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1.4. FACTORES DE INTEGRACIÓN Y DESINTEGRACIÓN DE LA VIDA FAMILIAR EL MODELO SISTÉMICO El modelo sistémico es una técnica de intervención que incorpora de la Teoría General de los Sistemas diferentes conceptos y presupuestos básicos para el análisis de la interacción humana. A partir de las Teorías de la Comunicación Humana, la Teoría del Rol y la Teoría de Sistemas, de las cuales surgen los conceptos básicos de sistema y subsistema: - El sistema se entiendo un conjunto de elementos interdependientes; si se modifica uno o parte de ellos, se producirá una modificación en el todo y afectará, en mayor o menor grado, a cada uno de los componentes. - El subsistema depende del observador; es la selección arbitraria de una parte del conjunto en función de aquello que se quiere observar. De acuerdo con este planteamiento, la familia ha de ser entendida como un sistema. En este tipo de intervención, el usuario será el conjunto de la familia, es decir, la receptora del tratamiento será la familia entera. Los problemas que padece un miembro de la familia o síntoma son considerados como la expresión, y no la causa, de la disfunción familiar. Dicha disfunción puede provenir de dificultades o anomalías en la estructura familiar (distribución de roles y jerarquía), las pautas de comunicación familiar y/o la capacidad de la familia para adaptarse a los cambios y a las diferentes fases de su ciclo vital). El modelo sistémico llevado al trabajo social con familias, incluye para su tratamiento una óptica totalizadora de las

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Factores de Integración y Desintegración

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1.4. FACTORES DE INTEGRACIÓN Y DESINTEGRACIÓN DE LA VIDA FAMILIAR

EL MODELO SISTÉMICO

El modelo sistémico es una técnica de intervención que incorpora de la Teoría General de los Sistemas diferentes conceptos y presupuestos básicos para el análisis de la interacción humana.

A partir de las Teorías de la Comunicación Humana, la Teoría del Rol y la Teoría de Sistemas, de las cuales surgen los conceptos básicos de sistema y subsistema:

- El sistema se entiendo un conjunto de elementos interdependientes; si se modifica uno o parte de ellos, se producirá una modificación en el todo y afectará, en mayor o menor grado, a cada uno de los componentes.

- El subsistema depende del observador; es la selección arbitraria de una parte del conjunto en función de aquello que se quiere observar.

De acuerdo con este planteamiento, la familia ha de ser entendida como un sistema.

En este tipo de intervención, el usuario será el conjunto de la familia, es decir, la receptora del tratamiento será la familia entera. Los problemas que padece un miembro de la familia o síntoma son considerados como la expresión, y no la causa, de la disfunción familiar. Dicha disfunción puede provenir de dificultades o anomalías en la estructura familiar (distribución de roles y jerarquía), las pautas de comunicación familiar y/o la capacidad de la familia para adaptarse a los cambios y a las diferentes fases de su ciclo vital).

El modelo sistémico llevado al trabajo social con familias, incluye para su tratamiento una óptica totalizadora de las relaciones, que permite a los profesionales enfrentarse, gracias a los supuestos teóricos del modelo, a una serie de contradicciones familiares que es preciso conocer para poder ayudar a la familia y que pasarían inadvertidas si no es a través de la metodología sistémica. Dichas contradicciones inciden profundamente en el núcleo familiar y están presentes durante todo el proceso de ayuda, condicionando en todo momento en la relación Integrador Social/familia.

La metodología sistémica incluye todos estos elementos en su explicación de la familia ayudando a los integradores sociales a descubrir la dinámica familiar y el juego interno de la familia que acude a pedir ayuda. Los supuestos teóricos que están a la base del modelo sistémico y que permiten mediante el uso de técnicas concretas, un entendimiento más profundo de la dinámica de las interrelaciones familiares, se relacionan, de diversas formas, con los conceptos y esquemas operativos desarrollados por la Cibernética, la Teoría General de los Sistemas y la Teoría de la Comunicación.

En la medida en que se estudia las formas de comportamiento como una totalidad funcional al sistema familiar, y la regularidad de su aparición, el método de observación es cibernético. Cuando aludimos aquí a la cibernética, nos referimos únicamente al estudio y aplicación posterior de los mecanismos de autorregulación de los sistemas, en cuanto que, como ya observó Wienner, si resulta posible un tratamiento «unitario» de los mismos, nos enfrentamos a un nuevo campo en el que se inscriben varias de las disciplinas tradicionales. Piénsese, por ejemplo, en la biología, que estudia el fenómeno de la autorregulación en los organismos, o bien en la sociología, cuando aborda el problema de la estabilidad o el cambio en la sociedad en general, o en un ámbito particular de ella como es la familia.

Lo particularmente nuevo de este método, aplicado a la familia, es que no analiza las formas o características del comportamiento cuando aparece, ni sus manifestaciones individuales, sino que observa las interacciones de los componentes cuando estas conductas aparecen, y qué funciones tienen estas últimas en la composición o estructura total familiar. Desde la observación cibernética, lo más importante es la observación total de la familia como una unidad inseparable, y la explicación será sobre qué sucede, no de por qué sucede.

Si observamos a la familia y entendemos los comportamientos de forma recíproca y como totalidad, el análisis también es sistémico y es mucho más complejo y cuantitativamente diferente al análisis de la suma de las partes. Estas son las bases en que se asienta la llamada «Teoría de los Sistemas», en su aplicación a la comunicación interhumana. En particular tenemos presentes las características propias de un sistema abierto, como son: la totalidad, la interrelación de todas las partes y la realimentación, que está a la base de todo proceso que tiene lugar en él, y que influyen tanto en su estabilidad como en su transformación.

