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1 A 200 años del nacimiento de Marx Víctor Kot................................................................................ Vigente e imprescindible Atilio Boron............................................................................. Marx en y desdeAmérica Latina Alexia Massholder.................................................................... Una aproximación a la Filosofía de la Praxis Raúl Serrano............................................................................. Marxismo y Feminismo. La actualidad de Marx en tiempos de transformación Silvina Perugino........................................................................ Marx y la constitución de un campo de adversidad José Giavedoni......................................................................... Un fantasma recorre el mundo Cinthia Wanschelbaum. ............................................................. ¡Bien has hozado viejo topo! Marcelo F. Rodríguez............................................................... Joven Marx. Enamorado, poeta y estudiante universitario Teresa Castillo .......................................................................... Marx y la lucha por el poder Hernán Randi........................................................................... Acumulación política y lucha de clases en América Latina y Argentina Gastón Varesi........................................................................... El bicentenario de Marx y los desafíos del presente Olga Fernández Ríos ................................................................ La vitalidad del legado de Marx Gaio Doria............................................................................... Marx cabalga de nuevo Patricio Echegaray .................................................................... REVISTA COMUNISTA DE ANÁLISIS, DEBATES Y DOCUMENTOS Director: Víctor Kot Secretario de redacción: Marcelo F. Rodríguez Colaboran en este número: Atilio Boron Teresa Castillo Gaio Doria Patricio Echegaray Olga Fernández Ríos José Giavedoni Víctor Kot Alexia Massholder Silvina Perugino Hernán Randi Marcelo F. Rodríguez Raúl Serrano Gastón Varesi Cinthia Wanschelbaum Diagramación: Patricia Chapitel La revista Cuadernos Marxistas es una publicación de análisis, debates y documentos de la editorial Cuadernos Marxistas, con domicilio en la Av. Entre Ríos 1039 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 4304-0066/68 [email protected] sumario nº 15 OCTUBRE DE 2018 ISSN 1853-368X 3 5 15 25 39 89 85 92 47 59 59 31 66 71

OCTUBRE DE 2018 sumario nº 15 · con motivo del centenario de la Revolución Rusa. Lo hacemos con el ánimo de re-afirmar la vigencia del marxismo, del pensamiento revolucionario

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A 200 años del nacimiento de MarxVíctor Kot................................................................................

Vigente e imprescindibleAtilio Boron.............................................................................

Marx en y desdeAmérica LatinaAlexia Massholder....................................................................

Una aproximación a la Filosofía de la PraxisRaúl Serrano.............................................................................

Marxismo y Feminismo. La actualidad de Marxen tiempos de transformaciónSilvina Perugino........................................................................

Marx y la constitución de un campo de adversidadJosé Giavedoni.........................................................................

Un fantasma recorre el mundoCinthia Wanschelbaum..............................................................

¡Bien has hozado viejo topo!Marcelo F. Rodríguez...............................................................

Joven Marx. Enamorado, poeta y estudiante universitarioTeresa Castillo..........................................................................

Marx y la lucha por el poderHernán Randi...........................................................................

Acumulación política y lucha de clasesen América Latina y ArgentinaGastón Varesi...........................................................................

El bicentenario de Marx y los desafíos del presenteOlga Fernández Ríos................................................................

La vitalidad del legado de MarxGaio Doria...............................................................................

Marx cabalga de nuevoPatricio Echegaray....................................................................

REVISTA COMUNISTADE ANÁLISIS, DEBATES

Y DOCUMENTOS

Director:Víctor Kot

Secretario de redacción:

Marcelo F. Rodríguez

Colaboranen este número:

Atilio BoronTeresa Castillo

Gaio DoriaPatricio Echegaray

Olga Fernández RíosJosé Giavedoni

Víctor KotAlexia MassholderSilvina Perugino

Hernán RandiMarcelo F. Rodríguez

Raúl SerranoGastón Varesi

Cinthia Wanschelbaum

Diagramación:Patricia Chapitel

La revista CuadernosMarxistas

es una publicaciónde análisis, debates y

documentos de la editorialCuadernos Marxistas,

con domicilio en laAv. Entre Ríos 1039

de la Ciudad Autónomade Buenos Aires,

República Argentina.4304-0066/68

[email protected]

sumario nº 15

OCTUBRE DE 2018

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por Víctor Kot1

1 Secretario General del Partido Comunista. Director de Cuadernos Marxistas.

EDITORIAL

A 200 añosdel nacimiento de Marx

Presentamos este número es-pecial de Cuadernos Marxistas conmemorando los 200

años del nacimiento de KarlMarx, como hicimos en 2017con motivo del centenario de laRevolución Rusa.Lo hacemos con el ánimo de re-afirmar la vigencia del marxismo,del pensamiento revolucionarioen la difícil coyuntura que nostoca enfrentar.

El mundo enfrenta una suertede guerra mundial en parte impul-sada por la profundización de lapolítica militarista del imperialis-mo norteamericano que intentasostener su hegemonía, cuestiona-da por el renovado protagonis-mo de Rusia y de China en lageopolítica mundial.

Esto se manifiesta también ennuestra región, donde los intentospor llevar adelante una políticaneocolonialista por parte del im-perialismo resulta evidente y cuen-ta con el gobierno de Cambiemoscomo aliado para esta política.

Lo que enfrentamos en Améri-ca Latina y el Caribe son los efec-tos de una ofensiva del imperia-lismo y sus cómplices de las dere-

chas locales que, como se denun-cia en la Declaración del Foro deSan Pablo realizado recientemen-te en La Habana, es: “fruto de in-tereses convergentes y de esfuer-zos combinados entre las élitesmundiales del capitalismo transna-cional, del gobierno de losEE.UU. como su núcleo hegemó-nico, y de las clases dominantesaliadas de nuestra región”.

Los planes de desestabilizacióny persecución de toda expresiónpolítica que no siga mansamente losdictados del imperialismo se expan-den por todas la región ejecutadasarticuladamente por sus represen-tantes políticos, económicos, mili-tares, mediáticos y judiciales.

Es en este contexto que debemosinterpretar la situación en Argenti-na y el carácter del gobierno queenfrentamos como representante delas políticas imperiales.

El gobierno está pasando uno desus momentos más difíciles, lo cualno puede ser atribuido a una “tor-menta” como dice el presidente, sinoque es la consecuencia de su modelode entrega, ajuste y represión. De unmodelo de saqueo en favor de laclase dominante, sobre todo la li-gada al sector agroexportador, ydel poder financiero internacional.

No quedan dudas de que el pro-yecto de Cambiemos fue gestado-entre otras cosas- para perpetrar

este plan en el que invirtió el blo-que de poder y ahora, sencillamen-te, está cobrando los dividendosde su inversión.

A esto se suma la entrega denuestros bienes naturales, los re-currentes fraudes financieros, elataque que se perpetra contra elsalario y el trabajo, la construcciónde bases militares de los EEUU ylos ejercicios conjuntos que se es-tán realizando preparando unamayor represión, a lo que se sumael decreto de Macri de permitirque las fuerzas armadas vuelvan aactuar en temas de seguridad in-terior, con la excusa de “defenderespacios estratégicos” y de lucharcontra el “terrorismo y el narco-tráfico”, todos estos son eslabo-nes de la misma cadena, como loha planteado en su “visita” a nues-tro país el Secretario de Defensade EEUU James Mattis.

La letra chica del acuerdo conel FMI sale del propio ADN ca-pitalista que busca privatizar y con-centrar ganancias mientras sociali-za las pérdidas.

Queda claro que volver al Fon-do no es producto de impericia ocasualidad, sino de un proceso queresponde a la propia dinámica queel desarrollo capitalista reserva –aquí y ahora- para formaciones es-tatales capitalistas periféricas comola nuestra.

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No cabe duda que enfrentamosa un verdadero gobierno de claseal que debemos derrotar.

Ante esto, los y las comunistastenemos que pensar muy seriamen-te qué acciones podemos impul-sar para profundizar nuestra tareade lograr que las importantes y di-versas luchas que se vienen dandoa lo largo y ancho del país puedanir confluyendo en un centro coor-dinador de las luchas que abrapaso a la construcción de una al-ternativa política.

Tomar iniciativas audaces, “ca-lentar la calle”, intervenir e impul-sar el conflicto tiene que ser el cen-tro de nuestra acción en los espa-cios en que participamos. No pue-de ser un acto voluntarista, debepartir del análisis concreto de la rea-lidad, de desarrollar nuestra subjeti-vidad combativa y de importantesniveles de organización, recuperan-do atributos, espíritu de sacrificio,disciplina y organicidad partidaria.

Tenemos que trabajar para nacio-nalizar nuestra intervención, con-

centrar nuestro esfuerzo en aque-llos lugares donde se desarrolla elconflicto, profundizar nuestro traba-jo en la perspectiva de construcciónde poder popular, para lo cual esfundamental afianzar y desarrollareste trabajo como objetivo central.

La defensa del trabajo, de la edu-cación y la salud públicas, la luchacontra los tarifazos y la defensa delsistema previsional, de nuestra sobe-ranía, son algunos ejes articuladoresde nuestra acción en el territorio.

La realidad demuestra cotidia-namente que el gobierno de Ma-cri ha venido para enriquecer aúnmás a los más ricos, incrementarla concentración de la riqueza yvolver más pobres a los pobres,precarizar el trabajo, incrementarla desocupación, debilitar la orga-nización sindical y golpear dura-mente a los/as jubilados.

En esto resulta clave el fortaleci-miento de nuestra organización le-ninista, de las células y los círculos,entendiendo que la identidad comu-nista está muy ligada históricamen-

te al trabajo territorial, que es untrabajo esencial de nuestra propues-ta de construcción de alternativa yesto lo venimos haciendo desdeespacios como la CoNAT, el MTL,la agrupación Aníbal Ponce y la lis-ta Violeta, la Corriente Lohana Ber-kins y la Corriente de Universidad,Ciencia y Tecnología Liberación.

Como venimos sosteniendo, ladoble crisis, la del capitalismo y lade la construcción de alternativaspolíticas amplias y frentistas, siguepresente y nos desafía.

Este desafío es el ¿qué hacer?, elcómo lograr que las experienciasacumuladas en un siglo de luchascomo Partido y las vividas en laregión y en nuestro país desdeprincipios del 2000, con sus lucesy sus sombras, sirvan como expe-riencia positiva en la construcciónde esa alternativa basada en el po-der popular. El desafío para losy las comunistas es librar estasbatallas a fondo y a 200 años delnacimiento de Karl Marx, reafir-mamos este compromiso.

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1 Sociólogo y Politólogo. Miembro del Comité Central del Partido Comunista de la Argentina.2 Ver su Von Mises, Ludwig 1947 Planned Chaos (Nueva York: Irving-on-Hudson), pp. 124..3 Hemos examinado la actualidad del Manifiesto Comunista en nuestro Tras el Búho de Minerva. Mercado contra democracia en el

capitalismo de fin de siglo (Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica, 2000), pp. 13-49. También en varios textos sobre filosofíapolítica, teoría democrática y análisis del sistema imperialista que hemos venido publicando en los últimos treinta años y que tornaríaninnecesariamente pesado el aparato bibliográfico de estas breves notas. Textos, por otra parte, que han tenido amplia difusión en AméricaLatina y el Caribe.

4 Tema este que es pasado por alto por quienes han seguido la moda de “ningunear” a Engels, un finísimo intelectual y gran escritor quesólo por estar al lado de Marx no ingresó al Olimpo de los grandes intelectuales europeos del siglo diecinueve. Hemos tratado a ayudaral rescate del amigo de Marx en un capítulo de nuestro ya citado Tras el Búho de Minerva, pp. 51-72

5 Carta de Hess a Bertold Auerbach, 2 de septiembre de 1841.

Vigente e imprescindible

El 5 de Mayo se cumplieron200 años del nacimiento deKarl Marx. Sintetizar en

unas pocas páginas su trascenden-cia como pensador y como profe-ta es imposible. Tal es la dimensiónde su persona y de su obra que hastaun acérrimo enemigo del marxis-mo y el socialismo, el economistaLudwig von Mises (1881-1973),ucraniano pero radicado en Vienay fundador de la Escuela Austría-ca de economía, observó una vezque “el socialismo, ampliamentedefinido, es el más potente movi-miento de reforma jamás conoci-do en la historia, la primera tenden-cia ideológica no limitada a un seg-mento de la humanidad sino quees apoyada por gentes de todas lasrazas, naciones, religiones y civili-zaciones.” 2 Si el socialismo llegó aser lo que señala von Mises se debeen grandísima medida a la obra deMarx y Engels, pero sobre tododel primero. Ambos escribieron untexto, el Manifiesto del Partido Comu-nista, que es uno de los más publi-cados en toda la historia de la hu-manidad, leído por millones de per-

sonas en todo el mundo y traduci-do a una infinidad de idiomas. Nosólo eso: fue la fuente principal deinspiración y lucha de casi todos losmovimientos contestatarios quebrotaron en el planeta desde me-diados del siglo diecinueve. Las lu-chas por la justicia social en cadapaís y contra el colonialismo en elTercer Mundo siempre tuvieron alManifiesto como una indispensa-ble “guía para la acción.” Y conti-núa jugando ese papel en la actuali-dad, cuando ese pequeño panfletoque escribieran aquellos dos brillan-tes jóvenes alemanes sigue circulan-do masivamente y movilizando amillones que en todo el mundo, ycada vez con más frecuencia, des-cubren en el capitalismo el origende la crisis integral de un modelocivilizatorio que pone en cuestiónla sobrevivencia de la especie hu-mana en el planeta Tierra.3

Pocas dudas caben en el sentidode que Marx es uno de los autoresmás citados en el mundo, “recar-gado” luego de la crisis capitalistaestallada en 2008 y que todavía si-gue su curso. Pero si Engels fue

definido por aquél como “el hom-bre más culto de Europa”4, leamoslo que el filósofo alemán de origenjudío Moses Hess le escribía a unamigo que estaba a punto de re-unirse con Marx: “Prepárate paraconocer al más grande y probable-mente, el único verdadero filóso-fo vivo… El doctor Marx, puesese es el nombre de mi ídolo, estodavía un hombre joven (tieneveinte años apenas). Le dará un tirode gracia a la religión y a la filoso-fía medievales; en él se alían el es-píritu más mordaz y la más pro-funda gravedad filosófica: imagi-na a Rousseau, a Voltaire, a Holba-ch, a Lessing, a Heine y a Hegel fun-didos en una sola persona.” 5

Pese a sus logros y a esta valora-ción, compartida por sus partida-rios así como por muchísimos crí-ticos que, sin embargo, no duda-ban en reconocer la excepcionalpotencia del pensamiento marxis-ta, su figura ha sido demonizadacomo pocos en la historia del pen-samiento occidental. Al filósofo,economista, sociólogo, politólogoy crítico cultural nacido en Tréveris,

por Atilio Boron1

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precisamente el 5 de Mayo de 1818,se le han achacado todas las cala-midades que asolaron al mundodesde finales del siglo diecinueve:el despotismo político de regíme-nes instaurados en su nombre, fana-tismo ideológico, catástrofes econó-micas, hambrunas, asesinatos enmasa, Gulags y feroces dictaduras.¿Qué tiene esto que ver con Marx?Nada. No exageraríamos un ápicesi dijéramos que es la misma rela-ción que existe entre Jesucristo y elSermón de la Montaña y la instau-ración de los muy “cristianos” regí-menes del nazismo en Alemania, delfascismo en Italia, o de las dictadu-ras genocidas que asolaron Américadel Sud en los años setentas del siglopasado. Pero la propaganda de laburguesía no se arredra y sigue con-denando, día a día, por todas las in-famias cometidas en su nombre oque sus adversarios le atribuyeron concalculada malicia.6 No obstante esapertinaz satanización de nuestro per-sonaje, cuando hace unos pocos añosla Radio 4 de la BBC, la emisora cul-tural de esa señal, hizo una encuestaentre sus oyentes preguntando quiénera el filósofo más importante de to-dos los tiempos quien obtuvo lamayoría de las preferencias fue KarlMarx, con 28 % de los votos y rele-gando a un lejano segundo lugar aDavid Hume y aún más a Aristóte-les, Descartes, Locke, Schopenhauer,Kant, Confucio y Hegel.7

El crítico mayor delcapitalismo

No es casual que el pensamientodominante se haya ensañado deforma tan viciosa con Marx. Si al-

gunos sectores de la izquierda seequivocan a menudo a la hora deidentificar a sus enemigos –porejemplo cuando considera comotales a los gobiernos progresistas obolivarianos de Nuestra América enlugar del imperialismo norteameri-cano- la derecha tiene un instintoinfalible y ataca a quien debe atacary no pierde tiempo en hostilizar acríticos superficiales y fácilmenteasimilables a su hegemonía políticay cultural. Y Marx, por eso, atraetoda la artillería de la derecha por-que es, de lejos, el principal y másprofundo crítico de la sociedadcapitalista. El año pasado se cum-plieron los 150 años de la publica-ción de su obra magna, El Capital,y sus tesis fundamentales son másacertadas hoy de lo que lo fueranen su tiempo. En palabras de Ea-gleton, “las contradicciones (delcapitalismo) fueron analizadas, sudinámica interior dejada al descu-bierto, sus orígenes históricos exa-minados y su potencial caída anun-ciada.”8 Tal como aconteciera unsiglo antes con Adam Smith -el fun-dador de la Economía Política Clá-sica según Marx- que comenzó sureflexión sobre lo social desde lafilosofía para terminar en la eco-nomía política, otro tanto ocurriócon el joven filósofo alemán. Su iti-nerario comienza en la filosofía,como crítico de las corrientes he-gemónicas de su tiempo sintetiza-das en el idealismo alemán y en unalectura defectuosa de la herenciateórica de Hegel. Pero las vicisitu-des de su práctica política lo lleva-ron a tropezar en su camino conun brillante contemporáneo, dosaños menor que él, llamado Frie-

drich Engels. Y fue éste quien, fa-miliarizado con la producción teó-rica inglesa porque debía atender losnegocios textiles de su familia enManchester, le señaló que por la víade la reflexión filosófica terminaríaen una vía muerta. Que seguir ru-miando las tesis de la filosofía clá-sica alemana, con sus hegelianosortodoxos y sus variantes de iz-quierda le impediría comprender lanaturaleza del nuevo modo de pro-ducción que, con su mayor pureza,se había cobrado vida en Inglate-rra. Es a partir del consejo de sujoven amigo que Marx emprende,con la sistematicidad y empecina-miento que lo caracterizaron todasu vida, el estudio de la EconomíaPolítica Clásica cuya crítica la abri-ría las puertas para descubrir el se-creto de la explotación capitalista.

En efecto, su famosa teoría de laplusvalía permite entender por quéaún cuando el capitalista abone unsalario “justo” a sus obreros (o queceda a sus demandas en el marcode una negociación colectiva) ex-propia “legalmente” una parte sig-nificativa del valor producido porel trabajador. En efecto, Marx des-cubrió que éste percibe bajo la for-ma del salario tan sólo una parte -una mínima parte como veremosmás abajo- del valor generado a lolargo de su jornada de trabajo. ¿Quéparte? La necesaria para la repro-ducción de su fuerza de trabajo, quese expresa en el salario que se le pagaal obrero. El resto de lo que ésteproduce –sea en bienes materialeso, como ocurre en el capitalismocontemporáneo, en servicios- que-da en manos del capitalista. Un casoconcreto puede ejemplificar mejor

6 Ver al respecto el excelente artículo de Terry Eagleton, al cumplirse 193 años del nacimiento de Marx:“Elogio de Karl Marx”, enhttp://www.sinpermiso.info/textos/elogio-de-karl-marx 8 de Mayo del 2011, p. 2

7 Cf. BBC Mundo: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_4687000/4687001.stm8 Eagleton, op. Cit., p. 3

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lo que venimos diciendo. En Méxi-co, una investigación reciente de-muestra la dimensión colosal de estedesfalco: un jornalero, sin califica-ción alguna, produce lo necesariopara que su patrón le pague su sa-lario en nueve minutos de trabajo;todo aquello que produzca en lassiete horas y cincuenta y un minu-tos restantes de su jornada queda-rán en manos de aquél. 9

Fue este mecanismo, descubiertopor Marx y que había pasado in-advertido para sus dos grandes pre-decesores, Adam Smith y DavidRicardo, lo que explica el carácterincorregible, irresoluble, de la ex-plotación capitalista. Lo que le otor-ga fundamento científico a la críti-ca moral del capitalismo y a la im-postergable necesidad de su supe-ración histórica. El imperdonablepecado de Marx consiste en haberrevelado un secreto que jamás ten-dría que haber sido expuesto antelos ojos de la sociedad. Demos-tró, ahora con un argumento cien-tífico, que la propiedad privada delos medios de producción era unrobo fundado en la sistemática ex-plotación de quienes carecían deellos y que sólo contaban para so-brevivir con la venta de su fuerzade trabajo. Ya antes lo había di-cho, desde una perspectiva ética,Tomás Moro, pero con Marx lacrítica social del infortunado canci-ller de Enrique VIII adquiere unespesor argumentativo y empíricoque la convierte en irrebatible.

Pero no sólo eso: Marx tambiénestableció, inspirándose en unacreativa lectura de Hegel, la provi-soriedad –o si se quiere, la fugaci-dad- de toda forma social existen-

te. Si en su versión hegeliana estatesis se limitaba al universo de lasideas y los valores y a la insanablefugacidad de las ideas dominantes,en la síntesis marxiana esta condi-ción se extiende al conjunto de lasinstituciones económicas, políticasy sociales. No son sólo las ideas lasque se encuentran sujetas a perma-nente transformación sino tambiénlos modos de producción, las for-mas de la propiedad, las clases so-ciales, las instituciones políticascomo la monarquía o el Estado ytoda la inmensa superestructura quereposa sobre ellas. Si Charles Da-rwin (a quien Marx dedica el pri-mer tomo de El Capital) escan-dalizó a la sociedad inglesa al des-cubrir el ancestro simiesco del or-gulloso homo sapiens, no ha sido me-nor el escándalo y la abominacióndesatado por la simple, elementalrevelación de que toda forma so-cial es transitoria y, por lo tanto, estáineluctablemente condenada a des-aparecer una vez que sus propiascontradicciones provoquen su ob-solescencia histórica. Esto, para elcapitalismo triunfante de la segun-da mitad del siglo diecinueve, tan-to como para el actual, constituyeun imperdonable sacrilegio, puesacaba con la idea de que el capita-lismo y, más específicamente, lasociedad americana, son el últimopeldaño de una serie que arrancadesde el paleolítico y que culminacon la “sociedad abierta” de pro-greso indefinido, como lo dijeraFriedrich von Hayek al promediarlos años cuarenta del siglo pasado.

Se comprende así la violencia dela reacción antimarxista y la frus-trada tentativa de ocultar sus tesis

fundamentales, porque al desbara-tar la santidad y la intangibilidad delorden capitalista abría las puertas alvendaval de la revolución. Venda-val que si bien no se produjo don-de debía, en los capitalismos avan-zados, si logró transformar radical-mente al mundo contemporáneocon sus experimentos en la perife-ria. El siglo veinte fue testigo dereiterados ataques a la ciudadela delcapitalismo, y si bien en la mayoríade los casos estos fueron rechaza-dos por las fuerzas del orden, elpánico instalado en las clases do-minantes no hizo sino ir en aumen-to a medida que pasaba el tiempo.Esto es así porque los pronósticosa largo plazo que Marx formularasobre la creciente desigualdad den-tro y entre los países se vieron ple-namente confirmados por el cursode los acontecimientos. Mientrasque la economía neoclásica pronos-ticaba el surgimiento de sociedadesmás justas e igualitarias porque lariqueza se derramaría hacia abajoelevando la condición de los po-bres, Marx aseguraba lo contrario:que la acumulación capitalista noharía sino agigantar, con el paso deltiempo, la desigualdad dentro delas naciones y entre ellas en el siste-ma internacional. En fechas recien-tes, un economista no marxistacomo Thomas Piketty escribió ungrueso volumen en donde un mi-nucioso examen de las tendenciasrelativas a la desigualdad económi-ca y social en los últimos dos siglosconfirmó sin atenuantes las tesis deMarx. 10 Por si ello no fuera sufi-ciente los datos aportados porOXFAM a la última sesión del ForoEconómico Mundial de Davos

9 Cf. J. C. Miranda, “Un trabajador con salario mínimo genera el valor de su sueldo en sólo 9 minutos”, en La Jornada (México), 7 deMayo de 2012. La cita proviene del magnífico libro de Ricardo Romero Laullón (Nega) y Arantxa Tirado Sánchez, La Clase Obrera nova al Paraíso. Crónica de una desaparición forzada (Madrid: Akal, 2016) p. 81.

10 El capital en el siglo veintiuno (México: Fondo de Cultura Económica, 2014)

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demuestran que el 1 % más rico dela población mundial ya dispone demás riquezas que el 99 % restante.Ante la brutal contundencia de es-tos datos el aguijón del tábanomarxista se convierte en algo into-lerable, y las clases dominantes sevuelcan a combatir sus ideas en unabatalla sin cuartel, apelando a to-dos los recursos posibles e imagi-nables, lícitos e ilícitos, morales einmorales. En un mundo así deinjusto y opresivo, las ideas deMarx constituyen un aporte im-prescindible para conocer al ca-pitalismo, desnudar sus inequida-des e injusticias y, sobre todo,para superarlo instaurando unaformación social superior.

De la economía a la políticay la revolución

Tal como decíamos más arribael argumento marxiano culmina enla necesidad histórica de construiruna sociedad post-capitalista. O,dicho en otros términos, de abolirla sociedad de clases, poner fin a laprehistoria de la humanidad y darcomienzo a su verdadera historia.Esta argumentación tiene un rematenecesariamente político, que tienecomo punto de partida su crítica alliberalismo de su época tal comolo expresara en La Cuestión Judía yen su juvenil Crítica a la Filosofía delDerecho de Hegel.

En efecto, la reflexión filosófico-política de Marx aporta una críticaradical y a la vez positiva de las con-cepciones filosófico-políticas bur-guesas, entendiendo por tales a lasemanadas de diversos autores quede una u otra manera convalidan,abierta o encubiertamente, a la so-ciedad capitalista. Esta función le-

gitimadora de la filosofía políticaburguesa -uno de cuyos capítulosmás recientes es la ciencia políticaconvencional- se efectúa a través dediversas vías: (a) con planteamien-tos que despojan al modo de pro-ducción capitalista de su historici-dad y lo presentan como el “fin dela historia”, eternizando de estemodo las relaciones de producciónexistentes. Un rústico ejemplo deesto lo ofreció, en los años noven-ta, el libro de Francis Fukuyama, ElFin de la Historia y el Último Hombre;una versión más refinada de lo mis-mo se encuentra en la obra del ad-mirador del General Augusto Pi-nochet, Friedrich von Hayek 11; (b)con formulaciones que redefinen alproyecto socialista en términos deuna supuesta “profundización de lademocracia” y que asumen la in-édita posibilidad del capitalismo dedemocratizarse ilimitadamente, loque equivale a proponer la cuadra-tura del círculo. La obra de buenaparte de los autores pos-marxistas,entre los cuales sobresale por sucalidad la de Ernesto Laclau, ado-lece de esta incorregible deficien-cia, la cual es compartida por lossectores críticos pero dentro delmainstream de la ciencia políticaestadounidense, que tanta influen-cia ejerce en la academia latinoame-ricana; (c) por último, imponiendouna agenda temática de formaciónteórica y de investigación que sos-laye por completo el análisis y elcuestionamiento de la sociedadburguesa, que la asuma como im-perturbable e inamovible punto departida y de llegada de cualquierreflexión sobre lo social y, más im-portante aún, de cualquier proyec-to político. Si uno de ellos se pro-pusiera avanzar hacia un horizonte

poscapitalista sería de inmediatotachado de irreal, “utópico” o fan-tasioso, contrario a los avances dela ciencia social que, presuntamen-te, han demostrado que el capita-lismo es lo que hay y lo que habrá.O, como dicen algunos politólo-gos norteamericanos, “the onlygame in town” ante lo cual seimpone una serena resignación,una especie de budismo zen quenos mantenga imperturbablesante el hecho de que más de lamitad de la población mundial so-brevive en condiciones absoluta-mente infrahumanas.

En la obra de Marx encontra-mos valiosos elementos de crítica alas doctrinas políticas que le prece-dieron, y muy especialmente el he-gelianismo y al liberalismo político.La importancia de Hegel está sufi-cientemente establecida y nos pa-rece que a estas alturas ya no re-quiere de nuevas justificaciones. Escierto que Marx no polemizó de lamisma forma con dos grandes fi-guras de la filosofía política del si-glo XIX: Alexis de Tocqueville,pocos años mayor que él y tam-bién radicado en París durante laestadía de Marx en dicha ciudad; yJohn Stuart Mill, con quien parecehaber establecido algún ocasionalcontacto durante su prolongadaestadía de treinta y cuatro años enLondres. La obra del segundo fuediscutida en varios de sus textos másimportantes, como los Grundrisse yEl Capital, pero fundamentalmenteen su calidad de economista y nocomo filósofo político.

El silencio sobre la obra de Toc-queville es mucho más enigmáticoporque ciertamente su existencia nopasó desapercibida para Marx. La De-mocracia en América fue un tremendo

11 Ver su apología de la dictadura de Pinochet en The Times (London), 3 de Agosto de 1978. Repitió de nuevo sus declaraciones tresaños más tardes, las que fueron, previsiblemente, recogidas por El Mercurio en su edición del 12 de Abril de 1981.

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suceso editorial en Francia desde suprimera edición, y un ávido biblió-mano y lector como Marx no po-día desconocer la existencia de di-cho libro. Prueba de ello es la soli-taria mención que el mismo mere-ce en “La Cuestión Judía”, al refe-rirse al papel de la religión en losEstados Unidos de América.12

Tiempo después hay una nuevamención: en este caso, en El Diecio-cho Brumario de Luis Bonaparte, cuan-do al pasar refiere una intervenciónde Tocqueville, en su carácter de vo-cero parlamentario del gabinete deOdilon Barrot en la Asamblea Na-cional.13 Pero no existe, en toda la pro-ducción marxiana, un análisis a fon-do de la obra teórico-política del au-tor de La Democracia en América.

Podría argumentarse, en defensade Marx, que el tratamiento deambos autores lo tenía reservadopara el momento en que pusiesemanos a la obra en la elaboraciónde su anunciado volumen sobre lapolítica que, como todos sabemos,jamás llegó a escribir. Pero hay tam-bién otra justificación, de mayorpeso: Hegel representaba, paraMarx, la culminación del pensa-miento político burgués, su sínte-sis más elaborada y su apologíamás abarcativa y profunda. Porcomparación, tanto Tocquevillecomo Mill eran filósofos políticosque abordaban cuestiones parcia-les, por cierto que importantes: lademocracia y sus condiciones elprimero, la libertad y el gobiernorepresentativo el segundo. Pero, ajuicio de Marx, ninguno poseía elespesor teórico que caracteriza ala problematización de Hegel so-

bre el Estado en la sociedad bur-guesa. La célebre “visión inverti-da” de Hegel constituye un insa-nable error teórico, pero que secorresponde perfectamente con laideología que espontáneamentesecreta el modo de produccióncapitalista y sus estructuras de do-minación de clase. Esa ideologíaes la que proclama el carácter de-mocrático y popular de un Esta-do que, pese a sus apariencias, esvirulentamente antidemocrático yclasista; la que se ufana de la neu-tralidad arbitral del estado en elconflicto de clases, cuando todaslas evidencias indican lo contrario;o la que declara la autonomía e in-dependencia de su burocracia,pese a que su gestión no hace sinogarantizar las condiciones externasde reproducción de la acumula-ción capitalista. Hegel ha sido, másque cualquier otro, el gran sinteti-zador ideológico de la sociedadburguesa, el pensador de su totali-dad y el gran racionalizador de susestructuras, así como Santo Tomáslo fue de la sociedad feudal y Aris-tóteles del esclavismo ateniense.Por eso, con su crítica a Hegel,Marx se sitúa en la cumbre de lareflexión filosófico-política de lasociedad burguesa. Que su proyec-to de crítica a la filosofía políticaburguesa se encuentre todavía in-acabado –o mejor dicho, aún enconstrucción, como en generaltoda la teoría marxista– no inva-lida para nada la vigencia de susgrandes preguntas, los méritos desu obra ni la trascendencia de sulegado para quienes queremos cons-truir un mundo mejor.

Sobre el “liberalismorealmente existente”

Si bien la crítica marxiana se con-centró preferentemente en la obrade Hegel, faltaría a la verdad quienadujera que sólo se limitó a ello, yque la reflexión teórico-política deMarx, el joven y el maduro, apenasse circunscribió a realizar un “ajus-te de cuentas” con su pasado hege-liano. Incluso en su juventud Marxincursionó en una crítica que sobre-pasando a Hegel tomaba comoblanco los preceptos fundantes delliberalismo político, pero no comoellos se plasmaban en tal o cual li-bro, sino en su fulgurante concre-ción en la Revolución Francesa y la“Declaración de los Derechos delHombre y del Ciudadano”. En untexto contemporáneo a los dedi-cados a la crítica a Hegel, la ya men-cionada Cuestión Judía, Marx desnu-da sin contemplaciones los insupe-rables límites del liberalismo comofilosofía política. En uno de lospasajes más citados de dicho textoel joven Marx observa que:

“El Estado anula a su modo lasdiferencias de nacimiento, de esta-do social, de cultura y de ocupa-ción al declarar el nacimiento, de es-tado social, de cultura y de ocupa-ción como diferencias no políticas,al proclamar a todo miembro delpueblo, sin atender a estas diferen-cias, como copartícipe por igual dela soberanía popular. ... No obstan-te, el Estado deja que la propiedadprivada, la cultura y la ocupaciónactúen a su modo... y hagan valer sunaturaleza especial. Muy lejos de aca-bar con estas diferencias de hecho,

12 Ver Marx, Karl “La cuestión judía”, en Carlos Marx y Federico Engels, La Sagrada Familia (México: Editorial Grijalbo, 1967), p. 21.La redacción original del texto es de 1844.

13 El texto se encuentra publicado en Marx, Karl y Friedrich Engels Obras Escogidas en dos tomos (Moscú: Editorial Progreso, 1966),y la cita corresponde al Tomo I, página 300.

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el Estado sólo existe sobre estaspremisas, sólo se siente como Es-tado político y sólo hace valer sugeneralidad en contraposición a es-tos elementos suyos.” 14

La crítica del joven Marx al Esta-do liberal y, podríamos añadir, alliberalismo democrático, es de unacontundencia demoledora. Un Es-tado, y una democracia, que en suexaltación de la igualdad formalignora las diferencias de clase y decondición social (al declararlas nopolíticas en el marco de su ordena-miento legal e institucional) pero alas que en la práctica permite que“actúen a su modo” en la sociedadcivil, no hace sino reforzarlas y arrai-garlas más profundamente aún enel suelo de lo social. Ante la volun-taria ceguera estatal, el hombre o lamujer concretos y situados se des-integran en la ideología y la prácti-ca del liberalismo –el de ayer tantocomo el de hoy– en dos partes: unacelestial, en donde se encuentra alciudadano o a la ciudadana; y otraterrenal, en donde irrumpen lasconocidas figuras del burgués y elproletario; del patriarca y la mujersometida a su dominio; del coloni-zador y el poblador originario, et-cétera. Pero el ciudadano en elEstado liberal democrático, o paraser más específicos, en las así lla-madas “democracias latinoamerica-nas”, es la personificación de unaabstracción completamente misti-ficada en la medida en que los atri-butos y derechos que la institucio-nalidad jurídica le asignan carecende sustento real. Ese Estado “ga-rantiza” por ejemplo el derecho ala libertad de expresión, de reunión,

de asociación, de elegir y ser elegi-do. En algunos casos también pre-dica, como un derecho constitucio-nal, el “derecho al trabajo” y de-clara que garantiza la salud y la edu-cación de sus ciudadanos y el dere-cho a un juicio justo. En el “cielo”estatal todos los ciudadanos soniguales, precisamente por aquelloque señalaba Marx en la cita ante-rior. Pero como ocurre que en la“tierra” estatal los individuos no soniguales sino desiguales, y que esasdesigualdades son concurrentes ytienden a reproducirse, resulta quetales libertades son una quimerapara los millones de excluidos es-tructurales que metódicamente pro-duce el capitalismo. Es cierto: aúnel más indigente de los miserablespresiente oscuramente que tienederecho al trabajo, la salud y la edu-cación; pero también sabe que esosderechos son letra muerta. Sabeasimismo que Simón Bolívar esta-ba en lo cierto cuando decía que“en América Latina los tratados sonpapeles y las constituciones son li-bros”, y que entre los papeles y li-bros que le confieren la dignidadcelestial del ciudadano y la vida realen la sociedad burguesa media unabismo prácticamente insalvablepara casi todos.

Es que, en última instancia, el Es-tado liberal –especialmente en susvariantes más retrógradas como elneoliberalismo latinoamericano-reposa sobre la malsana ficción deuna pseudo-igualdad que disimula(o al menos inocentiza) la desigual-dad real bajo el argumento de quela pobreza es inherente a la condi-ción humana, que siempre hubo

pobres y siempre los habrá. De ahísu carácter alienado. De ahí tam-bién las estratégicas tareas que elEstado desempeña en auxilio delproceso de acumulación capitalis-ta: ocultamiento de la dominaciónsocial, evidente en las formacionessociales que precedieron a la socie-dad burguesa pero velada por elfetichismo de la mercancía propiodel capitalismo; invocación mani-puladora al “pueblo”, en su inocuaabstracción, para legitimar la dicta-dura clasista de la burguesía 15; “se-paración” de la economía y la polí-tica, la primera consagrada comoun asunto privado y meramentetécnico al paso que la segunda serestringe a los asuntos propios dela esfera pública, definida segúnlos criterios de la burguesía, re-forzando con todo el peso de laley y la autoridad al “darwinismosocial” del mercado. Debemos aMarx el mérito de haber sido elprimero en haber sometido ladoctrina y la práctica del liberalis-mo a estas críticas de tanta impor-tancia en la actualidad.

Sobre democracias ydictaduras

En esta somera revisión de losaportes de Marx a la comprensióndel capitalismo contemporáneo nopodríamos dejar de mencionar elradical replanteamiento de un temaclásico en la historia del pensamien-to político: el de la distinción entrelas “buenas” y “malas” formas degobierno. Esta quedó originaria-mente plasmada en La Política deAristóteles. Pero dado que dicho

14 Op. Cit. p. 2315 Examinamos este asunto de la dictadura en las páginas siguientes.

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texto sólo fue “descubierto” a fi-nales del siglo XIII y que su “adap-tación” a la realidad romana, laRepública de Cicerón, corrió peorsuerte aún pues permaneció en lastinieblas hasta comienzos del sigloXIX, la recuperación de la clásicadistinción aristotélica sólo habría dereaparecer, según nos cuenta Nor-berto Bobbio, en la pluma de Mar-silio de Padua, en su Defensor Pacis.16

Lo cierto es que más allá de estosincreíbles avatares la distinción en-tre formas políticas “puras” y “vi-ciadas” se convertiría, con el correrdel tiempo, en un nuevo canon alcual, con mayores o menores re-paros, se plegaría la corriente prin-cipal de la filosofía política. Con suconcepción negativa del Estado,Marx lanza un cuestionamiento ra-dical al saber ortodoxo. ¿Por qué?Porque para la filosofía políticamarxista el Estado, cualquiera quesea su forma o su régimen de go-bierno, nunca deja de ser un mal,necesario e inevitable en toda so-ciedad de clases, pero mal al fin.Bobbio tiene razón cuando obser-va que “lo que cuenta para Marx yEngels... es la relación real de do-minio... entre la clase dominante yla dominada, cualquiera que sea laforma institucional con la que estérevestida esta relación.”17 Esto quie-re decir que subterráneamente alaparente democratismo y constitu-cionalismo que exhiben ciertas for-mas de gobierno, lo que hay pordebajo es un núcleo duro de des-potismo, la dominación que a tra-vés del Estado ejerce una clase –o

una alianza de clases y grupos dediversa naturaleza– sobre el conjun-to de las clases y capas subalternas.

La conclusión del análisis marxis-ta es pues terminante: todo Estadoes una dictadura, aún cuando se re-cubra con una institucionalidad queotorgue ciertos derechos y aún enel caso en que éstos, como ocurreen los capitalismos más desarrolla-dos, sean efectivamente ejercidospor los titulares de los mismos. Notiene sentido hablar de formas“buenas o malas” del Estado cuan-do se postula que su naturaleza re-vela la tiranía de una clase, o unacoalición de clases y agrupamien-tos sociales, sobre el conjunto de lapoblación. La variación que pue-dan experimentar las formas deejercicio del poder político y la cir-culación de las elites estatales o delos titulares de la autoridad nomodifica ni regenera la sustanciadictatorial del Estado. De ahí quela distinción clásica, de raíz aristo-télica, carezca por completo de sen-tido para Marx. Lo cual no signifi-ca, por supuesto, que debamos va-lorar por igual a dictaduras y de-mocracias o que seamos indiferen-tes ante las libertades, derechos ygarantías que las primeras concul-can y las segundas respetan aunquesea en su formalismo. A lo largode toda su obra teórica desenvuel-ta durante algo más de cuarentaaños Marx siempre distinguió larepública democrática de otras for-mas dictatoriales, como por ejem-plo el Imperio Alemán, “un Esta-do que no es más que un despotis-

mo militar de armazón burocráti-co y blindaje policíaco, guarnecidode formas parlamentarias, revuel-to con ingredientes feudales e in-fluenciado ya por la burguesía.”18

En suma, si hay Estado hay dic-tadura, y la libertad no puede sinoser un rasgo superficial, acotado yde alcances limitados. Un privilegioque sólo unos pocos pueden efec-tivamente disfrutar. De ahí que tér-minos como “democracia capita-lista” o “democracia burguesa” seanconfusos y enturbien la correcta in-telección del fenómeno democrá-tico. Democracia y capitalismo sondos entramados institucionales con-tradictorios. La expresión “demo-cracia capitalista” es un verdaderooxímoron porque la democraciasupone el primado del principio dela igualdad, tesis aceptada tanto porMarx y Engels como por un libe-ral como de Tocqueville, y el capi-talismo como modo de produc-ción se constituye a partir de la irre-parable fractura que supone la exis-tencia de una gran masa de perso-nas que para vivir deben encontrarquien le compre su fuerza de tra-bajo y una minoría que está en con-diciones de hacerlo. Una sociedadde ese tipo es inherentemente anti-democrática. Por eso mejor es uti-lizar la expresión “capitalismo de-mocrático” para describir estos re-gímenes en donde, tal como lo re-cordaba von Hayek, lo esencial esla libertad de mercado, es decir elcapitalismo, mientras que la demo-cracia es un atributo circunstancialde aquél.19

16 Ver su La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político (México: Fondo de Cultura Económica, 1987),p. 57.

17 Ibid. , p. 171.18 Lo dice en su Crítica del Programa de Gotha, reproducido en las ya citadas Obras Escogidas en Dos tomos, II, p. 25.19 Hemos desarrollado in extenso esta tesis en nuestro ya citado Tras el Búho, pp. 159-166 y también en Aristóteles en Macondo. Notas

sobre democracia, poder y revolución en América Latina.(Buenos Aires: Ediciones Luxemburg y Editorial Espartaco, 2015). Ediciónchilena publicada por (Santiago:América en Movimiento, Segunda Edición 2015) pp. 39-62.

