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VIVENCIAS DE UN SEMBRADOR DE SUEÑOS Luis E. Orellana Es una publicación de FUNDACION GUAYAQUIL Manuel Galecio 1509 y Los Ríos email: [email protected]

Orellana, Luis E

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El Ecuador de nuestros días requiere que la mirada de su gente se oriente hacia lo trascendente. Hay necesidad de un sueño colectivo para cambiar una realidad lacerante.

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VIVENCIAS DE UN SEMBRADOR DE SUEÑOS

Luis E. Orellana

Es una publicación deFUNDACION GUAYAQUIL

Manuel Galecio 1509 y Los Ríosemail: [email protected]

Guayaquil. Ecuador

Primera edición. Junio 1999(c) Luis E. Orellana

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A mi nieto Xaviercito, fruto bendito

de muchos sueños... de amor

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TENGO ALGO QUE DECIR

Yo amo a mi país. Me siento unido a él de modo indisoluble y jamás tuve que buscar señas particulares para definir mi ecuatorianidad. Nací ecuatoriano y eso forma parte de mi circunstancia. Mi "yo", sin embargo, nunca ha estado constreñido a los estrechos límites de esta pequeña parcela del planeta al que hemos llamado Tierra, ni tan siquiera a aquellos límites semi-infinitos de esa realidad a la llamamos Universo.

Si bien cada vez que paso por las calles Luque y Tulcán, lugar donde nací en esta ciudad, un pequeño estremecimiento recorre mi columna como para recordarme el hilo que une mi espíritu a esta parcela, no por ello he dejado en momento alguno de estar consciente de la infinitud que me corresponde como hijo del Padre.

Quizás esa perspectiva es la que desde edad temprana me obligó a observar críticamente los hechos que la vida me mostraba y a prender el motor interno que me impulsaba a la acción en el propósito innegable de articular a mi "yo" y a mi circunstancia con el sentido que la historia humana sigue hacia el punto Omega del que nos hablaba Theilard de Chardin (1).

Es ese sentido crítico el que hoy anima estas páginas, el que da relieve a hechos observados y sufridos, el que torna ríspido un lenguaje que desearía ser dulce y poético para ensalzar logros y que sin embargo se ve obligado a señalar hasta con indignación la necesidad de cambios, porque en esos cambios le va la existencia misma a esa pequeña Patria que llamamos Ecuador.

Mayo de 1999.

Luis E. Orellana

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Notas:

(1a) Teilard de Chardin. El Fenómeno humano. 1938-1940. Traducción española. Taurus Ediciones. 1963. "Por estructura el Mundo representa un conjunto centrado. Puesto que contiene y engendra la Conciencia, el Espacio-tiempo es de naturaleza convergente. Por consiguiente, sus capas diversas seguidas en el sentido conveniente deben replegarse en algún lugar hacia adelante, en un Punto, llamémosle Omega, que las fusione íntegramente en si"

(1b) Teilhard de Chardin. Una interpretación plausible de la Historia Humana. 1947. " La Historia humana se desarrollará pues, totalmente en el intervalo comprendido entre dos puntos críticos: un primer punto, inferior y elemental; y un segundo punto, superior y Noosférico, de Reflexión... La humanidad no encontrará su equilibrio interno más que cuando, en si misma, se encuentre psíquicamente centrada"

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AL VOLVER...

El aroma de naturaleza pura me traía oleadas de ternura provenientes de la entraña misma de la tierra natal mientras el vehículo familiar se desplazaba entre bache y bache por la descuidada carretera que conducía a un pequeño poblado enclavado a orillas del río Babahoyo, a menos de una hora de Guayaquil. Después de una larga ausencia de casi cinco años, volvía a sentirme estrechamente unido al pequeño pero inmensamente querido país, y la decisión de regresar a Ecuador, no siempre bien comprendida por aquellos que durante esos últimos años se constituyeron en mi lejano y tan productivo entorno, una vez más cobró pleno sentido para mi. Es que la tierra llamaba con gritos de angustia a todos quienes de una forma u otra podríamos contribuir, con nuevos enfoques, con nuevos sueños, a posicionarla como protagonista, en un mundo siempre cambiante en que los países sin identidades se desvanecen; y además, era el tiempo justo para que mis hijos cuando aún eran pequeños sintieran día a día también el amor de sus abuelos y de sus raíces grabándose en las fibras más íntimas de su ser. Todo ello me había conducido a dejar de ser el triunfante explorador de la patria planetaria para intentar convertirme otra vez en el realizador de sueños focalizados en el pequeño terruño. Y aquí estaba yo ahora, recorriendo caminos viejos con nuevas perspectivas. La antigua costumbre familiar instaurada por mi padre de usar los domingos para reencontrarse con el arte culinario popular nos llevaba esta vez al poblado donde, según alguien había mencionado, se elaboraba la "mejor fritada del mundo". Al igual que el vehículo, mis pensamientos se desplazaban presurosos entre unas y otras reflexiones. Los familiares y los amigos ya me habían mostrado emocionados cuánto había "desarrollado" la ciudad en esos últimos cinco años. Se me habían mostrado los nuevos pasos elevados y el crecimiento de los barrios periféricos, al igual que unos cuantos edificios de más de veinte pisos. La verdad es que casi todos los guayaquileños estaban muy entusiasmados con los avances de infraestructura logrados merced al derrame de la nueva riqueza petrolera que aunque exiguo, pues la capital absorbía lo principal, no dejaba sin embargo de estimular a los sectores privados citadinos, y además ya se notaba en el ambiente un cierto toque de

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libertad política pues al orden del día estaban las últimas escaramuzas para el tan anhelado retorno a la "constitucionalidad". I sin embargo, yo no podía compartir tan desmedido optimismo en torno a un supuesto desarrollo. Es cierto que algo había mejorado la infraestructura urbanística y que soplaban vientos esperanzadores en el ámbito político, pero algo más profundo que aun no lograba definir me molestaba... Entonces llegamos al poblado y como de un solo golpe vino a mi mente la respuesta. Eso era lo que no encajaba según mi línea de pensamiento, y me tornaba pesimista respecto al supuesto avance. Ahí estaba retratado de cuerpo entero el asunto. Se trataba de una población aparentemente próspera y dinámica, todos estaban en movimiento, y sin embargo, más que ordenados a un objetivo, toda esa gente revoloteaba sin sentido, chocándose de cuando en cuando unos con otros como aquellos carros locos de feria de diversiones. En realidad nada estaba en su lugar, todo estaba en cualquier parte. La carne fresca cubierta de miles de moscas guindaba en pequeños puestos colocados, ora en plena calle, ora en las aceras de la polvorienta arteria principal del pueblo. Junto a ellos varios otros puestos, éstos con los frutos de la temporada, permanecían abarrotados de clientes, mientras los perros anhelantes reclamaban su parte a los apurados compradores detenidos ante las pequeñas mesas sobre las que humeaba la tan famosa fritada. Aguas endulzadas pintadas de colores eran los refrescos a la orden de los paseantes. Unas cuantas canoas tiradas al pie de las viviendas compartían sitio con caballos y burros atados a cualquier palo junto a los abrevaderos. Las puertas de la Iglesia estaban abiertas de par en par y al pie de ellas se vendían las mil y una baratijas religiosas tan utilizadas por los creyentes para intentar ganar cercanía a un cielo distante por ahora. Había basura por doquier, la nueva y la de hace no se sabía cuantos días o semanas. ¿Cómo distinguirla entre tantos montones?. Los niños descalzos, mugrientos y mocosos deambulaban jugando insoportablemente entre empellones, gritos destemplados y desdentadas carcajadas que surgían raudas ante cualquier chabacanería ejecutada por el más avispado de cualquiera de los grupillos. Muchos carros, nuevos y destartalados, todos confluían en esa calle principal, que por cierto era una de las poquísimas medianamente transitables. La camionetas eran las más, sus baldes llenos de gente comiendo los maduros y los quesos, los choclos, la fritada y bebiendo la cerveza y el licor

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de caña. Frente a los postes de luz estaban algunos de los siempre infaltables meones sacudiendo a vista y paciencia de los transeúntes su última gota de orina una vez que habían culminado sus necesidades biológicas. Unos cuantos borrachines, entre que se caían o bailaban, ponían la nota jocosa ese domingo de mayo de 1977 en horas en que la tarde recién nacía. Por un momento creí haber retrocedido en el tiempo y traté de ubicarme en lugar y fecha aproximada. Pensé en aquellos pueblos de frontera tendidos hacia el oeste por una civilización que avanzaba proveniente del noreste ganándole tierras a las diversas naciones indígenas pobladoras de la extensa pradera norteamericana allá por los inicios del siglo 19. Pero no, este pueblo ecuatoriano de finales del siglo 20, evidentemente no podía ser uno de aquellos. Es cierto que eran polvorientos esos pueblos de frontera, pero en ellos cada cosa estaba en su lugar. El licor se vendía y se bebía en la cantina. Los alimentos preparados se servían en el restaurante, y aquellas provisiones necesarias para la dura subsistencia en un ambiente de cuatro estaciones eran adquiridas en el almacén general del pueblo y no en tendidos en las calles. La iglesia cumplía el servicio religioso los domingos a mediados de la mañana sin vendedores de reliquias en sus puertas y lo hacía frente a familias ordenadas, con niños bien peinados y vestidos. Esa misma iglesia era lugar de reunión de la comunidad para tratar los asuntos de trascendencia y así de a poco se construía una base de consenso que posteriormente serviría de precedente para la estructuración de un sistema de administrar justicia fundamentado en leyes surgidas de la entraña popular y no de los arreglos políticos fabricados por mezquinos intereses. En muchos de estos pueblos había pobreza, pero siempre estaba ésta acompañada de una cierta dignidad proveniente de la conciencia de pertenecer a la avanzada de una civilización que trabajando duramente, día a día, confirmaba su propósito de progresar y alcanzar la tan ansiada felicidad que fuera consignada como un derecho inherente a su condición de humanos, por los Padres Fundadores, en sus documentos constitutivos como nación. Esos pueblos en el paso de los años permanecieron fieles a sus conceptos y por ello no ha mucho tiempo fueron capaces de dar "un paso pequeño para el hombre, pero gigantesco para la humanidad" al poner hombres en la luna y continuar ahora avanzando con el mismo espíritu hacia la extensa pradera cósmica. La diferencia obviamente no estaba

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determinada por los casi dos siglos transcurridos, más bien era un contrasentido y se trataba de otra cosa, pues no era de esperar que un pueblo de finales del siglo veinte luciere tan atrasado y con amplia desventaja respecto de uno de principios del siglo diecinueve. La diferencia estaba marcada más bien por los sueños que impulsaban a la gente de ambos pueblos. Los sueños de los pueblos son como la visión previa del artista que va guiando sus pinceladas en la tela vacía, hasta construir en ella su obra maestra o el desastre. Los imaginarios del futuro son quienes guían los pasos del presente pues es el pensamiento lo que impulsa la acción. Y este pequeño pueblo ecuatoriano me revelaba algo que pasaba desapercibido para el habitante común entre su optimismo mágico, los pasos elevados y los grandes edificios de la gran ciudad, pero que continuaba presente habitando desembozadamente en sus muchos barrios populares, pero también, quizás menos manifiesto, mas igualmente real, en cualquiera de sus barrios ostentosamente ricos, y guiando el camino hacia ninguna parte que signaba nuestro "desarrollo". Ese algo tan evidente era la ausencia de propósito que ha caracterizado desde siempre a la sociedad ecuatoriana. Y junto con esta carencia, un conjunto de creencias que introducen en nuestra historia como producto ineluctable la pobreza indigna, la pobreza del alma, que no es la carencia de recursos materiales sino la incapacidad de ser humanamente productivos y contribuir positivamente a la gran aventura humana universal. Pude ver en ese pueblo que retrataba fielmente una realidad cultural repetida en todos los rincones del país la razón de que hayan surgido a lo largo del tiempo dirigencias corruptas, ineptas y grotescas que siempre han conducido al Ecuador a un vía sin salida. Pude ver también la inutilidad de poner esperanzas de cambio en la acción de dirigentes que en el mejor de los casos solamente responderán a lo mismo que el pueblo desea, es decir, continuar bregando para llegar a ninguna parte. En ese mismo instante anhelé tener el poder de transportar a los casi siete millones de ecuatorianos de aquel tiempo a una perspectiva planetaria desde donde pudieran observar los sueños realizados de otros pueblos y todo el futuro abierto más allá de las estrellas, para que así fueran impulsados a construir sus propios sueños, necesario punto de inflexión para terminar de una vez por todas con una historia de fracasos. Historia escrita con el dolor de nuestras mayorías, en la que hemos perdido, no sólo gran parte de la tierra con la que arrancamos -al contribuir los políticos

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separatistas de la época a fragmentar y destruir el sueño de Bolívar en la loca carrera por formar un país que pudieran manejar a su antojo en vez de una nación- sino también, y fundamentalmente, la capacidad de soñar. Desafortunadamente, en 1977 -y aun ahora- no se había logrado inventar un transportador de tal magnitud por lo que la contribución a la generación de sueños sólo podía hacerse por el camino largo del testimonio cotidiano en las limitadas actividades que puede realizar una sola persona. No quedaba más alternativa que sembrar, y la siembra comenzó muy pronto. Al día siguiente, como consecuencia de varias situaciones fortuitas, me incorporé a una de las compañías más antiguas e importantes del país que también formaba parte de una multinacional con oficinas en Suiza, en varios países latinoamericanos y aún en África. Yo recordaba que cinco años atrás, con muy escasas excepciones, en el ambiente empresarial ecuatoriano pululaban los negocios de corte familiar carentes en general de una cultura empresarial y más orientados a obtener ganancias rápidamente y a cualquier precio. Pensé entonces que mi afortunada vinculación a esa empresa me otorgaría el marco más propicio para comenzar a expandir en mi nuevo entorno una visión comercial más acorde con enfoques dinámicos fundamentados en planeaciones estratégicas de largo plazo y orientados al servicio al cliente, acompañados de técnicas de gestión apropiadas, fundamentos y técnicas que eran práctica común en los mercados mundiales, y por tanto a contribuir a crear en mi país una cultura de apertura al mundo. Muy pronto comprendí que -a pesar del intento de un singular staff conformado por unos pocos profesionales extranjeros de reciente vinculación a la empresa, en el que tuve la satisfacción de participar como una excepción, staff que pretendía modernizar estructuralmente dicha organización- la poderosa multinacional no había podido escapar del ambiente prevaleciente en Ecuador, y al menos en esta regional, sus estándares de funcionamiento eran francamente atrasados. Dos años de esfuerzos en el interior de esa empresa líder, que servía de modelo y de "escuela de formación" para muchos profesionales ecuatorianos, tuvieron que ser guardados en mi cofre de recuerdos fallidos cuando se dispuso enviar al desempleo a algo más de cien trabajadores de niveles inferiores, como precio que había que pagar para mantener a una estructura completamente ineficiente defendida por cuatro o cinco cabezas "gerenciales" empeñadas en evitar todo cambio. Una vez más los viejos

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paradigmas detenían el progreso y una vez más con mi negativa a aceptar dicha disposición que afectaba injustamente a tanta gente y no a quienes eran los responsables de la ineficiencia, pude comprobar que me importaban más las personas que los beneficios ofertados ante mis protestas como compensación a mi conciencia, para que continuara ejerciendo mis actividades dentro de una "prometedora carrera empresarial" y más que nunca se puso de manifiesto para mi que la tarea de sembrar sueños era imprescindible. ¿Es que nadie tenía sueños de excelencia y voluntad de cambio en esta tierra? Dos nuevos desafíos profesionales aparecieron en seguidilla en empresas igualmente "importantes" que terminaron finalmente en igual número de frustraciones antes de que comprendiera que si deseaba plasmar ideas modernas en el campo empresarial debía hacerlo dentro de mi propia empresa. Eran los tiempos en los que varios gurúes gerenciales del mundo desarrollado que por circunstancias particulares habían tenido la oportunidad de acercarse a Latinoamérica postulaban como superior el estilo "humanizado" del gerente latinoamericano frente a la gerencia en los países desarrollados -casi siempre los extranjeros son impresionados por el folclorismo de esta región- , porque según ellos, éste es capaz de lograr eficacia a pesar de desenvolverse en un ambiente francamente adverso e impredecible por la falta general de profesionalismo en los mandos medios y bases empresariales y por los cambiantes rumbos de las políticas nacionales en América Latina. Ante este tipo de afirmaciones siempre cuestioné que el rol empresarial se agote simplemente en la búsqueda de eficacia y me preguntaba si su fin último no sería más bien liderar y moldear una cultura empresarial fundamentada en la productividad -en el contexto frommniano(2)- que como consecuencia generaba ganancias particulares y sociales? Siempre fue obvia la respuesta para mí, porque desde hace mucho tiempo había comprendido que la empresa era una de las más perfectas escuelas de perfeccionamiento humano ya que en ella se fusionan un conjunto de valores superiores del espíritu con las realizaciones y los éxitos de lo material. De lo que en verdad se trataba era, pues, de la necesidad de trabajar en el ámbito cultural. Y era evidente que los líderes empresariales ecuatorianos, aun los que eran exitosos en cuanto a beneficios logrados para sus empresas, no trabajaban en ese ámbito cultural tan necesario para el desarrollo del país y por el contrario, habían abandonado este campo

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de acción a las dirigencias sindicales cuyo negocio crecía en la medida que expandían su cultura asistencial, improductiva, carente de estímulo para la búsqueda de la excelencia, del desarrollo personal del trabajador y de la comunidad a la que se pertenecían. Es así como cinco años mas tarde de mi retorno a Ecuador una pequeña empresa de servicios en la que mi participación accionaria era mayoritaria iniciaba sus actividades dispuesta a innovar en muchos sentidos y muy especialmente en cuanto a la forma de percibir los negocios. Creíamos, ya desde entonces, que los negocios no debían ser una forma sofisticada de bandolerismo y que los contratos de servicio con los clientes eran verdaderas oportunidades para que las dos partes ganen. Por supuesto que esto era una herejía en un ambiente en que la famosa "picardía criolla" o "ley del vivo" era el pan de cada día. Creíamos que el conocimiento, el "know how", era un valor real que aunque no contara como tal en los balances era imprescindible, por lo que cada empresa debería proporcionar a sus miembros formación complementaria específica, actualizada y de manera permanente, formación de la que no debería estar ausente un riguroso código de valores. Estábamos seguros que teníamos que cambiar el futuro si deseábamos mejorar el presente y por ello tratamos de proyectar, procurando estructurar una especie de teoría del crecimiento de nuestra ciudad, cómo sería el entorno de la misma veinte años más tarde, y vimos horrorizados como la miseria de mañana se acumulaba en forma de pobreza presente en los barrios marginales y pre-cooperativas de vivienda, forma sofisticada de llamar a las invasiones de tierras patrocinadas por "exitosos" dirigentes populares y políticos ansiosos de construir mercados electorales. Su "éxito" era la consolidación de una cultura de la mendicidad, del atropello a los justos títulos, del facilismo para la obtención de un pedazo de tierra, verdadero enclave de miseria en un entorno de retraso. Era la consolidación de una cultura de la dependencia personal frente a quien enarbolara una supuesta bandera de reivindicación. Era la delincuencia creciendo a borbotones, el narcotráfico y la corrupción infiltrándose en las más íntimas fibras sociales y en sus instituciones. Era, en definitiva, la construcción de sueños pervertidos, verdaderas pesadillas, porque estos dirigentes grababan en la mente de la gente un destino de infortunio, le robaban su inocencia y pedaceaban su dignidad. Por ello nuestra respuesta fue iniciar de inmediato una tarea que a la postre duraría dos años. Intentamos