Lógicamente, una de las propiedades del sistema que tenemos presente es la llamada Equifinalidad, es decir, el hecho de que las transformaciones del sistema no son provocadas tanto por las condiciones iniciales, como por la naturaleza misma del proceso, lo cual constituye la característica fundamental de un sistema abierto, como es la familia. Con este procedimiento de análisis, se perfila una diferencia fundamental entre el método tradicional de trabajo familiar y el sistémico. En aquél, ante una situación problema preguntábamos el porqué de una conducta; en ése preguntamos: ¿qué sucede aquí y ahora? Partiendo de estos supuestos, para analizar la relación existente entre una perturbación manifiesta en un individuo y su grupo familiar en un único acto de observación, es necesario considerar a la familia como un todo orgánico, es decir, como un sistema relacional total.

Siguiendo a Andolfy, desde el modelo sistémico se conceptualiza a la familia como «un conjunto constituido por varias unidades vinculadas entre sí por medio de una estructura de relaciones formalizadas. La familia tiene historia propia, se han ligado en el tiempo diferenciándose de su entorno a la vez que participan en él y con él. El cambio de estado

de una unidad del sistema va seguido por el cambio de las demás unidades; y éste va seguido por un cambio de estado de la unidad primitiva y así sucesivamente. Por tanto, una familia es una totalidad, no una suma de partes, que funciona en el tiempo por la interdependencia de las partes entre sí y los demás sistemas que la rodean».

Todo este proceso intersistémico, se produce gracias a la comunicación. La comunicación dentro del sistema familiar actúa como proceso organizador, encargada del reparto de funciones, roles, tareas, reglas, normas, etc., conformando así la estructura que mantiene al sistema familiar en sí. En dicha estructura se ubican todos los patrones de conducta familiar, incluido el patrón de conducta perturbado. Partiendo de estos supuestos científicos, consideramos sólidamente fundada la tesis de Watzlawick2 en la que se afirma la existencia de relaciones perturbadas en las familias, pero no de individuos perturbados; o dicho más exactamente, que los trastornos del comportamiento son una función de las relaciones humanas, pero nunca de individuos inadaptados o enfermos.

La familia, pues, vista como un sistema abierto y relacional, supera y articula entre sí los diversos componentes individuales, formando un todo orgánico, al cual hay que observar en su totalidad y en interrelación, si queremos comprender cualquier manifestación individual, incluida, por supuesto, la patológica. La meta terapéutica de este tipo de observación y atendiendo a los supuestos teóricos del modelo, sería el cambio: cambio de estructura disfuncional, cambio de canales patológicos de comunicación, cambio de interacciones, etc.

Hay una serie de afirmaciones inherentes al modelo sistémico:

- Sobre la realidad, la percepción y la información: Cada persona es particular y por ello puede percibir el mundo de manera

diferente. Nuestra forma de percibir la realidad condiciona la selección de la

información.- Sobre la persona:

La conducta de una persona es inseparable del contexto que lo rodea. El comportamiento disfuncional de una persona es concebido como una

perturbación en el sistema.- Sobre la familia:

La familia es un sistema de interrelaciones y autogobernado, de personas comunicándose con otras.

- Sobre la actuación del síntoma y el cambio:

La “enfermedad emocional” de cualquier miembro de una familia, es su respuesta apropiada y modo de comunicación a un sistema familiar disfuncional.

Por cambio se entiende al proceso que se produce a través de la asociación del profesional con la familia y su reestructuración. La misma debe hacerse de manera planificada para poder transformar las pautas disfuncionales.

EQUILIBRIO Y DESEQUILIBRIO

Factores de integración y desintegración de la vida familiar

Se consideran factores de integración familiar a todos aquellos factores que conducen a un desarrollo armónico y equilibrado en su estado evolutivo, social y emocional de la persona. Se pueden definir factores de desintegración aquellos que desequilibran, obstaculizan o distorsionan dicho desarrollo.

Este equilibrio o desequilibrio familiar viene definido por cinco indicadores básicos:

1. La capacidad de adaptarse al entorno.2. La facultad para mantener y entablar relaciones emocionales satisfactorias.3. La competencia para concebir y percibir la realidad tal y como es.4. La aptitud para ser productivo.5. La capacidad de estructurar y actualizar los propios recursos internos.

Cada persona se va a tener que enfrentar constantemente a determinadas situaciones o dificultades que rompen su equilibrio y requieren de respuestas más o menos inmediatas.

- Generalmente, si estas situaciones de desequilibrio se abordan desde un punto de vista realista, se podrá afrontar la situación anticipando las consecuencias de sus actos y a su vez se activarán sus recursos internos modificando sus actividades para llegar al restablecimiento del equilibrio. Estas dificultades se pueden resolver sin ayuda externa. Por ejemplo, la jubilación.

- Sin embargo, a veces, la magnitud de determinados problemas o la incapacidad de la persona para manejarlos, puede conducir a una situación difícil de solucionar.

El proceso de la crisis

La crisis es una forma de desequilibrio, un estado de perturbación y/o agitación, que dificulta y conmociona a una persona que ha padecido o padece un shock, provocando un estado de estrés. Pueden requerir una intervención externa.

La palabra crisis en el idioma chino significa peligro y oportunidad. La crisis es una oportunidad peligrosa para crecer. La palabra se deriva del griego y significa separación y elección: separación de algo o de alguien, antes de que pueda darse una elección de algo o de alguien como expresión de una evolución madurativa.

¿Qué es el estrés?

Estrés significa “sobrecarga provocada por un sobreesfuerzo”, y también puede significar “impulso”, “presión” o “tensión”.

Algunos signos de estrés pueden ser: irritabilidad, inestabilidad emocional,… Este tipo de manifestaciones patológicas tiene como respuesta la conocida tensión postraumática.

Como afirma la psicóloga social cubana Idarmis González Benítez, cuando ocurre un evento que causa estrés en la familia, el sistema se desequilibra y en ese momento pueden suceder dos cosas: que se supere el evento, se logre crecer y se posibiliten cambios o, que se sucumba y se deteriore. Por ello se dice que la crisis es un momento de mucha vulnerabilidad en la familia, y también de muchas posibilidades de cambio.

