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practicadas por todos los miembros del grupo familiar. No existe una .edad de entrada ni tampoco una de salida que marque el periodo activo del individuo ni existen grupos racionalmente excluidos de la activi- dad. La vida se concibe como trabajo y este se establece casi en exclu- siva en la explotación de la tierra, la críá de animales o la venta de la propia fuerza de trabajo. Un pluralidad de estrategias que se desarro- ]lan en un contexto de aislamiento permanente entre la propia explota- ción y la localidad. La tierra en la sociedad agraria tradicional confor- ma el estatus social y las garantías de supervivencia para el poseedor. La estructura de la propiedad coincide con la estructura de la desigual- dad social. Las élites locales monopolizan las fuentes de influencia ex- teriores, el acceso a la educación, a la información y a las redes de con- tactos con las capitales provinciales. 3. CASTILLA-LA MANCHA EN EL CONTEXTO DEL DESARROLLO URBANO-INDUSTRIAL ( 1950-1981) La salida de la etapa autárquica y la apertura del país a las relacio- nes exteriores así como las medidas estabilizadoras que se establecen a partir de 1950, suponen el cataclismo de una agricultura protegida y poco productiva, ásí de una forma de vida rural tradicional y aislada, que había permanecido hibernada tras la contienda civil. Se obtienen créditos para la adquisición de tecnologías y equipos aplicables a la producción agrícola y se desarrolla una estrategia de concentración de las inversiones públicas sobre el sector industrial, a partir de un modelo de desarrollo basado en la constitución de grandes polos industriales urbanos, donde la concentración de capitales, mano de obra y medios de producción, generarían las economías de escala necesarias para ob- tener la máxima rentabilidad. El mundo rural agrícola tradicional, que había consolidado sus bajos niveles de producción, un medio superpo- blado y la mayoria de los activos del país adscritos al mismo, deviene entonces un estorbo (SEVILLA-GUZMAN, 1979), una etapa a que- mar (BARON, 1971) en el camino lineal trazado hacia el desarrollo dentro de los esquemas del momento. En esta línea, el fomento del éxodo rural-urbano deviene también un objetivo económico1z. ^Z "Los movimientos migratorios no sólo constituyen un hecho inevitable, sino que la reestructuración geográficq y sectorial de la población es uno de los factores que, con mayor fuerza, puede contribuir todavía a[a elevación de[ nivel de vida de los habitantes de las regiones menos dotadas y a impulsar el desarrollo regional de[ país", Memoria del III Plan de Desarrollo, citado por Sorel, A., "Castilla como. agonía ". Ediciones del Centro, 1970, pp. 41. 1 Ĝ 2

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practicadas por todos los miembros del grupo familiar. No existe una.edad de entrada ni tampoco una de salida que marque el periodo activodel individuo ni existen grupos racionalmente excluidos de la activi-dad. La vida se concibe como trabajo y este se establece casi en exclu-siva en la explotación de la tierra, la críá de animales o la venta de lapropia fuerza de trabajo. Un pluralidad de estrategias que se desarro-]lan en un contexto de aislamiento permanente entre la propia explota-ción y la localidad. La tierra en la sociedad agraria tradicional confor-ma el estatus social y las garantías de supervivencia para el poseedor.La estructura de la propiedad coincide con la estructura de la desigual-dad social. Las élites locales monopolizan las fuentes de influencia ex-teriores, el acceso a la educación, a la información y a las redes de con-tactos con las capitales provinciales.

3. CASTILLA-LA MANCHA EN EL CONTEXTO DELDESARROLLO URBANO-INDUSTRIAL (1950-1981)

La salida de la etapa autárquica y la apertura del país a las relacio-nes exteriores así como las medidas estabilizadoras que se establecen apartir de 1950, suponen el cataclismo de una agricultura protegida ypoco productiva, ásí de una forma de vida rural tradicional y aislada,que había permanecido hibernada tras la contienda civil. Se obtienencréditos para la adquisición de tecnologías y equipos aplicables a laproducción agrícola y se desarrolla una estrategia de concentración delas inversiones públicas sobre el sector industrial, a partir de un modelode desarrollo basado en la constitución de grandes polos industrialesurbanos, donde la concentración de capitales, mano de obra y mediosde producción, generarían las economías de escala necesarias para ob-tener la máxima rentabilidad. El mundo rural agrícola tradicional, quehabía consolidado sus bajos niveles de producción, un medio superpo-blado y la mayoria de los activos del país adscritos al mismo, devieneentonces un estorbo (SEVILLA-GUZMAN, 1979), una etapa a que-mar (BARON, 1971) en el camino lineal trazado hacia el desarrollodentro de los esquemas del momento. En esta línea, el fomento deléxodo rural-urbano deviene también un objetivo económico1z.

