POTENCIAR LA MEMORIA Editorial Trascendernoa

POTENCIAR LA MEMORIA

Antologa

Potenciar la memoria /

Alejandra Burzac ... [et.al.] ; edicin literaria a cargo de Alejandra

Burzac. - 1a ed. - Tucumn : Trascendernoa, 2013.

100 p. ; 21x14 cm.

E book

ISBN 978-987-27356-8-5

1. Memoria. 2 Dictaduras. I. Burzac, Alejandra II. Burzac, Alejandra,

comp. II Ttulo.

CDD 323

Fecha de catalogacin: 22/04/2013

Compilacin, Coordinacin y Edicin: Prof. Alejandra Burzac Declarado de Inters Cultural por el Ente de Cultura de la

Provincia de Tucumn Expte N 6388 2032 B - 2013

POTENCIAR LA MEMORIA

Antologa

LRICA NARRATIVA

2013

Potenciar la memoria

Palabras Preliminares:

Como tucumana muchas veces he odo decir: Qu sabes

vos de eso?, si no tens edad para saber lo que pas; Mataban de los dos lados; Esos zurdos estaban destruyendo el pas; etc, etc, etc.

Muchas veces han pretendido explicarme que era una guerra, pero la verdad es que se trataba de un golpe de estado en el que un grupo de militares se asociaron ilcitamente para cometer todo tipo de delitos contra el pueblo.

Todava hay quienes argumentan a favor de las dictaduras. Hemos vivido el Terror, la opresin, el Miedo paralizante durante aos, pas mucho tiempo hasta que empezamos a hablar de todo lo que nos hicieron, como ciudad, como provincia, como nacin.

Desde 1983 que volvi la democracia hasta 2004 que empezaron los juicios de lesa humanidad paso mucha agua bajo el puente.

Este trabajo reunido, de 24 escritores y poetas del NOA: Gabriel Acosta; Martha Acosta; Susana Amenta; Nelly Elas de Benavente; Alejandra Burzac; Luca Carmona; Alberto Carrin; Silvia Gmez; Julio Carabelli; Carmela Corbaln; Hctor David Gatica; La Cneo Quiroga; Delia Gago; Rosana Giribaldi; Mara Eugenia Godoy; Delfina Pariente (Coqui);

Estela Porta; Rogelio Ramos Signes; Pedro Ral Snchez; Jorge Luis Santamarina; Norah Scarpa Filsinger; Dbora Trejo; Rodolfo Vargas Aignasse y Marta Valoy, ms un trabajo colectivo de un grupo de jvenes del taller literario de una escuela del Naranjo que dirige Ernesto Rojas, a quienes agradezco por la generosidad de ceder su obra para conformar esta Antologa que es testimonio de lo que vivimos y que no queremos que se repita jams ni en nuestra Argentina ni en ningn otro pueblo del mundo.

Desde la Ciudad Histrica de Tucumn, donde se jur la Independencia Argentina hacemos nuestro aporte intentando Potenciar la Memoria para que no vengan Nunca Ms a llevarse a ese lugar obscuro a nuestros hermanos, para que no vuelva a haber Desaparecidos, ni Apropiados pretendiendo que olvidemos. No hay ms silencio cmplice. Latinoamrica tiene que estar alerta, fortalecer la Solidaridad entre los pueblos para contribuir con la Democracia desde la Democracia nico camino posible para la superacin de la sociedad.

Hacemos votos por la Libertad, y la Justicia, que son las

nicas compensaciones que nos quedaron despus de tantas

iniquidades y prdidas que como pueblo sufrimos.

Alejandra Burzac


Dedico estas pginas a todos los Seres

que creen que vinimos al mundo para contribuir

en la Bsqueda del Conocimiento

en pos de la Verdad y la Justicia

para preservar la Libertad.

Da de la Memoria

24 de marzo Homenaje a los desaparecidos

En la oscuridad de las sombras los buscaban all agonizaban con la muerte, duea de las

ataduras y los campos. Sin libertad, los seguidores oscuros

llevaban el dolor hacia lo desconocido. Nuestro pueblo perdi jvenes dejando la sangre en

el camino. Llanto sin respuestas, plegarias constantes

manos con cadenas esperanza de esa luz que se apaga

paloma que no despierta al lado de su soldado siempre sus alas pedirn justicia y mas justicia

para este dolor de la memoria el Nunca mas para las madres

para no quedar solos en las desapariciones. Algo quedar para siempre en nuestros corazones para volver a las luces, a las banderas de la patria

a la vida, a los hijos encontrados

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Memoria para las puertas de la vida

para el coraje y la misin para la apretada mano que espera

sin el gobierno de la oscuridad sin las miradas asesinas

y el aprendizaje para soar de nuevo en un reino donde la violencia no regrese

cuando recordar sea solo un instante que nos abra el camino hacia la Libertad

Alumnos de la Promocin 2012.

Escuela Media El Naranjo Coordinador literario: Escritor Ernesto Rojas

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La voz del silencio

La voz de nuestros silencios su luto los sueos astillados que no mueren. La memoria es una nia desamparada levantando pancarta por las calles. Nuestro creer que se puede nos conjuga desde la distancia es la esperanza que se acomoda que se articula por la espina dorsal de las quimeras.

Gabriel Acosta - Taf Viejo - Tucumn 10


TestimonioTeido

(y la memoria toda

Y la memoria mil)

Tanta sangre no basta?

Tanta

Vertida por ojos y odos

no basta?

Tanta nariz, tanta axila,

tanto pubis, tanta boca sangrantes

no bastan?

Todos sangramos

porque algunos no son todos

para que algunos no sean todos

y no basta.

Todos los todos sangramos

ahora en crculo con el polvo madre

y aun no basta.

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Halito, halito

para este nuevo amanecer sangrante.

Prisma de alientos congelados frente a esta roja

aurora.

No ms, no ms.

Esperara el color no descubierto?

Hlito, hlito.

Martha Acosta - San Miguel de Tucumn 12


La escuela del tormento Mir la vieja escuela, hoy, poblada de vida

nios que juegan, alegres, a las escondidas

y recuerdo, aquellos jvenes que gritaron un da

por el dolor de las torturas que all cometan.

Gritos que fueron acallados, quitndoles la vida

pero que aun persisten en el alma ma.

No quiero olvidar, para que no se repita

esta triste historia de mi Argentina.

Escuela tu escondes entre tus muros,

realidades crueles y momentos duros,

vidas truncadas, nios robados,

ilusiones rotas, caminos cortados.

No hay justicia que borre el dolor.

No hay caricias que calme el horror

vidas truncadas, nios robados,

ilusiones rotas, caminos cortados.

No hay justicia que borre el dolor.

