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Unidad La singularidad geográfica de España I 1. El territorio español: principales unidades territoriales y su localización 2. La singularidad geográfica de España 2.1. Causas 22. Consoouarcias do su configurasen 3- Las reglones españolas 3.3. Úntenos da tpifcacicn 3.2. Qasifirascn co las mgwres ospaSctas MígueLucho www.FreeLibros.me

PAU Geografia Tema 1 y 2

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Acceso a la universidad mayores de 25 años geografia tema 1 y 2

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Unidad

La singularidad geográfica de España

I 1 . E l te rrito rio e sp a ñ o l:

p rin c ip a le s u n id a d e s te rrito ria le s y s u lo c a liza c ió n

2 . L a s in g u la rid a d g e o g rá fic a d e E s p a ñ a

2.1. Causas

22 . Consoouarcias do su configurasen

3 - L a s re g lo n e s e s p a ñ o la s

3.3. Úntenos da tpifcacicn

3.2. Qasifirascn co las mgwres ospaSctas

M íg u e L u c h o

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GfoofcwU,

1. El territorio espa­ñol: principales unida­des territoriales y su localización

Tras la Constitución de 1978. España

ha quedado organizada com o un estado autonómico, es decir, territonos que reci­

ben determinadas competencias pofrtico-

admimstratvas del poder central.

Las 17 comunidades autónomas y sus

capitales son: Galicia (Santiago), Asturias (Oviedo). Cantabria (Santander). Pais

Vasco (Vitoria), Navarra (Pamplona), La

Rioja (Logroño). Aragón (Zaragoza). Cata­luña (Barcelona), Comunidad Valenciana

(Valencia). Castila-La Mancha (Toledo). Madrid, Murcia, Extremadura (Mérida),

Andalucía (Sevilla), Baleares (Palma de

Mallorca). Canarias (Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canarias) y Castilla-

León (Valladolid), a las que se añaden las

ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Los conflictos de competencias entre

la Administración Central y una Comuni­dad Autónoma debe resolverlos el Tribunal

Constitucional. El gobierno central dispone

de un Delegado del Gobierno en cada co­munidad para las cuestiones que afecten a

todo el Estado. La Constitución establece el

principio de solidaridad interterritonal entre las distintas comunidades. A este efecto se

ha creado un Fondo de Compensación que aún no responde a las aspiraciones de los

territonos más deprimidos.

CAIAUXM

L m c *o 1 : U cn a .u scA O crooPAnu c t ü ím á a 1 5

2. La singularidad geográfica de España2.1. Causas

Los Pirineos constituyen una barrera física notable y refuerzan el carácter pe­

ninsular de nuestro territorio. Pese a ello,

no estamos al margan de diversas caracte­rísticas que también se dan en Europa. En

realidad, la distinción por continentes es a

veces simplista: por ejemplo, tanto el Ma­greó com o la Península Ibérica son. ante

todo, mediterráneos, mientras que al sur

de la Cordillera del Atlas empieza el Sahara típicamente africano. Toda nuestra trayec­

toria histórica y cultural se centró durante

A c a so A IA UlMISIIMD fAlA M aVOMJ Of 2 5 «to s

M ig u e L u c h om ucho tiempo en el More Nostrvm roma­no. el actual Mediterráneo, cuyas n be ras

unieron culturas de Europa. Asia y África.

La situación entre dos mares. Atlántico

y Mediterráneo, determina la caracteristica

de diversidad climática y vegetal y la origina­lidad geográfica de la Península. Destaca,

sin embargo, el predominio de la sequedad

mediterránea, que. según las estaciones, se extiende a unas zonas u otras. Sólo una

séptima parte del territorio ibérico escapa a

esta mediterraneidad y se sitúa bajo el pre­dominio oceánico, recibiendo el calificativo

de España húmeda (en España, e( noroeste

y el norte cantábrico y pirenaico).

El resultante será el predominio de la vegetación mediterránea de mato nal xe-

Oaface V a c 'e n

tato»»8”

tAapo fo ico d o .la / W n s u la ¡bonca.

L h o u i 1 : La s m u a h m s s o m u o , : < Es p a iu www.FreeLibros.me

G cookmU

rófilo, resistente a la aridez (pues ya casi desapareció en la mayoría de las zonas la

encina primitiva, que era casi omnipresen­

te en la Península).

La gran altitud media (6 6 0 m ) del suelo

español, sólo superado en Europa por Sui­za. se debe más a la importancia de la su­

perficie de la Meseta que a la abundancia

de montañas. España es sobre tcóo una altiplanicie donde las tierras bajas (por de­

bajo de los 2 0 0 m) constituyen únicamen­

te el 1 1 % de la superficie (en Europa son los 2/3). Las montañas, fosas y cordilleras

exteriores que completan nuestro suelo

permiten ofrecer un cuadro paisajístico de gran variedad y fuertes contrastes.

