Petit Hotel Bellucci

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  • Libro: HABITAR BUENOS AIRES; Las manzanas, los lotes y las casas Compilador: Arq. Juan Manuel Borthagaray PETIT HTEL: HACIA UNA DEFINICION TIPOLOGICA Arq. Bellucci Alberto-Portantiero Hugo Definicin del Tipo Nacido y crecido a la sombra del grand htel particulier parisino, el hermano mayor que lo superaba en magnitud, pretensiones y prestigio, el petit-htel se abri camino sin pausa por los nuevos barrios residenciales urbanos que la clase media alta fue ocupando en los ltimos aos del siglo XIX y las primeras dcadas del XX. El desarrollo de ambas tipologas de htels se centr sin duda en Buenos Aires, la flamante capital que creca inconteniblemente y se alimentaba, como se sabe, con la succin de los aportes tcnicos y formales que llegaban de Europa pero, por inevitable carcter transitivo, tambin reto en las ms importantes ciudades del interior, Crdoba, Mendoza y, sobre todo, Rosario. Podemos fijar el perodo caracterstico del petit htel entre los aos 1890 y 1920. Antes de eso nos encontramos con el monopolio casi exclusivo de la arquitectura domstica italianizante, sea a travs de la exitosa casa chorizo (que debiera llamarse en rigor casa peine) o la emergente casa de dos plantas en sus versiones independiente o apareada. A su vez, despus de 1920 el petit htel desaparece como tipologa o se eleva en casas de altura que mantienen en sus fachadas varios de los elementos estilsticos del petit htel, pero cuyos interiores, cada vez ms ortogonales y despojados, acusan su pertenencia a otros tipos y a otra poca. En realidad, el petit htel responde a una composicin formal compleja y a una estructura funcional diversificada: una suerte de jibarizacin del palacio urbano o del grand htel. La causa es simple, y radica en su necesaria adaptacin a recursos econmicos no tan prdigos, agotamiento de los terrenos en los nuevos espacios urbanos (Plaza San Martn, Avenida Alvear) que se haban abierto para recibir la topologa palaciega, lo que determin que estos terrenos excepcionales ya no estuvieran disponibles por suma alguna. Circunstancia que limita la eleccin del terreno, la cantidad de metros cuadrados posibles y muchas veces no siempre- la suma destinada al profesional responsable (lo cual tambin condiciona las opciones y los resultados). Caracterizada como el nuevo tipo de vivienda familiar de las clases acomodadas, el petit htel reemplaz la ordenacin de habitaciones en hilera -esto es la casa chorizo, con la secuencia de locales de usos ms o menos indiscriminados- por una composicin en racimo, con ambientes de funciones ms especficas y mucho mejor definidas. La casa, hasta entonces tendida en horizontal en forma de peine sobre el terreno, se concentra y asciende, ms o menos arracimada alrededor del ncleo de circulacin de la escalera principal de un solo piso que va desde el hall central de la planta noble (de recepcin) hasta el primer piso (el intimo) que contiene a los dormitorios, en tanto una segunda escalera, a veces en caracol e invariablemente oculta, vincula todos los niveles. En la gran mayora de los casos, el petit htel se articula en cuatro plantas: un semistano de servicios e instalaciones, la planta baja noble, el primer piso de uso familiar, y un entretecho para la servidumbre. El ascensor empieza a incorporarse lentamente al programa hacia 1915, pero en todo caso queda todava en posicin lateral, subalterna. Despojado del pabelln de portera y la cour dhonneur propios de los palacetes residenciales, el petit htel centraba su nfasis en la fachada y en la imagen espacial y decorativa del vestbulo elevado y el arranque de la escalera principal. Desde ese corazn ceremonial de la casa, el piano nobile desplegaba los salones de recibo y el

