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  • LA PENTAGLOSIA EN MARRUECOS. PROPUESTAS PARA LA ESTANDARIZACIN DEL RABE MARROQU

    The pentaglossia in Morocco. Proposals for standardization of the Moroccan Arabic

    Francisco MOSCOSO GARCA

    Universidad Autnoma de Madrid BIBLID [0544-408X//1696-5868]. (2010) 59; 45-61 Resumen: Presentamos en este trabajo algunas consideraciones sobre una posible poltica de estandarizacin del rabe marroqu partiendo de la situacin lingstica que hemos lla-mado quinqueglosia o, mejor, pentaglosia, de la lengua rabe en Marruecos. Se incluyen adems textos de cada uno de estos cinco registros. Abstract: Offers some considerations about a possible policy of standardization of the Moroccan Arabic, taking as reference the pentaglossia situation of the Arabic Language in Morocco, including texts for each register. Palabras clave: rabe marroqu estndar. rabe marroqu moderno. Estandarizacin. Key words: Standard Moroccan Arabic. Modern Moroccan Arabic. Standardisation.

    Cuando me faltaba poco para cumplir quince aos, me dejaron ir a Beirut con

    Munir Nassar. Me llev a la playa de la universidad, cubierta de cemento y bastante austera, donde a uno se le quemaban los pies antes de poder llegar al agua, y me pre-sent a sus compaeros de clase. stos me saludaron con cordialidad, pero luego se pusieron a intercambiar bromas y ancdotas en el dialecto rabe que era claramente su idioma y tambin estaba muy claro que no era el mo. Aquella fue una de las pri-meras veces en que experiment el idioma como una barrera, por mucho que enten-diera lo que estaban diciendo. Ellos tenan acento libans y yo tena acento egipcio superpuesto a un ligero poso de palestino1.

    INTRODUCCIN

    Las palabras de Edward Said que encabezan este artculo son el reflejo de la situacin lingstica de la comunicacin entre los rabes de distintos pases en sus respectivas lenguas maternas. Cuando hablamos de rabe marroqu, nos estamos

    1 E. W. Said. Fuera de lugar. Barcelona: Debolsillo, 2003, p. 231

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    refiriendo a una lengua que comparte unas fronteras polticas, es decir, aquellas que se corresponden con nuestro pas vecino, Marruecos. Se trata de un registro de la lengua rabe que pertenece a la misma familia que el resto de registros no-roccidentales del norte de frica, siendo el rabe argelino, sobre todo la franja norte-sur oranesa, la que ms afinidades guarda con l. Y as, por ejemplo, el ra-be que se habla en Oujda, es muy parecido al de esta zona argelina. De lo dicho anteriormente, se deduce que las fronteras lingsticas o isoglosas no comparten los mismos criterios que las polticas. Nosotros, por razones prcticas y contem-porneas, ya que las fronteras actuales marroques nacen tras la independencia, ms o menos, hablaremos de rabe marroqu desde el punto de vista de la lengua materna del sesenta por ciento de la poblacin de un pas moderno, Marruecos. El cuarenta por ciento restante se corresponde con los marroques cuya lengua es alguna de las tres variantes de bereber, el tarifit, el tamazit o el tachelit2.

    Cuando se habla de lengua rabe, es muy comn entre los espaoles no ver-sados en cuestiones culturales relacionadas con el mundo rabe pensar que se tra-ta de una lengua igualitaria que todos los rabes de todos los pases hablan. La realidad es mucho ms compleja. El rabe que se emplea en la prensa, en los me-dios de comunicacin, en las relaciones diplomticas, en la Administracin o en la Educacin no es el mismo que se habla en la casa, en la calle, entre amigos, en los cafs o en cualquier lugar en donde se emplea un lenguaje informal.

    En este artculo, abordaremos el estudio del rabe marroqu y haremos pro-puestas para una posible estandarizacin. En un primer momento, partiremos de una aclaracin de qu se entiende por rabe y cules son los registros de esta len-gua que actualmente se emplean en las destrezas orales y escritas. A continua-cin, nos aproximaremos al estudio de rabe marroqu desde dos perspectivas. La primera de ellas tiene que ver con los diferentes registros o continuum de ellos que hay entre una variedad de rabe moderno culto y los distintos dialectos rabes tradicionales que se hablan en Marruecos actualmente, pasando por el registro rabe marroqu moderno y el estndar o en proceso de estandarizacin cuyo refle-jo son las dos grandes ciudades, la capital poltica, Rabat, y econmica, Casa-blanca. La segunda de ellas tiene que ver con la presentacin de algunos textos que reflejan los cinco tipos de registros del rabe que se oyen en Marruecos. Cuanto ms se acerque el registro al rabe culto, mayor dificultad tendr una per-sona sin estudios mnimos para comprender y expresarse en l.

