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Adriana Salazar Portafolio

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Adriana Salazar vive y trabaja en Ciudad de México. Es Maestra en Ar-tes Plásticas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, y Má-gister en Filosofía con mención Magna cum Laude de la Universidad Javeriana de la misma ciudad. Actualmente es becaria de estudios de Doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México. Su tra-bajo artístico parte de un cuestionamiento por los límites entre la vida y la muerte, lo artificial y lo natural, y lo humano e inhumano. Con él ha participado en exposiciones tales como la Trienal de Nuevos Medios Thingworld (Museo Nacional de Arte, Beijing), la Trienal de California y el Pacífico (Museo de Arte de Orange County, California), y la Manif d’art de Québec (Espace GM 840, Québec). Ha sido becaria de varias residencias artísticas internacionales, tales como Grand Central Art Center en California, Akiyoshidai International Art Village en Japón, y Nordik Artists’ Center en Dale, Noruega. Adriana también ha sido do-cente para el programa de Artes Visuales en la Universidad Javeriana de Bogotá, y la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá.

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Otras vidas(En curso)

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Luz fría2014

La electricidad es un fluido invisible que se puede entender como da-dor de vida: la biología la ha reconocido como un fenómeno esencial al funcionamiento de las células, mientras otros saberes la conciben como aquello que anima a la materia inanimada. Con ello, lo vivo y lo inerte se confunden en todo fenómeno eléctrico.

Como parte de una investigación en curso sobre los límites de la vida, ha sido fundamental poner en acción un sistema que desnude física-mente el fluido eléctrico, que lo muestre sin convertirlo en un acceso-rio o herramienta para el funcionamiento de otras cosas.

¿Cómo hacer visible algo que es invisible? Las manifestaciones visi-bles de la electricidad más comunes son lumínicas, como los rayos que iluminan el cielo y muestran por fracciones de segundo su campo eléctrico siempre latente.

En luz fría acudí a los elementos lumínicos más anodinos: una serie de tubos fluorescentes cayendo en proceso de obsolescencia son llevados a una muerte prematura, a partir de las descargas eléctricas que reciben con cada estímulo eléctrico.

Una serie de mecanismos juntan y separan los extremos de un cable por el cual circula electricidad. Al hacer esto, tubos fluorescentes se iluminan y apagan haciendo visible las variaciones del flujo invisible eléctrico que los recorre. La instalación va de este modo muriendo y reanimándose a sí misma, y la electricidad va fluyendo a través de ella en oscilaciones de descargas contradictorias.

En la punta de este sistema, un contador de luz va haciendo legible el discurrir de tiempo y corriente en la instalación, como un testigo del transcurrir de su vida.

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Luz fría / Instalación (Mecanismos juntan y separan los extremos de un cable eléctrico iluminando tubos fluorescentes; un medidor de luz registra el flujo que circula por el sistema) / 2014

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Proyectos sobre la muerte2012-2013

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Los espacios, las costumbres y los rituales que rodean a la muerte hu-mana han sido el punto de partida de la presente serie de proyectos: el encuentro entre la vida y la muerte que ocurre en ellos, su función transicional, y la posibilidad que ofrecen a los vivos de construir senti-do sobre la idea de fin y desaparición.

La muerte ha sido un componente siempre presente en mi trabajo, entendida en un sentido amplio: concibo la muerte como un reto a las certezas del conocimiento, y como un desafío a las tradiciones enrai-zadas en el predominio de la vida humana.

Mi trabajo anterior a esta serie se ha enfocado en traer objetos in-animados a la vida; ha apuntado a cristalizar acciones humanas en dispositivos mecánicos; ha borrado la línea que separa lo natural de lo artificial.

A través de esta serie de instalaciones e intervenciones, la muerte expande su significado más allá del campo de los objetos, hacia un campo más amplio que involucra el espacio y el modo en el que el cuerpo lo atraviesa y lo habita.

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Lo único que quedaSanta Ana, 2013

Este proyecto, creado en el curso de una residencia en Grand Central Art Center, Santa Ana, penetra en la transición física que ocurre entre la vida y la muerte: existen técnicas diseñadas para esta transición como la cremación, que tienen el propósito de desmaterializar el cuer-po y de reemplazarlo por una presencia inmaterial.

