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SELECCION DE POESÍAS, http://www.los-poetas.com El porvenir es tan irrevocable como el rígido ayer. No hay una cosa que no sea una letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida es la senda futura y recorrida. El rigor ha tejido la madeja. No te arredres. La ergástula es oscura, la firme trama es de incesante hierro, pero en algún recodo de tu encierro puede haber una luz, una hendidura. El camino es fatal como la flecha. Pero en las grietas está Dios que acecha. Jorge Luis Borges AMADO NERVO EL CELAJE ¿A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste? Se extinguió en el poniente el manso fuego, y tú que me decías: "Hasta luego, volveré por la noche"... ¡No volviste! ¿En que zarzas tu pie divino heriste? ¿Que muro cruel te ensordeció a mi ruego? ¿Que nieve supo congelar tu apego y a tu memoria hurtar mi imagen triste? ¡Amor, ya no vendrás! En vano, ansioso, de mi balcón atalayando vivo el campo verde y el confín brumoso. Y me finge un celaje fugitivo nave de luz en que, al final reposo, 1

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SELECCION DE POESÍAS, http://www.los-poetas.com

El porvenir es tan irrevocablecomo el rígido ayer. No hay una cosa

que no sea una letra silenciosade la eterna escritura indescifrable

cuyo libro es el tiempo. Quien se alejade su casa ya ha vuelto. Nuestra vida

es la senda futura y recorrida.

El rigor ha tejido la madeja.No te arredres. La ergástula es oscura,la firme trama es de incesante hierro,pero en algún recodo de tu encierropuede haber una luz, una hendidura.

El camino es fatal como la flecha.Pero en las grietas está Dios que acecha.

Jorge Luis Borges

AMADO NERVO

EL CELAJE

¿A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste?Se extinguió en el poniente el manso fuego,

y tú que me decías: "Hasta luego,volveré por la noche"... ¡No volviste!

¿En que zarzas tu pie divino heriste?¿Que muro cruel te ensordeció a mi ruego?

¿Que nieve supo congelar tu apegoy a tu memoria hurtar mi imagen triste?

¡Amor, ya no vendrás! En vano, ansioso,de mi balcón atalayando vivo

el campo verde y el confín brumoso.

Y me finge un celaje fugitivonave de luz en que, al final reposo,

va tu dulce fantasma pensativo.

EN PAZ Artifex vitae artifex sui

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, 

ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

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Porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; 

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales coseché siempre rosas. 

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas; mas no me prometiste tan sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

LA PUERTA

Por esa puerta huyo, diciendo: "¡Nunca!"Por esa puerta ha de volver un día...

Al cerrar esa puerta, dejo truncala hebra de oro de la esperanza mía.Por esa puerta ha de volver un día.

Cada vez que el impulso de la brisa,como una mano débil, indecisa,

levemente sacude la vidrierapalpita más aprisa, más aprisa

mi corazón cobarde que la espera.

Desde mi mesa de trabajo veola puerta con que sueñan mis antojos,

y acecha agazapado mi deseoen el trémulo fondo de sus ojos.

¿Por cuanto tiempo, solitario, esquivohe de aguardar con la mirada inciertaa que Dios me devuelva compasivoa la mujer que huyó por esa puerta?

¿Cuando habrán de temblar esos cristalesempujados por sus manos ducalesy, con su beso ha de llegarme ella

cual me llega en las noches invernalesel ósculo piadoso de una estrella?

¡Oh, Señor!, ya la Pálida está alerta:¡Oh, Señor!, ¡cae la tarde ya en mi vía

y se congela mi esperanza yerta!

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¡Oh, Señor!, ¡has que se abra al fin la puertay entre por ella la adorada mía!

¡Por esa puerta ha de volver un día!

SI TÚ ME DICES VEN

Si tú me dices ven, lo dejo todo... No volveré siquiera la mirada para mirar a la mujer amada... Pero dímelo fuerte, de tal modo

que tu voz como toque de llamada,vibre hasta el más íntimo recodo del ser, levante el alma de su lodo

y hiera el corazón como una espada.

Si tú me dices ven, todo lo dejo...Llegaré a tu santuario casi viejo,y al fulgor de la luz crepuscular,

más he de compensarte mi retardo,difundiéndome ¡Oh, Cristo! como un nardo

de perfume sutil, ante tu altar.

A KEMPIS

Ha muchos años que busco el yermo,ha muchos años que vivo triste,

ha muchos años que estoy enfermo,¡y es por el libro que tu escribiste!

¡Oh Kempis, antes de leerte amabala luz, las vegas, el mar Océano;

mas tú dijiste que todo acaba,que todo muere, que todo es vano!

Antes, llevado de mis antojos,besé los labios que al beso invitan,las rubias trenzas, los grandes ojos,¡sin acordarme que se marchitan!

Mas como afirman doctores graves,que tú, maestro, citas y nombras,

que el hombre pasa como las naves,como las nubes, como las sombras...,

huyo de todo terreno lazo,ningún cariño mi mente alegra,

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y con tu libro bajo del brazovoy recorriendo la noche negra...

¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,pálido asceta, qué mal me hiciste!

¡Ha muchos años que estoy enfermo,y es por el libro que tú escribiste!

VI

Rindióme al fin el batallar continuode la vida social; en la contienda,

envidiaba la dicha del beduínoque mora en libertad bajo su tienda.

Huí del mundo a mi dolor extraño,llevaba el corazón triste y enfermo,y busqué , como Pablo el Ermitaño,

la inalterable soledad del yermo.

Allí moro, allí canto, de la vistadel hombre huyendo, para el goce muerto,

y bien puedo decir como el Bautista:¡Soy la voz del que clama en el desierto!

XXXIII

Amiga, mi larario está vacío:desde que el fuego del hogar no arde,nuestros dioses huyeron ante el frío;hoy preside en sus tronos el hastío

las nupcias del silencio y de la tarde.

El tiempo destructor no en vano pasa;los aleros del patio están en ruinas;

ya no forman allí su leve casa,con paredes convexas de argamasay tapíz del plumón, las golondrinas.

¡Qué silencio el del piano! Su gemidoya no vibra en los ámbitos desiertos;los nocturnos y scherzos han huído...

¡Pobre jaula sin aves! ¡Pobre nido!¡Misterioso ataúd de trinos muertos!

¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,ni lirios, ni libélulas de seda,

ni cocuyos de luz, ni mariposas...Tiemblan las ramas del rosal, medrosas;

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el viento sopla, la hojarasca rueda.

Amiga, tu mansión está desierta;el musgo verdinegro que decora

los dinteles ruinosos de la puerta,parece una inscripción que dice: ¡Muerta!

El cierzo pasa, y suspirando: ¡Llora!

XLII

Yo también, cual los héroes medievalesque viven con la vida de la fama,

luché por tres divinos ideales:¡por mi Dios, por mi Patria y por mi Dama!

Hoy que Dios ante mí su faz esconde,que la Patria me niega su ternura

de madre, y que a mi acento no respondela voz angelical de la Hermosura,

rendido bajo el peso del destinoesquivando el combate, siempre rudo,

heme puesto a la vera del camino,resuelto a descansar sobre mi escudo.

Quizá mañana, con afán contrario,ajustándome el casco y la loriga,

de nuevo iré tras el combate diario,exclamando: ¡Quién me ame, que me siga!

Mas hoy dejadme, aunque a la gloria pese,dormir en paz sobre mi escudo roto;dejad que en mi redor el ruido cese,

que la brisa noctívaga me besey el Olvido me dé su flor de loto.

INCOHERENCIAS                           Para José I. Bandera

Yo tuve un ideal, ¿en dónde se halla?Albergué una virtud, ¿por qué se ha ido?Fui templado, ¿do está mi recia malla?¿En qué campo sangriento de batalla

me dejaron así, triste y vencido?

¡Oh, Progreso, eres luz! ¿Por qué no llenatu fulgor mi conciencia? Tengo miedo

a la duda terrible que envenena,y que miras rodar sobre la arena

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¡y, cual hosca vestal, bajas el dedo!

¡Oh, siglo decadente, que te jactasde poseer la verdad!, tú que haces gala

de que con Dios, y con la muerte pactas,devuélveme mi fe, yo soy un Chactasque acaricia el cadáver de su Atala...

Amaba y me decías: <analiza>,y murió mi pasión; luchaba fiero

con Jesús por coraza, triza a triza,el filo penetrante de tu acero.

¡Tengo sed de saber y no me enseñas;tengo sed de avanzar y no me ayudas;

tengo sed de creer y me despeñasen el mar de teorías en que sueñashallar las soluciones de tus dudas!

Y caigo, bien lo ves, y ya no puedobatallar sin amor, sin fe serena

que ilumine mi ruta, y tengo miedo...¡Acógeme, por Dios! Levanta el dedo,vestal, ¡que no me maten en la arena!

PASAS POR EL ABISMO DE MIS TRISTEZAS

Pasas por el abismo de mis tristezascomo un rayo de luna sobre los mares,

ungiendo lo infinito de mis pesarescon el nardo y la mina de tus ternezas.

Ya tramonta mi vida; la tuya empiezas;mas, salvando del tiempo los valladares,como un rayo de luna sobre los marespasas por el abismo de mis tristezas.

No más en la tersura de mis cantaresdejará el desencanto sus asperezas;

pues Dios, que dio a los cielos sus luminares,quiso que atravesaras por mis tristezascomo un rayo de luna sobre los mares.

YO VENGO DE UN BRUMOSO PAÍS LEJANO

Yo vengo de un brumoso país lejanoregido por un viejo monarca triste...

Mi numen sólo busca lo que es arcano,mi numen sólo adora lo que no existe;

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tú lloras por un sueño que está lejano,tú aguardas un cariño que ya no existe,

se pierden tus pupilas en el arcanocomo dos alas negras, y estás muy triste.

Eres mía: nacimos de un mismo arcanoy vamos, desdeñosos de cuanto existe,

en pos de ese brumoso país lejano,regido por un viejo monarca triste...

RAMÓN LÓPEZ VELARDE

A UN IMPOSIBLE

Me arrancaré, mujer, el imposibleamor de melancólica plegaria,

y aunque se quede el alma solitariahuirá la fe de mi pasión risible.

Iré muy lejos de tu vista gratay morirás sin mi cariño tierno,

como en las noches del helado inviernose extingue la llorosa serenata.

Entonces, al caer desfallecidocon el fardo de todos mis pesares,guardaré los marchitos azahares

entre los pliegues del nupcial vestido.

ELOGIO A FUENSANTA

Tú no eres en mi huerto la paganarosa de los ardores juveniles;

te quise como a una dulce hermanay gozoso dejé mis quince abrilescual un ramo de flores de pureza

entre tus manos blancas y gentiles.

Humilde te ha rezado mi tristezacomo en los pobres templos parroquiales

el campesino ante la virgen reza.

Antífona es su voz, y en los coralesde tu mística boca he descubiertoel sabor de los besos maternales.

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Tus ojos tristes, de mirar incierto,recuérdanme dos lámparas prendidasen la penumbra de un altar desierto.

Las palmas de tus manos son ungidaspor mí, que provocando tus asombroslas beso en las ingratas despedidas.

Soy débil, y al marchar por entre escombrosme dirige la fuerza de tu planta

y reclino las sienes en tus hombros.

Nardo es tu cuerpo y tu virtud es tantaque en tus brazos beatíficos me duermo

como sobre los senos de una Santa.

¡Quién me otorgara en mi retiro yermotener, Fuensanta, la condescendenciade tus bondades a mi amor enfermocomo plenaria y última indulgencia!

ALMA EN PENA

A fuerza de quererteme he convertido, Amor, en alma en pena.

¿Por qué, Fuensanta mía,si mi pasión de ayer está ya muerta

y en tu rostro se anuncia los estragosde la vejez temida que se acerca,tu boca es una invitación al beso

como lo fue en lejanas primaveras?

Es que mi desencanto nada puedecontra mi condición de ánima en penasi a pesar de tus párpados exangües

y las blancuras de tu faz anémica,aún se tiñen tus labios

con el color sangriento de las fresas.

A fuerza de quererteme he convertido, Amor, en alma en pena,

y con el candor angélico de tu almaseré una sombra eterna.

EL CAMPANERO

Me contó el campanero esta mañanaque el año viene mal para los trigos.

Que Juan es novio de una prima hermana

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rica y hermosa. Que murió Susana.el campanero y yo somos amigos.

Me narró amores de sus juventudesy con su voz cascada de hombre fuerte,

al ver pasar los negros ataúdesme hizo la narración de mil virtudes

y hablamos de la vida y de la muerte.

-¿Y su boda, señor? -Cállate, anciano.-¿Será para el invierno? -Para entonces,

y si vives, aun cuando su manome dé la Muerte, campanero hermano,haz doblar por mi ánima tus bronces.

SALVADOR DÍAZ MIRÓN

A GLORIA 

No intentes convencerme de torpezacon los delirios de tu mente loca:mi razón es al par luz y firmeza,

firmeza y luz como el cristal de roca.

Semejante al nocturno peregrino,mi esperanza inmortal no mira el suelo;

no viendo más que sombra en el camino,sólo contempla el esplendor del cielo.

Vanas son las imágenes que entrañatu espíritu infantil, santuario oscuro.

Tu numen, como el oro en la montaña,es virginal y, por lo mismo, impuro.

A través de este vórtice que crispa,y ávido de brillar, vuelo o me arrastro,

oruga enamorada de una chispao águila seducida por un astro.

Inútil es que con tenaz murmulloexageres el lance en que me enredo:yo soy altivo, y el que alienta orgullo

lleva un broquel impenetrable al miedo.

Fiando en el instinto que me empuja,desprecio los peligros que señalas."El ave canta aunque la rama cruja:como que sabe lo que son sus alas."

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Erguido bajo el golpe en la porfía,me siento superior a la victoria.

Tengo fe en mí; la adversidad podría,quitarme el triunfo, pero no la gloria.

¡Deja que me persigan los abyectos!¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume!

La flor en que se posan los insectoses rica de matiz y de perfume.

El mal es el teatro en cuyo forola virtud, esa trágica, descuella;es la sibila de palabra de oro,

la sombra que hace resaltar la estrella.

¡Alumbrar es arder! ¡Estro encendidoserá el fuego voraz que me consuma!

La perla brota del molusco heridoy Venus nace de la amarga espuma.

Los claros timbres de que estoy ufanohan de salir de la calumnia ilesos.

Hay plumajes que cruzan el pantanoy no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!

¡Fuerza es que sufra mi pasión! La palmacrece en la orilla que el oleaje azota.

El mérito es el náufrago del alma:¡vivo, se hunde; pero muerto, flota!

¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle!¡Consuela el corazón del que te ama!¡Dios dijo al agua del torrente: bulle!;¡y al río de la margen: embalsama!

Confórmate, mujer! Hemos venidoa este valle de lágrimas que abate,tú, como la paloma, para el nido,

y yo, como el león, para el combate.

OJOS VERDES

Ojos que nunca me veis,por recelo o por decoro,ojos de esmeralda y oro,

fuerza es que me contempléis;quiero que me consoléis

hermosos ojos que adoro;¡estoy triste y os imploro

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puesta en tierra la rodilla!¡Piedad para el que se humilla,

ojos de esmeralda y oro!

Ojos en que reverberala estrella crepuscular,

ojos verdes como el mar,como el mar por la ribera,ojos de lumbre hechicera

que ignoráis lo que es llorar,¡glorificad mi penar!¡No me desoléis así!

¡Tened compasión de mí!¡Ojos verdes como el mar!

Ojos cuyo amor anheloporque alegra cuanto alcanza,

ojos color de esperanza,con lejanías de cielo:

ojos que a través del veloradian bienaventuranza,

mi alma a vosotros se lanzaen alas de la embriaguez,

miradme una sola vez,ojos color de esperanza.

Cese ya vuestro desvío,ojos que me dais congojas;ojos con aspecto de hojas

empapadas de rocío.Húmedo esplendor de río

que por esquivo me enojas.Luz que la del sol sonrojasy cuyos toques son besos,derrámate en mí por esosojos con aspecto de hojas.

ASONANCIAS

Sabedlo, soberanos y vasallos,próceres y mendigos:

nadie tendrá derecho a lo superfluomientras alguien carezca de lo estricto.

Lo que llamamos caridad y ahoraes sólo un móvil íntimo,

será en un porvenir lejano o próximoel resultado del deber escrito.

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Y la Equidad se sentará en el tronode que huya el Egoísmo,

y a la ley del embudo, que hoy impera,sucederá la ley del equilibrio.

MUDANZA

Ayer, el cielo azul, la mar en calmay el sol ignipotente y cremesino,y muchas ilusiones en mi alma

y flores por doquier en mi camino.

Mi vida toda júbilos y encantos,mi pecho rebosando de pureza,

mi carmen pleno de perfume y cantosy muy lejos, muy lejos, la tristeza.

Ayer, la inspiración rica y galanallenando mi cerebro de fulgores;

y tú, sonriente y dulce en tu ventana,hablándome de dichas y de amores.

Ayer, cuanto era luz y poesía:las albas puras y las tardes bellas

henchidas de sutil melancolía,y las noches pletóricas de estrellas...

Y hoy... la sombra y el ansia del desierto,perdida la esperanza, y la creencia,y el amor en tu espíritu ya muerto,

y sembrada de espinas la existencia.

DESEOS

Yo quisiera salvar esa distanciaese abismo fatal que nos divide,

y embriagarme de amor con la fraganciamística y pura que tu ser despide.

Yo quisiera ser uno de los lazoscon que decoras tus radiantes sienes;yo quisiera en el cielo de tus brazos

beber la gloria que en los labios tienes.

Yo quisiera ser agua y que en mis olas,que en mis olas vinieras a bañarte,para poder, como lo sueño a solas,

¡a un mismo tiempo por doquier besarte!

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Yo quisiera ser lino y en tu lecho,allá en la sombra, con ardor cubrirte,

temblar con los temblores de tu pecho¡y morir de placer al comprimirte!

Oh, yo quisiera mucho mas! Quisierallevarte en mi como la nube al fuego,mas no como la nube en su carrera

¡para estallar y separarse luego!

Yo quisiera en mi mismo confundirte,confundirte en mi mismo y entrañarte;

yo quisiera en perfume convertirte,¡convertirte en perfume y aspirarte!

Aspirarte en un soplo como esencia,y unir a mis latidos tus latidos,

y unir a mi existencia tu existencia,¡y unir a mis sentidos tus sentidos!

AUDACIA!

Basta de timidez. La gloria esquivaAl que por miedo elude la pelea

Y con suspiros lánguidos rastrea,Acogido a la sombra de la oliva.

Sólo una tempestad brusca y altivaEncumbra la pasión y la marea,¡Y en empinados vórtices pasea

El abismo de abajo en el de arriba!

¡Oh rebelde¡ ¡Conquista la presea;goza de la hermosura inebriativa

y horror a los demás tu dicha sea!

Arrostra por la gracia la diatriba,¡Y en empinados vórtices pasea

El abismo de abajo en el de arriba!

A LA SEÑORITA JULIA ZARATE

En la Venus de Médicis el artePrevió cuanto hay en ti, menos la túnica.

Irreprochable desnudez imparteAl mármol gracia vencedora y única.

No te des al acaso. Dios no envíaLa suprema beldad a cualquier gusto.

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¡La manda para ser en la porfíabotín al fuerte y galardón al justo!

LA ORACIÓN DEL PRESO

¡Señor, tenme piedad, aunque a ti clamesin fe! ¡perdona que te niegue o riñay el ara tienda con bochorno infame!

Vuelvo al antiguo altar. ¡No en vano ciñaguirnaldas a un león y desparrameriego que pueda prosperar tu viña!

¡Líbrame por merced, como te plugoa Bautista y Apóstol en Judea,

ya que no me suicido ni me fugo!

¡Inclínate al cautivo que flaquea;y salvo, como Juan por el verdugo,

o como Pedro por el ángel sea!Habito un orco infecto; y en el manto

resulto cebo a chinche y pulga y piojo;¡y afuera el odio calumnia en tanto!

¿Qué mal obré para tamaño enojo?El honor del poeta es nimbo santo¡y la sangre de un vil es fango rojo!Mi pobre padre cultivó el desierto.

Era un hombre de bien, un sabio artista,y de vergüenza y de pesar ha muerto!

¡Oh mis querubes!  ¡Con turbada vistacolumbro ahora el celestial e incierto

grupo que aguarda, y a quien todo atrista!¡Y oigo un sordo piar de nido en rama,

un bullir de polluelos ante azores;y el soplado tizón encumbra llama!

¡Dios de Israel, acude a mis amores:y rían a manera de la grama,

que hasta batida por los pies da flores!Cárcel de Veracruz. Septiembre de 1895.

A TI

Portas al cuello la gentil noblezadel heráldico lirio; y en la manoel puro corte del cincel pagano;

¡y en los ojos abismos de belleza!

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Hay en tus rasgos acritud y alteza,orgullo encrudecido en un arcano;¡y resulto en mi prez un vil gusano

que a un astro empina la bestial cabeza!

¡Quiero pugnar con el amor; y en vanomi voluntad se agita y endereza,como la grama tras el pie tirano!Humillas mi elación y mi fiereza;

¡y resulto en mi prez un vil gusanoque a un astro empina la bestial cabeza!

Xalapa. El 25 de mayo de 1901.

MÚSICA FUNEBRE

Mi corazón percibe, sueña y presume.y como envuelta en oro tejido en gasa,

la tristeza de Verdi suspira y pasaen la cadencia fina como un perfume.

Y frío de alta zona hiela y entume;y luz de sol poniente colora y rasa:

y fe de gloria empírea pugna y fracasa,¡como en ensayos torpes un ala implume!

El sublime concierto llena la casa;y en medio de la sorda y estulta masa,mi corazón percibe, suena y presume.Y como envuelta en oro tejido en gasa,

la tristeza de Verdi suspira y pasaen la cadencia fina como un perfume.

Diciembre de 1899.

MANUEL ACUÑA

ANTE UN CADAVER

¡Y bien! aqui estás ya... sobre la planchadonde el gran horizonte de la cienciala extensión de sus límites ensancha.

Aqui donde la rígida experienciaviene a dictar las leyes superioresa que está sometida la existencia.

Aquí donde derrama sus fulgoresese astro a cuya luz desaparece

la distinción de esclavos y señores.

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Aquí donde la fábula enmudecey la voz de los hechos se levantay la superstición se desvanece.

Aquí donde la ciencia se adelantaa leer la solución de ese problemacuyo sólo enunciado nos espanta.

Ella que tiene la razón por lemay que en tus labios escuchar ansía

la augusta voz de la verdad suprema.

Aquí está ya... tras de la lucha impíaen que romper al cabo conseguiste

la cárcel que al dolor te retenía.

La luz de tus pupilas ya no existe,tu máquina vital descansa inerte

y a cumplir con su objeto se resiste.

¡Miseria y nada mas! dirán al vertelos que creen que el imperio de la vidaacaba donde empieza el de la muerte.

Y suponiendo tu misión cumplidase acercarán a ti, y en su miradate mandarán la eterna despedida.

Pero, ¡no!... tu misión no está acabada,que ni es la nada el punto en que nacemos

ni el punto en que morimos es la nada.

Círculo es la existencia, y mal hacemoscuando al querer medirla le asignamos

la cuna y el sepulcro por extremos.

La madre es sólo el molde en que tomamosnuestra forma, la forma pasajera

con que la ingrata vida atravesamos.

Pero ni es esa forma la primeraque nuestro ser reviste, ni tampocoserá su última forma cuando muera.

Tú sin aliento ya, dentro de pocovolverás a la tierra y a su seno

que es de la vida universal el foco.

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Y allí, a la vida en apariencia ajeno,el poder de la lluvia y del veranofecundará de gérmenes tu cieno.

Y al ascender de la raíz al grano,irás del vergel a ser testigoen el laboratorio soberano;

Tal vez, para volver cambiado en trigoal triste hogar donde la triste esposasin encontrar un pan sueña contigo.

En tanto que las grietas de tu fosaverán alzarse de su fondo abiertola larva convertida en mariposa;

Que en los ensayos de su vuelo inciertoirá al lecho infeliz de tus amoresa llevarle tus ósculos de muerto.

Y en medio de esos cambios interiorestu cráneo lleno de una nueva vida,

en vez de pensamientos dará flores,

En cuyo cáliz brillará escondidala lágrima tal vez con que tu amada

acompañó el adiós de tu partida.

La tumba es el final de la jornada,porque en la tumba es donde queda muerta

la llama en nuestro espíritu encerrada.

Pero en esa mansión a cuya puertase extingue nuestro aliento, hay otro aliento

que de nuevo a la vida nos despierta.

Allí acaban la fuerza y el talento,allí acaban los goces y los malesallí acaban la fe y el sentimiento.

Allí acaban los lazos terrenales,y mezclados el sabio y el idiota

se hunden en la región de los iguales.

Pero allí donde el ánimo se agotay perece la máquina, alli mismo

el ser que muere es otro ser que brota.

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El poderoso y fecundante abismodel antiguo organismo se apodera

y forma y hace de él otro organismo.

Abandona a la historia justicieraun nombre sin cuidarse, indiferente,

de que ese nombre se eternice o muera.

El recoge la masa únicamente,y cambiando las formas y el objeto

se encarga de que viva eternamente;

La tumba sólo guarda un esqueletomas la vida en su bóveda mortuoriaprosigue alimentándose en secreto.

Que al fin de esta existencia transitoriaa la que tanto nuestro afán se adhiere,

la materia, inmortal como la gloria,cambia de formas; pero nunca muere.

UNA LIMOSNAA mi querido amigo A.F. Cuenca.

¡Entrad!... en mi aposentodonde sólo se ven sombras,

está una mujer muriendoentre insufribles congojas...

Y a su cabecera tristesdos niñas bellas que lloran,y que entrelazan sus manos

y que gimen y sollozan.

Y la infeliz ya no mirani tiene aliento en la boca,y cuando habla sólo dice

con voz hueca y espantosa:"¡Yo tengo hambre! ¡Yo tengo hambre!

Por piedad ¡Una limosna!"

Y calla... y las niñas gimen...y calla... y el viento sopla...y llora... y nadie la escucha,

¡que nadie escucha al que llora!...........................................¿Y la oís? - ¡Ay!, hijas mías

vanse por fin a quedar solas...solas... y sin una madre

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que os alivie y que os socorra...solas... y sin un mendrugoque llevar a vuestra boca...

Adiós... adiós... ya me muero...ya no tengo hambre...

y la mísera expiraba ¡"Una limosna"!entre angustias y congojas,

mientras que las pobres niñascasi locas, casi locasla besaban y lloraban

envueltas entre las sombras.

Después... temblando de fríobajo sus rasgadas ropas,caminaban lentamente

por la calle oscura y sola,exclamando con voz triste

al divisar una forma;..."¡Me muero de hambre!"

Y la otra......¡"Una limosna"!

Enero de 1869

ADIÓS A MÉXICO

Escrita para la Sra. Cayrón y leída por ella en una función de despedida.

Pues que del destino en posdébil contra su cadena,

frente al deber que lo ordenatengo que decirte adiós;

Antes que mi boca se abrapara dar paso a este acento,

la voz de mi sentimientoquiere hablarte una palabra.

Que muy bien pudiera serque cuando de aquí me aleje,

al decirte adiós, te deje para no volverte a ver.

Y asi entre el mal con que luchoy que en el dolor me abisma,

quiero decirte yo misma,sepas que te quiero mucho.

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Que enamorada de tídesde antes de conocerte,

yo vine sólo por verte,y al verte te puse aquí.

Que mi alma reconocidate adora con loco empeño,

porque tu amor era el sueñomás hermoso de mi vida.

Que del libro de mi historiate dejo la hoja mas bella,

porque en esa hoja destellatu gloria más que mi gloria.

Que soñaba en no dejartesino hasta el poster momento,

partiendo mi pensamientoentre tu amor y el del arte.

Y que hoy ante esa ilusiónque se borra y se deshace,

siento ¡ay de mí! que se hacepedazos mi corazón...

Tal vez ya nunca en mi anhelopodré endulzar mi tristezacon ver sobre mi cabezael esplendor de tu cielo.

Tal vez ya nunca a mi oídoresonará en la mañana,la voz del ave temprana

que canta desde su nido.

Y tal vez en los amorescon que te adoro y admiroestas flores que hoy aspiroserán las últimas flores...

Pero si afectos tan tiernosquiere el destino que deje,y que me aparte y me aleje

para no volver a vernos;

Bajo la luz de este díade encanto inefable y puro

al darte mi adiós te juro,¡oh dulce México mío!

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Que si él con sus fuerzas truncatodos los humanos lazos,

te arrancará de mis brazospero de mi pecho, nunca!

MISTERIO

Si tu alma pura es un brocheque para abrirse a la vida

quiere la calma adormecidade las sombras de la noche;

Si buscas como un abrigolo más tranquilo y espeso,para que tu alma y tu beso

se encuentren sólo conmigo;

Y si temiendo en tus huellas testigos de tus amores,

no quieres ver más que flores,más que montañas y estrellas;

Yo sé muchas grutas, y unadonde podrás en tu anhelo,

ver un pedazo de cielocuando aparezca la luna.

Donde a tu tímido oídono llegarán otros sones

que las tranquilas cancionesde algún ruiseñor perdido.

Donde a tu mágico acentoy estremecido y de hinojos,veré abrirse ante mis ojos

los mundos del sentimiento.

Y donde tu alma y la mía,como una sola estrechadas,

se adormirán embriagdasde amor y melancolía.

Ven a esta gruta y en ellayo te daré mis desvelos,

hasta que se hunda en los cielosla luz de la última estrella.

Y antes que el ave temprana

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su alegre vuelo levantey entre los álamos cantela vuelta de la mañana.

Yo te volveré al abrigode tu estancia encantadora,

donde el recuerdo de esa horavendrás a soñar conmigo...

Mientras que yo en el excesode la pasión que me inspiras

iré a soñar que me miras,e iré a soñar que te beso.

LA RAMERA

A mi querido amigo Manuel Roa.

Humanidad pigmea,tú que proclamas la verdad y el Cristo,

mintiendo caridad en cada idea:tú que, de orgullo el corazón beodo,

por mirar a la altura te olvidas de que marchas sobre lodo:

tú que diciendo hermano,escupes al gitano y al mendigo

porque son un mendigo y un gitano:Ahí está esa mujer que gime y sufrecon el dolor inmenso con que gimen

los que cruzan sin fe por la existencia;escúpela tambien... ¡anda!... ¡no importa

que tú hayas sido quien la hundió en el crimenque tú hayas sido quien mató su creencia!

¡Pobre mujer! que abandonada y solasobre el oscuro y negro precipicio,en lugar de una mano que la salve

siente una mano que la impele al vicio;y que al bajar en su redor los ojos

y a través de las sombras que la ocultanno encuentra mas que seres que la miran

y que burlando su dolor la insultan...

Antes era una flor... una azucenarica de galas y de esencias rica,

llena de aromas y de encantos llena;era una flor hermosa

que envidiaban las aves y las flores,y tan bella y tan pura

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como es pura la nieve del armiño,como es pura la flor de los amores,como es puro el corazón del niño.

Las brisas le brindaban con sus besos,y con sus tibias perlas el rocío,

y el bosque con sus álamos espesos,y con su arena y su corriente el río;

y amada por las sombras en la noche,y amada por la luz en la mañana,

vegetaba magnífica y lozana,tendiendo al aire su purpúreo broche;

pero una vez el soplo del inviernoen su furia maldita,

pasó sobre ella y le arrancó sus hojas,pasó sobre ella y la dejó marchita;

y al contemplar sin galassu cálice antes de perfumes lleno,

la arrebató impaciente entre sus alasy fue a hundirla cadáver en el cieno.

¡Filósofo mentido!...¡Apóstol miserable de una idea

que tu cerebro vil no ha comprendido!Tú que la ves que gime y que solloza,

y burlas su sollozo y su gemido...¿Qué hiciste de aquel ángel

que amoroso y sonrienteformó de tu niñez el dulce encanto!

¿Qué hiciste de aquel ángel de otros días,que lloraba contigo si llorabasy gozaba contigo si reías...?

¡Te acuerdas!... Lo arrancaste de la nubedonde flotaba vaporoso y bello,

y arrojándola al hambre,sin ver su angustia ni su amor siquiera,

le convertiste de camelia en lodo:le transformaste de ángel en ramera!

¡Maldito tú que pasasjunto a las frescas rosas,

y que sus galas sin piedad les quitas!¡Maldito tú que sin piedad las hieres,

y luego las insultas por marchitas!¡Pobre mujer!... ¡Juguete miserable

de su verdugo mismo!...

Víctima condenada

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a vegetar sumida en un abismomas negro que el abismo de la nada

y a no escuchar mas eco en sus dolores,que el eco de la horrible carcajada

con que el hombre le paga sus amores.

¡Pobre mujer, a la que el hombre niegael derecho sublime

de llamar hijo a su hijo!¡Pobre mujer que de rubor se cubrecuando escucha que le grita madre!Y que quiere besarle, y se detiene,

porque sabe que un beso de sus besosse convierte en borrón donde lo imprime!

Deja ya de llorar, pobre criatura,que si del mundo en la escabrosa senda,

caminas entre fango y amargura,sin encontrar un ser que te comprenda,

en el cielo los ángeles te miran,te compadecen, te aman,

y lloran con el llanto lastimeroque tus ojos bellísimos derraman.

¡Y que se burle el hombre, y que se ría!¡Y que te llame harapo y te desprecie!

Déjale tú reír, y que te insulte,Que ha de llegar el día

en que la gota cristalina y purase desprenda del lodo

para elevarse nube hasta la altura.

Y entonces en lugar de un anatema,en lugar de un desprecio,

escucharás al Cristo del Calvario,que añadiendo tu pena

a tus lágrimas tristes en abonote dirá como ha tiempo a Magdalena:

Levántate, mujer, yo te perdono.A UN ARROYO

A mi hermano Juan de Dios Peza.

Cuando todo era flores tu camino,cuando todo era pájaros tu ambiente,cediendo de tu curso a la pendiente

todo era en ti fugaz y repentino.

