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  215 Notas para una investigación sobre pedagogía y biopolítica  Notes for research on teaching and biopolitics Raumar Rodríguez Giménez 1  “[…] el hombre moderno es un animal en cuya política está puesta en entredicho su vida de ser viviente” (Foucault, 1976, p. 173) Recibido: 30/ 09/ 2010. Aprobado: 30/ 01/ 2011 El presente se encuentra asociado a la investigación “Cuerpo, educación y enseñanza en la formación superior del Uruguay: el caso de la Educación Física” (trabajo de tesis de la Maestría en Enseñanza Uni- versitaria, Universidad de la República). Se desarrolla en el marco de la línea de investigación “Cuerpo y Pedagogía” (Departamento de Investigación del ISEF/UdelaR) en interacción con la línea de investigación “Enseñanza Universitaria” (Instituto de Educación, FHCE/UdelaR) 1 Maestrando. Profesor, Director del Departamento de Investigación del Instituto Superior de Educa- ción Física ( UdelaR)/ Uruguay . [email protected]  Cómo citar este artículo: Rodríguez, R. (2010). Notas para una investigación sobre pedagogía y biopolíti- ca. En: Revista educación física y deporte, 29 (2), 215-223. Resumen En este texto, en el que se realiza una indagaci ón orientada a discutir la relación entre pedagogía y biopolítica en el marco de la educación del cuerpo en la modernidad. Esta investigación se sitúa desde una visión clásica y en la historia de la educación moderna con el que se destaca el conjunto de efectos, que la pretensión cienti- cista ha tenido sobre el campo de la educación. Como consideración prospectiva se aduce que la educación no es un problema contempor áneo, tampoco lo es la educación del cuerpo. Palabras clave: Pedagogía, biopolítica, educa- ción del cuerpo, modernidad Abstract In this text, which makes an inquiry aimed at discussing the relationship between pedagogy and biopolitics in the context of education body in modernity. This investigation takes from a classical view and the history of modern edu- cation which stresses the joint effects that the scientistic claim has had on the eld of educa - tion. As consideration Prospective argues that education is not a contemporary problem, nor is the education of the body. Keywords: Pedagogy, biopolitics, education of the body, modernity Presentación La distinción teórica (y práctica) entre lo pe- dagógico y lo didáctico que puede encontrarse en la bibliografía especí ca es poco clara e incluso, muchas veces, nula. Igualmente, en los espacios que habitualmente denominamos  práctica educativa o práctica de enseñanza, los  Revista Educación física y de porte, n. 29-1, 215-223, 2010, Funámbulos Edito res

Notas Para Una Investigacion Sobre La Pedagogía y Biopolitica

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Notas Para Una Investigacion Sobre La Pedagogía y Biopolitica

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    Notas para una investigacin sobre pedagoga y biopoltica

    Notes for research on teaching and biopolitics

    Raumar Rodrguez Gimnez1

    [] el hombre moderno es un animal en cuya poltica est puesta en entredicho su vida de ser viviente

    (Foucault, 1976, p. 173)

    Recibido: 30/ 09/ 2010. Aprobado: 30/ 01/ 2011

    El presente se encuentra asociado a la investigacin Cuerpo, educacin y enseanza en la formacin superior del Uruguay: el caso de la Educacin Fsica (trabajo de tesis de la Maestra en Enseanza Uni-versitaria, Universidad de la Repblica). Se desarrolla en el marco de la lnea de investigacin Cuerpo y Pedagoga (Departamento de Investigacin del ISEF/UdelaR) en interaccin con la lnea de investigacin Enseanza Universitaria (Instituto de Educacin, FHCE/UdelaR)

    1 Maestrando. Profesor, Director del Departamento de Investigacin del Instituto Superior de Educa-cin Fsica (UdelaR)/ Uruguay. [email protected]

    Cmo citar este artculo: Rodrguez, R. (2010). Notas para una investigacin sobre pedagoga y biopolti-ca. En: Revista educacin fsica y deporte, 29 (2), 215-223.

    Resumen

    En este texto, en el que se realiza una indagacin orientada a discutir la relacin entre pedagoga y biopoltica en el marco de la educacin del cuerpo en la modernidad. Esta investigacin se sita desde una visin clsica y en la historia de la educacin moderna con el que se destaca el conjunto de efectos, que la pretensin cientifi-cista ha tenido sobre el campo de la educacin. Como consideracin prospectiva se aduce que la educacin no es un problema contemporneo, tampoco lo es la educacin del cuerpo.

