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neumonia

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Neumonia

Trabajo de informatica mendica

05/02/2009

Mario Alfredo Rosales Galvan 00072697

Dr. Marroquin hernandez

Neumonia

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Neumonia

La neumonía o pulmonía es la infección del

parénquima pulmonar producida por un agente

infeccioso. La puerta de entrada del agente infeccioso

suele ser la vía aérea. Los síntomas característicos son

malestar general, náuseas, vómitos y fiebre, aunque no

siempre aparecen. Antes de la llegada de los

antibióticos, la neumonía tenía resultados mortales,

pero hoy es una enfermedad curable en la mayor parte

de los casos. Muchos pacientes con neumonía son

tratados por el o los médicos de cabecera y no se

ingresan en los hospitales; esto es lo que se denomina

Neumonía adquirida en la comunidad (NAC) o

Extrahospitalaria. La Neumonía nosocomial (NN) es

la que se adquiere durante la estancia hospitalaria

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después de las 48 horas del ingreso del paciente por

otra causa.

La neumonía puede ser una enfermedad grave,

especialmente entre personas de edad avanzada y entre

los inmuno-deprimidos. Los pacientes de SIDA

contraen frecuentemente la neumonía por

Pneumocystis, forma de la enfermedad en otras

circunstancias. Las personas con fibrosis quística

tienen también un alto riesgo de padecer neumonía

debido a que continuamente se acumula fluido en sus

pulmones.

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Fisiopatología

Los síntomas de la neumonía son causados por la

invasión del pulmón por microorganismos y por la

respuesta inmune del huésped. Aunque multitud de

microorganismos pueden causar neumonía, en la

práctica sólo unos pocos son los responsables de la

mayoría de los casos. La causa más común de

neumonías son los virus y las bacterias. Menos común

son las neumonías debidas a hongos y parásitos. En las

edades extremas (niños y ancianos) se puede producir

un patrón especial de neumonía, llamada neumonía

multifocal, la cual se caracteriza por una consolidación

exudativa en diferentes áreas del parénquima

pulmonar.

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Virus

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Los virus necesitan invadir las células para su

reproducción. Normalmente los virus llegan al pulmón

a través del aire siendo inhalados por la boca o la

nariz. Una vez en el pulmón, los virus invaden las

células de revestimiento de las vías aéreas y los

alvéolos. Esta invasión a menudo conduce a la muerte

celular, ya sea directamente o por medio de apoptosis.

Cuando el sistema inmune responde a la infección

viral provoca más daño pulmonar.Las células blancas,

principalmente los linfocitos, activan una variedad de

mediadores químicos de inflamación como son las

citoquinas que aumentan la permeabilidad de la pared

bronquio alveolar permitiendo el paso de fluidos. La

combinación de destrucción celular y el paso de

fluidos al alvéolo empeora el interc

ambio gaseoso.

Neumonia

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Además del daño pulmonar, muchos virus afectan a

otros órganos y pueden interferir múltiples funciones.

La infección viral también puede hacer más

susceptible al huésped a la infección bacteriana.

Las neumonías virales son causadas principalmente

por el virus de la influenza, virus sincitial respiratorio,

adenovirus. El Herpes es una causa rara de neumonía

excepto en recién nacidos. El citomegalovirus puede

causar neumonía en inmunodeprimidos

Clasificación

Las neumonías puede clasificarse:

En función del agente casual: neumocóccica,

neumonía estafilocócica, neumonía por Klebsiella,

por Legionella, entre otros. Se trata de una

clasificación poco operativa desde el punto de

vista clínico

Por el tipo de afectación anatomopatológica:

neumonía lobar, neumonía multifocal, neumonía

necrotizante, (absceso pulmonar) y neumonía

intersticial.

Las clasificaciones más importantes se hacen en

o Función del huésped:

Neumonías en pacientes

inmunocompetentes

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Neumonías en pacientes

inmunodeprimidos

o Función del ámbito de adquisición:

1. Adquiridas en la comunidad (o extra-

hospitalarias). Las más típicas son la neumonía

neumocóccica, la neumonía por Mycoplasma y la

neumonía por Chlamydia. Se da en 3-5 adultos

por 1.000/año con una mortalidad entre 5-15 %

2. Neumonías hospitalarias o nosocomiales.

Presentan mayor mortalidad que la neumonía

adquirida en la comunidad. En el hospital se da la

conjunción de una población con alteración de los

mecanismos de defensas, junto a la existencia de

unos gérmenes muy resistentes a los antibióticos,

lo que crea dificultades en el tratamiento de la

infección.