Vino el invierno con sus nieblas vinoel hielo que hoy estanca tu corriente,

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y en situación tan triste y diferenteni aún un pálido sol te da el destino.

Y así en la vida el incesante vuelomientras que todo es ilusión, avanza

en sólo una hora cuanto mide un cielo;

Y cuando el duelo asoma en lontananzaentonces como tú cambiada en hielo

no puede reflejar ni la esperanza.

SONETO

Porqué dejaste el mundo de doloresbuscando en otro cielo la alegría

que aquí, si nace, sólo dura un díay eso entre sombras, dudas y temores.

Porqué en pos de otro mundo y de otras floresabandonaste esta región sombría,donde tu alma gigante se sentía

condenada a continuos sinsabores.

Yo vengo a decir mi enhorabuenaal mandarte la eterna despedidaque de dolor el corazón me llena;

Que aunque cruel y muy triste tu partida,si la vida a los goces es ajena,

mejor es el sepulcro que la vida.

A CH. . .

Si supieras, niña ingrata,lo que mi pecho te adora;si supieras que me mata

la pasión que por ti abrigo;tal vez, niña encantadora,

no fueras tan cruel conmigo.

Si supieras que del almacon tu desdén ha voladofugaz y triste la calma,

y que te amo más mil veces,que las violetas al prado

y que a los mares los peces;

tal vez entonces, hermosa,oyeras el triste acento

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de mi querella amorosa;y atendiendo a mi reclamo,

mitigaras mi tormentocon un beso y un "yo te amo".

Si supieras, dulce dueño,que tú eres del alma mía

el sólo y único sueño;y que al mirar tus enojos,

la ruda melancolíabaña en lágrimas mis ojos;

tal vez entonces me amaras,y con tus labios de niño

mis labios secos besaras;y cariñosa y sonrientea mi constante cariñono fueras indiferente.

Ámame, pues, niña puraya que has oído el acento

del que idolatrarte jura;y atendiendo a mi reclamo,

ven y calma mi tormentocon un beso y un "yo te amo"

INSCRIPCIÓN EN UN CRÁNEO

Página en que la esfinge de la muertecon su enigma de sombrea nos provoca:

¿Cómo poderte descifrar, si es pocatoda la luz del sol para leerte?

POR ESO

Porque eres buena, inocentecomo un sueño de doncella,porque eres cándida y bellacomo un nectario naciente.

Porque en tus ojos asomacon un dulcísimo encanto,todo lo hermoso y lo santodel alma de una paloma.

Porque eres toda una esenciade castidad y consuelo,

porque tu alma es todo un cielode ternura y de inocencia.

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Porque al sol de tus virtudesse mira en ti realizadoel ideal vago y soñado

de todas las juventudes;

por eso, niña hechicera,te adoro en mi loco exceso;por eso te amo, y por esote he dado mi vida entera.

Por eso a tu luz se inspirala fe de mi amor sublime;¡por eso solloza y gime

como un corazón mi lira!

Por eso cuando te evocami afán en tus embelesos,

siento que un mundo de besospalpita sobre mi boca.

Y por eso entre la calmade mi existencia sombría,

mi amor no anhela más díaque el que una mi alma con tu alma.

RESIGNACIÓN

¡Sin lágrimas, sin quejas,sin decirlas adiós, sin un sollozo!

cumplamos hasta lo último. . . la suertenos trajo aquí con el objeto mismo,los dos venimos a enterrar el alma

bajo la losa del escepticismo.

Sin lágrimas... las lágrimas no puedendevolver a un cadáver la existencia;

que caigan nuestras flores y que rueden,pero al rodar, siquiera que nos queden

seca la vista y firme la conciencia.

¡Ya lo ves! para tu alma y para mi almalos espacios y el mundo están desiertos...

los dos hemos concluido,y de tristeza y aflicción cubiertos,

ya no somos al fin sino dos muertosque buscan la mortaja del olvido.

Niños y soñadores cuando apenas

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de dejar acabábamos la cuna,y nuestras vidas al dolor ajenasse deslizaban dulces y serenas

como el ala de un cisne en la lagunacuando la aurora del primer cariñoaún no asomaba a recoger el veloque la ignorancia virginal del niño

extiende entre sus párpados y el cielo,tu alma como la mía,

en su reloj adelantando la horay en sus tinieblas encendiendo el día,

vieron un panorama que se abríabajo el beso y la luz de aquella aurora;

y sintiendo al mirar ese paisajelas alas de un esfuerzo soberano,temprano las abrimos, y tempranonos trajeron al término del viaje.

Le dimos a la tierralos tintes del amor y de la rosa;

a nuestro huerto nidos y cantares,a nuestro cielo pájaros y estrellas;

agotamos las flores del caminopara formar con ellas

una corona al ángel del destino...y hoy en medio del triste desacuerdo

de tanta flor agonizante o muerta,ya sólo se alza pálida y desiertala flor envenenada del recuerdo.

Del libro de la vidala que escribimos hoy es la última hoja...

cerrémoslo en seguida,y en el sepulcro de la fe perdida

enterremos también nuestra congoja.

Y ya que el cielo nos concede que estede nuestros males el postrero sea,

para que el alma a descansar se apreste,aunque la última lágrima nos cueste,cumplamos hasta el fin con la tarea.

Y después cuando al ángel del olvidohayamos entregado estas cenizasque guardan el recuerdo adoloridode tantas ilusiones hechas trizasy de tanto placer desvanecido,

dejemos los espacios y volvamosa la tranquila vida de la tierra,

ya que la noche del dolor temprana

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se avanza hasta nosotros y nos cierralos dulces horizontes del mañana.

Dejemos los espacios, o si quieresque hagamos, ensayando nuestro aliento,

un nuevo viaje a esa región benditacuyo sólo recuerdo resucita

al cadáver del alma al sentimiento,lancémonos entonces a ese mundoen donde todo es sombras y vacío,

hagamos una luna del recuerdosi el sol de nuestro amor está ya frío;

volemos, si tu quieres,al fondo de esas mágicas regiones,y fingiendo esperanzas e ilusiones,rompamos el sepulcro, y levantandonuestro atrevido y poderoso vuelo,

formaremos un cielo entre las sombras,y seremos los duendes de ese cielo.

NOCTURNO A ROSARIOI

¡Pues bien! yo necesitodecirte que te adorodecirte que te quierocon todo el corazón;

que es mucho lo que sufro,que es mucho lo que lloro,

que ya no puedo tanto al grito que te imploro,

te imploro y te hablo en nombrede mi última ilusión.

        IIYo quiero que tu sepas

que ya hace muchos díasestoy enfermo y pálido

de tanto no dormir;que ya se han muerto todas 

las esperanzas mías,que están mis noches negras,

tan negras y sombrías,que ya no sé ni dóndese alzaba el porvenir.

        IIIDe noche, cuando pongo

mis sienes en la almohaday hacia otro mundo quiero

mi espíritu volver,camino mucho, mucho,

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y al fin de la jornadalas formas de mi madrese pierden en la naday tú de nuevo vuelves en mi alma a aparecer.

        IVComprendo que tus besos

jamás han de ser míos,comprendo que en tus ojos

no me he de ver jamás,y te amo y en mis locosy ardientes desvaríos

bendigo tus desdenes,adoro tus desvíos,

y en vez de amarte menoste quiero mucho más.

        VA veces pienso en darte

mi eterna despedida,borrarte en mis recuerdos

y hundirte en mi pasiónmas si es en vano todoy el alma no te olvida,

¿Qué quieres tú que yo haga,pedazo de mi vida?

¿Qué quieres tu que yo hagacon este corazón?

        VIY luego que ya estabaconcluído tu santuario,tu lámpara encendida,

tu velo en el altar;el sol de la mañana

detrás del campanario,chispeando las antorchas,humeando el incensario,y abierta alla a lo lejosla puerta del hogar...

        VII¡Qué hermoso hubiera sido

vivir bajo aquel techo,los dos unidos siemprey amándonos los dos;

tú siempre enamorada,yo siempre satisfecho,los dos una sola alma,los dos un solo pecho,

y en medio de nosotros mi madre como un Dios!

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        VIII¡Figúrate qué hermosaslas horas de esa vida!

¡Qué dulce y bello el viajepor una tierra así!

Y yo soñaba en eso,mi santa prometida;y al delirar en ello

con alma estremecida,pensaba yo en ser bueno

por tí, no mas por ti.        IX

¡Bien sabe Dios que ese erami mas hermoso sueño,mi afán y mi esperanza,

mi dicha y mi placer;bien sabe Dios que en nada

cifraba yo mi empeño,sino en amarte muchobajo el hogar risueño

que me envolvió en sus besoscuando me vio nacer!

        XEsa era mi esperanza...

mas ya que a sus fulgoresse opone el hondo abismoque existe entre los dos,¡Adiós por la vez última,

amor de mis amores;la luz de mis tinieblas,

la esencia de mis flores;mi lira de poeta,

mi juventud, adiós!

MANUEL GUTIERREZ NAJERA

FRENTE A FRENTE

Oigo el crujir de tu traje,turba tu paso el silencio,

pasas mis hombros rozandoy yo a tu lado me siento.

Eres la misma: tu talle,como las palmas, esbelto,

negros y ardientes los ojos,blondo y rizado el cabello;blando acaricia mi rostro

como un suspiro tu aliento;

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me hablas como antes me hablabas,yo te respondo muy quedo,y algunas veces tus manosentre mis manos estrecho.

¡Nada ha cambiado: tus ojossiempre me miran serenos,

como a un hermano me buscas,como a una hermana te encuentro!

¡Nada ha cambiado: la lunadeslizando su reflejo

a través de las cortinasde los balcones abiertos;allí el piano en que tocas,

allí el velador chinescoy allí tu sombra, mi vida,en el cristal del espejo.

Todo lo mismo: me miro,pero al mirarte no tiemblo,

cuando me miras no sueño.

Todo lo mismo, peor algodentro de mi alma se ha muerto.¿Por qué no sufro como antes?¿Por qué, mi bien, no te quiero?

Estoy muy triste; si vieras,desde que ya no te quiero

siempre que escucho campanasdigo que tocan a muerto.

Tú no me amabas pero algodaba esperanza a mi pecho,

y cuando yo me dormíatú me besabas durmiendo.

Ya no te miro como antes,ya por las noches no sueño,ni te esconden vaporosas las cortinas de mi lecho.

Antes de noche veníasdestrenzando tu cabello,blanca tu bata flotante,

tiernos tus ojos de cielo;lámpara opaca en la mano,

negro collar en el cuello,

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dulce sonrisa en los labiosy un azahar en el pecho.

Hoy no me agito si te habloni te contemplo si duermo,

ya no se esconde tu imagenen las cortinas del techo.

Ayer vi a a un niño en la cuna;estaba el niño durmiendo,

sus manecitas muy blancas,muy rizado su cabello.

No sé por qué, pero al verlevino otra vez tu recuerdo,

y al pensar que no me amaste,sollozando le di un beso.

Luego, por no despertarle,me alejé quedo, muy quedo.

¡Qué triste que estaba el alma!¡Qué triste que estaba el cielo!

Volví a mi casa llorando,me arrojé luego en el lecho.

Todo estaba solitario,Todo muy negro, muy negro.Como una tumba mi alcoba,

la tarde tenue muriendo,mi corazón con el frío.

Busqué la flor que me disteuna mañana en tu huerto

y con mis manos convulsasla apreté contra mi pecho;miré luego en torno mío

y la sombra me dio miedo...Perdóname, si, perdóname,¡no te quiero, no te quiero!

LA SERENATA DE SCHUBERT

¡Oh, qué dulce canción! Límpida brotaEsparciendo sus blandas armonías,

Y parece que lleva en cada nota¡Muchas tristezas y ternuras mías!

¡Así hablara mi alma... si pudiera!Así dentro del seno,

Se quejan, nunca oídos, mis dolores!

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Así, en mis luchas, de congoja lleno,Digo a la vida: -¡Déjame ser bueno!

-Así solllozan todos mis amores!

¿De quién es esa voz? Parece alzarse Junto del lago azul, noche quieta,

Subir por el espacio, y desgranarseAl tocar el cristal de la ventana

Que entreabre la novia del poeta...¿No la oís como dice: "hasta mañana"?

¡Hasta mañana, amor! El bosque espesoCruza, cantando, el venturoso amante,

Y el eco vago de su voz distanteDecir parece: "hasta mañana, beso!"

¿Por qué es preciso que la dicha acabe?¿Por qué la novia queda en la ventana.Y a la nota que dice: "¡Hasta mañana!"El corazón responde: "¿quién lo sabe?"

¡Cuántos cisnes jugando en la laguna!¡Qué azules brincan las traviesas olas!

En el sereno ambiente ¡cuánta luna!Mas las almas ¡qué tristes y qué solas!

En las ondas de plata De la atmósfera tibia y transparente,Como una Ofelia náufraga y doliente,

¡Va flotando la tierna serenata...!

Hay ternura y dolor en ese canto,Y tiene esa amorosa despedida

La transparencia nítida del llanto,¡Y la inmensa tristeza de la vida!

¿Qué tienen esas notas? ¿Por qué lloran?Parecen ilusiones que se alejan...

Sueños amantes que piedad imploran,Y como niños huerfanos, ¡se quejan!

Bien sabe el trovador cuán inhumanaAra todos los buenos es la suerte...

Que la dicha es de ayer... y que "mañana"Es el dolor, la obscuridad, !la muerte!

El alma se compunge y estremeceAl oír esas notas sollozadas...

¡Sentimos, recordamos, y parece

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Que surgen muchas cosas olvidadas!

¡Un peinador muy blanco y un piano!Noche de luna y de silencio agfuera...Un volumen de versos en mi mano,Y en el aire ¡y en todo! ¡primavera!

¡Qué olor de rosas grescas! en la alfombra¡Qué claridad de luna! ¡qué reflejos!

...¡Cuántos besos dormidos en la sombra,Y la muerte, la pálida, qué lejos!

En torno al velador, niños jugando...La anciana, que en silencio nos veía...

Schubert en su piano sollozando,Y en mi libro, Musset con su "Lucía".

¡Cuántos sueños en mi alma y en tu alma!¡Cuántos hermosos versos! ¡cuántas flores!

En tu hogar apacible ¡cuánta calma!Y en mi pecho ¡qué inmensa sed de amores!

¡Y todo ya muy lejos! ¡todo ido!¿En dónde está la rubia soñadora?

...¡Hay muchas aves muertas en el nido,Y vierte muchas lágrimas la aurora!

...Todo lo vuelvo a ver... ¡pero no existe!Todo ha pasado ahora... !y no lo creo!

Todo está silencioso, todo triste...¡Y todo alegre, como entonces, veo!

...Esta es la casa... ¡su ventana aquélla!Ese, el sillón en que bordar solía...

La reja verde... y la apacible estrellaQue mis nocturnas pláticas oía!

Bajo el cedro robusto y arrogante,Que allí domina la calleja obscura,

Por la primera vez y palpitanteEstreché con mis brazos, su cintura!

¡Todo presente en mi memoria queda!La casa blanca, y el follaje espeso...El lago azul... el huerto... la arboleda,

Donde nos dimos, sin pensarlo, un beso!

Y te busco, cual antes te buscaba,Y me parece oírte entre las flores,

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Cuando la arena del jardín rozabaEl percal de tus blancos peinadores!

¡Y nada existe ya! Calló el piano...Cerraste, virgencita, la ventana...

Y oprimiendo mi mano con tu mano,Me dijiste también: "¡hasta mañana!"

¡Hasta mañana!... Y el amor risueñoNo pudo en tu camino detenerte!...

Y lo que tú pensaste que era el sueño,Fue sueño, ¡pero inmenso! ¡el de la muerte!

........................................

¡Ya nunca volveréis, noches de plata!Ni unirán en mi alma su armonía,

Schubert, con su doliente serenataY el pálido Musset con su "Lucía"

NON OMNIS MORIAN

¡No moriré del todo, amiga mía!De mi ondulante espíritu disperso,algo en la urna diáfana del verso,

piadosa guardará la poesía.

¡No moriré del todo! Cuando heridocaiga a los golpes del dolor humano,

ligera tú, del campo entenebridolevantarás al moribundo hermano.

Tal vez entonces por la boca inermeque muda aspira la infinita calma,

oigas la voz de todo lo que duermecon los ojos abiertos de mi alma!

Hondos recuerdos de fugaces días,ternezas tristes que suspiran solas;

pálidas, enfermizas alegríassollozando al compás de las violas...

Todo lo que medroso oculta el hombrese escapará, vibrante, del poeta,en áureo ritmo de oración secreta

que invoque en cada cláusula tu nombre.

Y acaso adviertas que de modo extrañosuenan mis versos en tu oído atento,

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y en el cristal, que con mi soplo empaño,mires aparecer mi pensamiento.

Al ver entonces lo que yo soñaba,dirás de mi errabunda poesía:

era triste, vulgar lo que cantaba...mas, ¡qué canción tan bella la que oía!

Y porque alzo en tu recuerdo notasdel coro universal, vívido y almo;y porque brillan lágrimas ignotasen el amargo cáliz de mi salmo;

porque existe la Santa Poesíay en ella irradias tú, mientras disperso

átomo de mi ser esconda el verso,¡no moriré del todo, amada mía!

PARA ENTONCES

Quiero morir cuando decline el díaen alta mar y con la cara al cielo,donde parezca sueño la agonía

y el alma un ave que remonta el vuelo.

No escuchar en los últimos instantes,ya con el cielo y con el mar a solas,más voces ni plegarias sollozantes

que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz, retirasus áureas redes de la onda verde,y ser como ese sol que lento expira:algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven; antes que destruyael tiempo aleve la gentil corona,

cuando la vida dice aún: "Soy tuya",aunque, sepamos bien que nos traiciona.

MARIPOSAS

Ora blancas cual copos de nieve,ora negras, azules o rojas,

en miríadas esmaltan el airey en los pétalos frescos retozan.

Leves saltan del cáliz abierto,como prófugas almas de rosas

y con gracia gentil se columpian

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en sus verdes hamacas de hojas.Una chispa de luz les da viday una gota al caer las ahoga;

aparecen al claro del día,y ya muertas las halla la sombra.

¿Quién conoce sus nidos ocultos?¿En qué sitio de noche reposan?

¡Las coquetas no tienen morada!...¡Las volubles no tienen alcoba!...Nacen, aman, y brillan y mueren,

En el aire, al morir se transforman,y se van sin dejarnos su huella,cual de tenue llovizna las gotas.

Tal vez unas en flores se truecan,y llamadas al cielo las otras,

con millones de alitas compactasel arco iris espléndido forman.

Vagabundas, ¿en dónde está el nido?Sulanita, ¿qué harén te aprisiona?¿A qué amante prefieres, coqueta?

¿En qué tumbas dormís, mariposas?

¡Así vuelan y pasan y expiranlas quimeras de amor y de gloria,

esas alas brillantes del alma,ora blancas, azules o rojas!

¿Quién conoce en qué sitio os perdisteis,ilusiones que sois mariposas?

¡Cuán ligero voló vuestro enjambreal caer en el alma la sombra!

Tú, la blanca, ¿por qué ya no vienes?¿No eres fresco azahar de mi novia?

te formé con un grumo del cirioque de niño llevé a la parroquia;eres casta, creyente, sencilla,

y al posarte temblando en mi bocamurmurabas, heraldo de goces,

"¡Ya está cerca tu noche de bodas!"

¡Ya no viene la blanca la buena!¡Ya no viene tampoco la roja,

la que en sangre teñí, beso vivo,al morder unos labios de rosa!Ni la azul que me dijo: ¡poeta!

¡Ni la de oro, promesa de gloria!¡Es de noche... ya no hay mariposas!

¡Ha caído la tarde en el alma!Encended ese cirio amarillo...

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¡Las que tienen las alas muy negrasYa vendrán en tumulto las otras,y se acercan en fúnebre ronda!

¡Compañeras, la pieza está sola!Si por mi alma os habéis enlutado,

¡Venid pronto, venid mariposas!

EFÍMERAS

Idos, dulces ruiseñores.Quedó la selva callada,

y a su ventana, entre flores,no sale mi enamorada.

Notas, salid de puntillas;está la niñita enferma...

Mientras duerme en mis rodillas,dejad, ¡oh notas!, que duerma.

Luna, que en marco de platasu rostro copiabas antes,si hoy tu cristal lo retrataacas, luna, la espantes.

Al pie de su lecho queday aguarda a que buena esté,

coqueto escarpín de sedaque oprimes su blanco pie.

Guarda tu perfume, rosa,guarda tus rayos, lucero,para decir a mi hermosa,

cuando sane que la quiero.

A UN TRISTE

¿Por qué de amor la barca voladoracon ágil mano detener no quieres,

y esquivo menosprecias los placeresde Venus, la impasible vencedora?

A no volver los años juveniles,huyen como saetas disparadaspor mano de invisible Sagitario;

triste vejez, como ladrón nocturno,sorpréndenos sin guarda ni defensa,

y con la extremidad de su arma inmensala copa del placer vuelca Saturno.

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¡Aprovecha el minuto y el instante!Hoy te ofrece rendida la hermosura

de sus hechizos el gentil tesoro,y llamándote ufana en la espesura,suelta Pomona sus cabellos de oro.

En la popa del barco empavesadoque navega veloz rumbo a Citeres,

de los amigos del clamor te nombra,mientras tendidas en la egipcia alfombra,

sus crótalos agitan las mujeres.

¡Deja, por fin, la solitaria playa,y coronado de fragantes flores

descansa en la barquilla de las diosas!¿Qué importa lo fugaz de los amores?¡También expiran jóvenes las rosas!

¡SI TÚ MURIERAS!

Anoche, mientras fijos tus ojos me mirabany tus convulsas manos mis manos estrechaban,

tu tez palideció.¿Qué hicieras -me dijiste- si en esta noche misma

tu luz se disipara, si se rompiera el prisma,si me muriera yo?

¡Ah! deja las tristezas al nido abandonado,las sombras a la noche, los dardos al soldado,

los cuervos al ciprés.No pienses en lo triste que sigiloso llega;los mirtos te coronan, y el arroyuelo juega

con tus desnudos pies.

La juventud nos canta, nos ciñe, nos rodea;es grana en tus mejillas; en tu cerebro, idea,

y entre tus rizos, flor;tenemos en nosotros dos fuerzas poderosas,

que triunfan de los hombres y triunfan de las cosas:¡la vida y el amor!

Comparte con mi alma tus penas y dolores,te doy mis sueños de oro, mis versos y mis flores

a cambio de tu cruz.¿Por qué temer los años, si tienes la hermosura;la noche, si eres blanca; la muerte, si eres pura;

la sombra, si eres luz?

Seré, si tú lo quieres, el resistente escudo

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que del dolor defienda tu corazón desnudo;y si eres girasol,

seré la pare oscura que en hondo desconsuelosin ver jamás los astros se inclina siempre al suelo;

¡Tú, la que mira al sol!

La muerte está muy lejos; anciana y errabunda,evita los senderos que el rubio sol fecunda,

y por la sombra va;camina sobre nieve, por rutas silenciosas,

huyendo de los astros y huyendo de las rosas;¡la muerte no vendrá!

La vida, sonriendo nos deja sus tesoros:¡abre tus negros ojos, tus labios y tus poros

al aire del amor!Como la madre monda las frutas para el niño,

¡Dios quita de tu vida, cercada de cariño,las penas y el dolor!

Ahora todo canta, perfuma o ilumina;ahora todo copia tu faz alabastrina,

y se parece a ti;aspiro los perfumes que brotan de tu trenza,

y lo que en tu alma apenas como ilusión comienza,es voluntad en mí.

¡Ah! deja las tristezas al nido abandonado,las sombras a la noche, los dardos al soldado;

los cuervos al ciprés.No pienses en los triste que sigilos llega;los mirtos te coronan, y el arroyuelo juega

con tus desnudos pies.

LUZ Y SOMBRA. 

Yo soy el ave errante que solitaria llora, y en áridos desiertos -cruzando siempre va; sé tú la verde rama que brinde bienhechora 

al ave que ya muere dulcísimo solaz. 

Yo soy brisa que pasa, yo soy hoja que rueda, arista que arrebata furioso el huracán; 

no sé por do camino, no sé ni en donde pueda de mi incesante lucha el término encontrar. 

Yo soy el sol que se hunde, allá tras la montaña, envuelto en el sudario rojizo de su luz; 

sé tú la blanca aurora que el horizonte baña 

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y rasga de las sombras el lóbrego capuz. 

Yo soy la negra noche, sin luces, sin estrellas: yo soy cielo de sombras, rugiente tempestad; 

sé tú la casta luna que con su luces bellas disipe de esa noche la horrible obscuridad. 

Yo soy la navecilla que el aquilón azota, y que, sin rumbo, en medio del anchuroso mar; 

juguete de los vientos entre arrecifes flota y sin timón ni brújula se mira zozobrar. 

Sé tú la blanca estrella que alumbre mi camino, el faro que me guíe al puerto de salud; 

no dejes que en los brazos de mi cruel destino me arroje en el abismo y olvide la virtud. 

Yo soy la flor humilde sin galas ni belleza, sin plácidos colores ni aroma embriagador; 

tú, pálida azucena de eólica pureza cuyo perfume casto es hálito de amor.

Mas si la flor humilde amara la azucena, si venturosa viere premiada su pasión, 

alzara, su corola, tal vez de aroma llena, irguiérase en su tallo al soplo del amor. 

II. 

Yo vivo entre sollozos, mi canto es el gemido, jamás mi labio entona la estrofa del placer; mi pecho siempre exhala tristísimo alarido, mi rostro siempre abate terrible padecer. 

Muy lentas son mis horas; muy tristes son mis días; horribles horizontes limitan mi existir, 

caverna pavorosa de obscuras lejanías, preséntase á mis ojos el negro porvenir. 

La luz que iluminaba mi lóbrego camino y que tranquilos goces en la niñez me dió, 

dejándome entre sombras, cual raudo torbellino, ante mi vista atónita por el espacio huyó. 

Tan triste es lo que siento, tan negro lo que veo, que sólo me consuelan mi llanto y mi gemir; 

ya no en la dulce dicha, ni en la ventura creo, ya sólo me presenta la muerte el porvenir. 

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La duda con sus garras destroza mi creencia, marchita con su aliento las flores de mi amor; 

hay sombras en mi alma, hay luto en mi conciencia, mi vida es una estrofa del himno del dolor! 

III 

Tu vida ángel hermoso, cual cándido arroyuelo, deslizase entre flores con suave murmurar, tu corazón es puro como el azul del cielo, 

jamás tu frente empañan las nubes del pesar. 

Tú ignoras, niña bella, del mundo los engaños, no sabes cómo muere del alma la ilusión ; 

no sabes cómo agotan terribles desengaños los sueños más hermosos del triste corazón. 

No sabes cual se llora al contemplar perdida aquella fe sublime que guió nuestra niñez;

no sabes cómo amarga las horas de la vida la duda que nos cerca de eterna lobreguez. 

Es blanca tu conciencia y azul tu pensamiento, rosados horizontes te ofrece el porvenir, 

ninguna nube empaña de tu alma el firmamento, ninguna pena enluta tu plácido existir. 

Cuando del sacro templo en las soberbias naves, murmuras una tierna, purísima oración, 

suspenden al oírla, sus cánticos las aves, y un ángel la conduce al trono del Señor. 

Los cielos te sonríen, la tierra te da flores, las fuentes su murmullo, las aves su cantar; 

tu corazón es nido de cándidos amores, con tu mirada ahuyentas las nubes del pesar. 

IV 

Mi vida es un suspiro, tu vida una sonrisa; mi alma negra sombra, la tuya blanca luz; eres arroyo y ave, eres perfume y brisa; 

yo lágrimas y duelo, tristísimo sauz. 

Convierte los abrojos de mi cruel destino con las hermosas flores de tu bendito amor; y entonces, vida mía, al fin de este camino, irán nuestras dos almas al trono del Señor. 

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Tal vez en mi alma existen en sombra aletargados, los gérmenes sublimes de gloria y majestad: 

sin ámbito ni norte dormitan cobijados en el sudario lúgubre de horrible obscuridad. 

Alumbra con tus ojos mi obscura inteligencia, sé tú, mi vida, el norte que mire mi ambición, y me alzaré gigante y arrancaré á la ciencia 

el más hermoso lauro que anhela el corazón. 

Si de tu amor el hálito mi espíritu alentara, si de tu amor sintiera la llama celestial, 

yo el vuelo poderoso con majestad alzara, y un rayo alcanzaría del sol de lo inmortal.

RESUCITARÁN

Los pájaros que en sus nidosmueren, ¿a dónde van?

¿Y en que lugar escondidosestán, muertos o dormidos,los besos que no se dan?

Nacen, y al punto traviesoshallar la salida quieren;

¡pero como nacen presos,se enferman pronto mis besosy, apenas naces, se mueren!

En vano con raudo giroéste a mis labios llegó.

Si lejos los tuyos miro . . .¿sabes lo que es un suspiro?

¡Un beso que no se dio!

¡Que labios tan carceleros!¡Con cadenas y cerrojoslos aprisionan severos,

y apenas los prisionerosse me asoman a los ojos!

¡Pronto rompe la cadenade tan injusta prisión,

y no mueran más de pena,que ya está de besos llena

la tumba de mi corazón!

¿Qué son las bocas? Son nidos.¿Y los besos? ¡Aves locas!

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Por eso, apenas nacidos,de sus nidos aburridos

salen buscando otras bocas.

¿Por qué en cárcel sepulcralse trueca el nido del ave?

¿Por qué los tratas tan mal,si tus labios de coral

son los que tienen la llave?

-Besos que apenas despiertos,volar del nido queréis

a sus labios entreabiertos,en vuestra tumba, mis muertos,

dice: ¡Resucitaréis!

PARA UN MENÚ

Las novias pasadas son copas vacías;en ellas pusimos un poco de amor;

el néctar tomamos . . . huyeron los días . . .¡Traed otras copas con nuevo licor!

Champán son las rubias de cutis de azalia;Borgoña los labios de vivo carmín;los ojos oscuros son vino de Italia,

los verdes y claros son vino del Rhin.

Las bocas de grana son húmedas fresas;las Negras pupilas escancian café;son ojos azules las llamas traviesas

que trémulas corren como almas del té.

La copa se apura, la dicha se agota;de un sorbo tomamos mujer y licor . . .

Dejemos las copas. . . ¡Si queda una gota,que beba el lacayo las heces del amor!

PAX ANIMAE

¡Ni una palabra de dolor blasfemo!Sé altivo, sé gallardo en la caída,y ve, poeta, con desdén supremo

todas las injusticias de la vida.

No busques la constancia en los amores,no pidas nada eterno a los mortales,y haz, artista, con todos tus dolores,excelsos monumentos sepulcrales.

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En mármol blanco tus estatuas labra,castas en la actitud aunque desnudas,y que duerma en sus labios la palabra

y se muestren muy tristes... ¡pero mudas!

¡El nombre! . . . Débil vibración sonoraque dura apenas un instante. ¡El nombre! . . .

¡Idolo torpe que el iluso adora,última y triste vanidad del hombre!

¿A qué pedir justicia ni clemencia-si las niegan los propios compañeros

a la glacial y muda indiferenciade los desconocidos venideros?

¿A qué pedir la compasión. tardíade los extraños que la sombra esconde?

Duermen los ecos en la selva umbríay nadie, nadie a nuestra voz responde.

En esta vida el único consueloes acordarse de las horas bellas

y alzar los ojos para ver el cielo. . .cuando el cielo está azul o tiene estrellas.

Huir del mar y en el dormido lagodisfrutar de las ondas el reposo.

Dormir . . . soñar . . . El sueño, nuestro mago,es un sublime y santo mentiroso.

¡Ay! es verdad que en el honrado pechopide venganza la reciente herida,

pero . . . perdona el mal que te hayan hecho¡todos están enfermos de la vida!

Los mismos que de flores se coronan,para el dolor, para la muerte nacen..Si los que tú más amas te traicionan¡perdónalos, no saben lo que hacen!

Acaso esos instintos heredarony son los inconscientes vengadoresde razas o de estirpes que pasaron

acumulando todos los rencores.¿Eres acaso el juez? ¿El impecable?

¿Tú la justicia y la piedad reúnes?¿Quién no es fugitivo responsable

de alguno o muchos crímenes impunes?

¿Quién no ha mentido amor y ha profanadode un alma virgen el sagrario augusto?

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¿Quién está cierto de no haber matado?¿Quién puede ser el justiciero, el justo?

¡Lástimas y perdón para los vivos!Y así, de amor y mansedumbre llenos,

seremos cariñosos, compasivos . .y alguna vez, acaso, acaso buenos!

¿Padeces? Busca a la gentil amante,a la impasible e inmortal belleza,y ve apoyado, como Lear errante,en tu joven Cordelia: la tristeza.

Mira: se aleja perezoso el día.¡Qué bueno es descansar! El bosque oscuro

nos arrulla con lánguida armonía . . .El agua es virgen. El ambiente es puro.

La luz cansada, sus pupilas cierra;se escuchan melancólicos rumores,y la noche, al bajar, dice a la tierra:

"¡Vamos, ya está. . . ya duérmete, no llores!"

Recordar... Perdonar... Haber amado...Ser dichoso un instante, haber creído...

Y luego... reclinarse fatigadoen el hombro de nieve del olvido.

Sentir eternamente la ternuraque en nuestros pechos jóvenes palpita,

y recibir, si llega, la ventura,como a hermosa que viene de visita.

Siempre escondido lo que más amamos,siempre en los labios el perdón risueño;hasta que al fin ¡oh tierra! a ti vayamos

con la invencible lasitud del sueño.

Esa ha de ser la vida del que piensaen lo fugaz de todo lo que mira,

y se detiene, sabio, ante la inmensaextensión de tus mares ¡oh Mentira!

Corta las flores, mientras haya flores;perdona las espinas a las rosas...

¡También se van y vuelan los dolorescomo turbas de negras mariposas!

Ama y perdona. Con valor resistelo injusto, lo villano, lo cobarde . . .

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Hermosamente pensativa y tristeestá al caer la silenciosa tarde.