    En cuanto a las zonas dialectales de Marruecos, se distinguen tres: Norte, Centro y Sur. La primera de ellas se extiende, a modo de media luna, desde Tn-ger hasta Taza, es lo que se conoce como regin de Yebala, a la que habra que aadir la costa Atlntica desde el Estrecho hasta Larache ms o menos. En esta

    2 F. Moscoso Garca. Situacin lingstica en Marruecos: rabe marroqu, Bereber, rabe estndar, lenguas europeas. al-Andalus-Magreb, 10 (2002-2003), pp. 167-186.

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    zona encontramos dialectos de tipo urbano y rural entre los que destacan dialectos tradicionales de tipo sedentario. La zona Centro est formada por las grandes ur-bes, Rabat, Casablanca, Fez, Meknes, Marrakech, en las que se habla un rabe urbano que se ha ido conformando y sigue hacindolo con el habla de los inmi-grantes procedentes de zonas rurales que han ido formando el espacio social de estas ciudades. Y por ltimo, la tercera zona se extiende desde el Valle del Draa hacia el Sur; la variante hablada en ella recibe el nombre de asniyya3.

    La lengua oficial de Marruecos, segn la Constitucin ms reciente de 1994, cuyo texto fue reformado en 1996, y desde la primera Carta Magna que se redact en 1964, es el rabe. Cuando se habla de rabe, se hace referencia al registro es-tndar o moderno, ignorando por completo el registro dialectal que es la verdade-ra lengua materna de una gran parte de la poblacin marroqu. En este sentido, Moustaoui dice: la constitucin marroqu excluye no solamente al amazigh sino tambin al rabe marroqu, variedad que tambin ha sido desprotegida y olvidada por la poltica lingstica marroqu4. En la Carta Nacional de la Educacin y la Formacin5, en su captulo 9, tambin se hace referencia a la lengua rabe como oficial y se habla de la necesidad de mejorar la enseanza de sta, sin hacer refe-rencia a ningn registro. Tambin, como bien ha puesto de relieve Bentez ha habido un cambio en lo tocante a la educacin que se refleja en el artculo 3 que dice: El sistema educativo est enraizado en el patrimonio cultural de Marrue-cos. Respeta la variedad de sus componentes regionales que se enriquecen mu-tuamente. Conserva y desarrolla la especificidad de este patrimonio, en sus di-mensiones ticas y culturales6 y Las autoridades pedaggicas regionales po-drn, en el marco de la proporcin curricular cuya iniciativa recae en ellos, elegir el uso de la lengua amazigh o cualquier dialecto local con el fin de facilitar el aprendizaje de la lengua oficial en preescolar y primer ciclo de la escuela prima-ria7. En la Universidad, la poltica lingstica de Marruecos ha sido desde la independencia hasta la actualidad de un bilingismo que combina el uso del rabe estndar y del francs, aunque ltimamente algunos centros universitarios optan por el ingls en vez del francs8. La ley 01-00 de la Universidad insiste en la ne-cesidad de desarrollar la enseanza de la lengua rabe en todos los contextos, sin especificar el registro. 3 J. Heath. Jewish and Muslim Dialects of Moroccan Arabic. London - New York: Routledge-Curzon, 2002, pp. 1-10. 4 A. Moustaoui. El nuevo modelo de poltica lingstica en Marruecos y la legislacin que lo sustenta. al-Andalus-Magreb, 13 (2006), p. 241. 5 Charte Nationale de lducation et la Formation. Ministre de lducation National, 2000. 6 M. Bentez Fernndez. Approche sur la politique linguistique au Maroc depuis lIndpendance. Estudios de Dialectologa Norteafricana y Andalus, 10 (2006), pp. 109-120, p. 113. 7 Ibidem, p. 15. 8 A. Moustaoui. El nuevo modelo de poltica lingstica en Marruecos, p. 246.

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    En estos textos, se observa un cierto cambio de actitud a partir del ao 2000 en el tratamiento de la lengua rabe. Al menos no se apunta directamente al rabe clsico, estndar o moderno, sino que se deja abierta la puerta a la entrada del rabe marroqu, si no en su estado dialectal ms puro entendemos, s pudiera ser en una convivencia intrnseca con el rabe estndar, lo que hemos denominado rabe marroqu moderno, un registro de rabe con una estructura dialectal revestida de lxico y expresiones del registro clsico. Este dato es importante retenerlo, ya que se empiezan a cuestionar los fracasos que se han derivado del proceso de arabizacin llevado a cabo tras la independencia. Se reconoce pues la necesidad de emplear la lengua materna del alumno en el sistema educativo tal como recomienda la UNESCO9.