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Recapitulando, le asiste la razón aEngels cuando afirma:

“mientras el proletariado necesi-te todavía del Estado no lo necesi-tará en interés de la libertad, sinopara someter a sus adversarios, ytan pronto como pueda hablarsede libertad, el Estado como tal de-jará de existir. Por eso nosotros pro-pondríamos decir siempre, en vezde la palabra Estado, la palabra“Comunidad”, una buena y anti-gua palabra alemana que equivale ala palabra francesa ‘Comune’.”20

Consumada la revolución socia-lista y triunfante el comunismo, elesplendor de la libertad que traeaparejada la abolición de la socie-dad de clases produce la extincióndel Estado, dispositivo institucio-nal que bajo cualquiera de sus for-mas tiene como misión fundamen-tal garantizar el predominio de laclase dominante y la opresión delas clases y capas subalternas. Poreso es que la distinción entre for-mas “buenas” y “malas” simple-mente se desvanece a la luz del plan-teamiento marxista.

Un impostergable llamado acambiar el mundo

En un clima ideológico tan do-minado por la así llamada “sensi-bilidad posmoderna” y el más ram-plón economicismo nos parecenecesario finalizar estas pocas pá-ginas subrayando la importancia dela reivindicación que el filósofo deTréveris hizo de la utopía. Esto nosólo es importante desde el puntode vista político sino también porsus consecuencias de tipo teóricas

y metodológicas, toda vez que ac-tualiza en la filosofía política -y engeneral en las ciencias sociales- lanecesidad de honrar lo establecidoen la célebre “Tesis Onceava” deMarx sobre Feuerbach: ya no se tra-ta de interpretar el mundo sino detransformarlo. Este llamado es tan-to más actual y trascendente en lamedida en que la involución expe-rimentada por las ciencias socialesy la filosofía políticas ha converti-do a las primeras en un saber in-ofensivo e irrelevante y, a la segun-da, encima de lo anterior, en unaactividad esotérica. Es más, diría queciertas corrientes del pensamientosocial contemporáneo no sólo re-nunciaron a cambiar el mundo sinotambién a interpretarlo al despojar-lo (como lo hace el posmodernis-mo en todas sus variantes) de suhistoria, de las estructuras sociales yde los sujetos y su protagonismo.O el economicismo neoliberal, quereduce las sociedades a la condiciónde mercados en donde sólo haymercancías que se compran y sevenden con el tácita corolario deque no hay ni puede haber demo-cracia genuina en los mercados. Enambos casos la involución llevó alas más distintas disciplinas a con-tentarse con la contemplación delorden social existente, jubilosa enel caso de los apóstoles del neoli-beralismo, melancólica e impoten-te en el de sus críticos. En cualquiercaso el abandono del talante trans-formador resulta escandaloso en unmundo cuyos signos de barbarieson insoslayables: cataclismo eco-lógico en ciernes, un uno por cien-to de supermillonarios detentando

más riquezas que el noventa y nue-ve por ciento de la población mun-dial, riesgo creciente de un holo-causto nuclear, cientos de millonesde desplazados por las guerras y elcambio climático, tragedias estasque no pueden pasar desapercibi-das para nadie. Las ciencias socia-les y la filosofía política no pueden,sin decretar su definitiva descom-posición, cerrar sus ojos ante estabarbarie y refugiarse en la neutrali-dad del tecnicismo metodológico,en la coartada que brindan las mo-das teóricas de nuestro tiempo oen los solipsismos metafísicos delos juegos del lenguaje. Para evitartan triste -¿por qué no infame?- des-enlace, el marxismo ofrece unirreemplazable antídoto. ¿Por quéno echar mano de él?

A doscientos años de su naci-miento el llamado de Marx paraconstruir una nueva sociedad pue-de ser calificada de cualquier cosamenos de “utópica” (en el mal sen-tido de la palabra, desgraciadamen-te el más usual), irrealista, fantasio-sa. No basta con ser “críticos im-placables de todo lo existente”. Estambién preciso comenzar a deli-near los contornos de una buenasociedad, tarea irrenunciable si lashay. Bajo un manto pretendidamen-te riguroso, “post-metafísico”como gustan llamarlo, lo que enrealidad hacen los filósofos y cien-tistas sociales post-modernos, conmayor o menor conciencia segúnel caso, es una vergonzante apolo-gía de la sociedad capitalista de co-mienzos del siglo XXI. El repudio atodo intento de proyectar el pensa-miento en la búsqueda de la buena

20 Carta a F. Bebel, 18-28 de Marzo de 1875, en Obras Escogidas, op. Cit., Tomo II, p. 34. Vale la pena recordar esta observación paradesbaratar de raíz las críticas al supuesto “estatismo” del pensamiento de Marx y Engels.

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sociedad, o de dibujar los contor-nos de una noble utopía, significaen términos políticos la capitulacióndel pensamiento crítico y la legiti-mación del capitalismo neoliberal.Tenemos la obligación no sólo dedecir qué es lo que hay que hacersino también de cómo hacerlo,cómo desmontar la infernal ma-quinaria del capitalismo. Y eso sig-nifica poner manos a la obra y co-

menzar sin más dilaciones a des-mercantilizar todo lo que en subarbarie el capitalismo ha mer-cantilizado. En otras palabras yen palabras de István Mészaros,de detener “el metabolismo so-cial del capital” haciendo que lanaturaleza, la educación, la salud,la seguridad social, la alimenta-ción vuelvan a ser fundamentalesderechos humanos exigibles y de

impostergable satisfacción porcualquier régimen político quepretenda llamarse democrático. 21

En fin: el camino de la revolu-ción anticapitalista será distinto a losensayados en el siglo veinte, perocasi con seguridad más efectivos.Tal vez más largo, pero con másreaseguros para evitar la reversibi-lidad del proceso de superación dela vieja sociedad.

21 Cf. su Más Allá del Capital. Hacia una teoría de la transición.(La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional, 2010). Edición

original publicada en Londres por Merlin Press, 1995.

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Una primera generación:difusión y organización

En América Latina comenzará aconocerse la obra de Marx a partirde 1870 cuando un periódico delos trabajadores mexicanos pu-blica por primera vez El manifies-to comunista. En 1898 el públicode habla hispana tendrá acceso aEl Capital (libro I) a través de laprimera traducción realizada porJuan B. Justo.

Antes de esto, los emigrantes eu-ropeos leían en América las obrasmarxistas más conocidas, básica-mente El Manifiesto, el libro I de ElCapital y el Anti-Dühring en alemán,italiano o francés. Este particular fe-nómeno de recepción no fue unaccidente casual, pues la primera ge-neración de marxistas en AméricaLatina fue europea, de la mano deuna gran cantidad de inmigrantesque llegaban a nuestro país con vi-vencias en la Comuna de París, laPrimera República Española de-rrotada en 1874 y víctimas de régi-men de Bismark en Alemania. Asífue que arribaron marxistas comoIda Bondradeff de Kantor, Ger-mán Ave Lallemant y AugustoKühn a la Argentina, que aporta-ron valiosos elementos para la for-mación y organización de los tra-bajadores en nuestro país. Bondra-deff, nacida en Ucrania, había par-ticipado de la revolución de 1905 y

Marx en y desde America Latina1

1 Historiadora. Doctora en Ciencias Sociales. Directora del CEFMA. Miembro del Comité Central del Partido Comunista de laArgentina

2Kohan rescata también los aportes en este sentido de pensadores como Sergio Bagú, Ruy Mauro Marini y Luis Vitale, que por razonesde espacio no desarrollaremos. Estos trabajos pueden consultarse el libro de Michael Löwy, El marxismo en América Latina.

por Alexia Massholder2

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debió irse de su país por las perse-cuciones. Llegada a Buenos Aires,funda en 1906 el Centro y Bibliote-ca Marxista de Exiliados Rusos. La-llemant funda y dirige El obrero, queentre 1890 y 1892 se convierte enuno de los medios centrales de laclase trabajadora. Kühn fue colabo-rador de dicha publicación y unade las figuras principales del Comi-té Obrero Internacional de BuenosAires que, entre otras cosas, impul-só actividades recordatorias de laComuna de París. En 1892 se cons-tituye también la Agrupación Socia-lista que, junto al Club Vorwärts, LesEgaux, Fascio dei Lavoratori y elCentro Socialista Obrero creado en1894, realizó una gran labor de di-fusión de las ideas socialistas. En esalínea deciden fundar La Vanguardia,periódico “del socialismo científi-co, defensor de la clase obrera” di-rigido por Juan B. Justo. En 1912se crea el Centro de Estudios So-ciales Carlos Marx por iniciativa,entre otros, de José Penelón y JuanFerlini, quienes pocos años después,en 1917, participan junto a otros mi-litantes del entonces Partido Socia-lista, como Victorio Codovilla yAldo Cantoni, de la creación de unnuevo órgano: La Internacional.Desde allí, en los orígenes del Par-tido Socialista Internacional, luegoPC, comenzó la primera gran re-cepción de las ideas marxistas ennuestro país.

Marx en América Latina: lashuellas de Mariátegui, Mellay Ponce

Luego de esta primera recepciónfueron muchos los intelectualesnuestroamericanos que abrazaron ydifundieron la obra de Marx. En-

tre ellos, sin duda los nombres deAníbal Ponce, José Carlos Mariáte-gui y Julio Antonio Mella son algu-nos de los más destacados, aunquedeben mencionarse también a Fa-rabundo Martí, Luis Carlos Prestesy Luis Emilio Recabarren. Todosellos, además de grandes organiza-dores, aportaron lecturas en clavelocal para una praxis marxista an-clada en sus respectivas realidadesnacionales, y en cierta medida re-significando la teoría marxista des-de América Latina.

José Carlos Mariátegui

Adolfo Sánchez Vázquez llamóa Mariátegui el “primer marxistade América Latina”, no porque nohubiera habido marxistas antes queél sino porque, como bien a seña-lado Néstor Kohan, trató de apli-car a Marx de otra manera, plan-teando que el mundo indígena noexistía en Londres, ni en París, yhabía que pensar para la realidadperuana nuevas formas de aplicarel marxismo.2 Recordemos la tancitada frase que resonó en el edi-torial del tercer aniversario de larevista Amauta: “No queremos,ciertamente, que el socialismo seaen América calco y copia. Debeser creación heroica. Tenemos quedar vida, con nuestra propia reali-dad, en nuestro propio lenguaje,al socialismo indoamericano. Heaquí una misión digna de una ge-neración nueva.”3

El amauta había ingresado a laórbita política por su contactocomo periodista con la ReformaUniversitaria y las movilizacionesobreras de principios del siglo XX.Algunos años después viajó a Eu-ropa, hecho que fue central en su

formación, y en donde presenciala fundación del Partido Comunis-ta Italiano en 1921. Allí, además dela experiencia de la toma de fábri-cas en Turín, de la mano de Anto-nio Gramsci pudo acceder tambiéna un panorama mucho más clarode lo que acontecía en Rusia y en laIII Internacional. De regreso enPerú, ya volcado definitivamente almarxismo, sus estudios y análisissobre la realidad peruana lo per-filarán como un pensador “polé-mico” dentro de lo que era elMovimiento Comunista Interna-cional de aquel entonces. Así fueque en la Primera Conferencia La-tinoamericana de Partidos Comu-nistas en Buenos Aires, en juniode 1929, sus tesis presentadas pordos delegados peruanos bajo lostítulos de “Punto de vista antim-perialista” y “El problema de lasrazas en la América Latina”, re-cibieron la crítica casi unánimesde los partidos comunistas, ali-neados en su gran mayoría a lasposiciones de la Internacional.

La primera de las intervenciones,“Punto de vista antiimperialista”,fue leída por Portocarrero en elmarco de las discusiones sobre lasluchas antimperialistas y los proble-mas de la táctica de los Partidos Co-munistas de América Latina. Huboallí dos temas que detonaron la dis-cusión: el impacto del imperialismoen los países de América Latina y elcarácter de la revolución.

No había dudas que los países deAmérica Latina eran víctimas privi-legiadas de las garras estadouniden-ses. Lo que Mariátegui pone en elcentro de la discusión es el papel ju-gado por las burguesías latinoame-ricanas en cada país, atendiendo a loque denomina “psicología política”

3 Mariategui, J. C., “Aniversario y balance”, en Amauta. Año III, Nº 17. Lima, setiembre de 1928.

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de cada una de ellas. Las burguesíastenían en el imperialismo una fuen-te inagotable de provechos econó-micos que superaban con creces losbeneficios de preocuparse por lasoberanía nacional. Esta situaciónera especialmente evidente en paí-ses como Perú, en el que las bur-guesías “blancas” se sentían máscercanas culturalmente a los opre-sores que al pueblo al pueblo indí-gena, mestizo, estrechando los la-zos entre la pequeña y la gran bur-guesía contra lo popular y nacional.Pero para Mariátegui la situación delo que denomina “indoamérica” esdiferente de la realidad de paísesmás “avanzados” como Argentina,en los que el peruano ve una bur-guesía rica, numerosa y orgullosa delas bondades de su patria, más pa-recida a Europa que a “indoaméri-ca”. Burguesías como la argentinaresultaban entonces más permeablesa consignas antimperialistas, lo queimplicaba una primera gran diferen-ciación necesaria entre los propiospaíses del continente imposibilitan-do la aplicación de un mismo “es-quema” de acción para todos ellos.

De la argumentación respecto alas burguesías latinoamericanas, sedesprende la lectura acerca del ca-rácter de la revolución en los paísesde América Latina. Aunque Mariá-tegui coincidía en definir a nuestrospaíses como precapitalistas y conremanentes feudales (Mariáteguihabla expresamente de “clase feu-dal”) argumentaba, contrariamentea la idea de una revolución demo-crático-burguesa sostenida por laInternacional Comunista, que laúnica revolución posible en Améri-ca Latina era la revolución socialis-ta. La Conferencia de l929 postula-ba que la revolución democrático-burguesa permitiría “quebrar ladominación del feudalismo, delimperialismo, de la Iglesia, de losgrandes terratenientes; liberar a laAmérica Latina de las empresas

imperialistas, solucionar la cuestiónagraria, entregando la tierra a los quela trabajan” y llevaría (no se explicacómo) no a un estado liberal sino a“la dictadura democrática de losobreros y campesinos”. La luchaantimperialista se presentaba en estecontexto como motorizadora de lasmasas que, puestas en movimiento,lograrían organizarse en torno a suspropios órganos de poder paraarrancarle el poder a la burguesía.

Para Mariátegui, por más que enalgunos países las burguesías pudie-ran encuadrarse en determinadasluchas antimperialistas, el antimpe-rialismo no era un “programa”, nipodía constituirse en un movimien-to “que se basta a sí mismo y queconduce, espontáneamente, no sa-bemos en virtud de qué proceso, alsocialismo, a la revolución social”.Para el amauta, la sobreestimacióndel antimperialismo traía aparejadauna exageración en el mito de la“segunda independencia”, y colo-caba a las ligas antimperialistas enun lugar de centralidad por encimade los partidos revolucionarios.Mariátegui planteaba que la luchacontra el imperialismo no resolvíael antagonismo de clases: “Sin pres-cindir del empleo de ningún ele-mento de agitación antimperialista,ni de ningún medio de moviliza-ción de los sectores sociales queeventualmente pueden concurrir aesta lucha, nuestra misión es expli-car y demostrar a las masas que sólola revolución socialista opondrá alavance del imperialismo una valladefinitiva y verdadera”. Porque elavance del movimiento antimperia-lista “no representaría nunca la con-quista del poder, por las masas pro-letarias, por el socialismo”. Comoescribiera en Aniversario y balance,“Capitalismo o socialismo. Éste esel problema de nuestra época.” Laposición de Mariátegui chocaba conla defensa de las ligas antimperialis-tas como herramienta central de

lucha que propiciaban muchos delos dirigentes comunistas de la In-ternacional. Así, Codovilla, comouno de sus voceros más fieles, sos-tenían que la lucha revolucionaria enAmérica Latina era principalmentecontra el imperialismo, a través delas ligas antimperialistas, bajo la di-rección de los partidos comunistas.

El segundo trabajo de Mariáte-gui presentado en la Conferencia de1929 fue “El problema de las ra-zas en América Latina”. Era la pri-mera vez que la Internacional Co-munista abordaba el tema, aunquela lectura de las actas de la confe-rencia demuestra que, con todo, eltema de las razas no sólo no eramanejado por la totalidad de lospresentes sino que no representabaun tema central. El texto reviste unaparticular vigencia si se tiene encuenta no sólo el tema indígena,sino la concepción que el imperia-lismo busca desarrollar para justifi-car su accionar, más allá de habercambiado la forma de presentarlo.Ejemplo de esto es la brillante sín-tesis del amauta cuando escribe:“parecidamente los pueblos mo-dernos, que se gratifican ellos mis-mos con el epíteto de civilizados,dicen existir pueblos que debennaturalmente dominar, y son ellos,y que quieren explotar, siendo jus-to, conveniente y a todos provecho-so que aquellos manden, éstos sir-van. De esto resulta que un inglés,un alemán, un francés, un belga,un italiano, si lucha y muere por supatria es un héroe; pero un africa-no si osa defender su patria con-tra esas naciones, es un vil rebeldey traidor […] y tanto amor les de-dican que los quieren `libres’ porla fuerza”.

Mariátegui sostiene que el temade las razas debía ser incorporado alos análisis marxistas, entendiendorazas como un tema esencialmenteeconómico-social. Afirmaba enton-ces que sólo el conocimiento de la

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4Agosti, Héctor P., “Mella o la voz de América”, en El hombre prisionero, Buenos Aires: Axioma, 1976 [primera edición en 1938], p. 84.

realidad concreta, adquirido a tra-vés de la labor y de la elaboraciónde todos los Partidos Comunistas,podía brindar una base sólida parasentar condiciones sobre lo existen-te, permitiendo trazar las directivasde acuerdo con lo real. En particular,en Perú, el elemento de raza debíaser considerado como gravitante eincluido en el terreno concreto de lalucha de clases.

Desde aquel entonces, el pensa-miento de Mariátegui quedó silen-ciado, hasta que en 1963 la Casa delas Américas publica los Siete ensa-yos de interpretación de la realidad pe-ruana. Para ese entonces, el proble-ma de las “etapas” para la revolu-ción socialista había sido puesto unavez más en cuestión por la propiaRevolución Cubana.

Julio Antonio Mella

Mella logró en su muy corta vidauna conjunción pionera entre el ac-cionar obrero y estudiantil. Fue la-tinoamericano, es nuestro. Así es-cribió sobre él Héctor P. Agosti,por aquel entonces también líderestudiantil comunista, durante suprisión en la década del ’30: “Eltalento de Julio Antonio no estabacultivado en la tranquilidad del ga-binete […] Mella supera la antino-mia de la cultura burguesa al fundirbrillantemente la teoría y la práctica[…] la suya es una vida digna deimitarse. Una vida que merece servivida. No buscaremos en Plutarcola inspiración de nuestras actitudes”.4

Su pensamiento y su accionartranscurrieron principalmente en ladécada del ’20, década de ebulliciónpolítica e intelectual protagonizadapor una creciente protesta obrera,un importante despliegue de intelec-

tuales comprometidos y por la fun-dación de muchos de los PartidosComunistas de nuestro continente.

Al igual de Mariátegui, Mella re-flexionó profundamente sobre lasparticularidades de la realidad sobrela que buscaba operar, y reconocióen el imperialismo el principal obs-táculo para la emancipación de supaís y del continente, obstáculocontra el que combatió desde di-versos frentes: la Reforma Univer-sitaria, la Universidad Popular JoséMartí, la Liga Antimperialista y elPartido Comunista de Cuba.

La contundencia de la huelga delos estudiantes universitarios cordo-beses en Argentina en 1918, pidien-do por una transformación en lasrelaciones de autoridad vigentes yun mayor protagonismo del estu-diantado, prontamente adquiriócarácter continental. Reclamos porla autonomía universitaria, la liber-tad de cátedras y el desarrollo decátedras libres y paralelas, se con-jugaban con la aclamación de unanueva solidaridad latinoamericanay del afianzamiento de las relacio-nes obrero–estudiantiles, para per-filar un rol radicalmente diferentede la universidad en la sociedad.Los estudiantes de países comoPerú, México y Cuba siguieron lospasos de los pioneros argentinos ycomenzaron a luchar por el mejo-ramiento de las condiciones de en-señanza y una mayor ligazón con larealidad social de sus países.

En diciembre de 1922 el doctorJosé Arce, rector de la Universidadde Buenos Aires, quien había viaja-do a Cuba para el Congreso Mé-dico Latinoamericano, brinda unaconferencia acerca de la evoluciónde la Reforma Universitaria en Ar-gentina. La disertación seguramen-

te reforzó las simpatías que los jó-venes estudiantes cubanos tenían yacon el proceso argentino. Así, ape-nas dos semanas después de la con-ferencia de Arce, se crea el Direc-torio de la Federación de Estudian-tes de la Universidad de la Habana(FEUH), que elegirá a Mella comosecretario y a Felio Marinello, her-mano de Juan, como su primerpresidente. En enero de 1923 Me-lla y Felio Marinello declaran quelos estudiantes tienen derecho a serparte de la administración univer-sitaria y se convoca a una asambleaestudiantil en la que se acuerda unahuelga estudiantil exigiendo la re-forma de los Estatutos de la Uni-versidad. Los estudiantes tomaronla universidad logrando la destitu-ción de un grupo de profesoresacusados de corrupción, y la incor-poración de una Comisión mixtacon igual representación de profe-sores y estudiantes. Hacia fines delmes de enero de ese año, se pre-senta un proyecto de ley sobre laautonomía universitaria y en octu-bre se celebra el primer CongresoNacional de Estudiantes, en el quese acuerda el completo repudio ypedido de derogación de la en-mienda Platt, que reservaba a losEstados Unidos el derecho a in-tervenir en la Isla para proteger suindependencia, las libertades indi-viduales y la propiedad. Tambiénse manifestó un fuerte rechazo alcolonialismo y se solicitaba queCuba restableciera relaciones con laUnión Soviética.

Como vemos, en Cuba la luchauniversitaria transcurrió paralelamenteal fortalecimiento de la conciencia cí-vica nacional respecto a la opresiónneocolonial en manos de los Esta-dos Unidos. Fue precisamente el

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Los comunistas ante los nuevos desafíosen América Latina1

por Jorge A. Kreyness2 y Marcelo F. Rodríguez3

joven dirigente universitario JulioAntonio Mella, uno de los princi-pales líderes de la Federación deEstudiantes, que se planteó la nece-sidad de conjugar la lucha contra elautoritarismo universitario del sec-tor juvenil con una lucha antimpe-rialista más amplia que permitieraincidir de forma directa en la reali-dad social de Cuba.

La relación entre la ReformaUniversitaria y el pensamiento co-munista en América Latina no fuelineal ni sencilla. El propio Mellacriticó la “palabrería liberal” demuchos personajes provenientes dela burguesía, pero advertía que lareforma era plausible de ser con-ducida con un espíritu socialista,“único espíritu revolucionario delmomento”, y agregaba: “Creer quelos intelectuales, o las institucionesde enseñanza no tienen vinculacióncon la división sociológica en cla-ses de toda sociedad es una inge-nuidad de los miopes políticos”.Entender la universidad como uncentro de formación de profesio-nales que generalmente trabajanpara la clase dominante implicabanecesariamente plantearse, desdeuna perspectiva marxista, la conver-tía en una más de las necesariastransformaciones sociales, cultura-les y políticas del proceso revolu-cionario. Escribía Mella: “Un con-cepto socialista de la lucha pormejorar la Universidad es similar alconcepto del proletariado en suacción por mejorar las condicionesde su vida y su medio. Cada avan-ce no es una meta, sino un escalón,para seguir ascendiendo, o un armamás que se gana al enemigo paravencerlo en la `lucha final’.”5 Esto

implicaba sin dudas un corrimien-to desde un conflicto planteado entérminos de “lucha generacional”,de la que Mella no había escapadoinicialmente, hacia una mayor cen-tralidad de la lucha de clases antica-pitalista. Es esta línea de pensamien-to la que llevará a Mella a ser tam-bién uno de los fundadores de laUniversidad Popular “José Martí”,cuya lógica de la institución refleja-ba uno de los ejes centrales queMella intentó profundizar: el de laconvergencia revolucionaria del es-tudiantado y la clase obrera. Si bienesto último distaba mucho de en-trar en los planteos del argentinoDomingo F. Sarmiento, cierto esque las ideas del maestro argentinosobre la escuela pública y laica eranbien conocidos en Cuba desde ini-cios del siglo XX. También el pen-samiento de José Ingenieros, dequien Mella era admirador, teníauna gran difusión en Cuba, los jó-venes reformistas cubanos bautiza-ron el grupo “Renovación” en ho-menaje a la publicación en la queescribía el autor de El hombre medio-cre. En 1925 Ingenieros visita LaHabana por segunda vez6 y es reci-bido por un grupo de intelectualesy estudiantes entre los que se en-contraba Mella, quien prestó espe-cial atención a las reflexiones delargentino en defensa de la juven-tud y su papel central en las trans-formaciones políticas y sociales. Se-guramente también la simpatía deIngenieros por la Revolución deOctubre incidió en Mella, quien esemismo año participaría de la funda-ción del Partido Comunista de Cuba.

Pero retomemos la experienciade la Universidad Popular “José

Martí”. Inicialmente funcionó enaulas de la misma Universidad dela Habana en horarios nocturnos,en donde los 400 matriculados co-menzaron a recibir clases de histo-ria universal y cubana, literatura,matemática, psicología y sobretodo fundamentos explicativos delsistema de explotación al que eransometidos los trabajadores. Lospropios estatutos de la nueva insti-tución afirmaban en su primer ar-tículo: “La clase proletaria funda,profesa y dirige la Universidad Po-pular”. Esta idea no se limitó a lasformalidades declamativas de losdiscursos, fue una práctica concre-ta que llevó tanto a estudiantescomo Mella, intelectuales comoRubén Martínez Villena y Juan Ma-rinello, como a destacados dirigen-tes obreros de la talla de AlfredoLópez, Miguel Valdéz García y JoséManuel Acosta. Esto se presentabacon un gran desafío a la hegemo-nía de las clases dominantes apoya-da en el aparato escolar y universi-tario tradicional, como una tribunade crítica antiimperialista y comouna herramienta de formación delas clases históricamente margina-das de las casas de estudio. La lle-gada al poder de Gerardo Macha-do en 1925 marcó en inicio del fintanto de la experiencia reformistacomo de la Universidad Popular“José Martí”, finalmente clausura-da en 12 de julio de 1927.

Pero las semillas sembradas porel proceso reformista y por la ex-periencia de la Universidad Popu-lar dieron sus frutos. Los estudian-tes, intelectuales y obreros que ha-bía participado de la experienciaretomaron la batalla por otras vías.

5Mella, Julio Antonio, “El concepto socialista de la Reforma Universitaria” en El Tren Blindado, año 1 número1, México, D.F.,septiembre de 1928.

6Ingenieros había estado en La Habana en 1915, en tránsito hacia Estados Unidos. Para ver la influencia de Ingenieros en el campocultural cubano recomendamos el trabajo de Ana Cairo “José Ingenieros y la Generación del ’30", en Bohemia, 22 de abril de 1977.

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La creación de la Liga Antimperia-lista sería una clara muestra de ello.En ella convergieron no sólo algu-nos de los estudiantes que, comoMella, tenían ya reconocida trayec-toria por la experiencia reformista,sino también intelectuales comoRubén Martínez Villena y Juan Ma-rinello, reconocidos tanto por susantecedentes en el llamado GrupoMinorista, grupo inicialmente decrítica literaria que irá avanzandopaulatinamente en el compromisoy la denuncia política. Pero la expe-riencia de la Universidad Popularhabía incidido también en la for-mación de un movimiento obrerocada vez más permeable a las ideasmarxistas, ideas que habían sido in-troducidas por otro personaje devital importancia en la formaciónde Mella: Carlos Baliño. Baliño ha-bía nacido en 1848 y luchó junto aJosé Martí en las guerras por la in-dependencia de Cuba. Daniel Ker-sffeld ha señalado a Carlos Baliñocomo el introductor del marxismoen Cuba con una gran influenciaentre los obreros gracias “a su sabiay original combinación de saberesen torno a una teoría marxista deorigen europeo que en sus rasgosesenciales pudo conocer durante sularga estancia en los Estados Uni-dos, y a su fuerte credo antimperia-lista y latinoamericanista, asimiladomucho antes, en tiempos de las lu-chas por la independencia cubanasen el siglo XIX”.7 Sin duda, al igualque Martí, conocía el monstruo im-perialista desde sus mismas entrañas.Iniciado ya el siglo XX, el clima deposguerra y el impacto de la Revo-lución Rusa contribuyeron a la radi-

calización del movimiento obrero ya que la teoría leninista defendida porBaliño tuviera mayor anclaje en larealidad. De hecho, Baliño se en-cuentra entre los fundadores de laAgrupación Socialista de La Haba-na, adherida a la Internacional co-munista y que en 1923 se convertiráen la Agrupación Comunista de LaHabana, primera agrupación mar-xista – leninista de Cuba y antece-dente directo del Partido Comunis-ta de Cuba fundado en 1925, juntocon la Liga Antimperialista. El Par-tido Comunista tendrá entre sus fun-dadores y miembros de su primerComité Central a muchos de losmiembros de la comisión directivade la Liga, entre ellos Mella, CarlosBaliño, Alejandro Bernal del Riego.

Aníbal Ponce

En 1962 se celebraba la reformauniversitaria en la Cuba Revolucio-naria. El flamante rector de la casade estudios, el intelectual y dirigen-te comunista Juan Marinello, recor-daba entonces palabras de su parargentino, Héctor P. Agosti, sobre losrevolucionarios latinoamericanos. SiJosé Carlos Mariátegui era “el pole-mista” y Julio Antonio Mella “lapersonificación del líder, del conduc-tor extraordinario”, el pensadorargentino Aníbal Ponce podía serdefinido como “el esclarecedor”.

Aníbal Norberto Ponce tuvo,como Mella, una corta pero prolí-fera vida. Como bien a señaladoCinthia Wanschelbaum, Ponce nacepoco tiempo después de la traduc-ción al español del Manifiesto Comu-nista, y veinte años antes de que lle-

gara a la Argentina la traducción deEl Capital. La poca circulación quelos materiales marxistas tenían en losprimeros años de vida de Ponceilustran que el autor de Humanismoburgués y humanismo proletario es unclaro ejemplo de cómo se “llega”a ser un revolucionario, provinien-do de una tradición de pensamien-to liberal y positivista que sosteníanno sólo sus maestros, sino buenaparte de la intelectualidad argentinade esos años. Ponce estudió inicial-mente medicina, para luego pasar-se a la carrera de psicología, viviólos años agitados de la Reformauniversitaria y fue un tenaz lucha-dor contra el fascismo.

Su actividad fue esencialmenteintelectual, aunque se destacó comoorganizador de espacios culturalesdesde los que impulsó para la inte-ligencia una labor y un compromi-so militante que su admirado maes-tro José Ingenieros había inaugura-do con su libro Los tiempos nuevos, ocon su discurso en el Teatro Nue-vo el 22 de noviembre de 1918, endonde proclamó ante estudiantes yobreros atentos: “la RevoluciónRusa señala en el mundo el adveni-miento de la justicia social. Prepa-rémonos a recibirla; pujemos porformar en el alma colectiva, la cla-ra conciencia de las aspiracionesnovísimas”.8 Así recuerda Ponce elcierre de aquellas palabras: “Y esaconciencia sólo puede formarse enuna parte de la sociedad, en los jó-venes, en los innovadores, en losoprimidos, que son ellos la mino-ría pensante y actuante de toda so-ciedad, los únicos capaces de com-prender y amar el porvenir”.9 La

7Kersffeld, Daniel, De cara al sol, La Habana: Editora Historia, 2009, p. 14.8Ponce, Aníbal, “Para una historia de Ingenieros”, en Obras completas, Buenos Aires: Cartago, 1974, tomo I, p. 202. El trabajo fue

escrito por Ponce en el verano de 1925-1926.9Ponce, Aníbal, “Para una historia de Ingenieros”, en Obras completas, Buenos Aires: Cartago, 1974, tomo I, p. 203.

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admiración por Ingenieros se veplasmada también en escritos comoLa vejez de Sarmiento, publicado en1927, en que Ponce sigue en ciertaforma el camino positivista demuchos de los trabajos científicosde su maestro. Pero Ponce advirtióel progresivo corrimiento de Inge-nieros del positivismo decimonó-nico hacia las corrientes antimpe-rialistas y antiburguesas que se avi-zoraban en esos nuevos tiempos,corrimiento que atravesará al pro-pio Ponce cuando encuentre en elmarxismo las claves explicativaspara los procesos sociales que tan-to llamaban su atención.

El año 1930, marcaría un indu-dable antes y después en la vida ar-gentina y, particularmente, en elpensamiento de Ponce. Es en estaépoca en la que el autor de Huma-nismo burgués y humanismo proletariodefine su opción por el marxismo,alejándose progresivamente del li-beralismo que tan hondamente ha-bía calado en la intelectualidad ar-gentina de fines del siglo XIX yprincipios del XX. Pero no toda laintelectualidad acusó la misma per-cepción de las cosas. Mientras Pon-ce proclamaba “los deberes de lainteligencia” y su ineludible com-promiso con el destino de la hu-manidad, un grupo de intelectualesargentinos integrado entre otrospor Victoria Ocampo y EduardoMallea fundaban la revista Sur. Unode sus fundadores recordaba: “laatmósfera del mundo y de nuestromedio era más bien calma y pro-picia”.10 Era la misma atmósferaque había acunado la creación dela Sección Especial de Represión alComunismo, creadora de la pica-

na eléctrica entre otros instrumen-tos de tortura, que se dedicó a per-seguir, secuestrar y torturar a co-munistas y a todo personaje queresultara cuestionador del régi-men. Eran intelectuales que Pon-ce había ubicado, parafraseandoa Lenin, en el “partido de los sa-ciados”, indiferentes a la las an-gustias de los necesitados.

Si hasta 1930 las preocupacionesde Ponce se habían centrado en lapsicología, a partir de entonces suatención tomará un claro rumbo demilitancia política y social. Ponce fueartífice de dos importantes institu-ciones culturales que jugaron enArgentina un rol aglutinador de laintelectualidad progresista en la dé-cada del ’30: El Colegio Libre deEstudios Superiores (CLES), quefuncionó entre 1930 y 1961, y laAsociación de Intelectuales, Artis-tas, Periodistas y Escritores (AIA-PE) que abrió sus puertas en 1935y fue clausurada en 1943 por elgolpe militar de junio de ese año.

Sin duda el CLES puede vincu-larse a toda otra serie de institucio-nes culturales y universidades po-pulares (como la Universidad Po-pular José Martí impulsada porMella) que buscaban crear nuevasformas de intervención en la luchacultural frente a las instituciones tra-dicionales que habían evidenciadosu complicidad con los podereshegemónicos. En el manifiesto in-augural puede leerse: “Ni Univer-sidad profesional, ni tribuna de vul-garización, el Colegio Libre de Es-tudios Superiores aspira a tener lasuficiente flexibilidad que le permitaadaptarse a las nuevas necesidadesy tendencias”. Fue fundada por

Alejandro Korn, Narciso Laclau,Roberto Giusti, Carlos Ibarguren,Luis Reissig y Aníbal Ponce, perso-najes que participaron o abrazaronla causa de la Reforma Universita-ria de 1918 y muchas de sus activi-dades, entre ellas las protagoniza-das por Aníbal Ponce, fueron pu-blicadas en la revista de la institu-ción Cursos y Conferencias. Eran añosde un activo movimiento antifas-cista a nivel mundial, y que convo-có a muchos intelectuales a pronun-ciarse políticamente. Iniciativascomo la creación del Comité deVigilancia de los Intelectuales Anti-fascistas, en Francia, trascendió lasfronteras de aquel país para inspi-rar en Argentina la organización yla intervención pública de intelec-tuales contra la dictadura de Justo,ejemplo del “fenómeno universalfascista, que resulta de una gesta-ción paulatina en el seno de la reac-ción imperialista”.11 Ponce comen-zaba a perfilarse como una figuraaglutinadora de la intelectualidad deizquierda en aquel momento.

En 1935, Ponce regresa de un via-je de seis meses por Europa y laURSS. Profundo admirador de lacultura francesa, retomó la expe-riencia del ya mencionado Comitéde Vigilancia y participó de la crea-ción, como adelantáramos, de laAgrupación de Intelectuales, Artis-tas, Periodistas y Escritores (AIA-PE), de la cual será presidente. Enla declaración inicial de la instituciónse afirmaba:

“La cultura debe ser militante yhabida cuenta que los peligros quese ciernen como siniestras sombrassobre el cuerpo de la nación afectan

10"Evocación e inventario de Sur“, citado en Agosti, Héctor P., Aníbal Ponce. Memoria y presencia, Buenos Aires: Cartago, 1974, p. 88.11Giudici, Ernesto, Represión obrera y democrática, citado en Pasolini, Ricardo “La cultura antifascista y los “intelectuales nuevos” en

la década de 1930: el Ateneo de Cultura Popular de Tandil.“, trabajo presentado en las Segundas Jornadas de Historia Política realizadoen Tandil, en junio del 2007 (b). El texto está disponible en www.historiapolitica.com

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a todos, los artistas que ven mer-madas sus posibilidades de crea-ción; los escritores impedidos deexpresar su verdad; los científicosque se hallan sometidos a un con-tralor que limita y a veces neutralizasus investigaciones, quieren ansiosa-mente dar a esa común inquietud unaarticulación que de la fuerza necesa-ria a esa verdad disminuida por ladivisión y pisoteada por el fascismoque representa la negación en senti-do universal de su razón de ser”.12

El antifascismo adquirió en Ar-gentina, aunque no solamente, unrol central en instalación de la ideadel compromiso político del inte-lectual como criterio legitimador dela práctica cultural. Un intelectualque se diferenciaba del modelo tra-dicional burgués preocupado sola-mente por los alcances y el éxito desu trayectoria individual, para com-prometerse con los problemas dela realidad política y social. Así que-da claramente expresado en el“Manifiesto de intelectuales” con-tra el fascismo que encuentra a Pon-ce como uno de sus firmantes. Pue-de leerse allí:

“Para salvar la cultura, para acce-der a los beneficios de la ciencia ydel arte […] nosotros proclamamosla necesidad de unirnos a los opri-midos y explotados del mundo.Ellos conducen la historia; ellos notienen interés alguno en conservarun estado social hostil y negador;ellos despliegan la bandera de la li-beración. Y con ellos y por ellos,

nosotros veremos surgir un mun-do nuevo en que la inteligencia, li-berada de prejuicios mezquinos,sueltas las ataduras que la esclavi-zan y envilecen, habrá conocido porprimera vez en la historia humana,la dignidad de un trabajo social-mente útil, la alegría de un mundoindefinidamente renovado, pujantey bello”.13

Ponce sufrió como tantos otrosintelectuales de su época el crecien-te anticomunismo desatado por el“fantasma rojo” que recorría (tam-bién) América Latina. En noviem-bre de 1936 fue expulsado de suscátedras en el Instituto Nacional delProfesorado Secundario en virtudde “su conocida actuación ideoló-gica”, según se lee en un mensajedel Poder Ejecutivo formado porel presidente Justo y por el minis-tro Jorge de la Torre. La imposibi-lidad de desempeñarse como pro-fesor y como periodista por la cre-ciente persecución, lo llevó a trasla-darse a México, mismo país al quellegara Mella casi una década antes.Allí trabaría profunda amistad conlos cubanos Nicolás Guillén y JuanMarinello. La intelectualidad cuba-na era conocedora de la obra deIngenieros y sabía de Ponce comouno de sus más cercanos discípu-los. En 1936 se materializa un pro-yecto que Ponce venía elaborandodesde su estadía en Moscú y su vi-sita al Instituto Marx-Engels: la pu-blicación de una revista teórica.Aparece así, en marzo de ese año,el primer número de la revista Dia-

léctica que él mismo dirigió.14 La re-vista se proponía “poner al alcancede los estudiosos, con un mínimumde gastos, el vasto tesoro de los clá-sicos del proletariado y los nuevosestudios que mediante el métododel materialismo dialéctico estánrenovando la ciencia y la cultura[…] En un momento en que asisti-mos al choque decisivo de dos cul-turas, es urgente esclarecer -median-te el tratamiento directo de los clá-sicos del proletariado- los caminosque conducirán a la liberación delhombre. […] De la cultura que ago-niza, ella tomará los elementos le-gítimos para incorporarlos y des-envolverlos en la cultura más per-feccionada que le seguir. Y así, ne-gando y afirmando, la marcha enespiral de la dialéctica nos conduci-rá victoriosamente hacia adelante.Demasiado bien sabemos lo queimplica en el momento actual laresponsabilidad de un pensamien-to para quien no existen los distin-gos de la teoría y la práctica”.15 Larevista solo publicó siete númerosentre marzo y agosto de 1936, cuan-do dejó de aparecer por las perse-cuciones a Ponce, quien, como an-ticipamos, se trasladará a México.Entre los “comentarios” publica-dos en la revista podemos mencio-nar: “Simón Bolívar”, por CarlosMarx, “Dialéctica y lógica”, por Jor-ge Plejanov, y “Agustín Thierry y laconcepción materialista de la histo-ria”, por Jorge Plejanov, entre otros.

A Principios de 1938 el Secreta-rio de Educación le ofreció trasla-darse a Morelia para colaborar en

12Para una historia de los intelectuales argentinos: la AIAPE”, en Cuadernos de Cultura Nº 87, enero–febrero de 1968, p. 50.13 El Ateneo, revista bimensual Rosario, junio - julio 1934, Nº 7, pp. 17-19.14 Para este y otros aspectos del pensamiento y la acción de Aníbal Ponce puede consultarse Massholder Alexia (compiladora), Aníbal

Ponce. Humanismo y Revolución, Buenos Aires: Ediciones Luxemburg/IEALC/CEFMA, en prensa.15Citado en Agosti, Héctor P., Aníbal Ponce. Memoria y presencia, Buenos Aires: Cartago, p. 122. Agosti afirma en ese mismo trabajo que

“en la historia personal de Ponce Dialéctica significó la confirmación del proceso que Humanismo burgués y humanismo proletario habíamostrado en punto de sazón”.

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16Cinthia Wanschelbaum ha llamado la atención sobre el libro de Julio Woskoboinik Aníbal Ponce en la mochila del Che. Respecto aEducación y lucha de clases, Agosti recuerda que en su preparación le llevó a Ponce el folleto “Lenin y la juventud”, edición del SecretariadoSudamericano de la Internacional Juvenil Comunista, Buenos Aires, 1929, selección de textos sobre problemas juveniles que el propioAgosti había traducido a partir de una versión francesa. Texto que fue de gran utilidad para sus tesis pedagógicas. Véase Agosti, HéctorP., Aníbal Ponce. Memoria y presencia, Buenos Aires: Cartago, 1974, p. 123.

17Se trata del discurso de Lenin al Tercer Congreso Pan-ruso de la Unión de las Juventudes Comunistas en 1920.18 “Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III, p. 528.

la Universidad Michoacana de SanNicolás de Hidalgo. Cuando, trasla insistencia de Marinello, prepara-ba su viaje a Cuba para dictar unaserie de conferencias sufrió un ac-cidente de tránsito que le dejó unaserie de lesiones internas que nofueron detectadas por el médico quelo atendió en la ruta. Las complica-ciones terminaron con su falleci-miento el 18 de mayo de 1938.