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modificar ese futuro, tratamos de formar personas que fueran semillas de cambio a la par que construíamos una estructura empresarial que atrajera por sus éxitos materiales. Pero mi impaciencia personal y los recursos limitados para una tarea tan global, cedieron ante la tentación de unos cantos de sirena...Una propuesta de servicio al país planteada por hombres honorables, inteligentes y capaces que en 1984 accedían al Gobierno para generar cambios en profundidad bajo lineamientos bien definidos que planteaban entre otras necesidades el incremento de la productividad, la apertura de la economía, la desregulación, la disminución del tamaño del Estado, el rol protagónico del empresariado, y por sobre todo un llamado a la voluntad de ser, porque "si se puede" (3), no podía ser desestimada ante la imperiosa necesidad de realizar tanto. Es así como llegué a creer que allí empezaba la construcción acelerada del sueño que tanto necesitaba nuestro pueblo y mi incipiente tarea empresarial dejó de ser el foco de mis esfuerzos que se volcaron totalmente a la tarea que me fuera propuesta en el nuevo gobierno. Era optimista por lo que un gobierno podía lograr en cuanto al desarrollo de una identidad nacional, al fin y al cabo circunstancias particulares me habían permitido algunos años atrás, durante mi ausencia del país, seguir de cerca gran parte del proceso panameño liderado por Omar Torrijos que había permitido, más allá de cualquier tipo de cuestionamiento ideológico, generar una identidad propia para un pueblo que dejó de sentirse solamente un canal para convertirse en una nación. Sabía, porque lo había comprobado, que con visión de futuro, voluntad férrea y con decisión "si se puede". Sin embargo, y aunque muchas cosas importantes logró el gobierno del cual orgullosamente formé parte incluso habiendo participado algunas veces en sus sesiones de Gabinete, éste no pudo revertir la tendencia general vigente en el país, quizás porque sus acciones estuvieron de buena fe orientadas a contener los estragos manifiestos causados tanto por los embates de la naturaleza, cuanto por los intentos del terrorismo y del narcotráfico de posicionarse irreversiblemente en el país, intentos en que el terrorismo no ha podido triunfar quizás por la propia barrera cultural que supone un ambiente conformista y no comprometido con propósito alguno. Mas, es evidente que ese gobierno fracasó en el intento de generar una cultura popular de la productividad, quizás porque la gestión política, aunque no debería serlo, siempre ha sido contrapuesta a la liberación de las fuerzas creativas de los individuos y de los grupos

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sociales, ya que dicha liberación afecta al clientelismo tan ansiado para la fácil toma del poder. No debemos olvidar que el facilismo está inserto muy profundamente en todas las fibras actitudinales de nuestro país, situación de la cual ni los partidos políticos han podido escapar hasta el momento, y ello hace que tanto los gobernantes, como la oposición y los propios gobernados, sean seducidos más por las acciones de corto plazo que atienden alguna necesidad momentánea que por la solución de los problemas de fondo. Una actitud generalizada de este tipo es la que ha mantenido vigente el tan reiterado "pendularismo" de la política ecuatoriana y lo que dio pie a una verdadera conspiración contra las acciones de largo plazo que dicho gobierno intentó. Al separarme del Gobierno en agosto de 1985, una serie de circunstancias no previstas me otorgaron la oportunidad de vincularme a Fundación Guayaquil, una organización sin fines de lucro que contribuí a crear unos meses antes y cuyo propósito institucional y ámbito de acción me otorgarían la posibilidad de trabajar directamente con sectores populares en aspectos de desarrollo que tocaban una amplia base cultural. Desde la dirección de esta institución se me plantearon los mismos desafíos de siempre bajo nuevas formas. El concepto de un empresariado popular era mucho menos que inexistente por aquella época y había que retirar el velo de la inconciencia y el quemeimportismo para que la sociedad ecuatoriana comprendiera que existían miles de formas de actividades productivas populares contribuyendo a dinamizar el sistema económico del país, y para que actuara en consecuencia. Ningún sector económico o clase social alguna reparaba en la enorme contribución de los productores y comerciantes populares a la economía general. Lo lamentable es que ni aún los propios sectores productivos populares aceptaban su rol empresarial. ¿Cómo hacerlo si el concepto de "empresario" había sido permanentemente satanizado por una ideología supuestamente reivindicativa que tenía décadas envenenando el alma del hombre ecuatoriano? Había pues que trabajar duramente para cambiar esta situación. Con el transcurso del tiempo, y en gran parte debido a nuestra persistencia, se logró que el concepto sea asimilado y hoy ya casi nadie discute en el Ecuador el enorme potencial empresarial existente en los sectores populares. Este solo hecho justificaría de por si la existencia de la Fundación y aunque ella produjo y sigue produciendo muchos más logros, no es éste el momento para un recuento de tal naturaleza. Sin embargo, mi vinculación a

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ella durante los últimos catorce años, me ha permitido vivir una serie interminable de observaciones y experiencias que unidas a otras en el ámbito particular, me han develado y reconfirmado el entorno cultural que fundamenta los fracasos y en general el subdesarrollo de nuestro país.

Algunas de estas experiencias y observaciones se presentaron en un entorno dramático, otras en cambio, se presentaron soslayadas, enmascaradas por lo cotidiano y lo usual, sin ese dramatismo que tanto entusiasma a muchas personas "bondadosas" que ingenuamente piensan que el país cambiará algún día porque así debe ser y porque el "bien siempre triunfa". En todo caso, creo que bien vale la pena reflexionar sobre lo que hay implícito en estos hechos, porque en ello va nuestro futuro como país.

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Notas:

(2) Erich Fromm. Etica y Psicoanalisis. Fondo de Cultura Económica.1957. "La orientación productiva de la personalidad se refiere a una actitud fundamental, a un modo de relacionarse en todos los campos de la experiencia humana. Incluye las respuestas mentales, emocionales y sensoriales hacia otros, hacia uno mismo y hacia las cosas. Productividad es la capacidad del hombre para emplear sus fuerzas y realizar sus potencialidades congénitas. (...) Implicamos que debe ser libre y no dependiente de alguien que controla sus poderes. Implicamos, además, que es guiado por la razón, puesto que únicamente puede hacer uso de sus poderes si sabe lo que son, cómo usarlos y para qué usarlos. Productividad significa que se experimenta a si mismo como la personificación de sus poderes y como su actor, que se siente uno con sus facultades y al mismo tiempo que éstas no están enmascaradas y enajenadas de él. (...) La virtud es proporcional al grado de productividad que ha alcanzado una persona. Si a la sociedad concierne el hacer virtuosos a los individuos, deberá también interesarse por hacerlos productivos y por crear las condiciones necesarias para el desarrollo de la productividad. La orientación productiva es la base de la libertad, la virtud y la felicidad."

(3) Sinopsis de los lineamientos y principios del plan de gobierno del Ing. León Febres Cordero. 1984. "La razón de ser del Gobierno es la reconstrucción nacional. Los objetivos que la sustentarán son la restauración de la confianza; la reactivación de la producción; la promoción efectiva del bienestar social en un ambiente de orden, paz y trabajo; la moralización del gobierno; la descentralización administrativa; y la re-configuración del sector público. Todo esto se cumplirá en un ordenamiento jurídico y constitucional con estricta e imparcial aplicación de la justicia. (...) El esfuerzo de la reconstrucción nacional aquí esbozado sólo puede plasmarse en realidad en la medida en que el pueblo ecuatoriano así lo desee y participe con mística, vigor y trabajo. (...) Nuestro medio físico es generoso y dotado de una amplitud de recursos naturales que pueden constituir la base de la prosperidad de todos los ecuatorianos. De ahí que con ustedes y con los recursos que nos dio la naturaleza, si podemos."

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Cultura popular, justicia y narcotráfico.

Aquella tarde Roberto Shusma intentaba una disculpa para justificar el hecho de no haber llegado oportunamente a cancelar la cuota de su crédito. "Mi jefe, lo que pasó fue realmente escandaloso. No podía creerlo pero estaba sucediendo. Todo el barrio estaba allí. No había manera de desentenderse del asunto. Yo no pude venir. También mis hijos lo estaban viendo y tuve que quedarme..." El relato durante un tiempo me pareció una de las tantas "explicaciones" que la imaginativa mente de algunos de los usuarios de nuestros programas crean para no quedar mal por el día o dos que a veces se toman antes de acudir a cancelar su obligación quincenal. Poco a poco y mientras más profundizaba en los detalles me convencía de que Roberto me había contado una verdad realmente espeluznante.

Roberto habitaba en uno de los barrios populares del sur de la ciudad en donde la mayoría de los males sociales de nuestra época eran realidades cotidianas. Las pandillitas, las peleas entre vecinas, la ocasional pateadura propinada "por las dudas" por el marido borracho a su mujer, las callejuelas enlodadas embarrando las relucientes llantas del Mercedes Benz que de cuando en cuando aparecía por el barrio en visita de supervisión política que hacía el dirigente al "cacique" y también para arreglar quien sabe qué gestión de los "negocios" que con éste mantenía; todo esto y otras tantas que cualquiera conoce como el pan de todos los días en nuestros barrios populares, era lo normal.

Sin embargo, la poza que se había formado casi en el centro mismo del barrio, el dia al que se refería Roberto Shusma, habría de constituirse en participante involuntaria del hecho trágico.

El mozalbete de diecisiete años, cuyo nombre no viene al caso, era de aquellos "sobraditos y bravucones" de esquina. Siempre estaba metiendo miedo a quien se dejara.

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Esta vez se pasó de los límites. Había penetrado en una vivienda del barrio aprovechando que Flor María estaba sola abusando de la pequeña que apenas tenía doce años. Cuando terminó con ella, intentó "hacerlo" con el hermanito menor que tuvo la mala hora de aparecer en el umbral de la covacha. Los gritos no se hicieron esperar y literalmente todo el barrio empezó a salir a la calle y los vecinos lo atraparon. Treinta o cuarenta pequeñuelos gritaron en coros “a la poza” envalentonados e instigados por la indignación de los mayores. Casi a rastras lo metieron en ella. En su intento de huir el muchacho se alejó hacia el centro de la poza. El agua putrefacta y verdosa apenas le llegaba a la cintura, pero al grito de "dale, dale" las piedras comenzaron a rendirlo hasta que en pocos minutos el cuerpo exánime se hundió. Un silencio sepulcral invadió el ambiente hasta que alguien dijo "se lo merecía" "No hay como confiar en la justicia. La única que cuenta es ésta, la de aquí y ahora" "No se de donde sacaba tanto dinero" comentó otro. Un tercero casi susurrando expresó: "El muchacho era "pilas", se las sabía todas. En realidad le había cogido el golpe a la vida. Hoy por hoy uno tiene que ver como se las arregla para conseguir el billete fácil".

Roberto salió de nuestras oficinas satisfecho, porque a pesar de nuestra insistencia en las consecuencias negativas del hecho relatado y del reclamo de puntualidad en el cumplimiento de sus obligaciones, su hoja de crédito no había salido dañada del todo.

Varias ideas quedaron dando vueltas en mi mente: ¿Cuál sería el futuro de esos pequeños que apedrearon al mozalbete? ¿ Cuál sería el destino de una sociedad en la que estos hechos se daban?. Recordé también el fondo de nuestro discurso institucional, esto es, la productividad no solamente en lo económico sino y básicamente en la integralidad de lo humano. El comentario acerca de que la vida impulsa a la búsqueda de lo fácil y los ecos aún lejanos de la tragedia que vivían los países vecinos inmersos en la droga, con todas sus consecuencias, martillaban mis sentidos y el discurso facilista se enfrentó sin dilaciones al que enarbolaba nuestra tarea institucional.

Estoy seguro que fue en ese momento cuando comenzó a perfilarse la idea de un

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programa que enfrentara tamaña confusión de valores y complementara la ya de por si difícil tarea de contribuir a forjar una sociedad en la que se pudiera vivir con dignidad y con esperanza de desarrollo personal.

Era el mes de agosto de 1989. La retórica campeaba en los majestuosos salones del Congreso Nacional y el discurso facilista de muchos políticos irresponsables se apoderaba de las notas periodísticas y repicaba en las calles de los populosos barrios suburbanos de nuestra querida ciudad. El mensaje era clarísimo: "Ayúdame a llegar al poder y no te preocupes más. Yo haré que todas las cosas te resulten fáciles. Desde las alturas del poder pondré los recursos del Estado a tu servicio sin que tengas otro compromiso que no sea el de darme tu respaldo".

Me resultó inevitable pensar que el discurso del político irresponsable y el del narcotraficante eran de similar naturaleza. Eran los tiempos del "pago de la deuda social"...

Dos meses mas tarde la mesa de trabajo de Bambi Arellano, Jefe de Proyectos Multisectoriales de la USAID se constituía en el escenario para el análisis de nuestro proyecto "Libertad". Habíamos optado por solicitar el apoyo de una organización internacional que comprendiera el por qué de nuestra intención de incursionar en un campo aparentemente lejano al desarrollo empresarial de los sectores populares, objetivo principal de nuestra tarea institucional. Habíamos expresado nuestro punto de vista sobre la situación, sobre la forma de enfrentar el problema y sobre la idoneidad de nuestra organización para ejecutar una acción con posibilidades de éxito, en forma de "Antecedentes" que constaban en el documento del proyecto "Libertad", que entre otras cosas expresaba:

“Los peligros del narcotráfico para una comunidad nacional son obvios puesto que esta actividad penetra y corrompe toda la estructura social. Sin embargo, generalmente las acciones que se han intentado en diferentes países para prevenir su desarrollo han sido

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infructuosas, en gran medida porque los programas preventivos utilizados han sido orientados a prevenir el uso individualizado de la droga, poniendo énfasis en el deterioro que en el ámbito individual produce, descuidando insistir en los efectos perniciosos del narcotráfico en el interior de la sociedad y desestimando otros elementos inductores constituidos, por ejemplo, por los atractivos del enriquecimiento fácil y de la posibilidad de una supuesta protesta contra el "imperialismo" o contra la autoridad política o moral. Es evidente, entonces, la necesidad de una nueva metodología para la prevención. Esta nueva metodología debe estar orientada a la generación de una barrera cultural como mecanismo de prevención, esto es, debe buscarse la generación de una Cultura de Rechazo al Narcotráfico en la comunidad.

Recientes y repetitivos hechos de dominio público demuestran que nuestro país se encuentra en un proceso acelerado de desarrollo del problema, por lo que se torna urgente adoptar medidas eficaces que lo desaceleren y finalmente lo desactiven. Para ello es necesario introducir en el sistema de creencias de la sociedad ecuatoriana un nuevo componente que estimule reacciones socio culturales de rechazo a dicha actividad.

Es innegable que el sistema de creencias de una sociedad, aun cuando se exterioriza con mayor facilidad mediante sus liderazgos, se consolida en la amplitud de su base y por ello las acciones dirigidas a provocar reforzamientos o modificaciones en el sistema tienen que considerar mecanismos de acceso a esa base social, es decir, a los sectores populares, especialmente porque en esos sectores junto a factores de proclividad hacia la aceptación del narcotráfico: facilismo, supervivencia, etapas de transitoriedad y desarraigo, etc., que deben ser combatidos, coexisten otros factores que constituirían obstáculos determinantes para la aceptación del mismo: deseo de progreso, anhelos de paz social, etc., que deben ser estimulados"...

Luego del lapso normal de análisis de la propuesta nuestra solicitud de apoyo fue aceptada. Era el mes de abril de 1990 cuando se firmó el convenio que permitió dar inicio a nuestra tarea. El proyecto concluyó el 31 de marzo de 1992. Los objetivos del

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programa fueron cumplidos en cuanto se demostró técnicamente la proclividad de los sectores populares para ser víctimas de los embates del narcotráfico y que si era viable la construcción de una barrera cultural que frenara dichos embates. Una nueva propuesta fue presentada con el objetivo de realizar un programa a nivel nacional mediante una red articulada de ONGs existentes en el país en distintos campos de actividad. Nuestra organización coordinaría el programa y transferiría su metodología. Evaluadores internacionales contratados por la USAID se pronunciaron favorablemente a la propuesta (4). Sin embargo prioridades internas de la USAID impidieron su concreción.

Así, dos años de logros se perdieron como se pierde el aroma de una gota de perfume en un mar de estiércol.

Los avances "culturales" del narcotráfico sin barrera alguna continuaron penetrando en las diversas instituciones y hoy ya nadie puede dudar del altísimo nivel de corrupción que socava el interior de la sociedad ecuatoriana.

Los linchamientos populares son también en la actualidad materia de noticia periodística cotidiana que revela la ninguna confianza del hombre común en el sistema formal de administración de justicia en el país.

El sistema de creencias o base cultural del Ecuador continúa con profundas contradicciones y está construido sobre convicciones que predisponen al país a un permanente subdesarrollo e inclusive a su disolución política.

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Notas:

(4) Informe Final de Evaluación del Proyecto 518-0083. Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID. Development Associates, Inc. Washington.D.C. 1991. "... El equipo evaluador considera que existe suficiente evidencia para demostrar que la Fundación Guayaquil ha desarrollado un proyecto experimental minuciosamente concebido y ejecutado. Se trata de un enfoque innovador en el campo de la prevención del narcotráfico y existen motivos para esperar que rinda resultados positivos. Además, la Fundación Guayaquil ha comprobado que tiene plena capacidad para administrar sus programas y cumplir con los compromisos contraídos... La Fundación Guayaquil está desempeñando un papel sumamente importante en términos del desarrollo económico y social de Ecuador."

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Para que el país viva es necesario que EMETEL muera.

Con esta lapidaria frase un ex-Presidente de la República intentó en alguna ocasión graficar el grado de corrupción al que la Telefónica estatal estaba llegando. En los actuales momentos EMETEL cuasi murió pues la entidad se desmembró en varias compañías regionales que asumieron diversos nombres, pero en ellas continúan enquistados los mismos aprovechadores de siempre amparados por una dirigencia sindical a todas luces corrupta.

Me correspondió sufrir el caso del PBX asignado a la entidad que presido el cual relato del modo más objetivo.

