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    RAICES COLONIALES DE LA REVOLUCION

    ORIENTAL DE 1811

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    Talleres Grficos A. Monteverde y Ca. - Treinta y Tres 1475 - Montevideo

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    JUAN E. PIVEL DEVOTO

    RAICES COLONIALES

    DE LA

    REVOLUCION ORIENTAL

    DE 1811

    MONTEVIDEO1952

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    Por mandato de la Comisin Nacional Archivo Artigas pro-logu los volmenes que con-tienen la documentacin rela-cionada con la vida pblica de

    Artigas anterior a 1811. ALcumplir esa tarea me limit aambientar la papelera aludidasin utilizarla por adelantado,delineando en grandes trazos el

    perodo histrico a que perte-nece y bosquejando de igualmodo la actuacin del perso-naje que le sirve de tema cen-

    tral. Consider ms adecuadoal. fin propuesto enumerar losdistintos problemas sociales,econmicos y administrativosde la Banda Oriental en la lla-mada poca colonial, que a mi

    juicio dieron origen a la revo-lucin de 1811 y de los cualesderivan lo medular del pensa-miento artiguista, el carcter

    y la orientacin de aquel movi-

    miento. En las pginas que si-guen he- refundido ambos pr-logos en cuyo desarrollo mesubordin al plan orgnico quesurge de la propia unidad deltema.

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    Todos ,los elementos de juicio allegados hasta hoypor las investigaciones histricas autorizan para afirmarque Artigas naci en Montevideo. el 19 de Junio de 1764,muy probablemente en la casa de sus abuelos maternosDon Felipe Pascual Arnal y Doa Mara RodrguezCamejo. (r)

    La frecuencia con que el padre, Don Martn JosArtigas, se ausentaba de la ciudad para cumplir comi-siones de carcter militar o las que le imponan su cali-dad de Regidor, debi mantener estrechamente unida aDoa Francisca Antonia Arnal de Artigas al hogar pa-terno, del que fu nica hija.

    Los trminos en que Don Felipe Pascual -Arnaldistingui a Jos Gervasio en su testamento otorgado

    I

    (1) En la "Vida del Brigadier General D. Jos Jervacio Arti-gas. Fundador de la Nacionalidad Oriental", publicada en 1860 porD. Isidoro de Mara, ste-afirmti que Artigas habla nacido en Mon-tevideo en 1758, afirmacin que repitieron Deodoro de Pascual,Antonio Dfaz y el mismo de Mara al publicar en 1879 el primertomo de sus "Rasgos biogrficos de hombres notables", con el agre-gado de que Artigas haba nacido en Las Piedras. En 1884 CarlosMara Ramfrez public la partida de bautismo disipando las ver-siones errneas. Esas versiones fueron recogidas por la prensa en1884. D. Juan J. Barbosa, que en las columnas de "La Nacin" sehaba ocupado de la personalidad de Artigas en 1855, en articulopublicado en "l Bien Pblico"; el 29 de octubre de ,1884. rechazcon slidos argumentos que Artigas hubiera nacido en Las Piedras,aportando con tal motivo noticias para el estudio de los bienes desus antepasados. Esta cuestin se renov con motivo de los home-najes tributados a Artigas el 19 de junio de 1894, siendo en estaocasin los Sres. Felipe Polleri y Amaro Cneo quienes sostuvieronque Artigas haba nacido en Pando y Sauce, respectivamente, fun-dndose para ello en que D. Martn Jos Artigas habla posedotierras en una y otra localidad ("El Bien Pblico", 10, 13, 15 y 16de junio de 1894 y "El Siglo", 14 de junio de 1894). Los argumentosdel Sr. Cneo a favor de la tesis de que Artigaa haba nacido enSauce fueron reproducidos por Orestes Arajo en su "Diccionario

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    en 1772, cuando ste tena ocho aos, deben sin dudaatribuirse a una cercana convivencia del nieto con elabuelo, ya viudo, en cuya compaa viva su hija casadacon el Capitn Don Martn Jos Artigas.

    Difcil resulta determinar el grado de influencia ejer-cida en la formacin de los sentimientos e inclinacionesde Artigas por su abuela materna, Doa Mara RodrguezCamejo, mujer enrgica y emprendedora,-y por Don Fe-lipe Pascual, muertos en 1772 y 1773 respectivamente;por los abuelos paternos Don Juan Antonio Artigas, elveterano Capitn de Caballera de Miliciasarias vecesRegidor, y Doa Ignacia Javiera Carrasco que vivieronrespectivamente hasta 1773 y 1775; por su padre DonMartn Jos, de quien pudo recibir ejemplos ms directosde vocacin por las armas, por el trabajo .y por el bien

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    Geogrfico del Uruguay", pgs. 721-26, Montevideo, 1900 y posterior-mente reeditados por el propio Sr. Amaro Cneo al recopilar losartculos publicados en 1894, complementados con otros elementosde juicio, en el folleto titulado "Amigas", Montevideo, 1927. Laposibilidad de que Artigas hubiera nacido en Sauce, fundada en quesus padres residieran all, la disipa el hecho de que fu recin en1775 o 76 que D. Martn Jos comenz a trabajar las estanciasubicadas en aquel lugar.

    La partida de batismo.de Artigas, publicada en el tomo pri-

    mero del "Archivo Artigas" pgina 231, figura en el "Libro Primerode Bautismos de la Iglesia Matriz de Montevideo", que abarca elperodo comprendido entre el 29 de noviembre de 1727 y el 14 desetiembre de 1767. Entre la ltima foja til del -"abro, que es la206, en la que consta que all "concluie el primer Libro de Bautis-mos de esta Parroquia de S .n Felipe de Montevideo", y el ndice,que comienza a fojas 210, hay cuatro pginas agregadas. En unade ellas, en la 209 vta. est asentada la partida de bautismo deArtigas, suscrita por el Dr. Pedro Garcia, en la misma foja en queaparecen otras partidas correspondientes a los aios 1744 y 1751.El Dr. Pedro Garca, segn resulta del propio Libro Primero deBautismos, administr este sacramento en la Iglesia Matriz entreel 22 de febrero de 1764 y el 25 de agosto de 1766, figurando laspartidas correspondientes a ese periodo entre los folios 170 y 192.La partida de Artigas, de acuerdo a su fecha, debla haber sidoinscripta en la foja 173 vta. La razn por la cual no figura ally aparece en cambio asentada y suscrita por el Dr. Garca afiosdespus en la foja 209 vio. citada, debe atribuirse, a nuestro enten-der, al hecho de que el citado Teniente Cura al trasladar sus apuntesal libro omiti registrarla en el lugar correspondiente. El anlisisde las anotaciones suscritas por el Dr. Garca entre los afios 1764y 1766 deja la certidumbre de que esas constancias no fueron estam-padas en las pginas en que se encuentran, en la fecha que llevan,sino trasladadas al libro en conjunto, en fecha posterior, de apuntesllevados por el propio Teniente Cara.

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    RACES COLONIALES 9de la causa pblica; por su madre, muerta en 1803; porel to Jos Antonio Artigas, a cuyo cargo estaba la es-tancia familiar en el arroyo de Pando, cercana a la deMelchor de Viana, en la que Artigas y sus hermanos, junto con numeroso concurso formado por parientes, alle-gados, esclavos e indios, fu confirmado el 24 de diciembrede 1772.

    Su vida debi transcurrir entonces alternativamenteentre la morada materna de la ciudad y la residencia enla chacra de Don Martn Jos, ubicada en el arroyo Ca-rrasco, en la-uue ste aparece censado-en 1774 con sumujer y cinco hijos menores. (2)

    Tras su pasaje _por la, escuela de primeras letras delConvento de San Bernardino de la Orden Franciscana enMontevideo, Artigas, atrado como sus mayores por lavida del campo, pas a trabajar en las faenas rurales.

    Desde los comienzos del proceso fundacional'de nues-tro pas, entre los primeros pobladores de Montevideo seperfilaron dos tendencias: la representada por los vecinos,que; presintiendo el porvenir martimo y econmico de supuerto se at'raigaron en l para dedicarse al comercio, yla de aquellos que atrados por la conquista de la tierratuvieron a su cargo la expansin colonizadora y dispu-

    taron al indgena los campos para hacer sus labranzasy procrear sus ganados. Los Artigas, venidos a Amricadel solar aragons, tomaron este ltimo camino. Hacia1775 o 1776 Don Martn Jos comenz a usufructuar dela estancia del Sauce "llamada de Camejo" que a la muertede sus suegros_haba sido adjudicada a su esposa, en laque se levant despus la "azotea de Artigas"; en 1782compr a la sucesin las estancias que fueron de DonJuan Antonio Artigas, ubiadas en Pando y Casup.

    - En la chacra de Carrasco _y en los mencionados esta-blecimientos de campo formados por sus.abuelos, Artigas

    vivi bajo la autoridad paterna sus aos juveniles, res-pecto de los cuales slo cabe imaginar, a falta de ilus-tracin documental, cmo en contacto. con el medi pri-mitivo, en la ruda faena-de la estancia todava amenazadapor el maln, entre paisanos sencillos y corambreros queasomaban por el lugar, fu despertando en l su espritude empresa y de aventura; cmo se sinti llamado por

    (2) "Archivo Artigas", Tomo Primero, pg. 222, Montevideo,1950.

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    quin sabe-qu fuerzas atvicas que lo impulsaron un da

    a buscar ms all del pago, el medio que reclamaba sualma intrpida.La vida en la casa de piedra, techada con paja, levan-

    tada en Pando, en los ranchos de los peones o en los cam-pos de Casup, donde haba una cocina y unos corralesde palo a pique; los trabajos para apartar ganados, lamarcacin de los mismos, las faenas para "hacer cueros"as como la conduccin de stos a Montevideo, no podanofrecer bastante escenario al espritu inquieto de Artigas.Ms all de las casas, del cerco de tunas que las rodeabany de las mangueras de piedra que limitaban la heredadde-sus abuelos, se ofreca sin vallas,& quien quisiera reco-rrerla, la campaa de la Banda Oriental, poblada de ga-nados que movan la codicia He los hombres e incitabana la vez el inters de stos por internarse en los camposlejanos, al norte del Y y del ro Negro, hasta la fronteray an ms all, donde slo inperaban las leyes de la na-turaleza.

    II

    71 la explotacin de la riqueza ganadera en sus etapasprimitivas del corambre y salazn de carnes fue el factoreconmico que estimul el proceso colonizador de la BandaOriental, iniciado cuando ya se haba 'clausurado el ciclode la expansin hispnica en Amrica. ,

    Las estancias pobladas bajo la influencia coloniza-dora de Buenos Aires en el bajo Uruguay y costas delRo de la Plata; las vaqueras all instaladas, junto a ladesembocadura de los ros, al oeste de la jurisdiccin deMontevideo,. y en el litoral Atlntico, y los establecimientosganaderos que dentro de los lmites de dicha jurisdiccinse multiplicaron con mayor orden merced al poder deexpansin d la ciudad, hasta que sus. ganados desbor-daron las fronteras ms all del Y y del ro Negro, cons-tituyeron la fuente nica de nuestra riqueza colonial, eimprimieron un sello propio a la vida que se desarrollen ese escenario, a los hbitos y costumbres de sus pobla-dores.

