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JESS RODRGUEZ 28 JUN 2015 - 00:00 CEST

REPORTAJE

Monarqua 2.0Felipe VI hizo pblica su hoja de ruta hace un ao, en su proclamacin: aspira a unaMonarqua ms til, transparente, moderna e ntegra. Y unida a los espaolesEsta es la historia de cmo Felipe de Borbn concibe su papel en una sociedaddemocrtica y de la revolucin que ya ha provocado en el palacio de la ZarzuelaFOTOGALERA Felipe de Borbn, un ao de reinado

Estaba tenso. Con la mandbula contrada y las arrugas de la frente

ms pronunciadas. Felipe de Borbn saba lo que se le vena

encima. Haban sido 17 das de mucha concentracin, mucha

dedicacin, mucha responsabilidad y mucho insomnio, segn

describe un testigo aquellas (cortas, pero eternas) semanas de

interregno (entre el anuncio de la abdicacin de Juan Carlos I, el 2

de junio de 2014, y la proclamacin como rey de Felipe VI, el 19 de

junio). Trabaj esa noche en su discurso de proclamacin hasta el

ltimo minuto. Estuvieron a su lado en aquella madrugada del da

19 su mujer, la ya reina Letizia (le pese a quien le pese, son un

equipo); Rafael Spottorno (todava jefe de la Casa del Rey y el

hombre que haba pilotado la renuncia de don Juan Carlos), y

tambin la persona que le iba a relevar en ese puesto clave en el

asesoramiento del Rey y el funcionamiento de la jefatura del

Estado, su cordn umbilical con la Administracin y los poderes de

Eskup Jess Rodrguez

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El Rey Felipe VI. / JAMES RAJOTTE

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Desde hoy encarno unaMonarqua renovada paraun tiempo nuevo

Discurso de proclamacin. 19 dejunio de 2014

la nacin: Jaime Alfonsn, un abogado del Estado de 58 aos, el

hombre ms escurridizo en los crculos de influencia, siempre

instalado en alguna annima esquina durante los actos oficiales, a

su lado desde 1995, casi 20 aos contra viento y marea; el hombre

discreto que haba convertido a aquel jovencito tranquilo e

inexperto, recin llegado de su mster en Washington, un poco solo,

quiz demasiado hermtico (como corresponde a la condicin de

heredero al trono: estando sin estar), un enfermo de la

responsabilidad, en un digno futuro Rey de Espaa. Que haba

logrado mantener su imagen limpia dentro del descrdito de

algunos miembros de la familia real. Con el que comparta una

forma de trabajo y una aproximacin a los problemas serena,

ordenada y reflexiva hasta la agona. Siempre dispuestos a darle una

vuelta ms a un asunto antes de tomar una decisin clave, a no

correr riesgos ni meterse en los.

Felipe de Borbn estaba listo para

ser el nuevo Rey; el jefe del Estado,

la encarnacin de la institucin

monrquica y cabeza de una familia

singular (que desde 2011 no haba

dado ms que problemas). Un Rey

que concibe la Monarqua como

estrictamente parlamentaria y

democrtica. Un Rey constitucional. Que tiene muy claro cul es su

papel: qu puede y qu no puede hacer. Y si no lo sabe, pregunta.

Don Felipe no da saltos al vaco. Entiende su papel moderador no

como una interferencia en el juego poltico, sino como la capacidad

de poner aceite en los engranajes del Estado, explica uno de sus

colaboradores. Una persona de su entorno inmediato describe cmo

ha sido testigo este ao de centenares de llamadas privadas

destinadas al nuevo Rey: De todo tipo y a las horas ms

extemporneas; de gente poderosa en lo poltico y lo econmico,

para informarle, consultarle, buscar su consejo. Y cmo l, de forma

exquisita, determinante unas veces, eficaz siempre, ha conseguido

encauzar una situacin, o tranquilizar, o disuadir, o sugerir. Sin

estridencias, desde el respeto y la altura de miras. Y sin que

trascienda. Supongo que eso es lo que quiere decir la Constitucin

cuando le otorga al Rey la facultad de moderar y arbitrar.