Entre los ejes de su pensamientoPonce dedicó reflexiones a una re-lectura de la Reforma Universitariade 1918, de la Revolución de Mayo,y a considerar a la intelectualidadcomo milicia. Pero sin duda susaportes sobre una concepción delmarxismo como el más acabado yúnico humanismo nos resulta cen-tral y vigente, por ser un caminoque permite la realización de unhombre total por sobre las mez-quindades y parcelamientos de lasociedad capitalista. Esta realizaciónes la que Ponce encuentra en la “Ru-sia Nueva”, de la que había regre-sado en febrero de 1935. Dio en-tonces una serie de conferencias enel CLES, que serían publicadas lue-go bajo el título Humanismo burguésy humanismo proletario, libro que ten-drá una influencia vital en el pensa-miento de revolucionarios latinoa-mericanos como el Che, quien en1961 propone publicarlo en Cubajunto con Educación y lucha de clases.16

Antes de llegar a la Unión Sovié-tica, había atravesado “la Españajesuítica de Gil Robles, la Franciade los decretos-leyes, el vasto cam-po de concentración de la Alema-

nia, la Polonia torturada y mártir”,lo cual seguramente agudizó el con-traste con las impresiones recogi-das al llegar a Moscú. El viaje llevóa Ponce distinguir entre dos con-cepciones del humanismo contra-puestas: “de una parte, un puñadode hombres ricos para quienes lacultura debe ser el regalo de pocosiniciados; de la otra, millones dehombres libres que después de re-novarse el alma al abolir para siem-pre la propiedad privada, han abier-to de par en par las puertas hastaayer inaccesibles del banquete pla-tónico”. La necesidad de un inte-lectual militante iba acompañada dela renovación misma del conceptode cultura, porque “cuando a lacultura de la disfruta como a unprivilegio, la cultura envilece tantocomo el oro”. Y esa era la grantransformación cultural en la “Ru-sia Nueva” que contribuía induda-blemente a la conformación de unhombre nuevo. Por esa razón ha-bía ordenado Lenin, tras la tomadel poder, la reedición de los clási-cos, y había afirmado que era im-posible ser comunista sin haber asi-milado el tesoro de conocimientosacumulados por la humanidad.17

Por eso también se celebraron in-mediatamente representaciones delas obras de Shakespeare, a sala lle-na, para millones de personas quehabían tenido hasta entonces el ac-ceso a la “cultura” vedado. Millo-nes de personas que dejaban de serreceptores pasivos de una culturapre-elaborada para convertirse ellosmismos en creadores. “El hombre

[…] se modifica con las circunstan-cias que lo educan y con las circuns-tancias que él transforma. Y estaúltima parte, la de la práctica revo-lucionaria, es la que le quita preci-samente al teatro de Shakespearesu aspecto por momentos desola-do, su impresión muchas vecessombría de fatalismo inexorable[…] era necesario mostrar también,que esas creaciones no son otrostantos aspectos del hombre ‘eter-no’ y de la humanidad ‘invaria-ble’”.18

Ponce señala, siguiendo a Marx,que el nuevo humanismo sólo po-día surgir en ese momento históri-co, por las condiciones que permi-tían al hombre de entonces liberar-se de los largos procesos de for-mación de oficios propios del ar-tesanado, y de las interminables jor-nadas de trabajo gracias a la apari-ción de la máquina, que si bajo elcapitalismo es un instrumento deexplotación, bajo el socialismo per-mite la reducción de la jornada detrabajo y el desarrollo integral delhombre. La máquina era segúnPonce la primera condición objeti-va para el surgimiento de un hu-manismo proletario. “¿Cómo,pues, -se pregunta- entregar la má-quina de la gran industria a sus ‘exi-gencias naturales’? ¿Cómo devol-ver al individuo mutilado por la es-pecialidad, su desarrollo comple-to, su sed de totalidad? Por la con-quista del poder político que será resul-tado de la victoria proletaria. Sin el ad-venimiento del proletariado es ab-solutamente irrealizable la unión de

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la teoría y de la práctica, de la inte-ligencia y de la voluntad, de la cul-tura y del trabajo productivo: todoeso, en fin, que la expresión “hom-bre completo” aspira a resumir ensu poderosa brevedad […] Por elgobierno obrero a la cultura para todos:he ahí la segunda premisa del hu-manismo proletario”.19

El hombre nuevo, total, el “hom-bre futuro” como el propio Pon-ce denominó al hombre soviético,parecía provenir de tiempos muydistintos. Hombres que “en lasgranjas, en los laboratorios y en lasescuelas, sólo piensan en construir,en crear, en superar lo existente.Construir, he ahí en efecto el ver-bo de la Rusia Nueva; construir enlas técnicas, construir en la cultura,construir en el alma”. Era una so-ciedad para la cual “el trabajo hadejado de ser un tormento”.20

Hombres que trabajan en gran-jas y usinas para luego asistir a clu-bes, museos, teatros y conciertos.Ponce subrayó las palabras de Sta-lin cuando definió a los intelectua-les, a los escritores como “inge-nieros de las almas”, como parti-cipantes directos, junto con el pro-letariado, de crear y expandir una

19"Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III, p. 511. Los destacados son de Ponce.20 "Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III, p. 543. Ponce apunta a pié de página que la palabra

“trabajo” proviene de “tripalium”, instrumento de tortura formado de tres piezas.21“Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III, p. 516.22 Ponce no vivió los años posteriores en los que se extenderían las duras críticas a Stalin por los crímenes y las purgas.23 “Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III, p. 249.24 Los destacados de las últimas citas corresponden al original.

nueva cultura y la edificación deese hombre nuevo.

Nos parece interesante destacarla siguiente frase del novelista rusoAlexander Adveenko que Poncecita en su libro: “Sano y fuerte,sueño en construir como escritoruna obra inolvidable […] Dicho-so de vivir, siento en mí un corajeinquebrantable, y sólo la alegría deque habré de despertarme mecompensa la pena de dormir to-dos los días. Cien años he de vivir,blanquearán mis cabellos, y yo se-guiré siendo eternamente feliz,eternamente dichoso. Y todo estoes a ti, Stalin, educador, a quien lodebo”. Y agregaba Ponce: “Jamás-y el adverbio tiene aquí matemá-tica precisión-, jamás ha surgidodel seno de la masa una afirma-ción más completa de fe en la vida,de confianza en sí mismas, de or-gullo exultante del poderío delhombre”.21 Claras muestras del cli-ma de época, estas citas permitencontextualizar no sólo las opinio-nes de Ponce, sino las de muchosde los que, tras el ascenso de laUnión Soviética, se encuadraban enel “partido” de su defensa y delesclarecimiento de sus logros.22

Escribe Ponce: “Todo lo que has-ta ahora le dominaba y oprimíapasa a ponerse a su servicio, y porvez primera, también, adquieren validezuniversal los grandes valores que hastaentonces sólo enmascaraban los interesesde las clases dominantes”.23 Es inevita-ble pensar en Gramsci cuando selee de la mano del argentino que“las pretendidas ‘instancias incon-dicionales y absolutas’ -sobre las quetanto gustan de ahuecar la voz lospintorescos petimetres de nuestrafilosofía oficial- no han tenido nun-ca, desde Platón hasta Max Sche-ler, otra estabilidad que la del poder de laclase dominante”.24 Sólo el nuevohombre puede invocar aquellos“valores absolutos” del hombre,porque cuando refiere al concepto“hombre” lo hace desde un lugarde pleno conocimiento de la reali-dad humana, de la totalidad delhombre que piensa, trabaja y crea.No es ya el hombre “tantas vecesenunciado como veces traiciona-do”. El “superhombre” de la cul-tura burguesa no tiene razón deser, porque las metas que se pro-pone son ahora alcanzables por elnuevo humanismo, el humanismoproletario y pleno.

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Una aproximación a la Filosofía de la praxis

Desde siempre, desde losmás remotos tiempos re-gistrados por la historia, y

más aún, desde los inasibles retazosde relatos que sobreviven a todaslas prehistorias, el hombre, por susola condición de humano, preten-dió, de un modo u otro, conocer elprincipio primero del que depen-día todo lo que lo rodeaba. Fue másallá todavía: quiso conocer inclusolo invisible, la causa ignota, el fun-damento de lo existente, aquello queestaba más allá de la física palpable,y que, sin embargo, era (de “ser”)en el sentido filosófico del término.Indagó, supuso, imaginó, razonó,especuló todo lo que pudo. Deaquella inquietud provienen todoslos mitos, las religiones, las metafí-sicas, las filosofías y hasta las cien-cias mismas. Y si desde el comien-zo alguien pudo ponerse a pensar,era obviamente, porque estaba yaen condiciones de hacer lo necesa-rio para sobrevivir y le sobraba algode tiempo.

En efecto, uno de los rasgos quediferencian al animal del “proto-hombre” es el hecho de que esteúltimo comienza a poner distanciasentre él (como sujeto) y lo mera-mente natural y biológico, entre él ylo necesario para la pura sobrevi-vencia. Así, de a poco, y desde sunaturaleza misma, va creando consu hacer un mundo más a su pro-pia medida, un mundo de instru-

mentos, de cosas y de hechos ma-teriales y espirituales. Con ese con-junto de respuestas comienza lacultura, o sea, no solamente lo in-dispensable para la satisfacción delas necesidades biológicas sino tam-bién para las necesidades creadas,ya humanizadas. En eso consistejustamente la hominización: en eltratar de comprender “los porqués” de todo para poder luegoutilizar esos conocimientos y ex-periencias en actos transformado-res. Empieza así una práctica in-dagatoria, creativa. La efectiva his-toria humana: esos saberes que sonla construcción de un mundo aho-ra hecho para el hombre mismo.

Debido al desarrollo relativo(histórico) de sus vínculos con loque lo rodeaba y con los otros, elhombre primitivo fue respondien-do a aquellas preguntas iniciales demodo diverso. Y mientras lo vadescubriendo, con su hacer mis-mo, lo va teorizando también va-riadamente. Sus explicaciones cam-bian: primero quizás le dio “unánima” a las cosas, a cada cosa;luego otorgó poder a serpientesemplumadas, o a águilas o cual-quier otro animal devenido en tó-tem. También y posteriormente,quiso elevar uno solo de esos ele-mentos pensados a la categoría defundante y por eso determinóque el origen de todo se hallabaya sea en el aire, en el agua, o en

el apeiron. Llegó, en épocas remo-tas, hasta imaginar el átomo -ape-nas entrevisto- como la causa ori-ginal de todo.

Apareció luego, en Europa (elcentro de la Historia para algunosdemasiado egocéntricos), “la filo-sofía”, es decir el amor por el co-nocimiento en sí mismo. Fue unmodo del saber que pretendió com-prender el mundo sin necesidad delos dioses ni de explicaciones so-brenaturales. Una teoría que fueavanzando conjuntamente con laformulación de las ciencias, las di-versas ciencias y saberes de las cua-les, al comienzo, no supo distinguir-se. Y surgieron así los grandes sis-temas filosóficos: Platón y su idea-lismo extremo, Aristóteles más in-clinado a un saber cercano a lasciencias empíricas. Y otros muchos.Todos en aquella “infancia de lahumanidad” como la llamó Marxa la época griega. En medio de estaproliferación de respuestas teóricas,el sujeto mismo iba cambiándosea sí mismo.

Es imposible y no es el motivode esta nota, hacer un resumen detodos esos intentos de explicación,pero, en el decurso de los siglosfueron apareciendo, siempre alcompás del desarrollo social y enrelación con él, sistemas filosóficosvariados, complejos, que intentaronbuscar la explicación: verdaderosedificios del pensamiento, todos

por Raúl Serrano1

1 Director de Teatro

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ellos tras la búsqueda del fundamen-to único. Algunos inclinados haciaun espiritualismo idealista, otros,por el contrario, con enfoques ma-terialistas aunque de una manera to-davía un poco torpe e ingenua (me-canicistas, en general, como los prin-cipales saberes de aquellas épocas.)

La sociedad, sus industrias y susculturas, es decir, la verdadera crea-ción y producción humana totali-zadora, recorría un camino de com-plejidad creciente, escribía su pro-pia historia y se inventaba a sí mis-ma. La sociedad crecía como pro-ducto del trabajo humano y, a lavez, iba creando un hombre cadavez más humanizado en el sentidode su relación con la naturaleza: esalguien que ya no depende ciega-mente de ella y que comienza a so-meterla en su propio beneficio.

A la barbarie inicial, a la comunaprimitiva, como incipientes estruc-turas sociales, le fueron sucedien-do: la sociedad esclavista, la feudal,el capitalismo renacentista y luegoel colonial para desembocar en losimperialismos capaces ya de repar-tirse al mundo. ¿La causa de esedesarrollo? Sin duda que uno de susmotores principales fue el creci-miento de las técnicas productivas.Pero eso ocurrió junto con la divi-sión en clases, la especialización delos trabajos y las luchas que lasdesigualdades sociales siempre pro-vocaron. Esos conflictos llevarona la aparición del Estado en susdiversas formas, dieron lugar a lasrelaciones de producción diversas,a su apropiación por parte de unospocos y al crecimiento del cono-cimiento. Eran las ciencias mismasque comenzaban, lentamente alprincipio, a ponerse al servicio dela producción.

A mediados del siglo XIX, el ca-pitalismo, también producto delquehacer social había alcanzado,sobre todo en Inglaterra, un gradode desarrollo que le permitió con-

vertirse en el modo social domi-nante. Inglaterra, entonces, mostrabaal mundo no solamente su capaci-dad productiva y agresiva sino, ysobre todo, sus enormes contradic-ciones, internas y externas, propiasdel sistema productivo capitalistaque iba mostrando ya su verdade-ro y descarnado rostro. Por un lado,un puñado de burgueses con sucreciente acumulación de riquezas,y por el otro, y como su consecuen-cia necesaria, la aparición de unaclase proletaria, cada vez más nu-merosa y explotada, trabajadora ycreadora de la riqueza misma, y si-multáneamente, cada vez más em-pobrecida y desposeída. El capita-lismo generaba y genera esa para-doja: a mayor riqueza, mayor po-breza. Era (y es) el modo de pro-ducción cada vez más dominante:ahora global. Pero ¿cuál era su me-canismo secreto que hacía que aque-llas diferencias sociales fueran tanevidentes, y sobre todo inevitables?¿Cuáles eran las causas ocultas ymisteriosas que ocasionaban loscontrastes y los conflictos?

Carlos Marx, emigrado a Ingla-terra por sus simpatías para con lasluchas de los trabajadores, quisosaberlo. Y sin abandonar sus vín-culos con las peleas reales de la cla-se explotada y sin perder su víncu-lo con las organizaciones existen-tes, se sumergió en la British Libra-ry, el lugar que acumulaba las cifrasy los datos todavía inconexos peroreales, datos de esa civilización quese estaba desarrollando cada vezcon más fuerza. Fueron centena-res las horas que Marx dedicó asus estudios e investigaciones. En susreflexiones iba de las estadísticas alos cálculos matemáticos, de la his-toria a la lógica y de allí, nuevamen-te, a la filosofía, de la política a lastareas organizativas. Todo a la vezbullía caóticamente en aquel cere-bro que Engels llamó “el mayor desu siglo”. Y de a poco, el joven ale-

mán fue encontrando los motores,las causas y sus consecuencias delobjeto estudiado. Hoy podemosdecir que Marx se sentó frente a sucolosal tarea recurriendo, comoherramientas, especialmente a tresvertientes culturales de las que hizobuen uso. Es decir, las utilizó supe-rándolas. Marx, como instrumen-tos conceptuales tomó básicamen-te tres corrientes: el materialismofrancés del siglo XVIII, los aportesa la teoría económica de Smith yde Ricardo, y sobre todo, la mara-villosa dialéctica hegeliana a la quele dio vuelta: la puso “patas paraarriba”, como suele decirse.

De aquellas primeras cifras y nú-meros fueron apareciendo relacio-nes entre los hombres y las cosas,entre los procesos de trabajo y susordenamientos, entre los esfuerzosde los trabajadores y el señalamien-to de aquellos que recogían los be-neficios. La frialdad de la econo-mía comenzó a mostrarse vincula-da, cada vez más necesariamente, ala vida de los que la producían y delos que se beneficiaban al fin. Delos datos, confusos en un principio,emergieron tendencias. Y Marxpudo hallar, explicar y probar cier-tos procesos en el tiempo y ciertosvínculos espaciales. Determinó lanecesaria historicidad de las relacio-nes de producción…es decir, ¡se-ñaló los hechos reales que produ-cían a la sociedad misma!! Pudoprobar científicamente aquel dicta-men latino que decía Primum vivere,deinde filosofare (Primero vivir y lue-go filosofar). Formuló sus teoríasestudiando la vida real en sus rela-ciones más prosaicas y desdeñadashasta entonces por los sabios y fi-lósofos. Por vez primera el despre-ciado trabajo humano ocupó sulugar germinal. Desde sus núme-ros y leyes halló los vínculos de latotalidad social: el lugar de la pro-ducción económica y su relacióncon el mundo que él mismo llamó

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“superestructural”, el de las teorías,el de las creencias, el de las ideas.Encontró que también ellas teníanun nexo genético con las relacionesde producción. El caos inexplica-ble, de a poco, encontró sus nexosesenciales y puso ante los ojos de lahumanidad sus mecanismos hastaentonces ocultos, y ocultados. Des-de aquel momento, los explotadospudieron comprender su situaciónreal y, en consecuencia, pudieronorganizar sus luchas para liberarse.

Hasta la aparición de Marx los fi-lósofos buscaban sustancias, entestrascendentes, o si no la “fisicali-dad” propia de la materia. En cam-bio Marx enunció relaciones, vín-culos procesales, la historia comoproceso y su lógica inherente. La fi-losofía, hasta entonces, o bien eraidealista o bien torpemente materia-lista. Marx, en cambio, al ser conse-cuentemente materialista estableciólos vínculos existentes entre las ideasy los hechos reales y los naturales.Así, en los horizontes del pensa-miento se fue dibujando un nuevomodo de concebir al mundo, unanueva manera de la ontología. Ya nofue concebida como algo estático yal margen de la historia, ya no comoalgo exterior propio de dioses o deseres superiores y opuesto al hom-bre mismo en su finitud, sino comoalgo producido y en cuyo seno apa-recía la humanidad misma, a la vezcomo productor y como produc-to. Y junto a esa desmitificación delo real, también las teorías y los pen-samientos pisaron suelo firme sinperder nada de su espiritualidad.

El desorden inconexo de bata-llas y de reyes, de épocas buenas ymalas que hasta entonces había sidola historia, se pudo organizar en unproceso totalizador y con sentidoinmanente que se originaba en laproducción efectiva y real de lavida. Comenzó, por eso, a supe-rarse el dualismo imperante entreespíritu y materia a partir de una

mirada monista que, sin embargo,no excluía ni al espíritu ni a las ideassino que indicaba su génesis real, surelación, invirtiendo la prioridadhegeliana concedida al Espíritu. Yasabemos que en el filósofo alemánidealista la realidad empírica tam-bién era tenida en cuenta, pero in-vertida. La realidad en Hegel –diceSánchez Vázquez– “estaba consi-derada como un predicado de laIdea o del Estado en cuanto en-carnación de ella”.

¡Esta nueva manera revoluciona-ria de ver las cosas, que trajo Marx,fue lo que resultó de aquellos ence-rrones en la Biblioteca Británica! Uncambio radical en el modo de com-

prender el mundo y la historia hizoirrupción en la filosofía. Marx dijoque hasta aquel entonces, los filó-sofos habían intentado solamenteexplicar al mundo y de lo que setrataba era de cambiarlo, justamen-te para poder explicarlo. La filo-sofía, hasta entonces, había igno-rado, esencialmente, el papelcumplido por el trabajo huma-no. Y este punto de vista erró-neo e interesado se explica por-que se hacía filosofía, sobre todo,desde la mirada de las clasesdominantes y explotadoras yociosas. Así Marx no solo encon-tró una respuesta a los problemasontológicos y sociales, sino que los

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vinculó al propio quehacer trans-formador, revolucionario y señalóa sus protagonistas. La explicacióndescendió de las alturas de la tras-cendencia incognoscible y se insta-ló en los trabajos cotidianos por lasobrevivencia. Habría que agregar,a la luz de la dialéctica marxista mis-ma, que el estudio de un fenóme-no, de un objeto cualquiera (en estecaso la sociedad) resulta posiblesobre todo cuando el mismo ha lle-gado a un grado de madurez en elque se muestran plenamente todassus relaciones internas. Marx enLondres, y con los datos de la Bi-blioteca Británica, tenía este objetoante sí: era el capitalismo del Impe-rio Británico que había llegado alesplendor de su poder dominante.¡Y Marx se puso a descifrarlo!

En verdad, Marx nunca expusode modo sistemático cuáles eran suspuntos de vista filosóficos. Pero trassu monumental obra, cupo a quie-nes lo siguieron el intento de for-mular una respuesta metodológicay ontológica propia a las concepcio-nes del genial pensador, tal comopodía desprenderse de la lecturaatenta de sus principales obras. Asíprocedieron muchos filósofos pos-teriores que se hicieron cargo de suherencia e intentaron una cierta sis-tematización: citaremos, entre ellos,a Lenin, Gramsci y Lukacs. Surge,de modo coherente, una visión filo-sófica centrada en el trabajo crea-dor humano, en la praxis real. Y eseenfoque hoy es comúnmente cono-cido como la “filosofía de la praxis”.

Empecemos con algunas de susideas con el fin de aproximarnos a loesencial de este enfoque filosófico.

En primer lugar, Marx rompecon la oposición abstracta que co-múnmente se establece entre lapráctica y la teoría. Especialmenteahora aparecen como estrechamen-te vinculados los procesos del tra-bajo (es decirla práctica) y los delconocimiento (es decir la teoría).

Conocer algo ya no es para Marxsolamente pensarlo idealmente, demanera puramente especulativa,sino por el contrario, resulta que sonlos procesos productivos, los pro-cesos genéticos, la práctica en ge-neral los que ofrecen el materialnecesario, el punto de partida y lapiedra de toque para la reflexión.La práctica pasa a ocupar así un lu-gar activo en el proceso del pensa-miento. Ya no es solamente el resul-tado pasivo de algo que transcurrefundamentalmente en las cabezas delos hombres. ¡No! La práctica pasaa ser el punto de partida de cual-quier reflexión y también, el mo-mento en que se puede compro-bar la justeza de lo pensado. Poreso, el error, en el proceso de co-nocimiento no es algo ajeno y ex-terior sino un momento en un pro-ceso dialéctico que va y viene entreel pensamiento y la práctica. Aligual, por supuesto, que el conoci-miento verdadero que se va acu-mulando y transmitiendo.

Tradicionalmente la teoría es vis-ta como un procedimiento pura-mente ideal y la práctica se presen-ta allí tan solo como la consecuen-cia inerte de los procesos mentalesque serían los que resuelven los másintrincados problemas. Para la dia-léctica materialista concebida porMarx, en cambio la práctica es unmomento constituyente y esencialde los procesos de conocimiento.La práctica es el punto de partiday, a la vez, el modo estricto de com-probación de la veracidad de cual-quier teoría. Se establece un ir y ve-nir fecundo entre los niveles teóri-cos y prácticos, que van variando,evolucionando, justamente en fun-ción de esos mismos procesos ac-tivos. De este modo hay que ha-blar de la praxis como estando enla base de los procesos transforma-dores, creadores y que, a la vez pro-porcionan el conocimiento debido.De ahí que para conocer verdade-

ramente haya que transformar. Lamera observación, la reflexión purano bastan.

Además, esta dialéctica que se es-tablece permite comprender lo quede otro modo se muestra comosimples oposiciones excluyentes. Larelación efectiva, por ejemplo, en-tre sujeto y objeto deja de ser sola-mente antagónica para mostrar ade-más su conexión y vínculo inevita-ble. No existe sujeto activo que notenga su objeto, y a la vez, el objetosolamente lo es por la existencia deun sujeto. Lo mismo ocurre conotras oposiciones que aparecen enlas consideraciones metafísicas. Porejemplo las que hay entre la teoría yla práctica, entre el individuo y lasociedad, etc.

El sujeto cognoscente resulta asíactivo en la realidad y no meramen-te contemplativo o especulativo. Yeste modo de plantear las cosas nospermite comprender las relacionesy las diferencias entre el lenguaje, elpensamiento y la realidad nombra-da, así como sus necesarias relacio-nes. La dialéctica -en lugar de unalógica más bien aristotélica- tomasu lugar como método del pensa-miento y uno de sus principios esla unidad y la lucha de los contra-rios. La oposición pura y excluyen-te a la que lleva la lógica aristotélicaes posible, sobre todo porque setrata del puro pensamiento. Allí, enla abstracción los conceptos espe-culativos se excluyen unos a otros.Pero en la complejidad de lo con-creto, visto como la suma de múl-tiples relaciones, es necesaria la dia-léctica para comprender su realidadcontradictoria.

Todos estos pasos y conquistas,resultan de una filosofía de la prác-tica real de los hombres. Se trata dela nueva filosofía de la praxis.

El conocimiento, así pues, es elresultado de la actividad humana,de la práctica y de la teoría que vasurgiendo de modo necesario. La

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pasividad contemplativa, meramen-te intelectual, no alcanza para susten-tar los conocimientos verdaderos.

Además, luego de todas estasconsideraciones y, como un modode superar al antiguo materialismo,aparecen ahora dos tipos diferen-tes de objetividad, de realidad. Poruna parte, por supuesto, se consta-ta la realidad y la objetividad de lonatural existente. Pero por otra par-te, y de modo fundamental para lacomprensión de lo humano, se es-tablece la existencia de la realidadsocial, producida ella misma por laactividad humana y que no puedeconfundirse con la objetividad dela materia natural. Esta nueva obje-tividad social debe ser estudiadacomo central en la comprensión delmundo y con sus legalidades pro-pias. Así pues, el último Lukacs ha-bla de la “Ontología del ser social”introduciendo una categoría filosó-fica de suma importancia.

La novedad que Marx explica esque hasta aquel momento la activi-dad, como tal, había sido entrevis-ta tan solo como actividad espiri-tual, intelectual. Y por eso había sidoesencialmente manejada por losidealismos. La actividad, la praxishabía sido despreciada y desconsi-derada en su forma de trabajo real.¿Por qué? Justamente Marx encuen-tra la explicación histórica en el he-cho que estos enfoques habían sidoexplicados en épocas en las que eltrabajo manual era cosa de las cla-ses inferiores, sometidas. El traba-jo era para los esclavos o bien paralos seres inferiores. Marx, en cam-bio, lo comprende de otro modoy lo coloca en la cima y como lacausa de la humanidad misma. Nose queda allí. Luego de señalar sudecisivo rol antropológico, lo estu-dia históricamente hasta llegar a losmomentos en que se enajena y seconvierte en enemigo de la humani-dad, como en el caso del trabajoexplotado en el capitalismo.

Hemos enfocado a la filosofía dela praxis, sobre todo, en su aspectomás vinculado con la teoría del co-nocimiento. Sin embargo, el con-cepto constituyente de esta praxispuede ser hallado en la definicióndel trabajo. Así pues el mundo noes solamente un objeto destinado aser conocido, sino y sobre todoexige ser convertido en aquel mo-vimiento que transforma lo naturalen objetos propios de un mundohumanizado, y que ya en la socie-dad más evolucionada plantea laposibilidad de su transformaciónrevolucionaria.

El trabajo, considerado desde elmarxismo, es una actividad auto-fundante de lo humano pues en suafán por modificar la realidad que locircunda, el hombre no solo la trans-forma sino y sobre todo, se trans-forma a sí mismo, se humaniza.

El trabajo es visto como una ac-tividad teleológica, es decir, queprevé una finalidad que tiene queser cumplida y que, en primera ins-tancia, ya se le aparece, al sujeto,como algo pensado, imaginado. Elhombre al ejercer su fuerza sobrela materia intenta transformarla enel sentido de lo entrevisto y estaactividad lo lleva a elegir los me-dios, las herramientas y los proce-dimientos apropiados para lograrsus propósitos. En esta tarea prác-tica hay un ir y venir constante en-tre lo pensado (la teoría) y lo he-cho (la práctica) de modo tal queambas instancias se van enrique-ciendo y contradiciendo en el mis-mo proceso dialéctico. En estaactividad fundante que es el traba-jo, el hombre va ideando instru-mentos, teorías, conocimientos yhasta se construye a sí mismo comosujeto humano.

Marx en sus escritos sostiene quelo que diferencia al trabajo huma-no de la actividad del animal másindustrioso –pone como ejemplola abeja – es que el hombre posee

ya, de antemano, en su cabeza unaidea de lo que pretende y esta ideainfluye en su comportamiento casicomo si se tratara de una ley obje-tiva, a respetar, casi como si fuerauna ley de la naturaleza. La prácti-ca, justamente, es la que lo obliga acorregir los momentos fallidos y deeste modo endereza la acción y fun-damenta el aprendizaje. Aparece laexperiencia, el conocimiento, el sa-ber hacer.

El pensamiento y el objeto realsometido a transformación no re-corren procesos arbitrarios e inde-pendientes. No en cualquier mo-mento de su realidad el objeto esaprehendido por el pensamiento, ya su vez éste último también tieneun recorrido procesal. Se va desdeel objeto concreto al objeto pensa-do, y este último nivel se halla enproceso y va adquiriendo concre-tez en la medida en que aprehendela totalidad de los movimientosgenéticos y de las contradiccionesinternas del objeto.

Engels, con posterioridad, escri-bió una obra muy ilustrativa acercadel papel del trabajo. Escribió unartículo cuyo título ya basta pararesumir su contenido: “El papel deltrabajo en la transformación delmono en hombre”. Este es elmodo antropológico en el que apa-rece el trabajo dentro de la filoso-fía marxista. Esta es otra de las apli-caciones de la filosofía de la praxis.

Cabe agregar que el hombre nosolamente modifica a los objetosnaturales sobre los que se enfoca,no solamente se modifica a sí mis-mo, sino que además puede modi-ficar su relación efectiva con losdemás hombres y con la sociedad,ya que esas relaciones son tambiénproductos históricos. Hablamospues de una praxis política.

Es por todo lo que venimos sos-teniendo que la filosofía de lapraxis nos permite superar aque-llas aproximaciones marxistas que

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Sánchez Vázquez llama “ontologi-zantes” y que partían de indagar lasrelaciones entre la materia y el espí-ritu. Tampoco puede reducirse lafilosofía de la praxis a una teoríadel conocimiento ni a una explica-ción antropológica. El pensamien-to marxista, al relacionar la prácti-ca transformadora con el pensa-miento, permite abordar adecua-damente cada una de estas instan-cias sin confundirlas. Y es por esoque si bien muchos de los concep-tos aquí expuestos pueden hallarseen los trabajos iniciales de Marx (los“Manuscritos Económico-filosó-ficos”, “La ideología Alemana” olas “Tesis sobre Feuerbach”) es ensu obra máxima “El Capital” endonde podemos apreciar de modo

más concreto y desarrollado, sumirada sobre el trabajo. Allí el aná-lisis se hace concreto e histórico yhasta sistemático. Marx reflexionaconcretamente sobre la manera enque el hombre (el ser) se constituyea sí mismo y a los demás median-te una actividad que comprende ala sociedad toda. Y lo analiza y loexplica criticando la sociedad ca-pitalista de su época. Es el surgi-miento de una nueva manera dehacer filosofía, aunque haya quededucirla a partir de aquel escritocrítico sobre la economía política.Hay que deducir la filosofía de lapraxis no solamente desde la lógi-ca de El Capital sino también deotros textos, esos sí más cercanosal pensamiento filosófico.

Finalmente, debiéramos hacermención aquí al criterio de sistemaque en Hegel era cerrado y tenía suculminación en el imperio alemány en su gobierno, mientras que enMarx se puede entrever la formu-lación de un sistema abierto a to-dos los conocimientos y prácticasde la época.

No se puede y no ha sido mi pro-pósito, ni tampoco se halla entremis reales posibilidades, estudiar endetalle la filosofía de la praxis crea-da por Marx, y enriquecida pormuchos de sus seguidores. Mi in-tención ha sido, solamente, permi-tir un atisbo a su compleja proble-mática y favorecer un posterior tra-bajo en profundidad. Espero ha-ber cumplido con mi modestoobjetivo.

www.nuestrapropuesta.org.ar

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Introducción

Nos han encomendado genero-samente, un lugar en esta ediciónde Cuadernos Marxistas, a fin de pen-sar a Karl Marx a 200 años de su

1 Abogada, feminista, Asesora legislativa en temáticas de género, especialista en Género y Comunicación en etapa de tesina, integrantedel Equipo Interdisciplinario de la Secretaria de Género de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, Investigadoradel proyecto “Acceso a la justicia de las mujeres, violencias y salud mental i+d J11-151", Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales UNLP.

La actualidad de Marx en tiemposde transformación

MARXISMOY FEMINISMO

por Silvina Perugino1

nacimiento, desde una mirada fe-minista. Tamaña tarea. Confiamosen que el amor por el marxismo yla guía que ha significado para nues-tra vida como militantes y en lasproducciones teóricas dicha ideo-

logía, nos ayuden a superar el desa-fío. Puesto que las teorías políticashumanistas se basan en el amor –no en el romántico, categoría anali-zada por el feminismo si las hay, sinodesde una concepción política del

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amor por la humanidad–, y por elloubicamos en esas teorías tanto al mar-xismo como al feminismo, el amornos guiará indefectiblemente.

No pretendemos realizar un es-tudio minucioso de la relación en-tre feminismo y marxismo, ni revi-sar lo que se ha escrito sobre elpunto, si bien no desconocemos losdebates que desde algunos secto-res hegemónicos del feminismo sesostienen con la teoría marxista; in-teresa en esta instancia los puntosde conexión, el diálogo entre am-bas teorías. Buscaremos para elloretomar categorías del marxismoque encontramos ciertamente en lahistoria, en la lucha y en la produc-ción teórica del feminismo, y asíarticular debates con este Marx quehoy, en momentos de crisis mun-diales y específicamente en nuestropaís, vuelve necesariamente, porqueotra teoría no ha podido explicarde mejor manera los motivos yconsecuencias de la explotación, delhambre, de la injusticia. Pretende-mos llevar la propia teoría a unpunto que nos permita resignificarlay enriquecerla. Partimos del amor,porque el feminismo plantea la ne-cesidad de reconfigurar los lugares,los posicionamientos de quienesproducen teóricamente; plantea quela objetividad en dichas produccio-nes es en un todo falsa, que nadiees objetivo/a a la hora de analizaruna determinada cuestión (Harding,1987). ¿Cómo podríamos posicio-narnos desde un lugar objetivo sinque ese lugar se encuentre inmersoen una realidad material y subjeti-va? La academia sostiene un supues-to lugar de objetividad, sin embar-

go ella, como una de las institucio-nes emanada de un orden político,no podrá ser objetiva. La acade-mia tiene clase y tiene género; la aca-demia es burguesa y es masculina,así como el Estado (MacKinnon,1989: 6). La academia plantea quedebe alejarse del objeto de estudio,debe tener una distancia prudencialque le permita analizarlo objetiva-mente. Desde el feminismo esto setensiona, es más: gran parte de losestudios feministas precisamente sellevan adelante a partir del acerca-miento a la problemática de lasmujeres y las identidades disiden-tes. Si la academia –sobre todo ladedicada a estudios sociales– secomprometiera con su momentohistórico, ¿qué aportaciones podráhacer en pos de una humanidadmás justa, en vez de servir sólo parareproducir lo establecido por un sis-tema que desde el feminismo esnecesario tensionar? Por ello plan-teamos la necesidad de posicionar-nos en un lugar desde el cual des-plegar el análisis; el feminismo nobusca objetividad, no busca pro-ducir conocimiento neutral, el fe-minismo se planta desde un lugarsubjetivo y material y busca pro-ducir un conocimiento que sirvapara los fines que lo determinancomo movimiento político: derro-tar al patriarcado. ¿Qué ha hechoel marxismo sino pararse desde unlugar claro en defensa de la clase?¿Qué ha hecho el marxismo sinogenerar una teoría que sirva parala liberación de la clase obrera?¿Qué ha hecho Marx sino inmis-cuirse en la realidad de los obre-ros fabriles de la primera Revolu-

ción Industrial? El marxismo haanalizado al sistema capitalista des-de un lugar material y subjetivo: lohizo en pos de la liberación de los/as explotados/as, y por ello el mar-xismo también ha debatido con laacademia. El diálogo entre una yotra teoría parece ineludible.

Empezar este artículo hablan-do del amor, tomar al amorcomo una categoría desde don-de partir un texto político, es unaapuesta feminista, y es tambiénuna apuesta marxista, porque ¿quéhan hecho el feminismo y el mar-xismo sino posicionarse en pos delamor a la humanidad?

Dialéctica y feminismo

Un fantasma recorre el mundo:el fantasma del feminismo2: esta fra-se inspirada en el comienzo delManifiesto Comunista, dondeMarx y Engels3 se refieren a Euro-pa y al comunismo, podría aplicar-se hoy en términos mundiales en loque respecta a la lucha feminista. Lamayor movilización contra Trumpla han dado los movimientos fe-ministas en Estados Unidos; enBrasil, el feminismo se presentacomo actor en la arena política y esemblemático el caso del asesinatode la militante feminista y activistalesbiana Marielle Franco; en Espa-ña, las mujeres han tomado parteactiva del Movimiento “Indigna-dos”; en Chile, el movimiento fe-minista planteó un escenario de lu-cha en las calles el pasado mes demayo con manifestaciones contrala “cultura de la violación” y vienedenunciando abusos y acosos en el

2 En rigor de verdad, esta frase fue utilizada por Mabel Bellucci y Viviana Norman para titular un artículo a propósito de los 150 añosdel Manifiesto Comunista. No vamos a retomar las cuestiones planteadas por las autoras en el mismo, sólo nos interesaba la frase en cuantoponerla a jugar con las recientes movilizaciones del feminismo a escala mundial y específicamente en nuestro país.

3 El Manifiesto Comunista editado en Alemania en 1872 comienza así: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo“.

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ámbito universitario; los grupos deuniversitarias feministas en Méxicotambién se movilizan por estos díasdenunciando la violencia de géneroy denunciando también los porras4

universitarios; en Perú, el movimien-to feminista irrumpió este inviernoen las calles en la marcha “Mujerespor la justicia”, denunciando a quie-nes administran justicia acerca de laparcialidad en el momento de juz-gar casos de violencia hacia las mu-jeres; en Argentina, los primeros pa-ros generales al gobierno de Macrilo han hecho las mujeres, y la lla-mada “marea verde”, en alusión alcolor del pañuelo símbolo de “LaCampaña por el Aborto Legal, Se-guro y Gratuito”, ocupó el centrode la escena política en este invier-no de 2018, atravesando fronterasen una suerte de internacionalismofeminista, convirtiéndose en unaverdadera “aparición”. Así, enagosto de este año, diputadas chi-lenas presentaron un proyecto deley para despenalizar el aborto enese país5; por su parte en Brasil, elmovimiento feminista ha presen-tado un recurso legal que se en-cuentra en tratamiento por el Su-prema Tribunal Federal del país, encuanto a que revea la legalidad delos artículos del Código Penal quesancionan la práctica abortiva. Asíse presenta hoy el movimiento fe-minista, un movimiento forjadorde pensamiento crítico, que irrum-pe en el terreno de lo social y lopolítico y viene a remover viejosestamentos patriarcales, articulan-do en el estar y en el pensar la rela-

ción precisa de la práctica y la teo-ría, la teoría que esa aparición nosviene a representar. Esa aparición,como la síntesis entre el patriarca-do y las oprimidas del sistema, enuna dialéctica imprescindible paralos movimientos sociales y políti-cos que van, por estos tiempos,haciendo historia.

En este sentido, el feminismoconfigura no sólo un movimientopolítico y social de emancipación,sino que además encarna una teo-ría política y ha tenido la particula-ridad de forjarse en una relación dia-léctica entre teoría y práctica. Estacategoría que muchas autoras lla-man “estrategia” (Gamba, 2007:144) es la que distingue al feminis-mo de otras teorías. Es decir, seplantea como una característica par-ticular del feminismo la de generarestrategia, no sólo de explicar o deintentar explicar los orígenes de lossometimientos, de explicar al pa-triarcado como un sistema de opre-sión, sino que además se caracteri-za por delinear posibles pautas paralograr la liberación de los génerosoprimidos. Esta misma idea acercade las estrategias y las teorías fuedesarrollada por Marx, específica-mente en su libro Tesis sobre Feuerba-ch. En la tesis 11 dice: “Los filóso-fos no han hecho más que inter-pretar de diversos modos el mun-do, pero de lo que se trata es detransformarlo”. Marx, por 1845,presentaba una teoría ruptural, unateoría no conforme con explicar elmundo, una teoría que tambiénponía en el centro de la escena la

posibilidad transformadora de lospueblos, “de lo que se trata es detransformar el mundo”, dice Marxen la cara a un sistema y a sus ideó-logos que fundamentaban muchosde sus postulados precisamente enque las cuestiones están dadas deciertas maneras por “leyes” de laeconomía, por ejemplo, y que nohabría mucho más que hacer. Y nosólo se lo dice a los ideólogos delsistema, también a filósofos que sibien hacían una crítica al sistema, nodaban estrategias de transformación.

El feminismo irrumpe en el esce-nario mundial pretendiendo no sóloexplicar las causales del sometimien-to, sino también planteando estra-tegia política para revertir ese so-metimiento. ¡Basta de pensar elmundo, generemos teoría que seacapaz de cambiarlo! Y de nuevo esarelación dialéctica. No abunda se-ñalar las primeras declaraciones so-bre derechos de las mujeres naci-das al fragor de las luchas, como la“Declaración de derechos de lamujer y la ciudadana” de Olympede Gouges (París, 1791) surgida enel marco de la Revolución France-sa, o la “Declaración de sentimien-tos” de Candy Stanton (Seneca Fa-lls, Estados Unidos, 1848) surgida apartir de los movimientos de aboli-ción de la esclavitud. Un movimien-to de mujeres que luego fue trans-formándose en feminismo, con ac-tivistas que en diversos extremos delcontinente y en disimiles contextospolíticos, lucharon en pos de susderechos y accionaron para cambiarsus condiciones materiales.

4 Los grupos porriles son formados por estudiantes universitario de la extrema derecha que tienen su centro de actuación en la vidauniversitaria y tienen como objetivo político desarticular las luchas universitarias, romper marchas y huelgas, incluso siembran el terroragrediendo físicamente a militantes de las izquierda. Es interesante realizar un paralelo con el grupo Concentración Nacional Universi-taria (CNU), que actuaron durante la última dictadura militar, y fueron grupos de derecha conformando por universitarios que seencargaban de secuestrar y asesinar a militantes populares. Estos grupos actuaron con más fuerza en La Plata y Mar del Plata.

5 Ver http://latfem.org/chile-presentaron-proyecto-de-ley-de-despenalizacion-del-aborto/

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Es conocido el debate que lasmujeres de la Revolución Bolchevi-que llevaron adelante con las llama-das feministas que luchaban en In-glaterra y Estados Unidos por elderecho al voto. Sin entrar en él, esnecesario señalar como punto deconexión esa perspectiva dialécticade las mujeres en ambos procesos.En uno, eran protagonistas de unarevolución, en la inteligencia de lamisma en reconocerlas como suje-tas políticas –”¡Pero vosotros, loscomunistas, queréis establecer lacomunidad de las mujeres!, nos gri-tan a coro desde la burguesía. […]Los comunistas no tienen la necesi-dad de introducir la comunidad delas mujeres: siempre ha existido”(Marx y Engels, 1985)–, y pudie-ron a partir de allí plantear reivin-dicaciones del género, que aún hoymarcan la agenda de la lucha femi-nista. En otro, se abrazaban a la cau-sa de la abolición de la esclavitud,en medio de un liberalismo dandosus primeros pasos. Unas sumadasa una gesta revolucionaria, otras enla lucha por el derecho al voto.Unas reconocidas como parte deuna clase en términos de marxis-mo, y otras desarrollándose en rea-lidades políticas conservadoras, ytambién tensionándolas. Unas ana-lizando la opresión del género den-tro de un sistema capitalista y asu-miendo la necesidad de transfor-marlo, otras visualizando cuestionesque sin poner en jaque el sistematensionaban sus pilares. Porque ¿quéhará el feminismo sino tensionar lasbases de lo establecido? Así, enambos extremos de los continen-tes, las mujeres fundaban un movi-miento dialéctico desde su propiaconstitución. Unas en las creenciasque la liberación de las mujerespodría lograrse con pequeñas vic-torias en el terreno de los derechosdentro del liberalismo, otras con-vencidas que sólo el cambio del sis-tema capitalista puede lograr una

sociedad justa y que terminar conla opresión capitalista sería termi-nar con la opresión del género. Yen esas disparidades, en sus contex-tos, tensionaban la institución porexcelencia forjada al fuego de lasujeción de la mujer, la familia.

