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Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. ¿Quién murió por nosotros? El Hijo de Dios o el Hijo del Hombre 06/04/2015 John García

Muerte Del Hijo de Dios, by Pr. John García

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El concepto que tengamos sobre quien murio en la cruz si el hijo de Dios o el hijo del hombre o si murió solo la humanidad de Cristo y no su divinidad afectará el concepto de la expiación, del pago que el Padre hizo por la humanidad. Afectará también el saber cuanto nos amó el Padre. En esta compilación de citas de EGW se muestra claramente que el Hijo de Dios y su divinidad murieron por nosotros

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Juan 3:16 Porque de tal manera amó

Dios al mundo, que ha dado a su Hijo

unigénito, para que todo aquel que en él

cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

¿Quién murió por nosotros?

El Hijo de Dios o el Hijo del Hombre

06/04/2015

John García

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1. Al el Hijo de Dios vestir su divinidad, su naturaleza divina y vida y alma divina de humanidad, ¿podía morir?

DTG 448: “Mientras, como miembro de la familia humana, era mortal, como Dios, era la fuente de la vida para el mundo.” 5CBA 1101: “Pero Cristo se humilló a sí mismo, y tomó sobre sí la mortalidad. Como miembro de la familia humana, era mortal; pero como Dios era la fuente de vida para el mundo.”

2. ¿Cuál es el pago del pecado? Rom 6:23 Porque la paga del pecado es muerte…

3. ¿A cuál muerte se refiere este pasaje, a la primera o segunda

muerte? CS 532: “Porque la paga del pecado es muerte: más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 6:23. Mientras la vida es la heredad de los justos, la muerte es la porción de los impíos. Moisés declaró a Israel: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal”. Deuteronomio 30:15. La muerte de la cual se habla en este pasaje no es aquella a la que fue condenado Adán, pues toda la humanidad sufre la penalidad de su transgresión. Es “la muerte segunda”, puesta en contraste con la vida eterna. 1MS 350: Dios ha dicho: “El alma que pecare, ésa morirá”. Ezequiel 18:4. Esto quiere decir todo lo que expresa. Va más allá de la muerte que es común a todos: significa la muerte segunda. 4. ¿Cómo podía pagarse la deuda del hombre? Para que el hombre viviera debía alguien conocer la deuda del hombre y pagarla. Esto es expiar.

5. ¿Podía pagarse con la vida de un ángel? HR 46: “… Los ángeles estaban tan interesados por la salvación del hombre que se podía encontrar entre ellos a quienes hubieran estado dispuestos a abandonar la gloria y

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dar su vida por el hombre perdido. "Pero -dijo mi ángel acompañante-, de nada valdría. La transgresión es tan grande que la vida de un ángel no puede pagar la deuda. HR 48-49: Se informó a Adán que la vida de un ángel no podía pagar la deuda. La ley de Jehová, fundamento de su gobierno en el cielo y en la tierra, era tan sagrada como Dios mismo; y por esa razón el Señor no podía aceptar la vida de un ángel como sacrificio por su transgresión. Su ley es de más importancia a su vista que los santos ángeles que rodean su trono. PP 50: “Los ángeles se postraron de hinojos ante su Soberano y se ofrecieron ellos mismos como sacrificio por el hombre. Pero la vida de un ángel no podía satisfacer la deuda…

PP 52: “Se les dijo que, como la ley de Jehová es el fundamento de su gobierno en el cielo y en la tierra, ni aun la vida de un ángel podría aceptarse como sacrificio por la transgresión de ellos.

6. ¿Podía pagarse con la vida humana como Adán antes de pecar? 7CBA 459: Dios hizo al hombre perfecto y recto, y después de su transgresión no podía haber un sacrificio expiatorio aceptable a Dios en su favor, a menos que la ofrenda hecha fuera de un valor superior al del hombre en su estado de perfección e inocencia.” (The Spirit of Prophecy, t. 2, pp. 9, 10; ed. 1877).

7. ¿Podía pagarse con la vida humana como Adán después de pecar? 7CBA 459: “El hombre no podía expiar la culpa del hombre. Su condición pecaminosa y caída hacía de él una ofrenda imperfecta, un sacrificio expiatorio de menor valor que Adán antes de su caída”. (The Spirit of Prophecy, t. 2, pp. 9, 10; ed. 1877). 8. ¿Podía pagarse con la vida humana luego de tener cuatro mil años

de pecado? Menos aún, sino se podía con la vida humana de Adán antes de pecar, menos con la humanidad con cuatro mil años de pecado. Esa humanidad era la que tenía Cristo. Así que es imposible que Cristo haya venido a pagar con la humanidad. 9. Entonces, ¿con qué vida pago Cristo nuestra deuda? 3MS 144: “Cristo hizo un sacrificio infinito. Dio su propia vida por nosotros. Tomó sobre su alma divina el resultado de la transgresión de la ley de Dios.

