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¿Se puede pasar a ser ex poeta?El poeta colombiano Darío Sarago dice que cree posible que a lo largo de una vida dedicada a las letras un autor pueda contar con unas pocas buenas ideas, originales, y que él cree que ya dio con ellas, por lo que se retira de la escritura del género. Habla un hombre que podría ser llamado, insólitamente, “ex escritor” o “ex poeta”, quien niega que su decisión sea mera imitación de la de Arthur Rimbaud. Sarago es de Cúcuta, la capital del departamento (estado o provincia) Norte de Santander, en el noreste de Colombia. El periódico “Las 2 Orillas”, que lo entrevistó tras su anuncio del retiro, lo define como reconocido “sólo por un reducido círculo de artistas y lectores” de la ciudad. El poeta fue fundador del “Importantismo”, un movimiento que lanzó años atrás mediante un manifiesto, y al que considera como “el único mito urbano perteneciente a Cúcuta” que “dará que hablar”, por ejemplo así: “Cada vez que se da un encuentro interesante entre seres en las calles de la ciudad conscientes de que lo que construyen tiene un significado artístico, el movimiento vive”. Darío Monsalve Gómez, de “Las 2 Orillas”, le preguntó si puede existir un “ex escritor”. “Un carro –dijo-, aunque estacionado, continúa siendo un carro. Únicamente cuando se desplaza es un vehículo. En ese sentido, seguiré siendo siempre un artista, aunque no un poeta, porque el arte está en la mente y la poesía en la obra. A eso me refiero con abandonar la poesía”. Tomó la decisión porque, agregó, “no tengo nada más qué decir. La originalidad consta nada más que de un par de ideas y creo que las desarrollé en mis escritos”. El entrevistador le preguntó entonces si eso significa que la inspiración no existe, a lo que respondió que ella consiste, “precisamente, en identificar esas pocas y bellas ideas, atraparlas en un mar revuelto en el que por el contrario abundan lo grotesco, lo absurdo y lo inútil. Yo ya pesqué mis ideas”. Insistió la publicación, haciéndole notar que sólo se conocen “unos cuantos poemas suyos”, que fueron incluidos en una antología de Norte de Santander. “En ese caso –respondió- quienes tienen trabajo pendiente son los editores y los lectores. No me concierne dar a conocer el material que, reconozco, es corto y no creo que pase de un poemario. Pero ya ve, por ejemplo, esta, que es mi primera –y tal vez única– entrevista, trata más de lo que no haré que de lo que hice. Ser poeta es llevar los estigmas del diablo”. Resuelto, Monsalve Gómez no se contuvo para plantearle una de sus suposiciones. Le preguntó, en efecto: “¿Siente que su caso se parece al del poeta francés Rimbaud, que también abandonó su oficio muy temprano, o no será que de paso quiere imitarlo?” El poeta colombiano sostuvo que Rimbaud “abandonó la poesía siendo mucho más joven que yo, sin embargo, escribió mucho más y mejor. Eso me da la razón para decir que la edad no tiene que ver con la calidad o la extensión de lo creado. Lo peor de algunos poetas son sus obras completas, mientras que lo mejor son algunas antologías. Lo aceptable de mí estará en lo que escribí, punto. En cuanto a imitarlo, no creo. Realmente, en la vida, como en el arte, no existe la influencia, sólo la coincidencia”. El periodista le preguntó si como alternativa intervendrá en el periodismo, pero con ironía Sarago puso un océano de distancia entre esta actividad y la creación literaria. “Pensar en hacerse llamar escritor por trabajar en un periódico es como asegurar ser chofer sólo por lograr estrellar un carro”.
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1
LA FIEBRE DE LOS CERDOS
Darío Sarago
2
Para el gato sin cola
3
Prólogo
Si, como infiere Spengler, los hombres de hoy representamos la decadencia, no
obstante, como dejó consignado Rimbaud, hay que ser absolutamente moderno. Ambas
ideas integran nuestra lucha contra el destino. Quizás la única que libramos con entera
esperanza. Así, a efectos de las siguientes líneas, las denomino su consecuencia. De
cualquier modo, todo se resume en una mezcla de Punk, Pielroja y brisas del Pamplonita.