España es una entidad política que se

enmarca geográficamente en la Península

Ibérica, de la cual está plenamente influida a partir de sus rasgos físicos. Estos inciden

tam bén en la conformación actual pues a

través de la Historia se han configurado un conjunto de comunidades, que deben gran

parte de sus características al medio en el

cual se han desarrollado. La situación de la península presenta un emplazamiento

inmejorable. Está en la zona templada del

Hemisferio Norte, ó cual implica unas carac­terísticas climáticas que han ido marcando

profundamente a cada una de las culturas

que se han ido asentando en nuestro suelo.

2.2. Consecuencias de su configuración

Los asentamientos de culturas y gran­des unidades políticas en la Península han

marcado la evolución hasta nuestros días.

Se comprueba que España ha sido foco de atracción casi permanente y que en

su suelo se ha producido un conjunto de culturas similares aunque heterogéneas

en sus formas y sentido. 0 desarrollo de

distintas lenguas, costumbres y formas de vida es producto de dicha evolución.

Nuestra fechada hacia el Mediterráneo nos ha hecho participar en tedas las aven­

turas y mervimentos de pueblos que han

acontecido en el antiguamente llamado iVfare Mosírum. Por el Atlántico. España ha

sostenido relaciones con los países del ceste

europeo; pero su lado oceánico no entró en verdadero funcionamiento masivo hasta la

época de los grandes descubrimientos geo­

gráficos con la utilización de las vias oceáni­cas haca las nuevas tierras americanas.

3. Las reglones españolas3.1. Criterios de tipificación

La pnmera división en provincias es

de 1822 y se dividió España en 14 gran­des circunscripciones que en coban a 5 2

provincias. Se intentaba con ello delimitar

territonos jurídicamente afines que llevaran el nombre de la capital. Era una división

m uy parecida a la actual.

La actual división provincial de España

fue obra de Javier de Burgos, ministro de Fomento de la reina Regente María Costi­

na, realizada en 1 8 33. Creó la división en

4 9 provincias. Del modelo que se estable­ció ese año se hicieron modificaciones en

los años 1 8 47. 1 8 5 1 y 1 9 27.

En 1 8 8 1 Lucas Mallada ideó suprimir

algunas provincias del modelo de Javier de

U N C O 1 : La í m . i a s c a c c t a t n w » c c l í m a a 17

A c c í s o a ia U i iv i i i i iM D ia ía M a y o « s d i 2 5 a í io s

Burgos y redefinir los límites atendiendo a criterios más científicos, a los limites na­

turales. Planteó distnbuir la extensón de

las provincias dependiendo del número de habitantes. En total le resultaban 4 0 pro­

vincias a las que agrupó en seis distritos

para organizar los estudios universitarios y las plazas militares. A su vez las provincias

se organizaron en 8 .1 2 6 municipios para

teda España, con claras influencias del proceso de la Reconquista. Habrá que es­

perar a finales del siglo XIX que es cuando

aparece el término región para designar las drvisionesdel Estado Español.

Desde el punto de vista administrativo y estadístico, la provincia era una pequeña

unidad demasiado pequeña. Habia que contar con una unidad más grande: la Re­

gión. En los primeros proyectos se tendía

por un lado a delimitar regiones homogé­neas y en otros se tendia a regiones según

la organización gpoeconómica. Será con la

Segunda República cuando se regionaliza el territorio y que estas regiones tuvieran

una autonomía mediante la aprobación

de estatutos. Hasta la guerra, Cataluña, país Vasco y Galicia lo obtuvieron. Con la

llegada de Franco se propugna un Estado

unitano, aunque bien es cierto que las regiones históncas pervivieron en la mente

del pueblo aunque sin realidad política.

En este misma época franquista se dise­

ñaron divisiones regionales basadas en crite­

rios económicos. Estaban pensadas para ser utilizadas en procesos de planifóacón indus­

trial y comercial y por ello tenían en cuenta

enteros demográficos y socioeconómicos. La actividad económica se organizaba en tomo

a seis puntos llamados coras: Madrid. Vigo,

Bilbao. Barcelona, Valencia y Cádiz: cada una de las citadas coras y su zona circundante se

llamaba dasicora.

M ig u e L u c h o g < lSeñalaremos también que existen

varias divisiones regionales realizadas por

geógrafos:

- Manuel de Terán propuso en los años

cincuenta una dn«isón basada en aspec­tos naturales e históricos: Galicá. Regóo

Astur-Cántabra. pais Vasco. Meseta

septentnooal. Meseta meridional. Valle del Ebro, Cataluña, regóo Valenciana,

Murcia, Andalucía. Baleares y Cananas.

- C a sa s To rre s: realiza una propues­

ta en la que se respetan los limites provinciales y se divide a España en

once grandes regiones, que a su vez se

subdrviden en 3 áreas metropolitanas: Madrid. Barcelona y Litoral Vasco.

