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Poder Estudiantil # 2

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En esta edición: - La Facultad de Artes y el (des) financiamiento universitario. - ¿Quién está cambiando Chile? - Escuelita Popular "Bernarda Vera".

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Mucho se habla actualmente de la existencia de un supuesto nuevo ciclo político y social. Este se

caracterizaría por un despertar generalizado de la ciu-dadanía y empoderamiento creciente de la misma. Al respecto, existe un partido que, a través de esta con-signa, consiguió importantes dividendos, entre los que se encuentran su llegada al gobierno y la obtención de seis parlamentarios. Nos referimos al Partido Comu-nista de Chile. Con discurso grandilocuente, llamaron a “unirse a la izquierda que está cambiando Chile”, prometiendo actuar “con un pié en el gobierno y con el otro en la calle”, para así “sacar con retroexcavadora al neoliberalismo de nuestro país”. Sin embargo, a poco andar del gobierno presente, el PCCh se convirtió en un aliado más del neoliberalismo. Veamos por qué.

Todo partido político representa los intereses de una clase social. Es precisamente por eso que la incorpora-ción del Partido Comunista de Chile y de su juventud (JJCC) a la Nueva Mayoría, continuación ininterrumpida del proyecto neoliberal encabezado por la ex Concerta-

ción, fue un triunfo para la burguesía. Si bien es cierto que el PCCh no ha presentado un proyecto político con aspiraciones revolucionarias desde hace ya varias dé-cadas, su participación en las luchas del campo popular ha sido siempre activa, independiente de las posiciones vacilantes o derechamente oportunistas que adoptase según la ocasión. De esta manera logró un alto grado de inserción en organizaciones tales como la CUT, el Co-legio de Profesores y la CONFECH, entre otras, logrando mantener la dirección de varias de éstas durante largos períodos de tiempo. En función de lo anterior es que las clases dominantes y el Partido Comunista de Chile siempre han negociado directamente el porvenir de trabajadores y estudiantes agrupados alrededor de sus sindicatos y federaciones. Hasta hace un par de años, esas negociaciones aun lograban reivindicar ciertos intereses propios de las amplias masas populares, aun-que siempre bajo la directriz pragmática característica del partido. Sin embargo, con el ingreso del PCCh y de las JJCC a la Nueva Mayoría, esto sufrió un giro, y no precisamente hacia la izquierda. (->)

QUIeN ESTA CAMBIANDO CHILE?

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“En realidad, si esto fuera cierto – lo del nuevo ciclo –, tendríamos que decir que este está determinado porque los que ayer estaban con la dictadura del proletariado, se han cambia-

do al lado de la dictadura de las minorías, al lado del dinero y de la explotación.”Demetrio Hernández – Discurso pronunciado en acto oficial por el 49 aniversario del MIR

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El perfeccionamiento del modelo neoliberal exige una cuota de legitimación basal mínima para su correcto funcionamiento. La incorporación del Partido Comu-nista de Chile y de su juventud a la Nueva Mayoría, y con ella al gobierno, se lo dan. Por vías de la coopta-ción, diversos sectores de la población representados por las organizaciones que dirige el PCCh y la JJCC, se han visto sumados a los ajustes neoliberales impulsa-dos por el gobierno. Sólo es cuestión de observar para constatar cómo esta incorporación esterilizó a sectores completos de la población. Claro ejemplo de lo anterior son las reformas tributaria y educacional impulsadas por el gobierno. La primera mantiene al impuesto al consumo como principal fuentes de ingresos del país, haciendo caer el peso de la recaudación sobre el bolsi-llo de los trabajadores, única clase que no dispone de conductos legales para la evasión tributaria; mientras que la segunda, preserva el carácter de aval financiero del Estado en la educación, pues, al mantener intactos los numerales 10 y 11 del artículo 19 de la Constitu-ción, consagra a ésta como bien de mercado, imposibi-

litando cualquier reforma, y reduciendo aquélla a mero ajuste neoliberal. ¿Dónde está la letra chica? Es bastan-te claro que la reforma educacional es un triunfo del neoliberalismo en educación, y por lo tanto, no nece-sita letra chica para cumplir con su función capitalista.

En el caso de ambas reformas -tributaria y educacio-nal-, el rol que ha cumplido el Partido Comunista de Chile es nefasto: defender a brazo partido los ajustes neoliberales del gobierno y barrer con cualquier inten-to de oposición a los mismos, pues éstos “le hacen el juego a la derecha”.