La cuestión de la familia

La familia tal como la entende-mos aún hoy, dentro de los pará-metros del liberalismo y la religión,establecida desde la moral cristianay los plexos legales, la familia bur-guesa, es la tensionada desde elfeminismo. Esta familia tambiénha sido la tensionada desde lasletras del Manifiesto Comunista,cuando propone la abolición delsistema familiar burgués y pro-pugna una concepción social dela familia, de las tareas de cuida-do y educación de las nuevasgeneraciones, de la protección delas personas mayores, de las ta-reas diarias para la subsistencia.

Marx desarrolla dos conceptosclaves dentro de su teoría: la divi-sión del trabajo y la división de cla-ses. Y dice: “La división del trabajotiene su precedente en la familia.[…] La división del trabajo com-porta que se distribuyan de maneradesigual –tanto cuantitativamentecomo cualitativamente– el trabajoy sus productos: la propiedad, pues.Esta última –como división del tra-bajo, cuya consecuencia es– ya tie-ne su gérmen, su primera forma,en la familia, donde la mujer y loshijos son esclavos del marido. Laesclavitud –cierto que todavía muyrudimentaria y en estado latente–en el seno de la familia es la prime-ra forma de la propiedad; formaque satisface en un todo a la defini-ción que de la propiedad dan lo eco-nomistas modernos: la de ser la fa-cultad de disponer del trabajo aje-no”. Y más adelante señala: “la di-visión de clases como secuela de la

del trabajo” (Marx, 1958: 52). Así,ubica en la familia burguesa el ini-cio del sistema de explotación, lasujeción inicial.

Ayer y hoy el feminismo ha pues-to en el centro del debate a la fami-lia; desde la acción política de laspioneras se ha puesto en tensión,unas propulsando una nueva cons-titución comunitaria de la familia enmedio de una revolución socialista,otras reconfigurando su propio roldentro del ámbito privado y recla-mando derechos políticos para an-dar una vida en el espacio público;ambos extremos propiciando almenos una tensión en la instituciónfamiliar, cuando no la reconfiguraciónde la misma. En términos de familiaburguesa, las búsquedas por nuevasestructuras familiares van haciendo ca-minos, sin embargo, el valor simbóli-co de la familia aún es fuerte. Las re-ligiones, y no sólo el catolicismo, laponderan, en términos de hegemo-nía; la familia burguesa sigue reco-giendo consenso social.

Volviendo a la Campaña por elDerecho al Aborto Legal, Seguroy Gratuito, también ha servido paraarrojar una mirada crítica de la ins-titución, en el punto de cuestionarel “maternar” cuando se presentacomo deber y no como deseo; esinteresante en este punto la impor-tancia que reviste el cuestionar a lainstitución de la maternidad. Losestudios feministas, que se han en-cargado de poner en relieve la his-toria de las mujeres, concluyeronque la maternidad tal como la con-cebimos al día de hoy es sin dudasuna construcción social. De hecho,su significancia ha variado a lo lar-go del tiempo. Siguiendo a Engels,el cuidado de niños y niñas en lassociedades primitivas, llamadas porél “comunismo primitivo”, configu-raba un quehacer comunitario, untrabajo que incluso no era privativode mujeres, sino de todas las perso-nas que constituían la comunidad,

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también era una tarea pública, erallevada adelante a la vista de todosy todas (Engels, 1974), ya que noexistía la concepción de la familiaque luego se fue desarrollando conlos rasgos de: privada, monogámi-ca, heteronormativa y patriarcal. Esimportante destacar también que,en los primeros momentos de lahistoria, la muerte de las y los re-cién nacidas/os era muy frecuente,la carga emocional de la perdida delos hijos o hijas no era concebidacomo en el presente. Es decir, nosinteresa seguir este hilo argumenta-tivo para concluir que la idea de lamaternidad se basa en construccio-nes sociales y culturales y que de nin-guna manera vienen en la “natura-leza de las cosas”. Esa tarea tam-bién tiene una especial importanciacomo parte necesaria del sistema deproducción capitalista, cuando el fe-minismo pone en tensión la idea dela maternidad, tensiona también lasbases propias del sistema.

La lucha contra la violencia degénero es otro de los tópicos queha puesto en tensión a la familia, elpostulado que promueve una cons-titución familiar sin violencia tensio-na la idea de esclavitud familiar, deser “propiedad” en cuerpo y almadel pater-familia: Marx citado porEngels en El Origen de la familia, lapropiedad privada y el Estado dice: “Lafamilia moderna contiene en ger-men, no sólo la esclavitud (servi-tus) sino también la servidumbre, ydesde el comienzo mismo guardarelación con las cargas de la agri-cultura. Encierra in miniature todoslos antagonismos que se desarro-llan más adelante en la sociedad yen su Estado” (Engels, 1974: 247).Ese germen presente en la familia,se amplía en el terreno de la pro-ducción social. Silvia Federici en ElCalibán y la bruja analiza el procesode acumulación originaria que diolugar a la revolución industrial y se-ñala: “Este proceso requirió la trans-

formación del cuerpo en una má-quina para el trabajo y el someti-miento de las mujeres para la re-producción de la fuerza de traba-jo” (Federici, 2017) y agrega quedicha acumulación no lo fue sólode capital sino también de diferen-cias y divisiones dentro de la clasetrabajadora, la diferenciación detareas entre varones y mujeres de laclase trabajadora fue importantísi-ma para la acumulación.

Ver la reproducción de la espe-cie enmarcada dentro de un siste-ma económico es una apuesta delfeminismo marxista; el mandato, eldeber de maternar, la reconfigura-ción de la maternidad como cues-tión de Estado en momentos don-de era necesario acrecentar la manode obra para el trabajo, resultan aúnhoy categorías de análisis ruptura-les. La relación entre producción yreproducción propone una mira-da marxista del problema, mater-nar como trabajo también. Al res-pecto señala Fany Edelman: “Limi-tada a las cuatro paredes del hogar,además de su función de reproduc-tora biológica, la mujer cumple unafunción económica esencial. Re-constituye una cuota sustancial deltrabajo del hombre al transformarlas materias primas en alimentos yropas, además de tener a su cargoel cuidado de los hijos y del hogar.Es un trabajo encubierto, trabajo“en negro” por excelencia, sin con-sideración social, que afecta la au-toestima. De él se apropia el capi-talista, que abona un sólo salario pordos jornadas de trabajo: la delobrero –de quien obtiene la plus-valía– y la de la mujer, que repro-duce la fuerza de trabajo del hom-bre. El trabajo doméstico que notiene valor contribuye indirecta-mente a abaratar el costo de la fuer-za de trabajo y, en consecuencia, alaumento de la tasa de plusvalía yde beneficios para el capitalista”(Edelman, 2001: 32). Ancla aquí el

concepto de “trabajo invisible”, esetrabajo no pago, ese trabajo queparte del feminismo liberal conci-bió a favor del varón de la familiay que el feminismo marxista, pro-fundizando el aspecto económicoy categorizándolo como parte dela plusvalía, lo planteó como tra-bajo a favor del capital.

Sabemos que la familia ha sido,en determinados momentos histó-ricos, una cuestión de Estado, y hoysu cuestionamiento político sólo selleva adelante desde los espacios delfeminismo y de los grupos que lu-chan por la diversidad sexual y degénero. Sin embargo, y más allá deque en el presente existen otrasconstrucciones familiares, se trataaquí de cuestionar no sólo el siste-ma sexo/género del núcleo fami-liar, sino y por sobre todo sus es-tructuras de poder. Más allá de laselecciones sobre cómo se organi-zan las parejas, sucede que el amorpor la familia, la lealtad a la mis-ma, el hecho de no poder cues-tionar el ser parte de ella en tér-minos materiales y subjetivos, si-guen siendo aspectos difíciles decuestionar. Así, el amor, como va-lor, puesto a jugar en cuanto sos-tén de las tareas de cuidados fami-liares, sigue siendo un pilar de lossistemas de acumulación.

A propósito de laenajenación/alienación y elmaternar

Otros de los tópicos puestos entensión por el feminismo es elamor romántico: “Eso que llamanamor, nosotras lo llamamos traba-jo no pago”, afirma Silvia Federici(2017). El amor romántico comoconcepción forma parte del engra-naje simbólico que sostiene mate-rialmente el trabajo no remunera-do. Ese amor romántico es el ho-rizonte para las mujeres dentro delpatriarcado y desde ese imaginario

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se sostiene el trabajo reproducti-vo. Así, los conceptos de alienacióny enajenación aparecen también enel trabajo reproductivo realizadopor las mujeres en el ámbito fami-liar, el estar alienada/enajenada tienecomo consecuencia poder llevaradelante la tarea sin replantearse eldesarrollo propio, es más: vivir enla convicción de que el desarrollopropio es el desarrollo de los/asdemás. Para la mujer madre y es-posa, la felicidad se determina encuanto al desarrollo de sus hijos ehijas y en cuanto a la felicidad desu esposo. La maternidad se con-figura así como la instancia de alie-nación por excelencia. “Aunqueconsideremos el trabajo producti-vo alienante en nuestra sociedad,vemos como más alienante aún esel trabajo invisible que la mujer delobrero desempeña en su hogar”(Marie Langer citada por Edelman:2001: 32). Así, las categorías de alie-nación/enajenación desarrolladaspor Marx y basadas en las concep-tualizaciones de Hegel también re-surgen de la mano del feminismopara explicar un trabajo no remu-nerado que se hace sin el mínimocuestionamiento; la enajenación, loajeno, lo que se hace por fuera deldesarrollo personal. Es que la mu-jer para el patriarcado se desarro-lla sí, y sólo sí se desarrolla su fa-milia, si es madre y esposa y si pro-cura el progreso de las personas aquien cuida. No existe una supera-ción por fuera de eso, así como elobrero para el capitalismo lo hacetrabajando para el capital. Sin em-bargo, el obrero por ese trabajoalienado recibe un salario que, enúltima instancia, pone en valor esetrabajo, la mujer no recibe nada acambio. El varón trabaja en la con-vicción que ese trabajo lo mejoraen lo personal, y esa mejora, ese“ser mejor” se plasma en el obje-to que produce; en el trabajo re-productivo la mujer se desarrolla

en cuanto el desarrollo de los/asdemás, no hay objetos hay suje-tas/os, el trabajo alienado de lamujer es despersonificado en loabsoluto; su hacer es valor encuanto representa logros que vivenotras personas. Por ello decimosque el maternar es trabajo alienadopor excelencia.

El feminismo está tensionandoestos tópicos. La reciente resignifi-cación del 8 de marzo, Día Interna-cional de la Mujer Trabajadora, apartir del llamamiento al paro inter-nacional de mujeres, pone el acentoen esto. “Si mi vida no vale, pro-duzcan sin nosotras” se presentócomo una de las consignas más fuer-tes de las jornadas. La cuestión deltrabajo se pone en la mesa de la dis-cusión del feminismo, pensar y re-pensar el lugar de las mujeres en elhogar, es comenzar a tomar con-ciencia de sí, ser mujeres para sí, co-menzar un camino de ruptura de esetrabajo alienado en la familia y sos-tenido también desde un sentir reli-gioso. Una religión puesta hoy encuestión también por el feminismo.

El feminismo de cara a lareligión

El debate por el Derecho alAborto, Legal, Seguro y Gratuitoen Argentina también ha puesto ala iglesia en el centro de la escena,con una iglesia católica en declive,con una religión que toma nuevashorizontes a través de las iglesiasevangélicas. En este punto es nece-sario destacar el despliegue que enlos últimos años han tenido en nues-tro país estas últimas. En este senti-do, en medio del debate por el de-recho al aborto, legal, seguro y gra-tuito, las iglesias evangélicas realiza-ron la demostración de fuerzas másimportante de los últimos años.Luego de la media sanción en laCámara de Diputados y antes deldebate en el Senado de la Nación,

las iglesias evangélicas –que si bienno estaban al margen del debate,no habían hasta el momento toma-do las calles para expresar su opo-sición a la conquista del derecho alaborto– lo hicieron. En una mani-festación, que además les sirvió entérminos de las disputas que sos-tienen con la iglesia católica, lleva-ron adelante una gran demostra-ción de fuerza, reuniendo a milesde fieles alrededor del Obelisco enla Ciudad de Buenos Aires.

Hoy, a poco tiempo del rechazopor parte del Senado del proyectoque buscaba legalizar el aborto enArgentina, las iglesias evangélicas serecrean en el movimiento “Con mishijos no te metas”, a partir del cualbuscan no sólo frenar las reformaspara la ampliación de la ley deEducación Sexual Integral sino quepiden la derogación de la misma;y también a partir de la concre-ción de un partido político, el“Partido Celeste”, color que hasimbolizado la campaña en con-tra del derecho al aborto. En si-milar sentido, las iglesias evangéli-cas en América Latina vienen enuna escalada de poder, el ejemplomás claro puede ser el caso deBrasil, donde se posicionan enoposición directa al feminismo, alas teorías de género, a la conquis-ta de derechos de la diversidad.

Resulta importante destacar quela irrupción pública en Argentina,en oposición al derecho al abortopor parte de las iglesias evangélicasfue reciente y como lo decíamosanteriormente fue en el marco deldebate de la ley, y a días del trata-miento en el Senado. Hasta el mo-mento era la iglesia católica quienencabezaba la oposición a la ley, asícomo las manifestaciones callejeras,y tan es así, que a partir del rechazodel proyecto de ley en el Senado, secomenzaron a llevar adelante diver-sas apostasías colectivas de una ma-sividad inusitada hasta el momento.

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La apostasía habla de un feminis-mo agnóstico, habla de la necesi-dad de la separación de la religióny el Estado, entiende a la religióncomo parte de los dispositivos decontrol (Foucault, 1989).

La religión también ha sido unosde los tópicos trabajados tambiénpor el marxismo. Dice Marx al res-pecto: “Este Estado, esta sociedadproduce la religión, una concienciasubvertida del mundo, porque ellaes un mundo subvertido. La reli-gión es la interpretación general deeste mundo, su resumen enciclopé-dico, su lógica en forma popular,su point d’honneur espiritualista, suexaltación, su sanción moral, susolemne complemento, su consueloy justificación universal. Es la reali-zación fantástica del ser humano,porque el ser humano no tiene unaverdadera realidad. La guerra con-tra la religión es, entonces, directa-mente, la lucha contra aquel mun-do, cuyo aroma moral es la reli-gión. La religión es el sollozo de lacriatura oprimida, es el significadoreal del mundo sin corazón, asícomo es el espíritu de una épocaprivada de espíritu. Es el opio del

pueblo” (Marx, 1844). Las religio-nes han sido históricamente con-solidadoras de lo establecido; lasteorías revolucionarias se han en-frentado con las religiones, el mar-xismo lo ha hecho, el feminismo loestá haciendo.

A modo de cierre

El feminismo necesariamente sepresenta como una teoría y unapráctica ruptural. Desde sus albo-res ha cuestionado las institucionespropias del patriarcado, y desde lamirada marxista hemos concluidoen la relación íntima entre patriar-cado y capitalismo, unas pensandoen una teoría de sistema dual (Har-tmann, 1980), otras pensando enaspectos complementarios de am-bos sistemas (Fraser, 2011: 220-225), otras –donde nos enrolamos–, pensándolo como un mismo oúnico sistema. Pensando un capita-lismo que no hubiera podido de-sarrollarse sin el patriarcado, y vi-ceversa. Pensado lo complejo delas contradicciones y dejando lugarpara que la contradicción fundantetenga además del tópico de clase,

el tópico de género. Por ello el fe-minismo socava las propias estruc-turas del capitalismo. Por ello el fe-minismo es revolucionario. Cual-quier intento de volverlo liberal noes más que la estrategia de gruposconservadores de apropiarse de lasconstrucciones populares y revo-lucionarias para hacer de ellas eslo-gans de consumo y vaciarlas de laacción real y de la incidencia políti-ca. En los intentos del liberalismodescansan las reivindicaciones quesólo se fundamentan en los deseospersonales y en las libertades indivi-duales, y que hacen agua en cons-truir poder popular, en debatir enlos territorios. Un liberalismo enfras-cado en las redes sociales, pero quenecesariamente se rinde a los piesde las mujeres, travestis, trans y les-bianas que se encuentran en las ca-lles. Y que llevan adelante gestas he-roicas como la lucha por el Aborto,Legal, Seguro y Gratuito.

Pensar una sociedad sin patriar-cado, una sociedad que desarme lossistemas de poder mediante loscuales los varones como gruposocial y político ejercen de manera

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Bibliografía

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vertical su autoridad sobre el resto,y específicamente sobre las muje-res, las lesbianas, las travestis, las transy las identidades disidentes, puedeparecer en cierta medida una uto-pía. Tanto como Marx pensó enlograr una sociedad sin capitalismo,una sociedad donde el hombre nosea lobo del hombre, una sociedadsin clase. La invitación a pelear en elterreno de lo imposible parece in-eludible, aún cuando muchas femi-nistas se posicionan enfrentadas almarxismo, llevan en el germen mis-mo de sus demandas las utopías pro-pias de las teorías revolucionarias, quepor cierto encuentran en la voluntad

de quienes las militan la cuota derealidad que las plantean como po-sibles. El feminismo está en ese ca-mino. ¿Qué habrá aquí sino un diá-logo necesario y amoroso entre teo-rías? Cómo no encontrar conexio-nes necesarias, entre aquel pensador,tal vez el más humano y el más utó-pico, y el más justo que ha dado elsiglo XIX y este feminismo que hoyse levanta, contra un orden de es-clavitud y sujeción como lo es elpatriarcado, en la convicción de queno habrá liberación de la clase sinliberación de las mujeres, las traves-tis, las trans, las lesbianas y las identi-dades disidentes, y aún a sabiendas

de lo difícil de la victoria. ¿Qué ejem-plo es más empecinado que haberestado en tiempos de un supuestopost-modernismo más de 14 horasa la intemperie, bajo la lluvia, espe-rando por una sanción que legaliceun derecho, a sabiendas que nos es-peraba una derrota?

Si quisiéramos pensar en un ínti-mo homenaje y pensarlo desde elfeminismo, pensamos que el home-naje es la obstinación, es el levantar-se en la adversidad, es el continuaren el camino de las luchas por másimposibles que se nos presenten lasvictorias, el homenaje es seguir ca-minando en busca de la utopía.

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1. Introducción

A lo largo de estos 150 años ElCapital de Marx ha cosechado ad-miraciones, polémicas, detractoresy exorcizadores. El Capital puedeser pensado como parte de la lite-ratura maldita, no sólo por la con-dena que el poder se ha empecina-do en hacer recaer sobre la obra,sino por su papel estratégico: de-cir lo impronunciable, mostrar loque estaba oculto como gesto irre-nunciable de la crítica, la prácticade la sospecha. Este texto malditoha dado lugar a diferentes modosde exorcismo con ánimo de des-activarlo, ha sido constituido comocampo de adversidad, ha sido elespacio político y discursivo sobreel que pretendieron erigirse sus ene-migos. El presente trabajo tienecomo objetivo poder dar cuentade ese campo de adversidad (Mu-rillo 2012), es decir, de ese espaciodonde Marx es catapultado a ene-migo y se activan múltiples meca-nismos que tienen como finalidaddesactivar su potencialidad.

2. El Capital comoadversario

En 2018 nos encontramos con-

Marx y la constitución de un campode adversidad

por José Giavedoni1

memorando los 200 años del na-cimiento de Karl Marx, sin embar-go, también fue 2017 año de cele-braciones. Los cien años de la re-volución de octubre y, también, los150 años de la publicación delTomo I de El Capital. Este últimose trata de un episodio central eineludible en el campo del pensa-miento, diferentes disciplinas hanabrevado en torno a esta obra, aMarx y al marxismo, desde la filo-sofía, el pensamiento político ysocial, la antropología, la Historia,la economía, hasta el psicoanálisis.Pero al mismo tiempo, además delcampo del pensamiento, de 150años para acá han ocurrido diver-sos acontecimientos de un calibrepolítico difícil de menospreciar: lacomuna de París, la revolución deOctubre, la construcción de laURSS, el bloque de países socialis-tas, las luchas de liberación nacio-nal y social en la semiperiferia ca-pitalista (Cuba, Vietnam), la desco-lonización de África, la lucha porlos derechos civiles en EEUU, lalucha obrera y estudiantil cuya ex-presión simbólica se retrata con elMayo francés, pero que encuentraen la masacre de Tlatelolco enMéxico, en Alemania y en el Cor-dobazo y Rosariazo las expresio-

nes de mayor conflictividad y vio-lencia; las luchas en Nuestra Amé-rica, desde Nicaragua, a Chile, Ar-gentina, Brasil, El Salvador, Vene-zuela, Bolivia, etc. En todos estosacontecimientos, desde luego quedicha enumeración no los agota,Marx y el marxismo han sido pro-tagonistas centrales.

¿Por qué Marx? Por la vigenciade éste como teórico del capitalis-mo, teórico de las dinámicas his-tóricas y, como correlato, teóricode las crisis del capitalismo. En tan-to y en cuanto estas condicionesno sean superadas, Marx seguiráestando presente como espectroamenazador al orden social vigen-te. Como lo expresara Sartre haceya unas décadas, “El marxismo esla única filosofía viva de nuestrotiempo porque aún no han sido su-peradas las condiciones que le die-ron existencia”. Como lo expresa-ra Terry Eagleton en una recienteentrevista: “...indudablemente elmarxismo no ha desaparecido,como sí ha ocurrido con el poses-tructuralismo (de manera bastantemisteriosa), e incluso quizá con elposmodernismo. Ello se debe engran medida a que el marxismo esmucho más que un método críti-co. Es una práctica política, y si lo

1 Doctor en Ciencia Política, Investigador Adjunto del CONICET, profesor de Teoría Política en la Facultad de Ciencia Política y RRIIde la Universidad Nacional de Rosario. Secretario Adjunto de la Asociación Gremial de Docentes e Investigadores de la UNR (COAD).

“…el arma de la crítica no puede reemplazara la crítica de las armas, y la fuerza materialdebe ser derrocada por una fuerza material”.

Marx, Crítica de la filosofía del derecho de Hegel

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que tenemos es una grave crisis delcapitalismo, es inevitable que de al-gún modo éste se encuentre en elaire”2. Si Sartre le otorgaba vigen-cia en función de las condicioneshistóricas, Eagleton lo hace desdela práctica política. Nos encontra-mos que una de las posiciones paradeslegitimar o, incluso, para borrarde un plumazo todo vestigio, pre-sencia y actualidad de Marx, es queel mundo donde escribió Marx noes el nuestro. Marx y Engels señala-ban en el prólogo de 1872 del Ma-nifiesto Comunista, que las condicio-nes habían cambiado mucho peroque los “principios generales” ex-puestos continúan siendo acertados.Lo mismo debemos decir, hoy, lascondiciones han cambiado profun-damente: la clase obrera del sigloXIX no es la misma que la del sigloXX, ni tampoco la misma del sigloXXI; los procesos productivos dela mano de la electrónica, la infor-mática han transformado aquellasfábricas que aún poseían ciertos ele-mentos artesanales inclusive en elsiglo XIX, han modificado la ca-dena de montaje y la concepcióncientífica del trabajo taylorista-for-dista que prima en gran parte delsiglo XX, etc. Aún así los principiosgenerales siguen teniendo vigencia.En este punto García Linera nosrecuerda que, aún frente a la derro-ta histórica en la que nos encontra-mos a fines del siglo XX, pensaresa derrota, problematizarla y en-carar un camino de recomposiciónpolítica es nuestra responsabilidad.La mejor manera de hacerlo es conla fuente en mano: El Capital.

Que la figura de Marx y El Capi-tal continúen estando presentes demanera amenazadora, que siga re-

cordándonos que el objetivo de lospueblos oprimidos del mundo si-gue siendo destruir el capitalismo,indica también reconocer los mo-dos a través de los cuales el poderconservador ha intentado desacti-varlo. Debemos reconocer que hanexistido instancias y formas de pro-hibición de determinado conoci-miento. La quema de libros es, sinduda, una de las expresiones másimpactantes de estos modos sobe-ranos, sangrientos, prohibitivos,censuradores de conocimiento y elmarxismo fue uno de sus principa-les objetivos. Desde luego, se per-sigue y mata al marxismo queman-do libros, también asesinando ydesapareciendo personas, militan-tes. Las brutales dictaduras en Nues-tra América torturaron, secuestra-ron, asesinaron a trabajadores y tra-bajadoras, militantes, investigado-res, estudiantes, docentes, etc., des-mantelaron institutos de investiga-ción, universidades, programas deinvestigación, exiliaron compañerosy compañeras. En nuestros años deplomo se pone en evidencia estavigilancia, control y exterminaciónde eso llamado “material subversi-vo”, bibliotecas enteras fueron que-madas. Sin embargo, este modosoberano, por brutal que sea, ado-lece de cierta ineficacia, ya que desus poros comienzan a surgir resis-tencias, modos clandestinos de pro-ducción y circulación de conoci-miento. Así emergen desde el mis-mo momento de la persecución, lasimprentas clandestinas, los periódi-cos clandestinos, los modos de cir-culación y difusión clandestinos.

Luego de esos años de plomo,luego de la espada soberana deci-diendo qué leer, qué estudiar, qué

investigar y cómo hacerlo, vino elresurgir del neoliberalismo en suforma democrática, con ello vinie-ron las becas de investigación, lasofertas de programas de posgra-do, los criterios de validación de lascarreras y de esos programas, lavalidación de programas de pos-grado, es decir, el sometimiento aesos criterios impuestos, las publi-caciones con referato, las indexacio-nes (índices de jerarquía de las re-vistas científicas para publicar losresultados de la investigación que,desde luego, hacerlo en una revistade habla inglesa ofrece un colchónde puntos inestimable para la ca-rrera de investigador), es decir, unconjunto de dispositivos institucio-nales que tendieron a normalizar elsaber, seduciendo a los viejos re-beldes de la academia, exorcizan-do y domesticando a quienes seatrevieran nuevamente a levantar lasbanderas aparentemente sepultadasde Marx. Como no recordar elcomodín en todas las carreras deciencias sociales, “fomentar el pen-samiento crítico” mientras tantoaceptan sin vacilación las normas deevaluación y validación de la CO-NEAU, las normas estandarizadasde producción de conocimiento, enotras palabras, la mercantilizaciónpaulatina de la producción de co-nocimiento. El pensamiento críticoes el comodín en el que suele escu-darse el más visceral sentido comúny, por lo tanto, el más ofuscadopensamiento y reflexión sostenedo-res del statuo quo, legitimadores delactual orden de cosas, aún cuandose revista de cierto progresismo.

Ya no se trata de un control sobe-rano y férreo, sino de una vigilanciay una normalización soft. Ya no nos

2 http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2013/11/entrevista-terry-eagleton-el-discurso.html

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dicen qué es lo que podemos y quéno podemos estudiar, sino que seconfigura un escenario donde algu-nas cosas son rentables, otras no yque va conduciendo paulatinamen-te a establecer discusiones aptas parala academia y otras que corren elriesgo de ser acusadas, en el mejorde los casos, de anacrónicas. Lamercantilización del conocimiento,efectivamente, se ha constituido enuno de los vectores fundamentalesde análisis crítico sobre el estado depauperización de nuestras cienciassociales. En 1966 se publica un clá-sico de Paul Baran y Paul Sweezy,El Capital monopolista. En ese mo-mento los autores señalan con mu-cho tino: “¿Cómo podemos con-siderar la paradoja de que científi-cos sociales más y mejor prepara-dos fracasan aún más deslumbra-doramente al explicar la realidadsocial? Sin duda, parte de la respues-ta radica en el propio oportunismo.Quien paga al gaitero pide la tona-da, y todo el mundo sabe quiénesson los que pagan y qué tonadasprefieren. En una sociedad capita-lista una demanda efectiva siempreproducirá su propia oferta”(2006:7). La mercantilización impli-ca que quien demanda conocimien-to produce su propia oferta de ese

conocimiento demandado. Lo quese observa con Empresas aportan-do a la caja chica de determinadasunidades académicas, unidades aca-démicas vendiendo sus recursos aempresas, hasta la discusión sobrelos planes de estudio que tienencomo objetivo formar recursoshumanos para que tengan capacida-des que puedan desarrollar en elmercado. Todos estos modos decontrol y regulación del conocimien-to han tenido como blanco pri-vilegiado a Marx y el marxismo.

Encontramos muchos relatos entorno a El Capital de Marx porparte de grandes pensadores y quie-nes, al mismo tiempo, fueron pro-tagonistas de la historia. Lenin y laimposibilidad de entenderlo sinantes pasar por Hegel. Gramsci ysu lectura sobre la revolución rusacomo acontecimiento contra ElCapital. En 1992 García Linera esdetenido en el penal de máximoseguridad de Chonchocoro comouno de los dirigentes de la organi-zación Ejército Guerrillero TupacKatari. Luego de superar la situa-ción de aislamiento absoluto y pro-hibición de cualquier tipo de lectu-ra a la que fue sometido, la vigilan-cia se fue relejando y le permitie-ron finalmente ingresar algún libro

solicitado. Dice García Linera: “...ElCapital, no cabe duda, literalmenteno parecía nada riesgoso o políticofrente a los celosos guardianes dela cárcel. Al menos su título no ha-blaba de guerras, ni de sublevacio-nes y fácilmente podía ser enten-dido como un libro más de ges-tión empresarial, tan de moda enesos años de auge neoliberal. ¿ElCapital? Por qué no. Tal vez así elreo se dedique a hacer alguna em-presa y deje de meterse tanto enpolítica, comentó alguno de losguardias encargados de vigilarnosdía y noche. Así llegó el primertomo de El Capital de Karl Marxa la cárcel de máxima seguridadde Chonchocoro” (2010:13).

Si en la altura de Chonchocoro, amás de 4000 metros sobre el niveldel mar, El Capital pasaba comoun libro más de gestión empresa-rial, en el llano el texto dio lugar acientos de polémicas. Pero no sólola polémica como modo deaproximación al libro-dispositivotuvo lugar a lo largo de la publica-ción de El Capital, también dio lu-gar a la pretensión de su desacti-vación política desde fines del si-glo XIX y a lo largo de todo elsiglo XX. Es necesario reconoceral marxismo y, particularmente El

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Capital, como campo de adversidadde corrientes ideológicas e intelec-tuales diversas a lo largo del últimosiglo. Sin este reconocimiento co-rremos el riesgo de no advertir lavisceralidad y lo urticante de la pre-sencia de Marx. Esta desactivaciónasumió tres modalidades. Primero,una crítica científicista a fines del si-glo XIX. Segundo, una crítica poli-ticista a mediados del siglo XX. Fi-nalmente, una crítica históricista a fi-nes del XX y comienzos del XXI. Aellas nos referiremos a continuación.

2.1 Crítica cientificista

Reiterado mecanismo de segre-gación académica, el restarle carác-ter científico a un texto. ¿Qué efec-tos de poder pretenden consoli-dar, a que juego estratégico quie-ren contribuir cuando nos dicen‘este discurso es científico y esteno’? Claramente, el funcionamien-to, la circulación, la proliferacióndel discurso científico organizadoen una sociedad como la nuestradesempeña un papel que lejos estáde su pretensión de develamientode una verdad oculta. En una so-ciedad como la nuestra, decir “estees un discurso científico y este no”tiene efectos políticos y, por lo tan-to, estratégicos, es decir, juegan enun campo de relaciones de fuer-zas. En este marco, dos pensado-res de la Escuela austríaca consti-tuyen al marxismo como clarooponente sobre el tamiz del cien-tificismo: Carl Menger y EugenBöhm-Bawerk.

Carl Menger es considerarlo unode los fundadores de la Escuelaaustríaca de economía. En 1871publica Principios de economía políticadonde pretende arrasar, por unlado, con la Escuela Histórica Mo-derna al insistir con la existencia deleyes económicas universales yatemporales que eran negadas porlos historicistas, por otro, con la

economía política al pretenderechar por tierra la teoría objetivadel valor. Estas dos ideas son cen-trales: el principio de universalidadborrando todo rasgo histórico y laestocada a la teoría objetiva del va-lor de corte ricardiano-marxiano.Respecto a la primera, crítica al his-toricismo, considerando la necesi-dad de fundar una teoría econó-mica universal y atemporal. Res-pecto a la segunda, expresa queningún empresario puede pagarpor los factores de producción unprecio superior al que los consu-midores están dispuestos a pagarpor el bien final. De esta forma,Menger refiere a la “esencia delvalor” como algo subjetivo, asítambién como la medida del va-lor determinada por la relaciónentre deseo, necesidad y masa dis-ponible de determinado bien: “así,pues, el valor es de naturaleza sub-jetiva, no sólo cuanto a su esencia,sino también cuanto a su medida”(2016:206). Los bienes de produc-ción adquieren valor porque losbienes finales son valorados.

Si Menger echa por tierra la teo-ría objetiva del valor trabajo, la es-tocada cientificista sobre El Capitalla pretende dar Eugen Böhm-Bawerk con su libro publicado en1896 llamado “La conclusión delsistema marxiano”, entendiendopor tal el cierre, la muerte del siste-ma marxiano. En el mismo inten-ta marcar la contradicción entre elTomo I y el Tomo III de El Capi-tal como el síntoma de una pro-puesta más de carácter panfleta-rio, ideológico y político más quecientífica: “...revelan casi tantoserrores científicos de fondo cuan-to son los anillos del razonamien-to, que no son pocos, y denotanclaramente que son una invenciónartificiosa a posteriori cuyo únicoobjeto es presentar como resulta-do natural de un trabajo de investi-gación lo que no pasa de ser una

opinión prefabricada” (2000:109).El pensador se inscribe en esa

gran polémica que se inicia en susdías y que continúa hasta la actuali-dad: “Entre 1885, año de la publi-cación del segundo volumen delCapital de Marx, y 1894, año enque se publicó el tercer volumen,tuvo lugar un auténtico concursoliterario sobre la ‘tasa media de be-neficio’ y su relación con la ley delvalor” (2000:32). Esta suerte decontradicción entre el Tomo I y elIII refiere a la relación entre la teo-ría del valor trabajo sostenida enel primer tomo con la teoría delos precios del tercero y, como co-rrelato, la relación entre la teoríade la plusvalía y la teoría de la ga-nancia. Claramente Böhm-Bawerkse inscribe entre quienes plantean laincompatibilidad entre el primer yel tercer tomo: “...no percibo aquíla explicación y conciliación de unacontroversia, sino tan sólo una puray simple contradicción. El tercervolumen de Marx desmiente alprimero” (2000:59).

La posición de la contradicciónentre primer y tercer tomo que sos-tiene Böhm-Bawerk, introduce unalectura deslegitimadora de Marx enla siguiente clave. Si Marx en el ter-cer tomo sobre la tasa media deganancia recupera las discusiones deaquellas escuelas económicas que hadefenestrado, entonces, tenemos unMarx más cercano a la teoría de loscostos de producción como expre-sión del valor y, como consecuen-cia, la desactivación del primertomo para explicar el sistema capi-talista: un Marx marginalista y unateoría del valor trabajo políticamen-te estéril: “...si al final hay que vol-ver en todo caso a los costes deproducción para poder explicar elbeneficio, ¿para que sirve entoncestodo el complicado aparato de lateoría del valor y de la plusvalía?”(2000:60). Para el austríaco, la pu-blicación del tercer tomo es la

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renuncia formal de Marx a su doc-trina y la más completa adhesión alas ortodoxas doctrinas de quieneseran sus despreciados economistas.

2.2 Crítica politicista

Debemos comprender que la crí-tica cientificista no desaparece delhorizonte bélico. En la medida quelas discusiones se produzcan en laarena académica, la acusación defalta de cientificidad es una de lasprincipales armas para restar legiti-midad y fuerza a un conjunto deideas. De manera que esta formade crítica sobrevive a lo largo delsiglo XX. Sin embargo, a media-dos de siglo verá la luz un textoparadigmático y de alto impacto,contundente y claro, digna expre-sión de la divulgación masiva delacervo neoliberal: Camino de servidum-bre de Friedrich Hayek. Éste cons-tituirá como espacio de disputa teó-rica al marxismo en tanto modelode centralización de la vida econó-mica en órganos del Estado y, porello, la forma adoptada es el deEstados de Bienestar o de EstadosSocialistas. Puede resultar anecdó-tico, sin embargo es una referenciaindicativa de lo que estamos enun-ciando, la dedicatoria de Hayek alcomienzo de su Camino de servidum-bre reza lo siguiente: “A los socialis-tas de todos los partidos”. ¿Quéquiere decir? Socialistas no sólo sonquienes profesan conscientementeesa ideología, quienes participanactivamente en algún Partido So-cialista, quienes leen atentamente lasobras de Marx, sino también quie-nes han sido convencidos de la su-perioridad de la organización cen-

tralizada de la economía por partedel Estado. Es de cierta maneradecirnos: ‘porque defienden la pla-nificación, la economía centraliza-da y la presencia del Estado, todosustedes son, aún sin saberlo, mar-xistas y, por ello, estalinistas, totali-tarios que asfixian las libertades in-dividuales y las fuerzas creativas delos individuos’.

Más explícito que la mención an-terior, Hayek dice: “Una verdade-ra ‘dictadura del proletariado’, aun-que fuese democrática en su for-ma, si acometiese la dirección cen-tralizada del sistema económicadestruiría, probablemente, la liber-tad personal más a fondo que lohaya hecho jamás ninguna autocra-cia” (2015:130). Algunas aclaracio-nes se hacen necesarias en este mo-mento. Para Hayek, un régimen li-beral no es, estrictamente, un régi-men democrático: “A la democra-cia se opone el gobierno autorita-rio; al liberalismo se opone el tota-litarismo. Ninguno de los dos sis-temas excluye necesariamente alopuesto. Una democracia puedemuy bien esgrimir poderes totali-tarios, y es concebible que un go-bierno autoritario actúe sobre labase de principios liberales”(2013:141). El bien a proteger es lalibertad individual cuyo soportefundamental se encuentra en la ac-tividad económica libre, sin obstá-culos. Si esta libertad no puede des-envolverse en el marco de un régi-men democrático, no debería ha-ber absolutamente ningún incon-veniente para optar por un régi-men autoritario. De cualquier ma-nera, los regímenes no son másque medios para lograr, lo que

Hayek llama, el fin político másalto: la libertad individual3.

Una vez que se vincula genética-mente totalitarismo y socialismo, secomienza a construir la razón deesa filiación, el código que permitereconocer la rama común que am-bos comparten. Porque, advierteHayek, “pocos son los dispuestosa reconocer que el nacimiento delfascismo y el nazismo no fue unareacción contra las tendencias so-cialistas del período precedente, sinoel producto inevitable de aquellascorrientes” (2015:42), por lo cual,entre socialismo y fascismo no ha-bría una diferencia de naturalezasino una diferencia de grado. Cual-quier restricción a la libertad indi-vidual, cualquier forma de obsta-culizar el libre desenvolvimiento dela creatividad y la potencia indivi-dual, debe ser leída como pasoinexorable y, por ello mismo, peli-groso, hacia el control total de nues-tra vida. El neoliberalismo es la so-breexaltación de la libertad comocatalizador de los restantes atribu-tos humanos y sociales. Dice Ha-yek “hemos abandonado progre-sivamente aquella libertad en ma-teria económica sin la cual jamásexistió en el pasado libertad per-sonal ni política” (2015:55). Comose observa, la libertad económi-ca no se encuentra camuflada de-trás de la retórica de la libertadpolítica, por el contrario, expre-san que es la libertad fundante, pri-maria, sin la cual las demás liberta-des serían imposibles.

Por su parte, Mises señala: “Elhombre no es un ente que, por unlado, tiene una parte económica, y porel otro, una parte política, sin conexión

3 “La democracia es esencialmente un medio, un expediente utilitario para salvaguardar la paz interna y la libertad individual. Comotal, no es en modo alguno infalible o cierta. Tampoco debemos olvidar que a menudo ha existido una liberad cultural y espiritual muchomayor bajo un régimen autocrático que bajo algunas democracias” (2015:130)

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alguna entre ambos. De hecho, loque se denomina el deterioro de lalibertad, del gobierno constitucio-nal y de las instituciones represen-tativas, es la consecuencia del cam-bio radical en las ideas económicasy políticas. Los acontecimientos po-líticos son la consecuencia inevitabledel cambio en las políticas econó-micas” (2002:49). El determinismoeconómico con el que se acusa almarxismo se encuentra, más bien,expresado en este neoliberalismo. Lapreeminencia económica como fun-dante de lo político.

Hayek expresa: “Se dice a menu-do que la libertad política carece designificado sin libertad económica.Esto es muy verdad, pero en unsentido casi opuesto al que dan a lafrase nuestros planificadores. La li-bertad económica que es el requisi-to previo de cualquier otra libertadno puede ser la libertad frente atoda preocupación económica,como nos prometen los socialistas,que sólo podría obtenerse relevan-do al individuo de la necesidad y, ala vez, de la facultad de elegir; tieneque ser la libertad de nuestra activi-dad económica que, con el dere-cho a elegir, acarrea inevitablemen-te el riesgo y la responsabilidad deeste derecho” (2015:169). Comoven, frente a aquellos que preten-den asegurar un piso de bienestareconómico como condición parael buen ejercicio de la libertad polí-tica, Hayek propone la necesidadde liberar las fuerzas y asumir elriesgo de la libertad. Una discusióncon la socialdemocracia que expresala necesidad de cierto piso de bien-estar económico para poder apro-piarse de esa libertad política.

Unos años más tarde Friedmanrecoge el guante desarrollando alextremo este argumento. En su li-bro publicado en 1962 se dedica atrabajar el matrimonio entre losarreglos económicos y los arreglospolíticos: “Las normas económicas

tienen una doble función en la pro-moción de una sociedad libre. Porun parte, la libertad en la organiza-ción económica es en sí una partede la libertad en términos genera-les, así que la libertad económica esun fin en sí mismo. En segundo lu-gar, es también un medio indispen-sable para la consecución de la li-bertad política (2012:21). En estalínea Friedman advierte que existeuna creencia extendida que la polí-tica y la economía se encuentranseparadas y desconectadas, lo queharía posible entender la libertadindividual como un problema po-lítico y el bienestar material comoun problema económico. Si se ad-mite esta separación, señala Fried-man, cualquier tipo de arreglo po-lítico puede combinarse con cual-quier tipo de arreglo económico. Laexpresión contemporánea de esaidea, en el momento en que escri-bía Friedman, es la defensa del “so-cialismo democrático” por aquellosque condenando las restricciones ala libertad individual impuestas porel “socialismo totalitario” imperan-te en el bloque del este, pero reco-nociendo la justicia de sus normaseconómicas redistributivas. Des-pectivamente, expresa Friedman,estos están persuadidos de que esposible que un país adopte las ca-racterísticas esenciales de los arre-glos económicos del ‘socialismoreal’ (supongamos políticas redis-tributivas) garantizando, al mismotiempo, la libertad individual me-diante otras instituciones políticas.Por el contrario, sostiene que existeuna conexión íntima entre la eco-nomía y la política, que sólo sonposibles ciertas combinaciones deacuerdos políticos y económicos, yque en particular, una sociedad quees socialista no puede ser tambiénliberal, en el sentido de garantizarla libertad individual.