En la familia las situaciones generadoras de estrés pueden ser diversas; por ejemplo, mala relación de la pareja, celos, errores en la comunicación, adicción en uno de los miembros del sistema familiar, actos de traición no superados y falta de aceptación de determinado rol en la pareja, entre otras.

Estos generadores de estrés pueden esconderse un tiempo y aparecer ante cualquier otro desequilibrio o crisis del sistema familiar. Entonces, se produce una suma de factores, hasta tal punto que la familia realmente no puede identificar las causas de su dolor.

Eustrés y distrés

En la actualidad, la causa principal de estrés es de tipo psicosocial.

Hay que diferenciar dos tipos de estrés:

- Eustrés o estrés positivo. Es aquel en que se afrontan los problemas de forma abierta y creativa, llegando incluso a producir bienestar, placer o alegría. Por ejemplo, aprobar un examen.

- Distrés o estrés negativo. Se refiere a aquellas situaciones en las que no se asimila la sobrecarga, siendo desagradable e incluso perjudicial. Por ejemplo, un fracaso labora…

Fases de la crisis

Una etapa de crisis pasa por tres fases:

- Fase de alarma.- Fase de resistencia.- Fase de agotamiento.

CRISIS QUE AFECTAN A LA FAMILIA

La familia como sistema sociocultural abierto se enfrenta a situaciones críticas

inducidas por cambios biopsicosociales.

Crisis es todo evento traumático, personal o interpersonal dentro o fuera de la familia,

que conduce a un estado de alteración y que requiere una respuesta adaptativa de la

misma. Una crisis familiar es un evento de la vida, presente y pasado, que ocasiona

cambios en la funcionalidad de los miembros de la familia.

Cuando la familia se inicia y pasa de una etapa de su vida a otra, siempre experimenta una crisis. El matrimonio, la gestación, los nacimientos, el inicio de la escolaridad, la adolescencia, la salida de los hijos de la casa, la jubilación, el envejecimiento y la muerte son momentos que representan crisis notorias en la familia.

Existen épocas propicias para la aparición de crisis: se producen en estos momentos las llamadas crisis de aniversario y tienen que ver con la fecha de muerte de un miembro querido de la familia, con otros eventos como nacimientos, separaciones, cambios de casa, ascensos, partida de los hijos, Navidad y fin de año. Son fechas significativas que representan rituales culturales y que se repiten cada determinado tiempo.

Las crisis pueden ser momentos que la familia interpreta como buenos o como malos, que pueden ser una celebración o festejo, o puede ser un hecho triste, preocupante o doloroso. Aun las situaciones que se perciben como momentos agradables, como matrimonios y nacimientos deseados, ascensos laborales o graduaciones, hacen parte de las crisis que se viven en un sistema familiar.

Aunque son momentos que se espera que normalmente viva una familia, representan vulnerabilidad, cambio y se experimentan con confusión. Requieren ajustes y modificaciones dentro del sistema familiar.

“Cuando la familia está en crisis las lámparas quedan más tiempo encendidas, hay más ruido o más silencio, la comida queda en los platos, hay más cita al dentista y se gasta más maquillaje”. Este texto es una metáfora de las diversas manifestaciones que ocurren en la vida familiar ante una crisis, en las que se refleja la incertidumbre, la preocupación, las lágrimas, el dolor o la celebración.

Ante la crisis, los miembros de la familia experimentan muchas sensaciones, que van desde cambios en el estado anímico, confusión, irritabilidad, alegría, tristeza, hasta respuestas físicas tales como dolor de cabeza, dolores musculares y trastornos digestivos. Lo importante es prepararse para asumir el cambio, dialogando sobre la situación, hacer ajustes, planeación y compartir emociones y sentimientos al respecto.

Las crisis familiares generan muchas veces conflictos notables. Todo conflicto dentro del sistema familiar debe ser resuelto de manera positiva, con firmeza. Para ello debe escogerse un momento adecuado, sin la presencia de terceros o personas ajenas a la familia. Debe emplearse una comunicación clara, sin tratar de buscar culpables, ni

vencedores o vencidos. Se debe tener siempre en cuenta el por qué se está discutiendo y no aprovechar el momento para ventilar conflictos anteriores no resueltos.

Muchas veces el padre cuestiona a su hijo por un determinado comportamiento y es en ese momento cuando aprovecha para reclamarle por una situación anterior no resuelta; por ejemplo, mientras lo cuestiona por sus calificaciones, aprovecha para reclamarle por haber roto la ventana hace seis meses. Esto generalmente crea confusión, aumenta el conflicto y obstaculiza la posibilidad de crecer por medio de la crisis. Es bueno saber por qué se está discutiendo y la finalidad debe ser resolver el lío o conflicto y no tratar de lesionar al otro.

Para resolver los conflictos en la familia, los miembros del sistema deben respetar los límites existentes; es así como los conflictos entre hermanos deberán ser resueltos por los hermanos sin la intervención de los padres y los conflictos conyugales por los cónyuges. Se debe tener un buen grado de empatía, es decir, de sentir un poco por el otro o ponerse en los zapatos del otro”, así como una adecuada capacidad de escucha y de control de impulsos.

La familia puede intentar resolver un conflicto por la vía pacífica, mediante el uso del diálogo, de la empatía, con una buena disposición para superar la situación, o por la vía “armada”, mediante una fuerza que domina al otro. Esta última forma necesita el uso de fuerza física, emocional o moral, tal como el grito, la amenaza, el insulto, la ridiculización, etcétera, y nunca logra la resolución del conflicto, sino un estado de falso equilibrio que lleva a la familia al deterioro y produce altos niveles de dolor y de miedo.

