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Poemas bastardos

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Poemas bastardos

Aníbal García Rodríguez

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Índice

La ciudadNadie nos avisó ....................................................................................... 3Versos de otoño ...................................................................................... 4Círculos viciosos ...................................................................................... 5Tú jamás me entendiste ........................................................................... 6Palabras tristes .......................................................................................... 7La voz desmembrada ............................................................................... 8Local nocturno ........................................................................................ 9Siempre vuelvo a septiembre ................................................................. 10Fuego cruzado ....................................................................................... 11

Universo blancoLas heridas del silencio ........................................................................... 13A veces se me olvida .............................................................................. 14La casa ................................................................................................... 15Hay veces .............................................................................................. 16Es inútil ................................................................................................. 17Has venido del mar ................................................................................ 18

El tiempo y la memoriaUno se empieza a conocer muy tarde .................................................... 20Son esos años ......................................................................................... 21Recuerdo que la vida ............................................................................ 22Antes de que llegaras ............................................................................. 23Quise ver mi rostro ............................................................................... 24Tan cerca ............................................................................................... 25Al fin me desprendí de los sueños .......................................................... 26El desierto de los días ............................................................................. 27Uno nace y luego muere ....................................................................... 28

Adoquines y alquitránLa muerte y la palabra ............................................................................ 30La vida, la muerte, la nada ..................................................................... 31La senda de la muerte ............................................................................ 32

Page 4: Poemas Bastardos PDF

La nostalgia ............................................................................................ 33La dualidad de los sueños ....................................................................... 34De las noches en vela ............................................................................. 35El hombre y la muerte ........................................................................... 36En la sombra .......................................................................................... 37

Corazón de tu vozLa ciudad noctámbula de Springfield ..................................................... 40Corazón de tu voz ................................................................................. 41La aduana .............................................................................................. 42Sueños de bohemia ................................................................................ 43El porvenir ............................................................................................ 44Ya nadie toca ......................................................................................... 45

Décimas esquizofrénicasMi sitio no está aquí .............................................................................. 47No soy el rey de corazones .................................................................... 48En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada ................................. 49En mi derribo ........................................................................................ 51La musa esquizofrénica .......................................................................... 53Creo en la poesía ................................................................................... 54Prefiero tu mirada .................................................................................. 55

Sueños menoresHe soñado Madrid ................................................................................. 58Tus arqueros .......................................................................................... 59La balada de los sueños .......................................................................... 60Coplas de la vida .................................................................................... 61

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Podría contar en un verso Todo,pero sería inútil,

siempre habría un imbécil con más dudas.

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La ciudad

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Nadie nos avisó

Nadie nos avisó que la ciudadse nutre de las almas solitariasde los hombres que juegan a vivir.Por sus acantiladosse lanzan las palabras que no llegana traspasar el corazón famélicode las calles vacías.

Un semáforo en ámbaravisa del peligro de las puertasque se cierran detrás de los números rojosy de las tentaciones de los puentes.Aparcado en la causa,yo también soy testigo de los muertosque yacen en los vasos de ginebra.

Nadie nos avisó de la crueldadque habita en el silencio de los parquesdel frío amanecerni del grito que anuncia la llegadade una nueva existencia.

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Versos de otoño

Te has preñado de meses que aspiran al inviernoy ha madrugado el miedo de las hojas caducasen los bostezos de los libros.Octubre deberíatener en el olvido la muerte que merece.

Casi te cala el frío la inocencia,ese reloj parado del recuerdo,y el fondo del espejo que te nombra,que descuenta minutos,que escupe tus miseriasy destroza la pielque se esconde debajo de las lágrimas,ha sido tu mentira.

Hubo un día perfecto,cuando en la carne blanca brotaba tu destino,cuando la música soñaba a Coheny tus pies desandaban barrizales,entonces los cristales no cortaban tus ojos,- demasiado temprano para la poesía-.

Si no creciera octubre en la humedadde los cuartos traseros,si no te hablara el ocre de la tarde,ese salto mortal de la nostalgiano dolería más que la memoriade los versos de otoño.

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Círculos viciosos

Detrás de la palabra y el hastíohay unos dedos golpeando esperasy un montón de deseos que caducancuando llegas cansada del trabajoy le escondes tus ojos a la noche.

Soyun punto en tu universo,

un guión que parpadea en la pantalladel viejo ordenador,

una voz que se apaga lentamente en tu ausencia.

Los besos se suicidanen las camas dormidas de los sábadoshuyendo de relojes deprimidosy de sus círculos viciosos.

Mientras tanto, la vida nos está malviviendoy deja sus velados fotogramascolgando de la cuerda del olvido.

Me llama la rutina,a veces me despierta tu teléfonoy encuentro una razón para existirallá donde la calle me desnuda,solo, quizás en medio de la nada.