¿De dónde proviene esta co-nexión? Mientras se mantenga la li-

bertad efectiva de intercambio enel mercado, se impedirá que unapersona interfiera con otra en rela-ción con la mayoría de sus activi-dades, el mercado proporciona li-bertad económica y, con ello, elbasamento para el despliegue de lasrestantes libertades. Libertad polí-tica significa la ausencia de coacciónde un hombre por sus semejantes.La amenaza fundamental a la liber-tad es el poder de coerción, ya seaen manos de un monarca, un dic-tador, una oligarquía o una mayo-ría momentánea. La preservaciónde la libertad requiere la eliminaciónde tal concentración de poder en lamayor medida posible, y la disper-sión y distribución de cualquierpoder que no se puede eliminarcon un sistema de controles y equi-librios (con un arreglo institucio-nal). Al sacarle la organización dela actividad económica al controlde la autoridad política, el merca-do elimina esta fuente de podercoercitivo. Permite que la fuerzaeconómica sea un control del po-der político en lugar de un refuer-zo. En otras palabras, el mejor con-trol contra la arbitrariedad y cen-tralización del poder político no seencuentra en la balanza de pode-res, en la centralidad de su Consti-tución como ley fundamental, etc.sino en la preservación de una so-ciedad de economía libre.

Así, establecida la filiación gené-tica y su código, la operación si-guiente es señalar el acecho del pe-ligro. Sólo basta enunciar la brutalamenaza que existe sobre la socie-dad libre ante una medida de con-trol de precios. Por ello Hayek se-ñala que en Inglaterra, ante su Esta-do social de posguerra, “es necesa-rio declarar ahora la desagradableverdad de que estamos en ciertopeligro de repetir la suerte de Ale-mania” (2015:40). Así, socialismo,fascismo y nazismo forman la granfamilia de los totalitarismos cuyo

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despliegue precoz puede advertir-se en los Estados de Bienestar. Elpadre de esta guerra contra la so-ciedad libre y sus vástagos lo cons-tituye el marxismo.

2.3 Crítica historicista

Por viejo o por fracasado, una vezmás el marxismo vuelve a ser blan-co de crítica. Bauman, sentenciaque es muy posible que la mano deobra actualmente desocupada nun-ca más vuelva a ser consideradacomo mercancía, y no tanto por-que su calidad se haya reducidosino, sobre todo, porque desapa-reció la demanda” (2005:83). Va-rias cosas están indicando este pa-saje: en primer término, el modode producción cambió, los engra-najes con los que antes se repro-ducía se han modificado y, porende si antes el modo capitalistade producción dependía de la re-novación constante de la mano deobra, hoy su rentabilidad la obtie-ne de las inversiones iniciales, desus movimientos financieros ypoco de la mano de obra que dejade ser un activo y pasa a ser unpasivo: “hoy, la mayor parte de laganancia surge de los gastos `ini-ciales´ (que llegan hasta el 80% delos costos totales), y que no inclu-yen el agregado de mano de obraadicional. Cada vez más la con-tratación de mano de obra deja deser un activo para transformarse enun pasivo” (Bauman, 2005:84). Ensegundo lugar, como corolario delo anterior, si queda desacreditadala teoría objetiva del valor, se debeasumir que el trabajo ya no es con-cebido como mercancía y, por lotanto, la manera de pensar la his-toria, el cambio social, la contra-dicción histórica entre capital y tra-bajo pierde fuerza. Esta transfor-mación no sólo produce la desac-tivación política del trabajador,sino que transforma el problema.

Han dejado de ser trabajadoras ytrabajadores el sujeto político, elemprendedor, el cuentapropistaocupan su lugar.

De esta manera queda superadoel axioma de Sartre, el marxismoperdería vigencia desde el momen-to que se reconoce que las condi-ciones que le dieron nacimiento hansido superadas.

La sentencia de Bauman se com-pleta con las perspectivas que seinscriben en las teorías conocidascomo del fin del trabajo, una críti-ca que se ha caracterizado por re-marcar la caducidad del trabajocomo elemento central y estructu-rador de la vida de nuestras socie-dades en aquella clave como seña-lara Gortz (2003) o Rifkin (1999).Uno de los fragmentos más cita-dos de La condición humana de Han-nah Arendt, aquel donde la autoranos estremece respecto al futurodel trabajo en la sociedad en la quevivimos, resulta ser un trágico pun-to de partida para formular algu-nas inquietudes. Expresa que “nosenfrentamos con la perspectiva deuna sociedad de trabajadores sintrabajo, es decir, sin la única activi-dad que les queda. Está claro quenada podría ser peor” (1993:17).Este escrito de mediados de ladécada del 1950 conmueve por loque representó en su calidad de an-ticipador, al mismo tiempo que lohace por su cruel actualidad. Lanoción de “sociedad de trabaja-dores sin trabajo” es algo que con-mueve, pero al mismo tiempo,puede resultar al menos añejo porlo extraño que resuena en noso-tros el término mismo “sociedadde trabajadores”. Esa extrañezaparece provenir de aquello que noshace estremecer aún más, lo noenunciado o, en su defecto, loanunciado como presagio fatal yque nosotros, los lectores de estemomento, alcanzamos a leer comoun trágico e irreversible acontecer.

Una sociedad de trabajadores sintrabajo necesariamente es alar-mante, pero al menos todavía nospermitimos pensar, aún tiene sen-tido y nos parece inteligible esanoción de “sociedad de trabaja-dores”. Por esta razón es que hayalgo que podría ser peor que ello,una sociedad de no trabajadores.

Si a mediados de los ´90, desdelas ciencias sociales, se comenzó apromover la noción del “fin deltrabajo”, con un clima de épocadominado por la desestructura-ción de la sociedad salarial, el de-bilitamiento del mundo industrialy el resquebrajamiento del Estadosocial, se conformaban una serie deperspectivas que anunciaban unanueva manera de percibir “lo so-cial”. Esta nueva manera retirabade la centralidad la problemáticadel trabajo y comenzaba a consti-tuir un campo discursivo que se ins-cribiría fuertemente en lo real, de-terminando prácticas, intervencio-nes, acciones sobre ese nuevo ob-jeto y fenómeno. Lo que habíadejado de ser el trabajo comenzóa ser enunciado en términos depobreza (Giavedoni 2012), paraluego completarse bajo la pers-pectiva del emprendedurismo.

El ciclo se cerró, Marx habíamuerto, la sociedad de trabajado-res quedaba como una región delpasado, nos adentramos en la so-ciedad de los dueños de sí, de lospatrones de sí, de los empresariosde sí, una sociedad de emprende-dores. “Marx ha muerto” clama laacademia, vocifera la política y, sinembargo, como muy bien señalaKohen (2013a), se trata de una ex-traña muerte ya que cada tanto elmuerto revive y, tal como en Ha-mlet, atormenta el mundo de losvivos: “¿por qué tus huesos bendi-tos, sepultados en muerte, han ras-gado su mortaja? ¿Por qué tu se-pulcro, en el que te vimos quieta-mente depositado, ha abierto sus

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Bibliografía

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pesadas mandíbulas marmóreaspara arrojarte otra vez? ¿Qué puedesignificar el que tú, cuerpo difunto,nuevamente revestido de acero,vuelvas a visitar los pálidos fulgoresde la luna, llenando la noche de pa-vor?” (Shakespeare, 1972: 1343).

Conclusión

De aquí la constante pretensiónque ha tenido la derecha conserva-dora de debilitar, sea de la maneraque sea, la fuerza heurística y, comocorrelato, la potencia política deMarx. Una vez más, con Nietzsche,nos percatamos que la búsqueda dela verdad no entraña un problemade conocimiento, expresa de mane-ra descarnada un problema de po-der. Cuando el poder se pone enmovimiento no puede hacerlo sin laformación, organización y puesta encirculación de una forma específica

de saber. Los discursos que se emi-ten producen efectos de poder, es-tratégicamente participan del juegoen la correlación de fuerzas. Por ello,el poder es al mismo tiempo que elEstado y sus aparatos, las tecnolo-gías y prácticas concretas, etc., tam-bién es la producción y circulaciónde discursos de verdad o, discursosque tienen efectos de verdad.

De ninguna manera esto suponereemplazar la crítica de las armas,como diría Marx, sino reconocerlos discursos y sus efectos de ver-dad en su materialidad misma. Paraello es necesario contrarrestar es-tos efectos no sólo a nivel de laconciencia, sino de la materialidadde sus dispositivos. Constituir lacrítica como fusil es hacer de la crí-tica una crítica revolucionaria, esdar la batalla de ideas, la lucha declases y la construcción de alterna-tivas, porque cuando Fidel lanza

la exhortación de la batalla deideas, lo hace advirtiendo que elfracaso político y económico delneoliberalismo viene acompañado,sin embargo, de su triunfo en elterreno de las ideas.

A través de la crítica revolucio-naria, el espíritu genuino de Marx,la crítica al orden existente paraderrotarlo, la crítica al orden delCapital, la crítica al neoliberalismo,la crítica al sentido común existen-te que da estatus de verdad al sen-tido construido por las clases do-minantes, la crítica como modo dedesnaturalizar el orden, desnatura-lizar esos sentidos dominantes, des-naturalizar la ideología dominantedando cuenta de su carácter histó-rico, de sus condiciones de emer-gencia y, por ende, de la necesidady posibilidad de su superación a tra-vés de una concepción del mundopropiamente socialista.

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Un fantasma recorre el mundo.Texto y fotos sobre Carlos Marx

por Cinthia Wanschelbaum1

Febrero de 2017. El viaje a Europa en busca del fantasma de Marxya está llegando a su fin. Después de visitar Tréveris, donde nació,Colonia, Bonn y Berlín, donde estudió y trabajó, Jena, donde se

doctoró y Bruselas, donde se exilió, sólo queda Londres, ciudad en la quevivió los últimos años de su vida y donde murió.Es una mañana fría y lluviosa acorde a lo que el mito londinense estable-ce. Camino cuesta arriba hasta el cementerio de Highgate. Me invade laemoción. Si bien recorrí todos los lugares en los que habitó, cierto pensa-miento mágico me acompaña e imagino que estoy camino a donde estásu cuerpo. Para poder entrar a visitarlo tengo que pagar una entrada. Esinevitable pensar jocosamente qué hubiera dicho Marx al respecto. Voymirando el mapa que marca dónde se encuentra su tumba. Observo,desde lejos, un grupo de personas agolpadas en una esquina. “Debe serahí”, pienso. Y nuevamente el escalofrío recorre mi cuerpo. Sigo cami-nando. Llego. Allí está la tumba de Marx. Frente a él hay un grupo dejóvenes. Hablan en español (de España!). Escucho. “¿Y este quién es?”.

1 Doctora en Ciencias de la Educación. Investigadora del CONICET. Integrante de la Corriente de Universidad, Ciencia y TecnologíaLiberación.

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“Marx”, responde una de las pibas leyendo el mapa. “¿Y quién es Marx?”,insiste en preguntar su amiga.

Debo reconocer que mi primera reacción fue de una bronca tremen-da. Parada frente a la tumba de mi “Jefe” y teniendo que escuchar seme-jante barbaridad. Pasado el enojo, la emoción y luego de realizarle unascuantas fotografías, me senté en un banco que yace entre su monumento

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y la lápida de Hobsbawm –que pidió ser enterrado al lado de él–, y mepregunté: ¿Cómo puede ser que no lo conozcan a Marx? Al rato esapregunta se transformó en: ¿Por qué no lo conocen? ¿Quién es Marx?¿Qué le hubiera respondido a la joven española?

Para nosotros, Marx es una necesidad. Es nuestro Jefe, Maestro.Marx es quien nos invita, con su praxis, a una forma de habitar, de ser

y estar en el mundo, con una ética revolucionaria, solidaria, igualitaria, desueños de justicia: comunista.

Es el que nos enseñó y sigue enseñando –porque es inagotable comofuente de conocimiento–, que de lo que se trata no es de interpretar elmundo, sino de transformarlo.

Es el que nos propone la pregunta como forma de vida. Hace delcuestionamiento una urgencia necesaria, vital y viva.

Es el que nos saca el velo que el capitalismo insiste en colocarnos díaa día, para que veamos con ojos críticos el orden de las cosas y sunecesario desordenamiento. Es el que nos permite desnaturalizar aque-llo que se nos presenta como natural y casual, y el que nos guía a ir másallá de las engañosas apariencias capitalistas.

Marx es el que insiste en que analicemos nuestras propias condicionesde existencia y el que elaboró cientos de categorías teóricas emanadasde la realidad para ello. Es quien fabricó una lente para que miremos loque nos rodea de manera crítica.

Marx es quien nos interpela a entender el mundo de modo relacional.El proletariado existe, porque existe la burguesía (y viceversa). Si haypobres, es porque hay ricos. Si hay analfabetos, es porque hay alfabeti-zados. Y así es cómo se constituye el capitalismo. De manera desigual,relacional y con injusticia.

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Marx es quién dejó su vida por entender y combatir la orgía del capitaly su consecuente explotación y desigualdad.

Marx es quien no se cansó de escribir con humor, pasión e ironía, sobreaquello que nos explota y domina, y la lucha de clases que lo motiva.

Marx es quien, con su ejemplo de amistad y camaradería con Engels,nos mostró que la lucha y la escritura son necesariamente colectivas.

Marx, al decir de Engels, fue “el más grande pensador de nuestrosdías”. De sus días y de nuestros días.

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Con Marx aprendimos que la ciencia es una fuerza revolucionaria, unateoría y una práctica a disposición de la transformación de la humanidadoprimida.

Marx ha convertido a su nombre en sinónimo de revolución, de lucha.Se ha situado en la historia “con el sólido aplomo de un gigante”2. Marxfue y es el jefe político, intelectual y moral de todas las experiencias revo-lucionarias proletarias desde hace 200 años hasta hoy en día.

Marx es el gran maestro de la crítica, y de la creación y organizacióndel movimiento internacional de trabajadores que es un peligro parala burguesía.

Marx fue el que nos ordenó “Proletarios de todo el mundo, uníos”, ycon esa consigna recorrió el mundo y despertó mentes dormidas. Marxfue, es y seguirá siendo el inspirador e instigador de los y las sepulturerosdel capitalismo, del fin de la historia de la clase que nos domina.

Es por todo esto que Marx es escondido para la juventud, para que noagite rebeldías. Es por todo lo que Marx fue y sigue siendo que no esenseñado en las escuelas, como sí lo son los próceres burgueses y autoresliberales que educan en la aceptación de la injusticia.

Por sus luchas y sueños, fue y es –mas no será– el hombre más odiadoy calumniado de su tiempo y todos los tiempos por la burguesía.

Porque Marx ha convertido al marxismo en la herramienta y arma máspoderosa de disputa contra el capital.

Porque Marx pone en peligro la continuidad del capitalismo, a la parque propone una sociedad cuyos sueños de justicia e igualdad contactanempáticamente con la sensibilidad de la clase oprimida.

2 Gramsci, A. (1918) Nuestro Marx.

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Y por todo esto es que hay jóvenes que no lo conocen, que preguntanante su enorme tumba quién fue ese hombre, que yace ahí y que tantosadmiran.

¿Quién no sería marxista?

Ser marxistas no significa repetir sus ideas como fetiches.Ser marxistas es, con Marx, ser capaces de analizar e interpretar nuestro

propio momento histórico. Ser marxistas es no aplicar dogmáticamentesus ideas, sino crearlas y recrearlas a la luz de nuestras luchas presentes, denuestros días.

Ser marxistas implica entender por qué nuestro alrededor dice lo quedice, y actúa como actúa. Por qué aquellos que son cotidianamente agre-didos por este sistema lo defienden y sostienen, en vez de reivindicar larebeldía.

Ser marxistas supone comprender e interpretar las contradicciones ytensiones que hoy enfrentamos en Nuestra América, que se caracterizanpor una feroz ofensiva imperialista y la constante dominación a la quenos instigan.

Ser marxistas, hoy, entraña luchar por la revolución y emancipación denuestros pueblos. Derrotar y derrocar a la sociedad capitalista es la tareaque asumimos como legado de su vida.

“Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra”3.¡Que viva Marx! ¡Marx vive! ¡La lucha sigue!

3 Del discurso pronunciado Engels en el cementerio de Highgate en Londres ante la tumba de Marx, el 17 de marzo de 1883.

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Hace 200 años, el 5 de mayode 1818, nacía el más agu-do crítico del capitalismo.

A lo largo de estos dos siglos, lasideas de Marx han guiado a gene-raciones de revolucionarios y revo-lucionarias quienes, a partir de la ex-periencia acumulada en las luchascontinúan minando las bases sobrelas que se asienta el capitalismo yconstruyendo obstinadamente unpoder revolucionario.

No existe rincón en el mundo endonde la obra de Marx no haya ilu-minado conciencias y guiado luchasrevolucionarias. El fantasma del co-munismo que en 1848 recorríaEuropa, como anunciaba junto aEngels en el Manifiesto del Partido Co-munista, se extendió por todo elplaneta y logró corporizarse en va-rias regiones del mismo para es-cribir algunas de las páginas mássignificativas de la historia de laclase trabajadora.

Es así que más allá de los anun-cios de sus enemigos que aprove-chando la derrota de la experien-cia soviética se apresuraron a cele-brar los funerales del marxismo,éste sigue conmoviendo con sudenuncia sobre la explotación conque el capitalismo oprime a la hu-manidad, con su análisis de las ca-racterísticas intrínsecas de un siste-ma basado en la explotación delhombre por el hombre y las con-secuencias que acarrea su inagota-

¡Bien has hozado viejo topo! Dos siglos delnacimento de Karl Marx

por Marcelo F. Rodríguez1

ble y depredador afán de lucro.Hoy, avanzado el siglo XXI, los

escritos de Marx siguen siendoesenciales como guía para la ac-ción política, por eso su lectura,más allá de las lógicas contextuali-zaciones que deben realizarse, nossiguen presentando un análisis que,en lo fundamental, continua inter-pelando a la sociedad actual.

Esto es así porque la obra deMarx no sólo realiza un análisis dela sociedad en la cual fue concebi-da, sino que proyecta las grandeslíneas que seguiría el desarrollo delsistema capitalista y los crecientesriesgos que este representa para lahumanidad.

No es casual que la idea del “finde la historia” que intentó imponerel neoliberalismo, esa especie deestación de llegada para el desarro-llo social que además buscaba des-historizar a los pueblos, haya teni-do un recorrido fugaz.

Porque el marxismo, como el vie-jo topo, continúa su tarea histórica.

Esta concepción la expresó Marxen sus análisis, por ejemplo, de Lalucha de clases en Francia de 1848 a1850, en El 18 Brumario de Luis Bo-naparte y en su escrito sobre la Co-muna de Paris. Allí queda claro quela historia no fue, está siendo, es unproceso que continúa o, como se-ñala Eduardo Grüner, es “la praxisacumulada en el pasado al servicio delpresente y sobre todo del futuro”.

En este sentido, en El 18 BrumarioMarx decía:

“Pero la revolución es radical.Está pasando todavía por el pur-gatorio. Cumple su tarea con mé-todo. Hasta el 2 de diciembre de1851 había terminado la mitad desu labor preparatoria; ahora, termi-na la otra mitad. Lleva primero a laperfección el poder parlamentario,para poder derrocarlo. Ahora, con-seguido ya esto, lleva a la perfec-ción el poder ejecutivo, lo reducea su más pura expresión, lo aísla,se enfrenta con él, como únicoblanco contra el que debe concen-trar todas sus fuerzas de destruc-ción. Y cuando la revolución hayallevado a cabo esta segunda partede su labor preliminar, Europa selevantará, y gritará jubilosa: ¡bienhas hozado, viejo topo!”

Avanzado el siglo XXI, el capi-talismo atraviesa una crisis pro-funda de carácter civilizatorio,como afirmó Fidel Castro, des-tacando que la misma no es solouna crisis económico/financiera,sino que abarca lo político, lo cul-tural, afecta gravemente el medioambiente, el hábitat de la huma-nidad con patrones de consumoen los países más poderosos quese tornan insostenibles.

Esto no hace más que poner enevidencia la necesidad de que estesistema sea superado, y por ende, lavigencia del comunismo entendido

1 Sociólogo. Director del CEFMA

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como el movimiento real de la lu-cha de clases, como una perspecti-va de superación del capitalismocomo orden social y que avance enuna transición socialista hacia el co-munismo.

Hace más de 150 años que KarlMarx, con el invalorable aporte deFriedrich Engels, plantearon sus te-sis principales.

A lo largo de estos años, el mun-do que ellos conocieron ha cam-biado sustancialmente, lo que trajoaparejado importantes avances enlos estudios y el conocimiento dela sociedad que muchos intentaronutilizar para poner en duda o ne-gar directamente la vigencia delmarxismo.

Pero estos recurrentes intentosde presentar al marxismo comoun objeto de estudio del pasado,como algo que políticamente fuey fracasó, en la cotidiana tarea delstablishment de reconocer en Marxsolo a un importante analista delsistema capitalista de su época, aca-demizándolo y buscando denos-tar la propuesta antisistema y re-volucionaria de su pensamientopolítico, no hacen más que demos-trar que el fantasma del comunis-mo sigue presente, y que continuaaterrorizándolos.

Es que el marxismo es una teoríaviva, capaz de nutrirse y avanzar ennuevos enfoques analizando la rea-lidad concreta, sus transformacio-nes, pero afirmado en la crítica so-bre los rasgos fundantes y funda-mentales del sistema.

Porque si bien la sociedad hacambiado y es muy distinta a la es-tudiada por Marx, el capitalismoactual, con su nuevo o sus nuevosrostros, ¿ha modificado los ele-mentos centrales de su sistema ba-sados en la explotación?

¿En qué se modifico esto hoy,cuando alcanzó una extensión, con-centración y grados de desigualdadnunca antes vistos? ¿No continua

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vigente la necesidad de terminarcon la propiedad privada de losmedios de producción?

¿No siguen siendo el desplieguede la lucha de clases, el papel delEstado y de la clase trabajadora al-gunos de los ejes del pensamientomarxista que siguen estando a laorden del día?

El Manifiesto continúainterpelando

Desde enero de 1842, Karl Marxeditaba La Gaceta Renana, periódi-co al cual Friedrich Engels enviabaartículos para su publicación. Cuan-do el gobierno decidió cerrar eldiario en marzo 1843, Marx emi-gra a Francia e ingresa a una orga-nización secreta llamada La Liga delos Justos, a la que ya pertenecíaEngels, quien en esos tiempos resi-día en Londres.

En 1844 ambos se encuentranen París y deciden difundir sus ideasentre los obreros y explicar sus pun-tos de vista a los miembros de laLiga de los Justos.

En el Congreso de la liga cele-brado en Londres en noviembrede 1847, se encargó a Marx y aEngels que redactaran un manifies-to que contuviera las principalesideas comunistas adoptadas por laliga, por lo que el Manifiesto del Par-tido Comunista fue publicado comoprograma de la “Liga de los Co-munistas” en febrero de 1848.

Ya en el comienzo del texto seencuentra una de sus definicionesmás importantes y perdurables, quela historia de todas las sociedadesque han existido hasta nuestros díases la historia las luchas de clases, dela lucha entre las clases opresoras ylas clases oprimidas.

Marx y Engels señalaban que todalucha de clases es una lucha políti-ca, una lucha que se desarrolla en elterreno político a partir de la con-fluencia de las luchas económicas,

políticas e ideológicas que van ci-mentando el nivel de conciencia delproletariado generando las condi-ciones de su emancipación. Paraesto realizan un repaso históricodesde las postrimerías de la socie-dad feudal hasta la moderna socie-dad burguesa, encontrando en eldesarrollo económico el hilo queexplica los profundos cambiospolíticos y culturales que hicieronposible que la sociedad burguesasurgiera revolucionariamente a par-tir de la descomposición de la so-ciedad feudal, reconociendo el pa-pel revolucionario que tuvo la bur-guesía ya que Dondequiera que se ins-tauró, echó por tierra todas las institucio-nes feudales, patriarcales e idílicas.

Al extender la explotación al mer-cado mundial, la burguesía destru-yó las trabas nacionales al incremen-to de la producción y el comercio,subordinó o hizo desaparecer a lasclases feudales, sometió el campoa la ciudad y dio lugar a un movi-miento aglutinador de los mediosde producción, la propiedad, y loshabitantes de cada país, lo cual, asu vez, condujo a un proceso decentralización política y a un cos-mopolitismo cultural. De esta ma-nera, la burguesía creó y continúatrabajando para imponer un “úni-co” mundo civilizado a imagen ysemejanza de sus intereses de clase.

Pero, al contrario de las clasessociales que la precedieron en la his-toria, la burguesía no puede existir sino es revolucionando incesantemente losinstrumentos de la producción, que tantovale decir el sistema todo de la produc-ción, y con él todo el régimen social ge-nerando, a la vez, a la nueva claserevolucionaria, llamada a poner final régimen burgués para imponerunas nuevas relaciones de produc-ción: la burguesía no ha forjado sola-mente las armas que deben darle muerte;ha producido también los hombres queempuñaran esas armas: los obreros mo-dernos, los proletarios.

Para fundamentar esta idea, Marxy Engels realizan una descripción delmundo industrial en el que vive elproletariado y el avance, desde laconfrontación aislada entre obrerosy burgueses individuales, hasta lle-gar a plasmarse una confrontaciónde clases, siendo el desarrollo ace-lerado de la industria y de las con-diciones de explotación lo que co-hesiona a los proletarios, y les hacever su asociación de clase comonecesaria para la lucha por sus inte-reses sociales, siempre contrarios alos de la clase burguesa.

Marx y Engels dejan en claro quela revolución proletaria no tieneobjetivos similares a los que tuvo larevolución burguesa: Todas las clasesque le precedieron y conquistaron el Poderprocuraron consolidar las posiciones ad-quiridas sometiendo a la sociedad entera asu régimen de adquisición […] Hastaahora, todos los movimientos sociales ha-bían sido movimientos desatados por unaminoría o en interés de una minoría. Elmovimiento proletario es el movimientoautónomo de una inmensa mayoría en in-terés de una mayoría inmensa. El prole-tariado, la capa más baja y oprimida dela sociedad actual, no puede levantarse,incorporarse, sin hacer saltar, hecho añi-cos desde los cimientos hasta el remate, todoese edificio que forma la sociedad oficial.

Frente a esto, Marx y Engels plan-tean una pregunta fundamental:¿Cuál es la posición de los comunistas conrespecto a los proletarios en general?

Allí, Marx y Engels dejan en cla-ro que los comunistas: No tienen in-tereses propios que se distingan de los inte-reses del conjunto del proletariado. Noproclaman principios especiales a los quequisieran amoldar el movimientoproletario.” y que ”El objetivo inmedia-to de los comunistas es el mismo que el detodos los demás proletarios: constitución delos proletarios en clase, derrocamiento dela dominación burguesa, conquista delPoder político por el proletariado.

Lo que distingue a los comunis-tas de otros partidos proletarios

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es que: destacan y hacen valer los intere-ses comunes a todo el proletariado, inde-pendientemente de la nacionalidad, es elinternacionalismo uno de los ras-gos distintivos del proletariado.

Además de afirmar el internacio-nalismo de la lucha proletaria es suenfrentamiento al sistema capitalis-ta, marcan como un objetivo cen-tral de esta lucha la abolición de lapropiedad privada, aclarando queno se refieren a ”la abolición de la pro-piedad en general, sino la abolición del ré-gimen de propiedad de la burguesía, deesta moderna institución de la propiedadprivada burguesa, expresión última y lamás acabada de ese régimen de produccióny apropiación de lo producido que reposasobre el antagonismo de dos clases, sobrela explotación de unos hombres por otros.”

A partir de estos postulados Marxy Engels responden a una serie de“reproches” de la burguesía contrael comunismo, muchos de ellos aúnvigentes, y que se centran en la abo-lición de la propiedad, del trabajo,de la familia, de la nacionalidad, dela individualidad, etc. La respuestaa cada una de estas críticas resaltaque lo que se busca abolir es la for-ma burguesa que adoptan todasestas instituciones. En cada casodemuestran cómo estas acusacio-nes contra el comunismo, cuandono son directamente calumnias, sonuna defensa más o menos veladade los intereses de clase de la bur-guesía haciéndolos pasar por inte-reses de toda la sociedad y seña-lan que la base de las ideas de cadaépoca se encuentran en las condi-ciones de vida, las relaciones sociales, laexistencia social del hombre, buscan-do desmentir la existenciade verdades eternas, para concluirque Las ideas dominantes en cualquierépoca no han sido nunca más que lasideas de las clases dominantes.

El Manifiesto del Partido Comu-nista finaliza sosteniendo que: Loscomunistas consideran indigno ocultar susideas y propósitos. Proclaman abiertamen-

te que sus objetivos sólo pueden ser alcan-zados derrocando por la violencia todo elorden social existente. Las clases domi-nantes pueden temblar ante una Revolu-ción Comunista. Los proletarios no tie-nen nada que perder en ella más que suscadenas. Tienen, en cambio, un mundoque ganar. ¡PROLETARIOS DETODOS LOS PAISES, UNIOS!

Un aporte fundamental queMarx y Engels hacen desde las pá-ginas del Manifiesto está el ubicar quela historia de la humanidad es la historiade la lucha de clases, y a partir de allíponer en el centro de la escena, alsujeto capaz de llevar adelante larevolución social y política contrael capitalismo, poniendo de relieveel potencial histórico del proleta-riado como clase. Al asumir a estecomo sujeto histórico destinado aconfigurar una sociedad sin clases,Marx y Engels presuponían la tomade conciencia de este sujeto y losmedios con que obtendrían sus fi-nes, presuponían, en fin, una teoríapolítica, una teoría de la revolución.

Es en estos postulados del Mani-fiesto, desarrollados y perfecciona-dos muchas veces a los largo de laobra de Marx, donde radica su in-tención más perdurable, la búsque-da, a partir del análisis del sistemacapitalista y su posible desarrollo,de una respuesta a cómo conquis-tar el poder político por parte delproletariado y la construcción deuna sociedad socialista.

Para que se dé este triunfo deltrabajo sobre el capital, las clasesdesposeídas necesitaban de una teo-ría científica que enmarque su prác-tica política para desembarazarse delyugo capital.

Este es el papel del socialismocientífico encarnado en el marxis-mo, concientizar a la clase trabaja-dora que su explotación sólo vadesaparecer en la medida en quesea capaz de organizarse y lucharpolíticamente por la transforma-ción radical de la sociedad.

Marx llega a este postulado trasun análisis minucioso del desarrollode los sistemas sociales preceden-tes, estudio en el cual puso énfasisen que la base de todo el desarrolloy la fuerza motriz de la historia es lalucha de clases.

Vigencia del marxismo

Ya avanzado el siglo XXI, pode-mos ver como muchas de las ten-dencias avizoradas por Marx y En-gels, y desarrolladas luego por Le-nin, han dejado de ser pronósticosy están ocurriendo. El desarrollo aescala mundial del sistema capitalistaha llevado hasta sus extremos todaslas consecuen-cias implícitas en susinicios, basadas en la contradicciónentre capital y trabajo.

La expresión más clara de la evo-lución y desarrollo del capitalismose da tanto en la mundialización dela economía en manos del capitalfinanciero, situando los intereses delcapital por encima de las necesida-des sociales y la voluntad democrá-tica de la sociedad, como en lostortuosos intentos del imperialismoestadounidense de proclamar unmundo “unipolar” tras el derrum-be del campo socialista, instauran-do el dominio del denominado“pensamiento único” como confor-mación uniforme de la mentalidadbajo la óptica del neoliberalismo,buscando hacer inviable a los ojosde los sectores oprimidos la posibi-lidad de un cambio radical en suscondiciones de vida, constituyendoun adoctrinamiento en la resignacióny el individualismo conformista.

Paradojalmente, son quienes du-rante largos años acusaron al mar-xismo de determinista, quienesadoptaron esta “atribución”, y pro-clamaron a los cuatro vientos quelas cosas no podían cambiarse, quela historia tal como la conocíamos,había terminado.

Pero frente a todos estos augurios,

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en los últimos años, e inspiradas porla experiencia cubana, surgieron enNuestra América diversas experien-cias que se plantaron frente a lahegemonía neoliberal y han pro-yectado nuevamente el horizontesocialista para los pueblos.

Experiencias como las de Boli-via y Venezuela buscan avanzar,con logros y no pocas dificulta-des, por este camino en un climade lucha por la emancipación con-tinental que continúa el caminoabierto por la revolución cubana el1º de enero de 1959.

Sumamente complejos son losdesafíos que se nos presentan y nosplantean los siguientes interrogan-tes: ¿Cómo lograr que estos pro-cesos no sean revertidos? ¿Qué ac-titud debemos tomar para que seextiendan al resto de la región?

Seguramente, las respuestas nopasan por sumarnos acríticamentea las nuevas modas de “tercerasvías” o “nuevas izquierdas”, queremozando viejas recetas liberalespululan por el mundo, exigiéndo-nos que abjuremos de nuestra his-toria, nuestros ideales, y entenda-mos de una buena vez la políticacomo “el arte de lo posible”, esosí, con cierto tinte progresista.

Descartando estas “opciones”,nos enfrentamos nuevamente a lavieja pregunta: ¿Qué hacer?

La obra de Marx, no sólo con-forma el corpus teórico más im-portante para analizar el sistemacapitalista y desenmascarar su ver-dadera esencia de explotación. Elpensamiento marxista fue, y lo si-gue siendo, una fuerte interpelacióna la realidad de injusticia, desigual-dad y explotación que propone elcapitalismo. Estos no son “proble-mas” que el capitalismo no pudo aúnresolver, son las bases necesarias deun sistema que, sin estos pilares, notiene posibilidad de desarrollo.

De ahí que el marxismo sea unaguía para la acción, una ciencia que

analiza dialécticamente el movi-miento y las contradicciones de lasociedad desde la lucha de clases,pero no solo para trazar un mapade las tendencias de la misma y veren esas tendencias un determinis-mo histórico. Busca comprender-las para actuar sobre ellas, para dis-putar la hegemonía sobre la direc-ción que se le quiere imprimir yluchar por el poder.

Ese norte y esa brújula es lo quepone a nuestro alcance el marxismo.

Ahora, qué era el comunismopara Marx y Engels.

En su texto sobre Feuerbach, de-cían: Para nosotros, el comunismo no esun estado que debe implantarse, un idealque ha de sujetarse a la realidad. Noso-tros llamamos comunismo al movimien-to real que anula y supera el estado decosas actual. Las condiciones de este mo-vimiento se desprenden de la premisa ac-tualmente existente.

Y sobre la sociedad socialista: Lallamada sociedad socialista no es una cosahecha de una vez y para siempre, sino quecabe considerarla, como todos los demásregímenes históricos, una sociedad en cons-tante cambio y transformación. Su diferen-cia crítica respecto al régimen actual consis-te, naturalmente, en la organización de laproducción sobre la base de la propiedadcomún, inicialmente de una sola nación, detodos los medios de producción.

El marxismo no es un molde rí-gido o dogmatico que se imponea la sociedad, nada de determinis-mo, pensamiento materialista, dia-lectico para interpretar la realidady transformarla.

Como aclaró Engels en una car-ta a Bloch: Según la concepción mate-rialista de la historia, el factor que en úl-tima instancia determina la historia es laproducción y la reproducción de la vidareal. Ni Marx ni yo hemos afirmado nun-ca más que esto. Si alguien lo tergiversadiciendo que el factor económico es el únicodeterminante, convertirá aquella tesis en unafrase vacua, abstracta, absurda.

Por eso es necesario recuperar las

vigentes herramientas de análisis yacción que habitan en el marxismo,teniendo en claro que el socialismodebe apuntar a satisfacer las necesi-dades de la humanidad, constituyén-dose como una propuesta civiliza-toria centrada en la construcción deuna nueva cultura que tenga comocentro la solidaridad, opuesta a laspasiones centradas en lo individualy en el consumismo.

La experiencia vivida en los pro-cesos revolucionarios ratifica losplanteos de Marx e indica que losrasgos de la sociedad socialista delfuturo están sujetos a correcciones,modificaciones, particularidades ynuevos desarrollos, según se modi-fiquen las condiciones nacionales einternacionales.

La disyuntiva planteada por RosaLuxemburgo entre Socialismo oBarbarie se acentúa ante el desastreen que el capitalismo sigue hundien-do a la humanidad de la mano dela explotación, la desigualdad, elmilitarismo y la destrucción delmedio ambiente.

Se trata entonces de correr el velo,de desentrañar los mecanismospolíticos e ideológicos de ese po-der, de producir y desarrollar la teo-ría revolucionaria que abreva en elmarxismo, difundirla, explicar lanaturaleza explotadora, depredado-ra del capitalismo y en base a estoconstruir un poder revolucionarioque lo derrote.

Los conceptos de clase y de lu-cha de clases aportados por Marxconstituyen el enfoque de la batallaideológico-cultural que se libra, enla construcción de una subjetividadrevolucionaria, de una concienciasobre la necesidad de cambios es-tructurales ante un capitalismo que secaracteriza por una destacable capa-cidad de generar consenso, de mo-delar conciencia, de imponer temas,de instalar el pensamiento único.

Frente a este intento de extremarel individualismo, de homogeneizar

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el pensamiento y las pautas deconsumo mercantilistas, el comu-nismo tiene que asumir, en el sigloXXI, un cuerpo plural, universal,humanista, antimperialista, anticapi-talista, antipatriarcal. Su diversidadsocial a partir de una conciencia re-novada, realmente planetaria, abar-cando una vasta diversidad de iden-tidades en desarrollo.

De ese modo seremos capacesde ponernos en la primera línea decombate de los explotados y hu-millados del mundo, trabajandopara unirlos, empujando hacia unhorizonte de justicia, igualdad, li-bertad, de paz y fraternidad, hori-zonte que nunca pudo ni podrá al-canzar la burguesía y que sí puedeser logrado por variados caminoshacia el socialismo.

Es desde esta perspectiva mar-xista que se entiende que el caminode la humanidad no persigue niconoce estaciones terminales,todos los sistemas sociales ante-riores y los imperios que se edi-ficaron sobre ellos pretendieronser eternos y quedaron atrás, se-pultados por la historia y hoy sonpiezas de museo.

En esto se verifica la actualidaddel marxismo y la pertinencia de

lo planteado por Marx, a dos si-glos de su nacimiento, su pensa-miento mantiene una vigenciainnegable y sigue interpelando ala sociedad.

Desde la constitución del nue-vo sujeto histórico capaz de llevaradelante este cambio hasta la cabalcomprensión de las modernas for-mas de explotación que impone elcapital, no son pocos los interrogan-tes que deberemos ir develando paralograr delinear nuevamente la pro-mesa de un horizonte socialista.

Para esto, será necesario recupe-rar del legado marxista, su visiónprofundamente crítica, no dogmá-tica, no solo sobre la sociedad sinotambién sobre nuestros propiosprocederes.

Como decía Rosa Luxemburgo:El marxismo es una cosmovisión revolucio-naria, que constantemente tiene que lucharpor nuevos conocimientos, que no hay nadaque desprecie tanto como el aferrarse a for-mas que alguna vez fueron válidas, que con-serva su fuerza vital de la mejor manera enla autocrítica y en el tronar de la historia.

El desafío sigue siendo la cons-trucción de una sociedad basada enrelaciones no capitalistas, que logrecerrar de una vez y para siempre lasprofundas heridas que el capital

abrió en la sociedad y de las cualesabreva. En esto radica la vigenciadel marxismo, su fuerza vital.

Como decíamos al inicio citandoa Eduardo Grüner, la historia es“la praxis acumulada en el pasadoal servicio del presente y sobretodo del futuro”, y en esa praxisabreva el marxismo, para seguirhoradando las bases de un sistemaque debe ser superado y para locual contamos con la hoja de rutadel pensamiento marxista.

Para esto es necesario volver alos textos originales de Marx yEngels, continuar por la obra deLenin y seguir el camino con losaportes de Rosa Luxemburgo,Antonio Gramsci, José CarlosMariátegui, Ernesto Che Guevaray Fidel Castro, entre otros.

Estos son algunos de los indis-pensables para trazar la hoja de rutadel marxismo, la de la relación dia-léctica entre la teoría y la prácticarevolucionaria que debemos seguirconstruyendo siempre a partir delanálisis concreto de la realidad con-creta para operar sobre ella. Deesta forma, más temprano que tar-de llegará el momento en que lahumanidad pueda exclamar: ¡Bienhas hozado, viejo topo!

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El joven Marx. Enamorado, poeta y estudianteuniversitario

por Teresa Castillo1

Entre los diecisiete y los vein-titrés años, Marx invirtió sutiempo en actividades muy

diversas que van desde su aficiónpor la cerveza y su participacióncomo presidente de un Club de be-

bedores, hasta la redacción de su te-sis doctoral.

Lo atrayente es que en este pe-ríodo escribió sus primeros docu-mentos que permiten espiar la evo-lución intelectual del muchacho, que

comenzaba a formarse y que re-velan las primeras manifestacionesdel hombre en el que se converti-ría pocos años más tarde.

Se trata de un Marx poco visita-do, al que la tradición marxista no

1 Música. Estudiante de Filosofía (UBA). Integrante del CEFMA2 Enrique Dussel, filósofo argentino radicado en México, uno de los más grandes eruditos del marxismo en la actualidad.

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ha prestado mucha atención, ante-rior a la redacción de El Capital y aldescubrimiento del concepto deplusvalor, lejano aún al científico quesacó a la luz las leyes que rigen elmodo de producción capitalista.

Enrique Dussel2 encuadra los tex-tos que aquí serán comentados enlo que denomina «la primera etapade la producción teórica de Marx»,que va de 1835 hasta su llegada aParís en octubre de 1843. Ellos son:

-Examen de bachillerato, 16 deagosto de 1835

-Oulanem, Escorpión y Félix, poe-mas, 1836

-Carta al padre, 10 de noviem-bre de 1837

-Tesis doctoral, aprobada enmarzo de 1841 por la Universidadde Jena

Examen de bachillerato

En 1835 Marx tenía diecisieteaños y se encontraba terminandosus estudios como bachiller en elInstituto de Segunda Enseñanza(Gimnasio Federico-Guillermo) deTréveris, su ciudad natal.

No hay documentos sobre suscompañeros de escuela, pues niMarx habló de ellos ni ellos handejado registro alguno, pero sí sehan conservado siete páginas de unexamen que constaba de varias par-tes: dos ensayos, uno religioso so-bre La unión de los creyentes en Cristo,según el Evangelio de Juan, XV, 1-14, yel otro, en latín, titulado: ¿Hay razónpara considerar el Principado de Augustoentre los períodos más felices del Imperioromano?; una sección de Matemáti-cas; dos ejercicios de traducción engriego y en francés; y un ejerciciode composición en alemán que lle-va por título: Reflexiones de un jovenal elegir profesión y que constituye elprimer escrito que se conoce deMarx fechado el 16 agosto de1835. Sin embargo, Dussel no lo

considera estrictamente un docu-mento, sino más bien la «expresiónde un estudiante».