No hay caricias que calme el horror

ni recuerdo grato que cure la herida,

en un pas que carga con tantas partidas.

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Muertes y exilios, nios desaparecidos,

jvenes, madres, despojadas de sus hijos.

No quiero olvidar Ni dejar escondida!,

la injusticia del oscuro pasado de esta tierra

para amarte ms Democracia Querida!

Susana Amenta - Famaill - Tucumn 14


Desaparecidos

(3er Premio de Poesa en Hurlingham - Bs. As.)

Las aves sin el impulso de volar

cercenaron la ofrenda del alba

y el smbolo de la herida

palideci en el lecho de la luna

anunci el tiempo del olvido

en los espejos...

Nadie mencion al verdugo

habitante del crepsculo

y mi mdula

pisoteada por la furia

amamant a la muerte.

Nelly Elas de Benavente - S. M. de Tucumn 15

Todo

Cada golpe de puo

cada bala.

Cada gemido de cada vctima

cada silencio, dolor, secuela

cada minuto de angustia, de incertidumbre

de esperanza intil, de bsqueda desesperada

cada ausencia inexplicable.

Cada vejacin, cada tortura

cada segundo de muerte

cada cadver sin tumba

cada hijo robado por infames

con manos manchadas, por cobardes

con el corazn relamindose

en la lujuria del poder

que creyeron infinito

de impunidad perpetua

Todo

Tiene un principio

24 de marzo de 1976

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pero no tendr final

en la Memoria de los Justos

y la lucha por la Verdad y la Justicia.

MEMORIA.

Alejandra Burzac - Tucumn 17

Por siempre vivo

Despedida al escritor Eduardo Rosenzvaig,

quien lucho por los DD.HH.

Te llev la primavera entre sus verdes

Qu cuento qued truncado entre tus venas?

Qu relato no logr volcar su esencia

en el ltimo instante de tu vida?

En que lugar del cosmos quedaron encerrados

los personajes de la novela an no escrita?

Jugaron contigo las palabras,

navegaban en tus dedos

las frases, los cuentos, las novelas

era tu forma de plasmar al hombre

que tena el corazn lleno de sueos

que quedaron acaso incompletos

por la violencia feroz de los 70.

Tus cabellos plateados por la vida

tenan muchas noches de lunas y de estrellas

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de soles encendidos en la bsqueda

de respuestas a un tiempo de tristezas.

No muere quien pelea dice el dicho

y luchaste como luchan los que piensan

con la palabra, la pluma y argumentos

por eso seguirs vivo por siempre

por siempre

Alejandra Burzac - Tucumn 19

Los mandados

Ese 17 de junio de 1976 Mara Ins con sus

ocho aos lleg plena de una jornada escolar a su

casa en un barrio de Guaymalln, corriendo. El aire

del Aconcagua estaba apenas fresco, faltaba poco

para el ocaso. Entr a la cocina sonriente para tomar

su merienda, como todos las tardes.

Mara Ins, no hay manteca, iras hasta doa Juanita?, en la otra cuadra noms, a traer una?

dij su madre, mitad rugo y mitad orden Dale yo te voy haciendo unas tostadas. S?

La nia tomo el peso que le ofreca, lo cio en

la mano derecha y corri a hacer el mandado.

Cruz la calle distrada con los ojos fijos en el

sol que se estaba recostando sobre el Aconcagua.

Detrs de s pararon en seco unos autos, de los

verdes bajaron varios hombres, una suerte de hienas

hambrientas de sangre, metralletas en manos.

A Mara Ins nadie la miraba, a lo mejor qued

invisible en el mismo momento en que entraron en

escena los autos, y las metrallas. Qued ms

paralizada an con el estallido de las armas, con el

grito estremecedor de la mujer y con el llanto de la

nia dentro del auto.

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La mujer, ensangrentada sali como pudo entre

las balas con la pequea de unos dos aos entre los

brazos que clamaba por su padre, su llanto la

estremeci.

Al conductor del auto atacado le dieron dos

tiros en la cabeza, a quemarropas, despus del feroz

culetazo en la cien.

Circulen, circulen, aqu no pas nada!, le oy decir al joven del fusil con culata ensangrentada.

Los ojos de Mara Ins muda e inerte se

quedaron en la imagen del cadver con la cabeza

destruida dentro del auto. Y sus odos saturados de

los gritos desesperados de la pequea como un eco

en su cerebro. Algo le estall adentro, en el corazn,

en el espritu.

Circulen, circulen! volvi a or. Parpade. Con el puo apretado, ciendo el peso con que

deba haber comprado la manteca se gir sobre s y

volvi a su casa. Plida. Los hombres subieron a sus

autos y salieron disparados dando vuelta hacia

donde haba corrido la mujer herida con la nia del

llanto desgarrador en brazos.

El cuerpo de Mara Ins era el mismo al entrar

en la cocina. Ilesa.

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Pero por dentro era otra la que sobre las

tostadas sin manteca pona su silencio. Bebi a

sorbos diminutos su caf con leche y su impotencia

de nia frente a la atrocidad, los bebi juntos.

Como en cmara lenta le pasaban las imgenes

una y mil veces, fueron segundos pensaba,

segundos... pero tambin toda una eternidad. El

llanto sala de sus pequeos ojos, silencioso, como

lluvia de otoo. Mientras, yaca Paco Urondo en el

auto con las puertas abiertas an en la bocacalle de

la otra cuadra.

Mara Ins jams olvido el llanto de la nia, y

en las noches suele orla todava llorar desesperada

como ese da, el de los mandados.

Alejandra Burzac - Tucumn

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Jurisdiccin de la impotencia Durante la dictadura militar

vi varias veces zapatos vacos.

Los vi de a pares sobre el asfalto

en mitad de la calle

como si sus dueos ya cansados

hubieran decidido

acostarse descalzos para siempre.

No es lo mismo

un pantaln vaco

una camisa puede no ir a ningn lado

mas los zapatos

esa ltima prenda del vestir

parecen tener alma viajera.

Uno no puede caminar sin sus zapatos

y se los saca cuando el da termina

porque descalzarse

es una forma de rendirse dignamente.

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Yo miraba el derecho compungido

y miraba el izquierdo acongojado

porque all

sobre la calle

eran el smbolo de que faltaba todo

eran un mudo grito

los zapatos parados

con el eco gemelo

con el par insinuando

y despus de mirarlos te sentas como ellos

totalmente vaco.

Julio Carabelli - Buenos Aires - Argentina 24


Jurisdiccin de la ausencia

En los bares de Buenos Aires

hay sombras sentadas a las mesas.

Nadie parece verlas

pero estn ah.

De sus desvencijados portafolios

sacan libros viejos

el primer puado de tierra

los poemas virtuales.