Detrás de las esperas,hay unos dedos golpeando nochesy un monton de palabras que caducancuando el trabajo esconde los deseosen los ojos cansados del hastío.

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Tú jamás me entendisteTú jamás me entendiste, para ti la tristezaera una enfermedadque nadie debería padecer- yo ingresaba en cuidados intensivoscada vez que escribía.-

Resulta tan difícil explicarque el mar es una lágrima en la voz,que la noche corrompe las palabrasy que nunca estoy soloy, sin embargo, muero en soledad.

Nada sabes de mísino por la resaca incierta de los versosy por los labios rotos que la memoria miente,y se me antoja poca cosa.

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Aunque a veces sea tu vozuna mancha de tinta en la canción más triste(Belle Roma)

Palabras tristes

Son las palabras tristes como el amanecerde un día de resaca,nacen cansadas, casi agonizantes,y vienen a morir en un poema.

Yo sé que en mi garganta encuentran su refugioy que esta voz que habla las cultivaen un discurso quedo y melancólico,pero, a veces, no caben en mi boca,y el silencio se escucha en lo que escribo.

Hay quien dice que nada es más tristeque una palabra triste, y puede ser verdad.

La vida, caprichosa, declaró hace tiempola guerra de los ánimosy yo estaba en el bando perdedor.

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La voz desmembrada

I

Van sembrando palabras los poetasen trémulos renglones. Sin acierto,voy escrutando versos. Ya se ha muertola garganta que hacía las maletasy regresa a un asfalto de chinchetasen la autopista gris de los fracasos,porque en la noche acabarán mis pasosquebrando con sus huellas la belleza.No existe corazón en la tristezani adioses que se cobren con atrasos.

II

La voz se ha desmembrado de mi boca,lentamente, la vida se me escapacomo la soledad. Cierro una etapadonde el pasado nunca desemboca.Quizá también el alma se equivocacuando apaga con sal una sonrisa,

cuando mira hacia atrás con tanta prisaque enmudece un poema en las aceras.Y temo descender las escaleras

porque sé que la muerte me improvisa.

III

Y soñarán teclados estos dedoscuando asista el silencio a mi derrumbey viva de sentir la mansedumbrede las letras noctámbulas sin ruedos.Empiezan reflejándose los miedosen los ojos abiertos de una herida,en la autopsia fugaz de la partiday en el espejo ciego de mi historia.Yo sé que no soy carne de memoriani eterna adolescencia consumida.

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Local nocturno

Hay un local oscuro y dos asientos libresen la página blanca de la nochey un agujero negro en la memoriade nuestas soledades.

Sueñan los altavoces con canciones de amoren los cuartos vacíospero pecan de insomniolas preguntas prohibidas,los poemas sin hielo de las copasy el después con olor a olvido del deseo.

Quizá la barra del local no seauna frontera infranqueable y fría,a veces me imagino descansandoen los brazos mullidos de tus versos,o quizá estén sonando los acordesque anuncian despedidasy no quiera escucharlos.

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Siempre vuelvo a septiembreSiempre vuelvo a septiembre,a la noche temprana de sus díasy a la lluvia que moja los recuerdos.

Una papelería se despiertacon nuevas ediciones de textos colegiales,con el aroma a blanco de las páginas,con lápices y tintasy gomas borradoras de pasados.

Siempre vuelvo a septiembre,a un futuro cargado de proyectosque esperan escondidosen la caja nublada de los buenos propósitos.

Los últimos exámenes,el fin de la carrera que resume una notaexpuesta en el pasillo solitariode la Universidad.

Hace tiempo que pasa sin llamar- casi parece agosto -se instala en mi oficinay toma decisiones por mi cuenta,pero ya no responden los clientes al teléfononi a los números rojos los deudores.

Siempre vuelvo a septiembrey a los años que roba el día seisa mi terca existencia.

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Para Isabel Reyes, que puso imagen y sonido a estepoema. Ya nunca podré leerlo sin acordarme de sugran trabajo.

Fuego cruzado

Una tienda cerrada con cartelesde rebajas, un rótulo apagado,un coche con las luces encendidasque salpica su prisa con un charco,una farola encadenada al sueloy unos ojos con lágrimas de barro.

Una ciudad callada que vomitaserpentinas de luz y yo, noctámbulo,enredado en su miedo de hormigón,caminando la noche muy despacio,como el rocío cala las baldosasde la acera. Es la hora de los gatos,la hora del silencio de las fuentes,la hora de descarga de los narcos,es el preciso instante que me sientoen el fuego cruzado de mi barrio.

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Universo blanco

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Las heridas del silencio

Han pasado los meses como el viento,como pasa la vida.Y han caído los muros de la casa nocturnasobre los versos de papel mojadoy ya no quedan piedras, ni cemento, ni arena,ni palabras que vuelvan a levantar hogares,compañías, poemas o costumbresal calor de la fría madrugada.

