Upload
others
View
1
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
0
in
FA
CU
LT
AD
DE
HU
MA
NID
AD
ES
Y C
IEN
CIA
S D
E L
A E
DU
CA
CIÓ
N
UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Trabajo Fin de Grado
Paleoambiente en el Alto Egipto en época
Predinástica en base a estudios antracológicos.
Alumno/a: Raquel Rodríguez Sánchez Tutor/a: Prof. Dña Mª Oliva Rodríguez Ariza Dpto.: Patrimonio Histórico
Junio, 2019
1
Índice
1 RESUMEN Y PALABRAS CLAVE……………………..Pág 2
1.1 Abstract and keywords……………………………...….......….Pág 2
2 INTRODUCCIÓN..........................................................Págs 3-9
2.1 Alto Egipto en el Predinástico………………………...…..... Págs 3-5
2.2 Antracología, nociones básicas aplicadas al estudio……….. Págs 6-9
3 SITIO DE HIERAKONPOLIS…………………..…..Págs 9-25
3.1 Cementerio HK6…………………………………….…… Págs 11-15
3.2 Cementerio HK43……………………………………..… .Págs 15-16
3.3 Depósito de basuras HK11C……………………………. .Págs 17-21
3.4 Centro ceremonial HK29A…………………………...…. .Págs 21-24
3.5 Conclusiones………………………………………………..…Pág 25
4 ADAÏMA. …………………………………………...Págs 25-34
4.1 El asentamiento…………………………………….......... Págs 26-31
4.2 Los cementerios……………………………….................. Págs 31-32
4.3 Análisis antracológicos………………………………....... Págs 32-35
5 CONCLUSIONES. ……………………………….…Págs 35-37
6 BIBLIOGRAFÍA. ……………………………….…..Págs 37-40
2
1 RESUMEN Y PALABRAS CLAVE
Los estudios antracológicos de carbones y, debido al excepcional clima súper-
árido de Egipto, de restos de madera, junto con estudios de otros macro-restos
vegetales; nos pueden dar una imagen clara del entorno vegetal de un determinado
yacimiento y de la gestión de recursos y del territorio por parte de las poblaciones
humanas. En base a la antracología se estudia desde el aprovisionamiento de la madera
hasta los procesos post-deposicionales que haya podido sufrir; identificando desde el
grupo vegetal hasta la especie. Las identificaciones de los restos se hacen por
comparación con altas de vegetación leñosa o con colecciones de maderas actuales
carbonizadas, comparando la anatomía del xilema secundario. Con una buena
interpretación se pueden crear hipótesis de la evolución de las comunidades vegetales en
el tiempo, del clima, de la arqueobotánica… Este trabajo se centra en dos yacimientos
del Alto Egipto donde se ha empleado esta metodología.
Predinástico– Paleoambiente – Antracología – Carbón – Taxones
1.1 Abstract and keywords.
The anthracological studies of charcoal and, due to the exceptional hyper-arid
clime of Egypt, of wood remains, in addition to studies of other vegetables macro-
remains; can give a clear image of the vegetable environment of a determinate
settlement and of the resource and territory management by the human populations.
Based on anthracology we can study from wood supply to the post-depositional process
that might have occurred, identifying from the group to the specie. Remains
identifications are made by comparison using woody vegetation atlas or collections of
modern charred woods, comparing the anatomy of the secondary xylem. With a good
interpretation, hypothesis of evolution of vegetables communities amount time, of
clime, of archaeobotany... can be created. This assignment focuses on two Upper Egypt
settlements where this methodology was used.
Predynastic – Paleoenvironment – Antracology – Charcoal – Taxa
3
2 INTRODUCCIÓN
El presente trabajo de fin de grado se centra en hacer un repaso de diversos
trabajos que tratan estudios antracológicos en Egipto, centrándose en el Predinástico y
en la zona del Alto Egipto, para sacar así una serie de conclusiones. El objetivo
principal es dar una idea de cómo sería el entorno en estos asentamientos humanos y
reconocer las especies vegetales que los rodearían y de las cuales se abastecían para
todo tipo de actividades. En base a la vegetación, podremos hacer una aproximación al
clima de la época, ya que están estrechamente relacionados; el crecimiento y desarrollo
de cada especie vegetal requiere de unas condiciones ambientales específicas, aunque
debido a la escasez de vegetación, por la extrema aridez, esta es una tarea difícil.
Pero antes se explican unas nociones básicas para contextualizar el trabajo y
comprender su ámbito de estudio.
2.1 Alto Egipto en el Predinástico
Egipto es un país de 1.001.450 km² de superficie situado en la esquina nordeste
de África, limitando al norte con el Mar Mediterráneo, al sur con Sudán (en torno a la 2º
catarata del Nilo), al oeste con Libia, y al este con Israel y el Mar Rojo (Figura 1)
(Midant-Reynes y Tristant, 2017).
Figura 1 Mapa de la localización de Egipto y sus biomas. (Fotográfia extraida de https://ireneses.wordpress.com).
Egipto
4
Interiormente Egipto incluye dos biomas, el más abundante es el desierto,
ocupando un 97% de la superficie total del país, el otro bioma que tiene Egipto es el
mediterráneo, ocupando una estrecha franja en el norte del país. Egipto tiene dentro de
su actual territorio dos desiertos, el desierto del Sahara, que cubre una enorme superficie
del país, y el desierto Oriental. Pero el elemento que define y articula Egipto, tanto en la
época antigua como en la actual es el Nilo (Butzer, 1959).
El Nilo, es el río más largo del mundo y su importancia en época antigua deriva
de un fenómeno conocido como la inundación anual. Las dos grandes fuentes del Nilo
se juntan en Jartum, Sudán y son: el Nilo Blanco que nace en la zona de los grandes
lagos de África y le aporta el caudal constante por las lluvias del África Ecuatorial; y el
Nilo Azul que nace en las montañas de Etiopía y le aporta un caudal irregular, escaso
todo el año menos en verano por las lluvias monzónicas. Estas lluvias son las que
provocan la inundación, haciendo que el caudal aumente unas diez veces, además
arrastra limos volcánicos que, al retirarse el agua, quedan depositados en las orillas,
fertilizando las mismas de manera natural (Butzer, 1976).
Figura 2 Mapa de Egipto. (Elaboración propia con foto extraída de https://es.maps-egypt.com/alto-y-el-bajo-egipto-
mapa).
El Nilo es además, el hito que divide el país geomorfológicamente en dos
espacios; el norte del país es la zona del delta, desde el Mar Mediterráneo hasta la
antigua ciudad de Menfis, conocido como Bajo Egipto; y el sur, la zona del Valle del
BAJO EGIPTO
ALTO EGIPTO
5
Nilo, de Menfis hasta Gebel el Silsila, conocido como Alto Egipto (y la zona que nos
interesa en el presente trabajo) (Figura 2). El resto del Valle del Nilo que se extiende
por Sudán es otra formación geológica diferente (Butzer, 1976).
Por lo tanto. la zona que interesa en el presente trabajo, el Alto Egipto, queda
enmarcada dentro de una formación de roca caliza, fácil de erosionar por el agua, por lo
que el río en esta zona es mucho más ancho y por tanto las orillas que quedan
fertilizadas en la inundación también lo son, permitiendo tener más terreno cultivable y
abastecer a más población que en otras zonas de Egipto. Esta peculiaridad, hacía de esta
zona un área de gran interés, a lo que se sumaba la cercanía al este y al oeste del
desierto del Sahara, donde las expediciones a los diferentes Oasis para conseguir
minerales eran constantes; y la cercanía al oeste de la Península del Sinaí, de la cual
mediante expediciones en barco atravesando el Mar Rojo, traían diversos metales y
piedras preciosas. Debido a estas rutas comerciales, terrestres y marítimas, que ya en el
Predinástico comenzaban a formarse, Egipto fue durante toda la antigüedad un puente
entre África Central y el Próximo Oriente (Butzer, 1959).
La historia de Egipto se divide temporalmente en diversos períodos: el
Predinástico del 5500 ANE al 3100 ANE, el Dinástico Temprano del 3100 ANE al 2686
ANE, el Reino Antiguo del 2650 ANE al 2181 ANE , el Primer Período Intermedio del
2181 ANE al 2050 ANE, el Reino Medio del 2015 ANE, al 1780 ANE, el Segundo
Período Intermedio del 1780 ANE al 1550 ANE, el Reino Nuevo del 1550 ANE al 1070
ANE, el Tercer Período Intermedio del 1070 ANE al 712 ANE, la Baja Época del 712
ANE al 332 ANE, el Período Helenístico del 332 ANE al 30 ANE, y el Período
Romano del 30 ANE, al 640 (Fassone y Ferraris 2008).