Como podemos notar, el Partido Comunista de Chile y su respectiva juventud pasaron definitivamente a la derecha, cuestión que tampoco es de sorprender, pues, con lo sucedido recientemente en Arcis, quedan más que claros los intereses de la clase por los cuales se baten.

¿Quién está cambiando Chile?

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LA FACULTAD DE ARTES Y EL (DES) FINANCIAMIENTO UNIVERSITARIO.

Denunciar la lógica neoliberal de financiamiento en la educación superior no es ya ninguna novedad, sin

embargo, dejar de hablar de lo mismo sería una pasivi-dad culpable.

La Universidad de Chile recibe como aporte fiscal no más de un 7% de su presupuesto, mientras el pago que realizan los estudiantes representa el ítem que mayor porcentaje aporta al mismo. Así como sucede esto en la Universidad de Chile, sucede lo mismo en todo el sistema educacional chileno: la educación pública no existe; son las familias, mediante créditos y contratos con la banca privada (créditos que obligan hasta por 20 años de haber egresado) quienes financian el sistema.

Sin embargo, los problemas del financiamiento universita-rio no sólo empobrecen a las familias, sino, también preca-

rizan la forma en que la educación se desarrolla: problemas de infraestructura, condiciones laborales precarias para funcionarios y académicos, inexistente o deficiente sistema de asistencia social, tercerización de funciones (como suce-de con los casinos universitarios), etc.

En las últimas semanas se dio a conocer que la Facultad de Artes ha iniciado su año académico con un déficit en el pre-supuesto, el cual no es menor. Lo noticia no es una sorpresa, ya que las sospechas de que existe un problema financiero es tangible y podemos verlo cada día en las insuficiencias de infraestructura, falta de personal (académico y no aca-démico) y otros, que sufren cualquiera de las tres sedes de la facultad (no olvidemos que a fines del año pasado hubo una toma en Encinas por él problema de infraestructura). Está deficiencia que viene arrastrándose durante años, cada cierto tiempo cobra fuerza y pega coletazos más fuertes: estos momentos álgidos se materializan en las condiciones de trabajo y de estudio, donde la falta de personal agudiza la explotación de los trabajadores de la facultad; donde a los profesores se les considera puramente como docentes, en desmedro de la creación y de la investigación; y donde pareciera que la solución a los problemas de espacios, falta de salas especializadas, de ensayo e incluso de recreación es una realidad lejana.

Las medidas que se han planteado resultan una verdade-ra equivocación metodológica: se limitan a proponer una mejor coordinación administrativa y financiera y empezar

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a elaborar propuestas en base a una directriz motora que no existe, pues, no existe un proyecto académico ni de fa-cultad, o al menos, no se ha logrado materializar en nuestra práctica diaria. La falta de una línea central permite que los esfuerzos sólo se centren en parchar y palear cualquiera de los problemas de fondo que puedan a resolver de forma de-finitiva la problemática del financiamiento.

Sobre este aspecto, existe una comisión PDI (proyecto de desarrollo institucional), que si bien es una instancia im-portante que permitirá dirimir la misión y la visión de la facultad, más importante que su consolidación escrita, es su consolidación práctica. Para esto no tenemos que esperar a las firmas y los acuerdos con decanato, ni a tener espacios simbólicos de voz.

Como se dijo antes, que la facultad esté en un decadente estado económico no es sorpresa. Pero a pesar de su falta de novedad, pareciera ser que el escenario no es el mismo. Una efervescencia se asienta en la orgánica de la facultad. Las asambleas exigen resoluciones y ejecución. No podemos quedarnos al lado de este proceso, ni encerrarnos en él. Es hora de abrir las discusiones, de fortalecer las orgánicas de base, que se politicen las asambleas. Es hora de dotar de contenido nuestra movilización. Hay que avanzar de forma segura e intransigente, solo con la seguridad de que esta-mos exigiendo lo justo y lo digno.

Este contenido tiene que referirse a una lucha contra los

planteamientos neoliberales que han puesto a las artes contra las cuerdas, contra las premisas emprendedoras de la industria cultural en desmedro del trabajo cultural. En definitiva, contra las lógicas de autofinanciamiento. La úni-ca consigna válida será: Para cada quien según sus necesi-dades y cada cual según sus capacidades.

