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Nosotros 68 1 · ARMANDO ROMERO • Nuestro ser ... “vivir y morir con ellos”? ... Espíritu de Dios, que tu luz resplandezca en nosotros, que te reflejemos a los demás,

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Mayo de 2012

3 EDITORIAL

• “No os dejaré huérfanos” (Jn 14, 18). P. JENARO ESPITIA

• El Espíritu Santo, ¡Aleluya, Aleluya! • ANDRÉS BERNAL

6 NUESTRAS OBRAS

• Los Somascos comparten en familia. • Clip. • ¿Por qué hemos nacido?

JUAN JOSÉ PILCO

11 ÁGORA SOMASCA

• En la escuela de San Jerónimo Emiliani. P. ALVISE ZAGO

• El humanismo hecho praxis. WILLIAM H. GUTIÉRREZ

• Perlas para compartir. MOVIMIENTO LAICAL SOMASCO

• Una historia de amor. ARMANDO ROMERO

• Nuestro ser Somascos. P. RICARDO POVEDA

• La cigarra y la hormiga. HNO. JOSÉ H. MONTAÑA

30 CAMINANDO JUNTOS

• Alma de misionero. ALICIA ANGULO RUIZ

• Calendario Provincia Andina 2012.

PROVINCIA ANDINA

PROVINCIAL

P. Jenaro Espitia

DIRECTOR Y EDITOR

Hno. José Harvey Montaña

ADMINISTRACIÓN

Provincia Andina Curia Provincial

FOTOGRAFÍAS

Archivo Fotográfico Provincia Andina

“NOSOTROS”: “Tenemos y queremos sembrar esa gran ilusión para que este medio siga vivo. Es una invitación a todos los Somascos (religiosos y laicos) a compartir las experiencias que a diario se gestan al interior de cada una de las comunidades”.

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PROVINCIA ANDINA CURIA PROVINCIAL

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“NO OS DEJARÉ HUÉRFANOS” (Jn 14, 18)

Este término de la orfandad aparece en el texto del Evangelio de san Juan, en el cual Jesús, dirigiéndose a sus apóstoles, les asegura que no les dejará huérfanos. Para nosotros, los somascos, este término: orfandad, es muy familiar. Por esto que, toda reflexión sobre esta realidad, nos interesa muchísimo. Me parece oportuno recalcar la orfandad del somasco desde la paternidad de Dios, tan profundamente interiorizada por nuestro fundador Jerónimo Emiliani. Tengo la impresión que hablamos de huérfanos desde quien padece, quien carece de la figura paterna o materna, o de ambos; porque han fallecido o porque no han tenido relevancia positiva en su vida. Quiero colocarme en la otra orilla, es decir, desde la orfandad de quien

ha perdido su hijo(a)s, y queda en situación de vulnerabilidad. Esta realidad la estamos constatando todos los días en Colombia; cuántos rostros de mamás envejecidas por la usencia de sus hijos, llenas de dolor por los años de espera a que su hijo regrese; si es que un día puede regresar, si no ha sido ya eliminado por el capricho de alguien, quien ya perdió toda esperanza y sólo se fía de sí mismo, sintiéndose amo y señor de todo y de todos. Cuanta orfandad en estas mamás, impotentes en lo más sagrado; su propia maternidad. Sabemos que muchas de ellas no soportaron esta ausencia sin sentido y han muerto en la desolación: su orfandad. También nosotros conocemos la orfandad de tantos menores, ya adultos, quienes se preguntan: ¿Por qué me privaron de mis padres biológicos? ¿Tal vez porque eran

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pobres y no recibieron el apoyo que el estado o la sociedad debería brindarles? Podríamos seguir enumerando muchas más orfandades. ¿Cómo entender? ¿Cómo entendemos como somascos la orfandad? ¿Qué tan huérfanos nos sentimos cuando vemos la realidad por todos conocida y ante la cual, cualquier novedad, por dura que sea, de alguna manera, ya no es novedad? ¿Cuántos gritos de: ¡Ayúdame, ayúdame, ayúdame!, resuenan en nuestros corazones de somascos? El somasco tiene muchos años de formación, de estudio, incluyendo filosofía y teología, que nos capacitan para un mejor servicio a la comunidad en ayuda de nuestro carisma: “la juventud huérfana y desamparada”. Pero, la pregunta es: ¿Qué tan huérfanos nos sentimos, qué tanta falta nos hacen los pobres, los abandonados, para poder desear: “vivir y morir con ellos”? ¿Qué tanto nos sentimos huérfanos para poder hacer algo con el objeto de acabar con tanta orfandad que cada día nos acorrala? Jesús nos ofreció el Espíritu Santo para llenar ese vacío que Él iba a dejar en cada uno de los apóstoles y

discípulos y, de verdad, logró darles toda esa fuerza necesaria para realizar la misión de construir iglesia, dar testimonio de Él mismo resucitado, vivo y presente. El Espíritu Santo, en este Año Jubilar, nos conceda experimentar la orfandad de los pobres, de los

necesitados, de los menores que están a nuestro lado, para que nunca se queden en el anonimato, sin hacerles falta a nadie.

p. Jenaro Espitia Prepósito provincial

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EL ESPÍRITU SANTO ¡ALELUYA, ALELUYA! El soplo divino que dio la vida al primer hombre, el soplo que confundió la lengua de los hombres en Babel, el soplo que acompañó a Abraham, a Moisés y a los monarcas de Israel, la palabra pronunciada por los profetas, la sombra que cubrió a María Santísima, el Espíritu que bajó desde el cielo a posarse sobre Jesús, el mismo que lo llevó al desierto y que lo asistió en su misión pública, el Espíritu Santo, autor de toda la Escritura Sagrada, el que ha hecho tantos santos a través de los siglos, el Espíritu que nos fue infundido en nuestro bautismo y que tantas veces fue prometido por Jesús, por fin viene. Viene para dar luz a nuestras mentes oscurecidas por el pecado, viene para dar sabiduría y entendimiento, viene una vez más para entrar hasta el fondo del ser de cada uno de sus hijos, viene para ir hasta lo más intimo de nuestra intimidad y penetrar nuestra existencia, viene para darnos aliento

de vida y hacernos saber que aun vale la pena seguir caminando en la fe, siguiendo las huellas del Hijo Divino. Agradable huésped del alma que con gozo hemos esperado, al lado de nuestro Señor resucitado, durante cuarenta días y otros nueve después

que lo vimos sentarse a la diestra de Dios, eres el gozo de toda criatura, la paz absoluta y la fuerza santificadora que viene de Dios, permítenos recibirte en nuestra humilde morada. Amor del Padre y del Hijo, Verdad y Luz, endereza

nuestros caminos, no defraudes a quienes ponemos la confianza en ti. Espíritu de Dios, que tu luz resplandezca en nosotros, que te reflejemos a los demás, que no vivamos más nosotros sino que tú pasees nuestra existencia y vivamos para ti.