- El Anuario del M ercad o Español, del

servicio de estudios del Barco Español de Crédito dispone una regionalización

que se basa en las áreas de atracción

de las grandes ciudades.

En estrecha relación con el proceso de

regcoalizacton está el proceso de la dM sóo territorial en Comunidades Aurónomas. Como

hemos citado al principio del tema, la Cons­

titución de 1978 estabece una orgpnízacóo territorial en Comunidades Autcrcmas. Fbr

el prreipó de la igualdad y la generalidad,

todas las regiones han podido constiturse en Comunidades Autónomas. La creación de las

comunidades culminó con la aprobación por

las Cortes de una ley o r ^ n c a que reglamen­taba su Estatuto de Autonomía.

3.2. Clasificación de las regiones españolas

Atendiendo a factores históricos, cul­

turales, políticos y geográficos, la clasificá­

i s L K o m i 1 : La a u s u A A M a « o m u c a x Csamm www.FreeLibros.me

GcoofcvU

ción de las regiones reflejada en el mapaautonómico es la siguiente:

- R egiones históricas d e gran tra d i­ción: Cataluña. Pais Vasco. Galicia.

Navarra y Andalucía.

- R egiones históricas de recientesentir auto nóm ico : Aragón, Baleares.

Canarias, Astunas y Comunidad Valen­

ciana.

- R egiones históricas de reciente

con cien cia regional: Casulla-León y Extremadura.

- R egiones históricas m odificadaspor factores geográficos: Castilla-La

Mancha.

- R egiones justificadas por factores políticos o geográficos: La Rioja.

Cantabria y Madrid.

Nos detendremos un peco en las regio­

nes del primer grupo:

- Cata luñ a: es la comunidad en la que

el sentir autonómico tiene mayor anti­

güedad ya que surgió en el siglo XVIII por la perdida de los fueros. En 1 8 3 3

se constituyó el proyecto de constitu­

ción del Estado Catalán. Sus pnmeras bases para la autonomía se redactaron

en 1 9 18. Durante la Segunda Repúbli­

ca se redactaron varios Estatutos de autonomía y en 1 9 3 6 se promulgó el

decreto de Autonomía.

- Pais V asco : su origen está en 1 8 3 9 en

el Convenio de Vergara porque supuso

la pérdida de los privilegios históricos y la homogpneizacón administrativa y

política con el resto de España. El na­

cionalismo vasco surge com o una ideo- loga política estructurada por Sabino

Arana que se apoya en una serie de

rasgos diferenciales. El pnrrer proyecto de autonomía se redacta en 1 9 2 4 y en

1 9 3 6 entra en vigor el Estatuto Vasco.

- Galicia: el regionalismo gallego tiene una furvdamentación esencialmente

cultural. En un principio cultural y muy

literario con nombres com o Rosalia de Castro. Curros Enriquez y Alfredo Bre­

ñas. En 1877 se redactó un proyecto

de estatuto que se vio refrendado en las urnas en 1 9 3 6 pero el comienzo de la

guerra no dejó que se llevase a cabo.

- N avarra: sus fueros datan de me­

diados del siglo XIX y el Proyecto de

Autonomia se redactó en la Segunda República.

- Andalucía: es una comunidad en la que su pasado histórico unido al Islam le dejó

una mpronta indeleble. A lo largo del si­

glo XK se orienta una serie de proyectos hacia la autonomia. 0 definitivo impulso

lo dará Blas Infente, por la Junta Libera-

lista en 1931. En 1933 se redactó un estatuto pero la guerra y la muerte por

fusilamiento de Blas Infante en 1936

truncó el proceso del Estatuto andaluz.

A partir del «cuerdo de co-financiación. el

Estado debe ceder a las Comunidades hasta el 3 0 % del Impuesto sobre la Renta recau­

dado en cada comunidad. Este acuerdo está

sujeto a polémica entre las comunidades más ricas en poblacón y recursos y las que

lo son menos que se ven obligadas a pedir

los Fondos de Compensacón Interterritorial para equilibrar sus recursos.

La configuración del Estado de las autonomías supone la descentralización

administratrva del Estado español. Asi las

comunidades tienen competencias en ma­teria económica, territorial, educativa y de

prestación de servicios.

Hay una serie de competencias que

se comparten con el Estado. Por ejemplo

el Estado legisla y la Comunidad tiene la potestad ejecutiva de la ley.

L u c o 1 : La ím.iascao c t a t n w » c c Esm A a 29

A C C fSO A IA U lIW K ID A D lAi/. M aVOMS 0 « 2 5 « t o s

Los órganos d e go bierno d e las C o ­m unid ade s son tos siguientes:

- Asamblea Legislativa.

- Gobierno autonómico.

