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http://www.br.de/radio/bayern2/kultur/kulturjournal/odo-marquard- 100.html Una recordación del filósofo Odo Marquard Nacido en 1928, fue educado en el sistema totalitario Nazi, en el último momento del Volkssturm (última leva militar de la Alemania nacionalsocialista para ayudar a la “Wehrmacht”) y mantenido en cautiverio. Una vez liberado, estudió filosofía y llegó a ser un prominente filósofo (de la Bundesrepublik). Lo hizo con escepticismo y chiste. Aunque Odo Marqaurd podía dibujar bien y quería, por consiguiente ser arquitecto, él escogió ser profesor, profesor alemán y estudiar en Münster historia del arte y filosofía; finalmente se decantó a trabajar con Joachim ritter a partir de sus cursos de estética. Ritter reunía por entonces muchos genios en torno de sí: Hermann Lübbe, Robert Spaemann y Odo Marqaurd también, incluso también estaba el juez Ernst-Wolgang Böckenförde. Conducido por la duda Marquard conoció claramente, como discípulo de Ritter a Platón, Aristóteles, Kant y Hegel, así como muchos otros sistemas de pensamiento, pero una duda más punzante y un escepticismo abarcador y sereno, el cual advino como garantía ante el peligro del nacionalsocialismo, fueron ensanchándose en Marquard. Y así no fue su disertación sobre “El moderno escepticismo con miras a Kant” para él una “estación intermedia” de búsqueda tras una verdadera y única Verdad, sino una puerta a su tema de vida (Lebensthema) y a su serenidad de vida (Lebenshaltung). “Yo me he despedido de Kant, aunque no llegué a Hegel. Lo cual es natural para un hombre joven en quien la búsqueda de la duda y el deseo por la duda desempeñan un rol seguro. Por ello no se queda, por así decir entrar en el escepticismo de la pregunta: Entonces ¿para qué es buena la duda?Odo Marquard, sobre su camino al Escepticismo.

Necrologica Odo Marquard

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Traducción personal de una nota alemana por la muerte del filósofo Odo Marquard

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Page 1: Necrologica Odo Marquard

http://www.br.de/radio/bayern2/kultur/kulturjournal/odo-marquard-100.html

Una recordación del filósofo Odo Marquard

Nacido en 1928, fue educado en el sistema totalitario Nazi, en el último momento del Volkssturm (última leva militar de la Alemania nacionalsocialista para ayudar a la “Wehrmacht”) y mantenido en cautiverio. Una vez liberado, estudió filosofía y llegó a ser un prominente filósofo (de la Bundesrepublik). Lo hizo con escepticismo y chiste.

Aunque Odo Marqaurd podía dibujar bien y quería, por consiguiente ser arquitecto, él escogió ser profesor, profesor alemán y estudiar en Münster historia del arte y filosofía; finalmente se decantó a trabajar con Joachim ritter a partir de sus cursos de estética. Ritter reunía por entonces muchos genios en torno de sí: Hermann Lübbe, Robert Spaemann y Odo Marqaurd también, incluso también estaba el juez Ernst-Wolgang Böckenförde.

Conducido por la duda

Marquard conoció claramente, como discípulo de Ritter a Platón, Aristóteles, Kant y Hegel, así como muchos otros sistemas de pensamiento, pero una duda más punzante y un escepticismo abarcador y sereno, el cual advino como garantía ante el peligro del nacionalsocialismo, fueron ensanchándose en Marquard. Y así no fue su disertación sobre “El moderno escepticismo con miras a Kant” para él una “estación intermedia” de búsqueda tras una verdadera y única Verdad, sino una puerta a su tema de vida (Lebensthema) y a su serenidad de vida (Lebenshaltung).

“Yo me he despedido de Kant, aunque no llegué a Hegel. Lo cual es natural para un hombre joven en quien la búsqueda de la duda y el deseo por la duda desempeñan un rol seguro. Por ello no se queda, por así decir entrar en el escepticismo de la pregunta: Entonces ¿para qué es buena la duda?”

Odo Marquard, sobre su camino al Escepticismo.

Escéptico del todo

El escepticismo fue para él un correctivo necesario y un arma eficaz contra toda (auto) certidumbre e ideología, contra toda pretensión de absoluto, como la que se propagó en la Alemania de la postguerra: en forma de una técnica ciega y creyente del progreso, en forma de un beneplácito unilateral por las ciencias “duras” y en forma de una serenidad híbrida por el pasado, al cual se le atribuye todo mal y se deja atrás para comenzar todo de nuevo. En otras palabras, el escepticismo significa para él: atenerse a la medida, teniendo cuidado ante la sobrevaloración, y darse cuenta de la contingencia, de la propia finitud e insuficiencia, y poner todos los objetos de los platillos de la balanza.

Conservador con esquinas, bordes y humor (chiste – Witz)

Page 2: Necrologica Odo Marquard

De su atenta consideración de la finitud humana, resulta para Marquard una apología del civismo burgués, del ciudadano (Bürgerlichkeit) e incluso a las instituciones y todas las que hasta ahora se han acreditado como tales. Esta consideración va acompañada de su creciente repugnancia contra toda revolución. En Mayo 68 él se distancia de la escuela de Frankfurt y de toda “desobediencia posterior” del movimiento estudiantil. Él se destapó como un “objetor de la revolución”. Años más tarde, él reconoció en su libro, con elocuente título, “Adiós a los Principios” a la Bundesrepublick Deutschland (Alemania Federal) como una democracia sólida, contra la que ninguna revuelta sería conveniente.

Marqaurd goza, entre otros de sus amigos, por ejemplo Robert Spaemann o Hermann Lübbe, cuya amistad dura hasta la muerte, del más alto reconocimiento y popularidad en casi todos los campos públicos, seguramente también por su humor y su acabado estilo, que son de agradecer. Un par de famosos bocados de estos claros y divertidos pensamientos:

Inicio:

Yo vine a la filosofía como la avispa a la botella de gaseosa. Porque yo soy un intelectual goloso y la filosofía parecía ser dulce. Y porque yo me di cuenta de que ella es severa y peligrosa, y que ya era demasiado tarde para salir.

Conocimiento:

Filosofía es, cuando a pesar de todo, se piensa (Otra posible traducción: Filosofía es cuando se piensa a pesar de.)

Consecuencia:

Yo soy de la opinión de que un filósofo molesta al lector con su filosofía, y ese lector exige algo a cambio. Así que el filósofo debe hacer una completa, pequeña y corta disculpa por ello, pues ya está hecho. Y lo mejor que puede hacer es escribir corto, y en segundo lugar, escribir de manera amena.

Punto de vista:

El sentido es el sinsentido que queda.

Conformidad:

La exigencia, que solo acepta la perfección, conduce al desánimo y a la sensación del sin sentido, a la negación de lo bueno de lo imperfecto, a la infernalización de lo existente.

Razón:

Lo más importante es una razón sencilla que renuncia a los esfuerzos de pasar por tonta.