Andrés Bernal Cristancho Postulante

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EL SOMASCO COMPARTE EN FAMILIA

Con motivo del Año Jubilar, el 27 y 28 de abril, en el Centro san Jerónimo, los religiosos Somascos de la Provincia Andina se reunieron para compartir en familia: en dicha reunión se recordó como fue el inicio de la obras somascas en Colombia, resaltando gratamente el esfuerzo realizado por los primeros padres italianos que llegaron al país; se compartió, fraternamente, la renovación de los votos y se recibieron las constituciones con su respectiva reforma.

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Entre el silencio y la nada Una nota desestresante: sería bueno que se propusiera crear un premio para los escritores del “Nosotros”. Es interesante el aporte del docente Teodoro Rueda C. por el cultivo y promoción de la "Copla boyacense" en vía de extinción; gracias y felicitaciones a él por sus electricidades y artísticas composiciones. Esperamos que para el concurso de la canción inédita, cuyo tema es “la liberación de San Jerónimo”, aparezca el rap y otros ritmos juveniles urbanos. Felicitaciones por la entrevista a los jóvenes hijos de san Jerónimo y sus respuestas, así como a los escritores, lectores y promotores del Nosotros para Nosotros. Nostralícese.

p. Simón de Jesús Castillo C. crs [email protected]

Compartir: Se destaca que, por motivo del Jubileo Somasco, se llevarán a cabo, en las próximas fechas, los siguientes eventos: Junio24 al 30: Mundialito Jubileo Somasco. Agosto 3 y 4: Encuentro de las familias de los religiosos. Agosto 17 al 19: Campamento Juvenil. Septiembre 27: Clausura del Año Jubilar.

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Desde Roma: “…un saludo cordial.

Mil gracias por la señalación del último número de “Nosotros”. Felicitaciones por su óptima elaboración gráfica y por el contenido.

5° Convenio del Movimiento Laical Somasco al cual participaron más de 200 laicos. Interesante y significativo”.

p. Mario Ronchetti crs.

Mar

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¿POR QUÉ HEMOS NACIDO? “La miseria mayor de los hombres

no es la pobreza, ni la enfermedad,

ni la hostilidad de los sucesos, ni las decepciones del corazón,

ni incluso la muerte; es la desgracia de ignorar

por qué hemos nacido, por qué sufrimos

y por qué pasamos” (Étienne Lamy).

Es una de las preguntas que nos hacemos y la incertidumbre que sentimos en la cotidianidad de la vida y, en la cual, a cada momento encontramos diferentes respuestas, pero sólo Dios sabe cuál es la verdadera respuesta de porque hemos nacido. Él nos dirá que:

• Ayudemos al prójimo. • Formemos una familia. • Seamos unos laicos

comprometidos. • Seamos unos religiosos(as).

• Seamos una persona pública. • Nos amemos los unos con los

otros. • Realmente seamos felices.

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Y muchas cosas más nos dirá en cada momento, lugar, espacio y circunstancia; y, es ahí donde me pregunto, otra vez, ¿estamos nosotros, los hombres, dispuestos a una llamada? Qué linda la palabra “llamada”, en la cual tiene una respuesta que cada uno de nosotros la conocemos pero, a la vez, la ignoramos, con el miedo de perder o fracasar, en cada momento que decimos, “si”. “Si”, son dos simples letras que verdaderos hombres como San Jerónimo Emiliani las hizo parte de su vida, sin el miedo de perder o fracasar, sino que ese “si” fue creciendo con un don que Dios le regaló, “que es el amor a los pobres y huérfanos”. Y, es ahí, donde nueve jóvenes, de distintas partes del mundo, Colombia, Ecuador, Honduras y el Salvador, lo han dejado todo por ese “si”, el “si” de Jesucristo colgado en una cruz de madera por amor a nosotros. Aquí estamos haciendo camino y, a la vez, descubriendo porque hemos nacido. Sin nada más que decirles, hermanos en Cristo Jesús, les recuerdo encontrar y reafirmar su

“si”: “a la vida, a la llamada, al amor, al camino y, en especial, a ser felices”.

Juan José Pilco L.

Novicio [email protected]

“Escúchanos, Señor, porque benigna es tu misericordia, y por tu inmensa

ternura vuélvete hacia

nosotros”. (s. Jerónimo Emiliani)

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EN LA ESCUELA DE

SAN JERÓNIMO EMILIANI La pobreza Jesús, enviando a los apóstoles y a los 72 discípulos, les dice: “No toméis oro, ni plata, ni cobre en sus fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón” (Mt 10,9-10). Al joven rico Jesús le propone: “Vende lo que tienes… da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo” (Mc 10,21). San Pablo escribe a los Corintios: “Conocéis la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, que, siendo rico, se hizo pobre por amor nuestro, para que vosotros fueseis ricos por su pobreza” (2Co 8,9). El Anónimo nos recuerda que Jerónimo “pertenecía a una familia noble” (An 1,3) y, por lo que

sabemos, nunca hizo el voto de pobreza, pero si vivió con corazón de pobre. Estaba “siempre con su amiga la pobreza” (An 13, 5), escribe el Anónimo, y agrega “sin haberse apartado jamás de su amiga la pobreza” (An 13,5). Y hablando de Jerónimo de regreso a Venecia, lo presenta así: “Era maravilloso observar a un hombre con ropa vil de pordiosero… me mostraba su cama, era tan estrecha que se parecía más a un sepulcro que a una cama” (An 10,4). Y agrega: “Más que a nadie quería a sus pobres, porque eran ellos quienes mejor le representaban a Cristo” (An 14,7). Cuando el enviado de Francisco II Sforza, duque de Milán, le ofrece, en nombre de éste, unas monedas de plata para las obras, Jerónimo le contesta: “Llegamos a Milán pobres