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    comedor, a veces adelantados en algn volumen curvo o prolongado en la terraza posterior, mientras que en el piso alto se disponan los dormitorios y los baos, stos ltimos cada vez ms cercanos y mejor equipados. Segn las posibilidades del caso, se ubicaban en este piso el escritorio privado, un saln de costura y/o la habitacin de recreo para los nios (el jugario). El servicio se reparta en los niveles extremos del edificio: en el semistano la cocina, lavadero y sala de plancha, bodega-despensa y recinto de caldera central (ms tarde, a veces, el garage), todo con acceso independiente desde la calle o el caso ms habitual- desde una puertita lateral baja, abierta en el rellano de la escalera de entrada; en el tico se instalaban los dormitorios y baos del personal domstico. Por lo que acabamos de exponer, proponemos remitir las caractersticas que definen la tipologa del petit-htel a seis parmetros bsicos: . Vivienda unifamiliar . Contexto urbano (ubicacin habitual entre medianeras) . Distribucin funcional compacta, con centro en la escalera ceremonial . Resolucin en cuatro niveles: semistano, dos pisos familiares y tico. . Fachada resuelta en dos o tres mdulos verticales, y hasta ocho en lotes esquineros. . Estilo afrancesado, en sus versiones acadmicas o antiacadmicas. Para fijar mejor nuestra propuesta intentaremos una sucinta recorrida de reconocimiento por algunos ejemplos significativos, o ms bien dicho, por los cada vez ms dispersos y mutilados fragmentos de obras que quedan en pie, junto con los parciales testimonios documentales que hemos podido consultar1. Es lamentable comprobar la escasa vida til que tuvieron estas residencias, cadas en su gran mayora bajo la piqueta demoledora dentro de plazos promedio de cuarenta aos. Mucho ms que en los vestigios concretos de sus arquitecturas en muchos casos bastardeadas con remodelaciones sin respeto- hoy debemos estudiarlos en base a los planos y registros fotogrficos que se han salvado del moho, la polilla y la despreocupacin de los poseedores, y revivirlos acaso en la memoria esquiva de los descendientes y en la frtil imaginacin de los escritores. Porque, como sucede frente el incontenible avance de lo que alguna vez se llam progreso, el petit htel no tuvo entidad suficiente para detener la avidez inmobiliaria y gozar de los salvoconductos que alcanzaron algunos tambin demasiado pocos- de sus hermanos mayores, esos contados palacetes y grandes residencias donde se logr habilitar embajadas o museos que guardan la imagen y la memoria cultural de esos tiempos. Recorriendo proyectos y realizaciones Hemos dicho que las formas y dimensiones del lote afectaron la mayor o menor holgura en el diseo y en la forma y dimensiones de las habitaciones del petit-htel. La mayora de los lotes, con sus estrechos frentes de 10 varas y longitudes cuatro veces mayores, obligaron a cegar uno o dos frentes, que se transformaron en muros divisorios o (medianeras), posibilitando slo la apertura hacia la calle y hacia el jardn de fondo; tal fue la imagen introvertida de la casa tradicional, pariente lejana del impluvium romano. Pero esta introversin y la austeridad planimetra heredada de Espaa e Italia, predominante durante todo el siglo XIX, vir con la cultura afrancesada del flaneur,

    1 Dejamos constancia del mrito de la tarea de relevamiento y conservacin documental realizado por Centro de Documentacin de Arquitectura Latinoamericana (CEDODAL), varias de cuyas publicaciones han servido de fuente de consulta para este trabajo.

