OBISPO,

en el servicio

de la Iglesia de Puerto Montt

JORGE HOURTON POISSON

ordenado por

Mons. Alberto Rencoret D.

Arzobispo de Puerto Montt

Domingo 39 de Pascua, 20 de abril,

año del Señor 1969

Iglesia de la Estampa de Ntra. Sra. del Carmen

"Aliviad, pues, hermanos, aliviad mi carga y llevadla conmigo: vivid

cristianamente. Hoy invitaremos a nuestra mesa a nuestros compa-

ñeros los pobres. Y a vosotros, ahora, el pan que ofrezco son las pala-

bras que digo. No tengo manjares suficientes para alimentarlos a to-

dos de modo palpable y visible. Yo mismo me alimento con las mismas

palabras que dirigo a vosotros: soy servidor y no jefe de familia. Lo

que les doy y de lo cual yo mismo vivo, viene del tesoro del Maestro,

de la bodega de ese padre de familia que "siendo rico, por nosotros

se hizo pobre a fin de enriquecernos con su pobreza" (II Cor. 8,9)".

San Agustín: Sermón 339, en el aniver-sario de su Consagración Episcopal.

"Si lo que soy para Ustedes me espanta, lo que soy con Ustedes me conforta. Para Ustedes soy Obispo, con Ustedes soy cristiano. Obispo es el nombre de una carga que se asume; Cristiano es el nombre de una gracia que se recibe. El título es peligroso, el nombre es salvador. De este modo, me veo agitado en el torbellino de esta actividad, como en un mar inmenso. Pero, recordando la sangre con que hemos sido rescatados, tranquilizado con este pensamiento, entramos como en un puerto seguro. Agobiado por una carga que nos es personal, descansa-mos en la gracia que nos es común a todos. Pueda el hecho de ser redimido con ustedes seducirme más que el ser vuestro jefe: así seré mejor vuestro servidor, cosa que prescribe el Señor. Quiere Dios que así no quede como deudor del precio gracias al cual he logrado ser vuestro compañero de camino".

San Agustín. Sermón 340

La ordenación de un obispo

LA ORDENACION EPISCOPAL ES EL SACRAMENTO DEL ORDEN EN PLENITUD

Hay un solo Sacramento del Orden. Comprende tres gra-dos:

el plenario: EL EPISCOPADO, cumbre del servicio ministerial

el segundo: EL PRESBITERADO, deriva del episco-pado

el tercero: EL DIACONADO, servicio de una comu-didad

"Con la ordenación episcopal se confiere la plenitud del Sacramento del Orden. La ordenación episcopal confiere el oficio de enseñar, regir y santificar en comunión con la Cabeza y miembros del colegio episcopal. Con la imposi-ción de las manos y las palabras consagratorias se con-fiere la gracia del Espíritu Santo, de tal manera que los obispos, en forma visible, hagan las veces de Cristo Maes-tro, Pastor y Pontífice, y obren en su nombre... Asi, en los Obispos, a quienes asisten los presbíteros, Jesucristo Nuestro Señor está presente en medio de los fieles como Pontífice Supremo".

MIEMBRO DEL COLEGIO APOSTOLICO

El Consagrante principal, Mons. Alberto RENCORET DONOSO, Arzobispo de Puerto Montt, está asistido por:

Mons. Emilio TAGLE, Arzobispo-obispo de Valparaíso Mons. Carlos GONZALEZ, Obispo de Talca.

Mons. Jorge HOURTON se incorpora al colegio de los Pastores de la Iglesia de Chile y también al de la Iglesia universal; entra en la gran familia que perpetúa hasta hoy el Colegio Apostólico de los Doce Apóstoles.

Por eso, numerosos Obispos de Chile participan en la Ordenación y se unen al Obispo consagrante para acoger al nuevo elegido e imponerle las manos.

"Así como, por disposición del Señor, san Pedro y los de-más Apóstoles forman un solo colegio apostólico, de seme-jante manera, se unen entre sí el Romano Pontífice, su-cesor de Pedro, y los Obispos, sucesores de los Apóstoles".

(Iglesia 22)

ENVIADO EN NOMBRE DE CRISTO

PARA LA SALVACION DE LA MULTITUD

DE LOS HOMBRES

Una Ordenación episcopal, no es sola-

mente asunto que interesa a la Jerar-

quía; interesa también a todos los cris-

tianos que constituyen la Iglesia con-

fiada por Cristo a la solicitud de los

Obispos, para que lleven al mundo el

Evangelio y testifiquen su amor sal-

vador.