    1. DIALECTO O LENGUA Aclaremos antes de comenzar nuestra disertacin qu se entiende por diglo-

    sia. Quien populariz el trmino para la lengua rabe fue Ferguson10 aunque con anterioridad Marais11 ya lo haba empleado. Para hablar de ella, haurem de convenir que entre la varietat alta i la baixa, que s com sanomenen originria-ment, hi hauria dhaver una distancia tal que les dues varietats restessin ben con-trastades i que el pas duna a laltra fos percebut pels usuaris com un autntic canvi de varietat12. En el caso de Marruecos, entendemos por diglosia el uso que se hace de dos registros, el culto, al que hemos llamado rabe moderno o estn-dar, y la lengua de comunicacin, el rabe marroqu lengua materna fuera del mbito de aqul. Y, atenindonos a lo dicho anteriormente por Bibiloni, estos dos registros son percibidos como variedades diferentes por parte de los araboma-rroques. El uso familiar y no administrativo o educativo del rabe marroqu hace que el rabe moderno o estndar sustituya a este registro, provocando as una si-tuacin de verdadera diglosia, ya que una lengua sin terminologa es una lengua destinada a los usos informales; tal situacin provoca el que se recurra finalmente a otra lengua distinta para la comunicacin especializada, con la consiguiente prdida de vitalidad lingstica; y todos sabemos que se es el primer paso para una situacin de diglosia y un posible posterior abandono13. Pero como iremos viendo a lo largo de esta exposicin y en la presentacin de los textos, la situacin 9 The use of vernacular languages in education. Pars: UNESCO, 1953. 10 Ch. Ferguson. Diglossia. Word 15 (1959), pp. 325-340. 11 W. Marais. La diglossie arabe. La langue arabe dans lAfrique du Nord. Larabe crit et larabe parl dans lenseignement secondaire et dans lenseignement public. LEnseignement public, 12 (dcembre 1930), pp. 401-409; 13 (janvier 1931), pp. 20-39; 14 (fvrier 1931), pp. 121-133. 12 G. Bibiloni. Llengua estndard i variaci lingstica. Valncia: Tres i Quatre, 2007, p. 31. 13 S. Pastor Cesteros. Aprendizaje de segundas lenguas. Lingstica aplicada a la enseanza de idiomas. Alicante: Universidad de Alicante, 2006, p. 43.

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    es ms compleja. Nosotros hemos preferido presentar una situacin que llamare-mos quinqueglosia o, mejor, pentaglosia, claro que podramos seguir multiplican-do registros y emplear el trmino multiglosia, teniendo en cuenta que un hablante se mueve entre mltiples registros que van desde su lengua materna hasta el rabe culto o rabe antiguo y en funcin de su nivel de instruccin14. Los cinco regis-tros son: rabe marroqu-lengua materna (el de una de las tres zonas dialectales o el dialecto en concreto de donde proceda el hablante), rabe marroqu estndar (zona centro, especialmente las ciudades de Rabat y Casablanca), rabe marroqu moderno (cuya base es el registro anterior y el rabe moderno o estndar), rabe moderno o estndar y rabe antiguo (Corn, textos rabes antiguos). Veamos c-mo quedara en una pirmide: AA

    rabe moderno o

    estnda

    r rabe marroqu

    moderno rabe marroqu estndar

    rabe marroqu lengua materna

    Hasta no hace poco, el arabismo espaol ha calificado al rabe marroqu de dialecto. Hemos pasado de la denominacin vulgar, que se ha mantenido has-ta bien entrado el siglo XX, a la de dialecto, como si la necesidad de valorar el rabe marroqu, por muchos motivos, comunicativos en la mayor parte de los ca-sos, hubiera hecho cambiar el apelativo para no desvirtuar la lengua rabe. Tmi-damente se habla cada vez ms de rabe marroqu y se va abandonando la dis-tincin dialecto marroqu. Es, probablemente, la necesidad comunicativa en rabe estndar, ya que en nuestras universidades, hasta no entrados los aos ochenta, no se ha valorado tanto ni la comprensin ni la expresin orales, la que ha hecho ver la importancia de la comunicacin en rabe marroqu, ya sea como lengua, ya como complemento al estudio del rabe estndar con el que aparece en

    14 I. Ferrando. Introduccin a la Historia de la Lengua rabe. Nuevas perspectivas. Zaragoza: Navarro & Navarro, 2001, pp. 135-145.

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    contextos cultos asociado e independiente en contextos familiares y sociales en general. Volveremos a tratar ms adelante este tipo de asociacin y sus niveles.