Hay un extraño mundo que me espera,un universo blanco que pronuncia mi nombre,una ciudad para llorary un teclado debajo de mis dedos,hay soledad, tristeza y música de pianoen las cuerdas vocales de la noche.

Alguien dijo que el tiempo cura con el olvidolas úlceras del almay yo estoy, mientras tanto, sangrando poesíapor las heridas del silencio.

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A veces se me olvida

A veces se me olvida que te olvidoy camino descalzo por la casa,y me ignoran los míseros espejosque enfocan con nostalgia mi pasado.

Y vuelvo a hacer las paces con la muertey frecuento los bares de lo insólitocuando cobro los besos que naufraganen los vasos sedientos de ginebra.

A veces se me olvida que no escriboy creo un paraíso sin serpientesy un mar que cauteriza las heridasabiertas en las calles del adiós.

Y me tumbo en la cama de la nochesoñando la consciencia del retornoal metal de los versos,ya sabes que la vidaes un niño crecido detrás de la ventanaque cierra el porvenir,y puede que volver no sea un retrocesosino un lento camino hacia la coherencia.

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La casa

Tiene el regreso a la memoria heridaesa extraña quietud de las salas de espera

de los aeropuertos.

El lento caminar de las tardes de agostose clava en las pupilas candescentes

de una casa que expira,una casa que guarda los olores del frío

y el dolor de la ausencia.

Y el dolor de la ausenciase respira en la cal marrón de las paredes,y en las hojas cansadas de las parras,y en el párpado mustio de las flores,y en la rabia del viento de levante.

Sobre la mesa viven unos niñosvestidos de primera comunión

y un cenicero roto de humo y alquitrán.Sobre todas las mesas.

Sedientos de ceniza, el resto de los mueblesocupa su lugar entre el silencio.

Sé que no habrá un baúl para el olvidoen los ojos vacíos de la casa,

sin embargo, me quema la ansiedadque sufren sus escombros.

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Hay veces

Hay veces que uno escribe sin mirarse a los ojosy de silencio muere,la poesía es entonces un espejoque refleja el vacío de la tarde.

Dame un motivo,una pequeña excusa para sentir mi voz,para invocar palabras de metalen los renglones blancos de la vida.

Ahora, más que nunca, necesito escupirlas verdades del cuarto solitario,ahora tengo que tender la ropaen las cuerdas ajadas del futuro.

Porque la noche blande su miradacomo un aullido tácito y sombríoy no quiero perderme en la ceguerade la banalidad.

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Es inútil

Teje la madrugada telarañasen el teclado breve de la ausenciay una palabra acaba acostumbrándose,y yo no me acostumbro.

Es inútil fingir que soy marróno que existe el color azul melancolía,es inútil perder,o esperar que no pasenada cuando se mueren las gaviotasy pudren las aceras de mi agosto.

He pulsado la barra del espaciotantas veces que ya no veo ni el silencioblanco de su pisada,ni el sonido cromado de tu voz,ni el ronquido apagado de mi voz,ni el sórdido te espero, pero vuelve.

Es inútil fingir que se acaba la noche,es demasiado tarde para eso.

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Has venido del marHas venido del marcuando las avenidas solitariasmás te echaban de menos.

Cuando llueve la vida, me decías,solo crecen farolas en las callesy noches de domingo.Pero la vida ya te llovió demasiado.

Y aunque la soledad se duele en tus maletasdespiden ese olor a pausa de la saly de los reencuentros imposibles.Ya no habrá más estatuasen los versos de hielo de los amaneceresni ron en la memoria.

Has venido del mary me jurasque ya no volverán las noches de domingoni las farolas a poblar tu acera.

Cada mañana tiene lugar en tu regresoy en los armarios llenos de mañanas,y en el café con buenos días.

Has venido del mar para quedarteoeso dice un poema.

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El tiempo y la memoria

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Uno se empieza a conocer muy tarde

Uno se empieza a conocer muy tarde,cuando la voz sabida ahoga la garganta.

Y esa voz va diciéndose calculando presentes,innovando futuros,

descifrando pasados y absurdas soledadesque barren los trasteros oscuros del adiós.

Porque aquella ciudad que te despiertaya no sueña contigo

y los colchones, húmedos de tedio,te empiezan a abrazar muy lentamente.

Uno se empieza a conocer muy tarde.Entonces dejan de quemar los años,y los besos letales de la vida,y las noches de lluvia

que flanquean las camas de hospital.

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Son esos años

Son esos añosen que la soledadse empieza a conocer por el amor.

Hay una edad que muere en cada desencantoy unos ojos en celo cada tarde de agosto,un beso de oficinay un micrófono roto por la nocheen esos años.

En la misma ciudad,la vida acostumbrada a vestirse de olvido.Ya solo quedan callesque llevan al trabajo cada díay barricadas de ginebra y tónicaen la barra oxidada del espejode esos años.