La mejor definicin de su estilo es que no improvisa; no hace las

cosas por capricho; no hace caso al primero que llega. Rumia. Tiene

claro qu mensajes hay que lanzar; qu quiere decir con cada

palabra y cada gesto; dnde tiene que estar y a qu personas tiene

que apoyar, que son la gente normal: los espaoles que trabajan, se

esfuerzan y los que lo est pasando mal. Tiene una manera muda

de observar y de analizar con una enorme empata todo lo que

sucede a su alrededor, explica una fuente de su crculo ntimo. Es

el caso de las 40 personas que condecor el pasado viernes 19 de

junio en el Palacio Real. Hroes corrientes.

Felipe VI es un rey que no es infalible, que escucha y pide opinin,

que trabaja en equipo. Y cuenta con la Administracin del Estado

para apoyarle. Pide papeles y se los lee. Tiene esa visin

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aglutinadora desde siempre. Pero no haba podido ponerla en

prctica. Tena que ser leal a su padre. Le tocaba esperar. Pero tena

un plan. Y era regenerar la Monarqua.

Ese texto que iba a leer ante los poderes del Estado como nuevo

Rey el 19 de junio de 2014 tena que reflejar su alma. De lo

contrario, no vala. Eran las palabras ms difciles de su vida. Y

tambin una oportunidad nica de dar a conocer a los espaoles

cmo era tras aos de mutismo a la sombra de un padre que

durante ms de tres dcadas haba sido la encarnacin del xito. Y

se haba movido por instinto poltico. Para Felipe de Borbn, ese

discurso del da 19 era su declaracin de principios; su programa de

gobierno, su libro de estilo. Desnudaba su forma de ver el mundo y

su oficio. Su idealismo. Su compromiso con la sociedad. Su

profunda comprensin de Espaa y su conviccin de construir una

Monarqua ms tica, comprometida, ntegra, transparente,

cercana, pequea y til. Era un texto escrito desde su yo ms

profundo.

Acostumbrado a revisar y meter mano a todos sus discursos, a

corregir y garabatear notas de su puo y letra, este iba a ser ms

suyo que nunca. La columna vertebral de su mensaje a la nacin se

concretaba en esta sentencia: Una Monarqua renovada para un

tiempo nuevo.

El 3 de junio de 2015, los Reyes inauguraron un jardn en homenaje a combatientesrepublicanos espaoles de 'La Nueve', que contribuyeron a liberar la ciudad de los nazis. /ERIC FEFERBERG (GETTY)

Crea don Felipe en sus palabras? Cuando uno lanza esas

cuestiones a dos de sus hombres de confianza, adustos, maduros y

vestidos de gris, en el aislado, plcido y relamido ambiente del

palacio de la Zarzuela, se remueven en sus sillones en tonos crema:

No intentaba vender nada. En ese texto se concreta su forma de

pensar. Y a partir de l hemos trabajado todo este ao. Las

decisiones que se han tomado desde el 19 de junio en esta casa,

todo lo que se ha mantenido de la estructura anterior, lo que se ha

eliminado y renovado, y lo que se har en un futuro prximo, estn

ah. Don Felipe tena claro que haba que darle la vuelta a la

Monarqua. Reconducirla y ponerla en su carril. La institucin

estaba muy deteriorada. Y el nuevo Rey saba que perteneca a una

generacin diferente a la de su padre y que le exiga cosas distintas:

estar ms cerca de los problemas y de los que sufren. Ser

transparente. Tener un comportamiento tico. Don Felipe estaba

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Mensaje de Navidad, 24 dediciembre de 2014

convencido de que solo la utilidad y la honestidad de su trabajo

podan sacar adelante a la Corona. Segn cuenta una persona

cercana a l, hace poco vio unas encuestas que le colocaban en

popularidad por delante de la institucin monrquica. No le hizo

gracia. Coment que lo importante era poner a la institucin arriba

y quedaba mucho por hacer. Su popularidad ha remontado respecto

a los ltimos aos de don Juan Carlos, pero eso no le consuela. Sabe

que no puede permitirse ni un error. Para una fuente de su

entorno inmediato, no se permite un fallo, una grieta, una

debilidad.

