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Monsalve Gómez, Darío - "La Fiebre de Los Cerdos" (2015)

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¿Se puede pasar a ser ex poeta?El poeta colombiano Darío Sarago dice que cree posible que a lo largo de una vida dedicada a las letras un autor pueda contar con unas pocas buenas ideas, originales, y que él cree que ya dio con ellas, por lo que se retira de la escritura del género. Habla un hombre que podría ser llamado, insólitamente, “ex escritor” o “ex poeta”, quien niega que su decisión sea mera imitación de la de Arthur Rimbaud. Sarago es de Cúcuta, la capital del departamento (estado o provincia) Norte de Santander, en el noreste de Colombia. El periódico “Las 2 Orillas”, que lo entrevistó tras su anuncio del retiro, lo define como reconocido “sólo por un reducido círculo de artistas y lectores” de la ciudad. El poeta fue fundador del “Importantismo”, un movimiento que lanzó años atrás mediante un manifiesto, y al que considera como “el único mito urbano perteneciente a Cúcuta” que “dará que hablar”, por ejemplo así: “Cada vez que se da un encuentro interesante entre seres en las calles de la ciudad conscientes de que lo que construyen tiene un significado artístico, el movimiento vive”. Darío Monsalve Gómez, de “Las 2 Orillas”, le preguntó si puede existir un “ex escritor”. “Un carro –dijo-, aunque estacionado, continúa siendo un carro. Únicamente cuando se desplaza es un vehículo. En ese sentido, seguiré siendo siempre un artista, aunque no un poeta, porque el arte está en la mente y la poesía en la obra. A eso me refiero con abandonar la poesía”. Tomó la decisión porque, agregó, “no tengo nada más qué decir. La originalidad consta nada más que de un par de ideas y creo que las desarrollé en mis escritos”. El entrevistador le preguntó entonces si eso significa que la inspiración no existe, a lo que respondió que ella consiste, “precisamente, en identificar esas pocas y bellas ideas, atraparlas en un mar revuelto en el que por el contrario abundan lo grotesco, lo absurdo y lo inútil. Yo ya pesqué mis ideas”. Insistió la publicación, haciéndole notar que sólo se conocen “unos cuantos poemas suyos”, que fueron incluidos en una antología de Norte de Santander. “En ese caso –respondió- quienes tienen trabajo pendiente son los editores y los lectores. No me concierne dar a conocer el material que, reconozco, es corto y no creo que pase de un poemario. Pero ya ve, por ejemplo, esta, que es mi primera –y tal vez única– entrevista, trata más de lo que no haré que de lo que hice. Ser poeta es llevar los estigmas del diablo”. Resuelto, Monsalve Gómez no se contuvo para plantearle una de sus suposiciones. Le preguntó, en efecto: “¿Siente que su caso se parece al del poeta francés Rimbaud, que también abandonó su oficio muy temprano, o no será que de paso quiere imitarlo?” El poeta colombiano sostuvo que Rimbaud “abandonó la poesía siendo mucho más joven que yo, sin embargo, escribió mucho más y mejor. Eso me da la razón para decir que la edad no tiene que ver con la calidad o la extensión de lo creado. Lo peor de algunos poetas son sus obras completas, mientras que lo mejor son algunas antologías. Lo aceptable de mí estará en lo que escribí, punto. En cuanto a imitarlo, no creo. Realmente, en la vida, como en el arte, no existe la influencia, sólo la coincidencia”. El periodista le preguntó si como alternativa intervendrá en el periodismo, pero con ironía Sarago puso un océano de distancia entre esta actividad y la creación literaria. “Pensar en hacerse llamar escritor por trabajar en un periódico es como asegurar ser chofer sólo por lograr estrellar un carro”.