Comienza diciendo Marx:

Al animal se encarga la mismanaturaleza de trazarle el radio deacción dentro del que ha de mo-verse y en el que se mantiene tran-quilamente, sin salirse de él ni sos-pechar siquiera que existe otro.También al hombre Dios le ha tra-zado un fin general: el de enno-blecer a la humanidad y ennoble-cerse a sí mismo, pero encargán-dole al mismo tiempo de encon-trar los medios para alcanzarlo;dejando que sea él el encargado deelegir el puesto que dentro de lasociedad considere más adecuadopara su persona y desde el cual pue-da elevarse mejor él mismo y ele-var a la sociedad.

Esta posibilidad de elegir constituye ungran privilegio del hombre con respecto alos demás seres vivos de la creación, peroes, al mismo tiempo, algo que puede des-truir su vida entera, llevar sus planes alfracaso y hacerlo desgraciado. De ahí quela elección seria de una profesión sea elprimer deber del joven que inicia su carre-ra en la vida y no quiere encomendar alazar sus asuntos más importantes.

Puede apreciarse en estas prime-ras líneas el tono culto, reflexivo ysevero, el altruismo propio de unadolescente y la alusión a Dios.

Es bien conocida la crítica a lareligión que hace Marx en su adul-tez, sin embargo, aquí lo invocacuatro veces y una de estas invoca-ciones tiene un carácter teleológi-co: «al hombre Dios le ha trazadoun fin general».

Estas referencias positivas a ladivinidad se explican si recordamosque su educación, tanto en el senodel hogar como en el colegio, fuereligiosa, más allá de que en la adul-tez sus ideas hayan cambiado.

Marx tenía origen judío por par-te de su madre, Enriqueta Press-burg, una judía holandesa, y tam-bién por parte de su padre, Hirs-chel Marx. Durante al menos cincosiglos entre sus antepasados hubouna larga serie de rabinos, incluyen-do a su abuelo paterno, Marx Levi,rabino en Tréveris.

En 1824, cuando Karl tenía seisaños, el gobierno de Prusia forzó asu padre a abjurar de su religión yconvertirse al cristianismo para po-der conservar su empleo. Este nosólo cambió de religión sino denombre: dejó de llamarse Hirschely pasó a ser Heinrich.

El escrito continúa con una seriede consideraciones a tener en cuentatales como: el riesgo de guiarse porla ambición, por falsos entusiasmoso por impulsos irracionales; la ne-cesidad de contemplar si nuestranaturaleza física es o no proclive ala profesión elegida; y la importan-cia de oír los consejos de los pa-dres «que han recorrido ya la tra-yectoria de la vida».

En el margen del original haynumerosas acotaciones realizadaspor su profesor, Johann HugoWyttenbach:

Bastante bueno. El ensayo está marca-do por una riqueza de pensamiento y unabuena narración sistematizada. Pero ge-neralmente el autor ha cometido un erroral buscar expresiones pintorescas y deta-lladas para su elaboración. Por consiguien-te, muchos pasajes subrayan la falta deprecisión y de claridad necesaria.

La calificación destaca la riquezade ideas y la narración ordenada,pero señala un vicio en el que Karlincurría a menudo: la digresión enciertas frases recargadas de imáge-nes innecesarias.

Merecen subrayarse dos expre-siones que anticipan al futuro Marx:

La primera de ellas dice:

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Ahora bien, no siempre podemos esco-ger en la vida aquella posición hacia laque nuestra vocación nos llama, pues lasrelaciones en que nos encontramos dentrode la sociedad se encargan, hasta ciertopunto, de decidir por nosotros antes de quenosotros mismos lo hagamos. […] Des-pués de meditar en todo esto y si las condi-ciones de nuestra vida nos permiten real-mente escoger la profesión deseada, debe-mos procurar elegir aquella que nos ofrez-ca mayor dignidad

Es sorprendente la reflexión entorno a «las relaciones en que nosencontramos dentro de la socie-dad», ya que parece profetizarse así mismo en lo que será la preocupa-ción de toda su vida: la lucha de cla-ses y la emancipación de hombre.

En este mismo sentido, al refe-rirse a la posibilidad o imposibili-dad de que «las condiciones denuestra vida» nos permitan elegir,puede interpretarse como un pre-maturo esbozo del materialismohistórico.

La segunda expresión:

Y sólo puede conferir dignidad aquellaprofesión en la que el hombre no se con-vierte en un instrumento servil sino quepuede elegir por sí mismo el círculo en quese mueve.

Quien haya realizado un recorri-do por la obra de Marx no dudaráen intuir ante la frase «instrumentoservil» lo que más tarde será unareflexión sobre la alienación del su-jeto explotado, otro eje fundamen-tal de su trabajo.

El ejercicio culmina con una ex-presión probablemente criticadapor su maestro, sin embargo, de unagran potencia y belleza:

Quien elija una profesión en la que pue-da servir al bien de la humanidad portoda una eternidad sus cenizas serán re-gadas por las ardientes lágrimas de todoslos hombres nobles.

El joven poeta

En julio de 1836, después de ter-minar el bachillerato en Tréveris,Karl, comenzó la carrera de Dere-cho en la Universidad de Bonndonde, en palabras de su padre, lle-vó una «vida salvaje».

Fueron cuatro meses de expan-sión de su juventud, de un notabledesinterés por los estudios con susconsecuentes malas calificaciones,de desórdenes con el dinero -temasobre el cual el joven guardaba unprudente y elegante silencio-, y deuna gran inclinación a la bebida,más precisamente a la cerveza, afi-ción que lo llevó a presidir un Clubde bebedores.

Dice al respecto su padre:

¡Sólo Dios sabe cómo! [vive] En elmayor desorden, saltando de acá para allá,por todas las ramas de la ciencia, pasán-dose las horas muertas junto a la lámpa-ra de petróleo; entregándose al salvajismobajo la bata de andar por casa y la cabe-za enmarañada, como antes era la disi-pación junto al vaso de cerveza […] ¡Ynuestro señor hijo, como si fuésemos unosbanqueros, gasta en un solo año 700 tále-ros, faltando a todo lo convenido, faltandoa todas las normas de la práctica, cuandolos más ricos no gastan ni 500!

La estancia en Bonn tuvo lugardesde julio hasta octubre, fecha enque su padre lo obligó a trasladar-se a la Universidad de Berlín conel objetivo de domar el salvajis-mo del hijo.

Dice Marx:

Al llegar a Berlín, rompí todas las re-laciones que hasta entonces había cultiva-do y me dediqué con desgano a visitar lu-gares raros, tratando de hundirme en laciencia y en el arte. Dado mi estado deespíritu, en aquellos días, tenía que ser lapoesía lírica, necesariamente, el primer re-curso a que acudiera o, por lo menos, elmás agradable y el más inmediato.

Durante esta nueva etapa se de-dicó más seriamente a sus estudiosuniversitarios y a escribir literaturao, como él mismo lo expresara, sededicó a «la danza de las musas y ala música de los sátiros».

De estas danzas surgieron: Oula-nem, Escorpión y Félix y tres cuader-nos de poesías.

Oulanem es un drama fantástico deestilo shakespeariano, «inconcluso ymalogrado». La historia transcurreen un pueblo italiano en donde sedesarrolla un pacto entre un filóso-fo llamado Oulanem (Emanuel alrevés) y el diablo. En la elección deltema se aprecia con claridad la in-fluencia goethiana.

Escorpión y Félix es una breve no-vela humorística que permite apre-ciar el buen nivel de su prosa comoasí también conocer cuáles eran has-ta el momento algunas de sus lec-turas: Locke, Leibniz, Wolff, Kant,Fichte, Hegel.

La novela está incompleta, fal-tan los diez primeros capítulos,unos cuantos del medio y tambiénel final, por este motivo es muyarduo seguir el argumento, aún así,es posible deleitarse con el tonopoético, pulido y refinado del quehace uso:

Pero tenía grandes ojos azules ylos ojos azules son banales comoel agua. Una estúpida nostalgia ino-cente emana de ellos, una inocenciaacuosa; cuando se les acerca, el fue-go se transforma en vapor gris, yno hay nada más detrás de estosojos; todo su mundo es azul, sualma tiñe todo de azul; pero los ojosnegros son un reino ideal, un mun-do nocturno, infinito y lleno de es-piritualidad, de ellos brotan relám-pagos del alma y sus miradas sue-nan como canciones, como un paísardiente, lejano y dulce donde ha-bita un Dios rico que vive en supropia profundidad y, hundido enel universo de su existencia, emana

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eternidad y sufre la eternidad. Nossentimos como poseídos por unencantamiento, quisiéramos apretarcontra nuestro pecho al ser melo-dioso, profundo y lleno de alma, ybeber el espíritu de sus ojos, y trans-formar sus miradas en canciones.

Amamos el mundo agitado y rico quese nos abre, en su fondo vemos gigantescospensamientos, intuimos un sufrimiento de-moníaco y figuras que se mueven delicada-mente marcan la danza ante nosotros, noshacen señas y, apenas reconocidas, se ale-jan tímidas como la gracia.

En cuanto a los poemas, pese asu deseo y esfuerzo por darlos aconocer, sólo dos fueron publica-dos en vida de Marx. Esto fue en1841 por una revista de importan-cia secundaria.

Al primer cuaderno lo llamó:Libro de amor, primera y segunda par-te . En el segundo, aparece amodo de título su nombre utili-zando la letra K en vez de la C 3:K. H. Marx. Al tercero tambiénlo tituló con su nombre pero estavez: Karl Marx.

Todos los cuadernos contienenla dedicatoria «A mi querida, eter-namente amada Jenny von Wes-tphalen» y están escritos en «letramuy limpia», usando las palabrasde su hija Eleanor. Este detalle noes menor, revela un esfuerzo par-ticular si se recuerda que hacia1862, en un momento de enormesdificultades económicas, Marx so-licitó trabajo como empleado enel ferrocarril de Londres y fue recha-zado por su «letra casi ilegible» comoél mismo la calificara, lo cual es fácil-mente comprobable al observarcualquiera de sus manuscritos.

Jenny, cuatro años mayor que

Karl, era hija de un funcionario deuna elevada posición social. Ade-más de ser «una muchacha de ex-traordinaria belleza, tenía un talen-to y un carácter también extraordi-narios», dice Franz Mehring, uno delos primeros y más importantesbiógrafos de Marx.

Los jóvenes enamorados pasaronun largo año sin verse. Marx reci-bió la primera carta de Jenny un añodespués de instalarse en Berlín,motivo por el cual hay un predo-minio de la temática amorosa car-gada de un tono lírico y desespera-do. Pero también escribió algunosepigramas irónicos y algunas bro-mas versificadas.

En los poemas hay una recurren-cia de imágenes y palabras talescomo: el mar y las olas, el sol y lasestrellas, la divinidad, el fuego y lasllamas, sirenas y barcos, rocas yacantilados, y caballeros que mon-tan corceles.

Admirador de los clásicos grie-gos y latinos, de Shakespeare,Goethe, Schiller, E.T.A. Hoffmanny Heine, hay ecos de todos ellos ensu producción poética.

La siguiente crítica de Mehringprobablemente ha contribuido aque se corriera el rumor de que es-tos poemas no tenían valor litera-rio alguno y a que se les prestarapoca atención:

Sus versos juveniles respiran un roman-ticismo trivial en el que rara vez resuenauna fibra auténtica. Además la técnicadel verso es torpe e inexperta […] hayque reconocer que entre las ricas ofrendascon que las musas lo habían adornado, nose contaba el talento versificador.

He aquí la autocrítica del propioMarx:

Mi cielo y mi arte eran un más allátan inasequible como mi propio amor.Todo lo real se esfuma y los contornosborrosos no encuentran límite alguno;ataques a la realidad presente, senti-mientos que palpitan a todo lo ancho yde un modo informe, nada natural, todoconstruido como en la luna, lo diame-tralmente opuesto a cuanto existe y acuanto debiera ser ; reflexiones retóricasen vez de pensamientos poéticos, pero talvez también cierto calor sentimental yla pugna por alcanzar cierto brío: heahí todo lo que yo creo que se contieneen los primeros tres volúmenes de poe-mas que he enviado a Jenny. Toda laprofundidad insondable de un anhelo queno ve fronteras, late aquí bajo diversasformas, haciendo de la «poesía» unmundo sin horizontes ni confines. […]Una vez recobrada la salud, quemé to-das mis poesías y esbozos de relatos lite-rarios, etc., en la esperanza de que deaquí en adelante podré mantenerme apar-tado de estas cosas, sin que hasta ahorahaya prueba alguna en contrario.

Tal vez su amor por Jenny hayasido más consistente que la expre-sión de este a través de sus poemas.

He aquí una muestra para que ellector pueda juzgarlo por sus pro-pios medios:

El sol de la verdad

Resplandecen penumbra yestrella

en lo profundo del corazón y entemblorosa belleza,

la gracia del alma y la blanca pielen unión.

Jamás te muestras abiertamente,sol de la verdad, tú bien podrías

decirte a ti mismo:-El sol derrama sombras después

de todo.

3 Marx figura en su certificado de nacimiento como «Carl Marx» pero en los poemas firma «Karl H. Marx».

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Carta al padre

He tenido que vencer una gran resisten-cia para hacer pública una carta comoesta, destinada únicamente a su amadopadre, para quien había sido escrita. […]Pero habiendo mostrado la carta a algu-nos de mis amigos íntimos, estos me con-vencieron de la necesidad, más aún, de mideber de hacer público este extraordinariodocumento humano. […] Ha resultadopenoso para mí poner al desnudo las inti-midades de este corazón. Pero no lo lamen-to, si de este modo contribuyo a hacer queCarlos Marx sea mejor conocido y, por tantoy con ello, más amado y más respetado.(Eleanor Marx-Aveling, 1897)

Estas fueron las palabras deEleanor -la hija menor del Moro,como apodaban a Karl- quien lue-go de una prudente resistencia au-torizó la publicación de este «ex-traordinario documento humano».

El 10 de noviembre de 1837 alfinalizar el primer año de estanciaen Berlín Karl, que contaba con die-cinueve años, envió a su padre unaextensa carta. Es la primera que seconserva de él y comienza así:

Querido padre:Hay en la vida momentos que son

como hitos que señalan una épocaya transcurrida, pero que, al mismotiempo, parecen apuntar decidida-mente en una nueva dirección.

En estos momentos de transición nossentimos impulsados a contemplar, con lamirada de águila del pensamiento, el pa-sado y el presente, para adquirir una con-ciencia clara de nuestra situación real.Hasta la mirada universal parece gustarde estas visiones retrospectivas y pararse areflexionar, lo cual crea, muchas veces, laapariencia de que uno se detiene o de quese marcha hacia atrás, cuando en reali-dad, no hace más que reclinarse en su si-llón para tratar de ver claro y penetrarespiritualmente en su propia carrera, enla carrera del espíritu.

Después de aquellos meses salva-jes en Bonn el joven Karl experi-menta un drástico cambio de con-ducta, desarrolla una vertiginosamadurez tanto el terreno perso-nal como en el académico y dacuenta de ello a su padre con unaminuciosa enumeración de las ta-reas realizadas a lo largo de aquelaño: estudia con dedicación lasasignaturas de Derecho pero enlos tiempos libres se interesa máspor la Filosofía porque advierteque sin ella «no es posible pene-trar en los problemas»; se trans-forma en un lector voraz e infati-gable de Bacon, Kant, Fichte,Schelling, Feuerbach y Hegel cuya«grotesca melodía barroca» alprincipio no le agrada pero aquien estudia «de cabo a rabo»como también a la mayoría de susdiscípulos; se acostumbra a hacerextractos de todos los libros quelee a la vez que anota sus propiasreflexiones; una gran parte de lacarta es un diálogo técnico con supadre sobre el Derecho romano,en este punto Karl incluye una ilus-tración de una página entera amodo de esquema de las conclu-siones sacadas; realiza traduccio-nes de textos jurídicos del latín alalemán; traduce una parte de laRetórica de Aristóteles; comienzaa estudiar inglés e italiano; escribelos poemas, la comedia, el dramay un diálogo al estilo de los pla-tónicos llamado Cleantes o del pun-to de partida y el desarrollo necesariode la Filosofía que ha sido «engen-drado a la luz de la luna»; y bos-queja varias tesis metafísicas a lasque se refiere como «mi sistema».

Este descomunal esfuerzo, suma-do a «las muchas noches en vela,los muchos combates reñidos, laconstante tensión interior y exterior»no podían ser gratuitos e hicieronque el muchacho cayera enfermoen dos oportunidades y tuviera quedescansar por prescripción médica

en Stralsund, un pueblo de pesca-dores en las afueras de Berlín.

La carta es una rendición de cuen-tas ante su padre pero sobre todoante sí mismo. La interminable lis-ta de actividades y el agotamientocorporal revelan una sobrehuma-na contracción al trabajo y al estu-dio, un temperamento extrema-damente metódico, un carácter dis-ciplinado y severo pero sobre todola personalidad de un joven dueñode una gran confianza en sí mismoy de un precoz pensamiento crítico.

Marx escribió este documentopocos meses después de compro-meterse formalmente con Jenny aquien había conocido de niño yquien será su compañera hasta elfinal de sus días. La forzada sepa-ración del adolescente enamoradode su «única y dulce Jenny», suma-da a la aparición de los primerossíntomas de la enfermedad de supadre, dan a los pasajes finales untono turbado y cargado de un malpresagio junto a un pedido expre-so de regresar a Tréveris:

Créeme, queridísimo padre, que no meanima ninguna intención egoísta (aunqueme sentiría feliz de volver a ver a Jenny),pero hay algo que me conturba y que nome atrevo a expresar. […] Perdóname,querido padre, la letra casi ilegible y elpobre estilo de esta carta. Son ya casi lascuatro de la mañana, la vela se ha consu-mido y los ojos me arden. Se ha apodera-do de mí una inquietud total y no me sen-tiré tranquilo hasta que no me vea de nuevoen vuestra amada presencia.

Los malos presentimientos esta-ban bien fundados: su padre, aquelhombre al que el joven Marx tan-to había amado, fallecería seismeses después.

La tarde que Karl murió encon-traron en el bolsillo de su chaquetauna foto. Era una copia de un vie-jo daguerrotipo con la imagen desu padre. Marx siempre la llevaba

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junto a él pero nunca la mostrabaporque se parecía muy poco al ori-ginal. Durante el entierro, Federi-co Engels, su gran amigo, la de-positó en las manos del Moro queiniciaba serenamente su viaje haciala inmortalidad.

La tesis doctoral

El 15 de abril de 1841 Marx conveintitrés años obtuvo el doctora-do en Filosofía en la Universidadde Jena con su tesis titulada: Diferen-cia entre la Filosofía de la naturaleza deDemócrito y la de Epicuro.

El destinatario de la dedicatoriafue el padre de Jenny: «A su esti-mado y paternal amigo, el Conse-jero Secreto de Estado Señor Lud-wig von Westphalen en Tréveris lededica el autor estas líneas comosigno de amor filial».

El tema central de la tesis es lacomparación entre el sistema deDemócrito y el de Epicuro. Paracomprender esta diferencia es im-prescindible conocer los lineamien-tos generales de cada uno de ellos.

Demócrito (460-370 a. C.) pro-pone una Física materialista: todolo que es está compuesto por áto-mos separados entre sí por un va-cío4. Estos átomos, que constituyenla unidad última e indivisible de lamateria, están en perpetua caídavertical y durante esta caída lo cón-cavo se unirá a lo convexo dandolugar a cierta clase de compuesto,pero no ocurrirá lo mismo con locóncavo que se aproxima a lo cón-cavo o con lo cóncavo que nuncase aproxima a cierto átomo con-vexo por ser este último más pesa-

do y, por ello, caer a mayor veloci-dad. En otras palabras, siempredeterminados átomos caerán, cho-carán y se entrelazarán de determi-nada manera, lo harán «necesaria-mente» así, de lo cual se infiere que,en esta concepción atomista deluniverso no hay espacio para el azarni para la libertad.

La explicación del mundo deEpicuro (341-270 a.C.), en cambio,es revolucionaria pues refunda laousía, la esencia de lo que es. Para elser griego de entonces el principiodel universo era el orden, el kaosresultaba inadmisible. En este con-texto, Epicuro, comparte la con-cepción materialista con Demócri-to pero introduce la noción de des-viación atómica o parénklisis: los áto-mos al caer pueden hacerlo en for-ma vertical o pueden desviarsemoviendo a su vez a otros átomos.Este movimiento de desvío es aza-roso, no responde a una causalidad5.De esta manera, la introducción dela parénklisis en el sistema da paso ala caída del determinismo demo-críteo: los átomos siempre caenpero ya no lo hacen sólo en línearecta sino que ahora, y por azar, al-gunos se desvían chocando entre síy haciendo chocar a otros.

Esta nueva explicación del mun-do epicúrea permite realizar untránsito de la Física a la Ética: ladesviación atómica introduce el fun-damento de la libertad del sujeto.«Por Epicuro hemos sido redimi-dos y puestos en libertad», diceMarx en su tesis.

Ahora bien, ¿cómo se articula estanueva Física con la Ética? ¿Cuál esla relación átomos-conducta?

La explicación puede encontrar-se si se establece una comparacióncon la química o con las neurocien-cias: en estos sistemas materialistas,el hombre es reducido a un com-puesto de átomos. En un sistemademocríteo el átomo A siempre seva a fusionar con el B; en el sistemaepicúreo, en cambio, el átomo Apuede fusionar con el B, con el C ocon el D. En términos químicos,sería equivalente a decir que deter-minadas combinaciones de ADNson imposibles para Demócritopero no para Epicuro. Es necesa-rio recordar que, en este ámbito,toda conducta es reducida a deter-minadas combinaciones químicas,de manera que, y dicho burdamen-te, en un sistema determinista unsujeto con determinada disposiciónde átomos, jamás podría ser asesi-no, pero en un sistema como el deEpicuro, es posible.

Por todo esto, no es llamativo queMarx se interesara por Epicuro, unrevolucionario en su teoría y en supraxis; un filósofo materialista y he-donista que se interesó por la bús-queda de la felicidad del hombre;un pensador que aceptaba en suescuela -conocida como El jardín-a mujeres, a esclavos y a cualquierpersona aunque no tuviera cono-cimientos previos, situaciones in-admisibles en aquella época; unsabio que defendió la razón fren-te a la superstición religiosa de lasociedad y que rompió las cadenasde la línea recta quebrando con ladesviación los pactos del destino,erradicando las certezas e introdu-ciendo en la vida la incertidumbre,el azar y la libertad.

4 Este vacío, en rigor, no es existencia sino un no-ser relativo, posición enfrentada a la de Parménides y los eléatas para quienes el no-ser resultaba impensable.

5 En términos aristotélicos, la desviación atómica respondería a una racionalidad paralela o parálogon, es decir, a una causa existenteproducto de la lógica de la physis pero a la que es imposible acceder.

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¿Por qué seguir leyendo aMarx?

Escribió el joven Marx sobreel final de su examen de bachi-llerato que «la preocupación quedebe guiarnos al elegir una pro-fesión debe ser la de servir al biende la humanidad».

Y lo logró. Nos proveyó el ins-trumento insustituible de análisispara el diagnóstico de la sociedadcapitalista y la guía para arrancar deraíz un sistema que no hace sinoreproducir una desigualdad estruc-tural imposible de superar.

Salvo un puñado de países quehan implementado el Socialismo, elresto no ha logrado captar que es-tas contribuciones de Marx exce-den la teoría económica, que su al-cance comprende también la di-mensión filosófica, política y social.

El Comunismo -ese viejo fantas-ma que sigue presente y continúaaterrorizando al mundo- no es elpunto de llegada de un proceso his-tórico ni un ideal a alcanzar sino unpunto de partida hacia una socie-dad más justa que necesitará unmovimiento permanente de críti-

ca, reconstrucción y autosuperación.Por esto, es necesario hablar no

sólo de la importancia pasada delmarxismo sino, como dijo EnriqueDussel, de su pertinencia presente.Es imperiosa la necesidad de ge-nerar conciencia de que hay una al-ternativa y convencer de que es ur-gente arrancar de raíz una formade organización que es aberrante,que agrede, que es un lento genoci-dio de la humanidad.

¿Y por qué seguir leyendo aMarx? ¿Por qué esta necesidad deretorno al marxismo en este mo-mento de salvajismo neoliberal?

Porque perseveran en su continui-dad los problemas del Capitalismoy su incapacidad para resolverlos:la explotación de una clase sobre laotra, la opresión y la exclusión delos más vulnerables, la puja entrepropietarios de los medios de pro-ducción y propietarios de su solafuerza de trabajo, la grieta entre ri-cos y pobres, poderosos y desam-parados, en pocas palabras, por-que la lucha de clases sigue existien-do y es de carácter irreconciliable.Porque la depredación de la natu-raleza continúa y hace que la espe-

Bibliografía

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cie humana esté en peligro de ex-tinción pues están desapareciendolas condiciones ecológicas que hi-cieron posible la aparición de lavida. Porque el individualismo, lafalta de solidaridad y el consumis-mo desenfrenado son los síntomasde un sistema que agoniza. Porquela distribución de riquezas siguesiendo profundamente injusta:ocho personas concentran el 50%del capital del mundo entero, laespiral de acumulación de capitalsigue en aumento y el hambre pidea gritos la redistribución de recur-sos. Porque al final de la jornadacuando regresamos a nuestros ho-gares nos siguen doliendo loshombres, mujeres y niños queduermen en las calles heladas y nosangustia no saber si amaneceráncon vida la mañana siguiente.

Debemos seguir leyendo a Marxa quien ningún dolor humano hasido ajeno porque nos ha dado lallave que abre el camino hacia laemancipación del hombre. En lacrisis asoma la oportunidad. Es nues-tro compromiso tomar hoy esa llavepara extirpar de una vez y para siem-pre los dolores de la humanidad.

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Marx y la lucha por el poderpor Hernán Randi1

En este trabajo queremos re-cuperar algunas reflexionessobre el aniversario 200 del

nacimiento de Carlos Marx. Paraello nos parece preciso remarcar,al menos, dos elementos constitu-tivos de su obra. En primer lugar,la dialéctica de su pensamiento y desu práctica que definen en gran me-dida los cambios operados en suvida y obra. En segundo lugar surol en la lucha por el poder políti-

co de la clase obrera en el marcode su época.

Marx y la dialéctica de suvida

Para comenzar, citaremos a sucompañero de luchas y de produc-ción científica, su hermano y cama-rada Federico Engels, y lo haremoscon sus palabras de despedida, conalgunos pasajes del épico discurso

pronunciado por Engels en 1883ante la tumba de Marx.

“…El 14 de marzo, a las tresmenos cuarto de la tarde, dejó depensar el más grande pensador denuestros días… Es de todo puntoimposible calcular lo que el prole-tariado militante de Europa yAmérica y la ciencia histórica hanperdido con este hombre. Hartopronto se dejará sentir el vacío queha abierto la muerte de esta figuragigantesca… Así como Darwindescubrió la ley del desarrollo dela naturaleza orgánica, Marx des-cubrió la ley del desarrollo de la1 Director del CEFMA

Las condiciones subjetivas de cada país –es decir, el factor conciencia, organización, dirección- puedeacelerar o retrasar la revolución según su mayor o menor grado de desarrollo; pero tarde o temprano,

en cada época histórica, cuando las condiciones objetivas maduran, la conciencia se adquiere,la organización se logra, la dirección surge y la revolución se produce

Fidel Castro. Segunda Declaración de La Habana

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historia humana: el hecho, tan sen-cillo, pero oculto bajo la malezaideológica, de que el hombre nece-sita, en primer lugar, comer, beber,tener un techo y vestirse antes depoder hacer política, ciencia, arte,religión, etc.; que, por tanto, la pro-ducción de los medios de vida in-mediatos, materiales, y por consi-guiente, la correspondiente fase eco-nómica de desarrollo de un pue-blo o una época es la base a partirde la cual se han desarrollado lasinstituciones políticas, las concepcio-nes jurídicas, las ideas artísticas e in-cluso las ideas religiosas de los hom-bres y con arreglo a la cual deben,por tanto, explicarse, y no al revés,como hasta entonces se había veni-do haciendo. Pero no es esto sólo.Marx descubrió también la ley es-pecífica que mueve el actual modode producción capitalista y la so-ciedad burguesa creada por él. Eldescubrimiento de la plusvalía ilu-minó de pronto estos problemas,mientras que todas las investigacio-nes anteriores, tanto las de los eco-nomistas burgueses como las de loscríticos socialistas, habían vagado enlas tinieblas…Dos descubrimientoscomo éstos debían bastar para unavida. Quien tenga la suerte de ha-cer tan sólo un descubrimiento así,ya puede considerarse feliz… Talera el hombre de ciencia. Pero estono era, ni con mucho, la mitad delhombre. Para Marx, la ciencia erauna fuerza histórica motriz, unafuerza revolucionaria…”

Y agrega para cerrar su alocución:

“…Pues Marx era, ante todo, unrevolucionario. Cooperar, de esteo del otro modo, al derrocamien-to de la sociedad capitalista y de lasinstituciones políticas creadas porella, contribuir a la emancipación delproletariado moderno, a quién élhabía infundido por primera vez laconciencia de su propia situación y

de sus necesidades, la conciencia delas condiciones de su emancipación:tal era la verdadera misión de suvida. La lucha era su elemento. Yluchó con una pasión, una tenaci-dad y un éxito como pocos…Poreso, Marx era el hombre más odia-do y más calumniado de su tiem-po. Los gobiernos, lo mismo losabsolutistas que los republicanos, leexpulsaban. Los burgueses, lo mis-mo los conservadores que los ul-trademócratas, competían a lanzardifamaciones contra él. Marx apar-taba todo esto a un lado como sifueran telas de araña, no hacía casode ello; sólo contestaba cuando lanecesidad imperiosa lo exigía. Y hamuerto venerado, querido, lloradopor millones de obreros de la cau-sa revolucionaria, como él, disemi-nados por toda Europa y Améri-ca, desde la minas de Siberia hastaCalifornia…Su nombre vivirá a tra-vés de los siglos, y con él su obra”.

¿Por qué comenzar así?

Muy sencillo, intentaremos desta-car en este, nuestro homenaje, elsentido profundamente ético, revo-lucionario de Marx. El del hombredialectico, el que transitó por diver-sas transformaciones tanto en suvida como en su pensamiento. Eldel hombre practico, militante dela causa del comunismo, el organi-zador de revolucionarios y de re-voluciones. El del hombre funda-dor de la teoría de la praxis.

Innumerables corrientes en el senodel marxismo han querido separarun Marx joven de uno maduro, casicomo si se tratara de dos hombrestotalmente diferentes e inconexos.

Marx fue producto también deaquello que investigó con claridady profundidad meridiana, de la ex-periencia histórico-universal acumu-lada en su época y durante el pro-pio desarrollo de su vida.

Por ello su producción científica

y su lucha estuvieron sujetas a cam-bios, transformaciones, contradic-ciones y de la toma de decisionesprácticas que todo ello conlleva.

Por ejemplo, dejar investigacionesde lado momentáneamente -algu-nas por el resto de su vida- paraabocarse a otras, ir madurando laidea de la lucha de clases comomotor de la historia al analizar sudesarrollo en la realidad, abordan-do cuestiones acerca de la lucha delproletariado por su propia eman-cipación y de la cuestión del poderpolítico para la clase trabajadora.

De sus primeras ideas acerca deltrabajo alienado en La cuestión judíay de la historicidad de los modosde producción en una formaciónsocial dada desarrollada en La ideo-logía alemana hasta la más completa yprofunda investigación política y eco-nómica-social del régimen capitalis-ta, desarrollada en El Capital, Marxse alimentó de toda la ciencia acu-mulada de su época y la puso entensión para iluminar el presente his-tórico sobre cómo funcionaba elsistema social que debía ser destrui-do para formar la nueva sociedadsin explotación de ninguna clase.

Las ideas acerca de la emancipa-ción humana en general, presen-tes en sus primeros trabajos, vana adquirir un nuevo sentido alabordar la problemática de laemancipación política concreta, lacual va a desarrollar a partir desu encuentro con Engels y su in-corporación a la Liga de los Jus-tos, luego Liga de los Comunistas.

Entre 1844 y 1848, a partir delintercambio con las organizacionesobreras de Marx y Engels, y entreellos mismos, sus ideas van a ma-durar en un sentido orgánico dife-rente, entendiendo la necesidad dela construcción de una herramientaindependiente de la clase para ha-cer la Revolución.

Todo el aporte hecho por En-gels en el estudio concreto de la

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lucha de clases en curso, fue funda-mental para lograr la conexión in-telectual y practica entre ellos. Losescritos de Engels serán esencialespara vislumbrar la teoría de la cen-

tralidad de la clase obrera comoportadora del cambio revoluciona-rio de la sociedad en la historia.Obras como La situación de la claseobrera en Inglaterra (1845), Principiosdel comunismo (1847) van a ser gran-des afluentes de ese rio caudalosoque nace con la producción con-junta entre ambos del Manifiesto delPartido Comunista (1848) en las pos-trimerías de las revoluciones bur-guesas de 1848 a 1850.

Esta obra será punto de culmi-nación para un tipo de lucha cons-pirativa llevada adelante en socie-dades secretas, al mismo tiempoque punto de partida de la organi-

zación de los revolucionarios de laépoca en un tipo de asociatividadde nuevo tipo.

Los grandes conglomerados detrabajadores asociados en una in-

ternacional, con un programa co-mún y con el desarrollo por todaEuropa de un sistema de corres-ponsales de prensa (Comité decorresponsales de la Liga de losComunistas) entendidos comouna organización política que sir-viera tanto como herramienta po-lítica como así también de motorideológico en el nuevo momentode la lucha.

La experiencia de Marx comoeditor de la Nueva Gaceta Renanadirigida desde colonia en 1852 vaa ser el punto más alto de este tipode asociatividad, experiencia quedurara poco tiempo ya que será

clausurada por el gobierno prusianoacusando a Marx por injurias al fiscalgeneral, a partir del llamado realiza-do desde ese periódico al boicot delpago de impuestos, a la denuncia de

los actores del poder real y a la rebe-lión de la clase obrera.

Marx y su obraeminentemente política

El proceso insurreccional de fe-brero de 1848 en Francia va a pro-ducir un salto cualitativo en la con-cepción política de Marx. La revo-lución burguesa iniciada en 1789 yla contrarrevolución monárquicallevada adelante por la Santa Alian-za, luego de la derrota de Napo-león I, ya habían hecho lo suyo.Asimismo la derrota del movimien-to iniciado por Gracus-Babeuf y

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su destacamento de revolucionarios.Los sucesos de junio de 1848, con

el aplastamiento de la insurreccióny la masacre de miles de obreros,consolidan en Marx la idea de quese cerró la etapa histórica de la Re-volución Burguesa, cuando la masaobrera define en el campo de ba-talla la victoria de diferentes faccio-nes de la burguesía y solo ella ponelos muertos para la realización delos objetivos burgueses. Esto da piea nuevas reflexiones políticas.

El proceso político iniciado enParis y que recorrió Europa comoreguero de pólvora, con sus com-plejas y cambiantes relaciones defuerza, donde las alianzas se armany desarman a una velocidad jamásantes vista, van a ser centrales en laescritura de la gran primera obrade análisis de coyuntura escrita porel revolucionario nacido en Tréve-ris, La lucha de clases en Francia de 1848a 1850. Texto que luego va a ad-quirir una profundidad y concep-tualización mayor en 1852 con Eldieciocho Brumario de Luis Bonaparte.

Las ideas fundamentales que que-remos citar de estas obras son, enprimer lugar, el problema de laemancipación humana en general,que debe darse a partir de allí comoRevolución política y social. Es lahora de los trabajadores y de laconstrucción de la dictadura delproletariado, que debe tomar en susmanos el poder de la sociedad yno hacerlo según los planes de laburguesía para triunfar en su bata-lla contra las fuerzas del viejo or-den. Y a ello va a dedicar sus in-gentes esfuerzos creando las herra-mientas para la emancipación de laclase por sus propios medios, des-de el comité de corresponsales deprensa hasta la fundación de la AIT,la Asociación Internacional de Tra-bajadores conocida como la Prime-ra Internacional, en 1864.

En segundo término la impor-

tancia de lo que Marx llamó revo-lución permanente de base nacio-nal. Internacional por su contenidoy nacional por su forma como bienformulara en el Manifiesto del PartidoComunista. El problema fundamen-tal que va a encontrar en estos tér-minos es el de la ausencia de esabase nacional en la estructuraciónorganizativa de los trabajadores,pero va a comprender la impor-tancia de los ciclos ascendentes ydescendentes de las luchas y la im-portancia de la reserva estratégicaorganizada de la clase en una pers-pectiva estratégica para la constitu-ción de sus fuerzas en la próximaoleada ascendente.

En tercer lugar, la centralidad dela dirección estratégica de la socie-dad bajo la dictadura del proleta-riado que debía darse la clase obreraen la lucha por el poder bajo unaautonomía organizativa total delresto de las clases de la sociedad,en la perspectiva de la constituciónen partido del destacamento másavanzado de la misma. Pero tam-bién entendiendo, y estas obras vana aportar una claridad meridiana eneste tema, que la lucha de clases enla arena política sucede en un mar-co de diversas correlaciones defuerzas, que requieren alianzas y larotura de las mismas para consti-tuir otras nuevas y superiores encuanto a la cohesión en la búsque-da de sus objetivos: La Revoluciónsocial y política bajo la dirección dela clase portadora de la nueva so-ciedad, que no era y no es otra quela sociedad comunista.

Las obras antes citadas de Marx,debatidas y elaboradas con Engels,aportan un análisis minucioso decómo las relaciones de fuerza ac-túan en la composición y fragmen-tación de los intentos de los diver-sos sectores de la burguesía, queentran en colisión durante las épo-cas de crisis económicas. Van a des-

nudar la correspondencia entre es-tos sectores o fracciones de claseen tanto que sus intereses, que pro-claman en la lucha por el poderpolítico, se corresponden a un lu-gar determinado en la estructuraeconómica social de la época decrisis final del capitalismo de libreconcurrencia. Tema que muchosaños después va a estudiar y teori-zar Antonio Gramsci con la for-mulación de su mirada sobre lo quellamó el bloque Histórico.

La Comuna de París de 1871

En Julio de 1870 comienza laguerra Franco-prusiana bajo losmandos de Luis Bonaparte o Na-poleón III de Francia y el primerministro de Prusia Otto von Bis-marck (Canciller de la Alemania uni-ficada desde marzo de 1871). Apartir del descontento creciente dela clase obrera en los principales cen-tros urbanos de Europa, comienzaun ascenso en el ciclo de la lucha declases. La guerra entre dos de losEstados europeos más poderososde la época durará entre 1870 y1871. Su resultante será la caída delgobierno francés y el mando de estanación europea quedara bajo la tu-tela de Thiers. Esta guerra, sumadaa la Conferencia de Berlín de 1884-85 (que produjo el injusto repartototal de África sobre un mapa porparte de las potencias europeas) y laguerra ruso-japonesa de 1904-05 se-rán las necesarias guerras por partesque marcaran el curso de la crisis enque emerge el Imperialismo comonueva fase del capitalismo en la his-toria universal.

En Francia, luego de la derrotaante Prusia en febrero de 1871, seelegirá una asamblea nacional paranegociar la paz con una Alemaniarecién unificada.

Thiers con su gobierno se estable-cerá en Versalles, en las afueras de

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Paris, mientras dure el asedio Prusia-no. Así Paris vera la huida de todoslos ricos de la ciudad tras de Thiers.

Los habitantes de Paris, trabaja-dores en su gran mayoría, organi-zaran la resistencia contra el opre-sor extranjero y declararan funda-da la Comuna.

Esta experiencia maravillosa depoder de los trabajadores de Parisduró apenas dos meses y diez días,pero será el faro que ilumine la his-toria como la primera experienciade dirección del poder del Estadoy de toda la sociedad desde abajohacia arriba, de la clase obrera.

No se trata aquí de hacer un ra-conto de los sucesos de la Comu-na, pero sí de poner en conocimien-to y discusión sus alcances, victo-rias, legados y las causas de la de-rrota como basamentos de la ex-periencia histórica posterior. Marxcolaboró plenamente con esta ges-ta, incluso enviando a su yernocomo emisario, Paul Lafargue.

De los análisis, como balancepráctico, realizados por Marx so-bre esta epopeya, queremos tomar

partido para reflexionar sobre laimportancia que tuvo esta acciónmonumental de los de abajo.

Los tres elementos críticos quequeremos destacar de esta gestason: Primero que la importancia dela conquista del poder del Estadopor parte de la clase obrera debióser acompañada por la destrucciónde todos los basamentos y estruc-turas que sostienen al mismo. Fun-damentalmente de la burocraciaestatal y de su fuerza armada, apa-rato al servicio del orden del Capi-tal. En segundo lugar las contradic-ciones en el seno del pueblo parisi-no, la división de enfoques estraté-gicos y los choques de fuerzas en elseno de la propia Comuna, dondela tendencia marxista revoluciona-ria era minoritaria y en la cual lossectores anarquistas y economicis-tas mellaron las afiladas armas dela construcción de la unidad nece-saria para la destrucción del enemi-go de clase. La ausencia de una or-ganización de vanguardia de la cla-se, que agudizara las contradiccio-nes en curso contra el enemigo

principal, fue una de las tantas cla-ves de la derrota. Tercero, que LesComunerds no tomaron en sus ma-nos las riquezas acumuladas por laburguesía en el banco Nacional deParis y al no hacerlo, no sólo pasa-ron hambre en su intento de cons-titución del poder popular viéndosedebilitadas sus fuerzas día tras día,sino que permitieron que la con-traofensiva con Thiers a la cabezadesde Versalles se financiara y fi-nalmente obtuviera la victoria mi-litar sobre el pueblo insurrecto yauto organizado de Paris.

Como balance de los logros deLa Comuna queremos destacar suexperiencia riquísima de aconteci-mientos, los que recogerá comolegado Lenin junto a los revolu-cionarios Bolcheviques en el pro-ceso histórico de la RevoluciónRusa de 1905 a 1917, profundizan-do estos puntos antes citados ycombinando el poder desde abajode los Soviets y el poder desde arri-ba con la conquista del poder esta-tal, desde, con y para los interesesemancipatorios de la clase obrera.

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1. Introducción

A 200 años del nacimiento deKarl Marx y a más de 150 de lapublicación de su célebre obra ElCapital. Crítica de la economía política,el presente trabajo se propone in-dagar acerca de la vigencia de sulegado para analizar los procesoscontemporáneos. El pensamientode Marx estableció un punto deinflexión para la vida de los opri-midos en tanto logró, en un mis-mo movimiento, comprender lasrelaciones profundas que estructu-ran a las sociedades capitalistas yproveer las claves para transformar-las mediante su dialéctica liberado-ra. En este sentido, buscaremos re-cuperar algunos conceptos centra-les del enfoque diseñado por Marx,para poner de relieve distintas en-crucijadas que atraviesan la luchade clases tanto a nivel global comoen Latinoamérica y, particularmen-te, en Argentina.

Antes que nada, es necesario ex-presar un sentido agradecimientopor esta invitación al debate a lapatria de Lenin, de la Revoluciónde Octubre, cuyo pueblo y cuyoPartido Comunista han sabido con-vertir las ideas de Marx en accióntransformadora construyendo unasociedad liberada que estableció unantes y un después en la historia dela lucha de clases, constituyendo elfaro que alumbró por generacio-nes a la lucha revolucionaria en elmundo y aún hoy, trascurrido másde un siglo, sigue inspirando los es-fuerzos de todo el proletariado porsu definitiva emancipación.