    Adems, esa riqueza ganadera, conjuntamente con elanhelado lmite del Ro de la Plata, fue el mvil que ins-pir la expansin lusitana, ora impulsada en forma indi-

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    recta por la iniciativa privada., ora realizada por la propiaCorona de Portugal.`A1 norte del ro Negro el procreo de los ganados ysu faena se desenvolvi en forma anrquica; sobre lacosta del Uruguay se extendan las estancias misionerasdependientes de Yapey, cuyos ganados y el llamado al-zado, propiedad de la Corona, que se procreaba en laregin fronteriza, eran con preferencia los que los portu-gueses extraan con el auxilio de los charras, minuanesy del9s changadores.

    W! -pacan esos ganados Se hablan,~as, tierras en que

    d i

    istri nido por donacin de la Corona a los pobladores,por denuncia de stos, y por promesas de ventas, quepor lo general no llegaban a perfeccionarse, sin perjuiciode lo cual se permiti que los interesados tomasen pose-sin de extensiones de campo a veces enormes. "Los pre-tendientes, observ D. Manuel Cipriano de Melo en 1790,elegan los parajes en que los ros hacan tringulo 'quellaman rinconadas, porque atrados los ganados de la fer-tilidad de las orillas, se encerraban en- ellas a poca costa".No se evit, anota Lastarria, la inmensidad de las pose-siones ni se refren a los hacendados que siempre quepudieron desalojaron a las pobres familias que por s o

    coil permiso haban pasado a establecerse en. esta banda,"atomar sus ,puestos en terrenos vacantes". (3)

    (3) Miguel Lastarria, "Colonias Orientales del Ro Paraguay de la Plata". "Documentos para la Historia Argentina", Facultadde Filosofa y Letras, Tomo III, pg. 198=199, Buenos Aires, 1914.Refirindose a este punto expresa el Dr. Felipe Ferreiro en suestudio "Orgenes Uruguayos": "El modo de ocurrir las cosas n laBanda Oriental fu bien distinto. Las ms de las veces una pulperofuerte y afamada en la regin por las atracciones que ofreca altransente (carreras, bolos, jugadas, cte.), apareci el ncleo inicial.En su torno, las clientelas ms fieles y algn bolichero que calculmedrar a la sombra del principal levantaron -sin sujetarse a ordenalguno- los primeros ranchos ms o menos provsorios. Despusse fij en el lugar el asiento de un hombre de trabajo, ms tardeel de otro. Un buen dio el cura misionero que pasaba por all aspira levantar la capilla ya reclamada por la abundante poblacin delpago. Pero ahora, llegaba el momento del drama que en ocasionespas a .tragedia: el terrateniente en cuya posesin vastsima habavenido formndos y creciendo sin su previa autorizacin aquelnuevo ncleo, no estaba conforme con su permanencia (porque erapropicio al abigeato, o simplemente porque le espantaba los ganadoso les privaba de aguadas, cte.); y reclamaba inmisericorde el des-alojo. Por consecuencia venta el pleito, eternizado en la Audienciade Buenos Aires" (pg. 16, Montevideo, 1937). '

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    En la zona apartada de la jurisdiccin de Montevi-deo y de la regin de Santo Domingo Soriano, al nortedel ro Negro, las tierras haban sido ocupadas en mu-chos casos sin denuncia ni piopuesta de venta alguna,lo cual dara origen a innumerables litigios.

    E1 procreo y beneficio de los ganados en las estan-tas se haca por lo general en forma primitiva. En su"Memoria Geogrfica", Andrs Oyrvide trae un refe-rencia sobre la estancia de "La Mariscala", Da MaraFrancisca de Alzibar de Viana, uno de cuyos puestosencontr en' su camino al llegar en Enero de 1785 alpaso de las Piedras, en el Cebollat. La estancia habasido poblada haca doce aos aproximadamente, aunquela concesin de las tierras era anterior.

    "El espacio que comprenden -dice Oyrvide- nose limita menos, segn dice el capataz, que todo elrincon entre el arroyo Aleiga y parte del Alfrez con elCebbllat hcia sus puntas y por. consiguiente los ganadosque pastan en ellos innumerables, pues como campos de-siertos donde se refugian los que corren de la parte delro Negro, YiL y otros arroyos de las vertientes al Uru-guay, es una guarida depsito de las vacadas grandesque hallan aqu algun sosiego,hasta tanto que el dueomanda pedir regularmente los veranos el numero de cue-ros de toro qu es posible acarrear en carros hasta Mon-tevideo." (4)

    "Aqu -agrega luego- no se conoce ganado manso ode rodeo, como llaman, todo es alzado, todo es campestre;hoy. pacen aqui 20 mil reses, no se encuentra una n mu-chas leguas, hasta que este tropel encuentra otros ene-migos de su conservacion, otra tropa de hombres, arma-dos de lazos, cuchillas y medias lunas, que, dejando ten-didas en el campo un crecido nmero de que sacan suscueros, puede retroceder el restante para descansar algu-nos das en los rincones mas excusados, hasta que lesllega otra proscripcion, sin exceptuar edad ni tamao;y as, sea para introducir en Montevideo para el Ro

    (4) Carlos Calvo, "Coleccin Histrica Completa de los Tra-tados, Convenciones, Capitulaciones, armisticios, cuestiones de limi-tes y otros actos diplomticos y polticos de todos los Estados com-prendidos entre el golfo de Mjico.y el .cabo de Hornos, desde elao de 1493 hasta nuestros das", Primer periodo. Limites. TomoSptimo, pg. 265, Paris, 1865. -

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    Grande que, como se ha dicho, llegan hasta aqu mismolas canoas de los traficantes, todo es un destrozo que largos pasos corre el exterminio total, si ntes no seentabla una cria metdica para mantener perennes y cons-tantes estos manantiales de riquezas de que este sueloest dotado naturalmente por la salubridad de sus pastos,por lo abundante de sus aguas, y cmodo de sus valles ycolinas para cras de ganado y progresos de la agricul-tura,aunque de esta ltima ni aun se menciona la ideade su principio." (6)

    Este tipo de estancia cimarrona en la que se explo-taba nicamente el cuero de los animales, a los que no

    se dispensaba cuidado alguno, y en la que por toda,,cons-truccin se haca unos corrales, abundaba entonces en laBanda Orientar

    "Huyen los ganaderos de sujetar pastoreo rodeosus ganados, escriba Manuel Cipriano de Melo en laexposicin citada, porque como 'slo aspiran al intersdel cuero, quieren ahorrarse los gastos de peones y dems,contentndose adems con un buen terreno, a donde seagolpen de cuando en cuando los ganados que andan va-gando, y con la buena situacin de su rinconada hacertantos cueros como reses encuentren."

    Oyrvide visit otra estancia donde la explotacin seefectuaba en forma ms metdica, la de D. Juan Llo-rens, poblada hacia as, que en 1785 tena 10.000 cabe-zas de -ganado sujeto a rodeo, manso y de color, y sobre200 caballos.

    "Como el mismo dueo tiene establecida en este ramosu subsistencia -refiere el viajero- conoce las ventajasde su conservacin y beneficio, por lo que entablado el pro-creo debidamente, le redita en la actualidad sobre 500cueros de novillo todos los aos, cuya matanza se haceaqu de mediados fines del verano, y aunque el ramo de

    carnes queda arrojado, sacan toda la grasa y el sebo deque juntamente hacen stis acopios en tres almacenes galpones cubiertos de paja y buena madera cortadas regu-larmente por las cordilleras, y remiten despus para Mal-donado y Montevideo en los carros de que estn surtidos:tambin suelen vender otrs partidas de novillo en quevienen buscar los encargados del abasto de carne enMontevideo, y el precio regular es de 14 16 reales por

    (5) Obra y tomo antes citados, pg. 266.

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    cabeza, pues son estimados por su tamao y gustosa car-ne; las hembras no se tocan absolutamente, y solo algunas

    ya viejas que no dan fruto, las matan y de sus cuerossacan los sacos y correas guascas para el servicio dela estancia: con esta corta atencion es que en tan brevetiempo han aumentado los ganados, redituando todos losaos, siendo su principio de, 3 4 mil cabezas. las queintrodujeron ara esta oblacin."

    "Hay aqui cuatro peones para el servicio y solo setoman mas en el tiempo de la matanza, pero como eldueo suele asistir regularmente los veranos, dispone quese hagan algunas siembras como de sandias, melones,hortalizas y algun poco de trigo, y de todo recogen con

    abundancia y de buena calidad." (6)- Pero donde el aprovechamiento de los ganados sehaca en forma ms primitiva y con destrozo de las ha-ciendas, era fuera de las estancias, en los campos rea-lengos apartados, donde los changadores despus de ex-traer el cuero dejaban el campo cubierto de reses muer-tas para alimento de- tigres y perros cimarrones.

    Por efecto de estas corridas el ganado alzado sehaca an ms arisco y el que se hallaba a rodeo huapara regresar meses despus la querencia.

    La empresa de ir a buscar ganados a las regionesmencionadas no estaba desprovista de riesgos. Formadala tropa, los changadores vigilaban su marcha, que ha-can sin descanso, pero con pausa, a fin de evitar las co-rridas. Para pasar la noche se haca alto en una rinco-nada en la loma, en parajes descubietros, lejos de losbosques u hondonadas por ser guaridas de los tigres.Alrededor del ganado los changadores formaban entoncesun crculo, encendiendo fogones con lea o con la osa-menta y el sebo de las reses. Mientras unos descansabansobre sus aperos, otros, a caballo, hacan ronda sin cesaren torno a los fogones para dar la alarma al menor asomode huda o de peligro."En estas corridas -apunta Oyrvide- es conside-rable el consumo y malogro de reses,pues ademas de lasque matan para el mantenimiento y consumo de las no-ches, se pierde[n] regularmente las crias pequeas, puesen el tropel y marchas diarias, se estropean entre la

    '(6) Obra y tomo antes citados, pg. 273.

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    confusin y remolinos que forma todo el trozo, se can-san y quedan por los. caminos, y as todas las que sonmnos de ao corren este pligro de que pocas se li-bran..." (') .

    a estancia fu en muchos casos, elemento nuclearen orden social, cuando el terrateniente no disputabala tierra a los pobladores modestos que 'se cobijaban alamparo de su poder; punto de partida de nuestra organi-zacin econmica; centro avanzado de colonizacin enaquella poca, caracterizada por rasgos tpicamente feu-dales: impotencia del poder central, dispersin delaautoridad, proteccin privada del dbil, derecho y obli-gacin de legtima defensa.'

    Como en la poca feudal, la propiedad iba entoncesacompaada de qbligaciones. Los propietarios fronterizosy aun los.otros, deban tener armas y defensas, ademsde poblar; cultivar y procrear ganado. Como en la pocafeudal, el ejrcito se formaba con la obligacin de equipo.Cada Blandengue, para no citar sino un ejemplo, debaaportar seis caballos al entrar a su cuerpo. Pero sin duda,lo ms caractersticamente feudal de este estado, se con-centraba en la estancia. Cada estancia era un seoro,con una vida social y econmica plenamente autrquica;tena defensas militares que remedaban el torren me-dioeval, a veces una capilla para servicios religiosos ysiempre una hueste que el estanciero conduca a la guerra,como un seor feudD

    (Esta clula social, por su poder, por la proteccin quedispensaba y por la posibilidad de trabajo que brindaba.era, en aquel medio rudimentario, un elemento de atrac-cin. En sus cercanas se agrupaba el ranchero de mo-destas viviendas de barro y paja, cuando no preferabuscar la sombra amparador de alguna capilla rstica:

    Po ... lo dems, cuntos de estos elementos sobrevivieron!Durante las guerras civiles del siglo XIX, fu comnel espectculo de la peonada con el patrn al frente,alistada en las filas de la revolucin o en las del gobierno,sin ms lema que el del dueo, sin ms odio que el delestanciero, amo y protector a la vez.