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LA FIEBRE DE LOS CERDOS

Darío Sarago

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Para el gato sin cola

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Prólogo

Si, como infiere Spengler, los hombres de hoy representamos la decadencia, no

obstante, como dejó consignado Rimbaud, hay que ser absolutamente moderno. Ambas

ideas integran nuestra lucha contra el destino. Quizás la única que libramos con entera

esperanza. Así, a efectos de las siguientes líneas, las denomino su consecuencia. De

cualquier modo, todo se resume en una mezcla de Punk, Pielroja y brisas del Pamplonita.

La voz del pueblo es más bien la voz del demonio.

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La mañana

Cuando menos lo espero

como un tigre

el sol salta sobre mí.

Rasga mis ojos y mis sábanas

con su pata de fiebre.

Yo le explico que soy poeta,

que estoy borracho y triste,

que hoy voy a trabajar durmiendo

–pues el bardo es socio del sueño–,

y de un golpe a la celosía lo privo.

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En el puente Central

En el puente Central, sobre

la canalla aglomerada,

un viejo saxofón aúlla igual

que un lobo educado.

Todos los pies, bajo las mesas

de los restaurantes,

danzan al compás de este solemne borracho.

Pero nadie, ni la canalla que danza,

ni los mendigos que mendigan,

se preguntan qué pena tras la boquilla

el dolor insufla.

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Hojas

Hojas de un árbol gotean,

el viento las barre, las eleva,

las lleva y se mezclan mediante un viaje sideral

a lo más lejano de su verdad.

Suben, bajan, bajan mucho más y se vuelven a elevar.

El viento, veleidoso, amainando, olvida una a una a sus comensales.

De repente las hojas ya no cuentan con el viento, ni el orbe,

¡son sólo hojas! Caen en la más incierta soledad.

Quizás, un día no muy lejano, una hormiga tenga un festín.

No lo sé.

Oh árbol, viento, orbe y hormiga,

si supieran que una de esas hojas es mi vida.

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Esto no es un poema

Desde luego, esto no es un poema.

Es un pedo a la una de la tarde

cuando la mujer –qué importa si es

tu madre– recoge el latón en que comes

mirando a lugares lejanos formados en el piso.

Pagar las copas de todos

una noche en que no te diviertes,

o un florero roto que aún adorna sin querer

la ventana del desván.

Aún así, aprovechas cualquier descuido

para anotarlo en tu libreta.

La misma en que figuran algunas cuentas de gastos.

Al final, y sólo al final,

te sale eso tan brutal y asombroso

que te distingue de los demás.

El poeta debe tenderle su garra a la humanidad.

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Siniestro

Temo continuar ahora que todo se ha perdido.

La casa habita el suelo, y los olores del planeta

yacen anudados.

Un silencio roedor me hace girar a todas partes, y el mismo

silencio me corroe la memoria. Gástrica devastación.

La tierra se meció como una hamaca de concreto

hasta abrirse igual que el bostezo de un idiota.

Los aullidos de dolor se perdieron en el polvo del eco.

También Dios está herido.

En adelante mi agüero es no estar muerto.

El futuro depara recuerdos, y los recuerdos

réplicas.

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De profundis

1

Vida y muerte es el dístico de que me compongo

–cada día me escribe y me borra–. Vivo en una puerta.

¿Al decir que se busca la verdad no se está admitiendo que somos mentira?

Ese ha sido siempre el problema: ¡No me he creído!

Tengo la llave y aún continúo preso. Una gran cantidad de moscas.

2

Deberá salvarme el orgullo de haber sido siniestro y genial en

todo cielo y en todo infierno en que he estado. Tendré, también, que ser

ajusticiado por los ángeles: al fin y al cabo es a ellos a quienes se falta.

No todo es como uno quiere. Peor aún, nada es como uno quiere; si no…

¿Qué humano habrá inventado al humano? ¿Acaso Dios?

Voy a dormir, si puedo dormir. Todo lo veo en sentido figurado.