La voz del pueblo es más bien la voz del demonio.
4
La mañana
Cuando menos lo espero
como un tigre
el sol salta sobre mí.
Rasga mis ojos y mis sábanas
con su pata de fiebre.
Yo le explico que soy poeta,
que estoy borracho y triste,
que hoy voy a trabajar durmiendo
–pues el bardo es socio del sueño–,
y de un golpe a la celosía lo privo.
5
En el puente Central
En el puente Central, sobre
la canalla aglomerada,
un viejo saxofón aúlla igual
que un lobo educado.
Todos los pies, bajo las mesas
de los restaurantes,
danzan al compás de este solemne borracho.
Pero nadie, ni la canalla que danza,
ni los mendigos que mendigan,
se preguntan qué pena tras la boquilla
el dolor insufla.
6
Hojas
Hojas de un árbol gotean,
el viento las barre, las eleva,
las lleva y se mezclan mediante un viaje sideral
a lo más lejano de su verdad.
Suben, bajan, bajan mucho más y se vuelven a elevar.
El viento, veleidoso, amainando, olvida una a una a sus comensales.
De repente las hojas ya no cuentan con el viento, ni el orbe,
¡son sólo hojas! Caen en la más incierta soledad.
Quizás, un día no muy lejano, una hormiga tenga un festín.
No lo sé.
Oh árbol, viento, orbe y hormiga,
si supieran que una de esas hojas es mi vida.
7
Esto no es un poema
Desde luego, esto no es un poema.
Es un pedo a la una de la tarde
cuando la mujer –qué importa si es
tu madre– recoge el latón en que comes
mirando a lugares lejanos formados en el piso.
Pagar las copas de todos
una noche en que no te diviertes,
o un florero roto que aún adorna sin querer
la ventana del desván.
Aún así, aprovechas cualquier descuido
para anotarlo en tu libreta.
La misma en que figuran algunas cuentas de gastos.
Al final, y sólo al final,
te sale eso tan brutal y asombroso
que te distingue de los demás.
El poeta debe tenderle su garra a la humanidad.
8
Siniestro
Temo continuar ahora que todo se ha perdido.
La casa habita el suelo, y los olores del planeta
yacen anudados.
Un silencio roedor me hace girar a todas partes, y el mismo
silencio me corroe la memoria. Gástrica devastación.
La tierra se meció como una hamaca de concreto
hasta abrirse igual que el bostezo de un idiota.
Los aullidos de dolor se perdieron en el polvo del eco.
También Dios está herido.
En adelante mi agüero es no estar muerto.
El futuro depara recuerdos, y los recuerdos
réplicas.
9
De profundis
1
Vida y muerte es el dístico de que me compongo
–cada día me escribe y me borra–. Vivo en una puerta.
¿Al decir que se busca la verdad no se está admitiendo que somos mentira?
Ese ha sido siempre el problema: ¡No me he creído!
Tengo la llave y aún continúo preso. Una gran cantidad de moscas.
2
Deberá salvarme el orgullo de haber sido siniestro y genial en
todo cielo y en todo infierno en que he estado. Tendré, también, que ser
ajusticiado por los ángeles: al fin y al cabo es a ellos a quienes se falta.
No todo es como uno quiere. Peor aún, nada es como uno quiere; si no…
¿Qué humano habrá inventado al humano? ¿Acaso Dios?
Voy a dormir, si puedo dormir. Todo lo veo en sentido figurado.
3
¿Y si el alma en lugar del cielo o el infierno prefiere quedarse tendida
en el prado? ¿Siguen ahí verdad? ¿No parezco fresco, angélico? Así estoy
la mayor parte del tiempo, lo malo es esa minoría con la que me despierto y
ando, truculenta, fullera y pancista.
