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NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

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La vida rutinaria de un Vigilante de Seguridad,con el sueño frustrado de convertirse en detective privado, da un giro inesperado con la aparición de Florencio en su vida.

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Constantino Linares Arobes

NUNCA ES TARDE

“Crónica de una Ilusión”

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Título:

NUNCA ES TARDE “Crónica de una Ilusión”

Autor: Constantino Linares Arobes

Editorial http://www.bubok.com

Año de publicación 2010

Imagen de Portada y Portadilla:

Constantino Linares Arobes

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A mi padre para quien…

“Lo primero fue el humor”

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PRÓLOGO

Es curioso comprobar como una charla

nocturna invernal durante el turno de trabajo, se

convierte de repente en la historia plasmada en

esta novela.

Todo surgió con una broma entre

compañeros, en la que un personaje real, se

convirtió en ficción, o tal vez, el personaje

ficticio se hizo carne. Aún hoy, los padres de

esta singladura, llegamos a dudar si en verdad

todo lo sucedido es real, o tan sólo una creación

de una mente aburrida o necesitada de acción.

El caso es que Saturio, surgió con fuerza

de la nada, mostrando vida propia, y a partir de

ahí, toda una aventura se transformó en ésta

humilde obra, sin pretensiones, pero con mucha

ilusión, al igual que nuestro protagonista.

Saturio, padece una vida rutinaria

marcada profundamente por su profesión, hasta

que aparece en su vida un personaje que le

descolocará en su monótona existencia.

La vida le dará una oportunidad…

¡Llega el momento de elegir!

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Capitulo 1

La luz del sol, entró a través de las

persianas venecianas, denominadas en la isla

“mallorquinas”, obligándole a despertar de su

letargo nocturno y actuando sobre sus globos

oculares con una presión insoportable, haciendo

que estos parecieran querer explotar, al igual

que su cabeza... había abusado del Bourbon.

Su saliva, tenía una textura viscosa, lo que

imposibilitaba su tránsito por el gaznate, debido

a que su lengua estaba tan áspera y seca que

parecía una suela de zapato y apenas conseguía

empapar. – ¡Tengo que dejar el Bourbon!, con

la edad, las resacas son más difíciles de soportar

y se hacen más duraderas, se quejó

amargamente.

Miró su reloj y comprobó que eran las

11.10 de la mañana. Había estado pintando,

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bebiendo y fumando toda la noche, escuchando

jazz y blues, algunos clásicos. Sus manos aún

tenían colores diversos de óleo impregnados en

la piel a modo de caprichosos tatuajes con

formas totalmente abstractas.

Hizo ademán de levantarse, pero sus

músculos hacían caso omiso a las órdenes de un

cerebro totalmente atribulado y dolorido,

demasiado cansado por los excesos nocturnos y

que bastante tenía con enviar señales de dolor

entre sus neuronas,…le dolía hasta el

pensamiento.

Se consideraba un bohemio, un Toulouse

Lautrec contemporáneo, aunque salvando las

diferencias en cuanto a lo que se refiere al arte

de pintar. Claro está, le hubiera gustado vivir

aquella época parisina de ambientes libertinos y

distraídos, codearse con maestros del arte,

abusar de la ingesta de absenta, rodeándose de

las más bellas meretrices del momento en los

Moulin Rouge o de la Gallette.

A pesar de todo, iba con la época que le

tocaba vivir, y digamos que cambiaba la absenta

por el Bourbon, y a decir verdad, lupanares y

mujeres de vida licenciosa, siempre han

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existido, por algo se cree que es la profesión

más antigua del mundo, al menos eso dicen. Eso

no quería decir que frecuentara estos ambientes

por el mero afán de recurrir a los servicios

propios de la profesión, ya que también son

lugares divertidos donde encontrar gente dispar,

vidas diferentes y una gran fuente de

información. ¡Si señor!, información. Ante todo

Saturio era un detective en potencia, esa era su

verdadera vocación, quería ser un Hércules

Poirot, o un Sherlock Holmes del siglo veintiuno.

Había cursado estudios de Criminología a

través de la Universidad de Barcelona, por un

sistema de estudio a distancia y era su

verdadera meta en la vida, la investigación

profesional. Lástima que no tuviera medios ni

facilidad con la lengua de Sheakespeare para

poderse ir a Miami, que es donde realmente le

hubiera gustado ir a parar con sus huesos, ya

que en los Estados Unidos podría haber

desempeñado esta profesión como detective

privado al más estilo Remington Steel o Mike

Hammer. En España todo era diferente, nada

más que trabas y prejuicios, sinceramente, la

vida idílica para él hubiera sido ser americano, o

al menos poder haber realizado ese sueño, pero

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la vida es injusta y no siempre se puede

conseguir lo deseado.

De lo que estaba totalmente seguro, es

que el arte corría por sus venas, si bien era hijo

de un músico y su vida transcurrió de un lado a

otro como un nómada con la casa a cuestas,

entre habitaciones de hotel y nombres de

espectáculos y night-clubs, por lo que la

farándula y la vida nocturna siempre fueron

familiares para él.

A duras penas se levantó y se dirigió a la

cocina. Miró furtivamente el fregadero y observó

una pila de platos, vasos y demás útiles de

cocina que se agolpaban en equilibrios casi

imposibles; resecos, con muestras claras de

llevar varios días esperando a que un chorro de

agua y jabón les dieran un baño. Comprobó que

no tenía ni un vaso limpio, por lo que no le iba a

quedar más remedio que fregar si quería

desayunar en casa.

Decidió abrir el frigorífico y lanzarse en

una aventura en busca de algo que llevarse al

estómago. Estaba desierto, podría escucharse

hasta su eco. De pronto, vio como si de un

último superviviente se tratase,... un yogurt.

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Miró la fecha de caducidad, comprobó que

databa de alrededor de un año. Sin importarle

demasiado el tiempo que llevara caducado,

decidió comérselo igualmente. Siempre se ha

dicho que lo que no mata engorda y así debe

ser. Llevaba tanto tiempo caducado, que los

bífidus activos y bacterias habían formado una

civilización... aún así se lo comió.

Debido a que contaba con un estómago a

prueba de bombas, ya que acostumbraba a

desayunar a las cinco o seis de la mañana al

comenzar o terminar sus turnos, platos tales

como fabada asturiana o incluso lasaña, el hecho

anterior no le importaba demasiado, ya que

seguramente enriquecería su “flora y fauna”

intestinal.

Seguidamente, se duchó y se cambió de

ropa ya que se disponía a salir. Se peinó su tupé

de Rocker llevando ligeramente el cabello

humedecido hacia atrás. Buscó unos calcetines y

cayó en la cuenta de que los tenía colgados en

el tendedero y estaban algo húmedos. Acto

seguido los cogió, los introdujo en el microondas

situando el selector en modo de descongelación.

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Al cabo de unos minutos estaban secos y

calentitos. Era un truco que no fallaba.

Salió de casa y se dirigió a la calle

Sindicato para ver a su amigo Sebastián que es

propietario de una zapatería, ya que siempre le

compraba el calzado a él, un amigo, y además

solía hacerle alguna que otra suculenta oferta.

Sebastián era un tipo un tanto extraño,

era calvo, delgado y vestía de una forma que

podría definirse como antigua. Su aspecto de

cura, con unos rasgos de cara muy marcados, le

daba un aire malévolo pero que distaba mucho

de su personalidad, ya que era un buen hombre.

Poseía una pequeña zapatería en el centro de

Palma que ya había pertenecido a su padre, y si

bien el negocio no le hizo nunca rico, si que les

había dado de comer a toda su familia desde su

inauguración, ya hacia unas de décadas.

Saturio entró en la tienda por la puerta

principal, la cual mantenía el mismo aspecto

desde su fundación que le daba un aire entre

tétrico y melancólico de tiempos pasados o de

simplemente antigüedad o un insigne aire

vetusto, según se quisiera mirar. De igual modo,

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a Saturio le encantaba, para él el calificativo era

auténtico.

-¡Buenos días Sebas!-dijo amablemente

Saturio. -¡Bon día tingi! –Respondió

Sebastián con una sonrisa y con un claro acento

mallorquín -Me alegra mucho tu visita, hace

tiempo que no venías por aquí, dime, ¿qué tal te

va?, preguntó.

-Bien, no me puedo quejar.- Respondió

Saturio,-quería saber si tienes alguna cosilla por

ahí a mi medida, ya sabes, alguna oferta porque

la economía no está muy boyante que se pueda

decir, y esbozó una sonrisa pícara a modo de

complicidad.

-Pues ahora que lo dices, si que tengo algo

que te puede venir bien. Se trata de unas botas

de media caña de la marca Caterpillar, como las

excavadoras, ya sabes, que cuestan 200 €,

aunque te las dejaría por 50, ¿cómo lo ves? -

preguntó mientras se dirigía a la trastienda en

busca del citado chollazo.

Saturio se quedó pensativo, y asestó: -Con

esa oferta aunque no me gusten tengo que

cogerlas, la economía es lo primero y a

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pragmático no me gana nadie. Y los dos rieron al

unísono.

Sebastián, regresó de la trastienda con

dos cajas de cartón diciendo: –Verás, el caso es

que tengo dos botas, una izquierda y otra

derecha, pero de distinto número, un 44 y un

45. Algún error he debido cometer que se han

quedado por aquí de ésta manera, no sé si te

puede interesar.

Saturio, apenas le dio tiempo de acabar la

frase y ya se las estaba probando. Las acordonó,

se levantó y caminó unos pasos. Miró varias

veces a los pies, reflexionó y dijo: -No se nota

apenas, y si no, un calcetín gordo y listo.

Además, siempre se tiene un pie más grande

que el otro, ¿no?

Sebastián, un tanto sorprendido, le miró y

aceptó su decisión. Al fin y al cabo, estando de

acuerdo ganaban los dos, sobre todo él, ya que

¿a quién le iba a vender esas botas? ¿A un

lisiado?

Finiquitaron la transacción, y charlaron un

rato más de forma agradable de asuntos

cotidianos. Luego, Saturio pagó lo acordado y se

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marchó tan contento con sus botas nuevas

puestas y sus zapatos en una bolsa de plástico.

Como le cogía de paso, se detuvo a comprar

algo para comer en el Mercado de Pere Garau,

donde lo mismo encuentras frutas y verduras

frescas como cinco bragas por seis euros, y

finalmente, se dirigió a casa para preparar la

comida.

◊ ◊

Esa noche, Saturio tenía turno de trabajo.

Ejercía la Vigilancia Privada, “Segurata”, en una

empresa de seguridad insular, y si bien no era

esta su vocación, al menos tenía un sueldo que

le daba de comer. Ya había pasado una buena

temporada viviendo de la venta de algún que

otro cuadro, que si bien no le habían

enriquecido, al menos hambre le habían quitado.

Como reza en uno de sus temas de Jorge

Martínez, cantante de Ilegales, “pintor

desconocido no vive de la pintura, pero si los

funcionarios del Ministerio de Cultura”.

El servicio consistía en vigilar una nave del

polígono industrial de Son Castelló, a las afueras

de Palma, normalmente de noche. A él, le

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gustaba más porque solía ser más tranquila, al

menos en apariencia.

Se encontraba plácidamente sentado,

cuando vio aparecer un vehículo de su empresa

que se dirigía hacia su garita. Salió al exterior

para recibirlo, ya que sabía bien quién era.

Efectivamente, cuando el vehículo se detuvo y el

ocupante, tras bajarse de éste se acercó a él,

certificó que se trataba de su amigo y

compañero de fatigas Rosendo.

Rosendo era un tipo peculiar. Se definía

español, de esos que se suelen calificar como

“fachas”. Era alto y delgado, aunque fibroso,

pelo negro azabache a juego con sus ojos. Las

cicatrices varias que marcaban su rostro le

daban un aspecto tosco y duro. Presumía

siempre de haber pertenecido a la Legión

Española, y de ser un hombre de mundo; había

navegado por los siete mares tanto con la

Marina Española, sirviendo a su país, para él lo

más grande, como con la Marina Mercante en

sus muchas incursiones en alta mar. Por

circunstancias de la vida también había llegado a

éste mundo de la Vigilancia un poco de rebote, y

al igual que Saturio, compartía con él su pasión

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por la investigación, aunque en diferente modo y

enfoque.

Era un hombre que sabía desenvolverse

por los barrios peligrosos y los bajos fondos.

Tenía gran experiencia debido a que su vida

había transcurrido en parte por ellos, entre

puertos, prostitutas, gitanos, chalanes,

rufianes… en resumen, había lidiado con gentes

variopintas y peligrosas y su paso por la Legión

y la Mar le habían endurecido… no se arrugaba

fácilmente. Aunque tenía un arma o un defecto…

su carácter era un tanto explosivo y agresivo, lo

que le había acarreado algún que otro problema.

A pesar de eso, era perspicaz. Saturio, a

diferencia de él, era pausado, reflexivo y no se

alteraba tan fácil, aunque un poco nervioso sí se

ponía en caso de problemas y de que le faltara

el control de la situación.

Rosendo le dedicó una sonrisa enorme y le

saludó con cariño. -¿Qué tal Saturio?, buenas

noches. Estoy realizando la ronda y de momento

está tranquila, aunque he visto unos cuantos

coches que han merodeado por ahí. Les he

seguido y parece que se han asustado. Hay que

estar al loro, porque con tantos inmigrantes, y

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los gitanos que sólo vienen a robar… luego el

Zapatero a darles papeles y los españoles al

paro, ¡país de chorizos! ¡Estoy harto! con Franco

esto no pasaría, ¿verdad Saturio?

Saturio ríe para sí, ya que conoce el

carácter de Rosendo y le dice:- En Estados

Unidos esto no pasa, seguro, ¡eso si que es una

democracia de verdad y no la de éste país!, ¡con

los socialistas sobre todo!. Tiene razón Federico,

ese si que tiene narices a decir las verdades que

duelen en éste país. Y continuó diciendo: -Como

me gustaría montar una agencia de detectives

en Miami, ¿te imaginas? Tú serías mi ayudante,

sabes moverte en mundos que yo no me

atrevería casi a entrar, podrías ser el ayudante

perfecto, lo sabes. Todo detective necesita un

buen ayudante, todo Quijote necesita un

Sancho al lado.

Charlaron un tiempo de sus cosas y

arreglaron un poco el país, como se suele decir

coloquialmente, hasta que cada uno se dedicó a

lo suyo hasta el fin del turno, momento en el

que Saturio regresó a casa y se acostó para

descansar durante toda la mañana.

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Capitulo 2

Al despertar, se levantó y deambuló

durante algún tiempo por la casa. Saturio, cayó

en la cuenta de que debía reponer urgentemente

la nevera si quería comer, así que, tras unas

vueltas por Palma, compró unos lienzos en los

chinos y entró en el Mercabona de la calle

Manacor.

Recorrió los estantes haciéndose acopio de

cosas variadas para la supervivencia y

finalmente se dirigió a la zona de congelados,

donde escrutó las neveras en busca de algo

precocinado de fácil preparación… un calentar y

listo.

Entre los diferentes tipos de comida hizo

especial hincapié en la zona de comida italiana y

en especial, vio una lasaña de una marca blanca.

Pensó que sería una buena opción. A él le

gustaba comer lasaña, especialmente, cuando

regresaba del trabajo a las seis de la mañana,

incluso también en ocasiones gustaba de

comerse una buena fabada, en el mejor de los

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casos elaborada por su madre, y sino de bote,

que salvando las diferencias tampoco está tan

mal.

Abrió la puerta del arcón y al girarse se

topó de bruces con la cara de un tipo misterioso

que se le quedó mirando con sus pequeños ojos

y una sonrisa casi estúpida, enjuto y

nervioso...quien le espetó:- ¡La comida italiana

es la mejor!, ¿verdad?, yo viví en Italia,

¿sabes?, y puedo dar fe de que sinceramente es

la mejor.

Saturio, sonrió, aquel tipo le había caído

bien.

◊ ◊

Florencio, era un mitómano en toda regla.

Vivía o al menos aparentaba vivir en un mundo

inventado. Se hacía figuraciones de la vida que

no correspondían para nada a la realidad, más

bien sufría una patología en una vida de

ensoñación constante llegando a creerse sus

propias mentiras. Presumía de haber vivido en la

Toscana italiana pero más bien se basó en una

mera visita turística de una semana o quizás un

simple sueño más. El caso es que había acabado

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trabajando de reponedor en el susodicho

supermercado.

En ese momento, Saturio, tiene la

sensación de conocerlo. Esa cara no era fácil de

olvidar. El caso es que le sonaba pero no sabía

de qué, quizás del mismo supermercado, era

extraño. Intentó hacer memoria pero no caía.

Procuró ser lo más cortés que pudo y le dijo: -

Yo no he estado en Italia pero he de reconocer

que la lasaña me encanta para desayunar.

Los dos rieron en una carcajada y después

se presentaron.

Florencio le dijo:-Yo a ti te conozco... ¡ya

sé!, tú eres un habitual de casa de Amadora, ja,

ja, ja...rió, ¡claro que sí!, nos hemos visto allí...

ja, ja, ja...ya sabía yo.

Saturio, cayó en la cuenta de que lo había

visto allí, en casa de Amadora, su madre. ¡Coño,

un putero!, un cliente de alguna de las señoras

que suelen frecuentar el piso. Ahora caía.

-Sí que es verdad que nos hemos visto por

allí, pero ¡cuidado!, no te equivoques conmigo,

digamos que la casa es de mi madre, o sea,

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Amadora... no vayamos a pensar mal, -dijo

Saturio un tanto sonrojado.

-¡Sí, claro!, ahora lo entiendo. Bueno, yo

uso los servicios alguna que otra vez, y si que he

frecuentado el piso, por cierto, muy maja tu

madre, he adquirido algo de confianza con ella,

matizó Florencio.

Saturio, intentó cortar la conversación

despidiéndose de él alegando tener prisa.

Florencio, entonces le comentó: -¡Oye,

ahora que caigo!, cierto día tu madre me

comentó que tenía un hijo investigador privado

o algo así. ¡Eras tú! Pues deja que te diga, que

tengo un tema que quisiera comentarte, no sé,

por si te interesara, ya que ahora que hemos

establecido una amistad… ¡creo!

Saturio, quedó sorprendido. Primero, por

el hecho de que su madre le hubiera comentado

a aquel tipo lo de su vocación frustrada, y

segundo, que éste aseverase tal profesión como

suya. Pero aquello, lejos de molestarle, le causó

una sensación de bienestar y de halago. Una

sonrisilla se le escapaba por la comisura de sus

labios, y como queriendo evitarla, intentó que no

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se le notara demasiado sentirse tan halagado

por el comentario.

-Bueno, habría que conocer el caso y ver si

es merecedor o no de seguimiento… claro, y

estudiar cómo se podría enfocar, dijo Saturio,

muy elocuentemente.

-¡Muy bien!, si quieres podemos quedar un

día de estos, tomarnos una copa y hablamos del

tema en un lugar más privado. Dame tu número

de teléfono y te llamaré para quedar, ¿qué te

parece?-comentó Florencio con una emoción en

la voz que casi llegaba a la euforia por

momentos. ¡Le había hecho caso!, ¡ya tenía un

amigo!, alguien a quien contarle sus fantasías.

Nada menos que a un detective privado, era

fantástico, podría ayudarle además en el caso. -

Bien, pues quedamos en eso, yo te llamaré,

aclaró Florencio.

-Entonces quedamos así, dijo Saturio,

haciéndose el interesante. Veremos que se

puede hacer. Espero noticias tuyas, ¡hasta

luego!, y con la misma se despidieron.

◊ ◊

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Saturio, estaba un tanto intrigado por

aquel tipo, y aquella noche durante su nocturno

trabajo, estuvo pensando en el intrigante

personaje del Mercabona y en la manera en que

le había tratado con total admiración, cuando se

refirió a él como un detective. Bueno, no era

exactamente aquello, pero se sentía muy bien

con lo ocurrido…importante, era la palabra

exacta. Estaba ansioso por recibir aquella

llamada y ver si efectivamente tendría un caso.

Su ego se hallaba por las nubes.

◊ ◊

Esa noche, como todas las demás,

Rosendo apareció con su flamante todo terreno

de la empresa en su ronda habitual para hacer la

visita de rigor y obligada a su amigo Saturio.

-¡Hola Satur!, dijo burlonamente, -¿cómo

va el turno?

-Pues como siempre, sin novedad en el

frente, contestó marcialmente Saturio. -¡Verás!,

continuó, estoy un poco intrigado con un

encuentro que he tenido ésta mañana.