En el Predinástico, los diversos grupos de ganaderos nómadas que vivían en el
interior de los desiertos comenzaron a asentarse en las llanuras fluviales del río Nilo,
surgiendo, así, las primeras comunidades y ciudades estables que darían lugar a la
posterior civilización faraónica. Estos grupos comienzan a abandonar el desierto debido
al aumento de la aridez entre otros factores. Este cambio climático comienza a mediados
del sexto milenio antes de nuestra era, coincidiendo con el inicio del período
Predinástico (Castillos, 2002; Midant-Reynes y Tristant, 2017).
6
2.2 Antracología, nociones básicas aplicadas al estudio.
“La antracología trata de buscar la relación entre las comunidades humanas y el
medio vegetal leñoso, buscando interpretar las transformaciones de la vegetación
pasada” (Rodríguez-Ariza, 2006). Se ocupa de recoger, identificar y estudiar los
carbones y restos de madera localizados en un yacimiento arqueológico o natural. La
antracología se une a la arqueología para estudiar la vegetación de épocas pasadas, ver
su evolución y determinar los usos que tenia la madera, deduciendo las relaciones del
ser humano con el medio ambiente y estudiar la gestión medioambiental. En base a los
usos de la madera se puede ver la economía y la tecnología de una sociedad en un
determinado periodo cultural, como las herramientas de aprovisionamiento, o la gestión
de los recursos e incluso del territorio (Rodríguez-Ariza, 2006).
La antracología, por tanto, estudia el recorrido que ha sufrido un resto de
madera, desde que formaba parte de un árbol o arbusto hasta que es encontrado en la
actualidad. Esto incluye diferentes procesos tanto deposicionales como
postdeposicionales que distorsionan el registro original (Théry-Parisot et al., 2010).
En cuanto a los factores deposicionales son principalmente derivados de las
actividades humanas como la limpieza, donde los restos pueden ser arrastrados, pisados,
fragmentados… También se dan factores derivados de la acción de organismos o del
clima. Los factores deposicionales llevan a cambios en la posición original del resto, en
vertical y en horizontal, ruptura, o incluso a la desaparición (Théry-Parisot et al., 2010).
Los factores postdeposicionales son la fauna, los hongos, infiltraciones de agua o
la propia excavación, que pueden llevar a la desaparición de los restos o a la
fragmentación. En el caso de Egipto, debido a que el sedimento es principalmente arena,
también se pueden dar posibles movimientos que hayan hecho que los restos se
desplacen (Théry-Parisot et al., 2010).
El resultado de la investigación antracológica proporciona información referente
al vegetal en origen, como la masa total, el área de aprovisionamiento, el estado de
degradación… La investigación en antracología se divide en cuatro fases: la primera
fase es la de utilización del vegetal en el pasado (desde la recogida del mismo, hasta su
utilización), la segunda fase es la de deformación del espectro antracológico (donde los
restos sufren alteraciones deposicionales y postdeposicionales), la tercera fase es la de
7
recuperación del material antracológico, y la cuarta fase es la del método de trabajo de
la antracología, cuando, tras analizar y estudiar las muestras, se hace una interpretación
paleoecológica. Es la cuarta fase la que da su carácter único a la antropología,
diferenciándola de otras disciplinas que también estudian vegetales, en concreto macro-
restos (Rodríguez-Ariza, 2006).
Es significativo resaltar la importancia que tiene la cooperación entre el/la
antracólogo/a y el/la arqueólogo/a en todas las fases de la investigación, pero
especialmente en la fase de recuperación del material, donde la arqueología tiene un
papel predominante. Esta cooperación entre profesionales es crucial, por ejemplo, a la
hora de determinar las coordenadas espaciales de los restos, para poder determinar
procesos postdeposicionales; o a la hora de elegir un método u otro de recuperación de
los restos (Théry-Parisot et al., 2010).
La toma de muestras se puede hacer de dos maneras: o bien de manera directa
extrayendo los restos durante la excavación; o bien de manera indirecta, recogiéndolos
junto con el sedimento en el que se encuentran inmersos, para separarlos
posteriormente. En cuanto a las muestras recogidas de manera indirecta, los métodos de
recuperación de los restos, en condiciones ideales, se eligen según las características del
sedimento y de los restos, pero factores como las posibilidades económicas y técnicas
determinan que se elija un método u otro. Las técnicas de recuperación son dos: en seco,
pasando los sedimentos con cribas de diferente grosor de mayas; o en presencia de agua,
con maquina de flotación, flotación manual… (Théry-Parisot et al., 2010).
El método de trabajo en antracología es específico de esta disciplina, y se
estructura en diferentes fases. Lo primero será observar las muestras mediante técnicas
de observación, las más utilizadas son el microscopio óptico luz reflejada y el
microscopio electrónico de barrido (SEM). El primero tiene diferentes aumentos y se
usa para hacer medidas biométricas que lleven a la identificación de las muestras por
comparación de la anatomía del xilema secundario (como se explicará más adelante) el
segundo se usa para realizar fotografías de alta calidad, y analizar muestras a mayor
detalle (Rodríguez-Ariza, 2006).
8
Para poder obtener la mayor información posible de los restos de carbones y
maderas a analizar, estos han de cortarse por tres planos: el transversal, el longitudinal-
tangencial y el longitudinal-radial. El hecho de cortar los restos por estos planos permite
ver, en todas las perspectivas posibles, la anatomía del xilema secundario del vegetal, lo
que permitirá identificarlo (Badal, 2005).
Para obtener los tres planos mencionados, la mayor diferencia al tratar restos de
madera o carbón, es la dificultad para cortar las maderas, ya que los carbones tienen el
factor fragmentación, y normalmente la fractura natural tiene la orientación adecuada,
por lo que no es necesario una preparación antes de la observación, o si lo es, se
fragmentan con las manos, mientras que los restos de madera desecada se cortan con
herramientas más precisas (Hawes, 2011).
Una vez se han observado los restos, se determinan los taxones. Esto se hace por
comparación de la anatomía del xilema secundario que se observa con colecciones de
maderas actuales (carbonizadas y desecadas) y con altas de vegetales leñosos. Según el
tipo de resto, el tamaño, la conservación…se pueden identificar de manera más genérica
(familias o grupos), o concretando la especie (Rodríguez-Ariza, 2006; Badal, 2005).
El siguiente paso es determinar las unidades de análisis, que son dos: la unidad
de comparación temporal y la escala espacial. Esta última puede ser micro (al comparar
áreas del mismo yacimiento), semi-micro (al comparar yacimientos de una misma
región), o macro (al comparar regiones) (Rodríguez-Ariza, 2006).
La siguiente fase es determinar la unidad de medida, normalmente se utilizaba el
“fragmento de carbón” como unidad de medida, base del estudio cuantitativo. Siempre
se ha aceptado esta unidad base, pero las diferentes especies vegetales se fragmentan de
manera distinta y en condiciones diferentes, dependiendo de factores como el tiempo, la
humedad, el calor…por eso se ha propuesto el usar la biomasa vegetal que sería más
representativa. Aun así en la mayoría de estudios se sigue usando el fragmento como
unidad base (Rodríguez-Ariza, 2006).
Una vez hemos terminado todas las fases del estudio, se pasa a la fase de
cuantificación de los resultados; estos pueden expresarse de dos maneras: en espectros
9
antracológicos o en diagramas antracológicos. Un espectro antracológico es una lista de
los taxones que se han identificado expuestos en frecuencias relativas. Un diagrama
antracológico es una tanda de espectros antracológicos expuestos según la secuencia
cronoestratigráfica del yacimiento estudiado; es una visión global del sitio donde se ve
la evolución de la vegetación (Rodríguez-Ariza, 2006).
La fase final de los métodos de trabajo de la antracología es la interpretación de
los diagramas y espectros. Con una buena interpretación llevada a cabo por un/una
profesional se pueden plantear hipótesis sobre la ecología de la vegetación, el clima, el
medioambiente inmediato al yacimiento, la interacción de sus habitantes con el
mismo… Se interpreta para ver la relación entre especies, una evolución en conjunto, no
para ver la evolución individual de una sola especie. Estas evoluciones diacrónicas
reflejan cambios reales en el medioambiente. Interpretar bien la ecología es muy
importante ya que las diferentes comunidades vegetales crecen en diferentes hábitats,
una mala interpretación puede llevar a recrear mal el pasado (Rodríguez-Ariza, 2006).