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y no queremos salir ricos. Si su Señoría sabe hacer buen uso de su riqueza, deje hacer a nosotros buen uso de nuestra pobreza”. El estilo de vida de Jerónimo era compartir con los niños. El Anónimo escribe: “Competían en la práctica de la pobreza hasta el punto que cada cual trataba de ser el más pobre de los demás. La cama de ellos era de sola paja y una manta muy rústica; la comida era pan duro y agua, a veces frutas y verduras” (An 11,12-15). San Jerónimo quiere que sus discípulos se identifiquen como “los siervos de los pobres”, porque ciertamente quiere que las obras lleven el sello de la divina Providencia y no de los hombres. Y para él, que pasaba muchas noches durmiendo sobre una piedra o sobre la tierra, en el momento de su muerte será necesario pedir prestado un cuarto a una persona amiga. Nuestras Constituciones nos advierten que la pobreza es la mejor expresión de la promoción vocacional: “Si con el auxilio divino nos mantenemos fieles a nuestra vocación de siervos de los

pobres de Cristo, ofreceremos al mundo un valioso testimonio y muchos se sentirán atraídos a nuestras obras” (CC RR21). “La pobreza es el signo más auténtico de la vida consagrada”. Los religiosos seremos personas creíbles si sabemos vivir el voto de pobreza y no sólo contentarnos con haberlo hecho. La devoción a la Virgen María Jesús vino a nosotros por medio de María, y nosotros vamos a Jesús por medio de María. Desde la cruz Jesús nos entrega a su Madre y nos confía a ella para que la acojamos como Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo… Hijo ahí tienes a tu madre” (Jn 19,26-27). María juega un papel importante en la vida de san Jerónimo. “La vida del laico GirolamoMiani, Veneciano, fue como “refundada” en la noche del 27 de septiembre de 1511, cuando después de un sincero voto de cambiar de conducta, presentado a la Virgen Grande de Treviso, por la intercesión de la Madre de Dios, quedó liberado de los grilletes de la prisión, que el

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mismo colocó ante el altar de la Virgen” (Benedicto XVI). En la soledad y el abandono del calabozo de Qüero, Jerónimo invoca a María y Ella se le acerca y lo saca de la cárcel. Luego, llegando, como peregrino, al Santuario de Santa María la Mayor en Treviso, ante el altar de la Virgen deja las cadenas de su cautiverio y las cadenas de su alma, y renueva las promesas hechas en la soledad de la cárcel.

Enseña a los niños a invocar a María antes de acostarse para que se

vean libres de las insidias del maligno. Cuando, en compañía de los niños, se traslada de un pueblo a otro, va en procesión con ellos cantando las letanías en honor a la Virgen. En “Nuestra Oración”, que se rezaba dos veces al día, casi todas las intenciones se concluyen invocando a María. El P. José Brusa, somasco, en su librito “Sulleorme di San Girolamo, padre degli orfani” escribe: “Es María Santísima quien, por voluntad de Dios, entrega san Jerónimo a la Iglesia y a las almas, teniendo en cuenta su santidad y su específica misión de caridad y de bondad. Por eso la tradición, muchas veces, lo representa con los huérfanos delante de la Virgen. A veces, es la Virgen quien presenta los huérfanos a Jerónimo, indicando así el campo de acción al cual Ella lo quiere dedicado y para el cual lo ha preparado; otras veces es el Santo quien presenta los huérfanos a María, como para demostrar la humilde aceptación de la misión recibida y ofrecerle los primeros frutos consoladores”.

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Una característica propia del religioso somasco es ser un religioso mariano. Nuestras Constituciones nos dicen: “La Congregación nutre en sus religiosos un amor filial hacia la Virgen María, Madre de Dios. La veneramos como madre de las gracias y fuente de misericordia, esperanza nuestra y refugio de los huérfanos, alegría de los afligidos y liberadora de los oprimidos. Imitándola e invocándola aumentará en nosotros la fe y la esperanza en el Señor y nuestro corazón se colmará de ternura y caridad para con los pobres y necesitados. Todos los días nuestros religiosos manifiestan su devoción a la Madre de Dios con apropiadas formas de oración, sobre todo por medio del rezo del Santo Rosario” (CCRR 50). Ojalá que todo religioso somasco lleve a la práctica las palabras del papa Benedicto XVI en su carta al Superior General: “Seguirá guiándonos con su apoyo la Virgen María, modelo insuperable de fe y de caridad. Al igual que liberó de las cadenas que tenían prisionero a san Jerónimo, que con su materna bondad siga liberando a los hombres de los lazos del pecado y de la presión de una vida privada

del amor por Dios y por los hermanos, ofreciendo las llaves que nos abren el corazón de Dios y nuestro corazón a Dios”. Amor y fidelidad a la Iglesia La Iglesia del siglo XVI, dividida por el cisma protestante, en búsqueda de una seria reforma también en su interior, gozó de un florecimiento de santidad que se convirtió en la primera y más original respuesta a las instancias renovadoras. “Dulce Padre Nuestro Señor Jesucristo, te rogamos por tu infinita bondad que reformes al pueblo cristiano según aquel estado de santidad que tuvo en tiempo de tus apóstoles” (Nuestra Oración). Jerónimo es un humilde pero ferviente servidor de la Iglesia. Entre los muchos carismas con que el Señor adorna a su Iglesia, Jerónimo ofreció el suyo, que se manifestó en la disponibilidad total y en la fidelidad a los pastores de la Iglesia, en ser apóstol con la vida, en llevar la buena noticia a los campesinos, en educar y enseñar a los niños los conocimientos de la fe.

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Jerónimo vivió en un momento difícil de la historia de la Iglesia, afligida por graves y numerosos males. Es el período en que las condiciones religiosas y morales de la vida cristiana son preocupantes; se experimenta el deseo y la voluntad de una renovación profunda de la vida y de las costumbres de los eclesiásticos, de los religiosos, y del pueblo cristiano, surge el protestantismo, que crea una gran división en la Iglesia. Jerónimo amó a la Iglesia, oró por la reforma de la misma, guardó fidelidad a las enseñanzas de los pastores; colaboró generosamente con los obispos en la reforma cristiana; sirvió a la Iglesia abriendo instituciones dedicadas a las obras de caridad; fue catequista entre los campesinos, realizando en medio de ellos verdaderas misiones populares; y fundó la “Compañía de los Siervos de los Pobres”, llamados luego “Congregación de los Padres Somascos”. Por eso nuestras Constituciones nos recuerdan que: “Nuestra Congregación participa en la misión apostólica de la Iglesia en espíritu de humilde y activa colaboración y promoviendo

iniciativas acordes con su carisma” (CCRR 66). Un laico animador de laicos El documento Novo Milenio Ineute afirma: “Es necesario descubrir cada vez mejor la vocación propia de los laicos, llamados como tales a buscar el reino de Dios ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según Dios” y a llevar a cabo “en la Iglesia y en el mundo la parte que les corresponde con su empeño por evangelizar y santificar a los hombres” (NMI 46). Y el Documento de Aparecida dice: “Los laicos han de ser parte activa y creativa en la elaboración y ejecución de proyectos pastorales a favor de la comunidad. Esto exige, de parte de los pastores, una mayor apertura de mentalidad para que entiendan y acojan el “hacer” del laico en la Iglesia, quien, por su bautismo y su confirmación, es discípulo y misionero de Jesucristo” (No.213). San Jerónimo es un “Laico” con Lmayúscula. El papa Beato Juan Pablo II, en la carta dirigida al p. General, con motivo del cuarto aniversario del nacimiento de San Jerónimo, escribe: “Jerónimo