-¿De qué se trata?, preguntó Rosendo,

apoyándose en el lateral del vehículo y cruzando

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los brazos en disposición de escuchar

atentamente.

-Hoy he conocido a un tipo extraño explicó

Saturio. Bueno, en realidad nos conocíamos de

vista, de cruzarnos en alguna ocasión, ¿sabes?,

Es uno de los clientes asiduos de las señoras que

acuden a casa de mi madre…

-¡Coño un putero!, interrumpió Rosendo

socarronamente

-Saturio, sonrió ante la espontaneidad de

su amigo, y dijo: -Sí, bueno,… el caso es que

nos encontramos en el Mercabona de la calle

Manacor donde trabaja de reponedor, y tras una

breve conversación, me ha dejado un tanto

intrigado porque me ha tratado como detective

profesional. Al parecer mi madre lo ha debido

dejar caer en alguna ocasión que hayan hablado.

Sinceramente, no sé qué pensar, si está un poco

tarado o se trata tan solo de un pobre infeliz, me

tiene desconcertado. El caso es, que me dijo que

quería consultarme un tema importante, que

quizás necesitase una investigación.

-¡Hombre, puede haber un caso!, saltó

Rosendo. Ya sabes que si es así, puedes contar

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con mi inestimable ayuda. Aunque pensándolo

un poco, un putero de éste calibre y que se

dedica a reponer en un supermercado, ¿qué

puede tener interesante con esa vida?, ¿Qué

alguien se llevó de los estantes una botella de

whisky de la marca Hacendaño? Y rio a

carcajada limpia.- ¡Qué pringado tío!

Saturio le contempló serio, pero una

sonrisa pícara y de total acuerdo con su

compañero asomaba de sus labios. Continuó

diciendo:- La cosa es, que a pesar de parecer un

pringadillo reponedor, me ha contado que vivió

en Italia, así que lo mismo es un hombre de

mundo, las apariencias engañan. Aún así, me

comentó que me llamaría para quedar y

contarme todo.

En Saturio, habían calado hondo los

halagos por parte de Florencio al haberle tomado

como un verdadero detective profesional, y ese

buen trato recibido por su parte, habían hecho

que quisiera darle un voto de confianza…

Rosendo, sacó del ensimismamiento a

Saturio, asestándole un golpe en el pecho con el

reverso de la mano y dijo:-¡Eh!, entonces lo que

tienes que hacer es contactar con ese capullo y

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que suelte por esa boca lo que sea. Ya sabes

que estoy a tu entera disposición por si

necesitas de ayuda, ya que como bien sabes sé

manejarme bien por ciertos ambientes y te

vendría bien una ayuda, ¡Llámame Watson si no

te importa! Y volvió a reír sonoramente.

◊ ◊

El turno terminó y Saturio regresó a

casa, donde antes de acostarse desayunó la

lasaña que había comprado cuando se encontró

con Florencio. Tras esto se acostó.

Se levantó a medio día y se dedicó a pintar

un cuadro que había empezado y tenía ganas de

terminar. Ese trabajo le tuvo atareado hasta la

tarde, aunque la conversación con aquel tipo no

dejaba de rondarle en la cabeza y se empezaba

a impacientar causándole algo de estrés.

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Capitulo 3

Amadora era una persona trabajadora y

emprendedora. A pesar de sus 70 años ya

cumplidos, tenía una energía fuera de lo común

y muchas ganas de vivir.

Enviudó hace años de su esposo con quien

tuvo a su único hijo, Saturio. Después de

muchos años dando tumbos de un lado al otro

de la geografía española junto a su marido y

también con su hijo, dedicados al mundo del

espectáculo y la farándula, y una vida llena de

aventuras y para nada aburrida.

Siempre trabajó duro, aunque le había

quedado únicamente un subsidio de jubilación

con el que apenas si llegaba a fin de mes

apretando mucho el cinturón. Afortunadamente,

tenía su bien más preciado, su piso. No sólo por

el hecho de tener un techo donde vivir, ya que

había sabido sacar partido de las tres

habitaciones que le sobraban ideando un modo

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de alquiler por horas, una idea a vista de

algunos descabellada, pero que le daban unos

buenos ingresos.

En un principio, eran parejas jóvenes que

buscaban una cama con sábanas limpias donde

dar rienda suelta a sus fantasías amorosas de un

modo discreto y cómodo. También mujeres y

hombres promiscuos que se amparaban en

Amadora para cometer sus adulterios en total

anonimato. Todo fue derivando hasta el punto

en el que, a día de hoy, era más un lupanar

camuflado en un piso, basado en una economía

sumergida, donde mujeres, en su mayoría

maduras, y también inmigrantes, acudían a la

protección del refugio para realizar su labor a

cambio de un alquiler económico, habitaciones

pulcras y los cuidados y comprensión de

Amadora.

Para Amadora, aparte del aporte

económico, resultaba gratificante siempre

ayudarlas, ya que además, era recíproco el

cariño que recibía y se encontraba siempre con

compañía en casa. En ocasiones, y cada vez más

frecuentemente, alguna de las mujeres de más

confianza, incluso esperaba a sus clientes en

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casa viendo la televisión, tomando café juntas

en el sofá con Amadora, e incluso, la ayudaban

con las labores domésticas.

Como es lógico, esta vida de fábula no

estaba exenta de confrontaciones con algún que

otro vecino que no veía con buenos ojos el

trasiego de varones por el portal en busca del

servicio de las meretrices, lo que le había

granjeado alguna que otra enemistad en la

comunidad.

Sonó el timbre y Amadora abrió la puerta

con su mejor sonrisa. Se encontró con Xisca,

este no era su verdadero nombre, pero a ella

poco le importaba.

-Buenas tardes Dora, ya estamos aquí de

nuevo. ¡Qué bien huele a café!, y diciendo esto,

le plantó dos besos en ambas mejillas y entró en

el piso, dirigiéndose directamente a la ventana

desde donde envió un beso y un saludo con su

mano al hombre que la había acompañado hasta

el portal, o sea, su propio marido.

-¡Hola guapa! He preparado café para

vosotras, así mientras tanto, la espera será más

agradable. Contestó Amadora amablemente.

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◊ ◊

Xisca, era una mujer madura. Casada,

madre de familia y con un estatus social medio

alto. Su problema, era que sus ingresos se

ubicaban tan sólo en temporada estival, y por

tanto, no podía mantener su ritmo de vida

durante el invierno, por lo que había decidido

con la aprobación de su esposo, a dedicarse a

este trabajo, donde ganaba una cantidad

sustancial de dinero fácil. Se definía a sí misma

como una “temporera del sexo”.

Tenía un hándicap, ya que temía

muchísimo ser descubierta por algún conocido y

perder la honradez de su otra vida, donde era

una mujer digna y respetada. Debido a estos

temores, solía ir siempre por la casa con una

máscara o antifaz al más propio estilo de

película porno de televisión Local y con ello

evitar un reconocimiento y salvaguardar su

identidad, aunque en presencia de Amadora, y

cuando ambas estaban a solas, no la utilizaba.

Xisca, se cambió y se puso ropa más

sugerente que la que llevaba puesta. Luego, se

sentó con Amadora en el sofá del salón a tomar

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35

café mientras veían los programas del corazón,

haciendo tiempo en espera de su clientela.

De pronto, la puerta de la calle se abrió de

golpe y Saturio entró y dijo con voz potente: -

¡buenas tardes!

Xisca, al ver entrar a un hombre tan

rápidamente, se levantó como un resorte del

sofá con un gran susto y con el corazón a punto

de estallar. En la maniobra, golpeó mesa con la

rodilla y la cafetera con el café hirviendo se

derramó cayendo parte en sus muslos desnudos,

lo que causó aún más dolor y estrés en su

comportamiento. A eso se le sumó la angustia

por dirigirse a la habitación a buscar la máscara

carnavalesca hacia donde se dirigía cojeando y

aullando de dolor por la quemadura y el sofoco

del susto. Justo en el pasillo, se topó de bruces

con Saturio y dio con sus posaderas en el suelo,

quedando sus ojos plantados en los de Saturio

que la miraba atónito, contemplando la mirada

de la mujer, que parecía haber visto un

fantasma.

Amadora se levantó y dijo en voz alta

recriminando a Saturio la acción: -¡Leñes

Saturio!, ¿no sabes tocar al timbre, o al menos

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36

entrar más despacio?, ¡Hombre! Por poco matas

a Xisca y yo aún estoy híper ventilando del

susto.

-Yo, de veras que lo siento, dijo Saturio a

modo de disculpa, mientras ayudaba a la

accidentada y pálida Xisca a levantarse del

suelo, quien estaba dos puntos por encima del

infarto y a uno por debajo de morir de

vergüenza.

-¡No pasa nada!, dijo Xisca resignada, al

fin y al cabo eres el hijo de Amadora y supongo

que eres de fiar, así que ahora ya está, algún día

tenías que verme la cara, es de lógica.

-Repito, que lo siento mucho, de verdad,

no volverá a suceder, prometió Saturio.

Saturio, conocía la historia de Xisca,

aunque nunca la había visto el rostro y le

pareció realmente bello, a pesar de que estaba

un tanto desencajado por el susto. Había

conversado en muchas ocasiones con ella, por lo

que era cierto que tenía la confianza de que no

la iba a delatar nunca.

-Satur, Ya tienes preparada una buena olla

de fabada para que te lleves. No quiero que te la

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37

compres de bote, ¡a saber lo que llevan esos

preparados!, dijo Amadora aprovechando para

poner punto y final a la situación embarazosa de

Xisca.

-Gracias, mamá, ¡como sabes lo que es

bueno! Ya tengo desayuno para mañana. No hay

mayor placer que una buena fabada asturiana al

regreso del curro, y rio con una risa floja, casi

más provocada por el susto que él también tenía

en el cuerpo tras la escena de Xisca.

Charló un rato y más tarde se despidió de

las dos mujeres. Cogió sus viandas y se dirigió a

su casa, ya que tenía que trabajar de noche,

como siempre. Le encantaba trabajar de noche.

◊ ◊

En el camino hacia su casa, pasó delante

del Bar Dry, muy cercano al piso de su madre y

le pareció reconocer a alguien en su interior. Se

acercó con sigilo y miró a través de la luna del

local con sus dotes detectivescas con sumo

cuidado de no ser descubierto. Se sorprendió al

ver que conocía a una pareja que flirteaba en la

barra. Efectivamente, eran Florencio y Ángela,

una de las meretrices con base en el piso

Page 39: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

38

materno. – ¡Joder con el Florencio, le gustan

maduritas! se dijo.

◊ ◊

En el interior, Florencio disfrutaba de la

compañía de Ángela, y con aires de

superioridad, utilizaba fonemas rimbombantes y

hablaba una y otra vez de su periplo italiano,

llegando incluso a aseverar que había conocido a

Silvio Berlusconi, eso sí antes de ser presidente.

Ángela, no sabía si se reía con él o más

bien de él, ya que aparte de pagarle los servicios

propios de la profesión, la invitaba a un sinfín de

copas en el Nigh-club, así que puesta a

aguantar, al menos se divertía con sus fantasías.

Si bien ya le había cazado en más de una trola

de órdago, se lo tomaba como un mero

divertimento, nada serio.

Florencio, se levantó del taburete y

dirigiéndose al camarero dijo: -¡Per favore! ¡Un

Gin-tonic per la bella donna e otro per me! Y con

una gran sonrisa se volvió a sentar, dirigiendo la

atención nuevamente a su acompañante.

El camarero, que ya conocía a semejante

cansino y lo tenía que sufrir casi a diario, le miró

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39

con resignación y contestó en tono jocoso: -“Il

siñore quieri limone o lo prefieri soli”

Florencio, le miró con sus pequeños ojillos

y soltó una carcajada acompañada de

esperpénticos movimientos gritando: ¡CON

LIMONE, PER FAVORE! Y acto seguido rieron los

tres al unísono.

◊ ◊

Saturio, observaba la escena desde la calle

y tuvo que hacer un rápido movimiento evasivo,

para salir del campo de visión del espiado, que

había dirigido su mirada a la calle tras el baile de

San Vito provocado por su entusiasmo.

Tras unos minutos, Saturio aprovechó para

marcharse del lugar y regresar a casa para

cenar y preparar sus cosas antes de ir al laboro.

◊ ◊ ◊

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40

Page 42: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

41

Capitulo 4

Una noche más, Saturio, llegó a su puesto

de trabajo y realizó su primera ronda… sin

novedad. Pintarrajeó unos folios mientras

pensaba y escuchaba su programa favorito de

tertulia política en la COPE, disfrutando de su

admirado César Vidal. Mientras se afanaba en la

labor de modo casi frenético, vio como un

vehículo se acercaba, era Rosendo que como

siempre, no se olvidaba de su visita de obligado

cumplimiento.

Rosendo, bajó del coche y espetó: -¡estoy

hasta los huevos!, Mira que he aguantado en

diferentes buques en los que estuve enrolado,

pero estos Jefes de pacotilla que ponen sin tener

ni idea de lo que es la vigilancia… ¡me

desesperan! Y encima, cada vez estamos más

indefensos por parte de la Ley, con la crisis del

Zapatero y los sociatas… ¡No hay más que

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42

delincuencia! Con Franco no había tanto moro

cabrón, ni rumanos,… esto va acabar muy mal, y

nosotros aún peor. Protestó mientras gesticulaba

con los brazos abiertos.

Saturio ahora, se afanaba en liar un

cigarrillo, mientras escuchaba las quejas de su

compañero. Su posición recostada en la silla,

hacía que su abultada barriga, casi asomase por

el hueco que dejaba uno de los botones

desabrochados de su camisa. Realmente, tiraba

más tabaco del que liaba, acabando gran parte

de éste en su camisa y rellenando el ombligo

que apenas se distinguía bajo su manto marrón.

Intentó calmarle diciendo: - Ya sabes, con los

socialistas siempre vamos de culo, ¡anda, pasa!

tomaremos un café, argumentó en tono

conciliador.

Sacaron unos cafés de la máquina

automática, de esos que tienen la capacidad de

desatascar cualquier cañería en tiempo record, y

Saturio cambió radicalmente de tema diciendo:-

¿te acuerdas del tipo que te hablé?...

-¿El del Mercabona?, interrumpió Rosendo

¿Se ha puesto en contacto contigo ya?, ¿ha

dicho algo del caso aquel ?... preguntó

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43

aceleradamente, disparando como un ráfaga de

ametralladora y denotando una total ansiedad

ante sus expectativas.

-¡Un momento, vamos por partes!, inquirió

Saturio. No me ha llamado, pero le he visto esta

tarde, por casualidad. Al regresar de casa de mi

madre, pasé por la calle del Bar Dry, ¿no sé si

sabes cual te digo? Ese que se transforma a lo

largo del día, comienza dando desayunos y

acaba el día sirviendo cócteles y copas de

madrugada.

¡Como no lo voy a conocer!...dijo Rosendo

-Bueno, el caso es que vi a Florencio con

Ángela, ¿sabes? Añadió Saturio

-¿Ángela?... ¡la puta de la casa de tu

madre!, je, je… ¡le gustan maduritas!, aún así,

no tiene mal gusto el condenado, rio Rosendo.

-Si, al parecer, debe de ser un cliente

habitual por allí. El vicio le puede al muchacho,

de casa de Amadora al Dry, ¡menudo figura!, no

pierde cátedra. Deben pagar bien en el

supermercado, ¿no crees? Dijo Saturio

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44

-No lo sé, respondió Rosendo. El caso es

que el amigo éste es un viciosillo de aúpa, y de

momento, creo que haré unas pesquisas sobre

él para tener algo a lo que atenernos. Conozco a

Paco, que trabaja como camarero en ese bareto.

Si es un cliente tan habitual como aseguras,

seguro que podremos tener algo más de

información. Tú tienes que conseguir la cita y

ver lo que te tiene que contar, así tendremos

más claro si podemos tener caso o no. Puedes

contar conmigo para lo que quieras. Como en

toda pareja detectivesca, uno pone la cabeza y

el otro es el brazo ejecutor, a mi me gusta el

lado de poli malo, tú ya me entiendes, Satur. En

cuestión de ambientes raros y en la calle me

desenvuelvo como el mejor, dijo Rosendo con

rotundidad y sin reparos.

-Lo sé, por eso te confío ese aspecto de la

investigación a ti. Sé que sabes sacar jugo a las

personas, je, je… tú puedes ir averiguando algo

del tal Paco y escudriñando por la calle a ver que

sabemos de Florencio, y yo mientras me moveré

en las distancias cortas, es importante tener

todo controlado, matizó Saturio.

◊ ◊

Page 46: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

45

La noche se fue consumiendo con más

sueño que trabajo, como suele pasar en este

tipo de labor, y con el albor matinal nuestro

Saturio, regresó a casa con las ilusiones puestas

en “su caso” y muchas preguntas en su cabeza

sin respuesta.

◊ ◊

Rosendo, tras haber dormido la mañana,

comer y hacer unos cuantos recados, se dirigió

al bar Dry para entrevistarse con Paco, que

efectivamente, ese día se encontraba tras la

barra.

Rosendo, entró por la puerta, saludó

discretamente a Paco y se sentó en una esquina

de la barra alejado del resto de personas que

sentados en las mesas conversaban y

disfrutaban de la música de fondo. Allí esperó

hasta que Paco, tras atender a unos clientes se

acercó a Rosendo y le puso su cóctel favorito sin

tener que decirse nada más entre ellos.

Rosendo bebió un sorbo, miró a Paco y le

dijo:- necesito información sobre alguien.

-¡Dispara! exclamó Paco

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46

-El tipo que estaba ayer con Ángela,

respondió Rosendo muy secamente.

-¡Se llama Florencio, es un cretino y muy

cansino!, un clásico por aquí, exclamó Paco de

forma rítmica, sonando como si de una canción

se tratase.

La boca de Rosendo se torció queriendo

dibujar una especie de sonrisa entre macabra y

socarrona y siguió el interrogatorio, ¿y qué

más?. Ya veo que aparte de saber agitar la

coctelera también te dedicas a la poesía en tu

tiempo de asueto… ¿no te apellidarás Bécquer

por casualidad? Y ya que estamos en el tema

literario, te explico que mi poema favorito es la

canción del pirata, creo que no hace falta que te

diga por qué, le soltó Rosendo en un tono que

sonó más que amenazador.

A Paco le cambió la cara de color y

también el de su tono de voz y forma de

expresarse, pasando a comportarse de un modo

más sumiso. Le miró y dijo: -si, en serio, es un

cliente habitual por aquí. Yo no lo aguanto

porque es muy pesado, me tiene frito con el

italiano, estoy hasta el gorro. Siempre está con

lo de su vida en Italia, que si el italiano… no lo

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47

aguanto. Lo que si parece es que las putas que

lo acompañan se divierten con él. Les paga

todas las copas y suele ser cliente fiel. Desde

luego debe manejar pasta porque el nivel que

lleva no es fácil de soportar. Sinceramente…

entre nosotros, ¡es un “pagafantas” del copón!

Diciendo esto se desplazó hasta la otra punta de

la barra y atendió a un cliente que acababa de

entrar hacía unos instantes.

Rosendo intentó atar cabos, pensando que

para trabajar en el Mercabona llevaba un nivel

un tanto exagerado, a él también le empezó a

atraer aquel tipo misterioso y extraño.

Paco regresó y continuó su conversación

con Rosendo diciendo:-Aparte de las compañías

con fulanas cincuentonas de la zona, suelo

llamarle algún taxi para que le traslade a algún

Puticlub de la periferia de vez en cuando, ya

sabes, también busca en el mercado

internacional, dijo guiñando el ojo derecho

buscando la complicidad de su interlocutor.

¡Vaya! ¿Y cómo crees que se lo puede

permitir el amigo?, Por lo que tengo entendido

es un mero reponedor de estantes en un

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48

supermercado, no un bróker inmobiliario,

inquirió Rosendo.

No me digas, a veces me ha comentado

algo de una herencia, algo de su padre, en fin,

ya te digo que no hago mucho caso porque creo

que tiene más fantasía que los dibujos

animados, aclaró Paco.

¡Muchas gracias por la información,

amigo!, exclamó Rosendo, para acto seguido

levantarse mirarle a los ojos y espetarle:-

Imagino que la copa corre a cuenta de la casa.