En el año 1986 Fundación Guayaquil obtuvo la asignación del número 282001, principal de un PBX de cinco líneas. Con posterioridad obtuvo la asignación de otra línea telefónica independiente del PBX. Hasta el 25 de Octubre de 1995 no se habían presentado mayores irregularidades con el servicio de estas líneas aparte de las comunes en nuestro medio esto es, ruidos, eventuales daños, etc. pues dicen que Dios protege a los inocentes. Sin embargo, es posible que ese día hayamos perdido la inocencia, puesto que personal de EMETEL que incluía operarios y supervisor, desde el armario respectivo, dejó sin servicio a la línea independiente de la institución y procedió a ofrecer la reparación de los daños que ese propio personal había causado, por una módica suma de dinero que le debía ser pagada de modo particular y en efectivo. Ante el hecho rechacé el chantaje y dos días mas tarde procedí a plantear por escrito la correspondiente denuncia ante el Gerente Regional de la época mediante comunicación recibida por el funcionario y a solicitar los nombres del personal de EMETEL involucrado en el delito para ejercer la acción penal respectiva. La comunicación nunca fue contestada a pesar de la insistencia y el seguimiento realizado.

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A partir de ese momento, la Fundación se vio expuesta a una larga secuencia de actos de hostigamiento e ilegalidades que se concentraron especialmente en la facturación indebida del PBX 282001 y en la suspensión permanente de entre dos y cuatro de sus cinco líneas; esto hasta el 25 de agosto de 1997 fecha en la que se suspendió total y definitivamente el servicio. El 6 de septiembre de 1998, en el listado publicado en el Diario El Universo anunciando la anulación del servicio telefónico de abonados en mora, el PBX 282001 es incluido. A partir de esa fecha hasta el momento, dos de las cinco líneas del PBX repiten una grabación que dice a quienes intentan comunicarse con la Fundación, desde el interior y desde el exterior del país, que la referida línea está fuera de servicio por falta de pago, causando inmensos daños a la reputación de la institución y efectuando acciones ilegales sancionadas en la normatividad jurídica del país como delitos contra la honra ; las otras tres líneas "muertas" siguen "vivas" en conexión ilícita al servicio de miembros de la dirigencia sindical de EMETEL, pero desde luego facturándose mensualmente a Fundación Guayaquil que impotente ve crecer una deuda que no tiene. Estos hechos fueron comunicados de modo oportuno a las principales autoridades de turno de la Regional 2 e inclusive a la Presidencia de la Comisión Ejecutiva de EMETEL con sede en Quito, quienes en algunas eventuales ocasiones aparentemente emitieron disposiciones al interior de EMETEL para que se solucione la injusticia, disposiciones que obviamente se perdieron en la frondosa, ineficiente e inescrupulosa burocracia de la empresa telefónica. De las permanentes protestas y peticiones efectuadas por la Fundación desde octubre de 1995 hasta la última del 10 de septiembre de 1998, existe por lo menos una treintena de documentos debidamente certificados que deben reposar en los archivos de la Gerencia Regional 2 de EMETEL (actualmente PACIFITEL) pero que están disponibles en los archivos de la Fundación. Inclusive existe una acción penal iniciada en mayo de 1996 que duerme el sueño de los justos bajo el expediente 599-96 en el Juzgado Décimo Quinto de lo Penal del Guayas.

Fundación Guayaquil de modo permanente y documentadamente ha solicitado por la vía administrativa la anulación de la facturación, el reestablecimiento del servicio y el inicio de una nueva facturación a partir de cero. Hasta la fecha dicha facturación señala un valor

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superior a los doce millones de sucres. El fundamento de la petición ha sido constantemente expuesto y radica:

En razones morales: es evidente que el consumo facturado en estos casi cuatro años de irregularidades no corresponden al consumo institucional sino a la serie de pillerías propias del personal y de la empresa que maneja el servicio telefónico que, a pesar de los esporádicos intentos de algunas de sus autoridades, todavía continúa funcionando como un fiel prototipo de la corrupción que impera en el país, a la cual la Fundación tuvo la osadía de enfrentarse.

En razones jurídicas: La Ley de Modernización del Estado en su artículo 28 regula el derecho constitucional de petición, disponiendo que toda solicitud ante autoridad pública deberá ser evacuada en término no mayor a quince días o en caso contrario se considerará aprobada. Hasta el momento no existe respuesta a las solicitudes presentadas, por lo cual debería ejecutarse la petición de anulación de la facturación indebida y el reestablecimiento del servicio.

Muchas otras disposiciones de la ley permitirían ejercer diversas acciones judiciales, y sin embargo las continuas experiencias negativas en los ámbitos judiciales vuelven infructuosos los intentos por obtener justicia a través de ellos.

¿Cual es el corolario de esta experiencia? Muy simple, el grado de corrupción que invade al país ha llegado a niveles donde se vuelve imposible el ejercicio de todo derecho. Además, ¿Puede progresar, en esta etapa de la historia, un país en el cual su sistema telefónico nacional es francamente ineficiente y está en poder de bandas organizadas que lo utilizan para su propio provecho?

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¿Se garantiza realmente la propiedad privada en el Ecuador?

Entre 1979 y 1981 mi hermana adquirió en la entonces distante zona de Los Vergeles, al norte de la ciudad, cuatro lotes contiguos juntando así un pedazo de tierra de 3600 metros cuadrados de extensión, muy apropiado para construir un instituto educativo para niños especiales, proyecto que era una ilusión comprensible, tomando en cuenta que mi hermana es una Psicóloga que siempre ha dedicado su atención fundamentalmente a niños con problemas de aprendizaje. Algunos trabajos de preparación del suelo fueron realizados mediante la contratación de una compañía constructora de propiedad de un amigo de nuestro padre. Diversas circunstancias hicieron suspender el proyecto y sin embargo el terreno, nivelado y rodeado con cercas vivas, nos permitió disfrutar familiarmente de algunos fines de semana agradables. En muchas otras ocasiones eran los pobladores de la zona quienes, con el permiso del vecino que hacía guardianía en la propiedad, lo utilizaban como cancha de fútbol en ardorosos partidos que muchas ocasiones espectamos con deleite.

Los daños en las vías de acceso producidos por diversas causas y acumulados volvieron muy complicadas las visitas frecuentes al lugar. Es así que nadie de la familia había concurrido a visitar el terreno desde fines de 1995 hasta que, casi concluido febrero de 1996, en uno de esos días algo desocupado, mi esposa y yo decidimos echarle un vistazo... La sorpresa fue mayúscula. Sobre el terreno se levantaban 28 incipientes construcciones de mampostería, de las cuales cuatro o cinco estaban habitadas.

Allí comenzó un largo vía crucis familiar...

Un fulano de apellido Intriago que fungía de ingeniero, bravucón de la zona con el auxilio de guardaespaldas de mala muerte, era quien se había apoderado del terreno y engañaba a cuanto marchante se interesara en solucionar problemas de vivienda,

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ofreciéndole casas por construirse sobre un terreno que sabiéndolo ajeno lo utilizaba como propio. Este individuo se presentaba como dirigente popular de la zona, muy influyente entre los políticos que luchaban su propia batalla por el poder.

Uno siempre se pregunta ante la agresión si debe responder de igual manera. Está en la naturaleza humana. Un acto particular de fuerza quizás hubiese sido la respuesta para el caso, y tal vez todo hubiese terminado. Yo sabía que muchas otras personas ante situaciones similares organizaban cuadrillas de choque para desalojar a quienes invadían sus propiedades. Sin embargo, pudo más entre nosotros la necesidad de confiar en los arbitrios de la Ley como medio para construir una sociedad civilizada en la que pudieren vivir los descendientes que el impulso normal de nuestras vísceras. El uso de la fuerza particular significaría el reconocimiento de que se vivía en una sociedad sin leyes. Habría pues que ejercer las acciones que la ley nos ofrecía.

Recurrimos en búsqueda de justicia al Gobernador de la Provincia, Antonio Andretta, mi ex-compañero en la Universidad Católica. Era el 28 de febrero de 1996. La opción era muy clara puesto que la propiedad de mi hermana era indiscutida, procedía un inmediato desalojo dispuesto por el representante del Presidente de la República, quien estaba llamado a hacer respetar los derechos constitucionales de las personas, entre ellos, el derecho de propiedad.

Trámites van, trámites vienen, ninguna respuesta...

Poco tiempo más tarde, una conversación privada con mi amigo Gobernador me hizo comprender que había orden superior de no proceder a desalojos que pudieren enturbiar la paz social. Confirmé así una vez más lo duro que le resultaría a alguien ser Gobernador en un país en que las razones políticas siempre están por encima de los principios y de la ley.

El 8 de mayo de 1996 presentamos una denuncia de los hechos ante el Juez de lo Penal,

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habiendo recaído la atención del asunto en el Juzgado Noveno. Se impartieron las disposiciones pertinentes para que la Policía Judicial investigue e informe de los hechos. El expediente de denuncia 9039/96 aun debe reposar en los archivos del Juzgado en compañía de unos bichitos llamados "polillas" que gustan comerse los papeles que por largo tiempo están sin movimiento. En vista de las circunstancias optamos por otra vía, la de la acción reivindicatoria. El escrito iniciando la acción civil fue presentado (5), era el 10 de junio de 1996. El 16 de enero de 1997 presentamos el alegato final de primera instancia antes de la sentencia, constituido por el informe en derecho que la ley prevé (6)

El trámite del proceso fue tedioso y desnudó todas las falencias de las que se queja cualquier abogado litigante. Para esos eventos estábamos prevenidos, sin embargo jamás nos imaginamos la barbaridad y el descaro con los que se puede mancillar la solemne frase "Administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley" contenida en toda sentencia. Era insólito pero allí estaba la muestra de la corrupción y la ignorancia en todo su esplendor (7): se había reconocido el dominio de mi hermana, pero se negaba toda reclamación "por no haber probado que el demandado era un invasor", como si tal prueba fuese necesaria para el ejercicio de la acción reivindicatoria. El hecho me recordó la famosa frase de las dictaduras "tiene razón pero va preso".

La apelación de la sentencia era imprescindible, hecho que nos situó ante los Ministros Jueces de la Segunda Sala de la Corte Superior de Guayaquil. Nuestro escrito explicativo de los puntos de la apelación resumía toda la fuerza del reclamo y la indignación frente a la injusticia (8). Era el 27 de mayo de 1997.

El 10 de julio de 1997 la Segunda Sala nos notificaba que los autos estaban para relación...

Desde esa fecha no habíamos tenido noticia alguna sobre el proceso. El 3 de mayo de

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1999, es decir casi dos años después, fuimos sorprendidos por una notificación de la sentencia de segunda instancia. La Segunda Sala de la Corte Superior había revocado la sentencia de primera instancia, había declarado con lugar la demanda y ordenado la restitución del predio. Quinientos mil devaluados sucres había sido el honorario fijado para nuestra defensora y..... Silencio absoluto sobre las reclamaciones de los daños irrogados por el demandado. ¿Es que acaso el acto de posesionarse en forma ilegítima de la propiedad ajena, de lucrar con esa posesión ilegítima y traficar con la necesidad de vivienda de la gente pobre no tiene castigo alguno, al menos el pecuniario?

Menos mal que, cercana ya la navidad de 1996, debido a que no se tomaban las medidas precautelatorias de nuestros derechos solicitadas dentro del proceso y las construcciones avanzaban, decidimos dirigirnos a la gente que habitaba las inconclusas edificaciones apelando a la racionalidad de esas personas (9).

La ilusión primaria de mi hermana de construir un instituto educativo para niños especiales cedió así, por fuerza de las circunstancias, a una nueva ilusión que se abría camino entre su indignación y su desesperanza. ¿Por qué no ayudar a esa gente engañada o impelida por la necesidad de vivienda a desprenderse de las garras nefastas de un traficante de la necesidad popular?

Esta acción dio fruto cinco meses más tarde, cuando se iniciaron las conversaciones para llegar a una compraventa que permitiera a más de veinte familias legalizar la tenencia del terreno que les había sido entregado, a cambio de ingentes sumas de dinero en efectivo y una deuda a diez años plazo, por quien no era su propietario.

Las conversaciones nos permitieron conocer que el "dirigente popular" habría "vendido" a más de cincuenta familias las veintiocho parcelas disponibles. También pudimos conocer que al decir de algunos, él "andaba por los techos" porque habría ejecutado una operación similar en terrenos cercanos, engañando a una cooperativa de periodistas, quienes habrían logrado una boleta de captura en su contra.

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El 14 de octubre de 1997 se firmó la escritura de compraventa e hipoteca abierta, hipoteca que finalmente se levantó el 17 de febrero de 1998. Los flamantes propietarios estaban felices pues habían adquirido los terrenos en forma legítima.

Un final feliz... como en los cuentos para niños; y sin embargo, queda el sinsabor de la derrota de la Ley en las distintas instancias en la que ella debe ser precautelada en forma prioritaria. Esta vez unas personas, que abrieron su mente y su corazón a la razón, y a los estímulos que la fe religiosa puso en forma de algún pastor de almas que les acompaño gran parte del proceso de negociación, pudo más que la corrupción. Pero, ¿Cuántas otras situaciones similares no tendrán un final feliz, cuántas otras personas legítimas propietarias serán despojadas bajo el supuesto de que la necesidad justifica tal despojo, eso si con la ganancia pescada a río revuelto por inmisericordes traficantes de la pobreza ajena?

Un país como el nuestro que ha sido víctima secular de despojos territoriales se da el lujo de permitir que en su interior los arbitrios de la fuerza, que siempre fue la razón del enemigo, campeen por los barrios periféricos de todas sus ciudades, en vigencia plena de un doble discurso propio sólo de sociedades esquizofrénicas.

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Notas:

(5) Demanda de reivindicación. Proceso 671-96-S Juzgado Octavo de lo Civil de Guayaquil. Presentado el 10 de junio de 1996.

"Señor Juez de lo Civil de Guayaquil:

Norma Orellana Hidrovo, ante usted respetuosamente comparezco y deduzco la siguiente acción:

Soy ecuatoriana, mayor de 47 años de edad, soltera, de profesión Licenciada en Psicología, domiciliada en esta ciudad, por mis propios derechos, demando en Juicio de Reivindicación, a Jorge Adolfo Intriago Borja.

Fundamentos de hecho:Con fecha 20 de diciembre de 1979, mediante escritura pública autorizada por el Notario Dr. Carlos Quiñonez Velázquez, inscrita en el Registro de la Propiedad el 19 de marzo de 1980, cuya copia certificada acompaño, adquirí los lotes 4 y 9 que formaban parte del Grupo o Manzana A de la sección 21 de la Parcelación Agrícola Los Vergeles, por venta que me hiciera la señora Leonor Torres de Bolaños, por sus propios derechos y por los que representaba de su cónyuge Angel Amador Bolaños Almeida. Además, mediante escritura pública celebrada el 25 de julio de 1981, ante el Notario Dr. Carlos Quiñonez Velázquez, adquirí por venta que me hiciera el señor Luis Vallarino Febres Cordero por los derechos que representaba de la Sociedad Civil de Predios Rústicos Vergeles, los lotes 5 y 10 del grupo o manzana A de la sección número veinte y uno. La referida escritura de compraventa, cuya copia certificada tambien acompaño, consta inscrita en el Registro de la Propiedad el 20 de enero de 1982. Los terrenos adquiridos por mi, antes mencionados, hoy están catastrados como terrenos urbanos con los códigos municipales números: 57-0224-004, 57-0224-005, 57-0224-006 y 57-0224-007, y conforman un área total de 3.600 metros cuadrados. Desde que adquirí tales terrenos, he ejercido actos de dominio efectuando periódicamente trabajos de desbroce de malezas, relleno y compactamiento del suelo así como el pago regular anual de los impuestos prediales municipales, primero como predios rústicos y luego como predios urbanos, como consta en los recibos otorgados por la M.I. Municipalidad de Guayaquil cuyas copias certificadas acompaño al presente escrito. Los hechos antes descritos constituyen prueba irrefutable de mi derecho real de dominio sobre los cuatro lotes de terreno ya citados. y por tanto el antecedente que, como correspondería en cualquier sociedad civilizada, debería hacer posible que reciba la protección del sistema legal ecuatoriano ante la amenaza depredadora de quienes se amparan bajo una supuesta necesidad social, y en no pocas oportunidades en la sospechosa pasividad de ciertas autoridades, para realizar invasiones de tierras y todo

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tipo de fechorías en nuestra ciudad.

A la presente fecha, luego de infructuosa acción para que autoridades administrativas y de policía actúen para proteger mi derecho de propiedad sobre los lotes mencionados desalojando a los ocupantes arbitrarios, he podido determinar en dicho proceso de reclamación administrativa y policial, como consta del documento cuya copia certificada acompaño - Informe del Tnte. Rodrigo Ocaña V, Coordinador de Policía de la Gobernación del Guayas fechado al 25 de marzo de 1996 -que un sujeto de nombre Jorge Adolfo Intriago Borja invadió los terrenos antes mencionados y negoció con terceras personas a las cuales entregó algunas viviendas de las que ha construido sobre los terrenos de mi propiedad, manteniéndose en posesión del remanente. Por las viviendas entregadas está obteniendo beneficios económicos. Jorge Adolfo Intriago Borja, poseedor de mala fe y sin justo título, reconoce mi derecho real de propiedad sobre los terrenos pero se niega a entregármelos y más bien continúa negociando las construcciones que sobre ellos ha realizado y sigue realizando.

Fundamentos de derecho:La presente demanda la fundamento en lo dispuesto en el Título XIII, artículo 953 y siguientes del Código Civil, así como en lo dispuesto en el Título VII del Código Civil en lo referente a la Posesión, y solicito se la tramite en Juicio Ordinario conforme lo dispuesto por el artículo 63 del Código de Procedimiento Civil.

Demanda:Por las razones expuestas , acudo ante usted, a demandar como en efecto demando a Jorge Adolfo Intriago Borja, para que en sentencia, luego de tramitarse el juicio ordinario, se ordene que el demandado :1. me restituya el inmueble constituido por los terrenos descritos en los fundamentos de hecho de la presente demanda ;2. me pague los daños y perjuicios provenientes de su calidad de poseedor sin justo título;3. me pague los frutos naturales y civiles conforme corresponde pagar a los poseedores de mala fe;4. pague las costas procesales en caso de oposición a mi reclamo; y,5. pague los honorarios de la abogada que me patrocina , que el señor Juez se servirá determinar conforme a la Ley de Federación de Abogados del Ecuador.

Cuantía:La cuantía es indeterminada

Citaciones y notificaciones:

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Al demandado se lo citará con mi demanda y providencia respectiva en el lugar donde se encuentra ilegalmente posesionado, esto es, en el inmueble sito en Los Vergeles, Parroquia Tarqui, Manzana 224 solares 4,5,6 y 7 en esta ciudad de Guayaquil. Yo, recibiré notificaciones en la casilla judicial No. 2881 de la Ab. Rosa Véliz de García a quien autorizo para que con su sola firma presente cuantos escritos sean necesarios para la defensa de mis derechos.

Sírvase ordenar el desglose de los documentos que acompaño, dejando copias certificadas en el proceso, a mi costa.

Con copias de rigor, dígnese proveer conforme a derecho."

(6) Informe en derecho. Proceso 671-S-96. Presentado el 16 de enero de 1997.