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Emiliani laico y animador de laicos”. Mientras el papa Benedicto XVI, en la carta dirigida al p. General con motivo de los 500 años de la liberación de San Jerónimo, escribe: “La atención por la juventud y su educación humana y cristiana, que caracteriza el carisma de los Somascos, sigue siendo un compromiso de la Iglesia, en todo tiempo y en todo lugar. Es necesario que el crecimiento de las nuevas generaciones sea alimentado no sólo por nociones culturales y técnicas, sino sobre todo por el amor, que vence el individualismo y el egoísmo y permite prestar atención a las necesidades de todo hermano y hermana, incluso cuando no se puede intercambiarlas, es más, precisamente entonces”. Quisiera que nos preguntáramos: ¿Quién es el laico? “Con el nombre de laicos se designan aquí todos los fieles cristianos a excepción de los miembros del orden sagrado y los del estado religioso sancionado por la Iglesia; es decir, los fieles que, en cuanto incorporados a Cristo por el bautismo, integrados al pueblo de Dios y hechos partícipes a su modo del oficio sacerdotal profético, y

real de Cristo, ejercen en la Iglesia y el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos les corresponde “ (LG 31 y FL 9). Jerónimo se dejó conquistar por Cristo y entregó toda su vida y todos sus bienes al servicio humilde de los más necesitados, especialmente a los niños y niñas huérfanos y desamparados. En su camino cristiano le fue de gran ayuda el haberse vinculado al “Oratorio del Divino Amor”, un movimiento laical cuya finalidad era “sembrar y plantar la caridad en los corazones, invitando a los hermanos a la verdadera humildad, de la cual proceden todas las buenas costumbres”. Por eso nuestras Constituciones nos dicen: “Se solicite la colaboración de los laicos para que, conscientes de su vocación cristiana, participen en la misión salvadora de la Iglesia y asuman las responsabilidades ylos compromisos que les corresponden” (CCRR 76). Además recordemos cuanto se dijo en el Vº Capítulo Andino: “La ayuda de los laicos es muy efectiva, pues ellos con su testimonio y convencimiento pueden ser agentes

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eficaces de promoción y animación vocacional”. Además el sexto Capítulo Andino invitaba a transmitir la espiritualidad de San Jerónimo compartiendo la misión con los laicos y garantizando el acompañamiento espiritual y colaboración para su crecimiento”. Educador sabio y solicito de los niños huérfanos y desamparados. Este es su carisma, su vocación, el don recibido del Señor. “Los niños son don y signo de la presencia de Dios en nuestro mundo por su capacidad de aceptar con sencillez el mensaje Evangélico. Jesús los escogió con especial ternura (Mt 19,14), y presentó su capacidad de acoger el Evangelio como modelo para entrar en el Reino de Dios” (Aparecida 438). Escribe el Anónimo: “Pero sobre todo amaba a sus queridos pobres, como aquellos que mejor le representaban a Cristo”. (An 14,7). La vida de san Jerónimo se entiende si la leemos bajo esta clave. “Por amor dio todos sus bienes a los pobres, dejó su carrera civil, abandonó su casa, se alejó de su patria, se convirtió en peregrino de

los caminos de las regiones de Venecia y Lombardía, se hizo pobre, siervo de los pobres de Cristo”.

El proyecto que Jerónimo guardaba en su corazón, era dar a sus niños una educación que llevase el hombre a Dios, promoviendo su condición material y espiritual y teniendo en cuenta la vocación y las cualidades de cada uno. Jerónimo se preocupaba de ofrecer a sus niños una verdadera formación cristiana; les inculcaba los valores morales; les enseñaba a leer y escribir y los

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preparaba a afrontar la vida por medio del trabajo. El mismo indicará las líneas de la educación resumiéndolas en tres palabras: devoción, caridad y trabajo. Será para sus niños un educador de tiempo completo, hasta llegar a “vivir y morir con ellos”. Dicen nuestras Constituciones: “En nuestra actividad de educadores nos inspiramos constantemente en el ejemplo de San Jerónimo. Haciéndose pequeño con los pequeños, él vivió entre los niños con amor y ternura de padre, para mejor conocer, educar a cada uno en su preparación para la vida.

Como fundamento de su obra educativa puso el conocimiento y la práctica de la doctrina cristiana e indicó el estudio y el trabajo como medios seguros para la formación integral de la persona”CCRR 74).Este número es bueno confrontarlo también con el no. 74B y C de las Constituciones y el capítulo 7 del librito del P. Carlo Pellegrini “San Jerónimo Emiliani”. Así como Cristo y sólo Cristo ilumino y dio sentido a la vida de san Jerónimo, así también Cristo sera nuestro ideal y nuestra esperanza, si permaneceremos fieles a los ejemplos de quien fuera y es nuestro padre y maestro.

PAZ

Jerónimo Emiliani, educador de tiempo completo, hasta llegar a

“vivir y morir con ellos”.

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EL HUMANISMO HECHO PRAXIS

Hace poco, entrando en una conversación poco formal con uno de los directivos del Centro San Jerónimo Miami, de la ciudad de Bogotá, le pregunté acerca de su vida, manifestándole la posibilidad que si la vida religiosa no hubiese entrado en su camino y no hubiese sido parte de su actual proyecto de vida el trabajo en la Comunidad de los Padres Somascos, procedí a preguntar: “¿Padre, si usted no fuera cura, a qué se dedicaría?” El silencio respondió. Una mirada de satisfacción afirmó que no habría, por lo menos para él, otro camino; entendí este comportamiento como uno de los grandes pilares de dicha comunidad, la caridad que, a mi parecer y desde una perspectiva psicológica, podría tomarse como un comportamiento altruista. A raíz de dicha conversación, surge en mí la inquietud de hacer un análisis crítico sobre el o los fundamentos

psicológicos que se reflejan en el trabajo de la Comunidad de los Padres Somascos. Intentaré, con esto, mantenerme al margen de una perspectiva teológica, no por reacio sino más bien por un control frente al desarrollo teórico del mismo. Para finalizar, hablaré desde el método de la “observación participante”, es decir, mi experiencia como beneficiario del programa. La actualidad del Santo La imagen merecidamente inspiradora de san Jerónimo, a veces queda representada en el cuadro colgado en la entrada del despacho parroquial y, máxime, como el santo que creó la Comunidad de los Padres Somascos; la historia, según el historiador Somasco Padre Carlo Pellegrini nos confirma algo totalmente diferente: es más que una figura y su actuar trasciende lo que la misma historia a veces limita.