El sano funcionamiento de la familia requiere que estas crisis sean reconocidas y

validadas por ella misma como problemas potenciales, a fin de poder ser resueltas

favorablemente.

Medición de los factores de estrés

Holme y Rhae establecieron una escala de impacto de acontecimientos de riesgo en los que definían los factores de estrés, a cada uno de los cuales les asignaron un valor.

Crisis previsibles y crisis imprevisibles

En función de los diferentes factores de estrés, pueden clasificarse las crisis en:

- Crisis previsibles.- Crisis imprevisibles.

Crisis previsibles, también llamadas normativas, evolutivas o transitorias

Las crisis normativas también llamadas evolutivas están en relación con las etapas del

ciclo vital de la familia. Son situaciones planeadas, esperadas o que forma parte de la

evolución de la vida familiar. Cambios que obligadamente se suscitan dentro de la

familia, por lo que se llaman también intrasistémicas.

Se pueden encontrar complejas transformaciones en los roles familiares. Los periodos

de transición de las familias son fuentes de estrés intenso.

Las crisis evolutivas que marcan la transición de una etapa a otra, son oportunidades de

crecimiento para cada uno de sus miembros al posibilitar la adquisición de nuevas

responsabilidades, roles, relaciones, compromisos, lo que va dando forma a la identidad

de cada uno y del grupo.

Las crisis normativas se desarrollan en 4 etapas.

1. Etapa constitutiva.

2. Etapa Procreativa.

3. Etapa de dispersión.

4. Etapa Familiar Final.

Tipos de crisis familiares: cambios biológicos, psicológicos y sociales de los miembros

de ella.

Estas crisis son también llamadas transitorias. El término transitoria no se refiere a

duración sino a tránsito a otro estado del ciclo vital: por ejemplo, se espera que haya

crisis por el nacimiento de los hijos, al iniciar los hijos la escolaridad, la relacionada con

la adolescencia de los hijos, con la jubilación, etcétera.

Se pueden diferenciar las crisis de desarrollo, las crisis de transición, las crisis de desvalimiento y la crisis estructural.

- Crisis de desarrollo, de evolución o de ciclo vital. Suelen ser las más frecuentes y las más fáciles de predecir. Se trata de crisis reales y manifiestas producidas como consecuencia del propio ciclo vital dentro del sistema familiar. Estos cambios pueden ser graduales o repentinos. La situación se puede convertir en problemática cuando la familia intenta impedir la crisis en lugar de adaptarse o redefinirla. Son ejemplos la pubertad, la vejez, etc.

Toda familia cuenta con una historia natural que la hace cursar o transitar por sucesivas etapas mediante las cuales los miembros que la conforman experimentan una serie de cambios que podríamos definir como leyes naturales que influyen en la conducta y por ende en el modo de vida de cada individuo.

Cada una de las etapas del ciclo vital de la familia implica determinadas fases y crisis de desarrollo, así como ciertos riesgos y determinadas tareas en cada uno de los campos: biológico, psicológico y social.

Ciclo vital según Duval:

Fase de matrimonio: se inicia con la consolidación del vínculo matrimonial, concluyendo este ciclo con la llegada del primer hijo.

Fase de expansión: es el momento en que se incorporan nuevos miembros de la familia. Como su nombre lo dice la familia se “expande”.

Fase de dispersión: se identifica por el hecho de que todos los hijos asisten a la escuela. Es el camino para la próxima independencia ya que los hijos se encuentran en la adolescencia. Los padres se ven sometidos a nuevos retos.

Fase de independencia: la pareja debe aprender a vivir nuevamente en “independencia”, sus hijos han formado nuevas familias. Los lazos de unión entre padres e hijos se deben fortalecer ante el riesgo de un progresivo debilitamiento. Esta fase suele durar aproximadamente entre 20 y 30 años.

Fase de retiro y muerte: incapacidad para trabajar, desempleo, agotamiento de los recursos económicos, padres abandonados en sus hogares, o reclusos en asilos.

- Crisis de transición. Van unidas directamente al rol social y a la implicación en la nueva situación, como puede ser el paso del colegio al instituto, el cambio de trabajo, etc.

- Crisis de desvalimiento. Aparece cuando existe una dependencia o disfunción psíquica o física de uno o varios miembros de la familia, ya sea a causa de enfermedades terminales, enfermedades degenerativas, etc.

- Crisis estructurales. Nacen de las propias relaciones e interacciones entre los miembros familiares y suelen derivar en violencia familiar, alcoholismo y bloqueo comunicativo. Suelen ser reiterativas y surgen de tensiones internas. Se trata de verdaderos terremotos y ocurren cuando la situación generadora de estrés hace parte de la estructura misma de la familia. El problema se puede mantener oculto algún tiempo y dar la apariencia de que todo está en equilibrio, y súbitamente aparece la crisis. La analogía más cercana que explica este tipo de crisis en el planeta Tierra la constituye las placas tectónicas tratando de buscar

su equilibrio: aunque quede quieto el planeta, de un momento a otro aparecen terremotos de diversa intensidad.

- Crisis por incremento. También pueden ocurrir por eventos como la incorporación de miembros en la familia (adopciones, llegada de familiares).

- Crisis de desmoralización. Además, pueden suceder por eventos que rompen con las normas y valores de la familia (alcoholismo, infidelidad, farmacodependencia, delincuencia, encarcelamiento, actos deshonrosos).

- Por último, las crisis de desorganización, son las que ocurren por eventos que obstaculizan la dinámica familiar (pareja infértil, divorcio, accidentes, enfermedades psiquiátricas, graves y retraso mental).

Crisis imprevisibles, de situación, paranormativas o no transitorias

Son impredecibles, ni siquiera se desarrollan en la dinámica familiar. Los problemas

aparecen cuando se buscan culpables y se piensa que se podría haber hecho algo para

evitarlo; estas posturas sólo impiden la adaptación a la nueva situación. Ejemplos: las

catástrofes (incendios, guerras), o las crisis económicas (pérdida del puesto de trabajo).