^Z "Los movimientos migratorios no sólo constituyen un hecho inevitable, sino quela reestructuración geográficq y sectorial de la población es uno de los factores que, conmayor fuerza, puede contribuir todavía a[a elevación de[ nivel de vida de los habitantesde las regiones menos dotadas y a impulsar el desarrollo regional de[ país", Memoriadel III Plan de Desarrollo, citado por Sorel, A., "Castilla como. agonía ". Ediciones delCentro, 1970, pp. 41.

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El país experimenta una profunda transformación en la que elmundo rural juega un papel fundamental trasvasando capital, abastos yactivos al sector industrial (LEAL, LEGUINA, NAREDO y TARRA-FETA, 1975) y a las nuevas aglomeraciones urbanas en formación. Elderrumbe del equilibrio secular entre población, actividades y territo-rio, que sustentaba el viejo sistema productivo agrario, impone unadrástica redistribución de la población castellano-manchega sobre el te-rritorio del Estado (GRAFICO II).

3.1. EI contexto económico regional

3.1.1. Castilla-La Mancha como desierto industrial. Duranteeste periodo la región en general y su medio rural en particular perma-necen como un enorme desierto industrial. La localización de algunasindustrias extractivas, como las cementeras en La Sagra o el desarrollode otras como Puertollano, Almaden... y los efectos de una tímida des-congestión industrial de la súbita aglomeración metropolitana en el co-rredor del Henares al final del mismo, suponen las únicas actuacionesdurante la mayor parte del periodo. '

En 1958 se constituye una Comisión Interministerial para proponeruna serie de núcleos urbanos próximos a Madrid que puedan ser poten-ciados para lograr su progresiva descongestión. Se trata de crear diver-sos polígonos industriales en las provincias colindantes: Manzanares,Alcázar de San Juan, Toledo y Guadalajara. Una medida imperiosaante al avalancha humana que se instala año tras año en la capital delEstado (VINUESA, 1974; CARRERA; 1984; MENDEZ; 1986)13. Enla misma línea de intervención el "Proyecto para examen y correccióndel IV Plan Nacional de Desarrollo" propone la potenciación de unaserie de ciudades medias (Aranjuez, Toledo, Talavera..) hacia las cua-les dirigir esa descongestión adecuadamente (VINUESA, 1974). Seplantea una estrategia de promoción de las cuencas de1 Henazes, Jara-ma y Tajo a partir de un arco de desarrollo industrial, con el centro enToledo y extremos en Guadalajaza y Talavera y que debería llegar aasentar mas de un millón de habitantes y generar cuatrocientos milpuestos de trabajo, desarrollando unas capitales comarcales próximas ala capital que pudieran detener el éxodo hacia la aglomeración metro-politana. Ninguna de las dos iniciativas tuvo resultados concretos(MENDEZ, 1986). En las décadas posteriores, sin embargo, un ciertonúmero de municipios toledanos próximos a la capital en las comarcas

13 Una lúcida visión de este problema durante esos años puede consultarse enUGAR1'E, J.L. (1964)

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GRAFICO II

DISTRIBUCION DE LOS NATURALESDE CASTILLA-LA MANCHA

SEGUN SU RESIDENCIA

Resro 5%

Castilla-La Mancha 87%

1930

C. Valencianall%

Castilla-La Mancha569^

Fuente: INE. Censoso de 1930 y 1981.

1981

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de La Sagra y Torrij.os, se incorporan también como lugares atractivospara acoger el efecto difusor industrial metropolitano (Portillo, Fuensa-lida, Numancia, Pantoja, Seseña, Villaluenga).

Salvo estas excepciones, la ruralidad de la región se configuracomo un gran desierto industrial. Por ejemplo, Las obras públicas(construcciones), los primeros servicios (instalaciones eléctricas) y lasnuevas funciones como territorio de tránsito (estaciones de servicio, ta-lleres) suman más del 43% de las nuevas industrias y ampliaciones delas existentes registradas entre 1964 y 196814 (TABLA XIV). Las capi-tales provinciales, las instalaciones ligadas al tratamiento vinícola(Valdepeñas) y oleícola (Mora) completan las líneas generales del cua-dro industrial de la región en este periodo.

TABLA XIVNuevas industrias y ampliaciones registradas entre Octubre de 1964 yDiciembre de 1968. Municipios con 15 millones de inversión o más.

LOCALIDAD Inversión (miles) N° empleos Establecimientos

Puertollano 627.748 157 16Azuqueca de Henazes 273.198 556 13Guadalajara 243.766 212 11La Roda 87.713 72 5Ciudad Real 76.724 , 186 14Cañizazes 73.316 19 5Cuenca 71.140 154 8Valdepeñas 49.256 I10 21Albacete 40.805 132 13Alcázar de S. Juan 36.932 • 74 16Argamasilla de Alba 35.631 57 9Daimiel 33.137 51 7Talavera de la Reina 29.666 342 8Mora de Toledo 27.797 " 2 3Tarancón 25.060 34 7Almaden" 23.000 - -Chinchilla 22.918 5 4Toledo 20.062 117 7Pantoja 19.798 75 5Manzanares 15.977 45 11Tomelloso 15.771 18 9

Fuente: Economía Industrial 1964-1969. Elaboración propia.

