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 Psicoanálisis Inédito www.psicoanalisisinedito.com  1  El niño lacaniano es el niño troumatizado *  P hilippe L a cadé e Partamos de una observación de Jacques Lacan. Se trata de un intercambio que tuvo con un niñito, seguramente de su familia, y que relata en Los cuatro conceptos fundamentales del  psicoanáli sis, justo después de haber evocado al sobrinito de Freud. Lacan nos dice: «Yo también he visto, con mis propios ojos, abiertos por la adivinación materna, al niño, traumatizado de que me fuera a pesar del llamado que precozmente había esbozado con la voz, y que luego volvió a repetir durante meses enteros; yo lo vi, aun mucho tiempo después, cuando lo tomaba en brazos, apoyar su cabeza en mi hombro para hundirse en el sueño, que era lo único que podía volverle a dar acceso al significante viviente que yo era desde la fecha del trauma.» 1  El niño del que nos habla aquí Lacan es un niño traumatizado que encuentra junto al Otro la paz de lo simbólico y que con ella se duerme. Observemos primero cómo Lacan nos habló de este niño traumatizado porque el Otro, es decir él mismo, lo haya abandonado a pesar de su llamado; este niño que, desde entonces, ante la ausencia de respuesta del Otro, nunca más dirige llamado, entrando en una suerte de mutismo, incluso de autismo, y que encuentra por el rodeo del sueño en los brazos de Lacan: «el acceso al significante viviente que yo era desde la fecha del trauma.» El Otro, para el niño, es ante todo un significante vivo que ilustra aquí cómo el encuentro con el Otro es traumático, y cómo puede ser también pacificante. Lacan nos indicó que el significante no es solamente simbólico o pacificador, sino que está vivo, es decir que puede gozar de su vida de significante por sí solo y como tal alcanzar un goce fuera de sentido; este goce es traumatizante para el niño porque le escapa en tanto que un otro significante no viene a darle significación. El niño allí no comprende nada, eso lo traumatiza, aquí, eso lo deja en la estacada   el Otro al partir lo abandona, no responde a su llamado, el Otro, portador del significante, vive y goza en otra parte, por fuera de él. Observemos que Lacan subraya los estragos de la palabra para un niño cuando no se responde a su llamado. Dice que entre el Otro y el niño, está «el llamado que precozmente había esbozado con la voz». Advirtamos finalmente cómo introduce la importancia para el niño, en la llamada al Otro, de un objeto que le viene del deseo al Otro: la voz, este objeto voz  es tomado por todo sujeto en su relación al Otro. Este objeto voz y la pulsión invoca nte que le es atribuida, así como el *  El texto original en francés se encuentra disponible en el sitio web de las 44° Jornadas de la Escuela de la Causa Freudiana “Être mère”: http://www.journeesecf.fr/lenfant-lacanien-est-lenfant-troumatise-par-philippe- lacadee/ 1  Lacan, J. El Seminario. Libro XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis . Paidós, Bs. As, 2010. p. 71.

Philippe Lacadée - El Niño Lacaniano Es El Niño Troumatizado

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Psicoanálisis con ninos

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    El nio lacaniano es el nio troumatizado*

    Philippe Lacade

    Partamos de una observacin de Jacques Lacan. Se trata de un intercambio que tuvo con un

    niito, seguramente de su familia, y que relata en Los cuatro conceptos fundamentales del

    psicoanlisis, justo despus de haber evocado al sobrinito de Freud. Lacan nos dice: Yo tambin

    he visto, con mis propios ojos, abiertos por la adivinacin materna, al nio, traumatizado de que

    me fuera a pesar del llamado que precozmente haba esbozado con la voz, y que luego volvi a

    repetir durante meses enteros; yo lo vi, aun mucho tiempo despus, cuando lo tomaba en brazos,

    apoyar su cabeza en mi hombro para hundirse en el sueo, que era lo nico que poda volverle a

    dar acceso al significante viviente que yo era desde la fecha del trauma.1 El nio del que nos

    habla aqu Lacan es un nio traumatizado que encuentra junto al Otro la paz de lo simblico y que

    con ella se duerme.