A nivel individual las más frecuentes son las enfermedades, los accidentes de tráfico,

etc. A nivel familiar destacan el divorcio, la muerte, etc.

Estas crisis aparecen de manera inesperada para la familia que producen un

desequilibrio mayor y necesitan mucho más esfuerzo emocional y de comunicación para

resolverlas. Se definen como experiencias adversas o inesperadas. Son eventos

provenientes del exterior (Intersistémicos), que generalmente resultan impredecibles

para la familia. Las llamadas paranormativas o no transitorias, se refieren a hechos o

situaciones inesperadas: nadie espera que su casa se queme o que un hijo inicie el uso de

alcohol o sustancias psicoactivas, o se embarace la hija adolescente, una enfermedad

grave o crónica en un miembro de la familia, o un hijo con alteraciones físicas. Ocurren

súbitamente y requieren mayores esfuerzos para resolverse.

Las crisis paranormativas pueden ocurrir por eventos de separación de algún miembro

(hospitalización, separación, divorcio, muerte): son aquellos eventos vitales familiares,

que constituyen muerte). Son llamadas crisis por desmembramiento.

Estás crisis se asocian con grandes periodos de disfunción, durante los cuales los

miembros de la familia presentan dificultades en la comunicación y para la

identificación de los recursos necesarios para resolverlas.

Tanto las crisis normativas como las paranormativas, pueden ser de dos tipos; que son

las instrumentales y afectivas.

Resolución de la crisis

La principal característica de toda crisis es que es un proceso temporal limitado en el tiempo y que siempre va seguida del equilibrio a continuación. Para evitar o resolver las crisis todas las personas ponen en funcionamiento sus propios recursos cognitivos y afectivos y realizan una serie de tareas que pueden clasificarse de la siguiente manera:

- Realidad. Se afrontan los acontecimientos y los sentimientos de forma realista.- Apoyo. Se acude al entorno en busca de ayuda.- Puesta en marcha. Es la forma en que se ponen en acción las diferentes

capacidades de la persona para conseguir responder eficazmente a la situación estresante.

Se plantea reflexiones que nos conduce a un cambio de actitud en aras de lograr el bienestar individual, de pareja y de la familia en su conjunto; sin temer a las crisis familiares que por naturaleza se tiene que dar; a las situaciones problemas que se presentan y hay que resolver; y menos aún a los conflictos que si bien se tornan más complejas por el grado de emotividad e intereses encontrados, nos permite crecer como personas, adquirir nuevas habilidades para resolver las dificultades y conocerse mutuamente.

REGLAS PARA VIVIR EN ARMONIA

No solo se trata de querer tener una pareja y una familia, sino de TRABAJAR para ello. De lo que se trata es de hacer las cosas armoniosamente…sin presiones, sin chantajes, sin molestias…..aquí no hay "QUIEN MANDA A QUIEN"….aqui tiene que haber SOLIDARIDAD, APOYO, COMPRESIÓN, TOLERANCIA Y MUCHO RESPETO

No alberguemos "iras", "molestias", "resentimientos"…no encubramos nuestra falta de manejo y comunicación con "gritos", "llamadas de atención" y "reniegos",estos últimos cierran las puertas para una buena comunicación y sale a flote nuestro instinto de auto protección, coraza que nos encierra cada vez más al egoísmo y resentimiento.

Para todo ello, debemos tener presente lo siguiente: 1º estar atento a las situaciones, 2º tener claro lo que se quiere 3º saber decir las cosas y 4º contribuir para ello.

LAS COSAS SE ENSEÑAN Y SE APRENDE JUNTOS y sobre todo HACIENDO

Estamos acostumbrados a pensar siempre primero en nosotros mismos …"..estoy cansado", "he trabajado mucho..y no me han ayudado" , "…Por que YO?", "merezco mi descanso" "yo trabajo". Y no es que no tengan razón; que este cansado, que ha realizado tareas diversas, que le ha significado esfuerzo …eso hay que respetar.

Lo que se trata es de entender que la otra persona también debe haberse esforzado para hacer sus actividades y también esta cansado. Para ello es importante :1º Comentarnos como nos fue el día; así sabremos que tan cargado estamos uno más que el otro, para no exigirnos ni cargarnos más; es una buena terapia para relajarnos2º Saber cuales son las tareas más importantes que tenemos que realizar en casa y juntos; ya que ambos son jefes de familia y tienen que coordinar para realizar esas nuevas tareas…. aquí se puede actuar de dos manera: (1) repartirnos las tareas "yo hago esto y tú lo otro", o (2) hacerlos juntos "limpiemos juntos" "cocinemos juntos"….esto último funciona más cuando los dos estamos cansados , no queremos hacerlo, estamos fastidiado….. pero que hay que hacerlo… pero a su vez es delicado y peligroso si no manejamos el INTERÉS SUPREMO que es el de superar la situación de cansancio y realizar las nuevas tareas, además de saber apoyarse en la pareja para todo ello.…hay que aprovechar ese momento para seguir conversando armoniosamente.

RESPETO  ANTE TODO

No faltemos el respeto a nuestra pareja, no ridiculicemos sus puntos de vista ni sus actos…: "no seas sucio (a)", "que te has creído" "estas acostumbrado(a) a…", "porqué no entiendes?", "esperas que yo lo haga" , "cuando vas a cambiar", "me cansas", "me tienes harto(a)"…son frases que dañan, no enseñan y rompen la relación.

No juzguemos, cada uno llega de experiencias diferentes que se trata de combinarlas y extraer lo mejor para la nueva convivencia…. No se trata quien sabe más, quien es mayor ni de que sexo es; si las cosas se dicen con respeto y tacto llegarán mejor, aún cuando lleve tiempo en su transformación.