Clasificación pronóstica

Existen dos clasificaciones pronósticas de la

neumonía:

Neumonia

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Clasificación de Fine (pneumonia severity

Clasificación FALTA

Causas

La neumonía puede ser causada por varios agentes

etiológicos:

Múltiples bacterias, como Streptococcus

pneumoniae, Mycoplasmas y Chlamydias

Distintos Virus

Hongos, como Pneumocystis jiroveci

En recién nacidos las neumonías suelen ser causadas

por: Streptococcus pneumoniae, Staphylococcus

Neumonia

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aureus y ocasionalmente bacilos gram negativos. En

lactantes (niños de 1 mes a 2 años) y preescolares

(niños de 2 años a 5 años): el principal patógeno

bacteriano es el Streptococcus pneumoniae, además

ocasionalmente es causada por la Chlamydia

trachomatis y por el Mycoplasma pneumoniae. En

niños mayores de 5 años: Streptococcus pneumoniae y

Mycloplasma pneumoniae. En inmunocomprometidos:

bacterias gram negativas, Pneumocystis jiroveci,

citomegalovirus (CMV), hongos, y Micobacterium

tuberculosis. En ocasiones se puede presentar

neumonías por bacterias anaeróbicas, en el caso de

personas que tienes factores de riesgo para aspirar

contenido gástrico a los pulmones, en este caso hay un

riesgo significativo de aparición de abscesos

pulmonares. En las neumonías nosocomiales:

Pseudomonas aeruginosa, hongos y Staphylococcus

aureus. En personas adultas: Streptococcus

pneumoniae y virus influenza. en los Casos de

neumonía atípica: virus, Mycoplasma pneumoniae y

Chlamydia pneumoniae.

Neumonia

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Síntomas

Los siguientes síntomas pueden estar relacionados con

la enfermedad: Generalmente es precedida por una

enfermedad como la gripe o el catarro común. La

Fiebre prolongada por más de tres días, en particular si

es elevada. La frecuencia respiratoria aumentada:

recien nacidos hasta menos de 3 meses >60 por

minuto, lactantes >50 por minuto, Preescolares y

escolares >40 por minuto, adultos >20 por minuto. Se

produce un hundimiento o retracción de las costillas

con la respiración que se puede observar fácilmente

con el pecho descubierto. Las fosas nasales se abren y

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se cierran como un aleteo rápido con la respiración.

(principalmente se da en niños) Quejido en el pecho

como asmático al respirar. Las personas afectas de

neumonía a menudo tienen tos que puede producir una

expectoración de tipo muco-purulento (amarillenta),

fiebre alta que puede estar acompañada de escalofríos.

Limitación respiratoria también es frecuente así como

dolor torácico de características pleuríticas (aumenta

con la respiración profunda y con la tos). También

pueden tener hemoptisis (expectoración de sangre por

la boca durante episodios de tos)y disnea. Suele

acompañarse de compromiso del estado general

(Anorexia, Astenia y Adinamia). Al examen físico

general es probable encontrar taquicardia, taquipnea y

baja presión arterial, ya sea sistólica o diastólica. Al

examen físico segmentario, el síndrome de

condensación pulmonar es a menudo claro; a la

palpación: disminución de la expansión y de la

elasticidad torácica y aumento de las vibraciones

vocales. A la percusión: matidez. A la auscultación:

disminución del murmullo pulmonar, crepitaciones y/o

soplo tubario. El paciente infantil tiene la piel fría, tose

intensamente, parece decaído, apenas puede llorar y

puede tener convulsiones, se pone morado cuando

tose, no quiere comer(afagia), apenas reacciona a los

estímulos. El cuadro es similar en el paciente adulto.

En adultos sobre 65 años es probable una

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manifestación sintomática muchísimo más sutil que la

encontrada en personas jóvenes.

Tratamiento

La mayoría de los casos de neumonía puede ser tratada

sin hospitalización. Normalmente, los antibióticos

orales, reposo, líquidos, y cuidados en el hogar son

suficientes para completar la resolución. Sin embargo,

las personas con neumonía que están teniendo

dificultad para respirar, las personas con otros

problemas médicos, y las personas mayores pueden

necesitar un tratamiento más avanzado. Si los síntomas

empeoran, la neumonía no mejora con tratamiento en

el hogar, o se producen complicaciones, la persona a

menudo tienen que ser hospitalizado.