"Señor Juez Octavo de lo Civil de Guayaquil:

Yo, Lcda. Norma Dora Orellana Hidrovo, por mis propios derechos, en el juicio ordinario 671-S-96 seguido en contra de Jorge Adolfo Intriago Borja en su judicatura, ante usted con el debido respeto comparezco y pongo a su consideración el siguiente informe en derecho:

A. Como demandante me ha correspondido probar durante el respectivo término de este proceso todo cuanto he señalado en mi demanda contra Jorge Adolfo Intriago Borja, tal como consta a continuación:

1. He probado ser la dueña indiscutida de los terrenos que conforman el inmueble objeto del presente juicio de reivindicación. Las escrituras de compraventa que he presentado, debidamente inscritas ante el Registrador de la propiedad, e inclusive los recibos de pago de los impuestos prediales al día, constituyen prueba irrefutable de mi calidad de dueña. Jamás el demandado ha pretendido y mucho menos ha probado, que yo no sea la dueña del inmueble. Por el contrario, mediante escritura pública otorgada por Lauro Alberto Lince Zambrano el 3 de enero de 1996, a favor del demandado, ante el Notario Segundo del Cantón Durán, documento incorporado al proceso como prueba a mi favor, queda muy en claro tanto para el otorgante como para Jorge Aldolfo Intriago Borja, que "Estos terrenos son de la señora Norma Orellana Hidrovo..."

2. He probado que el demandado tiene en su poder el inmueble objeto de este proceso. Su propio escrito de contestación a mi demanda en este proceso constituye prueba irrefutable de ello, puesto que él asevera estar en posesión del terreno y haber realizado inversiones en el mismo.

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3. He probado que el demandado mantiene en su poder el inmueble objeto de este proceso, sin tener justo título para ello y procediendo de mala fe. La escritura a la que me he referido en el numeral 1 del presente informe deja muy claramente establecido que la supuesta cesión de derechos realizada por Lauro Alberto Lince Zambrano en favor del demandado, adolece en si mismo de vicio de nulidad, puesto que la tal supuesta posesión se obtuvo "a bala" y reconociendo el dominio ajeno. Adicionalmente, los documentos probatorios que he presentado respecto de las declaraciones rendidas bajo juramento por Lauro Alberto Lince Zambrano, dentro del juicio laboral 491-95 que se sigue en el Juzgado Quinto del Trabajo del Guayas, prueban que existen dudas respecto a que el declarante haya estado alguna vez en posesión del inmueble objeto de este proceso, puesto que estaría en contradicción con sus propias declaraciones juramentadas en el sentido que él habita desde muchos años atrás en un inmueble de las calles Colombia y la 18. Además, por la escritura incorporada a este proceso como prueba a mi favor, otorgada el 18 de enero de 1996 por el Arquitecto José Luis Bastidas Bravo a favor del demandado, ante la Notaria Segunda del Cantón Durán, se establecería sin lugar a dudas que el demandado habría contratado la construcción de casas sobre el terreno objeto del presente proceso, supuestamente antes del 20 de noviembre de 1994 en que según la referida escritura se inició la construcción. Esto significa que el demandado habría dispuesto de terreno ajeno mas de un año antes de haber obtenido la supuesta cesión de derechos de posesión. El informe del Coordinador de Policía de la Gobernación del Guayas, fechado a 25 de marzo de 1996, e incorporado como prueba a mi favor en este proceso, obviamente prueba que el demandado está obteniendo beneficios económicos al vender, a sabiendas que no es el propietario del terreno, construcciones efectuadas sobre el mismo. Todos estos documentos ratifican el hecho de que el demandado carece de justo titulo y que sus acciones han sido y son violentas y carentes de buena fe, con sujeción a lo dispuesto por los artículos 738 , 740, 744 y 745 del Código Civil.

B. El demandado durante el término probatorio de este proceso no ha producido prueba alguna en su favor que contraríe los fundamentos de hecho y de derecho de mi demanda y que haya sido evacuada conforme a derecho. La reconvención que planteara tampoco ha sido probada en sus fundamentos de hecho y de derecho. En realidad toda la acción procesal del demandado se ha limitado a producir dilatorias que retrasen la lógica consecuencia del proceso: una sentencia que confirme mis demandas.

Finalmente, señor Juez, del contexto del proceso se concluye sin esfuerzos de interpretación, que el demandado ha tomado el inmueble objeto de mi demanda y, violentando las garantías que el ordenamiento legal de nuestro país otorga a sus ciudadanos y al derecho de propiedad, permanece sin derecho alguno y simplemente a las bravas usufructuando del bien inmueble de otro, lastimosamente, engañando y

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perjudicando también a quienes creen que a través de las promesas del demandado pueden llegar a obtener una propiedad conforme a derecho, por lo cual, seguramente con sacrificios, están pagándole cuantiosas sumas de dinero.

No debería ser desestimado para el análisis de esta situación particular que es ampliamente conocido que en diversas zonas de nuestra ciudad han surgido personajes nefastos que amparándose en las necesidades populares, especialmente en materia de vivienda, usufructúan de la situación, conforman pandillas violentas de matones a sueldo y gavillas de pretendidos profesionales que tratan de torcer el sentido lógico del ordenamiento legal para mediante arbitrios a todas luces absurdos ayudarles a establecer cacicazgos y zonas de influencia en las que se sienten intocables.

Impedir que tales perniciosas circunstancias proliferen en nuestro país, no solamente constituye la oportunidad de servir al imperio de la Ley, sino además un deber de ecuatorianidad, porque no solamente se encuentran en juego los respetables derechos de una persona en particular, en este caso mis derechos, sino la misma sociedad en la que tenemos que vivir y en la que vivirán nuestros descendientes. Nosotros, los ecuatorianos, si algún derecho deberíamos defender con especial dedicación debería ser el de no ser usurpados en nuestras heredades por la presión de la fuerza en sus diferentes expresiones o por la truculencia infiltrada en los procesos. Nosotros, los ecuatorianos, que toda nuestra vida hemos reclamado por los despojos territoriales de los que hemos sido víctimas en el plano internacional, no deberíamos permitir que al interior de nuestro propio país iguales situaciones se den. Quizás esto que estoy expresando pueda desmerecerse con el simple adjetivo de retórico o constituirse en motivo de mofa para quienes creen que ya no existe esperanza en la administración de justicia en nuestro país; y, sin embargo pienso que todo esto entra en el contexto de la situación y estoy seguro que usted señor Juez apreciará en su debida magnitud el bien jurídico lesionado y hará justicia, esto es apegándose a derecho y en forma oportuna, dando cabida a todas mis reclamaciones constantes en el libelo de la demanda que oportunamente presenté, reclamaciones que no solamente son justas y procedentes porque así lo he probado en derecho, sino también por todo aquello que he manifestado en razón de las circunstancias que rodean el caso.

Es de justicia, etc."

(7) Sentencia dictada por Juez Octavo de lo Civil de Guayaquil. 7 de Abril de 1997.

"...Sustanciado el juicio hasta el estado de resolverlo, para hacerlo se considera: Primera.- A este proceso se lo califica como válido, por cuanto se ha seguido la vía judicial procedente y no se observa la omisión de

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solemnidades sustanciales a todo juicio que puedan anularlo.-Segunda.-La reivindicación o acción de dominio según lo expresa el artículo 953 del Código Civil es la que tiene el dueño de una cosa singular de que no está en posesión para que el poseedor de ella sea condenado a restituirla. De alli que se requiere el cumplimiento de tres requisitos, esenciales en esta causa como presupuestos para ejercer la acción: 1. la prueba auténtica de la propiedad del bien cuya reivindicación se demanda; 2. demostración de la posesión ilegítima, y 3. la singularización de la cosa poseída por el demandado, y que es propiedad del actor. Entratándose de este caso, la litis se encuentra trabada entre los puntos de la demanda y los de la contestación. Es por ello que corresponde a cada parte probar los hechos que alega y que niega la contraparte. Igualmente, cualquiera de los litigantes puede presentar pruebas contra los hechos propuestos por el adversario. Tercera.-Constan las pruebas de la accionante, consistentes en escrituras públicas de 29 de diciembre de 1979 y 25 de julio de 1981, autorizadas por el Notario de Guayaquil, Dr. Carlos Quiñonez Velásquez e inscritas en el Registro de la Propiedad del Cantón, el 19 de marzo de 1980 y 20 de enero de 1982, respectivamente. Igualmente la actora ha aparejado las escrituras públicas de enero 3 de 1996 y 18 de enero de 1996 , autorizadas por el Notario de Durán , Abogado José Morante Valencia.. En esas escrituras se destaca que el derecho de dominio está radicado en la señorita Licenciada Norma Dora Orellana Hidrovo, desde las fechas en que se registraron las compraventas de Leonor Torres de Bolaños y Angel Amador Bolaños Almeida. Igualmente se observa que quien cede su derecho a las tierras que adquiere el demandado Jorge Adolfo Intriago Borja, es otra persona. En todo caso, se observa que no se ha aplicado la norma establecida en el art. 98 del Código de Procedimiento Civil. Cuarta.- No habiéndose demostrado que el demandado ha sido el invasor de las tierras, no procede conocer los demás reclamos. Por tales antecedentes, el suscrito Juez Octavo de lo Civil de Guayaquil, en cumplimiento de la ley y lo actuado "ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY", desecha la demanda presentada por no haberse probado sus fundamentos y sin costas en esta instancia. Cúmplase, publíquese y Notifíquese. Firma Vicente Rendón Aguilar, Juez Octavo de lo Civil de Guayaquil. Guayaquil, 7 de abril de 1997.

(8) Escrito de determinación de los puntos a los que se contrae el Recurso de Apelación de la Sentencia dictada por el Juez de Primera Instancia. Presentado el 27 de mayo de 1997. Juicio ordinario 124-97.

"SEÑORES MINISTROS DE LA SEGUNDA SALA DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE GUAYAQUIL

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Yo, Lcda. Norma Dora Orellana Hidrovo, por mis propios derechos, en el juicio ordinario 124-97 seguido en contra de Jorge Adolfo Intriago Borja, dentro del término señalado en el artículo 417 del Código de Procedimiento Civil para determinar los puntos a los que se contrae el recurso de la apelación que he planteado, a ustedes digo lo siguiente:

En ejercicio de una acción reivindicatoria, de la que trata el artículo 953 del Código Civil, comparecí ante el Juez Octavo de lo Civil de Guayaquil y propuse una demanda en juicio ordinario en contra de Jorge Adolfo Intriago Borja para que mediante sentencia se ordene que el demandado me restituya el inmueble de mi propiedad, plena e indiscutidamente singularizado como consta en el proceso, que mantiene indebidamente en su poder. Durante el desarrollo del proceso en la primera instancia, cumplí con probar sin lugar a duda los hechos que alegados por mi se ajustan a los presupuestos que la Ley establece para que se fundamente la acción reivindicatoria, asi: 1. He probado ser la dueña indiscutida de los terrenos que conforman el inmueble objeto del presente juicio de reivindicación. Las escrituras de compraventa que he presentado, debidamente inscritas ante el Registrador de la propiedad, e inclusive los recibos de pago de los impuestos prediales al día, constituyen prueba irrefutable de mi calidad de dueña. Jamás el demandado ha pretendido y mucho menos ha probado, que yo no sea la dueña del inmueble. Por el contrario, mediante escritura pública otorgada por Lauro Alberto Lince Zambrano el 3 de enero de 1996, a favor del demandado, ante el Notario Segundo del Cantón Durán, documento incorporado al proceso como prueba a mi favor, queda muy en claro tanto para el otorgante como para Jorge Aldolfo Intriago Borja, que "Estos terrenos son de la señora Norma Orellana Hidrovo..." . El propio Juez de primera instancia en este proceso, en los considerandos de su sentencia destaca que el derecho de dominio está radicado en mi persona.

2. He probado que el demandado tiene en su poder el inmueble objeto de este proceso. Su propio escrito de contestación a mi demanda en este proceso constituye prueba irrefutable de ello, puesto que él asevera estar en posesión del terreno y haber realizado inversiones en el mismo. La escritura incorporada a este proceso como prueba a mi favor, otorgada el 18 de enero de 1996 por el Arquitecto José Luis Bastidas Bravo a favor del demandado, ante la Notaria Segunda del Cantón Durán, establece sin lugar a dudas que el demandado es posesionario del terreno objeto del presente proceso y que contrató la construcción de casas sobre el mismo terreno, recibió 7 de ellas quedando pendiente de recibir otras 21 casas.

3. He probado que el demandado además de que mantiene en su poder el inmueble objeto de este proceso, lo hace sin tener justo título para ello y procediendo de mala fe. La escritura a la que me he referido en el

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numeral 1 del presente informe deja muy claramente establecido que la supuesta cesión de derechos realizada por Lauro Alberto Lince Zambrano en favor del demandado, adolece en si mismo de vicio de nulidad, puesto que la tal supuesta posesión se obtuvo " a bala" y reconociendo el dominio ajeno. Adicionalmente, los documentos probatorios que he presentado respecto de las declaraciones rendidas bajo juramento por Lauro Alberto Lince Zambrano, dentro del juicio laboral 491-95 que se sigue en el Juzgado Quinto del Trabajo del Guayas, prueban que existen dudas respecto a que el declarante haya estado alguna vez en posesión del inmueble objeto de este proceso, puesto que estaría en contradicción con sus propias declaraciones juramentadas en el sentido que él habita desde muchos años atrás en un inmueble de las calles Colombia y la 18. Además, por la escritura incorporada a este proceso como prueba a mi favor, otorgada el 18 de enero de 1996 por el Arquitecto José Luis Bastidas Bravo a favor del demandado, ante la Notaria Segunda del Cantón Durán, se establece sin lugar a dudas que el demandado habría contratado la construcción de casas sobre el terreno objeto del presente proceso, antes del 20 de noviembre de 1994 fecha en la que según la referida escritura se inició la construcción. Esto significa que el demandado habría dispuesto de terreno ajeno mas de un año antes de haber obtenido la supuesta cesión de derechos de posesión. El informe del Coordinador de Policía de la Gobernación del Guayas, fechado a 25 de marzo de 1996, e incorporado como prueba a mi favor en este proceso, obviamente prueba que el demandado ha estado obteniendo beneficios económicos al vender, a sabiendas que no es el propietario del terreno, construcciones efectuadas sobre el mismo. Todos estos documentos ratifican el hecho de que el demandado carece de justo titulo y que sus acciones han sido y son violentas y carentes de buena fe, con sujeción a lo dispuesto por los artículos 738 , 740, 744 y 745 del Código Civil.

4. El demandado durante el término probatorio de la primera instancia de este proceso no ha producido prueba alguna en su favor que contraríe los fundamentos de hecho y de derecho de mi demanda y que haya sido evacuada conforme a derecho. La reconvención que planteara tampoco ha sido probada en sus fundamentos de hecho y de derecho. En realidad toda la acción procesal del demandado se ha limitado a producir dilatorias que le permitan ganar tiempo para seguir realizando construcciones y negociarlas.

A pesar de la claridad de los hechos procesales, sin embargo la sentencia dictada por el Juez de primera instancia, rechaza mis demandas, porque supuestamente no he probado sus fundamentos, convirtiéndose en un instrumento viciado de ilicitud contrariando lo dispuesto en el artículo 278 del Código de Procedimiento Civil que dispone que las sentencias decidirán los puntos de la resolución fundándose en la Ley y en los méritos del proceso.

La sentencia en mención, a pesar de que transcribe en la Segunda consideración lo dispuesto

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taxativamente por el artículo 953 del Código Civil, luego continúa y pretende modificar la naturaleza de la acción de dominio o reivindicación, exigiendo como requisito un adicional que no es determinado por la Ley para que la acción reivindicatoria pueda ser ejercida, esto es, que se demuestre la posesión "ilegítima". Los artículos 953 y 959 del Código Civil son muy específicos y completamente claros al determinar que se reivindica contra el actual poseedor sin consideración a las circunstancias por las que el demandado hubiere obtenido la posesión. Las circunstancias de la posesión, esto es, que sea de buena o de mala fe, determinan las responsabilidades del poseedor frente al demandante, pero no pueden inhibir el objeto de la acción reivindicatoria, esto es, devolver la posesión de la cosa al legítimo propietario.

Es grotesco que la Tercera consideración "destaque" que como demandante he probado mi derecho de dominio, pero que como supuestamente no he demostrado que el demandado ha sido el invasor de las tierras -Cuarta consideración-, no procede conocer los demás reclamos, aunque no exista duda alguna que el demandado sea el poseedor actual, y que su posesión sea de mala fe. Insisto en que la invasión de tierras es un delito tipificado como tal por el Código Penal y resulta absurdo que un Juez de lo Civil, me pida que en un juicio civil de reivindicación pruebe la invasión de tierras por parte del demandado para encontrar fundamentos a mi acción de dominio. ¿ En que disposición legal se fundamenta el señor Juez de primera instancia para exigir prueba de la existencia de un "invasor" como requisito para configurar la acción reivindicatoria? ¿Acaso no existe fundamento para la acción reivindicatoria del legítimo propietario incluso contra un poseedor de buena fe?

La referida sentencia ilícita, grotesca y absurda, es además descarada porque defiende desvergonzadamente al demandado argumentando que éste adquirió de otra persona el "derecho a las tierras", y que en todo caso por este hecho también argumenta que no se ha aplicado la norma establecida en el artículo 98 del Código de Procedimiento Civil. El artículo 98 ya mencionado se refiere a la citación de la que trata el artículo 1810 del Código Civil, esto es, una norma relativa a la obligación que tiene el comprador a quien se demanda la cosa vendida , por causa anterior a la venta, para que cite al vendedor para que comparezca a defenderla. La consecuencia de la omisión de esta obligación en el caso de que se tratara de una compraventa del inmueble solamente podría perjudicar al comprador en cuanto a su derecho al saneamiento por evicción de la cosa, y bajo ningún concepto podría afectar el derecho a la acción reivindicatoria del demandante. Pero en este caso no se trata de un bien inmueble adquirido por compraventa por parte del demandado, por lo que no es correcto confundir el hecho de que la cesión de derechos a la que se alude en la sentencia, sería en todo caso de supuestos derechos de posesión y no de la propiedad misma, por lo que no aplica la disposición del artículo 98 ya mencionado. Y en este mismo orden de cosas, ¿ Qué clase de "derecho a las tierras" es el que oficiosamente el Juez de primera instancia

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concede a la otra persona mencionada en la consideración Tercera de la sentencia? ¿Está facultado el Juez para este tipo de "consideraciones" o se estaría de este modo encuadrando en la tipificación que nuestro ordenamiento legal en el ámbito penal sanciona como delito?Por lo expuesto, señores magistrados, quedan explicitados los puntos y fundamentos del recurso de apelación planteado..."