    Palabras clave: Pedagoga, biopoltica, educa-cin del cuerpo, modernidad

    Abstract

    In this text, which makes an inquiry aimed at discussing the relationship between pedagogy

    and biopolitics in the context of education body in modernity. This investigation takes from a classical view and the history of modern edu-cation which stresses the joint effects that the scientistic claim has had on the field of educa-tion. As consideration Prospective argues that education is not a contemporary problem, nor is the education of the body.

    Keywords: Pedagogy, biopolitics, education of the body, modernity

    Presentacin

    La distincin terica (y prctica) entre lo pe-daggico y lo didctico que puede encontrarse en la bibliografa especfica es poco clara e incluso, muchas veces, nula. Igualmente, en los espacios que habitualmente denominamos prctica educativa o prctica de enseanza, los

    Revista Educacin fsica y deporte, n. 29-1, 215-223, 2010, Funmbulos Editores

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    Rodrguez, R., Notas para una investigacin sobre pedagoga y biopoltica

    lmites entre lo pedaggico y lo didctico son difusos. Para que un objeto cualquiera en su dimensin fenomnica sea tratado desde una posible delimitacin, precisa la introduccin de la teora. La mirada espontnea a la escena en la cual tienen lugar la educacin y la enseanza, en su pura empiricidad, no nos devuelve un objeto claro y delimitado, nos devuelve un conjunto de hechos ms o menos indeterminados; para decir algo de ellos se precisa de la teora. En este texto, en el que se realiza una indagacin orientada a discutir la relacin entre pedagoga y biopoltica, lo pedaggico remite a la pers-pectiva deontolgica (aquello que se plantea como necesario, lo que debe hacerse, implica lo obligatorio y lo normativo) y la teleolgica (aquello que involucra la preocupacin por los fines y las acciones destinadas a alcanzarlas)2. La referencia a la pedagoga puede hacerse desde varias perspectivas, especialmente desde que se han realizado una serie de revisiones crticas en el campo de la educacin, fundamentalmente desde fines de los aos sesenta del siglo pasado. En el recorte que realizo para este trabajo he op-tado por recurrir a la visin clsica y dominante en la historia de la educacin moderna, podra decirse la visin que mayor arraigo ha tenido en la tradicin normalista, esa tradicin que constituye el ncleo de la formacin docente en y para los sistemas de enseanza nacionales en la modernidad occidental. Lo pedaggico refiere, en general, a la formacin del individuo o la sociedad, proponindose como un proyecto para lo humano3. De la pedagoga como formacin del individuo, Rousseau (1712-1778) es uno de los representantes ms importantes e influyentes sobre el pensamiento pedaggico moderno. De su principal obra pedaggica, El Emilio, se ha dicho que es una de las ms geniales teoras sobre polticas educativas (Raynaud y Rials, 1996).

    Por otra parte, Kant (1724-1804), influido por Rousseau, es un antecedente fundamental de la pedagoga moderna. Kant afirmaba lo siguiente:

    3 En esta referencia a la pedagoga tomo, a grandes rasgos, el planteo que realizan de Abbagnano y Visalberghi (1957) en la intro-duccin a su historia de la pedagoga.

    4 ste es uno de los puntos clave de este traba-jo, que ser abordado especialmente.

    En el problema de la educacin se esconde el gran secreto del perfeccionamiento de la humanidad. [] El hombre es la nica criatura susceptible de educacin. Por edu-cacin entendemos los cuidados que exige su infancia, la disciplina que le hace hom-bre y, finalmente, la instruccin mediante la cultura. [] No se debe educar a los nios de acuerdo con la situacin presente de la especie humana, sino en funcin de una situacin mejor, posible en el futuro, es decir, segn una idea de humanidad y de orientacin completa hacia ella (En: Avanzini, 1977, p.342).

    En esta breve presentacin no pretendo hacer una panormica del pensamiento pedaggico moderno, sino apenas mencionar algunos fragmentos claves que sirven de base a la es-tructura conceptual de la indagacin respecto a la relacin pedagoga y biopoltica. El ideario pedaggico moderno es amplio, aun cuando se puedan identificar algunas claves. Por ello, adems de Rousseau y Kant, entiendo que una referencia a Durkheim es ineludible. Hombre de ciencia, terico de la relacin entre individuo-Estado-sociedad, ha resumido su punto de vista sobre la educacin en el siguiente fragmento, que constituye sin dudas una visin clsico-moderna sobre la cual se articula gran parte del pensamiento pedaggico desde el siglo XIX hasta nuestros das:

    La educacin es la accin ejercida por las generaciones adultas sobre las que no es-tn an maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar en el nio determinado nmero de estados fsicos, intelectuales y morales que reclaman de l, por un lado la sociedad poltica en su conjunto, y por otro, el medio especial al que est particularmente destinado (Durkheim, 1922, p.16).