    (7) Obra antes citada, tomo octavo, pgs. 54 _56.

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    Iras tierras se hallaban en poder de unos poeos quelas, haban denunciado, contndose por millares las cabe-zas de ganado alzado que se procreaba sin demandar es-fuerzos a esos propietarios radicados en muchos casos enla ciudad. Los changadores y hombres sueltos de la cam-paa que no encontraban trabajo, aun en las estanciasms organizadas en las que se utilizaban contados peones,se sentan, respecto de aquellos ganados, con igual dere-cho, al que reclamaban los usufructuarios de las extensasrinconadas.ILa_prineipal salida del producto que se obte-na en las vquras clndi'stis -el cuero- tena queser la que proporcionaba el contrabando por la fronteracon el Brasil.

    Cuando el Gobierno de Montevideo logr estabilizarhacia el Norte sus avanzadas en el fortn del Pintadopara contener los malones y las entradas de los portu-gueses, y las guardias y fortificaciones del Este fueronobstaculizando el paso por esa regin, las extraccionesde ganados y faenas clandestinas que hacan los changa-dores para llevarse los cueros, selocalizaron con prefe-rencia en el norte del ro Negro, en la regin antes refe-rida. 8) ,

    Esta extraccin de ganados y cueros por la fronteracon Portugal, desguarnecida an, auxiliada por nuestroscorambreros, tuvo su rplica lgica en la introduccin deartculos de procedencia lusitana en el territorio de laBanda Oriental. Tal el origen del comercio ilcito, delcontrabando estimulado por factores de orden geogrficoy por las caractersticas del propio rgimen monopolista.En un principio los changadores que participaban en laempresas de arrear ganados por la frontera, traan al~retorno lienzos, alcohol- y, con preferencia rollos de ta-

    baco; peroCuna-vez que el puerto de Montevideo' fu habi-litado en 1778 por la Pragmtica de Comercio Libre y seintensific en proporciones asombrosas ,la salida de cue-ros por su aduana, los comerciantes de la ciudad adqui-rantambin a los changadores los cueros faenados clan-destinamente para exportarlos, as como compraban a

    ls

    III

    (8) Ariosto Fernndez, "Historia de la Villa de San Fernandode la Florida y su regin", 1750-1813. Captulo I, "Los fortines delPintado", Montevideo, 1928.

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    hurtadillas los rollos de tabaco que a lomo e cargueros

    eran trados hasta las puertas de la ciudad \'Los contrabandistas hacan sus entradas por Santa..Tecla, por el Chuy, por la zona de Acegu; cerca de Mon-tevideo; tenan sus guaridas por Sols Chico, Toledo, rin-cn de Viana, baados de Carrasco, donde ocultaban suscargas entre cardales y pajonales.

    En los aledaos d la ciudad lo hacan en'las zanjas,en el foso de la muralla, en las inmediaciones de los por-tones; y dentro de ella llegaron a descubrirse contraban-dos de tabaco en el muelle y hasta debajo de una cama delHospital Rcal. (')

    Esas entradas y salidas de los contrabandistas por lafrontera, sus choques con las partidas destacadas desd-las guardias que ms tarde fue necesario establecer en laregin de Acegu o con las que vigilaban la zona de SantaTecla, las sorpresas hechas por los oficiales de rentas yde resguardo en. los lugares prximos* a Montevideo con-los consiguientes decomisos, ofrecen vasto tema para lanarracin novelesca, rica en episodios a travs de loscuales se descubren -caracteres vigorosos y audaces, y as-pectos insospechados de la fisonoma colonial: Surge deestos hechos cmo, con independencia de la historia que

    se haya escrito o pueda escribirse con los papeles quedocumentan la gestin de las cancilleras, la historia de.los tratados, de las instituciones y de las reales pragm-ticas,be desarroll entonces en el medio rural de la BandaOriental, un proceso social y econmico que desbord losdbiles marcos legales y slo respondi a fuerzas instin-tivas y naturales.t4 esa realidad queremos referirnos en

    (9) En e1 Archivo de la Escribana de Gobierno Y Haciendade Montevideo hemos consultado los siguientes expedientes sobrecontrabando y comiso correspondientes al periodo que estudiamos:1785, expedientes 4, 5, 6; 12 y 14; 1786, expedientes 15, 16 y 22;1787, expediente 21; 1788, expedientes 1, 5 y 9; 1789-90, expediente1, 10, 11, 19, 20, 22, 25 y 26; 1791, expedientes 2, 31, 32, 35, 41, 43,45, 46, 48, 49, 50, 51 y 52; 1792, expedientes 1, 2; 3, 8, 18, 19, 20,38, 45, 53 y.58; 1793, expedientes 3, 4, 7, 32, 38, 39 y 41; 1794, expe-dientes 15, 45, 47, 49, 52, 54, 58 y 59;(1795, expedientes 6, 7, 9, 18,21, 24, 25 y 26; 1796, expedientes 5, 6, 9, 13, 14, 17, 18, 21, 23, 50,51, 52,. 55, 56, 57 y 58; 1797, expedientes 7, 8,'9 y 10; 1798, expe.dientes 10, 11, 12, 14, 15; 16, 17, 22, 25, 27, 28, 29 y 44; 1799, ex-pediente 38; 1800, expedientes 3, 61 y 62; y Juzgado Letrado Na.cional de Hacienda y de lo .Contencioso Administrativo de PrimerTurno, Legajo'13, Miscelnea. (1781-1843) Expedientes 3 y 4.

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    grandes trazos para ambientar la documentacin con que

    se inicia este volumen. Las partidas destacadas en la re-gin de la frontera o en la zona del Y formadas por sol-dados de Dragones o por Blandengues de Buenos Aires,con el auxilio & sus hanl,ianoq desenbrsan al rastro frescode un carro o la huella de los cargueros. (1a)

    Sorrrendido el contrabando se rroduca en ala-unoscasos la lucha o por lo general el abandono de la presa loorsus conductores, cine huan a ocultarse entre los montes.Los artculos decomisados eran formalmente enviados aMontevideo. La intrepidez de los contrabandistas no en-contraba obstculos en la accin esforzada de esas par-

    tidas y en la vasta red de funcionarios fiscales oue celabanel cumplimiento de las reales ordenanzas. Lo nrueba,entre otros' hechos anlogos, el denunciado el 31 de octu-bre de 1792 por D. Manuel Cipriano de Melo al comu-nicar la fuga del contrabandista Juan Antonio Caraballosorprendido en las-inmediaciones de la ciudad en parajessospechosos por "donde los contrabandistas ocultan susFraudes", prximos al "Rincon de Artigas", como se de-nominaba entonces el codo.que hce el arroyo Pando, enlos campos que haban sido de D. Juan Antonio Artigas.Perseguido por cuatro Blandengues, el contrabandista fu

    (10) Don Francisco Maroas, el visitador ms antiguo de lasReales Rentas de Tabaco y Naipes de la Administracin General deMontevideo, su casco y partido, luego de comandar por cuatro mesesuna partida puesta en la campaa del rincn de Gutirrez paraevitar el comercio ilcito, refiri sus andanzas a la superioridad.El 30 de noviembre de 1788 haba sorprendido en el arroyo Tacuary42 rollos de tabaco. Mediante gratificacin logr saber "que gentesy Cavalladas faltaban as en la Campaa de Montevideo como -Osla de Maldonado", enterndose que los ausentes se disponan "sacardel'Rio Grande porcin de tabaco negro con el animo de introducirloen esta capital y que deba conducirse por los Arroyos del Tacuary,Ota7p y Olimares", cuyos planes frustr. (Archivo de la Escribanade Gobierno y Hacienda de Montevideo. Ao 1789, expediente Ne 11.

    El propio' visitador D. Francisco Maroas fu acusado en 1792por un integrante de la partida a sus rdenes de complicidad conlos contrabandistas. Bartolom Riao, el denunciante, exhibi docu-mentos de prueba, uno dirigido a "Nuestro Amigo C..." firmadopor "El Contenido". Segn resulta, Maroas proceda en combina-cin con un estanciero de las Minas, Flix Fernndez, a quien en-viaba cueros que pasaban como efectos decomisados por la guardiade Cerro Largo, primero, y la de Gutirrez, despus, comandadas enaquella fecha por Flix Gmez y Gabriel Gascn, respectivamente.(Archivo de la Escribana de Gobierno y Hacienda de Montevideo.Ao 1792, expediente No 45).

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    apresado decomisndosele los rollos de tabaco negro que alomo de caballos cargueros, cubiertos de mataduras, habalogrado traer y esconder entre los cerros y pajonales.(11)

    Poco antes don Agustn de la Rosa haba informadoal Gobernador Olaguer Feli que cuatro soldados que pa-trullaban la trinchera del fuerte de Santa Teresa, deco-misaron en la noche del 23 de mayo seis rollos de tabaconegro "y entre ellos unretovito chicoq.- al parecer con-tiene tambien tabaco" conducidos en caballos reyunos pordos jinetes a quienes no se pudo apresar por la mejorcalidad de sus cabalgaduras.

    El cabo de esa patrulla Gabriel Almagro, del Regi-miento de Infantera de Buenos Aires, declar en el expe-diente que "siendo entre siete, y ocho dela citada nocheen que dvis a su parecer como dos, o tres*Jinetes, ydirigiendose prontamente hacia ellos segn selo permitala oscuridad dela noche, abans, y se encontro con tresCargueros de Cavallos rellunos, en los- que trahan los seisrollos de Tavaco, y retovito referidos, y apoderandose dtodo ello, aunque hicieron las diligencias, de correr, y soli-citar por los Jinetes que havian devisado, no pudieronconseguir su aprehencin, por haverseles perdido de vista,por lo que cuido l declarante de reserbar los cargueros,y conducirlos su ComandanteD.- Agustin de la Rosa,como en efecto los condujo aquella misma noche, sin quel Declarante haya sabido ni oydo decir, quienes fueronaquellos Jinetes, ni quien sea el dueo del citado Ta-vaco." (1z)

    Pero todas las medidas para .evitar, estas introduc-

    (11) Archivo de la Escribana de Gobierno y Hacienda de Mon-tevideo. Ao 1792, expediente No 3. _

    (12) Archivo. de la Escribana de Gobierno y Hacienda de Mon-tevideo. Ao 1792, expediente Na 1.

    Sobre las causas que influfan para intensificar el contrabandode tabaco por la frontera se lee en una exposicin del ao 1795:"La actual constituzn Destal`rov.a j. el poco resguardo de nras.Fronteras,por la inmensa extencion De su Territorio dan merito$.q,- seporpetuen los fraudes, y aq.a jamas pueda exterminarse elvso Del Tabaco negro Del Brasil, mediante la facilidad conq.e puedeIntroducirse."