Sacerdotes y fieles llenan esta iglesia Parroquial de la Estampa de Ntra. Sra. del Carmen.

0 EN EL SANTUARIO:

O Los miembros del Cabildo de la Catedral, sacerdotes y re-ligiosos . . .

"que pertenecen al clero de la Diócesis en cuanto toman parte en la cura de las almas y en el ejercicio de las obras de apostolado bajo la autoridad de los Obispos"

(Obispos 33)

O En los primeros bancos de la nave, los miembros de la familia de Mons. HOURTON, su madre, hermanos, familia-

res y numerosas personalidades: Autoridades civiles, militares y Pastores de varias confesiones cristianas.

O Las religiosas... "Que por el testimonio de su vida y apostolado se esfuer-zan por ser el signo del llamado del Señor a la santidad, y a la invitación para todos a tender a la perfección de la vida cristiana". (Vida religiosa N° 1)

O Los responsables y militantes de los Movimientos apostó-licos . . .

"que ejercen su apostolado en el mundo a la manera de la levadura, gracias al vigor de su espíritu cristiano".

(Laicos N? 2)

O Los fieles, en fin, que . . . "incorporados a Cristo por el bautismo y hechos partíci-pes a su manera de la función sacerdotal profética y real de Jesucristo, ejercen por su parte la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo".

(Iglesia N? 31)

A los ojos de los cristianos, la ordenación episcopal de Mons. Jorge HOURTON es un gesto que el Señor mismo, siempre activo entre nosotros, hace en favor nuestro. A la Iglesia de Puerto Montt, da un nuevo Pastor, no para que actúe en su lugar, sino en su nombre. Esto es lo que expresan los ritos litúrgicos que se desarrollan aden-tro de la celebración de la Misa.

"Los Obispos, en forma eminente y visible, hacen las veces de Cristo, maestro, Pastor y Pontífice, y actúan en su nom-bre". (Iglesia 21)

LA LITURGIA DE APERTURA

A las 17 hrs. los Obispos entran en la Iglesia. La comunidad cristiana los acoge con el canto de entrada. Se celebra la misa del Domingo tercero de Pascua. Miembros del Coro Filarmónico de Santiago, crean este clima de oración y recogimiento que dan a los ritos de la ordenación episcopal su valor de signos de la fe común.

Durante esta procesión de entrada, invoquemos al Espíritu Santo por el Electo que necesita la ayuda de nuestra oración. No hemos venido para asistir a un espectáculo, sino para participar "plena-mente consciente y activamente" en la celebración más solemne de la Liturgia: hoy día se consagra a uno de los Pastores de la Iglesia universal.

El mismo nos pide la ayuda fraternal de nuestra oración, a nos-otros que hemos venido a participar en su Ordenación.

RITO DE ENTRADA

GLORIA A TI, IGLESIA SANTA PATRIA DE LA HUMANIDAD. QUE ALGUN DIA EN TU RECINTO CONSIGAMOS LA UNIDAD

• RITO PENITENCIAL

1. De nuestros hermanos los hombres que erran como ovejas desca-rriadas sin pastores: Coro : Señor ten piedad de nosotros Sacerdotes: Señor ten piedad de nosotros Todos : id.

2. De tus hermanos los hombres de los cuales has dicho: "tengo com-pasión de ellos": Coro : Señor ten piedad de nosotros Sacerdotes: Señor ten piedad de nosotros Todos : id.

3. De nosotros mismos que no sabemos apreciar el don de tu pre-sencia en nuestros sacerdotes: Coro : Señor ten piedad de nosotros Sacerdotes: Señor ten piedad de nosotros Todos : id.

# GLORIA

El himno de alabanza a la Sma. Trinidad.

• ORACION DE APERTURA

Pidamos al Señor que ayude y proteja a quien eligió para mi-nistro suyo, participante de su Sacerdocio. Unámonos a la Oración del Pontífice.

LA LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA BIBLICA tomada del libro Los Hechos de los Após-toles (2,14 y 22-24 y 32)

Dios resucitó a este Jesús

En aquellos días, Pedro, puesto de pie con los Doce, levantó la voz y les di-rigió este discurso:

—Hombres de Judea y vosotros todos los que habitáis en Jerusalén, quede esto bien claro y escuchad mis palabras:

A Jesús de Nazaret, hombre acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y señales que por El realizó Dios entre vosotros, como bien sa-béis; a Este, entregado según el plan definido y del previo designio de Dios, vosotros, crucificándolo por manos de paganos, lo quitasteis de en medio. Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte, dado que no era posible que ella lo retuviera en su poder.