Son esos añosque regresan fumando cualquier tardeen el escaparate de una tienday que no reconoces,detrás de las arrugas del pasado,si no es por el humo melancólicoque exhala la memoria.

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Recuerdo que la vida

Recuerdo que la vidame daba por entonces una tregua,en junio terminabala estación del fracaso.

No quedaba muy lejos el futuro.A dos copas de ti, borracho de silencio,aquella madrugada te esperaba,pero túpreparabas finales de Derechoy doblabas la esquina de la prisacon un adiós, el lunes nos veremos.

Cada tarde fue lunes hasta el lunesy cada encuentro viernes por la noche.

Recorrimos los bares del verano,los parques del otoño y de la Facultad,el frío de la ausencia,la primavera del billar de El Nico.

Y no quedan tan lejos esos años,porque los años,a pesar de nosotros,nos devuelven recuerdos imposiblesenvueltos en papel - melancolíay es esa terquedad de la memoriala que explica la historia de nuestra convivencia.

Ahora he comprendido que soñarno es estar en medio del atasconi llenar la mañana de victorias.

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Antes de que llegaras

Antes de que llegarashabía un saxofón delante de aquel niñoque se llamaba como yo.

Entonces no sonaban las sirenasen medio de la tardeni el asfalto inundaba las calles de vacíos,entonces, digo entonces,la vida era un arma cargada de presente.

Antes de que llegarasun puente atravesaba aquella imagenen blanco y negro.

Y ocupaban los juegos en el barrioel lugar de los coches,y aquel niño curaba sus paperascon el aire prohibido del portal.

La luz atravesaba los visillos del miedo.Detrás de la ventana,quedaba todo un mundo por vivir.

Y te lo digoporque,antes de que llegaras,mucho antes,yo era la inocencia y no existíasy, ahora que me observas y preguntas,recuerdo la mirada, con tranquila nostalgia,de aquel niño que casi se llama como tú.

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Quise ver mi rostro

Yo quise ver mi rostro en el espejoquebrado de la noche,

despejarme las dudas en sus ojos de piedra,pero la noche calla.

Yo quise ver mi rostro en la cariciainfesta del reloj,

reinventarme en el tiempo que oculta la memoria,pero el reloj me extingue.

Yo quise ver mi rostro en la sutilmirada de la muerte,

olvidarme de tanto precintar soledades,pero la muerte espera.

Yo quise ver mi rostro

y

voy pudriendo pupilas con mis manos.Para reconocerme

practico el exorcismo de la lírica.

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Tan cerca

A miles de kilómetros de míy, sin embargo,tan cerca.Puedo sentir el pulso frío de las pisadassobre mi ausencia de cristal.

No sé que pensarán estas paredesde tanta reclusión inútil,de tanto diálogo pueril,de tanta poesía estéril,de tanto no ser yo.

Ya no cotiza el alma en el parquetde la vida.

Debería saber que la ciudadinterior se destruye fácilmente,tan solo necesito estar un ratoconmigo.

Tan lejos.

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Al fin me desprendí de los sueños

Al fin me desprendí de los sueños, pesabademasiado la vida.La mirada vacía de los muertosha parado el reloj de la memoria.

Ya nada te despierta,y aunquese me pudran las tardes de septiembrecuando brillen los labios del olvidoy tu sombra sin cuerpo se convierta en la burdacaricatura de mi cama, nadate despertará.

No me quedan apenas versos para olvidartepero esta retirada melancólicate suicida,da igual que los espejos no te mirenen el pasillo oscuro de mi casa.

Ayer me desprendí de los sueños, ahorame habita una caricia sin tu nombre.

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El desierto de los días

Vago por el desierto de los días,como si fuera yo.

Ese yo taciturno e inconformistaque detona la bomba del recuerdocuando nada merece la pena ser pasado,cuando la casa ahoga de paredeslos segundos,cuando mañana tiene un nombre de mujer.

Vago por el desierto de los díascomo una sombra frágilque se confunde con la oscuridad,pero que en ella existe,como existe la arena en un grano de arenao la desolación en la derrota.

Vuelvo a mí.Y al regreso del vástago perdidoencuentro las paredes desconchadasde los años cubriendo soledades,tapando las heridas del silencio.Y mi boca colgada de un anzuelo de hastío.

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Uno nace y luego muere

Uno nace entre sangre y un proyectode vida bajo el brazo,

entre las gasas tibias y unas manos expertasnos llega el primer llanto.

Uno crece con miedo a lo divinoy terror a lo humano,

con juegos de ficción y pasquines de guerraen los primeros años.

Uno sabe de amor por despedidas,distancias y rechazos,

uno descubre el sexo cuando aprende en secretoa hacerlo en solitario.

Uno moja el futuro en el sudory en lágrimas de barro,

en los hijos que vienen, los padres que se van,en los que están quedando.