4
Hay quienes piensan que quiero ayudar. No espero llegar tan lejos.
Recuerdo que una vez me invitaron a salvar el mundo, pero el mundo
no tiene solución, dije sin ir finalmente. Que no me escuchen
los niños; deben marchar y aprenderlo por ellos mismos. Más tarde,
querrán entrar en la locura y buscarle pelea a la realidad.
El hombre se ha convertido en una máquina a la que de un tiempo
para acá le viene fallando todo.
10
5
Esculpo con minuciosa ingenuidad formas que otros querrán estirar hasta
hacerlas profundas. Las fronteras me aburren como salir de mi casa.
Y las lenguas: hablo mal de todas ellas. Soy sólo un montón de hombres
y mujeres que se me quieren salir por los ojos, las manos y la boca, y que de
cuando en cuando llora, suda y grita unas letras que se fugan de la ajada telaraña
que me sirve de cabeza.
6
Desde hace un tiempo el mal me pretende, me da de comer, me viste y me educa.
En las noches me cuenta historias que comienzo a creer. Estoy demasiado influenciado
por mí, y soy una mala influencia. Esta voz no es la mía, esta no es mi letra.
Aún así, hago lo que puedo. No toda la culpa es de mis ansias –la grandeza de
mañana no sirve, no hace grande–.
Quiero todo ahora, una brújula maravillosa, un hachón, un pan tan extenso como siglos.
7
Vive cada día como si fuera el último: filosofía de los suicidas. Sin embargo, ¿quién
escucharía a un réprobo enajenado (testaferro del odio) que para otro tiempo
haría un digno Teseo? Eso le pasa al malo que quiere ser bueno.
Ahora comprendo a media humanidad, y reconvengo a la otra mitad.
Alguna vez volveré a las noches del campo, para escuchar la cátedra del río,
acompañada de música salvaje, y vendrán conmigo las cosas buenas y malas,
tomadas de la mano.
8
No presten atención. Es sólo que. En qué estaba pensando, tal vez nada.
Ya se me pasará. Concibo tantas alas, pero tantas cadenas.
Casi todos siempre han tenido una voz en la cabeza, yo he tenido una persona de
cuerpo entero. Volveré a mis deberes.
Soy conserje de la nada, donde los poetas, jóvenes y antiguos, consultan su estupidez.
11
Orfeo
Orfeo, en su divagar sonoro,
víctima de la cordura del destino,
fue devorado por débiles figuras.
Sin embargo, cuando el viento y la arena
dividían la materia de su aliento, se
escuchó al fondo un coro que cantaba:
Impregnada como el amor está la música
a su alma.
12
Nostalgia
Si pudiera volver a ese lugar
donde se podía tocar el silencio
y el vacío me sostenía,
en donde ni la vida ni la muerte
me perseguían con sus asuntos.
Allá donde era abstruso como un color ignoto,
cuando el tiempo no era yo, eran otros,
y la felicidad era no saber que existe.
Allende el bien y el mal,
donde la nada era todo qué bien me sentaba.
Todo, si pudiera regresar a ese lugar,
a ese remoto lugar
del que no tengo recuerdos.
13
Ante el genio
Ante el genio, el pueblo resulta estéril:
siempre le queda adoptar lo que aquél engendra.
En verdad el Estado se asemeja a un niño idiota,
con demasiados dulces que no merece.
14
En la mesa de un café
Ayer, por ejemplo, aún peroraba mi balada blasfema, de cuervo
alegre, sobre el hombro de los simplones: Hago con el amor lo que
con el dinero: Tomo lo necesario para no aparentar. Lo demás
lo dejo, a las señoras obesas, a las aves mutiladas convertidas en
serpientes. Mi mirada y tu mirada, como un baile entre abismos.