    "El gusto delos consumidores est y tn arraigado, con aquelvzo De casi inmemorial tiempo, q.e solo proporcionandoseles vnTabaco De Superior calidad, podra- lograrse q.s prefiriesen al DelBrasil. Veinte y seis aos y vn cumplirse desde q .o fu esta-blecida, laRenta, y vna continuada experiencia h enseado,q.s.vnicam.ta quando seh expendido en sus Almacenes esta Clase De

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    ciones clandestinas, los decomisos y el largo cautiverio de

    los contrabandistas apresados, no obstaban para que enel mismo ao 1792 se hubiera llegado a introducir enMontevideo rollos de tabaco descubiertos dentro de laciudad por el cabo de rentas Manuel Cuevas, o que Agus-tn de la Rosa al hacer el reconocimiento de los --uartelesy habitaciones del fuerte de Santa Teresa encontrase tam-bin dos los con tabaco del Brasil. (13)

    Este trfico ilcito, del que constituyen .muestra esosepiso-clos que entre cientos de casos referimos, se reali-zaba de manera intensa travs d=una. zona dilatadas i_riginaba sin duda grandes_perjuicios.a_l-a_Corona,_ob-Li-

    gada, adems, a mantener un costoso sistema de fiscali-cin;lpero favoreca a los que pasalbaR Geros y aa-bspor la frontera del Brasil, eludiendo la inspeccinque se haca en Montevideo, y beneficiaba tambin a loscmerciantes d esta ciudad que burlando a los reconoce-dores de los hacendados o en, complicidad con ellos adqui-ran cueros faenados clandestinamente por los changa--dores, as como efectos introducidos por la frontera. (14)

    Tabaco,h sido menor el numero dolos contravandos, y desmies q spor vna pertinaz oposicion del Fiscal Delo Civil d .n Jos MarquezdelaPlata, se han omitido las compras q.e en los primeros afros seexecutaron, no han cesado ni cesan los fraudes en grave perjuicioDolos aumentos Deis Renta". (Archivo General de la Nacin. Fondoex-Archivo y Museo Histrico Nacional, caja 4, Montevideo),

    (13) Archivo de 'la Escribana de Gobierno y Hacienda de,Montevideo, .ao 1792, expedientes Nos. 18 y 19.

    (14) E1 31 de marzo de 1794 fueron aprehendidos dentro dela plaza de Montevideo, en las puertas de la barraca de D. Esteban."el Abanero" por su procedencia dudosa 316 cueros, no obstante lainspeccin practicada por el reconocedor D. Francisco de PaulaMangudo, "quien habiendo practicado esta diligencia a su satisfao-cin, se haba retirado de ella, dandolo% todos por legitima intro,duccion`. Reconvenido por el gobernador, Mangudo expres: "que

    el no tenia facultades para decomisar y que solo concebia que erasu -obligacion cotejar las certificaciones de los bendedores con lasmarcas de los cueros que se introducan". (Archivo de la Escribanade Gobierno y iIacienda de Montevideo. Ao 1794, expediente N 47).

    El 30 de octubre del mismo ao 1794, Basilio Irigoyen, jefe deuna partida destacada desde Santa Tecla, que practicaba el recono-cimiento de la costa del Piray, Cruz de San Pedro, e Isla de Guabiy,dio cuenta de habersele presentado, Juan Jos Ibarra, desertor deDragones, quien declar que se ocupaba del oficio de changador.De las declaraciones.del desertor Ibarra resulta que los mismos ha.queanos de la guardia auxiliaban a los contrabandistas. (Archivode la Escribana de Gobierno y Hacienda de Montevideo. Ao 1794,expediente Na 15).

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    Estos efectos- eran tabaco, caballadas, alcohol, escla-vos eneros de la India.

    ..ales hechos que arruinaban la economa real, esti-mulaban sin embargo el desarrollo de la riqueza en laBanda Oriental,. expandan, bien que sin orden, la pobla-cin en su territorio, reducian el precio de algunos pro-ductos, daban origen en unos casos a las fortunas priv-,das y ocupacin a aquellos hombres del campo sin tierras,que llevados por su instinto de libertad satisfa n eneste quehacer arriesgado su vocacin de aventurasntreestos ltimos se hallaran, por ejemplo, los cuatro contrabandistas que el teniente Juan Lpez Fraga apres en1704 en la costa de Santa Lucia, uno` de Tos cuales segnconfesin, result ser un portugus que haba entrado alos dominios espaoles sin licencia "por las noticias queadquirio de las proporciones que haba para poder buscarla Bida"; o Modes'o Mosqueira de diecisie'e aos deedad apresado en la costa del ro Negro en 1798 concinco individuos que llevaban treinta y seis rollos de ta-baco. Este ltimo hijo de Carlos Mosqueira, vecino delCaneln, declar que "procurando conchavarse para man-tener y aliviar a sus Padres sali por las Estancias inme-diatas, y estando en la de don Bernardo Zuarez en. elarroyo de la Virgen all le hallo un Portugues llamadoBraga diciendole si quera conchavarse para una estanciaque tena en el paraje nombrado el Fraile muerto y ha-biendose:ido con l con ese fin luego que lo sac campoafuera le dixo, que precisamente lo habra de acompaarhasta el. Ro Grande adonde era su destino y como el de-clarante no era Baqueano del campo tuvo que irse con eino solo por esta causa, sino de miedo de verse solo." (rs)

    All en Ro Grande trabaj de domador, hasta quesupo que Antonio Gmez Amaral y varios compaeros sedirigan ala Banda Oriental; se asoci a ellos y corrila aventura.

    Estos changadores, "peones del campo" que vivan`?del tragn del contrabando", no siempre trabajaban porsu prbpia cuenta. Muchas veces eran auxiliares de loshacendados que eri la regin del Y y del ro Negro reali-zaban grandes faenas de ganado alzado evadido de las

    (16) Archivo de la Escribana de Gobierno y Hacienda de Mon-tevideo. Aos 1794. y 1798, expedientes Nos. 49 y 12, respectiva-mente. ..

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    estancias ms prximas o de ganado orejano, ya paraconducir los cueros al . Brasil, ya para introducirlos enMontevideo. Los.apresamientos de cueros hechos en cam-paa por las partidas celadoras y patrullas corresponden,por lo general, a cargamentos que se enviaban para estaciudad.

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    sin que se formalizase la posesin ni el pago de arrenda-mientos al administrador de los pueblos de indios guara-nes del Uruguay.

    A las disputas sobre tierras sigui la no menos con-fusa, con las autoridades de-Montevideo, por la propiedadde los ganados misioneros que en 1772, con motivo degrandes pestes y sequas, se haban alzado y esparcidoen el territorio de la Banda Oriental, con preferencia enla regin de los ros Y y Negro. All haban transmi-grado tambin ganados alzados de Montevideo; aquel lu-gar de jurisdiccin incierta fue un sitio al cual acudierona hacer corambres, changadores de la campaa, faenerosde Montevideo y otros autorizados expresamente esde1774 por el Administrador de Misiones.(")

    A su vez, el gobierno de Montevideo cneedi per-misos anlogos para faenar en aquel lugar los ganadosalzados, que consideraba pertenecientes a su jurisdiccin,uno-de los cuales fue otorgado al cura de Canelones D.Juan Miguel de Laguna para que con el producto de las

    (17) Oficio del Administrador General de los pueblos de Mi-siones Juan Angel Lascano al Virrey, 1781, en el que reclama porlos corambres que se hacen con los ganados procedentes de Misiones,cuyos cueros eran, segn Lascauo, introducidos en Montevideo yque "por lo general, son habilitados los gauderios por aquellos mora-dores". Del gobernador del Pino al Cabildo de Montevideo, Agosto31, de 1781, en el cual expresa que "segn voz comn son muchaslas faenas clandestinas que se hacen de los ganados dispersos dela otra banda de los Ros del Yi y Negro", por lo que insiste en quese obligue a los hIcendados a que marquen los ganados. Del Cabildode Montevideo al Gobernador, Agosto 23 de 1781, en el que se recha-zan las imputaciones de Lascano. De ste al Virrey, Setiembre 12do 1781., en el que se refiere la emigracin de los ganados misione-ros, a la faena que de ellos se hacia en la Banda Oriental, citandoel caso de las realizadas por el P. Juan Miguel de Laguna "el cualasegura, con el conocimiento que le daba su continua habitacin enaquellos campos, que recorra personalmente, que pasaban de mil

    hombres los que empleaba en hacer -faenas de cueros, y que nohaba tendero ni pulpero en aquella ciudad que no estuviere mez-clado en semejante giro". Exposicin del Cabildo de Montevideo enel que refutan el precedente escrito de Lascano en el que insista enpretender colocar en las puertas de Montevideo una guardia a costadel pueblo de Yapey para evitar lalintroduccin de cueros extradosde los campos del Yf y ro Negro. Del administrador Lascano alVirrey, Junio 12 de 1784 en el que se recapitulan los hechosiocurridos desde 1772. Estos documentos fueron publicados por D. Seterbrino E. Pereda en "Paysand en el Siglo XVIII", pdgs, 188 a 2~ r~Montevideo, 1938. . . - h!

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    faenas edificase una parroquia en aquella poblacin. Detodo esto vino en consecuencia que los campos del Y ydel ro Neero, habitados desde entonces por regular n-mero de pobladores, fueran el escenario de unintensotrfico, origen de interminables controversias entre elgobierno de Montevideo y el Administrador de YapeyD. Jllan Anqel Lmeano. Este, nret~xtando defender losdsrechos de los indios, acus desde 1781 a las .autoridadesde Montevideo de permitir y e-timular las abusivas fae-nas de ganado alzado de las Misiones.

    En enero de 1785 los estancieros de Montevideo cons-tituidos a su ve2 en Junta nara la Defensa del derechode los Vecinos'hacendados de su iurisdiccin, por inter-medio de su anoderado don Melchor de Albn. formali-zaron una reclamacin ante el Intendente General delVirreinato por los abusos que se cometan con motivode las faenas autorizadas por el gobierno de Yapev.Hasta anuella fecha haban sido autorizados para efe.^-tuarlas Cristbal de Castro Callorda. Domingo Tgarzh9l.Lorenzo Figueredo y Antonio Pereira. (18) Estos lti-mos haban comandado una partida de Blandengues des-tinada a celar la regin para impedir las faenas clan-destinas.

    Ya fuera norque resultaba difcil distinguir los ga-nados que podan ser faenados, de los ganados alzadospertenecientes a hacendados de Montevideo diseminado,por aquella regin o porque la ausencia o displicencia dela autoridad instaba a proceder libremente, las faenas s_hacan sin medida, segn resulta de la informacin levan-tada. D. Ignacio Nez, natural del Paraguay, que residaen esa regin haca 26 aos "haciendo matanzas de Tigresp.a beneficiar sus Cueros", declar habrsele informadopor un capataz que en 1782 se haban faenado y hallabanapilados en el paso del Durazno ochenta y siete mil cue-ros. Los hacendados autorizados faenaban el .ganado o loarreaban en tropas a Misiones, como lo hizo muchas vecesDomingo Igarzbal, en tanto que otros, como D. AntonioPereira, lo llevaban a sus campos, lo cual estimul a losindios tapes y misioneros a hacer lo mismo.

    Los indios de los pueblos de San Miguel y San Luis

    (18) Juzgado Nacional de Hacienda y de lo Contencioso Ad-ministrativo de Primer Turno- Fondo: Juzgado de lo Civil. Legajo13 (1781-1843). Miscelnea. 1785, expediente N9 3. -

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    reunan ganado al norte dal ro Negro conducindolo por

    los cerros de Acegu: los de Yapey hacan sus acopiosen ambas mrgenes del ro Negro. (1) ,Estos hechos, denunciados por los hacendados de

    Montevideo, dieron origen, al finalizar el ao 1784, a unruidoso incidente del que fu principal protagonista elmencionado Antonio Pereira, hombre de empresa y, comose ver, grann conocedor e medio rural, quien, segn elVirrey Marqus de Loreto, con poder especial del .Admi-nistrador de los treinta puebles de Misiones,, "entendaen la (`Fuel Matanza y gran negociado de Cueros, qu sehacan a nombre de estos naturales."