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  • Libro: HABITAR BUENOS AIRES; Las manzanas, los lotes y las casas Compilador: Arq. Juan Manuel Borthagaray es decir, el paseante despreocupado, hacia la exhibicin de una fachada plstica modelada con llenos y vacos, molduras, techos en mansarda y en los casos esquineros- con alguna torre picuda festoneada de orioles. A travs de la fachada, oficiando de rostro maquillado, reluciente y lleno de ojos-ventanas (aunque tuviera sus prpados-cortinas generalmente cerrados, lo que acentuaba, sin duda, el inters y la curiosidad del paseante) la casa se convirti as en un organismo apto para mirar la ciudad y ser mirado por ella. En general ese rostro frontal era una pantalla ms o menos extendida segn el ancho del lote. Para casos entre medianeras la ordenacin se haca en base a composiciones verticales bipartitas o tripartitas; aqullas para frentes de 10 varas, stas las ms frecuentes- para fachadas de 10 a 15 metros de largo, obtenidas por parcelamiento no subdivididos o por unificacin de dos parcelas mnimas. Ejemplo de divisiones bipartitas en lotes estrechos fueron el proyecto temprano no construido- de Edouard Le Monnier y Carlos Altgelt en Guido 172 (1901, que en realidad fue pensado para dos familias), las casas Fernndez Poblet, Juncal 1452 (1906), Tavazza, Juncal 1720 (1908) e incluso la curiosa de Paraguay 1565las tres del mismo Le Monnier-, la casa de Leopoldo Daz, Crdoba 1750 (Alfredo Masse, c.1913). Los casos de resolucin tripartita fueron ms abundantes, como las de Salvador Mirate (1910); la esplndida casa de Le Monnier para Bartolom Ginocchio, en Lima 1638, que mereci el premio municipal de fachada de 1903; la casa de Antonio Lanusse en Suipacha 1136 por Louis Dubois (1909) y el petit htel de Vicente Peralta Alvear en Callao 1332, diseado por Alejandro Christophersen hacia 1915. Para los casos de petit-htels esquineros cuyos terrenos ofrecan formas ms cuadradas y profundidades menores- las fachadas se desarrollaban en series horizontales de tres o cuatro tramos de ventanas por frente y uno en la ochava; este ltimo permita implantar una torre esquinera, que actuaba como flecha identificatoria de prestigio familiar (o institucional, en el caso de otras tipologas, residenciales o comerciales) y al mismo tiempo daba legibilidad e imagen a la convergencia de las calles de esa grilla urbana que se compactaba volumtricamente al mismo tiempo que se extenda a ritmo acelerado. Ejemplos de esta variante se daban en los petit-htels esquineros de Quintana y Callao (Le Monnier, 1907, sin mansarda ni torre), en el muy acadmico de Quintana y Parera (Louis Martin, 1910) o aqu s con mansarda y torre coronando un lote de gran desarrollo longitudinal, pero dentro de una transicin tipolgica hacia el palacete- en la casa de Irene H. de Moreno, en Cerrito y Juncal (A. Masse, 1903) o la residencia de Toms Devoto en Callao y Marcelo T. de Alvear (A. Christophersen, c.1900). En la metrpolis que creca vidamente y que, como Cronos, devoraba sus propios hijos, las esquinas fueron un alimento muy apetecible debido a la rentabilidad que ofrecan. No slo la relacin numrica habitual entre superficies de los lotes de esquina y los centrales era de 3 a 5 y sus formas mucho ms convenientes, sino que la apertura a dos calles duplicaba las posibilidades de abrir locales a la luz y ubicar comercios y casa de renta. Ese pinge valor inmobiliario abri paso a las sucesivas demoliciones que se encargaron de diezmar los ejemplos esquineros existentes. Un caso especialmente lamentable fue el de la casa Egusquiza, de Libertad 1394, tambin de Edouard Le Monnier y merecedora del premio municipal de fachada de 1906. El terreno era un tringulo rectngulo con obligados muros ciegos en la hipotenusa y un cateto. El arquitecto no slo aprovech estupendamente las restricciones del lote en el diseo interior e hizo de la necesidad virtud, sino que dividi la fachada sobre Libertad en tres lneas de ventanas partidas con coronaciones a la Blois y plant en el vrtice una torre circular que oficiaba de bisagra, anunciando una continuidad urbana que no era y que slo se alcanz luego de demoler la casa y unificar los linderos. Singular forma de martirio que priv a Buenos Aires de una obra