    Para Durkheim, cada nueva generacin repre-senta una tabla rasa sobre la cual la sociedad debe reconstruir la cultura. Es necesario, afir-ma, que, por las vas ms rpidas, agregue, al ser egosta y asocial que acaba de nacer, otro, capaz de llevar una vida moral y social. Tal es la obra de la educacin (Durkheim, 1922, p.18).

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    Rodrguez, R., Notas para una investigacin sobre pedagoga y biopoltica

    Finalmente, quiero destacar el efecto, o el conjunto de efectos, que la pretensin cienti-ficista ha tenido sobre el campo de la educa-cin. Uno de los efectos ms importantes, es la pedagoga como epgono de la sociologa y la psicologa (desde hace dcadas abunda la psicopedagoga, constituyendo incluso un campo de formacin profesional). Otro de los efectos, no excluyente del anterior, es el de un proyecto de pedagoga experimental. El modelo de una pedagoga cientificista, funda-mentalmente instaurada desde la matriz de la racionalidad instrumental y en relacin con el ideal progresista-productivista de la burgue-sa decimonnica, deja de ser un arte de la educacin para transformarse en una tcnica de conduccin social (Hoyos Medina, 1992).

    Estas ideas iniciales sobre lo pedaggico, se irn profundizando y poniendo en relacin con otras cuestiones clave, a saber: la episteme y epistemologa en la modernidad, el programa y funciones de la ciencia, la racionalidad de los estados modernos, la articulacin de cierto desarrollo cientfico con los problemas de gubernamentalidad (especialmente los efec-tos de la economa, la biologa, sociologa y psicologa).

    ste es un texto que se realiza con un pro-psito heurstico, orientado, como mencion antes, por un inters en indagar respecto de la relacin entre pedagoga y biopoltica, en el marco de una investigacin ms amplia sobre la educacin del cuerpo en la modernidad.

    La mquina antropolgica

    Agamben (2002) habla de una mquina an-tropolgica, algo que se puso a funcionar en la modernidad segn ciertas condiciones de posibilidad (expresin que remite a Foucault) y que no deja de producir, o de ser el marco para producir lo humano. All podemos encon-trar, en trminos generales, el teln de fondo del humanismo, pero, sobre todo, encontramos la pista a partir de la que podramos dedicar un espacio a reflexionar sobre el lugar de la eco-noma, la lingstica y la biologa (el hombre que vive, trabaja y habla, dice Foucault en Las

    palabras y las cosas) en esa mquina, tal vez el trinomio que funciona como motor principal, continuando la metfora.

    La mquina antropolgica necesita de disposi-tivos, propiamente hablando, esos enlaces por los que pasa y se redirecciona o vuelve a impulsar una lnea de fuerza.4 Todava en trminos muy difusos dira: lo pedaggico viene a configurarse como una forma particular de enlace de la eco-noma, el lenguaje y la biologa. A partir de la modernidad y prestando atencin al nacimiento y proliferacin de los Estados-nacin, la poltica ser biopoltica (Agamben, 2002, p. 146). All, como efecto de los proyectos modernos, la pedagoga no puede dejar de ser un eco de la biopoltica, es decir, la preocupacin por la educacin ser, a partir del impulso moderno, una forma de control del individuo y regulacin de la poblacin. De esta manera la cuestin del cuerpo se vuelve fundamental. La educacin ser, para los progresistas decimonnicos, sobre todo y fundamentalmente, educacin del cuerpo. All las tcnicas ocupan un lugar especfico. La modernidad tambin reinventa la tcnica. En este punto parece interesante indagar a partir del planteo de Benjamin (1955): la educacin, en su obsecuencia hacia la racionalidad instru-mental, rinde tributo al dominio de la naturaleza (dominio de los nios, dominio de la naturaleza infantil que irrumpe en la escena pedaggica, la escena pedaggica es el despliegue de la tcnica que pretende ese dominio) y no al dominio de la relacin entre generaciones.

    Cunto ha jugado en estas formas o figuras de la pedagoga la nocin de vida? No se puede saber fcilmente, pero tal vez encontremos una va de anlisis en la indagacin respecto de las relacio-nes entre biologa, poltica y pedagoga (adems de las ya mencionadas economa y lingstica).