    Importa saber que Pereira era entonces Teniente deMilicias y Comandante de la campaa-de~Yontevi o_ yque e ia cara hallaba .o de una narti(establecida en el Paso del Rey, sobre el ro Y, donde habasentado sus reales. All se haba levantado una rancherapara la trova y "vn tendejn o Pulperia avastecida convevidas y Ropa de cargas", pertenecientes al propio Pe-reiPa, para consumo de la tropa a su cargo.

    Ya en mayo de 1784 el Gobernador de MontevideoD. Joaqun del Pino, haba informado que, a su ,juicio,Pereira no se conduca con la fidelidad debida: "esto esq.- ha tenido puestas Faenas sobre el Piray, e introducidossus cueros, en los Dominios de Portugal, como ygualinenteq.- se ha mesclado enasumptos de contravando." (se)

    - Del Pino se inclinaba a admitir que fuesen ciertaslas extracciones que se imputaba a Pereira porque antesde ejercer las funciones que cumpla en 1784, "era vnode los q.a se mesclavan en Faenas clandestinas de Cueros."Reconoca el gobernador, y el hecho fu luego corrobo-rado por la declaracin de varios testigos, que la partidaa rdenes de Pereira haba realizado varios decomisos de

    Cueros, a "las gentes que llaman changadores pero tam-

    (19) Juzgado antes citado. Fondo: Juzgado de lo Civil. Legajo2. (1785-1787), expedienteNy 19.

    (2d) Oficio del Gobernador del Pino al Marqus de Loreto.Montevideo, Mayo 13 de 1784, en el expediente sobre l arreglo delos campos de la Banda Oriental existente en, el'Archivo General deIndias, cuya copia hemos consultado en el tomo VI, segunda serie,de la "Coleccin Falcao Espalter" que se custodia en el Archivo

    General de la Nacin de Montevideo. ..... .

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    bien se dice como notorio, q .e los Portugueses fronteri-zos tienen sus estancias Pobladas con crecido num.o deGanado Bacuno q .e han reogido en aquellos dilatadoscampos, y comprendo q.a seguxi la ymmencidad de losTerrenos ay casi vna moral imposibilidad en q .e la Par-tida de Pereyra, ni otra mas numerosa sea' capas de ym-,pedir en vna tan dilatada Frontera los robos de Gana-dos: como ha sucedido en todos tiempos, pT masconatoq .e en ello se haya puesto, niavn con el auxilio del Puestode S.la Tecla, q.a p.~ entonces se creyo capaz de contenerestos desordenes,yy solo podran las Partidas contribuir aevitar algunas faenas de cueros en dichos campos, y to-mar tal- cual Prisionero." (21)

    El Gobernador de Montevideo no llegaba a condenarde maera absoluta las actividades del Comisionado queen el Paso del Rey pareca estar rodeado de poderososrecursos, sin descontar la adhesin de sus soldados; ad-mita su inconducta, pero aceptaba tambin que le eraimposible "evitar los consavidos desordenes sino tal cualfaena q.a.se haga por los Bagamundos del Ro NegroP.a sea." A consecuencia de estos hechos denunciados anteel Virrey el 8 de junio de 1784, Pereira'fu relevado desu cargo y una vez en Montevideo, reducido a prisin enla Ciudadela, de la que sus medios le permitieron fugartrasladndose a Espaa para vindicar su conducta.

    El Capitn D. Flix de la Rosa, que se hallaba deservicio en Montevideo, fu designado para comandar lapartida que segn lo aconsejado por del Pino, debamantenerse volante en campaa. Sus cometidos seran lapersecucin y "aprehensin de Desertores, vagos o Gavde-rios; Ladrones, o de cualquier modo delinquentes mal na-cientes, o yncomodos y de las Personas q.a los abriguenen sus estancias Rancho Pulperias u otros asientos: comoassimismo p.a ynterceptar p = el mismo o en avxilio de

    las rentas, todo Genero de ilisito comercio y los Ganadosde cualquiera especie y cueros q.a se trate de extraer alos Dominios de S.M.F. impidiendo las corridas, recojidasy faenas sospechosas de estos yntentos y avn todas las q.ase executen sin Lisencias concedidas o refrendadas,p r mimismo,.en Baldios, o terrenos cuya pertenencia este en

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    (21) Oficio antes citado.

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    RAICES -COLONIALESLitigio, conforme a las ynstrucciones extendidas p .a esta

    comision.'; (22)Una vez en Madrid, Pereira no slo se limit a vin-dicar su actuacin, en favor de la cual figuran en l expe-diente nurrierosas declaraciones, sino 'que present a laCorona una rZotable Memoria datada el 15 de julio de1786 sobre el estado de la campaa de la Banda Orienta)y'medios-para solucionar sus problemas. En ella se refierea las caractersticas geogrficas de la zona fronteriza, alas entradas naturales que facilitaban el contrabando detabaco, mulatos, negros, caballos y gneros. "Todo nues-tro inters -escribi- consiste al parecer en estorbar y

    resguardar las entradas de Cueros en Montevideo perono atendemos a impedir la Extraccion de Ganados v Cue-ros faenados que pasan a Portugal, ni celamos el Contra-bando tan comun como frecuente por distintas partes."

    Lejos de acompaar al Gobernador del Pino en suidea de que para ahuyentar a los portugueses la mejorsolucin consista en que los hacendados costeasen el tras-lado de los ganados fronterizos a sus estancias, dejandoyermos aquellos. campos, Pereira aconsejaba fundar all,poblaciones cuyos habitantes podran trasladarse de Ca-nelones, Santa Luca y San Carlos. Propona, adems,

    el establecimiento de guardias en Batov, Conventos yYaguarn, dependientes de Santa Tecla; que se limitasela extensin de las estancias y se insistiese en la ordenpara que los hacendados marcaran sus ganados, tn loque se mostraban omisos para poder as beneficiarse delganado alzado. Completaba 'estassugestiones para-reme-diar los males de la frontera con Portugal con, otras indi-caciones relativas a la regin del entro de la BandaOriental y costa del Uruguay. "Para asegurar el resto deaquella, por los Campos del Ro Yy, Rio Negro el Que-guay, Yaguary, Deiman, y otros donde se hallan los Ga-

    nados de Misiones, y los que se consideran propios delos Vecinos de Monte Video, S? Domingo Soriano, Vivo-ras, l Rosario, y tambien los de S.M, en cuyos parajesse han muerto en vn solo imbierno mas de 60(11) Bacasa fin de aproyechar'puramente el Sebo .y Grasa, dever

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    (22) Nombramiento del .Capitn Flix de -la Rosa en el caro-ter de Comandante d la Partida destacada de Montevideo, expc_dido por el Virrey Marqus d Loreto el "8 de junio d 1784. Expdiente y coleccin antes citadas. 1

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    haver vna Partida Volante que bajo las ordenes de vilCabo, Teniente de Comandante Gral, recorra todo lointerior de aquellas Estanz,s e impida la extiaccion detoda faena y operacion, Clandestina confiscando todos losVtenzillos qe halle en semejantes casos." (21)

    Con estos antecedentes qued formalmente planteadala cuestin del "arreglo de los campos" dela Banda Orien-tal, mantenida como problema insoluble por dilatado es.pacio de tiempo.

    El cuadro que ofreca el territorio de la Banda Orien-tal convertido al norte del ro Negro, segn resulta destos antecedete-s, en una dilatada estancia, sin centrosde autoridad que impusiera freno ,a los instintos; losdiversos factores que estimulaban las faenas clandestinasy el contrabando de cueros y de tabaco o las arreadas deganado en pie, llevan al convencimiento de que tales acti-vidades ilcitas, realizadas a los ojos de las autoridadesno siempre alertas, (y calificadas duramente por stas enlos documentos oficiales) no constituyen en realidad, sise las juzga en funcin de la poca y lo inorgnico delmedio, un delito ni .un motivo censurable de conducta.

    VGesulta evidente que la Banda Oriental naci a la

    vida econmica mercedal impulso de esas vaqueras in-controladas por la fuerza de un instintivo vital que sesobrepona a las restricciones de un rgimen ya caduco.

    Pero no es menos cierto que esa forma de explota-cin de la riqueza ganadera, sin tasa y sin orden, prosvoc el descenso y casi la extincin de los ganados, entanto que la vida libre que llevaban faeneros y changa-dores sin sujecin a.normas civiles o morales, caus una

    relajacin 'del orden social, reflejada en los robos, asesi-natos y violencias de todo gnero que al amparo de aquelrgimen se cometieron con frecuencia.

    A los cueros de animales faenados en cantidadesasombrosas por sus legtimos dueos para ser comercia-dos por el puerto de Montevideo, se sumaba los que ob-

    .(23);; Memoria, presentada por D., Antonio Pereira. Expedientey coleccin antes. citada. . .. . .

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    tenan, segn ya expresamos, los changadores en Is ma-tanzas clandestinas de ganado orejano o alzado, que porlo general se'realizaban en campos realengos apartados.Estos cueros, hemos dicho, eran adquiridos por'ls comciantes de Montevideo sin preocuparse de su origen, otenan su salida contrabandeados por la frontera con RoGrade. Para evitar en primer trmino la ruina de laindustria ganadera, el Virrey Arredndo, por Bando pu-blicado el, 9 de marzo de 1791, prohibi la matanza devacas; y para corregir los abusos de los changadores yaun d los propios estancieros y comerciantes, orden questos herraran desde entonces con su propia marca, yseales, todo el terneraje no mayor de dos aos. Trans-currido un ao de la publicacin del Bando, en cuyo plazoestara marcado todo el ganado de tres, podran los cuerosser de legtimo comercio, de suerte que si se apresasealguno sin ,marca que se reconociera ser de animal deese tiempo, sera declarado de pertenencia fiscal.

    Los_ comerciantes podran comprar tan solo cuerosdebidamente marcados y en ningn caso los de vaca; conello, deca el Bando "se corta de un todo el fomento quecon, las mismas compras de todo genero de cueros se dabaa los Changadores para robar y matar Ganados en loscampos Realengos, en Estancias de dominio particular;y de los Dueos de estas para que en las matanzas desus propios Ganados incluyesen tal vez los pertenecientesal Rey."

    La aplicacin de estas dispcsiciones imposibilitaraen lo futuro la comercializacin de cueros por parte delos changadores con los comerciantes de Montevideo, ascomo la faena de ganado reyuno que hacan los estan-cieros, pero no impedira que esos mismos changadores olos propios estancieros los pasasen a los dominios del Bra-sil. Para evitar esto, el Bando dispuso que r-2nndra nin-gn or rio de anado hacer faen de cueros. auncuando fueran marcados sn 'ener licencia superior enla que 'constara el nmero de cabezas que podan sacrifi-carse para el beneficio de carnes o de cueros y el destinopreciso que pensaba darse a stos.

    Para la vigilancia de estas disposiciones se pondranpartidas. celadoras, formadas por tropa militar o pordependintes del Resguardo, o por una, y otros a la vez.

