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Juventud Guevarista juventudguevarista.org ¿Paz o Violencia? Publicado en el número 9 de 1963 de Hoc Tap, órgano teórico del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Vietnam. El 25 de septiembre del mismo año, el Renmin Ribao chino publicó el texto entero de este artículo. Esta traducción fue hecha en base a la versión china publicada en Renmin Ribao. La presente edición repite la edición uruguaya publicada por Ediciones NATIVA Libros en Montevideo en octubre de 1970, que repite la edición china, publicada por Ediciones en Lenguas Extranjeras de Pekín en 1964. El problema fundamental de cualquier revolución es el problema del Poder estatal. Cómo hacer que el Poder estatal caiga en manos de la clase obrera y cómo construir el Poder del proletariado son cuestiones de primordial interés para todo verdadero luchador revolucionario de la clase obrera. Esta es la razón por la cual el método de tomar el Poder estatal es una de las cuestiones más importantes que los comunistas deben estudiar y resolver. Este problema ha sido objeto, a menudo, de acalorados debates entre los comunistas. Los lacayos de la burguesía que se han introducido como gusanos en las filas de la clase obrera siempre han planteado argumentos erróneos y reaccionarios sobre este problema, con el intento de desviar la revolución. Porque se dan perfecta cuenta de que, si la clase obrera y su partido político aceptan sus argumentos y el método de apoderarse del poder estatal recomendados por ellos, nunca podrá lograrse el objetivo de tomar el Poder y por consiguiente la revolución jamás alcanzara éxito. Los revisionistas contemporáneos, representados por la camarilla de Tito, y sus seguidores –oportunistas de derecha en el movimiento comunista y en el movimiento obrero– levantan una cortina de humo sobre el problema del método de tomar el Poder y hacen todo lo posible para tergiversar el principio marxista–leninista sobre este punto. Los revisionistas contemporáneos y los oportunistas de derecha hacen todo lo posible para vender el pacifismo y desfigurar la teoría marxista--leninista sobre el rol de la violencia en la historia. LA VIOLENCIA: PARTERA DEL NUEVO SISTEMA SOCIAL Desde el momento en que la sociedad fue dividida en clases, las clases dominantes establecieron su máquina del Estado para oprimir y explotar a las clases dominadas por ellas. El Estado es el instrumento de la violencia empleado por las clases dominantes para aplastar toda resistencia que pueda surgir en las clases dominadas. Los dominadores emplean tropas, policías, espías, tribunales de justicia y prisiones contra los dominados. Las clases explotadoras en el Poder emplean siempre, por una parte, la violencia para reprimir a las clases explotadas. Por otra parte, emplean a sus ―teóricos‖ para esparcir el pacifismo y la teoría de la ―no violencia‖ tratando de que los explotados resignen su destino sin recurrir a la violencia para resistir a las clases explotadoras en el Poder. Sin embargo, los que constantemente recurren a la violencia para la represión del pueblo trabajador, son los que claman contra el uso de la violencia. La violencia a que se oponen y atacan es la que los oprimidos y explotados por ellos emplean para resistirlos, en tanto que la violencia que ellos emplean frecuentemente para reprimir al pueblo trabajador la proclaman como un favor que conceden a este último. Los que han tragado el veneno del pacifismo y humanitarismo burgueses se oponen a toda clase de violencia. No hacen ninguna distinción del carácter de clase de los diversos tipos de violencia. Para ellos la violencia empleada por la burguesía con objeto de reprimir al proletariado y la violencia empleada por el proletariado para resistir a la burguesía en la causa de su propia emancipación son una y la misma cosa. Lenin dijo una vez: ―hablar de ‗violencia‘ en general, sin distinguir las condiciones que diferencian la violencia reaccionaria de la revolucionaria, es equipararse a un filisteo que reniega de la revolución, o bien, sencillamente, engañarse uno mismo y engañar a los demás con sofismas.‖( 1 ) Para los pacifistas, todo tipo de violencia es malo. Frente a la muerte causada por la violencia, lo único que pueden hacer es gemir y lamentarse. No saben nada de la ley del desarrollo social. Sólo ven el lado feo de la violencia y no comprenden que, además de su fealdad, juega un papel revolucionario en la historia. Marx dijo una vez que la violencia ―es la partera de toda vieja sociedad que lleva en su seno otra nueva‖. Hoy en día los revisionistas contemporáneos y los oportunistas de derecha del movimiento comunista y del movimiento obrero siguen batiendo la lengua sobre ―paz‖ y ―humanitarismo‖; no se atreven a mencionar la palabra ―violencia‖. Para ellos la violencia es tabú. Temen la palabra ―violencia‖ como la sanguijuela a la cal. El hecho es que han negado la teoría marxista—leninista sobre el papel de la violencia en la historia. Hace más de ochenta años, al criticar la filosofía reaccionaria de Dühring, Engels escribió: ―Para Herr Dühring la violencia es el mal absoluto; el primer acto de violencia para él es el pecado original. Toda su exposición es una jeremiada sobre la manera en que hasta hoy la historia se ha contaminado por el pecado original, sobre la infame desnaturalización de todas las leyes naturales y sociales por este poder diabólico: la violencia. Pero la violencia juega todavía en la historia otro rol: un rol revolucionario; según las palabras de Marx, ella, es la partera de toda vieja sociedad que lleva en su seno otra nueva; es el instrumento con ayuda del cual el movimiento social se abre camino y hace añicos las formas políticas fosilizadas y muertas – de esto no hay ni una palabra en Herr Dühring.‖( 2 ) Los comunistas no son tolstoistas o discípulos de Gandhi que predican la ―no violencia‖. Tampoco difunden la idea de la ―violencia por la violencia‖. No son ―belicosos‖ y ―sedientos de sangre‖ como siempre dicen los reaccionarios para calumniarlos. Simplemente muestran los comunistas un hecho, es decir, la violencia es un fenómeno social, un resultado de la explotación del hombre por el hombre y un medio empleado por los bloques dominantes y explotadores para mantener y extender su dominación. Los comunistas

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Publicado en el número 9 de 1963 de Hoc Tap, órgano teórico del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Vietnam.

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¿Paz o Violencia?

Publicado en el número 9 de 1963 de Hoc Tap, órgano teórico del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Vietnam. El 25 de septiembre del mismo año, el Renmin Ribao chino publicó el texto entero de este artículo. Esta traducción fue hecha en base a la versión china publicada en Renmin Ribao. La presente edición repite la edición uruguaya publicada por Ediciones NATIVA Libros en Montevideo en octubre de 1970, que repite la edición china, publicada por Ediciones en Lenguas Extranjeras de Pekín en 1964.

El problema fundamental de cualquier revolución es el problema del Poder estatal. Cómo hacer que el Poder estatal caiga en manos de la clase obrera y cómo construir el Poder del proletariado son cuestiones de primordial interés para todo verdadero luchador revolucionario de la clase obrera. Esta es la razón por la cual el método de tomar el Poder estatal es una de las cuestiones más importantes que los comunistas deben estudiar y resolver. Este problema ha sido objeto, a menudo, de acalorados debates entre los comunistas. Los lacayos de la burguesía que se han introducido como gusanos en las filas de la clase obrera siempre han planteado argumentos erróneos y reaccionarios sobre este problema, con el intento de desviar la revolución. Porque se dan perfecta cuenta de que, si la clase obrera y su partido político aceptan sus argumentos y el método de apoderarse del poder estatal recomendados por ellos, nunca podrá lograrse el objetivo de tomar el Poder y por consiguiente la revolución jamás alcanzara éxito.