(9) Hoja volante distribuida entre los ocupantes del terreno. Diciembre de 1996. Luis E. Orellana

“No te dejes engañar. Piensa en tu familia. Muy pronto el Juez dispondrá la devolución de los terrenos a su propietaria. ¿Que pasará entonces con la plata que ya entregaste con sacrificios? ¿Quien te la devolverá? No comas más cuento. Solamente la propietaria puede transferirte la propiedad de estos terrenos. Ninguna otra persona podrá hacerlo legalmente. ¿Piensas vivir toda tu vida sobre terreno ajeno? ¿Cómo podrán tus hijos heredar tu casa algún día? Ven y arréglate directamente con la propietaria y no entregues tu plata a quien te engaña prometiéndote lo que no le pertenece. Conversemos..."

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Una cárcel llamada Ecuador

Uno se acostumbra tanto a determinados enfoques cotidianos que en no pocas ocasiones deja de percibir como incorrecto aquello que en realidad si lo es.

La primera clarinada la sentí en una visita a una de mis cuñadas en su hogar de Virginia Occidental. Parecería un asunto de detalle y sin embargo ello me alertó sobre las distintas perspectivas con las que vive su esposo norteamericano y ella, una ecuatoriana.

Ese día creí oportuno colaborar con mis anfitriones reparando las seguridades de la puerta trasera de acceso a la casa. Dichas seguridades al parecer tenían muchos años de no estar en funcionamiento. En mi mente hubo sin duda una crítica a la falta de reparación de las mismas, ya que en Ecuador la mínima precaución que a uno se le puede ocurrir es dotar de tres o cuatro chapas, candados o trancas a cualquier acceso normal a una casa. Luego de efectuada la reparación mi cuñada agradeció emocionada la colaboración, al fin y al cabo ella es ecuatoriana y probablemente se sentía insegura con esa puerta. Su esposo horas después al volver de su trabajo notó el hecho y, con poco entusiasmo pero muy cortésmente, me agradeció por ello. Sin embargo en algún momento posterior escuché su comentario de que en realidad no era necesario pues a nadie se le ocurriría penetrar por una puerta que estaba normalmente cerrada. Obviamente él se sentía confiado de vivir en una sociedad en la que las llaves de la casa se dejan bajo la alfombra de bienvenida puesto que los estruches se dan muy esporádicamente y generalmente se trata de alguna anormalidad provocada por travesuras de adolescentes o por la insania de enfermos mentales.

Los días subsiguientes comencé a reparar en que los predios no tenían cercas o muros separadores, cuando mucho pequeños arbustos o adornos de jardín daban idea de los linderos entre propiedades vecinas, como reforzando el concepto de buena vecindad y de confianza que debe unir a las personas que conforman una sociedad acostumbrada a

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convivir en paz.

A mi regreso a Ecuador, con el comentario y las observaciones asimiladas aún dando vueltas en mi cabeza, no pude menos que empezar a notar que en nuestra ciudad todas las casas tienen rejas. Que muros y cercas monolíticas y de gran altura dividen las propiedades. Inclusive los pequeños negocios como despensas, farmacias, bazares, están provistos de rejas en su parte frontal para protegerse de las acciones delictivas que pueden realizar los amigos de lo ajeno aún durante el día. Todo ello revela el alto nivel de desconfianza en los demás que caracteriza a nuestra cultura popular.

Estoy seguro, que así como yo, toda persona, en especial si es extranjero, al arribar a nuestro país tiene la sensación de estar penetrando en una cárcel.

Pensé entonces en la película de ciencia ficción denominada "Escape desde New York" cuyo protagonista fue Kurt Russell y reflexioné en que así como según el film, Manhattan podría en el futuro constituirse en el lugar de reclusión de delincuentes parias de la sociedad norteamericana, lugar en que sobrevivirían, estructurando su propia organización fundamentada en los antivalores que los motiva y, gobernados por grotescos tiranuelos; a nuestro país quizás también podría desventuradamente asignársele la función de desempeñarse como una de las cárceles del mundo desarrollado. No olvidemos que alguna vez nuestro tan famoso Archipiélago de Galápagos ya fue convertido por nosotros mismos en una colonia penal y que el actuar de la base social y de los líderes ecuatorianos nos está otorgando cada vez en mayor grado el mérito para una asignación de este tipo. Ante la comunidad internacional ya estamos en posibilidad de disputar los primeros lugares como sociedad corrupta, ingobernable, indisciplinada.

Mientras reflexionaba en todos estos temas y me aprestaba a subir al vehículo que me conduciría a mi hogar, pude darme cuenta que la ventolera del mismo había sido violentada, y se habían sustraído la gata hidráulica, la llave de ruedas y las plumillas

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limpiaparabrisas. El resignado conductor solamente comentó: "en este país ya no se puede vivir".

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La Policía...

Lunes 24 de febrero de 1997. Concurrimos al "Palacio de Justicia" para presentar ante el Juzgado Primero de lo Penal la denuncia del estruche del cual había sido objeto el edificio de la Fundación el día anterior. Equipos audiovisuales y algo de dinero en efectivo habían sido robados de nuestras oficinas. Se cumplieron las diligencias de rigor entre ellas la asignación de tareas investigativas a la Policía Judicial por parte del Juez respectivo... Aguardamos esperanzados el que pronto se resolviera el caso y que fueran recuperadas nuestras pertenencias.

Sábado 29 de marzo de 1997. En no pocas oportunidades he acostumbrado pasar en algún momento del fin de semana verificando las seguridades del edificio institucional . Esta vez pude percibir muy rápidamente las huellas de un intento frustrado de realizar un nuevo estruche tan sólo a poco más de un mes del anterior.

Miércoles 2 de abril de 1997. En uno de los callejones laterales del edificio, dentro de nuestro predio, encontramos un documento oficial de la Policía Nacional, doblado y un tanto maltrecho. Nos pareció muy sospechoso el hecho, por lo que a primera hora del día siguiente fue enviada una comunicación (10) haciéndole conocer el particular, y sus implicaciones, al Mayor Gallardo, a la sazón Jefe de las Oficinas P1 CP2, quien además, curiosamente era el destinatario del oficio descubierto en nuestro predio. Una vez enviada la comunicación y al continuar con nuestras revisiones pudimos percatarnos de que a escasos tres metros del lugar donde fue encontrado el oficio se divisaba un horamen en el enrejado que protege la planta baja del edificio, horamen por el cual habían penetrado los estruchadores en busca de bienes que robar. A primera hora del siguiente día entregamos una nueva comunicación al referido Mayor detallando los hechos (11).

14 de abril de 1997. Ante el silencio de la autoridad policial insistimos mediante nueva comunicación (12) para que se arbitren medidas de protección y se aclare la participación policial en los ilícitos.

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Viernes 23 de mayo de 1997. Descubrimos que estruchadores habían penetrado violentando las seguridades de una ventana del segundo piso sustrayéndose algunos equipos de oficina y efectivo de la caja chica. El mismo día presentamos la respectiva denuncia ante el Juzgado Décimo Cuarto de lo Penal, donde se dispuso que la Policía Judicial realice las investigaciones respectivas.

Lunes 26 de Mayo de 1997. Enviamos otra comunicación al Mayor Gallardo insistiendo en una respuesta a las denuncias que le habíamos formulado con anterioridad e informándole del nuevo hecho delictivo.

Silencio...

Viernes 6 de junio de 1997. Enviamos una comunicación al Coronel Ruffo Rueda, Jefe del Regimiento Guayas, solicitando una respuesta.

Silencio absoluto...

El Coronel rompe su silencio y por los medios de comunicación colectiva pide a la empresa privada de Guayaquil donaciones para equipar a la Policía local con un par de helicópteros usados para su "lucha contra la delincuencia". El costo de estas aeronaves fue estimado por el solicitante como superior a los quinientos mil dólares. Bajo las circunstancias vividas institucionalmente nos pareció grotesca la solicitud por lo que el 25 de junio de 1997 remitimos un nuevo requerimiento a la autoridad policial resumiendo nuestro caso, las dificultades surgidas y nuestra preocupación acerca de dotar a la Policía Nacional de medios técnicos que pudieren servir para sofisticar las acciones delictivas, dado que la institución no hacía esfuerzos reales por depurarse (13).

Lunes 30 de junio de 1997. El Coronel Rueda nos remitió un oficio fechado a 26 de junio por el cual nos hace conocer el informe de la investigación interna realizada por la Policía.

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El informe está firmado por el Mayor Patricio Vinueza y el Policía Pablo Jurado. El informe en sus conclusiones dice: "De acuerdo a las investigaciones realizadas en el presente caso se ha llegado a determinar lo siguiente: 1. No se ha podido determinar en que momento y circunstancia el señor Subteniente de Policía Alex Alomía López extravía el oficio s/n de fecha 27 de marzo de 1997, el mismo que fue encontrado en la Fundación Guayaquil el 2 de abril de 1997, puesto que el mencionado oficial desconoce como se produjo la pérdida del oficio antes indicado; y, 2. Hasta la presente fecha no se ha podido establecer la identidad de los autores, cómplices y encubridores de los robos perpetrados en la Fundación Guayaquil..."

Poco tiempo después el Coronel Rueda dejó de ejercer la Comandancia de la Policía del Guayas.

Las denuncias formuladas ante los Juzgados Penales duermen el sueño de los justos. Se prevé que serán resueltas el día del Juicio Final... por la tarde.

Hasta el momento no se ha dado una explicación lógica sobre cómo un oficio original dirigido al Mayor Jefe de Policía P1-CP2 no estaba en el archivo del destinatario y si en el lugar donde se habían perpetrado varios estruches.

En el curso de nuestras pesquisas particulares, de fuentes diversas se nos aseguró que existiría una verdadera organización delictiva al interior de la respetable institución y que tal organización contemplaría la asignación de barrios enteros en manos de oficiales "responsables" del manejo de las diversas actividades delictivas tales como prostitución, homosexualidad, robos en sus distintas modalidades, uso y comercio de drogas, etc. Las referidas actividades de control estarían produciendo jugosas ganancias a las cúpulas de la organización y obviamente a los distintos eslabones de la cadena.

¿Piensa el lector que esto es posible? ¿Y si lo es... la institución policial ya habrá sido actualmente depurada?

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Notas:

(10) Comunicación. Presentada el 3 de abril de 1997. Las 9:45 horas.

"Guayaquil, 3 de abril de 1997

Señor Mayor de PolicíaLuis Gallardo MoscosoJefe de la Oficina P-1 CP-2Ciudad

De nuestras consideraciones:

Con el propósito de que usted arbitre las medidas que estime oportunas y para dejar constancia de los hechos ante la eventualidad de posteriores situaciones que lesionen los intereses institucionales de Fundación Guayaquil, ponemos en su conocimiento que el día de ayer 2 de abril/97 en una revisión rutinaria de los callejones interiores de nuestro edificio institucional ubicado en la calle Manuel Galecio 1509 de esta ciudad, encontramos copia autógrafa del oficio cuya fotocopia remitimos como anexo a esta comunicación. Como usted podrá apreciar se trata de un oficio fechado a 27 de marzo/97 dirigido a usted por el Subteniente de Policía Alex Alomía López referente a los movimientos internos del Policía Nacional José Humberto Yépez Rosero durante los días 22, 23 y 24 de marzo/97. No ha dejado de llamarnos la atención -y esperamos que usted capte la implicación de este hecho- el que un documento oficial policial sea encontrado en el interior de nuestro predio institucional, lugar al que hay que penetrar con expresa intencionalidad y no por casualidad, sobretodo porque el 23 de febrero/97 nuestra Fundación fue penetrada por desconocidos que perpetraron un robo sobre el cual se ha hecho la denuncia respectiva ante el Juzgado Primero de lo Penal y porque el sábado 29 de marzo/97 nuevamente desconocidos intentaron penetrar al edificio institucional violentando dos puertas metálicas y siendo detenidos por una tercera.

Atentamente,

Luis E. OrellanaDirector Ejecutivo"

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(11) Comunicación. Presentada el 4 de abril de 1997. Las 10:00 horas.

"Guayaquil, 4 de abril de 1997

Señor Mayor de PolicíaLuis Gallardo MoscosoJefe de la Oficina P-1 CP-2Ciudad

De nuestras consideraciones:

El día de ayer 3 de abril/97 pusimos en su conocimiento algunos hechos relacionados con penetraciones en nuestro edificio institucional por parte de desconocidos y la curiosa presencia de un oficio policial en el lugar de los hechos. Con posterioridad al envío de nuestra comunicación, el mismo día de ayer, en una nueva revisión rutinaria de los callejones interiores de nuestro edificio institucional encontramos cortada y doblada una reja por donde la noche del día 2 de abril/97 esta vez los desconocidos penetraron a la planta baja del edificio. El horamen de penetración está ubicado a escasos 3 metros del lugar donde fue encontrado el oficio policial ya mencionado. Nuestro edificio está localizado en el Barrio Orellana de esta ciudad a menos de quinientos metros del Cuartel Modelo de la Policía Nacional. Creemos que los ciudadanos y las organizaciones institucionales de nuestro país tenemos derecho a recibir la protección de la Policía Nacional y resulta alarmante que más bien encontremos evidencias que ponen en situación de sospecha lo que verdaderamente algunos de los miembros de la Policía Nacional estén realizando. Abrigamos la esperanza de que usted arbitrará las medidas adecuadas para enfrentar este hecho, pero adicionalmente creemos oportuno sugerirle que disponga vigilancia especial no solamente de nuestro edificio institucional sino de todo el barrio que es permanentemente asolado por delincuentes.

Atentamente,

Luis E. OrellanaDirector Ejecutivo"

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(12) Comunicación. Presentada el 14 de abril de 1997. Las 10:15 horas.

"Guayaquil, 14 de abril de 1997

Señor Mayor de PolicíaLuis Gallardo MoscosoJefe de la Oficina P-1 CP-2Ciudad

De nuestras consideraciones:

Mediante comunicaciones fechadas a 3 y 4 de abril/97 hicimos conocer a usted hechos que sin lugar a dudas hacen presumir la participación de miembros activos de la Policía Nacional en acciones delictivas contra los bienes de nuestra institución. Ha transcurrido el tiempo suficiente para que nuestras comunicaciones sean contestadas por lo menos haciéndonos conocer que usted ha adoptado medidas para la investigación del asunto al que le ha dado la importancia que se merece y su decisión en cuanto a nuestra solicitud de protección del barrio en que nuestro edificio está ubicado. No hemos recibido absolutamente ninguna respuesta y por lo tanto quedamos en plena libertad de optar por los canales que creamos apropiados para la defensa de nuestros derechos.

Atentamente,

Luis E. OrellanaDirector Ejecutivo"

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(13) Comunicación. Presentada el 25 de junio de 1997. Las 9:35 horas.

"Guayaquil, a 25 de junio de 1997.

Señor Coronel Ruffo Rueda BedoyaJefe del Regimiento Guayas # 2Ciudad.

De nuestras consideraciones:

Mediante comunicación remitida a usted el 6 de junio de 1997, pusimos en su conocimiento algunos hechos que involucran a miembros activos de la Policía Nacional en acciones delictivas perpetradas contra nuestra institución. Aunque no hemos recibido de usted una respuesta a nuestra comunicación, debemos reconocer que cuatro días mas tarde fue asignado el Policía Nacional Pablo Jurado para que realice investigaciones acerca del caso. Durante dos días colaboramos con él en las investigaciones realizadas en el sector, comprobándose que el sector en que está situado nuestro edificio es asolado de modo permanente por estruchadores. También acompañamos al investigador a la Policía Judicial donde lo único que pudimos verificar fue la grosera y curiosa actitud del Sargento Germán Alegría (agente encargado por disposición judicial de las investigaciones del segundo robo) quien nos acusó de falta de colaboración porque según afirmó no nos hemos acercado a su despacho para hablar con él y trasladarlo a realizar las investigaciones. Y eso ha sido todo. Han transcurrido algo más de dos semanas y no hemos recibido una respuesta oficial de la Policía Nacional, respuesta a la que tenemos pleno derecho, que debe aclarar los siguientes interrogantes:

1. ¿ Cómo se explica la presencia de un documento oficial de la Policía Nacional en el lugar en donde se han perpetrado varios robos e intentos de robo?

2. ¿ Que han hecho los mandos policiales para esclarecer la situación y encontrar a los responsables?

3. ¿ Que han hecho y que harán los mandos policiales para proteger en la actualidad y a futuro los bienes y la seguridad de quienes tenemos oficinas y domicilios en el sector?

4. ¿ Cómo va la Policía Nacional a resarcir a nuestra institución, una entidad de servicio a la comunidad y

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sin fines de lucro, por las significativas pérdidas que le han producido las acciones indebidas de sus miembros activos?

Todavía queremos creer que existen instancias dentro de la Policía Nacional capaces de poner orden y rectitud ahí donde la práctica del mal ha sido y continúa siendo cosa de todos los días. Aún queremos creer que usted representa una de esas instancias. Esperamos su respuesta, ...antes de proceder a preguntar a la ciudadanía, a través de los medios de comunicación colectiva, si realmente vale la pena hacer esfuerzos privados para dotar de medios técnicos a la Policía Nacional, si ella no es capaz de depurarse a si misma y dar la seguridad de que esos medios técnicos no serán empleados para sofisticar aún mas las acciones delictivas.

Atentamente,

Luis E. OrellanaDirector Ejecutivo"

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El muro de los lamentos.

25 de marzo de 1999. Las diez de la mañana. Regresaba un tanto preocupado porque venía retirando del Banco, diez mil dólares en billetes que debía poner a buen recaudo y a salvo de una nueva incautación gubernamental. Se vivía en esos días un ambiente tenso, tanto por la posibilidad de nuevos "feriados" bancarios como por el auge delincuencial. Me acompañaba mi hija Josefina y nuestra sorpresa fue mayúscula cuando al penetrar en nuestra casa nadie había. El retumbar de golpes contra las paredes de los muros que protegen nuestro hogar, cortó nuestra búsqueda de mi esposa Cecilia y, nos alertó que alguien intentaba penetrar en él violentamente. Rápidamente, dejando el dinero sobre el piso del dormitorio que colinda con el jardín, salimos de la casa y por el exterior nos acercamos al cerramiento lindero con la calle peatonal que bordea la casa por uno de sus lados. La sorpresa fue mayor al observar que unos diez hombres con grandes mazos horadaban el muro. ¿Qué hacen ustedes? pregunté acercándome a ellos. La respuesta fue inmediata: allá está la Comisaria, hable con ella... y continuaron.

