía lugar en el "cimenterio" o patio del conjunto, deteniéndose frente a cada una de las posas -oca­sionalmente llamadas "hermitas"-26 a cantar el correspondiente respon­so, mientras que el Sacramento quedaba al descubierto hasta las tres de la tarde.

La costumbre ritual de las estaciones o paradas realizadas frente a las capillas posas, a objeto de reverenciar la hostia consagrada, es bien conocida en los trabajos de autores contemporáneos como Kubler, Mc­Andrew y Flores Guerrero. Complementariamente, los Directorios des­criben con lujo de detalle las particularidades del desfile de todo el po­blado, alrededor de las cuatro posas del patio, durante las celebraciones de Corpus. El jueves siguiente a la octava de tan popular festividad, y bajo el patrocinio de los pobres del pueblo, tenían lugar procesiones ma­tinales frente a las capillas posas, y vespertinas por los claustros.27 En San Pedro Actopan en 1721, la peregrinación de la fiesta de la octava del

26 Agustín de Vetancurt ofm , también emplea la palabra "hermita" para designar a

las capillas posas de los conventos franciscanos de Huejotzingo y Calpan. Sobre el parti­

cular sírvase consultar su Chronica de la Provincia del Santo Evangelio de México, México,

María de Benavides, viuda de luán de Ribera, 1698, p. 58.

27 "Directorio de este Conuento [sic] de S. Pedro y S[an] Pablo de Calimaia, que se

hizo el año de 1721 en virtud de lo mandado por el Decreto General de esta S[an]ta Pro-

uincia [sic]", b n a -ff, tomo 48, fols. 20-49.' Fols. 21-29 ilustran lo relacionado en el texto:

Cofradías de la Cauezera [sic]. tiene este Conuento quatro Cofradías, vna de el Ssmo.

Sacramento vnida con la de Animas [...] La Cofradía de el Ssmo tiene el primer do­

mingo de cada mes su Missa Cantada, q[ue] es la que llaman de quenta, en que se

descubre el Ssmo. [Sacramento] y acabada la Missa se ensierra y después se anda La

Procesión con la Cruz en las Manos de el Preste, y concluida se canta vn responso

por sus hermanos difunctos cofrades. El Lunes siguiente se les 'anta La Missa de

Animas y acabada se anda La Procession por los Claustros cantando los responsos

acostumbrados...

[La Cofradía del Santísimo Sacramento] haze la fiesta del Ssmo el domingo infra oc­

tavo de Corpus, a que están obligados por sus Constituciones, con Missa cantada,

Ministros, Sermón, y Prosecion, y esta se anda dentro de el Sementerio cantando en

cada hermita su Oración, y queda descubierto el Ssmo hasta las tres de la tarde, y

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día de muertos transcurría sucesivamente por el patio y el ámbito claus­tral del complejo monástico.28

Así como Cervantes de Salazar lo había señalado dos siglos antes que los registros efectuados en los Directorios franciscanos del siglo xvm, se corrobora que el claustro y el patio conventuales, en tanto derivacio­nes de los claustros peninsulares dotados de cuatro estaciones o para­das en las testeras, eran prácticamente intercambiables como escenarios de las procesiones. Además resultaba imposible pensar en un ritual de Corpus Christi, transitando por estos ambientes sin exhibir la hostia en calidad de atributo procesional supremo. Al conducirse el Sacramento a las capillas de los patios, y posarse literalmente en sus altares, a fin de incensarlo y adorarlo, se preparaba el rito que se repetiría en los altares- nicho de las testeras claustrales. El eminente investigador George Ku- bler debe haber intuido que el complejo de capillas posas al exterior del edificio mendicante obedecía al principio de la "exteriorización del claustro", ejemplificado autorizadamente por las cuatro estaciones de las testeras claustrales que ya existían en España.29 A esta inferencia con­

dan por dicha fiesta ocho pesos [...] Cofradia de N[uest]ra S[eño]ra de los Dolores.

El Viernes de Dolores por La Mañana haze su fiesta, con Misa Cantada, Ministros,

sermón, y Prosecion por dentro de el Sementerio, dan al Conuento Seis pesos [...]