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  • Libro: HABITAR BUENOS AIRES; Las manzanas, los lotes y las casas Compilador: Arq. Juan Manuel Borthagaray maestra de un arquitecto excepcional! Aunque esta demolicin permiti erigir el magnfico edificio racionalista diseado por Pablo Pater y Alberto Morea en 1937. Podemos citar tambin la residencia que Alejandro Christophersen levant hacia 1912 en Zavala y Juramento, en Belgrano, la ciudad independiente del siglo XIX que comenzaba a ser un barrio del Buenos Aires del XX. En este caso se advierte la exitosa negociacin que Christophersen logr entre la difcil parcela trapezoidal, la ortodoxia compositiva de simetra bilateral y la necesaria reduccin tipolgica de grand a petit- hotel, pero este ejemplo nos coloca en el umbral de transicin hacia la villa suburbana, tema que se aleja de los lmites tipolgicos de nuestro estudio presente. En un orden de consideraciones que hace al registro estilstico en que se movi el petit htel hay que sealar que los diseos dependan de las races y el gusto de comitentes y profesionales europeos o descendientes directos de familias del viejo continente. Esta circunstancia junto con las restricciones impuestas por los terrenos, antes anotadas- otorg a los petits htels una variedad estilstica mayor y ms original que la que sola encorsetar a la arquitectura bastante ms acadmica de las grandes residencias. Pero dentro de perfiles ms pintorescos que los de su hermano mayor, el petit htel se mantuvo fiel a la tendencia general de afrancesamiento que impregnaba a la sociedad urbana de entonces. Esta transculturacin francesa no resultaba anmala, sino altamente estimulante para la visin cultural de entonces, que aqu, como en tantas otras capitales del mundo occidental, actuaba encandilada por el brillo de Pars, Ciudad Luz. A un siglo de distancia, el encandilamiento que experimentamos por otros focos, venidos del norte de Amrica o de otros centros de un mundo globalizado, quizs nos ayude a entender si no a justificar- la seduccin de este tipo de deslumbramientos. Durante la ltima dcada del siglo XIX y la primera del siglo XX, la avidez decorativa se manifest en la creciente presencia de detalles ornamentales aristas y molduras redondeadas, lucarnas, rejas y balcones encrespados, coronacin de cupulines y faldones de mansardas, crestera, guarniciones y flechas de antimonio- cabe citar la casa de Antonio Robirosa, Parera 119 (L. Dubois, 1905) y la residencia de Ernesto Castelhum en Callao 920 (V. Jaeschk, 1908). Posteriormente, esa profusin fue aquietndose en funcin de concepciones de diseo ms serenas y unitarias, hasta desembocar en paramentos bastante ms compactos y austeros, afines a la serenidad neoclsica de los modelos borbnicos, por ejemplo la residencia Ser, -actual embajada de Rusia- en Rodrguez Pea 1741.(E. Lans, 1923). Ahora bien, si el exterior de todo edificio urbano es el rostro visible que se abre a la sociedad, aquella imagen por la cual se lo reconoce pblicamente y que comunica abiertamente su identidad personal, es en el nivel de integracin entre estructura, apariencia y distribucin funcional donde se acusa la bondad arquitectnica del resultado. Y es precisamente en este punto en el que la escasez de documentacin sobreviviente dificulta el anlisis y entorpece la rotundez de ese juicio crtico definitivo que establece la calidad propia de la obra de arquitectura. A costa de las injusticias y omisiones que se derivan de una investigacin siempre sumaria e incompleta sobre un tema tan vasto, quisiramos destacar aqu, sin embargo, el carcter excepcional de los proyectos de Edouard Le Monnier (1873-1931), un profesional tan frtil cuanto original en el tratamiento de sta y otras muchas tipologas arquitectnicas en las que trabaj. Sin duda la resolucin de la residencia de la familia Fernndez Anchorena, de 1907 (hoy sede de la Nunciatura Apostlica) es su obra maestra de arquitectura dentro de la tipologa cannica del grand htel particulier,

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  • Libro: HABITAR BUENOS AIRES; Las manzanas, los lotes y las casas Compilador: Arq. Juan Manuel Borthagaray pero tambin lo es la que formul para la ms modesta residencia del doctor Flix Egusquiza, que encaja decididamente en la del petit htel. Ms arriba nos referimos al terreno triangular y a la fachada resultante de esta casa de 1905, pero lo importante es que esos componentes de la casa para mirar se integran perfectamente con los de la casa para habitar -estructura sencilla, distribucin circulatoria y funcional clara, tamaos relativos generosos-, de lo que resulta un producto arquitectnico inobjetable. La composicin demuestra un afinado oficio acadmico: la escalera ceremonial se ubica acertadamente en el punto medio de la hipotenusa ciega y la irregularidad de su permetro permite que los ambientes de la casa se ordenen ortogonalmente en ngulo recto a su alrededor. Y hace maravillas para dar luz a los locales desde el nico frente posible para ello, adems de abrir como con sacabocado un patio en el vrtice sudoeste. Las pocas curvas del diseo estn magnficamente colocadas, sea para animar la planimetra de la fachada, sea para ablandar el agudo remate de las salas esquineras, en tanto las plantas de dormitorios y baos de los dueos y del servicio podran resistir muy bien las sofisticadas demandas actuales. Varios puntos menos logrados es la casa de Carolina Ortega de Bentez, levantada dos aos despus de la de Egusquiza. Carece de tico (cocina y habitaciones de servicio se ubican en el semistano) lo cual la despoja de uno de los parmetros que consideramos propios de la tipologa que analizamos, pero en el resto de sus caractersticas es un petit-htel hecho y derecho. La construccin tiene un FOS del 100%, lo que agravia la iluminacin y ventilacin de varios locales, a pesar de haber cegado la parte interior del subsuelo y de haber incluido dos patios mnimos de aire y luz en el piso alto. Lo que importa resaltar aqu es la distribucin cannica de los ambientes, hecha a partir de una disposicin casi palladiana: acceso en bisectriz por la ochava, ncleo ceremonial oval en el medio, con desarrollo de los salones alrededor. Desconocemos los detalles de la relacin del arquitecto con la familia comitente, pero pareciera que el objetivo dominante fue asegurar ante todo un edificio ceremonial y estilsticamente irreprochable, lo que explicara el resultado mucho menos original y mucho ms sosegado que el resto de la produccin de Le Monnier, y bastante ms prximo a lo que sera la moda borbnica de la segunda dcada del siglo. Diversidades estilsticas y de escala, dentro una misma tipologa: Tal como se expresa ms arriba, fueron varias las vertientes acadmicas afrancesadas a las que se ech mano en el diseo de los petit-htels. La mayora de los que se levantaron a principios del nuevo siglo responden al empaque decididamente prestigioso del estilo Beaux Arts, con sus volmenes macizos surgiendo de basamentos de piedra Pars y coronamientos de pizarras y lucarnas curvas en el tico, paramentos de revoque smil piedra modelados con buas horizontales interrumpido en varios casos no siempre- por secas pilastras de orden gigante en paos centrales y esquineros, coronadas con frentes de capiteles de guirnaldas, y aberturas cada vez ms generosas y con rejas de elaborada factura decorativa. Pertenecen a este sistema varias residencias urbanas de Alejandro Christophersen, tales como las de Mximo Castro, en Ayacucho 1556 ex sede de Radio Nacional- (demolida en 1995), Josefina Unzu de Cobo, en Suipacha y Juncal (demolida c. 1960), Adela Unzu de Leloir, en Libertad 1270 -actual Circolo Italiano-, con su ondulada marquesina muy cercana al art nouveau, y Fernando Estrugamou, en Callao y Arenales, (demolida c.1970), las cuatro de la segunda dcada del siglo XX. Dentro del mismo repertorio se ubica la que fue casa de Julio Pea, actual sede de la Sociedad Rural, en Florida 460-, obra del belga Jules Dormal, fechada en 1905, que dentro de su academicismo formal ostenta algunos rasgos art nouveau. La presencia de este estilo antiacadmico si es que as podemos denominar al art nouveau- es mucho ms evidente en el dinmico frente de la residencia de Av.Alvear 1780, actual sede de Ralph Lauren, en donde las ondulaciones propias del junco o del ltigo