A veces amagan un partido al billar

y las manos vuelan ponen tiza al taco.

Otras veces los abstrae el ajedrez

o discuten

las diversas formas de la revolucin.

Nadie les pregunta si tienen hambre

cansancio

sed

porque las sombras

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todas las sombras

instaladas en los bares de Buenos Aires

no sabran contestar

y tercamente

volveran a desaparecer.



Jurisdiccin de la amistad

Apenas lo vi

supe quin era.

No me pasa a menudo

mi memoria

asimila la gente a los lugares.

El no ha cambiado nada

han pasado veinte aos

muchas cosas

y no ha cambiado nada.

ramos compaeros en la primaria

en el mismo banco

en el mismo equipo.

Una tarde

le rompi las piernas a Fernndez

en el fragor del partido

y otro da quem con alcohol

al gato de la escuela.

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El tambin se acuerda de m

y mientras me tortura

pregunta amablemente

por los amigos.



Jurisdiccin de la libertad

Los hombres hablan de la libertad mientras se les pudren las cejas se les verdea el paladar y sostienen opacas sus pupilas. Es una palabra difcil para todos tiene un significado diferente que puede alterarse con los aos que hay que dejar en el freezer por dos meses y usar con preservativo. Libertad es una palabra que se grita cuando uno est borracho slido parado en mitad del excremento buscando razonablemente una crcel ms estrecha cada da.


Hubo un tiempo

Del libro: Por el corazn de la tierra (2007)

Hubo un momento en que la patria pari las alboradas del misterio y al transcurrir el da cada hierba era un cuerpo demorado cada bandera un extrao deseo, cada lecho un estrago de races. Ahora por la ranura del infinito apenas pasan hombres y miserias pero algo ha persistido entre los das y es sangre que flamea.

Luca Carmona - Chilecito -La Rioja

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Si quieren venir, que vengan... (Monlogo)

Estbamos con unos amigos charlando... Y alguien sac el tema de Las Malvinas... Que tema ese!... nos enardeci a todos, y en vez de charlar Discutamos como si furamos enemigos! Es que qued tanto dolor, tanta bronca, tanta impotencia, tanto patriotismo mancillado... Ah es donde conocimos la imagen real y el pensamiento verdadero de nuestros militares...

Se acuerdan?... Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla!... Que coraje!... Y ese coraje estaba bien cimentado... En el poder de vaaarias botellas de whiski.

La preparacin que tenan estos seores era extraordinaria. Claro! Eran generales del ejrcito nacional! En otros pases, llegan a generales si se destacan en alguna guerra, pero ac somos tan buenudos, que esos llegaron a generales desarrollando estrategias detrs de un escritorio...

Equiparon a nuestros soldados para ese

conflicto y para ese clima... Es verdad que era un

poco pesada, que las armas eran un poco obsoletas

e incmodas...

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Algunos dicen que ese es uno de los motivos

por los que perdimos esa guerra...

Que tontera! Se podr perder una guerra por

exceso de unos cuantos kilos de equipo y unas

armas un poco desgastadas?... No creo, si haban

pasado slo cuarenta aos de la segunda guerra

mundial, las armas estaban buenas, segn

los generales, y el peso del equipo era apenas unos

70 kilos, nada ms...

Cuando supieron que venan... esos que pelean

con espada... Cmo se llamaban?... Esos!...Los

Gurkas... Esos que dicen que son mercenarios,

profesionales de la guerra. Siempre me confundo

con los nuestros...

Es que son parecido los nombres, los que

tenamos ac eran... Los Garcas...

Venan los Gurkas... de inmediato pensaron...

Aj! As que esos pelean con espada!... Tenemos

gente que sabe manejar el machete, gente de

Tucumn y de Corriente... Que brbaro! Cunto

ingenio el de esos militares!...

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Algunos decan, que van a hacer los

tucumanos y correntinos, si ellos usan el machete

slo para pelearle a las necesidades! Estn

acostumbrados a 30 o 40 C y los llevan a un clima

de 20 a 30 bajo cero. Dicen que por eso perdimos la batalla. Puede ser? Slo por una pequea diferencia de temperatura?... No s, los estrategas eran ellos...

Otros critican que los generales no estuvieron en el campo de batalla, Que tontera!, ellos usaban la inteligencia... Por eso se quedaron en Buenos Aires, o cerca... Parece que ah se piensa mejor... Adems, tenan todos los medios para dar las instrucciones a la tropa desde ah, con una vista panormica y satelital.

No deban correr el riesgo de perder ni a uno slo de esos valiosos generales... Cmo reemplazarlo despus?...

Los generales solucionaban todo!... Cuando vieron que Faltaba dinero para la guerra, no dudaron, y lo consiguieron de este pueblo patriota y buenudo que tenemos...

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Nadie olvida las imgenes de esas orgullosas

abuelas que donaban sus joyas para la Patria... y estn bien seguras de que sus donaciones quedaron en nuestra tierra... Lo que no sabemos todava, es en qu bolsillo quedaron...

El mundo entero conoci de lo que era capaz el ejrcito argentino, por eso el respeto... Porque saban que no faltara quien se parara y dijera... Si quieren venir que vengan... Les presentaremos batalla...

La verdad... Aquellos militares s que saban despertar nuestro patriotismo, enardecernos y meternos el... el perro... Ya venan de un verso similar anterior... La guerra contra el extremismo... Resulta que nuestro pas, segn ellos, estaba atestado de extremistas...

Empezaron con los extremistas polticos. Despus, descubrieron extremistas gremiales... Luego encontraron extremistas universitarios, secundarios, barriales... Que brbaro!... Cuntos extremistas haba!...

Haba amigos y familiares nuestros que ellos descubrieron como extremistas... Y nosotros sin saberlo!...

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Nos hicieron desconfiar hasta de nuestros

propios hermanos... Hoy, a la distancia del tiempo, sabemos que

todos aquellos que pensbamos diferente a ellos... ramos extremistas...

Aquellos que por cualquier motivo andaban en la calle despus del toque de queda, Eran extremistas... Hasta aqul que tena una mujer linda, simptica y sonriente... Era extremista... Cmo no iba a haber tantos extremistas?...

Extremista es quien se va a los extremos... Verdad?... Entonces... Ellos... Ya eran extremistas? o se convirtieron en extremistas en ese momento...

Qu clase de extremistas eran?... Digo yo... Por las iniquidades que dicen que hicieron y las injusticias que cometieron...

Cul sera el motivo para que esos Hijos de... de la Patria actuaran de esa manera?... El poder, el gobierno, lo que pudieran robar?... No lo s...

Tenan poder... Tomaron el gobierno... Los salarios que tenan eran casi un robo...