Cuando el dolor mi espíritu sombreabusco en las cimas claridad y calma,

y una infinita compasión albeaen las heladas cumbres de mi alma.

HUMBERTO GARZA

MORFINA 

A todo renuncié por ser tu amigo cuando eras flor de luz y de sorpresa; mi confesión, tal vez no te interesa; 

yo, de todas maneras te la digo. 

Tu sinfonía de nardos y castigo, mi piel rasgada en el dolor, no besa;y como blanca nube hoy atraviesa 

sombreando las espigas de mi trigo. 

Hoy la sangre me fluye quedamente... tal parece que edito mi agonía 

en el rosado mármol de tu frente. 

Espero... la aflicción de mi elegía con el acento de su voz doliente no empañe los reflejos de tu día.

DESAPEGO

Es la estepa sin luz lo que me aterra, es la pesada tundra y el pecado 

que yo no he cometido y he pagado en esta lengua inhóspita de tierra. 

Es el sollozo triste que se aferra con lágrimas de piano enajenado, 

es el haber perdido lo ganado en la atrición de inexplicable guerra. 

Es ver que ya no salta de improviso, ondeante, la corriente de tu río 

sobre este pétreo lecho a ti sumiso. 

Es contemplar tu inmenso desvarío adherido cual musgo en otro friso 

que desgraciadamente no es el mío.

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YA NO QUISIERA CANTAR

Ya no quisiera cantar porque mi voz ha dejado 

un rastro de sombra negra en el blancor de tu paño. 

Por ti me volví poeta, por ti recorrió sonámbuloy en total desequilibrio el trote de mi caballo. 

Aquella luz mañanera que se despertó llorando 

sobre encendidos claveles y delicados geranios;

era tu rostro, y el brillo de las alas de tus pájarosbatiéndose en maceteros de rojo y blanco pintados. 

Hoy es historia pasadade algo que vivió en mis campos, de algo que vibró en mis cuerdas 

al soplar vientos helados. 

Ya no quisiera cantar, los mástiles de mis barcos no pasearán sobre el verde de tus inmensos océanos. Mis peregrinos tampoco harán caso a los badajos 

que pegan sobre los bronces de tus campanarios altos. 

La luz de mi plenilunio al caer sobre tus lagos ignorará los rumores 

del ruiseñor y sus cantos. 

Aspirarás la fragancia en las flores de amaranto, 

y al entrecerrar los ojos comprenderás que te falto. 

En tus pétalos rosados, por lluvias ¡Ajados tanto! Se reflejará el recuerdo 

de mi evidente quebranto;y dirás: -Ferviente amigo 

¡Ven a mí, te estoy llamando! 

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Hoy los pies de mi memoria quieren de tu césped blando.¡Ven a mí, ferviente amigo! 

¡Ven a mí, te estoy llamando! Quiero desandar caminos 

que hoy estaba recordando-.

Yo estaré lanzando redes en relinchos de caballos, con escalofríos inmensos 

y los ojos extasiados. Yo estaré soñando yeguas 

de respiros agitados, sufriendo de blancas lunas los enfermos rayos claros. El martirio de tu ausencia 

traeará sabor amargo; y el brillo de tu memoria 

como un astro ya apagado no perturbará jamás 

mi ser desequilibrado.

CUADROS PASIONALES

Debimos haber amadocuando empezaba la siembra

en aquellos surcos de oroa la orilla de la sierra.

Pero seguimos los pájarosy llegamos a una aldea

donde los rapsodas tristescontemplaban las estrellas.

Allí, tu boca fue dulcey tu mirada fue tierna,y tus bellos ojos claros

libres de toda sospecha.

¡Cuán quietos ahí estuvimos!Y nuestras voces… ¡Cuán trémulas!

Aún pasaba el aguadorpor el borde de la acequia,

el viento aún sacudíasuavemente las caléndulas.

Aún subían mis versospor un aceite de almendras

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y con astrales fulgoresle daban brillo a tu trenza.

Todavía por la nochecon tus manitas de cera

sujetabas los atadosa los picos de cigüeñas.

¡Y la nube crecía grande!¡Y tu imagen crecía inmensa!

Las gaviotas se conviertenen sombra sobre la arena

cuando ya nadie las busca,cuando nadie las recuerda.

La gracia de los pastoresse cautiva ante la hogueray en las plumas fulgurantes

de gran colibrí se aleja.

Mi palabra sube al cieloondeando cual banderay tus ojos no la miran,

y en el sol ella se quema.

A UNA AMIGA

No puedo confesar lo que ahora siento,debo vivir en paz con mi agoníaanudando la voz del sentimiento

que aspira sólo a amarte... ¡Vida mía!

Este secreto me devora el alma.No existe forma de apagar el fuego

que me devasta cuando estoy en calmapensando en la inocencia de tu apego.

Ningún afecto entre tus ojos leo¡Sólo amistad tu corazón abriga!

Si te expresara ¡Amor! Lo que deseopodría perder a mi mejor amiga.

Tal vez jamás remitiré a tu puertala encendida pasión que ahora me guía...

¡Porque mi anhelo es que tu juicio adviertalo que esconde mi voz... por cobardía!

¡Tanta quietud recibo al contemplarte,

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y tanto gozo encuentro en tu presencia!que prefiero vivir sin declararte

mi más hermosa y tierna confidencia.

Cuando de cerca tu respiro escuchomis labios tiemblan y mi voz se trunca,

y todo callo porque te amo muchoy no quiero perderte ¡Nunca... nunca!

Cuando en la cumbre de tu grato sueñoescuchas voces que te dicen: “¡Ven...!”soy yo quien llama con tenaz empeño

para invitarte al celestial Edén.

¡Ay, si pudiera en explosivo instanteatraerte hacia mí con gran pasiónpara darte en un beso delirante

mi ardiente y trastornado corazón!

Todos los días a mortal pelearenuentemente suelo regresar;como Sísifo retorna a su tarea,

como el agua revierte siempre al mar.

Es difícil callar este lamento...pero si eres lo que mi alma ansíahoy debo confesarte lo que siento

a riesgo de perderte ¡Vida mía!

Si te molesta lo que ahora escribo...y mi actitud actual llega a ofenderte;

apagaré las llamas en que vivo...con el abrazo frío de la muerte.

VERSOS ANODINOS

En este amor de museodos almas analfabetaspartieron a ver el mar

por distintas carreteras.Una, llegó a los escollos,otra, a dormidas arenas,una declamando versos

otra escudriñando perlas.Ambas reptando en la nochecomo dos ciegas culebras;

ajenas completamentea su propio ecosistema.

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La clase que practicamosno la imparten academias,

lleva fría oscuridaddonde cantan las estrellas.

Es un vago simbolismocon imágenes y temas

que nos revelan prodigiosdonde ríen polichinelas.Lleva oculto magisterio

como las historias griegas,y un azar lleno de cosassin mucha delicadeza.

La técnica del silencioera triste flor de menta,

que yo olfateaba por dentroy tú ignorabas por fuera.

Me dolía vivir lejosconsiderándote cerca;

ahí en los árboles grandesde mi apartada alameda.Me dolía en las entrañas

ser como un reloj de arenaque ya nadie utilizaba

y al cual nadie daba vuelta.Me sentía un ser burlado,

y ponzoñosas afrentasde mi boca resbalabanpara llegar a tu fiesta.

¿Escuchas cantar los gallosen el fondo de la huerta?¡Es el trajín de la noche

que se acerca y que se aleja!El rocío está cayendo

como una llovizna lentasobre dormida intemperiede vasta piel indefensa.

Cuando llegue la mañana;el árbol de los que sueñanborrará de las memorias

las huellas de la tormenta. Y concederá un abrigo

al gorrión de las leyendasque narra historias felices

y a los que sufren consuela.

Hoy no vendrán los rancherosporque lloviznó en la sierra,

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tal vez salgas a buscarlosllevando un cordero a cuestas;

él, con balidos distantes,estrujará la corteza

de las almas que están lejosy las almas que están cerca.

¡Dios mío! ¿Por qué no hicistemi corazón de madera?

¡Para vivir sosegadocomo el agua de la acequia!

Y para estar solitariocomo una de aquellas piezasque al terminar algún juegosobre los tableros quedan.

El embrujo de los montesabandonará tu aldea,

no estará presente, cuandoel encantamiento muera.

La luna y el girasolno se persiguen ni mezclan,son almas desconectadasen la histeria de una fiesta.

Engranes trituradores;las moscas, sólo frecuentan

en dulcificados tiemposde suculentas moliendas.El viento dice que pases;

¡Que no entres! Dice la niebla,y en ninguno reconoces

la voz que ahora me queda.Y luego te desvanecesen una llovizna lentaque golpetea la calle,

escribiendo... una leyenda.

VIAJERITA

¿Adónde vas, viajerita,sin armas en la cadera,

sin maquillaje en el rostroy sin pintura en las cejas?

¿No temes a los bandidosque asaltan en la frontera?¿No temes a los fantasmas

que pueblan la noche negra?

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Es triste mirar volarla cola de tu monterapor atajos peligrososy peligrosas veredas.

No quiero saber un díaque hallaron tus chaparreras

allá en la Sierra Nevadapegadas a tus espuelas.

Tus descosidos estriboshoy van por la carreteraencubriendo malamente

tus pies y actitud enferma.

Yo me quisiera reír¡Al verte así, bandolera!

Pero me cansa el cinismoy mofarme de tus fiestas.

INDIFERENCIA

¿Quieres saber en donde la ternuravio malogrado al fin su último intento?¡En el filón de sombra y descontentoque desplegaste ayer en la llanura!

Voy a encerrar mi voz en la clausurapenosa que regala el sufrimiento;

para anular lo absurdo de este eventoqué fue otro testimonio a mi locura.

El tiempo traerá indiferenciay la pasión se quedará dormida

en el mar del olvido y de la ausencia.

Tú en mis recuerdos vagarás perdida como otra flor llegada a la existencia

por el costado erróneo de la vida.

BARQUERITA

Al atisbar la tarde, miro las nubes grisesflotando en el silencio del oscuro marjal,ahí estás barquerita con los ojos felices,diciendo que las cosas no parecen igual.

En saco de tiniebla guardaste mi memoria,

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no escuchaste, de lejos, mis angustiados gritos;cubriste de ceniza la mañanera historia,

y en el jardín crecieron los cardos infinitos.

Tu imagen ha emigrado al fondo del recuerdo,ya no alumbra, no huele, ni emerge en mi pasión;

hoy es difuso embrollo en total desacuerdoy pesadumbres grandes ahogan su razón.

Profanaron tus luces caminerita ausente,¡dieron muerte a tu gallo las madrugadas frías!Se te desploma el mundo y tu alma no lo sientepronto vendrán las noches a llevarse tus días.

Beberán tus oídos mil extraños rumores,y el círculo sagrado que habitamos los dos...

quedará en tu memoria como un jardín sin floresdonde plácidos vagan los ecos de mi voz.

SIN RUMBO

Vamos sin paradero como todas las cosas,tropezando en los cuerpos de minutos vacíos;nos oprime el fulgor más actual de las rosas

y el faraón vehemente que oprimió a los judíos.

Enloqueció la noche al saberme contigo,luego besó la estatua del ángel congelado.

El resto de la historia quedó en el tibio abrigodel girasol que brilla en mi verso extenuado.

Al norte de mis ojos brillan menos las lunas,allí es directa y simple la torpe humanidad;nace en la incertidumbre de solitarias cunas

y nadie se adjudica su patria potestad.

De niño hice trabajos en madera labraday cubrí ciertas partes con azul terciopelo.

Hoy mi navaja blanca por el tiempo afiladaesculpe otras figuras en pedazos de cielo.

Se va poniendo el sur... de un brillante más claro,mientras lluvias irrigan la fiebre de la mente.

Todo principio ha sido; frígidamente raro,tímidamente gris, y ásperamente hiriente.

Se quema la mañana de mi angustiada aurora,nadie puede salvar su cuerpo de neblina.

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El abdomen de nubes de sombra protectora;hoy con ardientes rayos me busca y asesina.

Hemos perdido todo sin renunciar a nada;lo nuestro fue combate de esfuerzos infinitos.Porque yo fui tu adepto y tú mi eterna aliada

jamás abandonamos nuestros mutuos sentimientos

NOSTÁLGICO

¿Por dónde me derrumbo?¿Por dónde estoy cayendo?

No me sujeta el aireni la mano del cielo.

Con mi clarín agudopitando siempre lejos¡Murciélago del aire!

salgo a cazar insectos.

Revuelo panteonesdonde el clangor de huesos;

bebe aguamiel de cañael día de los Muertos.

La hora viste gris,es un borroso espejo

donde se arreglan viudasfrente a sus hijos huérfanos.

Planeo sobre ramosde flores y mi vuelo

zigzagueante es turbadopor ladridos de un perro.

Un águila chillandotermina con mi sueño.Estoy, en una mesapoemas escribiendo.

Y mis versos parecendiscriminados huevosque gallinas rebeldesen el monte pusieron.

Con los ojos cansadospor el peso del tiempo,

es difícil armar espejismos pequeños.

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Para morir, tal vez, regrese yo a mi pueblo;

como mi tío Jesús,con la guitarra al cuello.

El pensamiento varumbo a Montemorelosen busca de azahar...

¡Y el derrumbe  es completo!

LLAMADA

Con demenciales dedos y terquedad molesta...¿Quién golpea mi puerta en esta hora sombría?

Mi inspiración ahora se encuentra manifiesta;debo escribir 'dictados' que me reporta el día.

-¿Es la costumbre ahora no abrir a los viajerosque llegan fatigados de andar por los caminos? Debes darnos albergue, no somos extranjeros,

venimos de tu pueblo, ayer fuimos vecinos-.

Es imposible ahora brindarles hospedaje,mi cuantioso trabajo no requiere testigos.

Debo escribir los rasgos del notable paisajeque perciben mis ojos al abrir sus postigos.

-¡Abre! ¡Loco de atar! ¡Morador del infierno!Deja la esquizofrenia que obstruye tu sentido.

No puedes continuar con ese desgobierno;¡Profeta oscurantista! ¡Asceta retraído!-.

La casta ave de luz está bregando ahora...con afiladas uñas el universo escarba.

Su creador le acompaña en esta impropia aurora,con fatigados ojos y encanecida barba.

-¡Misántropo chiflado! ¡Excéntrico aburrido!¿No tienes rudimentos de noble cortesía?Quédate ahí insensible, solitario, perdido;

escribiendo 'dictados' que te reporta el día-.

¡Váyanse lejos, lejos! No quiero oír los ruidosfamiliares de antes, en esta quieta casa.Llévense la jauría de momentos perdidos

a instalarse en lugares en donde nada pasa.

-Quédate con la fuerza de tu expresión judaica,

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renuncia a todo lazo de altruista sentimiento.Da tu pan cuaresmal a la mente prosaica

que algún valor perciba en tu innoble talento-.

Eso haré con premura... incoloros transeúntes,dejen de molestar con su ruido de grillos.

debo ir a reforzar los grandes descoyuntes que en mis planes abrieron vuestros gritos sencillos.

Lleven la ordinariez de sus charlas trivialesa casas, donde espero, sea mejor recibida.

La quietud y el espacio hoy son elementalespara grandes tareas que me exige la vida.

Sigan por el camino desprovisto de gloria,váyanse a departir con gente como ustedes.Esfumen esta puerta de su terca memoria

y que Dios salvaguarde vuestras rudas mercedes.GRILLO

Yo no cantaba anoche...El cantor era un grillo

quien hace varios díasvino a vivir conmigo.

¿Crees que yo cantaba?¿Cómo voy a cantar?Si desde que te fuistese me ha ido en llorar.

Porque me abandonasteen el frío de diciembre...

Ahora en esta casasólo el grillo está alegre.

EL NIÑO MUERTO

El niño amaneció muerto, sentado en el columpio.El aire lo mecía, dándole un ritmo justo.Ayer gustaba mucho en este territorio,

ahora, es difunto. 

La escarchada mañanase despertó con gritos 

que hacían poros en el cielo,con ruido de altavoces

y rugidores vientos.

Fui a caminar al mar, para olvidar al niño;

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los gansos pasaron en ordenado vuelo,

trayendo a mi memoriaotros niños ya muertos.

Cuando abrieron los bares,actores y cantantes habían vuelto;

-enviados por los Hombres del Oeste-todos entonaban la canción 

que me asustó a principios del milenio.

Nadie comprendía mis palabrascuando alzaba mi copabrindando por el alma

del niño muerto.

DOBLEGAMIENTO

Porque te quiero igual, paso temblandopor la calle invernal en donde vives;

llevando entre mi pecho el contrabandode un afecto ilegal que no recibes.

Una mirada trajo el perdurableembrujo, que aparenta ser delito,

¿Cómo puede un segundo deleznableforjar algo que alcanza el infinito?

¿Quién eres tú para robar mi sueño,cuando en sublime enormidad te expandes?

A veces, el abismo más pequeñoes menos eludible que los grandes.

¿Cómo cuidar esta versión sencillade luz, excitación y arraigamiento?

¡Si cuando más reluce y maravilla…encuentra una vereda al descontento!

No hay otra forma ya para rogarteen esta vertical de medianoche.

Iré al resguardo cóncavo de mi artea expresar el dolor de mi reproche.

NOCHE TRISTE

Muy quedamente ahora penetra en mis oídosel rumor inasible de los que ya no están.

Hay en el patio un mundo de fantasmas caídosy flores que se fueron y no regresarán.

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Respiro débilmente porque me siento triste.La caricia amarilla del moribundo solal llenarme de ti, en escribir insiste,

pero mis versos llegan sin forma ni control.

¿Cuántas largas contiendas he de librar de nuevoen estos reinos grises y fuerte depresión?

¿Cómo debo servirte... Cómo encumbrarte debo?Si ya no hay pedestales para tu adoración. 

Aun cuando me dictas, el sueño me despuebla,y aún tísicamente paseas como ayer,

levantando pequeñas figuras en la nieblaque suaves vientos tocan y logran deshacer.

Verbo del verbo inmenso, nadie podrá encontrarte;morirás sin el pulso que otorga vida al mar.

Y marchará contigo el milagro del arteque ya a ninguno instiga por venir a buscar.

ALFONSO REYES

LA AMENAZA DE LA FLOR

Flor de las adormideras:engáñame y no me quieras.

¡Cuánto el aroma exageras,cuánto extremas tu arrebol,

flor que te pintas ojerasy exhalas el alma al sol!Flor de las adormideras.

Una se te parecíaen el rubor con que engañas,

y también porque tenía,como tú, negras pestañas.

Flor de las adormideras.Una se te parecía.. .Y tiemblo sólo de ver

tu mano puesta en la mía:¡Tiemblo no amanezca un día

en que te vuelvas mujer!

QUÉDATE CALLADO...

Quédate callado y solo:

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casi todo sobra y huelga.De la rama el fruto cuelga

y la rosa del peciolo,no a efectos del querer sólo,

sino a la inerte cegueraque la visión exagera

en alcance y en sentido;y lo que cantas dormidoes tu canción verdadera.

Quédate solo y callado:casi todo huelga y sobra.Ningún gasto se recobra,ni vale el oro cambiado

la moneda que has pagadopor montones de vellón.

Que a hurtos da el corazónlos latidos que aprovechas,

y aunque imaginas que pechas,lo debes al panteón.

A ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ

Muchas sendas hollé, muchos caminossolicitaron el afán creciente.

de contrastar los usos de la gentey confundirme con los peregrinos.

Mezclaba los sabores de los vinosen cada clima caprichosamente,y yo no sé si ello fue prudente

o si mis pasos fueron desatinos.

Había que buscar la ruta ciertay ceñir el desborde con el dique.

Volví cansado, procuré la puerta . . .

Y déjame, poeta, que lo expliquecomo quien se despoja y se liberta:

tú estabas a la puerta, claro Enrique.

EL VERDUGO SECRETO

Vives en mí, pero te soy ajeno,recóndito ladrón que nunca sacio,

a quien suelo ceder, aunque reacio,cuanto suele pedir tu desenfreno.

Me quise sobrio, me fingí sereno,

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me dictaba sus máximas Horacio,dormí velando, festiné despacio,ni muy celeste fui, ni muy terreno.

Poco me aprovechó vivir alerta,si del engreimiento vanidosohallaste tú la cicatriz abierta.

Hoy quiero rechazarte, y nunca oso.¡Válgame la que a todos nos liberta,y al orden me devuelve y al reposo!

VISITACIÓN

-Soy la Muerte- me dijo. No sabíaque tan estrechamente me cercara,

al punto de volcarme por la carasu turbadora vaharada fría.

Ya no intento eludir su compañía:mis pasos sigue, transparente y claray desde entonces no me desampara

ni me deja de noche ni de día.

-¡Y pensar -confesé-, que de mil modosquise disimularte con apodos,

entre miedos y errores confundida!

"Más tienes de caricia que de pena".Eras alivio y te llamé cadena.

Eras la muerte y te llamé la vida.

JUAN DE DIOS PEZA

EL CALLEJÓN DEL BESO(Leyenda de la primera calle de los plateros)

Una noche invernal, de las más bellascon que engalana enero sus rigores

y en que asoman la luna y las estrellascalmando penas e inspirando amores;

noche en que están galanes y doncellasolvidados de amargos sinsabores,al casto fuego de pasión secretaparodiando a Romeo y a Julieta.

En una de esas noches sosegadas,en que ni el viento a susurrar se atreve,

ni al cruzar por las tristes enramadas

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las mustias hojas de los fresnos mueveen que se ven las cimas argentadas

que natura vistió de eterna nieve,y en la distancia se dibujan vagos

copiando el cielo azul los quietos lagos;

llegó al pie de una angosta celosía,embozado y discreto un caballero,

cuya mirada hipócrita escondíacon la anchurosa falda del sombrero.

Señal de previsión o de hidalguíadejaba ver la punta de su acero

y en pie quedó junto a vetusta puerta, como quien va a una cita y está alerta.

En gran silencio la ciudad dormida, tan sólo turba su quietud serena, del Santo Oficio como voz temida débil campana que distante suena,

o de amor juvenil nota perdida alguna apasionada cantilena 

o el rumor que entre pálidos reflejos suelen alzar las rondas a lo lejos.

De pronto, aquel galán desconocido levanta el rostro en actitud violenta 

y cual del alto cielo desprendido un ángel a su vista se presenta

-¡Oh Manrique! ¿Eres tú? ¡Tarde has venido!-¿Tarde dices, Leonor? Las horas cuenta.Y el tiempo que contesta a tal reproche 

daba el reloj las doce de la noche.

Y dijo la doncella: - "Debo hablartecon todo el corazón; yo necesitola causa de mis celos explicarte.

Mi amor, lo sabes bien, es infinito,tal vez ni muerta dejaré de amartepero este amor lo juzgan un delito

porque no lo unirán sagrados lazos,puesto que vives en ajenos brazos.

"Mi padre, ayer, mirándome enfadada-me preguntó, con duda, si era ciertoque me llegaste a hablar enamorado,y al ver mi confusión, él tan experto,sin preguntarme más, agregó airado:

prefiero verlo por mi mano muertoa dejar que con torpe alevosía

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mancille el limpio honor de la hija mía.

"Y alguien que estaba allí dijo imprudente:¡Ah! yo a Manrique conocí en Sevilla,

es guapo, decidor, inteligente,donde quiera que está resalta y brilla,mas conozco también a una inocente

mujer de alta familia de Castilla,en cuyo hogar, cual áspid, se introdujo

y la mintió pasión y la sedujo.

Entonces yo celosa y consternadale pregunté con rabia y amargura,

sintiendo en mi cerebro desbordadala fiebre del dolor y la locura:

-¿Esa inocente víctima inmoladahoy llora en el olvido su ternura?

Y el delator me respondió con saña:-¡No! La trajo Manrique a Nueva España.

"Si es la mujer por condición curiosay en inquirir concentra sus anhelos,

es más cuando ofendida y rencorosasiente en su pecho el dardo de los celos

y yo, sin contenerme, loca, ansiosa,sin demandar alivios ni consuelos,le pregunté por víctima tan bella

y en calma respondió: -Vive con ella.

"Después de tal respuesta que ha dejadodudando entre lo efímero y lo cierto

a un corazón que siempre te ha adoradoy sólo para ti late despierto, 

tal como deja un filtro envenenadoal que lo apura, sin color y yerto:

no te sorprenda que a tu cita acudapara que tú me aclares esta duda".

Pasó un gran rato de silencio y luegoManrique dijo con la voz serena

-"Desde que yo te vi te adoro ciegopor ti tengo de amor el alma llena;

no sé si esta pasión ni si este fuegome ennoblece, me salva o me condena,

pero escucha, Leonor idolatrada,a nadie temo ni me importa nada.

"Muy joven era yo y en cierto díalibre de desengaños y dolores,

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llegué de capitán a Andalucía, la tierra de la gracia y los amores.Ni la maldad ni el mundo conocía,

vagaba como tantos soñadoresque en pos de algún amor dulce y profundo

ven como eterno carnaval el mundo.

"Encontré a una mujer joven y pura,y no sé qué la dije de improviso,la aseguré quererla con ternuray no puedo negártelo: me quiso.

Bien pronto, tomó creces la aventura;soñé tener con ella un paraíso

porque ya en mis abuelos era fama:antes Dios, luego el Rey, después mi dama.

"Y la llevé conmigo; fue su anheloseguirme y fue mi voluntad entera;

surgió un rival y le maté en un duelo,y después de tal lance, aunque quisiera

pintar no puedo el ansia y el desveloque de aquella Sevilla, dentro y fuera,

me dio el amor como tenaz castigodel rapto que me pesa y que maldigo.

"A noticias llegó del Soberanoesta amorosa y juvenil hazaña

y por salvarme me tendió su mano,y para hacerme diestro en la campaña

me mandó con un jefe veteranoa esta bella región de Nueva España...

¿Abandonaba a la mujer aquella?soy hidalgo, Leonor, ¡vine con ella!

"Te conocí y te amé, nada te importela causa del amor que me devora; 

la brújula, mi bien, siempre va al norte;la alondra siempre cantará a la aurora.

¿No me amas ya? pues deja que soportea solas mi dolor hora tras hora;

no demando tu amor como un tesoro,¡bástame con saber que yo te adoro!

"No adoro a esa mujer; jamás acudoa mentirle pasión, pero tú piensa

que soy su amparo, su constante escudo,de tanto sacrificio en recompensa.Tú, azucena gentil, yo cardo rudo,si ofrecerte mi mano es una ofensa

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nada exijo de ti, nada reclamo,me puedes despreciar, pero te amo".

Después de tal relato, que en franquezaninguno le excedió, calló el amante,

inclinó tristemente la cabeza;cerró los ojos mudo y anhelanteira, celos, dolor, miedo y tristeza

hiriendo a la doncella en tal instanteparecían decirle con voz ruda:

la verdad es más negra que la duda.

Quiere alejarse y su medrosa plantade aquel sitio querido no se mueve,

quiere encontrar disculpa, mas le espantade su adorado la conducta aleve;

quiere hablar y se anuda su garganta,y helada en interior como la nieve

mira con rabia a quien rendida adoray calla, gime, se estremece y llora.

¡Es el humano corazón un cielo!Cuando el sol de la dicha lo ilumina

parece azul y vaporoso veloque en todo cuanto flota nos fascina:

si lo ennegrece con su sombra el duelo,noche eterna el que sufre lo imagina,

y si en nubes lo envuelve el desencantoruge la tempestad y llueve el llanto.

¡Ah! cuán triste es mirar marchita y rotala flor de la esperanza y la ventura,cuando sobre sus restos solo flota

el negro manto de la noche obscura;cuando vierte en el alma gota a gotasu ponzoñosa esencia la amargura

y que ya para siempre en nuestra vidala primera ilusión está perdida.

Leonor oyendo la vulgar historiadel hombre que encontrara en su camino,

miró eclipsarse la brillante gloriade su primer amor, casto y divino;

su más dulce esperanza fue ilusoria,culpaba, no a Manrique, a su destino

y al fin le dijo a su galán callado:-"Bien; después de lo dicho, ¿qué has pensado?

"Tanta pasión por ti mi pecho encierra

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que el dolor que me causas lo bendigo;voy a vivir sin alma y no me aterra,pues mi culpa merece tal castigo.

Como a nadie amaré sobre la tierrallorando y de rodillas te lo digo,

haz en mi nombre a esa mujer dichosa,porque yo quiero ser de Dios esposa.

Calló la dama y el galán, temblando,dijo con tenue y apagado acento:

-"Haré lo que me pidas; te estoy dandopruebas de mi lealtad, y ya presientoque lo mismo que yo te siga amando

me amarás tú también en el Convento;y si es verdad, Leonor, que me has querido

dame una última prueba que te pido.

"No tu limpia pureza escandalicescon este testimonio de ternura

no hay errores, ni culpas, ni desliceentre un hombre de honor y un alma pura;

si vamos a ser ambos infelicesy si eterna ha de ser nuestra amargura,que mi postrer adiós que tu alma invoca

lo selles con un beso de mi boca".

Con rabia, ciega, airada y ofendida,-"No me hables más, - repuso la doncella -

sólo pretendes verme envileciday mancillarme tanto como a aquélla.Te adoro con el alma y con la vida

y maldigo este amor, pese a mi estrella,si hidalgo no eres ya ni caballero

ni debo amarte, ni escucharte quiero".

Manrique, entonces la cabeza inclina,siente que se estremece aquel recinto,

y sacando una daga florentina,que llevaba escondida bajo el cintocomo un tributo a la beldad divina

que amó con un amor jamás extinto,altivo, fiero y de dolor deshecho

diciendo :-"Adiós, Leonor", la hundió en su pecho.

La dama, al contemplar el cuerpo inerteen el dintel de su mansión caído,maldiciendo lo negro de la suerte,pretende dar el beso apetecido.

Llora, solloza, grita ante la muerte

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del hombre por su pecho tan querido,y antes de que bajara hasta la puertala gente amedrentada se despierta.

Leonor, a todos sollozando invocay les pide la lleven al convento

junto a Manrique, en cuya helada bocaun beso puede renovar su aliento.

Todos claman oyéndola: "¡Está loca!"y ella, fija en un solo pensamientoconvulsa, inquieta, lívida y turbadacae, al ver a su padre, desmayada.

Y no cuentan las crónicas añejasde aquesta triste y amorosa hazaña,si halló asilo Leonor tras de las rejas

de algún convento de la Nueva España.Tan fútil como todas las consejas,

si ésta que narro a mi lector extraña,sepa que a la mansión de tal suceso,llama la gente: "El Callejón del Beso".

EL "CACAHUATAL" DE SAN PABLO

Casi mediando por filoel siglo decimosexto,

pues sólo faltaba un añopara diez lustros completos,un pregón del Santo Oficio

puso en gran alarma a Méxicoasombrando a la noblezay a la plebe dando miedo.

Iban a ser conducidoscon gran pompa al Quemadero

más de cien penitenciados,de grandes crímenes reos.

Herejes y judaizantes,desde largo tiempo presos,

y firmes en las doctrinasde Moisés y de Lutero,

de sus terribles sentenciasfijado el lúgubre términopronto como relajados iban a ser un ejemplo,

una sagrada enseñanza,prueba, verdad y escarmiento

de que los hijos del diablodeben morir en el fuego.

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Alzáronse inmensas pirassobre aquel lugar siniestro,donde hallamos una plaza

de mercado en nuestros tiempos,al lado sur del Palacio

donde reside el Gobierno.Cansáronse muchos hombres,

gastóse mucho dineroen los mil preparativos

del auto de fe más negroque la Inquisición registra

en su historia en nuestro suelo.

Y corrió de boca en boca,jurando todos ser cierto,

que ordenaba el Santo Oficioque desde el conde al pechero

revistieran las fachadasde sus propios aposentoscon todo lo que mostraseaflicción, terror y duelo.

Que en balcones y ventanasde las casas del trayecto,

que recorrer deberíanhasta el suplicio los reos,

se pusieran crucifijoscon verdes ceras ardiendo;

lazos y cortinas negras,ramas de ciprés con heno

y por únicos adornoslos atributos más tétricosde estatuas y de retablosen tumbas y cementerios.

Que al pasar la comitiva,con numeroso cortejo

de inquisidores y juecesy de verdugos y pueblo,

ninguno hablara en voz altapara no ofender al cielo,y que de todas las bocassalieran fervientes rezos,para así atenuar un tantola suerte de los confesos.

Que era obligación de todosrezar contritos el Credo

y repetirlo las veces

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que les permitiera el tiempoque tardaran en cambiarseen cenizas los incrédulos.

Por último el Santo Oficio,a nobles como a plebeyos,

ordenaba que llevasenen torno del Quemadero

a sus esposas e hijospara tomar escarmiento

de cómo padece y muerey causa terror un réprobo. 

Y les previno asimismoque aquel que por sentimiento,

por compasión o ternuraen instantes tan supremos

solicitara clemenciao indulto para los reos,a las terribles hogueras

fuera arrojado con éstos.

Y se mandó que ningunade las gentes de este Reino

pudiera asistir al autoni conocer a los reos

sin haber en su parroquiacumplidos los sacramentos

que lavan de toda culpay curan de todo yerro.

Con tan graves prescripcioneslos habitantes de Méjico

esperaban el instanteen que un castigo tremendo

iba a cumplirse, llevandocien hombres al Quemadero.

II

No hay plazo que no se cumpla,dice un sabido proverbio,y al fin llegó la alborada

que ansioso esperaba el pueblo.Dentro de las tristes celdas

a los infelices reossus verdugos de rodillasestas cosas les dijeron:

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"Nosotros, que vuestras vidaspor mandato cortaremos,

vuestro perdón demandamosen nombre del Juez Supremoa quien también le pedimosque os liberte del infierno".

Y esta fórmula cumplidavisten con hopa a los presos,

y los disponen y alistanpara caminar al fuego.

Entre todos, allí estabaocupando el primer puesto

un judaizante muy ricoy de carácter de hierro.

Contaban propios y extraños,en público y en secreto

que vino a la Nueva Españaa dedicarse al comercio.

Construyó un amplio palacioun tanto churrigueresco,en el barrio más distante

de la capital del reino.