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    triunfan sobre las dems curvas de la fachada, acadmicamente ortodoxas y continuas. Curiosamente, el autor es tambin Alejandro Christophersen, si bien la obra es fechable alrededor de 1914. Encontramos tambin un diseo equilibradamente acadmico en tres obras del arquitecto Carlos Nordmann, proyectadas y construidas hacia 1910: ellas son la vivienda para Ernesto Tornquist, en la esquina de Florida al 900 (demolida), la casa de Ayacucho al 1500 y la que se mantiene en Las Heras 1749, actual Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredon. Afn a la ltima mencionada de Christophersen, la residencia que fue de Jorge Mitre (Alvear 1790, actual sede de la Academia Nacional de Ciencias Econmicas) es obra del arquitecto Bilbao La Vieja, de 1900, y acusa un sereno eclecticismo historicista, buen exponente del gusto finisecular que ya empezaba a ser remanente. Este es, adems, un ejemplo cannico de petit-htel, con todos sus elementos tipolgicos excepto la mansarda (si bien algunas habitaciones de servicio se ubican, recedidas, sobre la terraza), e incluye una capilla-oratorio anexa al gran hall de recepcin y un estrecho e inslito patio azulejado espaol a un lado del mismo. Otros ejemplos conservan rasgos de las races europeas del autor, tal como las influencias del liberty milans del petit-htel de la familia Gigena Seeber, en Tucumn 1961, del italiano Virginio Colombo, hacia 1909, o las derivaciones tudorescas del de Melo 2120 (arquitecto C.E.Medhurst Thomas, hacia 1916). Por su parte, la residencia que fue de la familia Firpo, Av.Crdoba al 1500 (obra de 1915, de Carlos Agote), se entronca decididamente en el neogtico ingls. Por ltimo cabe citar cuatro ejemplos de la produccin -en clave borbnica- de los arquitectos locales Eduardo Lans y Pablo Hary, todas ellas del perodo 1905/1925, y galardonadas con el Premio Municipal de Fachadas. Son las residencias de la condesa de Sena, en Montevideo 1576 (demolida), la de Eduardo Lans, en Aguado 2868/70 actual Embajada de Polonia-, la de la familia Sr, en Rodrguez Pea 1741, -actual Embajada de Rusia- y la de los Mihura/Molina Anchorena, en Las Heras 1725, que en algunos casos se ubican en la transicin entre el petit-htel y el htel particulier. Un poco mayores o un poco menores, fueron en definitiva hermanos de leche y de sangre, miembros de una misma familia y de una misma generacin. Memorias testimoniales Pero luego de esta excursin especfica y necesaria por los dominios propios del arquitecto parece conveniente extender nuestras observaciones incluyendo puntos de vista y opiniones de los que han sido usuarios y testigos de estas arquitecturas. Para aproximar las vivencias reales y a veces contradictorias- que los moradores tenan de estos petits htels, resulta ilustrativo transcribir aqu fragmentos de tres relatos contrapuestos que, con toda la subjetividad que arrastran, nos transmiten recuerdos vivos del paisaje interior que se experimentaba en este tipo de viviendas. El primero es el colorido hilvn de recuerdos con que Firia Eberle revive las memorias placenteras que conservaba de su niez en el petit hotel de Serrano 2647, una mansin de 1895, vecina a Plaza Italia, que los padres de Jorge Luis Borges haban cedido a su amigo, el Dr. Eberle, y a su familia, en 19142 Una puerta de hierro por la que trepbamos para alcanzar el timbre. Nos pareca que haba que esperar mucho hasta que llegara Rosa con la llave, pues el camino desde la cocina era largo. Adelante haba un patio con canteros y la puerta al vestbulo con vitrales al frente. Ah estaba la gran escalera de madera alfombrada por la que se