En el crematorio, el cuerpo arde al interior de un compartimento has-ta disolverse casi enteramente. Lo único que queda son sus huesos, reducidos luego al tamaño de granos de arena. En muchos casos, implantes metálicos y otros objetos que habitaban el cuerpo perma-necen también intactos. Estos implantes son los restos de nuestro ser artificial: resisten las altas temperaturas del horno igual que nuestros huesos, y sin embargo son removidos y desechados como objetos extraños.

Decidí rescatar estas partes artificiales: reuní una colección de im-plantes cremados que incluye desde largas prótesis femorales hasta minúsculas partículas de ceniza metálica. Desplegué los hallazgos a la manera de una exhibición arqueológica, y los organicé por tamaño y forma sobre mesas de madera. Luego introduje pequeñas acumu-laciones de ceniza metálica en cada una de las mesas: la ceniza es re-animada a partir de mecanismos electromagnéticos.

La intersección entre la rigidez y el peso de los implantes, y el movi-miento y volatilidad de las partículas metálicas, encarna el estatuto de nuestra existencia física. Al observarlas, se disuelven las certezas so-bre la solidez de nuestro cuerpo en el mundo: ¿Son estos objetos me-tálicos lo único que realmente persiste del cuerpo humano al morir?

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Lo único que queda / Instalación (Implantes metálicos rescatados de un crematorio, partículas metálicas cremadas, imanes, mecanismos, sensor) / 2013

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Detalle de la instalación: marcapasos cremados

Detalle de la instalación: partículas metálicas cremadas, animadas por imanes y mecanismos

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Lo que existe, lo que no existeBogotá, 2013

Este proyecto se desarrolla a partir del deterioro en la arquitectura del Cementerio central de Bogotá. Hace más de un siglo, el artista colom-biano Alberto Urdaneta escribió una guía detallada del Cementerio Central, señalando cómo el reconocimiento de su función conmemo-rativa contribuye a construir la identidad de una ciudad. De acuerdo con Urdaneta, la memoria de los muertos mantiene presentes a los vivos. En el presente el Cementerio ha perdido su función memorial: ha caído en abandono y se ha aislado de la ciudad que lo rodea.

Teniendo en cuenta esta separación entre el afuera y el interior del Cementerio, trabajé alrededor de dos componentes. El primer compo-nente del proyecto reproduce la superficie de su edificación más anti-gua, tumba por tumba, a través de una serie de calcos en frottage de cada lápida, elaborados en pergamino y lápiz litográfico. Estos calcos capturan la singularidad y materialidad de cada lápida, y a la vez per-manecen inmateriales y etéreos. Todos los calcos combinados forman una réplica a escala de la superficie del Cementerio, encapsulada en la arquitectura del espacio de exhibición.

El segundo componente del proyecto es el resultado de una serie de hallazgos alrededor y en el interior de las tumbas. Encontré pequeños papeles con oraciones y mensajes supersticiosos escritos sobre ellos, que pueblan el Cementerio como un habitante invisible. Recuperé uno de estos papeles, y luego creé un dispositivo a partir de él: el disposi-tivo proyecta y transforma la oración sobre el muro del espacio expo-sitivo, abriendo en él una extensión viva y extraña.

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Cadena de sacrificio / Instalación (Papel con oración encontrado en el Cementerio Central,mecanismo, luz LED) / 2013

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Lo que existe, lo que no existe / Instalación (Calcos en frottage de lápidasdel Cementerio Central de Bogotá: lápiz litográfico sobre pergamino) / 2013

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La vida de las cosas muertasCiudad de México, 2012

Este proyecto es el resultado de una residencia apoyada por el FON-CA y el Ministerio de Cultura de Colombia, que tuvo lugar en Ciudad de México. Comenzó con una serie de visitas al Panteón de Dolores. En el Panteón caminé alrededor de su centro y encontré mausoleos cuidados y verdes extensiones de grama. Hacia el exterior, comencé a observar tumbas gradualmente más pequeñas, con los espacios entre ellas reduciéndose progresivamente. Entre las tumbas encontré pape-les y botellas de Coca Cola, ancladas a veces sobre la punta de alguna cruz. Cerca a los límites del Panteón, los desechos se confundían con pilas de escombros de lápidas, mausoleos y tumbas exhumadas.