Los revisionistas contemporáneos, representados por la camarilla de Tito, y sus seguidores –oportunistas de derecha en el movimiento comunista y en el movimiento obrero– levantan una cortina de humo sobre el problema del método de tomar el Poder y hacen todo lo posible para tergiversar el principio marxista–leninista sobre este punto. Los revisionistas contemporáneos y los oportunistas de derecha hacen todo lo posible para vender el pacifismo y desfigurar la teoría marxista--leninista sobre el rol de la violencia en la historia.

LA VIOLENCIA: PARTERA DEL NUEVO SISTEMA SOCIAL

Desde el momento en que la sociedad fue dividida en clases, las clases dominantes establecieron su máquina del Estado para oprimir y explotar a las clases dominadas por ellas. El Estado es el instrumento de la violencia empleado por las clases dominantes para aplastar toda resistencia que pueda surgir en las clases dominadas. Los dominadores emplean tropas, policías, espías, tribunales de justicia y prisiones contra los dominados. Las clases explotadoras en el Poder emplean siempre, por una parte, la violencia para reprimir a las clases explotadas. Por otra parte, emplean a sus ―teóricos‖ para esparcir el pacifismo y la teoría de la ―no violencia‖ tratando de que los explotados resignen su destino sin recurrir a la violencia para resistir a las clases explotadoras en el Poder.

Sin embargo, los que constantemente recurren a la violencia para la represión del pueblo trabajador, son los que claman contra el uso de la violencia. La violencia a que se oponen y atacan es la que los oprimidos y explotados por ellos emplean para resistirlos, en tanto que la violencia que ellos emplean frecuentemente para reprimir al pueblo trabajador la proclaman como un favor que conceden a este último.

Los que han tragado el veneno del pacifismo y humanitarismo burgueses se oponen a toda clase de violencia. No hacen ninguna distinción del carácter de clase de los diversos tipos de violencia. Para ellos la violencia empleada por la burguesía con objeto de reprimir al proletariado y la violencia empleada por el proletariado para resistir a la burguesía en la causa de su propia emancipación son una y la misma cosa. Lenin dijo una vez: ―hablar de ‗violencia‘ en general, sin distinguir las condiciones que diferencian la violencia reaccionaria de la revolucionaria, es equipararse a un filisteo que reniega de la revolución, o bien, sencillamente, engañarse uno mismo y engañar a los demás con sofismas.‖(1) Para los pacifistas, todo tipo de violencia es malo. Frente a la muerte causada por la violencia, lo único que pueden hacer es gemir y lamentarse. No saben nada de la ley del desarrollo social. Sólo ven el lado feo de la violencia y no comprenden que, además de su fealdad, juega un papel revolucionario en la historia. Marx dijo una vez que la violencia ―es la partera de toda vieja sociedad que lleva en su seno otra nueva‖.

Hoy en día los revisionistas contemporáneos y los oportunistas de derecha del movimiento comunista y del movimiento obrero siguen batiendo la lengua sobre ―paz‖ y ―humanitarismo‖; no se atreven a mencionar la palabra ―violencia‖. Para ellos la violencia es tabú. Temen la palabra ―violencia‖ como la sanguijuela a la cal. El hecho es que han negado la teoría marxista—leninista sobre el papel de la violencia en la historia. Hace más de ochenta años, al criticar la filosofía reaccionaria de Dühring, Engels escribió: ―Para Herr Dühring la violencia es el mal absoluto; el primer acto de violencia para él es el pecado original. Toda su exposición es una jeremiada sobre la manera en que hasta hoy la historia se ha contaminado por el pecado original, sobre la infame desnaturalización de todas las leyes naturales y sociales por este poder diabólico: la violencia. Pero la violencia juega todavía en la historia otro rol: un rol revolucionario; según las palabras de Marx, ella, es la partera de toda vieja sociedad que lleva en su seno otra nueva; es el instrumento con ayuda del cual el movimiento social se abre camino y hace añicos las formas políticas fosilizadas y muertas – de esto no hay ni una palabra en Herr Dühring.‖(2)

Los comunistas no son tolstoistas o discípulos de Gandhi que predican la ―no violencia‖. Tampoco difunden la idea de la ―violencia por la violencia‖. No son ―belicosos‖ y ―sedientos de sangre‖ como siempre dicen los reaccionarios para calumniarlos. Simplemente muestran los comunistas un hecho, es decir, la violencia es un fenómeno social, un resultado de la explotación del hombre por el hombre y un medio empleado por los bloques dominantes y explotadores para mantener y extender su dominación. Los comunistas

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sostienen que la clase obrera y el resto del pueblo trabajador – víctimas de la explotación y dominación – deben recurrir a la violencia revolucionaria para aplastar la violencia contrarrevolucionaria, de modo que puedan lograr su propia emancipación y que la sociedad pueda avanzar de acuerdo con la ley del desarrollo histórico. Hace más de cien años Marx y Engels establecieron claramente en el Manifiesto Comunista: ―El proletariado, derrocando por la violencia a la burguesía, implanta su dominación.‖(3) También dijeron: ―Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente.‖(4) Los comunistas plantean el rol histórico que juega la violencia no por que sean ―maniáticos‖ de la violencia, sino porque es una ley que rige el desarrollo social de la humanidad. No puede triunfar ninguna revolución y ningún desarrollo de la sociedad humana es posible sin entender esta ley.

La causa revolucionaria del proletariado no significa una simple barajada del personal gubernamental o un simple cambio de gabinete mientras sigue intacto el viejo orden político y económico. La revolución proletaria no debe conservar la maquina del Estado (policía, gendarmes, fuerzas armadas y estructura burocrática existentes) empleada principalmente para oprimir al pueblo, sino que debe aplastarla y reemplazarla por una absolutamente nueva. Esta es una de las condiciones que marcan la diferencia entre la revolución proletaria y la revolución burguesa. La revolución burguesa no aplasta la máquina del Estado feudal existente sino que se apodera de ella, la mantiene y la perfecciona. Por el contrario, la revolución proletaria aplasta la maquina estatal existente del sistema capitalista. La revolución proletaria es un proceso de aguda lucha en la cual la burguesía es derribada, el orden burgués es destruido, las propiedades de los capitalistas y terratenientes son confiscadas y se realiza la propiedad pública del os diversos principales medios de producción. La clase obrera no se apodera simplemente de la maquina estatal existente ni transfiere la máquina estatal militarista burocrática de las manos de la burguesía a las suyas. Debe aplastar la máquina estatal burguesa y establecer una nueva máquina estatal propia es decir la dictadura del proletariado. Aplastar la máquina estatal existente es ―la condición preliminar de toda revolución popular verdadera‖. En una carta a L. Kugelman en 1871, Marx consideraba que tal acción era esencial para todos los países de Europa continental, y que en los años de 1870 a 1880, en los países fuera del continente europeo, tales como Inglaterra y los EE.UU., era posible que la clase obrera se apoderara del Poder estatal por medios pacíficos, porque en ese tiempo el capitalismo no había crecido todavía hasta transformarse en el capitalismo monopolista y todavía no se habían desarrollado en Inglaterra y EE.UU. el militarismo y la burocracia. Este era el estado de cosas antes de que surgiera el imperialismo. Pero al comenzar el siglo XX, cuando el capitalismo prevalecía en todos los países y se desarrollaba hasta alcanzar su etapa superior, es decir, el imperialismo, y cuando el militarismo y la burocracia comenzaron a aparecer en Inglaterra y EE.UU., la posibilidad de apoderarse del Poder estatal por medios pacíficos no existía ya en esos dos países. En 1917, Lenin escribió El Estado y la Revolución que esta tesis de Marx con su limitada aplicación al continente ya no podía aplicarse y que en Inglaterra o EE.UU. la demolición de la maquinaria estatal existente ya se había convertido en la condición primordial para cualquier revolución popular auténtica. En 1918, en La Revolución Proletaria y el Renegado Kautsky, Lenin consideraba esta cuestión como una ley universal: ―La revolución proletaria es imposible sin destruir violentamente la máquina del Estado burgués y sin sustituirla por otra nueva…‖(5) Cuando Lenin criticó la llamada tesis de Kautsky de que ―la transición podía ocurrir pacíficamente, es decir, de una manera democrática‖, señaló claramente que éste era un intento de ocultar a los lectores el hecho de que la violencia revolucionaria es el signo fundamental del concepto de dictadura del proletariado, y que era un fraude encaminado a sustituir la revolución violenta por la revolución pacífica. Dijo: ―Todos los subterfugios, los sofismas, las viles, falsificaciones de que Kautsky se vale , le hacen falta para rehuir la revolución violenta, para ocultar que reniega de ella, que se pasa al lado de la política obrera liberal, es decir, al lado de la burguesía. Ahí está el quid.‖(6)