Empecemos por conocernos y saber lo que es más saludable e ir erradicando lo negativo; mientras que por otro lado, reflexionemos que tan dañinos son esos actos para nuestra pareja y para nuestra relación; conversémoslos y apoyémonos para superarlo.

Tengamos en cuenta que:1º El respeto se gana cuando entendemos y respetamos al otro2º El respeto se va perdiendo con el enojo, luego con los gritos y posteriormente con la violencia.

COMO TOMAR LOS PROBLEMAS

Tomen los problemas como cosas externas a su propia persona; tómelo como objetos sobre los que se va a trabajar para que deje de ser problema; de lo contrario le va doler resolverlo porque estará dentro suyo y quizás ni podrá identificar la esencia del mismo.

A igual que las matemáticas, los problemas se resuelven, no se acumulan. Para resolverlos, primero se observan, luego se analizan, posteriormente se despejan (se van disgregando) y luego se empieza a actuar desde lo más sencillo, desde el punto inicial. "Piense y luego actúe", sería la frase que encierra todo lo anterior….pero pensar sin rencor, sin resentimiento, siempre tratando de resolver el problema, no de complicarlo o entramparlo.

No de muchas vueltas, ni trate de encontrar a los culpables que lo ocasionaron, sino, de encontrar qué hacer sobre lo que ya se tiene.

COMO AFRONTAR LAS DIFICULTADES

No pasemos por alto los enojos y fastidios de nuestra pareja…son expresiones de que algo no marcha bien para él o ella…hay que ayudarlo a expresarse libre y claramente y en el momento más oportuno….no exigir ni presionar para ello; y menos ir cargándose con resentimiento, culpándose de algo que aún desconoce.

No cargue hechos pasados para suponer que se trata nuevamente de ello y caer en un circulo vicioso; espere conocer primero las causas de enojo de su pareja..

Por otro lado; es frecuente que uno diga algo que irrite al otro; entonces, se alza la voz y se saca el mal genio, lo que da pie a una discusión acalorada salpicada de sarcasmo. Aquí no hay "tú empezaste primero", porque tanta responsabilidad tiene uno como el otro; uno por no saber decir las cosas y el otro por no percatarse de ellas.

Tenemos que controlar nuestras expresiones (palabras y gestos); las palabras ofensivas quizás produzcan heridas emocionales que tardan mucho tiempo en sanar, incluso pueden desembocar en violencia doméstica, difícil de reparar. Al hablar, recuerde que el modo de hacerlo es muy importante...puede herir con sus palabras, levantar barreras o allanar el camino. Por otro lado, no hace falta gritar para discutir porque hasta los susurros pueden ser ofensivos si pretenden irritar o humillar.

Tres consejos para apaciguar los ánimos:1. Escuche a su pareja2. Respete su opinión3. Responda con cariño

Al escuchar, dispóngase a oír no solo las palabras, sino también a percibir los sentimientos ocultos, sus molestias, su preocupación, su frustración y hasta su alternativa de solución. Tal perspicacia le ayudará a no tomar como un agravio personal lo que diga su pareja y por el contrario llegará a la raiz del problema.

Si una desavenencia deriva en una pelea verbal, (que tampoco hay que temer), esfuércese por no alejarse de lo más importante. Concéntrese en la raíz del problema y no en la persona, no ofenda, no se desespere por defenderse, tampoco se sienta culpable….. Interésese más en QUE debe hacerse, que en QUIEN tiene la razón.

INTENTE RESOLVER DISPUTAS, NO GANARLAS

Cuando surgen disputas, la meta es resolverlas, no ganarlas.

Lo que suele empeorar una situación es permitir que los sentimientos heridos e incontrolados dominen los pensamientos y las acciones. Todos deberíamos aprender a resolver las desavenencias de forma pacífica, incluso si para ello tenemos que sacrificar preferencias personales.

No se debe perder de vista el objetivo común de la pareja: el bienestar de la familia; por tanto muchos intereses personales se tendrán que dejar de lado, lo cual requiere de mucha madurez y seguridad, además de entrenamiento……..empiecen HOY.

CRISIS VS CONFLICTO

Ambas conceptos parecen similares pero en el marco de las relaciones familiares, resultan diferentes y es necesario aclararlas para iniciar el proceso de aprendizaje para resolver nuestras dificultades.

Toda familia pasa por diversas situaciones de crisis, entendido este como procesos de cambio: el matrimonio, el nacimiento del hijo, el 1° día de clase de éste, el cuidado del mismo etc. Estas situaciones traen consigo problemas que requieren tratamiento y solución, con mucho apoyo emocional y hechos concretos; por lo tanto no hay que temer a las crisis ni a los problemas, por el contrario ello nos ayuda a desarrollar nuestra capacidad de organizarnos, de plantearnos las dificultades y encontrar salidas para ello. Requiere el aporte de la pareja para encontrar la salida del "laberinto"

Un problema se vuelve conflicto cuando perdemos visión de la esencia del problema y nos perdemos en hechos superficiales, no menos importantes pero que no ayudan para el momento….. tratamos siempre de buscar culpables, pretextos, estar siempre a la defensiva, queremos imponernos; todo ello que no hace mas que entorpecer las relaciones, dañarnos mutuamente, calificarnos negativamente y no permite ir solucionando el problema. Sin embargo tampoco hay que temer al conflicto porque depende como lo resolvamos podrá significar una buena lección para el resto de nuestra vida, por tanto hay que ver al conflicto como una oportunidad de madurar y conocernos mutuamente.