14 Tomado de "Ecotwmía industrial", 1964, 1965, 1966, 1967 y 1968" "Relacionesde inscripciones definitivas" efectuadas en el registro Industrial por las Delegaciones

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3.1.2. La supervivencia de las formas agrícolas tradicionalesy los nuevos cultivos "sociales". Frente a las experiencias moderni-zadoras que son ensayadas en otros puntos del país, la agricultura re-gional consolida definitivamente en este periodo gran parte de su in-suficiencia tradicional. López Ontiveros (1976), la describe como si-gue,

La agricultura en Castilla-La Nueva y Albacete ha evolu-cionado recientemente de una manéra `sui generis'... En princi-pio, los cambios en la superficie cultivada, parcelación y explo-taciones, aumento de regadío, distribución de cultivos y sus sis-temas de aramío y regímenes de tenencia, parecían indi Ĝar quese había ido hacia una cierta racionalidad económica propia deun capitalismo más moderno y mejor gestionado. Pero un aná-lisis profundo....descubre que prosigue una agricultura muy tra-dicional, poco evolucionada, extensiva y de estructuras irracio-nales. Y dichos resultados parecen convenir tanto a las provin-cias tradicionalmente muy latifundistas (Toledo y Ciudad Real)como a las de minifundismo acentuado (Guadalajara, Cuen-ca)...Paradójicamente, incluso con despoblación casi total, elcapitalismo de los últimos años ha sido casi incapaz de racio-nalizar estas estructuras. Ni siquiera la gran propiedad, sinobstáculos estructurales, ha evolucionado hacia la superaciónde ese capitalismo agrario arcaico...(LÓPEZ ONTIVEROS,1976: 20)

Durante estos años, se produce una considerable extensión de la super-ficie cultivada de viñedo (que pasa de algo más de 450 mil has. a más de760 mil en 1982), al hilo de una politica agraria que establece precios de ga-rantía sin ningún criterio definido y estimula la ampliación irracional delcultivo.

A partir de los años setenta, sin embargo, en ciertas localidades seconsolida un tipo de agricultura familiar rentable, en ocasiones culti-

Provinciales del Ministerio de Industria y Energía que suponen una inversión igual osuperior al millón de pesetas. El Registro de Establecimien[os Industriales del Ministe-rio de Indus[ria y Energía es la única fuente disponible, si bien de£iciente y variable,para hacer un análisis espacial de la localización de establecimientos industriales, in-versiones y empleos. Algunas de sus deficiencias vienen dadas por la modifica Ĝ iónperiódica de los requisitos de inclusión en el mismo (en principio se recogía toda in-versión global superior a un millón, luego la que suponía un millón en maquinaria, mástarde las de dos o más millones de inversión global y finalmente diez o más) que ob-vian así buena parte de las PYMES, y exigen ceñir su utilización a estas cortas serieshomogéneas. Finalmente, tampoco permite la consideración de las "defunciones" deempresas. .

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vada de forma complementaria y vinculada a productos muy deman-dados en los mercados nacional e internacional (ajo, cebolla, azafrán,champiñón, mimbre...) y que reunen cáracterísticas básicas comunes(ver Capítulo VII) donde la aplicación intensiva del trabajo familiarsupone su principal recurso, en tanto aporta un trabajo no retribuidoque puede intensificarse en periodos concretos según los requerimien-tos del cultivo y que sólo emplean de forma continua a una parte delgrupo.

3.2. Una etapa marcada por el éxodo migratorio

Si la homogéneidad de la sociedad rural que procuraba su asenta-miento sobre una misma base productiva tradicional y social condicio-nó un comportamiento demográfico semejante, la crisis de esta generatambién una pauta demográfica común: el proceso de éxodo generali-zado. Sobre el plano de la ruralidad agraria se superpone el de la emi-gración, y allí donde aquella fue más insuficiente, esta deviene másdrástica (GRAFICO III).

La importancia del éxodo migratorio rural-urbano y el despobla-miento de las regiones de agricultura tradicional del interior, ha sidoobjeto de un estudio exhaustivo. El volumen y dimensiones del mis-mo, en tanto trasvase generalizado de activos, capital y recursos des-de el sector agrícola al resto como base del desarrollo capitalista delpaís•(BARON, 1971; LEAL, LEGUINA, NAREDO y TARRAFETA,1975; SEVILLA-GUZMAN, 1979), sus efectos sobre el envejeci-miento de la población agraria (LEGUINA y NAREDO, 1974), lascondiciones en que se produce la llegada a la ciudad (SIGUAN,1959), así como una comprensión cualitativa de la heterogeneidad desus causas (PEREZ DIAZ, 1965, 1972) han sido analizados con de-talle.