Parece que queran hacer realidad un dicho antiguo basado en los anhelos de reyes y burgueses, que dice: En el pas de los ciegos, el tuerto es rey...

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Parece que en aqul momento nuestro pueblo estaba abriendo los ojos, entonces, haba que pincharselos... Y lo hicieron...

Pero, nuestro pueblo ya est sanando de esos pinchazos. Ahora falta saber... Cundo empezar a abrir los ojos de nuevo... Pero Ojo!... que los pocos Milicos que quedan, estn atentos... Y aunque viejos, y con la pistola cada, estn dispuestos y decididos a volver al poder, pero hoy, slo pueden volver desde la poltica...

Y ah, la decisin y la ltima palabra la tiene el pueblo... Espero que el pueblo tenga Memoria...

Alberto Carrin - Concepcin - Tucumn 36


Memoria

Entre las palabras que asoman por el abismo de mi boca veo pasar el agua y debajo de la piedra carcomida asoman los sollozos, apagados gritos cargados de memoria. Mis ojos vacos estupefactos, tienden sus tentculos a la rivera. La tierra est que arde los estrados tienen cuellos y corbatas y folio y ms folios. Las butacas colmadas. Los mastines lanzan fuego y resuenan los tambores. Hay un rito es la ceremonia imponente del reclamo. Es la lucha activa para redimirnos. Es por eso que ahogo mis sollozos y aguzo mis odos,

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esos caracoles carcomidos por las balas negros de incertidumbre hastiados del plomo ebrios de escuchar consignas sordos de insultos y amenazas. Ahora son otras voces, otras lenguas ahora escucho el martilleo de los dictamines y tanteando bajo el pozo mis manos buscan ansiosas otras manos apiladas en la espera porque estamos muy prontos a que surjan a la luz la aberracin y el odio, devoren a s mismos sus vsceras los buitres en los nidos que han quedado a la intemperie y sea el infierno individual y justo con las lenguas feroces de la Memoria.

Carmela Corbaln - San Miguel de Tucumn 38


Empanadillas para el general

En la maana, muy temprano, el General y su tropa asistan al izamiento de la bandera, ceremonia que se desarrollaba en la Plaza de los Prceres y que se destacaba por el acompaamiento de una fanfarria. La vigilancia cubra las cuatro ochavas a la redonda y ni los gorriones se atrevan a desayunar. Eso si, miraban desde lejos con sus ojillos telescpicos.

Una anciana, con su pauelo atado a la cabeza, la canasta colgando del antebrazo y cubierta con un mantel a cuadros, se acerc resuelta a la comitiva. Detuvieron su paso un par de armas cruzadas. Quiero saludar al jefecito y entregarle este regalo... Tembl la vocecita de la vieja. Dos uniformados constataron su mercanca. Pero no ves que son empanadillas? -S, como las que hace mi abuela, rellenas con dulce de batatas. Afirm uno y se relami los bigotes; el otro, con cautela, tom una y la parti por la mitad. Esa es para usted, soldado, pero las otras ya tienen dueo. Sonri la viejita con amabilidad.

Ya estaba el pao flameando en el alto mstil.

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Con ritmo militar, el jefe y su patrulla regresaban rumbo a las oficinas de la casa de gobierno para cumplir con sus obligaciones diarias. Los de la custodia cedieron el paso a la abuela, justo al borde del cordn de la vereda. Ella se acerc tmidamente al gigantn.

Este obsequio es para usted, Generalsimo. Al mismo tiempo que le tenda su canasta, lo bes en la mejilla Que cumpla feliz ao en el infierno Alcanz a balbucear junto a ese odo que pareca una tronera. En ese mismo instante la explosin fue un solo latido.

La onda expansiva dej a la guardia desparramada en carne viva. Los pjaros, que miraban desde lejos, se alistaron porque haba alimento fresco. Del general no qued ni el recuerdo, de la abuela, su coraje, por toda la eternidad. Alrededor de la plaza se abrieron las ventanas un poco avergonzadas. Lo lamentable es que no se salvaron las palomas incautas que pernoctaban entre los pliegues de la estatua de la Libertad, eran las ltimas que quedaban en ese rincn de aquella pequea Repblica.

Carmela Corbaln - San Miguel de Tucumn 40


Encierro (1976) En qu rincn de mis laberintos

se ha escondido mi sombra?

Quiz intuye el encierro perpetuo

al que asisto y al que no eleg.

Puertas y ventanas invisibles

intento abrir, resistiendo la asfixia

de mis maanas sin soles.

Escucho al viento que atraviesa los muros con

quejidos

y me llama.

La maana no se resigna,

me convoca con su luz.

En compulsin delirante

tomo el talismn apenas fro

que me asiste

retornando a la tierra

donde el silencio es diferente.

El agua mece mi cuerpo

exhalando su transparencia.

La Cneo Quiroga - S. M. de Tucumn 41

Memoria

Marchamos a morir con otra muerte,

la del recuerdo punzando nuestra sangre.

En las espaldas se quiebra la tarde como un junco,

destapa los rincones,

huye debajo de sus pies para izar la memoria

de aquella vida joven que dejamos.

La lluvia del tiempo

ha quemado mis ojos

y los das son ciegos salvoconductos

del breve milagro de existir y ser de barro.

Teresita Flores - La Rioja 42


Exhumacin de la tristeza

Plaza de Mayo. Maana de palomas

en la llovizna triste.

Ellas marchan con el jueves atado en un pauelo.

La plaza se desle lentamente,

dando vueltas como un perro;

se desliza en toda la hora ciega

astilladas sus plantas, rada la piel,

apretada la protesta en la boca

para olvidar las bocas del infierno.

Las miramos andar, plurales y simtricas,

de blanca geometra la cabeza,

los pies mojados en charcos inocentes

donde abrevan fraternales recuerdos.

La gente las observa con las culpas ajenas

o se dedican a exhumar la tristeza

hurgando bales, alcobas juveniles, cuadernos

donde los nios dibujaban la Patria;

descorren cerrojos, el venenoso gris de las prisiones

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para volar desde la sombra entre los muros,

los dientes ceidos al pasado

pero las manos, todava de greda,

abiertas de generoso canto,

no alcanzan a cerrar la llaga oscura

que esconde la libertad

en el degollado corazn de la justicia.