2. Vigencia del pensamientode Marx: cuatro aspectos desu legado

En la Ideología Alemana, Marx yEngels ([1846] 1985), establecían laspremisas del materialismo histórico, in-dicando que su análisis parte de la

acción de los individuos humanospara producir sus medios de vida.Esta acción implica un modo de vida,en tanto las personas son lo que pro-ducen y cómo lo producen. De allísurge un primer legado del pensa-miento marxista, el cual yace en lacentralidad de los procesos pro-ductivos, la cual se vincula, a suvez, con que Marx y Engels men-cionan como “primer hecho histó-rico” la producción de los medios

Acumulación políticay lucha de clasesen América Latinay Argentina1

por Gastón Ángel Varesi*

1 Ponencia presentada en la Conferencia internacional “Marx´s Capital and its impact on world development” realizada en Moscú, 11y 12 de mayo de 2018. Organizada por el Partido Comunista de la Federación Rusa.

* Sociólogo, Magíster y Doctor en Ciencias Sociales. Investigador asistente del CONICET, con lugar de trabajo en elIdIHCS (UNLP). Profesor de “Economía, Política y Sociedad en la Argentina contemporánea” del Doctorado y la Maestría en

Ciencias Sociales y la Maestría en Políticas de Desarrollo (UNLP), Profesor Adjunto de “Geografía Económica Argentina” (FAHCE-UNLP). Coordinador de la sede platense del Centro de Estudios y Formación Marxista H. Agosti (CEFMA). Secretario del PartidoComunista de la ciudad de La Plata. E-mail: [email protected]

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indispensables para la satisfacciónde necesidades2. “Al producir susmedios de vida, el hombre pro-duce indirectamente su propia vidamaterial” (Marx y Engels,1985:19), ya que es a partir de esteproceso que el individuo transfor-ma el medio natural, entrando enrelación con otros individuos, y alhacerlo se transforma a sí mismo.Es en este proceso que las socie-dades van generando distintos mo-dos de producción, definidos por launidad entre las fuerzas producti-vas y las relaciones de producción,dentro de las cuales cobran espe-cial relevancia las relaciones de pro-piedad de los medios productivos.

Acción transformadora y satisfac-ción de necesidades, que crea nue-va necesidades, están entonces enla estructura del movimiento delas sociedades cuyos grupos entranen relación y, al hacerlo, ponen enjuego todo otro amplio conjuntode dimensiones políticas, ideoló-gicas, jurídicas y culturales que com-ponen la superestructura, en unavinculación dialéctica.

Debemos señalar aquí un segun-do aspecto clave del legado mar-xista sobre las más vastas corrien-tes del pensamiento crítico: la pers-pectiva de totalidad3. Esta mira-da holística es un elemento desta-cado de la herencia de Marx, ya que,en contraposición a la fragmenta-ción del conocimiento promovida(ayer y hoy) por las usinas del pen-samiento burgués, se plantea la ne-cesidad de conocer en profundidadcada parte sin dejar de relacionarlacon el todo, el cual es más que unmero agregado de parcialidades ydota de sentido a las mismas, dan-

do lugar a una estrategia orientadaa integrar múltiples dimensiones ymúltiples escalas de análisis.

Esta totalidad, presentada porMarx en los Grundrisse (2002 [1857-61]), como una síntesis de diversasarticulaciones y facetas del fenóme-no que se estudia, se anuda con lamáxima de Lenin (1980 [1915]) deentender a la dialéctica como co-nocimiento multilateral, de innume-rables matices en el modo de abor-dar la realidad desarrollando decada matiz, un todo. Así, la dialéc-tica expresa una aspiración a captarla totalidad a través de la aprehen-sión de una realidad contradictoriaen constante movimiento, en cuyoanálisis concreto deben encontrar-se los factores que cobran mayorjerarquía para la explicación de unperíodo histórico y de un proble-ma de estudio determinado.61]),como una síntesis de diversas arti-culaciones y facetas del fenómenoque se estudia, se anuda con la máxi-ma de Lenin (1980 [1915]) de en-tender a la dialéctica como conoci-miento multilateral, de innumerablesmatices en el modo de abordar larealidad desarrollando de cada ma-tiz, un todo. Así, la dialéctica expresauna aspiración a captar la totalidada través de la aprehensión de unarealidad contradictoria en constan-te movimiento, en cuyo análisisconcreto deben encontrarse los fac-tores que cobran mayor jerarquíapara la explicación de un períodohistórico y de un problema de es-tudio determinado.

En esta visión, el foco de estudioestá puesto sobre las relaciones so-ciales que articulan a los grupos hu-manos. Encontramos aquí un ter-

cer legado central de la herencia deMarx: la perspectiva relacional.La totalidad está compuesta por unentramado de relaciones sociales, yaque si bien el materialismo históri-co parte de los individuos y su ac-ción, estos individuos no son con-siderados aislados ni explicables porsí mismo. Es por ello que en El die-ciocho Brumario de Luis Bonaparte,Marx sostenía:

“Los hombres hacen su propiahistoria, pero no la hacen a su librearbitrio, bajo circunstancias elegidaspor ellos mismos, sino bajo aque-llas circunstancias con que se en-cuentran directamente, que existeny les han sido legadas por el pasa-do” (2000 [1852]:13).

Estas circunstancias remiten a lascondiciones materiales que atra-viesan a los individuos y su ac-ción, y son las relaciones socialeslas que constituyen esas mismascondiciones materiales, relacionesentre los grupos humanos entresí y con la naturaleza.

Así, estas relaciones sociales, apartir de las cuales se produce yreproduce la vida, han estado his-tóricamente marcadas por con-tradicciones de distinto tipo y,particularmente, por la asimetríabasada en el sometimiento de lasmayorías por parte de minorías ycuya ruptura puede dar origenuna asociación igualitaria de losgrupos subordinados.

Esto nos lleva a un cuarto ele-mento clave del legado: la centra-lidad del conflicto. En tanto lasrelaciones sociales que estructuran lassociedades no se dan naturalmente

2 En primer lugar, se refieren a necesidades básicas como comer, beber, vestirse, alojarse, pero luego se establece como segundo hechohistórico que la satisfacción de estas necesidades conlleva la creación de nuevas necesidades.

3 Esto se vincula al pensamiento de Hegel, quien sostenía que la verdad está en la totalidad.

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ni pacíficamente, éstas se constitu-yen a partir de las disputas entregrupos sociales por dominar y di-rigir, y apropiarse del productocolectivamente generado. Es porello que, en el Manifiesto Comunista,Marx y Engels sostienen que “Lahistoria de toda sociedad humana,hasta nuestros días, es la historia delucha de clases” (1960:16).

El antagonismo derivado de losprincipales grupos sociales que en-tran en contradicción en el corazónmismo de la sociedad se constitu-ye así en el motor de la historia. Elmarxismo traza una matriz queparte del análisis para trascender-lo mediante la acción, ya que talcomo señalaba Marx en las Tesissobre Feuerbach: “Los filósofos nohan hecho más que interpretar dediversos modos el mundo, pero delo que se trata es de transformar-lo” (Marx, 1845:1).

Estos cuatro legados pudieronser sustanciados y desarrollados enEl Capital con la teoría del valor,en esta obra del largo aliento quemuestra el núcleo del análisis es-tructural de Marx sobre el modode producción capitalista. Allí sepone de relieve la centralidad de laexplotación del trabajo asalariadocomo única mercancía cuya realiza-ción del valor de uso supera su valorde cambio y permite crear un plusva-lor, el cual conforma el excedenteque moviliza la acumulación de ca-pital. Así, como decía Marx, “Alconvertir el dinero en mercancíasque sirven de elementos materialesde un nuevo producto, al incorpo-rarles luego la fuerza de trabajoviva, el capitalista transforma el va-

lor –del trabajo pasado, muerto,convertido en cosa- en capital, envalor preñado de valor”(1973:201). De este modo, el ca-pital es valor que se valoriza habi-litando la posibilidad de su re-producción ampliada, dondese capitaliza la plusvalía y “la acu-mulación se resuelve, pues, en repro-ducción del capital en escala progre-siva” (Marx, 1973:557)4.

El capital, en síntesis, es, por unlado, una relación social de produc-ción, contradictoria, en tanto articulaen su interior a dos clases, trabajado-res y capitalistas, de modo asimétri-co, asociadas y enfrentadas a travésde una relación de explotación, y de-signa, por otro lado y al mismo tiem-po, al “valor preñado de valor”, alvalor incrementado, surgido del pro-ceso productivo. De este modo, elcapital como relación expresa una uni-dad entre sus dos polos: el trabajo yel capital, atravesada por la contra-dicción, por la oposición que definela vida de nuestras sociedades, su ca-rácter opresor y su superación revo-lucionaria, mediante la liberación delpolo subordinado de dicha unidad.

Tal como apuntaba Marx en susManuscritos:

“Capital y trabajo primero aúnunidos, luego separados, extraña-dos, pero exigiéndose y aumentán-dose recíprocamente como condi-ciones positivas.

Oposición de ambos, se excluyenrecíprocamente; el trabajador sabeque el capitalista es la negación de suexistencia y viceversa; cada uno tratade arrebatar la existencia al otro.

Oposición de cada uno de ellos

consigo mismo. Capital=trabajoacumulado= trabajo. Como tal des-componiéndose en sí mismo y susintereses, así como éstos a su vezse descomponen en intereses y be-neficios. Sacrificio total del capita-lista. Cae en la clase obrera así comoel obrero –aunque excepcional-mente- se hace capitalista. Trabajocomo momento del capital, suscostos. El salario, pues, sacrificio delcapital” (1980:130-131).

Estos fenómenos están, a su vez,atravesados por contradicciones de ca-rácter secundario como la competen-cia inter-burguesa, y han llevado aMarx a prever la tendencia a laexpansión global del capitalis-mo y aspectos centrales de la mis-ma, tales como la revolución cons-tante de los instrumentos produc-tivos y las técnicas involucradas, lanecesidad de abrir y desarrollarnuevos mercados, según se adver-tía en el Manifiesto Comunista, asícomo las tendencias a la concen-tración creciente del capital, confir-madas por el proceso histórico yaceleradas en las últimas décadas dela economía mundial desatandonuevos antagonismos que marcanel pulso de la lucha de clases. Eneste punto, Lenin (1916) logró ana-lizar el desarrollo de estas diná-micas con su análisis del impe-rialismo, dando cuenta de losprocesos de concentración de laproducción y la conformación delos monopolios a nivel global, quefueron sustituyendo al capitalismode libre competencia, establecien-do una larga fase de dominio delcapital financiero.

4 Aquí no se trata sólo de excedente sino que entramos en el terreno de la acumulación propiamente dicha.Cómo sintetiza Marx:“¿Qué se modifica cuando la reproducción simple es reemplazada por la reproducción en escala progresiva, por la acumulación? En elprimer caso, el capitalista se devora toda la plusvalía, en tanto que en el segundo da prueba de civismo, y sólo se traga una parte, paraconvertir la otra en dinero” (Marx, 1973:559).

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3. Lucha de clases yacumulación de capital anivel global: tres escenarios

En las últimas cinco décadas atra-vesamos por tres escenarios quenos permiten periodizar los pro-cesos de reproducción ampliada delcapital y la lucha de clases a nivelglobal, con su impacto específicoen América Latina.

Un primer escenario comenzóen los años 70 con la ofensiva im-perialista impulsada por la hegemo-nía norteamericana y apoyada porlos organismos financieros interna-cionales, como el Fondo Moneta-rio Internacional (FMI), que pro-movieron el neoliberalismo comonueva ortodoxia económica, en elmarco de un proceso de crecientetransnacionalización y financiariza-ción de la economía capitalista glo-bal (Harvey, 2004). Fueron tiemposde una embestida triunfante del ca-pital concentrado sobre el trabajo,en toda dimensión, gestando segúnDavid Harvey (2004), una nuevaacumulación por desposesión, en tantorecuerda a aquella acumulación origi-naria que Marx (1973) vislumbraraen los inicios del capitalismo, carac-terizada por la violencia y el saqueopara conformar la base de la re-producción del capital.

En Latinoamérica, el profundoendeudamiento externo, que cons-tituyó el correlato de los procesosde valorización financiera del capi-tal, con la posterior crisis de deudaante el aumento de la tasa de inte-rés internacional, fue utilizado paraforzar a los Estados a aplicar losplanes de ajuste y reforma estruc-tural, con pérdidas de derechos eingresos para las clases subalternas.En este proceso, un puñado degrandes trasnacionales avanzó a tra-vés de las privatización de las em-presas públicas y la extranjerizaciónde las cúpulas económicas, habili-tadas por las reformas neolibera-

les, con sus políticas de achicamien-to del Estado, apertura comercial,desregulación económica y preca-rización laboral, teniendo un factorclave en la apropiación de los re-cursos naturales.

En nuestra región, este procesose impuso a sangre y fuego a travésde férreas dictaduras que elimina-ron buena parte de la militanciapopular a través del terrorismo deEstado y disciplinaron al conjuntode la sociedad de modo duradero.Cobró forma una genuina revan-cha clasista que estuvo indisoluble-mente unida a los planes de refor-ma económica, permitiendo al grancapital transnacional y sus socioslocales apropiarse de diversas áreasy resortes del proceso de acumula-ción, previamente de carácter pú-blico o en manos de los trabajado-res, para volver a expandir sus tasasde ganancias y, a su vez, recuperarposiciones en la disputa mundial.

Aquí es necesario recordar elplanteo de Antonio Gramsci (2016)quien, recuperando la perspectivade Marx y Lenin, sostiene que paraanalizar las relaciones de fuerzas ensu escala internacional, hay queabordar de forma articulada dosplanos: las transformaciones orgá-nicas del modo de producción glo-balmente dominante, así como losEstados y bloques de Estados quedevienen en grandes potencias y surelación con las potencias menores.Esto nos abre paso al estudio delas dinámicas del imperialismo, lasluchas por la soberanía y los pro-cesos de integración regional.

En este sentido, observamos quela ofensiva imperialista constitutivade este primer escenario alcanzó supunto más alto con el triunfo deEEUU en la guerra fría, con la caí-da del socialismo europeo, el co-lapso de la Unión Soviética y laderrota de distintos procesos revo-lucionarios en Latinoamérica, esta-bleciendo un esquema de relacio-

nes de fuerzas internacionales sig-nado por la unipolaridad. Estosprocesos de concentración y cen-tralización del capital, persistentes enel largo plazo, han llevado que el1% más poderoso de la poblacióncontrole más del 50% de la riquezamundial, acumulando a ritmosmayores que el 99% restante(Oxfam, 2017).

Sin embargo, toda relación socialy de fuerzas, en el marco del anta-gonismo de clases, es dinámica ylas propias tensiones que generó ladevastación en las condiciones devida de los trabajadores dieron lu-gar a diversos procesos de luchapopular contra el neoliberalismo, ylas búsquedas de modelos políticosy económicos alternativos genera-ron un segundo escenario.

En este escenario encontramos,por un lado, el avance de Chinacomo nueva potencia mundial, larecomposición del poderío econó-mico y militar de Rusia y su articu-lación con otras potencias emergen-tes como Brasil, India y Sudáfricaen los BRICS, lo cual dio origen auna multipolaridad relativa (Na-rodowski y Merino, 2015).

Por otro lado, en América Lati-na, la persistencia heroica de laCuba socialista frente a todas lasadversidades, como el bloqueo yaislamiento internacional, siguiómostrando a la región, como dije-ra Fidel Castro, que otro mundoera posible. Así, el nuevo escenariode avance popular se abrió a travésde lo que Roberto Regalado (2014)denomina como una genuina gue-rra de posiciones, recuperan-do este concepto gramsciano quealude a la lucha por la hegemoníagestada en todas las “trincheras” dela sociedad. En ella se enfrentan dosbloques: por un lado, el imperialis-mo norteamericano y sus aliadoscriollos, y por otro, los movimien-tos populares y fuerzas políticas deizquierda y progresistas, teniendo

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como elemento clave la disputa po-lítica y electoral por el control de losgobiernos de la región.

Éste proceso tuvo como primerhito, en una escala nacional, al triun-fo de Hugo Chávez en Venezuelaen 1998 y, a nivel regional, en 2005,el rechazo al Área de Libre Comer-cio de las Américas (ALCA), queera la estrategia norteamericanapara subordinar de forma definiti-va al continente. En este contexto,se logró avanzar hacia la construc-ción de diversas propuestas lati-noamericanista de integración,a través de iniciativas que incluyó elfortalecimiento y la ampliación delMERCOSUR, la creación de unproyecto socialista de integracióncomo el ALBA (Alianza Bolivaria-na para los Pueblos de NuestraAmérica - Tratado de Comerciode los Pueblos), la articulaciónpolítica de las naciones sudameri-canas en la UNASUR (Unión deNaciones Suramericanas) y la con-formación de un bloque que in-cluyera a todas las naciones delcontinente, excluyendo a EEUU yCanadá, como la CELAC (Co-munidad de Estados Latinoame-ricanos y Caribeños). Estos pro-cesos dan muestra de que, en elantagonismo que atraviesa nuestrocontinente, comenzaba a exhibir-se una erosión parcial de la estra-tegia del imperialismo y sus alia-dos locales, frente a una recupera-

ción de terreno por parte del polodel trabajo en todas las dimensio-nes: tanto a nivel político, econó-mico, ideológico y social.

El sujeto activo de estos proce-sos de regionalismo autónomoestuvo dado por la conformaciónde un bloque popular latinoame-ricano de carácter heterogéneo.El mismo articulaba Estados queconfluían en la búsqueda de mayorsoberanía y en la aplicación de polí-ticas distributivas orientadas a las cla-ses subalternas, pero que variaban enel horizonte de largo plazo, vincu-lando, por un lado, proyectos de ca-rácter socialista y, por otro, proyec-tos que buscaban formas más equi-tativas dentro del capitalismo basa-das en estrategias de “pacto social”,con la implementaciones de patro-nes neo-desarrollistas a nivel del pro-ceso de acumulación.

Asimismo, la articulación de dis-tintos países del bloque popular la-tinoamericano con el eje de losBRICS, trazando acuerdos econó-micos principalmente con China yRusia, ha servido para contrapesarla influencia de EEUU y los orga-nismos financieros internacionales,favoreciendo una mayor autono-mía. Al mismo tiempo, la propues-ta de generar una nueva arquitectu-ra financiera internacional y dispu-tar el poder del dólar se constitu-yen en piezas claves de la estrategiapor un mundo multipolar.

Ante la evidente pérdida de he-gemonía en la región, EEUU co-menzó a poner en juego una con-tra-ofensiva de carácter continen-tal, que originó el tercer y actualescenario. Esta estrategia buscarestablecer la unipolaridad global yponer fin a los gobiernos popularesy progresistas con el doble objetivode interrumpir el proceso de mayorautonomía latinoamericana y de fre-nar las reformas que estos gobier-nos generaban a nivel de la repro-ducción ampliada del capital con unaimpronta de distribución más equi-tativa, con creciente intervención delEstado en la economía y un rol demayor preponderancia para el polodel trabajo.

Esta renovada iniciativa del im-perialismo se enmarca, a su vez, enlos intentos del gran capital trans-nacional y sus Estados de hacerfrente a la crisis capitalista mundial,la cual incluye una diversidad dedimensiones: política, económica,alimentaria, energética y ecológica,al punto de constituir una genuinacrisis civilizatoria (Boron, 2009).Esta crisis, que ha afectado princi-palmente al centro de la economíacapitalista, busca ser sorteada a travésde una doble estrategia: el guerreris-mo, como motor de desarrollo de laindustria bélica y con objetivosgeopolíticos tanto de captura de losprincipales recursos como de con-tra-peso a los bloques alternativos

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emergentes, y la búsqueda de unnuevo ajuste global, en base al des-pojo de ingresos directos e indirec-tos de la clase obrera y sus condi-ciones de trabajo.

En América Latina la contra-ofensiva imperialista se enfocó enestablecer nuevos gobiernos afinesa los intereses norteamericanos enarticulación con los sectores másconcentrados de los bloques en el po-der5 en cada uno de los países y re-lanzar un nuevo ciclo de reformasneoliberales. Este camino se iniciócon la reactivación de la IV flotanorteamericana para controlarnuestra región y con el avance delas estrategias desestabilizadoras ygolpistas. Éstas tuvieron su primertriunfo en el golpe de Estado de2009 en Honduras, en segundo lu-gar, en 2012 con el golpe institu-cional a Lugo en Paraguay y, luego,en 2016 con el golpe a Rousseffen Brasil. Por su parte, Argentinaexpresó la singularidad de consti-tuir el primer caso en el cual unacoalición de la reacción ponía fin aun proceso de reformas progre-sistas a través del voto, en 2015.

En todos los casos se visualizanprocesos que buscan reunificar elpoder político, económico, ideoló-gico y judicial en manos de los sec-tores más concentrados del bloqueen el poder y avanzan con un ca-rácter de nueva revancha clasis-ta hostigando y buscando deslegi-timar a los líderes populares desdelos grandes medios de comunica-ciones, generando un hostigamien-to judicial con el fin de encarcelar-los previo a cualquier sentencia eimpedir que sigan presentándose aelecciones. La democracia, dura-mente conseguida tras los años de

dictadura, vuelve a estar en una se-ria crisis en tanto no se respetansiquiera las reglas básicas de las ins-tituciones republicanas y la repre-sión, el asesinato y aprisionamien-to político se convierten en unarma cotidiana de la lucha de cla-ses en manos del gran capital. Peroesta contra-ofensiva sólo puede sercomprendida desde una perspec-tiva de totalidad, visualizandocómo, junto al acoso a los refe-rentes populares, avanzan los pla-nes de reforma laboral, previsio-nal y tributarias con procesos dedesregulación económica promo-viendo una nueva expropiacióncapitalista de los recursos conquis-tados por la clase trabajadora.

Particularmente, el caso de Bra-sil, con el golpe institucional dadocontra Dilma Rousseff, las distin-tas leyes de reforma estructural (enmateria previsional, laboral, concongelamiento el gasto social porveinte años, entre otras) que hacenretroceder décadas de derechosganados por la clase obrera, juntoal aprisionamiento político de LulaDa Silva y el asesinato de dirigentesde la oposición, se ha convertidoen un verdadero experimento so-cial que busca aplicarse en los otrospaíses de la región, como Argenti-na, en el marco del recrudecimientode las estrategias coercitivas con queel gran capital busca recuperar terre-no en la lucha de clases.

4. El caso de Argentina

4.1. Neo-desarrollismo ykirchnerismo

Estos procesos en materia de acu-mulación y lucha de clases tuvieron

su expresión particular a nivel na-cional en Argentina. En nuestro país,el avance de la lucha popular con-tra el neoliberalismo, en el marcode sucesivas crisis políticas y eco-nómicas que reabrieron fuertes dis-putas al interior de las propias cla-ses dominantes, dieron lugar a laemergencia de gobiernos progre-sistas con estrategias de pacto so-cial que generaron cambios en elpatrón de acumulación originandoun período que caracterizamoscomo neo-desarrollista.

Éste implicó distintas rupturas enrelación al orden neoliberal prece-dente. En primer lugar, cobró unnuevo énfasis la industria, la cualtuvo su mejor momento de expan-sión entre 2003 y 2007 al 10,3%interanual, creciendo incluso porencima del PBI en su conjunto, elcual evolucionó al 8,8% promedioanual en el mismo período6. Estose vinculó, a su vez, al cambio esta-blecido en los precios relativos, ges-tado a partir de la regulación de lastarifas de servicios públicos y el con-trol de la tasa de interés, reduciendolos costos, y a la ampliación de lacapacidad de consumo de los tra-bajadores a partir de diversas políti-cas de distribución del ingreso.

Así, los gobiernos kirchneristasmotivaron una pérdida de centrali-dad de las estrategias de valoriza-ción financiera, con avances en laregulación del movimiento de losflujos de capitales especulativos yde la tasa de interés (con tendenciaa ser negativa en términos reales),así como una mayor gravitación delos conglomerados financieros pú-blicos. Este proceso tuvo hitoscomo los canjes de la deuda públi-ca en default en 2005 y 2010 con

5 Según Nicos Poulantzas, el bloque en el poder, “designa una alianza específica de las clases y fracciones de clasedominante” (1981:24).6 En la década 2003-2013 se amplió la cantidad de parques industriales de 80 a 315, conllevando un aumento del 277% en las empresas

industriales involucradas y del 241% de los trabajadores industriales, según datos del Ministerio de Industria.

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importantes quitas de capital e in-tereses, el pago y finalización de lostratados con el FMI en 2006, la re-estatización del sistema de jubilacio-nes y pensiones en 2008 y la refor-ma de la Carta Orgánica del BancoCentral en 2012.

En este camino, el Estado incre-mentó su capacidad de intervencióneconómica, incluyendo la re-estati-zación de algunas empresas en di-versos sectores7, y acompañado porpotentes políticas distributivas enmateria de salario mínimo, conve-nios colectivos de trabajo, amplia-ción y mejoras en las jubilaciones ypolíticas sociales de gran alcance(como la Asignación Universal porHijo, entre otras). De este modo,se expandió el mercado internohabilitando la creación de miles depequeñas y medianas empresas (Py-MEs)8, las cuales contribuyeron demodo destacado a la creación de

empleo. Así, se produjo un impor-tante descenso del desempleo, elcual pasó del 20,4% en el primertrimestre de 2003 al 5,9% en el últi-mo de 2015, favoreciendo tambiéna los ocupados para pelear pormejoras salariales, lo cual incidió enlos índices de pobreza e indigencia,que pasaron, respectivamente, del49,7% y el 22,8% en 2003 al 19,7%y al 4,4% en 20159.

Estas fueron algunas de las cla-ves de estructuración del “pactosocial”, mediante el cual los gobier-nos kirchneristas buscaron articularintereses de fracciones de las clasesdominantes, evidenciando cambiosen las relaciones de fuerzas al inte-rior del bloque en el poder, conintereses de las clases subalternas,mejorando sus condiciones de vidaen relación a los años neoliberales.

Sin embargo, también se eviden-ciaron importantes continuida-

des, principalmente en los altísimosíndices de concentración y extran-jerización económica. La extran-jerización implica la derivación deexcedentes a sus casas matrices enel exterior a partir de distintos fac-tores como la remisión de utilida-des, entro otros, lo cual sumado ala reticencia inversora de los prin-cipales grupos tendió a restable-cer un escenario de restricción ex-terna con faltante de divisas. Éstatambién estuvo motivada por lafuga de capitales generada por lagran burguesía local, mostrando loslímites del pacto social, en un mar-co de profundización de la concen-tración económica10.

De este modo, no se logró alte-rar de forma sustancial el podereconómico de los principales gru-pos del capital, sosteniendo grancapacidad para formar precios ypara manejar las divisas a partir del

6 En la década 2003-2013 se amplió la cantidad de parques industriales de 80 a 315, conllevando un aumento del 277% en las empresasindustriales involucradas y del 241% de los trabajadores industriales, según datos del Ministerio de Industria.

7 La más importante de las re-estatizaciones fue la de YPF, la principal empresa del país en materia de hidrocarburos,en 2012.8 Según datos del Ministerio de Industria se crearon de 229.000 PyMEs entre 2003 y 2014, de las cuales unas 17.000 se ubicaron en

el sector industrial. 9 Datos desocupación según INDEC del 2017 y datos de pobreza e indigencia de CIFRA (2015).10 En base al análisis de los datos de la Encuesta Nacional a Grandes Empresas, el Valor Bruto de Producción de las principales 500

empresas, si bien presenta un proceso de desconcentración entre 2012 y 2015, pasando de expresar del 26,2% al 24,3% del VBP del totalde la economía (INDEC, 2017), estos valores se ubican muy por encima de los años del régimen neoliberal, los cuales en 2001 eran del 16,6%.

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comercio exterior, al tiempo quese mantuvieron altos niveles de in-formalidad laboral y continuó unafragmentación en el mundo del tra-bajo que favoreció la fragmenta-ción sindical, dificultando la con-solidación del poder de los traba-jadores al interior de estas experien-cias de gobierno.

El neo-desarrollismo en Argenti-na atravesó dos etapas, donde laprimera de ellas fue de expansióneconómica y auge político. En Tra-bajo asalariado y capital, Marx sosteníaque “si el capital crece rápidamen-te, pueden aumentar también lossalarios, pero aumentarán con ra-pidez incomparablemente mayorlas ganancias de los capitalistas. Lasituación material del obrero habrámejorado, pero a costa de su situa-ción social. El abismo social que lesepara del capitalista se habrá ahon-dado” (1974:171). Este fenómenoexplica, en parte, la efectividad polí-tica del período de expansión liga-do a la mejora de los términos deintercambios, entre otros factores,que favorecieron a las economías

latinoamericanas, en un cuadro dis-tributivo que, sin ser alterado demodo estructural, dio lugar a una si-tuación calificada por distintos inves-tigadores como de “todos ganan”(Varesi, 2013; Wainer, 2016), en tantohabía margen para mejorar las con-diciones de fracciones de clases tan-to dominantes como subalternas.

Sin embargo, las condiciones ex-ternas como internas del períodode expansión, comenzaron a ago-tarse, abriendo una segunda eta-pa. Por un lado, a nivel externo asis-timos a distintos efectos produci-dos por la crisis capitalista mundial,que comenzaron a impactar en laeconomía local, y a una reversiónparcial de los términos de intercam-bio que volvió a instalar un escena-rio de creciente escasez de divisas.Por otro lado, a nivel interno, eldescenso del desempleo, el desplie-gue de diversas políticas sociales yla recuperación salarial, productode la ampliación de los convenioscolectivos de trabajo, comenzó amovilizar crecientes recursos a lasclases subordinadas, lo cual comen-

zó a ser visto como una amenazapor las fracciones del gran capital.Esto se vincula a que, como seña-laba Marx, la ley general que rige elalza y la baja del salario y la ganan-cia en sus relaciones mutuas se hallaen razón inversa: “La parte de quese apropia el capital, la ganancia,aumenta en la misma proporciónen que disminuye la parte que letoca al trabajo, el salario, y vicever-sa. La ganancia aumenta en la me-dida en que disminuye el salario ydisminuye en la medida que ésteaumenta” (1974:169). El agotamien-to del período de expansión conun excedente susceptible de ser re-partido para mejorar simultánea-mente las condiciones de las distin-tas fracciones dominantes y subal-ternas, puso fin a los escenarios deestabilidad política y a la toleranciade las clases dominantes locales so-bre los gobiernos populares y pro-gresistas, deteriorando el alcance delas estrategias de pacto social y es-tableciendo una contra-ofensiva delcapital concentrado en todas lasdimensiones, tanto política e ideo-

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lógica como económica y social.En ese contexto, se hicieron visi-

bles distintos signos de desgastedel neo-desarrollismo, como la cri-sis energética, la merma de las re-servas internacionales de divisas delBanco Central, una inflación altaconstante y el deterioro de las cuen-tas públicas. Como señalan Schunk yotros (2014), la economía argentinaempezó a mostrar las limitacionespropias de un país que, a pesar delos avances, no logró romper conla dependencia y comenzó a acu-mular una serie de desequilibrios queamenazaron a obstruir la senda de“crecimiento con inclusión social”que se había trazado. Pero, comosostienen dichos autores, estos pro-blemas estructurales alcanzan por símismos para derribar los modelosdistributivos, sino que requieren de undespliegue en términos político-ideo-lógicos, orientados a darle un signifi-cado particular a los factores econó-micos, a articular el descontento, do-tándolo de una salida política: el cam-bio de gobierno (Schunk et al, 2014).Éste se materializó en el balotaje de2015 con el triunfo de Macri, al fren-te de la alianza Cambiemos, favore-cido también por las propias imperi-cias de la fuerza oficialista y su con-ducción en dicha coyuntura electoral.

4.2. El gobierno de Macri:revancha clasista,neoliberalismo yneocolonialismo

En Argentina, la llegada de Ma-cri al Poder Ejecutivo nacional mar-

có el comienzo de una ofensiva declase en todas las dimensiones dela sociedad trazando diversas estra-tegias de re-concentración del po-der y ejerciendo importantes cam-bios tanto en el proceso de acumu-lación de capital como en la formade Estado.

En este sentido, la alianza Cam-biemos comenzó a instaurar unconjunto de transformaciones decarácter estructural, coherentecon la representación de las frac-ciones más concentradas del blo-que en el poder que dicha fuerzamaterializa en el Estado. La com-binación de una profunda devalua-ción, del 60%, con la baja y una eli-minación masiva de los impuestosa la exportación (retenciones) alagro, industria y minería, junto conla creciente desregulación del co-mercio exterior, como la elimina-ción de los cupos de exportación,comenzaron a generar serias con-secuencias. Por un lado, otorgaroningentes ganancias para el puñadode grupos que concentran las ex-portaciones11 y, por otro, forzaronun fuerte deterioro del salario real,en razón del efecto de estanflaciónque produjo, o sea, de estancamien-to económico, con contracción delPBI en -2,3% en 2016, sumada auna alza inflacionaria, del 40,9% endicho año. Esta estanflación com-binada con los límites a las parita-rias generaron una caída del salarioreal, de distinto nivel según el sec-tor, que arrojó un saldo de 1.500.000personas que cayeron en la pobrezay 600.000 en la indigencia en el pri-

mer año de Cambiemos. Estas po-líticas de shock distributivo bus-caron incidir sobre la contradic-ción entre trabajo y capital moti-vando una transferencia directa delos sectores populares a los secto-res económicos más concentrados:en números concretos significa una“transferencia de ingresos del tra-bajo al capital en torno de losU$S16.000 millones, producto dela caída de la participación de lostrabajadores en el ingreso nacio-nal del 37,4% en 2015 al 34,3% alaño siguiente” (CIFRA, 2017:2).

Este proceso concentrador seprofundizó con otros factorescomo la reforma impositiva, des-plegada en dos momentos. En unprimer paso, dado en 2016, ade-más de la quita de retenciones, serebajaron impuestos a la comprade bienes de lujo (autos de altagama, yates y aeronaves), y se hizouna reforma integral al impuesto deBienes Personales en valores cerca-nos al 40%, entre otros. En un se-gundo momento, en 2017, se desa-rrolló una nueva reforma tributariacon baja de contribuciones patro-nales a la seguridad social y reduc-ciones en impuestos a las ganancias,entre otros. Estas políticas de quitade impuestos a los sectores de ma-yores ingresos, consolidan las trans-ferencias de recursos al gran capital,bajo el manto de un paradójico dis-curso que propone como objetivola reducción del déficit fiscal mien-tras, de hecho, lo ha multiplicado12.

Otra pieza clave es el “tarifazo”,el cual en solo dos años del gobierno

11 En 2015 unas 50 empresas explicaron el 64% del valor total exportado, concentración aún más dramática en el agrodonde unas 10empresas exportaron, en dicho año, el 63% de los granos.

12 Así, en 2018 “Los privados embolsarán 31 mil millones de pesos por la reducción de contribuciones patronales, 29 mil millones porla baja de Ingresos Brutos y 21 mil millones por la reducción de la alícuota de Ganancias a las sociedades que no repartan utilidades, entreotros conceptos” (Página 12, 11/1/2018), reportando más de 103 mil millones a las empresas.

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de Macri, presentó aumentos side-rales en servicios sensibles como elgas en 1297%, el agua en 664%, laenergía eléctrica en 1490% y el trans-porte en 105%, deteriorando grave-mente las condiciones de vida de laclase trabajadora y poniendo en cri-sis a la fracción de PyMEs.

Las PyMES, a su vez, debieronenfrentar la liberalización de lasimportaciones, la caída del consu-mo y el aumento en las tasas de in-terés internas. Y, en tanto las PyMEsocupan un lugar central en la gene-ración de empleo en Argentina, elcorrelato de este proceso comenzóa materializarse en un veloz aumen-to de la desocupación, que llegó asu punto más alto del 9,3% en el IItrimestre de 2016, con un salto de2,7 puntos porcentuales respecto delmismo trimestre de 2015 cuandose ubicaba en 6,6%. Con el retornodel neoliberalismo, se vuelve a in-crementar el “ejército de reserva”de desocupados, que analizaraMarx en El Capital, orientado adisciplinar al conjunto de la claseobrera y limitar su capacidad dereclamo. De este modo, observa-mos como en Argentina el grancapital busca en un mismo movi-miento deteriorar las posiciones yrecursos captados no sólo por laclase trabajadora sino también porla pequeña y mediana burguesía alinterior del proceso de acumula-ción, generando un nuevo hito deconcentración.

Este proceso de clara improntaneoliberal también se evidenció alinterior de las propias estructuras delEstado. Así, el Estado desplegó unproceso de despidos al ritmo delajuste en áreas y programas de in-clusión social, salud, educación, cien-

cia y tecnología, y el achicamientode las empresas estatales, volvien-do a poner en boga la tesis liberaldel Estado mínimo13.

Otro factor clave de la estrategianeoliberal del bloque en el poder,es el retorno a los procesos de va-lorización financiera comoeje de acumulación, estimulado apartir del alza de tasas internas, ladesregulación del movimiento decapitales especulativos, la liberaliza-ción de compra y venta de divisasy el proceso de endeudamientoexterno. De este modo, se fue cons-truyendo el retorno a la tristementecélebre “bicicleta financiera” otroelemento icónico del régimen neo-liberal, cuyo mecanismo básico con-siste en que los grupos del gran ca-pital toman deuda a bajas tasas enel exterior, la vuelcan en colocacio-nes financieras a altas tasas de inte-rés en el mercado local y luego derealizar una renta, fugan ese capitaly toman nueva deuda para volvera comenzar el ciclo. Además, losdistintos grupos del boque en elpoder valorizan parte de su exce-dente de forma especulativa obte-niendo una renta extraordinaria, locual desalienta la inversión produc-tiva, reinstalando un escenario decreciente desindustrialización.

En materia de endeudamientopúblico, una primera concesión alcapital financiero transnacional sedio a través del pago a los fondosbuitres, para lo cual el Estado ar-gentino tomó deuda por unos16.500 millones de dólares, pagan-do valores muy por encima de loscanjes realizados en 2005 y 2010.Esto llevó a que Argentina sea elprimer país en abandonar la reso-lución que nuestro propio país ha-

bía logrado en la ONU para la re-estructuración de deuda soberana,mostrando no sólo un fuerte estre-chamiento de la autonomía relativa es-tatal en relación a los grupos finan-cieros sino también el avance haciala subordinación en la estrategia im-perialista sobre la región.

El pago a los fondos buitres ha-bilitó el retorno a los mercados fi-nancieros internacionales, a los cua-les el gobierno de Macri acudióincesantemente dando origen alproceso de endeudamiento másveloz de la historia nacional. Se-gún Lewkowicz (2017), la deudapública sobre el PBI pasó del 38%antes de la asunción de Cambie-mos al gobierno nacional, al51,2% en el primer trimestre de2017. Además, “Si a la nueva deu-da emitida por el Estado nacio-nal se le suma la renovación devencimientos y la emisión de lasprovincias y las empresas, los tí-tulos de deuda externa en mone-da extranjera desde diciembre de2015 llegan a 110.648 millones dedólares, lo que ubica al país en elprimer puesto, por lejos, en el ran-king global de endeudamiento”(Lewkowicz, 2017:1). El mismoautor, señala, a su vez, que el 75%de las divisas ingresadas a través delendeudamiento fueron principal-mente utilizadas para la especula-ción financiera, además del giro dedividendos y el déficit externo enturismo, culminando en la fuga decapitales hacia el exterior.

El carácter clasista del pro-yecto implementado por el go-bierno de Macri, se hace palpabletambién en que las principales ac-ciones del Estado para reducir eldéficit en las cuentas públicas. Si,

13 Seguimos aquí la definición de Matus (2007).

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por un lado, el déficit fiscal se in-crementó por las rebajas imposi-tivas al gran capital y el aumentodel peso del pago de intereses porla nueva deuda pública, por otro,el intento de reducirlo estuvo con-centrado en la quita de subsidiosligada al “tarifazo”, un ataquefrontal al sistema de jubilacionesy pensiones públicas, con rebaja ala actualización de haberes poruna $70 mil millones al año, quitade pensiones a discapacitados14,reducción de la cobertura médicaa los jubilados, y ajuste a los sala-rios del sector público, los cualesevolucionaron por debajo de lainflación, entre otras medidas. Así,desde una perspectiva de totali-dad, como la que propone Marx,es necesario entender que el pla-no de la política, la ideología y lacultura, tiene anclajes en las posi-ciones que los grupos sociales ocu-pan en la estructura. Por ello, esimposible entender las políticasdel macrismo sin comprender elcarácter de revancha de clase quecontiene su proyecto, identifican-do cuáles son las fracciones de cla-se que sustentan al gobierno ac-tual y a cuyos intereses sirve.

Este carácter clasista se manifies-ta las transformaciones a nivel delEstado gestadas bajo el gobier-no de Cambiemos y que han lle-vado a denominarlo como unaCEOcracia, un gobierno de losCEOs (Chief Executive Officers), entanto los referentes de las princi-pales empresas (banca transnacio-nal, hidrocarburos, distribucióneléctrica, telefonía, minería, entreotras) ocupan áreas centrales encada uno de los ministerios y se-cretarías del Poder Ejecutivo (CI-

FRA, 2016; Canelo y Castellani,2016). Este cambio en la formade Estado también nos permitecomprender la radicalidad quepresentan las medidas del plan eco-nómico y las serias incidencias queel mismo ejerce sobre el procesode acumulación.

El escenario de lucha de clasesrecrudece y las fuerzas popularesy el movimiento obrero desplie-gan conflictos, principalmente decarácter defensivo frente al ataquea sus derechos, sin lograr, por lopronto, articular una alternativapolítica unitaria y organizada pararesistir efectivamente el avance dela estrategia imperialista. Esta re-novada ofensiva del gran capitalse abre paso, por un lado, a travésdel control ideológico prove-niente de la concentración de losmedios de comunicación, eviden-ciado en el blindaje que los mis-mos le generan al gobierno (y que,en nuestro caso, fueron favoreci-dos por la liquidación de los as-pectos antimonopólicos la Ley demedios), y por otro, a través de laviolencia, con persecución ideoló-gica, criminalización y represiónde la protesta social, el acoso judi-cial y aprisionamiento político dedirigentes sociales como MilagroSala, incluyendo el asesinato demilitantes populares como Santia-go Maldonado y Rafael Nahuel,entre otros.

La particularidad de esta ofen-siva de clase es que con Cambie-mos en el gobierno, se hace máspalpable que nunca el rol de Es-tado como momento de unidadpolítica del bloque en el poder(según dijera Poulantzas, 1981), yaque el poder político, económico,

mediático y judicial, golpean en unsolo puño con el fin de recuperarlos privilegios perdidos y generarun nuevo hito de disciplinamientosobre las clases subalternas en to-das las dimensiones de nuestra so-ciedad. Pero en la estrategia deCambiemos no todo es coerción,el gobierno de Macri también bus-ca ir articulando algunas concesio-nes, desde el mantenimiento de una“tarifa social” para los sectores demenores ingresos, el sostenimien-to de importantes partidas de pla-nes sociales para contener la am-pliación de indigencia y acrecentarel poder territorial del oficialismo,entre otros, al tiempo que buscagestar un nuevo sentido común decarácter individualista y empresa-rial para legitimar el nuevo orden.

A su vez, el legado marxista deintegrar múltiples escalas, nos lle-va a indagar cómo impactan y searticulan orgánicamente estos cam-bios a nivel nacional, con los nive-les regional y global. Así, observa-mos algunos aspectos claves delcambio de posición de la Argenti-na en la disputa global que atra-viesa el continente, tales como lamodificación de las alianzas regio-nales, el retorno a la subordina-ción de Argentina a la estrategiade EEUU y, en ese sentido, el finde la búsqueda de un orden mul-tipolar. Hechos que confirmaneste giro en materia de políticaexterior son, entre otros, el pasa-je de la alianza a la confrontacióncon el gobierno bolivariano de Ve-nezuela, el apoyo al golpe institu-cional que derrocó a Rousseff enBrasil y la convalidación del go-bierno de Temer, la articulación delgobierno de Macri, Temer y Cartes

14 Solo en el primer semestre de 2017 se dieron 71.706 pensiones por invalidez, en un esquema que sumó requisitos restrictivos y trabasburocráticas para contraer el aporte estatal a quienes más lo necesitan.