En efecto, había una mujer parada en la mitad de la calle a unos diez metros del muro. En su rostro moreno y feo destacaban unas gafas, de evidente mal gusto, que escondían sus ojos. No se por qué pensé que todos los violentos gustan de ocultar sus ojos con gafas oscuras. Un vestido verde de tela brillosa con falda al viento, muy apropiado para juergas en discotecas de barrio bajo, vestía orgullosamente la mujer. Se sentía desde lejos su prepotencia y su afán de protagonismo. No pude menos que pensar que en realidad era una mujer muy fea, con esa fealdad que se desborda desde adentro del alma, y que por eso mismo debía yo tener comprensión y caridad para con la Comisaria, a pesar de lo que ella estaba haciendo. Me acerqué a su persona y comedidamente le pregunté por qué se procedía asi violentamente si existía pendiente una solicitud de mi parte para que se verificara de modo técnico e imparcial el hecho de que mi propiedad no afectaba a ninguna vía pública y que sus linderos correspondían a lo que estaba señalado en las escrituras. Le dije que yo no era su enemigo, que comprendía la naturaleza de su tarea y

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que inclusive había colaborado en el Gabinete en el primer año en que el actual Alcalde Febres Cordero había ejercido la Presidencia de la República, por lo que no comprendía esta animosidad. Su respuesta fue casi como una deyección: "sólo recibo órdenes de Febres Cordero y solamente si él me lo manda suspendo el operativo". Volví a insistir en que tenía en mi poder, a la par que se lo presenté, el expediente con el permiso y registro de construcción que el Municipio me había otorgado para construir en ese mismo terreno y que estaba vigente hasta marzo del 2000. En el expediente se confirmaba que mis linderos eran correctos, y adicionalmente es de pura lógica que no se me habría otorgado permiso para construir sobre una calle pública.

No hubo manera de que la Comisaria detenga la agresión por lo que volví al interior de mi casa a intentar comunicarme por teléfono con alguien que pudiere localizar al Alcalde Febres Cordero. Mi esposa a quien no había visto antes porque estaba argumentando en favor de nuestro derecho y cuidando otro lado de la casa, creyó oportuno solicitar la ayuda de su padre Gerente General de la Academia Naval Almirante Illingworth para que nos proporcionara personal que ayudara a cuidar las seguridades de nuestra casa, por lo que le entregué el teléfono y salí de nuestro dormitorio al jardín y pude ver como miembros de la cuadrilla municipal penetraban entre seis y siete metros al interior de nuestro hogar con evidentes actitudes de querer tomar las cosas que encontraran a su paso. Pensé en el hecho de que hombres violentos, armados con mazos se estaban introduciendo en mi hogar, pensé en la vida y la seguridad de mi esposa e hija, pensé en el dinero recientemente retirado, y en las mil cosas de fácil sustracción que quedaban a la vista y paciencia de estos hombres. En acto desesperado, tomé entonces de una mesa de juegos de mi nieto de seis años una pequeña pistola de juguete, de fulminantes de los que hacen mucha bulla pero que no lastiman ni a una cucaracha y con ella me enfrenté a la pandilla amenazando al miembro más cercano con repelerlos si no salían de mi propiedad y se limitaban a cumplir la odiosa tarea que les había sido encomendada hasta el límite del metro que supuestamente yo había invadido. Realmente no terminé de decir todas mis palabras cuando los seis o siete que habían penetrado, al grito de "está armado" huían como las cucarachas en estampida cuando uno les rocía insecticida. Mi

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hija socarronamente gritó a voz en cuello "acaba con esas cucarachas, papá”. Los dos, a pesar del mal momento que estábamos pasando, no pudimos menos que echarnos a reír.

Guardé el juguete en el bolsillo de mi pantalón y me dirigí hacia la Comisaria, quien rápidamente fue rodeada por unos quince miembros de la Policía Metropolitana en afán protector. Pude ver a través de sus gafas y por sus gestos que el terror invadía su rostro. "Comisaria, tenga en consideración que está dejando mi hogar a merced de los ladrones. Suspenda por un par de días este operativo para que pueda dotar de seguridades a mi casa; -dije- hágalo por lo menos como un gesto humanitario". "Usted está armado", dijo con voz temblorosa. "No lo estoy, yo sólo estoy armado por el derecho que me asiste", contesté, y me retiré ante lo inconmovible de su postura. Pensé incluso que en ese mismo instante ella daría órdenes de detenerme pues era evidente que creía que en realidad yo portaba un arma, pero su miedo pudo más por lo que tomó un celular para solicitar el refuerzo de unos treinta o más hombres armados de la Policía Metropolitana que engrosaría el número de los que ya estaban en el sitio. Pensé en cómo se pierde el sentido de autoridad cuando se ejecuta acciones que se sabe son injustas y cómo se pierde el sentido de las proporciones cuando el miedo invade el alma...

Entretanto la tarea destructora se reiniciaba...

Tenía que evitar que la cuadrilla destrozara más de lo que debía, pues en su afán de proseguir en su tarea estimulados por la Comisaria que rápidamente se había agazapado en el interior de una camioneta municipal muy junta a uno de los hombres que la acompañaba y con quien las siguientes horas habló muy quedamente sobre temas que desconozco, los hombres comenzaban a destrozar la cubierta de los garajes incluso con peligro de su propia vida. Les hice notar lo que podía pasarles si el viejo Ardex cedía ante su peso y uno de ellos se negó a continuar indicándole a la Comisaria el peligro que corría; pero ella, según dijo uno de sus enviados, insistió en que no importaba que se venga abajo la cubierta. Temí por la vida de esos pobres hombres a los que la necesidad de trabajar los obliga a ser partícipes de muchos abusos y también a estar bajo el mando

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de quien no tiene la menor consideración para con ellos. Claro está que estos hombres, si pueden meter la mano en cualquier cosa también lo hacen, como intentaron hacerlo al inicio del operativo, porque "hay que ser vivos" y "los tiempos están duros". Fue entonces cuando me decidí a prestarles algunas herramientas que facilitaran su trabajo y con la ayuda del personal que mi suegro había enviado así como con la de todos los otros miembros de familia que ya habían acudido, empezamos a apuntalar la cubierta de los garajes y a proporcionar seguridades mínimas para la cuadrilla municipal, seguridades que a la postre también dificultarían el acceso a los amigos de lo ajeno que seguramente nos visitarían en la noche. Algo más de las cuatro de la tarde marcaban los relojes cuando el operativo municipal, que incluyó una retroexcavadora pisoteando la hilera de arbustos sembrada por los vecinos en el centro de la peatonal, terminó.

Pasaron varios días. Fueron días intranquilos. Nos sentíamos violados en nuestro derecho. Nuestro sueño era frecuentemente interrumpido por la sensación de que penetraban los ladrones. No podíamos, como hasta este momento, disponer de seguridades permanentes que serían nuevamente destrozadas por la maquinaria pesada de la compañía constructora que iba a realizar obras en la calle peatonal. Meditamos mucho sobre las consecuencias de un reclamo contra intereses tan poderosos, pero más pudo el sentido de lo correcto que cualquier otra consideración, por lo que familiarmente concluimos en que era necesario presentar una queja ante el Alcalde. En efecto, preparé una carta (14) que personalmente la mañana del 9 de abril de 1999 entregué en la Secretaría Privada del Alcalde. Su copia fui a entregarla a la Asesoria Jurídica, donde mi ex-compañera universitaria y amiga la Dra. Mercedes Gómez me informó que el Alcalde había dispuesto mi enjuiciamiento penal. Las acciones de hostigamiento y represalias que habíamos considerado se podrían presentar habían comenzado...

12 de abril. Un secretario vociferante junto con tres policías metropolitanos debidamente armados escandalizaba en la puerta de mi hogar para entregarme una citación de la Comisaría Cuarta Municipal para que concurriera a responder sobre supuestas violaciones a la Ley de Régimen Municipal y sus Ordenanzas. Estaba claro que el

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referido Comisario había sido encargado de conocer, juzgar y castigar la osadía que constituía el haber reclamado mi derecho, reclamo obviamente distorsionado por la mujer de vestido verde. Mi comparencia confirmó que de eso se trataba. Aparentemente se me acusaba de algún delito supuestamente cometido en el incidente relatado. Solicité se me extienda copia certificada de todo el expediente para así poder ejercer si llegare el caso, las acciones correspondientes a la defensa de mi honor, puesto que en dicho expediente constan documentos públicos que me imputan la comisión de delitos. Solicité además que me confirme cuál era el fundamento legal de la competencia de un Comisario Municipal para juzgar delitos y que se me tipificaran los supuestamente cometidos. Jamás he tenido respuesta a este último petitorio y mas bien el Comisario -quien los primeros días de mayo presentó su renuncia- el día 24 de abril, trasladó el expediente ante el Procurador Síndico Municipal para que éste resuelva que hacer. De este traslado fui notificado el 26 de abril por el mismo Secretario de la Comisaría que antes me había citado. Esta vez concurrió sin protección policial, muy solícito y cortés. Es que en los días posteriores a la orden de enjuiciamiento había ocurrido un hecho no previsto...

Un acercamiento al Diputado Xavier Neira provocado por una serie de fortuitas circunstancias, quien recordaba mi participación en el primer año del gobierno de León Febres Cordero como Presidente de la República, hizo posible que conociera los detalles del hecho, captara la injusticia cometida y comprendiera el daño que malos funcionarios pueden producir no solamente a los ciudadanos sino a la propia imagen del Alcalde. Sus intenciones de ayudar fueron explícitas y ejemplares.

La intervención de Xavier Neira fue fundamental. El muro de intereses que rodea al Alcalde fue traspasado y así él tuvo la oportunidad de explicarle en grandes rasgos lo que estaba ocurriendo y pedirle que pusiera especial atención a mi carta. Como consecuencia, el 14 de abril, el Alcalde ordenó a varios funcionarios municipales que emitieran informes explicativos respecto a lo señalado en mi carta del 9 de abril.

Los informes fueron exculpadores en todo sentido, puesto que en ellos se concluía que mi

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cerramiento no invadía la calle pública aunque se lo haya derribado (15) y, que mis predios estaban al día en el pago de los impuestos municipales aunque se me había notificado con un juicio coactivo (16). Pero eran también exculpadores, y lo eran especialmente, porque trataban de explicar lo inexplicable liberando de su responsabilidad a todo el engranaje de la maquinaria, salvo a los eslabones más bajos de la misma, esto es, un topógrafo municipal y un ayudante personal no municipal del abogado coactivante, quienes aparentemente cargarán con la culpa, y así se cumplía aquello de que " la cuerda siempre se rompe por el lado más débil".

El día 5 de mayo recibí una copia oficial de la comunicación que el Alcalde había dirigido al Procurador Síndico Municipal reconociendo que mi predio no invade la vía pública y solicitándole indicaciones en Derecho para solucionar la situación (17). Casi de inmediato, entregué otra carta al Alcalde informándole que dada su comunicación oficial que confirmaba mi derecho, procedería de inmediato a disponer las acciones para ocupar la parte del predio que me había sido arrebatada y que reiteraba mi petición de que se repare el daño causado. (18).

No se cuál será el epílogo de este caso. Pero, sea cual fuere el final, uno no puede menos que preguntarse si también en la Municipalidad de Guayaquil, a pesar de los esfuerzos del Alcalde, se logran enquistar personajes ansiosos de poder, con apetencias de todo tipo, que con sus malhadadas acciones desvirtúan una transformación institucional que desearía encontrar trascendencia histórica y sentido práctico en un servicio eficiente y justo para el ciudadano común.

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Notas:

(14) Carta al Alcalde de Guayaquil. Luis E. Orellana. 9 de abril de 1999. "Señor IngenieroLeón Febres-Cordero R.ALCALDE DE GUAYAQUILCiudad.

Señor Alcalde:

Yo, Luis Eduardo Orellana Hidrovo, ante usted respetuosamente comparezco en orden a que mis legítimos derechos sean respetados y que se repare la injusticia cometida por personal municipal, contra mi familia, mi persona y mis bienes.

1. Antecedentes:

Desde 1968 adquirí los solares 9 y 10 de la manzana 132 B (actualmente 195) de la ciudadela Urdesa. Los solares forman una pequeña manzana de forma triangular, y tienen como linderos los siguientes: la base del triángulo es una calle peatonal prolongación del final de la calle Ficus que muere en la calle Costanera B ( hoy denominada Manuel Rendón Seminario B); el lado este del triángulo es la calle Costanera B y el lado oeste del triángulo es la calle Costanera del Salado ( hoy denominada Manuel Rendón Seminario). El solar 10 fue adquirido por escritura publica otorgada ante el Notario Juan de Dios Morales, el 26 de Marzo de 1968. El solar 9 fue adquirido en esa misma fecha mediante contrato de reservación que se perfeccionó por escritura de compraventa otorgada ante la Notaria Norma Plaza de García el 23 de agosto de 1978. Los dos solares fueron adquiridos de la Compañía Urbanizadora del Salado S.A. (URDESA). El solar 10 tiene forma triangular y como base su lindero con el solar 9. El lado este tiene 31,42 metros y el lado oeste tiene 36,32 metros. El solar 9 tiene forma trapezoidal y su base mayor es la calle peatonal con 27,30 metros, el lado este tiene 18.94 m, el lado oeste 20,30 metros. Unidos los dos terrenos tienen por el lado este (Calle Costanera B) 50,36 metros, por el lado oeste (Costanera del Salado) 56,52 metros y por la base ( calle peatonal) 27,30 metros. El solar 10 tiene un área de 298,10 m2 y el solar 9 una área de 431.60 m2. En total los dos terrenos tienen un área de 729,70 m2. Desde 1982 los dos terrenos están completamente cercados mediante un muro de bloques de 3 metros de altura debidamente enlucido levantado sobre riostras de hormigón armado con columnas construidas sobre plintos cada 4 metros también de hormigón armado y en

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la parte superior vigas de amarre de los mismos materiales. El cerramiento esta construido en exacta correspondencia a los linderos que desde 1968 fueron señalados como los linderos de dichos terrenos por la Cia. URDESA, mediante las escrituras debidamente catastradas y que han servido de base para el pago de los impuestos respectivos. Los dos solares y sus respectivas obras de infraestructura constituyen la base física de mi hogar.

2. Otros antecedentes :

a. La Cia. EQUIDOR, desde 1997, como resultado del contrato CPO-053-97 celebrado con la Municipalidad de Guayaquil, viene realizando trabajos en la calle Ficus que comprenden la ampliación del ducto cajón de conducción de las aguas lluvias hacia el ramal del Estero Salado que separa URDESA del Centro Comercial Alban Borja. Los trabajos de ampliación concluyeron en la calle Ficus a la altura de la Calle Costanera B. La Cia EQUIDOR requiere atravesar la calle Peatonal prolongación de Ficus, la calle Costanera del Salado y alguno de los solares ribereños de esa parte del Estero Salado, para continuar con la ampliación del acueducto. No está claro que existan razones técnicas que exijan ampliar el ancho de la peatonal, puesto que el ancho del ducto es notoriamente inferior al ancho que siempre ha tenido la peatonal y que es lo que la Municipalidad de Guayaquil recibió de la Cia URDESA cuando esta compañía entregó la ciudadela a la Municipalidad. Lo que está claro es que la Cia. EQUIDOR para facilitar su trabajo de excavación prefiere usar maquinaria pesada de mayor ancho que el espacio disponible en vez de utilizar otras técnicas que le permitan actuar en el espacio disponible y sin poner en peligro las edificaciones colindantes.

b. En la intención de efectuar la construcción de un edificio de tres departamentos para uso familiar sobre el solar 9 descrito en los antecedentes, solicité en 1997 el respectivo permiso de construcción a la Municipalidad de Guayaquil, tramite que concluyó el 4 de marzo de 1999, aun cuando los planos del permiso de construcción firmados por el Arq. Luis Pérez Merino como Director de la Dirección de Urbanismo avalúos y Registros (DUAR) tienen fecha 26 de enero de 1999. Tanto el permiso de construcción otorgado como el Registro de Construcción 99-212 confirman los linderos actuales del solar. El permiso tiene vigencia hasta el 4 de marzo del año 2000.

3. Los procedimientos indebidos:

a. el 25 de febrero de 1999 me fue entregada en mi domicilio una boleta de notificación dentro del expediente 283-99 levantado por la Comisaría Sexta Municipal de Construcciones, en el cual se me hace conocer por vez primera lo siguiente:

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1. que se me ha dado la condición de contraventor por una supuesta invasión de mi parte a la calle peatonal prolongación de Ficus que constituye lindero de mi terreno;

2. que no he comparecido ante una supuesta citación anterior;

3. que con fecha 20 de enero de 1999, visto el informe (oficio 203) del Director de Obras Públicas Municipales, a su vez fundamentado en el informe del Director de la DUAR, el Alcalde de la ciudad había solicitado que previo cumplimiento de las formalidades de ley se proceda a la demolición de la cerca que invade la Peatonal en mención;

4. que se ordena el derrocamiento de lo que está ocupando la vía publica en uso de unas facultades supuestamente conferidas por la Ley de Régimen Municipal y Ordenanzas respectivas;

5. que se concede un plazo de 48 horas contadas a partir de la notificación para el derrocamiento o que en caso contrario el derrocamiento lo haría la cuadrilla de Obras Publicas Municipales.

b. Al siguiente día concurrí a la Comisaría Municipal, me informé del expediente, obtuve copias del mismo y al siguiente día hábil, esto es el 1 de marzo de 1999, dentro del plazo concedido, presenté un alegato ante la respectiva Comisaría Sexta Municipal indicando que nunca antes había sido notificado ( hecho que consta en el expediente respectivo pues la boleta está sin firma de autoridad y sin firma de recepción o de testigos); que no había invadido la vía pública para lo cual adjunté las escrituras de compraventa de los terrenos, solicitando las inspecciones necesarias para confirmar lo aseverado por mi. Expresé que un informe de un Departamento Municipal no puede por si solo llevar a una conclusión de demolición y que si fuese necesaria la utilización del terreno de mi legitima propiedad para fines de una obra municipal, existen vías en derecho para tal fin. Además señalé casillero Judicial para notificaciones y el patrocinio de un abogado para la defensa de mis derechos. Continué en los días subsiguientes preguntando en la Secretaría respectiva acerca de alguna resolución sobre mi petitorio, el cual obviamente debía detener cualquier acción violenta contra mi propiedad. Nunca fui notificado de resolución alguna.

c. El 25 de marzo de 1999, sin notificación previa alguna, (en el expediente 283-99 de la Comisaría Sexta Municipal consta ahora agregada una supuesta boleta de notificación al casillero judicial señalado por mi para tal efecto la cual nunca fue entregada ya que ni siquiera consta el recibido de la oficina de notificaciones de la Corte de Justicia), una cuadrilla municipal de aproximadamente diez hombres, con

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protección de unos quince miembros de la Policía Metropolitana fuertemente armados, dirigidos por la Comisaria Sexta Municipal Encargada, Ab. Janeth Chávez Mora, procedieron a destrozar el cerramiento colindante con la Peatonal, en su acción penetraron mucho mas del metro supuestamente invadido poniendo en riesgo la seguridad y la vida de los miembros de mi familia y de mis pertenencias. Ante tal hecho solicité comedidamente a la Comisaria que lideraba la acción que por lo menos, aun cuando era injusto porque incluso tenia frente a ella el permiso municipal de construcción que confirmaba lo correcto de mis linderos, me permitiera un corto plazo para establecer las debidas seguridades en mi hogar y que no quedáramos expuestos a las acciones de delincuentes. Se negó a tal hecho a la par que la cuadrilla penetraba por varios lugares al interior de mi hogar causando destrozos y con evidentes muestras de apropiarse de mis pertenencias. Me vi. precisado entonces a exigir bajo amenaza de repelerlos a que no penetraran a mi hogar de tal manera. Ante esta actitud la Comisaria solicitó vía telefónica el auxilio de un camión con veinte o más miembros de la policía metropolitana. Al parecer era necesario que unas cincuenta personas en total se enfrentaran a un hombre de 54 años que exigía que el interior de su hogar fuera respetado. En todo caso la acción duró aproximadamente 6 horas y una vez obtenido el objetivo deseado por la Comisaria el personal municipal se retiró. Los daños materiales infringidos a mi propiedad incluyendo el valor del terreno incautado violentamente superan los veinte mil dólares. Los daños morales ocasionados son cuantiosos. A la presente fecha la Cia EQUIDOR no ha efectuado trabajo alguno en la Peatonal en mención.