(Buenos Aires, abril de 1978)

Teresita Flores - La Rioja

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Noche

Anoche escuchamos extraos ruidos en la casa

vecina, que da al fondo de la nuestra, donde viven mis amigos. Sigilosamente me acerqu y con mucho cuidado separ unos tallos de enredadera para mirar. Tuve que taparme la boca para no gritar. A pesar de las seas que mi marido hizo para que volviera a la casa, segu en mi lugar observando a los hombres que entraron portando armas largas y destrozando con sus botas los canteros de alheles, violetas y gladiolos. La ventana de la casa estaba abierta y pude ver lo que ocurra en su interior. En el hombre esposado que sacaron, reconoc a Jorge, inconfundible con su pelo rubio largo y sus jeans gastados. Creo que no opuso resistencia, no slo por la cantidad de efectivos, sino porque el que daba las rdenes apuntaba directamente al vientre de Azucena, abultado por el embarazo de siete meses.

El operativo no dur ms de veinte minutos, que me parecieron una eternidad. Se llevaron carpetas, apuntes, fotografas y hasta la mquina de escribir que haba comprado con su primer sueldo.

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Afuera ya de la casa, le colocaron una capucha

en la cabeza y a empujones lo subieron a un vehculo negro, como la muerte.

Hasta ahora, los trmites para saber dnde lo llevaron resultaron infructuosos. No puedo dejar de pensar en nuestras charlas hasta la madrugada, varias tazas de caf o mate de por medio, el anhelo compartido de un pas ms justo y su ansiedad esperando el nacimiento de su primer hijo.

Delia Gago San Miguel de Tucumn 46


De cmo uno no sabe cuantas muertes le quedan por vivir

Del libro Los Das Inslitos

La incineracin humana en altos hornos

tambin est al da.

Qu horror no lo est?

Mujeres de quince a veinte aos

ven clausurados sus senos

violadas su sonrisa.

Se mata curas militares policas obreros

empresarios

ancianos jvenes polticos, estudiantes,

gremialistas,

madres, padres, hermanos, nios, profesionales,

delincuentes,

inocentes

se mata, se mata, se mata.

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Es tarde ya

me voy a dormir y entre sueos

cuando alargue mi mano para apagar el receptor

quizs alcance a or la ltima muerte del da.

Realmente

en este pas

uno no sabe ya cuntas muertes le quedan de vida.

Hctor David Gatica - La Rioja 48


En este pas lo nico que se puede editar es el miedo

El barbas Burnichn

no lo nombres que se te aparece

recorredor empedernido de las ciudades argentinas

caminante de sus burnichetas

lo mataron lo dinamitaron

lo tiraron a un aljibe le volaron la casa.

En este pas

lo nico que se puede editar es el miedo

bajo el sello de las ametralladoras.

Alberto Burnichn, el "Barbas", que llevaba en su Citroen 2 CV sus plaquetas de poesa por todo el pas, fue secuestrado una noche, el 23 de marzo de 1976, junto con su hijo, en presencia de su mujer y otra hija, eso fue en Crdoba: a los dos das lo encontraron flotando en un pozo de una casa de la vecindad: su hijo nunca apareci.


Tiene derecho a elegir: cario o pan?

Estn allanando el diario El Independiente varios de sus periodistas y fotgrafos son detenidos. Tambin allanan a una mujer desamparada. La Chacha Schaller. Bram el camin con gran despliegue de soldados y armas corriendo y saltando por sobre tapias y techos ponindole color verde al miedo. No estaban ms que los dos menores que no eran suyos pues haba que decidirse entre el cario o el pan. La encaonaron temblaba su dbil cuerpo mientras en los fondos de la casa otros soldados cavaban buscando al fantasma de Canterville Poema dedicado a: Anglica Chacha Schaller. Los militares apresaron a su marido Plutarco Chacho Schaller.



Los geranios de la Ursula A Mario Aciar Eximio plstico riojano le allanaron la casa revisndole hasta el hgado no se salvo ni el diario ntimo de la ms pequeas de sus hijas algo as como violar la inocencia del vuelo de un colibr. Lo llevaron preso a l y a una estola que le regal un sacerdote cuado suyo. La luna brillaba luminosa sobre los cerros sobre la cabeza medio calva de Mario sobre el coche de la polica sobre los geranios de La Ursula.


Los llevaron a todos Carlos Mamorde lleg a mi casa pens que a leerme su ltimo poema vamos me dijo a visitarlo a Ariel Ferraro que le han llevado la mujer. En casa de l encontramos a otro poeta, Eloy Lpez. Al da siguiente voy por la casa de Eloy Lpez tambin ya lo han detenido segn le dijeron los soldados a su esposa porque es ms peligroso tener ideas que poner bombas. Paso a contrselo a Daniel Moyano eh! Que macana! Le dices a Ariel que maana mismo ir a visitarlo. No puede cumplir con su promesa el novelista. Enterado hablo a casa de Carlos para contarle que a Daniel lo han llevado esta maana ms tampoco est Carlos me contestan que lo vinieron a buscar hace media hora.



Poema A la memoria de un Detenido Desaparecido Octubre de 2012

Que har cuando tus huesos se encuentren con mis manos Y de tan profundo. el tiempo se hayan guardado negros los poros donde dorman tus. largos. secretos. Funerales sobrios cadenas de arrastrarte y amarrarte... perseguidas huellas Que har con mi bsqueda cuando calle en la tumba ya sin ser sombra y recin cerrada ser mas antigua que tu muerte. Que harn cuando responda para nombrarte ...Es un encontrado.mi padre Ya no me vern con compasin sino con horror?... Con la certeza del horror hecho evidencia.

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No s que vamos a hacer pero algn da tus huesos se juntaran con mis manos y sern los primeros huesos de un muerto que me den alivio as estarn a la temperatura de mi piel los ir sembrando para que mueras otra ves en serio y lloremos lo que no fue .

Justo a tiempo para que la tierra te contagie de sus rumores. y vos la presagies con tus sueos y caigas en la msica de los pajaritos. Salientes de aquellos rboles nacidos sobre la tumba junto a mis verbos. Cmo crecern las letras hasta juntarse conmigo con el pulso cayado de tu incansable madre en mi sangre circulan solitarios los huesos de un Nombre Osvaldo Jos Gregorio Giribaldi.

Rosana Giribaldi Tucumn

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Memoria

a Daniel Fontanarrosa

Mustias margaritas nos recuerdan que sus nombres estn sobre las sillas vacas que dejaron los autos verdes cuando se llevaron la bondad de la esperanza. Sin descanso el pasado se hace presente y las manos del perdn no pueden juntarse todava.

Mara Eugenia Godoy - Tucumn 55

Historia pueblo

Quin escribir estas palabras cuando nos mate la sombra?

quin descubrir estos cuerpos por el surco al andar?

quin nos liberar del tiempo, del sueo

cuando perezcamos dormidas

bajo el cielo de algn mar?

Despus de tanta calle, tanto pueblo

que se nos fue por las entraas

entre la niebla de marzo,

entre jornadas sin sol,

convivimos en los umbrales

de una ciudad desierta

envenenada y oscura

que se resiste a morir.