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San Jerónimo un completo “humanista” Como se describe en la historia, el cambio de estilo de vida y forma de pensar llevó en San Jerónimo un proceso bastante complejo, que en el desarrollo mismo, le hizo descubrir su vida al lado del necesitado. ¿Pero, este nuevo estilo de vida y práctica del servicio a partir de qué está fundamentado? De los pilares que ahora maneja la Comunidad de los Padres Somascos: “Trabajo, Devoción y Caridad”, que fueron establecidos, de una manera práctica, por San Jerónimo, que no se llevarían a cabo si el paradigma para establecerlos no estuviese desprendido de una forma de concebir al sujeto como un ser valioso, completo y único; bajo esta mirada, encuentro una similitud entre la corriente y el enfoque psicológico del humanismo, la fundamentación teórica de Abraham Maslow y la concepción del ser de San Jerónimo. El humanismo se desarrolla bajo la siguiente premisa: la psicología debe estar al “servicio del sujeto humano como centro de interés”, es decir, los científicos de la conducta deben contribuir para que las personas se

conciban a sí mismas y desplieguen sus potencialidades de forma ideográfica; el principal avivador del humanismo es Abraham Maslow, (L. Davidoff, 1984, p. 22). Sus seguidores y principales críticos definen su teoría como autorrealización, a grosso modo, es la culminación de propensión al crecimiento en materia de satisfacción de necesidades del sujeto, establecidas de forma jerarquizada en cinco niveles, iniciando por las de mayor urgencia, según Vicente Viqueira: necesidades fisiológicas, de seguridad, de pertenencia y amor, de estima y las de autorrealización. Aunque San Jerónimo gozaba de una inocente fenomenología, practica su concepción y participación frente al trabajo con el necesitado, ratifica un proyecto práctico, contemplado, estructurado y puesto en marcha que satisface esta jerarquización de necesidades, cumpliendo así, con un orden especifico de restitución y consolidación del sujeto, que cumple con un modelo de autorrealización, donde el principal beneficiario es el propio ser.

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Se regalan vidas

Gracias a la mala distribución agraria generada y establecida en Colombia, que desencadena una brecha entre “ricos” y “pobres”, en prospectiva aumentativa, yo, como muchos (más del 80% de la población) pertenecemos a esa denominación despectiva y poco acertada de “pobres”, ¡verdad, se me olvidaba la nueva denominación de la O.N.U, a este tipo de población!, personas en la extrema pobreza, como si la denominación fuese arma

contundente para extirpar dicha índole; pues bien, sin más preámbulos, esa era mi condición. Mi nombre es William Gutiérrez, psicólogo “en potencia”, llevo 11 años compartiendo mi vida y creciendo de la mano del legado de aquel humanista veneciano, que apropósito está de jubileo. Llegué el 13 de febrero de 2001 al Centro San Jerónimo Miani, una de las sedes de la Comunidad de los Padres Somascos y donde funciona, en “colaboración” del ICBF, una de las instituciones para la acogida y educación de niños y jóvenes en vulnerabilidad psico-social. Al parecer, en Colombia, la tasa de “autorrealización” o mejoramiento en la calidad de vida, para esta población, es muy baja; como consecuencia de esto, se desprende la “falta” de recursos que se presupuestan para este fin. Contradiciendo a la estadística y luchando año tras año en superar y perdonar, día a día, “los demonios del pasado” que nos atormentan y aferrado a la más alta convicción de que la mayor motivación es seguir vivo y hacer del dolor la mejor armadura, por supuesto con ayuda y corrección de personajes bastante ilustrativos en los que se ven

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reflejados los cimientos y el carisma del auténtico sentimiento del servicio, los Somascos, he logrado desarrollar metas que muchos ni las pensaban para alguien en dicha condición, con serias dificultades en la disciplina, con pocas referencias de respeto y con altos índices de depresión. Pero, admiro la constancia con la que fui y soy corregido; se me infla el corazón cuando veo las nuevas generaciones de la Institución refiriéndose a mí como ¡profe!, y sé que trabajando con la misma constancia con la que soy rescatado, puedo misteriosamente mejorar una vida; se me llena el corazón de alegría cuando oigo decir: “¿Si William pudo, por qué yo no? Esto alimenta y despeja el horizonte de mis compañeros, tenuemente nublado por la desesperanza y el dolor. Desde mi infinita ignorancia, afirmo que la mejor forma de influir en un sujeto es estando y compartiendo las condiciones que este enfrenta, guiándolas, para que resulte en una restitución (que me atrevería a llamar un rescate) y en una consolidación de un ser. Este es el diario vivir de los Somascos, “el humanismo hecho praxis”.

William H. Gutiérrez P. Beneficiario del programa CSJ.

Estudiante de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia.

[email protected]

“Trabajo, Devoción y Caridad”, que

fueron establecidos, de una manera

práctica, por San Jerónimo, que no se llevarían a cabo si el

paradigma para establecerlos no

estuviese desprendido de una forma de concebir al sujeto como un ser valioso, completo y

único.

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PERLAS PARA COMPARTIR El Movimiento Laical Somasco, de Colombia, agradece a Dios por permitirnos la oportunidad de compartir con el p. Mario Ronchetti, sacerdote somasco, Consejero de la Curia General, en Roma, quien estuvo en Bogotá, después de muchos años de ausencia. El Movimiento Laical Somasco (MLS) se encuentra totalmente complacido por las enseñanzas que, en forma tan didáctica y agradable, nos dio el p. Mario y, es por ello, que deseamos compartirlas con ustedes, asiduos lectores de la revista. En nuestro compartir con el p. Mario y releyendo la historia de San Jerónimo y su liberación por la Santísima Virgen, vemos como en Él se rompieron las cadenas de la angustia, del miedo y de la soledad, cadenas que tantas veces nosotros cargamos y que nos atormentan en nuestro diario vivir… pero, para vencerlas, Dios nos regala algunas perlas preciosas, en el Evangelio. Él nos dice: “no tengan miedo”, con esto nos invita a romper la excesiva preocupación, el miedo hacia el futuro, al sufrimiento, a los problemas…; hay necesidad de romper la cadena del peso de nuestro pasado porque el Señor perdona siempre, es necesario vivir el presente “sabiendo estar en las manos del Padre”; por ello, debemos descubrir que somos hijos amados del Padre y entregarle a Él lo que nos angustia. Él sabe que es lo que nosotros necesitamos; Dios nos demuestra su Amor, si se lo permitimos, dejándole que entre en nuestras vidas. Recordemos lo que nos dice la Palabra: “Venid a mí los que estáis cansados y oprimidos y yo os aliviaré” (Mt 11,28). Cuando tomamos nuestros