4. Hechos que deben considerarse:

Con gran orgullo, que aun mantengo, formé parte de su gobierno en su primer año como Presidente Constitucional de la República, en calidad de Subsecretario General y varias ocasiones como Ministro Encargado del Ministerio de Trabajo, y puedo asegurarle que jamás ciudadano alguno fue víctima de atropellos o iniquidades en el ejercicio de mis funciones. Por propia convicción de los principios que deben animar a todo hombre de bien y porque quienes estábamos al frente del Ministerio nunca perdimos de vista que actuábamos para enaltecer su gobierno y para forjar mejores días para el país, nunca un pretendido objetivo bueno pudo justificar atropello, violencia o iniquidad alguna. Lamentablemente, señor Alcalde, algunos de sus colaboradores actuales en la gestión municipal han perdido de vista este marco ético y por motivaciones que no puedo precisar, no han vacilado en proporcionar a usted como verdaderos falsos hechos que como Alcalde, obviamente preocupado por continuar la enorme obra municipal que viene realizando, le predisponen a ordenar una determinada acción municipal, previo cumplimiento de las formalidades de ley. Estas formalidades ordenadas por usted no son cumplidas por algunos de sus colaboradores y se ejecutan actos que constituyen violencia contra todo principio de convivencia en una

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sociedad civilizada. Estoy seguro que jamás ordenaría usted en éste como en cualquier otro caso que se obvien las notificaciones, que se niegue un legítimo derecho de defensa frente a una situación que por lo menos se presenta como controvertida. No creo que usted pudiera disponer que comandada por la Comisaria Encargada una cuadrilla municipal, protegida por hombres armados, penetre al interior de un hogar para cometer abusos y desafueros. Es evidente que la responsabilidad sobre esas iniquidades recae sobre esos colaboradores cuyos actos usted apreciará en su justa dimensión.

Pero más allá de todo comentario que pudiere ser situado en el contexto de las subjetividades, señor Alcalde, existen precisiones que deben ser consideradas dentro de la más clara objetividad:

a. El Arq. Luis Pérez Merino, Director de la DUAR, el 26 de enero y el 4 de marzo de 1999, firma los planos y el Registro de Construcción, respectivamente confirmando los linderos de mi terreno. El mismo funcionario el 11 de enero de 1999 (oficio DUAR-99-0260) le informa al Director de Obras Publicas Municipales y este funcionario al Alcalde, que existe una ocupación ilegal de la via pública. ¿Es posible que el mismo funcionario confirme con pocos días de diferencia dos cosas totalmente contradictorias sin que exista algo extraño en dicha actitud ?

b. El cerramiento derribado tiene una longitud de 27,30 metros lo cual es fácilmente comprobable midiendo la longitud de las riostras de base sobre las cuales estaba levantado, las cuales aun se encuentran en su lugar. ¿ Puede existir esa longitud si la base del trapezoide hubiera estado desplazada en un metro? Evidentemente no. Es cuestión de geometría elemental. Por si esa evidencia fuese insuficiente solamente basta con medir la longitud de todos los linderos de los solares 9 y 10 para comprobar que ésta y la implantación de los mismos concuerdan con lo descrito en las Escrituras de Compraventa debidamente catastradas. ¿Por qué se negó mi petición de inspeccionar y medir los linderos? ¿ Cuál fue la base legal para esta negativa?

c. ¿ Cual es la base legal específica que faculta a la Comisaria Municipal para disponer el derrocamiento de una construcción levantada 17 años atrás sin que exista previamente una sentencia en juicio sobre demarcación y linderos sustanciado ante un juzgado de lo civil? ¿Es que acaso la Municipalidad puede ser parte interesada y a la vez dictaminar sobre ese mismo hecho en su favor? Un simple informe del Director de la DUAR municipal (en este caso obviamente errado) señalando que el cerramiento de cualquier predio de la ciudad ha invadido la vía pública no puede constituirse en base legal suficiente para que la Comisaría Municipal proceda mediante la fuerza a derrocarlo, puesto que ello, lógicamente, sería salirse del estado de derecho que tanto deseamos salvaguardar en nuestro país, y vulnerar los derechos de legitima defensa,

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resolución de los conflictos ante autoridad judicial competente, derecho de propiedad, seguridad jurídica, etc.

d. ¿Por qué la Comisaria Sexta Municipal Encargada, ante la evidencia de contradicción en los informes de la DUAR se negó a detener la acción de derrocamiento y por el contrario actuó con ensañamiento estimulando a la cuadrilla municipal para que destroce la cubierta de garajes sostenida por el cerramiento? ¿Es que acaso el poder deveniente del ejercicio de una función pública obnubila la razón de algunos y extrae de lo más profundo del alma los resentimientos sociales frente al absurdo de considerar como enemigos a quienes tenemos nuestro hogar en la ciudadela Urdesa ? ¿Existen otras motivaciones más prosaicas para tal actitud? ¿Si la defensa de la integridad de mi hogar excedió los límites de lo permisible por qué la Comisaria en ese mismo momento no ordenó mi detención? ¿Sería acaso porque mis reclamos eran justificados y nunca excedí dichos límites? ¿Sería acaso por qué frente a los atropellos, y para usar, con todo respeto, sus propias públicas palabras señor Alcalde, yo tampoco me ahuevo pero tampoco soy un loco para transitar por el camino de los excesos? ¿Por qué no se menciona en los oficios adjuntados al expediente y que tampoco han sido notificados, que cuando la cuadrilla municipal se decidió a respetar la integridad de mi hogar, pese a la injusticia que bajo mi protesta se estaba cometiendo, recibió de mi toda la colaboración incluyendo herramientas y materiales para que se evitara los destrozos innecesarios?¿Por qué se llega al extremo de inventar falsedades como supuestas amenazas proferidas y cumplidas por mi en contra de arbustos que ninguna relación tienen con el hecho en mención ? ¿Por qué se involucra a miembros de mi familia en el incidente? ¿Es que acaso se prepara otro atropello adicional contra mi persona, mi familia y mis bienes?

e. Como una muestra adicional de los "errores" que personal municipal desaprensivo puede cometer, el dia sábado 3 de abril de 1999 en mi dirección Costanera del Salado 704, fui obligado a recibir dos notificaciones relativas a dos juicios de coactiva seguidos por el Juzgado Tercero de Coactiva contra el propietario del predio 35-195-008, a pesar de mi insistencia de que no soy propietario de tal predio y de que los predios de mi propiedad 9 y 10 están al día en el pago de los impuestos como consta en los respectivos recibos. Producto de este "error" nada raro sería que cualquier día uno o los dos predios de mi propiedad sean rematados a pesar de tener pagos al día los impuestos respectivos, porque alguna autoridad municipal en algún oficio dice que el solar 10 o el 9 es el número 8. ¿No es esto un absurdo, señor Alcalde?

5. Peticiones:

Dado lo expuesto, señor Alcalde, en uso de mi derecho constitucional de petición y de lo establecido en el

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articulo 28 de la Ley de Modernización del Estado, respetuosamente solicito a usted disponga, mediante los arbitrios y procedimientos de ley, que se me restituya la parte de mi predio 35-195-009 que me ha sido arrebatado y la reconstrucción del cerramiento derribado. Igualmente solicito que disponga corregir el absurdo que actualmente tramita el Juzgado Tercero de Coactiva. Señalo como el lugar para notificaciones, mi domicilio en la ciudadela Urdesa, Calle Manuel Rendón Seminario número 704.

6. Anexos:

a. Copia del expediente 283-99 ( cuarenta y un hojas)b. Copia de Plano del Permiso de Construcción ( 1 hoja)c. Copia del Registro de Construcción y Recibo de pago de Tasa de Edificación (2 hojas)d. Copias de impuestos pagados sobre predios 9 y 10 del sector 35 Mz 195 (1 hoja)e. Copias de notificaciones indebidas del Juzgado Tercero de Coactiva ( 2 hojas)

Guayaquil, 9 de abril de 1999

Luis E. OrellanaC.I. 0900022351"

(15) Oficio DUAR 99-5507-AR. 27 de Abril, 1999. Arq. Luis Pérez Merino y Ab. Rafael Izurieta Brito.

"Señor IngenieroLeón Febres Cordero R.ALCALDE DE GUAYAQUILPresente

De nuestra consideración:

En contestación al oficio AG-99-10400, de fecha 14 de abril de 1999, cúmplenos comunicarle, que por error cometido en el levantamiento planimétrico, realizado por la Unidad de Topografía equivocadamente se determinó un lindero que no corresponde; hecha la consulta por la Dirección de Urbanismo Avalúos y Registro al Sr. Registrador de la Propiedad, se ha podido establecer que los linderos y mensuras, del predio

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cuyo código catastral es el 35-0195-09, de propiedad del Sr. Orellana Hidrovo Luis, ubicado en Peatonal prolongación de la Calle Ficus entre Costanera B y Costanera del Salado, Ciudadela Urdesa, son los que detallamos a continuación:

Norte: Solar # 10, con 19,00 Mts.Sur: Callejón Peatonal, con 27,30 Mts.Este: Calle Costanera A, con 18,94 Mts.Oeste: Calle Costanera, con 20,30 Mts.Medidas que suman un área de: 431,60 Mt2.

Lo que nos permite certificar, que el predio en mención no invade espacio público y la Comisaria Sexta Municipal, en base a dicho levantamiento procedió a realizar la demolición.

En consecuencia nos permitimos sugerir que a fin de dar solución a este inconveniente, se inicien las acciones de ley para poder ejecutar la obra del Ducto Cajón.

Atentamente,

Arq. Luis Pérez MerinoDirector Dirección de UrbanismoAvalúos y Registro

Ab. Rafael Izurieta BritoDirector de Justiciay Vigilancia "

(16) Oficio DF-1413-99. Abril 20 de 1999. Econ. Manuel García Peñafiel y Lcdo. Benigno Torres Mazzini.

"Señor IngenieroLeón Febres Cordero R.ALCALDE DE GUAYAQUILEn su Despacho

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De nuestras consideraciones:

En atención a su oficio AG-99-10624 de Abril 15 de 1999, le informamos que el Juicio Coactivo en contra del predio signado con el código catastral 35-0195-008, se ha iniciado a nombre de Urbanizadora del Salado, URDESA, tal como consta en el catastro municipal.

Dentro de los procesos coactivos, los Abogados Directores de Juicios, como evidencia de su gestión de cobros, remiten boletas de comparecencia a los coactivados, en las que se solicita a los propietarios de los predios acudan al Juzgado de Coactiva respectivo a fin de tratar sobre su deuda con la Municipalidad. Cabe indicar, que dichos documentos no constituyen fojas judiciales, por lo tanto no forman parte del expediente del juicio coactivo, sin que su contenido surta algún efecto de orden jurídico.

Por un lamentable error de la persona que entregó la boleta, colaborador particular del Abogado Director de Juicio, la misma ha sido entregada en el domicilio colindante del coactivado, que justamente le pertenece al Ab. Luis Orellana Hidrovo. Debemos resaltar, que dicha boleta de comparecencia está dirigida a nombre de quien se ha iniciado el juicio coactivo, esto es, la Urbanizadora del Salado, URDESA, quien ha sido en debida y legal forma citada con el juicio coactivo, documento este si, que constituye auto de pago para URDESA.

Debemos reiterar que no existen Juicios Coactivos iniciados en contra del señor Ab. Luis Orellana Hidrovo, códigos catastrales 35-0195-009 y 35-0195-010, pues dichos predios se encuentran al dia en el pago de los Impuestos Prediales Municipales hasta el año de 1998.

Atentamente,

Econ. Manuel García Peñafiel Director Financiero

Lcdo. Benigno Torres MazziniJefe Administrativo de Coactiva”

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(17) Oficio AG-99-12273. Abril 30 de 1999. Leon Febres Cordero R., Alcalde de Guayaquil.

"DoctorGerardo Wong M.Procurador SíndicoM.I. Municipalidad de GuayaquilEn su Despacho

REF: Propiedad del Sr. Luis Orellana Hidrovo

De mi consideración:

Visto el oficio DUAR-99-5507-AR de fecha 27 de los corrientes, suscrito por los señores Arq. Luis Pérez M., Director de Urbanismo y Ab. Rafael Izurieta, Director de Justicia y Vigilancia, cuyo texto se explica por si solo, mediante el cual se ha determinado que el predio ubicado en la Calle Peatonal, prolongación de la Calle Ficus entre Costanera B y Costanera del Salado de la Cdla. Urdesa no invade la vía pública, mucho agradeceré a usted se sirva indicarme lo atinente en Derecho para solucionar esta situación y poder dar contestación al peticionario.

Atentamente,DIOS, PATRIA y LIBERTAD

LEON FEBRES CORDERO R.ALCALDE DE GUAYAQUIL

c.c.: Ing. César Rodríguez B. Concejal del Cantón Arq. Luis Pérez M. Director Urbanismo ....... Sr. Luis Orellana Hidrovo "

(18) Carta al Alcalde de Guayaquil. Luis E. Orellana. 7 de mayo de 1999.

"Señor IngenieroLeón Febres-Cordero R.

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ALCALDE DE GUAYAQUILCiudad.

Señor Alcalde:

Acuso recibo de la copia de su oficio AG-99-12273, fechado a 30 de abril de 1999, copia que me fue entregada conforme al listado de distribución oficial, en el domicilio señalado por mi para notificaciones, y que recibí el día 5 de mayo.

Dado que el referido oficio confirma de modo inequívoco mi aseveración constante en mi comunicación a usted dirigida con fecha 9 de abril del presente año, ésta es, que el predio 35-0195-009 de mi propiedad no invade la vía pública, comunico a su autoridad del modo más respetuoso que, para preservar las seguridades de mi hogar y en ejercicio de mi derecho de dominio, estoy disponiendo las acciones necesarias para levantar un cerramiento provisional en el lindero que corresponde, es decir, aquel que tenía antes del derrocamiento que efectuara personal municipal, dando así por cumplida una de mis peticiones a usted formulada , la de que se me restituya la parte del predio erróneamente arrebatado,

Confío, señor Alcalde, que en término legal el señor Procurador Sindico de la M.I. Municipalidad le indicará lo atinente en Derecho, para cumplir otra de mis justas peticiones que aún no ha sido resuelta y que por este medio reitero, ésta es, la reconstrucción definitiva por parte de la Municipalidad del cerramiento indebidamente derribado.

También quisiera hacer uso de esta ocasión para expresarle mi reconocimiento por su atención a mis reclamaciones, hecho que confirma su proverbial caballerosidad y elevado sentido de justicia.

Por otra parte, atento y con la mejor disposición de ánimo de colaborar al avance de la extraordinaria obra pública municipal que bajo su dirección y estímulo se realiza en nuestra ciudad, y dado que se ha expresado que existiría la necesidad de contar con un metro adicional en cuanto al ancho de la Peatonal prolongación de la Calle Ficus para la continuación del ducto-cajón para aguas lluvias en proceso de construcción, me parece que sería apropiado, por pura lógica, revisar si el otro lado de ella no ha sido invadido por cerramientos equivocados y aun si ese fuera el caso, revisar si realmente es indispensable ampliarla por exigencias técnicas. Estas revisiones que con toda consideración a usted sugiero, podrían evitar eventuales posteriores acciones y reacciones conflictivas que a la postre a nadie beneficiarían y retrasarían el avance

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de la obra.

Atentamente,Guayaquil, 7 de mayo de 1999

Luis E. OrellanaC.I. 0900022351c.c: Asesoría Jurídica Municipalidad de Guayaquil."

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¡Congelados!

Los rumores eran incesantes. Era fin de semana y los bancos no operaban de modo normal. Largas columnas de personas se formaban al pie de los cajeros automáticos con el manifiesto propósito de retirar la mayor cantidad de dinero posible. El 7 de marzo de 1999, verdadero "domingo 7" para los supersticiosos, se disponía que el Superintendente de Bancos anunciara por medio de la TV que se había decidido un "feriado" bancario para el día lunes 8, "feriado" que enlazado con otros acontecimientos se prolongó hasta que el Presidente de la República, el jueves 11 de marzo, decretó el congelamiento de los depósitos en cuentas de ahorro, corriente y a plazo, en sucres, dólares y unidades de valor constante, y la apertura de los Bancos a partir del lunes 15 de marzo. Se "congelaron" así 750 millones de dólares. Una semana mas tarde el Banco del Progreso anunciaba su cierre por falta de liquidez, afectando con la medida a sus 720.000 clientes.

Cada persona "vivió" con visos de tragedia las medidas tomadas. No sería del caso ni posible describir aquí las miles de situaciones que se produjeron y que revistieron carácter dramático para los afectados y que en la mayoría de los casos aún persisten porque el descongelamiento se flexibiliza solamente a cuenta gotas. Lo irrebatiblemente cierto es que al país entero una vez más le robaron su inocencia. Una vez más el hombre común veía caer en pedazos su confianza en los bancos. No hubo uno solo en que la gente creyera. Era todo el sistema financiero nacional el que estaba cuestionado.

La gente sintió también que el Estado había metido la mano en sus bolsillos, sin escrúpulos. Las "explicaciones" no pueden satisfacer jamás cuando uno se siente violado en sus derechos. Para nadie pasa desapercibido que el Estado también mete la mano en los bolsillos del ciudadano cuando establece y cobra los impuestos, pero aún eso es tolerado, aunque de mala gana, porque de algún modo es percibido a la manera de un estupro, con seducción o engaño. En este caso se trataba de una verdadera violación...

Los abogados tenemos la tendencia en cada caso a encontrar cuál es el bien jurídico 69

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lesionado. Pienso que en éste, una vez más el Estado con sus acciones ha destruido la fe de los ciudadanos en la intangibilidad de sus depósitos monetarios, en la solidez y honradez del sistema financiero y en la propia solvencia del Estado.

Quizás lo positivo de esto último pueda verse en que se devela así de golpe el eufemismo de que el Estado no puede "quebrar" nunca. Esto me trae a la memoria las situaciones que describí el 3 de marzo de 1988 bajo el título de "Cuando el Estado quiebra" (19) y que nos revela un progresivo e inexorable proceso de deterioro económico y social, que como señala Paul C. Martin puede producir una extinción desorganizada del Estado (20).

