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Novena en honor a la Virgen Inmaculada y el Justo San José Clausura del Año Josefino 2021

Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

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Page 1: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Novena en honor

a la Virgen Inmaculada y el Justo San José Clausura del Año Josefino

2021

Page 2: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Créditos: Coordinación: -Pbro. Francisco Morales González, Delegado Episcopal de Liturgia Textos: -Dra. Deyanira Flores Gonzále z. - Autor de l Himno a San José: José Antonio Poblete

Diseño, diagramación y fotografías: -Luis Carlos Bonilla Soto. Fotografía de la portada Vitral de los Desposorios de María y José, iglesia de l Espíritu Santo en Esparza, Punta renas. Fotografía pá gina inicial Vitral del Tránsito de San José, Catedral Me tropolita na Arquidiócesis de San José. Departamento de Liturgia

Curia Metropolitana de San José

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Novena en honor

a la Virgen Inmaculada y el Justo San José

Clausura del Año Josefino

2021

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Page 5: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Introducción a la Novena

Está llegando a su fin este maravilloso año que el

Papa Francisco ha querido dedicar a San José. De

corazón queremos darle las gracias a nuestro Papa

por habernos ofrecido esta oportunidad de oro

para profundizar más nuestro conocimiento,

amor, devoción y servicio al esposo virginal de la

Madre de Dios y padre nutricio del Hijo Unigénito

de Dios. Para nosotros los costarricenses, además,

se trata del titular de nuestra ciudad capital, de

una de nuestras provincias y de nuestra arquidió-

cesis, por lo cual deberíamos distinguirnos en el

mundo entero por nuestra devoción a San José.

En el marco de este Año Josefino, hemos querido

preparar una Novena en honor de la Inmaculada

Virgen María y el justo San José que nos muestre

la unión indisoluble que existe, por Voluntad Divi-

na, entre la Madre de Dios y su castísimo esposo

en el amor y el servicio

del Hijo Divino que Dios

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Fotografía: Vitral el taller de Nazaret, iglesia de san Isidro, Heredia

Page 6: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

les concedió y de todos nosotros, sus hijos espiri-

tuales.

Los temas que se desarrollarán, Dios mediante,

durante los nueve días son los siguientes:

Día Primero: Preparados por Dios

Día Segundo: Llamados por Dios

Día Tercero: Unidos por Cristo y en Cristo

Día Cuarto: Con amor de padres: por Jesús

Día Quinto: Adoradores del Misterio de

Dios

Día Sexto: Servidores del Hijo de Dios

Día Séptimo: Con amor de padres: por

nosotros

Día Octavo: Tomen siempre de este Pan:

dadores de Cristo Eucaristía

Día Noveno: Glorificados por Dios y

Protectores nuestros

El esquema de cada día es igual: una invocación

inicial tomada de la Liturgia de las Horas o la Misa,

6

Página 9

Página 27

Página 47

Página 71

Página 95

Página 121

Página 143

Página 163

Página 187

Page 7: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

una breve monición sobre el tema que se tratará

ese día, una aclamación de alabanza invariable,

una lectura de textos bíblicos que fundamentan y

explican el tema del día, un primer momento de

meditaciones tomadas de la Tradición y el Magis-

terio de la Iglesia, un breve canto a la Virgen María

(sólo una estrofa y el estribillo repetido dos veces,

tomado de uno de estos dos cantos muy conoci-

dos: Oh María, Madre mía y Madre del Redentor),

un segundo momento de meditaciones tomadas

de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, un bre-

ve canto a San José (igualmente, sólo una estrofa

y el estribillo repetido dos veces, tomado de uno

de estos dos cantos: el Himno a San José de José

Antonio Poblete y el conocido Oh Patriarca San-

to), un tercer momento de meditaciones tomadas de

la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, una ora-

ción conclusiva alusiva al tema tratado y una des-

pedida invariable. Sería bueno contar con dos o

tres lectores y un encargado del canto.

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Page 8: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

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Page 9: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Día Primero

Preparados por Dios

1. Invocación inicial y Saludo El celebr ante y la asambl ea pronuncian altern ando la aclama-

ción de alabanza. El celebr ante saluda a la asamblea.

S. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor es

contigo.

T. Bendita tú entre las mujeres y bendito el

fruto de tu vientre.

S. El justo florecerá como un lirio.

T. Y se alegrará eternamente ante el Señor.

S. La paz del Señor sea con ustedes.

T. Y con tu espíritu.

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Fotografía: Vitral de la Inmaculada Concepción, Pozos de Santa Ana

Page 10: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

2. Monición El celebrante lee la siguiente explicación del tema que se tra-

tará en este día.

S. En este primer día de la Novena meditare-

mos sobre la preparación especial que recibieron

la Virgen María y San José de parte de Dios para la

misión excelsa a la que los llamó de ser Madre de

Dios y padre adoptivo del Hijo de Dios.

3. Aclamación de alabanza

S. Celebremos a María, concebida sin pecado,

y a San José, el varón justo.

T. Y adoremos a su Hijo, Jesucristo el Señor.

4. Lectura bíblica Un lector o varios l ectores leen los t exto s bíblicos que servirán

de hilo conductor para el tema d el día. Dejémonos guiar por

la Palabr a d e Dio s.

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Page 11: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

L.1 “Y habiendo entrado donde estaba ella, di-

jo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está conti-

go” (Lc.1,28).

“José, su esposo, siendo justo” (Mt.1,19).

“Bendito sea el Dios y Padre del Señor nuestro

Jesucristo, quien nos bendijo con toda bendición

espiritual en los cielos en Cristo, según que nos

escogió en él antes de la fundación del mundo para

ser santos e inmaculados en su presencia, a impul-

sos del amor, predestinándonos a la adopción de

hijos suyos por Jesucristo, según el beneplácito de

su voluntad, para alabanza de la gloria de su gra-

cia, con la cual nos agració en el Amado” (Ef.1, 3-6).

“Sabemos que Dios coordina toda su acción al

bien de los que le aman, de los que según su desig-

nio son llamados. Porque a los que de antemano

conoció, también los predestinó a ser conformes con

la imagen de su Hijo, en orden a que fuese él pri-

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Page 12: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

mogénito entre muchos hermanos. Y a los que

predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó,

a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos

también glorificó” (Rm.8,28-30).

“Y esta tal confianza la tenemos por Cristo para

con Dios. No que por nosotros mismos seamos

capaces de discurrir algo como de nosotros mis-

mos, sino que nuestra capacidad nos viene de

Dios, quien asimismo nos capacitó para ser minis-

tros de una nueva alianza, no de letra, sino de Espí-

ritu” (2Cor.3,4-6).

5. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

1. La Virgen María y San José tienen un puesto

esencial en el Designio Salvífico de Dios

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Page 13: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

L.2 En Su infinito amor y sabiduría, cuando Dios

pensó desde toda la eternidad en la Encarnación

de Su Hijo, pensó también en la Virgen que se con-

vertiría en Su Madre y en el varón justo que cuida-

ría con la máxima solicitud de ambos.

Dios quiso llevar a cabo la Obra de nuestra Salva-

ción contando con la cooperación de la humilde

Virgen de Nazaret y del humilde carpintero San

José.

A la Virgen la llamó a ser Madre y Colaboradora

Suya en la Obra de la Redención y Madre de toda

la humanidad redimida por Él. A San José lo llamó

a ser el esposo virginal de la Madre de Dios, el pa-

dre adoptivo del Hijo de Dios y padre espiritual y

protector de toda la humanidad.

Según la Economía Salvífica de Dios, tanto la Vir-

gen María como San José eran indispensables para

que el Hijo de Dios se encarnara y se hiciera Hom-

bre, muriera en la Cruz y resucitara para salvarnos.

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Page 14: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Con la encarnación las promesas y las figuras del

Antiguo Testamento se hacen realidad... María es

la humilde sierva del Señor, preparada desde la

eternidad para la misión de ser Madre de Dios; José

es aquel que Dios ha elegido para ser el coordina-

dor del nacimiento del Señor (Orígenes, Hom. in Lucam

13,7), aquél que tiene el encargo de proveer a la

inserción ordenada del Hijo de Dios en el mundo,

en el respeto de las disposiciones divinas y de las

leyes humanas. Toda la vida, tanto privada como

escondida de Jesús ha sido confiada a su custo-

dia” (S. Juan Pablo II, RC 8).

Después de Dios, es a la Virgen y a San José a

quienes más debemos agradecer el que un día po-

damos ir al cielo, sea por lo que ellos hicieron y

sufrieron en la tierra por Jesús y por nosotros, sea

por lo que hacen ahora desde el cielo con tanto

amor.

“Así como la Iglesia entera es deudora de la Virgen

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Madre, porque la Iglesia recibió a Cristo por medio

de Ella, así ciertamente después de Ella la Iglesia

debe a San José gratitud y reverencia singular” (cf.

Pedro Ju an Olivi, Quaestio X,47).

6. Canto a la Virgen Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Oh María, Madre mía,

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

Con el ángel de María

las grandezas celebrad;

transportados de alegría

sus finezas publicad.

Oh María, Madre mía,

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

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Page 16: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

7. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

2. Preparados por Dios para su excelsa misión

L.1 “Dios da a cada uno Su gracia en conformi-

dad con la misión para la que le elige” (Sto. Tomás,

S.T. III, q.27, a.5, ad 1).

“La Virgen Santísima fue divinamente elegida para

ser Madre de Dios. De ahí que no quepa dudar de

que Dios, por medio de su gracia, la hizo idónea

para tal misión, de acuerdo con lo que le dijo el án-

gel: Has hallado gracia delante de Dios… (Lc.1,30).

Ahora bien, no hubiera sido idónea Madre de Dios

en caso de que hubiera pecado alguna vez… Y, por

tanto, es necesario decir de forma absoluta que la

Santísima Virgen no cometió ningún pecado actual,

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Page 17: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

ni mortal ni venial, para que, de este modo, se

cumpla en ella lo que se lee en Cant.4,7: Toda her-

mosa eres, amiga mía, y no hay mancha en ti” (Sto.

Tomás, S.T. III, q.27, a.4, Solución).

Esta regla debía cumplirse también en el caso de

San José. “No es concebible que a una misión tan

sublime no correspondan las cualidades exigidas

para llevarla a cabo de forma adecuada” (S. Juan

Pablo II, RC 8).

¿Cómo preparó Dios a la Virgen y a San José para

su excelsa misión?

Dios preparó a la Virgen María para convertirse en

Su Madre en primer lugar y de manera radical con

su Inmaculada Concepción.

“Para que descansara en la tierra el Verbo de Dios,

la pureza infinita, el Señor formó una pureza incom-

parable, única, que no ha tenido ni tendrá jamás

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quien la iguale; la formó Dios acumulando en María

la pureza de una fecundidad divina. Fue necesario

un cielo de pureza para que brillara en él el Sol di-

vino del amor” (Siervo de Dio s Luis M. Martínez, Jesú s, Ed.

La Cruz, p.371).

A María la llamamos “la Inmaculada” y “la Purísi-

ma”, dos títulos que de alguna manera sintetizan

los dos aspectos del misterio de su santidad mara-

villosa.

Inmaculada, sin mancha, porque fue preservada por

Dios desde el primer instante de su concepción de

contraer el pecado original (B. Pío IX, Ineffabilis Deus, 8-

12-1854) y, por especial gracia de Dios, nunca come-

tió ningún pecado actual ni la más mínima imper-

fección (Trento, Decreto sobre la justificación, Can. 23).

Purísima, porque fue colmada por Dios desde el pri-

mer instante de su vida de gracia santificante, a tal

grado, que ya entonces superaba el grado de san-

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Page 19: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

tidad que alcanzan los Santos al final de su vida; y

no cesó de crecer en gracia hasta alcanzar, en el

momento de su Asunción gloriosa, el máximo gra-

do posible de gracia de que puede gozar una per-

sona humana. Nada se compara a “la luz blanquísi-

ma con que la Trinidad augusta ha bañado, inun-

dado y penetrado todo el ser de nuestra Madre

María desde el primer instante de su Concep-

ción” (S. Manuel Gonzál ez, II, n.2924, p.836).

L.2 “El torrente impetuoso de la bondad de

Dios, estancado violentamente por los pecados

humanos desde el comienzo del mundo, se expla-

ya con toda su fuerza y plenitud en el corazón de

María. La Sabiduría le comunica todas las gracias

que hubieran recibido de su liberalidad Adán y sus

descendientes si hubieran conservado la justicia

original... toda la plenitud de la divinidad se derra-

ma en María, en cuanto una pura creatura es capaz

de recibirla... solamente su Creador puede com-

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prender la altura, anchura y profundidad de las

gracias que le comunicó” (S. Luis de Montfort, ASE 106 ).

“La Santísima Virgen María poseyó tal plenitud de

gracia, que fue la más próxima al Autor de dicha

gracia, hasta el extremo de recibir en sí misma al

que está lleno de toda gracia y, al darlo a luz, hacer

llegar la gracia a todos” (Sto. Tomás, S.T. III, q.27, a.5, ad

1).

El fundamento de todo esto es la Maternidad Divi-

na: “Dios hizo tan pura a María para que fuera su

Madre, y fue Madre de Dios por ser tan pu-

ra” (Siervo de Dio s Luis M. Martínez, La Pur eza, Ed. Stvdium,

p.11).

L.3 San José también fue preparado por Dios

para su inefable misión. “¿Cómo una inteligencia

discreta puede pensar que el Espíritu Santo unie-

se… a Virgen tan excelsa” en un verdadero matri-

monio “un alma no muy semejante a ella por la ope-

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Page 21: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

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ración de las virtudes?” San José debe haber sido

“limpísimo en virginidad, profundísimo en humildad,

ardentísimo en el amor de Dios y en la caridad, altí-

simo en la contemplación, muy solícito para con la

Virgen, su esposa” (S. Bernardino de Siena, Sermo 1 de S.

Ioseph, a.2). María debía tener el consuelo de

“encontrar cerca de su alma otra formada para

comprenderla” (Siervo d e Dios Luis M. Martínez, L a Pur e-

za, p.21).

Importantes autores de la Tradición afirman que

San José fue santificado en el vientre materno co-

mo San Juan Bautista (cf. Lc.1,41.44). Si el Precur-

sor necesitó de esa preparación tan especial para

poder anunciar “al Cordero de Dios que quita el

pecado del mundo” (Jn.1,29.35-36), ¿qué prepara-

ción necesitaría el hombre que fue llamado a fun-

gir como padre del Hijo Unigénito de Dios y esposo

virginal de la Madre de Dios y a convivir con Ellos en

la más estrecha intimidad durante treinta años?

Page 22: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

La santidad de San José se comprende muy bien,

por un lado, por la preparación que él necesitaba

para asumir la misión tan alta a la que había sido

llamado por Dios y, por otro, por el contacto dia-

rio, en calidad de esposo virginal y padre adoptivo,

con “la Pureza del cielo y la Pureza de la tie-

rra” (Siervo de Dios Luis M. Martínez, La Purez a, p.32).

¿Cómo tenía que ser su pureza y a qué grado cre-

ció en ese contacto tan íntimo y constante con

Jesús y María?

8. Canto a San José Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Oh Patriarca Santo, humilde José

A ti mis plegarias dirijo con fe.

Grandes ministerios

te encomienda Dios

y los desempeñas

con santo fervor.

Oh Patriarca Santo, humilde José

22 22

Page 23: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

A ti mis plegarias dirijo con fe.

9. Desarrollo del tema y lecturas de la Tra-

dición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

3. Plenitud de gracia y correspondencia fiel

L.1 A esas gracias únicas que recibieron de Dios,

la Virgen y San José tuvieron que corresponder día

a día.

San Lucas nos confirma que la Santísima Virgen

recibió de Dios una plenitud de gracia única

(Lc.1,28) y todos los textos marianos del Nuevo

Testamento nos testimonian que Ella correspon-

dió a esa gracia con una fidelidad también única.

“Es imposible expresar las inefables comunicacio-

nes de la Santísima Trinidad a tan hermosa creatu-

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Page 24: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

ra, lo mismo que la fidelidad con que María respon-

dió a las gracias de su Creador” (S. Luis de Montfort,

ASE 105).

“Es bueno... tener presente que la eminente santi-

dad de María no fue sólo un don singular de la libe-

ralidad divina: esa fue también el fruto de la conti-

nua y generosa correspondencia de su libre voluntad

a las mociones interiores del Espíritu Santo. Es por

motivo de la perfecta armonía entre la gracia divi-

na y la actividad de la naturaleza humana que la

Virgen rindió gloria suma a la Santísima Trinidad y

se convirtió en modelo insigne de la Iglesia” (S. Pa-

blo VI, Signum magnum, 13-5-1967, I,4).

Lo mismo podemos decir de San José. También en

su caso San Mateo nos enseña que “era jus-

to” (Mt.1,19), o sea, “santo”, “perfecto”,

“adornado de todas las virtudes”, y el Evangelio

nos testimonia con claridad la grandeza de su fe,

humildad, obediencia a la Voluntad de Dios en

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Page 25: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

todo momento y su entrega total, amor purísimo y

servicio incansable a Jesús y María. San José es el

hombre “justo”, llamado por Dios a cuidar del

“Justo” por antonomasia (cf. He.3,14).

¡Qué bien preparó Dios a la Virgen María y San

José y qué bien le correspondieron ellos!

10. Oración final El celebrant e junto con la asamblea recitan la oración final.

S. Inmaculada Virgen María y Purísimo San

José, a quienes la Santísima Trinidad escogió por

padres del Hijo Unigénito de Dios y de toda la hu-

manidad redimida por Él; su santidad excelsa nos

recuerda la belleza de la vocación a la santidad a la

que estamos llamados todos por Dios. Hoy les pe-

dimos que despierten en nuestro corazón el deseo

ardiente de ser santos y la resolución firme de po-

ner todos los medios que nos enseña el Evangelio

para lograrlo. Dios a todos da la gracia suficiente.

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Page 26: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Confiamos en su ayuda para que sepamos corres-

ponder fielmente diariamente a esa gracia y alcan-

cemos un día el gozo de contemplar en su compa-

ñía a la Santísima Trinidad en el cielo.

T. Amén.

11. Despedida El celebrant e despide a la asambl ea.

S. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la

protección de la Virgen María y San José nos

acompañen siempre.

T. Amén.

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Page 27: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Día Segundo

Llamados por Dios

1. Invocación inicial y Saludo El celebr ante y la asambl ea pronuncian altern ando la aclama-

ción de alabanza. El celebr ante saluda a la asamblea.

S. En Nazaret, al recibir con fe el anuncio del

ángel concibió como Salvador y Hermano

nuestro.

T. Al Hijo de Dios engendrado desde toda la

eternidad.

S. Dios me constituyó como padre del Rey y

como señor de toda Su casa.

T. Me elevó para hacer llegar la salvación a mu-

chos pueblos.

S. La paz del Señor sea con ustedes.

T. Y con tu espíritu.

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Fotografía: Vitral en San Rafael, Heredia

Page 28: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

2. Monición El celebrante lee la siguiente explicación del tema que se tra-

tará en este día.

S. En este segundo día de la Novena meditare-

mos sobre el llamado que recibieron la Virgen Ma-

ría y San José a convertirse en los padres del Hijo

Unigénito de Dios y la fiel respuesta que le dieron

al Señor.

3. Aclamación de alabanza

S. Celebremos a María, concebida sin pecado,

y a San José, el varón justo.

T. Y adoremos a su Hijo, Jesucristo el Señor.

4. Lectura bíblica Un lector o varios l ectores leen los t exto s bíblicos que servirán

de hilo conductor para el tema del día. Dejémonos guiar por

la Palabr a de Dio s.

28 28

Page 29: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

L.1 “En el mes sexto fue enviado el ángel Ga-

briel de parte de Dios a una ciudad de Galilea lla-

mada Nazaret, a una virgen desposada con un va-

rón de nombre José, de la casa de David; el nom-

bre de la virgen era María. Y presentándose a ella,

le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor es conti-

go. Ella se turbó al oír estas palabras y discurría

qué podría significar aquella salutación. El ángel le

dijo: No temas, María, porque has hallado gracia

delante de Dios, y he aquí que concebirás en tu

seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por

nombre Jesús. El será grande y llamado Hijo del

Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David,

su padre, y reinará en la casa de Jacob por los si-

glos, y su reino no tendrá fin. Dijo María al ángel:

¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón?

El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá

sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su

sombra, y por esto el hijo engendrado será santo,

será llamado Hijo de Dios. E Isabel, tu parienta,

también ha concebido un hijo en su vejez, y éste

29 29

Page 30: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

es ya el mes sexto de la que era estéril, porque na-

da hay imposible para Dios. Dijo María: He aquí a

la esclava del Señor, hágase en mí según tu pala-

bra. Y se fue de ella el ángel" (Lc.1,26-38).

L.2 “La generación de Jesucristo fue así: Despo-

sada su madre María con José, antes de que convi-

viesen se halló que había concebido por obra del

Espíritu Santo. José, su marido, como era justo y

no quería infamarla, resolvió repudiarla en secre-

to. Estando él en estos pensamientos, he aquí que

un ángel del Señor se le apareció en sueños y le

dijo: José, hijo de David, no temas tomar contigo a

María, tu mujer, porque lo engendrado en ella es

del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pon-

drás por nombre Jesús, porque él salvará a su pue-

blo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se

cumpliese lo que dijo el Señor por medio del pro-

feta: He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz

un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que

traducido significa: Dios con nosotros (Is.7,14). Des-

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Page 31: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

pertado José del sueño, hizo como le ordenó el

ángel del Señor, y recibió consigo a su mujer; la

cual, sin que él antes la conociese, dio a luz un hijo,

y él le puso por nombre Jesús” (Mt.1,18-25).

5. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

1. Las dos Anunciaciones

L.3 Existe un paralelo muy bello entre la Anun-

ciación del ángel Gabriel a María y la revelación en

sueños del ángel a San José (Lc.1,26-38; Mt.1,18-25).

A ambos Dios les revela Su Misterio por el ministe-

rio de un ángel y los llama a colaborar en él. Am-

bos escuchan muy atentos la Palabra de Dios. Am-

bos creen en lo que Dios les dice con la fe más

grande que ha existido. Ambos obedecen inme-

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Page 32: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

diata y gozosamente la Voluntad de Dios: María

con su “hágase en mí según tu palabra” (Lc.1,38) y

San José con su “hizo como le ordenó el án-

gel” (Mt.1,24). La Virgen acoge al Hijo de Dios en su

corazón inmaculado y su vientre virginal y San Jo-

sé lo acoge junto con María en su casa. Ambos se

entregan con la máxima humildad, pureza y amor

al servicio de ese Hijo único que Dios Padre les

comparte y de ese Plan maravilloso de Salvación

de Dios al que los llama a colaborar de manera

impar.

2. Colaboradores del Misterio de la Encarnación

L.1 Cuanto más profundamente meditamos en

el Misterio de la Encarnación, mejor comprende-

mos la importancia de la Virgen María, pues fue

con su consentimiento (Lc.1,38), en su vientre virgi-

nal (Lc.1,31) y de su carne inmaculada (Lc.1,42) que

el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros

(Jn.1,14). Sin María, no habría Encarnación, y sin

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Page 33: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Encarnación no habría Redención ni Eucaristía.

Igualmente comprendemos mejor todas las cosas

que decimos sobre Ella: porque el Verbo se hizo

carne en Ella, María requería de una preparación

especial (su Inmaculada Concepción), su concep-

ción y parto fueron virginales, siguió siendo virgen

por el resto de su vida, fue asunta en cuerpo y al-

ma al cielo, es nuestra Madre, Mediadora y Maes-

tra y merece un culto muy especial de parte nues-

tra.

También “José de Nazaret participó en el misterio

de la Encarnación como ninguna otra persona, a

excepción de María, la Madre del Verbo Encarnado.

Él participó en este misterio junto con ella, com-

prometido en la realidad del mismo hecho salvífi-

co, siendo depositario del mismo amor, por cuyo

poder el eterno Padre ‘nos predestinó a la adop-

ción de hijos suyos por Jesucristo’ (Ef.1,5)” (S. Juan

Pablo II, RC 1).

33

Page 34: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“En primer lugar, consideremos a San José como el

cooperador de la redención de los hombres. El Señor

destinó a María y a San José a ser cooperadores

directos, inmediatos, los más cercanos a Jesús Re-

dentor; y por tanto José y María, uniendo su obra,

cada uno según su posición, prepararon a la huma-

nidad el Maestro Divino, la Hostia Víctima de los

pecados de los hombres, el Sacerdote eterno, Je-

sucristo. Toda la humanidad debería postrarse y

agradecer a María y a José, elegidos para un oficio

tan alto, por los beneficios grandísimos, inefables,

que a través de ellos vinieron a los hombres.

¡En el cielo cuánto agradecen y cuánto muestran

su admiración y cuánto alaban a María y a San Jo-

sé todos los Santos del Paraíso! Si ellos están en el

cielo, he aquí los instrumentos dulcísimos de los

cuales se sirvió la Providencia para dar a Jesús a los

hombres. Es sólo Jesús el que ha abierto el cielo

con sus méritos, pero María y José prepararon pa-

ra la humanidad a Jesucristo, Camino, Verdad y Vi-

34

Page 35: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

da” (B. Santiago Alberione, M editación so bre S. Jo sé, 19 -2-

1953).

L.2 “José, esposo de María… recibe su Anuncia-

ción personal. Oye durante la noche las palabras…

que son explicación y al mismo tiempo invitación de

parte de Dios: no temas recibir en tu casa a María

(Mt.1,20)…

Dios confía a José el misterio, cuyo cumplimiento

habían esperado desde hacía muchas generacio-

nes la estirpe de David y toda la casa de Israel, y a

la vez, le confía todo aquello de lo que depende la

realización de este misterio en la historia del Pueblo

de Dios.

Desde el momento en que estas palabras llegaron

a su conciencia, José se convierte en el hombre de

la elección divina: el hombre de una particular con-

fianza. Se define su puesto en la historia de la salva-

ción, José entra en este puesto con la sencillez y

35

Page 36: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

humildad, en las que se manifiesta la profundidad

espiritual del hombre” (S. Juan Pablo II, Audiencia 19 -3-

1980, n.3).

“El Señor asocia ya íntimamente a José al misterio

de la Encarnación. Él aceptó unirse a esta historia

que Dios había comenzado a escribir en el seno de

su esposa… Acogió el misterio que había en ella y

el misterio que era ella misma… José entró en la

obra de la redención a través de la figura de María…

José ha vivido a la luz del misterio de la Encarna-

ción” (Benedicto XVI, Vísperas, Camerún, 18-3-2009).

6. Canto a la Virgen Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Madre del Redentor, Virgen María,

unida siempre a Cristo y a la Iglesia.

Todo un Dios omnipotente

es un niño en tu regazo,

y el Amor más infinito

busca un poco de tu amor.

36

Page 37: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Madre del Redentor, Virgen María,

unida siempre a Cristo y a la Iglesia.

7. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

3. Escucha de la Palabra y obediencia a la

Voluntad Divina

L.1 La escucha de la Palabra de Dios de María es

tal, que los Padres afirman que Ella “concibió por el

oído”, concibió escuchando la Palabra, creyendo

en Ella y recibiéndola en su mente y su corazón

antes que en su vientre. Su escucha de la Palabra

alcanza tal grado, que la Palabra misma se encar-

na en su vientre virginal.

Desde el inicio, la Iglesia ha alabado asimismo la

37

Page 38: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

obediencia de María. Así como por la desobedien-

cia de Eva nos vino la muerte, por la obediencia de

María nos viene la Vida misma que es Cristo.

“Obedeciendo, se convirtió en causa de salvación

para sí misma y para todo el género humano” (LG

56, citando a S. Ireneo). San José también se distingue

por su escucha atenta y obediencia inmediata.

“La actitud fundamental de toda la Iglesia debe

ser la de la ‘religiosa acogida de la Palabra de

Dios’, o sea la absoluta disponibilidad a servir fiel-

mente la voluntad salvífica de Dios, revelada en Je-

sús. Ya al inicio de la redención humana encontra-

mos encarnado el modelo de la obediencia, des-

pués de María, precisamente en José, el que se

distinguió por su fiel ejecución de los mandatos de

Dios" (S. Juan Pablo II, RC 30).

L.2 “Existe una profunda analogía entre la

anunciación del texto de Mateo y la del texto de

Lucas. El mensajero divino introduce a José en el

38

Page 39: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

misterio de la maternidad de María. La que según la

ley es su esposa, permaneciendo virgen, se ha

convertido en madre por obra del Espíritu Santo…

‘Despertado José del sueño, hizo como el ángel

del Señor le había mandado, y tomó consigo a su

mujer’ (Mt.1,24). Él la tomó en todo el misterio de

su maternidad; la tomó junto con el Hijo que llega-

ría al mundo por obra del Espíritu Santo, demos-

trando de tal modo una disponibilidad de voluntad,

semejante a la de María, en orden a lo que Dios le

pedía por medio de su mensajero” (S. Juan Pablo II,

RC 3).

“En cada circunstancia de su vida, José supo pro-

nunciar su ‘fiat’, como María en la Anunciación y

Jesús en Getsemaní” (Francisco, Patris corde, 3).

“Alma de luz es la de José, el justo silencioso y ab-

negado, que en medio de profundos misterios co-

noció claramente la voluntad divina y la ejecutó con

39

Page 40: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

maravillosa fidelidad” (Siervo de Dios Luis M. Martínez,

Jesús, Ed. La Cruz, p.364).

“José escuchó al ángel del Señor, y respondió a la

llamada de Dios a cuidar de Jesús y María. De esta

manera, cumplió su papel en el plan de Dios, y lle-

gó a ser una bendición no sólo para la sagrada Fami-

lia, sino para toda la humanidad” (Francisco, Filipinas,

16-1-2015).

4. Entrega total a Dios

L.3 En sus respectivas Anunciaciones, Dios les

revela a la Virgen y a San José su misión sublime y

les pide su consentimiento. Ambos lo dan inme-

diatamente, con la mayor fe, humildad y amor.

“¿Qué da María al Padre Dios y al Hijo Dios? Da su

cuerpo y su alma que, después del cuerpo y del

alma de Jesús, son las obras más perfectas de

Dios, y los da por el motivo más puro, del modo

40

Page 41: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

más generoso y con el fin más divino que pura

criatura ha dado algo a Dios. Da su cuerpo y su

alma, o mejor, se da toda a Dios desde el primer

instante de su ser hasta la eternidad, porque Él lo

quiere y se lo pide. Se da toda entera en cada ins-

tante de su vida sin regateos ni vacilaciones, antes

bien, con generosidad indefinidamente creciente,

y se da para sólo la glorificación de Dios sin reser-

varse nada” (S. Manuel González, II, n.2596, p.666 -667).

San José “hizo de su vida un servicio, un sacrificio,

al misterio de la encarnación y a la misión redentora

que está unida a él” (S. Juan Pablo II, RC 8).

8. Canto a San José Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Tuviste Fe en Dios y su promesa;

tuviste Fe, ¡Glorioso San José!

Maestro de oración alcánzanos el don

de escuchar y seguir la voz de Dios.

41

Page 42: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

9. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

5. La fe incomparable de María y José

L.1 Desde la alabanza de Santa Isabel: ‘Y dicho-

sa la que creyó que tendrán cumplimiento las cosas

que le han sido dichas de parte del Señor’ (Lc.1,45),

la Iglesia no ha cesado de alabar la fe sublime de

María.

Ahora bien, “la fe de María se encuentra con la fe de

José. Si Isabel dijo de la Madre del Redentor: ‘Feliz la

que ha creído’, en cierto sentido se puede aplicar

esta bienaventuranza a José, porque él respondió

afirmativamente a la Palabra de Dios, cuando le

fue transmitida en aquel momento decisivo... Lo

que él hizo es genuina ‘obediencia de la fe’ (cf.

42

Page 43: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Rm.1,5; 16,26; 2Cor.10,5-6). Se puede decir que lo

que hizo José le unió en modo particularísimo a la fe

de María. Aceptó como verdad proveniente de

Dios lo que ella ya había aceptado en la anuncia-

ción” (S. Juan Pablo II, RC 4).

“José es el primero en participar de la fe de la Ma-

dre de Dios... Él es asimismo el que ha sido puesto

en primer lugar por Dios en la vía de la peregrina-

ción de la fe, a través de la cual, María, sobre todo

en el Calvario y en Pentecostés, precedió de forma

eminente y singular” (RC 5). “José, al igual que Ma-

ría, permaneció fiel a la llamada de Dios hasta el

final” (S. Juan Pablo II, RC 17 ).

“La vía propia de José, su peregrinación de la fe, se

concluirá antes, es decir, antes de que María se de-

tenga ante la Cruz en el Gólgota... Sin embargo, la

vía de la fe de José sigue la misma dirección, queda

totalmente determinada por el mismo misterio del

que él junto con María se había convertido en el

43

Page 44: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

primer depositario. La encarnación y la redención

constituyen una unidad orgánica e indisoluble”.

Por eso S. Papa Juan XXIII “estableció que en el

Canon romano de la Misa, memorial perpetuo de

la redención, se incluyera su nombre junto al de

María” (S. Juan Pablo II, RC 6 ).

Ante el mensaje del ángel, “José confía en Dios…

José es, en la historia, el hombre que ha dado a

Dios la prueba más grande de confianza, incluso

ante un anuncio tan increíble” (Benedicto XVI, Homilía,

Camerún,19-3-2009).

“En todo esto se mostró, al igual que su esposa

María, como un auténtico heredero de la fe de

Abraham: fe en Dios que guía los acontecimientos

de la historia según su misterioso designio salvífi-

co” (Benedicto XVI, Angelus, 19 -3-2006).

44

Page 45: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

6. La humildad sublime de María y José

L.2 La Escritura y la Tradición de la Iglesia, des-

de el inicio, contraponen la soberbia de Adán y Eva

con la humildad de Cristo y María. “Aprended de

mí, que soy manso y humilde de cora-

zón” (Mt.11,29), dijo el mismo Jesús. María siem-

pre se considera “la esclava del Señor” (Lc.1,38.48).

Después de Ellos, la persona más humilde que ha

existido es San José.

“Su grandeza, como la de María, resalta aún más

porque cumplió su misión de forma humilde y

oculta en la casa de Nazaret. Por lo demás, Dios

mismo, en la Persona de su Hijo encarnado, eligió

este camino y este estilo -la humildad y el oculta-

miento- en su existencia terrena. El ejemplo de

san José es una fuerte invitación para todos noso-

tros a realizar con fidelidad, sencillez y modestia la

tarea que la Providencia nos ha asigna-

do” (Benedicto XVI, Angelus,19 -3-2006).

45

Page 46: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

10. Oración final El celebrant e junto con la asamblea recitan la oración final.

S. Inmaculada Virgen María y Purísimo San

José, a quienes la Santísima Trinidad escogió por

padres del Hijo Unigénito de Dios y de toda la hu-

manidad redimida por Él, hoy les pedimos que nos

enseñen a escuchar con gran atención y amor la

Palabra de Dios, a creerle al Señor sin titubear y a

entregarnos por entero al cumplimiento de Su

Santa Voluntad.

T. Amén.

11. Despedida El celebrant e despide a la asambl ea.

S. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la

protección de la Virgen María y San José nos

acompañen siempre.

T. Amén.

46

Page 47: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Día Tercero

Unidos por Cristo y en Cristo

1. Invocación inicial y Saludo El celebr ante y la asambl ea pronuncian altern ando la aclama-

ción de alabanza. El celebr ante saluda a la asamblea.

S. Jacob engendró a José, el esposo de María.

T. De la cual nació Jesús, llamado Cristo.

S. Esposo virgen de la Virgen Madre.

T. En quien Dios mismo encomendó su oficio.

S. La paz del Señor sea con ustedes.

T. Y con tu espíritu.

2. Monición El celebrante lee la siguiente explicación del tema que se tra-

tará en este día.

S. En este tercer día de la Novena meditare-

47

Page 48: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

mos sobre el matrimonio virginal de María y José y

veremos cómo ambos fueron llamados por Dios a

ser modelo perfecto al mismo tiempo de vida con-

sagrada y vida matrimonial.

3. Aclamación de alabanza

S. Celebremos a María, concebida sin pecado,

y a San José, el varón justo.

T. Y adoremos a su Hijo, Jesucristo el Señor.

4. Lectura bíblica Un lector o varios l ectores leen los t exto s bíblicos que servirán

de hilo conductor para el tema del día. Dejémonos guiar por

la Palabr a de Dio s.

L.1 “La generación de Jesucristo fue de esta

manera: Desposada su madre María con José, an-

tes de que convivieran, se halló que había concebido

por obra del Espíritu Santo. José, su marido, como

fuese justo y no quisiese infamarla, resolvió repu-

48

Page 49: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

diarla en secreto. Estando él en estos pensamien-

tos, de pronto un ángel del Señor se le apareció en

sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas reci-

bir en tu casa a María, tu mujer, pues lo que se en-

gendró en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un

hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él sal-

vará a su pueblo de sus pecados” (Mt.1,16.18-23).

“En el mes sexto fue enviado el ángel Gabriel de

parte de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Na-

zaret, a una virgen desposada con un hombre lla-

mado José, de la casa de David; y el nombre de la

virgen era María” (Lc.1, 26-27).

“Dijo María al ángel: ¿Cómo será eso, pues no co-

nozco varón?” (Lc.1,34).

5. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

49

Page 50: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

1. Un caso único: vírgenes y esposos a la vez

L.2 La Virgen María y San José son un caso úni-

co e irrepetible porque fueron llamados por Dios a

una misión única e irrepetible: convertirse en los

padres del Hijo de Dios encarnado. Por eso su ma-

trimonio es único: ¡un matrimonio verdadero pero

virginal!

En ellos se unen en admirable armonía dos voca-

ciones que de suyo son opuestas: virginidad y ma-

trimonio, y son, por tanto, modelo perfecto tanto de

la vida matrimonial como de la vida consagrada.

De esta manera Dios ha querido dignificar en ellos

ambos caminos.

El Señor infunde en los corazones de María y José,

junto con un amor virginal incomparable por Él y

un deseo ardiente de entregarse a Su servicio por

completo, un amor purísimo y un grandísimo res-

peto y veneración mutuas, para poder llevar ade-

50

Page 51: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

lante el matrimonio virginal tan especial al que los

llama, en vistas al Hijo Divino que va a crecer en su

hogar.

“El tipo de matrimonio hacia el que el Espíritu San-

to orienta a María y a José es comprensible sólo en

el contexto del plan salvífico y en el ámbito de una

elevada espiritualidad. La realización concreta del

misterio de la Encarnación exigía un nacimiento

virginal que pusiese de relieve la filiación divina y,

al mismo tiempo, una familia que pudiese asegu-

rar el desarrollo normal de la personalidad del Ni-

ño.

José y María, precisamente en vista de su contri-

bución al misterio de la Encarnación del Verbo,

recibieron la gracia de vivir juntos el carisma de la

virginidad y el don del matrimonio. La comunión de

amor virginal de María y José, aun constituyendo

un caso especialísimo, vinculado a la realización

concreta del misterio de la Encarnación, sin em-

51

Page 52: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

bargo fue un verdadero matrimonio” (S. Juan Pablo

II, Audiencia, 21-8-1996).

2. Vírgenes consagrados a Dios

L.3 Tanto la Virgen como San José fueron pre-

parados por Dios para su misión sublime. Por eso

Dios le concedió a María el don de su Inmaculada

Concepción y a San José el de una santidad incom-

parable. Creciendo incesantemente en gracia, en

unión con Él y comprensión del misterio del Me-

sías prometido, Dios los fue preparando, para que

cuando llegara el momento de enviarles a su Hijo,

estuvieran listos para recibirlo.

Una virginidad perfecta era parte de esa prepara-

ción. En María, para poder recibir al Hijo de Dios en

su vientre y convertirse en Su Madre y Colabora-

dora. En San José, para cuidar de Jesús y María

como vicario del Padre en cuanto padre nutricio de

Jesús, y vicario del Espíritu Santo en cuanto espo-

52

Page 53: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

so virginal de la Esposa del Espíritu Santo. Por eso,

parte fundamental de su preparación fue el voto

de virginidad que ambos hicieron. ¡Cuánta pureza,

cuánto amor y entrega total a Dios eran necesarias

para recibir al Hijo de Dios con la familiaridad con

que ellos lo recibieron y para poder colaborar en

Su Obra Redentora!

El voto de virginidad de María

A partir de San Gregorio de Nisa (+392) y San

Agustín (+430), la Tradición afirma que la Virgen

hizo un voto de virginidad antes de saber que sería

la Madre de Dios.

María “vivió siempre en plena sintonía con la vo-

luntad divina y optó por una vida virginal con el

deseo de agradar al Señor. En realidad, su propósito

de virginidad la disponía a acoger la voluntad divina

‘con todo su yo, humano, femenino’ (RM 13)” (S. Juan

Pablo II, Audiencia 24 -7-1996, n.2)

53

Page 54: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“La opción del estado virginal por parte de María...

no fue un acto de cerrarse a algunos de los valores

del estado matrimonial, sino que constituyó una

opción valiente, llevada a cabo para consagrarse

totalmente al amor de Dios" (S. Pablo VI, MC 37 ).

“En todos los consagrados, la elección del estado

virginal está motivada por la plena adhesión a Cris-

to. Esto es particularmente evidente en María. Aun-

que antes de la Anunciación no era consciente de

ella, el Espíritu Santo le inspira su consagración

virginal con vistas a Cristo: permanece virgen para

acoger con todo su ser al Mesías Salvador. La virgi-

nidad comenzada en María muestra así su propia

dimensión cristocéntrica, esencial también para la

virginidad vivida en la Iglesia, que halla en la Ma-

dre de Cristo su modelo sublime. Aunque su virgi-

nidad personal, vinculada a la maternidad divina,

es un hecho excepcional, ilumina y da sentido a

todo don virginal” (S. Juan Pablo II, Audiencia 7 -8-1996).

54

Page 55: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Las primeras palabras que oímos de la boca de

María, en el diálogo de la Anunciación, ‘¿cómo po-

drá ser esto pues no conozco varón?’ (Lc.1,34), son

la sencilla declaración de su pureza virginal. María

hizo una entrega total de sí, de su corazón, de su

cuerpo, de su alma y de su espíritu al servicio de

Dios. Por eso ella agradó al Todopoderoso, que

aceptó su entrega y la premió con la admirable fe-

cundidad de la Maternidad Divina. Ella penetró

profundamente en el misterio de la virginidad, sobre

la cual su Hijo más tarde dijo: ‘El que pueda enten-

der, que entienda’ (Mt.11,15). Su corazón saltó de

gozó cuando experimentó lo que Dios tenía prepa-

rado para los que lo aman (1Cor.2,9)” (Sta. Teresa

Benedicta de la Cruz: Obras, Vol. V, p.643).