    Educacin del cuerpo y economa

    Como seala Jaeger (1933, p. 263) la educacin ha recorrido un largo camino entre sus inicios en

    5 Cf. Deleuze, 1988.

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    la antigua Grecia, entre el modelo aristocrtico de aret5 y el ideal poltico del hombre vinculado a un Estado de Derecho. Los modernos tenemos una forma (y una frmula) especfica para mirar la historia. sta tiene para nosotros un sentido y una direccin dentro de los cuales el pedagogo se ubica, se encuentra (o bien, se pierde) a la vez que ubica sus postulados pedaggicos. Esta con-cepcin de la historia puede situarse tambin en la nocin teolgica de la misma. Segn Agamben (2008, p. 88-89)

    [] nuestra concepcin de la historia se ha formado bajo el paradigma teolgico de la revelacin de un misterio que es, a su vez, una economa, una organizacin y una administracin de la vida divina y humana. [] La historia cristiana se afirma contra el destino pagano como praxis libre; y, sin embargo, esta libertad, en tanto corresponde y realiza un designio divino, es ella misma un misterio: el misterio de la libertad, que no es sino la otra cara del misterio de la economa.6

    En la vida social moderna, dice Agamben, predominan la economa y el gobierno, ambas

    6 El tema esencial de la historia de la educa-cin griega es ms bien el concepto de aret, que se remonta a los tiempos ms antiguos. El castellano actual no ofrece un equivalente exacto de la palabra. La palabra virtud en su acepcin no atenuada por el uso puramente moral, como expresin del ms alto ideal ca-balleresco unido a una conducta cortesana y selecta y el herosmo guerrero, expresara aca-so el sentido de la palabra griega. Este hecho nos indica de un modo suficiente dnde hay que buscar su origen. Su raz se halla en las concepciones fundamentales de la nobleza caballeresca. En el concepto de la arete se concentra el ideal educador de este periodo en su forma ms pura (Jaeger, 1933, p. 20-21).

    7 Agamben seala que la izquierda hegeliana puede romper con el nexo que la concepcin teolgica pone entre historia y oikonoma a condicin de poner en el centro del proceso histrico la nocin moderna de economa, es decir, la autoproduccin histrica del hombre. En este sentido, ella sustituye la economa di-vina por una economa puramente humana (Agamben, 2008, p. 89).

    instancias derivadas de la biopoltica. A su vez, la biopoltica tiene lugar como efecto de la teologa cristiana, que, habiendo formulado una teologa econmica, ser sustituida por una oikonoma (Agamben, 2008, p. 13). La educacin de los cuerpos, en su faceta de control del cuerpo y regulacin de las poblaciones (biopoltica), no es ms que una economa, incluso no sera necesario agregar otras palabras o nociones, por ejemplo, economa poltica del detalle o economa poltica de los cuerpos. En la me-dida en que la educacin es ese espacio que se constituye entre el naciente mundo privado y el pblico, entre el individuo y la sociedad (que es necesario inventar y sostener), es ese dispositivo que articula economa y poltica, es, literalmente, un aspecto de la economa poltica. Cuando la educacin hace del cuerpo su objeto, explcita o implcitamente (toda pedagoga es del cuerpo) tiene que hacer algo con lo especfica-mente imponderable de lo humano, con lo que da cuenta de la contingencia del cuerpo, es decir, la sexualidad7. Encontr, por supuesto, una va regia para paliar la situacin. El cientificismo moderno (no la ciencia) respecto del cuerpo no es ms que el corolario de las prcticas realiza-das en la mesa del anatomista. All se explor, desarticul y recompuso una cierta totalidad del cuerpo a partir de una visin mecanicista8. El proyecto de experiencia de sexualidad mo-derna ser el de la experiencia de la explicacin orgnico-funcional. A fines del siglo XIX el psicoanlisis introduce una escucha para lo que no se deja capturar por esta experiencia, para lo incapturable desde el punto de vista cientificista (aunque Lacan adjetive de ese modo el pensa-

    8 El trmino apareci a principios del siglo XIX (Foucault, 1984, p. 7).

    9 La idea del hombre-mquina puede rastrearse desde la Grecia clsica (Empdocles, Dem-crito, Lucrecio). Sin embargo, se atribuye a La Mettrie el verdadero esfuerzo por realizar esta concepcin, quien escribi L`homme ma-chinne en 1774. Esto ha sido posible a influjo de la fisiologa moderna y del mecanicismo, paradjicamente impulsada por el dualismo cartesiano, en el cual el cuerpo es la res ex-tensa. (cf. Ferrater Mora, 1994, p. 1.686 y sig.).