La terquedad fue mi vanidad y perjuicio. Ángeles opacos y de
brazos cruzados ofrecían sanación, pero nunca era suficiente ante
la estricta eternidad. Ser poeta es llevar los estigmas del diablo.
Ahora vuelvo los anales en silencio, quitándome barro de las suelas.
Da igual que lo grite o lo escriba; no hay nadie cerca de mi corazón.
15
El tiempo
Despertador sin cuerda al que no es posible corregir,
ni engañar, ni detener, pero que marca puntual un instante de más.
Antepasado del universo, huérfano desahuciado y sin raíces.
Invencible, como un ejército de mujeres, el tiempo es un veneno que alimenta.
De cualquier modo, nunca logramos matarlo, sólo lo raptamos.
16
Viaje
Todos conocen la marea y han visto alguna vez la tormenta.
Mas, ¿alguien ha tocado realmente el fondo,
aquel en que quedó abandonada la tierra de mullida esperanza?
Allí van los pensamientos cual una caterva de ciegos,
caen en el recuerdo, tropiezan con los sueños.
Buscan ser infinitos y eternos, siquiera un instante.
Los despido con la mano desde una estación imposible.
No espero que se abracen, sólo que no se empujen.
Ya vendrá el tiempo de saber por qué el verde en el verde,
y para qué la música en esto o en aquello.
17
En el horizonte
Más allá,
en el horizonte,
abundan miríadas de fábulas y códices.
También allí sospechan de acá,
de nuestras miríadas de fábulas y códices.
Tú, que lees este sueño, reflejas
esa idea, y yo, al ser, reflejo la tuya.
Ver, es pensar, saber es ver pensar.
18
Lucrecio
Plancton y poma son sólo otras teorías.
Tan válidas y erróneas como tú, sustancia,
y como lo demás, sustancia.
Afirmo que los dogmas son sólo ilusiones
que al querer prenderles fuego tendrás que inmolarte,
pues no hay nada que no lleve dentro
la médula del misterio.
19
El corazón
Reclinado el corazón en el recuerdo,
jadeante por una ausencia,
se dispone a verter su sangre,
marcando cada estrella.
Debemos dejar respirar lo que amamos,
si queremos que nos dé aliento.
20
Ciudad sin luz
La ciudad queda sin luz
Entonces los poetas salen, es su oportunidad
Las luciérnagas que humean en sus labios los identifican
Todos gritan, ellos cantan
Todos huyen, ellos bailan
Salen para auscultar la noche
pues así todos son iguales de altos y van desnudos
Se reanuda la luz con todo su oro
De nuevo los disfraces
La realidad es la época más dura de la vida,
por eso cada uno busca su primavera
Volveremos a chocar indiferentes en el bulevar,
después de haber hecho las paces con la ciudad
Saco lleno de gatos
21
Sueños
En la oscuridad de la noche,
al mayor brillo de la insignificancia,
se fugan visiones como de una
cárcel.
Finalmente, de un puente levantado al alba
saltan sueños arruinados.
22
Escolio
Tenía razón Oscar Wilde cuando hablaba de la tiranía más antigua del mundo, es decir, la
del débil contra el fuerte. En realidad, esa tiranía se llama democracia. A la inconformidad
(la vergüenza) de no ser nuestros propios guías, la llamamos democracia. Al final, con ella
se premia al menos digno, pues mendiga algo de todos. Aspirar a un cargo político es
hacerse sospechoso; obtenerlo es ser culpable.
23
Roble
Existe un roble, en medio del bosque,
al que hombre alguno osó trepar hasta la copa.
Su historia refiere por fuerza al pájaro y al río.
De cerca, los jugos ácidos y dorados que bajan
por su piel comprueban la sabia vejez
a la que el viento bate día y noche.
24
Las puertas del infierno
Entregado al estudio de las puertas del infierno, que
como todos saben se halló vacío tras el fracaso
de las profecías, he pasado décadas intentando
descifrar apenas alguna talladura.