―Renunciar a la revolución por la violencia‖ a fin de reducir la revolución proletaria y la dictadura del proletariado a palabras vacías: tal es el rasgo principal característico de los reformistas desde Kautsky a los revisionistas contemporáneos. Los reformistas llaman a una reforma gradual del sistema capitalista y del Estado burgués sin derribar este sistema ni aplastar su aparato estatal. Para los reformistas la reforma lo es todo en tanto que la lucha revolucionaria por apoderarse del Poder estatal carece de sentido. Seguir el reformismo significa renunciar a la revolución La revolución es un cambio, destruye lo más importante y esencial del viejo orden; no significa reconstruir el viejo orden con precaución, lenta y gradualmente, y con el mínimo daño posible al viejo orden en este proceso.

Según el modo de ver de los reformistas, no hay diferencia en la naturaleza de la democracia burguesa y la democracia proletaria y no hay avance rápido del sistema capitalista al sistema socialista, y el capitalismo puede evolucionar gradualmente hasta llegar al socialismo de acuerdo con la teoría de la evolución. La camarilla de Tito ha predicado también la falacia del ―desarrollo pacífico del capitalismo hacia el socialismo‖. Los reformistas no se atreven en molestar al capitalismo en lo más mínimo; simplemente recurren a formas parciales y se lavan las manos sobre todo tipo de trabajo ilegal tratando de frustrar los preparativos revolucionarios hechos por las masas para derribar a la burguesía.

El revisionismo contemporáneo, como el revisionismo de comienzos del siglo XX, es reformismo en esencia. Tanto en el pasado como en el presente los revisionistas han hecho grandes esfuerzos para cantar loas al sistema parlamentario burgués. Hacen sonar una gran fanfarria sobre la entrada al socialismo por el ―camino parlamentario‖. En realidad los derechos democráticos bajo el sistema parlamentario burgués no son otra cosa, como reveló Marx, que el derecho a decidir cada tres

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o seis años qué miembros de la clase dominantes deben ―representar‖ al pueblo en el parlamento y oprimirlo. Lenin dijo: ―Fijaos en cualquier país parlamentario, de Norteamérica a Suiza, de Francia a Inglaterra, Noruega, etc.: la verdadera labor ‗de estado‘ se hace entre bastidores, en los ministerios, en las oficinas, en los Estados Mayores. En los parlamentos no se hace más que charlar, con la finalidad especial de embaucar al ‗vulgo‘.‖(7) Lenin caracterizó la democracia burguesa como estrecha, castrada, falsa y engañosa, el paraíso de los ricos, pero trampa y engañoso fraude para los explotados y los pobres. Con el objeto de hacer la propaganda sobre el ―camino parlamentario‖, los revisionistas contemporáneos venden este ―engañoso fraude‖ burgués que ha sido ya denunciado completamente por Lenin.

La burguesía en el Poder jamás ha renunciado voluntariamente al Poder estatal para entregárselo a la clase obrera. En las Tesis sobre las Tareas Fundamentales del II Congreso de la Internacional Comunista, Lenin señaló que, bajo las condiciones del militarismo e imperialismo, ―el pensamiento mismo de l subordinación pacífica y reformista hacia el socialismo, no sólo es una estupidez extremadamente filistea, sino también un claro engaño a los obreros, el embellecimiento de la esclavitud asalariada capitalista, el ocultamiento de la verdad‖. ―Sólo el aplastamiento violento de la burguesía, la confiscación de su propiedad, la destrucción de todo su aparato del Estado burgués de arriba abajo: parlamentario, judicial, militar, burocrático, administrativo, municipal, etc., hasta la propia deportación y prisión de todos los explotadores más peligrosos y porfiados— poniéndolos bajo estricta vigilancia a objeto de combatir sus inevitables intentos de resistir y restaurar la esclavitud capitalista—, sólo estas medidas pueden asegurar la subordinación real de toda la clase de los explotadores.‖(8)

El principio básico de todos los Partidos Comunistas es reconocer la dictadura del proletariado y luchar por su realización. El proceso del movimiento revolucionario proletario es, en último término, el de prepararse para la dictadura del proletariado (antes de la toma del Poder estatal) y poner en práctica esta dictadura (después de tomar el Poder estatal). El proletariado debe adoptar todas las formas de lucha, legales e ilegales, dentro y fuera del parlamento, desde las huelgas, las manifestaciones, huelgas generales políticas, hasta el alzamiento armado –la forma más alta de lucha—, a fin de derribar el dominio burgués y establecer la dictadura del proletariado. Mientras más avanza el movimiento revolucionario, más frenética se torna la represión por parte de la burguesía dominante y más aguda y dura será la lucha de clases. ―La revolución progresa al dar origen a una fuerte y unida contrarrevolución, es decir, obliga al enemigo a recurrir a medidas más y más extremas de defensa y de esta manera inventa cada día más poderosos medios de ataque.‖(9)

En la implacable lucha de clases contra las clases explotadoras en el Poder, la clase obrera y el resto del pueblo trabajador no pueden menos que recurrir a las armas. Marx dijo que ―el arma de la crítica no puede, por supuesto, ocupar el lugar de la crítica de con armas‖ y que las fuerzas materiales sólo pueden ser derribadas con fuerzas materiales‖. Lenin señalo que en la lucha de la clase obrera contra la burguesía ―era posible en cualquier momento sustituir el arma de la crítica por la crítica con las armas‖. Por lo tanto, Lenin señaló la necesidad de armar al proletariado y desarmar a la burguesía, porque de otro modo sería imposible que ganara el socialismo. En La consigna del ―Desarme‖, Lenin escribió: ―Nuestra consigna debe ser: armar al proletariado con el propósito de vencer, expropiar y desarmar a la burguesía.‖ ―Una clase oprimida que no se esfuerza por aprender a usar las armas, por adquirir armas, sólo merece ser tratada como esclava.‖(10) Porque en toda sociedad de clases la clase dominante posee armas, y es un hecho que la burguesía en el Poder las emplea para reprimir a la clase obrera. En consecuencia, la clase obrera no tiene otra alternativa que tomar las armas para derribar a sus opresores y alcanzar su propia liberación. Lenin también dijo: ―Sólo después de haber desarmado a la burguesía podrá el proletariado, sin traicionar su misión histórica universal, convertir en chatarra toda clase de armas en general, y así lo hará indudablemente el proletariado, pero sólo entonces; de ningún modo antes.‖(11)