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Puso a un lado su corona real, y accedió a descender escalón tras escalón hasta el nivel de la humanidad caída.” PE 150: “Los ángeles se prosternaron ante él. Ofrecieron sus vidas. Jesús les dijo que con su muerte salvaría a muchos, pero que la vida de un ángel no podría pagar la deuda. Sólo su vida podía aceptar el Padre por rescate del hombre.” 7CBA 459: El divino Hijo de Dios era el único sacrificio de suficiente valor como para satisfacer plenamente las demandas de la perfecta ley de Dios. Los ángeles eran sin pecado, pero su valor es inferior al de la ley de Dios. Estaban sujetos a la ley. Era mensajeros destinados a hacer la voluntad de Cristo, y a inclinarse ante él. Era seres creados y sometidos a prueba. Para Cristo no había requisitos. Tenía poder para poner su vida y para volverla a tomar. No tenía obligación alguna de emprender la tarea de la expiación. El sacrificio que hizo fue voluntario. Su vida era de suficiente valor como para rescatar al hombre de su condición caída (The Spirit of Prophecy, t. 2, pp. 9, 10; ed. 1877).

“Para el creyente, Cristo es la resurrección y la vida. En nuestro Salvador, la vida que se había perdido por el pecado es restaurada; porque él tiene vida en sí mismo para vivificar a quienes él quiera. Está investido con el derecho de dar la inmortalidad. La vida que él depuso en la humanidad, la vuelve a tomar y la da a la humanidad.” (Deseado de todas las gentes, p. 730, 731) “"Pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar." Mientras, como miembro de la familia humana, era mortal, como Dios, era la fuente de la vida para el mundo. Hubiera podido resistir el avance de la muerte y rehusar ponerse bajo su dominio; pero voluntariamente puso su vida para sacar a luz la vida y la inmortalidad. Cargó con el pecado del mundo, soportó su maldición, entregó su vida en sacrificio, para que los hombres no muriesen eternamente.” (Deseado de todas las gentes, p. 448). Como miembro de la familia humana, era mortal; pero como Dios era la fuente de vida para el mundo. En su persona divina podría haber resistido siempre los ataques de la muerte y haberse negado a ponerse bajo el dominio de ella. Sin embargo, voluntariamente entregó su vida para poder dar vida y sacar a la luz la inmortalidad. Llevó los pecados del mundo y sufrió el castigo que se acumuló como una montaña sobre su alma divina. Entregó su vida como sacrificio para que el hombre no muriera eternamente. No murió porque

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estuviese obligado a morir, sino por su propio libre albedrío (RH 4-9-1900) (Citado en Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, p. 1101-1102). 10. ¿Quién pagó nuestra culpa, un sustituto humano o un sustituto

divino? Cada día con Dios, pág. 236: “¡Oh, qué ansias tenía Cristo de salvar a los perdidos! El cuerpo crucificado en la cruz no claudicó de su divinidad, de su poder de salvar por medio del sacrificio humano a todos los que aceptaran su justicia. Al morir en la cruz, transfirió la culpa de la persona del transgresor a la del divino Sustituto si aquél ejercía fe en él como su Redentor personal. Los pecados de un mundo culpable, que en figura se presentan de color carmesí, fueron imputados al divino Representante. . .” 11. Sabemos la muerte es un sueño, es dormir, por tanto, ¿murió o

durmió el espíritu divino de Jesús? “Jesús le dijo a María: "No me toques, porque aún no he subido a mi Padre". Cuando cerró los ojos al morir en la cruz, el alma de Cristo no fue inmediatamente al cielo, como muchos creen. O [de otra manera] ¿cómo podrían ser ciertas sus palabras: "Aún no he subido a mi Padre"? El espíritu de Jesús durmió en la tumba con su cuerpo, y no se fue volando al cielo para existir allí por separado y contemplar a los apesadumbrados discípulos que ungían el cuerpo del cual había volado. Todo lo que comprendía la vida y la inteligencia de Jesús permaneció con su cuerpo en el sepulcro, y cuando salió era un ser completo. No tuvo que llamar a su espíritu para que viniera del cielo. Tenía poder para poner su vida, y para volverla a tomar (3SP 203-204).”(Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, p. 1124). 12. ¿Qué agonía ofreció Cristo, la de un hombre o la de Dios?

(Alza tus ojos, 24 de Julio): “Desearía poder presentar este asunto a nuestro pueblo exactamente como lo vi: la admirable Ofrenda hecha en favor del hombre. La justicia exigía los sufrimientos de un hombre. Cristo, igual a Dios, ofreció los sufrimientos de un Dios. El mismo no necesitaba expiación.” (A Fin de Conocerle, p. 72): En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col. 2: 9). Los hombres necesitan comprender que la Deidad sufrió y

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se hundió en las agonías del Calvario. Sin embargo, Jesucristo, a quien Dios dio por el rescate del mundo, compró a la iglesia con su propia sangre”