Lo que si debemos temer es guardar resentimiento, rencor, odio, ira; porque eso sí va en aumento cuando no se procesa en su momento y nos va enfermando lentamente. Guardar rencor es no haber resuelto el problema, que al seguir acumulándose ocasionará otro conflicto mayor. Recuerde que "guardar rencor, es como tomar veneno y esperar que otros mueran"

No todos resuelven sus dificultades de la misma manera, por lo tanto no hay que ser imitadores ni esperar que los profesionales nos dirijan la vida, que resuelvan nuestros problemas, ellos nos pueden orientar, pero depende de nosotros mismos, de nuestra voluntad de cambio, de nuestro interés de resolver las dificultades y sobre todo de decidir ser feliz y vivir en armonía, lo que nos ayudará a superarlos.

RELACIONES FAMILIARES SALUDABLES

Llamamos "Relaciones Familiares Saludables", a aquellas que se caracterizan por el afecto, el buen ejemplo y el respeto mutuo. Y, que, como consecuencia hacen sentir bien a los miembros de la familia; permitiendo que cada quien pueda crecer y desarrollar de modo favorable.

Para que funcione, se necesitan ingredientes de alta calidad:Respeto Mutuo: No burlarse, ni menospreciar o aprovecharse de los demás. Aceptar a las personas con virtudes y defectos, sus opiniones y decisiones; ser cordial con todos.Confianza: No ser celoso (a), ni posesivo (a), creer en la otra persona, dar oportunidades y apoyar a mejorar.No-violencia: No golpear, amenazar, ni atemorizar. Ser tolerantes, tener autocontrol.Buen Trato: No usar actitudes, palabras, ni acciones para herir. Ser amable. Demostrar afecto con acciones, palabras y caricias.

Responsabilidad: No dejar de cumplir con las obligaciones, ni culparse si existen problemas. Compartir lo que se hace y lo que se tiene.Toma de decisiones compartida: No decidir por el otro. Utilizar el diálogo, el consenso y la negociación.No abuso del alcohol y otras drogas: No usar drogas, ni presionar para que otro lo haga.El manejo de nuestras emociones, …el conocernos nosotros mismos y a nuestra pareja, nos ayudará a enfrentar cualquier tipo de relación y conflicto; pero a ello hay que añadir ciertas actitudes y/o comportamientos a nuestro estilo de vida, que permita amortiguar la situación, mantener las buenas relaciones y salir airosos de ello.

Los pasos que tenemos que seguir frente a una situación de conflicto es:1. Calmarse2. Concentrarse en el tema3. Asegurarse que se nos entienda4. Colocarnos en el lugar del otro.

Todo ello que nos da control, seguridad y serenidad para detectar la situación-problema, encontrarle alternativas de solución y compartir el desarrollo del mismo; se trata de resolver el problema para el beneficio de ambos por lo tanto se tiene que conjugar los intereses y orientarlos al objetivo común. Se trata que gane la armonía, la razón, la tranquilidad, la paz; que gane el proyecto en común, los hijos, la familia.

Esto nos conlleva a desarrollar ciertas habilidades:- Habilidad de Comunicarse: Saber expresarse correctamente tanto verbal como

gestualmente; existiendo entre ellos una correlación de hecho y palabra. Hay que tener presente que las personas expresamos no solo palabras sino también sentimientos.

- Habilidad de Escuchar: Prestar atención, no interrumpir, no juzgar, respetar el sentimiento de los demás. Es entender lo que se nos comunica con palabras, gestos e intención.

- Habilidad de Disculparse: Reconocer que uno puede equivocarse pero que existe el propósito de rectificarse; es darle el lugar que le corresponde a la otra persona.

- Habilidad de Perdonar: Es la posibilidad que cedemos a la otra persona para rectificarse; es el interés que mostramos para mejorar nuestras relaciones.

- Habilidad de Negociar: Es lograr acuerdos para unificar intereses; es querer mantener la armonía en la pareja, respetando sus puntos de vista y prevaleciendo el interés común.

Cuando la relación de pareja llega a un punto de intolerancia, solo cabe acudir a los profesionales para que ayuden a restablecer el diálogo y el respeto mutuo; para lo cual se puede abordar a través de la Orientación – Consejería – Terapia, según sea el caso; pero que a su vez tiene que haber Voluntad, decisión, disposición y compromiso por parte de la pareja para mejorar la relación y salvar las diferencias.

Creo que los refranes: "Todo pasa", "No todo es como parece" Y "Mañana será otro día" … puede ayudarnos a enfocar los conflictos de otra manera; nos enseña a ser más tolerantes, a no dejarnos llevar por las apariencias y tener la esperanza que todo puede mejorar.

Por último, solo existen dos maneras de responder a los conflictos:1. CON HABILIDAD Y DESTREZA:Astucia, Inteligencia y maña2. CON DEJADEZ Y COBARDIA:Hacernos la victima, culpar a otros, dejar que otros resuelvan…

La crisis del duelo

La muerte y el duelo

El duelo es un acontecimiento transcultural definido como una forma reactiva de adaptación ante la pérdida de un ser querido.

Es importante aprender a concebir la muerte como un proceso natural de la vida.

El duelo también hace referencia a estados diferentes a la muerte, como puede ser la separación de los hijos, la pérdida de status, la pérdida de un empleo…

Elaboración y adaptación del duelo

El proceso de duelo es la elaboración y adaptación a una situación de pérdida de una persona querida. Se puede explicar a través de diferentes elementos:

- Según el grado de apego a la persona muerta.- Las características de la muerte.- La propia personalidad.- Participación en el cuidado del moribundo.- La duración de la enfermedad.- Disponibilidad de apoyo (familiar y social).- Nivel de comunicación con los demás.

En ciertos casos se produce un retraso o una ausencia de duelo (duelo negado), pero también se puede presentar de una forma muy intensa y prolongada, asociada a conductas suicidas o síntomas psicopáticos (duelo patológico). Entre los factores que dificultan la elaboración del duelo, se pueden destacar:

- La pérdida inesperada o repentina.- El fallecimiento de una persona joven (adolescente o niño).- Haber presenciado una situación terrible.- Una fuerte dependencia respecto a la persona muerta.