Paco trató de hablar, de decir algo, pero al

ver que la voz le podía traicionar, ya que su

lengua era lo más parecido a una membrana que

no paraba de temblar en el interior de la boca,

dejó esbozar una sonrisa algo forzada y

haciendo un ademán de conformidad y

aprobación con su mano derecha, dejó correr el

asunto.

Rosendo, tuvo el detalle de dar las gracias

en un acto de demostración de superioridad

manifiesta ante aquel hombre, a quien se le

podía oler el miedo y el respeto que le tenía.

Eran los momentos que más disfrutaba, su

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49

personalidad era fuerte y con carácter; la dura

vida en los buques comerciales por todo el

mundo se lo había impreso a la fuerza.

Finalmente se despidió instándole a contarle

cualquier novedad que surgiera en relación al

tema tratado.

Paco al ver desaparecer a aquel hombre

por la puerta del establecimiento, respiró

aliviado, notando como los esfínteres también se

relajaban y un sudor frío le recorría el cuerpo.

◊ ◊ ◊

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Capitulo 5

Saturio, se encontraba castigando su

hígado a base de unos pelotazos de “whisky on

the Rock”, y se sumía en trance ante un lienzo,

que lejos de conservar su blancura nuclear iba

cubriéndose de trazos y pinceladas por doquier.

El tono del celular, rompió el romanticismo

del momento entre el artista y el cuadro y las

musas huyeron despavoridas tras la irrupción

del sonido estridente en el silencio.

-¡Joder! ¿Quién será el inoportuno?,

tendría que apagar el dichoso móvil mientras

trabajo, gruñó amargamente Saturio.

Por fin, acabó con el sonido diabólico de

aquel teléfono móvil apretando con fuerza sobre

el botón verde de descolgado, y casi de un grito

contesto: – ¡Quien!

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52

Una voz temblorosa y esquiva trato de

identificarse sin apenas poder articular palabra

debido a la potencia de la voz al otro lado del

auricular, El susto y el nerviosismo causados por

el tono de la contestación, hicieron que aquel

tipo casi no fuera capaz a soltar un hilillo de voz

que se hiciera audible:

– So…so…soy Flo..rr…rencio! Apenas pudo decir.

Hombre, Florencio!, perdona la

brusquedad pero me hallaba inmerso en mi

labor artística y llevo muy mal que me saquen

tan toscamente del trance en el que me sumo.

Es como sacar a un pez fuera del agua de golpe,

se crea una agonía por el cambio de medio,

¿sabes?, es realmente un momento traumático,

se explico disculpándose Saturio de forma

metafísica.

-¡Bi, bien!, no pasa ni...nada, tan solo

quería saber si podíamos quedar para charlar un

poco del asunto que nos concierne, y a ver si tu

podrías hacer algo. Contesto Florencio. Si te va

bien podemos quedar a eso de las seis de la

tarde en el Dry, imagino que sabes dónde está.

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53

Si, por supuesto, me va bien. Ya hablamos

y vemos de que se trata y si existe posibilidad

de investigación, dijo Saturio haciéndose

claramente el interesante.

-¡Pues no se hable más!, esta tarde nos

vemos, ¡Arridererci amico!, se despidió Florencio

con una de sus expresiones favoritas, haciendo

alarde como casi siempre de su poliglotismo.

◊ ◊

Saturio, llegó al Bar Dry a la hora

acordada y escrutó el interior del local en busca

del interfecto. Sentado en la barra de espaldas a

él, se encontraba Florencio dándole la paliza a

Paco, el camarero, quien estoicamente

aguantaba la milonga que le estaba contando.

Se acercó a ellos y saludó interrumpiendo el

monólogo de Florencio, momento en el que Paco

aprovechó para escabullirse, agradeciendo la

cobertura proporcionada por el recién llegado.

-¡Hola Saturio!, ¡al fin nos vemos! Vamos

a la mesa de aquella esquina donde tendremos

más tranquilidad e intimidad, comentó Florencio

amablemente y añadiendo: -¿por cierto, qué

quieres tomar?

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54

-Un Bourbon con hielo, contestó Saturio

sin dudar ni un segundo.

-¡Sí señor!, ¡con dos pelotas!, exclamó

Florencio, y levantando la voz se dirigió al

camarero diciendo: - “¡Paco, un Gintónic con

limone per me e un Bourbon con hielo per il

cavalliere!”

Paco recibió la demanda con resignación y

se dedicó a preparar las bebidas sin más,

dejando escapar un bufido para quitarse el

desaliento que le causaba, ya que seguía sin

aguantar el humor “itálico” de aquel personaje,

pero al fin y al cabo, era un buen cliente… más

bien, ¡no salía de allí!

◊ ◊

Rosendo, se acercó a una cabina telefónica

y marcó los nueve dígitos correspondientes a un

teléfono móvil.

-Sí, dígame, respondió una voz femenina.

-¡Hola Ángela!, -dijo Rosendo, ¿sabes

quién soy, no?

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55

-Cómo no lo voy a saber… El único capullo,

capaz de llamar desde una cabina telefónica

para que no se descubra su número. ¿Aún no

sabes que se puede ocultar el número de

teléfono desde el móvil? Dijo Ángela

irónicamente con afán de ridiculizar a su

interlocutor.

-Sí, te crees muy lista. Los métodos

tradicionales son más fiables, ¡cállate y

escucha!, y no me vaciles, que no aguanto

tonterías…y lo sabes. ¡Quiero verte!, le soltó

imperativamente Rosendo.

-¡Vale! Contestó Ángela, pero lo mismo no

me va bien.

-Te veo en el Bar S’Esponja a las seis y

media de la tarde, sin retrasos y sin jueguecitos,

¿ok?, ¡que te conozco, bacalao!,-inquirió

Rosendo, interrumpiendo la respuesta de

Ángela.

-Muy bien, allí estaré, contestó ella de

forma sumisa, colgándole el teléfono acto

seguido.

◊ ◊

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56

Saturio y Florencio pasaron a conversar un

poco, tratando sobre temas diversos de la vida y

de la actualidad, hasta que ya con las copas

sobre la mesa, Florencio comenzó con sus

“hazañas itálicas”. Saturio al ver que la

conversación se transformaba en un monólogo,

cambió radicalmente de contenido de la misma

para espetar:

-Bueno, vamos al tema que nos ocupa. La

compañía es grata, pero el tiempo es oro.

Quisiera escuchar lo que me querías comentar,

en un ámbito profesional, ya sabes,… respecto a

la investigación.

-¡Ah, claro!, exclamó Florencio. El caso, es

que últimamente la relación con mi padre no

está siendo precisamente un idilio. Le he pedido

la herencia en vida, ahora es cuando lo necesito

realmente no cuando sea un abuelo. La cosa es,

que tengo entendido que compró un cuadro de

un pintor con mucha proyección y según le

dijeron en su día, se revalorizaría muchísimo con

el tiempo.

-Saturio preguntó:- ¿y quieres que yo te

consiga la herencia?, eso deberías pleitearlo en

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57

los juzgados, dudo que yo esté muy legitimado

en estos temas.

-¡No hombre!, más bien, quiero saber si

mi padre conserva aún el dichoso cuadro, ya que

me dijeron que quería regalárselo a una novieta

que tiene por ahí. Sinceramente quiero que me

sea legado a mí, y cobrar la fortuna que valga,

¿entiendes?- matizó Florencio.

Saturio, bebió un trago de whisky y se

quedó reflexionando durante unos segundos con

la mirada perdida. Florencio, imitó el gesto del

detective y alzó su copa para darle un sorbo,

quedando absorto contemplándolo. Veía cómo

aquel hombre de aspecto despistado y

apariencia informal, se abstraía de la situación y

pensaba en solitario. Florencio en ese momento

estaba contemplando a un ídolo.

Repentinamente, Saturio salió de su

ensimismamiento y se encontró a poco menos

de un metro de su cara con dos pequeños ojos

que le miraban fijamente y con una expresión de

alucinación e idolatría grabada en su cara.

-¡Bien!, dijo Saturio. Entonces habrá que

preparar un planing para poder comenzar la

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58

investigación, pero tendré que pasarte los

honorarios y gastos que se puedan ocasionar

con ello. Además, tratándose de pintura, creo

que será más fácil para mí el tema ya que de

esto sé un poco.

-Florencio contestó rápidamente.-De eso

no te preocupes, además, con lo que saque de la

venta del cuadro, tengo para eso y más. Tú

comienza con las pesquisas cuanto antes y

consígueme saber lo que puedas del cuadro.

Tengo que asegurarme de que efectivamente,

no ha sido vendido, no me fio de lo que pueda

contarme mi padre, ¿sabes?

◊ ◊

Cerca de allí, en el Bar S’Esponja, Rosendo

se encontró con Ángela. Se dieron dos besos en

forma de saludo, y acto seguido, pidieron unas

copas. Rosendo, sin demasiados miramientos,

le ordenó que las pagara. Tras un breve tiempo

en el establecimiento y sin más dilación, se

dirigieron a casa de Amadora, donde Ángela

prestó los servicios propios de su profesión.

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59

-Eres una maravilla Angelita, me encanta

tu profesionalidad, -dijo Rosendo complacido y

con un cierto aire sarcástico en el comentario.

-Ángela, lo miró con desprecio mientras se

vestía y le espetó:- Sobre todo por el precio,

¿no?, al menos podrías pagar alguna vez,

¡desagraciado!

-¡Ja, ja, ja…! rio Rosendo, ¿Cuándo

aprenderás a tratar bien a los amigos? Vamos a

ver si nos entendemos, no vaya a ser que me

vaya de la lengua, ya sabes, ¡guapa! Otra cosa,

si sabes algo de tu amiguito el reponedor de

estantes, no dudes en contármelo. ¡Y ahora

suelta por esa boquita!, exclamó con un aire de

superioridad absoluta.

Ángela, dudó unos instantes y luego

sumisamente contestó:

-Tan solo se trata de un cliente,… un

amigo,… simplemente me lo paso bien con él. Es

divertido, y al menos paga y no abusa de mí,

dijo finalmente en un arreo de atrevimiento.

-Tampoco te pases, Angelita. Lo nuestro

es,… como te lo podría explicar… ¿un negocio?

Sólo que en este caso tú eres la que debes

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60

pagar mi silencio y amistad de la mejor manera

que conoces. Tampoco te cuesta tanto, ya sabes

que te aprecio, dijo Rosendo con un halo de

cinismo en sus palabras.

-¡Vale!, eso lo tenemos claro, pero de

Florencio no te puedo contar mucho, solo de su

vida en Italia, sus fantasías y su historia de la

herencia de su padre, respondió Ángela.

Rosendo, de golpe la miró y dijo:- ¿qué es

eso de la herencia?

-No sé exactamente, pero me ha contado

que su padre se la debería dar, y en esas deben

andarse. Al parecer su padre goza de una buena

jubilación y debe tener una buena bolsa, aunque

Florencio se queja de que no la comparte todo lo

que le gustaría con él.

¡Muy bien!, dijo Rosendo, si te enteras de

algo no dudes en contármelo, ¿vale, Angelita? Y

acto seguido, le dio un beso en la mejilla y salió

sin más de la habitación, despidiéndose de

Amadora a la que encontró de paso mientras se

encaminaba a la puerta de salida y desapareció

fugazmente.

Page 62: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

61

Mientras tanto, Ángela se quedó en la

habitación lamentando tener que tragar con todo

del macarra de Rosendo. Él sabía demasiado

sobre su vida que su familia ignoraba, y debía

pagar vasallaje para que la cosa siguiera de

igual forma. Finalmente lloró y se lamentó de su

situación.

◊ ◊

Saturio era un hombre a quien le gustaba

pensar bien las cosas y le extrañaba la

cabezonería, de su llamémoslo… “cliente”, ante

la situación hereditaria le tenía algo intrigado.

Por un lado, era una persona extraña, que

llevaba una vida libertina y de cachondeo.

Presumía de ser hombre viajado y sin embargo

trabajaba en un súper de reponedor. Era

contradictorio. Su padre era algo así como un

adinerado al cual sólo esperaba rascarle la

herencia para poder seguir subvencionándose

las juergas. Así todo, el tema le interesaba, ya

que le llenaba su ego y se sentía importante. Se

empezaba a creer un detective privado de

verdad. Iba a ponerse manos a la obra de forma

inmediata.

Page 63: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

62

-En primer lugar, creo que lo más fácil

sería que hablaras con tu padre y se lo

preguntaras directamente, no sé, sería lo

razonable, dijo Saturio. Viendo que el caso no

tenía ni pies ni cabeza en ese momento.

-¿No lo dirás en serio?, dijo Florencio en

un tono que daba la impresión de enfado. Este

hombre es capaz de venderlo y no decírmelo.

¿Cómo te explicas que no me dé un duro?, sólo

migajas para mantenerme contento, yo quiero

ese cuadro y punto.

-Saturio contó hasta tres antes de soltar, -

¡Hombre! con lo poco que te conozco, yo

tampoco confiaría mi herencia en ti.

Florencio le miró airado y preguntó:-

¿cómo osas hablarme así?, soy tu cliente. Si vas

a desconfiar de mí en ese grado nada más

conocerme, creo que se acabó el negocio.

- Entiéndelo como una respuesta

profesional, sin acritud. Es algo lógico, que si él

desconfía de tu conducta, en cuanto a la vida

desordenada que puedas llevar, no se arriesgue

a invertir su fortuna en un pozo sin fondo,

matizó Saturio sin perder las formas.

Page 64: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

63

La cara de Florencio cada vez parecía

desencajarse más, ya que se daba cuenta de

que aquel tipo era sagaz y había descubierto su

verdad. Para más Inri, se lo había hecho saber

sin miramientos y sin prejuicios. Había dado con

el hombre ideal, era un auténtico sabueso, un

profesional.

-¡Muy bien, tú ganas! Tienes razón. Pero

eso, no quita que quiero el cuadro, así que sólo

necesito que me realices el trabajo, y por favor,

sin analizar demasiado mi vida, ¿okey?, dijo

Florencio tratando de ser conciliador. El cuadro

se lo llevó de su casa y creo que lo tiene en la

casa de su amante. Una buscona mucho más

joven que él, que lo único que ha olido es su

dinero. Temo que el cuadro se lo haya regalado,

si mi madre, que en paz descanse viviera, no le

permitiría que me tratase así.

-De acuerdo, dejamos lo personal y me

centraré más en lo profesional, dijo Saturio. En

primer lugar, necesito saber algo sobre tu padre,

lugares que frecuenta, donde vive, hay que

empezar a trabajar. Tengo un hombre que es

perfecto para este tema y que sabe

perfectamente como moverse. Lo que no

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64

consiga éste creo que será difícil que alguien lo

haga.

Florencio detalló lugares y ciertas

costumbres de su progenitor y se congratulaba a

sí mismo de ver a Saturio con su libreta donde

iba apuntando una serie de datos y marcas con

su bolígrafo comprado en los chinos de tinta

negra. Totalmente obnubilado y absorbido por la

profesionalidad de aquel personaje que tenía en

frente, respondió a todas las preguntas que le

realizaba.

Concluida la primera parte del trabajo con

la entrevista, Saturio, decidió despedirse. Apuró

el Whisky que quedaba rebajado por el agua

resultante de la descongelación de las piedras de

hielo y dijo: -Bueno, con estos datos puedo

comenzar a trabajar. Creo, que lo primero ha de

ser el contacto directo con tu padre o con su

amiguita. Si me permites, se me hace tarde y

debo realizar algunos recados. Por cierto, una

última cuestión, ¿cómo es el cuadro y como se

llama su autor?

-Florencio puso cara de no tener ni idea y

respondió:- Es un tipo de pintura moderna, no

sé, no entiendo demasiado, quizá se llame

Page 66: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

65

constructivo, o algo así. Del autor tampoco sé

demasiado. Sí sé cómo te he dicho, que en su

día mi padre lo compró bajo una firme

aseveración por parte del marchante de que se

revaloraría mucho con el tiempo.

-Muy bien, no es demasiado, pero es

suficiente para comenzar. Dijo Saturio con

resignación. En cuanto a mis honorarios

podemos decir que serían 2000 €uros.

-¡Por mí, estupendo!, no me parece

demasiado, ¡trato hecho!, contestó rotundo

Florencio a modo de conformidad.

Se despidieron con un abrazo rompe-

costillas que dejó a Saturio momentáneamente

sin aire. La verdad es que de su estado físico no

se podía decir ninguna excelencia, más bien,

existían unas más que notables deficiencias en

éste aspecto.

-Florencio con su típica sonrisa se despidió

diciendo:- Muy bien, ya concretaremos las

condiciones ¡Grazzie amico!, ciao.

Saturio abandonó el bar y se dirigió a casa

donde reanudó su pintura y recapacitó sobre

todo lo acontecido con su extraño “cliente”.

Page 67: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

66

Realmente, no las tenía todas consigo, ya que, a

veces le parecía un tarado, y otras sencillamente

un iluso. Aún así, creía fervientemente en la

posibilidad de terminar el trabajillo con éxito,

como gran profesional que era. Se presentaba

ante él la primera oportunidad de poder dar

rienda suelta a su vocación y no lo iba a dejar

escapar tan fácil.

Luego recordó que debía quedar con

Rosendo, marcó su número de móvil para

concertar una cita con él y comentarle las

novedades que iban surgiendo en relación con el

tema.

◊ ◊ ◊

Page 68: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

67

Capitulo 6

“…soy el novio de la muerte, mi más leal

compañeeeraaa…” … la melodía del celular

de Rosendo, sonó irrumpiendo en el interior del

todo terreno de la empresa de seguridad donde

se encontraba realizando su servicio, sacándole

de la concentración en la que en esos momentos

se encontraba.

Estaba observando uno de los callejones

entre dos naves en el Polígono Industrial con el

foco lateral del prioritario del vehículo. A

Rosendo, no le gustaba demasiado que le

molestaran cuando realizaba su trabajo, por ello

solía guardar el teléfono en el interior de un

bolsillo de su mochila.

Asió la mochila de tela mimetizada color

del desierto, la cual lucía una bandera de España

de 10 por 10 centímetros de vivos colores rojo y

gualda, y un escudo de la Legión Española, que

tan orgulloso se sentía de haber servido.

Page 69: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

68

Comprobó el display del teléfono y se percató

que se trataba de su gran amigo y compañero

Saturio. Esto eliminó la molestia causada.

-¡Hola Satur, qué sorpresa!, ¿a que sé por

qué me llamas?, hay novedades sobre el caso,

cuenta, estoy impaciente, dijo con tono de

alegría Rosendo.

-Sí, afirmativo. Espero no haberte

molestado. Sé que eres muy celoso de tu

trabajo y no te gusta que te llamen e

interrumpan durante tu labor, disculpa si es así.

Dijo Saturio en tono de excusa.

-¡Tú nunca molestas Satur!, ya lo sabes,

contestó Rosendo. Además, la llamada puede

considerarse como mero trabajo, ¿no es así?

Una pena que tengas día libre sino te iría a

visitar.

-Bueno, tienes razón. Simplemente quería

quedar contigo mañana por la tarde, si te va

bien, y ya te explico todo. Además, vendrá

Florencio y así os presento, ¿qué te parece?,

preguntó Saturio.

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69

-¡Por mí perfecto! Creo que me iría bien a

las 6 de la tarde en el Dry, que ya veo que

conoces y que parece que se está convirtiendo

en el centro de operaciones de nuestro caso, ja,

ja, ja… dijo sarcásticamente Rosendo.

-A mí me va fantásticamente, así

aprovecharé para hacer una visita a mi madre y

de paso comeré un poco de comida casera bien

hecha, afirmó Saturio.

-¡Ok, Así sea! Centro de Operaciones, Dry,

18.00 horas, hora local ¡siempre a sus órdenes!,

¡hasta mañana Satur!, dijo Rosendo a modo de

despedida.

Saturio se despidió y decidió descansar ya

que mañana sería un día movido, aprovecharía

sus días libres para trabajar en el caso.

◊ ◊

Aquella mañana amaneció con un cielo

plomizo sobre Palma, amenazando con venirse

encima de la ciudad en cualquier momento. Era

sábado, y como tal, no era el mejor día para un

operario reponedor del Mercabona de la Calle

Manacor.

Page 71: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

70

Los pasillos y las cajas estaban atestados

de personas que circulaban portando sus cestas

y carros llenos de productos. Era como si

predijesen una catástrofe y quisieran estar

prevenidos ante ella para no sufrir ningún tipo

de necesidad.