Lenin señaló claramente que el proletariado debe ―estudiar realmente la ciencia militar para sí mismo y no para los esclavistas‖ porque ―los intereses del proletariado indudablemente exigen tal estudio‖. Cuando habla del papel de las mujeres proletarias en la lucha revolucionaria de su propia clase, Lenin sostiene que las mujeres no deben limitarse a maldecir la guerra y pedir la reducción de los armamentos; deben hacer contribuciones más positivas. Escribió: ―Nunca se conformarán con papel tan vergonzoso las mujeres de una clase oprimida que sea verdaderamente revolucionaria. Les dirán a sus hijos: `Pronto serás grande. Te darán un fusil. Tómalo y aprende bien a manejar las armas. Es una ciencia imprescindible para los proletarios, y no para disparar contra tus hermanos obreros de otros países, como sucede en la guerra actual, y como te aconsejan que lo hagas los traidores al socialismo, sino para luchar contra la burguesía de tu propio país, para poner fin a la explotación, a la miseria y a las guerras, no con buenos deseos, sino venciendo a la burguesía y desarmándola.‘ ‖(12)

Al criticar a los ―abogados del desarme‖, Lenin preguntaba: ―¿Están los abogados del desarme por una especie absolutamente nueva de revolución inerme?‖ (13) Lenin también criticó el punto de vista de Plejanov de que ―no se debían haber tomado las armas‖. En Lecciones de la Insurrección de Moscú dijo: ―No podría haber nada más miope que le punto de vista de Plejanov, apoyado por todos los oportunistas, de que le huelga era inoportuna y no debía haber comenzado, y que ―no se debían haber tomado las armas‖. Por el contrario, debimos haber tomado las armas más resuelta, enérgica y agresivamente; debimos haber explicado a las masas que no bastaba reducir las cosas a una huelga pacífica y que era necesaria una lucha armada sin temor e implacable.‖ (14) Lenin nos enseñó la necesidad de difundir la idea de la insurrección armada entre las amplias masas, y describía la insurrección armada como una ―gran lucha de masas‖. Consideraba el reconocimiento de la insurrección armada como una cuestión de principio para los revolucionarios: ―No basta tomar partido en la cuestión de las consignas políticas; también es necesario tomar

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partido en la cuestión de la insurrección armada. Los que se oponen a ella, los que no se preparan para ella, deben ser expulsados sin compasión de las filas de los partidos de la revolución y enviados a sus enemigos, a los traidores o cobardes; porque se aproxima el día en que la fuerza de los acontecimientos y las condiciones de la lucha nos obligarán a distinguir entre amigos y enemigos de acuerdo a este principio.‖ (15)

Por supuesto, los comunistas tienen mucho cuidado con la insurrección armada. La consideran un arte y jamás ala han considerado con ligereza. Es una forma particular de la lucha política con sus propias leyes específicas. Los comunistas inician una insurrección armada sólo cuando ha madurado la oportunidad y cuando las condiciones subjetivas y objetivas están absolutamente listas, y una vez que la han iniciada, tratan de llevarla firmemente hasta el fin.

LA POSIBILIDAD DEL DESARROLLO PACÍFICO DE LA REVOLUCIÓN

La clase revolucionaria debe tomar las armas contra las clases dominantes precisamente porque estas últimas emplean las armas para proteger sus propiedades y privilegios. La lucha armada y la insurrección armada no son el objetivo último del proletariado, ni un fin en sí mismos; son los medios para alcanzar la emancipación y establecer la dictadura del proletariado. Los comunistas no proponen emplear las armas todas las veces y en todas las circunstancias. Si existiera un camino que implicara menos bajas y menos derramamiento de sangre pero que llevara al socialismo, tomarían ese camino sin ninguna vacilación. Al redactar el Manifiesto Comunista, Engels planteó la cuestión de sí es posible abolir el sistema de propiedad privada por medios pacíficos. Escribió: ―Sería deseable que esto pudiera ocurrir, y los comunistas serían por cierto los últimos en oponerse a esto… Pero también ven que el desarrollo del proletariado en casi todos los países civilizados ha sido violentamente reprimido, y que de esta manera los adversarios del comunismo han estado trabajando a favor de una revolución con todas sus fuerzas. Si el proletariado oprimido es finalmente empujado a la revolución, entonces nosotros los comunistas defenderemos la causa del proletariado con hechos, como ahora la defendemos con palabras.‖ (16)

Que la clase obrera adopte la forma de lucha armada o la forma de lucha política pacífica no depende del deseo subjetivo de la clase obrera, sino del grado de resistencia por parte de las clases explotadoras que primero recurren a las armas para mantener su dominio. Puesto que las clases dominantes no entregarán el Poder estatal voluntariamente, la clase obrera debe emplear la violencia para derribarlas. Sin embargo, los autores marxista- leninistas clásicos no descartan la posibilidad de que en algunos países la clase obrera asuma el Poder estatal por medios pacíficos. La clase obrera debe decidir la forma apropiada de lucha para apoderarse del Poder estatal de acuerdo con los sistemas, costumbres y tradiciones de cada país en particular. En 1872 Marx dijo en un mitin de masas realizado en Amsterdam que los comunistas nunca habían afirmado que la clase obrera de todos los países debe emplear los mismos métodos para apoderarse del Poder. Sostuvo que en ese momento era posible que la clase obrera en EE.UU. e Inglaterra se apoderara del Poder por medios pacíficos.

En Rusia, de febrero a julio de 1917 apareció la posibilidad de tomar el Poder por medios pacíficos. Esto se debió a que la autocracia zarista había sido derribada por la violencia en la revolución de febrero y se presentó la situación de existencia de dos regímenes, uno junto al otro, y la rebelión de Kornilov había sido aplastada por las fuerzas armadas de la clase obrera. Entonces Lenin dijo: ―No era cuestión ahora de presentar resistencia a los Soviets si estos mismos no vacilaban. Ninguna clase se atrevería a alzarse en rebelión contra los Soviets, y los terratenientes y capitalistas, escarmentados con la experiencia del asunto Kornilov, entregarían pacíficamente el Poder al recibir el ultimátum de los Soviets.‖ (17) Esto era posible porque el Poder era todavía inestable y el pueblo tenía armas en las manos. ―Las armas en manos del pueblo y libre éste de todo constreñimiento exterior: tal era el fondo de la cuestión. Esto era lo que abría y garantizaba a toda la revolución la posibilidad de su desarrollo pacífico‖. Dijo también que, si se perdía esa oportunidad, ―ocurriría la inevitabilidad de una cruenta guerra civil entre la burguesía y el proletariado‖. Esa guerra civil sería extremadamente ―dura y sangrienta‖. Lenin subrayaba: ―El proletariado no se detendrá ante ningún sacrificio para salvar la revolución.‖ Lenin creía que el camino del desarrollo pacífico de la revolución era el más beneficioso para el pueblo, ―el camino que implicaba menores sufrimientos‖, y que los comunistas debían hacer los mayores esfuerzos para lograrlo. Pero cuando el camino pacífico no fue posible, llamó sin vacilar a las masas a tomar el camino no pacífico. A mediados de julio de 1917, Lenin dijo en Acerca de las Consignas: ―El curso pacífico del desarrollo se ha hecho imposible. Un curso no pacífico y muy doloroso ha comenzado‖. (19)

De este modo, al mismo tiempo que menciona la posibilidad del desarrollo pacífico de la revolución, Lenin no olvidaba nunca mencionar la posibilidad de que estallara una cruel y sangrienta guerra civil. El 8 de octubre de 1917, al enfrentar la nueva situación, afirmó que ―el paso del Poder a los Soviets significa ahora en la práctica la insurrección armada‖. (20) El incidente que ocurrió entonces, dijo, ―coloca en la orden del día la insurrección armada‖. (21)