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    miento freudiano). Algo no encaja en el discurso de la scientia sexualis, el discurso de la histrica se hace escuchar. ste es el acontecimiento que irrumpe, tal vez inicialmente puesto a funcionar en la estructura discursiva de la medicalizacin del cuerpo, pero finalmente base de lo que para el psicoanlisis ser la clave: la sexualidad como el lugar de la contingencia infinita de los cuerpos (Milner, 1994, p. 71). La pedagogizacin del sexo infantil no se har esperar. All se despliega el dispositivo de la sexualidad, all articula y absorbe la empiricidad cruda y salvaje de la animalidad del cuerpo. Lo poltico no resiste la poltica. Lo que algunas tradiciones resolvan a travs de mitos y tabes, lo poltico lo subsume en la escatologa de la salvacin que rezuma en la pedagoga moderna. Incluso para el discurso pedaggico progresista (y tal vez all ms que en ninguna otra pedagoga), la cuestin del cuerpo ha sido, finalmente, la cuestin de la produccin. No ha faltado a la cita de este discurso la torpe filantropa que propone el ejercicio fsico para los trabajadores como un recurso necesario para mejorar las condiciones de vida. Tampoco han faltado a la cita los que, con una visin de futuro, y con el impetuoso espritu de quien pretende defender la sociedad, hacen la apuesta a los hijos de los trabajadores, cuyo rendimiento se cobra del plus que la his-toria sacar de todos y cada uno de los cuerpos, cuando el trabajador es, finalmente, no ms (y no menos) que mercanca.

    El discurso poltico pedaggico se preocupa por la vida. De qu forma? La preocupacin tiene el rasgo de lo que Foucault (1976) llam racismo moderno, una preocupacin que, en torno a la idea de maximizacin de la vida, incluye formas de intervencin sobre la poblacin, la familia, la educacin, entre otras.

    La indagacin realizada por Agamben (2008) en la que procura establecer una genealoga de la economa y del gobierno, incluye una revisin de la extendida y largamente aceptada nocin de se-cularizacin, especialmente la nocin weberiana, para afirmar, tras los planteos que Carl Schmitt realizara en la dcada del 20 del siglo pasado, que la teologa tiene una presencia importante en la

    institucionalidad moderna. Segn este punto de vista, podramos decir que la teologa cristiana est en la filigrana del hombre9, es parte de su carne, es parte de su espritu. Si optamos seguir por esta pista, si dejamos que nuestra indagacin se vea afectada por esta hiptesis, entonces podemos plantear lo siguiente: la pedagoga moderna procede del tamiz que lo medieval realiza en torno a la educacin y se reformula en funcin de una nueva forma de gobierno, la forma que se constituye en torno al Estado-nacin. Los problemas de gubernamentalidad sern los problemas de la pedagoga. Hay en el pensamiento pedaggico moderno, en su lazo con las necesidades que plantea el Estado-nacin, una cierta escatologa de la salvacin.

    Episteme y tecnologa del cuerpo

    Si hay un materialismo discursivo, ste incluye la cuestin del espritu. La modernidad hizo traducir el alma para la conciencia. El alma viene del mundo antiguo, vinculada a la episteme (Milner, 1995, p. 68). La hiptesis milneriana seala que el alma retrocede (por lo tanto, la episteme retrocede, cede el paso) en la medida en que la conciencia gana terreno. Lo que vino a poner en cuestin el privilegio de la conciencia en lo humano es el descubrimiento freudiano: el inconsciente. En este descubrimiento, que puede leerse como un movimiento epistmico, como una fisura en el cientificismo, o simple-mente como un acontecimiento del discurso de la modernidad, el psicoanlisis recupera, sutil-mente, la cuestin del espritu en el sujeto. Este reconocimiento de la cuestin espiritual, esta disputa con el pensamiento cartesiano, atraviesa y agujerea el ideal de ciencia, y no es fcilmente reconocible. La entrada de la espiritualidad en la escena moderna puede leerse de varias maneras. Si escogemos la va que nos propone Foucault, tenemos que ubicarla en el centro de la cuestin, literalmente hablando, de la relacin sujeto y verdad. Segn Foucault, en la historia de esta relacin en Occidente, adems de una dimensin

    10 Me refiero al hombre moderno, ese sujeto efecto del momento cartesiano (Foucault, 1981-1982) apoyado en lo que se denomina episteme moderna (Foucault, 1966).