Uno malvive de melancolíaal borde del desahucio,

con las botas colgadas en percheros de olvido,errabundo y noctánbulo.

Uno con treinta y ocho muere cadadía en su calendario,

en la palabra escrita con sangre y sin proyecto,sólo, frío, cansado.

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Adoquines y alquitrán

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La muerte y la palabra

Yo también pactaré cuando pueda la muerte,la voz que me susurra cuando todo es nada,cuando me desafina la fría madrugaday mueren en mis ganas las ganas de creerte.

También apostaré con la vida mi suerte,con el miedo una lágrima y la noche que horadami voz con el silencio. Bailaré en su miradaal auspicio del día cuando el sol me despierte.

Y buscaré una sombra que me alumbre si pierdocon la excusa de ver si amanece el ciprésque preside la ausencia. Pero ya no me ves,

soy crepúsculo rojo de la tiniebla, muerdola tierra y un poema se vuelve del revés;la muerte y la palabra rompen así su acuerdo.

La muerte es algo que no debemos temerporque, mientras somos, la muerte no es ycuando la muerte es, nosotros no somos.(Antonio Machado)

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La vida, la muerte, la nada

Ignoramos por qué, pero nacemos.La vida nos esconde este misteriopero muestra el oscuro ministerio

del tiempo en el que, al poco, no seremos.

Buscamos un sentido a la existenciaentre dioses, gurús y religiones,sinestras letanías y sermones

que acaban por domar la inteligencia.

La vida es un proceso de la muertey la muerte antesala de la nada,la nada es un vacío sin Tutela.

Quedamos a merced de nuestra suerteblandiéndole al destino una miradavolviendo a ser vacío aunque nos duela.

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La senda de la muerte

No hay nada tan efímero y eternocomo el ahora. Se nos va, y se quedacomo nosotros nos marchamos, ruedasobre sí mismo en busca del invierno.

Igual le ocurre al inmortal cuadernoque arrastra nuestra vida en su vereda,uno se va, pero un renglón heredael verso que no arde en el infierno.

El tiempo es la senda de la muertey nosotros, amigo, peregrinosque vagan como seres errabundos,

las horas, los minutos, los segundosvan labrando feroces los caminosque nos dejan llorando nuestra suerte.

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La nostalgia

He conducido el alma por el ladooscuro de mi vida, la nostalgia,esa sombra que cubre soledadesy guarda los secretos de la noche.

Con la letra mayúscula del miedohe saltado al abismo de sus ojosbuscando paraísos que no existen

más que en la mente imaginaria y muda.

No solo de silencio vive el hombre,el viento del recuerdo nos deparasensaciones y cláusulas prescritas

en contratos preñados de futuro,la estación sin solsticio que no llegacon la lluvia ni el sol de la memoria.

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La dualidad de los sueños

En un sueño viví toda la viday duró lo que dura un solo instante,el tiempo de olvidar, el fulminantesegundo de una época perdida.

En un sueño murió toda la viday la muerte, infinita y susurrante,pasó de largo. La vereda errantedel tiempo permanece dividida.

Terrible dualidad la de los sueñosdonde, a veces, vivimos y otras vecesmorimos cada vez que despertamos.

La existencia se va, no somos dueñosde las agujas del reloj ni juecesde la oscura frialdad en la que estamos.

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De las noches en vela

De las noches en vela, solitario,del recorrido urgente de la vida,desde aquella memoria adormecidase presenta desnudo mi glosario.

Soy un hombre pegado al calendarioque se atreve a vivir, pobre suicida,sin la careta del actor, olvidaque el tiempo se convierte en escenario.

Persigo la belleza de una duda,la clave que me explique sin la ayudade preguntas que invoquen al espejo.

Recuerdo que apostaba mi pellejopor la verdad cortante y puntiaguda,ahora es todo mucho más complejo.

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El hombre y la muerteEl hombre que batalla su interiorasume que la vida le abandonadefinitivamente, no perdonael tiempo que golpea sin pudor.

El hombre que se sabe soñadorvive la eternidad y se emocionacon la mañana, por la tarde entonasu destino y de noche su dolor.

No cabe la añoranza en la miradaabsurda de la muerte, ni el sonidometálico del miedo y del olvido,

el hombre, para el hombre, es una espadaque lucha cuando todo está perdido,ignora que, al final, no queda nada.

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En la sombra

En la sombra del parque que frecuentaste he soñado esperándome, te he vistoen los bancos de niebla donde asistopara encontrar tus tardes polvorientas.

Me han citado las gárgolas sedientasde tu teclado, por tu cita existo,por la verde alameda que conquistoen sueños de papel. Después te ausentas.

Y se quedan los árboles sin savia,y los bancos de humo se evaporancon el calor pesado de mi rabia,

y los poemas que no escribo lloranversos desesperados, que me ignoran,y me muero en la sombra de tu labia.