En otras palabras, tal era el amor desbordante que

llenaba su Inmaculado Corazón, que Dios, en pre-

paración para su Maternidad Divina, le inspiró el

deseo de pertenecerle sólo a Él y vivir sólo para Él,

y le deparó un hombre justo, San José, que la res-

55

Page 56: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

petaría siempre, la comprendería, y compartiría su

entrega total a Dios.

La virginidad de San José

L.1 A partir de San Jerónimo (+419), la Tradición

afirma que San José también era virgen.

“La dificultad de acercarse al misterio sublime de

la comunión esponsal de María y José ha inducido

a algunos, ya desde el siglo II, a atribuir a José una

edad avanzada y a considerarlo el custodio de Ma-

ría, más que su esposo. Es el caso de suponer, en

cambio, que no fuese entonces un hombre an-

ciano, sino que su perfección interior, fruto de la

gracia, lo llevase a vivir con afecto virginal la rela-

ción esponsal con María” (S. Juan Pablo II, Audiencia, 21-

8-1996).

Acuerdo de vida virginal

56

Page 57: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Según las costumbres de la época, cuando sus pa-

rientes arreglaron su matrimonio, María y José, en

privado, habrán hablado sobre su anhelo de virgi-

nidad y se habrán puesto de acuerdo en respetarse

mutuamente y ayudarse a vivir su entrega total al

Señor. En ese momento, no podían saber por qué

Dios les pedía también el matrimonio; lo sabrán

cuando el ángel les revele el Misterio de la Encar-

nación del Hijo de Dios. Ambos confiaron total-

mente en la Divina Providencia.

“Se puede suponer que entre José y María, en el

momento de comprometerse, existiese un enten-

dimiento sobre el proyecto de vida virginal. Por lo

demás, el Espíritu Santo, que había inspirado en

María la opción de la virginidad con miras al misterio

de la Encarnación y quería que ésta acaeciese en

un contexto familiar idóneo para el crecimiento

del Niño, pudo muy bien suscitar también en José

el ideal de la virginidad” (S. Ju an Pablo II, Audiencia, 21-8

-1996, n.2).

57

Page 58: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

6. Canto a la Virgen Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Oh María, Madre mía,

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

Pues te llamo con fe viva

muestra Oh Madre, tu bondad;

a mí vuelve compasiva

tu mirada de piedad.

Oh María, Madre mía,

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

7. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

58

Page 59: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

3. Un matrimonio verdadero pero virginal

Virginal pero verdadero

L.2 Aunque el matrimonio de la Virgen María y

San José es un matrimonio virginal, se trata de un

verdadero matrimonio. El Evangelio nos afirma am-

bas cosas, “es decir, que José es el esposo de Ma-

ría y que la Madre de Cristo es virgen”. José puede

ser llamado esposo de María por el amor que lo

unía a Ella; no por la unión de los cuerpos sino por

“la comunión de las almas”, que es una cosa toda-

vía más profunda (S. Agustín, Contra Fau sto 23,8).

“Por una parte, es una familia como todas las de-

más y, en cuanto tal, es modelo de amor conyugal,

de colaboración, de sacrificio, de ponerse en manos

de la divina Providencia, de laboriosidad y de solida-

ridad; es decir, de todos los valores que la familia

conserva y promueve…

Sin embargo, al mismo tiempo, la Familia de Na-

59

Page 60: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

zaret es única, diversa de todas las demás, por su

singular vocación vinculada a la misión del Hijo de

Dios. Precisamente con esta unicidad señala a toda

familia… el horizonte de Dios, el primado dulce y

exigente de su voluntad y la perspectiva del cielo

al que estamos destinados” (Benedicto XVI, Angelus,

28-12-2008).

El evangelio presenta ambas verdades

San Lucas presenta a María como virgen y como

desposada. “Estas informaciones parecen, a pri-

mera vista, contradictorias”. Si María se hallaba en

la situación de esposa prometida, “nos podemos

preguntar por qué había aceptado el noviazgo,

desde el momento en que tenía el propósito de

permanecer virgen para siempre”. San Lucas “se

limita a registrar la situación sin aportar explica-

ciones. El hecho de que, aun poniendo de relieve

el propósito de virginidad de María, la presente

60

Page 61: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

igualmente como esposa de José, constituye un

signo de que ambas noticias son históricamente

dignas de crédito (S. Ju an Pablo II, Audiencia, 21 -8-1996,

n.1).

En sus respectivas Anunciaciones, Dios les revela a

la Virgen y San José la razón de la conjunción del

estado virginal y el matrimonial en sus vidas, su

misión sublime con respecto al Hijo de Dios y les

pide su consentimiento. Ambos lo dan inmediata-

mente, con la mayor fe, humildad, amor y gozo.

La vocación inefable de San José

L.3 El hecho de que María sea la esposa prome-

tida de José “está contenido en el designio mismo de

Dios” junto con el hecho de que Ella es Madre Vir-

gen, pues “en ella el Hijo del Altísimo asume un

cuerpo humano y viene a ser el Hijo del hom-

bre” (S. Juan Pablo II, RC 18).En las palabras del ángel

61

Page 62: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“José escucha no sólo la verdad divina acerca de la

inefable vocación de su esposa”, sino también “la

verdad sobre su propia vocación” (S. Juan Pablo II, RC

19).

“El ángel del Señor, apareciéndosele en sueños, le

dice: José, hijo de David, no temas tomar contigo

a María tu mujer porque lo engendrado en ella es

del Espíritu Santo (Mt.1,20). De esta forma recibe la

confirmación de estar llamado a vivir de modo total-

mente especial el camino del matrimonio. A través

de la comunión virginal con la mujer predestinada

para dar a luz a Jesús, Dios lo llama a cooperar en

la realización de su designio de salvación” (S. Juan

Pablo II, Audiencia, 21-8-1996, n.2).

He aquí las dos verdades sobre María que San José

debe vivir: es verdaderamente su esposa y es Ma-

dre de Dios por obra del Espíritu Santo.

Es su esposa, pero es también la mujer escogida por

Dios Padre para colaborar con Él de forma única

62

Page 63: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

en la Obra de la Salvación. Es la Virgen que se con-

vierte en Madre no de un niño cualquiera, sino del

Hijo de Dios en Persona que se encarna en su vien-

tre purísimo. Es Aquélla que entabla con el Espíritu

Santo una relación inefable de unión y colabora-

ción en la formación de Cristo en cuanto hombre y

de los cristianos.

San José, por tanto, es llamado por Dios a asumir y

respetar ambos aspectos de la vida de María. Dios

mismo le confirma que es su esposa, que no debe

temer recibirla, amarla, vivir a su lado en un matri-

monio verdadero pero virginal, porque Ella es, al

mismo tiempo, el Arca viviente de la Nueva Alian-

za que él ha sido llamado a servir con el mismo

respeto con que los sacerdotes del Antiguo Testa-

mento servían la antigua arca.

Virginidad y matrimonio no se contraponen

L.1 “La virginidad y el celibato por el Reino de

Dios no sólo no contradicen la dignidad del matri-

63

Page 64: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

monio, sino que la presuponen y la confirman. El

matrimonio y la virginidad son dos modos de expre-

sar y vivir el único misterio de la Alianza de Dios con

su pueblo (FC 16) que es comunión de amor entre

Dios y los hombres” (S. Juan Pablo II, RC 20). En María y

José ambos amores confluyen de manera única y

maravillosa.

Virginidad y fecundidad no se contraponen

La Virgen es un caso único porque es verdadera

madre desde el punto de vista físico, pero sin ha-

ber perdido su virginidad, habiendo concebido por

obra del Espíritu Santo. San José también es úni-

co, porque es verdadero padre, aunque sólo en

sentido espiritual, pues no tuvo nada que ver con

la concepción del hijo. Pero su fecundidad les re-

cuerda a los consagrados que la virginidad y el celi-

bato no son sinónimo de esterilidad, sino que

siempre deben ser espiritualmente fecundos, y

todo consagrado está llamado a vivir la paternidad

y maternidad espirituales.

64

Page 65: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

8. Canto a San José Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Oh Patriarca Santo, humilde José

A ti mis plegarias dirijo con fe.

Eres el Esposo

de la Virgen tú,

en tus brazos llevas

al niño Jesús.

Oh Patriarca Santo, humilde José

A ti mis plegarias dirijo con fe.

9. Desarrollo del tema y lecturas de la Tra-

dición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

4. Unidos por Cristo y en Cristo

L.2 “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el

65

Page 66: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

hombre”, se dice en el Rito del matrimonio. ¡Si hay

un matrimonio que ha sido concertado por Dios es

el de María y José! Dios lo quiso como parte de Su

designio salvífico y lo confirmó (Mt.1,20).

Unidos en matrimonio por Cristo, porque Dios los

llama a la vocación única de convertirse en la ma-

dre virginal y el padre adoptivo del Hijo de Dios

que se encarna en el vientre inmaculado de María

y se hace hombre para salvarnos. Jesucristo, te-

niendo desde toda la eternidad un padre, Dios Pa-

dre, quiso tener una Madre, María, y un padre

adoptivo, José. Quiso venir al mundo y pasar trein-

ta de los treinta y tres años de Su vida terrena en

el seno de una humilde familia.

Unidos en matrimonio en Cristo, en Su Persona, en

Su amor, en Su servicio. Cristo es la razón de ser

de su matrimonio, el centro absoluto de sus vidas,

alrededor del cual giran fiel y constantemente.

66

Page 67: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Habitualmente el amor hace que el esposo y la

esposa sean uno; en el caso de María y José no

eran sus amores combinados, sino Jesús, quien los

unificaba. Ningún amor más profundo latió bajo el

cielo desde un principio, ni jamás lo habrá en el

futuro” (Ven. Fulton Sheen, El primer amor del mundo,

p.90).

De hecho, todo matrimonio debería ser como el

de María y José, en el sentido de que debería darse

según la Voluntad de Dios, que los une indisoluble-

mente como esposos; teniendo como meta con-

junta la gloria, el amor y el servicio de Dios y la

santificación mutua para un día alcanzar juntos el

cielo; teniendo como centro absoluto a Jesucristo,

Su Palabra, Su amor, Su servicio, girando toda la

vida familiar alrededor de Él; sostenidos y ayuda-

dos en todo por la gracia divina. O sea, un amor

querido, bendecido y sostenido por Cristo.

“Aprended de estos esposos, que se amaron como

67

Page 68: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

pareja ninguna se amó en la tierra, aprended que

se precisan no dos, sino tres para amar: tú, tú y Je-

sús… En esta terrena Trinidad de Hijo, Madre y

padre adoptivo, no había dos corazones con un

solo pensamiento, sino un solo y grande Corazón

dentro del Cual los otros dos se volcaban como ríos

confluentes” (Ven. Fulton Sheen, El primer amor d el mun-

do., p.91-92).

10. Oración final El celebrant e junto con la asamblea recitan la oración final.

S. Inmaculada Virgen María y Purísimo San

José, a quienes la Santísima Trinidad escogió por

padres del Hijo Unigénito de Dios y de toda la hu-

manidad redimida por Él, hoy les pedimos que nos

enseñen a valorar y vivir esas dos bellísimas voca-

ciones a la santidad que son la vida consagrada y

la vida matrimonial; a valorar la virginidad, el celi-

bato y la castidad, el amor y la fidelidad conyuga-

les, el amor de padres, hijos, hermanos, abuelos…

68

Page 69: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

A darnos cuenta de que, cualquiera que sea nues-

tra vocación, Jesús debe ser el centro : “Jesús era el

centro del amor de María y de José… Su corazón no

podía desear nada más, cuando poseía a Jesús” (S.

Pedro Julián Eymard, Mes d e San Jo sé, Día 29, p.89).

T. Amén.

11. Despedida El celebrant e despide a la asambl ea.

S. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la

protección de la Virgen María y San José nos

acompañen siempre.

T. Amén.

69

Page 70: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

70

Page 71: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Día Cuarto

Con amor de padres: por Jesús

1. Invocación inicial y Saludo El celebr ante y la asambl ea pronuncian altern ando la aclama-

ción de alabanza. El celebr ante saluda a la asamblea.

S. Todas las generaciones me felicitarán.

T. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes

por mí.

S. Réplica humilde del eterno Padre.

T. Padre nutricio.

S. La paz del Señor sea con ustedes.

T. Y con tu espíritu.

2. Monición El celebrante lee la siguiente explicación del tema que se tra-

tará en este día.

71

Fotografía: Vitral el taller de Nazaret, iglesia El Tejar, Cartago

Page 72: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

S. En este cuarto día de la Novena meditare-

mos sobre el misterio inefable del Hijo Unigénito

de Dios que se hace Niño por amor a nosotros; que

teniendo un Padre desde toda la eternidad, Dios

Padre, quiso tener una Madre, María Virgen, y un

padre adoptivo, San José; que quiso nacer y vivir

treinta de sus treinta y tres años sobre la tierra en

el seno de una familia, bendiciendo y dignificando

para siempre a la familia.

3. Aclamación de alabanza

S. Celebremos a María, concebida sin pecado,

y a San José, el varón justo.

T. Y adoremos a su Hijo, Jesucristo el Señor.

4. Lectura bíblica Un lector o varios l ectores leen los t exto s bíblicos que servirán

de hilo conductor para el tema del día. Dejémonos guiar por

la Palabr a de Dio s.

72

Page 73: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

L.1 “Y acaeció que, al partirse de ellos los ánge-

les al cielo, los pastores se decían unos a otros: Ea,

pasemos hasta Belén, y veamos este aconteci-

miento que el Señor nos manifestó. Y se vinieron a

toda prisa, y hallaron a María y a José, y al niño

recostado en el pesebre” (Lc.2,15-16).

“Y Simeón vino al templo impulsado por el Espíri-

tu. Y cuando sus padres introducían al niño Jesús

para cumplir las prescripciones usuales de la ley

tocantes a él, Simeón lo recibió en sus brazos y

bendijo a Dios… Y el padre y la madre del niño esta-

ban maravillados de las cosas que se decían de él.

Y los bendijo Simeón… Y así que se cumplieron

todas las cosas ordenadas en la ley del Señor, se

volvieron a Galilea, a su ciudad de Naza-

ret” (Lc.2,27-28; 33-34.39).

“Y sus padres, al verle, quedaron atónitos; y le dijo

su madre: Hijo, ¿por qué lo hiciste así con noso-

tros? Mira que tu padre y yo, angustiados, te andá-

73

Page 74: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

bamos buscando. Díjoles él: ¿Pues por qué me

buscabais? ¿No sabíais que había yo de estar en las

cosas de mi Padre?... Y bajó en su compañía y se

fue a Nazaret, y vivía sometido a ellos” (Lc.2,48-

49.51).

“Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo

padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo dice

ahora: He bajado del cielo?” (Jn.6,42).

5. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

1. Verdadera maternidad de María Virgen y pa-

ternidad de San José

L.2 La Virgen María es verdadera Madre de

Dios, porque Ella realmente concibió virginalmen-

74

Page 75: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

te en su vientre por obra del Espíritu Santo, gestó

durante nueve meses, dio a luz virginalmente,

amamantó y cuidó al Hijo de Dios que quiso hacer-

se hombre y convertirse en su verdadero Hijo para

salvarnos. Dios Padre comparte Su Hijo Unigénito

con la Virgen de forma que el Verbo es, con toda

verdad, Hijo de Dios e Hijo de María. Esta verdad

fundamental sobre María es un dogma de fe, que

fue definido en el Concilio de Éfeso (430).

Todos sabemos que el Hijo de Dios se encarnó en

las entrañas virginales de María Santísima por

obra del Espíritu Santo, sin intervención alguna de

San José. Lo dice explícitamente el Evangelio

(Mt.1,18-20; Lc.1,35), y es uno de los dogmas funda-

mentales de nuestra Fe.

Sin embargo, San José fue llamado por Dios a fun-

gir como verdadero padre de Jesucristo. ¿Cómo

expresar esta paternidad única? No es una paterni-

dad físico-biológica, pero tampoco es sólo una

75

Page 76: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

paternidad adoptiva, externa. Se ha tratado de

expresar llamando a San José padre nutricio,

adoptivo, virginal, legal, putativo…; pero ninguno

expresa de manera completa el misterio de la pa-

ternidad tan especial de San José.

Como dice San Agustín, su paternidad es “tanto

más auténtica cuanto más casta… El Señor no na-

ció de la sangre de José… sin embargo, a la piedad

y caridad de José le nació de la Virgen María un hijo,

Hijo a la vez de Dios” (Sermón 51 Sobre l os Evangelios

Sinópticos).

L.3 “Aun excluyendo la generación física, la pa-

ternidad de José fue una paternidad real, no aparen-

te… José, pues, ejerció en relación con Jesús la

función de padre, gozando de una autoridad a la

que el Redentor libremente se sometió (Lc.2,51),

contribuyendo a su educación y transmitiéndole el

oficio de carpintero” (S. Juan Pablo II, Audiencia, 21-8-

1996, n.3).

76

Page 77: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Jesús dijo… ‘Uno solo es vuestro Padre’ (Mt 23,9).

En efecto, no hay más paternidad que la de Dios

Padre, el único Creador… Pero al hombre, creado

a imagen y semejanza de Dios, se le ha hecho par-

tícipe de la única paternidad de Dios (Ef.3,15). San

José muestra esto de manera sorprendente, él que

es padre sin ejercer una paternidad carnal. No es el

padre biológico de Jesús, del cual sólo Dios es el Pa-

dre, y sin embargo, desempeña una plena y comple-

ta paternidad. Ser padre es ante todo ser servidor de

la vida y del crecimiento. En este sentido, San José

ha demostrado una gran dedicación” (Benedicto XVI,

Vísperas, Camerún, 18 -3-2009).

“San José fue llamado desde toda la eternidad por

el eterno Padre, para que fuese acá en la tierra su

sustituto y representante en el más importante de

todos los negocios… que fue la redención de todo

el genero humano… San José obtuvo su paterni-

dad de la manera más noble, “ya que el Eterno se la

dio como en comisión, debiendo ejercer en favor de

77

Page 78: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Su Hijo los oficios y los derechos de padre” (Siervo

de Dio s Jo sé María Vilasec a, Oficio de San José, 94; Meditacio-

nes para las Josefinas, 13).

“¿Qué ángel o que santo, dice San Basilio, mereció

jamás ser llamado padre del Hijo de Dios?… Con el

nombre de Padre, Dios honró a José sobre todos

los patriarcas, profetas, apóstoles y pontífices:

éstos llevan el nombre de siervos; José obtiene el de

Padre” (S. Alfonso de Ligorio, Sermón sobre San Jo sé, n.1).

6. Canto a la Virgen Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Madre del Redentor, Virgen María,

unida siempre a Cristo y a la Iglesia.

Eres madre de los hombres

de la Iglesia peregrina.

De tu mano caminamos

en el gozo y el dolor.

78

Page 79: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Madre del Redentor, Virgen María,

unida siempre a Cristo y a la Iglesia.

7. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

2. Todos los eventos de la vida de Jesús son

importantes

L.1 Aunque la Redención nos viene ante todo

de la Encarnación, muerte en la Cruz y Resurrec-

ción, el Catecismo nos recuerda que “toda la vida

de Cristo es Misterio de Redención” y “este misterio

está actuando en toda Su vida”, en todos Sus ac-

tos, palabras y gestos de Su vida oculta y pública

(CEC 517). Por medio de todos ellos, Jesús nos está

redimiendo. “Por el misterio de gracia contenido en

tales gestos, todos ellos salvíficos, al ser partícipes

79

Page 80: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

de la misma fuente de amor: la divinidad de Cristo.

Si este amor se irradiaba a todos los hombres, a

través de la humanidad de Cristo, los beneficiados

en primer lugar eran ciertamente: María, su madre,

y su padre putativo, José, a quienes la voluntad divi-

na había colocado en su estrecha intimidad” (Juan

Pablo II, RC 27; Pío XII, Haurietis aquas, 15-5-1956, III).

Meditemos sobre algunos de estos momentos de

la vida oculta de Jesús al lado de Sus padres.

3. El nacimiento del Niño Dios en Belén (Lc.2,6-7)

Cada año, para Navidad, con mucha ilusión pone-

mos el portal. Los humildes pastores fueron los

únicos afortunados testigos oculares de lo que no-

sotros admiramos en nuestro portal:

“Porque vinieron de prisa, y no con caminar lento

o cansado, encontraron a José que lo había prepa-

80

Page 81: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

rado todo para el nacimiento del Señor, a María

que había dado a luz a Jesús al mundo, y al Salva-

dor mismo, 'que yacía en un pese-

bre' (Lc.2,16)” (Orígenes, In Lucam XIII, 7).

El Niño Dios quiso venir al mundo en condiciones

de gran pobreza y necesidad. Sin embargo, la Vir-

gen María y San José le brindaron lo más impor-

tante: su amor.

“María es la que sabe transformar una cueva de

animales en la casa de Jesús, con unos pobres pa-

ñales y una montaña de ternura” (Francisco, Evangelii

Gaudium, 24-11-2003, n.286)

“El cielo intervino confiando en la valentía creado-

ra de este hombre, que cuando llegó a Belén y no

encontró un lugar donde María pudiera dar a luz,

se instaló en un establo y lo arregló hasta conver-

tirlo en un lugar lo más acogedor posible para el Hijo

81

Page 82: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

de Dios que venía al mundo” (Francisco, Patris corde,

n.5).