    Es obligado preguntarse: Dialecto de qu? Acaso entre el rabe estndar o moderno, incluso el rabe antiguo, y el rabe que se habla en Marruecos no hay tanta diferencia? Se trata de una lengua, la culta, de la que deriva el rabe ma-rroqu? En primer lugar deberamos explicar y aclarar qu se entiende por dialec-to y qu por lengua. Que es algo complejo, no cabe la menor duda, y de ello da prueba la situacin lingstica de la lengua rabe. Veamos qu entiende por dia-lecto la Real Academia Espaola: Sistema lingstico considerado con relacin al grupo de los varios derivados de un tronco comn. Lzaro Carreter lo define as: Modalidad adoptada por una lengua en un cierto territorio, dentro del cual est limitada por una serie de isoglosas15. Por consiguiente, aplicando la defini-cin de la RAE y la de este autor a la idea errnea que se tiene en relacin a la lengua rabe, el tronco comn o lengua sera el rabe clsico y el resto de regis-tros rabes los dialectos. En cuanto a la definicin de lengua, tomemos la ofrecida por Rodrguez: Se habla de lengua, preferentemente, cuando los hablantes la sienten como diferenciada de otras y propia, como reconocida social y hasta pol-ticamente, regularizada, poseedora de una literatura y de fronteras fijas y claras. A veces se habla, cuando faltan algunos de esos rasgos, de dialecto o de varian-te16.

    La segunda definicin nos da la respuesta al porqu se ha considerado al rabe marroqu como dialecto entre los arabistas. La nica razn es el hecho de que no ha sido reconocida oficialmente, ya que s posee una literatura, aunque sea oral en muchos casos, y est diferenciada suficientemente del rabe clsico y de otros re-gistros rabes. Por consiguiente, creemos que no es acertado establecer la dico-toma lengua rabe (moderna, estndar o clsica) - dialecto rabe marroqu.

    En relacin al rabe marroqu, s que podemos hablar de dialectos, de tres grandes familias: Norte, Centro y Sur. Y a su vez, dentro de cada una de estas zo-nas, encontramos dialectos histricos, dialectos en formacin, dialectos urbanos o dialectos rurales. Nosotros utilizaremos el criterio de la intercomprensin como elemento que caracteriza al dialecto. Los nativos de cada una de estas tres zonas se entienden entre s, a pesar de que existan algunas diferencias fonticas, morfo-lgicas, sintcticas o lexicales. As pues, este criterio identifica al rabe marroqu como lengua y, dentro de ste, a los diferentes dialectos existentes.

    En cuanto al rabe moderno, estndar o clsico, estamos hablando de una len-gua que se remonta a la poesa preislmica, al texto del Corn y a la lengua de los beduinos que fue considerada como ms pura, textos que se tomaron como mode-

    15 F. Lzaro Carreter. Diccionario de trminos filolgicos. Madrid: Gredos, 2008, p. 138. 16 F. Rodrguez Adrados. Historia de las lenguas europeas. Madrid: Gredos, 2008, p. 112.

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    lo para codificar una lengua de cultura y conferirle el rango de oficial17. Uno de los motivos por el que se codifica dice Ferrando es porque las diferencias dialectales entre variantes beduinas y urbanas en las distintas zonas del ya grande imperio islmico comenzaban a constituir una amenaza real para la comunicacin entre unos y otros. Como bien explica este autor, el registro empleado para es-cribir el texto cornico puede ser el qura, la lengua materna del profeta, una coin que utilizaban los poetas o una simbiosis de ambas. La teora que ms acep-tacin tiene es la que mantiene que la lengua del Corn est entre la de al-iz occidental y la de la poesa oriental18. As pues, es muy probable que entonces ya existiera una situacin de diglosia evidente aunque no se tenga mu-cha informacin al respecto. Aunque la cuestin no est clara entre los especialis-tas, creemos que pensar que los diferentes registros rabes surgen a partir de la lengua del Corn como consecuencia del posterior contacto de los rabes con las poblaciones que iban conquistando, resulta un tanto simplificador y creemos que se apoya en una conciencia religiosa y poltica que pretende salvar como primi-genio el registro cornico. Lo ms acertado y lgico es pensar que en poca preis-lmica ya existan distintos registros o dialectos rabes, pero es difcil precisar el tronco comn del que procedan19. 2. ESTANDARIZACIN