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Corazón de tu voz

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El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedorde los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico.

(Charles Dikens)

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La ciudad noctámbula de Springfield

Si pudiera contarte que no estuve tan cercadel cielo como ahora, que tus huellas me atrapancomo el saxo a la noche y que la soledad

en tu voz me abandona.

Si pudiera decirte que tu palabra viveen la garganta muerta y que la prima-verase ha colado en mi casa con la acertada y cruel

intención de quedarse.

Nada sabe de lírica el que no ha condenadoa la hoguera sus versos, ha renunciado al sueño

por la melancolía y de noche la vidano le ha dado la espalda.

Tu has encendido fuego desde siempreen la ciudad noctámbula de Springfield.

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Corazón de tu voz

No será este poema que escribo mercancíade alguna editorial,no forrará paredes de cristaly nunca morirá en tu estantería.

No será mi poema solo melancolíao tristeza verbal,esa voz desgarrada y personalen el desierto azul de tu alegría.

No será la memoria digna de su osadía,de este salto mortalque araña con su garfio emocionalel corazón de la palabra fría.

Este poema es un breve llanto,serán tus versos, Luz, será mi canto.

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La aduana

Echa la puerta el club Melancolíapero abre a la noche una ventana,y el corazón al viento y a la urbanavoz de la soledad tu compañía.

La barra confidente está vacía.Ahora, inevitablemente aduana,requisa la tristeza que profanauna vida callada, que es la mía.

Yo vine con un sueño de papelpara escuchar la música sin pielde la nube que vuela en tu cercado,

y me voy con el verso huracanadoque traza una existencia siempre cruelen la libreta ajada del pasado.

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Sueños de bohemia

No supo ser el viento de levantey se hizo huracán muy poco a poco,mitad desposeído, mitad loco,

mitad fiera corrupia y mitad Dante.

Ella era la voz que, susurrante,conquistaba sin armas el barrocojardín de los silencios con su focode luz rosada, firme y deslumbrante.

Fueron sombra de sombras sin espaciopara morir en sueños de bohemia,la ciudad que corrompe la memoria.

Fueron carne de verso, la pandemiade la palabra triste que es la historia

de esta historia que arranca tan despacio.

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El porvenir

No queda un porvenir al que aferrarme,mis manos, condenadas al olvido,no encuentran más razón que tu latidopara tentar la musa en mi rearme.

No juzgo la palabra al acusarmede ser un corazón enmudecido,tampoco me sentencio. He convividocon la vulgaridad antes de obviarme.

Evito la pancarta de neóncuando bajo de noche tu telóncon la voz de mis labios silenciosos.

Yo te espero detrás de la pantallaque refleja la boca que me callabruñéndote los versos más hermosos.

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“Un sabio dijo una vez: “La habilidad mayor al asistira una fiesta consiste en saber cuándo es el momentode retirarse””(Michael Stipe)

Ya nadie toca

He rondado el jardín rosa de tu talento,he soñado un poema. La maletade las palabras vuela como el vientopor la mente cansada del poeta.

Ya no hurgaré en ninguna herida. Me lamentodesde la sombra estéril que sujetaun teclado podrido, un filamentode voz sin tu latido anacoreta.

Regresaré al lugar de donde vinepara descerrajarme los mordiscosque han callado tu boca.

Y vendré cuando todo se termine,- aún sigue girando el tocadiscospero ya nadie toca.-

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Décimas esquizofrénicas

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Mi sitio no está aquí

I

Me has encontrado solo, y solo estoyen este ir y venir por tus caminos,solo. No hay gigantes ni molinosni quijotes que nombren lo que soy.Me aprietan los zapatos de cowboyque ensucié cuando apenas me dolías,cuando pude decir - tú no me oías -que mi verso se armaba de futuro.Nuestra guerra es amor en claroscurooculto entre tus malas compañías.

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II

Sospecho que mi sitio no está aquíal lado de la sombra que te encierra,yo soy un forastero en esta tierray entiendo que estarás mejor sin mí.En medio de tu voz yo me vivíbuscando las aceras de tu encanto,desnudo de palabra. Pero el cantode sirena destroza mis oídos

cuando escucho los vidrios esparcidospor el choque del tren de mi quebranto.

III

Y vuelvo, y al volver nadie me esperacon los brazos llorados de dolor.Y al volver faltas tú y sobra el amorque consume mi estancia pasajera.Ya te empiezo a olvidar a mi maneraen el salto mortal de la desidia,en el flato punzante de la envidiamalsana y delirante. Ya no creoque escribir me prevenga del deseoni recordar me llame a la perfidia

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No soy el rey de corazones

I

Que el futuro es ciego ya lo sé,acaso una mirada corrosivahorada la memoria. La salivaácida no recuerda si no ve.El silencio es un rígido corséque aflojo con palabras desolladascuando ofreces caricias congeladasy no existen razones para amarte,no me quedan más besos para darteni voz para encender tus madrugadas.