problemas sin tener en cuenta a Dios, nos sentimos solos, vacíos, huérfanos. San Jerónimo lo experimentó en la cárcel, siendo esta situación la que lo llevó a convertirse en Padre de los Huérfanos y de la Juventud desamparada. Es necesario que rompamos estas cadenas… Pero, ¿qué hacer? y, ¿cómo hacerlo? Otra perla se nos regala: “Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos” (Mt 28,20). Podremos ser huérfanos de padre, de madre, pero nunca huérfanos de Dios. Nosotros somos morada de Dios; en lo profundo de nuestro ser, de nuestro corazón está Él, a la orilla de nuestro corazón está Jesús, dejémoslo que haga su morada en nosotros. Es el momento de iniciar este proceso, si no lo hemos hecho aún, aprovechemos la fortuna que tenemos de poder ganar la Indulgencia plenaria con motivo del Año Jubilar. Bien sabemos que es muy sencillo: Visitemos el templo de la Parroquia san Jerónimo Emiliani, hagamos una buena confesión, oremos por el Papa y realicemos una obra de misericordia y, de esta manera, además de ratificar nuestra identificación con el carisma de nuestro Patrono, nos regalamos esa bella oportunidad de acercarnos a nuestro Creador. Esta es la hora. ¡Vayamos jubilosos a continuar celebrando nuestro Año Jubilar!

Movimiento Laical Somasco

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Una Historia de Amor En la mayoría de nuestros países latinoamericanos, el mes de mayo está marcado por grandes celebraciones: recordamos a nuestras madres y, a nivel eclesial, es el mes dedicado a María como ejemplo a seguir por los cristianos. Dentro del contexto aparece una advocación poco conocida, pero con un significado profundo de amor, ternura y libertad. María Madre de los Huérfanos, advocación de la familia Somasca, viene a tomar sentido ante una sociedad en la orfandad por la falta de amor, como lo señala el Papa Benedicto XVI en su mensaje al padre General de la Orden de los Clérigos Regulares Somascos. En el contexto latinoamericano, María ha sido la mujer, madre, compañera de lucha, refugio de los tristes, liberación de los oprimidos. Desde la invasión a nuestro continente, María se ha hecho presente como madre protectora, María nos acompaña con nuestros

rasgos y características, María nos habla en K'iche, Garífuna, Náhuatl Quechua. María en el silencio, hace camino con nosotros. María es madre de un pueblo huérfano, producto de la violación y del choque de las culturas imperiales y aborígenes; horrores que fueron los dolores de parto del cual nacimos. En la actualidad, seguimos en la orfandad, dentro de una sociedad neo-dominadora, macro-imperial; son acertadas las palabras de Casaldáliga, al afirmar que el mecanismo de deuda externa y su sanedrín del F.M.I. es la máxima guerra, el genocidio mayor que se ha vivido en la historia humana. Es la guerra que más muertos causa. Hace quinientos años ya, de la liberación de un hombre soberbio, egoísta y prepotente, el cual cae prisionero en su misma fortaleza, en su mismo orgullo, por la guerra entre las potencias de su tiempo; y, es precisamente en manos de María

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que sucede el milagro, es la mujer llena de luz que rompe las cadenas de la indiferencia, de la soberbia y del desamor. Es María quien le conduce por un largo camino de conversión, el cual le hace ver en los más pequeños y pobres el rostro de Jesús. San Jerónimo Emiliani traiciona sus ideales de gloria y dominación y hace de su vida una radical opción por los más pobres entre los pobres. María Madre de los Huérfanos como solía llamarle el santo y la tradición Somasca, se vuelve Luz, Liberación y Camino. Tiempos distantes con Emiliani, pero realidades comunes: somos un continente en la opresión y la dependencia, huérfanos por la alienación de nuestra cultura en el pasado y presente; somos una América Latina huérfana por las sangrientas masacres de hermanos por hermanos. Un continente en la orfandad ante la utilización de

nuestros recursos humanos y naturales. Pero, si somos continentalidad en opresión y dependencia, hemos de serlo también en la liberación, en la autoctonía, en la alternativa social, política y eclesial (Casaldáliga).

Sólo siendo promotores y actores del Reino podremos unir lazos de hermandad y solidaridad. ¡Que el ejemplo de Emiliani de conversión en manos de María, sea guía de la construcción de la civilización del amor! Que sepamos reconocer a María en la mujer campesina, obrera, indígena, ama de casa, política, profesional; en

todas las mujeres que luchan por una sociedad más incluyente, justa y fraterna. “Si María estuviese entre nosotros, se confundiría entre la sencillez de nuestras mujeres.” (Mons. Oscar A. Romero).

Armando Romero Novicio

[email protected]

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NUESTRO SER SOMASCOS Júbilo y llanto Jubileo es alegría y alegría es felicidad. Felicidad de ser consagrado porque la existencia se llena de sentido cuando servimos desde nuestra consagración a los demás, especialmente, a los más frágiles. Pienso que amar a Dios es servir a los hombres y eso no se puede negociar. O amas a los hombres o tu consagración a Dios no es auténtica. O limpias el llanto de los niños que sufren o tu alegría no es la alegría de Dios.

¿Por qué seguir siendo Somasco? Pregunta obligada para los religiosos de hoy, especialmente, los latinoamericanos. Frente a la situación de nuestros niños y jóvenes es, sencillamente, imperdonable que un hombre pose su mirada indiferente en esa tragedia y decida hacer caso omiso del reclamo que sus ojos expresan.

Es evidente que esta situación está motivada por diversos factores, no solamente porque el subcontinente padezca las políticas mercantiles de la sociedad globalizada, sino porque nuestras propias acciones son demasiado escasas para buscar solución a tantos males que se han conjugado en nuestras ciudades: marginalidad, desempleo, desplazamiento, desintegración, desesperanza, etc. Creo poder resumir la idea de seguir apostándole a la misión Somasca en Latinoamérica, mediante la reflexión que el documental, “Niños sicarios en Colombia-sicariato1, nos obliga a hacer. El párroco del video concluye formidablemente diciendo: “Es satisfactorio poder abrazar y acoger alguien que nunca en su vida había escuchado que alguien le amaba…”.

p. Ricardo Poveda crs

1http://www.youtube.com/watch?v=FfFwOpWuIr8” (Consultado 24 de mayo de 2012).