Florencio, no tenía precisamente el Don

del trabajo. Por esta razón, se le hacía

especialmente duro, cuando las masas de

clientes despoblaban los estantes, dejándolos

totalmente vacíos de una forma tan rauda, que

él por sí sólo, era incapaz de dar abasto a la

hora de reponerlos con nuevos productos. Esta

particularidad, alguna vez le ocasionaba algún

que otro rife-rafe con su encargado. La sangre,

a pesar de esto, no llegaba al río, más bien

provocado por la cobardía de Florencio, que

rehusaba de los enfrentamientos y se dedicaba a

seguir a lo suyo como buenamente podía.

Cuando más agobiado se encontraba, un

compañero de trabajo se le acercó, le saludó y

comenzó a ayudarle. Florencio, se quedó un

tanto desubicado, ya que nunca había tenido

demasiado trato con él hasta aquel momento.

Page 72: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

71

-Me llamo Nelson Pérez, confirmó el recién

llegado. Le he visto muy superado con la vaina y

he decidido ayudarle, si no le importa

demasiado, dijo.

-Gracias. La verdad, es que algo de ayuda

siempre viene bien. Hay tanta gente que el

trabajo me supera, no sé cómo agradecértelo, le

dijo Florencio.

Nelson, llevaba un año largo viviendo en

España. Era natural de Colombia y su hermana

le había conseguido el trabajo en el

supermercado como reponedor. No le gustaba

demasiado trabajar, pero si quería vivir en el

país necesitaba el permiso de residencia y por

tanto, el trabajo era fundamental. Realmente

Florencio le importaba un bledo. Le había

escuchado en una conversación hablar sobre un

tema de un cuadro que quería como herencia y

que su padre tenía dinero. Esto interesaba

mucho a Nelson, y no era por motivos altruistas

precisamente su interés en ayudar a Florencio.

◊ ◊

Saturio, llegó hasta el portal del piso de

Amadora, observó la acera y vio como un tipo de

Page 73: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

72

unos 50 años le observaba mientras abría la

puerta. El hombre le miró con desprecio y un

atisbo de odio en sus ojos. Le escaneó de arriba

abajo, quedándose entretenido en el bajo de sus

pantalones, los cuales exhibían un bordado de

hilo verde militar que circundaba la tobillera del

pantalón vaquero. El propio Saturio se había

encargado de coser el bajo y aunque no era

perfecto estaba orgulloso de su obra.

Instintivamente, Saturio miró hacia abajo

también y cuando levantó la cabeza el tipo se

había ido como una exhalación. Cayó en la

cuenta que se trataba del marido de Xisca,

cornudo consentido por interés y que por lo que

podía deducir tras su reacción, no era tan

condescendiente como podría pensarse al

respecto de la profesión de su esposa. -Quizá se

ha imaginado que soy un cliente que se

beneficia a su mujer y no ha podido reprimir sus

sentimientos negativos, pensó Saturio.

Al llegar a la puerta del piso, Saturio se

quedó reflexivo y recordó el incidente acaecido

con Xisca, con lo que quiso ser más cauto y

considerado con la dama y no provocar otra

situación similar.

Page 74: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

73

Tocó al timbre y abrió la puerta

lentamente. Posteriormente advirtió de su

presencia con un saludo de buenas tardes.

Parecía no haber nadie hasta que una cara

familiar y con una amplia sonrisa le recibió en el

pasillo y le regaló dos sonoros besos en sendas

mejillas. Era Amadora, su madre, feliz por la

visita de su hijo.

-¡Cómo me alegro, mi niño! ¿Te quedarás

a comer, no? Tengo unas cosas preparadas para

ti en el congelador para que te lleves, ya sabes,

fabada, callos, lasaña… así tendrás para unos

días comiendo en condiciones, a saber lo que

comes…le dijo Amadora sin perder la sonrisa.

-¡Gracias madre!, me quedaré a comer,

siempre es un placer disfrutar de los ágapes

culinarios con los que me brindas en casa. Ya

me contarás qué novedades ha habido estos

días, dijo gustoso Saturio.

-La verdad es que todo sigue bien, y el

negocio no se ha desvanecido. Al menos a las

chicas no les falta demasiada labor a pesar de la

crisis. Alguno prefiere quitarse del placer

culinario antes que de los placeres carnales, dijo

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74

Amadora, aunque reconozco que por mi parte he

aplicado un descuentillo a las chicas anti crisis.

Sólo por la compañía y el cariño que recibo de

ellas debería pagarlas yo.

-Madre, lo tuyo más que negocio roza la

caridad, soltó lapidariamente Saturio.

-Son como de la familia, y lo sabes.

Venga, vamos a la mesa y a comer, finalizó

Amadora.

En ese mismo instante, un cliente se

despidió de todos los presentes y salió por la

puerta sin apenas ser visto. Xisca, le acompañó

hasta la salida y directamente se fue al baño

donde se dio una ducha purificadora, que la

limpió el cuerpo aunque no tanto el alma ni su

conciencia.

Saturio y Amadora comieron solos ya que

Xisca rehusando la invitación de acompañarlos a

la mesa, se afanó en airear la habitación y en

cambiar las sábanas de la cama.

Por cierto, hijo, ese amigo tuyo… Rosendo,

no me gustan sus formas. Creo sinceramente

que no se debe estar portando demasiado bien

con Ángela y eso no me hace gracia. A pesar de

Page 76: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

75

que le he preguntado, ella siempre desvía la

conversación y no quiere decirme nada al

respecto. No quiero que haga daño a esa mujer,

sino acabará viéndoselas conmigo, concluyó

Amadora.

-Sabes, es un poco rudo y brusco en el

trato pero no creo que quiera hacerle daño, más

bien creo que se conocen demasiado y tienen

algún tipo de acuerdo entre ellos, dijo Saturio

sin estar muy convencido de lo expuesto.

Una vez terminada la comida, disfrutaron

de la sobremesa con un café con pastas hechas

por Amadora, contando esta vez con la

compañía de Xisca que se incorporó a la tertulia,

ya que no esperaba clientela en un par de horas

y decidió esperar allí charlando animadamente

en familia.

◊ ◊

Florencio, salió de su trabajo y se dirigió

directamente al cajero automático para realizar

una comprobación de su cuenta corriente. Los

resultados no fueron muy satisfactorios. Los

números se volatilizaban y encogían más

rápidamente de lo que podían soportar sus

Page 77: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

76

pagas de mileurista. Paradojas de la vida, y en

un símil diabólico, le ocurría como en su trabajo

en un día de afluencia masiva de clientes: las

estanterías se vaciaban a un ritmo muy superior

del que era capaz de reponerlas, así se

comportaban sus números.

Con rabia e impotencia se maldijo,

rompiendo en mil pedazos el extracto que

momentos antes el dispensador había vomitado.

Afortunadamente, guardaba un as en la

manga, una tabla de salvación... el comodín de

la llamada, como él bien lo definía.

Sacó el móvil del bolsillo y se apresuró a

marcar de manera torpe y atropellada los nueve

dígitos correspondientes al número de teléfono

deseado. Esperó un par de tonos y colgó con

desesperación y premura, antes de que su

interlocutor pudiera descolgar del otro lado de la

línea.

El estrés provocado por la situación de

agobio hizo que unas gotas de sudor aparecieran

en su frente.

Al cabo de unos minutos, el celular vibró

en su mano y el timbre delató la entrada de una

Page 78: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

77

llamada. Respiró tranquilo al comprobar que la

persona a quien llamó era la misma que le

devolvía la llamada. No se demoró demasiado a

la hora de contestar por temor a que se cortara

e inmediatamente se acercó el auricular al oído,

contestando de forma cínica y fingiendo un

cierto aire de sorpresa...-¡Hola Papá!

Rafael, al otro lado de la línea, contestó:-

Sigues usando el viejo truco de la llamada

perdida para que te llame. Al menos podría ser

para preocuparte de cómo me encuentro. Me

temo que justamente no es ese el motivo.

¿Cuánto dinero necesitas?

Florencio titubeó al ser descubierto

quedando desarmado y paralizado como una

liebre que es sorprendida encamada en el

campo.

-Realmente, que...quería hablar contigo.

Bien es cierto que una ayudita no estaría mal.

Sabes que tengo un sueldo ridículo, y mísero,

¡soy mileurista!, intentó explicarse Florencio

para salir del paso. Si bien muy airoso no

consiguió salir, pues su progenitor le conocía en

demasía.

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78

-¡Vamos! ¡Déjate de rollos macabeos! No

dices una verdad ni aunque tu vida vaya en ello.

¿Será suficiente con 2500 €? Espero de corazón

que no te hayas metido en ningún lío por ahí. Te

dilapidas todo lo que encuentras, no piensas en

el futuro, le espetó su padre con visos de enojo

en su tono de voz.

-¡Mira, papá!, agradezco tu ayuda y

colaboración en mi causa, dijo sumisamente

Florencio, pero tampoco necesito que me

sermonees y mucho menos trates de

ridiculizarme. A todo esto, quería preguntarte

¿qué fue del cuadro aquel que compraste hace

unos años? Aquel que te anticipó el marchante

que se revaloraría con el tiempo, pues era una

nueva técnica de pintura, preguntó Florencio.

Rafael, totalmente descolocado por la

pregunta le contestó: -¿De qué me estás

hablando? Sabes de sobra que fue un regalo

para Aline y que lo tiene ella en el apartamento

que compartimos en Illetas. ¿A qué viene eso de

revalorización ni qué ocho cuartos?

-Sinceramente, creí que sería parte de la

herencia que me donarías algún día, yo quería

Page 80: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

79

esa pintura, se quejó de forma ostensible

Florencio.

-Te voy a decir algo, no sé a qué viene

este numerito que me estas montando. A ti, ni

te ha interesado nunca la pintura ni entiendes

un ápice sobre el tema. Se lo regalé a Aline,

porque ella sabe valorarlo, ya que es Licencia en

Historia del Arte y está ligada en su trabajo a

este campo, le recriminó Rafael.

-¡Ah!, ¡o sea que es de ella! Como la

señora entiende se lo regalas, y a tu hijo… ¡que

le den! Esperaba que formara parte de tu legado

hacia mí, siguió quejándose Florencio.

Rafael, no podía creer lo que estaba

escuchando. Parecía que le estaban gastando

una broma pesada, de esas de la radio.

Florencio, parecía estúpido y anclado en el tema

del dichoso cuadro. Comenzaba a creer que su

hijo estaba tomando algún tipo de

estupefaciente que estaba acabando con su

cerebro.

-¡Vamos a ver si nos entendemos, hijo!

Aline, es mi compañera. Sé que desde la muerte

de mamá, nuestra relación no ha sido la mejor y

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80

menos desde lo mío con Aline, pero debes

admitir que tengo derecho a vivir mi vida. Te

ingresaré el dinero si es lo que quieres, de lo

otro no hay más que hablar, le pertenece a ella.

Y por cierto, sabes que la prohibición de

acercarte al apartamento y a Aline sigue en pie,

a no ser como ya te dije, que sea para acercar

posiciones a una reconciliación, dijo Rafael

suavizando algo el tono, tratando de calmar la

situación.

-¡Pues no tenemos más que hablar!

¡Ingrésame el dinero y ya habrás cumplido como

padre! dijo Florencio, tratando de atacar por el

lado sentimental la línea de flotación de su

padre.

Lejos de su intención, el disparo de

Florencio fue en vano, ya que, Rafael,

acostumbrado a las artes de su hijo, no cayó en

semejante trampa y le espetó: -¡No tiene un

valor económico grande, convéncete! Es más el

valor artístico. Pero qué vas a saber tú, no

trabajas precisamente en el Prado, y

sinceramente, lo más parecido a un cuadro

colgado que conoces, son los carteles de las

ofertas de ese supermercado en el que trabajas.

Page 82: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

81

Florencio, indignado ante las palabras de

su padre, se despidió de él de forma cortante y

dejándole caer que llegaría el día en que tendría

que elegir entre él y su novia. Claro está, que lo

decía con la boca pequeña, pues sabía que el

único que tenía que perder y mucho, era

claramente él.

Rafael, se quedó un tanto triste por el

cariz que había tomado la conversación, pero

más preocupado le tenía el hecho de pensar que

Florencio estuviese metido en algún lio gordo.

Se relajó pensando que realmente sólo era “un

manos rotas” que se gastaba todo de forma

descontrolada.

Finalmente, la conversación concluyó tan

tensa como había comenzado, dejando a

Florencio enojado y a Rafael preocupado.

◊ ◊

Amadora, se disculpó de su hijo y de Xisca

argumentando tener que ir a la peluquería,

donde tenía la vez guardada, ya que

acostumbraba a acudir puntualmente una vez

por semana. No marchó sin antes recordarle a

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82

su hijo, que recogiera todo lo que tenía

preparado para él, en el caso de que no

estuviera en casa a su regreso. Respecto a

Xisca, tenía plena confianza en ella y si se

quedaba sola en casa no había inconveniente,

era como de la familia.

Xisca, se afanó en recoger la mesa y

Saturio muy voluntarioso se dedicó a echarle

una mano en la labor. La mujer, cogió la jarra

del café sobrante y al girarse de forma brusca se

topó con el cuerpo de Saturio quien no tuvo

tiempo de esquivar la maniobra, provocando que

el café se derramara por encima del jersey y los

pantalones del varón.

- ¡Madre mía! ¡Qué torpe soy! Entre éste

maldito modelito que no me deja hacer según

qué movimientos y las prisas… ¡mira lo que

acabo de hacer! Si es que cada vez que nos

vemos tenemos un percance, se lamentó Xisca.

Diciendo esto, se dirigió a la cocina

apresuradamente y cogió un paño,

humedeciéndolo con agua.

Al regresar de nuevo, cruzó su mirada con

la de Saturio que seguía de pie sin saber muy

bien cómo actuar. Éste, al ver al desnudo el

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83

rostro de Xisca sin el antifaz que solía ponerse

por la casa, quedó perplejo al ver en todo su

esplendor la belleza de aquella madura mujer,

de la misma forma en que le había ocurrido la

primera vez que hizo.

Xisca, se agachó con el trapo húmedo en

la mano y comenzó a restregar el pantalón

vaquero de Saturio con nerviosismo, quién con

tanto roce y sobre todo, con la visión del

generoso escote de la dama desde un ángulo

cenital, estaba empezando a excitarse de forma

ostensible. Sin poder poner remedio a la más

que evidente erección.

Para la mujer, no pasó desapercibido el

bulto que se había formado bajo la tela del

pantalón, y por lo que dejaba aparentar, parecía

tener un tamaño considerable. La situación,

provocó en la mujer un deseo irrefrenable y

quizás por deformación profesional, quiso

comprobar de primera mano aquel misterio que

se cernía ante sus ojos. En un acto reflejo, tiró

del pantalón hacia abajo con fuerza,

consiguiendo de paso, que el calzoncillo de

algodón que se escondía debajo descendiese al

mismo tiempo.

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84

Ante la sorpresa de Saturio, Xisca,

observaba ojiplática el tamaño de aquel

miembro, que su amigo había mantenido tan en

secreto y que la tenía casi hipnotizada sin poder

apartar la vista de ella. Finalmente, no reprimió

sus deseos y no se resistió a coger “aquello” con

ambas manos, ya que no era capaz de abarcarlo

con una sola.

-¡No sé si esto está bien!, Saturio, dijo

Xisca yo,.. yo aprecio a Amadora y…

Sin decir nada más, se dirigieron al

dormitorio y se dejaron llevar por el deseo y la

lujuria, entrando en un sinfín de juegos

amorosos. Xisca, había caído en un total

desenfreno y disfrutó de Saturio, sintiéndose

plena de satisfacción, no sabía que le pasaba. Al

final, le dedicó un trabajo con sus enormes y

turgentes senos que dejó a Saturio más que

satisfecho.

-¡Esto es gratis!, pero que quede entre

nosotros, ¿Ok?, le inquirió Xisca. Amadora, no se

puede enterar, me moriría de vergüenza. –He de

reconocer que me has sorprendido. ¡Qué callado

te lo tenías “picha dulce”!, y rió plena de gozo.

Aquel encuentro, había supuesto una bocanada

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85

de aire fresco en su triste vida, pero también le

dejaba un regusto amargo. Por primera vez,

había sentido algo bonito con un hombre que no

era su marido, se encontraba confusa… pero no

quiso dar más vueltas al tema. Lo cierto es, que

había disfrutado como nunca.

-¡No te preocupes, un caballero respeta a

una dama siempre! Por cierto, muchas gracias

por todo y debo darte la enhorabuena por la

labor. Ahora comprendo tu éxito, dijo Saturio,

tratando de alabar a la dama. En esos

momentos, se le vino a la cabeza la reacción que

había tenido el marido de Xisca en el portal

aquella tarde, quien quizá hubiera tenido una

premonición de lo que estaba por pasar.

-Lo sé y por eso confío en ti, Saturio. Sé

de buena tinta que eres hombre de honor, dijo

convencida Xisca. Te aseguro también, que por

hoy, doy mi jornada por concluida, he agotado el

cupo contigo… ¡no puedo más!

Saturio, conversó un rato más con la

mujer. Finalmente se duchó, se cambió de ropa,

recogió las provisiones preparadas por su madre

y se despidió de Xisca. Al salir de la casa, se

dirigió directamente a la cita que tenía

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86

concertada con su amigo y compañero en el Dry.

Caminaba con halo de felicidad resultante del

encuentro carnal acaecido con la meretriz.

◊ ◊

A las seis en punto, Saturio hace aparición

en el Bar Dry y saluda a Paco, el camarero,

haciéndole una señal dejándole claro de que

esperaría a pedir un poco más tarde. Él

camarero asintió con su cabeza en dando su

conformidad.

Momentos después, una figura alta y

esbelta aparece en el umbral de la puerta del

local. Viste “chupa” de cuero negra, con un

dibujo de dos tibias cruzadas y una calavera a

modo pirata. Escruta el interior buscando a

alguien y finalmente entra de forma explosiva

saludando efusivamente a Paco.

Efectivamente, el camarero comprueba

para su desgracia, que es Rosendo con su típica

imagen de pirata moderno.

-¡Buenas noches Paquito!, ya está aquí tu

amigo Rosendo para animar este muermo de

bar. ¡A ver si cambias de música hombre, algo

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87

más cañero!, dijo Rosendo moviendo la cintura

emulando tocar una guitarra eléctrica.

-Lo que me faltaba, ¿quieres que

enloquezca? Déjalo estar como night-club,

tranquilo con su Jazz, etc. que así nos

entendemos mejor, concluyó Paco.

Seguidamente, Saturio se levantó y se

dirigió en dirección de su amigo Rosendo para

fundirse ambos en un abrazo rompe costillas que

a poco le vuelve a costar un disgusto ya que los

manotazos que propinaba Rosendo eran más

violentos que cariñosos.

-Rosendo, miró al camarero y le dijo:-ya

sabes lo que quiero yo, y a Satur le pones un

Whisky del bueno, ¡Bourbon con hielo!… ¡Y

rapidito, que tengo sed! Luego, se volvió hacia

su compañero y preguntó: -¿Qué tal ese Satur?,

Oye, te veo diferente, ¡tu mirada brilla tío!

¡Parece que hubieras triunfado hoy! ¿Cómo se

llama la interfecta? ¿Es casual o hay algo más?

preguntó Rosendo con una sonrisa de pícaro en

la boca y de forma burlona.

A Paco, la chulería de Rosendo le inflaba

las criadillas, en especial si además se ponía en

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88

plan guasón ya era el acabose. Así que, cogió la

coctelera y preparó la copa favorita de Rosendo,

no sin antes adornarla con un complemento

extra de su cosecha. Un esputo salió de sus

labios de forma totalmente desapercibida y

rápida y fue a parar al interior del recipiente

donde se mezcló posteriormente con el resto de

ingredientes para acabar finalmente en la copa

preparada al efecto para su “amigo” Rosendo.

Saturio, no sabía dónde meterse, era

tímido en lo que se refería a los temas de sexo

¿Cómo era posible que ese tipo se diera cuenta?,

es que ¿acaso lo llevaba escrito en su cara?... Si

pretendía ser un buen detective debía ser capaz

de esconder sus sentimientos, al menos que no

se notara tanto. La astucia y perspicacia de

Rosendo al igual que sus burlas le molestaron,

pero a la vez le dejaron un buen sabor de boca,

ya que ese hombre estaba de su lado y también

podían jugar a su favor.

Trató de mantener el tipo y cambió de

conversación: -¡Has sido puntual!, a ver si

Florencio lo es también y podemos empezar a

esbozar el planing, dijo Saturio.

