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Otra educación es necesaria En esta semana el Ministro de Educación, Marlon Escoto, por tres días consecutivos ha ofrecido unas declaraciones donde ha hablado exhaustivamente del problema magisterial, de los gremios, de los políticos, de cómo funciona el sistema y de la necesidad de un cambio radical para que la educación cumpla con los objetivos que la Constitución y la sociedad esperan de ella. Si lo resumiéramos en una especie de “decálogo de la corrupción magisterial” tendríamos lo siguiente: 1º La corrupción magisterial comenzó hace quince años con la desconcentración de la Secretaría de Educación. 2º La creación de direcciones departamentales y distritales permite la alianza del diputado del partido de turno con más poder y el dirigente magisterial del departamento con más poder. 3º Esta alianza lo que pretende es controlar los nombramientos de los directores, los cuales deben venir con la venia del gremio y del político. 4º Permite la concentración en un solo individuo del poder gremial y del poder político pues en un momento dado el político y el gremio es el mismo personaje: el profesor descuida la lucha gremial y se pasa a la competencia política. 5º El cargo de director departamental se vuelve codiciable tanto para el político como para el gremialista pues permite presidir la “junta de selección”. 6º Aparece una novedad: “el empleo público a costa de cualquier cosa”. Personas que no son docentes logran entrar al sistema creando una “estructura mixta” entre ser gremio, ser político y ser “activista político-gremial”. 7º Los activistas políticos gremiales comienzan a recibir salarios razón por la que se abandona su función: se dedican a activar por el gremio para mantener su puesto y, al mismo tiempo, a activar políticamente. En cada departamento y en cada municipio se van creando estos grupos de activistas que se hacen poderosos a nivel nacional. 8º La función educativa se debilita porque el sistema ya no mantiene a profesores sino a políticos gremiales y activistas. 9º Con el visto bueno del Estado la dirigencia magisterial hace un pacto para crear mecanismos que permiten obtener fondos de sus agremiados independientes de la cuota gremial mensual. 10º Con todo esto la dirigencia magisterial, además de tener personal pagado por el Estado, comienza a recibir mucho dinero que le permite mantener esta estructura. Lo cual produce el “sometimiento financiero” de miles de docentes por medio de sus propias estructuras internas. En resumidas cuentas, afirma el ministro que “la corrupción que se vive en el sistema educativo del país tiene dos grandes padrinos: el contubernio político y los intereses de un sector de la dirigencia magisterial. Esta dupla ha avalado los más grandes actos de corrupción dentro del sistema a lo largo de quince años”. Ante estos datos que nos da el ministro, y caso de confirmarse, solamente cabe una opción: el cambio necesario de nuestro sistema educativo y una depuración, tanto de los políticos como de la dirigencia magisterial. ¡Porque además de que “otra educación es necesaria, también otra educación es posible”! Nuestra Palabra | 01 Marzo 2012

Otra educación es necesaria

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Editorial, Radio Progreso y Eric-SJ

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Page 1: Otra educación es necesaria

Otra educación es necesaria

En esta semana el Ministro de Educación, Marlon Escoto, por tres días consecutivos

ha ofrecido unas declaraciones donde ha hablado exhaustivamente del problema

magisterial, de los gremios, de los políticos, de cómo funciona el sistema y de la

necesidad de un cambio radical para que la educación cumpla con los objetivos que

la Constitución y la sociedad esperan de ella. Si lo resumiéramos en una especie de

“decálogo de la corrupción magisterial” tendríamos lo siguiente:

1º La corrupción magisterial comenzó hace quince años con la desconcentración de

la Secretaría de Educación.

2º La creación de direcciones departamentales y distritales permite la alianza del

diputado del partido de turno con más poder y el dirigente magisterial del

departamento con más poder.

3º Esta alianza lo que pretende es controlar los nombramientos de los directores, los

cuales deben venir con la venia del gremio y del político.

4º Permite la concentración en un solo individuo del poder gremial y del poder

político pues en un momento dado el político y el gremio es el mismo personaje: el

profesor descuida la lucha gremial y se pasa a la competencia política.

5º El cargo de director departamental se vuelve codiciable tanto para el político

como para el gremialista pues permite presidir la “junta de selección”.

6º Aparece una novedad: “el empleo público a costa de cualquier cosa”. Personas

que no son docentes logran entrar al sistema creando una “estructura mixta” entre

ser gremio, ser político y ser “activista político-gremial”.

7º Los activistas políticos gremiales comienzan a recibir salarios razón por la que se

abandona su función: se dedican a activar por el gremio para mantener su puesto y,

al mismo tiempo, a activar políticamente. En cada departamento y en cada

municipio se van creando estos grupos de activistas que se hacen poderosos a nivel

nacional.

8º La función educativa se debilita porque el sistema ya no mantiene a profesores

sino a políticos gremiales y activistas.

9º Con el visto bueno del Estado la dirigencia magisterial hace un pacto para crear

mecanismos que permiten obtener fondos de sus agremiados independientes de la

cuota gremial mensual.

10º Con todo esto la dirigencia magisterial, además de tener personal pagado por el

Estado, comienza a recibir mucho dinero que le permite mantener esta estructura.

Lo cual produce el “sometimiento financiero” de miles de docentes por medio de

sus propias estructuras internas.

En resumidas cuentas, afirma el ministro que “la corrupción que se vive en el sistema

educativo del país tiene dos grandes padrinos: el contubernio político y los intereses de

un sector de la dirigencia magisterial. Esta dupla ha avalado los más grandes actos de

corrupción dentro del sistema a lo largo de quince años”.

Ante estos datos que nos da el ministro, y caso de confirmarse, solamente cabe una

opción: el cambio necesario de nuestro sistema educativo y una depuración, tanto

de los políticos como de la dirigencia magisterial. ¡Porque además de que “otra

educación es necesaria, también otra educación es posible”!

Nuestra Palabra | 01 Marzo 2012