    Es cierto que en Marruecos no hay una poltica lingstica que plantee, ni si-quiera considere, al rabe marroqu como lengua nacional a corto o a largo plazo. Para ello, el gobierno debera adoptar medidas concretas conducentes a adoptar pautas que permitan la codificacin, la enseanza y el desarrollo de esta lengua20. Esto podra ser factible si no fuera por el peso de la religin o el panarabismo hablaremos de ello ms adelante que, a pesar de todo, no ha conseguido que la lengua materna desaparezca, naturalmente porque el peso de una lengua es bas-tante fuerte, representa el vehculo con el que se vive y se transmite una cultura. En este sentido, traemos a colacin las palabras de Junyent: Quan un parlant re-nuncia a la propia llengua no est renunciant tan sols a un vehicle de comunica-ci, ni tampoc nicament a una seal didentitat; est renunciant al sistema que li ha fornit una visi del mn i per mitj del qual ha estructurat aquesta mateixa vi-si21. Otro aspecto a tener en cuenta es la falta de reconocimiento, por parte de mu-chos arabomarroques, de su lengua materna como tal. A muchos hemos pregun- 17 I. Ferrando. Introduccin a la Historia de la Lengua rabe. Nuevas perspectivas, p. 73. 18 Ibidem, pp. 83-85. 19 Ibidem, pp. 135-145. 20 S. Pastor Cesteros. Aprendizaje de segundas lenguas..., p. 45. 21 C. Junyent. Vida i mort de les llenges. Barcelona: Empuris, 2008, p. 14.

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    tado si el rabe que hablan en casa y en la calle tiene una gramtica y casi ningu-no ha sido capaz de responder o, sencillamente, han negado su existencia. Es una realidad que se traslada a otras lenguas principalmente orales del resto del mun-do22.

    El caso de Malta es un ejemplo de cmo un registro rabe se ha normalizado y se ha convertido en lengua oficial. Esto mismo ha ocurrido en Europa, por ejem-plo en los pases escandinavos, pero no se ha hecho, por ejemplo, en la Suiza alemana23. En este sentido, una poltica lingstica tomara como base para la es-tandarizacin y futura normalizacin de la lengua, que no homogeneizacin, ya que esto ltimo significara la prdida de las peculiaridades dialectales ms rele-vantes de las tres zonas, el rabe que se habla en la zona centro del pas. Conve-nimos con Bibiloni24 en afirmar que una lengua estndar es aquella que posibilita la intercomprensin. Y aunque en el caso de Marruecos, la gente se entiende entre s, quizs con un poco de ms dificultad con los de la zona Sur, nosotros emplea-remos el trmino estndar entendindolo como aquel registro que se tiende a imi-tar haciendo desaparecer rasgos dialectales y como base de una coin culta que los especialistas han convenido en llamar rabe marroqu moderno, en la que el rabe estndar va dejando un poso de palabras y expresiones cada vez mayor que estn y terminarn por conformar, si hay una poltica lingstica clara en este sen-tido, una lengua estndar veremos algn texto ms adelante que podemos definir con palabras de Bibiloni: una llengua estndar s una varietat, alta-ment codificada, que serveix de model de referencia a tots els membres duna comunitat lingstica en uns mbits determinats o en tots els mbits25.

    Tomar como base de esta lengua estndar la zona Centro tiene dos justifica-ciones: la primera de ellas, porque all estn las grandes ciudades, Rabat y Casa-blanca sobre todo, desde donde retransmiten los medios de comunicacin, el ele-mento impulsor ms importante, y la segunda, porque ello provoca, aunque sea inconscientemente, una imitacin de los rasgos de estas urbes que podemos cons-tatar en la prdida de rasgos propios de dialectos histricos, aunque esto ltimo tambin est acompaado del proceso de alfabetizacin en rabe estndar como consecuencia de la poltica de arabizacin que ha hecho que el ndice de analfabe-tismo haya disminuido desde la independencia en 1956, aunque todava es bastan-te elevado, en torno al cincuenta por ciento. Youssi26 nos dice que realmente slo

    22 Les llenges a Catalunya. Quantes llenges shi parlen? Grup dEstudi de Llenges Amenaades (GELA), Departament de Lingstica Genral: Universitat de Barcelona-Ediciones Octaedro, 2005, p. 9. 23 G. Bibiloni. Llengua estndard i variaci lingstica, p. 16. 24 Ibidem, p. 22. 25 Ibidem, p. 23. 26 A. Youssi. Grammaire et lexique de l'arabe marocain moderne. Casablanca: Wallada, 1992, p. 3.

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    un veinte por ciento de la poblacin emplea el registro culto ntegramente y que la situacin no parece mejorar con el paso del tiempo. Esto ltimo nos hace poner en duda que el rabe culto o estndar pueda emerger como lengua estndar. La situacin podra ser parecida a la que vivi Europa en la etapa de estandarizacin de las lenguas romances en la que stas ocuparon el lugar que ocupaba el latn.