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    Las partidas tendran, adems de esas tareas decarcter fiscal, cometidos policiales. "Como los LadronesChangadores por lo ordenado en los Capitulos antece-dentes devern perder toda esperanza de vender Cueros los Comerciantes, Trginistas, que ya no querrncomprarselos para no exponerse perderlos, ni sufrir lasotras penas con que se les comunica, por lo qul losdichos Changadores extendern ms, y mas sus crimi-nales ideas aadir al gravisimo delito del robo deGanado el otro no menos grave de extraerlos, venderlosen pie, sus cueros para que se extraigan-a los Dominiosdel Brasil; quedarn tambien prevenidos, y avisados por

    este pblico vando que las Partidas Celadoras no cuidarnmenos de recorrer todos los sitios de la campaa, ya deDominio particular, o ya Realengos, y de aprehender todo faenero de esta clase, y sus complices, y Peones,y los conducirn, o remitirn presos con los cueros embar-gados la disposicion del Governador de Montevideo, de. esta Superioridad segun los territorios en quhiziesen las aprehensiones, para que estos sugetos tancriminosos sean castigados como mereze la gravedad desus delitos." (z')

    La otra medida adoptada entonces con igual finalidadconsisti en establecer guardias que, adems de contribuira fijar la lnea fronteriza mantenida por los portuguesesen estado litigioso, reprimieran el contrabando. y demsexcesos que se cometan.~La guardia de Melo establecidaen '1792 tena bajo su depndencia las de San Luis delPiray, Arredondo y Acegu. Esas guardias conjuntamentecon los fuertes. de Santa Teresa, San Miguel y SantaTecla-y las instaladas en San Rafael y Batov componanel sistema defensivo de la frontera con el Brasil. Laspartidas volantes con asiento en dichos puntos stuvieronformadas por fuerzas de un Regimiento de Dragones yde una Compaia de BlandenguesYn _ la Memoria delVirrey Arredondo, fechada en Buenos Aires el 16 demarzo de 1795, se refiere la formacin de esa Compaade Blandengues de Buenos Aires destinada a celar lafrontera de la Banda Oriental, a imitacin de los que

    (24) Facultad de Filosofia y Letras, "Documentos para la His-toria Argentina!', tomo VI, pgs,475 -483, Buenos Aires, 1915,

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    defendan desde 1752 la frontera de aquella provinciacontra los indios. (=)

    "Como no bastaba la ventajosa situacin de sospuestos para contener los contrabandistas y portuguesesque tanto velan por aprovecharse de cualquier descuido tolerancia nuestra, y mucho menos hallndome sincompetente para tener cubiertas estas guardias, arbitrformar una compaa de cinquenta blandefgues volunta-rios, gente muy propia como V. E. sabe para las marchasforzadas, para pasajes de rios y para toda clase de fatigaconcerniente sorprenderlas extracciones de los contra-bandistas, fiados en la extensin de aquellos campos yen los auxilios que les prestan los portugueses: y de-seando no gravar el Real Erario con el prest de estoscincuenta hombres, dispuse que fuesen pagados con elproducto de los cueros que se aprehendiesen a los mismoscontrabandistas, mientras subsistiese el fondo de ells;con cuyo medio se.ocurra .los .gastos, que dcasiolxabael celo de la campaa por aquella banda." (2)

    En la misma Memoria del Virrey Arredondo' se ex-

    (25) "Memorias de los Virreyes del Ro de la Plata", pg. 414,Buenos Aires, 1945. En Enero de 1792 los puestos "que por ahoray hasta nueva providencia" se estableceran para impedir que losportugueses se introdujeran por la frontera del Piratinf eran SantaTecla, Batovf, San Nicols, San Antonio, San Jos y Santa Rosa.En noviembre del mismo ao el Virrey Arredondo comision alprimer piloto de la Real Armada D. Joaqun Gundfn, para el esta,blecimiento de "tres importantes Puestos o Guardias", quien "recorriy reconoci los parages en q.e deven Situarse". (Archivo Generalde la Nacin, Montevideo. "Fondo ex Archivo General Administra.tifo", cajas 189 y 194, documentos Nos. 94 y 13). El 16 de julio de1790 D. Manuel Cipriao de Malo haba elevado al Virrey Arredondoun informe muy ilustrativo sobre el estado de la frontera, lugares enlos que a su juicio deban establecerse guardias y clase de tropa

    que podra atenderlas con. ms eficacia. "Las guardias -deca- a.mi entender, deben cubrirse con tropa arreglada y prctica en lascorreras de la campaa; lo primero por la ventaja que trae consigola disciplina en los encuentros con gente bisoa, aunque sea demucho valor, y lo segundo por el hbito de cabalgar y costumbrede sufrir las intemperies. Estas dos circunstancias se renen en laclase de tropa que aqu se (llama de Blandengues, y esta es la queal mando de oficiales de confianza, subordinados a un jefe de honor.y~talento, deben celar toda la frontera". (Carlos Calvo, "ColeccinHistrica Completa de los Tratados", citada, tomo XI, pgs. 273-274,Pars, 186y)., ,

    (26) "Memorias de los Virreyes del Ro de la Plata", antescitadas, pg. 415. . . .. . . -

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    JUAN E.. PIVEL DEVOTO32presa que las compaas de Blandengues provincialesdestinadas a Buenos Aires y Montevideo tendrn a "su

    cargo auxiliar a la justicia, perseguir vagos, mal entrete-nidos y contrabandistas, dejando libre de este servicioa las tropas veteranas, siempre .que no haya precisinde valerse de ellas." (27)

    E1 Virrey Arredondo, decidido propulsor de estasmedidas, no crea que media docena de fuertes bastasepara guardar la extensin tan dilatada de la BandOriental y su frontera .~j ~E1 mal habito est tambin muyenvejecido en los portugueses y en nuestros changadores,para que se considere remediado con las primeras provi-dencias. Solo el arreglo general de la campaa tantas

    veces intentado, es capaz de formar este muro de divisinque debe separar nuestros terrenos de los que se asignen los contrarios~`Si~ un lienzo de este macizo, jamsestarn nuestros ganados dentro de sus apriscos." (28)

    A travs de la actividad desplegada por el Jefe dela Guardia de Melo, Capitn Agustn de la Rosa, podemos juzgar la eficacia del sistema de represin puesto enprctica.

    Fueron numerosos los decomisos, que no podemosdetallar aqu, hechos por las partidas a sus rd-nes, decargamentos de cueros y rollos de tabaco; sin desmayola persecucin de los malhechores y la vigilancia de ]nsmovimientos que hacan los portugueses sobre aquellazona de la frontera, definida en el tratado de 1777, peromantenida, de hecho, en situacin litiiriosa por no haberseconcluido el arreglo dela misma. (29)

    :\Todo lo cual no impidi que el contrabando prosi-guiera desarrollndose porque subsistan las causas econ-micas y sociales que le dieron origen, y que se hicierancada vez ms numerosos los crmenes y excesos cometidospor los bandoleros sobre lo que abunda en detalles a vecesdramticos la documentacin de la poca.-~,

    El 28 de noviembre de 1795 un grupo de ocho asal-

    (27) Memorias, etc., pg. 443.(28) Memorias, etc., pg. 440,(29) Documentan la actuacin de D. Agustn do la Rosa los

    nmeros del expediente citados en la nota 10, de los cuales sealomos el Na 57 correspondiente al ao 1794, que consta de variaspiezas relacionadas, con.diez decomisos . de cueros y correspondienteenvo de los mismos a Montevideo.

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    tantes provistos de armas de chispa sorprndi la pul-pera de abasto-que Toms Sastre tena instalada al surdel Y en el pas de Polanco. Segn la versin de unvecino, "con poco temor De Dios, y menos precio delareal Justicia mataron inumanam.te aun pobre Viejo lla-mado Josef De nacion Catalana al que le dieron seiseridas todas De Muerte las Cinco de Arma blanca y hunade bala: y chumbearon otro pasagero queseaba que-dado a dormir all". Los asaltantes que no ganaron elmonte tomaron la guitarra y se pusieron a beber y abailar. Pocos das despus, a estar a la misma informa-cin, "tres malevolos sellevaron la hija del Viejo fernando

    Correntino. la Ysidora Delo De Balta cola Costa d,! ThomasCuadra". E1 cronista de estos hechos, Lorenzo Fi>meredo,al ponerlos en conocimiento de D. Agustn de la Rosaagregaba: "Es hundolor ver como Serretiran las familiaspara Montev. abandonando sus Casas trigos y AsiendasDe temor Delos Crueles Ladrones y los que quedan tras-ponen sustrastos enel Campo, y ellos sequedan a dormirala inclemencia."

    jlCl dPnnnriar estos excesos que referimos como,mustra ~t-q a "Xla "

    dental en 1795, de la Rosa expresaba al Virrey de Melo

    oruga que los desvelos de las tropas a su cargo en lapersecucin de malhechores resultaban estriles . por elreducido nmero de componentes de la misma para vigilardistancias tan dilatadas. "Yo hoy a salir maana - s-criba el 14 de diciembre - con una Partida de 15ombres,aber si puedo con otras situadas que tengo enparajes oportunos lograr l prender algunos de los re-probos inquietadores de la Paz de estas Campaas poreste motibo no'remito a esa Capital los 18 Blandenguesque restan para el completo de los Cuarenta q.e debenser mudados de esta Guardia yq .o con migo binieron con

    ese fin,pero los remitire luego q.e se sosieguen estasGentes, y q.- se logre restablecer la quietud con que astala presente sea bivido en estas Campaas pues aunquesiempre ha abundado de Ladrones, de Cavalladas nunca.sean xperimentado tales desordenes y excesos." (')

    e _este estado de cosas creado por factores tales~como a indeterminacin de la frontera, la ausencia de

    (30) Archivo General de la Nacin, Buenos Aires. DivisinColonia. "Guardia de Melo", 1795-1797. Legajo 9.7. 4. 3.

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    poblaciones orgnicas al norte del ro Negro, el abandonaen que se hallaban esos campos y la muy poca vigilanciaque podan ejercer las partidas celadoras destacadas delas guardias lo que aseguraba la impunidad da los delitos,se haban hecho cargo los hacendados de la jurisdiccinde Montevideo en memorial elevado al gobierno de laplaza el 28 de mayo de 1795.

    Los estancieros de la jurisdiccin de Montevideo,muchos d los crales a su tiempo haban sacado provechode los ganados de incierta procedencia de la regin delYi y- del ro Negro antes que el Bando de 1791 estable-ciera rigurosas formalidades para faenar cueros, una vezque lograron estabilizar sus propiedades y fortunas, aso-ciado or espritu de cuerpo y comunidad de intereses,comenzaron a gravitar como una fuerza poderosa n lorden eco- y _ lqs esferas tiel gobierno de laanda OrientalluLa opinin de esos estancieros fue desdeentonces -lscuchada y acatada por las autoridades quecon frecuencia se hicieron eco de sus sugestiones. En elmemorial elevado al Cabildo de Montevideo luego de trazarel cuadro sombro de la campaa y de enumerar los peli-gros a que se vean expuestos, as como los males qu eseestado de cosas causaba, a la Corona, pedan se excitase

    el celo de las partidas que vigilaban los campos y que senombrasen jueces comisionados para la regin baadapor los ros Y y Negro.,

    Entre los aos 1791 a 1794 se haba exportael muelle de Montevideo 1.136.637 cueros producdicha partida 284.159 pesos, para el ramo de gucual sugiri al'Sndico Procurador General de lD. Manuel Nieto, la idea de .que con ella se atlos gastos que demandase la creacin de una fuetinada a corregir los males denunciados: "Siendtan importante, deca, celar el q' no se verifi

    extremos tan lastimosos, parece q' devieran creaqu Partidas de Blandengues coste[a]das con eldeguerra, q'. as como en B .os Ayres su destines el de contener a los Indios, fuese aqu el ddelitos q' representan los Hacendados, las furtdestinas faenas de cueros, graseadas, robos, ynes de ganados.'-' Y agregaba con acierto: "CreProcurador q' los Blandengues gentetoda-de Campacostumbrada Sus fatigas, y las de acavallo

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    mucho mas proposito p .a celar los desordenes deestasCampaas q' la troxaveterana".