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89

La voz de Paco, interrumpió la

conversación y Saturio agradeció el capote del

camarero, logrando así, salir de la situación de

compromiso en la que le había metido Rosendo.

- ¡Un Bourbom con hielo para el caballero y un

coctel especial de la casa para un “cliente

especial”!

Rosendo se acercó a la barra y recogió las

copas guiñando un ojo a Paco buscando su

complicidad, cosa que encontró en la amplia

sonrisa, socarrona y complaciente del camarero,

quien sintió un placer especial por dentro tras su

pequeña vendetta.

En el lapso de tiempo en el que los dos

compañeros se saludaban, la aparición estelar

de Florencio agarrado del brazo de Ángela llamó

poderosamente la atención de la clientela del

local y en especial de Paco, quien al oír el

estruendo de las risas de los amantes se dio

cuenta enseguida de quien se trataba.

-¡El que faltaba para el duro!, dijo entre

dientes Paco: ¡-tengo que pedir un plus por

peligrosidad!, ¡acabaré como un cencerro con

éste personal!

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90

Florencio, saludó efusivamente a Paco con

su típica sonrisa estúpida en la boca:-¡Caro

amico! ¡Gintonic per me come sempre y la

donna… lo que quiera! Seguidamente se disculpó

con su acompañante y la instó para que

aguardara su ausencia unos minutos mientras él

aclaraba un tema profesional con Saturio.

Ángela, saludó a los dos hombres que se

hallaban sentados en una mesa, no muy lejos de

su situación. Al cruzar su mirada con la de

Rosendo, enseguida trató de desviarla e inició

una conversación con Paco, que tras la barra, se

parapetaba ante la reunión que se producía a

escasa distancia.

Saturio, presentó a Rosendo ante

Florencio. Lo hizo como su ayudante y ambos se

dieron la mano mirándose a la cara. Florencio,

notó como la mirada sagaz de Rosendo se le

clavaba en los ojos, teniendo la sensación de

que éste era capaz de escrutar en su cerebro y

leer su pensamiento. Ante esto, trató de desviar

la conversación.

-¡Bueno, señores!, exclamó Saturio, una

vez hechas las presentaciones y acabadas las

formalidades, pasemos a lo que nos concierne,

Page 92: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

91

con que sus interlocutores asintieron al unísono

a modo de conformidad.

-¡Paco! ¡Que sean otras dos copas de lo

mismo!. La cuenta se la cargas al “Signiore”,

dijo Rosendo dirigiendo su mirada a Florencio y

agregando: – ¡Esto entra también en calidad de

dietas!, y esbozó una sonrisa maliciosa.

Florencio, se sentía incómodo y acojonado

con aquel tipo delante. Tenía una fuerza

abrumadora y desde luego no iba a ser él

precisamente quien le contrariase.

Saturio, continuó diciendo: -Florencio, nos

tienes que dar algunos datos sobre la pintura, tu

padre, etc., algo para poder ir basando la

investigación.

-Bien, comenzó a relatar Florencio En

resumen, os puedo decir que la relación con mi

padre no viene siendo la mejor desde la muerte

de mi madre hace unos años. Soy hijo único y lo

que me interesa verdaderamente de él en estos

momentos, es que vaya compartiendo su

patrimonio en vida conmigo. Bien es cierto, que

lo hace con cuentagotas y no se estira

demasiado. Hablé con él por teléfono

Page 93: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

92

recientemente y le pregunté directamente por el

cuadro. El caradura, me ha dicho con total

desfachatez que lo compró para su amante. Una

francesa que se lo beneficia desde hace unos

años, y que lo único que quiere es su pasta

como ya te dije. Ahora, me viene con ese

cuento, y seguro que el apartamento también ha

salido en su mayor parte del bolsillo de mi

padre. ¡No lo puedo creer!

Rosendo, salió al encuentro y dijo: - Al

menos tenéis algo en común la gabacha y tú.

Tan solo queréis a tu padre por interés y tras

decir esto, soltó una estrepitosa carcajada corta.

Saturio, vio como la cara de Florencio se

tornó seria y sorprendida ante tal aseveración, e

hizo caso omiso al comentario desafortunado de

su compañero, sin secundar en ningún momento

las risas de este. Reflexionó un instante y

preguntó:- ¿Y donde se halla exactamente el

cuadro? Es importante poder observarlo y

tasarlo para atenernos a algo claro, y desde ese

punto, exigir en consecuencia, aunque sea

judicialmente, así ver si podemos incluirlo como

heredable en tu beneficio.

Page 94: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

93

-Como os he dicho, mi padre me confirmó

que se encuentra en el nidito de amor de las

palomitas. Éste se encuentra en la Urbanización

The Anchorage de Illetas, al lado de Cala

Comtesa, no muy lejos de Palma explicó

Florencio. El problema es que, tengo

terminantemente prohibida la entrada en éste

complejo. Tal es, que incluso los Vigilantes de

Seguridad tienen órdenes estrictas de que no se

me permita el acceso. Todo ello, viene a colación

de un desencuentro que tuve con Aline, que me

costó el veto de mi padre y la prohibición que os

he citado.

Saturio, concluyó y dijo de forma

elocuente: -Entonces, tú quieres que nosotros

consigamos entrar en el apartamento y

comprobar que el cuadro sigue allí aún y no ha

sido vendido…

-¡No, exactamente!, dijo Florencio de

forma lapidaria interrumpiendo a Saturio.

¡Quiero que recuperéis el cuadro para mí!

Saturio se quedó estupefacto ante la

taxativa respuesta. Adquirió un tono de ofensa,

se levantó de la silla y exclamó: -¡Soy un

detective, un Vigilante de Seguridad, un hombre

Page 95: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

94

de Ley con una moral! ¿Cómo te atreves,

esperpéntico ser, a pedirme que delinca?

En ese mismo instante, Rosendo golpeó la

mesa con fuerza con la palma de su mano

derecha y gritó: -¡Está hecho! ¡Aceptamos!

-¡No puede ser! Advirtió de nuevo Saturio,

lanzando una mirada inquisitiva hacia su

compañero. Una cosa es que comprobemos que

la pintura está en su sitio y no se ha vendido.

Que tengamos que utilizar alguna que otra

artimaña detectivesca, como pudiera ser el caso

de un allanamiento de morada o en su defecto

algún derecho contra la libertad de las personas.

Otro bien distinto es cometer un robo, hurto o

similar, ¡me niego de forma tajante…!

- … ¡Os ofrezco 4000 eurazos, el doble de

lo acordado, y no se hable más!, sentenció

Florencio sin dejar que Saturio concluyese su

discurso.

-¡Toma ya! ¡Cuenta conmigo compañero!

Gritó Rosendo volviendo a golpear la mesa de

nuevo, riendo y divirtiéndose como si de una

subasta se tratase ante aquella situación.

Page 96: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

95

Saturio, se quedó mudo por la situación. El

fervor de Rosendo y la gallardía de Florencio,

que contrastaba con la facha de pardillo que

aparentaba tener, le estaban descolocando. El

dinero ofrecido le nublaba el pensamiento… Y al

fin decidió: ¡Está bien! dijo, ¡pero se hará a mi

manera!. Tampoco somos delincuentes para

estar robando por ahí. Trataré de encontrar la

manera de llegar a algo coherente… por el bien

de todos.

Continuó su discurso tratando de controlar

la situación y calmarse, añadiendo: -Lo primero

que debemos conseguir, es infiltrarnos en la

dichosa Urbanización, buscando la forma… ¡que

ya sé por dónde vamos a empezar! Luego, ya

veremos sobre la marcha. De momento, la

empresa que controla el acceso es

“MajoricaSegur”, si no me equivoco, ¿verdad? O

sea, la misma en la que trabajamos Rosendo y

el que suscribe. Tras decir esto sonrió y se hizo

el interesante al ver que sus dos acompañantes

estaban callados escuchando su teoría. En ese

momento se sintió importante.

Florencio se quedó sin palabras, con cara

de tonto y con la boca abierta mirando a

Page 97: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

96

Saturio. Las dudas sobre la fuerte moral del

detective le daban que pensar. Por otro lado, le

sorprendía su elocuencia y su rapidez de

pensamiento. No las tenía todas consigo. Aún

así, esperaba que la oferta económica y Rosendo

pudieran más que su moral y su legalidad.

Rosendo, irrumpió diciendo: -¡Déjalo de mi

cuenta Satur! Tengo un par de amigotes en la

administración de la empresa que me deben

algún favorcillo. ¡Creo que es hora de cobrar

alguno!.

-Muy bien, yo hablaré con Bartolo, que

hace servicios allí habitualmente y veré que me

cuenta, dijo Saturio con más efusividad en sus

palabras, viendo que todo iba viento en popa y

olvidando un tanto sus moralidades en esos

momentos. En ocasiones, un detective debe

dejar un poco sus principios de lado y vivir al

margen de la Ley. Aquello comenzaba a

entusiasmarle y a preocuparle en un grado

equitativo.

Florencio, se despidió argumentando no

querer dejar sola por más tiempo a la dama que

le acompañaba, y se fue feliz de ver que

aquellos tipos eran lo que necesitaba. Aunque ya

Page 98: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

97

no confiaba ciegamente en ellos, si que

esperaba que realizaran la labor y les invitó a

otra copa más en agradecimiento y también

como no, a modo de acicate.

Paco, un tanto despistado por los

tejemanejes que veía entre los reunidos, y la

efusividad que habían mostrado por momentos

durante la reunión, se relajó un poco al ver que

esta se disipaba y que no tardarían en

abandonar el local. La tranquilidad regresaría

esa noche, por fin.

Tras apurar las copas, Saturio y Rosendo

se despidieron y salieron del bar tomando

direcciones opuestas, dejando a su cliente que

continuara su fiesta particular, no sin antes

informarle de que volverían a verse en caso de

tener novedades que comunicar.

◊ ◊ ◊

Page 99: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

98

Page 100: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

99

Capitulo 7

Durante aquel turno en el trabajo, Nelson,

quiso acercarse de nuevo a su “amigo” e intentó

buscar alguna excusa. Aquello del trabajo, no

era su filosofía de vida. A pesar de su juventud,

la esta le había enseñado mucho en Colombia, y

sabía cómo cumplimentar el mísero sueldo que

recibía con “trabajos” más rentables.

Aquella mañana, no había tanto trabajo

como el sábado, y gracias al relax aparente,

pudo coincidir con Florencio en el almacén.

Aquel tipo era extraño, su vida por Italia y los

litigios que se traía con supuesta herencia de su

padre, llamaban poderosamente su atención, y

quería saber más de la vida de aquel tipo.

-¡Hola Señor Florencio!, buen día. Se le ve

un poco apagado hoy, tal vez triste, le dijo

Page 101: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

100

Nelson de forma educada y amable, ganándose

poco a poco la confianza de su compañero.

-Bueno, ya sabes, un mal día, contestó

Florencio.

-No será cosa de amores. Mire usted, si

necesita desahogo ahorita mismo platicamos

durante el almuerzo, se ofreció amablemente

Nelson.

Florencio agradeció éste gesto de su

compañero y aceptó la oferta para tomar el

desayuno juntos. A eso de las 11.00 horas,

ambos se dirigieron a un bar cercano al

supermercado y tomaron un café con tostadas

que como no podía ser menos, Florencio insistió

en pagar.

Durante la conversación, Florencio le

explicó a su compañero que los problemas con

su padre y amante de éste le traían de cabeza.

También le contó alguna que otra intimidad y

por supuesto habló largo y tendido de su periplo

italiano. Nelson, aguantó el tirón estoicamente y

consiguió información acerca del apartamento de

la playa y de la pintura. Esto le interesaba

mucho e hizo hincapié en ello, de forma que

Page 102: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

101

consiguió el objetivo previsto. Aquel tipo solo era

un charlatán solitario que con tal de tener

alguna persona cerca que le escuchara era capaz

de invitarle a un desayuno, tal y como había

hecho con él mismo.

Florencio, al ver el interés de su

compañero le hizo una proposición de trabajo.

Pensó en la posibilidad de asegurarse el objetivo

contando con Nelson y se decidió haciéndole una

oferta: -Si te interesa te puedo ofrecer 2000

euros por el cuadro, ¿Cómo lo ves?

Nelson, se lo pensó un momento.

Finalmente y sin más dilación aceptó el trato: -

Esta usted tratando con el hombre ideal.

¡Ahorita mismo comienzo con el tema! Dijo

Nelson estrechando la mano de Florencio y

cerrando el trato.

◊ ◊

Tras aquel almuerzo, Nelson, envió un

mensaje de texto a un teléfono móvil, fue

escueto y telegráfico:”tengo algo interesante,

trabajo a la vista”.

◊ ◊

Page 103: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

102

Esa misma mañana, en la Urbanización

The Anchorage de Illetas, Bartolo, Vigilante de

Seguridad que desempeñaba su labor en la

misma, se encuentra realizando el servicio que

le corresponde por su puesto de trabajo. Es un

tipo peculiar. Lleva años trabajando allí y conoce

a la perfección a todos los moradores del lugar e

igualmente es también conocido y respetado por

estos.

Lleva gafas, de esas que se conocen

comúnmente como culo de botella, aunque a él

no le importa y tampoco le impide demasiado en

su labor cotidiana, si bien se planteaba una

operación en sus ojos para al menos ganar algo

estéticamente.

Aquella mañana, al hacer su ronda se

encontró un tanto indispuesto. Su corazón

comenzó a latir más deprisa de lo habitual y

ante un susto evidente, decidió irse a Palma

para consultarlo con su médico de cabecera,

quien tras un examen de valoración, instó a

visitar al cardiólogo.

◊ ◊

Page 104: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

103

Saturio se dirigió a Illetas para hacer una

visita a los compañeros de la Urbanización The

Anchorage, con el afán de entrevistarse con su

compañero Bartolo, al cual conocía

sobradamente, ya que habían coincidido en

numerosos servicios hasta que él consiguió

quedarse con el puesto fijo en ésta urbanización.

Bartolo, era un buen tipo y Saturio esperaba

poder conseguir algo de información acerca de

algunos aspectos del servicio y de algún

habitante, así como intentar algún turno de

servicio allí.

Al llegar, se presentó y saludó al

compañero que se encontraba en la garita de

entrada. Preguntó por su amigo Bartolo y recibió

la triste noticia de su baja médica por una

arritmia que había sufrido.

Algo contrariado decidió llamar a Rosendo

y contarle lo ocurrido.

-Sí, contestó Rosendo con voz de pocos

amigos.

-¿No te habré despertado?, lo siento si es

así, se disculpó Saturio.

Page 105: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

104

-Te salvará el hecho de que me des una

buena noticia, si no eres hombre muerto,

contestó Rosendo, quien hizo que su

interlocutor dudara ante si lo estaba diciendo

en serio o no. Con Rosendo nunca se podía

saber, era un arma de doble filo...impredecible.

-Pues quería decirte que no he podido

hablar con mi amigo que trabaja en The

Anchorage. Ya sabes, Bartolo. Al parecer, se

encontró indispuesto ayer y se ha dado de baja,

por lo que estará un tiempo sin usar su plaza.

¿Sabes lo que eso significa?, dejó caer Saturio,

esperando la reacción de su compañero.

-¡Joder Satur! Exclamó Rosendo, estamos

de suerte, ahora mismo me voy a la oficina sin

más demora y comienzo con las gestiones. ¡La

Diosa de la Fortuna está de nuestro lado amigo!.

Te dejo que me voy como un rayo a la oficina

antes de que se cubra la vacante.

Se despidió de Saturio y pleno de felicidad

y emoción se apresuró a prepararse y dirigirse a

la dirección de servicios para gestionar su plan,

era un oportunidad única, más fácil de lo que

había podido imaginar.

Page 106: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

105

Rosendo se personó en las oficinas de su

empresa en el centro de Palma en un abrir y

cerrar de ojos. Preguntó por Joan Miquel en

recepción y pidió cita para hablar con éste sobre

el servicio.

Una vez que éste pudo le recibió

gustosamente: -Pasa, Rosendo, dijo Joan

Miquel, tratando de ser amable con su visita. A

pesar de que sabía que Rosendo no era un tipo

muy estable, le respetaba, ya que habían

servido juntos en la Legión Española y eso

marcaba. Además, Rosendo se tomaba el

trabajo muy en serio y eso era apreciado por sus

jefes. -Y bien, ¿qué te trae por aquí, aparte de

venir a visitar a un amigo?..., supongo. Preguntó

mientras daba un abrazo a su amigo.

-Te seré franco y me andaré sin rodeos.

¡Quiero que me des turno en el The Anchorage

de Illetas!, dijo claramente Rosendo. Además,

necesito también otro para Saturio, el que está

en Son Castelló conmigo.

-Bien, miraré y te diré cosas

inmediatamente, haré lo que pueda sin

prometerte nada. Dijo Joan Miquel.

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106

-Rosendo le miró y dijo: -Sé que puedo

confiar en ti. Creo que tienen una baja médica e

imagino que las vacaciones hay que cubrirlas

también.

Él sabía perfectamente que si realmente

Joan Miquel quería, no tendría problema en

conseguirlo, ya que era un alto cargo de la

empresa y dudaba que no lo consiguiera.

-¡No cambias!, ¡eres un cabronazo! Lo

tienes todo bien atado. Lo que esté de mi mano

sabes que no tendrás ningún problema.

Comentó Joan Miquel.

Hablaron largo y tendido de sus temas y

sus desventuras cuando servían a la Patria. Fue

un momento agradable para ambos. Joan

Miquel, antes de la despedida le dijo: -En el

momento en el que me cerciore de la baja de

Bartolo y estudie lo de las vacaciones, me

pondré en contacto contigo y te digo con

seguridad si es posible realizar los cambios

pertinentes. Durante el día de hoy seguro lo

sabremos ¡Cuídate!

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107

-Lo mismo te digo, dijo Rosendo a modo

de despedida. Espero tu llamada, sabes que un

Caballero Legionario no duda de otro.

◊ ◊

Tras finalizar su jornada en el

supermercado, Nelson Pérez como casi siempre,

se fue a tomar una copa a un bar de ambiente

sudamericano de la zona del Terreno, donde

solía reunirse con amigos y familiares de su país.

Allí escuchaban y bailaban los sones típicos de

su tierra, que les acercaba un poco más a su

cultura.

Mientras hablaba con unos y otros, su

amigo y compatriota Ventura también hizo acto

de presencia en el local, y se saludaron

efusivamente. Luego se apartaron a un lugar

más íntimo para hablar de sus negocios.

-¿Qué es esa vaina que me tienes que

contar?, espero sea de interés, preguntó

Ventura.

-Yo creo que sí. Respondió Nelson. El caso

es que me enteré de una vaina de un compañero

de labor sobre problemas con su padre, de

herencias. Al parecer su papi tiene plata y

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108

compró una pintura que debe tener mucho

valor.

-¿Y qué demonios de empresa es esta?

¿Hacemos un secuestro exprés y luego pedimos

un rescate al viejo? Preguntó Ventura de nuevo.

-Déjalo estar ahorita. Esas vainas suelen

ser complicadas ¡cabrón! Se trataría de chingar

el cuadro. Al parecer está en un apartamento de

una putita de su viejo cerca de Palma. ¡Puede

ser fácil!. Me ha dicho que es la Urbanización

The Anchorage de Illetas, no muy lejos de

Palma. Ya mismito estamos preparando como

conseguir entrar. Usted tiene muchos contactos

por ahí. De lo que interesa, es no ser

demasiados para tener más parte del pastel, ¿no

cree mi hermano? Dijo Nelson bebiendo un

sorbo de la copa y dejándola de nuevo en la

mesa. Hay 2000 € en juego.

-¡Está usted en lo cierto!. Vamos a

estudiar cómo conseguir esa imagen. Lo que

tiene que hacer usted, es asegurarse de que ese

pringado dice la verdad no vayamos a meter la

pata y la caguemos. Dijo Ventura

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109

-¡Eso está hecho! Ganármelo ha sido muy

fácil porque le ayudo en su labor. Es muy corto

para trabajar. El problema es que me dijo que

su viejo le prohibió entrar en la Urbanización

donde vive la putita esa. Al parecer se lleva mal

con ella. Lo único que puedo hacer es

asegurarme de que no nos toma el pelo, dijo

Nelson.

Ventura, pensó unos instantes y comentó:

-Lo primero que haremos será ver el lugar y

estudiar la dificultad que entraña la labor.

También hablaré con una persona que conozco

para ver si vale la pena. ¡Voy a mover los hilos!

-¡Sabía que podía contar contigo,

hermano! dijo Nelson alzando la copa y

brindando con su amigo.