“¡Cuán importante es, por tanto, que cada niño, al

venir al mundo, sea acogido por el calor de una

familia! No importan las comodidades exteriores:

Jesús nació en un establo y como primera cuna

tuvo un pesebre, pero el amor de María y de José

le hizo sentir la ternura y la belleza de ser amados.

Esto es lo que necesitan los niños: el amor del pa-

dre y de la madre. Esto es lo que les da seguridad y

lo que, al crecer, les permite descubrir el sentido

de la vida” (Benedicto XVI, Angelus, 26 -12-2010).

4. La circuncisión (Lc.1,31; 2,21; Mt.1,21)

L.2 Tanto a la Virgen como a San José, el ángel

les indica que deben ponerle al Niño el nombre de

Jesús. “Siendo la circuncisión del hijo el primer de-

ber religioso del padre, José con este rito ejercita su

82

Page 83: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

derecho-deber respecto a Jesús” (S. Juan Pablo II, RC

11).

“No pienses que, por ser la concepción de Cristo obra

del Espíritu Santo, eres tú ajeno al servicio de esta

divina economía. Porque, si es cierto que ninguna

parte tienes en la generación y la Virgen permanece

intacta; sin embargo, todo lo que dice con el padre

sin atentar a la dignidad de la virginidad, todo te lo

entrego a ti. Tal, ponerle nombre al hijo. Tú, en efec-

to, se lo pondrás. Porque, si bien no lo has engen-

drado tú, tú harás con él las veces de padre . De ahí

que, empezando por la imposición del nombre, yo

te uno íntimamente con el que va a nacer” (S. Juan

Crisóstomo, Homilía sobre S Mat eo 4,6).

5. Presentación en el Templo (Lc.2,27-28.33-35)

“Y no debemos sorprendernos de escuchar que

llaman padres a los que habían merecido el título de

83

Page 84: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

madre y de padre, una por haberlo parido, y el

otro por la devoción paternal” (Orígenes, In Lucam XIX,

3).

“El niño, que María y José llevaron con emoción al

templo, es el Verbo encarnado, el Redentor del

hombre y de la historia” (S. Juan Pablo II, Ho milía, 2-2-

2002).

“El acontecimiento principal del hecho es “la pre-

sentación de Jesús en el Templo de Dios, que signifi-

ca el acto de ofrecer al Hijo del Altísimo al Padre

que le ha enviado (cf. Lc.1,32.35)” (S. Juan Pablo II, Homi-

lía, 2-2-2013).

“Podemos imaginar a esta pequeña familia, en

medio de tanta gente, en los grandes atrios del

templo. No sobresale a la vista, no se distingue...

Sin embargo, no pasa desapercibida. Dos ancia-

nos, Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo,

se acercan y comienzan a alabar a Dios por ese

84

Page 85: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Niño, en quien reconocen al Mesías... Es un mo-

mento sencillo pero rico de profecía: el encuentro

entre dos jóvenes esposos llenos de alegría y de fe

por las gracias del Señor; y dos ancianos también

ellos llenos de alegría y de fe por la acción del Espí-

ritu. ¿Quién hace que se encuentren? Jesús. Jesús

hace que se encuentren: los jóvenes y los ancianos.

Jesús es quien acerca a las generaciones. Es la

fuente de ese amor que une a las familias y a las

personas, venciendo toda desconfianza, todo aisla-

miento, toda distancia…

En la vida familiar de María y José Dios está verda-

deramente en el centro, y lo está en la Persona de

Jesús. Por eso la Familia de Nazaret es santa. ¿Por

qué? Porque está centrada en Jesús” (Francisco, An-

gelus, 28-12-2014).

“A la luz de esta escena evangélica miremos a la

vida consagrada como un encuentro con Cristo: es Él

quien viene a nosotros, traído por María y José, y

85

Page 86: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

somos nosotros quienes vamos hacia Él, conduci-

dos por el Espíritu Santo. Pero en el centro está Él.

Él lo mueve todo, Él nos atrae al Templo, a la Igle-

sia, donde podemos encontrarle, reconocerle,

acogerle y abrazarle” (Francisco, Homilía, 2-2-2014).

8. Canto a San José Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

En Nazaret junto a la Virgen Santa;

en Nazaret, ¡Glorioso San José!

cuidaste al niño Jesús pues por tu gran virtud

fuiste digno custodio de la luz.

9. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

86

Page 87: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

6. La huida a Egipto

L.3 “El Señor… envió a decir de su parte y por

ministerio de un ángel a José, que tomase al Niño

y a la Madre, y se encaminara a Egipto. Y sin per-

der tiempo, José recoge los instrumentos de su

oficio que pudo llevar consigo, los cuales debían

servirle en la tierra de Egipto para acudir al susten-

to de su pobre familia. María de otra parte, lleva

en brazos al Niño… y entreambos cogen solos el

camino… y cual infelices peregrinos emprenden un

viaje largo, rodeado de peligros, y obligados a cru-

zar por regiones desiertas hasta llegar a Egipto, en

donde carecían de amigos y de parientes… Llega-

do ya a Egipto, José se afana en el trabajo día y

noche… para proveer el sustento de su santísima

Esposa y del divino Infante. Regresa después de

Egipto… y pasa a habitar a Nazareth… llevando

una vida llena de privaciones en el ejercicio de su

humilde ocupación” (S. Alfonso de Ligorio, Sermón sobre

San José, n.5).

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Page 88: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

7. El Niño perdido y hallado en el Templo

L.1 “Aprende donde lo encuentran los que lo

buscan, de manera que también tú, buscándolo

junto con José y María, lo puedas encon-

trar” (Orígenes, In Lucam 18,3).

“¿Dónde lo encontraron entonces? En el templo

(Lc.2,46); allí se encuentra el Hijo de Dios. También

tú, cuando buscarás al Hijo de Dios, búscalo de

primero en el templo, corre a ir al templo, y allí

encontrarás a Cristo, Verbo y Sabiduría, o sea, Hijo

de Dios” (Orígenes, In Lucam 19,5).

“Qué gloria la de María tener tal hijo, y ese hijo, sin

ser fruto natural de José, se llamará hijo de José. No

hay elogio más hermoso para San José que aquella

queja de María cuando encontró al niño Jesús en el

templo: Hijo, ¿por qué has hecho esto con noso-

tros, no ves que tu padre y yo te andábamos bus-

cando? José y María sabían que Cristo no era hijo

88

Page 89: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

de José en la forma natural en que un hombre es

padre de un hijo, José sabía y respetaba aquel mila-

gro virginal de Cristo, sin embargo, María le dice a

Cristo: tu padre y yo; qué honor el de San José, lo

que el Padre Eterno puede decir a Cristo, Este es mi

hijo muy amado, lo puede decir José: es mi hijo. Y el

hijo que llamó tantas veces en su oración: padre, al

padre de los cielos, me imagino yo tantas veces

diciéndole a José papá, padre” (S. Óscar Romero,

Homilía,19 -12-1977).

L.2 “Oh María, Oh José, ustedes vertieron lágri-

mas adoloridas durante los tres días en que per-

dieron sin culpa a su Jesús; y yo, que lo he perdido

tantas veces y por años enteros, ¿no vierto ni una

sola lágrima? ¿Quién derretirá este corazón mío

más duro que una roca, para que mis ojos se llenen

de amargo llanto? A los padres de Jesús está reser-

vado el llanto producido por el amor... ¿Y yo no

lloro, con tantas frecuentes caídas, con tantas cul-

pas, con negras ingratitudes a mi Dios, que no ce-

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Page 90: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

sa de beneficiarme? ¡Mi única confianza está en su

dolor y su amor, ¡Oh María, Oh José!... A Ustedes

les pido… sus ardientes deseos de encontrar a Je-

sús. Ustedes lo encontraron en el templo, y en el

templo, en este altar, ahora lo encontraré yo en

los brazos de ustedes. Desde entonces Él ya no se

separó de ustedes, y desde esta hora les juro eter-

na fidelidad. Nunca más me alejaré de ti, Oh Jesús

mío, con cualquier pecado... Ven, Oh dulce amigo

de mi alma, a este corazón… para transformarme

enteramente en Ti” (Beato Bartolo Longo, Rosario, V

Misterio Gozoso, Oración antes de la Comunión).

8. La vida en Nazaret

L.3 “Me gusta volver con la imaginación a aque-

llos años en los que Jesús permaneció junto a su

Madre, que abarcan casi toda la vida de Nuestro

Señor en este mundo. Verle pequeño, cuando Ma-

ría lo cuida y lo besa y lo entretiene. Verle crecer,

90

Page 91: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

ante los ojos enamorados de su Madre y de José, su

padre en la tierra. Con cuánta ternura y con cuánta

delicadeza María y el Santo Patriarca se preocupa-

rían de Jesús durante su infancia y, en silencio,

aprenderían mucho y constantemente de Él. Sus

almas se irían haciendo al alma de aquel Hijo, Hom-

bre y Dios. Por eso la Madre -y, después de Ella,

José- conoce como nadie los sentimientos del Co-

razón de Cristo, y los dos son el camino mejor, afir-

maría que el único, para llegar al Salvador” (S. Jose-

maría Escrivá de Balagu er, Amigos d e Dios n.281).

El Evangelio enseña que Jesús, el Hijo de Dios,

obedecía a María y José (Lc.2,51). ¡Qué maravillosa

es la humildad del Verbo eterno que obedece a

Sus criaturas!

“Con la sumisión a su madre, y a su padre legal, Je-

sús cumple con perfección el cuarto mandamiento.

Es la imagen temporal de su obediencia filial a Su

Padre celestial” (CEC 532) y “la primera expresión de

91

Page 92: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

aquella obediencia suya al Padre hasta la muerte

(Fil.2,8), mediante la cual redimió al mundo” (S.

Juan Pablo II, Cart a a las familias, 2 -2-1994, n.2).

¡Qué incomparable es también la humildad de Ma-

ría y José que le dan órdenes a su Dios y Señor! ¡El

humilde carpintero le dice al Hijo de Dios lo que

debe hacer, y Éste le obedece gustoso!

10. Oración final El celebrant e junto con la asamblea recitan la oración final.

S. Inmaculada Virgen María y Purísimo San

José, a quienes la Santísima Trinidad escogió por

padres del Hijo Unigénito de Dios y de toda la hu-

manidad redimida por Él, les pedimos hoy que nos

ayuden a sumergirnos en el Misterio maravilloso

del amor tan infinito del Hijo de Dios que quiso

encarnarse y hacerse Hombre, Hijo suyo, para ser

nuestro Redentor, Salvador, Pan vivo, Esposo,

Hermano y Maestro. ¡Que siempre proclamemos

92

Page 93: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

con fe inquebrantable que Jesús es el Camino, la

Verdad y la Vida y nos entreguemos a Su servicio y

al servicio de Su Evangelio con gran gozo y deci-

sión!

T. Amén.

11. Despedida El celebrant e despide a la asambl ea.

S. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la

protección de la Virgen María y San José nos

acompañen siempre.

T. Amén.

93

Page 94: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

94

Page 95: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Día Quinto

Adoradores del Misterio de Dios

1. Invocación inicial y Saludo El celebr ante y la asambl ea pronuncian altern ando la aclama-

ción de alabanza. El celebr ante saluda a la asamblea.

S. ¡Qué admirable pureza la de aquella Virgen

Madre

T. que no conoció el pecado y que mereció lle-

var a Dios en su seno!

S. Custodio providente y fiel del Hijo, amor

junto al Amor doquier presente.

T. Silencio del que ve la gloria inmensa de Dios

omnipotente.

S. La paz del Señor sea con ustedes.

T. Y con tu espíritu.

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Fotografía: Vitral de San José, iglesia de Santa Teresita, Bº Aranjuez

Page 96: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

2. Monición El celebrante lee la siguiente explicación del tema que se tra-

tará en este día.

S. En este quinto día de la Novena meditare-

mos sobre la Virgen María y San José como los

más grandes adoradores del Hijo de Dios encarna-

do, testigos y depositarios de Su Misterio y maes-

tros inigualables de vida espiritual para todos no-

sotros.

3. Aclamación de alabanza

S. Celebremos a María, concebida sin pecado,

y a San José, el varón justo.

T. Y adoremos a su Hijo, Jesucristo el Señor.

4. Lectura bíblica Un lector o varios l ectores leen los t exto s bíblicos que servirán

de hilo conductor para el tema del día. Dejémonos guiar por

la Palabr a de Dio s.

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Page 97: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

L.1 “Pero María guardaba todas estas palabras

meditándolas en su corazón” (Lc.2,19).

“Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,

porque encubriste esas cosas a los sabios y pru-

dentes y las revelaste a los pequeñuelos. Bien, Pa-

dre, que así pareció conveniente en tu acatamien-

to. Todas las cosas me fueron entregadas por mi

Padre, y ninguno conoce cabalmente al Hijo sino

el Padre, ni al Padre conoce alguno cabalmente

sino el Hijo y aquel a quien quisiere el Hijo revelar-

lo” (Mt.11,25-27).

“Vosotros sois mis amigos, si hiciereis lo que yo os

mando. Ya no os llamo siervos, pues el siervo no

sabe qué hace su señor; mas a vosotros os he lla-

mado amigos pues todas las cosas que de mi Pa-

dre oí os las di a conocer” (Jn.15,14-15).

“Pero viene la hora, y ésta es, cuando los verdade-

ros adoradores adorarán al Padre en espíritu y en

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Page 98: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

verdad. Porque tales adoradores busca el Padre.

Dios es espíritu y conviene que los que le adoren,

le adoren en espíritu y en verdad” (Jn.4,23-24).

“Dijo Jesús al ciego de nacimiento que había cura-

do: ¿Tú crees en el Hijo de Dios? Respondió él y

dijo: ¿Y quién es, Señor, para que crea en él? Díjole

Jesús: Le has visto, y el que habla contigo, Él es. Él

dijo: Creo, Señor. Y le adoró” (Jn.9,34-38).

5. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

1. Adoradores del Misterio Divino

L.2 “Adorar, amar al Padre y cumplir su volun-

tad santísima, fue la vida de Jesús y debe ser nues-

tra vida”. Ahí está la felicidad que podemos tener

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Page 99: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

en esta tierra y esa será la felicidad perfecta del

cielo (Siervo de Dios Luis M. Martínez, El Espíritu Santo , Ed.

La Cruz, p.124).

Quizá nos cuesta entender por qué la adoración a

Dios es tan importante y nos hace tan felices. La

razón es que no hemos comprendido la relación

entre adoración y amor. “La adoración cuando ha

llegado a su plenitud es amor, y el amor cuando al-

canza su perfección es adoración. Por eso el único

amor pleno y perfecto, el único que sacia por com-

pleto el corazón es el amor de Dios, el único que

puede convertirse en adoración” (Martínez, p.129).

“¡Quisiera Dios que nuestra vida como la de Jesús

no fuera otra cosa que una perpetua y viviente glo-

rificación al Padre!” (Martínez, p.126). Tal fue la vida

de la Virgen María y San José, los más perfectos

imitadores de Jesús.

Toda su vida consistió en la tierra y consiste en el

99

Page 100: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

cielo en alabar, bendecir, adorar, glorificar y dar

gracias a la Santísima Trinidad y procurar que sea

alabada, bendecida, adorada, glorificada y agrade-

cida por toda la humanidad.

De la Virgen y San José se puede decir que fueron

los primeros y más perfectos adoradores de Nues-

tro Señor porque “la fe de su adoración fue mayor

que la de todos los santos. Su humildad, más pro-

funda que la de todos los elegidos. Su pureza, ma-

yor que la de los Ángeles. Su amor, tan acendrado,

que jamás criatura alguna, ni angélica, ni humana,

tuvo, ni pudo tenerlo semejante para con Jesús. Su

abnegación tan grande como su amor” (cf. S. Pedro

Julián Eymard, Mes d e San Jo sé, Día 11, p.33).

Adoran al Verbo encarnado en el vientre virginal

de María

“Desde su venida al mundo, cuando Jesús estaba

aún encerrado en el seno de María, como en un

100

Page 101: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

copón viviente, quiso tener dos adoradores: María

y José” (S. Pedro Julián Eymard, Mes de San Jo sé, Dí a 10,

p.30). Ambos cumplieron a carta cabal su sublime

vocación.

La primera en adorar al Verbo encarnado, en el

instante mismo en que se encarna en su propio

vientre virginal, es la Virgen.

“Hacían ya tres meses que la Santísima Virgen lle-

vaba en su seno su tesoro; saboreando en secreto

la dicha de saber que aquel que vivía en ella era su

Dios. El Ángel reveló a San José el misterio y él lo

creyó al instante; nada veía y, sin embargo, durante

seis meses creyó y adoró. ¡Oh! ¡qué adoración tan

ferviente debió ofrecer a su Dios, cuando lo supo

habitando ese tabernáculo viviente! Es imposible

explicar la perfección de su adoración.

¡Si San Juan se estremeció de gozo al aproximár-

sele María, qué sentiría San José durante los seis

101

Page 102: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

meses que vivió teniendo a su lado y bajo sus ojos

al Dios escondido!... ¿Dudas acaso que San José no

hubiese de adorar con frecuencia a Jesús, al Verbo

oculto en el purísimo Tabernáculo de María? ¡Oh!

¡cuán piadosa debió ser esta adoración: mi Señor y

mi Dios, ¡he aquí a tu siervo! Nadie podrá describir

la adoración de esa alma grande” (S. Pedro Julián

Eymard, Mes d e San Jo sé, Día 16, p.46-47).

Lo adoran recién nacido en Belén

L.3 Los primeros en contemplar y adorar a Jesús

con inmenso amor, recién nacido en el humilde

establo de Belén, fueron la Virgen y San José. Ellos

dos representaban en ese momento a toda la hu-

manidad.

“En la gruta inmortal resuena un eco de la palabra

eterna del Padre, y esa Virgen que de rodillas ado-

ra, en un transporte inefable de ternura y de ano-

nadamiento, a Jesús, puede decirle lo que el Padre

102

Page 103: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

le dice eternamente: ‘Tú eres mi Hijo: yo te he en-

gendrado hoy' (Sal.2,7)” (Siervo de Dio s Luis M. Martínez,

La Pureza, p.14).

“Cuando San José tiene la dicha de estrechar entre

sus brazos y sobre su corazón al Niño Jesús, ¡qué

homenajes de fe le tributa! Estos homenajes eran

más gratos a Nuestro Señor, que los que recibe en

el cielo. Imagínense ver a San José adorando a su

Dios en el débil Niño que descansa en sus brazos…

diciéndole todo cuanto su corazón desearía hacer

por su gloria y por su amor” (S. Pedro Julián Eymard,

Mes de San José, Día 16, p.47).

Lo adoran en todos los estados de Su vida terrena

La Virgen María adora a Jesús “anonadado en su

seno; pobre luego en Belén; artesano en Nazaret, y

más tarde evangelizando y convirtiendo a los pe-

cadores; le adoró en su agonía sobre el Calvario,

103

Page 104: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

sufriendo con Él; su adoración seguía todos los

sentimientos de su divino Hijo, que le eran bien

conocidos y manifiestos; y su amor le hacía entrar

en una perfecta conformidad y armonía de pensa-

miento y de vida con Él” (S. Pedro Julián Eymard, M es

de María, Día 1, p.16).

San José “en la Encarnación, adoraba el anonada-

miento del Hijo de Dios; en Belén, su pobreza; en

Nazaret, su silencio, su debilidad, su obediencia, sus

virtudes, de las cuales tenía un claro conocimien-

to; siéndole manifiestas sus intensiones, y el sacri-

ficio que representaban por amor y a la mayor glo-

ria del Padre celestial” (S. Pedro Julián Eymard, M es de

San José, Día 11, p.34).

También lo adoró “en su Pasión y en su muerte; lo

adoró de antemano en el santo Tabernáculo, en la

divina Eucaristía”, pues Jesús, que amaba tanto a

San José, ¿podía ocultarle algo? Por tanto, le reve-

ló también estos Misterios con anticipación para

104

Page 105: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

que pudiera vivirlos y unirse a ellos por medio de

su amor, su adoración y su compasión, y coronara

su adoración precisamente con el sacrificio de no

poderlos vivir personalmente (cf. Eymard, M es de San

José, Día 10, p.32).

6. Canto a la Virgen Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Madre del Redentor, Virgen María,

unida siempre a Cristo y a la Iglesia.

Surco abierto son tus brazos

una tarde en el Calvario.

La semilla es Cristo muerto.

Tú nos das la salvación.

Madre del Redentor, Virgen María,

unida siempre a Cristo y a la Iglesia.

105

Page 106: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

7. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

2. María y José, los contemplativos de Jesús por

excelencia

L.1 Cuando una persona ama a otra, como una

madre a su hijo, o como se ama una pareja de es-

posos, no se cansan de contemplarse y de pene-

trar todos los aspectos de la vida del ser amado.

La Virgen María y San José, las personas que más

profunda y perfectamente han amado a Jesús, no

se cansaron ni un instante de contemplarlo: prime-

ro escondido en el vientre virginal de Su Madre;

luego niño, joven, adulto… Cada gesto, cada pala-

bra, cada acción de Jesús era amada por sus pa-

dres y guardada cuidadosamente en sus purísimos

corazones como el tesoro más grande. Y no con-

106

Page 107: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

tentándose con lo exterior, intentaban también

penetrar todo el tiempo Sus pensamientos, Sus

más íntimos sentimientos y deseos, para unirse a

ellos, para secundarlos, para imitarlos…

En esta tarea los ayudaba el Espíritu Santo que les

revelaba muchas cosas, y el mismo Jesús, que les

abría Su Sacratísimo Corazón y con Su luz y Su

palabra los instruía.