Fases del duelo

En él se pueden detectar una serie de características:

- Duelo anticipado (premuerte). Período en que se conoce un diagnóstico mortal. Se produce un estado de temor y ansiedad.

- Duelo agudo. Incredulidad y aletargamiento de las emociones.

- Duelo temprano. Comienza al cabo de unas semanas y dura hasta los tres meses aproximadamente después de la muerte.

- Duelo intermedio. Pasados unos meses o unos años después de la muerte. Aumentan los períodos de normalidad, la actividad social y se asume el hecho de tener que seguir viviendo. Este período puede durar uno o dos años.

- Duelo tardío. Entre los dos o los cuatro años posteriores a la muerte puede empezarse una nueva forma de vida.

- Duelo latente. Con el paso del tiempo el dolor se torna más suave.

Las etapas del proceso de duelo

El duelo es un camino por donde tenemos que atravesar una serie de etapas o tramos. Se trata de una aproximación a lo que ocurre, con retrocesos y avances a lo largo del proceso. En definitiva, los estudiosos del duelo y el morir definen una serie de estaciones o fases por las que transcurrimos en nuestros procesos de duelo:

Etapa 1 – Fase de shock o estupor

Estado de desconcierto y embotamiento, caracterizado por la presencia de conductas automáticas y la incapacidad de aceptar la realidad. En estos primeros momentos hay personas que actúan como si no hubiera ocurrido nada, aparentando ante los demás que aceptan plenamente la situación. En otros casos, encontramos a personas que se paralizan y permanecen inmóviles e inaccesibles.

Se trata de un estado protector que sirve para dar tiempo a asumir la información recibida y puede durar horas o incluso algunos días.

Etapa 2 – Fase de rabia o agresividad

Podemos sentir falta de seguridad y baja autoestima, e incluso enfadarnos con aquellas personas a las que consideramos responsables de la pérdida. Suelen aparecer también sentimientos de injusticia y desamparo junto con problemas como insomnio, pesadillas o sueño no reparador.

En este momento podemos sentirnos con menos capacidad de concentración y tener pérdidas de memoria. Nuestro apetito en general también se ve afectado y nos resulta muy difícil disfrutar de las actividades cotidianas.

Etapa 3 – Fase de desorganización o de desesperanza

Empezamos a tomar conciencia de que nuestro ser querido no volverá, aún así, muchas personas “sienten la presencia” del familiar fallecido, sobre todo en momentos de

somnolencia o relajación. Este momento se caracteriza por la sensación de desorganización al no estar presente ese ser querido. Por ello, es habitual experimentar apatía, tristeza, desinterés, o incluso una tendencia a abandonarnos y a romper los esquemas de nuestro estilo de vida personal habitual. Algunas personas sienten también el impulso de llevar a cabo cambios radicales en su vida (casa, trabajo, mobiliario, localidad de residencia) o en sus relaciones personales o familiares. Pero es mejor dejarlo para más adelante.

Etapa 4 – Fase de reorganización

Poco a poco vamos afrontando la nueva situación y reorganizamos nuestra propia existencia. Aquí, el recuerdo de nuestro ser querido empieza a transformarse en una emoción reparadora.

Durante este tiempo tendremos la sensación de estar recorriendo una y otra vez estas cuatro fases, pero cada vez, nos iremos adaptando con mayor tranquilidad a la realidad de esta gran pérdida.

La vida ya no volverá a ser la misma, porque la pérdida deja un vacío irremplazable. Cada uno tiene que seguir su propio camino y su propio tempo, conscientes de que es un proceso que precisa nuestro esfuerzo. El objetivo es conseguir avanzar en la reconstrucción de una vida con un nuevo significado, que nos servirá de ayuda en la maduración y el crecimiento personal.

Recuerda que, a lo largo del proceso, tendremos que superar distintos retos:

1. Aceptar la realidad de la pérdida, afrontando plenamente que la persona querida está muerta, se ha marchado y no volverá.2. Experimentar el dolor de la pena, sin bloquear los sentimientos ni negar el dolor que está presente. Es imposible perder a alguien a quien se quiere sin experimentar dolor.3. Adaptarse a un mundo en el que el ser querido está ausente. Esto supone empezar a hacer tareas, gestiones, tomar decisiones, etc. sin contar con la presencia y el apoyo que nos daba antes esa persona.4. Recolocar emocionalmente a nuestro ser querido y mirar hacia el futuro. No se trata de olvidarlo sino de encontrarle un lugar apropiado e importante para recordar nuestra vida juntos, pero dejando espacio para otras relaciones significativas. La vida nunca volverá a ser lo mismo, pero enriqueceremos nuestro espacio con nuevas emociones y relaciones.

Técnicas exploratorias: - elaboración del “perfil de duelo”.

Técnicas de intervención general: REFINO

Intervención en el duelo

La intervención en el duelo se desarrolla en los centros primarios de duelo.

Existen diferentes técnicas de intervención; REFINO se basa en:

R. Establecimiento de una buena relación.

E. Escucha activa.

F. Facilitación, favoreciendo la comunicación y expresión de los sentimientos.

I. Información sobre cómo se construye el duelo en nuestra sociedad, cómo evoluciona, etc.

N. Normalización: es natural que se tengan determinados pensamientos o sentimientos en su situación.

O. Orientación, guiando, aconsejando o sugiriendo.

Técnicas de intervención específica de uso habitual: -anticipación de fechas y situaciones -toma de decisiones -narración repetitiva de la muerte -prescipción de tareas y rituales -sondas emocionales y preguntas terapeúticas.

¿Cuándo acaba un proceso de duelo?

Dependerá de cada persona. Es muy difícil poner un límite, puesto que se trata de un proceso algo laborioso, lento pero progresivo. Se considera como momento clave aquel en el que somos capaces de mirar hacia el pasado y recordar sin intensa pena y dolor a nuestro ser perdido y a la historia compartida.