Y arregló en el piso bajouna casa de comercio

con dos puertas, de las cualesuna tuvo el privilegio

de que si entraba por ellaun comprador forastero,sacaba, sin explicárselo,más baratos los efectos.

Así vivió sin zozobrasel mercader mucho tiempo,y le debió a una desgraciaturbar tan dulce sosiego.

Tuvo entre su muchedumbrea una mujer a quien dieronorden de que investigase

de aquel hombre los secretos;y ella, astuta y maliciosa,

y fanática en extremo

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llegaba noche por nochejunto a la alcoba del dueño,

y no le vio santiguarseni le escuchó ningún rezo.

Pero sí notó que siemprese escucharan raros ecosde golpes, como si dieraazotes en algún cuerpo;

miró por la cerraduray vio con asombre inmensoque aquel hombre fustigabacon un rebenque de cueroa un Niño Jesús, desnudoy tendido sobre el suelo.

Le dio parte a la justiciay no pasó mucho tiempo

sin que al hereje encontrarael inquisidor Aldeño,

dando golpes a la imagendel Príncipe de los Cielos.

Registrada aquella casa,encontraron que el hebreoen una de las dos puertasde su casa de comercio

enterró dos crucifijosy formaba su contento

vender al que los pisabamás baratos los efectos.

Por crímenes tan terribles,por tan grandes sacrilegios,sentenciólo el Santo Oficio

a ser arrojado al fuego,con coraza en la cabeza

y sambenito en el cuerpo,conducido con una mula,

montado en sentido inverso,con el rostro hacia la cola,custodiado por dos negros.

Y que después de quemado,para enseñanza del pueblo,se esparcieran las cenizasen alto a los cuatro vientos,confiscándose sus bienes,su habitación maldiciendo,

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regando con sal y lumbrelos muros y los cimientosy condenando a sus hijos

a calabozo perpetuo.

III

Cuentan viejos pergaminosque el excomulgado reo,

cuando al suplicio marchabadaba pavor por blasfemo.

Y que la mula elegidapara conducir su cuerpo

se encabritó tantas vecesque dio con él en el suelo;

y temiéndose que vivono llegara al Quemadero,

ordenaron que subierapara sujetarlo un negro,

que lo estrechó entre sus brazosen gran parte del trayecto.

El pueblo que contemplabatan espantosos sucesos,sin explicarse el motivo,dijo para sus adentros:

"Este hereje lleva el diablotan bien metido en el cuerpo,

que ni la mula aguantapara no ofender al cielo".

Por ventanas y balcones,en vez de salmos y rezos,

le arrojaban anatemas,maldiciones y denuestos;y como era mes de julio

en que siempre llueve en México,y estaba el cielo nublado

y nada agradable el cierzo,las gentes se sospechabanque por no ver al blasfemo,

entre cenicientas nubespermaneció el sol envuelto.

Así al horrible supliciollegaron a pasos lentos

más de cien excomulgados,

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todos firmes y confesos.

Tocó el turno al israelitaque fue entre todos aquellos

el primer quemado vivopor sus grandes sacrilegios.

Y dicen que al verse atadoal tosco mástil de hierroy cuando ya lo envolvían

las rojas lenguas del fuego,les gritaba a los verdugoscon tosco y rabioso acento"Echen más leña, infelices,que me cuesta mi dinero".

IV

Han transcurrido dos siglosy aún está de pie y enteroel palacio en que habitara

el infortunado reo.

Llamóse Tomás Tremiño;no murió joven ni viejoy fue de carácter firmey de condición discreto.

No se ha borrado su nombrede la memoria del pueblo,

porque siempre el infortuniodel cristiano y del hebreo

hace palpitar llorandoa los corazones buenos.

Y se encomia y se bendicey se aplaude con anhelola dicha de haber nacidocon la razón y el derechoy sin hogueras que forjen

los grillos del pensamiento.

LA CALLE DE "XICOTENCATL"(A mi muy querido amigo Ramón Murguía)

Cuando al formidable empujede la justicia del pueblo,

el joven príncipe Hapsburgo

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subió al cadalso en Querétaro,

al recoger su cadáversobre el memorable cerroen cuyas peñas abruptassaltó en astillas un cetro,

se ordenó que embalsamaranlos inanimados restos,por si en la tierra nativa

les daban tumba sus deudos.

Y era de mirarse el cuadrograve, imponente y siniestro,que por su humilde grandezano olvidan los que lo vieron.

Sobre la bruñida plancha,tendido el desnudo cuerpo,

plumón de cisne en lo blanco,marmórea estatua en lo yerto;

abierta la barba rubiaen dos gajos sobre el pecho;cual turquesas empañadas

los tristes ojos abiertos.

Surcando azulosas venasla frente de marfil terso,

mostrando en ligeros surcoscongelado el pensamiento.

Lacio tocando la piedrael áureo escaso cabello,alisado en otros años 

por manos que están muy lejos.

Rojas, profundas heridasdispersadas en el pecho,

por donde entraron las balasy se escaparon los sueños.

Inertes los largos brazos,como abandonados remos,y en las manos insensiblesalgo crispados los dedos.

En las piernas las señalesde haber mantenido el cuerpo

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largas horas sobre el ágilcorcel de los campamentos.

Y en el extraño conjuntodespertando los recuerdosde Rubens, cuando pintaraa Cristo desnudo y muerto.

II

En una ciudad que ha sidopor muchos meses el centrode encarnizados y horriblescombates a sangre y fuego,

por más que sobró periciano abundaron elementospara sin tacha ningunaungir el cadáver regio,

y a reparar menoscabostrajéronlo pronto a Méjico,

sobre los frescos escombrosdel ya desplomado imperio.

En tierra de Moctezumael príncipe entró de nuevo,no sobre augusta carroza,

sino encerrado en un féretro.

De nuestra ciudad las llavesninguno le dio a su encuentro,

ni su retorno anunciaronlos heraldos palaciegos.

En las sombras de la noche,por rudas tablas cubierto,

sin ser por nadie esperadoy sin visible cortejo,

entró en vetusta capillael ataúd, pobre y negro,y en tosca mesa de pino

quedó en solemne aislamiento.

Una lámpara que ardíatoda la noche en el templo,

lanzaba sobre la caja

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su fulgor amarillento,

y en las elevadas bóvedas,como tristes agoreros,

con sus fúnebres graznidosse quejaban los mochuelos.

Las místicas esculturassemejaban con su aspectodolientes que acompañaranla soledad de aquel cuerpo.

Sobre el ataúd cerníansu augusto, impalpable vuelo,

los fantasmas de otros mundosque en otros siglos vivieron:

Carlos Quinto, con sus pompasde un sol sin ocaso dueño,surgió con su egregia Corte

para velar a su nieto.

La noble María Teresacon sus infinitos duelos,

en la frente del Hapsburgodepositó helado beso.

Sola estaba la capilla,solo el misterioso féretro,solos los tristes altares

de aquel recinto severo,

y dentro de aquella caja,solo y rígido durmiendo

un soñador de treinta añosfatua luz de un breve imperio.

Allá detrás de los maressolo el castillo risueño

que el Mediterráneo bañacon ondas de azul sereno.

Sola, en el antiguo mundo,loca de amargura y duelo,

la esposa joven y hermosa,que en vano espera a su dueño:

y fuera de la capilla,en una calle de Méjico

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que de San Andrés se llamay donde estaba aquel templo,

la indolente muchedumbre,sin pensar en el rey muerto,

elevaba los cantaresde un rey inmortal: el pueblo.

Al par que mamá Carlotase cantaban los Cangrejos,y alzando hosanna a Juárez

daban vivas a Escobedo.

Era muy negra la noche,era muy lúgubre el viento,

la ciudad aun no salíade los espasmos del miedo.

Y allí estaba aquel cadáver,limpia la faz, roto el pecho,como una lección terrible,como un inmortal ejemplo,

de que la ambición engaña,de que deslumbra el ensueño

y de que fue una tragedialo que se llamó un imperio.

Yo era muy joven, muy joven,y el corazón en mi pecholloraba la dura ausenciade mi único Dios terreno;

de mi padre, que ni un díamientras que tuvo un aliento,dejó, con honda amargura,de llorar por aquel muerto.

III

El sabio a quien encargóseel nuevo embalsamamiento

era del ilustre Juárez,al par que amigo, su médico.

No bien con expertas manosligó los inertes miembros,

dejó, por secar las vendas,

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suspendido al aire el cuerpo.

Pendiente de los dos hombrosen un arco de aquel templo,

y con los ojos de esmalteretando al abismo negro,

solo quedó el soberano,rígido como de acero,con olorosos barnices

mojando a sus pies el suelo.

Y cuentan que en una nochea Juárez dijo su médico,

más bien que en tono de súplicaen son de dulce consejo:

"No quiero encerrar al príncipepara siempre en otro féretroantes de que, de mi brazo,

vayáis vos a conocerlo.

Y Juárez cedió a la oferta,y esa noche, en silenciollegó al misterioso sitio

conversando a paso lento.

Dos lámparas encendidasmal alumbraban el templo,y en la penumbra del fondose destacaba aquel muerto.

Aviváronse las lucesy bañó un fulgor intensoel rostro color de cera,los ojos color de cielo.

Juárez se acercó impasibleen holgada capa envuelto,sin dar señales ningunas

de angustia o desasosiego.

Y de pie frente al cadáverclavó en él sus ojos negros

y se lo quedó mirandocon su semblante de hierro.

Un diálogo sin palabrasse entabló en aquel momento

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entre el rey ajusticiadoy el justiciero de un pueblo.

Una parvada invisiblede profundos pensamientos

de la frente de aquel vivovoló a la frente del muerto.

Mas no se turbó su rostro,ni sus labios se movieron,ni cruzó por sus pupilasrayo de placer o duelo.

Y después de haber estadocontemplándolo en silencio"Ya lo vi -dijo en voz baja,

el vendaje aun no está seco".

Y tomando por el brazo,cual de costumbre a su médico,

sin hablar de aquella escenasalió de allí a paso lento.

...............

La eternidad insondablequedó atrás en el templo

y ella oyó el diálogo mudode aquel vivo v aquel muerto.

IV

Pasados breves los mesesy a sus patrios lares vuelto,

el príncipe infortunado,sin corona y sin aliento

conmemorando su muerteen junio, en el mismo templo,

congregarse a llorarlono pocos de sus adeptos.

Escándalo semejantedespertó en aquellos tiempos

tempestad de desazonesy amargos resentimientos.

Y en masónico banquete,

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en un solsticio de invierno,frente del ilustre Juárez,

y ante un auditorio inmenso,

un liberal de renombrey de carácter enérgico,adalid de la Reforma

y hombre de acción y talento,

pidió, sin temor a nadie, que se derribara el temploponiendo manos a la obraen aquel mismo momento;

y dos horas no pasaronsin que con extraño estruendo

las piedras se desgranarandel muro al golpe del hierro.

Derribada la capilla, se abrió la calle que hoy vemos

"de Xicotencatl" llamadaen honor de un héroe egregio.

SOR JUANA INES DE LA CRUZ

-pendiente-

LUIS G. URBINA

ASÍ FUE 

Lo sentí; no fue unaseparación, sino un desgarramiento;quedó atónita el alma, y sin ninguna

luz, se durmió en la sombra el pensamiento.

Así fue; como un gran golpe de vientoen la serenidad del aire. Ufano,

en la noche tremenda,llevaba yo en la mano

una antorcha con que alumbraba la senda,y que de pronto se apagó: la oscura

acechanza del mal y el destinoextinguió así la llama y mi locura.

Ví un árbol a la orilla del camino,y me senté a llorar mi desventura.

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Page 83: POEMAS

Así fue, caminanteque me contemplas con mirada absorta

y curioso semblante.

Yo estoy cansado, sigue tú adelante;mi pena es muy vulgar y no te importa.

Amé, sufrí, gocé, sentí el divinosoplo de la ilusión y la locura;

tuve la antorcha, la apagó el destino,y me senté a llorar mi desventura

a la sombra de un árbol del camino.

A ERIGONE

Deja que llegue a ti, deja que ahondecomo el minero en busca del tesoro,

que en tu alma negra la virtud se escondecomo en el seno de la tierra el oro.

¡Alma sombría, ayer inmaculada!Tu caída me asombra y me entristece.

¿Qué culpa ha de tener la nieve holladasi el paso del viajero la ennegrece?

No mereces castigo ni reproche;entre los vicios tu virtud descuella;

que en el pliegue más negro de la nochebrilla más para la lejana estrella.

La mano aleve que al rosal arrancasu flor más bella, y luego la deshoja;la que manchó tu vestidura blanca,

la que en los brazos del placer te arroja;

la que apagó en tu frente de azucena la llama del pudor y la alegría, 

y ornó tu sien, marchita por la pena,con las deshechas flores de la orgía,

es la que al verte desvalida y sola,te empuja hacia el abismo, sin aliento;

la que tu amor y tu pureza inmolapor el amargo pan del sufrimiento.

Me admiran tus heroicos sacrificios;me admira que no temas, que no dudes,

y que en la árida roca de los viciospuedan colgar su nido las virtudes.

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Page 84: POEMAS

Por eso llego a ti ¿no lo imaginas?A ver surgir, cual gratas ilusiones,

luz entre sombras, flores entre ruinas,¡amor entre los muertos corazones!

Vengo a cubrirte de brillantes galas, a ser tu protección y tu consuelo,y a desatar tus poderosas alas

¡para que puedas ascender al cielo!

ANTIFONA

En mi angustia, callada y escondida,sé tú como enfermera bondadosa,cuya mano ideal viene y se posa,

llena de suave bálsamo, en la herida.

Ríe en mi tedio –sepulcral guarida– como un rayo de sol en una fosa;perfuma, como un pétalo de rosa,el fango y la impureza de mi vida.

Del corazón en el silencio, canta;entre las sombras de mi ser, fulgura;

mi conturbado espíritu levanta;

enciende la razón en mi locura,¡tengo hambre y sed de bien!... Dame una santa

limosna de piedad y de ternura.....

¡AVE CESAR!

Herido voy, herido; no me alientala muchedumbre que en el circo clama, 

y entona canto a la verde ramaque allí en la sien del vencedor se ostenta.

La misma multitud es la que afrentaal que en la lucha desigual, se inflama,

y al fin sucumbe, sin honor ni fama,la espada rota y la cerviz sangrienta.

Yo entré a la lid intrépido y gozoso.“Los muertos te saludan”, dije al mundo.

Miré a las fieras; me sentí coloso:

luché; me hirió la duda en lo profundo,y entre el polvo del carro victorioso, ya ruedo por la arena, moribundo. 

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HECHICERA

No sentí cuando entraste; estaba oscuro,en la penumbra de un ocaso lento,

el parque antiguo de mi pensamientoque ciñe la tristeza, cual un muro.

Te vi llegar a mí como un conjuro,como el prodigio de un encantamiento,como la dulce aparición de un cuento:blanca de nieve y blonda de oro puro.

Un hálito de abril sopló en mi otoño;en cada fronda reventó un retoño;

en cada viejo nido, hubo canciones;

y, entre las sombras de jardín –errantesluciérnagas– brillaron, como antesde mi postrer dolor, las ilusiones.

RUBEN BONIFAZ NUÑO

TÚ DAS LA VISTA A MIS PUPILAS CIEGAS

Tú das la vista a mis pupilas ciegasy a mi voz la ternura que te nombra;

amor, cuánta amargura, cuánta sombrase destruye en la luz en que me anegas.

En hoces claras a mi pecho llegasy la esperanza al corazón asombra,por ti la mano del olvido escombra

los restos tristes del dolor que siegas.

Por ti vencido, el peso de la angustiainútilmente ya su fuerza mustia

contra tus simples luces abre inerte.

Amor, ardiente lámpara en la oscurasoledad, segador de la amargura.Está lejano el miedo de perderte.

JAIME TORRES BODET

El puente

¿Cómo se rompió, de pronto,

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el puente que nos uníaal deseo por un lado

y por el otro a la dicha?

¿Y cómo -en la mitad del puenteque a pedazos se caía-tu alma rodó al torrentey al cielo subió la mía?

Lied

La mañana está de fiestaporque me has besado túy al contacto de tu boca

todo el cielo se hace azul.

El arroyo está cantandoporque me has mirado túy en el sol de tu mirada

toda el agua se hace azul.

El pinar está de lutoporque me has dejado tú...y la noche está llorando,

noche pálida y azul,

noche azul de fin de otoñoy de adiós de juventud,

noche en que murió la luna,(¡noche en que me has dejado tú!)

SONETOS

Continuidad

I

No has muerto. Has vuelto a mí. Lo que en la tierra-donde una parte de tu ser reposa-

sepultaron los hombres, no te encierra;porque yo soy tu verdadera fosa.

Dentro de esta inquietud del alma ansiosaque me diste al nacer, sigues en guerra

contra la insaciedad que nos acosay que, desde la cuna, nos destierra.

Vives en lo que pienso, en lo que digo,y con vida tan honda que no hay centro,

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hora y lugar en que no estés conmigo;

pues te clavó la muerte tan adentrodel corazón filial con que te abrigo

que, mientras más me busco, más te encuentro.

II

Me toco... y eres tú. Palpo en mi frentela forma de tu cráneo. Y, en mi boca,

es tu palabra aún la que consientey es tu voz, en mi voz, la que te invoca.

Me toco... y eres tú, tú quien me toca.Es tu memoria en mí la que te siente;

ella quien, con lágrimas, te evoca;tú la que sobrevive; yo, el ausente.

Me toco... y eres tú. Es tu esqueletoque yergue todavía el tiempo vanode una presencia que parece mía.

Y nada queda en mí sino el secretode este inmóvil crepúsculo inhumanoque al par augura y desintegra el día.

III

Todo, así, te prolonga y te señala:el pensamiento, el llanto, la delicia

y hasta esa mano fiel con que resbala,ingrávida, sin dedos, tu caricia.

Oculta en mi dolor eres un alaque para un cielo póstumo se inicia;

norte de estrella, aspiración de escalay tribunal supremo que me enjuicia.

Como lo eliges, quiero lo que ordenas:actos, silencios, sitios y personas.

Tu voluntad escoge entre mis penas.

Y, sin leyes, sin frases, sin cadenas,Eres tú quien, si caigo, me perdonas,

Si me traiciono, tú quien te condenas...Y quien, si te olvido, me abandonas.

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IV

Aunque si nada en mi interior te altera,todo, fuera de mí te transfigura

y, en ese tiempo que a ninguno espera,vas más de prisa que mi desventura.

Del árbol que cubrió tu sepulturaquisiera ser raíz, para que fueraabrazándote a cada primavera

con una vuelta más, lenta y segura.

Pero en la soledad que nos circundaella te enlaza, te defiende, te ama,

mientras que yo tan sólo te recuerdo.

Y al comparar su terquedad fecundacon la impaciencia en que mi amor te llama,

siento por primera vez que te pierdo.

V

Porque no es la muerte orilla clara,margen visible de invisible río;

lo que en estos momentos nos separaes otro litoral, aun más sombrío.

Litoral de vida. Tierra avaraen cuyo negro polvo, ávido y frío,

del naufragio que en ti me desamparainútilmente busco un resto mío.

Es tu presencia en mí la que me impiderecuperar la realidad que tuve

sólo en tu corazón, cuando latía.

Por eso la existencia nos dividetanto más cuanto más tiempo en mi alma sube

la vida en que tu muerte se confía.

VI

Sí, cuanto más te imito, más adviertoque soy la tenue sombra proyectada

por un cuerpo en que está mi ser más muertoque el tuyo en la ficción que lo anonada.

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Sombra de tu cadáver inexperto,Sombra de tu alma aún poco habituada

A esa luz ulterior a la que he abiertoOtra ventana en mí, sobre otra nada...

Con gestos, con palabras, con acciones,creía perpetuarte y lo que hago

es lentamente, en todo, deshacerte.

Pues para la verdad que me proponesel único lenguaje sin estrago

es el silencio intacto de la muerte.

VII

Y sin embargo, entre la noche inmensacon que me ciñe el luto en que te imploro,

aflora ya una luz en cuyo azorouna ilusión de aurora se condensa.

No es el olvido. Es una paz más tensa,una fe de acertar en lo que ignoro;

algo -tal vez- como una voz que piensay que se aísla en la unidad de un coro.

Y esa voz es mi voz. No la que oíste,viva, cuando te hablé, ni la que al finometal del eco ajustará en su engaste,

sino la voz de un ser que aún no existey al que habré de llegar por el caminoque con morir tan sólo me enseñaste.

VIII

Voz interior, palabra presentidaque, con promesas tácticas, resume-como en la gota última, el perfume-

en su paciente formación, la vida.

Voz en ajenos labios no aprendida-¡ni siquiera en los tuyos! -; voz que asume

la realidad del alba estremecidaque alcanzaré cuando de ti me exhume.

Voz de perdón, en la que al fin despunta

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esa bondad que me entregaste enteray que yo, a trechos, voy reconquistando;

voz que afirma tan bien lo que preguntay que será la mía verdadera

aunque no sé decir cómo ni cuándo...

IX 

¿Ni cuándo?... Sí, lo sé. Cuando recojade la ceniza que en tu hogar remuevoesa indulgencia inmune a la congoja

que, al fuego del dolor, pongo y atrevo.

Cuando, de la materia que me alojay cuyo fardo en las tinieblas llevo,

como del fruto que la edad despoja,anuncie la semilla el fruto nuevo;

cuando de ver y de sentir cansadovuelva hacia mí los ojos y el sentido

y en mí me encuentre gracias a tu ausencia,

entonces naceré de tu pasadoy, por segunda vez, te habré debido-en una muerte pura- la existencia.

RUBEN C. NAVARRO

EL CRISTO DE MI CABECERA

Cuando estaba solo... solo en mi cabaña,que construí a la vera de la audaz montaña,cuya cumbre, ha siglos engendró el anhelo

de romper las nubes... y tocar el cielo;cuando sollozaba con el desconsuelo

de que mi Pastora - más que nunca huraña-de mi Amor al grito nada respondía;cuando muy enfermo de melancolía,

una voz interna siempre me decíaque me moriría

si su almita blanca para mí no fuera,¡le rezaba al Cristo de mi cabecera,

porque me quisiera...!¡porque me quisiera...!....................................

Cuando nos unimos con eternos lazosy la pobrecita me tendió sus brazos

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y me dio sus besos y alentó mi Fe;cuando en la capilla de la Virgen Pura

nos bendijo el Curay el encanto vino y el dolor se fue...;

cuando me decía,loca de alegría,

que su vida toda para mí sería...¡le rezaba al Cristo de mi cabecera,

porque prolongara nuestra Primavera...!...¡Porque prolongara nuestra Primavera...!

Cuando sin amparo me dejó en la viday en el pobre lecho la miré tendida;

cuando até sus manos, que mostraban unasanta y apacible palidez de luna

y corté su hermosa cabellera bruna,que en el fondo guardo de mi viejo arcón;cuando, con el alma rota en mil pedazos,

delicadamente la tomé en mis brazospara colocarla dentro del cajón;

cuando muy enfermo de melancolía,una voz interna siempre me decía

que ya ¡nada! me consolaría,¡le rezaba al Cristo de mi cabecera,

porque de mis duelos compasión tuviera...!...¡porque de mis duelos compasión tuviera...!

..............................................Hoy que vivo solo... solo, en mi cabaña,

que construí a la vera de la audaz montaña.cuya cumbre ha siglos engendró el anhelo

de romper las nubes y besar el cielo;hoy que por la fuerza del Dolor, vencido,busco en mi silencio mi rincón de Olvido;

mustias ya las flores de mi Primavera;triste la Esperanza y el Encanto ido;

rota la Quimera,muerta la Ilusión...

...¡Ya no rezo al Cristo de mi cabecera...!¡Ya no rezo al Cristo ... que jamás oyera

los desgarramientos de mi corazón...!

JARDINES DE SILENCIO

Si te callas y meditashas de ver que en silencio son las almas infinitas.

Fernández Ardavín.

¡Es inútil que así llames!... No entrarás en mis jardines.Mercader aventurero que perturbas mi oración;

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porque acechan mis leones y vigilan mis mastines,ovillados junto al muro

del oscuroportalón...

Busca... busca, peregrino,¡porque llevas extraviado tu camino!...

Más delante, quizá tenga reservadas el destino,sensaciones venturosas

y alegrías bulliciosaspara ti...

No interrumpas este sueño de divina poesía...No preguntes por tu vana, por tu loca juglería,

¡que el silencio y el silencio y el silencio reina aquí...

Cuando tornes de la vida, pecador arrepentidoy aquí busques el remedio milagroso del olvido,

con que puedas , en silencio, tus heridas restañar;cuando vuelvas con el alma deseosa de ser blanca...

hallarás mi puerta francay un refugio donde goces la ventura de pensar..

SILENCIOSAMENTE

Silenciosamente,voy por la pendiente,

voy por la pendiente de la Eternidad...Ni cariños traje, ni cariños llevo,

y en mi senda larga, si aprendí algo nuevo,fue, sin duda alguna, la simplicidad...

Dolorosamentevoy por la pendiente,

con el fardo a cuestas de mi ensoñación,sin hallar ninguna mariposa errante

que su sed mitigue con la miel fragantede la rosa abierta de mi corazón.

Fatigosamentevoy por la pendiente,

sin curar la herida que me abrió el dolor...Ni descanso nunca, ni apresuro el paso...;porque, al fin, bien pronto llegaré al ocaso,

con la vieja pena de mi viejo amor...

Prematuramentevoy por la pendiente,

con el fardo a cuestas de mi decepciónsin hallar ninguna juvenil terneza

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que mitigue un poco la mortal tristeza,la mortal tristeza de mi corazón...

RESIGNACION

¡Oh, señor, nada inquiero!...me resigno y espero,

sin temer que se apague mi estrellita de Fe...Sabes bien que mi vida de cansancio se agota,

que mi sueño está trunco, que mi dicha está rota,y jamas de mis labios ha salido un "por qué?...

Ni discuto tus leyes invariables, ni anhelodesertar de la tierra y en el ansia de un vuelo

traspasar los arcanos y llegar a tu Edén;pero, a solas me digo, meditando en mi suerte:¡Debe ser muy callada la mansión de la muerte,y en el seno del justo, debe estarse tan bien!..."

LA MUERTE PASA 

La muerte pasa frente a mi casa...

Yo la contemplo desde el balcóny de improviso gritar quisiera:

“¡Venid, Señora, que ya os esperadesde hace siglos, mi corazón!”... 

¡Pero no puedo!... ¡Pero no puedo!...su veste negra me causa miedo,sus cuencas frías me dan pavor,

y así razono y así me digo:“Si hoy es la vida cruel conmigo,¡quizás mañana será mejor!”... 

Pasó la muerte,serena y fuerte...

La vi alejarse desde el balcón...y, aquella tarde sin yo quererlosin yo sentirlo, sin yo saberlo,¡se fue tras ella mi corazón!...

¡BIENAVENTURADOS!... 

Bienaventurados los hombres que lloransu desesperanza, su desilusión,

sin que nadie sepa que jamás implorande los Cristos mudos que en los templos moran,

¡por las dichas muertas de su corazón!... 

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Bienaventurados los que nada inquieren,los que van marchando de su sino en pos,los que no maldicen las manos que hieren,

los que no preguntan si después que mueren¡gozarán la dicha de mirar a Dios!... 

¡Bienaventurados los que no han sentidola pena infinita de un yugo de amor!...

Bienaventurados los que no han queridosalir de su negro palacio de olvido,

porque en él soportan la vida mejor. 

¡Bienaventurados los que no han probadola miel de los labios de alguna mujer!...

Bienaventurados los que no han besadolas bocas ardientes, bajo el emparrado

del jardín de sombras... ¡al anochecer!... 

¡Bienaventurados los que no han gemidoal triste recuerdo de un bien que pasó!...

¡Bienaventurados los que no han querido!¡Bienaventurados!... porque no han sufrido...porque no han sufrido... ¡lo que sufro yo!... 

CARLOS PELLICER

SONETOS POSTREROS 

I

Mi voluntad de ser no tiene cielo; sólo mira hacia abajo y sin mirada. 

¿Luz de la tarde o de la madrugada? Mi voluntad de ser no tiene cielo.

Ni 1a penumbra de un hermoso duelo ennoblece mi carne afortunada.

Vida de estatua, muerte inhabitada sin la jardinería de un anhelo.

Un dormir sin soñar calla y sombrea el prodigioso imperio de mis ojos 

reducido a los grises de una aldea.

Sin la ausencia presente de un pañuelo se van los días en pobres manojos.

Mi voluntad de ser no tiene cielo.

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II 

Haz que tenga piedad de Ti, Dios mío. Huérfano de mi amor, callas y esperas. 

En cuántas y andrajosas primaveras me viste arder buscando un atavío. 

Vuelve donde a las rosas el rocío conduce al festival de sus vidrieras. Llaga que en tu costado reverberas, no tiene en mí ni un leve calosfrío. 

Del bosque entero harás carpintería que yo estaré impasible a tus labores 

encerrado en mi cruenta alfarería. 

El grano busca en otro sembradío. Yo no tengo qué darte, ni unas flores. Haz que tenga piedad de Ti, Dios mío.

III

Esta barca sin remos es la mía.A1 viento, al viento, al viento solamente le ha entregado su rumbo, su indolente 

desolación de estéril lejanía.Todo ha perdido ya su jerarquía. 

Estoy lleno de nada y bajo el puente tan sólo el lodazal, la malviviente 

ruina del agua y de su platería.

Todos se van o vienen. Yo me quedo a lo que dé el perder valor y miedo.

~A1 viento, al viento, a lo que el viento quiera!

Un mar sin honra y sin piratería, excelsitudes de un azul cualquiera 

y esta barca sin remos que es la mía. 

IV 

Nada hay aquí, la tumba está vacía. La muerte vive. Es. Toma el espejo 

y mírala en el fondo, en el reflejo con que en tus ojos claramente espía. 

Ella es misteriosa garantía de todo lo que nace. Nada es viejo 

ni joven para Ella. En su cortejo 

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pasa un aire frugal de simetría. 

Cuéntale la ilusión de que tú ignoras dónde está, y en los años que incorporas 

junto a su paso escucharás el tuyo. 

Alza los ojos a los cielos, siente lo que hay de Dios en ti, cuál es lo suyo, 

y empezarás a ser, eternamente.

MANUEL JOSÉ OTHON

IDILIO SALVAJE

¿Por qué a mi helada soledad vinistecubierta con el último celaje

de un crepúsculo gris?... Mira el paisaje,árido y triste, inmensamente triste.

Si vienes del dolor y en él nutristetu corazón, bien vengas al salvajedesierto, donde apenas un mirajede lo que fue mi juventud existe.

Mas si acaso no vienes de tan lejosy en tu alma aún del placer quedan los dejos,

puedes tornar a tu revuelto mundo.

Si no, ven a lavar tu ciprio mantoen el mar amarguisimo y profundo

de un triste amor o de un inmenso llanto.

II

Mira el paisaje: inmensidad abajo,inmensidad, inmensidad arriba;en el hondo perfil, la sierra altivaal pie minada por horrendo tajo.

Bloques gigantes que arrancó de cuajoel terremoto, de la roca viva;

y en aquella sabana pensativay adusta, ni una senda ni un atajo.

asoladora atmósfera candentede se incrustan las águilas serenas

como clavos que se hunden lentamente.

Silencio, lobreguez pavor tremendos

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que viene sólo a interrumpir apenasel balope triunfal de los berrendos.

III

En la estepa maldita, bajo el pesode sibilante grisa que asesina,irgues tu talla escultural y fina

como un relieve en el confín impreso.

El viento, entre los médanos opreso,canta como una música divina,y finge bajo la húmeda neblina,

un infinito y solitario beso.

Vibran en el crepúsculo tus ojos,un dardo negro de pasión y enojos

que en mi carne y mi espíritu se clava;

y destacada contra el sol muriente,como un airón, flotando inmensamente,

tu bruna cabellera de india brava.

IV

La llanura amarguísima y salobre,enjuta cuenca de océano muerto,

y en la gris lontananza, como puerto,el peñascal, desamparado y pobre.

Unta la tade en mi semblante yertoaterradora lobreguez, y sobre

tu piel, tostada por el sol, el cobrey el sepia de las rocas del desierto.

Y en el regazo donde sombra eterna,del peñascal bajo la enorme arruga,

es para nuestro amor nido y caverna,

las lianas de tu cuerpo retorcidas en el torso viril que te subyuga,

con una gran palpitación de vidas.

V

¡Qué enferma y dolorida lontananza!¡Qué inexorable y hosca la llanura!Flota en todo el paisaje tal pavura

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como si fuera un campo de matanza.

Y la sombra que avanza, avanza, avanza,parece, con su trágica envoltura,

el alma ingente, plena de amargura,de los que han de morir sin esperanza.

Y allí estamos nosotros, oprimidospor la angustia de todas las pasiones,

bajo el peso de todos los olvidos.

En un cielo de plomo el sol ya muerto,y en nuestros desgarrados corazones¡El desierto, el desierto... y el desierto!

VI

¡Es mi adiós...! Allá vas, bruna y austera,por las planicies que el bochorno escalda,

al verberar tu ardiente cabellera,como una maldición, sobre tu espalda.

En mis desolaciones ¿qué te espera?-ya apenas veo tu arrastrante falda-

una deshojazón de primaveray una eterna nostalgia de esmeralda.

El terremoto humano ha destruidomi corazón y todo en él expira.

¡Mal hayan el recuerdo y el olvido!

Aún te columbro, y ya olvidé tu frente;sólo, ay, tu espalda miro cual se miralo que huye y se aleja eternamente.

ENVÍO

En tus aras quemé mi último inciensoy deshojé mis postrimeras rosas.

Do se alzaban los templos de mis diosasya sólo queda el arenal inmenso.

Quise entrar en tu alma, y qué descenso,¡qué andar por entre ruinas y entre fosas!

¡A fuerza de pensar en tales cosasme duele el pensamiento cuando pienso!

¡Pasó...! ¿Qué resta ya de tanto y tantodeliquio? En ti ni la moral dolencia,

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ni el dejo impuro, ni el sabor del llanto.