A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos de ello.

¡Palabra de Dios!

SALMO RESPONSORIAL 15

Estr.: Espero confiado en el Señor, cierto estoy de su palabra

1. Protégeme, Dios mío, que me refugio en Ti; yo digo al Señor: "Tú eres mi bien". El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano.

2. Por eso se me alegra el corazón, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

3. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha, y te bendeciré para siempre.

SEGUNDA LECTURA BIBLICA tomada de la Carta de S. Pedro (2,21-25)

"Ahora os habéis vuelto al Pastor de vuestras almas"

Carísimos:

Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas. El "no cometió pecado ni en su boca se encontró engaño alguno". Cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba al que juzga con justicia.

"El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo y los subió al madero; para que muertos a los pecados, vivamos para la justicia".

"Por sus heridas habéis sido curados". Estabais extraviados como ovejas, pero ahora os habéis vuelto al pastor y "obispo" de vuestras almas.

¡Palabra de Dios!

8 ACLAMACION AL EVANGELIO

¡ALELUIA!

Yo soy el buen pastor, doy mi vida por mis ovejas.

¡Aleluia!

Conozco a mis ovejas y las mías me conocen.

¡ALELUIA!

9 ^ LECTURA DEL SANTO EVANGELIO según san Juan (10,1-10)

"Yo soy la puerta de las ovejas"

En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos:

De verdad os aseguro: El que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino saltando por otra parte, ése es ladrón y salteador; pero el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas. A éste le abre el portero y las ovejas tienden a su voz; él va llamando a sus propias ovejas por su nombre, y las iaca fuera.

Cuando ha sacado a todas las suyas, va camiaándo delante de ellas; y las ovejas le siguen porque conocen su voz. Pero nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque desconocen la voz de los extraños.

Este ejemplo les puso Jesús; pero ellos no entendieron lo que quería decir-les.

Jesús les dijo de nuevo:

De verdad os aseguro: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de Mí, ladrones y salteadores son; pero las ovejas no los escucharon.

Yo soy la puerta: el que entre por Mí, será salvo; podrá entrar y salir, y en-contrará pastos. El ladrón no viene sino para robar y matar y hacer estra-gos; Yo he venido para que tengan vida y la tengan exuberante.

¡Palabra de Dios!

LA ORDENACION EPISCOPAL

A. PRELIMINARES

10 • INVOCACION SOLEMNE AL ESPIRITU SANTO

En todas las grandes circunstancias de la vida de la Iglesia, sube hacia Dios el himno que implora la presencia activa del Es-píritu Santo.

(Todos) 1. Ven, Espíritu Santo Creador

A visitar nuestro corazón, Repleta con tu gracia viva y ce-lestial Nuestras almas que tu creaste por amor

(Coro) 2. Tú a quien llaman Consolador,

Don del Padre supremo, Vertiente viva, fuego de amor, Divina unción en el alma

(Todos) 3. En cada Sacramento te nos das,

Dedo de la diestra paternal, Eres Tú la promesa que el Pa-dre nos dio Con tu Palabra enriqueces nues-tro cantar.

(Coro) 4. A los sentidos da tu luz,

Al corazón tu calor, Ayuda nuestra debilidad Por tu fuerza potente

(Todos)

5. Lejos al enemigo rechazad, Tu paz danos pronto, sin tardar, Y siendo Tú nuestro guía y con-ductor, Evitemos así toda sombra del mal.

(Coro)

6. Danos al Padre conocer, Al Hijo el Redentor, Y al Espíritu Santo Que ambos une en el amor

(Todos)

7. Al Padre demos gloria, pues es Dios. A su Hijo, que resucitó, Y también al Espíritu Consola-dor, por todos los siglos de los siglos honor. Amén.

• LECTURA DE LA BULA PAPAL

Mons. Sergio VALECH que acompaña al Electo, pide en nom-bre de la Iglesia, al Sr. Arzobispo que lo ordene al Episcopado.

Se lee el texto (o "Bula") por el cual SS. Pablo VI designa a Don Jorge HOURTON, como Obispo Auxiliar de Puerto Montt, es el Papa, como sucesor de san Pedro, que puede legítimamente elegir un nuevo miembro de ese colegio Episcopal del cual él es jefe y cabeza.