Los restos acumulados de carbones o maderas en ámbitos domésticos, dan una
idea muy veraz de la vegetación pasada de los alrededores de un yacimiento, siempre y
cuando los restos hayan sido recogidos de manera rigurosa y estudiados con las técnicas
correctas por especialistas. Hay tres criterios principales para elegir los carbones o
maderas que estudiar cuando el objetivo es un estudio paleoambiental. El primer criterio
es que han de ser el resultado de actividades domésticas, principalmente, ya que es en
estas actividades diarias o cotidianas dónde es más común que las diversas poblaciones
acudiesen a su entorno más próximo a abastecerse de maderas para el cocinado, o
preparado de algún útil. También deben provenir de depósitos acumulados a lo largo del
tiempo, esto es importante porque al repetirse un depósito de carbones resultado de
fuegos domésticos a lo largo de un periodo de tiempo, se tiene la certeza de que se
aprovisionarían de estas maderas en los alrededores del asentamiento y de que no han
sido maderas exportadas o carbones arrastrados al sitio por procesos post-
deposicionales. Por último debe haber suficientes restos como para que el análisis sea
significativo y se pueda hacer un buen estudio, hoy en día se cree que el número
mínimo para hacer un estudio debe de ser de unos 200 fragmentos (Hawes, 2011;
Théry-Parisot et al., 2010)
10
3 EL CASO DE HIERAKONPOLIS
La ciudad, hoy sitio arqueológico de Hierakonpolis, surge en época Predinástica,
como capital del Alto Egipto, antes de la unificación supuestamente llevada a cabo por
Narmer. Es uno de los asentamientos más importantes para estudiar el Predinástico y la
formación de la civilización faraónica. Esto se debe a que las excavaciones y trabajos en
este yacimiento llevan dándose desde hace más de cien años, y la cantidad de material
recuperado y su exhaustivo estudio han permitido ver la perfecta transición entre dos
etapas históricas, el Predinástico y la civilización faraónica egipcia. La ciudad de
Hierakonpolis se encuentra a la orilla del Nilo (Figura 3), y ocupa una extensión hacia el
interior del desierto de unos cinco kilómetros. Hoy en día el yacimiento se divide en dos
zonas, una en la que encontramos un templo y la ciudad, en las orillas de cultivo; y la
otra donde están las casas de la población dispersa, típica del Predinástico, en el actual
desierto del Sahara (Fahmy 2005).
Figura 3 Situación de Hierakonpolis en el Alto Egipto. (Elaboración propia con fotografía extraída de
https://www.hierakonpolis-online.org/).
A lo largo de los años, a parte de la ciudad, se han localizado diversos
cementerios asociados a la misma, siendo los más importantes de época Predinástica, y
de donde se han sacado los datos del presente trabajo, el HK43, el HK6 y el HK27
(Figura 4). Los cementerios solían estar a dos kilómetros y medio de distancia entre
ellos y a dos kilómetros de distancia con el asentamiento. Este yacimiento, es de los
11
pocos donde se han encontrado diferentes cementerios, no solo para diferentes épocas,
sino también para los distintos sectores de la sociedad; siendo el HK43 el cementerio de
los trabajadores, y el HK6 el de la elite, por ejemplo (Fahmy y Fadl, 2008).
Figura 4 Situación de los cementerios de Hierakonpolis. (Elaboración propia con fotografía extraída de de
https://www.hierakonpolis-online.org/index.php/explore-the-predynastic-cemeteries).
3.1 Cementerio HK6
El cementerio HK6 comenzó a excavarse en 1979 y hasta día de hoy se ha
trabajado en unas sesenta tumbas (Figura 4, color verde). Los restos de madera más
interesantes que encontramos de época Predinástica corresponden a fragmentos de ocho
superestructuras que rodearían las tumbas, y que no tienen paralelo en ningún otro
yacimiento. Los restos de las fases finales han sido datados con radiocarbono dando
unas cronologías de 3790-3640 ANE, gracias a restos de pigmentación presentes en la
madera, se ha podido determinar un posible aspecto original (Figura 5). Estas
estructuras, son mantenidas en el tiempo, cambiando algunas partes (Figura 6) (Droux y
Friedman, 2007).
12
Figura 5 Fotografía de una tumba y reconstrucción. (Fotografías extraidas dehttps://www.hierakonpolis-
online.org/index.php/explore-the-predynastic-cemeteries/hk6-elite-cemetery)
Figura 6 Evolución de las cubiertas de madera. (Fotografía extraída de https://www.hierakonpolis-
online.org/index.php/explore-the-predynastic-cemeteries/hk6-elite-cemetery).
En el cementerio de la elite HK6 (Figura 4, color verde), se han realizado
diversos estudios sobre los restos vegetales. Se han recogido casi 2000 muestras en un
total de nueve tumbas, y se han atribuido a 23 taxones diferentes de diversos tipos de
vegetales, hierbas y frutos silvestres, cultivos de cereal, y vegetales leñosos (Tabla 1)
(Fahmy y Fadl, 2008).
13
Tabla 1 Taxones identificados en el cementerio HK6 (Fahmy y Fadl, 2008)
Como se ha mencionado, los taxones identificados se pueden dividir en cuatro
agrupaciones de vegetales: frutas silvestres, cultivos, hierbas silvestres y malezas, y
restos árboles y arbustos. Las frutas encontradas son las típicas en ofrendas en las
tumbas de esta época como Ziziphus spina-christi y Balanites aegyptiaca. Las especies
silvestres y malezas, son típicas de las zonas cercanas al Nilo, usadas como pasto de los
animales y para confeccionar esteras y cestas, como la Ceruana pratensis y Juncus sp..
Los restos de madera, corresponden sobre todo a Acacia nilotica y diversas especies de
tarayes que se usarían para confeccionar las vallas que había en los cementerios y como
combustible, y Ficus sycomorus, que tiene un tipo de madera más suave utilizada para
confeccionar los ataúdes. El resto de fragmentos de maderas y carbones encontrados
están reflejados en la Tabla 2 (Fahmy y Fadl, 2008).
14
Tabla 2 Taxones de vegetación leñosa identificados en el cementerio HK6 (Fahmy y Fadl, 2008).)
Gráfica 1 Gráfica de los taxones de madera identificados en HK6 y sus porcentajes. (Elaboración propia).
Tamarix 33,7%
Acacias 31,5%
Fycus sycomorus 24,4%
Ziziphus spina-christi 7,7%
Cupressus sempervirens 1,6%
Balanites aegyptiaca 0,4%
Cedrus libani 0,4%
Otros 0,3%
15
Debido a los datos recogidos se sabe que los habitantes de esta zona en el
Predinástico eran muy dependientes de sus alrededores para aprovisionarse de maderas,
sobre todo de especies leñosas como Acacia nilotica, Ficus sycomurus., Tamarix
aphylla, Tamarix nilotica y Ziziphus spina-christi para su uso como material de
construcción y combustible. La economía del sitio se basaba en el cultivo de trigo y
cebada, complementado con la recolección de frutas y tubérculos de plantas silvestres.
Destaca la presencia del Cedrus libani, una especie importada, debido a que los restos
provienen de tumbas de la élite, es probable que estos restos de cedro correspondan a
los ataúdes que se hacían de esta madera importada, materializando el prestigio de las
personas enterradas en ellos (Fahmy y Fadl, 2008).
Por los restos de flora estudiados se puede reconstruir el hábitat de los mismos,
en los alrededores del asentamiento. Plantas como el Juncus sp. y Cyperus
alopecuroides, crecen en lugares pantanosos con suelos salinos, otras como Ceruana
pratensis y Phragmites, crecen en terrazas fangosas, por lo que habría un hábitat de
pantano en los alrededores del Nilo. Otros dos hábitat que habría son los wadis del
desierto, donde hay aguas subterráneas que permiten mantener una vegetación constante
de Acacia nilotica, Desmostachya y Tamarix; y el resto de desierto en general, que
debido al clima, aún permitiría el crecimiento de algunas especies vegetales como
Acacia nilotica, Balanites aegyptiaca, Capparis decidua, Fagonia bruguieri, Ficus
sycomorus y Tamarix aphylla. El clima era menos árido y más húmedo que en la
actualidad, el régimen de lluvias anuales era entre 50 y 100 mm. (Fahmy y Fadl, 2008).
3.2 Cementerio HK43
El cementerio HK43 (Figura 4, color rojo), es el cementerio de los trabajadores,
ha sido objeto de estudio durante muchos años, aunque debido a la cercanía e
importancia del cementerio, como el HK6, los estudios sobre los restos vegetales son
escasos. En los diferentes estudios sobre la flora se ha llegado a conclusiones iguales a
las obtenidas en los estudios del resto de cementerios. Los restos vegetales en este caso,
como en la mayoría, son recogidos de depósitos de ofrendas al interior de las tumbas y
de los hoyos de poste. Corresponden a frutas, semillas, tubérculos y partes de plantas,
encontrados en el interior de las tumbas como ofrendas. Como podemos observar,
ningún resto recogido en este cementerio corresponde a maderas o carbones, por lo que
el estudio de los restos corresponde a la carpología, no a la antracología (Fahmy, 1997).