Y en mi ¡qué hondo y tremendo cataclismo!¡Qué sombra y qué pavor en la conciencia,

y qué horrible disgusto de mi mismo!

LA CRUZ SOLA

Negro el altar, la bóveda desierta, el resplandor del moribundo día penetra por la angosta celosía

de la alta nave sobre el muro abierta.

Allá en la triste soledad incierta se levanta la cruz negra y sombría; 

Cristo, la inmensa luz que en ella ardía, descansa ya bajo la losa yerta.

¡Ay!, del mundo en el viaje solitario una luz nos ayuda en lontananza

a cargar con la cruz hasta el osario.

Y cuando al mal el corazón se lanza, así de nuestra vida en el calvario 

queda la cruz y muere la esperanza.

MANUEL MARIA FLORES

FRÍO(Cuento Bohemio)

La tarde era triste,la nieve caía,

su blanco sudariolos campos cubría;ni un ave volaba,ni oíase rumor.

Apenas la nievedejando su huella,pasaba muy triste,muy pálida y bella,la niña que ha sido

del valle la flor.

Llevaba en el cintosu pobre calzado;

su hermano pequeñoque marcha a su ladole dice: -"No sienten

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la nieve tus pies?"

"Mis pies nada sientenresponde con calma"El frío que yo sientolo llevo en el alma;y el frío de la nieve 

más duro no es".

Y dice el pequeñoque helado tirita:

-"¡Más frío que el de nieve!...¿Cuál es, hermanita?

¡No hay otro que puedadecirse mayor!...

-"Aquel que de muertelas almas taladre;

aquel que en el almame puso mi madre

el día que a mi esposome unió sin amor".

MATER DOLOROSAPlegaria

A mi Hermana Marina

Virgen del infortunio, doliente Madre mía,en busca del consuelo me postro ante tu altar.

Mi espíritu está triste, mi vida está sombría,pasaron sobre mi alma las olas del pesar.

Estoy en desamparo, no tengo quien me acoja;hay horas en mi vida de bárbara aflicción,

y solo... siempre solo,, no tengo quien recojalas lágrimas secretas que llora el corazón.

Es cierto que del mundo en la corriente impuracayeron deshojadas las rosas de mi fe,

que en pos de mis fantasmas de juvenil locuracorriendo delirante, Señora, te olvidé.

Que me cegó el orgullo satánico del hombre,y en mi ánima turbada la duda penetró;

y se olvidó mi labio de pronunciar tu nombre,y de mi mente loca tu imagen se borró.

Es cierto... ¡pero escucha!... de niño te adoraba,al pie de tus altares mi madre me llevó...

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Llorando, arrodillada, la historia me cantaba,del Gólgota tremendo cuando Jesús murió.

Y vi sobre su rostro la angustia y el quebranto,caía sobre tu frente la sombra de una cruz,

tus lágrimas rodaban y negro era tu manto...todo de un cirio pálido a la siniestra luz.

Entonces era niño, no comprendí tu duelo;pero te amé, Señora, ¡tú sabes que te amé!

que dulce inmaculado, alzábase hasta el cieloel infantil acento de mi sencilla fe.

Por esa fe de niño, por el ardiente ruegoque al lado de mi madre con ella repetí,

¡virgen del infortunio, cuando a tus plantas llego,virgen del infortunio, apiádate de mí!

Tú miras, reina augusta, la senda que cruzamos;con llanto la regaron generaciones cien,

a nuestra vez nosotros con llanto la regamos,y las que vienen luego la regarán también.

A nuestro paso vamos dejando en sus abrojospedazos palpitantes del roto corazón;

y andamos... y andamos... y no hallan nuestros ojosni tregua a la jornada, ni tregua a la aflicción.

Mas tú eres la esperanza, la luz y el consuelo,tus ojos levantados suplican al Señor,

tus manos están juntas en dirección al cielo...tú ruegas por nosotros, ¡oh, madre del dolor!

En busca de consuelo yo vengo a tus altarescon alma entristecida y amargo corazón;

y pongo ante tus ojos, Señora, mis pesares,y en lágrimas se baña la voz de mi oración.

No mires que olvidando tu imagen y tu nombreal viento de este mundo mis creencias arrojé.

Acuérdate del niño y olvídate del hombre...mi frente está en el polvo... perdóname... pequé.

¡Oh! por mi fe de niño, por el ferviente ruego,que al lado de mi madre con ella repetí,

Virgen de los Dolores, cuando a tus plantas llego,Virgen de los Dolores, ¡apiádate de mí!

LA FORTUNA

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A Rosario P.

En su curso voluble la Fortunatodo cuanto me diera me quitó;Y la Miseria pálida y hambrientael umbral de mi puerta se sentó.

Y llegó la Amistad la que en un díael festín de mis dichas presidió-

y aunque le dije ven, ella, espantadaal ver aquel espectro, se alejó.

Amor llegó también... Sellé mi labio,porque temí que se alejara Amor;

pero él sin vacilar, bañado en lágrimas,vino a mi presuroso... y me abrazó.

Y la Miseria pálida y hambrientaque al umbral de mi puerta se sentóa la luz de aquel ángel que lloraba,

ella... ¡la horrible harpía!... se embelleció.

PASIÓN

¡Háblame! Que tu voz, eco del cielo,sobre la tierra por doquier me siga...

con tal de oír tu voz, nada me importaque el desdén en tu labio me maldiga.

¡Mírame!... Tus miradas me quemaron, y tengo sed de ese mirar, eterno...

por ver tus ojos, que se abrase mi almade esa mirada en el celeste infierno.

¡Ámame!... Nada soy... pero tu diestrasobre mi frente pálida un instante,

puede hacer del esclavo arrodilladoel hombre rey de corazón gigante.

*

Tú pasas... y la tierra voluptuosase estremece de amor bajo tus huellas,se entibia el aire, se perfuma el prado

y se inclinan a verte las estrellas.

Quisiera ser la sombra de la nochepara verte dormir sola y tranquila,

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y luego ser la aurora... y despertartecon un beso de luz en la pupila.

Soy tuyo, me posees... un solo átomono hay en mi ser que para ti no sea:

dentro de mi corazón eres latido,y dentro de mi cerebro eres idea.

*

¡Oh! por mirar tu frente pensativay pálido de amores tu semblante;

por sentir el aliento de tu bocami labio acariciar un solo instante;

por estrechar tus manos virginalessobre mi corazón, yo de rodillas,

y devorar con mis tremente besoslágrimas de pasión en tus mejillas;

yo te diera... no sé... ¡no tengo nada!...-el poeta es mendigo de la tierra-

¡toda la sangre que en mis venas arde!¡todo lo grande que mi mente encierra!

*

Mas no soy para ti... ¡Si entre tus brazosla suerte loca me arrojara un día,al terrible contacto de tus labiostal vez mi corazón... se rompería!

Nunca será... Para mi negra vidala inmensa dicha del amor no existe...

sólo nací para llevar en mi almatodo lo que hay de tempestuoso y triste.

Y quisiera morir... ¡pero en tus brazos,con la embriaguez de la pasión más loca,

y que mi ardiente vida se apagaraal soplo de los besos de tu boca

AMÉMONOS

Buscaba mi alma con afán tu alma,buscaba yo la virgen que mi frente

tocaba con su labio dulcementeen el febril insomnio del amor.

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Buscaba la mujer pálida y bellaque en sueño me visita desde niño,

para partir con ella mi cariño,para partir con ella mi dolor.

Como en la sacra soledad del templosin var a Dios se siente su presencia,yo presentí en el mundo tu existencia,

y, como a Dios, sin verte, te adoré.

Y demandando sin cesar al cielola dulce compañera de mi suerte,muy lejos yo de ti, sin conocerteen la ara de mi amor te levanté.

No preguntaba ni sabía tu nombre,¿En dónde iba a encontrarte? lo ignoraba;

pero tu imagen dentro el alma estaba,más bien presentimiento que ilusión.

Y apenas te miré... tú eras ángelcompañero ideal de mi desvelo,la casta virgen de mirar de cielo

y de la frente pálida de amor.

Y a la primera vez que nuestros ojossus miradas magnéticas cruzaron,

sin buscarse, las manos se encontrarony nos dijimos "te amo" sin hablar

Un sonrojo purísimo en tu frente,algo de palidez sobre la mía,

y una sonrisa que hasta Dios subía...asi nos comprendimos... nada más.

¡Amémonos, mi bien! En este mundodonde lágrimas tantas se derraman,

las que vierten quizá los que se amantienen yo no sé que de bendición.dos corazones en dichoso vuelo;

¡Amémonos, mi bien! Tiendan sus alasamar es ver el entreabierto cieloy levantar el alma en asunción.

Amar es empapar el pensamientoen la fragancia del Edén perdido;amar es... amar es llevar heridocon un dardo celeste el corazón.Es tocar los dinteles de la gloria,

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es ver tus ojos, escuchar tu acento,en el alma sentir el firmamentoy morir a tus pies de adoración.

ADIÓS

Adiós para siempre, mitad de mi vida,un alma tan sólo teníamos los dos;

mas hoy es preciso que esta alma dividala amarga palabra del último adiós.

¿Por qué nos separan? ¿No saben acasoque pasa la vida cual pasa la flor?

cruzamos el mundo como aves de paso...mañana la tumba, ¿por qué hoy el dolor?

¿La dicha secreta de dos que se adoranenoja a los cielos, y es fuerza sufrir?

¿Tan sólo son gratas las almas que lloranal torvo destino?... ¿La ley es morir?...

¿Quién es el destino?... Te arroja a mis brazos,en mi alma te imprime, te infunde en mi ser,

y bárbaro luego me arranca a pedazosel alma y la vida contigo... ¿por qué?

Adiós... es preciso. No llores... y parte.La dicha de vernos nos quitan no más;pero un solo instante dejar de adorarte,

hacer que te olvide, ¿lo pueden? ¡Jamás!

Con lazos eternos nos hemos unido;en vano el destino nos hiere a los dos...¡las almas que se aman no tienen olvido,

no tienen ausencia, no tiene adiós!

SOÑANDO

Anoche te soñaba, vida mía,estaba solo y triste en mi aposento,escribía... no sé qué; mas era algo

de ternura, de amor, de sentimiento.Porque pensaba en ti. Quizás buscaba

la palabra más fiel para decirtela infinita pasión con que te amaba.

De pronto, silenciosa,una figura blanca y vaporosa

a mi lado llegó... Sentí en mi cuello

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posarse dulcementeun brazo cariñoso, y por mi frente

resbalar una trenza de cabello.Sentí sobre mis labios

el puro soplo de un aliento blando,alcé mis ojos y encontré los tuyos

que me estaban, dulcísimos, mirando.Pero estaban tan cerca que sentíaen yo no sé que plácido desmayoque en la luz inefable de su rayo

entraba toda tu alma hasta la mía.

Después, largo, süavey rumoroso apenas, en mi frenteun beso melancólico imprimiste,y con dulce sonrisa de tristeza

resbalando tu mano en mi cabezaen voz baja, muy baja, me dijiste:

-"Me escribes y estás tristeporque me crees ausente, pobre amigo;

pero ¿no sabes ya que eternamenteaunque lejos esté, vivo contigo?"

......................................Y al despertar de tan hermoso sueñosentí en mi corazón plácida calma;

y me dijiste: es verdad... ¡eternamente!...¿cómo puede jamás estar ausente

la que vive inmortal dentro del alma?

ADORACIÓN

Como al ara de Dios llega el creyente,trémulo el labio al exhalar el ruego,turbado el corazón, baja la frente,así, mujer, a tu presencia llego.

¡No de mí apartes tus divinos ojos!Pálida está mi frente de dolores;

¿para qué castigar con tus enojosal que es tan infeliz con tus amores?

Soy un esclavo que a tus pies se humillay suplicante tu piedad reclama,

que con las manos juntas se arrodillapara decir con miedo. . . que te ama!

¡Te ama! Y el alma que el amor bendice,tiembla al sentirle como débil hoja.

¡Te ama! y el corazón cuando lo dice

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en yo no se qué lagrimas se moja.

¡Perdóname este amor! A mí ha venidocomo la luz a la pupila abierta,como viene la música al oído,

como la vida a la esperanza muerta.

Fue una chispa de tu alma desprendidaen el beso de luz de tu mirada

que al abrazar mi corazón en vidadejó mi alma a la tuya desposada.

Y este amor es el aire que respiro,ilusión imposible que atesoro inefable palabra que suspiroy dulcísima lágrima que lloro.

Es el ángel espléndido y risueñoque con sus alas en mi frente toca,

y que deja - ¡perdóname, es un sueño!El beso de los cielos en mi boca.

Mujer, mujer . . . mi corazón de fuegode amor no sabe la palabra santa,pero palpita en el supremo ruego

que vengo a sollozar ante tu planta.

¿No sabes que por sólo las deliciasde oír el canto que tu voz encierra,cambiara yo, dichoso, las cariciasde todas las mujeres de la tierra?

¿Que por seguir tu sombra, mi María,sellando el labio a la importuna queja,

de lágrimas y besos cubriríala leve huella que tu planta deja?

¿Que por oír en cariñoso acentomi pobre nombre entre tus labios rojos,

para escucharte detendré mi aliento,para mirarte me pondré de hinojos?

¿Que por sentir en mi dichosa frentetu dulce labio con pasión impreso,te diera yo, con mi vivir presente,

toda mi eternidad . . . por sólo un beso?

Pero si tanto amor, delirio tanto,tanta ternura ante mis pies traída,

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empapada con gotas de mi llanto,formada con la esencia de mi vida;

si este grito de amor, íntimo, ardiente,no llega a ti . . . si mi pasión es loca,

perdona los delirios de mi mente,perdona las palabras de mi boca.

Y ya no más mi ruego sollozanteirá a turbar tu indiferente calma . . .

Pero mi amor hasta el postrer instantete daré con las lágrimas del alma.

ANTONIO PLAZA

FLOR DE UN DÍA

Yo di un eterno adiós a los placerescuando la pena doblegó mi frente,

y me soñé mujer, indiferenteal estúpido amor de las mujeres.

En mi orgullo insensato yo creíaque estaba el mundo para mí desierto,

y que en lugar de corazón teníauna insensible lápida de muerto.

Mas despertaste tú mis ilusionescon embusteras frases de cariño,y dejaron su tumba las pasiones,y te entregué mi corazón de niño.

No extraño que quisieras provocarme,ni extraño que lograras encenderme;porque fuiste capaz de sospecharme,

pero no eres capaz de comprenderme.

¿Me encendiste en amor con tus encantos,porque nací con alma de coplero,

y buscaste el incienso de mis cantos?...¿me crees, por ventura, pebetero?

No esperes ya que tu piedad implore,volviendo con mi amor a importunarte;aunque rendido el corazón te adore,el orgullo me ordena abandonarte.

Yo seguiré con mi penar impío,mientras que gozas envidiable calma;

tú me dejas la duda y el vacío,

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y yo, en cambio, mujer, te dejo el alma.

Porque eterno será mi amor profundo,que en ti pienso constante y desgraciado,

como piensa en la vida el moribundo,como piensa en la gloria el condenado.

A MARÍA DEL CIELO

Y ya al pisar los últimos abrojosDe esta maldita senda peligrosa

Haz que ilumine espléndida mis ojosDe tu piedad la antorcha luminosa                           García Gutiérrez.

Flor de Abraham que su corola ufanaabrió al lucir de redención la aurora:tú del cielo y del mundo soberana,tú de vírgenes y ángeles Señora;

Tú que fuiste del Verbo la elegidapara Madre del Verbo sin segundo,y con tu sangre se nutrió la vida,

y con su sangre libertose el mundo:

tú que del Hombre-Dios el sufrimiento,y el estertor convulso presenciaste,y en la roca del Gólgota sangriento

una historia de lágrimas dejaste;

tú, que ciñes diadema resplandente,y más allá de las bramantes nubes

habitas un palacio transparentesostenido por grupo de querubes

y es de luceros tu brillante alfombradonde resides no hay tiempo ni espacio,

y la luz de ese sol es negra sombrade aquella luz de tu inmortal palacio.

Y llenos de ternura y de contentoen tus ojos los ángles se miran,

y mundos mil abajo de tu asientosobre sus ejes de brillantes giran;

tú que la gloria omnipotente huellas,y vírgenes y troncos en su canto

te aclaman soberana, y las estrellastrémulas brillan en tu regio manto.

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Aquí me tienes a tus pies rendidoy mi rodilla nunca tocó el suelo;

porque nunca Señora, le he pedidoamor al mundo, ni piedad al cielo.

Que si bien dentro del alma he sollozado,ningún gemido reveló mi pena;

porque siempre soberbio y desgraciadopisé del mundo la maldita arena.

Y cero, nulo en la social partidarodé al acaso en páramo infecundo,fue mi tesoro una arpa enronquecida

y vagué sin objeto por el mundo.

Y solo por doquier, sin un amigo,viajé, Señora, lleno de quebranto,

envuelto en mis harapos de mendigo,sin paz el alma, ni en los ojos llanto.

Pero su orgullo el corazón arranca,y hoy que el pasado con horror contemplo,

la cabeza que el crimen volvió blancainclino en las baldosas de tu templo.

Si eres ¡oh Virgen! embustero mito,yo quiero hacer a mi razón violencia;

porque creer en algo necesito,y no tengo, Señora una creencia.

¡Ay de mí! sin creencias en la vida,veo en la tumba la puerta de la nada,y no encuentro la dicha en la partida,ni la espero después de la jornada.

Dale, Señora, por piedad ayudaa mi alma que el infierno está quemando:

el peor de los infierno... es la duda,y vivir no es vivir siempre dudando.

Si hay otra vida de ventura y calma,si no es cuento promesa tan sublime,entonces ¡por piedad! llévate el alma

que en mi momia de barro se comprime.

Tú que eres tan feliz, debes ser buena;tú que te haces llamar Madre del hombre,

si tu pecho no pena por mi pena,

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no mereces a fe tan dulce nombre.

El alma de una madre es generosa,inmenso como Dios es su cariño:

recuerda que mi madre bondadosaa amarte me enseñó cuando era niño.

Y de noche en mi lecho se sentabay ya desnudo arrodillar me hacía,y una oración sencilla recitaba,que durmiéndome yo la repetía.

Y sonriendo te miraba en sueños,inmaculada Virgen de pureza,

y un grupo veía de arcángeles pequeñosen torno revolar de tu cabeza.

Mi juventud, Señora, vino luego,y cesaron mis tiernas oraciones;

porque en mi alma candente como el fuego,rugió la tempestad de las pasiones.

Es amarga y tristísima mi historia;en mis floridos y mejores años,

ridículo encontró, buscando gloria,y en lugar del amor los desengaños.

Y yo que tantas veces te bendije,despechado después y sin consuelo,

sacrílego, Señora, te maldijey maldije también al santo cielo.

Y con penas sin duda muy extrañasairado el cielo castigarme quiso

porque puse el infierno en mis entrañas;porque puso en mi frente el paraíso.

Quise encontrar a mi dolor remedioy me lancé del vicio a la impureza,

y en el vicio encontré cansancio y tedio,y me muero, Señora, de tristeza.

Y viejo ya, marchita la esperanza,llego a tus pies arrepentido ahora,Virgen que todo del Señor alcanza,sé tú con el Señor mi intercesora.

Dile que horrible la expiación ha sido,que horribles son las penas que me oprimen;

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dile también, Señora, que he sufridomucho antes de saber lo que era crimen.

Si siempre he de vivir en la desgracia,¿por qué entonces murió por mi existencia?

si no quiere o no puede hacerme gracia,¿dónde está su bondad y omnipotencia?

Perdón al que blasfema en su agonía,y haz que calme llorando sus enojos,que es horrible sufrir de noche y día

sin que asome una lágrima a los ojos.

Quiero el llanto verter de que está henchido mi pobre corazón hipertrofiado,

que si no lloro hasta quedar rendido¡por Dios! que moriré desesperado.

¡Si comprendieras lo que sufro ahora!...¡Aire! ¡aire! ¡infeliz! ¡que me sofoco!...Se me revienta el corazón ... ¡Señora!

¡Piedad!... ¡Piedad de un miserable loco!

NO TE OLVIDO

¿Y temes que otro amor mi amor destruya?qué mal conoces lo que pasa en mí;

no tengo más que un alma, que es ya tuya,y un solo corazón, que ya te di.

¿Y temes que placeres borrascososarranquen ¡ay! del corazón la fe?Para mí los placeres son odiosos;

en ti pensar es todo mi placer.

Aquí abundan mujeres deslumbrantes,reinas que esclavas de la moda son,

y ataviadas de sedas y brillantes,sus ojos queman, como quema el sol.

De esas bellas fascinan los hechizos,néctar manan sus labios de carmín;

mas con su arte y su lujo y sus postizos,ninguna puede compararse a ti.

A pesar de su grande poderío,carecen de tus gracias y virtud,y todas ellas juntas, ángel mío,valer no pueden lo que vales tú.

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Es tan ingente tu sin par pureza,y tan ingente tu hermosura es,

que alzar puede su templo la bellezacon el polvo que oprimes con tu pie.

Con razón me consume negro hastíodesde que te hallas tú lejos de aquí,

y con razón el pensamiento míosólo tiene memoria para ti.

Yo pienso en ti con ardoroso empeño,y siempre miro tu divina faz,

y pronuncio tu nombre cuando sueño.Y pronuncio tu nombre al despertar.

Si del vaivén del mundo me retiro,y ávido de estudiar quiero leer,

entre las letras ¡ay! tu imagen miro,tu linda imagen de mi vida ser.

Late por ti mi corazón de fuego,te necesito como el alma a Dios;eres la virgen que idolatro ciego;eres la gloria con que sueño yo.

HORAS NEGRASHuyó la dulce sonrisa

Nació el sarcasmo sangriento...                                      J. E.

Coplero a quien inspira el desencanto,trovador sin futuro y sin amores,

sobre la tumba de mis sueños cantoal colocar mi búcaro de flores.

Odia el mundo mi canto descreído,el estigma social tiznó mi frente...

cárabo del dolor, cada gemidome concita el sarcasmo de la gente.

Sin luz el alma la ilusión desdeña,el pesar no la irrita ni la abate,y ni la frente envejecida sueña,y ni el leproso corazón me late.

Repugna a todos mi fatal deliriorepelen todos mi sufrir eterno,

que brilla en mi aureola de martirio

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la fatídica flama del infierno.

Devorado por negra pesadumbrelanzo en vez de sollozos carcajadas;

porque de infame crápula en la lumbrearrojé mis creencias adoradas.

En aras de la fe vertí mi llanto;perdida ya la fe, busqué la orgía;

pero el vicio acreció mi desencanto,y el vicio, la virtud, todo me hastía.

A mi gastado corazón de lodonada, en fin, es capaz de conmoverlo,

y perezoso, indiferente a todono puedo ser feliz, ni quiero serlo.

Mi vida ha sido decepción horrible,el mundo sin piedad ha envenenado

mi corazón que, un tiempo tan sensible,no sufre al encontrar un desgraciado.

Y si me duelo del dolor ajenomi risa burla ese dolor profundo,

que si a mi corazón queda algo buenome da vergüenza que lo sepa el mundo.

Cuando la pena torturó mi vida,la cruda pena la insulté yo mismo,porque soberbio disfracé la heridacon el torpe descaro del cinismo.

En el albor de juventud sensibleamaba todo, porque fui creyenteyo deliré buscando lo imposibley de mentiras se pobló mi frente.

Yo combatí con ánimo esforzadocontra la saña de mi suerte adversa;

pero en la lucha atleta fatigado,sentí agotarse mi gigante fuerza.

Me presentó pensiles engañososen su espejo ese mundo fementido,

cual presenta cambiantes primorososdébil burbuja en su cristal fingido.

yo también la ilusión vestí de galadel placer en los cármenes risueños,

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yo también de Jacob fijé la escalapara subir al mundo de los sueños.

Soñé con la virtud cándidos liriosy quise, necio, de ilusión beodo,subir a la región de los delirios;

pero al querer subir, caí en el lodo.

Yo rebusqué sediento de placeres,de amistad y de amor las emociones,

y turbas mil de amigos y mujeresvinieron a matar mis afecciones.

Al ver mis sentimientos chasqueadosburlé yo mismo mi amoroso empeño,

y ya no alcé castillos encantadossobre la base efímera del sueño.

De mi pobre ilusión asesinadalos restos profanó mi ánima impía;porque el cadáver de mi fe burladaalumbré con las luces de la orgía.

Y di culto a ese mundo estrafalario,y en mi gastada juventud inquieta,vestido de arlequín subí al calvarioy empapé con mi llanto la careta.

En irritantes goces crapulososescarneciendo mi penar ingente,hice cabriolas y tragué sollozos,y lleno de ira divertí a la gente.

Mas penitente ya, sufro callandoy consumido de letal tristeza,

por la vía dolorosa voy cargandola ridícula cruz de mi pobreza.

Histrión a quien el mundo no perdona,héroe de carnaval, mártir maldito,

un birrete de loco es mi coronay por túnica llevo un sambenito.

Y nutrido de negras decepciones,avergonzado en mi vejez, reniegodel enjambre de locas ilusiones

que acarició mi juventud de fuego.

Ilusiones brillantes halagaban

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a mi edad juvenil que yo maldigo,y sediento de gloria me agitaban

sueños de rey en lecho de mendigo.

Soñé en la gloria con delirio tanto,fue tal la audacia de la mente loca,

que la gloria de Dios, único y santo,a mi osada ambición pareció poca.

Más Dios abate mi soberbia rara,y encuentro justa la expiación severa;

que si la gloria que soñé alcanzaraSatanás vencedor acaso fuera.

Fue mi sueño una ráfaga ilusoria;no existe ese laurel que busqué loco,que para darme mi imposible gloria

el orbe es nada, lo infinito poco

Para pedir la gloria que yo anheloes débil, impotente la palabra;

que desván estorboso encuentro el cielodo el pensamiento audaz se descalabra.

Ya no me importa mi dolor presente,ya no me importa mi dolor pasado,el porvenir lo espero indiferente...

lo mismo es ser feliz que desgraciado.

Sólo ambiciono de fastidio yerto,cansado ya de perdurable guerra,

el acostarme en mi cajón de muertodormir en paz debajo de la tierra.

CANTARES

Te adoré como a una virgencuando conocí tu cara;pero dejé de adorartecuando conocí tu alma

Cuestión de vida o muerteson las pasiones,

si alguien lo duda, dejaque se apasione.

Las heridas del almalas cura el tiempo,

y por eso incurables

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son en los viejos.

Los astros serán, mi vida,más que tus ojos hermosos;pero a mi más que los astros

me gustan, linda, tus ojos.

AMOR

¿Por qué si tus ojos mirome miras tú con enojos,cuando por ellos deliro,

y a la luz del cielo admiroen el éter de tus ojos?

Cansado de padecery cansado de cansarte,y queriendo sin querer,finjo amor a otra mujer

con la ilusión de olvidarte.

No es mi estrella tan odiosa:que en fugaces amoríos,como ave de rosa en rosa

yo voy de hermosa en hermosay no lamento desvíos;

Pero el favor de las bellas irrita mas la pasión

que ardiente busca tus huellas,y al ir mis ojos tras ellas

vuela a ti mi corazón.

Así un proscrito teníagoces en extraño suelo

y volvió a su patria un díapor mirar en su agoníala linda luz de su cielo.

De ti proscrito y dejandolas rosas por tus abrojos,

vuelvo a tus pies suspirando,por mirar agonizando la linda luz de tus ojos.

DIOS

Espíritu de fuego sagrado y rutilante,tu voz la voz domina de ronca tempestad,

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y soles mil coronan tu frente de gigante,y brilla en tu mirada excelsa majestad.

Señor, tú eras antes que todo lo creado,antes que fuera el tiempo, Señor ya eras tú,el ser de gloria lleno tú solo te lo has dado,

tú solo te formaste de tu espléndida luz.

Señor, eras más grande que todo lo que existe;la cima de los astros es sima para ti;

Señor, tú de la nada al orbe suspendiste,y pléyades brillantes colgaste en el zafir.

Es tu dosel de estrellas, de luz es tu palacio,irradia luz de gloria tu espíritu inmortal;

eres quien desplegaste el viento en el espacio,eres quien extendiste las aguas en el mar.

Tú eres, Dios divino, el Dios omnipotente;los cielos y los mundos brotaron a tu voz;

un límite le puso tu voz al mar ingente,y al hombre, dios pequeño, tu soplo le animó.

Retiemblan, si te irritas, los ejes de los cielos;el rayo se estremece, el sol cubre tu faz;

humillan las montañas su frente hasta los suelos;las fieras dan rugidos, solloza el huracán.

A tu voz imperiosa los astros se oscurecen,se rasga de los cielos el diáfano zafir;

los mundos se desquician, los mares desaparecen,el ser vuelve a la nada, si lo mandas asi.

Tú eres luz sublime del cielo y de la tierra,eres principio eterno de sempiterna luz;

eres la vida sola de cuando el orbe encierra;ante ti todo es nada, porque eres todo tú.

Los pueblos y los reyes desfilan presurosos,y tiempos sobre tiempos se hacinan a tu pie;

y en nada convertidos se pierden, silenciosos,en ese mar de sombra, calado del no ser.

Eres tú sólo eterno, omniscio; impenetrable,son nube pasajera los siglos ante ti;

ninguno te conoce, que tú eres impalpable,pero doquiera se oye tu nombre bendecir.

Señor, eres el Éter que Zenón adoraba,

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el "TODO" que Pitágoras sumiso veneró,el Ser indestructible que Platón deificaba,

la Universal justicia que soñó Cicerón.

Tú eres el Jehová del pueblo de Judea,y del remoto chino tú eres de Xantí;

eres el sol brillante que a Cartago recrea,eres del persa el fuego, en él adora a ti.

Eres el Dios que adoran los astros y las nubes,un himno te levantan los vientos y la mar:

la flor te da su aroma, su canto los querubes,las aves te consagran su trino matinal.

Tú diste a la oropéndola su traje de colores,capullo a los gusanos, a las abejas miel,a las arañas tela y púrpura a las flores,cubil a los leones y las aguas al pez.

Del arca de Noé la brújula tú fuiste,y tu brazo detuvo el brazo de Abraham;

libraste a Lot del fuego que en Sodoma encendiste,de la ballena libre salió por ti Jonás.

A Moisés de las aguas del Nilo tú salvaste,y le hiciste de un pueblo manumisor feliz;

tu Código en las tablas por dárselo grabaste:tus rayos coronaron de luz el Sinaí.

Eres quien dio la ciencia infusa a los profetasque el velo del futuro lograron levantar;

por ti ellos inspirados, sublimes y poetas,al orbe predijeron grandiosa una verdad.

Hiciste al Nazareno el Sabio entre los sabios,por ti brilló en su frente de redención la luz;

y aunque con vil brebaje humedeció sus labiosel héroe del martirio, el ángel de la Cruz,

oró por sus verdugos con santidad extrema,y en hórrido tormento morir supo cual Dios;por eso ante la Cruz, de oprobio un tiempo,

humilde y de rodillas la humanidad cayó

A ti Dios de los hombres; cuya eternal historiaescrita con tu sangre en el cadalso fue:

sublime ajusticiado. monarca de la gloria,que fuiste de los hombres la víctima también;

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a ti, raudal de soles que inmensos reverberandoquier multiplicando sus rayos mil y mil;

a ti, la eterna dicha que los hombres esperan,a ti del alma eterna, eterno porvenir;

a ti, Señor, te ruego con ánima gastada,que de mi tumba oscura la puerta se abra ya;arrastro una existencia, maldita, desgraciada,

mis horas son más negras que el alma de Satán

Pobre mártir, oscuro, coplero estrafalario,un cáliz de amargura también apuro yo;

y, como Cristo el justo, también hallé un Calvario,y sufro aquí tormentos que nunca El conoció.

Es un presente horrible la vida que me diste,la vida tan amarga que yo no te pedí:

Señor, ya no soporto la vida mustia y triste;devuélveme a la nada... o llévame hacia ti.

SIN FE Y SIN AMOR

I

Arrastro una vidade luto y dolor;

a todos les choco,me choco hasta yo;y todos los hombres

me excluyen,en medio de todosmaldita excepción.Encina tronchadadel viento al furor,mi copa gigante 

la tierra besó.Murió la esperanza,murió el corazón, 

que grande, hervoroso,un tiempo asiló

excelsas virtudesy vil corrupción.virtudes y vicios luchando perdió,

y amorfo, sangriento,cadáver es hoy

que duerme en la tumba,sin fe, sin amor.

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II

Mis horas cubiertasde negro crespónpesadas, iguales,

rodar miro yo.Esferas de sombraque bajan, y son

como almas que bajanmalditas de Dios,

el arco, de horroreseterna mansión.Si aúlla doliente

el alto reloj,yo te oigo, lo mismoque el grito de horrorque arroja quien sufre

tormento feroz:como eco lejano

de agudo esquilónque dobla, pidiendo

piedad al Señor,para un bandolero

que en la horca expiró;como ese gemido,ese ¡ay! de dolor

que da al reventarsedel harpa el cordón.

¡Qué lentas transcurrenlas horas ¡oh Dios!

del hombre que hollando punzante cambróncamina en la tierra,

sin fe, sin amor!

III

Mi historia es historiade mártir histrión;sainetes y dramasconozco, que yo 

he sido en el mundogenérico actor.

Con frailes menorestranquila pasó

mi edad inocente, y el padre rectorlatín y consejosconmigo perdió;

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que frailes y claustrodejé sin temor,

y en mil aventurasperdí el corazón.

Soldado en las filasde Marte feroz,vestido de loco serví de sayón.

Chinaco más tarde,sin ley y sin Dios,escenas horribles

miré sin horror;y pueblos he visto 

que el hacha incendió,envueltos en llamas

de rojo color.Crujir, como cruje

rugiente crisol,y en negros escombros 

de altar, mi bridónsu huella sangrienta

soberbio dejó.Por eso de todo 

cansado ya estoy;conozco los goces,conozco el dolor,

los salmos del coro,la voz del cañón,

la faz de los campos,del mar el furor,

la horrible mazmorra.el rico salón;

conozco lo bueno,lo malo y peor;

yo sé de banquetes,y de hambre sé yo;me son familiaresla Regla y Colón;

desprecios y aplausosel alma probó,

el alma que vive sin fe, sin amor.