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Quin descubrir nuestros cuerpos

que desaparecieron mustios?

mientras retumba en la radio

Al gran pueblo Argentino, salud!

Silvia Gmez -Yerba Buena - Tucumn

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Isauro A Isauro Arancibia maestro, dirigente gremial

Asesinado por la dictadura militar El 24 de marzo de 1976 en S. M. de Tuc.

Empuaba el fusil de la palabra en las filas rebeldes enrolado queremos recordarte, amigo mo con tu sueo docente acribillado. El miedo congelaba nuestros huesos, la mi amistad sin piedad amordazada. Fue tu vida alarido de coraje fue tu grito acallado en madrugada. Corre marzo y las hojas van cayendo Como cae la sangre derramada En las fras baldosas del silencio. Es el frio silencio de majada Temerosa del rugir de la metralla Esperando que vuelvas de la NADA!

Del libro "Slo un instante"

Delfina Pariente (Coqui) - Tucumn 58


Desaparecer es yacer en la memoria

El portazo quebr el sueo y los sueos.

Estruendo de cristales. Consternacin en la casa. Ni

el perro pudo entender la violencia de las sombras

bajo la luna desgarrada. Cacera implacable. Eran

dos capuchas y un bulto ciego y mudo que se

perdieron en ese auto verde bosque sin

pjaros, sin canto.

Todas las noches, la misma noche.

Todos los silencios, el mismo silencio en el

fondo prpura del pozo.

Estela Porta - Taf Viejo - Tucumn 59

N.N.

Y cuando ya no le quedaba qu perder, se

apropiaron de su nombre y de su muerte.

Estela Porta - Taf Viejo - Tucumn

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Cuando leer fue un crimen castigado

por la ley

Se estn quemando vientos, gritos, rboles

hacia el cielo, trinos de pjaros, nombres Ernesto,

Marx, Fidel, Juan Domingo, Gambaro En

arabescos de humo negro, toneladas de pginas, de

letras, lingotes de pensamientos, de ideas Arden

las venas abiertas de Amrica Latina

Miro el crculo negro como la noche negro

como la ignorancia negro como la tortura

negro que dej el fuego en el baldo de Sarand.

Pero yo no soy Montang ni la historia es

Fahrenheit 451.


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Un elefante ocupa mucho espacio*

Un espacio tan grandsimo como su memoria, donde no hay lugar para el olvido.

Pero el elefante sabe que el mundo es ancho y los caminos se van abriendo a su paso ancho el mundo el horizonte ancho el maana el mundo ancho...

*Un elefante ocupa mucho espacio: libro de literatura infantil de Elsa Bornemann que fue censurado durante la dictadura militar argentina.


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Esta vida Cuando finalmente hicimos el recuento,

cuando pudimos ponerle nombre

a cada una de las ausencias,

cuando volvimos a prender la luz

con el pecho golpeado

como una mquina enferma,

cuando volvimos a apagar la luz

con un nudo en las tripas

y ese gusto a xido

que tanto se parece a la sangre,

cuando alguien nos llam desde atrs

y no nos dimos por muertos,

ese da y en esta vida

el sol volvi a salir por el Este,

las cartas de mam llegaron otra vez

a nuestro domicilio,

el trabajo fue trabajo,

fue estudio el estudio,

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alguien plant vegetales

sobre antiguos campos arrasados

que consumimos sin preguntar su procedencia,

y en la radio sonaron

aquellas viejas canciones bienqueridas

que en nada se parecan a esas marchas.

24 de marzo de 1986. Es decir, diez aos despus.

Rogelio Ramos Signes - Tucumn 64


De ningn modo

De ningn modo la piedad perdida, ni los pasos intrpidos, ni las celdas, ni los prisioneros sin causales ni el mundo srdido, ajeno a los silencios y a las esperas. De ningn modo las palabras en vano, ni los consejos desodos en noches sin prpados, ni estrellas. De ningn modo el hambre, ni las penurias, deambulando por las calles, de manera irreverente. De ningn modo los suplicios ni la injusticia disimulada por justicia. Solo debe haber en cercanas historias campos, cerros y ciudades no sembrados de dolor y ensayos nocivos, sino praderas,vida total. Y amaneceres que duermen recostados, esperando, de ningn modo ms ser engaados.

Pedro Ral Snchez - Taf Viejo - Tucumn 65

De a pie A la memoria del ex senador provincial

Guillermo Vargas Aignasse

Te hemos visto que llegabas de a pie,

por eso ha sido tanta tu demora?

35 aos de oscuridad amaneciste

y al fin, ya ests de vuelta en casa.

Escuchbamos tu voz desde el silencio,

era verdad, si todos lo saban!

Los pozos de Vargas, los vuelos de la muerte,

moneda corriente, los centros clandestinos.

Ahora habr una flor sobre tu tumba

y lgrimas caern sobre la tierra,

dignificndose as, tu vida y tu memoria

paradojal, por hacer tu muerte digna.

Los lazos afectivos que has tejido

al pasar por aqu tu corta vida,

se inundarn de paz una maana

y su angustia trocar en una sonrisa.

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An as, hay cosas que no entiendo

por qu lo injusto puede abrir tantas heridas?

y por qu tantos aos necesita el hombre

para dejar una vida esclarecida?

Es por ello que te dejo mis palabras,

del mismsimo corazn estn vertidas

hasta la victoria, siempre, compaero!

Hoy hemos visto triunfar a la justicia.

Jorge Lus Santamarina - Concepcin - Tucumn

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Ochenta y dos Abril del ochenta y dos un tiempo para el olvido dictadura de olor a alcohol que se llev nuestros nios pretensin de perpetuarse que nos desvi del camino Malvinas, fuiste un pretexto producto del desatino pensaron que solo bastaba con tomar Puerto Argentino subestimando al pirata que luego cambi el destino si quieren venir, que vengan pareca ms que un grito que se apag de repente sin haber lanzado un tiro gobernador de Malvinas ilustre por tu apellido que me recuerda tu cobarda y a tu hermano por asesino no fueron comienzos de gloria sino el fin de su camino

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manchado de sangre inocente apologa del latrocinio que se alz con lo donado que era de nuestros nios quienes salvndose de la guerra moran de hambre y de fro militares sin honor vergenza de ustedes mismos valientes para castigar al pueblo cobardes con el enemigo indignos para ser soldados les cabe solo el olvido pero siempre les reclamaremos la vida de aquellos nios que murieron por el pas de la patria, hijos dignos que regaron con su sangre la tierra que merecimos Malvinas, no te olvidamos tenemos comn destino nuestra bandera celeste y blanca y un mismo suelo argentino.