Si Jesús se preocupó tanto por instruir de manera

especial a Sus Apóstoles, les reveló Su futura Pa-

sión y Resurrección varias veces y en la Última Ce-

na les dijo que los llamaba “amigos” porque les

había dado a conocer todo lo que escuchó de Su

Padre (Jn.15,15), ¿cuánto más no lo habrá hecho

con Su Madre Inmaculada y Su purísimo padre

adoptivo San José?

“Así como Dios hizo con María cuando le manifes-

tó su plan de salvación, también a José le reveló

107

Page 108: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

sus designios y lo hizo a través de sueños que, en

la Biblia… eran considerados uno de los medios

por los que Dios manifestaba su volun-

tad” (Francisco, Patris corde, n.3).

“¿Podemos sospechar siquiera los torrentes de

gracia que recibió María en su trato íntimo y cons-

tante con su Hijo Divino? ¡Mirarlo, oírlo, tocarlo,

servirle, recibir sus confidencias filiales, gozar sus

inenarrables encantos, sentir el indecible perfume

de su presencia adorable, y todo esto, sin los velos

que llevaban en el alma los demás, sino que veía a

Jesús con los ojos henchidos de luz del cielo, con el

corazón encendido en santo amor! ¡Cómo pudo

soportar María la revelación constante de los en-

cantos de Jesús! ¡Cómo pudo mirar el sol sin des-

lumbrarse y vivir junto al fuego sin consumir-

se!” (Siervo de Dios Luis M. Martínez, Jesús, p.261).

L.2 Todo lo que Dios les revelaba y ellos con-

templaban, la Virgen y San José lo guardaban ce-

108

Page 109: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

losamente en sus corazones y no cesaban de me-

ditarlo amorosamente.

“Es necesario fortalecer nuestra alma, para que no

destile… La persona que habla con ligereza es co-

mo un colador, que deja colarse por todas partes

su contenido… no es capaz de permanecer cerrada

ni de conservar la palabra que se le ha confiado,

como lo era en cambio santa María, que conservaba

cada palabra dentro de su corazón para evitar que

ninguna se le colara fuera de su corazón” (S. Ambro-

sio, Com ent. al Salmo 118, 4,17).

“La Virgen, siempre a la escucha, vive en plena

sintonía con la voluntad divina; conserva en su co-

razón las palabras que le vienen de Dios y, forman-

do con ellas como un mosaico, aprende a com-

prenderlas más a fondo… Desde la Anunciación

hasta la Cruz, María es aquélla que acoge la Pala-

bra que se hizo carne en ella” (Benedicto XVI, SCa, 22 -2

-2005, n.33).

109

Page 110: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

El silencio de San José, a su vez, “estaba impreg-

nado de contemplación del misterio de Dios, con

una actitud de total disponibilidad a la voluntad

divina. En otras palabras, el silencio de San José no

manifiesta un vacío interior, sino, al contrario, la

plenitud de fe que lleva en su corazón y que guía

todos sus pensamientos y todos sus actos. Un si-

lencio gracias al cual San José, al unísono con Ma-

ría, guarda la palabra de Dios, conocida a través de

las sagradas Escrituras, confrontándola continua-

mente con los acontecimientos de la vida de Jesús;

un silencio entretejido de oración constante, ora-

ción de bendición del Señor, de adoración de su

santísima voluntad y de confianza sin reservas en

su providencia…

Dejémonos ‘contagiar’ por el silencio de San José.

Nos es muy necesario, en un mundo a menudo

demasiado ruidoso, que no favorece el recogi-

miento y la escucha de la voz de Dios… Cultivemos

el recogimiento interior, para acoger y tener siempre

110

Page 111: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

a Jesús en nuestra vida” (Benedicto XVI, Angelus, 18-12-

2005).

“Pidamos a San José y a la Virgen María que nos

enseñen… a dejar más espacio al Señor en nuestra

vida, a detenernos para contemplar su ros-

tro” (Francisco, Audiencia, 1-5-2013).

3. Testigos del Misterio de su Hijo

L.3 La Virgen y San José no sólo alcanzaron una

comprensión única del Misterio del Verbo encar-

nado, convertido en su Hijo, y lo adoraron de ma-

nera impar, sino que fueron llamados a colaborar

directamente en la realización de este Misterio y a

ser sus testigos oculares: la Virgen desde la Encar-

nación hasta Pentecostés y San José durante los

treinta años de vida oculta.

Los discípulos eran conscientes “de que Jesús era

el Hijo de María, y que ella era su madre, y como

111

Page 112: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

tal era, desde el momento de la concepción y del

nacimiento, un testigo singular del misterio de

Jesús, de aquel misterio que ante sus ojos se había

manifestado y confirmado con la Cruz y la resurrec-

ción. La Iglesia, por tanto, desde el primer momen-

to, miró a María, a través de Jesús, como miró a

Jesús a través de María. Ella fue para la Iglesia de

entonces y de siempre un testigo singular de los

años de la infancia de Jesús y de su vida oculta en

Nazaret, cuando ‘conservaba cuidadosamente to-

das las cosas en su corazón’ (Lc.2,19; 51). (S. Juan Pablo

II, RM 26).

“Como depositarios del misterio ‘escondido desde

siglos en Dios’ y que empieza a realizarse ante sus

ojos ‘en la plenitud de los tiempos’, José es con Ma-

ría, en la noche de Belén, testigo privilegiado de la

venida del Hijo de Dios al mundo” (S. Juan Pablo II, RC

10).

“José fue testigo ocular de este nacimiento, acaeci-

112

Page 113: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

do en condiciones humanamente humillantes… al

que Cristo libremente consintió para redimir los

pecados. Al mismo tiempo José fue testigo de la

adoración de los pastores… más tarde fue también

testigo de la adoración de los Magos, venidos de

Oriente” (S. Juan Pablo II, RC 10).

8. Canto a San José

Coro y asamblea realizan el siguiente canto.

Con sencillez humilde carpintero;

con sencillez, ¡Glorioso San José!

hiciste bien tu labor obrero del Señor

ofreciendo trabajo y oración.

9. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura d e l as explicacio-

nes y las lecturas d e la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

113

Page 114: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

4. Depositarios del Misterio

L.1 La Virgen María y San José fueron designa-

dos por Dios como depositarios y custodios del

Misterio de la Encarnación hasta que llegara el

momento en que Jesucristo mismo lo revelara al

mundo.

La Virgen vivió treinta años de perfecto silencio,

meditándolo todo en su corazón. A partir de Pen-

tecostés, habrá compartido con los más allegados

a su Hijo aquellas cosas que sólo Ella sabía y que el

Espíritu Santo le habrá indicado que debía com-

partir con la Iglesia.

San José vivió un perfecto silencio toda su vida, sin

revelar absolutamente nada a nadie con excepción

de su santísima esposa.

San José se convirtió, junto con María, “en el depo-

sitario singular del misterio escondido desde siglos

114

Page 115: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

en Dios (Ef.3,9). De este misterio divino José es,

junto con María, el primer depositario. Con María -y

también en relación con María- él participa en esta

fase culminante de la autorrevelación de Dios en

Cristo, y participa desde el primer instante” (S. Juan

Pablo II, RC 5; cf. 6).

“El Hijo de Dios, enviado por el Padre, está oculto

para el mundo, oculto para todos los hombres,

incluso para los más cercanos. Solo María y José

conocen su misterio. Viven en su círculo. Viven este

misterio cada día. El Hijo del Eterno Padre pasa,

ante los hombres… por el hijo del carpintero

(Mt.13,55)” (S. Juan Pablo II, Audiencia, 19 -3-1980, n.4).

San José es el que más que ningún otro conoció,

sirvió y protegió los misterios de la infancia de Cristo

y de su Madre inmaculada” (S. Pablo VI, Homilía 19-3-

1966).

“El Señor, como a otro David, lo vio según su cora-

115

Page 116: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

zón y le confió con toda garantía el secreto y sacratí-

simo misterio de su propio corazón. Como al mismo

David le reveló los misterios ocultos de su Sabidu-

ría y le hizo confidente del misterio ignorado por

todos los grandes del mundo. Finalmente le conce-

dió no ya contemplar y escuchar, sino hasta tener

en sus brazos, llevar de la mano, abrazar, alimen-

tar y custodiar al mismo a quien tantos reyes y

profetas desearon ver y no lo vieron, anhelaron oír

y no lo oyeron” (S. Bernardo, Homilía II,16: p.637).

5. Maestros del Misterio de su Hijo

L.2 La Virgen y San José vivieron una experien-

cia única: relacionarse con Jesús al mismo tiempo

como con su Dios y su Hijo. En cuanto Hijo suyo, lo

cuidaron y protegieron con la máxima solicitud. En

cuanto Dios, lo adoraron en todos los momentos y

circunstancias de Su vida. Por eso ambos son

maestros inigualables de adoración.

116

Page 117: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Ejemplo para toda la Iglesia en el ejercicio del cul-

to divino, María es también, evidentemente,

maestra de vida espiritual para cada uno de los cris-

tianos. Bien pronto los fieles comenzaron a fijarse en

María para, como Ella, hacer de la propia vida un

culto a Dios, y de su culto un compromiso de vi-

da… Y el ‘sí’ de María es para todos los cristianos

una lección y un ejemplo para convertir la obedien-

cia a la voluntad del Padre, en camino y en medio

de santificación propia” (S. Pablo VI, MC 21).

“Nuestros pueblos nutren un cariño y especial de-

voción a José, esposo de María, hombre justo, fiel

y generoso que sabe perderse para hallarse en el

misterio del Hijo. San José, el silencioso maestro,

fascina, atrae y enseña, no con palabras sino con el

resplandeciente testimonio de sus virtudes y de su

firme sencillez” (CELAM, Ap arecida, 2007, n.274).

“Quien no hallare maestro que le enseñe oración,

tome este glorioso santo por maestro, y no errará en

117

Page 118: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

el camino” (Sta. Teresa de Ávila, Libro d e la Vida 6,8).

“José ha sido, en lo humano, maestro de Jesús; le

ha tratado diariamente, con cariño delicado, y ha

cuidado de Él con abnegación alegre. ¿No será

ésta una buena razón para que consideremos a

este varón justo… como Maestro de vida interior?

La vida interior no es otra cosa que el trato asiduo e

íntimo con Cristo, para identificarnos con Él. Y José

sabrá decirnos muchas cosas sobre Jesús. Por eso,

no dejéis nunca su devoción, ‘Vayan a Jo-

sé’ (Gen.41,55).

Maestro de vida interior, trabajador empeñado en su

tarea, servidor fiel de Dios en relación continua

con Jesús: éste es José. Vayan a José. Con San Jo-

sé, el cristiano aprende lo que es ser de Dios y es-

tar plenamente entre los hombres, santificando el

mundo. Tratad a José y encontraréis a Jesús. Tra-

tad a José y encontraréis a María” (S. Josemaría Escri-

vá de Balagu er, Es Cristo qu e pasa, n.56).

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Page 119: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

10. Oración final El celebrant e junto con la asamblea recitan la oración final.

S. Inmaculada Virgen María y Purísimo San

José, a quienes la Santísima Trinidad escogió por

padres del Hijo Unigénito de Dios y de toda la hu-

manidad redimida por Él, hoy les pedimos que nos

enseñen a adorar en silencio el Misterio del Hijo de

Dios hecho Hombre, hecho Pan, por amor a noso-

tros, y que esa adoración se convierta en amor

ardiente y ese amor ardiente en adoración rendi-

da.

T. Amén.

11. Despedida El celebrant e despide a la asambl ea.

S. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la

protección de la Virgen María y San José nos

acompañen siempre.

T. Amén.

119

Page 120: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

120

Page 121: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Día Sexto

Servidores del Hijo de Dios

1. Invocación inicial y Saludo El celebr ante y la asambl ea pronuncian altern ando la aclama-

ción de alab anza. El celebr ante saluda a la asamblea.

S. He aquí a la esclava del Señor.

T. Hágase en mí según tu palabra.

S. Con corazón puro San José se entregó por

entero.

T. A servir a tu Hijo, nacido de la Virgen María.

S. La paz del Señor sea con ustedes.

T. Y con tu espíritu.

2. Monición El celebrante lee la siguiente explicación del tema que se tra-

tará en este día.

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Fotografía: Vitral de Jesús en el Templo, iglesia La Soledad, San José

Page 122: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

En este sexto día de la Novena meditaremos sobre

el ejemplo incomparable de la Virgen María y San

José como siervos fidelísimos, primeros y perfec-

tos discípulos y supremos colaboradores del Hijo

de Dios en Su Obra Redentora.

3. Aclamación de alabanza

S. Celebremos a María, concebida sin pecado,

y a San José, el varón justo.

T. Y adoremos a su Hijo, Jesucristo el Señor.

4. Lectura bíblica Un lector o varios l ectores leen los t exto s bíblicos que servirán

de hilo conductor para el tema d el día. Dejémonos guiar por

la Palabr a d e Dio s.

L.1 “Y bajó en su compañía y se fue a Nazaret, y

vivía sometido a ellos” (Lc.2,51).

“No ha de ser así entre vosotros; antes quien qui-

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Page 123: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

siere entre vosotros llegar a ser grande, será vues-

tro servidor; y quien quisiere entre vosotros ser

primero, será vuestro esclavo: como el Hijo del

hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su

vida como rescate por muchos” (Mt.20, 26-28).

“Vosotros me llamáis ‘el Maestro y el Señor’ y de-

cís bien, pues lo soy. Si, pues, os lavé los pies, yo,

el Señor y el Maestro, también vosotros debéis

unos a otros lavaros los pies. Porque ejemplo os di,

para que, como yo hice con vosotros, así vosotros lo

hagáis. En verdad, en verdad os digo: no es el siervo

mayor que su señor, ni el enviado mayor que el

que le envió. Si esto sabéis, bienaventurados sois

si lo hiciereis” (Jn.13,13-17).

“Dijo María: He aquí a la esclava del Señor, hágase

en mí según tu palabra. Y se fue de ella el án-

gel” (Lc.1,38).

“Por aquellos días, levantándose María, se dirigió

123

Page 124: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

presurosa a la montaña, a una ciudad de Judá, y

entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y

aconteció que, al oír Isabel la salutación de María,

dio saltos de gozo el niño en su seno, y fue llena

Isabel del Espíritu Santo, y levantó la voz con gran

clamor y dijo: Bendita tú entre las mujeres y ben-

dito el fruto de tu vientre. ¿Y de dónde a mí esto

que venga la Madre de mi Señor a mí? Porque he

aquí que, como sonó la voz de tu salutación en mis

oídos, dio saltos de alborozo el niño en mi seno. Y

dichosa la que creyó que tendrán cumplimiento las

cosas que la han sido dichas de parte del Se-

ñor” (Lc.1,39-45).

L.2 “Despertado José del sueño, hizo como el

Ángel del Señor le había mandado” (Mt.1,24).

“Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre,

y entró en tierra de Israel” (Mt.2,21).

“¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel,

124

Page 125: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo

de tu Señor” (Mt.25,21.23).

“Entonces dirá el Rey a los de su derecha: Venid,

benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino

preparado para vosotros desde la creación del mun-

do. Porque tuve hambre, y me disteis de comer;

tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me

acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfer-

mo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a ver-

me… En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos

de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo

hicisteis” (Mt.25,34-40).

5. Desarrollo del tema y lecturas de la Tra-

dición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

L.3 En la Virgen María y San José confluyen de

125

Page 126: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

manera perfecta el servidor bueno y fiel, el prime-

ro y más perfecto discípulo, y el colaborador impar

en la Obra de la Redención.

1. Servidores buenos y fieles

“No ha de ser así entre vosotros; antes quien qui-

siere entre vosotros llegar a ser grande, será vues-

tro servidor” (Mt.20,26).

Característica fundamental del cristianismo es el

servicio humilde, gozoso y abnegado que se debe

prestar a Dios y al prójimo. El ejemplo supremo es

el Señor mismo, que afirmó de palabra y con los

hechos “que no vino a ser servido sino a servir y a

dar Su vida como rescate por muchos” (Mt.20,28).

Jesús sirve de manera perfecta en primer lugar a

Su Padre celestial; luego a Sus padres terrenos,

María y José, a quienes estuvo sujeto durante

treinta años; habrá servido también a otros fami-

liares, vecinos, amigos y a las personas para las

126

Page 127: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

que trabajó como carpintero junto con San José.

Una vez que comienza Su vida pública, Su servicio

se extiende a todo Israel y a la humanidad entera.

Si así sirvió y nos sirvió el Hijo de Dios, ¡cómo no

debo servirle yo a Él y al prójimo!

Después de Jesucristo y a imitación suya perfecta,

los servidores máximos de Dios y del prójimo son

la Virgen María y San José. Ejemplares cumplidos

por la forma en que sirven y por el servicio que

prestan, que es nada menos que colaborar con

Dios Padre en dar a Jesucristo a la humanidad.

Este servicio lo cumplen la Virgen y San José no

sólo como siervos, sino como amigos (cf. Jn.15,15),

y más que amigos: como los padres de ese Señor

que quiso convertirse en su propio Hijo y llamarlos

a una colaboración impar en Su Obra Redentora.

Desde su más tierna infancia, María y José servían

a Dios con total dedicación. Tras su matrimonio se

servirán mutuamente con el más puro y casto

127

Page 128: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

amor, y a partir de sus respectivas Anunciaciones,

servirán a Dios juntos, entregados por completo a

la Economía Salvífica del Padre, a la Persona y

Obra Redentora de Jesús, su Hijo, acatando hasta

la más mínima moción del Espíritu Santo.

María, íntimamente unida a su Hijo, cumplirá un

servicio único como Madre de Dios, Corredentora

y Mediadora de todas las gracias. San José es el

prototipo perfecto del amor y el servicio a Jesús y

María. En la gloria del cielo, la Virgen y San José

están unidos en el servicio paternal de toda la hu-

manidad; en su afán porque “todos se salven y lle-

guen al conocimiento de la verdad” (1Tim.2,4); en

su anhelo porque la Sangre preciosa de su Hijo no

se haya derramado en vano para nadie.

En síntesis, la “Trinidad de la tierra”, Jesús, María y

José, están consagrados totalmente a la Obra Sal-

vífica del Padre.

128

Page 129: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

María, sierva fiel

L.1 “María, luego que por la voz del ángel Ga-

briel fue asegurada de que Dios la elegía para Ma-

dre Inmaculada de su Unigénito, sin dudar un mo-

mento dio su propio consentimiento a una obra

que habría de empeñar todas sus energías… Des-

de aquel momento se consagró Ella toda entera al

servicio no tan sólo del Padre celestial y del Verbo

encarnado, hecho Hijo suyo, sino también de todo el

género humano, habiendo comprendido bien que

Jesús, además de salvar a su pueblo de la esclavi-

tud del pecado, habría de ser Rey de un Reino me-

siánico, universal e imperecedero” (S. Pablo VI, Sig-

num magnum 13-5-1967, n.13).

“Por esto, la vida de María… fue una vida de tan

perfecta comunión con el Hijo, que compartió ale-

grías, dolores y triunfos. Y también, después de la

ascensión de Jesús al cielo, Ella permaneció unida

a Él con ardentísimo amor, mientras con fidelidad

129

Page 130: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

cumplía la nueva misión de Madre espiritual del dis-

cípulo amado y de la naciente Iglesia. Puede, por lo

tanto, afirmarse que toda la vida de la humilde

esclava del Señor, desde el momento de ser salu-

dada por el ángel hasta su asunción en alma y

cuerpo a la gloria celestial, fue una vida de amoro-

so servicio” (S. Pablo VI, Sginum magnum 13-5-1967,

n.14).

San José, siervo fiel

L.2 Inspirados en la parábola del hombre que

encomienda su hacienda a unos siervos, y a su re-

greso alaba a los que le fueron fieles y fructificaron

(Mt.25,21.23; 24,45-47), podemos decir que Dios le

encomienda a San José “su hacienda”, y San José

le corresponde al cien por ciento.

Después de la Virgen no hay “siervo tan bueno y

fiel” como San José. Por eso Dios “lo puso al fren-

130

Page 131: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

te” de la Sagrada Familia y del mundo entero co-

mo su patrono y protector, y ha entrado en el gozo

de su Señor con una gloria sólo inferior a la de la

Virgen.

“El servicio de la adorable Persona del Verbo hecho

carne, Jesucristo, fue el único fin de la vida de San

José”. Todas las gracias y dones con que Dios lo

colmó, “todo le había sido dado para el servicio de

Jesucristo. San José lo comprendió y cumplió todos

sus deberes como bueno y fiel servidor de la casa

de Dios. Ningún pensamiento, ninguna palabra, ni

acción ninguna de San José dejaron de ser jamás

un digno homenaje de amor a la mayor gloria del

Verbo encarnado” (Cf. S. Pedro Julián Eymard, M es de San

José, Día 9, p.28).

“Entre los hombres es el único a quien haya cabido

el honor de servir inmediatamente a la divina Per-

sona de Jesús: ésta fue una gracia sólo a él concedi-

da”.

131

Page 132: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

San José “lo hacía todo para Jesús”, feliz de ver que

Jesús creciera mientras él, “su humilde servidor, se

empequeñecía y eclipsaba” (Eymard, M es d e San Jo sé,

Día 8, p.25-26; 27).

“Servir a Cristo fue su vida, servirlo en la humildad

más profunda, en la dedicación más completa, ser-

virlo con amor y por amor” (S. Pablo VI, Homilía 19 -3-

1966).