Sólo de 1960 a 1981 cambian de lugar de residencia más de sete-.ciéntos mil castellano-manchegos. Más de medio millón de estos sal-drán fuera de la región. El balance final que marca el Censo de 1981,registra más de140% de los naturales de las cinco provincias castella-no-manchegas residiendo fuera de la misma. Tres regiones concen-tran el 38% de los mismos: Cataluña, Valencia y Madrid (21%)(Ta-bla XV).

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TABLA XVDistribución según lugar de residencia de los naturales de la región

en.1981. Miles de personas

Lugar de residencia (1981)

Lugar CAST-MANC. CATALiJ1V C.VALENC. MADRID RESTO %de

nacimiento Mles. % Mles % Mles % Mles % Mles % Tles

ALBACETE 311 59. 32 6.2 125 24.1 19 3.8 33 6.3 100C. REAL 436 59. 53 7.2 62 8.5 139 18.9 47 6.4 100CUENCA 205 48. 37 8.8 83 19.5 81 19.2 17 4.0 100GUADALAJ 113 45.3 17 7.0 ^ 6 2.6 92 36.9 20 8.2 100TOLEDO 410 60. 14 2.2 11 1.7 220 32.2 26 3.9 100

1.477 56.3 155 6.0 290 11.0 553 21.2 144 5.5 100

Fuente: INE.Censo 1981. Elatwración propia

Sin embargo, se registra también un número importante de migran-tes que permanecen en la misma, en las cabeceras comarcales y las ca-pitales provinciales (Tabla XVI).

^ TABLA XVIMigrantes regionales en el periodo 1960-81. (Miles de personas)

Migrantes 1960-70 1970-81 TOTALFS

Intraprovinciales 67.2 53.6 120.9Intrarregionales 74.6 61.2 135.8Extrarregionales 347.2 ^ 177.2 524.5

Principales des[inos:

* C. de Madrid 162.9 83.8 246.8* C. Valenciana 93.7 45.8 139.6* Cataluña . 49.4 19.5 68.9

Fuente: I.N.E. Censo de 1970, Migraciones Interiores 1971-80.

Los efectos de este proceso sobre la estructura de edades son devas-tadores. La pirámide de edades rural evoluciona desde una profunda-

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mente juvenilizada, que había registrado el Censo de 1950, hasta otramarcada en 1981 donde el peso del grupo de más de 65 años es trespuntos superior que la media de la ruralidad nacional (Tabla XVII).

TABLA XVIIEvolución de la estructura de edades regional y nacional

CENSO 1950 CENSO 1981

GRUPOS <10.000 hts X global <10.000 hts X globalEDADES

CLM ESP. CLM ESP. CLM ESP. CLM ESP.

de 0 a 14 29.2 27.6 28.7 26.3 22.2 23.8 24.1 25.7de 15 a 44 45.5 46.4 46.2 47.2 36.7 38.9 38.3 41.1de 45 a 64 18.1 18.3 18.0 18.7 24.9 23.5 23.6 21.9de 65 y mas 7.1 7.5 6.9 7.2 16.1 13.7 13.9 11.2

Fuente: INE. Elaboración propia.

Siete comarcas experimentan un saldo intercensal negativo durante elperiodo de 1950-81 de más del 40%: Alcam-ia, Alcarria baja, Molina deAragón, Sierra, Alcarria Alta, Serranía Baja y Sierra de Alcaraz, siendo elbalance final negativo para un total de 25 de ellas. Sólo Campiña, Centro,La Sagra y Talavera experimentan saldos positivos finales. Respecto a lasentidades municipales e193%o de los municipios registran un saldo negati-vo, entre los cuales, el 69% lo hace perdiendo más del 30% de la pobla-ción que acogía en 1950. Sin embargo, algunos de ellos experimentan unfuerte crécimiento, algunos mas de un 50% (Alovera, Azuqueca, Cobeja,Guadalajara, Illescas, Pantoja, Puertollano, Talavera y Yuncos), todosellos se ubicados en las comarcas anteriores (La Sagra y Campiña).

Se produce así una correspondencia de actividad agrícola, enveje-cimiento demográfico y despoblamiento del territorio bajo la cual que-da inmersa la ruralidad de la región casi al completo (GRAFICOS IV yV). La Tabla XIX, confeccionada a partir de los datos estadísticos dis-ponibles registra esta relación.