• LA MISION DEL OBISPO

Después de la Homilía en la cual el Sr. Arzobispo expone la doctrina del Concilio Vaticano II acerca de la misión episcopal, tie-ne lugar un hermoso diálogo entre el Consagrante y el Electo. Una antigua tradición de los Santos Padres de la Iglesia establece que el que ha de ser consagrado Obispo, debe ser interrogado en presencia de la Asamblea del Pueblo cristiano con respecto a su obligación de conservar la fe y de ejercer el oficio pastoral:

— ¿Quieres conservar puro e íntegro el depósito de la fe, según la tradición conservada siempre y en todas partes en la Iglesia de los Apóstoles?

— ¿Quieres construir el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, y perma-necer en la unidad con el Orden episcopal, bajo la autoridad del sucesor del Apóstol san Pedro?

— ¿Quieres preocuparte, como Padre bondadoso, del Pueblo santo de Dios con tus colaboradores los presbíteros y los diáconos, guión-dolos por el camino de la salvación?

— ¿Quieres entregarte con amabilidad y misericordia a los pobres y a todos los necesitados por amor del Señor?

En presencia de Dios y de la Iglesia, el futuro Obispo proclama,1 su fe y se compromete a cumplir totalmente los deberes de su nubvó cargo.

"Los Apóstoles fueron enriquecidos por Cristo con la efu-sión especial del Espíritu Santo, y ellos a su vez, por la imposición de las manos, transmitieron a sus colabora-dores el don del Espíritu, que ha llegado hasta nosotros en la ordenación episcopal". (Iglesia 21)

"Los Obispos, puestos por el Espíritu Santo, son sucesores de los Apóstoles como pastores de las almas, y juntamen-te con el Sumo Pontífice y bajo su autoridad, han sido en-viados para perpetuar la obra de Cristo, Pastor eterno. Y es así que Cristo dio a los Apóstoles y a sus sucesores mandato y poder para enseñar a todas las gentes, jtiara que santificaran a todos los hombres en la verdad y^tós apacentaran. Los Obispos, consiguientemente, han sido cons-tituidos por el Espíritu Santo, que les ha sido dado, ver-daderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pas-tores".

(Vaticano II. Sobre el deber pastoral de los obispos, N° 2)

• LA POSTRACION Y EL CANTO DE LAS LETANIAS

Primeramente, como signo de profunda oración y de total en-trega de sí mismo a la voluntad de Dios, el Electo se postra en el suelo, mientras tanto la asamblea, por el canto de la letanía de los Santos, pide al Espíritu Santo consagrar a este nuevo obispo.

se contesta:

Introducción: Invocación a la Sma. Trinidad"/Escúchanos!"

I?1 Parte : invocación de los Santos "¡Ruega por nosotros!"

2* Parte : invocación a Cristo Redentor "¡ Líbranos, Señor!"

Parte : intenciones eclesiales "¡ Te rogamos, óyenos!"

B. RITO CONSAGRATORIO Y ESENCIAL

m LA IMPOSICION DE LAS MANOS

Es este el signo más significativo: los Obispos presentes, al imponer las manos en silencio sobre la cabeza de quien, desde aho-ra, compartirá con ellos su misión, manifiestan que le transmiten la carga y el poder espiritual que ellos también han recibido: así, desde los Apóstoles hasta hoy, está asegurada en la Iglesia la su-cesión apostólica.

# EL PREFACIO CONSAGRATORIO

Los Obispos expresan ahora por la voz del Consagrante prin-cipal lo que ha significado su gesto, y lo que Dios realiza invisible-mente; es este canto solemne acopañado de la imposición del libro del Evangelio sobre los hombros del elegido el que lo consagra realmente.

"Infunde, Señor, sobre este Elegido tuyo, todo el poder que de Ti procede,

— la plenitud del Espiritu Santo que diste a tu Hijo muy amado Nuestro Señor Jesucristo,

— el mismo Espíritu que £1 comunicó a los Apóstoles para que con-vocaran la Iglesia por todo el mundo, como Sacramento de tu presencia, y para gloria y alabanza eterna de tu Nombre. . .

• LA UNCION DE LA CABEZA

Expresando de manera visible la infusión del Espíritu Santo sobre el elegido, el Consagrante derrama en la cabeza del nuevo Obispo el santo Crisma que hace de él un "ungido" (a Jesús le de-cimos "Cristo", que quiere decir "ungido" pues, en Él habita la ple-nitud del Espíritu Santo).