3

¿Y si el alma en lugar del cielo o el infierno prefiere quedarse tendida

en el prado? ¿Siguen ahí verdad? ¿No parezco fresco, angélico? Así estoy

la mayor parte del tiempo, lo malo es esa minoría con la que me despierto y

ando, truculenta, fullera y pancista.

4

Hay quienes piensan que quiero ayudar. No espero llegar tan lejos.

Recuerdo que una vez me invitaron a salvar el mundo, pero el mundo

no tiene solución, dije sin ir finalmente. Que no me escuchen

los niños; deben marchar y aprenderlo por ellos mismos. Más tarde,

querrán entrar en la locura y buscarle pelea a la realidad.

El hombre se ha convertido en una máquina a la que de un tiempo

para acá le viene fallando todo.

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5

Esculpo con minuciosa ingenuidad formas que otros querrán estirar hasta

hacerlas profundas. Las fronteras me aburren como salir de mi casa.

Y las lenguas: hablo mal de todas ellas. Soy sólo un montón de hombres

y mujeres que se me quieren salir por los ojos, las manos y la boca, y que de

cuando en cuando llora, suda y grita unas letras que se fugan de la ajada telaraña

que me sirve de cabeza.

6

Desde hace un tiempo el mal me pretende, me da de comer, me viste y me educa.

En las noches me cuenta historias que comienzo a creer. Estoy demasiado influenciado

por mí, y soy una mala influencia. Esta voz no es la mía, esta no es mi letra.

Aún así, hago lo que puedo. No toda la culpa es de mis ansias –la grandeza de

mañana no sirve, no hace grande–.

Quiero todo ahora, una brújula maravillosa, un hachón, un pan tan extenso como siglos.

7

Vive cada día como si fuera el último: filosofía de los suicidas. Sin embargo, ¿quién

escucharía a un réprobo enajenado (testaferro del odio) que para otro tiempo

haría un digno Teseo? Eso le pasa al malo que quiere ser bueno.

Ahora comprendo a media humanidad, y reconvengo a la otra mitad.

Alguna vez volveré a las noches del campo, para escuchar la cátedra del río,

acompañada de música salvaje, y vendrán conmigo las cosas buenas y malas,

tomadas de la mano.

8

No presten atención. Es sólo que. En qué estaba pensando, tal vez nada.

Ya se me pasará. Concibo tantas alas, pero tantas cadenas.

Casi todos siempre han tenido una voz en la cabeza, yo he tenido una persona de

cuerpo entero. Volveré a mis deberes.

Soy conserje de la nada, donde los poetas, jóvenes y antiguos, consultan su estupidez.

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Orfeo

Orfeo, en su divagar sonoro,

víctima de la cordura del destino,

fue devorado por débiles figuras.

Sin embargo, cuando el viento y la arena

dividían la materia de su aliento, se

escuchó al fondo un coro que cantaba:

Impregnada como el amor está la música

a su alma.

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Nostalgia

Si pudiera volver a ese lugar

donde se podía tocar el silencio

y el vacío me sostenía,

en donde ni la vida ni la muerte

me perseguían con sus asuntos.

Allá donde era abstruso como un color ignoto,

cuando el tiempo no era yo, eran otros,

y la felicidad era no saber que existe.

Allende el bien y el mal,

donde la nada era todo qué bien me sentaba.

Todo, si pudiera regresar a ese lugar,

a ese remoto lugar

del que no tengo recuerdos.

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Ante el genio

Ante el genio, el pueblo resulta estéril:

siempre le queda adoptar lo que aquél engendra.

En verdad el Estado se asemeja a un niño idiota,

con demasiados dulces que no merece.

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En la mesa de un café

Ayer, por ejemplo, aún peroraba mi balada blasfema, de cuervo

alegre, sobre el hombro de los simplones: Hago con el amor lo que

con el dinero: Tomo lo necesario para no aparentar. Lo demás

lo dejo, a las señoras obesas, a las aves mutiladas convertidas en

serpientes. Mi mirada y tu mirada, como un baile entre abismos.