16
En total se han recogido dieciséis muestras de las que se han identificado trece
taxones. Las muestras se han recogido de manera indirecta y se ha separado el material
para el estudio usando una criba con maya de 0,5mm; después se ha estudiado con una
lupa binocular de diez aumentos. Debido al contexto de las muestras, no aparecen restos
de maderas y carbones (Friedman et al. 1999).
Tabla 3 Restos vegetales encontrados en HK43 (Friedman et al., 1999).
Destacan sobre todo cereales de cultivo anual como son varios tipos de trigo y
cebada, frutas de tipo drupa que crecían en zonas de oasis cercanas al asentamiento y
especies herbáceas salvajes y malezas; ofrendas muy típicas (Friedman et al. 1999).
Debido a que los restos vegetales encontrados son prácticamente iguales a los
encontrados en el cementerio HK6, la reconstrucción del paleoambiente es exactamente
igual al caso anterior, llegando a la misma conclusión de cuatro tipos de hábitat en los
alrededores del asentamiento.
Burial B71 B71 B71 B71 B70 B27 B45 ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Organics No. 411 461 414 413 ? A B C D Sample No 6 4 5 3 11 Pot No. 353 364 357 356 183a 183b 183c 215 Pot type Jar Jar Jar Jar s.bot s.bot s.bot s.bot Quantity/ml 600 600 600 450 200 200 200 200 Charred Cereal remains - - - - - - - - - Charcoal + - 3 + - - - - - Triticum dicoccon - - - - - - - - - Grains (c) - 3 - 2 - 2 1 - - Gl. Bases (c) 56 16 62 25 - - 4 4 2 Gl. Bases (d) - - 31 - - - - - - Rachis int. (c) - 3 - - - - - - - Forks (c) - - - 5 - - - - - Forks (d) - - - 1 - - - - - T. aestivum - - - - - - - - - Grains (c) - - - 2 - - - - - Rachis int. (c) 4 - - - - - - - - Astragalus vogelii - - - - - - - - - Legumes - - - 250 - - - - Seeds - - - - 170 - - - - Triticum (c, grain) - - 2 - - - - - - Hordeum distichon (rach.int, c)
- - - - - - - - - Hordeum vulgare - - - 2 - - - - - Graim (c) - - 15 - - - - - - Rachis int. (c) - - 8 - - - - - - H. vulgare var.nudum - - - - - - - - - Rumex dent. (c) - - 1 - - - - - - Crushed grains (c) - - + - - + + + + Corbichonia (seed,d) - - - - - - - - - Head (d) - - 1 1 - - - - - Setaria (spikelet) (d) - - - 4 - - - - - Acacia seed (c) - - - 1 - - - - - Acacia pericarp - - - - - - - - - Polygonum aviculare (seed) - - - - - - - - - Polygonum (seed,c) - - - - - - - - - Phalaris minor - - - - - - - - - Cenchrus/Pennisetum (spk, c) - - - - - - - - - Compositae achenes (c) - - - - - - - - - Ziziphus (dry fruit) - - - - - - - - - Umbeliferae / Compositae - - - - - - - - - Phragmites - - - - - - + + -
17
3.3 Depósito de basuras HK11C
El depósito de basuras HK11C se localiza en la parte sureste del yacimiento de
Hierakonpolis (Figura 4, color naranja). Los diferentes materiales recogidos han sido
datados por radiocarbono o C14, dando una cronología inicial del 3800 ANE y final de
3400ANE. La mayoría de los materiales han sido recuperados en una intervención
arqueológica en la que se realizó un sondeo de 2m x 3m con una profundidad de 2’15 m
(Figura 7). En el perfil estratigráfico, con dieciocho niveles, se ven intercalados estratos
de tierra, restos botánicos, faunísticos, cerámica… (Fahmy y Fadl, 2011).
Figura 7 Sondeo realizado en HK11A. (Fahmy y Fadl, 2011).
El material ha sido recogido de manera indirecta, es decir, se ha recogido el
sedimento en el que está inmerso y después se ha tratado cribándolo con una malla de
2mm.. El sedimento que pasaba por la criba ha sido procesado con un sistema simple de
flotación recuperando un extra de cuarenta y una muestras. Las muestras han sido
identificadas en base a la anatomía del xilema secundario y, como ya se ha explicado
anteriormente, por comparación con atlas y colecciones de plantas actuales
carbonizadas. Se han identificado un total de siete mil cincuenta fragmentos, de los
cuales 2112 corresponden a vegetación leñosa tanto carbonizada como desecada (Tabla
4) incluyendo (Figura 8) (Fahmy y Fadl, 2011):
18
Species n charred n didseccate Total
Crops Hordeum vulgare convar. distichon 35 61 96 Hordeum vulgare convar. coeleste 29 111 140 Hordeum vulgare convar. vulgare 56 377 433 Hordeum sp. 6 37 43
Triticum dicoccon 1557 2364 3921 Triticum durum/aestivum 13 43 56 Triticum sp. 4 6 10 Linum usitatissimum 0 200 200
Cucumis melo 0 38 38 Wild Plants Acacia nilotica 0 8 8
Acacia sp. 5 8 13 Anabasis articulata 0 18 18 Astragaluus vogelii 0 5 5 Balanites aegyptiaca 0 1 1
Borhavia diffusa 0 1 1
Brassica type 0 1 1 Bromus sp. 0 1 1 Calendula arvensis 0 1 1 Capparis spinosa 1 6 7
Carex divisa 0 16 16
Ceruana pratensis 7 1038 1045 Chenopodium type 0 1 1 Crysanthemum type 0 1 1 Citrullus colocynthis 0 9 9
Cleome chrysantha 0 9 9
Cornulaca monacantha 0 1 1 Coronopus niloticus 0 7 7 Cotula anthemoides 0 1 1
Crypsis alopecuroides 0 3 3
Crypsis schoenoides 0 69 69 Cyperus aucheri 0 5 5 Cyperus rotundus 0 86 86 Daucus sp. 0 1 1
Digitaria saguinalis 0 3 3
Echinochloa colona 0 6 6 Eragrostis barrelieri 0 10 10 Euphorbia sp. 0 1 1 Fimbrispylis bisumbellata 0 7 7
Hyoscyumus muticus 0 4 4
Lathyrus hirsutus 0 4 4 Lepidium sativum/aucheri 0 3 3 Lolium sp. 0 1 1 Lolium temulentum 0 4 4
Panicum turgidum 0 24 24
Persicaria salicifolia 1 0 1 Phalaris minor 0 202 202 Portulaca oleracea subsp. stellata 0 5 5 Potentilla supinu 0 13 13
Pulicaria crispa 0 4 4
Rumex dentatus 1 17 18 Rumex pulcher 0 8 8 Senecio aegyptius 0 12 12 Setaria verticillata 0 3 3
Solanum nigrum 0 1 1
Sonchus oleraceus 0 3 3 Tamarix sp. 0 348 348 Verbena type 0 2 2 Vicia sp. 0 1 1
Ziziphus spina-christi 0 1 1
Total 1715 5334 7049
Tabla 4 Restos vegetales analizados del depósito de basuras HK11C (Fahmy y Fadl, 2011).
19
Cultivo de cereal: Se han encontrado dos taxones principales, la cebada y el
trigo, ambos son cultivos de invierno que pueden soportar condiciones muy extremas en
regiones muy áridas (Fahmy y Fadl, 2011).
Otros cultivos: como el lino, destacando la especie Linum usitatissimum; es una
planta herbácea de cultivo anual de invierno que crece con un buen rendimiento en
condiciones climáticas moderadas. Otro cultivo son los melones, destacando el Cucumis
melo, que es una planta herbácea de cultivo anual que crece en suelos de margas
arenosas (Fahmy y Fadl, 2011).
Frutas silvestres: Como el Balanites aegyptiaca, el Citrullus colocynthis, y el
Ziziphus spina-christi. El primero es un arbusto espinoso que crece en los desiertos
cálidos, el segundo es una planta trepadora que crece en planicies arenosas y el tercero
es un árbol que crece en los wadis de los desiertos. Son indicadores de recolección de
frutas para complementar la agricultura, basada en el cereal, y puede que en las
leguminosas (Fahmy y Fadl, 2011).