En 1919, después de la derrota del imperialismo alemán y del colapso del imperio austro-húngaro, hubo en Hungría la posibilidad de apoderarse del Poder por medios pacíficos. En esa época, la burguesía que afrontaba esa grave crisis, no podía hacer nada. Karolyi, jefe del gobierno burgués, renunció; los socialistas del ala izquierda fueron a ver a Bela Kun, líder del Partido Comunista de Hungría, que estaba en prisión y lo invitaron a que intentara formar un nuevo gobierno. En Información acerca de las Conversaciones Radiofónicas con Bela Kun, Lenin dijo: ―la misma burguesía entregó el Poder a los comunistas húngaros. La burguesía mostró a todo el mundo que, cuando surge una crisis grave, cuando la nación está en peligro, la burguesía no es capaz de gobernar el país‖. En su artículo ―Saludos a los obreros húngaros‖ escrito el 27 de mayo de 1919, al mencionar el gobierno soviético

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establecido en Hungría entonces, Lenin dijo que la transición húngara al sistema soviético, esto es, a la dictadura del proletariado, era mucho más fácil y pacífica que en Rusia. Lenin escribió: ―La forma de transición a la dictadura del proletariado en Hungría es del todo diferente de la de Rusia: la renuncia voluntaria del gobierno burgués y la restauración instantánea de l unidad de la clase obrera y de la unificación del movimiento socialista en torno a un programa comunista‖. Al mismo tiempo que hablaba de la toma del Poder estatal por la clase obrera húngara por medios pacíficos, Lenin no olvidaba advertir a los obreros húngaros que la tarea que enfrentaba la dictadura del proletariado era el empleo de la violencia para aplastar a la contrarrevolución. Decía: ―Esa dictadura necesita el empleo implacablemente severo, rápido y resuelto de la fuerza para aplastar la resistencia de los explotadores, los capitalistas, los terratenientes y sus subordinados. El que no comprenda esto no es revolucionario, y debe ser alejado de su puesto de líder o consejero de proletariado‖. Para todo el mundo está claro que después de la obtención del Poder por medios pacíficos, la clase obrera húngara tenía aún que emplear la fuerza para salvaguardarlo, y los reaccionarios húngaros, con ayuda de los reaccionarios internacionales, emplearon la fuerza para ahogar en sangre el Soviet húngaro. Al hablar de las lecciones que debían sacarse de la experiencia de la República Soviética de Hungría, Lenin dijo: ―El proletariado húngaro tuvo que pagar muy caro por la asociación de los comunistas húngaros con los reformistas‖. (22) El Soviet húngaro de 1919 fue suprimido antes de que la clase obrera húngara tuviera tiempo de entregarse a la construcción socialista. Por lo tanto, es pura tontería hablar del ―paso pacífico‖ de Hungría ―al socialismo‖ en 1919.

En la etapa final de la Segunda Guerra Mundial y durante algunos años de postguerra, debido a que el Ejército Rojo soviético había aniquilado a los fascistas hitlerianos y destruido la máquina del Estado fascista impuesta por Hitler en los países de Europa Oriental, se establecieron en esos países regímenes populares dirigidos por la clase obrera. Con ayuda del Ejército Rojo soviético, se volcaron a las tareas de la revolución democrático-burguesa, de modo que no hubo de una insurrección armada. Lo que ocurrió en Checoslovaquia en febrero de 1948 pertenece también a esta categoría de cambio revolucionario. Al adoptar las medidas administrativas y al combinar estas con manifestaciones de masas, el régimen popular checoslovaco destruyó el complot de la burguesía para ―impulsar una crisis de gabinete‖ e intentar la restauración del capitalismo, y de esta manera condujo al país directamente al camino del socialismo. Cierta gente intenta emplear el incidente de febrero de 1948 en Checoslovaquia como ejemplo para apoyar su argumentación sobre la ―transición pacífica‖. Pero esto es falsificar la historia porque separa los sucesos de febrero de 1948 en Checoslovaquia de la liquidación del fascismo alemán por el Ejército Rojo Soviético, de la insurrección armada y la guerra de guerrillas populares en Eslovaquia en 1944 y de la insurrección armada del pueblo de Praga en mayo de 1945. Además, en el incidente de febrero de 1948 en Checoslovaquia, el papel de la violencia revolucionaria se manifestó también en la decidida represión de la rebelión burguesa por parte del régimen popular, que en esencia era una dictadura del proletariado, y en la manifestación armada el pueblo checoslovaco en apoyo de las medidas administrativas del gobierno dirigido por el Partido Comunista.

Desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, el sistema colonial del imperialismo está en proceso de desintegración. Muchas naciones que estaban bajo el yugo de la esclavitud imperialista, han alcanzada hoy día su independencia nacional. En su lucha por la independencia nacional, algunas naciones han adoptado la forma de lucha armada, otras han pasado por períodos alternados de lucha armada y lucha política pacífica o han combinado estas dos formas de lucha en el mismo período, en tanto otras han alcanzado la independencia política sin lucha armada. Algunas naciones han podido alcanzar su independencia nacional en forma pacífica porque el imperialismo decae continuamente, el sistema socialista mundial se ha formado y se desarrolla vigorosamente, promoviendo así un cambio en la correlación de fuerzas en escala mundial, y el socialismo se ha convertido en un poderoso imán que atrae a todas las naciones, y porque el movimiento de liberación nacional concentra fuerzas como una tempestad furiosa y todas las naciones han despertado y luchan resueltamente por la autodeterminación. Frente a esta situación, el imperialismo se ve obligado a escoger entre dos alternativas:

1. Resistir tercamente hasta el fin y finalmente ser expulsado de las colonias, con el resultado de que las naciones coloniales obteniendo su completa independencia tomarán el camino del socialismo;

2. Entregar la independencia política a la burguesía nativa y retener así sus intereses económicos en las colonias y mantener dentro de la órbita del capitalismo a las antiguas naciones coloniales.

Muchos países imperialistas escogieron ―sensatamente‖ la segunda alternativa y esto explica por qué algunas ex naciones coloniales han podido alcanzar la independencia política por medios pacíficos. Sin embargo, las diversas naciones tienen mucho camino por recorrer desde la obtención de la independencia política hasta alcanzar la completa independencia y marchar entonces hacia el socialismo. Hay gente que trata de apoyar su argumento en pro de la ―teoría‖ de la ―transición pacífica‖ citando el hecho de que algunas naciones han logrado su independencia por medios pacíficos. Pero esto es completamente erróneo, porque estas naciones permanecen todavía dentro de la órbita del capitalismo después de lograr la independencia, de manera que no puede decirse que hayan realizado la ―transición pacífica al socialismo‖.

Hasta ahora todavía no hay ni un solo ―precedente‖ de transición pacífica al socialismo en la historia de la lucha revolucionaria de la clase obrera mundial. Este ―precedente‖ no se puede encontrar ni siquiera buscándolo con antorcha. Sin embargo, los comunistas nunca han negado la posibilidad del desarrollo pacífico de la revolución, que podría ocurrir en ciertas etapas o en ciertos países. Sería muy bueno que existiera dicha posibilidad; pero es extremadamente rara. Al hablar de esta posibilidad, Stalin dijo en Los fundamentos de Leninismo: ―Claro está que, en un porvenir lejano, si el proletariado triunfa en los países

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capitalistas más importantes y el actual cerco capitalista es substituido por un cerco socialista, será absolutamente posible la trayectoria ‗pacífica‘ de desarrollo en algunos países capitalistas, en que los capitalistas, movidos por la situación internacional ‗desfavorable‘, juzguen conveniente hacer al proletariado, ‗voluntariamente‘, concesiones importantes. Pero esta hipótesis sólo se refiere a un porvenir lejano y posible.‖(23) Han pasado cuarenta años desde que Stalin dijera esto. Ese ―porvenir lejano‖ de que habla Stalin, ¿se ha acercado algo después de estos cuarenta años?