3.3. El mercado de trabajo

3.3.1. El mercado de trabajo del éxodo rurál. Las capitales pro-vinciales y cabeceras comarcales, pero fundamentalmente las demandas

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generadas en el proceso de consolidación de la metrópoli madrileña y losenclaves industriales de Levante, conforman el nuevo mercado de traba-jo impuesto sobre esta sociedad rural en descomposición. Es importanteconsiderar aquí la heterogeneidad de los protagonistas del mismo que,como Perez Diaz (1965) ha señalado, describiendo un "cambio cualitati-vo" en el proceso. Hasta mediados de los años sesenta el éxodo rural secircunscribe mayoritariamente al de los obreros agrícolas. Se trata de unaemigración que respónde a las razones de la mera supervivencia. Buenaparte de los antiguos trabajadores agrícolas son expulsados a la•ciudad, elcampo "les hechn" (SIGUAN, 1959). Sin embargo, a esta corr'iente seincorporan progresivamente otros grupos, cuya motivación ya no es sim-plemente la de subsistir como acceder a un empleo seguro y mejor remu-nerado, a unas condiciones de vida que en ese momento aparecen exclu=sivamente vinculadas a la ciudad (vivienda, enseñanza, distracciones...).Así, a la emigración de los jornaleros agrícolas se suma posteriormentela de los pequeños propietarios, precedidos, a menudo, por sus hijos (PE-REZ DIAZ, 1974). El proceso se extiende finalmente a la sociedad ruralcomo un todo, si bien. la vinculación con la explotación establece dife-rencias ^ 5.

15 "El ézodo rural no profesional podría ezplicarse por un prolongado movimientode gente joven de un área agrícola densamente poblada simplernente por la eztrema difi-cultad de encontrar cualquier tipo de empleo en esa ^ona....La migración no profesiona!re,fleja tma gran presión de la población sobre los recursos locales, e implica una diver-si,ficación económica del área en cuestión.

Por el contrario el é.rodo rural profesiona( simplemente afecta a miembros de de-terminados grupos rurales ", Pimenchel, P., citado por Clout, H. (1976: 23-24)

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DESPOBLAMIENTO

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n

®

municipios con < 500 habitantes.

municipios que pierden la mitad de la población entre1950-1981 y ademis registran un saldo intercensalnegativo entre 1981-91 superior al 70 %

municipios que en el Ĝttimo periodo irMercerual (1981-91)registran un saldo nagativo superior al 7%.

Fuenle: elaboración prapia.

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TABLA XIX

COMARCAS A B C D

Sierra 341 40 4.6 176Serranía Alta 291 54 3.6 200Molina de Aragón 291 50 3.9 202Alcama 277 47 6.0 356La Jara 234 54 10.9 1.083Alcarria Baja 222 32 4.9 ' 283Serranía Baja 219 58 5.8 436Alcarria Alta 206 39 6.7 262Campo de Montiel 152 46 12.8 2.054Sierra de Alcaraz 145 55 7.9 870Mancha Alta l41 42 14.0 828Montes de Navahermosa 135 35 12.8 1.811Sierra del Segura 125 56 ] 0.7 2.568Montes Norte 125 54 7.9 2.040Montes Sur 124 31 14.3 2.325Manchuela 116 54 17.6 1.276Torrijos 113 31 28.4 1.297Mancha Baja ]09 51 19.0 1.738Serranía Media 107 17 14.9 1.498La Mancha 94 33 30.2 5.615Montes de Los Yébenes 91 29 16.5 2.880Hellín 90 30 24.4 7.262Pastos 87 15 18.0 5.458Almansa 81 19 28.1 6.046Campo de Calatrava 81 23 38.5 4.564Talavera 80 25 39.6 2.304Campiña 77 14 38.9 1.396La Sagra/Toledo 74 14 .68.6 2.880Centro 59 13 40.1 8.756

Columna A: expresa la relación de personas de 60 y mas años de edad por cada 100 menores

de I5, según el Padrón de 1986.Columna B: expresa el porcentaje de población activa agraria según Censo de 1981.Columna C: expresa la densidad de población según el Censo de 1981 Columna D: expresa el

tamaño medio del asentamiento (municipios) según el Censo de 1981.Fuente: LN.E. Censo de 1981, Padrón de 1986. Elaboración propia

Naredo ha señalado también las distintas fases que protagonizanlos grandes grupos ocupacionales en relación con el sector,

... as transferencias de mano de obra agraria se realizanfundamentalmente a partir de los asalariados agrarios, gueconstituyen el grupo de población activa menos sujeto al sector

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por lazos institucionales. La emigración de asalariados vaacompañada, en esa primera fase, de una intensificación del tra-bajo de las ayudas familiares, que intentan sustituir a una manode obra asalariada cada vez más cara y escasa. Después, en lainedida en que.suben los salarios y se debilitan los incentivosque los ligan a la explotaçión, cobra importancia el abandonodel sector de los ayudas familiares. Finalmente, los pequeñosagricultores se unen también al proceso, aunque esto no se sueleproducir de forma masiva. L,os lazos más fuertes que ligan a losagricultores a sus explotaciones hacen que su abandono totaldel sector sea menos frecuente, optando por la solución interme-dia de la agricultura a tiempo parcial (NAREDO, 1986:475)

La crisis general de los mercados de trabajo agrarios locales expo-ne a toda la región a la dependencia de las demandas generadas en lasnuevas aglomeraciones urbanas e industriales. La introducción deavances tecnológicos reduce la demanda de empleo eventual que aque-lla agricultura proporcionaba. Salvo ciertas labores donde aún es posi-ble la concurrencia masiva debido a su urgencia o el retraso en su me-canización (escarde, vendimia, poda, recogida de aceituna...), otras mu-chas (roturaciones, siembra..) reducen la démanda a trabajadores reclu-tados entre la propia red de parentesco y amistad.