Taxones leñosos: destacan sobre todo las acacias (Acacia nilotica y Acacia sp.) y
el Tamarix sp., creciendo ambos taxones en desiertos de arena y de piedra (Fahmy y
Fadl, 2011).
Xerófitos: Incluyendo Anabasis articulata, Astragalus vogelii, Capparis
spinosa, Cleome cherysantha, Cornulaca monacantha, Cotula ancemoides, Hiosciamus
muticus, Panicum turgidum y Pulicaria crispa. Todas estas especies son plantas
herbáceas que crecen anualmente en los desiertos, sobre todo arenosos. La presencia de
xerófitos mezclados con cereales puede indicar que la zona en la que crecen son las
lindes de zonas cultivadas cercanas a wadis, al necesitar un flujo permanente de agua
(Fahmy y Fadl, 2011).
Taxones silvestres y maleza: la presencia de este tipo de vegetación confirma
que se realizaban actividades agrícolas. Estas especies, como son Boerhavia diffusa,
Ceruana pratensis, Carex divisa, Crypsis alopecuroides, Cyperus auchedi, C. rotundus
y Juncus sycomorus. necesitan constante presencia de agua para desarrollarse, lo que
20
indica que en las zonas de cultivo habría canales naturales de agua que estarían en
funcionamiento sobre todo en el invierno (Fahmy y Fadl, 2011).
Figura 8 Gráfica de los taxones identificados en HK11C y sus porcentajes. (Elaboración propia).
Llama mucho la atención la abundancia de restos de cultivo de cereal, esto es
porque el depósito de basuras HK11C se localiza en una terraza formada por depósitos
del Holoceno, donde se han encontrado evidencias muebles e inmuebles de diversas
actividades cotidianas de la época, entre ellas y de las más abundantes, el procesado del
cereal. Como el correspondiente estudio quiere centrarse en temas de antracología, a la
hora de hacer unas conclusiones sobre la flora del entorno se obviaran los cultivos de
cereales de este contexto, ya que al estar en una zona de producción, los datos no se
corresponden a la realidad y son exagerados (Fahmy y Fadl, 2011).
Con lo anteriormente expuesto se deduce que las parcelas de cultivos estarían en
las llanuras de inundación y habría canales que se extenderían por las mismas,
aprovechando así una irrigación natural derivada de la inundación. En cuanto a la
vegetación del desierto que rodearía esta zona en época Predinástica podemos distinguir
tres hábitats; uno que incluye árboles como la acacia, el taray, Ziziphus spina-christi, T.
nilotica y Balanites aegyptiaca; otro hábitat que incluye arbustos como Anabasis
articulata, Capparis spinosa, Cornulaca monacantha y Pulacaria crispa; y un último
Cultivo de cereales 67%
Taxones silvestres y maleza 22%
Taxones leñosos 5,6%
Otros cultivos 4%
Xerófitos 1%
Frutas salvajes 0,3%
21
hábitat de suelo terroso donde se encuentran terófitos e hierbas como Cytrullus
colocynthis, Hyosciamus muticus, Cleome cherysantha y Panicum turgidum (Fahmy y
Fadl, 2011).
En el perfil estratigráfico (Figura 7) la vegetación xerófita se encuentra en los
depósitos más bajos, mientras que a medida que avanzamos hacia los niveles más altos
vemos que hay menos restos vegetales, que se corresponden en el entorno con una
vegetación más dispersa, asociada a climas más secos donde la vegetación ha sido ya
explotada por las comunidades humanas y se van agotando recursos (Fahmy y Fadl,
2011).
Los análisis de carbón han permitido reconstruir la vegetación arbórea del
momento que, como ya se ha mencionado, la compondrían tarayes y acacias
mayoritariamente, pero también habría T. aphyiia, Ficus sycomorous, Balanites
aegyptiaca y Faidherbia albida. Este tipo de vegetación crece en dunas arenosas, donde
los depósitos de arena son bastante profundos. Asociados a esta vegetación leñosa hay
otra vegetación perenne como la Acacia nilotica, Citrullus colocynthis y Ziziphus spina-
christi, la cual exige una fuente constante de agua para desarrollarse; por lo tanto, la
presencia de estos dos conjuntos vegetales unidos nos indican que estamos ante un
clima más húmedo, y menos árido que hoy en día, pudiendo deducir que el régimen de
lluvias anuales estaría entre 50-100 mm.. Con este régimen de lluvias la vegetación que
podríamos encontrar al inicio del Predinástico podría extenderse unos 600 km más hacia
el interior del desierto de lo que lo hace hoy en día. Debido al cambio del régimen de
lluvias y a la aridificación, que aumentan a partir del 3000 ANE (Fahmy y Fadl, 2011).
3.4 Centro ceremonial HK29A
El centro ceremonial HK29 se encuentra en la linde del desierto con los campos
de cultivo de las orillas del Nilo (Figura 4, color azul), es un espacio de
aproximadamente una hectárea de diámetro donde se alzaría un gran complejo de
carácter ceremonial o administrativo que incluía diferentes construcciones, entre ellas el
gran edificio HK29A (Figura 9) (Fahmy y Fadl, 2009).
22
Figura 9 HK29A. (Fahmy, 2009).
Comenzó a excavarse en 1985 y desde entonces se ha estudiado en once
campañas. La edificación estaría precedida de una entrada compuesta por cuatro
grandes pilares de Acacia y ocho más pequeños, después una monumental puerta de
acceso a un patio vallado de forma oval. Todo esto en una primera fase, ya que el
edificio estuvo en uso durante casi cinco siglos, dándose renovaciones y cambios
(Fahmy y Fadl, 2009).
Los restos analizados de este contexto son los hallados en el interior de los
numerosos hoyos de poste y en zonas escogidas de manera arbitraria. En total se
recogen treinta y una muestras de sedimento, de las cuales fue separado el material para
el estudio en seco, usando una criba de malla de 2mm. para los restos más grandes, y
después por flotación usando mallas de 1mm. y 0,5mm. para recoger el máximo
material posible para el estudio (Fahmy y Fadl, 2009).
Los restos (Tabla 5), como en todos los casos anteriores, aparecen tanto
carbonizados como disecados, en este caso lo que más aparecen son restos de maderas
de plantas leñosas (71%), pero también ramas, hojas y flores (20,3%), cereales (7,5%)
y frutas (1,2%) (Fahmy y Fadl, 2009).
23
Grid square
Type of remains 140L
40
140L
50
140L
60
140L
70
150L
50
150L
60
160L
60
un
pla
ce
d
Tot
al
Wood &Charcoal 164 102 157 134 433 48 79 34 1134
Rhizomes, branches
Leaves & floral heads 45 57 - 7 185 1 16 11 322
Cereal chaff & vegetables 7 3 - 1 109 - - 1 120
Edible fruits 6 - - - 10 - - - 16
Total 222 162 157 142 737 49 95 46 1592
% 13 10 10 9 46 3 6 3 100
Tabla 5 Restos recogidos en el sondeo en HK29A. (Fahmy y Fadl, 2009)
En general se repiten los resultados obtenidos en los otros sectores estudiados de
Hierakonpolis, encontrándose los mismos taxones de plantas leñosas, que son las que
interesan en el presente trabajo (Tablas 5 y 6).
Quadrant
Species
140L
40
140L
50
140L
60
140L
70
150L
50
150L
60
160L
60
un
pla
ced
Tot
al
Acacia nilotica Wood (d)
Charcoal
11
14
23
16
-
49
-
46
40
87
10
11
-
8
6
10
331
Tamarix aphylla Wood (d) Charcoal
11 30
12 3
- 18
3 30
44 50 -
-
- 19 -
-
220
Tamarix nilotica Wood (d) Charcoal
20 21
3 7
- 30
- 22
26 30
- -
1 15
- 15
190
Cf Ficus sp Wood (d)
Charcoal
-
15
-
15
-
36
-
29
11
48
-
15
-
12
-
-
181
Balanites aegyptiaca Wood (d)
Charcoal
-
24
-
12
-
10
-
4
2
41
-
-
-
9
-
-
102
Faidherbia albida Desiccated wood Charcoal
- -
- -
- 9
- -
1 22
- 12
- 7
- -
51
Capparis decidua (d) 11 2 - - 2 - 2 17
Cupressus sempervirens (d) - - - - 15 - - - 15
Hammada elegans (d) 2 5 - - - - - - 7
Zygophyllum coccineum (d9 - - - - 5 - - - 5
Palmae(Chacoal) - 1 - - - - - 3 4
Juniperus phoenicea(d9 2 1 - - - - - - 3
Cedrus libani (d9 - 2 - - - - - - 2
Salix tetrasperma (d) 1 - - - 1 - - - 2
Fagoni bruguieri >(d) 1 - - - - - 1 - 2
Tamarix tetragyna (d) - - - - 1 - - - 1
Agathophora alopecuroides - 1 - - - - - - 1
Number of fragments 164 102 157 134 433 48 79 34 1151
Tabla 6 Restos de plantas leñosas en HK29A. (Fahmy y Fadl, 2009)
Encontramos que se repiten todos los taxones, pero, en este caso hay restos de
plantas como el Cedrus libani, que demuestran la importancia del edificio y el uso
ceremonial que tendría, ya que este tipo de árbol no crece en Egipto y, por lo tanto, tuvo
24
que ser expresamente traído en alguna de las diversas expediciones comerciales para su
uso en este recinto. Un caso similar de plantas importadas lo tenemos en el cementerio
HK6, pero al centrarse el presente trabajo en una reconstrucción de la vegetación y el
clima del Alto Egipto en el Predinástico, las plantas importadas se obvian a la hora de
repasar y trabajar con los taxones para sacar conclusiones del paleoambiente del entorno
(Fahmy y Fadl, 2009).