IV

Más triste que tumba,más pobre que Job, yo sufro en la tierra

fatal expiación.

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Page 123: POEMAS

La edad inflexiblemi frente arrugó;

mi cuerpo inclinadoremeda una hoz,

mi barba y cabellosde nieve ya son;

mi espíritu ardiente,su fuego perdió;

mis piernas se doblan,balbuce mi voz.¡Adiós, ilusionesdivinas de amor,

adiós, esperanzas,placeres, adiós!...

¡Oh, muerte! yo pido que des por favorun lecho de polvo,allá en un rincón,

al pobre viandanteque al fin se cansó,y llama a tu puerta 

sin fe, sin amor.

DESPECHO

Arcanidad terrible de la vida,destino lleno de rigor sin nombre,

infancia entre las sombras escondida,aprieta sin piedad, que das en Hombre.

No esperes con tu golpe furibundoavasallar mi soberano aliento:

es grande mi tormento como el mundo;pero el alma es mayor que mi tormento.

Y siempre aquí, con arrogante calmade tus rencores la sin par fiereza

afronto audaz, que la grandeza de alma,aunque pequeño soy, es mi grandeza.

Nunca al poder ni al oro me arrodillo,y aunque me agobie padecer tirano

me muero de hambre; pero no me humillo...seré cadáver, pero no gusano.

Bien, alma ¡bien! porque jamás te humillas...eres inmensa en tu sufrir constante...¡No mendigues la gloria de rodillas,conquístala de pie, mártir gigante!

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Page 124: POEMAS

.................

Nací juguete de la vil fortunay me acompañan en fatal camino

la negra sombra que bañó mi cuna,la negra mano que marcó mi sino.

A la luz de brillantes ilusionesde la horrible verdad vi los arcanos,y fue mi alma festín de las pasiones

como el cuerpo es festín de los gusanos;

lloré por la esperanza asesinada,pero tanto creció mi desventura,que traduje en sonora carcajada

la suprema expresión de la amargura.

Al fin, cansado de mortal quebrantoadopté el estoicismo por divisa:

tanto lloré, que se agotó mi llanto,tanto reí que se acabó mi risa.

Sin fe, sin juventud, la despreciadavida infeliz indiferente rueda...

con mi última ilusión evaporada¿qué me queda en el mundo? ... ¿qué me queda?

Ya no tengo sonrisa ni gemido;ni amo, ni aborrezco, ni ambiciono,que en indolencia criminal sumidohasta mi propio espíritu abandono.

Hora tras hora solitario pierdoenvuelto en bruma de oriental pereza;

es mi goce sufrir con el recuerdo,entregado al placer de la tristeza.

Pláceme abrir heridas mal cerradas,contemplando a la espalda de los años,

ilusiones de fuego, sepultadasen la nieve de horribles desengaños.

II

También un tiempo ¡ay de mí!tras de fantasmas risueños

desatinado corrí;porque la razón perdí

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Page 125: POEMAS

entre marañas de sueños.

Lindo germen de ilusión,de mi espíritu gastado engendró loca pasión...soñó con la redención

mi frente de condenado.

En mi desencanto amécreyendo que no creía,

y más desencanto hallé...¡imbécil! ¿por qué soñé,cuando soñar no debía?

Amé a una mujer, como amaquien amar no cree... su llanto

alzó en mi ser una llama,como alza fosfórea flama

la lluvia en el camposanto.

Pero ¡ay! de aquellas historiassólo guarda el corazón

recuerdos de muertas glorias,memorias, sólo memorias son.

Porque mis sueños huyeron,y mis amores volaron,

mis esperanzas murieron,y los placeres que fueronluto en el alma dejaron.

Hoy en negra decepciónlos desprecios y el cariño,mis esperanzas murieron,para mí los mismo son...

en lugar de corazónllevo el cadáver de un niño.

III

De luz imposible mi cráneo era focode luz imposible mis sueños vestí;

pero ¡ay! que mis sueños febriles de locoen mares de sombra perdiéronse al fin.

El alma, la vida apenas soporta,la paz de las tumbas, del alma es la paz;yo soy un pasado que a nadie le importa;

yo soy en la tierra cadáver social.

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¡Guay del que vegeta con sueños despierto!dormirse soñando es muerto vivir...

yo vivo y no sueño, cadáver despierto,del ser y la nada parodia infeliz.

Al cielo pregunto con ansia indecible:¿los mártires suben de Dios al dosel?

el cielo se calla, y un eco terribleme dice: ¡No sueñes... Mentira es la fe!

Quien deja la vida de luto y hastíose vuelve a la nada que de ella salió,

tras esas estrellas no hay más que vacío;me dice: ¡No sueñes... Mentira es la fe!

El hombre, ese imbécil gusano pequeño,de orgullo inflamado, se juzga inmortal;

pero es la existencia la sombra del sueñodel sueño que forja la nada quizá.

........................

Señor, de la duda me asfixia el abismo,te ruego que mandes a mi alma infelizla fe sacrosanta o el negro ateísmo...

negar es creer... dudar es sufrir.

ABROJOS

Siempre desgraciado fui;Desde mi pequeña cuna,A la incansable fortuna

de juguete le serví;La noche en que yo nacíTronaba la tempestad,Y alaridos de ansiedad

La gente aturdida alzaba;Porque el cólera sembraba

El terror y la orfandad.

II

¡La niñez ¡ – edad que velael ángel de las sonrisas,

y entre flores, juego y brisassin sentir el tiempo vuela-Esa edad amarga estela

Dejó sobre mar de llanto;

126

Page 127: POEMAS

Porqué sufrí tanto, tanto,En aquella edad de armiño,

Que en mis recuerdos de niñoComienza mi desencanto.

III

Vino después otra edad,Y pasiones irritantes

Se alzaron, como bramantesOlas, en la tempestad.

Mas desbordé en la maldad,Cual se desborda un torrente,

Y entre crápula indecente,Y en indecentes amores,Sequé del alma las flores,Cubrí de sombra la frente.

IV

En mi tormento prolijo,Al cielo a veces acudo;

Pero ¡ay! El cielo está mudoPara el hombre a quien maldijo.

En vano, en vano me aflijoPor la esperanza extinguida,Y aunque mi ya envejecidaFrente, de pesar se abrasa,No vuelve la edad que pasa,

Ni vuelve la fe perdida.

V

Tiene luto el corazónComo de noche el desierto,Y, como toque de muerto,Tristes mis cantares son.

Es fúnebre panteónLa fatigada memoria,

Donde en ánfora mortuoriaVino el tiempo a recogerLas imágenes que ayer

Fueron el sol de mi gloria.

VI

Nutre incisivo sarcasmoMi sonrisa de amargura,Y es el pecho sepultura

127

Page 128: POEMAS

Donde yace el entusiasmo.Presa de horrible marasmoDesfallece el alma impía;

Y en fatal melancolía, Y en estúpido quietismo,

Parece que en mi ser mismoHay un germen de agonía.

VII

Inclino con desaliento,Entre brumas de tristeza,

La encanecida cabezaQue rasa el remordimiento.

Y hostigado hasta el tormento,De la mundana balumba,

Grito, con voz que retumbaCual rayo que lumbre vierte:¡Ábreme tus brazos, muerte!¡Trágate mi cuerpo, tumba!

A UNA RAMERA

Mujer preciosa para el bien nacida,Mujer preciosa por mi mal hallada,

Perla del solio del Señor caídaY en albañal inmundo sepultada;Cándida rosa en el Edén crecidaY por manos infames deshojada;

Cisne de cuello alabastrino y blandoEn indecente bacanal cantando.

II

Objeto vil de mi pasión sublime,Ramera infame a quien el alma adora.¿Por qué el Dios ha colocado, dime,

el candor en tu faz engañadora?¿Por qué el reflejo de su gloria imprime

en tu dulce mirar? ¿Por qué atesorahechizos mil en tu redondo seno,

si hay en tu corazón lodo y veneno?

III

Copa de bendición de llanto llena, Do el crimen su ponzoña ha derramado;Ángel que el cielo abandonó sin pena,

128

Page 129: POEMAS

Y en brazos del demonio ha entregado;Mujer más pura que la luz serena,

Más negra que la sombra del pecado,Oye y perdona si al cantarte lloro;

Porque, ángel o demonio, yo te adoro.

IV

Por la senda del mundo yo vagabaIndiferente en medio de los seres;De la virtud y el vicio me burlaba;Me reí del amor de las mujeres,

Que amar a una mujer nunca pensaba;Y hastiado de pesares y placeres

Siempre vivió con el amor en guerraMi ya gastado corazón de tierra.

V

Pero te vi… te vi… ¡Maldita horaEn que te vi, mujer! Dejaste herida

A mi alma que te adora, como adoraEl alma que de llanto está nutrida.

Horrible sufrimiento me devora,Que hiciste la desgracia de mi vida.

Mas dolor tan inmenso, tan profundo,No lo cambio, mujer, por todo el mundo.

VI

¿Eres demonio que arrojó el infiernopara abrirme una herida mal cerrada?¿Eres un ángel que mandó el Eterno

a velar mi existencia infortunada?¿Este amor tan ardiente, tan interno,me enaltece, mujer, o me degrada?

No lo sé… no lo sé… yo pierdo el juicio.¿Eres el vicio tú? … ¡Adoro el vicio!.

VII

¡Ámame tú también! Seré tu esclavo,tu pobre perro que doquier te siga.

Seré feliz si con mi sangre lavoTu huella, aunque al seguirte me persiga

Ridículo y deshonra; al cabo, al cabo,Nada me importa lo que el mundo diga.Nada me importa tu manchada historia

Si a través de tus ojos veo la gloria.

129

Page 130: POEMAS

VIII

Yo mendigo, mujer, y tú ramera,Descalzos por el mundo marcharemos.

Que el mundo nos desprecie cuando quiera,En nuestro amor un mundo encontraremos.

Y si horrible miseria nos espera,Ni de un rey por el otro la daremos;

Que cubiertos de andrajos asquerosos,Dos corazones latirán dichosos.

IX

Un calvario maldito hallé en la vidaEn el que mis creencias expiraron,

Y al abrirme los hombres una herida,De odio profundo el alma me llenaron.

Por eso el alma de rencor henchidaOdia lo que ellos aman, lo que amaron,

Y a ti sola, mujer, a ti yo entregoTodo ese amor que a los mortales niego.

X

Porque nací, mujer, para adorarteY la vida sin ti me es fastidiosa,

Que mi único placer es contemplarte,Aunque tú halles mi pasión odiosa,

Yo, nunca, nunca, dejaré de amarte.Ojalá que tuviera alguna cosa

Más que la vida y el honor más cara,Y por ti sin violencia la inmolara.

XI

Sólo tengo una madre. ¡Me ama tanto!Sus pechos mi niñez alimentaron,Y mi sed apagó su tierno llanto,

Y sus vigilias hombre me formaron.A ese ángel para mí tan santo,

Última fe de creencias que pasaron,A ese ángel de bondad, ¡quién lo creyera!,

Olvido por tu amor… ¡loca ramera!

XII

Sé que tu amor no me dará placer,Se que burlas mis grandes sacrificios.

130

Page 131: POEMAS

Eres tú la más vil de las mujeres;Conozco tu maldad, tus artificios.

Pero te amo, mujer, te amo como eres;Amo tu perversión, amo tus vicios.

Y aunque maldigo el fuego en que me inflamo,Mientras más vil te encuentro, más te amo.

XIII

Quiero besar tu planta a cada instante,Morir contigo de placer beodo;

Porque es tuya mi mente delirante,Y tuyo es mi corazón de lodo.

Yo que soy en amores inconstante,Hoy me siento por ti capaz de todo.Por ti será mi corazón do imperas,

Virtuoso, criminal, lo que tú quieras.

XIV

Yo me siento con fuerza muy sobrada,Y hasta un niño me vence sin empeño.¿Soy águila que duerme encadenada, 

o vil gusano que titán me sueño?Yo no sé si soy mucho, o si soy nada;Si soy átomo grande o dios pequeño;

Pero gusano o dios, débil o fuerte,Sólo sé que soy tuyo hasta la muerte.

XV

No me importa lo que eres, lo que has sido,Porque en vez de razón para juzgarte,

Yo sólo tengo de ternura henchidoGigante corazón para adorarte.

Seré tu redención, seré tu olvido,Y de ese fango vil vendré a sacarte.

Que si los vicios en tu ser se imprimenMi pasión es más grande que tu crimen.

XVI

Es tu amor nada más lo que ambiciono,Con tu imagen soñando me desvelo;De tu voz con el eco me emociono,Y por darte la dicha que yo anheloSi fuera rey, te regalara un trono;Si fuera Dios, te regalara un cielo.

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Page 132: POEMAS

Y si Dios de ese Dios tan grande fuera,Me arrojara a tus plantas ¡vil ramera!

NADA

Nadaba entre la nada. Sin empeñoA la vida, que es nada, de improviso

Vine a soñar que soy; porque Dios quiso Entre la nada levantar un sueño.

Dios, que es el Todo y de la nada es dueño,Me hace un mundo soñar, porque es preciso;

El siendo Dios, de nada un paraísoFormó, nadando en eternal ensueño.

¿Qué importa que en la nada confundidavuelva a nadar, al fin, esta soñadavil existencia que la nada olvida,

nada fatal de la que fue sacada?…¿Qué tiene esta ilusión que llaman vida?

-Nada en su origen. - ¿ Y en su extremo? - ¡Nada!

LA VOZ DEL INVÁLIDO

1

Bajo la sombra de sauz añosofrente a un albergue rústico y apartado,se hallan, un joven de naciente gozo,

y un viejo descreído, mutilado.Los surcos de la frente marchitadalas escépticas frases qué congelan,

la irónica sonrisa y la miradadel viejo su pasado nos revelan.El apuesto garzón, el casi niño,

con marcada humildad escucha atentoal anciano, que lleno de cariñole dice así con paternal acento:

II

Conque, Andrés, ¿vas a partir?¿Se torna el rapaz en hombre?

¡Bien!... Escucha y no te asombre,Andrés, lo que vas a oír.

En el revuelto océanoen que fui náufrago un día,quiero que lleves por guíala débil voz del anciano.

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Page 133: POEMAS

No cual clérigo profundoevangelizarte anhelo:

la virtud es flor del cieloque se marchita en el mundo.No de ilusiones que halagan

te hablaré, ni de moral;quiero; Andrés, que no hagas mal

ni dejes que te lo hagan.Franklin dijo en parte alguna,

hablando del mundo, que:"Lo que salva no es la fesino el no tener ninguna."

No creas consejos ni apólogos,busca siempre la verdad:la fe, chico, es necedad

que llaman virtud los teólogos.Yo no te aconsejo el vicio,el que mal hace, mal halla;quiero que vistas con malla

tu corazón tan novicio.Y ya que tus tiernos años

están flacos de experiencia,escucha, Andrés, con paciencia

la voz de los desengaños.También locas ilusiones

mi juventud conmovieron,y las que ilusiones fueron

son ya negras decepciones.Por eso en estulta calmaniego todo con cinismo,

porque el torpe escepticismoviento es que congela el alma.

*Tú vas a la corte. Allí

activo en tu bien rebúllete.Consérvate, aséate, instrúyete,

y vive, Andrés, para ti.Obra mucho y cierra el labio,que llega a su fin más pronto,

con su actividad el tontoque con su pereza el sabio.

Es la corte cosa brava,todos mal de todos piensan.

los enemigos comienzandonde la nariz. acaba.

Tú allí con muy buenos modossé expansivo, sé jovial:

de todos piensa muy mal;

133

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pero habla muy bien de todos.Que mascarada es completa

la corte que veo con asco,y sufre allí más de un chasco

quien no toma su careta.Allí es el afeite aseo,sinceridad el cinismo;

la locura excentricismo;la adulación galanteo;

Se le llama bueno al bobo,se llama al miedo prudencia,

porque es difícil papelse llama la charla ciencia,

se llama fianza al robo.Allí en duda has de poner

la castidad del beato,la mansedumbre del gato,

la virtud de la mujer.Allí todo es falsedad.

"Vanidad de vanidades."allí abundan nulidadesrellenas de vanidad.

Todos quieren que su nombrea los hombres envanezca,

y no hay hombre que merezcallamarse siquiera hombre.Que de aquella sociedad,llena de lodo y materia,

es muy grande su miseriay mayor su vanidad.

El hombre, tenlo presente,en ese mundo hostigoso,hace un viaje muy penosoy no medra si no miente.Ese tránsito empalaga:

que no molestan en el viaje,los ricos con su carruaje,

los mendigos con su plaga.Y magüer razón te sobre,

en la sociedad, buen chico,evita el odio del rico

y la intimidad del pobre.Mas si das a la indigencia,

nunca la humilles cruel;no hagas de amarga hielel papel de Providencia.Saber dar es gran virtud,

y dar sin tacto, locura:lo que se da sin finura,

134

Page 135: POEMAS

se acepta sin gratitud.Hay favores tan sin gracia,que dejan huella sensibleen el alma, y más horriblehacen ellos la desgracia.

Muchos hay que dan lo suyopor cálculo o vanidad,pero, hijo, esa caridad,es la virtud del orgullo.

Nunca des con mirada doble;porque el hombre desgraciado

es un objeto sagradopara quien tiene alma noble.

La desgracia lenificasin esperar gratitud;

porque, Andrés, la ingratituda la caridad deifica.

*

Tus apuros, si los tienes,cuenta al que cuente reales;es decir, cuenta tus males

sólo al que los torne en bienes.Nunca vistas con descuido;porque en la corte deshonra

más que una mancha en la honraun mancha en el vestido.Tu lujo siempre modera,

no al lujo te entregues, no,mira que el lujo empezó

por unas hojas de higuera.Cuida y no te faltará:

da poco y no se te olvideque quien da a todo el que pide

pide al fin a quien no da.Ten siempre el bolsillo a tasa,para que siempre algo sobre;

porque, Andrés, el hombre pobre,de pobre hombre nunca pasa.

Del placer haz poco uso,si ilusión quieres tener,

que abusando del placer,no hay placer en el abuso.

*Por si acaso en sueño cálido

buscas de Marte la gloria,voy e contarte la historia

135

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a que debo estar inválido.Allá en mis años mejoresse encendió lid fratricida,

porque a mi patria queridaplugo cambiar de opresores.

Del patriotismo la llamaardió en mi pecho de tierra.

Marché, Andrés, en cruda guerra,reñí, como perro en brama.

El éxito no fue malo:vencimos a los traidores,

y volví pisando florescon una pierna de palo.

Cubierto de gloria, chico,dejome el gobierno cruel;¿había de comer laurelcomo si fuera borrico?

Otros con férvido arrojola victoria celebraron.

Oro y destino pescaron,y Yo quedé pobre y cojo.Así es la guerra maldita:

a muchos les da oropeles,y carruajes y corceles,

y a otros las piernas les quita.Vengué yo ajenos agravios

y al fin ¿qué saqué?... ¡Desprecios!La guerra la hacen los necios

en provecho de los sabios.No seas de los que combaten,pero odia a los que se rindan;

pues sacan más los que brindan,que los tontos que se baten.

A la guerra, Andrés, no vayas,y sin luchar vencerás;

porque un brindis vale másque el humo de cien batallas.

Está la patria hecha trizascon tanta gente malévola,

y del brazo de Scévolano quedan ya ni cenizas

Es un loco temerarioel que anda entre los cañones:

es mejor en los salonesesgrimir el incensario.

Si por figurar te apuras,lisonjea a los beneméritos,

y fía más que de los méritosde tus buenas coyunturas.

136

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No te oirán si no te encorvas:ya que ellos tienen, Andrés,

las orejas en los pies,ten el talento en las corvas.

Para que a ciegas no andes,te aconsejo, por mi nombre,

dejes tu grandeza de hombre,con todos los hombres grandes.

La dignidad no conviene,ni la honradez, hijo de Eva;quien no adula no se eleva;el que no es vivo no tiene.

*

Si no estás en gran bonanza,no busques, hijo, mujer,el pobre ha de mantenersolamente la esperanza.El amor es gran locura,y el bendito matrimonio,

lazo que tiende el demonioy convierte en soga el cura.El consorcio, en conclusión,para un pobre es grave mal;

y su tálamo nupcialtúmulo es de su ilusión. 

Nunca el marido descansay sus sacrificios crecen:

pero ellos no se agradecen,.porque con ellos no alcanza.Tú pondrás del ara encimatu independencia sin juicio,

y ese inmenso sacrificioninguna mujer lo estima.Es feliz quien por fortuna

mujer buena tiene, Andrés:pero más dichoso es

el que no tiene ninguna.Amor es mentida flama,

la gratitud no parece:sólo, Andrés, una madre ama

y sólo un perro agradece.*

Mas si tú afectos deseas,te lo digo con dolor,

cree hasta en el mismo amor,pero en la amistad no creas.

137

Page 138: POEMAS

Con experiencia lo digo,Andrés, consérvalo impreso:un libro, un perro y un pesoforman un completo amigo.

los que el mundo desconocendicen, sobrino, que es fama,que en la cárcel y en la cama

los amigos se conocen.En cualquier situación seriatendrás número importuno

de amigos, mas no habrá unocuando estés en la miseria.La amistad es falso cobre,la amistad, óyelo, chico,forma la ilusión del rico

y el desengaño del pobre.La amistad, en conclusión,la amistad, tenlo presente,es, sobrino, un accidente

del oro o la posición.Quien fuere en la vida cero

no tendrá un amigo, Andrés;si el dinero amigo es,

sé amigo tú del dinero.Mejor que un peso, ten dos,no hagas mal por egoísmo,y duda hasta de ti mismovete, y... ¡Bendígate Dios!

III

Un instante después, por el caminotriste a un jinete galopar se veía,

y un viejo de mostacho blanquecinocon la vista al jinete perseguía.

Cuando ni el polvo que el corcel alzarapudo el viejo mirar, sintió que ardiente

gota de llanto resbaló en su cara,y suspirando doblegó la frente.

"Y ¿qué será de ti? -exclamó el ancianoTu incierto porvenir ¿porqué me altera?.

corre a luchar con ese mundo insano;vete a sufrir la suerte que te espera.

La lucha con el mundo no te asombre,hombre no es el que luchar no sabe;porque nació para luchar el hombre

como nació para volar el ave.Jamás el hombre del destino oscuro

el negro velo levantar espere;

138

Page 139: POEMAS

envuelto entre la sombra está el futuro.el hombre es lo que la suerte quiere."

UNA LÁGRIMA

Yo, mujer, te adoré con el deliriocon que adoran los ángeles a Dios;

eras, mujer, el pudoroso lirioque en los jardines del Edén brotó.

Eras la estrella que radió en Oriente,argentando mi cielo con su luz;

eras divina cual de Dios la frente;eras la virgen de mis sueños, tú.

Eras la flor que en mi fatal camino escondida entre abrojos encontré,y el néctar de su cáliz purpurino,

delirante de amor, loco apuré.

Eras de mi alma la sublime esencia;me fascinaste como al Inca el sol;eras tú de mi amor santa creencia;eras, en fin, mujer, mi salvación.

Bajo prisma brillante de coloresme hiciste el universo contemplar,

y a tu lado soñé de luz y flores en Edén transparente de cristal.

En éxtasis de amor, loco de celos,con tu imagen soñando me embriagué:

y linda cual reina de los cielos,con los ojos del alma te miré.

II

¿No recuerdas, mujer, cuando de hinojosyo juntaba mi frente con tu frente,

tomando un beso de tus labios rojos,y la luna miré, como en la fuente,reproducirse en tus divinos ojos?

¿No recuerdas, mujer, cuando extasiadaal penetrar de amor en el sagrario,languideció tu angélica mirada? . . .

tú eras una flor, flor perfumada;yo derramé la vida en tu nectario.

139

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III

¡Mas todo es ilusión! ¡Todo se agota!Nace la espina con flor; ¿qué quieres?

de ponzoña letal cayó una gotay el cáliz amargo de los placeres.

Los gratos sueños que la amante embriaganfantasmas son que al despertar se alejan;

y si un instante al corazón halagan,eterna herida al corazón le dejan.

Tal es del hombre la terrible historia;tal de mentira su fugaz ventura:

tras un instante de mundana gloriaamarga hiel el corazón apura.

Por eso al fin sin esperanza, triste,murió mi corazón con su delirio;y al expirar, mujer, tú le pusistela punzante corona del martirio.

Y seco yace en lecho funerarioel pobre corazón que hiciste trizas;tu amor le puso el tétrico sudario,y un altar te levantan sus cenizas.

Tras de la dicha que veló el misterio,siguió cual sombra el torcedor maldito,

trocando el cielo en triste cementerio. . .confórmate, mujer. . . ¡estaba escrito!

DESENCANTO

Nuestra senda regada está de llanto,el placer del placer es el suicidio,detrás de la ilusión está el fastidioy detrás del fastidio el desencanto.

Lleno yo de fastidio y de quebranto,sin fuerza ya contra la suerte lidio,

y muerto para el mundo, sólo envidioa los muertos que guarda el camposanto.

El infierno sus furias desenfrena,viento de maldición en torno zumba,que a penar el destino me condena,

y he de pensar hasta que al fin sucumba;

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con el peso brutal de la cadena,que arrastra el hombre hasta la negra tumba..

HOJAS SECAS

Tú despertaste el alma descreídadel pobre que tranquilo y sin ventura,

en el Gólgota horrible de la vidaagotaba su cáliz de amargura.

Indiferente a mi fatal castigome acercaba a la puerta de la parcamás infeliz que el último mendigo,

más orgulloso que el primer monarca.

Pero te amé; que a tu capricho plugoennegrecer mi detestable historia...

quien nació con entrañas de verdugosólo dando tormento encuentra gloria.

Antes que te amara con delirioviví con mis pesares resignado;

hoy mi vida es de sombra y de martirio;hoy sufro lo que sufre un condenado.

Perdió la fe mi vida pesarosa;sólo hay abismos a mis pies abiertos...

quiero morir... ¡feliz el que reposaen el húmedo lecho de los muertos!...

Nacer, crecer, morir. He aquí el destinode cuanto el orbe desgraciado encierra;

¿qué importa si al fin de mi caminovoy a aumentar el polvo de la tierra?

¿Y qué la tempestad? ¿Qué la bonanza?¿Ni qué importa mi futuro incierto,

si ha muerto el corazón, y la esperanzadentro del corazón también ha muerto?...

¿Sabes por qué te amé?... Creí que el destinote condenaba como a mí, al quebranto,

y ebrio de amor, inmaterial, divino.quise mezclar mi llanto con tu llanto.

¡Ah!... ¡coqueta!... ¡coqueta!... yo veíaen ti de la virtud excelsa palma...

¿ignoras que la vil coqueteríaes el infame lupanar del alma?

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Di, ¡por piedad! ¿qué males te he causado?¡Por qué me haces sufrir?... Alma de roble,

buscar el corazón de un desgraciadopara jugar con él, eso es... ¡innoble!

¿Me hiciste renacer al sentimientopara burlarte de mi ardiente llama?...

Te amo hasta el odio, y, al odiarte sientoque más y más el corazón te ama.

Fuiste mi fe, mi redención, mi arcángel,te idolatró mi corazón rendido.con la natura mística del ángel,con el vigor de Lucifer caído,

Que tengo un alma ardiente y desgraciadaalma que mucho por amar padece;

no sé si es miserable o elevada,sólo sé que a ninguna se parece.

Alma infeliz, do siempre se encontraronel bien y el mal en batallar eterno;alma que Dios y Satanás forjaron

con luz de gloria y lumbre del infierno.

Esta alma es la mitad de un alma errante,que en mis sueños febriles reproduzco,

y esa mitad que busco delirante,nunca la encontraré: pero... ¡la busco!

Soy viejo ya, mi vida se derrumbay sueño aún con plácidos amores,

que en vez del corazón llevo una tumba,y los sepulcros necesitan flores.

Te creí la mitad de mi ser mismo;pero eres la expiación, y me parecever en tu faz un atrayente abismo,

lleno de luz que ciega y desvanece.

No eres mujer, porque la mente locate ve como faceta de brillante

eres vapor que embriaga y que sofoca.aérea visión, espíritu quemante.

Yo que lucho soberbio con la suerte;y que luchar con el demonio puedo,

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siento latir mi corazón al verte...ya no quiero tu amor... me causas miedo.

Tú me dejas, mujer, eterno luto;pero mi amor ardiente necesito

arrancar de raíz; porque su frutoes fruto de dolor, fruto maldito.

Quiero a los ojos arrancar la venda,quiero volver a mi perdida calma,

quiero arrancar mi amor, aunque comprendaque al arrancar mi amor, me arranque el alma.

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ

CUANDO SEPAS HALLAR UNA SONRISA. . . 

Cuando sepas hallar una sonrisaen la gota sutil que se rezuma

de las porosas piedras, en la bruma,en el sol, en el ave y en la brisa;

cuando nada a tus ojos quede inerte,ni informe, ni incoloro, ni lejano,y penetres la vida y el arcano

del silencio, las sombras y la muerte;

cuando tiendas la vista a los diversosrumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio

sea como potente microscopioque va hallando invisibles universos,

entonces en las flamas de la hoguerade un amor infinito y sobrehumano,

como el santo de Asís, dirás hermanoal árbol, al celaje y a la fiera.

Sentirás en la inmensa muchedumbrede seres y de cosas tu ser mismo;

serás todo pavor con el abismoy serás todo orgullo con la cumbre.

Sacudirá tu amor el polvo infectoque macula el blancor de la azucena,

bendecirás las márgenes de arenay adorarás el vuelo del insecto;

y besarás el garfio del espinoy el sedeño ropaje de las dalias. . . 

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y quitarás piadoso tus sandaliaspor no herir a las piedras del camino.

SALVADOR NOVO

BREVE ROMANCE DE LA AUSENCIA

Único amor, ya tan míoque va sazonando el Tiempo:

¡qué bien nos sabe la ausenciacuando nos estorba el cuerpo!

Mis manos te han olvidadopero mis ojos te vieron

y cuando es amargo el mundopara mirarte los cierro.

No quiero encontrarte nunca,que estás conmigo y no quiero

que despedace tu vidalo que fabrica mi sueño.

Como un día me la disteviva tu imagen poseo,

que a diario lavan mis ojoscon lágrimas tu recuerdo.

Otro se fue, que no tú,amor que clama el silencio

si mis brazos y tu bocacon las palabras partieron.

Otro es éste, que no yo,mudo, conforme y eterno

como este amor, ya tan míoque irá conmigo muriendo.

JOSE ROSAS MORENO

¡QUIÉN PUDIERA VIVIR SIEMPRE SOÑANDO!

Es la existencia un cielo,cuando el alma soñando embelesada,

con amoroso anhelo,en los ángeles fija su mirada.

¡Feliz el alma que a la tierra olvidapara vivir gozando!

¡Quién pudiera olvidarse de la vida!¡Quién pudiera vivir siempre soñando!

144

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En esa estrecha y mísera moradaes un sueño engañoso la alegría;

la gloria es humo y naday el más ardiente amor gloria de un día.

Afán eterno al corazón destrozacuando los sueños ¡ay! nos van dejando.

Sólo el que sueña goza.¡Quién pudiera vivir siempre soñando!

De su misión se olvidan las mujeres,los hombres viven en perpetua guerra;no hay amistad, ni dicha, ni placeres;

todo es mentira ya sobre la tierra.Suspira el corazón inútilmente . . .la existencia que voy atravesando

es hermosa entre sueños solamente.¡Quién pudiera vivir siempre soñando!

Sin mirar el semblante a la tristeza,pasé de la niñez a la dulce aurora,

contemplando entre sueños la bellezade ardiente juventud fascinadora.

Pero ¡ay! se disipó mi sueño hermoso,y desde entonces siempre estoy llorandoporque sólo el que sueña es venturoso.¡Quién pudiera vivir siempre soñando!

JUAN JOSE TABLADA

ONIX

Torvo fraile del templo solitarioque al fulgor de nocturno lampadario 

o a la pálida luz de las auroras desgranas de tus culpas el rosario... 

¡Yo quisiera llorar como tú lloras!

Porque la fe en mi pecho solitariose extinguió como el turbio lampadario 

entre la roja luz de las auroras,y mi vida es un fúnebre rosario

más triste que las lágrimas que lloras.

Casto amador de pálida hermosura o torpe amante de sensual impura 

que vas, novio feliz o esclavo ciego, llena el alma de amor o de amargura . . . 

¡Yo quisiera abrasarme con tu fuego!

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Porque no me seduce la hermosura, ni el casto amor ni la pasión impura; 

porque en mi corazón dormido y ciego, ha pasado un gran soplo de amargura. que también pudo ser lluvia de fuego. 

¡Oh guerrero de lírica memoria que al asir el laurel de la victoria,    caíste en tierra con el pecho abierto

para vivir la vida de la gloria . .¡Yo quisiera morir como tú has muerto!

Porque al templo sin luz de mi memoria, sus escudos triunfales la victoria

no ha llegado a colgar, porque no ha abierto el relámpago de oro de la gloria

mi corazón oscurecido y muerto. 

Fraile, amante, guerrero, yo quisiera saber qué oscuro advenimiento espera 

el anhelo infinito de mi almasi de mi vida en la tediosa calma

no hay un dios, ni un amor, ni una bandera.

IGNACIO MANUEL ALTAMIRANO

RECUERDOS

Se oprime el corazón al recordarte,Madre, mi único bien, mi dulce encanto;

Se oprime el corazón y se me parte,Y me abrasa los párpados el llanto.

Lejos de ti y en la orfandad, proscrito,Verte nomás en mi delirio anhelo;

Como anhela el presitoVer los fulgores del perdido cielo.

¡Cuánto tiempo, mi madre, ha transcurridoDesde ese día en que la negra suerteNos separó cruel!... ¡Tanto he sufrido

Desde entonces, oh Dios, tanto he perdido,Que siento helar mi corazón de muerte!