Cofradia de S[a]n Antonio [...] tiene su fiesta titular, y la haze el mismo dia de el

santo, con missa cantada, Ministros, Sermón, y Procesion por dentro de el semente­

rio, y dan por dicha fiesta por todo doze pesos [...] Fiestas de la Cauezera [sic]. Los

dos Gouiernos de Calimaia, y Tepemax[al]co hazen siempre juntos la fiesta titular de

S Pedro y S Pablo con Misa Cantada, Ministros, sermón, y Prosecion [...] se an da [sic por "anda"] la Prosecion solo por dentro de el sementerio [...] Fiesta de Corpus, y su

Octava. El dia de Corpus haze la fiesta el Pueblo con misa cantada, Ministros, y Pro­

secion, que se anda por las quatro hermitas fuera de Conuento [...] suelen ofrecer

alguna cosa en la Prosecion los Pueblos. Y esta descubierto el Ssmo Sacram[en]to

hasta las tres de la tarde y esto mismo se observa en toda La Octava. El Séptimo dia

la [fiesta] haze el Conu[en]to, y el Octavo dia Los Pobres para lo qual el Conuento

señala a Vn Vez[in]o de el Pueblo para que recoja La Limosna de sera [sic], y Misa

de d[ic]ho dia auo; en que acauada [sic] La Nfissa se an da [sic por "anda"] La

Prosecion por las hermitas de dentro de el seniinterio, y por la tarde, por dentro de

los Claustros de el Conuento [...]

28 Op. cit., BNA-FF, tomo 132, fol. 257v.

29 George Kubler, Arquitectura mexicana del siglo xvi, México, Fondo de Cultura Eco­nómica, 1983, p. 385.

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tribuye el hecho de que los altares-nicho, sobrevivientes en las testeras claustrales, no dejan lugar a dudas -en razón de su significación pic­tórica y arquitectónica- acerca de su función litúrgica como receptácu­los de la hostia consagrada durante el desarrollo de las estaciones.

Otro ejemplo notable de actividad procesional realizada en los claus­tros alto y bajo a fin de "depositar" el Santísimo Sacramento, seguida de otro desfile el "sábado de gloria", lo constituye el susodicho monasterio de Ozumba. Aunque los manuscritos sugieren que en su desempeño como sacerdotes los frailes conducían la hostia por los claustros, no obs­tante parece inverosímil que el Sacramento se depositara por largo tiem­po en los columnados pasajes. Este impedimento se debía a que los al­tares de los nichos de las testeras no eran propiamente aras consagra­das, ni físicamente estaban construidos para poder protegerla, pues apenas si constituían anaqueles donde tenía lugar una exposición de tiempo limitado. Tal vez la ambigua frase recogida en el Directorio de Ozumba, "depositar", indicara que el Sacramento se exhibía breve­mente en ellos antes de ser trasladado al altar mayor de la iglesia con­tigua. En fin, el jueves y domingo, durante la octava de Corpus Christi, celebrada vespertinamente, había procesiones claustrales a cargo de los sacerdotes. Previamente por la mañana, y antes de congregarse la feli­gresía en el monasterio, se realizaba el desfile alrededor de la plaza cívi­ca al concluirse la correspondiente misa:

El domingo de Ramos por la tarde hay procesión con Ministros por los

Claustros para depositar a n[uest]ro Ssmo. Sacramentado. El Sabado de

gloria también [h]ay procesión con Ministros despues de la Missa por los

Claustros [...] Junio [...] Día de Corpus en la tarde hay procesión por los

Claustros con Ministros. El Domingo infra-octavo por la tarde hay proce­

sión por el Claustro con Ministros. El día octavo hay procesión por la plaza

despues de la Misa, y a la tarde por el claustro con Ministros.30

30 "Copia de el Directorio de el Convento de Osumba [...] Agosto de 1757 años". En

la introducción reza lo siguiente: "En diez y ocho dias del mes de Septiembre de mil sete­

cientos quarenta y un Años se presento ante nm rp Prou[incia]l este Libro del R.P.. Joseph

de Ahumada P[rio]r y Vicario del Convento de Aztompan [sic] lv.gr., Ozumba]", bn a -ff,

tomo 132, fols. 136-153v. En fols. 138v-139 se indica: "Haze esta Cofradía [de las Ánimas]

su fiesta por el mes de Diciembre, la q[ue] se compone de visp. [era]s, Missa con Minis­

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En otras palabras, el mismo propósito medieval consistente en ligar las procesiones seglares conducidas al interior del sagrado paraíso del claustro con el mundo profano secular, estaba enteramente vivo en el si­glo xvm como un legado de los mendicantes a la práctica religiosa de México. En sí, la procesión constituía una cadena humana que ligaba a ambas esferas.