Esa madrugada, a las 0.01 del da 19 de junio de 2014, todo el peso

del Estado cay sobre la testa coronada de Felipe de Borbn. Saltaba

del banquillo, de su condicin de eterno suplente, para convertirse

en titular. Le tocaba jugar en solitario. Demostrar de lo que era

capaz. Y con un planteamiento de juego distinto para intentar

levantar un partido que se estaba perdiendo, explica un exmiembro

de la Casa del Rey. La tarea no era sencilla. No haba libro de

instrucciones. Con la publicacin en el BOE la madrugada del 19 de

junio de una escueta ley orgnica que dispona la abdicacin de su

padre, es decir, su renuncia al ejercicio de sus funciones

constitucionales, don Felipe pasaba en segundos a ser smbolo de la

nacin, a moderar y arbitrar el funcionamiento de las instituciones,

a ser el primer representante de Espaa en el extranjero y ostentar

el mando supremo de las Fuerzas Armadas. Tambin heredaba los

problemas de la institucin. Tena 46 aos y llevaba toda la vida

preparndose para ese momento. Le tocaba pasar de la teora a la

prctica. Llegaba al trono en el peor momento; en mitad de un

escenario poltico y social de tormenta perfecta: en plena crisis

econmica, con un paro de ms de cinco millones de personas, un

paisaje poltico convulso, una gran desafeccin de los ciudadanos

por las instituciones (entre ellas, la Corona, que desde 2011 haba

suspendido en todas las encuestas) y el desafo soberanista de

Catalua a meses vista. Por si fuera poco, se sumaban los problemas

judiciales de su hermana Cristina y su cuado Iaki Urdangarin.

Cuando recuerdan esa coyuntura de junio de 2014, a los hombres de

gris de La Zarzuela les corren gruesas gotas de sudor por las sienes.

El 19 de junio de 2014 no haba tiempo que perder. Felipe no tena

tiempo de aprender a reinar; tena que reinar. En 48 horas, el Rey

se hizo con las riendas; era como si hubiera sido siempre Rey. La

transicin fue muy breve, muy natural; esta es su vida, su

condicin, su profesin; es para lo que se ha preparado; est

cmodo con su papel y le gusta. No ha cambiado.

En enero de 2014, el rey Juan

Carlos, de 76 aos, tom la decisin

de abdicar y se lo comunic al

diplomtico Rafael Spottorno, jefe

de su Casa. No haba precedentes.

Tena que ser un procedimiento

rpido y conforme a derecho. Sin

provocar debates. Nadie tena que

saber nada. Las infantas Elena y

Cristina no conocieron la decisin

de su padre hasta el fin de semana

anterior al anuncio pblico de la

abdicacin. Nadie lo saba.



El asunto se pudo mantener en secreto hasta la maana del 2 de

junio. Cuando el presidente Mariano Rajoy se lo anunci a la

nacin. Sin embargo, desde los primeros das de enero, un equipo

mnimo de altos cargos de la Casa del Rey ya haba comenzado a

trabajar en el escenario de la abdicacin, la proclamacin y la

agenda del nuevo Rey. No se poda abrir el meln antes de tiempo

y que se suscitara un debate pblico entre Monarqua y Repblica,

explica uno de los protagonistas. La reserva tena que ser absoluta;

todos los papeles del escueto grupo de trabajo palaciego (cinco

personas) se almacenaban en pen drive y despus de cada reunin

se destruan todos los documentos en una mquina Shredder.

Dentro de ese equipo, Spottorno era el interlocutor de la Casa con el

presidente del Gobierno, al que don Juan Carlos haba comunicado

su decisin de renunciar el 31 de marzo y que deleg su autoridad

en toda la operacin en la vicepresidenta Soraya Senz de

Santamara. Spottorno y Senz de Santamara fueron cerrando los

flecos en discretas reuniones en La Moncloa. Ella aportara a su

propio subsecretario, Jaime Prez Renovales, de 46 aos, abogado

del Estado (como la vicepresidenta y Alfonsn), ex director jurdico

del Banco Santander y con unas estrechas relaciones jerrquicas con

dos instituciones clave en el entorno de La Zarzuela: Patrimonio

Nacional y el CNI (cuyo director, el general Flix Sanz Roldn,

consejero y amigo de don Juan Carlos, siempre supo de la

abdicacin y fue una pieza clave en la decisin). En ese preciso

momento, Jaime Alfonsn comenz a preparar el programa de los

cien primeros das del reinado de Felipe VI. Nadie en las cocinas de

La Zarzuela supo qu pasaba hasta una semana antes del Da D. Y

si alguien lo supo, no dijo nada. All se trabaja bajo el principio de

autoridad; el funcionamiento de la Casa sigue siendo muy militar. Si

alguien supo, call por lealtad.