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    Rodrguez, R., Notas para una investigacin sobre pedagoga y biopoltica

    filosfica se encuentra la espiritualidad. sta, respecto del sujeto, no sera ni ms ni menos que el precio a pagar por tener acceso a la verdad (Foucault, 2006, p. 33). La historia de la verdad entr en su perodo moderno el da en que se admiti que lo que da acceso a la verdad, las condiciones segn las cuales el sujeto puede tener acceso a ella, es el conocimiento, y slo el conocimiento (Foucault, 2006, p. 36). En esta forma del conocimiento de la verdad, ya no hay lugar para la espiritualidad, por lo tanto el suje-to en su estructura no es afectado por el acceso a la verdad. Esto no significa que la cuestin de la espiritualidad haya desaparecido por completo y definitivamente, hay toda otra vertiente en que ella sigue ligada a la cuestin de la relacin sujeto y verdad, de donde me interesa destacar especialmente lo siguiente: segn Foucault, la cuestin de la espiritualidad se encuentra en el corazn mismo del marxismo y del psicoanlisis. Al respecto, afirma que Lacan fue

    [] el nico desde Freud que quiso volver a centrar la cuestin del psicoanlisis en el problema, justamente, de las relaciones entre sujeto y verdad [...] intent [Lacan] plantear la cuestin que es histrica y propiamente espiritual: la del precio que el sujeto debe pagar para decir la verdad, y la del efecto que tiene sobre l el hecho de que haya dicho, que pueda decir y haya dicho la verdad sobre s mismo (Foucault, 2006, p. 43-44).

    El giro lacaniano respecto del sujeto pretende desmarcarse de lo que Allouch (2007) llama la funcin psi, a lo cual agregara, para tomar distancia radical de cualquier psicologa. De acuerdo con Allouch, lo que Lacan recupera de la espiritualidad tiene que ver con algunos rasgos dentro de los cuales, a los efectos de esta indagacin, destaco los siguientes:

    [] Deber hallar sus modelos en las escuelas filosficas antiguas. [] No es inicitica, no es un rito sino un ejercicio. [] Su preocupacin por un acceso a la verdad no se opone a la ambicin de hacer ciencia, pero muestra una distancia con respecto a dicha ambicin, de tal modo que da lugar a lo que esa ambicin usualmente excluye (como es el caso del

    ocultismo, del lazo que se tiene con los muertos y de varios otros fenmenos). [] Como en las escuelas filosficas antiguas, implica una tica especfica (Lacan), tica que va acompaada de una teraputica. []. (Allouch, 2007, p. 108).

    Pero hay ms: se trata de un rasgo absolutamente relevante para la cuestin del cuerpo, se trata del rechazo lacaniano a una distincin que pretende-ra ser radical entre lo espiritual y lo corporal (Allouch, 2007, p. 108). Desde este punto de vista un rechazo a la distincin entre el espritu y la carne, en la medida en que el significante pone a funcionar al viviente en la dimensin de lo humano. Por otra parte, aunque seguramente es una operacin inverosmil, no sera menor si pu-diramos aislar de los rasgos que constituyen la cultura occidental, aquello que procede de lo griego y aquello que se inscribe en la tradicin judeo-cristiana. Segn Freud, La armona entre la cultura de las actividades espirituales y la de las actividades corporales (krper), tal como la alcanz el pueblo griego, no les fue dada a los judos (Cit. en Allouch, 2007, p. 79).10

    Hiptesis I: Hay suficientes elementos para afirmar que la pedagoga moderna se vale de psicologa, incluso podramos afirmar que en su intento de conversin a ciencia de la educacin no encontr sino en la psicologa primero y la sociologa despus las vas para el despliegue de ese intento. Ms an, no son pocas las pe-dagogas que se conciben como un efecto de la psicologa. Desde este punto de vista, gana el aparato cognitivo y pierde el sujeto y su espiritualidad11. De la mano del cientificismo,

    11 Es preciso recordar, a su vez, que la cuestin moderna de la espiritualidad estaba antes de Freud. Una de las frases ms conocidas del Manifiesto Comunista (Marx y Engels, 1848), que a su vez abre el texto, dice: Un espectro asedia Europa: el espectro del comunismo. sta es una de las vas a travs de las que cir-cula Derrida (1995) para su estudio sobre la nocin de espritu y espectro en Marx.