Hoy el socialismo ha obtenido una gran victoria. La correlación de las fuerzas mundiales ha cambiado en su favor. Ha ganado los corazones de millones y millones de personas. La clase obrera y el resto del pueblo trabajador ya tienen un alto grado de conciencia política y un alto grado de organización y disciplina. La dictadura del proletariado se ha establecido en muchos países, y es capaz de combatir efectivamente la intervención imperialista en las revoluciones de los diversos países. Esto significa proporcionar a la clase obrera condiciones favorables para apoderarse del Poder mediante distintas formas. Por otra parte, dos tercios de la población mundial viven todavía bajo el capitalismo. El imperialismo es un proceso avanzado de desarrollo del militarismo y la burocracia. Todos los países capitalistas poseen una enorme máquina del Estado, siempre lista para reprimir con violencia el movimiento revolucionario del pueblo. En estas circunstancias, para el proletariado, la posibilidad de apoderarse del Poder por medios pacíficos sin que se lance a la insurrección armada, sigue siendo extremadamente rara. Afirmar que la toma del Poder estatal por medios pacíficos se ha convertido ahora en una posibilidad universal para la clase obrera en la mayoría de los países del mundo y dar énfasis indebido a esta posibilidad equivale a dejar a la clase obrera completamente carente de preparación adecuada para vencer las dificultades, derrotar a las clases explotadoras y establecer su propia dictadura. Significa desarmar ideológicamente, con o sin intención, a la clase obrera y ponerla en un estado de total imprevisión cuando las clases explotadoras recurren a la violencia en el momento crítico para aplastar la revolución.

Hay gentes que creen que la aparición de las armas nucleares es la característica de nuestra época y que esto ha impuesto cambios en la estrategia y táctica de la clase obrera mundial. Esto, declaran, impone hacer ―nueva consideración‖ sobre el método de la teoría marxista- leninista para la toma del Poder estatal. Pretenden que, como resultado del surgimiento de las armas nucleares, la clase obrera no debe tomar el Poder por la violencia, sino por medios pacíficos, porque la revolución por la violencia conducirá a la guerra civil. Debido a que una chispa puede transformarse en una conflagración, la guerra civil en un país puede llevar a una guerra mundial, que en la época actual solo puede ser una destructiva guerra nuclear. En estas circunstancias, el único camino que queda a la clase obrera de los diversos países es conseguir el Poder Estatal por medios pacíficos. Y los medios pacíficos que recomiendan es la teoría de las ―reformas estructurales‖.

Pese a toda su fuerza destructiva, las armas nucleares no pueden cambiar la ley del desarrollo de la sociedad humana. Sólo pueden originar ciertos cambios en la estrategia y táctica militares, pero nunca en la estrategia y táctica de la clase obrera. No siempre una chispa se convertirá en una conflagración. Esto ha sido probado por la guerra civil china, por la guerra de Corea y por la guerra de Argelia. Las revoluciones de China, Vietnam y Cuba fueron todas revoluciones por la violencia y todas se ganaron después de la aparición de las armas nucleares. Por consiguiente es absolutamente infundado afirmar que la clase obrera no debe apoderarse del Poder por la violencia debido a la existencia de las armas nucleares.

Frente a los enemigos armados hasta los dientes y listos para sofocar por la violencia en cualquier momento la revolución, la única manera de tomar el Poder es recurrir a la violencia. La posibilidad de que la revolución se desarrolle pacíficamente puede realizarse sólo cuando las clases explotadoras no poseen un seguro aparato del Estado burocrático–militarista, o cuando han perdido la voluntad de emplear esta máquina para reprimir la revolución aunque aquélla todavía siga en sus manos. Para traducir la posibilidad del desarrollo pacífico de la revolución en hechos reales, la clase obrera debe tener una fuerza poderosa pertrechada de una organización y una dirección estrictas. Esta puede ser una fuerza política (fuerza política de masas), o una fuerza armada, o una combinación de fuerzas políticas y armadas. Por consiguiente, al tratar de hacer la revolución siguiendo el camino pacífico, el camino que implica menos sufrimientos, la clase obrera y su partido deben prepararse vigorosamente para la toma del Poder por la violencia. A objeto de poder tomar la iniciativa contra todas las posibilidades, la clase obrera debe, por una parte tener listas sus fuerzas para apoderarse del Poder por la violencia y, por la otra, esforzarse por hacer la revolución pacífica cuando y donde se presente la posibilidad. Solamente cuando la clase obrera se ha convertido en una poderosa fuerza organizada y ha tomado las armas firmemente, es posible conquistar la posibilidad de un desarrollo pacífico de la revolución.

LA EXPERIENCIA DE VIETNAM

Desde que nuestro Partido se fundó, ha educado a los cuadros, militantes y masas en el espíritu del marxismo-leninismo. Los ha educado también en las enseñanzas marxistas–leninistas sobre el papel de la violencia en la historia. De este modo ha armado suficientemente en lo ideológico a todo el Partido y a todo el pueblo, de manera que puedan realizar un buen combate en una batalla y obtener la independencia y libertad del país.

Para divulgar las ideas revolucionarias del marxismo-leninismo, nuestro Partido ha librado una lucha decidida contra las ideas del capitulacionismo y el derrotismo. Las traidoras fuerzas feudales y los agresores imperialistas desde hace mucho tiempo que habían divulgado las ideas del capitulacionismo y el derrotismo en nuestro pueblo. Al comienzo de la ocupación de nuestro país por los colonialistas franceses, el traidor feudal Phan Thanh Gian divulgó la idea del derrotismo en el pueblo, llamándolo a ―abstenerse de

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emplear las armas contra el enemigo‖. En una carta a los funcionarios y al pueblo, justo antes de morir, escribió: ―al mirar al cielo, yo escuchaba los caminos celestiales. Me decían: ‗Sería el colmo de la tontería si usted quisiera batir al enemigo con las armas…‘ ‖ Ordenó también a funcionarios y generales ―destruir sus fusiles y lanzas, rendir las ciudades y abstenerse de combatir…‖

Las ideas capitulacionistas y derrotistas diseminadas por el imperialismo y las fuerzas feudales influyeron en algunos patriotas. Phan Chu Trinh, letrado patriota, también llamaba al pueblo a ―evitar rebelarse porque rebelarse es perecer‖.

En contraste con la proposición de ―no rebelarse‖ de Phan Chu Trinh, otros patriotas encabezados por Phan Boi Chau habían llegado a comprender la importancia del empleo de la violencia para expulsar a los agresores a fin de ganar la liberación nacional. Sin embargo, él y sus colegas no pudieron ver la fuerza del pueblo, de modo que llegaron a la rebelión a través de la conspiración, apoyándose solamente en un puñado de héroes sin saber organizar al pueblo para llevar adelante la revolución.