En base a lo recogido en la Tabla 6, se realiza el siguiente gráfico, que recoge las
proporciones en las que se encontraron los diferentes taxones de vegetación leñosa, para
poder hacer una mejor interpretación de los datos.
Figura 10 Gráfica con los taxones de plantas leñosas identificados en HK29A y sus porcentajes. (Elaboración propia)
En cuanto al total de las muestras (Tabla 6) los resultados difieren mucho de los
obtenidos en otras partes del yacimiento, como el cementerio HK43, o el depósito de
basuras HK11C. En este contexto, debido a su uso ceremonial para construcciones y
combustiones, lo que más abunda son los restos de vegetación leñosa, mientras que en
los demás contextos estudiados en Hierakonpolis lo que más abunda son los restos de
cereales o de plantas silvestres y maleza (Fahmy y Fadl, 2009).
Tarayes 36,5%
Acacias 33,8%
cf. Ficus sp. 16%
Balanites aegyptiaca 9%
Capparis decidua 1,5%
Cupressus sempervirens1,3%
Hammada elegans 0,6%
25
3.5 Conclusiones
Por todo lo expuesto anteriormente, los habitantes de Hierakonpolis en la época
Predinástica se abastecían de todas las maderas necesarias para sus actividades
cotidianas en los alrededores del yacimiento, como son en las orillas del Nilo o en los
wadis más cercanos a éste. Como demuestran los restos de especies, como el Cedrus
libani, para otro tipo de actividades especial se importaban maderas, seleccionadas por
su calidad. En cuanto al aprovisionamiento de otros vegetales, suplementarían la dieta
basada en el cultivo de cereales con la recolección de recursos silvestres, como ya se ha
mencionado anteriormente. La ausencia de otros tipos de plantas que indiquen cultivos
extensivos, como son las malezas asociadas a los mismos, indica que no hay un control
total sobre el territorio, limitándose los cultivos a la zona de la llanura de inundación en
invierno tras su fertilización por la inundación anual; es decir no hay una agricultura
autosuficiente. Los cultivos son mono estacionales, restringiéndose al invierno.
También se puede observar como en verano, debido a la inundación del Nilo, las
llanuras de inundación se abandonan y se utilizan los wadis como áreas temporales de
habitación y cultivo, supliendo así el problema que supone cultivar únicamente especies
de invierno. En cuanto al paisaje , como se ha ido mencionado en cada apartado, estaría
formado por tres grupos básicos de vegetación, en tres hábitats diferenciados. Uno de
pantano, con diferentes juncáceos, hierbas y arbustos como Juncus sp. o Ceruana
pratensis. Otro hábitat más seco sería el propio desierto, donde por las extremas
temperaturas y la escasez de una fuente de agua constante crecería vegetación xerófila
como Balanites aegyptiaca, Capparis decidua o Ficus sycomorus. Y un último hábitat
serían los wadis del desierto, que debido a aguas subterráneas, podrían mantener mayor
cantidad de vegetación, aquí crecerían Acacias, Tarayes y , Ziziphus spina-christi.
4 ADAÏMA
Adaïma es un yacimiento de cuarenta hectáreas de superficie, situado a la orilla
del río Nilo (Figura 11). Actualmente la vegetación en esta zona, donde las lluvias son
irregulares es dependiente al río, ya que es la única fuente de agua estable (Newton,
2004).
26
Figura 11 Situación de Aïdama en el mapa de Egipto. (Newton y Midant -Reynes, 2007)
La ocupación de este yacimiento empieza y acaba en la Época Predinástica,
teniendo una ocupación continua de unos setecientos años. Las excavaciones
comenzaron, de manera exhaustiva y científica, en 1990 y las campañas siguen hoy en
día, tanto en el asentamiento como en los dos cementerios que tiene asociados, el
Cementerio Este y el Cementerio Oeste (Newton, 2005).
4.1 El asentamiento
El asentamiento de Adaïma ocupa la ladera oeste del río Nilo, desde la terraza
(Figura 10) en la orilla del Nilo, donde está la mayor concentración, hasta la planicie de
arena (Figura 10), donde hay un hábitat disperso. Los lugares donde se han encontrado
más restos, y los que se repasan en este trabajo son la zona de la terraza y la zona de la
planicie de arena (Figura 12). En la zona de la terraza, se han obtenido las muestras
analizando el sedimento que se ha ido extrayendo en las diferentes campañas; las
muestras de carbón encontradas han sido datadas con radiocarbono o C14, dando una
cronología de 3400 a 2900 años ANE. En la zona de la planicie de arena, se han
encontrado restos en los hoyos de poste y fosos de almacenamiento, algunos como
postes de madera han sido también fechados con radiocarbono dando una cronología
similar a la anterior (Newton y Midant-Reynes, 2007)
27
Figura 12 Mapa de los diferentes contextos arqueológicos. (Newton y Midant -Reynes, 2007)
Los carbones y demás restos de madera se recogieron de manera indirecta junto
con el sedimento, y fueron separados mediante flotación, o mediante una criba con
malla de 2 milímetros. En base a las muestras recogidas, su dispersión y su cantidad, se
ha dado una reconstrucción de la flora del momento. Los carbones, como se ha
mencionado en otros apartados, se analizan por comparación, observándolos, en este
caso, con un microscopio de luz reflejada y mediante el microscopio electrónico de
barrido (SEM) (Figura 13) (Newton y Midant-Reynes, 2007)
Figura 13 Detalles al SEM de diferentes carbones. (Newton y Midant -Reynes, 2007)
28
Es importante, en este caso, conocer la función que tendrían las maderas, es
decir, para qué se recogieron en su momento, y su procedencia. Esto es porque las
maderas recogidas de puntos lejanos, relacionadas con las elites y con su ámbito, no son
válidas para un estudio medioambiental del entorno inmediato. Por este motivo, para
este trabajo se estudiaron los restos exclusivamente de maderas que se tiene certeza
fueron recogidas para uso en combustible o construcciones domésticas, además, solo se
han seleccionado las muestras derivadas de actividades que se repiten en el tiempo, esto
es así, ya que la información obtenida es más fiable para hacer análisis del
paleoambiente; como se ha explicado en el apartado 2.2 (Newton, 011) (como se ha
mencionado en el apartado 2.2 de este trabajo).
Las maderas recogidas para su uso en el ámbito doméstico no son
exhaustivamente seleccionadas, por lo que observamos más variación de especies y
grupos vegetales, de las maderas que, por ejemplo, si son seleccionadas para contextos
funerarios o religiosos, por cuestiones de color, olor…. Al ser el espectro de restos más
variado (Tabla 7a y Tabla 7b) tendremos una mejor idea de cómo sería el paleoambiente
(Newton y Midant-Reynes, 2007).