    Una de las consecuencias negativas de la estandarizacin es la prdida de los rasgos tradicionales de los dialectos histricos, tan antiguos o ms que aquellos que configuran la lengua estndar, pero ste es un riesgo que hay que asumir y que tambin puede ser salvado en parte si en la normalizacin estndar se admi-ten variantes regionales. En este sentido, podemos optar por un modelo unita-rio27 basado en la variante de las dos grandes ciudades, pero, teniendo en cuenta la propuesta del modelo composicional en el que se tengan en cuenta aspectos de otras zonas del pas, ya que, en realidad, las diferencias dialectales no son tan marcadas entre las tres zonas. Por ejemplo, si bien el preverbio ka- es el ms em-pleado (k-nekteb yo estoy escribiendo), bien pudiera admitirse tambin el uso del preverbio t- que est tambin extendido, que se tolere que el fonema pue-da pronunciarse en algunas voces o que se reconozcan las dos maneras ms co-rrientes de designar la zanahoria, xzzu y ada. En cataln, por poner el caso de una lengua que ha sido estandarizada, se admiten las variantes demane y demano pido. Conocemos bien el caso en algunas ciudades del norte de Marruecos, es-pecialmente Chauen, Tnger y Tetun. En stas, las nuevas generaciones tienden a imitar rasgos de la zona centro del pas. En Chauen, entre jvenes y hombres mayores, se emplean cada vez ms, por ejemplo, fuera de la casa, el preverbio k- y se abandona el tradicional con sus formas variables segn las personas, n- (1), d- (2) y l- (3), mantenindose stas en el mbito familiar en general y femeni-no en particular, sin reconocer ni saber que de sempre sha donat un paper pre-ponderant a les dones en la transmissi de la llengua [...] podem afegir el de con-servadores. Ben sovint [] els darrers parlants sn darreres parlants [] quan la dona es queda confinada a la llar s ms aviat conservadora i s la que sencarrega de perpetuar la llengua materna28. Esto es sntoma del prestigio so-cial que el rabe marroqu estndar va adquiriendo fuera de su rea de origen. Claro que la situacin tambin es contradictoria, ya que la degradaci de la llengua accelera el procs dextinci justament perqu els parlants creuen que una llengua aix no val la pena de parlar-la ni, per tant, preservar-la29.

    Bibiloni afirma en relacin al mundo rabe lo siguiente: Finalment, dins el mn rab shaurien pogut produir uns procesos de promoci de llenges sem-blants als que es produren dins la Romnia; procesos que no shan produt tot i 27 G. Bibiloni. Llengua estndard i variaci lingstica, p. 40. 28 C. Junyent. Vida i mort de les llenges, p. 43. 29 Ibidem, p. 59.

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    que el material lingstic ho possibilitava tant com el del mn romnic pel ca-rcter sagrat de lrab clssic, que no permet cap evoluci ni disgregaci lings-tiques30. Esta afirmacin no es totalmente exacta, aunque puede ayudarnos a comprender qu ocurre en el Mundo rabe. En cada pas predominan unos regis-tros del rabe, con sus variantes dialectales, que difcilmente podramos dividir partiendo, como ya hemos hecho mencin, de las fronteras polticas, pero que hoy en da optamos por emplear, ya que en todos los pases rabes se toma como n-cleo de impulso de la estandarizacin el rabe hablado en las capitales polticas. Es por ello que nosotros hemos empleado la denominacin rabe marroqu, e igualmente hablaramos de rabe argelino, rabe egipcio o rabe sirio. Pero vayamos ahora al texto de Bibiloni. Como toda analoga, tiene una parte de seme-janza y una parte de desemejanza. La primera de ellas se refiere a las lenguas ro-mnicas que fueron evolucionando desde dialectos del latn a lenguas autnomas y normalizadas como tales. La segunda de ellas es que los diferentes registros del rabe no han evolucionado del rabe estndar o clsico. Este registro fue en su da uno ms o el resultado de la fusin de dos registros como ya hemos apuntado que con el tiempo fue empleado como coin literaria en la Pennsula Arbiga y luego como lengua de cultura, educativa y administrativa. Las tropas que llegaron en el siglo VII y VIII al norte de frica y la Pennsula Ibrica trajeron consigo sus propios registros de rabe su lengua materna y el rabe culto no era sino la lengua en la que se haba escrito el Corn y que empleaban a la hora de escribir. Otra cuestin es el peso de la religin, especialmente la islmica, en las socieda-des rabes que junto a otros factores, el ms importante de ellos el panarabismo, han impedido, y siguen hacindolo, que las lenguas nacionales, las maternas, sean las oficiales de los rabes en cada pas. El panarabismo, aparte de ser una ideolo-ga que persegua la unificacin de los pases rabes y cuya figura poltica ms destacada en el siglo XX pudiera ser el ex presidente egipcio Gamal Abdelnaser, pretende adems el uso del rabe estndar como lengua de unin de todos los ra-bes. En la prctica, es una lengua viva, pero no la materna de nadie, que sirve pa-ra comunicarse en las relaciones diplomticas, para la prensa en general, para la escuela y la universidad o para la Administracin.