La situación en la Facultad de Artes es sólo uno de los sín-tomas de las falencias e imperfecciones del sistema. Lo que sucede en FACSO, en donde no alcanza el presupuesto para entregar más de 35 becas de almuerzo (existiendo una de-manda de 226 estudiantes que cumplen con los requisitos) ni tampoco existe la infraestructura para que los cursos hagan clases en salas; o en el SEMDA, donde la asignación presupuestaria de este año no permite ni si quiera que el servicio pueda operar, son también muestras de lo mismo.

Vemos con tristeza como se ha decidido enfrentar el pro-blema a largo plazo: con una reforma que no reforma nada, que viene, más bien, a regular aspectos no regulados per-feccionando el modelo económico y social: ¡solucionan los problemas del neoliberalismo con más neoliberalismo!

No queremos una “reforma sin letra chica”, luchamos por un cambio real en la educación de nuestro país, luchamos para que el Estado financie y construya una real educación pública, luchamos por una edu-cación al servicio de los trabajadores y pueblos de Chile.-

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“Sería, en verdad una actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollasen una

forma de educación que permitiese a las clases dominadas percibir las injusticias sociales en

forma crítica” Pablo Freire.

Es el mediodía de un sábado de Noviembre en una pequeña plaza en la comuna de San Ramón. Un gru-

po de niños de entre dos y doce años juegan sobre el pasto al alero de la escasa sombra que dan los árboles. Siguen en forma atenta las instrucciones de las volun-tarias que supervisan el juego “El tesoro del Pirata”, pero no pueden evitar el caer en ruidosas carcajadas que van contagiando uno a uno a los cerca de 8 niñas y niños que componen el pequeño grupo que asiste a la Escuelita Popular Bernarda Vera; la cual funciona los días sábado de 11 a 1 de la tarde. En este espacio, ubi-cado en la sede vecinal de calle Los Prunos, los niños y niñas asisten para dedicar una hora a realizar activida-des para fomentar la construcción de sus aprendizajes; realizan una bitácora al inicio de cada sesión, repasan materias del colegio que les son difíciles de aprender y resuelven sus dudas apoyados por estudiantes de distintas carreras de nuestro Pedagógico. Luego de esa hora, llega el momento de la diversión, en donde se or-ganizan juegos dirigidos y los niños comparten, juegan y ríen. Se logra arrebatar, aunque sea por dos horas, a estos pequeños de estar sentados frente a las distintas pantallas aletargantes que se encuentran en sus casas.

Las voluntarias de este proyecto saben que se trata de un trabajo serio y responsable , que debe ser persona-lizado - pues sabemos que cada niño y niña es distinto entre sí- por lo tanto, requiere de tiempo para preparar el material y las dinámicas de juego con las adecua-ciones que corresponde a las distintas necesidades;

también saben que no existirá más remuneración que la de tener la certeza al final de la jornada que se está haciendo algo real y concreto para cambiar la sociedad en la que vivimos. Aunque sea un proyecto tan peque-ño y embrionario, aunque recién se esté iniciando y se cuente con pocas manos para la obra. Saben que no están perdiendo el tiempo, al contrario, porque saben que en cada actividad realizada, en cada cuento conta-do, en cada juego vivido intentan plantar la semilla de la liberación. Todo intercambio comunicativo se realiza con la intención de producir un desafío cognitivo en las niñas y niños, con el fin de entregarles la herramienta más valiosa que se puede tener en estos tiempos: el pensar por sí mismos para en el futuro no ser una oveja más del rebaño que obedece órdenes y se deja explotar sin cuestionarse nada. A través de éste proyecto, en-marcado en la Propuesta Popular “El Bauchi” -que con-templa un consultorio jurídico y operativos médicos en otras poblaciones de la comuna- se quiere lograr en empoderamiento de los niños y sus familias en su rol de vecinos, de comunidad que habita esos espacios –la plaza, la sede, las calles- para ganarle esos lugares a la droga, la violencia, la delincuencia.

Actualmente no podemos confiar a ciegas en la Escue-la tradicional para que entregue la libertad a nuestros niños y niñas. Eso no podrá ser, mientras la educación siga estando al servicio del modelo económico, las es-cuelas que acogen al pueblo seguirán produciendo en serie mano de obra barata, sin dedicar tiempo al desa-rrollo del pensamiento crítico ni a la formación de con-ciencia social. Sin duda que la Educación Popular entonces, se alza como una vía real para que la frase “crear poder popular” no sea solo una con-signa que se queda pegada en los lienzos en las paredes y en los muros de Facebook.-

escuelita popular “bernarda vera”

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