◊ ◊

Bartolo, tras su indisposición en el trabajo,

estaba preocupado. Era joven y la arritmia

sufrida le daba que pensar. Tal vez se tomaba

muy a pecho su trabajo y la vida en general y se

preocupaba en exceso.

Le hicieron varias pruebas y estaba a falta

de conocer los resultados. La voz de la

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110

enfermera diciendo su nombre en voz alta le

sacó de su preocupación e hizo que su corazón

latiera de forma revolucionada por el

nerviosismo.

Entró en la consulta del Dr. Garau,

especialista en cardiología, y se sentó a

esperarle. Instantes después, un hombre que

vestía bata blanca y una carpeta en la mano

entró y se sentó frente a él al otro lado de la

mesa.

Bartolo, permanecía callado a la espera de

que el especialista tomase la palabra. El silencio

se hacía eterno. El Doctor afanado en leer el

informe que tenía ante sus ojos hacía caso

omiso del paciente, que para entonces se había

convertido ya en impaciente. De repente, el

prestigioso Doctor Garau levanta la cabeza y

mira a los ojos de Bartolo, se queda en silencio,

como absorto. Hasta que por fin le espetó de

golpe:

-¿Cuánto hace que sufrió la primera

arritmia?, inquirió el Doctor mientras miraba

fijamente a su paciente, que en esos momentos

y ante la forma de preguntar tan inquisitiva con

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111

los nervios atorando su mente y su corazón

latiendo a 180 pulsaciones no sabía que decir.

-¡Eres tonto! ¿Qué cuanto tiempo hace que

sufrió la arritmia?, ¡dígamelo!, dijo el Doctor,

levantándose de la silla y acercándose a Bartolo

de forma agresiva y con una expresión

desencajada en su rostro.

Bartolo seguía cada vez más atenazado ya

que no podía creer lo que le estaba pasando.

Aquello era una pesadilla. El cardiólogo seguía

insistiendo en la pregunta como un disco rayado

y cada vez parecía estar más cerca una agresión

física. El Doctor alzó su mano derecha y tiró con

rabia el informe sobre la mesa, luego cerró el

puño y con cara de enajenado amagó con

plantar un puñetazo en el rostro de Bartolo

quien ya veía venir el fatal golpe.

Bartolo reaccionó y gritó: -¡Voy a

denunciarle, soy vigilante de seguridad…!

-¡Encima un segurata de merda!, ¡foraster,

estoy hasta…! soltó improperios e insultos por la

boca en mallorquín intentando ampararse en su

enfermera que parecía estar de parte del

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112

cardiólogo, como si estuviese acostumbrada a

esa actitud.

Bartolo, aprovechó para poder salir

despavorido de la consulta y gracias a Dios un

compañero de seguridad que trabaja en el

hospital salió en su ayuda al oír los gritos.

Entretanto, el resto de los pacientes que

esperaban en la sala, pudieron ver de primera

mano la escena quedando impávidos ante

semejante espectáculo.

Uno de los presentes comentó: ¡qué

pasada!, seguro que es una escena de una serie

de esas de hospital de la televisión, ¿en qué

episodio saldremos? El que estaba a su lado no

se podía creer lo que veía y ya se pensaba si

entrar en consulta o no.

Bartolo, se quedó tocado, no solo por

aquel episodio rocambolesco, sino porque le

habían dado de baja médica y eso le molestaba

ya que no deseaba perder su puesto en la

urbanización.

◊ ◊

Rosendo, recibió una llamada, era Joan

Miquel: -¡Escucha pirata!, ¡está hecho! Tú

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113

empiezas inmediatamente sustituyendo a

Bartolo, que al parecer se dará de baja médica.

El hombre lo está pasando fatal con su

problema. El hombre no quería que le dieran la

baja pero a éste paso acabará con una

psicológica A Saturio, le incorporo al cuadrante

contigo en dos días máxime, ya que habrá que

cubrir vacaciones también. ¡Espero que te valga

con esto, me debes una!

-Se agradece el detalle, contestó Rosendo.

El pago ya se verá. Gracias compañero. Nos

tomaremos una “leche de pantera” un día de

estos en la Hermandad de Caballeros

Legionarios.

Nada más colgar, llamó a Saturio y le

informó de las novedades acontecidas dándole

una gran noticia. -¡Sabía que lo conseguirías!

Ahora nos debemos mover sobre el terreno, dijo

Saturio, denotando una gran alegría en su tono.

Estaremos en contacto.

-¡Nos veremos en nuestro nuevo destino!,

exclamó Rosendo lleno de felicidad y orgullo

ante el logro conseguido, henchido por ver como

Saturio le había felicitado por el éxito de cumplir

con el objetivo establecido en tiempo record.

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114

◊ ◊ ◊

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115

Capitulo 8

Oswaldo, dejó sus útiles de jardinería en la

caseta existente al efecto. Cerró el candado y se

dirigió a la puerta de salida de la Urbanización

The Anchorage. Al pasar por la puerta, uno de

los vigilantes de seguridad le observó y le

mantuvo la mirada hasta que salió del recinto.

Aquel tipo era nuevo allí, no lo conocía pero ya

le había pedido la documentación al entrar por la

mañana. Ese tipo no le gustaba en absoluto.

Rosendo, observaba como el jardinero

abandonaba la urbanización, escondiendo su

mirada tras sus gafas de sol al más puro estilo

de aviador militar americano de película. Le

gustaba su nuevo destino. Al fin y al cabo, se

hallaba entre personas con clase, y no tenía que

lidiar con las basurillas a los que estaba

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116

acostumbrado normalmente en otros puntos de

servicio. Ver a aquel sudamericano pasar a su

lado agachando la cabeza y saludando mirando

al suelo, le hacía sentirse importante, superior.

Desconfiaba de los inmigrantes todo sea dicho.

Oswaldo, pasó el trago de la puerta de

salida y se dirigió a la marquesina de la parada

del autobús. Una vez allí, se encontró con una

persona a la que no esperaba.

-Buenas tardes, Oswaldo. ¡Cuánto tiempo!,

dijo Ventura, aspirando seguidamente su

cigarrillo de mariguana y lanzando el humo a la

cara del recién llegado.

-¿Qué tal está usted señor Ventura?,

ahorita mismo he terminado de servir en mi

labor, contestó asustado Oswaldo, quien no salía

de un susto para meterse en otro.

-Necesito una ayudita. Creo que usted

puede ser la persona indicada para ello, y sé que

no me va a fallar. La voz de Ventura sonó suave

pero amenazadora a oídos de Oswaldo, a quien

sus piernas comenzaban a flaquearle.

-En lo que pueda servirle estoy a su

disposición, aunque de plata no ando muy bien.

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117

El salario es bajo y no da para mucho, se

disculpó Oswaldo.

-¡Tranquilícese, no le voy a quitar el pan a

su familia! Iré al grano. Tengo un encargo que

hacer dentro de la urbanización, pero la vaina es

que tengo que entrar sin ser visto a ser posible.

¡Usted me dirá como puedo hacerlo! Le doy unas

jornadas para que se lo piense y me dé la

solución. No quisiera que se implique

demasiado, por eso lo dejo en sus manos, dijo

Ventura de forma convincente.

-¡Ya le estaría telefoneando, señor!,

contestó Oswaldo con el miedo metido en el

cuerpo y casi tartamudeando, teniendo que

hacer grandes esfuerzos por contener su vejiga

para no orinarse bajo los pantalones.

-¡Así sea, hermano!, contestó Ventura.

Apuró la última calada tiró la colilla al suelo y la

pisó con su pie derecho mientras miraba a

Oswaldo fijamente a los ojos. Le sopló el humo

nuevamente a la cara y dándose la vuelta

abandonó el lugar, dejando a su compatriota

pensativo y temeroso.

◊ ◊

Page 119: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

118

Rosendo, hizo balance de su nuevo

servicio: garita impecable, equipada con todo

lujo de detalles; aire acondicionado; teléfono

con línea exterior; y walkies talkies último

modelo. Quizás algo más aburrido que sus

rondas nocturnas por el polígono, pero podría

acomodarse en éste lugar.

Descolgó el teléfono y llamó a Saturio.

-¡Satur!, mañana mismo comienzas turno

conmigo en The Anchorage, me lo han

confirmado desde la dirección, ¿cómo lo ves?,

pregunto Rosendo.

-Me alegro. Ya veo que te mueves igual de

bien por las oficinas como por otros ambientes,

eres totalmente camaleónico, dijo

socarronamente Saturio.

-Como te dije desde el primer día, tienes

en mí un pilar importante como compañero, no

te voy a defraudar. Si acaso, más bien puedo

sorprenderte, contestó Rosendo enérgicamente

y un tanto crecido por los halagos de su amigo.

-Saturio pensó un segundo y preguntó:-

¿qué tal el servicio por allí?

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119

-Ya lo comprobarás tu mismo. Sabes que a

mí me gusta la acción y el hecho de estar en un

puesto sin demasiada movilidad no me hace

mucha gracia, pero el sitio es un lujo con todas

las comodidades. Creo que para ti es perfecto,

podrás observar a un montón de gente. ¡Te vas

a divertir!, respondió Rosendo.

-Bueno, pues mañana nos vemos en el

paraíso de la seguridad privada, concluyó

Saturio.

Ambos explotaron en una carcajada y se

despidieron hasta el día siguiente.

◊ ◊

Aquella noche Oswaldo no pudo apenas

dormir, el miedo le tenía atenazado. Por una

parte, Ventura y sus consecuencias y por otra su

implicación en cualquier lio que éste pudiera

meterle. Estaba jodido por ambas partes, así

debía pensar bien como facilitarle la entrada sin

verse envuelto en la trama ya que se jugaba

demasiado.

◊ ◊

Page 121: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

120

Amaneció un nuevo día y Saturio

comenzaba en un servicio nuevo. Aquí tendría

que trabajar a turnos, por lo que iba a dejar de

ser un noctámbulo para trabajar más tiempo a la

luz del sol. Le parecía interesante, ya que él

ante todo era un observador y allí tendría

oportunidad de hacerlo con gentes de otro nivel.

Durante el turno tenían la consigna de

realizar rondas por la urbanización, haciendo

especial hincapié en determinados puntos

estratégicos y en la comprobación de que las

alarmas no fallaran. Saturio, decidió hacer la

ronda y como buen observador iría estudiando la

forma de acercarse a la pintura en concreto. Lo

verdaderamente importante era hacer todo con

cautela y que pasara desapercibido el interés

real de su permanencia en el lugar.

Rosendo por su parte, descubrió que

aquella garita saciaba de alguna manera su afán

de trabajar, ya que si bien carecía de la

movilidad a la que acostumbraba, tenía otros

objetivos. Le encantaba parar los vehículos,

identificar a sus propietarios y sobre todo

alardear de uniforme y profesionalidad ante las

jovencitas moradoras que entraban y salían con

Page 122: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

121

sus ropas de diseñadores exclusivos y aromas

de perfumes caros.

◊ ◊

Oswaldo, tras meditar mucho y dormir

poco esa noche, creyó haber encontrado la

forma de colar a su “amigo” sin mojarse

demasiado, y así se lo hizo saber a Ventura con

una llamada telefónica e intentando ser lo más

breve y conciso para evitar meterse en un lio

mayor.

Ventura, tras oír el plan de Oswaldo,

quedó más o menos conforme, aunque con las

reticencias propias de un hombre de mundo, que

no se llega a confiar nunca ni de su sombra, por

si acaso. Con la misma, llamó a Nelson con un

celular de tarjeta prepago, sin identificación de

propietario, como siempre, y le dijo de forma

escueta: - ¡Todo correcto y en marcha! Y acto

seguido cortó la llamada.

Nelson, se acercó a su compañero de

trabajo y le saludó amablemente, como

siempre: - Señor Florencio, tengo buenas

noticias para usted. Según mis contactos, el

Page 123: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

122

trabajo se puede realizar, pero, la plata ha de

ser por adelantado.

-Es un poco arriesgado para mí lo de

adelantar el dinero. ¿Cómo puedo yo fiarme de

ello? Preguntó Florencio, temiéndose una

encerrona. Yo también pondré mis condiciones.

Os daré una parte ahora y el resto a la entrega

del objeto.

-No sea usted desconfiado, Señor

Florencio, somos socios. Para nosotros los

negocios son asuntos serios, dijo Nelson con una

sonrisa que a ojos de Florencio, resultaba tan

forzada como temible. Déjelo estar, ahorita la

mitad y el resto al finalizar la faena, ¡es justo!

-¿Entonces quedamos así?, preguntó

temeroso de la respuesta Florencio

-¿Por qué no?, ¡que así sea! contestó

Nelson, quien le ofreció la mano que ambos

entrelazaron y apretaron en señal de

conformidad.

Se despidieron y continuaron cada uno con

su labor, si bien Florencio, se quedó un tanto

preocupado por el trato realizado, pensando en

el buen plan que había urdido. Rió para sus

Page 124: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

123

adentros cuando pensó en Saturio y su

ayudante. Quizás se estaba metiendo en un

jardín, pero la aparición de Nelson, le había

reportado el poder jugar a dos bandas y desde

luego si una salía mal prefería quedar bien con

los colombianos, por la cuenta que le traía. No

tenía confianza alguna en que Saturio robara el

cuadro, al fin y al cabo era un profesional y

digamos se encaminaría por el lado legal, muy al

contrario del que utilizarían sus socios

colombianos. Se sintió orgulloso de la

maquinación de su plan.

◊ ◊

Mientras tanto, Saturio paseaba por la

calles de la urbanización, intentando

familiarizarse con el entorno y sus

moradores, y de paso ir averiguando alguna

cosa acerca de la propietaria del apartamento

que alojaba su objetivo. El primer paso, debía de

ser el acercamiento a ella y conseguir su

confianza.

Al llegar a la altura del apartamento de la

citada mujer, Saturio, decidió escrutar el

entorno y comprobar tanto los sistemas de

seguridad como los detalles necesarios para

Page 125: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

124

urdir un plan que le permitiera el acceso al

interior sin mostrar sus intenciones. Todo debía

de ser meditado y sin cometer errores. Estaba

en juego su honor como detective y sobre todo

como Vigilante de Seguridad.

◊ ◊ ◊

Page 126: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

125

Capitulo 9

El sol primaveral, acarició los hombros

desnudos de Aline desde el momento en que

atravesó el umbral de la puerta de su casa y

salió sonriente y encantada de conocerse. Miró

al segurata que se hallaba en la calle principal

de su urbanización tras los cristales oscuros de

sus gafas de diseño. Le sonrió y vio como la cara

del vigilante, se transformaba en un gesto

estúpido: Sonrisa tonta y mirada absorta.

Causaba esa impresión debido a su belleza y ya

estaba más que acostumbrada a los halagos y

babeos de muchos hombres.

Saturio, quedó prendado de aquella dama

de cabellos rubios como el oro y tez

blanquecina, que le regalaba una enorme y

reluciente sonrisa para su deleite, a la vez que

un saludo con un marcado acento francés de

Page 127: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

126

buenos días. Era uno de los seres más bellos

que podía crear la naturaleza.

Vio como se dirigía a su moto portando

una mochila deportiva de la que se podían

distinguir dos raquetas de tenis, por lo que no

hacía falta tener demasiadas dotes detectivescas

para adivinar que se dirigía a practicar este

deporte.

Tras el impacto causado por la visión,

Saturio reaccionó y se convenció así mismo de

que aquella dama era Aline Clermont, la amante

del padre de Florencio, le devolvió el saludo y

continuó su ronda.

◊ ◊

Aline, había cursado en París estudios de

Historia del Arte entre otras cosas. Nació en el

seno de una familia humilde de un pueblo

francés pero ella siempre quiso estudiar, por lo

que se mudó a Paris para conquistar su sueño

universitario con 18 años. Las cosas no

resultaron fáciles y tuvo que trabajar para

sufragarse los gastos que le ocasionaban su

estancia y los estudios en la capital francesa. No

le gustaba demasiado pensar en esos tiempos,

Page 128: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

127

pero gracias al cuerpo e inteligencia con que la

había dotado la naturaleza pudo conseguir sus

metas. Bien es cierto, que tuvo que ganarse la

vida como dama de compañía y que esto le

había obligado a acostarse con algún indeseable

Yupi, pero le habían permitido codearse con un

mundo de clase alta.

Tras acabar los estudios y tras años de

trabajos varios, tuvo una oportunidad de hacerlo

nada más y nada menos que en el Louvre de

París. Tristemente, su pasado le traicionó y no le

perdonó su época oscura como acompañante de

lujo y decidió irse lejos. Acabó en una isla

maravillosa donde el buen tiempo reina durante

gran parte del año, y trató de olvidarse de su

pasado.

Ahora era una mujer de 40 años, guapa y

respetada. Con un trabajo que le apasionaba en

el Museo de Es Baluard de Palma y era feliz, por

fin. Tenía una relación más o menos formal con

un hombre veinte años mayor que ella, Rafael.

Un hombre que la respetaba tal y como era y

había aceptado la forma que ella tenía de

entender una relación abierta, sin ataduras.

Cada uno en su casa y sin hacer demasiadas

Page 129: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

128

preguntas. Él la comprendía. Además, no la

agobiaba ni le pedía demasiadas explicaciones.

Si hubiera querido un marido se hubiera casado,

pretendientes nunca le habían faltado.

◊ ◊

Saturio era feliz en aquella urbanización

con su nuevo trabajo. Allí vivía mucha gente y le

encantaba ir averiguando cosas de sus

moradores. En especial, aparte de la señora

Clermont un tipo llamaba poderosamente su

atención.

Era alto, bien parecido y con una voz

penetrante. Al parecer, según había podido

adivinar todo el mundo le trataba con respeto

Nobiliario. Consiguió saber que ostentaba el

título de Marqués de S`Amarador, entre otros,

ya que también se comentaba que tenía

heredades en algún Cantón Suizo, de donde al

parecer, procedía parte de su insigne familia. Se

dedicaba a dar clases de alemán debido al

profundo conocimiento que tenía de la lengua

germánica, no obstante era prácticamente su

lengua materna. También era un diestro jugador

de tenis, armas que usaba, aparte de su oratoria

para sus múltiples conquistas, otro de sus

Page 130: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

129

títulos. Vivía una buena vida de retiro con la

escasa renta que le proporcionaba la posición

social de su decadente aristocracia que había

gozado de días mejores en su época de

florecimiento, años ha.

Casualmente, el Señor Hediger, que era el

apellido del Marqués, leía la prensa diaria al

amparo de una sombra, a la puerta de su casa,

amenizándolo con una taza de café y no muy

lejos de una de las piscinas comunitarias cuando

Aline salía de casa. Eran vecinos. Al verlo acudió

presta a saludarle. Tras conversar unos minutos

animadamente con él se fue, saludando de paso

a Saturio que la siguió con su mirada hasta que

ella arrancó su moto y se perdió por la pista de

salida de la urbanización donde Rosendo

tampoco perdió detalle de las formas de la bella

mujer y le regaló la mejor de las poses y el más

gentil saludo que pudo mostrar mientras le abría

la barrera.

El Señor Marqués comentó en voz alta

mientras observaba como la bella mujer se

alejaba y con la intención de hacerse oír por

Saturio exclamó:- ¡Qué obra más perfecta de la

naturaleza! ¿No lo cree así, caballero?

Page 131: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

130

Saturio, le sonrió y se acercó diciendo:-Sí,

es realmente bella, la inmortalizaría en un lienzo

si ella así tuviera a bien a prestarse. Es un

capricho de la naturaleza y como tal, un pintor

no se puede resistir a semejante atractivo.

El Marqués le miró intrigado y preguntó: -

¿es que acaso es usted pintor? Si quiere hablo

con ella y se lo proponemos. Soy su profesor de

alemán además de compartir pista de tenis en

muchas ocasiones. La única condición que le

pongo es que me reserve una copia, dijo a modo

de broma. Tengo una gran capacidad de

persuasión, si le vale de referencia. Tras decir

esto rio sonoramente y con complacencia.

Saturio le acompañó con una tímida

sonrisa picarona y continuó diciendo: -Hombre,

usted me disculpará, lo he dicho sin querer ser

pretencioso. Honestamente, aquí donde me ve,

he llegado a sobrevivir de la pintura. Bueno,

más bien malvivir, debería decir, dijo Saturio

quitándose importancia, aunque haciendo uso de

la verdad he de aclarar que me quitó el hambre

durante un tiempo.