Los procesos de urbanización e industrialización generan dos gran-des mercados de trabajo: uno en el sector industrial y otro en la cons-trucción. Sin embargo, el proceso urbanizador de Madrid fue muchomas importante y por tanto, el segundo tipo de mercado de trabajo fuemás dinámico. Los puestos de trabajo industriales ostentaban cierta es-tabilidad. El acceso a los mismos se hacía muy a menudo mediante lasredes de amistades entre los que ya encontraron un puesto en ellos. Lasgrandes empresas constituyen en ocasiones ciertos servicios de apoyo alos trabajadores y este trabajo supone a menudo una verdadera especia-lización en un oficio dentro de la fábrica. Frente a este, el mercado detrabajo de la construcción funciona con una masa ingente de trabajado-res que son contratados eventualmente. Junto a estos, sin embargo,también florece todo un mercado de trabajo secundario vinculado al au-toempleo, la venta callejera, etc....donde se involucran gran parte de losrecién llegados a la ciudad.

3.3.2. El mercado de trabajo del final del periodo. El bloqueoprogresivo del éxodo migratorio. La crisis urbano-industrial que em-pieza a gestarse desde finales de los setenta, va a privar a las nuevascohortes rurales de aquellos mercados urbanos que habían facilitado asus precedentes un empleo y la residencia en la ciudad. Se arraiga des-

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de entonces un desenclave entre residencia y trabajo, en un contextodonde se hace cada vez más costosa la emigración definitiva a la ciu-dad e insostenible la permanencia en un medio rural que no garantizaun salario. Los jóvenes rurales pasan a depender de las demandas detrabajo simple y estacional generadas en todos los sectores económi-cos. La ruralidad (el hogar familiar) deviene un refugio permanentefrente a la rotación laboral en los mercados exteriores donde quedanatrapados numerosos colectivos de las tres grandes regiones latifundis-tas del país y que se plasman bien en el circuito de la construcción/hostelería/ cosecha. Para Sanchez López (1980) se trata de una circula-ción continua de mano de obra descualificada por el sector secundariode la economía'nacional que, en el caso andaluz, requiere la interven-ción estatal para aliviar los costes de su mantenimiento (SANCHEZLÓPEZ, 1980)16.

capitalismo centralmodelo industria/servicios)

capitalismo periférico(agricultura/construcción/servicios) subvención S

T

FUERZA DE TRABAJO FUERZA DE TRABAJOCOMPLEJA SIMPLE

subsidio A

Sanchez López, 1980: 109.

D

Se garantiza así la progresiva profesionalización en una suerte de"nomadismo laboral" (GONZALEZ, 1984) (precisamente es en LaMancha donde los autores registran la mayor predisposición a emigrarpor parte de los jóvenes rurales). Estos empleos de temporada propor-cionan periodos de una gran demanda durante los meses previos a latemporada turística y durante la misma. El regreso de estos mercadosde trabajo coincide a menudo con las demandas para la recolección enlos propios lugares de origen. Después se abre un largo periodo inver-nal de escasa o nula actividad. Se reproduce así la secular "estacionali-dad" sobre la cual se había configurado la estrategia de supervivenciade la sociedad agraria tradicional.

También los contingentes de mano de obra que se acumulan en

16 Un análisis de la evolución de las condiciones de trabajo agrícola en Andalucía apartir de los modelos del con[rol de la fuerza de trabajo de los teóricos mazxistas radica-les (ver Capítulo II) puede verse en Gavira, L. (1991).

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ciertos núcleos rurales de la región en las comarcas próximas al áreametropolitana generan, ya en estas fechas, un fuerte atractivo para losciertos sectores industriales y de servicios que empiezan a desarrollaruna estrategia de búsqueda de mayores rentabilidades fuera de la ciu-dad. Los mercados urbanos ya se han consolidado. El incremento de laconflictividad laboral y la fuerza que las organizaciones obreras tomanen las'ciudades y núcleos industriales, acuciadas por la situación políti-ca del país en la transición democrática, hacen cada vez más sugerenteslocalizaciones exteriores a las mismas del entorno rural cercano.Laprincipal dificultad se establece sin embargo, en la insuficiencia de losmedios e infraestructuras de transporte. La necesidad de movilizar esamano de obra sin que ello suponga su emplazamiento definitivo en ellugar de trabajo, sólo permite tímidas experiencias sobre esta base.