Nuestro Partido ha aplicado a la realidad de nuestro país los principios marxistas- leninistas sobre la estrategia y táctica de la revolución. Por una parte ha tomado posición contra las ideas derrotistas y capitulacionistas y contra las ―teorías‖ que predican la no rebelión y renuncian al empleo de las armas. Por otra parte, se ha opuesto a la idea de organizar ―sociedades secretas‖ de conspiración, así como actividades terroristas, tales como el asesinato de individuos. Al mismo tiempo ha librado una lucha sin cuartel contra las ideas reformistas en la clase obrero, especialmente contra la idea de ―revolución pacífica‖ predicada por la facción ―Vung Hong (Sol Rojo)‖ (24). Nuestro Partido movilizó y organizó a las masas y las dirigió en formas tanto inferiores como superiores de lucha, de acuerdo con las leyes de la lucha de clases. Ha educado al pueblo de esta manera: El imperialismo y las fuerzas feudales dominaron al pueblo de nuestro país a sangre y hierro y por medio de la violencia contrarrevolucionaria, y si nuestro pueblo dejara de emplear la violencia revolucionaria para derribarlos, no tendría esperanzas de emanciparse. Al mismo tiempo le ha enseñado que la lucha revolucionaria es una ciencia y un arte, que debe existir una organización y una dirección estrictas y que no se permite ni el aventurerismo ni la pasividad. Ha armado a todo el Partido y a todo el pueblo con las ideas marxista–leninistas de la lucha de clases, de la revolución proletaria y de la dictadura del proletariado, asimismo con las concepciones sobre la insurrección armada. Desde que se fundó el Partido se incorporaron a su programa las tareas de ―derribar al gobierno enemigo y tomar el Poder estatal para los obreros y campesinos‖. En su programa político de 1930, el Partido señalaba: ―La tarea del Partido es resolver de partida la cuestión de las necesidades diarias para conducir al proletariado y a los campesinos al campo de batalla revolucionario. Cuando las fuerzas revolucionarias se hagan más fuertes, tambaleen las clases, las distintas capas medias sociales se inclinen a la revolución y los obreros y campesinos hagan un gran despliegue de entusiasmo revolucionario y estén decididos a hacer sacrificios en la lucha, el Partido no debe perder el tiempo al conducir a las masas al derribamiento del gobierno del enemigo y apoderarse del Poder para los obreros y campesinos‖. El programa político de1930 del Partido señalaba también que el método de apoderarse del Poder estatal era la insurrección armada: ―La rebelión armada no es una cosa común. Por lo tanto, debe prestarse atención al hecho de que no solamente se debe tener en cuenta la situación revolucionaria inmediata, sino que deben emprenderse acciones sobre la base de las reglas militares. Aun cuando no ha aparecido la situación revolucionaria inmediata, existe todavía la necesidad de luchar impetuosamente. Sin embargo, esta lucha no significa organizar las rebeliones a la ventura o rebeliones armadas prematuras; significa movilizar a las amplias masas en manifestaciones, huelgas, etc., a fin de preparar el camino para la ulterior participación en la rebelión armada‖.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el Partido puso particular énfasis en la cuestión de la toma del Poder estatal por la insurrección armada. La resolución adoptada en la VII Sesión del Comité Central del Partido (noviembre de 1940) estipulaba: ―El Partido debe estar preparado para emprender la sagrada tarea de conducir a las naciones oprimidas de Indochina a iniciar la rebelión armada y a lograr la independencia y la libertad‖. La VIII Sesión del Comité Central del Partido (mayo de 1941) señalo también que la tarea central de todo el Partido y todo el pueblo era la insurrección armada. La resolución aprobada en esta Sesión declaraba: ―La revolución en Indochina terminara con una insurrección armada‖. Planteó también la tarea de ―preparar las fuerzas en todo momento‖, de modo que ―cuando lleguen los momentos favorables‖ ―podamos, empleando la fuerza ya a nuestra disposición, dirigir victoriosamente las insurrecciones regionales una a una a fin de preparar el camino para un levantamiento general en gran escala‖.

En Agosto de 1945, cuando se derrumbaba el fascismo japonés, nuestro Partido condujo al pueblo en todo el país a iniciar una oportuna insurrección general armada y se apoderó del Poder estatal. La Revolución de agosto en Vietnam fue una revolución por la violencia, por medio de la cual el aparato del Estado de los colonialistas y fuerzas feudales fue destituido y se estableció un nuevo aparato del Estado del pueblo. En la revolución de agosto, la violencia se manifestó en el empleo de las fuerzas políticas y armadas estrechamente coordinadas. La revolución de agosto fue el resultado de la prolongada lucha revolucionaria en la que se combinaba la lucha política pacífica con la lucha armada, y en la que la lucha política pacífica de las masas se combinaba con el lanzamiento de guerra local de guerrillas y la tarea de establecer bases en las zonas rurales. La revolución de agosto es el resultado directo de la lucha armada librada por todo el pueblo, principalmente el resultado de la combinación de las actividades de fuerzas armadas profesionales con las fuerzas armadas semiprofesionales (Ejército de Liberación, fuerzas guerrilleras, milicia, cuerpos de autodefensa, etc.).

La revolución de agosto en Vietnam difiere de la Revolución de Octubre de Rusia en que esta última fue una insurrección armada general, se apoderó del Poder estatal primero en las ciudades y después lo fundó en el campo. La diferencia entre la

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revolución vietnamita de agosto y la china es que esta última fue una prolongada lucha armada y el Poder estatal fue tomado primero en el campo, el cual fue empleado para poner cerco a las ciudades y finalmente éstas fueron liberadas.

La magnífica victoria de la revolución de agosto en nuestro país se obtuvo porque nuestro Partido ha aplicado en forma creadora el marxismo-leninismo a la realidad de nuestro país y porque nuestro Partido sabe cómo educar a sus militantes y al pueblo en el espíritu revolucionario del marxismo-leninismo y los hace inspirarse en las ideas marxistas–leninistas del papel de la violencia en la historia.

En el curso de decenios del movimiento revolucionario prolongado y difícil, nuestro Partido ha combinado hábilmente las distintas clases de luchas, económicas y políticas, legales e ilegales, lucha en las calles y en le parlamento, lucha armada y lucha política pacífica, etc. Durante el período del ascenso de la revolución (1930-1931), el Partido condujo a las masas a librar una lucha de golpe por golpe contra el enemigo. En los lugares donde el Poder del enemigo se había derrumbado (Nghian y Hatinh), el Partido condujo al pueblo a establecer el Poder de los Soviets y lo adiestró en la administración de sus asuntos. En el período de reflujo de la revolución (1932-1935), el Partido dirigió al pueblo en una retirada planificada, en el establecimiento de organizaciones secretas y en la preparación para un nuevo auge revolucionario. De 1936 a 1939, aprovechando las condiciones de legalidad surgidas a causa de la victoria del Frente Popular Francés, el Partido lanzó un movimiento de lucha abierta, formó el Frente Democrático, dirigió al pueblo en la lucha por mejores condiciones de vida y por la democracia y por la libertad, exigió la participación en la campaña electoral y llevar adelante la lucha dentro del parlamento. A fines de 1939 el Partido fue de nuevo a la clandestinidad. Utilizando las contradicciones latentes y manifiestas que existían entre los dos países imperialistas que entonces dominaban nuestro país, el Partido lanzó la guerra de guerrillas y estableció bases revolucionarias. Simultáneamente con la lucha política pacífica, comenzó a aparecer la forma de lucha armada. Este período terminó con la insurrección general de la revolución de agosto, que fue el punto más alto del movimiento y representó una habilidosa combinación de las dos formas de la lucha, armada y política. En el año siguiente a la revolución de agosto, nuestro Partido puso énfasis en la lucha política par consolidar así el Poder del pueblo y preparar fuerzas en diversas esferas, particularmente las fuerzas armadas. Al mismo tiempo llevó a cabo una lucha armada contra los colonialistas franceses que pretendían regresar y continuar la agresión contra la parte Sur de nuestro país, así como una lucha armada contra los bandidos organizados y dirigidos por el Kuomintang que hostigaban algunas provincias del Norte. Desde fines de 1946, nuestro Partido dirigió al pueblo en la lucha armada nacional contra la agresión colonialista.