    Tales antecedentes inmediatos elevados a conoci-miento del Virrey Melo de Portugal, as como las medidasque en igual sentido haba ensayado su antecesor Arre-dondo, de las que ya hicimos mencin, dieron sin dudaorigen a la formacin del Cuerpo de Blandengues de lafrontera de Montevideo para lo cual fu autorizado elGobernador Olaguer Feli en enero de 1797. A la nece-sidad de,promover el orden en la campaa se agregabaentonces la de poner estos territorios en pie de guerra,en precaucin de un ataque al Ro de la Plata por fuerzasinglesas a raz de la ruptura con Espaa, producida el 6de octubre de 1796.

    "&a formacin del Cuerpo de Blandengues, dispuestapor el Virrey el 7 de diciembre de 1796, estuvo prece-dida de un Bando publicado por el Gobernador AntonioOlaguer Feli el 7 de febrero de 1797, mediante el cualse fijaban normas para el reclutamiento de los que sesintieran impulsados a incorporarse a las filas de lanueva unidad.(5)'

    (31) Juan Beverina, "El Virreinato de las Provincias del Rode la Plata . Su Organizacin militar. Contribucin a la "ITiatoriadel Ejrcito Argentino", pgs. 219-220, Buenos Aires, 1935. En laJunta de Guerra celebrada en Montevideo el 17 'de julio de 1797bajo la presidencia del Virrey Olaguer Feli, , para considerar lasituacin militar del Ro de la Plata que se juzgaba amenazada . le'un ataque por parte de Inglaterra en unin con los portugueses,"cuyos aprestos y movimientos en esta frontera dan recelo de quepuedan declararse enemigos", al tratarse de los diversos medios dedefensa, se estim conveniente proseguir la organizacin del Cuernode Blandengues. Dice al respecto el numeral 18 del acuerdo cele-brado en aquella fecha: "18a-Que se siga con el mayor esmero laformacin del nuevo Cuerpo veterano de Blandengues de la Fronterade Montevideo, mandado formar por orden del Exmo. Sr. Dn. PedroMalo de Portugal, su fecha 7 de diciembre de 96, por la utilidad que

    resultar al servicio del Rey y resguardado de esta campaa, as-en este tiempo de guerra como en el de paz, mayormente cuandodebe ser' satisfecho sn haber por el ramo municipal de guerra,componindose sus fuerzas de siete u ocho compafifas, de a cienhombres cada una, y admftlndose por ahora todos los que se pre-senten a tomar partido en este cuerpo aunque excedan del expresadonmero, tanto por que se necesita en extremo esta tropa, cuantoporque, siendo estos Individuos de los que andan vagantes por loscampos y algunos huyendo de la, justicia por sus excesos, de quehall sido indultados con la condicin de servir en este cuerpo sequitarn qu se unan contra nosotros a los portugueses, que los

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    Resulta evidente que la autoridad real nara rionerorden en el medio campesino de la Banda Oriental ,uz

    oportuno valerse de auicnes meinr 1, conocan enconfiguracin geogrfica, en sus hbitos y, costumbresYa en 1790 D: Manuel Cipriano de Mclo se haba

    pronunciado en este sentido. "Los baqueanos, aconsej;deben buscarse por el conocimiento ,general que tienen helos campos, sin distincin de Naciones ni propiedades.""Los meiores - deca - son los une han anclado en ~ltrajin clandestino." A esta conviccin respondi5-que elBando aludido publicase un "Indulto favor delos Con-trabandistas, Desertores, y d9ms malhechores que andanvagantes huyendo dela Justicia por sus delitos." "Gozarnde este Indulto - expresa el Bando - todos los Contra-bandistas los Desertores de cuerpos Militares, de Car-celes y los que hayan cometido qualquiera otro delitoexceptuado el de homicidio y el de haber hecho armas conla Justicia, y contra las Partidas del Campo." (22)

    andan buscando paro darles partido en sus tropas". (Obra antes.citada. pg. 392 ). El Virrev Olaener Feli sigui con inters la nrga.nizacin del Cuerpo que le tenia por fundador. En oficio dirigidoa1 Ministro Juan Manuel Alvarez el 4 de novirmlme de 1797, expre-saba al respecto: "He activado con esmero la creacin del nuevoCuerpo de Blandengues de esta banda, aire medit mi antecesor ;se ha dignado aprobar Su Majestad, sin perdonar diligencia nimedio alguno cnndurente a prnpnrcionar el ma,-nr nmero de re-clutas que ha sido posible, habiendo logrado el alistamiento y levade 575 hombres con el beneficio que he admitido de rinro de suscompaas y una tenencia, destinando para llenar los dems em-pleos hasta el nmero de ocho, de a cien hombres, de que debe,componerse, oficiales e individuos los ms dispuestos y a propsitopara la calidad de servicio a que se destinan, elegidos todos entrelos dos Regimientos de Infantera y Dragones de esta Provincia yel Cuerpo veterano de Blandengues de Buenos Aires, y ya... sehalla casi concluida la formacin de un cuerpo que ser siempre desuma utilidad y debe constituir en todo caso una parte principalde la defensa de estas Provincias". (Obra antes citada, pg. 220).

    (32) Fu a este indulto, publicado expresamente para la crea-cin del Cuerpo de Blandengues, al que se ampar Artigas, y no alque concedi Carlos IV el 22 de Diciembre de 1,95, como se ha-creido hasta ahora desde 19117 en que el Dr. Lorenzo Barbagelatadi a conocer su fundamental estudio sobre "Artigas antes de 1810".Interesa al efecto recprdar el despacho del Ministro Alvarez al virreydel Ro de la Plata, fechado en Aranjuez cl 12 de mi o de 1797. .nel. cual expresa que "Enterado el Rey de la formacion del cuerpo'de Blandengues, que en carta de 7 de /enero ltimo N" 243, mani-fiesta V.E. haver determinado verificar en las fronteras de lavanda-del Norte del Ro de la Plata, concediendo indulto al efecto a varias

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    Para comodidad y seguridad de quienes desearanampararse a' este indulto se fijaron lugares apartadosde la jurisdiccin de Montevideo en que podan presen-tarse a las autoridades..

    Esos puntos prximos a las zonas en que meraquellos rebeldes a-auienes la autoridad juzgabde servir bajo sus banderas, fueron: las estanccapitn de milicias D. Francisco Rodrguez y D.Gonzlez: situadas entre el Yi y el arroyo Corde D. Flix Saenz, al norte del ro Negro, y lade Cerro Largo y Santa Tecla a cuyo frente se hlos Capitanes Agustn de la Rosa y Francisco Lu

    Los voluntarios que all se presentaran llevando cadauno seis caballos por lo menos, seran enviados al Co-mandante de Maldonado donde se organizara el Cuerpo,hacia cuyo lugar poda encaminarse directamente quiendeseaxa hacerlo con igual fin.

    En los parajes acostumbrados de la ciudad de Mon-tevideo, eh los pueblos, villas y partidos de su jurisdiccin;en los lugares que dependan de las ciudades de Coloniay Maldonado, as como en los pagos y guardias antesmencionados, se mand publicar este Bando cuyas dispo-siciones ofrecan, junto con la, perspectiva de una exis-

    tencia ordenada a quienes hasta entonces haban vividoen la libertad de los campos, la posibilidad de que sushacendados y moradores enontraran, en esos hombresuna garanta y un amparo.

    gentes que infestan sus vastas campaas, por lacreacin, de la que ofrece V.E. dar cuenta instrufda verificada que

    sea: se ha servido S.M. aprovarla". (Publicado por Diego Luis Mnari en el captulo X "La Poltica lusitana y el Ro de la Plata",del tomo V, primera seccin, de la "Historia de la Nacin Argen-tina", pg. 567,. Buenos Aires, 1939. Conocemos un caso de acin entre nosotros del indulto de 22 de Diciembre de 1795. Antonio

    Venancib da Silva, portugus apresado en la Laguna Merim al pasarun contrabando de tabaco, polvillo y una docena de sombreros deBraga, se ampar en el Real indulto mencionado, acordndose, quepermaneciera en la Ciudadela de Montevideo basta que se presen,tara la ocasin de -enviarlo a Espaa en partida de Registro.(Archivo de la Escribana de Gobierno y Hacienda de Montevideo.

    1797. Expediente N9 7). La publicacin de indultos para los contra-bandistas era frecuente. Ignacio Torralba, que se hallaba prfugo,acusado de contrabando sorprendido por la Guardia del FuerteSan Miguel en el paso de la Canoa, "se present en 19 de setiede 1790, a gozar del Indulto publicado para los Contrabandistassegn consta en la portada del expediente N910 correspondiente alos aos 1789-1790, en el archivo antes citado.

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    D. Isidoro de Mara afirma en su "Vida delGeneral D. Jos Jervacio Artigas fundador de lnalidad Oriental", publicada en 1860, que alejcasa paterna Artigas se asoci "a un Seor Chatena grandes tropas en el Queguay, donde conde numerosa peonada se dedic a faenar ganado.elementos de juicio que resultan del Padrn dede Sauce y Pntanoso correspondiente a 1791 Arhabra alejado de la casa paterna antes de esa

    No podemos precisar cul de los pobladores de la

    regin del Queguay a los que hemos aludido en otro pa-saje, puede ser el Chatre mencionado por de Mara, cuyaexistencia est confirmada por referencias del ao 1795que hablan de la "tropa bieja del Chatre".

    Esta mencin se halla en un oficio del Subtenientede Blandengues, Esteban Hernndez, a Agustn de la Rosa,fechado en Santa Mara el 1^ de enero de 1795, en elque se da la noticia procedente de Montevideo de queArtigas iba conduciendo cuatro mil animales con ochentahombres armados. Otras noticias documentadas en estevolumen sindican a "Pepe Artigas" conduciendo en lamisma poca dos mil animales en direccin a la fronte-ra. (34) '

    (33) 'Archivo Artigas", Tomo Primero, pg. 226, Montevideo,1950.

    (34) Documentos 1 y 2, serie I de este tomo. El Subtenientede Blandengues Esteban Hernndez que suscribe el documento citadoen primer trmino, se hallaba al frente de una partida despachadael 2 de julio de 1794 por el Comandante de Santa Tecla, Josdriguez, "con orden de prender a todo hago, que encontrase, comoasimismo a todo ladron Contrabandista,y Changador". El 6 de no-viembre apres cuatro' carros, diecinueve bueyes y dos toros enlas inmediaciones de la Cruz de San Pedro hacia las cabeceras delarroyo- de Yaguarf, remitiendo los efectos decomisados a la estanciade D. Flix Senz en el rio Negro. En el parte en que Hernndezdio' cuenta de este hecho, dice haber decomisado, adems, 400 cuerosen el arroyo de Clara y que "Igualmente siguiendo patrunandoverifique comisar en varios abanes doscientos cuarenta y sincocaballos sin haber sido factible prendera ninguno". En la declara-cin prestada por el Dragn, Juan de Dios Sauzedo, uno de los inte-grantes de la partida de Hernndez, se relata un avance a caba-lladas,"hasta el nmero de Doscientos quarenta y tantos caballos,sin poder haver aprehendido a los Ginetes que se divisaron hiban

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    Nicols de Vedia recordara en un manuscrito redac-tado en 1841, haber visto a Artigas en 1793, a orillas delBacacay, "circundado de muchos mozos alucinados queacababan de llegar con una crecida porcin de animales avender". (al) Pedro -fluencia de D. Martn Jos Artigas medi ante OlaguerFeli para que su hijo entrase a formar parte del Cuerpode Blandengues. Entre tanta cosa incierta acumulada enlas pginas destinadas a tan dilatada supervivencia comofueron las del panfleto publicado en 1818, es muy probableque esta aseveracin no carezca de fundamento.