M ig u e L u c h oTnbunal Sup eror de Justicia.

Delegación del Gobierno (coordina la ad-

minstración central con la autonómica).

20 - Isca c 1 : La au tu An iM S i t o a u r a x Cs>a<m www.FreeLibros.me

Bloque II. El medio natural: estructura

y dinámicaU N I D A D Ì S

2 - 5

Unidad 2 . E l relieve peninsular e insular

Unidad 3 . E l clim a español

Unidad 4 . Las aguas: su papel territorial

y am biental en España

Unidad 5. Biogeografia española

M ig u e L u c h o

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Unidad 2El relieve peninsular e insular

1 . R a s g o s g e n e ra le s d e l re lie v e p e n in s u la r y b a le a r

2 . L a v a r ie d a d d e ro c a s O rtolog ía ) d e l re lie v e p e n in s u la r y b a le a r

2 .1 . La España s liro a

2 .2 . La España a ra Io t a

2 .3 . La España ca lza

3 . L a fo rm a c ió n d e l re lie v e

3 .1 . Era A rc a c a

3 .2 . Era P n rra ra

3 .3 . Era Socu rda ria

3 .4 . Era Terciara

3 .5 . Era C uatom ana

4 . L o s g ra n d e s c o n ju n to s m o rto e s tru c tu ra le s d e la p e n ín s u la y B a le a re s

4 .1 . La M eseta y sus crid a d a s n te ra re s

4 .2 . Los ro bcrccs do la M o te ta

4 .3 . Lindados e x tc ro -c s a a M o teta

4 .4 . Las co stas o literal F c n n t i i a r y te loar

5 . L a s Is la s C a n a ria s

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G ro ce «!*

1. Rasgos generales del relieve peninsular y balear

Aunque se trata de una topografía de

enormes contrastes, se pueden concretar dos rasgos generales:

- La forma maciza, trapezoidal, que el geógrafo gnego Estrabón relacionó con

una p<el de toro extendida. Las abun­

dantes costas son poco recortadas, por eso no es general la vocación manne-

ra. y queda dificultada la penetración

de la brisa manna hacia el interior: los relieves periféncos la detienen pronto,

dando mayor continentalidad al clima

del interior.

- La altitud elevada, que alcanza los 6 6 0

metros de media (Suiza tiene 1 .3 00 metros y Francia, con sus Alpes. 3 2 4 ).

debido a las dimensiones de la Meseta

y la pequenez de las llanuras costeras. La Meseta está ligeramente basculada

hacia el Atlántico, y hacia alli vierten la

mayor parte de Ia9 aguas fluviales.

2. La variedad de rocas (litologia) del relieve peninsular y balear

En España se dan tres tipos de suelos,

con predominio, respectivamente, del grani­

to o sílice, de la caliza y de la arcilla.

Paisajes litológicos de la Península

España Silícea I España Caliza

España Arcillosa

M a p a . 'to 'o g c o d o (a A w m t u 'a ibèrica.

Luco 2: Et sftr.t íiv c ik p c r.ojias 25

2.1. La España silíceaEn ella predominan la pizarra y el grani­

to. materiales onginanos de la era Primaria

o antercres. conforma el suelo de mayor

antigüedad peninsular y presenta super­ficies de suave ondulación y en general

vegetación abundante. Comprende Galicia.

Extremadura, parte de Asturias, sistemas montañosos com o el Sistema central y

Sierra Morena y el oeste de los valles del

Duero. Tajo y Guadiana.

2.2. La España arcillosaSe extiende por las llanuras de Castilla y

las depresiones del Ebro y Guadalquivir, asi

como por las llanuras costeras de Levante y Andalucía. Sus materia tes modernos, blan­

dos. se disponen en horizontal y no sufrieron

piegamentos. Sus barrancos, cárcavas y re­gueros producen las arrolladas de agua.

2.3. La España calizaOcupa una especie de Z al revés, des­

de Cataluña y el Pirineo hasta Asturias, ba­jando por el Sistema Ibérico y continuando

por los Sistemas Béticos. Este suelo está

formado generalmente por materiales del secundario plegados después por el movi­

miento alpino. Presenta escasa vegetación

y forma relieves abruptos.

3. La formación del relieve

Vamos a hacer un repaso a la historia geológica de la Península Ibénca: iremos

viendo qué ocurrió en las distintas Eras.

A c a so a ia U iiv iu id a » ia ía >.Uvc«is or 2 5 « io s

I Ü IM ig u e L u c h o ^ v

3.1. Era ArcaicaLlamada también Periodo P re cámbrico,

mal conocida; casi toda la Península debía

de estar cuberta por los mares, salvo al­

gunos macizos elevados por plegamientos antiguos. La zona que cubría esta forma­

ción arcaica era una ancha franja dispuesta

en sentido noroeste-sureste, desde Galicia hasta Guadarrama y, quizá, hasta los Mon­

tes de Toledo y Sierra Morena.