    12 Esta afirmacin no es vlida para todo el cam-po de la psicologa moderna y sus diversas

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    la pedagoga no puede dejar de ver un aliado en la explicacin empirista del funcionamiento psicolgico del individuo. Esta trabazn entre pedagoga y psicologa es terreno frtil para la funcin del educador como pastor. Veamos entonces algunas caractersticas del poder pas-toral (Foucault, 1979): el pastor es quien va a agrupar, guiar y conducir a su rebao, al tiempo que su papel es el de asegurar la salvacin del rebao que vigila, a travs del ejercicio de un tipo de bondad constante, que se aplica en forma individualizada y orientada por una finalidad establecida para el rebao. Esta bondad se empa-rienta con la abnegacin, cualidad ampliamente reivindicada en las perversas adjetivaciones pseudo glorificantes del ejercicio de la docencia, muchas veces llamada de apostolado. Quien ejer-ce el poder pastoral, est cumpliendo un deber: cuidar el rebao, encauzarlo, hacer todo lo que est a su alcance por el bien de todos y cada uno. Se despliega all el papel de la direccin de la conciencia, en sentido moral y psicolgico. En ese terreno se encuentran, literalmente, el mdico y el pedagogo. La vigilancia moral y poltica de las conductas individuales y colectivas, hacen del individuo y la poblacin dos facetas que deben ser atendidas por mdicos y pedagogos, o mdicos-pedagogos12.

    teoras, sino en funcin de las formas domi-nantes de esta disciplina implicadas en el cam-po de la educacin.

    13 Jaeger (1933, p. 410) nos ofrece una pista por dems potente para estas notas: El em-pirismo filosfico de los tiempos modernos es hijo de la medicina griega, no de la filosofa griega. Del mismo modo, observemos la rela-cin entre techn y teora: La palabra techn tiene, en griego, un radio de accin mucho ms extenso que nuestra palabra arte. Hace referencia a toda profesin prctica basada en determinados conocimientos especiales y, por tanto, no slo a la pintura y a la escultura, a la arquitectura y a la msica, sino tambin, y acaso con mayor razn an, a la medicina, a la estrategia de guerra o al arte de la navega-cin. Dicha palabra trata de expresar que estas labores prcticas o estas actividades profesio-nales no responden a una simple rutina, sino a reglas generales y a conocimientos seguros; en este sentido, el griego techn corresponde frecuentemente en la terminologa filosfica

    Hiptesis II: Si las teoras pedaggicas mo-dernas fijan su atencin en el individuo, en las cualidades del individuo (y no del sujeto), se apoyarn, ms tarde o ms temprano, en una cierta forma de relacionarse con la psicologa y la sociologa. En la derivacin fenomnica de lo pedaggico, la theora pierde sustancia y se convierte en un collage de fundamentos que no pueden prescindir de la explicacin ad hominem. De ese plus tambin vive una cierta pedagoga revisionista de la educacin tradicional: cada nio (lase individuo) tiene una personalidad que se explica por su implicacin en el esquema de lo bio-sico-social. Para finalizar, una sea de orden emprico. En Uruguay aparece en 1903, por primera vez, un libro referido al tema que nos ocupa. El texto aparece despus de algunas dcadas en las que ya se instalaba la preocupacin por la educacin del cuerpo, incluso casi tres dcadas despus de que la primera Ley General de Educacin Comn (1877) incluyera referencias a la educacin fsica escolar. El libro referido se denomina Educacin Fsica y Manual de Gimnasia Escolar, de Ale-jandro Lamas (1903). En el inicio del prlogo, Lamas afirma lo siguiente:

    La educacin fsica preocupa seriamente a todos los que dedican su intelecto a cuestiones sociales. Se reconoce univer-salmente que la vida agitada que hoy se lleva, exige del ser humano una organiza-cin robusta y una constante alternativa de ejercicio fsico e intelectual. Los hombres di-rigentes en materia de instruccin pblica han comprendido hasta la evidencia que en la escuela es absolutamente indispensable dar mayor amplitud a los ejercicios fsicos y de ah la preocupacin tambin universal

    de Platn y Aristteles a la palabra teora en su sentido moderno, sobre todo all donde se la contrapone a la mera experiencia. A su vez, la techn como teora se distingue de la teo-ra en el sentido platnico de la ciencia pura, ya que aquella teora (la techn) se concibe siempre en funcin a una prctica (Jaeger, 1933, p. 515). El resaltado en negrilla me co-rresponde. Platn llama teraputica peda-ggica de las enfermedades a la medicina (Platn, ca. 380-365, 406a).