¿No lloras tú también ¡oh madre mía!Al recordarme, al recordar el día

En que te dije adiós, cuando en tus brazosSollozaba infeliz al separarme,

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Y con el seno herido hecho pedazos,Aun balbucí tu nombre al alejarme?

Debiste llorar mucho. Yo era niñoY comencé a sufrir, porque al perderte

Perdí la dicha del primer cariño.Después, cuando en la noche solitariaTe busqué para orar, sólo vi el cielo,

Al murmurar mi tímida plegaria,Mi profundo y callado desconsuelo.

Era una noche obscura y silenciosa,Sólo cantaba el búho en la montaña;Sólo gemía el viento en la espadaña

De la llanura triste y cenagosa.Debajo de una encina corpulenta

Inmóvil entonces me postré de hinojos,Y mi frente incliné calenturienta.

¡Oh! ¡cuánto pensé en ti llenos los ojosde lágrimas amargas! ... la existencia.Fue ya un martirio, y erial de abrojos

El sendero del mundo con tu ausencia.

Mi niñez pasó pronto, y se llevabaMis dulces ilusiones una a una;

No pudieron vivir, no me inspirabaEl dulce amor que protegió mi cuna.

Vino después la juventud insana,Pero me halló doliente caminando

Lánguido en pos de la vejez temprana,Y las marchitas flores deshojandoNacidas al albor de mi mañana.

Nada gocé; mi fe ya está perdida;El mundo es para mí triste desierto;Se extingue ya la lumbre de mi vida,Y el corazón, antes feliz, ha muerto.

Me agito en la orfandad, busco un abrigoDonde encontrar la dicha, la ternuraDe los primeros días; ni un amigoQuiere partir mi negra desventura.

Todo miro al través del desconsuelo;Y ni me alivia en mi dolor profundo

El loco goce que me ofrece el mundo,Ni la esperanza que sonríe en el cielo.

Abordo ya la tumba, madre mía,

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Me mata ya el dolor... voy a perderte,Y el pobre ser que acariciaste un día¡Presa será temprano de la muerte!

Cuando te dije adiós, era yo niño:Diez años hace ya; mi triste alma

Aún siente revivir su antigua calmaAl recordar tu celestial cariño.

Era yo bueno entonces, y mi frenteMuy tersa aún tu ósculo encontraba...Hace años, de dolor la reja ardienteAllí dos surcos sin piedad trazaba.

Envejecí en la juventud, señora;Que la vejez enferma se adelanta,

Cuando temprano en el dolor se llora,Cuando temprano el mundo desencanta,

Y el iris de la fe se descolora.

Cuando contemplo en el confín del cielo,En la mano apoyando la mejilla,Mis montañas azules, esa sierra

Que apenas a vislumbrar mi vista alcanza,Dios me manda el consuelo,

Y renace mi férvida esperanza,Y me inclino doblando la rodilla,

Y adoro desde aquí la hermosa tierraDe las altas palmeras y manglares,De las aves hermosas, de las flores,De los bravos torrentes bramadores,

Y de los anchos ríos como mares,Y de la brisa tibia y perfumada

Do tu cabaña está mujer amada.

Ya te veré muy pronto madre mía;Ya te veré muy pronto, ¡Dios lo quiera!

Y oraremos humildes ese díaJunto a la cruz de la montaña umbría,Como en los años de mi edad primera.

Olvidaré el furor de mis pasiones.Me volverán rientes una a una

De la niñez las dulces ilusiones,El pobre techo que abrigó mi cuna.Reclinaré en tu hombro mi cabeza

Escucharás mis quejas de quebranto,Velarás en mis horas de tristeza

Y enjugarás las gotas de mi llanto.

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Huirán mi duda, mi doliente anhelo.Recuerdos de mi vida desdichada;

Que allí estarás, ¡oh ángel de consuelo!Pobre madre infeliz... ¡madre adorada!.

XAVIER VILLAURRUTIA

DÉCIMA MUERTE

¡Qué prueba de la existenciahabrá mayor que la suerte de estar viviendo sin verte y muriendo en tu presencia!

Esta lúcida concienciade amar a lo nunca visto

y de esperar lo imprevisto;este caer sin llegar 

es la angustia de pensarque puesto que muero existo.

Si en todas partes estás,en el agua y en la tierra,

en el aire que me encierray en el incendio voraz;y si a todas partes vas

conmigo en el pensamiento,en el soplo de mi aliento 

y en mi sangre confundida¿no serás, Muerte, en mi vida,agua, fuego, polvo y viento?

Si tienes manos, que seande un tacto sutil y blando apenas sensible cuandoanestesiado me crean;y que tus ojos me vean

sin mirarme, de tal suerteque nada me desconcierte

ni tu vista ni tu roce,para no sentir un goce

ni un dolor contigo, Muerte.

Por caminos ignorados,por hendiduras secretas,por las misteriosas vetas

de troncos recién cortadoste ven mis ojos cerrados

entrar en mi alcoba oscuraa convertir mi envoltura

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opaca, febril, cambiante,luminosa, eterna y pura,en materia de diamante.

No duermo para que al vertellegar lenta y apagada,para que al oír pausada

tu voz que silencios vierte,para que al tocar la nada 

que envuelve tu cuerpo yerto,para que a tu olor desierto

pueda, sin sombra de sueño,saber quede ti me adueño,sentir que muero despierto.

La aguja del instanterorecorrerá su cuadrante,

todo cabrá en un instantedel espacio verdadero

que, ancho, profundo y señero,será clásico a tu paso

de modo que el tiempo ciertoprolongará nuestro abrazo

y será posible acaso,vivir después de haber muerto.

En el roce, en el contacto,en la inefable deliciade la suprema caricia

que desemboca en el acto,hay el misterioso pactodel espasmo delirante 

en que un cielo alucinantey un infierno de agonía 

se funden cuando eres míay soy tuyo en un instante.

Hasta en la ausencia estás viva:porque te encuentro en el hueco

de una forma y en el eco de una nota fugitiva;

porque en mi propia salivafundes tu sabor sombrío,

y a cambio de lo que es míome dejas sólo el temor

de hallar hasta en el saborla presencia del vacío.

Si te llevo en mí prendida

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y te acaricio y escondo;si te alimento en el fondode mi más secreta herida;

si mi muerte te da viday goce mi frenesí

¡qué será, Muerte, de ticuando al salir yo del mundo,deshecho el nudo profundo,

tengas que salir de mí?

En vano amenazas, Muerte,cerrar la boca a mi herida

y poner fin a mi vidacon una palabra inerte.

¡Qué puedo pensar al verte,si en mi angustia verdadera

tuve que violar la espera;si en la vista de tu tardanza

para llenar mi esperanzano hay hora en que yo no muera!

GUILLERMO PRIETO

LA CONFIANZA DEL HOMBRE

Cuando la juventud despavorida,víctima de delirios y pasiones,

vaga entre incertidumbre y aflicciones,errante en el desierto de la vida,

¡sublime religión! le das asilo,consuelas su existir desesperado,en tus brazos el hombre reclinado

no teme el porvenir, duerme tranquilo.

Cuando la tempestad sus rayos lanza,tiembla el malvado al rebramar del viento,mientras del justo a Dios el firme acento

glorifica con himnos de alabanza.

Dulce es al hombre en su penoso duelo,cuando el tormento pertinaz le aterra,decir burlando a la mezquina tierra:“Allí es mi patria”, y señalar el cielo.

Indicadme la mano que atrevidael velo desgarró de lo futuro:

¿quién es aquel que penetró seguroel misterio insondable de otra vida?

151

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Nadie: terrible porvenir retumba,y el mortal ciego que en el mundo vive,

el eco, y nada más, lejos percibe,que vuelve desde el seno de la tumba.

Se busca el porvenir allá en el cielo,cree mirarle el mortal, a Dios insulta,

y al señalarle osado, le sepultael lodo vil del miserable suelo.

¡Mísera humanidad, cuál es tu suerte!¡Cuál tu destino que lo ignora el mundo!

¿El placer puro y el dolor profundose apagan con el soplo de la muerte?

Como la flor cuando el invierno asoma,que al frío soplo precursor del hielo,el tallo inclina en el humilde suelosin colores, sin vida, sin aroma?

¿Y aquesta alma que me anima hora,jamás del linde de la tumba pasa,

cual gota que al caer sobre la brasatócala, y al momento se evapora?

No, jamás; nuestra noble inteligencianunca perece, que las almas purasreflejarán por siempre en las alturasel brillo de la augusta omnipotencia.

¿Qué dio el Eterno, el Padre de la vida,su lumbre a sol, su animación al mundo,

para hacinar en él el polvo inmundo de nuestra humanidad envilecida?

Tiemble al futuro el infeliz malvado,cuando a la muerte atónito sucumba,que no será su crimen en la tumba

con su asqueroso cuerpo sepultado.

Desprecie los horrores del avernoy burle los misterios de la vida,

cesará el sueño y su alma sorprendidase aterrará a la vista del Eterno.

Y el justo, con gozo más profundo,verá de gloria su alma circundada,

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cuando en los negros centros de la nadase pierda el tiempo y se desplome el mundo.

(SIN TÍTULO)

Yo te amo, sí, te adoro, aunque mi labio mil y mil veces te llamó perjura,

aunque la copa horrenda del agravio me brindó los placeres tu hermosura,te ama mi corazón; Cuando mi mano 

destrozar quiso la feroz coyundaque a vil humillación me ató algún día, 

el débil corazón se resistía,Y aunque luché tenaz, luchaba en vano.

Feliz viviera yo si siempre ufano, al través de mentidas ilusiones, 

hubiera contemplado tu semblante; si mas cauto tu labio fementido,si mas hábil tu hipócrita mirada,

con el engaño mismo hubiera envuelto la perfidia de tu alma emponzoñada

¿Por qué no prolongaste el dulce sueño, aquel sueño de angélica ventura.Yo respiré el placer, el aura pura

de otra vida feliz me circuía,y a tu lado el torrente irresistible

del porvenir fatal no me amagaba,y cual tranquilo arroyo murmuraba.

Cuando entusiasta te estreché en mis brazos,cuando el placer entre tus lindos ojoscon el fuego de amor resplandecía, 

cuando tu boca grata sonreíaa mi enajenamiento, mi adorada:el grito de escarnio me conturba,

te llamo ansioso, conocí mi engaño, y a mi rival, que irónico me indica con su dedo el adusto desengaño.

¿Y qué, el copioso, el expresivo llantoque con mis manos trémulo enjugabay aquella agitación, aquel quebranto

que con anhelo tierno consolaba,otro amante dichoso lo causaba?

Tú al verme recordabas otro amante que, con gozo 1o digo, no te amaba, 

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otro mirabas tu a mi semblante con dulzura los ojos dirigías;

y s otra ilusión feliz, viéndome ufana, beldad de maldición, me sonreías;

y yo entre tanto en lóbrega congoja con tu dolor equívoco lloraba;

o bien al alma con tu gozo infame en célico deleite se inundaba.

¡Oh si !a espada del feroz tormento en tu pecho con calma revolviera

la mano del tenaz remordimiento!... ¡Indigno proceder! ¡atroz venganza! Pero es planta marchita que florea

en mi desierta y lúgubre esperanza, que resta a mi existir desesperado.Me es estéril el canto de victoria,

no quiero bendición, no quiero gloria, maldito criminal, pero tu amado.

Si ahora tu mano ingenua me brindaralas caricias de amor, si entre tu labio 

otra vez escuchara, vida mía,la grata, la dulcísima armonía de tu celeste voz, y si sincera el aura de ilusiones hechicera otra vez a tu vista me halagara,

yo, idolatrado bien, te aborreciera; mi placer despertaran tus caricias, 

y el monstruo de la vil desconfianza envenenara siempre mis delicias.

Pero al borrar tu nombre de mi mente, cuando el recuerdo del dolor me oprime, 

te odia mi orgullo, el labio te maldice; pero siempre te encuentro seductora,y siempre el alma con fervor te adora; sí, te adoro, mi bien: huyo al sosiego, 

y beso de ignominia la cadenacuando s tu encanto celestial me entrego.

¡Oh fatal ilusión! ¿por qué te adoro? ¿por qué, si la conozco fementida,tributo a su memoria triste lloro? 

¿por qué de mi pasión en el delirio,cuando miro su imagen bienhechora, su esbelto talle, su modesta frente, 

sus lindos ojos y su blanda risa,no puedo recordarla engañadora?

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¿Y bastará oponer el frágil dique de reflexión al bárbaro torrente 

del destino fatal, fácil olvidoque en otro tiempo me mostró engañosa 

de la felicidad la blanca nubeque en el aura apacible se mecíaresbalando en el azul del cielo?

Gallarda con el sol resplandecía,que ella con ansiedad me la mostraba,

y que yo embebecido la miraba.¿Por qué con tal astucia del abismo,

a que riendo ufana me llevaba,mi vista se paró? No la maldigo. 

Cuando la vi en el fondo, clamé en vano;la vi en la orilla, le tendí la mano,

y ella volvió a tenderla, y la apartaba,y al irla yo a tocar la separaba,

mostrando regocijo en mi agonía.

¡Oh exceso de maldad! Mujer impía,¿cuándo mi amor sincero fue inconstante?¿qué vez, responde, hubiste descubierto

a la negra traición en mi semblante?

Dime ¿cuál es la senda bienhechoraque me aparta de ti? Siempre te miro;la atmósfera inefable de tu encanto,peligrosa beldad, siempre respiro.

La lira del amor, sin armoníayace sorda en mis manos; a sus cuerdas

mi inútil llanto le robó el sonido:mi bien, te adoraré; pero a lo menoshónreme tu odio, y líbreme siquiera

de volver a tu seno envilecido. 

VICENTE RIVA PALACIO

LA VEJEZ

Mienten los que nos dicen que la vidaEs la copa dorada y engañosa

Que si de dulce néctar se rebosaPonzoña de dolor guarda escondida.

Que es en la juventud senda florida

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Y en la vejez, pendiente que escabrosaVa recorriendo el alma congojosa,Sin fe, sin esperanza y desvalida.

¡Mienten! Si a la virtud sus homenajesel corazón rindió con sus querellas

no contesta del tiempo a los ultrajes;

que tiene la vejez horas tan bellascomo tiene la tarde sus celajes,

como tiene la noche sus estrellas.

LA MUERTE DEL TIRANO

Herido está de muerte, vacilanteY con el paso torpe y mal seguroApoyo busca en el cercano muro

Pero antes se desploma palpitante.

El que en rico palacio deslumbranteManchó el ambiente con su aliento impuro,

De ajeno hogar en el recinto oscuroLa negra eternidad mira delante.

Se extiende sin calor la corrompidaY negra sangre que en el seno vierte 

de sus cárdenos labios la ancha herida,

y el mundo dice al contemplarte inerte:"Escarnio a la virtud era su vida:

vindicta del derecho fue su muerte".

EN EL ESCORIAL

Resuena el marmóreo pavimentodel medroso viajero la pisada,

y repite la bóveda elevadael gemido tristísimo del viento.

En la historia se lanza el pensamiento,vive la vida de la edad pasada,

y se agita en el alma conturbadasupersticioso y vago sentimiento.

Palpita allí el recuerdo, que allí en vanocontra su propia hiel buscó un abrigo,

esclavo de sí mismo, un soberanoque la vida cruzó sin un amigo;

águila que vivió como un gusano,

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monarca que murió como un mendigo.

A MI MADRE

¡Oh, cuán lejos están aquellos díasen que cantando alegre y placentera,

jugando con mi negra cabellera,en tu blando regazo me dormías!

¡Con qué grato embeleso recogías la balbuciente frase pasajera

que, por ser de mis labios la primera,con maternal orgullo repetías!

Hoy que de la vejez con el quebrantomi barba se desata en blanco armiño,

y contemplo la vida sin encanto,

el recordar tu celestial cariño,de mis cansados ojos brota el llanto,

porque pensando en ti me siento niño.

José Gautier Benítez 

UN SUEÑO

Soñé que la mujer a quien adorocon infame perjurio me engañaba

y a otro amante feliz, le abandonabade su amor el bellísimo tesoro.

Soñé que apasionado, que sonorosu beso en otra boca resonaba

y aunque el sueño mis párpadoscerraba los abrían las fuentes de mi lloro.

Si en el drama futuro de mi vidatan inmenso dolor me está esperando

que la muerte de mí compadecidaantes me brinde su reposo blando

porque más que la tumba me intimidamirar despierto lo que estoy soñando.

ELLA Y YO

Ella tiene la gracia seductoraque a mí me enloqueció.

Ella tiene, en los ojos, del lucerola limpia irradiación.

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Ella tiene un hoyuelo en la mejillaque amante le dejó

al besarla, prendado de sus graciasel travesuelo dios.

Ella tiene en su límpida miradatesoros de pasión,

la diosa del talento, generosa,sus dones le cedió.

Ella tiene muchísimos encantos...¡no tiene corazón!

Yo no tengo riquezas fabulosasque halaguen su ambición,

ni en el libro glorioso de la famami nombre se grabó.

Yo no tengo el poder de los magnates,su altiva posición;

Yo vivo pobre, solitario y tristeluchando con mi amor.

Yo no tengo siquiera versos suavesque formen su ilusión;

todo, todo me falta en esta vida...¡me sobra corazón!

LUIS MUÑOZ RIVERA

HORAS DE FIEBRE

I

¡Cantad en vuestra jaula, criaturas!

(M. de los Santos Álvarez)

¿Llorar...? No, no: sobre la amarga olarice copos la nevada espuma;

lleguen al labio con vibrante ritmoel himno alegre, la canción nocturna.

Cuando el alma en sí misma se repliegacon hondo duelo y con letal angustia,viene a turbar sus tristes soledades

el ruido intermitente de la lucha.

Riamos, pues; la vida, pobre loca

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que va labrando sin cesar su tumba,nos invita al placer; nuevo sarcasmocon que la suerte ingrata nos insulta.

Surja radiante la esperanza hermosa,que ya vendrán la gloria y la fortuna,

cuando la muerte nuestros ojos cierre;cuando la tierra nuestros restos cubra.

II

En señal de su oprobio,les pondría la palabra

de "infames" en la frente.

(Zenea)

Oíd: los que lleváis allá en el almade negra envidia la dolencia gravey hacéis, ante La faz del universo,de fingida bondad cínico alarde.

¡Abajo el antifaz! Es necesarioque este perpetuo carnaval acabe;

alzad la frente pálida, en que el viciomarco al pasar su huella degradante.

¿Falso pudor vuestras mejillas quema?¿Ardor fugaz calienta vuestra sangre?

¡Abajo el antifaz! La hipocresíaes torpe, y vil, y mísera, y cobarde.

Llegad aquí: que la virtud os vea;que vuestra horrible fealdad la espante;

que la luz ilumine vuestro rostroy el látigo flagele vuestra carne.

III

Yo me consumo aquí,como la antorcha que sólo acusa

luz por la humareda.

(M. Sánchez Pesqueira)

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Sobre esta roca solitaria y triste,bello jirón del suelo americano;

cautivo de las ondas que me cercan;de mi fortuna y mi deber esclavo,alguna vez, cuando mi patria llora,doy al viento las notas de mi canto,

como este sol que me ilumina, ardiente,como este mar que me circunda, amargo.

Más ¡ah! que aquí la inspiración se enfría,el arte muere de ideales falto,

el sacro numen su calor extingue,sus cráteres apaga el entusiasmo,

y la robusta vibración del arpase pierde, como un eco funerario,

entre el suave murmullo de la selvay el eterno rumor del oceano.

IV

Yo, de honda pena herido,cerré sus ojos bellos...

(V. Ruiz Aguilera)

¡Ha muerto! Ya no irradian las pupilasveladas por sus párpados de nieve.

¡Ah, qué triste silencio el de sus labios!¡Qué augusta palidez la de su frente!

Ayer los anchos piélagos del mundosurcaba sin temor, pura y alegre;hoy cruza los desiertos infinitos

de ese país del que jamás se vuelve.

¡Adiós! ¡Adiós! Los que te amaron mucho,los que arrullaron tu existencia breve,

miran huir contigo su esperanza:rayo de sol que con el sol fenece!

Y solos, con el alma desgarradapor un dolor más negro que la muerte,

van contando minuto por minutola fría eternidad en que te pierden.

V

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El mundo así recibeal que no sabe como en él se vive.

(Espronceda)

Allá va... ¡detenedle! ~¡Al loco! ¡Al loco!¿No veis cual gesticula y disparata...?

-"Que es la vida un bostezo interminabley el cielo una ilusión de la mirada;

que el egoísmo vil gobierna al mundo;que la virtud es flor de una mañana;

que es el hombre una máquina imperfectay el interés manubrio de la máquina;

que hay una fuerza inútil: el talento,y hay otra fuerza universal: la audacia,que la justicia es arma que se vende

al que con más esplendidez la paga...

-¡Oh! detenedle, detenedle presto;ponedle sin piedad yugo y mordaza,

antes que al rostro, con brutal franquezaos lance su estridente carcajada!

VI

...Delirio acaso;ecos, quizás, del alma

que de caprichosas ficciones...

(R. del Valle)

Memorias de otros tiempos más hermosos:reminiscencias de otra edad más pura;

sueños de amor que el desencanto hiela;placer fugaz que la tristeza nubla;

Afán pueril de gloria y de laureles;ciega ambición de honores y fortuna;

ansia eterna de luz y de armonía;recuerdos vagos, esperanzas mustias;

Nostalgia de una patria que se sueñavacío de una fe que se derrumba;

arranques juveniles de entusiasmo;

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inmensas oleadas de amargura:

¡Ah! dejad que mi espíritu reposeen la suprema soledad nocturna,como reposa el pobre peregrinopara seguir su interminable ruta.

VII

Es flor que brota apenas y se seca;es luz que brilla apenas y se apaga.

¿La gratitud? ¡Ah, sí! ¡Lástima grandeque no fuera verdad tanta belleza!

Id por doquier sembrando beneficios;repartid la limosna a manos llenas;

Dad la mano al caído y levantadle;curad, como Jesús, úlcera y lepra;

calmad muchas angustias punzadoras;enjugad muchas lágrimas acerbas;

Sed padre de los huérfanos humildes;sed protector de la virtud austera;llevad en estas luchas de la vida

el bien por norma, la piedad por lema.

Y cuando el áureo manantial se agote,y cuando toque el hambre a vuestra puerta,

el mundo inventará, para premiaros...su más burlona e insultante mueca.

VIII

A todos deja iguales en la tumbael nivel del olvido y de la muerte.

(Velarde)

Sueña el artista: el porvenir es suyo;tiene el pincel, la pluma, la palabra;

escribe, pinta, esculpe, triunfa, muere;la tumba hambrienta sus despojos traga.

Y el mundo entonces, que admiraba ciegola corrección del verso y de la estatua,

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sobre el altar el ídolo que olvidaalza un altar al ídolo que aclama. 

¿Y qué la gloria al fin? Un meteoroque brilla un punto, nos deslumbra y pasa

un poco de vapor que se disipa;un fuego fatuo que la brisa arrastra.

Algo así como el iris que proyectaen el espacio sus cambiantes franjas,

y si quiere tocarle nuestra manoes aire, es humo, es ilusión, es nada.

...

Que callen los artistas y los sabios:porque arte y ciencia el corazón olvida,

cuando un beso en los labios cantala eterna estrofa de la vida.

...

Belleza. ¡Qué deidad tan insegura!Pero, ¡cómo domina mientras dura!

...

Una boda es siempre triste,Joven pareja que insiste

en ver la felicidad.Y luego... La realidad

que le grita: "Eso... no existe".

...

La gracia y la belleza en ti se juntan.Y, después que te vi,

si -¿cómo son los ángeles?- preguntan,¿cómo han de ser? -respondo. -Son así.

...

Eva, Eva: si el EternoHacedor mandarte quisoa este báratro moderno,fue... para dar al infierno

lo mejor del Paraíso....

¡Que cante yo al amor? En otros díasme abrasaron sus rojas llamaradas.

Hoy... clasifico las cenizas fríasentre mis glorias muertas y olvidadas.

163

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...

En este valle de miseria y lodo,nada me importa al fin, y ésta es mi ciencia,

estar en lucha siempre y contra todoestando siempre en paz con mi conciencia

...

¿Los años han pasado y no me olvidas?¡Lo mismo siento yo!

¡Que mientras más lejanas, más queridasson aquellas memorias bendecidas

del tiempo que paso!

...¡Oh, tiempo destructor! ¿Qué te propones

cuando vas, a través de las edades,segando las rientes ilusiones

con la hoz de tus negras realidades?

LOPE DE VEGA

RIMAS SAGRADAS

1

Cuando me paro a contemplar mi estado,y a ver los pasos por donde he venido,

me espanto de que un hombre tan perdidoa conocer su error haya llegado.

Cuando miro los años que he pasado,la divina razón puesta en olvido,

conozco que piedad del cielo ha sidono haberme en tanto mal precipitado.

Entré por laberinto tan extraño,fiando al débil hilo de la vida

el tarde conocido desengaño;

mas de tu luz mi oscuridad vencida,el monstro muerto de mi ciego engaño,

vuelve a la patria, la razón perdida.

2

Pasos de mi primera edad que fuistespor el camino fácil de la muerte,

164

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hasta llegarme al tránsito más fuerteque por la senda de mi error pudistes;

¿qué basilisco entre las flores vistesque de su engaño a la razón advierte?Volved atrás, porque el temor concierte

las breves horas de mis años tristes.

¡Oh pasos esparcidos vanamente!¿qué furia os incitó, que habéis seguido

la senda vil de la ignorante gente?

Mas ya que es hecho, que volváis os pido,que quien de lo perdido se arrepienteaun no puede decir que lo ha perdido.

3

Entro en mí mismo para verme, y dentrohallo, ¡ay de mí!, con la razón postrada,

una loca república alterada,tanto que apenas los umbrales entro.

Al apetito sensitivo encuentro,de quien la voluntad mal respetada

se queja al cielo, y de su fuerza armadaconduce el alma al verdadero centro.

La virtud, como el arte, hallarse suelecerca de lo difícil, y así pienso

que el cuerpo en el castigo se desvele.

Muera el ardor del apetito intenso,porque la voluntad al centro vuele,

capaz potencia de su bien inmenso.

4

¿Qué ceguedaz me trujo a tantos daños?¿Por dónde me llevaron desvaríos,que no traté mis años como míos,y traté como propios sus engaños?

¡Oh puerto de mis blancos desengaños,por donde ya mis juveniles bríos

pasaron como el curso de los ríos,que no los vuelve atrás el de los años!

165

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Hicieron fin mis locos pensamientos,acomodóse al tiempo la edad mía,

por ventura en ajenos escarmientos.

Que no temer el fin no es valentía,donde acaban los gustos en tormentos,

y el curso de los años en un día.

5

Pastor que con tus silbos amorososme despertaste del profundo sueño,Tú que hiciste cayado de ese leño,

en que tiendes los brazos poderosos,

vuelve los ojos a mi fe piadosos,pues te confieso por mi amor y dueño,

y la palabra de seguirte empeño,tus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, pastor, pues por amores mueres,no te espante el rigor de mis pecados,

pues tan amigo de rendidos eres.

Espera, pues, y escucha mis cuidados,pero ¿cómo te digo que me esperes,

si estás para esperar los pies clavados?

6

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,y cuántas con vergüenza he respondido,

desnudo como Adán, aunque vestidode las hojas del árbol del pecado!

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,fácil de asir, en una cruz asido,

y atrás volví otras tantas, atrevido,al mismo precio en que me habéis comprado.

Besos de paz os di para ofenderos,pero si fugitivos de su dueño

hierran cuando los hallan los esclavos,

hoy que vuelvo con lágrimas a veros,clavadme vos a vos en vuestro leño,

166

Page 167: POEMAS

y tendréisme seguro con tres clavos.

7

Muere la vida, y vivo yo sin vida,ofendiendo la vida de mi muerte,sangre divina de las venas vierte,y mi diamante su dureza olvida.

Está la majestad de Dios tendidaen una dura cruz, y yo de suerte

que soy de sus dolores el más fuerte,y de su cuerpo la mayor herida.

¡Oh duro corazón de mármol frío!,¿tiene tu Dios abierto el lado izquierdo,

y no te vuelves un copioso río?

Morir por él será divino acuerdo,mas eres tú mi vida, Cristo mío,y como no la tengo, no la pierdo.

8

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,

que a mi puerta cubierto de rocíopasas las noches del invierno escuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,

si de mi ingratitud el hielo fríosecó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el Ángel me decía:"Alma, asómate agora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía"!

¡Y cuántas, hermosura[s] soberana,"Mañana le abriremos", respondía,para lo mismo responder mañana!

9

Yo me muero de amor, que no sabía,aunque diestro en amar cosas del suelo,

167

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que no pensaba yo que amor del cielocon tal rigor las almas encendía.

Si llama la moral filosofíadeseo de hermosura a amor, receloque con mayores ansias me desvelo

cuanto es más alta la belleza mía.

Amé en la tierra vil, ¡qué necio amante!¡Oh luz del alma, habiendo de buscaros,qué tiempo que perdí como ignorante!

Mas yo os prometo agora de pagaroscon mil siglos de amor cualquiera instante

que por amarme a mí dejé de amaros.

10

¡Con qué artificio tan divino salesde esa camisa de esmeralda fina,

oh rosa celestial alejandrina,coronada de granos orientales!

Ya en rubíes te enciendes, ya en corales,ya tu color a púrpura se inclinasentada en esa basa peregrina

que forman cinco puntas desiguales.

Bien haya tu divino autor, pues muevesa su contemplación el pensamiento,

a aun a pensar en nuestros años breves.

Así la verde edad se esparce al viento,y así las esperanzas son aleves

que tienen en la tierra el fundamento...

11

Esta cabeza, cuando viva, tuvosobre la arquitectura destos huesos

carne y cabellos, por quien fueron presoslos ojos que mirándola detuvo.

Aquí la rosa de la boca estuvo,marchita ya con tan helados besos,

aquí los ojos de esmeralda impresos,color que tantas almas entretuvo.

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Aquí la estimativa en que teníael principio de todo el movimiento,aquí de las potencias la armonía.

¡Oh hermosura mortal, cometa al viento!,¿dónde tan alta presunción vivía,

desprecian los gusanos aposento?

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Hombre mortal mis padres me engendraron,aire común y luz de los cielos dieron,

y mi primera voz lágrimas fueron,que así los reyes en el mundo entraron.

La tierra y la miseria me abrazaron,paños, no piel o pluma, me envolvieron,por huésped de la vida me escribieron,

y las horas y pasos me contaron.

Así voy prosiguiendo la jornadaa la inmortalidad el alma asida,

que el cuerpo es nada, y no pretende nada.

Un principio y un fin tiene la vida,porque de todos es igual la entrada,

y conforme a la entrada la salida.

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¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,que a mi puerta, cubierto de rocío,

pasas las noches del invierno escuras?

¡Oh. cuánto fueron mis entrañas duras,pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío

si de mi ingratitud el hielo fríosecó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:"Alma, asómate agora a la ventana;

verás con cuánto amor llamar porfía!"

¡Y cuántas, hermosura soberana,"Mañana le abriremos", respondía,

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para lo mismo responder mañana!

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Buscaba Madalena pecadoraun hombre, y Dios halló sus pies, y en ellos

perdón, que más la fe que los cabellosata sus pies, sus ojos enamora.

De su muerte a su vida se mejora,efecto en Cristo de sus ojos bellos,sigue su luz, y al occidente dellos

canta en los cielos y en peñascos llora.

«Si amabas, dijo Cristo, soy tan blandoque con amor a quien amó conquisto,si amabas, Madalena, vive amando».

Discreta amante, que el peligro vistosúbitamente trasladó llorando

los amores del mundo a los de Cristo.

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Yo pagaré con lágrimas la risaque tuve en la verdura de mis años,

pues con tan declarados desengañosel tiempo, Elisio, de mi error me avisa.

«Hasta la muerte» en la corteza lisade un olmo, a quien dio el Tajo eternos baños,

escribí un tiempo, amando los engañosque mi temor con pies de nieve pisa.

Mas, ¿qué fuera de mí, si me pidieraesta cédula Dios, y la cobrara,

y el olmo entonces el testigo fuera?

Pero yo con el llanto de mi caraharé crecer el Tajo de manera

que sólo quede mi vergüenza clara

JULIO FLÓREZ

CUANDO LEJOS, MUY LEJOS

Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares,

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en lo mucho que sufro pienses a solas,si exhalas un suspiro por mis pesares,mándame ese suspiro sobre las olas.

Cuando el sol con sus rayos desde el orienterasgue las blondas gasas de las neblinas,si una oración murmuras por el ausente,deja que me la traigan las golondrinas.

Cuando pierda la tarde sus tristes galas,y en cenizas se tornen las nubes rojas,

mándame un beso ardiente sobre las alasde las brisas que juegan entre las hojas.

Que yo, cuando la noche tienda su manto,yo, que llevo en el alma sus mudas huellas,te enviaré, con mis quejas, un dulce canto

en la luz temblorosa de las estrellas.

HUMANAHermosa y sana, en el pasado estío,murmuraba, en mi oído, sin espanto:

-Yo quisiera morirme, amado mío;más que el mundo me gusta el camposanto.

Y de fiebre voraz bajo el imperio,moribunda, ayer tarde, me decía:

-No me dejes llevar al cementerio...¡Yo no quiero morirme todavía!

¡Oh señor... y qué frágiles nacimos!¡Y que variables somos y seremos!¡Si la tumba está lejos... la pedimos!¡Pero si cerca está... no la queremos!

RESURRECCIONES

Algo se muere en mí todos los días;la hora que se aleja me arrebata,

del tiempo en la insonora catarata,salud, amor, ensueños y alegrías.

Al evocar las ilusiones mías,pienso: "¡yo, no soy yo!" ¿por qué, insensata,

la misma vida con su soplo matami antiguo ser, tras lentas agonías?

Soy un extraño ante mis propios ojos,un nuevo soñador, un peregrino

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que ayer pisaba flores y hoy... abrojos.

Y en todo instante, es tal mi desconcierto,que, ante mi muerte próxima, imagino

que muchas veces en la vida...he muerto.