32. Era Prim arla

Durante este periodo tuvo lugar prime­

ro un periodo de erosión del viejo m aceo

precámbnco, a través de un largo periodo de tiempo. Las aguas cubren total o par­

cialmente el relieve arrasado y sigue una

fase de sedimentación tranquila, hasta que al final de la era tiene lugar el gran

plegpmtento heroimano: del m ar surgen

cadenas montañosas en varias etapas (de esa época son el Macizo Central francés,

los Vosgps y la Selva Negra alem ana), des­

tacando los apretados plegues de Asturias y bordes orientales de la Meseta. Esta

Cordillera herciniana guardaba una direc­

ción armoncana (de Armórica. Bretaña), es decir noroeste-sureste. En este proceso se

transforman los sedimentos marinos ante-

nores, que motivan la riqueza minera de la Península.

3.3. Era Secundaria

Se caracterizó por una pausa oro-

génica que persiste hasta los inicios del

Terciario. La erosión ataca las cordilleras hercinianas hasta reducirlas a una peni­

llanura y en los valles se acum ulan los

26 Lkuaub 2 : E l ro jc vc m it isu j o c ih su ar www.FreeLibros.me

sedimentos. El m ar a veces invade esas

cuencas sedimentarias.

3.4. Era TerciariaA mediados de esta era se hace sentr

con gran fuerza el Pegamiento Alpino, que vuelve a cambiar la faz de la península. Los

viejos bloques de la Meseta se ondulan,

comenzando a formarse el Sistema Cen­tral; los bordes mesetanos se comprimen,

se resquebrajan y se pliegan, dando lugar

a las cordilleras periféricas de la Meseta; Cordillera Cantábrica, Sistema Ibénco y

Sierra Morena; tras la fosa marina del

Norte surgen los Pirineos y algo más tarde emerge el gran plegamiento Bétco. Entre

las grandes cordilleras alpinas (Pirineos

y Sistemas Báteos) quedan dos grandes prefosas alpinas, la Depresión del Ebro

y la Depresión del Guadalquivir, que en

principio siguen inundadas por el mar, pero que pronto comienzan a rellenarse con los

derrubios erosivos arrancados a las nuevas

cordilleras. Siguen luego, a lo largo de unos 2 5 millones de años, unos movimientos de

reequilibrio, verticales (no horizontales

com o fueron los alpinos), que provocan abombamientos, fallas y la inclinación de

la Meseta hacia el Atlántico.

3.5. Era CuaternariaPredomina la erosión y sedimentación,

pero las glaciaciones dan el último retoque al modelado peninsular, provocando una

gran erosión de las cumbres. Al fundirse

los hielos, los ríos debieron de producir asimismo una acción de profundo desgas­

te del relieve. El vulcanismo. escaso en la

L u c o 2 : £ t s i i r . i p i w a v c r o j ia »

A c a so a ia U um is id ad fAiA Mivoers or 2 5 « io s

Península, produce en esta era la aparición

de las Islas Canarias.

4. Los grandes conjuntos morfoestructurales déla Península y Baleares

Com o resultado de nuestra historia geológica y las características de nuestro

suelo, podemos distinguir en nuestro relie­

ve las siguientes unidades morfo-estructu- rales: la Meseta, los rebordes montañosos

de la misma, las depresiones extemas a la

Meseta y las cordilleras exteriores.

4.1. La meseta y sus unidades interiores

A m odo de resumen diremos que su

núcleo base lo constituye un zocato anti­

guo, totalmente arrasado: a este lo com ­plementan dos depresiones recubiertas por

sedimentos del terciario, separadas por el

Sistema Central; la depresión meridional está a la vez dividida en dos cuencas por

los Montes de Toledo.

La Meseta es la unidad morfológica

fundamental del relieve español ya que es quien lo determina. Es importante tanto

por su posición central com o por la ex­

tensión peninsular. Como hemos dicho, se asienta sobre el zócalo más antiguo de la

península. La Meseta está compuesta de

materiales graníticos, que se han abom ba­

do y resquebrajado durante el Plegamiento

Alpino, com o ya hemos contado. Tras este plegamiento y su periodo de erosión quedó

drvidida por el Sistema Central en dos zo­

nas: la Submeseta Norte y la Sur.

M íg u e L u c h o ^ V

4.1.1. La Subm eseta Norte

Tiene una altitud media de 75 0 metros.

En su extremo más al norte hay páramos de elevada altitud, estamos hablando de

unos 1 .0 00 metros. La erosión de los rios

ha labrado valles que cortan esos páramos originando un paisaje de mesas con lade­

ras escarpadas y cárcavas. Es un paisaje

plano, áspero y pedregoso, con cultivos po­bres y escasos asentamientos humanos.