    Veamos a continuacin, en un supuesto real que estuviera apoyado por una poltica efectiva, cul sera el proceso de creacin de una lengua estndar en Ma-rruecos. Tomaremos para ello los componentes y etapas que Bibiloni31 nos apor-ta: Seleccin: se trata de elegir una determinada variedad o registro. Nosotros op-taramos por la de la zona centro, ya que en ella estn las grandes ciudades, espe-cialmente Rabat y Casablanca. Estas ciudades han desarrollado, y todava siguen 30 G. Bibiloni. Llengua estndard i variaci lingstica, p. 15. 31 Ibidem, pp. 37 y ss..

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    hacindolo, un rabe que se ha convenido en definir como rabe urbano, cuya ba-se es sobre todo el rabe hablado por los inmigrantes venidos de las zonas rurales que han ido poblando estas ciudades a lo largo del siglo XX32. El habla que han trado estos inmigrantes ha contribuido a formar el rabe urbano, pero tambin ha hecho que muchos de sus rasgos se pierdan33. Esta variante es la que goza de ma-yor prestigio en el resto del pas y la que se tiende a imitar. Codificacin: se trata de establecer unas normas que se generalicen y sirvan para la comprensin y expresin orales y escritas. En esta etapa del proceso, en-trara en juego el registro culto, es decir, el rabe moderno o estndar. Pasaramos a hablar de rabe marroqu moderno, entendiendo por ste una variante de lengua que eleva el rabe de la zona centro, base del estndar, a un estadio culto gracias a la inclusin de voces y giros procedentes del rabe estndar. Esta normalizacin es la que el profesor Youssi, el investigador ms relevante en este campo, ha hecho y ha reflejado en su Grammaire et lexique de larabe marocain moderne y que ltimamente ha plasmado en la traduccin de El Principito34 y en otras tra-ducciones que est preparando. En una conversacin que mantuvimos con l hace unos meses, nos expres su intencin de escribir una gramtica en la que se refle-je este registro y se haga, al mismo tiempo, una propuesta de normalizacin de la escritura en grafa rabe. Qu criterios emplear para la normalizacin del lxico? En cuanto al rabe marroqu, el criterio lxico partir de la base del registro es-tndar de las grandes ciudades, al que pueden aadirse las variantes de las otras zonas, que no son muchas y que pueden ampliar el lxico dndole mayor riqueza a la futura lengua estndar. Y en lo que respecta al lxico y a los giros del rabe clsico, el criterio es la introduccin de lo que ya es conocido, entendido al me-nos, por la poblacin en general. Por ejemplo, y as lo ha reflejado Youssi en su traduccin, se dir (usb) semana, ya que todo el mundo comprende esta voz, y no (smna), tal como se viene diciendo. Existe adems un corpus de textos contemporneos en rabe marroqu, obras de teatro, poesa, novela, que deberan emplearse como criterio en la estandarizacin. En cuanto al lxico de origen francs y espaol que ha arraigado en el rabe marroqu, sobre todo a par-

    32 F. Moscoso Garca. rabe urbano de Rabat. Cuestionario dialectolgico. al-Andalus-Magreb 13 (2006), pp. 183-229; Hacia una estandarizacin del rabe marroqu. Actas del primer congreso rabe Marroqu: Estudio, Enseanza y Aprendizaje. Cdiz, 27 y 28 de abril de 2006. Nadi Hamdi Nouaouri & Francisco Moscoso Garca (Eds.). Cdiz: Universidad de Cdiz, 2007, pp. 151-168, y La urbanizacin del rabe marroqu. El caso de Rabat. Actas del tercer congreso rabe Marroqu: Estudio, Enseanza y Aprendizaje. Vitoria, 8 y 9 de mayo de 2008. Leila Abu-Shams (Ed.). Vitoria: Universidad del Pas Vasco, 2009, pp. 125-139; L. Messaoudi. Le parler urbain de Rabat: aspects de la dynamique langagire. Etudes sociolinguistiques. Kenitra : Facult des Lettres et des Sciences Humaines, Universit Ibn Tofail, 2003, pp. 97-119. 33 C. Junyent. Vida i mort de les llenges, p. 46. 34 A. de Saint Exupry. El principito ( ). Traduccin de Abderrahim Youssi. Casablanca: ditions Ani Benna, 2009.