“De las narraciones evangélicas se desprende la

gran personalidad humana de José: en ningún mo-

mento se nos aparece como un hombre apocado o

asustado ante la vida; al contrario, sabe enfrentar-

se con los problemas, salir adelante en las situacio-

nes difíciles, asumir con responsabilidad e iniciativa

las tareas que se le encomiendan…

José era efectivamente un hombre corriente, en el

que Dios se confió para obrar cosas grandes. Supo

vivir, tal y como el Señor quería, todos y cada uno

132

Page 133: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

de los acontecimientos que compusieron su vida.

Por eso, la Escritura Santa alaba a José, afirmando

que era justo (Mt.1,19). Y, en el lenguaje hebreo,

justo quiere decir piadoso, servidor irreprochable

de Dios, cumplidor de la voluntad divina (Gen.7,1;

18,23-32; Ez.18,5ss; Prov.12,10); otras veces significa

bueno y caritativo con el prójimo (Tob.7,5; 9,9). En

una palabra, el justo es el que ama a Dios y de-

muestra ese amor, cumpliendo sus mandamientos

y orientando toda su vida en servicio de sus herma-

nos, los demás hombres” (S. Josemaría Escrivá de Bala-

guer, Es Cristo que pasa, n.40).

6. Canto a la Virgen Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Oh María, Madre mía,

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

133

Page 134: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Quien a ti ferviente clama

halla alivio en el pesar;

pues tu nombre luz derrama

gozo y bálsamo sin par.

Oh María, Madre mía,

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

7. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

2. Los primeros y más perfectos discípulos

L.3 La primera y más perfecta discípula de Cris-

to es la Virgen María, la cual precede a toda la Igle-

sia en su peregrinación hacia el cielo tanto en el

134

Page 135: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

tiempo como en la calidad de su perfecto segui-

miento de Jesús.

“La Virgen María ha sido propuesta siempre por la

Iglesia a la imitación de los fieles… porque en sus

condiciones concretas de vida Ella se adhirió total

y responsablemente a la voluntad de Dios (Lc.1,38);

porque acogió la palabra y la puso en práctica;

porque su acción estuvo animada por la caridad y

por el espíritu de servicio: porque, es decir, fue la

primera y la más perfecta discípula de Cristo: lo cual

tiene valor universal y permanente” (S. Pablo VI, MC

35).

Después de la Virgen, el primero y más perfecto

discípulo de Cristo es San José. ¡A qué grado tan

alto de perfección aprendió de su Hijo la humildad,

la obediencia inmediata al Padre, el servicio abne-

gado y silencioso, la paciencia, la solicitud, la dis-

creción

135

Page 136: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

A San José “su cargo en medio de la Sagrada Fa-

milia lo obligaba a ordenar; mas, al mismo tiempo

que cumplía cerca de Jesús su misión de padre, era

su discípulo fiel; y al ver al divino Hijo obedecer con

tanta sencillez y prontitud hasta la edad de treinta

años, se prendó de tal virtud y la practicó en el gra-

do más eminente” (S. Pedro Julián Eymard, Mes d e San

José, Día 21, p.62).

“Después, en los Evangelios, José aparece sólo en

otro episodio, cuando se dirige a Jerusalén y vive

la angustia de perder al hijo Jesús. San Lucas des-

cribe la afanosa búsqueda y la maravilla de encon-

trarlo en el Templo… pero aún más el asombro de

sentir las misteriosas palabras: ‘¿Por qué me bus-

cabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa

de mi Padre?’ (Lc.2,49). Estas dos preguntas del

Hijo de Dios nos ayudan a entender el misterio de

la paternidad de José. Recordando a sus padres el

primado de aquel al que llama «mi Padre», Jesús

afirma la primacía de la voluntad de Dios sobre

136

Page 137: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

cualquier otra voluntad, y revela a José la verdad

profunda de su papel: también él está llamado a

ser discípulo de Jesús, dedicando su existencia al

servicio del Hijo de Dios y de la Virgen Madre, en

obediencia al Padre celestial” (Benedicto XVI, Discurso,

Dedicación de fuente a San José, 5-7-2010).

8. Canto a San José Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Oh Patriarca Santo, humilde José

A ti mis plegarias dirijo con fe.

Tú fuiste elegido

por el mismo Dios

para ser el padre

de mi Redentor.

Oh Patriarca Santo, humilde José

A ti mis plegarias dirijo con fe.

137

Page 138: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

9. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

3. Consagrados por completo a la Persona y la

Obra de Cristo Salvador

L.1 La Virgen María y San José fueron llamados

a consagrarse de manera única a la Persona y la

Obra Salvadora de su Hijo Jesucristo.

“María, hija de Adán, al aceptar el mensaje divino,

se convirtió en Madre de Jesús, y al abrazar de to-

do corazón y sin entorpecimiento de pecado al-

guno la voluntad salvífica de Dios, se consagró

totalmente como esclava del Señor a la persona y a

la obra de su Hijo, sirviendo con diligencia al miste-

rio de la redención con Él y bajo Él, con la gracia de

Dios omnipotente… María no fue un instrumento

138

Page 139: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

puramente pasivo en las manos de Dios, sino que

cooperó a la salvación de los hombres con fe y obe-

diencia libres” (LG 56).

“San José fue llamado por Dios para servir directa-

mente a la persona y a la misión de Jesús mediante

el ejercicio de su paternidad: precisamente de esta

manera él coopera en la plenitud de los tiempos

en el gran misterio de la redención y es verdadera-

mente ministro de la salvación" (S. Juan Pablo II, RC

n.8).

“La grandeza de San José consiste en el hecho de

que fue el esposo de María y el padre de Jesús. En

cuanto tal, entró en el servicio de toda la econo-

mía de la Encarnación” (Francisco, Patris corde, n.1).

L.2 San José “sirvió ejemplarmente al Redentor”.

Por eso la Iglesia quiere que tengamos siempre

ante nuestros ojos “su humilde y maduro modo de

servir, así como de participar en la economía de la

139

Page 140: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

salvación” (cf. S. Juan Pablo II, RC 1).

“Recordando que Dios ha confiado los primeros

misterios de la salvación de los hombres a la fiel

custodia de San José”, la Iglesia le pide a Dios que

le conceda colaborar fielmente en la obra de la

salvación con un corazón puro como San José,

“que se entregó por entero a servir al Verbo Encar-

nado” (cf. S. Juan Pablo II, RC 31).

Encomendándonos a su protección, “aprendamos

al mismo tiempo de él a servir a la economía de la

salvación. Que San José sea para todos un maestro

singular en el servir a la misión salvífica de Cristo,

tarea que en la Iglesia compete a todos y a cada

uno” (S. Juan Pablo II, RC 32).

10. Oración final El celebrant e junto con la asamblea recitan la oración final.

S. Inmaculada Virgen María y Purísimo San

140

Page 141: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

José, a quienes la Santísima Trinidad escogió por

padres del Hijo Unigénito de Dios y de toda la hu-

manidad redimida por Él, hoy les pedimos que nos

enseñen y ayuden a servir de corazón a la Santísi-

ma Trinidad y a nuestro prójimo y a tomar en serio

el ser discípulos y seguidores de Jesús.

“También nosotros somos cooperadores de Jesu-

cristo. O sea, debemos dar a Jesucristo al mundo,

predicando las verdades que Él ha predicado,

orando por la salvación de todos, ofreciendo hos-

tia y alabanza para la salvación de los hombres. Y

al mismo tiempo mostrar a los hombres cuál es el

camino al cielo, qué deben hacer para llegar a su

fin”. Por eso les pedimos que intercedan por noso-

tros para que seamos “buenos cooperadores en la

cristianización del mundo, en la evangelización del

mundo” (cf. B. Santiago Alberione, Meditación sobre San

José, 19 -2-1953).

T. Amén.

141

Page 142: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

11. Despedida El celebrant e despide a la asambl ea.

S. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la

protección de la Virgen María y San José nos

acompañen siempre.

T. Amén.

142

Page 143: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Día Séptimo

Con amor de padres: por nosotros

1. Invocación inicial y Saludo El celebr ante y la asambl ea pronuncian altern ando la aclama-

ción de alabanza. El celebr ante saluda a la asamblea.

S. Cristo, clavado en la cruz, proclamó como

Madre nuestra.

T. A santa María Virgen, Madre suya.

S. Celebremos con alegría a San José.

T. El siervo prudente y fiel, a quien el Señor

puso al frente de su familia.

S. La paz del Señor sea con ustedes.

T. Y con tu espíritu.

143

Fotografía: Vitral el taller de Nazaret, iglesia Perpetuo Socorro, Sabana Sur.

Page 144: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

2. Monición El celebrante lee la siguiente explicación del tema que se tra-

tará en este día.

En este séptimo día de la Novena meditaremos

sobre la Virgen María y San José como padres

nuestros, por Voluntad de Dios, cuyo ardiente

amor y constante solicitud por Jesús, su Hijo, los

extienden ahora a toda la humanidad redimida por

Él, y no cesan de acompañarnos, guiarnos y prote-

gernos para que un día podamos reunirnos con

Ellos en el cielo y gozar de su compañía en la con-

templación eterna de la Santísima Trinidad.

3. Aclamación de alabanza

S. Celebremos a María, concebida sin pecado,

y a San José, el varón justo.

T.

T. Y adoremos a su Hijo, Jesucristo el Señor.

144

Page 145: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

4. Lectura bíblica Un lector o varios l ectores leen los t exto s bíblicos que servirán

de hilo conductor para el tema del día. Dejémonos guiar por

la Palabr a de Dio s.

L.1 “Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre y

la hermana de su Madre, María la de Cleofás y Ma-

ría Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y al discí-

pulo a quien amaba, dijo a la Madre: Mujer, he ahí

a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu Madre.

Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su

casa” (Jn.19,25-27).

“Mas al llegar la plenitud de los tiempos, envió

Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley,

para redimir a los que estaban bajo la Ley, para

que recibiésemos la adopción filial. Y puesto que sois

hijos, envió Dios a nuestros corazones el Espíritu

de su Hijo, que grita: Abba!, ¡Padre! De manera

que no eres siervo, sino hijo, y si hijo, también here-

dero por medio de Dios” (Gal.4,4-7).

145

Page 146: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Hijuelos míos por quienes siento de nuevo los dolo-

res del parto, hasta que se forme Cristo en voso-

tros” (Gal.4,19).

“Pues aun cuando diez mil pedagogos tuvierais en

Cristo, no, empero, muchos padres; porque en

Cristo Jesús, por medio del evangelio, yo os en-

gendré. Os lo suplico, pues; sed imitadores

míos” (1Cor.4,15-16).

5. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

1. La Virgen y San José, padres de Jesús y padres

nuestros

La Virgen, nuestra Madre amantísima

L.2 Una verdad de nuestra fe tan real como con-

146

Page 147: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

soladora es que María es Madre nuestra por volun-

tad de Dios.

“Creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva

Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo ejerci-

tando su oficio materno con respecto a los miembros

de Cristo, por el que contribuye para engendrar y

aumentar la vida divina en cada una de las almas de

los hombres redimidos" (S. Pablo VI, Creo del pueblo de

Dios, 30 -6-1968, n.15).

“Somos, al mismo tiempo, hijos del Padre y de Ella.

‘Él le ha comunicado su fecundidad, en cuanto una

simple criatura era capaz de recibirla, capacitán-

dola para producir a su Hijo y a todos los miem-

bros del Cuerpo místico de su Hijo’ (San Luis M. de

Montfort). Su relación con el Padre es un elemento

vital básico: el Padre asocia a María en la comuni-

cación de su vida a todas las almas” (Siervo de Dios

Frank Duff, M anual d e la L egión de M aría, 7).

147

Page 148: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“María, en su condición de Madre de la Cabeza y

de los miembros, constituye un primordial lazo de

unión entre ambos. Si somos miembros de su

Cuerpo (Ef.5,30), por la misma razón y con tanta

verdad somos hijos de María, su Madre. La santísi-

ma Virgen fue creada para concebir y dar a luz al

Cristo íntegro: al Cuerpo místico con todos sus

miembros, perfectos y trabados entre sí (Ef.4,15-

16), y unidos con la Cabeza, Jesucristo. Y María

cumple esta misión en colaboración y por el poder

del Espíritu Santo, que es la vida y el alma del

Cuerpo místico. Sólo en el seno maternal de Ma-

ría, y siendo dócil a sus desvelos, irá el alma cre-

ciendo en Cristo hasta llegar a la edad perfecta

(Ef.4,13-15)” (Frank Duff, M anual d e la L egión de M aría, 9,

1).

“Los varios oficios que ejerció María alimentando,

criando y prodigando amor al cuerpo físico de su

divino Hijo, los continúa ejerciendo ahora en favor

de todos y cada uno de los miembros de su Cuerpo

148

Page 149: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

místico, tanto de los más altos como de los más

ínfimos” (Frank Duff, Manu al de l a Legión d e M aría 9, 2)

“Toda su vida y todo su destino es la Maternidad,

primero de Cristo y luego de los hombres. Ése es el

fin para el que la Santísima Trinidad… la preparó y

la creó... En el día de la Anunciación, comenzó Ella

su maravillosa misión, y desde entonces ha sido la

madre hacendosa, atenta a las tareas de su casa.

Por algún tiempo, esas tareas se limitaron a Naza-

ret, pero pronto la casita se convirtió en el univer-

so mundo, y su hijo abarca a toda la humanidad. Y

así ha seguido; sus labores domésticas continúan a

través de los siglos, y nada se puede hacer en este

Nazaret ampliado sin contar con Ella. Cuanto ha-

gamos nosotros por el Cuerpo místico de Cristo no

es más que un complemento de sus cuidados; el

apóstol se suma a las actividades de la Ma-

dre…” (Frank Duff, Manual d e la L egión de María, 7 ).

149

Page 150: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

San José, nuestro padre y protector

L.3 No debemos olvidar que también San José

nos cuida con amor paternal.

“Desde el momento en que San José fue designado

para hacer con Jesús en la tierra las veces de padre,

el Redentor lo miró siempre como padre suyo y le

obedeció en todas las cosas. ¿Y no será nuestro de-

ber honrar a quien así ensalzó el Rey de los reyes?

Afortunadísimo San José, ¡qué gloria para ti ser

tenido por padre de Jesús! ¡Y qué felicidad para

nosotros el saber que eres también nuestro padre,

pues somos hermanos de Jesús! ¡San José, socórre-

nos con tu paternal patrocinio !” (S. Alfonso de Ligorio,

Visitas al Santísimo Sacramento, Visita 4).

“A las almas que llevan en su corazón la generosa

ambición de reproducir la vida y las virtudes de

Jesús, o mejor, ser ellos mismos como otros ‘Jesús’

150

Page 151: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

en la tierra, San José quiere, por su parte, ser para

ellos todo lo que él fue para Jesús durante su vida

mortal. La vigilancia afectuosa que junto a Él des-

plegó, la diligencia llena de celo y de enardeci-

miento que puso en procurarle el alimento necesa-

rio para su desarrollo, la solicitud con que le con-

dujo a Egipto para substraerle a sus enemigos…,

en resumen, el amor tan puro y paternal que le

obligó a consagrar su cuerpo y su alma al servicio

del divino Niño, lo traslada San José cumplida-

mente a toda alma que no quiere ser ya ella mis-

ma, sino Jesús, y Jesús pobre y laborioso, paciente

y perseguido” (S. Juan Eudes).

“Como todo lo que pensamos de grande, de

bueno, de bello, supera siempre nuestras posibili-

dades de ejecución, he aquí que se manifiesta la

necesidad de la ayuda, además del ejemplo. José

nos enseña no sólo la fidelidad al paradigma de la

vida, fijado por Dios para nuestros pasos, sino que

también es un insigne protector nuestro... José fue el

151

Page 152: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

custodio, el ecónomo, el educador, la cabeza de la

Familia en la cual el Hijo de Dios quiso vivir en la

tierra. Él fue, en una palabra, el protector de Jesús. Y

la Iglesia, en su sabiduría, ha concluido: si fue el

protector del cuerpo, de la vida física e histórica de

Cristo, en el Cielo José será ciertamente el protec-

tor del Cuerpo Místico de Cristo, o sea de la Iglesia.

Hoy la Iglesia celebra precisamente la protección

admirable del Artesano de Nazaret sobre la humani-

dad redimida. Acerquémonos también nosotros, con

devoción filial, como gente de casa, a la puerta del

humilde taller de Nazaret y cada uno pídale a José:

dame una mano, un sostén; protégeme también a

mí. No existe una vida que no esté atacada por mu-

chos peligros, por tentaciones, debilidades y fal-

tas. José, silencioso y bueno, fiel, manso, fuerte,

invicto nos enseña cómo debemos comportarnos; y

ciertamente nos socorrerá con exquisita bondad. Por

eso… pediremos, por la intercesión de este queri-

dísimo Santo, que no nos falte la ayuda celeste al

152

Page 153: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

aceptar el cumplimiento de la divina Voluntad so-

bre nuestras vidas” (S. Pablo VI, Homilía, 19 -3-1968).

L.1 San José “en la corte celestial ocupa el lugar

más alto” después de Jesús y María. Fue cabeza de

la Sagrada Familia, y desempeñó para con Jesús y

María un cometido especialísimo, y de primera

categoría. El más grande de los santos, ejerce aho-

ra el mismo oficio, ni más ni menos, con relación al

Cuerpo místico de Jesús y con relación a la Madre de

este cuerpo místico. Ampara la vida y el desarrollo

de la Iglesia… Su solicitud no falla, es vital, animada

como está por su preocupación paternal; en in-

fluencia solo le aventaja la maternidad espiritual

de María… Para que su amor despliegue toda su

fuerza en nosotros, tenemos que abrirnos del todo

a él, y amarle con un amor semejante al que él nos

tiene. Jesús y María le fueron siempre atentos y

agradecidos por cuanto hizo por Ellos; de igual

modo hemos de serle atentos constantemen-

te” (Siervo de Dios Fran k Duff, Manu al de la L egión de María,

24, 1).

153

Page 154: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Como protector de la Iglesia de Cristo , no hace

otra cosa que continuar desempeñando la misión

que tuvo en la tierra. Desde los días de Nazaret la

familia de Dios ha crecido y se ha esparcido hasta

los confines del orbe. El corazón de José se ha en-

sanchado en proporción a su nueva paternidad, la

cual prolonga y supera la paternidad prometida por

Dios a Abrahán, padre de una innumerable descen-

dencia... José, padre nutricio de Jesús, es también

padre nutricio de los hermanos de Jesús, esposo de

María, que dio a luz a Jesús, permanece unido a

Ella de un modo misterioso, mientras continúa en el

mundo el nacimiento místico de la Iglesia” (Card.

León José Su enen s, en M anual de la Legión d e M aría, 24, 1).

“San José, padre de Cristo, es también tu Padre y

tu Señor. Acude a él” (S. Josemaría Escrivá de Balagu er,

Camino, n. 559).

6. Canto a la Virgen Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

154

Page 155: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Madre del Redentor, Virgen María,

unida siempre a Cristo y a la Iglesia.

A tu lado como niños

nos sentimos cobijados,

como hijos de la Iglesia

que nació en Pentecostés.

Madre del Redentor, Virgen María,

unida siempre a Cristo y a la Iglesia.

7. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura d e l as explicacio-

nes y las lecturas d e la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

2. El amor de la Virgen María y San José por nosotros

El amor maternal de la Virgen

L.2 “La múltiple misión de María hacia el Pueblo

155

Page 156: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

de Dios es una realidad sobrenatural operante y

fecunda en el organismo eclesial”. Todo lo que la

Virgen hace por nosotros tiene como fin

“reproducir en los hijos los rasgos espirituales del

Hijo primogénito” (S. Pablo VI, MC 57).

“Como toda madre humana no puede limitar su

deber a la generación de un nuevo hombre, sino

que debe extenderlo a las funciones de la alimen-

tación y de la educación de la prole, de igual ma-

nera se comporta la Bienaventurada Virgen María.

Después de haber participado en el sacrificio re-

dentor del Hijo, y en modo tan íntimo que mereció

ser proclamada por Él Madre no sólo del discípulo

Juan, sino... del género humano… Ella continúa

ahora desde el cielo a cumplir con su función mater-

nal de cooperadora en el nacimiento y el desarrollo

de la vida divina en cada una de las almas de los

hombres redimidos”. Esta verdad “forma parte inte-

gral del misterio de la salvación humana; por eso

debe ser creída por fe por todos los cristianos” (S.

156

Page 157: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Pablo VI, Signum m agnum, 13-5-1967, n.8).

“La Madre de las misericordias, fuente de las gracias

divinas, mar, océano inmenso de caridad y cle-

mencia, está llena de admirable humildad y amor

hacia nosotros, para socorrer necesidades y aliviar

nuestras miserias, puesto que rebosa de amor ma-

terno para todos los fieles de Cristo, y a todos y a

cada uno los acoge con entrañas de madre. Pues,

en Juan, todos los fieles le fueron encomendados

por Jesús desde la Cruz… (Jn.19,26). Y como en

Isaías se dice que no ‘puede la mujer olvidar a su

niño, de modo que no se acuerde el hijo de su

seno’ (Is.49,15), así tenemos que pensar nosotros

de la Virgen beatísima.