Durante noches enteras examiné arabescos humeantes
y huellas de alquitrán.
Ahora, mientras inicio un retiro forzoso a raíz de
las complicaciones producto de los malos
olores y las altas temperaturas, entrego a las organizaciones
interesadas el curioso resultado de tan miserable empresa.
25
Soy como un Pessoa pequeñito que, por ser pequeño, se esfuerza el doble, y, por ser
Pessoa, nada logra.
26
Carta
No me mires
Mi cuerpo no soporta el calor de varios soles
Tampoco llores
porque tus lágrimas me hieren
como gotas de lava en un terremoto
Mejor sonríe
Así animarás a esta hacina de días perdidos
Así salvarás a este fantasma que aún no muere
27
Génesis
En el principio era el fin.
Luego, vino lo que dijo T. S. Eliot.
28
Monólogo
Sólo la nada me refleja.
Ya debería estar acostumbrado.
Sin embargo, esta salida es definitiva... la seria.
Todo vuelve a ser congénito: de muerte.
Qué bueno es no trascender en la Historia,
no dejar rastro, morir como es debido.
Se ven tan apretados en las enciclopedias.
Y los monumentos. ¡Es que no piensan dejarme en paz!
Ah la luna, la única moneda que deseé.
Oh el sol, el mejor amigo del hombre.
Ya me cansé de ellos.
Si fuera menos inteligente, sabría que el amor hace al sabio.
–¿Será que sí existe la vida? Es tarde para eso–
Adiós mi luz –debo despedirme hasta de mis cicatrices–,
me dirijo a mi huesa, pero no sufro:
sólo estoy cambiando de oficina;
sólo estoy mudando de alas.
¿Epitafio? No estoy para nadie,
o por los lados también termina el camino.
Sueño con reencarnar en un saxofón,
o en el perro de un pesero.
29
La reina
Tanto amó el rey a su reina que, en el momento
de la traición, sintió toda la impotencia de su cargo.
A la mañana siguiente aquellos dos fueron destruidos.
Sólo una estancia silenciosa con un hombre
abatido queda ya como forma de gobierno.
El país se derrumba, como el concepto de su majestad.
30
Letanía
Miradas ominosas galopan por las calles
cual saetas ígneas cargadas de veneno,
yo las odio y las maldigo porque son
como un reflejo de mi alma y sus defectos.
Ser el príncipe de un país desierto y que no
encuentra su castillo, no tener corazón para decir
que está vacío, o tenerlo sólo como escondite del rencor,
igual que una bestia en una cueva hedionda.
Oh cielo azul, prisma de la nada,
permíteme embriagarme con un hipnótico roció
más transparente que el sueño. Concede a mi vida
una soledad favorable, una tristeza bien gastada
y una muerte como todas.
Oh cielo azul, prisma de la nada.
31
Solitario
Pasa cada hora en soledad:
la conoce indignado, igual que un ciego
a la palma de su mano.
32
Lamentarse de ti mismo, no por ningún otro motivo (si lo haces por alguien más, sólo estás
desilusionado, si es por dinero, declárate en quiebra), esa constituye la más certera prueba
de una autentica tristeza, esa paliza que recibes y no sabes quién te da.
33
Hastío
Vivo en una ciudad inmunda
donde sólo hay sol y viento,
niños descalzos, perros durmiendo.
Entre tumbas y tumbas han
pasado estas calles.
¿Qué más da otra tumba más
en el camposanto de la nada?
La vida es una cárcel que vigilamos desde
el presente, la muerte una condena que
ya estamos pagando.
Oh fantasmas a los que sigo,
oh fantasmas a los que antecedo,
sepan que todo pertenece al pasado,
y que hay más plagas en las filosofías
que en todos los lazaretos juntos.
34
Leyenda
Abandona tu barca, viejo marino,
y ven a recorrer los templos de la tierra
sobre las ruinas del cielo.
De nuevo principia la leyenda de Cabel y Aín.