RETO

Si porque a tus plantas ruedocomo un ilota rendido,y una mirada te pido

con temor, casi con miedo;si porque ante ti me quedo

extático de emoción,piensas que mi corazón

se va en mi pecho a rompery que por siempre he de ser

esclavo de mi pasión;¡te equivocas, te equivocas!,

fresco y fragante capullo,yo quebrantaré tu orgullocomo el minero las rocas.

Si a la lucha me provocas,dispuesto estoy a luchar;tú eres espuma, yo mar

que en sus cóleras confía;me haces llorar; pero un día

yo también te haré llorar.

Y entonces, cuando rendidaofrezcas toda tu vida

perdón pidiendo a mis pies,como mi cólera es

infinita en sus excesos,¿sabes tú lo que haré en esos

momentos de indignación?¡Arrancarte el corazón

para comérmelo a besos!

DESHIELO

Nunca mayor quietud se vio en la muerte;ni frío más glacial que el de esta mano

que tú alargaste al espirar, en vanoy que cayó en las sábanas, inerte.

¡Ah... yo no estaba allí! Mi aciaga suerteno quiso que en el trance soberano,

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cuando tú entrabas en el hondo arcano,yo pudiera estrecharte... y retenerte.

Al llegar, me atrajeron tus despojos;cogí esa mano espiritual y breve

y la junté a mis labios y a mis ojos...

Y en ella, al ver mi llanto que corría,pensé que aquella mano hecha de nieve

en mi boca al calor... se derretía.

BODA NEGRA

Oye la historia que contóme un díael viejo enterrador de la comarca:

era un amante a quien por suerte impíasu dulce bien le arrebató la parca.

Todas las noches iba al cementerioa visitar la tumba de la hermosa;la gente murmuraba con misterio:es un muerto escapado de la fosa.

En una horrenda noche hizo pedazosel mármol de la tumba abandonada,

cavó la tierra... y se llevó en los brazosel rígido esqueleto de la amada.

Y allá en la oscura habitación sombría,de un cirio fúnebre a la llama incierta,

dejó a su lado la osamenta fríay celebró sus bodas con la muerta.

Ató con cintas los desnudos huesos,el yerto cráneo coronó de flores,

la horrible boca le cubrió de besosy le contó sonriendo sus amores.

Llevó a la novia al tálamo mullido,se acostó junto a ella enamorado,y para siempre se quedó dormido

al esqueleto rígido abrazado.

IDILIO ETERNO

Ruge el mar, y se encrespa y se agiganta;la luna, ave de luz, prepara el vuelo

y en el momento en que la faz levanta,da un beso al mar, y se remonta al cielo.

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Y aquel monstruo indomable, que respiratempestades, y sube y baja y crece,

al sentir aquel ósculo, suspira...¡y en su cárcel de rocas... se estremece!

Hace siglos de siglos, que, de lejos,tiemblan de amor en noches estivales;

ella le da sus límpidos reflejos,él le ofrece sus perlas y corales.

Con orgullo se expresan sus amoresestos viejos amantes afligidos:

ella le dice "¡te amo!" en sus fulgores,y él prorrumpe "¡te adoro!" en sus rugidos.

Ella lo duerme con su lumbre pura,y el mar la arrulla con su eterno grito

y le cuenta su afán y su amarguracon una voz que truena en lo infinito.

Ella, pálida y triste, lo oye y sube,le habla de amor en su celeste idioma,

y, velando la faz tras de la nube,le oculta el duelo que a su frente asoma.

Comprende que su amor es imposible,que el mar la copia en su convulso seno,

y se contempla en el cristal movibledel monstruo azul, donde retumba el trueno.

Y, al descender tras de la sierra fría,le grita el mar: "¡En tu fulgor me abraso!¡no desciendas tan pronto, estrella mía!

¡estrella de mi amor, detén el paso!

¡Un instante mitiga mi amargura,ya que en tu lumbre sideral me bañas!

¡no te alejes!... ¿no ves tu imagen pura,brillar en el azul de mis entrañas?"

Y ella exclama, en su loco desvarío:"¡Por doquiera la muerte me circunda!¡Detenerme no puedo monstruo mío!¡Compadece a tu pobre moribunda!

Mi último beso de pasión te envío;¡mi postrer lampo a tu semblante junto!..."

y en las hondas tinieblas del vacío,

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hecha cadáver, se desploma al punto.

Entonces, el mar, de un polo al otro polo,al encrespar sus olas plañideras,inmenso, triste, desvalido y solo,

cubre con sus sollozos las riberas.

Y al contemplar los luminosos rastrosdel alba luna en el obscuro velo,

tiemblan, de envidia y de dolor, los astrosen la profunda soledad del cielo.

¡Todo calla!... el mar duerme, y no importunacon sus gritos salvajes de reproche;

y sueña que se besa con la luna¡en el tálamo negro de la noche!.

APOCALÍPTICA 

Y me senté en el carro de la sombra, presa del más horrendo paroxismo, 

y comencé a rodar sobre una alfombra, formada por el cosmos del abismo.

y abarqué el infinito en una sola mirada, llena de fulgor intenso... 

y vi del tiempo la gigante ola rodar al precipicio de lo inmenso. 

Y vi la eterna procesión de mundos, a través de mi loco desvarío, 

rodar por dos ignotos y profundos senos inescrutables del vacío. 

y llamé a Dios, con penetrante acento, con un acento penetrante y hondo, 

que atravesó, rasgando el firmamento, sin encontrar del firmamento el fondo. 

Mas, nadie respondióme. En mi agonía, -¿En dónde estás...? -grité de nuevo- ¿En dónde...? 

Pasó la pesadilla. Hoy todavía lo llamo y todo inútil: no responde.

LA BALADA INÉDITA 

Sentado en una piedra del camino,y como presa de pesar tremendo,una tarde cantaba un peregrino

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una canción que me quedó doliendo. 

Una canción que el alma me penetracomo un escalofrío, una balada

rebosante de hiel: triste es su letra,pero es mucho más triste su tonada. 

El sol iba a morir. Un rojo lampode su luz, como un luengo hilo de seda,se enredaba en los árboles del campo

y sangraba en la frente de Aeda. 

Lleguéme al trovador desconocido,y emocionado preguntéle: ¿en dónde

aprendiste ese canto tan sentidoque a mi clamor parece que responde? 

y él contestóme con acento blando,con un acento musical: Os digo

que lo aprendí no sé dónde ni cuándoporque, a decir verdad, nació conmigo. 

Ese canto en mi ruta es mi alegría:refresca mi fatiga y mi quebranto;

cuando a hablar comencé... ya lo sabía,y desde entonces sin cesar lo canto. 

De mi orquesta interior él es un ecoque hago sonar en la tardina calma,

y que al salir por el oscuro huecode mi boca glacial, me alivia el alma. 

Con él recorro el mundo paso a paso,y siempre en los parajes campesinos,

me gusta, cuando el sol baja a su ocaso,cantarlo en la quietud de los caminos. 

¿Quién eres?, pregunté. Y él dijo:-El viejo camarada mejor del Desengaño,nunca a los hombres de acercarme dejo,

y aunque ellos no me ven... los acompaño. 

Yo soy el acicate, soy el gritoque se escapa del labio moribundo,el ay! que repercute en lo infinito,

el verdadero emperador del mundo. 

Yo elevo los espíritus, yo arrancodel humano fangal los corazones,

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y purifico en el incienso blancoque arde en mi pecho, todas las pasiones.

 Gloria soy de los mártires; sus nombres

viven por mí; yo pongo los cilicios,yo atormento la carne de los hombressoy el padre de todos los suplicios. 

Yo doy alas al genio, fuerza al justo,esperanzas a todos los anhelos;

por mí, solo por mí, subió el AugustoRedentor desde el Gólgota a los cielos.- 

El rapsoda calló. Yo lo miraba.Entre una nube de melancolía;su corazón como bullente lava

a través de su pecho se encendía. 

Su frente era muy blanca, su mejillahonda, muy honda, sus cabellos canos;

de ébano y oro -excelsa maravilla-columpiaba una cítara en sus manos. 

Como dos claros pozos de tranquilas aguasen cuencos de marmórea roca,

se remansaba el llanto en sus pupilassobre el rictus amargo de su boca. 

Aquel hombre... ¿quién era? ¿Acaso un loco?-¿Te llamas?, pregunté, y el peregrino:-Soy el dolor-, me dijo, y poco a pocose alejó en las revueltas del camino. 

Marchó de cara al moribundo día,hacia el lejano resplandor postrero,

y a manera de sol que se moría,su planta iba sangrando en el sendero. 

Abrió la noche su portal; los astroscomenzaron a hervir y un gran lucero

lloró su luz sobre los tibios rastrosdel muerto sol y del senil viajero. Pronto la luna apareció, serena,

sobre un picacho de la curva andina,y una lechuza desgranó su pena

desde el roto esqueleto de una encina. ¡Allí quedéme estático y suspenso,

sin saber de mí nada; al otro díapensé en el peregrino, y en él pienso

a través de los años todavía!

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A MIS CRÍTICOS 

Si supiérais con qué piedad os miroy cómo os compadezco en esta hora.        

En medio de la paz de mi retiromi lira es más fecunda y más sonora.

 Si con ello un pesar mayor os causo

y el dedo pongo en vuestra llaga viva,sabed que nunca me importó el aplauso

ni nunca me ha importado la diatriba. 

¿A qué dar tanto pábulo a la penaque os produce una lírica victoria?Ya la posteridad, grave y serena, 

al separar el oro de la escoriadirá cuando termine la faena,

quien mereció el olvido y quien la gloria.

FUEGO Y CENIZA

Y llegué a mi aposento. De la orgía, vibraba aún, en mi cerebro ardiente, la estruendosa y horrenda algarabía.Y con el alma sorda y con la frente en sudor copiosísimo empapada, 

me desplomé en el lecho de repente.

Hundí, absorto, en mí mismo la mirada; vi, en mi interior, al crimen en acecho... 

y ansié la muerte; apetecí la nada. y clavando las uñas en mi lecho, sentí que resbalaban de mis ojos,lágrimas de dolor sobre mi pecho.

Saciados y extinguidos mis antojos, no veía, en la negra lontananza, 

más que una senda pródiga en abrojos.

En donde ni un presagio de bonanza se entreveía, ni una lisonjera 

señal de luz, ni un iris de esperanza. 

Deshojábame en plena primavera, en demanda de un lampo de ventura, de una sola ilusión... ¡de una siquiera! 

¡Oh, que triste es gozar... y entre la obscura 

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caverna del fastidio rodar luego, víctima del horror y la amargura!

Y ver que todo es vano: el grito, el ruego, la blasfemia brutal y dolorida, 

y hasta las mismas lágrimas de fuego. 

El vértigo sentir de la caída, y tener, en un rapto de demencia, 

que odiar a Dios... y aborrecer la vida.

Mirar las propias flores sin esencia, y, al pensar devolverlas sus olores, todo el hielo sentir de la impotencia.y al cabo, de la orgía en los horrores,

buscar un lenitivo a los pesares, y ver... que allí más crecen los dolores. 

Que de la pena los revueltos mares, rugen más y se encrespan con más brío, 

entre risas y gritos y cantares. 

Y al fin la displicencia del hastío entra en el corazón y en hora aciaga 

el yerto corazón... muere de frío. 

Viene el remordimiento -oculta llaga- que corroe y corroe y corroyendo, 

parece que el espíritu se traga. Y en el trágico vórtice cayendo de la desolación, el alma muda, 

¡ay! sin querer morir, se va muriendo.

¿Qué fuerza poderosa hay que sacuda, entonces, esta angustia horripilante, 

que arraiga en nuestro ser pérfida y ruda? ¡Ninguna! El infortunio sale avante, mientras la lividez y el desconsuelo, 

muéstranse en nuestro lúgubre semblante. 

Cubre nuestra pupila acuoso velo, y, al levantar los ojos empañados, 

nada se ve del prometido cielo. 

Así pensaba (¡oh, tiempos ya pasados!) A mi oído llegaban, desde lejos, los últimos rumores acallados... Entonces, olvidando los consejosmaternales, saqué una fina daga que en el aire trazó vivos reflejos.

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Como el postrer celaje que se apaga en el ocaso, envuelta en una onda de dulce claridad trémula y vaga, 

penetró en mi aposento, blanca y blonda, una mujer de celestiales ojos 

y de mirada compasiva y honda. 

Acercóse; y, postrándose de hinojos, la más pura de todas las sonrisas, abrió el capullo de sus labios rojos. 

Nunca el ala vibrante de las brisas, tuvo el perfume que su blando aliento derramó entre las sombras indecisas 

que empezaban a entrar en mi aposento:¡Ay! me parece aún que su respiro 

y que su soplo embalsamado siento.

Me parece que atónito la miro,y que su seno, mórbido y convulso, . brota el hálito amante de un suspiro. 

No sé que noble y vigoroso impulso me empujó hacia la hermosa; un fuego extraño, 

devorador, aceleró mi pulso... Tendí mis brazos... ¡Ay! ¿el desengaño, 

en ese instante, como siempre iba a dejarme en el alma un nuevo daño? 

Contuve mi amorosa tentativa, y mi ardor reprimí... pero ya estaba 

ella, en mis brazos trémulos, cautiva -¡No, déjame dormir! -la dije- acaba 

¡oh, visión tentadora! ¡Huye, quimera!¡Aléjate de mí! -Mientras hablaba, 

como el manto de un sol de primavera, sobre mi frente pálida, caían 

los bucles de su blonda cabellera. 

Se cerraban sus ojos y se abrían taciturnos, en tanto que sus manos 

en mi boca las frases detenían. 

-¡Oye! -exclamó- tormentos soberanos hoy subyugan tu ser... pero no importa, 

los sueños de tu amor... no están lejanos.

Yo te daré la calma que conforta; 

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yo te daré la luz... La vida es buena para aquél que la sufre y la soporta.

Yo que siempre la tuya he visto llena de martirios, angustias y congojas, con la playa de infecunda arena, 

más dichas te daré, que verdes hojas los árboles frondosos a los nidos,y la tarde, al ocaso, nubes rojas. 

Tuyos son mis encantos, mis sentidos,y mi espíritu, terso como el lago 

donde se ven los cielos escondidos.

y tú, tan sólo me darás en pago de mi infinito amor, tu amor eterno. 

(¡Amor! ¡única fuente en que me embriago!) Yo rasgaré las brumas del invierno 

que hay en tu corazón... y en paraíso transformaré tu prematuro infierno.

Escúchame; no temas; es preciso que aparte las espinas de tu senda 

y te aliente en la lucha. ¡Dios lo quiso! Yo romperé la tenebrosa venda 

que tus párpados cubre; a donde vayas iré contigo a levantar mi tienda.

Visitaremos cumbres, mares, playas, y un refugio hallarás sobre mi seno, 

si es que en el arduo batallar desmayas.

Suelta, suelta la copa de veneno que te brinda en sus vértigos la orgía, y ven conmigo a espacio tan sereno. 

Calló un instante, y, pura como el día, inundó el resplandor de su mirada, el yermo campo de la frente mía. 

y luego continuó: -Yo sé que cada palabra dulce que mi labio brota, 

tú no la escuchas... ¡oh, desventurada!y al decir esto, no gota tras gota, 

sino a raudales se escapó su llanto, como la sangre de la arteria rota.

Mi mano ardía entre la suya, en tanto... 

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que sus miradas, de ternuras llenas, reflejaban su amor y su quebranto. 

-¡No, déjame dormir! -la dije apenas; y retiré su mano, más pulida 

y blanca que las blancas azucenas. Ella, ante mi reproche, confundida, 

inclinó fatalmente la cabeza sobre su pecho, como garza herida.

¡y en sus ojos -abismos de tristeza- lágrima esquiva se quedó, como una 

gota de luz de celestial pureza.

-Perdóname- exclamó -¡Cuán importuna he sido, infame suerte! Pero sabeque yo te adoraré como ninguna.

Era su voz, dulcísima y suave, como la triste queja vibradora 

que alza en su nido destrozado, el ave. 

y aquella última gota tembladora,resbaló por su faz, como el rocío 

por el cendal purpúreo de la aurora. 

De pronto, con más ímpetu y más brío se abalanzó sobre mi cuerpo, hermosa, 

como el astro que fulge en el vacío. 

y estrechando con fuerza poderosa mis manos indolentes en las suyas hechas como de pétalos de rosa, 

exclamó tiernamente: -Si son tuyas, mi alma y mi carne y mi belleza rara, 

no es justo... no, ¡que de mis brazos huyas! Si me siguieras tú, ¡cómo te amara! 

Y, al hablarme, así, loca de entusiasmo, era una flor de lágrimas su cara.

-Deja, deja ese sórdido marasmo;-continuó- ya verás cómo haré trizas 

de tu suerte el fatídico sarcasmo. 

Dime, ¿por qué tus dedos no deslizas por mis bucles copiosos... y me besas? 

¿Por qué la hoguera de mi amor no atizas? ¿No te bastan mis múltiples promesas, 

ni este ósculo quemante que te imprimo, 

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capaz de hacer tu corazón pavesas? ¡Ah, no me escuchas... y a tu lado gimo 

Sin esperanza y Sin pensar acaso, que con mis rudos besos te lastimo! 

Y este fuego espantoso en que me abraso, te hace mal... ¡mucho mal! -Irguióse altiva, 

y dio, hacia atrás y hacia la puerta, un paso. 

Después, como esperando una expresiva frase amorosa de mi labio mudo,anhelante, quedóse pensativa. 

Yo, que sentía en la garganta un nudo, callé, mientras mis ojos, mal cerrados, 

devoraban la carne del desnudo cuello de aquella virgen de dorados rizos, 

y boca de granada abierta, y ojos como luceros incendiados. 

Mas, ella, entonces, cabizbaja, incierta, se alejó más de mí... luego afanosa, 

la mano puso en la entornada puerta. 

y doliente, a la par que desdeñosa, -¡Adiós!- me dijo, con acento triste, pálida como el mármol de una fosa. 

-¡Adiós...! ¡Todo fue inútil! ¡No quisiste ni mi amor ni mi vida... yo te hubiera sacado del fangal en que caíste...! 

Pero me has desechado... aunque quisiera salvarte en este instante del abismo en donde yaces... imposible fuera.

¡Adiós! ¡Adiós! Perdono tu egoísmo -dijo, y salió. La noche derramaba, 

por doquiera, su sombra y su mutismo.De pronto, cual si hubiese un mar de lava desbordado en mi mente, como un loco me incorporé... mas ella, se alejaba... 

se alejaba a manera de áureo foco de luz, de clara luz... y se perdía en la fosca tiniebla, poco a poco. 

Corrí; llegué a su lado... Quién creería que, al tocarla, creció mi desventura 

y se hizo más intensa mi agonía.Porque mi mano, lujuriosa y dura, tan solo consiguió con su torpeza, 

desgarrar su flotante vestidura. ¡Porque ella huyó, con toda su belleza, 

dejándome un jirón inmaculado 

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de su divina veste. Con tristezaalcé los ojos: mudo y desolado 

estaba el firmamento; ni una estrella . en el vasto negror anubarrado Solamente la rápida centella, 

de cuando en cuando, al traspasar la bruma, dejaba azul y fugitiva huella.

Yo, compungido, al ver que, como espuma, disipándose había aquella maga, 

cuyo recuerdo sin cesar me abruma, saqué otra vez la deslumbrante daga... 

mas temblé de pavor... Lanzó un gemido mi pecho -copa en que el dolor se embriaga. 

y angustiado grité: -Tú que escondido un tesoro de amor para mí guardas! 

¡Tú, que me ofreces en tu seno un nido,¡Ven! No vaciles. ¡Vuelve! ¿Por qué tardas? 

¿No me ofreciste, en tu delirio, todo? Mi voz subía hasta las nubes pardas. 

-Perdóname -agregué-. Di, de qué modo podré hacerte tornar... ¡Sálvame, ingrata, 

ya que no de la vida, de su lodo!Dime: ¿por qué tu sombra se recata 

en la noche sin fin de mi camino? ¡ven... y mi pena inconsolable mata! 

¡Sálvame! ¡Por piedad...! Un peregrino del desierto, te busca y te desea, como la playa el náufrago marino. 

¡Ven! Que en tus ojos insondables vea otra vez tu mirada soñadora 

resplandecer como la luz febea.Pensé fueras visión; -maldita hora 

de embriaguez y de hastío...- Tu presencia parecióme un fantasma... pero ahora 

que siento que se aclara mi conciencia, que te he visto partir... y que he aspirado 

de tu cuerpo y tu espíritu la esencia, no es justo, no, que lejos de tu lado, 

me dejes, para siempre, en este mundo, sin amor, sin virtud... ¡y abandonado! 

Ni un acento en la noche: el vagabundo viento aquietaba su invisible rueca. El silencio era trágico y profundo. 

De repente, una voz, cascada y hueca, oigo salir de mi aposento; giro 

la vista ansiosa... y, como rama seca de roble añoso, estupefacto miro en el rincón revuelto de mi cama 

una forma espectral; ¿sueño? ¿delirio? 

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Aquella sombra, con amor me llama; también me ruega: -¡Ven, ven, eres mío! ¡Ven, acércate más... no temas! -clama. ¿Es un vampiro? ¿una mujer? Un frío 

polar, mi mustio corazón allana. Sin embargo, me acerco; desconfío 

de mis ojos aún. Es una anciana de ojos sin luz, de frente comprimida, 

de boca escueta y cabellera cana. La piel toca sus huesos; desvalida, 

clava en mi rostro sus marchitos ojos donde un resto no mas queda de vida. 

Es un montón de míseros despojos:rezago de un incendio, gajo seco cubierto de cenizas y de abrojos.

Habla, y su aguda voz parece un eco que en el cálido ambiente se congela, porque, al salir, por el obscuro hueco de su boca glacial, mi sangre hiela. 

Cierro los ojos... ábrolos... No hay duda: riendo está la misteriosa abuela.

-¿Ya no la implores más -ronca y ceñuda dice, al verme acercar- no ves que ahora, 

ante tus ruegos, permanece muda? Esa rara mujer, deslumbradora, 

era «La Juventud...,. ¡con qué impaciencia te suplicó rendida! Haces bien: ¡llora...! Mas, no la llames ya; de tu presencia huyó... y no volverá con sus ternuras a embalsamar tu lóbrega existencia.

¡No, ya no volverá! Las ligaduras de sus brazos rompiste. En vano, en vano, 

buscas ansioso sus miradas puras. ¡Ven...! Acércate más, ¡dame tu mano! 

¡Ven...! ¡Yo soy «La Vejez!». Para ti tengo un resto de calor; mi beso es sano.A consolar tus desventuras vengo y me alargó, con ademán sombrío, su débil brazo, desteñido y luengo.y agregó impacientándose: -Me río 

de tu desdén... si mi fealdad te aterra, es tarde y todo estéril... Ya eres mío! 

Aunque el cansancio en mi interior se encierra, yo tendré para ti mimos extraños; 

sólo te quedo yo sobre la tierra.Yo sabré suavizar tus desengaños, 

contándote la historia de la vida, el proceso terrible de los años. 

Incorporóse un poco, y, en seguida, 

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echó a mi cuello sus desnudos brazos; y me besó su boca desabrida. 

Entonces comprendí que aquellos lazos quebrantar no podía. Era el destrozo 

dé mi ensueño... tan pronto hecho pedazos. Hinchó mi pecho un fúnebre sollozo, 

y caí desplomado ante la anciana que se ciñó a mi ser... llena de gozo.¡y ya su esclavo soy! Solo me afana dormir el largo sueño de los muertos, entrar en la gran noche del nirvana. 

Porque hoy al ver, obscuros y desiertos, sin una luz los horizontes míos, 

ella me oprime entre sus brazos yertos, y me humedece... con sus besos fríos. 

AÚN

Mil veces me engañó; más de mil vecesabrió en mi corazón sangrienta herida;

de los celos la copa desabridame hizo beber hasta agotar las heces.

Fue en mi vida, con todas sus dobleces,la causa de mi angustia -no extinguida-

aunque, ¡pobre de mí! toda la vidasu mentiroso amor... pagué con creces.

Los tiempos han pasado; ya su bocano me da sus caricias, ni me abrasa

el fuego de sus ósculos de loca;

¡y sin embargo mi pasión persiste...pues, cuando a veces por mi senda pasa,

me alejo mudo... y cabizbajo... y triste!

Y NO TEMBLÉ AL MIRARLA

¡Y no temblé al mirarla! El tiempo habíasu tez apenas marchitado; hacíatanto... que ni de lejos la veía...

Vago tinte de aurora su semblanteinundó de repente, en el instante

en que me vio tan cerca... y tan distante!...

Las luchas interiores, no los años,revelaban también sus desengaños,

que absortos tuvo a todos los extraños.

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Llevaba en el regazo un pobre niño,trémulo y silencioso y sin aliño,

pero bello, y más blanco que un armiño.

¡Todo lo adiviné!... y aquella hermosaque fue hasta ayer inmaculada rosa,

única a quien llamado hubiera esposa...

pero que nunca a mi reclamo vino,que me odió y en mi lóbrego camino

del desprecio glacial sembró el espino;

aquella esquiva flor que en una grietade mis ruinas nació, cual la violeta,

y a un tiempo me hizo pérfido y poeta,

en el momento en que los rayos rojosdel triste sol de ocaso, los despojosde la tarde alumbraban, de sus ojos

vertió al bajar del tren, como rocío,un diluvio de lágrimas... ¡Dios mío!

Pero yo estaba como el mármol... ¡frío!

TÚ NO SABES AMAR

Tú no sabes amar; ¿acaso intentasdarme calor con tu mirada triste?El amor nada vale sin tormentas,

¡sin tempestades... el amor no existe!

Y sin embargo, ¿dices que me amas?No, no es el amor lo que hacia mí te mueve:

el Amor es un sol hecho de llamas,y en los soles jamás cuaja la nieve.

¡El amor es volcán, es rayo, es lumbre,y debe ser devorador, intenso,

debe ser huracán, debe ser cumbre...debe alzarse hasta Dios como el incienso!

¿Pero tú piensas que el amor es frío?¿Que ha de asomar en ojos siempre yertos?

¡Con tu anémico amor... anda, bien mío,anda al osario a enamorar los muertos!

MADRIGAL

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¿Me quieres?... ¡Que tu acento me lo digaante aquel sol que muere en el ocaso!

Tú, que mitigas mi pesar... ¡mitigaesta fiebre voraz en que me abraso!

Tembló su labio y balbució: ¡Lo juro!

Sus tachonadas puertas entreabríala muda noche en la extensión vacía:

y en mi espíritu lóbrego y oscuro...en aquel mismo instante amanecía!

VISIÓN

¿Eres un imposible? ¿Una quimera? ¿Un sueño hecho carne, hermosa y viva? ¿Una explosión de luz? Responde esquiva 

maga en quien encarnó la primavera. 

Tu frente es lirio, tu pupila hoguera, tu boca flor en donde nadie liba 

la miel que entre sus pétalos cautiva al colibrí de la pasión espera. 

¿Por qué sin tregua, por tu amor suspiro, si no habré de alcanzar ese trofeo? ¿Por qué llenas el aire que respiro? 

En todas partes te halla mi deseo: los ojos abro y por doquier te miro; 

cierro los ojos y entre mí te veo.

TODO NOS LLEGA TARDE 

Todo nos llega tarde... ¡hasta la muerte! Nunca se satisface ni alcanza 

la dulce posesión de una esperanza cuando el deseo acósanos más fuerte. 

Todo puede llegar: pero se advierte que todo llega tarde: la bonanza, 

después de la tragedia: la alabanza cuando ya está la inspiración inerte. 

La justicia nos muestra su balanza cuando sus siglos en la Historia vierte 

el Tiempo mudo que en el orbe avanza; 

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Y la gloria, esa ninfa de la suerte, solo en las sepulturas danza. 

Todo nos llega tarde... ¡hasta la muerte! 

ALTAS TERNURAS 

Esperaré, y en día no lejano,cuando se apiade mi contraria suerte

y me depare el ósculo de muerteque ha de salvarme del contagio humano,

pienso que tierra y cielo y océano de gozo temblarán... y que yo, al verte, 

caeré de nuevo en tu regazo, inerte, después de traspasar el hondo arcano.

Mas luego nuestras almas en un gritode amor se fundirán... y un mismo anhelo

nos llevará a los pies del Dios bendito;

y así como esos astros de áureo vuelo que vagan de infinito en infinito, 

volaremos los dos de cielo en cielo.

Y en unos eternos abrazos confundidos,lejos de las mundanas mezquindades, 

oiremos, en las altas claridades, de la angélica orquesta los sonidos.

Y veremos con ojos sorprendidosla desaparición de las edades,

hasta que el mundo, envuelto en tempestades,caiga en rotos fragmentos esparcidos.

Y cuando en esa vida misteriosatoda mi sed de dicha se mitigue, y tú sientas la calma prodigiosa,

como en el cielo todo se consigue, tú serás una estrella esplendorosa,yo un satélite tuyo... que te sigue.

MEIRA DELMAR

Soneto en vano (Del libro Reencuentro) 

¿A dónde iré que no me alcance el vuelo de tu mirada que en azor se muda, 

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y la noche de sueños me desnuda con el brillo quemante del desvelo? 

¿En qué sitio del aire, el mar, el cielo, encontrará mi corazón ayuda, 

la clara mano que mi mal acuda y en dulcedumbre me convierta el duelo? 

La frente pensativa me rodeas de lejanas memorias. Me recreas los rostros del amor enceguecido. 

Y es inútil que huya de tu acecho si te oigo vivir dentro del pecho con la vida sin muerte del olvido.

GUILLERMO VALENCIA

La palabra de Dios(Síntesis)

Cuando vio mi poema Jonatás el Rabino(el espíritu y carne de la bíblica ciencia),

con la risa en los labios me explicó la sentenciaque soltó la Paloma sobre el Texto divino.

Nunca pruebes, me dijo, del licor femenino,que es licor de mandrágoras y destila demencia;

si lo bebes, al punto morirá tu conciencia,volarán tus canciones, errarás el camino.

Y agregó: Lo que ahora vas a oír no te asombre:la mujer es el viejo enemigo del hombre;

sus cabellos de llama son cometas de espanto.

Ella libra la tierra del amante vicioso,y Ella calma la angustia de su sed de reposocon el jugo que vierten las heridas del santo.

FRANKLIN MIESES BURGOS

ESTE TACTO

"Con falsos silogismos de coloreses cauteloso engaño del sentido".

Este tacto solícito que abruma;este vivir más hondo en los sentidos,

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va descubriendo cielos escondidos;nuevos mares ocultos en la espuma.

Ignorados espacios por la plumade misteriosos pájaros caídos,

mundos de claridades suspendidostras la pequeña noche de la bruma.

Nada perdura inédito al contactode este absorto mirar inquisitivode las pupilas íntimas del tacto.

Así de mi interior huyen las nieblas;porque si ciego para el mundo vivo,lleno de luz estoy en mis tinieblas.

VIVA MUERTE

Huésped del cuerpo humano que me cierraen mortales mortajas hospedado,

transito con mi ser resucitadocomo una viva muerte por la tierra.

Y cuanto miro en torno es una guerrasuscitada en un tiempo limitado,

por donde va cayendo derramadoel instante de vida que la encierra.

Sólo de muerte en muerte caminando,sólo de vida en vida cada día

igual que una semilla germinando.

Va mi vivir hacia su cielo incierto;llevando sin saber, en su agonía,

la muerte en vida, y con la vida, muerto.

FEDERICO BERMÚDEZ Y ORTEGA

DESOLACION

¡Y fue mi anochecer en pleno día,y el dolor, con su mano despiadada,partió mi corazón como una espadaahogando la ilusión en la sangría...! 

¡Y perdí la noción de la armonía,y hasta mi firme anhelo de bellezacayó desorientado en la tristeza

de la noche sin luz de mi agonía....!

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Al resto de mi fe pedí su egina,y a la voz suplicante de la vida

permaneció la fe impasible y muda;

y de la fe impasible al torpe agravio,derramó su veneno sobre el labiola copa aterradora de la duda...!

SALOMÉ UREÑA DE HENRÍQUEZ

¡PADRE MÍO!

Muda yace la alcoba solitariadonde naciste a la existencia un día,

do, desdeñando la fortuna varia,tu vida entre el estudio discurría.

¡Ay! De una madre en el regazo tiernopor vez primera te dormiste allí,

y allí, de hinojos, tu suspiro eternoentre sollozos tristes recogí.

Hoy, al entrar en tu mansión doliente,donde reina silencio sepulcral,

nadie a posar vendrá sobre mi frenteel beso del cariño paternal.

Ninguna voz halagará mi acento.ni un eco grato halagará mi oído:sólo memoria; de tenaz tormento

tendré a la vista de tu hogar querido.

Sí, que a la tumba descender te vieratras largas horas do perenne afán,

horas eternas de congoja fiera que en el alma por siempre vivirán.

Cuando de angustia desgarrado el pechote sostuve en mis brazos moribundo;cuando tu cuerpo recosté en el lecho

donde el postrer adiós dijiste al mundo;

cuando, de hinojos, anegada en llanto,llevé mis labios a tu mano fría,

y entre tanta amargura y duelo tantomiraba palpitante tu agonía;

después, ¡oh, Dios! cuando besé tu frente

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y a mi beso filial no respondiste,de horror y espanto se turbó mi mente...

Y aun teme recordarlo el alma triste.

¡Memento aciago! Su fatal memoriacubre mi frente de dolor sombrío.

Siempre en el alma vivirá su historia,y vivirá tu imagen, padre mío...

Cuando las sombras con su velo densodejan el orbe en lobreguez sumido,en el misterio de la noche pienso

que aun escucho doliente tu gemido;

y finge verte mi amoroso anhelobajo el abrigo de tu dulce hogar,

y me brindas palabras de consueloy mis lágrimas llegas a enjugar.

Sombra querida que incesante vagasen torno de la huérfana errabunda,

visión perenne que mi sueño halagas,alma del alma que mi ser inunda:

si de ese mundo que el dolor extrañami llanto has visto y mi amargura extrema,

sobre mi frente, que el pesar empaña,haz descender tu bendición suprema.

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