II

Prefieres traficar con mi arrebatoy mentir en directo la osadíade morir cada noche y cada día

en la guerra que nunca es un conato.Solo quieres pasar conmigo el rato

que va desde tu agosto hasta el inviernoporque, al fin y a tu cabo, soy un tierno

bocado para abrir el apetitoy te olvidas que puedo ser el gritoque te lleve al silencio de tu infierno

III

¿Sabes?, no soy el rey de corazones,mi leyenda es carne de lujuria,no vive el hombre solo de la furia

que esconden sin pudor los pantalones.Me mueven a escribirte otras razonesy a odiar como te quiero tu misterio,si no puedes vivir en mi hemisferiopondremos nuestra tierra en alquiler,contigo ya no cabe un alfileren la memoria fiel del adulterio.

IV

Ya ves que sigo aquí, desvinculadode estéticas fetiches y etiquetasglamourosas, también de los poetasque siempre recitaron a tu lado.Rechazas la moral de mi pecadoporque no se merece tu pasión,

¿no sabes que me arrastro hasta tu donpara ver el puñal en mi garganta?Me temo que yo soy el que te cantacuando pierdes sinmigo el corazón.

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En tierra, en humo, en polvo, ensombra, en nada

I

Dime, ¿sabes por qué nos apostamosun poema?, ¿por qué nos redimimosverso a verso y después casi morimosel uno por el otro si no estamos?.Ninguno de los dos lo imaginamosmás allá de las cláusulas del reto,donde la vida es un esqueleto

que intercambia mi cuerpo con el tuyo,donde acaba la voz que prostituyoen medio del burdel de tu secreto.

II

Tu camino se vuelve línea rectaen la poética y fatal diatriba,

lamento que mi calma te describasola borrando lo que a mí respecta.Eres hierba curada que proyectasu frágil humareda hacia el futuro,esa tumba del tiempo que, seguro,silenciará las yemas de mis dedos.Empiezo a deshacerme de los credosque alimentan el miedo de lo oscuro.

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III

Yo sé muy bien de quién o no reniego,aquí estoy destrozando las aristasde la palabra lejos de sofistas

que confunden mi nombre con su ego.El laberinto blanco es el juego

que expones, pero tú ya no me encuentras,cuando mi espectro sale, entonces entraspor la puerta de atrás, mas con la llavede la mañana no abrirás la nave

donde enciendo la llama verde mientras.

IV

Poco a poco me gusta lo que eres,cristal en el espejo de tu pena,aullido silencioso de sirena

que perfora mi sien con alfileres.La existencia nocturna y los placeresse olvidan de mi historia y tu mirada,ocupan un lugar de madrugadaen el atlas fetiche de la muertepues la noche sin luna se convierte

en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

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En mi derribo

I

Yo me vuelo la tapa de los versospor un poema que me arañe el alma,suicido el corazón con esta calmavocal en la que estamos tan inmersos.Existen en tu escrúpulo universosque ofrecen la palabra desvestidalejos del duelo y la mirada ardidaque miden las distancias del planeta,cómo me gustaría ser poeta

en aquel otro mundo que me olvida.

II

Quizá no sea el hombre que te esperastras las lunas oscuras que me ocultan,a mí tus noches negras me resultanenfermas infectadas de quimeras,quizá tanto lucharme en las acerasde tu calle me tenga al fin en jaquey, tal vez, de la manga no me saqueotra carta que un as de corazones.Me sobra más nostalgia que razonespara ser un indulto en tu almanaque.

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III

Yo no quiero matarte con la balahueca de la caricia, tu camino

has de correr en busca de un destinoque te lleve muy lejos de mi escala.Un libro de recuerdos me señalacomo preciado souvenir futuroen medio de un presente prematuroque no tiene pasado en la memoria;si miro en el espejo de la euforiael tiempo me dirá que no figuro.

IV

Y déjame por último que cuentela historia de la historia de mi vida,esa voz que se queda sin salida

cuando grito y silencio inútilmente.Es tan frágil el muro de la menteque vuelvo a recaer en mi derribo,es difícil hallar el revulsivo

en este no quererme tan intensoporque, a veces, escribo lo que piensoy otras veces maldigo lo que escribo.

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La musa esquizofrénica

I

Qué me importa ganar o ser vencidocuando llego penúltimo a la metaque me ofrece tu piel, con qué ascetame vistes si a tu altar nunca he subido,qué caricia letrálica he mentidoen el verso que tasas con tu precio,cómo ser un don Juan y ser el necioque, a veces, cataloga tu mirada,

cómo ser todo cuando ya no hay nadaentre mi voz cansada y tu desprecio.