La terquedad fue mi vanidad y perjuicio. Ángeles opacos y de

brazos cruzados ofrecían sanación, pero nunca era suficiente ante

la estricta eternidad. Ser poeta es llevar los estigmas del diablo.

Ahora vuelvo los anales en silencio, quitándome barro de las suelas.

Da igual que lo grite o lo escriba; no hay nadie cerca de mi corazón.

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El tiempo

Despertador sin cuerda al que no es posible corregir,

ni engañar, ni detener, pero que marca puntual un instante de más.

Antepasado del universo, huérfano desahuciado y sin raíces.

Invencible, como un ejército de mujeres, el tiempo es un veneno que alimenta.

De cualquier modo, nunca logramos matarlo, sólo lo raptamos.

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Viaje

Todos conocen la marea y han visto alguna vez la tormenta.

Mas, ¿alguien ha tocado realmente el fondo,

aquel en que quedó abandonada la tierra de mullida esperanza?

Allí van los pensamientos cual una caterva de ciegos,

caen en el recuerdo, tropiezan con los sueños.

Buscan ser infinitos y eternos, siquiera un instante.

Los despido con la mano desde una estación imposible.

No espero que se abracen, sólo que no se empujen.

Ya vendrá el tiempo de saber por qué el verde en el verde,

y para qué la música en esto o en aquello.

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En el horizonte

Más allá,

en el horizonte,

abundan miríadas de fábulas y códices.

También allí sospechan de acá,

de nuestras miríadas de fábulas y códices.

Tú, que lees este sueño, reflejas

esa idea, y yo, al ser, reflejo la tuya.

Ver, es pensar, saber es ver pensar.

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Lucrecio

Plancton y poma son sólo otras teorías.

Tan válidas y erróneas como tú, sustancia,

y como lo demás, sustancia.

Afirmo que los dogmas son sólo ilusiones

que al querer prenderles fuego tendrás que inmolarte,

pues no hay nada que no lleve dentro

la médula del misterio.

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El corazón

Reclinado el corazón en el recuerdo,

jadeante por una ausencia,

se dispone a verter su sangre,

marcando cada estrella.

Debemos dejar respirar lo que amamos,

si queremos que nos dé aliento.

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Ciudad sin luz

La ciudad queda sin luz

Entonces los poetas salen, es su oportunidad

Las luciérnagas que humean en sus labios los identifican

Todos gritan, ellos cantan

Todos huyen, ellos bailan

Salen para auscultar la noche

pues así todos son iguales de altos y van desnudos

Se reanuda la luz con todo su oro

De nuevo los disfraces

La realidad es la época más dura de la vida,

por eso cada uno busca su primavera

Volveremos a chocar indiferentes en el bulevar,

después de haber hecho las paces con la ciudad

Saco lleno de gatos

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Sueños

En la oscuridad de la noche,

al mayor brillo de la insignificancia,

se fugan visiones como de una

cárcel.

Finalmente, de un puente levantado al alba

saltan sueños arruinados.

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Escolio

Tenía razón Oscar Wilde cuando hablaba de la tiranía más antigua del mundo, es decir, la

del débil contra el fuerte. En realidad, esa tiranía se llama democracia. A la inconformidad

(la vergüenza) de no ser nuestros propios guías, la llamamos democracia. Al final, con ella

se premia al menos digno, pues mendiga algo de todos. Aspirar a un cargo político es

hacerse sospechoso; obtenerlo es ser culpable.

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Roble

Existe un roble, en medio del bosque,

al que hombre alguno osó trepar hasta la copa.

Su historia refiere por fuerza al pájaro y al río.

De cerca, los jugos ácidos y dorados que bajan

por su piel comprueban la sabia vejez

a la que el viento bate día y noche.

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Las puertas del infierno

Entregado al estudio de las puertas del infierno, que

como todos saben se halló vacío tras el fracaso

de las profecías, he pasado décadas intentando

descifrar apenas alguna talladura.