Por esto se la vio vestida del sol, para que sepamos

que lo mismo que el sol, siendo como es uno, no

obstante ilumina y calienta con su calor a todos y

cada uno de los hombres como si hubiera sido

creado por Dios para cada uno en particular, pues

157

Page 158: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

‘no hay quien se esconda de su calor’ (Sal.19,7), así

la Virgen Madre de Dios es madre de todos y cada

uno, tan madre común para todos como propia de

cada uno. Y lo mismo que el sol es visto en su totali-

dad por todos y cada uno de los hombres, de mo-

do que cualquier hombre percibe con los ojos la

imagen íntegra del sol, así cada uno de los fieles, si

se consagra de corazón totalmente a la Virgen,

podrá gozar de la integridad de su amor como si

fuera su hijo único. Por esta causa Jesús le habló

en singular: Mujer, ahí tienes a tu hijo” (S. Lorenzo de

Brindis, Sermón I, n.8).

8. Canto a San José Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Hoy a tus pies ponemos nuestra vida;

hoy a tus pies, ¡Glorioso San José!

Escucha nuestra oración y por tu intercesión

obtendremos la paz del corazón.

158

Page 159: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

9. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

El amor paternal de San José

L.3 “¡Oh Jesús! dame a San José por padre, co-

mo me has dado a María por Madre. Inspírame una

devoción, una confianza y amor de hijo y siervo

suyo… Ya siento crecer mi devoción y mi confian-

za hacia el gran San José, ¡padre nutricio tuyo y

padre mío de adopción” (S. Pedro Julián Eymard, El m es

de San José, p.57-58).

“San José es realmente Padre y Señor, que prote-

ge y acompaña en su camino terreno a quienes le

veneran, como protegió y acompañó a Jesús

mientras crecía y se hacía hombre. Tratándole se

descubre que el Santo Patriarca es, además,

159

Page 160: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Maestro de vida interior: porque nos enseña a cono-

cer a Jesús, a convivir con Él, a sabernos parte de

la familia de Dios” (S. Josemaría Escrivá de Bal aguer, Es

Cristo que pasa, n.39).

Cristo “es un hijo de José que se prolongará en su

Iglesia… Yo quiero que nos fijemos en este con-

cepto, sobre todo, que José, siendo el padre legal

de Cristo, ve que ese Cristo se prolonga en su Igle-

sia y siente que todos nosotros los cristianos somos

también hijos suyos, estamos bajo su protección, y

con el mismo cariño con que cuidaban a su niño Je-

sús en el taller de Nazaret nos cuida también a no-

sotros, su Iglesia. Este misterio, hermanos, es el que

yo quisiera que se grabaran muy hondo…

Bendito sea San José, que nos protege… Así como

cuidó a María y al niño Jesús en Nazaret, la Iglesia

se siente protegida, querida, amparada, fuerte bajo

ese patrocinio del gran obrero, del hombre senci-

llo… San José fue eso ante todo, el hombre de la

160

Page 161: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

confianza de Dios para confiarle los misterios na-

cientes de la redención que ahora se han converti-

do en la Iglesia Universal” (S. Óscar Romero, Homilía,19

-12-1977).

10. Oración final El celebrant e junto con la asamblea recitan la oración final.

S. Inmaculada Virgen María y Purísimo San

José, a quienes la Santísima Trinidad escogió por

padres del Hijo Unigénito de Dios y de toda la hu-

manidad redimida por Él, hoy les pedimos que to-

dos los cristianos y todos los seres humanos redi-

midos por Cristo caigan en la cuenta de que el Hijo

de Dios quiso tener una Madre y quiso compartirla

con todos nosotros; quiso tener un padre adoptivo

y quiso que nos cuidara a todos con el inefable

amor paternal con que lo cuidó a Él. ¡Qué triste es

ser huérfano! ¡Qué tragedia es vivir como huérfa-

nos, teniendo padres tan amorosos y comprensi-

vos como la Virgen y San José! ¡Que todos abra-

161

Page 162: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

mos nuestro corazón para recibir el amor que Us-

tedes quieren derramar sobre nosotros y nos deje-

mos guiar por Ustedes hasta Jesús, con quien an-

helan unirnos cada día más!

T. Amén.

11. Despedida El celebrant e despide a la asambl ea.

S. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la

protección de la Virgen María y San José nos

acompañen siempre.

T. Amén.

162

Page 163: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Día Octavo

Tomen siempre de este Pan:

dadores de Cristo Eucaristía

1. Invocación inicial y Saludo El celebr ante y la asambl ea pronuncian altern ando la aclama-

ción de alabanza. El celebr ante saluda a la asamblea.

S. Salve, verdadero Cuerpo nacido de María

Virgen.

T. Que verdaderamente ha padecido, se ha

inmolado en la Cruz por la humanidad.

S. San José, obtennos un aumento de nuestro

amor por nuestro Amor Eucarístico, Jesús.

T. No permitas, ¡oh San José! que jamás sea-

mos privados del Pan de vida.

S. La paz del Señor sea con ustedes.

T. Y con tu espíritu.

163

Page 164: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

2. Monición El celebrante lee la siguiente explicación del tema que se tra-

tará en este día.

En este octavo día de la Novena meditaremos so-

bre la relación entre la Eucaristía, la Virgen María y

San José, los cuales colaboraron en la elaboración

del Pan de vida, alimentaron a nuestro Alimento,

participaron en Su Sacrificio en la Cruz, fueron los

más perfectos adoradores de Jesús Eucaristía y

ansían alimentarnos con este dulcísimo Pan.

3. Aclamación de alabanza

S. Celebremos a María, concebida sin pecado, y

a San José, el varón justo.

T. Y adoremos a su Hijo, Jesucristo el Señor.

4. Lectura bíblica Un lector o varios l ectores leen los t exto s bíblicos que servirán

de hilo conductor para el tema del día. Dejémonos guiar por

la Palabr a de Dio s.

164

Page 165: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

L.1 “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre no-

sotros; y contemplamos su gloria, gloria cual del

Unigénito procedente del Padre: lleno de gracia y

verdad” (Jn.1,14).

“Jesús les respondió: En verdad, en verdad os di-

go: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es

mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; por-

que el pan de Dios es el que baja del cielo y da la

vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos

siempre de ese pan. Les dijo Jesús: Yo soy el pan

de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y

el que crea en mí, no tendrá nunca sed.

Los judíos murmuraban de él, porque había dicho:

Yo soy el pan que ha bajado del cielo. Y decían:

¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y ma-

dre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He baja-

do del cielo?

Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come

165

Page 166: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le

voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida

eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi

carne es verdadera comida y mi sangre verdadera

bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre,

permanece en mí, y yo en él” (Jn.6,32-35.41.51.54-

56).

5. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

1. La Virgen María y San José colaboraron en la

preparación del Pan Eucarístico

L.2 Es Dios Padre quien nos da “el verdadero

Pan del cielo” (Jn.6,32), su propio Hijo Unigénito,

166

Page 167: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

pero el Padre nos lo da por medio de la Virgen Ma-

ría, en cuyo vientre purísimo se ha formado ese Pan.

Por obra del Espíritu Santo, fue de la “harina” de la

Virgen y en el “horno” de su vientre inmaculado

que se preparó el Pan vivo bajado del cielo.

“Para que el hombre comiese el Pan de los ánge-

les, el Señor de los ángeles se hizo hombre. Por-

que, si no se hubiera hecho hombre, no tendría-

mos Su carne; y si no tuviéramos Su carne, no co-

meríamos el Pan del altar” (S. Agustín, In Ps. 134,5).

“La Encarnación del Verbo en el seno de María nos

anuncia la Eucaristía… El grano de trigo divino es

sembrado en las castas entrañas de María. Germi-

nará y madurará y lo molerán, para con él hacer el

Pan eucarístico. Tan unida va en el Plan divino la

Encarnación con la Eucaristía, que las palabras de

San Juan (1,14) pudieran traducirse así: El Verbo se

ha hecho Pan" (S. Pedro Julián Eymard, La Sagr ada Co mu-

nión).

167

Page 168: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

San José no tuvo que ver con la formación de este

Pan, pues la maternidad de María fue virginal, por

obra del Espíritu Santo. Sin embargo, su colabora-

ción como esposo virginal de la Madre de Dios y

padre adoptivo del Hijo de Dios era indispensable,

según el Designio Divino, para la realización de la

Obra Salvífica. San José “forma parte del misterio

de la Encarnación, hallándose muy próximo al Verbo

de Dios hecho carne” (Eymard, El Mes d e San Jo sé, p.8 -9).

San José, al haber colaborado a que el Hijo de Dios

se pudiera hacer Hermano nuestro, colaboró tam-

bién a que luego se pudiera hacer Pan nuestro.

2. La Virgen María y San José alimentaron a

nuestro Alimento

L.3 María alimentó al que es nuestro Alimento

en la Eucaristía con su propia leche materna:

“Ese cuerpo que la beatísima Virgen dio a luz, nu-

trió en su seno, envolvió en pañales y alimentó con

168

Page 169: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

amor maternal… ahora lo recibimos del sagrado

altar… ¡Bienaventurados sean esos senos que,

mientras proveían los labios infantiles de leche

rala, estaban nutriendo a Aquél que es el alimento

de los ángeles y de los hombres!... ¡El líquido fluye

de los senos de la Virgen, y se transforma en la car-

ne de nuestro Salvador!... Ningún elogio humano

puede estar a la altura de aquella cuyo vientre pu-

rísimo ha dado el fruto que es el alimento de nuestra

alma... María produjo una comida que nos ha abier-

to de par en par la entrada al banquete celestial” (S.

Pedro Dami án, Sermo 45).

“En el sacrificio eucarístico la Iglesia venera ante

todo la memoria de la gloriosa siempre Virgen Ma-

ría, pero también la del bienaventurado José por-

que alimentó a aquel que los fieles comerían como

pan de vida eterna” (S. Juan Pablo II, RC 16; Pío IX, Qu e-

madmodum Deus).

A San José lo llamamos padre nutricio de Jesús

169

Page 170: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

porque con el sudor de su frente alimentó y cuidó

con inmenso amor a nuestro dulcísimo Pan.

3. La Virgen María y San José participaron en el

Sacrificio de Cristo en la Cruz

L.1 Todos sabemos que la Eucaristía es el Me-

morial del Sacrificio de Jesucristo en la Cruz.

Dios le pidió a la Virgen que cooperara con Jesu-

cristo en Su Sacrificio no sólo dándole el Cuerpo y

la Sangre que ofreció por nuestra Redención en el

altar de la Cruz, sino uniéndose íntimamente a Él

con corazón de Madre en Su inmolación (LG 58).

A San José Dios le pidió el sacrificio contrario: no

estar presente en Su vida pública ni en el Calvario.

Sin embargo, San José también contribuyó a la

Obra de la Redención por dos motivos.

El primero es la unión entre Encarnación y Sacrifi-

170

Page 171: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

cio: Jesús se encarnó para morir por nosotros en la

Cruz. San José “hizo de su vida un servicio… al mis-

terio de la encarnación y a la misión redentora que

está unida a él” (S. Pablo VI, Alocución, 19-3-1966).

El segundo motivo es el conocimiento sobre Su

futura Pasión que Jesús quiso darle a San José, y

gracias al cual pudo unirse y contribuir de alguna

manera con su profundo dolor y su compasión a la

Obra Redentora de Cristo.

Podemos hablar de dos tipos de dolores que pade-

ció San José: los que sufrió durante su vida por

Jesús, cuidando de Él, y lo que sufrió pensando en la

futura Pasión de Jesús.

San José, “asociado a María en sus gloriosos privi-

legios, tuvo, como ella, su corazón traspasado por

siete espadas”, o sea, siete momentos de especial

sufrimiento que nos narra el Evangelio (S. Pedro

Julián Eymard, Mes d e San Jo sé, Día 24, p.72).

171

Page 172: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

A partir de la Presentación en el Templo, la Virgen

y San José llevaron continuamente en su alma el

dolor de la futura Pasión de su Hijo, que Simeón

les predijo (Lc.2,35) y sobre la cual Jesús les habrá

sin duda hablado, como lo hizo con los Apóstoles

(Mt.16,21-23) (cf. S. Pedro Julián Eymard, M es de San Jo sé,

pp.74-77).

6. Canto a la Virgen Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Oh María, Madre mía,

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

De sus gracias tesorera

la nombró tu Redentor;

con tal Madre y Medianera,

nada temas, pecador.

172

Page 173: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Oh María, Madre mía,

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

7. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

4. La Virgen María y San José, los más perfectos

adoradores de Jesús Eucaristía

L.1 Jesucristo se encuentra glorioso en el cielo,

sentado a la derecha del Padre, y al mismo tiempo

se hace sacramentalmente presente en todos los

altares de la tierra donde se celebra el Sacrificio Eu-

carístico y en todos los Sagrarios donde es coloca-

do (Trento: DS 1651; Pablo VI, Cr edo nn.24 -26).

173

Page 174: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Desde Su venida al mundo, cuando Jesús estaba

aún encerrado en el seno de María, como en un

copón viviente, quiso tener dos adoradores: María

y José” (S. Pedro Julián Eymard, El Mes d e San Jo sé, p.30-

31).

María, tabernáculo viviente

El vientre inmaculado de la Virgen María fue el

primer y más precioso tabernáculo donde habitó

Jesús y Ella fue la primera en adorarlo apenas se

encarnó.

Durante nueve meses, Ella fue su Sagrario vivien-

te, “el primer tabernáculo de la historia, donde el

Hijo de Dios, todavía invisible a los ojos de los

hombres, se ofrece a la adoración de Isabel” (S.

Juan Pablo II, EdE 55) y a la adoración de San José.

La primera procesión eucarística

En la visita a su pariente Isabel tuvo lugar “la pri-

174

Page 175: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

mera procesión eucarística de la historia” con la Vir-

gen, el más bello ostensorio, llevando a Jesús en

su seno (Benedicto XVI, Alocución, 31-5-2005).

La primera Hora Santa

L.2 La primera Hora Santa tuvo lugar en Belén,

con María y José adorando a Jesús recién nacido,

por primera vez solemnemente expuesto a los

ojos humanos, no en una custodia de oro, sino en

un pobre pesebre.

“Cuando el Verbo hecho carne fue dado a luz en

Belén, San José y María le adoraron incesante-

mente; en esos momentos lo tenían antes sus ojos;

era preciso que la humanidad entera se hallara

representada a los pies de Jesucristo por estos dos

santos” (S. Pedro Julián Eymard, El M es de San Jo sé, Día 10,

p.31).

“La mirada embelesada de María al contemplar el

rostro de Cristo recién nacido y al estrecharlo en

175

Page 176: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

sus brazos, ¿no es acaso el inigualable modelo de

amor en el que ha de inspirarse cada comunión eu-

carística?” (S. Juan Pablo II, EdE 55).

“Cuando San José tiene la dicha de estrechar entre

sus brazos y sobre su corazón al Niño Jesús, ¡qué

homenajes de fe le tributa!... Imaginaos ver a San

José adorando a su Dios en el débil Niño que des-

cansa en sus brazos… diciéndole todo cuanto su

corazón desearía hacer por su gloria y por su

amor” (S. Pedro Julián Eymard, Mes d e San Jo sé, Día 16,

p.47-48).

Maestros de adoración eucarística

L.3 Jesucristo dejó a Su Madre por un tiempo en

la tierra antes de asumirla al cielo para enseñar a

los Apóstoles y a la Iglesia naciente la Adoración

Eucarística; para que fuera Madre, Modelo y Maes-

tra de todos los adoradores. “Los intereses de la

176

Page 177: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Eucaristía reclamaban la presencia de María” (S. Pe-

dro Julián Eymard, Mes d e M aría, Día 1: p.13 -14).

Después de María, San José es “el más perfecto de

los adoradores y el modelo acabado de la vida de

adoración” (Eymard, El M es d e San Jo sé, Día 1, p.2).

“Me uniré pues, a este santo adorador, para que

me enseñe a adorar a Nuestro Señor y me asocie

con él” (Eymard, El mes d e San Jo sé, p.33-35).

Anhelo por Jesús Eucaristía

Con qué ilusión correría San José al final de su lar-

go día de trabajo a su casa para estar con Jesús, su

Tesoro.

“Si se nos hubiere invitado a pasar una hora en

Nazaret, con Jesús, María y José, estoy cierto que

hubiéramos dejado todo, para no perder ni un minu-

to de esta bendita hora; de igual manera San José

177

Page 178: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

consideraba como la mayor pena, cuando se veía

obligado por su trabajo a dejar por algunos instan-

tes, la casita habitada por el Niño Jesús….

Nosotros, no somos menos felices que José en

Nazaret, tenemos a nuestro lado a nuestro Señor

Jesucristo, en el Santísimo Sacramento; sólo que

nuestros pobres ojos no lo ven; mas hagámonos

interiores y podremos contemplarle. San José es la

mejor puerta para penetrar en el corazón de Nuestro

Señor… Entrad por él, que él os introducirá por la

mano en el santuario interior de Jesús Sacramenta-

do” (Eymard, El M es de San Jo sé, Dí a 13, p.40 -41).

8. Canto a San José Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Oh Patriarca Santo, humilde José

A ti mis plegarias dirijo con fe.

A tu frente santa

178

Page 179: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

la moja el sudor

por dar alimento

a mi Salvador.

Oh Patriarca Santo, humilde José

A ti mis plegarias dirijo con fe.

9. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura d e l as explicacio-

nes y las lecturas d e la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

5. La Virgen y San José ansían alimentarnos hoy

con Jesús Eucaristía

L.1 La Virgen desea alimentarnos “con el Pan de

vida que Ella misma ha formado: Queridos hijos

míos… saciaos de mis frutos, es decir, de Jesús,

fruto de vida, que para vosotros he traído al mundo

(Eclo.24,18). Venid a comer de mi pan, que es Jesús,

179

Page 180: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

y a beber el vino de su amor (Prov.9, 5; Cant.5, 1)…

Nutridos con el Pan de vida… encontraremos tan

suave el yugo de Jesucristo, que apenas sentire-

mos su peso” (cf. S. Luis de Montfort, VD 208).

“Cada mañana, si queremos, se nos da la Hostia

que es Jesús, y es nuevamente María la que ofrece

a Jesús a cada uno y a todos nosotros. Cada uno de

nosotros puede y en verdad posee a Jesús entero,

aunque el mismo Jesús sea dado a cientos de miles

de personas al mismo tiempo. Cada uno puede

tomar el máximo sin nunca agotar los tesoros que

Jesús puede dar. Y cogiendo el máximo no le quita

a los demás nada.

Es María la que nos da a Jesús. Ella lo ofrece a todos

en el Bautismo, a la edad de la razón, en la Prime-

ra Comunión y en todas las sucesivas Comuniones.

Ella continuamente nos da a Jesús, el cual es luz

para la mente, dulzura para el corazón y santidad

para el alma. María nos ofrece a Jesús diariamente

180

Page 181: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

en cada Comunión, en cada adoración, en cada San-

ta Misa. Durante todo el día nos ofrece a Jesús, casi

suplicando: ¡Toma a mi Hijo, toma a Jesús! Él será

vuestro Todo; Él será el Camino, la Verdad y la Vi-

da.

Por tanto, debemos acercarnos a María y decirle:

sí, Madre, realiza tu misión en mí. Dame a Jesús Ca-

mino, Verdad y Vida… Que yo siga y ame a Jesús

ahora, para que luego lo pueda poseer en el cielo.

Dame a tu Jesús… ¡Que nosotros también reciba-

mos a Jesús como María lo hizo y lo tratemos co-

mo ella lo trató!” (B. Santiago Alberione, Sermón inédito ,

Roma, Octubre 19 56).

“De modo que San José es verdaderamente nues-

tro Padre y Señor, porque nos ha dado el pan -el

pan eucarístico- como un padre de familia bueno” (S.

Josemaría Escrivá de B alaguer, De la familia d e Jo sé, 19 -3-

1971).

181

Page 182: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

María dio la Comunión a toda la humanidad

L.2 “Cuando recibimos la Comunión recibimos a

Jesús cuyo cuerpo y sangre vienen de María… Ma-

ría cumplió un apostolado universal, porque dio la

Comunión no a un alma sola, sino a toda la humani-

dad” (B. Santiago Alberione, Sermón inédito, Grottaferrata

1956, p.389-391).

María, ostensorio perpetuo que trae a Jesús a las

almas

“María es el Apóstol, el ostensorio perpetuo que trae

a Jesús a las almas. Por todos los siglos María hará

lo que hizo apenas el Hijo de Dios se hizo carne en

su vientre: Ella se fue inmediatamente a visitar a

su prima Isabel, y Juan sintió la llegada de María;

fue santificado y se regocijó en el vientre de su

madre. María fue de prisa; fue rápida en cumplir su

misión por primera vez. Ella es una ansiosa con-

quistadora de almas y la que les da a Jesús y a

182

Page 183: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Dios” (B. Santiago Alberione, Mary, Qu een of Apo stles,

p.134).

Jesús nos da a María por Madre desde el

Tabernáculo

“Por tanto, recurramos a María. Imaginémonos

que desde el Tabernáculo Jesús nos dirige las pala-

bras que le dijo a S. Juan al pie de la cruz: He ahí a

tu madre. Aceptemos a María como nuestra Madre,

Maestra y Reina” (Sermón inédito, Grottaferrata, p.389-

391).

María y José ansían alimentar el Cuerpo místico

con la Eucaristía

L.3 “María es la Madre de ese Cuerpo místico. Y,

así como en otro tiempo anduvo solícita por reme-

diar las necesidades materiales de su divino Hijo,

arde también ahora en deseos de alimentar su cuer-

183

Page 184: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

po espiritual; porque tan Madre es de éste como de

aquél. ¡Que angustias para su corazón, ver que su

Hijo en su Cuerpo místico, padece y aún muere de

hambre, pues son tan pocos los que se nutren de-

bidamente de este divino pan, y hay algunos que

no lo comen nunca! Los que aspiran a compartir

con María su solicitud maternal por las almas, parti-

cipen también de estas angustias y trabajen unidos

a Ella para mitigar esta hambre…” (Siervo de Dios

Frank Duff, M anual d e la L egión de M aría 8,4).