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Los antibióticos se utilizan para tratar la neumonía

bacteriana. En contraste, los antibióticos no son útiles

para la neumonía viral, aunque a veces se utilizan para

tratar o prevenir las infecciones bacterianas que

pueden ocurrir en los pulmones dañados por una

neumonía viral. La elección de tratamiento antibiótico

depende de la naturaleza de la neumonía, los

microorganismos más comunes que causan neumonía

en el área geográfica local, y el estado inmune

subyacente y la salud del individuo. El tratamiento de

la neumonía debe estar basada en el microorganismo

causal y su sensibilidad a los antibióticos conocidos.

Sin embargo, una causa específica para la neumonía se

identifica a sólo el 50% de las personas, incluso

después de una amplia evaluación. En el Reino Unido,

amoxicilina y claritromicina o eritromicina son los

antibióticos seleccionados para la mayoría de los

pacientes con neumonía adquirida en la comunidad;

pacientes alérgicos a penicilinas se dan la eritromicina

en vez de amoxicilina. En América del Norte, donde la

"atípica" formas de neumonía adquirida en la

comunidad son cada vez más común, azitromicina,

claritromicina, y las fluoroquinolonas han desplazado

a amoxicilina como tratamiento de primera línea. La

duración del tratamiento ha sido tradicionalmente de

siete a diez días, pero cada vez hay más pruebas de

que los cursos más cortos (tan corto como tres días)

son suficientes. [9] [10] [11]

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15

Entre los antibióticos para la Neumonía adquirida en el

hospital se pueden incluir la vancomicina, tercera y

cuarta generación de cefalosporinas, carbapenemas,

fluoroquinolonas y aminoglucósidos. Estos

antibióticos se suelen administrar por vía intravenosa.

Múltiples antibióticos pueden ser administrados en

combinación, en un intento de tratar todos los posibles

microorganismos causales. La elección de antibióticos

varía de un hospital a otro, debido a las diferencias

regionales en los microorganismos más probables, y

debido a las diferencias en la capacidad de los

microorganismos a resistir a diversos tratamientos

antibióticos.

Las personas que tienen dificultad para respirar debido

a la neumonía puede requerir oxígeno extra.

Individuos extremadamente enfermos pueden requerir

de cuidados intensivos de tratamiento, a menudo

incluyendo intubación y ventilación artificial.

La neumonía viral causada por la influenza A pueden

ser tratados con amantadina o rimantadina, mientras

que la neumonía viral causada por la influenza A o B

puede ser tratado con oseltamivir o zanamivir. Estos

tratamientos son beneficiosos sólo si se inició un plazo

de 48 horas de la aparición de los síntomas. Muchas

cepas de influenza A H5N1, también conocida como

influenza aviar o "gripe aviar", han mostrado

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resistencia a la amantadina y la rimantadina. No se

conocen tratamientos eficaces para las neumonías viral

causada por el coronavirus del SRAS, adenovirus, el

hantavirus, o parainfluenza virus.

Diagnóstico

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Neumonía apical derecha.

El diagnóstico de neumonía se fundamenta tanto en la

clínica del paciente como en resultado de Rx.

Generalmente se usan la Rx de tórax (postero-anterior

y lateral), analítica sanguínea y cultivos

microbiológicos de esputo y sangre. La Rx de tórax es

el diagnóstico estándar en hospitales y clínicas con

acceso a Rx.

En personas afectadas de otras enfermedades (como

SIDA o Enfisema) que desarrollan neumonía, la Rx de

tórax puede ser difícil de interpretar. Un TAC u otros

test son a menudo necesarios en estos pacientes para

realizar un diagnóstico diferencial de neumonía

Neumonia

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Neumonia a infantes

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“Neumonía” es un término general que engloba las

infecciones de pulmón, que pueden estar

provocadas por diversos microorganismos, como

virus, bacterias, hongos y parásitos.

A menudo, la neumonía empieza tras una infección

de las vías respiratorias altas (una infección de

nariz y garganta). En estos casos los síntomas de

neumonía se ponen de manifiesto dos o tres días

después de haber contraído un catarro o dolor de

garganta.

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Signos y síntomas

Los síntomas de neumonía varían, dependiendo de

la edad del niño y de la causa de la neumonía.