-Es admirable que sea usted tan humilde,

si vendió alguno significa que malo no sería. En

Page 132: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

131

fin, es interesante, la vida da sorpresas, matizó

el Marqués. Yo también soy hombre de artes,

aunque reconozco que el pincel no es lo mío, lo

cambio por la pluma. Tengo mucho tiempo libre

y me da para escribir de vez en cuando. He de

reconocer que no soy Nietzsche, jo…jo…jo... rio

entre dientes. Tampoco he tenido grandes

pretensiones, pero sí que tuve un éxito efímero

con una novela que me dio mi sitio en el círculo

literario. ¡Quizás la haya leído!, “Oscuros

escarceos psicóticos”. Para mi sorpresa, la crítica

me trató muy bien y me dedicó un cierto respeto

entre algunos escritores más que reconocidos.

¡Fíjese!, que llegué a participar en un debate

televisivo por invitación expresa de Sánchez

Dragó… ¡como lo oye!

-Me gusta la lectura, aunque debo

reconocer que su libro no lo conozco, comentó

Saturio.

-No importa, recuérdeme que otro día que

nos veamos le regale un ejemplar. Me ha caído

usted bien...perdón ¿Señor?...

-Esto,.. Sí, Saturio, para servirle en lo que

pueda ayudarle.

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132

-Muy bien, Saturio, encantado de haberle

conocido, y ya nos veremos por aquí. No se deje

llevar por las apariencias de las personas que

vivimos en la urbanización, pero tampoco se fie

demasiado. El dinero por desgracia no puede

comprar cerebros y además suele pudrir las

almas de los que lo amasan en demasía, advirtió

el Marqués.

-Gracias, ha sido usted muy amable,

finalizó Saturio antes de despedirse.

Aquel tipo le había caído realmente bien. A

pesar de su Título Nobiliario se le veía muy

cercano. Era como se suele llamar…

campechano. También le había llamado la

atención la gran amistad que parecía existir

entre el Marques y Aline Clermont. El olfato

detectivesco de Saturio no pasó por alto que

compartían demasiadas cosas en común, y quién

sabe si también el lecho alguna que otra vez. De

momento, no le importaba demasiado, aunque

tener como aliado al Marqués le daba una

ventaja para acercarse al círculo de la francesa

en beneficio de conseguir el objetivo final.

Se despidió del aristócrata y continuó su

ronda, comprobando el buen estado de los

Page 134: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

133

medios de seguridad existentes en las

proximidades del apartamento de la mujer como

era de obligatorio cumplimiento. Intentaba urdir

un plan que fuera más o menos creíble para

poder llegar hasta la pintura. Claro está, que a

pesar de la fuerte suma que ofrecía su cliente

por el robo del cuadro hacía mella en él. Lo que

no estaba dispuesto era a cometer un delito

cuando él trabajaba precisamente para lo

contrario, debía encontrar la forma de realizar su

trabajo y no cometer un delito ya que era un

hombre legal y de honor.

◊ ◊

Al finalizar el turno, Rosendo y Saturio se

fueron a casa intercambiando sus pareceres.

Saturio había tomado un primer contacto con

Aline, un tanto liviano, es verdad, pero sí que

había conseguido una amistad con su vecino, el

Marqués, que le permitía un ligero acercamiento

a su entorno.

-Mira, ¡déjate de rollos, Satur!, dijo

Rosendo. Me voy a encargar yo del trabajo con

la madeimoselle. Lo tuyo no son las mujeres,

¡reconócelo! Esto es trabajo para un tío duro, a

este tipo de damiselas hay que saber cómo

Page 135: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

134

tratarlas, y créeme, a veces la caballerosidad no

ha de ser del todo sutil. Además por lo que me

dices, la “gabacha” juega a dos bandas y parece

que el Marqués le enseña algo más que alemán…

-¡No es asunto nuestro!, le interrumpió

Saturio, un tanto molesto por las palabras que

su compañero le dedicaba a Aline, saliendo al

quite como un paladín en defensa de una dama.

-¡Coño Satur!, ¿no me digas que te has

enamorado? , ja…ja…ja…ja, no te puedo dejar

solo, se burló Rosendo, haciendo que el enfado

de Saturio aumentara por momentos.

-¡Déjalo ya!, no es justo que vilipendies a

una persona así sin siquiera conocerla, contestó

Saturio.

-¡Bien!, retiro lo dicho. Aunque el bichito

del amor no entiende de clases sociales si te

daré un consejo, ¡no tienes nada que hacer con

semejante hembra!, le espetó Rosendo,

volviendo a reír. –No te lo tomes a mal ¡hombre!

Saturio cerró la boca y no volvió a decir

nada más a su compañero salvo la despedida al

llegar a casa. Rosendo le miró rió y dijo para sí:

-¡Mi Satur, se me ha enamorado!

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135

Capitulo 10

Los días se sucedían en la urbanización, y

Saturio iba tomando un control absoluto del

entorno y sus habitantes, obteniendo datos

sobre sus movimientos y ausencias. En especial,

el seguimiento era sobre Aline Clermont, con

quien le encantaba encontrarse.

De pronto, cayó en la cuenta de que una

persona se hallaba observando desde el otro

lado de la calle. Salió de la garita y trató de

tener una mejor visión del individuo. Le pareció

conocido. –Parece Bartolo, se dijo. Le llamó y

éste se fue corriendo desapareciendo de su

campo de visión. -¡Vaya!, si que lo está pasando

mal el hombre, pensó, mientras un sentimiento

de lástima por su compañero comenzaba a

dominarle.

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136

◊ ◊

Mientras tanto, Rosendo, a sabiendas de

que la Señorita Clermont se encontraba en la

urbanización, obligó a Saturio a que le dejase

hacer la ronda, ya que quería entrar en contacto

con el objetivo. Se acercó por el apartamento de

Aline y la encontró tomando el sol tumbada

sobre una tumbona en el jardín trasero de su

apartamento.

Rosendo, quedó un tanto sorprendido ante

la belleza que desprendía la dama, que se

mostraba espléndida en bikini bañada por los

rayos del sol. Se acercó intentando no caer en la

debilidad ante aquella majestuosidad de mujer

que parecía una auténtica diosa griega esculpida

por el mismísimo Fidias.

-¡Buenos días señora!, ¡discúlpeme!, pero

estoy haciendo la ronda y es importante que

revise el equipo de seguridad, dijo Rosendo. Es

muy importante, ya sabe, con tanta crisis y

tanto inmigrante, cualquier medida es poca.

Además, una mujer sola como usted debe tener

especial cuidado.

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137

Aline, se sorprendió ante el comentario de

aquel tipo que de no ser por el uniforme, más

bien infundiría miedo antes que seguridad. Esa

cara ruda, marcada con cicatrices le daba un

aire de tipo duro y vivido y con aquellas gafas de

sol más bien de los ochenta, dejaban a las claras

la típica chulería del “perdonavidas”. Aline,

estaba más que acostumbrada a que tipos

chulos la acosaran, por lo que no se amilanaba

fácilmente. Aún así le espetó: -Con unos

vigilantes tan eficientes como ustedes una se

siente muy tranquila, ya ve lo relajada que

estoy.

Rosendo, se quedó sin palabras ante la voz

tan sensual de Aline, con un acento francés que

había conseguido ablandar el duro corazón de

aquel marino intrépido y fuerte. -Me halagan

sus palabras, y me ofrezco a usted en lo que sea

necesario, Rosendo, para servirla, dijo a modo

de presentación.

-Yo me llamo Aline Clermont, y ya que lo

dice, podría moverme la sombrilla un poco, y me

acerca algo de sombra, por favor. Le pidió

amablemente, sonado en los oídos de Rosendo

como una petición de amor, provocándole

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138

fantasías que corrían por su cabeza

irremediablemente. La mujer pronto se dio

cuenta que a pesar de la dureza que aparentaba

era fácilmente maleable. No había nada como un

buen escote y una sonrisa insinuante, las

mejores armas que se podían tener ante un

hombre.

La sonrisa de aquella mujer… y esa voz, le

habían dejado como en trance, no sabía que le

pasaba. Nunca había tenido esa sensación con

una mujer, era como si el mismo diablo tratara

de seducirle y no pudiera evitarlo.

Toscamente, colocó la sombrilla e intentó

no mirar al ser que le estaba absorbiendo la

mente y lo más rápido que pudo se despidió

intentado no perder demasiado las formas, o al

menos, que se notase lo menos posible.

Aline, rió para si misma. Era capaz de

provocar que un hombre perdiese la compostura

apenas sin proponérselo, eran tan sencillos, tan

manejables… Era su juego favorito.

Rosendo, salió totalmente perdido del

jardín de la francesa y se topó de frente con un

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139

caballero que le sujetó del brazo e impidió que

se precipitara al suelo.

-¡Parece haber visto un fantasma!, ¿se

encuentra bien? dijo el Marques.

-Usted perdone, Señor Marqués, no… si…

creo que debe de ser un golpe de calor, el

cambio de temperatura, no sé. Se disculpó

torpemente Rosendo, quien parecía una persona

diferente, débil… asustada.

-No se preocupe caballero, llámeme

Hediger, por favor. Siéntese aquí que le preparo

una manzanilla con una aspirina para que entre

en sí. Le dijo el Marqués, ayudándole a sentarse

en una de las sillas de su jardín bajo la sombra

de un pino.

Rosendo, aceptó y trató de coger aire

fresco. No sabía que había ocurrido pero esa

mujer era el mismo demonio, ¿Cómo lo había

hecho? El Marqués regresó con un vaso de agua,

una aspirina y la manzanilla, haciendo que

Rosendo se la tomara. Al cabo de unos minutos

se sintió mejor y agradeció al Marqués su

amabilidad y ayuda.

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140

-Gracias, Señor Hediger, ya me siento

mejor. Dijo Rosendo agradeciendo la atención

del hombre. - Le digo que ha debido de ser un

golpe de calor o algo similar. Yo soy hombre de

mar, ¿sabe? He navegado por todos los mares

en condiciones en las que cualquier hombre se

arrugaría, y no soy persona que suela sufrir algo

similar, intentó dejar claro Rosendo.

-No se disculpe usted, la naturaleza

humana es complicada. A veces se puede vencer

a un monstruo gigantesco y se puede morir a

consecuencia de un simple microbio o virus. La

vida está llena de incongruencias, subrayó el

Marqués.

-Aún así, gracias, caballero, ha sido muy

amable. Me gustaría seguir conversando con

usted pero me permitirá que siga con mis

obligaciones, son lo primero para mí, dijo

Rosendo a modo de disculpa.

-Como usted desee, pero tenga cuidado.

En ocasiones hay que ser más prudente que

osado. Le aseguro que no le restará hombría ni

será muestra de debilidad, si es lo que usted

teme, contestó el Marqués. Si bien he de

reconocer su abnegación al trabajo y la

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141

responsabilidad con la que lo procesa.

Permítame que le felicite por ello.

Rosendo, recibió los halagos del Marqués

de forma orgullosa y se despidió agradeciendo

nuevamente el auxilio prestado al Marques,

quedando con la sensación de que aquel hombre

era un sabio. Aquellas palabras… ¿se estaba

volviendo loco con todo aquello? Ese hombre,

aquella mujer… decidió volver a la garita de la

entrada para dejar que fuera Saturio quien

continuara la ronda.

-Pronto vuelves, Rosendo, y parece que

hayas visto a un león, ¡estás pálido forastero!,

dijo Saturio en tono burlón.

-¡Mira, mejor que no me hables! Me ha

debido dar un golpe de calor. Lo mismo fue el

agua fría que tomé. Los cambios de temperatura

éstos, hay que tener cuidado, así que menos

cachondeo, ¿ok?, contestó Rosendo con cara de

pocos amigos.

-¿Y qué, algo destacable en la ronda

aparte del corte de digestión?, preguntó Saturio.

-Muy gracioso, contestó Rosendo torciendo

el gesto. He visto a la francesa. No es más que

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142

una fulana hermosa que vive aprovechándose de

pobres desgraciados como el padre de Florencio.

¡Una zorra más!, el tema está zanjado.

-¡Vaya!, hablas como si te hubieran dado

calabazas. Parece que no es a mí solo al que ha

llamado la atención la rubia potente, comentó

Saturio.

-¡No quiero hablar más del tema!, no me

encuentro para bromas ni cachondeos, así que

vete a hacer la ronda y me olvidas durante un

rato, ¿quieres? Dijo tajantemente Rosendo. Si

esto fuera un barco te enviaría por la borda.

Saturio, estaba extrañado por el

comportamiento de su compañero, y decidió

dejarlo solo y continuar él mismo con la ronda.

Si esa mujer había sido capaz de ablandar por

un momento el corazón de Rosendo era algo

prodigioso. Se fue riendo entre dientes y

encantado a continuar con el servicio, dejando

que su compañero se recuperara del lance

sufrido.

En ese momento el celular sonó. Era

Florencio. Decidió contestar:- Sí, ¡dime

Florencio!, ¿qué tal va todo? Preguntó Saturio.

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143

-¡Bien! Contestó Florencio con rotundidad

y en tono tajante. No tengo tiempo de hablar,

sólo quiero saber cómo va el tema.

-En estos momentos hemos avanzado

mucho, ya tenemos… intentó explicar Saturio,

siendo cortado por la voz al otro lado del

auricular.

-¡Déjate de rollos!, interrumpió Florencio

en un tono que denotaba ansiedad. ¡Quiero

resultados!, ¡ya! Necesito el cuadro. Tengo un

posible comprador así que lo quiero

inmediatamente.

-Pero, usted me pide que robe el cuadro

yo no puedo…intentó seguir Saturio.

-¡Se acabó!, interrumpió de nuevo

Florencio. ¡No he debido confiar esto a dos

inútiles!, ¡vaya con la moral! Mira Saturio, yo

necesito la pasta, imagino que vosotros también.

Os doy un día más tan sólo sino se acabó el

trato, ¿de acuerdo? Dicho esto, colgó dejando a

Saturio con la palabra en la boca. Aquel tipo

estaba nervioso y desesperado. No parecía el

mismo calamidad con el que había tratado. Y

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144

encima de exigir les había insultado. Aquello no

le gustaba en absoluto.

Saturio se encontraba entre la espada y la

pared, su ser o no ser… honrado. No creía el

hecho de tan solo pensarlo. Tenía que encontrar

la solución. Y era urgente.

◊ ◊ ◊

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145

Capitulo 11

Ventura y Nelson llegaron a la parte

trasera de la urbanización The Anchorage,

justamente a la altura donde se encuentran los

contenedores de basura y la caseta de enseres

que utilizaba Oswaldo. Sin dificultades saltaron y

se acercaron al apartamento señalado, vistiendo

un mono azul, similar al de los jardineros de la

urbanización, procurando pasar desapercibidos

con el camuflaje.

Pasaron al jardín trasero y vieron una

puerta abierta. Aline tenía la costumbre de

dejarla abierta toda la tarde y no cerrarla hasta

que no se acostaba. Se encontraba leyendo un

libro en su habitación haciendo tiempo para

cenar cuando de repente se vio sorprendida ante

la visión de dos tipos no demasiado altos y que

iban ataviados con un mono azul y un

pasamontañas que les cubría el rostro.

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146

-Señora, le aconsejo que no grite y que no

de la voz de alarma si no quiere que la

dañemos. Dijo la voz de Ventura en tono

negociador y dejando notar su claro acento

sudamericano.

-Bien, yo no quiero que me hagan daño.

Llévense lo que quieran, hay algunas cosas de

valor, no sé que les puede interesar, dijo de

forma casi tranquila Aline, intentando controlar

la situación. Díganme lo que quieren y si les

puedo ayudar…

Ventura, miró rápidamente a Nelson,

sorprendido ante la actitud de la víctima,

dejándole un tanto fuera de lugar. Aquella

colaboración le sembraba dudas y esa voz tan

dulce y envolvente le desconcertaba. Trató de

ser más duro y ordenó a su compañero que

revisara la casa en busca de lo que habían

venido a buscar.

Aline, a pesar de sentirse un poco

asustada, intentó dominar la situación al darse

cuenta que aquella visita tenía un motivo claro,

un encargo. Si me dice lo que buscan, tal vez yo

podría ayudarles, dijo con voz amable, al fin y

al cabo es mi casa, nadie mejor que yo para

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147

saber donde está lo que buscan. De nuevo,

volvía a perturbar al duro Ventura, cada vez más

descolocado por la situación, que ya le

resultaba casi absurda.

-Mire, señora, no queramos hacerle daño,

solo buscamos una obra de arte y si de paso

chingamos algo más, pues eso que nos

ganamos. Dijo Ventura, quien se impacientaba

por momentos.

-¡Esto está lleno de putos cuadros,

chévere!, ¿Cuál de todos es?, gritó Nelson

agobiado por no saber cual era la pintura del

encargo, ya que, las paredes se hallaban

adornadas por cuadros a cada palmo.

◊ ◊

Rosendo y Saturio decidieron que fuese el

primero quien realizase la última ronda de la

tarde antes de concluir el servicio. Rosendo tenía

la espina clavada de la tarde anterior con la

francesa, y estaba convencido de que había sido

una indisposición y no cosa de brujería

femenina. Además, Saturio le había contado lo

de la llamada de Florencio, y esto le había

enfurecido.- Encima, el chalado este, metiendo

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148

prisas. ¡Tenemos que actuar ya! Voy a pasarme

por el apartamento de la “gabacha” y esta vez

sacaré lo que sea, se dijo Rosendo, inyectándose

valor.

Se acercó rápidamente a casa de Aline.

Antes de llamar a la puerta fingiendo una falsa

alarma, como había pensado para acceder al

interior de la vivienda, decidió acercarse por la

parte de atrás. Se movió sigilosamente por el

jardín y al pasar por una de las ventanas

observó que Aline hablaba con alguien.

Con cautela, buscó un ángulo mejor y vio

que el tipo con el que hablaba tenía un

pasamontañas puesto en la cabeza. No le daba

la impresión de que Aline estuviera asustada,

cosa que le intrigaba en demasía. Entró por la

puerta del jardín y trató de buscar el factor

sorpresa. No se lo podía creer, Aline estaba

siendo asaltada.

¡Tenía que actuar! Pensó unos segundos y

decidió que lo haría solo. No daría la voz de

alarma y cogería a los asaltantes “in fraganti”.

Se hinchó de valor pensando en el himno de la

Legión, en ese Caballero Legionario sin miedo a

morir, y en su acto suicida. Al ver al tipo de

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149

espaldas se armó de valor y corrió hacia a él sin

dar la voz de alarma y en solitario. Defensa en

mano, tal como Cid Campeador con la Tizona en

alto dispuesto a asestar mandobles a diestra y

siniestra y al verse a pocos metros del objetivo

gritó: -¡A mí la Legión! Y en un arreo de valor

heroico busco su objetivo.

Justo en ese instante, hizo aparición en el

pasillo Nelson, que portaba una caja de cartón

con varios objetos. El valiente y leal Legionario

no tuvo tiempo a esquivarlo y chocó contra él

haciendo volar los objetos perdiendo el equilibrio

y estrellando su cabeza contra el marco de la

puerta de la habitación para posteriormente caer

desplomado y toparse de bruces contra el suelo

en una carambola fatal, golpeándose seriamente

la cabeza que se abrió como un melón,

quedando semiinconsciente decúbito prono en el

pasillo.

La sangre del héroe comenzó a correr por

el parquet del suelo y los dos atracadores solo

pensaron en la escapada, confiando en que su

víctima no diera la voz de alarma lo

suficientemente rápido como para faltarles

tiempo en su huída. Escaparon por donde habían

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150

entrado llevándose varias joyas un par de

pinturas más y el cuadro encargado por

Florencio.

◊ ◊

Bartolo, se encontraba escondido enfrente

de la urbanización, como ya era costumbre

durante esos últimos días. La baja era injusta y

él ansiaba volver a su puesto de trabajo, no

quería perderlo en beneficio de sus dos

compañeros.

De repente, su mirada se congeló y su

cerebro reaccionó a una visión anterior. Echó a

correr como un poseso hacia la garita donde

Saturio hacía su labor. Este se llevó un susto de

muerte cuando la irrupción de Bartolo le

sorprendió.

-¿Qué te pasa Bartolo?, ¿qué haces aquí?,

preguntó asustado Saturio al ver la cara

desencajada de su compañero.

-¡Los jardineros no trabajan por las

tardes!... dijo Bartolo mirando a Saturio

repitiendo la frase una y otra vez como si

hubiera entrado en un bucle.