La zona central está atravesada por el Duero y en ella encontramos un predomi­

nio de materiales de tipo arcilloso, son ex­

tensiones m uy grandes de terreno y llanas llamadas campiñas.

Hacia el ceste. la penillanura de la zona de Zamora y Salamanca presenta una

extensa superficie tabular con algún relieve

de tipo apalachiano. En la zona fronteriza con Portugpl la acción de tos rios ha barrido

la cobertera abriendo profundas gargantas.

En el sur, el Sistema Central se presen­

ta com o un resalte de unos 5 0 0 metros.

4.1.2. La Subm eseta S u r

En su zona más al norte presenta es­

trechos páramos calizos por la acción de los rios. Estos han formado valles fluviales

en tos que se encuentran importantes de­

pósitos arcillosos.

2 8 LV.1H 0 2 : E l n o x v t m n i u j i a c ihsuab www.FreeLibros.me

G fo o fw U

En su zona más al este son frecuen­

tes los fenómenos kársticos. Estos hacen posible que exista gran cantidad de aguas

subterráneas en esta zona y a veces llega

a aflorar, com o ocurre en las Lagunas de Ruidera. De norte a sur encontramos los

páramos de la Alcarria y AJta Mancha con

escasas ondulaciones.

Los montes de Toledo separan los va­

lles del Tajo y Guadiana y se encuentran fallas de gran envergadura y diversas sie­

rras com o la de Guadalupe, aunque tienen

m enor altitud que el Sistema Central.

Al sur están los Campos de Calatrava y

Montiel. 0 primero es un bloque paleozoi­co realzado, con influencias del vulcamsmo

terciario donde se han formado lagunas

en los antiguos cráteres. En la cuenca del Guadiana predomina un relleno sedi-

mentano arcilloso y niveles calcáreos, con

afloramientos graníticos en la penillanura extremeña y suelos pobres para la agricul­

tura en La Serena y Tierra de Barros.

4.2. Los rebordes de la meseta

La Meseta Central ha sido comparada

con un castillo elevado, rodeado de sus murallas, fosas y defensas de vanguar­

dia. Para abordar el centro de la Meseta,

desde cualquier punto de la perrfena hay que salvar un fuerte desnivel: al norte la

Cordillera cantábrica, al este el Sistema Ibérico, al sur la Sierra Morena, y al no­

roeste el Macizo galaico-leonés: por el

oeste, desde Portugal, nos encontramos con los cortes bruscos de la M eseta y las

ultimas estribaciones de las cordilleras,

que impiden el paso a los vientos oceá­

nicos. Los fosos de nuestro 'castillo’ lo

constituyen la Depresión del Ebro al no­reste y la depresión del Guadalquivir al

suroeste y sur. y las murallas adelantadas

son las cadenas montañosas exteriores: al norte los Pirineos, al noreste la Cor­

dillera Costera catalana y al sureste los

Sistem as Báteos.

Los rebordes montañosos de la Meseta

son al noroeste, el Macizo Gala ico-leonés: al norte, la Cordillera Cantábrica: al este, el

Sistema Ibérico y. al sur. la Sierra Morena.

El Macizo Galaico es el típico relieve

apalachiense, de formas suaves y. a pesar

de la m enor altitud media (5 0 0 m ). hace de Galicia un país accidentado y monta­

ñoso. surcado de sierras sin orden preciso

que rodean pequeños valles y que poco a poco bajan de nivel hasta hundirse en el

océano en amplias rías.

La Cordillera Cantábrica se extiende

desde Asturias al Rais Vasco. Sus mayo­

res altitudes están en la parte occidental y central, en los Reos de Europa, donde

alcanza los 2 .6 5 0 metros. Señala el limite

entre la España lluviosa, verde y húmeda, y la España seca de la Meseta. Presenta

una acusada asimetría de la falda norte a

la sur. Subiendo desde la Meseta, aprecia­mos una ascensión poco empinada, pero

desde la cordillera al Cantábrico el descen­

so es bresco y hace que ríos y torrentes se deslicen vertiginosamente, profundamente

encajados. La Cordillera Cantábnca está a su vez, compuesta de tres unidades estruc­

turales: el Macizo Asturiano, la Montaña

Santanderina y los Montes Vascos.

El Sistema Ibérico no forma un con­

junto único ni compacto, sino escindido en

Luco 2: Ei stir.t Ptuusiue t rojia» 23

Acer so a ia Uuví isiiwí) ia ia M ayo« s o« 2 5 « io s

varios bloques. En el norte se encuentran

la Sierra de la Demanda, los Picos de Ur- bión y la Sierra Cebollera: el tramo medio

se bifurca en dos ramales, con la Sierra de

Albarracín en el interior, hacia la Meseta, y por el exterior las sierras del Moncayo,

Maestrazgo y Jabalambre.