Tabla 7a Taxones identificados en el periodo Naqada IC y IIB, expresados en frecuecnia absoluta (Newton y Midant -
Reynes,2007)
29
Tab
la 7
b T
axo
nes
id
enti
fica
do
s en
el
per
iod
o N
aqad
a II
C y
III
A y
Naq
ada
IIIB
y I
IIC
ex
pre
sad
os
en f
recu
enci
a ab
solu
ta, c
on
tin
uac
ión
(N
ewto
n y
Mid
ant-
Rey
nes
, 20
07
)
30
En total se han analizado casi 3000 fragmentos de carbones, recuperados de
diecisiete muestras diferentes de las que se han obtenido veinte taxones: Tamarix,
Acacia, Salvadora persica, Leptadenia pyrotechnica, cf. Balanites aegyptiaca,
Capparis decidua, Calotropis procera, Faidherbia albida, cf. Prosopis sp., cf. Senna
alexandrina, Leguminosae, Ziziphus sp., Chenopodiacea, Suaeda sp.,
Fagonia/Zygophyllum, Brassicaceae/Solanaceae, Salix sp., Dicotyledon,
Monocotyledon, y Cupressus/Juniperus. Pasamos ahora a analizar los taxones
principales, por orden de abundancia (Newton y Midant-Reynes, 2007):
Tamarix: Se encuentra en todos los contextos, se sabe que este género de planta
se utilizaba como pasto para los animales, debido a que las hojas de la misma acumulan
sal. El uso de este género es repetido en el tiempo, debido a que su capacidad
regenerativa es muy alta, permitiendo su explotación sin agotar los recursos (Newton y
Midant-Reynes, 2007)
Acacia Mill: Este género se encuentra especialmente en wadis y zonas más
rocosas. Este género de planta se usaba para combustible, construcciones, procesado de
pieles, pasto de los animales, comida y con fines médicos (Newton y Midant-Reynes,
2007)
Salvadora persica: Esta planta está asociada a la presencia de otras, como
acacias, sobre todo en zonas donde el suelo es de sedimento más pedregoso. También se
asocia a zonas utilizadas como escombreras, por lo que su presencia indica que en las
cercanías habría lugares de desarrollo de diversas actividades humanas (Newton y
Midant-Reynes, 2007).
En base a los datos reflejados en las Tablas 7a y 7b, se realiza la siguiente
gráfica que recoge las proporciones en las que se encontraron los restos vegetales, para
poder hacer una mejor interpretación de los datos.
31
Figura 14 Gráfica de los taxones identificados en el asentamiento de Adaïma y sus porcentajes. (Elaboración propia).
4.2 Los cementerios
Los cementerios estudiados en el presente trabajo son los dos asociados al
yacimiento de Adaïma, el Cementerio Oeste y el Cementerio Este (Figura 12). Las
muestras se han recogido en el interior de las sepulturas a mano durante las campañas
de excavación y de los depósitos de ofrendas asociados a las sepulturas de manera
indirecta, ya que las ofrendas eran quemadas por lo que las cenizas se han pasado por
una criba en seco para separar los carbones (Newton, 2005).
Se han recogido un total de veinte muestras de las cuales se han recuperado
setecientos cuarenta y un fragmentos de carbones, identificando dieciocho taxones
diferentes. Como en el caso del asentamiento, los taxones predominantes son los
tarayes y las acacias (Tabla 8), representando más del ochenta por ciento de los restos
encontrados (Newton, 2005).
Tarayes 67,6%
Acacia 17,3%
Salvadora persica 6,3%
Capparis decidua 2,7%
Suaeda sp. 2%
Ziziphus sp. 0,9%
Chenopodiaceae 0,9%
cf. Prosopis sp. 0,8%
Leguminosae 0,8%
Otros 0,7%
32
Tabla 8 Taxones identificdos en los cementerios de Adaïma (Newton, 2005).
Hay una excepción en cuanto al predominio de tarayes y acacias, en la tumba
S55, el taxón más abundante es el de Salvadora pérsica, representando un setenta por
ciento de los restos. Además en esta misma tumba los restos de Salvadora persica
aparecen dispuestos en una única capa de carbones y cenizas, por lo que se interpreta
que son los restos de una combustión ritual de una estructura in situ, es decir una única
fase de incendio. Se desconoce el por qué la elección de este vegetal en concreto, quizá
sea por las propiedades medicinales que tiene esta planta, pero es algo que no se puede
llegar a concretar (Newton, 2005).
4.3 Análisis Antracológicos
Cómo observamos en las Tablas 7a y 7b y 8, se nos presentan variaciones en los
taxones dependiendo del periodo temporal dentro del Predinástico, pero no se ha
analizado esto, ya que lo que se pretende estudiar en este trabajo es en conjunto de la
Época Predinástica. Aún así, en la Figura 15, un diagrama antracológico, vemos las
variaciones principales en cuanto a vegetación a lo largo del Predinástico y en dos
contextos diferentes, son el ligero descenso de plantas del grupo Tarayes y el ligero
33
aumento de plantas del grupo Acacia. Otros cambios, también reflejados en la figura 15,
son el aumento de taxones de Faidherbia albida y Calotropis procera y el descenso de
Salvadora persica, Chenopodiaceae y Leguminosae. Se estudia en conjunto el
asentamiento con los cementerios, ya que la diferencia de taxones, veintitrés en el
asentamiento, frente a dieciocho en los cementerios, no es lo suficientemente grande, ni
hay diversidad taxonómica (Newton y Midant-Reynes, 2007)
Figura 153 Diagrama Antracológico. (Newton y Midant -Reynes, 2007)
Así podemos ver que la vegetación al comienzo del Predinástico está
principalmente compuesta por especies del grupo Tarayes. Estas plantas crecen en zonas
cercanas al Nilo, como bancos de barro, o en las llanuras de inundación; pero también
en las planicies arenosas un poco más alejadas de la orilla, siempre que el nivel de agua
subterránea sea suficiente para su mantenimiento. Aquí observamos el primer cambio
con la vegetación actual, ya que, en las planicies arenosas hoy en día debido a la
extrema aridez, no queda vegetación. Chenopodiaceae y pequeños arbustos de
Zygophyllaceae, están asociados con los matorrales de Tarayes, formando zonas de
pastos naturales en la época de la inundación. Estos dos grupos, son otros de los que
hoy en día no encontramos en la zona, debido a factores antrópicos, al explotarse de
manera repetida en el tiempo estos recursos (Newton y Midant-Reynes, 2007)
Especies indicadoras de clima más árido, como puede ser la Salvadora persica,
crecerían en los diferentes wadis cercanos al yacimiento (Figura 12). Aquí también
34
debía crecer vegetación heliófila (que exige la exposición al sol para desarrollarse),
como Acacias, Chenopodiaceae, Leguminosae…. Mientras que en la llanura de
inundación debían abundar los grupos de Tarayes, Acacias como la Faidherbia albida,
Capparis decidua…y más tipos de árboles o frondosos arbustos, cuyos frutos serían
consumidos, como Ziziphus spina-christi, utilizando así recursos del entorno para
complementar la dieta (Newton y Midant-Reynes, 2007).
Según avanzamos un poco en el tiempo los cambios son muy sutiles en las dos
familias principales, Acacias y Tarayes (Figura 15), esto refleja la estabilidad a la hora
de explotar los diferentes recursos vegetales, sin agotarlos. Por ejemplo, a la hora de
aprovisionarse con Tarayes, cogerían troncos muertos, o podarían los arbustos más
frondosos, evitando así matar la planta. En el resto de grupos vegetales encontrados los
cambios son más perceptibles. El aumento de Calotropis procer está asociado al
desarrollo de la agricultura en zonas de la llanura de inundación, esto además se
confirma con los estudios carpológicos de otros restos vegetales (Newton y Midant-
Reynes, 2007)
En contraposición al aumento de especies en las llanuras de inundación, en las
zonas más cercanas al desierto, donde hay plantas de clima árido como Salvadora
persica y Suaeda/Chenopodiaceae, el número de especies decae. Esto es probablemente
debido a una desertificación de los márgenes del desierto por actividades humanas,
como sobreexplotación de la vegetación, o por causas naturales debido a la falta de agua
por la aridificación (Newton y Midant-Reynes, 2007)
Para estudiar en profundidad los cambios en la vegetación, y ver si son
relevantes, se realiza un test de homogeneidad (este consiste en comparar las muestras y
sus características para saber si provienen de un mismo contexto). Las conclusiones son
que los restos analizados, pertenecientes a los primeros períodos del Predinástico,
probablemente pertenezcan a la misma población; pero las muestras del último período
temporal son muy heterogéneas. Las variaciones del espectro entre períodos, son
significativamente más amplias que las variaciones dentro de un período, por lo que hay
cambios en la flora debido a las actividades humanas y el clima, y pueden ser estudiados
para deducir, entre otras cosas, patrones de comportamiento humanos, o el desarrollo de
la agricultura (Newton y Midant-Reynes, 2007)
35
5 CONCLUSIONES
En base a lo expuesto anteriormente se puede hacer una aproximación a la
climatología, la fauna y la flora de esta zona en este preciso período temporal:
El clima en el período Predinástico era menos árido de lo que es hoy en día,
antes del Predinástico y desde el principio del Holoceno se daban una serie de épocas
de lluvia a lo largo del año, lo que permitía que se mantuviesen extensas sabanas
similares a las que vemos en los actuales países de Kenia, Sudán o Mozambique. Pero
hacia el 6000 ANE, esto empieza a cambiar y en el 4000 ANE aproximadamente, el
cambio de clima y la acción antrópica, llevaron a una desertificación más intensa, lo
que hizo que casi el total de la población viviera en los alrededores del río Nilo, donde
desde mediados del sexto milenio ya se estaban asentando. Las cercanías al Nilo, no
serían tampoco como lo que vemos hoy en día, a lo largo de los siglos se ha ido
modificando su apariencia debido a que el Nilo es un elemento dinámico al que le
afectan la sedimentación eólica, la inundación anual, o la acción del ser humano sobre
todo desde el Predinástico; entre otros factores.