    2 Incluido en: Reflexiones sobre el mobiliario del 900, Virginia Carreo. (Los Das del Centenario de Mayo, Academia de Ciencias y Artes de San Isidro, 2000).

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  • Libro: HABITAR BUENOS AIRES; Las manzanas, los lotes y las casas Compilador: Arq. Juan Manuel Borthagaray suba al primer piso; lo lindo era el pasamanos porque por l bajbamos montadas () Al vestbulo y al frente daba la sala donde Madre reuna a sus amigas los segundos y cuartos martes de cada mes, como indicaban sus tarjetas de recibo () El t se tomaba en la misma sala, acompaado de masitas y bizcochos, muy apreciados y ponderados porque los haba preparado Madre. () A la sala le segua el escritorio de Padre, con ventana al jardn. Gran escritorio, sof y sillones de cuero. Lugar un tanto lgubre, al que nunca entrbamos. Dos grandes bibliotecas, repletas de libros de Derecho, atlas y diccionarios y la enciclopedia Meyer, en alemn, que siempre se consultaba () El comedor atravesaban la casa. Tena un gran ventanal al jardn. Los muebles eran de roble oscuro, mesa amplia con carpeta de terciopelo rojo, doce sillas, aparador y trinchante donde se guardaba la porcelana, los cristales, manteles y cubiertos. En el comedor estaba la salamandra con sus ventanitas de mica, nica calefaccin para toda la casa, que se alimentaba con antracita que se guardaba en un galpn atrs, en el lavadero. La puerta de la izquierda daba a un patio grande, al antecomedor donde amenazaban mandarnos si no terminbamos la comida a tiempo. Tena un gran armario de tres cuerpos, la despensa, un pequeo lavatorio, una mesita para apoyar la bandeja con la comida y una heladerita que se enfriaba con un cuarto de barra de hielo que todas las maanas llevaban envuelta en arpillera. En medio de la habitacin haba una tapa en el piso; al levantarla se descubra una excavacin donde se guardaban los vinos finos. Esta pieza daba al patio, a travs del cual haba que pasar con la comida desde la cocina hasta el comedor No s cmo se hara para que la comida llegara caliente! La cocina era muy amplia, con grandes muebles de madera de pino natural, una econmica de hierro con dos hornos, una prusiana y una gran plancha con hornallas cerradas por aros de hierro que se retiraban de a uno para adaptar el agujero al tamao de la olla () Se calentaba a quebracho que traan por toneladas y que tambin se guardaba atrs, en el lavadero. Tena una serpentina que pasaba cerca del fuego para el agua caliente. Muchos aos despus instalaron el gas natural pero en casa se puso solamente una plancha con dos hornallas y calefn en el bao. El patio, que era grande, tena estantes y macetas con plantas finas que se entraban a la jardinera de la sala los das de recibo () En el fondo haba un baito y una pieza que daba al jardn donde dorma Gerardo, el jardinero, y un corredorcito a lo largo, por el que siempre corra un chifln. Y sobre la intimidad familiar del primer piso recordaba: Nuestros padres dorman al frente, con balconcito al patio de entrada. Al lado, en el cuarto de vestir con chaise longue, ropero de tres cuerpos y mesita de vestir con tres altos espejos. En el dormitorio, dos grandes camas juntas, dos mesas de luz y una gran cmoda. Sobre el mrmol el juego de lavatorio: una gran palangana con su jarra, polvera, varias vasijas para cepillo de dientes, peines, cepillos para diferentes menesteres y hasta un abrochador de botones para botines o botitas como se usaban antes. Todo en plata cincelada; el juego de dormitorio era de caoba. Delmia la hermana mayor- tena su dormitorio y pieza de vestir en los cuartos que daban al fondo. Los muebles eran de citronnier. En el medio, una amplia pieza que llambamos jugario donde haba varios roperos (hoy seran placards) y un sof cama donde dorma la abuela cuando se quedaba en casa. Finalmente, el jardn era el lugar de nuestras fantasas, exploraciones, competencia, circo Tenamos un gimnasio con hamaca, trapecio, argollas y escalerita. Un gran cuadrado de arena, un sube y baja muchos canteros, cada uno con una palmera de distinta clase. La palmera ms grande era la de los gorriones (y) estaba muy cerca del tapial que separaba nuestro jardn del patio de la casa vecina que tambin perteneca a los Borges. All viva la familia Munilla, con la que hicimos gran amistad. Nos trepbamos por el tronco de la palmera para charlar por encima del tapial