Sierra Morena forma el escalón sur de

la Meseta, casi rectilíneo, de 4 0 0 kilóme­

tros de longitud y 1 .0 00 metros de altitud máxima. Bajando desde la Meseta es in­

apreciable, pero constituye un obstáculo

de consideración subiendo desde el valle del Guadalquivir, hasta el punto de que,

históricamente, todas las retas han busca­

do com o acceso más fácil el desfiladero de Despeñaperros. S u origen está en la gran

flexión del Guadalquivir, fallada en varios

puntos, y al oeste el hundimiento suave del zócalo de la Meseta. La Sierra de A race na

es su relieve más destacado.

4.3. Unidades exteriores a la Meseta

Las unidades externas a la Meseta son las depresiones y algunas cadenas monta­

ñosas. Las veremos una a una.

4.3.1. La D epresión del Ebro

Está cerrada por los Pirineos al norte

y el Sistema Ibérico al sur, y la Cordillera Costera Catalana que la aísla del m ar M e­

diterráneo. A principios del Terciario aún

la ocupaba el mar; al cerrarse el paso a éste quedó un gran lago, que se fue re­

llenando de sedimentos, más tarde muy

erosionados.

4.3.2. La Depresión del Guadalquivir

Es una amplia llanura triangular, de

150 metros de altitud media, m uy abierta al Atlántico, alcanzando en la costa los 20 0

kilómetros de anchura. Tiene 3 3 0 kilóme­

tros de longitud. Se trata de una prefosa hundida en el plegamiento alpino y relle­

nada luego con sedimentos, básicamente

marinos. Entra en contacto con el mar a través de una zona anfibia de marismas.

4.3.3. Las cordilleras exteriores a la Meseta

Son: al norte, los Pirineos y la Cordille­

ra Costera Catalana: y al sur. los Sistemas

Béticos.

- Los Pirineos. Es el paisaje espa­

ñol más típicamente alpino, por sus escarpadas cumbres y sus

valles profundos. Es una cadena

montañosa continua de 4 3 5 ki­lómetros que alcanza su máxima

elevación en el pico Aneto (3 .4 0 4

m ), situado en su parte central. La altitud desciende hacia los extre­

mos. aunque más bruscamente

en el Mediterráneo. 0 ancho es también m uy variable: de los

10 kilómetros en Cataluña a los

15 0 en el centro. Los Rnneos se dividen en tres ejes páratelos: el

Pirineo Axial, en el centro, donde se encuentran las mayores eleva­

ciones: el Prepirineo, conjunto de

montañas que se disponen al norte y al sur del Pinneo Axal; y la Fosa

Prepirenaica. zona deprimida entre

las dos alineaciones de montañas

M íg u e L u c h o ^ V

3 0 Lk iM A 2 : El nojcvc t o im u jn c ih su a b www.FreeLibros.me

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anteriores. Unida al Pirineo está

la Cordillera transversal catalana, de orientación noreste-suroeste,

cerrando al noroeste el valle del

Ebro y enlazando con la cadena costera.

- Cordilleras C o ste ra s Cata lanas:ven paralelas a la costa, aíslan a

la depresión del Ebro del Medi­

terráneo. dándole un carácter de conbnentalidad. Enlazan en el su­

reste con la Sierra del Maestrazgo.

Al norte, una falla, la depresión del Ampurdán. la separa del Pirineo.

- Los Sistem as Bóticos: propor­cionan las mayores altitudes de la

península, con el pico Mulhacén,

en Sierra Nevada (3 .4 8 2 m ) y el Veleta. Comprenden dos conjun­

tos, la Cordillera Subbética y la

Cordillera Penibética, al sureste, separados por una serie disconti­

nua de valles aislados que recibe

el nombre genérico de Depresión Intrabética. La Subbética incluye

las sierras de Cazorla. Segura, la

Sagra y Sierra Mágjna. La Peni­bética. más próxima a la costa,

comprende la Serranía de Ronda

(con la Sierra de Grazalema), los Montes de Málaga, Sierra Almija-

ra. Sierra Tejeda. Sierra Nevada,

Sierra de la Contrapesa. Sierra de Gádor. Sierra de Baza-Los Filabres

y Sierra de las Estancias.

Las Cordilleras Béticas se prolongan

estructuralmente más allá del mar, hasta las Baleares; el noreste de la Subbética

apunta hacia el cabo La Nao y prosigue

hacia Ibiza y Mallorca. En cambio. Menorca

U h q i d 2 : E i i t i r . t e t u u s iu e t r o i i a »

presenta grandes afinidades con las mon­

tañas catalanas.

4.4. Las costas o litoral peninsular y balear

En conjunto, la costa española penin­

sular es abierta, rectilínea y en su mayor

parte escarpada. Esto explica que la acti­vidad pesquera no sea generalizada, salvo

en las m uy recortadas rias gallegas.