Algunos de los síntomas más frecuentes son:

fiebre

escalofríos

tos

respiración inusualmente rápida

emisión de sonidos sibilantes y ruidos roncos al

respirar

respiración trabajosa que hace que los músculos

intercostales se retraigan (los músculos de la caja

torácica o entre las costillas se hunden con cada

respiración)

vómitos

dolor torácico

dolor abdominal

disminución de la actividad

pérdida del apetito (en los niños mayores) o

escaso interés por el pecho o el biberón (en los

lactantes)

en casos extremos, color azulado, gris o

amoratado en los labios y las uñas de las manos.

A veces el único síntoma que presenta un niño con

neumonía es la respiración rápida. En ocasiones,

cuando la neumonía afecta a la parte inferior de los

Neumonia

21

pulmones, ubicada cerca del abdomen, puede no haber

ningún problema respiratorio, pero habrá fiebre y

dolor abdominal o vómitos.

Cuando la neumonía es de origen bacteriano,

generalmente el niño infectado enferma relativamente

deprisa y experimenta una súbita aparición de fiebre

alta y respiración inusualmente rápida. Cuando la

neumonía es de origen vírico, los síntomas tienden a

aparecer de forma más gradual y suelen ser menos

intensos que en la neumonía bacteriana. La respiración

sibilante es más frecuente en la neumonía vírica.

Algunos tipos de neumonía provocan síntomas que

dan pistas sobre qué gérmenes están causando la

enfermedad. Por ejemplo, en niños mayores y

adolescentes, la neumonía provocada por Mycoplasma

(también denominada neumonía atípica) se caracteriza

por provocar dolor de garganta y de cabeza aparte de

los síntomas de neumonía habituales.

En los lactantes, la neumonía provocada por

Chlamydia, además de provocar síntomas leves, puede

asociarse a conjuntivitis en ausencia de fiebre. Cuando

la neumonía está provocada por la tos ferina (también

denominada pertusis), el niño puede tener largos

episodios de tos, ponerse cianótico (azul) debido a la

Neumonia

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falta de aire o emitir un sonido aspirado característico

al intentar coger aire.

Descripción

La neumonía es una infección pulmonar que puede

estar provocada por distintos tipos de gérmenes, como

las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos.

Aunque los distintos tipos de neumonía tienden a

afectar a diferentes grupos de edad, la mayoría de las

neumonías están provocadas por virus. Algunos de los

virus que provocan la neumonía son los adenovirus, el

rinovirus, el virus de la gripe, el virus sincitial

respiratorio (VSR) y el virus de la parainfluenza (el

que provoca el crup).

Incubación

El período de incubación de la neumonía varía,

dependiendo del tipo de virus o bacteria causantes de

la infección. Algunos de los períodos de incubación

más habituales son: virus sincitial respiratorio, de

cuatro a seis días; influenza (gripe), de 18 a 72 horas.

Duración

Neumonia

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Con tratamiento, la mayoría de los tipos de neumonía

bacteriana se curan en un plazo de entre una y dos

semanas. La neumonía vírica puede durar más. La

neumonía provocada por Mycoplasma puede tardar de

cuatro a seis semanas en curarse por completo.

Contagio

Los virus y bacterias que provocan la neumonía son

contagiosos y se suelen encontrar en los fluidos y

secreciones de la boca y de la nariz de una persona

infectada. La enfermedad se puede contagiar cuando

una persona infectada tose o estornuda cerca de otra

persona, y también al compartir vasos, cubiertos y

similares y al tocar pañuelos utilizados por una

persona infectada.

Prevención

Existen vacunas para prevenir las infecciones por virus

o bacterias que pueden provocar algunos tipos de

neumonía.

Los niños suelen recibir vacunaciones sistemáticas

contra la Haemophilus influenzae y la tos ferina

(pertusis) a partir de los 2 meses de edad. (La vacuna

de la tos ferina o pertusis es la "p" parte de la “triple" o

DPT.) En la actualidad también se administra la

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vacuna contra el neumococo, una causa habitual de

neumonía bacteriana.

Los niños con enfermedades crónicas, que corren

mayor riesgo de desarrollar otros tipos de neumonía,

pueden recibir vacunas adicionales o medicación

potenciadora del sistema inmunitario. La vacuna

antigripal, aunque es recomendable administrarla

también a los niños sanos que tienen 6 meses a 19

años, se recomienda insistentemente a los niños con

enfermedades crónicas, como los trastornos cardíacos

crónicas, los trastornos pulmonares o el asma.