Por lo demás, Ozumba también confirmaría que las festividades más importantes del calendario cristiano -Domingo de Ramos, Sábado de Gloria y la trilogía del Corpus- tenían lugar en el claustro monacal. Por eso, los distintos Directorios del siglo xvm contradicen la distinción que Cervantes de Salazar antaño estableciera entre las procesiones claustrales y las correspondientes a las posas de los patios; y ello en el sentido de que las procesiones menos asistidas ocurrían en los pasajes columnados del interior, y las más numerosas, correspondientes a las grandes celebraciones, masivamente "andaban" por los patios. Por ejem­plo, hacia 1721 la población entera de la cabecera de Tecali, se había uni­do a la gente de todas las Visitas o pueblos sufragáneos y realizaron la procesión de Navidad por los claustros. Etnicamente hablando, la gen­te que peregrinaba por el contorno de los pasillos era predominante­mente indígena. La inferencia proviene del Directorio del monasterio de Tecali, en que se reseñara que la misa y desfile claustral de Navidad se hacían en recompensa por la provisión de nativos destinados a servicios personales que exclusivamente beneficiaban a los frailes.31

Otro hecho digno de destacar es la tendencia evidenciada por aquellos Directorios dotados de información minuciosa, en el sentido de ratificar

tros sermón y procession por la plaza, dan seis pesos [...] [La Cofradia de Nuestra Señora

de los Dolores] Haze su fiesta el dia Viernes de Ramos, q[uel se compone de Visp[eras],

Missa con Mi[nist]ros, y procesión por el Cimenterio. Haze fiesta el mismo dia de mi Se­

ñora de la Concep. [cio]n la q[ue] se compone de Vis [peras], Missa con Ministros, ser­

món, y procesión por la plaza [...] dan por todo onze pesos [...]"

31 "Directorio del Convento de Santiago Tecali", manuscrito sin fecha; bn a-ff, tomo

132, fols. 32-37v, formando parte de los Directorios de Calpan (fols. 27-30v., del 6 de junio

de 1723) y Aculco (fols. 38-45v, del año 1721). El folio 37v, refiere lo siguiente: "Diziembre

[...] A la Missa del Gallo en pago del tlapalolis se repica a las dos de la mañana asiste no

solo la cabecera, sino también los pueblos y se canta [la Misa]; cantada la Gloria se haze

la Procession del Niño por los claustros, ellos [los feligreses] ponen la cera".

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el funcionamiento de los claustros como uno de los principales escenarios rituales donde se concentraba la población entera de todo un distrito. El dato parece sugerir que las elevadas presiones demográficas observa­das por Cervantes de Salazar en el siglo xvi en la ciudad de México, se habían ya atenuado en el interior provinciano y rural del siglo xvm; o que la distinción entre patio y claustro como alternativas procesionales quedó diluida después del siglo xvi; o bien que la distinción razonada por Cervantes entre las dos alternativas, realmente nunca resultó tan clara.

En otro orden de ideas, se conoce desde hace ya varias décadas que los destinatarios del programa pictórico y escultural de las iglesias, ca­pillas abiertas, posas y porterías de los conventos novohispanos del siglo xvi, también habían sido fundamentalmente los indígenas. Como creemos haber demostrado a lo largo del presente trabajo, esta intencio­nalidad abarcaba al repertorio iconográfico y funcional que giraba en torno al dispositivo de los claustros. Consecuentemente, se justifica la reinterpretación de su programa pictórico en tanto instrumento emplea­do por los frailes con la finalidad de inducir comportamientos piadosos y alcanzar propósitos didácticos entre los neófitos. Por ejemplo, el pro­grama mural de la sala de profundis y de los altares de las esquinas claus­trales en Yecapixtla se inicia con "El lavatorio de los pies". Dicho pasaje de la vida de Cristo constituía una fase preparatoria de la comunión recibida por los apóstoles durante "La última cena", deviniendo en su­ceso indicativo de su futuro papel evangelizador. De este modo, los frai­les agustinos procuraron inculcar a los nativos la idea del seguimiento a la nueva fe en calidad de discípulos del Salvador, guiados por los sucesores de los Apóstoles, es decir, los frailes mismos.32

Desde el punto de vista arquitectónico y de la ornamentación ejecu­tada en las esquinas de los claustros, el programa se proponía convertir dichos ámbitos en espacios decorosos distinguidos por su carácter sacro y funcional. Aparte de recibir físicamente al Santísimo Sacramento, po­sándolo literalmente dentro de cada nicho-altar en el transcurso de las estaciones, se le adoraba apropiadamente mediante rezos y cánticos. En muchos casos el altar era prácticamente el anaquel del nicho, destacán­

32 Sobre al particular sírvase consultar la tesis doctoral del autor: "Processions

through Paradise", pp. 194-206.

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dose por la pintura mural de su fondo que creaba la impresión propia del retablo, respecto de su correspondiente altar.