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151

Saturio sentó a su amigo en una silla y le

ofreció una botella de agua fresca, tratando de

calmarle por el temor a que le diera un síncope.

De repente, el teléfono sonó y Saturio dejó

por un instante la atención a Bartolo. Al

contestar, escuchó la dulce voz de Aline, salvo

que en ésta ocasión sonaba grave y extraña,

quién le contaba lo sucedido. Saturio a través de

la Central de Alarmas llamó a los servicios

médicos y a la Guardia Civil dando parte de la

novedad acaecida.

Cuando se desplazó al lugar de los hechos,

Saturio quedó traumatizado al ver a su querido

amigo herido en acto de servicio con una

profunda herida en su cabeza que sangraba

abundantemente y un serio traumatismo

craneoencefálico. Las lágrimas se le saltaban

cuando vio como Rosendo era internado en la

UVI móvil sobre la camilla con su uniforme

manchado de sangre y un collarín alrededor de

su cuello. De paso Bartolo, también fue

trasladado con un ataque de ansiedad.

-¡Era tan valiente que no quiso ponerme

en peligro, seguro!, lloriqueaba Saturio, que

sentía un doble dolor, primero por su compañero

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152

y luego por el fracaso que suponía el robo y la

no consecución del trabajo para Florencio.

Aunque esto último, era más una liberación por

no tener que haber cometido un delito.

Mientras tanto, por su parte, Aline

testificaba ante los agentes de la Guardia Civil

que habían acudido ante la llamada y que

comenzaban a instruir el pertinente atestado:

“Robo con intimidación y allanamiento de

morada”. El mismo Agente de la Autoridad

parecía poner más atención en los prominentes

pechos de la dama que en la pantalla del PC.

Tampoco podían escapar de la atracción que

ejercía semejante mujer., que veía como su

versión de lo sucedido calaba de forma clara en

la investigación de los agentes.

◊ ◊

Rosendo fue ingresado en la UVI del

Hospital Son Dureta donde se le hacía un

seguimiento por si sufriera daños cerebrales. Allí

permanecía inducido al coma y no se permitían

visitas. Saturio, quedó sumido en una depresión.

Se sentía un fracasado. ¿Cómo podía haberse

creído un detective? Además, se sentía a la vez

culpable de meter a su amigo y compañero

Page 154: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

153

Rosendo en semejante aventura, con un final

tan triste para él. Los valientes mueren de pie,

Rosendo no era menos, se sentía orgulloso de

él.

Bartolo, tras ser atendido en el Hospital y

más tranquilo, acudió a ver a Saturio estar con

él para consolarle. Intentó animarle aunque en

vano. –Mira, Satur, Rosendo es una mala hierba,

y ya sabes lo que se dice de estas, ¡se pondrá

bien! Aún así estoy un tanto mosqueado.

Últimamente ese servicio parece gafe, mi

arritmia, lo de Rosendo, el cardiólogo que me

quiere pegar… ¿no te parece todo algo extraño?

Pregunto Bartolo.

-Sí. Es todo un poco raro. Si yo te contara.

Ahora solo quiero que Rosendo se ponga bien.

Por cierto, ¿qué te han dicho a ti?, ¿no te habrán

intentado agredir también como el cardiólogo, o

algo similar?, preguntó Saturio.

Bartolo le miró y contestó:- No te lo vas a

creer. Tras hacerme mil pruebas me dicen que

debo dejar de beber.

-¡Pero si tú no bebes!, eres lo más

parecido a un budista con tus comidas

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154

macrobióticas y tu Feng Shui, comentó

extrañado Saturio, aunque con tu

comportamiento durante estos últimos días se

podría pensar cualquier cosa de no conocerte

cómo eres.

-Pues eso, que deje de beber, así está la

sanidad en éste país dijo Bartolo resignándose al

diagnóstico. El médico me dará de alta, aunque

duda de mi estado psicológico, cree que puede

ser lo mejor para mí en éste momento, así que,

imagino que volveréis al servicio del polígono, o

quizás aún coincidamos algún día por la

urbanización. Comentó Bartolo.

-Sí, creo que yo si volveré, aunque

reconozco que me gusta éste puesto. Rosendo

tendrá una temporada de baja, aunque

conociéndole, no tardará en volver con su todo

terreno y su chulería habitual, al menos así lo

deseo, dijo Saturio con un toque de melancolía

en su voz.

◊ ◊

Florencio, se encontraba nervioso. Había

quedado con Ventura y Nelson quienes al

parecer habían cumplido el encargo en un abrir

Page 156: NUNCA ES TARDE Crónica de una Ilusión

155

y cerrar de ojos y no aquellos dos inútiles que

no se decidían. Estaba orgulloso de su brillante

juego a dos bandas, si bien habría sido

arriesgado el hecho de que Saturio hubiera

realizado el trabajo antes, ya que temía más a

los colombianos.

Nelson llegó a la hora prevista con el

paquete. Saludó a Florencio y le dijo: -Serán

500 euritos más por la premura, ya sabe, hemos

actuado rápido. Además hubo algún que otro

problemilla adicional.

Florencio accedió con reticencias, abrió el

paquete y por un momento se olvidó de todo,

tenía lo que quería. Ahora, tan sólo tendría que

ir al marchante con el que había contactado y

realizar la venta.

-Muy bien. Espero que no trascienda mi

implicación en todo esto, ya sabes, tampoco es

plan de que mi padre sepa que estoy detrás, dijo

Florencio.

-Nelson le miró y dijo:- ¡Somos tumbas,

patrón! Nos llevamos varios cuadros para que no

pareciera un encargo. La señora tenía muchos

en casa, así que alguno venderemos también.

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156

A Florencio no le quedó más remedio que

acceder al incremento del valor del trabajo. Se

despidió de Nelson y se puso en dirección a casa

para contactar con un marchante de segunda,

más conocido por pirata que como buen

marchante, con el fin de tratar de pasar

desapercibido.

◊ ◊

Rafael, acudió a la urbanización para

atender a su amante después de que hubiera

sufrido aquel terrible episodio de violencia en su

propio domicilio. Al llegar al lugar del delito,

lejos de encontrarla llorosa y asustada Aline se

encontraba plácidamente a la sombra del pino

del Marqués, quién la animaba leyendo en voz

alta párrafos de su “Best Seller: Oscuros

Escarceos Psicóticos” aparte de regarlo con un

buen Ribera de Duero.

No fue una imagen fácil de digerir, pero

Rafael hizo de tripas corazón, ya que aquella

mujer lo tenía totalmente a merced pese a todo.

-¡Hola Rafael! Gracias por venir, dijo Aline

con su voz dulce y sensual. Ya ves lo que me ha

pasado. Menos mal que tanto los vigilantes de

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157

seguridad como el Marqués han sido de gran

ayuda para superar esto.

-Ahora mismo te vienes conmigo a casa,

no puedes quedarte aquí, es un peligro, comentó

Rafael.

-¡Mon. amour!, creo que ahora será más

seguro aún, así que me quedaré. Me da mucha

pena porque se llevaron el cuadro que me

regalaste, también algún otro más y joyas, dijo

Aline fingiendo tristeza.

-¡Vaya!, lo siento. Ya te regalaré otro, no

te preocupes por eso. Rafael, pensó en Florencio

por un instante. No podía ser que su hijo entrase

a por aquel cuadro, eso era imposible, no podría

ocurrírsele aquello, era incapaz de realizar

multiplicaciones de dos números, cuanto más

urdir un plan tan elaborado. Debía de ser fruto

de la casualidad, ya que no era lo único que se

habían llevado. Además, según la Guardia Civil

los asaltantes hablaban con acento

latinoamericano. Sólo pensar en implicar a su

propio hijo en todo esto le revolvía las tripas.

Aline, se despidió del Marqués y se fue con

Rafael quien se empeñó de sacarla de la

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158

urbanización para que superara los posibles

traumas dejados por el ataque. Aline, por su

parte, se dejó querer. Ese día no durmió en el

apartamento.

◊ ◊

Florencio contestó al teléfono tras varias

llamadas perdidas. Era su padre quien llamaba y

el miedo a que ni siquiera pudiera sospechar que

él estaba tras todo aquello, le bloqueaba. Al

menos la Guardia Civil no sospechaba de él.

Nadie le había sacado a colación y eso era

bueno.

Al fin se decidió a contestar y quiso

demostrar que no sabía nada de nada. :-Dime

papá, ¿qué tal estás?

-Pues te diré que mal. Contestó Rafael,

con tono preocupado. Verás, ¡no habrás leído la

prensa, claro!

-A ver, papá, me tienes preocupado, ¿qué

pasa? Preguntó falsamente Florencio.

-Han asaltado el apartamento de Aline, en

Illetas. Sé que te llevas mal con ella y todo eso,

pero, igualmente te informo que está bien. Algo

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159

asustada pero bien. Han robado algunas joyas y

algún cuadro, incluido el que a ti te gustaba, ¡ya

sabes!

-Florencio soltó:- ¡qué cabrones!, más

pensando en el partido que habían sacado de la

operación su amigo Nelson y compañía que de

tristeza por los hechos.

-Sí, hijo. Y lo peor es que un Vigilante de

Seguridad está en la UVI, no saben si saldrá de

ésta, dijo Rafael con tristeza.

Florencio quedó callado. De eso no le había

informado Nelson. Le estaba pasando por la

cabeza los múltiples cargos que la Guardia Civil

iba a imputarle. Además lo más gordo, con

la muerte de un vigilante…no podía ni hablar. El

miedo le estaba atenazando.

Rafael al otro lado del teléfono le intentó

tranquilizar: -¡tranquilo hijo!, Aline está bien, no

sabía que te podía afectar tanto. Respecto al

cuadro, no sé, te compraré uno, realmente

nunca podía pensar los problemas que me ha

traído el dichoso cuadro.

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-Yo lo siento, papá, sé que ella te importa,

así que me alegro que se encuentre bien. Espero

que tú estés bien también. Dijo falsamente

Florencio. Tras unas breves palabras más se

despidieron sin más. El corazón de Florencio

latía tan fuerte que podía notar como su vena

aorta crecía y latía en su cuello.

Trató de calmarse pensando que

todo le había salido bien y que tan solo debía

llamar al marchante pirata para realizar la venta

y no volver a saber del cuadro ni del tema,

incluidos Saturio y Rosendo. El plan estaba

claro, se tomaría unas vacaciones por la

península y desaparecería. Cambiaría de vida

dejando de frecuentar los lugares que hasta el

momento eran su ámbito como el Dry y la casa

de Amadora. Palma suele tragarse a la gente,

como decía un amigo suyo. Pueden pasar años

hasta verte de nuevo con una persona o no verla

jamás sin dejar de vivir allí.

◊ ◊ ◊

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Capitulo 12

Rosendo recibió el alta. Sus compañeros

Bartolo, Saturio y tantos otros le recibieron

como un auténtico héroe. La cicatriz de su

cabeza se sumaba a las de su cara y aún tenía

amoratado el ojo derecho pero se sentía lleno de

orgullo solo con el reconocimiento.

Además, según le habían comunicado en la

empresa, por parte de la Guardia Civil iba a

obtener una mención honorífica por el valor

demostrado. También la asociación de

propietarios de la Urbanización The Anchorage

había emitido un comunicado alabando la labor

de Saturio y Rosendo, haciendo alusión especial

a éste último por el valor demostrado en

defensa de una de sus convecinas. Había en este

comunicado una petición expresa a la empresa

de seguridad para que prestaran servicio

siempre en dicho lugar. Supieron más adelante

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162

que el que más había perseverado y convencido

al resto de los propietarios había sido el Marqués

de S’Amarador que había destacado grandes

valores en los dos Vigilantes.

-¡Creía que no ibas a salir de ésta,

cabezota!, me has tenido muy preocupado, dijo

Saturio.

-Bueno, al final el sacrificio fue en vano.

Además, nos quedamos sin la pasta. De

Florencio, ¿sabemos algo? Ese listillo nos tomó

el pelo. Estoy convencido de que tenía algo que

ver con esos cabrones, afirmó Rosendo,

mostrándose tan enfadado como defraudado.

-¡Déjalo ya!, contestó Saturio. Hace más

de dos meses que no sé nada de él, es como si

la tierra se lo hubiera tragado. Hablé con Ángela

y con mi madre y no le han vuelto a ver. Incluso

parece que ha cambiado de móvil y abandonado

el trabajo de re-ponedor. También pregunté a

Paco, el camarero del Dry y lo mismo, ni rastro

de él. Por cierto Paco lo que se dice disgustado

no está. ¡Ah! También me preguntó por ti.

-¡Puto limpia barras!, seguro que era para

celebrar que había muerto, ja, ja, ja… espetó

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Rosendo, riendo con dificultad pues aún tenía

dolores de cabeza.

Saturio dejó a Rosendo en su casa y fue a

encerrarse en la suya para acabar una pintura

que finalizaba una serie dedicada al callejero de

la ciudad con imágenes de algunos de los

edificios más significativos de Palma. Era un

encargo de un marchante de poca monta que

conocía desde hacía años. Era un pirata que no

solía pagar demasiado pero que conseguía poner

en mercado algunas de sus obras por un precio

mejor del esperado en principio.

◊ ◊

Florencio había dejado pasar un tiempo

prudencial para que la tormenta se disolviera y

todos se olvidaran un poco de él. Decidió llamar

a Joan, el marchante de arte que había

contactado hacía un par de meses para vender

su obra.

Quedaron en un lugar convenido y

Florencio le enseñó la pintura. Joan la miró y la

examinó con cuidado durante varios minutos.

Tras el examen dijo:- Es buena. Un Fresno. Es

un buen pintor y una mejor persona.

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Lamentablemente no puede vivir de la pintura ni

se apellida Picasso.

Florencio le miraba sin entender

demasiado sus palabras, así que, quiso poner fin

a tanta intriga e interrumpió el análisis

preguntando: -¿cuánto puedo sacar? A la

persona que en su día lo compró le dijeron que

se revaloraría porque era una buena obra, ¿qué

me dices?

Joan lo miró y le llamó la atención el afán

que tenía aquel tipo por sacar dinero de aquella

obra. Denotaba claramente que no tenía ni idea

de pintura, eso lo sabía nada más que lo vio,

pero además querer vacilarle a él precisamente,

por ahí no pasaba. -¡Vamos a ver Velázquez! Te

doy 120 euros, ya que yo también quiero mi

comisión y por más de 200 no lo voy a poder

poner así que, ¡lo tomas o lo dejas!

La cara de Florencio se transformó y le

espetó: -¿Tú crees que soy tonto?, buscaré otra

persona que…

-… ¿Que te lo compre?, ¿una obra de

dudosa procedencia? Mira, solo puedo ofrecerte

esto y presentarte al autor así te convences.

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165

Precisamente tengo que recoger un encargo en

su casa, así que si quieres puedes acompañarme

y te lo presento.

Florencio, enojado y totalmente hundido

por el desastre de negocio que había realizado,

donde había hecho el ridículo más grande del

mundo. Se sentía torpe. Al final accedió a

acompañar a Joan a casa del tal Fresno con la

intención de al menos conocer al autor e intentar

aprender algo del mundo de las artes.

◊ ◊

Saturio se sentó en su sillón favorito,

colocó un compact disk de Jazz con aires

sureños de Nueva Orleans dentro de la cadena

musical y se sirvió un Bourbon con hielo. Se dejó

envolver por la música mientras contemplaba las

obras que colgaban de las paredes de su salón.

Sus manos estaban teñidas de colores

entremezclados que realizaban simpáticas

formas abstractas. Pensó en todo lo sucedido, en

Rosendo. En como comenzó toda aquella

aventura detectivesca que acabó de manera

trágica y desastrosa. Quiso hacer examen de

conciencia y concluyó considerándose un

engreído por haberse creído un verdadero

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166

detective, solo hubiera faltado creerse Goya y

que lo encerraran.

El fracaso de la misión fue total, así que lo

mejor sería hacer borrón y cuenta nueva. Al

menos su honradez había quedado bien limpia,

eso era lo positivo.

◊ ◊

El sonido estridente del timbre rompió el

ensimismamiento de Saturio e hizo que tuviera

que levantarse para atender la visita. Tenía claro

que sería Joan que vendría a recoger el encargo.

Al abrir la puerta Saturio saludó a Joan en tono

jocoso: -Sabía que eras tú, ya tienes preparado

el encargo, a ver si te enrollas esta vez y me das

buen precio que te estoy pagando el chalet y yo

no tengo ni para pintura.

Joan saludó y le dijo: -¡Mira he traído

visita!, este amiguete quiere conocerte y de

paso también tú obra, parece que está muy

interesado y piensa que está infravalorada…

Saturio, se quedó de piedra al ver que

aquel tipo que se hallaba ante él, era el mismo

ser enjuto de ojos pequeños que había conocido

en el supermercado, y que con un gesto

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diferente al de aquel día le miraba petrificado y

sin poder moverse del sitio. La vida da segundas

oportunidades y Saturio no iba a

desaprovecharla, al menos esa vez no.

◊ ◊

Rosendo compró el rotativo diario para

entretenerse leyendo las noticias ya que en su

estancia en el Hospital había perdido el hilo de la

actualidad. Al mirar la portada vio que una

fotografía del Museo de Arte Contemporáneo Es

Baluard de Palma abarcaba casi toda la página

principal. Un rótulo grande y con lema conciso

decía: “DOS OBRAS DEL AUTOR MALLORQUIN

BARCELÓ DESAPARECEN DE ES BALUARD”

(páginas 2 y 3).

Rosendo se mojó los dedos con la lengua y

pasó ansioso la página para satisfacer su

curiosidad, allí pudo leer:

DIARIO DE MALLORCA

Dos cuadros del pintor y escultor

mallorquín Miquel Barceló han sido robados del

interior del Museo de Arte Contemporáneo de Es

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Baluard de la capital palmesana. Las obras,

valoradas en varios millones de euros es posible

que hayan sido puestas ya a la venta en el

mercado negro o hayan sido objeto de encargo.

Según fuentes policiales, Aline Clermont,

subdirectora del Museo, se encuentra en

paradero desconocido por lo que se deduce que

su implicación en el robo puede ser evidente.

Además aseguran que es posible que ésta

identidad sea totalmente falsa y haya

conseguido salir del país.

También ha podido saber este diario, que

se han producido dos detenciones en referencia

al caso. Se trataría de dos súbditos colombianos

que responden al los nombres de Nelson P.G y

Ventura M.C como autores materiales de los

hechos, ya que curiosamente se han hallado

varias pruebas incriminatorias contra los dos

hombres, así como otras que los relacionan con

el robo producido hace dos meses en casa

precisamente de la Subdirectora Aline Clermont,

donde además resultó herido un Vigilante de

Seguridad.

Según fuentes fidedignas, los dos

detenidos declararían que la señora Clermont

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sería la que les propuso el mismo día del robo en

su casa su participación en éste. También estos

han incriminado al hijo del amante de Clermont,

que responde a las iníciales F.L.A y que la policía

ha puesto hoy mismo en busca y captura para

tomarle manifestación. No se descartan más

detenciones.

◊ ◊

Rosendo cogió el teléfono y llamó

apresuradamente a Saturio. Al contestar éste le

dijo: ¡Satur, no vas a creer lo que dice el

diario…!

-¡Tú tampoco creerás cuando te diga a

quien tengo delante! Contestó Saturio con una

sonrisa de satisfacción que se hacía cada vez

más evidente en su rostro.

No podía creer que el mismo Florencio,

quien parecía haberse esfumado tras el robo en

The Anchorage y quien se había burlado de ellos

se encontrase ante su puerta. En ocasiones, la

vida hace justicia y lo que estaba claro es que

aquel tipo no se le iba a escapar.

◊ ◊ ◊

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AGRADECIMIENTOS

En especial a Ángel, sin él la historia no

hubiera tenido sentido.

Sin querer extender demasiado la lista

para no olvidar a nadie, destacar a Mauricio T.P.,

Ramón D., Paco B.S, y otros tantos que me

ayudasteis y me animasteis a realizar esta

singladura, que sin pretensiones, llegó a

plasmarse sobre el papel.

Con permiso de los demás, el mayor

agradecimiento es para Eva, por su ayuda y

colaboración, ya que, al fin y a la postre, es

quien de verdad soporta y comparte mis locuras.

Gracias a todos.

Palma a 22 de Julio de 2010

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Autor:

Página personal:

Página del libro:

ConstantinoLinares

http://primvspilvs.bubok.com

http://www.bubok.com/libros/187710/NUNCA-ES-TARDE-Cronica-de-una-Ilusion

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