Entre 1930, recién fundado nuestro Partido, y 1954, cuando triunfó la guerra de resistencia, se consiguió la liberación en el Norte y se completó la revolución nacional–democrática sobre la mitad del territorio del país, nuestro Partido pasó por veinticuatro años de lucha revolucionaria. Estos fueron: Diez años de lucha política (1930-1940); Seis años de lucha política combinada con luchas armadas (1940-1946); Ocho años de lucha armada (desde fines de 1946 a mediados de 1954).

Desde 1954, la revolución ha pasado a la etapa del socialismo en la parte Norte de nuestro país. Debido a que el Poder estatal estaba ya en manos de la clase obrera durante la etapa de la revolución nacional- democrática, se ha realizado la ―transición pacífica al socialismo‖ en el Norte en los años recientes. Esto no significa que, durante la etapa de la revolución socialista en el Norte en los años recientes. Esto no significa que, durante la etapa de la revolución socialista en el Norte, haya dejado de operar el papel de la violencia revolucionaria. El papel de la violencia revolucionaria se manifestó en las medidas administrativas promulgadas desde arriba por el Estado democrático popular dirigido por la clase obrera para transformar a la burguesía, y en la lucha librada desde abajo por las masas obreras. Durante la etapa de la revolución socialista, el Estado democrático popular ha llevado adelante la tarea de la dictadura del proletariado que significa el empleo de la violencia para aplastar a la contrarrevolución.

Debido a que tenemos la máquina de la violencia en forma de Estado democrático popular dirigido por la clase obrera, hemos podido llevar a cabo la transformación pacífica de la burguesía y de los campesinos ricos y efectuar una ―transición pacífica al socialismo‖.

Desde 1954, la parte Sur del país se ha convertido en una colonia de nuevo tipo del imperialismo norteamericano. La camarilla yanqui–Ngo Dinh Diem domina en esa parte de nuestro país por medio de la violencia contrarrevolucionaria. Durante más de nueve años, nuestros compatriotas del Sur han sostenido una lucha incesante contra la camarilla yanqui– Diem. La lucha librada actualmente por nuestros compatriotas del Sur pertenece todavía a la categoría de la revolución nacional–democrática. Emplean la violencia revolucionaria contra la violencia contrarrevolucionaria de la camarilla yanqui– Diem y para aplastar la máquina del Estado semifeudal y colonialista que aquélla ha establecido en el Sur, de manera que pueda establecerse una nueva máquina del Estado que sirva a los intereses del pueblo.

En los primeros años, nuestros compatriotas del Sur libraron una lucha política pacífica, exigiendo mejores condiciones de vida, derechos democráticos y la reunificación del país sobre la base de los acuerdos de Ginebra. Pero camarilla yanqui–Diem perpetró descaradamente una represión contra nuestros compatriotas del Sur y los asesinó a voluntad. Desde 1962, la camarilla yanqui–Diem realiza abiertamente una guerra no declarada contra el pueblo del Sur. Nuestros compatriotas de allí se han visto obligados a tomar las armas contra la camarilla yanqui–Diem. Ahora combaten a esa camarilla con la lucha tanto armada como política para alcanzar la independencia y la paz y establecer un país unificado sobre una base democrática.

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El proceso de la larga y dura lucha librada por el pueblo vietnamita bajo la dirección de nuestro Partido ha demostrado que el único camino que la clase obrera y el resto del pueblo trabajador pueden tomar contra las clases explotadoras –que dominan al pueblo por la violencia– es recurrir a la violencia para derribarlas. Por cierto que hacer la revolución por la violencia impone a las masas populares la necesidad de resistir duras pruebas y sacrificios. Pero esto puede ayudar a un sinnúmero de personas a librarse cuanto antes del largo sufrimiento y de la muerte que causan la brutal opresión y explotación de los gobernantes. Durante la insurrección armada general de agosto de 1945, sólo unas pocas decenas de personas fueron muertas en todo el país. Por el contrario, a causa del dominio de los fascistas japoneses y franceses, murieron de hambre unos dos millones de personas en el Norte desde fines de 1944 a los primeros meses de 1945. La historia ha demostrado que las pérdidas extremadamente grandes sufridas constantemente por el pueblo trabajador debido al dominio brutal de las clases explotadoras no pueden compararse con las pérdidas en una revolución, por implacable que sea. El camino que implica los menores sufrimientos para el pueblo es realizar la revolución para derribar al enemigo y ganar la emancipación.

La sociedad se desarrolla de acuerdo con sus propias leyes. Nadie puede señalar el camino del desarrollo social según se deseo subjetivo. Los comunistas, armados con el marxismo–leninismo, deben dominar las leyes que gobiernan el desarrollo de la sociedad, y de acuerdo con estas leyes objetivas, elaborar su propia estrategia y táctica correctas, conducir a la clase obrera y al resto del pueblo trabajador a hacer la revolución y obtener la victoria, impulsando así el desarrollo de la sociedad. La clase obrera de un país y su Partido deben planear su forma de lucha apropiada, de acuerdo con las condiciones concretas de ese país, para tomar el Poder estatal. El realizar la revolución por la violencia o por medios pacíficos sólo lo pueden decidir la clase obrera y su vanguardia en un país dado. Pero, cualquiera que sea la forma de lucha que se adopte para apoderarse del Poder estatal, las condiciones esenciales para la victoria de una revolución son: un poderosísimo movimiento de masas y plena decisión de la vanguardia de la clase obrera –que debe inspirar a las masas la misma decisión– de derribar al enemigo, de arrostrar el sacrificio y las dificultades, de estar preparada en todo momento para destruir la máquina del Estado de las clases explotadoras, para establecer la dictadura del proletariado. Sólo obrando de este modo puede el proletariado derrotar a su enemigo de clase y librarse a sí mismo.

NOTAS 1 V. I. Lenin, La Revolución Proletaria y el Renegado Kautsky, pág. 66, versión española, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú. 2 Engels, Anti-Dühring, págs. 189-190, versión china, 1956. 3 C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas en Dos Tomos, t. I, pág. 33, versión española, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1951. 4 C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas en Dos Tomos, t. I, pág. 52, versión española, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1951. 5 V. I. Lenin, La Revolución Proletaria y el Renegado Kautsky, pág. 12, versión española, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú. 6 V. I. Lenin, La Revolución Proletaria y el Renegado Kautsky, pág. 14, versión española, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú. 7 V. I. Lenin, El Estado y la Revolución, pág. 42, versión española, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1940. 8 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXXI, pág. 163, versión china. 9 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XI, pág. 152, versión china. 10 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXIII, págs. 94-95, versión china. 11 V. I. Lenin, El Programa Militar de la Revolución Proletaria, pág. 15, versión española Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1954. 12 V. I. Lenin, El Programa Militar de la Revolución Proletaria, pág. 17, versión española Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1954. 13 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXIII, pág. 98 versión china. 14 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XI, pág. 153, versión china. 15 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XI, pág. 156, versión china. 16 Marx y Engels, Obras Completas, t. IV, pág. 366, versión china. 17 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXVI, pág. 50, versión china. 18 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXV, pág. 173, versión china. 19 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXV, pág. 175, versión china. 20 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXVI, pág. 159, versión china. 21 Ibídem, pág. 171. 22 V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXXI, pág. 182 versión china. 23 J. V. Stalin, Cuestiones del Leninismo, pág. 47, versión española Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1947. 24 El ―Vung Hong Dang‖ (Partido del Sol Rojo), conocido también como el ―Partido Comunista de la Revolución Pacífica‖, o ―Vietnam Nhi Cac Dang‖, fue una organización de algunos comunistas de la provincia de Nghian, de 1929 a

1937. Abogaba por la revolución pacífica y también sostenía que después de la victoria de la revolución hay que seguir un per iodo de desarrollo capitalista antes de tomar el camino del comunismo.