  • 222 Instituto Universitario de Educacin Fsica Universidad de Antioquia

    Rodrguez, R., Notas para una investigacin sobre pedagoga y biopoltica

    al respecto. El programa de Pedagoga para los estudiantes del magisterio exige una breve teora sobre educacin fsica y el conocimiento prctico de los ejercicios fsicos indicados en el programa de estudio de las escuelas [...].13

    La educacin fsica como cuestin social en relacin con los cambios en los modos de vida, lleva a pensar en su potencial pedaggico. Se puede advertir fcilmente que esta serie est en la lnea de lo bio-poltico.

    Consideraciones prospectivas

    La educacin no es un problema contempor-neo, tampoco lo es la educacin del cuerpo. La preocupacin por la dimensin corporal en lo humano est ya instalada en la Grecia clsica. Jaeger ha sealado que en

    [] tiempo de Sfocles se inicia un mo-vimiento espiritual de incalculable impor-tancia para la posteridad. [] Es el origen de la educacin en el sentido estricto de la palabra: la paideia. Por primera vez esta palabra, que en el siglo IV y durante el he-lenismo y el imperio haba de extender cada vez ms su importancia y la amplitud de su significacin, alcanz la referencia a la ms alta aret humana y a partir de la crianza del nio en este sencillo sentido la ha-llamos por primera vez en Esquilo, llega a comprender en s el conjunto de todas las exigencias ideales, corporales y espiri-tuales que constituyen la kalokagathia en el sentido de una formacin espiritual plenamente consciente. En tiempo de Iscrates y de Platn esta nueva y amplia concepcin de la idea de la educacin se halla perfectamente establecida (Jaeger, 1933, p. 263).

    Desde entonces, la educacin del cuerpo ha pasado por diversos modelos, ha atravesado los siglos con una serie de continuidades y rupturas para llegar hasta nuestros das. A pesar de la complejidad del problema, hay algunos rasgos contemporneos que no es difcil identificar. Desde el siglo XIX la educacin del cuerpo ha

    14 Las negrillas me corresponden.

    sido el efecto de ciertas demandas econmicas, sociales, culturales y polticas. Esta demanda ha sido funcional a la productividad de los trabaja-dores (preservacin de la salud y mejoramiento de la fuerza de trabajo), la sensibilidad de una clase que constituye hegemona y que necesit de la constitucin de un cuerpo de clase (burguesa), el empuje cientificista y la necesidad, tras los problemas de gubernamentalidad, de control y regulacin de la poblacin.

    En el seno de esa configuracin, que no son ms que condiciones de posibilidad de un campo, po-demos distinguir qu es lo que se nombra con la palabra vida y cul es su lugar, estructuralmen-te hablando, en la cultura occidental moderna. Los rasgos del capitalismo tardo no dejan mucha margen para que la cuestin de la educacin del cuerpo sea algo ms que una cuestin tec-nolgica, una preocupacin por la vida que no es ms que un refinamiento mercantilizado del higienismo del siglo XIX.

    En su seminario sobre la relacin sujeto y verdad en Occidente, Foucault (1981-1982, p. 246) sealaba que el repliegue sobre el yo contempo-rneo est vaco de contenido. Expresiones del tipo volver a s, liberarse, ser uno mismo, remiten a un hedonismo rampln. El signo de ese retorno al yo, nada tiene que ver con la fortale-za de una tica del yo. De acuerdo con Foucault, la constitucin de esta tica es una tarea urgente,

    [] si es cierto, despus de todo, que no hay otro punto, primero y ltimo, de resis-tencia al poder poltico que en la relacin de s consigo. [] si se toma la cuestin del poder, del poder poltico, y se la vuelve a situar en la cuestin ms general de la gu-bernamentalidad [] creo que la reflexin sobre esta nocin de gubernamentalidad no puede dejar de pasar, terica y prcti-camente, por el elemento de un sujeto que se definira por la relacin de s consigo (Foucault, 1981-1982, pp. 245-246).

    Si hay la posibilidad de pensar qu hace la educacin con el cuerpo y qu cuerpo hace la educacin, si esa posibilidad es finalmente la necesidad, explcita o implcita, de una sociedad

  • Revista Educacin fsica y deporte, n. 29-2, 215-223, 2010, Funmbulos Editores 223

    Rodrguez, R., Notas para una investigacin sobre pedagoga y biopoltica

    que establece un programa para articular la rela-cin cultural entre las generaciones, entonces no parece desdeable prestar atencin a la relacin entre pedagoga y biopoltica, es decir, a los mecanismos ms o menos institucionalizados

    y estables a travs de los cuales se produce un plus poltico, un plus de gubernamentalidad, un conjunto de efectos producidos a partir de la educacin del cuerpo y de la nocin de vida que se pone en juego en esa instancia.

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