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Poemas de Javier Sicilia
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Javier Sicilia PemasDe Vigilias ante la vida:Alegra por el cuerpo
A William Nessme
Eres, oh cuerpo oscuro, el siempre amado,desnudo lecho en que los das fuerony el placer de las noches donde ardieronel sueo, la pasin y lo sagrado.Por ti conoce el alma lo creado:las formas de las cosas bajo el da,tu desnudez ms pura y la alegrade sentirte en la sombra sosegado;conoce el pan, el agua, la blancuray el mar que bajo el cielo tiembla al rocedel ave y su secreta arquitectura...Tantos dones al alma has entregadoque en la muerte, mi amor, sabr del gocede haber vivido un da lo creado.
Despedida(A la manera de Cavafis)
IRecuerda, cuerpo, cunto te quisieron:no slo las alcobas donde amastey los desnudos cuerpos que gozaste,sino tambin los ojos que te vieron,los labios que por ti de ardor temblarony por los cuales en deseo ardiste.Recuerda, cuerpo, que alto y bello fuistecomo un dios, que otros cuerpos desvelaronsus noches recordndote, y amorroz sus ojos como si el rumorde tus besos tocara sus caricias.Esta noche en que a solas te desnudasy los aos pasaron y las dudas,recuerda como entonces sus delicias.
IIPues,nada te detendr mi cuerpo amado,ni el ardor de los besos que allanaste,ni las tibias alcobas donde amastela blancura de un cuerpo abandonado;nada, muchacho, nada, ni el heladosecreto de los labios que habitaste,ni las heridas ingles ni el engastede tu placer herido y entregadoal roce delicado de unos dedos;nada, mi servidor, mi amante, nada,ni acaso la caricia ms amada,pues ms all del goce y sus recuerdos,ah, sientes cmo el polvo se aproximaa la dulce insistencia que te anima.Encuentro
Me sedujiste, Amor, y me he dejadoseducir, me forzaste y me pudiste,allanaste mi alcoba y le prendistefuego a mi alto cuerpo amurallado;violaste con tus labios mi costado,a tu placer rendida me tuviste,mi goce a sequedad lo redujistey a polvo mis encantos y mi agrado;tendida, cual la tierra contra el da,tus oscuras caricias me domaronhasta volverme yermo y luz balda;y ah donde tus labios se gozaron y slo queda un hueco, un claro abismo, de tan simple y desnuda soy T mismo.Vigilias
A Manuel Ponce
Escuchar el rumor bajo la auroradel da que se abre a la espesura,mirar la madrugada an oscuraadelgazarse lenta en cada ahora;
estar ah sin tiempo y sin demoracontemplando el espacio en su mesuray sentirse atrapado en la atadurade su exacto equilibrio que enamora;
y ser entonces rbol, agua y tierray luz donde la noche ya vaca delinea los contornos de la sierra,
lo sabe aquel que vela a cielo abiertoen espera de Dios y de su da,lo sabe slo quien est despierto.
Zazen
ISentirte, Amor, es contemplar el muro, el muro blanco, limpio ante el que rezo, espejo de la luz, desierto yeso,cerrada claridad, confn ms puro.
Sentado ante su luz el da es duro,duro tiempo sin fin, vaco ileso,donde el cuerpo extrava forma y pesoy ausente se contempla ms seguro.Yo me abro mi Amor a este vacoen el que a solas soy blanco desierto,espacio sin lugar y polvo yerto,
polvo de luz, ausencia ya sin bro.Nada queda de m que estoy abiertosino esta claridad donde te espo.
IIHerido por tu luz ya nada esperode mi cuerpo que es xtasis del da,polvo absuelto en la luz del medioda,paja seca quemada por Tu esmero;
es luz la suave tarde de este enero,luz mi pan y la alcoba hmeda y fra,mi mujer, la ciudad y la alegrade mi alma que arde en tu brasero.
Qu puedo ya esperar si todo es fuegoque cotidianamente me calcinay deja en lo ms hondo su sosiego?
Todo en la vida es luz de tan amada,slo mi cuerpo es paja, lea y briznaque consumido en luz es tierra, es nada.De Vigilias ante los santos:Agustn Pro
A Jos Ramn Enrquez y a Ignacio Solares
Solo, ante el pelotn que lo ejecuta,Pro se ha puesto a rezar e invoca a Cristo;no lo alcanza el rencor, duro e imprevisto,de Calles, ni la befa y la disputa.
Su dolor el va-crucis rememoracuando bajo las sombras amanecey a la venganza jacobina ofrecesu cuerpo en cruz, altivo cual la aurora.
A Cristo imita en ese aciago daen que de pie enfrentado al soberanohace vivir su fe con su agona.
Vive al fin la verdad en esa muerte,y en el cuerpo de Pro que yace inertese muere la victoria del tirano.
Albert Peyriguere
Para ser el menor entre los hombresy servir a Jess, una maana abandon su iglesia y su sotana,la liturgia, sus fieles y sus nombres. Sobre tierras paganas fue un errante: anduvo por Rabat, am a su gente y en el Kebbab inhspito y doliente sirvi a los ms pobres, fue constante.Ni la espada, ni el fuego, ni las prdicasfueron los incentivos que llenaronal infiel con las llamas evanglicas;de Jess fue razn su humilde historia,el amor que sus obras heredaron:l fue su servidor, su oscura gloria.Charles de Foucauld
A Georges Voet y a Patricia Gutirrez-Otero
Sediento de aventuras fue un soldadode Francia en las colonias africanas;am el desierto, el sol, las caravanas,el goce de las hembras, lo vedado.Una tarde en los yermos de Marruecos,bajo la hirviente luz que es un destello fugaz de Dios, tal vez slo un resuello, descubri su placer, su goce seco.Busc en la trapa, se hizo un monje austero;se neg hasta ser sombra, polvo, nada,y a los tuaregs sirvi, fue un pordiosero.No conoci del triunfo la morada;solo en su soledad fue oscuramenteun hombre que am a Cristo intensamente.
Concha Armida
A Luis Fracchia
Una mujer piadosa e iletrada;vivi en un mundo dulce y venturoso, tuvo un rancho, unos hijos, un esposo,fue una vida pequea y ordenada.Nadie supo que en la aparente calma de su hogar el Espritu moraba, que el amor de Jess la devoraba y vulneraba su quietud de alma. Slo el padre Rougier supo en secretoque ese fuego interior, arduo y discreto,era la confidencia misteriosadel dolor de la cruz y su agona.Nos leg una orden religiosay una vasta y profunda teologa.Teresa de Lisieux
Sentada en la penumbra del convento,Teresa observa el muro gris y yerto;no la turba el silencio, ese desiertodel alma, en la quietud del aposento.Los sueos y los goces de la vidaque en el duro Carmelo palidecen,en ella ya no existen. Obedecensus ojos a otro sueo, a otra medida: piensa en la dicha amada que le espera, en el dolor que roe sus pulmones y ofrece en redencin y la lacera;sabe en su pequeez que no est sola, que en la noche y sus arduas afliccioneses Dios quien sufre en ella y quien se inmola. Sicilia ley lo que llam su ltimo poema: "El mundo ya no es digno de la palabra/nos la ahogaron adentro/como te asfixiaron/como te desgarraron a ti los pulmones/ y el dolor no se me aparta/ slo queda un mundo."Por el silencio de los justos/slo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo/el mundo ya no es digno de la palabra, es mi ltimo poema, no puedo escribir ms poesa... la poesa ya no existe en m".