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II

No me importa el oficio de tu madreni tus muestras de amor al coronel,yo he dejado la sangre en el papely en tu sórdida mente mi desmadre,Tú serás la gaviota que taladre

mis poemas, la musa esquizofrénica,la diva inconformista y ecuménicaque abarque con palabras mi pasiónsi aprendes a vivir sin el telónde esa pose tan fiera y fotogénica.

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Creo en la poesía

Creo en la voz que nunca duerme eternamente,siempre en el dedo sospechoso y conflictivo,en la verdad del verso fiero y subjetivoque se derrama por la página valiente.

Creo en los sueños que desvirgan nuestra menteal desamparo de la lírica barata,

en los remansos de cristal de tanta erratacomo he tachado en mi liviana subsistencia.Nada seré, nada hallaré si no la herenciade la palabra descreída que me mata.

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Prefiero tu mirada

I

Eres río que fluye lentamentea través del crepúsculo verbal,la caricia recíproca, el cristal

que me refleja cuando estoy ausente.Eres la claridad omnipresenteque baña con palabras mi deseo,la boca húmeda que muerdo y leocon la sed que traiciona la memoria.Si amanece por fin, serás historiade mi historia, lo poco que poseo.

II

Soy la mirada que marchita absortaen verdes paraísos conceptuales,las manos que silencian los metalesde la vida, lo único que importa.Soy la pesada piedra que soportami destino, pregunta torrencial,el arpón de la duda existencial

que se clava en las branquias del pecado.Si me dejas, seré cauce mojadopor el agua del río de tu grial.

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III

Somos, querida amiga, poesía,quizá la primavera de la angustia,color en la mirada oscura y mustiaque acaba de un brochazo su agonía.Somos como raíles de una vía

del tren que siguen sendas paralelas,el murmullo que callan las cautelasde los enamorados del silencio.

Te miro, me arrebato, nos sentencio:prefiero tu pupila aunque me duelas.

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Sueños menores

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He soñado Madrid

Se reinventa la vidacon tus axiomas,

con palabras que vuelansobre las horas,¡ay! amor mío

si supieras que el tiempose ha detenido.

Si la tarde te llamay no te encuentrasacércame la manode tu tormenta,que si la lluvia

nos moja, bailaremosla danza púrpura.

He soñado Madrid,bocas de metro

que te engullen oscurasy me despierto.Yo te he buscadoen los andenes fríosde mi quebranto.

El camino del nortey de tu espaldacada noche recorrocon la nostalgia.Los seminarios

te han llevado muy lejosde mis abrazos.

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Tus arquerosEn el suave susurrode terciopelose mecen las palabrasde tu misterio,y en cada esquinade tus versos me buscomas no me citas.

Cada beso me besas,cada cariciaserpentea la espaldade mi mentira.Siempre me inventotu voz cuando me diceque no fue un sueño.

Al borde del abismode la distancia,se cruza tu fronteracon mi garganta.Soy el tenorahogado en el pálpitode tu canción.

Los dioses te acompañancon dulce liraen el viento que soplatras de tu vida.Confieso el vértigoque produce la alturade tus arqueros.

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La balada de los sueños

He subido de puntillasla escalera de los añosy cada tarde los trenespasaban siempre de largo.

Me han faltado partituraspara escribir mis fracasosdesde el espejo convexode las páginas de un diario.

He visto pasar la modade chinchetas y de clavosatravesando las chupasde los poetas de barro.

He debido reponermede algún amago de infarto,de la fría madrugada,de la espesura del fango.

He quebrado las estrellasdel cielo con estas manos,y han quedado los cristalesque yo he pisado descalzo.

Me ha despertado el sudorde la memoria cantandola balada de los sueñosque se canta muy borracho.

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Coplas de la vida

I

Estos años que vivimosno dejan más que letargo

y agonía,ignoramos lo que fuimos,se nos hace tan amargo

cada día,las arrugas que nos faltan

son las mismas que nos sobran,lamentamos

las dudas que nos asaltan,las certezas que nos cobran

las pagamos.

II

Esperamos del mañanael amor y la riqueza,buena suerte,

miramos por la ventanacontemplando con pereza

nuestra muerte,pero hacer hacemos pococada vez más inhumanos

nos reímos,y tanto hacernos el loco,tanto lavarnos las manos

lo sufrimos.

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III

Que la eterna juventuddura solo unos segundos,

el ahora,el tiempo es como un alud,somos seres errabundos

y nos llorael alma cuando crecemosy después nos despertamos

con sudor,ya no nos reconocemos,la noche nos encontramos

al albor.

IV

Disfrutemos cada díay que no haya más futuroque el presente,

brindemos que, todavía,el cielo no torna oscuro

y es urgentesoñar cuanto el niño engañahacer su quimera tuya

y su herida,que aunque sea tan extrañano hay otra que sustituya

nuestra vida.