    Observemos primero cmo Lacan nos habl de este nio traumatizado porque el Otro, es decir l

    mismo, lo haya abandonado a pesar de su llamado; este nio que, desde entonces, ante la

    ausencia de respuesta del Otro, nunca ms dirige llamado, entrando en una suerte de mutismo,

    incluso de autismo, y que encuentra por el rodeo del sueo en los brazos de Lacan: el acceso al

    significante viviente que yo era desde la fecha del trauma.

    El Otro, para el nio, es ante todo un significante vivo que ilustra aqu cmo el encuentro con el

    Otro es traumtico, y cmo puede ser tambin pacificante. Lacan nos indic que el significante no

    es solamente simblico o pacificador, sino que est vivo, es decir que puede gozar de su vida de

    significante por s solo y como tal alcanzar un goce fuera de sentido; este goce es traumatizante

    para el nio porque le escapa en tanto que un otro significante no viene a darle significacin. El

    nio all no comprende nada, eso lo traumatiza, aqu, eso lo deja en la estacada el Otro al partir

    lo abandona, no responde a su llamado, el Otro, portador del significante, vive y goza en otra

    parte, por fuera de l.

    Observemos que Lacan subraya los estragos de la palabra para un nio cuando no se responde a

    su llamado. Dice que entre el Otro y el nio, est el llamado que precozmente haba esbozado

    con la voz. Advirtamos finalmente cmo introduce la importancia para el nio, en la llamada al

    Otro, de un objeto que le viene del deseo al Otro: la voz, este objeto voz es tomado por todo

    sujeto en su relacin al Otro. Este objeto voz y la pulsin invocante que le es atribuida, as como el

    * El texto original en francs se encuentra disponible en el sitio web de las 44 Jornadas de la Escuela de la

    Causa Freudiana tre mre: http://www.journeesecf.fr/lenfant-lacanien-est-lenfant-troumatise-par-philippe-

    lacadee/

    1 Lacan, J. El Seminario. Libro XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanlisis. Paids, Bs. As,

    2010. p. 71.

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    objeto mirada y la pulsin escpica, son dos objetos fundamentales en la clnica que Lacan puso

    en evidencia para el nio. As, el objeto mirada y la pulsin escpica son esenciales en esta

    escena: He visto con mis propios ojos y la mirada de la madre. Elaborando el estadio del

    espejo, Lacan primero seal ese momento en el que el nio, frente al caos y la divisin de su

    ser, intenta recuperar una unidad en la imagen especular que inviste libidinalmente e

    imaginariamente para hacerse un yo. Ms tarde, subrayar la importancia de la mirada del Otro y

    de la pulsin escpica.

    Del mismo modo, en el curso de esta escena del nio que toma en sus brazos, el Otro, Lacan, es

    testigo del desgarro del ser que sacude a este nio, pero la mirada que dirige lo hace tomar parte

    en el acontecimiento hasta ocupar all la posicin causal que hace que esta escena exista porque

    es vista. El Otro, a travs de su mirada, se vuelve aquel que acompaa al nio en el momento de

    su entrada en el mundo y termina por ser el elemento activo fundamental que transforma ese

    mundo hostil en un mundo pacificado. El Otro enmarca la experiencia del nio a travs de su

    mirada.

    Observemos incluso cmo Lacan, en esta vieta clnica, ilustra su posicin en relacin a la madre.

    Precisa que sus ojos son abiertos por la adivinacin materna. Es la mirada que dirige esta madre

    a su nio, su adivinacin materna, lo que le hace adivinar el trauma, lo que lo vuelve visible.

    Advirtamos aqu cmo el significante adivinacin opera un desplazamiento, etimolgicamente

    fundado, entre adivino [devin] y divino [divin], dejando aparecer este divino que se liga a la figura

    del nio del nio como si fuera un Dios, del nio inocente y feliz tal como Victor Hugo lo

    describe en su poema Cuando el nio aparece,2 tal como Freud en Introduccin al narcisismo lo

    designa His Majesty the baby. Advirtamos tambin cmo, para Lacan, el nio freudiano es

    culpable de abandonarse al goce masoquista que ha experimentado o sufrido, incluso que ha

    obtenido. Hay en el nio una pendiente que lo empuja a hacerse objeto cado del Otro. Hay en l

    una disposicin precoz a la decadencia, un masoquismo primordial que lo empuja a sufrir de su

    propia decadencia y a extraer una satisfaccin primera, un goce.