    Don. Martn Jos Artigas, vecino respetable. por suactuacin pblica y vida austera, haba obtenido su retiroen 1796, despus de cuarenta y cuatro aos de serviciomilitar "con aplicacin y celo", al decir de Olaguer Feli,ha Jbiendo sido hasta fines de ese mismo ao Regidor De-cano del Cabildo de Montevideo. Retirado a vivir en elcampo, en las estancias de Casup y Sauce, cabe admitirque hubiese hecho valer su influencia ante Olaguer Felique estaba informado de sus servicios y hombra de bien,para facilitar la incorporacin de su. hijo al nuevo cuerpode Blandengues en que sent plaza el 10 de marzo de1797. Accediendo a una-solicitud de los hacendados de la jurisdiccin para que Artigas fuese comisionado con unapartida destinada a perseguir ladrones y malhechores,Olaguer Feli le confi de inmediato esa misin, "comoprctico de la campaa'. Don Antonio Olaguer Feli,elevado en aquellos das al silln virreinal por muertede Melo Portugal ocurrida en Pando el 15 de abril de1797, habra de referirse en oficio que le dirigi pocodespus, que esperaba correspondiese "con pureza y celoa la confianza que de Vmd. hice".-Artigas por su parteen una carta dirigida al Virrey desde el Sauce, el 1^ deenero de 1797, abri su corazn a quien consideraba suprotector para ratificarle, en expresiones llenas de no-bleza, su voluntad de servir a la causa del orden.

    en ellos culos caballos se reyunaron despues en Sta Tecla". (Archivode la Escribana de Gobierno y hacienda de Montevideo, ao 1Expediente NI59).

    (35) Apuntes biogrficos sobre Don Jos Artigas por el dene-ral Don Nicols de Vedia publicados por. Mariano de Vedia y Mitreen "El Manuscrito de Mitre .sobre Artigas", pg. 96, Buenos Aires,1937.

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    Artigas contaba entonces treinta y tres aos a losque una vida intensa haba dado madurez y experiencia.

    En sus correras por los campos de la Banda Oriental,en los que el desierto era interrumpido por una que otrapoblacin o el rancherlo de una estancia, haba llegado adominar la realidad geogrfica que formaban las dila-tadas extensiones de suaves colinas con abundantes pastos,las serranas y grandes cuchillas que servan de rumboa los baquianos; a reconocer los pasos y picadas paravadear los ros y los arroyos, los senderos que dabanacceso a los montes que servan de refugio a los bando-leros. Persiguiendo ganado alzado para hacer tropas, pa-rando rodeo en las estancias o'haciendo corambres en

    compaa de hombres de rudo aspecto .y alma simple,haba penetrado en los secretos del gaucho, del changadory del indio, en la solidaridad~que crea el peligro y lasfatigas, en las charlas y confidencias del fogn. Su esp-ritu inquieto habase saciado ya con la aventura de esaexistencia libre, en la que el duro trajn de correr camposy faenar ganados, se matizaba boleando potros y aves-truces, matando perros cimarrones o descubriendo la gua-.rida de un tigre. La xistencia en un medio de costumbrestan primitivas no haba dejado en su alma sedimentosinnobles.

    Empieza ahora para Artigas una dura vida de ajetreoy peligro continuos. Primero, comandante de la citadapartida celadora desde el 14 de agosto de 1797 hasta el27 de octubre del mismo ao; despus capitn de miliciasde caballera hasta el Real Despacho de 2 de enero de1799 por el que Carlos IV lo designa Ayudante Mayor.Desde el comienzo de esta agitada carrera, es Artigas elhombre a quien se busca, el hombre en quien se tieneconfianza. En mayo de 1797 los vecinos hacendados dela ,jurisdiccin de Montevideo piden a las autoridadesque se le comisione para perseguir a los vagos de la cam-

    paa; en julio fu nombrado para esa funcin y se leasignaron veinte hombres, que l mismo deba elegirse.Desde Santa Teresa, en donde estaba destina

    aquel momento, apareci en Montevideo para inictarea, al frente de su mesnada, como un Cid demenores. Tambin aqu haba que reconquistar teporque la frontera de Espaa sufra lastimosospor obra de contrabandistas y matreros portugue

    Ya en Setiembre aparecen los informes de Artigas,

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    dados en la cuchilla de Tacuaremb, que nos permitenatisbar su vida azarosa. Inmediatamente se da cuenta.no slo de los robos de ganado, sino tambin de los otrosperjuicios materiales que los acompaaban. "hes una Conpasion(en) Ber los des trozos que azen enla Campaapor solam.te el cuero Matan las Bacas..."

    Se ha convertido sin duda, en un celoso defensordel orden colonial. Las autoridades espaolas lo saben,y lo estiman.

    Santa Mara, Hospital y Yaguar lo vean pafrente de su primitiva hueste, persiguiendo lde caballos, a vaqueras ilcitas de indios, adistas cuyos rastros se perdan en territorio py en todas partes, huellas de destrozos y depre

    A1 mismo tiempo que aseguraba la tranquilidad, re-clutaba hombres para el Cuerpo de Blandengues, .quedeba remitir inmediatamente a Maldonado, segn -r-denes superiores. En la -costa de Yaguarn tom 300animales robados, y prendi a dos peones que le dieronnoticias del ganado. Aade el parte que "allandolos sinculpa los alist para blandengues".

    Poco ms tarde tuvo lugar la prisin de Josfonso de Chaves prototipo de contrabandista, cocoraje y escasos escrpulos.

    En el informe de Artigas podemos seguir las inci-dencias, que las declaraciones de los testigos en la causa judicial, completan. Chaves, armado con carabina, fusily facn pide por su vida, dicindole a Artigas que notirara porque se renda. Pero era mozo de mala entraa.La muerte de Juan el Zurdo que con razn se 12 imputaba.la llev a cabo con crueldad: lo bale primero y vindolocado, lo golpe con el can en la cabeza. Narra unode los testigos del proceso que antes de morir, Juan elZurdo"le reconvino a Chaves su ensaamiento. Y Chaves

    le contest: "amigo que quiere vm.d yo me he defendido,porque tambin vm cl me tir a matar".La lucha. con los contrabandistas cost la vida a

    un baquiano y un blandengue; pero prendido Chaves yel, contrabando capturado, Artigas entreg todo a lasautoridades, acusando al contrabandista de otro homicidioanterior. La causa comienza a sustanciarse en Maldonadoy comparecen como testigos los blandengues' de la partida.Recios mocetones, sin duda, entre los 20 y los 35 aos,

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    analfabetos los ms, que prestan declaracin comento y una cruz. Sus afirmaciones son precisasno falta en ellas algn detalle de color, comode la muerte de "E1 Zurdo" y un vadita, con quede estos clausura su declaracin.

    La causa, como todas las causas espaolas, haba deseguir un curso lento. Recin en 1804 se le dar vistaal Defensor de Oficio. Pero Artigas haba cumplido conpremura su deber. Y sigue en su defensa del orden. Vigilala campaa, enva hombres a su regimiento, restituyeganado robado a sus dueos y hasta tiene tiempo paracuidar de la salud espiritual del prjimo. Sabemos de unindiecito que fue entregado por l a una familia, para que

    lo adoctrinaran en la religin.Su celo le vala el.aprecio de los hombresy Artigas confiaba en la justicia del Virrey aescriba el 1" de enero de 1798 agradecindolesiones y empleos con que lo haba favorecido yque se le destinara a alguno de los cuerpos nuegolpe se le pusiera en la "carrera del honor".

    En 1798 el Virrey dispuso el envo de tres partidasde blandengues a la campaa, estableciendo adems surelevo peridico. Deban depender del cuartel de Maldo-nado, aunque ms tarde, a consecuencia de la distancia.

    y otros obstculos, se les hizo depender de la guardiade Cerro Largo.La zona ms difcil de vigilar era la de los campos

    que median entre Santa Ana hasta Tacuaremb, Cuar,Cuareim y los dos Arapey, grande y chico, "cuios paragesson los qu en el da tienen mayor nmero de ganadoorejano y en donde havitan los Indios charruas y mi-nuanos".

    All actu Artigas en la compaa de FranciscoEsquivel, y cuando ste muri en un accidente, lo susti-tuy interinamente, luchando con indios infieles, remi-

    tiendo portugueses y desertores, entregando ganado algobierno o a los dueos particulares.En julio de 1799 fue propuesto para el grado de

    capitn en el puesto del capitn Esquivel por el coman-dante Ramrez de Arellano y por Sobremonte. El VirreyAvils consider ms justa la aspiracin de otro can-didato:

    Pero en la Banda Oriental, all donde sus servicios

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    eran tan visibles y tan tiles, el nombre' de Artigas fuesealado con respeto, sobre todo, como un gran conocedorde los hombres y del medio.

    Sobremonte, entonces Inspector del ejrcito, dijo del, hablando de una partida que haba enviado a la cam-paa: "fue destinado Artigas con el expresado Capitn,por el mucho conocimiento y disposicin que tiene paraservir ventajosamente en aquellos Campos..."

    A toda hora y en todas partes, tan pronto en elNorte, como en el Este, en Maldonado o en Montevideo,el centauro. vigilante del orden.

    VII~L,9 pacificacin del escenario rural por la

    presivas no seria nunca reme io para un mal qolpodran solucionar el "arreglo d los ea"

    como seestilaba ~icir entonces7rss rl~ion era poblacin-de 'manera ms ordeada, fa- reduci dz los in~(c ignas,la mpliciri de la ,jrisdicci d~ Motido t~elterritorio de la Banda Oriental como se haba propuesta

    desde 1769 e varias ocasio hst~-l m ~Leciete=de1797, y la delimitacin definitiva-de-ja-frontera. (11)

    (36) En el acta correspondiente al acuerdo celebrado por elCabildo de Montevideo el 14 de agosto de 1797, en que se resolvigestionar la ampliacin de la jurisdiccin de Montevideo, se expresaque "los vecinos hazendados criadores de ganados de esta dha Ciu-dad con esperiencia de q.e la mui estrecha jurisdiccion de ella noes capaz de mantener la crecida multitud de sus ganados se vieronen la precisiqn de hacer a S.M. compras de terrenos realengosfuera de la expresada jurisdiccion aunq.e confinantes con ella,deforma que en el dio habr ya mui cerca de doscientos vecinos devesta Cidadq.e tienen sus Haciendas de Campo entre los Rios Yi,y el Negro, estando poblada toda esta Vanda de este rio, y muchaparte de. la otra,en cuios terrenos tiene el vecindario de esta Plazamui crecidas riquezas, de forma q .e en breves aos siguiendo laaplicacion de los labradores con igual rapidez a la q.e se observade cortos tiempos a esta parte, se vern muchos millones de cabezasde ganado bacuno, manso, y de rodeo,en los citados campos q .eharn a esta la mas felix de las Provincias de America, p.r suabundancia,riqueza,y grueso comercio de cueros, carne Salada,Sebeetc.".

    Por estos motivos se resolvi elevar una representacin al Reyexponiendo la gran necesidad que existia de ampliar la jurisdiccinde la ciudad de Montevideo, a cuyo efecto se formaria un expedientecon copia del acuerdo, informaciones proporcionadas por el Sindico

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    Ya hemos sealado cmo la incertidumbre que existaal respecto favorecera la pertinaz poltica de expansinlusitana. En febrero de 1796 los portug