"Dios, que te ha hecho partícipe del Sumo Sacerdocio de Cristo, Él mismo derrame sobre ti el rocío abundante de su gracia, y te col-me con la plenitud de su bendición".

C. LOS RITOS COMPLEMENTARIOS

• ENTREGA DEL LIBRO DEL EVANGELIO

Como misionero por excelencia, el nuevo Obispo recibe el Li-bro del Evangelio, que, junto con los presbíteros y fieles, tendrá que anunciar a todos los hombres.

"Recibe el Evangelio y predica la Palabra de Dios con sabiduría y constancia".

• EL ANILLO PASTORAL Y LA MITRA

Puesto que está particularmente encargado de una porción de la Iglesia universal de la cual es como el esposo, Mons. HOURTON recibe el anillo pastoral.

"Recibe el anillo, símbolo de la fidelidad, enriquecido con una fe sin mancilla, y conserva sin mancba a la Esposa de Dios, la Santa Iglesia".

• EL BACULO PASTORAL

El nuevo Obispo recibe el báculo pastoral, para que, como Pastor cuide de las ovejas en nombre de Cristo.

"Recibe el báculo, símbolo de tu ministerio pastoral, y apacienta la grey que te ba confiado el Espíritu Santo como Obispo de su Santa Iglesia".

"Los Obispos, que han recibido la misión de gobernar a la Iglesia de Dios, prediquen, juntamente con sus sacer-dotes el Mensaje de Cristo, de tal manera que toda la actividad temporal de los fieles quede como inundada por la luz del Evangelio".

(Iglesia en el Mundo 43)

• LA ENTRONIZACION

El nuevo Obispo es presentado al pueblo que lo acoge.

Revestido de las insignias de la función sacerdotal, profética y real de Jesucristo, Mons. HOURTON es invitado por el Sr. Arzobispo a ocupar el lugar de honor reservado a quienes han recibido el ser-vicio de presidir la asamblea cristiana.

El Obispo que ha alcanzado la plenitud del Sacerdocio supremo es un legítimo sucesor de los Apóstoles y un Pastor del Pueblo de Dios.

"Debemos mirar al obispo como al mismo Señor. Cuando uno ve al obispo, respételo, ya que a quien el Padre de fa-milia manda para gobernar su casa, debemos recibir como al mismo que lo manda. El Obispo es la imagen del Padre".

S. Ignacio de Antioquia (ler. siglo)

• EL ABRAZO DE PAZ

El abrazo de paz es el signo de la unidad que han de guardar las iglesias difundidas por toda la tierra y en todos los pueblos. Con un abrazo de paz, los Obispos acogen a su hermano que, de ahora en adelante, comparte con ellos la responsabilidad de la Iglesia universal. La unión entre los Obispos es el signo de la uni-dad de la Iglesia. La asamblea expresa su gratitud a Dios que acaba de darle un nuevo Pastor.

TIERRA ENTERA, CANTA TU GOZO AL SEÑOR, ALELUIA (bis)

1. Toda la tierra, clama a Dios, canta su gloria Bendito sea nuestro Dios en todo el mundo

2. Bendito sea nuestro Dios en todo el mundo Que las naciones con voz sonora le alaben por siempre

"La caridad es la plenitud de la ley y vínculo de perfec-ción, y por ella sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida. Es más, la unidad de los hermanos pone de ma-nifiesto el advenimiento de Cristo y de ella emana una gran fuerza apostólica".

(Vida religiosa 15)

LA CONCELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

Terminada la Ordenación episcopal, los obispos presentes, el nue-vo Obispo y Presbíteros se asocian al Sr. Arzobispo de Puerto Montt, para celebrar juntos el Sacrificio del Señor.

Los gestos a los cuales estamos acostumbrados toman ahora todo su sentido: renovada por las decisiones conciliares, la liturgia traduce de manera expresiva la fe de la Iglesia cristiana: un solo sacerdocio, actuando en nombre de Cristo; al servicio de este único pueblo de Dios; participando por su canto y su silencio; llevando las esperanzas y tristezas de este mundo por el cual Jesucristo qui-so morir y resucitar.

"Esta ofrenda que te presentamos, nosotros tus servidores y con nos-otros tu familia entera, por mí tu servidor, que has dignado elevar al orden episcopal, acéptalo Señor, con bondad; dígnate conservar en mí tus propios dones, de manera que, habiéndolos recibidos por gracia divina, los haga producir frutos divinos.