Es en estos años cuando se registran también los primeros movi-mientos pendulares de trabajadores desde los municipios próximos dela región hacia la capital (PUYOL y CARPIO, 1977). Estos procesosserán especialmente importantes en Toledo y Guadalajara. El sector dela construcción, algunas plantas industriales y sectores vinculados aservicios domésticos o grandes empresas de limpieza, etc.. procuranempleos a un número importante de trabajadores rurales en el radio de100 kilómetros que regresan diariamente a su localidad. Se trata de mo-vimientos pendulares que alcanzan distancias muy limitadas, o realiza-dos en base a una estrategia de permanencia semanal en la ciudad.También los mercados de trabajo levantinos generan estos desplaza-mientos. Por ejemplo, de los grupos femeninos de los municipios alba-cetenses para los trabajos en las fábricas de turrón de Jijona que soncontratadas en su mismo pueblo de origen por los representantes deaquellas y alojadas durante esos días en los propios establecimientos,desde Hellín al valle del Vinalopó para la producción del esparto, des-de Almansa a la industria del calzado, para la siega del arroz en Borria-na, Sueca o Cullera, etc (ROMERO GONZALEZ, 1980).

En tanto los grupos jóvenes deben partir hacia a las demandaseventuales exteriores, se va relegando progresivamente el mercado lo-cal de esporádicas tareas agrícolas y ganaderas (recogida y tala de leña,guardería de fincas, ayuda temporal, poda, pastoreo, riego, escardare,recubrimiento de viñas, arranque de sarmientos...) que van a monopoli-zar los activos "inmovilizados" (varones maduros, pequeños propieta-rios no emigrados, mujeres y niños). Se produce así una segmentaciónterritorial del trabajo de acuerdo a los rasgos sociodemográficos de lostrabaj adores.

Frente al pasado marcado por la homogeneidad que vincula a lamayoría de sus activos a la actividad agraria, las pirámides sectorialesapareceri al final del periodo claramente diferenciadas (Tabla XX). Los

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grupos más jóvenes se concentran en los sectores no-agrarios mientrasesta actividad acoge los grupos activos envejecidos.

TABLA XXOcupados en cada sector según los grupos de edad. Censo 1981

Grupos de edad AGRICOLA INDUSTRIAL CONSTRUCCION^ SERVICIOS

De 16 a 24 12.1 38.3 26.4 19.7de 25 a 34 ^ 13.3 24.5 29.1 26.4de 35 a 44 17.6 17.1 19.6 20.0de 45 a 54 31.5 17.8 16.9 19. Ide 55 y más 25.2 17.0 7.8 14.6

' 100.0 100.- 100.- 100.-

Fuente: LN.E. Censo de 1981.

3.4. EI trabajo en el contexto del éxodo

Se ha sugerido que el proceso de éxodo ]levá implícitas las ba-ses para una conversión de la estrategia familiar de obtención derentas que imponía el mercado de trabajo agrario, hacia otras for-mas modernas qué refuerzan la dependencia del trabajo masculino.Sin embargo, este no es un cambio automático y, en un primer mo-mento, esta relación es claramente confusa. Las estrategias sobrelas cuales se organiza la subsistencia de los recién llegados a la ciu-dad se asemeja mucho a las formas de procedencia y no podemosperdernos en el espejismo de un proceso que convierte de manerainstantánea a los emigradós en obreros industriales y a las familiasexclusivamente dependientes del salario masculino, aisladas de lasredes familiares y locales acuñadas en el lugar de origen. El asenta-miento en la ciudad no estuvo exento de fuertes necesidades y ca-rencias cuya atenuación fue procurada en buena medida, a partir delas redes de apoyo familiar que los nuevos urbanitas mantienen conel lugar de origen, fuente tanto de recarga afectiva como de abaste-cimiento alimenticio^^. •

EI trabajo en la ciudad adquiere un doble sentido. Es por un lado la

^^ "....Una de las claves de que la transición politica fuese tan pacífeca es que esoque se llamó la clase obrera, en España -en cuanto que masivamente contaba todavíacon la espalda cubierta por los viajes periódicos que tales gentes hacia a sus pueblos de