Frontales pintados con patrones específicos, derivados de modelos textiles, sobreviven todavía en las testeras de los claustros dominicos de Tepoztlán, ejecutados entre 1555 y 1580. De los atribuidos a los agusti­nos de Epazoyucan deberá destacarse que los frontales se pintaron en honor del capítulo provincial celebrado en este monasterio hacia 1563. De filiación franciscana son los decorados en Huejotzingo para conme­morar la reunión provincial ocurrida en 1558. Finalmente, la exposición de la hostia en su propia custodia, coronando los nichos de las testeras del monasterio agustino de Charo, sin lugar a dudas permite identificar el funcionamiento de los nichos de las testeras a manera de recipientes estacionales del Sacramento.33

Indagaciones sobre otro aspecto estructural de los claustros, relativo a su cubierta, demuestra que a menudo sus ángulos esquineros se techa­ban de modo más rico y fastuoso que las mismas áreas conventuales anexas. Dicho embellecimiento las convertía literalmente en versiones a escala menor de los ábsides que cubrían los altares de sus iglesias. Las esquinas de los claustros de Tzintzuntzan (franciscano), recurrieron a la herencia mudéjar de armaduras decoradas con geométricos lazos a fin de proveer la necesaria aura y significación demandada por la hostia.34 En ausencia de operarios y recursos para alcanzar estos logrados efec­tos, se confiaba a la pintura mural la correspondiente imitación de lace­ría en madera, tal como sucediera en Atlatlauhcan (agustino). Sustituti- vamente, el monasterio de Azcapotzalco se valió del empleo de un efec­tivo procedimiento de enmaderaje a base de ilusorios encoframientos, inspirados por Serlio. En otras fábricas conventuales, como las casas hermanas agustinas de Ixmiquilpan y Actopan (Hidalgo), y la de Yuri- riapúndaro (Michoacán), el realce estético y simbólico de las esquinas claustrales se lograba mediante patrones de mayor complejidad al des­plegado en las bóvedas de los rangos intermedios.

33 Ibid. pp. 176-182; 224-255; 290-347.

34 Diego Angulo Iñiguez, Arquitectura mudéjar sevillana de los siglos xiu, x iv y x v , Sevilla, Universidad de Sevilla, 1932; reimpresión de 1983 del Ayuntamiento de Sevilla, pp. 6-10; 102-103,122.

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Yecapixtla, Atotonilco y Acolman constituyen casos notables donde las esquinas y sus paramentos contiguos se lograban enaltecer con pin­turas que imitaban acabados con calidad de tapicería. Dentro de este gé­nero es claro que las pinturas murales se remitían a los efímeros retablos exhibidos en las estaciones de las procesiones callejeras. Estas solucio­nes de carácter portátil dependían también del desplazamiento de los peregrinos a través de los claustros y patios. Como es sabido, tal prácti­ca se apegaba a normas codificadas en España en tratados del siglo xvi. Dichas fuentes versaban sobre la decoración de ambientes monásticos con tapices y altares portátiles cargados en andas durante las proce­siones, a saber:

Primeramente, el día antes del Corpus Christi, el sacristán mayor [...] tenga

cuydado de hazer emparamentar la claustra de baxo, por donde se ha de

hazer la procession, con los paños y paramentos más ricos que oviere en el

monasterio; empero, el día siguiente por la mañana ponga los palios y orna­

mentos de seda, como es costumbre [...]35

Finalmente, tanto en los interiores claustrales de Acolman, Atotonil­co y Huejotzingo, como en la sala capitular de Epazoyucan, los conjun­tos de las testeras emplearon también los motivos característicos de la decoración festiva desplegada durante las procesiones públicas que transcurrían por las calles.36 La combinación de iconos urbanos y segla­res constituye otra prueba de que los destinatarios finales de los teatros procesionales de los claustros no eran los frailes residentes, sino los ha­bitantes del entorno profano contiguo al monasterio, -esto es, los nati­vos de los pueblos de indios y reducidos segmentos de europeos que habitaban en los pueblos o villas de españoles.

35 Véase "Liber Ceremoniarum Monasterii Beate Marie de Monteserrato, 1503-1504",

en García Jiménez de Cisneros, osb, Obras Completas (ed., Cipriano Baraut osb), Montse­

rrat, España, 1965, tomo 1, pp. 319,208; tomo n, pp. 800-803. En el original Latín, consúl­

tese Liber Processionarius Regularis Observantie Ordinis Cisterniencis in Hispaniarum Regnis [...] Salamanca, Apud loannem Baptistam á Terranoua, 1569, fols. 18v-1 9r: "in festo Cor­

poris Christi. In hac sacratissima solennitate bis fiet processio [...] & in vtraque proces­

sione [...] deferatur sanctissimum Eucharistiae Sacrainentum, & in tribus stationibus

claustri, in altaribus preparatis adoretur á conuentu flexis genibus".

36 Véase R. Phillips, "Processions through Paradise", pp. 224-431.