Establece en tu paz, que viene de ti, el curso de nuestra vida líbranos de la condenación eterna y haz que seamos contados en el número de tus elegidos. Por Cristo Nuestro Señor".

S: El Señor esté con vosotros. F: Y con tu espíritu. S: Levantemos el corazón. F: Lo tenemos levantado hacia el Señor. S: Demos gracias al Señor, nuestro Dios. F: Es justo y necesario. S: Realmente es justo y necesario...

DARTE GRACIAS por Jesucristo, tu Hijo amado.

Unidos a ios ángeles cantamos el himno de tu gloria:

F: Santo, Santo, Santo es el Señor, Hosanna en las alturas.

Bendito es el que viene en nombre del Señor.

A Ti, Padre Santo, te damos gracias por Jesucristo tu Hijo amado. Por mandato suyo celebramos estos misterios.

Porque él mismo, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan, te bendijo dando gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: "To-mad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros".

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, te bendijo dando gracias y lo pasó a sus discípulos diciendo: "Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haréis esto en Memorial mío".

S: Sacramento de la fe.

F: Anunciamos tu muerte, Señor, proclamamos tu resurrección, Ven, Señor JESUS.

Así pues, al celebrar ahora, Padre, la pasión salvífica de tu Hijo, su admirable resurrección y su ascensión al cielo, TE OFRECE-MOS, este sacrificio vivo y santo, mientras esperamos su segun-da venida.

S: Por Cristo, con El y en El, a Ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

F: AMÉN

# LA COMUNION

O La Oración del Señor

Junto con Jesús, nuestro Sacerdote, nos dirigimos al Pa-dre. . . Padrenuestro... y nos preparamos a comer el Pan de Vida.

O La fracción del pan

Alimentados con un mismo pan, formamos un solo cuerpo: Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo:

Todos: ¡Ten piedad de nosotros!

O La Comunión

Al acercarnos al altar, el mismo Cristo de la última cena viene a nosotros. Por el Cuerpo y la Sangre de Jesús entregado por nosotros, se realiza una vez más nuestra alianza con Dios:

O Procesión de la Comunión

EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME HABRA DE FALTAR

—El Señor es mi Pastor, ¿qué me puede íaltar? En las verdes praderas Él me lleva a reposar, Condúceme a las aguas del solaz Y mi alma reconforta.

—Para mí Tú dispones una mesa frente a mis adversarios Has ungido con óleo mi cabeza y mi cáliz rebosa; De bienes y de gracia gozaré En tu casa, mientras viva.

—Demos gloria al Padre Poderoso, a Jesús el Señor, al Espíritu que habita en nuestras almas, nuestro Consolador; al Dios que es, que era y que vendrá, por los siglos de los siglos.

ACLAMACIONES Y BENDICIONES

28 • ACLAMACION DE LA ASAMBLEA

Terminada la misa, la comunidad cristiana expresa su alegría con un himno de alabanza. Mientras tanto, Mons. Jorge HOURTON acompañado por dos Obispos recorre la nave de la Iglesia para sa-ludar y acoger al pueblo. Mientras tanto, el Coro canta el texto del profeta Isaías que define la misión del pastor, y que Mons. Hourton ha elegido como su lema.

EN MI EL ESPIRITU DE DIOS —EL ME UNGIO Y ME MANDO

PARA LLEVAR A LOS PUEBLOS EL GOZO Y LA PAZ

El me eligió para extender el Reino de Cristo entre los hombres

1. para anunciar la Buena noticia a los pobres

—Exulto de gozo en mi Salvador

2. para calmar a quienes están abrumados —Exulto. . .

3. para acoger al pobre que gime y que llora —Exulto.. .

4. para anunciar la gracia de la Libertad —Exulto.. .

5. para cantar su gloria por toda la tierra —Exulto. . .

29 • MENSAJE DEL NUEVO OBISPO

Vuelto a la sede, el nuevo Pastor dirige su primer Mensaje a los fieles.

O PRIMERA BENDICION SOLEMNE DEL NUEVO OBISPO

En seguida da su primera bendición solemne a la manera de los patriarcas del Pueblo de Israel.

— "Dios nuestro, Tú consuelas a tu pueblo con misericordia y lo go-biernas con amor; otorga el Espíritu de sabiduría a los que diste el ministerio de guiar a los fieles para que así su progreso en la santidad, sea la alegría de los pastores. El pueblo: AMEN.