Durante noches enteras examiné arabescos humeantes

y huellas de alquitrán.

Ahora, mientras inicio un retiro forzoso a raíz de

las complicaciones producto de los malos

olores y las altas temperaturas, entrego a las organizaciones

interesadas el curioso resultado de tan miserable empresa.

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Soy como un Pessoa pequeñito que, por ser pequeño, se esfuerza el doble, y, por ser

Pessoa, nada logra.

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Carta

No me mires

Mi cuerpo no soporta el calor de varios soles

Tampoco llores

porque tus lágrimas me hieren

como gotas de lava en un terremoto

Mejor sonríe

Así animarás a esta hacina de días perdidos

Así salvarás a este fantasma que aún no muere

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Génesis

En el principio era el fin.

Luego, vino lo que dijo T. S. Eliot.

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Monólogo

Sólo la nada me refleja.

Ya debería estar acostumbrado.

Sin embargo, esta salida es definitiva... la seria.

Todo vuelve a ser congénito: de muerte.

Qué bueno es no trascender en la Historia,

no dejar rastro, morir como es debido.

Se ven tan apretados en las enciclopedias.

Y los monumentos. ¡Es que no piensan dejarme en paz!

Ah la luna, la única moneda que deseé.

Oh el sol, el mejor amigo del hombre.

Ya me cansé de ellos.

Si fuera menos inteligente, sabría que el amor hace al sabio.

–¿Será que sí existe la vida? Es tarde para eso–

Adiós mi luz –debo despedirme hasta de mis cicatrices–,

me dirijo a mi huesa, pero no sufro:

sólo estoy cambiando de oficina;

sólo estoy mudando de alas.

¿Epitafio? No estoy para nadie,

o por los lados también termina el camino.

Sueño con reencarnar en un saxofón,

o en el perro de un pesero.

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La reina

Tanto amó el rey a su reina que, en el momento

de la traición, sintió toda la impotencia de su cargo.

A la mañana siguiente aquellos dos fueron destruidos.

Sólo una estancia silenciosa con un hombre

abatido queda ya como forma de gobierno.

El país se derrumba, como el concepto de su majestad.

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Letanía

Miradas ominosas galopan por las calles

cual saetas ígneas cargadas de veneno,

yo las odio y las maldigo porque son

como un reflejo de mi alma y sus defectos.

Ser el príncipe de un país desierto y que no

encuentra su castillo, no tener corazón para decir

que está vacío, o tenerlo sólo como escondite del rencor,

igual que una bestia en una cueva hedionda.

Oh cielo azul, prisma de la nada,

permíteme embriagarme con un hipnótico roció

más transparente que el sueño. Concede a mi vida

una soledad favorable, una tristeza bien gastada

y una muerte como todas.

Oh cielo azul, prisma de la nada.

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Solitario

Pasa cada hora en soledad:

la conoce indignado, igual que un ciego

a la palma de su mano.

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Lamentarse de ti mismo, no por ningún otro motivo (si lo haces por alguien más, sólo estás

desilusionado, si es por dinero, declárate en quiebra), esa constituye la más certera prueba

de una autentica tristeza, esa paliza que recibes y no sabes quién te da.

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Hastío

Vivo en una ciudad inmunda

donde sólo hay sol y viento,

niños descalzos, perros durmiendo.

Entre tumbas y tumbas han

pasado estas calles.

¿Qué más da otra tumba más

en el camposanto de la nada?

La vida es una cárcel que vigilamos desde

el presente, la muerte una condena que

ya estamos pagando.

Oh fantasmas a los que sigo,

oh fantasmas a los que antecedo,

sepan que todo pertenece al pasado,

y que hay más plagas en las filosofías

que en todos los lazaretos juntos.

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Leyenda

Abandona tu barca, viejo marino,

y ven a recorrer los templos de la tierra

sobre las ruinas del cielo.

De nuevo principia la leyenda de Cabel y Aín.