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Buscamos un general Solo somos mendigos buscamos un General, pedimos permiso, seores, lo queremos encontrar. Llamndonos menesterosos nos ech de Tucumn, tirndonos en la frontera para limpiar la ciudad. Tuvimos ms suerte que otros que aquellos que ya no estn, para ellos, tortura y muerte, subversivo era pensar. Nosotros, ramos pobres de que nos poda acusar, subvertamos la esttica de esta ciudad, quizs? Y a nuestra pobreza enfermiza le sum su iniquidad, que cosas que tiene la vida para l, reclama piedad; la misma que en ese entonces a nosotros supo negar.

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Hoy venimos por justicia! Le buscamos General; sin nimos de venganza los parias de Tucumn, venimos a preguntarle porque su odio y maldad? Era cuestin de paciencia solo haba que esperar, el tiempo lo alcanza todo como tambin la verdad. Solo somos los mendigos, los pobres del Tucumn, hoy se parece a nosotros Dnde se fue el General?


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Por la memoria

Erase una vez mi tierra,

nube y selva, surco y caa,

ros de mieles verdes

endulzndole la cara

la paz caminaba el campo

y el progreso en las ciudades,

el nio jugaba a ser hombre

y el hombre soaba en las calles.

y un da, lleg a nuestra tierra

un hombre de tierras extraas,

vestido de verde oliva

vino a matar esperanzas.

y al amparo de la noche

a fuerza de fuego y metralla,

se fue llevando la vida

de los hombres que soaban

con el pan de cada da

con una tiza en el aula,

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con un machete en el surco y dignidad para sus casas ahora, ese hombre se ha muerto y nos ha dejado en el alma, la ausencia de los que amamos que jams volvern a casa

y ahora, yo me pregunto,

tengo rencor en el alma?

vale la pena seguir,

llorando tanta desgracia?

me cabe solo el perdn

es lo nico que me salva,

que la muerte se lleve el odio

y la Memoria quede intacta

por aquellos que ya no estn

que no volvern ms a casa,

soadores de mi tierra

la de luna tucumana.


73

Memoria

An no sale la luna y me despierta el aullido con

que duermo noche a noche.

Norah Scarpa Filsinger - Taf Viejo - Tucumn 74


Venas abiertas De "Incisiones mnimas

Se desangraba la joven y ardiente Amrica y uno

tras otro los vampiros hacan su agosto.


Elogio de la amnesia

Y ramos un pueblo casi feliz a pesar de esas locas

Antgonas que pretendan enterrar y desenterrar

muertos y se empeaban en ignorar todos los

decretos que ordenaban la general amnesia.



Pas de las sombras largas

Excavaron con esfuerzo y descubrieron las cajas. Largas y angostas. Del interior sacaron los restos. La tierra extrada arm un oscuro montculo rojo junto al agujero negro.

Las cajas con ositos de peluche quedaron ah.


ngeles de la muerte

Estaban todos. En el momento preciso se acerc y

la bes. Tiempo despus el ro color de len

devolvi su cuerpo flotando sobre blanca mortaja

de azucenas.

Norah Scarpa Filsinger - Taf Viejo - Tucumn

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Aficionado

Se consideraba un artista y como tal quiso dejar en las paredes del centro de detencin un centenar de pinturas de sus manos rojas.


Vuelo

Y muchos, aun ateos, se fueron al Cielo lanzados

con todas las bendiciones.



Condicin humana

En manos de la justicia y acosado por el fiscal de la causa, el reo por crmenes de lesa humanidad quiso ejercer su propia defensa. Fue absuelto. Soy un cazador adujo. Y mis presas fueron cachorros de lobo.

Norah Scarpa Filsinger - Taf Viejo - Tucumn

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Nunca ms

Silencio forzado,

palabras en prisin.

Un luto desmedido

despus de aquel adis,

que no pudo decirse,

que repentino nos dej,

sin un hijo, sin un to,

sin un padre, sin un yo.

Justicia cegada,

dictadura atroz.

Un nudo en la garganta

despus de aquel dolor,

que dej un gran vaco,

que rasg este corazn

sin aviso, sin piedades,

sin medida, sin valor.

82


Memoria intocable,

agudo grito de amor.

Tal vez alguna madre

que la esperanza no perdi.

Que ensea a todo un pueblo

a vivir con ilusin,

memoria para siempre,

al olvido aclamando un NO.

Dbora Trejo San Miguel de Tucumn 83

Vuelta

A la memoria de Chonga Guillermo Vargas Aignasse (Senador

provincial) Detenido el 24 Marzo de 1976 cuyo pie izquierdo fue

encontrado en el Pozo de Vargas en 2003, y recin pudo ser

identificado a fines de 2011.

Al nogal de mi niez

yo te requiero

para volver

Hermano del alma

Compaero.

Rodolfo Vargas Aignasse - Andalgal - Catamarca 84


Generosa democracia El semforo impuls los vehculos, advert, que el automvil, que pas muy cerca debajo de mi balcn, era conducido por mi antiguo torturador que al verme salud amable-mente.

Vargas Aignasse - Andalgal - Catamarca 85

Memoria

Ya no est para dejarle una flor. Aquel joven vendado y arrodillado con un cao en la nuca, que pudo rememorar en el ltimo instante, el da en que su padre lo llev de pesca.

Vargas Aignasse - Andalgal - Catamarca 86


Noche negra

Eran los tiempos en que ellos quemaban los libros

germinadores de ideas.

Vargas Aignasse - Andalgal - Catamarca

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Reparacin

Seguiremos de por vida con el dolor a cuestas. Por

lo menos lleg la Justicia.

Vargas Aignasse - Andalgal - Catamarca

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Lobizn La luna llena inund de claridad el pueblo, Fausto no pudo resistirse a su convocatoria y sinti que le crecan colmillos garras y pelos. Esta noche raptar al del sucio trapo rojo se dijo. Ya en el jardn lo vio por la ventana de su casa leyendo en su biblioteca mientras escuchaba msica fornea. En ese momento ingres al recinto un amigo de largas patillas y bigote mejicano que a viva voz le dijo: Compaero, vamos a ver el eclipse total! En las tinieblas siguientes el aterrado Lobizn corri hasta la escuelita de Famaill, a la que lleg como cristiano.

Vargas Aignasse - Andalgal Catamarca 89

Mara frente al tribunal

Se sienta y mira hacia el estrado con su ojos

francos. Esta con la historia que va desandar

despus de muchos aos. La acompaa la

solidaridad de los y las que esperan de su valenta y

de su dignidad, el testimonio que arrase con el

mandato de la impunidad que duele. El presidente

del tribunal hace las preguntas de prctica.

Contesta con serena sencillez. Un defensor se

anima a poner la primera piedra, sin misericordia.