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para bloquear el acceso de Vene-zuela a la presidencia pro tempore delMercosur y expulsarla del bloque,al tiempo que busca promover es-trategias de libre comercio, comoel tratado que impulsa en el Mer-cosur con la Unión Europea. Laapuesta por la liberalización comer-cial se visualiza también en la incor-poración de Argentina como ob-servador a la Alianza del Pacífico,el proyecto de integración liberalque relanza el espíritu del ALCA.Además, Macri junto a los gobier-nos de Chile, Brasil, Perú y Colom-bia, asestaron un golpe brutal a laintegración autónoma latinoame-ricana retirándose de la UNA-SUR, cuyos proyectos de resolu-ción sin injerencia externa de losconflictos internos, la conforma-ción de un propio Consejo deDefensa y la conformación deuna nueva arquitectura políticasudamericana eran vistos comouna amenaza por EEUU.

El apoyo del gobierno de Macrial bombardeo de Trump a Siriaconfirma la sumisión de la políticaexterior argentina a la estrategia be-licista de EEUU y sus aliados de laOTAN (Organización del Tratadodel Atlántico Norte) que pone almundo al borde de una nueva gue-rra mundial. En este camino, Ar-gentina se aleja en términos geopo-líticos de China y Rusia, volviendoa fomentar la unipolaridad mundialbajo la hegemonía norteamericana,habilitando la instalación de nuevasbases en nuestro país. Así, el gobier-no de Macri avanza en la entregade soberanía, dejando de lado elhistórico reclamo por Malvinas y lasislas del Atlántico Sur, y rescindeautonomía económica procurandoun nuevo pacto con el FMI. Nosenfrentamos así a una estrategia quecombina neoliberalismo con neo-colonialismo en tanto se gestan apartir de la acción conjunta del im-perialismo y sus socios locales para

reafirmar el yugo del gran capitaltransnacional sobre los pueblos.

5. Conclusiones. Desafíospara la clase obrera y elmovimiento revolucionario

Marx nos deja un vastísimo ar-senal conceptual para analizar lassociedades contemporáneas en tan-to logró desentrañar los aspectosprofundos que son estructurantesdel capitalismo. Pero su legado nosólo consiste en las herramientas deanálisis elaboradas sino en que, alcaptar el corazón del movimientode las sociedades, nos provee linea-mientos para su transformación enun sentido emancipador.

En este sentido, nos detuvimospara mencionar cuatro aspectosclaves del legado de Marx. Lacentralidad de los procesos pro-ductivos y del capital como rela-ción social contradictoria nos con-voca a indagar acerca de las carac-terísticas del proceso de acumula-ción. Esto implica abordar lastransformaciones orgánicas que segestan en la estructura atendiendoa su articulación dialéctica con losfenómenos superestructurales, anivel político, ideológico, jurídicoy cultural, en una estrategia analíti-ca que articula múltiples dimensio-nes y escalas, desde lo global a lolocal. Esta perspectiva de tota-lidad pone el foco, a su vez, enlas relaciones que ligan a los gru-pos sociales, las cuales no se danni natural ni pacíficamente, en tan-to la historia humana ha sido has-ta el presente una historia de lu-chas de clase, por lo cual analizarlos conflictos y su vinculación a lascontradicciones estructurales siguesiendo otro de los legados deMarx que muestran plena vigen-cia. Así, esta perspectiva relacio-nal y la centralidad de los con-flictos nos permiten comprenderlos movimientos de la historia y

trazar acciones sobre los mismos,incidiendo en su desarrollo.

Como señalara Antonio Gramsci(2008), Marx fue el creador de unagenuina concepción del mundoen tanto realizó el paso de la uto-pía a la ciencia, que involucra tam-bién el paso de la ciencia a la ac-ción; porque como decía Marx(1845) en la Tesis XI sobre Feuer-bach, los filósofos se estaban de-dicando a interpretar el mundo,pero de lo que se trata es de trans-formarlo. El marxismo como con-cepción del mundo ligada a las cla-ses subalternas se realiza luego enLenin, quien trascurre el mismo tra-yecto: es la materialización de esaciencia como momento de la ac-ción efectuada, es el realizador delmarxismo como concepción delmundo en la conformación del pro-letariado como clase dirigente, enalianza con el campesinado, gene-rando un bloque popular que diolugar a la fundación de un nuevoEstado: la Unión Soviética comoprimer Estado duradero de las cla-ses subalternas devenidas en domi-nantes. En ese sentido, es auspicio-so estar discutiendo hoy, en la tierrade Lenin y por invitación del Parti-do de Lenin, la vigencia y el legadode Marx, es decir, la vitalidad de estepensamiento para seguir indagandolos grandes desafíos que atraviesana nuestras sociedades y para apor-tar a trazar las líneas de acción ne-cesarias con el fin de avanzar haciala liberación de nuestra clase y denuestros pueblos.

En este sentido, ¿cuáles son losprincipales desafíos para la clasetrabajadora y el movimiento re-volucionario que enfrentamos enla actualidad?

A nivel global, aparece como unanecesidad del primer orden con-frontar la estrategia imperialistade salir de la crisis capitalista mun-dial a través de un nuevo ciclo deconcentración económica y despo-

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jo, que refuerza la unipolaridad. Éstase viene trazando en común con lossectores más poderosos de los blo-que en el poder de cada nación enbase al ajuste y reformas que apun-tan a una contracción de los sala-rios reales y una pérdida de dere-chos para los pueblos. Esta ofensi-va articula neoliberalismo yneocolonialismo con el fin de que-brar los procesos de integraciónautónomos y soberanos y volver aplantear la integración sólo en tér-minos de la transnacionalizacióneconómica y los tratados de librecomercio, con acuerdos que subor-dinan las Constituciones nacionalesa los mandatos de las grandes cor-poraciones del capital, buscandoexterminar el derecho a la libreauto-determinación de los pueblos.

América Latina tiene un lugardestacado en esta confrontación.Siendo la principal área de influen-cia y asiento territorial del imperia-lismo norteamericano (al punto deque estos la consideran como su“patio trasero”), el sostenimientode los gobiernos populares y de iz-quierda latinoamericanos que aúnresisten y la recuperación de lospaíses perdidos en mano de la de-recha neoliberal, se convierte tantoen una necesidad de la clase traba-jadora a nivel local como global.Esto se vincula a la posibilidad desaldar de forma superadora unadoble contradicción: la del trabajocon el capital y la de las nacionesoprimidas con el imperialismo. Asu vez, constituye una condiciónpara quitar peso a la estrategia beli-cista de EEUU y la OTAN y la ame-naza que vuelcan sobre el planetade una tercera guerra mundial, yque hoy tiene un escenario dramá-

tico en Siria, con cuyo pueblo y go-bierno nos solidarizamos, junto conPalestina y los otros pueblos deMedio Oriente que resisten el yugodel imperialismo y sus aliados.

En mi país, Argentina, tambiénestamos atravesando procesos cuyadefinición tendrá una seria inciden-cia en la lucha de clases regional yglobal. La estrategia imperialista seviene implementando bajo el go-bierno de Macri con una voraz re-concentración de los recursos enmanos del gran capital local y trans-nacional a costa de las condicionesde vida de los trabajadores, en basea una genuina revancha clasistaque avanza al ritmo del ajuste y lareforma estructural. Hoy, la limita-da articulación de concesiones y elpredominio de las estrategias coer-citivas hacia las clases subalternaspone límites a la posibilidad de losgobiernos neoliberales, como elde Cambiemos, de establecer unanueva hegemonía. Es ahí dondese presentan las principales ten-siones del proyecto restaurador,porque, por un lado, prevalece labúsqueda rápida de restablecer losprivilegios ligados a los interesescorporativos de las minorías másconcentrada del capital y tambiénpredominan los elementos coer-citivos: la represión, el aprisiona-miento político, la persecuciónjudicial, etc. Aunque, por otrolado, las usinas de pensamientooficiales se esfuerzan para generaruna legitimidad de las políticas,construir consensos en torno a ellasy perfilar nuevos valores e ideasindividualistas acordes a las visio-nes del gran empresariado.

En este contexto, se multiplicanlos conflictos y cada día más tra-

bajadores se vuelcan a las calles paradefender sus derechos. Sin embar-go, se manifiestan distintas limita-ciones desde la clase trabajadorapara poder articular el desconten-to, convertirlo en una fuerza políti-ca unitaria que integre a todos losafectados para avanzar hacia unasalida liberadora.

En fin, como recordaba Marx enEl dieciocho Brumario, la historia sepresenta dos veces primero comotragedia y luego como farsa: el neo-liberalismo en auge entre mediadosde los 70 y fines de los 90, es reim-pulsado hoy en las postrimerías dela segunda década del siglo XXI,en el marco de la contra-ofensivaimperialista. Estos “espíritus delpasado”, estas viejas ideas con nue-vos ropajes, retornan para lograrla tarea inconclusa del sometimien-to y despojo a los trabajadores delmundo y a las naciones subordi-nadas a las redes del imperio glo-bal. Es ante esta situación que setorna imperante la conformaciónde un gran Frente anti-neolibe-ral y anti-imperialista de carác-ter mundial, con proyecciones ha-cia el socialismo.

La historia se está escribiendo eneste preciso momento en las luchasque atraviesan todo el orden social,todas las dimensiones y escalas delas relaciones de fuerzas. Depende-rá de nuestra capacidad para com-prender las principales contradiccio-nes y actuar sobre ellas de formaliberadora, recreando y difundien-do las ideas de la revolución, orga-nizando a las clase subalternas queson el 99% de la humanidad, paravolver a poner en el centro al polodel trabajo subordinando al polodel capital.

Bibliografía

Boron, Atilio. 2009. “De la guerra infinita a la crisis infinita”, Bajo el Volcán, vol. 8, núm. 14, BeneméritaUniversidad Autónoma de Puebla. México.

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Hace doscientos años, el 5de mayo de 1818, nacióen Tréveris, Alemania

Carlos Marx quien desde mediadosdel siglo XIX, junto con su amigoy colaborador Federico Engels,generó una tradición de pensamien-to filosófico capaz de correlacio-nar teoría y práctica, interpretacióny transformación de la sociedad.Más allá de sus importantes apor-tes en el campo del conocimiento,con impactos en el posterior deve-nir de la ciencia y de las cienciassociales en particular, debe recor-darse que Marx no fue solo un teó-rico de extraordinario calibre, sinoun activo revolucionario involucra-do en disímiles formas de lucha afavor de los trabajadores y en la or-ganización de la clase obrera desdeuna perspectiva internacionalista.Con ese enfoque desarrolló unaprofunda teoría anticapitalista nosuperada aún y una prospectiva delcambio social a favor de la socie-dad comunista con capacidadespara movilizar a obreros y trabaja-dores, a otros sectores de la socie-dad y a intelectuales.

A pesar de esos valores y otrosque no hemos reflejado, teniendoen cuenta el tiempo transcurrido,pudiera preguntarse: ¿Tiene senti-do y perspectiva la obra de Marx

en el siglo XXI a pesar de ser unaconcepción que surgió en las con-diciones del siglo XIX?

La respuesta es positiva con dosacotaciones: 1) ni en la obra deMarx, ni en la tradición de pensa-miento que él generó encontrare-mos todas las respuestas para en-frentar el análisis del complejo pa-norama de principios del sigloXXI; 2) En su concepción delmundo y la sociedad sí encontra-remos muchas respuestas, por loque no es posible realizar ese aná-lisis eludiendo a Marx. Tampocopueden ignorarse su método de in-terpretación de la realidad – quese nutre de los datos que la histo-ria brinda-, y las claves que aportapara la transformación revolucio-naria a favor de una sociedad másjusta y equitativa.

Entre las razones que ratifican lavigencia del marxismo en las con-diciones contemporáneas, de mo-mento mencionemos dos: la re-producción ampliada de las lógi-cas del capital que han sido deter-minantes en la dominación impe-rial hasta nuestros días, confir-mando tesis planteadas por Marx,y la validez del paradigma mar-xista a favor de un nuevo tipo desociedad que barra con los viciosy contradicciones que el capitalis-

por Olga Fernández Ríos2

El bicentenario de Carlos Marx y los desafíosdel presente1

mo ha generado.

Una mirada al capitalismo hoy

En los años 90 del pasado siglo,como consecuencia del derrumbedel socialismo de Europa del Estey la URSS, en muchos lugares apre-suradamente se dictó sentencia de“muerte del ideal socialista” y eltriunfo definitivo del capitalismo,mientras que el debate sobre elmarxismo se centró fundamental-mente en la llamada crisis de esaconcepción, ignorando las comple-jidades y desviaciones que condu-jeron al retorno al capitalismo enaquellos países. Con más racionali-dad y serenidad hoy sabemos quela precaria realidad en que vivenmás de dos terceras partes de lahumanidad aporta muchísimas ra-zones para continuar inspirándonosen la obra de Marx y para refutarlos cuestionamientos de su vigen-cia y las dañinas versiones esquemá-ticas de que fue objeto o que sedesarrollaron en su nombre.

El contexto socioeconómico ac-tual muestra por sí mismo la vigen-cia del marxismo cuando el capita-lismo real mantiene la lógica dedesarrollo analizada por Marx yEngels que incluye el expansionis-mo de los intereses de la burguesía

1 Publicado en La pupila insomne, mayo de 20182 Historiadora. Doctora en Ciencias Filosóficas. Academia de Ciencias de Cuba: Profesora Titular, Investigadora Titular. Miembro de

la Junta Directiva de la Fundación Fernando Ortíz. Presidenta de la Sección de Ciencias Sociales de la SEAP (La Sociedad EconómicaAmigos del País). Especialidad de trabajo: Filosofía y Teoría Política.

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denunciado en el Manifiesto Comunista(1848). En ese texto se denuncianlas razones por las cuales laburguesía…”obliga a todas lasnaciones, si no quieren sucumbir,a adoptar el modo burgués deproducción, las constriñe a intro-ducir la llamada civilización, esdecir a hacerse burguesas. En unapalabra se forja un mundo a suimagen y semejanza”.

Como nunca antes el capitalismose ha mundializado con los negati-vos efectos que provoca el predo-minio del mercado y el crecimien-to de la exclusión social que perju-dica a seres humanos y a países con-siderados de segunda categoríaimpedidos de alcanzar altos nivelesde desarrollo. Sin acudir a estadísti-cas, a simple vista se observa la cre-ciente degradación que sufre el ca-pitalismo que cada vez más apela ala violencia para mantener sus inte-reses transnacionales, lo que se haacrecentado desde la segunda mi-tad del siglo XX.

Nuestra mirada al capitalismocontemporáneo tiene en cuenta dosvertientes. La primera se refiere almantenimiento de las lógicas delcapital analizadas por Marx, lo quetambién nos lleva a revisitar impor-tantísimas tesis de Lenin sobre laconversión del capitalismo en im-perialismo. La segunda se relacionacon el despliegue de mecanismosde dominación con un mantenidoy creciente uso de la violencia, sinolvidar que el capitalismo ha aten-tado simultáneamente contra losdos pilares de la vida en este plane-ta: la naturaleza y el ser humano, loque ha sido visible desde los pro-cesos de colonización cuando sedestruyeron territorios, recursosnaturales y pueblos originarios.

Hay innumerables evidencias quemuestran que el desarrollo del ca-pitalismo a lo largo del siglo XXno ha logrado erradicar la pobrezaextrema, ni las desigualdades socia-

les. Tampoco ha logrado racionali-dad en el uso de los recursos natu-rales y energéticos, graves proble-mas que no pueden desvincularsedel sistema en el que se han desa-rrollado. El panorama actual mues-tra cómo el capitalismo, en su for-ma neoliberal, fragmenta cada vezmás a las sociedades, ahonda lasbrechas socioeconómicas entre se-res humanos y entre países; repro-duce las lógicas violentas de la do-minación, incluyendo un perversouso de la ciencia y la tecnología con-tribuyendo a una situación interna-cional muy compleja en la que nohan faltado el terrorismo de Esta-do, la ideología del fascismo, y lareafirmación del individualismomás exacerbado, a la vez que losgrandes centros del capital son losalimentadores fundamentales deltráfico de drogas internacional.

Teniendo en cuenta ese escena-rio, las razones de la vigencia de laobra de Marx están, en primer lu-gar, en la propia existencia del ca-pitalismo cuando, independiente-mente de nuevas fórmulas técni-co-organizativas y de dirección yotros cambios dentro del propiosistema, sus contradicciones, lejos desolucionarse, se han acentuado. Susrelaciones mercantiles hoy inclu-yen el trasiego de órganos vitalesdel ser humano y recursos natu-rales, así como los logros de laciencia y la técnica, los avances delas comunicaciones y de las técni-cas de información.

Pero también hay que reconocerque el capitalismo tiene otras for-mas de actuar. Junto con la violen-cia y la barbarie, tiene la capacidadde presentarse con un rostro atrac-tivo que transita a través de la cul-tura de la imagen y la palabra quele acompaña durante siglos, de for-ma tal que todo lo que es funcionallogra imponerse, de una u otra for-ma, como práctica cultural que lle-ga a penetrar a millones de seres

humanos en todo el planeta. Congran habilidad se ha promociona-do una cara bonita de ese sistemacon símbolos en la cultura del en-tretenimiento, en los medios masi-vos de comunicación, en la moday en la difusión de una ideología afavor del modo de vida capitalistaque, para millones de seres huma-nos en todo el planeta, no deja deser más que un ideal irrealizable.

No hay que esforzarse muchopara mostrar que la cultura de mer-cado que tiene su centro en EEUUcomo negocio e instrumento dedominación y de exclusión social,ha generado espacios de silencio enla sociedad y formas de sumisiónsostenidos por el miedo, que lamen-tablemente puede funcionar comoun elixir paralizante: miedo a la re-presión, a las guerras, al desempleo,a enfrentar las consecuencias delendeudamiento, o a enfrentar losdesplazamientos identitarios que elsistema ha generado en forma delas llamadas tribus urbanas, mafias,pandillas juveniles o a través del cre-cimiento de la violencia hacia mu-jeres y niños. Pero lo más atroz deesa anticultura, es que trata de opa-car la violencia económica y bélicainherente a la naturaleza del capita-lismo, lo que de hecho trae apare-jado discriminación y violencia con-tra los pobres y los sectores consi-derados marginales, que pasan a serlos grandes culpables a castigar,ocultándose la verdadera causa quelos hacen marginales: la desigualdade inequidad social. Es como un cír-culo vicioso del que nunca habrá sali-da si no se escarba en sus causales.

Lo cierto es que la dominacióncapitalista cada vez más trata de rea-lizarse también desde lo cultural paraopacar el lado de la violencia y labarbarie, por lo que también debeenfrentarse desde lo cultural, a pesarde que eso entraña muchos desafíose interrogantes. En esa dirección arri-bamos a una perspectiva que suma

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a favor de la vigencia del legadode Marx: la contraposición de dospolos opuestos, la cultura de ladesesperanza, la violencia y la gue-rra y la cultura de la esperanza, dedignificación humana, de justicia,solidaridad, internacionalismo, resis-tencia y autoestima de los pueblos.

La primera trata de doblegar laira y la esperanza popular para lo-grar un mundo más justo; apuestaal desmontaje de los paradigmas yde los símbolos asociados a cam-

bios emancipatorios, profundiza enlas debilidades y no en los logrosde los países que han decidido rea-lizar procesos antimperialistas osocialistas. El segundo polo cultu-ral a favor de la dignificación hu-mana, es en el que se inserta el lega-do de Marx, con la peculiaridad deser capaz de articularse con las másavanzadas corrientes de pensamien-to y de tradiciones nacionales pro-

gresistas. También porque no entraen contradicción con valores fun-damentales de esas tradiciones yporque expresa lo intercultural fren-te a las lógicas de la colonialidadpropias del capital.

La necesaria relectura delpensamiento de Marx sobrela nueva sociedad

Este es un plano del análisisimposible de soslayar, muchomenos desde Cuba donde desde

hace cerca de 60 años se despliegaun proceso de transición socialistaen condiciones muy adversas, entreotras razones por la multifacética ypermanente agresividad e injerenciade sucesivos gobiernos de EstadosUnidos. Se trata de un proceso quenos ha obligado a repensar la teoríay la práctica socialista del siglo XX.Muchos debates se han suscitado enlos que se ratifica con fuerza la con-

tinuidad del socialismo despojado deinterpretaciones esquemáticas.

En la obra de Marx y en la tradi-ción de pensamiento que generó, serevelan las contradicciones que sur-gen entre teoría y práctica cuando, sibien la primera resulta indispensa-ble para la transformación revolu-cionaria, mal concebida o mal ad-ministrada, puede convertirse en unatraba al desarrollo de la sociedadanti capitalista. Al igual ocurre silas decisiones coyunturales pierden

de vista el ideal de sociedad al quese aspira.

Lo cierto es que la transición so-cialista requiere de fundamentos teó-ricos, de una teoría abierta y críticacomo lo es el marxismo, capaz deexplicar la dialéctica entre interpre-tación, proyección y transforma-ción de la sociedad, lo que es fun-damental en los procesos de rupturarevolucionaria con el capitalismo.

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En la obra de Marx hay una con-cepción de la nueva sociedad, cien-tífica y políticamente fundamenta-da, con claves vigentes que no son“recetas” sobre una u otra formade realizar la transición hacia unnuevo tipo de sociedad. Hay unaconcepción global, pero no encon-traremos modelos, sino fundamen-tos que aportan a la identidad deese proceso. En ninguna obra seexponen detalles o fórmulas espe-cíficas que debieran adoptarse, nohay indicaciones, ni precisiones quesolo pueden trazarse a partir de loscontextos históricos específicos.

En otras palabras, el marxismova a las esencias y no a las formasen que se produce la transición so-cialista. Precisamente esa acertadacombinación de aportar un nuevoproyecto de sociedad sin moldespreconcebidos, hace que la obra deMarx sea una importante arma cien-tífica, ideológica y política. No cabela menor duda que en las condi-ciones del mundo actual debe em-prenderse una tarea gnoseológicacon relación a los fundamentosmarxistas del proyecto socialista,teniendo en cuenta que siempre, deuna u otra forma esa sociedad ten-drá cauces inéditos, o al menos mu-chos de sus componentes y con-tradicciones, serán inéditos.

En este aspecto hay aportes deimportancia estratégica cuando seconcibe la nueva sociedad comocambio civilizatorio y cultural queno se inicia dentro del capitalismo,sino que requiere de un contradic-torio período que desde sus iniciosdebe construir un sistema deemancipación integral que favo-

rezca al ser humano individual y ala sociedad en toda su multiplici-dad. Se trata de un proceso en elque deben gestarse las nuevas re-laciones de producción y transfor-marse las correlaciones entre inte-reses individuales y sociales, entrerealizaciones materiales y espiritua-les, cultura, ética y valores.

Una idea clara atraviesa la con-cepción de Marx sobre la nuevasociedad cuando señaló que el co-munismo “no es un estado quedebe implantarse, un ideal al que hade sujetarse la realidad. Nosotrosllamamos comunismo al movimien-to real que anula y supera el estadode cosas actual.

Las condiciones de este movi-miento se desprenden de la pre-misa actualmente existente”. Estatesis encierra un valor metodológi-co como corresponde a un con-cepto científicamente fundamenta-do. Se trata de la terrenalidad delideal de sociedad que se levanta apartir de las condiciones históricas,de las contradicciones e interesesque marcan un contexto social de-terminado.

Son temas que atraviesan la obrade Marx y Engels en la que seidentifica comunismo como pro-ceso de emancipación y recupera-ción humana cuyas coordenadasapuntan a lograr transformacionespensadas por y para las masas po-pulares. Mientras el capitalismo cul-tiva posiciones que favorecen elexclusivismo de la política a favorde élites de poder, convertidas hoyen partidos con fines electorales, elmarxismo contribuye a la construc-ción de subjetividades, reivindica el

derecho de que todos seamos acto-res políticos, sujetos de la política yese es un importante reto de la tran-sición socialista en cualquier lugar.

Dos comentarios finales

1.- En las circunstancias creadaspor el capitalismo y exacerbadasen la actualidad, todo apunta a re-conocer la imposibilidad de ese sis-tema para eliminar el deterioromedioambiental, la pobreza extre-ma, la explotación económica y lasgrandes brechas de desigualdadsocial, por lo que sigue en pie lapropuesta de Marx encaminada ala búsqueda de un nuevo paradig-ma de desarrollo de la sociedadopuesto al capitalismo.

2) Hoy son millones los quesienten el efectivo poder de lasideas y aportes de Marx y Engelsque significan un acumulado depensamiento y acción revolucio-naria a favor de la búsqueda deun mundo mejor. Es un pensa-miento que algunos considerancomo punto de no retorno y queAntonio Gramsci entendió muybien cuando señaló que Marx ini-ció intelectualmente una era his-tórica que probablemente durarásiglos; Jean Paul Sartre la conci-bió como irrebasable filosofía denuestros tiempos y Fidel Castrolo incorporó en sus concepcionesreconociendo que … “Mientrasmás madura mi conciencia políti-ca, más admiro a Marx, porqueél vio la solución con el corazón,con la inteligencia, con la ciencia ycon la conciencia”.

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El 5 de mayo de 1818 nacíaen Trier, en la actual Alemania, de una familia de cla-

se media para los patrones de laépoca, Karl Heinrich Marx, el hom-bre que se convertiría en la figuramás importante de la historia mun-dial reciente. Karl Marx en conjuntocon su amigo Friedrich Engels pu-

blicaron diversas obras que se con-virtieron en el cuerpo teórico de loque se conoció como el Marxismo.

El Marxismo nació en EuropaOccidental como resultado del de-sarrollo económico-social del capi-talismo y del ascenso de la Cienciacomo paradigma orientador de lassociedades humanas. Antes de

Marx, los diversos tipos de pensa-miento socialista existentes eran utó-picos y no conseguían cumplir latarea de explicar los orígenes del sis-tema capitalista y trazar un panora-ma concreto para la superación deeste último. Le tocó al pensador ale-mán el enorme emprendimientode elaborar una teoría científica del

1 Doctor en Teoría del Socialismo con Características Chinas por el departamento de Marxismo de la Universidad del Pueblo de China.Colaborador de la Comisión de Política y Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Brasil (PCdoB)

por Gaio Doria1

La vitalidad del legado de Marx

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socialismo. Aunque el marxismo tie-ne su origen en un determinado re-corte geográfico, posee un carác-ter general pues sintetizó miles deaños del desarrollo cultural de lahumanidad, particularmente de lasgrandes conquistas del pensamien-to humano en el siglo XIX, en par-ticular la filosofía clásica alemana,la economía política británica y elsocialismo utópico francés, comoexplicó Lenin en la famosa serie detextos Las Tres Fuentes.

El gran éxito del marxismo fueser capaz de sintetizar estas tres fuen-tes en un profundo análisis científi-co -basado en la práctica- de las ten-dencias generales de la sociedad ca-pitalista y de la lucha de las clasesdesarrollada en su seno. A través delmaterialismo histórico, el Marxismoestudia las tendencias que caracteri-zan la reproducción material de lassociedades humanas con el objeti-vo de comprender su evolución his-tórica. Al traer una perspectiva ma-terial de la práctica social de loshombres, rompió con las interpre-taciones idealistas de los fenómenossociales dentro de las sociedadeshumanas, explicó el origen de ladesigualdad, de los conflictos socia-les, entre otros ejemplos.

Además, el Marxismo es una teo-ría científica que asume una claraposición de clase. A diferencia delas teorías burguesas que escondensus preferencias clasistas detrás deuna pretendida imparcialidad cien-tífica, el Marxismo asume la visiónde mundo del proletariado, de laclase obrera, de las masas popula-res. Lenin sintetizó este hecho deforma brillante: “La doctrina deMarx suscita en todo el mundo ci-vilizado la mayor hostilidad y el odiode toda la ciencia burguesa (tanto laoficial como la liberal), que ve en el

marxismo algo así como una “sec-ta perniciosa”. Y no puede espe-rarse otra actitud, pues en una so-ciedad que tiene como base la lu-cha de clases no puede existir unaciencia social “imparcial”. De unou otro modo, toda la ciencia oficialy liberal defiende la esclavitud asala-riada, mientras que el marxismo hadeclarado una guerra implacable aesa esclavitud. Esperar que la cien-cia sea imparcial en una sociedadde esclavitud asalariada, sería la mis-ma absurda ingenuidad que esperarimparcialidad por parte de los fa-bricantes en lo que se refiere al pro-blema de si deben aumentarse lossalarios de los obreros disminuyen-do los beneficios del capital.”2

Así, el Marxismo se convirtió enla forma en que el proletariadocomprende el mundo y su princi-pal arma ideológica en la lucha declases para su emancipación. ElMarxismo representa, desde el pun-to de vista científico, los interesesde la gran mayoría de los seres hu-manos y la búsqueda por la realiza-ción de los intereses fundamentalesde la clase obrera. Su objetivo esponer fin a la última forma anta-gónica de reproducción materialpara liberar a la humanidad y pavi-mentar un camino para el desarro-llo pleno del ser humano. En suma,acabar con lo que Marx llamaba“prehistoria humana”, períododonde la lucha de clases pauta ladinámica de las sociedades.

Es por eso que el pensamientode Marx, desde su surgimiento, su-frió las mayores hostilidades y elmayor odio por parte de las cien-cias burguesas y de los países capi-talistas. A lo largo de su existencia,el marxismo fue víctima de una so-fisticada campaña internacional dedifamación y descrédito. Los paí-

ses capitalistas gastaron millones dedólares para destruir la credibilidaddel socialismo científico, particular-mente cuando éste ganó concre-ción en las experiencias socialistasdel siglo XX. Hasta los días actua-les, los medios y la academia de lospaíses occidentales reproducen losmismos slogans desarrollados con-tra el marxismo. Ninguna otra teo-ría científica soportó tanta presión.En este sentido, es impresionanteque el pensamiento de Marx no sólohaya logrado vencer a sus oposito-res, sino también preservar su vi-gor y valor científico.

Esto se debe a que el socialismoes el hermano gemelo del capitalis-mo, ambos nacieron juntos en la Re-volución Industrial. Mientras el sis-tema capitalista paute el desarrollode la humanidad, el marxismo ja-más perderá su vitalidad. Por esoes seguro afirmar que es imposiblepensar y comprender la historia re-ciente sin tener en cuenta la obra deeste pensador alemán. No por ca-sualidad, siempre que el mundoentra en períodos de turbulencias ycrisis económicas, asistimos a unretorno a Marx.

En una encuesta en internet, laBritish Broadcasting Corporation(BBC) realizó una selección paradescubrir cuál sería el “Pensador delMilenio”. Los resultados apuntarona Karl Marx en la cima de la listacomo el mayor pensador del mile-nio. Cuando estalló la crisis finan-ciera internacional de 2008, huboun aumento sustancial en las ventasde su obra maestra El Capital portoda Europa. En una conferenciaen la Facultad de Economía, Ad-ministración y Contabilidad en laUniversidad de São Paulo (FEA-USP) en Brasil, el 16 de noviembrede 2014, el economista francés

2 http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Lenin(SP)/CPM13s.html

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Thomas Piketty, autor del consa-grado libro El Capital en el Siglo XXdeclaró que “Marx es posiblemen-te más importante que Jesús”. Ensuma, incluso después de innume-rables intentos de exorcismo, el es-pectro de Marx todavía ronda porel mundo.

La razón detrás de esta impre-sionante vitalidad se debe a que estateoría logra sostener la veracidadde sus tesis a lo largo del tiempo.La metodología del Marxismo y sucuadro teórico son científicas: Elmaterialismo histórico y el materia-lismo dialéctico son instrumentosteóricos fundamentales utilizadospara analizar las contradicciones in-herentes al sistema capitalista, des-cortinar las tendencias generales deldesarrollo de la historia y señalar ladirección correcta para el desarro-llo de la humanidad.

El documento político más im-portante y de mayor impacto de lahistoria reciente, el Manifiesto Comu-nista, publicado en 1848, sigue sien-do más actual que nunca es unejemplo de esta vitalidad. Aunquehay partes del texto desfasadas, laexposición realizada por Marx yEngels sobre el desarrollo de la so-ciedad capitalista parece haber sidoescrita hoy. Es por eso que hastalos días actuales, 170 años despuésde su publicación, el Manifiesto to-davía orienta al movimiento comu-nista internacional.

Al contrario de lo que propagalos slogans anticomunistas, el Mar-xismo no es una teoría estática, sinoun sistema teórico que evoluciona alo largo del tiempo, siempre avan-zando y enriqueciendo su desarrolloen la práctica, principalmente en lospaíses donde fue combinado con lascondiciones nacionales. En este sen-tido, los casos soviético, chino, viet-

namita, cubano y coreano, entreotros, todavía brillan como ejemplosimportantes del desarrollo prácticoy la vitalidad teórica del marxismo.

Por eso, elegir el marxismo paracomprender el mundo es escoger ellado correcto de la historia. Man-tener el espíritu crítico y el análisishistórico marxista es imprescindi-ble para desnudar la dinámica delos tiempos y evitar caer en opor-tunismos que apuntan al Marxismocomo una concepción superada.

Así, la perspectiva ofrecida porel historiador marxista británicoEric Hobsbawm, en su libro Sobrela historia, debe ocupar el orden deldía para todos los marxistas: “Encuanto al futuro previsible, tendre-mos que defender a Marx y el mar-xismo dentro y fuera de la historia,contra aquellos que los atacan en elterreno político e ideológico. Alhacer esto, también estaremos de-fendiendo la historia y la capacidaddel hombre de comprender cómoel mundo vino a ser lo que es hoy,y cómo la humanidad puede avan-zar hacia un futuro mejor”.3

El 5 de mayo de 2018 se con-memoraron los 200 años del naci-miento de Marx. Diversas activi-dades como seminarios académi-cos, actos políticos, entre otros, serealizaron en diversos países conmotivo de esta fecha. Numerososmedios de comunicación informa-ron de las celebraciones y publica-ron diversos análisis sobre la im-portancia y relevancia del marxis-mo para los días actuales. El Parti-do Comunista de China, por ejem-plo, reafirmó su compromiso teó-rico con el comunismo, reafirman-do su adhesión al Marxismo comoteoría guía para gobernar y pro-mover el desarrollo de China. Se-gún el secretario general del Parti-

do Comunista de China, Xi Jinping:“Es perfectamente correcto que laHistoria y el pueblo escojan el Mar-xismo, así como el Partido Comu-nista de China escriba el marxismoen su propia bandera, siga el princi-pio de combinar los principios fun-damentales del Marxismo con la rea-lidad de China, y continuamente adap-te el marxismo al contexto chino y alos tiempos”. “La teoría de Marx to-davía brilla con la luz de la verdad”.

Si en la teoría el Marxismo sigueimbatible, en la práctica las expe-riencias socialistas sufrieron diver-sas derrotas. Sin embargo, esto nosignifica que el socialismo ha deja-do de ser un horizonte viable. Alcontrario, en un mundo de recur-sos finitos donde prevalece un sis-tema de acumulación infinita basa-do en la destrucción de la naturale-za, el socialismo no es sólo una so-lución, es la única alternativa viablepara el futuro de la humanidad.

La historia demostró que sólo elmarxismo fue capaz de organizar lasfuerzas populares y conducirlas ha-cia la construcción de un proyectonacional soberano, socialista y popu-lar. Todos los países que experimen-taron sistemas de gobierno marxis-tas conocieron una prosperidad so-cial sin paralelo en sus contextos na-cionales. Incluso aquellos donde elcapitalismo ha sido completamenterestaurado y el poder popular derri-bado, todavía se cosechan los fru-tos de la herencia práctica del mar-xismo. Así, la lección permanece,sólo los países que se adhirieron almarxismo lograron cambiar su po-sición en el sistema internacional,modernizar la economía y sociedad,elevar el nivel de vida de su puebloy orientarse hacia un futuro socia-lista, donde la humanidad se desa-rrollará en su pleno potencial.

3 Hobsbawm, Eric. Sobre História. São Paulo: Companhia de Bolso, 2013, p.183

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Es fabulosa la velocidad con que se producen cambios en los cli-mas de época, pasando de la feroz soberbia de la contrarrevolución conservadora que se entronizó a escala mundial tras la desar-

ticulación de la URSS, hasta la actual resurrección del marxismo al calorde la crisis capitalista.

Esto nos hace reflexionar frente a esta suerte de milagro de Lázaro quese opera sobre la figura de Karl Marx y su teoría. Dos décadas despuésde la caída del muro de Berlín y de la boutade de Francis Fukuyama cuan-do declaró el fin de la historia, la reputación de Marx opera un resurgi-miento asombroso. En los últimos años ha dejado de ser el hombremaligno responsable de los campos de la muerte de Camboya, de loscampos de trabajo de Siberia y se lo considera el analista más agudo delcapitalismo moderno.

Marx vuelve a “cotizar en bolsa” después de 150 años, señaló el NewYork Times ante el 150 aniversario del Manifiesto Comunista, texto quevislumbró, más que ningún otro, el poder imparable del capitalismo paracrear riqueza, predijo que conquistaría el mundo y advirtió que la globali-zación inevitable de las economías y culturas nacionales tendrían conse-cuencias dolorosas y en definitiva nefastas para la humanidad.

Hoy a comienzos del siglo XXI, cuando los gobiernos occidentales seenfrentan al huracán económico del fundamentalismo, del mercado libreaplicado por el consenso de Washington que fuera auspiciado fuertemen-te por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, cuando los colapsos financie-ros suscitados al calor de la crisis que comenzó en el año 2008 y que,como hemos comentado en varias oportunidades, es de carácter tan pro-fundo que se la podría definir como una crisis del conjunto de la civiliza-ción capitalista, la voz de Marx vuelve a sonar como la de Casandra, cadavez más fuerte.

El consenso capitalista neoliberal posterior a 1989, el punto finaldecretado por Fukuyama a la evolución ideológica de la humanidad, ala que presentaba como dispuesta a dejarse construir sobre el naufra-gio histórico del comunismo, entraron en profunda crisis y allí estabaMarx esperando.

¡Marx ha vuelto!, exclamó el Times desde su portada en 2008 cuan-do se hundieron los mercados bursátiles, se nacionalizaron bancos y,hasta el cada vez más repudiable presidente francés Nicolás Sarkozy, fuefotografiado mientras hojeaba “El Capital”, que de paso sea dicho fue ellibro que se proyectó al primer lugar de ventas en la lista de los Best Sellersen Europa, particularmente en Alemania.

Marx cabalga de nuevoA partir de la crisis capitalista del 2008, el debate sobre la actualidaddel pensamiento marxista se dio en buena parte del mundo, sus libros,sobre todo El Capital, aparecieron en las listas de los más vendidos yuna enorme cantidad de artículos dieron cuenta de esto en esos años.Nuestro entonces Secretario General, Patricio Echegaray, realizó estasreflexiones en septiembre de 2011, las cuales nos parece oportunorecordar en esta edición especial de Cuadernos Marxistas por los 200años de nacimiento de Karl Marx.

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Hasta el papa Benedicto XVI sintió la necesidad de elogiar la gran capa-cidad analítica de Marx, Meghnad Desai, economista británico de ori-gen indio, en una obra que pasó a formar parte de la cada vez másefusiva biografía de Marx, le ha puesto al fenómeno como etiqueta:“La venganza de Marx”.

El acontecimiento que significa la publicación casi en simultáneo porparte de Cartago, Editorial del Partido Comunista, de una nueva biogra-fía de Marx y una nueva edición del Manifiesto Comunista viene a cuentopara insistir en que Marx fue el primero en mostrar el carácter intransi-gente, implacable y compulsivamente destructivo del capitalismo.

Para Marx “el capitalismo ha separado sin piedad, los heterogéneosvínculos feudales que ligaban al hombre con sus superiores naturales yno ha dejado otro nexo entre los hombre que el interés desnudo, elinsensible pago en efectivo”, según reza el Manifiesto Comunista, “haahogado los éxtasis mas celestiales del fervor religioso, del entusiasmocaballeresco y del sentimentalismo pequeño burgués en las aguas heladasdel cálculo egoísta”.

Fue Marx quien señaló que el capitalismo sepultaba a su paso idiomas,culturas, tradiciones e incluso naciones enteras. En una palabra, creó unmundo a su propia imagen mucho antes de que la globalización se con-virtiera en sinónimo de estadounidización.

En la biografía titulada “Karl Marx, el espíritu del mundo” el político ybanquero francés Jackes Attali, sitúa a Marx como el primer gran teóricode la globalización, y hasta “The Economist”, el gran semanario divulga-dor del dogma neoliberal, tuvo que reconocerle el mérito de prever laformidable fuerza productiva del capitalismo, como reconoció la mismarevista en un artículo publicado en el 2002 con el título “Marx, después delcomunismo”. Marx entendió que el capitalismo estimulaba la innovación

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hasta un grado nunca imaginado y no se equi-vocó al afirmar que los colosos empresaria-les llegarían a dominar la industria mundial.

Lo concreto es que el pensamiento marxis-ta nunca abandonó el escenario del análisisresponsable de los fenómenos que ocurríanen el mundo a partir de finales de la décadadel 80, y a través de una aplicación sensata yresponsable de esta teoría, aún en los momen-tos de mayor crisis del llamado socialismo real,era posible advertir que el mundo de la épo-ca no sólo era posible interpretarlo, como pre-gonaban algunos, desde una crisis del socia-lismo, sino que había que abordarlo desde lainteracción de dos crisis: la del socialismo y ladel capitalismo, puesto que la de éste últimono había cesado y venía desarrollándose enuna onda larga desde los años 70 que estalla-ría comenzado el siglo veintiuno.

Para los comunistas argentinos resulta unestimulo que tonifica nuestro sentido de identidad, el que hayamos enten-dido el pensamiento de Marx como un aporte a la cultura de la humani-dad y como un elemento insustituible en el análisis del capitalismo, nosólo en su época liberal, sino también en esta época del llamado neolibe-ralismo y de la globalización.

Ante esta experiencia en definitiva ha sido el pensamiento de perso-najes como Francis Fukuyama el que ha sido remitido por la realidad,al parque jurásico, al basurero de la historia donde pretendían confinara Marx, a su teoría y a los comunistas seguidores de la misma. Lo quecorresponde, es fortalecer la convicción de que en el análisis de la crisisdel capitalismo actual, el marxismo es un aliado de primer orden, debeserlo en la discusión sobre la necesidad de un debate sobre la sociedadpost-capitalista.

En esta sociedad post-capitalista será necesario desarrollar el marxis-mo, el pensamiento de Marx entendiendo al socialismo como una socie-dad de transición hacia el comunismo, la verdadera utopía señalada porMarx, poniendo fin a una sociedad sujeta a la explotación del hombrepor el hombre y a la alienación.

Debemos sentirnos orgullosos de haber defendido a Marx y a su teo-ría no sólo como defensa de la identidad ideológica del Partido Comu-nista, sino además como un gesto de espíritu práctico ante los desafíosque nos esperan y que necesariamente nos exigirán un desarrollo máselevado de nuestra teoría.

Como decía uno de los grandes discípulos y continuadores de Marx,Lenin, sin teoría revolucionaria, no hay práctica revolucionaria, creemosque es importante revalorizar esta resurrección de Marx y esta venganzadel marxismo en el sentido de que, contando con la teoría, los pueblospueden tener una práctica exitosa en relación al cambio social, a la cons-trucción del comunismo.

Patricio EchegaraySeptiembre de 2011

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