- La costa can tá brica es paralela a

la cordillera, a la que está unida y

que le confiere la forma de acan­tilado. que se hunde rápidamente

en el mar. Desde el golfo de Vizca­

ya hacia el ceste, destacan el cabo de Machichaco. cabo de Peñas,

punta de la Estaca de Bares (lo

más norteño de la península) y cabo Ortegal.

- Las rias ga lle gas penetran pro­fundamente (hasta 35 m ), porque

una falla alpma hundió en el m ar el

borde noroeste del antiguo macizo hespérico peninsular, en el caso

de las Rias Bajas, y en las Altas

actuó la erosión diferencial sobre las estructuras antiguas. Destaca

en Galicia el cabo Fmisterre.

- La costa atlántica andaluza (su­

perada la portuguesa, con el cabo de Roca y. al suroeste, el cabo de

San Vicente) es baja y se corres­

ponde con la fosa del Guadalquivir, inundada por el mar y más tarde

cubierta por depósitos marinos.

Existen textos de la época romana

3 1

Acaso a iA Uiiví i j i i m d m a Mayows o « 25 «ios

acerca del lago Ligustinus. Hoy con­

templamos las marismas y las du­nas fijadas por pinos. Tras el golfo

de Cádiz nos encontramos con los

cabos de Trafalgar y Tarifa (punta mendonal de Europa) y la Bahía

de Cádiz.

- En el litoral m editerrán eo, desde

Gibraltar hasta el cabo de La Nao.

alternan playas bajas y acantila­dos. En el sur, la costa corre para­

lela a la penibética: tras el golfo de

Almería y el cabo de Gata, la costa se orienta al noroeste, y localiza­

mos el cabo de Palos y la Manga

del Mar Menor. Desde el cabo de La Nao hasta el delta del Ebro.

con el cabo Tortosa, se extiende el

golfo de Valencia, con una planicie litoral paralela al Sistema Ibénco.

Se suceden albuferas com o las de

Valencia.

- En la c o sta catalana hay mucha

diversidad. El delta del Ebro es tí­pico. tnangular, formando una gran

llanura aluvial, con dos “aletas',

una al norte y otra al sur. La Costa Brava es abrupta, pero poco recor­

tada. El golfo de Rosas tiene su ori­

gen en la falla del Ampurdán. Por último, el cabo Creus viene a ser el

punto más onental del Pirineo.

- En cuanto al a rchip iélago balear.

está formado por un grupo de islas mayores que son Mallorca. Menor­

ca e Ibiza y un conjunto de islotes

entre los que destacan Cabrera o Formentera. Con la excepción

de Menorca, sus costas son una

continuación del relieve de los

sistemas héticos, de origpn alpino

y con predominio de matenales mesozoicos. Son costas abruptas,

de roca en su mayoría.

5. Las Islas CanariasEl archipiélago canario es un conjunto

de islas de origen volcánico, situado en­tre la dorsal atlántica y la placa africana.

Geográficamente se sitúan frente a las

costas africanas del Sahara y al sur del archipiélago portugués de Madeira. En

total el archipiélago son siete islas: (de

este a oeste) Lanza rote. Fuerteventura. Gran Canaria. Tenerrfé, Gomera. La Pal­

m a e Hierro. Administrativamente están

agrupadas en dos provincias: Las Palmas y Santa Cruz de Tenenfe. Se levantan sobre

fondos superiores a tos 2 .C CO metros de

profundidad. Su origen, com o ya hemos señalado es volcánico y este origen ha

dado com o resultado un paisaje muy pe­

culiar con distintos tipos de formaciones volcánicas de las que citaremos sólo las

más importantes:

- Form as volcánicas com plejas.

Se configuró pnmero la parte cen­

tral de la isla de Tenerife y a partir de ahi se formó la caldera que

seria después cerrada al surgir el

Teide, que es la máxima altura del territorio español (3 .7 1 8 metros).

- Ca lderas: pueden llegar a surgir

por la explosión de los matenales

volcánicos en plena actividad o por la erosión en lineas de debilidad

tectónica. Hay una m uy famosa en

Gran Canaria.

M íg u e L u c h o

3 2 L h iw o 2 : El dojcvc t o in t u jn c ihsuab www.FreeLibros.me

G coora/U

C o no s d e ceniza: son el resultado

de una actividad volcánica de tipo estromboliano, con fuerte conteni­

do de cenizas y lapilli. Abundan en

todas las islas pero las hay sobre todo en Fuerteventura. Si se yuxta­

ponen erupciones pueden llegar a

formar dorsales.

- Coladas d e lava: son zonas más

abruptas, por lo que no son buenas para la agncultura.

L tiC ‘ 0 2 : E i s í i r . t (’t ' ím u jR t r o j w »

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