13. ¿Fue su paga por nuestros pecados sufrimiento de la naturaleza

humana o de su naturaleza divina? A Fin de Conocerle, 1 de Marzo: La culpabilidad de cada pecado hizo sentir su peso sobre el alma divina del Redentor del mundo. 1JT 231: “Pero el dolor corporal fué tan sólo una pequeña parte de la agonía que sufrió el amado Hijo de Dios. Los pecados del mundo pesaban sobre él, así como la sensación de la ira de su Padre, mientras sufría la penalidad de la ley transgredida. Fué esto lo que abrumó su alma divina.” 1MS 378: Aunque aborrecía el pecado con perfecto odio, acumuló sobre su alma los pecados de todo el mundo. Inmaculado, llevó los pecados de los culpables. Inocente, se ofreció sin embargo como sustituto por los transgresores. El peso de la culpabilidad de todos los pecados cargó sobre el alma divina del Redentor del mundo. Los malos pensamientos, las malas palabras, los malos actos de cada hijo e hija de Adán demandaron una paga que recayó sobre Cristo, pues se había convertido en el sustituto del hombre. 2TI 193: “Si los sufrimientos de Cristo consistieron solamente en dolor físico, entonces su muerte no fue más dolorosa que la de algunos mártires. Pero el dolor corporal fue tan sólo una pequeña parte de la agonía que sufrió el amado Hijo de Dios. Los pecados del mundo pesaban sobre él, así como la sensación de la ira de su Padre, mientras sufría la penalidad de la ley transgredida. Fue esto lo que abrumó su alma divina.”

14. ¿Cuál es el engaño que el diablo había seducido a los judíos del

tiempo de Cristo? “Cuando Jesús abrió ante sus discípulos el hecho que Él debía ir a Jerusalén a sufrir y morir a manos de los sacerdotes y escribas, Pedro presuntuosamente contradijo a su Maestro, diciendo: ‘Señor, ten compasión de ti: en ninguna manera esto te acontezca." (Mat. 16: 22.)’ Él no podía concebir posible que el Hijo de Dios debía ser llevado a la muerte. Satanás sugirió a su mente que si Jesús era el Hijo de Dios él no podía morir” (Spirit of Prophecy, volumen 3, p. 231)

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Los más altos Trinitarios y los más bajos Unitarios se reúnen y están perfectamente

unidos acerca de la muerte de Cristo—la fe de ambos llega a ser Socinianismo*. Los

unitarios creen que Cristo era un profeta, un maestro inspirado, pero meramente humano;

que su muerte era la de un cuerpo humano solamente. Los Trinitarios sostienen que el

término “Cristo” comprende dos naturalezas distintas y separadas: una, que era totalmente

humano; la otra, la segunda persona de la trinidad, que habitó en la carne un breve

tiempo, pero no le era posible sufrir, o morir; que el Cristo que murió, era solo la

naturaleza humana donde había morado la divinidad. Ambos tipos tienen una ofrenda

humana y nada más. No importa cuán exaltado era el Hijo preexistente, no importa

cuán glorioso, cuan poderoso, o eterno; si sólo murió la parte humana, el sacrificio

sólo fue humano. Y en lo que concierne a la muerte vicaria de Cristo, esto es

Socinianismo. Así la observación es justa de que la doctrina de la trinidad degrada la

Expiación, lo que hace que solo descanse en una ofrenda humana como su fundamento.

Unas pocas citas demostrarán lo correcto de esta aseveración. (J. H. Waggoner, 1884, La

Expiación a la Luz de la Naturaleza y la Revelación, p. 164, 165).

Como se señalara anteriormente, el gran error de los Trinitarios, al discutir el tema, es

este: no hacen distinción entre negar una trinidad y negar la divinidad de Cristo. Sólo ver

los dos extremos, en el medio de los cuales se sitúa la verdad; y toman cada expresión

referente a la preexistencia de Cristo como evidencia de una trinidad. Las Escrituras

enseñan abundantemente acerca de la preexistencia de Cristo y su divinidad, pero se

encuentran enteramente silenciosas con respecto a una trinidad. La declaración que el

Hijo divino de Dios no podía morir, está tan lejos de las enseñanzas bíblicas, como la

oscuridad está de la luz. Y preguntaremos a los Trinitarios, ¿a cuál de las dos naturalezas

nos encontramos en deudas por la redención? La respuesta por supuesto debe ser: A

Aquel que murió y vertió su sangre por nosotros, pues “tenemos redención por medio de

su sangre.” Resulta evidente entonces, que si sólo murió la naturaleza humana, nuestro

Redentor es sólo humano, y que el divino Hijo de Dios no tomó parte en la obra de

redención, pues no podía sufrir ni morir. Seguramente decimos bien, que la doctrina de la

Trinidad degrada la Expiación, al ubicar el sacrificio, la sangre de nuestra adquisición, a

la altura del Socinianismo. (J. H. Waggoner, 1884, La Expiación a la Luz de la

Naturaleza y la Revelación, p. 173) (Esto se encuentra además en Review and Herald,

nov. 10, 1863, vol. 22, p. 189)

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