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Notas:

(19) Luis E. Orellana. La Empresa Popular Ecuatoriana. 1989. "ver el capítulo Cuando el Estado Quiebra"

(20) Paul C. Martin. Cuando llega la bancarrota del Estado. Editorial Planeta S.A. 1985. " ...Los cimientos que sustentan el cuerpo social van deteriorándose progresivamente. La corrupción campea por sus respetos, aumenta la criminalidad, las autoridades van convirtiéndose cada vez más en un Estado dentro del Estado, del que en última instancia nadie se preocupa porque todo el mundo busca sólo su propio provecho. La moneda se devalúa progresivamente de año en año. Los ciudadanos se desinteresan cada vez más por los asuntos del Estado y la cosa pública. La administración de justicia es una cuestión de azar: los jueces están comprados o coaccionados. Las instituciones se desmoronan. ¿Quién sabe si llegarán a cobrarse algún día las pensiones de vejez? ¿Y se conseguirá una cama en el hospital? ¿Quién sabe? Ya no se puede confiar en nada. Todo lo que finalmente pueda conseguirse tendrá que lograrse de forma privada. Comienza a ser verdad la frase de Al Capone: "Puedes llegar muy lejos sólo con una palabra amable. Pero puedes llegar muchísimo más lejos aún con una palabra amable y un revólver en la mano". Bandas privadas y "familias" llevan la batuta, los grandes propietarios y misteriosos jefes de empresa dictan la ley. Es el país de las mafias..."

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Que piensa el hombre común

La invitación que me formulara a fines de 1990 el Cónsul General de los Estados Unidos, Dr. Ralph Jones, para que participara en un almuerzo de trabajo que se realizaría en su hogar, me puso en contacto con quien era el personaje central de la reunión, un ex-director de la USAID y autor de "Underdevelopment is a state of mind" libro publicado en 1985. Singular momento en el cual pude observar que muy poco interés real despertó entre los otros asistentes la propuesta básica de Lawrence E. Harrison esto es, que los valores culturales modelan los éxitos políticos y económicos de los pueblos. Alrededor de unas diez personas conformaban el grupo, entre ellos había directivos de universidades, de empresas, de instituciones, era en general una muestra más o menos representativa de lo que se podría llamar la sociedad civil. Todos escucharon con mucha atención pero sin ningún especial entusiasmo, probablemente porque, se admita o no, casi todos los profesionales de nuestra época son marxistas, en el sentido que consideran a la economía como el eje vital de las acciones humanas. Unas cuantas preguntas, la mayoría de las cuales las formulé yo -y no seguí puesto que suponía que todos debían tener oportunidad de satisfacer inquietudes propias y no debía acaparar el tiempo y la oportunidad- y eso fue todo. La reunión terminó relativamente pronto...

Pude comprobar por enésima vez que aunque en las conversaciones cotidianas y en mesas de análisis de variados tipos, desde hace muchos años, se remarca que "los valores se están perdiendo", en nuestro país a poco menos que a nadie le importan realmente los tan cacareados "valores".

Desde esa ocasión yo he seguido con mucha avidez el trabajo de Lawrence E. Harrison, en gran medida porque su obra reafirma con datos y hechos observados, apreciaciones y convicciones propias. Desafortunadamente jamás he podido conseguir el libro que sirvió de materia de análisis en dicha reunión, en cambio, si he podido adquirir uno de los últimos ejemplares disponibles de "Who Prospers", libro del mismo autor, en el cual, entre varios análisis de diversas sociedades en el mundo, él señala algunos puntos de vista

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sobre los factores culturales o ideológicos que alentarían o desestimularian el desarrollo de las sociedades.

Uno podría o no estar de acuerdo con una determinada tipología, más es indiscutible que existen factores culturales determinantes, por ello, la propuesta de Harrison es fundamental si se desea entender por qué no progresamos en nuestro país.

En coincidente convicción, acerca del impacto de las creencias sobre los logros o fracasos de las distintas sociedades, con el pensamiento de Harrison, desde varios años atrás había venido anotando situaciones cotidianas que podrían configurar el ethos cultural de nuestra sociedad. Estas anotaciones habían sustentado los videos "Pedrito" y "La Historia de Adriana y Rigoberto" que diseñe para la ejecución del proyecto de estructuración de una cultura popular de rechazo al narcotráfico al que me he referido en páginas anteriores (21). Sin embargo constantemente volvía a mi mente la necesidad de una investigación más amplia relativa al sistema de valores, actitudes e instituciones que ejercen influencia en el comportamiento individual y social en todas las dimensiones de la experiencia humana, esto es, a la cultura de nuestra comunidad. Finalmente, una serie de circunstancias fortuitas, a principios de este año, me brindó la oportunidad de contar con la colaboración de mi yerno, el catedrático Cicerón Tacle y un grupo de sus estudiantes politécnicos de Economía especializados en Marketing, para realizar una investigación orientada a ese propósito, cuya metodología y materiales, ajustados a la más estricta técnica profesional, les proporcioné para su ejecución. El 1 de marzo recibí la información recabada bajo el encabezamiento de "El pensamiento y las actitudes vitales del habitante de la ciudad de Guayaquil". Los datos obtenidos confirmaron plenamente mi hipótesis de que en el habitante guayaquileño, y por extrapolación lógica en el ecuatoriano, se ha conformado a lo largo del tiempo una "moralidad de supervivencia", un sistema de creencias degradantes que impide el desarrollo integral de nuestra sociedad.

Sin embargo, es necesario reparar en un curioso develamiento adicional de la

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investigación -que ya intuía- la coexistencia entre nuestra gente de un doble discurso, de una doble moralidad.

Hay un discurso para satisfacer las exigencias del buen gusto, aquel discurso que se expresa frente a las cámaras de televisión o frente al prójimo que observa, incluso el que se expresa ante el espejo para satisfacer las propias necesidades psicológicas individuales que exigen un intuitivo acoplamiento a un deber ser situado más allá del propio egoísmo e irresponsabilidad.

Vive, sin embargo, otro discurso, uno mas sentido, más real, que subyace en el trasfondo, que debe ser decodificado y comprendido, porque es el que mueve a nuestra gente, a nuestra base y a nuestra dirigencia. Es el discurso que supera regionalismos y toda otra clase de diversidades, y unifica, pero en una unidad masificadora orientada hacia el desastre.

Una sociedad ecuatoriana con responsabilidad y propósito, que ve al mundo como un ambiente propicio para la acción y la hazaña, que tiene persistencia para lograr sus objetivos, que conceptúa a la justicia económica como el resultado del ahorro y la inversión a largo plazo, que ve al trabajo como una forma de expresión propia y satisfacción personal, que está convencida de la igualdad de los individuos ante la Ley, que ve en los contratos una oportunidad para que las partes ganen, que honra sus compromisos, que anhela la obtención de bienes por justos títulos, que es puntual y respeta a los demás, que comprende que los logros son consecuencia de procesos y no de la inmediatez de los deseos, que ve en cada efecto la presencia de una causa, que no espera resultados mágicos ni milagros, que practica una religión estimuladora de éxitos, y que canta a la vida sin tristeza ni lloriqueos sino con la expresión del optimismo vital de su música, es la imagen falseada y superficial que el primer discurso nos presenta como una realidad. Sarcasmo... éste es el discurso que se dice a los demás pero en el cual no reconocemos nada del Ecuador que vivimos y sufrimos.

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Pero más en profundidad, como en el subconsciente del psicópata, surge el discurso verdadero. Ahí están las creencias reales, las que originan la acción, las que explican los conflictos, ahí están...

Este es un país en el que el sentido de comunidad, de confianza en los otros, brilla por su ausencia porque "siempre debes estar preparado para defenderte de los demás porque la gente es sabida y truculenta"; en que el fanatismo de las posiciones torna el diálogo imposible pues "estoy en lo correcto y como la verdad es una sola se está conmigo o contra mi"; en el que la mirada está puesta en el pasado y al futuro se lo ve con fatalismo ya que "en tiempos pasados todo fue más fácil y mejor, ahora todo está mal pero que otra cosa se puede esperar si nuestro país va al despeñadero y ya lo dijo hace tantos años Marianita de Jesús que el Ecuador desaparecerá por culpa de los malos gobiernos... ese es nuestro destino" y además "ellos ( léase la CIA, el FMI, el imperialismo...cualquiera, menos nosotros mismos) son los culpables de que las cosas estén como están . Por ellos el mundo marcha hacia el despeñadero y cualquier día boom y ya, se acabó todo y nosotros nada podremos hacer para evitarlo".

En éste, nuestro querido país, se piensa que la riqueza no es una construcción humana sino de la naturaleza, pues "Nuestro país es inmensamente rico. Se tira una semilla y brotan los frutos. Ni siquiera tienes que trabajar pues nuestra tierra es verdaderamente pródiga. Lo que pasa es que unos pocos vivos se han apoderado de todo y hay que voltearles los bolsillos para distribuir la riqueza entre los que nada tenemos", y claro "Dios es ecuatoriano y a la hora del reparto nos dio este maravilloso suelo".

La religiosidad en nuestro país se expresa fuertemente cargando cruces en las distintas procesiones penitenciales y esto no nos debe extrañar ya que "Dios tiene preferencia por los que sufrimos en este valle de lágrimas y nos dará el Reino de los Cielos. Recordemos que son bienaventurados los que sufren porque ellos serán consolados"

¿El trabajo? Viva el primer día de mayo, ya que "tener que trabajar es un mal necesario

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pues sino los míos no comen o no tengo dinero para cubrir los gastos; sin embargo, al salir de mi trabajo yo me busco las satisfacciones y los placeres que hacen que la vida valga la pena".

Un país que desea ardorosamente el advenimiento de un Mesías salvador, incluso de un verdadero y sangriento dictador, quien obviamente debe trascender los límites de la ley porque " En una comunidad siempre habrá personas que estén sobre la ley, esa es la realidad de la vida, además, cierto tipo de personas -los líderes por ejemplo- deben de tener ese privilegio para así poder cumplir mejor su función". Pero como los líderes fallan y fracasan, y el Mesías no llega, " hay que adaptarse al sistema pues de otro modo siempre estaremos en la incertidumbre y arriesgando incluso lo poco que tenemos, total malo conocido es mejor que bueno por conocer".

Un país, con el alma envenenada por el discurso facilista y supuestamente reinvindicador que casi desde principios de siglo ha asolado a nuestra patria, que piensa que "la competencia en vez de ayudar daña porque es una forma de agresión a los demás, fomenta la envidia y destruye la solidaridad entre las personas" y que el derecho constitucional de que la propiedad privada sea respetada es sólo una retórica para conservar la reputación de sociedad civilizada, pues en la práctica debe considerarse que "los que invaden son pobres que vienen del campo a la ciudad y necesitan un techo donde vivir. El gobierno debería confiscar esas tierras que ocuparon y entregarles títulos de propiedad pues la tierra es de quien la necesita".

Un país que quiere ser un país de gente buena, pero vive confundido en su superficialidad, por lo que a pesar de todo "aunque las donaciones no lleguen a su destino, debemos ayudar a los damnificados pues se debe conservar la tradicional imagen de generosidad y filantropía que nos caracteriza".

Un país que culmina sus fiestas, de madrugada, con el alma casi adormilada, cantando y bailando "la mejor música del mundo porque ella expresa su tristeza y desesperanza" y

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con ello reafirma su pobreza y su miseria.

Y bien, allí está pues develada la esquizofrenia social de este país, pero no en los términos de una escisión regional, que existiendo y siendo factor de cientos de problemas no es causa principal sino efecto de una realidad más grande y perniciosa. Una realidad conformada por un conjunto de creencias que inevitablemente conduce el país hacia el fracaso. La escisión es real, pero es una escisión provocada por la coexistencia de ese doble discurso que todas las regiones del país comparten unidas en su desgracia. Y qué duro resulta vivir expresando un discurso que no se siente y creyendo en otro que se vive pero no se expresa siempre abiertamente.

La sociedad ecuatoriana requiere un baño de verdad, de autenticidad, de coherencia, que la haga asumir concientemente su psicopatía social y enfrentarla. No he conocido jamás un enfermo que se cure sin desear ser curado, no existe drogadicto que logre su rehabilitación sin antes haber reconocido que lo es y que en dura lucha con sus vicios los enfrente con decisión, con voluntad y con el sacrificio que le impone el privarse del entontamiento "feliz" que su droga le proporciona.

Son muchas las drogas de nuestra sociedad, pero destacan en ese brebaje psicológico que por años le ha sido proporcionado, el facilismo y la ausencia de propósitos que trasciendan lo prosaico. Estos son los principales enemigos que se deben combatir uno a uno, paso a paso, con persistencia, con habilidad, con humildad, en cada persona, en cada hogar, en cada calle, en cada barrio, en cada ciudad, en todas las regiones del país, en toda circunstancia; por ello, como el mártir del racismo, también puedo decir "yo tengo un sueño ..."

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Notas:

(21) Informe Final de Evaluación del Proyecto 518-0083. Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID. Development Associates, Inc. Washington.D.C. 1991. "... La Fundación Guayaquil ha desarrollado dos videos que son la base de su sesión de capacitación. El primero se titula "Pedrito" y el segundo "La historia de Adriana y Rigoberto". Cada uno de los videos tiene una duración de aproximadamente 18 minutos. Los videos han sido diseñados para presentar a los videntes actitudes y valores contradictorios en relación con el narcotráfico y el abuso de las drogas en situaciones concretas de las áreas más pobres de Guayaquil. Ambos videos han sido minuciosamente concebidos y ejecutados a fin de reflejar la realidad diaria de las personas que integran estos segmentos de la sociedad de Guayaquil. Todas las escenas fueron filmadas localmente en barrios que son familiares para la audiencia blanco, y se utilizaron a residentes locales en lugar de artistas profesionales para desempeñar los diferentes papeles. Antes de utilizarse en las sesiones de capacitación, los videos fueron preensayados con representantes de la comunidad local. Durante la primera semana del curso regular para microempresarios, el personal del proyecto de la Fundación Guayaquil aparta una noche para proyectar y discutir los videos. Las sesiones grupales varían en tamaño y en duración, pero por lo general incluyen entre 10 y 15 participantes y duran de 3 a 4 horas. Los participantes primero ven "Pedrito", que atiende a sus preocupaciones como padres por el futuro de sus hijos. El facilitador del proyecto luego inicia una discusión de grupo focal, orientando a los participantes para que expresen sus esperanzas, aspiraciones y temores por el futuro de sus hijos en términos generales y luego más específicamente en relación con el tema de las drogas y el narcotráfico. El grupo luego ve "La Historia de Adriana y Rigoberto". En apariencia, este video podría parecer poco más que una "moralidad" en que poco se deja abierto a la discusión. Se basa en la historia verdadera del ascenso al poder y apoyo popular de un narcotraficante local, la destrucción de las vidas de los que le rodeaban, y su asesinato por fuerzas rivales. Sin embargo, a un nivel más profundo, el video ha sido producido para captar los problemas sociales más amplios que enfrentan diariamente los participantes. Los problemas de la estabilidad de los ingresos, el empleo, la corrupción política, la desigualdad social, la seguridad física, la desintegración de la familia, etc., todos surgen en la discusión en grupo que sigue. Se trata de una técnica innovadora y potencialmente potente para modificar o fortalecer las actitudes y valores de los participantes en relación con el narcotráfico así como también para abrir puertas a la movilización comunitaria. Estudios realizados recientemente en los Estados Unidos sobre las principales lecciones que han sido aprendidas de los programas de prevención de las drogas han identificado elementos muy similares a los que utiliza la Fundación Guayaquil como elementos comunes en los esfuerzos comunitarios exitosos. Dicho de una manera sencilla, la lección es la siguiente: "las primeras cosas primero" (el abuso de las drogas y el narcotráfico frecuentemente no son las primeras prioridades de

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su cliente). El personal de proyectos que trabajan con comunidades de alto riesgo en los Estados Unidos ha redefinido sus papeles a modo de responder flexiblemente a las necesidades críticas, aunque frecuentemente no articuladas, de sus clientes. Los programas eficaces de concientización y prevención a menudo establecen primero su relación con las necesidades primarias de la comunidad antes de introducir el mensaje relacionado con la lucha contra el narcotráfico y los problemas acarreados por el abuso de las drogas. Los videos que se filmaron de las discusiones en grupo de la Fundación Guayaquil muestran que los participantes responden fuertemente a este enfoque y abren camino a las posibilidades de relacionar estos problemas a las amenazas sociales y económicas individuales planteadas por la incursión del narcotráfico y abuso de las drogas en sus comunidades..."

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Mi sueño...

Es un sueño que he tratado de sembrar entre mi gente, sin haber logrado aún que germine. Es una visualización creativa que mi mente proyecta como queriendo convertirla en realidad, ya que al fin y al cabo el "mundo es como uno lo sueña" (22) y salvo por algunas de las tradiciones ancestrales vivas aún en nuestras culturas indígenas, nuestro Ecuador "moderno" carece de sueños.

Por ello alguna vez escribí que bastaría con un solo acto colectivo de voluntad para decidirse a forjar una nacionalidad que aún no existe (23). Una nacionalidad que le de nueva vitalidad a un país que agoniza como cuerpo sin espíritu, en busca de un desafío que se encuentra más allá de las materialidades y que consiste en otorgar significado a las palabras libertad, justicia, bondad, excelencia, solidaridad, honradez, paz...

Que ese acto colectivo de voluntad se de mañana con los primeros rayos del sol... ese es mi sueño.

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Notas:

(22) John Perkins. "El mundo es como uno lo sueña". Lasser Press Mexicana S.A. de C.V. 1995. "En las profundidades de los espesos bosques y en las alturas de los Andes Ecuatorianos, los chamanes enseñan la técnica ancestral de cambiar los sueños, una tradición que ha mantenido vivas y vigentes culturas como las de los otavaleños, salasacas y shuaras, a pesar de los siglos de conquista..."

"... Los sueños individuales afectan los cursos de nuestras vidas; los sueños colectivos determinan el futuro de las civilizaciones...”

(23) Luis E. Orellana. La Empresa Popular Ecuatoriana. 1989. "... Ecuador podría ser el país de los hombres libres, de los hombres justos. El país de la paz, de la excelencia, de la solidaridad. Podría si quisiera, tener una identidad con prestancia, en un campo donde no importa la magnitud de los recursos materiales, el tamaño de los espacios físicos o el "garrote nuclear", porque el verdadero poder emana de la fortaleza de las convicciones y de la autenticidad de los testimonios vitales..."

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INDICE

Capítulos Páginas

* Tengo algo que decir... 5* Al volver... 9

* Cultura popular, justicia y narcotráfico 29* Para que el país viva es necesario 39

que Emetel muera.* ¿Se garantiza realmente la propiedad 45

privada en el Ecuador?* Una cárcel llamada Ecuador 69* La policía... 73* El muro de los lamentos 85

* ¡Congelados! 113* Que piensa el hombre común 117* Mi sueño... 131

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Por decisión del autor,los beneficios por la comercialización de la presente edición serán para Fundación Guayaquil.

Si el lector comparteel sueño del autor y lo cree apropiado,

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mediante contribucionesenviadas a las oficinas institucionales.

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