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  • FRANCISCO MOSCOSO GARCA 56

    tir del siglo XIX, convendra discutir qu voces pueden ser sustituidas por sus co-rrespondientes en rabe culto, quizs el criterio a emplear sea el de la generaliza-cin, es decir, si la voz clsica es entendida por todos, podra sustituir fcilmente al prstamo europeo. Y qu hacer con las estructuras calcadas del bereber, la lengua materna del cuarenta por ciento de los marroques que ha convivido con el rabe marroqu desde los primeros momentos de la conquista rabe. Bajo nuestro punto de vista, estos calcos deben permanecer, ya que son uno de los rasgos que le darn personalidad propia al rabe marroqu. Y as, por ejemplo, la forma de expresar el comparativo na kbr lk yo soy mayor que t, podra convivir per-fectamente con la otra, sta s prxima al rabe culto, na kber mennek. Implementacin: esta etapa del proceso consiste en la introduccin de la len-gua que ha sido codificada en el sistema educativo. En la introduccin a este tra-bajo, hablbamos del cambio de actitud en el Gobierno marroqu en relacin a la lengua rabe. En los textos oficiales a los que hacamos mencin, ya no se califica al rabe, lo cual supone una puerta abierta para que en la educacin se ensee en la lengua materna, tal como recomienda la UNESCO. Elaboracin: se refiere al constante desarrollo de la lengua, es decir a su per-manente actualizacin que ser la consecuencia directa del uso normalizado de la lengua, lo cual conferir a sta un carcter propio y harn surgir diferentes estilos segn el contexto, administrativo, literario, judicial La lengua puede ser em-pleada en cualquier mbito de la vida cotidiana. Todos los registros son suscepti-bles de convertirse en una lengua estndar y hacer frente a todas las necesidades del ciudadano de una sociedad concreta. Este aspecto es importante tenerlo en cuenta, valorar la ya existente produccin literaria en rabe marroqu y enrique-cerla con nuevas aportaciones para que no se produzca lo que dice Junyent: Quan un escriptor afric justifica el fet demprar la llengua del colonitzador en la creaci literaria amb largument que les llenges africanes sn pobres, o fins i tot que les llenges africanes no sn llenges, o quan un informant pregunta a un lingista per qu serveix la seva llengua, o un altre es nega a parlar en la seva varietat perqu sona estpida, no hi ha dubte que la degradaci de lestatus ha arribat prou lluny per fer quasi imposible la salvaci de la llengua 35. 3. TEXTOS

    No ofrecemos la traduccin de ninguno de estos textos, porque pensamos que deben ser ledos en su lengua original y analizados desde su propia estructura lin-gstica con el fin de tomar conciencia de la situacin de pentaglosia que preten-demos mostrar.

    35 C. Junyent. Vida i mort de les llenges, p. 73.

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  • 75 NICAZIRADNATSE AL ARAP SATSEUPORP .SOCEURRAM NE AISOLGATNEP AL

    anretam augnel-uqorram ebar .1.3 ,railimaf onrotne us ne oin le ednerpa euq ortsiger etse a sa odamall someH

    al ne somabtnupa omoc ,oditnes etse nE .erdam al rop oditimsnart etnemlaicepse ortneC ,etroN ,soceurraM ne selatcelaid sanoz sednarg sert somenet ,niccudortni-ueC ed ebar ne onu :ortsiger etse ne sotxet sert nicaunitnoc a somecerfO .ruS y ayyinsa ne omitl le y 73)ortneC( tabaR ed ougitna ebar ne orto ,63)etroN( at .83)ruS(

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  • 85 ACRAG OSOCSOM OCSICNARF

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    3.3. rabe marroqu moderno El rabe marroqu moderno es un registro como ya hemos dicho basado

    en el rabe estndar con cierto vocabulario y giros del rabe estndar o moderno. Las voces procedentes de este registro han sido consensuadas en un medio social culto, especialmente reflejado en programas televisivos y radiofnicos y entendi-das por el resto de la poblacin, grosso modo, analfabeta o semianalfabeta. Sobre este registro, tenemos una gramtica escrita por el profesor Youssi40 quien es adems el traductor de la famosa obra de Antoine de Saint-Exupry al rabe ma-rroqu moderno. El objetivo de esta traduccin, como bien explica su traductor en la presentacin del libro, es hacer posible que la lengua materna de los marroqu-es exprese unos pensamientos y unos sentimientos tan sutiles. Youssi ofrece ade-ms con su traduccin una propuesta de normalizacin de su escritura que cree-mos es interesante. De esta traduccin, hemos seleccionado dos textos como mo-delo41:

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    - . . 40 A. Youssi. Grammaire et lexique de l'arabe marocain moderne. 41 A. de Saint Exupry. El principito, pp. 7 y 46.

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  • 06 ACRAG OSOCSOM OCSICNARF

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    radntse o onredom ebar .4.3

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  • 16 NICAZIRADNATSE AL ARAP SATSEUPORP .SOCEURRAM NE AISOLGATNEP AL

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    ougitna ebar .5.3

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