Para preparar el futuro inmediato, Alfonsn tena al mnimo y

conjuntado equipo de don Felipe como Prncipe de Asturias,

personas de su mxima confianza desde muy joven, como el general

Emilio Tom o el coronel Jos Manuel Zuleta. Ellos, junto a Alfonso

Sanz Portols, nmero dos de la Casa, y, sobre todo, el general de

divisin de la Guardia Civil Domingo Martnez Palomo, que lleg en

los ochenta de capitn de escoltas y hoy domina cada resquicio del

engranaje palaciego, elaboraran una hoja de ruta para los primeros

meses bajo la batuta de don Felipe. De ah sali, por ejemplo, la

decisin de visitar todas las comunidades autnomas durante el

primer ao, tener una presencia permanente en Catalua o estar

desde el primer da junto a las vctimas del terrorismo. Las

funciones constitucionales del nuevo Rey eran las mismas que las

de su padre y ah se poda cambiar poco; tampoco se podan

cambiar las esencias de la Monarqua, pero se poda dar un nuevo

estilo al reinado, explica un exresponsable de la Casa: Y eso se ha

conseguido a base de gestos. De tomar decisiones que la ciudadana

detecte y vayan en la direccin de los intereses generales. Segn

otra fuente, han sido clave algunos de sus gestos que han

conectado con una sociedad espaola que ya no est en el discurso

poltico de la Transicin.

No nos inventamos nada, explica un miembro de ese equipo. Ha

habido mucho dilogo. Don Felipe es un seor que est dispuesto a

escuchar. Que pondera, valora, debate, reflexiona y decide. Mucho

tiempo antes de que se iniciara el mecanismo de la abdicacin, ya



habamos estudiado por dnde tirar cuando llegara ese momento. Y

cuando el rey Juan Carlos transmite a las personas de confianza que

va a abdicar, se empieza a reflexionar seriamente qu tiene que

hacer el nuevo Rey con la institucin monrquica. Cmo sacarla

adelante. Cmo ponerla en valor. Y ver cules van a ser sus

primeras medidas, elaborar una agenda de actos con sentido y

contar en esos actos con un nuevo tipo de invitados que

representen mejor a la sociedad del siglo XXI. Gente que puede

estar cmoda con don Felipe y que nunca hubiera pensado

compartir una charla con l.

El presidente cataln, Artur Mas; Felipe VI y el presidente de la Federacin Espaola deFtbol, ngel Mara Villar, escuchan el himno nacional antes de la final de la Copa del Reyentre el Athletic Club de Bilbao y el FC Barcelona, el 30 de mayo de 2015. / ALEXCAPARRS (GETTY)

Ya antes del 2 de junio, don Felipe haba comunicado a Jaime

Alfonsn que tras la proclamacin se convertira en el nuevo jefe de

la Casa del Rey. Nunca hubo un nombre alternativo. No era un

momento para experimentos, explica un miembro de La Zarzuela,

haba que empezar a trabajar sin perder un instante. Alfonsn

confiesa que cuando fue fichado como secretario del Prncipe, en

diciembre de 1995, tardo un ao en entender el funcionamiento de

la Casa, un rgano constitucional que no forma parte de la

Administracin y no se parece a ningn otro (un exmiembro

bromea al afirmar que tiene ms similitudes con el Vaticano que

con la Casa Blanca).

El nuevo Rey no tena tiempo. Cubrira el organigrama de

colaboradores con personas que haban hecho la mayor parte de su

carrera en La Zarzuela; que haban aterrizado all, haca muchos

aos, como oficiales y diplomticos bisoos y miembros del servicio

de seguridad; que haban sido ayudantes personales o escoltas, o

haban estado a cargo del protocolo y la comunicacin de don Felipe

y doa Letizia. Personas de confianza, con las que tena qumica y a

las que respetaba.