“Acuérdate, pues, de nosotros, José bendito, y con

el sufragio de tu oración, danos siempre de este

Pan. Y a la bienaventurada Virgen, tu esposa, ház-

nosla propicia, y consigue que nosotros, indignos,

seamos adoptados por Ella como hijos ama-

dos” (Ubertino de Casale, Árbol de la vida d e Jesús crucifica-

do).

10. Oración final El celebrant e junto con la asamblea recitan la oración final.

184

Page 185: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

S. Inmaculada Virgen María y Purísimo San

José, a quienes la Santísima Trinidad escogió por

padres del Hijo Unigénito de Dios y de toda la hu-

manidad redimida por Él, hoy les pedimos lo más

grande, lo más importante: ¡comprensión profun-

da, amor inquebrantable, fidelidad hasta la muer-

te, deseo ardiente por Jesús Eucaristía!

“Glorioso patriarca san José, que tuviste la dicha

de ganar y dar el pan de cada día a Jesús en Naza-

ret, ¡que la tenga yo de ganar y dar su consuelo de

cada hora al Jesús de mi Sagrario! (S. Manuel Gonzá-

lez, I, n.1194, p.1023-1024).

“Madre Inmaculada y patriarca San José, los que

mejor supieron y saborearon el Corazón de Jesús

en la tierra, dadnos parte en vuestras intimida-

des” (S. Manuel González, I, n.365, p.339).

T. Amén.

185

Page 186: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

11. Despedida El celebrant e despide a la asambl ea.

S. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la

protección de la Virgen María y San José nos

acompañen siempre.

T. Amén.

186

Page 187: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Día Noveno

Glorificados por Dios y protectores

nuestros

1. Invocación inicial y Saludo El celebr ante y la asambl ea pronuncian altern ando la aclama-

ción de alabanza. El celebr ante saluda a la asamblea.

S. Oh Dios, que has constituido a la Madre de

tu amado Hijo en Madre y Auxiliadora del

pueblo cristiano.

T. Concede a tu Iglesia vivir bajo su protección.

S. Protege la asamblea de los justos, reunidos

en la fe, cuerpo de Cristo.

T. Sé padre que nos lleve a nuestro Padre.

S. La paz del Señor sea con ustedes.

T. Y con tu espíritu.

187

Fotografía: Vitral el taller de Nazaret, iglesia La Natividad, La Uruca

Page 188: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

2. Monición El celebrante lee la siguiente explicación del tema que se tra-

tará en este día.

En este noveno y último día de la Novena medita-

remos sobre la protección que nos prodigan desde

el cielo la Virgen María y San José, su poderosa

intercesión, su constante y siempre eficaz ayuda y

la confianza que debemos de tener en Ellos.

3. Aclamación de alabanza

S. Celebremos a María, concebida sin pecado,

y a San José, el varón justo.

T. Y adoremos a su Hijo, Jesucristo el Señor.

4. Lectura bíblica Un lector o varios l ectores leen los t exto s bíblicos que servirán

de hilo conductor para el tema del día. Dejémonos guiar por

la Palabr a de Dio s.

188

Page 189: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

L.1 “Al tercer día hubo una boda en Caná de

Galilea, y estaba allí la Madre de Jesús. Fue invita-

do también Jesús con sus discípulos a la boda. No

tenían vino, porque el vino de la boda se había

acabado. En esto dijo la Madre de Jesús a éste: No

tienen vino. Díjole Jesús: Mujer, ¿qué nos va a mí y a

ti? No es aún llegada mi hora. Dijo la Madre a los

servidores: Haced lo que El os diga. Había allí seis

tinajas de piedra… Díjoles Jesús: Llenad las tinajas

de agua… Este fue el primer milagro que hizo Je-

sús, en Caná de Galilea y manifestó su gloria y cre-

yeron en Él sus discípulos” (Jn.2,1-12).

“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, reme-

cida, desbordante será la que os den en vuestro

seno; porque la medida que empleareis para con

los demás, esa misma recíprocamente se emplea-

rá para con vosotros” (Lc.6,38).

“Quien me sirve, sígame; y donde estoy yo, allí

estará también mi servidor. A quien me sirviere, mi

189

Page 190: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Padre le honrará” (Jn.12, 26).

“Es también como un hombre que, al ausentarse,

llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda …

Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de

aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegán-

dose el que había recibido cinco talentos, presentó

otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me

entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado.

Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo

poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré;

entra en el gozo de tu señor…” (Mt.25,14-23).

“Entonces dirá el Rey a los de su derecha: Venid,

benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino

preparado para vosotros desde la creación del mun-

do. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve

sed, y me disteis de beber; era forastero, y me aco-

gisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y

me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme… Y

el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicis-

190

Page 191: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

teis a unos de estos hermanos míos más peque-

ños, a mí me lo hicisteis” (Mt.25,34-40).

“No me escogisteis vosotros a mí, antes yo os es-

cogí a vosotros, y os destiné para que vayáis y lle-

véis fruto y vuestro fruto permanezca, para que

cuanto pidáis al Padre en nombre mío, os lo dé. Esto

os mando: que os améis los unos a los

otros” (Jn.15,16-17).

5. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

1. La glorificación celestial de la Virgen María y

San José

L.2 La Virgen María y San José se encuentran en

el cielo gozando en grado máximo de la glorifica-

191

Page 192: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

ción y la visión beatífica, prometidas por su Hijo

Divino, como premio a los que le sirven con amor y

entrega.

“¿Qué merced, se diría la Santísima Trinidad… da-

remos a la más piadosa de las hijas, a la más gene-

rosa de las madres y a la más fiel de las esposas?...

¿Qué lugar ha de ocupar en el cielo la Hija, Madre

y Esposa de Dios? La respuesta nos la da Jesús en

el santo Evangelio. Si está decretado dar al que dé,

¿qué se dará a la pura criatura que la Trinidad au-

gusta ha dado más gloria y ha obtenido para el

cielo y para la tierra, más bienes que todas las pu-

ras criaturas juntas?” (S. Manuel González, II, n.2616,

p.675).

“Lo más alto, lo más rico, lo más glorioso del cielo,

después del trono de la Santísima Trinidad, lo más

cerca de Jesús, lo más lleno de gloria, de su visión,

de su posesión y de su poder, después del Padre y

del Espíritu Santo, ése es el lugar del descanso de

192

Page 193: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

María, ésa es la acción eterna de gracias de Dios

Padre y Dios Hijo y Dios Espíritu… ésa es la gran

cosecha celestial de María y ésa es la coronación de

nuestra Señora por Reina de cielos y tierra” (S. Ma-

nuel González, II, n.2619, p.676).

Coronado de honor y gloria sólo inferiores a los

que recibió la Madre de Dios se encuentra San Jo-

sé.

“Jesucristo remunera en la otra vida a cada cual

según sus méritos; ¿que cúmulo de gloria no debe-

mos juzgar fuese otorgado a José, que tan tierna-

mente sirvió y amó a Jesús, mientras viviera sobre

la tierra?” (S. Alfonso de Ligorio, Sermón sobre San Jo sé,

9).

2. La Comunión de los Santos

L.3 Dios ha querido unirnos a Él y unirnos entre

nosotros. San Pablo lo explica con la imagen del

193

Page 194: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

cuerpo: Cristo es la Cabeza y cada uno de nosotros

somos los miembros. Por eso estamos tan íntima-

mente unidos y así como el bien de un miembro

beneficia a todos los demás, el mal de uno los

afecta también.

Esta unión tan estrecha no se termina con la muer-

te. Los miembros del cuerpo que peregrinan en la

tierra, los que se purifican en el Purgatorio y los

que ya están en el cielo siguen estando unidos en-

tre sí y pueden interceder unos por otros (LG, Cap.7).

Esta unión se basa en el mandamiento del amor.

Dios quiere que nos amemos unos a otros y que

nos ayudemos. Dentro de este marco se entiende

la mediación: interceder unos por otros es imitar a

Jesucristo y cumplir con el mandamiento del

amor. Es ayudarnos mutuamente, como Dios

quiere, para que un día podamos alcanzar el cielo.

“Otro de los innumerables medios de salvación

194

Page 195: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

que Dios, movido del grande amor que nos tiene, y

de los deseos que siente por nuestra salvación, nos

ha proporcionado, consiste en la devoción de los

Santos, a quienes como a amigos suyos encarga

intercedan por nosotros, y con sus méritos y ora-

ciones nos alcancen las gracias que nosotros no

tenemos merecidas. No procede esta intercesión

de que los méritos de Jesucristo no sean más que

superabundantes para enriquecernos de toda

suerte de bienes, sino porque place a su divina vo-

luntad honrar a sus fieles servidores, haciéndoles

cooperadores de nuestra salvación; y, por otra par-

te, quiere alentar la confianza que, a fin de alcan-

zar las divinas gracias, tengamos puesta en la me-

diación de los Santos” (S. Alfonso de Ligorio, Sermón

sobre San José, Intro.).

6. Canto a la Virgen Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Oh María, Madre mía,

195

Page 196: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

Pues te llamo con fe viva

muestra Oh Madre, tu bondad;

a mí vuelve compasiva

tu mirada de piedad.

Oh María, Madre mía,

Oh consuelo del mortal,

Amparadme y guiadme

A la patria celestial (2).

7. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

3. La acción celeste de la Virgen y San José en

favor nuestro

196

Page 197: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

L.1 La Mediación más importante de la Virgen

María fue darnos a Cristo por medio de su Mater-

nidad Divina. En el cielo sigue haciendo eso mis-

mo: darnos a Cristo. Ella nos dio al Autor de la gra-

cia y por su mediación nos llegan ahora todas las

gracias que necesitamos para amar, servir, seguir y

serle fieles al Señor. “La Iglesia no duda en profe-

sar esta función subordinada de María, la experi-

menta continuamente y la recomienda a los fie-

les” (LG 62).

San José, que tan bien sirvió al Señor en la tierra,

“en los cielos recibió un nuevo oficio, a saber, que

ayudase con sus copiosos méritos y el sufragio de su

oración a los hombres y alcanzase para el mundo

con su valiosísima intercesión lo que la posibilidad

humana no puede obtener. Por eso, constante-

mente es venerado como misericordioso media-

dor y eficaz patrono ante Dios” (Pío IX, Inclytus Patriar-

cha Joseph, 10-9-1847).

197

Page 198: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“¿Quién ignora, que San José es, entre todos los

Santos y después de María Santísima, muy apre-

ciado de Dios, y muy poderoso para con Dios, para

impetrar las divinas gracias a favor de sus devo-

tos?... Gran confianza debemos colocar en la pro-

tección de San José, por el señalado amor que le

mereció de Dios su eminente santidad” (S. Alfonso

de Ligorio, Sermón sobre San Jo sé, Intro.; 7).

4. El poder de intercesión de la Virgen y San José

El poder de intercesión de la Virgen

L.2 La Tradición siempre ha afirmado la eficacia

de la intercesión de la Virgen: su Hijo Divino le

concede en el cielo todo lo que pide, porque Ella

siempre pide según Su Voluntad. Lo mismo dice con

respecto a San José: Jesús y la Virgen, que tanto

agradecen el servicio tan abnegado y lleno de

amor que José les presto durante su vida terrena,

198

Page 199: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

se complacen ahora en el cielo en atender todas

sus peticiones en favor nuestro, que al igual que

las de María, siempre son según la Divina Volun-

tad.

“Asunta a los cielos, María no ha dejado esta mi-

sión salvadora, sino que con su múltiple intercesión

continúa obteniéndonos los dones de la salvación

eterna. Con su amor materno se cuida de los her-

manos de su Hijo, que todavía peregrinan y se ha-

llan en peligros y ansiedad hasta que sean conduci-

dos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la

Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los

títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Media-

dora” (LG 62).

“En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto

concreto de la indigencia humana, aparentemente

pequeño y de poca importancia (no tienen vino).

Pero esto tiene un valor simbólico…. María se po-

ne entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus

199

Page 200: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

privaciones, indigencias y sufrimientos… Hace de

mediadora no como una persona extraña, sino en

su papel de madre, consciente de que como tal pue-

de… hacer presente al Hijo las necesidades de los

hombres… Como Madre desea también que se

manifieste el poder mesiánico del Hijo” (S. Juan Pa-

blo II, RM 21).

“Después de la Ascensión del Hijo, su maternidad

permanece en la Iglesia como mediación materna;

intercediendo por todos sus hijos, la Madre coope-

ra en la acción salvífica del Hijo, Redentor del

mundo... Con la muerte redentora de su Hijo, la

mediación materna de la esclava del Señor alcanzó

una dimensión universal, porque la obra de la reden-

ción a abarca todos los hombres” (S. Juan Pablo II, RM

40).

El poder de intercesión de San José

L.3 “Juzgamos de profunda utilidad para el pue-

200

Page 201: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

blo cristiano, invocar continuamente con gran pie-

dad y confianza, junto con la Virgen-Madre de

Dios, su casta Esposa, a San José; y tenemos plena

seguridad de que esto será del mayor agrado de la

Virgen misma” (León XIII, Quamqu am pluries, 15-8-1889).

“Las razones por las que el bienaventurado José

debe ser considerado especial patrono de la Iglesia,

y por las que a su vez, la Iglesia espera muchísimo

de su tutela y patrocinio, nacen principalmente del

hecho de que él es el esposo de María y padre pu-

tativo de Jesús…

José, en su momento, fue el custodio legítimo y

natural, cabeza y defensor de la Sagrada Familia. Y

durante el curso entero de su vida él cumplió ple-

namente con esos cargos y esas responsabilida-

des. Él se dedicó con gran amor y diaria solicitud a

proteger a su esposa y al Divino Niño...

Ahora bien, el divino hogar que José dirigía con la

201

Page 202: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

autoridad de un padre, contenía dentro de sí a la

apenas naciente Iglesia. Por el mismo hecho de que

la Santísima Virgen es la Madre de Jesucristo, ella

es la Madre de todos los cristianos a quienes dio a

luz en el Monte Calvario en medio de los supremos

dolores de la Redención; Jesucristo es, de alguna

manera, el primogénito de los cristianos, quienes

por la adopción y la Redención son sus hermanos.

Y por estas razones el Santo Patriarca contempla a

la multitud de cristianos que conformamos la Iglesia

como confiados especialmente a su cuidado, a esta

ilimitada familia, extendida por toda la tierra, so-

bre la cual, puesto que es el esposo de María y el

padre de Jesucristo, conserva cierta paternal auto-

ridad. Es, por tanto, conveniente y sumamente

digno del bienaventurado José que, lo mismo que

entonces solía tutelar santamente en todo momen-

to a la familia de Nazaret, así proteja ahora y de-

fienda con su celeste patrocinio a la Iglesia de Cris-

to” (León XIII, Quamquam pluries, 15-8-1889, n.3).

202

Page 203: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Esos dos personajes, Jesús y María, los más gran-

des que han existido en la tierra, son los orígenes

de esa fuentecita que en Belén comenzó a crecer

como un río que ahora es un torrente por el mun-

do, la Iglesia Universal, que lleva como objeto la

salvación de los hombres. San José fue puesto co-

mo el cuidador de esa fuente que nacía. Justo era

que en los tiempos modernos, cuando ya esa fuen-

te se había hecho río inmenso, Iglesia Universal, se

recordara también a los hombres de nuestro tiem-

po el papel importante de San José dentro de esa

Iglesia” (S. Óscar Romero, Ho milia, 19 -12-1977: Vol. II, p.123

-131).

8. Canto a San José Coro y asamblea r ealizan el siguiente c anto.

Hoy a tus pies ponemos nuestra vida;

hoy a tus pies, ¡Glorioso San José!

Escucha nuestra oración y por tu intercesión

obtendremos la paz del corazón.

203

Page 204: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

9. Desarrollo del tema y lecturas de la

Tradición y el Magisterio de la Iglesia Un lector o varios lectores r ealizan la lectura de l as explicacio-

nes y las lecturas de la Tradición y el Magist erio sobr e el tema

tratado.

5. Confianza que debemos tener en la Virgen Ma-

ría y San José

L.1 “La misión maternal de la Virgen empuja al

Pueblo de Dios a dirigirse con filial confianza a

Aquella que está siempre dispuesta a acogerlo con

afecto de madre y con eficaz ayuda de auxiliadora;

por eso el Pueblo de Dios la invoca como Consola-

dora de los afligidos, Salud de los enfermos, Refu-

gio de los pecadores, para obtener consuelo en la

tribulación, alivio en la enfermedad, fuerza libera-

dora en el pecado; porque Ella, la libre de todo

pecado, conduce a sus hijos a esto: a vencer con

enérgica determinación el pecado” (S. Pablo VI, MC

57).

204

Page 205: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“La confianza del pueblo en San José se resume en

la expresión Ite ad Ioseph, que hace referencia al

tiempo de hambruna en Egipto, cuando la gente le

pedía pan al faraón y él les respondía: ‘Vayan don-

de José y hagan lo que él les di-

ga’ (Gn.41,55)” (Franc esco, Patris corde, n.1).

“Así como en la tierra Jesucristo se sometió volun-

tariamente a José, también atiende en el Cielo a

cuantas súplicas le ruegue el Santo… Movido el Se-

ñor a la vista de las miserias que nos afligen, nos

dice a todos nosotros… Id a José (Gen.41,55). Ve a

José si quieres hallar consuelo… No dejemos pasar

día sin ofrecerle alguna oración especial… pidámos-

le gracias, y él nos las obtendrá en cuanto redun-

den en provecho de nuestra alma. Y muy especial-

mente los exhorto a que le pidan tres gracias parti-

culares… el perdón de los pecados, el amor a Jesu-

cristo, y una buena muerte” (S. Alfonso de Ligorio, Ser-

món sobre San José, 11).

205

Page 206: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

“Tomé por abogado y señor al glorioso san José, y

encomendeme mucho a él… No me acuerdo hasta

ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de

hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes

que me ha hecho Dios por medio de este biena-

venturado santo, de los peligros que me ha libra-

do, así de cuerpo como de alma; que a otros san-

tos parece les dio el Señor gracia para socorrer en

una necesidad, a este glorioso santo tengo expe-

riencia que socorre en todas, y que quiere el Señor

darnos a entender que así como le fue sujeto en la

tierra… así en el cielo hace cuanto le pide…

Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este

glorioso santo… no he conocido persona que de

veras le sea devota… que no la vea más aprovecha-

da en la virtud… Paréceme ha algunos años que

cada año en su día le pido una cosa, y siempre la

veo cumplida; si va algo torcida la petición, él la

endereza para más bien mío. Sólo pido, por amor de

Dios, que lo pruebe quien no me creyere” (Sta. Tere-

206

Page 207: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

sa d e Ávila, Libro de la Vida 6,6 -8).

L.2 “Si quisiese particularizar los bienes, con-

suelos y mercedes que reciben los devotos de San

José, así espirituales como temporales y así en vi-

da como en muerte, sería necesario de sólo esto

hacer un gran libro. Remítome a lo que experi-

mentarán los que quisieren tomar esta devoción,

certificándoles que si de veras le imitan y como

verdaderos devotos le aman, honran y… por darle

gusto sirven mucho a Dios, recibirán consuelo en

sus tribulaciones, ánimo en los temores, fortaleza

contra las tentaciones, firmeza en los propósitos,

fervor en la oración, ternura de espíritu, regalos

interiores, valor para obras heroicas, perseveran-

cia en los bienes y una muy particular, muy afable

y muy provechosa devoción con la Virgen María,

su esposa y ferviente amor a Cristo Jesús; y que en

todos los sucesos de su vida y en la hora de la

muerte hallarán un buen amigo que siempre esté a

su lado aparejado para su defensa” (Jerónimo Gra-

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Page 208: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

cián, Josefina. Madrid 2021, p.167).)

“San José no puede dejar de ser el Custodio de la

Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo

de Cristo en la historia… Así, cada persona necesi-

tada, cada pobre, cada persona que sufre, cada

moribundo, cada extranjero, cada prisionero, cada

enfermo son “el Niño” que José sigue custodian-

do” (Francisco, Patris corde, n.5).

10. Oración final El celebrant e junto con la asamblea recitan la oración final.

S. Inmaculada Virgen María y Purísimo San

José, a quienes la Santísima Trinidad escogió por

padres del Hijo Unigénito de Dios y de toda la hu-

manidad redimida por Él, hoy les pedimos que es-

cuchen benignos nuestras súplicas por nuestras

familias, por la Iglesia, por nuestro país, por el

mundo entero, para que Cristo, su Divino Hijo, sea

conocido, sea amado, sea servido y pueda reinar

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Page 209: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

en todos los corazones. ¡Que todos nos abramos a

Su Palabra, a Su amor, a Su acción divina, para

gloria y alabanza de la Santísima Trinidad!

T. Amén.

11. Despedida El celebrant e despide a la asambl ea.

S. Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y la

protección de la Virgen María y San José nos

acompañen siempre.

T. Amén.

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Page 210: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

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Page 211: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé

La redacción y la devoción de esta novena surge gracias al valioso aporte de la

Dra. Deyanira Flores González, quien gentilmente donó su trabajo para lograr este

subsidio que busca incentivar la fe del Pueblo Santo de Dios.

Fotografía: Vitral del Nacimiento iglesia San Isidro de Coronado

Page 212: Novena en honor a la Virgen nmaculada y el usto an osé