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    Tal aqu el hilvn de recuerdos de una nia que habit un petit htel comn y silvestre en los primeros aos del siglo XX, y que ilustra acabadamente sobre el tejido vital que era capaz de florecer sobre la urdimbre que provea la arquitectura de entonces. Muy otro es el paisaje ntimo del petit htel que bajo las impresiones de un ficticio Baldomero Tapioca- nos acerca irnicamente Eduardo Wilde3, pintando el atiborramiento objetual de los ambientes. Sabes porqu me he venido? Por huir de mi casa donde no poda dar un paso sin romperme la crisma con algn objeto de arte. La sala pareca un bazar, la antesala dem, el escritorio no se diga!, el dormitorio o los veinte dormitorios, la despensa, los pasadizos y hasta la cocina estaban repletos de cuanto Dios cri. No haba nmero de sirvientes que diera abasto. La luz no entraba en las piezas por causa de las cortinas (), el aire no circulaba por culpa de los biombos, las estatuas, de los jarrones y de la grandsima madre que los dio a la luz (..) En fin, he pasado estos ltimos aos en cuidar jarrones, cortinas, cuadros, relojes, candelabros, araas, bronces y mrmoles, y en echar gallego a la calle con plumero y todo para que vayan a romperle las narices a su abuela. Y agrega ms adelante: En casa de otro amigo se perdi hace poco una criatura que haba ido con su mam () El pobre nio se haba metido en un rincn del que no poda salir porque le cerraban el paso un chifonier, dos biombos, una nfora de no s dnde, los doce pares de Francia, ocho caballeros cruzados, un camello y Demstenes en tamao natural, en zinc bronceado. Caleidoscopio sin duda exagerado, que apuntalaba la prdica higienista del autor provinciano, mdico y ministro de salud-, pero que expone acabadamente el sentido de la esttica de la acumulacin que superpoblaba los mbitos provistos por la arquitectura domstica. Una tercera descripcin del paisaje objetual, similar a la de Wilde en lo objetivo pero ms cercana a la de Eberle en lo subjetivo, nos presenta Manuel Mjica Linez al dar letra y voz a la arquitectura muda de un petit htel4: Cuando me construyeron a fines del siglo pasado, los hombres, por lo que vi y deduje, se movan dentro de un bosque de estatuas. Las haba por doquier. Trepaban por las fachadas, se afirmaban en los balcones, sostenan las cornisas, se acomodaban en nichos, avanzaban por las escaleras, descansaban en mesas, en pedestales, se establecan con una lmpara en la mano en las terrazas que miraban a los jardines () Para nosotros las casas, esas estatuas infinitas fueron otras tantas bocas, otras tantas voces por medio de las cuales nos expresamos y comunicamos. Ahora me han dicho que no hay estatuas en ninguna parte, que no las toleran las fachadas actuales, lisas, idnticas, ni los bajsimos techos de los cuartos. El techo de mi sala estaba a cuatro metros del suelo, y el de mi comedor el techo italiano- a cuatro metros veinticinco. Las casas de hoy, gigantes por fuera y pigmeas por dentro, no tienen estatuas, son mudas. No dicen nada. No pueden decirlo. Si bien desprovisto de gran parte del equipamiento objetual y de la presencia de sus moradores, un minucioso registro fotogrfico de los distintos ambientes del petit htel que estuvo en la Avda Crdoba 1000, de propietarios y autor ignotos, c.1900, nos permite conocer objetivamente los distintos recintos de la casa tal cual se vean en la poca en que funcion como tal. Con un mnimo de imaginacin al modo de lo que logr Alexander Sokurov con el film El arca rusa- se pueden recorrer e ir llenndolos, uno a uno, con posibles vivencias similares a las evocadas por la nia Eberle o el nostalgioso Manucho. Como si, fantasmas de un tiempo ido, nos propusiramos no slo indagar las particularidades de la cscara arquitectnica que envolva las rutinas

    3 E.Wilde: Tini y otros relatos. Buenos Aires. 4 M. Mjica Linez, La casa, Ed. Sudamericana, Buenos.Aires., 1988 (primera edicin 1954).