    Algo insiste en el corazn del ser, y Lacan afirm su existencia como necesidad primera, ese algo

    pone cada ser a merced de ser abandonado por quien simblicamente lo sostiene en su

    experiencia de nominacin. Para Lacan, el nio no es un inocente, es culpable del goce que

    extrae usando el significante pero tambin abandonndose a su masoquismo primordial.

    2 Hugo, V., Cuando el nio aparece, en Las hojas de otoo, 1831:

    Cuando el nio aparece, el crculo de la familia

    Aplaude con grandes gritos.

    Su mirada dulce que brilla

    Hace brillar todos los ojos,

    Y las frentes ms tristes, las ms manchadas tal vez,

    Se alegran de repente al ver al nio aparecer,

    Inocente y feliz.

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    Para Freud, luego para Lacan, la neurosis infantil no viene tanto del encuentro traumtico con el

    Otro sino de lo real, del goce en juego en ese encuentro, goce sobre el cual el nio no puede

    poner palabra alguna y del cual puede hacer un cierto uso.

    El nio lacaniano no conoce la despreocupacin porque, debido al lenguaje, no hay para l

    simbiosis posible con el autor de sus das sino que est siempre la discordancia del malentendido.

    El nio es separado de este mundo al cual el nacimiento lo ha proyectado y que ya estaba all

    antes de que l llegara. Es un inmigrante en el pas de la palabra, en el pas donde el llamado

    puede no encontrar respuesta. Un nio naci, un desgarramiento se produjo, una falla se abri,

    una distancia permanece irreductible. Hubo corte, separacin.

    El nio nunca develar el misterio de su origen y, frente a la pregunta Quin es l, ese nio,

    ah?3 es preciso abstenerse de creer que esta problemtica del origen se pudiese volver

    alcanzable. La amnesia infantil testimonia la imposibilidad para todo sujeto de responder a esta

    pregunta el nio no puede volver al origen, introduce por la va del malentendido la dimensin de

    lo real. Algo escapa al sujeto, algo de lo cual est siempre separado; ese real no simbolizable

    puede retornar, puede surgir a la vuelta de cada historia. A la pregunta Quin es l, ese nio,

    ah? podramos pues proponer como respuesta que el nio, por ser un nio, est

    fundamentalmente traumatizado. Ya lo hemos visto4: Traumatismo, no hay otro: el hombre nace

    malentendido.5

    Para volver a darle vigor y rigor al trmino de trauma, Lacan forj el neologismo troumatisme,6

    como la mejor manera de decir que lo que hace trauma en el nio es el encuentro de un agujero

    [trou] en su comprensin de las cosas o de las palabras que recibe del Otro. Hay para el nio un

    agujero [trou] en el saber, no puede poner en palabras lo que vive, lo que experimenta, lo que

    encuentra. Vive una experiencia fuera de sentido, una experiencia de goce en el sentido de un

    encuentro con un real que no puede asimilar. El nio lacaniano es pues un nio troumatizado.

    Traduccin: Lorena Buchner.

    3 Lacade, Ph., Qui est-il, cet enfant-L, chapitre 2, in Le malentendu de lenfant, Nouvelle dition revue et

    augmente, Prface de Christiane Alberti, Editions Michle, 2010.

    4 Tesis desarrollada en Le malentendu de lenfant.

    5 Lacan, J., (1980) Le malentendu, Ornicar? n22/23, Lyre, Paris, 1981, p. 12.

    N. de la T.: Este texto corresponde a la clase del 10 de junio de 1980 del Seminario "Disolucin", indito.

    6 Lacan, J., Los no incautos yerran, clase del 19 de febrero de 1974, indito.

    N. de la T.: el neologismo troumatisme condensa trauma [traumatisme] y agujero [trou].