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LA CIGARRA Y LA HORMIGA “Es mejor prevenir que lamentar”.

“Donde la naturaleza se impone reina la belleza”. Cada día, el Creador me permite observar y sentir su pulcra y admirable obra. Perdiendo la mirada en las noches estrelladas, quedo por un instante pasmando y aturdido de las pinceladas perfectas y agraciadas del Creador. Una lampa fugaz me retorna a la realidad: un pasado del que hay que aprender, un presente en el que hay que decidir y un futuro que hay que aguardar con esperanza. La bella fábula de Esopo, “La cigarra y la hormiga”, me cuestiona y me conduce apercibir con sutileza los caminos futuros de mi Congregación. Pensamientos que comparto con las personas que aprecio, mi Comunidad Somasca.

La hormiga apercibía los tiempos difíciles y trabajaba

todo el verano para enfrentar el hambre en el invierno, mientras la cigarra cantaba. Llega el invierno y la hormiga, segura de sus provisiones, descansa; mas la cigarra que, en el verano cantaba, durante el invierno asume las consecuencias de la hambruna. Desesperada la cigarra pide ayuda a la hormiga.

Tomo como moraleja el refrán que he citado de epígrafe. Pregunto, ¿Ha pensado usted en el futuro; qué aportamos cada día para el bien de la Comunidad? ¿Dentro de mi Comunidad, a quién me asemejo, a la cigarra o a la hormiga? Dejo la respuesta a su personal y respetuosa critica. A continuación, comparto la

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reflexión que me ha suscitado esta bella fábula. El mundo avanza de manera ágil y violenta, amordazando a quienes como la cigarra, sólo se dedican a esperar que pase el verano. Muchas veces he escuchado que “el futuro es el resultado de lo que se hace en el presente”, palabras escritas en el hielo, que desaparecen ante cualquier oleada de calor. Pienso, que el futuro no es para asustarse, mas no se debe prescindir de las sorpresas que lo acompañan. Es necesario, que todo trabajo que se realice, se haga bien, teniendo siempre la mirada expectante en el mañana. No pretendamos desafiar y enfrentar el futuro sin las fuerzas y la competencia necesaria para hacerlo, inerme para la lucha; por consiguiente, para un trabajo oportuno, es preciso ir al margen con los derechos humanos, con los estándares de calidad en la educación, con los pensamientos críticos, formativos y actuales de la filosofía y la teología, con los avances tecnológicos y científicos, con los medios de comunicación, con el aporte al medio ambiente, con el pluralismo y la diversidad; medios

inmersos en nuestra cultura y labores encomendadas. ¿Si fueras la hormiga, ayudarías a la cigarra? Actualmente, en la sociedad aumenta la frialdad ante los hechos crueles e inhumanos que a diario presentan los medios de comunicación: indiferencia total. Se ha perdido la sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento de nuestros hermanos colombianos. Por ejemplo, muchos niños, a la fuerza de la violencia y el maltrato, han perdido la inocencia; noticia desapercibida, fútil e indiferente para muchos; y, con tristeza decirlo, en ocasiones, algunos religiosos no son lejanos de esta realidad. Albert Camus, expresó en su libro “La Peste”, su sensibilidad ante esta realidad: “me negaré hasta la muerte a amar una creación en la que son torturados los niños”. Cuando me refiero a la sensibilidad con los niños, no me estoy refiriendo a tenerles lástima, sino a comprometernos, por la fría realidad que en ocasiones es marcada por la sociedad: la indiferencia. Aun así, tantos niños logran soportar el vacío de la apatía y el rechazo de miradas suspicaces de tantos ciudadanos; recordemos que el amor, si hay que

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mendigarlo, no es amor; el amor es gratuito. Qué mejor ejemplo, el de nuestro santo fundador, Jerónimo Emiliani, quien vivió y murió con ellos; el del Señor Jesús, quien se compadeció por el sufrimiento humano, quien no contemplaba una aflicción sin comprometerse, quien dejó de descansar y comer por atender al enfermo, quien no sólo se emocionaba sino que solucionaba. No nos olvidemos que la indiferencia nos hace cómplices. Cada joven necesita, no que se le mire con lástima, sino como persona, capaz de superar su atroz pasado, que fue hecho pedazos, y recuperar sus sueños e ideales que fugazmente se esfumaron en su niñez; no se puede detener la vida, ella no espera por nosotros, estamos a tiempo de dar lo mejor por los “niños invisibles (Invisible Children)”, denominación hecha por Jason Rusell, en el proyecto de desenmascarar a un repugnante criminal (no publico su nombre para no ensuciar mi artículo). La tarea es lograr que ellos recuperen su

dignidad y sean honorables hombres de la sociedad. Ernesto Sábato, en su crítico libro “La resistencia” nos incita a ser “fuertes” ante las dificultades y el juego sucio del mundo que vorazmente nos absorbe; la invitación es a una resistencia de prevención, de precaución, de visión y de proyección, como la actitud circunspecta de la hormiga. Señor, que cada día aumente mi bondad “para que otros puedan vivir dignamente”; que mis pasos siempre sean firmes y precavidos; que mi compromiso sea riguroso, constante y coherente con la justicia, el derecho y el deber.

Hno. José Harvey Montaña crs. [email protected]

La tarea es lograr que los niños recuperen su

dignidad y sean honorables hombres de

la sociedad.

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Alma de Misionero

(Gambellara (Italia), 23 diciembre de 1920 - Bogotá (Col.),

31 diciembre de 1993)

Cuando me pidieron que escribiera sobre Padre Domingo, la primera imagen que vino a mi mente fue la de un hombre franco, sincero, entregado a servir a sus semejantes y que siempre iluminaba el ambiente con su risa espontánea y su alegría permanente.

Con su llegada a Colombia alcanzó uno de sus sueños más deseados: ser misionero, razón por la cual su labor fue

muy fructífera en todos los campos que desarrolló en el país. Fue uno de los primeros somascos en establecerse y, desde un primer momento, buscó implantar el carisma de San Jerónimo, tan interiorizado por él, a través del servicio hacia los más desvalidos.