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  • Libro: HABITAR BUENOS AIRES; Las manzanas, los lotes y las casas Compilador: Arq. Juan Manuel Borthagaray domsticas de entonces sino revivirlas en su esencia reinventando ancdotas y tratando de experimentar para nosotros la rica y escurridiza sustancia vital que esa arquitectura era capaz de contener (Figura 1). Porque vista desde nuestra experiencia contempornea advertimos fcilmente la desmesura de los estrechos corredores, la falta de iluminacin suficiente y de ventilacin adecuada, la tortuosidad de los permetros, la acumulacin visual y los excesos ornamentales y protocolares que ritmaban la cotidianeidad de esa belle poque destinada a desaparecer (Figura 2-3-4-5-6-7-8-9). Pero vista desde la ptica de aquel fin de siglo, no cabe duda de que la distribucin funcional diferenciada, junto con los ingredientes tecnolgicos de electricidad, montacargas, caeras de alimentacin y descarga que se incorporaban, y los muchos elementos de contemplacin natural y esttica que estimulaban los sentidos, fueron vehculo de un adelanto significativo en la calidad de vida de la familia (Figura 10-11-12-13). El final de una tipologa exitosa La densificacin del tejido de la ciudad, que haba trado consigo la instalacin y divulgacin del petit htel tambin ocasion, con el tiempo, su inevitable reemplazo. No slo Buenos Aires y otras ciudades importantes de nuestro pas haban aumentado considerablemente el nmero de sus habitantes (los 663.854 porteos de 1895 eran 905.891 en 1904, 1.231.698 en 1909 y superaban ligeramente 1.800.000 en 1925) sino que tambin haba hecho su entrada victoriosa el ascensor. Las casas fueron aumentando el nmero de pisos, llegando fcilmente a cinco y ms niveles. Tambin muy pronto la reunin de tres generaciones familiares bajo el mismo techo original se fue disgregando y la vivienda unifamiliar se convirti, de hecho o derecho, en una casa de renta compartida por diversos propietarios, segn sistemas ms o menos afines a los de la actual propiedad horizontal. La irrupcin casi simultnea del art-dco y el neocolonial de los aos veinte impuso el reino de los paramentos lisos, las geometras ortogonales y la austeridad ornamental. Los ciudadanos se vistieron distinto, miraron distinto, sintieron distinto, habitaron distinto. No slo cambi radicalmente la apariencia exterior de las viviendas y el diseo de los interiores; tambin la composicin arracimada, tpica del oficio acadmico de preguerra, fue dejando paso a disposiciones cada vez ms engrilladas, ordenadas como secuencia de paraleleppedos cada vez ms acomodados al proceso de compactacin urbana y de eficiencia tecnolgica que preparaba el paso a la modernidad. Las fachadas mantuvieron por un tiempo su adhesin al imaginario acadmico francs que las vinculaba con la visualidad caracterstica del petit htel especialmente en las exitosas versiones de austero clasicismo propias de Acevedo, Bec y Moreno y de Alejandro Bustillo-, pero el ciclo de esta tipologa residencial haba terminado. Otros modelos, cada vez ms compactos y verticales, se abrieron paso hacia el cielo de una ciudad que pocos aos ms tarde un Le Corbusier inmisericorde iba a motejar como ciudad sin esperanza.

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    Figura 1: Petit Hotel Av. Crdoba 1056.

    Figura 2: Entrada principal.

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    Figura 3: Entrada y pasaje de servicio.

    3 Figura 4: Biblioteca.

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    Figura 6: Vestbulo.

    Figura 6: Vestbulo.

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    Figura 7: Vestbulo Alto.

    Figura 8: Dormitorio al Frente.

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    Figura 9: Dormitorio al Frente.

    Figura 10: Lavadero.

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    Figura 11: Cocina.

    Figura 12: Bao Principal.

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    Figura 13: Jardn.

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    Recorriendo proyectos y realizaciones Memorias testimoniales El final de una tipologa exitosa