Descubrí posteriormente que en lugares como el Panteón existen también formas de vida que nacen y crecen constantemente. Con el paso del tiempo, las tumbas y estatuas construidas sobre ellas sufren deterioro, y entre sus grietas empiezan a crecer plantas, como si la tierra se hiciera más fértil al recibir en ella un cadáver. La naturaleza en el Panteón de Dolores crece también con indiferencia: variedades de aves, árboles y plantas se multiplican mas allá del control de los jardineros. Las familias que visitan, por otro lado, llenan las tumbas con flores artificiales, fotos y objetos testimoniales que permiten que el muerto permanezca de algún modo presente.

“La vida de las cosas muertas” apunta a visibilizar esta configuración del Panteón: el proyecto devela ciertas formas de vida y ciertas fuer-zas que atraviesan a las cosas consideradas muertas, y a la vez recu-pera escombros funerarios del desecho.

Para este propósito, obtuve fragmentos de lápidas desechados a las afueras del Panteón. Estos fragmentos han sido dispuestos sobre el suelo del espacio de exhibición, mientras un sistema de mecanis-mos pende anclado al techo sobre cada fragmento. Cada mecanismo mueve una hoja seca, que baila sobre la superficie de la tumba frag-mentada, como si fuera movida por el viento.

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La vida de las cosas muertas / Instalación (Fragmentos de lápidasdel Panteón de Dolores de Ciudad de México, hojas inmortalizadas, hilos, motores) / 2012

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Algunas cosas se mueven, otras no / Video monocanal / 2012

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Vida artificial, muerte natural2011-2013

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Esta serie de proyectos comenzó con la observación de ciertos cruces entre la vida, la muerte y los artificios. Entre estos cruces encontré cómo los cuerpos vivientes de plantas, animales y huma-nos entran a formar parte del reino de los objetos, sin distinciones entre ellos, el instante en el que mueren. Estos objetos a menu-do se transforman en desecho orgánico que se desintegra física y simbólicamente.

He reanimado estos cuerpos inertes utilizando mecanismos artifi-ciales, dejando visibles los rastros de su condición previa de objetos inanimados. La serie de Pájaros, por ejemplo, está compuesta por aves disecadas que son puestas en movimiento por mecanismos simples, elaborados artesanalmente. Los movimientos de cada ave recrean los gestos corporales de la agonía del animal, revelando en ello una dimensión antinatural de la muerte. Igualmente extrañas, las Plantas Móviles están compuestas por fragmentos de plantas caídas emplazados nuevamente en la arquitectura, funcionando ellos mismos como cuerpos en movimiento: las plantas son anima-das a su vez por mecanismos extrínsecos de baja tecnología.

A través de esta serie de reanimaciones, las instalaciones resultan-tes encarnan las relaciones entre la vida y sus dimensiones natural y artificial. Al hacer esto desafían las definiciones tradicionales de estos conceptos: estas plantas y animales que vuelven a la vida muestran cómo un objeto puede ser a la vez inerte y vivo, y cómo puede ser a la vez natural y artificial.

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Pájaro #1 / Instalación (pájaro disecado, madera, nylon, motores, transformador) / 2011

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Pájaro #2 / Instalación (pájaro disecado, madera, nylon, motores, transformador) / 2011

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Troncos / Instalación (Residuos de madera, plumas teñidas, nylon, motores) / 2011

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Plantas móviles (Japón) / Instalación (Fragmentos de plantas caídas, madera, nylon, motores) / 2011

Planta #1

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Planta #2

Planta #3

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Planta #4

Planta #5

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Planta #7

Planta #6

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Planta móvil #24 (Nueva York) / Instalación (Fragmentos de plantas caídas, madera, nylon, motores) / 2011

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Planta móvil #30 (Trienal de California y el Pacífico) / Instalación (Flores caídas rescatadas en varios cementerios de Orange County, madera, acero, motores) / 2013

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Ramas borradas / Objetos intervenidos (Fragmentos de ramas) / 2011

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Ejercicios de desaparición2009-2011

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Estos objetos intervenidos e instalaciones son modos de entender cómo las cosas que construimos nos reflejan y a la vez nos hacen desaparecer.