Los bebés prematuros, al estar en mayor situación de

riesgo de desarrollar complicaciones graves, pueden

recibir tratamientos que protegen temporalmente

contra el virus sincitial respiratorio, que puede

provocar neumonía en los niños pequeños.

A veces los pediatras administran antibióticos como

medida profiláctica para prevenir la neumonía en niños

que han estado expuestos a personas con determinados

tipos de neumonía, como la tos ferina. Los niños con

infección por el virus de la inmunodeficiencia humana

(VIH) también pueden recibir antibióticos como

medida profiláctica para prevenir la neumonía

provocada por Pneumocystis carinii.

Neumonia

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En la actualidad también existen medicamentos

antivirales, que se pueden utilizar para prevenir

algunos tipos de neumonía de origen vírico o para

atenuar sus síntomas.

Asimismo, en algunas áreas de alto riesgo, se hacen

regularmente cribados anuales de tuberculosis, ya que

la detección precoz de la tuberculosis permite prevenir

la infección activa por tuberculosis, incluyendo la

neumonía.

Por lo general, la neumonía no es contagiosa, pero los

virus que infectan las vías respiratorias altas y que

pueden provocar una neumonía sí lo son, de modo que

lo mejor que usted puede hacer es mantener a su hijo

alejado de las personas que tengan una infección de las

vías respiratorias altas. Si algún miembro de su familia

tiene una infección de nariz o garganta, mantenga sus

vasos, cubiertos y platos separados de los del resto de

la familia, y lávese las manos frecuentemente, sobre

todo si manipula pañuelos usados.

Cuándo llamar al pediatra

Llame al pediatra inmediatamente si su hijo presenta

cualquiera de los signos o síntomas de neumonía, y

especialmente si su hijo:

Neumonia

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tiene problemas para respirar o respira

anormalmente deprisa

tiene los labios o las uñas de las manos azulados o

grises

tiene 39 º C o más de fiebre, o 38 º C o más si se

trata de un bebé de menos de 6 meses.

Tratamiento profesional

Los médicos suelen hacer un diagnóstico de neumonía

después de explorar a sus pacientes y de pedirles

diversas pruebas. Para emitir un diagnóstico, pueden

solicitar radiografías de tórax, análisis de sangre y a

veces cultivos de bacterianos de las mucosidades o

flemas producidas al toser.

En la mayoría de los casos, la neumonía se puede

tratar con antibióticos orales administrados en la

misma casa del niño, sin que sea necesario

hospitalizarlo. El tipo concreto de antibiótico utilizado

depende del tipo de neumonía.

Puede ser necesario hospitalizar a un niño para que

reciba tratamiento si tiene una neumonía provocada

por la tos ferina u otra neumonía bacteriana que cursa

con fiebre alta y disnea (dificultad para respirar).

También se le hospitalizará si necesita que le

administren oxígeno, si tiene una infección de pulmón

que puede haber pasado al torrente sanguíneo, si

Neumonia

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padece una enfermedad crónica que afecta al sistema

inmunitario, si está vomitando tanto que no pueden

medicarse por vía oral o si tiene episodios de

neumonía recurrentes.

Tratamiento en casa

Si el pediatra de su hijo le ha recetado antibióticos

para tratarle una neumonía bacteriana, déle al niño la

medicación siguiendo al pie de la letra las indicaciones

del pediatra y prolongue el tratamiento durante el

período de tiempo que este le indique. Así ayudará a

su hijo a recuperarse antes y reducirá las

probabilidades de que contagie a otros miembros de la

familia.

Cuando su hijo se encuentre mal, no le fuerce a comer,

pero anímele a beber abundante líquido, sobre todo si

tiene fiebre. Antes de administrar a su hijo un

medicamento antitusígeno (para inhibir la tos),

pregunte al pediatra si está indicado, ya que algunos

fármacos antitusígenos impiden que los pulmones se

limpien de mucosidades, lo que puede ser

contraproducente en algunos tipos de neumonía.

Si su hijo tiene dolor torácico, pruebe a aplicarle una

manta eléctrica o un paño caliente en el pecho.

Neumonia

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Póngale el termómetro por lo menos una vez por la

mañana y otra por la tarde, y llame al pediatra cuando

tenga 38º C o más si es un bebé de menos de seis 6

meses, o cuando tenga 39º C o más si es mayor.

Compruebe el color de las uñas de las manos y los

labios de su hijo para asegurarse de que están rosados,

no azulados o grises, lo que es un signo de que los

pulmones del niño no están obteniendo suficiente

oxígeno.