La flora, como se ha ido exponiendo, sería más variada y abundante de lo que es
hoy en día. No solo se extendería por las llanuras fluviales a ambos lados del Nilo y los
Oasis que encontramos en los diferentes desiertos, ocuparía naturalmente los wadis del
desierto, donde hay agua subterránea, o zonas donde el régimen de lluvias aún permitía
el desarrollo de vegetación. En época Predinástica, hemos visto que lo que predominan
son los tarayes y las acacias siendo, en todos los casos de estudio, los taxones
principales. Como taxones secundarios, coinciden en los casos de estudio Juncus sp.,
Ficus sycomorus, Ziziphus spina-christi, Salvadora persica, o Dicotyledon. En los casos
de estudio, y en la mayoría de este período, los restos de tarayes y acacias ostentan
valores superiores al sesenta por ciento de los analizados. En este trabajo, la relación
entre especies de vegetación leñosa en los cementerios de Hierakonpolis y el
asentamiento de Adaïma, quedaría de la siguiente manera (Figura 16):
36
Figura 16 Gráfica que expresa en porcentajes las cantidades medias de las especies mayoritarias reflejadas en el
presente trabajo. (Elaboracion propia).
También podemos observar, en el caso de estudio de Adaïma, como desde el
surgimiento de la agricultura y el perfeccionamiento de la misma, se han ido agotando
diversas especies vegetales por la acción humana, como pueden ser la Salvadora
persica o la Suaeda, bien debido a que arrasan estas zonas para poder utilizarlas como
zonas de cultivo, o bien porque al no ser esos recursos necesarios, hacen uso de ellos
mediante una explotación más agresiva y menos cuidadosa.
La fauna, aunque no es el objetivo principal de este estudio, puede ser deducida
en base a los estudios de flora y clima, ya que está íntimamente relacionada con estos
dos factores. Además en la mayoría de los estudios, aunque aquí no se ha comentado,
también han sido hallados numerosos restos animales, tanto salvajes como domésticos,
por lo que el estudio de la fauna y como se relaciona con el medio vegetal y con las
comunidades humanas podría ser un estudio complementario al actual, muy interesante.
Tarayes 45, 9%
Acacia 27,5%
Ficus sycomorus 13,4%
Balanites aegyptiaca 3,1%
Ziziphus spina-christi 2,6%
Salvadora persica 2%
Dicotyledon 1,2%
Capparis decidua 1,4%
Cuppresus sempervirens 0,5%
Suadea 0,6%
Otros 1,8%
37
6 BIBLIOGRAFÍA
BADAL, Ernestina (2005): “Nuevas aplicaciones de la antracología o de la
identificación botánica del carbón y la madera”, en Judit Molera Marimon (coord.):
“Avances en arqueometría. Actas del VI Congreso Ibérico de Arqueometría”, (edit.):
Universitat de Girona, Girona, pp: 37-44
BUTZER, Karl (1959): “Environment and human ecology in egypt during Predynastic
and Early Dynastic Times”, en Roux de Rochelle (coord.): “Bolletin de la Société de
Géographie d’Egypte, t. XXXII”, Francia, pp: 43-87
BUTZER, Karl (1976): “Early Hydraulic Civilization in Egypt. A study in Cultural
Ecology”, (edit.): The University of Chicago Press, Chicago.
CASTILLOS, Juan J. (2002): “The Predynastic period in Egypt”, (edit.): MAAT,
Montevideo, Argentina.
DROUX, Xavier y FRIEDMAN, Renée (2007): “The Columned Hall at HK6 and Other
Wonders”, Nekhen News, Vol. 19, pp: 7-9
FAHMY GAMAL EL-DIN, Ahmed (1997): “Evaluation of the weed flora of Egypt
from Predynastic to Graeco-Roman times”, Vegetation History and Archaeobotany,
Vol. 6, (edit.): Springer-Verlag, Insitut für historische Küstenforschung,
Wilhelmshaven, Alemania, pp: 241-247
FAHMY GAMAL EL-DIN, Ahmed (1997): “Plant Macro-Remains from the
Predynastic Cemetery at HK43: 1997 Season Report”, Nekhen News, Vol. 9, pp: 5
FAHMY GAMAL EL-DIN, Ahmed (2005): “Missing plant macro remains as
indicators of plant exploitation in Predynastic Egypt”, Vegetation History and
Archaeobotany, Vegetation History and Archaeobotanyol, Vol. 14, (edit.): Springer-
Verlag, Insitut für historische Küstenforschung, Wilhelmshaven, Alemania, pp: 287-294
FAHMY, Ahmed y FADL, Mohamed (2009): “Plant Macroremains from Locality
HK29A at Hierakonpolis, Egypt”, Journal of the American Research Center in Egypt,
Vol. 45, pp: 137-152
38
FAHMY, Ahmed, FRIEDMAN, Renée y FADL, Mohamed (2011): “Economy and
Ecology of Predynastic Hierakonpolis, Egypt: Archaeobotanical Evidence from a Trash
Mound at HK11C” en FAHMY, Ahmed, KAHLHEBER, Stefanie y D’ANDREA,
Catherine (coord.):“Windows on the African. Past. Current approaches to African
archaeobotany”, (edit.): Sonja Magnavita, Goethe-Universität Frankfurt.
FAHMY, Ahmed, FRIEDMAN, Renée y FADL, Mohamed. (2008): “Archaeobotanical
studies at Hierakonpolis Locality HK6: The Pre and Early Dynastic elite cemetery”,
Archéo-Nil, (edit.): Editorial Board, nº 18, pp: 169-183
FASSONE, Alessia y FERRARIS, Enrico: (2008): “Egipto”, (edit.): RBA Edipresse
S.L.
FRIEDMAN, Renée, MAISH, Amy, FAHMY, Ahmed, DARNELL, John y JOHNSON,
Edward (1999): “Preliminary Report on Field Work at Hierakonpolis: 1996-1998”,
(edit.): British Museum, Londres.
HAWES, Kathleen (2011): “Environmental Reconstruction and Climate Change
through Analysis of Archaeological Wood Charcoal Macro-Remains “ The Evergreen
State College.
MIDANT-REYNES, Béatrix y TRISTANT, Yann (2017): “Egypt at its Origins 5.
Proceedings of the Fifth International Conference. Origins of the State. Predynastic and
Early Dynastic Egypt, Cairo, 13th – 18th April 2014”, (edit.): Peeters Publishers, Paris,
Francia.
NEWTON, Claire (2005): “Upper Egypt. Vegetation at the beginning of the third
millennium BC inferred from charcoal analysis at Adaïma and Elkab”, Journal of
Archaeological Science, (edit.): Elsevier, pp: 355-367
NEWTON, Charlie (2004): “Plant tempering of Predynastic pisé at Adaïma in Upper
Egypt: building material and taphonomy”, Vegetation History and Archaeobotany, Vol.
13, (edit.): Springer-Verlag, Insitut für historische Küstenforschung, Wilhelmshaven,
Alemania, pp: 55-64
39
NEWTON, Charlie y MIDANT-REYNES, Béatrix (2007): “Environmental change and
settlement shifts in Upper Egypt during the Predynastic: charcoal analysis at Adaïma” ,
The Holocene, Vol. 17, nº 8, pp: 1109-1118
RODRÍGUEZ-ARIZA, Mª. Oliva (2006): “La antracología: metodología y objetivos”
en Raffaella Carta (coord.): “Arqueometría y arqueología medieval”, (edit.):
Universidad de Granada, Granada, pp: 194-217
THÉRY-PARISOT, Isabelle, CHABAL, Lucie y CHRZAVZEZ, Julia
(2010):“Anthracology and taphonomy, from wood gathering to charcoal analysis. A
review of the taphonomic processes modifying charcoal assemblages, in archaeological
contexts” Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology (edit.): Thomas J.
Algeo, Thierry Corrège, Isabel Montanez, Paul Hesse, editorial Elsevier B.V, Vol. 291,
pp: 142–153