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Con gran ánimo se entregó a la población más humilde de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, del barrio Rionegro (Bogotá), en donde no ahorro esfuerzos para la celebración de los Sacramentos, principalmente, el de la Confesión. Su vocación más sentida era visitar y misionar entre la población indígena colaborando, de manera especial, con las Hermanas Lauritas, en Dabeiba, Antioquia. Su anhelo de misionero lo llevó, de común acuerdo con la Congregación, a encargarse del Ministerio, en la Jurisdicción de Páez (Boyacá), donde trabajó hasta conformar allí una parroquia, que entregó en pleno funcionamiento. Durante ese período, tuvo particular predilección por los campesinos, visitando con frecuencia, en largas cabalgatas en mula o, sencillamente, a pie, las veredas y caseríos de la zona.

Ya erigida en Parroquia la Jurisdicción de Páez, el Arzobispo de Tunja le pidió el favor de administrar la Parroquia de Palermo, para la cual era complicado conseguir sacerdotes diocesanos, por su difícil acceso. Su entusiasmo y su amor por los campesinos, a los

cuales defendía con ardor, lo llevó a tener diferencias con los gamonales de la región, quienes lo denunciaron frente al DAS. Este organismo lo conminó a abandonar el país en el término de 15 días. Sólo con la intervención del Arzobispo de Tunja, con quien se solidarizó todo el clero de la región y,

con la influencia de una persona muy allegada a la Comunidad, pudo permanecer en el país, quedando su hoja de vida intacta. Por obvias razones, y no pudiendo permanecer en Palermo (Boyacá), se integró a la Comunidad de Tunja, entregándose a la enseñanza, a la cual le dedicaba la mayor parte de su tiempo. Era muy querido y seguido

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por sus alumnos, de quienes obtenía muy buenos resultados. Después de su permanencia en el Emiliani, volvió a la Parroquia de Guadalupe, en Bogotá, dedicándose, como era su estilo, al apostolado, a la confesión, sin mostrar nunca cansancio. Tenía varias aficiones. Una de ellas, el teatro. Con verdadera pasión enseñó actuación a los seminaristas en Zetaquira y Tunja, así como a los jóvenes de la Parroquia de Rionegro. Le fascinaban las caminatas con los jóvenes o, en solitario, para conocer las montañas bogotanas y, sobre todo, al Cerro de Monserrate. Allí, fue un día con la intención de visitar el Santuario, pero de repente, a mitad de camino, un grupo de asaltantes lo interceptó con el propósito de atracarlo, pero él, sin miedo y con la única defensa de su paraguas lo ahuyentó, y… logró su propósito: visitar al Señor Caído. Otro de sus hobbies era “el caballito de acero”, no sólo para su apostolado sino para ir de paseo a Guatavita y a otras poblaciones de la Sabana, con los muchachos. Sólo lo abandonó cuando la enfermedad lo postró en cama.

Todas sus actividades estaban impregnadas de entusiasmo, de servicio a sus semejantes, de un profundo amor a Dios. Estaba enamorado de Colombia hasta el punto que, consciente que le faltaban pocos meses de vida porque ya estaba gravemente enfermo, prefirió regresar de Italia, donde pasaba vacaciones, para morir en esta tierra, a la que le entregó toda su vida. Falleció el 31 de diciembre de 1993, en medio del dolor de todas las personas a las cuales sirvió con gran abnegación, espíritu de entrega, pero, sobre todo, con inmenso amor y fe en Dios. Gracias Padre Domingo, por su ejemplo de vida.

Alicia Angulo Ruiz

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CALENDARIO

PROVICIA ANDINA 2012

“Seguid a Cristo Crucificado”

AGOSTO 1

Inicio conciertos juveniles en las parroquias somascas. Regreso de la PEREGRINACIÓN ESTATUA DE SAN JERÓNIMO a la Parroquia san Jerónimo, de Bogotá.

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El ecónomo local presenta el movimiento económico del mes anterior y el superior realiza el arqueo de caja. Cumpleaños p. Luigi Ghezzi.

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Formación Laicos Somascos (Laicos de San Jerónimo y Bogotá). Cumpleaños: Hno. Bruno Cagliani y p. Antonio Formenti.

15 Encuentro con somascos retirados, en la curia provincial. Cumpleaños Hno. John Carlos Castañeda.

19 Cumpleaños p. Fredy Castro. 24 Consejo Provincial (Villa San Jerónimo). 25 Reunión administrativa de Laicos somascos (Laicos de San

Jerónimo y Bogotá). Aniversario de fallecimiento del p. Juan Carlos Casati (2007).

29 Cumpleaños p. Luis María Carreño. 30 Aniversario Ordenación Presbiteral p. Ramón Parra, p. Numael

López (1989).

“El hombre es una infinitamente pequeña copia de Dios. Bastante gloria es ésta para el hombre. A pesar de mi insignificancia, reconozco que Dios está en mí.” (Victor Hugo).

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SEPTIEMBRE 5 El ecónomo local presenta el movimiento económico del mes

anterior y el superior realiza el arqueo de caja. 9 Aniversario de fallecimiento del p. Luigi Mariani (2006). 11 Cumpleaños p. Orlando Barajas. 22 Aniversario Beatificación San Jerónimo Emiliani. 27

CLAUSURA DEL AÑO JUBILAR. Día jubilar. Celebración y premiación en la sede de la Provincia. Expo-feria. Consagración de Laicos Somascos y cierre del año Jubilar Somasco. Aniversario Profesión Solemne de los padres Angelo Bertoletti y Stefano Gorlini (1966).

28 Consejo Provincial (Centro San Jerónimo). 29 Cumpleaños p. Leonidio Biancotto.

Ven Espíritu Divino

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don en tus dones espléndido; luz que penetras las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú

le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

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PEREGRINACIÓN DE LAS RELIQUIAS

DE SAN JERÓNIMO EMILIANI

Las reliquias de nuestro Fundador han estado visitando cada una de las obras somascas; el 28 de abril, durante el encuentro Somasco, en Bogotá, la Comunidad de Tunja hizo entrega de las reliquias a la Comunidad de San Gil, quienes, el 14 del mismo mes, las llevaron a la Comunidad de Bucaramanga. La presencia de las reliquias de nuestro padre san Jerónimo Emiliani, ciertamente, serán fuente de muchas bendiciones y fortalecimiento en nuestras labores en bien de la juventud.

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles.”

(Bertolt Brecht)

“En la clase bíblica de niños la maestra les dice a todos los alumnos que al templo deben entrar en silencio. Uno de los niños levantó la mano y dijo: 'Señorita, sé porque hay que entrar en silencio a la iglesia' -'Haber, dinos porqué', -contestó la maestra-. Y el niño contestó: 'Es que en la iglesia hay mucha gente durmiendo.'”

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“Quiero vivir y morir con ellos”

(S. Jerónimo Emiliani)