Esta Casa, durante muchos aos, se dirigi como un cuartel y

despus como una embajada. Todo ha estado muy jerarquizado,

muy compartimentado. Con un nmero uno omnipotente, ya fuera

un general o un embajador. Con poco dilogo. Y menos an con el

rey Juan Carlos. El estilo de gestin del tndem don Felipe-Alfonsn

tiene ms que ver con una organizacin moderna. Desde la Casa

del Rey explican que hoy en La Zarzuela se trabaja con mayor



Retos tan importantes comola incorporacin plena a laOTAN, la modernizacin yprofesionalizacin de lasFuerzas Armadas, laincorporacin de la mujer onuestra participacin endiversas misiones de paz yseguridad en el marco deNN UU o la UE han sidosuperados con brillantez

Pascua Militar. 6 de enero de 2015

coordinacin; de forma ms horizontal, sin un criterio jerrquico ni

compartimentado tan acusado y muy centrados en los objetivos. Se

tiende a la suma de ideas. Todos estamos a todo. El objetivo es

renovarse, adecuarse a los tiempos, contar con elementos de control

y estar al da. No ir detrs de los acontecimientos. Adelantarnos.

La revolucin de Felipe VI estaba

minuciosamente planificada y se

divida en fases. Haba que

transmitir cambios concretos a la

nacin. Para empezar, se dise con

precisin la agenda de los primeros

15 das (repleta de gestos). A

continuacin se inici la fase 1, que

tena como objetivo poner a la Casa

bajo el control del Estado ya fuera

en sus actos jurdicos (mediante un

convenio con la Abogaca General

del Estado), sus misiones

comerciales en el exterior (bajo la

asesora de la Secretara de Estado

de Comercio) y sus cuentas (por la

Intervencin General del Estado). En esta primera tanda se incluan

avances en la transparencia de la gestin de La Zarzuela, con la

publicacin en su web de sus presupuestos, los contratos que firma

la Casa, los gastos de las ceremonias y los sueldos de sus miembros,

que en el caso de los nuevos Reyes se reduciran un 20% respecto a

los de don Juan Carlos y doa Sofa.

Culminado este primer asalto, se pas a la fase 2, centrada en el

mbito domstico de la institucin, con la aprobacin de un rgido

cdigo de conducta para la Casa Real, una normativa de regalos de

la familia real (que no pueden aceptar ninguno, ni favores ni

crditos en condiciones ventajosas) y la determinacin de que sus

miembros (ya haban salido las infantas Elena y Cristina, que a

partir de entonces no recibiran sueldo) no pudieran trabajar en

empresas pblicas ni privadas. La fase 3 estaba destinada a poner al

da el funcionamiento de los actos de la Corona, de la que se

eliminaban los smbolos religiosos en las tomas de posesin, se

aligeraba cuestiones de protocolo y se incorporaban a los actos

presididos por los Reyes a espaoles que no haban olfateado ni de

lejos ninguno de esas ceremonias. Don Felipe incorporaba por fin a

la Espaa real a sus actos de Estado.

Las tres fases se han ejecutado con xito y sin ruido. An falta

profundizar en la utilidad y la transparencia de la institucin. Por su

parte, la reina Letizia trata de ayudar al Rey y encontrar, a la vez, la

sintona conmigo misma. Y lo ha logrado con una labor que

proyecta en cuatro reas que le apasionan: educacin, salud, mujer

y ciencia. An queda disear la agenda de don Juan Carlos, al que

se ha montado una pequea estructura en el Palacio de Oriente

(con un consejero, Sanz Portols, a tiempo parcial y dos ayudantes),

a 12 kilmetros de La Zarzuela. Y aguardar cmo concluye el

proceso judicial de su hermana Cristina, que se puede demorar

entre seis meses y un ao. Antes, el pasado 11 de junio, don Felipe

realiz, de su puo y letra, uno de los gestos ms dolorosos de su

vida; supona romper con una parte de su familia, pero los

espaoles lo estaban esperando haca tiempo. Ese Real Decreto



10 comentarios

ENTRAR Recuperar contrasea

470/2015 deca simplemente, en primera persona: He resuelto

revocar la atribucin a Su Alteza Real la Infanta Doa Cristina de la

facultad de usar el ttulo de Duquesa de Palma de Mallorca.

Cuando se interroga a un miembro de la Casa del Rey de nivel

medio qu ha cambiado en la jefatura del Estado durante este ao,

reflexiona un minuto y salta: Cuando vamos en caravana todos los

coches de La Zarzuela, con el Rey al frente, nos paramos en los

semforos. Antes nos los saltbamos con la sirena a todo meter. Le

vale?.

Y ADEMS...

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