— "Tú que conoces nuestros días y nuestros pasos, dirigiéndolos con el poder de tu bondad, vuélvete bondadoso hacia nosotros tus hijos, otorgándonos una total y perfecta paz en el tiempo presente.

— "Tú que nos has otorgado, por tu gracia la abundancia de tus do-nes, llamándonos a la plenitud de tu servicio en el Orden episcopal, haz que te agrade con mi fidelidad; dirige el corazón de tu Pastor y de tus fieles, para que así no falte al pastor la obediencia de los fieles, ni falte a los fieles la solicitud del pastor.

— Y que la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo descien-da sobre vosotros y os acompañe para siempre". El pueblo: AMEN

• BENDICION SOLEMNE DEL PASTOR DE LA IGLESIA DE PUERTO MONTT.

— "Que el Señor te bendiga y te conserve, y como quiso llamarte a ser Pastor de su Pueblo, te otorgue la felicidad en esta vida y te haga partícipe de la felicidad eterna". AMEN.

— "Al clero y al pueblo, que ha querido hacerte corona, le otorque el Señor la gracia de ser dirigido felizmente por muchos años, por tu mano de Pastor". AMEN.

— "Que siempre estés pronto a sus inspiraciones, que no tengas tro-piezos en tu ministerio pastoral, repleto de buenas obras, que en-cuentres fidelidad en tus colaboradores, y gozando ya en esta vida de felicidad y de paz, puedas alcanzar también con toda tu grey la felicidad eterna". AMEN.

— "Y que la bendición de Dios todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre". AMEN.

9 ACCION DE GRACIAS

El nuevo obispo encabeza la procesión de la salida; tengamos la deferencia de participar en ella siguiendo al pastor.

Cantemos con alegría el cántico de la Virgen, cántico de los hu-mildes y de los pobres; los que reconocen con alegría que todo lo han recibido del Señor y que ponen toda su esperanza en Él. Bajo la protección de María, la Madre de la Iglesia, comienza el nue-vo obispo su misión evangelizadora.

MAGNIFICAT

El Señor hizo en mí maravillas, * Santo es mi Dios.

1.— Mi alma engrandece al Señor, * Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.

2.— Pues miró la bajeza de su esclava * desde ahora dichosa me di-rán todos los siglos.

3.— Maravillas hizo en mí el Poderoso * y Santo es su Nombre.

4.— Por siglos y siglos, su amor * con aquellos que le temen.

5.— Desplegó el poder de su brazo * y deshizo los proyectos del so-berbio corazón.

6.— Derribó de su trono a poderosos, * humildes ensalzó.

7.— Colmó de bien a los hambrientos * a los ricos rechazó.

8.— Acogió a Israel su servidor * según lo tenía prometido a núes tros padres.

9.— Recordando su amor por Abraham * y su raza a lo largo de siglos y siglos.

10.—Gloria al Padre y a Cristo, el Señor, * y al Espíritu que habita en nuestras almas. Amén.

"UNGIDO PARA EVANGELIZAR A LOS POBRES"

En la antigua Alianza, según los textos históricos más antiguos, se ungía con Crisma sólo el Rey (Exodo, 30,22). Samuel ungió a Saúl; como Jefe del pueblo de Israel (I Sam. 10,1) y luego a David (I Sam. 16,13). Esta unción daba al Rey un carácter sagrado: es el "Ungido de Dios" en hebreo "el Mesías" y en griego "el Cristo",

Pero las promesas hechas por Dios a David dejaban entrever un descendiente privilegiado en el cual Dios se complacerá especial-mente y que ejecutará sus designios de salvación. Además, según otra tradición bíblica, la unción es propia del Sumo Sacerdote (Exodo, 29,1), pero se extendió también a todos los sacerdotes.

En la Nueva Alianza, este título se aplica sólo a Jesús( Él mismo se aplica a sí mismo el anuncio mesiánico de Isaías, según relata el Evangelio de san Lucas (4,16-21):

"Llegó a Nazaret, donde se había criado; y según acostumbraba, entró en la sinagoga el día de sábado y se levantó a leer. Le entrega-ron el libro del profeta Isaías; lo abrió y encontró el pasaje donde estaba escrito:

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque he sido ungido para evangelizar a los pobres; me envió para proclamar libertad a los cautivos y recuperación de la vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar un año de gracia del Señor".