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necesidad de subsistir en otro lugar pero, también será percibido desdelos privilegios casi míticos que otorga a una sociedad educada en lascondiciones de trabajo anteriores: la ruptura de la eventualidad, eltiempo de ocio, el acceso al médico, a una mínima seguridad social("aquí se cobran los puntos ", expresaran los entrevistados por Siguan,1959), etc. Siguan (1959) aborda en estos años su estudio de sociolo-gía `empírica' sobre un centenar de familias campesinas emigradas a lacapital para describir procesos parecidos a los que habían llevado a Le-wis y Gans a cuestionar el modelos del continuum rural-urbano (vid.Capítulo I, 1.3). Desde su perspectiva cualitativa, el cuadro general quenos proporcionan los registros estadísticos del momento adquieren.laprofundidad adecuada. Cabe entonces considerar el éxodo como untraslado no ya del campo a la ciudad sino del campo al suburbio. El re-cién llegado construye su propio habitáculo, en un día o una noche, conla ayuda de los familiares ya instalados. Sólo tras varios años de ahorropuede acceder a la compra de una vivienda, realimentando así el propiosector de actividad que los emplea. En el suburbio, se reproducen losmodos de vida locales: la forma de la chabola, los hábitos, las solidari-dades vecinales... tienen más que ver con la "cultura de la pobreza" deLewis que con el carácter urbanita descrito por Simmel o Wirth. Buenaparte de su tiempo discurre en los límites del suburbio del cuál sólo sesale para trabajar. La supervivencia sobre la base de una estrategia fa-miliar, en modo alguno se agota con la llegada a la ciudad. El trabajode la hija y la madre, cosiendo o asistiendo, gestionando las ayudas dela Asistencia Social, de Cáritas, de la Parroquia es esencial, en un am-biente donde poseer la mera destreza de saber aplicar una inyecciónpuede suponer una fuente importante de recursos. El "trueque" y laayuda mutua son en el suburbio una expresión de los modos y solidari-dades rurales surgidos frente a la escasez y la indigencia seculares. Lasconexiones con el lugar de origen son aún decisivas, incluso para ha-cerlos partícipes del mercado eventual de la cosecha en su momento.

El verano es tradicionalmente una época de escasez demano de obra en la construcción, debido a la mayor actividad

origen- no eran "proletarios", sino que seguían siendo gente que tenían un "quantum"de identidad local muy fuerte: un suplemento energético absoluto para tener una auto-

conciencia persona[ sólida. Esta gente no había roto el víncu[o con lo loca/, lo que les

daba mucha mas fuerza existencial, les daba fuerza )' les salvaba de ser reducidos a pul-pa proletarizada", Moya, C. y Vicente-Mazariegos, J. (1992: 104). Sobre el debate deestos años sobre las condiciones de vida de los emigrados a la ciudad y las consecuenciasdel proceso puede consultarse también ponencias y reproducción de los debates de los

gtupos de [rabajo de "Conversaciones sobre inmigración interior", 19 a 22 de Octubre

de 1965, organizadas y editadas por el Ayuntamiento de Barcelona, Barcelona, 1965

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constructora y debido también a una mayor actividad en las fa-enas agrícolas. Esta competencici del campo repercute de dosmaneras paralelas en la inmigración: durante el verano lleganmenos inmigrantes del campo y durante el verano también hayinmigrantes ya establecidos en Madrid que vuélven al campopara aprovechar los altos jornales de la recolección (SIGUAN,1957: 217)

EI empleo de las redes de paréntesco, de amistad o de lealtadesconsolidadas en el lugar de origen con el patrono de la finca, con la fa-milia para la que se trabaja, o del profesional instalado en el púeblo,etc. El "capital relaccional" de los individuos marcará diferencias im-portantes en la forma en que este se integra en el mercado de trabajo enla ciudad. Dentro de aquel marasmo de ex-braceros, ex-guardas de fin-cas, ex-labradores, ex-aparceros, antiguos ayudas de la explotación fa-miliar sobrantes en el imposible reparto de la pequeña explotación,etc.., todas ellas categorías de una sociedad que se derrumba, la inte-gración se realiza a partir de canales diferenciales. Para una enormemayoría se impone la huida pura y simple en unas condiciones tan pe-nosas y compartidas por parientes y amigos tampoco estas redes pue-den atenuar. Para otros, sin embargo, el traslado a la ciudad se efectúabajo la promesa de un empleo en la planta industrial, en el servicio dó-méstico, en las porterías o en los puestos subalternos de la administra-ción...

4. LA SOCIEDAD RURAL CASTELLANO-MANCHEGA ENUN NUEVO CONTEXTO DE MUTACIONES PROFUNDAS(1970/81-1991) ^

En nuestros días, no puede hablarse de la agricultura para Yeferirsea la totalidad de la ruralidad castellano-manchega. Tampoco el trabajode la tierra caracteriza los trabajadores rurales. No constituye su princi-pal dedicación ni su principal fuente de obtención de rentas. La inmo-vilidad de la comunidad aislada tradicional y el éxodo migratorio a laciudad del pasado son sustituidos por desplazamientos diarios a merca-dos de trabajo extralocales y extraregionales, por nuevas estrategias re-sidenciales, de localización de actividades, y nuevas funciones de losespaoios rurales ya no exclusivamente productivas. La emigración pro-fesional del campo a la ciudad del campesino ha cambiado de signo yde grupo profesional. Hoy la migración interior está protagonizada notanto por ex-activos agrarios que van a trabajar y residir en otros secto-res en la urbe, sino más bien por otros grupos profesionales y ex-acti-

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