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Divagación

El alma es un pájaro inmenso

que bate sus alas por el infinito.

Al cerrarse los sentidos puedes

oír su gorjeo.

Aunque el destino de acero

duela por duro, que no por pesado,

no basta encontrar la aguja en el pajar:

Hay que saber quién la puso allí.

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1:36 a.m.

A veces no soy

como un reflejo y su reflejo

como una bala de salva

Sin embargo sigo

sin embargo no estoy del todo

Como un vivo bajo tierra

como un muerto que no se quiere dejar enterrar

En mí el olvido de la esperanza

en mí la luz de la velocidad

Un silencio aterrador

lleno de palabras, de cosas,

de vida.

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El vuelo

Dios es al hombre lo que el viento a las alas

y la razón es al hombre lo que el plumaje a las alas

Sin embargo hace falta reconocer el vuelo que nombra

al cielo, pues al pájaro nunca nadie lo sepulta

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Nuevo jardín

Este es el nuevo jardín,

donde las flores crecen con dolor,

como huevos incubados por manos de leprosos.

Aquí la calina, jorobada y musical, se pasea rutilante como

la belleza en otros mundos.

Así crece la flor más triste en esta tierra sin luna,

contagiada por un sol enfermo.

Prepárate, porque todo Edén tiene su Adán.

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Otros

¿Nadie más presiente que sus ojos son un estorbo,

un tedio hondo contrario al hambre?

¿También otros, en las juergas de entre semana,

o en las que sea, cuando el alcohol asquea y la cabeza

pende como un gran testículo,

sueltan entre dientes un quejido así: No sé dónde ponerme?

Quisiera cruzar la calle y dejarme al otro lado.

Si pudiera ser otro, también otro querría ser.

¿O será que ya soy otro del que no quiere ser yo?

Sufro un insomnio que no me

dejaría morir.

Mi vida es un infierno sin temperatura.

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Silencio

Cuando el hombre calla

acuden a él, como enfermeros crueles,

recuerdos de antaño.

Traen consigo aromas ingenuas,

colores importantes,

y lo posan todo en un barranco de lágrima.

Descorre el hombre mañanas inauditas

en que imperaba un juego sin límites.

Mas ahora que calla es un sólo temor,

un único nervio, un dolor grande y serio

empeñado en la vida, ese vano sueño que

en el sueño se imagina.

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Verlaine

Dulce, igual que un

desconocido agradable,

lo profano me atrae y me gana.

Ante su presencia la estampa

del mundo encuentra un sabor

a vino antiguo;

sabor que las nubes traducen

y que las ramas retratan.

Brindemos la tarde entera

a la sombra de mis propias

canciones.

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Epígrafe

Escribir es violarse, pero publicar es prostituirse. El plagio viene desde Adán.

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Un deber

Cuando nos encontremos felices, debemos sentir que hemos traicionado al dolor, así,

cuando suframos, sabremos que estamos cumpliendo un deber.

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Crítica

El guión anuncia un hijo. El rodaje revela que se trata de un bastardo.

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1.900

En algunas callecillas de cierta aldea que conozco, se ha tomado la costumbre de levantar

obstáculos para que las máquinas no marchen deprisa. Sea esa la oportunidad para señalar

que ese tipo de desarrollo no es propio de lugares en los que el bien guíe. He notado ese

tipo de inconsciencia en la clase baja. Tal vez es por eso que los pobres no adornan,

disimulan.

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Ellos

Por suerte para ellos, los que duermen bien desconocen la fase terminal de la tristeza.

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A la esposa

Mujer, tú eres la reina.

Yo soy tu pueblo.

Y también tu ejército.

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Cábala

Refiere la historia acerca de un libro sagrado,

borrador de la Palabra,

que descifra secretos aún no conjurados.

He aquí

(y no me pregunten cómo pudieron ser hallados)

retazos de aquel mapa del tiempo y el espacio.

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