Enrrolló luego el libro, lo entregó al ayudante y se sentó; y en la sinagoga todos tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a de-cirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura escuchado por vosotros".

En la Iglesia de los Apóstoles, esta unción se efectuó mediante el rito de la imposición de manos y la invocación del Espíritu Santo. Contiene: una elección gratuita y benevolente (Juan, 15,16), para una consagración o dedicación exclusiva y perpetua (Mt. 19,27-30) para la misión de anunciar la Buena Nueva de la Resurrección de Cristo en su triple aspecto de enseñar, santificar y conducir al Pue-blo de Dios, arrancado de la dispersión y convocado en Iglesia o Asamblea Eucarística.

Esta Buena Nueva, ya desde Belén, se dirige primeramente a los pobres, es decir, a los pequeños, los humildes, los desposeídos que no ponen su confianza en sí mismos sino que están abiertos para acoger la Salvación que Dios ha querido efectuar por medio de la Cruz. Ellos son "bienaventurados" (Mt. 5,3), tienen hambre y sed de justicia (Mt. 5,6) y, careciendo de toda hipocrecía, orgullo y egoísmo (crítica al fariseísmo: Luc. 6,24-26), están abiertos para la "obediencia de la fe" (Rom. 1,5).

"A los pobres siempre los tendréis entre vosotros" (Mt. 26,11)

En nuestro siglo XX y, particularmente en nuestros países "en vía de desarrollo", junto al fabuloso progreso técnico y económico de una parte de la humanidad, siempre hay grandes grupos humanos que no acceden a los bienes esenciales del pan, la vivienda, la salud y la cultura: son los actuales "pobres de Yavé".

Cumpliendo su misión propia de orden religioso, "la Iglesia descu-bre al hombre el sentido de su propia existencia, es decir, la verdad más profunda acerca del ser humano'- '(Gaudium et Spes, n. 41). "Pero precisamente de esta misma misión religiosa derivan tareas, luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina" (n. 42).

"El Evangelio anuncia y proclama la libertad de los hijos de Dios, rechaza todas las esclavitudes, que derivan en última instancia del pecado; respeta santamente la dignidad de la conciencia y su libre decisión; advierte sin cesar que todo talento humano debe redun-dar en servicio de Dios y bien de la humanidad; encomienda final-mente a todos a la caridad de todos" (n. 41)

"La Iglesia, pues, en virtud del Evangelio que se le ha confiado, proclama los derechos del hombre y reconoce y estima en mucho el dinamismo de la época actual, que está promoviendo por todas partes tales derechos. Movimiento que debe empaparse de espíritu evangélico y protegerse contra toda apariencia de falsa autonomía" (n. 41). "La Iglesia reconoce además cuanto de bueno se halla en el actual dinamismo social: sobre todo la evolución hacia la uni-dad, el proceso de una sana socialización civil y económica" (n. 42). Ella "avanza juntamente con toda la humanidad, experimenta la suerte terrena del mundo y su razón de ser es actuar como fermen-to y como alma de la sociedad, que debe renovarse en Cristo y transformarse en familia de Dios" (n. 40).

Los Obispos, que han recibido la misión de conducir a la Iglesia de Dios, prediquen, juntamente con sus presbíteros, el mensaje de Cristo de tal manera que toda la actividad temporal de los fieles quede como inundada por la luz del Evangelio" (n. 43).

ESTEMOS UNIDOS A NUESTRO OBISPO

En una carta dirigida a los Efesios, San Ignacio, Obispo de Antioquía, condenado a las bestias bajo el reino de Trajano A98-117Q, exhorta los cristianos a la paz y a la unidad bajo la autoridad del obispo.

"Os conviene concurrir en el parecer del Obispo, como ya lo hacéis. Porque vuestro presbi-terio (el conjunto de los sacer-dotes), digno de Dios, tanto ar-moniza con su obispo, como las cuerdas de una cítara. Por eso, en vuestra concordia y ar-moniosa caridad, Jesucristo mismo es cantado.

Y también cada uno de vos-otros forme un coro en sinfó-nica concordancia, recibiendo la tonalidad de Dios en la uni-dad; cantando como al unísono al Padre por Jesucristo, para que Él escuche y os reconozca como miembros de su Hijo por vuestras buenas obras. Es pues, conveniente que os mantengáis en intachable unidad, para que así participéis de Dios".

Bienaventurados tos pobres en el espíritu,

es el reino de los cielos.

San Mateo 5,3.