Me he aproximado, por ejemplo, a la inestabilidad de la sustancia ma-terial de estos objetos, y la he encontrado comparable a la fisicalidad del cuerpo humano. Sombrilla rota, un objeto obsoleto y dañado, em-pieza a adquirir la expresividad de un cuerpo que sufre y se retuerce al cobrar movimiento.

En este sentido, he notado que los humanos consideramos que nues-tra presencia física en el mundo es única, diferenciada e identificable. Falda, otra instalación de esta serie, muestra cómo una prenda de vestir se levanta a sí misma para mostrar un vacío en su interior, en lugar del cuerpo que debería ocuparla. En Autorretrato, el espectador que se mire en su espejo ve borrada la claridad de su propio reflejo.

Finalmente, he observado que las personas y las cosas se vuelven indistintas bajo los criterios del valor de cambio capitalista. El dine-ro visibiliza este particular intercambio material: Monedas borradas y Cincuenta mil exhiben el dinero como un objeto que ha sido sistemá-ticamente devaluado y borrado, y que amenaza con la desaparición de su sustrato físico.

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Sombrilla rota / Objeto encontrado, hierro, bronce, motor / 2010

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Falda/ Instalación (objeto encontrado, poleas, nylon, motor) / 2010

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Samba / Instalación (zapatos, nylon, poleas, sensor, hierro, motores) / 2010

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Autorretrato / Motor, circuito electrónico, sensor, espejo, hierro / 2009

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Cincuenta mil / Instalación (cincuenta billetes de 1.000 pesos colombianos, motores, resortes, sensor) / 2010

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100 Kroner / billete de 100 Coronas noruegas, nylon, madera, motor / 2011

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Monedas borradas / objetos intervenidos (monedas colombianas de diferentes denominaciones) / 2010

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Haciéndolo yo2002-2008

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Máquinas-gestos o la catástrofe política de las buenas maneras

Fragmento de texto curatorial por Gustavo Chirolla

Cuando estamos frente a las máquinas de Adriana Salazar no deja-mos de sentirnos perplejos, cada dispositivo en su singularidad no hace más que interpelarnos con una serie de interrogantes. Ante todo, estamos en presencia de un dispositivo del pensamiento, una máqui-na de preguntar, o más bien, una pregunta hecha máquina: “Heme aquí –parece que dijera- repitiendo al infinito una acción antropomór-fica, y sin embargo… ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué hago lo que hago?”. Como personajes de Beckett, que mediante reiteraciones compulsivas de gestos y movimientos vuelven constantemente sobre sus propios pasos, el movimiento de estos lábiles andamiajes gira so-bre sí mismo girando en torno a un absurdo. Y como la máquina de castigo en La colonia penitenciaria de Kafka, o como las máquinas de Tinguely, no hay en ellas, nada que interpretar. Pues, no se trata de un enigma, ningún sentido oculto espera ser descifrado; la cuestión ha sido planteada en toda su evidencia, expuesta en toda la superficie, donde exige también ser respondida. Decimos que es preciso que la máquina funcione. Sin embargo, las máquinas de Adriana Salazar no cesan de fallar, de bloquearse; sus funciones son disfuncionales. Lo observamos de manera ejemplar en máquina que intenta enhebrar una aguja o en máquina que intenta amarrar un zapato. Las funcio-nes disfuncionales pertenecen a la lógica de funcionamiento de ta-les dispositivos de pensamiento, lo que es preciso que funcione es el ejercicio mismo del pensamiento, el tornarse pregunta de la máquina, pregunta maquínica, según la expresión de Deleuze.

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Máquinas maleducadas / Motores, acero, copa, botella, pañuelo / 2008

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Llorona y consuelo / Motores, resistencia, vidrio, agua, metal / 2007

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Máquinas arriesgadas / Fósforo, caja de fósforos, acrílico, motor, plata, hierro / 2008

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Máquina que intenta amarrar un zapato / Motores, aluminio, zapato / 2006

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Máquina que intenta enhebrar una aguja / Motor de reloj, acrílico, hilo, aguja, pinzas / 2005

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Máquinas despreocupadas / Aluminio, motores, copas, líquido / 2004

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Máquina fumadora / Bronce, vidrio, motores, circuito, cigarrillo / 2003

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