Pide que explique lo ya explicado. Mara escucha

las frmulas jurdicas, palabras oscuras que

escapan a su dilucidacin en la voz impersonal del

secretario. Mira de frente a los jueces y repite lo

que entendi. El presidente le pide que relate los

hechos. La memoria elige el tiempo. Mara pone

andar la llave de mover el pasado. Busca los

pedazos de historias, las trae al presente. Recrea

con voz quebrada.las imgenes del terror y cuenta

de su dolor reciente: el asesinato de su nieto.

90


Un estremecimiento recorre la sala. Los

genocidas la miran imperturbables, los compaeros

y compaeras escuchan perplejos el relato de

crueldad sin lmites que se abati sobre ella y su

familia. Uno de los jueces muestra en su rostro

contrado la tormenta interior que desata el relato.

Habla del miedo devastador frente el ensaamiento

gratuito, los golpes, que le arrancaron los dientes,

las patadas en su vientre, que llevaba una vida

gestndose. Silencio Las fotos de las vctimas

hacen un cerco, color sepia y la miran desde un

lugar remoto, eternamente jvenes, eternamente

presentes.

Asegura que su hija es hermosa y naci viva,

con un hombrito roto por las patadas. Tambin

confiesa que no quiso reponer su dentadura porque

guardaba la esperanza que un da iba a poder dar su

testimonio. Entonces, podra mostrar la huella de la

maldad en su boca sin dientes, porque para ese

tiempo, el rastro de los golpes externos habra des-

91

desaparecido. Resiste, con la voz al borde del

llanto, el recuerdo del accionar de las hordas

asesinas. Mara termina su testimonio como si

hubiera vivido para esperar ese da. La defensa de

los genocidas ha quedado sin palabras, no se

atreven con Mara; eligen el silencio. Cualquier

pregunta los inculpara. Antes de levantarse,

manifiesta Ahora s me pondr la dentadura.

Mara por un momento ha derrotando el olvido.

Valiente Mara, sencilla herona que no figurar en la historia oficial. Est ya en la otra historia, en la verdadera historia que corre su destino.

Marta Ofelia Valoy -San Miguel de Tucumn 92


Emilio frente a los asesinos II (El juicio II)

Esta slo, en un espacio irremediable frente a

l el tribunal y los genocidas. Est con su orfandad

a cuestas y una foto gris de una joven morena que

sostiene a un beb en su regazo: su madre y l. Es la

parte que le queda de su historia. Es difcil saber.la

conmocin interior que lo atraviesa. En sus ojos no

vive el rencor, hay dolor y deseos de justicia. La

patota asesina finge no verlo, desearan que hubiera

engrosado la lista de desaparecidos. Pero est ah y

es el testimonio vivo de los brutales crmenes. de la

dictadura. Le toca el turno de la palabra. Tratar de

nombrar lo que es particularmente difcil: Crecer

sin sus padres, esperar el milagro de su regreso;

pequeas muertes, el recuerdo de sus abuelos,

tratar de entender lo inentendible y tenebroso

de.las desapariciones. Habla sereno y pausado. Los

jvenes de H.I.J.O.S. les alcanzan solidaridad desde

su presencia y su apoyo insobornable detrs del

blindex.

93

Ha ido juntando los pedazos de historia y los hilvana en su relato. La memoria va borrando el mandato del olvido. Reivindica la lucha de sus padres y su legado de compromiso y pasin por la justicia. La defensa dispara una pregunta infame como nico argumento expiatorio para sus defendidos. Su sincera respuesta inutiliza el

brbaro recurso de los que defienden a los indefendibles. Parado en la cumbre de su dignidad mira por ltima vez a los criminales y les exige el cuerpo de sus padres para que una lpida de cuenta de que existieron, para que sea un espacio donde deposite el dolor y llore sus muertes. Lo que merece todo ser humano. Por un momento, todos los hijos sin padres hablan por su boca. Del otro lado, la cobarde e impiadosa complicidad del silencio. Se lidiaba otra batalla contra la impunidad. Su presencia valiente y su testimonio nos devuelve la certeza de que otra historia con ms verdad y justicia es posible. A pesar de todo, est el lacerante dolor de lo irreparable.

Marta Ofelia Valoy San Miguel de Tucumn 94


ndice

Palabras Preliminares 4 Dedicatoria 7 Alumnos Esc. Media El Naranjo.

Da de la Memoria 8 Gabriel Acosta

La voz del silencio 10 Martha Acosta

Testimonio Teido 11 Susana Amenta

La escuela del tormento 13 Nelly Elas de Benavente

Desaparecidos 15 Alejandra Burzac

Todo 16 Vivo por Siempre 18 Los mandados 20 Julio Carabelli

Jurisdiccin de la impotencia 23 Jurisdiccin de la ausencia 25 Jurisdiccin de la amistad 27 Jurisdiccin de la libertad 29 Luca Carmona

Hubo un tiempo 30 Alberto Carrin

Si quieren venir, que vengan... 31

95

Carmela Corbaln

Memoria 37 Empanadillas Para El General 39 La Cneo Quiroga

Encierro (1976) 41 Teresita Flores

Memoria 42 Exhumacin de la tristeza 43 Delia Gago

Noche 45

Hctor David Gatica

De cmo uno no sabe cuantas muertes 47 En este pas lo nico que se puede editar 49 Tiene derecho a elegir: cario o pan? 50 Los geranios de la Ursula 51 Los llevaron a todos 52 Rosana Giribaldi

Poema 54 Mara Eugenia Godoy

Memoria 55 Silvia Gmez

Historia pueblo 56 Delfina Pariente (Coqui)

Isauro 58 Estela Porta

Desaparecer y yacer en la memoria 59 N.N. 60 Cuando leer era la idea ms castigada por la ley 61 Un elefante ocupa mucho espacio 62


Rogelio Ramos Signes

Esta vida 63 Pedro Ral Snchez

De ningn modo 65 Jorge Luis Santamarina

De a pie 66 Ochenta y dos 68 Buscamos un general 70 Por la memoria 72 Norah Scarpa Filsinger

Memoria 74 Venas abiertas 75 Elogio de la amnesia 76 Pas de las sombras largas 77 ngel de la muerte 78 Aficionado 79 Vuelo 80 Condicin humana 81 Dbora Trejo

Nunca ms 82 Rodolfo Vargas Aignasse

Vuelta 84 Generosa democracia 85 Memoria 86 Noche negra 87 Reparacin 88 Lobizn 89 Marta Valoy

Mara frente al tribunal 90 Emilio frente a los asesinos II (El juicio II) 93 ndice 95

Este libro Digital se termin de Editar el 24 de marzo de 2013

en San Miguel de Tucumn Repblica Argentina

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