35
Divagación
El alma es un pájaro inmenso
que bate sus alas por el infinito.
Al cerrarse los sentidos puedes
oír su gorjeo.
Aunque el destino de acero
duela por duro, que no por pesado,
no basta encontrar la aguja en el pajar:
Hay que saber quién la puso allí.
36
1:36 a.m.
A veces no soy
como un reflejo y su reflejo
como una bala de salva
Sin embargo sigo
sin embargo no estoy del todo
Como un vivo bajo tierra
como un muerto que no se quiere dejar enterrar
En mí el olvido de la esperanza
en mí la luz de la velocidad
Un silencio aterrador
lleno de palabras, de cosas,
de vida.
37
El vuelo
Dios es al hombre lo que el viento a las alas
y la razón es al hombre lo que el plumaje a las alas
Sin embargo hace falta reconocer el vuelo que nombra
al cielo, pues al pájaro nunca nadie lo sepulta
38
Nuevo jardín
Este es el nuevo jardín,
donde las flores crecen con dolor,
como huevos incubados por manos de leprosos.
Aquí la calina, jorobada y musical, se pasea rutilante como
la belleza en otros mundos.
Así crece la flor más triste en esta tierra sin luna,
contagiada por un sol enfermo.
Prepárate, porque todo Edén tiene su Adán.
39
Otros
¿Nadie más presiente que sus ojos son un estorbo,
un tedio hondo contrario al hambre?
¿También otros, en las juergas de entre semana,
o en las que sea, cuando el alcohol asquea y la cabeza
pende como un gran testículo,
sueltan entre dientes un quejido así: No sé dónde ponerme?
Quisiera cruzar la calle y dejarme al otro lado.
Si pudiera ser otro, también otro querría ser.
¿O será que ya soy otro del que no quiere ser yo?
Sufro un insomnio que no me
dejaría morir.
Mi vida es un infierno sin temperatura.
40
Silencio
Cuando el hombre calla
acuden a él, como enfermeros crueles,
recuerdos de antaño.
Traen consigo aromas ingenuas,
colores importantes,
y lo posan todo en un barranco de lágrima.
Descorre el hombre mañanas inauditas
en que imperaba un juego sin límites.
Mas ahora que calla es un sólo temor,
un único nervio, un dolor grande y serio
empeñado en la vida, ese vano sueño que
en el sueño se imagina.
41
Verlaine
Dulce, igual que un
desconocido agradable,
lo profano me atrae y me gana.
Ante su presencia la estampa
del mundo encuentra un sabor
a vino antiguo;
sabor que las nubes traducen
y que las ramas retratan.
Brindemos la tarde entera
a la sombra de mis propias
canciones.
42
Epígrafe
Escribir es violarse, pero publicar es prostituirse. El plagio viene desde Adán.
43
Un deber
Cuando nos encontremos felices, debemos sentir que hemos traicionado al dolor, así,
cuando suframos, sabremos que estamos cumpliendo un deber.
44
Crítica
El guión anuncia un hijo. El rodaje revela que se trata de un bastardo.
45
1.900
En algunas callecillas de cierta aldea que conozco, se ha tomado la costumbre de levantar
obstáculos para que las máquinas no marchen deprisa. Sea esa la oportunidad para señalar
que ese tipo de desarrollo no es propio de lugares en los que el bien guíe. He notado ese
tipo de inconsciencia en la clase baja. Tal vez es por eso que los pobres no adornan,
disimulan.
46
Ellos
Por suerte para ellos, los que duermen bien desconocen la fase terminal de la tristeza.
47
A la esposa
Mujer, tú eres la reina.
Yo soy tu pueblo.
Y también tu ejército.
48
Cábala
Refiere la historia acerca de un libro sagrado,
borrador de la Palabra,
que descifra secretos aún no conjurados.
He aquí
(y no me pregunten cómo pudieron ser hallados)
retazos de aquel mapa del tiempo y el espacio.